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Nuestro ICEBERG se derrite Nuestro Iceberg se derrite Cómo cambiar y tener éxito en condiciones adversas John Kotter Holger Rathgeber Prefacio A primera vista, este maravilloso libro parece ser una sencilla fábula fácil de leer y entender; pero ésa es exactamente la punta del proverbial iceberg. Al trabajar con John Kotter en la Escuela de Negocios de Harvard, me di cuenta de que él sabe más sobre el cambio en las organizaciones que cualquiera en cualquier parte del mundo. Líderes y gerentes en todas partes han leído su muy respetado libro Leading Cbange y descubierto que utilizar sus Ocho Pasos es la mejor manera de asegurar que el cambio organizacional se dé con éxito. Qué tiene eso que ver con la mayoría de nosotros? Pues bien, gracias a Nuestro témpano se derrite, todos los que trabajan en Página 1

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gestion en el rescate de la industria

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Nuestro tmpano se derrite

Nuestro ICEBERG se derrite

Nuestro Iceberg se derrite

Cmo cambiar y tener xito en condiciones adversas

John Kotter

Holger Rathgeber

Prefacio

A primera vista, este maravilloso libro parece ser una sencilla fbula fcil de leer y entender; pero sa es exactamente la punta del proverbial iceberg.

Al trabajar con John Kotter en la Escuela de Negocios de Harvard, me di cuenta de que l sabe ms sobre el cambio en las organizaciones que cualquiera en cualquier parte del mundo. Lderes y gerentes en todas partes han ledo su muy respetado libro Leading Cbange y descubierto que utilizar sus Ocho Pasos es la mejor manera de asegurar que el cambio organizacional se d con xito.

Qu tiene eso que ver con la mayora de nosotros?

Pues bien, gracias a Nuestro tmpano se derrite, todos los que trabajan en cualquier tipo de organizacin - y eso quiere decir la mayora de la gente-pueden ahora descubrir cmo utili zar los Ocho Pasos y disfrutar de ms xito en estos tiempos cambiantes.

El profesor Kotter y su igualmente creativo coautor, Holger Rathgeber, nos permiten ver cmo un grupo de pinginos en condiciones adversas utilizan los pasos, sin aparentemente saberlo.

Trabaje usted en un negocio, o en el negocio de la vida, desde el presidente de una empresa hasta estudiantes de secundaria podrn derivar lecciones de esta historia.

Una pregunta que todos pueden hacerse es: 11 Cul es mi 'tmpano', y cmo puedo poner en prctica lo que he descubierto en este relato?"

Despus, por qu no compartirlo con sus compaeros de trabajo? Al fin y al cabo, las cosas generalmente resultan mejor cuando todos van en pos de un mismo objetivo.

Bienvenidos

El que acierte a manejar bien el cambio prosperar grandemente; el que no lo sepa manejar correr un riesgo.

Con demasiada frecuencia las organizaciones no ven la necesidad del cambio. No identifican correctamente qu deben hacer, o qu hacer para que suceda, o para que se mantenga. Esto les ocurre a las empresas; a las instituciones educativas; a las naciones.

Hemos estudiado el desafo del cambio durante dcadas. Conocemos las trampas en que aun la gente ms inteligente puede caer, y tambin conocemos los pasos que pueden asegurar el xito del grupo. Nuestro propsito es mostrar lo que hemos encontrado.

Nuestro mtodo es mostrar, ms que dar instrucciones, y lo haremos utilizando el mtodo de la fbula, que a travs de los siglos ha demostrado ser la manera ms eficaz de impartir enseanzas.

Las fbulas pueden tomar asuntos graves, complejos y amenazadores y hacerlos claros y comprensibles.

Las fbulas pueden ser memorables, a diferencia de la mayor parte de la informacin que hoy nos bombardea por todas partes y que maana se habr olvidado. Pueden estimular el pensamiento, darnos valiosas lecciones e inspirarnos, a todos -jvenes y viejos- para servirnos de ellas. En nuestro mundo moderno de alta tecnologa es fcil pasar por alto esta sencilla pero profunda verdad.

La historia que se cuenta a continuacin trata de la vida en un mundo cambiante. Todos encontramos en ella las cuestiones bsicas, pero en la vida real encontramos con mucho menor frecuencia maneras de resolver bien tales cuestiones.

Si el lector sabe mucho sobre el escenario en que hemos situado nuestra historia -la Antrtida- ver que, como sucede siempre en las fbulas, la vida no es exactamente como se presentara en un documental de la National Geographic. Si cree que una historia divertida sobre los pinginos tiene que ser para nios de corta edad, o por lo menos de mucho menos experiencia que la suya, pronto ver que este libro trata problemas que a todos nos dan mucho trabajo.

Para el que quiera leer algo acerca de la historia de este libro y qu relacin guarda con el tradicional "libro Kotter" o cmo puede ayudarle en una era de cambio, hemos colocado ese material en seguida de la historia, a partir de la pgina 123.

Si esto no le parece necesario, busque una silla cmoda y siga leyendo.

Nuestro tmpano de hielo jams se derretir

rase una vez una colonia de pinginos que vivan en la helada Antrtida, en un tmpano de hielo flotante, no lejos de lo que hoy llamamos el cabo Washington.

Haca muchos, muchsimos aos que el tmpano estaba en ese sitio. Grandes muros de nieves perpetuas se erguan en la superficie y daban abrigo a los pinginos contra las rudas tormentas de invierno. El mar que lo rodeaba era rico en alimentos.

Hasta donde llegaba la memoria de cualquiera de los pinginos, la colonia siempre haba vivido en ese tmpano. "Este es nuestro hogar", decan si alguien llegaba a descubrir su mundo de hielo y nieve. Tambin decan, con buena lgica desde su punto de vista, "y ser siempre nuestro hogar".

Donde vivan, el desperdicio de energa mata. En la colonia todos saban que tenan que permanecer estrechamente unidos para sobrevivir, y haban aprendido a depender los unos de los otros. Se comportaban a menudo como si fueran una gran familia (lo cual, desde luego, puede ser bueno o malo).

Los pjaros eran realmente hermosos. Se llamaban pinginos emperador. Constituan el ms numeroso de los diecisiete tipos de animales de la Antrtida. Parecen estar perpetuamente vestidos de etiqueta.

Doscientos sesenta y ocho pinginos vivan en la colonia. Uno de ellos era Fico.

Fico se pareca a los dems de su especie y actuaba ms o menos como ellos. Se podra caracterizar, o bien como "gracioso" o bien como "respetable", a menos que a uno en realidad no le gustaran los animales.

Pero Fico era distinto de los dems pinginos por un aspecto muy importante: era extraordinariamente curioso y observador.

Otros pinginos se iban a cazar criaturas del mar, cosa muy necesaria puesto que en la Antrtida no haba nada ms que comer. Fico pescaba menos y estudiaba ms el tmpano de hielo flotante y el mar.

Otros pinginos pasaban gran parte del tiempo con sus amigos y parientes. Fico era buen esposo y padre pero dedicaba menos tiempo que otros al trato social. A menudo se iba solo a tornar notas de lo que observaba. Se dira que era un pjaro raro, tal vez un pingino en cuya compaa sus congneres no se sentan muy a gusto. Pero no era as. Fico haca slo lo que le pareca su deber, y lo cierto es que cada da aumentaba su alarma por lo que vea.

Tena una cartera llena de observaciones, ideas y conclusiones. (S, una cartera. sta es una fbula.) La informacin era ms y ms alarmante. La informacin empezaba a decir a gritos:

El tmpano se est derritiendo y pronto puede despedazarse

Un tmpano que de pronto estalla en mil pedazos sera un desastre para los pinginos, sobre todo si esto ocurra en invierno en medio de una tormenta. Muchos de los ms viejos y de los ms jvenes sin duda pereceran. Quin poda prever todas las consecuencias? Como sucede siempre en los siniestros que no se esperan, no haba ningn plan para hacer frente a semejante catstrofe.

