- raymond moody - reflexiones sobre vida después de la vida [muerte y reencarnación]

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  • 7/25/2019 - Raymond Moody - Reflexiones Sobre Vida Despus de La Vida [Muerte y Reencarnacin]

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    Nuevas Investigaciones sobre el fenmeno de la supervivencia tras la muerte fsica

    Testimonios de muchos casos van aumentando las evidencias de otra vida, acercndonos a larevelacin del mayor misterio de la humanidad.

    Tras la aparicin de Vida despus de la vida, el doctor Moody ha continuado sus investigaciones

    sobre las experiencias de casi muerte. Ha entrevistado a centenares de hombres y mujeres que estuvieronen el umbral de la muerte o fueron incluso declarados muertos. Aparecen en este volumen por primera vezelementos que no figuraban en Vida despus de la vida. Segn van aumentando las evidencias de laexistencia de otra vida, el doctor Moody nos acerca un poco ms a la develacin del mayor misterio de lahumanidad.

    Durante un segundo me pareci conocer los secretos de todas las edades, todo el significado del

    universo, de las estrellas, de todo.

    Me mostr todo lo que haba hecho y me pregunt si me senta satisfecho de mi vida. Le interesaba

    el amor. Se trataba de amor.

    A lo lejos, en la distancia, pude ver una ciudad. Haba edificios... resplandecientes, brillantes. Seme dijo que si iba all no podra volver.

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    Abraham le dijo: Tienen a Moiss

    y a los profetas, que les presten odos.

    Y l respondi: No, padre Abraham; pero si

    alguien volviera a ellos de entre los muertos,

    se arrepentiran. Mas Abraham le dijo: Si no

    escuchan ni a Moiss ni a los profetas, tampoco

    les convencer alguien que se levante de entre los muertos.

    LUCAS, 16: 29

    Es raro, no?, que de las miradas de los que

    Antes que nosotros traspasaron el umbral de las tinieblas

    No vuelva ninguno a describirnos el camino

    Que, para poder descubrir, debemos recorrer tambin nosotros.

    Rubiyt, de Omar Khayym.

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    RECONOCIMIENTOS

    Este libro ha estado en preparacin durante ms de un ao, y en ese perodo numerosas perso-

    nas e instituciones me han ayudado a concebirlo y planearlo. Me gustara dar las gracias en primer lu-gar a los cientos y cientos de personas que me han contado o escrito sus experiencias espirituales en elmomento de enfrentarse a una muerte inminente. Tambin me han servido de gran ayuda los co-mentarios, preguntas, sugerencias y referencias a otros escritos sobre el mismo tema, que tanta gente seha molestado en enviarme.

    La doctora Elisabeth KblerRoss me ha animado a continuar la tarea de discutir sus encuen-tros con la muerte con las personas que los han experimentado. El doctor lan Stevenson me ha ayudadotambin, revisando y comentando la seccin sobre Metodologa. El doctor George Ritchie ley elmanuscrito y formul valiosas observaciones, aun en unos momentos en que estaba muy ocupado,no slo en el ejercicio de su profesin, sino tambin en la tarea de escribir un libro sobre su

    propia experiencia.El doctor Beverly Belk ha recurrido a sus numerosos conocimientos prcticos y perspicacia

    clnica para formular varias sugerencias de gran inters sobre cmo deberan llevarse a cabo losestudios de este tipo. John Audette pas horas y horas en las bibliotecas buscando escritos sobre estetema y preparando una bibliografa.

    Doy sobre todo las gracias a John Eagle, de Mockingbird Books, por ayudarme de tantasformas que resultara imposible researlas. Finalmente, deseo expresar mi agradecimiento a mi esposaLouise y a mis dos hijos por todo lo que han hecho para posibilitar la existencia de esta obra.

    INTRODUCCIN

    El presente volumen, que se ha concebido para leerse en conjuncin con mi anterior libro, Vidadespus de la vida, representa un tratamiento ms extenso de varios de los conceptos discutidos enel mismo y la adicin de algunos otros.

    Desde la publicacin de Vida despus de la vida he tenido ocasin de entrevistar a otras muchaspersonas que han pasado por experiencias de casi muerte. De hecho, estoy descubriendo ahora tan r-pidamente nuevos casos de este fenmeno, que ya no llevo la cuenta del nmero exacto. Como enmi anterior estudio, a algunas de estas personas se las declar clnicamente muertas, mientras que otrasslo llegaron a estar muy cerca de la muerte, en el curso de un herida o accidente graves. En la gran

    masa de materiales obtenidos, han seguido apareciendo una y otra vez los quince elementos comunesde que se ha hablado en Vida despus de la vida. Adems de ellos, he encontrado algunas nuevas e inu-suales experiencias que parecen ampliar la lista de elementos.

    Durante aos yo me haba preguntado por qu, si estas experiencias erantan corrientes comoa m me fue posible ver, no haba tambin otras personas recopilando informes sobre las mismas. Te-na la sensacin de que cuando daba cuenta de mis investigaciones poda pensarse que me lo estaba in-ventando todo. De hecho, hasta me acometi el pensamiento de que tal vez ste no fuera un fen-meno muy extendido, de que quiz, por una increble concatenacin de coincidencias, yo me hu-

    biera tropezado con los nicos casos de esta experiencia que haba o que pudiera nunca haber. Era steun pensamiento que me asustaba, ya que al escribir Vida despus de la vida me estaba jugando mucho ala carta de mi fe en una especie de respetabilidad; es decir, en la confianza de que cualquier investiga-dor que trabajase con inters y diligencia podra encontrar tambin un amplio nmero de casos.

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    De manera harto interesante, muchos acontecimientos recientes han hecho que se disipe granparte de mi inquietud al respecto. He sabido que varios mdicos ms y en lugar destacado la doctoraElisabeth KblerRoss llevan tiempo dedicndose a investigar lo mismo y obteniendo resultadosidnticos a los mos. De hecho, cuando la doctora KblerRoss recibi las pruebas de imprenta pre-vias a la publicacin de mi primer libro, escribi a mi editor dicindole que ella podra haber es-crito el mismo manuscrito sobre la base de lo que llevaba haciendo. Afirma que tiene por ahoracientos de informes de esta especie y que est en curso de preparacin de un importante libro sobre lamateria. Numerosos mdicos y sacerdotes me han dicho tambin que llevaban bastante tiempo perci-

    biendo casos aislados de este fenmeno y que tenan la impresin de que deba tratarse de algo bas-tante frecuente.

    Cuando anteriormente yo daba charlas sobre este tema, personas que haban experimentadofenmenos de casi muerte, slo en privado y despus de acabada la conferencia se dirigan a m. Sinembargo, en los ltimos meses he observado una nueva apertura y disposicin a hablar. Algunas per-sonas relatan ya sus experiencias pblicamente, y sin que se les pida, durante los perodos de discu-

    sin que siguen a mis charlas. De este modo, muchos otros estn teniendo ahora la oportunidad deor de primera mano los relatos de aquellos que han estado prximos a la muerte, y de percibir en al-guna medida el calor y la sinceridad que yo mismo he encontrado en estos relatos.

    Sobre la base de tales acontecimientos y de muchos otros similares, puedo decir ahora conconfianza que este fenmeno, cualquiera que sea su significado ltimo, es un fenmeno extendido.Tan extendido es, de hecho, que estoy seguro de que muy pronto la cuestin no ser la de si tal fe-nmeno se da, sino qu se va a hacer con respecto al mismo. Uno de los objetivos de Vida despusde la vida era simplemente presentar este fenmeno y predecir que si otras personas se interesaban porel mismo tambin ellas podran encontrar casos, y ahora parece claro que hay muchas otras perso-nas interesadas en estudiar experiencias de casi muerte.

    As pues, como comienzo de este nuevo volumen, permtaseme repetir la formulacin de laexperiencia modelo tericamente completa que formul por primera vez en Vida despus de a vi-da, que abarca todos los elementos comunes de las experiencias tpicas de casi muerte.

    Un hombre est muriendo, y en el momento en que alcanza el punto de mximo desfalle-

    cimiento fsico, oye que su mdico le declara muerto. Comienza a or un desagradable ruido, un

    fuerte zumbido o timbre prolongado, y al mismo tiempo siente que se desliza muy rpidamente por

    un largo tnel. Tras esto, se encuentra de repente fuera de su propio cuerpo material, pero todava

    en el entorno fsico inmediato, y ve su propio cuerpo desde una cierta distancia, como si fuese un

    espectador. Observa desde esta desusada atalaya los intentos que se hacen por resucitarle, y se en-

    cuentra en un estado de alteracin emocional.

    Al cabo de un rato se sosiega y empieza a acostumbrarse a su extraa situacin. Se da cuenta

    de que sigue teniendo un cuerpo, aunque de naturaleza muy distinta y con poderes muy diferentes

    a los del cuerpo fsico que ha dejado atrs. En seguida empiezan a ocurrir otras cosas. Otros vienen

    a recibirle y a ayudarle. Ve los espritus de parientes y amigos que ya haban muerto, y aparece ante

    l una especie de espritu amoroso y cordial un ser luminoso que nunca haba visto antes. Este

    ser, sin utilizar el lenguaje verbal, le hace una pregunta, para hacerle as evaluar su vida, y le ayuda

    a ello mostrndole una panormica instantnea y retrospectiva de los acontecimientos ms impor-

    tantes de la misma. En determinado momento se encuentra aproximndose a una especie de barrera o

    frontera que parece representar el lmite entre la vida terrena y la siguiente. Ve, sin embargo, que

    debe regresar a la tierra, que el momento de su muerte no ha llegado todava. Se resiste, pues para en-tonces le han cautivado ya sus experiencias en la vida ultraterrena y no quiere regresar. Est inun-

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    micuerpo.

    Parece una tontera! S, suena a tontera cuando lo dice una en voz alta..., o as me suena a

    m, porque hasta ahora nunca haba sido capaz de sentarme a hablarle a nadie de ello.

    No s cmo explicarlo, pero yo saba, conoca... Como dice la Biblia, Todas las cosas os se-rn reveladas. Durante un minuto no hubo pregunta que no tuviese respuesta. Cunto tiempo tuve

    este conocimiento, eso no podra decirlo. En todo caso, no se trat de tiempo terrenal.

    Bajo qu forma le pareci a usted que se le presentaba este conocimiento? Era en palabras oen imgenes?

    Bajo todas las formas de comunicacin, imgenes, sonidos, pensamientos... Era todas tas cosas y

    cualquiera de ellas; como si no hubiese nada que no fuese conocido. Todo conocimiento estaba all,

    no ya un solo campo del mismo, sino todas las cosas.

