[1 aby] a.c. crispin - star wars - trilogia de han solo 3 - amanecer rebelde

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LA GUERRA DE LAS GALAXIAS

Triloga de Han Solo 3Amanecer rebeldeA. C. Crispin

Capitulo 01: Ganadores y perdedores.Han Solo se inclin hacia adelante en el silln de pilotaje del Chica Traviesa.

Estamos entrando en la atmsfera, capitana dijo. Han contempl cmo el enorme y plido sol del sistema se iba introduciendo en la gigantesca curva de claridad rojiza que baaba el borde del planeta y desapareca detrs de su miembro. La colosal masa de oscuridad del lado nocturno de Bespin se fue alzando lentamente ante ellos hasta que acab ocultando las estrellas. El corelliano ech un vistazo a los sensores. He odo decir que la atmsfera de Bespin est llena de criaturas aladas, o quiz debera decir flotantes, de gran tamao, as que ser mejor que mantenga los escudos delanteros ajustados a mxima potencia.

Su copiloto hizo un ajuste con una sola mano.

Cundo llegaremos a la Ciudad de las Nubes, Han? pregunt con una sombra de tensin en la voz.

Ya falta poco replic Han en un tono tranquilizador mientras el Chica empezaba a atravesar las capas superiores de la atmsfera, deslizndose sobre el polo oscuro del planeta. Los relmpagos que estallaban en las profundidades creaban una neblina parpadeante de tenue claridad. Estaremos all dentro de veintisis minutos, lo cual quiere decir que deberamos llegar a la Ciudad de las Nubes a tiempo de cenar.

Cuanto ms pronto lleguemos, mejorcoment su copiloto, torciendo el gesto mientras flexionaba su brazo derecho dentro del cabestrillo de presin. Estos picores son realmente horribles.

Paciencia, Jadonnadijo Han. Lo primero que haremos ser llevarte al centro mdico.

Jadonna asinti.

Eh, Han, no es que me est quejando. Te has portado estupendamente, pero ahora lo nico que quiero es meter este brazo dentro de un tanque bacta.

Han mene la cabeza.

Cartlago y ligamentos desgarrados... S, tiene que dolerte admiti. Pero estoy seguro de que la Ciudad de las Nubes dispone de unos servicios mdicos excelentes.

Jadonna volvi a asentir.

Desde luego. La Ciudad de las Nubes es un lugar realmente increble, Han. Espera y vers.

Jadonna Veloz era bajita y robusta, y tena la piel oscura y una lacia melena negra. Han la haba conocido haca dos das, despus de que Jadonna hubiera publicado un anuncio en las redes espaciales de Alderaan solicitando un piloto que llevara su nave a Bespin. Veloz haba sufrido lesiones bastante serias en el brazo cuando ste choc con una unidad de carga antigravitatoria que no funcionaba correctamente, pero, decidida a cumplir los apretados plazos de su plan de vuelo, haba optado por prescindir del tratamiento adecuado hasta que hubiese entregado su cargamento.

Veloz le pag el pasaje hasta Alderaan en una lanzadera ultrarrpida, Han fue formalmente contratado como piloto y los llev hasta Bespin en el tiempo previsto.

El Chica Traviesa ya haba dejado atrs las hilachas casi impalpables de la exosfera y segua descendiendo, avanzando hacia el crepsculo mientras el cielo se iba volviendo cada vez ms azul por encima de ellos. Han alter el curso, poniendo rumbo hacia el suroeste y el punto en el que deba de estar el sol poniente. Su veloz aproximacin enseguida hizo que las cimas de las gigantescas masas de nubes acumuladas en las profundidades de la atmsfera empezaran a adquirir colores, carmes y coral primero y amarillo anaranjado despus.

Han Solo tena sus propias razones para ir a Bespin. Si Jadonna Veloz no hubiera publicado su anuncio en las redes, Han se habra visto obligado a recurrir a su cada vez ms reducida reserva de crditos para adquirir un billete en un navo comercialEn lo que concerna a Han, el accidente de Veloz no poda haber llegado en mejor momento. Los crditos que le haba prometido le permitiran disfrutar de una habitacin barata y unas cuantas comidas durante el gran torneo de sabacc. Por s sola, la tarifa de inscripcin ya ascenda a la impresionante suma de diez mil crditos. Han haba conseguido reunirlos a duras penas vendiendo la figurilla de palador dorado que le haba robado a Teroenza, el Gran Sacerdote de Ylesia, y la perla de dragn que encontr en el despacho del almirante Greelanx.

Durante un momento el corelliano dese que Chewie estuviera all con l, pero haba tenido que dejar al wookie en su minsculo apartamento de Nar Shaddaa porque Han no poda permitirse el lujo de pagar el billete de su amigo.

Ya se haban adentrado en la atmsfera y Han poda ver el sol de Bespin, una bola anaranjada que pareca estar siendo aplastada por un gigantesco banco de nubes. El Chica qued envuelto por la resplandeciente magnificencia de las nubes, que relucan con un sinfn de destellos tan dorados como los sueos de riqueza del corelliano.

Han haba decidido jugrselo todo en aquella gran apuesta..., y adems siempre haba tenido mucha suerte en el sabacc. Pero bastara esa suerte para proporcionarle la victoria? Despus de todo, Han tendra que enfrentarse con jugadores profesionales como Lando.

El corelliano trag saliva, y despus se concentr decididamente en su labor de pilotaje. No era el momento ms adecuado para permitirse un ataque de nervios. Han efectu otro ajuste en el vector de aproximacin de la nave, y se dijo que en cualquier momento entraran dentro del radio de accin del control de trfico de la Ciudad de las Nubes.Y un instante despus, como respondiendo a esos pensamientos, una voz surgi de su comunicador.

-Nave en vector de aproximacin, tenga la bondad de identificarse.

Jadonna Veloz activ su comunicador con la mano izquierda.

-Control de trfico de la Ciudad de las Nubes, aqu el Chica Traviesa procedente de Alderaan. Nuestro vector de aproximacin es...

Jadonna ech un vistazo a los instrumentos de Han y recit una serie de nmeros.-Confirmamos su vector, Chica Traviesa. Se dirigen a la Ciudad de las Nubes?

-Afirmativo, control de trfico -respondi Jadonna.

Han sonri. Por lo que haba odo decir, la Ciudad de las Nubes era prcticamente el nico destino existente en Bespin. Tambin estaban las instalaciones mineras, por supuesto, as como las refineras de gases, los centros de almacenamiento y los astilleros, pero ms de la mitad del trfico que llegaba a Bespin tena como destino final los lujosos complejos hoteleros. Durante los ltimos aos, multitudes de turistas aburridos haban convertido la ciudad que flotaba entre las nubes en uno de sus lugares de vacaciones preferidos.

-Transportamos un cargamento de alta prioridad para las cocinas del Yarith Bespin, control de trfico -sigui diciendo Jaronna-. Nuestras bodegas de carga estn llenas de bistecs de nerf en Stasis, y tenemos un poco de prisa. Solicitamos un vector de descenso.

-Permiso concedido, Chica Traviesa -dijo la voz del controlador de trfico-. Bistecs de nerf, eh? -prosigui, adoptando un tono ms relajado e informal-. Bien, pues algn da de esta semana tendr que llevar a mi esposa a ese hotel. Ya hace tiempo que quiere disfrutar de alguna exquisitez gastronmica, y no recibimos muchos cargamentos de carne de nerf.

-Son bistecs de primera calidad, control de trfico -dijo Veloz-. Espero que el chef del Yarith Bespin sepa apreciarlos.

-Oh, ese tipo es un gran cocinero -dijo la voz, y despus el controlador volvi a adoptar su tono oficial-. Chica Traviesa, le he asignado el nivel 65 en el muelle de atraque 7A. Repito: nivel 65, 7A. Me han recibido?

Recibido, controlador de la Ciudad de las Nubes.

Y su vector de descenso es...

La voz titube durante unos momentos, y despus les proporcion otra serie de coordenadas.

Han las introdujo en el ordenador de navegacin, y despus tanto l como Veloz se recostaron en sus sillones para disfrutar del resto del trayecto. Han se sinti un poco sorprendido al darse cuenta de que arda en deseos de verla fabulosa Ciudad de las Nubes. Bespin ya era famosa antes de que construyeran el complejo hotelero. Sus factoras procesaban y refinaban el gas tibanna, que era utilizado en los motores de las naves estelares y como fuente de energa de las armas desintegradoras.

Han no estaba muy seguro de cmo obtenan el gas, pero s saba que el gas tibanna era muy valioso y que eso significaba que los mineros deban de estar ganando mucho dinero. Antes de que fuese descubierto en la atmsfera de Bespin, el gas tibanna tena que ser extrado de las cromosferas estelares y los cmulos nebulares, y los procedimientos empleados en aquella rama de la minera galctica resultaban, por decirlo suavemente, bastante arriesgados. Entonces alguien se haba dado cuenta de que la atmsfera de Bespin estaba llena de gas tibanna.

Han capt un repentino estallido de actividad elctrica en sus sensores, y se apresur a alterar el curso.

Eh... Qu demonios es eso?

Seal la pantalla visora. Una monstruosa silueta acababa de aparecer a su derecha y estaba flotando ala deriva entre aquellas increbles nubes aurulentas. La aparicin era tan gigantesca que habra empequeecido a muchas ciudades corellianas.

Jadonna se inclin hacia adelante.

Es un beldon! exclamo--. Son realmente raros. Llevo muchos aos volando a travs de estas nubes, pero nunca haba visto uno.

Han entrecerr los ojos para tratar de distinguir mejor a la descomunal criatura mientras pasaban velozmente junto a ella. La apariencia general del beldon le record a algunas de las criaturas ocenicas de aspecto gelatinoso que haba visto en ciertos mundos, ya que tena una inmensa parte superior en forma de cpula y una multitud de pequeos tentculos -que el corelliano supuso utilizara para alimentarse- suspendidos debajo de ella.Han comprob su vector de descenso.

-Todo va sobre ruedas, capitana -dijo.

El leviatn se fue desvaneciendo en la lejana por detrs de ellos. Han mir hacia adelante y vio aparecer otra forma ms pequea que casi pareca un beldon vuelto del revs, y un instante despus comprendi que estaba contemplando la Ciudad de las Nubes.

La gigantesca estructura flotaba entre las nubes como una copa de exticos cristales tallados, un objeto exquisitamente hermoso rematado por la corona enjoyada de las torres redondeadas, los edificios rematados por cpulas y las chimeneas de las refineras que se alzaban sobre ella. Los ltimos destellos del crepsculo hacan que la Ciudad de las Nubes brillara con la potente claridad de una gema corusca.

Han mantuvo la nave dentro del vector de aproximacin e inici un vertiginoso vuelo planeado por encima de las cpulas de aquel paisaje urbano suspendido entre las nubes. Unos instantes despus, el Chica llev a cabo un aterrizaje impecable en el lugar que les haban asignado.

Despus de haber recibido su paga y haberse despedido de la capitana Veloz, Han fue en busca de un roboporteador para ir al elegante hotel Yarith Bespin, donde iba a celebrarse el torneo de sabacc.