Fico no era fcil presa del pnico, pero cuanto ms estudiaba sus observaciones, ms se inquietaba. Comprenda que tena que hacer algo, si bien no estaba en capacidad de hacer pronunciamiento alguno ni de ordenar cmo haban de manejarse los dems. No era l uno de los dirigentes de la colonia, ni siquiera hijo, hermano o padre de algn lder. Careca, por lo dems, de antecedentes que lo autorizaran como pronosticador de tmpanos de hielo. Muy bien recordaba cmo haban tratado los pinginos a su amigo Enrique cuando ste se atrevi a decir que su hogar se estaba haciendo ms frgil. Nadie pareci interesarse en ese asunto y cuando Enrique trat de presentar algunos indicios, sus esfuerzos slo merecieron comentarios como. `Enrique, t te preocupas demasiado. Cmete un calamar y te sentirs mucho mejor". "Frgil? Salta y rebota, Enrique; haznos saltar y rebotar a cincuenta a un tiempo. Ocurre algo? Ah?"

Algunos de los pjaros no hicieron ningn comentario pero de ah en adelante trataron a Enrique de otra manera. El cambio fue sutil; sin embargo, Fico lo vio: era bien claro que ese cambio no era favorable.

Fico se sinti ms bien solo.

Y ahora qu hago?

La colonia tena un Consejo Directivo, que tambin se llamaba el Grupo de Diez, presidido por el pingino jefe. (Los adolescentes le tenan otro nombre, pero eso es otra historia.) Uno de los diez lderes era Alicia, pjara dura de pelar y que tena la reputacin de hacerse obedecer para que las cosas se hicieran. Tambin trataba ms de cerca a la colonia, a diferencia de unos pocos que se mantenan ms distantes. Lo cierto es que toda la raza de los pinginos dan la sensacin de ser poco comunicativos, aunque no todos se comportan as.

Fico pens que Alicia probablemente estara ms dispuesta a escucharle que otros compatriotas de edad ms avanzada, as que resolvi ir a hablar con ella. Siendo Alicia como era, no necesit solicitar audiencia.

Le habl de sus estudios y de las conclusiones a que haba llegado. Ella le oy con la mayor atencin aunque, francamente, se preguntaba si no sera que a Fico le faltaba algn tornillo.

Pero Alicia... siendo como era, no lo despreci sino que, escptica, le dijo: "Llvame al sitio donde te parezca que se aprecia ms claramente el problema".

Ese sitio no estaba en la superficie del gran bloque de hielo donde el derretimiento y sus consecuencias son difciles de ver, sino por debajo y en el interior. Fico le explic esto a Alicia. Ella le escuch y, no siendo la ms paciente de su especie, dijo: "Est bien, est bien. Vamos a verlo".

Los pinginos son vulnerables cuando se tiran al agua porque en la oscuridad acechan morsas carnvoras y ballenas asesinas para cazar pjaros descuidados. Sin entrar en desagradables detalles grficos, digamos nicamente que no sera nada agradable que lo agarrara a uno una de esas grandes ballenas o una morsa carnicera. De modo que cuando Fico y Alicia se tiraron al mar fueron muy cautelosos.

Debajo de la superficie Fico seal varias fisuras y otros indicios claros de deterioro causados por derretimiento. Alicia se sorprendi grandemente pensando cmo haban escapado a su atencin esos indicios.

Sigui a Fico y penetraron ambos en una gran concavidad que se abra en una de las paredes del tmpano. Por un canal de pocos metros de ancho penetraron nadando en el corazn del bloque de hielo hasta llegar a una espaciosa cueva llena de agua.

Alicia trataba de mostrar en sus gestos que entenda lo que vea, pero su especialidad era el liderazgo, no la ciencia de los tmpanos de hielo. Fico vio la perplejidad en sus facciones, de modo que cuando regresaron a la superficie le explic.

Para decirlo en pocas palabras...

Los tmpanos de hielo flotantes no son como los cubos de hielo. Pueden tener en el interior rajaduras, que se llaman canales. Algunos canales conducen a grandes cavidades de aire llamadas cavernas. Si el hielo se derrite lo suficiente, el agua puede penetrar por las fisuras e inundar los canales y las cuevas.

Durante un invierno muy fro los canales estrechos llenos de agua se pueden congelar rpidamente y atrapar el agua que contienen las cavernas; pero si la temperatura sigue bajando ms y ms, el agua de las cavernas tambin se congela. Como el volumen de los lquidos aumenta grandemente al congelarse, un tmpano de hielo puede estallaren pedazos.

Despus de unos pocos minutos Alicia comprendi por qu Fico se preocupaba tanto. La magnitud del problema poda ser...?

Claramente, la situacin no era favorable

Alicia se alarm, aunque no lo mostraba. Pero s le hizo a Fico pregunta tras pregunta.

'Tengo que pensar un poco sobre lo que me has mostrado', le dijo, "y luego hablar sin prdida de tiempo con Linos cuantos de mis colegas lderes". Ya estaba tramando algo en la cabeza.

"Voy a necesitar tu ayuda", agreg. "Necesito que ests preparado para ayudar a otros a ver y a sentir el problema". Hizo una breve pausa y prosigui: "Cienes que estar preparado porque algunos pjaros no querrn saber nada de problemas".

Alicia y Fico se despidieron, Fico se sinti mejor y peor:

Mejor - Porque ya no era el nico pingino que vea la posibilidad de un desastre.

Peor - Porque todava no le vea solucin al problema, y no Ie gustaba mucho la manera como Alicia le haba dicho "tienes que estar preparado" y eso de que "algunos pjaros no querrn saber nada de problemas".

Faltaban slo dos meses para que entrara el terrible invierno de la Antrtida.

En el curso de los das que siguieron Alicia se entrevist con todos los miembros del Consejo Directivo, incluso Luis, el jefe superior de los pinginos. Les pidi a todos que hicieran la misma excursin que ella haba hecho con Fico. La mayora la escucharon pero se mostraron muy escpticos. Tendr Alicia problemas personales, tal vez con su matrimonio?

Ninguno de aqullos con quienes habl Alicia manifest entusiasmo con la idea de nadar bajo el agua para ir a ver una gran cueva oscura. Unos pocos miembros del Consejo ni siquiera tenan tiempo para recibir a Alicia. Dijeron que estaban muy ocupados con otros asuntos importantes. Estaban atendiendo a la queja de un pjaro que vociferaba porque otro pingino le haca caras a su espalda. (Esto era un poco confuso puesto que los pinginos no pueden hacer caras.)

Tambin se haban enzarzado en un debate sobre si las juntas semanales deban durar dos horas o dos horas y media, cuestin de grave importancia para los que gustaban de parlotear y para los que no gustaban.

Alicia le pidi a Luis, jefe de los pinginos, que invitara a Fico a la prxima reunin del Consejo Directivo, para que presentara y defendiera sus conclusiones. "Despus de lo que usted me ha dicho de l, ciertamente estoy muy interesado en or sus ideas", dijo el pingino jefe... muy diplomticamente.

Sin embargo, no seal hora alguna para la exposicin de aquel pingino relativamente desconocido, que nunca haba hablado ante el grupo de lderes. Pero Alicia insisti, recordando a su superior que tenan que correr algunos riesgos, "lo cual usted ha hecho muy valerosamente toda su vida". Esto era cierto, ms o menos, y Luis se sinti alabado oyendo a Alicia hablar de esa manera (pese a que los motivos que la animaban eran bastante obvios).

El pingino jefe convino en que se invitara a Fico y Alicia procedi a transmitirle a ste la invitacin.

Como preparacin para hablar ante los dirigentes, Fico pens en escribir una conferencia en la que les dara datos estadsticos sobre la contraccin del volumen de su tmpano de hielo, de los canales y las cavernas llenas de agua, el nmero de fisuras causadas sin duda por el derretimiento, y otros fenmenos. Pero hablando con unos cuantos miembros del Grupo de Diez se enter de que: A dos miembros del Consejo Directivo les encantaba cuestionar cualquier dato estadstico. Tambin les encantaba discutir horas y ms horas. Ambos eran partidarios e insistan en que se celebraran ms juntas y en que stas fueran ms largas.

Durante una exposicin larga y con datos estadsticos, uno de los miembros del Consejo Directivo por lo general se quedaba dormido, o por lo menos en un estado de estupor muy cercano al sueo. Sus ronquidos podan incomodar a los dems.

Otro miembro no entenda de nmeros y trataba de disimular esa falla sacudiendo mucho la cabeza de arriba abajo. Este continuo movimiento de la cabeza molestaba a otros miembros del grupo, lo que poda producir mal humor y altercados.

