5 el aprendizaje de lionardo y el caracter de su producción científica

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C1PÍT1 J LO V EL APRE::\'DlZA.JE DE LJONARDO Y EL CARÁCTER DE SLT CIENTÍFICA En los capítulos precedentes hemos narrado la vida de LIONARDO tratado de los dibujos y apuntes que él nos ha dejado en sus preciosos manuscritos. Hemos conside- rado, además, las publicaciones que de estos manuscritos se han hecho en tiempos recientes y algunos estudios moder- nos sobre el gran artista e ingeniero toscano. Además, en el anterior, hemos dado un bre\T elenco de las más im- portantes producciones de éste. Consideraremos ahora, con la máxima brevedad posible, cuál es la posición de fr ente a la ciencia v a la técnica, cuál era el método que empleaba y cuáles sÓn los resultados que consi- guió; debiendo además considerar si éstos son tales que pueda LIOXARDO merecidamente clasificarse no sólo como un destacado sahio y un genio universal, sino también - fuera de la influencia más o menos grande que pueda haber ejercido sobre sus contemporáneos o sobre las gene- raciones posteriores- averiguar si en verdad en la ciencia pura o en sus aplicaciones, él realizó los progresos extraor- dinarios que en la actualidad el coro de sus admiradores no cesa de magnificar. En primer lugar, ¿cuáles son las características mentales de LioXARDo?, ¿cuál fué su aprendizaje científico y téc- nico?, ¿cuáles son los dominios las disciplinas puras y aplicadas en los cuales logró los éxitos más grandes y originales? La formación intelectual de Lm::-.:ARDO no difiere mucho de la de los artistas contemporáneos suyos. Xo hizo estudios [50] V F.J, APRENDIZAJE DE UONARDO 51 especiales, y en sentido como" tr os tecmcos r del Quattrocento y del Cmque- o . " 1 , cento" que ya menCionamos, nomo senza etterc ;. aun- que, como veremos, en st,t mad.urez pudo mente y aprovechar la mas van?da literatura cientifica, sm excluir los graves tratados escntos en la lengua docta, el latín. Pero en esto, como en muchos otros aspectos, fué un autodidacto, lo que explica también muchas de sus carac- terísticas, ya de aquellas que favorecían la tarea que se había impuesto, ya de las que la dificultarían. Creemos que la tendencia enciclopédica de LIONARDO es- taba en la calidad innata y de su naturaleza. Pero, sin duda, contribuyó a afirmarla y a ampliarla el tipo de educaciún que se daba entonces a los aprendices en las "botteghe" de los ar tistas, y en las que los jóvenes, con- viviendo con sus maestros, se instalaban para lograr su for- maciún artística. En ellas no se enseñaba, en cada caso, una sola de bs diferentes "bellas artes" , sino que $e introducía a los aprendices en todas las artes, desde las artes menores del orfebre v ]as variadas "arti del discgno", hasta la pin- tura, la escultura y la arquitectura en su sentido más amplio Y no eso; esta enseñanza se extendía también a todas las ramas de la técnica: el arte de las fortificaciones, la exca- vación ele can:1les v b colocación de esclusas, la preparación de armas ofensivas o defensivas para la guerra, la construc- ción de las máquinas más variadas para obt ener los más diferentes objetivos. El artista, especialmente aquel que hacerse famoso y desempeñar cargos a sueldo de los o de las poderosas corporaciones eclesiásticas o lnicas, debía estar en condiciones de satisfacer a las pre- más variadas de sus señores, ya con pinturas, estatuas o ed1ficios, ya con la preparación de adornos para las fies- tas,. tan frecuentes en ]as cortes de la época, o ya con tra- ba¡os de inter és público o de arte militar. Además, en la mayoría de ]as "botteghe" florentinas de entonces, ,. en especial en la de AxoREA oFL VERRoccmo, se mantenía activo el impulso dado por BRt:XELJ.ESCHI y ALBERT! en la aplicación de las "scienze matematiche" a las