Unos momentos despus el corelliano ya estaba introduciendo su destino en un teclado, lo que hizo que el pequeo vehculo robotiza do iniciara una frentica travesa por las calles de la ciudad, subiendo y bajando de un nivel a otro y avanzando a una velocidad que hubiese mareado a la mayora de humanos..., especialmente cuando el roboporteador saltaba por encima de los edificios y estructuras de los niveles inferiores, con lo que Han poda entrever las nubes que los rodeaban y los abismos insondables que se abran debajo de ellas. Ya casi haba anochecido, y la ciudad centelleaba como el joyero abierto de una gran dama.

Unos cinco minutos despus el roboporteador ya se estaba deteniendo delante del Yarith Bespin. Han despidi al androide y fue hacia la gigantesca entrada. Ya haba estado en hoteles elegantes con anterioridad mientras iba de gira con Xaverri, su amiga la maga, por lo que el opulento interior repleto de caminos deslizantes, aquellas esbeltas cintas metlicas que comunicaban los distintos pisos del inmenso atrio dibujando una especie de telaraa enloquecida, no le impresion excesivamente. Han vio un letrero en el que se lea .Inscripcin para el torneo en un mnimo de veinte lenguas distintas, y sigui la flecha indicadora hasta Llegar al ascensor deslizante que llevaba al nivel central.

En cuanto hubo salido de la plataforma flotante, el correlliano fue con paso rpido y decidido hacia las enormes mesas. El recinto estaba repleto de jugadores de todas las especies, tamaos y formas imaginables. Han se inscribi, entreg su desintegrados (los participantes tenan que entregar todas sus armas), y recibi una placa de identificacin y una tarjeta de fondos que ira consumiendo a medida que necesitara fichas para apostar. La primera partida empezara a medioda.

Han se dispona a salir de la zona de registro, la tarjeta de fondos a buen recaudo dentro de un bolsillo de su camisa para que estuviese lo ms cerca posible de la piel, cuando oy una voz familiar.

Han! Eh, Han! Estoy aqu!

Han gir sobre sus talones y vio a Lando Calrissian saludndole con la mano desde el otro extremo del nivel central. Devolvindole el saludo para indicarle que le haba odo, Han fue corriendo hasta el camino deslizante y se subi a l de un salto en el mismo instante en que Lando saltaba al camino que llevaba al lado de la enorme sala en el que se encontraba el corelliano.

Cuando se vieron por ltima vez, el jugador le cont que haba decidido probar suerte en el sistema de Osen. Pero Lando llevaba meses hablando de aquel torneo de sabacc, por lo que Han ya se esperaba encontrarlo all.

Eh, Han! Una gran sonrisa ilumin las oscuras facciones de Lando cuando sus respectivos caminos deslizantes los hubieron acercado lo suficiente. Cunto tiempo sin verte, viejo bribn!

Han salt de su camino al que estaba transportando a Lando. Apenas tuvo tiempo de poner los pies sobre la superficie metlica antes de que Calrissian lo envolviera en un abrazo del que incluso Chewbacca se habra sentido orgulloso.

-Me alegro de verte, Lando! -jade el corelliano mientras Lando le asestaba una ltima palmada en la espalda.

Los dos amigos bajaron del camino deslizante para volver a la zona de registro, y una vez all se quedaron inmviles durante unos momentos y se dedicaron a contemplarse el uno al otro. Han estudi a su amigo y enseguida se dio cuenta de que Lando tena un aspecto realmente prspero, por lo que pens que las mesas de juego de Osen deban de estar llenas de incautos que slo pedan ser desplumados. El jugador llevaba un carsimo traje de tela askajiana, la mejor que se poda encontrar en toda la galaxia. Una capa negra y plateada, tambin nueva y ajustada segn los dictados de la ltima moda, ondulaba detrs de l.

Han sonri. Cuando se vieron por ltima vez, el jugador estaba empezando a dejarse bigote. El adorno facial ya haba alcanzado la madurez, aunque se hallaba pulcramente recortado. El bigote otorgaba un decidido aire piratesco a las facciones de Lando.

-Veo que has decidido conservar el pelaje labial -observ mientras lo sealaba con un dedo.

Lando se acarici orgullosamente el bigote.

-Todas las mujeres que lo han visto se han quedado enamoradas de l -dijo-. Tendra que habrmelo dejado hace mucho tiempo.

-Bueno, algunas personas necesitan toda la ayuda que puedan conseguir -se burl Han-. Cuando quieras que te d unas cuantas lecciones sobre cmo tratar a las mujeres no tienes ms que decirlo, viejo amigo.

Lando dej escapar un bufido despectivo.

-Bien, bien... Y dnde est ese androide de ojos rojizos que nunca se separaba de ti? -pregunt Han mientras miraba a su alrededor-. No me digas que has perdido a Vuffi Raa en una partida de sabacc.

Lando mene la cabeza.

-Es una historia bastante larga, Han. De hecho... Bueno, es tan larga que para poder contarla como se merece necesitara tener un vaso lleno de algo muy refrescante delante de m.

-Y por qu no te conformas con la versin abreviada? -pregunt Han-. Vas a decirme que tu hombrecillo metlico se hart de llamarte Amo y decidi que las cosas le iran mucho mejor si venda sus capacidades de androide de Clase Dos en otro sitio?

Lando volvi a menear la cabeza y se puso serio de repente.

No te lo vas a creer, Han, pero Vuffi Raa decidi volver con su gente. Quera crecer, comprendes? Dijo que su destino le llamaba. Han torci el gesto.

Eh? Estamos hablando de un androide, no? Qu quieres decir con eso de que su destino le llamaba?

Vuffi Raa es... Bien, el caso es que... En realidad Vuffi Raa era una pequea nave espacial, un.., un beb-nave. Ya s que parece una locura, pero es la verdad. Vuffi Raa procede de una especie... realmente nica. Estoy hablando de naves-androide gigantescas que vagan por el espacio, entiendes? Son formas de vida conscientes no biolgicas.

Han mir fijamente a su amigo.

Has estado inhalando ryll, Lando? Oyndote hablar, cualquiera dira que te has pasado el da entero en el bar.

Lando alz una mano.

Es la verdad, Han. Vers, todo empez con un malvado hechicero llamado Rokur Gepta que result ser un croke, y luego aparecieron unos respiradores de vaco y libramos una gran batalla en aquella enorme Cueva Estelar, y...

Tramposo! Estafador! El grito, proferido por una voz ronca y jadeante, hizo que los dos amigos dieran un salto. Cogedle! No permitis que tome parte en el torneo! Se llama Han Solo, juega al sabacc y es un tramposo!

Han se apresur a volverse para encontrarse con una barabel enfurecida que se estaba lanzando sobre l. La aliengena cojeaba ligeramente a causa de una rodilla que no pareca funcionar como era debido, pero aun as se estaba aproximando a una velocidad muy respetable, con las fauces entreabiertas mostrando sus enormes dientes. Los barabels eran unas gigantescas criaturas reptiloides de color negro, y Han slo se haba encontrado con unos cuantos durante sus viajes. Entre esos escasos representantes de la especie barabel slo figuraba una hembra..., y esa hembra estaba viniendo hacia l en aquel mismo instante.

Han trag saliva y su mano descendi en busca de su desintegrados, pero slo consigui estrellarse contra su muslo con un chasquido lleno de impotencia. Maldicin! Han empez a retroceder, alzando las manos delante de l en un gesto que intentaba ser tranquilizador.

-Eh... Vamos, Shallamar, clmate... -balbuce.

Lando, siempre rpido de reflejos, se asegur de que estaba lo suficientemente lejos del vector de aproximacin de la barabel antes de entrar en accin.

-Seguridad! -grit-. Necesitamos que venga alguien de seguridad! Que alguien llame a los de seguridad!

La barabel resoplaba y soltaba bufidos de rabia.

-Usa alteradores! Hace trampas! Arrestadle!

Han sigui retrocediendo hasta que choc con una de las mesas de inscripcin, y despus salt por encima de ella apoyndose en el tablero con una mano. Los dientes de la barabel destellaron.

-Cobarde! Sal de detrs de esa mesa! Arrestadle!

-Intenta tranquilizarte, Shallamar -dijo Han-. Te venc sin hacer trampas, de acuerdo? Hay que saber perder, y este tipo de rencores no son propios de...

La barabel se lanz sobre l con un ensordecedor rugido...

... para verse frenada de repente y caer pesadamente al suelo cuando un campo-enredador envolvi sus pies. Shallamar se debati, golpeando la alfombra con su cola mientras grua y mascullaba maldiciones.

Han volvi la cabeza hacia las fuerzas de seguridad del hotel y dej escapar un prolongado suspiro de alivio.

Diez minutos despus, y con la barabel todava envuelta por el campo de fuerza, Han, Lando y Shallamar estaban en el centro de seguridad y se enfrentaban al jefe de seguridad. Shallamar estaba de muy mal humor, porque el jefe de seguridad acababa de someter a Han a un concienzudo examen de sensores que abarc desde su cabeza hasta las puntas de los dedos de sus pies, y el corelliano haba demostrado no llevar encima absolutamente ninguna clase de artefacto para hacer trampas.

La barabel permaneci incmodamente encogida sobre s misma, los pies todava rodeados por el campo-enredador, mientras el jefe de seguridad le adverta de que cualquier otra exhibicin de mal genio supondra su expulsin del torneo.

... y me parece que le debe una disculpa al seor Solo concluy el jefe de seguridad.

Shallamar respondi con un gruido, pero se abstuvo de rugir.

No volver a molestarle dijo despus. Tiene mi palabra de honor.

Pero... empez a decir el jefe de seguridad.

Han se apresur a agitar una mano.

No seamos demasiado duros, seor dijo. Me conformo con que Shallamar me deje en paz. Ah, y me alegra haber tenido la ocasin de demostrar que soy un jugador honrado.

El jefe de seguridad se encogi de hombros.

Lo que usted diga, Han Solo. De acuerdo, los dos pueden marcharse. Mir a Han y Lando. Dentro de un par de minutos desactivar el campo enredador y la dejar en libertad. Se volvi nuevamente hacia la barabel. Y usted quedar bajo vigilancia, seora, y le ruego que no lo olvide. Estamos celebrando un torneo, no una batalla campal. Ha quedado claro?

Ha quedado muy claro respondi la barabel con su voz ronca y entrecortada.

Han y Lando salieron del despacho. Han no dijo nada, pero conoca demasiado bien a Lando para suponer que el jugador fuera a guardar silencio durante mucho rato. Y, naturalmente, Lando sonri de oreja a oreja apenas subieron al camino deslizante que llevaba a la cafetera.

Han, Han... Otro viejo amor, eh? Tenas toda la razn... No cabe duda de que sabes cmo conquistar a las damas, viejo bribn!

Han respondi mostrndole los dientes en un gruido casi tan temible como el de Shallamar.

Cierra el pico, Lando. Limtate a..., a cerrar el pico, de acuerdo? Pero a esas alturas Lando ya se estaba riendo con tanto entusiasmo que era totalmente incapaz de hablar.

Los dos amigos necesitaron varias horas para recuperar el tiempo perdido. Han oy toda la historia de las aventuras que Lando haba vivido en el sistema de Osen. Se enter de que desde la ltima vez en que vio a su amigo, Lando haba ganado y perdido varias fortunas, la ms reciente de las cuales consista en un cargamento de piedras preciosas.

Tendras que haberlas visto, Han murmur Lando con el rostro ensombrecida. Eran magnficas. Haba tantas que llenaban la mitad de la bodega de carga del Halcn. Ah, si hubiera conseguido conservarlas en vez de utilizarla mayor parte de ellas para comprar la mitad de esa maldita mina de berubiano...!

