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Páfffna 2. ¿•'•^ ÍM<- CORRgQ. TELÉGRAFO -retEFONO IJK JKQO ^ INFORMA0I3N 2RAFI0A ^ 3M-I923 habí» reflejada la opinidn del público. Y ea da gran galautoría el aconsejar ]» evitación de una gran pena, la que de- be ser incomparable: la de sobrevivirse. {Hay que ver!... Oaai muerto el género de varietés, yo, ferviente y constante defensor B«yo, no sieato tar. gran tristeza como la que sen- tiría, porque ha resurgido nuevamente ¡a zarzuela española^ Ahí está "La montería», modelo do mü- gica fácil y pegadiza, con canciones y baiJea, que sustituye con ventaja a laa varietés. Y esto matará a aauello, si es que el agonizante género del cuplé y el baile aecusita de otro puntillero que no sean los «mppesarioa mal orientados, las ar- tistas por aconsejadas y los autores, que . parece que ee han puesto de acuerdo pa- ra sepultar este arte, que hace cuatro años estaba en plena apoteosis y hoy ape- nas da scfiales de vida. Pero repito que mientras se escuchen cauciones como «i Hay que veríh de iLa montería», no pienso llorar. Eso sí, sigo con toda mi devoción a loa pies de tanta y tan bella cupletista y bailarina como cantaba, bailaba y saltaba por efios ©»- eenarios, y hoy están ea expectación de destino. ¡ Sálv^e la que pueda 1 Maroalino ALVAREZ Más Cldlllwd i\7eno U RE0RGANUACI3N DEL EJERCITO lOEWEiTíljiifflt™» Haeíendo confiar que es.tá debidameinite auiíonzatfio como miitar para emkir eu juicio, ei! ca^jiíán general defii Ejérciio, don Va;ed.aaio Weyer, ha dirigido al re>- daotor de «B.' Liberai» don Leopoldo Ber jarano la aigui«inio cana: «Mu^' «añor mío: D©bidaJn«n?o auto- rizado, ooíno mii i lar, me du-ijo a usied rogándol© cabida en eu acreditado pe- riódico a la adguiont© o a n a : Seiior dan Leopado Bejarano. Muy eeñor mío: Aun cuando no pu»- do meaos de agradíxsorie que se haya ocupado on un aníoui'o suecrito por us- ted d© íía reforma áM Esiaido Mayor C-cjniíraj dic»! Ejército, y aun prescindien- do d« íü'gún eiTor en su hisioria, que no tiene importancia, siento loiiior que do cir^e, con la conitjoiencia que me da el haber «ido ati jefe dís^-de quo lo creó O' «eftor conde de RomtuiorK* &\ ocupar la preisidccícia deí Coni»ejo de minietroe, íiaaia que dimita, sienJo ministro de !a liueira «1 eeftor La Cierva, oorao pro- testa de que no se con.taba con cote or- ganismo »n cuMmio so refoi'ía a jas ope- í*M3Joiii'« que «e verificaban eo Marrue- cos, ni en la organización de laa tropaa que aa enviaban , que con esta dimisión qued» don.oetrado que si hubo fnwsaioe «orla de k« mini«itrc¡B día 'a Guerra, que ordenaron cuanto quisieron, por sí y ante el, por !o cual no puede uetod dooír que fracasó «1 Estado Mayor Centra! dot Ejército, ni que eeto oulminaae «n An- nua»l Poeo importa que eí! B3ta>dq Mayor Oentra* se reJorme e<n BU organicsnio, do Jo cual 96 ocupa usted, si no ee 1© da la «apecial mieión de organizar e instruir a, ln« tropaa en paz y en guerra, jjrepa- rándo'as para cuanto pueda ocurrir en h. Península, ist aa, adyaoon tes y Marrue- cos, qu» requirra su intervención, d' ee- tudio de las defeneaa y situación que <éeben tener ax^vil y allí, aun con et pro- taolorado, auxiliando, informando y pro- ponieftdo ef ministro de 'ta Guerra auan (o posible» p a r a que pueda ejercer su oo«m«tido para dofeinder 'la patria y eos- t-^ner en Marruecos la misión conñada a £«n&f!&. Pero para quo ento pueda llevarse a e&bo sin que 8« ropita lo ocurrido, pre>- «bo es también reorganizar e3 m i n i s e - TÍO do la. Guerra, «iprimiando 'o que no «• «ecosario, ooo ía ©xistemcia dei] Es- tando Mayor Central, para lo cual eetá autoriz-ado «í ministro por tía Jey de 29 do Junio do ífílB. j De u»i9d afeotfsinK» amig» y seguro WTvidor, que le anticipa ^-JSA gracias y aBirocba su mano, Valeriano Wcylier.» • • • Profanos en «P t*«n¡ci«mo mrifnir, no hamo» d«r hab'ajr de ?a reorganización da! &*«*.'* Mayor, porque os asunto qu© n«co»¡itajno« (wudiajr. De !a reforma dH ministerio «_í hemoa da denir qtM nos poroae necesaria e in- apla^ah'o. JJB. organización bnrocrAtina de(* minis- terio de ia Guerra e« inadecuada y coo- tci'ííaima. Soatíerte eí Estado un verdadero ejer- cí.» cívico-mí'iiar en la« oficinas oentra- Je». qi»© no oorrospond© a i'a función. Ei tesná que ee debo abordar reeueíta- monte. Grupo de mujeres y niños, entro !os qu9 se halla la dosgraciada joven Carmen Uboda, cuyo C!í vr.i'io ha sido relatado pjr la Pí-ensa Sioraa do^pués da IPgar a bordo del «Antonio López». Elseloriübaliabla déla polí- tica del Gobierno en Mairaecos LA CONFERENCIA DB LAUSANNE Turquía se niega a firmar el Tratado de paz Lectora del Tratado Lftusanne, SO. Ayer se leyó el texto Be! Tratado de paz grecoturco, aaistieu- do todas las Delegaciones. Las representaciones de Servia, Ruma- nia y Bulgaria recibieron oficialmente el Tratado de paz. Se cre>e qiie lsmet_ Bajá leerá mafSana •niércolcB un manifiesto, dirigido al r-undo entero, en el cual expondrá las izones que obligan al Gobierno de. Tur- quía para negarse a firmar el Tratado. Redactan un contraproyecto París. 30. Dicen de Lausanne al «Pe- •t Pariaien> que ayer dio comienzo la ;delegación turca a la redacción de un • .ntríiproyecto que será sometido a la ..;-irr>i>aflón de la sesión plenaria que ha íí« cehihrarse mañana. E«í edocumento presenta sensibles »a- ' ¡aciones con respfcto al proyecto alia- vía, y versa sobre 60 puntos. IRÁN LOS REYES DE BSPAflA deljoone de York Londres, 30 Se asegura que «o ha fijado para d 85 de Abril la bOda del liuque do York. E3I Rev y la Reina de Noruega han co- nntinieauo ya su propósito de asistir a ella. Seguramente asistirán también a la ce- remonia los Reyes de España, la ex em- peratriz María de Prusia, ©1 ex rey Ma-, nue! de Portugal y la ex reina Amelia El perióflico «Daily News» dioe que al duque de York ee lo conferirá, después de eu boda, el cargo de gobernador de uno de loa dominios inglese*. En Oüin 8ígii8£jos disturbios üuWifl, 30. Im desórdenes se multi- plican. Los rebeldes han lamzíbdo Bunseposas isombas contra loo edificios públicos de l& capital y hecho volar una casa por me- dio de dix>amiia « metalad» ausoero- «OK