1968 unesco periodico el correo

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[ Noviembre 1968 El ^* ""^Una ven- Lo ventana abierta sobre el mundo rreo (año XXI) - España : 18 pesetas - México : 3,00 pesos EL DERECHO A SER HOMBR

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periódico Unesco 1968

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  • [Noviembre 1968

    El ^* ""^Una ven-

    Loventana abierta sobre el mundo

    rreo(ao XXI) - Espaa : 18 pesetas - Mxico : 3,00 pesos

    EL DERECHO

    A SER HOMBR

  • LA ODISEA

    DE LA CONCIENCIA

    HUMANA

    I a exigencia de los derechos del hombre es demasiado antigua^ profunda, y la violacin de los mismos ha sido demasiado

    brutal y generalizada en tiempos recientes, y est todava demasiadoextendida, como para que podamos permitirnos solamente celebrar losresultados positivos.

    Me pregunto a veces si la gran cuestin no resida primeramente o reside ahora, ms que nunca en profundizar para mejorcomprender : y, para ello, en despertar o adaptar la mente al pensamientomismo de los derechos del hombre, pensamiento que est lejos de sertan instintivo y familiar como se cree o se pretende creer por lo general.

    C n todo caso , el hecho es que en el curso de los aos hemos visto*"cmo muchos trminos inestimables, a fuerza de pronunciarlos

    mecnicamente, sin referirse a su fondo espiritual, se iban gastando yperdiendo significado. Y ahora la gente empieza a darse cuenta de quelos derechos del hombre corren el riesgo de perder su prestigio y sufuerza de inspiracin an antes de ser plenamente asimilados y puestosen prctica.

    En varios pases y en determinados medios se oye decir queesos derechos no tienen ya sentido o vigor en una poca revolucionariacomo sta, en la que es normal sacrificar la justicia y la felicidad actualesa la virtud y la prosperidad futuras. Otros declaran que a los derechosles falta sustancia en una civilizacin tcnica, donde la productividades el valor supremo y los dos problemas decisivos son los dpi aumento y la distribucin de los bienes. Otros, por fin, proclaman, apocalpticos o indiferentes, el fin del hombre, es decir su inexistencia, y encualquier caso el fin del humanismo. Hay que ponerse en guardia, porqueel hombre ya no est muy moda que digamos entre los dirigentes depueblos, los tecncratas y las mentes avanzadas de nuestro planeta.

    REN MAHEU

    Director General de la Uneseo

    en la Conferencia Internacional sobre los derechos humanos

    Tehern, 23 abril 1968

  • UNESCOEl Correo

    NOVIEMBRE 1968

    AO XXI

    PUBLICADO

    EN 12 EDICIONES

    EspaolaInglesaFrancesa

    Rusa

    Alemana

    Arabe

    Norteamericana

    JaponesaItaliana

    Hindi

    Tamul

    Hebrea

    Publicacin mensual de la UNESCO

    (Organizacin de las Naciones Unidas parala Educacin, la Ciencia y la Cultura).

    Venta y distribucinUneseo, Place de Fontenoy, Paris-7e

    Tarifa de suscripcin anual : 12 francos.Bianual : 22 francos.

    Nmero suelto : 1,20 francos; Espaa :18 pesetas; Mxico: 3 pesos.

    Los articulos y fotografas de este nmero que llevan elsigno (copyright) no pueden ser reproducidos. Todoslos dems textos e ilustraciones pueden reproducirse, siempreque se mencione su origen de la siguiente manera : "DeEL CORREO DE LA UNESCO", y se agregue su fechade publicacin. Al reproducir los artculos y las fotos deberconstar el nombre del autor. Por lo que respecta a las fotografas reproducibles, estas sern facilitadas por la Redaccintoda vez que el director de otra publicacin las solicitepor escrito. Una vez utilizados estos materiales, debernenviarse a la Redaccin tres ejemplares del peridico o revistaque los publique. Los artculos firmados expresan la opininde sus autores y no representan forzosamente el punto devista de la Uneseo o de los editores de la revista.

    Redaccin y AdministracinUneseo, Place de Fontenoy, Paris-7

    Director y Jefe de RedaccinSandy Koffler

    Subjefe de RedaccinRen Caloz

    Asistente del Jefe de RedaccinLucio Attinelli

    Redactores PrincipalesEspaol : Arturo DespoueyFrancs: Jane Albert Hesse

    Ingls: Ronald FentonRuso: Georgi StetsenkoAlemn: Hans Rieben (Berna)Arabe: Abdel Moneim El Sawi (El Cairo)Japons: Takao Uchida (Tokio)Italiano: Maria Remiddi (Roma)Hindi: Annapuzha Chandrahasan (Delhi)Tamul: TP. Meenakshi Sundaran (Madras)Hebreo: Alexander Peli (Jerusaln)

    Ilustracin y documentacin: Olga Rodel

    Composicin grficaRobert Jacquemin

    La correspondencia debe dirigirse al Director de la revista.

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    LA ODISEA DE LA CONCIENCIA HUMANA

    por Ren Maheu, Director General de la Uneseo

    LOS DERECHOS DEL HOMBRE

    ...DEL MAANA

    por Hanna Sab a

    EL DERECHO A SER HOMBRE

    por Jeanne Hersch

    I. UNA MISMA REIVINDICACIN

    EN TODOS LOS TIEMPOS

    II. CONTRA LAS MASCARAS DEL TIRANO

    III. EL ESCNDALO DE LOS OPRIMIDOS

    IV. EL DEBER DE SER HOMBRE

    PARA ELIMINAR LA DISCRIMINACIN

    CONTRA LA MUJER

    TARJETAS DE SALUDO DEL UNICEF

    LOS LECTORES NOS ESCRIBEN

    LATITUDES Y LONGITUDES

    Fotc Q Gamma, Pars

    Nuestra portada

    " La justicia no puede esperar, ni el

    derecho someterse".

    Proverbio malgache

    " Por ser nico cada hombre, su

    nacimiento es el nacimiento del

    primer hombre sobre la tierra".

    Martin Buber

  • LOS DERECHOS

    DEL HOMBRE

    ...DEL MAANAT odos los das hay que deplorar nuevos atentados a la dignidad

    del hombre y a sus derechos. Sus innumerables vctimas no son nicamente ciudadanos cuyos gobiernos, sistemtica o accidentalmente, lesnieguen esos derechos; frecuentemente las violaciones de los derechoshumanos son consecuencia directa o indirecta de la guerra o de medidasmilitares que ciertos Estados estiman deber tomar en defensa de susintereses. Parece como si hubiera un antagonismo entre el florecimientode la personalidad humana en medio al pleno respeto de sus derechos

    ese respeto que protege su dignidad y la defensa por parte de losEstados de lo que consideran intereses supremos de la colectividad.

    La situacin actual ha decepcionado as amargamente a los que creanen el cercano advenimiento de una era en que, superando la etapa deprincipios proclamados por las instancias internacionales, los derechosdel hombre se vieran integrados al derecho positivo de los pases, respetados por las autoridades oficiales y sancionados por los recursos judiciales, tanto nacionales como internacionales, que sean del caso. Lasituacin actual, por el contrario, parece confirmar el pesimismo de losque sostienen que esos derechos no tienen ni sentido ni valor en unperodo de mutacin como ste, en que parece normal sacrificar lajusticia y la felicidad de hoy a la virtud y la prosperidad de maana.

    4

    Pero esas decepciones no debenhacernos olvidar el camino recorrido.

    La amplitud de las reacciones despertadas por la violacin de los derechoshumanos es ya, de por s, una raznpara esperar. Condenar una violacines reconocer un derecho. Y la profundidad de la revuelta de las concien

    cias constituye una medida de la fuerza con que los hombres estn suscritos a un principio.

    Como lo constata la Proclamacin

    de Tehern adoptada por la Conferencia Internacional sobre Derechos

    Humanos all reunida en abril de este

    ao (vase la pg. 32) desde que seadoptara la Declaracin se han cumplido importantes progresos en cuantorespecta a la definicin de las normasrelativas al goce de los derechos delhombre y de sus libertades fundamentales, as como a la proteccin de losmismos. Los pactos internacionalesque definen los derechos civiles, polticos, econmicos, sociales y culturales han sido adoptados finalmente portodos los Miembros de la Organizacin de Naciones Unidas.

    HANNA SABA, jurista y diplomtico egipcio, y autor de diversos ensayos y obrassobre los temas de su especializacin,ocupa actualmente en la Uneseo el cargode Sub-Director General para las normasinternacionales y las cuestiones jurdicas.

    Por lo dems, si bien es cierto queel deseo de justicia es un vieja aspiracin del hombre, hay que reconocerque la Declaracin Universal de Derechos Humanos, as como los pactos,convenciones, recomendaciones y declaraciones dedicados a precisar yponer en prctica los principios queproclama, constituyen innovaciones importantes. Basta con remitirse, enefecto, a un pasado todava cercanopara ver qu lejos estaban las ideasimperantes entonces de las de la Declaracin Universal.

    A los principios de igualdad y desupresin de toda discriminacin basada especialmente en la raza, la religin, el sexo o la situacin social,principios que la Declaracin proclama y que hoy en da nos parecenesenciales, se oponan conceptos tradicionales basados en el estableci

    miento de jerarquas entre los Estados,los pueblos, las razas, las categorassociales y, en muchos pases, en unadefinicin de la condicin de la mujersegn la cual sta segua siendo unamenor, cuando no una esclava.

    Estos viejos conceptos siguen teniendo influencia en muchas mentes,y hay un abismo persistente entre elprincipio de igualdad de derechos ylas distinciones y discriminacionesque, desde tiempo inmemorial, se hanperpetuado en muchas sociedadeshasta el da de hoy.

    por Hanna SabaSub-Director General de la Uneseo

    Por otra parte, la concepcin individualista de los derechos del hombre

    que la Declaracin Universal ha tomado de las grandes declaraciones norteamericana y francesa no coincidesiempre con ciertas concepciones dela sociedad, fundadas en la primacadel grupo. Los gobiernos de ciertospases que han accedido recientementea la independencia, adheridos con entusiasmo a reglas que implican unasupresin de esas jerarquas entrepueblos o razas sobre las que descansaba el colonialismo, encuentran, alquerer aplicar estas reglas, considerables obstculos, debidos especialmente a los prejuicios contra laigualdad de los sexos, que siguensiendo muy fuertes, y a los odios detribus que, en este mismo momento,se traducen en una masacre de poblaciones enteras.

    Desde hace siglos existen prejuicios anlogos en otros Estados msantiguos, en los que no pueden coexistir dos razas si no es al precio dela dominacin de una por la otra. Estn tambin las diferencias de religin,causa frecuente de discriminacin,

    aunque sta tiende a perder su gravedad en nuestros das.

    Por ltimo y en la coyuntura actual esto quiz tenga ms importanciaque todo el resto la ignorancia, laenfermedad y la miseria en que seencuentran sumidos cientos de millo

    nes de hombres, y la manifiesta insuficiencia de los recursos con que losgobiernos cuentan para combatir esosazotes, impiden a poblaciones enterasacceder a un estado digno del nombrede condicin humana.

    La puesta en prctica de los derechos humanos constituye, por tanto,una empresa particularmente difcil,que exige un largo esfuerzo; y una delas primeras etapas de esta empresaha de ser la de educar, ensear, convencer y hacer compartir por la humanidad entera una fe en esos principiosy una lealtad a ellos que muy posiblemente entren en oposicin no slo conciertos hbitos arraigados en la formade pensar y de vivir de tantos hombres, sino tambin con poderosos intereses de grupo.

