25 años somamfyc

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Jornada de debate/celebración de los 25 años de la SociedadMadrileña de Medicina de Familia y Comunitaria (SoMaMFyC)Discurso de clausuraDra. Raquel Gómez BravoVocal SoMaMFyC

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Jornada de debate/celebración de los 25 años de la Sociedad

Madrileña de Medicina de Familia y Comunitaria

(SoMaMFyC)

Discurso de clausura.

Dra. Raquel Gómez Bravo

Vocal de Residentes SoMaMFyC

Diciembre 2008

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En primer lugar, quisiera deciros que es un privilegio estar aquí, en una Jornadas de

tamaña envergadura y de tanto significado. Pero creedme si os digo que preferiría estar

ahí, entre vosotros, y no enfrente. Pero esto es así, ya lo saben, son las exigencias del

guión, esas pinceladas de última hora o el llamado “factor sorpresa” que tanto le gusta a

Paulino, que parece guardarse siempre un as en la manga.

Ante un auditorio tan selecto, tan exquisito, a uno se le escapa un “Queridos

compañeros”, más que otra cosa y como residente, de último año, pero residente aún,

permitidme esa licencia de obviar el protocolo, porque aunque a muchos no os conozco,

os siento próximos y cercanos, por el mero hecho de estar aquí. Y a los otros, que

conozco, los admiro tanto, los he seguido tan de cerca, que cometí ese error tan propio

del Sur a lo mejor, de hacer suyo la costumbre, lo habitual, ya sea un político, un

literato, un novel o un ídolo de masas. Aquello que tratamos con asiduidad, con

vehemencia, porque nos es grato, aquello que leemos en la prensa, oímos en la radio o

vemos en la televisión, llega a un punto que casi lo sentamos a nuestra mesa con tal

familiaridad que parece que lo conocemos de toda la vida…¿verdad?

Por mi parte, me presento, soy Raquel Gómez Bravo, residente de cuarto año, del área

5. Yo no soy de aquí, como muchos de residentes de la Comunidad de Madrid, como

muchos de vosotros; soy de Málaga y vine para formarme, para hacer aquí la residencia,

estrenando ese programa de cuatro años, pero siento Madrid como ciudad propia,

porque no es una ciudad de paso, al contrario, es una ciudad que abraza a todo el que

llega y lo adopta como hijo pródigo; y la Sociedad, la Somamfyc, como un segundo

hogar. Desde el pasado Junio, vocal de residentes, desde que Sara me legara su puesto

poniendo un listón bien alto, aunque manteniéndose ahí, junto a Virginia, en ese difícil

segundo plano, del que hace sin ser visto, del que siempre está.

Y una vez hechos los preámbulos y las presentaciones, os confieso, Paulino quería que

fuese improvisado, de hecho casi lo es, porque apenas supe que vendría hace cuatro

días; pero no, no se puede improvisar después de oírles…después de escruchar a los

grandes iconos a uno no es que le cueste tomar la palabra, es que enmudece…¿qué se

puede decir después de Yolanda Ginés, de Ana Pastor, de Asunción Prieto, de Albert

Planes, Domingo Orozco, Alfonso Jiménez, Ana Sánchez o mi querido Paulino…?

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Tal vez nada. Todo se ha debatido, todo se ha puesto sobre la palestra, con crítica, con

frustración, con objetividad, con templanza. Una increíble reflexión de la evolución que

hemos ido sufriendo, de los horizontes que se nos plantean, un abanico de verdades

realmente hirientes, de las dudas que se ciernen…

Y no sé si es una percepción propia, pero reina un clima de decepción, tal vez, se respira

negativismo, destila cansancio o, solamente, es un jarro de fría objetividad, de realismo

puro y duro.

Virginia ya os ha hecho una síntesis de la tarde, de lo que se ha hablado, así que yo voy

a poner un punto y seguido (que no y aparte), y os voy a transmitir sensaciones, para

poner un poco de positivo.

Desde que tengo un poco de uso de razón crítica-científica, no he dejado de

preguntarme cuántos de nuestros compañeros de otra especialidad harán algo similar, un

ejercicio de humildad, de análisis, de observación, introspección, para cuestionarse todo

lo que nosotros hemos hecho en 25 años, lo que hemos hecho en una sola tarde. ¿Por

qué no evaluar también la otra atención especializada, la hospitalaria, en lugar de

empeñarnos y ensañarnos siempre con los controles de calidad de la atención primaria?

La respuesta tal vez es bien simple: porque no interesa…

Siempre he pensado que si los médicos de familia se unen, serían invencibles, como ha

pasado algunas veces…pero no lo hacen, porque están más preocupados por sus

pacientes, por hacer bien su trabajo, por su labor diaria, por responder a su excelencia,

trabajar con calidad, atendiendo a su propia exigencia, que en otras cosas…y créanme,

es muy loable, pero no sólo es loable, es admirable.

No sé si habéis estado en la exposición de Rembrandt en El Prado. Yo adoro el arte, de

hecho es una de mis vocaciones frustradas, recuerdo que cuando fui me sorprendió:

“Sansón cegado por los filisteos” entre “Jeremías lamentando la destrucción de

Jerusalén” y la “Discusión entre San Pedro y San Pablo”. Y no sé en qué iría pensando

cuando los vi, que me pareció como un paralelismo de nuestra realidad propia, así de

descarnada…

Page 4: 25 Años Somamfyc

Porque como Sansón la sociedad descubre el secreto de nuestra fuerza, y nos derrota,

transformándonos en Jeremías que se lamentan, discutiendo sobre las evidencias (que

no textos bíblicos) como las figuras retorcidas del artista holandés que reposan, vívidas

y dramáticas…

Lástima que no haya Rembrandt que nos plasme ahora, porque ya lo hemos hecho

nosotros esta tarde con palabras…

Mi promoción de R4 pertenece a esa generación que creció escuchando a Serrat, en

lugar de que le cantaran nanas, y una de canciones, si no recuerdo mal decía que:

“Nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio…” y tal vez sea cierto, que no

tenga remedio. No tiene remedio el hoy, el ahora; pero mañana, mañana está en nuestras

manos.