iaiwwihliWti Ei minittro do Estado ha hecho unas declaraciones oon Uiolivo del rescate de los priaionerüs. En ellas abajca dos puntos sobresalien- tea: laa geaiionefa que precedieron al rea- cate y la exposición de la política que el Gobierno desarrolla en Marruecos. Ile;pocto al primer punto, el señor Al- ba relata como logró sistematizar y or- dt:nar cuantas gestiones te venían ha- ciendo para la liberación, reduciéndolas a una que encargó al señor Eelievarrie- ta, al comisario interino, señor López terrer. y al moro lual Dris-Ben-Said. Cuando estos jeílorcs obtuvieron una carta de Abd-el-Kriro., dio cuenta al Consejo de ministros, y todos los com- E añeros de gobierno depositaron su con- anza plena en el ministro de Estado. Dice el señor Alba que Abd-el-Kriin en su carta no determinaba la cantidad del rescate, sino (jue se refería a la que había pedido al anterior Gobierno, v que respecto a los prisioneros moros sólo pi- dió la devolución de «ciertos» cautivos indígenas. Termina esta narte de 5us declaracio- nes el ministro de Ei-tado, diciendo que una representación del Magzcn levantó acta de la negociación, y que ál aspira a que este documento pueda leerse en el Parlaínento y en la misma Puerta del Sol. Eti el segundo punto, o s?a el que se refiere a la política a desarrollar en Ma- rruecos, el señor Alba condensa su pen- samiento—que parece ser el del Gobier- no—en dos frasns : Marruecos no es para España un pro- blí'ma de honor, sino de interés, y con los intereses a la vista bny que resol- verlo. Las bafcs de nuestra actuación en Ma- rruecos son óstas: «Lo que podamos y cuando podamos.» Luego señala el ministro los errores que, a su juicio, entraña simultanear la política bélica y la de penetración pcrifica. Re decide por ésta exclusivamente, y termina—doRpiiés de elevar un canto a la paz y al trabnio—afirmando que Es- paña tiene una situación de privilegio en el momento internacional. la Usía oí cial de les prlEío- neros ressaí3d3S Melilla, 30. Hasta ahora fueron in- completas todas las listas de prisioneros fácililadae a la Prensa. Ayer a última hora se bizo pública la siguiente, que es la completa : General don Felipe Navarro; capitán de Estado Mayor don Sigíredo Sáinz Gu- tiérrez. Infantería.—Coronel don Silverio Arau- jo: teniente coronel don Manuel López Gómjpz (ascendido a coronel durante el cautiverio); don Anto.nio' de la Rocha; capitanes don Macario Bascones, don Manuel Zaragoza, don Juan de Ozaeta, don Narciso Sánchez Aparicio, don José del Re.y Rivero, don Francisco Núñez Cabaleiro; tcnicnfcps don -Jo-é Camaeno, don Lnia Ayuso Sánchez Melero, don Julio Nieto, don Jos4 García Benito, don Luis Casado, don José González Aiiz- mcndi. don Baltasar Gómez Moreno, don José Arjona. don Ricardo Martín López, flon Humberto Padura, don An- tonio Mateo Arjona, don Manuel Iba- rronrlo y don Manuel Síinchez Oeaña. Cab,"Viería.—Comandante don Jote Gó- mez Zaragoza; teniente don Julián Tron- cóse; alférez don Juan Maroto. Artillería.—Capitanes don Joaquín Be- llón. don José Ville?a% don Alfredo Co- rrea, don Antonio E-'rile y don Viciarlo Alvarez; teniente don Emilio Sánchez Castaño. Ingenieros.—Capitán don Jesús Agui- rre. Aviación.—Capitares don José García de la Peña y don Manuel Martínez Vi- vancos; teniente don José Florencio. Policía indígena.—-Tenientes don Este- ban Gilíibert, don Manuel Civantos. don Martín Elviro VerdagrfT. don Angcf Ru- coba y don Octavio do Toledo ; intérpre- te don Antonio Rueda. Regulara.—Teni«Qte don Enrique Da- ¿'fantería de San Fema.ndo.—Sargen- to Guillermo Martínez Arenzana, aoTila- <'n<! Viepntí» 'E\oyra^ ,To<i<5 María Urculla, Eamóa Benet, Miguel Viver, José LIop, Miguel Pérez Martínez, Juan Diego Tru- jiiJón, Jtíartín Banco. José García Gó- mez, Gerardo Marín Hernando, Felipe Bcnancís, Pedro Ruiz, Antonio Moreno y Fernando Castillo Lozano. Regimiento de Ceriñola.—Soldados An- tonio Pérez, Tomáis Soto, Pedro Sánchi'z, Pedro Muñoz Andújar, Tomás ügalde, Eustaquio Albaoetp, I.«!Ídro Jiménez, Salvador Sancho, José Rwa, Mariano López, Ángel Rodríguez, Jla-nuel Rodrí- guez, Francisco Ruano. Damián Plaza, José Lóp<vz Trerau!le<!. José Chao, Fran- I cisco Tirado, Anrel Vela.sco, Gerardo Va- siro, Migncl Pahlo Va-wo, Preciado Ma- . nuel, Victorio I.fi^lesiaa, Francisco Mu- ! ñm, José del Pino, Jo-'é Cotes, Francia- • co GalletTO, José Arpir-nto. Francisco Maostrn, Mauricio Redondo. Fermín Me- ' dina, Jerónimo Navnrrón, Pnulí'ncio Sc- ; reno, .Jacinto Ro-s, Fernando Gómez Ló- pez. .Taime Calbot. Ol^írario R''r,grm"no, Plíicidn Olgado. Clau''io Bilbao. Seve- rinno Seija«. Lirbano Jiménez. Faus+ino Rodrííriiez. Leandro Antonio Corral, Pas- cua] Almilinna, Rantiaíro dr Vicontc, Je- sús Fernánrle-;:, Cuinermo Cn-nilla, José , Aguilera, P-nlro R"iz, Juan P-ña. Mar- ¡ eos Yuíte, Martín Mateo García, Manuel Casas, Juan Sánchez Ríos y Santiago ' Bautista. i Regimiento de Mclilla.—Sargentos i Francisco Vasallo, Manuel Moreno. Isi- [ dro Navarro, Juan Martínez Ramírez, 1 Máximo Gil, Abraham Sanioña; solda- I dos Miguel Tona, Juan Sánobi-z Pa;tor, i Joaquín Arellano, Manuel Calvo, Ramón I Barretas, Julián Vidal, Jo-é Florián, H-oracio López Correa. Serafín Ruibal, riano Díaz Cagigal, Domingo López ; y Teófilo Vyiarín. i Baltasar Alabor, J6sé Braii, Manuel 1 González, Gonzalo Fontanera, Ramón Vi- i dal, Isidro Marín .Matú, Alberto MaB, Andrés Bcronfruer, Juan Calvo, Apapito , j Alvarez, Amador Pérez, Sotero Villa'ba, I Anton-o Morales, Joaquín Ruba, Víctor Gutiéirez, Leopoldo Castro, Vicente Ras- I tardo, Arturo Gil, Antonio Vega. Cons- , tancio Cambrón, Antonio García Benito, ; Isidoro Prieto., Ramón Franch, Albino ! López, M.anui'l Mateo dnl Roy, Manuel I León, Santiago Maj'or, Tomás Lasarte, José Barbero, Francisco Pérez, Florcnti- j no Royo, Sotero Anguiano, Bartolomé i Alonso, Antonio Ambroa. Jerónimo Gar- ! cía Coiohero, Vicente S.inchez Marco, j Pra-neisco Herrera, José Gómez, Ensebio ; Morales, 'Jn^-^ Paulino ?Uarques, José ( Soria, Juan Torres, Ricardo de Sotonia- , I yor, José A.ndújar, Francisoo S'-bastián | I Tori-es, Zoilo López, Manuel iVarváüz, i I Ramón Pérez, Antonio Dua'de, V;iieriano ] I Torres, Miguel Callejón, Benito de la 1 : Muela, Teodoro Pérez Hidalgo, Trinita- I ' rio Tricino, .Jowá Bocola, Joaquín Arra- I sas y Andrés Silva.. ' Rpgimiciito de África.