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Asociación de Internautas ¿La rebelión del sentido común? El pasado día 1, la Universidad de Barcelona acogía la presentación de la traducción al castellano y al catalán de las licencias Creative Commons de propiedad intelectual. Aunque sumamente compleja en cuanto a sus posibles consecuencias sociales y legales, la idea original de estas licencias es, en su concepción, bastante sencilla: frente al sistema de copyright, por el que el autor se reserva todos los derechos sobre su obra literaria, audiovisual, musical, científica, plástica... , este nuevo modelo, nacido bajo el paraguas de los movimientos copyleft, ofrece al autor la posibilidad de decidir por sí mismo qué derechos quiere reservarse y a cuáles renuncia. BLAS FERNÁNDEZ - Diario de Jerez Claro que, ¿qué es eso del copyleft? Y aún más importante, ¿por qué iba a querer el autor de una obra renunciar a cualquiera de los derechos que la ley le otorga? Intentaremos contestar primero a la segunda pregunta. "Yo vengo del mundo de la Física explica Ignasi Labastida, profesor de la Universidad de Barcelona y miembro de la Unidad de Apoyo a la Docencia de dicha institución , y trabajaba en un departamento que generó un material docente concreto: una página web con un curso de Óptica basado en applets de java. Queríamos poner ese material en internet a disposición de cualquiera que pudiera utilizarlo, pero el problema en la red es que nunca estás muy seguro sobre si aquello que encuentras está protegido o no por copyright". Según la legislación española, cualquier obra queda automáticamente protegida por copyright desde el momento mismo de su creación, así que Labastida y sus compañeros de departamento necesitaban una señal en esa web que dejara claro a los internautas que su curso de Óptica era, en cierto modo, de dominio público y que nadie iba a demandarlos por hacer uso de él. "Sabía que el Massachusetts Institute of Technology, el famoso MIT, había anunciado que dejaría todo su material docente disponible en la red, así que me fui directo a su página para ver qué tipo de licencia habían usado ellos", recuerda Labastida. Lo que encontró fue una licencia Creative Commons, un modelo de registro de propiedad intelectual impulsado por Lawrence Lessig, profesor de Derecho Constitucional de la Universidad de Stanford (EEUU) que pretende restablecer el equilibrio entre derechos de autor y libre acceso a la cultura, a su juicio en peligro como consecuencia de una legislación cada vez más restrictiva. La tesis de Lessig, expuesta de manera brillante en su libro Free Culture (Cultura libre), viene a decirnos que hoy, cuando la Humanidad cuenta con la más poderosa herramienta de difusión cultural que ha conocido en toda su historia, internet, nos topamos con un obstáculo tan severo que pone en peligro su desarrollo y hasta su propia supervivencia: los abusos corporativos perpetrados, con la anuencia del poder legislativo, en nombre de la propiedad intelectual. En este sentido, considera el profesor que la irrupción de internet en nuestra realidad cotidiana debiera acarrear un replanteamiento del concepto jurídico de copyright. Y lo argumenta de forma ilustrativa ya al comienzo de su obra, remontándose a mediados de los años 40, cuando dos granjeros de Carolina del Norte demandaron a la aviación militar norteamericana por invadir sus ¿La rebelión del sentido común? 1/3

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critica al sentido comun

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Asociación de Internautas

¿La rebelión del sentido común?

El pasado día 1, la Universidad de Barcelona acogía la presentación de la traducción al castellano yal catalán de las licencias Creative Commons de propiedad intelectual. Aunque sumamentecompleja en cuanto a sus posibles consecuencias sociales y legales, la idea original de estaslicencias es, en su concepción, bastante sencilla: frente al sistema de copyright, por el que el autorse reserva todos los derechos sobre su obra �literaria, audiovisual, musical, científica, plástica...�,este nuevo modelo, nacido bajo el paraguas de los movimientos copyleft, ofrece al autor laposibilidad de decidir por sí mismo qué derechos quiere reservarse y a cuáles renuncia.

BLAS FERNÁNDEZ - Diario de Jerez

Claro que, ¿qué es eso del copyleft? Y aún más importante, ¿por qué iba a querer el autor de unaobra renunciar a cualquiera de los derechos que la ley le otorga? Intentaremos contestar primero a lasegunda pregunta. "Yo vengo del mundo de la Física �explica Ignasi Labastida, profesor de laUniversidad de Barcelona y miembro de la Unidad de Apoyo a la Docencia de dicha institución�, ytrabajaba en un departamento que generó un material docente concreto: una página web con uncurso de Óptica basado en applets de java. Queríamos poner ese material en internet a disposiciónde cualquiera que pudiera utilizarlo, pero el problema en la red es que nunca estás muy seguro sobresi aquello que encuentras está protegido o no por copyright".

