02 - otra aventura de los cinco.pdf
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El Club de Los Cinco N 02
OOttrraa aavveennttuurraa ddee
llooss CCiinnccoo
Enid Blyton
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Ttulo original: FIVE GO ADVENTURING AGAIN
Traduccin de Juan Ros de la Rosa
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Enid Blyton Los cinco 02 Otra aventura de los cinco
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NDICE
CAPTULO I
VACACIONES DE NAVIDAD................................................................................ 6
CAPTULO II
TODOS JUNTOS OTRA VEZ ................................................................................ 12
CAPTULO III
EL NUEVO PRECEPTOR ....................................................................................... 17
CAPITULO IV
UN INTERESANTE DESCUBRIMIENTO ........................................................... 23
CAPTULO V
UN PASEO POCO FELIZ ....................................................................................... 29
CAPTULO VI
CLASES CON EL SEOR ROLAND ................................................................... 34
CAPTULO VII
INSTRUCCIONES PARA ENCONTRAR EL CAMINO SECRETO ............ 40
CAPTULO VIII
LO QUE OCURRI LA NOCHE DEL DA DE NAVIDAD ............................. 47
CAPTULO IX
A LA BSQUEDA DEL CAMINO SECRETO .................................................... 52
CAPTULO X
UN CONTRATIEMPO PARA JORGE Y TIMOTEO........................................... 58
CAPTULO XI
PAPELES ROBADOS .............................................................................................. 64
CAPTULO XII
JORGE, EN UN ATOLLADERO ........................................................................... 69
CAPTULO XIII
JULIN SE LLEVA UNA SORPRESA ................................................................. 75
CAPTULO XIV
EL CAMINO SECRETO, POR FIN ....................................................................... 83
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CAPTULO XV
INTERESANTES EXPLORACIONES Y DESCUBRIMIENTOS........................ 88
CAPTULO XVI
LOS CHICOS SON DESCUBIERTOS ................................................................... 95
CAPTULO XVII
BUEN PERRO, TIMOTEO! .................................................................................. 101
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CAPTULO I
VACACIONES DE NAVIDAD
Faltaba slo una semana para la Navidad y las alumnas del colegio
Gaylands estaban sentadas alrededor de la mesa del desayuno, charlando y
haciendo planes para las prximas vacaciones. Ana se sent a la mesa y abri el
sobre de una carta que acababa de recibir.
Mira esto! dijo a su prima Jorgina, que estaba sentada a su lado. Es
una carta de pap, y eso que ayer mismo l y mam me escribieron otra.
Espero que no traiga malas noticias dijo Jorge. La primita no admita de
ninguna manera que la llamasen Jorgina, hasta tal punto, que la misma
profesora la llamaba Jorge. En realidad, pareca un chico, con sus cortos y
rizados cabellos y sus ademanes algo masculinos. Mir ansiosamente a Ana
mientras sta iba leyendo la carta.
Oh, Jorge, no podremos pasar las vacaciones en mi casa! dijo Ana, con
lgrimas en los ojos. Mam est enferma de escarlatina y pap tiene miedo de
que pueda contagiarnos. Qu noticia ms desagradable!
Oh, cunto lo lamento! dijo Jorge. Se senta tan defraudada como Ana,
porque la madre de sta la haba invitado a ella y a su perro Timoteo a pasar las
Navidades en su casa, y le haba prometido llevarla a sitios donde nunca haba
estado, como el circo y el teatro de polichinelas y, adems, haba organizado
una velada magnfica alrededor de un estupendo rbol navideo. Todas sus
ilusiones se haban desvanecido de golpe.
Cualquiera se lo dice a los chicos dijo Ana pensando en Julin y Dick,
sus dos hermanos. Con lo ilusionados que estaban con estas vacaciones.
Bueno qu pensis hacer entonces? pregunt Jorge. No podrais
venir a mi casa? Estoy segura de que a mi madre le gustar volver a veros.
Guarda muy buen recuerdo de las vacaciones que pasasteis all el ltimo
verano.
Espera un momento: deja que acabe de leer la carta, a ver qu dice pap
dijo Ana volviendo a coger el papel. Pobre mam! Ojal no est muy
grave!
Ley un poco ms, y de pronto lanz una exclamacin de alegra. Las otras
chicas de su alrededor esperaban impacientes a que les contara lo que deca la
carta.
Jorge! Pasaremos las Navidades en tu casa! Pero, caramba!, fjate. Nos
pondrn un preceptor! En parte, para que no molestemos demasiado a tu
madre, y, por otro lado, porque Julin y Dick han estado enfermos los dos esta
temporada y andan retrasados en sus estudios.
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Un preceptor! Qu rabia! Apuesto a que nos har estudiar lo mismo
que en el colegio! dijo Jorge, abatida. Claro que cuando mis padres lean las
notas que me han dado pensarn que estoy muy atrasada. Al fin y al cabo, sta
es la primera vez que voy a un colegio y me faltan muchas cosas que aprender
todava.
Qu vacaciones ms horribles vamos a pasar teniendo con nosotros un
preceptor todo el tiempo dijo Ana lgubremente. Yo espero que mis notas
sean buenas, porque los exmenes los he hecho bien. Pero no me va a resultar
nada agradable tener que estar sin hacer nada mientras vosotros dais vuestras
lecciones. Aunque, por supuesto, podr distraerme jugando con Timoteo.
Supongo que no querrn que l tambin d clases!
Pues a l le gustara! repuso Jorge rpidamente.
No poda hacerse a la idea de que su adorado perro se pasara las
vacaciones divirtindose con Ana mientras ella, Julin y Dick se dedicaban a
estudiar y dar clases.
Timoteo no puede dar clases, Jorge. No seas tonta.
Por lo menos podr sentarse a mis pies mientras yo las doy dijo Jorge
. Ser para m un gran consuelo tenerlo conmigo. Por Dios, Ana, acaba ya de
comerte las salchichas. Todas hemos terminado ya el desayuno y la campana
est a punto de sonar. Te vas a quedar en ayunas.
Menos mal que lo de mam no es grave dijo Ana leyendo rpidamente
el final de la carta. Dice pap que ha escrito tambin a Julin y a Dick, y, por
supuesto, a tu padre, para encargarle que nos busque un preceptor. Oh,
verdad que es desagradable? No quiero decir que no me guste volver a Villa
Kirrin y ver de nuevo la isla, pero, al fin y al cabo, all no hay teatros, ni circos,
ni verbenas.
El tiempo pas muy aprisa. Ana y Jorge se dedicaron a preparar sus maletas
y etiquetarlas, disfrutando del tumulto de los ltimos das de colegio. Por fin el
enorme autocar escolar par ante la puerta y las chicas montaron en l.
Otra vez a Kirrin! exclam Ana. Sube, Timoteo, precioso. Sintate
entre Jorge y yo.
En el colegio Gaylands permitan a los alumnos tener consigo durante el
curso sus animales favoritos. Tim, el gran perro de Jorge, de raza mixta, haba
tenido muy buena acogida. Salvo una vez que, en un descuido del basurero,
cogi el cubo de la basura y lo arrastr por todo el colegio hasta meterse en
plena clase de Jorge, su comportamiento haba sido ejemplar.
Estoy segura de que te habrn dado muy buenas notas, Tim dijo Jorge
abrazando a su adorado can. Ahora nos vamos otra vez a casa. Ests
contento?
Guau! ladr Tim con voz profunda. Empez a mover la cola. En aquel
momento se oy una exclamacin que provena del asiento de atrs.
Jorge! Dile a Tim que se siente de una vez. Me est despeinando con el
rabo!
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No mucho despus, las dos chicas estaban ya en Londres, dispuestas a
tomar el tren que haba de llevarlas a Kirrin.
Cmo me gustara que a mis hermanos les hubiesen dado las vacaciones
hoy tambin suspir Ana. Qu bien estara que llegsemos a Kirrin todos
juntos.
Pero los dos chicos no estuvieron libres hasta el da siguiente. Ana estaba
ansiosa de volverlos a ver. La temporada de colegio la haba tenido apartada de
ellos demasiado tiempo. Menos mal que por lo menos no se haba separado de
Jorge. Ella y sus hermanos haban pasado el ltimo verano en casa de la prima
Jorge y juntos haban disfrutado de una aventura verdaderamente
extraordinaria en la pequea isla que haba cerca de la costa. En esta isla haba
un antiguo castillo, en cuyos stanos los chicos haban hecho maravillosos
descubrimientos.
Cmo me gustar volver a la isla coment Ana cuando el tren estaba
ya en las cercanas de Kirrin.
No creo que podamos ir dijo Jorge. El mar est muy movido en
invierno por la parte que rodea la isla. Sera muy peligroso intentar la travesa.
Oh, qu lstima! exclam Ana, defraudada. Me haba hecho la
ilusin de que nos ocurrieran nuevas aventuras all.
En invierno no pueden ocurrir aventuras, al menos en Kirrin dijo
Jorge. Hace mucho fro, y a veces la nieve bloquea la casa y no podemos ni
siquiera ir al pueblo. El viento y la nieve nos impiden el paso.
Oh, eso debe de ser muy interesante! dijo Ana.
No lo creas: no es nada divertido, realmente repuso Jorge. Resulta la
mar de aburrido. Todo lo ms que se puede hacer es pasarse el da en casa
sentada y de vez en cuando coger una pala y apartar algo la nieve de la puerta.
Todava pas algn tiempo antes de que el tren llegara a la estacin donde
tenan que bajar. Pero, al fin, empez a aminorar la marcha la locomotora,
vomitando vapor mientras alcanzaba el pequeo andn. Las dos chicas se
levantaron rpidamente de sus asientos y empezaron a escudriar a ver si haba
ido alguien a esperarlas. Efectivamente, all estaba la madre de Jorge.
Hola, Jorge querida! Hola, Ana! dijo la seora Kirrin, mientras
abrazaba a las dos. Ana, siento mucho el percance de tu madre, pero algrate:
est ya mucho mejor, me acabo de enterar.
Oh, qu bien! dijo Ana. Ta Fanny: vers cmo te gustar que
pasemos aqu las vacaciones. Nos portaremos de lo mejor. Y to Quintn?
Cmo se ha tomado eso de que pasemos los cuatro otra vez las vacaciones en
su casa? Ya vers cmo no le daremos la lata tan a menudo como en el verano.
El padre de Jorge era un hombre de ciencia, muy inteligente, pero de un
carcter terrible. Tena muy poca paciencia con los nios y los cuatro haban
recibido de l ms de una fuerte reprimenda el ltimo verano.
Oh, tu to sigue trabajando de firme contest ta Fanny. Es que ha
descubierto una nueva frmula, algo secreto, y la quiere explicar en su libro.
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Dice que en cuanto haya terminado el trabajo lo llevar a que lo examine un
experto en la materia y, si tiene aceptacin, ser de gran utilidad para el pas.
