93 272 04 47 una división de harpercollins ibérica, s.a
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Cualquier formade reproducción, distribución, comunicaciónpúblicao transformaciónde estaobra solopuede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase aCEDROsinecesitareproduciralgúnfragmentodeestaobra.www.conlicencia.com-Tels.:917021970/932720447EditadoporHarlequinIbérica.UnadivisióndeHarperCollinsIbérica,S.A.NúñezdeBalboa,5628001Madrid©2019OlgaSalar©2019HarlequinIbérica,unadivisióndeHarperCollinsIbérica,S.A.Enamorarse:clasesprácticas,n.º179-febrero2019Todoslosderechosestánreservadosincluidoslosdereproducción,totaloparcial.EstaediciónhasidopublicadaconautorizacióndeHarlequinBooksS.A.Estaesunaobradeficción.Nombres,caracteres,lugares,ysituacionessonproductodelaimaginacióndelautorosonutilizadosficticiamente,ycualquierparecidoconpersonas,vivasomuertas,establecimientosdenegocios(comerciales),hechososituacionessonpuracoincidencia.®Harlequin,HQNylogotipoHarlequinsonmarcasregistradasporHarlequinEnterprisesLimited.®y™sonmarcasregistradasporHarlequinEnterprisesLimitedysusfiliales,utilizadasconlicencia.Lasmarcasquelleven®estánregistradasenlaOficinaEspañoladePatentesyMarcasyenotrospaíses.ImagendecubiertautilizadaconpermisodeDreamstime.com.I.S.B.N.:978-84-1307-519-8Conversiónebook:MTColor&Diseño,S.L.
ÍndiceCréditosCitaDedicatoriaNotadelaautoraPrólogoAPRIMERAVISTA
Capítulo1SÍQUELAHEMOSHECHOBUENA
Capítulo2COMOELLATIDODEUNCORAZÓN
Capítulo3YOTAMBIÉNPUEDOHACERLO
Capítulo4¿QUÉESTÁPASANDOAQUÍ?Capítulo5SOYUNAPROFESIONALCUALIFICADACapítulo6¿DEVERDADTODOSLOSHOMBRESSONIGUALES?Capítulo7HOYESELPRIMERDÍADELRESTODEMIVIDA
Capítulo8¿BAILAMOS?Capítulo9QUEESTOSEACABEPRONTO,PORFAVORCapítulo10¿QUIENTIENEUNHERMANOTIENEUNTESORO?Capítulo11NOSOYYO,ERESTÚCapítulo12ESOYANOESASUNTOMÍO
Capítulo13ESIMPRESCINDIBLESABERLOQUETUPELOPUEDEHACERPORTI
Capítulo14LAMÚSICAAMANSAALASFIERAS
Capítulo15UNAOFERTAQUENOSEPUEDERECHAZAR
Capítulo16CARPEDIEM,MYFRIENDCapítulo17UNPOCODEGLAMUR,PORFAVORCapítulo18JUNTOS,PERONOREVUELTOSCapítulo19HASIDOUNSIMPLEMALENTENDIDO
Capítulo20CATALINA,DEJADEPENSARTONTERÍAS…Capítulo21UNDELICIOSOERROR
Capítulo22UNALOCURADEVEZENCUANDONOHACEDAÑO
Capítulo23UNANOCHEDIFERENTE
Capítulo24ESCOSADEUNANOCHE
Capítulo25DESAYUNOSINDIAMANTES
Capítulo26NOESMÁSQUEUNMALENTENDIDO
Capítulo27¿NOERAESOLOQUEQUERÍAS?PUESAHÍLOTIENESCapítulo28ASÍDEBIÓSENTIRSECENICIENTACapítulo29MÁSDELOMISMO…
Capítulo30UNBAÑODEREALIDAD
Capítulo31CADAVEZMEGUSTAMÁS
Capítulo32¿QUÉESTÁPASANDOAQUÍ?Capítulo33LOSAMIGOSDEMISAMIGOSSONMISAMIGOS
Capítulo34NADIESABEQUÉPASARÁMAÑANA
Capítulo35¿QUÉESTÁQUÉ?Capítulo36¡MENUDALOCURA!Capítulo37HOYESNOCHEDECHICAS
Capítulo38¿QUÉMEHEPERDIDO?Capítulo39YELRELOJSIGUIÓDANDOLAHORA…
Capítulo40NUESTRAPRIMERACITA
Capítulo41¿SOMOSUNAFAMILIAFELIZ?Capítulo42ENCANTADACONELNUEVOYOCapítulo43TODONOPUEDENSERMALASNOTICIAS
Capítulo43PUEDOSEGUIRCONMIVIDA,ESSOLOCUESTIÓNDEDEJARQUEPASENLOSDÍAS…
Capítulo44ESONOESDETUINCUMBENCIA
EpílogoSÍ,QUIEROSitehagustadoestelibro…
Losespejosseempleanparaverselacara;elarteparaverseelalma.GEORGEBERNARDSHAW
Para Aitana, para que siempre persiga sus sueños por muy imposibles que
estosparezcan.Paratodosaquellosquesiguencreyendoquelossueñossepuedencumplir.