Han contempl a su amigo con una mezcla de simpata y exasperacin.

El mineral result estar mezclado con sales, verdad? Al final descubriste que no vala absolutamente nada.

Justo en el blanco. Cmo lo has sabido?

Hace tiempo conoc a un tipo que se dedicaba a esa clase de timos, slo que en su caso usaba asteroides de duraleaciones.

Han se olvid de mencionar que en una ocasin haba perdido una mina de uranio valorada en medio milln de crditos que acababa de ganar en una partida de sabacc. La mina era autntica, pero los libros de contabilidad haban sido manipulados de tal manera que Han tuvo mucha suerte de poder salir bien librado cuando los accionistas iniciaron sus investigaciones.

Pero todo eso perteneca al pasado, y Han Solo haba decidido abrazarla poltica de no perder el tiempo llorando las aventuras fracasadas.

Y hablando del Halcn, dnde lo tienes atracado? pregunt.

Oh, no est aqu respondi Lando. Lo dej en un aparcamiento de Nar Shaddaa. Si quieres ganar autnticas fortunas en las mesas de juego, lo primero que debes hacer es engaar a tus oponentes presentndote como un tipo que puede permitirse jugar a lo grande y al que no le importa ganar o perder mucho dinero. Eso hace que los faroles resulten mucho ms efectivos...

Intentar no olvidarlo dijo Han, archivando el consejo en su memoria. Y cmo llegaste hasta aqu?

Vine a bordo de uno de esos gigantescos cruceros estelares de lujo, el Reina del Imperio dijo Lando. Viaj a lo grande, comprendes? Por no mencionar el hecho de que el casino de esa nave es uno de los ms maravillosos que he conocido en toda mi vida, desde luego... La Reina y yo nos hemos entendido a las mil maravillas.

Han se permiti una sonrisa sarcstica.

-Hace unas semanas me tropec con Azul, y me dijo que estabas viajando a lo grande a bordo de la nueva nave de Drea Renthal. Tengo entendido que la Vigilancia de Renthal es ese navo de lnea que consigui salvar de la batalla de Nar Shaddaa.

Lando carraspe para aclararse la garganta antes de hablar.

-Drea es una gran dama -dijo despus-. Para ser una pirata, es... sorprendentemente refinada.

Han solt una risita.

-Caramba, Lando! Y no es un poquito vieja para ti? Dira que por lo menos tiene cuarenta aos! Qu se siente siendo el juguete favorito de una pirata?

Lando se enfureci.

-Yo no era... Y ella no es...

Han se ech a rer.

-Casi es lo bastante grande para ser tu madre, eh?

Los dientes de Lando destellaron por debajo de su bigote.

-Difcilmente. Y he de aclararte una cosa, Han: mi madre no se parece en nada a Drea. Confa en m, de acuerdo?

-Y en ese caso por qu os habis separado? -quiso saber Han.

-La vida a bordo de una nave pirata resulta muy... interesante -dijo Lando-. Pero tambin es un poco demasiado movida..., por lo menos para mi gusto.

Han asinti despus de haber echado un vistazo al elegante atuendo de su compaero.

-Ya me lo imagino.

Lando se puso serio.

-Pero... Eh, lo importante es que Drea y yo seguimos siendo buenos amigos -aadi-. Estos ltimos meses he necesitado... Vers, estaba... -Se encogi de hombros, sintindose visiblemente incmodo-. Bien, el caso es que Drea apareci en un momento muy conveniente. Yo estaba... Bueno, me gust mucho tener un poco de compaa.

Han contempl en silencio a su amigo durante unos instantes antes de volver a hablar.

Ests intentando decirme que echabas de menos a Vuffi Raa? -pregunt por fin.

Bueno... Cmo puedes echar de menos a un androide? Pero... /eras, Han, el caso es que Vuffi era un autntico compaero. Haba momentos en los que ni siquiera pensaba en l como una criatura mecnica. Me haba acostumbrado a que ese hombrecito de latn emitiera cerca de m, entiendes? Y por esa razn, cuando la pequea aspiradora decidi volver con su gente me di cuenta de que..., de que le :estaba echando de menos.

Han pens en lo que supondra perder a Chewie, y tuvo que limitarse a asentir en silencio.

Los dos permanecieron callados durante unos momentos, toman-lo sorbos de sus copas y disfrutando de la compaa del otro. Han acab teniendo que reprimir un bostezo, y se levant:

He de dormir un rato dijo. Maana va a ser un gran da.

Te ver en las mesas dijo Lando, y los dos amigos se separaron.

El sabacc es un juego muy antiguo que se remonta a los primeros las de la Antigua Repblica. De todos los juegos de azar, el sabacc es el ms complejo, impredecible y emocionante..., y tambin el ms devastador.

El sabacc se juega con una baraja de setenta y seis fichas-carta. El valor de cada carta puede ser alterado a lo largo de toda la partida por los impulsos electrnicos que transmite el aleatorizador. En menos de un segundo, la carta que hubiese permitido ganar la partida puede :convertirse en una carga intil.

La baraja est formada por cuatro palos: espadas, bculos, vasijas y monedas. Las canas numeradas van del uno positivo al once positivo, y hay cuatro cartas de rango: el Comandante, la Dama, el Seor y el As, cuyos valores numricos van del doce al quince positivo.

La baraja se completa con diecisis cartas dotadas de valores faciales, dos de cada tipo, con un surtido general de valores que oscilan entre el cero y los negativos: el Idiota, la Reina del Aire y la Oscuridad, la Resistencia, el Cese, el Equilibrio, la Moderacin, el Mal y la Estrella.

Hay dos apuestas distintas. La primera, la apuesta de la mano, va a parar al ganador de cada mano. Para ganar la apuesta, un jugador debe poseer el mayor total de cartas inferior o igual a veintitrs, ya sea positivo o negativo. En caso de un empate, el valor de las cartas positivas vence al valor de las cartas negativas.

La otra apuesta, la apuesta del sabacc, es la apuesta de la partida, y slo puede ser ganada de dos maneras: con un sabacc puro es decir, mediante una serie de cartas que sumen exactamente veintitrs tantos, o mediante un despliegue del Idiota, consistente en una de las cartas del Idiota, ms un dos y un tres literalmente veintitrs de cualquier palo.

En el centro de la mesa hay un campo de interferencia. A medida que se van sucediendo las rondas de faroles y apuestas, los jugadores de sabacc pueden congelar el valor de una carta colocndola dentro del campo de interferencia.

El Torneo de Sabacc de la Ciudad de las Nubes haba atrado a ms de cien jugadores de mundos procedentes de toda la galaxia. Haba rodianos, twi'leks, sullustanos, bothanos, devaronianos y humanos, y todas esas especies y muchas ms se hallaban presentes en las mesas de juego. El torneo durara un mnimo de cuatro das de partidas intensivas, y cada da vera eliminar a aproximadamente la mitad de los jugadores. El nmero de mesas ira disminuyendo poco a poco, hasta que finalmente slo quedara una mesa, en la que los mejores de los mejores competiran durante esa ltima mano.

Las apuestas eran muy altas. Los ganadores tenan una buena probabilidad de levantarse de la mesa con dos o tres veces los diez mil crditos que costaba la tarifa de inscripcin...., o incluso con ms dinero.

El sabacc no era tradicionalmente un deporte de espectadores de la forma en que s lo eran la pelota magntica o el polo de gravedad cero, pero dado que la entrada en la sala del torneo slo estaba permitida a los jugadores, el hotel haba dispuesto una gran sala de proyecciones hologrficas para quienes quisieran presenciar el desarrollo del torneo. Los acompaantes de los jugadores, los satlites, los jugadores eliminados y el resto de seres inteligentes interesados en el sabacc entraban y salan de la sala para ver qu tal iba el torneo mientras animaban en silencio a su favorito o favorita para que ganara.

La sala tambin contaba con una lista de clasificacin instalada junto ala pantalla hologrfica, que serva para identificar a los jugadores y mostrar los progresos de las partidas. Durante el segundo da del torneo, haba unos cincuenta jugadores congregados alrededor de diez mesas. La clasificacin colocada junto a sus nombres indicaba que Han Solo haba logrado superar el primer da del torneo gracias a la suerte y corriendo grandes riesgos. Haba perdido la apuesta del sabacc, pero haba ganado un nmero de apuestas de mano lo suficientemente elevado para poder seguir participando en la competicin.

Una de las espectadoras de la sala estaba deseando que Han ganara, aunque el corelliano no tena ni idea de que se encontrara en Bespin..., y si dependa de Bria Tharen, Han jams se enterara de su presencia all. Sus aos de trabajar con la resistencia corelliana haban permitido que Bria se convirtiera en una autntica experta en los disfraces. En aquel momento su larga melena dorado rojiza se hallaba oculta debajo de una corta peluca negra, y sus ojos verdiazulados estaban cubiertos por un par de biolentillas que los volvan tan oscuros como sus cabellos. El almohadillado meticulosamente insertado en su elegante traje haca que tuviera un aspecto voluptuoso y musculoso, en vez de esbelto y nervudo. Lo nico que Bria no poda disfrazar era su altura, y por suerte haba muchas humanas altas.

Bria estaba inmvil en el fondo de la sala, manteniendo los ojos clavados en la pantalla hologrfica con la esperanza de poder ver otro primer plano de Han. En silencio, la joven se alegr de que Han hubiera podido llegar tan lejos. Si ganara... pens. Han se merece tener un poco de suerte. Si tuviera montones de crditos, no tendra que volver a arriesgar la vida con el contrabando.

Durante un momento, la pantalla mostr un plano de la mesa de Han. Bria vio que sus oponentes de aquel da eran una sullustana, un twi'lek, un bothano y dos humanos, un hombre y una mujer. Bastaba con verla para comprender que la mujer proceda de un planeta de gravedad muy elevada, algo que resultaba obvio por los gruesos msculos de su cuello y su cuerpo bajito y robusto.

Bria saba muy pocas cosas sobre el sabacc, pero conoca muy bien a Han Solo incluso despus de haber estado separada de l durante una larga ausencia que ya se remontaba a siete aos. Conoca hasta la ltima lnea de su cara, la forma en que sus ojos se llenaban de pequeas arrugas en los rabillos cuando sonrea, y cmo se entrecerraban cuando estaba enfadado o senta suspicacia. Tambin conoca los revueltos mechones de su cabellera, que siempre andaba necesitada de un corte de pelo. Todava era capaz de recordar la forma de sus manos, y los pelitos que cubran sus dorsos.

Bria conoca tan bien a Han Solo que comprendi que todava era capaz de adivinar cundo se estaba tirando un farol..., tal como estaba haciendo en aquel momento.

Con los labios curvados en una sonrisa llena de confianza, Han se inclin sobre la mesa para empujar otro montn de fichas hacia el centro del tablero. La sullustana titube durante unos momentos al ver las dimensiones de su apuesta, pero despus acab alzando la mano para rechazar la posibilidad de aceptarla. Los dos humanos la imitaron, pero el bothano estaba hecho de una pasta ms dura. Recibi la apuesta de Han con la suya y luego, ostentosamente, la elev de una manera tan rpida como aparatosa.

La expresin de Bria no cambi, pero sus manos se tensaron junto a sus costados y se convirtieron en dos puos llenos de tensin. Qu har Han? Se dar por vencido, o decidir jugar la mano con la esperanza de que su farol d resultado?