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Page 1: 5 El Aprendizaje de Lionardo y El Caracter de Su Producción Científica

C1PÍT1J LO V

EL APRE::\'DlZA.JE DE LJONARDO Y EL CARÁCTER

DE SLT PRODUCCIÓ~ CIENTÍFICA

En los capítulos precedentes hemos narrado la vida de LIONARDO ~- tratado de los dibujos y apuntes que él nos ha dejado en sus preciosos manuscritos. Hemos conside­rado, además, las publicaciones que de estos manuscritos se han hecho en tiempos recientes y algunos estudios moder­nos sobre el gran artista e ingeniero toscano. Además, en el anterior, hemos dado un bre\T elenco de las más im­portantes producciones artística~ de éste. Consideraremos ahora, con la máxima brevedad posible, cuál es la posición de LIO~ARDO frente a la ciencia v a la técnica, cuál era el método que empleaba y cuáles sÓn los resultados que consi­guió; debiendo además considerar si éstos son tales que pueda LIOXARDO merecidamente clasificarse no sólo como un destacado sahio y un genio universal, sino también - fuera de la influencia más o menos grande que pueda haber ejercido sobre sus contemporáneos o sobre las gene­raciones posteriores- averiguar si en verdad en la ciencia pura o en sus aplicaciones, él realizó los progresos extraor­dinarios que en la actualidad el coro de sus admiradores no cesa de magnificar.

En primer lugar, ¿cuáles son las características mentales de LioXARDo?, ¿cuál fué su aprendizaje científico y téc­nico?, ¿cuáles son los dominios d~ las disciplinas puras y aplicadas en los cuales logró los éxitos más grandes y originales?

La formación intelectual de Lm::-.:ARDO no difiere mucho de la de los artistas contemporáneos suyos. Xo hizo estudios

[50]

V F.J, APRENDIZAJE DE UONARDO 51

humaní,st:1~ especiales, y en .~al sentido fu~, como" ~uchos tros tecmcos r artJ~tas del Quattrocento y del Cmque-

o . " 1 , cento" que ya menCionamos, nomo senza etterc ;. aun-que, como veremos, en st,t mad.urez pudo con~cer, ~Irect~­mente y aprovechar la mas van?da literatura cientifica, sm excluir los graves tratados escntos en la lengua docta, el latín. Pero en esto, como en muchos otros aspectos, fué un autodidacto, lo que explica también muchas de sus carac­terísticas, ya de aquellas que favorecían la tarea que se había impuesto, ya de las que la dificultarían.

Creemos que la tendencia enciclopédica de LIONARDO es­taba en la calidad innata y e~pecífica de su naturaleza. Pero, sin duda, contribuyó a afirmarla y a ampliarla el tipo de educaciún que se daba entonces a los aprendices en las "botteghe" de los artistas, y en las que los jóvenes, con­viviendo con sus maestros, se instalaban para lograr su for­maciún artística. En ellas no se enseñaba, en cada caso, una sola de bs diferentes "bellas artes", sino que $e introducía a los aprendices en todas las artes, desde las artes menores del orfebre v ]as variadas "arti del discgno", hasta la pin­tura, la escultura y la arquitectura en su sentido más amplio Y no ~ólo eso; esta enseñanza se extendía también a todas las ramas de la técnica: el arte de las fortificaciones, la exca­vación ele can:1les v b colocación de esclusas, la preparación de armas ofensivas o defensivas para la guerra, la construc­ción de las máquinas más variadas para obtener los más diferentes objetivos. El artista, especialmente aquel que desr:!IJ~l hacerse famoso y desempeñar cargos a sueldo de los príncipe~ o de las poderosas corporaciones eclesiásticas o lnicas, debía estar en condiciones de satisfacer a las pre­gunt~s más variadas de sus señores, ya con pinturas, estatuas o ed1ficios, ya con la preparación de adornos para las fies­tas,. tan frecu entes en ]as cortes de la época, o ya con tra­ba¡os de interés público o de arte militar.