NotadelaautoraEnamorarse:clasesprácticasesunanovelaenlaquellevotrabajandoalgún
tiempo. La he ido aparcando y retomando en varias ocasiones, hasta quefinalmentelehedadoprioridadyaquílatenéis.Comocomprobaréis,tratatemasconciertascomplejidadestécnicas,comoson
larestauracióndeobrasdearteyelbaile.Puedequeos resulte chocante que equipare a ambas en cuanto a dificultad,
pero dado que yo tengo dos pies izquierdos y que el baile me aterra, puedoasegurarqueparamítienenmásomenoslamismacomplejidad.Seacomosea,mi intenciónconestanotaes justificarcualquier licenciaque
me haya tomado al respecto. Si bien investigué mucho sobre el arte de larestauración,desde losprocedimientoshasta losmaterialesutilizadosparaestefin,tambiénesciertoquehetenidoquecubriralgunaslagunasconunpocodesentido común y un mucho de imaginación. Pido perdón si me lee algúnrestauradoryencuentramásfallosdelosquedebería.Miintencióneracrearunanovela romántica que entretuviera e ilusionara al lector, y espero, al menos,haberconseguidoeso.Respecto al baile, he tenido la suerte de ver el ambiente que reina en las
academias de ritmos latinos y puedo decir que, aunque lo que sucede en lanovelaesficción,elcompañerismoqueencontramosenellaseasemejamuchoalarealidad.Gracias a todos por vuestra comprensión y, como he dicho, espero que
disfrutéisdelalectura.
PrólogoAPRIMERAVISTA
Catalina Obando acababa de enamorarse, así de golpe, sin pasar por los
diversos estados que conllevan al enamoramiento, ni medias tintas que lahicieran replantearse la situación. El flechazo fue instantáneo y profundo,exactamenteigualqueelquesufríanlasprotagonistasdelasnovelasrománticashistóricasconlasquetantodisfrutaba.Suspirómentalmente,ellanopodíahacerlascosascomotodoelmundo,no.
Tenía que complicar un gesto tan cotidiano como perder la cabeza por unhombreatractivo.Siseparecieraenalgoasuhermanamayorhabríacomenzadoporfijarseensuslabios,demasiadoperfiladosparalosdeunhombre,y,aunasí,masculinos y perfectos para su rostro de mandíbulas marcadas; después sehubieraprendado de sus ojos gris azulado, y aunqueEugenia hubiera seguidoporsusanchoshombros,queseadivinabanbajoelimpecabletrajedechaquetade corte italiano,Catalina se deleitó en sus grandesmanos y en el efecto quepodríantenersobreuncuerpofemeninobiendispuestoarecibirlas.Ahogó un grito en su cabeza, y parpadeó varias veces para recuperar la
compostura,¿quéleestabapasando?Ellanosededicabaapensarenesetipodecosasenunaentrevistadetrabajoymuchomenosconunhombrealqueacababade conocer y que si la suerte se ponía de su lado, por una vez, sería su jefedirecto.Debía de ser la reacciónnormal al amor, decidió, poco familiarizada con el
sentimiento.Asusveintiséisañoseralaprimeravezqueseenamoraba.Sibieneraciertoquehabíaestadoencaprichadadeotroshombres,nuncahabíasufridoun flechazo como el que acababa de noquearla y de lograr que balbucearapensamientosdemasiadoardientesalavezqueabsurdos.Se esforzó por regresar a su díscolamente al pulcro despacho en el que se
encontraba cuando vio que Aiden Fischer alzaba la cabeza de su carta de
recomendaciónymovíasusimpresionanteslabiosparahablarle:—Señorita Obando, si bien el museo no acostumbra a contratar a recién
licenciadas, la recomendación del doctor Doyle, ha inclinado la balanza a sufavor. El puesto es suyo —anunció levantándose y tendiéndole la mano—.Bienvenida al departamento de restauración y conservación de la NationalGalleryofLondon.—Muchasgracias,señorFischer.—Estrechólamanocálidaqueélleofrecía,
