· 2021. 8. 8. · el santo evangelio san juan 6:35, 41–51 santo evangelio de nuestro señor...
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Cántico de Adoración En Ti
Marcos Barrientos
En ti confía mi corazón,
En ti reposa mi alma,
Mi ser descansa en ti,
Puedo ser feliz.
En ti confía mi corazón,
En ti reposa mi alma,
Mi ser descansa en ti,
Puedo ser feliz.
Porque sé que estás obrando
Tu perfecta voluntad.
En mi vida estás obrando
Tu perfecta voluntad.
Cántico de Entrada Los Muros Caerán
Miel San Marcos
Cuando yo le canto, la tierra se estremece
Los muros caerán
Cuando le adoro, se rompen las cadenas
Los muros caerán
//Los muros caerán//
Al sonar mi cántico caerán...
//Los muros caerán//
Con Gritos de júbilo caerán...
Cuando yo danzo, aumenta DIOS mis fuerzas
Los muros caerán
Cuando yo grito mis enemigos huyen
Los muros caerán
Invocación
Celebrante: Bendito Sea Dios Padre, Hijo y
Espiritu Santo
Pueblo: Y bendito sea su reino, ahora y
por siempre. ¡Amén!
Dios Omnipotente, para quien todos los corazo-
nes están manifiestos, todos los deseos son co-
nocidos y ningún secreto se halla encubierto, pu-
rifica los pensamientos de nuestros corazones
por la inspiración de tu Santo Espíritu, para que
perfectamente te amemos y dignamente procla-
memos la grandeza de tu santo Nombre; por
Cristo nuestro Señor. Amén.
Gloria in Excelsis
Gloria a Dios en las alturas,
Y en la tierra al hombre paz,
Tu bondad está en el hombre,
A quien amas de verdad
Por tu inmensa Gloria damos
Muchas gracias sin cesar,
¡Te adoramos! ¡Te alabamos!
Padre nuestro, celestial
Porque, sólo tú, eres santo
Jesucristo, ten piedad,
Tú que estás a la derecha,
De Dios Padre Inmortal.
Oración Colecta Otórganos, te suplicamos, oh Señor, el espíritu
de pensar y hacer siempre lo justo; para que no-
sotros, que sin ti no podemos existir, seamos ca-
paces, con tu ayuda, de vivir según tu voluntad;
por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina
contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los
siglos de los siglos. Amén.
Las Lecciones Por favor estemos sentados para las lecturas
Décimo Primer domingo después de Pentecostés
Boletín Dominical — 8 de Agosto
Ya invitaste a alguien a venir contigo a la Iglesia? ¡Dios cuenta contigo!
Servicios Dominicales: 8:00am y 11:00am / Miércoles: 7:00Pm
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Décimo Pr imer domingo después de Pentecostés
Primera Lectura 2 Samuel 18:5–9, 15, 31–32; 19:1 dhh
Lectura del Segundo Libro de Samuel
El rey David ordenó a Joab, a Abisai y a Itai que,
en atención a él, trataran con consideración al
joven Absalón, y todo el ejército escuchó la orden
que el rey dio a los jefes acerca de Absalón. Así
pues, las tropas marcharon al campo para en-
frentarse con las tropas de Israel.
La batalla tuvo lugar en el bosque de Efraín, y los
de Israel fueron derrotados por los seguidores de
David. Hubo una gran matanza aquel día, pues
murieron veinte mil hombres. La lucha se había
extendido por todo el territorio, y en esta ocasión
el bosque mismo causó más muertes que la es-
pada. Absalón, que iba montado en un mulo, se
encontró de repente frente a los seguidores de
David. Entonces el mulo se metió debajo de una
gran encina, y a Absalón se le quedó trabada la
cabeza en las ramas, por lo que se quedó colga-
do en el aire, pues el mulo siguió de largo. […]
Luego, diez asistentes de Joab rodearon a Absa-
lón, y lo remataron. […]
En aquel momento llegó el etiope, y dijo:
—Reciba estas buenas noticias Su Majestad: hoy
el Señor ha hecho justicia a Su Majestad, librán-
dolo del poder de todos los que se rebelaron con-
tra Su Majestad.