    As, para que el hombre pueda sentar verdaderamente en la realidad de

    las cosas su libertad responsable, esnecesario que, libre de la angustia del

    SIGUE EN LA PAG 6

  • J

  • DERECHOS PARA EL MAANA (cont.)

    6

    hambre y de la servidumbre de la ignorancia, pueda comprender el mundoqu lo rodea, comunicarse con los dems, recibir, transmitir y confrontarexperiencias, conocimientos e intenciones, para lo cual necesita, en primerlugar, saber leer. De ah ese deberimperioso, inscrito directamente en elmarco de la accin en favor de losderechos del hombre, de arrancar almundo de las tinieblas e integrar a lavida moderna ms de 750 millones deadultos analfabetos.

    Dada la profundidad de los egosmos que combaten y la fuerza de losprejuicios, tradiciones y prcticas queechan por tierra, los principios de laDeclaracin Universal no podrn traducirse en la realidad de la vida de

    cada uno sino luego de haber echadohondas races en la conciencia de los

    hombres. Es necesario que el respetode los derechos del hombre se con

    vierta en una exigencia general tannatural y tan urgente que ninguna autoridad pueda tratar de sustraerse aella. Para esto es necesario que losprincipios se expresen claramente, sejustifiquen y se enseen.

    Desde este punto de vista, tienemucha mayor importancia el inculcar elsentido de la nocin general de derecho inalienable que analizar las disposiciones de tal o cual derecho particular. Ante todo es necesario com

    prender y hacer comprender que, paraque los derechos humanos se respeten efectivamente, tienen que respetarse de una manera incondicional yabsoluta. Ninguna razn, francamentemala o pretendidamente buena y lashay a veces que, referidas a valorespatriticos, familiares, religiosos oideolgicos, son honrosas puedeprevalecer en contra de ellos. La ideade derecho comprende una exigibilidadincondicional, y la del respeto de todoser humano como sujeto de derechonos impone, como necesidad absoluta, su universalidad.

    La Conferencia Internacional sobreDerechos Humanos reunida en Tehe

    rn meses atrs adopt por unanimidad una resolucin sobre la educa

    cin de la juventud en el respeto delos derechos del hombre y de laslibertades fundamentales por la que sesubraya que esta obra de persuasindebe comenzar desde la ms tierna

    edad. Especialmente invita esa resolucin a los Estados a hacer de modo

    que se pongan en juego todos los medios de enseanza para que los nioscrezcan y se desarrollen en el respetode la dignidad humana, de la igualdadde derechos de todos los hombres ytodos los pueblos, sin distincin deraza, de color, de idioma, de sexo ode religin.

    Por otra parte, la Conferencia deTehern invit a la Uneseo a ampliarlos programas de su competencia quetienden a dar al nio, desde su entradaa la escuela, la conciencia del respetode la dignidad y de los derechos delhombre y a hacer prevalecer los principios de la Declaracin Universal entodos los niveles de la enseanza y

    especialmente en las escuelas superiores, que es donde se forman losdirigentes del maana .

    A este respecto, permtaseme recordar que, desde su fundacin, la Uneseoha dedicado gran parte de sus esfuerzos a extender la enseanza por elmundo. En este sentido considera ysu parecer ha sido ratificado por todoslos economistas que la enseanza,al mismo tiempo que un derecho delhombre, constituye una de las condiciones esenciales del desarrollo, nico

    medio de que todos los hombres, alverse libres de la servidumbre de la

    necesidad, accedan plenamente a ladignidad humana.

    La Uneseo considera igualmente quela enseanza, que da a cada ser humano los medios de ejercer realmentesus derechos y darles sustancia, debedescansar en ciertos principios ticosesenciales. Desde su tercer perodode sesiones, celebrado en Beirut en1948, la Conferencia General de laUneseo se ha empeado en obtenerque se inscribiera la Declaracin Universal en los programas escolares yen estimular por todos los mediosadecuados la difusin de los principios proclamados en la Declaracin.

    As y todo, es evidente que lainmensidad de la tarea exige laparticipacin de todos aquellos queestn en condiciones de ejercer alguna influencia. Quisiera rendir aquhomenaje al esfuerzo desplegado porlas organizaciones no-gubernamentales, que cumplen una notable misinde educacin cvica, porque no es sloen la escuela o en la universidad quedeben ensearse los derechos huma

    nos. Las organizaciones no gubernamentales tienen un considerable papeleducativo que desempear en la vidacotidiana de los ciudadanos. Acten

    en la esfera de la enseanza o en la

    de una profesin determinada, aspirenal mejoramiento de la condicin de lamujer o a la defensa de interesesmorales o religiosos, esas organizaciones se dirigen directamente a losparticulares, a quienes pueden llegarms libremente que organizaciones decarcter intergubernamental como laUneseo.

    La influencia de estos grupos nooficiales puede ser decisiva para laevolucin de la opinin pblica, yaque les corresponde difundir los principios de la Declaracin Universal entodos los pases en que ejercen susactividades y contribuir as a hacer delrespeto a los derechos del hombreuna exigencia imperiosa de los ciudadanos.

    Sin duda alguna el camino a recorrer ser largo, las dificultades inmensas y las decepciones mltiples. Peroni la esperanza ni la constancia en elesfuerzo habrn de faltarles a quienestienen fe en el Hombre.

    Esta alocucin fue pronunciada en la sedede la Uneseo en Paris durante la sesin declausura de la Conferencia Internacional de

    Organizaciones No Gubernamentales sobrefomento de los derechos del hombre, reunin celebrada en setiembre ltimo.

    f El derecho a ser hombre

    es el ttulo del libro publicadopor la Uneseo en ocasin delvigsimo aniversario de laDeclaracin Universal deDerechos Humanos. Este

    volumen, que acaba de apareceren Pars en versin francesa

    ( Le droit d'tre un homme )es la primera obra realizadasobre el tema de esta viejareivindicacin del hombre

    con una precisin y una amplitudque superan las barreras delespacio y del tiempo. La antologade ms de 1.100 citas de trozos

    de todas las literaturas, pocasy civilizaciones, es obra de lafilsofa Jeanne Hersch. queha dirigido durante dos aosla divisin correspondiente dea Uneseo. La autora presentaa continuacin las deas quela han inspirado al dar formay sentido a su originalrecopilacin, de la que ElCorreo de la Uneseo n se

    complace en dar a sus lectores(vase la pg. 9) una seriesustanciosa de atisbos

    y ejemplos.

    por Jeanne Hersch

    ^ Ll derecho a ser hombre.Por qu? Por qu no el derechoa ser elefante, o gallina de Guinea?

    Un elefante que existe es un elefante, y una gallina de Guinea queexiste es una gallina de Guinea.Hablar del derecho a ser hombre

    es decir que un hombre puede existirsin ser realmente hombre y sin tenerla posibilidad de serlo.

    Ser realmente hombre constituye,por tanto, otra cosa que ser un ejemplar vivo de la especie zoolgicahombre, como lo es un elefante o

    JEANNE HERSCH, profesora de filosofa enla Universidad de Ginebra, ha sido Directorade la Divisin de Filosofa de la Uneseo de

    1966 a 1968. Aparte de haber traducido alfrancs diversas obras del ' filsofo alemnKarl Jaspers, Jeanne Hersch es autora demuchas obras en la materia de su especialidad, entre las que citaremos 'Temps alterns' (Librera de la Universidad, Friburgo,1942), ^L'tre et la forme' (Ed. de la Bacon-nire, Neuchtel, 1946), -Idologie et ralit'(Ed. Pion, Paris, 1956) y -L'illusion philosophique' (Ed. Pion, Paris, 1966).

  • EL DERECHOA SER HOMBRE

    CASTIGANDO

    A LOS

    ESCLAVOS

    Litografa delsiglo XIXInspirada enun croquisdel escritor

    francs

    Jacques Arago,autor de un

    Viajealrededor

    del mundo

    Foto SnarkInternational,Pars

    una gallina de Guinea. Ser realmente hombre es hacer uso a la vez

    de dos facultades bien particularespor cierto: la de pensar y la de decidir. Ser hombre es, pues, interveniren el mundo con actos decididos yejecutados con plena conciencia delo que se hace.

    La cosa parece sencilla, pero paraque se cumpla tiene que llenarse grannmero de condiciones difciles. Pri

    mero: para que un hombre puedapensar y decidirse, se necesita quelas amenazas fundamentales que pesan sobre l toda su vida: las del

    hambre, el fro, el apremio fsico, lamuerte violenta, se vean, no anuladas(no lo estn nunca) sino relegadasy como suspendidas a cierta distancia de l. El hombre puede pensarentonces en otra cosa y decidir enfuncin de otra cosa, un poco comosi su voluntad, como lo ha hecho su

    cuerpo, se enderezara, dejara de andar en cuatro patas y tomara la posicin vertical.

    Luego, para que un hombre piense

    y decida, es necesario que puedamanifestar su pensamiento y traducirsus decisiones por medio de actos.Esto implica el que ninguna coaccinfsica le impida hacerlo as; que eluso de los brazos no se le vea tra

    bado por un par de esposas; quepueda servirse de sus manos, de suspies, de su voz, de su pluma y detodos sus otros tiles. Porque lospensamientos y decisiones que no seencarnan en la realidad comn conser

    van la inconsistencia de los sueos.

    Acabo de decir realidad comn,y con razn. El hombre no est solo.Cuando piensa y decide, es siempreen funcin de los que lo rodean.Piensa por ellos, con ellos, haciaellos, en su nombre; y esto aunqueno piense en ellos. Lo que decide lodecide de acuerdo con ellos o en

    contra de ellos, implicndolos siempreen los motivos y consecuencias desus decisiones. Lo sepa l o no, estnsiempre presentes en sus pensamientos y en sus actos (aunque slo fuerapor el idioma en que los enuncia) y

    los que le rodean son puestos enjuego, confirmados o impugnados acada instante. Se necesita, pues, quepueda encontrarse frente a ellos,confrontar sus pensamientos y susactos con los suyos, asociarse a ellospara actuar con ms conocimiento decausa sobre la realidad comn, o

    asociarse a unos para mejor resistir alos otros.

    Pero eso no es todo. Ni la satis

    faccin de las necesidades elemen

    tales, ni la ausencia de penuria fsica,ni la libre confrontacin de ideas nila libre asociacin de voluntades son

    suficientes. El hombre no puede nipensar ni decidir a partir de un vaco.Es necesario llenar este vaco con una

    sustancia que nutra su pensamientoy su accin; y es necesario que lconozca el contexto en que ese pensamiento y esa accin van a inscribirse, so pena de intervenir como unciego, ignorando las consecuenciasms inmediatas de sus decisiones.

    Esa sustancia nutritiva se llama cul

    tura. El conocimiento del contexto se

    llama informacin.

    Finalmente, para que el pensamientoy la decisin del hombre pueda resistir a todo el peso del mundo fsico ydel mundo social, es necesario quehaya en l algo de irreductible, unaespecie de ncleo de absoluto.

    L a Declaracin Universal deDerechos Humanos la primera enproclamar universalmente que debenreconocerse los derechos de cada

    hombre, sea quien sea desempeaun papel directo de educacin al plantear los fundamentos de un civismo

    universal, y un papel indirecto al inspirar instrumentos jurdicos nacionales e internacionales en que losprincipios generales que proclama setraducen en reglas precisas, concretas, controlables, de las que los oprimidos pueden servirse contra losabusos de que sean vctimas,recurriendo a las autoridades nacio

    nales competentes o en su defecto ala opinin pblica internacional.