Además, en la mayoría de ]as "botteghe" florentinas de entonces, ,. en especial en la de AxoREA oFL VERRoccmo, se mantenía activo el impulso dado por BRt:XELJ.ESCHI y ALBERT! en la aplicación de las "scienze matematiche" a las

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52 ''IMITAR LA l\'ATURALEZA" V

creaciones artísticas, ,iguiendo el rumbo del cual hemos hablado ampliamente Zn el capítulo Ili del Yolumen de este Pa77orama, titulado La cc!osióll del Renacimiclito. Más aún, siguiendo la tendencia que había producido verda­deros milagros bajo el pincel de G10rro y de ,\l".sAccio, se ensalzaba y casi ~e prescribía la tarea de ''imitar la natu­raleza lo más posible", como escribe GHIBERTI en sus Com­mentaTii, tarea que en una mentalidad predispuesta incitaba a estudiar las formas ,. los fenómenos de esa naturaleza. Y agrega el gran artista mencionado: ''el artista no necesita ser médico como 'lPPOKRXJFS, A'dCEXX.\ o G .\LExos; sin embargo, debe conocer sus obras ~- haber asistido a disec­ciones, conocer con exactitud los huesos del cuerpo huma­no, todos los músculos, tendones ~- nen·ios que se encuen­tran en la estatua humana, aunque no sean necesarios otros co nocimientos médicos", lo que significaba, de todos modos, un impulso hacia el estudio de la anatomía.

Cuando LwXAIWO ingresó a la "borrega" del VFRROCCHIO

las aplicaciones de la per<:pecti,-a con PrFRO J>FLI .. \ fRAN­CFSC\ y Do>'.IE:'\Jco VEXEZL\XO, estaban en un período de actividad excepcional, mientras que en las inmediaciones del taller donde trabajaba LIO:'\.\RDO, el PoLLAI"GOLO ( = Ax­T0:\!0 l>r l\cOPO BExci, 1433-1498), había iniciado sus fa­mosas " anatomías" a las que acudía una gran concurrencia. Por su parte, el VmRoccmo -cuyo taller puede decirse comtituía un centro al cual concurrían discípulos de todas partes de Italia y artistas famosos de paso por Firenze-, no sólo en sus cuadros ,. bronces revela "imitar \ ' reconocer la naturaleza" en form;{ minuciosa ~', a veces, h¿sta pedante, ya en la representación de cuerpos humanos, ya en la de animales, plantas, flores, etc., sino que no se cansa de in­culcar cHos preceptos a sus discípulos 1 . :\lo es, pues, de

1 Al comien zo de su I:t:duc,ltioll de J.,jo¡¡,¡rd , publicada en las mencionadas Crmfcrcn::.e fiaremiue, :\ hRc r L R EY.'>IO:-¡o , considerando su tema únicamente desde el punto Jc ,·isu del arre; afirma: "LJ':oxARD esr entré rout jcune dans Lnclicr du \'¡: RROCCJIJO, il y est resté longremps ct il n 'cur jamais cl'autrc maitJ·c. Dans l'histoirc de J'art il n'existc pas un autrc cxcmple d'un élc,·c sérant aussi complercment a'similé l'cnsc igncmcnt de son ma!trc. r étant dcmcuré plus obsti·

OBSEIWAC!Ól\' DE LA NATURALEZA 53

f¡~;- 18. - Los dos ángeles del Battesimo di Cristo del \'ERROCCHIO,

exJstcmc en la Gallcria dcgli Uffi7.i de Fircnzc. El ángel de la it.quicrda sería el p intado por LJoXA!mO.