    Me pregunto una cosa. Yo he dedicado gran parte de mi vida a la bsqueda de conocimiento, a

    aprender. Si lo que usted me cuenta ocurre, no es como si ese tipo de esfuerzo careciese de sentido?No! Uno sigue queriendo buscar el conocimiento incluso despus de regresar aqu. Yo contino

    tratando de encontrarlo... No es una tontera tratar de hallar las respuestas en este mundo. Yo tena en

    cierto modo la sensacin de que eso constitua en parte la finalidad de nuestra peripecia personal..., pe-

    ro que ese conocimiento no era slo para una persona, sino para que se beneficiase de l toda la huma-

    nidad. Estamos siempre tendiendo la mano para ayudar a los dems con lo que sabernos.

    Hay una consideracin que quisiera hacer acerca de este relato al llegar a este punto del mismo.Esta mujer tena claramente la impresin de que parte de la finalidad de su lenta y larga recuperacinfue hacerle olvidar casi todo el conocimiento que le haba sido revelado. Esto sugiere la existencia

    de algn mecanismo que opere teniendo por funcin bloquear el conocimiento adquirido duranteeste estado de existencia, para que el sujeto no pueda llevrselo consigo al volver al estado de exis-tencia fsica.

    Me impresiona la semejanza existente entre esta idea y la que expresa Platn de forma eviden-temente metafrica y potica cuando relata la historia de Er, un guerrero a quien se haba dado pormuerto y que volvi a la vida cuando estaba ya sobre la pira funeraria. Er haba visto muchas cosasen la otra vida, pero se le dijo que deba retornar a la vida fsica para contar a los dems cmo era lamuerte. Inmediatamente antes de emprender el regreso, vio unos espritus a los que se estaba prepa-rando para nacer a la vida:

    Todos ellos hacan la travesa de la llanura del Olvido, en medio de un terrible y sofocante

    calor, pues el paraje estaba desnudo de rboles o de cualesquiera otras plantas, y a la cada de la tardeacamparon junto al ro de la Desmemoria, cuyas aguas ninguna vasija puede contener. A todos ellosse les dijo que bebiesen una cierta cantidad de agua, y todos aquellos a los que su buen juicio no sal-v, bebieron ms de la cantidad indicada; y cada uno de estos ltimos, en el instante en que bebi, ol-vid todas las cosas. Y tras caer dormidos, y en mitad de la noche, se oy el fragor de un trueno, yla tierra tembl, y se vieron sbitamente arrebatados por los aires, unos en una direccin, otros en otra,como estrellas fugaces, hacia los lugares donde haban de nacer. En cuanto a Er, segn l mismo cont,no se le permiti que bebiese de aquel agua, aadiendo que, no obstante, no sabra decir cmo y porcul camino regres a su cuerpo, sino slo que, recobrando sbitamente la vista, se encontr tendi-do, al alba, sobre la pira funeraria[*].

    * Platn,La Repblica o el Estado, en Obras Inmortales, Ed. EDAF, Madrid, 1977.

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    El tema central que se nos presenta aqu, que antes de regresar a la vida tiene que tener lugar uncierto proceso de olvido del conocimiento que se tiene en el estado de eternidad, es semejante enambos casos.

    En el curso de otra entrevista, un joven me cont lo siguiente:En ese momento yo estaba en una escuela o universidad..., y era algo real. No eran imaginacio-

    nes mas. Si no estuviese absolutamente seguro, dira: Bueno, existe la posibilidad de que hubiera

    estado en ese lugar. Pero era algo real. Era como una escuela; no haba en ella nadie, y, sin em-

    bargo, haba mucha gente; pues si uno miraba a su alrededor, no vea nada..., pero si prestaba aten-

    cin, senta, notaba la presencia de otros seres alrededor... Era como si me llegasen lecciones y tu-

    viese la certeza de que seguiran llegndome...

    Es interesante. Otra persona me ha contado que entr en lo que l llam biblioteca e institu-ciones de enseanza superior. Es algo as lo que est usted tratando de decirme?

    Exacto! Ve usted, al or lo que me dice que esa persona le cont sobre ello, tengo la impresin

    de saber exactamente lo que su interlocutor quera decirle, de saber que ha pasado exactamente por

    lo mismo que yo. Y, sin embargo, las palabras que yo usara son distintas, porque realmente no hay

    palabras para ello. No es posible describirlo. No se puede comparar con nada de este mundo. Los

    trminos que uso estn muy lejos de lo que quiero describir por medio de ellos..., pero es todo cuanto

    puedo hacer; porque se trata de un lugar donde el lugar en s es conocimiento. En l se tienen a

    plena disposicin el conocimiento y la informacin, la totalidad del conocimiento... Se absorbe co-

    nocimiento... Sbitamente conoce uno las respuestas a todos los interrogantes... Es como si uno en-

    focase mentalmente un objetivo fotogrf ico hacia un punto determinado, y el conocimiento, comoen un efecto de zoom. empezase a fluir desde ese sitio haca uno, automticamente... Es como si

    uno hubiese seguido una docena de cursos de lectura acelerada.Y s al pie de la letra de qu est hablando este hombre que dice usted, pero ya ve, yo estoy ex-

    presando el mismo tipo de consciencia con mis propias palabras, que son diferentes...

    Yo contino buscando el conocimiento: Buscad y encontraris. Uno puede encontrar por s

    mismo el conocimiento. Pero yo rezo para que se me conceda tener buen juicio, buen juicio por en-

    cima de cualquier otra cosa...

    Una seora de mediana edad lo describi de esta manera:

    Hubo un momento en esto bueno, es que no hay manera de describirlo que fue como si yo su-

    piese todas las cosas... Durante un momento, all, fue como si la comunicacin no resultase necesaria.Tena la certeza de que cualquier cosa que quisiera saber, podra saberla.

    Ciudades de luz

    En Vida despus de la vida manifest que no haba encontrado ningn caso en el que se des-cribiese un cielo, por lo menos en cuanto que se ajustase a una imagen ms o menos convencionalde tal lugar. He hablado despus, sin embargo, con numerosos individuos que coinciden notablementeen contarme que tuvieron una fugaz visin de otros mbitos de existencia que podran ser calificadosde celestiales. Me parece interesante que en varios de estos relatos aparezca la misma frase:Una ciudad de luz. En este y en otros aspectos, las imgenes con que se describen todas estas es-

    cenas parecen reminiscencias de las de la Biblia.Un hombre de edad media que haba sufrido un paro cardiaco me cont lo siguiente:

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    Sutr un fallo cardiaco y estuve clnicamente muerto... Lo recuerdo todo con absoluta claridad...

    De repente me sent paralizado. Comenc a or los sonidos como algo distantes... Estuve en todo mo-

    mento perfectamente consciente de cuanto estaba ocurriendo. Escuch cmo se paraba el monitor del

    corazn. Vi cmo la enfermera entraba en la habitacin, llamaba por telfono, y tambin cmo entra-

    ban los mdicos, las enfermeras y los ayudantes.

    Cuando las cosas comenzaron a desvanecerse se produjo un sonido que me resulta imposible

    describir; era como el batir de un tambor, muy rpido, un ruido arrollador, como el de un torrente al

    pasar por una garganta. Me incorpor y me encontr alzado unos cuantos centmetros mirando mi

    propio cuerpo. All estaba, con gente que me atenda. No sent ningn miedo. Ningn dolor. Slo paz.

    Al cabo de probablemente un segundo o dos, me pareci dar la vuelta y elevarme. Estaba oscuro, se le

    poda calificar de agujero o tnel, y haba aquella luz brillante. Se hizo cada vez ms y ms brillante. Y

    me pareci atravesarla.

    De repente me encontr en otro lugar. Haba una luz como dorada en todas partes. Hermosa.

    Pero no pude hallar la fuente en ningn lado. Simplemente me rodeaba, viniendo de todas partes. Se

    oa msica. Me pareci encontrarme en el campo, con arroyos, hierba, rboles y montaas; pero

    cuando, por decirlo de alguna forma, mir a mi alrededor, vi que no haba rboles ni ninguna de las

    cosas que conocemos. Lo que me result ms extrao es que hubiese gente. No encarnada en una for-ma o cuerpo, tal como normalmente la conocemos; simplemente estaban all.

    Haba un sentimiento de paz y gozo perfectos; de amor. Era como si yo formase parte de ello.

    Esa experiencia pudo haber durado toda la noche o slo un segundo... No lo s.

    Y as es como lo describi una mujer:

    Se produjo una especie de vibracin que me rodeaba; estaba alrededor de todo mi cuerpo. Era

    como si el cuerpo vibrase, pero no s de dnde proceda la vibracin. Y, al vibrar, me disoci de mmisma. Entonces pude ver mi propio cuerpo... Me mantuve alejada durante un rato, contemplando a

    los mdicos y a las enfermeras trabajando sobre mi cuerpo, preguntndome qu iba a pasar... Estaba

    en la cabecera de la cama, mirndoles a ellos y a mi cuerpo, y en un momento determinado una enfer-

    mera extendi el brazo para coger la cmara de oxgeno que haba en la pared, encima de la cama, y

    al hacerlo, su brazo pas a travs de mi cuello...

    Despus me encontr flotando; atraves aquel oscuro tnel... Entr en un tnel negro y sal a

    una luz deslumbrante... Un poco ms tarde me encontraba all con mis abuelos, mi padre y mi herma-

    no, que estaban muertos... Alrededor haba la luz ms bella y resplandeciente que pueda describirse.

    Era un lugar muy hermoso, lleno de colores brillantes, no como los de aqu de la tierra, sino sencilla-

    mente indescriptibles. Y en aquel lugar haba gente, gente feliz... Se hallaban por todas partes, algunosreunidos en grupos; otros estaban aprendiendo...

    A lo lejos, en la distancia..., pude ver una ciudad. Haba edificios, edificios separados unos de

    otros. Resplandecientes, brillantes. La gente era feliz all. Haba agua centelleante, fuentes...; supongo

    que habra que describirla como una ciudad de luz... Era maravillosa. Sonaba una msica hermossi-

    ma. Todo era resplandeciente, maravilloso... Pero creo que si llego a entrar al l no hubiera vueltonunca... Se me dijo que si iba all no podra volver..., que la decisin era ma.

    Un anciano me cont:

    Estaba sentado en una silla. Comenc a incorporarme y algo me golpe justo en el pecho...

    Me apoy contra la pared. Volv a sentarme, y entonces me golpe de nuevo, era como si me dieran

    con un martillo en el pecho... Me hallaba en el hospital... y decan que haba sufrido un paro car-

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    diaco. El mdico estaba all.

    Y qu recuerda de su paro cardiaco?