El rey preguntó al etiope:
—Y el joven Absalón, ¿está bien?
El etiope contestó:
—Ojalá que los enemigos de Su Majestad y to-
dos los que se rebelen contra Su Majestad y bus-
quen su mal, acaben como ese muchacho.
El rey se conmovió, y subiendo al cuarto que es-
taba encima de la puerta, se echó a llorar. Y
mientras caminaba, decía: «¡Absalón, hijo mío!
¡Absalón, hijo mío! ¡Ojalá yo hubiera muerto en tu
lugar! ¡Hijo mío, Absalón, hijo mío!»
Palabra del Señor.
Demos gracias a Dios.
Salmo 130
De profundis
1 De lo profundo, oh Señor, a ti clamo; Señor, escucha mi voz; estén atentos tus oídos a la voz de mi súplica.
2 Si tú, oh Señor, notares los delitos, ¿quién, oh Señor, podrá mantenerse?
3 Mas en ti hay perdón, por tanto serás venera-do.
4 Aguardo al Señor; le aguarda mi alma; en su palabra está mi esperanza.
5 Mi alma aguarda al Señor, más que los centine-las a la aurora, más que los centinelas a la auro-ra.
6 Oh Israel, aguarda al Señor, porque en el Señor hay misericordia;
7 Con él hay abundante redención, y él redimirá a Israel de todos sus pecados.
Gloria al Padre, Gloria al Hijo y al Espíritu Santo:
como era en el principio, ahora y siempre, por
los siglos de los siglos. Amén
Epístola Efesios 4:25–5:2
Lectura de la Carta de San Pablo a los Efesios
Por lo tanto, ya no mientan más, sino diga cada
uno la verdad a su prójimo, porque todos somos
miembros de un mismo cuerpo.
Si se enojan, no pequen; que el enojo no les dure
todo el día. No le den oportunidad al diablo.
El que robaba, deje de robar y póngase a traba-
jar, realizando un buen trabajo con sus manos
para que tenga algo que dar a los necesitados.
No digan malas palabras, sino sólo palabras bue-
nas que edifiquen la comunidad y traigan benefi-
cios a quienes las escuchen. No hagan que se
entristezca el Espíritu Santo de Dios, con el que
ustedes han sido sellados para distinguirlos como
propiedad de Dios el día en que él les dé la libe-
ración definitiva.
Alejen de ustedes la amargura, las pasiones, los
enojos, los gritos, los insultos y toda clase de
maldad. Sean buenos y compasivos unos con
otros, y perdónense mutuamente, como Dios los
perdonó a ustedes en Cristo.
Ustedes, como hijos amados de Dios, procuren
imitarlo. 2 Traten a todos con amor, de la misma
manera que Cristo nos amó y se entregó por no-
sotros, como ofrenda y sacrificio de olor agrada-
ble a Dios.
Palabra del Señor. Demos gracias a Dios.
Por favor todos de pie para escuchar el Santo Evangelio.
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Décimo Pr imer domingo después de Pentecostés
Aclamación al Evangelio Escucharte Hablar
Marcos Witt
Quiero escuchar tu dulce voz
Rompiendo el silencio en mí ser
Sé que me haría estremecer
Me haría llorar o reír y caería rendido ante ti.
Y no podría estar ante ti escuchándote hablar
Sin llorar como un niño y pasaría el tiempo así
Sin querer nada más
Nada más que escucharte hablar.
El Santo Evangelio San Juan 6:35, 41–51
Santo Evangelio de nuestro Señor Jesucristo
según San Juan.
¡Gloria a ti, Cristo Señor!
Jesús les dijo: —Yo soy el pan que da vida. El
que viene a mí, nunca tendrá hambre; y el que
cree en mí, nunca tendrá sed. […]
Por esto los judíos comenzaron a murmurar de
Jesús, porque afirmó: «Yo soy el pan que ha ba-
jado del cielo.» Y dijeron: —¿No es este Jesús, el
hijo de José? Nosotros conocemos a su padre y
a su madre. ¿Cómo dice ahora que ha bajado del
cielo?