Por lo menos otros dos miembros del Consejo hacan ver muy claramente que no les gustaba que nadie LES DIJERA nada que ellos no supieran; ellos eran los que LES DECAN a los dems lo que ocurra.

Despus de mucho pensarlo, Fico eligi para la reunin una tctica enteramente distinta de su plan original.

Construy un modelo del tmpano. Meda 1,50 m de alto por 1,20 m de ancho y estaba hecho de hielo de verdad. La construccin le dio bastante trabajo (sobre todo porque Fico no tena manos ni dedos ni pulgares que se contraponen).

Cuando termin, comprendi que no le haba quedado perfecto, pero a Alicia le pareci una idea muy creativa y sin duda suficientemente buena para ayudar a los lderes a iniciarse en el conocimiento del problema.

La vspera de la reunin al atardecer Fico y sus amigos llevaron el modelo al lugar donde iba a reunirse el Consejo Directivo, que infortunadamente era el monte ms alto del tmpano. A medio camino cuesta arriba co menzaron las murmuraciones. `Recurdenme por qu estoy haciendo esto" fue uno de los comentarios ms suaves de sus amigos.

Si los pinginos pudieran refunfuar y murmurar, ambas cosas se habran odo en abundancia.

A la maana siguiente cuando lleg Fico los lderes ya se haban congregado en torno al modelo. Unos se haban enfrascado en un vivo debate. Otros parecan desconcertados.

Alicia present a Fico al grupo.

Luis abri la sesin como jefe principal de los pinginos. Tico, quisiramos or qu es lo que has descubierto". Fico hizo una respetuosa reverencia. Vea una disposicin abierta en Luis y algunos otros miembros. Otros parecan neutrales. Unos pocos no hacan ningn esfuerzo por disimular su incredulidad.

Fico hizo acopio de sus pensamientos -y de valor -y en seguida les cont la historia de su descubrimiento. Explic los mtodos de que se haba servido para estudiar el tmpano, describi cmo haba encontrado el deterioro, los canales abiertos, las grandes cavernas expuestas llenas de agua - todo lo cual tena que ser consecuencia del derretimiento.

Us constantemente el modelo para orientar a su auditorio e ilustrar sus tesis. Todos los pinginos que constituan el Consejo Directivo, menos uno, se acercaron ms al modelo.

Cuando Fico separ la parte superior de su modelo para mostrar la gran caverna y explicar su desastroso impacto, se habra odo caer un copo de nieve al suelo.

Al terminarla demostracin se hizo silencio.

Alicia inici la discusin diciendo: "Todo esto lo he visto yo con mis propios ojos. La gruta llena de agua es enorme. Da miedo. Vi todos los dems sntomas de destruccin que tiene que ser causada por el derretimiento. Ya no podemos seguir cerrando los ojos"

Unos pocos hicieron seales de asentimiento.

Uno de los miembros del Consejo Directivo era un pingino gordo, ya entrado en aos, que se llamaba NoNo. Era el encargado de hacer los pronsticos del tiempo. Sobre el origen de su nombre haba dos teoras: la una era que su bisabuelo tena ese nombre; y la otra, que las primeras palabras que dijo siendo an un beb pingino, no fueron "mam" ni "pap" sino `No, no".

NoNo tena la fama de equivocarse siempre en sus pronsticos meteorolgicos, pero este asunto del tmpano de hielo que se estaba derritiendo era demasiado para l. Haciendo un gran esfuerzo por sobreponerse a sus emociones, habl de esta suerte: "Yo he venido informando con regularidad a este grupo sobre mis observaciones del clima y sus efectos en nuestro tmpano de hielo. Como les he dicho otras veces, hay perodos de derretimiento que son comunes en los veranos clidos. Durante el invierno todo vuelve a la normalidad. Lo que Fico vio, o cree que vio, no es nada nuevo. No hay por qu preocuparse! El tmpano es slido y fuerte y puede resistir esas fluctuaciones".

Cada frase que pronunciaba sala en un tono ms alto que la anterior. Si los pinginos se pudieran poner colorados, lo cual no es posible, su rostro estara encarnado.

Cuando NoNo vio que el apoyo de algunos se estaba volviendo en favor suyo, seal a Fico y con gran dramatismo agreg:

"Este jovencito dice que el hielo al derretirse ha abierto ese canal. Pero tal vez no lo baya abierto! Dice que el canal se va a congelar este invierno y va a atrapar el agua en una gran caverna. Pero tal vez eso no suceda! Dice que el agua de la caverna se congelar. Pero tal vez no se congele! Dice que el agua al congelarse siempre aumenta de volumen. Pero tal vez est equivocado! Y aun cuando todo lo que dice resultara exacto, es tan frgil el tmpano de hielo que el agua al congelarse en una cueva lo pueda despedazar en mil fragmentos peligrosamente pequeos? Cmo sabemos si todo eso que nos dice no es ms que... pura teora? Loca especulacin?... Una manera de difundirel miedo?`NoNo hizo una pausa, ech un vistazo en torno, y en seguida lanz lo que l consideraba el golpe de gracia:

11 Puede estejoven garantizarnos que sus datos y conclusiones son ciento porciento correctos?"

Cuatro de los pjaros hicieron seales de aprobacin con la cabeza. Uno pareca que estaba tan furioso como NoNo.

Alicia le lanz a Fico una discreta mirada para darle nimo, que era como dicindole: todo va bien (lo cual ella saba que no era cierto), t puedes manejar esta situacin (lo que no era seguro, ni mucho menos), sigue adelante y contstale con calma (lo que para ella habra sido difcil puesto que lo que ella quera era gritar: NoNo, eres un necio!").

Fico no dijo una palabra. Alicia le ech otra mirada de aliento.

Fico vacil, luego dijo: "Honradamente, no. Yo no puedo dar garantas. No, no estoy ciento por ciento seguro. Pero si el tmpano de hielo se rompe en muchos pedazos, eso suceder en invierno, cuando est oscuro de da y de noche, cuando las terribles tempestades y los vientos nos hacen ms vulnerables. No moriran muchos pinginos?"

Dos de los que estaban ms cerca de l parecan horrorizados. Fico se volvi hacia ellos y agreg: "No sucedera eso?"

Observando que la mayor parte de los miembros del Consejo Directivo parecan muy escpticos, Alicia le ech a NoNo una dura mirada y dijo: "Imagnense a padres que han perdido sus hijos. Imagnense que vienen a nosotros y nos apostrofan: Cmo pudo ocurrir este desastre? Qu estaban haciendo ustedes? Por qu no lo previeron?

"Ustedes tenan la obligacin de proteger a la colonia. Ahora qu le van a decir? -S, lo sentimos mucho. Habamos odo decir que se poda presentar un problema, pero la informacin no era ciento por ciento verosmil".

Hizo una pausa para dar tiempo a que sus palabras calaran y luego prosigui:

"Qu les podramos decir a los que vinieran a indagarnos, abrumados por el dolor? Que confibamos en que semejante tragedia no ocurrira? Que no debamos hacer nada hasta estar ciento por ciento seguros?"

Otra vez casi que se podan or caer al suelo los copos de nieve.

Bajo su aspecto exterior de dignidad Alicia estaba tan enfadada que hubiera querido tomar el modelo del tmpano de hielo y lanzrselo a la cabeza a NoNo.

Luis, el jefe superior de los pinginos, not un cambio en el modo de pensar del grupo y dijo: "Si Fico est en lo cierto, no nos quedan ms que dos meses antes que entre el invierno para decidir cmo hacer frente a esta amenaza".

Otro de los lderes dijo: "Debemos designar una comisin de miembros de este equipo para que analice la situacin y busque posibles soluciones".

Muchos pjaros se manifestaron de acuerdo.

Uno dijo: "Muy bien, pero debemos hacer todo lo posible para que las rutinas de la colonia permanezcan intactas. Nuestros polluelos necesitan mucho alimento para crecer y hay que evitar confusiones. De modo que es preciso mantener esto en secreto hasta que hayamos encontrado tina buena solucin".

Alicia se aclar la garganta ruidosamente y habl con acerada firmeza: "Cuando se nos presenta un problema, nombrar una comisin y tratar de proteger a la colonia es lo que hacemos normalmente; pero ste no es, ni con mucho, un problema normal"

Todos se quedaron mirndola. El interrogante no enunciado era: Adnde va con ese modo de razonar?