    Bien, es un sitio... verdaderamente hermoso, pero no se puede describir. Y existe realmente.

    Uno no puede ni imaginrselo. Cuando pasas al otro lado hay un ro. Como en la Biblia: Hay unro... Su superficie era lisa, como la de un espejo... S, se cruza un ro. Yo lo hice...

    Cmo crey haber cruzado el ro?

    Andando. Simplemente andando. Pero era tan bonito. Es hermoso. Y no hay forma de descri-

    birlo. No hay duda de que aqu tenemos cosas bellas, con todas esas flores y eso; pero no hay com-

    paracin. All es todo tan tranquilo y apacible. Uno se siente como reposando. No haba oscuridad.

    Un reino de espritus desconcertados

    Varias personas me han informado de haber entrevisto en algn momento otros seres que pa-

    recan atrapados en una forma de existencia aparentemente de lo ms desdichado. Los que han mani-festado haber visto a estos seres confundidos se muestran de acuerdo en diversos puntos. En pri-mer lugar, afirman que estos seres aparecan de hecho incapaces de cortar sus lazos con el mundo f-sico. Un hombre relat que, aparentemente, los espritus que haba visto no podan avanzar hacia elotro lado porque su Dios vive todava en ste. Es decir, parecan estar atados a algn objeto, personao costumbre concretos. En segundo lugar, todos han sealado que esos seres estaban como apaga-dos, que su consciencia aparentaba ser ms limitada que la de los dems. En tercer lugar, afirman queera como si aquellos espritus apagados estuviesen all slo hasta resolver el problema o dificultadque los mantena en aquel estado de confusin y perplejidad.

    Estas coincidencias salieron en el siguiente fragmento de la entrevista mantenida con una

    mujer a la que se crey muerta durante unos quince minutos.

    Ha mencionado haber visto a esa gente, a espritus que parecan sumamente confundidos.Podra contarme algo ms sobre ellos?

    Aquella gente aturdida? No s exactamente dnde los vi... Pero segn iba avanzando, encontr

    una zona apagada en contraste con toda aquella resplandeciente luminosidad. Si se para uno a pensar

    en ello, las figuras estaban ms humanizadas que el resto, pero tampoco tenan una forma totalmente

    humana como la nuestra.

    Se puede decir que era como si llevasen la cabeza agachada; su aspecto era triste, deprimido;

    parecan ir arrastrando los pies, como en una fila de prisioneros encadenados. No s por qu lo digo,pues no recuerdo haber visto pies. No s quines eran, pero resultaban como desteidos, apagados,

    grises; y parecan estar eternamente arrastrndose y movindose de un lado para otro, sin saber

    siquiera adonde iban, sin saber a quin seguir o qu buscar.

    Al pasar yo ni siquiera levantaron la cabeza para ver qu ocurra. Parecan estar pensando:

    Bien, se acab todo, qu hago?, de qu va todo esto? Slo este comportamiento rotundo, aplasta-

    do, desesperanzado, sin saber qu hacer, ni adonde ir, ni quines eran, ni nada.

    Ms que sentados, parecan estar movindose continuamente, pero sin rumbo definido. Empe-

    zaban a ir recto, luego giraban a la izquierda, daban algunos pasos y giraban de nuevo hacia la dere-

    cha. Y no tenan absolutamente nada qu hacer. Creo que buscaba algo, pero desconozco qu.

    Parecan estar conscientes del mundo fsico?No parecan estar conscientes de nada, ni del mundo fsico ni del espiritual. Era como si estu-

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    vieran atrapados entre el uno y el otro. En un lugar ni espiritual ni fsico, como en un nivel inter-

    medio entre ambos; o al menos eso me pareci. Quiz tengan algn contacto con el mundo fsico.

    Algo tira de ellos hacia abajo, pues todos parecan inclinarse y mirar hacia abajo, puede que al

    mundo fsico..., puede que contemplando algo que no haban hecho o que deberan haber hecho. No

    podan tomar una decisin sobre qu hacer, ya que todos tenan la expresin ms desconsoladora;

    no haba en ellos ningn color de vida.

    As pues, parecan desconcertados?

    Totalmente desconcertados; sin saber quines o qu eran. Pareca como si hubiesen perdido

    todo conocimiento de quines o qu cosa eran; como si careciesen de la ms mnima identidad.

    Dira que se encontraban entre el mundo fsico y aquel en que estaba usted?

    En mis recuerdos, lo que vi fue despus de dejar el hospital fsico. Como ya he dicho, sent co-

    mo si me elevara, y fue en medio, de hecho antes de entrar realmente en el tnel, cmo lo he descrito,

    y antes de entrar en el mundo espiritual en el que haba tanta resplandeciente luz de da; bueno,

    no exactamente luz de da, sino una luz brillante que lo inundaba todo y que brillaba ms que la delda, pero sin herir los ojos como sta, sin deslumhrar. Pero en este sitio concreto reinaba el gris

    ms apagado y tristn. Ahora tengo un amigo ciego para los colores, y le he odo decir que para l el

    mundo se reduce a los tonos y matices del gris. Pero yo me senta lleno de color, y aquello era como

    una pelcula en blanco y negro. Slo los diferentes tonos del gris, sucios y desteidos.

    No repararon en m. No dieron seal alguna de haber notado que yo estaba all. Me resultmuy deprimente.

    Parecan estar intentando tomar una decisin; miraban hacia atrs; no saban si seguir ade-

    lante o volver a los cuerpos en que estaban alojados. Era como si estuviesen vacilando todo el tiempo;

    miraban hacia abajo y nunca hacia arriba. No queran avanzar para averiguar lo que les aguardaba;

    me recordaba tambin las descripciones de fantasmas que he ledo; seran ms bien como el tipo defantasmas a travs del cual se puede ver. Pareca haber una enorme cantidad de ellos por todos la-

    dos.

    Algunas personas que han sido testigos de este fenmeno han observado cmo, al parecer, al-gunos de esos seres intentaban infructuosamente comunicarse con personas todava fsicamente vivas.Un hombre cont numerosos ejemplos que haba observado mientras estuvo muerto durante un pro-longado perodo de tiempo. Por citar un caso, cont cmo vio a un individuo normal y corriente cami-nar por la calle, sin darse cuenta de que uno de aquellos espritus apagados revoloteaba por encima del. Dijo que tena la sensacin de que, en vida, aquel espritu haba sido la madre del hombre y que,

    todava incapaz de renunciar a su papel terrenal, intentaba aconsejar a su hijo sobre lo que deba hacer.Encontramos otro ejemplo en el siguiente fragmento de la entrevista mantenida con una paciente:

    Pudo ver a alguno de ellos intentando hablar con otras personas fsicas?

    S, s. Se les poda ver intentando contactar con otros seres, pero nadie se daba cuenta de su

    presencia; la gente les ignoraba... Queran comunicarse, pero no haba forma de romper la barrera.

    La gente pareca no reparar en absoluto en ellos.

    Puede contarnos algo de lo que in tentaban transmitir?

    Uno pareca ser una mujer que intentaba desesperadamente comunicarse con los nios y con

    unaseora anciana de la casa. Me pregunt si no se tratara de la madre de los nios, y puede que de

    la hija de la anciana de la casa, a los que estaba intentando llegar. Me pareci que quera comunicar-se con los nios, pero stos siguieron jugando sin hacerle ningn caso, mientras que la vieja pare-

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    ca estar yendo y viniendo por la cocina, haciendo su trabajo, y sin darse cuenta de que esta otrapersona merodeaba por all.

    Haba algo concreto que estuviese intentando decirles?

    Bueno, era ms o menos como si intentase ponerse en contacto con ellos, decirles que hicieranlas cosas de modo distinto a como ellos las estaban haciendo, que cambiasen, que variasen de forma

    de vida. Bien, esto que voy a decir puede parecer inventado, pero intentaba que actuasen correcta-

    mente, que cambiasen para no verse en la misma situacin que ella. No hagis lo que yo, para

    que no os pase esto. Haced cosas por los dems, para que no os veis as.

    No estoy intentando moralizar ni echar un sermn, pero creo que ste era el mensaje que

    deseaba transmitir... Para decirlo de algn modo, era como si en aquella casa no hubiese ningn

    amor... Pareca como si estuviera tratando de expiar algo que haba hecho... Fue una experiencia que

    no olvidar jams.

    Rescates sobrenaturales

    En varios de los relatos por m recopilados, las personas entrevistadas manifiestan haber tenidoexperiencias de casi muerte en las que se vieron salvadas de la muerte fsica por mediacin de algnagente o ser espiritual. En todos los casos, la persona en cuestin se haba encontrado consciente oinconscientemente en un accidente potencialmente mortal o en una serie de circunstancias de las queno le era posible escapar por sus propios medios. Puede haberse incluso resignado y preparado paramorir.

    No obstante, al llegar a este punto se haba manifestado una voz o una luz que la haba resca-tado del umbral de la muerte. Las personas que han pasado por esta experiencia informan que a partirde ese momento su vida cambi, que tuvieron la sensacin de que se les haba rescatado de la muerte

    para algn fin concreto. Todos han puesto de relieve un reforzamiento de sus creencias religiosas.

    Una experiencia de este tipo que ha llegado a hacerse bastante conocida es la que se relata en ellibro A Man Called Peter, de Catherine Marshall. La autora describe cmo, durante su adolescenciaen Escocia, Peter Marshall se salv de morir cayndose en la niebla por un precipicio gracias a unavoz que le advirti por la espalda. Esta experiencia le afect muchsimo, y se hizo pastor.

    Reproduzco a continuacin parte de una entrevista en que se narra un rescate de este ti-po. Un hombre me cont cmo sufri un accidente industrial en el que se vio atrapado en un gigan-tesco tanque, donde, bombeado a gran presin, caa un chorro de cido y vapor a muy elevada tempe-ratura. Recordaba que:

    El calor era terrorf ico. Grit: Sacadme de aqu! Me estoy quedando atrapado! Mepegu lo ms que pude a un rincn, contra el que apret la cara, pero el material estaba tan caliente

    que se quemaba a travs de la ropa. En ese momento me di cuenta de que, en cuestin de minutos,

    me vera escaldado hasta morir.

    Supongo que debido a mi debilidad, o a lo que fuera, me resign. Me dije a m mismo: Ya

    est. Se acab. No poda ver nada, pues el calor era tan intenso que me era imposible abrir los

    ojos. Los tuve cerrados todo el tiempo. Mas a pesar de ello pareci que el lugar entero se ilumi-

    naba con un gran resplandor. O un versculo de las Escrituras que haba escuchado durante toda

    mi vida, pero que nunca significara mucho para m: Estoy siempre contigo. Y vena de una direc-

    cin que luego result ser la nica salida posible.