El twi'lek empuj otra ficha-carta hasta el interior del campo de interferencia, e igual la apuesta.

Todos los ojos se volvieron hacia Han.

El corelliano sonri como si no tuviera absolutamente ningn motivo de preocupacin en el mundo. Bria pudo ver moverse sus labios mientras lanzaba algn desafo verbal o alguna clase de comentario burln, y luego vio cmo Han empujaba hacia adelante otro montn de fichas de crdito..., en una apuesta tan enorme que no pudo evitar morderse el labio. Si perda aquella mano, Han se vera expulsado de la mesa. Aquella apuesta era pura y simplemente imposible de cubrir!

Los ojos del bothano fueron de un lado a otro, y por primera vez pareci no saber qu hacer. Finalmente, acab depositando su mano encima de la mesa. Las colas ceflicas del twi'lek temblaron en un estremecimiento espasmdico de frustracin y nervios.

Finalmente, el twi'lek dej sus fichas encima de la mesa sin apresurarse. La sonrisa de Han se volvi un poquito ms ancha, y extendi el brazo para coger otra apuesta de mano. Realmente tena una mano ganadora, o estaba yo en lo cierto? -se pregunt Bria-. Y si todo era un farol?

La sullustana, con las gruesas mandbulas temblando convulsivamente, atendi una mano hacia las fichas-carta de Han, pero el encargado de la partida habl de repente, previnindola claramente contra semejante accin. De todas maneras, a esas alturas el encargado ya habra decretado un cambio en los valores de las fichas-carta.

Bria dirigi una enftica inclinacin de cabeza a la pantalla bolo-grfica. Magnfico! Sigue as, Han! Vncelos! Gana!

Alguien gru junto a ella, y un instante despus Bria le oy hablar en voz baja y gutural.

-Que todas las plagas de Barabel maldigan a ese villano llamado Solo! Va a volver a ganar! Tiene que estar haciendo trampas!

Bria mir por el rabillo del ojo y vio a una gigantesca barabel que resultaba evidente se hallaba francamente enfurecida. Las comisuras de sus labios temblaron. Han tiene una forma tan irritante de tratar a la gente cuando quiere... Qu puede haberle hecho para ponerla tan furiosa?

Algo se agit al otro lado de Bria y se volvi para encontrarse con su ayudante, un corelliano llamado Jace Paol, inmvil junto a ella. Cuando habl, Paol baj la voz hasta tal extremo que Bria apenas pudo orle a pesar de que su boca se encontraba a apenas un palmo de su cabeza.

-Los representantes de Alderaan han llegado, comandante -dijo Jace-. En estos momentos se dirigen hacia el lugar de reunin. Bria asinti.

-Ir enseguida, Jace.

Mientras su ayudante sala de la sala, Bria ech un vistazo a su caro cuaderno de datos (una sofisticada falsificacin, ya que Bria procuraba confiar lo mnimo posible de sus verdaderos asuntos a cualquier formato legible), dirigi una sonrisa distrada a la barabel y sali de la sala. Ya iba siendo hora de que se ocupara de la misin que la haba llevado a la Ciudad de las Nubes.

Cuando se enter de que la Ciudad de las Nubes iba a acoger el gran torneo de sabacc, Bria comprendi que eso la convertira en el lugar ideal para celebrar una reunin de alto secreto entre los representantes de varias de las rebeliones. Los grupos de resistencia se estaban desarrollando incesantemente en muchos mundos imperiales, y era esencial establecer conexiones entre ellos. Pero ese tipo de reuniones deban mantenerse en la clandestinidad, ya que los imperiales tenan espas por todas partes.Cualquier agente de inteligencia saba que el sitio donde resultaba ms fcil esconderse siempre era aquel en el que hubiese una gran multitud. Y adems la Ciudad de las Nubes se encontraba bastante lejos del Ncleo Imperial, por lo que los imperiales no le prestaban demasiada atencin. Un gran torneo proporcionaba la tapadera ideal. Con tantas naves llegando y marchndose a cada momento y trayendo consigo tanto aliengenas como humanos, el que unos cuantos humanos, un sullustano y un durosiano se reunieran en una sala de conferencias de un hotel de Ciudad de las Nubes atraera muy poco inters.

Bria no poda admitir ante s misma que una parte de la razn por la que haba elegido la Ciudad de las Nubes durante el torneo era que esperaba tener ocasin de ver a Han Solo. No poda estar segura de que asistira, naturalmente, pero conociendo a Han y sabiendo que haba ocasin de ganar mucho dinero, pareca lgico esperar que -como haba ocurrido hiciera acto de presencia para tratar de aprovechar la ocasin.

Mientras avanzaba por el camino deslizante que llevaba al turbo-ascensor ms prximo, Bria imagin quitarse el disfraz y acudir a la habitacin de Han ms avanzada la noche. Han todava guardara recuerdos muy vvidos de la ltima vez que la vio, cuando Bria se estaba haciendo pasar por la amante del Moff Sam Shild, pero seguramente la creera cuando le explicara que en realidad haba estado espiando para la resistencia corelliana y que no haba existido absolutamente nada entre ella y Shild.

Eso quera decir que despus de que Bria le hubiera contado la verdad acerca de su ltimo encuentro, los dos hablaran. Quiz beberan un poco de vino. Pasado un rato se cogeran de la mano. Y despus...

La agente rebelde cerr los ojos mientras el turboascensor la llevaba rpidamente hacia arriba por entre el esplendor cristalino de tonos apastelados del quincuagsimo nivel del Yarith Bespin. Cuando se lo hubiera explicado todo, Han quiz deseara unirse ala resistencia y ayudar a sus compatriotas corellianos mientras stos intentaban liberar su planeta de aquel emperador tirano que mantena atrapados a tantos mundos en una presa asfixiante.

Y quiz... Bria se los imagin a los dos luchando codo a codo en la superficie o en el espacio, combatiendo valerosamente, cubrindose la espalda el uno al otro durante las batallas, obteniendo victorias sobre las fuerzas imperiales..., y despus abrazndose apasionadamente cuando los combates del da hubieran terminado.

Bria era incapaz de imaginarse nada mejor que eso.

Sinti el inicio de la frenada del turboascensor y suspir y abri los ojos. Las fantasas estaban muy bien, e incluso haba ciertos momentos en los que eran lo nico que le permita seguir adelante. Pero Bria no poda permitir que interfiriesen con su misin.

Cuando las puertas del turboascensor se abrieron ante ella, ya estaba preparada. Sali de la cabina movindose con paso rpido y decidido, y empez a avanzar por el suelo alfombrado del pasillo.

Cuando lleg a la sala de reuniones, introdujo su seal codificada en el teclado de la entrada y fue admitida. Lanz una rpida mirada a Jace, y su asentimiento le confirm que haba inspeccionado la sala en busca de sistemas de vigilancia y que no haba encontrado ninguno. Slo una vez recibida esa confirmacin gir Bria sobre sus talones para saludar a los otros miembros de la conferencia.

El primer representante en avanzar hacia ella fue Jennsar So-Rifles, un durosiano de piel azulada con la habitual expresin lgubre de aquella raza. Bulles haba venido solo, al igual que lo haba hecho Sian Tevv desde Sullusta. Bria salud afablemente a los dos aliengenas, agradecindoles tanto a ellos como a sus respectivos grupos que les hubieran permitido hacer aquel viaje tan peligroso..., y no caba duda de que el viaje era realmente peligroso. El mes pasado uno de los lderes rebeldes de alto rango haba sido capturado despus de salir de Tibrin mientras se diriga a una de esas conferencias. El ishi-tib se vio obligado a suicidarse para escapar al examen de las sondas cerebrales imperiales.Alderaan haba enviado tres representantes, dos humanos y un caamasi. El miembro ms antiguo de la delegacin era un humano de mediana edad y abundante melena y barba llamado Heric Dalhney, vice-ministro de seguridad y miembro de confianza del gabinete del virrey Bail Organa. Acompandole haba una joven de largos cabellos de un blanco cristalino que an no tena veinte aos. Dalhney la present como Invierno y coment que, como parte de su cobertura durante aquel viaje, se estaban haciendo pasar por padre e hija. En cuanto al miembro no humano de la delegacin, era el caamasi. Bria nunca haba tenido ninguna clase de contacto con aquella especie, por lo que lo encontr bastante intrigante. Los caamasis se haban convertido en una de las razas ms raras de la galaxia.

Caamas haba quedado esencialmente destruida despus de las Guerras Clnicas gracias a los esfuerzos de Darth Vader, el esbirro del Emperador; pero era un hecho poco conocido que la mayora de sus habitantes haban logrado huir a Alderaan y vivan all, bsicamente en reclusin.

El caamasi se llamaba Ylenic It'kla, y se present diciendo que era uno de los consejeros del virrey de Alderaan. Todava ms alto que Bria, el caamasi llevaba una prenda con faldelln y luca unas cuantas joyas. De apariencia generalmente humanoide; Ylenic estaba cubierto de pelaje dorado, y su rostro se hallaba marcado por franjas purpreas. Sus enormes ojos oscuros irradiaban una callada tristeza que conmovi a Bria, quien saba cuntos sufrimientos tena que haber presenciado aquel ser.

Ylenic apenas abri la boca mientras los delegados intercambiaban saludos, pero algo en l dej considerablemente impresionada a Bria e hizo que decidiera solicitar sus opiniones en el caso de que Ylenic no las ofreciera por voluntad propia. El caamasi proyectaba una callada aureola de confianza y tranquilo poder que indicaron a la comandante rebelde que se hallaba ante un ser al que haba que tomar en consideracin.Despus de unos minutos de charla, Bria tom asiento junto a la larga mesa y dio comienzo formal ala reunin.

-Compaeros de rebelin, os agradezco que arriesguis vuestras vidas por nuestra causa -dijo, hablando con la suave autoridad de alguien que ya haba hecho todo aquello en muchas ocasiones con anterioridad. Los integrantes del movimiento rebelde corelliano nos estamos poniendo en contacto con otros grupos clandestinos como el nuestro, y apremiamos a todos los grupos rebeldes a que se unan. Slo un grupo fuerte y dotado de cohesin podr llegar a albergar alguna esperanza de enfrentarse al Imperio que est estrangulando a nuestros mundos y aniquilando el espritu de nuestros pueblos.

Despus Bria respir hondo antes de seguir hablando.

Soy muy consciente de lo impresionante y atrevida que es esta proposicin, creedme. Pero los grupos rebeldes slo podemos albergar alguna esperanza de acabar alzndonos con la victoria si somos capaces de unirnos y llegar a formar una alianza. Mientras sigamos estando fragmentados y continuemos estando limitados a nuestros distintos planetas, estaremos condenados al fracaso.

Hizo una pausa.

El movimiento corelliano lleva mucho tiempo considerando esta proposicin. Somos plenamente conscientes del cambio de naturaleza tan radical que supondra..., as como de lo difcil que resultar llegar a crear esta alianza. Mientras sigamos siendo grupos individuales, el Imperio no podr acabar con todos nosotros de un solo golpe. Si nos uniramos, es concebible que pudieran llegar a destruirnos a todos mediante una sola batalla. Tambin sabemos hasta qu punto resulta difcil para especies distintas trabajar en colaboracin. Las diferencias en los sistemas ticos y morales, las ideologas y las religiones, por no mencionar las diferencias en equipo y en el diseo del armamento, pueden llegar a presentar numerosos problemas.

Bria se encar con los espectadores.