—Sargento Agri- pino García, soldados Epiíanio Nicolás Campos, Jacinto Fonoí, Loón Vizcaíno, Feliue Setuani, ManueJ Díaz, José Gar- cía Castillo, José García Sáoz, Francisco Añiló, Antonio Palacios, José jaruba. Brigada disciplina.ria.-—Sargento Lo- renzo Andrés, soldados Elias Salido, Juan Herrera/, José Jarabo, Esineragdo Fer- nández, Diego Crespo, Pa-blo Loón, José Trapella, Feliciano Bodrígucz, Eustaquio Echevarría, José Maabe, Epifanio Gar- cía Montero. Tercio. — Soldados Manuel Monera, Apolinar Triguero. Regimiento de Caballería de Alcánta- ra.—Soldados Tibufcio Pablo, Juan Mu- fliz, Síveriano Lópi;z, Cándido Navarro, Emilif) Alhanta. Artilluía íregimiento mixto).—Solda- dos Mateo Romero, Tomás Espinosa, Francisco Muñojs, David la Encina, Elias Villalba, Arturo Soler, Vicente Cáceres, Antonio Granado, Gre,trorio Plaza, Fede- rico Romero, Antonio Rodríguez. Parque móvil. — Soldados Fernando Santx)s, Luis Ormoro, Francisco Capolla, Alfonso Carnes, Francisco Sánchez Alvíi- rez, Vicente Yuer, Florentino Franco, An- tonio Huertas, Miguel Llera. Comandancia de Ingenieros.—Soldados Silvestre Pina, Saturio Aragni, Tomás Galán, Dimas .Soler, Fernando Barragán, Blas Muñoz, Carmelo Balsira, José Ló- pez, .Juan Rubio, Alonso Felipe Sáncíiez, Pedro (1c Dios Serrano, Florentino Vi- llalba. Jcíé Chaoón, Julio Adrián de Ley- va, .Juan Flores, ,José González Comas. Comandancia de Intendencia.—Soldado Cirilo Sánchez García. Compañía mixta de Sanidad militar.— Soldados Fernando Martínez, Pedro Gilfe. Re!?ulares indígenas.—Soldados Anto- nio Besa, Luis Pucheta. Compañía de mar.—Soldados Gregorio Delgado, Juan Siria. Aviación.—Mariano Sol, Aparicio Ro- drííTuez. Paisanos.—Antoni5 Molina (cantinero de A.frau), Ant.onio Sáinz Pardo (funcio- nario de la Comnafíía minera La Alican- tina), Manuel .Asensio Sepura. Manuel Asen-íio Ferníindez. Mannel Vergel Mora- les, Manuel Vergel González. Pedro Gar- cía Ga'vrido, Francisco García Bcrenguer, José Salinas, Francisco de la Torre, Vi- cente Guijarro, Antonio Ruiz Gómez (en- fermero de Annual), Mariano García Manzanera, Antonio Albaladejo, José Orberá, José Moya. Jun'n García Merino, Vicente Mulio, Cri^^lóbal I/ópez. Francisco Cánovas, Gonzalo Navarro, José Cá.riovas Hernández y Fernando Jiménez Pajarero (funcionario de la Compañía española de colonización). Mujeres.—Antonia Carmena, Carmen j Galindo, Lorenza Santana, Enriqueta i Ubeda, Carmen Ubeda, María López Ave- :• llaneda, Francisca Lozano, Fulgencia Na- i varro, Flora Sánchez Casado y Josefa j Albaladojoi. I Niños.—José y Luis Sáinz Pardo, otros i seis y una niña, OtLs iHíormECloaes Profusión de lelatos Melilla, '¿0. Cada día que pasa se co- nocen nuevos detalles del cautiverio. Los relatos son tantos, que no sena posible dar cuenta de todos. Los ex prisioneros van recordando to- dos los horrores de los dieciocho meses de cautiverio. A.&3 tres muertes que más imjrre- sjLonarcn a los cautivos Melilla, ."iO. Entre todos los prisione- ros, sumidos ©n el dolor, reina siempre una solidaridad estrechísima. Por esto las muertes de tantos compañeros de cau- tiverio llenaban de duelo a los abnegar dos prisioneros de la morisma salvaje. Poro sobre todas ellas hubo tres quo aba- tieron sobremanera a todos: laa del oo- maudantu Villar, capitán Salto y te- niente Arévalo. Cuando nuestras tropas tomaron ©I campamento de Dar-I)rius, loa moros ar- dieron en indignación y escogieron a! comandante Villar para saciar su ven- ganza. Los salvajes pidieron a su digno jefe, Abd-el-Krim, una víctima, y Ahd-el-Kriin dispuso que se asesinara al comandante Villar, que fué sometido a las más terri- bles torturas hasta que expiró, A las pocas noches de comenzar el cau- tiverio se presentó en la casa de los pri- sioneros un indígena. Preguntó por el capitán Salto, que estaba durmiendo, y le hicieron salir a! campo, donde el vi- sitante le dijo que sabía que conservaba su reloi v que debía entr'egárselo. El capit.in cont<stó que no lo tenía, pues se lo había enviado a su esposa, co- mo era verdad. Entonces el indígena ordenó quo se le dieran cuarenta palos, y cuando el capi- tán, rendido marchaba lenuimente hacia la mazmorra, el indígena lo asesinó por la espalda. F.l martirio del teniente Arévalo es su- fiei^ntemente conocido. lTno<; moros eastipahan brutal'míen te a un soldado en presencia de los jefes y ofi- ciales prisioneros. El teniente Arévalo dijo en voz altai: —Basta ya. Fsto es una infamia. Los mdros preguntaron: —¡ Quién prot/est.T? Los i<'fea V oficiales contestaron : —Todos prot<'St.amo3. —Pues que se adelante uno en nombre do todos. Y el teniente Arévalo se abrió paso en- tre los cautivos. Los morbs le apalearon brutalmente, y al ñoco tiempo expiró el t.enient«, encar- gando a sus compaflí'ros que abrazaran a I su padre en su nombre. j El heroísmo del sarren^o Vasallo I Melilla, 30. Se conocen nuevos detalles del heroico comportamiento del sarpento Vasallo para con sus compañeros de cau- tiverio, que se hacen lenguas elogiando al que fué padre y protector do todos. Ahora so ha sabido que el sargento Va- sallo preparó una evasión de los prisio- neros el día 24 de Noviembre último, va- liéndos<i de unos indígenas; perh fracasó, por haberlo delatado un español rcni'gar do, natural de Cnenea. a quien los moros llaman Maimón o MayucAn. El martjii-í fJe Carmencita U^eda Melilla, 30. Entre todos los rescata- dos destaca, cou su aureola de marti- rio, la bellísima señorita Carmen Ubeda, de la que tanto se' ocupó la Prensa cuan- do fué raptada en Zeluán por la moris- ma salvaje, y para la que en_ estos ins- tantes tendrán todas las mujeres espa- ñolas, las santas y abnegadas mujeres españolas, un saludo de conmiseración rendidísima. Carmita übeda, hija de un refofoj-o y eneareada de un estanco en Zeluán, es- t\ivo colocada en un comercio de Melilla, donde era m"v estimada. La angelical y desventurada criatura, obieto de foda clase de ultrajes, no ha hecho más que llorar su desprncia, y cuanf'o llecró a M'dijla s« encontró_ con fn novio, que ha enjugado sus lágrimas y ha declarado mío la hará su esposa. El noble proceder del novio está sien- do objeto de toda clase de elogios. Los que no piidie-on gozar de la libertad Meliilla, 30. Durante la marcha des- de Ain-Kaman a la playa de Axdir, rea- j lizada la noche del jueves para ser lí- I bi'rtados. murieron el soldado del rcgi- j miento de Melilla José Corbacho y ©I de Artillería Manuel Trivóño. Ambos mu- rieron pidiendo pan y agua. La íe de los cautÍTros Melilla, 30. Todas las horas del ho- rrendo cautiverio sufrido' por nuestros compatriotas eran terribles e intermina- bles ; pero de los relatos conocidos se doíprende que lo peor eran las noches crueles y tristes del maldito campo de Axdir. Los guardianes, llegada la noche, en- tregaban a los pris oneros una vela pe- queña, de escasa duración. Con ella lo primero que hacían loe pri- sioneros era rezar el rosario ante una imagen del Sagrado Corazón, que fué llevada al camj)amento por iniciativa de unas piadosas damas aristocráticas. Después de rezar, la imagen se guarda^ ba para que loa salvajes no la profa^ narají. El capitán aviador señor García' Peda pone en eus protestas el aima de la jCspaña fuerte y gloriosa Melilla, 30. Cuando todo son alaban- zas por el rescate d« lo« prisionvroa, el ex cautivo capitán aviador señor García Peña habla y dice: —En nombre de mi madre quiero agra- decer y agradezco la generosa gestión que ha llevado usted a teli^ término, s»- ñor Echevarrieta. Para pagarla cuente usted con mi vida. Como soldado del Ejército español, como hombre que vis- te uniforme y sabe a lo que el uniforma- obliga... siento sonrojo por este rescate. Yo soñé quo mis hermanos de armas acu- dieran a rescatarnos triunfalment*, cas- tigando a los vordugofls salvándonos por derecho de victoria. Mejor que la liber- tad en las condiciones que la recibo, ha- bría preferido mil veoea continuar «n el cautiverio y nrorir lejos de cuanto amé... Estas palabras del buen soldado espa» fiol han corrido por todo Molilla, levan- tando el oprimido espíritu de laa gente». Los tatua^jes del caut.verio Melilla, 30. Muchos soiaacros y paisa- nos prisioneros presentan tatuajes en laa piornas y brazos, que dicen: «;Viva mi JPatria!» «¡Muero por la Patria!» Abd-el-Krim quiso ser aviador Melilla, 30. El capitán señor Oa-Tcfe, Peña ha relatado la siguiente curios* anécdota: —Cierto día, hablando Abd-el-Krim conmigo respecto a los progresos do la aviación, hubo de decirme: —Yo pienso en breve adquirir un ae- roplano, y necesito un aviador de con- fianza. Si tú quieres encargarte do loe servicios aéreos que he de encomendarte^ te fijaré un siieldo de 1.500 pesetas men- suales, en la inteligencia de que has de adiestrarme en el manejo del aparato. —Yo—dice el teniente García Pefli^— -- —V. ... ^...y, ,«.r. LujiitniKbuuuonce acop- ié el ofrecimiento, sin dar señales ds júbilo, a fin de no despertar sus sospo» chjis. Deaffraciiidamente, no adquirió el vi eJ cielo abierto. Inmefliatomente aoop- 8 ( , ..v. adquirió el aparato. Si tal hubiera hecho,_ habrf»" cambiado mi situación. De prisionero^ me hubiese convertido en aprehensor, y no hablemos del servicio que yo habrt* podi<l() prestarle a España. Home-^je al sargento Vasallo Córdoba, 30. La famí'ia do) sargento Vn«allo ha sia'ido para Me'illa. El Ayuntajuionto te nombroj-á hijo pre- eminente, y o! vecindario I» propara ua graridio!;.o homenaje. E: sargoRo ha enviado ai aüoa'de lia to egrama de gratitud. También ha dirigido eí! sargento Vasa», lio otro toPograma do gratimd a] prc«t- dentio do 'a Asociación do 'a Prensa d* Madrid, señor Francos Rodrigue». £1 señor García Peña a Madrid Má'aga, 30. En unión do su famTJa marchará boy a Madrid el oafpitAn avia- dor señor García Pofia, Lleg^ada del señor Echevarrieta Eil señor Echevarrieta ha llegado El heroico y abnegado rargsnfo Vasallo, que Pavantó o; espíritu de sus eompañe! ros úi prisión y atendió a todos con pa* tarna/: soüoitud. Madrid esta mañana. Le esperaba en la cfliaición o! miniatro do Estado. Hoy oTebrarán ambos una d^terúda conferencia. En la zona francesa Viajo del marlsoal Lyaatey T.ínger, 30. Dicen de Casablanca qo» el mariscal Lyautey salló ayer para áa- rrakesh. A primeros de Febrero irá a Argelia, a fin de asistir a la primera Conferencia norteafricana que »e celebrará entre los subgobcrniidores franoe«ea en Marruecos, por iniciativa del propio mariscal. EN UN ATAQUE OE LOCURA Hiere gravemeate a on víelo y pretende suicidarse Pamplona. 31. Un demente llaniado Torcuato Napal, vecino do Pitillas, apro- vn;hiindo un descuido de la familia s* escapó de su cusa y se metió en la de su convecino Andrés Moreno, viejo enfermo, que se en(!<)ntraba on la cama, y al qus le causó ocho heridas con una botella ea el cráneo. A Ibs gritos del herido acudieron lof vexinos ; pero no se atrevieron a . aoer- cars<^ al pobre loco, que amenazaba a to- dos con una navaja. Luego se subió a un desván de ia casa, d.ándose en el cuello dos tajos, que l« oca- sionaron heridas gravísimas. Al fin le detuvo la Guardia oiviL U f,9mtx»i Ma-varro, a; e»r«jit«4 Ataujjo y ntrm prisionaros al llegsir » M«üHla, anfm de dasfimb&mír del vAnt«nJa UN BANQUETE OibiloiÉWeiiliaira Londres, 30. El Club de caballeros d« la Tabla Redonda, cuyo objeto es fo- nKíUtar las relaciones cordiales de In- glaterra oon la? naciones extranjeras, ofreció anoche un banquete al embaja- dor de España en esta capital. Asistieron al acto los agregados mili- tar y naval y el cónsul general de Es- paña y numerosas personalidades ingle- sar», entre ellas el cardenal Bourne. La sala donde se verificó el banquete estábil adornada con banderas españolas o inghisas. Al final del acto se pronunciaron elo- cuentes brindis en honor de los Reyes de España e Inglaterra. - ^ - - - - - ^ 1 I ED im¡ M a Gie oe PaiD looa Pamplona, 31. En el teatro Gayarre Se celebró el banquete popular organiza- do en honor del alcalde recientemente nombrado, don Joaquín Ibarra. Presidió el gobernador civil, y asis- tieron más de doscientos comensales d'i diversos partidos políticos. 1 El alcalde agradeció el hom^naj© ea- 'sentadas frasee, maiAdoi a¿l»udiáa^