    Aunque no poda abrir los ojos, segua viendo aquella luz, de forma que la segu. Estoy se-guro de que mis ojos se mantuvieron todo el tiempo cerrados. El mdico ni siquiera tuvo que po-

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    nerme despus un tratamiento para ellos. No haba entrado nada de cido...

    Hizo esto que su vida cambiara en aign sentido?

    A mi vuelta al trabajo mis compaeros comentaron lo tranquilo que estuve despus de to-

    do lo que haba ocurrido. No soy un hombre tan valiente; no tengo tanto coraje. La fuente demi valor y de la calma que ellos haban apreciado radicaba en el hecho de que me haba salvado

    del peligro una mano invisible. No estaba en m mismo. La voz que me sac de all fue la misma

    que me inspir tanto valor.

    S que fue la mano de Jess la que descendi y me sac de all. Creo que no es una cuestin depensar, sino de saber que fue voluntad de Dios salvar mi vida, y desconozco por qu razn. Por

    aquel entonces yo no viva tan prximo a Dios como debera. Esto me ha acercado a El. Todava

    tengo problemas. S que un Dios que puede intervenir y salvar a un hombre en un momento crtico

    puede resolver cualquier cosa. Por tanto, he aprendido a depender de El.

    Cuando oy la voz, le son como si fuera una voz fsica normal?

    No. Era como si sonara magnificada, amplificada. No hay duda de que la o. No cabe ninguna

    duda sobre la direccin de donde proceda. De haber venido de mi derecha o de mi izquierda, y la

    hubiese seguido, habra muerto de inmediato. Sal vivo debido a que vena de aquella direccin y a

    que segu la voz... Yo solo no hubiera conseguido salir de all nunca. Ya saba lo que me esperaba.

    La voz era una voz de mando, no simplemente de Quieres venir por aqu? Lo pr imero

    que me pas por la cabeza fue: Estoy solo aqu abajo y voy a morir. Y cuando o la voz no tuve

    la menor duda. Saba que por m mismo no podra salir nunca.

    Cunto dur todo?

    Me pareci que una eternidad. En otras palabras, si se arrastra uno cuarenta o cincuenta pies

    a travs de cido, sabe que, cada vez que se mueve, es a la mayor velocidad posible. Dira que todoocurri en dos o tres minutos despus de darme cuenta de que estaba atrapado, pero me pareci una

    eternidad.

    Pareca la luz una luz fsica normal?

    No. No se pareca a nada que yo hubiese visto antes. Era lo que se podra ver si mirase di-

    rectamente al sol. Y el lugar en que me qued atrapado era muy oscuro. Se trataba de una gran luz

    resplandeciente y de una voz. No vi ninguna figura ni nada similar. Segu la luz todo el tiempo..

    Le hiri la luz en los ojos? Resultaba incmodo mirarla?

    No. En absoluto.

    Le pareci que fuese de algn color concreto?

    No. Slo como una deslumbrante luz blanca. Era como el sol; como mirar al sol.

    Otro individuo me cont:

    Fue durante la Segunda Guerra Mundial...; yo serva en Infantera, en Europa. Tuve una

    experiencia que no olvidar jams... Vi un avin enemigo descendiendo sobre el edificio en que es-

    tbamos y abriendo fuego contra nosotros... El polvo que levantaban las balas avanzaba directamente

    hacia donde nos hallbamos. Me asust muchsimo y cre que bamos a morir todos.

    No vi nada, pero sent junto a m algo as como una maravillosa y tranquilizante presencia,

    y una voz suave y amable me dijo: Estoy contigo, Red. No ha llegado todava tu hora. Me sent

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    muy relajado y cmodo ante aquella presencia... Desde aquel da no he experimentado el menor te-mor a la muerte.

    Reproduzco finalmente el relato de una mujer gravemente enferma, debido a una infeccin.Obsrvese que, en estos ejemplos, la paciente pareci haber recibido instrucciones y ser guiada en su

    propia resurreccin:

    Todos los mdicos me haban desahuciado. Decan que me estaba muriendo... Lleg un

    momento en que sent cmo la vida se iba de mi cuerpo... Todava poda or lo que estaba diciendotodo el mundo, aunque no poda ver nada. Dese seguir viva para criar a mis hijos y desempear

    un papel en sus vidas...

    Fue entonces cuando o la voz de Dios que me hablaba. Tena la voz ms suave y amorosa...

    S que no estaba fuera de mis cabales, como puede creer alguna gente... Poda escuchar de fondo la

    voz de las dems personas en la habitacin; pero tambin poda percibir su voz, y era tan majestuo-

    sa... Me dijo que si quera seguir viva tena que respirar..., y lo hice; al inhalar el aire empec a rea-nimarme. Entonces me orden que respirase suavemente, y pude tomar otra bocanada de aire, y

    la vida volvi a mi cuerpo...

    Los mdicos estaban asombrados. Me haban dado todos por incurable, y, por supuesto, nooyeron la misma voz que yo. No podan entender lo ocurrido.

    Terminar este captulo recordando al lector que stos no son en absoluto relatos corrientes so-bre experiencias de casi muerte. No obstante, entre mis casos hay un nmero apreciable de ellos; y, enel contexto de cada experiencia concreta, todos estn relacionados con los elementos de que hablanteriormente. Por ejemplo, en la primera entrevista citada en La visin del conocimiento, la pa-ciente tambin se refera a sentirse fuera de su propio cuerpo, a atravesar un oscuro tnel, a contem-

    plar respectivamente los sucesos de su vida, y a otros muchos de los elementos comunes. Obsrvese c-mo en dos de las entrevistas citadas en Ciudades de luz aparecen en lugar destacado el paso por un t-nel sombro y el sentirse fuera del propio cuerpo. En todos los casos, estas nuevas caractersticas, aligual que las anteriormente tratadas, me han sido descritas por gente normal y corriente, que no busca-

    ban estas experiencias, que carecan de un inters o conocimiento previo en estos temas y que, a partirde entonces, no haban albergado la menor duda sobre la realidad de lo que haban visto.

    2. JUICIODiscutiendo Vida despus de la vida, un comentarista escribi:

    La parte que con toda seguridad va a provocar controversias entre los grupos religiosos es la

    que se ocupa de los modelos de otra vida. La mayora de los individuos encuestados no experiment

    ninguna crisis de premiocastigo, esa nocin tradicional de ser examinados por una especie de San

    Pedro antes de ser admitidos en la otra vida[*].

    Mucha gente ha planteado lo mismo, y parece por tanto apropiado examinar cualquier ele-mento en las experiencias de casi muerte que, de acuerdo con la teologa de uno, pueda relacionarsecon el concepto de juicio. Una y otra vez, mis pacientes que han estado muy cerca de la muerte mehan descrito una visin panormica, global, a todo color y tridimensional de los sucesos de sus vi-

    * Frederic A. Brussat, resea de Vida despus de la vida, en Cultural Information Service, noviembre de 1976, pgs. 1617.

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    das. Algunos afirman que durante su visin pasaron revista slo a los acontecimientos ms destacadosde sus vidas. Otros llegan a decir que a lo largo de este recorrido pudieron contemplar todas y cadauna de las cosas que haban hecho o pensado. Aparecieron ante ellos todas las cosas buenas y malas si-multneamente. Se recordar tambin que muchas veces se afirmaba que esta visin panormica se ha-

    ba producido en presencia de un ser luminoso, que algunos cristianos identificaban con Jesu-cristo, y que este ser les formulaba una pregunta, de hecho: Qu has hecho con tu vida?

    Al presionarles para que explicasen con la mayor exactitud posible el tema planteado, la ma-yor parte de la gente dio una explicacin parecida a la del individuo que, en resumidas cuentas, mecontest que se le preguntaba si haba hecho las cosas que haba hecho por amor a los dems, es de-cir, por una motivacin de amor. A este respecto cabra sealar que s se produca una especie de jui-cio, ya que la gente en ese estado exacerbado de consciencia se senta extremadamente arrepentidacuando vea alguno de los actos egostas que haba cometido, mientras que, cuando revisaban los he-chos en que haban mostrado amor y amabilidad se sentan complacidos.

    Es interesante sealar que en los casos por m estudiados el juicio proceda no del ser lumino-so, quien pareca amar y aceptar a aquellas personas en cualquier caso, sino ms bien del propio indi-viduo juzgado. Un prrafo relativo al juicio del evangelio de San Mateo resulta a este respecto muysignificativo. La versin del rey Jacobo de la Biblia lo traduce del modo siguiente (Mateo, 7:12):

    No juzguis y no seris juzgados, pues con el criterio con que juzguis seris juzgados, y con

    la medida con la que midis seris medidos.

    No obstante, en laActual Versin Inglesa del Nuevo Testamentotambin publicada con el t-tulo deBuenas nuevas para el Hombre Moderno, se da la siguiente traduccin:

    No juzguis para que Dios no os juzgue, ya que Dios os juzgar del mismo modo en que juz-guis a los dems, y os aplicar las mismas reglas que apliquis a los otros.

    No soy un especialista en la Biblia, por lo que no puedo determinar cul de estas dos traduccio-nes es la ms exacta. No obstante, encuentro sumamente interesante que, simplemente desde el punto devista de lo que afirman haber experimentado mis pacientes al borde de la muerte, resulte ms aplica-

    ble la primera de ellas, pues el juicio proceda del interior de ellos mismos. En ese estado, parecanentender por s solos lo que deberan y no deberan haber hecho, y ser capaces de juzgarse correspon-dientemente a s mismos.

    Reflexionando sobre todo esto, se me ha ocurrido que un tema muy corriente en todas las expe-riencias de casi muerte es el sentimiento de encontrarse de una forma u otra al descubierto. Desdecierto punto de vista, cabe calificar a los seres humanos como criaturas que pasamos gran parte denuestro tiempo ocultndonos tras distintos tipos de mscaras. Buscamos la seguridad interior a travs

    del dinero o del poder; intentamos sentirnos superiores a otros enorgullecindonos de nuestra clasesocial, de nuestro nivel de educacin, del color de nuestra piel, de nuestro dinero, nuestro poder, labelleza de nuestros cuerpos, nuestra identificacin con el papel masculino o femenino, etc. Adorna-mos nuestros cuerpos con ropas; hurtamos nuestros pensamientos ms recnditos y algunos de nues-tros actos al conocimiento o vista de los dems.