estremeciéndoseporelcontacto.—No tiene por qué dármelas. Esta entrevista era una mera formalidad. El
trabajo es suyo por decisión unánime. Debe de haberles causado muy buenaimpresiónalosquerealmentemandan—dijoriendo.Porpuroinstinto,Catalinasellevólamanoasupelo,paraapartarselamorena
coleta rizada de su hombro, lamentándose por no haberse dejado el cabellosuelto.Silohubierahechoahorapareceríamayorymáscurtida,yAidenFischerno habría argumentado sobre su inexperiencia. Sobre todo, porque en realidadhacíamás de dos años que se había licenciado en las dos especialidades quehabía cursado en la universidad: Historia del Arte y Bellas Artes. Lo que laalejaba veinticuatromeses de la etiqueta de recién licenciada con la que él lahabíacargado.Losañossiguientes, tras terminar lascarreras, losdedicóasudoctorado,de
modoquesibienacababadesalirdelauniversidadnoerataninexpertacomoélhabía argumentado, y seguramente mucho mejor formada que los demáscandidatosalpuesto.Habíapasadolosúltimostresveranosrestaurandofrescosde iglesiasenEspaña,paísdelqueprocedíasu familiayenelqueellamismahabíanacido.—Por favor, llámame Aiden —pidió él—. Puede que sea el director del
departamentoderestauración,perotambiénsomoscolegas,y,sobretodo,nosoyni tan viejo ni tan remilgado —dijo, ofreciéndole una sonrisa que hubieratentadoacualquieraconmenosdominiodesímisma.Catalinaledevolviólasonrisacontimidez.Porsupuestoquenoeratanviejo.
Antesdeacudiralaentrevistalehabíainvestigadolosuficientecomoparasaberqueteníatreintayunaños,quesolohacíaunoqueostentabaelcargodedirectorderestauracionesyqueeradivorciado.Sabíatambiénqueeralaprimeravezqueun americano se hacía conun cargo tan importante en elmuseo, lo quehabíadespertado sus ansias de ver su labor y descubrir qué era lo que le hacía tanespecial.—Mepermitirásqueyo te llameKatea ti,¿verdad?—Catalinasupoenese
mismoinstanteporqueAidenFisherteníaéxitoconlasmujeres.Era imposible que la sonrisa que le estaba ofreciendo no consiguiera su
cometidoconcualquieradelaschicasquetuvieranlasuertederecibirla:hacerquesesintieranespeciales.—No.La sorpresa de Aiden fue auténtica. Catalina dedujo que porque no estaba
acostumbradoaqueningunamujerlenegaranada.—Quiero decir que no me llamo Kate. Mi nombre es Catalina. —Se dio
cuentaqueélbajabalamiradahastalospapelesquehabíaestadoleyendoparacomprobarquenosehabíaequivocadoconsunombre.Lavergüenzahizoquesesonrojara,peronoestabadispuestaacederenese
punto.Enrealidad,eraenloúnicoenloquenoagachabalacabezaycedía,erauna persona tranquila, que valoraba el sosiego y el entendimiento, pero en loreferenteasunombresacabaelcarácter latinodelquesufamiliahacíagala,yqueellanohabíaheredado,almenosenlamismamedidaqueellos,ydefendíasuposturahastaelfinal.Desde que con dos años se mudó a Londres con sus padres y su hermana
mayor,todossusprofesoreshabíanqueridoenunmomentouotrocambiarleelnombre,omásbienadaptarloalpaísenelqueseencontraban,y todasycadaunadelasvecesenqueesosucedía,Catalinasemostrabaimplacable.—Losiento,eldoctorDoylenollevamuybienquenohayaqueridotraducir
mi nombre al inglés, y ha decidido hacerlo él por mí. Sin embargo, eso nocambiaelhechodequemellamoCatalinaynoKate.—Entiendo.¿Puedopreguntarporquénolohashecho?—Parecíainteresado
ensurespuesta—.Estoysegurodequetehabríafacilitadomucholascosas.—Soyespañola,aunquehayavividoenInglaterramástiempoqueenEspaña.