"Debemos convocar inmediatamente una asamblea general de la colonia -dijo Alicia-y convencer a tantos como sea posible, de que tenemos un grave problema. Tenemos que atraer a nuestro lado al mayor nmero de amigos y familias, para poder encontrar una solucin que muchos acepten".

Normalmente los pinginos actan con tranquilidad, sobre todo si son miembros del Consejo Directivo que celebran una junta; pero en esta ocasin unos cuantos se volvieron completamente locos hablando todos al mismo tiempo.

"Una asamblea!" " el riesgo es..." "...nunca hemos tenido..." "...el pnico..." "...no, no, no... "...y qu vamos a decir?..."

No era un espectculo edificante.

"Tengo una idea", dijo Fico cautelosamente. "Si me esperan unos pocos minutos... No me tardar".

Como nadie dijera una palabra, Fico tom ese silencio por aquello de que el que calla otorga -o por lo menos no una negativa.

Baj de la montaa con la mayor rapidez que pudo, encontr lo que quera y volvi a subir. Una vez ms encontr al Grupo de Diez en su chchara habitual. Se callaron cuando lleg Fico, que llevaba una botella de vidrio.

"Qu es eso?", pregunt Alicia.

"La verdad es que no s", le contest Fico. "Mi pap la encontr un verano al borde del tmpano donde la haba dejado la resaca. Parece de hielo pero no es hecha de hielo". Pic la botella con la Punta del pico y agreg: "Es mucho ms dura que el hielo y si uno se le sienta encima se calienta pero no se derrite".

Todos se admiraron. Y qu?

"La podamos llenar de agua, sellar el hueco que tiene en la punta y dejarla donde le d el viento fro. Despus, maana, podramos ver si se ha roto por la fuerza de la expansin del agua al congelarse".

Fico hizo una pausa mientras el resto del grupo asimilaba la lgica de lo que haba dicho. Despus continu:

"Y si no se rompe, tal vez no habr necesidad de convocar ninguna asamblea de la colonia".

Alicia estaba fascinada. Arriesgado, pens para sus adentros. Es este un pjaro sabio, o qu?

NoNo sospech que era algn truco pero no vea cmo salir del paso. Y tal vez acabara con tantas necedades.

Luis, el jefe de los pinginos, mir a NoNo. A los dems les dijo: 'Est bien; que se haga eso".

Y lo hicieron.

Luis llen de agua la botella. La tap fuertemente con una espina de pescado que era del tamao preciso para sellarla. Se la entreg a Bernardino, un pingino modesto, aniado y bien parecido. Todos lo queran y le tenan confianza.

Se separaron.

Fico estaba siempre dispuesto a arriesgarse si era necesario, aun cuando esto lo pona inevitablemente nervioso. As pues, aquella noche no durmi muy bien.

A la maana siguiente cuando Bernardino subi a la montaa, los dems pinginos ya estaban all esperndolo. Uno de ellos le pregunt: "Qu pas?"

Bernardino mostr la botella. Estaba quebrada; era indudable que la haba roto el hielo que al formarse ya no caba en su interior.

"Yo estoy convencido", les dijo Bernardino. Durante media hora los pjaros se dedicaron a la chchara. Todos, menos dos, opinaron que haba que hacer algo. Uno de esos dos, naturalmente, era NoNo. Este dijo:

Tal vez haya algo de eso, pero... Nadie le hizo mucho caso.

Luis declar: "Avisen a los dems que vamos a celebrar una asamblea. Todava no les digan con qu objeto".

Los pjaros de la colonia tenan curiosidad de saber para qu se convocaba la asamblea, pero Alicia se asegur de que los miembros del Consejo Directivo mantuvieran cerrado el pico - lo cual contribuy a crear un poco de inters y expectativa.

Casi todos los adultos se presentaron. Las conversaciones en su mayor parte versaron sobre la vida normal en el tmpano de hielo.

Flix se est engordando mucho. Demasiado pescado y muy poco ejercicio".

"Dnde consigue tanto pescado?

"Ah, sa s es una historia interesante".

Luis abri la sesin y sin prdida de tiempo cedi a Alicia el uso de la palabra.

Alicia cont su aventura natatoria en compaa de Fico, describi las muchas seales de derretimiento, y la caverna abierta llena de agua. Fico mostr su modelo del tmpano de hielo y explic por qu crea que estaban en peligro. Bernardino cont la historia de la botella de vidrio. Y Luis, el jefe de los pinginos, cerr la sesin diciendo que en su opinin tenan que hacer algo; y que aun cuando no estaba seguro de qu, tena confianza en que encontraran una solucin.

Cuando ya todos haban tenido la oportunidad de ver el modelo de cerca, de hacerles preguntas tanto a Fico como a Alicia, y de or ms explicaciones de Luis, se haba ido la mayor parte de la maana en la reunin.

Los pjaros estaban aturdidos, aun aqullos que normalmente reaccionaban a todo diciendo "s, muy bien, pero...". Ese sentido de complacencia, de que todo-est-perfectamente bien-gracias, empezaba a hundirse en el vasto ocano. Fico, Luis y Alicia no eran conscientes de ello, pues no eran profesionales expertos en cambio, pero al reducir la complacencia e incrementar la urgencia, haban dado exactamente el primer paso para potencialmente salvar la colonia.

Cuando se levant la sesin comenzaron las conversaciones.

Con razn Fico nunca me gust.

Ya s porqu!

A la maana siguiente un amigo de NoNo fue a abordar a Luis arrastrndose sobre el hielo. (Los pinginos pueden andar resbalando sobre el vientre, aunque a nosotros eso nos parece ridculo.) Le dijo que a Luis, como jefe superior de la colonia, le corresponda el deber de resolver por s solo el problema del derretimiento del tmpano. "Para eso son los lderes y usted es un gran lder. Usted no necesita ayuda de nadie". Luego se fue, arrastrndose otra vez, podra ms bien decirse que reptando. Otro pingino sugiri que Luis le delegara el problema a los pjaros jvenes que eran los expertos en hielo. Luis les explic, con mucha paciencia, que a los jvenes nadie les crea en la colonia, que no tenan destrezas conocidas de liderazgo y que varios no gozaban de simpatas. El pjaro que haba hecho la sugerencia dijo: "Entonces qu se propone usted?"

Luis reflexion sobre el asunto que tenan entre manos, despus llam a Alicia, Fico, Bernardino y otro pingino llamado Jordn a un rincn tranquilo en la ladera noroccidental del tmpano. A jordn se le conoca como "el Profesor" porque en el Consejo Directivo era el que ms se aproximaba a un intelectual. Si en el bloque de hielo hubiera habido una universidad, Jordn habra sido un catedrtico vitalicio de la facultad.

El jefe superior les dijo: "La colonia necesita un equipo de pjaros que la guen en este difcil perodo. Yo solo no puedo resolver esta cuestin, pero me parece que nosotros cinco s constituimos el mejor equipo para hacerle frente".

Alicia hizo la ms leve seal de asentimiento. Bernardino pareca confundido. Fico estaba sorprendido de que a l, pingino muy joven, se le incluyera.

Pero el Profesor fue el primero que habl: "Por qu da usted por sentado que nosotros cinco tendremos xito?", pregunt.

Luis inclin la cabeza con su paciencia habitual. Alicia disimul su irritacin. Si hubiera tenido un reloj, que no tena, lo habra estado mirando con sntomas de impaciencia.

"Es una pregunta razonable", dijo el jefe superior. "Mrenos a nosotros cinco, profesor. Defina el reto con claridad. Haga mentalmente una lista de los puntos fuertes de cada uno. Deduzca una respuesta para su propio interrogante".

Luis nunca se expresaba en estos trminos, excepto cuando hablaba con el profesor.

Jordn tenda la mirada al horizonte. Si hubiera sido posible or cl vuelo de sus pensamientos por su cerebro de pingino, habra sido algo ms o menos as:

Luis, pingino jefe superior. Sobrada experiencia para ser sensato. Paciente. Un poco conservador. No se desconcierta con facilidad. Todos lo respetan menos NoNo y los adolescentes. Muy listo (pero no un campen intelectual).

