52353074 vida despues de la muerte

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    Introduccin:

    "Yo estaba en una cama de terapia intensiva del hospital infantil de Seattle cuentaDean, adolescente de 16 aos, quien tuvo una aguda insuficiencia renal. En un instante

    me vi parado sobre mis pies, y movindome con gran velocidad a lo largo de un espaciooscuro. No vea paredes alrededor mo, pero me senta como en un tnel. No sentaviento, pero perciba que me mova con una enorme velocidad. A pesar de no entenderhacia dnde me diriga, ni para qu, senta que al final de mi intenso vuelo, me esperabaalgo muy importante y quera llegar cuanto antes a la meta.

    Al final me encontr en un lugar lleno de brillante luz y not que alguien estaba cerca dem. Era alto, con largos cabellos dorados y vestido de blanco, ceido con un cinturn.

    No hablaba, pero yo no senta miedo, ya que irradiaban de l gran paz y amor. Si no eraCristo, seguramente era uno de sus ngeles." Despus de esta experiencia, Dean sintique volvi a su cuerpo y se despert. Estas cortas pero luminosas experiencias dejaronuna profunda huella en el alma de Dean. Se torn un joven muy religioso, lo que tuvo

    una influencia benfica sobre toda su familia.

    Este es uno de los relatos tpicos, recogidos por un mdico pediatra norteamericano,Melvin Morse y publicado en su libro, "Closer to the light" ("Hacia la luz" (7)). l seencontr por primera vez con el caso de la muerte temporal, en el ao 1982, cuandorevivi a Catalina, una nia de 9 aos, que se ahog en una pileta deportiva. Catalinacont que durante su muerte ella se encontr con una "dama" muy amable que se

    present como Elizabeth posiblemente su ngel guardin. Elizabeth recibi muycariosamente el alma de Catalina y convers con ella. Sabiendo que Catalina no estabatodava lista para pasar al mundo espiritual, Elizabeth le permiti volver a su cuerpo. Eneste perodo de su carrera el Dr. Morse trabajaba en la ciudad de Pocatello del estado deIdaho. El relato de la nia le produjo una impresin muy fuerte, ms todava por elescepticismo que l tena hasta entonces hacia todo lo espiritual. l decidi estudiar

    profundamente qu es lo que acontece con el hombre inmediatamente despus de lamuerte. En el caso de Catalina, el Dr. Morse fue impresionado por su detalladadescripcin de lo que pasaba en el hospital y en su casa, durante su muerte clnica como si ella hubiera estado presente all. El Dr. Morse verific y se convenci de laexactitud de las observaciones extracorporales de Catalina.

    Despus que de haber sido trasladado al hospital orto-peditrico y luego al centromdico de Seattle, el Dr. Morse inici el estudio sistemtico del proceso de la muerte.Pregunt a muchos nios que haban pasado la muerte clnica, comparaba y anotaba susrelatos. Adems mantena el contacto con sus jvenes pacientes, a medida que stos

    crecan y observaba su desarrollo intelectual y espiritual. En su libro "Hacia la luz," elDr. Morse afirma que todos los nios que l conoci y que pasaron la muerte temporal,al crecer se mostraban creyentes, serios y moralmente ms limpios que los jvenesordinarios. Todos ellos tomaban la experiencia pasada como una Gracia de Dios, eindicacin de que se debe vivir para el bien.

    Hasta hace poco, los relatos sobre la vida en el "otro mundo" aparecan slo en laliteratura religiosa especial. Las revistas laicas y los libros cientficos, como regla,evitaban estos temas. La mayora de los mdicos y psiquiatras rechazaban cualquier

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    manifestacin espiritual y no crean en la existencia del alma. Pero unos 20 aos atrs,en lo que pareca el pleno triunfo del materialismo, algunos mdicos y psiquiatras seinteresaron seriamente por el problema de la existencia del alma. El inicio del cambio sedebi al libro del Dr. Raymond Moody "La vida despus de la vida," que sali en 1975y caus un gran revuelo. En este libro Dr. Moody recogi una serie de relatos de las

    personas que pasaron la muerte clnica. Los relatos de algunos de sus conocidos

    incitaron a Dr. Moody a internarse en el problema del proceso de la muerte. Cuando lcomenz a juntar datos, para su asombro vio que existan numerosas personas quedurante su muerte clnica tuvieron visiones extracorporales. Ellos generalmente no lascontaban para que no se burlen de ellos o no los consideren locos.

    Al poco tiempo de la salida del libro de Dr. Moody, la prensa sensacionalista y la TV,vidos de cosas sensacionales, desparramaron ampliamente sus datos. Comenz unaviva discusin sobre el tema de la vida despus de la vida y hasta debates pblicos sobreel tema. Entonces una serie de mdicos, siquiatras, representantes de las iglesias, que sesintieron vulnerados por la invasin poco competente de sus especialidades, se pusierona comprobar los datos y conclusiones del Dr. Moody. Fue grande el asombro de muchosde ellos, cuando se convencieron de la veracidad de las observaciones del Dr. Moody

    y precisamente, en que despus de la muerte, el hombre no cesa de existir, sino que sualma contina viendo, oyendo, pensando y sintiendo.

    Entre las investigaciones serias y sistemticas del problema, hay que mencionar el librodel Dr. Michel Sabom "Recuerdos de la muerte."(5). El Dr. Sabom es profesor demedicina en la universidad de Emori y mdico regular del hospital de veteranos en laciudad de Atlanta. En su libro se pueden encontrar datos detallados y documentados yun profundo anlisis sobre esta cuestin.

    Es muy valiosa as mismo, la investigacin del psiquiatra Kenneth Ring en el libro "Lavida a la hora de la muerte."(6). El Dr. Ring confeccion una encuesta estndar para las

    personas que pasaron la muerte clnica. Los nombres de otros mdicos que se ocuparondel tema estn en la bibliografa citada al final. Muchos de ellos comenzaban susobservaciones siendo escpticos. Pero viendo cada vez nuevos casos que comprobabanla existencia del alma, cambiaban su actitud.

    En este folleto mencionaremos algunos relatos de los hombres que pasaron la muerteclnica, compararemos estos datos con la enseanza tradicional cristiana, sobre la vidadel alma en el otro mundo y haremos las conclusiones pertinentes. Ms adelante en elanexo discutiremos la enseanza teosfica sobre la reencarnacin.

    Qu ve el Alma

    en el "Otro" Mundo

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    La muerte no es como muchos se la imaginan. Todos nosotros, en la hora de lamuerte, tendremos que ver y vivir mucho para lo que no estamos preparados. La metade este folleto es de ampliar y hacer ms exacto nuestro entendimiento de la inevitableseparacin con nuestro cuerpo. Para muchos, la muerte es algo parecido a un sueo sinsueos. Uno cierra los ojos, se duerme y no hay nada ms la oscuridad. Slo que el

    sueo se termina a la maana, en cambio la muerte es para siempre. A muchos lesespanta lo desconocido: "qu pasar conmigo?" As tratamos de no pensar en lamuerte. Pero en el fondo sentimos una vaga ansiedad y una confusa inquietud ante loinevitable. Cada uno de nosotros tendr que pasar esta frontera. Sera til pensar y

    prepararse.

    Pueden preguntar: "En qu pensar y a qu prepararse? No depende de nosotros.Llegar el tiempo moriremos y eso es todo. Mientras, todava tenemos tiempo; hayque tomar de la vida todo lo que esta pueda ofrecer: comer, beber, amar, luchar por el

    poder, el honor y la gloria, ganar dinero, etc. Es preciso no pensar en lo que es difcil ydesagradable y en particular no permitirse pensamientos sobre la muerte." As hace lamayora.

    Sin embargo, a cada uno de nosotros de tanto en tanto nos surgen otros pensamientosinquietantes: "y si no es as? y si la muerte no es el fin y despus de la muerte delcuerpo me encontrare inesperadamente en unas condiciones completamente nuevas,conservando la capacidad de ver, or y sentir?" Y lo ms importante: "y si nuestrofuturo detrs de este umbral, en alguna medida, depende de cmo hemos vivido nuestravida, de cmo ramos antes de cruzar la frontera de la muerte?"

    De la comparacin de numerosos relatos de la gente que pas la muerte clnica, sedibuja el cuadro siguiente de lo que ve el alma cuando se separa del cuerpo: cuando enel proceso de la muerte el hombre llega al predeterminado final de sus fuerzas, lescucha que el mdico lo declara muerto. Luego, l ve a su "doble" el cuerpoinanimado que yace all abajo, y cmo los mdicos y las enfermeras tratan de volverlo ala vida. stas imgenes producen en el hombre un fuerte golpe, ya que por primera vezen su vida l se ve desde afuera. Al mismo tiempo, l descubre que todas sus facultadesde ver, or, pensar, sentir, etc., continan funcionando normalmente, pero sta vez,independientemente de la envoltura externa. Encontrndose flotando en el aire, algoms arriba de la gente que est en el cuarto, el hombre trata por instinto de comunicarse:decir algo, tocar a alguien. Pero, pasmado, se da cuenta que est separado de todos: suvoz no la oye nadie, su tacto nadie lo percibe. Con todo, lo sorprenden los sentimientosde alivio, paz, y hasta alegra que siente. No est ms esa parte de su "yo" que sufra,que exiga algo, que se quejaba de algo. Percibiendo este alivio, el alma del hombre,habitualmente no quiere volver a su cuerpo.

    En la mayora de los casos de la muerte temporal, bien documentados, despus dealgunos momentos de observar lo que pasa, el alma vuelve a su cuerpo, y as losconocimientos sobre el otro mundo se interrumpen. Pero a veces ocurre que el alma semueve ms lejos en el mundo espiritual. A se estado, algunos lo describen comomovimiento en un tnel oscuro. Despus de esto, algunas almas llegan a un mundo degran belleza, donde ellas a veces se encuentran con sus parientes antes fallecidos. Otrosarriban a un espacio de luz y se encuentran con un ser luminoso que irradia gran amor ycomprensin. Unos afirman que se trata del Seor Jesucristo, otros que es un ngel.

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    Pero todos coinciden en que l reboza de bondad y misericordia. Algunos, en cambio,caen en unos lugares tenebrosos e "infernales," y volviendo, describen seresrepugnantes y crueles que vieron all.

    A veces el encuentro con el misterioso Ser luminoso es seguido por un "repaso" de lavida, en que el hombre comienza a recordar su pasado y evala moralmente todos sus

    actos. Despus de esto, algunos ven un cerco o frontera. Ellos sienten que pasndolo nopodrn volver ms al mundo fsico.

    No todos los que pasaron la muerte temporal experimentaron todas las fases arribamencionadas. Un porcentaje importante de hombres devueltos a la vida no puederecordar nada de lo que pas con ellos "all." Las etapas mencionadas las ponemos en elorden de su relativa frecuencia, comenzando por los ms frecuentes y terminando porlos ms raros. Segn los datos del Dr. Ring, aproximadamente una de cada siete

    personas recuerda su estada fuera del cuerpo, haber experimentado la visin de la luz yhaber hablado con el Ser luminoso.