    Nunca se encarecer lo bastante la

    importancia de este esfuerzo. Pero laprecisin de cada inciso no tendraque hacer olvidar las races de losderechos del hombre. Estas races

    estn bien afincadas en el sentido

    profundo y universal del derecho aser hombre, y el volumen de laUneseo se esfuerza por alimentarlas Irecurriendo a las fuentes ms diversas

    de la humanidad en el tiempo y enel espacio.

    SIGUE A LA VUELTA

  • EL DERECHO A SER HOMBRE (cont.)

    En este libro encontrar el lector

    ms de mil citas de todas las pocashistricas, desde el tercer milenarioantes de J. C. hasta 1948, fecha enque se proclam la Declaracin Universal; citas de todos los continentes,

    de todas las latitudes y longitudes, yque provienen de la tragedia y lafbula, el texto legislativo y el refrnpopular, la frmula ritual y la inscripcin funeraria, el anlisis poltico y lacancin. En todas ellas aparecen lostemas fundamentales enumerados ms

    arriba. Y no se trata nicamente de

    textos ejemplares: algunas son quejaso gritos de revuelta de aquellos cuyadignidad se ha visto zaherida. Si seeleva una queja as, si se lanza ungrito como esos, es porque existeun sentido del derecho a ser hombre

    y porque ese sentido se ha pisoteado.

    B

    8

    ajo las formas de expresin ms diversas se despliega, unpoco en todas partes, la vasta sucesin de temas que han inspirado laDeclaracin Universal: la persona humana y su relacin con los dems; laconsideracin especial debida al dbil:extranjero, exiliado, pobre, vencido,mujer, nio, impedido; los deberesdel poder, sus lmites y las condiciones de su legitimidad; la libertadcivil y los derechos a expresarse; losvnculos de la libertad y la verdad;los derechos sociales y la libertadconcreta; la educacin, la ciencia yla cultura, condiciones de una verdadera presencia en el mundo; la fuerzadomada o limitada por el derecho; laindependencia y la identidad nacional;la universalidad del sentido de lo

    que es ser hombre y de lo que alhombre se debe; la relacin entrederechos y deberes. Finalmente, seve variar los fundamentos y la finalidad de los derechos: ligados en unmomento a Dios, en otros a la Naturaleza y en otros a principios abstractos, acaban en la poca moderna porconvertirse en una especie de absoluto exacto, sin apoyos; un absolutoque, bajo la amenaza del vrtigo,apenas si descansa sobre s mismo.

    As, buscndose y revelndose as mismo, el hombre no ha cesado de

    reivindicar, para s y para los dems,el derecho a ser lo que tiene vocacin de ser. Frente a lo que nos ofreceel mundo de nuestros das, una exigencia tan universal y tan antiguacomo sta plantea preguntas formidables. Si tres mil aos antes de J. C.

    ya se grababa en la piedra el principiodel trabajo contractual, cuyas condiciones estaban sujetas a la aceptacin de los trabajadores, y si actualmente existe an el trabajo forzado,qu se puede esperar de una Declaracin de Derechos Humanos? Pero

    inversamente, si luego de todas laspruebas y las violaciones a que losha sometido la historia, la exigenciade esos derechos sigue tan viva,tan de pie, quin podr acallarlanunca?

  • Una misma reivindicacin en todos los

    tiempos y bajo todos los cielos

    La clave de todos los derechos

    MAHATMA GANDHI

    1869-1948. India

    La verdadera fuente de los derechos es el deber. Si todos cumplimos con nuestros

    deberes, ser fcil hacer que se respeten nuestros derechos. Pero, si al mismotiempo que descuidamos nuestros deberes, reivindicamos nuestros derechos,estos se nos irn de las manos, y a la manera del fuego fatuo, cuanto ms lospersigamos, ms lejos los veremos de nosotros.

    PROVERBIO ZERMA-SONRAl

    Africa Negra

    Tu vecino es tu igual

    Sabrs que el derecho ajeno es una brasa y que, si te apoderas de l, te quemarla mano.

    SPINOZA

    Tratado teolgico-polltico, 1670

    La palabra sagrada

    ... Aceptemos por un momento la hiptesis de que se pueda reprimir la opininy tener a los hombres tan a rienda corta que no se atrevan a decir palabra si noes por orden de la Potencia soberana. Aunque as sea, nunca, por otra parte,se lograr que todas sus ideas estn de acuerdo con la voluntad poltica oficial.Qu puede ocurrir en tal caso? Que los subditos piensen diariamente en cosasque no tienen relacin alguna con lo que dicen; que la buena fe, cosa tanindispensable en una comunidad, se corrompa, y que, bajo la detestable trazade la adulacin y la perfidia, se vean estimulados el engao y la decadenciade los mejores hbitos del hombre. Y por si ello fuera poco, habra que hacersesingulares ilusiones para contar con una docilidad tan perfecta por parte delos hombres, aunque fuera nicamente en sus palabras; porque por el contrario,cuantos ms esfuerzos se hacen por privarlos de su libertad de expresin,ms encarnizada es la resistencia que oponen.

    ANDREA CHENIER

    1672-1794. Francia

    Apologa

    2*2=5

    A Frret lo metieron en la Bastilla por haber escrito una excelente memoria.El Ministro de Gracia y Justicia viene a interrogarlo; el preso responde a todassus preguntas y luego dice: Parecis satisfecho de mis respuestas: podrahaceros a mi vez una pregunta? Cul? Por qu me encuentro aqu?Sois demasiado curioso le dice el Ministro volvindole la espalda.Al decirle a Monsieur de la Tour que meter en la Bastilla a los sabios que dicenla verdad era una medida demasiado dura, l respondi a la dama que le hablaba:Y que queris que hagamos con ellos, seora ma?

    DOSTOEVSKI

    s El subsuelo . 1864

    Parecera que toda la preocupacin del hombre est en demostrarse a s mismoen todo momento que es un hombre y no una pieza de una mquina. Eso lo hahecho sufrir, pero siempre se lo ha demostrado. Me decs a gritos que nadiequiere atentar contra mi libertad, que los dems slo se agitan por lograr que mivoluntad, de motu proprio, coincida con mi inters normal y con las leyesde la naturaleza y la aritmtica.|Ay, seores mos! qu ser de mi libertad (...) cuando no quede btra cosaque dos por dos cuatro? Aunque mi voluntad no intervenga en el asunto, dos pordos sern siempre cuatro. Y es eso, por si acaso, mi voluntad?

    9

  • EL DERECHO A SER HOMBRE (cont.)

    PESTALOZZI

    1746-1827, Suiza

    La historia dice: desde que el mundo existe, los regmenes absolutos se hanarrogado siempre derechos incompatibles con un estado social sano dela humanidad, empujando as en todas las pocas a los pueblos a la resistenciaarmada contra la pretensin al absolutismo y contra todo atentado a suslegtimos derechos.

    MARIANO MORENO

    g Gaceta de Buenos Aires , 1810 Cualquier dspota puede obligar a sus esclavos a que canten himnos a la libertad.

    Estos hombres

    en cadena son

    figurantes (parejasde soldados ysaltimbanquis) dela pantomima deautmatas de

    briosa

    gesticulacinque compusoen 1624 el

    dibujante italianoG. B. Bracelli.

    Foto BibliotecaNacional, Pars

    TALMUD

    Sabbat, 31

    Meros comentarios

    Lo que te contrare, no se lo hagas a tu prjimo; esa es toda la Ley, y el resto,meros comentarios.

    No creer en nuestros ojos

    10HANKAMPU

    La justicia de Itakura Shiguemun .1701, Japn

    Una vez designado, Shiguemun va todos los das al tribunal, sigue por el ladoeste del corredor, y entra. Luego de depositar all un molinillo para pulverizarel t, el magistrado se sienta detrs de una puerta de papel. Despus de muchosaos de seguir esta costumbre, al preguntarle alguien el por qu de ella,Shiguemun le dice:

    Si escucho los litigios tras de una puerta de papel es porque al ver las carasde la gente uno encuentra de todo, en variedad imposible de enumerar: rostroshorribles y simpticos, sinceros y malvados. Lo que dice el hombre de fisonomaen apariencia sincera nos da la impresin de ser verdad, y lo que hace el que tienecara de malvado nos parece falso, aunque pueda ser justo. Ante la querellade un hombre de aspecto simptico uno lo cree vctima de una persecucin;cuando discute otro de expresin detestable, lo cree equivocado.

    Todo ello viene de que el corazn se deja influenciar por lo que ven los ojosy, aun antes de que la gente hable, tenemos juicio formado sobre ella: este esun criminal, este bueno y estotro derecho; luego, al escuchar las palabras del pleito,no nos faltan ocasiones de comprender las cosas a la luz de lo que ya pensbamos.Pero al dictar sentencia, hay, entre los que parecen simpticos, gente detestable;entre los que tienen aspecto detestable, gente simptica; falsos entre los sinceros,rectos entre los torcidos. Cuntos y cuntos casos as! El corazn del hombrees un arcano, y nunca se puede tomar una decisin atenindose a los rostros.

    Antes s; antes se fallaba segn el aspecto de la gente, y esto lo pueden hacerlos que no se hayan equivocado nunca; pero hombres como Shiguemun se dejanengaar con frecuencia por lo que ven. Todo el mundo tiene miedo de comparecerante un tribunal; pero fuera de ello est el miedo natural que se siente en presenciade quien tiene poder de vida o muerte sobre los otros. Con ese miedo no se

    puede decir lo que se debe, y el acusado recibe una sentencia injusta. Por eso valems ocultarse las caras; esta fue la idea que me hizo separar a juez y acusadocon una puerta de papel. As es cmo, encomendndose a los dioses y jurndoseno ser parcial, Shiguemun controla sus sentimientos tanto por dentro comopor fuera; luego escucha el proceso y por ltimo dicta sentencia.

  • El peor enemigo

    ATHARVAVEDA

    Libro XIX, 2200-1800 antes de J. C,

    India (Original snscrito)

    Ojal la regin media pueda acordarnos el vernos libre de miedo; y con ellael cielo y la tierra. Ojal nos veamos libre del miedo de lo que est delantey detrs nuestro, y por encima y por debajo de nosotros. Ojal no sintamosningn miedo frente al amigo o al enemigo, a lo que conocemos y a lo que estlejos. Ojal no sintamos miedo ni de da ni de noche. |Y que los cuatro puntos

    cardinales sean benvolos conmigol

    CICERN

    106-43 antes de J. C.

    t Tratado de los deberes

    Cuanto ms mordaza haya...

    En una ciudad libre no hay gesto ms insensato que el de quien toma medidaspara hacerse temer; se puede muy bien arruinar las leyes a un precio muy altoe intimidar la libertad de los hombres, pero bastar a veces para hacerla resurgirun juicio mudo o una serie de sufragios annimos sobre alguna gabela a imponerseal pueblo. Una vez que se acaba con ella, la libertad ataca al poder con mayoraspereza que si se la mantiene en pie.

