11 de septiembre de 2001 análisis de la prensa gráfica argentina
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El trabajo de investigación publicado aquí aporta al análisis acerca de la construcción de la noticia en contextos de crisis, como el desatado tras los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos. Para ello, esta investigación se concentra en mostrar cómo las rutinas productivas de los medios y su uso de las fuentes deriva en una "naturalización" de las versiones oficiales como forma privilegiada de observar el mundo.TRANSCRIPT
11 de septiembre de 2001:
Análisis de la prensa gráfica
argentina
Cobertura de un atentado
INDICE
Capítulo 1 - Introducción
Capítulo 2 - Objetivos
Capítulo 3 - Corpus
Capítulo 4 – Metodología
Nivel cualitativo
Nivel cuantitativo
Capítulo 5- Marco Teórico
5.1 NOTICIAS Y RUTINAS PRODUCTIVAS
5.2 FUENTES
5.3 NOTICIA, FUENTES Y CONSTRUCCIÓN DE LEGITIMIDAD
5.4 ALTERIDAD: DEFINICIÓN MEDIÁTICA DE LOS “OTROS”
Capítulo 6- Problematización del corpus
6.1. AL QAEDA, CENTRO DE TERRORISMO MUNDIAL
6.2. TODOS LOS CAMINOS CONDUCEN A BIN LADEN
6.2.1. LA ADVERTENCIA COMO “PRUEBA”
6.2.2. “SOSPECHOSAMENTE” CULPABLE
6.2.3. DESMENTIDAS DESLEGITIMADAS
a. La “red”
b. La “guerra”
c. La “guerra global”
Capítulo 7 - A modo de conclusión
Capítulo 8 – Notas
Capítulo 9- Bibliografía
El trabajo de investigación publicado aquí aporta al análisis acerca de
la construcción de la noticia en contextos de crisis, como el desatado
tras los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos.
Para ello, esta investigación se concentra en mostrar cómo las rutinas
productivas de los medios y su uso de las fuentes deriva en una
"naturalización" de las versiones oficiales como forma privilegiada de
observar el mundo. Un punto clave de este trabajo es el desarrollo de
la construcción mediática del grupo Al Qaeda y Osama Bin Laden,
quienes son construídos como una amenaza internacional a partir de
las versiones sostenidas por las fuentes oficiales. A la vez, este
análisis comprueba la correspondencia discursiva entre el discurso
informativo y el gubernamental; y descubre el privilegio de unas
fuentes sobre otras en la cobertura del atentado.
Capítulo 1 - Introducción
Este trabajo intenta ser un aporte teórico y metodológico a los
estudios sobre los medios de comunicación en general y la práctica
periodística en particular. Desde una perspectiva crítica haremos un
análisis de los procesos de producción de la noticia, a partir de la
cobertura que realizó la prensa gráfica argentina sobre el terrible
atentado ocurrido el 11 de septiembre en las ciudades de Nueva York
y Washington.
En la siguiente tesina analizaremos de qué forma tres diarios
nacionales construyeron los atentados ocurridos el 11 de septiembre
de 2001 (1) en las ciudades de Nueva York y Washington. Para esto
relevaremos en particular la construcción que realizaron sobre el
grupo Al Qaeda y su líder, ya que fue la organización señalada, desde
el mismo día de los hechos, como la única responsable de los
ataques.
Para ello partiremos de una hipótesis inicial que indica que los medios
construyeron a Al Qaeda, liderara por Osama Bin Laden, como una
red central mundial militarizada con alto poder de fuego, culpable de
los atentados, y con Estados Unidos como enemigo número uno.
Para ello observaremos el tratamiento de la agenda propuesta por
tres diarios nacionales entre el 11 de septiembre y el 7 de octubre de
2001, es decir desde el mismo día del atentado hasta la fecha en que
comienza la guerra declarada por Estados Unidos contra Afganistán.
Clarín, La Nación y Diario Popular fueron los medios gráficos
seleccionados, ya que proponen contratos de lectura (2) diferentes
entre sí. A partir de este corpus identificaremos e interpretaremos las
construcciones de sentido que realizaron esos medios en la
tematización del hecho mencionado.
Por otro lado, intentaremos relevar la relación entre comunicación e
identidades, es decir, las mediaciones de los conflictos interculturales
y la construcción de identidades y alteridades a través de ese hecho
noticioso, que sin ser el objetivo central del trabajo lo consideramos
enriquecededor para este análisis.
A partir de las crónicas sobre el atentado trataremos de observar los
diversos modos de referirse a los “otros” y a “nosotros”, la referencia
a las nacionalidades o grupos étnicos involucrados en el conflicto,
como así también la circulación de ciertos imaginarios sociales en el
discurso informativo.
Capítulo 2 - Objetivos
El objetivo de este trabajo es hacer un análisis en producción,
considerando los siguientes puntos:
a) Análisis del uso de las fuentes disponibles.
b) Identificar voceros de los bandos en conflicto y verificar cómo, en
términos de relevancia, ciertas fuentes son privilegiadas en
detrimento de otras.
c) Comparación entre fuentes oficiales y oposicionales, quién tiene la
última palabra en el desarrollo de la información.
d) Rastreo de contradicciones entre las fuentes.
e) Qué tipo de sentido común se construye a través del privilegio de
las fuentes.
f) Reconocimiento de contradicciones en las construcciones
discursivas.
g) Grado de correlación entre el discurso oficial y el discurso
informativo.
A su vez, desde una perspectiva intercultural, trataremos de observar
en qué medida la prensa, a través de sus rutinas periodísticas,
construyó una cobertura del atentado en relación con imaginarios
sociales ligados a los árabes, relacionándolos con una imagen de
exotismo, violencia y terrorismo. Aunque consideramos que este
último punto merece, por su importancia teórica, un desarrollo propio.
Capítulo 3 - Corpus
Elegimos los siguientes diarios nacionales por proponer contratos de
lectura diferentes lo que hace que estén dirigidos a públicos
diferenciados:
Clarín: lectorado amplio con una circulación diaria aproximada
(durante el período analizado) de 550 mil ejemplares*.
La Nación: lectorado conservador, con 240 mil ejemplares*.
Diario Popular: lectorado popular, con 100 mil ejemplares*.
(*datos suministrados por los diarios)
Sobre la agrupación Al Qaeda y Bin Laden tomaremos la forma en que
los tres diarios trataron los siguientes ítems:
- qué grado de legitimidad se les dio a los voceros de Al Qaeda y a Bin
Laden.
-la narración cronológica y morfológica de Al Qaeda.
-la descripción de los culpables.
-de qué forma se construye la idea de que Al Qaeda y Bin Laden son
los responsables de los atentados.
-grado de legitimidad otorgada a las desmentidas realizadas por Al
Qaeda y Bin Laden.
La intención del trabajo no será la de sugerir hipótesis sobre los
culpables ni tampoco sobre los motivos del atentado, sino analizar de
qué manera los medios gráficos construyeron el verosímil de que la
organización liderada por Osama Bin Laden, Al Qaeda, fue la
responsable de los ataques.
Capítulo 4 – Metodología
Nivel cualitativo:
- Tomamos solamente las noticias publicadas en la sección dura del
medio (“Exterior” en La Nación, “Política Internacional” en Clarín, y en
el caso de Diario Popular las que corresponden a la agrupación de
noticias internacionales, ya que el medio no hace una división
explícita de las secciones), para rastrear la construcción desde la
noticia informativa propiamente dicha, donde hay una representación
objetiva de lo real. Porque lejos de ser neutral y objetiva, la nota
informativa cumple también, como la nota de opinión, un papel
ideológico fundamental, en donde operan opiniones y valoraciones
afines a la línea editorial del medio.
- Índices a analizar en la noticia: tapas, titulares, títulos, notas,
negritas, cintillos (3), volanta (4), bajada (5). Todas formas
discursivas que complementan y completan el texto y que hacen a la
construcción del verosímil.
- Citas de las fuentes de información: oficiales y oposicionales.
Nivel cuantitativo:
- El período del corpus será de 27 días, desde el 11/09/2001 cuando
se produce el atentado hasta el 07/10/2001 día en que comienza la
guerra de Estados Unidos contra Afganistán, lo que hace un total de
81 diarios
Capítulo 5- Marco Teórico
5.1 Noticias y rutinas productivas
5.2 Fuentes
5.3 Noticia, fuentes y construcción de legitimidad
5.4 Alteridad: definición mediática de los "otros"
El marco teórico estará organizado en base a conceptos y
problemáticas fuertemente relacionados entre sí, pero que fueron
desagregados en cuatro ejes para su análisis. El primero de ellos
contendrá las nociones de noticia y rutinas productivas; el segundo el
tema de las fuentes de información; el tercero la relación entre
noticia, fuentes y construcción de legitimidad; y por último el
problema de la alteridad, que a pesar de no ser el eje central como
los puntos anteriores, constituye una contribución teórica que no
queremos dejar de lado.
5.1 NOTICIAS Y RUTINAS PRODUCTIVAS
La noticia periodística es una construcción de la realidad (VERON,
1981), que “existe en función de que la comunicación permite
disponer de un mecanismo de relación, de interacción entre los
individuos” (SAPERAS, 1987:148). Desde esta concepción, los
estudios sobre el newsmaking o construcción de la noticia, permiten
avanzar sobre las formas de producción de la noticia, y brindan
herramientas para analizar la relación entre la imagen de la realidad
social que construyen los medios, la organización y producción
rutinaria de los aparatos periodísticos y los sentidos sociales, a la vez
que desmitifican la idea de objetividad periodística y la concepción de
la comunicación como proceso lineal (MARTINI, 2000).
A su vez esta línea de análisis reconoce a las organizaciones
noticiosas como instituciones complejas ya que permite focalizar
sobre “una cuestión epistemológicamente clave: cómo las empresas
de noticias llegan a “conocer” lo que “conocen” (TUCHMAN, 1991:84).
Los trabajos sobre la producción de noticias ponen entonces en
relación la imagen de la realidad social suministrada por los media
con la organización y la producción rutinaria de los aparatos
periodísticos.
Por otra parte la noticiabilidad, es decir los rasgos que caracterizan a
la noticia, está estrechamente vinculada a los procesos de
rutinización y de estandarización, lo que equivalen a introducir
prácticas productivas estables sobre los acontecimientos en el
mundo, porque sin una cierta rutina las organizaciones periodísticas
quebrarían (TUCHMAN, 1983:160).
A los valores/noticia (news values) como componentes de la
noticiabilidad que operan para hacer posible la rutinización del
trabajo periodístico, hay que contextualizarlos en los procesos
productivos, porque es allí donde adquieren significado, desarrollan
su función y cubren esa corteza de “sentido común” que los convierte
aparentemente en elementos dados-por-descontado (WOLF,
1991:248).
Es importante comprender que la noticia finalmente publicada es
producto también de lo que sucede puertas adentro del medio, ya
que la estructura que les permite trabajar cualquier hecho de forma
rutinaria, en este caso el atentado al World Trade Center, es en buena
parte el marco de comprensión del mundo que posee el aparato
periodístico, y desde donde se construyen los hechos (GOBBI, 2002);
de esta forma las rutinas de producción refieren a una forma de
pensar la realidad, a una visión del mundo (MARTINI, 2000).
En este sentido, se advierte que las exigencias organizativo-
estructurales y las características técnico-expresivas propias de todo
medio de comunicación de masas son elementos cruciales para
determinar la representación de la realidad social ofrecida por los
media (WOLF, 1991:207), convirtiendo a las noticias en el “ejercicio
del poder sobre la interpretación de la realidad”. (SCHLE-SINGER,
1972,4; GANS, 1979,81, citado por WOLF).