Pero debemos unirnos, amigos mos. Sea como sea, debemos encontrar formas de superar nuestras diferencias. Estoy segura de que podemos conseguirlo..., y se es el tema principal de esta conferencia.

El representante de Duros extendi la mano y permiti que sus dedos tabalearan sobre la mesa.

Sus palabras son impresionantes, comandante. En espritu, estoy totalmente de acuerdo con ellas. Pero ahora debemos enfrentarnos a los hechos. Al pedir a los mundos no humanos que se alen con ustedes, nos est pidiendo que nos expongamos a un riesgo mucho mayor del que soportamos en la actualidad. Todo el mundo conoce el desdn que el Emperador siente hacia los no humanos. Si una alianza desafiara a las fuerzas de Palpatine, y fuese derrotada, la ira del Emperador se dirigira principalmente contra los mundos no humanos. Es muy posible que decidiera destruirnos nicamente para dar una leccin a los rebeldes humanos.

Bria asinti.

Tiene mucha razn, Jennsar dijo, permitiendo que su mirada recorriese la mesa. Qu piensa usted, ministro Dalhney?

Alderaan ha apoyado al movimiento rebelde desde el principio -dijo Dalhney. Hemos proporcionado fondos, servicios de inteligencia y expertos tcnicos. Pero toda esta charla sobre batallas supone un autntico anatema para nosotros. La cultura alderaaniana se basa en la ausencia de armas y de la violencia. Somos un mundo pacfico, y el camino del guerrero nos resulta particularmente aborrecible. Cuenten con nosotros para que apoyemos sus esfuerzos..., pero me siento totalmente incapaz de imaginarnos unindonos a ustedes como combatientes.

Bria contempl a Dahlney con expresin ensombrecida.

Es muy posible que Alderaan ya no disponga de la opcin de rechazar la violencia, ministro dijo despus, y se volvi hacia el pequeo sullustano. Cules son sus pensamientos iniciales sobre el tema, Sian Ten?

Mi pueblo se encuentra tan aplastado por el taln del Imperio que muy pocos de nosotros disponemos de los recursos necesarios para organizar cualquier clase de rebelin, comandante. Las mejillas del pequeo aliengena temblaban visiblemente, y sus ojos oscuros y lquidos estaban llenos de pena. Aunque muchos se quejan en voz baja de los desmanes cometidos por las tropas imperiales, slo un puado de los mos se han atrevido a resistirse abiertamente. Nuestras cavernas estn dominadas por el temor. La Corporacin Soro Suub controla esencialmente mi mundo, y el Imperio es su cliente ms importante. Si nos uniramos a una Alianza Rebelde, eso causara la guerra civil!

Bria suspir. Esta conferencia va a ser muy larga; pens lgubremente.

Admito que todos ustedes tienen preocupaciones vlidas dijo despus, haciendo un considerable esfuerzo de voluntad para mantener un tono de voz lo ms suave y neutral posible. Pero que nos limitemos a discutir estos temas no les har ningn dao, y tampoco les obligar a aceptar ninguna clase de compromiso, verdad?

Pasados unos momentos, los delegados de los tres mundos accedieron a conversar. Bria respir hondo y empez a hablar...

No puedo creer que haya conseguido llegar tan lejos pens Han con un cansancio infinito mientras se instalaba en uno de los asientos de la nica mesa de sabacc que continuaba abierta. Era la noche del cuarto da de torneo, y slo los finalistas seguan en la sala. Si mi suerte aguantara un poquito ms....

Se estir lentamente para aliviar la dolorosa tensin de su espalda, deseando poder dormir veinte horas seguidas mientras lo haca. Los ltimos das haban sido agotadores, y la vida de Han se haba reducido a horas y ms horas de partidas interminables, con slo unas cuantas pausas para comer o dormir.

Los otros finalistas tambin haban ocupado sus sitios alrededor de la mesa. Han iba a enfrentarse a un diminuto chadra-fan, un bothano y una radiara. No estaba muy seguro de cul era el sexo del chadra-fan, ya que tanto los varones como las hembras de aquella raza vestan el mismo tipo de tnicas largas y holgadas.Mientras la mirada de Han se paseaba por los rostros de sus compaeros de mesa, el ltimo jugador, otro humano, se sent enfrente de l ocupando el ltimo asiento vaco que quedaba. Han dej escapar un gemido para sus adentros. Saba que esto iba a ocurrir. Qu probabilidades tengo contra un profesional como Lando?

Han era muy consciente del hecho de que probablemente era el nico jugador aficionado que haba en la mesa. Estaba dispuesto a apostar que para los dems, como ocurra en el caso de Lando, las partidas de sabacc eran su medio principal de ganarse la vida.

Durante un momento sinti la tentacin de darse por vencido y marcharse. Perder ahora, despus de todos aquellos das de partidas...

Lando dirigi una tensa inclinacin de cabeza a su amigo. Han se la devolvi.

El encargado de la partida fue hacia la mesa. En la mayora de partidas de sabacc, el encargado jugaba por crditos, pero en las partidas del torneo se limitaba a repartir las fichas-carta y a supervisar el juego, y tena estrictamente prohibido tomar parte en la partida.

El encargado era un bith. Las enormes manos de cinco dedos del aliengena posean tanto un pulgar oponible como un meique, lo cual le proporcionaba una considerable destreza a la hora de repartir las cartas. Las luces de la monstruosa araa de cristales de la sala de baile arrancaban destellos al voluminoso crneo calvo del aliengena.

El encargado abri ostentosamente un paquete nuevo de fichas-carta y las baraj, y despus activ varias veces el aleatorizador, demostrando con ello que nadie podra predecir el orden en que seran repartidas las fichas-carta. Despus de aquella demostracin inicial, el aleatorizador alterara los valores de las fichas-carta a intervalos impredecibles.

Han volvi la mirada hacia Lando, y se sinti un poco ms animado al ver que su amigo estaba mostrando ciertas seales de tensin. El elegante atuendo de Lando se encontraba un poco arrugado, y haba crculos oscuros debajo de sus ojos. En cuanto a sus cabellos, parecan no haber sido peinados en todo el da.

Han saba que l tampoco tena muy buen aspecto. Se desliz cansinamente la mano por la cara, y slo entonces cay en la cuenta de que haba olvidado afeitarse. El comienzo de la barba cruji bajo las uas de sus dedos.

Obligndose a mantenerse erguido en su asiento, Han cogi su primera mano de fichas-carta.

Tres horas y media despus, el bothano y la rodiana haban sido eliminados. Los dos haban abandonado la mesa sin lanzar ni una sola mirada hacia atrs. El bothano haba cometido el terrible error de apostar todas sus fichas-carta en la partida. Cuando Lando gan aquella mano, el aliengena se march sin despedirse. La rodiana haba tenido que abandonar la partida, pero por lo menos haba jugado con inteligencia. Han supuso que haba decidido reducir al mximo sus prdidas y dejarla mesa mientras an tena algunos beneficios acumulados. Las apuestas estaban subiendo vertiginosamente, y la apuesta del sabacc ya casi ascenda a veinte mil crditos.

La suerte de Han haba seguido ayudndole. Dispona de las fichas-carta suficientes para cubrir cualquiera de las apuestas que haba visto aquella noche Han las sum mentalmente. Si abandonaba la partida en aquel momento, se ira de Bespin con unos veinte mil crditos, dos mil ms o menos. Los ojos se le estaban empezando a nublar, y las fichas-carta resultaban bastante difciles de contar cuando estaban amontonadas.

El corelliano intent reflexionar. Veinte mil crditos era un montn de dinero, casi el suficiente para comprar su propia nave. Deba abandonar la partida, o deba seguir en la mesa?

El chadra-fan volvi a subir la apuesta, elevndola cinco mil crditos ms. Han la cubri. Lando le imit, pero tuvo que consumir casi todas sus fichas-carta para poder hacerlo.

Han examin su mano. Dispona de la ficha-carta de la Resistencia, que tena el valor del ocho negativo. Muy apropiado -pens-. Esta batalla est empezando a convenirse en un campeonato de resistencia... Tambin tena el as de bculos, con un valor de quince positivo, y el seis de vasijas, con un valor de seis positivo.

Trece, eh? Pues entonces necesitaba tomar otra carta y esperar que no recibiera una carta clasificada, la cual le expulsara de la partida. -Quiero otra carta-dijo.

El encargado del reparto arroj una sobre la mesa. Han la cogi y, sintiendo una profunda desesperacin, vio que era el Fallecimiento, con un valor de trece negativo. Estupendo! Ahora estoy ms lejos que nunca de lo que necesito!

Y entonces las cartas ondularon y cambiaron delante de sus ojos...

Han haba pasado a tener la Reina del Aire y la Oscuridad, con un valor de dos negativo, ms el cinco de monedas, el seis de bculos y el Seor de las monedas, con un valor de catorce. El valor total era... veintitrs. Han sinti que el corazn le daba un vuelco. Tena un sabacc puro!

Con aquellas cartas, poda ganar tanto la apuesta de la mano como la apuesta del sabacc..., y, de hecho, poda ganar el torneo.

Slo haba una mano que pudiera vencerle, y era el despliegue del Idiota.

Han respir hondo, y despus empuj hacia adelante todos sus montones de fichas de crdito salvo uno. Durante un momento pens en arrojar todas sus cartas al centro del campo de interferencia, pero entonces sus oponentes comprenderan que se estaba tirando un farol. Han las necesitaba para cubrir su apuesta si quera ganar la partida.

Seguid tal como estis ahora, les suplic mentalmente a sus fichas-carta, concentrando toda su fuerza de voluntad en suplicarle al aleatorizador que no cambiara las pautas. Los aleatorizadores no manipulados funcionaban de una manera realmente aleatoria. A veces cambiaban las pautas de las fichas-carta mltiples veces en una partida. En otras ocasiones, slo las alteraban una o dos veces. Han pensaba que las probabilidades de que sus fichas-carta cambiaran durante los tres minutos siguientes el promedio de duracin de una ronda de apuestas con aquel nmero de jugadores sentados a la mesa eran de un cincuenta por ciento.

Han mantuvo el rostro impasible y el cuerpo relajado, para lo cual se vio obligado a hacer un esfuerzo de voluntad tan intenso que casi resultaba doloroso. Tena que conseguir que pensaran que poda estar tirndose un farol!

Las enormes orejas del diminuto chadra-fan oscilaron rpidamente hacia atrs y hacia adelante ala derecha de Han, y despus el aliengena (durante las horas de partida Han haba averiguado que era del sexo masculino) dej escapar un graznido casi inaudible. El aliengena recogi sus fichas-carta con minuciosa tranquilidad y las coloc sobre la mesa, y despus se levant y se fue.

Flan clav la mirada en sus fichas-carta No cambiis... No cambiis! El corazn le lata a toda velocidad, y esperaba que Lando no pudiera percibir el repentino martillear de su pulso.

El jugador profesional titube durante un segundo interminable, y luego pidi una carta. Un torrente de sangre inund las orejas de Han cuando, lenta y deliberadamente, Calrissian extendi una mano y coloc una ficha-carta boca abajo dentro del campo de interferencia.

Han se envar. Haba tenido un fugaz atisbo del color primario de la ficha-carta reflejado contra la tenue ionizacin del campo. Violeta. Si los ojos cansados de Han no le estaban gastando alguna clase de jugarreta, eso significaba que la ficha-carta era el Idiota, la carta ms vital de todas las que formaban el despliegue del Idiota.

