1.1. elaboraciÓn y estructura de la constituciÓn...

27
1 1 1.1. ELABORACIÓN Y ESTRUCTURA DE LA CONSTITUCIÓN ESPAÑOLA La Constitución es la norma jurídica suprema en España, y ninguna otra norma puede contradecirla. En ella se establecen los principios que rigen en la Nación, los derechos y los deberes de los ciudadanos, los tres poderes del Estado, y lo relativo a la Corona, la organización territorial del Estado, la Economía y Hacien- da del país, el Tribunal Constitucional y la reforma de la propia Constitución. De todas estas materias reguladas en la Constitución, este tema se centrará en los principios fundamentales de la misma, en los derechos y deberes de los ciudadanos y en la protección de la salud en la Constitución. Las principales fechas clave en el proceso de elaboración de la Constitución Española fueron las siguientes: 31 de octubre de 1978: las Cortes Generales aprueban la Constitución. 6 de diciembre de 1978. El pueblo ratifica en referéndum la Constitución. 27 de diciembre de 1978. El Rey sanciona la Constitución. 29 de diciembre de 1978: la Constitución se publica en el Boletín Oficial del Estado y entra en vigor. Nota curiosa de la Constitución Española, de la que se tendrá apreciación a lo largo de este tema, es la poca concreción en determinadas materias e incluso la aparente contradicción entre sus artículos, debido a varios factores, entre los que figuran el rápido proceso que condujo a su elaboración y el hecho de que en el mismo participaran fuerzas políticas dispares. Las consecuentes lagunas han sido suplidas por las Leyes y el restante ordenamiento jurídi- co, que han desarrollado la Constitución para hacerla práctica y cercana al pueblo. En cuanto a su estructura, la Constitución se divide en títulos, capítulos, sec- ciones y artículos. Consta de 11 Títulos, 169 artículos, 4 Disposiciones Adicio- nales, 9 Disposiciones Transitorias, una Disposición Derogatoria y una Dis- posición Final. Tiene un Preámbulo, que cumple la función de introducción al texto constitucional, señalando los objetivos que éste perseguirá. Dicho Preámbulo no tiene categoría de título (no se debe confundir con el Título Preeliminar), ni se encuentra dividido en artículos. 1.1. Elaboración y estructura de la Constitución Española 1.2. Principios fundamentales de la Constitución. Título Preliminar 1.3. Derechos y deberes fundamentales de los españoles: Título I (“de los derechos y deberes fundamentales”) 1.4. La protección de la salud en la Constitución 1.5. La Corona 1.6. Las Cortes Generales 1.7. El Gobierno de la Nación 1.8. El Poder Judicial La Constitución Española de 1978: Principios fundamentales. Derechos y deberes fundamentales de los ciudadanos. La protección a la salud en la Constitución. La Corona. Las Cortes Generales. El Gobierno de la Nación. El Poder Judicial

Upload: lenhan

Post on 08-Oct-2018

216 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

1

1

1.1. ELABORACIÓN Y ESTRUCTURA

DE LA CONSTITUCIÓN ESPAÑOLA

La Constitución es la norma jurídica suprema en España, y ninguna otra norma puede contradecirla. En ella se establecen los principios que rigen en la Nación, los derechos y los deberes de los ciudadanos, los tres poderes del Estado, y lo relativo a la Corona, la organización territorial del Estado, la Economía y Hacien-da del país, el Tribunal Constitucional y la reforma de la propia Constitución.

De todas estas materias reguladas en la Constitución, este tema se centrará en los principios fundamentales de la misma, en los derechos y deberes de los ciudadanos y en la protección de la salud en la Constitución.

Las principales fechas clave en el proceso de elaboración de la Constitución Española fueron las siguientes: • 31 de octubre de 1978: las Cortes Generales aprueban la Constitución. • 6 de diciembre de 1978. El pueblo ratifi ca en referéndum la Constitución. • 27 de diciembre de 1978. El Rey sanciona la Constitución. • 29 de diciembre de 1978: la Constitución se publica en el Boletín Ofi cial

del Estado y entra en vigor.

Nota curiosa de la Constitución Española, de la que se tendrá apreciación a lo largo de este tema, es la poca concreción en determinadas materias e incluso la aparente contradicción entre sus artículos, debido a varios factores, entre los que fi guran el rápido proceso que condujo a su elaboración y el hecho de que en el mismo participaran fuerzas políticas dispares. Las consecuentes lagunas han sido suplidas por las Leyes y el restante ordenamiento jurídi-co, que han desarrollado la Constitución para hacerla práctica y cercana al pueblo.

En cuanto a su estructura, la Constitución se divide en títulos, capítulos, sec-ciones y artículos. Consta de 11 Títulos, 169 artículos, 4 Disposiciones Adicio-nales, 9 Disposiciones Transitorias, una Disposición Derogatoria y una Dis-posición Final. Tiene un Preámbulo, que cumple la función de introducción al texto constitucional, señalando los objetivos que éste perseguirá. Dicho Preámbulo no tiene categoría de título (no se debe confundir con el Título Preeliminar), ni se encuentra dividido en artículos.

1.1. Elaboración y estructura de la Constitución Española

1.2. Principios fundamentales de la Constitución. Título Preliminar

1.3. Derechos y deberes fundamentales de los españoles: Título I (“de los derechos y deberes fundamentales”)

1.4. La protección de la salud en la Constitución

1.5. La Corona1.6. Las Cortes Generales1.7. El Gobierno de la Nación1.8. El Poder Judicial

La Constitución Española de 1978: Principios fundamentales. Derechos y deberes fundamentales de los ciudadanos. La protección a la salud en la Constitución. La Corona. Las Cortes Generales. El Gobierno de la Nación. El Poder Judicial

2

Oposiciones de EnfermeríaManual CTO

Por tanto, la Constitución se compone de 11 títulos (10 nume-rados y uno, el Preeliminar, sin numerar) y todos ellos son ar-ticulados.

El Título Preeliminar y el Título I conforman lo que la doctrina ha venido defi niendo como “parte dogmática” de la Constitu-ción, frente al resto de la misma, que se califi ca como “parte orgánica”.

El Título Preliminar trata de los principios fundamentales.

Por su parte, todos los derechos se encuentran regulados en el Título I (“De los derechos y deberes fundamentales”), pero no en su Capítulo I, sino en el Capítulo II (“Derechos y liberta-

des”), que, a su vez, se divide en dos secciones (en la Sección I se encuentran regulados los derechos fundamentales; en la Sección II, los derechos y deberes de los ciudadanos, pero sin la categoría de fundamentales). El Capítulo III se dedica a los principios rectores de la política social y económica, que si bien no disponen de la categoría de “derechos”, tienen gran importancia (entre ellos se halla el derecho a la protección de la salud, art. 43). El Capítulo IV de este extenso Título I regula las garantías que tienen los derechos y principios ex-puestos en los capítulos anteriores para hacerlos efectivos. Por último, en el Capítulo V se desarrollan los supuestos en que algunos de los derechos referidos pueden ser suspen-didos a una colectividad de personas o a personas determi-nadas.

ESTRUCTURA DE LA CONSTITUCIÓN ESPAÑOLA

Título Preliminar (art. 1 a 9)

Título I. De los derechos y deberes fundamentales

Art. 10

Capítulo I. De los españoles y los extranjeros (art. 11 a 13)

Capítulo II. Derechos y libertades Art. 14

Sección I. De los derechos fundamentales y de las libertades públicas (art. 15 a 29)

Sección II. De los derechos y deberes de los ciudadanos (art. 30 a 38)

Capítulo III. De los principios rectores de la política social y económica (art. 39 a 52)

Capítulo IV. De las garantías de las libertades y derechos fundamentales (art. 53 y 54)

Capítulo V. De la suspensión de los derechos y libertades (art. 55)

Título II. De la Corona (art. 56 a 65)

Título III. De las Cortes Generales

Capítulo I. De las Cámaras (art. 66 a 80)

Capítulo II. De la elaboración de las Leyes (art. 81 a 92)

Capítulo III. De los Tratados internacionales (art. 93 a 96)

Título IV. Del Gobierno y de la Administración (art. 97 a 107)

Título V. De las relaciones entre el Gobierno y las Cortes Generales (art. 108 a 116)

Título VI. Del poder judicial (art. 117 a 127)

Título VII. Economía y Hacienda (art. 128 a 136)

Título VIII. De la organización territorial del Estado

Capítulo I. Principios generales (art. 137 a 139)

Capítulo II. De la Administración Local (art. 140 a 142)

Capítulo III. De las Comunidades Autónomas (art. 143 a 158)

Título IX. Del Tribunal Constitucional (art. 159 a 165)

Título X. De la reforma constitucional (art. 166 a 169)

Disposiciones adicionales (4)

Disposiciones transitorias (9)

Disposición Derogatoria

Disposición Final

Tabla 1.1. Sumario de la Constitución Española de 1978

3

| Tema 1

RECUERDA

Localización de conceptos en el Título I:Todos los derechos constitucionales aparecen recogidos en el Título I. · El derecho a la igualdad aparece recogido en el art. 14, en el Capí-

tulo II, pero no integrado en ninguna sección del mismo. · Los derechos fundamentales aparecen recogidos en la Sección I

del Capítulo II. · Los derechos y deberes de los ciudadanos, no fundamentales,

aparecen recogidos en la Sección II del Capítulo II. · Los principios rectores de la política social y económica aparecen

recogidos en el Capítulo III. · Las garantías de los derechos constitucionales aparecen recogi-

das en el Capítulo IV. · La suspensión de los derechos aparece recogida en el Capítulo V.

1.2. PRINCIPIOS FUNDAMENTALES

DE LA CONSTITUCIÓN.

TÍTULO PRELIMINAR

En el Título Preliminar de la Constitución se explica el mode-lo político de España, así como una serie de datos que sirven para identifi carla, y se defi nen los principios fundamentales que la van a regir. Esos principios están regulados en varios artí-culos; por ello, es necesario distinguir qué principios se encuen-tran en cada uno de ellos.

Artículo 1.

“1. España se constituye en un Estado social y democrático de Derecho, que propugna como valores superiores de su orde-namiento jurídico la libertad, la justicia, la igualdad y el plura-lismo político.

2. La soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado.

3. La forma política del Estado español es la Monarquía parla-mentaria”.

Se trata de uno de los pocos artículos de la Constitución que debe memorizarse. Así, hay que saber en qué tipo de Estado se constituye España (social y democrático de Derecho) y, por supuesto, cuáles son los valores superiores del ordenamiento jurídico (la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político), sin confundirlos con otros principios garantizados en la Constitución y que se estudiarán en el art. 9.3 (“[ ] el principio de legalidad, la jerarquía normativa, la publicidad de las normas, la irretroactividad de las disposiciones sancionadoras no favora-bles o restrictivas de derechos individuales, la seguridad jurídica,

la responsabilidad y la interdicción de la arbitrariedad de los po-deres públicos”) y en el art. 10.1 (“La dignidad de la persona, los derechos inviolables que le son inherentes, el libre desarrollo de la personalidad, el respeto a la Ley y a los derechos de los demás son fundamento del orden político y de la paz social”).

Del segundo apartado, hay que tener claro dónde reside la so-beranía nacional (en el pueblo español), y de dónde emanan los poderes del Estado (del pueblo español, no de la soberanía nacional).

Del tercero, hay que saber cuál es la forma política del Estado español: la Monarquía parlamentaria.

Es usual que en los exámenes se mezclen los conceptos de estos tres apartados, afi rmándose que la forma política del Estado es-pañol es el Estado social y democrático de Derecho o la sobera-nía nacional, que los poderes del Estado emanan de la soberanía nacional o de la Monarquía parlamentaria, que España se consti-tuye en una Monarquía parlamentaria, que la soberanía nacional reside en las Cortes o en el Rey, etcétera.

Artículo 2.

“La Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Na-ción española, patria común e indivisible de todos los españoles, y reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las nacionali-dades y regiones que la integran y la solidaridad entre todas ellas”.

De este artículo se puede preguntar cuál es el fundamento de la Constitución: la indisoluble unidad de la Nación española. Nó-tese que es muy fácil contestar erróneamente con alguno de los valores superiores del ordenamiento jurídico del art. 1.1, con al-gún principio constitucional del art. 9.3 o con alguno de los funda-mentos del orden político y de la paz social detallados en el art. 10.

Asimismo, hay que tener presente que a quien se reconoce y garantiza el derecho a la autonomía es a las nacionalidades y regiones, no a las Comunidades Autónomas (que no necesitan derecho a la autonomía: ya son autónomas tras haber ejercido este derecho cuando eran nacionalidades o regiones).

Por último, según este artículo, la solidaridad no se reconoce y garantiza entre los ciudadanos, sino entre las nacionalidades y regiones de la Nación española.

Artículo 3.

“1. El castellano es la lengua española ofi cial del Estado. Todos los españoles tienen el deber de conocerla y el derecho a usarla.

2. Las demás lenguas españolas serán también ofi ciales en las respectivas Comunidades Autónomas de acuerdo con sus Es-tatutos.

4

Oposiciones de EnfermeríaManual CTO

3. La riqueza de las distintas modalidades lingüísticas de España es un patrimonio cultural que será objeto de especial respeto y protección”.

De este artículo hay que destacar que la lengua ofi cial del Estado no es el español, sino el castellano. Y, sobre todo, conviene tener presente un matiz que ha formado parte de muchos procesos selectivos: el deber de conocerlo y el de-recho a hablarlo que tienen sólo quienes sean españoles. Es decir:

Conocer el castellano no es un derecho, ni un derecho y un deber, es sólo un deber.

Hablar el castellano sólo es un derecho, sin ser un deber.

Todo el que sea español puede hablar el castellano o no, pero lo debe conocer.

En el párrafo segundo se hace referencia a las lenguas coofi cia-les con el castellano que existen en determinadas Comunida-des Autónomas. Para que esto sea así, han tenido que ser reco-nocidas por el Estatuto de Autonomía, que es la norma básica para esa Comunidad Autónoma.

El párrafo tercero se refi ere a todas las modalidades lingüísticas existentes en España, y no sólo a las que tengan categoría de lengua coofi cial en una Comunidad Autónoma. Serían los ca-sos, por ejemplo, del bable, del calé, del guanche.

Artículo 4.

“1. La bandera de España está formada por tres franjas horizon-tales, roja, amarilla y roja, siendo la amarilla de doble anchura que cada una de las rojas.

2. Los Estatutos podrán reconocer banderas y enseñas propias de las Comunidades Autónomas. Estas se utilizarán junto a la bandera de España en sus edifi cios públicos y en sus actos ofi ciales”.

Respecto a la bandera de España, adviértase que no tiene es-cudo. Así como que, por supuesto, aunque haya el doble de franjas rojas que de amarillas, la proporción de los colores es la misma. No existe el color “gualda” en la bandera de Es-paña.

Igual que los Estatutos de Autonomía pueden reconocer otras lenguas, también pueden reconocer banderas y enseñas pro-pias. Ondearán junto a la bandera de España, “en sus edifi cios públicos y en sus actos ofi ciales” (tal es la expresión correcta: no “actos públicos y edifi cios ofi ciales”, “actos y edifi cios públicos y ofi ciales”, ni cualquier otra forma distinta a la ofrecida en el texto constitucional).

Artículo 5.

“La capital del Estado es la Villa de Madrid”.

La capital no es Madrid, ni la ciudad de Madrid: el nombre ofi -cial del municipio capital del Estado es Villa de Madrid.

Artículo 6.