    Gracias al progreso de la medicina, la reanimacin de los muertos es una prctica

    habitual en muchos hospitales actuales. Anteriormente, casi no se practicaba. Por esoexiste alguna diferencia entre los relatos sobre el mundo de ultratumba en la literaturaantigua y ms tradicional y en la contempornea. Los libros religiosos ms antiguos,relatando las visiones de las almas de los muertos, cuentan lo que vieron en el paraso oen el infierno y los encuentros en el otro mundo con los ngeles o los demonios. stosrelatos se pueden llamar: las descripciones del "lejano cosmos" ya que contienen lasimgenes del mundo espiritual alejado de nosotros. Los relatos contemporneosregistrados por los mdicos-reanimadores, al contrario, describen las imgenes del"cercano cosmos" las primeras impresiones del alma apenas salida del cuerpo. Ellasson interesantes ya que complementan a las primeras y nos permiten entender mas

    plenamente lo que nos espera a cada uno de nosotros. De la posicin media se ocupa elrelato de K. Ikskul publicada por el Arzobispo Nikon en las "Hojas de la Trinidad" en1916, bajo el ttulo "Improbable para muchos pero acontecimiento real" y que incluyeambos mundos: el cercano y el lejano. En 1959 el monasterio de la Santsima Trinidadreedit esta descripcin como un folleto separado. Lo citamos aqu abreviado. Esterelato cubre los elementos de la literatura ms antigua y contempornea sobre el mundode ultratumba.

    K. Ikskul era un tpico joven intelectual de la Rusia prerevolucionaria. Fue bautizado ensu infancia y creci en un medio ortodoxo. Pero como era costumbre entonces entre losintelectuales, consideraba a la religin con indiferencia. A veces concurra a la iglesia,remarcaba las fiestas de Navidad y Pascua y hasta comulgaba una vez al ao, peromuchas cosas en la religin ortodoxa las consideraba como anticuadas supersticiones,

    entre ellas sus enseanzas sobre la vida despus de la muerte. l estaba seguro de quecon la muerte la vida humana terminaba.

    Una vez enferm de neumona. Estuvo mucho tiempo enfermo, empeor y fue internadoen un hospital. No crea que se acercaba la muerte, esperaba sanar y seguir con susocupaciones habituales. Una maana, de repente se sinti completamente bien, la tosces y la fiebre baj hasta lo normal. Pens que por fin mejoraba. Pero para su asombro,los medicos se inquietaron, hasta trajeron oxgeno. Despus, sinti escalofros y totalindiferencia hacia todo lo que le rodeaba. l relata:

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    "Toda mi atencin se centr en m mismo y como en un desdoblamiento... apareci unhombre interno (principal) que senta una total indiferencia hacia el externo (el cuerpo)y hacia todo que pasaba con l... Era sorprendente ver y or todo y al mismo tiemposentirse ajeno a todo. El mdico me pregunta, yo escucho, entiendo, pero no contesto;no tengo porqu hablar con l... De repente me sent arrastrado con terrible fuerza haciaabajo, hacia la tierra. Me agit. "Agona," dijo el mdico. Yo entenda todo, no me

    asust. Record que le que la muerte es dolorosa, pero no senta dolor. Pero sentapesadez. Me senta atrado hacia abajo, senta que algo debe separarse... Hice unesfuerzo para liberarme y de repente me sent liviano y en paz.

    Lo que sigue lo recuerdo muy claramente. Estoy parado en el medio del cuarto. A miderecha, en semicrculo, estaban parados los mdicos y las enfermeras rodeando lacama. Me extra: qu hacen all si yo estoy aqu? Me acerqu para ver. Sobre la camaestaba acostado yo. Viendo a mi doble, no me asust; slo me extra. Cmo es

    posible? Quise tocarme, mi mano pas a travs como en el vaco y tampoco pude tocara los otros. No senta el piso. Llam al mdico pero l no reaccion. Entend que estabacompletamente solo y sent pnico.

    Mir a mi cuerpo y pens: habr muerto? Pero esto era difcil de imaginar; yo estabams vivo que antes, senta y comprenda todo... Despus de un tiempo los mdicos sefueron del cuarto. Dos paramdicos hablaban de las peripecias de mi enfermedad ymuerte, la enfermera se dirigi al cono, se persign, y en voz alta pronunci para m elhabitual deseo: "Que tenga el Reino de los Cielos y la paz eterna." Apenas dijo ellaestas palabras, a mi lado aparecieron dos ngeles. En uno reconoc a mi ngel de laguarda, al otro no lo conoca. Tomndome de las manos, ellos me llevaron a la calle,directamente a travs de la pared. Anocheca, nevaba de una manera muy calma. Yo lovea pero no perciba el fro ni el cambio de temperatura. Comenzamos a subirrpidamente." Ms adelante continuaremos nuestro relato de K. Ikskul.

    Gracias a nuevas investigaciones en el campo de la reanimacin y comparando grancantidad de relatos de los hombres que pasaron por la muerte clnica, se puedereconstruir un cuadro bastante detallado de lo que experimenta el alma despus de suseparacin del cuerpo. Por supuesto, cada caso tiene caractersticas individuales, quefaltan en otros. Y esto es naturalmente de esperarse, ya que el alma cuando llega al otromundo, ella como un recin nacido tiene la vista y el odo no totalmentedesarrollados. Por eso las primeras impresiones de los hombres que "emergen" en elotro mundo, tienen un carcter sumamente subjetivo. Sin embargo, en su totalidad secrea un cuadro bastante completo aunque no siempre totalmente comprensible.

    Notemos los momentos ms relevantes de la experiencia del otro mundo, extrados delos libros contemporneos sobre la vida despus de la muerte.

    1. La visin del doble.

    Al morir, el hombre no inmediatamente se percata del hecho. Y slo despus de ver a sudoble yaciendo inanimado all abajo y cuando se convence que no puede comunicarse,se da cuenta que su alma sali del cuerpo. A veces, en caso de un accidente, cuando laseparacin con el cuerpo es instantnea e inesperada, el alma no reconoce su cuerpo y

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    piensa que ve a otra persona, parecida. La visin del doble y la imposibilidad decomunicarse crean un fuerte golpe en el alma, ella no est segura de si es realidad o essueo.

    2. Conciencia ininterrumpida.

    Todos los que pasaron la muerte temporal atestiguan que conservaron plenamente su"yo" junto con las capacidades intelectuales, sensitivas y volitivas. Ms todava, notaronque la vista y el odo se agudizan, el pensamiento es ms ntido y extraordinariamenteenrgico, y la memoria se aclara. Personas que perdieron algunas de sus facultades, acausa de la enfermedad o de la edad, sienten que las recuperaron. El hombre comprendeque puede ver, or, pensar, etc., sin rganos corporales. Es notable que un ciego denacimiento, al salir de su cuerpo, vio todo lo que hacan los mdicos y las enfermerascon su cuerpo y luego cont con todo detalle lo que pasaba en el hospital. Al volver a sucuerpo volvi a ser ciego. A los mdicos y psiquiatras que identifican las funciones del

    pensamiento y sentir con los procesos qumico-elctricos del cerebro, les sera til

    tomar en cuenta estos datos actuales reunidos por los mdicos-reanimadores, paraentender correctamente la naturaleza del hombre.

    3. Alivio.

    Habitualmente la muerte est precedida por la enfermedad y los sufrimientos. Al salirdel cuerpo, el alma se alegra de no sentir ms el dolor, la presin, la asfixia, en cambio

    percibir que el pensamiento trabaja claramente y los sentidos estn apaciguados. Elhombre se identifica con su alma, su cuerpo le parece como algo secundario y yainnecesario, as como todo lo material. "Yo salgo y mi cuerpo es una funda vaca"explicaba un hombre que pas la muerte temporal. l miraba la operacin de sucorazn, en curso, como un "observador ajeno." Los intentos de reanimar a su cuerpo nole interesaban en absoluto. Aparentemente l mentalmente se despidi de la vidaterrenal y estaba listo para comenzar una nueva vida. Sin embargo le quedaba el amor asus parientes y la preocupacin por sus hijos.

    Hay que hacer notar que no se producen cambios importantes en el carcter delindividuo. El hombre queda como estaba. "El concepto de que dejando el cuerpo alalma, enseguida sabe y entiende todo, es errneo. Yo llegu a este nuevo mundo, talcomo sal del viejo" relataba K. Ikskul.

    4. El tnel y la luz.

    Despus de ver a su cuerpo y lo que lo rodea, algunos pasan a otro mundo puramenteespiritual. Hay casos que obviando o no notando la primera fase, llegan directamente ala segunda. El pasaje al mundo espiritual, algunos lo describen como viaje por unespacio oscuro que recuerda a un tnel. Al final de ese tnel llegan a una lugar de luzsupraterrenal. Existe un cuadro del siglo XV de Jernimo Bosh, "Ascensin al

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    Empiriano," que representa algo semejante al pasaje del alma por el tnel. Posiblementeya entonces esto era conocido por algunos.

    He aqu dos descripciones contemporneas de este estado: "Escuch que los mdicosme declararon muerto, mientras yo estaba como si nadara en un espacio oscuro. Notengo palabras para describir ese estado. Alrededor estaba completamente oscuro, y slo

    en la lejana se vea luz. Esta era muy intensa, a pesar de que al principio parecapequea. A medida que me acercaba a ella, aumentaba. Me diriga rpidamente haciaella y senta que irradiaba bondad. Siendo cristiano record las palabras de Cristo: "Yosoy la luz del mundo." Y pens: "Si esto es la muerte, s Quin me espera all" (1, pg.62).

    "Saba que me estaba muriendo," relata otro hombre; "y nada poda hacer para avisar, yaque nadie me oa... Me encontraba fuera de mi cuerpo esto es seguro, ya que vea micuerpo all sobre la mesa del quirfano. Mi alma sali del cuerpo. Por eso me senta

    perdido, luego apareci esta luz tan especial. Primero era algo dbil, luego emiti unrayo muy fuerte. Senta el calor de esta luz, que cubra todo, pero no me impeda ver elquirfano, los mdicos y las enfermeras y todo lo dems. Primero, no entenda qu

    pasaba, pero luego, una voz desde sta luz me pregunt si estaba listo para morirme.Hablaba como un hombre, pero no haba nadie. Preguntaba precisamente la Luz...Ahora entiendo que Ella saba que no estaba listo todava para la muerte, pero era comosi me estuviera examinando. Desde el momento en que la Luz comenz a hablar mesent muy bien; me senta fuera de peligro, y que Ella me amaba. El amor que irradiabala Luz era inimaginable e indescriptible (1, pg. 63).

    Todos, los que la han visto y trataron de describirla, no encontraron palabras adecuadaspara hacerlo. La Luz era distinta de la que haban conocido aqu. "Esto no erasimplemente luz, sino la plena y perfecta ausencia de tiniebla alguna. sta Luz no dabasombras, no se la vea, pero estaba en todas partes y el alma permaneca en la Luz (5,

    pg. 66). La mayora describe sta Luz como un Ser moralmente bueno, y no como si setratara de una energa impersonal. Los que son creyentes, la consideran un ngel, ohasta el mismo Jesucristo. En todo caso, Alguien que trae la paz y el amor. Cuando seencontraban con la Luz, no oan palabras separadas en un idioma especfico, sino quehablaba con ellos por medio del pensamiento. Y todo era tan claro, que esconderle algoera totalmente imposible.