    DECLARACIN DE DERECHOS

    Inglaterra, 1689

    Legalidad e ilegalidad

    1. El presunto poder de suspender la vigencia de una ley o hacer ejecutar otraspor autorizacin del rey y sin consentimiento del Parlamento es un poder ilegal.2. El presunto poder de estar exento de las leyes o de la ejecucin de las mismaspor autorizacin real, tal como se ha asumido y ejercido recientemente, es ilegal.5. Los subditos tienen el derecho de presentar peticiones al rey, y toda inculpacino diligencia judicial motivada por esas peticiones es ilegal.9. La libertad de palabra y los debates o deliberaciones realizados en el senodel Parlamento no deben ser ni atacados ni puestos en tela de juicio en ningntribunal ni sitio ajeno a aqul.10. No se debe exigir fianzas excesivas, ni imponer multas excesivas, ni infligirpenas crueles o inslitas.11. Toda imposicin de multa o amenaza de confiscacin de la que sea objetoun particular antes de un juicio es legal y nula.

    Don Quijote y Sancho Panza.Picasso (1955).Dibujo

    Liberacin de Andresillo por Don Quijote

    No haba andado mucho, cuando le pareci que a su diestra mano, de la espesurade un bosque que all estaba, salan unas voces delicadas, como de persona

    que se quejaba; y apenas las hubo odo, cuando dijo:

    Gracias doy al cielo por la merced que me hace, pues tan presto me poneocasiones delante donde yo pueda cumplir con lo que debo a mi profesin y dondepueda coger el fruto de mis buenos deseos. Estas voces, sin duda, son de algnmenesteroso, o menesterosa, que ha menester mi favor y ayuda.Y volviendo las riendas, encamin a Rocinante hacia donde le pareci que las voces

    salan. Y a pocos pasos que entr por el bosque, vio atada una yegua a unaencina, y atado en otra a un muchacho, desnudo de medio cuerpo arriba, hastade edad de quince aos, que era el que las voces daba, y no sin causa, porque

    le estaba dando con una pretina muchos azotes un labrador de buen talle,y cada azote le acompaaba con una reprehensin y consejo. Porque deca:

    La lengua queda y los ojos listos.

    Y el muchacho responda:

    No lo har otra vez, seor mo; por la pasin de Dios que no lo har otra vez,y yo prometo de tener de aqu adelante ms cuidado con el hato.

    Y viendo don Quijote lo que pasaba, con voz airada dijo:

    Descorts caballero, mal parece tomaros con quien defender no se puede;subid sobre vuestro caballo y tomad vuestra lanza que tambin tena una lanzaarrimada a la encina adonde estaba arrendada la yegua ; que yo os har conocerser de cobardes lo que estis haciendo.

    El labrador, que vio sobre s aquella figura llena de armas blandiendo la lanzasobre su rostro, tvose por muerto, y con buenas palabras respondi:

    . Seor caballero, este muchacho que estoy castigando es un mi criado, que

    me sirve de guardar una manada de ovejas que tengo en estos contornos;el cual es tan descuidado, que cada da me falta una; y porque castigo su descuido

    11

  • EL DERECHO A SER HOMBRE (cont.)

    Foto Graudon, Pars

    ESCLAVO 1948

    Obra del pintor mexicanoJos Clemente Orozco.

    12CERVANTES

    g Don Quijote de la Mancha , 1615

    o bellaquera, dice que lo hago de miserable, por no pagalle la soldada que le debo,y en Dios y en mi nima que miente.

    Miente delante de m, ruin villano? dijo don Quijote . Por el sol quenos alumbra, que estoy por pasaros de parte a parte con esta lanza. Pagadle luegosin ms rplica; si n, por el Dios que nos rige que os concluya y aniquile eneste punto. Desatadlo luego.

    El labrador baj la cabeza, y, sin responder palabra, desat a su criado, al cualpregunt don Quijote que cunto le deba su amo. El dijo que nueve meses,a siete reales cada mes. Hizo la cuenta don Quijote y hall que montaban sesentay tres reales, y djole al labrador que al momento los desembolsase, si no queramorir por ello. Respondi el medroso villano que para el paso en que estabay juramento que haba hecho (y aun no haba jurado nada), que no eran tantos;porque se le haban de descontar y recebir en cuenta tres pares de zapatos quele haban dado y un real de dos sangras que le haban hecho estando enfermo.

    Bien est todo eso replic don Quijote ; pero qudense los zapatos y lassangras por los azotes que sin culpa le habis dado; que si l rompi el cuerode los zapatos que vos pagastes, vos le habis rompido el de su cuerpo;y si le sac el barbero sangre estando enfermo, vos en sanidad se la habis sacado:ans que, por esta parte, no os debe nada.

    El dao est, seor caballero, en que no tengo aqu dineros: vngase Andrsconmigo a mi casa; que yo se los pagar un real sobre otro.

    Irme yo con l dijo el muchacho ms? Mal ao! No, seor, ni por pienso;porque, en vindose solo, me desollar como a un San Bartolom.

    No har tal replic don Quijote ; basta que yo se lo mande para que me tengarespeto; y con que l me lo jure por la ley de caballera que ha recebido,le dejar ir libre y asegurar la paga.

    Mire vuestra merced, seor, lo que dice dijo el muchacho :que este mi amono es caballero ni ha recebido orden de caballera alguna; que es Juan Haldudoel rico, el vecino del Quintanar.

    Importa poco eso respondi don Quijote ; que Haldudos puede habercaballeros; cuanto ms, que cada uno es hijo de sus obras.

    As es verdad dijo Andrs ; pero este mi amo, de qu obras es hijo,pues me niega mi soldada y mi sudor y trabajo?

    No niego, hermano Andrs respondi el labrador ; y hacedme placerde veniros conmigo; que yo juro por todas las rdenes que de caballeras hayen el mundo de pagaros, como tengo dicho, un real sobre otro, y aun sahumados.

    Del sahumerio os hago gracia dijo don Quijote ; ddselos en reales,que con eso me contento; y mirad que lo cumplis como lo habis jurado;si no, por el mismo juramento os juro de volver a buscaros y a castigaros,y que os tengo de hallar aunque os escondis ms que una lagartija.Y si queris saber quin os manda esto, para quedar con ms veras obligadoa cumplirlo, sabed que yo soy el valeroso don Quijote de la Mancha, el desfacedorde agravios y sinrazones, y a Dios quedad, y no se os parta de las mienteslo prometido y jurado, so pena de la pena pronunciada.

    Y en diciendo esto, pio a su Rocinante, y en breve espacio se apart dellos.Siguile el labrador con los ojos, y cuando vio que haba traspuesto del bosquey que ya no pareca, volvise a su criado Andrs, y djole:

    Venid ac, hijo mo, que os quiero pagar lo que os debo, como aquel deshacedorde agravios me dej mandado.

    Eso juro yo dijo Andrs ; y cmo que andar vuestra merced acertadoen cumplir el mandamiento de aquel buen caballero, que mil aos viva; que, segnes de valeroso y de buen juez, vive Roque, que si no me paga, que vuelvay ejecute lo que dijol

    Tambin lo juro yo dijo el labrador ; pero, por lo mucho que os quiero,quiero acrecentar la deuda, por acrecentar la paga.Y asindole del brazo, le torn a atar a la encina, donde le dio tantos azotes,

    que le dej por muerto.

    Llamad, seor Andrs, ahora deca el labrador al desfacedor de agravios;veris cmo no desface aqueste. Aunque creo que no est acabado de hacer,porque me viene ganas de desollaros vivo, como vos temades.

    Pero, al fin, le desat, y le dio licencia que fuese a buscar a su juez paraque ejecutase la pronunciada sentencia. Andrs se parti algo mohino, jurandode ir a buscar al valeroso don Quijote de la Mancha y contalle punto por puntolo que haba pasado, y que se lo haba de pagar con las setenas. Pero, con todoesto, el se parti llorando y su amo se qued riendo. Y desta manera deshizo

    el agravio el valeroso don Quijote.

  • ESTUDIO DE CASCO

    por Alberto Durero(1514).

    El derecho a ser honrado

    JOS MART

    Cuba

    La edad de oro , 1889

    Libertad es el derecho que todo hombre tiene a ser honrado, y a pensar y a hablarsin hipocresa... Hay hombres que viven contentos aunque vivan sin decoro.Hay otros que padecen como en agona cuando ven que los hombres vivensin decoro a su alrededor. En el mundo ha de haber cierta cantidad de luz,

    como ha de haber cierta cantidad de decoro. Cuando hay muchos hombressin decoro, hay siempre otros que tienen en s el decoro de muchos hombres.Esos son los que se rebelan con fuerza terrible contra los que roban a los pueblossu libertad, que es robar a los hombres su decoro. En esos hombres van miles

    de hombres, va un pueblo entero, va la dignidad humana. Esos hombresson sagrados...

    Pjaros enjaulados

    IGNACY KRASICKI

    Polonia

    Fbulas , 1779

    El joven pinzn pregunta al viejo por qu suspira.Esta jaula en que vivimos es bien cmoda le dice.T has nacido en ella y puedes creerlo as. Pero yo me acuerdo de la libertad..

    y suspiro.

    JOSEPH, CACIQUE INDIONARIZ PERFORADA

    Siglo XIX, E.E. U.U.

    La tierra es madre de todos, y todos deban tener sobre ella derechos guales.Creer que un hombre que ha nacido libre pueda sentirse feliz cuando se lo encierray se le quita la libertad de ir adonde le parezca es esperar que los ros puedanir contra la corriente. Si se encierra a un indio en un territorio reducido y se loobliga a quedarse all, no ser feliz y no podr conocer ni adelanto ni prosperidad.Cuando pienso en las condiciones en que vivimos, se me cae el alma a los pies.

    El alma indomeable

    ARDACHER 1

    rey de los sasnidas, Siglo III, Persiatr Consejos a los soberanos

    NICHIREN

    Japn Senji Sho , 1275

    Sabed que vuestra autoridad se ejerce solamente sobre el cuerpo de vuestrossubditos, y que los reyes no tienen poder alguno sobre el corazn humano.Sabed que, aunque dominis a los hombres en lo que respecta a sus posesiones,no los dominaris nunca en el feudo de su mente.

    Habiendo tenido el honor de nacer en vuestro reino, encuentro que m cuerpoobedece a Su Seora; pero mi alma no lo har jams.

    13

  • EL DERECHO A SER HOMBRE (cont.)

    KARL MARX

    g La guerra civil en Francia , 1871

    CONCILIO DE-NICEA

    325

    ARISTOTELES

    Constitucin de Atenas, Siglo IV

    Pesadilla aplastante

    La maquinaria del Estado centralizado, con sus rganos militares, burocrticos,clericales y judiciales, tan omnipresentes como complicados, oprimen el cuerpovivo de la sociedad civil como una boa constrictor (...). Todos los intereses

    an los ms nfimos que resulten de las relaciones entre los diversos grupos

    sociales, se vieron separados de la sociedad misma, independizados de stay puestos en oposicin a ella bajo la forma de inters del Estado, que administrabanlos sacerdotes de la divinidad estatal (Staatspriester): la jerarqua de losfuncionarios (...). Las revoluciones no han hecho ms que perfeccionar dichamquina estatal, en vez de librarnos de una vez por todas de tan aplastante pesadilla.

    Escrutinio representado en unamoneda romana del 137 antes

    de J. C. para conmemorar una leypor la que se institua en los

    tribunales el sufragio escrito.

    El sufragio soberano

    antes de J. C.

    Que gane la mayora.

    Fuera de los diez comisarios ya existentes, el pueblo elegir otros veinte entrelos ciudadanos de ms de cuarenta aos. Estos, luego de haber jurado queredactarn las proposiciones que juzguen mejores para el Estado, lo fiarn as;pero tambin podr hacerlo cualquier otro ciudadano, para que se adoptela mejor entre todas.