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~~ OBSERVACIÓN DE LA NATURALEZA V

extrañar que bajo estas variadas y numerosas influencias LroxARDO, ya naturalmente predispuesto a ello, se orientara por una parte hacia la observación e imitación de la natu­raleza indagando las "leyes" de los fenómenos, y, por la otra, adquiriera una habilidad singular en montar máquinas y aparatos mecánicos, en elaborar planos de obras edilicias o hidráulicas, en tratar de imitar mecánicamente el vuelo de los pájaros, etc. Podemos enterarnos de su cuidadosa observaciÓn de la naturaleza en las primeras pinturas que de él se conservan y que pertenecen a su primer período florentino; no tenemos, en cambio, indicaciones más precisas, respecto de su habilidad como ingeniero de esa época, aun­que sabemos que se ocupaba de la canalización del Arno y de trabajos en el Battistero de San Giovanni. Sin em­bargo, de su carta a LuoovJco il MoTo, que hemos repro­ducido antes (véase cap. JI, págs. 11 y 13), se desprende que r .roxARDo ya en esa época había acreditado méritos no co­munes y que así ya lo juzgaban entonces sus contemporáneos.

Pero si estas dos cualidades: la observacic'm cuidadosa de la naturaleza y su representación en pinturas y dibujos, y su espíritu de inventiva como ingeniero, constituyen dos de las principales facetas del genio de LIOXARDO, debe agre­garse otra que convierte al gran pintor y destacado inge­niero en un sabio prestigioso. Cuando observaba un cuerpo humano :'<' su estructura interna, cuando se paseaba por un paisaje montañoso y consideraba los elementos que com­ponían sus rocas, cuando proyectaba una máquina movida por pesos que caían, cuando edificaba defensas contra las

nément íidcle, lui ayant fait produire ses plus légirimes conséqucnces L'union entre Lí-:oXARD et V ERROCCHIO est si profonde qu'on pourrait considérer lcurs dcux vics comme n'en faisant qu'une. Tout ce que l'un avait tenté fut repris par l'autre et poussé plus a\'ant; ct c'est a cctte union de dcux grands génies, a cette poursuite d'un meme idéal, que !'~m doit ces reuucs sublimes qui sont la Cene, la Joconde et la Ste. Anne." Creemos que la afirmación de la honda influencia de VERROCCIIIO sobre LIOXARno, puede extenderse a un campo más amplio que el del arte, y que debe at:ibuirse a ella, en gran parte, la orientación de LIO'<AROO hacia la observación (la experiencia) y la ciencia.

y OBSERVACIÓN DF: LA NATURALEZA 55

I'H;, 19,- Caricaturas. Dibujo existente en el Castillo Real de \Vindsor.

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56 FENÓMENOS NATURALES Y SUS CAUSAS V

aguas de un río que producía erosión en sus orillas, no se conformaba con la pura observación o con las compro­baciones empíricas, sino que quería conocer la razón de la forma de un músculo o de un tendón, la de la disposición de las hojas de los árboles, el origen de los "nicchi" que se encuentran en las altas cumbres, las "leyes" que regulan la caída de los graves, el impulso dado a un proyectil o el movimiento del agua en un canal. Además, buscaba en las obras de los autores antiguos o medievales las opiniones que a este respecto ellos habían emitido, aunque nunca las admitía sin crítica, confiando sobre todo en la "experien­cia", es decir, en la comprobación directa de los fenómenos, en las ideas que éstos engendraban y en su aplicación prác­tica, que, de manera más directa, confirmaba lo que había establecido la teoría.

Los manuscritos de LIOX.-\RDO, fuera de algunas notas es­trictamente personales (como el apunte de sus gastos o de los que hacía para sus aprendices, etc.) constituyen una curiosa mezcla de pasajes de autores antiguos o contempo­ráneos, que él transcribía o resumía para tenerlos en cuenta en su oportunidad, de obscrnciones directas y de las ideas que éstas le sugerían, de la elaboración, rechazo, aprobación o modificaci6n de las ideas ajenas, de adivinaciones milagro­sas y profundas, y, también, de numerosos errores. Y como la palabra y la descripción literaria, por lo menos en la opi­nión de LIOKARDO, son menos eficaces que la representación visiva, en todos los casos en que era posible, la parte prin­cipal de su exposición se limitaba a dibujos 2• Éstos, en con-