“Los partidos políticos expresan el pluralismo político, concurren a la formación y manifestación de la voluntad popular y son instru-mento fundamental para la participación política. Su creación y el ejercicio de su actividad son libres dentro del respeto a la Consti-tución y a la Ley. Su estructura interna y funcionamiento deberán ser democráticos”.

Artículo 7.

“Los sindicatos de trabajadores y las asociaciones empresariales contribuyen a la defensa y promoción de los intereses económi-cos y sociales que les son propios. Su creación y el ejercicio de su actividad son libres dentro del respeto a la Constitución y a la Ley. Su estructura interna y funcionamiento deberán ser demo-cráticos”.

Estos dos artículos se estudian de forma conjunta, en tanto que tienen unos datos comunes (relativos a partidos políticos, sindicatos de trabajadores y asociaciones empresariales) muy susceptibles de motivar preguntas relativas a: • Cómo son su creación y el ejercicio de su actividad: libres

dentro del respeto a la Constitución y a la Ley. • Cómo deben ser su estructura interna y funcionamiento:

democráticos.

Así pues, es muy fácil confundir el ejercicio de su actividad con su funcionamiento, pero como se ha comprobado, cada uno de esos aspectos se adjetiva de manera diferente. El califi cativo “democráticos”, relativo a su estructura interna y funcionamien-to, volverá a aparecer más adelante, en el art. 36, referido a los Colegios Profesionales.

Por último, hay que saber las funciones de los partidos políti-cos, de los sindicatos y de las asociaciones empresariales, fá-cilmente comprensibles y que no merecen mayor explicación.

Artículo 8.

“1. Las Fuerzas Armadas, constituidas por el Ejército de Tierra, la Armada y el Ejército del Aire, tienen como misión garantizar la soberanía e independencia de España, defender su integri-dad territorial y el ordenamiento constitucional.

2. Una Ley Orgánica regulará las bases de la organización mili-tar conforme a los principios de la presente Constitución”.

5

| Tema 1

Este artículo, cuyo contenido se antoja muy distante de la rama sanitaria, fue preguntado en un examen de DUE. La pregunta, aparentemente sencilla, estaba enfocada a la constitución de las Fuerzas Armadas. En este sentido, obsérvese (y recuérdese) que no existe la Marina, sino la Armada. Por otra parte, hay que tener presente que: • La misión de las Fuerzas Armadas es garantizar la sobera-

nía e independencia de España, defender su integridad territorial y el ordenamiento constitucional.

• Sus bases se regularán por Ley Orgánica (categoría de Ley que requiere la aprobación de la mayoría absoluta del Congreso de los Diputados). Cuando alguna materia cons-titucional requiere una Ley Orgánica para su regulación (como es el caso de las bases de la organización militar), así se recoge en el artículo en cuestión (tal concepto podría ser preguntado en un examen).

Artículo 9.

“1. Los ciudadanos y los poderes públicos están sujetos a la Cons-titución y al resto del ordenamiento jurídico.

2. Corresponde a los poderes públicos promover las condiciones para que la libertad y la igualdad del individuo y de los grupos en que se integra sean reales y efectivas; remover los obstácu-los que impidan o difi culten su plenitud y facilitar la participa-ción de todos los ciudadanos en la vida política, económica, cultural y social.

3. La Constitución garantiza el principio de legalidad, la jerar-quía normativa, la publicidad de las normas, la irretroacti-vidad de las disposiciones sancionadoras no favorables o restrictivas de derechos individuales, la seguridad jurídica, la responsabilidad y la interdicción de la arbitrariedad de los po-deres públicos”.

La afi rmación del primer párrafo de este precepto debe com-prenderse y conocerse desde una doble perspectiva: • ¿A qué están sujetos los ciudadanos y los poderes públicos?

A la Constitución y al resto del ordenamiento jurídico. • ¿Quiénes están sujetos a la Constitución y al resto del or-

denamiento jurídico? Los ciudadanos y los poderes pú-blicos.

Las preguntas referentes a los principios garantizados por la Constitución son muy habituales en los exámenes, bajo fórmulas del tipo “¿Cuál de los siguientes principios garantiza la Constitución?”. Tales principios deben, pues, memorizarse. De cara a una prueba de selección, no es tan importante co-nocer el signifi cado de cada uno de ellos (ya que la propia Carta Magna los enumera pero no los explica), aunque sí resulta más que conveniente para evitar una memorización abstracta: • Legalidad. Se garantiza la sujeción de todos los poderes

públicos y de los ciudadanos al ordenamiento jurídico.

• Jerarquía normativa. Las normas que componen este or-denamiento jurídico están ordenadas de forma jerárquica, de manera que las de rango inferior no pueden contrade-cir a las de rango superior. Además, una norma sólo puede modifi carse por otra de rango igual o superior.

• Irretroactividad de las disposiciones sancionadoras no fa-vorables o restrictivas de derechos individuales. Una norma sólo se puede aplicar a hechos ocurridos a partir de su en-trada en vigor, no a los acaecidos cuando dicha norma no existía, ya que esto último crearía una gran indefensión. Sin embargo, si la norma de nueva creación sirve para favore-cer situaciones pasadas, entonces sí se le podría conceder efectos retroactivos, ya que no perjudicaría a nadie sino al contrario. Por ejemplo, la retirada de la insumisión como delito produjo la salida de las cárceles de todos los insumi-sos. Sin embargo, si la nueva norma produce una situación desfavorable respecto a la existente antes de su entrada en vigor, en ningún caso se podría considerar su efecto re-troactivo: la retirada del “cheque bebé” no puede motivar que tengan que devolver 2.500 € quienes los percibieron cuando se otorgaban.

• Seguridad jurídica, responsabilidad e interdicción de la arbitrariedad de los poderes públicos. Son principios que refl ejan que las Administraciones también están some-tidas a unas pautas de conducta, de manera que todos sus actos sean objetivos y no dependan de consideraciones subjetivas y, por tanto, arbitrarias. Si su funcionamiento ocasiona daños, los poderes públicos, al igual que los ciu-dadanos, son responsables. Ambos elementos suponen se-guridad jurídica para los ciudadanos.

Estos principios se pueden confundir fácilmente con los refl e-jados en el art. 1.1 (valores superiores del ordenamiento jurídi-co) y en el art. 10 (fundamentos del orden político y de la paz social).

1.3. DERECHOS Y DEBERES

FUNDAMENTALES

DE LOS ESPAÑOLES: TÍTULO I

“DE LOS DERECHOS Y DEBERES

FUNDAMENTALES”

El Título I (“De los derechos y deberes fundamentales”) de la Constitución Española comienza con el art. 10, no integrado en ningún capítulo.

6

Oposiciones de EnfermeríaManual CTO

Artículo 10.

“1. La dignidad de la persona, los derechos inviolables que le son inherentes, el libre desarrollo de la personalidad, el respeto a la Ley y a los derechos de los demás son fundamento del orden político y de la paz social.

2. Las normas relativas a los derechos fundamentales y a las libertades que la Constitución reconoce se interpretarán de conformidad con la Declaración Universal de Derechos Hu-manos y los Tratados y acuerdos internacionales sobre las mismas materias ratifi cados por España”.

Este artículo se puede preguntar en un doble sentido: • ¿Qué conceptos son el fundamento del orden político y de

la paz social? La dignidad de la persona, los derechos in-violables que le son inherentes, el libre desarrollo de la personalidad, el respeto a la Ley y a los derechos de los demás.

• ¿De qué serán fundamento la dignidad de la persona, los derechos inviolables que le son inherentes, el libre desarro-llo de la personalidad, el respeto a la Ley y a los derechos de los demás? Del orden político y de la paz social.

No debe confundirse lo anterior con los valores superiores del ordenamiento jurídico del art. 1.1, ni con los principios que la Constitución garantiza en el art. 9.3.

Asimismo, hay que tener claro que ante la pregunta “¿De conformidad con qué se interpretarán las normas relativas a los derechos fundamentales y a las libertades que la Constitu-ción reconoce?”, sólo hay una respuesta posible: con la De-claración Universal de Derechos Humanos y los Tratados y acuerdos internacionales sobre las mismas materias ra-tifi cados por España); y no con la Declaración Universal de Derechos del Hombre, ni con las Declaraciones de la Unión Europea (UE).

Al margen de este art. 10, no integrado en capítulo alguno, los restantes artículos (11 al 52) que constituyen este Título I se di-viden en cinco capítulos (no apareciendo hasta el segundo los relativos a los derechos). Se inicia a continuación el estudio de tales artículos, con la excepción de aquéllos (43, 44, 49, 50, 51) que, por estar relacionados con la protección de la salud, serán examinados de forma específi ca en el último epígrafe de este tema.

1.3.1. Capítulo I. “De los españoles y los extranjeros”

El Capítulo I (“De los españoles y los extranjeros”) del Título I lo conforman los artículos 11 al 13.

Artículo 11.

“1. La nacionalidad española se adquiere, se conserva y se pierde de acuerdo con lo establecido por la Ley.

2. Ningún español de origen podrá ser privado de su nacionalidad.3. El Estado podrá concertar tratados de doble nacionalidad con

los países iberoamericanos o con aquellos que hayan tenido o tengan una particular vinculación con España. En estos mis-mos países, aun cuando no reconozcan a sus ciudadanos un derecho recíproco, podrán naturalizarse los españoles sin per-der su nacionalidad de origen”.

Este artículo trata de la nacionalidad española, que se puede tener desde que se nace (a ésta se la llama “de origen”) o ad-quirirse con posterioridad (por residencia, matrimonio, etc.). Entre ambas formas de ser español, la diferencia que se refl eja en este precepto radica en que la nacionalidad española de origen no se puede perder, mientras que la que no lo sea se puede perder por sanción (por ejemplo, como pena por la co-misión de un delito contra la patria, por espionaje, por militar en el ejército de otro país o por entrar en guerra contra España).

Pero la mayoría de preguntas que este artículo suscita son las referentes a los tratados de doble nacionalidad, que suponen poder tener la nacionalidad española sin tener que perder la nacionalidad anterior (y así, por ejemplo, ser mexicano y es-pañol al mismo tiempo, sin tener que renunciar a ser mexicano para conseguir ser español; esto es así porque México y España tienen concertado un tratado de doble nacionalidad). Estos tra-tados no se pueden concertar con cualquier país, sino sólo con países iberoamericanos (no hispanoamericanos, para poder incluir a Brasil) y con países con los que España tenga especial vinculación (lo que está pensado para las antiguas colonias es-pañolas o para países con mucha emigración española). Por úl-timo, estos tratados para ser español sin perder la nacionalidad anterior se pueden concertar sin ser necesaria la reciprocidad del país con el que se concierta el tratado; es decir, el otro país fi rmante no tiene que hacer lo mismo que España (siguiendo el ejemplo: en México, a un español sí podrían hacerle renunciar a su nacionalidad española para poder adquirir la mexicana).

Artículo 12.

“Los españoles son mayores de edad a los dieciocho años”.

A los 18 años ya se es mayor de edad; no es necesario tener más de 18.

Artículo 13.

“1. Los extranjeros gozarán en España de las libertades públicas que garantiza el presente Título en los términos que establez-can los Tratados y la Ley.

7

| Tema 1

2. Solamente los españoles serán titulares de los derechos reco-nocidos en el artículo 23, salvo lo que, atendiendo a criterios de reciprocidad, pueda establecerse por Tratado o Ley para el derecho de sufragio activo y pasivo en las elecciones munici-pales.

3. La extradición sólo se concederá en cumplimiento de un Tra-tado o de la Ley, atendiendo al principio de reciprocidad. Que-dan excluidos de la extradición los delitos políticos, no consi-derándose como tales los actos de terrorismo.

4. La Ley establecerá los términos en que los ciudadanos de otros países y los apátridas podrán gozar del derecho de asilo en Es-paña”.

Del primer apartado es importante el hecho de que los extran-jeros en España no tienen los mismos derechos que los es-pañoles, sino sólo aquéllos que, aparte de fi gurar en este Título I, estén reconocidos por Tratados o por Ley; así, por ejemplo, los derechos que tienen en España los ciudadanos de la UE en cuanto a libre circulación y entrada, derechos sanitarios o participación en elecciones municipales, gracias a los Tratados suscritos entre los países de la UE, entre ellos España. Por ello, dependiendo de qué país se provenga, se tendrán en España unos derechos u otros, en virtud de lo que establezcan los Tra-tados o las Leyes.

El segundo apartado se refi ere al derecho de acceder a la fun-ción pública, pero sobre todo al derecho a elegir a los repre-sentantes en las instituciones o a ser elegido representante en las mismas. En principio, sólo tienen estos derechos los españoles, pero este artículo 13 fue modifi cado para poder aplicar en España el Tratado de la ciudadanía europea, y el re-sultado es que si un extranjero pertenece a un país con el que España ha suscrito un Tratado al respecto, o así se le concede por las Leyes españolas, podrá participar en España, votando o siendo votado (derecho de sufragio activo y pasivo), en elecciones municipales. En este caso, sí existe reciprocidad en el país de procedencia de ese extranjero, de modo que un español también podrá presentarse en dicho país como can-didato en unas elecciones municipales o votar en ellas.

El tercer apartado trata de la extradición, concepto que se refi ere al traslado de un delincuente que se encuentre en España al país que lo persigue. Esto sólo se realizará si se ha concertado un Tratado de extradición con el país que reclama al delincuente, o si lo dispone una Ley, y siempre que haya reciprocidad con ese país; es decir, que si un de-lincuente perseguido por España se encuentra en ese otro país, éste también se lo entregaría a España (sirva de ejemplo el Tratado de extradición que España tiene con Francia). Una excepción importante es que aunque existan Tratados o Le-yes con reciprocidad, nunca se concederá la extradición de alguien a quien el otro país reclama por delitos políticos o ideológicos.

Y por último, el cuarto apartado se refi ere al derecho de asi-lo, que consiste en la posibilidad que tiene España de acoger a ciudadanos de otros países o apátridas (sin país que les dé nacionalidad), pero sin llegar a nacionalizarlos como españoles. Esto se hará sólo si una Ley lo permite.

1.3.2. Capítulo II. “Derechos y libertades”

La parte que se aborda seguidamente es, sin duda, la más im-portante de este tema. Se trata de los derechos fundamenta-les. Ya se vio anteriormente que la Constitución reconoce dos tipos de derechos, los fundamentales y los que no lo son. Ade-más, también contempla unos principios rectores de la política social y económica (localizados también en el Título I), que no son derechos, ni siquiera de los no fundamentales. Pues bien, los derechos fundamentales y los no fundamentales reconoci-dos en la Constitución están recogidos en el Capítulo II (“De-rechos y libertades”) del Título I.

Se inaugura este capítulo con el art. 14, dedicado al derecho a la igualdad, que no está encuadrado en ninguna sección y que, por tanto, tampoco puede califi carse como derecho fun-damental.

Artículo 14.

“Los españoles son iguales ante la Ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, reli-gión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social”.

De modo que sólo se reconoce la igualdad entre los españo-les. No debe conducir a error la referencia sobre la inexistencia de discriminación alguna por razón de raza, ya que se refi ere a razas, pero de españoles.

Los restantes artículos del Capítulo II se dividen en dos seccio-nes: • Sección I. “De los derechos fundamentales y de las liber-

tades públicas” (artículos 15 a 29). En ella se encuentran los derechos fundamentales.

• Sección II. “De los derechos y deberes de los ciudada-nos” (artículos 30 a 38). En ella se encuentran los derechos no fundamentales.