Alicia. Prctica. Muy activa. Hace que las cosas se realicen. No le importa la posicin de cada uno y a todos los trata lo mismo. Imposible intimidarla, as que ni siquiera hay que intentarlo. Lista (pero no una campeona intelectual).

Bernardino. Aniado. Bien parecido. Nada ambicioso. Le tienen confianza y lo quieren. (Tal vez la esposa de uno lo quiera demasiado.) Sin duda alguna, no es un campen intelectual.

Fico. Ms joven. Increblemente curioso y creativo. Bien equilibrado. Bonito pico. Datos insuficientes para juzgar su C. l.

Yo. Lgico (a la verdad, muy lgico). Instruido. Fascinado con las cuestiones interesantes. No soy el ms amistoso de los pjaros, pero quin quiere ser un pjaro social?

As que si el pingino jefe es A. Alicia B, Bernardino C, Fico D y yo soy E, tenemos que A + B + C + D + E es claramente igual a un grupo muy fuerte.

El profesor se volvi a Luis y le dijo: `Lo que usted ha dicho es notablemente lgico".

Bernardino pareca confundido, como de costumbre. En realidad, nunca entenda al Profesorpero a Luis lo respetaba. El enfado deAlicia se calm un poco al recordar por qu el jefe de los pinginos era jefe de los pinginos.

Fico no acertaba a adivinar qu tramase armaba en la cabeza del profesor; pero, lo mismo que a Luis y Alicia, le pareca que iban bien encaminados. Tambin le pareca que era un privilegio trabajar con ese grupo de sabios pjaros mayores.

Pasaron el resto del da juntos. Al principio la conversacin fue un poco difcil:

"Me pregunto cul ser el porcentaje anual de merma de volumen de nuestro hogar", dijo el profesor en un momento dado. "He ledo que un pjaro llamado Vladibrujo ide un mtodo...".

Alicia aclar ruidosamente la garganta y mirando fijamente a Luis declar: "Tal vez deberamos concentrarnos en qu vamos a hacer maana".

Bernardino coment: "Seguramente el seor Vladibrujo deba ser un pjaro muy simptico".

El profesor manifest su complacencia de que alguien, aunque slo fuera Bernardino, siguiera el hilo de sus palabras.

Luis reorient el dilogo: "Me parece que sera bueno que todos cerrramos los ojos un momento". Y antes de que el profesor pudiera preguntar qu tena que ver cerrar los ojos con el problema que traan entre manos, agreg: "Por favor, no me pregunten para qu. Toleren la sugerencia de un viejo. Esto slo durar un minuto".

Todos los dems, uno por uno, fueron cerrando los ojos.

"As, con los ojos cerrados, sealen todos al oriente", les dijo Luis. Despus de un momento de vacilacin, todos sealaron. "Ahora abran los ojos", dijo Luis.

Bernardino, el Profesor, Fico y Alicia haban sealado cada uno en una direccin distinta. Bernardino hasta haba sealado un poco hacia el cielo.

Alicia suspir percibiendo intuitivamente el problema. El Profesor dijo: "Ah, s, fascinante". Fico hizo una ligera inclinacin de cabeza. Bernardino no entenda nada.

El Profesor explic: "Como ustedes ven, para nosotros A + B es aditivo -es decir, mayor ca pacidad que la de dos individuos que actan cada uno por su cuenta- slo si A y B pueden actuar como un equipo. Pero nosotros respondimos como individuos a la tarea que nos dio Luis. l no nos dijo que no podamos ponernos de acuerdo, que no podamos hablar ni tocarnos unos a otros. Como ustedes ven, la teora de grupos de Flotbottom...".

Pero en este punto el jefe de los pinginos interrumpi el discurso alzando las alas y diciendo: "Quiere alguno calamar para el almuerzo?" Esto detuvo al obeso profesor, cuyos ruidosos regeldos le confundan el cerebro. Bernardino exclam: "Qu gran idea!"

A los pinginos les encantan los calamares, criaturas del mar que son de muy distintos tamaos, desde el de un mnibus -como el monstruo de 2o.oooLeguas de viaje submarino, de Julio Verne- hasta unos pequeitos como un ratn. Pero estos calamares que para los pinginos son un bocado exquisito, son peligrosas criaturillas. Lanzan un desagradable chorro de tinta negra si se ven acosados por un depredador y se escapan. As que en una pelea entre un calamary un pingino, el calamar puede ganar fcilmente. Habiendo descubierto este problema desde hace muchsimos aos, los pinginos encontraron la solucin: salir en grupo a la caza de calamares.

Luis fue el primero que se lanz al agua y le siguieron los dems en rpida sucesin. Aun cuando en tierra estos animales andan con un torpe bamboleo que recuerda un poco a Charlie Chaplin, en el agua se mueven con increble agilidad y gracia. Pueden zambullirse a ms de 500 metros de profundidad, permanecer veinte minutos bajo el agua y maniobrar mejor que un Porsche de 250.000 dlares. Pero capacidades individuales extraordinarias no pescan calamares.

En efecto, el primero que encontraron se les escap; pero pronto aprendieron a trabajar bien en equipo: coordinando sus movimientos pusieron cerco a su almuerzo y despus de un rato tuvieron suficiente comida para todos, aun para el apetito desaforado del Profesor.

Despus de un almuerzo satisfactorio, Luis presidi una discusin en que escasamente se refiri al tmpano que estaba a punto de derretirse ni a lo que los cinco deban hacer en seguida; ms bien se concentr en la familia, en los seres queridos, sus esperanzas y sus sueos. Hablaron horas y horas.

El Profesor no gustaba de slo hablar sobre la vida sin una estructura en la conversacin que le diera algn rigor, de modo que mantu vo cerrado el pico y dej que su analtico seso trabajara tranquilo. Tmpano que se derrite. Ficolo descubre. Difcil convencer a un grupo tan complacido de s mismo. Primero aborda a Alicia. Le ensea el problema. El modelo de hielo. La botella. La reunin del grupo. La complacencia se reduce. Luis nombra una comisin para guiar el esfuerzo. Interesante composicin. Un equipo muy poco configurado se convierte en equipo con calamares y conversacin.

Todo bastante extrao pero fascinante.

A la maana siguiente Luis los mantuvo reunidos. Le hubiera gustado tener un mes para hacer de esos cinco un equipo estrechamente unido, pero no dispona de un mes, de manera que hizo lo mejor posible y a la vuelta de dos das los pjaros ya parecan menos individuos que sealan en distintas direcciones. Haba logrado en buena parte dar el paso difcil pero esencial de conformar un equipo para liderar el tan necesario cambio.

La gaviotaLa impaciente Alicia sugiri que buscaran una rpida solucin al problema del hielo que se descongelaba, conversando con los dems de la colonia. El pingino jefe no estaba seguro de que se fuera el mejor modo de proceder, y el Profesor no vea qu sentido tena esa sugerencia. Sin embargo, despus de una discusin constructiva prevaleci el criterio de Alicia.

Un pjaro -que tena el corazn de un petrolero tejano- aconsej que perforaran un agujero desde la superficie hasta la caverna para dar salida al agua y la presin. Esto no resolvera el problema general del derretimiento del hielo pero podra evitar que su hogar estallara en pedazos durante el invierno que se aproximaba. Esta idea de la perforacin de un agujero se discuti brevemente hasta que el Profesor calcul que si todos los 268 pjaros se dedicaban a picotear 24 horas al da, llegaran a la caverna en 5,2 aos.

Otro pjaro sugiri que buscaran un tmpano perfecto: sin derretimiento, sin cavernas expuestas, sin fisuras, maravilloso en todo sentido de modo que sus hijos y sus nietos nunca jams tuvieran que hacer frente a una crisis semejante. Qu tal que se nombrara una comisin del tmpano perfecto? Por fortuna Alicia no estaba presente en ese momento para or esto. Otra idea: de alguna manera trasladar la colonia hacia el centro de la Antrtida donde la capa de hielo es ms gruesa y ms firme. Aun cuando ninguno de los pinginos tena la menor idea del tamao del continente -ms de nueve y media veces la extensin de los Estados Unidos-, un pjaro muy pesado dijo: 11 No nos alejara eso mucho del agua? Dnde voy a conseguir peces?"

Uno que era miembro del Consejo Directivo sugiri que inventaran una especie de superpegante, hecho de grasa de ballena, y que pegaran con l el tmpano de modo que quedara "bien firme". Reconoca que con esto no se resolva el problema general del derretimiento del hielo, pero por lo menos quiz se evitara un desastre inmediato.

