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La 0 AÑO1° 1 Panamá 5 d e agosto d e 1904 . NUM . 14 REFLEJOS POR MANUEL IDILIO En la alameda tranquila que bordea la laguna, nos dió alcance la pupila soñadora de la luna Las parejas se alejaban tras los árboles espesos y en la atmósfera dejaban canto estela muchos besos. Te apoyaste sobre el brazo que en silencio te tendía y anduvimos largo plazo con la luna por espía. Las pisadas resbalaban sin dejar ruido ni huellas, nuestros ojos navegaban en la noche como estrellas, y /u cuerpo tan pequeño como silueta divin a engarzado en el ensueño de la blanca muselina, te hacía mas hechicera que todas las ricas galas . . .. y parecías ligera como si tuvieras alas . . .. (En la alameda tranquila que bordea la laguna, nos dió alcance la pupila sonadora de la luna). Y 'por rutas tentadoras baja la noche estrellada, anduvimos muchas horas sin poder decirnos nada . Bajo la aurora roja que clarea, por el camino blanco de la aldea desfilan los obreros en cuadriga . . .. Resignados y mudos, los colosos, dejan Colgar los brazos poderosos al azar de la marcha y la fatiga. Tienen perfiles anchos y salientes, el cabello les cae sobre las frentes, las espaldas sana bloques de cantera .. .. y cuando están dispersos y distantes, se recortan al sol como gigantes que marchan al asalto de una hoguera. Ante ellos, entre tules de neblina, alzan las chimeneas de la USINA sus dos brazos de sangre coagulada, y en la amarga tristeza del paisaje, aquella Oscura muchedumbre en viaje parece Una gran fuerza maniatada. Deja tras ella muerto el caserío donde tiritan de dolor y ,/S•ío las mrgjeres, los vinos, los ancianos . . .. . . .Al obrero que vuelve la cabeza se le anegan los ajos de tristeza y se le crispan . sin querer las manos. 1 ero por sobre el ala de amargura gibe eubre como un techo la ltanura, flota una claridad deslumbradora . .. Es la esperada redención que viene: entre las manos, congo cetro tiene las fulgurantes llamas de la aurora. Y la oscura y doliente caravana, entallando los cantos ele nuttíana, entra á su negra (ueva de dolores, como una tempestad heheha poeta, gue al fin estallará sobre el planeta era una colosal lluvia de flores .

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Page 1: 1 REFLEJOSbdigital.binal.ac.pa/bdp/descarga.php?f=revistas/heraldo/...La 0 AÑO1 1 Panamá 5 d e agosto de 1904. NUM. 14 REFLEJOS POR MANUEL UGARTE IDILIO En la alameda tranquila que

La 0

AÑO1°1

Panamá 5 d e agosto de 1904. NUM. 14

REFLEJOSPOR MANUEL UGARTE

IDILIO

En la alameda tranquilaque bordea la laguna,nos dió alcance la pupilasoñadora de la luna

Las parejas se alejabantras los árboles espesosy en la atmósfera dejabancanto estela muchos besos.

Te apoyaste sobre el brazoque en silencio tetendía y anduvimos largo plazocon la luna por espía.

Las pisadas resbalabansin dejar ruido ni huellas,nuestros ojos navegabanen la noche como estrellas,

y /u cuerpo tan pequeñocomo silueta divinaengarzado en el ensueño

de la blanca muselina,

te hacía mas hechiceraque todas las ricas galas . . ..y parecías ligera

como si tuvieras alas . . ..

(En la alameda tranquila

que bordea la laguna,nos dió alcance la pupilasonadora de la luna).

Y 'por rutas tentadorasbaja la noche estrellada,

anduvimos muchas horassin poder decirnos nada .

Bajo la aurora roja que clarea,por el camino blanco de la aldea

desfilan los obreros en cuadriga . . ..Resignados y mudos, los colosos,dejan Colgar los brazos poderososal azar de la marcha y la fatiga.

Tienen perfiles anchos y salientes,el cabello les cae sobre las frentes,las espaldas sana bloques de cantera . . ..y cuando están dispersos y distantes,se recortan al sol como gigantesque marchan al asalto de una hoguera.

Ante ellos, entre tules de neblina,alzan las chimeneas de la USINA

sus dos brazos de sangre coagulada,y en la amarga tristeza del paisaje,aquella Oscura muchedumbre en viajeparece Una gran fuerza maniatada.

Deja tras ella muerto el caseríodonde tiritan de dolor y ,/S•íolas mrgjeres, los vinos, los ancianos . . ..

. . .Al obrero que vuelve la cabezase le anegan los ajos de tristezay se le crispan . sin querer las manos.

1 ero por sobre el ala de amarguragibe eubre como un techo la ltanura,flota una claridad deslumbradora . ..Es la esperada redención que viene:entre las manos, congo cetro tienelas fulgurantes llamas de la aurora.

Y la oscura y doliente caravana,

entallando los cantos ele nuttíana,entra á su negra (ueva de dolores,como una tempestad heheha poeta,gue al fin estallará sobre el planeta

era una colosal lluvia de flores .

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FIL;R_ALDO DEL ISTMO

2

El Heraldo del lstmo—Director - Propietario : GUILLERMO ANDREVE--

PANAMA, 5 Dr, AGOSTO DE 1904.

SUMARIO. -Rlmrr .Eaos DE PARIS (Poesías), ManuelZlgar te.—MAmes (Poesías de Magallanes Mou-re) .—PALIDrpsresTo (Poesía), Rubén Darío .—Ex EL GUAYAS, Darío herrera .—A JosÉ SAN-Tos Cuocallo (Soneto), José Olivares .-CUARTELDE LAS MoNJAS, Simón Rivas .- LA MUERTE DEVERLAINE, Alejandro Sarna .—LEs PLAINTES(Poesía),Mauriee RolEinab—MUERTA (Poesía),Jerónimo Ossa.- ISAÍAS GAMBOA. --PÁGINAS DELIstMo (Corsarios y Piratas), S . J. fi . —DEL NA-TURAL, Julio Arjona Q. —NoTAs ARTÍSTICAS Y7 ..rrICRARIAS--LAS MONEDAS, Angel de EstradaII.—NoTas.

MaticesPoesías por M. Magallanes Moure.

Oil el último correo del sur, entre unmonten de cartas, revistas y periódicos,he recibido un libro encantador, unpequeno libro de poesías, titulado Mati-

ces, que desde Santiago de Chile me envía con ca-riñosa dedicatoria su autor, el inspirado Magalla-nes Moure, director de la notable publicación Chi-le Ilustrado.

Lo tengo, mientras escribo . abierto sobre mimesa de trabajo, después do haber recorrido an-siosamente sus cincuenta páginas, y aún me sien-to impresionado por la harmonía evocadora demisterio de sus versos sugestivos.

Magallanes Moure—según el decir do IsaíasGamrboa, el bardo que se va tristemente—es unartista dichoso. Pintor delicado, poeta exquisitoy amateur musical, tiene á su disposición todoslos medios que brinda, el Arte, para dar salida alansia interior de su alma soñadora.

Sus versos por eso parecen trozos musicales áveces, como á veces semejan croquis y bocetosescapados de la cartera de un Apeles mágico.

Sólo integran el libro cariñoso, que ya mefinjo un viejo amigo que retorna después de largaausencia, diez composiciones, todas tan exquisi-sitas, tan de gusto moderno, que en eso corto nú-me ro es imposible establecer preferencias, puestodas resultan igualmente apreciables. Y es queseguramente el autor, haciendo de Matices cofrede linear depositario de joyas de valía, ha sacri-fiado, con aristocrático orgullo, la cantidad enbeneficio de la calidad .

Magallanes Moure me seduce, :Habla en susver sos un idioma nuevo quo suena muy bien á misoídos de intelectual moderno, enemigo do todo lovulgar, de las aspiraciones mediocres, de los versosmedidos á aranera do percalas y cotonías, de laslargas tiradas de estrofas de metro más ó monos fá-cil, que no encierran una idea nueva ni un per-samiento elevado. Y os que creo firmemente quela poesía no debe ser un raudal de palabras hue-cas combinadas de manera mecánica, sino que esal contrario la fuerza superior é irresistible queproporcionar á los inspirados la manerade vaciar enel molde de versos magistrales los estados psíqui-cos de la naturaleza humana en sus diferentesmanifestaciones.

Esto hace el artista chileno y aquí hallo larazón de por qué su libro me deja gratamonte im-presionado, haciendo que sueñe con cosas vagasapenas adivinadas á través de sus páginas . IIu-biora querido al concluir la lectura marchar sinrumbo, avanzar siempre, respirando á pleno pul-món todas las emanaciones de las cae riñas llori-das, esperando ver surgir un algo, eso algo que to-dos perseguiuros, esa aspiración á una felicidad nun-ca realizada, eso ensueño humano largo tiempo aca-riciado. Luego, pasando de unas impresiones áotras con fantasmagórica rapidez, abandonando lapoesía por el poeta, entré á hacer toda clase deconjeturas sobre su vida, su obra, su naturalezafísica y moral, formándome acerca de él más deuna idea extraña muy apartada de la realidad.

Pienso yo que si de una obra debe juzgarsepor el efecto que causa su lectura, por la influen-cia secreta que ejerce, por lo que hace sentir yver, justo es dar la enhorabuena al compañeroen letras, pues su libro, no Inc canso do decirlo, haproducido cautivadora impresión en mí, desper-tando viejos anhelos y robusteciendo mis con-vicciones de luchador infatigable del Ideal . Ycomo en mi, es igual seguramente la impresiónque llevo á todos los temperamentos de intelec-tuales que amen la belleza do la forma unida ála grandiosidad de los pensamientos.

Reciba, pues, el artista dichoso—que diceIsaías Gamboa—mis felicitaciones al par de misagradecimientos .

AURELIO íMAXIMO.

lTna obra es la Naturaleza vista á través deun temperamento .--Emite Zola.

*

En el sentido estricto de la palabra, no hayescuelas, pues cada poeta tiene una individualidad,á la. cual no puede nunca renunciar . --Jean Mo-rEas .

Todos los hombros que luchan por la vida , queestán presos en su lodo, son más filósofos queSoco-penhauer, porque jamás una idea ;abstracta toma-rá una forma tan precisa como la quo el dolorarranca al cerebro . —Máximo Gorki.

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PalimpsestoPOR RUBEN DARIO

Escrita en viejo dialecto coitoHallé esta página dentro un infolioY entre los libros de un monasterioDel venerable San Agustín.Un fraile acaso puso el escolioQue allí se encuentra ; dómine serioDe flacas manos y buen latín.Hay sus lagunas.

. . . Cuando los torosDe las campañas, bajo los orosQue vierto el hijo do IIipe•ión,Pasan mugiendo, y en las eternasRocas salvajes de las cavernasEsperezándose ruge el león,

Cuando en las vírgenes y verdes parrasSus socas notas dan las cigarras,Y en los panales do Himeto dejaSu rubia carga la leve abejaQue en bocas rojas chupa la miel,.Juntos á los mirtos, bajo los lauros,En grupo lírico van los centaurosCon la harmonía de su tropel.

Uno las patas rítmicas mueve,Otro alza el cuello con gallardíaCcmo en hermoso bajo—relieveQue á golpes mágicos Scopas haría;Otra alza al aire las manos blancasMientras le dora las finas ancasCon bailo cálido la luz del sol;Y otro saltando piedras y troncosVa dando alegro sus gritos roncosCon el ruido de un caracol.