A. Capítulo II: Sección I (“De los derechos fundamentales y de las libertades públicas”)

Se inicia a continuación un repaso de los preceptos contenidos en la Sección I (“De los derechos fundamentales y de las li-bertades públicas”) del Capítulo II del Título I.

8

Oposiciones de EnfermeríaManual CTO

Artículo 15.

“Todos tienen derecho a la vida y a la integridad física y moral, sin que, en ningún caso, puedan ser sometidos a tortura ni a penas o tratos inhumanos o degradantes. Queda abolida la pena de muer-te, salvo lo que puedan disponer las Leyes penales militares para tiempos de guerra”.

Este derecho tan importante ha sido objeto de numerosas pre-guntas en el sentido siguiente: en la Constitución no está com-pletamente abolida la pena de muerte. Aunque literalmente se indique que queda abolida la pena de muerte, posteriormen-te se deja un resquicio para su implantación, una excepción: en tiempos de guerra, si así lo dispusieran las Leyes penales militares. En caso de tener que responder a una cuestión sobre qué requisitos se tienen que dar para que subsista la pena de muerte, ésta es la única opción correcta, no siéndolo respues-tas erróneas tales como “En caso de estado de sitio”, “Porque así lo establezcan Leyes Orgánicas” o similares.

En cambio, tortura, penas o tratos inhumanos o degradan-tes no se pueden dar en ningún caso (para estos comporta-mientos no existe la excepción mencionada en el supuesto de la pena de muerte -en tiempos de guerra, porque así lo esta-blecieran Leyes penales militares-). Así se expresa el precepto constitucional, aunque pueda parecer contradictorio que tor-turas, penas o tratos inhumanos o degradantes se encuentren plena y completamente abolidos, mientras que la pena de muerte se pueda instaurar en determinadas circunstancias.

Artículo 16.

“1. Se garantiza la libertad ideológica, religiosa y de culto de los individuos y las comunidades sin más limitación, en sus mani-festaciones, que la necesaria para el mantenimiento del orden público protegido por la Ley.

2. Nadie podrá ser obligado a declarar sobre su ideología, reli-gión o creencias.

3. Ninguna confesión tendrá carácter estatal. Los poderes públi-cos tendrán en cuenta las creencias religiosas de la sociedad española y mantendrán las consiguientes relaciones de coo-peración con la Iglesia Católica y las demás confesiones”.

Del primer apartado es importante tener claro que la libertad ideológica, religiosa y de culto no tiene límite alguno. El man-tenimiento del orden público protegido por la Ley es el límite a las manifestaciones de esa libertad (por ejemplo, las procesio-nes o hacer rituales satánicos), pero a nadie se le pueden limitar las creencias o ideologías que forman parte de su fuero interno.

La no obligación a declarar sobre ideología, religión o creencias no admite excepciones (ni estando detenido, ni bajo tutela judicial, ni en estado de guerra o de sitio…).

Desde la promulgación de su vigente Constitución, España dejó de ser católica y pasó a ser aconfesional, ya que ninguna confesión tiene carácter estatal. Sin embargo, esto no signifi -ca que los poderes públicos no tengan en cuenta las creencias religiosas de la sociedad española y mantengan relaciones de cooperación con la Iglesia Católica y las demás confesiones, Así pues, sólo tienen en cuenta las creencias religiosas de la socie-dad española, no las de otros colectivos no españoles; pero sí se mantendrán relaciones de cooperación con todas las confe-siones, no sólo con la Iglesia Católica.

Artículo 17.

“1. Toda persona tiene derecho a la libertad y a la seguridad. Na-die puede ser privado de su libertad, sino con la observancia de lo establecido en este artículo y en los casos y en la forma previstos en la Ley.

2. La detención preventiva no podrá durar más del tiempo es-trictamente necesario para la realización de las averigua-ciones tendentes al esclarecimiento de los hechos, y, en todo caso, en el plazo máximo de setenta y dos horas, el detenido deberá ser puesto en libertad o a disposición de la autoridad judicial.

3. Toda persona detenida debe ser informada de forma inmedia-ta, y de modo que le sea comprensible, de sus derechos y de las razones de su detención, no pudiendo ser obligada a de-clarar. Se garantiza la asistencia de abogado al detenido en las diligencias policiales y judiciales, en los términos que la Ley establezca.

4. La Ley regulará un procedimiento de habeas corpus para pro-ducir la inmediata puesta a disposición judicial de toda perso-na detenida ilegalmente. Asimismo, por la Ley se determinará el plazo máximo de duración de la prisión provisional”.

Es éste uno de los artículos que con mayor frecuencia se pregunta. En él se reconoce el derecho a la libertad y se-guridad, así como importantes derechos que asisten al detenido. Este precepto hay que compararlo con el art. 24. El art. 17 regula acerca de la situación de la persona que ha sido detenida por agentes de la autoridad, pero a la que aún no se acusa de nada; precisamente se la detiene para realizar averiguaciones tendentes al esclarecimiento de los hechos y para que, una vez que se hayan efectuado aquéllas por los agentes de la autoridad, pueda determinarse si el detenido pasa a disposición judicial por haberse encontrado indicios sobre los que fundamentar una acusación, o queda en liber-tad por no haberse encontrado en el tiempo máximo que una persona puede estar detenida (72 horas). En cambio, en el art. 24, el detenido ya no es tal: se encuentra bajo tutela judicial, ha pasado a ser un acusado o imputado (al haberse encontrado indicios de su culpabilidad) y está a la espera de que se resuelva sobre su culpabilidad o inocencia en una fu-tura sentencia.

9

| Tema 1

Sobre el segundo párrafo de este artículo hay determinadas preguntas recurrentes, que giran sobre: • El plazo que debe estar detenida a una persona. La respues-

ta no puede ser otra que el tiempo estrictamente necesario para realizar las averiguaciones tendentes al esclarecimien-to de los hechos. Una persona no ha de estar detenida el máximo de 72 horas si ya se han efectuado las averigua-ciones para esclarecer los hechos o, incluso, éstos ya se han esclarecido, y por tanto se puede fundamentar su libertad o traspaso a disposición judicial.

• El plazo durante el cual puede estar detenida una perso-na. La respuesta en este casó sí sería 72 horas; transcurri-do este plazo, ya no se puede estar detenida más tiempo, aunque los agentes de la autoridad no hayan hecho todas las averiguaciones necesarias para esclarecer los hechos. Con los datos conseguidos en esas 72 horas, deberán va-lorar si la persona queda en libertad o pasa a disposición judicial.

En el tercer apartado, se relatan una serie de derechos de la persona detenida, como ser informada de forma inmediata y que le sea comprensible; de sus derechos, y de las razo-nes de su detención. Este mismo derecho lo tiene el acusado en el art. 24, pero a éste se le informaría de las razones de la acusación.

Al detenido no se le puede obligar a declarar sobre ninguna materia; al acusado, en el art. 24, sí, salvo a declarar contra sí mismo o confesarse culpable.

También se reconoce al detenido el derecho a la asistencia de abogado en las diligencias policiales y judiciales, mien-tras que el acusado tiene derecho a la asistencia y defensa de letrado (que es igual que el abogado, pero con toga). Nótese que el abogado sólo asiste al detenido, pues todavía no se le acusa de nada; mientras que el letrado asiste al acusado pero también le defi ende, en tanto que ya existe una acusación en su contra.

El cuarto párrafo se refi ere al procedimiento de hábeas corpus, que es el medio para que una persona detenida pueda pasar de forma temporal a disposición judicial para que el juez valore su situación de detención y la mantenga o la modifi que. Esa persona, aunque esté a disposición judicial, sigue teniendo el califi cativo de “detenido”.

Por último, hay que comentar que el plazo máximo de prisión provisional lo determina la Ley, no teniendo nada que ver con el plazo máximo de detención (72 horas). La prisión provisional es la situación de privación de libertad en la que se encuentra un acusado que está esperando ser juzgado y para el que, al haber riesgo de fuga, el juez ha acordado dicha prisión provi-sional que asegura su presencia en el procedimiento.

Artículo 18.

“1. Se garantiza el derecho al honor, a la intimidad personal y fa-miliar y a la propia imagen.

2. El domicilio es inviolable. Ninguna entrada o registro podrá hacerse en el sin consentimiento del titular o resolución judi-cial, salvo en caso de fl agrante delito.

3. Se garantiza el secreto de las comunicaciones y, en especial, de las postales, telegráfi cas y telefónicas, salvo resolución ju-dicial.

4. La Ley limitará el uso de la informática para garantizar el ho-nor y la intimidad personal y familiar de los ciudadanos y el pleno ejercicio de sus derechos”.

Del primer apartado de este artículo (que también se ha utili-zado para formular preguntas en múltiples exámenes), hay que saber de forma precisa qué se garantiza: el derecho al honor, a la intimidad personal y familiar y a la propia imagen.

El segundo apartado se refi ere a una estancia donde se ejerce el derecho a la intimidad y, por tanto, se puede vulnerar tal de-recho si no se cumplen las condiciones señaladas para entrar en él: el domicilio de las personas. Pues bien, el domicilio es inviolable. A quienes no habiten en él, sólo se les permite la entrada (con o sin registro) con consentimiento del titular (del titular del concepto de domicilio, es decir, de quién lo habi-ta; no del titular del bien patrimonial), con orden judicial o en caso de fl agrante delito (aquél que se está cometiendo en ese mismo momento y que exige una intervención inmediata para su cese). Estas condiciones no son acumulativas: sólo ha de dar-se una de ellas para realizar la entrada y/o registro sin vulnerar el derecho a la intimidad protegido en el domicilio.

Pero el derecho a la intimidad también se puede ejercer a tra-vés de las comunicaciones; por eso, en el tercer apartado, se garantiza el secreto de todas las comunicaciones, aunque especialmente de las postales, telegráfi cas y telefónicas. Si en un examen se preguntara “¿De qué comunicaciones garanti-za la Constitución su secreto?”. La respuesta sería “De todas”. Para contestar “De las postales, telegráfi cas y telefónicas”, la pregunta formulada habría de ser: “¿De qué comunicaciones garantiza es-pecialmente la Constitución su secreto? No obstante, sin supo-ner una vulneración de este derecho fundamental, las comu-nicaciones también se podrían intervenir por resolución judicial (medio que se utiliza frecuentemente en la investiga-ción de delitos). Adviértase que en este caso no se pueden in-troducir como excepciones para el secreto de comunicaciones el consentimiento del titular ni el fl agrante delito, aplicables sólo a la inviolabilidad del domicilio, con el cual sí coincide en la excepción de la resolución judicial (no tendría sentido solicitar el consentimiento a alguien para “pincharle” el teléfono, ni hay ningún delito que se pueda evitar cuando se está cometiendo sólo escuchando lo que está aconteciendo).

10

Oposiciones de EnfermeríaManual CTO

Finalmente, el cuarto apartado dispone que el uso de la in-formática se limitará por Ley para garantizar el honor, la intimidad personal y familiar de los ciudadanos y el pleno ejercicio de sus derechos. Obsérvese que no se contempla el derecho a la imagen, por lo que el derecho a la propia imagen no se garantiza limitando el uso de la informática.

Artículo 19.

“Los españoles tienen derecho a elegir libremente su residencia y a circular por el territorio nacional.

Asimismo, tienen derecho a entrar y salir libremente de España en los términos que la Ley establezca. Este derecho no podrá ser limi-tado por motivos políticos o ideológicos”.

Lo primero que llama la atención de este artículo es que los de-rechos amparados en sus dos apartados se reservan a los espa-ñoles. El derecho a elegir libremente su residencia y circular por el territorio nacional no está limitado en este precepto (aunque luego se verá que sí se puede suspender en situacio-nes de estado de sitio o excepción). En cambio, entrar y salir libremente de España sí tiene límites: no se detallan cuáles serían, pero sí los que no podrían ser (motivos políticos o ideo-lógicos). Así que, al margen de éstos, la Constitución permite limitar el derecho de entrada y salida de España (por ejemplo, por razones de salud pública, si un español quisiera entrar en el país con una enfermedad contagiosa).

Artículo 20.

“1. Se reconocen y protegen los derechos:a) A expresar y difundir libremente los pensamientos, ideas y

opiniones mediante la palabra, el escrito o cualquier otro medio de reproducción.

b) A la producción y creación literaria, artística, científi ca y técnica.

c) A la libertad de cátedra.d) A comunicar o recibir libremente información veraz por

cualquier medio de difusión. La Ley regulará el derecho a la cláusula de conciencia y al secreto profesional en el ejercicio de estas libertades.

2. El ejercicio de estos derechos no puede restringirse mediante ningún tipo de censura previa.

3. La Ley regulará la organización y el control parlamentario de los medios de comunicación social dependientes del Estado o de cualquier ente público y garantizará el acceso a dichos medios de los grupos sociales y políticos signifi cativos, respe-tando el pluralismo de la sociedad y de las diversas lenguas de España.

4. Estas libertades tienen su límite en el respeto a los derechos reconocidos en este Título, en los preceptos de las Leyes que lo

desarrollan y, especialmente, en el derecho al honor, a la inti-midad, a la propia imagen y a la protección de la juventud y de la infancia.

5. Solo podrá acordarse el secuestro de publicaciones, graba-ciones y otros medios de información en virtud de resolución judicial”.

Se trata del derecho más extensamente desarrollado, y básica-mente se refi ere al derecho a la libertad de expresión en sus múltiples facetas: de opiniones y pensamientos; de producción literaria, artística, etc.; de libertad de cátedra (que sólo tendrán los catedráticos universitarios); de comunicación o recepción de información veraz. Si la persona de la que se pretende ob-tener información se acoge al secreto profesional (supuesto de los profesionales sanitarios) o cláusula de conciencia, se pierde el derecho a obtener la información que se pretende: los de-rechos de secreto profesional o cláusula de conciencia priman sobre el de obtención de información. Las personas que se pueden acoger a secreto profesional o cláusula de conciencia se determinan por Ley (por ejemplo, la Ley de Autonomía del Paciente).

Hay que destacar que, según el apartado cuarto, todos estos derechos relacionados con el derecho a la libertad de expre-sión tienen su límite en el respeto a todos los derechos reco-nocidos en la Constitución y, especialmente, en el derecho al honor, a la intimidad, a la propia imagen y a la protección de la juventud y de la infancia. Dos observaciones prácticas sobre posibles preguntas al respecto: • Si la pregunta es “¿Qué derechos limitan los derechos de liber-

tad de expresión?”, la respuesta debe ser “Todos los derechos del Título I” (parte de la Constitución donde se defi nen to-dos los derechos existentes).

• Si la pregunta es “¿Qué derechos limitan especialmente los derechos de libertad de expresión?”, entonces la respuesta sería “El derecho al honor, a la intimidad, a la imagen y a la protección de la juventud y de la infancia”.

Por otro lado, la censura previa en España está completa-mente prohibida, sin excepciones (ni siquiera porque lo dis-ponga un juez).

El apartado tercero de este artículo habla de los medios de co-municación social dependientes del Estado o de cualquier ente público, cuya regulación se hará por Ley que serán controla-dos por los Parlamentos (Cortes o Asambleas autonómicas). Se garantizará el acceso a estos medios de los grupos sociales y políticos signifi cativos.

Aunque la censura previa está prohibida sin excepciones, el último apartado indica que las publicaciones, grabaciones y otros medios de información sí se pueden secuestrar, e impedir así su difusión, porque así lo acuerde un juez (por

11

| Tema 1

ejemplo: cuando un programa va a vulnerar la intimidad de un personaje famoso, una resolución judicial puede prohibir su emisión).