Evidentemente, ya estaban desesperados.

En seguida un pingino viejo y muy respetado en la colonia sugiri que ensayaran algo nuevo. "Tal vez deberamos hacer lo que hizo Fico cuando descubri nuestro terrible problema. Pasear un poco. Mantener abiertos los ojos y la mente. Ser curiosos". Reconociendo la necesidad de una tctica distinta, el jefe de los pinginos accedi: "Ensayemos eso", dijo. Yas lo hicieron.

Fueron primero hacia el occidente. Vieron lindas murallas de nieve. Vieron familias haciendo lo que hacen las familias. Oyeron conversaciones sobre derretimiento y sobre peces. Prestaron odos a otros pjaros que tenan necesidad de compartir sus preocupaciones.

Lo que Fico indicaba era una gaviota. Como normalmente no hay gaviotas en la Antrtida, todos se quedaron mirndola. Sera un pequeo pingino blanco volador? Probablemente no.

"Fascinante", coment el Profesor. "Yo tengo una teora sobre los animales que vuelan. Han de saber ustedes...". Antes de que pudiera pa sar adelante, Alicia le dio unas palmaditas en el hombro. El ya saba, por haberlo experimentado en los dos das anteriores, que cuando Alicia lo palmoteaba de esa manera eso quera decir: "Usted es maravilloso, Profesor, pero por favor cierre el pico", y eso fue lo que hizo.

Qu es?", pregunt Bernardino.

"No s", contest Fico, "pero los pjaros no pueden volar eternamente. Tienen que tener un hogar donde posarse. Pero aqu hace tanto fro".

Todos convinieron. Si la gaviota trataba de vivir con ellos, en menos de una semana se congelara tan dura como piedra.

Fico aadi: "Supongo que puede estar muy pero muy perdida; pero no parece que tenga miedo. Ser que su modo de vida es pasar de una tierra a otra? ser que es una...`.

Fico emple el trmino que en la lengua de los pinginos ms se acerca a nuestra palabra nmada.

Alicia dijo: "No estars sugiriendo...?" El jefe de los pinginos dijo: "Yo no s". El Profesor exclam: "Fascinante"

Bernardino pregunt: "Perdonen, pero de qu estn hablando ustedes?"

El jefe de los pinginos le respondi sencillamente: "Estamos pensando en la posibilidad de una manera nueva y muy distinta de vida".

Hablaron horas y horas. Si pudiramos... Pero entonces... Cmo haramos...?

No, como ves... S, pero podramos... Por qu no? Tal vez...

Bernardino pregunt: "Y ahora qu vamos a hacer?"

El jefe de los pinginos dijo: 'Tenemos que pensarlo muy cuidadosamente".

El Profesor opin: "Pero la calidad del pensamiento es ms importante que la rapidez".

Alicia continu: "Primero tenemos que averiguar ms sobre ese pjaro que vuela. Y sin prdida de tiempo".

El jefe de los pinginos se manifest de acuerdo. El Profesor se puso a buscar algo en que escribir. En seguida fueron a buscar la gaviota.

Fico tena un poco del espritu de Sherlock Holmes, el clebre detective no pingino, de modo que al cabo de una media hora encontraron a la gaviota.

Alicia se volvi a Bernardino y en voz baja le dijo: "Saldala".

En esa clida y gentil voz que en l era tan natural, Bernardino dijo: 'Buenos das. Le presento a Alicia" (sealndola). Y a Luis, Fico y el Profesor. Yo soy Bernardino"

La gaviota se limit a mirarlos a todos fijamente.

"De dnde viene usted?", le pregunt el pingino. "eY qu busca por aqu?"

La gaviota se mantuvo a distancia pero no vol. Finalmente dijo: "Soy una exploradora. Vuelo a la cabeza de nuestra bandada en busca de un sitio que podamos elegir para establecernos y vivir en seguida".

El Profesor empez a hacerle preguntas -preguntas tiles aunque ocasionalmente se iba por la tangente (y siempre lo detena Ya-Saben-Ustedes-Quin).

En respuesta, el ave les habl de la existencia nmada de su bandada, les cont qu coman (lo cual por cierto les pareci a los pinginos como casi cualquier cosa). Les explic cmo era eso de ser una exploradora. Cuando empez a ponerse azul y a trabrsele el habla les dijo adis y levant el vuelo.

El Profesor y Bernardino no quedaron completamente convencidos de que lo que era apropiado para las gaviotas fuera igualmente bueno para los pinginos. "Nosotros somos distintos. Ellas vuelan. Nosotros comemos exquisita comida fresca de mar. Ellas parece que comen... bueno, un asco... .

Claro que somos distintos", dijo Alicia con ms diplomacia que de costumbre. "Eso significa que no podemos sencillamente remedarlas. Pero la idea es muy interesante. Casi que puedo ver cmo podramos vivir. Aprenderamos a movernos. No nos quedaramos en un mismo lugar para siempre. No trataramos de remendar tmpanos de hielo que se derriten. Aceptaramos el hecho de que el piso que nos sostiene no puede durar a perpetuidad".

El Profesor hizo docenas de preguntas. Luis dijo poco pero pens mucho sobre el tema que se discuta y sus implicaciones.

Alicia observ: "Me sorprende que nadie hubiera pensado en esta idea tan pronto como nos dimos cuenta de que el tmpano se nos estaba derritiendo".

Debamos rezarle a Rolando el Redondo, el amado fundador de nuestra colonia. -. Ab, si slo tuviramos TV por cable!

S, es increble, pens el ir escucharlo que decan a su alreded~r

El pingino jefe dijo: 'Despus de vivir de un modo durante tanto tiempo por qu ha de ser fcil pensar en una nueva forma de vida?

El Profesor se dio cuenta de que nadie haba propuesto una teora slida de por qu su lugar de habitacin se les estaba derritiendo. Haba dado por sentado que el derretimiento y la degradacin haban venido ocurriendo lentamente en un largo perodo de tiempo; pero si eso no fuera cierto?

Qu tal que algo hubiera causado el problema sbitamente? Pero qu pudo haber sido ese algo? Deba l haber urgido a sus compatriotas pinginos a tomarse ms tiempo y ser ms sistemticos al pensar en el problema del tmpano de hielo? Mas haba tan poco tiempo...

Las preguntas sin respuesta mortificaban al Profesor seriamente, pero esa noche no fue as. Durmi muy bien, dadas las circunstancias. Crea que el equipo haba logrado crear una visin de un futuro nuevo y que pareca plausible. Empezaba ayer cmo podran crear ese futuro. Le reconfortaba (curiosamente) que Luis, Alicia, Fico y Bernardino estuvieran pensando de la misma manera.

El orden del da

Al da siguiente Luis convoc a toda la colonia a una reunin al medioda. Como era de suponer a estas alturas, casi todos concurrieron, as que otra vez las hambrientas focas, ya al borde de la desesperacin, se quedaran sin almuerzo.

Presa de renovado entusiasmo, el Profesor pas toda la maana preparando una especie de ayuda audiovisual de 97 diapositivas para que Luis se sirviera de ellas en su exposicin ante la colonia reunida. El jefe de los pinginos examin este material, que era muy impresionante, y se lo pas a Bernardino. Despus de estudiar el trabajo del Profesor, Bernardino dijo: "Lo siento mucho pero estoy un poco confundido". Luis le pregunt hasta dnde haba entendido. Bernardino le contest que hasta la diapositiva nmero 2. Alicia cerr los ojos e hizo profundos ejercicios respiratorios.

Luis volvi a examinar el material preparado por el Profesor. Era, a su manera, un trabajo bellamente realizado, pero el jefe de los pinginos segua pensando en lo difcil que sera hacer entender sus ideas a la colonia. Cmo se le habla a una bandada de pjaros que estn miedosos, preocupados, incrdulos, amarrados a la tradicin y faltos de imaginacin?

Pens que tena que valerse de una tcnica distinta, aun cuando le resultara un poco peligrosa. No gustaba l del peligro, pero...

Luis abri la sesin de la asamblea colonial diciendo: 'Compatriotas pinginos, al hacer frente a esta amenaza -y no me cabe duda de que le haremos frente- es ms importante que nunca recordar quines somos realmente".