    5. El examen y el juicio.

    Algunas personas que han pasado la muerte temporal, describen una suerte de examen

    de la vida llevada por ellos en esta tierra. A veces este examen se produca durante lavisin de la Luz extraterrenal, cuando el hombre oa la pregunta: "Qu has hecho debueno?" El hombre comprenda que el que preguntaba no lo haca para saber, sino paraimpulsar al hombre a que recuerde su vida. Inmediatamente despus de la pregunta, antelos ojos espirituales del hombre, pasaban las imgenes de su vida terrenal, comenzando

    por su primera infancia y en forma de una serie de imgenes rpidamente cambiantes delos episodios de la vida, donde el hombre vea con toda nitidez y detalle todo lo quehaba pasado. As, reviva y revalorizaba moralmente todo lo que haba dicho y hecho.

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    Aqu tenemos uno de los tpicos relatos que ilustran un proceso de esta inspeccin:"cundo vino la Luz, me pregunt qu hiciste en tu vida?, qu puedes mostrarme? o algo por el estilo. Y entonces comenzaron a aparecer estas imgenes. Eran claras,tridimensionales, en colores, y se movan. Delante de m pas toda mi vida... Aqu, yotodava una nia pequea, juego cerca del arroyo con mi hermana... Losacontecimientos en mi casa... la escuela... Me cas... Todo se suceda delante de mis

    ojos en los mas mnimos detalles. De nuevo viva estos sucesos. Vea casos en que fuiengreda, cruel... Me avergonzaba de m misma y deseaba que nunca hubieran ocurrido.Pero cambiar lo vivido no era posible (1, pg. 65-68).

    De la reunin de los numerosos relatos de los hombres que pasaron este examen, sepuede concluir que dej en ellos una profunda y positiva huella. Realmente, durante estainspeccin, el hombre es obligado a reevaluar sus actos, hacer un balance de su pasado,y de esta manera juzgarse a s mismo. En la vida cotidiana, los hombres esconden lascualidades negativas de su carcter, como si se escondieran detrs de una mscara devirtud, para parecer mejores de lo que realmente son. La mayora se acostumbra tanto ala hipocresa, que dejan de ver su verdadero "yo," a menudo orgulloso, pagado de smismo, libertino, etc. Pero en el momento de la muerte sta mscara se cae y el hombre

    comienza a verse tal como es en la realidad. En particular durante el examen aparececada uno de los actos cuidadosamente escondidos, en todos sus detalles, colores ydimensiones. Se oye cada palabra pronunciada, en forma nueva se viven losacontecimientos, hace tiempo olvidados. En este momento todas las ventajas que seconquistaron en la vida, como: situacin social y econmica, diplomas, ttulos, etc.,

    pierden su importancia. Lo nico que se valoriza es la parte moral de las acciones.Entonces el hombre se juzga a s mismo no slo por lo que hizo, sino tambin por cmoinfluenci a otras personas con sus palabras y sus actos.

    As un hombre describe el examen de su vida: "Me sent fuera de mi cuerpo, flotandopor encima del edificio. Vea mi cuerpo acostado abajo. Luego fui rodeado de la Luz yen ella vi como una visin mvil que mostraba toda mi vida. Me sent muy avergonzadoya que mucho de lo que yo consideraba normal y aprobaba, ahora vea que era malo.Todo era muy real. Senta que una mente superior me estaba juzgando, me diriga, y meayudaba a ver. Ms todava, me pasm que Ella no slo me mostraba qu hice, sinotambin la repercusin que tuvieron mis actos en otros hombres. Entonces entend quenada se borra ni pasa sin huella; todo, hasta cada pensamiento, tiene consecuencias (2,

    pg. 34-35).

    Los dos siguientes fragmentos de relatos de hombres que experimentaron la muertetemporal, ilustran cmo el examen les ense a ver la vida en forma nueva. "No cont anadie lo que experiment en el momento de mi muerte, pero cuando volv a la vida, memova un ardiente deseo de hacer algo bueno por los dems. Estaba muy avergonzado

    de m mismo. Cuando volv decid que me era indispensable cambiar. Estabaarrepentido, mi vida pasada no me satisfaca. Decid comenzar una vida completamentediferente (2, pg. 25-26).

    Ahora imaginemos un empedernido delincuente que durante toda su vida hizo muchomal a otros mentiroso, calumniador, delator, asaltante, asesino, violador, sdico.Muere y ve todas sus malas acciones en sus terribles detalles. Su conciencia, largamentedormida, bajo la influencia de la Luz, inesperadamente para l mismo, se despierta ycomienza a acusarlo implacablemente. Qu sufrimiento intolerable, qu desesperacin

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    debe sentir, cuando ya no puede arreglar nada, ni olvidar! Esto, en verdad, ser para lel comienzo del insoportable suplicio. La conciencia de todo el mal realizado, lamutilacin del alma propia y de otras ajenas, ser para l, "el gusano que nunca muere"y "el fuego que no se apaga."

    6. Nuevo mundo.

    Algunas diferencias en las descripciones de lo vivido durante la muerte, se explican porel hecho de que aquel otro mundo no se parece al nuestro, donde nacimos y en el cual seformaron todos nuestros conceptos. En aquel mundo, el espacio, el tiempo, y los objetostienen un contenido completamente diferente a aquellos a los cuales estnacostumbrados nuestros rganos de percepcin. El alma, por primera vez en el mundoespiritual siente algo semejante a lo que sentira un gusano subterrneo al salir por

    primera vez a la superficie de la tierra. l percibe la luz solar, siente el calor del sol, veel paisaje, escucha el canto de los pjaros, huele los perfumes de las flores (haciendo lasalvedad de que el gusano pueda tener todos estos rganos de percepcin). Todo eso es

    tan nuevo y hermoso, que difcilmente sera capaz luego de contarlo tal cual a loshabitantes de su reino subterrneo.

    De manera similar, los hombres que se encuentran despus de su muerte en el otromundo, ven y perciben muchas cosas que no pueden luego describir. As, por ejemplo,dejan de sentir all la distancia tan habitual para nosotros. Algunos afirmaron que

    podan sin esfuerzo, slo con pensarlo, trasladarse de un lugar a otro,independientemente de la distancia que los separaba. As, por ejemplo, un soldadogravemente herido en Vietnam, durante la operacin sali de su cuerpo y observ cmolos mdicos trataban de reanimarlo. "Yo estaba all y el mdico estaba pero al mismotiempo era como si no estuviera. Trat de tocarlo pero pas a travs de l. Entonces, derepente me encontr en el campo de batalla donde haba sido herido, y vi a losenfermeros que recogan a los heridos... Quise ayudarles, pero sbitamente me encontrde nuevo en el quirfano. Pareca como si uno se materializara aqu o all, con solodesearlo, en un abrir y cerrar de ojos" (5, pg. 33-34). Hay otros relatos semejantes derepentinos desplazamientos. "Resulta un proceso puramente mental y agradable. Lodeseo, y ya estoy all. Yo tengo un gran problema. Lo que trato de transmitir estoyobligado a hacerlo en tres dimensiones. Pero lo que aconteca en realidad, no eratridimensional"(1, pg. 26).

    Si uno pregunta al hombre que pas la muerte clnica, cunto tiempo dur su estado,habitualmente no puede contestar la pregunta. l no sinti en absoluto el paso deltiempo. "Podran haber sido unos minutos o varios miles de aos, que no hay

    diferencia" (2, pg. 101; 5, pg. 15).

    Otros, de los que pasaron la muerte temporal, aparentemente han llegado a mundos msalejados de nuestro mundo material. Ellos vieron la naturaleza de "aquel lado" y ladescribieron en trminos de prados y colinas herbosas de un color verde tan vivo que noexiste en la tierra, campos iluminados con luz dorada. Hay descripciones de flores,rboles, pjaros, animales, cantos, msica, prados, jardines de inigualada belleza,ciudades... Pero ellos no encuentran las necesarias palabras para transmitir todas susimpresiones de manera que ellas sean comprendidas.

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    7. El aspecto del alma.

    Cuando el alma deja el cuerpo, ella no se reconoce inmediatamente a s misma. As,desaparecen los signos de la edad: los nios se ven adultos, los ancianos jvenes (3,

    pg. 75-76). Los miembros del cuerpo, por ejemplo manos o piernas, perdidos por tal ocual causa, aparecen nuevamente, los ciegos comienzan a ver.

    Un operario cay desde un cartel de propaganda comercial, sobre los cables de altatensin. Perdi, a causa de las quemaduras, ambas piernas y parte de una mano. Durantela operacin, l experiment la muerte temporal. Al salir de su cuerpo, ni siquiera loreconoci de inmediato, tan gravemente estaba lesionado. Sin embargo, vio algo que losorprendi mucho ms: su cuerpo espiritual estaba completamente entero y sano (3,

    pg. 86).

    Sobre la pennsula Long Island, en el estado de Nueva York, viva una anciana de 70aos, que era ciega desde los 18 aos. Tuvo un ataque cardaco, y en el hospital pas la

    muerte temporal. Reanimada, ella relat qu haba visto durante la reanimacin.Detalladamente describi los diferentes aparatos que usaron los mdicos. Lo mssorprendente del caso es que recin en ese momento vio los aparatos, ya que en su

    juventud, hasta su ceguera, estos aparatos todava no existan. Tambin le cont aldoctor, que lo vio en un traje celeste. Pero reanimada, qued ciega como era antes (3,

    pg. 171).

    8. Encuentros.

    Algunos cuentan los encuentros con sus parientes o conocidos ya muertos. Estosencuentros, a veces, se producan en las condiciones terrenales, y a veces en el entornodel otro mundo. As, por ejemplo, una mujer que pas la muerte temporal, oy almdico decir a sus parientes que estaba muriendo. Habiendo salido del cuerpo yelevndose, vio a sus parientes y amigos ya muertos. Los reconoci, y ellos estabancontentos de encontrarla. Otra mujer, vio a sus parientes que la saludaban y le daban lamano. Estaban vestidos de blanco, se alegraban, y parecan felices... "y de repente medieron la espalda y comenzaron a alejarse; mi abuela me mir, sobre el hombro, y medijo: te veremos ms tarde, no sta vez.." "Ella muri a los 96 aos, y aqu luca,digamos, como de 40 45, sana y feliz" (1, Pg. 55).

    Un hombre cuenta que cuando estaba moribundo por un ataque cardaco, en el hospital,

    su hermana estaba moribunda al mismo tiempo por diabetes, en otra parte del mismohospital. "Cuando sal de mi cuerpo, relata encontr a mi hermana, y me alegr,ya que la quera mucho. Hablando con ella, quise ir tras ella, pero ella, volvindosehacia m, me orden que volviera a donde estaba, explicndome que mi tiempo todavano haba llegado. Cuando volv en m, le cont al mdico que haba estado con mihermana, que acababa de morir. l no me crey, pero ante mi insistencia envi a unaenfermera para que lo verificara, y supo as que mi hermana haba muerto, como yo lehaba contado (3, pg. 173).

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    El alma en el otro mundo, si encuentra a alguien, es principalmente a los que le fueroncercanos. All, algo familiar atrae las almas una hacia la otra. As un anciano padre vioen el otro mundo a sus seis hijos muertos. "Ellos all no tenan edad" cuenta l. Hayque aclarar que las almas de los muertos no andan errantes a su voluntad, por dondequieren. La Iglesia Ortodoxa ensea que despus de la muerte del cuerpo, el Seorindica a cada alma el lugar de su estada temporal, en el paraso o en el infierno. Por

    esto, a los encuentros con las almas de los parientes muertos, no hay que interpretarloscomo regla, sino como excepcin que es permitida por el Seor para el bien de aqul aquien le toca seguir viviendo todava en la tierra. Es posible, as mismo, que no se tratede encuentros propiamente dichos, sino de visiones. Hay que reconocer que en estetema hay mucho de inaccesible para nuestro entendimiento.