Artículo 21.

“1. Se reconoce el derecho de reunión pacífi ca y sin armas. El ejer-cicio de este derecho no necesitará autorización previa.

2. En los casos de reuniones en lugares de tránsito público y ma-nifestaciones se dará comunicación previa a la autoridad, que solo podrá prohibirlas cuando existan razones fundadas de al-teración del orden público, con peligro para personas o bienes”.

En lo primero que incide este artículo es en que sólo se re-conoce el derecho de reunión si es pacífi camente y sin armas. Cualquier reunión que incumpla estos dos requisitos es inconstitucional y no estaría comprendida en el marco de este derecho fundamental. Los requisitos son acumulativos; es decir, se tienen que dar ambos. Por otro lado, ha sido objeto de preguntas de examen el hecho de que estas reuniones re-conocidas en la Constitución no necesitan en ningún caso au-torización, ni siquiera si se dan las circunstancias del apartado segundo, es decir, reuniones en lugares de tránsito público y manifestaciones, que será necesario comunicar a la autoridad, pero que no necesitan su autorización, sólo que no se prohíba realizarlas por motivos de alteración del orden público, con pe-ligro para personas o bienes. Una reunión en sitio público no hace falta comunicarla a la autoridad y, por tanto, es imposible que sea prohibida. Para que sea obligatorio comunicarla a la autoridad, la reunión se debe dar en zona de tránsito público o ser una manifestación, es decir, en una vía pública donde pue-da impedirse el tránsito de los demás (por ejemplo, no haría falta comunicar a la autoridad una reunión de boy scouts en el monte). Y, por otro lado, en este artículo tampoco se dice que si existen razones fundadas de alteración del orden público, con peligro para personas o bienes, se deban prohibir por la autoridad en todo caso; sólo le da a la autoridad la posibilidad de prohibirlas, pero también puede no hacerlo y que se reali-cen (piénsese en el caso de las celebraciones de las afi ciones de equipos en determinados lugares tras la consecución de un triunfo).

Artículo 22.

“1. Se reconoce el derecho de asociación.2. Las asociaciones que persigan fi nes o utilicen medios tipifi ca-

dos como delito son ilegales.3. Las asociaciones constituidas al amparo de este artículo debe-

rán inscribirse en un registro a los solos efectos de publicidad.4. Las asociaciones solo podrán ser disueltas o suspendidas en

sus actividades en virtud de resolución judicial motivada.5. Se prohíben las asociaciones secretas y las de carácter parami-

litar”.

Cuando en exámenes de oposición se ha preguntado sobre este derecho, las cuestiones siempre se han enfocado en tor-no al matiz de “ilegales” o “prohibidas” de las asociaciones. Pues bien, ha de quedar claro que son ilegales las asocia-ciones que persigan fi nes o utilicen medios tipifi cados como delito, mientras que son asociaciones prohibidas las secretas y las de carácter paramilitar. Por tanto, una asociación paramilitar no sería ilegal, sino que estaría pro-hibida; una asociación delictiva sería ilegal, pero no estaría prohibida.

Por otro lado, es clara la obligación de toda asociación de inscribirse en un registro. Pero, aunque sea obligatorio, no es un requisito para su constitución, sino sólo para su publicidad (es decir, para que todo el mundo pueda saber de su existencia). Posiblemente, de no inscribirse en este re-gistro, esa asociación se califi caría como “secreta” y estaría prohibida.

Al igual que sucede con otros derechos constitucionales, las asociaciones podrán ser disueltas o suspendidas si así lo dictamina un juez.

Artículo 23.

“1. Los ciudadanos tienen el derecho a participar en los asuntos públicos directamente o por medio de representantes, libre-mente elegidos en elecciones periódicas por sufragio universal.

2. Asimismo, tienen derecho a acceder en condiciones de igual-dad a las funciones y cargos públicos, con los requisitos que señalen las Leyes”.

Este derecho ya se revisó al estudiar el art. 13.2 (“Solamente los españoles serán titulares de los derechos reconocidos en el artícu-lo 23, salvo lo que, atendiendo a criterios de reciprocidad, pueda establecerse por Tratado o Ley para el derecho de sufragio activo y pasivo en las elecciones municipales”). Por tanto, aunque aquí no se exprese, sólo los españoles gozarían del derecho de par-ticipar en elecciones (votando o siendo votados) o del derecho de acceder a la función pública. Con la salvedad, ya vista, de las elecciones municipales (en las que por Tratado o Ley, y con reciprocidad, se puede conceder a extranjero el derecho de su-fragio activo y pasivo).

Es importante recalcar que son las Leyes, y no la Constitución, las que señalan los requisitos para acceder a las funciones y car-gos públicos. Y la forma en que se tiene derecho a acceder a la función pública es en condiciones de igualdad.

Artículo 24.

“1. Todas las personas tienen derecho a obtener la tutela efecti-va de los jueces y tribunales en el ejercicio de sus derechos e

12

Oposiciones de EnfermeríaManual CTO

intereses legítimos, sin que, en ningún caso, pueda producirse indefensión.

2. Asimismo, todos tienen derecho al Juez ordinario predetermi-nado por la Ley, a la defensa y a la asistencia de letrado, a ser informados de la acusación formulada contra ellos, a un pro-ceso público sin dilaciones indebidas y con todas las garan-tías, a utilizar los medios de prueba pertinentes para su defen-sa, a no declarar contra sí mismos, a no confesarse culpables y a la presunción de inocencia.

La Ley regulará los casos en que, por razón de parentesco o de se-creto profesional, no se estará obligado a declarar sobre hechos presuntamente delictivos”.

Este artículo hay que analizarlo desde dos puntos de vista. El primer apartado se refi ere al derecho a obtener tutela judi-cial, es decir, protección. ¿De quién? De jueces y tribunales. ¿Para qué se puede obtener su tutela? Para defender los de-rechos e intereses legítimos, para que no se produzca la in-defensión de la que se habla en este apartado. Esto signifi ca que si una persona ve vulnerado alguno de sus derechos o in-tereses legítimos, puede acudir a denunciarlo ante los jueces o tribunales para que lo impidan y le restablezcan ese derecho. Se trata de una garantía para todos los derechos reconocidos en la Constitución, ya que un derecho no tendría efectividad si sus vulneraciones no pudieran ser reclamadas ante jueces o tribunales.

El otro punto de vista, refl ejado en el párrafo segundo, se refi ere a los derechos que tiene una persona que se encuentra in-cursa en un procedimiento judicial como acusado, situación que ya fue comparada con la del detenido del art. 17. Así, los derechos del acusado son: • Que el juez que dirija su situación esté predeterminado por

la Ley, lo que garantiza su objetividad e imparcialidad. • Que se le informe de la acusación. • Que el proceso sea público y sin dilaciones indebidas (sí

pueden producirse dilaciones o retrasos, mientras no sean indebidos).

• Presentar pruebas para defenderse. • No declarar contra sí mismo. • No confesarse culpable. • Presunción de inocencia.

Procede efectuar una serie de interesantes y prácticas precisio-nes para distinguir los derechos del detenido y del acusado: • El derecho a la presunción de inocencia sólo lo tienen los

acusados, no los detenidos del art. 17, ya que al detenido no se le acusa aún de nada (no hay, pues, que presumirle inocente de nada en concreto).

• Asimismo, e igualmente, el detenido no tiene el derecho de presentar pruebas para su defensa, porque no tiene que defenderse todavía de ninguna acusación.

• Los detenidos tampoco tienen derecho a un proceso públi-co, porque para que se abra un proceso judicial tiene que haber un acusado, no sólo un detenido.

• El detenido tiene derecho a no declarar, sea lo que sea; sin embargo, el acusado sí debe declarar, salvo que sea en con-tra de sí mismo o para confesarse culpable.

• El abogado asiste al detenido (no le tiene que defender de ninguna acusación todavía), mientras que a un acusado su letrado le asiste y le defi ende de la acusación formulada en su contra.

Es fundamental tener siempre presentes tales precisiones, pues es fácil confundir los derechos que tiene el detenido en el art. 17 con los del acusado en el art. 24. La clave radica en entender que a una persona detenida aún no se la ha acusado de nada, pues todavía no se han encontrado sufi cientes datos para ello. De he-cho, se la detiene para poder realizar las averiguaciones condu-centes al esclarecimiento de los hechos y, una vez esclarecidos, dejarla en libertad o ponerla a disposición judicial e iniciar, ya sí, un proceso judicial (el “detenido” del art. 17 pasaría entonces a ser objeto del art. 24, como “acusado”).

Por último, este artículo se refi ere a la obligación de todos a declarar sobre hechos delictivos de los que se tenga cono-cimiento. Pueden excusarse determinadas personas por razón de secreto profesional (por ejemplo, como los letrados) o re-lación de parentesco con el acusado (por ejemplo, su madre). Los profesionales sanitarios sí están obligados a declarar sobre hechos delictivos de los que tengan conocimiento en el ejercicio de sus funciones, si un juez estima necesaria tal declaración; es más, tienen la obligación de denunciar esos hechos delictivos (violaciones, maltrato a niños, violencia de género ) de los que tengan conocimiento por el ejercicio de las funciones de profesional sanitario.

Artículo 25.

“1. Nadie puede ser condenado o sancionado por acciones u omi-siones que en el momento de producirse no constituyan delito, falta o infracción administrativa, según la legislación vigente en aquel momento.

2. Las penas privativas de libertad y las medidas de seguridad estarán orientadas hacia la reeducación y reinserción social y no podrán consistir en trabajos forzados. El condenado a pena de prisión que estuviere cumpliendo la misma gozará de los derechos fundamentales de este Capítulo, a excepción de los que se vean expresamente limitados por el contenido del fallo condenatorio, el sentido de la pena y la Ley penitenciaria. En todo caso, tendrá derecho a un trabajo remunerado y a los be-nefi cios correspondientes de la Seguridad Social, así como al acceso a la cultura y al desarrollo integral de su personalidad.

3. La Administración civil no podrá imponer sanciones que, di-recta o subsidiariamente, impliquen privación de libertad”.

13

| Tema 1

El primer apartado se refi ere al principio de legalidad que se regula en el art. 9.3. Signifi ca que antes son las Leyes que regu-lan los actos, que los actos a las Leyes que los regulan. Es decir, se estaría en situación de indefensión si no se sabe con antela-ción la consecuencia de los actos, y, por consiguiente, no se po-dría valorar si hacerlos o no. Por ejemplo: se aparca el coche en una zona donde no está regulada ningún tipo de multa (como consecuencia, y precisamente por eso, se decide efectuar el estacionamiento); después de producirse el aparcamiento, la Administración regula una multa para estacionar en ese lugar, produciéndose la subsiguiente indefensión del ciudadano.

El importante apartado segundo de este artículo es susceptible de preguntas muy típicas. Así por ejemplo, “¿hacia qué estarán orientadas las penas privativas de libertad y las medidas de seguri-dad?”. Hay que tener muy claro que la respuesta correcta y exac-ta es hacia la reeducación y reinserción social, debiendo ser rechazada cualquier opción que no sea la susodicha (hacía la re-socialización, la recuperación, etc.). De otra parte, en España las penas no podrán consistir ya en trabajos forzados. No obstante, el preso que quiera voluntariamente trabajar, tiene derecho a hacerlo, remunerado y con los benefi cios de la Seguridad So-cial. Respecto a los derechos de los presos, tienen todos los fun-damentales menos los que se les haya limitado en la sentencia (libertad, ejercicio de la profesión, derechos políticos, elegir resi-dencia, etc.), por el sentido de la pena y por la Ley penitenciaria.

Es curioso que los presos tienen reconocido también el acce-so a la cultura como un derecho fundamental, mientras que para las personas que no estén cumpliendo prisión el acceso a la cultura está reconocido en el art. 44 como un mero principio rector de la política social y económica.

Respecto al tercer apartado, sólo jueces y tribunales pueden imponer sanciones que impliquen privación de libertad. Es imposible que una Administración (por ejemplo, un Ayunta-miento) imponga penas de prisión (por no pagar una multa o no haber pedido una licencia).

Artículo 26.

“Se prohíben los Tribunales de Honor en el ámbito de la Adminis-tración Civil y de las organizaciones profesionales”.

Un Tribunal de Honor es el autorizado dentro de ciertos cuer-pos o colectividades para juzgar la conducta deshonrosa, aun-que no delictiva, de alguno de sus miembros, y para valorar la dignidad de esa persona para seguir perteneciendo al cuerpo o profesión del que forma parte. Si se preguntara si están pro-hibidos los Tribunales de Honor en la Constitución, la única respuesta posible es no. Sólo se prohíben en el ámbito de la Administración Civil y de las organizaciones profesionales, por lo que subsisten en ámbitos distintos a éstos.

Artículo 27.

“1. Todos tienen el derecho a la educación. Se reconoce la libertad de enseñanza.

2. La educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la perso-nalidad humana en el respeto a los principios democráticos de convivencia y a los derechos y libertades fundamentales.

3. Los poderes públicos garantizan el derecho que asiste a los pa-dres para que sus hijos reciban la formación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones.

4. La enseñanza básica es obligatoria y gratuita.5. Los poderes públicos garantizan el derecho de todos a la edu-

cación, mediante una programación general de la enseñanza, con participación efectiva de todos los sectores afectados y la creación de centros docentes.

6. Se reconoce a las personas físicas y jurídicas la libertad de creación de centros docentes, dentro del respeto a los princi-pios constitucionales.

7. Los profesores, los padres y, en su caso, los alumnos interven-drán en el control y gestión de todos los centros sostenidos por la Administración con fondos públicos, en los términos que la Ley establezca.

8. Los poderes públicos inspeccionarán y homologarán el siste-ma educativo para garantizar el cumplimiento de las Leyes.

9. Los poderes públicos ayudarán a los centros docentes que reúnan los requisitos que la Ley establezca.

10. Se reconoce la autonomía de las Universidades en los térmi-nos que la Ley establezca”.

En primer lugar, hay que señalar que el apartado primero hace referencia a dos tipos distintos de derechos: el de educación y el de la libertad de enseñanza. Es un artículo muy extenso, en el que cabría resaltar (pues ha sido objeto de pregunta en muchas ocasiones) es el apartado cuarto, en el que se señala que la enseñanza básica es obligatoria y gratuita. Y sobre tal afi rmación se ha preguntado desde distintos ángulos: “¿Qué enseñanza es obligatoria?” (la básica), “¿Qué enseñanza es gra-tuita?” (la básica u obligatoria), “¿Cómo es la enseñanza básica?” (obligatoria y gratuita). No se especifi ca qué es la enseñanza básica, esto ya lo determinan las Leyes que desarrollen este ar-tículo (por eso, hay épocas en las que la enseñanza básica es hasta los 13 años; otras, hasta los 16, etcétera).

En este artículo aparece el derecho a la autonomía de las Universidades, formando parte, por tanto, del derecho funda-mental de educación. Recuérdese que, sin embargo, el derecho a la libertad de cátedra forma parte del derecho a la libertad de expresión del art. 20.

Artículo 28.

“1. Todos tienen derecho a sindicarse libremente. La Ley podrá li-mitar o exceptuar el ejercicio de este derecho a las Fuerzas o

14

Oposiciones de EnfermeríaManual CTO

Institutos armados o a los demás Cuerpos sometidos a disci-plina militar y regulará las peculiaridades de su ejercicio para los funcionarios públicos. La libertad sindical comprende el derecho a fundar sindicatos y a afi liarse al de su elección, así como el derecho de los sindicatos a formar confederaciones y a fundar organizaciones sindicales internacionales o afi liarse a las mismas. Nadie podrá ser obligado a afi liarse a un sindicato.