2 Podemos, a este respecto, reproducir algunas afirmaciones hechas por el mismo LJo:-:AROO y que se encuentran reunidas con otras consideraciones "filosMicas" sobre la pintura, la ciencia, la vista, el oído, etc., en la primera parte del Trattato della pittura. Tomo la traduccibn de :\l4.RIO PITTAJ.t:G.\, de la ya mencionada edición por­teiía (Buenos Aires, 1943). Leemos así en el capítulo III: "La cien­cia más útil es aquella cuyo fruto es nüs transmisible y es por el contrario menos útil aquella cuyo fruto es menos transmisible. La pintura tiene sn fin transmisible a todas las generaciones del uni­\·erso, porque su fin depende del sentido de la vista, y no llegan las cosas al entendimiento p or el oído de la misma manera como llegan por la vista. Í':sta no necesita de intérpretes de di1•crsas len-

····:;¡,.:. .,..;<'..-:t .. •·f ~~ .. {; ......... ' ~:~·~ ..... ~.} ... ,.

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Fu:. 20. - BERK.\RDO m BA:-<DII'O

RIRo:-:cF.LLI, que particip<) en la Congiura dei J>,Tz.z.i, ahorcado el 28 de diciembre de 1479. Dibujo

de L10~AROO.

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58 LOS MANUSCRITOS DE LIONAIWO V

secuencia, constituían, por lo tanto, la parte casi umca en los asuntos referentes a las observaciones anatómicas, y a )os proyectos de máquinas o trabajos de ingeniería. A toda esta parte más científica y técnica, entremezcla " favole, facezie, allcgorie, pro\'erbi, pensieri, etc."; a veces, también, originales y otras tomándolas de escritos de otros autores o de expresiones comunes. De ahí que ya en el examen de los manuscritos vincianos constituye una tarea muy pesada dis­tinguir lo que es original de LIOKAROO o aceptado por él, de lo que deriva de otros, o es una simple copia hecha para rememorar, y muchos beneméritos estudiosos han realizado notables esfÚerzos para resolver muchas cuestiones de esta naturaleza sin que, hasta el presente, pueda decirse que hemos llegado a una completa dilucidación.

Esto no es todo 3 • . En varias partes de los manuscritos,

guas, }', de igual manera de lo que hacen las cosas producidas por la natur:tlcza, ha alcanzado rápidamente a satisfacer a la especie hu­mana ... La pintura presenta a la mente las obras de la naturaleza con más verdad y realidad de como lo hacen las palabras o las letras, pero las palabras alcanzan la mente con mayor realidad con las letras que con la pintura. Decimos merecer más admiración aquelia ciencia que presenta las obras de la naturaleza, que aquella que, como la poesía y análogas, presenta las obras del que las hace, es decir las obras de los hombres, como son las palabras, que pasan por la lengua del hombre.

Y en el § 15: "El ojo, nntana del alma; es la vía principal por donde el entendimiento alcanza, más copiosamente y con mayor magnificencia, a considerar las obras infinitas de la naturaleza; el oído Yicne después, al ennoblecerse con las cosas contadas, cosas que ha ,·isto el ojo", etc.

Compárese, para conocer una opiniún muy difundida en la época, cómo en particular en el capítulo III de la primera parte de la Dh.Ji­na Proportione, PACIOI.I da a la vista respecto del oído una importan­cia mucho m ayor y cómo a su parecer la pintura "imita insuperable­mente a la naturaleza", y menciona en este caso al Cenacolo, que "tan dignamente con su donada mano la dispuso nuestro LJO:OHR!Io··.