    Cuando la desobediencia civil se convierte en un deber

    14

    La razn concreta por la cual, una vez que el poder est en manos del pueblo,se permite reinar a la mayora y mantener su reino durante largo tiempo, no es queella tenga ms razn, ni que eso le parezca lo ms justo a la minora, sinoque la mayora es ms fuerte que sta. Pero un gobierno en que la mayorareina en todos los casos no puede estar basado en la justicia, ni siquiera enla forma en que el hombre concibe a sta. No podr haber un gobierno en quela conciencia, y no la mayora, sea lo que decida virtualmente lo que est bieny lo que est mal? (...).

    La masa de los hombres sirve al Estado, no como hombres, sino como mquinas;

    lo sirven con su cuerpo. Son el ejrcito permanente, la milicia, los guardianesde presidio, los policas, la fuerza pblica, etc. En la mayor parte de los casosno hay ningn libre ejercicio del razonamiento propio o del sentido moral;esos hombres se ponen al nivel de la madera, de la tierra y de las piedras;y quiz se pudiera hacer hombres de madera que prestaran los mismos serviciosque ellos. Seres as no merecen ms respeto que muecos de paja o que un montnde barro. Valen lo que los caballos o los perros y no ms. Y sin embargo,generalmente se los considera buenos ciudadanos.

    Otros como la mayor parte de los legisladores, polticos, juristas, ministrosy funcionarios ponen ms que nada su cabeza al servicio del Estado; y comoraramente hacen distinciones de orden moral, tienen sin quererlo todas lasoportunidades imaginables de servir tanto al diablo como a Dios. Un nmeroreducidsimo los hroes, los patriotas, los mrtires, los reformadores en el sentidoms elevado de la expresin, y los hombres ponen tambin al servicio del Estadosu conciencia, con lo cual, inevitablemente, lo resisten y son tratados generalmentepor l como enemigos (...).

    Qu actitud conviene que adopte un hombre de nuestros das frente al gobiernonorteamericano? Yo respondo que no puede asociarse con ste sin sufrir vergenza.Yo no puedo reconocer ni un solo instante como mi gobierno esa organizacinpoltica que es tambin el gobierno negrero.

    Todos los hombres reconocen el derecho a la revolucin, es decir, el derecho

    a negarse a obedecer al gobierno y resistirlo cuando su tirana o su incapacidadson grandes e intolerables. Casi todo el mundo encuentra que este no el caso

  • Se puede aprendermuy rpidamente a

    evitar que lo aplastena uno, pero se

    necesitan siglos deun aprendizaje sinprecedentes para

    perder la voluntad deaplastar a los dems.

    ILYA EHRENBURGLas aventuras

    extraordinarias de

    Julio JurenitO', 1921

    HENRY DAVID THOREAU

    EE. U.U.

    g Desobediencia civil , 1849

    en nuestros das, aunque encuentran que s lo era en los das de la Revolucinde 1775. Si alguien me viniera a decir que el gobierno de 1775 era malo porquehaca pagar derechos a ciertos productos extranjeros al llegar a nuestros puertos,respondera con toda probabilidad que yo no iba a armar ninguna gresca por eso,porque puedo vivir perfectamente sin esos artculos. Todas las mquinas tienensu friccin (...).

    Pero cuando la friccin llega a concluir con la mquina y la opresin y el roboson cosa organizada, dir siempre: No soportemos esta mquina por mstiempo. En otros trminos: cuando la sexta parte de la poblacin de una nacinque se ha comprometido a ser un reducto de libertad yace en la esclavitud, cuandotodo un pas se ve invadido, conquistado por un ejrcito extranjero y sometidoa la ley militar, encuentro que no es demasiado pronto para que la gente decentese subleve y haga la revolucin. Lo que da mayor urgencia a este deber es queel pas invadido no es el nuestro, sino que es nuestro ejrcito el que ha procedidoa invadir tierras de otros (...).

    Hay leyes injustas; consentiremos en obedecerlas o nos esforzaremos porenmendarlas, obedecindolas mientras no hayamos tenido xito en nuestro empeo,o bien las transgrediremos inmediatamente? Los hombres en general, bajoun gobierno como ste, piensan que es mejor esperar a que la mayora se convenzade que debe cambiarlas, y creen que, si se resistieran, el remedio sera peorque la enfermedad. Pero si as ocurre verdaderamente, la culpa es del gobierno.Es l quien lo hace peor. Por qu no est mejor dispuesto a prever y a tomarmedidas de reforma? Por qu no trata mejor a su minora avisada? Por qugrita y se resiste antes de que lo toquen? Por qu no anima a sus ciudadanosa estar alerta para sealarle sus faltas y a portarse mejor de lo que l queraque se portasen?

    (...) Bajo un gobierno que mete en la crcel injustamente a no importa quin,el verdadero lugar de un justo est tambin en la crcel.

    15

  • EL DERECHO A SER HOMBRE (cont.)

    JEAN-JACQUES ROUSSEAU

    ff Del contrato social , 1762

    Si no considerara ms que la fuerza y el efecto que hace, dira: Mientrasun pueblo que est forzado a obedecer, obedece, ese pueblo har bien;tan pronto como pueda sacudirse el yugo y lo haga as, har mejor todava:porque al recobrar la libertad con el mismo derecho con que se la han quitado,es porque est autorizado a hacerlo; en su defecto, los otros no estaban autorizadosa quitrsela.

    SIMN BOLVAR

    Discurso al Congreso de Angostura,15 feb. 1819

    Contra el filo de la navaja

    Nada es tan peligroso como dejar permanecer largo tiempo en un mismo ciudadanoel poder. El pueblo se acostumbra a obedecerle, y l a mandarlo, de dondese origina la usurpacin y la tirana... Las buenas costumbres y no la fuerza, sonlas columnas de las leyes; y el ejercicio de la justicia es el ejercicio de la libertad.Muchas naciones antiguas y modernas han sacudido la opresin; pero son rarsimaslas que han sabido gozar de algunos preciosos momentos de libertad; muy luegohan recado en sus antiguos vicios; porque son los pueblos, ms bien quelos gobiernos, los que arrastran tras s la tirana... Slo la democracia, en miconcepto, es susceptible de una absoluta libertad; pero cul es el gobiernodemocrtico que ha reunido a un tiempo poder, prosperidad y permanencia?...

    La especie humana, un error?

    ABATE SIEYS

    Francia

    ff Preliminar a la Constitucin ,

    20-21 julio 1789

    Si los hombres no quisieran ver en los dems sino elementos recprocos defelicidad, podran ocupar en paz la tierra, su habitacin comn, y marchar juntoshacia su comn objetivo gozando de la mayor seguridad. El espectculo cambiacuando se miran unos a otros como obstculos: bien pronto no les queda otrasalida que huir o combatir sin descanso. La especie humana no aparece sino

    como un gran error de la Naturaleza.

    La razn del ms fuerte

    HESlODO

    Siglo VIII antes J. C. Greciag Los trabajos y los dias

    A los reyes, por ms sabios que sean, les voy a contar un cuento. He aqu lo queel gaviln brutal dijo al ruiseor de cuello jaspeado, mientras lo llevaba entre

    las nubes en sus garras de raptor y lo oa gemir desgarradoramente: Miserablepor qu gritas? Perteneces al que sea ms fuerte que t e irs donde te lleve,por buen cantor que seas; y segn se me ocurra, te comer o te devolverla libertad. Guay del que resista al que sea ms fuerte que l; porque no ganaen la lid, y a su vergenza se aade lo que sufre. As habl el veloz gaviln,que planea con las alas desplegadas.Pero t, Perses, escucha a la Justicia. No dejes crecer la desmesura dentro de t.

    La desmesura es mala cosa para los humildes, y hasta a los grandes les es difcilllevarla; su peso los aplasta el da en que tienen que hacer frente al desastre.

    PROVERBIO AKAN

    Ghana Ni la estatura ni la fuerza deben servir a nadie para oprimir a otro.

    ABU BAR AL-SADDIK

    Primer Califa del Islam, Siglo Vil

    Si veis que estoy en el buen camino, ayudadme. S veis que me he desviado,encaminadme por la buena va. El fuerte entre vosotros es dbil a mis ojos hastaque pase la prueba de la justicia, y el dbil entre vosotros es fuerte a mis ojoshasta que se le haga justicia.

    KIYOSHI KIYOSAWA

    Japng Diario , 2 die. 1944

    La educacin del futuro debe cuidarse de crear una actitud refractaria a la idea

    de que el Estado es un ser supremo y absoluto y que nuestro deber consisteen conformarnos a la razn de Estado.

    16

    ESCUELA MO-TSEU

    Siglo V antes de J. C, China

    STANISLAW STASZIC

    1755-1826, Polonia

    ff El gnero humano

    Qu ocurre cuando la fuerza se hace ley? La respuesta es sencilla: lgicamente,el grande ataca al pequeo, el fuerte roba al dbil, la mayora maltrata a la minora,los astutos engaan a los simples, los nobles desprecian a los plebeyos, los ricosdesdean a los pobres y los jvenes escarnecen a los viejos.

    La libertad no fundada en la justicia es una palabra vana de que se viste la ilusindel hombre. Los ms grandes tranos de la historia son los que han lanzadolos gritos ms heridos a la gloria de la libertad.

  • Contra las mscaras del tirano

    RINOCERONTE

    por Alberto Durero(1515).

    Tomado de la obra Albert Duier - dessins por Henri Pastoureau,Ed. Roger Dacosta, Paris, 1963

    Vencer y convencer

    KAREL CAPEK

    1890-1938, Checoeslovaquia Fbulas y cuentos cortos

    El tirano a los filsofos:

    Yo actuar y vosotros justificaris mis actos.

    DIDEROT

    1751-1772, Francia

    ff Enciclopedia La persecucin crea hipcritas pero no hace proslitos.

    Los derechos esenciales

    LENN EN LA CRCEL

    1895 o 1896

    ff Proyecto de programa para elPartido Social-Demcrata ruso

    El Partido Social-demcrata ruso reivindica en primer lugar:1. La convocacin de la Zemski Sobor (Asamblea Constituyente) que estarcompuesta por representantes de todos los ciudadanos, con el fin de elaboraruna constitucin.

    2. El sufragio universal y directo para todos los ciudadanos rusos que hayancumplido veintin aos, sin distincin de religin o nacionalidad.3. La libertad de reunin, de asociacin y de huelga.4. La libertad de la prensa.5. La supresin de las clases y la igualdad absoluta de todos ante la ley.6. La libertad de culto y la igualdad de todas las nacionalidades...7. El derecho de todo ciudadano a demandar judicialmente a un funcionario

    cualquiera sin pasar antes por la va jerrquica.8. La supresin del pasaporte, el derecho de circular libremente y el de cambiarde domicilio.

    9. El derecho a hacer trabajo artesanal y a ejercer un oficio, as como lasupresin de las corporaciones.

    SIGUE EN LA PAG 20

    17

  • Con excesiva

    frecuencia,los derechos

    hombre son violados

    y escarnecidos

    Foto Snark International, Pars

    Foto D. McCullin - Magnum, Pars

    La Declaracin Universal de Derechos Humanos no es la representacinde una realidad, ni la profesin de una virtud de la que puedanenvanecerse individuos o naciones. Es el pblico y universalreconocimiento de un deber que a todos nos incumbe; es una posicintomada deliberadamente frente a un mundo de violencia, de miseriay de injusticia. Con ella, stas no desaparecen, pero por ellase manifiestan, de una manera lcida, la angustia de ese mismo mundoante su vista, y la voluntad de arrancar de su historia prsentelas enormes fallas que tales males representan.