Silencio . Señas hace ligeroEl que en la tropa va delantero;Porque á un recodo de la campañaLlegan en donde Diana se baña.Se oye el ruido de claras linfasY la algazara que hacen las ninfas.Risa de plata quo el aire riegaHasta sus ávidos oídos llega;Golpes en la onda, palabras locas,Gritos joviales de frescas bocas,Y los ladrillos de la traíllaQue Diana tiene junto á la orillaDel fresco río, donde está ellaBlanca y desnuda como una estrella.

Tanta blancura que al cisne injuriaAbre los ojos de la lujuria;Sobre las márgenes y rocas áridasVuela el enjambre de las cantáridas

EL HER A LDO DEL IST 1t

Con su bruñido verde metálico,Siempre propicias al culto fálico.Amplias caderas, pie fino y breve;Las dos colinas de rosa y nieve . . ..Cuadro soberbio de tentación!Ay del cuitado que á ver se atreve

Lo que fué espanto para Acteón!Cabellos rubios, mejillas tiernas,Marmóreos cuellos, rosadas piernas,Gracias ocultas del lindo coro,En el he rido cristal sonoro;Seno en que hiciérase sagrada copa;Tal vé en el silencio la ardiente tropa.

¿Quién adelanta su firme busto?¿Quirón experto :? ¿Falo robusto?Es el más joven y es el más bello;Su piel es blanca., crespo el cabello,Los cascos finos, y en la miradaBrilla del sátiro la llamarada.En un instante, veloz y listo,A una tan bolla como Iíalisto,Ninfa que á la alta diosa acompaña,Saca de la onda donde so baña:La grupa vuelve, raudo galopa.Tal iba el toro raptor de EuropaCon el orgullo de su conquista.

¿Á dó va Diana? Viva la vistaLa planta alada, la cabelleraMojada y suelta ; terrible, fiera,Corre del monte por la extensión;Ladran sus porros enfurecidos;Entre sus dedos humedecidosLleva una flecha para el ladrón.

Ya á los centauros á ver alcanzaLa cazadora ; ya el dardo lanza,Y un grito se oye de hondo dolor:La casta diva do la venganzaMató al raptor . . ..

La tropa rápida se esparce huyendo,Forman los cascos sonoro estruendo.Llegan las ninfas . Lloran . ¿Qué ven?

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EL HERALDO DEL ISTMO

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perforaba la. onda melódica el estampido de un ta-ponazo . 1)etrts del vaporcite se dilataba la ría, In-cierto su límite tras el velo pluvioso ; y cerca dela margen derecha, rozando las ramas con el casco.el Iartlaerial marchaba . Su proa fina helaba la Co-

rriente, y al rasgarso rl agua s encrespaba en o-las espumantes . En la cubierta -protegidos de lalluvia por el toldo de goa, algunos pasajeros con-templa han el paisaje. Entre ellos, una liuda niñacanadiense, en la adolescencia, abría sus pupilasanales ante la extraordinaria exhuberene,a de a-cuella naturaleza . Las tonalidades verdes del fo-llage se ama ortiguaban eu el gris de la manilla', ad-quirido uniformidad aterciopelada ; y el enmarañamiento de los bosques desfilaba sin termino, en u-na sola, impenetrable masa obscura. Canoas ypequeñas goletas, con el velamen desplegado, apa-recían, se aproximaban y desap areean fugacesporla popa del bar co . De las tupidas redes do juncoslevantaba liso bandadas de aves, pintando en laatmósfera turbia su estallante polieromia . Y lavida vegetal se desbordaba siempre por la orilla,ea un empaje violento de savias, en una u-resisti-ble marejada de hojas.

Era sin duda aquél un espectáculo maravillo -so para el grupo de pamageros . Todos mirabanagrandando los ojos, silenciosamente. Origina -rios do los dianas fríos, su primera impresión delos selvas del trópico, en su paso á vuelo de pája-ro por el fe r rocarril del dedeo, se ahondaba ahora,frente al apogeo de estas germinaciones inauditas.De pronto el panorama entero resplandeció . Lalluvia había cesado, y la nube que en brín los dostercios del cielo so partió en varios fragmentos,dejando libres anchos claros del azul . Desde unodo ellos, el ardiente, el calcinante sol ecuatorial vol'-tía sobre la tierra sus cataratas de fuego. Los ho-rizontes retrocedieron . La orilla izquierda delGuayas so precisó á la vista, en su lejanía cerúlea.I .a de la dcreeha, casi en contacto con nuestro bar-co, surgía con mas intenso relieve, detallando loscambiantes de sus verdes, el complicado tejido desus ramas, el esfuer zo impetuoso do sus copas . 1,asuperficie del río cl .eyaba, yen el Maje espumosode la. hélice había mil hervores diamantinos . Unvuelo de garzas nevó en el aire los copos de susplumas . A distancia, la ciudad se acusaba, toda-vía informe, en una mancha blanca ; y sobre elleudo cristalino del cielo, los Andes, suporponién

El vapor navegaba sobre el estuario cuando doce en anostrous as graderías, lanzaban al infinitosubí á cubierta . La mafia ." era lluviosa y opaca

eobsuseramimrne,a s en a stt blaumedro

euiiira inviolada,

reas aelalto, Chimbara-

La

mbuo

cdrn-

enu temperatura, fuertementee la c . valida . Una enorme stnube plumear, dele la cuma' . del este, se extendía Ii á n1 inn es de

omo os, se destacaba con_nube más acá de la mitad del cielo, dejando sólo tra la parábola celestes corr una pnínudo de, plus

limpio eo l oe te y d i itrmno oeste Rajo ella, el tfe . Al mismo tiempo las dos bandas de músican

del o n i tt no, siempre paralelo al nuestro, rom-sol ni srqunura so adi vinnba . La lluvia caja encnu

]ieren en rea himno cual si con él colche asen el tal-Ya, come u ta, y, cn bcmna acuosa, les quitabalos ob jatos lejanos ss aspecto real, esbozándolos ven z oo ts o del astro,

gran b),peador de aqueocon v ceguedades i antásiiras . Asi, la cordillera an

]las zonas . En la cubi erta.a

1adduerme

mir u elcid uno

grupo

dita, en el fondo del horizonte -y en loa región do p"s dros se ehspersó par

pais"doudi "mispodcuo yergue su pesado agrama- por au bid., lo qmmas le rdr oíe do] ma le pje de montes y a-olc unes—se hcecra lene como una ] e ' ; y solitaria,

orara tau asenso, en cl extremo di la pros,ticción de celajes . A la nzqua,ada, a cien metros, quedo rajo , amo de hez, pasí, l'

-nmy corto, muy Linean, iba el vapor fluvial,lit) monino dna die tipo

aquelrubio,trubr

iuenffo .cos

oloar.

el complemento arvsu cubierta se agotaban. en nu:hodunbrc apiñada,los amigos del coronel Alfaro, con el :Migaran-

*miento de sus trajes militara Dos bandas en elonbr•epucutio, tocaban, taro endose ; a Ases y aires

Loas praderas casas del subu r bio de Guayaquilmarciales sucedíanse sin interrupción . A ratos,

epaeecicrón á mediodía, envueltas en una. atuos-

En el Guayas .POR DARIO HERRERA

UE una sorpresa aquel despertar, auti-erpadopor los ritmos sonantes de unamúsica de banda . Me hallaba a bordodel Impericel, frente á la isla ele san Pe-

dro, en la entrada del (mayas, el gran río ecuato-riano . A uanueeía . La tarde anterior pasamos cer-ca de la `' Isla del Muerto, " y on verdad, cl peñas-ea ; bajo las brumas crepusculares, daba la inrpre-sreu do un cadáver de cíclope, inmovilizado sobrela movilidad de las olas . A las ocho fondeamos enla desembocadura del río, y se aguardaba el díarara proseguir el viage, por entre la multitud debancos arenosos, con rumbo a Guayaquil, distanteaína siete horas . Nos rodeaba una tierra desiertay montañosa, ¿De dónde brotaba aquella mímica?

La respuesta la obtuve en seguida : alguien 11a-móálapuerta del camarote, y la lámpara eléctricarecortó luego, dentro del marco, len figura morenadel coronel Alfaro, hermano del Presidente del E-cuador, y alto magistrado él también . -Los amigos—me dijo—han venido a buscarme en un va.porci-te : si quiere evitarse las incomodidades ele la ,a-duana, venga con nosotros" . Agradecí la invita-ción, sin aceptarla, No estaba mi espíritu propi-cio para ese arribo bullicioso á la ciudad extrau -gera. Dejaba atrás la patria, bruscamente aban-donada ; dejaba el hogar . quo mis ojos no volve-rían í ver- el hogar con todas sus trndieionos se-culares,—y en él á la madre y al padre, nevadosdo años abatidos en sus lechos se eafermoa próxi-mos, muy próximos ya al desligaemeuto do la vida.Y allá quedaba, perdu r ando en las fisonomías y lascosas, la infancia con sus iuconeiencias felices, consus juegos y alegrías ; quedaba la prior` ra , juvcn-tul, con sus entusiasmos, sus revelacione s y sussueños, con sus emocioucs y sus goces . . . El pasadotriste; el futuro opresora urente misterioso . . . No, noestaba mi espíritu para esa llegada al país desco-nocido, entre músicas, y brindis y vítores, vibran-tos corma on una sola ráfaga . . .la coronel (debla deencontrarse ya entre los suyos .

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EL H.EH,AlAJO DEL ISTMO

fera . de lluvia, más fina y compacta, que la prece-dente. El sol tuvo un reinado efímero ; los frag-mentos de nubes, como rollos de telas, so desdó-blaron se ensancharon, se juntaron, soldáronse yfueron ya. una inmensa techumbre de zinc, catendiría hasta los confines del cielo, En aquel am-biente, la visión de la ciudad penosa . Desde el va-por, en el desfile asimétrico de la edificación su-burbial, veíanse lagunas y pantanos, rcourpla .zau-do á las calles a algunos habitantes cruzaba n el fan-go sobre puentecitos de madera . Después emer-gió la A venida Olmedo, somejan te al lecho limosode un río . Luego, el comienzo del malecón . Enseguida, todo él, con su muchedumbre circulante,desdeñosa do la lluvia, con su me ; cado al aire li-bre., y con su vasta línea, de casas, tatuadas de a-visos y rótulos comerciales, en frente de otra línea,1111 menos vasta., de canoas, de goletas, de velerosgrandes y vapores pi s neños, atraca dos úla orilla . ..Habíamos llegado.

Allí concluía lai viage y como izaba lo desafinocid o . ; Lo deseouoc id r alegre d Lo desconocido tris-te? Con la vista recorría la extensa fila de casastodas de madera, corno las restantes, de au•quitec-tura singular - cavadas en su parte inferior poranchos portales de columnas, y la super ior, sinbal-eones, ostentando en el maro salientes puertas docuadros levadizos con persianas giratorias- . producían en mi espíritu la secreta angustia que inspi-ran las fisonomías y los paisagos nuevos, cuya iin-pen: trabilidad tiene siempre algo do hostil . Y ma-ea como entonces, en que la, tierra propia, el hogar,los amigos de todas las horas, pe rtenecían á un pa-sado de sólo cuatro días, fué tan intensa mi sen-sación de soledad y ele ex patl i annie ato . . . Un abrazo.estrechándome cariñoso, destruyó aquél primorla ade de nostalgia . El conil añero de la niñez, ca-si hermano, estaba á mi lado y me daba en su a-brazo la bienvenida . Caso raro cl de aquélla amis-tad : nacida entro dos f amil ias, en la época de la Co-lonia, venía trasmitiéndose de padres á hijos, altravés de cuatro generaciones, con afecto cada vezmás íntimo. Y sus dos representantes menores,tras una separación do meses, rceucontrábanse, le-jos ya de sus casas, en país extranj a r o, para des-pués volver á separarse, radicando el uno allí, fun-dador de una nueva familia, y lanzado el otro á losazares de una peregrinación más larga, llena dedesgastes físicos y desalientos morales.