!{ Sumamente interesante y sugestivo es el análisis de la menta­lidad y de la obra científica de LroNARDO que hace LEOKARI>O ÜLSCIIKI, en su volumen: Gescbichte der neuspracblichen wissen­scbnftlicben Literatur. I. Die Uter.1t11r der T eclmik und der ange­wandten 1-Vissemcbaften vom Mittelalter bis zur R enaissance, Hei­delberg, 1918, volumen que varias veces hemos tenido ocasión de mencionar, así como los otros que los siguieron en este Pano-

,. OLSCHK1 Y LA MENTALIDAD DE LIONARlJO 59

J ,IONARDO nos habla de " tratados" especiales que pensaba componer sobre distintas disciplinas, y hasta nos presenta el esquema de su contenido, y, algunas veces, también pasa­jes de la introducción o de otras partes. Si bien alentaba constantemente tal propósito, hasta en sus últimos años (véa­se nota 11 del cap. II), nunca llegó a componer un tratado completo, y los que estaban más desarrollados o presentaban un interés mayor y que se publicaron después de su muerte,

r;mT.T geueral de historia de la ciencia. Desde el principio el autor :lllota que la mayor parte de la liter atura contemporánea sobre L w:'o/ARDO, se compone con preferencia de himnos ditirámbicos, rara ,·cz críticos, sobre la producción científica de este genio del Rena­c imiento. Debemos confesar francamente que Otscrr Kr en esta afir­mación suya tiene plena razón, de ahí que hemos aprovechado :unpliamenre sus crít icas que, obsér vese, no importan de ninguna manera un juicio denigratorio o adve~so hac ia la destacada figura tlel gran sabio ro~cano qne considerarnos. Admitido esto, debemos, no obstante, agregar que no podemos estar conformes con muchas de sus observaciones y conclusiones, especialmente cuando ÜI.SCHKI estudiando con minuciosidad d mét<H1o de búsqueda científica, y la ma nera de exponer los rc~ult;ldos de Lro:-;ARDO, afirma que cllos cart:cían de validez y no pod ían, por tanto, sino conducir al fra­caso. Sería demasiado largo, e impertinente, dada la índole de t·ste libro, discutir punto por punto las numerosas afirmaciones de ese tipo con las cuales no podemos coincidir. Nos limitaremos únicamente a reproducir un fr:1gmcnto del benemérito estud ioso florentino-alemán-norteamericano, en el cual, a nuestro parecer, él resume de la maner:t más complcm sus opiniones sobre la "ciencia" de LroN.~Rvo, con algunas de las cuales coincidimos mientras esti­mamos otras, injustas o exageradas.

Después de comprobar que L¡o:-o;ARDO había seguido el método ,.a utilizado por Ar.ut:RTI y otros artistas del "Quattrocento", al aplicar la ciencia a la pdcrica del arte, continúa (l . c., p. 304) : "'Pero L JOXARDO quiere apl icar hasta sus últimas consecuenc ias el mérodo pedagógico y de investigación de sus p redecesores ( es de­cir, no reconoce que esto, desde el punto de vista científico y pr:icrico es, como dice Ür$CHKI, una monstruosidad), siendo para .:,1 la práct ica, la clave para conocer todos los secretos de la n;!turaleza y porque cree que en ella pueda encontrarse la piedra d~ toque de la verdad científica. Esta opinión suya estaba r efor-7.atla por el hecho de que este método convenientemente aplicado había dado buenos resultados en el arre y en la técnica, y hab ía conducido la ciencia a una aproximación inmediata con la vida y la realidad. Pero sus investigaciones en la Óptica y en la mecá­nica sobrepasan en mucho )o, límites de las exigencias artÍsticas y

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60 LOS THATADOS QUh; l'f:NSABA COMPONER V

cnmo el Trattato de,/a pittura o el Del moto e m isura dell'acqua, fueron efectivam ente compilados después de su muerte por algunos de sus admiradores, r euniendo, no siem­pre felizmente, fragmentos que se encontraban dispersos en sus libretas de apuntes. Pronto examinaremos si habría sido posible para Lw:-oRno conducir a un término perfecto y orgánico, de acuerdo con las exigencias científicas, algunos de los numerosos tratados que se propuso redactar. Sin embargo, observemos desde ahora que se desprende clara­mente del conjunto de sus manuscritos que lo que él prin­c ipalmente anhelaba era componer una vasta enciclopedia