Jesús les dijo entonces: —Dejen de murmurar.
Nadie puede venir a mí, si no lo trae el Padre,
que me ha enviado; y yo lo resucitaré en el día
último. En los libros de los profetas se dice: “Dios
instruirá a todos.” Así que todos los que escu-
chan al Padre y aprenden de él, vienen a mí.
«No es que alguno haya visto al Padre; el único
que lo ha visto es el que procede de Dios. Les
aseguro que quien cree, tiene vida eterna. Yo soy
el pan que da vida. Los antepasados de ustedes
comieron el maná en el desierto, y a pesar de
ello murieron; pero yo hablo del pan que baja del
cielo; quien come de él, no muere. Yo soy ese
pan vivo que ha bajado del cielo; el que come de
este pan, vivirá para siempre. El pan que yo daré
es mi propia carne. Lo daré por la vida del mun-
do.»
El Evangelio del Señor
Te alabamos, Cristo Señor
Homilía por el Rev. Janssen Gutiérrez
El Credo Niceno
Creemos en un sólo Dios, Padre Todopoderoso,
Creador de cielo y tierra, de todo lo visible e
invisible.
Creemos en un sólo Señor, Jesucristo, Hijo único
de Dios, nacido del Padre antes de todos los
siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero
de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la
misma naturaleza que el Padre, por quién todo
fue hecho; que por nosotros y por nuestra
salvación bajó del cielo: por obra del Espíritu
Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo
hombre. Por nuestra causa fue crucificado en
tiempos de Poncio Pilatos, padeció y fue
sepultado. Resucitó al tercer día, según las
Escrituras, subió a los cielo y está sentado a la
derecha del Padre. De nuevo vendrá con gloria
para juzgar a vivos y a muertos, y su reino no
tendrá fin.
Creemos en el Espíritu Santo, Señor y dador de
vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el
Padre y el Hijo recibe una misma adoración y
gloria, y que habló por los profetas.
Creemos en la Iglesia que es una, santa, católica
y apostólica. Reconocemos un sólo Bautismo
para el perdón de los pecados. Esperamos la
resurrección de los muertos y la vida del mundo
futuro. Amén.
Oración de los fieles El Espíritu Santo nos ha dado ha conocer la filia-
ción divina que nos dejó Jesucristo. Por medio
del Hijo y con la fuerza del Espíritu presentamos
al Padre nuestras intenciones. Respondemos:
R.- PADRE ATIENDE NUESTRAS SÚPLICAS.
1.- Te pedimos que el Espíritu nos guíe y nos de
fuerza en la tarea de anunciar el evangelio.
OREMOS
R.- PADRE ATIENDE NUESTRAS SÚPLICAS.
2.- Envía tu Espíritu Santo sobre nuestros gober-
nantes, para que promulguen leyes y políticas
acordes con la dignidad de toda persona huma-
na. OREMOS
R.- PADRE ATIENDE NUESTRAS SÚPLICAS.
3.- Te pedimos Padre, por los enfermos, sus fa-
miliares y cuidadores, para que sientan el alivio y
el consuelo que nos trae el Espíritu y alcancen
pronto la curación.
OREMOS
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R.- PADRE ATIENDE NUESTRAS SÚPLICAS.
4.- Padre del cielo, nadie es extranjero para ti y
nadie está nunca lejos de tu cariño. En tu bon-
dad, cuida de los migrantes, refugiados y solici-
tantes de asilo, de los niños separados de sus
familias en la frontera, de los que están separa-
dos de sus seres queridos, de los que están per-
didos y de los que han sido exiliados de sus ho-
gares. OREMOS
R.- PADRE ATIENDE NUESTRAS SÚPLICAS.
5.- Concédenos la gracia de una santa audacia
para ser solidarios con los más vulnerables entre
nosotros y para ver en ellos el rostro de tu Hijo.
OREMOS
R.- PADRE ATIENDE NUESTRAS SÚPLICAS.