Han intent tragar saliva, pero su boca estaba demasiado seca. Lando es un experto en esto pens. Podra haber dejado esa carta all en cualquier momento sabiendo que yo vera su color delator, y que supondra que tiene el Idiota. Pero por qu? Para tenderme una trampa? Para asustarme y conseguir que me d por vencido? O me estoy imaginando cosas?

Han volvi a alzar la mirada hacia su oponente. Lando estaba sosteniendo dos cartas en la mano. El jugador profesional sonri a su amigo y despus, introduciendo rpidamente una anotacin en una tarjeta de datos, la empuj hacia adelante, dirigindola hacia Han junto con las escasas fichas de crdito que le quedaban.

Mi marcador dijo, hablando en el tono de voz ms suave y dable de que era capaz. Vale por cualquier nave de mi depsito, y te permite elegir lo que quieras de mis posesiones.

El bith se volvi hacia Han.

Le parece aceptable, Solo?

Han tena la boca tan seca que no se atreva a hablar, pero asinti. El bith se volvi hacia Lando.

Su marcador es bueno.

Lando estaba sosteniendo dos cartas ms el Idiota, que se encontraba a salvo dentro del campo de interferencia. Han reprimi el impulso de pasarse la mano por los ojos, y se pregunt si Lando podra ver cmo estaba sudando. Debes conservar la calma y pensar con racionalidad se orden a s mismo. Tiene el despliegue del Idiota... o..., o se est echando un farol?

Slo haba una forma de averiguarlo.

Aguanta, aguanta, le orden a su mano y despus, lenta y muy deliberadamente, empuj hacia adelante su ltimo montn de fichas.

Veo la apuesta -dijo, y la voz surgi de sus labios bajo la forma de un graznido impregnado de tensin.

Lando le mir fijamente desde el otro extremo de la mesa durante un segundo interminable, y despus permiti que sus labios se curvaran en una tenue sonrisa.

Muy bien dijo, y estir la mano para dar la vuelta a la carta depositada dentro del campo de interferencia.

El Idiota alz la mirada hacia Han.

Lando cogi su prxima ficha-carta con lenta y tranquila deliberacin y la dej junto al Idiota, colocndola vuelta hacia arriba. La carta era el dos de bculos.

Han no poda respirar. Estoy muerto... Lo he perdido todo... Lando dio la vuelta a la ltima de sus cartas.

El siete de vasijas.

Han contempl con incredulidad la mano perdedora, y despus alz lentamente los ojos para mirar a su amigo. Lando sonri y se encogi de hombros.

Bien, chico, debo confesar que me has sorprendido dijo. Pens que podra engaarte.

Lando se estaba tirando un farol! Han sinti que la cabeza le daba vueltas a medida que comprenda lo que haba estado ocurriendo. He ganado! No puedo creerlo, pero he ganado!

El corelliano deposit sus fichas-carta sobre la mesa con tranquila lentitud.

Sabacc puro -dijo. Y la apuesta del sabacc tambin es ma. El bith asinti.

El capitn Solo es el ganador de nuestro torneo, damas y caballeros dijo, hablando por el pequeo amplificador que colgaba de su cuello. Felicidades, capitn Solo!

Han dirigi una lenta inclinacin de cabeza al bith, y despus se dio cuenta de que Lando se haba inclinado sobre la mesa y de que estaba extendiendo la mano hacia l. El corelliano estir el brazo y estrech la mano de su amigo.

No puedo creerlo murmur. Menuda partida!

Nunca me haba imaginado que fueras tan buen jugador, viejo amigo dijo Lando con alegre afabilidad.

Han se pregunt cmo poda estar tan tranquilo cuando acababa de sufrir unas prdidas tan grandes, y luego pens que el jugador probablemente ya haba ganado y perdido varias fortunas con anterioridad.

Han cogi la tarjeta de datos que le haba entregado Lando y la examin.

Bien, qu nave vas a reclamar? -pregunt Lando-. Tengo un carguero ligero corelliano YT-2400 casi nuevo que sera la nave ideal para ti. Espera a que...

Quiero el Halcn se apresur a decir Han.

Las cejas de Lando se elevaron hacia su frente.

EI Halcn Milenario? exclam, obviamente afectado. Oh, no. El Halcn es mi nave personal, Han. Nunca ha formado parte del trato.

Dijiste que poda elegir cualquier nave que hubiera en tu depsito le record Han sin inmutarse mientras sus ojos se encontraban con los de Lando. Dijiste que poda elegir cualquiera de las naves de tu propiedad, no? Bien, pues el Halcn se encuentra estacionado en tu depsito y he decidido reclamarlo.

Pero...

La boca de Lando se tens de repente, y sus ojos destellaron.

S, amigo? replic Han, permitiendo que una sombra de dureza se infiltrara en su voz. Vas a hacer honor a esta tarjeta, o piensas echarte atrs?

Lando asinti con una lenta inclinacin de la cabeza.

Nadie puede decir que no hago honor a mis pagars. Hizo una profunda inspiracin de aire, y despus lo dej escapar bajo la forma de un siseo lleno de irritacin. De acuerdo... El Halcn es tuyo.

Han sonri y luego alz los brazos hacia el techo y gir sobre s mismo en una danza improvisada, sintindose repentinamente ebrio de pura alegra. Espera a que se lo cuente a Chewie! El Halcn Milenario es mo! Por fin! Vamos a tener nuestra propia nave!Captulo 02: Promesas que cumplir.Promesas que cumplir

Bria Tharen estaba sola en la sala hologrfica desierta, observando a Han Solo mientras ste se regocijaba de su victoria y deseando poder estar all para abrazarle, besarle y celebrarla junto a l. !Esto es maravilloso! pens, exultante. Merecas ganar, Han! Has jugado tus cartas como un autntico campen!

Se pregunt qu le habra entregado el jugador de piel oscura para completar su apuesta. Resultaba obvio que deba de tratarse de algo valioso, porque los dedos de Han sujetaban la tarjeta de datos como si fuese la llave del tesoro ms maravilloso de todo el universo.

La noche del cuarto da ya estaba muy avanzada, y las reuniones de la comandante corelliana con el durosiano, el sullustano y los alderaanianos terminaran maana por la maana. Haban hecho ciertos progresos hacia algunos acuerdos, y todos ellos haban aprendido muchas cosas sobre la cultura de los dems, pero an no se haba llegado a ninguna decisin. Ninguno de los otros tres grupos rebeldes se haba mostrado dispuesto a comprometerse con la alianza rebelde propuesta por Corellia.

Bria suspir. Haba hecho todo lo posible, pero estaba claro que todava le quedaba mucho camino por delante. Se dijo que no debera culpar a los otros grupos por su cautela, pero no poda evitar hacerlo. La situacin actual con el Imperio estaba condenada a empeorar, y los dems estaban ciegos si no eran capaces de verlo.

Un sonido de pasos hizo que Bria girara sobre sus talones para encontrarse con la joven alderaaniana, Invierno, viniendo hacia ella. Invierno, con sus ojos verde plido y su cabellera de color cristalino, era muy hermosa. Su sencillo traje verde modestamente cortado revelaba una silueta esbelta y digna de una reina. Era alta, aunque no tanto como Bria

La comandante corelliana asinti, y las dos mujeres se dedicaron a contemplar la accin de la sala de baile del torneo durante unos momentos. Han estaba rodeado por los otros jugadores, y se dejaba felicitar por ellos. La comida y las bebidas circulaban de un lado a otro, y los funcionarios del torneo, los comerciantes y el personal del hotel se haban aadido ala multitud. Una atmsfera general de fiesta reinaba en la sala.

Parece que se estn divirtiendo mucho ms que nosotros en nuestra reunin dijo Bria en un tono bastante seco. Les envidio. No tienen ni un solo motivo de preocupacin en el mundo.

Oh, estoy segura de que tambin tienen sus preocupaciones -dijo Invierno. Pero de momento las han dejado a un lado para poder limitarse a existir en el presente.

Bria asinti.

Ests hecha una autntica filsofa, verdad?

La muchacha dej escapar una breve carcajada agradablemente musical.

Oh, en Alderaan tenemos una larga tradicin de discusiones sobre la filosofa, la tica y la moralidad. En Alderaan hay cafs en los que los ciudadanos se sientan para pasar todo el da discutiendo de filosofa. Es una tradicin planetaria.

Bria solt una risita.

Los corellianos tienen una considerable reputacin de temerarios e impulsivos, y se los considera como un pueblo capaz de hacer muchas cosas pero al que le encanta correr riesgos.

Nuestros dos mundos quiz se necesitaran mutuamente para equilibrarse observ Invierno.

Bria le lanz una mirada pensativa.

Te gustara ir al bar y tomar una taza de liana de cafena, Invierno?

Me encantara dijo la muchacha, asintiendo.

Su cabellera cristalina ondulaba sobre sus hombros a cada movimiento que haca. Bria haba odo decir que los adultos de su planeta no se cortaban el cabello, y el de Invierno descenda a lo largo de su espalda igual que un glaciar.

Cuando estuvieron cmodamente sentadas, con tazas del humeante y aromtico lquido delante de ellas, Bria presion discretamente un botn de su brazalete dorado, y dirigi las gemas corusca que lo adornaban hacia la habitacin. Despus volvi la mueca hacia arriba sin dejar de estudiar las gemas ni un solo instante. Al ver que no se encenda ninguna luz entre ellas, Bria se relaj. No hay sistemas de espionaje cerca. No es que esperase encontrarme con ninguno, pero ms vale estar segura que tener que lamentarlo despus...

Hblame de ti, Invierno dijo Bria. Cmo te incorporaste a esta misin?

El virrey ha sido como un padre para m dijo la muchacha en voz baja y suave. Me cri junto a su propia hija, Leia. He sido la eterna compaera de la princesa desde que ramos nias. Sus labios se curvaron en una tenue sonrisa, y Bria volvi a sorprenderse ante lo increblemente madura que era para su edad. Ha habido ocasiones en las que incluso han llegado a tomarme por la princesa. Pero me alegro de no pertenecer a la realeza. Estar bajo los ojos del gran pblico en todo momento, como les ocurre al virrey y a Leia, resulta muy duro. Presiones constantes, el eterno acoso de la prensa... Tu vida deja de pertenecerte.

Bria asinti.

Sospecho que pertenecer a la realeza es todava peor que ser una estrella del video dijo, tomando un sorbo de su taza. As que Bail Organa te cri y te educ..., y sin embargo ha permitido que formaras parte de esta misin, sabiendo que poda haber peligro en el caso de que nos descubrieran. Bria enarc las cejas. Eso me sorprende. Pareces un poco demasiado joven para tener que enfrentarte a semejantes riesgos.

Invierno sonri.

-Tengo un ao y unos cuantos meses ms que la princesa. Acabo de cumplir diecisiete aos, y en Alderaan sa es la edad de la responsabilidad civil.

-Igual que en Corellia -dijo Bria-. Sigue parecindome que eres demasiado joven. A los diecisiete aos, yo no tena mucho sentido comn -aadi con una sonrisa llena de melancola-. Ya hace tanto tiempo de eso... Parece como si hubieran transcurrido un milln de aos, en vez de slo nueve.

-Pues se te tomara por mayor, aunque no lo aparentas -dijo Invierno-. Veintisis aos y ya eres una comandante? Tienes que haber empezado muy joven -aadi, echando un poco de leche de traladn en su taza de liana de cafena.