    ATILIO DELL'ORO MAINI,

    Presidente del Consejo Ejecutivo de la Uneseo,al dirigirse a la Conferencia

    General el 15 de octubre 1968.

  • EL DERECHO A SER HOMBRE (cont.)

    MENCIO

    3727-289? antes de J.C, China

    El ms y el menos

    El pueblo es lo que importa ms, luego viene el Estado, y el que importa menoses el Emperador.

    El respeto al individuo

    HENRY DAVID THOREAU

    EE. U.U.

    g Desobediencia civil , 1849

    Es la democracia, tal como la conocemos, el ltimo progreso posible en materiade gobierno? No ser posible dar un paso ms hacia el reconocimiento yafianzamento de los derechos del hombre? No podr haber nunca un Estado

    verdaderamente libre y esclarecido mientras ese Estado no llegue a reconoceral individuo como una fuerza superior e independiente, de donde l saca su

    fuerza y su autoridad colectivas, y no lo trate como tal.

    A veces sueo con un Estado capaz de mostrarse justo con todos y tratar alindividuo con el respeto con que se trata a un vecino; un Estado que llegara eno juzgar incompatible con su tranquilidad el hecho de que haya quienes vivanapartados de l, sin mezclarse con l ni estar tampoco confinados por l,cumpliendo, eso s, con sus deberes de vecinos y semejantes. Un Estado quehubiera dado ese fruto y permitiera que el fruto caiga en cuanto est maduropreparara el camino a otro todava ms perfecto, ms esplndido, con el quetambin he soado pero que no he visto en ninguna parte.

    PROVERBIO RUSO La fuerza no est en la fuerza sino en la verdad.

    El deber de tolerancia

    VOLTAIRE

    g Tratado sobre la tolerancia , 1763

    El derecho natural es el que la naturaleza indica a todos los hombres. Por habercriado Vd a su hijo, l le debe respeto como padre y reconocimiento como

    bienhechor. Vd. tiene, por otra parte, derecho a los productos de la tierra que

    haya cultivado con sus manos. Y si ha dado y recibido una promesa, hay quecumplirla.

    El derecho humano no puede en ningn caso fundarse sino en este derecho dela naturaleza; y el gran principio, el principio universal de uno y otros, es, en todala tierra: No hagas a los dems lo que no querras que te hicieran a t. Perosi se sigue este principio, no es posible concebir que un hombre diga a otro: Creeen lo que yo creo, en lo que no puedes creer, o morirs. (...)

    Si fuera de derecho humano conducirse en esa forma, el japons tendra quedetestar al chino, que execrara al siams; ste perseguira a los habitantesdel Ganges, que caeran sobre los del Indo; un mongol le arrancara el coraznal primer malabar que encontrara a su paso; el malabar podra degollar alpersa, que a su vez liquidara al turco; y todos juntos se echaran sobre loscristianos, que durante tanto tiempo se han devorado mutuamente.

    El derecho de la intolerancia es, por consiguiente, brbaro y absurdo; es elderecho de los tigres; no, es mucho ms horrible an, porque los tigres se matanpara comer, mientras que nosotros nos hemos exterminado por un inciso.

    Las libertades esenciales

    20 FRANKLIN D. ROOSEVELTE.E. U.U.

    Discurso sobre las cuatro

    libertades , 6 enero 1941

    Esperamos ver un mundo que est fundado en cuatro libertades humanasesenciales.

    La primera es la libertad de palabra y expresin en todas partes del mundo.

    La segunda es la libertad de culto, tambin en todas partes del mundo.

    La tercera es la liberacin de la miseria, lo que, traducido en trminos del mundo,significa la concertacin de acuerdos econmicos que permitan a cada nacingarantizar a sus ciudadanos una vida sana y apacible en todas partes del mundo.

    La cuarta es la liberacin del miedo, lo que, traducido en trminos mundiales,significa una reduccin tan completa y eficaz de los armamentos en todos lospases que ninguna nacin podr estar en condiciones de cometer un acto de

    agresin fsica contra uno de sus vecinos en ninguna parte del mundo.

    No se trata de la visin de un milenio lejano, sino de los cimientos concretos deun mundo que nuestra generacin puede llegar a crear en esta poca.

  • La libertad y el tamao

    JAKOB BURCKHARDT

    1818-1897, Suiza Consideraciones sobre la historia

    universal

    El pequeo Estado existe para que haya en el mundo un rincn de tierra en queel mayor nmero posible de habitantes puedan gozar de la calidad de ciudadanos,en el verdadero sentido de la palabra... El pequeo Estado no posee otra cosaque la verdadera libertad, con la que compensa plenamente, en un plano ideal,las enormes ventajas y hasta el podero de los grandes.

    Los monstruos de la calumnia y el prejuicio

    CESARE BECCARIA

    Italia

    ff De los delitos y las penas , 1764

    Las denuncias secretas constituyen un abuso evidente, pero consagrado, ynecesario en muchas naciones por lo dbil que es su constitucin. Una costumbrecomo esa crea hombres falsos y llenos de disimulo. El que suponga en suprjimo un delator ver en l un enemigo. La gente se acostumbra as a disfrazarsu sentimientos y, a fuerza de ocultrselos a los otros, termina por ocultrselosa s misma.

    Guay de aquellos que hayan llegado a ese extremo; sin principios claros yestables que los guen, se sentirn perdidos y flotando en el vasto mar de laopinin, preocupados siempre por escapar a los monstruos que los amenazan. Nopodran disfrutar del momento presente porque la incertidumbre del porvenirlo envenena constantemente. Privados de los placeres durables de la tranquilidad

    y la seguridad, apenas si los consuelan unos momentos felices esparcidosaqu y all en su triste existencia y vividos de prisa y confusamente (...).Quin podr defenderse de una calumnia armada con el escudo ms fuerte dela tirana, que es el secreto? Qu clase de gobierno puede ser aquel donde elque gobierna sospecha un enemigo en cada uno de sus subordinados y se veobligado, para asegurar la tranquilidad de todos, a quitrsela a cada uno de ellos?

    MARIANO MORENO

    ff De la libertad de escribir

    Gaceta de Buenos Aires, 1810

    La verdad, como la virtud, tienen en s misma su ms Incontestable apologa; afuerza de discutirlas y ventilarlas aparecen en todo su esplendor y brillo; sise oponen restricciones al discurso, vegetar el espritu como la materia; y elerror, la mentira, la preocupacin, el fanatismo y el embrutecimiento, harn ladivisa de los pueblos, y causarn para siempre su abatimiento, su ruina y sumiseria.

    21

  • EL DERECHO A SER HOMBRE (cont.)

    mencIaturSfa'ens omtto

    quot pf noi,d HnywMBHHWW id Mb uii mn

    criirlifloiMTii iji nVjfti

    Bim mi wi uiimlfT. Calen. Auguftf, anno Chntfio fcruatorc naco M. DXLIXBafilea. Izquierda: la pluma rabiosa del censor ha

    rayado en la Cosmografa de Mnsteruna referencia a Erasmo, y sobre laefigie del autor, hundido el ojo del granhumanista holands, apstol de la tolerancia,el 500o. aniversario de cuyo nacimiento vaa celebrar el mundo en 1969.

    A la derecha, Descenso en los talleresde la libertad de prensa, caricaturafrancesa del siglo XIX.

    JOHN PHILPOT CURRAN

    Irlanda

    29 enero 1794

    Sobre la mordaza a la expresin

    De qu calamidades se salva al pueblo cuando se le garantiza el libre accesoa la informacin? (...) Si dudan Vds. de lo terribles que son las consecuencias queacarrea la prohibicin de expresar aunque ms no sea un descontento individual,no tienen ms que volver la mirada a los pases esclavizados, en que se suponeque las coacciones de esa clase garantizan la proteccin del despotismo.Ni la persona misma del dspota puede sentirse segura nunca. Ni los temoresdel dspota, ni las maquinaciones del esclavo conocen treguas: uno anticipandoel momento de peligro y el otro acechando la ocasin de atacar.... La prensa amordazada, el pueblo esclavizado y el prncipe perdido! Por todasestas razones, en calidad de defensor de la sociedad, de la paz, de la libertadinterior y de la unin duradera de ambos pases, os conmino a que protejis lalibertad de la prensa, poderoso centinela del Estado y gran detectora de laimpostura pblica; conservadla, porque si desaparece, desaparecern con ella,en una misma tumba, la libertad del subdito y la seguridad de la Corona.

    22EMMANUEL ARNOLD

    escritor checo

    g Ley provisoria sobre la prensa , 1849

    En realidad, la nica explicacin que podemos dar de esta ley provisoria sobrela prensa es que ha sido promulgada para ensear provisoriamente tambin alos escritores a guardar silencio y, cuando hayan llegado a hacerlo as alterminar el perodo de ensayo, a callarse de una vez por todas y para siempre.Si durante la vigencia de esta ley los escritores checos pretendieran, despus detodo, hacerse pasar en todos sentidos por campeones de la verdad, tendranque ser para ello tan intrpidos como Jan Zizka, porque la ley los amenazacon enviarlos por una nadera al banquillo de los acusados.La prudencia aconseja al redactor en jefe que ruegue al gobierno se sirvaautorizarlo a trasladarse directamente a la crcel con sus muebles e instalar all

    su despacho. De otro modo, a un diario poltico de mediana importancia le haranfalta aproximadamente cuatro redactores: dos para purgar las penas, un terceropara sentarse en el banquillo de los acusados y un cuarto para dirigirefectivamente la redaccin. Pero este ltimo debera guardarse muy bien debeber el menor vaso de champagne por miedo de que este vino despertara enl una chispa de espritu francs, porque entonces, ni siquiera un grupo dosveces mayor bastara para hacer marchar el diario. Adems, el editor tendraque poseer varias minas de oro para pagar las multas que le pusieran con larenta que sacara de aqullas. El redactor que no fuera un hombre de paja, elredactor cuyo corazn ardiera de amor por la humanidad, no estara nunca ensu despacho, pero s se lo podra encontrar con frecuencia en la crcel donde,suponiendo que el sol de la libertad lo hubiera tostado, tendra una granocasin de perder ese buen color.

    Los ensayos polticos que escribiera no seran otra cosa que castillos denaipes, que el escritor ms insignificante de un pas libre podra hacer caer deun soplo. Naturalmente, esto no estara de acuerdo ni de lejos con el Inters delpueblo, y la nacin correra el riesgo de volver a caer en las tinieblas. Perocomo todos sabemos, a nuestro pueblo lo inflama la poltica, y es un pueblo quetiene la pasin de la verdad; de modo que no podra adaptarse a semejanteestado de cosas.

  • I *--"

    Foto Holzapfel - Documentacin francesa

    KARL MARX

    Debates sobre la libertad

    de la prensa Rheinische Zeitung, 1842

    La verdadera censura la fundada en la esencia misma de la libertad de la

    prensa es la crtica, tribunal que la libertad de la prensa se da a s misma.La censura reconoce que no es un fin en si, que en s no tiene nada de bueno, queest fundada en el principio de que el fin justifica los medios. Pero un fin queemplea medios injustos no puede ser justo en s.El escritor no considera en ninguna forma sus trabajos como medios. Esostrabajos son fines en s, y tan poco medios para l mismo y para los otros,que sacrifica, cuando ello es necesario, su propia existencia a la existencia de ellosy levanta a la altura de un principio, como podra hacerlo el predicador de unareligin, la idea de que Vale ms obedecer a Dios que a los hombres, esoshombres entre los cuales lo sitan sus necesidades y deseos humanos (...) Laprimera libertad para la prensa es la de no ser una industria. El escritor querebaja la prensa hasta hacer de ella un medio material, merece como castigo deesa falta de libertad interior la falta de libertad exterior que constituye la

    censura. Mejor dicho todava: la existencia de sta es el castigo que lecorresponde.