Confesión de Pecado Celebrante: Jesús dijo:
El primer mandamiento es éste: Escucha, Israel:
El Señor nuestro Dios es el único Señor. Amarás
al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu
alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas.
El segundo éste: Amarás a tu prójimo como a ti
mismo. No hay otro mandamiento mayor que és-
tos.”
C o n f e s e m o s n u e s t r o s p e c a d o s c o n -
t r a D i o s y c o n t r a n u e s t r o p r ó j i m o . Dios de misericordia, confesamos que hemos
pecado contra ti por pensamiento, palabra y obra,
por lo que hemos hecho y lo que hemos dejado
de hacer. No te hemos amado con todo el cora-
zón; no hemos amado a nuestro prójimo como a
nosotros mismos. Sincera y humildemente nos
arrepentimos. Por amor de tu Hijo Jesucristo, ten
piedad de nosotros y perdónanos; así tu voluntad
será nuestra alegría, y andaremos por tus cami-
nos, para gloria de tu Nombre. Amén.
La Absolución Dios omnipotente tenga misericordia de ustedes,
perdone todo sus pecados por Jesucristo nuestro
Señor, les fortalezca en toda bondad y, por el po-
der del Espíritu Santo, les conserve en la vida
eterna. Amén.
La Paz Celebrante: La paz del Señor sea siempre con
ustedes.
Todos: Y con tu espíritu.
Canto para la Paz Quiero ser, Señor, instrumento de tu paz
Quiero ser, oh Señor, instrumento de tu paz
1. Que donde haya odio, Señor
Ponga yo el amor
Donde haya ofensa, ponga perdón
2. Que donde haya discordia, Señor
Ponga yo unión
Donde haya error, ponga verdad
Presentemos al Señor con alegría las ofrendas de
nuestra vida y de nuestro trabajo.
Canto Eucarístico //De rodillas partamos hoy el pan// De rodillas estoy, con el rostro al naciente sol Oh, Dios apiádate de mi.
La Gran Plegaria Eucarística
Celebrante: El Señor sea con ustedes
Todos: Y con tu espíritu.
Celebrante: Elevemos los corazones.
Todos: Los elevamos al Señor.
Celebrante: Demos gracias a Dios nuestro
Señor
Todos: Es justo darle gracias y alabanza.
El celebrante continua: En verdad es digno, justo y saludable, darte gra-
cias, en todo tiempo y lugar, Padre omnipotente,
Creador de cielo y tierra.
Aquí, todos los domingos y en las ocasiones que se
indique, se canta o dice el Prefacio Propio Por tanto te alabamos, uniendo nuestras voces
con los Ángeles y Arcángeles, y con todos los
coros celestiales que, proclamando la gloria de tu
Nombre, por siempre cantan este himno:
Sanctus Santo, Santo, Santo, mi corazón te adora
Mi corazón sabe decir, santo eres tú
Bendito es el que viene, en nombre del Señor
Mi corazón sabe decir, santo eres tú.
El celebrante continua: Padre Santo y bondadoso: En tu amor infinito nos
hiciste para ti, y cuando caímos en pecado y que-
damos esclavos del mal y de la muerte, tú, en tu
misericordia, enviaste a Jesucristo, tu Hijo único
y eterno, para compartir nuestra naturaleza hu-
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Décimo Pr imer domingo después de Pentecostés
mana, para vivir y morir como uno de nosotros, y
así reconciliarnos contigo, el Dios y Padre de
todos.
Extendió sus brazos sobre la cruz y se ofreció en
obediencia a tu voluntad, un sacrificio perfecto
por todo el mundo.
En la noche en que fue entregado al sufrimiento y
a la muerte, nuestro Señor Jesucristo tomó pan;
y dándote gracias, lo partió y lo dio a sus discípu-
los, y dijo: "Tomen y coman. Este es mi Cuerpo,
entregado por ustedes. Hagan esto como memo-
rial mío".
Después de la cena tomó el cáliz; y dándote gra-
cias, se lo entregó, y dijo: "Beban todos de él.