2. Se reconoce el derecho a la huelga de los trabajadores para la defensa de sus intereses. La Ley que regule el ejercicio de este derecho establecerá las garantías precisas para asegurar el mantenimiento de los servicios esenciales de la comunidad”.

En este artículo se reconocen el derecho de sindicación (en el apartado primero) y el derecho de huelga (en el segundo).

En cuanto al derecho de sindicación, la Constitución se lo reconoce a todos, pero deja abierta la puerta para que la Ley pueda limitar o exceptuar este derecho a las Fuerzas Armadas o a los demás Cuerpos sometidos a disciplina militar (Guardia Ci-vil). Ahora bien, si se pregunta a quién exceptúa la Constitución el derecho a la libertad de sindicación, la respuesta debe ser a nadie, ya que el texto constitucional remite las posibles excep-ciones a este derecho fundamental a la Ley. La Constitución, en principio, se lo reconoce a “todos”; respecto a los funcionarios, ni siquiera reconoce forma alguna de exceptuarles este dere-cho, pero sí indica que tendrán “peculiaridades” (diferencias) en el ejercicio de su derecho de sindicación, que igualmente será regulado por las Leyes. Por otro lado, se reconoce a todo el mundo el derecho de afi liarse al sindicato de su elección, o a fundar un sindicato nuevo. Si se trata de formar confe-deraciones, fundar organizaciones sindicales internacionales o afi liarse a ellas, este derecho ya sólo lo tendrían los propios sindicatos, no las personas.

El apartado segundo habla del derecho de huelga, que sólo podrá poseer quien sea trabajador y que únicamente le servirá a éste para la defensa de sus intereses como traba-jador. Así pues, para hacer huelga es necesario ser trabajador, pero en este caso la condición no es derecho fundamental, ya que el derecho al trabajo se encuentra regulado en el art. 35 (en la Sección II de este Título) y, por tanto, fuera ya de los que se consideran derechos fundamentales. Es decir, la huelga es un derecho fundamental; para ejercerlo, es condición ser traba-jador; pero trabajar no es un derecho fundamental. El derecho de huelga tiene un claro límite: el mantenimiento de los ser-vicios esenciales (atención, no de los servicios mínimos) para la comunidad.

Artículo 29.

“1. Todos los españoles tendrán el derecho de petición individual y colectiva por escrito, en la forma y con los efectos que deter-mine la Ley.

2. Los miembros de las Fuerzas o Institutos armados o de los Cuerpos sometidos a disciplina militar podrán ejercer este de-recho sólo individualmente y con arreglo a lo dispuesto en su legislación específi ca”.

Se entra así en el último de los derechos fundamentales, el de-recho de petición. En este artículo no se señala a quién; será el art. 77 el que lo aclare: a la Administración y a las Cortes. Como ocurre con otros, es un derecho sólo para españoles y pue-de ejercerse de forma individual o colectiva, pero siempre por escrito. En ocasiones se ha preguntado si los miembros de las Fuerzas Armadas tienen derecho de petición; sí lo tienen, e igualmente por escrito, pero sólo de forma individual, nunca colectiva.

B. Capítulo II: Sección II (“De los derechos y deberes de los ciudadanos”)

Se inicia ahora el estudio de los artículos 30 a 38, que, como ya se vio, conforman la Sección II (“De los derechos y deberes de los ciudadanos” del Capítulo II del Título I, y que se cen-tran en los derechos no fundamentales. Estos derechos y debe-res de los ciudadanos, derechos no fundamentales, son, sirva la expresión, tan constitucionales como los anteriores, pero no se pueden clasifi car como “fundamentales”. Puede llamar la aten-ción que, en la vida cotidiana del individuo, resulten incluso más importantes que los fundamentales (derecho al trabajo, a la propiedad privada, a un sistema tributario justo…). Esto es así porque lo que califi ca como fundamental a un derecho es el lugar que ocupe en la Constitución, no su importancia sustanti-va; y, por tanto, todo lo que quede fuera de la Sección I de este Título deja de ser derecho fundamental.

Artículo 30.

“1. Los españoles tienen el derecho y el deber de defender a Espa-ña.

2. La Ley fi jará las obligaciones militares de los españoles y regu-lará, con las debidas garantías, la objeción de conciencia, así como las demás causas de exención del servicio militar obli-gatorio, pudiendo imponer, en su caso, una prestación social sustitutoria.

3. Podrá establecerse un servicio civil para el cumplimiento de fi nes de interés general.

4. Mediante Ley podrán regularse los deberes de los ciudadanos en los casos de grave riesgo, catástrofe o calamidad pública”.

Es importante retener el siguiente concepto: defender a Es-paña constituye un derecho y un deber a la vez, y sólo lo tienen los españoles (hombres y mujeres). Cuáles sean espe-cífi camente las obligaciones militares de los españoles, ya será fi jado por Ley, que también establecerá las causas de exención del servicio militar obligatorio, incluida la objeción de concien-

15

| Tema 1

cia (que es una de esas causas). La Constitución no las regula, sino posibilita que existan causas por las que el español se exi-ma de sus obligaciones militares, añadiendo, además, que ello podrá suponer la imposición de una prestación social sustituto-ria. Como ya se advirtió al comienzo de este tema, efectuar un recorrido por la Constitución supone encontrarse con materias obsoletas. Tal es el caso del servicio militar obligatorio, al que claramente se refi ere este apartado, y que ya no forma parte de las obligaciones militares de los españoles; por tanto, tampoco existen ya las causas de exención ni las prestaciones sociales sustitutorias. Ahora bien, al no haber desaparecido de la Cons-titución, tales cuestiones son perfectamente susceptibles de motivar una pregunta.

Sí sigue existiendo la posibilidad de establecer un servicio civil a los ciudadanos (por ejemplo, prestación de transporte a los vecinos de un municipio de menos de 5.000 habitantes, limpieza de los edifi cios ofi ciales en municipios cuya población sea infe-rior, igualmente, a 5.000 habitantes, etc.). Pero siempre tiene que tener como objetivo el cumplimiento de fi nes de interés ge-neral, para convertirse, aunque sea de forma obligatoria, en una forma de incentivar que los ciudadanos se ayuden mutuamente.

Por último, hay que referirse a situaciones de catástrofes, grave riesgo o calamidad pública, en las que se podrá imponer a los ciudadanos deberes regulados por Ley (por ejemplo, trasladar heridos en vehículos particulares, donar mantas, alimentos, etc.). Por supuesto, a los que más deberes de este tipo se im-pondrá en estas situaciones es a los profesionales sanitarios (obligación de realizar horas extras si se encuentran en el pues-to de trabajo, ejercer su profesión en la medida de lo posible aunque la situación se produzca en periodos de descanso entre jornadas laborales…).

Adviértase la siguiente distinción: • Para la exención de obligaciones militares, los españoles

realizarían una prestación social sustitutoria. • Para el cumplimiento de fi nes de interés general, los ciuda-

danos realizarían servicios civiles obligatorios. • En situaciones de catástrofes, grave riesgo o calamidad pú-

blica, se impondrían deberes.

Artículo 31.

“1. Todos contribuirán al sostenimiento de los gastos públicos de acuerdo con su capacidad económica mediante un sistema tributario justo inspirado en los principios de igualdad y pro-gresividad que, en ningún caso, tendrá alcance confi scatorio.

2. El gasto público realizará una asignación equitativa de los re-cursos públicos y su programación y ejecución responderán a los criterios de efi ciencia y economía.

3. Sólo podrán establecerse prestaciones personales o patrimo-niales de carácter público con arreglo a la Ley”.

El primer apartado enuncia una serie de conceptos que hay que dejar bien consolidados: • Forma que tiene el Estado de recaudar ingresos: mediante

un sistema tributario justo. • Principio de igualdad (se recauda lo mismo sobre rentas

iguales). • Principio de progresividad (se recauda más cuanto mayo-

res sean las rentas). • Ausencia de carácter confi scatorio (confi scar es privar de

un bien a alguien sin ningún motivo de utilidad pública).

El segundo apartado se refi ere al gasto público, a cómo el Esta-do gastará lo recaudado en el primer apartado. Lo hará median-te una asignación equitativa de los recursos públicos (dando más a los que menos tengan), y su programación y ejecución responderán a los criterios de efi ciencia y economía (bus-cando la máxima efectividad con el mínimo gasto posible ).

En los exámenes se suelen intercambiar principios de ambos apartados, y ese trueque conceptual conduce a opciones erró-neas que asignan al gasto público los principios de igualdad y progresividad, al sistema tributario los de efi ciencia y econo-mía, o que califi can como justo el gasto público, etc. Es funda-mental, por tanto, conocer y recordar de forma exacta el signi-fi cado de cada principio y adjetivo (para asociarlos de forma razonada y correcta a ingresos o gastos).

Por último, el artículo garantiza que si se quieren incremen-tar los impuestos u obligar a realizar prestaciones personales (como las ya vistas en el art. 30.3 para el cumplimiento de fi nes de interés general), sólo se pueden establecer por Ley, y no por la decisión de una autoridad o de un Consejo de Gobierno (sal-vo que éste haya recibido delegaciones legislativas).

Artículo 32.

“1. El hombre y la mujer tienen derecho a contraer matrimonio con plena igualdad jurídica.

2. La Ley regulará las formas de matrimonio, la edad y capaci-dad para contraerlo, los derechos y deberes de los cónyuges, las causas de separación y disolución y sus efectos”.

El que se haga referencia al hombre y la mujer no signifi ca que tenga que ser entre ellos. Ésta es la interpretación que de este artículo se hizo para permitir el matrimonio entre personas del mismo sexo y no tener que modifi carlo.

No debe olvidarse que los cónyuges contraen matrimonio con plena igualdad jurídica, y no sólo patrimonial, penal, de obli-gaciones, etcétera.

Para los requisitos para contraer matrimonio, la separación y disolución, las formas de matrimonio permitidas en España, así

16

Oposiciones de EnfermeríaManual CTO

como para los derechos y deberes que tendrán los cónyuges en esa plena igualdad jurídica, la Constitución se remite a las Leyes que regularán tales aspectos.

Artículo 33.

“1. Se reconoce el derecho a la propiedad privada y a la herencia.2. La función social de estos derechos delimitará su contenido,

de acuerdo con las Leyes.3. Nadie podrá ser privado de sus bienes y derechos sino por cau-

sa justifi cada de utilidad pública o interés social, mediante la correspondiente indemnización y de conformidad con lo dis-puesto por las Leyes”.

En España, se puede ser propietario a través de las formas regu-ladas en el Código Civil, y también heredando bienes. Pero estos derechos están muy limitados, y aunque parezca increíble, ser propietario de un bien no permite hacer con él lo que se estime oportuno. El primer límite que se puede encontrar es la función social que cumple el bien. Así, no se podría construir un edifi cio con el estilo que se creyera oportuno en un casco histórico, ni tender ropa en los balcones por impedirlo las ordenanzas muni-cipales… Pero el ejemplo más claro son los impuestos que se pa-gan por ser propietarios de bienes o el Impuesto sobre Sucesio-nes. Según este artículo, se limitan los bienes propios o los que se hereden por la función social que éstos cumplen. Ahora bien, por muchos límites que se pongan a estos bienes por su función social, no se puede a privar de ellos a su propietario aunque éste se vea obligado a pagar numerosos impuestos.

Sin embargo, el tercer apartado sí permite privar por completo de la propiedad del bien, por causa justifi cada de utilidad pública o interés social. Son las llamadas expropiaciones (por ejemplo, de un olivar para construir una carretera, de una casa para edifi car un colegio...). La privación de la propiedad del bien requiere in-demnización para el propietario, pero éste no puede rechazar la expropiación por no estar de acuerdo con la indemnización.

Este derecho, cuya comprensión parece fácil, oculta diversas “trampas” en su contenido, que debe quedar lo sufi cientemen-te claro para no caer en ellas: • Por función social de un bien, su propietario puede sufrir

limitaciones, pero no verse privado del mismo. • Por interés social o por causa de utilidad pública, el propie-

tario del bien sí puede verse privado del mismo. • El derecho a una indemnización nace de la privación del bien. • La limitación al derecho a la propiedad o a la herencia por

función social no motiva indemnización alguna.

Artículo 34.

“1. Se reconoce el derecho de fundación para fi nes de interés ge-neral, con arreglo a la Ley.

2. Regirá también para las fundaciones lo dispuesto en los apar-tados 2 y 4 del artículo 22”.

De este derecho, tan breve, referido a las fundaciones, lo im-portante es que éstas cumplen fi nes de interés general (hay numerosas fundaciones creadas para fi nes sanitarios, para lu-char contra enfermedades…).

El segundo párrafo remite a dos apartados del derecho de aso-ciación para que sean aplicados también en las fundaciones; así, las fundaciones que persigan fi nes o utilicen medios tipi-fi cados como delito son ilegales, y sólo podrán ser disueltas o suspendidas en sus actividades en virtud de resolución judicial motivada.

Artículo 35.

“1. Todos los españoles tienen el deber de trabajar y el derecho al trabajo, a la libre elección de profesión u ofi cio, a la promoción a través del trabajo y a una remuneración sufi ciente para sa-tisfacer sus necesidades y las de su familia, sin que en ningún caso pueda hacerse discriminación por razón de sexo.

2. La Ley regulará un Estatuto de los Trabajadores”.

Este artículo, referido sólo a los españoles, reconoce el deber de trabajar y el derecho al trabajo, y luego una serie de de-rechos que son condiciones obligatorias como derechos del trabajador. Pero no todas las condiciones de trabajo están in-cluidas en el derecho al trabajo de este precepto. Hay otras, no menos importantes, recogidas en el art. 40.2 y que, por tanto, son principios rectores de la política social y económica, sin obligación de cumplimiento salvo que fueran desarrolladas por Ley, como afortunadamente ha ocurrido con la formación y readaptación profesionales; la seguridad e higiene en el traba-jo; el descanso necesario; la limitación de la jornada laboral; las vacaciones periódicas retribuidas, y la promoción de centros adecuados.

Así que, dependiendo de la condición laboral por la que se pre-gunte, formará parte del derecho al trabajo del art. 35 o será un principio rector de la política social y económica del art. 40.

Por otro lado, también hay que fi jarse en que la única discri-minación que no puede realizarse según este artículo en las condiciones laborales entre trabajadores es la motivada por razón de sexo, sin incluir, paradójicamente, cualquier otro tipo de discriminaciones.

En el segundo apartado fi gura un dato que no debe olvidarse. Si se preguntara (como ya ha ocurrido), qué tipo de norma es el Estatuto de los Trabajadores, sólo hay una respuesta: es una Ley (y sólo puede haber uno en vigor, no varios de forma simultánea).

17

| Tema 1

Artículo 36.

“La Ley regulará las peculiaridades propias del régimen jurídico de los Colegios Profesionales y el ejercicio de las profesiones tituladas. La estructura interna y el funcionamiento de los Colegios deberán ser democráticos”.

Los Colegios Profesionales sólo se reconocen para profesiones tituladas (salvo excepciones como las que se verán en el tema de la Ley de Ordenación de Profesiones Sanitarias) y estarán regu-lados por Ley. Su estructura interna y funcionamiento serán de-mocráticos (como en el caso de sindicatos y partidos políticos).

Artículo 37.

“1. La Ley garantizará el derecho a la negociación colectiva labo-ral entre los representantes de los trabajadores y empresarios, así como la fuerza vinculante de los convenios.