En el salón—me dijo te aguardan algunosamigos.

Era una media docena de muchachos, de fisonomía s francas y palabra amable, el grupo más brillante de la juventud intelectual del Guayas . Entre e-llos, el rostro pálido, delicado, soñador, con gran-des pupilas, como de fiebre, ele Emilio Gallegos del(lampo, y el rostro rubio, rósoo, gesticulante, untanto irónico, do Alberto Arias Sánchez, cuyamuerte en Valparaíso, hace poco, en su puesto con-sular, ha sido sonora por su trágico miste rio, . . Entierra., mis conocidos recientes me abreviaron elpaso por la Aduana y me facilitaron la instalaciónen el hotel . 1,a impresión penosa que desde el vapor causaba la ciudad en su conjunto, crecía al re-correr sus callos, recrlbiortas do agua y lodo, bajoaquéllos portales, en donde el día nubloso derra-maba melancolías do crepúsculo . fiingún carro,ningún coche transitaban sobre la blandu r a líqui-

da del suelo . Tan sólo los tranvías, arrastrarlospor bestias desfallooientes, circulaban lentos, sal-picando barro . Y sin embargo, el vaivén humanoi . pié era . numeroso y por él s conocía quo se esta-ba cu una población de labor y do riqueza . En o-easiams, como para atenuar la penetrante congoja del aire, alzáhoso un cuadro de persianas y aso.triaba una cabeza femenina, cuyos ojos, rivalespor hermosos de los limeños, rios atisbaban curio-s imento La tarde moría . 1 ;1 parque 9aminariunos ofreció cortos momentos sus adornos ^statua .-rios ,y sus esplendores florales ; y regresamos al ho-tel, apremiados por el tiempo, convertido en agua-cero dilur iante . Uno de los mingos Inc dijo adi-vinando quizás mis pensamientos:

--Llega usted en I t peor época del añino : el úl-timo mes de la estación lluviosa. Ya verá dentrode unas semanas qué distinto es todo.

En eructo, en su primavera de nueve meses—nueve meses sin lluvias, con cielo siempre puro,piso siempre seco y ba isassienmpre frescas, con solregeeraute y noches do luna incomparableslaciudad resurgió á . mis ojos como transformada poruu benéfico conjuro, Y sus hogares, conservado-res t oubiéa do nobles tradiciones, tuvieron paracl peregrino cariños hospitalarios ; y los amigos de' a llegada, ,y los de mayor edad, conducidos en losdías siguientes á mi cuarto de hol el por eficaces re-comendaciones, fue ron los que más tarde rodearonel lecho del moribundo --mi padre—en su viaje, yai nterrumupido . á la capital peruana ; los que lleva-ron su cuerpo al reposo definitivo ; los que dieranconsuelo al duelo de la hija . . -a aseste estaba yoentonces muy lujo iniciando en la capital enor-me - hoy para mí segunda. y unís generosa patriaun nido copien liza,jo do la vida, Ausente estaba;poro los nombres ale esos que así acogieron y dul-cificaron la agonía del anciano y la desolación dela joven, los guarda, sagrados, mi recuerdo .

A José Santos Chocano

l,atu'os á tí, señor de la poesía,

Quo coli cítara nueva ea una roanoY en la otra el signo de la paz, ufano,Eres la evocación do la Armonía..

Que á manera de Apolo en profecía,Ya dibujas un cuadro americanoCon palabras, ya encierras al dios Jano,Pretendiendo callar la artillería.

Tú. cuyo afán consuela los doloresl)e estos pueblos, Si acaso sn odio estrellasPor sobre el pedestal de los amores,

Brindas al gusto las estrofas bollas,Como 11 11 violín que depidiese floresComo un rosal que floreciera estrellas.

rManagna,.iosr OLIVARES

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EL HNIItALDO DEL ISTMO

h

Cuartel de Las ¡lonjasPOR SIMON RIVAS

Ayer tarde que pasamos tranquilamente fren-te á este memorable edificio, y lo contemplamostodo ;joven, todo fresco, todo aseado, pintorrajea-do con dudoso gusto, pero limpio, claro y embello-cido conto no era de espera rse, aL continuar nues-tra marcha, por un súbito impulso retrospectivo,no dejaron de golpear en nuestra memoria con elmallete frío de lo pasado, las trágicas escenas deantiguos días, los cuadros rrrisera bles de las infa-mias políticas que revelan sollozantes In hondadesgracia, el infortunio inmenso en que suele caeren determinadas ocasiones una rnucheduutbre dehombres.

Hasta donde alcanzan los recuer dos de los pos-treros arios de nuestra. infancia ., es decir, en aque-llos días de yendarmrs anihnlantes, de fastuososdespojos militares, de escara rn uzas á mano arena-da por las cates de la ciudad, con sus respectivasdocenas de muertos, Ron' más, la dotación de loscorrespondientes heridos ; en aquellos días do lavida barata y del panamefiismo estrecho y turbu-lento, nosotros desde las ventanas que dan al Surdel entonces Seminario de San Fram ;isco, á cargode los P . P. Jesuitas, observábamos á diario el in-terior del Cuartel de Las Monjas . Veíamos cons-tantemente aquella multitud de hombres arras-liándose perezosamente en la vida sedentaria decuartel, interrumpida con frecuencia por la igno-rante ferocidad de los sargentos y las voces despó-ticas de las clases superiores . El vapuleo á cuerotendido entraba cono cosa ordinaria en las órde-nes del día. Generalmente este so efectuaba enlas primeras horas de la mañana.

Después de terminada la alborozada y entu-siástica diana, solía darse un toque especial indi-cativo, por el cual no sólo los soldados sino todoslos muchachos que nos !rallábamos en el Colegio,quedábamos impuestos que esa mañana se le iba á.dar barniz de bejuco, según la expresión do uncondiscípulo, á alguno de los tantos desventuradosdel Cuartel.

A la hora próxima al espectáculo neroniano,trepábamos á la torre de la iglesia situándonosbajo el campanario, y desde allí con mirada aten-ta y emoción dolorosa contemplábamos el batallónformando cuadro, en el centro un hombre tendidode bruces y luego, entre el estruendo do los tam-bores y la metálica vocinglería de las cornetas,comenzaban á llover latigazos sobre las partesmás carnosas del recluta . Con temblorosa debili-dad escuchábamos los prolongados y o ondos alari-dos que soltaban aquellos desdichados, y jamásnos ocuparnos del tiempo quo solían durar aquellassalvajadas, por quo en el escozor de la angustia to .(la fracción de tiempo nos parecía una eternidad.

Después, una vez terminada la formación, le-vantaban del suelo el cuerpo maltrecho de loshombres fla'elados y nos referían que así eran con-ducidos al Hospital para su curación ; ere lleva-dos al Hospital en donde muchos se quedaban pa-ra siempre, para siempre, porque no volvían ja-más .

Estas fueron impresiones que nunca más sehan borrado de nuestro espíritu. Aun vive ennuestra memoria la yerta palidez de aquellas vie-jas mañanas, y aún á ratos nos parece respirar

aquel pesado ambiente que parecía impregnado deun vaho letal como de muerte próxima.

; Ah! siluetas dolientes y sombrías que en elalma viviréis eternamente!

En la tarde de un memorable tres de Abril.conto muy posterio r mente en otra mañana de unmes de Mayo, de ese Cuartel quo ahora flamante yconto endomingado contemplamos, vimos sus es-caleras y departamentos tintos do sangre, de san-gre roja y fresca, sus puertas y ventanas ennegre-cidas por el hateo de la fasilería, así como su fa-chada agujerada y caro mida á la manera queuna faz desfigurada por el rastro quo dejara im-presa en ella la malignidad de la viruela.

En el vimos hombres horizontalmente rígidos.humedecidos con la ajena y propia sangre, esparci -dos oir el silencio de la muerte, con las entrañasdesgarradas y los cráneos destrozados por el golpeinexorable de los proyectiles ; escuchamos el tem-bloroso gemir de los heridos y el ronco bramardel agonizante que entre el residuo do una vidaquo se alejaba en el chnnor de su tortu ra, padecíalas contorsiones de un gran dolor inacabable ycruel.

En su expresión mas ruda y canibalesca, allícontemplamos la brutal desolación que imprime lamano del hombre en la sombría neurosis do los ins-tintos sanguinarios . Y todo para qué? Ah! no ánosotros corresponde la respuesta do interroga-ción tan formidable ; mejor sería que lo dijesen laescasez, la miseria y el desorden que entumecen yaniquilar á un pueblo que es arrastrado á la zahur-da de miras egoístas y de provechos personales,bajo la ficción del oropel de un patriotismo quecon gárrulas declamaciones suele cubrirse coi . elmanto de armiño del honor y la honradez.

Y de finé regiones habían venido á nuestras pla-yas aquellos hombres á quiénes cupo la desventurarje, servir de nidada á un hado perverso, tenebrosoy hosco? No lo supimos ni lo sabremos jamás! Úl-timanente, tan solo á la evocación de nuestros re-cuerdos frescos y palpitantes de posar, aún nosparece ver que traspasan el umbral de la puertade eso Cuartel, las legiones de reclutas destinadasá las matanzas corno do tribus africanas ; aquellosmillares de hombres que bajo su ancha y mugrosachistera tubular, mostraban la catadura de unbandolerismo en acción, exhibiendo á la vez unaspecto astroso, pálido, arrugado y pordiosero;aún nos parece contemplar frente al Cuartel deLas Monjas, aquellos largos y lentos desfiles de di-visiones militares compuestas de hombres quevenían de lejos, quizás sorprendidos y reclutadosen las granjas de Cundinamarca, en las vegas delTollina, en los cortijos do Boyacá ó en las riberasdel Magdalena ; poro siempre venían de lejos con lapalidez de la nostalgia en el semblante y la indi-ferencia por la vida ya grabada con firmeza en laspupilas.

Pobres mártires, sin méritos ni recompensas,quo bajo la servidumbre de nombres banderizosfueron en marcha siempre hacia adelanto, poro sinsospechar siquiera que la cólera del destino rugíaya sobro sus cabezas con el golpe definitivo de unasentencia irrevocable'

Y luego, pasados algunos días, aquellos rifle-ros do tire instancias, aquella muchedumbre degentes quo á la manera de gusanos en carne putre-facta, veíamos allá en el interior del Cuartel mo-vers) . agitarse, revolverse on inquietud fobricieu-

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EL ITERA LDODEL lSTMO

te y a narente confusión que hacía dudar de laefectividad de la disciplina y obediencia en laspenalidades y conflictos que son de rigor en lascampañas, aquellos resueltos y valientes soldadosdel ejército colombiano, los vimos salir después deese Cuartel mil voces venerable por haber sidotemporal y hospitalario albergue para. tantos seresinfortunados, repetimos, últimamente vimos salirde él á millares de hombres obedientes al sacrificioy al destino, para entrar á los combates y lu ]go dis-persarse por los ámbitos de nuestra República,quien sabe para no volver jamás, porque vesti-gios dolorosos que no dejarán de perdurar en lamemoria de nuestros más dichosos sucesores, nosadvierten con la viva claridad de los hechos un-plidos, que unos perecieron en las confusas breñas,otros en la soledad de los llanos desiertos y en lafúnebre calma de año jales abandonados y los másen el furor sangriento de los combates . Insepul-tos bajo un cielo extraño y desdeñoso por su indi-ferencia, no sintieron ha humedad clel llanto de losojos de un doliente, ni en las agónicas convulsio-nes pudieron contemplar la tibia luz, el postri unenadiós de una mirada .com pasiva.