La multitud se qued mirndolo sin comprender.

"Dganme ustedes: Somos pinginos que nos respetamos profundamente los unos a los otros?"

Se hizo silencio hasta que alguien exclam: "Claro que s". Entonces todos los dems gritaron: "S".

NoNo estaba en medio de la concurrencia, tratando de descubrir de qu marrulla se tratara. Eso no era obvio todava, cosa que no le gustaba.

Luis continu: "Y valoramos debidamente la disciplina?"

"S', contestaron una docena de los pjaros de ms edad.

"Y tenemos tambin un fuerte sentido de responsabilidad?" Era difcil discutir esto ltimo. Haba sido cierto a lo largo de las generaciones.

"S', asintieron ahora muchas voces.

"Por sobre todo defendemos la fraternidad y el amor de nuestra juventud?" Esta pregunta fue acogida con un sonoro "S".

El jefe pingino hizo una pausa antes de proseguir: "Y dganme... estas creencias y principios compartidos estn vinculados a un gran bloque de hielo?"

Cuando algunos pjaros no muy listos, metidos en la cadencia del s-s ya iban a decir otra vez "S', Alicia grit "NOS" Inmediatamente la siguieron el Profesor, Fico y unos cuantos ms. Entonces muchos pinginos dijeron entre dientes "No, no, no".

No", confirm Luis.

Los pjaros se estuvieron quietos, mirando al pingino jefe. Unos no saban que Luis supiera hablar de una manera tan convincente - y tan emotiva.

Ahora me gustara que prestaran odos a Bernardino", dijo Luis despus de otra pausa. Les va a contar una historia que nos inspir para pensar en una manera nueva y mejor de vivir". Bernardino tom la palabra y empez a contarles el caso de la gaviota: "Es una exploradora para su clan. Explora el territorio en busca de un buen lugar adonde la colonia se pueda pasara vivir. Imagnense. Las gaviotas son libres. Van adonde lesguste ir. Desde hace muchos, muchsimos aos, descubrieron...". Bernardino cont lo que saba de la historia del clan de gaviotas, de su modo actual de vida y del ave que haba conocido. Sin darse cuenta de ello, Bernardino era un esplndido narrador.

Cuando concluy, los pinginos le hicieron infinidad de preguntas. A algunos de los pjaros ms lentos no les entraba en la cabeza la idea de un animal que volaba. Unos queran enterarse de todos los detalles de lo que haba dicho la gaviota. Hubo muchas discusiones particulares, especialmente sobre la "libertad" y la existencia nmada. Los ms listos no tardaron en percibir la visin sin que sta se expusiera explcitamente.

Luis dej que la charla se prolongara durante algunos minutos.

En seguida se aclar ruidosamente la garganta y los llam al orden. Cuando se restableci el silencio, le habl a la multitud con gran conviccin:"El tmpano de hielo no es lo que nosotros somos; no es sino el lugar donde habitamos en la actualidad. Somos ms inteligentes, ms fuertes y ms capaces que las gaviotas. Entonces por qu no hemos de poder hacer lo que ellas han hecho, y hacerlo mejor? No estamos encadenados a este trozo de hielo. Podemos dejarlo atrs. Que se derrita al tamao de un pez. Que se rompa en mil fragmentos. Encontraremos otros lugares ms seguros para vivir. Cuando sea necesario, nos mudaremos otra vez. Nunca tendremos que exponer nuestras familias a riesgos como el terrible peligro que hoy nos amenaza. Y PREVALECEREMOS!"

La tensin sangunea de NoNo le subi a 24/16.

Ya al final de la reunin, estudiando con cuidado la mirada de los concurrentes, se habran podido derivar las siguientes conclusiones:

30 por ciento de los miembros de la colonia visualizaban una nueva forma de vida, estaban convencidos de que la idea era buena y se sentan aliviados;

30 por ciento estaban digiriendo lo que haban odo y visto;

20 por ciento estaban muy confundidos; 10 por ciento eran escpticos pero no hostiles; y

10 por ciento, entre los cuales se contaba NoNo, crean que eso era completamente absurdo.

El jefe de los pinginos pens para su capote: "Hasta ahora todo va bien", y puso fin a la reunin.

Alicia retuvo a Fico, Bernardino y el Profesor y les dijo: "Sganme". Como eran pjaros sensatos, la siguieron.

Les explic entonces su ltima idea: inventar una serie de letreros y fijarlos en postes de hielo. "Es preciso recordarles a los pjaros lo que han odo, y recordrselo constantemente. La reunin de esta maana fue corta y algunos no asistieron. El mensaje es radical. Necesitamos mucho ms comunicacin, en todas partes, todos los das".

Bernardino manifest en alta voz sus dudas: "Tantos postes no resultarn molestos para algunos de nuestros amigos?"

Alicia le contest: "Teniendo que elegir entre unos pocos pjaros molestos y un tmpano de hielo que se derrite y estalla, con pinginos que gritan, me quedo con los descontentos". Expresado en esos trminos...

Se pusieron a hacer los postes. Al principio esto les result difcil, pero con la ayuda de algunos de los ms creativos-de los cuales unos eran ms jvenes que Fico- pronto aprendieron a hacerlos.

Cada da, durante una semana, produjeron por lo menos un letrero nuevo y los fijaron en postes de hielo distribuidos por todo el tmpano. Cuando ya no encontraban dnde poner ms postes, Alicia sugiri ponerlos bajo el agua cerca de las pesqueras ms populares y productivas. Parece un poco extrao, pero 1) los pinginos ven muy claramente bajo el agua; 2) all no haba postes, todava; 3) cuando los pinginos andan en busca de peces no pueden cerrar los ojos, aunque se sientan molestos.

La dramtica reunin, el discurso de Luis en que afirm que ellos no eran un trozo de hielo, la historia de la gaviota que cont Bernardino y la insistencia de Alicia en ms y ms comunicacin con sus letreros empezaron a surtir efecto. Muchos pjaros, aun cuando no todos, reconocieron y aceptaron lo que tenan que hacer.

Haban podido comunicar la nueva visin de una vida nmada, de un futuro muy diferente, de manera muy exitosa. Esto resaltaba con slo observarlos.

Has visto el ltimo letrero; Es chistoso. Ah, una vida nmada en lugar de sentarse y morirse en un tmpano flotante que se derrite y estalla.

Parece que est claro.

Entre treinta y cuarenta pinginos, trabajando en grupos pequeos, se dedicaron a planear la seleccin de exploradores, el itinerario de viajes de exploracin en busca de otros tmpanos adonde se pudiera trasladar la colonia y la logstica de la mudanza de la colonia. Luis se mostraba cautelosamente optimista.

En el trascurso de la semana siguiente hubo buenas y malas noticias.

Buenas: Aun cuando algunos estaban todava preocupados, el entusiasmo entre los del grupo central de planificadores creca y creca. Casi todas buenas: Cerca de una docena de pjaros manifestaron inters en ser exploradores - el oficio de buscar una nueva vivienda para la colonia. Infortunadamente casi todos los interesados eran adolescentes, para quienes ms importante que encontrar un nuevo tmpano de hielo era hacer ms emocionante una vida que careca de juegos de vdeo y otras diversiones No tan buenas: NoNo y sus pocos amigos parecan estar en todas partes pronosticando tormentas y corrientes peligrosas. Muchos no hacan caso de ellos, pero no todos.

Misteriosas: Unos pocos de los de muy corta edad empezaron a tener sueos aterradores. Alicia estudi este problema y descubri que la maestra del jardn infantil haba contrado el hbito de contarles a los nios historias de horror, sobre espantosas ballenas asesinas que perseguan a los pinginos pequeos. Las pesadillas de los chicos causaron protestas entre los padres de familia, incluso entre algunos que eran candidatos a exploradores. Por qu haba creado este problema la maestra, que era una persona afable?

Nada misteriosas pero tampoco tiles: Algunos miembros del Consejo Directivo pensaron que los exploradores iban a necesitar un jefe. Cuando empezaron a intrigar por el cargo de presidente de los exploradores, surgieron conflictos irritantes entre los miembros del Consejo.