La profesionalidad, con sus valores y sus rutinas, añade en sí misma
importantes restricciones a la información producida (GOLDING-
ELLIOT, 1979:12, citado por WOLF), vinculada a las practicas
profesionales, a las habituales rutinas productivas, a los valores
compartidos e interiorizados sobre las modalidades de desarrollar el
oficio de informar.
Aunque, siguiendo a Mauro Wolf, la imagen que devuelven los medios
no es producida debido a una manipulación consciente de las noticias
derivadas de las presiones y maniobras del poder político,
distorsionando deliberadamente las noticias con fines políticos o
personales, sino de lo que el autor llama “distorsión inconsciente”
(unwitting bias) derivadas de las propias necesidades productivas
impuestas por el mismo medio (1991:208).
Por ejemplo la dependencia existente entre los medios y las fuentes
de información forma parte de las rutinas productivas que rigen a los
medios; es así como los periodistas, moldeados por esas condiciones,
necesitan de las fuentes institucionales para garantizar la producción
diaria del periódico. Esta dependencia, hace que la imagen del mundo
que construyen los medios sea distorsionada de la realidad. Por eso al
definir la noticia hablamos de construcción y no de reflejo de la
realidad; y no hablamos de verdad sino de verosímil.
Como dijimos, los estudios sobre el newsmaking pusieron en
evidencia la complejidad del trabajo periodístico y los
condicionamientos a los que el periodista se subordina en su
profesión. Las innovaciones tecnológicas en las redacciones y las
consecuencias que éstas traen consigo sobre el oficio del periodista
son un factor determinante en ese sentido porque, como indica Wolf,
el aumento de los flujos de información ha llevado a una mayor
burocratización del trabajo periodístico y a una consecuente
desprofesionalización provocada justamente por la introducción de las
tecnologías.
De esta forma las redacciones son cada vez más dependientes de las
fuentes y de los criterios de relevancia establecidos por la red de
agencias de noticias. Porque si algo no circula por esa red de
conexiones, su noticiabilidad disminuye visiblemente. (WOLF, 1993).
Y este proceso, lejos de generar un tratamiento más profundo de la
información, incita en cambio a la autorreferencialidad de los medios;
porque la tecnología hace que el circuito de la información sea
rutinariamente más rápido, fluido y flexible, pero también más
impermeable a todo aquel material que no sea habitualmente
insertado en el propio circuito informativo. Esto explicaría el motivo
por el cual se produce un desequilibrio entre el énfasis que se le da a
las naciones industrializadas occidentales haciendo que continentes
enteros queden invisibles si no están en crisis (SREBERNY-
MOHAMMADI, 1995).
Se plantea de esta manera la necesidad de analizar las razones
organizativas y estructurales por las cuales el aumento de los flujos
de información no produce una sociedad más transparente, sino al
contrario más opaca, un conocimiento cada vez menos adecuado a la
complejidad social y cada vez orientado a los criterios de la crónica,
de la emergencia de issues (tendencias) sin comprender el desarrollo,
la dinámica, la trama. El periodismo se convierte, de esta forma, cada
vez más en un oficio de rebote, en el sentido que su agenda es
abastecida desde el exterior, es mas acentuado el sometimiento a las
fuentes y más grave la incapacidad de elaborar las noticias de modo
autónomo e independiente (1993).
Ahora, las rutinas periodísticas, plasmadas en la selección y
jerarquización de la información actuarían, desde una concepción
gramsciana, como dispositivos de construcción de hegemonía, al
definir qué es “lo importante”. En esas mediaciones es en donde
operan interpretaciones que luego se institucionalizan en el sentido
común (GRAMSCI, 1976).
En esta misma línea de análisis Todd Gitlin advierte que las rutinas
productivas de los medios son la forma mediante la cual los procesos
hegemónicos se cristalizan como sentido común sobre el aparato
periodístico (citado por GOBBI: 2002). En este sentido la hegemonía
es entendida como un proceso de imposición de sentido de ciertas
clases por sobre otras. Desde este marco, se concibe a las
producciones periodísticas al servicio de los constructores de cierta
visión hegemónica de la "realidad ".
Pero plantear linealmente la configuración de discursos dominantes
sería como volver a los postulados de la teoría hipodérmica (6). Sin
embargo es válido el aporte, desde los Estudios Culturales, de David
Morley quien advierte que aún sabiendo que la audiencia es activa en
la instancia de recepción y el mensaje es polisémico, no es lo mismo
decir que se tiene poder sobre el texto (la noticia) que decir que se
tiene poder sobre la agenda, porque el poder de los espectadores
para reinterpretar significados es difícilmente equivalente al poder
discursivo de las instituciones centralizadas de medios para construir
los textos que el espectador después interpreta (MORLEY: 1993, 90).
Esta diferencia entre activo y poderoso es clave para comprender el
funcionamiento de las rutinas periodísticas porque “en situaciones de
crisis grave es posible hipotetizar que el peso de las fuentes oficiales
se hace mucho mayor, y con ello, crecen las posibilidades de que
logren, al menos temporalmente, volcar a su favor la evolución de
una serie periodística” (GOBBI: 2002).
Podemos concluir entonces que la distorsión involuntaria, propia de
las rutinas productivas y de los valores profesionales, se reproduce en
cadena en todas las fases del proceso de trabajo.
5.2 FUENTES
Las fuentes son “todas las personas que el periodista observa o
entrevista” y que proporcionan informaciones “en cuanto miembros o
representantes de grupos -organizados o no- de interés o de otros
sectores de la sociedad” (GANS, 1979,80).
En virtud del empleo de las fuentes, como elemento diferenciador de
la estrategia informativa de un diario, se advierte que “las fuentes
son un factor determinante respecto a la calidad de la información
producida por los media...no son todas iguales, ni todas igualmente
importantes, de la misma manera que el acceso a ellas y su acceso a
los periodistas no está uniformemente distribuido... y a su vez la
articulación de la red de las fuentes no es en absoluto casual ni
arbitraria” (WOLF, 1991:253/254/255).
La cita a la fuente forma parte de las estrategias textuales de los
diarios con el objeto de asegurar el efecto de verosimilitud (7) y de
reforzar el lazo de confianza con el lector (MARTINI, GOBBI, 1998). A
su vez la determinación de las fuentes nos permite analizar la
importancia que se le otorga a la noticia y a qué se recurre para su
cobertura: agencias, corresponsales, enviados especiales,
testimonios.
A su vez, el medio recurre a una fuente cuando ésta ocupa un puesto
importante en la jerarquía del poder político–económico–social;
cuando la información que ésta suministra es creíble y confiable sin
que el periodista deba recurrir a posteriores controles y chequeos
(ESCUDERO, 1996:90).
Fruto de la relación periodista-fuente el discurso informativo revela
que en territorio periodístico la verdad es siempre discursiva: es el
resultado de la coincidencia entre relatos, de la alternancia y
contraste de las versiones, de las desmentidas y de las
declaraciones...en definitiva, la verdad es un efecto del discurso.”
(1996:42)
En este sentido es central tener en cuenta la advertencia que hace la
autora sobre la necesidad de una distinción teórica esencial entre
fuente empírica y fuente textual y el hecho de que la fuente aparezca
siempre como una construcción discursiva (1996:99/100). De esta
manera, es necesario concebir a la cita de la fuente (textual) como
una mediación más, como una construcción discursiva entre la fuente
(empírica) y la noticia producida.
Desde los estudios de newsmaking se advierte que la distorsión
involuntaria (WOLF, 1991) se produce también en la recogida del
material informativo, porque a partir de los procesos de rutinización,
el acopio de la información se produce sobre todo a través de las
llamadas fuentes estables (8) que tienden a suministrar material
informativo fácilmente incorporable en los normales procesos
productivos de la redacción (1991:250). Inevitablemente se genera de
esta forma una interdependencia entre las fases de la recolección y la
estructuración de la noticia.
En última instancia este funcionamiento revela que “la red de fuentes
que los aparatos de información estabilizan como instrumento
esencial para su funcionamiento refleja por un lado una estructura
social y de poder existente, y por otro lado se organiza sobre la base
de exigencias planteadas por los procesos productivos. Las fuentes
que se encuentran al margen de estas dos determinaciones muy
difícilmente podrán influir de forma eficaz en la cobertura
informativa” (1991:255).
Por su parte las agencias de noticias son tomadas por los medios
como fuentes para redactar sus crónicas. Pero a diferencia de una
fuente que brinda información al periodista, las agencias de noticias
se configuran como empresas especializadas dentro del sistema de
información y proporcionan, desde sus marcos, “unidades-noticia”,
colocándose en un escalón superior en el circuito del proceso
productivo (1991:253).
5.3 NOTICIA, FUENTES Y CONSTRUCCIÓN DE LEGITIMIDAD
El tema de cómo los medios seleccionan y utilizan las fuentes de
información ha ido creciendo como foco de análisis, la mayoría de las
investigaciones en ese sentido demostró que las fuentes empleadas
representaron generalmente intereses institucionales, oficiales y del
establishment. Los sondeos sobre cobertura de noticias
internacionales indicaron que estas mismas fuentes produjeron una
interpretación estrecha, oficial y occidental sobre esos eventos; y que
de esta forma una perspectiva mundial amplia terminó siendo una
perspectiva carente y deficiente por la forma en que los medios
reportaron las historias internacionales (WITTEBOLS, 1995, 107).
Identificar quiénes son los voceros autorizados de los bandos en
conflicto, en el caso que analizamos son el gobierno de Estados
Unidos por un lado, y Al Qaeda y Bin Laden por el otro, es esencial
para verificar el grado de legitimidad atribuido a las fuentes y
observar la construcción en el discurso informativo: “la visión ´oficial´
se ve claramente sobrerrepresentada en los medios, en tanto éstas
están legitimadas como representantes de un gobierno legal, y son
mucho más fáciles de hallar...las fuentes no oficiales...no son tan
fáciles de hallar y entrevistar, y en muchos casos no poseen ninguna
legitimidad en términos políticos tradicionales” (GOBBI, 2002).
Además la mayor legitimidad de las fuentes oficiales se inscribe
dentro de esta forma “normalizada” de ver el mundo, dentro de los
parámetros del sentido común, y este uso de determinadas fuentes
sobre otras modifica o influencia el devenir de una cobertura
determinada (GOBBI, 2002).
A su vez, el tema de la elección de las fuentes está directamente
relacionado con la construcción de la agenda de un medio. Bajo esta
concepción la agenda, ese listado de temas a considerar y/o resolver,
es entendida como un marco de interpretación (GOBBI, 2002),
seudoentorno (MC COMBS-SHAW, 1986: 86), o una peculiar visión del
mundo, a través de la jerarquización y el ordenamiento de la realidad
que efectúa cada uno de los medios (MARTINI, GOBBI, 1998).
Mark Fishman explica el “criterio general de facticidad” con el que
opera el periodista, basado en que “algo es como es porque alguien
lo dice”. De esta manera, el autor explica que el periodista no tiene
porqué preocuparse de determinar lo que sucedió. En todo caso, la
preocupación más importante del periodista es encontrar una fuente
fidedigna que pueda dar cuenta de ese acontecer para poder
narrarlo.
Bajo este esquema el periodista atribuye distintos niveles de
competencia y credibilidad a las fuentes consultadas. Pero hay una
condición: esas fuentes deben estar situadas en una posición que le
permita conocer lo que dice, esa presunta competencia de la fuente
es lo que interesa, y no los procedimientos mediante los cuales dicha
fuente llega a la declaración.