Salieron del Cuartel de Las Monjas para, no vol-ver jamás! No dejaron nombre ni una larga his-toria. Pasaron . En el carnaval (le las pasionessociales se les llamará héroes, mártires, valientes,pero ah 1 en el profundo silencio do una meditaciónserena y dolorosa, el espíritu piadoso los llamaráDESVENTURADOS ; desventurados aquí, al cruzar lasardorosas sinuosidades de una . tierra que paraellos reservó su alimento más amargo y su am-biente más pesado y más letal ; desventuradosaquí, porque como una recompensa del DivinoMisterio de los cielos, para ellos y solo para ellosserán cumplidas las promesas inmortales que, pa-ra todos los sin ventura, fueron hechas y publica-dos desde la cumbre sagrada de un monte por eleter no Dios do Galilea .

~ 4é}

La muerte de VerlainePOR ALEeJANDRO SAVIA

Hoy cumple años la muerte de Verlaine, ypienso en él, en París, en aquel gar an pedazo do mivida que la eternidad tragó y que no volverá áresurgir sino en mis recuerdos.

Cie r tos hechos coetáneos de su muerte los re-cuerdo como si fueran de ayer . . . . A (piel día delmes de Enero, e ra llorón y triste, y desde la camalo sentía yo transcurrir, ansiando su fenecer. Depronto, el dueño del hotel donde me hospedaba,un Mr. Robert, que había sido próvido para, la pe-nuria y paciente para los arrebatos nerviosos deVerlaine, entró en mi cuarto sin anunciarse.

—Mee. Krantz inc ha enviado aviso do queVerlaine está expirando . i,Qn loro usted acompa .ffarme !

Mme. Krantz fué la postrera mujer intima delpoeta

Ya había muerto Verlaine cuando llegarnos ásu último refugio mortal, al otro lado de la monta-ña Santa Genoveva, en la inc Descartes .

La infecta (talle y el triste fin de aquel dolo-roso soberano!

Al besarlo en la frente, la noté tibia aún. Ma-dame Krantz me confirmó, en efecto, que aquellacaparazón ine r te, aquellos despojos, habían sidotodavía un hombre muy pocos momentos antes . . ..

Mendés el divino, que llegó en aquella sazón,expresó maravillosamente lo que por mí se difun-dió, al tocar Dios sabe con que pia dosa emoción'—mis labios la frente aquella Dijo _ .-"Un ami-go se inclina y lo besa en la frente . Yo estrechola enano del muerto, una mano pequeñita, muypálida, un poco encogida y tibia aún, congo si enella quedara todavía amistad . . . ."

La habitación estaba, casi á obscuras . Alguienaviva la luz qua arde sobre una cómoda, mi po-bre quinqué de bazar barato, que es la unica notaviva de la estancia, con su pantalla roja de papelrizado.

Poco á poco . y ti medida que van recibiendola noticia, acuden los amigos ilustres ó desconoci-dos del glorioso mue r to, Mallar mé, Coppée, Lepe-1letier. otros. Mallarmé, fauneseo y sacerlotal,se mostraba inconsolable, no tanto, sin embar-go, como Menlés, quo no podía . contener las lágri-mas . . ..

Montesquieu f l ésénzac, poeta y conde, lucíasu pena como un diplomático turco sus condeco-raciones.

Mallarmé habló y dijo:Sí ; Paul Verlaine fué una gran poeta. La

poesía, que era rica hasta la evdieción en la épo-ca en que Verlaine apareció, fué enriquecida porél y templada en el más melodioso manantial quehaya jamás existido. Como se sigue el curso deun arroyuelo, así Verlaine siguió á su alma, unalma primitiva é ingénua, arrojando lo inútil y loexcesivo del saber de nuestro tiempo . Sólo que,aunque admirablemente sencilla, su poesía haceá cada, instante e :unprendc r—por un signo, po r unrasgo, por un nada—que si quisiera, pedrea des-envolverse en toda su magnificencia orqu estral.Lo aneaba también, á posar de nuestras diferen-cias . Cuantas veces he ido á visitarlo en las dis-tintas estaciones de su calvario físico, nuestrospaseos á través de los jardines dolientes se anima-ban con sus tiradas (le frases, sus exclusivos mo-nólogos. Era, en efecto, un admirable soliloquista,siempre dispuesto á hacer su odelette, pero sin la,afectuosa . intención de establecer corriente con su

interlocutor . Nunca he sentido cerca ete él elcontacto anímico. Lo amaba, sin embargo. Amenudo une inducía á establecer cie r tas compara-ciones entro él y el exquisito Villiers . En cuantotí admira rlo, siempre lo he hecho sin ningunasuerte do rese r va . ..

Y como Mallarmé, todos, en ardientes frasesde consagraei óu que se estamparon al día siguien-te en los periódicos . Aquel hombre yacente fuégrande, con la doble grandeza del genio y del do-lor . ; Oh, el triste

Me place evocar su recuelo en este día verle-uiano en que sólo me siento acompañado por eldolor, . . .

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EL HN12AI .DO DEL lSTMO

H

Les plaintesMHURICE ROLLINNT

Venus des quatre coros de Fliorizon fa muelle.1)e la chile des pies et du foud des rernous,I ;es aquilons rageurs sont din visibles fous

(e hc l .Qui fouetteut sans laniére cl, qui hurlent sons bou-

(surreuns).Les ruisseaux ti ont jamais que des bruits su-

Dans leur tott petit lit qui solvente et qui vague,Et I ' Onl n'ontend surtir gn'uu murmure tréés vagueDes étnngs rocueillis sons les saules pleureurs.

Mais la mor qui gémit (ánimo' une In-no qui soulfre.Tord sons les eioux muets ses éteraols sanglots.Oir viennent se méler, daos i écutne des ffots,les snlfocat ious des no,yés qu'elle ougouffre.

Quand s'exhal cut, uprés que 1 ' orago a eesse,Les souffles de la nuit plus légers quo dos bulles,La plainte en tu uiineur dos crapauds noctambulesI~lrit gémir lo sillon, l'orniere et le fossé.

,1érémie anx eent liras sur qui le vent ha.léte,l larbre a tous les sanglots claus ses brufsseutmnts,Et l'ócho dos foréts redil, les grineenn entsDu Ion p, trotteur affroux qoe la fainn rend squelotte ,

Quand je passe, le soir, daos un val Acarté,Je frissonno au cid ra.uquo el, strideut de 1'orfraie.Can, pour mol, eette plainte errante qui uefl!raie,( 'est le gémissern unt de la fatalité.

Sons 1'archet sensitif oir Passent nos alarmes1 ; ame des violons sauglote, ot sons nos doigtsLa h arpo, ave; un bruit de son 'ce darle les bois,Ulgréno , A, sons niouillés, la uursique des larntes.

Le soupir elandestiu des vierges de beautéSomble remorder Famonr qui les effieure,Mais la plainte amoureuse est un regrot qui pleu reLe plaisir dé,já mort avant d'avoir ét(.

iin vais ron se délbud, en vais l'on fait mystéreDes nraux que la elarté du jour semble assoupir.Tout l'hornme intéricur, dans un attreux soupir.1Laeonto son angoisse á la nuit solitaire.

Et lo tas vagabond des parias eraintifs,Noirs pólerins, goigneurs, sans gourdo, ni saudades,I'artout, sur les planehers, les eailloux el, los dalles,

Passent contrae un troüpeau de fantómes plaintifs.

Dias la forét dos croix, tumbes vieilles el, neuves,Combien vous entendez do femmes á geuouxGémir avec des sons plus tristes et plus douxQue les roueouleinents des tourterelles veuves!

laudfs que, daos 1111 cri foreenó qui le toril,Ilenfaut paraft déjá so plaindre de la vio,1 'afenl qui le rega.rde asee un mil d'onvie

Gromntelle d ' éponvante en songeant la morí.

1 'agonisant eroasse 1111 lamento qui uavre:

(dant),Et quund les unorts son elos daos Icor coffre obsé-Le hoquet gazouilleur qu'ils out en se vidant101tre eonnne la plainte infecte rla cadavre.

—Elles unt des (Sellos vibraut cotnuro des BlasEt s'e ufonea nt ave(' une horrible vitesseDares Inon furiebre emur pida d`ombre et de vitosseOir se sota installés los hiboux desIlélas;

Oui! ifa.ns le grmrdeúrent formidable des nues .More ame entend parfois 1'infini san,•loter,iMon znc! oir vont s'unir et se réporeutm''Vous les frissons épars dos douleurs . ineonuues I, ..

Muerta!Para Alejandro Dutary

(itomrO

Tendida en el lecho estabaEntro guirnaldas de flores,Y en su frente se apagabaEl rayo do mis amores.

Ante la muerta do hinojosl,lora,ba con ansia loca,Sin luz mirando sus ojosY sin sonrisa su boca.

Su boca donde sin calmaDe mi pena en el exceso,Sentí palpitar el almaAl darle mi último beso:

Y al verla inmóvil y fríaTan blanca como los lirios,Mi llanto ardiente corríaY titilaban los cirios.

De pronto sentí el oleajeDe movimiento y de ruido!No ví unís su blanco trajeY me quedé sin sentido!

Desde entonces vago erranteDel tiempo sin la noción,Porque rnaerta está mi amanteY muerto mi corazón

JERÓNIMO OSSA .

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EL IIERALDO DEL ISTMO

Isaías Gamboa.Acaba de morir en el hospital del Callao, víc-

tima de la temible enfermedad de las vírgenes ylos poetas, el dulce bardo caucano Isaías Gamboa.

Herida de muerte su naturaleza física, aban-donó el joven intelectual la capital de Chile endonde tantos lauros ornaron sus sienes, con objetode ver por última vez su casita do Cali, contornapiar los hermosos panoramas de su poetica patriay reclinar para siempre la cabeza en el sepulcro allado de sus mayores.

Pero la gran traicione r a, la que nos asecha sindescanso y nos hiero sin piedad, ahogó en una olade sangre la vida do este pobre compañero en tie-rra extraña, donde apenas si en su desolación tuvo elconsuelo de ver á la cabecera de su locho de mimate la simpática figura de un compatriota filántro-po .

Pobre ISAÍAS! nosotros deshojamos hoy sobretu tumba un ramo do miosotis y siemprevivas yrecitamos quedo, como homenaje á tu memoria,tus mas hermosos versos!

Páginas del Istmo.CORSARIOS Y PIRATAS.

rcr S- S

(loretinuación .)

NRIQIIE Morgan, vástago do padreshonrados, era inglés, nacido hacia 1637en el país do Gales.