2. Se reconoce el derecho de los trabajadores y empresarios a adoptar medidas de confl icto colectivo. La Ley que regule el ejercicio de este derecho, sin perjuicio de las limitaciones que pueda establecer, incluirá las garantías precisas para asegu-rar el funcionamiento de los servicios esenciales de la comu-nidad”.

Ambos apartados de este artículo han aparecido en muchas ocasiones como pregunta de examen. El primero se refi ere al derecho a negociar convenios colectivos para regular las condiciones de los trabajadores. Ahora bien, éstos no lo pue-den hacer directamente con los empresarios, sino que deben ser sus representantes los que negocien. Así que, quienes tie-nen derecho a la negociación colectiva son los representan-tes de los trabajadores y los empresarios (éstos sí pueden negociar personalmente, no necesariamente a través de sus representantes). Para garantizar su cumplimiento, se reconoce fuerza vinculante a estos convenios.

El apartado segundo se refi ere al derecho a adoptar medidas de confl icto colectivo, que pueden ser adoptadas tanto por los trabajadores como por los empresarios (no sólo por los tra-bajadores, como el derecho de huelga). Sirven como medida de presión a los trabajadores o al empresario para la defensa de los propios intereses, pero sin incumplir sus obligaciones la-borales o empresariales. Por ejemplo, una “huelga de celo” no sería “huelga”, ya que el trabajador está en su puesto de trabajo, sino una medida de confl icto colectivo. Al igual que el derecho de huelga, este derecho tiene como límite asegurar el funcio-namiento de los servicios esenciales para la comunidad.

Artículo 38.

“Se reconoce la libertad de empresa en el marco de la economía de mercado. Los poderes públicos garantizan y protegen su ejercicio y

la defensa de la productividad, de acuerdo con las exigencias de la economía general y, en su caso, de la planifi cación”.

Se trata del último derecho reconocido por la Constitución, la libertad de empresa. La primera frase de este artículo debe ser memorizada: se reconoce la libertad de empresa en el marco de la economía de mercado, pues cuando se ha pre-guntado sobre este precepto, se ha hecho de tal forma que era necesario recordar tal afi rmación como una “frase hecha”.

1.3.3. Capítulo III. “De los principios rectores de la política social y económica”

A continuación se estudia el Capítulo III (“De los principios rectores de la política social y económica”) del Título I, de vi-tal importancia ya que en él se encuentra regulado el derecho a la protección de la salud.

Los “derechos” regulados en este capítulo no son “derechos” propiamente dichos, aunque en el enunciado de algunos de ellos (como en el caso del mencionado de la protección de la salud) se refi eran a los mismos como “derechos”. Realmente, son simples pautas de conducta para los poderes públicos, que deberían aplicarlos para asegurar el bienestar de los ciudada-nos. Ahora bien, si su puesta en práctica les resulta imposible o difícil, dichos poderes públicos no estarían obligados a recono-cerlos y no se aplicarían (por ejemplo, derecho a vivienda dig-na, régimen de Seguridad Social, prestaciones por desempleo, sanidad pública…). Como no son “derechos”, no tienen la tute-la judicial que se concede a los derechos según el art. 24. Por tanto, nadie puede denunciar a la Administración por no tener vivienda digna, ni porque se aumente la edad de jubilación ni porque se establezca el copago farmacéutico.

Estos principios rectores pueden desarrollarse sólo por Ley. Res-pecto a esa parte desarrollada por Ley, los poderes públicos sí se comprometen con la ciudadanía a reconocerla y aplicarla; por ejemplo, la Ley General de Seguridad Social reconoce unas prestaciones sociales, la Ley General Sanitaria reconoce una sa-nidad pública y gratuita (pero sólo para las prestaciones bási-cas del catálogo del Sistema Nacional de Salud), etc. Por tanto, los principios rectores que se desarrollan por Ley sí vinculan a los poderes públicos y sí tendrían tutela judicial: se podría de-nunciar ante los jueces su incumplimiento (un hospital público podría ser denunciado por no atender un parto, pero no por negarse a realizar una liposucción, ya que esta última no está desarrollada por las Leyes). Así pues, gracias a las Leyes que pueden desarrollar estos principios rectores, éstos tendrían las garantías que tienen los derechos constitucionales (pero no por la Constitución, ya que si desapareciera el desarrollo legislativo, desaparecerían también las garantías). ¿Se podría privatizar la

18

Oposiciones de EnfermeríaManual CTO

sanidad? ¿Podrían desaparecer las pensiones? Claro que sí, sólo son principios rectores y únicamente se precisaría modifi car la vigente Ley reguladora del que se trate. Otro ejemplo: la cuantía de las becas para la investigación varía anualmente (unos años son mayores que otros) e incluso podrían llegar a no darse, ya que la investigación es otro de los principios rectores (que, al es-tar situados en el Capítulo III, dejan de ser derechos como tales y quedan a expensas de su desarrollo por Ley para ser aplicados y reconocidos por los poderes públicos y los jueces).

Se repasan seguidamente los artículos que contemplan dichos principios rectores, excepto los relacionados con la sanidad, que se examinarán en el último epígrafe de este tema.

Artículo 39.

“1. Los poderes públicos aseguran la protección social, económi-ca y jurídica de la familia.

2. Los poderes públicos aseguran, asimismo, la protección inte-gral de los hijos, iguales estos ante la Ley con independencia de su fi liación y de la madre, cualquiera que sea su estado civil. La Ley posibilitará la investigación de la paternidad.

3. Los padres deben prestar asistencia de todo orden a los hijos habidos dentro o fuera del matrimonio, durante su minoría de edad y en los demás casos en que legalmente proceda.

4. Los niños gozarán de la protección prevista en los acuerdos internacionales que velan por sus derechos”.

Artículo 40.

“1. Los poderes públicos promoverán las condiciones favorables para el progreso social y económico y para una distribución de la renta regional y personal más equitativa, en el marco de una política de estabilidad económica. De manera especial realizarán una política orientada al pleno empleo.

2. Asimismo, los poderes públicos fomentarán una política que garantice la formación y readaptación profesionales; velarán por la seguridad e higiene en el trabajo y garantizarán el des-canso necesario, mediante la limitación de la jornada laboral, las vacaciones periódicas retribuidas y la promoción de cen-tros adecuados”.

Este último apartado ya fue comentado al analizar el derecho al trabajo del art. 35, por lo que procede remitirse a lo dicho entonces.

Artículo 41.

“Los poderes públicos mantendrán un régimen público de Seguri-dad Social para todos los ciudadanos, que garantice la asistencia y prestaciones sociales sufi cientes ante situaciones de necesidad, especialmente en caso de desempleo. La asistencia y prestaciones complementarias serán libres”.

Según este artículo, ante la pregunta “¿Para qué sirve tener un régimen público de Seguridad Social?”, habría que responder que para garantizar la asistencia y prestaciones sociales su-fi cientes ante situaciones de necesidad. Es decir, cualquier situación de necesidad podría cubrirse mediante las pres-taciones sociales sufi cientes, no sólo el desempleo. Una respuesta que se ciñera exclusivamente al desempleo habría requerido la pregunta “¿Qué situación de necesidad se cubrirá especialmente por un régimen público de Seguridad Social?”.

No hay que confundir estas situaciones de necesidad con la de los ciudadanos durante la tercera edad, que tienen reconocido un sistema de pensiones en el principio rector del art. 50. Según este art.41, para cubrir situaciones de necesidad la Seguridad Social realiza prestaciones sociales, no pensiones (que se otor-garían, según ese art. 50, a los ciudadanos durante la tercera edad). Por tanto, es incorrecto decir que se cobran pensiones de orfandad, de viudedad o de incapacidad; no son pensiones sino prestaciones sociales para cubrir esas situaciones de necesidad.

Artículo 42.

“El Estado velará especialmente por la salvaguardia de los dere-chos económicos y sociales de los trabajadores españoles en el extranjero, y orientará su política hacia su retorno”.

Artículo 45.

“1. Todos tienen el derecho a disfrutar de un medio ambiente ade-cuado para el desarrollo de la persona, así como el deber de conservarlo.

2. Los poderes públicos velarán por la utilización racional de to-dos los recursos naturales, con el fi n de proteger y mejorar la calidad de la vida y defender y restaurar el medio ambiente, apoyándose en la indispensable solidaridad colectiva.

3. Para quienes violen lo dispuesto en el apartado anterior, en los términos que la Ley fi je se establecerán sanciones penales o, en su caso, administrativas, así como la obligación de reparar el daño causado”.

Artículo 46.

“Los poderes públicos garantizarán la conservación y promoverán el enriquecimiento del patrimonio histórico, cultural y artístico de los pueblos de España y de los bienes que lo integran, cualquiera que sea su régimen jurídico y su titularidad. La Ley penal sanciona-rá los atentados contra este patrimonio”.

Artículo 47.

“Todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada. Los poderes públicos promoverán las condicio-nes necesarias y establecerán las normas pertinentes para hacer

19

| Tema 1

efectivo este derecho, regulando la utilización del suelo de acuer-do con el interés general para impedir la especulación.

La comunidad participará en las plusvalías que genere la acción urbanística de los entes públicos”.

Artículo 48.

“Los poderes públicos promoverán las condiciones para la partici-pación libre y efi caz de la juventud en el desarrollo político, social, económico y cultural”.

Artículo 52.

“La Ley regulará las organizaciones profesionales que contribuyan a la defensa de los intereses económicos que les sean propios. Su estructura interna y funcionamiento deberán ser democráticos”.

1.3.4. Capítulo IV. “De las garantías de las libertades y derechos fundamentales”

El Capítulo IV (“De las garantías de las libertades y derechos fundamentales”) del Título I es fundamental en el siguiente sentido: un derecho sin garantías no serviría para nada.

Artículo 53.

“1. Los derechos y libertades reconocidos en el Capítulo II del pre-sente Título vinculan a todos los poderes públicos. Sólo por Ley, que en todo caso deberá respetar su contenido esencial, podrá regularse el ejercicio de tales derechos y libertades que se tutelarán de acuerdo con lo previsto en el artículo 161.1.a.

2. Cualquier ciudadano podrá recabar la tutela de las libertades y derechos reconocidos en el artículo 14 y la Sección primera del Capítulo II ante los Tribunales ordinarios por un procedi-miento basado en los principios de preferencia y sumariedad y, en su caso, a través del recurso de amparo ante el Tribunal Constitucional. Este último recurso será aplicable a la objeción de conciencia reconocida en el artículo 30.

3. El reconocimiento, el respeto y la protección de los principios reconocidos en el Capítulo III, informará la legislación positi-va, la práctica judicial y la actuación de los poderes públicos. Sólo podrán ser alegados ante la Jurisdicción ordinaria de acuerdo con lo que dispongan las Leyes que los desarrollen”.

El primer apartado establece varias garantías para todos los de-rechos regulados en el Capítulo II del Título I; o lo que es lo mis-mo, para todos los derechos reconocidos por la Constitución, fundamentales y no fundamentales (pues todos se encuentran

regulados en ese Capítulo II, unos en la Sección I y otros en la Sección II). Esas garantías son: • Los derechos vinculan a los poderes públicos y, por tanto,

tienen que respetarlos. • Para poder aplicar estos derechos, se tienen que regular

posteriormente. En la Constitución se defi nen de una forma genérica, demasiado como para ser aplicados a casos con-cretos. Dicha regulación sólo puede hacerse por normas con rango de Ley, y no por normas inferiores. Al regular los derechos, estas Leyes deberán respetar el contenido esen-cial que la Constitución les da.

Por otro lado, este apartado también refi ere que estos derechos se tutelarán de acuerdo con lo previsto en el art. 161.1.a, en el que está regulado el recurso de inconstitucionalidad para de-clarar nulas aquellas Leyes que vulneren la Constitución. Por tanto, si una Ley vulnerara alguno de los derechos que la Cons-titución reconoce, se invalidaría por el Tribunal Constitucional a través de un recurso de inconstitucionalidad.

En el segundo apartado se vuelve a hablar de la tutela judi-cial que tienen los derechos constitucionales, para que un Tribunal ordinario proteja de sus vulneraciones. En el caso de que la tutela que necesite sea de uno de los derechos funda-mentales o del derecho de igualdad, esta tutela sería ante el mismo Tribunal ordinario, pero por un procedimiento prefe-rente y sumario (se adelantaría dicha tutela a otras del resto de derechos, y el procedimiento sería más rápido, con plazos más cortos).

La última garantía de los derechos es el recurso de amparo, que se interpone ante el Tribunal Constitucional en el caso de que la Administración vulnere algún derecho fundamental, el derecho de igualdad o el derecho a la objeción de conciencia como causa de exención de obligaciones militares regulada en el art. 30.2.

El contenido fundamental de estas garantías es el relativo a los derechos que se encuadran en cada una de ellas, y que en re-sumen serían: • Todos los derechos vinculan a los poderes públicos. • Todos los derechos tienen tutela judicial ante tribunales

ordinarios. • Sólo los derechos fundamentales y el de igualdad tienen

la tutela judicial a través de un procedimiento preferente y sumario.

• Todos los derechos de la Constitución se deben regular por Ley, que será Orgánica si regula algún derecho fundamen-tal y Ordinaria si regula el resto.

• Sólo por violación de la Administración de los derechos fundamentales, del de igualdad y del de objeción de con-ciencia del art. 30.2 se puede interponer recurso de amparo ante el Tribunal Constitucional.

20

Oposiciones de EnfermeríaManual CTO

Por último, en el apartado tercero se indican las garantías de los que ya no son derechos, sino principios rectores de la po-lítica social y económica: informará la legislación positiva, la práctica judicial y la actuación de los poderes públicos. Y, como ya se dijo antes, si son desarrollados por Ley, se po-drán alegar ante los tribunales ordinarios, como cualquier derecho, aunque en ningún caso mediante el procedimiento preferente y sumario de los derechos fundamentales y el de igualdad.

Artículo 54.

“Una Ley Orgánica regulará la institución del Defensor del Pueblo, como alto comisionado de las Cortes Generales, designado por és-tas para la defensa de los derechos comprendidos en este Título, a cuyo efecto podrá supervisar la actividad de la Administración, dando cuenta a las Cortes Generales”.

RECUERDA

Es importante saber y recordar los siguientes datos del Defensor del Pueblo: · “¿Qué es?”. Un alto comisionado de las Cortes. · “¿Quién lo designa?”. Las Cortes. · “¿Qué derechos defi ende?”. Todos, ya que defi ende todos los del

Título I. · “¿A quién supervisa?”. A la Administración. · “¿A quién le dará cuenta de su actuación?”. A las Cortes. · “¿A través de qué tipo de norma se regula?”. Ley Orgánica.

1.3.5. Capítulo V. “De la suspensión de los derechos y libertades”

Este Capítulo V (“De la suspensión de los derechos y liberta-des”) es el último del Título I. Regula los supuestos en que los derechos estudiados en el Capítulo II pueden no aplicarse, de forma temporal, si se dan determinadas circunstancias.

Además, hay que distinguir si estos derechos se suspenden de forma colectiva para una generalidad indeterminada de perso-nas, o se suspenden de forma individual para personas deter-minadas e identifi cadas.

Artículo 55.

“1. Los derechos reconocidos en los artículos 17, 18, apartados 2 y 3; artículos 19, 20, apartados 1, a y d, y 5, artículos 21, 28, apartado 2, y artículo 37, apartado 2, podrán ser suspendi-dos cuando se acuerde la declaración del estado de excep-ción o de sitio en los términos previstos en la Constitución. Se exceptúa de lo establecido anteriormente el apartado 3

del artículo 17 para el supuesto de declaración de estado de excepción.