Según la legislación española, cualquier obra queda automáticamente protegida por copyright desdeel momento mismo de su creación, así que Labastida y sus compañeros de departamentonecesitaban una señal en esa web que dejara claro a los internautas que su curso de Óptica era, encierto modo, de dominio público y que nadie iba a demandarlos por hacer uso de él. "Sabía que elMassachusetts Institute of Technology, el famoso MIT, había anunciado que dejaría todo sumaterial docente disponible en la red, así que me fui directo a su página para ver qué tipo de licenciahabían usado ellos", recuerda Labastida.

Lo que encontró fue una licencia Creative Commons, un modelo de registro de propiedad intelectualimpulsado por Lawrence Lessig, profesor de Derecho Constitucional de la Universidad de Stanford(EEUU) que pretende restablecer el equilibrio entre derechos de autor y libre acceso a la cultura, asu juicio en peligro como consecuencia de una legislación cada vez más restrictiva.

La tesis de Lessig, expuesta de manera brillante en su libro Free Culture (Cultura libre), viene adecirnos que hoy, cuando la Humanidad cuenta con la más poderosa herramienta de difusióncultural que ha conocido en toda su historia, internet, nos topamos con un obstáculo tan severo quepone en peligro su desarrollo y hasta su propia supervivencia: los abusos corporativos perpetrados,con la anuencia del poder legislativo, en nombre de la propiedad intelectual.

En este sentido, considera el profesor que la irrupción de internet en nuestra realidad cotidianadebiera acarrear un replanteamiento del concepto jurídico de copyright. Y lo argumenta de formailustrativa ya al comienzo de su obra, remontándose a mediados de los años 40, cuando dosgranjeros de Carolina del Norte demandaron a la aviación militar norteamericana por invadir sus

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tierras.

No es que los cazas aterrizaran en ellas, sino que las sobrevolaban, pero la legislaciónestadounidense aún dictaba que la propiedad de la tierra no alcanzaba sólo a la superficie de lamisma, sino que, por abajo, llegaba hasta el centro mismo del globo terráqueo y, por arriba, hasta elinfinito y más allá. Finalmente, el tribunal desestimó el caso. "El sentido común se rebela ante esaidea", dijo el juez.

Como explica Lessig, la aparición y desarrollo de una nueva tecnología, la aviación, indujo a unnotable cambio en el concepto de propiedad, aunque casos similares no hayan prosperado luegosiempre a favor del bien común...

"Lo que la legislación está primando hoy es un tipo de distribución del saber que responde a unmodelo de industria obsoleto y centrado en una concepción de difusión basada en el objetoindustrial. Pero durante los últimos quince años se ha generado una red de difusión delconocimiento radicalmente opuesta, así que frente a esos nuevos modelos, la administración debieragenerar otras legislaciones. Ése es el gran reto: cómo adaptar la legislación a estos nuevos modelosde distribución del saber". Quien tan tajantemente se expresa no es Lessig, sino Santiago Eraso,director de Arteleku �el centro de creación contemporánea de la Diputación Foral de Guipúzcoa� ymiembro de la comisón del programa arteypensamiento de la Universidad Internacional deAndalucía (UNIA).

Como la Universidad de Barcelona, la UNIA está siendo una pieza clave para la difusión en Españadel concepto copyleft, heredado directamente de los pioneros del software libre que han hecho desistemas operativos como GNU/ Linux opciones algo más que viables. Desde arteypensamiento sehan promovido las primera jornadas en torno al copyleft celebradas en Andalucía �el pasadoverano, en Málaga�, se ha patrocinado la edición bajo licencia Creative Commons del DVD delfestival audiovisual sevillano Zemos'98 y se trabaja ya, junto a Procomún �grupo malagueñopromotor de copyleft�, en unas nuevas jornadas para 2005.

En líneas generales, la explicación de la idea copyleft es también bastante sencilla: compartir elconocimiento en la red sin limitar el libre acceso. Esto es: cópiame y difúndeme como quieras; ereslibre de hacerlo. Claro que, ésa no parece una postura realista, al menos en lo que concierne a latotalidad del conocimiento, de la cultura volcada dentro y fuera de internet.