Oh, ta Fanny, eso suena a cosa interesante dijo Ana. Cul es el
secreto?
No puedo decrtelo de ninguna manera, tontina dijo ta Fanny. Yo
misma no tengo la menor idea de en qu consiste. Vmonos ya, que aqu hace
demasiado fro para estarnos quietas de pie. Tim tiene muy buen aspecto, Jorge
querida.
Oh, mam, lo ha pasado muy bien en el colegio dijo Jorge. Realmente
lo ha pasado muy bien. Una vez se quera comer las zapatillas del cocinero...
Y tambin se ha dedicado a perseguir al gato que vive en el establo.
Y una vez se meti en la despensa de la cocina y se trag un pastel de
carne dijo Jorge. Y adems...
Por Dios bendito, Jorge! Seguro que no lo volvern a admitir en el
colegio! exclam su madre, horrorizada. No lo han castigado? Espero que
as sea.
No, no lo castigaron dijo Jorge. Como t sabes, nosotras somos
responsables del comportamiento de los animales que tenemos. Y cada vez que
Tim hizo algo malo me castigaron a m, por no tenerlo bien domesticado o cosa
parecida.
Supongo que te habrn castigado un montn de veces, entonces dijo su
madre, mientras azuzaba con las riendas al caballito que llevaba la tartana a lo
largo del camino. En realidad, acabo de tener una buena idea.
Mientras iba hablando, sus ojos empezaron a brillar de modo inusitado.
Creo que har contigo lo mismo que han hecho en el colegio: castigarte
cuando Tim haga una de las suyas.
Las chicas se echaron a rer. Estaban, en verdad, muy contentas. Las
vacaciones iban a resultar estupendas. Era algo magnfico ir a Kirrin. Al da
siguiente llegaran los chicos y entonces s que iban a pasar bien las Navidades!
Viva Villa Kirrin! exclam Ana cuando la pequea y vieja mansin
apareci ante su vista. Oh, fjate, la isla Kirrin otra vez!
Las dos chicas dirigieron su vista al mar, donde se destacaba la isla y su
castillo, recordando la formidable aventura que haban corrido all el ltimo
verano.
Por fin llegaron a la casa.
Quintn! llam la madre de Jorge. Quintn! Las chicas ya estn aqu!
To Quintn sali de su despacho y se dirigi al vestbulo. A Ana le pareci
todava ms alto y sombro que de costumbre.
Est ms ceudo que nunca!, se dijo a s misma.
To Quintn poda ser muy inteligente; pero ella prefera a hombres alegres
y festivos como su propio padre. Le dio cortsmente la mano a su to y vio
como Jorge le daba un beso.
Bueno dijo to Quintn dirigindose a Ana. Como sabis, os vamos a
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traer un preceptor para estas vacaciones. Supongo que estaris dispuestas a
comportaros con l como es debido.
Lo haba dicho en tono ms bien jocoso, pero Ana y Jorge no estaban
contentas. Las personas con las cuales haba que comportarse con toda
correccin y respeto solan ser serias, severas y fastidiosas. Las chicas se
alegraron cuando el padre de Jorge volvi a su despacho.
Tu padre ha estado trabajando ltimamente una enormidad dijo a Jorge
su madre. Est un poco agotado. Menos mal que ya est a punto de terminar
el libro. l tena la idea de acabarlo antes de las Navidades y pasar las fiestas
con nosotros para descansar, pero ahora dice que no podr ser.
Qu lstima! dijo Ana para quedar bien, pero en su fuero interno se
haba llevado una gran alegra.
No hubiera sido muy distrado para ella pasar las Navidades oyendo
hablar de cosas cientficas, a las que era muy aficionado su to.
Oh, ta Fanny, estoy deseando volver a ver a Julin y a Dick! Estoy
segura de que ellos tambin estn ansiosos por ver a Jorge y a Tim! Ta Fanny: en
el colegio nadie llamaba Jorgina a Jorge, ni siquiera la profesora. Yo tena ganas
de que alguien la llamase Jorgina: me hubiera gustado ver cmo reaccionaba.
Jorge: verdad que lo has pasado bien en el colegio?
S contesto Jorge. Es cierto. Yo haba credo que lo iba a pasar muy
molesto entre tantas chicas, pero, a pesar de todo, me ha gustado. Mam: estoy
asustada pensando en lo que vas a decir cuando leas mis notas. Ten en cuenta
que me faltan todava muchas cosas que aprender.
S, ya s que es la primera vez que vas a un colegio dijo su madre. Se
lo explicar as a tu padre para que no se enfade. En fin, ser mejor que nos
vayamos ya a tomar el t. Es tarde. Debis de estar hambrientas.
Un rato despus, las chicas suban por la escalera que conduca al piso
donde estaba su dormitorio.
Qu contenta estoy de no pasar sola las vacaciones! exclam Jorge.
Desde que vinisteis este verano me he aficionado a tener compaa. Eh, Tim!
Dnde te has metido?
Seguro que se ha ido a olfatear todos los rincones para convencerse de
que sta es su casa dijo Ana riendo. Querr comprobar que la cocina sigue
oliendo igual, lo mismo que el cuarto de bao y su perrera. La emocin de
volver a casa le ha afectado tanto como a nosotras.
Ana tena razn. Timoteo estaba embargado por la emocin del regreso.
Empez a dar vueltas en torno de la madre de Jorge, olisquendole las piernas
amistosamente, encantado de volverla a ver. Luego corri a la cocina, pero no
tard en volver, abatido. Haba all alguien nuevo: Juana, la cocinera, una obesa
y jadeante seora, que le haba lanzado una mirada llena de desconfianza.
Podrs entrar en la cocina slo una vez al da, para comer dijo Juana.
Pero nada ms. No estoy dispuesta a que empiecen a desaparecerme ante mis
narices la carne, los pollos o las salchichas. Te conozco: s qu clase de perro
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eres.
Timoteo, en vista del inadecuado recibimiento, ech a correr hacia el
fregadero y, una vez en l, empez a olfatearlo al detalle. Luego se dirigi al
comedor y despus al gabinete, quedando muy satisfecho al comprobar que
todo ola igual que antes de su partida. Aplic las narices a la puerta del
despacho donde estaba trabajando el padre de Jorge, pero esta vez olisque con
cierta cautela. No tena la menor intencin de introducirse all. Timoteo
adoptaba con el padre de Jorge las mismas precauciones que los chicos. Estaba
tan escarmentado como ellos.
Despus corri escaleras arriba hasta el dormitorio de las chicas. Dnde
estaba su cesta? Ah, all bajo la ventana. Estupendo! Eso quera decir que l
dormira, como siempre, en el dormitorio de las muchachas.
Se meti en la cesta, enroscndose con toda comodidad, mientras mova
expresivamente el rabo.
Qu magnfico estar de vuelta! Era estupendo!
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CAPTULO II
TODOS JUNTOS OTRA VEZ
Los chicos llegaron al da siguiente. Ana, Jorge y Tim fueron a esperarlos a
la estacin. Jorge conduca la tartana con Timoteo sentado tras ella. Cuando lleg
el tren, Ana no tuvo paciencia para esperar a que se parase del todo. Ech a
correr por el andn, buscando a Julin y a Dick por todos los vagones que
pasaban ante su vista.
Por fin los vio. Estaban asomados a una ventanilla del ltimo vagn,
gritando y gesticulando.
Ana, Ana! Estamos aqu! Hola, Jorge! Oh, fjate, all est Tim!
Julin! Dick! grit Ana.
Timoteo empez a ladrar y a dar saltos. Estaba muy emocionado.
Oh, Julin, qu alegra volveros a ver a los dos! dijo Ana dando un
abrazo a cada uno.
Timoteo, de un salto, se abalanz sobre los chicos y empez a lamerlos.
Estaba enormemente satisfecho. Ahora iba a disfrutar de la compaa de todos
ellos, y esto era lo que ms le gustaba. Los tres chicos hablaban
alborozadamente mientras un empleado iba sacando el equipaje. Ana se acord
de pronto de Jorge. No la vea por ningn sitio, aun cuando la haba
acompaado hasta el andn.
Dnde est Jorge? pregunt Julin. Cuando el tren iba parando la vi
aqu desde la ventanilla.
Habr vuelto a la tartana dijo Ana. Dile al empleado que se apresure
en sacar el equipaje, Julin. Vmonos ya! Quiero ir a ver qu est naciendo
Jorge.
Jorge estaba quieta, de pie, con el codo apoyado en el caballito de la tartana
y la mano en la frente. Tena cierto aire de melancola, segn pens Ana. Los
chicos se le acercaron.
Hola, Jorge, vieja amiga! grit Julin dndole un abrazo. Dick hizo lo
mismo.
Qu es lo que te pasa? pregunt Ana, al ver que Jorge no pronunciaba
palabra.
Parece que est muy enfadada! dijo Julin haciendo una mueca
burlona. Animo, Jorgina!
No me llames Jorgina! dijo la muchachita fieramente. Los chicos se
echaron a rer.
Ah, estupendo, est hecha la misma fierecilla de siempre dijo Dick
dando a su prima un amistoso palmetazo en el hombro. Oh, Jorge, qu alegra
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volverte a ver. Te acuerdas de las maravillosas aventuras de este verano?
Jorge empez a pensar que se haba portado un poco ariscamente. Cierto
que se haba enfadado un poquitn al ver la magnfica bienvenida que Julin y
Dick haban dispensado a su hermanita, pero los enfados no podan durar
mucho con sus simpticos primos. Con ellos nadie poda nunca sentirse
ofendido o resentido.
Los cuatro chicos montaron en la tartana. El empleado de la estacin haba
metido all las dos maletas. Apenas quedaba sitio para ellos. Timoteo se sent
encima del equipaje, moviendo el rabo a gran velocidad y con la lengua fuera,
pues estaba jadeando de felicidad.
Chicas, s que tenis suerte al poder llevaros a Timoteo al colegio dijo
Dick dndole al enorme can unas cariosas palmaditas. En el nuestro no nos
dejaran hacerlo. Hay que ver lo mal que lo pasan mis compaeros cuando se
llevan al colegio animalitos de los que no quieren separarse.
El hijo del seor Thompson tena una rata blanca dijo Julin. Y una
vez se le escap y ech a correr por el pasillo hasta topar con una profesora. Ella
sali huyendo dando enormes gritos.
Las chicas se echaron a rer. Los chicos tenan siempre cosas divertidas que
contar cuando volvan a casa.
Y Kennedy se llev caracoles al colegio dijo Dick. Ya sabis que los
caracoles duermen durante todo el invierno, porque hace mucho fro. Pero
Kennedy les procur una caja muy calentita, y, una vez, empezaron a subir por
los bordes y se escaparon unos cuantos. No os podis imaginar cmo nos
reamos cuando Thompson, el profesor de Geografa, nos indic con el puntero
dnde estaba la Ciudad del Cabo, en el mapa, y vimos que en el mismo sitio se
haba instalado uno de los caracoles de Kennedy.