    Bsicamente, los relatos de los hombres que llegaron hasta "el otro lado de la cortina,"hablan de lo mismo, pero con detalles diferentes. A veces, ellos ven lo que esperabanver. Los cristianos ven a los ngeles, a la Madre de Dios, a Jesucristo, a los santos. Losno creyentes ven templos, figuras vestidas de blanco, jvenes, o a veces no ven nada,

    pero perciben la "presencia."

    9. El lenguaje del alma.

    En el mundo espiritual las conversaciones transcurren no en la lengua conocida delhombre ni en ninguna lengua humana, sino aparentemente por medio del pensamiento.Por eso, cuando los hombres vuelven a la vida, les es difcil transmitir exactamente las

    palabras que us la Luz, el ngel, o algn otro con quien se encontr (1, pg. 60). Porconsiguiente, si en el otro mundo los pensamientos "se oyen," debemos aprender aqu a

    pensar siempre lo bueno y lo recto, para no pasar vergenza luego all, de aquello quehemos pensado involuntariamente.

    10. La frontera.

    Algunos hombres que se encontraron en el otro mundo, relatan que vieron algo querecuerda a una frontera. Unos la describen como un cerco o una reja al final del campo;otros como orilla de lago o mar; otros todava como una tranquera o puerta, un torrenteo una nube. La diferencia de la descripcin tambin es consecuencia de la percepcinsubjetiva de cada individuo. Por eso es imposible definir con exactitud, qu es lafrontera. Lo importante, sin embargo, es que todos la entienden como una valla, que sise la traspasa no hay vuelta al mundo anterior. Despus de ella comienza el viaje a la

    eternidad (1, pg. 73-77; 51).

    11. El retorno.

    A veces al recin muerto se le d posibilidad de eleccin: quedarse all o volver a lavida terrenal. La voz de la luz puede preguntar p. ej.: "Estas listo?" As el soldadomalherido en la batalla vio su cuerpo mutilado y escuch la voz. l pens que con l

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    hablaba Jesucristo. Se le dio la posibilidad de volver al mundo terrenal, donde l seraun invlido o quedarse en el otro mundo. El soldado prefiri volver.

    Muchos estn atrados por el deseo de terminar alguna misin en la tierra. Al volverellos afirman que Dios les permiti volver y vivir porque la obra de su vida no estabaterminaba. Ellos aseguran que el retorno es precisamente el resultado de su propia

    eleccin. Esta eleccin fue aceptada porque obedeca al sentido del deber y no pormotivos egostas. As por ejemplo algunas eran madres y queran volver con sus hijos

    pequeos. Pero haba casos en que se les ordenaba volver, a pesar de su deseo dequedarse all. El alma ya estaba llena de alegra, amor y paz, estaba bien all, pero sutiempo todava no haba llegado. Ella escucha la voz que le ordena volver. Los intentosde oponerse al retorno al cuerpo no resultan. Una fuerza las arrastra hacia atrs.

    Hay un relato de una paciente del Dr. Moody: "Tuve un ataque cardaco, me encontr enun vaco negro, saba que haba dejado mi cuerpo y me estaba muriendo... Ped a Diosayuda, me deslic rpidamente por las tinieblas y vi adelante una neblina gris y detrsde ella unas figuras humanas. Sus formas eran como en la tierra y vea algo parecido acasas. Todo estaba iluminado por una luz dorada muy tenue, no tan burda como la de la

    tierra. Sent una gran alegra y quera pasar a travs de esta neblina, pero sali mi toKarl, que muri hace muchos aos atrs. l me cort el camino y me dijo: "Ve atrs, tutrabajo en la tierra todava no est terminado, vuelve atrs inmediatamente." Ella tenaun hijo pequeo, que sin ella se hubiera perdido.

    La vuelta al cuerpo a veces se produce en un momento, a veces coincide con laaplicacin del "shock" elctrico o de otros mtodos de reanimacin. Todas las

    percepciones desaparecen y el hombre se siente de repente nuevamente en la cama.Algunos sienten que entran al cuerpo con un empujn. Primero, se encuentranincmodos y con fro. A veces antes de la vuelta al cuerpo hay un corto desmayo. Losmdicos-reanimadores y otros observadores notan, que en el momento de la vuelta a lavida el hombre a menudo estornuda.

    12. Nueva relacin con la vida.

    Habitualmente los hombres que estuvieron "all" sufren un gran cambio. Segn laafirmacin de muchos de ellos, tratan de vivir mejor. Muchos comienzan a creer enDios ms firmemente, cambian su manera de vivir, se hacen ms serios y profundos.Algunos hasta cambiaron su profesin y comenzaron a trabajar en hospitales ygeritricos, para ayudar a los necesitados. Todos los relatos de los hombres que pasaronla muerte temporal, hablan de fenmenos completamente nuevos para la ciencia, pero

    no para el cristianismo. A continuacin veremos los casos contemporneos de lasvisiones del otro mundo a la luz de la enseanza ortodoxa.

    Evaluacin de los Relatos

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    Sobre la Vida Despus de la Muerte.

    Despus de familiarizarse con los libros contemporneos sobre la vida despus de lamuerte el lector tiene la impresin que la muerte no es temible absolutamente y que al

    hombre, que pasa al "otro mundo" lo esperan automticamente sensaciones agradablesde apaciguamiento, alegra y permanencia en la Luz, que todo lo ama y todo lo perdona,que por esto no hay diferencia entre virtuosos y justos, y pecadores, creyentes y nocreyentes. Esta circunstancia oblig a algunos filsofos cristianos a tomar precaucionesy conducirse con desconfianza hacia la literatura de este tipo. Se comenz a preguntar:"No sern estas visiones de luz, astutos ardides, diablicos engaos para dormir lavigilancia de los cristianos? Vive como quieras, que igualmente llegars al paraso."

    Por esta causa los investigadores John Ankenberg y John Weldon miran negativamentetoda la literatura contempornea sobre los estados de "pre-muerte" (Near DeathExperiences, 9), viendo en ellos solo trucos ocultistas. Pero una cuidadosa evaluacinde los relatos actuales de los hombres que pasaron la muerte clnica, lleva a la

    conviccin que la mayora de ellos tuvo visiones autnticas y no seducciones diablicas.El problema principal se encuentra no en las visiones mismas de pre-muerte, sino en suinterpretacin por los mdicos y psiquiatras alejados del cristianismo.

    En primer lugar, no todos los temporalmente muertos son merecedores de ver la Luz.Ya mencionamos la investigacin cuidadosa de Dr. Ring, de la cual es evidente que sloun porcentaje comparativamente pequeo ve la Luz. El Dr. Maurice Rawlings (4), quien

    personalmente reanim a muchos moribundos, afirma que porcentualmente, es igual lacantidad de hombres que ven tinieblas y horrores que los que ven la Luz. De la mismaopinin es el Dr. Charles Garfield, quien conduce investigaciones sobre los estados pre-mortales. l escribe: "No todos los hombres mueren de una manera agradable ytranquila... Entre los pacientes, interrogados por m casi el mismo nmeroexperimentaron un estado desagradable (encuentros con seres parecidos a demonios),como los que experimentaron un estado agradable. Algunos hasta pasaron ambosestados (10, pg. 54-55).

    Hay razones de suponer que muchos a veces conscientemente y otras vecesinconscientemente callan sobre sus visiones desagradables post-mortem. Segn laopinin del Dr. Rowlings, algunos de estas visiones son tan terrorficas, que elsubconsciente humano de la gente que los vieron borra automticamente de la memoriaestas imgenes. En su libro Dr. Rawlings menciona ejemplos de esta amnesia. Los

    psiquiatras que tratan a la gente que pasaron en su infancia fuertes situacionestraumticas (por ejemplo violacin, golpes) conocen acerca de esta amnesia selectiva.

    Adems los hombres que tuvieron visiones luminosas, las relatan con ms ganas que losque pasaron algo horroroso. Pues aquello, lo que el hombre ve "all," debe coincidir conlo que l se merece por su vida virtuosa o pecaminosa. As, dos factores dan ms peso aun reporte unilateral: a) el proceso de amnesia selectiva; b) el deseo de no hablar mal des mismo.

    Karl Osis dice que durante el estudio de la muerte entre los hindes, se vio que un terciode ellos siente ante la muerte el miedo, la depresin y una gran agitacin por laaparicin de "Yamdoots," el ngel de la muerte hind, y otros monstruos de ultratumba

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    (esr Osis, Karl and Haraldson Erlendur, "At the Hour of Death," New York, AvonBooks, 1972, pg. 90). Evidentemente la religin hind, con su misticismo pagano,

    puede ayudar al acercamiento del hombre a las fuerzas oscuras lo que se manifiestaluego con visiones terrorficas ante la muerte.

    De la literatura de los santos padres sabemos que la seduccin del diablo es un

    peligro real. El apstol Pablo nos previene que: "Satans puede tomar la forma delngel de la Luz"(2 Cor 11:14). Al mismo tiempo el diablo no tiene poder de seducir acualquiera, como y cuando quiere: sus acciones estn limitadas por Dios. Si un hombrees orgulloso y desea ver algo sobrenatural, milagroso, lo que no merecen ver otroshombres, se encuentra en grave peligro de confundir un demonio por un ngel. En laliteratura espiritual, esto se llama "encantamiento" o "seduccin" de las palabras(encanto, seduccin). En peligro de caer en esta trampa se encuentran los noviciosdesobedientes, los ascetas orgullosos, los falsos profetas y curanderos y los que

    practican un misticismo negativo, como la transmeditacin, yoga, espiritismo,ocultismo, etc. De los relatos de hombres que pasaron la muerte temporal no se ve queellos practicaran algo semejante. En su mayora, son hombres comunes, que por tal ocual enfermedad fsica, murieron y gracias a los esfuerzos de los mdicos y los xitos de

    la medicina actual, fueron reanimados. Ellos no esperaban tener ninguna visinextraordinaria, y lo que les fue dado ver, evidentemente fue obra de la misericordiaDivina, para que tomen ms seriamente su vida. Es difcil de imaginar que Dios permitaa Satans tentar a estos sufrientes, poco duchos en la vida espiritual. Adems, segn losrelatos reunidos por el Dr. Morse, esta misma Luz, la vieron muchos nios, que por su

    pureza e inocencia, se encuentran bajo la proteccin especial del Todopoderoso.

    En los libros ortodoxos sobre la vida despus de la muerte, hay relatos sobre laaparicin de los demonios a los moribundos y sobre la fase de "tribulaciones," que pasael alma. Hablaremos de esto ms adelante. Sin embargo, en stos mismos libros se veque habitualmente los demonios comienzan a espantar al alma, ya despus de que sungel de la Guarda lleg a ella y comenz a acompaarla hacia el Trono de Dios.Adems, en presencia del ngel, los demonios estn obligados a aparecer con todo suaspecto repugnante.