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habí» reflejada la opinidn del público. Y ea da gran galautoría el aconsejar

]» evitación de una gran pena, la que de­be ser incomparable: la de sobrevivirse.

{Hay que ver!... Oaai muerto el género de varietés, yo,

ferviente y constante defensor B«yo, no sieato tar. gran tristeza como la que sen­tir ía, porque ha resurgido nuevamente ¡a zarzuela española^

Ahí está "La montería», modelo do mü-gica fácil y pegadiza, con canciones y baiJea, que sustituye con ventaja a laa varietés.

Y esto matará a aauello, si es que el agonizante género del cuplé y el baile aecusita de otro puntillero que no sean los «mppesarioa mal orientados, las ar­tistas por aconsejadas y los autores, que

. parece que ee han puesto de acuerdo pa­r a sepultar este ar te , que hace cuatro años estaba en plena apoteosis y hoy ape­nas da scfiales de vida.

Pero repito que mientras se escuchen cauciones como «i Hay que veríh de iLa montería», no pienso llorar. Eso sí, sigo con toda mi devoción a loa pies de t an ta y tan bella cupletista y bai lar ina como cantaba, bailaba y sal taba por efios ©»-eenarios, y hoy están ea expectación de destino.

¡ Sá lv^e la que pueda 1 Maroalino ALVAREZ

Más Cldlllwd i\7eno

U RE0RGANUACI3N DEL EJERCITO

lOEWEiTíljiifflt™» Haeíendo confiar que es.tá debidameinite

auiíonzatfio como m i i t a r para emkir eu juicio, ei! ca^jiíán general defii Ejérciio, don Va;ed.aaio Weyer , ha dirigido al re>-daotor de «B.' Liberai» don Leopoldo Ber jarano la aigui«inio c a n a :

«Mu^' «añor mío: D©bidaJn«n?o auto­rizado, ooíno mii i lar, me du-ijo a usied rogándol© dé cabida en eu acreditado pe­riódico a la adguiont© o a n a :

Seiior dan L e o p a d o Bejarano. Muy eeñor mío: Aun cuando no pu»-

do meaos de agradíxsorie que se haya ocupado on un aníoui'o suecrito por us­ted d© íía reforma áM Esiaido Mayor C-cjniíraj dic»! Ejército, y aun prescindien­do d« íü'gún eiTor en su hisioria, que no tiene importancia, siento loiiior que d o cir^e, con la conitjoiencia que me da el haber «ido ati jefe dís^-de quo lo creó O' «eftor conde de RomtuiorK* &\ ocupar la preisidccícia deí Coni»ejo de minietroe, íiaaia que dimita, sienJo ministro de !a l i u e i r a «1 eeftor La Cierva, oorao pro­testa de que no se con.taba con cote or­ganismo »n cuMmio so refoi'ía a jas ope-í*M3Joiii'« que «e verificaban eo Marrue­cos, ni en la organización de laa tropaa que aa enviaban , que con esta dimisión qued» don.oetrado que si hubo fnwsaioe «orla de k « mini«itrc¡B día 'a Guerra, que ordenaron cuanto quisieron, por sí y ante el, por !o cual no puede uetod dooír que fracasó «1 Estado Mayor Centra! dot Ejército, ni que eeto oulminaae «n An-nua»l

Poeo importa que eí! B3ta>dq Mayor Oentra* se reJorme e<n BU organicsnio, do Jo cual 96 ocupa usted, si no ee 1© da la «apecial mieión de organizar e instruir a, ln« tropaa en paz y en guerra, jjrepa-rándo'as para cuanto pueda ocurrir en h. Península, ist aa, adyaoon tes y Marrue­cos, qu» requir ra su intervención, d' ee-tudio de las defeneaa y situación que <éeben tener ax vil y allí, aun con et pro-taolorado, auxiliando, informando y pro-ponieftdo ef ministro de 'ta Guerra auan (o

posible» para que pueda ejercer su oo«m«tido para dofeinder 'la patria y eos-t-^ner en Marruecos la misión conñada a £«n&f!&.

Pero para quo ento pueda llevarse a e&bo sin que 8« ropita lo ocurrido, pre>-«bo es también reorganizar e3 min ise -

TÍO do la. Guerra, «iprimiando 'o que no «• «ecosario, ooo ía ©xistemcia dei] Es­tando Mayor Central, para lo cual eetá autoriz-ado «í ministro por tía Jey de 29 do Junio do ífílB. j

De u»i9d afeotfsinK» amig» y seguro WTvidor, que le anticipa ^-JSA gracias y aBirocba su mano, Valeriano Wcylier.»

• • • Profanos en «P t*«n¡ci«mo mrifnir, no

hamo» d«r hab'ajr de ?a reorganización da! &*«*.'* Mayor, porque os asunto qu© n«co»¡itajno« (wudiajr.

De !a reforma dH ministerio «_í hemoa da denir qtM nos poroae necesaria e in-apla^ah'o.

JJB. organización bnrocrAtina de(* minis­terio de ia Guerra e« inadecuada y coo-tci'ííaima.

Soatíerte eí Estado un verdadero ejer­cí.» cívico-mí'iiar en la« oficinas oentra-Je». qi»© no oorrospond© a i'a función.

E i tesná que ee debo abordar reeueíta-monte.

Grupo de mujeres y niños, entro !os qu9 se halla la dosgraciada joven Carmen Uboda, cuyo C!í vr.i'io ha sido relatado p j r la Pí-ensa Sioraa do^pués da IPgar a bordo del «Antonio López».

Elseloriübaliabla déla polí­tica del Gobierno en Mairaecos

LA CONFERENCIA DB LAUSANNE

Turquía se niega a firmar el Tratado de paz

Lectora del Tra tado Lftusanne, SO. Ayer se leyó el texto

Be! Tratado de paz grecoturco, aaistieu-do todas las Delegaciones.

Las representaciones de Servia, Ruma­nia y Bulgaria recibieron oficialmente el Tratado de paz.

Se cre>e qiie lsmet_ Bajá leerá mafSana •niércolcB un manifiesto, dirigido al r-undo entero, en el cual expondrá las izones que obligan al Gobierno de. Tur­

quía para negarse a firmar el Tratado. Redactan un contraproyecto

París . 30. Dicen de Lausanne al «Pe-•t Pariaien> que ayer dio comienzo la

;delegación turca a la redacción de un • .ntríiproyecto que será sometido a la ..;-irr>i>aflón de la sesión plenaria que ha

íí« cehihrarse mañana. E«í edocumento presenta sensibles »a-

' ¡aciones con respfcto al proyecto alia-vía, y versa sobre 60 puntos.

IRÁN LOS REYES DE BSPAflA

^á Mñ deljoone de York Londres, 30 Se asegura que «o ha

fijado para d 85 de Abril la bOda del liuque do York.

E3I Rev y la Reina de Noruega han co-nntinieauo ya su propósito de asistir a ella.

Seguramente asistirán también a la ce­remonia los Reyes de España, la ex em­peratriz Mar ía de Prusia, ©1 ex rey Ma-, nue! de Portugal y la ex reina Amelia

El perióflico «Daily News» dioe que al duque de York ee lo conferirá, después de eu boda, el cargo de gobernador de uno de loa dominios inglese*.

En Oüin 8ígii8£jos disturbios üuWifl, 30. Im desórdenes se multi­

plican. Los rebeldes han lamzíbdo Bunseposas

isombas contra loo edificios públicos de l& capital y hecho volar u n a casa por me­dio de dix>amiia « metalad» ausoero-«OK iaiwwihliWti

Ei minit tro do Estado ha hecho unas declaraciones oon Uiolivo del rescate de los priaionerüs.

En ellas abajca dos puntos sobresalien-tea: laa geaiionefa que precedieron al rea-cate y la exposición de la política que el Gobierno desarrolla en Marruecos.