Luego do una serie do aventuras quetuvieron comienzo en el abandono furtivo del ho-gar paterno, su venta corma esclavo en las Anti-llas y su escape de la servidumbre para ingresaren las filas de los filibusteros, se vió en 1664, á lamuer te de Mmnsvelt de quien Piré segundo graciash su valor y á su audacia, al frente de la muche-dumbre de aventureros quo asilados en Jamaica,on la parte francesa de Santo Domingo y on la. islaTortuga, tenían por teatro de sus depredacioneslas costas del mar Caribe . Su primer intento ála asunción del mando en jefe so dirigió contrala Habana ; poro juzgando prudentemente muyaventurado atacar esa plaza con 7(10 hombres quepor entonces le obedecían, determinó asaltar áPuerto Príncipe, empresa que no produjo los re-sultados quo se esperaron, pues avisados los nno-raders por un fugitivo español, ocultaron opontunamente lo más valioso de sus haberes, y elbotín obtenido en esta expedición no montó á másde $ 50,000 .00 . Esto resultado obligó á Morganá la realización de alguna . otra empresa que sa-tisfaciendo el apetito (le los aventureros, asenta-ra con el buen éxito la confianza de su jefatura .

Ignorantes do los planes de su jefe, en una flo-ta do nueve buques, 460 hombres do pelea . so hi-cieron á la mar, avistando el 28 de Junio de 1668las costas atlánticas del Istmo. i'ué entoncescumulo Morgan descubrió .á sus subalter nos suplan de atacar á Pertobolo, plaza entonces de lasmás fuertes de la A tn é^ica espaí da., con forta-lezas de primer ()reten y guarnecida por 300 sol-dados veteranos á quienes podían prestar ayuda400 moradores capaces de empuñar las armas. Nopoca hesitación y recelo causó entre los piratas elatrevido intento del jefe, de alamar una plazaromo esa ; pero la promesa de un botín cuantioso losanimó al cabo, y al atardecer de ese día la escuadraechó ancla, en Puerto Pautan, algunas millas dis-tai te de Portobelo.

Dejando la custodia de algunos hombres paraguardar los limpies, A1my11n el y cuerpo priaei-pnl de los piratas se encaminerou por tierra á• laconquista de la deseada presa, á la cual lograrón,acercarse al amparo de la noche y do la oscuridad,asaltando cl castillo situado en cl suburbio de Tria-na. La ciudad fué tomada luego sin mayor resis-tencia pero runa de las fortalezas adonde se retiró,el Gobernador de la Plaza con los restos de la guar-nición, ofreció á los piratas la ocasión de un con-bate (le singulares proezas de valor y de crueldad..

Al intento do adueñarse del castillo, el Gober-nador abrió fuego sobro los asaltantes, quiénes áuna distancia de 2de yardas, aputaban preferente-tmente á la boca de los cañones, haciendo blancoconstante en los artilleros españoles cada vez quointentaban cargar las piezas . Las filas de los pi-ratas eran á sn vez progresivamente mermadaspor las mortiferas y bien dirigidas P -scargas de

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Pl, 1IJf1{_11,1)0 1)ta, IS'T'MO

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mosquete fa enemiga .Duró este reciproco cambiode tiros hasta el tn .ed io día y observando los pira-tas que perdían mucha gente sin esperanzas do to-mar el castillo, se lanzaron sobre él intmnta .ndo e-char abajo las puertas ; pero los españoles losrecibieron con enérgicas descargas obligándolos aretirarse empujados por los disparos del caños.Morgan hizo preparar entonces diez 6 doce anchasescalas y obligó a los religiosos y monjas sacadosviolertamcnte de sus conventos 6 levantarlas has-ta.los unu'os de la fortaleza 6. costa (le sus vidas.Al amparo (le esta infeliz vanguardia consiguie-ron los piratas escalar cl castillo, y los eapa0olesno pudiendo resistir el coraje brutal y la fuerzaabrumadora del adversario, tuvieron qua tundi rsedespues de una desesperada lucha y una . defensaherdic r en la que perecieron todos los oficiales,prefiriendo dejarse mata' ((entregarse prisioneros.El Gobernador hizo prodigios de valor y Morganadmirado de él lo conjuraba á que se rindiese pro-metiéndole respetar su vida ; pero el valeroso cas-tellano rechazo toda promesa " De ninguna mazno-ra. me rindo, decían porque mrís vale morir como sol-dado honrado, que ser altor cado por cobarde " Procuraron hacerlo prisionero ; pur o so defendía como-un furioso león aco r ralado y ni los ruegos de su es-posa é 'tija que. do rodillas le pediáii quo vivieralograronhacerlo desistir : sólo la . muerte pudo po-no e fin a tal) tenaz resistencia.

Apenas supo el (-oberinulor ,y Presidente (le la¡leal Andancia de Panamá., Don Juan 'd.oz doGuzmán las desgracias (le .1 ortobelo, comenzó atomar las medidas para desalegar 6 los piratas,avanzando con 1,50(1 hombres ; poro no atreviendo.se á atacarlos, lo envió uan mensa jaro 5 . Morgan in-timándolo la salidade la ciudad, tí lo cual contestóel bandido quo la haría luego que le entregasen' .0U .00e : que do lo contrario saquearía todas lascasas, pondría fuego la población y que entonceseomplaccua al señor Gobernador dejándole uumontón de cenizas. Morgan devolvió al mensage-ru coa este arrogante recado, acompañado del pre-sente de mea pistola francesa do su uso particularpara el gobernante español, indicándolo que con e-sa a r ma había tomado á Pottobolo ,y que 'volveríadentro de cut añm á recuperarla en .Panamá . (luz-fnítu en respuesta lo envió una sortijas de oro enri-gttecida con tuna preciosa esmeralda, y las súplicasal pirata de alguna compasión para los infelicesportobeletlos.

Los piratas después (le saquear ít su sabor laciudad, de cometer todo género de atropellos en loshabitantes á los cualesexigieron uu tributo de gua-rra d e l 011 .000 reates, provisto sus naves y trasladadoá ellas las me jures piezas de las fortalezas, dejandochivadas las restantes, se retiraron it gozar en Ja-maica del fruto do su rapiña . 'Aovaron en .dineroefectivo 8 2 ;00 .000 y muchos ar tículos valiosos.

La fama de las hazañas de Morgan indujo ágran número de franceses y de ingleses á juntarsebajo el estanda r te de esto héroe del pillage . A losveteranos quo le hablan acompañado en sus prime-ras campanas se había agregado ahora un vorda-doro enjambre de reclutas deseosos de participar,en el reparto si. nó en la gloria do las expediciones.Pronto, pues se vió comandando sur escuadrón de15 navíos y tuna fuerza do 990 combatientes ; y sa-bedores d que un tratado solemne do paz so había

celebrado en Julio de 1(170 por el cual se ponla tér-mino ,í las e 'apresas de los fil Austeros, estos se en-contraron mías deseos dq emprender alguna nuevaexpedición y Morgan aceptó la idea y el mancha. Aprincipio de Dieíe d)re, se reunieron en el Cabo'Liburoo, lugar de cita designado de antemano en3I buques mas de 2,000 hombres . Thé uu can-se jo que tuvo lugar á bordo del buque ahnirantri seacodó que Morgue cumpliera la promesa ]techapoco mitas desde Portobelo a Don Juan Pérez [loGuzmán ; se decidiú pues, del destino de Panamájugado en el platillo de la suerte con Cartagena yVeracruz.

El IG do Diciembre salió escuadra para San-to. Catalina donde desembarcaron a los cinco díassin oposición ninguna, y do allí despachó Ala rganal Capitán Iirodley con lUlll hombres y cinto navíosa tomar corno preliminar de la caravana el Castilloda San Lorenzo que defendía la entrada del río( leigre .s . llrodle,y tornó la fortaleza perdiendo 100hombres muertos y 7' i heridos ; piro de los 51 .1 es-pañoles gne compuniau la guarnición, más de 201)cayeron en el campo unos, y á los otros su les fu-siló sin piedad . El resto se hizo poner en los ira-bajes del castillo pura reparar los desperfectos.

Aluubir en Santa Catalina la noticia do lacaída d C haga'es salió el resto de la expediciónarribando frente al rio en Enero de 1671. . La vistadel pabcllot inglés flotando sobre el fuerte causóentro los piratas un placer tan indecible, que des-cuidaron la navegación, perdiéndose cuatro embar-caciones entre los bancos de la desembocadura delrío .

' rara la guarnición del Castillo se designaronquinientos hombres y ciento cincuenta para guar-dar los buques ild la escuadra .. 13 18 de Enero con(luidos falos los aprestos necesarios e impartidaslas pi-e ias órdenes, salió Morgan de Chagres alfrente de mil doscientos hombres en marcha con-quistadora haíeia Panamá, La jornada comenzó áhacerse por el rio en 37 cuaba 'roeiunes ;y no obstarate la fuerza y rapidez do la corriente ' la pocapráctica demostrada en ol manojo do ln. palancap a ra vencer al aquella, el primer día avanzaronsois leguas, pernoctando en la isleta de los Brazos.'Lana lejos estaban de sttponor las miles dificultadesque iban á encontrar rt,nontaudo la corriente, quellevaban además de treinta y dos canoas para laconducción do la tropa, cinco grandes ['laicos carga-dos coa la artillería. y las municiones. Muy pocasprovisiones, sinembargo, embarcaron los expe-dicionarios con la esperunzat de hallarlas 'abundartos dcspuéseu las plantaciones y sitios de la ribera;uní, ti puco de su detonciúu, algunos se trasladarona tierra en busca de, alimentos, pues sus exiguasraciones ele maíz eran devoradas con alarma iteprontitud. Nada hubie ron 6 firmo y muchos buca-neros se entregaron usa noche al repuso sin otra co-sas, pura mitigar el hambre, quo su pipa de tabaco.En las primeras horas del siguiente día, empren-dieron la marcha . llegando á l .t caída de la nocheal lugar llamado Juan Gallegos donde tuvieron quedetenerse purguen un gran número de árboles caí-dos, ademas del poco caudal de las aguas estorba hala navegación d.ltío Los prácticos nsegu minoquo h pocas millas más adelanto no encontraríanmayores di líenit .n.des en la marcha . Los piratas,empero, intentaron en lar siguiente mañana hacer

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el camino por tierra orillando los bancos del Cha-gres ; peo la. vegetación viren y exuberante. de lamontaña donde el espacio entre árbol árbol lollenaba una densa muralla tropical impenetrable alla luz solar, obligo a la nntyon parta tí regresar alrio, y allí, del ando los barcos grandes con la arti-llería bojo la custodia de ciento sesenta hombres,emprendieron los demás el arrastre de lis canoassobre los lugares poco profundos, embantándosocuando el caudal de aguas ara suficiente para por-mitit• la navegación . I,oa que continuaron ln . mar-cha por tierra abrieron un pasaje por entro el bes-que en sutura dificultad, y en la tardo de ese olíatodos se reunieron en Cedro :Bueno, ea un banco delrío, donde pasaron la noehu ateridos de frío y sinalimentos.

Gastados por los trabajos y debilitados por elhambre los bucaneros resumieron la jornada el si-guiente amanecer, y próximo el sol al tneridiaino llegaron al lugar de libran.--caballos I ,os guías,que hacían el camino por tie r ra, dieron aviso doque descubrían las seriales de una emboscarla . fi ngrito do entusiasmo se escapó de los piratas, quie-nes avanzaron ale unta vez esperando encontrar almismo tiempo que lucha, una buena provisión devíve res, pues el hambre los estrechaba. . Preven-dos de antemano por sus espías, los españoles ba-ldan abandonado su posición, aterrorizados conlas noticias de las crueldades cometidas en la tonal,del Castillo de San Lorenzo, sin dejar tras de sí masquo la huellas de sus pesos y las miga p ts -espirei-clsspmel suelo de una. cena con que poco yuteslns-bimn regalado su apetito.