Todos volvieron a rer. Era delicioso estar juntos otra vez. Tenan una edad
parecida: Julin, doce aos; Jorge y Dick, once, y Ana, diez. La perspectiva de
pasar juntos las vacaciones navideas era maravillosa. No era extrao que se
rieran por cualquier cosa, aun por el chiste o la broma ms simple!
Qu bien que mam est ya casi curada, verdad? dijo Dick mientras el
caballito que tiraba de la tartana emprenda un alegre trote por el camino. Me
disgust mucho cuando me enter de que no podamos ir a casa, quiero decir,
de que no podra ver a Aladino y su lmpara, ni ir al circo y otros sitios, pero,
de todos modos, estoy muy contento de volver a Villa Kirrin. No sabis las
ganas que tengo de que nos ocurran nuevas aventuras. Pero supongo que esta
vez no ser como el verano. No creo que pase nada de particular.
Estas vacaciones tendremos un molesto obstculo para pasarlo bien
dijo Julin. Me refiero al preceptor. Por lo que he odo, nos lo pondrn a
causa de que Dick y yo hemos faltado bastante al colegio durante lo que va de
curso y tenemos que estar hechos unos perfectos sabihondos cuando nos
examinemos este verano.
S dijo Ana. Me pregunto cmo ser el preceptor. Tengo la esperanza
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de que resulte simptico. To Quintn ha ido hoy a contratarlo.
Dick y Julin se miraron el uno al otro. Ambos estaban convencidos de que
ningn preceptor escogido por to Quintn habra de tener nada de simptico.
La idea que tena to Quintn de los preceptores era que stos deban ser
severos, ceudos y antipticos.
Pero por qu preocuparse? Todava tardara en venir un da o dos. Y
siempre caba la posibilidad de que resultara simptico y agradable. Los chicos
se reanimaron en seguida y empezaron a frotar animosamente el espeso pelo de
la piel de Tim. ste aparentaba estar muy enfadado ante la perspectiva del
preceptor y pareca prometer que le iba a morder en cuanto lo viera. Pero
dichoso Tim! El can nunca haba padecido hasta entonces las furias de un
profesor.
Por fin llegaron a Villa Kirrin. Los chicos se pusieron muy contentos de
volver a ver a su ta y se sintieron bastante aliviados cuando ella dijo que el to
no haba regresado todava.
Ha ido a hablar con dos o tres seores que han contestado a nuestro
anuncio de que precisbamos un preceptor dijo. No creo que tarde en
volver.
Mam, supongo que no tendremos que estudiar ni dar clases durante
estas vacaciones, verdad? pregunt Jorge. Hasta entonces nadie le haba
dicho con seguridad que esto iba a ocurrir, y estaba ansiosa de enterarse.
Oh, s, Jorge dijo su madre. Tu padre ha visto las notas que te han
dado en el colegio, y, aunque no son del todo malas (no esperbamos de ningn
modo que fueran excelentes), demuestran, sin embargo, que a tu edad ests
todava un poco retrasada. Unos estudios extras te pondrn pronto al corriente.
A Jorge se le ensombreci el rostro. Claro que haba esperado que le dijeran
una cosa parecida, pero, de todos modos, era fastidioso.
Ana es la nica que no tendr que dar clases dijo.
Algunas s que dar prometi Ana. Quiz no todas, Jorge, sobre todo
cuando haga buen tiempo, pero a menudo s, aunque no sea ms que para
hacerte compaa.
Gracias dijo Jorge. Pero no te preocupes, no te necesitar. Estar
conmigo Tim.
La madre de Jorge no pareca muy convencida de esto ltimo.
Primero tendremos que saber qu es lo que opina el preceptor sobre eso
dijo.
Mam! Si el preceptor no deja que Tim me acompae durante las clases,
no dar una sola estas vacaciones! dijo Jorge, hecha una fiera.
Su madre se ech a rer.
Caramba, caramba, la misma fierecilla de siempre! dijo. Bueno,
chicos aadi. Id a lavaros las manos y a peinaros un poco. Dais la
impresin de que toda la tizne del tren se os ha pegado.
Los chicos y Timoteo empezaron a subir la escalera. Era maravilloso estar
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los cinco reunidos. Ellos, por supuesto, consideraban a Timoteo como uno ms
de la pandilla. Siempre los acompaaba en todas las aventuras y pareca
entender todas las cosas que entre ellos se decan.
Me gustara saber qu especie de preceptor ha escogido to Quintn
dijo Dick mientras se limpiaba las uas en el lavabo. Con tal que nos traiga
uno bueno, que sea alegre y simptico y que se haga cargo de que las clases en
tiempo de vacaciones tienen que ser molestas a la fuerza y procure que durante
ellas lo pasemos lo mejor posible... Porque supongo que tendremos clases todas
las maanas.
Bueno, rpido. Quiero tomar el t ya dijo Julin Vmonos abajo,
Dick. No te preocupes, que muy pronto vamos a saber cmo es el preceptor.
Bajaron todos y se sentaron alrededor de la mesa del comedor. Juana, la
cocinera, haba preparado una buena porcin de dulces riqusimos y un gran
pastel. Apenas quedaba nada cuando los chicos terminaron de merendar!
Justamente entonces lleg to Quintn. Pareca muy satisfecho de s mismo.
Estrech las manos a los dos chicos y les pregunt si lo haban pasado bien en el
colegio.
Has encontrado ya al preceptor, to Quintn? pregunt Ana, que haba
notado que los dems iban a estallar de ganas de preguntar lo mismo.
S, ya lo he contratado dijo su to. Se sent en una silla mientras ta
Fanny le serva el t. Me he entrevistado con tres aspirantes, y estaba a punto
de decidirme por el ltimo de ellos, cuando un compaero suyo entr
precipitadamente en la habitacin. Dijo que acababa de leer el anuncio y que
esperaba no haber llegado demasiado tarde.
Y lo contrataste a l? pregunt Dick.
S, efectivamente contest su to. Pareca muy inteligente. Hasta
saba detalles de mi vida y de mi trabajo! Y, adems, tena muy buenas cartas de
recomendacin.
No creo que los nios necesiten saber todos esos detalles dijo ta
Fanny. En resumen: le dijiste que viniese aqu, al final?
Oh, s dijo to Quintn. Es bastante mayor que los otros, que, a mi
parecer, eran demasiado jvenes. Y parece muy sensato e inteligente. Estoy
seguro de que te agradar, Fanny. Es el que ms nos conviene. Creo que me
gustar charlar con l algunos ratos por la noche.
Los chicos no pudieron impedir el sentirse algo alarmados con lo que
haban odo sobre el preceptor. Su to observ, sonriendo, sus cariacontecidos
rostros.
Os gustar el seor Roland dijo. Sabe cmo hay que entrar a los
jovencitos y piensa emplear todas sus fuerzas para que cuando terminen las
vacaciones sepis muchas ms cosas que cuando empezaron.
Los chicos, al or esto, se alarmaron ms todava. Cunto mejor hubiera
sido que, en vez de to Quintn, hubiese sido ta Fanny la que escogiera al
preceptor!
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Cundo llegar? pregunt Jorge.
Maana contest su padre. Podis ir todos a esperarlo a la estacin.
Eso le gustar mucho.
Nosotros habamos pensado ir maana al pueblo a ver los escaparates y
comprar cosas de Navidad dijo Julin viendo la cara de disgusto que haba
puesto Ana.
No, no. Iris a la estacin, como os he dicho dijo su to. Yo le dije que
irais. Y tened presente los cuatro: nada de portarse mal con l! Seris buenos
chicos y estudiaris a fondo: tened en cuenta que vuestro padre dar al
preceptor un fuerte estipendio. Yo contribuir con la tercera parte porque
quiero que Jorge tambin d clases. Ya lo sabes, Jorge: a portarte bien y a
estudiar.
Lo intentar dijo Jorge. Si me resulta simptico, lo har lo mejor
posible.
Te portars bien tanto si te es simptico como si no! dijo su padre
frunciendo el ceo. Llegar en el tren en nmero trece. Procurad estar a
tiempo en la estacin.
Espero que no sea muy severo con nosotros dijo Dick, por la noche,
aprovechando unos minutos en que estaban solos. Nos va a hacer polvo las
vacaciones si se pasa el tiempo vigilndonos y reprendindonos. Y espero
tambin que le resulte agradable Tim.
Jorge levant rpidamente la vista y mir a su primo.
Claro que le gustar Timoteo! exclam. Por qu no iba a ser as?
Pues tu padre no simpatizaba demasiado con Timoteo este ltimo verano
dijo Dick. Yo, desde luego, no puedo comprender cmo puede haber
alguien a quien no le guste Timoteo. Pero, Jorge, sabes muy bien que hay mucha
gente que no ama a los perros.
Si al seor Roland no le gusta Timoteo, no pienso hacerle el ms mnimo
caso! dijo Jorge. Ni el ms mnimo caso!
Ya est aqu otra vez la fierecilla dijo Dick, echndose a rer. A fe que
habr tormenta si resulta que al seor Roland no le agrada nuestro simptico
Tim.
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CAPTULO III
EL NUEVO PRECEPTOR
A la maana siguiente haca un sol esplndido. La niebla marina de los dos
ltimos das haba desaparecido y la isla Kirrin, que estaba situada a la entrada
de la baha, poda verse con toda limpieza. Los chicos se dedicaron a
contemplar admirativamente el castillo que haba en su parte ms alta.
Qu ganas tengo de volver a ir al castillo! dijo Dick. No podramos
intentarlo? El mar parece que est en calma, Jorge.
Por aqu, s. Pero en las proximidades de la isla est bastante alborotado
dijo Jorge. Siempre ocurre lo mismo en esta poca del ao. Estoy segura de
que mam no nos dejara ir hasta all.
Es una isla maravillosa y nos pertenece a todos nosotros! dijo Ana.
T dijiste, Jorge, que la repartiras con nosotros y que todos seramos los
dueos para siempre!
S, es cierto asinti Jorge. Y no slo la isla, sino el castillo, con sus
stanos y todo lo dems. Vmonos ya. Montemos en la tartana. Acabaremos
llegando tarde a la estacin si nos pasamos aqu todo el da contemplando la
isla.
Subieron todos a la tartana y el caballito empez a trotar. A poco, la isla
Kirrin haba desaparecido.
Todas estas tierras pertenecieron a tus antepasados? pregunt Julin.
S, as es contest Jorge. Pero ahora lo nico que nos queda en
propiedad es la isla Kirrin, nuestra casa y la granja Kirrin, que est algo ms
all, en aquella direccin.