2. Una Ley Orgánica podrá determinar la forma y los casos en los que, de forma individual y con la necesaria intervención judicial y el adecuado control parlamentario, los derechos re-conocidos en los artículos 17, apartado 2, y 18, apartados 2 y 3, pueden ser suspendidos para personas determinadas, en re-lación con las investigaciones correspondientes a la actuación de bandas armadas o elementos terroristas.

La utilización injustifi cada o abusiva de las facultades reconoci-das en dicha Ley Orgánica producirá responsabilidad penal, como violación de los derechos y libertades reconocidos por las Leyes”.

El primer apartado se refi ere a la forma de suspender de ma-nera colectiva determinados derechos constitucionales. Para que esto se pueda realizar, es necesario que se haya decla-rado el estado de excepción (ante circunstancias de alteración del orden público por catástrofes naturales, emergencias etc.) o el estado de sitio (ante golpes de Estado, insurrecciones de territorios, atentados contra la soberanía nacional y, en general, cualquier situación que ponga en peligro al Estado tal y como está concebido en la Constitución).

Preguntas habituales sobre este apartado son: “¿Cuál de los si-guientes derechos se puede suspender de forma colectiva en un estado de sitio?” y “¿Cuál de los siguientes derechos se puede sus-pender en un estado de excepción?”. Porque no todos los dere-chos se pueden suspender, aun en alguno de esos estados. Así, sólo se podrían suspender: • En estado de sitio, los derechos reconocidos en los si-

guientes artículos: - Art. 17: derecho a la libertad, derecho al plazo máximo

de detención preventiva, derechos del detenido (abo-gado, no declarar, informarle de las razones de su de-tención...) y derecho a hábeas corpus.

- Art. 18.2 y 3: derecho a la inviolabilidad del domicilio y derecho al secreto de las comunicaciones.

- Art. 19: derecho a circular libremente por el territorio na-cional, y derecho a entrar y salir libremente de España.

- Art. 20.1.a y d: derechos a la libertad de expresión y a la libertad de comunicar y recibir información; y en el art. 20.5, derecho al secuestro de publicaciones me-diante resolución judicial.

- Art. 21: derecho de reunión. - Art. 28.2: derecho de huelga. - Art. 37.2: derecho a adoptar medidas de confl icto co-

lectivo.

• En estado de excepción, los mismos derechos que en el estado de sitio, salvo los del art. 17.3 (derechos del dete-nido: asistencia de abogado, ser informado de las razones de la detención, no ser obligado a declarar) que en un es-

21

| Tema 1

tado de sitio sí se pueden suspender, pero no en uno de excepción.

Así pues, todos los derechos que se pueden suspender sirven a los poderes públicos para disponer de un mayor control de la población en situaciones de alteración del orden público, o para facilitar la búsqueda y captura de los responsables. Adviértase que todos los derechos que se pueden suspen-der de forma colectiva son derechos fundamentales, menos uno, el derecho a adoptar medidas de confl icto colectivo del art. 37.2 (es obvio cuál sería la respuesta adecuada a la pre-gunta “¿Qué derecho no fundamental se puede suspender de forma colectiva?”).

En el segundo apartado se regula la suspensión individual de derechos. Para que esto se pueda realizar, estas suspensiones tienen que estar relacionadas con investigaciones sobre ban-das armadas o terrorismo; es decir, a las personas determinadas a las que se les suspenden estos derechos son presuntamente responsables de estos delitos. Además, estas suspensiones de-ben estar intervenidas por un juez y controladas por las Cortes. El desarrollo legislativo de estas suspensiones individuales se hará por Ley Orgánica. A estos presuntos delincuentes sólo se les pueden suspender de forma individual los derechos regu-lados en el art. 17.2 (plazo máximo de detención preventiva) y en el art. 18.2 y 3 (inviolabilidad del domicilio y secreto de las comunicaciones). De modo que, en el caso de los derechos que se pueden suspender de forma individual, son todos fun-damentales.

1.4. LA PROTECCIÓN DE LA SALUD

EN LA CONSTITUCIÓN

Como ya se dijo al explicar los principios rectores de la política social y económica, la protección de la salud no es un dere-cho en la Constitución Española, aunque en su enunciado se nombre como “derecho” (se reconoce el derecho a la pro-tección de la salud), sino un mero principio rector de la polí-tica social y económica. Por tanto, no tendría las garantías que la Constitución otorga a sus derechos, no tendría tutela judicial y no vincularía a los poderes públicos; pero como también se ha explicado, estos principios rectores pueden ser desarrolla-dos por Ley y, en la parte en la que sean desarrollados, serán re-conocidos y vincularán a los poderes públicos y tendrán tutela judicial (se podrán reclamar ante los tribunales ordinarios, pero nunca llegarán a tener tutela judicial por un procedimiento preferente y sumario, ni serán susceptibles de ser reclamados mediante recurso de amparo).

Así ha sucedido con el derecho a la protección de la salud, que aunque sólo sea un principio rector de la política social y económica, y sus únicas garantías, según el art. 53.3, serán que informará la legislación positiva, la práctica judicial y la actuación de los poderes públicos; ha sido desarrollado por Leyes (Ley General de Sanidad, Ley de Cohesión y Calidad del Sistema Nacional de Salud, etc.) que lo han hecho aplica-ble de una manera real a la ciudadanía, y en la parte que ha sido desarrollado por Ley vinculará a los poderes públicos y tendrá tutela judicial ante los tribunales ordinarios como si fuera un derecho.

Pero ante la pregunta: “El derecho a la protección de la salud se encuentra en la Constitución dentro de:a) Los derechos fundamentales.b) Los derechos y libertades.c) Los principios rectores de la política social y económica”.

… la respuesta correcta sería la última.

Estas Leyes pueden modifi carse, ampliando o disminuyendo la protección de la salud, pero tanto en uno como en otro caso no habría que modifi car la Constitución, ya que ésta, en realidad, no reconoce nada, ni poco ni mucho: sería sufi ciente con mo-difi car las Leyes.

A continuación se estudian los principios rectores relacionados con la Sanidad, empezando por el que regula el propio derecho a la protección de la salud.

Artículo 43.

“1. Se reconoce el derecho a la protección de la salud.2. Compete a los poderes públicos organizar y tutelar la salud

pública a través de medidas preventivas y de las prestaciones y servicios necesarios. La Ley establecerá los derechos y deberes de todos al respecto.

3. Los poderes públicos fomentarán la educación sanitaria, la educación física y el deporte. Asimismo facilitarán la adecua-da utilización del ocio”.

Lo primero que se debe tener siempre presente de este “dere-cho”, con exactitud, es su situación en la Constitución: se en-cuentra en el Título I, Capítulo III.

En el primero de sus apartados, se enuncia el derecho a la pro-tección de la salud, no “a la salud”: no se tiene derecho a estar sano, sino a que se proteja la salud que se tiene.

El segundo apartado alberga un concepto muy importante: la salud pública, que abarca todas las labores de prevención de la enfermedad antes de que aparezca y de promoción de la salud. En la actualidad, los poderes públicos son conscien-

22

Oposiciones de EnfermeríaManual CTO

tes de que hay que dar más importancia a la prevención que a la curación; por ello, organizan y tutelan la salud pública a través de las medidas preventivas y de las prestaciones y ser-vicios necesarios. Por otro lado, para proteger la salud pública se establecen deberes a los poderes públicos, pero también a los ciudadanos (por ejemplo, someterse a aislamiento si se tie-ne una enfermedad infecciosa, enterrar o incinerar cadáveres de animales, no propagar a sabiendas el SIDA, o simplemente recogiendo los excrementos de los perros). Por este motivo, la Constitución dice que la Ley establecerá los derechos y de-beres de todos al respecto.

El tercer apartado se refi ere a dos actitudes distintas de los poderes públicos: lo que se fomenta y lo que se facilita. Para los poderes públicos, fomentar (inculcar a la ciudada-nía unos conceptos) supone un esfuerzo mayor que facilitar (proporcionar a la ciudadanía unas actividades que reclama, pero que no necesita convencimiento para que las realicen). Los poderes públicos fomentarán el deporte, la educación fí-sica y la educación sanitaria; y facilitarán la adecuada utiliza-ción del ocio. El esfuerzo de fomentar se realizará con aque-llas actividades que repercuten en la salud del individuo y, a largo plazo, son rentables, porque se tendrá mejor salud si se realizan; mientras que sólo se facilita una actividad que mejora la calidad de vida del individuo pero no repercute en su salud.

Artículo 44.

“1. Los poderes públicos promoverán y tutelarán el acceso a la cultura, a la que todos tienen derecho.

2. Los poderes públicos promoverán la ciencia y la investigación científi ca y técnica en benefi cio del interés general”.

Así pues, el acceso a la cultura no forma parte del derecho fun-damental a la educación, sino que es un principio rector de la política social y económica. Los únicos que tienen el acceso a la cultura como derecho son aquéllos que estén cumpliendo pena privativa de libertad según el art. 25.

Por otro lado, la promoción de la ciencia e investigación cien-tífi ca y técnica tampoco está asegurada, ya que también se encuentra entre estos principios y depende de su desarrollo legislativo para que se produzca.

Artículo 49.

“Los poderes públicos realizarán una política de previsión, tra-tamiento, rehabilitación e integración de los disminuidos físicos, sensoriales y psíquicos, a los que prestarán la atención espe-cializada que requieran y los ampararán especialmente para el disfrute de los derechos que este Título otorga a todos los ciuda-danos”.

Se introduce este artículo entre los principios rectores relacio-nados con la Sanidad ya que en el propio precepto se señala que se les prestará la atención especializada que requieran, y se realizará una política de previsión, tratamiento, rehabilitación e integración.

Artículo 50.

“Los poderes públicos garantizarán, mediante pensiones adecua-das y periódicamente actualizadas, la sufi ciencia económica a los ciudadanos durante la tercera edad. Asimismo, y con indepen-dencia de las obligaciones familiares, promoverán su bienestar mediante un sistema de servicios sociales que atenderán sus pro-blemas específi cos de salud, vivienda, cultura y ocio”.

Como se puede comprobar, se garantizará la sufi ciencia eco-nómica de los ciudadanos durante la tercera edad a través de pensiones; y se atenderán sus problemas específi cos de salud, vivienda, cultura y ocio, a través de servicios sociales (por ejem-plo, los de ocio que presta el Imserso).

Artículo 51.

“1. Los poderes públicos garantizarán la defensa de los consu-midores y usuarios, protegiendo, mediante procedimientos efi caces, la seguridad, la salud y los legítimos intereses econó-micos de los mismos.

2. Los poderes públicos promoverán la información y la educa-ción de los consumidores y usuarios, fomentarán sus organi-zaciones y oirán a éstas en las cuestiones que puedan afectar a aquéllos, en los términos que la Ley establezca.

3. En el marco de lo dispuesto por los apartados anteriores, la Ley regulará el comercio interior y el régimen de autorización de productos comerciales”.

Se ha clasifi cado este principio rector dentro de los sanitarios debi-do al primero de sus apartados, en el que se menciona que se pro-tegerá, entre otros conceptos, la salud de los consumidores.

1.5. LA CORONA

La institución de la Corona se regula en la Constitución Españo-la (CE) en el Título II.

Según la CE, la forma política del Estado español es la Monar-quía Parlamentaria, lo que signifi ca, que el Poder Legislati-vo lo ostenta el Parlamento (las Cortes), las Cortes represen-tan al pueblo español, y son el símbolo de la democracia, ya que son elegidas por el pueblo al que representan.

23

| Tema 1

La fi gura de la Monarquía, más que tener competencias institucionales, tiene competencias simbólicas y repre-sentativas, la Corona es un símbolo de la unidad española, representa a España y nombra a los más altos cargos de la Administración estatal y autonómica.

Dentro de la Corona, hay que diferenciar la fi gura del Rey de los demás miembros de la familia real.

El Rey es el verdadero titular de la Corona, al que la Constitu-ción otorga funciones institucionales, los demás miembros de la Corona no tendrían funciones institucionales, salvo en caso de ejercer regencias, tutorías, etc.

A continuación se estudia esta Institución según se regula en la Constitución Española.

1.5.1. El Rey

El título que tiene es el de Rey de España. La persona del Rey es inviolable y no está sujeta a responsabilidad.

Como el Rey no es responsable de sus actos, sus actos estarán siempre refrendados, es decir, otra persona asume la responsa-bilidad de los actos del Rey: 1. Los actos del Rey serán refrendados por el Presidente del

Gobierno o por los Ministros. 2. La propuesta y el nombramiento del Presidente del Gobier-

no, y la disolución del Congreso por no elegir Presidente del Gobierno en el plazo de 2 meses, serán refrendados por el Presidente del Congreso.

A. Funciones del Rey

1. El Rey es el Jefe del Estado.2. El Rey es el símbolo de la unidad y permanencia de España.3. El Rey arbitra y modera el funcionamiento regular de las

instituciones.4. El Rey asume la más alta representación del Estado español

en las relaciones internacionales, especialmente con las na-ciones de su comunidad histórica.

5. Sanciona y promulga las leyes.6. Convoca y disuelve las Cortes Generales.7. Convoca las elecciones.8. Convoca a referéndum al pueblo.9. Propone el candidato a Presidente del Gobierno.10. Nombra al Presidente del Gobierno.11. Pone fi n a las funciones del Presidente del Gobierno.12. Nombra y separa a los miembros del Gobierno, a propuesta

de su Presidente.13. Expide los decretos acordados en el Consejo de Ministros.

14. Confi ere los empleos civiles y militares.15. Concede honores.16. Es informado de los asuntos de Estado.17. Preside las sesiones del Consejo de Ministros, cuando lo

estime oportuno, a petición del Presidente del Gobier-no.

18. Es el mando supremo de las Fuerzas Armadas.19. Ejerce el derecho de gracia con arreglo a la Ley, que no po-

drá autorizar indultos generales.20. Ejerce el Alto Patronazgo de las Reales Academias.21. El Rey nombra y releva libremente a los miembros civiles y

militares de su Casa.

B. Funciones internacionales

Como se cita anteriormente, el Rey asume la más alta repre-sentación del Estado español en las relaciones internaciona-les, especialmente con las naciones de su comunidad histó-rica.

Por ser el representante internacional del Estado, el Rey:a) Acredita a los embajadores y otros representantes diplomá-

ticos de España. Asimismo, los representantes extranjeros en España están acreditados ante él.

b) En los Tratados Internacionales, el Rey manifi esta el consen-timiento del Estado.

c) Al Rey le corresponde, previa autorización de las Cortes Ge-nerales, declarar la guerra y hacer la paz.

C. Sucesión de la corona, el Príncipe de Asturias

La sucesión en el trono, que es hereditaria, seguirá el orden regu-lar de primogenitura y representación, siendo preferida siempre la línea anterior a las posteriores; en la misma línea, el grado más próximo al más remoto; en el mismo grado, el varón a la mujer, y en el mismo sexo, la persona de más edad a la de menos.

Extinguidos todos los sucesores anteriores, las Cortes Genera-les establecerán la sucesión de la Corona en la forma que más convenga a los intereses de España.

El príncipe heredero, desde su nacimiento o desde que se produzca el hecho que origine el llamamiento, tendrá la dig-nidad de Príncipe de Asturias.

Aquellos sucesores en el trono que contrajeren matrimonio contra la expresa prohibición del Rey y de las Cortes Genera-les, quedarán excluidas en la sucesión a la Corona por sí y sus descendientes.