Una afirmación similar plantea Wolf quien advierte que en igualdad
de condiciones, los periodistas prefieren hacer referencia a fuentes
oficiales o situadas en posiciones institucionales de autoridad porque
“son asumidas como más creíbles”. Bajo este esquema “la jerarquía
social parece reproducirse en la jerarquía retórica de la credibilidad y
la fiabilidad (VAN DIJK, 1990:130).
Además Fishman señala que los periodistas consideran a los
burócratas y a los funcionarios de organismos oficiales como
conocedores competentes, y tratan a las informaciones provenientes
de esas fuentes como hechos fácticos. Los hombres de prensa
piensan que si los funcionarios oficiales muestran saber, entonces
esas palabras no deben ser tomadas como una versión más de los
hechos sino reconocidas como el “saber” propiamente dicho. Además
el autor atribuye este mecanismo a una posición de conveniencia de
parte del periodista, porque con el fin de realizar su tarea precisa
conocedores competentes (FISHMAN, 1983:107).
De esta manera las noticias no son lo que ha pasado, sino lo que
alguien dice que ha pasado, convirtiéndose en crucial la elección de
las fuentes.
La distorsión involuntaria (WOLF, 1991) que, como habíamos
indicado, se reproduce en cadena en todas las fases del proceso de
trabajo, se verifica también en la estructura de las fuentes, al
observar “las razones que a varios niveles sistemáticamente se
premian a algunas fuentes y se penalizan a otras” (p.255).
Las fuentes oficiales, vinculadas a las instituciones, órganos oficiales
y grupos de poder, tendencialmente cubren mejor las necesidades
organizativas del medio porque cuentan con una estructura
construida para facilitar el contacto con la prensa. A su vez esta
estructura organizativa de la fuente es funcional al medio el cual
tiene la necesidad de limitar el número de fuentes a consultar para
bajar costos y reducir tiempos. Incluso “las fuentes en posición de
autoridad formal son consideradas más creíbles que otras” (GANS,
1979:130).
Según Herbert Gans no debería sorprender que las fuentes no
oficiales sean más resistidas que las oficiales. Los tiempos impuestos
por el medio dificultan el desarrollo de contactos con fuentes que no
son conocidas, además éstas pueden suministrar datos nuevos o
contradictorios que no pueden ser comprobados a tiempo.
Los ritmos de trabajo y la forma de profesionalidad influencian el
mecanismo por el que “las fuentes no certificadas tendencialmente
están poco representadas o incluso son sistemáticamente olvidadas.
Este es sin duda uno de los puntos que estructuralmente provocan la
distorsión sistemática de la información” (1991:261).
A su vez, los medios analizados reciben rutinariamente cables de las
agencias de noticias internacionales que, en la cobertura de este
conflicto, actuaron como fuentes privilegiadas a la hora de redactar
sus crónicas. Es evidente que el volumen de información que circula
por el mundo hoy no tiene comparación con el que existía hace veinte
años, pero el hecho de que “el monopolio de la información
occidental se ha intensificado, no significa que se haya ampliado su
visión del mundo” (WOLTON, 1992:157). Basta con revelar que cuatro
agencias mundiales controlan ampliamente la afluencia internacional
de noticias escritas: la norteamericana Associated Press (AP), la
inglesa Reuters, la francesa Agence France Press (AFP), y la española
EFE (9).
Ahora, desde una perspectiva sociopolítica, Chomsky y Herman en el
libro “Los guardianes de la libertad”, señalan a las fuentes de
información como uno de los cinco “filtros” que determinan lo que es
una noticia, porque “los medios de comunicación de masas son
conducidos a una relación simbiótica con poderosas fuentes de
información por necesidad económica y por la reciprocidad de
intereses”.
Para explicar esta relación los autores citan al profesor de
comunicación en la Universidad de Illinois, Robert Mc Chesney quien
señala que “el periodismo profesional depende intensamente de las
fuentes oficiales. Los reporteros tienen que hablar con el portavoz
oficial del Primer Ministro, el secretario de prensa de la Casa Blanca,
la asociación empresarial, el general del ejército. Lo que dice esa
gente hace las noticias. Sus perspectivas son automáticamente
legitimadas”.
Mientras que, “si hablas con prisioneros, huelguistas, los sin techo, o
manifestantes, tienes que pintar la noticia como poco fidedigna, o te
conviertes en un partidario y ya no eres un periodista profesional
“neutral”. Tal dependencia de las fuentes oficiales da a las noticias un
tinte inherentemente conservador, y otorga a los que están en el
poder una tremenda influencia sobre la definición de lo que son o no
las “noticias”. Esto es precisamente lo contrario de lo que necesita
una democracia activa, que es un control implacable del poder, sea
como sea”.
En definitiva, el periodismo de rutina transmite una visión ideológica
del mundo, una concepción que va más allá de la simple primacía de
unas fuentes en detrimento de otras.
5.4 ALTERIDAD: DEFINICIÓN MEDIÁTICA DE LOS “OTROS”
El mismo día del atentado tanto Clarín como La Nación, en sus
ediciones especiales, consignaron, haciéndose eco de la información
producida por las agencias internacionales, que todas las pistas
apuntaban a Osama Bin Laden y a la organización Al Qaeda como los
responsables de los ataques.
Veremos cómo esta enunciación -que pasa de ser una fuerte
sospecha a convertirse rápidamente en una verdad legitimada- es la
punta del ovillo en la construcción y la definición mediática de un
“nosotros” (Occidente) y un “ellos” (Oriente). En este caso las
nociones de identidad/alteridad surgen del contacto entre culturas
diferentes e impulsan la invención de tradiciones e identidades para
“nosotros” y para los “otros”; alteridad como producción activa y
estratégica del otro (GRIMSON, 1998).
En la cobertura del 11 de septiembre los diarios argentinos operaron
como difusores y legitimadores de imaginarios sociales (10) asociados
a la imagen del árabe como terrorista quien rompe con el “orden
social establecido”. En términos gramscianos actuaron como voceros
del discurso hegemónico. Las mediaciones o dispositivos que utilizan
los medios sobre la violencia son una forma de “sacar a la luz” el
imaginario de toda una sociedad sobre el tema, y a su vez de
retroalimentar a ese imaginario (FORD, 1999:47).
E incluso “la sobresimplificación, el hecho de que no se tengan en
cuenta las causas económicas y sociales de la violencia y se la vea
como una “enfermedad” individual o genética, obviamente fortalece
el status quo.” (ANDERSEN, 1995, citado por FORD, 1999).
Los hombres han organizado sistemas de similitudes y diferencias a
partir del conocimiento de los otros; “otros” organizados de manera
diferente a un “nosotros”. Esa diferencia implica un límite; esas
taxonomías tienen por objeto establecer relaciones de subordinación
y coordinación. (GRIMSON, 1998).
En este proceso de escenificación de identidades los medios tienen
un papel relevante en la construcción de imaginarios sociales
(MARTÍNI-HALPERN, 1998: 242), al producir bienes simbólicos, al
brindar interpretaciones de los datos dan forma a diversas
construcciones de la realidad desde su propio imaginario, que es el de
la sociedad en la que están insertos. La misma agenda de los medios,
con la debida jerarquización de las fuentes de información, es índice
de un ida y vuelta de la interacción entre prensa y sociedad.
Otra forma de verificar construcción de alteridades, es identificando
metáforas, por ejemplo de qué forma se caracteriza a Al Qaeda y a
Osama Bin Laden, y con qué se los asocia. Según Aníbal Ford, las
metáforas son imágenes, símbolos, que actúan como sentido común,
es decir naturalizadas y legitimadas. “No son modelos de ruptura, al
contrario, son vehículos de orden social, de control social: es una
forma de construir hegemonía” (FORD, 1994).
El atentado, caracterizado como una crisis global, y la organización Al
Qaeda, exhibida como el centro del terrorismo mundial, fueron
representados por los diarios argentinos a imagen y semejanza de la
versión oficial, sin ningún contrapeso crítico. Operaron como
repetidores e incluso profundizaron las representaciones legitimadas
asociadas a un sentido común del “mal”, el “bien” y el “orden”. El
aporte de Grimson resulta esclarecedor ya que asocia la similitud al
sentido común, y explica que en las situaciones “comunes” sólo
resalta la diferencia...la descripción de la diferencia se suele hacer en
términos normativos que construye a la vez una frontera simbólica.
(1998)
Sobre las tipificaciones Ford agrega que con respecto a los sistemas
clasificatorios hay que tener presente que “la imposición de una
clasificación forma parte de la lucha por el poder” (1999:56); una
lucha desigual por la apropiación del sentido, un lugar de conflicto
entre posiciones enfrentadas (GRAMSCI, 1976) (11).
El tema es ver de qué manera determinada cobertura de un hecho
tiende a crear estereotipos, etiquetas e impresiones que perduran
mucho después de ocurrido ese hecho. Por ejemplo, las
connotaciones negativas ligadas a los actores políticos del Oriente
Medio en la cobertura internacional de noticias, no sólo sirvió de
apoyo a las acciones militares de la segunda guerra mundial, sino que
incluso después del cese de hostilidades ese discurso juega un rol en
el modo en que se nos invita a pensar y a actuar en consecuencia, de
hecho en el modo de pensar en quiénes somos “nosotros”
(SREBERNY-MOHAMMADI, 1995)
Capítulo 6- Problematización del corpus
6.1 Al Qaeda, centro del terrorismo mundial
6.2 Todos los caminos conducen a Bin Laden
6.3 Correspondencias discursivas
Habiendo presentado el marco teórico damos paso ahora al análisis
del corpus seleccionado, en virtud de la hipótesis planteada: “Los
medios construyen a Al Qaeda, liderada por Osama Bin Laden, como
una red central mundial militarizada con alto poder de fuego, culpable
de los atentados, y con Estados Unidos como enemigo número uno”.
Para dar cuenta de esta hipótesis puntualizamos los siguientes ejes
de análisis:
· -Construcción de la “red” Al Qaeda como centro del terrorismo
mundial que está latente en todas partes del mundo. Identificación de
fuentes.
· -Indicios por los cuales se acusa a Bin Laden y Al Qaeda. Por qué son
culpables, a partir de qué pruebas. Grado de legitimación de las
desmentidas. Fuentes citadas.
· -Las correspondencias discursivas entre el discurso informativo y el
discurso del gobierno.
6.1. AL QAEDA, CENTRO DE TERRORISMO MUNDIAL
Desde el mismo día del atentado, en sus ediciones especiales, y en
los días posteriores, los diarios comenzaron reconstruyendo a tientas
con la información disponible, los datos que recibían sobre Al Qaeda a
partir de su supuesta participación en la organización de los ataques
en New York y Washington. Aunque la información que se publicó
sobre la agrupación fue difusa y contradictoria, sin embargo la
construcción periodística sobre Al Qaeda apuntó hacia un mismo lado
en los tres diarios analizados: se trataba de una red mundial
militarizada con células terroristas presentes en todo el mundo. De
entrada los tres diarios jerarquizaron en sus crónicas exclusivamente
las fuentes oficiales (gubernamentales y de inteligencia) y en
agencias de noticias internacionales occidentales, quienes desde sus
marcos de interpretación dieron su “verdad” sobre los hechos.