No estoy dispuesta a olvidarme de ello o a que los demás lo olviden. Y minombreespartedequiensoy.Aidenadmiróladeterminaciónconquehablaba,élmismoerauninmigrante
enLondres.Americanodenacimiento,sehabíaesforzadomuchopormantenersuacento,unrasgoqueformabapartedesupersonalidad.—Enese casohaceshonor a tunombre.La reinaCatalina fuemuyquerida
por su pueblo, lástima que no lo fuera también por sumarido—bromeó, conintencióndequenosesintieraincómodaporelgestodesuantiguoprofesor.Ellasonrióalcomprobarqueconocíalahistoriadesupaisanaytocaya.—Enesecaso,Catalina,tedoymipalabradequenoloolvidaré—prometió,
antesdeindicarlequehablaraconsusecretariaparaquesepusieraenmarchasu
contratación.Lástima que una semana después, cuando regresó para trabajar de
restauradora en el museo de sus sueños, Aiden Fischer hubiera olvidado porcompletosupromesay,porsupuesto,sunombre.
Capítulo1SÍQUELAHEMOSHECHOBUENA
Tresañosdespués
—Nomepuedocreerquetengastantasuerte—vociferóApril,sabiendoque
nohabíanadiemásenlasala.—No es suerte, soy muy buena en mi trabajo—se defendió Catalina, aun
sabiendoquesuamiganoloestabacuestionando.Dealgúnmodolasnoticiaslateníanintranquila.—Yo también lo soy y el jefe no me ha escogido a mí para restaurar el
maravilloso retrato de Lord Byron que va a prestarnos la National PortraitGalleryparalanuevaexposición,yencima,segúntengoentendido,hadecididoremangarseyponerseatrabajarcodoacodocontigo.—Enesecasonocreoqueseabuena ideafelicitarme.Seguramentemecree
másproblemasdelosquevayaaresolver.Llevademasiadotiempodetrásdeunescritoriocomoparaquemevayaaservirdeayuda.Aprilarrugólanarizanteelcomentariodesuamigaycompañeradetrabajo,
noobstante,decidióobviarloyseguirconsuentusiasmo.—Celebrémoslo esta noche. Es viernes y nos lo hemos ganado. Nos
tomaremosunas pintas y buscaremos a algunos tipos guapos que semerezcannuestrafabulosacompañía.April siempre salía con ese tipodeocurrencias, pero a lahorade laverdad
nuncahacíanadaquenomeditararigurosamente.Su amiga era una soñadora atípica que solo se dejaba llevar por impulsos
calculadosdeantemano.Era lamenorde treshermanosvaronesque lahabíansobreprotegidotodasuvida,porelloeratanmeticulosaensusacciones.—Losiento,nopuedoquedar.HoyvoyasalirconEugenia,¿quéteparecesi
lodejamosparaotrodía?Porejemplo,cuandoestemossegurasdequehayalgo
quecelebrar.—¡Eresimposible!—laregañósuamiga.No replicó. No podía hacerlo puesto que April tenía razón. Debería estar
saltandodefelicidadportrabajarenlarestauracióndelcuadrodeByronconeldirectordeldepartamento,pero,aunqueacadémicamenteestabaencantada,aunnivelpersonalelasuntoestabalejosdeemocionarla.Sequedóensilenciorecordandosuprimerencuentrotrassuincorporaciónal
museo.Habíallegadoesedíatanllenadeesperanzas…—Disculpe, señorita, pero estos ascensores son para uso exclusivo de los
empleadosdelmuseo—musitóunavozasusespaldas.Catalinasehabíadadolavuelta,nerviosa.Habríareconocidoalapersonaque
hablaba en cualquier parte.Apesar de haber intercambiado con él unas pocasfrases,semanasantes.Leofrecióunasonrisatímida.—Buenosdías,señorFischer.Éllamirótratandoderecordarelmotivoporelqueellasabíasunombre.LaseguridaddeCatalinaseesfumóconrapidez.—Hoyesmiprimerdía—anunció,tratandoderecuperarse.Eraevidentequeélnorecordabahaberlaentrevistadoymuchomenoshaberla
consideradomerecedoradelpuestodetrabajo.—¿Enquédepartamento?—Restauración.Aidenasintió,visiblementeincómodo.—BienvenidaalaTheNationalGallery,señorita…—Doctora—su tono fue firme.La indignación que sentía le dio fuerzas—.