Seal con el mango del ltigo. Los chicos pudieron ver, sobre una colina,
una casita-granja muy pulcra y agradable a la vista, rodeada de brezos.
Vive alguien all? pregunt Julin.
Oh, s, un viejo granjero y su mujer dijo Jorge. Los conozco desde que
yo era muy pequea. Siempre se portaron muy bien conmigo. Adems, durante
el tiempo de vacaciones, buscan siempre algn husped, porque ellos no
quieren cobrar nada por cuidar la granja.
Od! El tren est a punto de salir del tnel! Oigo el silbato! Por Dios,
Jorge, date prisa! No vamos a llegar a tiempo!
Los cuatro chicos y Timoteo vieron como el tren sala del tnel, aminorando
poco a poco la velocidad hasta llegar a la estacin. El caballito empez a trotar
ms aprisa. El tiempo apremiaba.
Quin ir al andn a recibirlo? pregunt Jorge cuando la tartana haba
llegado ya a la estacin. Yo no, desde luego. Tengo que quedarme al cuidado
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Enid Blyton Los cinco 02 Otra aventura de los cinco
18
de Tim y del caballito.
Yo tampoco quiero ir dijo Ana. Prefiero quedarme con Jorge.
Est bien, iremos nosotros dijo Julin.
Dick y l saltaron de la tartana y echaron a correr en direccin al andn, a
donde llegaron cuando el tren estaba a punto de arrancar.
Muy pocas personas se haban apeado: una mujer que llevaba una cesta, un
muchacho (el hijo del panadero del pueblo) y un anciano, que andaba con gran
dificultad. Ninguno de ellos poda ser el preceptor!
De pronto, de la parte delantera del tren sali un individuo de extrao
aspecto. Era de corta estatura y ms bien grueso y tena una barba de marinero.
Sus ojos eran penetrantes y azulados y su espesa cabellera tena tonalidades
grises. Ech una ojeada arriba y abajo del andn y luego hizo seas a un
empleado.
se debe de ser el seor Roland dijo Julin a Dick. Voy a
preguntrselo. Slo se puede ser el preceptor.
Los muchachos se acercaron al hombre barbudo. Julin se quit la gorra,
cortsmente.
Es usted el seor Roland, seor? pregunt.
S, yo soy dijo el hombre. Supongo que vosotros sois Julin y Dick.
S, seor contestaron a la vez los dos chicos. Hemos trado una
tartana para que usted pueda llevar cmodamente el equipaje.
Oh, muy bien dijo el seor Roland.
Sus azules y brillantes ojos recorrieron con la mirada a los dos muchachos.
Luego empez a sonrer. A Julin y a Dick les produjo una buena impresin.
Y las dems? No estn por aqu? pregunt el seor Roland mientras
caminaba a lo largo del andn, seguido del empleado, que llevaba su equipaje.
S, Jorge y Ana estn fuera, esperando en la tartana dijo Julin.
Jorge y Ana dijo el seor Roland con voz perpleja. Yo tena entendido
que las otras dos eran chicas. No saba que, adems de ellas, haba un chico.
Oh, Jorge es una chica dijo Dick riendo. Su verdadero nombre es
Jorgina.
Un bonito nombre dijo el seor Roland.
Jorge no opina lo mismo dijo Julin. Nunca contesta cuando la
llaman Jorgina. Ser mejor que la llame siempre Jorge, seor!
T crees? dijo el seor Roland framente. Julin lo mir de reojo.
No es tan simptico como pareca al principio!, pens el muchacho.
Tim est fuera tambin, esperando dijo Dick.
Oh, y es Tim un chico, o una chica? inquiri el seor Roland con
cautela.
Es un perro, seor! dijo Dick jocosamente.
El seor Roland pareca contrariado.
Un perro? dijo. No saba que hubiera un perro en la casa. Vuestro
to no me dijo nada.
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Enid Blyton Los cinco 02 Otra aventura de los cinco
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No le gustan a usted los perros? pregunt Julin, sorprendido.
No dijo el seor Roland escuetamente. Pero me atrevera a decir que
vuestro perro no me molestar gran cosa. Hola, hola! Aqu estn las
muchachitas! Qu tal? Cmo estis?
A Jorge no le gust que la llamasen muchachita. Por un lado, no quera que
la tuvieran por una persona pequea, y por otro, ella quera siempre parecer un
chico. Le dio la mano al seor Roland sin pronunciar palabra. Ana, sin
embargo, dedic una sonrisa al preceptor, y ste pens en seguida que ella era
la ms simptica de las dos.
Tim! Dale la pata al seor Roland! dijo Julin a Timoteo. Esta era una
de las gracias del can. Siempre que se lo pedan, levantaba la pata derecha con
aire muy corts. El seor Roland baj la vista para mirar al perro y ste la subi
para mirar al seor Roland.
Entonces, muy despacio y deliberadamente, Timoteo volvi la espalda al
seor Roland y mont en la tartana. Esta vez no haba querido ofrecer su pata.
Los chicos lo miraron, extraados.
Tim! Qu te ocurre? grit Dick. El can baj las orejas y no se movi.
No le resulta usted simptico dijo Jorge mirando al seor Roland . Es
una cosa muy rara. A l le gusta todo el mundo. Pero tal vez a usted no le
gusten los perros.
En realidad, no dijo el seor Roland. Una vez, cuando yo era muy
joven, me mordi un perro, y, desde entonces, por una causa o por otra,
siempre me han resultado antipticos los perros. Sin embargo, me atrevera a
decir que tu Tim y yo acabaremos siendo amigos.
Todos montaron en la tartana. Apenas caban en ella. Iban apretujados en
gran manera. Tim empez a contemplar codiciosamente los tobillos del seor
Roland, con aire de disponerse a morderlos. Ana se ech a rer.
Tim se est comportando de un modo muy extrao! dijo. Es una
suerte que no tenga usted que darle clases a l tambin, seor Roland!
Contempl sonriente al preceptor y ste la mir con una sonrisa que
mostraba sus dientes blancos y relucientes. Tena los ojos de un azul brillante,
como los de Jorge.
A Ana le result agradable. Bromeaba con los chicos todo el tiempo, y stos
empezaron a pensar que, a pesar de todo, el to Quintn haba tenido acierto en
escogerle a l.
nicamente Jorge permaneca callada. Ella notaba que al preceptor no le
agradaba Timoteo, y Jorge no tena fuerzas para simpatizar con alguien que no
admirase a Timoteo a primera vista. Tambin reflexionaba sobre el extrao
comportamiento del perro, que no haba querido levantar la pata para drsela al
preceptor.
Es un perro muy inteligente pens. Se ha dado cuenta en seguida de
que no le resulta simptico al seor Roland, y por eso no ha querido levantar la
pata. No te preocupes, Tim, querido. Yo no le dara nunca la mano a nadie que
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Enid Blyton Los cinco 02 Otra aventura de los cinco
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me tuviese antipata.
Al llegar a casa mostraron al seor Roland dnde estaba su habitacin y
ste se dirigi a ella. Ta Fanny, despus de acompaarlo, volvi a donde
estaban los chicos.
Bien! Parece una persona muy agradable. Resulta gracioso ver a un
hombre joven con esa barba.
Un hombre joven! exclam Julin. Pero si es muy mayor! Lo menos
tiene cuarenta aos!
Ta Fanny se ech a rer.
Es que lo encuentras demasiado mayor para ti? dijo. Bien. Joven o
viejo, estoy segura de que os resultar simptico.
Ta Fanny, nosotros no quisiramos dar clases hasta despus de Navidad
dijo Julin ansiosamente.
Naturalmente que tendris que darlas dijo su ta. Falta todava casi
una semana para la Navidad, y supongo que no creers que hemos contratado
al seor Roland para que se est todo ese tiempo sin hacer nada.
Los cinco suspiraron, descontentos.
Nos hubiera gustado mucho ir de tiendas y ver los escaparates navideos
dijo Ana.
Podis ir por las tardes dijo su ta. Slo daris clases por las maanas
durante tres horas. Eso no os privar de distraeros luego!
En aquel momento el nuevo preceptor bajaba por la escalera, y ta Fanny se
lo llev para que fuera a hablar con to Quintn. Al cabo de poco volvi con la
sonrisa en los labios.
El seor Roland acabar siendo amigo ntimo de tu to dijo a Julin.
Estoy segura de que lo han de pasar muy bien juntos. El seor Roland, al
parecer, entiende algo de la materia en que est trabajando tu to.
Ojal se pasen la mayor parte del tiempo juntos dijo Jorge en voz baja.
Vamos a dar un paseo dijo Dick. Hace un da magnfico. Supongo
que esta maana no tendremos clases, verdad, ta Fanny?
Oh, no dijo su ta. Empezaris maana. Ahora ser mejor que os
vayis a pasear por ah. Pocas veces hace un sol tan esplndido como hoy.
Podemos ir a visitar la granja Kirrin dijo Julin. Parece un sitio muy
bonito. T, Jorge, indcanos el camino.
Est bien dijo Jorge.
Lanz un silbido a Timoteo y ste se le acerc dando saltos. Los cinco
emprendieron la marcha, primero por la carretera principal y luego por una
escarpada senda que remontaba la colina en cuya cima se encontraba la casita
de la granja.
Era muy agradable pasear bajo el sol decembrino. El suelo estaba casi
helado y Timoteo produca singulares ruidos con sus zarpas mientras iba de un
lado para otro alegremente, muy contento de estar de nuevo con sus cuatro
amiguitos.
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Enid Blyton Los cinco 02 Otra aventura de los cinco
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Despus de caminar bastante rato por el sendero llegaron los cuatro a la
granja. La casa estaba construida con piedras blancas y ofreca un slido y
agradable aspecto, bien asentada en la parte ms alta de la colina. Jorge abri la
puerta exterior y se introdujo en el corral, cogiendo por el collar a Timoteo, pues
saba que en la granja haba dos perros guardianes sueltos.
Se oy un ruido cercano. Era el granjero que sala del granero y cerraba la
puerta. Jorge lo salud con fuerte voz.
Buenos das, seor Sanders! Cmo est usted?
Caramba, si es el seorito Jorge! dijo el viejo amigo, con amplia
sonrisa. Jorge sonri tambin. Le gustaba mucho que la llamasen seorito en
vez de seorita.
stos son mis primos exclam alegremente. Se volvi a ellos: Es
sordo. Si queris que os entienda tendris que hablarle a gritos.
Yo soy Julin dijo Julin con fuerte voz. Los otros se presentaron
tambin.
El granjero los mir con una radiante y simptica sonrisa.
Venid, que os presentar a mi mujer dijo. Le gustar mucho
conoceros. Nosotros conocemos al seorito Jorge desde que naci, y a su
madre desde que era una chiquilla. Tambin conocimos a su abuela.