Mi tutor, que es un gran desconocido, además de un magnífico docente; porque no sólo

se preocupa por los conocimientos, por la sapiencia que has ido adquiriendo, los

artículos leídos, un buen registro en el OMI según criterios del DSM 4 o la CIE 9, la

cartera de servicio o los criterios de calidad; sino porque va más allá…Cada mañana, a

las ocho, hacemos una especie de sesiones matutinas (como si del Café Gijón o Central

se tratase, pero sin café), donde sin pretenderlo hablamos de lo humano, de lo divino, de

los modelos de gestión, de su amigo Rafa Bravo, de las PDAs, de la Facultad, de Juan

Gervás o Vicent Baos…hablamos de todo, hasta llegar un punto que me confundo,

porque ya no sé cuándo es tutor, cuando mentor, cuando padrino, cuando profesor, o

cuando hace de padre…Hace poco me dijo a través de un email, porque la

comunicación es fundamental y hay que explotarla por todas las vías, pues a través de

un correo me escribió una reflexión preciosa que he revivido esta tarde a través de

vuestras palabras:

“Cuando cumples los 50, crees que alcanzas la madurez, y entonces piensas en lo que

hubieras hecho de tu vida, si volvieras a tener veintitantos años. Pero siempre pienso

que lo que sería terrible, es volver a tener 30 años, con el escepticismo de ahora, y lo

que inevitablemente has perdido de ilusión o lo que has ganado en desencanto…”

Page 5: 25 Años Somamfyc

Yo aún no he llegado a la treintena, pero me encamino a ello, poco me falta, bueno casi

lo mismo que para acabar la residencia. Y en menos de cuatro años, he ganado

desencanto, a veces, lo reconozco, he perdido parte de la ilusión y estoy empezando a

encarar el escepticismo. Me estremece el pensarlo, porque relativizando, es muy poco

tiempo para perder tanto, pero en realidad, es el proceso de maduración natural.

Y en ello estamos, precisamente, en ese proceso de maduración natural, de plantearnos

las cosas, recién cumplidos los 25 años, que aunque parezca mucho tiempo, apenas es

nada y no podemos olvidar esa serenidad objetiva: ya hemos dado muchos pasos, hemos

caminado, no tanto como quisiéramos, pero hemos llegado a los 25. Es como si

acabásemos de hacer el MIR y estuviésemos a punto de elegir especialidad…Si os

preguntara ¿qué haríais?, sin duda alguna, igual que yo, muchos de vosotros no dudaría:

volvería a escoger Medicina Familiar y Comunitaria, para ser médico realmente de

verdad, como pensé hace cuatro años, ¿existe una opción mejor?

Aunque lo que hay ahora mismo no sea el mejor fondo de inversión, quiero decir, a

priori, la incertidumbre reinante nos dificulta promocionarnos incluso entre nosotros

mismos, compartimos el temor al futuro inminente, pero estamos tan escépticos que se

nos olvida que en nuestra mente sigue intacto ese modelo de medicina que queremos, en

la que creemos, como subyacen el lema del próximo congreso de la Somamfyc.

Y no os hablo desde la inocencia de la juventud, porque ni tan joven, ni tan inocente. Os

hablo con los pies en la tierra, con esa misma sinceridad que habéis esgrimido esta tarde

en esta misma mesa, porque en el fondo vosotros también creéis en esto. (Y no tan en el

fondo)

Hay un libro de Richard Bach que me encanta, seguro que lo conocéis, se llama

Ilusiones, del que os voy a subrayar una frase que viene a decir así: Nunca te conceden

un deseo sin concederte además la posibilidad de hacerlo realidad. Y esto es, sin duda,

lo que sustentó hace 25 años aquella semilla en la que se gestó la Sociedad y la ha

mantenido durante todo este tiempo. Sin embargo, hay que recordar (yo la primera),

que, a veces, cuesta hacer realidad los sueños; algunos se cumplen en días, otros tardan

años. Lo único que hay que tener es paciencia, como diría aquel sabio: “…que es la

madre de la ciencia” y tesón, como tuvo Ramón y Cajal, que le definían como una

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voluntad resuelta a triunfar a toda costa. Y nada de eso nos falta, al contrario, es lo que

tenemos, paciencia, una paciencia infinita. Y tesón, desde luego, por eso estamos hoy

aquí, siempre al pie del cañón, con un espíritu crítico y, sobre todo, altruista, por amor

al arte, de lo que “ya no se estila”. Y que no puede perderse, porque es lo que nos

distingue, lo que nos hace ser lo que somos y luchar por lo que creemos, a pesar de

todo, día tras día. Y es lo que la Sociedad espera de nosotros, lo que nuestros

compañeros esperan de nosotros, las futuras generaciones, la Facultad…y no podemos

decepcionarles, no podemos defraudarles, porque si lo hacemos, nos decepcionaríamos

a nosotros mismos; porque el futuro, no nos engañemos, depende únicamente de

nosotros. No de instituciones, ni de ministerios. O sólo en parte, pero sobre todo, de

nosotros, de la resolución y la determinación de esos cientos de personas que somos y

de las que me siento orgullosa de pertenecer, de formar parte de este colectivo, de la

Sociedad Madrileña de Medicina Familiar y Comunitaria.

Enhorabuena por todo este trabajo, por estos increíbles 25 años.

(Un aplauso para todos vosotros)