-Lo hice -admiti Bria-. Y si parezco un poco mayor de lo que soy en realidad... Bueno, un ao como esclava en Ylesia tiene esos efectos sobre una chica. Esas fbricas de especia te consumen por dentro.

-aras una esclava? -pregunt Invierno, pareciendo bastante sorprendida.

-S. Un... Un amigo me rescat de Ylesia. Pero salir fsicamente del planeta fue la parte ms fcil -confes Bria-. Mucho despus de que mi cuerpo estuviera libre, mi mente y mi espritu seguan estando esclavizados. Tuve que aprender a liberarme a m misma, y eso es lo ms difcil que he hecho en toda mi vida.

Invierno asinti, contemplndola con ojos llenos de simpata. Bria se sinti un poco sorprendida al ver que se estaba abriendo de aquella manera ante la joven, pero la adolescente alderaaniana era una persona con la que resultaba asombrosamente fcil hablar. Era evidente que Invierno no se estaba limitando a mantener una conversacin, y que realmente le importaba lo que estaba diciendo Bria. La comandante se permiti un ligero encogimiento de hombros.

-Bsicamente, me cost todo aquello que era importante para m. El amor, la familia..., la seguridad. Pero poder ser yo misma vala la pena, y adems me aport un nuevo propsito en la vida.

-Combatir al Imperio.

Bria asinti.

Combatir al Imperio que acepta la esclavitud y que estimula su prctica, s. La esclavitud es la prctica ms asquerosa y degradante jams desarrollada por seres inteligentes supuestamente civilizados.

He odo hablar de Ylesia dijo Invierno. Hace unos aos corrieron ciertos rumores bastante desagradables sobre ese mundo, y el virrey orden que llevaran a cabo una investigacin. Desde aquel entonces, ha mantenido una campaa de informacin pblica para que los alderaanianos lleguen a saber toda la verdad sobre el lugar..., especialmente sobre las fbricas de especia y los trabajos forzados.

Eso constituye el peor aspectodijo Bria con amargura. En realidad no te obligan. La gente trabaja hasta morir, y lo hacen voluntariamente. Es horrible. Si dispusiera de los soldados y las armas necesarias, maana mismo partira hacia Ylesia con un par de escuadrones y cerraramos para siempre ese pestilente agujero de explotacin.

Lo cual requerira muchas tropas.

S, desde luego. Ya disponen de ocho o nueve colonias, y tienen millares de esclavos. Bria tom un cauteloso sorbo del lquido caliente. Bien... Tienes muchas ganas de asistir ala sesin de maana?

Invierno suspir.

La verdad es que no.

No te culpo dijo Bria. Or cmo nos pasamos el da entero discutiendo si una Alianza Rebelde es el curso de accin adecuado o . no tiene que resultar bastante aburrido. Tendras que saltarte la sesin de maana y tratar de divertirte un poco. La Ciudad de las Nubes dispone de viajes organizados para ir a contemplar los rebaos de beldones, y tambin hay rodeos areos en los que los jinetes de los thrantas exhiben sus habilidades. He odo decir que son un espectculo realmente asombroso.

He de ir a esa conferencia de maana replic Invierno. El ministro Dahlney me necesita.

Por qu? pregunt Bria, sintindose perpleja. Para que le proporciones apoyo moral?

Invierno sonri levemente.

No. Soy su registradora. Me necesita para que le ayude a preparar el informe que entregar al virrey.

Su registradora?

-S. Recuerdo todo lo que veo, experimento o escucho -dijo Invierno-. No puedo olvidar, aunque a veces deseara poder hacerlo.

Sus hermosos rasgos se llenaron de tristeza, como si estuviera recordando alguna desagradable escena del pasado.

-De veras? -aria estaba pensando en lo til que resultara tener a alguien como Invierno entre su personal. Ella misma haba recibido lecciones memorsticas y se haba sometido al condicionamiento hipntico para mejorar su capacidad de retentiva, porque muy poco de cuanto haca poda ser confiado a los archivos de datos o los documentos escritos-. Tienes razn: eso hace que seas valiossima.

-La razn por la cual dije que no me apeteca asistir a la reunin de maana -confes Invierno, inclinndose hacia adelante sobre la mesa-, no tiene nada que ver con el aburrimiento, comandante. Lo que quera decir es que me resulta muy duro tener que escuchar cmo Heric Dahlney insiste tozudamente en que la tica alderaaniana es ms importante que derrotar al Imperio.

Bria lade la cabeza.

-Oh... Vaya, esto s que es interesante. Qu te hace decir eso?

-Cuando acompa a Leia y al virrey a Coruscan con ocasin de ciertas funciones diplomticas... -Invierno se interrumpi, y acab sonriendo de mala gana-. Bueno, quiero decir que fui al Centro Imperial y... El caso es que vi dos veces al Emperador. En una de esas ocasiones, Palpatine se detuvo y me habl. Apenas fue ms que un saludo, pero...

Invierno titube y se mordi el labio y, por primera vez, Bria vio desaparecer la fachada de su madurez y pudo contemplar a una nia asustada en aquellos rasgos llenos de juventud.

-Le mir a los ojos, Bria -sigui diciendo Invierno-. Y por mucho que lo intente, no puedo olvidarlos. Palpatine es realmente malvado. Hay algo extraamente antinatural en l... -Invierno se estremeci a pesar del agradable calor del bar-. Me aterroriz. Era... malvolo. Es la nica palabra que me parece adecuada para describir a Palpatine.

-He odo ciertas historias sobre l, aunque nunca he llegado a conocerle -dijo Bria-. Le he visto desde lejos, pero eso es todo.

-Te aseguro que es mejor que no llegues a conocerle -dijo Invierno. Esos ojos suyos... Se clavan en ti, y entonces sientes como si fueran a absorber tu espritu y todo aquello que te convierte en lo que eres.

Bria suspir.

Esa es la razn por la que debemos enfrentarnos a l -dijo. Eso es exactamente lo que quiere, Invierno: quiere absorbemos a todos..., planetas, seres inteligentes..., a todo cuanto existe. Palpatine est decidido a convertirse en el dspota ms absoluto de la historia. Tenemos que enfrentarnos a l, porque si no lo hacemos nos aplastar.

Estoy de acuerdo contigo dijo Invierno. Y sa es la razn por la que voy a volver a Alderaan y le dir al virrey que los alderaanianos debemos armarnos y aprender a luchar.

Bria parpade, visiblemente sorprendida.

De veras? Pero el ministro Dahlney no opina lo mismo.

Lo s dijo la joven, y tambin s que el virrey est en contra de la idea de empuar las armas. Pero lo que te he odo decir durante los ltimos das me ha convencido de que si Alderaan no lucha, seremos destruidos. Mientras el Emperador gobierne, nunca podremos llegar a conocer la verdadera paz.

-Y crees que Bail Organa te escuchar? pregunt Bria, sintiendo una nueva chispa de esperanza. Por lo menos he conseguido llegar a una persona durante estos ltimos das..., y eso quiere decir que no he estado perdiendo el tiempo como crea.

No lo s replic Invierno. Quiz lo haga. Es un buen hombre, y respeta a aquellos que saben explicarse con claridad incluso cuando son jvenes. Cree en resistir al Imperio. Ya ha hecho todo lo necesario para que yo y su hija recibamos adiestramiento especial en las tcnicas de recogida de datos de inteligencia. Sabe que dos jovencitas aparentemente inocentes pueden ir a algunos sitios y hacer ciertas cosas que seran totalmente imposibles para unos diplomticos experimentados.

Bria asinti.

S, ya he tenido ocasin de descubrirlo personalmente dijo. Es una de las realidades ms lamentables e infortunadas de la vida, Invierno: un rostro hermoso y una sonrisa llena de dulzura pueden proporcionarte un pasaporte de acceso a muchos lugares de la burocracia imperial y el Alto Mando all donde otros esfuerzos estaran condenados al fracaso.

La atractiva comandante sonri maliciosamente mientras se serva otra taza de liana de cafena.

-Como sin duda habrs notado, el Imperio es una organizacin dominada por los varones y por los humanos. Y los varones de la raza humana pueden ser... manipulados... por las mujeres, en ocasiones con excesiva facilidad. Eso no me gusta, y no lo justifica, pero en este caso lo que importa son los resultados. Es algo que he aprendido a lo largo de los aos.

-Aunque el virrey Organa no quiera escucharme, estoy segura de que Leia lo har -dijo Invierno-. Insisti en que nuestro adiestramiento de inteligencia deba incluir lecciones sobre cmo usar las armas de manera efectiva. Las dos hemos aprendido a disparar, y a dar en el blanco contra el que apuntemos. Al principio al virrey no le gustaba demasiado la idea, pero despus de pensrselo acab accediendo, e incluso eligi un maestro de armas para Leia. El virrey es un hombre inteligente, y fue capaz de comprender que podan surgir situaciones en las que necesitaramos saber cmo defendernos.

-Y de qu servir convencer ala princesa? -quiso saber Bria-. Ya s que se supone que todo el mundo la quiere, pero sigue siendo una jovencita.

-El virrey est pensando nombrarla representante de Alderaan en el senado imperial el ao prximo -dijo Invierno-. No subestimes el poder del propsito o de la influencia de Leia.

-No lo har -dijo Bria, y le sonri-. Me alegra mucho que hayamos mantenido esta conversacin. Me senta terriblemente abatida, y me has dado nuevos nimos. Te estoy muy agradecida.

-Soy yo quien te est agradecida, comandante -dijo Invierno-. Te agradezco que hayas dicho la verdad delante de m. La resistencia corelliana tiene razn. Nuestra mejor esperanza es una Alianza Rebelde. Espero que algn da sea posible crearla...

Han se encontr al lado de Lando en el momento en que la fiesta posterior al torneo empezaba a perder una parte de su animacin inicial, y le seal la puerta.

Te invito a una copa.

Lando curv los labios en una sonrisa llena de melancola.

Ser mejor que me invites, viejo amigo. Tienes todos mis crditos.

Han tambin sonri.

Ya te he dicho que invitaba yo. Eh... Necesitas un prstamo, Lando? Quieres adquirir un billete de vuelta a Nar Shaddaa en ese carguero que despegar maana?

Lando tard unos momentos en responder.

S..., y no. Me gustara pedirte prestados mil crditos, y siempre devuelvo los favores. Pero he decidido quedarme en Bespin durante cierto tiempo. Algunos de los jugadores que no consiguieron llegar a las finales del torneo tendrn que hacer acto de presencia en los casinos de la Ciudad de las Nubes para tratar de recuperar una parte de lo que han perdido. Eso debera serme de mucha utilidad.

Han asinti y sac de su cartera mil quinientos crditos, que alarg a Lando.

Tmate tu tiempo, amigo. No hay ninguna prisa.

Lando obsequi a su amigo con una sonrisa mientras iban hacia el bar.

Gracias, Han.

Eh, esa apuesta de sabacc se ha aadido a mis otras ganancias. Digamos que... Bueno, el caso es que puedo permitrmelo. El corelliano se senta fsicamente muy cansado, pero estaba tan feliz y lleno de euforia que saba que no podra dormir, o por lo menos todava no. Tena que seguir saboreando su victoria y su propiedad del Halcn durante un rato ms. Bueno, maana volver por donde he venido aadi. No hay razn para que me quede ms tiempo por aqu, y Chewie se estar preguntando qu tal me han ido las cosas.