    Acerca de las descripciones contemporneas de la Luz, quedan ciertas dificultades,acerca de como hacerlas coincidir con los relatos cristianos tradicionales. En laliteratura ortodoxa, el Reino de la Luz se describe como enlazado con el acercamiento alCielo, en tanto que en la literatura actual, los hombres ven la Luz sin necesidad decruzar la misteriosa frontera que separa este mundo del "otro." Pensamos que loshombres que pasaron la muerte temporal, todava no estuvieron ni en el verdadero

    paraso, ni en el verdadero infierno, sino que slo contemplaron y saborearon estosestados. Cuando los ngeles se les aparecan a los santos, ellos irradiaban luz, en el

    monte Tabor, los apstoles vieron esta Luz espiritual, aunque todava fsicamente seencontraban en este mundo. Dios por Su misericordia revela esta maravillosa Luz paraque sirva de aliciente al hombre para llevar una vida justa y virtuosa. El contacto con laLuz aporta siempre el sentimiento de una no terrenal paz y alegra. La Luz diablica, encambio, lleva consigo un sentimiento de confusa inquietud, e induce al hombre asentirse superior, promete conocimiento, pero no tiene amor, esta es una luz fra.

    A todo lo dicho hay que agregar que la evaluacin de sus vidas que los hombresexperimentaron durante su contacto con la Luz, cuando fueron obligados a reevaluar sus

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    actos, y as tambin la subsiguiente correccin de su modo de vida, nos conduce apensar que su visin de la Luz fue una visin benfica y no una seduccin. Sabemos que"por sus frutos los reconoceris." El diablo trata de alejar al hombre de Dios. Seraimposible pensar que l ayude a la gente a ser ms creyente y virtuosa.

    A pesar de todo, en un plano ms amplio, el hombre creyente debe ser muy cuidadoso

    con las visiones y experiencias msticas. As, con la aparicin de una gran cantidad decasos de reanimacin despus de la muerte clnica, algunos mdicos y psiquiatras,

    propusieron crear una nueva rama de la ciencia, que trate sobre el alma y la vidadespus de la muerte. Es innegable que siempre se puede comparar, generalizar ysistematizar los datos sobre lo que vieron las almas en el "otro" mundo. Sin embargo, esnecesario entender que el papel de los mdicos y psiquiatras estar condenado a lacompilacin de casos aislados. Por cuanto nosotros, los vivos, estamos separados de uncontacto directo con el mundo espiritual, no hay medio de planear y controlar losestados post-mortem, a semejanza de experimentos de laboratorio.

    Adems de esto hay que recordar tambin que la vida del hombre se encuentra en lasmanos de Dios. Slo l determina el momento de la muerte, as como tambin el

    destino del alma despus de su separacin del cuerpo. Por eso los intentos deexperimentar sobre este tema, entran en conflicto con la voluntad Divina y llevan alexperimentador a un contacto con los espritus del mal. Como resultado, los datosrecogidos por l sern no fidedignos y sus conclusiones errneas. Serafn Rous, monje-sacerdote, escribe acerca de esto: "Muchos investigadores contemporneos aceptan, o almenos ven con simpata, el estudio de lo oculto en el tema de los estados fuera delcuerpo, por la nica causa que ste est basado sobre experimentos, que es lo queconstituye la base de la ciencia. Pero la experimentacin en el mundo material difierefundamentalmente de la "experimentacin" sobre los estados extracorporales. En elmundo material, los objetos de estudio y las leyes de la naturaleza, son moralmenteneutrales, y por eso pueden ser objetivamente investigados y verificados por otros. Peroen el caso dado, los objetos de estudio estn escondidos de la gente, muy difciles decaptar y a menudo muestran su propia voluntad con el objetivo de engaar alobservador" (8, pg. 127-128). Esto pasa porque la esfera del mundo espiritual mscercana a nosotros, est llena de seres conscientemente malos, demonios, quienes sonespecialistas en el engao y la seduccin. Ellos con gusto participarn en cadaexperimento y le imprimirn su direccin correspondiente.

    Por eso la advertencia del padre Serafn debe tomarse muy seriamente. As,actualmente, una serie de investigadores, comenzando por los casos mdicosdocumentados de la muerte clnica, pasaron a experimentos personales de los estadosextracorporales. No tomando como gua las enseanzas cristianas, y la experiencia demuchos siglos de la Iglesia Ortodoxa, ellos comenzaron a estudiar los estados del

    "cuerpo astral" y cayeron en la espesura del ocultismo. Lamentablemente, esto pas conel Dr. Moody, la siquiatra E. Kubler- Ross y algunos otros. El Dr. Moody, por ejemplo,quien escribi tres libros valiosos con datos bien documentados, comenz aexperimentar segn las recetas teosficas y de la meditacin trascendental. Hace pocoedit un libro sobre ese tema, bajo el ttulo: "Vuelta atrs" (Coming back), en l cualmenciona los tpicos desvaros hindes sobre la reencarnacin. (Vase en el agregado ladiscusin sobre este tema)

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    Relatos de los Suicidas

    Mientras las almas de la gente muerta naturalmente, experimentan en el otro mundoalivio y hasta alegra, las almas de los suicidas, por el contrario, llegando a ese mundo,sienten ansiedad y sufrimiento. Uno de los especialistas en el tema del suicidio expreseste hecho con una frase muy acertada: "Si usted se separa de la vida, con el alma entormento, pasar al otro mundo con el alma en tormento." Los suicidas cometen su acto

    para "terminar con todo" y resulta que all, justamente, todo para ellos recin comienza.

    Estos son algunos relatos contemporneos que ilustran el estado en el otro mundo de lossuicidas. Un hombre que amaba mucho a su esposa, se suicid cuando ella muri.Esperaba, por este medio, reunirse con ella para siempre. Sin embargo, resultcompletamente de otra manera. Cuando el mdico logr reanimarle, l relat lo quesigue: "Yo llegu a otro lugar distinto al de ella... Era un lugar horrible... Y entend

    enseguida que haba cometido un error enorme" (1, pg. 143).

    Algunos de los suicidas, devueltos a la vida, relataban que despus de la muerte ellos seencontraron en algo as como una prisin, y sentan que deberan permanecer all largotiempo. Entendan que era el castigo para ellos por haber quebrado la ley establecida,segn la cual cada hombre debe sufrir una cuota designada de penurias. Si,voluntariamente, abandonaban el peso impuesto sobre ellos, en el otro mundo debernllevar un peso mucho mayor.

    Un hombre que pas la muerte temporal relat: "Cuando llegu all entend que doscosas son absolutamente prohibidas: matarse a s mismo y matar a otro hombre. Si yodecidiera suicidarme, esto significara arrojar a la cara de Dios Su don. Privar de la vidaa otro hombre significara romper el plan Divino preparado para l (1, pg. 144).

    La impresin general de los mdicos-reanimadores es que el suicidio se castiga muyseveramente. El Dr. Bruce Geyson, psiquiatra en el departamento de primeros auxiliosen la Universidad de Connecticut, quien estudi detenidamente este problema, atestiguaque nadie que pas la muerte temporal desea apurar el fin de su vida (3, pg. 99). A

    pesar de que el otro mundo es incomparablemente mejor que el nuestro, la vida aqutiene un importante valor preparativo. Slo Dios decide cundo el hombre estsuficientemente maduro para la eternidad.

    Beverly, una mujer de 47 aos, cuenta cun feliz es de haber quedado viva. Cuando era

    nia, sufra mucho a causa de la crueldad de sus padres, que da a da se burlaban deella. Ya adulta, ella no poda hablar tranquila de su infancia. Un da, cuando tena 7aos, exasperada por sus padres, se tir cabeza abajo rompindose la cabeza contra elcemento. Durante su muerte clnica, su alma vio nios conocidos que rodeaban sucuerpo inanimado. De repente, brill una fuerte luz alrededor de ella. De sta se oy unaVoz desconocida que dijo: "Cometiste un error. Tu vida no te pertenece y t debesvolver." Beverly opuso: "Pero nadie me ama y nadie se ocupa de m." "Es verdad contest la Voz, y en el futuro nadie se ocupar de ti. Por eso debes aprender aocuparte de ti misma." Despus de stas palabras, Beverly vio alrededor de ella la nieve

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    y un rbol seco. Pero sinti un soplo tibio, la nieve se derriti, y las ramas secas delrbol se cubrieron de hojas y manzanas maduras. Acercndose al rbol, comenz aarrancar manzanas, y con agrado comenz a comerlas. All comprendi que, as comoen la naturaleza, as tambin en cada vida hay perodos de invierno y de verano, queforman una unidad entera en el plan del Creador. Cuando Beverly volvi a la vida,comenz a considerarla en forma nueva. Ya adulta, se cas con un buen hombre, tuvo

    hijos y fue feliz (7, pg. 184).

    La Enseanza Ortodoxa

    Sobre la Vida Despus de la Muerte.

    A pesar de que la experiencia cotidiana nos dice que la muerte es el destino obligadode todo ser humano, y ley de la naturaleza, sin embargo las Sagradas Escrituras nosensean que al principio la muerte no se encontraba en los planes de Dios con respectoal hombre. La muerte no es una norma establecida por Dios, sino ms bien sudesviacin y una gran tragedia. El libro del Gnesis dice que la muerte irrumpi ennuestra naturaleza, como consecuencia de la transgresin de nuestros primeros padres almandamiento de Dios. Segn la Biblia, el objetivo de la venida del Hijo de Dios almundo, fue la devolucin al hombre, de la vida eterna que haba perdido. Aqu no setrata de la inmortalidad del alma, ya que ella, por su propia naturaleza, no se destruye,sino de la inmortalidad del hombre en su totalidad de cuerpo y alma. La recuperacin dela unidad del alma con el cuerpo, debe realizarse para todos los hombressimultneamente, cuando se produzca la resurreccin universal de todos los muertos.

    En algunas religiones y sistemas filosficos (p. ej., El hinduismo y el estoicismo), seprioriza la idea de que lo ms importante en el hombre es su alma. El cuerpo es slosu envoltura temporal, en la cual se desarrolla el alma. Cuando el alma llega a un nivelespiritual requerido, el cuerpo no es ms necesario y debe ser abandonado, como unavestimenta rada. Liberndose del cuerpo, el alma sube a un peldao superior de suexistencia. La fe cristiana no comparte sta interpretacin de la naturaleza humana.Dando prioridad al principio espiritual en el hombre, ve en l, sin embargo, un ser dedos componentes formado por dos partes: espiritual y material, que se complementanmutuamente. Existen seres simples que no poseen el cuerpo, como los ngeles y los

    demonios, pero el hombre presenta otro estructura y destino. Debido a la presencia delcuerpo, su naturaleza no solo es ms compleja sino tambin es ms rica. La unindesignada por Dios del alma y el cuerpo es una unin eterna.

    Cuando, despus de la muerte, el alma deja su cuerpo, ella entra en una situacinextraa para ella. Realmente, no est hecha para existir como fantasma, y le cuestaadaptarse a las condiciones nuevas y no naturales para ella. Por eso, para destruir todaslas consecuencias letales del pecado, Dios quiso que los hombres creados por l,llegaran a la resurreccin. Esto pasar durante la segunda venida de Nuestro Salvador,

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    cuando, por Su Omnipotente Palabra, el alma de cada hombre retornar a sureconstruido y renovado cuerpo. Repetimos, ella entrar no en una nueva envoltura, sinoque se unir precisamente con el cuerpo, que le perteneca antes, pero renovado eincorruptible, adaptado a las nuevas condiciones de existencia.