    ALEXANDRE HERZEN

    1812-1870

    ff Cartas

    No basta con proclamar la libertad

    La gente piensa que basta con demostrar la verdad, como se hace con unteorema de matemticas, para que los dems la acepten; que basta con que unocrea en ella para que los dems tambin crean. Pero ocurre todo lo contrario:unos dicen una cosa y los que los escuchan comprenden otra, por no tener elmismo grado de evolucin mental. Qu predicaban los primeros cristianos y qucomprendi la multitud de lo que decan? La multitud comprendi todo loincomprensible, lo absurdo y lo mstico. Todo lo que era claro y sencillo leresult inaccesible. La muchedumbre comprendi todo lo que representaba unaatadura para la conciencia, pero no comprendi nada de lo que liberaba alhombre. Ms tarde, en la misma forma, comprendi la revolucin solamente comoejecucin sangrienta, como guillotina, como venganza. Una amarga necesidadhistrica se transform as en grito de triunfo; al trmino fraternidad se pegel de muerte, y la fraternidad o la muerte se convirti en una especie de labolsa o la vida para los terroristas. Hemos vivido y visto tanto, y adems nuestrospredecesores han vivido tanto por nosotros, que finalmente se ha vueltoimperdonable apasionarse, creer que basta con hacer que el mundo romanoconozca el Evangelio para hacer de l una repblica democrtica y social, comolo crean los apstoles rojos; o que basta imprimir a dos columnas una edicinilustrada de los Derechos del Hombre para que el hombre sea libre.

    23

  • EL DERECHO A SER HOMBRE (cont.)

    El escndalo de los oprimidos

    ANTN CHJOV

    Fruta silvestre, 1898

    El silencio de los que sufren

    Nunca vemos ni omos a los que sufren, y todo lo horrible de la vida ocurrelejos, en la trastienda. Todo es sereno y apacible, y nicamente protestan lasmudas estadsticas: tantos hombres que se han vuelto locos, tantos barrilesde vodka consumidos, tantos nios muertos de hambre... Y al parecer esteorden de cosas es necesario: al parecer el hombre feliz no se siente biensino porque los desgraciados llevan en silencio su carga a cuestas: sin esesilencio, la felicidad sera imposible. Esta es una hipnosis general.Pero hara falta que detrs de la puerta de cada hombre satisfecho y felizhubiera alguien munido de un martillito cuyos golpes le recordaran constantementeque los desgraciados existen en el mundo y que, por ms feliz que l sea,la vida le mostrar sus garras tarde o temprano; que la desgracia se abatirsobre l: que conocer la enfermedad, la pobreza, el duelo, y que cuandoeso ocurra nadie lo ver ni lo oir, como l no ve ni oye a nadie en este momento.

    REFRN TELUGU

    Isla Mauricio

    El dbil paga

    Sea la hoja de pltano la que cae sobre una espina, o la espina la que cae sobreuna hoja de pltano, la que sufre siempre es la hoja.

    MAHATMA GANDHI

    India, 1869-1948Siempre me ha parecido muy misterioso que un hombre pueda sentirse honradocon lo que representa una humillacin para sus semejantes.

    Hijos de la sombra

    Descenso a la minaGrabado Ingls(srglo XIX)Biblioteca de Ginebra,Foto N. Bouvier

    La mina vomita sus galeotes y el pozo sus esclavos, que son tropas de muchachosde ambos sexos, aunque ni la ropa que llevan ni la forma en que hablanmarque ninguna diferencia entre ellos; las muchachas visten igual que losmuchachos; y sus labios, que no deban pronunciar ms que palabras dedulzura y amor, estn manchados por blasfemias que haran ruborizar a muchoshombres. Y sin embargo esas sern algunas son ya madres de Inglaterra.Pero no hay por qu asombrarse., de la horrible grosera con que hablan sise piensa en la cerril aspereza de sus vidas.

    Desnudas hasta la cintura, las piernas cubiertas por un pantaln sujeto poruna cadena de hierro que se engancha a un cinturn de cobre, estas muchachasinglesas estn condenadas a pasar doce y a veces diecisis horas diariasempujando, arrastrando, dirigiendo cargas pesadas a lo largo de caminossubterrneos, oscuros, fangosos, inclinados.

    Las circunstancias en que trabajan parecen haber escapado a la atencinde la sociedad formada para la abolicin de la esclavitud de los negros,sociedad cuyos dignos miembros parecen desconocer igualmente los sufrimientosde los pequeos trappers, los nios encargados de abrir y cerrar las puertasde las galeras de la mina, lo que es tanto ms extrao cuanto que variosde ellos emplean a estas infortunadas criaturas.

    Vedlos salir de las entraas de la tierra. Son nios de cuatro a cinco aos,y muchos de ellos niitas todava bellas, delicadas y tmidas. Tienen funcionesde la mayor importancia que los obligan a entrar los primeros en la mina ysalir los ltimos. Su trabajo no es demasiado duro, hay que reconocerlo,porque si no no podran hacerlo; pero se lleva a cabo en medio de las tinieblas,del silencio y la soledad. Esos nios sufren el castigo que los filntropos haninventado para los mayores culpables, castigo que stos temen ms que a

  • DISRAELI

    Sybil o Las dos Naciones, 1845

    la muerte. Una hora sucede a otra y nada recuerda al nio lo que vive msarriba de su cabeza, a la luz, o lo que se agita bajo sus pies, excepto el pasode las vagonetas llenas de hulla a las que deja pasar a las galeras paracerrar la puerta inmediatemente despus, porque de esa precaucin dependela seguridad de la mina y la vida de los trabajadores que sta encierra.

    La masacre de los nocentes

    JONATHAN SWIFT

    Irlanda, Modesta proposicin para impedir que los hijos de los pobres en Irlandano sean una carga para sus padres yresulten tiles al pblico, 1729

    Para los que se pasean por esta gran ciudad o viajan por el interior, es untriste espectculo el que ofrecen las calles, los caminos o la entrada a laschozas llenos de mendigas, seguida cada una de ellas por cuatro o cinco yhasta seis nios andrajosos, que importunan al caminante pidindole limosna.En vez de poderse ganar la vida honestamente trabajando, estas madres defamilia se ven obligadas a vagar y a mendigar para subvenir a las necesidadesde sus hijos. Al hacerse hombres, stos roban por falta de trabajo o abandonanla tierra que los vio nacer para combatir bajo las banderas del Pretendienteal trono de Espaa o para venderse en la Isla Barbada.Todos los interesados estarn de acuerdo en que este nmero enorme denios en los brazos de su madre o su padre, colgados a sus espaldas opisndoles los talones, agrava considerablemente la situacin del reino, ytambin en que quien pudiera encontrar una manera equitativa, fcil y pocoonerosa de hacer que esos nios resulten tiles a la colectividad merecera,por el servicio pblico que presta, que se le levantara una estatua.

    Pero mi designio est lejos de limitarse al caso de los hijos de mendigosdeclarados; mi designio tiene un alcance mucho ms vasto, como que quiereabarcar todos los nios de cierta edad cuyos padres son tan incapaces desubvenir a sus necesidades como los que piden limosna en la calle... Quieroexponerles mis ideas y espero que estn no merezcan la menor objecin.

    Un norteamericano muy ilustrado que conoc en Londres me ha dado la seguridadde que un nio pequeo, de constitucin robusta, si est bien alimentado, tiene,al ao de edad, la carne ms delicada, la ms nutritiva y la ms sana quese pueda pedir, se la ase a la parrilla o al horno, y se la hierva o se la cuezaa fuego lento; y no dudo de que se la pueda preparar igualmente en un guisado.

    Propongo humildemente al pblico, por tanto, que de esos nios cuyo nmerofijamos antes en 120.000, se ponga a un lado 20.000 como reproductores,eligiendo solamente una cuarta parte de varones entre ellos (ms de lo queconservamos de moruecos, toretes o verracos; y pienso por mi parte quecomo esos nios son raramente fruto del matrimonio del que nuestra gentebaja hace poco caso bastar con un macho para servir a cuatro hembras).Los 100.000 nios que queden podran ser vendidos en todo el reino a laedad de un ao a la gente con medios y de clase. Y no habra que olvidarsede aconsejar a las madres que den de mamar -al nio abundantemente el ltimomes para tenerlo bien gordo y rozagante y hacerlo digno de una buena mesa.Si se tiene gente a cenar, con un nio se podrn hacer dos platos, y si nohay invitados, el cuarto delantero o el cuarto trasero podrn servir para unplato suculento; el cuarto da, con un poco de sal y pimienta, se podr hacerde ello un excelente cocido, sobre todo en invierno...

    Pero no soy tan obstinado como para rechazar toda proposicin que hicieranlos sabios y que resultara igualmente inocente, econmica, fcil y eficaz.Querra tambin que los polticos a quienes no gustara la idea y que sepermitieran refutarla empezaran por preguntar a los padres de esos jvenesmortales si no consideraran actualmente un gran suerte el haber sido vendidosal ao de edad en la forma en que preconizo, lo cual habra evitado lainterminable serie de desgracias que han sufrido desde entonces, exprimidospor los que tienen una hipoteca sobre su casa o incapaces de pagar el alquilerpor falta de recursos o de trabajo, no teniendo con qu alimentarse, sin techoy ropa para protegerse de la intemperie y con la ineluctable perspectiva detransmitir a sus descendientes miserias anlogas, cuando no mayores, portoda la eternidad.

    De igual a igual

    DOMINGO FAUSTINO SARMIENTO

    1811-1888, Argentina

    POEMA LRICO ANNIMO

    Siglo XIV, Inglaterra

    Puede juzgarse el grado de civilizacin de un pueblo por la posicin socialde las mujeres.

    Cuando Adn cavaba mientras Eva hilaba

    Quin de los dos era el gran seor?

    25

    O

  • Los nios no son propiedadde nadie; ni de sus padresni de la sociedad en queviven. No pertenecen sino ala libertad que tendrn en elfuture

    BAKUNIN

    1814-1876

    EL DERECHO A SER HOMBRE (cont.)

    KEMAL PACHA ATATURK

    Turqua, 1923

    El tener en menos como hemos tenido a nuestras mujeres es la causa delfracaso de nuestro tipo de sociedad. El destino mide nuestras vidas con unrasero diferente, pero vivir es estar activo. Y si slo lo est parte de losmiembros de un cuerpo social, mientras el resto permanece inerte, ese cuerposocial se ver paralizado. Si se quiere que trabaje y logre resultados; si sereconoce, por ejemplo, que la sociedad necesita de la ciencia y de la tcnica,har falta que la adquieran en la misma medida tanto los hombres como lasmujeres. Quin ignora que lo que domina la vida es la divisin del trabajo,y que sta reina en todas las esferas? En esta divisin del trabajo las mujeresdeben desempear las tareas que les corresponden, pero entre esas tareasest la de participar en la actividad general indispensable a la prosperidady felicidad de todos.Los trabajos domsticos no constituyen sino el menor y el menos importantede los deberes de la mujer.