Ile;pocto al primer punto, el señor Al­ba relata como logró sistematizar y or-dt:nar cuantas gestiones te venían ha­ciendo para la liberación, reduciéndolas a una que encargó al señor Eelievarrie-ta, al comisario interino, señor López te r re r . y al moro lual Dris-Ben-Said. Cuando estos jeílorcs obtuvieron una carta de Abd-el-Kriro., dio cuenta al Consejo de ministros, y todos los com-

Eañeros de gobierno depositaron su con-anza plena en el ministro de Estado. Dice el señor Alba que Abd-el-Kriin

en su carta no determinaba la cantidad del rescate, sino (jue se refería a la que había pedido al anterior Gobierno, v que respecto a los prisioneros moros sólo pi­dió la devolución de «ciertos» cautivos indígenas.

Termina esta narte de 5us declaracio­nes el ministro de Ei-tado, diciendo que una representación del Magzcn levantó acta de la negociación, y que ál aspira a que este documento pueda leerse en el Parlaínento y en la misma Puerta del Sol.

Eti el segundo punto, o s?a el que se refiere a la política a desarrollar en Ma­rruecos, el señor Alba condensa su pen­samiento—que parece ser el del Gobier­no—en dos frasns :

Marruecos no es para España un pro-blí'ma de honor, sino de interés, y con los intereses a la vista bny que resol­verlo.

Las bafcs de nuestra actuación en Ma­rruecos son óstas: «Lo que podamos y cuando podamos.»

Luego señala el ministro los errores que, a su juicio, entraña simultanear la política bélica y la de penetración pcrifica.

Re decide por ésta exclusivamente, y termina—doRpiiés de elevar un canto a la paz y al trabnio—afirmando que Es­paña tiene una situación de privilegio en el momento internacional.

la Usía oí cial de les prlEío-neros ressaí3d3S

Melilla, 30. Hasta ahora fueron in­completas todas las listas de prisioneros fácililadae a la Prensa. Ayer a última hora se bizo pública la siguiente, que es la completa :

General don Felipe Navar ro ; capitán de Estado Mayor don Sigíredo Sáinz Gu­tiérrez.

Infantería.—Coronel don Silverio Arau-j o : teniente coronel don Manuel López Gómjpz (ascendido a coronel durante el caut iver io) ; don Anto.nio' de la Rocha; capitanes don Macario Bascones, don Manuel Zaragoza, don Juan de Ozaeta, don Narciso Sánchez Aparicio, don José del Re.y Rivero, don Francisco Núñez Cabaleiro; tcnicnfcps don -Jo-é Camaeno, don Lnia Ayuso Sánchez Melero, don Julio Nieto, don Jos4 García Benito, don Luis Casado, don José González Aiiz-mcndi. don Baltasar Gómez Moreno, don José Arjona. don Ricardo Martín López, flon Humberto Padura, don An­tonio Mateo Arjona, don Manuel Iba-rronrlo y don Manuel Síinchez Oeaña.

Cab,"Viería.—Comandante don Jote Gó­mez Zaragoza; teniente don Jul ián Tron­cóse; alférez don Juan Maroto.

Artillería.—Capitanes don Joaquín Be-llón. don José Ville?a% don Alfredo Co­rrea, don Antonio E-'rile y don Viciarlo Alvarez; teniente don Emilio Sánchez Castaño.

Ingenieros.—Capitán don Jesús Agui-rre.

Aviación.—Capitares don José García de la Peña y don Manuel Martínez Vi-vancos; teniente don José Florencio.

Policía indígena.—-Tenientes don Este­ban Gilíibert, don Manuel Civantos. don Martín Elviro VerdagrfT. don Angcf Ru-coba y don Octavio do Toledo ; intérpre­te don Antonio Rueda.

Regulara.—Teni«Qte don Enrique Da-

¿ ' fanter ía de San Fema.ndo.—Sargen-to Guillermo Martínez Arenzana, aoTila-<'n<! Viepntí» 'E\oyra^ ,To<i<5 María Urculla, Eamóa Benet, Miguel Viver, José LIop,

Miguel Pérez Martínez, Juan Diego Tru-jiiJón, Jtíartín Banco. José García Gó­mez, Gerardo Marín Hernando, Felipe Bcnancís, Pedro Ruiz, Antonio Moreno y Fernando Castillo Lozano.

Regimiento de Ceriñola.—Soldados An­tonio Pérez, Tomáis Soto, Pedro Sánchi'z, Pedro Muñoz Andújar, Tomás ügalde, Eustaquio Albaoetp, I.«!Ídro Jiménez, Salvador Sancho, José Rwa , Mariano López, Ángel Rodríguez, Jla-nuel Rodrí­guez, Francisco Ruano. Damián Plaza, José Lóp<vz Trerau!le<!. José Chao, Fran-

I cisco Tirado, Anrel Vela.sco, Gerardo Va-siro, Migncl Pahlo Va-wo, Preciado Ma-

. nuel, Victorio I.fi lesiaa, Francisco Mu-! ñm, José del Pino, Jo-'é Cotes, Francia-• co GalletTO, José Arpir-nto. Francisco

Maostrn, Mauricio Redondo. Fermín Me-' dina, Jerónimo Navnrrón, Pnulí'ncio Sc-; reno, .Jacinto Ro-s, Fernando Gómez Ló­

pez. .Taime Calbot. Ol^írario R''r,grm"no, Plíicidn Olgado. Clau' 'io Bilbao. Seve-rinno Seija«. Lirbano Jiménez. Faus+ino Rodrííriiez. Leandro Antonio Corral, Pas­cua] Almilinna, Rantiaíro dr Vicontc, Je­sús Fernánrle-;:, Cuinermo Cn-nilla, José

, Aguilera, P-nlro R"iz, Juan P-ña. Mar-¡ eos Yuíte, Martín Mateo García, Manuel

Casas, Juan Sánchez Ríos y Santiago ' Bautista.

i Regimiento de Mclilla.—Sargentos i Francisco Vasallo, Manuel Moreno. Isi-[ dro Navarro, Juan Martínez Ramírez, 1 Máximo Gil, Abraham Sanioña; solda-I dos Miguel Tona, Juan Sánobi-z Pa;tor, i Joaquín Arellano, Manuel Calvo, Ramón I Barretas, Julián Vidal, Jo-é Florián,

H-oracio López Correa. Serafín Ruibal, riano Díaz Cagigal, Domingo López

; y Teófilo Vyiarín. i Baltasar Alabor, J6sé Braii, Manuel 1 González, Gonzalo Fontanera, Ramón Vi-i dal, Isidro Marín .Matú, Alberto MaB,

Andrés Bcronfruer, Juan Calvo, Apapito , j Alvarez, Amador Pérez, Sotero Villa'ba, I Anton-o Morales, Joaquín Ruba, Víctor

Gutiéirez, Leopoldo Castro, Vicente Ras-I tardo, Arturo Gil, Antonio Vega. Cons-, tancio Cambrón, Antonio García Benito, ; Isidoro Prieto., Ramón Franch, Albino ! López, M.anui'l Mateo dnl Roy, Manuel I León, Santiago Maj'or, Tomás Lasarte,

José Barbero, Francisco Pérez, Florcnti-j no Royo, Sotero Anguiano, Bartolomé i Alonso, Antonio Ambroa. Jerónimo Gar-! cía Coiohero, Vicente S.inchez Marco, j Pra-neisco Herrera, José Gómez, Ensebio ; Morales, 'Jn^-^ Paulino ?Uarques, José ( Soria, Juan Torres, Ricardo de Sotonia- , I yor, José A.ndújar, Francisoo S'-bastián | I Tori-es, Zoilo López, Manuel iVarváüz, i I Ramón Pérez, Antonio Dua'de, V;iieriano ] I Torres, Miguel Callejón, Benito de la 1 : Muela, Teodoro Pérez Hidalgo, Trini ta- I ' r io Tricino, .Jowá Bocola, Joaquín Arra- I

sas y Andrés Silva.. '

Rpgimiciito de África.—Sargento Agri-pino García, soldados Epiíanio Nicolás Campos, Jacinto Fonoí, Loón Vizcaíno, Feliue Setuani, ManueJ Díaz, José Gar­cía Castillo, José García Sáoz, Francisco Añiló, Antonio Palacios, José ja ruba .