Por ejemplo el 17/9 los matutinos publicaron la confirmación oficial
sobre el carácter mundial de Al Qaeda. Clarín y La Nación citaron ese
día las declaraciones de funcionarios norteamericanos que advertían
sobre el accionar de Al Qaeda como una multinacional terrorista con
filiales en todo el mundo:
“Tanto el vicepresidente Dick Cheney, el secretario de defensa
Donald Rumsfeld, como el propio secretario de Estado Collin Powell,
confirmaron ayer que Al Qaeda, la organización de Osama Bin Laden
se extiende por muchos otros países”. Hay que considerar a Al Qaeda
como una multinacional. La cabeza de la multinacional es Osama Bin
Laden. La multinacional tiene muchas filiales, es decir organizaciones
terroristas que están situadas en todas partes del mundo. A veces
estas filiales tienen una relación muy estrecha con Bin Laden, otras
no tanto. Pero no hay duda de que todo el apoyo y el nervio central
emana de Al Qaeda y el jefe de esta organización es Bin Laden”, dijo
Powell. (Clarín, 17/9/2001, pag.4).
“La administración Bush se propone desarticular a todas las
organizaciones terroristas que forman Al Qaeda, una red tan amplia
que según el gobierno tiene células operando en 60 países, incluido
los EEUU. Según Cheney y Rumsfeld Al Qaeda es una red formada por
grupos muy diversos con redes infiltradas en una cantidad de países,
que seguirían operando en ausencia de Bin Laden”. (La Nación,
17/9/2001, pag.2 y 19/9, pag.3).
Diario Popular tomó la declaración de una fuente de menor jerarquía
para referirse a Al Qaeda, al citar a un experto en estudios sobre
terrorismo del Congreso norteamericano, Kenneth Katzman, quien
difundió un estudio que dice que Ben Laden...
“Representa una amenaza global” e informa que tiene seguidores
organizados en células terroristas en 34 países del mundo incluido
EEUU, y que cuenta con mas de 3 mil militantes”. (Diario Popular,
17/9/2001, pag. 2).
No hubo, sin embargo, ningún dato que provenga de otro tipo de
fuente, ya sea oposicional o de alguna agencia no occidental.
También es cierto que Al Qaeda no acostumbra a hacer declaraciones
como sí lo hacen funcionarios u organismos gubernamentales
occidentales. Sin embargo veremos más adelante, cuando analicemos
las pruebas contra Bin Laden y Al Qaeda, qué legitimación le dan los
diarios a una fuente no oficial cuando, fuera de lo habitual, realiza
declaraciones.
En este caso particular la construcción que hicieron los diarios
analizados sobre los detalles de la organización Al Qaeda se basó
exclusivamente en la versión ofrecida tanto por funcionarios
norteamericanos, como organismos de inteligencia de ese país,
expertos y analistas de Israel, país asociado políticamente a EEUU.
Previo a la caracterización como red mundial, los diarios empiezan
mencionando a la organización terrorista de Bin Laden sin especificar
su nombre. Al Qaeda comenzó siendo señalada el mismo día del
ataque como:
“la única fuerza terrorista con capacidad de hacer semejante esfuerzo
letal combinado” (Clarín, edición especial 11/9/2001, pág 3)
Y para La Nación:
“las primeras especulaciones apuntaron a la organización que dirige
el saudita Osama Ben Laden” (La Nación, edición especial 11/9/2001,
nota de tapa)
Ambas “sospechas”, publicadas 5 horas después del atentado, fueron
tomadas de declaraciones de fuentes de inteligencia: “la inteligencia
de EEUU” en el caso de Clarín y un “analista de inteligencia de Israel”
en el caso de La Nación.
La cantidad de información que circulaba debido al impacto del
ataque, y el apuro de los diarios por sacar a la calle una edición
especial esa misma tarde, puede justificar la falta de datos sobre los
testimonios publicados, y la ausencia de otras fuentes que equilibren
la cobertura. Sin embargo, como veremos, este esquema de trabajo
fue utilizado los días posteriores en las ediciones matutinas
habituales.
A partir del día 12 tanto Clarín como Diario Popular hacen una
radiografía de los principales grupos terroristas islámicos dentro de
los que incluyen a Al Qaeda. Sin especificar ninguna fuente, Clarín
explica, bajo el título “El terrorismo encarnado en los grupos
fundamentalistas islámicos”, con una infografía de un mapa de países
árabes que son cinco los grupos terroristas islámicos: YAMA ISLAMIYA,
HAMAS, JIHAD ISLAMICA, HEZBOLLAH, AL QAEDA. Y a Al Qaeda la
señala como:
“una extensa red de extremismo islámico...fundada por Bin Laden,
cuyo blanco es la guerra santa contra EEUU”. (Clarín, 12/9/2001, pag.
26).
Más imprecisa es la descripción que hace Diario Popular, que cita a la
agencia norteamericana AFP, al explicar que son cuatro los
principales movimientos islámicos radicales. No sólo no la nombra
sino que tampoco detalla sus características como con los otros 3
grupos:
“HAMAS, JIHAD ISLÁMICO, HEZBOLLA, y un cuarto creado por Bin
Laden” (Diario Popular, 12/9/2001, pag. 15).
Ese mismo día el diario La Nación es el primero en referirse a Al
Qaeda como una red global de células terroristas. Bajo el título
“Todas las sospechas recaen sobre Ben Laden” el diario cita como
fuente a dos ex funcionarios de contraterrorismo de la administración
de Bill Clinton, quienes afirman que...
“Al Qaeda –la red global de células terroristas comandadas por el
saudita- es la única organización con motivaciones y capacidad para
ejecutar una misión como ésta” (La Nación, 12/9/2001, pag. 6).
La construcción de Al Qaeda como una organización central del
terrorismo mundial es coincidente en los tres diarios. Sin embargo
hay datos imprecisos en torno a la descripción de la agrupación,
incluso hay contradicciones en los detalles publicados por un mismo
medio. Cuando se refieren a la cantidad de países en los que opera Al
Qaeda, Clarín cita “muchos países” (17/9) y “34 países” (25/9 y 26/9).
La Nación le adjudica tener presencia en “34 países (15/9), pero
pocos días después publica “60 países” (17/9 y 19/9). Diario Popular
es el más versátil ya que le atribuye presencia en “38 países” (14/9),
“34 países” (17/9), y “más de 50” (20/9). Además es impreciso con la
cantidad de miembros que integran Al Qaeda al decir el 14/9 “que Al
Qaeda recluta 5 mil terroristas adiestrados”, y un día después estima
que “entre 5 y 15 mil son los guerrilleros controlados”(15/9).
Estos datos sobre los países en los que opera Al Qaeda, a partir del
cual se le atribuye presencia mundial, y la cantidad de personas
reclutadas, fueron extraídos exclusivamente de medios y agencias
europeas y norteamericanas.
Diario Popular extrae datos publicados por el periódico francés La
Tribune y la revista Jane´s Intelligence Review para retomar el 14/9 la
descripción de Al Qaeda como una organización terrorista armada,
con 5 mil simpatizantes adiestrados, enlaces con grupos islámicos en
38 países y como una estructura terrorista global:
“Tiene cinco mil terroristas adiestrados para cualquier tipo de acción,
enlaces logístico operativos con grupos islámicos de 38 países y miles
de millones de dólares es la Al Qaeda (La Base) de la estructura
terrorista global del hombre más sospechado del mundo: Osama Bin
Laden. El corazón de todo es la organización terrorista armada Al
Qaeda, fundada en 1988 y cuya espina dorsal es el mismo Bin
Laden”. (Diario Popular, 14/9/2001, pag. 2).
Tan imprecisa es la información sobre Al Qaeda que al día siguiente el
mismo matutino publica que, según la agencia EFE, sólo en el sur de
Afganistán tiene entre...
“5000 y 15000 guerrilleros controlados por su organización islámica
radical, conocida como “Al Qaida” (Diario Popular, 15/9/2001, pag. 6).
El día 20/9 y el 26/9 Diario Popular se contradice a sí mismo con lo
que había dicho el 14/9 sobre la cantidad de países en los que opera
la organización:
“Rumsfeld aseguró que “EEUU utilizará todo el espectro de sus
capacidades” y que este país no sólo quiere acabar con Bin Laden
sino también con su organización Al Qaida, que está extendida por
más de 50 países” (Diario Popular, 20/9/2001, pág. 10).
“Es considerada la “multinacional del terror”, fundada en 1988 por
Osama Bin Laden, dispone de miles de hombres en 50 países y
participación en empresas esparcidas en distintos países”. (Diario
Popular, 26/9/2001, pag.10).
El sábado 15 La Nación agrega más información, obtenida del
periódico inglés The Guardian, sobre las características de Al Qaeda y
publica la nota “La red terrorista abarca 34 países”.
“Es una fuerza de fanáticos suicidas presente en 34 países y
probablemente con acceso a armas de destrucción masiva... está
estructurado en “células activas” que no respetan jerarquías y que
actúan en forma independiente. Esas unidades se entrenan, colectan
fondos y adquieren armas no sólo en Afganistán sino en sitios
inesperados como Uruguay, Ecuador, Gran Bretaña Canadá y hasta
en EEUU”. (La Nación, 15/9/2001, pag. 9).
Para dar cuenta del carácter mundial de Al Qaeda, Clarín detalla
cómo la “red” de Bin Laden financia a sus adherentes en el resto del
mundo. En la nota publicada el 20, con título “Hawala, la red de Bin
laden para financiar a sus comandos”, Clarín profundiza la descripción
sobre Al Qaeda al explicar el sistema Hawala, método mediante el
cual la “red” opera económicamente, y para ello recurre al experto
financiero Jonhattan Winer:
“Es un sistema que utiliza hombres de confianza para mover
capitales, no recurre a bancos ni a financieras. Si se quiere saber
cómo Osama, sin dejar ningún rastro, financia a centenares de
personas que pueden vivir aquí al lado, se debe saber qué es el
sistema Hawala. Hawala no tiene oficinas, no tiene broker con
tarjetas, no tiene bancos ni cuentas corrientes. Así con el Hawala
recibían dinero los terroristas que vivían en EEUU. Así sin mover ni un
dólar las redes terroristas podían financiar a los “cuadros dormidos”
que tenían en los EEUU”. (Clarín, 20/9/2001, pag.12).
El 25 Clarín vuelve a explicar el método Hawala, lo define como
artesanal, inventado por los inmigrantes en Oriente Medio y agrega
que “es casi imposible de detectar”. En otra nota con título “Al
Qaeda, la red terrorista mundial que lidera Bin Laden” detallan que Al
Qaeda es:
“un conglomerado de grupos diversificado por al menos 34 países, la
mayoría de sus integrantes son células dormidas que pueden pasar
años entrenándose y estudiando sin saber cual será su objetivo ni
cuándo van a atacar...son todos fanáticos convencidos que deben
pelear una guerra santa” (Clarín, 25/9/2001, pag.10).
De esta manera, con el transcurrir de los días, la descripción de Al
Qaeda fue armándose como un rompecabezas. La información tuvo
una tendencia contradictoria, aún así los diarios fueron agregando
datos sobre el accionar, cantidad de integrantes, financiación y
modus operandi de Al Qaeda.
En resumen, toda la información que se publicó sobre Al Qaeda, su
accionar y despliegue, integrantes, lugares donde opera y
financiación, estuvo basada exclusivamente en los dichos de las
fuentes oficiales que fueron automáticamente legitimadas como
creíbles y competentes por los diarios, como quienes detentan el
saber lo que no hizo necesario darle la palabra a otro tipo de fuentes,
ya que ninguna fuente oposicional fue consultada sobre este tema.
De esta forma los diarios construyeron el verosímil de que Al Qaeda
es un centro de terrorismo mundial con la suficiente capacidad
organizativa para realizar el atentado.
