Manual de preparación para el Bautismo en agua

Manual de preparación para el Bautismo en agua

“Por tanto, mediante el bautismo fuimos sepultados con él en su muerte, a fin de que, así como Cristo resucitó por el poder del Padre, también nosotros llevemos una vida

nueva.” Romanos 6:4

EL BAUTISMO EN AGUA

¿Ceremonia religiosa o acto de obediencia?

Casi dos milenios después del establecimiento de la Iglesia de Cristo sobre la Tierra, aún hay personas (inclusive cristianos) que no han comprendido lo que es verdaderamente el cristianismo. Muchos, erróneamente, creen que es una religión cuya base radica en una serie de ritos o ceremonias. El cristianismo es el contacto directo del ser humano con Dios por medio del Espíritu Santo y gracias a la obra salvadora de Jesucristo. Podría decirse que el cristianismo consiste en una vida llena de fe y amor, una vida llena del Espíritu Santo y guiada por la Palabra de Dios.

Aunque el cristianismo no impone una forma rígida de adoración, ni depende de la realización de ritos o ceremonias; si existen dos ordenanzas que han sido establecidas por Jesús, estas son: El Bautismo en Agua y la Cena del Señor

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Estas ordenanzas no son cosas opcionales o accesorias en la vida del creyente. Tanto el bautismo en agua como la Cena del Señor son requisitos que debe cumplir todo creyente, pues han sido estipulados por Cristo; no se deben ver como algo alternativo, deben cumplirse en un acto de obediencia a nuestro Señor.

En el Nuevo Testamento la palabra que se traduce como bautismo es la palabra griega baptizo que significa literalmente inmersión (sumergir). Esta interpretación está confirmada por estudiosos del idioma griego e historiadores eclesiásticos. El bautismo por inmersión está en armonía con el significado simbólico del mismo, es decir, muerte y sepultura al bajar a las

aguas y resurrección a una nueva vida al salir de ellas.

El bautismo de Juan

Juan el Bautista, el precursor de Cristo, vino predicando y bautizando. El mensaje de Juan fue:

“Bautizaba Juan en el desierto, y predicaba el bautismo de arrepentimiento para perdón de pecados.” (Marcos 1:4).

El bautismo de Juan no fue invención suya sino que le vino del cielo. Cristo dio a entender el origen celestial de este bautismo:

“El bautismo de Juan, ¿de dónde era? ¿Del cielo, o de los hombres? Ellos entonces discutían entre sí, diciendo: Si decimos, del cielo, nos dirá: ¿Por qué, pues, no le creísteis? Y si decimos, de los hombres, tememos al pueblo; porque todos tienen a Juan por profeta.” (Mateo 21:25)

Juan bautizó tanto a los judíos como a los gentiles cuando aceptaron el mensaje de arrepentimiento. En su mensaje, Juan anunciaba la llegada del reino de Dios y la necesidad de arrepentirse en preparación para su arribo. Por lo tanto, el bautismo de Juan era un símbolo de purificación moral, es decir un compromiso público de enderezar la vida moral y someterse al reino de Dios. Ahora bien, el mismo Juan dice que su bautismo es diferente al de Jesús (Lucas 3:16). El bautismo de Jesús había de ser con el Espíritu y con fuego.

¿Qué es una ordenanza?

Una ordenanza es un mandato, disposición, un decreto y orden autoritaria. Es algo dispuesto o decretado por una autoridad. Por lo tanto, una ordenanza es algo que ha sido dispuesto por Jesucristo que es la autoridad de su iglesia.

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El bautismo de Jesús

Si el mismo Jesús fue bautizado, con mucha más razón lo debemos hacer nosotros. Cuando nos bautizamos estamos anunciado que nos comprometemos a seguir las enseñanzas de Jesús con respecto a su Reino; dejamos la vida de desobediencia para ingresar a una comunidad de fieles obedientes. Así el bautismo está íntimamente relacionado con el arrepentimiento y la recepción del Espíritu Santo, esta fue la respuesta de aceptación del evangelio de todo el que creía.

Algunos puntos importantes:

1- El bautismo NO es para salvación – El bautismo no es necesario para salvación, pero cada creyente necesita ser bautizado. La salvación viene mediante la fe, mediante creer en Jesús y su obra redentora. Veamos lo que nos dice la escritura:

“Porque por gracia ustedes han sido salvados mediante la fe; esto no procede de ustedes, sino que es el regalo de Dios, no por obras, para que nadie se jacte” (Efesios 2: 8-9)

2- El bautismo NO es para perdón de pecados – El perdón de pecados es producto de nuestro arrepentimiento y confesión delante de Dios

“Si confesamos nuestros pecados, Dios, que es fiel y justo, nos los perdonará y nos limpiará de toda maldad” (1 Juan 1:9)

3- Los niños pequeños NO necesitan ser bautizados – Recordemos que el bautismo es un acto consiente en el cual la persona ejerce su propia voluntad. Las personas que se bautizan son personas que pueden razonar y tomar la decisión, por sí solas, de vivir una vida cristiana, no hay, por tanto, motivo alguno para exigir a otros que den pasos tan importantes. Si queremos influir lo podemos hacer por medio de nuestro testimonio y ejemplo, pero es cada persona la que toma su decisión.