Brigada disciplina.ria.-—Sargento Lo­renzo Andrés, soldados Elias Salido, Juan Herrera/, José Jarabo, Esineragdo Fer­nández, Diego Crespo, Pa-blo Loón, José Trapella, Feliciano Bodrígucz, Eustaquio Echevarría, José Maabe, Epifanio Gar­cía Montero.

Tercio. — Soldados Manuel Monera, Apolinar Triguero.

Regimiento de Caballería de Alcánta­ra.—Soldados Tibufcio Pablo, Juan Mu-fliz, Síveriano Lópi;z, Cándido Navarro, Emilif) Alhanta.

Ar t i l lu ía íregimiento mixto).—Solda­dos Mateo Romero, Tomás Espinosa, Francisco Muñojs, David la Encina, Elias Villalba, Arturo Soler, Vicente Cáceres, Antonio Granado, Gre,trorio Plaza, Fede­rico Romero, Antonio Rodríguez.

Parque móvil. — Soldados Fernando Santx)s, Luis Ormoro, Francisco Capolla, Alfonso Carnes, Francisco Sánchez Alvíi-rez, Vicente Yuer, Florentino Franco, An­tonio Huertas, Miguel Llera.

Comandancia de Ingenieros.—Soldados Silvestre Pina, Saturio Aragni, Tomás Galán, Dimas .Soler, Fernando Barragán, Blas Muñoz, Carmelo Balsira, José Ló­pez, .Juan Rubio, Alonso Felipe Sáncíiez, Pedro (1c Dios Serrano, Florentino Vi­llalba. Jcíé Chaoón, Julio Adrián de Ley-va, .Juan Flores, ,José González Comas.

Comandancia de Intendencia.—Soldado Cirilo Sánchez García.

Compañía mixta de Sanidad militar.— Soldados Fernando Martínez, Pedro Gilfe.

Re!?ulares indígenas.—Soldados Anto­nio Besa, Luis Pucheta.

Compañía de mar.—Soldados Gregorio Delgado, Juan Siria.

Aviación.—Mariano Sol, Aparicio Ro-drííTuez.

Paisanos.—Antoni5 Molina (cantinero de A.frau), Ant.onio Sáinz Pardo (funcio­nario de la Comnafíía minera La Alican­tina), Manuel .Asensio Sepura. Manuel Asen-íio Ferníindez. Mannel Vergel Mora­les, Manuel Vergel González. Pedro Gar­cía Ga'vrido, Francisco García Bcrenguer, José Salinas, Francisco de la Torre, Vi­cente Guijarro, Antonio Ruiz Gómez (en­fermero de Annual), Mariano García Manzanera, Antonio Albaladejo, José Orberá, José Moya. Jun'n García Merino, Vicente Mulio, Cri^^lóbal I/ópez. Francisco Cánovas, Gonzalo Navarro, José Cá.riovas Hernández y Fernando Jiménez Pajarero (funcionario de la Compañía española de colonización).

Mujeres.—Antonia Carmena, Carmen

j Galindo, Lorenza Santana, Enriqueta i Ubeda, Carmen Ubeda, María López Ave-:• llaneda, Francisca Lozano, Fulgencia Na-i varro, Flora Sánchez Casado y Josefa j Albaladojoi. I Niños.—José y Luis Sáinz Pardo, otros i seis y una niña,

OtLs iHíormECloaes Profusión de lelatos

Melilla, '¿0. Cada día que pasa se co­nocen nuevos detalles del cautiverio. Los relatos son tantos, que no s ena posible dar cuenta de todos.

Los ex prisioneros van recordando to­dos los horrores de los dieciocho meses de cautiverio. A.&3 tres muertes que más imjrre-

sjLonarcn a los cautivos Melilla, ."iO. Entre todos los prisione­

ros, sumidos ©n el dolor, reina siempre una solidaridad estrechísima. Por esto las muertes de tantos compañeros de cau­tiverio llenaban de duelo a los abnegar dos prisioneros de la morisma salvaje. Poro sobre todas ellas hubo tres quo aba­tieron sobremanera a todos: laa del oo-maudantu Villar, capitán Salto y te­niente Arévalo.

Cuando nuestras tropas tomaron ©I campamento de Dar-I)rius, loa moros ar­dieron en indignación y escogieron a! comandante Villar para saciar su ven­ganza.

Los salvajes pidieron a su digno jefe, Abd-el-Krim, una víctima, y Ahd-el-Kriin dispuso que se asesinara al comandante Villar, que fué sometido a las más terri­bles tor turas hasta que expiró,

A las pocas noches de comenzar el cau­tiverio se presentó en la casa de los pri­sioneros un indígena. Preguntó por el capitán Salto, que estaba durmiendo, y le hicieron salir a! campo, donde el vi­sitante le dijo que sabía que conservaba su reloi v que debía entr'egárselo.

El capit.in cont<stó que no lo tenía, pues se lo había enviado a su esposa, co­mo era verdad.

Entonces el indígena ordenó quo se le dieran cuarenta palos, y cuando el capi­tán, rendido marchaba lenuimente hacia la mazmorra, el indígena lo asesinó por la espalda.

F.l mart i r io del teniente Arévalo es su-fiei^ntemente conocido.

lTno<; moros eastipahan brutal'míen te a un soldado en presencia de los jefes y ofi­ciales prisioneros. El teniente Arévalo dijo en voz altai:

—Basta ya. Fsto es una infamia. Los mdros preguntaron: —¡ Quién prot/est.T? Los i<'fea V oficiales contestaron : —Todos prot<'St.amo3. —Pues que se adelante uno en nombre

do todos. Y el teniente Arévalo se abrió paso en­

tre los cautivos. Los morbs le apalearon brutalmente, y

al ñoco tiempo expiró el t.enient«, encar­gando a sus compaflí'ros que abrazaran a

I su padre en su nombre. j El heroísmo del sarren^o Vasallo I Melilla, 30. Se conocen nuevos detalles

del heroico comportamiento del sarpento Vasallo para con sus compañeros de cau­tiverio, que se hacen lenguas elogiando al que fué padre y protector do todos.

Ahora so ha sabido que el sargento Va­sallo preparó una evasión de los prisio­neros el día 24 de Noviembre último, va-liéndos<i de unos indígenas; perh fracasó, por haberlo delatado un español rcni'gar do, natural de Cnenea. a quien los moros llaman Maimón o MayucAn. El martjii-í fJe Carmencita U^eda

Melilla, 30. Entre todos los rescata­dos destaca, cou su aureola de marti­rio, la bellísima señorita Carmen Ubeda, de la que tanto se' ocupó la Prensa cuan­do fué raptada en Zeluán por la moris­ma salvaje, y para la que en_ estos ins­tantes tendrán todas las mujeres espa­ñolas, las santas y abnegadas mujeres españolas, un saludo de conmiseración rendidísima.