Verificamos entonces de qué forma operó la selección de las fuentes
de parte de los medios quienes, ya sea para cumplir con los tiempos
impuestos por el propio trabajo periodístico, ya sea por afinidad con
el discurso oficial, restringieron la cobertura sobre esta cuestión,
generando una distorsión sobre la información. Realizaron en
definitiva, al privilegiar unas fuentes sobre otras, una construcción
funcional al discurso dominante.
6.2. TODOS LOS CAMINOS CONDUCEN A BIN LADEN
Desde el mismo día de los ataques los diarios construyeron la posible
culpabilidad de Osama Bin Laden, posicionándolo como el
“sospechoso número uno”. Los tres matutinos expresaron a las pocas
horas de ocurrido el atentado que “todas” las sospechas y “todos” los
caminos conducían a Bin Laden. Todos.
La cobertura sobre la culpabilidad de Bin Laden no tuvo mayores
diferencias con la construida sobre Al Qaeda: las declaraciones
vertidas sobre esta sospecha fueron extraídas íntegramente de
fuentes oficiales, de inteligencia o de seguridad y de funcionarios
asociados al gobierno norteamericano. Y cuando Al Qaeda y Bin
Laden hicieron conocer sus declaraciones al negar su responsabilidad
en los ataques, estas fuentes no obtuvieron de parte de los diarios el
mismo tratamiento que las fuentes oficiales, ya que fueron
sistemáticamente deslegitimadas y desacreditadas tanto en la
estructura del relato, al contradecirlas con otras fuentes, como en la
forma de presentarlas en el devenir informativo.
Mientras que los dichos de los funcionarios norteamericanos eran
introducidos en el relato a través de sus cargos (“presidente
norteamericano George Bush”, “vicepresidente Dick Cheney”,
“secretario de defensa Ronald Rumsfeld”, “secretario de estado Collin
Powell”, las declaraciones de las fuentes oposicionales eran
deslegitimadas de antemano al ser presentadas con sobrenombres
despectivos (“multimillonario del terror” (Clarín, 12/9, pag.9), “Mullah
Omar el misterioso líder de los talibanes” (Clarín, 12/9, pag.9),
“terrorista temible” (Diario Popular, 12/9, tapa), “el saudita refugiado
en Afganistán se desligó de los ataques” (La Nación, 13/9, pag.8 )
produciendo un correlato con el grado de veracidad de esos dichos, y
a su vez construyendo un terreno de autoridad en favor de las
fuentes oficiales.
En ningún momento los diarios manejaron otras hipótesis que
apuntaran a otros posibles organizadores de los ataques. Lo cierto es
que el gobierno norteamericano señaló desde un primer momento a
un culpable, y así fue también como lo tomaron los diarios argentinos
analizados.
Para dar cuenta sobre cómo se fue tejiendo la acusación mediática
son reveladoras las ediciones especiales publicadas por Clarín y La
Nación, pocas horas después de ocurrido el atentado.
Clarín consignó el mismo 11 que la organización terrorista de Bin
Laden era señalada de acuerdo a la inteligencia norteamericana
como:
"la única fuerza terrorista con capacidad de hacer semejante esfuerzo
letal combinado" (Clarín, edición especial 11/9/2001, pág 3).
Al día siguiente el diario publica en la tapa "Todos piensan en Bin
Laden". Y en el interior del diario con una nota titulada “Las claves del
ataque terrorista” ante la pregunta sobre quiénes son los autores del
ataque el diario informa que...
"todos los dedos señalan hacia el lado del dirigente islámico Osama
Bin Laden, el ex banquero yemenita refugiado en Afganistán" (Clarín,
12/9/2001, pág. 5).
Por su parte, La Nación publicó la sospecha en la portada el mismo
11:
“Conmoción mundial por el masivo ataque contra EEUU”, y en la
bajada: “Se sospecha del terrorista árabe Ben Laden”. (La Nación,
edición especial, 11/9/2001, tapa).
En el interior del diario, continúa la nota bajo el título “Todas las
sospechas recaen en Ben Laden”. En este caso el diario hizo
extensiva la palabra “todas” a la información manejada por los
asesores de seguridad de la Casa Blanca, quienes le advirtieron a
Bush que:
“todo apunta al terrorista de origen saudita Osama Bin Laden”.(La
Nación, 12/9/2001).
Por su parte Diario Popular en su edición del día siguiente del
atentado se refirió a Bin Laden y su posible culpabilidad en la
portada:
“Terrorista temible. Todas las sospechas recaen sobre Ben Laden”
(Diario Popular, 12/9, tapa).
6.2.1. LA ADVERTENCIA COMO “PRUEBA”
Para reforzar la acusación sobre Bin Laden y Al Qaeda, los tres diarios
jerarquizaron las declaraciones de las fuentes oficiales, quienes
insistentemente recordaban que Osama Bin Laden había advertido
unas semanas antes, que iba a realizar un atentado. De esta manera
forjaron una relación directa entre esa advertencia y el posterior
ataque, de manera tal que llegó a convertirse, los primeros días, en
una de las “pruebas” más sólidas en las que se basó la acusación...
Este recordatorio va desde el mismo 11 y es repetido los días
posteriores.
“Ningún grupo se ha atribuido hasta el momento la autoría de los
ataques. Las primeras especulaciones apuntaron a la organización
terrorista que dirige el saudita Osama Ben Laden, acusado por los
atentados con las embajadas norteamericana en Kenia y Tanzania en
1998. Ben Laden había advertido hace 3 semanas que iba a llevar a
cabo “un ataque terrorista” contra EEUU”(La Nación, edición especial,
11/9/2001, nota de tapa).
En la pagina 4 la nota “Las sospechas recaen sobre Ben Laden” La
Nación aclara que es “pronto” para afirmar que “todo apunta al
enemigo número uno de EEUU”, aún así el diario toma la opinión del
analista de inteligencia en Israel, Yahel Shahhal, quien advirtió que el
ataque tiene...
“una marca en el orillo: Ben Laden ... no en vano el magnate de
origen saudita predijo una gran ofensiva tres semanas atrás” (La
Nación, 11/9/2001. pag. 4).
Un día después el diario vuelve a recordar esta advertencia:
“el millonario saudita anunció por medio de un periodista árabe que
su grupo llevaría a cabo ataques sin precedentes contra los EEUU
como parte de su “guerra santa” contra todo lo que lleve nombre
norteamericano. (La Nación, 12/9/2001).
“Ben Laden el principal sospechoso. Había advertido hace 3 semanas
que iba a concretar un ataque importante”, es el título de Diario
Popular donde se refiere a la advertencia de Bin Laden, fundada en
las citas de dos periodistas. Uno es el jefe de redacción del diario
árabe Al-Quds quien dijo que...
“el terrorista islámico Osama Bin Laden había advertido hace 3
semanas que iba a llevar a cabo “un ataque importante contra
intereses estadounidenses”, según le confiaron “muy buenas
fuentes”.
Y la otra declaración pertenece al periodista Abdel Bari Atwan, quien
dijo que...
“esta serie de atentados es seguramente obra de fundamentalistas
islámicos pertenecientes a la red del terrorista de origen
saudita...muy buenas fuentes me dijeron hace 3 semanas que Ben
Laden preveía un ataque importante contra ciudadanos
estadounidenses y estos atentados son quizás la consecuencia.”
(Diario Popular, 12/9/2001).
Al dia siguiente Diario Popular retoma este dato en una nota titulada
“La conexión Bin Laden” en la que...
“un periodista árabe con acceso a Bin Laden advierte en agosto al
periódico Al-Quds Al-Arabi sobre un “ataque sin precedentes” a los
intereses estadounidenses”(Diario Popular, 13/9/2001, pag.5).
La Nación el 14/9 hace una caracterización de Bin Laden y recuerda
nuevamente que...
“Prometió hace 3 semanas “dirigir un gran ataque”. (La Nación,
14/9/2001, pag.12).
Hasta el 14/9 Clarín no había mencionado este dato, pero ese día el
diario lo ubica en la tapa y promete revelar el textual del reportaje en
el que Bin Laden hace la advertencia...
“Para EEUU Bin Laden es el principal sospechoso. Texto del reportaje
en el que hace un mes advirtió: “estamos preparando algo grande”
(Clarín, 14/9/2001, tapa).
Sin embargo, en el interior del diario, en la pagina 12, el diario explica
que “curiosamente esa parte del dialogo no pudo ser grabado”...
“Ya en junio de este año Osama Bin Laden, hoy el enemigo número
uno de EEUU, aseguró que planeaba llevar adelante ataques contra
intereses norteamericanas e israelíes. Así lo aseguró el periodista
Bakr Atyani, quien se entrevistó con el terrorista y sus seguidores
cerca de Kandahar, en Afganistán. Esa entrevista fue grabada por las
cámaras de la Middle East Broadcasting Corporation. Pero
curiosamente esa parte del diálogo no pudo ser grabado, por lo que
no están las citas exactas, sólo el testimonio del periodista. Atyani, un
cronista saudita aseguró entonces a la CNN que fueron los asesores
de Bin Laden quienes hicieron el anuncio con la intención de atacar
dentro de las próximas 2 o 3 semanas, ante la sonrisa complaciente
del líder terrorista. (las negritas son las del diario) (Clarín, 14/9/2001,
pag.12).
La construcción que hicieron los diarios sobre la culpabilidad de Bin
Laden y Al Qaeda, los primeros días luego del atentado, se basó
exclusivamente en las declaraciones que hicieron las fuentes
oficiales, quienes recordaron que Bin Laden había advertido que iba a
cometer un “ataque sin precedentes”. Sin embargo, el 5 de octubre
La Nación publica el informe presentado a la prensa por el gobierno
británico donde se detallan “las pruebas contra Ben Laden”. Uno de
los puntos explica que...
“los ataques del 11 de septiembre son consistentes en escala y
sofisticación con los emprendidos en las embajadas del Este de África
y el buque USS Cole. No hubo ninguna advertencia previa a esos
ataques, tal como ocurrió el 11 de septiembre. Al-Qaeda nunca da
advertencias” (La Nación, 5/10/2001, pag.4). (las negritas son
nuestras)
La identificación con el discurso oficial no se verificó solamente en el
uso exclusivo de fuentes gubernamentales, sino que además los
diarios omitieron “recordar” que también se pensó en Bin Laden
cuando ocurrió el atentado de Oklahoma en 199512. Es decir que la
elección y selección de las fuentes no es la única forma de construir
la agenda, a la hora de crear un marco de interpretación, lo son
también las omisiones.
Los tres diarios, basados en los dichos de las fuentes oficiales,
montaron sus sospechas sobre Bin Laden en la advertencia que éste
había dado 15 días antes de los atentados. Sin embargo en octubre
un informe británico reveló que “Al Qaeda nunca da advertencias”
antes de atacar, contradiciendo de esta forma toda la argumentación
en la cual se basó la acusación en los días posteriores al ataque.
Esta “advertencia” fue automáticamente legitimada por los diarios
quienes confirieron credibilidad a las fuentes que hicieron referencia a
la amenaza de Bin Laden, lo que evitó un chequeo de parte de los
medios gráficos.
6.2.2. “SOSPECHOSAMENTE” CULPABLE
El 14/9 fue el día que una alta fuente oficial hizo declaraciones a la
prensa acerca de Bin Laden y al Qaeda en relación con los atentados.
Tan importante fue que los tres diarios publicaron esos dichos en sus
portadas, incluso La Nación le dedicó el título principal de la misma.
Si bien la declaración del secretario de Estado, Collin Powell, fue una
sola, el recorte de cada medio fue diferente. Incluso la jerarquización
de esos dichos fue distinta:
“Washington prepara el ataque a Afganistán y acusa a Bin Laden.