Las abdicaciones y renuncias que ocurran en el orden de su-cesión a la Corona se resolverán por las Cortes por una ley or-gánica.

24

Oposiciones de EnfermeríaManual CTO

D. El consorte del Rey

La Reina consorte o el consorte de la Reina no podrán asumir funciones constitucionales, salvo lo dispuesto para la Regencia.

E. Regencia

1. Cuando el Rey fuere menor de edad, el padre o la madre del Rey y, en su defecto, el pariente mayor de edad más próxi-mo a suceder en la Corona, entrará a ejercer inmediatamen-te la Regencia y la ejercerá durante el tiempo de la minoría de edad del Rey.

2. Si el Rey se inhabilitare para el ejercicio de su autoridad y la imposibilidad fuere reconocida por las Cortes Generales, entrará a ejercer inmediatamente la Regencia el Príncipe heredero de la Corona, si fuere mayor de edad.

3. Si no lo fuere, el padre o la madre del Rey y, en su defecto, el pariente mayor de edad más próximo a suceder en la Coro-na, entrará a ejercer inmediatamente la Regencia hasta que el Príncipe heredero alcance la mayoría de edad.

4. Si no hubiere ninguna persona a quien corresponda la Regen-cia, ésta será nombrada por las Cortes Generales, y se com-pondrá de una, tres o cinco personas.

5. Para ejercer la Regencia es preciso ser español y mayor de edad.

6. La Regencia se ejercerá en nombre del Rey.

F. Tutor del Rey

Será tutor del Rey menor la persona que en su testamento hubiese nombrado el Rey difunto, siempre que sea mayor de edad y español de nacimiento. Si no lo hubiese nombrado, será tutor el padre o la madre, mientras permanezcan viudos.

En su defecto, lo nombrarán las Cortes Generales, pero no po-drán acumularse los cargos de Regente y de tutor sino en el padre, madre o ascendientes directos del Rey.

El ejercicio de la tutela es también incompatible con el de todo cargo o representación política.

G. Juramentos

El Rey, al ser proclamado ante las Cortes Generales, prestará juramento de desempeñar fi elmente sus funciones, guardar y hacer guardar la Constitución y las leyes y respetar los derechos de los ciudadanos y de las Comunidades Autónomas.

El Príncipe heredero, al alcanzar la mayoría de edad, prestará el mismo juramento, así como el de fi delidad al Rey.

El Regente al hacerse cargo de sus funciones, prestará el mismo juramento, así como el de fi delidad al Rey.

1.6. LAS CORTES GENERALES

Las Cortes Generales representan al pueblo español y están for-madas por el Congreso de los Diputados y el Senado. Se regu-lan en el Título III de la Constitución.

Las funciones de las Cortes Generales son: • Ejercen la potestad legislativa del Estado. • Aprueban los Presupuestos Generales del Estado. • Controlan la acción del Gobierno.

1.6.1. Composición

Nadie podrá ser miembro del Congreso y del Senado simultá-neamente, ni ser diputado de una Asamblea de Comunidad Autónoma y diputado del Congreso.

Los miembros de las Cortes Generales no estarán ligados por mandato imperativo.

A. Composición del Congreso

• El Congreso se compone de un mínimo de 300 y un máxi-mo de 400 diputados, elegidos por sufragio universal, libre, igual, directo y secreto.

• Cada provincia tendrá una representación mínima inicial de diputados y los demás diputados se repartirán en propor-ción a la población.

• Ceuta y Melilla estarán representadas cada una de ellas por un diputado.

• El Congreso es elegido por 4 años. • Las elecciones tendrán lugar entre los 30 y 60 días desde la

terminación del mandato.

El Congreso electo deberá ser convocado dentro de los 25 días siguientes a la celebración de las elecciones.

B. Composición del Senado

• El Senado es la Cámara de representación territorial. • En cada provincia se elegirán cuatro senadores por sufragio

universal, libre, igual, directo y secreto por los votantes de cada una de ellas.

• En las islas mayores (Gran Canaria, Mallorca y Tenerife) se elegirán tres senadores y un senador en cada una de las siguientes islas: Ibiza-Formentera, Menorca, Fuerteventura, Gomera, Hierro, Lanzarote y La Palma.

• Ceuta y Melilla elegirán cada una de ellas dos sena-dores.

25

| Tema 1

• Las Comunidades Autónomas designarán además un senador y otro más por cada millón de habitantes de su respectivo te-rritorio. La designación corresponderá a la Asamblea legislati-va o, en su defecto, al Gobierno de la Comunidad Autónoma.

• El Senado es elegido por 4 años.

1.6.2. Privilegios

• Los diputados y senadores gozarán de inviolabilidad por las opiniones manifestadas en el ejercicio de sus funciones.

• Durante el periodo de su mandato los diputados y sena-dores gozarán asimismo de inmunidad y sólo podrán ser detenidos en caso de fl agrante delito.

• No podrán ser inculpados ni procesados sin la previa auto-rización del Congreso o del Senado.

• Para juzgar a diputados y senadores será competente la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo.

1.6.3. Reglamentos de las Cortes

Las cámaras aprueban sus propios reglamentos mediante ma-yoría absoluta.

1.6.4. Presidentes del Congreso y del Senado

• El Congreso y el Senado están presididos cada uno de ellos por un Presidente, que está al frente de una mesa com-puesta por el Presidente del Congreso y del Senado y otros miembros.

• Los presidentes de las cámaras ejercen todos los poderes administrativos y facultades de policía en el interior del Congreso y del Senado, es decir, mantienen el orden, ceden la palabra, dirigen los debates, etc.

• El Presidente del Congreso y el del Senado y los miembros de las mesas son elegidos por el propio Congreso y Senado respectivamente.

• Las sesiones conjuntas de las Cortes serán presididas por el Presidente del Congreso.

1.6.5. Reuniones

Las Cortes se reúnen anualmente en dos períodos ordinarios de sesiones: el primero, de septiembre a diciembre, y el segun-do, de febrero a junio.

Podrán reunirse también en sesiones extraordinarias a petición del Gobierno, de la Diputación Permanente o de la mayoría ab-soluta de los miembros de cualquiera de las cámaras. Las cáma-ras funcionarán en pleno y por Comisiones.

Las Comisiones son grupos de diputados o senadores, que tra-bajan en sesiones a parte del pleno, y cuyas funciones suelen ser preparar los trabajos al pleno, como por ejemplo las Comi-siones Presupuestarias, Comisiones Legislativas, etc.

Las cámaras podrán delegar en las Comisiones Legislativas la aprobación de proyectos o proposiciones de ley, salvo que la ma-teria sobre la que traten sea la reforma constitucional, las cues-tiones internacionales, las leyes orgánicas y de bases y los Pre-supuestos Generales del Estado, que no admiten delegación, y cualquier ley sobre estas materias se debe aprobar por los plenos.

A. Comisiones de investigación

El Congreso y el Senado, o ambas cámaras conjuntamente, podrán nombrar Comisiones de investigación sobre cualquier asunto de interés público.

Sus conclusiones no serán vinculantes para los tribunales, ni afectarán a las resoluciones judiciales, aunque el resultado de la investigación sea comunicado al Ministerio Fiscal para el ejer-cicio, cuando proceda, de las acciones oportunas.

1.6.6. Peticiones de los ciudadanos

Las cámaras pueden recibir peticiones individuales y colectivas, siempre por escrito, quedando prohibida la presentación direc-ta por manifestaciones ciudadanas.

Las cámaras pueden remitir al Gobierno las peticiones que reci-ban. El Gobierno está obligado a explicarse sobre su contenido, siempre que las cámaras lo exijan.

1.6.7. Diputación permanente

En el Congreso y en el Senado habrá una Diputación Permanente compuesta por un mínimo de 21 miembros, que representarán a los grupos parlamentarios, en proporción a su importancia numérica.

Las Diputaciones Permanentes estarán presididas por el Presi-dente de la Cámara respectiva y tendrán como funciones: • Pedir sesión extraordinaria al pleno de la Cámara. • Asumir las funciones que correspondan a las cámaras en la

aprobación de decretos-leyes o declaración de estados de

26

Oposiciones de EnfermeríaManual CTO

excepción o de sitio, en caso de que éstas hubieran sido di-sueltas o hubiere expirado su mandato.

• Velar por los poderes de las cámaras cuando éstas no estén reunidas.

• Expirado el mandato o en caso de disolución, las Diputacio-nes Permanentes seguirán ejerciendo sus funciones hasta la constitución de las nuevas Cortes Generales.

1.7. EL GOBIERNO DE LA NACIÓN

El Gobierno está regulado en el Título IV de la Constitución Es-pañola.

Sus funciones son las siguientes: • Dirige la política interior y exterior. • Dirige la Administración civil y militar. • Dirige la defensa del Estado. • Ejerce la función ejecutiva y la potestad reglamentaria.

1.7.1. Composición

El Gobierno se compone de los siguientes cargos: • Presidente. • Los Vicepresidentes, en caso de haberlos, ya que no es ne-

cesario. • Los ministros. • Los demás miembros que establezca la ley.

A los miembros del Gobierno los nombra y separa el Rey, a propuesta del Presidente del Gobierno.

17.2. El Presidente del Gobierno

El Presidente dirige la acción del Gobierno y coordina las fun-ciones de los demás miembros.

Es elegido por el Congreso a propuesta del Rey, y nombra-do por el Rey.

A. Elección del Presidente

Después de cada renovación del Congreso de los Diputados, el Rey, previa consulta con los grupos políticos, y a través del Pre-sidente del Congreso, propondrá un candidato a la Presidencia del Gobierno.

El candidato propuesto expondrá ante el Congreso de los Dipu-tados el programa político del Gobierno que pretenda formar y solicitará la confi anza de la Cámara. Si el Congreso de los Di-putados, por el voto de la mayoría absoluta de sus miembros, otorgare su confi anza a dicho candidato, el Rey le nombrará Presidente. De no alcanzarse dicha mayoría, se someterá a nue-va votación 48 horas después de la anterior, y la confi anza se entenderá otorgada si obtuviere la mayoría simple.

Si efectuadas las dos votaciones no se otorgase la confi anza a ese candidato, se tramitarán sucesivas propuestas de candida-tos, de la misma manera que con el primero.

Si transcurrido el plazo de 2 meses, a partir de la primera vo-tación de investidura, ningún candidato hubiere obtenido la confi anza del Congreso, el Rey disolverá ambas cámaras y con-vocará nuevas elecciones con el refrendo del Presidente del Congreso.

1.7.3. Cese del Gobierno

El Gobierno cesa tras la celebración de elecciones generales, en los casos de pérdida de una cuestión de confi anza o aproba-ción de una moción de censura, o por dimisión o fallecimiento de su Presidente.

El Gobierno cesante continuará en funciones hasta la toma de posesión del nuevo Gobierno.

1.7.4. Responsabilidad penal

La responsabilidad criminal del Presidente y los demás miem-bros del Gobierno será exigible ante la Sala de lo Penal del Tri-bunal Supremo.

Si la acusación fuere por traición o por cualquier delito contra la seguridad del Estado en el ejercicio de sus funciones, sólo po-drá ser planteada por iniciativa de la cuarta parte de los miem-bros del Congreso, y con la aprobación de la mayoría absoluta del mismo.

1.8. EL PODER JUDICIAL

El Poder Judicial se regula en el Título VI de la Constitución Española.

27

| Tema 1

La justicia emana del pueblo y se administra en nombre del Rey por jueces y magistrados integrantes del Poder Judicial, inde-pendientes, inamovibles, responsables y sometidos únicamen-te al imperio de la ley.

La potestad jurisdiccional se ejerce juzgando y haciendo ejecu-tar lo juzgado, y le corresponde exclusivamente a los juzgados y tribunales determinados por las leyes.

El principio de unidad jurisdiccional es la base de la organiza-ción y funcionamiento de los tribunales.

La jurisdicción militar sólo actúa en el ámbito castrense (militar) y en los supuestos de estado de sitio.

Se prohíben los tribunales de excepción (aquéllos que se crean expresamente para juzgar un caso concreto). • Obligación de cumplir resoluciones judiciales. Es obligado

cumplir las sentencias y demás resoluciones fi rmes de los jue-ces y tribunales, así como prestar la colaboración requerida por éstos en el curso del proceso y en la ejecución de lo resuelto.

• Justicia gratuita. La justicia será gratuita cuando así lo dis-ponga la ley y siempre respecto de quienes acrediten insu-fi ciencia de recursos para litigar.

• Forma del procedimiento y de las sentencias. Las actua-ciones judiciales serán públicas, con las excepciones que prevean las leyes de procedimiento. El procedimiento será predominantemente oral, sobre todo en materia criminal.

Las sentencias serán siempre motivadas y se pronunciarán en audiencia pública.

• Error judicial. Los daños causados por error judicial, así como los que sean consecuencia del funcionamiento anor-mal de la Administración de Justicia, darán derecho a una indemnización a cargo del Estado.

• Ley Orgánica del Poder Judicial. La Ley Orgánica del Po-der Judicial determinará: - La constitución, funcionamiento y gobierno de los juz-

gados y tribunales. - El estatuto jurídico de los jueces y magistrados de carre-

ra, que formarán un Cuerpo único. - El estatuto jurídico del personal al servicio de la Admi-

nistración de Justicia.

• El Consejo General del Poder Judicial. Es el órgano de gobierno del Poder Judicial. El Consejo General del Poder Judicial estará integrado por: - El Presidente del Tribunal Supremo, que lo presidirá. - 20 miembros nombrados por el Rey por un periodo de

5 años. › 12 miembros jueces y magistrados de todas las ca-

tegorías judiciales.

› Cuatro a propuesta del Congreso de los Diputados, elegidos por mayoría de tres quintos de sus miem-bros, entre abogados y otros juristas, todos ellos de reconocida competencia y con más de 15 años de ejercicio en su profesión.

› Cuatro a propuesta del Senado, elegidos por ma-yoría de tres quintos de sus miembros, entre abo-gados y otros juristas, todos ellos de reconocida competencia y con más de 15 años de ejercicio en su profesión.

• El Tribunal supremo. Con jurisdicción en toda España, es el órgano jurisdiccional superior en todos los órdenes, salvo lo dispuesto en materia de garantías constitucionales (que sería el Tribunal Constitucional).

El Presidente del Tribunal Supremo será nombrado por el Rey, a propuesta del Consejo General del Poder Judi-cial.

• El Ministerio fi scal. Tiene por misión: - Promover la acción de la justicia en defensa de la lega-

lidad, de los derechos de los ciudadanos y del interés público tutelado por la ley, de ofi cio o a petición de los interesados.

- Velar por la independencia de los tribunales. - Procurar ante los tribunales la satisfacción del interés

social.

El Ministerio Fiscal ejerce sus funciones conforme a los principios de unidad de actuación y dependencia jerár-quica y con sujeción a los principios de legalidad e impar-cialidad.

El Fiscal General del Estado será nombrado por el Rey, a propuesta del Gobierno, oído el Consejo General del Poder Judicial.

• Acción popular. Los ciudadanos podrán ejercer la acción popular y participar en la Administración de Justicia me-diante la institución del Jurado, en aquellos procesos pena-les que la ley determine, así como en los tribunales consue-tudinarios y tradicionales.

• Policía judicial. Depende de los jueces, de los tribunales y del Ministerio Fiscal en sus funciones de averiguación del delito y descubrimiento y aseguramiento del delin-cuente.

BIBLIOGRAFÍA

Constitución Española de 1978.