    26HENRIK IBSEN

    Casa de muecas 1879, Noruega

    HELMER: T, ante todo, eres esposa y madre.NORA: Yo no creo ya en eso. Yo creo que ante todo soy un ser humano,un ser igual que t, o que por lo menos debo tratar de serlo.HELMER: Hablas como una criatura, Nora; no pareces comprender nadade la sociedad en que vives.NORA: Y no comprendo, no. Pero voy a tratar de comprender. Es necesarioque decida quin de los dos tiene razn, la sociedad o yo.

  • MAHATMA GANDHI

    1869-1948

    Si yo fuera mujer, me rebelara contra toda pretensin que expresara el hombrede hacer de las mujeres un juguete. Para instilarme en el corazn de mi mujerme imagin primero que perteneca a su sexo; pero he logrado lo que queraslo el da en que decid tratarla de una manera completamente distinta a laque tuve hasta entonces con ella. Y slo al renunciar a mis pretendidos derechosde marido la restablec plenamente en el uso de los suyos.Comprend que la mujer no es la esclava de su marido, sino su compaeray colaboradora, y una asociada que comparte sus penas y alegras en pie deigualdad con l, tan libre como l de escoger su propio camino.

    Limitacin de la propiedad

    TOMS MORO

    Utopia, 1516

    En su gran sabidura, este hombre ha visto con innegable facilidad que elnico medio de garantizar el bienestar general es observar el principio deigualdad en todo. Pero dudo de que esa igualdad pueda mantenerse dondehay propiedad privada. Cuando cada cual busca asegurarse la propiedadabsoluta de todos los bienes que pueda adquirir, por grande que sea la masade riquezas existente, slo las comparte un pequeo nmero de personas;las otras siguen viviendo en la pobreza. Ocurre por lo general que estasltimas son grandemente merecedoras de la suerte de las primeras, porquelos ricos son codiciosos, desprovistos de escrpulos e intiles, mientras quelos pobres son modestos y sencillos y, con su trabajo cotidiano, hacen mspor el bien pblico que por el de ellos mismos...- Aunque reconozco queesta situacin puede mejorar en cierta medida, sostengo al mismo tiempoque no puede desaparecer completamente. Podra decretarse que nadie poseyerams de determinada cantidad de tierras, ni una fortuna superior a la sumaque fijara la ley. Podran promulgarse leyes especiales para impedir que elsoberano fuera demasiado poderoso y el pueblo demasiado arrogante, ascomo que los cargos de magistrado fueran venales, que pudieran vendersey que trajeran aparejados gastos personales excesivos.

    La justicia de los incas

    PEDRO CIEZA DE LEON

    1518-1566, Del seoro de los incas

    Tanto fue lo que temieron a sus prncipes en tierra tan larga, que cada puebloestaba tan asentado y bien gobernado como si el Seor estuviera en lpara castigar los que lo contrario hiciesen. Este temor penda del valor quehaba en los seores y de su misma justicia, que saban que por parte deser ellos malos, si lo fuesen, luego el castigo se haba de hacer en los quelo fuesen, sin que bastase ruego ni cohecho ninguno. Y como siempre losincas hiciesen buenas obras a los questaban puestos en su seoro, sinconsentir que fuesen agraviados, ni que les llevasen tributos demasiados, nique les fuesen hechos otros desafueros, sin lo cual, muchos que tenanprovincias estriles y que en ellas sus pasados haban vivido con necesidad,les daban orden que las hacan frtiles y abundantes, proveyndoles de lascosas que en ellas haba necesidad; y en otras donde haba falta de ropa,por no tener ganados, se los mandaban dar con gran liberalidad. En fin,entendase, que as como estos seores se supieron servir de los suyos y queles diesen tributos, as ellos les supieron conservar las tierras y traellosde bastos a muy puliticos, y de desprovedos, que no les faltase nada...

    Cuanto ms grande el hombre...

    MXIMO GORKI

    Vladimir Witch Lenin, 1920

    Cmo ve Lenin el nuevo mundo?

    Ante mis ojos pasa una imagen grandiosa de la tierra... Todos los hombresse han vuelto razonables, y cada cual se siente responsable, no slo de loque hace, sino tambin de todo cuanto se hace en torno a l. En medio delas ciudades-jardn se elevan edificios majestuosos: en todas partes trabajanpara el hombre las fuerzas de la Naturaleza sometidas y organizadas por lamente de ste, que se ha convertido por fin en amo efectivo de los elementos.Su energa fsica no se pierde ya en un trabajo grosero y sucio sino que setransforma en energa espiritual, y toda su fuerza est dedicada al estudio -delos problemas fundamentales de la vida (...)

    Ennoblecido por la tcnica y ms sensato desde el punto de vista social, elhombre, libre por fin, encuentra en el trabajo una fuente de contentamiento;y su razn el principio ms precioso para el mundo se hace intrpida (...)No creo haber atribuido a Lenn sueos que no eran los suyos, ni haberle dadouna aureola romntica; no puedo imaginrmelo sin ese hermoso sueo defelicidad futura para todos, de vida luminosa y llena de goce. Cuanto msgrande sea el hombre, ms atrevido ser su sueo.

    27

  • EL DERECHO A SER HOMBRE (cont.)

    El deber de ser hombre

    JEAN AMOS COMENIUS

    Escritor checo, siglo XVIIDe rerum humanarum

    emendatione consultatio

    catholica

    De la divisin a la destruccin

    Hay tres causas principales de divisin entre los hombres: 1a., las diferencias deopinin: no somos capaces de pensar de la misma manera sobre las mismas cosas;2a., los odios: no estamos dispuestos a reconocer opiniones diferentes sobrelas mismas cosas sin que la amistad se vea resentida por ello, y nuestras

    divergencias de opinin nos dan asimismo un sentimiento apasionado de prevencinmutua; 3a., las injusticias y las persecuciones abiertas que, para nuestra comn

    desgracia, son producto de nuestros odios. El primer conflicto viene de la mente,el segundo de la voluntad y los sentimientos, y el tercero de las fuerzasque se oponen secreta o abiertamente para la mutua destruccin de los hombres.

    La humanidad primero y la nacin despus

    MONTESQUIEU

    1689-1755

    Pensamientos

    Si me enterara de algo que pudiera ser til para mi nacin pero ruinoso paraotra, no lo propondra a mi prncipe, porque antes de ser francs soy hombre;o mejor dicho, porque soy hombre inevitablemente, y francs por obra del azar.

    PROVERBIO RUMANO El hombre cifra su esperanza en el hombre.

    KANT

    ira paz eterna, 1795

    Por una paz indivisible

    La dea del derecho de gentes comprendida como un derecho a la guerra esverdaderamente inconcebible (porque sera el derecho de decidir lo que es justo,no siguiendo leyes exteriores universalmente vlidas y limitando la libertadde cada individuo, sino por la fuerza y segn mximas particulares). A menosque se entienda por ello que es completamente justo que hombres de parecidadisposicin se maten entre s y encuentren la paz eterna en esa vasta tumba

    que los cubre con todos los horrores de la violencia. A ojos de la razn no hayotro medio de escapar a la ausencia de legalidad, fuente de declaraciones de guerraentre Estados que mantienen relaciones recprocas, que renunciar, como lo hacenlos individuos, a su anrquica libertad para aceptar la sujecin pblica delas leyes y formar as un Estado de naciones (c/v/tas gentium) que crezca libree incesantemente hasta extenderse por fin a todos los pueblos de la tierra.

    28

    Sellos de 80 pases

    80 Estados Miembros de la Uneseo conmemoran con

    nuevos sellos de correo la Declaracin de Derechos

    Humanos. Presentamos aqu una seleccin de esossellos (de Checoeslovaquia, Chipre, India, Koweit,Niger, Nigeria, Trinidad y Tobago y la Repblica deChina). Estas y otras de las estampillas que mencionamos pueden obtenerlas los interesados dirigindose al Servicio Filatlico de la Uneseo, Place deFontenoy, Paris-7^, France.

    * i

  • WILLIAM PENN

    Ensayo con vistas ala paz presente yfutura de Europa 1692

    La paz est sostenida por la justicia, que es el fruto del gobierno, porque elgobierno emana de la sociedad y la sociedad del consentimiento.

    Si los prncipes soberanos de Europa, que representan la sociedad o el estadode independencia humana que exista antes de las obligaciones de la. sociedad,convinieran por la razn que incit en primer lugar a los hombres a organizarseen sociedad: es decir, el amor de la paz y el orden en reunirse, por Intermediode los representantes que designaran al efecto, en una dieta, un parlamentoo unos estados generales con el fin de establecer las reglas de Justicia que dichosprncipes soberanos deberan observar mutuamente (...) y se reunieran asitodos los aos o con intervalos de dos o tres aos a lo sumo, o toda vezque lo creyeran necesario, llamndose su asamblea Dieta, Parlamento o Estado

    soberano o imperial de Europa, su primera sesin debera celebrarse, siempreque ello fuera posible, en un lugar central; luego se fijara de comn acuerdoel lugar de reunin. (...)

    Antes del comienzo de la sesin debera presentarse todo litigio entre dossoberanos que las embajadas correspondientes no hubieran podido resolver; (...)y en el caso en que una de las potencias soberanas que constituyeran ese Estadoimperial se negara a presentarle sus reivindicaciones o aspiraciones o a aceptarsu juicio y tomar las medidas correspondientes, y buscara obtener satisfaccinpor las armas o difiriera la ejecucin de sus resoluciones hasta que pasara elplazo fijado en stas, todas las dems potencias soberanas, unidas en una solafuerza, la obligaran a someterle su querella y a cumplir con la sentencia,hacindole pagar indemnizacin a la parte perjudicada y abonndose los gastoscorrespondientes a las potencias que hubieran Impuesto su jurisdiccin.

    Un derecho y un deber

    DOMINGO FAUSTINO

    SARMIENTO

    1811-1888, Argentina

    Cuando la Constitucin de un Estado ofrece a los extranjeros un asilo sagrado,no concede un favor, no obra en consecuencia de un acto deliberado de la

    voluntad. Reconoce un derecho que pertenece a todos los hombres en todos lospases y cuya violacin sera uno de esos muchos actos de barbarie que hanmanchado la historia humana.

    Cuestin de ubicacin

    PASCAL

    1623-1662

    Pensamientos

    Por qu me mata? Por qu? No est Vd. en la otra orilla? Si estuvieraen sta, amigo, yo seria un asesino, y matarlo una injusticia; pero desde que esten la otra orilla, soy un hroe, y su muerte una cosa justa.

    La tinta del sabio y la sangre del mrtir

    PTAHOTEP

    Egipto antiguo, 5a. dinastaTercer milenario antes de J.C.

    Mximas

    MAHOMA

    Hadith

    (Dichos del Profeta)

    No te envanezcas a causa de lo que sabes, ni dejes que el corazn se te llenede orgullo porque eres un erudito; por el contraro, conversa tanto con elignorante como con tus iguales. Ningn artista alcanza la perfeccin, y no se lepueden fijar lmites al arte. La palabra justa se oculta ms que las esmeraldas,y sin embargo es bien posible que se la encuentre en boca de la sirvienta quehace girar la muela.

    El da del Juicio final se pesar la tinta de los sabios y la sangre de los mrtires...Al da a una colectividad el deberle instruir al vecino, de explicarle el derecho,

    de mostrarle el buen camino y hacerle conocer los mandamientos e imperativos

    divinos, a cambio de dejarse instruir por el vecino, de aprender el derecho y sacarprovecho de las lecciones de ste, sin lo cual atraer sobre su cabeza unrpido castigo.

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