Gobierno de EE.UU. identificó como principal responsable al
multimillonario saudita Osama Bin Laden”(La Nación, 14/9/2001, tapa
y bajada).
“Para EE.UU. Bin Laden es el principal sospechoso” (Clarín, 14/9/2001,
recuadro en la tapa).
“Oficialmente se confirmó que Bin Laden es el cerebro del atentado”
(Diario Popular, 14/9/2001, bajada).
Para La Nación “principal responsable”, para Clarín “principal
sospechoso” y para Diario Popular “cerebro del atentado”. En base al
textual que citan los diarios de las declaraciones de Powell, La Nación
y Diario Popular reflejaron y a la vez profundizaron las afirmaciones
del funcionario norteamericano, generando una contradicción
discursiva a favor del discurso oficial.
“Powell admitió por primera vez en público que todas las sospechas
del gobierno apuntan sobre Ben Laden” (La Nación, 14/9/2001, pag.
2).
“Confirman que Bin Laden es el principal sospechoso” (título de la
nota). Ahora oficialmente la muerte tiene rostro” (volanta). “El
secretario norteamericano de estado Collin Powell identificó ayer a
Osama Bin Laden como principal sospechoso de los atentados
terroristas”. (Diario Popular, 14/9/2001, pag. 2).
Clarín fue el más coherente:
“Bin laden es el principal sospechoso del ataque” (título de la nota). El
secretario de estado Collin Powell dijo que Bin Laden “es el principal
sospechoso” de los atentados que derribaron las emblemáticas torres
gemelas del WTC de NY y un ala del Pentágono en Washington.
(Clarín, 14/9/2001, pag.3).
6.2.3. DESMENTIDAS DESLEGITIMADAS
Es interesante analizar qué ocurre cuando es citada una fuente
oposicional que, como parte de su rutina de trabajo, es tomada por
los medios como una forma de equilibrar la cobertura. El tema es
observar de qué forma se utiliza la cita y en consecuencia qué grado
de legitimidad se le da al portavoz del otro bando en conflicto, y
quién tiene la última palabra en la estructura informativa.
Para analizar este uso y selección de las fuentes tomamos la
desmentida de parte del gobierno taliban y de Bin Laden acerca de su
participación o autoría en los atentados. Clarín y La Nación la publican
el 12/9 y Diario Popular lo hace recién el 15/9. Como habíamos
indicado en comparación con las oficiales, las fuentes oposicionales
son difíciles de hallar y de entrevistar, pese a esa dificultad, los
diarios igualmente estructuraron esas declaraciones con una
legitimidad inferior en relación a las otras fuentes.
Un ejemplo es la nota titulada “Talibanes de Afganistán niegan que
Bin Laden sea el autor de los ataques”, con la bajada: “El régimen
afgano dijo que “el multimillonario del terror” no tiene los medios
para coordinar los atentados de ayer”. Quien habla es el embajador
de los talibanes en Islamabad, Abdul Salam Zaeef...
“Osama es sólo una persona, no tiene los medios de llevar a cabo
actividades de este tipo...no autorizamos a OBL a utilizar el estado de
Afganistán contra cualquier otro estado. Tenemos controlados sus
medios de comunicación y no está en contacto con nadie”.(Clarín,
12/9/2001, pag. 9).
En este caso el calificativo “multimillonario del terror” es tomado por
Clarín del discurso de las fuentes oficiales, y no del embajador que
fue entrevistado en esa nota y quien, de acuerdo al entrecomillado de
la nota, se refirió al Osama Bin Laden por su nombre.
La Nación hace una deslegitimación aún mayor, al exponer los dichos
del canciller taliban Wakil Ahmed Muttawakil, quien insistió en negar
que el terrorista saudita estuviera involucrado al decir: “Osama no
está involucrado en estas actividades”.
Vemos nuevamente cómo el diario adjetiva negativamente –terrorista
saudita- el textual de la fuente oposicional -Osama. Y detrás de la
desmentida publica lo siguiente:
“Pese a la insistencia talibana, el profesionalismo y la sincronización
que caracterizaron los ataques contra las torres gemelas de Nueva
York y contra el Pentágono hicieron que funcionarios, legisladores
norteamericanos, analistas, medios de comunicación e incluso líderes
internacionales, insistieran en apuntar a Ben Laden”.(La Nación,
12/9/2001, pag.9).
Y vuelve a recordar que “el millonario saudita anunció por medio de
un periodista árabe que su grupo llevaría a cabo ataques sin
precedentes contra los EE.UU”.
El descrédito en torno a la desmentida se verificó también en Diario
Popular, el cual describió primero a la fuente como “misterioso líder
de los talibanes” y como alguien a quien “nadie pudo fotografiar”, y
luego publicó sus dichos:
“Mohammad Omar declaró a través de un comunicado que hizo llegar
a los periodistas occidentales en Pakistán, que Bin Laden “no dispone
de los medios para organizar un atentado de semejantes
proporciones y reclamó pruebas concretas y convincentes sobre su
culpabilidad”.(Diario Popular, 15/9/2001, pag.6).
El 17/9 los tres diarios publicaron la desmentida de parte del mismo
Osama Bin Laden. Esta versión, como las anteriores, recibió una
jerarquización menor en la estructura de las crónicas, al ser objetada
por tres fuentes oficiales.
Clarín publicó la desmentida diciendo que:
“Bin Laden emitió un comunicado a través del canal de Qatar Al-
Jazeera, en el que enfatizó que no llevó a cabo este acto y que no
está involucrado en los ataques del martes. (Clarín, 17/9, pag.6).
Unos párrafos más adelante, el diario cierra la nota citando a 3
fuentes oficiales -Bush, el FBI y Cheney- quienes contradicen los
dichos de Bin Laden al afirmar que “es el principal sospechoso”, “las
pistas se acercan al terrorista” y que “no hay dudas que Bin Laden
estuvo involucrado”.
Por su parte, La Nación redactó las declaraciones de Bin Laden así:
“Ben Laden desmintió ayer cualquier vinculación con los atentados
por medio de un comunicado a una agencia de noticias afgana”. (La
Nación, 17/9, nota de tapa).
En este caso, la desmentida fue publicada bajo el titular de tapa:
“Afganistán tiene 3 días para entregar a Ben Laden”.
Diario Popular al publicar la desmentida de Bin Laden aclaró que fue
hecha “desde algún refugio recóndito de Afganistán” y explicó que:
“Dio señales de vida por primera vez desde los ataques. La afgan
islamic press dijo ayer que recibió un fax de una no precisada ciudad
de Afganistán en la cual Bin Laden sostiene su inocencia. Pese a las
desmentidas Bin Laden tiene cuentas pendientes en EEUU donde se
le atribuyen los dos atentados de 1995 y 1996 contra bases
norteamericanas en Arabia Saudita, también las bombas contra
embajadas en Kenia Y Tanzania en 1998 y el atentado kamikaze de
2000”. (Diario Popular, 17/9, pag.7).
En este caso el diario no contradijo la versión de Bin Laden con otras
fuentes, pero en la nota el medio advierte que “pese” a esa
explicación el líder talibán está fuertemente sospechado por
atentados anteriores forjando, en consecuencia, una fuerte sospecha
sobre lo que está diciendo.
En síntesis, de nuevo observamos sobre este punto que las fuentes
oficiales fueron asumidas como portadoras de la “verdad” mientras
que las fuentes oposicionales fueron tomadas con desconfianza
estableciendo, a través de ese ordenamiento normativo, una frontera
simbólica entre “nosotros” y “ellos”.
Este privilegio lo podemos comprobar también en las tapas de los
diarios analizados, al observar la jerarquización de las fuentes
oficiales sobre las oposicionales. Los tres matutinos citaron
mayoritariamente en su primera plana a las fuentes gubernamentales
y de inteligencia norteamericanas para referirse al conflicto; todas
ellas ocupan un puesto importante en la jerarquía del poder político-
económico. Estas fuentes tienen una estructura organizada que
facilita su contacto con la prensa, lo que simplifica la recolección y
estructuración de la noticia de parte del periodista.
En este caso se comprueba lo que plantea Wolf quien dice que en
igualdad de condiciones los periodistas prefieren hacer referencia a
fuentes oficiales o situadas en posiciones institucionales de autoridad
porque son asumidas como más creíbles. Además las rutinas
periodísticas, que imponen un mecanismo de tiempos cortos, hacen
más difícil el posterior chequeo de las fuentes que no son estables.
Veamos entonces la jerarquización de las fuentes en las primeras
planas:
· Clarín publicó 14 fuentes:
- 12 oficiales (Bush, Powell, Cheney, EEUU, FBI, Casa Blanca).
- 2 oposicionales (Talibanes y Bin Laden).
Es decir que el 86% de las fuentes citadas fueron oficiales.
· La Nación citó 37 fuentes:
- 30 oficiales (Bush, Powell, Rumsfeld, Giuliani, Blair, FBI, Washington,
Departamento de Justicia norteamericano).
- 7 oposicionales (Bin Laden, Mullah Omar y régimen taliban).
En este caso las fuentes oficiales fueron tomadas en un 81%.
· Diario Popular señaló 17 fuentes:
- 14 oficiales (Bush, Rizze, Blair, gobierno de Estados Unidos, FBI).
- 3 oposicionales (talibanes, gobierno de Kabul).
El 82% de las declaraciones fueron transcriptas de fuentes oficiales.
Desde el mismo día de los ataques, los medios locales fueron
construyendo la culpabilidad de Osama Bin Laden y el grupo Al Qaeda
por los atentados, basados en las declaraciones de funcionarios
oficiales estadounidenses como conocedores competentes. En base a
las declaraciones de estas fuentes oficiales (enviadas por las agencias
de noticias internacionales) se intenta demostrar desde el primer día
como prueba de culpabilidad sobre Bin Laden y Al Qaeda una
advertencia que éste había realizado 3 semanas antes.
También observamos que, para equilibrar la cobertura, los medios
citaron fuentes oposicionales pero siempre deslegitimándolas,
adjetivándolas negativamente y desacreditándolas, ocasionando una
producción de sentido sobre cómo pensar el conflicto, en favor de la
visión hegemónica.
Este mecanismo lo podemos verificar también en las tapas de los tres
diarios. La portada de un diario es el lugar del primer contacto de la
publicación con los lectores. En ella se jerarquizan, de acuerdo a su
contrato de lectura, las noticias más importantes de la jornada, al
proponer un recorrido de lectura de las informaciones más
destacadas. En la tapa el diario propone la agenda del día, es decir el
conjunto de las noticias que el diario presenta después de establecer
una selección rigurosa de acuerdo a los criterios de noticia y
noticiabilidad del medio, cuyo establecimiento permite determinar su
posición con respecto al hecho que informa y la lectura que propone
sobre su recorte de la realidad.
Las acusaciones y las sospechas sobre Al Qaeda y Bin Laden fueron
jerarquizadas insistentemente en las portadas de los tres diarios.
Aunque las desmentidas no tuvieron la misma suerte:
“Bin Laden: yo no fui, pero...El terrorista negó ser el autor, pero no
ocultó su satisfacción”. (Clarín, 13/9)
“Por medio de un fax Bin Laden negó ser el autor del atentado”.
(Clarín, 17/9)
“El terrorista saudita desmintió ayer cualquier vinculación con los
atentados”. (La Nación, 17/9)
Durante los 27 días analizados Clarín publicó dos veces la desmentida
de Bin Laden en su portada, y La Nación una. Además de dedicarle
poco lugar en su agenda al tema, ambos diarios se ocuparon de
deslegitimar la declaración del “terrorista saudita” Bin Laden quien
“no ocultó su satisfacción” y además hizo conocer su desmentida a
través de “un fax”.