En la Biblia hay constancia de tres familias que fueron bautizadas:

¿Por qué Jesucristo tuvo que bautizarse?

Puesto que Jesús no tenía pecado alguno en su vida, él no tenía la necesidad de ser bautizado por Juan el Bautista, sin embargo, lo hizo por las siguientes razones: --Para cumplir con toda justicia (Mateo 3.15)--Para identificarse con la humanidad, con los pecadores (Isaías 53.12)

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La del carcelero de Filipos (Hechos 16); la de Estéfanas (1 Corintios 1:16); la de Lidia (Hechos 16: 15); pero en ninguno de estos casos se hace mención de los niños. Por tanto, no hay base bíblica para enseñar tal práctica. Veamos lo que nos dice la escritura

“Se bautizaban hombres y mujeres”. (Hechos 8:12).

La Iglesia Católico Romana considera el bautismo un sacramento. Como ellos mismos lo definen, el sentido del sacramento del Bautismo es muy sencillo: “Por el Bautismo somos liberados del pecado y regenerados como hijos de Dios, llegamos a ser miembros de Cristo y somos incorporados a la Iglesia y hechos partícipes de su misión” (CEC 1213) Catecismo Católico.

Veamos lo que Jesús nos dice:

“Jesús dijo: `Dejen que los niños vengan a mí, y no se lo impidan, porque el reino de los cielos es de quienes son como ellos´. Después de poner las manos sobre ellos, se fue de allí”.(Mateo 19:14-15)

Hay algunos pasajes en el Nuevo Testamento que asocian el bautismo con la fe y la salvación (Marcos 16:16). Se asocia también con el arrepentimiento y remisión de pecados en Hechos 2:38 y en Hechos 22:16 se menciona la oración y el lavamiento de los pecados. Sin embargo todo esto se debe a que en esa época la decisión de arrepentirse y seguir las enseñanzas de Jesús se identificaba con el bautismo; es algo así como nuestro llamado al frente del altar, ponerse de pie o levantar las manos. Vale la pena mencionar que existen pasajes que hacen referencia a la fe como medio de salvación, Juan 3:16; 5:24 1 Juan 5:10-11, por tanto y como lo estipula una de las principales reglas de la hermenéutica (interpretación bíblica) “No se puede hacer doctrina basados un solo versículo, pues hace falta comparar textos de toda la Biblia”

Como cuarto punto de esta lista, decimos:

4- El bautismo ES una manifestación pública del nuevo nacimiento que YA ha ocurrido en la persona. Es la oportunidad de decirle al mundo, mediante un acto público, que ha decidido seguir a Cristo, que acepta las verdades fundamentales del evangelio y que está dispuesto a ser ejemplo de una nueva escala de valores, prioridades, lenguaje, costumbres y reglas de vida.

Tanto en los días de la Iglesia del primer siglo como hoy día, la persona que quiera actuar en obediencia bautizándose en agua, debe cumplir con tres requisitos esenciales:

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1. Debe Creer: El candidato al bautismo debe haber depositado su fe en Jesús (Mr 16:16)2. Debe Arrepentirse: Es decir, debe ser alguien que haya reconocido su condición

pecaminosa, confesado sus pecados a Dios y debe haber tomado la decisión voluntaria de apartarse del pecado. (Hch 2:38) 3. Debe estar dispuesto a ser un discípulo de Cristo. En Mt 28:19 la Iglesia recibe la comisión de “hacer discípulos... bautizándoles y enseñándoles...”. Esto nos habla de que la persona que se bautiza debe tomar la determinación de seguir las enseñanzas de Cristo y permitir ser discipulado.

¿Quién puede ser bautizado?

El único candidato para el bautismo es el creyente en Cristo, o la persona que ha sido salva por Cristo. Algunos pasajes referentes son (Mt. 28:19, 20; Hch. 19:1-12; Gá. 3:26, 27; Ro. 6:1-12; Hch.16:30,31). Debemos de recordar que nuestra principal tarea es lograr que la persona crea en Cristo y, después, hablarle del bautismo.

¿Por qué nos bautizamos?