La bella visión de abundancia que esperabanencontrar en su jornada, avivaba utas el hambrede los piratas, ante el horrendo expecttienlo do laabsoluta carencia de todo comestible Set afán ú-nico vino tí ser entonces el obtener los medios deconservar siquiera, tan poco do su vitalidad . A. losenfermos y a los prisioneros por precaución se leshabía retirado para evitar la posibilidad de quoel frenesí de los hambreados llegara :á los extremoslo saciar en ellos los apremios de sus necesidades.En algunas chozas de las vecindades algunos aneon-traronun :andel cleocho sacos de oueroc seeos(zurnones) que no desalmaron de comer asados en mozos,despues de remojarlos en el rio y quitándolos el pelo.Despues do la cabila del sol, llegaron ú Torna-Maní,sitio en el cual descubrieron los trazos do otra em-boscada ; pero ninguna. señal de víveres encontta,ron, porque los espotloles tenían recibidas las órelenes de destrnír ó trasladar todo comestible mas]leí del alcance de los invasores, h quienes oil ham-bre comenzaba retraer en el matusiasmo de la mar-cha . Afortunado .fué el que esa noche pudo conser-var algun resto do enero seco con quo acallar lasexigencias de su estómago rebelde.

A la mitad del quinto día de marcha llegaroná la aldea de :Ba rbacoas, también desamparadapor otra emboscada, Cerca del lugar y despuésde muchas pesquisas descubrier on los piratas enorna gruta cenan' abierta dos sacos de harina, unacantidad do plátanos y dos botijas de vino,escaso abasto quo se proporcionó á aquellos cuyaextremada debilidad era tal que no podían siquierasalir de lis cu.noas. ,Algunos bucaneros se en-tregaron luego al descanso, burlándose de su ruinestado ; pero en otros la mu-nu-aci Um tomo cuerpo

y se comenzó at runldt eir el día en que se alistaronen una empresa quo juzgaban ya irrealizable liarasus ferzas, pn.Mriendo denuestos contra elhombre que prometiéndoles el más espléndidobotín, los había condacádo á .un desierto donde notenían otra perspectiva que la muerte por ham-bre . Sinembara, Morgan, protegido por la ma-yoría, consiguió sosegar á. las descontentos, o1're-ciéndoleslit la sus : penalidades cuando llegaranaá Cruces, y todos habiendo continuado clavance la siguiente mañana, llegaron sobroel medio día. á, la vista de una planta-ción á la cnai e apro .xnnaron (ten cautela.Ningún enemigo encontraron ni tampoco alivioalguno para sus privaciones, y . muchos pirataslanzaban las amenazas sediciosas do regresar uCh ugres, cuando uno ale ellos descubrió un gra .-nero lleno de maíz que los españoles habían des-cuidado do alejar del cansino que seguí:uc ; los in-vasores_ Los mas fuertes do la partida derribaronpor fuer za la puerta con la culata de sus mos-qúctes y después de hartarse del crudo grano,llevaron para los debilitados compañeros que ,ya-.cían en las canoas, una buena pan visión . Cuandotodo el ejército satislua su hambre, el resto delmaíz se repartió en raciones y al anochecer vieronuu grupo como de 100 indios apostados en la riberaopuesta. Morgan al momento ordenó que unapartida les diese caza, esperando capturar á al-gunos pro siendo lus indígenas mas ligeros yestando en mejor condición, eseaparou fácilmentedespues de disparar una lluvia de flechas quecausó la timarte de dos ó tres piratas . Los na-tivos, retirándose blandían sus armas y apostrofarball (i sus perseguidores con los gritos de "Ahperros ; á la sabana fi la sabana!"

A la salida del sol el 21 do Enero los piratascruzaron la banda occidental del rio, y conti-nuando el camino llegaron a pocas horas í la vistado la población (le Cruces, distante ocho leguasdo I 'an a má, y cabeza de In nave g ación del Cha-gres. El humo que á los lejos observaron animóaa los piratas mala esp sranza de encontrar allí conque reponer los ayunos y vigilias (le tantos díascon sazonados y calientes aforemos ; pero una de-cepción mayor, si cabe, los aguardaba, pues en-contraron las casas incendiadas y el pueblo aban-donado por tacs habitantes. Por toda provisiónlos piratas no hallaron sino aun saco de pan ,y diezy sois botijas de vino peruano . . it u nutltitud deporros y de gatos quo extraviadas rondaban por lavecindad, fue r on apresados c instantáneamentemuertos y devorados corno en rico festn . El vinoejerció en estómagos de temperantes obligadosefectos tales con vómitos y calambres, que alar-nsaron h los atacados, creyéndose víctimas doveneno preparado exprofesn por los fugitivos.

Morgan dejó en Cruces las etnbarcanimcs,alejadas á cierta. distancia á liii do que no fueranapresadas por los espaMoles, y al alborear deloctavo día de jornada los piratas entraron en lamontaña que se extendía entre Cruces y lasllanuras de Panamá, manchando adelante nncuerpo de doscientos do los unejor varados ymás resueltos ti. efecto de examinar y ver su habíanemboscadas en el canana. foco después siguiótodo el ejército . Diez horas llevaban do marchacuando la avanzada llagó al sitio do eluchradaescama., pasaje, enesrcado entre paredes naturales

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EL HERALDO DEL ISTMO

de roca y tan angosto quo di ficilmento podíanmarchar de frente tres hombres . Los españoles,aprovechando las ventajas del sitio habían des-tacado á algunos indios, los cuales atacaron á losinvasores . Con algún trabajo lograron éstos salirairosos de esta emboscada, no sin la pérdida de diezmuertos y algunos heridos . Entre tanto, todo elejército se había reunido, y después do breve vaci-lación, temerosos de nuevas sorpresas, la órde n deavanzar se dió.

Hacia el oscurecer una fuerte tempestad deviento y de lluvia los detuvo en su marcha, ycomo los españoles a r rasaban del camino cuantopodía dar abrigo y alimento á los invasores, éstospasaron la noche sentados en el suelo, arrebujadosunos contra, otros y ateridos . El sólo abrigo quepropor cionaron algunas chozas se dió á los heridospara protegerlos de la intemperie, y tambi en sealmacenaron allí algunas armas y municiones.

Los rayos resplandecientes del sol hallaron yaen pie á los piratas, quiénes despues de dispararsus armas para cerciorarse de su buen estado, en-traron en fila en marcha Inicia adelanto . La tenispastad había terminado y cerca del medio día as-cendieron las alturas de una eminencia que sellamó en su recuerdo El Cerro de los Bucaneros.Desde allí extendieron extasiados y gozosos suvista sobre las azules y tranquilas aguas del OcéanoPacífico, tachonado aquí y allá por la vela blancade risueñas embarcaciones que cruzaban entre lasverdes y coquetas islas al sur de Panamá. Des-pués de estar sumidos durante tanto tiempo en lamonotonía del rio y de la montaña, la grandeza deaquel mar inmenso aparecido de repente, llevó ásu corazón muy gr atas y lisonjeras impresiones.Pero de este éxtasis los sacó pronto espectáculoaún más atrayente, y fué el vecino valle dondepodan tranquilas manadas de ganado y de ca-ballería . Y como ningún enemigo aparecía á lavista, algunos piratas descendieron confiados á lallanura y se dieron á la caza de carne viva, de-rribando á tiros varios novillos con los que repu-sieron sus desfallecidas fuerzas.

Saciados con este banquete, continuaron lamarcha, descubriendo á poco una partida de dos-cientos hombres de caballería española que se re-tiró á su vista ; y á la caída de la tarde del 26 doEnero los piratas divisaron, entre las brumas de lalejanía, las torres de las iglesias de Panamá . 191entusiasmo entonces traspasó todos los límites, ycomo si hubieran obtenido la victoria y so encon-traran en su poder todos los tesoros amontonadosen la ciudad á su vista, se batieron los tambores,se dispararon los mosquetes y hendieron los aireslos sones de :clarines y trompetas.

Qué preparativos para defender la ciudad habíahecho Don Juan Perez do Guzmán mientras queMorgan tomaba el Castillo de San Lorenzo y cruzafio el Istmo en lucha contra la naturaleza, el ham-brely el desaliento de sus seguidores ? La antiguaciudad de Panamá no estaba fortificada formal-mente, á pesar de las riquezas que guardaba en700 buenas casas y edificios que componían el áreade una población de treinta mil almas . Los es-pañoles á previsión de un ataque sobre la ciudadha bíanjcer nido las bocas-calles que daban acceso

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al campo y construido algunas trincheras, des .cuidando empero otras importantes medidas de ladefensa exterior. Diariamente, además, habíancelebrado fiestas religiosas par a implorar por eléxito de las armas castellanas, y la imagen de laInmaculada Concepción de María so paseó enprocesiones por las calles acompañada por lasocho cofradías existentes en la ciudad y por nu-meroso cortejo, al mismo tiempo que el sagradosacramento se mantenía descubierto y expuestoá la vista de los fieles, quiénes confesaban y co-mulgaban con piadosa devoció] en presencia de lasinnágenes, á. cuyos pies depositaban joyas y re-liquias de valor ; el Presidente depositó en elaltar de la virgen, entro otras prendas, una sortija de diamante tasada en cuatro mil posos, im-plorando todos en rogativas y plegarias el apoyode los poderes celestiales en favor de la arnenzadaciudad y de sus espantados habitantes.* Losfrailes y curas recibían con beatífica unción estasmuestras del fervor religioso de los feligreses, yello fué parte principal á que el botín capturadopor los piratas en la ciudad, no llenara ni conmucho las relamidas esperanzas que los confor-taron en las escaseces de su marcha, pués sabido esque algunos religiosos y las monjas se embar-caron para Lima llevándose todas esas riquezas,antes del desastre de las fuerzas españolas en lassabanas de Pananá.

Las tropas españolas que iban á oponerse á lospiratas sumaban dos mil cuatrocientos hom-bres de infantería, cuatrocientos de caballería,fuerza casi toda de voluntarios y do esclavos de par-ticulares, y algunasbocas de fuego .Una retaguardiamuy singular y única en los anales de la guerra sellevó como poderoso auxiliar del ejército al cam-po, y era un considerable número de torosbravos, que bajo la guía y manejo de negros es-clavos y de indios, estaba destinada á rompercon el ímpetu de su fiereza salvage, las filas con-trarias introduciendo en ellas el desconcierto.

Los bucaneros, que habían avanzado durantela siguiente mañana, escogieron su campo en lasinmediaciones de la ceja de un monte desde dondeabarcaban llenamente con la vista la llanura, yahí permanecieron en actitud expectante hasta laspostreras claridades del día . El ejército de Mor-gan vivaqueó, pues, esa noche bien inmediato á laciudad, de la cual no cesaron de disparar el fuegode su artillería . Despues de hacer la última cenacon los restos de la comida del medio día, lospiratas se entregar on confiados á un profundosueño, regular en toda la línea, interrumpido áintervalos por el alerta! de los centinelas y por lallegada de las patrullas que guardaban, rondando,el campamento. Esa noche perdieron veintehombres : diez extraviados y diez heridos.

(Conelais•a.) .

* lira tal horror que inspiraban los filibusteros, quo lasmujoros y los ntlm que no los hablan visto los tenian por monostruos, mas son ojantes it monos ó h fieras quo á hombros . Cuando

Morgan tomó ó Panamá, una niuer exclamó al ver fi un pirata:Josús! los ladrones son como los españoles . V, nestropo .

'

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EL 1 (ERAL DOD EL iSTMO

Del naturalPARA MAX IMO SOTO HALL.

TI1 .1N

.

II r

r

i. ; Rin

! llaman al teléfono, le dijo ala familia de la casa el u:tivo sirviente.

_t.