Carmita übeda, hija de un refofoj-o y eneareada de un estanco en Zeluán, es-t\ivo colocada en un comercio de Melilla, donde era m"v estimada.

La angelical y desventurada criatura, obieto de foda clase de ultrajes, no ha hecho más que llorar su desprncia, y cuanf'o llecró a M'dijla s« encontró_ con fn novio, que ha enjugado sus lágrimas y ha declarado mío la hará su esposa.

El noble proceder del novio está sien­do objeto de toda clase de elogios. Los que no piidie-on gozar de la

libertad Meliilla, 30. Durante la marcha des­

de Ain-Kaman a la playa de Axdir, rea-j lizada la noche del jueves para ser lí-I bi'rtados. murieron el soldado del rcgi-j miento de Melilla José Corbacho y ©I de

Artillería Manuel Trivóño. Ambos mu­rieron pidiendo pan y agua.

La íe de los cautÍTros Melilla, 30. Todas las horas del ho­

rrendo cautiverio sufrido' por nuestros compatriotas eran terribles e intermina­bles ; pero de los relatos conocidos se doíprende que lo peor eran las noches crueles y tristes del maldito campo de Axdir.

Los guardianes, llegada la noche, en­tregaban a los pris oneros una vela pe­queña, de escasa duración.

Con ella lo primero que hacían loe pri­sioneros era rezar el rosario ante una imagen del Sagrado Corazón, que fué llevada al camj)amento por iniciativa de unas piadosas damas aristocráticas.

Después de rezar, la imagen se guarda^ ba para que loa salvajes no la profa^ narají.

El capitán aviador señor Garc ía ' Peda pone en eus protestas el a ima

de la jCspaña fuerte y gloriosa Melilla, 30. Cuando todo son alaban­

zas por el rescate d« lo« prisionvroa, el ex cautivo capitán aviador señor García Peña habla y dice:

—En nombre de mi madre quiero agra­decer y agradezco la generosa gestión que ha llevado usted a teli^ término, s»-ñor Echevarrieta. Para pagarla cuente usted con mi vida. Como soldado del Ejército español, como hombre que vis­te uniforme y sabe a lo que el uniforma-obliga... siento sonrojo por este rescate. Yo soñé quo mis hermanos de armas acu­dieran a rescatarnos triunfalment*, cas­tigando a los vordugofls salvándonos por derecho de victoria. Mejor que la liber­tad en las condiciones que la recibo, ha­bría preferido mil veoea continuar «n el cautiverio y nrorir lejos de cuanto amé...

Estas palabras del buen soldado espa» fiol han corrido por todo Molilla, levan­tando el oprimido espíritu de laa gente».

Los tatua^jes del caut.verio Melilla, 30. Muchos soiaacros y paisa­

nos prisioneros presentan tatuajes en laa piornas y brazos, que dicen: «;Viva mi JPatria!» «¡Muero por la Pat r ia!»

Abd-el-Krim quiso ser aviador Melilla, 30. El capitán señor Oa-Tcfe,

Peña ha relatado la siguiente curios* anécdota:

—Cierto día, hablando Abd-el-Krim conmigo respecto a los progresos do la aviación, hubo de decirme:

—Yo pienso en breve adquir i r un ae­roplano, y necesito un aviador de con­fianza. Si tú quieres encargarte do loe servicios aéreos que he de encomendarte^ te fijaré un siieldo de 1.500 pesetas men­suales, en la inteligencia de que has de adiestrarme en el manejo del aparato .

—Yo—dice el teniente García Pefli^— -- —V. ... ...y, ,«.r. LujiitniKbuuuonce acop­

ié el ofrecimiento, sin dar señales ds júbilo, a fin de no despertar sus sospo» chjis. Deaffraciiidamente, no adquirió el

vi eJ cielo abierto. Inmefliatomente aoop-

8 ( , ..v. adquirió el

aparato. Si tal hubiera hecho,_ habrf»" cambiado mi situación. De prisionero^ me hubiese convertido en aprehensor, y no hablemos del servicio que yo habrt* podi<l() prestarle a España.

Home-^je al sargento Vasallo Córdoba, 30. La famí'ia do) sargento

Vn«allo ha sia'ido para Me'illa. El Ayuntajuionto te nombroj-á hijo pre­

eminente, y o! vecindario I» propara u a graridio!;.o homenaje.

E: sargoRo ha enviado ai aüoa'de lia to egrama de gratitud.

También ha dirigido eí! sargento Vasa», lio otro toPograma do gratimd a] prc«t-dentio do 'a Asociación do 'a Prensa d* Madrid, señor Francos Rodrigue».

£1 señor García Peña a Madrid Má'aga, 30. En unión do su famTJa

marchará boy a Madrid el oafpitAn avia­dor señor García Pofia,

Lleg^ada del señor Echevarrieta Eil señor Echevarrieta ha llegado •

El heroico y abnegado rargsnfo Vasallo, que Pavantó o; espíritu de sus eompañe! ros úi prisión y atendió a todos con pa*

tarna/: soüoitud.

Madrid esta mañana. Le esperaba en la cfliaición o! miniatro do Estado.

Hoy oTebrarán ambos una d^terúda conferencia.

En la zona francesa Viajo del marlsoal L y a a t e y

T.ínger, 30. Dicen de Casablanca qo» el mariscal Lyautey salló ayer pa ra á a -rrakesh.

A primeros de Febrero irá a Argelia, a fin de asistir a la primera Conferencia norteafricana que »e celebrará entre los subgobcrniidores franoe«ea en Marruecos, por iniciativa del propio mariscal.

EN UN ATAQUE OE LOCURA

Hiere gravemeate a on víelo y pretende suicidarse

Pamplona. 31. Un demente llaniado Torcuato Napal, vecino do Pitillas, apro-vn;hiindo un descuido de la familia s* escapó de su cusa y se metió en la de su convecino Andrés Moreno, viejo enfermo, que se en(!<)ntraba on la cama, y al qus le causó ocho heridas con una botella ea el cráneo.

A Ibs gritos del herido acudieron lof vexinos ; pero no se atrevieron a . aoer-cars<^ al pobre loco, que amenazaba a to­dos con una navaja.

Luego se subió a un desván de ia casa, d.ándose en el cuello dos tajos, que l« oca­sionaron heridas gravísimas.

Al fin le detuvo la Guardia oiviL

U f,9mtx»i Ma-varro, a; e»r«jit«4 Ataujjo y ntrm prisionaros al llegsir » M«üHla, anfm de dasfimb&mír del vAnt«nJa

UN BANQUETE

OibiloiÉWeiiliaira Londres, 30. El Club de caballeros d«

la Tabla Redonda, cuyo objeto es fo-nKíUtar las relaciones cordiales de In­glaterra oon la? naciones extranjeras, ofreció anoche un banquete al embaja­dor de España en esta capital.

Asistieron al acto los agregados mili­tar y naval y el cónsul general de Es­paña y numerosas personalidades ingle­sar», entre ellas el cardenal Bourne.

La sala donde se verificó el banquete estábil adornada con banderas españolas o inghisas.

Al final del acto se pronunciaron elo­cuentes brindis en honor de los Reyes de España e Inglaterra.

- ^ - • - - - - ^ 1 — I

ED im¡ M a G i e oe PaiD looa Pamplona, 31. En el teatro Gayarre

Se celebró el banquete popular organiza­do en honor del alcalde recientemente nombrado, don Joaquín Ibarra.

Presidió el gobernador civil, y asis­tieron más de doscientos comensales d'i diversos partidos políticos.

1 El alcalde agradeció el hom^naj© ea-'sentadas frasee, maiAdoi a¿l»udiáa^