Lando volvi la mirada hacia el otro extremo del bar y enarc una ceja.

Oh, estoy viendo por lo menos dos razones para quedarse por aqu.

Han sigui la direccin de la mirada de su amigo, y vio a dos mujeres que estaban abandonando el bar por la salida del vestbulo. Una era alta, de formas opulentas y corta melena negra, y la otra apenas era una chica, esbelta y de largos cabellos blancos. Han mene la cabeza.

-Nunca te das por vencido, eh, Lando? La alta tiene el tipo de un luchador de gravedad cero y podra partirte por la mitad con una sola mano, y la otra es una invitacin ambulante a visitar una hermosa celda por tratar de corromper a una menor.

Lando se encogi de hombros.

-Bueno, si no pueden ser esas dos, entonces hay montones de damas hermosas en la Ciudad de las Nubes. Y quiero averiguar qu tal andan los negocios por aqu. Creo que este sitio me gusta, Han.

Han dirigi una sonrisa maliciosa a su amigo.

-Como quieras. En cuanto a m, ardo en deseos de llegar a casa y subir a mi nave para salir a dar una vuelta por el espacio. -Hizo una sea al camarero-robot-. Qu te apetece tomar, amigo mo?

Lando puso los ojos en blanco.

-Un Polanis tinto para m, y una generosa racin de veneno para ti.

Han se ech a rer.

-Bien... Y adnde irs primero en tu nueva nave? -pregunt Lando.

-Voy a ser fiel a una promesa que le hice a Chewie hace ya cosa de tres aos y lo llevar a ver a su familia en Kashyyyk -replic Han-. Disponiendo del Halcn, debera poder esquivar a todas esas patrullas imperiales sin ninguna dificultad.

-Cuanto tiempo lleva Chewie sin ir a Kashyyyk?

-Casi cincuenta y tres aos -dijo Han-. Durante ese tiempo pueden haber ocurrido muchas cosas. Dej all a un padre, unos primos y una hermosa wookie. Ya va siendo hora de que vuelva a casa y se entere de qu tal les han ido las cosas.

-Cincuenta aos? -Lando mene la cabeza-. No conozco a ninguna mujer humana que fuera capaz de esperarme durante cincuenta aos...

-Lo s -dijo Han-. Y al parecer, Chewie nunca consigui entenderse demasiado bien con Mallatobuck. Le advert que ms le vale esperarse encontrarla casada y convenida en una abuela.

Lando asinti, y cuando llegaron las copas alz la suya en un brindis. Han levant su vaso de cerveza alderaaniana.

Por el Halcn dijo Lando. Es el montn de chatarra ms veloz de toda la galaxia, y ahora tendrs que cuidar de l.

Por el Halcn core Han. Mi nave... Que pueda volar deprisa y en libertad, y que consiga dejar atrs a todos los navos imperiales del universo.

Los dos amigos hicieron entrechocar solemnemente sus vasos y despus bebieron al unsono.

En Nal Hutta haca un da muy clido pero, pensndolo bien, prcticamente todos los das de Nal Hutta eran muy clidos. Nal Hutta era un mundo trrido, lluvioso, hmedo y contaminado. En hutts, Nal Hutta. significaba Joya gloriosa>.

Pero haba un hutt que estaba demasiado absorto en su unidad hologrfica para enterarse del tiempo que haca. Durga, el nuevo lder del clan Besadii desde la prematura muerte de Aruk, su padre, haca seis meses, slo tena ojos y atencin para la imagen hologrfica de tamao natural proyectada en su despacho.

Dos meses despus de la muerte de Aruk, Durga haba contratado a un equipo de los mejores expertos forenses del Imperio para que acudieran a Nal Hutta y llevaran a cabo una rigurosa autopsia sobre el hinchado cadver de su padre. Haba hecho congelar a Aruk y luego haba ordenado que fuera envuelto en un campo de ntasis, porque Durga estaba convencido de que su padre no haba muerto de causas naturales.

Cuando los examinadores llegaron, dedicaron varias semanas a tomar muestras de todas las clases de tejidos que encontraron en el gigantesco cadver del lder hutt, y despus empezaron a someterlos a largas series de pruebas. Sus primeros resultados no haban arrojado ninguna luz sobre las causas de la muerte, pero Durga insisti en que siguieran investigando..., y Durga era quien pagaba, por lo que los especialistas forenses hicieron lo que les ordenaba.

Y en aquel momento Durga estaba contemplando la imagen de Myk Bidlor, el lder del equipo de especialistas forenses, que iba cobrando cohesin ante l. Bidlor era humano, un varn de piel clara, constitucin esbelta y cabellos de un rubio casi blanquecino. Llevaba una bata de laboratorio que ocultaba sus ropas arrugadas. Cuando Bidlor vio que la imagen de Durga se formaba ante l, se apresur a saludar al gran seor hutt con una pequea reverencia.

-Excelencia... Hemos recibido los resultados de la ltima serie de pruebas llevadas a cabo sobre las muestras de tejidos que llevamos a Coruscant..., quiero decir al Centro Imperial.

Durga agit impacientemente una manecita delante de Bidlor y se dirigi a l en bsico.

-Llevas mucho retraso. Esperaba tu informe hace dos das. Qu has averiguado?

-Lamento que los resultados de las pruebas hayan sufrido un cierto retraso, excelencia -se disculp Bidlor-. Pero esta vez, y a diferencia de lo que haba ocurrido durante nuestras series de pruebas anteriores, hemos descubierto algo que creo os parecer muy interesante. De hecho, se trata de algo totalmente inesperado y que carece de precedentes. Tuvimos que ponernos en contacto con especialistas de Wyveral, y en estos momentos estn intentando descubrir en qu lugar fue manufacturado. El factor de morbilidad ha resultado muy difcil de comprobar, dado que no disponemos de cantidades puras, pero no nos damos por vencidos, y cuando examinamos los distintos recuentos orgnicos del espcimen...

Durga dej caer su manecita sobre una mesa cercana, golpendola con tanta violencia que la tir al suelo.

-Ve al grano de una vez, Bidlor! Mi padre muri de muerte natural o fue asesinado?

El cientfico respir hondo antes de hablar.

-No puedo asegurarlo, excelencia. Lo que s puedo deciros es que hemos descubierto una sustancia muy rara concentrada en los tejidos del cerebro del noble Aruk. La sustancia no es natural. Ninguno de los investigadores de mi equipo se haba encontrado con ella anteriormente, y todava estamos llevando a cabo ciertas pruebas para descubrir sus propiedades.

El rostro de Durga, oscurecido por la marca de nacimiento, se volvi todava ms feo al intensificarse su fruncimiento de ceo. -Lo saba -dijo.

Myk Bidlor alz una mano en un gesto de advertencia.

Noble Durga, por favor... Permitid que terminemos nuestras pruebas y exmenes. Seguiremos con nuestro trabajo, y volveremos para informar tan pronto como tengamos algunas conclusiones definitivas que comunicar.

Durga agit una mano delante del experto forense, como quitando importancia a sus palabras.

Muy bien. Asegrate de informarme inmediatamente en cuanto hayas descubierto a qu tenemos que enfrentarnos.

Bidlor se inclin ante l.

Podis estar seguro de que as lo har, noble Durga.

El hutt cort la conexin con una maldicin murmurada en voz baja.

Durga no era el nico hutt de Nal Hutta que se senta profundamente desgraciado. Jabba Desilijic Tiure, segundo al mando del poderoso clan Desilijic, estaba tan deprimido como disgustado.

Jabba haba pasado toda la maana con su ta Jiliac, la lder del clan, en un esfuerzo desesperado por concluir el informe final sobre las prdidas que el intento imperial de destruir Nar Shaddaa y subyugar Nal Hutta haba infligido al clan Desilijic. El ataque imperial haba fracasado, bsicamente debido a que Jabba y Jiliac haban conseguido sobornar al almirante imperial, pero aun as transcurrira mucho tiempo antes de que las actividades comerciales de Nar Shaddaa volvieran a la normalidad.

Nar Shaddaa era una luna de grandes dimensiones que orbitaba Nal Hutta. Nar Shaddaa tambin era conocida como la Luna de los Contrabandistas, y esa denominacin resultaba muy adecuada, porque la mayora de sus habitantes vivan all nicamente debido a que estaban relacionados con el comercio ilegal que pasaba por Nar Shaddaa cada da. Trfico de especia, de armamento, de tesoros y antigedades robadas... Nar Shaddaa vea todo eso y muchas cosas ms.

El trfico ha disminuido en un cuarenta y cuatro por ciento, ta dijo Jabba mientras sus dedos, comparativamente pequeos y delicados, se deslizaban expertamente sobre el cuaderno de datos. Cuando ese tres veces maldito Sarn Shild lanz su ataque perdimos tantas naves, tantos capitanes y tripulaciones... Nuestros compradores de especia se han estado quejando de que ya no podemos suministrarles el producto de la forma en que solamos hacerlo antes. Incluso Han Solo perdi su nave, y es nuestro mejor piloto.

Jiliac alz la mirada hacia su sobrino.

-Han Solo ha estado pilotando nuestras naves desde el ataque, sobrino.

-Lo s, pero la mayora de nuestras naves son modelos bastante antiguos, ta. Eso quiere decir que no son muy rpidas. Y en nuestro negocio, el tiempo es igual a crditos. -Jabba hizo otro clculo, y despus emiti un sonido lleno de exasperacin-. Nuestros beneficios de este ao sern los ms bajos de la ltima dcada, ta.

Jiliac replic con un tremendo eructo. Jabba alz la mirada y vio que su ta estaba volviendo a comer, engullendo rpidamente una pasta de alto contenido energtico que esparca sobre las espaldas de sus orugas del pantano antes de introducirlas en su enorme boca. Desde que qued embarazada el ao pasado, Jiliac haba estado pasando por uno de los tpicos estallidos de crecimiento de los hutts, algo que les ocurra varias veces a la mayora de hutts adultos durante sus aos de madurez.

En el espacio de un ao, Jiliac haba aumentado sus dimensiones en una tercera parte con respecto a las que tena antes de su embarazo.

-Ser mejor que tengas cuidado -le advirti Jabba-. El otro da esas orugas te produjeron una indigestin terrible. Lo recuerdas, ta? Jiliac volvi a eructar.

-Tienes razn. No debera comer tantas..., pero el beb necesita mucho alimento.

Jabba suspir. El beb de Jiliac todava pasaba una gran parte del tiempo dentro de la bolsa de su madre. Los bebs hutts dependan de su madre para toda su nutricin durante el primer ao de sus vidas.

-Estamos recibiendo un mensaje de Ephant Mon -dijo Jabba al ver que el indicador de mensajes estaba parpadeando en su unidad de comunicaciones. El joven hutt se apresur a examinar el comunicado-. Me dice que debera volver a Tattoine. Estoy seguro de que est defendiendo mis intereses lo mejor que puede, pero la dama Valarian est sabiendo aprovechar mi prolongada ausencia para tratar de introducirse en mi territorio.

Jiliac volvi sus bulbosos ojos hacia su sobrino.

Si tienes que hacerlo, entonces vete. Pero asegrate de que el viaje dure lo menos posible, sobrino, porque dentro de diez das te necesitar para que te encargues de supervisar la conferencia con los representantes del clan Desilijic de los Mundos del Ncleo.

El caso es que creo que te convendra ocuparte personalmente de eso, ta. Has perdido el contacto con esos representantes observ Jabba.