técnicas; aunque sin lograr los requisitos de la ciencia, sus teorías sob re la luz y los colores no han aportado mayor Ycntaia en la ei rcuc iim de sus pinturas, y sus inYcstigaciones mecánicas tampoco han fayorccido sus construcciones edilicias o técn icas. F.! aisla­miento, consciente y voluntario, en el cual L1o'\.·\ROO se encontraba respecto de la realidad y de la ciencia de su época, tiene como consecuenc ia que con su preparación (le afi cionado, y con su escep­tic ismo, él se dedique al estudio de los distintos fenómenos sólo cuando se le presentan en sn práctica de pintor y de técnico. Fué afortunado en elegirlos, y sus bú!'quedas en muchos casos impor­tantes dieron buenos frutos. Pero todo procedimiento lógico que ordenara científicamente sus resultados y destacara su valor, fracasó frente a su mentalidad y a su método de investigación, determi­nado por su manía experimental y por su escept icismo. De ahí que esto fuera la consecuencia de su~ características mentales y de su aurodidactismo en la innstigación. Su falta de preparación y su educación científica no sistemática le impidieron orientarse en la variedad de los fenómenos obscn·ados. Como comecuenc:a, él mez­cla y reúne con el mismo fervor lo esenc ial con lo no esencial, lo importante con lo no importante, y así está predestinado a compro­baciones eternamente inciertas v dudosas. ~o obstante las exigencias mucho menores que implicaba la obra de G11mERTI , ésta adolecía de los mismos defectos fundamentales, orientando las inYestigaciones de los dos maestros sobre fundam entos igualmente inse¡~;uros ; pero en Lro'IARno cncontramo• al!o(o más. Su ave rsión contra toda forma de silogismo, contra toda hipótesis conceptual, lo conduce a su obstinado evitar de procesos dcductinls, a su aversión contra las inducciones y a su paralizació·1 repentina frente a los resultados concretos de sus búsquedas y a los ejemplos numéricos que aporta. Además, una fantástica y nebulosa concepción del orden del uni­nrso y de la -; leyes de los fenim1 cnos, le impide llegar de los resultados s ingulares de sus búsquedas hasta la formulaciún por vía in ductiva de leyes generales."

V LA " ENCICLOPEDIA" JJF. LIONARDO 61

que comprendiera todas las ramas del saber y que, por su naturaleza, se vinculaba, por una parte, con los Szmmza medievales, mientras por la otra, por sus aportaciones cTÍ­t icas y adi,·inaciones, preludiaba el futuro. Para compren­der su propósito es interesante observar que de tal enciclo­pedia debían formar parte una g ramática latina y un glosario, cuyos fragmentos, que se encuentran en los ma­nuscritos, han extrañado a muchos de sus biógrafos y les han hecho emitir la opinión seguramente falsa, que estos paradigmas de conjugaciones y declinaciones, y estas listas de palabras, eran simples ejercicios personales de L TONARDO, pues, en la época en que se comprueba fueron escritos, el artista conocía ya perfectamente el idiom a de los doctos Y. ~o tenía entonces necesidad de los mencionados e jer­cicios.

No solamente esta tarea de compilar una enciclopedia era demasindo vasta para un hombre solo, sino que la men­ta lidad de L IONAROO no era completamente adecuada p ara la preparación de tratados orgánicos d e la índole de los que surg ieron m ás tarde, po r ejemplo, con GALILEO, H uY­c;ENS o 1"EWTOK. 1Vlientras puede decir:-:e que sus observa­ciones eran perfectas, mientras que en los casos particulnres tenía una admirable comprensión de los fenómenos, otras características personales suyas contribu ían a dificultarle el trabajo de síntesis :'." de abstracción. En primer término: el carácter no sistemático de sus investigaciones científicas, demasiado fragmentarias y variadas y siempre determinadas por intereses particulares del momento. Así lo vemos mu­chas veces volver sobre el mismo problema con grandes intervalos de tiempo, sin aprovechar las reflexiones ante­riores y dando algunas veces soluciones diferentes que n o dependían de un examen crítico de las anteriores. Además, lo que para el sentir de LIONARDo era más importante en todo p rog reso científico, era la aplicación práctica\ lo ve-