En el Nuevo Testamento podemos ver que el Bautismo en agua fue parte de la vida de los primeros cristianos; tanto Jesús como sus discípulos lo practicaron (Juan 4:1-2, Mateo 28:19; Hechos 2:41). Es de vital importancia comprender que los primeros creyentes no dejaban pasar mucho tiempo desde el momento de su conversión hasta su bautismo, pues su deseo era obedecer con prontitud a esta ordenanza dada por el Señor Jesús. Veamos algunos ejemplos: el eunuco etíope (Hch 8:36), el carcelero de Filipos y su familia (Hch 16:33) y la multitud que se convirtió el día de Pentecostés (Hch 2:41).

Cristo mandó que sus seguidores sean bautizados. Esta es una parte de la Gran Comisión, el mandato final de Jesús a sus apóstoles es hacer discípulos en todas las naciones (Mateo 28:18-20)

Nos bautizamos porque:

A) Porque Dios lo manda:

“Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo”. (Mateo 28:19).

B) Porque mediante el bautismo simbolizamos nuestra muerte y sepultura a la vieja vida de pecado, y anunciamos nuestro nacimiento a una nueva vida en Cristo:

“Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vidanueva. Así también vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro. No reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal, de modo

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que lo obedezcáis en sus concupiscencias; ni tampoco presentéis vuestros miembros al pecado como instrumentos de iniquidad, sino presentaos vosotros mismos a Dios como vivos de entre los muertos, y vuestros miembros a Dios como instrumentos de justicia”. (Romanos 6:4, 11-13)

C) Porque al bautizarnos testificamos no sólo de nuestra muerte al pecado, sino también de nuestra resurrección futura:

“Porque si fuimos plantados juntamente con él en la semejanza de su muerte, así también lo seremos en la de su resurrección; sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado. Porque el que ha muerto, ha sido justificado del pecado. Y si morimos con Cristo, creemos que también viviremos con él; sabiendo que Cristo, habiendo resucitado de los muertos, ya no muere; la muerte no se enseñorea más de él. Porque en cuanto murió, al pecado murió una vez por todas; más en cuanto vive, para Dios vive”. (Romanos 6:5-10).

D) Porque debemos seguir el ejemplo de los apóstoles y los primeros cristianos:

“Pero cuando creyeron a Felipe, que anunciaba el evangelio del reino de Dios y el nombre de Jesucristo, se bautizaban hombres y mujeres”. (Hechos 8:12).

“Y al momento le cayeron de los ojos como escamas, y recibió al instante la vista; y levantándose, fue bautizado”. (Hechos 9:18).

E) Porque al hacerlo testificamos a todos, nuestra fe en Cristo:

“Y yendo por el camino, llegaron a cierta agua, y dijo el eunuco: Aquí hay agua; ¿qué impide que yo sea bautizado? Felipe dijo: Si crees de todo corazón, bien puedes. Y respondiendo, dijo: Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios. Y mandó parar el carro; y descendieron ambos al agua, Felipe y el eunuco, y le bautizó”. (Hechos 8:36-38).

F) Porque el no bautizarse demuestra poco acatamiento a la voluntad de Dios, y por consiguiente deja no muy claro el nuevo nacimiento.

“Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos”. (Juan 8:31)

“Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando”. (Juan 15:14).

“Para que andéis como es digno del Señor, agradándole en todo, llevando fruto en toda buena obra, y creciendo en el conocimiento de Dios”. (Colosenses 1:10).

¿Cómo se bautiza a una persona?

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La inmersión fue el modo comúnmente utilizado por los cristianos del Nuevo Testamento, según la Biblia, y la historia. Cuando algunos comenzaron a enseñar que el bautismo era necesario para salvación, naturalmente buscaron otro método más cómodo para llevar a cabo la ordenanza. En el curso de la historia cambiaron el modo de bautizar por razones prácticas y de comodidad, ya que era difícil sumergir a un niño en el agua, a los enfermos y ancianos. Como sustento bíblico podemos citar: Mateo3:16; Marcos1:5; Juan3:23; Hechos 8:38; Romanos 6:4; Colosenses 2:12

“Y Jesús, después que fue bautizado, subió luego del agua; y he aquí los cielos le fueron abiertos, y vio al Espíritu de Dios que descendía como paloma, y venía sobre él.” (Mateo 3:16).

“Toda la gente de la región de Judea y de la ciudad de Jerusalén acudía a él. Cuando confesaban sus pecados, él los bautizaba en el río Jordán. ” (Marcos 1:5)

En cuanto a la formula, según el mismo Señor Jesús enseña, la única correcta es:

“En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo”. (Mateo. 28:19).

De manera que tampoco tienen valor los bautismos practicados a adultos que no lo hicieran debidamente. Es decir, que lo hicieran en otro nombre. (Hechos 19:1-5)

Si todavía no te has bautizado ¿qué esperas? ¡Sé OBEDIENTE!, aprovecha la oportunidad para recibir el curso de bautismo y cumplir con esta ordenanza.

Todo creyente debe anhelar obedecer al Señor y dar testimonio de su fe en Él.

¡Que el Señor te continúe bendiciendo abundantemente!!