El tratamiento que tuvo de parte de la prensa el tema de la
culpabilidad de los atentados, centrando su agenda sobre Al Qaeda y
Bin Laden, es posible que tenga relación con el imaginario que circula
sobre los árabes, asociado al exotismo, la violencia, la intolerancia
religiosa y el terrorismo, tópico que merecería una investigación
aparte sobre los imaginarios sociales en relación a un otro
desconocido y alejado del mundo occidental.
6.3. CORRESPONDENCIAS DISCURSIVAS
Las necesidades organizativas de un medio, que -como ya
analizamos- producen una cierta dependencia hacia las fuentes
oficiales, son las mismas necesidades que generaron una
correspondencia discursiva entre el discurso gubernamental y el
discurso informativo. En el caso que analizamos el privilegio de las
fuentes oficiales hizo que los diarios asimilaran la palabra oficial a la
hora de redactar sus notas, y naturalizaran concepciones al permitir
que el discurso gubernamental se filtre a través de sus relatos sobre
el hecho, principalmente en la caracterización del conflicto y en la
construcción de sentidos sobre “el enemigo a eliminar”. Esta alta
correspondencia discursiva entre medios y gobierno está relacionada
con los niveles de competencia y credibilidad atribuida a las fuentes
consultadas. De esta manera los medios asimilaron como verídica la
“visión del mundo” ofrecida por el discurso oficial y utilizaron sus
enunciados para redactar las crónicas sobre el atentado.
Apropiarse del discurso de uno de los bandos en conflicto –del
gobierno norteamericano- y dar cuenta de la “realidad” a partir de
esos enunciados tematizándolos como propios, establece un
compromiso aún mayor de parte del medio, que el hecho de
privilegiar unas fuentes sobre otras, como analizamos en los ejes
anteriores.
Tomamos tres ejemplos para verificar esta correspondencia
discursiva:
a. La “red”
El 13 y el 16 de septiembre el secretario de Estado Collin Powell
realizó una conferencia de prensa en la Casa Blanca para referirse a
los sospechosos del ataque. El funcionario apuntó a Bin Laden como
sospechoso y explicó que Al Qaeda funciona como una “red”. La
denominación “red” fue tomada por los tres matutinos durante toda
la cobertura del hecho.
La declaración textual de Collin Powell fue la siguiente:
“...Y él (Bin Laden) tiene una red extensa, y las partes de esa red
están capacitadas para solventarse en los lugares donde están
localizadas” (13/9).
“...No iremos detrás de una persona sino de una red, de la red Al
Qaeda y de otras organizaciones terroristas que practican este tipo de
maldad al mundo civilizado” (16/9).
Los diarios se hicieron eco de esta denominación de la siguiente
manera:
-En las portadas:
“La red terrorista opera en 60 países” (La Nación, bajada del titular,
17/9).
-En el interior:
“La red terrorista abarca 34 países” (La Nación, título pag. 9, 15/9).
“Versiones sobre la red terrorista” (Clarín, volanta pag. 11, 22/9).
“La red de Ben Laden” (La Nación, título de infografía pag. 3, 24/9).
“El presidente estadounidense anunció el congelamiento de todos los
bienes de Bin Laden y su red Al Qaeda” (Clarín, bajada pag. 8, 25/9).
“Al Qaeda, la red terrorista mundial que lidera Bin Laden” (Clarín,
25/9, título pag.10).
“Detuvieron a seis argelinos que supuestamente pertenecían a la red
de Ben Laden” (La Nación, bajada, pag. 2, 27/9).
“... como sucede en los núcleos que forman la red dirigida por Osama
bin Laden (Clarín, 28/9, pag. 20).
La caracterización de Al Qaeda como una “red”, estructurada en
“células activas”, actúa de esta manera como una metáfora –tejido o
entramado de maldad- a través de la cual opera el discurso
dominante; como indica Ford las metáforas no son modelos de
ruptura, al contrario son vehículos de orden social, de control social,
es una forma de construir hegemonía.
Sin ir más lejos el mismo diario Clarín explica la metáfora diciendo
que “Como una paciente araña, Osama Bin Laden tejió durante 13
años la red terrorista más fabulosa del mundo y que logró hace dos
semanas realizar el ataque más devastador que haya recibido
Estados Unidos dentro de su territorio” (Clarín, 25/9, pag. 10).
Observamos entonces cómo los tres diarios utilizaron esta metáfora
para describir a Al Qaeda, construyeron una alteridad negativa sobre
los “otros”, en definitiva una alteridad estratégica y funcional al
discurso norteamericano.
b. La “guerra”
La concepción que el gobierno norteamericano le atribuyó al conflicto,
caracterizado desde un principio como una “guerra”, fue difundida
prácticamente sin un contrapeso crítico por los diarios haciendo muy
difícil distinguir entre la línea política gubernamental y la línea
editorial de los medios. El presidente Bush, fue el primero en hablar
de “guerra contra el terrorismo”, definición que los diarios analizados
tomaron linealmente para designar la situación desatada.
Declaraciones de Bush:
“América y nuestros amigos y aliados su unen con aquellos que
quieren paz y seguridad en el mundo, y estamos juntos para ganar la
guerra contra el terrorismo”(11/9).
“Nos llegó el momento de ganar la primera guerra del siglo 21...y
esta cruzada, esta guerra contra el terrorismo va a durar un
tiempo”(16/9).
Caracterización de los diarios sobre el conflicto:
-En las portadas:
“La guerra” (Tapa de Clarín, 12/9).
“Aprestos de guerra” (Diario Popular, titular, 13/9).
“La guerra sería muy larga y muy cruenta” (Clarín, título secundario,
14/9).
“Para Bush comenzó la primera guerra del siglo XXI” (La Nación,
bajada, 14/9).
“Autorizan a Bush a ir a la guerra” (La Nación, titular, 15/9).
“En pie de guerra” (Clarín, epígrafe de la foto principal de tapa, 16/9).
“Será una guerra no convencional” (Diario Popular, 17/9).
“Estados Unidos empezó a movilizar su maquinaria de guerra” (La
Nación, 20/9).
“La guerra que viene” (Clarín, volanta, 23/9).
“La guerra entra en los hogares” (Diario Popular, Suplemento, 23/9).
“Guerra antiterrorista” (Diario Popular, título de las fotos, 24/9 y
27/9).
“En el contexto de alerta mundial por la nueva guerra” (Clarín,
volanta, 25/9).
“La guerra provoca más recesión en América Latina” (La Nación,
2/10).
-En el interior de los diarios
“Guerra a Estados Unidos” (Clarín, cintillo de toda la edición del 12/9).
“No será una guerra clásica” (Diario Popular, título, pag.6, 17/9).
“La guerra que viene” (Clarín, cintillo desde el 23/9 hasta el 7/10).
“Con misiles Scud, Afganistán se prepara para la guerra” (Clarín,
título pag. 11, 18/9).
“EEUU moviliza tropas, pero teme que la guerra sea una ´pesadilla´”
(Clarín, título pag. 12, 18/9).
“Hacia una guerra de diez años junto con un puñado de aliados” (La
Nación, título pag. 4, 21/9).
“Una guerra que no será televisada” (Diario Popular, título pag. 13,
21/9).
“Primera etapa de la guerra contra el terrorismo” (Clarín, volanta pag.
3, 23/9).
Portadas
Las siguientes son algunas de las primeras planas utilizadas para el
análisis:
11/09/01 ------------------------------------ 12/09/01
Clarín salió con una edición especial a pocas horas de ocurrido el
ataque. En esta edición las fuentes oficiales ya señalaba a Al Qaeda
como la "única fuerza terrorista con capacidad " de cometer
"semejante esfuerzo letal combinado".
En la edición del día siguiente, el diario publica en tapa que "todos
piensan en Bin Laden".
11/09/01 ------------------- 12/09/01
La Nación también publicó una edición el mismo día del atentado. El
matutino señala tambien a Al Qaeda y a Bin Laden como los
"sospechosos número uno", basando su relato en fuentes oficiales.
Sobre este eje de análisis se verifica que Clarín fue el diario que más
absorbió la caracterización bélica sobre el conflicto ya que un día
después del atentado publicó todas sus notas bajo el cintillo “Guerra
a Estados Unidos” y a partir del 23/9 hasta el 7/10, bajo la misma
forma discursiva, publicó “La guerra que viene”, proponiendo de esta
forma una lectura en ese sentido; en definitiva en el sentido otorgado
por la voz oficial.
Esta forma de designar el conflicto fue central en la construcción de
un enemigo que justifique el contraataque. De ahí a que las
posteriores acciones militares contra Afganistán fuesen calificadas
como “guerra” no hubo sino continuidad.
c. La “guerra global”
Inclusive desde la palabra oficial “la guerra” fue caracterizada como
mundial, como una crisis global, y no como un atentado contra
Estados Unidos. A su vez esta perspectiva internacional es parte de la
construcción que se hizo sobre Al Qaeda como centro del terrorismo
mundial, generando un sistema de asociaciones y clasificaciones
coherente. Los diarios analizados asimilaron linealmente este punto
de vista.
Las declaraciones oficiales sobre este punto fueron:
“Llevar al mundo a la victoria” (BUSH, 13/9).
“Liberar al mundo del Mal” (BUSH, 14/9).
"Un asalto global contra el terrorismo en general" (POWELL, 14/9).
“EE.UU. extirpará a los malvados del mundo” (BUSH, 16/9).
“Lo que ocurrió el martes fue un ataque, no sólo contra Estados
Unidos, sino también contra el mundo civilizado” (BLAIR, 17/9).
“Afganistán será el punto de partida para luego combatir al
terrorismo mundial” (POWELL, 4/10).
Esta perspectiva sobre el conflicto fue tomada por los diarios de la
siguiente manera:
-En las portadas:
“Alerta mundial por el más grave atentado de la historia” (La Nación,
titular, 12/9).
“El mundo indefenso” (Diario Popular, titular, 12/9).
“El mundo que viene”(Clarín, titular, 16/9).
-En el interior del diario:
“El mundo que viene”(Clarín, cintillo de la edición del 16/9).
“El mundo en alerta” (La Nación, cintillo desde el 14/9 hasta el 7/10).
“La guerra global” (La Nación, título de epígrafe pag. 2, 27/9).
Sobre este punto observamos que fue el matutino La Nación quien,
desde el 14/9, un día después que Bush dijera que su propósito era
“Llevar al mundo a la victoria”, ubicó todas sus notas debajo del
cintillo “El mundo en alerta” apropiándose linealmente del sentido
global asignado por la voz oficial al conflicto.
Habíamos dicho que cuando un diario cita los dichos de una fuente es
fundamental leerla como una mediación más, como una construcción
discursiva de lo que la persona dijo. Pero cuando el discurso
gubernamental es reproducido no como lo que dijo una fuente x, sino
que traspasa linealmente y se instala en las formas discursivas del
medio, en este caso el diario se convierte en un vocero, en un agente
de prensa de la voz oficial.
Así esta correspondencia discursiva entre medios y gobierno produjo
una distorsión en la información; aunque retomando el planteo de
Wolf, se trata de un mecanismo involuntario que deviene de las
necesidades productivas impuestas por los propios medios y no de
una manipulación deliberada
Capítulo 7 - A modo de conclusión
A continuación, luego de haber analizado el corpus, identificaremos
los lineamientos teóricos que pudimos verificar y los que no.