Usted debe de ser muy mayor dijo Ana.
El granjero la mir, sonriente.
Tan viejo como mi lengua y algo mayor que mis dientes! dijo con una
risotada. Venid, muchachos. Entremos en la casa.
Todos entraron en la espaciosa y caldeada cocina de la casa. Haba all una
mujer menuda y anciana, pero bulliciosa y gil como un pjaro, que iba de un
lado para otro desplegando energas a raudales. Qued tan contenta como su
marido de conocer a los chicos.
Bien, otra vez aqu! dijo. Hace mucho tiempo que no te veamos,
seorito Jorge. Segn he odo, creo que vas ahora al colegio.
S dijo Jorge. Pero nos han dado vacaciones estos das. Le importara
que dejara suelto a Timoteo, seora Sanders? Es tan bueno y amigable como los
perros que tiene usted aqu.
S, puedes dejarlo suelto dijo la anciana seora. Estoy segura de que
lo pasar muy bien en el corral con Ben y Rikky. Y ahora qu os gustara que os
diera para beber? Leche caliente? Chocolate? Caf? Precisamente ayer traje
unos panecillos riqusimos. Tambin os dar de ellos.
Ah, mi mujer est muy atareada esta semana dijo el viejo granjero
mientras ella buscaba algo bulliciosamente dentro de la despensa. Estas
Navidades tendremos compaa!
Tendrn ustedes compaa? pregunt Jorge, sorprendida, puesto que
saba que el matrimonio no tena hijos ni familiares cercanos. Quin ha de
venir? Alguien que yo conozca?
Dos artistas de Londres! dijo el granjero. Nos escribieron
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Enid Blyton Los cinco 02 Otra aventura de los cinco
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preguntndonos si les podramos hospedar estas Navidades, durante tres
semanas, y ofrecindonos buenos precios. Por eso mi vieja est trabajando como
una endemoniada.
Y pintan cuadros? pregunt Julin, que ms de una vez haba soado
con ser un artista pintor. Me encantara poder hablar un da con ellos. A m
tambin me gusta mucho pintar. Tal vez ellos puedan darme algunos consejos.
Puedes hacer lo que gustes dijo la anciana seora Sanders mientras iba
llenando de chocolate una jarra enorme. Inmediatamente ofreci a todos en una
bandeja una buena cantidad de panecillos calientes, que los chicos empezaron a
consumir con avidez.
Estoy pensando que esos artistas se encontrarn muy solos, aqu en el
campo, durante las Navidades dijo Jorge. Conocen, acaso, a alguien de por
aqu?
Segn me han dicho, no conocen a nadie dijo la seora Sanders. Pero
los artistas son gente muy rara. Los conozco algo. No es la primera vez que he
tenido huspedes de ese estilo. Les gusta la soledad. Estoy segura de que estos
que han de venir lo pasarn bien aqu.
Claro que lo pasarn bien, con los buenos platos que les hars dijo su
marido. Bueno, ahora tengo que marcharme a vigilar el rebao. Que lo pasis
bien, jovencitos. A ver si vens a vernos con frecuencia.
Se march. La seora Sanders continu hablando animadamente con los
chicos mientras se remova por la cocina. Timoteo apareci de pronto, corriendo.
Entr en la cocina y se acomod junto al fuego.
De pronto vio un gato de atractiva piel moteada, que se deslizaba pegado a
la pared, con los pelos erizados por el miedo que le produca aquel extrao
perro. ste lanz un violento ladrido y acto seguido empez a perseguir al
pobre gato, el cual ech a correr y sali de la cocina, dirigindose al vestbulo,
seguido por el can, que no haca el menor caso de los gritos que le daba Jorge.
El gato consigui a duras penas trepar hasta la parte alta de un viejo reloj
de pared que haba en el vestbulo. Ladrando animadamente, Timoteo
emprendi a su vez la escalada. En su esfuerzo roz violentamente el entrepao
de madera que haba en la pared.
Entonces ocurri algo extraordinario.
Un recuadro del entrepao desapareci, dejando al descubierto una
cavidad. Jorge, que haba seguido a Timoteo todo el tiempo para reprenderle,
lanz un grito de sorpresa.
Mirad! Venga, seora Sanders, y vea esto!
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CAPITULO IV
UN INTERESANTE DESCUBRIMIENTO
La vieja seora Sanders y los chicos fueron corriendo al vestbulo.
Qu ocurre? grit Julin. Qu ha pasado?
Timoteo empez a perseguir al gato. El gato se subi en el reloj, y, al
quererse subir en l tambin, se apoy en un recuadro de la pared. El recuadro
se desliz y ha dejado al descubierto una cavidad, fijaos!
Es una cavidad secreta! grit Dick, lleno de excitacin, metiendo la
cabeza por la abertura. Caramba! Saba usted que exista aqu esta cavidad,
seora Sanders?
Oh, s dijo la seora. Esta casa est llena de cosas extraas como sa.
Siempre que limpio la pared procuro hacerlo con mucha suavidad para que no
se mueva el recuadro.
Y qu habr dentro? pregunt Julin.
La boca de la cavidad era de una anchura aproximada a la de su cabeza. Se
asom al interior, pero slo pudo ver oscuridad.
Traed una vela! Traed una vela! dijo Ana, excitadsima. No tiene
usted una linterna, seora Sanders?
No dijo la anciana. Pero s tenemos velas. Hay una en la despensa de
la cocina.
Ana fue corriendo a cogerla. Cuando la trajo, Julin la encendi y la
introdujo por la abertura que haba dejado el recuadro. Los otros se agolparon
junto a l, ansiosos de descubrir qu haba all dentro.
Esperad! dijo Julin, impaciente. Hay que hacerlo por turnos! Yo
echar un vistazo primero.
Escudri la cavidad detenidamente, pero no pareca que hubiera all nada
digno de verse. Al fondo, todo estaba oscuro. Le dio la vela a Dick, y
sucesivamente todos los chicos metieron la cabeza por la abertura. La anciana
seora Sanders haba vuelto a la cocina. Estaba acostumbrada al recuadro
movible y no le daba importancia a la cosa!
Ella dijo que esta casa est llena de cosas extraas como sa dijo Ana.
Qu otras cosas habr? Podramos preguntrselo.
Hicieron deslizarse el recuadro en sentido inverso, cerrando la abertura de
la pared, y se dirigieron a la cocina.
Seora Sanders: qu otras cosas raras hay en esta casa? pregunt
Julin.
Hay arriba un armario que tiene doble fondo dijo la seora Sanders.
No os excitis tanto, que no es nada de particular! Y una de las piedras de la
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Enid Blyton Los cinco 02 Otra aventura de los cinco
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chimenea es movible y detrs hay como una cavidad oculta. Yo creo que antao
los habitantes de esta casa lo usaran para esconder cosas.
Los chicos al momento estuvieron ante la piedra de la chimenea. Tena una
argolla. Tiraron de ella y pudieron ver la cavidad a que se haba referido la
seora Sanders. Era de reducidas dimensiones, pero no dejaba de ser algo
desacostumbrado y excitante.
Dnde est el armario? pregunt Julin.
Mis piernas estn esta maana muy cansadas para subir escaleras dijo
la granjera. Pero podis ir vosotros solos. Cuando lleguis arriba torced a la
derecha y entrad por la segunda puerta que veis. El armario est al final de
todo. Abrid la puerta y palpad el fondo hasta que notis un pequeo saliente.
Cuando lo encontris, apretad fuerte y veris como aquello se abre.
Los cuatro y Timoteo echaron a correr escaleras arriba lo ms aprisa que
podan, mientras engullan rpidamente lo que les quedaba de los panecillos
que les haba dado la granjera. Realmente, era una maana muy interesante
aqulla!
Por fin encontraron el armario y lo abrieron. Todos a la vez se pusieron a
palpar el fondo. Ana encontr, por fin, el saliente.
Lo he encontrado! grit.
Apret con todas sus fuerzas, pero sus deditos no eran lo suficientemente
vigorosos como para vencer la resistencia del mecanismo que abra la pared
falsa. Julin tuvo que ayudarla.
Se oy un crujido y los chicos pudieron ver en seguida que, efectivamente,
la pared falsa se abra. Detrs se poda ver una especie de cuartucho diminuto,
en el que, a lo sumo, podra caber una persona no muy gruesa.
Es un escondite estupendo dijo Julin. Cualquiera encuentra a
alguien que se esconda aqu.
Voy a meterme dentro. Quiero probar. Podis encerrarme dijo Dick.
Tiene que ser muy divertido.
Se introdujo en el cuartucho que haba tras la pared falsa. Julin cerr luego
sta hermticamente y dej a su hermano sumido en las tinieblas.
Esto s que es una buena encerrona! grit Dick. Qu oscuridad ms
terrible! Abrid, que quiero salir ya.
Dick sali y los otros chicos, por turno, se metieron a su vez en el cuartucho
y fueron sucesivamente encerrados. Ana no lo pas muy bien.
Cuando todos hubieron probado la encerrona volvieron a la cocina.
Es un armario muy curioso, seora Sanders dijo Julin. Cmo me
gustara vivir en una casa que estuviera llena de cosas misteriosas y secretas
como sta!
Podremos volver otro da a examinar el armario? pregunt Jorge.
No, creo que no podr ser, seorito Jorge dijo la seora Sanders.
Esa habitacin donde est el armario la tengo destinada a uno de mis futuros
huspedes.
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Enid Blyton Los cinco 02 Otra aventura de los cinco
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Oh! dijo Julin, defraudado. Y les dir usted que el armario tiene
una pared falsa, seora Sanders?
No, no lo har dijo la anciana. Esas cosas slo interesan a chicos
pequeos como vosotros. Los dos caballeros que han de venir aqu no querrn
con seguridad or hablar dos veces del asunto.
Qu raras son las personas mayores! dijo Ana, asombrada. Yo
estara encantada de vivir en una casa con recuadros deslizables y puertas falsas
aunque las hubiera a cientos.
Yo igual dijo Dick. Seora Sanders, me deja volver a registrar la
cavidad secreta del vestbulo? Me llevar la vela.
Dick no hubiera podido explicarse nunca por qu haba sentido el deseo de
volver a manipular el recuadro deslizable. Pero, sencillamente, la idea le haba
venido a la cabeza. Los otros no quisieron acompaarle, pues saban de sobra
que en la cavidad no haba nada digno de verse, salvo la ptrea pared.
Dick cogi la vela y se dirigi al vestbulo. Empuj el recuadro hasta
conseguir que se deslizara. Acerc la vela y ech una nueva ojeada al interior
del hueco. Dentro no se vea nada de particular. Dick sac la cabeza y meti el
brazo, extendindolo lo ms que pudo. Estaba a punto de retirarlo cuando sus
dedos toparon con un agujero que haba en el muro.