    No obstante, en los momentos prximos a la muerte todas estas mscaras desaparecen a lafuerza. De repente, la persona en cuestin se encuentra con todos sus pensamientos y actos representa-dos en una panormica tridimensional y a todo color. Si se encuentra con otros seres se da cuenta deque conocen todos sus pensamientos, y viceversa. Se halla con que, en este estado, la comunicacin noes a travs de palabras, sino que los pensamientos se transmiten directamente, hasta el punto en que,tal como explic un individuo, Te sientes tambin molesto por estar con gente que no piensa comot.

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    existencia del infierno.

    A algunas gentes parece incomodarles el hecho de que el ser luminoso de que se habla en estasexperiencias de casi muerte se muestre tan clemente y piadoso y ame tanto a las personas a pesar

    de sus numerosos defectos, que tran grficamente les son revelados en su presencia. Por mi parte, lonico que puedo decir es que amo a mis hijos a pesar de sus faltas y que seguira querindolos hicieranlo que hicieran.

    Otros se muestran insatisfechos, pues parecen pensar que estas experiencias no se ajustan a lanocin de un Juicio Final cuando se acabe el mundo. Yo no veo ninguna discrepancia aqu. Evidente-mente, si alguien hubiese vuelto de la muerte contando que se haba visto sometido al Juicio Fi-nal, su experiencia habra sido errnea. Como el fin del mundo no se ha producido an, cualquierrelato que lo presente como algo relacionado con una experiencia de casi muerte sera de hecho una

    prueba de la no validez de la misma. Puede haber muy bien un Juicio Final, pues las experiencias decasi muerte no indican en absoluto lo contrario. De hecho, muchas de las personas por m entrevista-das me han manifestado su creencia de que tendr lugar. Cabe aadir que lo aceptan basndose slo enla autoridad de las escrituras, y que no lo deducen de nada que aprendiesen o intuyeran durante su esta-do de casi muerte o muerte aparente.

    Las ideas de cielo e infierno, de juicio, de Juicio Final, de fin del mundo y de gracia divinason todos conceptos escatolgicos que dan lugar a numerosos debates entre los propios telogos. Suimportancia es tan radical, tan csmica, que a los humanos nos resulta muy difcil hablar de ellos di-rectamente en un lenguaje meramente humano. De ah que se les haya descrito muchas veces en tr-minos ms pintorescos y figurativos.

    Si se efecta un recorrido por la historia de la pintura en Europa, se ver que el concepto dejuicio se representa en distintos momentos mediante el empleo de smbolos tales como un libro decuentas, un tribunal y una balanza para pesar las almas. En su mito de Er, Platn se refiere a lasmarcas que llevan las almas que estn aguardando su juicio. En elLibro Tibetano de los Muertos elmismo concepto se representa por medio del espejo de Karma. Recurdese que, en todo mo-mento, los pacientes que han estado al borde de la muerte insisten en que las palabras que emplean pa-ra describir sus experiencias son slo analogas o metforas a las que se recurre para relatar experienciasque, en ltimo extremo, desbordan las posibilidades del lenguaje humano. No es por tanto sorpren-dente que las palabras empleadas por estas personas en una era tecnolgica como la que vivimos proce-dan de contextos tales como la ptica, como cuando utilizan la expresin imgenes, o de avancestecnolgicos tales como las diapositivas o el cine, y que los simbolismos empleados hoy en da nosrecuerden algunas de las innovaciones ms sorprendentes de la ciencia de la fotografa o de la tecnolo-ga televisiva, el holograma tridimensional o la representacin instantnea. Finalmente, una observa-

    cin relativa a lo que les ocurrira a personas como las que cometieron los crmenes y horrores nazis.Si lo que me han relatado mis pacientes le ocurre a todo el mundo, cabe imaginar por un

    momento lo que experimentaran estos individuos durante ta revisin de sus vidas; sobre todo si,como afirman algunos, contemplan no slo sus actos injustos y egostas, sino tambin las consecuen-cias de los mismos para los dems. Los que perpetraron las atrocidades nazis parecen haber sido perso-nas con una tan absoluta carencia de amor, que pudieron complacerse en la muerte de millones deinocentes. Esto dio origen adems a innumerables tragedias individuales de separaciones entre padres ehijos, entre esposos y entre amigos; provoc incontables muertes dolorosas y prolongadas y otras rpi-das y brutales; dio lugar a espantosos procesos de degradacin; aos de hambre, lgrimas y tormentos

    para sus vctimas. Si a estos individuos les pasara lo mismo que a mis pacientes, veran, vividamenterepresentadas ante ellos, no slo todas estas cosas, sino otras muchas ms. Aun en mis ms monstruo-

    sas fantasas me siento totalmente incapaz de imaginarme un infierno ms terrible e insoportableque ste.

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    3. SUICIDIO

    El trmino suicidio se utiliza en relacin con una amplia variedad de comportamientosautodestructivos, al menos potencialmente, nacidos de muy diversas motivaciones o condiciones, yque se manifiestan en circunstancias muy distintas. Durante muchos siglos, la humanidad ha venidodiscutiendo las numerosas implicaciones del comportamiento suicida. El problema se abord prime-ro desde los puntos de vista teolgico, tico y filosfico. En tiempos ms recientes se han venido asumar las perspectivas sociolgica y psicolgica. A pesar de todas estas tentativas, siguen pendientes nu-merosas cuestiones espinosas.

    Como algunas personas que han revivido tras encontrarse muy cerca de la muerte informaronde experiencias espirituales, algunos han preguntado qu repercusiones tienen estos informes sobre eltema del suicidio. Lo primero que conviene sealar es que el estudio de las experiencias de casi

    muerte no nos proporciona respuestas definitivas a los numerosos interrogantes que rodean el suici-dio. Lo ms que podemos hacer es formularnos dos preguntas. Primera: Las personas que hantenido experiencias de casi muerte adoptan a partir de stas alguna actitud particular con respecto alsuicidio? Segunda: Las experiencias registradas de casi muerte derivadas de intentos de suicidio difie-ren en algn sentido de las que tienen otro origen?

    Mientras que las personas que han relatado experiencias de casi muerte afirman con bastantefrecuencia que no sentan deseos de escapar de la muerte, todas ellas rechazan sin embargo elsuicidio como medio de volver a ese estado. Suelen manifestar que en el transcurso de su experienciase dieron cuenta de que tienen un objetivo que cumplir en la vida. Vuelven con una actitud seria yentregada hacia la vida y el hecho de vivir. Ni uno solo de los individuos por m entrevistados ha in-

    tentado repetir su experiencia.Mucha gente que estuvo a punto de morir por causas naturales o en un accidente me han conta-

    do que mientras se encontraban en ese estado se les haba dado a entender que el suicidio representabaun hecho equivocado al que corresponda un castigo. Por ejemplo, un hombre que falleci trasun accidente, me relat:

    [Mientras estaba all] Tuve la sensacin de que dos cosas que me estaran totalmente prohibi-

    das seran matarme a m mismo y matar a otra persona... Si me suicidara sera como devolverle a

    Dios un regalo, tirndoselo a la cara.. . Matar a otra persona equivaldra a interponerme en los de-

    signios de Dios para dicho individuo.

    Otro hombre que super una aparente muerte clnica que dur algn tiempo manifest que

    mientras estuvo all tuvo la impresin de que exista una expiacin a pagar por el suicidio, yque parte de la misma sera contemplar el sufrimiento que ste causara a los dems.

    Para cuando complet el manuscrito de mi primer libro me haba encontrado con muy pocoscasos significativos de casi muerte derivados de intentos de suicidio. Considero comprensible que las

    personas que han sufrido estas experiencias se muestren ms reacias a hablar de las mismas, debido aposibles sentimientos de culpabilidad por su intento. No obstante, a partir de entonces me he tropeza-do con algunos casos nuevos. Todos los implicados se muestran de acuerdo en un punto: creen que suintento de suicidio no solucion nada; y se encuentran exactamente con los mismos problemas deque haban intentado librarse quitndose la vida. Cualquiera que fuese la dificultad de que haban in-tentado zafarse continuaba all, sin resolver.

    Otra persona mencion sentirse atrapada por la situacin que haba provocado su intentode suicidio. Tena la sensacin de que el estado de cosas en que estaba involucrado antes de su muer-

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    te se repeta una y otra vez, como en un ciclo.

    El problema que le contaba, ya sabe, no parece ahora tan importante, vindolo con otra pers-

    pectiva, desde un punto de vista ms adulto. Pero en aquella poca, con la edad que yo tena, me pa-

    reca gravsimo... Bien, lo que ocurri es que el problema segua all, aun despus de haberme mata-do. Y era como si se repitiese, como si empezase de nuevo. Lo tena que sufrir otra vez, y cuando,

    al final, pensaba: Me alegro de que haya pasado!, volva a comenzar de nuevo, y entonces me de-

    ca: Oh no, otra vez no!

    Todos afirmaron que despus de sus experiencias no volveran a pensar nunca ms en el suici-dio. Su actitud comn era que haban cometido un error, y se alegraban mucho de haber fracasado ensu intento. Por ejemplo, cuando le pregunt a un hombre si, a la luz de lo que haba experimentado,volvera a intentar matarse, me respondi:

    No, no lo repetira. Cuando muera ser de muerte natural, porque algo que comprend clara-

    mente en aquellos momentos es que nuestra vida aqu dura muy poco y que hay muchas cosas que ha-

    cer en ella. Y cuando uno muere es para toda la eternidad.

    Resulta muy interesante que los puntos de vista y las experiencias aqu recogidos coincidan entan gran medida con los sentimientos expresados en un argumento teolgico muy antiguo contra elsuicidio.

    A lo largo del tiempo, infinidad de telogos y filsofos de distintas escuelas han ex-puesto sus argumentos en contra de! suicidio partiendo de la base de que la vida es una tarea oun regalo de Dios, y que no nos corresponde a nosotros decidir sobre nuestras vidas. As, en el

    Fedn, Platn se refiere a la teora de que estamos en el mundo desempeando algn tipo de cargo, yde que no debemos desertar del mismo. Argumenta que, en esencia, pertenecemos a Dios y esta-

    mos bajo su tutela, por lo que no debemos intentar escapar a ella por este procedimiento [*]. En laEdad Media, Santo Toms de Aquino expuso el razonamiento de que como la vida es un don di-vino slo Dios puede decidir cundo debe acabar [**]. John Locke, el filsofo ingls del sigloXVII, al que se deben algunas de las ideas contenidas en la Declaracin de Independencia y en laConstitucin de los Estados Unidos, afirm asimismo que somos propiedad de Dios y que estamosen el mundo para cumplir una misin, no para abandonar nuestro puesto cuando mejor nos parezca3.