En principio, corroboramos la hipótesis inicial: que los medios
construyeron a Al Qaeda, liderara por Osama Bin Laden, como una
red central mundial militarizada con alto poder de fuego, culpable de
los atentados, y con Estados Unidos como enemigo número uno. Esta
versión se basó casi exclusivamente en las informaciones brindadas
por las fuentes oficiales norteamericanas y las agencias de noticias
internacionales. De esta manera constatamos que los diarios
restringieron el “quién” había cometido el atentado y el “por qué” a la
palabra oficial norteamericana, o a funcionarios vinculados
políticamente con Estados Unidos. En este sentido los diarios
sobrerrepresentaron el discurso oficial, provocando una distorsión de
la información sobre el conflicto, favorable a Estados Unidos.
A partir de los estudios de “newsmaking”, como herramienta de
análisis, comprobamos la estrecha relación que existe entre la
imagen mediática de la realidad social con la organización y
producción rutinaria de los aparatos periodísticos. A su vez,
verificamos la relación entre noticiabilidad y procesos de rutinización
y estandarización, operadas a través de prácticas productivas
estables.
Durante la cobertura, esta forma rutinaria de trabajo actuó como
marco de comprensión del suceso, estableció una forma de pensar el
atentado, en particular en la construcción que hicieron los tres diarios
sobre Al Qaeda como centro de terrorismo mundial y en las
sospechas y acusaciones hacia Bin Laden. En este sentido la
profesión periodística marcó grandes restricciones en la información
al ofrecer una concepción dada del conflicto.
Aunque creemos que este mecanismo no se debió a una imposición
política de parte del gobierno norteamericano, sino a lo que Wolf
llama “distorsión involuntaria” derivada de las propias necesidades
productivas de los diarios.
Por otra parte, verificamos la alta dependencia de las redacciones
hacia los criterios de relevancia impuestos por las agencias de
noticias internacionales, ya que la mayoría de las crónicas fueron
redactadas a partir de cables de agencia. Además, esta dependencia
generó una alta autorreferencialidad entre los diarios, cuyas agendas
–abastecidas desde el exterior- fueron muy similares entre sí.
A su vez, verificamos que las rutinas periodísticas actuaron como
dispositivos de construcción de hegemonía al sobrerrepresentar la
versión oficial sobre el conflicto, por ejemplo al privilegiar el uso de
las fuentes oficiales sobre las oposicionales, y al deslegitimar las
desmentidas de parte de Al Qaeda y Bin Laden. Aunque no pudimos
verificar si esas interpretaciones se institucionalizaron o no en el
sentido común, como tampoco comprobar si este predominio volcó a
su favor la evolución de la cobertura, ya que en ambos casos haría
falta un análisis de recepción.
En relación al uso de las fuentes de información los diarios recurrieron
casi exclusivamente a las que ocupaban un puesto importante en la
jerarquía del poder político y económico –Bush, Powell, Rumsfeld, FBI,
Casa Blanca- al conferirles confianza y credibilidad a sus dichos sin
necesidad de posteriores chequeos. Fue así que la “prueba” en la que
se basó la acusación en los primeros días luego del atentado, la
advertencia que –según la palabra oficial- había hecho Bin Laden
sobre un posible ataque, fue jerarquizada insistentemente por los
diarios pero nunca fue chequeada.
También observamos que las fuentes que no estuvieron insertas en
una estructura social y de poder existente y no respondieron a las
exigencias impuestas por los procesos productivos fueron
prácticamente ignoradas en la cobertura sobre el atentado. Las
fuentes oficiales cumplieron con ambas determinaciones, al integrar
una estructura de poder y poseer un aparato que facilita su contacto
con la prensa. Al contrario las fuentes oposicionales no poseen
legitimidad política y, además, fueron difíciles de hallar y entrevistar.
En consecuencia, se comprobó una relación estrecha entre los medios
y las fuentes de información.
Por otro lado, fruto de esta relación entre medios y fuentes
verificamos –sin haberlo considerado en el marco teórico- una
correspondencia discursiva entre los medios y el gobierno, a través
de titulares, títulos, cintillos, bajadas y volantas. La línea
gubernamental traspasó linealmente cuando los diarios asumieron
como propias las concepciones y sentencias oficiales: el conflicto fue
concebido como guerra y como guerra global; la agrupación Al Qaeda
fue caracterizada como una red mundial militarizada con alto poder
de fuego; y Bin Laden fue sospechado –para Clarín- y culpado –para
La Nación y Diario Popular- de los atentados.
Es decir, que el mecanismo que forjó esa relación privilegiada con las
fuentes oficiales, produjo una sobrerrepresentación de la “versión
oficial” del atentado por un lado, y a su vez, esa versión fue
naturalizada en el lenguaje del medio como una producción propia a
imagen y semejanza del discurso oficial, por el otro.
El desequilibrio en la elección de unas fuentes sobre otras, tiene que
ver también con la falta de un periodismo especializado en los temas
de Oriente Medio, debido a que los medios argentinos -por razones
económicas y geográficas- no tienen corresponsales en esa zona. Lo
que genera una necesaria dependencia con las fuentes oficiales
transmitidas a través de las agencias de noticias internacionales, y
explica las reiteradas contradicciones en la descripción de Al Qaeda y
Bin Laden, verificadas en los tres diarios, y en la forma de nombrarlos
(Al Qaeda, Al Qaida, Bin Laden, Ben Laden), es un indicio sobre el
desconocimiento acerca de los temas de Oriente Medio por parte de
los diarios locales.
Acerca de las nociones de identidad y alteridad, no hicimos un
desarrollo profundo ya que no era el eje central del análisis.
Consideramos que esta problemática merece una investigación
puntual debido a su importancia y aporte teórico.
Aún así, en función del marco teórico planteado, comprobamos una
relación de subordinación y coordinación entre “nosotros” –fuentes
oficiales- y “otros” –fuentes oposicionales- en virtud del grado de
legitimidad otorgado a las declaraciones de cada uno de ellos, a partir
del tratamiento mediático verificado en el corpus.
La caracterización de Al Qaeda como una “red” fue la metáfora más
representativa que identificamos –aunque no es la única- como una
forma de construir alteridad, que luego los diarios naturalizaron y
legitimaron para nombrar a la agrupación. Este mecanismo actuó
como una imposición de sentido en favor del discurso dominante.
Por otra parte, no verificamos a qué imaginarios sociales apelaron los
diarios en la cobertura del atentado, en particular imaginarios ligados
a los árabes asociados a una imagen de exotismo, violencia y
terrorismo; y qué sentido común se construyó a partir de esto. A su
vez, quedó pendiente identificar qué estereotipos, etiquetas e
impresiones se crearon a partir de la cobertura analizada;
investigación que no desarrollamos por no formar parte de los ejes
centrales de la tesina, y que requiere un análisis de recepción, incluso
si se hiciera un estudio diacrónico sería más enriquecedor aún.
Personalmente consideramos que la escenificación mediática del
conflicto no supuso prácticamente una alternativa para buscar una
salida pacífica. El análisis crítico y pluralista de la situación y la
proposición de caminos de solución que no implicaran la utilización de
la violencia estuvieron casi ausentes en las páginas de los diarios.
También observamos que el conflicto –caracterizado como una
“guerra”- no fue tomado como un fenómeno complejo sino que los
medios lo caracterizaron como un evento aislado, desvinculado de
intereses políticos y económicos, sin tener en cuenta un análisis de
sus causas, por ejemplo interpretando el ataque como una
consecuencia de la política exterior norteamericana (a propósito de
su apoyo a Israel, o el control del opio y del petróleo en Oriente
Medio). Esta lectura, despojada de un análisis causal, también tiene
que ver con la procedencia de la información que a su vez fue
asumida como legítima por los diarios
Capítulo 8 – Notas
1. 09:45 un avión de American Airlines se estrelló contra el edificio
norte de las llamadas "Torres Gemelas" del World Trade Center
(WTC), en Nueva York; sólo 20 minutos más tarde un segundo
avión, esta vez perteneciente a la compañía United Airlines,
impactó el edificio sur. Para las 11:30 de ese día ambas torres
se habían desplomado. Se sumaron a esos hechos el choque de
un tercer avión, también de American Airlines, que a las 10:50
destruyó una de las alas del Pentágono, en Washington, y la
explosión de un coche-bomba en las proximidades del
Departamento de Estado, en esa misma capital.
2. El contrato de lectura es el pacto que se establece entre el
soporte y sus lectores cuya diferencia se basa en el enunciado y
la enunciación, es decir entre lo que se dice y las modalidades
del decir. Y a partir de su enunciación un discurso construye
una cierta imagen de aquel que habla -el enunciador- una cierta
imagen de aquel a quien se habla -el destinatario- y en
consecuencia un nexo entre estos dos lugares (VERON, 1985)
3. El cintillo es el elemento que unifica un tema cuando su
desarrollo exige mas de una pagina. En general se trata de un
enunciado breve que anticipa el tipo de acontecimiento
explicitado en los demás elementos como el título, las volantas
y las bajadas.
4. La volanta es el enunciado que ubica y anticipa sobre lo que
informa el título; es una definición temática y puede agregar
información. Generalmente está colocada encima del título.
5. Se denomina bajada a la síntesis o agregado de la noticia
ubicada debajo del titular.
6. Elaborada en 1930, la teoría de la “aguja hipodérmica”
considera que las masas están constituidas por individuos
aislados, que no se conocen ni se conectan entre sí, y que van a
reaccionar por separado a los estímulos que emiten los medios
de comunicación. Esta teoría reconoce la prepotencia o el poder
del emisor y la pasividad e impotencia del receptor.
7. La verosimilitud consiste en que las secuencias del texto se
sucedan de modo de no contrariar la creencia o el juicio de los
lectores (MARTINI, 1997)
8. La fuente es estable cuando mantiene una relación de
continuidad con el periodista. Al contrario, la relación con la
fuente provisional subsiste durante un asunto determinado.
9. El 90 % de la información que se difunde en América Latina
proviene de esas cuatro agencias de prensa internacionales.
Las noticias mundiales son casi exclusivamente
acontecimientos del Norte. (HAMELINK, 1995). En 1999, el
Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD)
advertía que la industria mundial de la recreación y los medios
de comunicación estaba dominada por un puñado de grandes
empresas que controlan tanto las redes de distribución, como la
programación, incluidas las noticias y las películas.
10. Los imaginarios sociales son las representaciones que una
determinada sociedad o comunidad tiene de sí misma o de
otras; marca la distribución de los papeles y los roles sociales;
expresa e impone ciertas creencias. Esa identidad colectiva
marca un “territorio” y define las relaciones con los otros
(BACZKO, 1991)
11. En esta misma perspectiva, los análisis sobre el
Eurocentrismo (SHOHAT y STAM, 1994) y el Orientalismo (SAID,
1990) son un valioso aporte para entender cómo opera esta
imposición de sentido a través de sistemas clasificatorios.
Además ambos trabajos problematizan sobre el rol de los
medios en esta cuestión.
12. El ex soldado norteamericano, Timothy Mc Veigh, confesó
ser el autor del atentado perpetrado contra un edificio federal
en Oklahoma en 1995 que dejó 168 muertos. Fue finalmente
juzgado y ejecutado
Capítulo 9- Bibliografía
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Este trabajo de investigación fue la tesis de
licenciatura de la Lic. Silvina Rouvier. El tutor fue
Jorge Gobbi.
Carrera Ciencias de la Comunicación
Facultad de Ciencias Sociales
Universidad de Buenos Aires
Diciembre de 2002