Caramba! dijo Dick. Por qu habr un agujero en este sitio del
muro?
Tante cuidadosamente el agujero y sus alrededores con el ndice. A poco
not que haba tocado algo que pareca una palanca pequea. La movi con los
dedos, pero nada ocurri. Luego, con toda la mano, se puso a tirar fuertemente.
La piedra se apart. Dick not sorprendido cmo caa al suelo de la oscura
cavidad produciendo un fuerte estrpito.
Al or el ruido, los otros fueron corriendo al vestbulo.
Qu ests haciendo, Dick? dijo Julin. Has roto algo?
No dijo Dick, con la cara roja de excitacin. Lo que ha ocurrido es
que he metido el brazo en la cavidad y he encontrado una palanquita. Luego, al
tirar de ella, la piedra donde estaba incrustada se ha cado al suelo. Ese es el
ruido que habis odo!
Caramba! dijo Julin intentando apartar a Dick de la boca de la
cavidad. Djame que mire.
No, Julin dijo Dick, contenindolo. Esto lo he descubierto yo.
Esprate a ver si yo puedo encontrar algo en el hueco que ha dejado la piedra.
No es tan fcil hacerlo!
Los otros esperaron pacientemente. Julin a duras penas poda contenerse,
en su deseo de apartar a Dick y tomar l la iniciativa. Dick meti el brazo en
toda su longitud y luego dobl la mano para meterla en el hueco que la piedra
haba dejado al descubierto. Rebusc con los dedos y al final top con algo que,
al tacto, pareca un libro. Con gran cautela y cuidado sac el objeto de su
escondrijo.
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Un libro antiguo! exclam.
De qu trata? dijo Ana.
Empezaron a pasar las hojas con gran cuidado. Estaban tan resecas y
quebradizas que poco faltaba a algunas de ellas para convertirse en polvo.
Creo que es un libro de recetas dijo Ana, con sus perspicaces ojos fijos
en la vieja y complicada escritura de mano. Vamos a llevrselo a la seora
Sanders.
Los chicos llevaron el libro a la anciana seora. Esta se ech a rer al ver sus
maravillados y excitados rostros. Cogi el libro y le ech una ojeada, sin dar
muestra alguna de excitacin.
S dijo. Se trata de un libro de recetas, eso es todo. Fijaos en el
nombre que hay en la portada: Alicia Mara Sanders. Debi de haber
pertenecido a mi tatarabuela. Era muy famosa como curandera, lo s. Tena
fama de curar toda clase de enfermedades a personas y animales.
Qu lstima que apenas se entienda la escritura dijo Julin,
defraudado. Adems, el libro parece que va a pulverizarse de un momento a
otro, de viejo que est. Debe de ser muy antiguo.
A lo mejor hay an ms cosas en aquel agujero dijo Ana. Julin:
deberas probar a meter t el brazo, que lo tienes ms largo que Dick.
No creo que haya all ninguna otra cosa dijo Dick. Es un hueco muy
pequeo: no ms grande que la piedra que cay al suelo.
Bueno, de todos modos, meter el brazo para ver dijo Julin.
Todos fueron otra vez al vestbulo. Julin meti la mano en el hueco del
muro que haba dejado la piedra al descubierto.
Tante por todos sitios con sus largos dedos para comprobar si haba all
escondida alguna otra cosa.
S: all dentro haba algo. Algo blando y liso que pareca como de cuero.
Rpidamente asi el objeto con los dedos y despus lo sac cuidadosamente del
escondrijo, temeroso de que pudiera estropearse, pues deba de ser una cosa
muy antigua.
He encontrado algo! dijo, con los ojos brillantes de emocin. Fijaos!
Qu ser esto?
Los otros se apiaron a su alrededor.
Parece la petaca de pap dijo Ana. Tiene la misma forma. Hay algo
dentro?
Era, efectivamente, una tabaquera blanda de cuero, de color oscuro y
deteriorada por los aos. Julin la abri con gran cuidado, ensanchando la
abertura del cuero.
Haba en su interior un poco de polvo de tabaco negro, pero... no era slo
eso lo que haba dentro!
Al fondo de todo, fuertemente enrollada, haba una pieza de tela. Julin la
cogi y la desenroll, extendindola sobre la mesa del vestbulo.
Los chicos la contemplaron unos instantes. En el lienzo haba signos,
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Enid Blyton Los cinco 02 Otra aventura de los cinco
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marcas y letras hechos con tinta negra, que a duras penas se conservaban a
pesar de los estragos del tiempo. Pero todo ello resultaba ininteligible.
No es un plano dijo Julin. Parece una especie de clave, o algo por el
estilo. Me gustara entender el significado de estos signos y letras. Podra
tratarse de algn secreto.
Los chicos continuaron contemplando el trozo de lienzo embargados por la
emocin. Era un lienzo muy antiguo y lo que en l haba tena a la fuerza que
ser la indicacin de algn secreto. Cul sera ste?
Fueron corriendo a enserselo a la seora Sanders. Esta estaba ojeando el
viejo recetario y sus ojos brillaban de satisfaccin cuando los levant para mirar
a los excitados chicos.
Este libro es una maravilla! exclam. Me cuesta mucho trabajo
entender la escritura, pero acabo de leer una receta muy buena contra los
dolores. La pienso probar. Me duele la cabeza muchas noches. Ahora, fijaos...
Pero los chicos no estaban dispuestos a escuchar recetas contra el dolor. Lo
que hicieron inmediatamente fue poner el trozo de lienzo sobre la falda de la
seora Sanders.
Fjese, qu es esto, seora Sanders? Lo haba visto antes de ahora?
Estaba metido en una petaca que haba en la cavidad aquella del vestbulo.
La seora Sanders se quit las gafas, las limpi con el pauelo y volvi a
ponrselas. Luego examin el lienzo atentamente. Movi la cabeza.
No. No entiendo lo que esto pueda significar. No tiene sentido para m. Y
eso otro qu es? Parece una petaca vieja. Oh, estoy segura de que le gustara a
mi Juan. Precisamente acaba de comprarse una, pero le cuesta mucho trabajo
sacar el tabaco. sta parece vieja, pero en buen uso todava.
Seora Sanders, se va a quedar tambin con este trozo de tela?
pregunt Julin ansiosamente.
Estaba deseoso de llevrselo a casa y estudiarlo al detalle. Estaba seguro de
que en l se esconda un importante secreto y no poda soportar la idea de
dejarlo en la granja.
Puedes quedarte con l si es que te gusta, seorito Julin dijo la seora
Sanders echndose a rer. Yo ya tengo mi recetario y Juan tendr la petaca. T
puedes quedarte con ese trapo viejo si es que tanto te gusta, aunque me
pregunto para qu lo querrs, porque trapos viejos podrs encontrar siempre
por cualquier sitio. Ah, aqu llega Juan.
Levant la voz y le habl al viejo sordo:
Eh, Juan, aqu tengo una petaca para ti. Los chicos la han encontrado
dentro de la cavidad que hay en la pared del vestbulo.
Juan cogi la petaca y la palp.
Es una petaca muy rara dijo. Pero mejor que la ma. Bien, chicos, no
es que quiera echaros de aqu, pero ya ha dado la una, y lo mejor que podis
hacer es echar a correr para casa a ver si llegis a la hora de comer.
Tiene usted razn! dijo Julin. Vamos a llegar tarde a la comida!
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Enid Blyton Los cinco 02 Otra aventura de los cinco
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Adis, seora Sanders, y muchas gracias por los panecillos y tambin por el
trapo este. Nosotros haremos lo posible por descifrar lo que hay escrito en l y
contrselo en seguida. Eh, muchachos! Vmonos ya! Dnde est Timoteo?
Ven aqu, Tim, que tenemos prisa!
Los cinco emprendieron el regreso a toda velocidad. Realmente se haban
retrasado mucho. Andaban tan rpidos, que apenas se dirigan la palabra unos
a otros. Jadeando, dijo Julin:
Estoy deseando saber qu es lo que significan los signos que hay en el
lienzo. No parar hasta averiguarlo. Estoy seguro de que se trata de algn
misterio.
Y si se lo preguntamos a alguien? pregunt Dick.
No! neg Jorge. Se trata de un secreto!
Si a Ana se le ocurre meter la pata y hablar del asunto cuando estemos
comiendo, ya lo sabis: tendremos que darle puntapis por debajo de la mesa
como hacamos el ltimo verano dijo Julin, de buen humor. Pobre Ana: le
cuesta la mar de trabajo guardar un secreto y siempre acaba recibiendo codazos
y puntapis.
No pienso decir ni una palabra dijo Ana, indignada. Y no se os
ocurra darme puntapis por debajo de la mesa. En cuanto noten que grito, los
mayores empezarn a sospechar y acabarn averigundolo todo.
Tenemos planteado un gran problema para resolver despus de la
comida, con este trozo de lienzo dijo Julin. Apuesto a que descifraremos
los signos y las palabras s ponemos en ello toda nuestra inteligencia!
Ya hemos llegado dijo Jorge. No es tan tarde como creamos. Hola,
mam! Espera unos minutos, que vamos a lavarnos las manos. Lo hemos
pasado muy bien.
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CAPTULO V
UN PASEO POCO FELIZ
Despus de comer, los cuatro fueron corriendo escaleras arriba al
dormitorio de los chicos y desplegaron el lienzo sobre una mesilla. En varios
sitios de la tela haba palabras escritas toscamente. Haba tambin una seal
marcada con comps, con una letra E, que a las claras indicaba la direccin Este.
Tambin haba dibujados ocho cuadrados y en la misma mitad de uno de ellos,
una cruz. Era algo realmente misterioso.
Casi dira que estas palabras estn escritas en latn dijo Julin mientras
se esforzaba en hallar su significado. Pero no s qu quieren decir. Y me
parece que aunque pudiera traducirlas no podra descifrar el sentido de la frase.
Ojal conociera a alguien que pudiera traducir frases latinas.
No podra traducirlas tu padre, Jorge? pregunt Ana.
Supongo que s dijo Jorge.
Pero ninguno de ellos era partidario de contar nada al padre de Jorge.
Hubiera echado el lienzo a la basura, o hubiera mandado quemarlo: desde
luego, prohibira que se volviera a hablar del asunto. Los hombres de ciencia
son as de raros.
Y si se lo preguntsemos al seor Roland? dijo Dick. l es profesor.
A la fuerza tiene que saber latn.
Me parece que ser mejor que no le preguntemos nada hasta que no lo
conozcamos mejor dijo Julin, cautelosamente. Desde luego, parece un
seor simptico y alegre, pero nunca se puede saber. Caramba. Por qu no
podramos nosotros descifrar estas palabras sin ayuda de nadie?
Hay dos palabras al principio dijo Dick empezando a deletrearlas.