Esta es mi Sangre del nuevo Pacto, sangre de-
rramada por ustedes y por muchos para el per-
dón de los pecados. Siempre que lo beban, há-
ganlo como memorial mío".
Por tanto, proclamamos el misterio de fe:
Aclamación Memorial Celebrante y Pueblo: Cristo ha muerto.
Cristo ha resucitado.
Cristo volverá.
El celebrante continua: Padre, en este sacrificio de alabanza y acción de
gracias, celebramos el memorial de nuestra re-
dención.
Recordando su muerte, resurrección y ascensión,
te ofrecemos estos dones.
Santifícalos con tu Espíritu Santo, y así serán pa-
ra tu pueblo el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo, la
santa comida y la santa bebida de la vida nueva
en él que no tiene fin. Santifícanos también, para
que recibamos fielmente este Santo Sacramento
y seamos perseverantes en tu servicio en paz y
unidad. Y en el día postrero, llévanos con todos
tus santos al gozo de tu reino eterno.
Todo esto te pedimos por tu Hijo Jesucristo.
Por él, y con él y en él, en la unidad del Espíri-
tu Santo, tuyos son el honor y la gloria, Padre
omnipotente, ahora y por siempre. AMEN.
Oremos como nuestro Salvador Cristo nos
enseñó.
El Padre Nuestro Padre nuestro que estás en el cielo,
Santificado sea tu Nombre,
Venga tu reino,
Hágase tu voluntad,
En la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día.
Perdona nuestras ofensas,
Como también nosotros perdonamos
A los que nos ofenden.
No nos dejes caer en tentación y líbranos del mal
Porque Tuyo es el Reino, Tuyo es el Poder
Y Tuya es la Gloria, ahora y por siempre.
Amén!
La Fracción del Pan
Celebrante: ¡Aleluya!, Cristo nuestra Pascua
se ha sacrificado por nosotros.
Pueblo: Celebremos la fiesta. ¡Aleluya!
La Comunión del Pueblo Canto de Comunión
Pan de Vida Jesús Adrián Romero
Cuando flaquea mi fe y siento desfallecer
Cuando no puedo seguir y faltan fuerzas en mí
Puedo a la mesa venir y puedo el pan compartir
Es Jesús el pan de vida, el maná de mi desierto
Mi energía mi sustento
Es Jesús el pan de vida, mi necesidad primera
Y sin ti yo nada fuera porque Jesús
Es Pan de vida eterna
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La oración post comunión Omnipotente y sempiterno Dios, te damos gra-
cias porque nos has nutrido con el alimento espi-
ritual del preciosísimo Cuerpo y Sangre de tu
Hijo, nuestro Salvador Jesucristo; y porque nos
aseguras, en estos santos misterios, que somos
miembros vivos del Cuerpo de tu Hijo y herede-
ros de tu reino eterno. Y ahora, Padre, envíanos
al mundo para cumplir la misión que tu nos has
encomendado, para amarte y servirte como fieles
testigos de Cristo nuestro Señor. A él, a ti y al
Espíritu Santo, sea todo honor y gloria, ahora y
por siempre. Amén.
La Bendición Que el Espíritu de verdad les conduzca a toda
verdad, confiriéndoles gracia para confesar que
Jesucristo es el Señor, y proclamar las obras por-
tentosas de Dios; y la bendición de Dios omnipo-
tente, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, sea
con ustedes y more con ustedes eternamente.
Amén.
Décimo Pr imer domingo después de Pentecostés
Himno de Salida Los Muros Caerán
Miel San Marcos
Cuando yo le canto, la tierra se estremece
Los muros caerán
Cuando le adoro, se rompen las cadenas
Los muros caerán
//Los muros caerán//
Al sonar mi cántico caerán...
//Los muros caerán//
Con Gritos de júbilo caerán...
Cuando yo danzo, aumenta DIOS mis fuerzas
Los muros caerán
Cuando yo grito mis enemigos huyen
Los muros caerán
Celebrante: Vayan en paz para amar y servir al
Señor.
Todos: Demos gracias a Dios.
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