Noticias muy preocupantes: Los pinginos necesitan mucha comida a fin de acumular grasa para el invierno. Alguien observ que la difcil tarea de explorar el vasto territorio en torno a su tmpano no les iba a dejar a los exploradores suficiente tiempo para pescar. Este problema se complicaba en virtud de una antiqusima tradicin existente en la colonia, segn la cual los pinginos compartan la comida con sus hijos pero nicamente con sus hijos. Ningn adulto pescaba para otros adultos. Sencillamente, eso no era de recibo.

Al principio las buenas noticias sobrepasaron a las malas; pero luego las intrigas de NoNo -nios miedosos, padres de familia preocupados, desavenencias en el Consejo Directivo- y el problema de cmo alimentar a los exploradores empezaron a tener sus efectos perjudiciales.

NoNo y sus amigos vieron los obstculos y se sintieron estimulados. Tal vez si trabajaban un poco ms...

Amanda era uno de los pjaros ms entusiastas y trabajadores entre los que integraban el grupo de los planeadores. Crea en la visin de una nueva forma de vida. Trabajaba catorce horas al da para contribuir a hacerla realidad. Pero su marido, confundido por las afirmaciones de NoNo, le exigi que desistiera. Siguieron largas y difciles conversaciones. Las pesadillas de su hijito llegaron a ser tan alarmantes que ella se vio en el caso de pasar la mitad de la noche tratando de calmarlo. Cuando lleg a su conocimiento el problema de alimentar a los exploradores su nivel de frustracin super su entusiasmo inicial; y sintindose impotente para habrselas con fuerzas superiores a su control, empez a faltar a las reuniones de planeacin.

Y no fue la nica.

Ya el jueves de esa semana otros tres faltaron a las reuniones. El viernes ese nmero subi a ocho y el sbado a quince.

El pjaro que presida las juntas de planeacin trat de detener ese ausentismo de sus miembros con un claro replanteamiento de los hechos. Tmpano que se derrite. Necesidad de cambiar. Tenemos una buena visin. Hora de ponerla por obra. La lgica era impecable. Pero no tuvo ningn efecto en la disminucin de la asistencia.

Alicia vio que algunos de los ms entusiastas se sentan descorazonados porlos incontables obstculos. "Tenemos que ponerle remedio a esta situacin", le dijo a Luis, "y sin prdida de tiempo". Luis estuvo de acuerdo.

Bernardino, Fico, el Profesor, Luis y Alicia discutieron la situacin, identificaron lo que haba que hacer y convinieron en el papel que cada uno de ellos deba representar. Tan rpido acuerdo no era necesariamente sntoma de pnico pero se acercaba a ello.

Justamente en los momentos en que celebraban su reunin, NoNo estaba en todas partes. "Los dioses estn muy enojados", predicaba ante una multitud tras otra. "Enviarn a una gigantesca ballena asesina para que se coma todos nuestros peces. Con su inmensa boca morder nuestro tmpano hasta hacerlo trizas y nuestros hijos desaparecern en sus terribles fauces. Va a producir olas de ciento cincuenta metros. Esta majadera de la vida de nmadas la tenemos que suspender inmediatamente".Luis llam aparte a NoNo y le dijo que la prediccin meteorolgica sera ms importante en el futuro y que en adelante deban hacerla con mtodos ms cientficos.

NoNo le escuch, desconfiado.

'Por consiguiente", continu Luis, "le he pedido al Profesor que nos ayude".

NoNo, colrico, dio media vuelta para retirarse y se encontr de manos a boca con el Profesor que ya estaba all.

"No ha ledo el artculo de Himlish sobre trauma de los tmpanos de hielo?", le pregunt el Profesor. "Me parece que se public por all en los aos 60". NoNo sali corriendo. El Profesor lo sigui.

Y dondequiera que iba NoNo...

Himlish era de Harvard, o por lo menos pas all sus mejores aos. Temprano en su carrera...

A los que intrigaban para que se les nombrara presidente de los exploradores tambin los trat Luis de una manera muy directa.

Fue una discusin corta y muy firme. "Basta ya!", les dijo.

La funcin principal de Bernardino en el plan era hablar con la maestra del jardn infantil.

Ella le confi sus temores al pingino a quien todos queran - temores que sin duda haban influido en su eleccin de los cuentos que les lea a los nios.

Con todos esos cambios", dijo ella sollozando, "la colonia tal vez no va a necesitar un jardn infantil... y tampoco tendr necesidad de una maestra que ya es muy vieja para adaptarse".

Estaba muy descorazonada. Bernardino la entenda muy bien y la compadeca; as que cuando dej de hablar le dijo: "Por el contrario, los pequeos tendrn necesidad de aprender aun ms en un mundo que cambia continuamente. El jardn infantil ser ms importante que nunca".

Los sollozos de la maestra disminuyeron. Bernardino sigui hablando de la funcin esencial de la escolaridad despus de los cambios.

"Tengo plena confianza", concluy con toda sinceridad, "en que usted puede ayudarles a aprender lo que se necesita. Usted es una esplndida maestra. Si tiene que hacer algunos ajustes aqu y all, s que los har porque quiere tanto a los pequeos".

Le infunda confianza, era paciente. Con calma y sinceridad repiti sus consejos una y otra vez. Ella se sinti tan aliviada y tan contenta que le dieron ganas de darle un beso.

Fue una escena realmente conmovedora.

La actuacin de Luis, del Profesor y de Bernardino -con otras ms de Fico y Alicia- tuvieron un efecto inmediato.

NoNo no hizo ms maldades (aun cuando seguramente quera hacerlas). En cualquier parte adonde fuera, el Profesor estaba a su lado, hablando y hablando y hablando.

"Una regresin de seis variables ha demostrado_".

"Si no deja de seguirme le voy a...", exclam NoNo.

"S, cmo no. Ahora ponga atencin a este punto. La regresin...

Aaagggr...

Despus de su conversacin con Bernardino, la maestra del jardn infantil reuni a sus pequeos discpulos para contarles historias de actos heroicos encaminados a ayudar a otros que estuvieran en circunstancias difciles y exigentes. Encontr algunas ancdotas magnficas y las contaba con entusiasmo.

Les explic que la colonia iba a necesitar hroes para hacer frente a nuevos retos, y que todos, inclusive los ms pequeos, podan ayudar. Los alumnos quedaron encantados.

Esa misma noche las pesadillas se acabaron casi del todo.

El nmero de pinginos que trabajaban activamente en el grupo central haba descendido de treinta y cinco a dieciocho.

Pero ahora, a medida que iban desapareciendo los obstculos al cambio, y a medida que eran cada vez menos los entusiastas que se haban enfriado o se haban descorazonado o se sentan impotentes, los nmeros empezaron a subir otra vez.

Luis calcul que se necesitaban unos cincuenta para llevar a feliz trmino todo el trabajo que haba que hacer. No contaba an con cincuenta pero por lo menos la tendencia iba bien encaminada.

Anita no era ms que una alumna del jardn infantil. Su idea fija eran las historias de actos de herosmo. En cierta ocasin, regresando de la escuela a su casa, se cruz en el camino con Alicia; y procediendo como los nios que no han adquirido an buenas maneras abord tranquilamente a tan importante personaje y le pregunt:

Perdone usted, seora, cmo puedo llegar a ser una herona?" Alicia se detuvo y se qued mirndola. Preocupada como estaba con el derretimiento, el estado de nimo general de la colonia y el problema de alimentar a los exploradores, a duras penas oy la pregunta. Anita la repiti. Esta vez, en lugar de decirle que se fuera a su casa donde su mam la esperaba, Alicia le dijo: "Si les puedes hacer entender a tus padres que el jefe de los pinginos necesita su ayuda, especialmente en atrapar peces para dar de comer a los exploradores, sers en verdad una herona".

"No es ms que eso?", pregunt la nia con toda la ingenuidad propia de sus cortos aos.

Al da siguiente la nia habl con sus amigos, y tena muchos amigos. De esas conversaciones surgi una idea de cmo podan los nios ayudara la colonia a convertir en realidad una vida de nmadas. La maestra del jardn infantil cancel unas cuantas clases regulares -rompi unas pocas reglas- y ayud a estructurar un poco la idea. Le dieron el nombre de Da de Homenaje a Nuestros Hroes".

Algunos padres estaban nerviosos viendo tanta actividad. Darles tanto poder a todos, inclusive a los nios, era algo inusitado, pero a los chicos les encantaba.

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