VIA OCCULTA. Qu crees que puede significar eso, Julin?
Yo creo que eso quiere decir camino secreto o algo parecido dijo ste
arrugando la frente.
Camino secreto! dijo Ana, con los ojos brillantes. Oh, seguro que
significa eso! Un camino secreto! Qu interesante. Y qu clase de camino
secreto es, Julin?
No seas tonta, qu voy a saber yo! dijo Julin. Ni siquiera estoy del
todo seguro que esas palabras quieran decir camino secreto. Es slo una
suposicin ma.
Bueno, pero suponiendo que tengas razn, o sea, que esas palabras
signifiquen camino secreto, esas lneas rectas que hay dibujadas en la tela
significarn la explicacin de por dnde se va al camino secreto o dnde est
dijo Dick. Oh Julin, verdad que es desesperante no poderlo saber seguro?
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Enid Blyton Los cinco 02 Otra aventura de los cinco
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Estdialo bien. T sabes ms latn que yo.
Es muy difcil entender estas letras antiguas dijo Julin mientras
intentaba otra vez descifrar su significado. No puede ser. No comprendo
nada.
Se oyeron unos pasos que provenan de la escalera. La puerta se abri de
pronto. El seor Roland apareci y observ a los chicos.
Vaya, vaya dijo. Me estaba preguntando dnde os habrais metido.
Qu os parece si fusemos a dar un paseo por entre las rocas?
Muy bien. Vamos dijo Julin enrollando el lienzo precipitadamente.
Qu es eso? Algo importante? pregunt el seor Roland,
observndolo.
Es una... empez a decir Ana; pero de pronto todos los dems
empezaron a hablar alborotadamente, temerosos de que Ana fuese a revelar el
secreto.
Hace una tarde esplndida para pasear.
Vmonos ya! Cojamos nuestras cosas!
Tim, Tim! Dnde ests?
Jorge lanz un fuerte silbido. Timoteo estaba debajo de la cama y al or la
llamada de su amita apareci dando saltos enormes. Ana estaba roja de
vergenza, considerando con qu razn los otros la haban tenido que
interrumpir tan alborotadamente.
Pareces idiota le dijo Julin en voz baja. No eres ms que una
criatura.
Afortunadamente, el seor Roland no volvi a hacer mencin del trozo de
lienzo que Julin haba arrollado tan rpidamente. Estaba dedicado a observar a
Timoteo.
Supongo que no molestar si viene con nosotros dijo. Jorge mir al
preceptor, indignada.
Claro que no molestar! contest. Nosotros nunca, nunca, vamos a
ningn sitio sin Timoteo.
El seor Roland empez a bajar la escalera. Los chicos estuvieron pronto
preparados para el paseo. Jorge segua enfurruada. El solo pensamiento de que
no la dejaran pasear con el perro la llenaba de ira.
Has estado a punto de revelar nuestro secreto, tonta dijo Dick a Ana.
Ha sido sin querer dijo la muchachita, avergonzada. De todas
formas, el seor Roland parece simptico. Estoy segura de que no pasar nada
si le preguntamos el significado de esas extraas palabras.
Deja ese asunto en mis manos dijo Julin firmemente. Y no se te
ocurra volver a hablar de ello.
Todos, con Timoteo, salieron de la casa. El can no molestaba por el momento
al seor Roland, porque haba decidido caminar lo ms lejos posible de l. Era
algo muy extrao, ciertamente. Ignor la presencia del preceptor con supino
desprecio, incluso en las contadas ocasiones en que ste le dirigi la palabra.
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Enid Blyton Los cinco 02 Otra aventura de los cinco
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Normalmente no se porta as dijo Dick. Es, en realidad, un perro
muy carioso.
Bueno, si yo viviera con l en la misma casa durante mucho tiempo,
seguro que acabara tomndome cario. Eh, Tim! Ven aqu! Tengo una galleta
en el bolsillo para drtela!
Al or la palabra galleta, Timoteo no pudo evitar el empinar las orejas,
pero en vez de acercarse al seor Roland, se fue junto a Jorge. Esta le dio unas
palmaditas.
Si no le es simptica una persona, no se le acerca aunque le ofrezca
galletas o huesos dijo Jorge.
El seor Roland se dio por vencido. Volvi a meter la galleta en el bolsillo.
Es un perro muy extrao, verdad? dijo. Es un mestizo horrible. Me
gustan ms los perros de pura raza.
A Jorge se le puso la cara prpura.
No es ningn perro raro! balbuci. No es ni la mitad de raro que
usted! No es ningn mestizo horrible. Es el mejor perro que hay en el mundo!
Creo que eres algo arisca dijo el seor Roland secamente. Yo no
tolero que mis alumnos sean insolentes, Jorgina.
El que la llamara Jorgina puso a Jorge mucho ms enfurecida. Se rezag, con
su perro, mostrando un rostro que presagiaba tormenta. Los otros chicos se
sintieron molestos. Claro que conocan al dedillo el temperamento de Jorge, y lo
muy difcil que se pona muchas veces. A partir del verano ltimo, pareca
haber sosegado su carcter, entusiasmada con la compaa de sus primos. Y
stos an tenan la esperanza de que no volviera a las andadas, porque si
empezaba a ponerse furiosa por cualquier cosa acabara estropeando las
vacaciones a todos.
El seor Roland no se preocup ms de Jorge. No volvi a dirigirle la
palabra. Sigui delante con los dems charlando amigablemente y haciendo
todo lo posible para resultar simptico. En realidad lo era, y los chicos acabaron
riendo de buena gana sus ocurrencias. Cogi a Ana de la mano. La muchachita
brincaba alegremente a su lado, entusiasmada con el paseo.
Julin se sinti apenado por Jorge. Tena que ser muy desagradable ir
separado de los dems y l saba cmo Jorge odiaba estas situaciones. Pens en
hacer algo por ella: algo que, al menos, suavizara la tirantez.
Seor Roland dijo. Usted nos hara un gran favor si llamase a
nuestra prima con el nombre que a ella le gusta, o sea Jorge. No puede soportar
que la llamen Jorgina. Adems, quiere mucho a Timoteo. Tampoco le gusta que
digan de l cosas desagradables.
El seor Roland pareci sorprenderse.
Muchacho, quiz tengas razn dijo secamente. Pero yo no necesito
que me den consejos sobre el modo como tengo que tratar a mis alumnos. Ese
asunto lo tengo que decidir yo, no vosotros. Desde luego, quiero que todos
seamos amigos. Pero Jorgina todava tiene que aprender a portarse
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Enid Blyton Los cinco 02 Otra aventura de los cinco
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juiciosamente.
Julin se sinti apabullado. Con la cara enrojecida, mir a Dick. ste le
apret el brazo cordialmente. Todos saban que Jorge era huraa y
malhumorada, sobre todo con los que no apreciaban a su adorado perro, pero,
de todos modos, pensaban que el seor Roland poda ser un poco ms
comprensivo. Dick se fue atrs con Jorge.
No tengo ninguna necesidad de que me acompaes dijo sta con ojos
relampagueantes. Puedes volverte con tu amigo el seor Roland.
No seas as dijo Dick. El seor Roland no es amigo mo.
Yo no soy de ninguna manera dijo Jorge con voz tensa. He visto
perfectamente cmo os reais y os divertais con l. Ms vale que te marches y
vuelvas a su compaa: te seguirs divirtiendo y riendo. Yo no necesito a nadie:
tengo suficiente con Timoteo.
Jorge, estamos en Navidad. Estamos de vacaciones. Por favor, no te
enfades con nosotros, no nos estropees las fiestas.
A m no me gusta tratar con personas que no quieren a Timoteo dijo
Jorge, obstinada.
Pues, al fin y al cabo, el seor Roland le quiso dar una galleta, e hizo lo
posible para hacerse amigo de l.
Jorge no dijo nada. Su menudo rostro mostraba a las claras que estaba hecha
una fiera. Dick todava intent apaciguarla.
Jorge! Por lo menos, promete no enfadarte hasta que haya pasado el da
de Navidad. Por favor, no nos estropees las vacaciones. Vmonos con los
dems.
Est bien dijo Jorge despus de dudar unos instantes. Lo intentar.
Jorge se reuni con los dems, haciendo esfuerzos por no parecer enfadada.
El seor Roland supuso que Dick haba conseguido apaciguarla y, hablando con
todos, se dirigi a ella tambin. Jorge no ri ninguno de sus chistes, pero, sin
embargo, contest con toda cortesa a las preguntas que le hizo el preceptor.
Es aqulla la granja Kirrin? pregunt el seor Roland cuando pasaban
cerca de la casita de la colina.
S. Es que usted la conoca? pregunt Julin, sorprendido.
No, no dijo el seor Roland con rapidez. Solamente haba odo
hablar de ella, y me estaba preguntando si poda ser aquella casita.
Esta maana hemos estado all dijo Ana. Es un sitio muy interesante.
Entonces empez a mirar a los otros, temerosa de que no quisieran que
contase nada de lo que haban visto en la granja aquella maana.
Julin dud unos instantes. Pero al fin y al cabo, no tena ninguna
importancia hablar de la piedra movible de la chimenea y del armario de doble
fondo. La seora Sanders habra contado con seguridad a otras personas la
existencia de tales rarezas en la granja. Podran muy bien contarle al seor
Roland el descubrimiento que haban hecho del recuadro deslizable del
vestbulo y lo del antiguo recetario que haban encontrado en la cavidad. Claro
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Enid Blyton Los cinco 02 Otra aventura de los cinco
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que no dira una sola palabra sobre el viejo lienzo de los misteriosos signos y
letras.
En consecuencia, le cont al preceptor los interesantes descubrimientos que
haban hecho en la casita de la granja. El seor Roland escuch con el mayor
inters.
Es algo muy interesante dijo. Verdaderamente interesante. Dices
que el matrimonio vive solo all arriba?
S, aunque ahora, en Navidad, van a tener dos huspedes dijo Dick.
Dos artistas. A Julin le gustara mucho conocerlos y hablar con ellos. A l le
gusta mucho pintar cuadros.
Sabe pintar realmente? dijo el seor Roland. Pues que me ensee
algunas de sus pinturas. Pero quiz no sea adecuado que moleste a los artistas
esos. Tal vez no les agrade su amistad.
Esta observacin hizo que Julin se sintiera ms obstinado en sus designios.
Decidi que, pasara lo que pasara, l trabara amistad con los dos artistas en
cuanto encontrara la primera oportunidad.
El paseo discurra agradable, en general, aunque la actitud de Jorge no
contribua a ello. Iba muy callada, y, por su parte, Timoteo no se acercaba en
ningn momento al seor Roland. Al llegar a un estanque helado Dick empez
a tirar piedras para que Timoteo las fuese a buscar. Resultaba muy divertido ver
al can resbalar a cada momento, en su intento de correr como si estuviera en
tierra firme.