    En cuanto al estado temporal del alma, desde su separacin del cuerpo hasta el da de la

    resurreccin universal, las Sagradas Escrituras ensean que el alma sigue viviendo,sintiendo y pensando. "Dios no es Dios de los muertos, sino de los vivos, ya que para ltodos viven,"dijo Cristo (Mat. 22:32; Ecles. 12:7). La muerte, siendo una separacintemporal con el cuerpo, es mencionada en las Sagradas Escrituras como partida,separacin, dormicin (2 Ped. 1:15; Filip. 1:23; 2 Tim. 4:6; Hech. 13:36). Est claro quela palabra "dormicin" (sueo) se refiere no al alma, sino al cuerpo que despus de lamuerte como si descansara de sus tareas. El alma, en cambio, separndose del cuerpo,sigue llevando su vida consciente como anteriormente.

    La correccin de estos conceptos se ve en la parbola del Salvador sobre el rico yLzaro (Luc. cap. 16) y del milagro en el monte Tabor. En el primer caso, el rico delevangelio, que se encontraba en el infierno, y Abraham, que se hallaba en el paraso,

    discutan la posibilidad de enviar el alma de Lzaro a la tierra a los hermanos del rico,para prevenirles del infierno. En el segundo caso, los profetas Moiss y Elas, quevivieron mucho antes del nacimiento de Cristo, hablaban con el Seor sobre sus futurossufrimientos. Adems Cristo dijo a los judos, que Abraham vio Su llegada,evidentemente desde el paraso, y se alegr (Juan 8:56). sta frase no tendra sentido siel alma de Abraham se encontrara en su estado inconsciente, como ensean algunassectas sobre la vida del alma despus de la muerte. El libro de la Revelacin(Apocalipsis), en palabras ilustrativas, relata como las almas de los bienaventurados enel Cielo reaccionan ante los hechos que acontecen en la tierra (Apoc. Cap. 5-9). Todasestas partes de las Escrituras nos ensean a creer que la actividad del alma continadespus de la separacin con el cuerpo.

    Adems las Escrituras ensean, que despus de la muerte, Dios designa al alma un lugarpara su permanencia temporal, de acuerdo a lo que se mereca ella, viviendo en elcuerpo: el paraso el infierno. La designacin del lugar es precedida por un asllamado juicio "personal." El juicio personal debe diferenciarse del juicio "universal,"que se producir al finalizar el mundo. Sobre el juicio personal las escrituras ensean:"Es fcil para el Seor en el da de la muerte darle al hombre lo que se merece por sushechos"(Sirah. 11:26) y continan: "El hombre debe una vez morir y luego el juicio" aparentemente individual(Heb. 9:27). Hay fundamentos para suponer que en el estadoinicial, despus de la muerte, cuando el alma por cae primera vez en condiciones nuevas

    para ella, necesita la ayuda y gua de su ngel de la guarda. As p. ej. En la parbola delrico y Lzaro, se cuenta que los ngeles tomaron el alma de Lzaro y la llevaron al

    Cielo. Segn las palabras del Salvador, los ngeles se ocupan de "estos pequeos" los nios (en el sentido directo e indirecto).

    Sobre el estado del alma hasta la resurreccin universal la Iglesia Ortodoxa ensea:"Creemos que las almas de los muertos, gozan o sufren segn sus acciones. Separndosedel cuerpo, inmediatamente pasan a la alegra o a la tristeza y la congoja. Sin embargo,no sienten ni gozo perfecto, ni perfecto suplicio ya que esto lo recibir cada uno slodespus de la resurreccin universal, cuando el alma se rena con su cuerpo, en el cual

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    vivi virtuosamente o viciosamente" (Epstola de los Patriarcas orientales sobre la feOrtodoxa, punto18).

    As la Iglesia Ortodoxa distingue dos estados del alma en el mundo de ultratumba: unopara los justos y otro para los pecadores paraso e infierno. Ella no acepta el estadointermedio de la enseanza catlica de Roma el Purgatorio, ya que en las Sag. Escr.

    no hay ni una mencin sobre este estado intermedio. La iglesia ensea tambin que lossufrimientos de los pecadores en el infierno pueden ser aliviados y hasta suprimidos porlas oraciones y las buenas obras realizadas en su memoria. De ah viene la costumbre deenviar al sacerdote oficiante listas de nombres de los muertos y los vivos, durante laLiturgia.

    El Alma en

    su Camino al Cielo

    Ya hablamos ms arriba sobre la etapa de "evaluacin," que algunos pasaninmediatamente despus de su separacin del cuerpo. Evidentemente esta fase tiene algoen comn con el juicio personal, o con la preparacin para l.

    En las vidas de los Santos y en la literatura espiritual, hay relatos de cmo, despus dela muerte del hombre, el alma es acompaada de su ngel Guardin, que la lleva alcielo a adorar a Dios. A menudo, en este camino, los demonios vindola, la rodean, paraasustarla y llevarla consigo. Esto se debe, segn las Sagradas Escrituras, al hecho quelos ngeles rebeldes, despus de su expulsin del Cielo, se aduearon del espacio, si selo puede llamar as, entre la tierra y el Cielo. Por eso, el apstol Pablo llama a satans el"prncipe que gobierna en el aire" y a sus demonios los espritus "infracelestes" delmal (Efes. 6:12; 2:2). Estos espritus infracelestes errantes, viendo el alma conducida

    por el ngel, la rodean y la acusan de sus pecados hechos en la tierra. Siendosumamente descarados, tratan de espantarla, llevarla a la desesperacin y aduearse deella. En este tiempo el ngel la defiende y la anima. De lo dicho no hay que sacar laconclusin que los demonios tienen algn derecho sobre el alma humana, ellosmismos estn predestinados a ser juzgados por Dios. Ellos slo aprovechan, en sudescaro, que el alma durante su vida en la tierra en algo les obedeca. Su lgica essimple: "Si t actuabas como nosotros, tu lugar es con nosotros."

    En la literatura eclesistica, este encuentro con los demonios se llama "tribulaciones"(Entre los Padres de la Iglesia hablan sobre este tema San Efrem el Siraco, Atanasio elGrande, Macario el Grande, Juan Crisstomo y otros). Ms detalladamente desarrollaese tpico San Cirilo de Alejandra, en su "Palabra sobre la separacin del alma," queforma parte del Salterio Liturgico. Una descripcin muy clara de este camino seencuentra en la vida del Beato Basilio el Nuevo (Siglo X), donde aparece laBienaventurada Teodora, fallecida, que relata lo que vio y sinti despus de laseparacin con el cuerpo. Las descripciones de las tribulaciones se pueden encontrar,asimismo, en el Libro "Los eternos misterios de ultratumba." Leyendo estos relatos hay

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    que tener presente que hay mucho de relativo en ellos, ya que las circunstancias realesdel mundo espiritual, no se parecen al nuestro.

    Un encuentro semejante con los espritus del mal infracelestiales, est descripto porIkskul, cuyo relato comenzamos ms arriba. He aqu lo que pas cuando los dosngeles vinieron a buscar su alma: "Comenzamos a subir rpidamente, y a medida que

    lo hacamos, vea yo un espacio cada vez mayor, y al final, cuando este espacio tomtan horripilantes dimensiones enormes, sent miedo al sentirme tan nfimo ante taninconmensurable desierto. Haba tambin ciertas caractersticas en mi visin. En primertrmino, estaba oscuro, pero yo vea todo con claridad, por consiguiente mi vistaadquiri la facultad de ver en la oscuridad. En segundo lugar, mi vista abarcaba unespacio tal que es imposible para una vista comn.

    La idea del tiempo, desapareci de mi mente y yo no s cunto tiempo ms subimos. Derepente se oy un ruido indefinido y luego apareciendo, no se sabe de dnde, con gritosy ruido, se acerc a nosotros una muchedumbre de seres repugnantes. "Demonios," entend con inusual rapidez y me hel de un horror especial, desconocido por m hastaahora. Rodendonos por todos lados, ellos con gritos y ruido, exigan que se me

    entregue a ellos, trataban de agarrarme y arrancarme de alguna manera de las manos delos ngeles, pero, evidentemente no se atrevan a hacerlo. En esta repugnante algaraba,tanto para el odo, como para la vista, yo lograba, a veces, escuchar palabras y hastafrases enteras.

    "l es nuestro, l neg a Dios," de repente como a una voz gritaron ellos y ahoraya con todo descaro se tiraron sobre nosotros, que del horror por un instante se me helel pensamiento. "Es mentira! Eso no es verdad!" volviendo en m, quise gritar, pero laservicial memoria me at la lengua. De una manera incomprensible record, de repente,un hecho trivial relacionado con mi adolescencia, y que antes tena completamenteolvidado.

    Record, que en el tiempo cuando todava estudiaba, nos reunimos en casa de uncompaero, y charlando primero sobre las cosas de la escuela, pasamos a hablar detemas elevados y abstractos como pasaba a menudo.

    "No me gustan las abstracciones, deca uno de mis compaeros, pero esto esya completamente imposible. Puedo creer en alguna, aunque sea hasta ahora noestudiada por la ciencia, fuerza de la naturaleza, o sea, puedo aceptar su existencia, sinver sus claras manifestaciones, ya que ella puede ser tan nfima, que se confunde en susacciones con otras fuerzas y es difcil distinguirla; pero creer en Dios como Ser Personaly Omnipotente, creer cuando no veo por ningn lado claras manifestaciones de estaPersonalidad esto ya es un absurdo. Me dicen: Cree. Pero por qu debo creer, cuando

    en forma idntica, puedo creer que Dios no existe. No es cierto acaso? Y es posible,que l no exista?" Ya directamente se dirigi a m, mi compaero.

    "Puede ser, que no exista," dije yo. Esta frase era verdaderamente una "frase vana":el discurso insensato de mi amigo no poda despertar en m dudas acerca de laexistencia de Dios. Yo ni siquiera segua con atencin de qu se hablaba y he aquque esta frase vana, no desapareci sin dejar rastro. Yo deba justificarme, defendermede la acusacin recibida... Esta acusacin aparentemente, era el argumento ms fuerte

    para mi perdicin, para los demonios. Era como si ellos sacaran de l una nueva fuerza

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    para el atrevimiento de sus ataques y con un atroz rugido, giraron alrededor de nosotros,cortndonos el camino.

    Me acord de la oracin y comenc a orar, llamando en auxilio a aquellos Santos queconoca o cuyos nombres recordaba. Esto no espant a mis enemigos. Pobre ignorante,cristiano slo de nombre, yo posiblemente, por primera vez me acord de Aquella que

    se llama la Protectora de los cristianos.

    Pero, evidentemente, mi llamado a Ella era tan ferviente, hasta tal punto estaba mi almallena de horror, que apenas yo, recordando, articul Su Nombre, alrededor nuestrorepentinamente apareci como una neblina blanca que rpidamente cubri la repugnantemasa de demonios, y stos desaparecieron de mis ojos, antes de separarse de nosotros.Su rugido todava se escuch durante un tiempo, luego comenz a debilitarse ycomprend que la terrible persecucin nos haba dejado.

    El miedo experimentado por m, era tan fuerte, que no saba si seguamos nuestro vuelodurante este horrible encuentro o si nos detuvimos por un tiempo. Entend que nosmovamos, que continubamos elevndonos hacia arriba, solo cuando nuevamente se

    abri ante m el espacio infinito.

    Despus de recorrer cierta distancia, vi una fuerte luz sobre m. Se pareca a la luz solar,pero era mucho ms fuerte. All, seguramente, haba algo as como un reino de la Luz.Si, justamente un reino, con pleno poder de la Luz, adivinando con algn sentidoespecial nunca visto por m, pensaba yo, porque con esta luz no hay sombras. "Perocmo puede ser la luz sin sombras?" enseguida surgieron, con extraeza, mis conceptosterrenales.