    De forma similar, el filsofo alemn Immanuel Kant, un pensador muy alejado de los ante-riormente citados, escriba:

    ... tan pronto examinamos el suicidio desde el punto de vista de la religin lo vemos en su au-

    tntica dimensin. Hemos sido puestos en este mundo bajo determinadas condiciones y para fines

    concretos. Pero el suicidio se opone a los designios de su creador; se presenta al otro mundo comoalguien que ha desertado de su puesto; se le debe considerar como un rebelde contra Dios... Dios

    es nuestro dueo; somos propiedad suya; su providencia trabaja por nuestro bien[*].

    No expongo aqu estos argumentos para respaldarlos o para formular un juicio tico o moralsobre el suicidio; lo nico que deseo es resaltar hasta qu punto coinciden los sentimientos sobre elobjetivo del ser humano en la vida y el problema del suicidio que se reflejan en estos razonamientos

    *Platn,Fedn, 61.**Santo Toms de Aquino, Summa Theologica, Parte 11I I, Cuestin 64, Artculo 5. John Locke, The Second Treatise on CivilGovernment, Seccin 6.* Immanuel Kant, Lecciones de Etica.

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    teolgicos y en las palabras y pensamientos de las personas que han pasado por experiencias de casimuerte.

    Soy consciente de que las experiencias relatadas en este captulo plantean muchas cuestiones.

    Algunos han sealado que en determinadas culturas el suicidio no es moralmente condenado, a diferen-cia de lo que suele ocurrir en la nuestra, Puede considerarse incluso una accin honorable, como ocu-rra en Japn durante la poca de lo samurais. Cabe, por tanto, preguntarse: Relatara una persona

    perteneciente a ese tipo de sociedad las mismas experiencias, tras recuperarse de un intento de suici-dio?

    Adems, otros han sugerido que, de hecho, todos nosotros hemos cometido alguna vez suici-dio de una forma u otra; es decir, que la mayora de nosotros nos dedicamos probablemente a algunaactividad que, deberamos ser conscientes de ello, terminar dandonos o causndonos la muerte. Tresejemplos destacados en nuestra propia sociedad son el consumo de cigarrillos, de alimentos que con-tienen elevados niveles de colesterol, y de alcohol. La gente sigue consumiendo estos artculos a pesarde ser plenamente conscientes de que les pueden provocar la muerte a travs de diversos tipos de en-fermedades o de un accidente de coche. Qu diferencia existe, cabra preguntar, entre ese comporta-miento y el verdadero suicidio? A qu nivel de la amplia gama de comportamientos potencial-mente autodestructivos comenzaran a aplicarse los castigos a que se refieren los pacientes ante-riormente citados?

    Algunas personas cometen suicidio por razones altruistas; por ejemplo, para salvar a otras.Cules seran las experiencias de estas personas que mueren heroicamente?, o las de las personasque se quitan la vida bajo una depresin psquica o como consecuencia de alguna terrible prdida?

    Es tambin un hecho de sobra conocido que muchos de aquellos que intentan suicidarse nopretenden realmente quitarse la vida, sino simplemente llamar la atencin de los dems hacia sus nece-sidades o problemas de un modo dramtico. Por el contrario, numerosos psiquiatras mantienen que,en los casos de los individuos calificados como propensos a accidentes, aunque no albergan el de-seo consciente de matarse,subconscientemente s lo desean. Segn esta explicacin, sus accidentes apa-rentes no seran sino intentos inconscientes de suicidio.

    Evidentemente, nadie posee respuestas tajantes a estas complejas cuestiones, y tampoco intentosimplificarlas. Todo lo que hago es informar de que las experiencias de casi muerte relacionadas conintentos de suicidio que conozco difirieron de las dems en los aspectos referidos.

    Cuando se le plantearon estas cuestiones, un psiquiatra amigo mo, que haba tenido una expe-riencia de otro mundo durante una aparente muerte clnica debida a una infeccin, dio una intere-sante respuesta. Expres la creencia de que, por su propia naturaleza, Dios es mucho ms clemente,comprensivo y justo de lo que los humanos somos capaces de imaginar, y de que Dios se ocupara deesos temas de acuerdo con su propio amor y sabidura. Lo que un presunto suicida necesita de noso-tros, los seres humanos, no es un juicio, sino amor y comprensin.

    4. REACCIONES POR PARTE DEL CLERO

    En su prlogo a Vida despus de la vida, la doctora Esabeth KblerRoss predijo que este ti-po de estudio se vera criticado por algunos miembros del clero. Ha sido as hasta cierto punto. Noobstante, numerosos ministros de diversas confesiones cristianas me han expuesto su entusiasmo e inte-rs por esta clase de estudio, invitndome a hablar del tema ante sus congregaciones.

    Son muchos los clrigos que han mencionado casos de feligreses que haban puesto en su cono-cimiento experiencias de casi muerte; pareca agradarles conocer el punto de vista de alguien proce-

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    dente de un medio profesional que no tiene nada que ver con su ministerio. Bastantes de ellos memanifestaron su creencia de que estas experiencias confirman lo que se dice en la Biblia sobre la vidadespus de la muerte. La revista Guidepost, decididamente cristiana en su orientacin y presentacin,ha venido publicando relatos como stos durante varios aos.

    Un pastor metodista que haba investigado experiencias de casi muerte antes de que se cru-zaran nuestros caminos me cont algo que haba ocurrido despus de que l y yo comenzramos ainvestigar conjuntamente. Reproduzco a continuacin el extracto de un dilogo mantenido entre ambosacerca de la importancia de la tarea que habamos venido realizando:

    PASTOR.Aquella seora estaba desahuciada. Padeca una enfermedad renal. Hablando conella sobre la muerte, antes de su fallecimiento, le expuse mi creencia en una vida despus de la

    muerte. Le dije que una de las cosas que haban fortalecido mi fe eran las investigaciones realizadas

    por doctores en medicina entrevistando a personas que fueron consideradas clnicamente muertas y

    haban resucitado. Al or esto se excit mucho, y en posteriores visitas siempre sacaba el tema a cola-cin.

    Durante el funeral, cuando pronunci el sermn, me refer a las conversaciones que haba

    mantenido con ella a este respecto y a cmo haban reforzado su fe. Lo ms importante de todo es c-

    mo afect a las personas qu estaban sentadas en los bancos del templo orme a m, un clrigo, afir-

    mar que aquella seora estaba todava viva, y a un mdico amigo mo que mantena la misma

    creencia. La fallecida haba estado muy unida a su marido, y era como si una parte de ella hubiese

    muerto ya algunos aos antes, cuando l falleci. Y en aquel sermn afirm que haba ido a reunirse

    con l en algn lugar donde estuviera Jesucristo. Y no hablaba en trminos figurativos o simbli-

    cos; estaba convencido de ello; esto les proporcion un gran consuelo...

    Una vez concluido el funeral ocurri algo muy poco frecuente. Despus del sermn dominical,la gente suele acercarse a uno y darle la enhorabuena por lo bien que lo ha hecho, pero nunca tras

    un funeral. Eso es algo inslito. Y, sin embargo, como unas diez personas se acercaron a m para feli-

    citarme por lo que haba dicho durante el funeral...

    Una de las cosas que intento conseguir cuando predico es inducir a la gente a amar, y re-

    fuerzo su fe dicindoles que en el momento de la muerte se le presenta a uno Jesucristo y le pregun-

    ta: En qu medida has amado?; que el amor es lo que el cristianismo resalta por encima de todo, y

    no slo en la Biblia, hace dos mil aos, sino tambin ahora, cuando la gente se siente morir y expe-

    rimenta esa sensacin de ser juzgada. Se trata de un recurso que he empleado varias veces en mis ser-

    mones para fortalecer la fe7para conseguir que la gente comprenda la importancia de la fe y del amor.

    DR. MOODY.Mencion usted antes que, al igual que yo, no cree probable que se obtengauna prueba de la existencia de una vida despus de la muerte, en el sentido cientfico de la palabraprueba.

    PASTOR.Si se pudiese probar la existencia de una vida despus de la muerte, sera como de-mostrar la existencia de Dios, y eso invalidara la necesidad de la fe. No podemos demostrar ese

    tipo de cosas. La otra vida es algo en lo que se tiene que creer por fe; y si pudiramos renunciar

    a ella, y demostrar que existe una vida ms all de la tumba, la gente no necesitara de la fe para

    creer. La vida es un misterio. La vida despus de la muerte es tambin un misterio, y si pudiramos

    descifrarlo no necesitaramos basarnos en la fe, lo cual arruinara todo el sistema religioso. Debemos

    aceptar por tanto esas verdades simplemente por fe. Pero lo que cuenta la gente que vuelve de la

    muerte da credibilidad a la fe y la refuerza. Afirma mi fe, pues yo soy ya un hombre de fe. Pero si

    no lo fuera, no me convencera.

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    Esta es la opinin de un pastor metodista, con la que no creo estn de acuerdo todos los mi-nistros de su iglesia. Algunos de ellos han formulado objeciones concretas, y una de ellas es la pro-

    cedente de algunos pastores teolgicamente liberales, que consideran la funcin de la iglesia como fun-damentalmente tica, relacionada con el avance de las reformas sociales y la consecucin de la justiciasocial para todos. Desde esta perspectiva teolgica, parecen haber llegado a la conclusin de que la

    preocupacin por la supervivencia despus de la muerte fsica es algo pasado de moda. He escuchado avarios de estos pastores sealar que creen que la preocupacin por la vida despus de la muerte estdesapareciendo, o que al menos as debera ser.

    Aferrndose a este punto de vista, un anciano pastor de la iglesia Episcopal me pregunt re-cientemente: No deberamos pensar ms en este mundo, y no en el otro? No hay un montn de

    problemas que resolver aqu? Luego me expuso que, en el pasado, los dirigentes haban muchas ve-ces intentado distraer la atencin de las gentes menos favorecidas o de otras vctimas de la injusti-cia social de sus sufrimientos en la tierra prometindoles que seran recompensados en el cielo, siem-

    pre que no sacaran los pies del plato ni desobedecieran las leyes establecidas. En otras palabras, su an-tagonismo hacia el estudio de los fenmenos relacionados con la casi muerte pareca basarse en la ideade que las teoras sobre la otra vida haban representado en muchas ocasiones intentos disfrazados deopresin social.

    Estoy hasta cierto punto de acuerdo con algunos de los sentimientos manifestados por estos re-presentantes del clero. Lo que yo pienso es que, en efecto, existen numerosas injusticias sociales eneste mundo y que, personalmente, me gustara contribuir a corregirlas en el transcurso de mi propiavida. Considero de suma importancia el mandamiento de amar al prjimo como a uno mismo,que implica que debemos hacer todo cuanto est en nuestra mano para mejorar la suerte de nuestroshermanos ayudar a los menos afortunados que nosotros.