Z la virgen pálida, á quien agobiabael sufrimiento, por la ausencia en listados Uni-dos, ya casi de tres largos anos, del. joven quecautivó su corazón, dejó la labor doméstica enque se ocupaba, y se acercó al aparato

. ! Ticrin

! Tomó la bocina se la puso en el oído ypronunció el consabido : ¡almul . . . . ¿Con quién ha-blo?

—Con tu amiga X., oyó que le dijeron.Pasó el saludo de estilo, se reconocieron luégo

y el diálogo comenzó.—Tengo que darte una noticia, dijo X.—ANotici is tenemosl

tanto sugestionado en el sentido de olvidarme,porque en verdad, yo no poseo otra riqueza quela que puedo brindarme la virtud, y sólo ella . Iu-terrumpida nuestra comunicación Hace ya un añolargo, ví desde luego cernerse sobre mili pobreexistencia, el hado del dolor, y en la amarga in-certidumbre en que he vivido,—en las noches domis supremas nostalgias,-todo lo malo ete lo hepresumido. Ya inc parece ver á N. con sus ideasde yankee exagerado, diciéndome : `que el que notiene . dinero no se cuenta en el número de los vi-vos ; , que el amigo mejor es el dinero, porque ácualquier hora podemos cont u r con él ' "que don-do haya más dinero ene gastar, allí veremos acu-dir á . la gente del gran tono :" "que el mejor mo-do do hacer bajar la cabeza á los hombres, estirando un doro al suelo ;" "que en los EstadosUnidos los hombres son todos de cálculo, que na-cen con una pluma detrás de la oreja, y un tin-tero de corazón ;^ "que todo lo reducen á una ope-raciónde multiplico r, y uu guarismo les parece

CANAL ZONE, vIsta del río Piquen!.

—Sí.- -Suponte que hoy en el tren de once lle-gó . . . . llegó de Nueva York tu inolvidable . . .N.

- ! Lo que oyes. ; Debes estar muy contenta!—No tanto, porque es muy posible que mis vie-

jos presentimientos los vea hoy convertidos enrealidad, que entonces el estado comatoso de mipobre alma, tome caracteres aún más alarmantes.Viene N ., por desgracia para la causa de mis afec-tos, de aquel país grandioso donde todo se ventilacon el criterio del negocio. Negocio son allá, ami-ga, hasta los más nobles afectos, No es el ma-trimonio, como acá entre nosotras las istmeñas, launión ele amores inextinguibles que hacen del ho-gar uu idilio eterno . El nuatrimmnio en aquellatierra que, con sus bruscos adelantos todo lo vul-gariza, puede resolverse en esta frase : yok,. y másyold . No sé que pensar! Pues aunque dicen quela ausencia n.o sabe apagar la llama de los gran-des afectos, temo milito que N ., que largos díasha vivido en aquel centro dominador, venga por

tanto más precioso que una mujer, cuando esteguarismo puede aumentas el total quo aquella mu-jer puede disminuir ;" "y que el matrimonio-es uncontrato como- cualquiera, en que las partes con-tratantes no deben poner más que dinero . _

e-No, no te imagines eso, no seas pesimista,replicó X.

—¿Y por qué uól ¿Crees tír que no es eso loque al hombre aconsejan hoy los avances de estosiglo utilitarista?

- Veranos, pues . Por mi parte, te ofrezcohacer la averiguación hoy mismo, porque biensabes tú que tu suerte mo interesa tanto como lamía, propia,

(Un accidente imprevisto interrumpió ol diá-logo).. . . . . . . . . . . . . . . .

. . . . .

. .

. . . . . .

. . . .

. . . . . . .

. ..

',Tilín ! Ti

rrin . . rrín . . . .rrín . . !Vuelve al aparato la joven enamorada, á quien

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Fll . LLF:RALDO DEL ISTMO

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Sulnin a el peRO latrible de ar ada , mpensawtr .

N olas Artísticas y Literarias _,8u songa X. la llama cotral aso alza ~ uu usagm•ade una buena nueva, le contó por el teléfono, á

,,•N...iiila amiga entristecida lo siguiente:

Ns preciso que creas que. pronto setas dicho-

()MO por tia de información pata aque .s a eí, como lo supongo yo es p ar a tí I a dacha la

llos de nuestros lectores que gusten derealización de tu ideal soñado. lis N un cum-

estar al corriente del mevunento lileplido caballero que aprecia la vida de muy din- ratio y artistíco universal', escribirnoshuto modo de coarto tú lo supones. Ha llegado al estas notas, extractadas de nuestros canges mas re-fin tu hora blanca deja., pues, ese abatimiento cientes.que es la enfermedad más grat e del corazón, que

Lea vida intelectal, por falta ele medios infor-es la tisis que consume y apaga el alma .

mantos es casi ere absoluto desconocida entre nono-Me dijo que nunen podría olvidarte ; "que el Cros . Hoy tendemos á llenar este vacío hasta doa-

amor verdadero es más bien una virtud que una de nos es posible, creyendo asi enmplir un ; . . obra.pasiónd "que s ahe comprender les mujeres que grata y saludable Oj abí este esfuerzo lleno de sa .aman con el eor azon ; que ser bella, aún sin rt na iutenctou sea apreciado dcbidamuentr »Meare-queza, es ser reina : ' que el hombre que se casa eoupensa que anhelamos para nuestros trabajospor dinero, es tan miserable como el que estafa al

literarios..juego, ó roba á hurtadillas ;" "que quiere cultivarel jardín de tu aLma, y vivir pobre, pero á tu ,a .-

xdo ;" "que considera indignas do todo hombre las Ea Cuba . Auiceto Valdivio, el conocido Conde

felicidades humanae, cuando éstas se alcanzar con Kostza, ha publicado un poema, Melancolía, ins-el dinero ;" "que convencido está . de elue todo el pirado cn el gran cuadro asi Llamado do Albertoque cuenta mucho dinero, acaba casi siempre con Ihmero . Y la obra, según c 1 decir de Márquezlas manos manchadas ;^ "que no unirá su exil Stcrling, el inteligente redacto• de All Mundo, es lotenida á ninguna mujer rica porque sus hijos mejor que ha producido el gran crítico cubano, queserían todos enemigos natos del trabajo : " "que ha recibido los a nlausos de todos ,y ha visto agotarseel oro irrita la sed de oro, ,y no la apaga :" "que, la primera edioi t n ea breves días.Asa esposa de un carbonero es más respetada quela querida do un príncipe ;" que la riqueza es nu_ Otro eubsano, I r oser.ro 1 u hardo, h a publu otouhas veces el pasaporte de la necedad, que el tambien un libro ! anafos y 1 strofas prolugaadohombre sin virtud, no halla en la r . queza imán por Ma quez Sterhug . 1 ioh n do e s el cronista co-que Lbs medios de satisfueer sus vicios "que l a eral de lel lfartdo de La 11ub ama y cagan aibcnda-vn'tud ' obro es un tcso'o une c mdquece, y uu par eros, el libe o e re siente . ragr id able mente de 1 estilotido rie.ti1 se convierte en ruinoso cuando trae jovial y galante que ama on sus e Otiti is cl jovenconsigo Irt',disipación y el amor al placer :" "que escritor.una nujei ,"hermosa sin virtud es como el vino

SaLvador Piñoy ro publica un libro fdl nonata-evapor ado :'~ fy qúe como el placer v rodadero e s lieisnto e a España propiedad de la casa editoratara flor .que :sólo naco en el tallo de la virtud l armice llerumanos de 1 . arlo F studia ere esa obra elpronto setas su - esposa, y te llevará á los altares literato e ubano l a vida que l a e se uela romántica hasagrados, sólo eorjos humildes atavíos de un blan- tenido cn ]España . y las cont epciones mias notablesco traje, orlada : tu `frente de azahares y bajo un de sus mejores representantes . Fll libro es , joya develo de ligera gas r, .que-siuteticc, caí Sn Manen_ valor,

_ra, la excelsitud de tu 'LZrtindeza moral

. .

Cer r amos lía hst a de las pruduce ion e s r e iou-Pasó un nomeito la vulgeu amorosa que escu

tes de l a pe. rla de l l ar ibe con l a unen naa de la o-ababa, no contestó una sola palabra resolvió en bra Rec cerdos de viaje, de Ni olas Rivero, el au-J ágrhn as su alegría _

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claro diree tor del ¡harto de le Marina, do la lla-;'lalrn

e , f1- . . .irm e . . "iL, Sonó nuev n- baca N ara el cenen Rivoru ui sn libro eou cacao-avente la catupanilla fiel teléfono en señal de des- tador colorido, sus impresiones do F;spana, su pa-pedida.

"

tría, en donde cstuv o hace poco, decano a de unaPLl diálogo volvió á interrwnpírse

. . .

ausencia de muchos años. : : , Y } a que lurbl amos de F sp rima, ,justo es hacer

uu,, ;; tye-

<orstiar jus esLn r ros I tudable s dé la eAsor t alón dr.Meses después, un venerable sacerdote santifrcabá ]r su itou s y Artst aspara 1 a Lu murar ron del inau-aante los alta res de la iglesia Catedral de estai da ,,. soleo en que reposa e l egregio Gaspar Nuñez do Ar-dad, aquella a i 1Ap utica pareja, unidos en amo sus ~ tel e y para la Lu idu ioadel lusiituto A f/1 ele Arce,

corazones par eel vínculo de un amo inmortal ; y t a~alecuniento ere que, cumpla vilo los mas fer'vo-las puertas del hogar que . entone cs se h arquearon

1O R0 de scos del 1 a La, hall n tn u Lugio v cuidadosvieron también pasar po1 sus dinteles, - al atn-pa

tollcq.' os hLeratos e nacimos o ne echados de lea Pe-rbl del trabajo y la htnuild td Irme gran riqueza

uínstt 1 ulbcrica y de la Ame tr a latinaad,quitíd u y una dacha üreefiu};uible -

r OLt rl .tjpontuuento notable oir proyecto es el

c ; Y 1ta,ttaijeros que üos v isitais, tened en cuentaa

qri e iá b,n)}~io !ol t puensa er i ,ir su viuda ere París.que e,tñ,el,piteo vera el del be llo sexo pan arueño, lu 1 .y , ata o h; duma qumro pe rpotuar de nñ añora dig-ceu flof 'os qmuy bellas de perfumes delicados, que n .i .e1 e tajan Ilüe pr,aesra art ~a su eompafleto doasí conTo chibriagan con su ambrosía } cautivan , utjrchos quat, , ,V-h ara del otonurnento una notablecon sus eneabtoa dominan el corazón del hombre abra via sirca.e ni ese como poder irresistible que brota del alma,

Ardes de pasar adelaua', justo es que hablo-y epe se llama la virtud !

mes .al g o tecrca del Arte Tr at al y los nuevos e-stre-

su mo ARJONA Ca? .

nos. ltasta donde alcanzan muestras noticias sóloP;auannía ; 19fe1,

sabenmos ele tres : La. ¡ie .sta del hielo exilo media-

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EL HERALDO DEL lSTMO

no, rio Angel Guinnvá, y la Muerte, de Pompeyo'relntet, muy aplaudido : dramas ambos estrena-

rlos en el Teatro de la Comedia . en Madrid . El o-tro es una bella produeeion americana, Pintos Na-turales, drama del escritor venezolano U Ión Feroz,de gran éxito, estrenado en Carneas . Combate elvaliente dramaturgo en esta obra la perniciosa . in-Ruenoia quo en nuestras sociedades incipientesejercen el fanatismo y las preocupa (iones, y nI ha-cerlo sale airoso en su empeño.