Por eso, entre un punto y otro, entre los fundamentalistas de la propiedad intelectual, comorecientemente los denominaba en un lúcido artículo para La Vanguardia el sociólogo ManuelCastells �que excusó amablemente su participación en este reportaje�, y la postura radical dequienes abogan por la derogación del copyright, Lessig propone una tercera vía, las licenciasCreative Commons, "la socialdemocracia del copyleft", bromea Labastida.

Él participó de manera directa en la traducción al castellano y al catalán de estas licencias de origennorteamericano �identificadas por una doble c frente a la c simple del copyright�, que nocorresponden a ninguna especie de oficina de patentes, registro de propiedad gubernamental oentidad de gestión de derechos de autor. Creative Commons es, simplemente, una organización sinánimo de lucro cuyos certificados dejan constancia, con absoluta validez jurídica, de que el autorpermite la copia de su obra para, a partir de ahí, reservarse o no una serie de derechos.

Pero, ¿por qué iba el autor a permitir la copia? Si nos apartamos, aunque sea sólo por un instante deuna concepción estrictamente mercantilista de la creación, artística o científica, y hacemos unesfuerzo por sobrevolar con la imaginación el cielo liberado de los granjeros de Carolina del Norte

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encontraremos varias razones: mayores facilidades para la difusión de esa obra a través de internet�con probables efectos comerciales beneficiosos que no hay que dercartar�; colaboración en elproceso de creación colectiva �la cultura no surge de la nada; es un continuum en permanenteestado de retroalimentación�; asegurar la pervivencia de la obra �a mayor número de copias, mayornúmero de posibilidades...

Sin duda �también es una cuestión de sentido común� habrá quien se pregunte cómo obtieneentonces el autor la merecida remuneración por su obra. Bien, las de Creative Commons son, pordecirlo de algún modo, licencias a medida del creador, que puede elegir entre una amplia gama deopciones.

El ejemplo más reiterado es, quizás, el del compositor de canciones que las vuelca libremente en lared, pero que se reserva los derechos ante un posible uso comercial de éstas. Así es en teoría,aunque aquí, en España, nos encontramos con un serio escollo...

"El problema real y legal en España está en las entidades de gestión de derechos �afirma el abogadosevillano David Bravo, especialista en temas de propiedad intelectual y conocido activistaprocopyleft�. ¿Por qué? Porque hay ciertos derechos que no pueden ser directamente ejercidos porel autor, sino sólo a través de estas entidades. En general, son todos aquellos que afectan al usomasivo y descontrolado de la obra, es decir, cuando el autor no puede controlar qué uso se estáhaciendo de ella. Por ejemplo, la remuneración por copia privada. El autor no puede exigirladirectamente, sino que tiene que hacerlo a través de una entidad. La ley entiende hoy que es tandifícil que el autor sepa qué uso se está haciendo de la obra, para poder exigir así sus derechos deremuneración, que se exige que dicho ejercicio se realice a través de estas entidades".

Eso supone, de partida, que cualquier autor ya asociado a una entidad de gestión de derechos nopuede publicar bajo licencia Creative Commons, puesto que al firmar con ella le cede, en bloque, lagestión de esos derechos. La solución, para Bravo, pasa por "crear una entidad de gestión dederechos copyleft o, mejor aún, negociar con las entidades ya existentes la posibilidad de que esosderechos se gestionen como el autor desee".

La cuestión es hoy objeto de encendido debate en los foros procopyleft, aunque, como Lessigapunta en Free Culture, son éstos y otros asuntos de fondo los que ponen sobre la mesa le necesidadde un replanteamiento del copyright. "Una de las cuestiones que precisamente perseguimos con laslicencias Creative Commons es dejar constancia de cómo con la legislación actual se producen estaserie de incoherencias, y que, por lo tanto, la legislación debe cambiar", explica Ignasi Labastida.Por su parte, David Bravo se pregunta: "El mero hecho de plantear este tipo de cuestiones hace yaque te tomen por un loco. Por un lado están los derechos de autor; por otro, el derecho de acceso a lacultura. Ambos son derechos constitucionales recogidos además en la Declaración Universal deDerechos Humanos. Sin embargo, ¿cuál es el derecho predominante hoy?

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