    De repente, rpidamente, entramos en la esfera de esta Luz, y Ella literalmente meencegueci. Cerr los ojos, cubr con las manos mi rostro, sin resultado, ya que mismanos no daban sombra. Y que hubiera significado aqu una defensa semejante!.

    Pero pas algo diferente. Majestuosamente, sin enojo, pero poderosamente eirrevocablemente sonaron desde arriba las palabras: "No est listo!" Y luego... luegouna instantnea parada en nuestra direccin ascendente y rpidamente comenzamos a

    bajar. Pero antes de dejar estas esferas, me fue dado a conocer una manifestacinespecial. Apenas sonaron las palabras desde arriba, que todo en este mundo, pareca,que cada partcula de polvo, cada minsculo tomo, las contestaron con su afirmacin.Como un multimillonario eco, las repiti en un idioma intangible para el odo, perocomprensible para el corazn y el intelecto, expresando su total asentimiento a lodeterminado por la voz. Y en esa unidad de la voluntad, haba una magnfica armona, yen esta armona se senta tanta inexpresable y entusiasmada alegra, ante la cual todos

    nuestros encantamientos y entusiasmos se parecan un da sin sol. Como uninimitable acorde musical son este enorme eco y toda mi alma contest con un fogosoimpulso para reunirse a esta magnfica armona.

    Yo no entend el verdadero significado de las palabras dirigidas a m, o sea, nocomprend que deba volver a la tierra y vivir como antes. Pens que me llevaban aalgn otro lugar. El sentimiento de una tmida protesta se movi en m, cuando, primerovagamente, como en una neblina matinal, comenzaron a perfilarse los contornos de laciudad, y luego, claramente, aparecieron las calles conocidas y el hospital. Acercndose

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    a mi cuerpo inanimado, el ngel Guardin, me dijo: "Escuchaste lo determinado porDios?" E indicando mi cuerpo, me orden: "Entra en l y preprate!" Despus deesto ambos ngeles se hicieron invisibles para m.

    A continuacin, K. Ikskul, relata su vuelta al cuerpo, que estuvo en la morgue durante36 horas, y cmo los mdicos y todo el personal se extra por el milagro de su vuelta a

    la vida. Poco despus, K. Ikskul, se retir a un monasterio y termin su vida comomonje.

    El paraso y el infierno.

    Las enseanzas de las Sagradas Escrituras sobre el gozo de los justos en el paraso ylos sufrimientos de los pecadores en el infierno, se pueden leer en el folleto "Sobre el findel mundo y la vida futura" (Folleto misionero, numero 47). Cmo es el Cielo?Dnde est? En las conversaciones la gente, designa al Cielo "arriba" y al infierno"abajo." La gente, que durante su muerte clnica vio el infierno, indefectiblemente,describan el acercamiento a l, precisamente como bajada. A pesar de que "arriba" y"abajo" son expresiones condicionadas, no sera correcto considerar al cielo y alinfierno como distintos estados: ellos son dos lugares diferentes, aunque no se

    prestan a ser definidos geogrficamente. Los ngeles y las almas de los muertos puedenencontrarse slo en un lugar definido: Cielo, infierno o tierra. No podemos sealar ellugar del mundo espiritual porque ste se encuentra fuera de las "coordenadas" denuestro sistema espacial y temporal. Aqul espacio es de clase diferente y comenzandoaqu, se extiende en una nueva e intangible direccin.

    Numerosos casos de la vida de los Santos muestran cmo este espacio especial,"irrumpe" en el espacio de nuestro mundo. As los habitantes de la Isla Elovyl (de losAbetos), vieron el alma de San Germn de Alaska subir en una columna de fuego, elstaretz Serafn Glinski vio el alma de San Serafn de Sarov, ascender al cielo. El profetaEliseo, vio cmo el profeta Elas fue llevado al cielo en un carro de fuego. A pesar denuestro deseo de penetrar con el pensamiento "all," estamos limitados por el hecho deque aquellos "lugares" se encuentran fuera de nuestro espacio tridimensional.

    La mayora de los relatos actuales de los hombres que pasaron la muerte clnica,describen lugares y estados "cercanos" a nuestro mundo, todava de este lado de la

    "frontera." Sin embargo se encuentran descripciones de lugares que recuerdan al"paraso" o al "infierno," en los trminos de los que hablan las Sagradas Escrituras.

    As, por ejemplo, en las comunicaciones de los Dres. Ritchi, Betty Maltz, MauriceRawlings y otros, figura el infierno con serpientes, reptiles, hedor insoportable ydemonios. En su libro "El retorno desde el maana," el Dr. Ritchi relata lo que le pas al mismo en 1943, cuando vio las imgenes del infierno. All la atraccin de los

    pecadores a los deseos terrenales era insaciable. l vio a los asesinos que estaban como

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    encadenados a sus vctimas. Los asesinos lloraban y les pedan perdn a sus vctimas,pero stas no los oan. Eran intiles lgrimas y ruegos.

    Thomas Welch relata cmo, trabajando en un aserradero de Portland, estado de Oregn,resbal, cay al ro y fue aplastado por unos enormes troncos. Los operarios trabajaronms de una hora para encontrar su cuerpo y sacarlo de debajo de los troncos. No

    observando ningn signo vital, ellos lo consideraron muerto. Mientras tanto, Thomas,en el estado de muerte temporal, se encontr en el borde de un inconmensurable ocanode fuego. Viendo las enormes olas de azufre en llamas, l se petrific de horror. Esta erala gehena de fuego, no hay palabras humanas para describirla . En el mismo bordede la gehena de fuego, l reconoci a algunas caras de conocidos que murieron antes.Todos estaban como paralizados de horror, mirando el movimiento de las olas de fuego.Thomas entenda que no haba posibilidad de irse de all. Comenz a arrepentirse de queanteriormente se ocup tan poco de su salvacin. Oh! Si l supiera lo que le esperaba,vivira en forma distinta.

    En esto vio a alguien que caminaba en la lejana. El rostro del desconocido reflejaba unagran fuerza y bondad. Thomas enseguida comprendi que era el Seor y que slo l

    poda salvar a su alma de la gehena. Tuvo la esperanza de que el Seor lo viera, pero elSeor pas de largo, mirando a la lejana. "Un poco ms y l desaparecer y ser el finde todo" pens Thomas. De repente, el Seor volvi Su rostro y mir a Thomas. Estoera todo lo necesario solo una mirada del Seor! En un instante Thomas se encontren su cuerpo y volvi a la vida. Todava no alcanz a abrir los ojos, oy claramentecmo oraban sus compaeros que lo rodeaban. Muchos aos despus Thomas recordabalo que haba visto "all," en sus menores detalles. Este suceso era imposible de olvidar.(Su caso, l lo describi en un librito: "Oregn amazing miracle" Christ for the Nations,Inc., 1976).

    El pastor Kenneth E. Hagin, recuerda cmo, en abril de 1933, cuando l viva enMackiney, en el estado de Tejas, su corazn se par y el alma sali del cuerpo."Despus de esto, comenc a bajar, y a medida que bajaba se haca ms oscuro y mscaluroso. Luego sobre las paredes de las cavernas vi el centelleo de unos malignosfuegos aparentemente infernales. Por fin, surgi una llamarada y me arrastr. Muchosaos pasaron de esto, pero todava veo como real ante m esta llamarada infernal.

    Cuando llegu al fondo del abismo sent la presencia a mi lado de un espritu, quecomenz a conducirme. En este momento, sobre las tinieblas infernales, son una

    poderosa voz. No entend lo que dijo, pero sent que era la voz de Dios. De la fuerza deesta voz, tembl todo el reino infernal, como tiemblan las hojas de otoo, cuando soplael viento. Inmediatamente, el espritu que me empujaba me solt y un fuerte viento mellev de vuelta hacia arriba. De a poco comenz a brillar la luz de la tierra. Yo me

    encontr de nuevo en mi cuarto y salt dentro de mi cuerpo, como el hombre salta ensus pantalones. Vi a mi abuela que me dijo: "Hijito, pens que habas muerto." Despusde un tiempo Kenneth se hizo pastor de una de las iglesias protestantes y dedic su vidaa Dios. Este caso lo describi en el folleto titulado "Mi testimonio" (4, pg. 91).

    El Dr. Rawlings dedica un captulo entero de su libro a los relatos de la gente queestuvo en el infierno. Unos vieron, por ej., un enorme campo donde los pecadores sindescanso batallaban, se mataban, heran y violaban unos a otros. El aire estaba lleno degritos insoportables, imprecaciones y maldiciones. Otros describan lugares de trabajo

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    sin sentido, donde unos crueles demonios abrumaban a las almas con el traslado decosas pesadas de un lado a otro (4, cap.7).

    Lo insoportable de los sufrimientos infernales es ilustrado con estos dos relatos tomadosde libros ortodoxos.

    Un paraltico haba sufrido muchos aos y por fin le rog a Dios que haga cesar sussufrimientos. Se le apareci un ngel y le dijo: "Tus pecados exigen purificacin; elSeor te propone que en lugar de un ao de sufrimientos en la tierra, que te purificaran,soportes tres horas de suplicios en el infierno: puedes elegir." El paraltico pens un

    poco y eligi las tres horas en el infierno. Despus de esto el ngel llev su alma alinfierno.

    En todas partes reinaba una densa oscuridad, estrechez, por todos lados los espritus delmal, los gritos de los pecadores, en todos lados solo sufrimientos. El alma del paralticose atemoriz indescriptiblemente y sinti una gran congoja; a sus gritos slo contestabael eco infernal, y el borbotear de las llamas de la gehena. Nadie prestaba atencin a susquejas y sus gritos, todos los pecadores estaban ocupados con sus propios sufrimientos.

    Al paraltico sufriente le pareci que ya haban pasado siglos y que el ngel se habaolvidado de l.

    Pero por fin apareci el ngel y le pregunt: "Cmo te est yendo, hermano?" "Tu meengaaste!"- exclam el sufriente. "No fueron 3 horas las que pasaron, sino muchosaos, en que me encuentro aqu en indescriptibles sufrimientos!"

    "Cmo que aos?!" pregunt el ngel "pas slo una hora y debes seguirsufriendo dos horas ms." Entonces el sufriente comenz a rogar al ngel que lodevuelva a la tierra, donde l estaba de acuerdo en sufrir los aos que fueran necesarios,con tal de dejar ese lugar de horrores. "Est bien, contest el ngel Dios revelaren ti Su gran misericordia."

    Encontrndose de nuevo en su lecho de enfermo, el paraltico soport desde entonces,ahora ya con mansedumbre y con paciencia sus sufrimientos, recordando los horroresinfernales, donde es incomparablemente peor (de las cartas de Sviatogoretz, pg. 89,carta 15, 1883).