Todos tiraron piedras y Timoteo las recogi todas, salvo la del seor Roland.
Cuando ste lanz una, el perro le dirigi una mirada inefable y se qued como
si tal cosa.
Pareca como si quisiese decir: Ah, conque tambin usted tira
piedrecitas? Pues bien: muchas gracias. No pienso recogerlas.
Ser mejor que nos volvamos a casa dijo el seor Roland haciendo ver
que la actitud del can no le haba molestado. Tenemos el tiempo justo para
llegar a la hora del t!
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CAPTULO VI
CLASES CON EL SEOR ROLAND
A la maana siguiente los chicos estaban algo desanimados. Clases! Qu
horrible sonaba esa palabra en tiempo de Navidad! Desde luego, el seor
Roland pareca una persona agradable. La noche anterior no lo haban visto
porque se la haba pasado hablando con el padre de Jorge. Los chicos
aprovecharon la oportunidad para descifrar, o, al menos, intentarlo, el
significado de las raras palabras que estaban escritas en el lienzo.
Pero no consiguieron nada. Ninguno de ellos pudo resolver el enigma.
Un camino secreto! Qu querra decir eso? Por dnde haba que ir a ese
supuesto camino secreto? Y dnde estaba? Y por qu tena que ser secreto?
Era desesperante no poder contestar a ninguna de estas preguntas.
En realidad, lo mejor que podemos hacer es preguntarle a alguien que
pueda entender este galimatas dijo Julin. Yo no puedo descifrar esta
escritura.
Se haba pasado la noche pensando en el asunto. No haba conseguido
averiguar nada; y haba llegado la maana de un nuevo da, en la que tendra
que dedicarse a los estudios y clases. Se puso a pensar qu asignatura elegira el
seor Roland. A lo mejor les dara clases de latn, y entonces tendran la
oportunidad de preguntarle qu significaba la frase VIA OCCULTA.
El seor Roland haba visto ya las notas que haba obtenido cada uno en el
colegio y se haba hecho cargo en seguida de cules eran los puntos flacos de los
chicos en sus estudios. Estaban flojos en latn y tambin en francs. Jorge y Dick
estaban flojsimos en matemticas. Necesitaban un impulso. Y a Julin no le
haba entrado an la geometra. Ana era la nica que no necesitaba tomar
lecciones.
Pero si quieres estar con nosotros durante las clases puedes ponerte a
pintar; te dar algunos modelos dijo el seor Roland con sus brillantes ojos
fijos en Ana. La muchachita resultaba simptica al preceptor. No era tan
molesta como Jorge.
Oh, s dijo Ana, muy contenta. A m me gusta mucho pintar. Puedo
pintar flores, seor Roland. Pintar flores para usted, y, sobre todo, amapolas
rojas: creo que eso lo hago bien.
Empezaremos a las nueve y media dijo el seor Roland. Daremos las
clases en el cuarto de estar. Llevaos all los libros y procurad ser puntuales.
A las nueve y media estaban todos los chicos en el cuarto de estar, sentados
alrededor de la mesa y con sus libros escolares delante. Ana haba llevado su
caja de pintura y un tarrito con agua. Los otros la miraban envidiosamente.
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Dichosa Ana, que poda dedicarse a pintar, mientras ellos tenan que fatigarse
estudiando cosas tan arduas como el latn y las matemticas!
Dnde est Timoteo? pregunt Julin en voz baja, mientras esperaban
la llegada del preceptor.
Est debajo de la mesa dijo Jorge desafiante. Estoy completamente
segura de que no molestar. Que nadie hable de l durante la clase. Quiero que
est cerca de m. No pienso dar ninguna clase sin Timoteo conmigo.
No comprendo por qu razn no va a poder estar contigo dijo Dick.
Es un perro muy bueno. Chitn! Ya viene el seor Roland.
El preceptor lleg. Su negra barba pareca ms espesa que nunca. Sus ojos
se destacaban a la plida luz del sol invernal que penetraba en la habitacin.
Orden a los chicos que se sentaran.
Primero quiero echar una ojeada a vuestros cuadernos de deberes, y ver
por dnde vais dijo. T primero, Julin.
Pronto estuvieron todos sumidos en el trabajo. Ana dedicaba toda su
atencin a la pintura de amapolas. El seor Roland miraba el cuadro con
admiracin a medida que lo iba completando. Ana pens una vez ms que el
preceptor era muy simptico.
De pronto se oy un tremendo suspiro que, al parecer, sala de debajo de la
mesa. Era Timoteo, que estaba ya cansado de estarse quieto. El seor Roland
levant la vista, sorprendido. Jorge, al momento, lanz por su cuenta un suspiro
desgarrado, con la esperanza de que el seor Roland creyese que era ella la que
haba suspirado la primera vez.
Pareces cansada, Jorgina dijo el seor Roland. A las once
suspenderemos las clases un rato.
Jorge frunci el ceo. Odiaba que la llamasen Jorgina. Con gran cautela, toc
suavemente con el pie a Timoteo, advirtindole que no volviera a suspirar ni a
hacer ruido de ninguna clase. Timoteo empez a lamerle los pies.
Al cabo de un rato, cuando estaba en el ms profundo silencio, Timoteo
empez a sentir enormes deseos de rascarse violentamente la barriga. Se puso
en pie. Luego volvi a sentarse con gran alboroto y empez a rascarse con gran
furia. Los chicos todos empezaron a hacer ruidos raros para que no se oyeran
los del perro.
Jorge golpe repetidamente el suelo con el pie. Julin se puso a toser y dej
caer al suelo un libro. Dick se dedic a zarandear la mesa y a hablar con el seor
Roland.
Oh, seor, este problema es muy difcil. Realmente es muy difcil! No
hago ms que pensar y pensar, y no consigo entenderlo!
Por qu habis empezado todos de pronto a hacer ruido? dijo el seor
Roland, altamente sorprendido. Deja ya de patear el suelo, Jorgina.
Timoteo, al fin, se recost, quedndose otra vez quieto. Los chicos
suspiraron todos de alivio. Cesaron los ruidos y el seor Roland pidi a Dick
que le dejara el libro de matemticas.
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El preceptor cogi el libro y estir las piernas por debajo de la mesa
apoyndose en ellas para inclinarse hacia Dick y explicarle lo que ste deseaba
saber. Con gran pasmo, not que sus pies haban topado con algo blando y
lleno de vida que se aferraba vidamente a sus tobillos. Encogi las piernas,
mientras daba un grito, lleno de pnico.
Los chicos lo miraron. El preceptor se inclin y mir debajo de la mesa.
Ah, es el perro dijo contrariado. El muy bestia me ha mordido los
tobillos. Me ha agujereado los calcetines. Llvatelo de aqu, Jorgina.
Jorgina no dijo nada. Miraba para otro sitio, como si no hubiera odo lo que
haba dicho el preceptor.
Nunca contesta cuando la llaman Jorgina dijo Julin.
Pues me ha de contestar la llame como la llame dijo el seor Roland
con voz profunda y agria. No estoy dispuesto a aguantar aqu a este perro.
Jorgina: como no lo saques de aqu en seguida ir a hablar con tu padre.
Jorge lo mir. Ella saba perfectamente que si no sacaba al perro de all y el
seor Roland iba a hablar con su padre, ste hubiera mandado que Timoteo no
volviera a entrar en la casa y que se pasara las horas del da en el jardn, cosa
que sera horrible, con el fro que haca. Lo nico que poda hacer era obedecer.
Con la cara enrojecida y el ceo fruncido que casi le ocultaba los ojos, le orden
a Timoteo:
Sal de ah, Tim! No me extraa que lo hayas mordido. Yo tambin lo
hubiera hecho si fuese un perro!
No es necesario que digas groseras dijo el seor Roland agriamente.
Los dems miraron estupefactos a Jorge. No comprendan cmo se haba
atrevido a hablar de esa manera. Cuando se enfadaba de verdad le traa todo
sin cuidado.
Vuelve aqu en cuanto saques el perro dijo el seor Roland.
Jorge frunci el ceo todava ms. Al cabo de unos segundos estaba ya de
vuelta. Saba que era imposible hacer nada. Su padre, al parecer, congeniaba
mucho con el seor Roland y era muy amigo suyo, y seguramente le dira las
dificultades que tena con ella. Si diera rienda suelta a los sentimientos que
albergaba su corazn no caba la menor duda de que el pobre Timoteo sera el
que lo haba de pagar, pues le prohibiran volver a entrar en la casa. Por eso
obedeci. Pero en el fondo de su alma empez a odiar con todas sus fuerzas al
seor Roland.
Los dems chicos estaban apesadumbrados por lo que le haba ocurrido a
su prima. Pero no compartan con ella el odio que senta hacia el preceptor. ste
era un hombre simptico, que a menudo les haca rer y, adems, era paciente y
comprensivo con las equivocaciones que cometan a menudo en los ejercicios. A
veces les enseaba incluso a hacer figuritas de papel, sobre todo barcos, y
tomaba a broma sus pequeas travesuras. Julin y Dick lo pasaban en grande y
acumulaban en su memoria ancdotas de las vacaciones para contrselas a sus
compaeros cuando volvieran al colegio.
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Despus de terminada la clase, los chicos salieron al jardn para tomar el
tibio sol invernal durante media hora. Jorge llam a Timoteo.
Pobrecito mo! exclam. Qu afrenta para ti haberte echado de la
habitacin! Por qu se te ocurri morder al seor Roland? Desde luego, fue
una gran idea; pero realmente no consigo llegar hasta el fondo de tus
pensamientos.
Jorge, no deberas comportarte de esa manera con el seor Roland dijo
Julin. T eres la nica que le hace enfadar. l es muy orgulloso. Acabar
dejndonos. Estoy seguro de que si no fuera por las cosas que has hecho, su
trato con nosotros hubiera sido de lo ms agradable.
Pues no os portis con l como lo hago yo, si es que os gusta dijo Jorge,
con cierto tono de mofa en la voz. Yo no pienso cambiar mi comportamiento.
Cuando a m no me gusta una persona, pues no me gusta y ya est.
Por qu no te es simptico el seor Roland? Tal vez porque no
congenia con Timoteo? pregunt Dick.
En gran parte, s. Pero tambin porque me da mala espina. No me gusta
nada su repugnante boca.
Por qu dices eso si nunca la has podido ver? Est completamente
tapada con el bigote y la barba dijo Julin.
S, pero a veces le he visto los labios a travs del pelo dijo Jorge,
obstinada. Son finos y crueles. Si no, fijaos cuando podis. A m no me gustan
las personas que tienen los labios finos. Son malvadas y de duro corazn. Y
tampoco me gustan sus ojos, con esa mirada fra que tienen. Vosotros podis
intimar con l todo lo que queris, pero yo