    No obstante, hay varios puntos en los que mi perspectiva y mi experiencia difieren de las queal parecer han tenido estos pastores. A la luz de mi propia experiencia, me sorprende encontrar quealgunos de ellos creen que la preocupacin por el tema de si existe o no una supervivencia despus dela muerte del cuerpo est a punto de desaparecer. Lo que yo he observado indica justamente lo contra-rio. Creo que mucha gente sigue estando muy interesada por el tema. Tambin, que me siento incapazde entender por qu la preocupacin social y el inters por la vida despus de la muerte se excluyenmutuamente. Estoy seguro que una persona seguira preocupndose por el bien de los dems aun cuandocreyese plenamente que existe una vida despus de la muerte y se mostrara interesada por cualquierdescubrimiento relativo a esta posibilidad. De hecho, muchos de los pacientes con los que he habladohan expresado una intensa preocupacin por el bien de los dems. Regresaron de sus experiencias sin-

    tindose con ganas de vivir y de conseguir cosas para los dems mientras estuvieran en la tierra. Y yopersonalmente comparto esos objetivos. Despus de todo, en vez de favorecer nuestra indiferencia antela injusticia social, la creencia en otra vida debera estimularnos a intentar resolverla.

    No puedo estar de acuerdo, adems, en que el factor nico, y ni siquiera principal, en la per-sistencia de las teoras que afirman la existencia de una vida despus de la muerte sea distraer la aten-cin de la gente de su insatisfactoria existencia. Muchas personas me han expresado sus temores a lamuerte; no les gusta pensar que su consciencia va a desaparecer con la muerte. Otros echan de menosa amigos y familiares fallecidos y confan en que sigan existiendo en alguna otra parte. Estas preo-cupaciones parecen muy alejadas de las relativas a la injusticia social o a la opresin de clase.

    Ha sido adems mi inters por la medicina el que ha conformado mi forma de abordar estas ex-

    periencias. En mi calidad de mdico, numerosas personas me han contado experiencias muy impor-tantes para sus vidas, derivadas de su contacto con medidas de resurreccin mdica. Considero que,

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    como tal, ste es tambin un problema de la medicina. Me gustara, en la medida de mis fuerzas, lle-gar a comprender experiencias de gran trascendencia para mis pacientes, y que tienden a ocurrirles ensituaciones en las que se encuentran bajo cuidados mdicos.

    No pretendo decir que mi punto de vista sea mejor que el de los pastores liberales a que mehe referido, sino slo que es distinto. Podra ocurrir muy bien que su sensacin de que est desapare-ciendo la preocupacin por la vida despus de la muerte no sea sino una proyeccin de su propia re-lacin limitada con otros pastores que piensan lo mismo o con sus propios feligreses socialmenteconscientes. No obstante, tambin podra pensarse que mi idea de que dicha preocupacin sigue vivano es sino una proyeccin de mi propia experiencia limitada, principalmente con personas que hanexpresado su inters por el tema. No afirmo en absoluto conocer cul es la opinin de la mayora delos cristianos al respecto.

    El segundo grupo de clrigos que han formulado crticas contra las experiencias de casi muertehablan desde una perspectiva teolgica ms conservadora. Me refiero a los que afirman que este ti-

    po de experiencias estn dirigidas por fuerzas satnicas o por demonios.

    Carezco de preparacin formal en el campo de la teologa. Mis lecturas se limitan a las obrasde los telogos ms importantes, como San Agustn, Santo Toms de Aquino y Juan Calvino, a quie-nes se considera asimismo como grandes e influyentes filsofos. Pero he consultado a amigos clrigosy telogos que piensan de tales acusaciones. Por lo general se muestran de acuerdo en que una visindebe considerarse positiva si, entre otros factores, induce al que la ha tenido a, por ejemplo, acercarsea Dios, o a recibir enseanzas religiosas. Como hemos podido comprobar, las experiencias de casimuerte de las personas por m entrevistadas han tenido precisamente esas consecuencias. Otros pasto-res me han citado tambin el criterio de que tales visiones deben coincidir con lo que de ellas se diceen la Biblia, y se han mostrado de acuerdo conmigo en que as ha sido en estos casos.

    Por mi parte, debo reconocer que me result muy molesto verme acusado, aunque slo fuerapor implicacin, de alianzas con el diablo. Mis creencias religiosas tienen gran importancia para m,y resulta adems difcil defenderse de una acusacin como la de satanismo. No obstante, me sent bas-tante aliviado despus de hablar con un pastor metodista, de carcter sumamente conservador y estric-to, quien me cont que l mismo se haba visto acusado, por miembros de una secta ligeramente msconservadora que la suya, de ser uno de los ayudantes de Satn. Me atrevo a afirmar que para quedarsecon la conciencia tranquila basta con pensar que en este mundo tan amplio y diverso habr siemprealguien que impugne las motivaciones de uno. Y me cabe confiar en que, en los aspectos en que haya

    podido errar, vendr alguien a ayudarme a volver al buen camino.

    Hay un tercer grupo de pastores que debe mencionarse en relacin con esta discusin: los que nose han mostrado crticos, pero s retrados. Parecen no sentirse cmodos discutiendo este tipo de ex-

    periencias, ya que consideran que pertenecen ms al campo de la medicina, que son un fenmeno queatae sobre todo al mdico. Pueden, por ejemplo, desestimar tales experiencias diciendo que no son si-no alucinaciones, y ello a pesar de que las personas que las han sufrido las relacionan ms con sus vidasy creencias religiosas que con su estado de salud.

    Se trata de una manifestacin ms de un viejo dilema, del conflicto entre profesiones distintas.Todas las profesiones parecen contar con algunos miembros que defienden celosamente su propio te-rritorio contra las intrusiones de los dems. A este tipo de personas les molesta que un lego bien in-formado o un profesional de otro campo comente algn tema perteneciente a su propio campo profe-sional. En todas las profesiones existen tambin determinados miembros reacios a interesarse o preo-cuparse por temas ajenos a su terreno o especialidad concretos.

    Es conveniente mantenerse en guardia contra la simplificacin de problemas complejos; pero sedebe sealar que este tipo de exclusivismo profesional plantea tambin graves problemas. Esta actitud

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    parece ser la ms castrante a nivel intelectual. Tiene tambin grandes probabilidades de impedircualquier aportacin a la materia de que se trate por parte de alguien ajeno a la profesin.

    Adems, esta actitud parece basarse en el dudoso supuesto de que la actual divisin de trabajo

    entre las distintas profesiones y campos de estudio agota todas las posibilidades. Considero que,desde el punto de vista de un tema o nuevo fenmeno, debe ser verdaderamente trgico encontrarseen la lnea fronteriza entre los dominios o campos de trabajo de dos profesiones humanas.

    Para unir todo lo anteriormente expuesto en el tema que nos ocupa, dir que me he encontradocon pastores y clrigos que parecen sumamente reacios a hablar sobre cualquier punto que les parezcarelacionado en cualquier sentido con la medicina. He tenido ocasin de reunirme con los pastores oguas religiosos de algunos de mis pacientes, y me ha sorprendido mucho la forma apologtica que te-nan de discutir los aspectos mdicos de estos casos, especialmente dado que mostraban un impre-sionante grado de comprensin de la condicin y diagnstico del paciente. As, me he encontrado con

    pastores que rehusan discutir experiencias de casi muerte, por considerar que representan fenmenosde carcter mdico. Por otro lado, varios mdicos me han contado que se niegan a discutir estas expe-riencias con sus pacientes, por creer que pertenecen a la vida religiosa de stos. Parece, en resumen, que

    para algunas personas este fenmeno es uno de esos campos entre dos mundos distintos, predestina-dos a la impopularidad.

    En lneas generales, me ha complacido que la mayora de los pastores, a los que ya conoca o heconocido durante la realizacin de este estudio, se hayan interesado y mostraran seales de aprobar mitrabajo. Ellos, por su parte, se dan cuenta de que no extraigo conclusiones, de que no intento imponermis ideas personales a los dems, y de que, plenamente consciente de mis propias limitaciones, admitoconsejos y guas procedentes de otras perspectivas o puntos de vista.

    5. EJEMPLOS HISTRICOS

    Hace algunos aos, cuando se me preguntaba si conoca algn ejemplo histrico de fenmenode casi muerte, tena que responder en sentido negativo. Desde entonces se ha hecho evidente queexiste una amplia variedad de relatos de experiencias de casi muerte en escritos de tiempos anterio-res. Creo que merece la pena citar aqu detalladamente ejemplos procedentes de diversas fuentes, ex-trados de diferentes culturas y pocas. Lo que viene a continuacin es slo una parte de los mate-riales hasta el momento recopilados, y stos no son probablemente sino lo que sobresale del iceberg.

    Se ha sealado la historia del lapidamiento del apstol Esteban como una posible experiencia decasi muerte.

    En los salmos 7: 5458 de la Biblia se cuenta que, poco antes de ser lapidado por una mu-chedumbre colrica y, al parecer, antes de que se produjera ninguna herida, Esteban tuvo una visin:

    Cuando oyeron estas cosas, les llegaron a lo ms profundo, y le dieron de dentelladas. Pero l,

    posedo por el Espritu Santo, mir tranquilamente al cielo y vio la gloria de Dios, y a Jesucristo de

    pie a la derecha de Dios. Y dijo: Mirad, veo los cielos abiertos, y al Hijo del Hombre a la derecha

    de Dios. Entonces dieron grandes gritos, se taparon los odos y cayeron sobre l al unsono; luego le

    sacaron de la ciudad y le lapidaron. Y los testigos depositaron sus vestiduras a los pies del joven,

    cuyo nombre era Sal.

    Beda el Venerable fue un monje ingls que vivi entre los aos 673 y 735. En 731 termin unaHistoria de la Iglesia y el pueblo britnico.

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    Entre otros muchos milagros, Beda relata una historia de retorno de entre los muertosque, haciendo caso omiso de las diferencias de lenguaje cultural, se parece en muchos aspectos a lasque podemos or hoy en da.