    He aqu el relato de dos amigos, de los cuales uno se retir a un monasterio y llevabaall un estilo de vida santa, y el otro se qued en el mundo y viva pecaminosamente.Cuando el amigo pecador, muri repentinamente, su amigo el monje comenz a orar aDios que le mostrara cul haba sido el destino de su compaero. Entonces una vez, enun sueo ligero, se le apareci su amigo muerto, y comenz a relatarle acerca de sus

    insoportables sufrimientos, y cmo lo estaba consumiendo un gusano que nuncaduerme. Diciendo esto, levant su vestimenta hasta la rodilla y mostr su piernacubierta totalmente de ese terrible gusano que le coma. De las heridas de la pierna salatan espantoso hedor, que el monje se despert de inmediato. l sali corriendo de sucelda y dej la puerta sin cerrar. El hedor de la celda se desparram por todo elmonasterio. Como con el tiempo el mal olor no disminua, todos los monjes tuvieronque mudarse a otro lugar. El monje que vio al prisionero infernal, en toda su vida nunca

    pudo liberarse del hedor, que se le qued pegado (del libro: "Los eternos misterios deultratumba," edic. del Monasterio de San Pantalen en el Monte Athos).

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    Al contrario de stas imgenes de horror, las descripciones del Cielo son siempreluminosas y alegres. As, p. Ej. Thomas N., cientfico de fama mundial, se ahog en la

    pileta cuando tena 5 aos. Por suerte uno de sus familiares lo vio, lo sac del agua y lollev al hospital. Cuando los dems familiares se reunieron en el hospital, el mdico lesdijo que Thomas haba muerto. Pero inesperadamente para todos, Thomas volvi a lavida. "Cuando estaba bajo el agua, relataba despus Thomas, sent que volaba por

    un largo tnel, a cuyo extremo vi una Luz que era tan fuerte que se la poda sentir. Allvi a Dios en Su trono y debajo gente, o ms posiblemente ngeles, que rodeaban eltrono. Cuando me acerqu a Dios, l me dijo que mi tiempo todava no haba llegado.Yo senta que quera quedarme pero repentinamente estuve otra vez en mi cuerpo."Thomas afirma, que esta visin le ayud a encontrar el camino correcto en esta vida.Quiso ser cientfico para entender mas profundamente el mundo creado por Dios.Indudablemente tuvo grandes xitos en esta direccin (7, pg. 167).

    Betty Maltz, en su libro "Yo vi la eternidad," que sali en 1977, describe cmo,inmediatamente despus de la muerte, ella se encontr sobre una hermosa colina verde.Se sorprendi al ver que teniendo tres heridas de operaciones, poda pararse y caminarlibremente y sin dolor. Sobre ella haba un claro cielo azul. El sol no estaba pero la luz

    lo invada todo. Debajo de sus pies desnudos, un pasto de un color tan vivo como jamshaba visto en la tierra, cada hojita de pasto pareca dotada de vida propia. La colina eraempinada pero los pies se movan fcilmente, sin esfuerzo. Flores de vivos colores,arbustos, rboles. A la izquierda, una figura masculina con un manto. Betty pens: "Nosera este un ngel?" Caminaban sin conversar, pero ella comprendi que l no eraajeno, que la conoca. Y se senta joven, saludable y feliz. "Senta que tena todo lo quehaba deseado tener, que era todo lo que haba querido ser, que iba all a donde siemprehaba querido estar..." Luego delante de su mirada pas toda su vida, vio su egosmo ytuvo vergenza, pero se senta rodeada de cuidado y amor. Ella y su compaero seacercaron a un magnfico palacio de plata, "pero no tena torres." Msica, cantos. Ellaoy la palabra "Jess." La pared de piedras preciosas, la puerta de perlas. Cuando la

    puerta se entreabri por un instante, ella vio una calle con luz dorada. No vea a nadieen esa luz, pero comprendi que era Jess. Quiso entrar en el palacio, pero se acord desu padre y volvi a su cuerpo. Esta vivencia la llev ms cerca de Dios. Ella ahora amaa la gente.

    San Salvio de Albi, jerarca de la Galia del siglo VI, volvi a la vida, despus depermanecer muerto la mayor parte del da, y relat a su amigo Gregorio de Tour lo quesigue: "Cuando mi celda se sacudi cuatro das atrs, y tu me viste muerto, melevantaron dos ngeles y me llevaron a la ms alta cumbre del Cielo y bajo mis pies sevean, no slo sta lamentable tierra, sino tambin el sol, la luna y las estrellas. Luegome pasaron por una puerta que brillaba ms fuerte que el sol y entraron al edificio,donde los pisos brillaban de oro y plata. Esta Luz es imposible de describir. Este lugar

    estaba lleno de gente y se extenda en todos los sentidos, tan lejos, que no se vean suslmite. Los ngeles abrieron camino ante m a travs de la muchedumbre y entramos aaquel lugar al cual estaban dirigidas nuestras miradas aun cuando todava estbamos nomuy lejos. Sobre el lugar haba una nube luminosa, ms clara que el sol, y de ellaescuch la Voz, que pareca la voz de muchas aguas.

    Luego me saludaron ciertos seres, algunos vestidos con vestiduras sacerdotales, otros envestimenta comn. Mis acompaantes me explicaron que stos eran mrtires y otros

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    santos. Mientras estaba parado all, percib alrededor de m un perfume tan agradable,que era como si me alimentara, ya que no senta necesidad ni de comer ni de beber .

    Luego una voz desde la nube dijo: "Que este hombre retorne a la tierra, porque esnecesario para la Iglesia." Yo me prostern en el suelo y llor. "Helas, helas, Seor dije Por qu T me mostraste todo esto, slo para luego quitrmelo?" Pero la Voz

    contest: "Ve en paz, Yo te guardar hasta que te devuelva de nuevo a ese lugar."Entonces, llorando me fui a travs de la puerta por donde haba entrado."

    Otra hermosa visin del Cielo es relatada por San Andrs el simple en nombre deCristo, eslavo que viva en Constantinopla en el siglo IX. Una vez, durante un duroinvierno, San Andrs estaba acostado en la calle, y estaba murindose por el fro, y eneso sinti un extrao calor dentro de l, y vio un hermoso joven, cuyo rostro brillabacomo el sol. Este joven lo llev al paraso, al tercer Cielo. He aqu lo que cont SanAndrs, cuando volvi a la tierra.

    "Por el permiso Divino, permanec dos semanas en una dulcsima visin... Me vi en elparaso y me maravillaba de la inefable belleza de ese hermoso y magnfico lugar.

    Haba muchos jardines con altos rboles, que se mecan alegrando mi vista, y de susramas sala un agradable perfume. Estos rboles, por su belleza no se parecan a ningnrbol terrestre. En estos jardines haba innumerables pjaros con alas doradas, blancas ymulticolores. Ellos estaban posados sobre las ramas de los rboles del paraso ycantaban tan bien que por su dulce cantar, yo me olvidaba de m mismo... Despus me

    pareci que estaba parado en la cima del Cielo y delante de m caminaba un joven, conel rostro como el sol y vestido de prpura... Cuando lo segu, vi una alta y hermosa cruz,

    parecida al arco iris y rodendola, unos cantores de fuego, que cantaban y alababan alSeor, crucificado en la Cruz por nosotros. El joven, que iba delante de m, se acerc ala Cruz y la bes, indicndome a hacer lo mismo. Besando la Cruz, me llen deindescriptible alegra y sent un perfume ms fuerte que el anterior.

    Siguiendo el camino mir hacia abajo y vi como un abismo marino. El joven me dijo:"No temas, debemos subir ms alto." y me dio su mano. Me agarr de ella, nosencontramos ya ms alto que el segundo Cielo. All vi a magnficos hombres y sualegra es inexpresable en el lenguaje de los hombres... Nos elevamos hasta ms altoque el tercer Cielo. Vi all a numerosas fuerzas celestiales cantando y alabando a Dios.

    Nos acercamos a una cortina que brillaba como el relmpago. Delante de ella estabanparados unos jvenes, parecidos a llamas, y me dijo el joven que me guiaba: "Cuando seabra la cortina, vers al Seor Jesucristo. Entonces saluda al altar de Su Gloria..." Y enesto una mano de fuego abri la cortina y yo, a semejanza del profeta Isaas, vi almismsimo Seor sentado en el trono alto y elevado, y los serafines volando alrededorde l. Sus vestiduras eran de prpura, Su rostro irradiaba luz y l me miraba con amor.

    Viendo esto, me prostern delante de l, saludando al Trono de Su Gloria. No se puedeexpresar con palabras toda la alegra que me embargaba al contemplar Su rostro. Hastaahora, cuando recuerdo sta visin, me lleno de indescriptible alegra. Trepidante estaba

    postrado ante mi Seor. Luego todo el ejrcito celestial cant un hermoso cntico, yluego, sin darme cuenta cmo, de nuevo me encontr en el Paraso (es interesanteagregar que San Andrs, no viendo a la Virgen Mara, pregunt dnde estaba, y elngel le explic: "T pensaste ver aqu a la Reina? No est aqu. Ella baj al mundodesdichado, para ayudar a la gente y consolar a los acongojados. Yo podra mostrarte SuSanto lugar, pero no tenemos tiempo, ya que t debes volver").

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    As, segn las vidas de los Santos y los relatos en los libros ortodoxos, el alma llega alCielo despus que deja este mundo y cruza el espacio entre este mundo y el Cielo. Amenudo, esta parte del camino, est plagada por las trampas de los demonios. Siemprelos ngeles llevan al alma al Cielo, ella nunca llega all sola. Sobre esto escribi tambinSan Juan Crisstomo: "Entonces los ngeles llevaron a Lzaro... ya que el alma no llega

    por s misma a aquella vida, porque para ella es imposible. Si nosotros, para ir de una

    ciudad a otra necesitamos un gua, ms todava el alma necesitar del gua para elcamino cuando se separa del cuerpo, y debe ser presentada a la vida futura." Es claroque los relatos contemporneos sobre la Luz y los lugares de gran hermosura, no sonverdaderas visitas a estos lugares, sino solo "visiones" y "pre-degustacines" de ellos enla distancia.

    La verdadera visita al Cielo siempre est acompaada de signos claros de la GraciaDivina, a veces un delicioso perfume, acompaado de un milagroso fortalecimiento detodas las potencias del hombre. Por ejemplo, el perfume aliment a San Salvio en talmedida, que no necesit ni comida ni bebida, durante tres das. Y slo cuando l relatacerca de esto, el perfume desapareci. La profunda experiencia de la visita al Cielo esacompaada por el sentimiento de veneracin ante la grandeza Divina, y la conciencia

    de la indignidad de uno mismo.

    Con todo, la experiencia personal del Cielo, no se puede describir exactamente, ya que:"Ni ojo vio, ni odo oy, ni percibi la mente humana, lo que Dios tiene preparado paralos que Le aman."Y "Ahora lo vemos como a travs de un vidrio opaco, comoadivinando; entonces lo veremos cara a cara..."(1 Cor. 2:9 y 13:12).

    Conclusin.

    La inmortalidad del alma, la existencia del mundo espiritual y la vida de ultratumba,son temas de la religin. El cristianismo siempre supo y ense que el hombre es algoms que un conjunto de elementos qumicos, que adems del cuerpo l tiene el alma,que en el momento de la muerte, no muere sino que sigue viviendo y desarrollndose encondiciones nuevas.

    Durante los dos milenios de la existencia del cristianismo, se reuni una rica literaturasobre el mundo de ultratumba. En algunos casos el Seor permite a las almas de los

    muertos, aparecer a sus parientes y conocidos para prevenirles sobre lo que les espera enel otro mundo y con esto incitarlos a vivir moralmente mejor. Gracias a eso en los librosde religin hay bastantes relatos sobre lo que las almas de los muertos vieron en el otromundo, sobre los ngeles, sobre el a