En París se representó tíltinnanuutte ls' 1 'l iOUa-dor de Vestí, para con cl producto ele la iepresouta_(ión elevar mi monumento al maestro italiano . Larepresentación ele Jil 7romana efectuada ensegui-da do la del Alceste (1(31 divino Gluck, ha prestadoocasión á los críticos musicales para atacar ruda-monte ]a escuela italiana de Verdi . Hoy quo Wag-ner pe• una parte, y los maestros franceses y bel-gas por otra, han abierto nuevos horizontes tí lamúsica, ha quedado de manifiesto, al decir de ellos,todo lo deficiente y todo lo falso (le sus obras, lle-gando á veces hasta ;juzgarlo conto el compositorde las nmchedumbres, tal como Niñez de Aree es,en opinión de algunos otros muchos, el poeta de laeterna burguesía.

Se anuncia para la temporada de invierno el es-treno en París de la (Jiocoada de Gabriel D'An-nunzio . Notable debo ser esta obra del gran ma-estro italiano, que ha sabido aún joven imponerse,y que es uu gran literato y uno de los mejorespanas do la Italia moderna, á pesar de todo lo quepueda decir la pluma envenenada do Max Nordau.

Y puesto que hablamos de un poeta, sigamosron otros . Blanco Belmonte publica sus Aves sinNido, con prólogo de Manuel Reina . Bien cono -Cidesson estos poetas españoles para juzgar, la al-tura del libro y del prólogo.

En las ribe r as del Guayas preparan luan her-mosa fiesta . So trata nada menos que de coronaral vie j o poeta Nimia Pompilio ldona La idea,la nzaeda por un diario, ha hallarlo eco generoso entodos los corazones. Bien se mer ece este homena-je el cantor aunarcano de estro vibrante y apasio-nado.

Como homenaje también á otro poeta, un poe-ta joven que, con temperamento de artista, fatiga-do y aburrido, se cansó de labrar versos delicadospara regalar el torpe gasto de las multitudes y "u-na noche sombría, puso fin al poema de su melan-colía :" corno humea je repetimos al exquisito .foséAsunción Silva, se habla en Bogotá de publicar canhermosa edición todos sus versos, prologados porel eminente crítico y hablista 13a1 dontero ManíaCano. Entre los hechos literarios y artísticos queapuntarnos, es este uno de los que revisten mayorinterés á. causa del cariño uno los pocos intelectua-les del lstmo guardarnos al poeta ausente.

Tambien res iste u darás el anuncio de dos libros:El alega de los lirios, do Vargas Vila, cd Ltado enParís, y z1 través de mis n .e vios de !fray Candil,de igual procedencia. Trillan senderos muy diver-sos los dos escritores, poro son ellos, cada cual ensu género, de gran lama et todo Hispano Amigaea . Vea ciad es que la forma literaria de VargasVila demasiado brillante y harto rebuscada llegaá veces á marear, y que la crítica de Emilio Boba-dilla no os ni con mucho la ale Menéndez Pelayo óJuan Valora, pero no por eso dejan de ser escrito-res de aquilatado mérito ni sus producciones deresultar originales 6 interesantes.

Otros libros publicados son los siguientes : alíarlesaislas, notable estudio de Victor Perez 1°etit,el uruguayo de lenguaje encantador é ideas pro-fundas, y Recuerdos, de Enrique Gómez Carrillobien conocido de nuestro público.

l'ara terminar . una bnenu noticia . Bubón Da-río prepara en París, en virtud do arreglos con lacasa editora do (nrniee hermanos la publicacióndo un nuevo libro, Tierras Solares . Al maestrodivino que pule el verso delicadamente y labra su1rrosa, con la galanura mas aristerática tendrá con(luido su libro para fines de Noviembre . Lo fide -guarán artículos publicarlos en el gran diario LaNación de Buenos Aires y reproducidos casi en sutotalidad en alguna notable revista madril fia . Ex'casado es decir y le esos artículos son conocidos aquíde muy corto número y aun los que gozan de esteprivilegio solo lo disfrutan á medias, pues no sabende todos ellos . Bienvenido el libro del maestrocon sus períodos vibrantes llenos de vida, en queesplenden las tierras de plena luz y mágico sol.Buenos Aires, Barcelona, Madrid, y tantas masque el poeta ba visitado en su peregrinación iuto-lectual .

POR ANGEL DE ESTRADA H.

U IZAS para. distraerme al esperar á un,amigo inexacto, en vez de encender uncigarrillo, ha:íta maquinalmente saltarentr e tHis dedos tres ó cuatro monedas

de oro. 'Pensaba en n :al,, y en todo, teniendo pordelante el lienzo blanco, quo recibo, arnumizadas úofuscándose las imágenes de la linterna mágica.que llevamos en el cerebro Una: uroned t cayó alsuelo, y al levantada, su fecha, 1 .810, vista en una.gjeada, me hizo colocarla con atención entre las o-tras, cuya data era la do nuestra emancipación . Suoro pálido, desgastado, tenia no sé qué de noblegesto ; dijérase contenta do que se la mirara así,con ojos que rio contaban sus veinte francos. Ladí vuelta con cierto respeto y surgió su efigie sincorona, eon la cabeza . de ayos, que hoy parece rotrocedor en los siglos, y sosia la de un héroe legendario de IIonero, si rio fuese cunda ale bronce enla lira de 1largo . . .Napoleón! ;Quién pudiera es-cribir la historia de esta moneda ! Aventurera, couno su padre, ha viajado quizás los países por élvencidos ; disco de oro, instable conto la fortuna,con cuatrocientos sueldos de genio, acuñados porla gloria, ;que rincón do París no habrá recorrido!f[oy, la mano do San Vicente poniéndola en la bu-hardilla, mal\ ama la de Triboulet hacióndol a descen-der a un antro. (lautie). la llevó en su chaleco ro-jo ea la Batalla de 1lernani, y cuarenta años des-pués, con ella en el bolsillo, Damas pronunció unMoutmartre la oración fúnebre del gran artista.Con su valo r comió quizás, Wagner, la noche delfracaso del Jicaque h'antasma, y olla vió la admur

-gura y dejó al irse mas ou la pobreza, al hombreque ha oírlo á Dios como uu Moisés de la armonía.Clon ella, Bismau'ek acaso compró en la Exposiciónaun papel secante, que le sirvió para la tinta del te-legrama de 1Ctns. Rodó de un bolsillo perfumadomi las 'Fullerías, y roca jida. po r una hujier, pi'po'-

Las monedas

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EL HERALDO DEL ISTMO

Molió una orgía de cerveza, mientras llamea el l fó-tel de Ville . . . . Para ltosthchild un grano, paDiógenes muy siembra ; rodando conto las olas, mo-vible como las nubes, pero corriendo de m;mo enmano, siempre por una idea, hoy me mira indife-rente, con la tristeza del . tiempo pasado, pero conel orgullo ele su cuna, con el desprecio de su expe-riencia, ex eéptiea oil su cansancio, implacable ensu mutismo, Ashaveno singular dar brillo y de lamiseria llnmaml.

A su lado, cava moneda leas viva en su oro,muestra un Luis ]Felipe ; y el rey burgués, transior-mnado, se perfila con alzo de suntuoso en la cabe-llera, y uu Napoleón 111, con su perilla familiar,luce también como un César coronado do laureles.¡ Estas también tienen su historia! Y el silencio delos tres discos, á que la imaginación no puede a-rra.nearunaverdad, .nillvoluntad una palabra,acrece el silencio donde so aguza mi espíritu, cor-tado por el tic,—tao del reloj, que crece casi hiriente . El empavado c ornar ada, al fin, llega las minedas caen en mi bolsillo y salimos para el teatro . Siellas han podido oir la ]lame de chez Maxtor s,piehabrán recordado con estupefacción que sirvieron áIPlaubert, para pagar la multa de ataque á las bue-nasco_tumbres, por Ylsrlamc llorar«? Pero yo lastenía completamente olvidadas, y he aquí comenvolvieron á la escena. El cochero . en la puerta delCafé do la, Paz, me devolvió una de ellas:

—Pero, señor, si esto no vale ; no es ni la som-bra (le u11 luis!

Recogí la moneda.—p Qué es?—preguntó mi amigo, al tiempo

que tendía la Libertad, Igualdad, Fraternidad, con-tenida en cinco trancos.

—Un Napoleón 1—lo respondí . El cocherose cobraba ; lai amigo añadió sonriendo:

—Ni la sombra do un Luis! retén el vueltopor la frase.

Oímos desde el pescante un sonoro graciasprincipes ; los criados, por las dudas, nos hicieronnna reverencia i barriendo el piso con el frac azul . yentramos coronados bien baratamento en aquellacatedral do Reims de la repílbliea!

e:Notas .

ACO MPAÑADO

de una dé sus ;jóvenes hermanas siguió última-mente á Estados Unidos nuestro muy querido ami-go el jóven Doctor Alfonso :Preciado, médico denota,

Deseamos al inteligente y cariñoso amigo unagrata permanencia en el país de los hombres dehierro en donde hallará ocasión, seguramente, deperfeccionar sus vastos conocimientos científicos.

xMR. JOHN BARRET,

apreciable ¿gentleman, ilustrado y culto, es el nue-vo Ministro residente de la República del Norteante nuestro Gobierno.

Mr. llarret llegó á esta capital hace po-co y grato nos es saludarlo atentamente á suvellida á la tierra de Tomás fierren y JustoArosemena y ofrecerle—por ser él hábil literato—les columnas de este quincenario que esperamos.once con alguna producción de su gallarda plu-

Ina, advirtiéndole que sus trabajos puede enviár-noslos en el idioma de Poe.

x PRESENTA MOSnuestras más sinc eras expresiones de condolenciaá nuestro maigo Don Eladio Lasso por la repenti-na muerte de su hermano político Don José ea-sis, ocurrida d,l 19 del oler parado.

Hacemos extensiva esta manifestación á lashermanas y demás familia del extinto, á quiénesdeseamos resignación en su desgracie.

.y.SE ENCUENTRA

entre nosotros el General Santiago de la Guardia,nuestro Ministro ante el Gobierno do Costa Rica.

Con el General de la Guardia ha venido eljoven amigo Francisco de la Espriella hijo.

Con placer saludamos á tan distinguidos com-patriotas .

xA ESTADOS UNIDOS

siguió en viaje do recreo el honorable caballeroDon José Agustín Arango, persona de alta tallapolítica y social.

Acompaña al sofí« Arango su nuera DoñaHelena de la Guardia do A rango quién va á tratarde restablecer su salud algo quebrantada, lo queesperamos logre .

xNOS PARTICIPA

nuestro inteligente amigo el Doctor Luis de Roux,en atenta tarjeta, su viaje á Londres, para dondesolicita ónlema.

Nos complacemos on desear al ilustrado Doc-tor de Roux un feliz viajo, y una grata permanen-cia en la (liudad gigante de las nieblas y los Lo-res.

xDE NUEVA YORK,

ha regresado don José Paredes, completamenterestablecido de la doliencia quo le aquejaba,

El estimable caballero fue sometido en la me-trópoli americana á una dolorosa operación do re-sultados felices.

Nos congratulamos con él por su curación radical .

xEl. APRECIABLE AMIGO

don Josó Misteli,sufrió una caída mientras se en-tregaba á ejercicios atléticos, tí causa de la cual sef racturó el brazo izquierdo.

Largas noches do insomnio ha contado elel culto caballero que por fortuna mejora notablemente, á satisfación de sus numerosos amigos.

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