    Por esta poca ocurri en Bretaa un notable milagro, como los de los tiempos antiguos;pues, para despertar a los vivos de la muerte espiritual en que estaban sumidos, un hombre ya muerto

    volvi a la vida corporal y narr numerosos hechos admirables que haba contemplado, algunos de

    los cuales he pensado que mereca la pena repetir aqu brevemente. Era el cabeza de una familia que

    viva en un lugar del pas de los northumbrianos llamado Cunningham, y que, junto con toda su fa-

    milia, llevaba una vida devota. Cay enfermo y fue empeorando hasta que lleg la agona, falle-

    ciendo a primeras horas de la noche. Pero con el alba volvi a la vida, y de repente se sent, con gran

    consternacin para todos los que lloraban alrededor del cadver; slo se qued con l su esposa, que le

    amaba tiernamente, pero temblorosa y asustada. El hombre la tranquiliz y le dijo: No temas, pues

    he escapado verdaderamente de las garras de la muerte, y me ha sido dado vivir de nuevo entre los

    hombres; ms de ahora en adelante no debo vivir como sola, y tengo que adoptar un estilo de vida

    muy distinto... Poco despus abdic de todas sus responsabilidades mundanas e ingres en el mo-nasterio de Melrose, que est casi totalmente rodeado por un meandro del ro Tweed...

    As era como sola relatar su experiencia: Mi gua era un hermoso joven que llevaba una t-

    nica brillante, y caminamos en silencio en una direccin que me pareci ser el nordeste. Avanzan-

    do, llegamos a un valle muy amplio y profundo, de longitud infinita... Pronto me sac de la oscu-

    ridad y pasamos a una atmsfera de clara luz, y segn me conduca por esta luz resplandeciente, vi

    ante nosotros una enorme muralla que me pareci de una longitud y altura infinitas en todas las di-

    recciones. Por lo que pude ver, no haba ninguna puerta, ventana o entrada en ella, y empec a pre-

    guntarme por qu seguamos avanzando hacia la muralla. Pero cuando llegamos a ella, de repente, no

    s cmo, nos encontramos de inmediato en lo alto de la misma. Dentro haba un prado amplio y

    agradable... Era tanta la luz que se derramaba por aquel lugar, que pareca mayor que la claridaddel da o que los rayos del sol cuando ste est ms alto...

    El gua me dijo: Ahora debes volver a tu cuerpo y vivir de nuevo entre los hombres; pero si

    sopesas tus acciones con mayor cuidado y te esfuerzas por que tus palabras y hbitos sean sencillos y

    virtuosos, cuando mueras ganars un puesto entre estos felices espritus que contemplas aqu; pues

    cuando te dej durante un rato, fue para descubrir cul sera tu futuro. Al decirme esto me mostr

    sumamente reacio a volver a mi cuerpo, pues estaba hechizado por la dulzura y la belleza del lugar

    y por la compaa que all vi; mas no me atrev a oponerme a mi gua, y mientras tanto, no s c-

    mo, me encontr de repente vivo y, una vez ms, entre los hombres.

    Este hombre de Dios rehusaba discutir estas y otras cosas que haba contemplado con perso-

    nas apticas o de vida disoluta, y lo haca slo con los que estaban obsesionados por el temor al casti-go o esperanzados por los gozos eternos, y se mostraban dispuestos a encerrar sus palabras en sus co-

    razones y acrecentar su santidad[*].

    Entre los rasgos de especial inters de este relato figuran la sorprendente forma en que cambi lavida y apariencia del hombre a causa de su experiencia, la presencia de un espritu que se encontrabaall para guiarle durante la transicin, y su negativa a hablar con nadie que no le escuchase deforma receptiva y favorable.

    En una excelente coleccin de relatos celtas, A Celtio Miscellany, figuran dos interesantes his-torias de autores irlandeses desconocidos (de los siglos noveno y dcimo, repectivamente):

    * Beda,A History o the English Church and People (Harmondsworth, Inglaterra, Penquin Books, 1968), pgs. 289293.

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    Los nios que fueron al cielo

    ... Donnn, hijo de Liath, uno de los discpulos de Senn, fue a recoger algas a la playa

    junto con dos nios que estaban estudiando con l. El mar le arrebat su bote, por lo que careca deembarcacin para recogerlos, y no haba ninguna otra en toda la isla con que poder rescatarlos; as

    que los nios se ahogaron y quedaron sobre una roca; pero al da siguiente sus cuerpos fueron lleva-

    dos hasta la orilla y quedaron sobre la playa de la isla. Vinieron los padres y rogaron que sus hijos

    les fueran devueltos vivos. Senn le dijo a Donnn: Dile a los nios que se incorporen y hablen con-

    migo. Donnn les dijo: Podis levantaros para hablar con vuestros padres, pues as os lo ordena Se-

    nn. Se incorporaron de inmediato ante la orden de Senn, y dijeron a sus padres: Nos habis he-

    cho un mal alejndonos de la tierra de la que venimos. Cmo podis preferir les dijo la madre

    estar en esa tierra que volver con nosotros? Madre respondieron, aunque nos dieseis poder

    sobre todo el mundo, y todos sus gozos y delicias, seguiramos considerndonos como en una prisin,

    en comparacin con la vida y el mundo de donde venimos. No nos retrasis ms, pues ha llegado el

    momento de que retornemos al pas de donde venimos; y, en nuestro nombre, Dios os dar consuelo

    para que no os aflijis por nosotros. Sus padres les dieron, pues, su consentimiento; volvieron

    con Senn a su oratorio; all recibieron el santo sacramento y se fueron al cielo. Sus cuerpos reci-

    bieron sepultura enfrente del oratorio donde viva Senn. Y fueron los dos primeros muertos inhuma-

    dos en la isla Scattery.

    Una historia de fantasmas

    Haba una vez dos estudiantes que estudiaban juntos, y que eran hermanos, pues se haban

    criado juntos. Esto es lo que hablaban en su pequea cabaa: Es un triste viaje cuando nuestros

    seres queridos y nuestros amigos se alejan de nosotros, y no vuelven nunca con noticias acerca delpas al que van. Hagamos la promesa de que aquel de nosotros dos que muera antes vuelva a traerle

    noticias al otro. As sea, pero de verdad. Se comprometieron, pues, a que el primero de ellos que

    muriese se presentara ante el otro antes de un mes para darle noticias.

    Poco despus uno de ellos muri. Fue enterrado por el otro, quien cant su rquiem. Le

    estuvo esperando hasta final de mes, pero el otro no volvi; y entonces se dedic a insultarle, y a in-

    sultar tambin a la Santsima Trinidad, por lo que el alma suplic a la Santsima Trinidad que le

    dejase ir a hablar con l. Este se encontraba haciendo genuflexiones en su cabaa, y encima de su ca-

    beza haba un pequeo dintel; su cabeza choc con el dintel, y cay innime. Su alma vio el cuer-

    po ante ella, pero crea seguir dentro de l. Le mir y dijo: Me parece muy mal que me traigan un

    cadver. Deben haber sido los de la iglesia. Y diciendo esto, sali de ta casa. Un clrigo iba to-cando la campanilla. No est bien, padre dijo, que me traigan el cadver a m. Mas el sacerdote

    no respondi. Se dirigi a todo el mundo que vio, pero no le oan. Esto le trastorn mucho. Se diri-

    gi luego a unos segadores: Aqu estoy dijo; pero stos no le oyeron. Entonces se apoder de l

    una gran furia. March a la iglesia; mas se haban marchado a cobrarle los diezmos, y entonces

    vieron su cadver en la casa y lo llevaron al cementerio.

    Cuando el alma entr en la iglesia vio ante s a su amigo. Bien le dijo, has tardado mucho

    en venir; prometiste en falso. No me lo reproches respondi el otro; he venido muchas veces, y

    he estado al lado de tu almohada hablndote, pero no me oas, pues el pesado cuerpo terrenal no oye a

    la ligera y etrea alma. Pero te estoy oyendo ahora dijo. No contest el otro, aqu slo se

    halla tu alma. Ests escapando de tu propio cuerpo, pues me rogaste que me reuniese contigo, y as ha

    ocurrido. iAy del que obre mal! Feliz ser el que obre bien! Ve a reunirte con tu cuerpo, antes deque lo depositen en la tumba. No volver nunca a l, por miedo y aborrecimiento suyo. S irs;

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    vivirs un ao ms. Reza los Beati todos los das por mi alma, pues los Beati son la escalera, la ca-dena y el lazo ms fuerte para sacar el alma de un ser humano del infierno.

    Luego se despidi del otro, que volvi a su cuerpo, y en el momento de entrar en l dio un

    grito, con lo que volvi a la vida; y al cabo de un ao fue al cielo. Los Beati son por tanto la mejororacin que existe[*] .

    Estos dos relatos renen caractersticas que se encuentran tambin en numerosas experienciascontemporneas. Se da en ambos la ya conocida resistencia a volver. En el segundo aparece la sensa-cin de que el espritu se ha alejado del cuerpo. El estudiante contempla su propio cuerpo, que en un

    principio no reconoce como tal una observacin que me ha formulado ms de una persona al descri-birme sus experiencias . Observa el fenmeno denominado de espejo por un solo lado; es decir,que aunque puede ver y or a los dems, l resulta aparentemente invisible e inaudible para ellos. Estambin saludado por su amigo anteriormente fallecido.

    Una interesante historia, procedente de una cultura distinta, es la que figura en una obra de SirEdward Burnett Tylor, un antroplogo ingls del siglo diecinueve. En Primitive Culture cita el si-guiente relato polinesio:

    Esta historia... se la cont a Mr. Shortland un sirviente suyo, llamado Te Wharewera. Una

    ta de este hombre haba fallecido en una cabaa solitaria cercana a las orillas del lago Rotorua.

    Como se trataba de una dama de alcurnia, se la dej dentro de su cabaa, se cegaron puertas y venta-

    nas, y se abandon la vivienda, ya que su muerte la haba convertido en tab. Pero uno o dos das

    despus,Te Wharewera y otros, que iban remando en una canoa cerca del lugar a primeras horas de

    la maana, vieron una figura que les haca seas desde la orilla. Era su ta, que haba vuelto a la vida,

    pero muy dbil, fra y extenuada. Una vez repuesta gracias a sus cuidados, les cont su historia. Tras

    abandonar su cuerpo, su espritu haba emprendido el vuelo hacia el cabo del Norte, habiendo lle-gado hasta la entrada de Reigna. All, agarrndose al tallo de una enredadera akeake, descendi por

    el precipicio, encontrndose en las arenosas orillas de un ro. Al mirar a su alrededor, haba des-

    cubierto a lo lejos un pjaro enorme, mayor que un hombre, que se aproximaba a ella con rpidos

    pasos. Aquel horrible animal la aterroriz tanto que en un primer momento pens en intentar tre-

    par otra vez por el escarpado precipicio; pero entonces vio a un anciano que iba remando en una

    pequea canoa y corri hacia l, escapando de ese modo del pjaro. Una vez en la otra orilla, le pre-

    gunt al anciano barquero, tras darte el nombre de su familia, dnde moraban los espritus de su

    clan. Sigu