4 Sobre la íntima conexión de la teoría (c iencia) con la práctica (aplicaciones ) ,-éanse los pasajes que reproducimos a contin uac ión:

"Quelli che s"innamoran di pratica senza scienza, son come il nocchiere, ch'entra in na,·ilio senza timone o bussola, che mai ha

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62 MENTALIDAD VE UONARDO Y VE GALILEO \'

mos, así, muchas veces interrumpir sus investigaciones teó­ricas para desarrollar las aplicaciones, que para él parecían ser lo único que tenía importancia. Por último, faltaba orgánicamente en la mentalidad de LIONARDO la posibili­dad de llegar a determinadas abstracciones, de ordenar con lógica una serie de proposiciones, de constituir lo que se denomina una disciplina científica completa o aparente­mente completa en sus partes, tareas que consiguieron no mucho más tarde y con un material no más abundante Jos predecesores inme~liatos de GALILEO y GALILEO mismo''.

ccrtczza dove si vada. Scmpre la ¡n·atica dcv'csscr edificara sopra la bona teoric;l: della qualc la prospcctiva e guida e porta, e, senza questa nulla si fa bcnc ne'casi di pittnra." ( Man. G, 8 r. ) (Aquellos que se enamoran de la práctica sin la ciencia, son como pilotos que entran en la nave sin timón o brújula, que nunca saben donde van. Siempre la pr;Íctica debe estar edificada sobre buena teoría , de la cual la perspecti1·a es guía y entrada, y sin ella nada bueno se hace en los casos de pintura.)

"La scierlZa e il ca pica no, e la pratica son o i soldati." ( Man. 1, 130 r.) íLa ciencia es el capitán, la práctica son los soldados.)

"Quando tu metti insiemc la Scienza de'moti deil'acqua, ricordati di mcttere, di sotto a ciascuna proposizione, Ji suoi giovamenti, a cio que tale scienza non sia inutilc." ( Man. F, 2 v.) (Cuando com­piles la Scíenz,1 de'moti dell'acqua recuerda colocar, debajo de cada proposición, sus ventajas, a fin de que tal ciencia no sea inútil.)

5 Este hecho se comprueba cspecialmentl! en sus investigaciones relacionadas con la mednica. Así Or.~cHK I afi rma (l. c., p. 293) que LTO:o/AROO "se había aproximado al enunciado del conceptn del mo­mento de una fuerza; había enrrcYisto las condiciones de equilibrio de la balanza; había reconocido la componente de una fuerza en una determinada dirección; estaba en vías d e determinar la fuerza motriz como producto del peso de un cuerpo por la altura a Ja cual se había elevado; estaba próximo, además, a detcnninar el momento de la resultante de dos fuerzas como la suma de los momentos de cada una de ellas, etc., sin llegar, sin embargo, en ninguno de estos casos a enunciar el resultado de una manera gene­ral y definitin. . . Esto sólo fué lo~rado por los predecesores inme­diatos de GAJ.JLEO, es decir, por un Rn<EPETTI. por un TARTAGIH, por un C.~RDAl'iO, por un llM.DI, que extrajeron sus conocimientos de las mismas fu entes que LJO:oiAROO o que los tomaron, en varios casos, como lo ha mostrado DuHEM, de los mismos manuscritos de aquél."

Para más detalles véanse los importantes escritos de DuHEM: Les origines de la statique, 2 vols., Paris, 1905-1906 y Études sur Léonard de Vinci, 3 vols. París, 1906-1913, de los cuales el tercero tiene como

V .HRNTALIDAD DE LIONAIWO Y DE GALILEO 63

Daremos fin a estas consideraciones generales sobre las investigaciones científicas de LlOXARoo, indicando, con ma­vor precisión, cuál era el método mediante el cual pensaba Ílcgar a un exac to conocimiento de la natur;¡lcza y de sus leyes.

subtírulo: Les précurseurs pamzens de G alilée, y aunque extrema­damente tendencioso es importante para el estudio de la historia de la dinámica.