DoctoraObando.DoctoraCatalinaObando.Eldirectordeldepartamentoasintióporeducación,perosuinterésseesfumó
encuantootrosempleadosseacercaronparaesperarjuntoaellosalascensorquelosllevaríaalasentrañasdelmuseo.Aun tras tanmal comienzo todavíahabía conservado los sueños románticos
queéllehabíadespertado…Hastaquesediocuentadequeeraunapérdidadetiempoydeenergía.Durante su primer año de estancia en el departamento había levitado de
felicidade ilusióncadavezque se topabaconAidenFisher en lospasillos, elsegundoañoabandonólailusióny,cuandoeldestinooeltrabajoloponíaensucamino, solo le aportaba la sensación de que el mundo se ralentizaba a sualrededor.El tercerañosededicóaevitarle, sinsergrosera.Nohabíaninguna
posibilidaddequeesehombresefijaraenella,y,aunquetarde,alfinalterminópor darse cuenta. Poner distancia entre ellos era lomás inteligente que podíahacer y, desde luego, era menos doloroso evitarle que ser testigo de suindiferencia.Aesasalturasloquemenosnecesitabaeraverseobligadaatrabajarcodocon
codo con el hombre del que se había creído enamorada, y que fue incapaz deincumplirunapromesatansencillacomorecordarsunombre.Demodoquesí,aunqueunapartedeellatuvieraqueestaremocionadaporsu
nuevo proyecto, la otra lo temía casi tanto como a la descabellada idea de suhermanamayor,quienpretendíaarrastrarlahastaunaacademiadebaileenlaqueencontraralsementalperfectoqueladejaraembarazada.Se frotó las sienes intentando aligerar la tensión que le estaba produciendo
dolordecabeza.—Pregunta comprometida —anunció April. Dado que el trabajo de
restauración implicaba silencio y mucha concentración, habían inventado unjuegopararestarleimportanciaalaseriedaddelajornada.Dichojuegoconsistíaen hacer preguntas absurdas que requerían una respuesta seria por parte delreceptor—.SituvierasquebesaraAidenFischerenalgunapartedesucuerpo,¿dóndelobesarías?Ynovaledecirloslabios.—Nolobesaríaenningúnlado.—¡Error!Esarespuestatampocoesválida.¡Tómateloenserio!Catalinasuspiróexageradamenteparamostrarleasuamigalopésimaquele
habíaparecidolapreguntaysetomóunossegundosparapensarensurespuesta.—Enelcuello.—¿Porqué?Sabesquetienesquedarunaexplicación.—Porque esmásomenos la zonapor la que, dadami estatura, llegaría sin
tenerqueponermedepuntillasohacerqueélseagacharay,comodudoqueélfueraaponérmelotanfácilyainclinarsehaciamí,mequedoconelcuello.Que,además,esunazonaneutra.—¿Elcuellounazonaneutra?Noestoydeacuerdoconesaapreciación.Catalinaseencogiódehombrosysiguióconloqueestabahaciendo.—¿Deberíamoshacerunapausa?—preguntóAprilunosminutosmástarde—.
Parecequehoysetecaetododelasmanos.—Meparecebien.¿Teapeteceuncafé?—Claro.Yoiréaporellos.Esevidentequeeldescansotehacemásfaltaati
que a mí. Hoy tienes una pinta horrible —bromeó, mientras se quitaba losguantesysalíadelasaladelimpiezaenlaqueestabantrabajando.
Llevabanvariassemanasraspandocapasdesuciedaddecuadrosqueestabanenlareservaporquelaadministracióndelmuseoteníaenmentededicarunasalaa artistas victorianos que hasta el momento habían estado alejados de losvisitantes.Catalinatambiénsequitólosguantes,ansiosapordesconectar,aunquefuera
unosminutosysesentóalaesperadelprometidocafé.Nopodíaevitarpreocuparseyporalgúnmotivo,entansolounaspocashoras,
su vida apacible estaba comenzando a tambalearse como los primerosmovimientosdeuntsunami.Lanocheanteriorhabíarecibidolaalarmantellamadadesuhermanamayory,
con ella, la noticia de que las había matriculado en una academia de baileslatinosydesalón.Eldetallenosería tanpreocupantesiEugenianolehubieraexplicado el motivo por el que lo había hecho. Y es que tras ver fracasar sumatrimonioconArthurAldridge,principalmentepornohaberpodidoengendrarel hijo que la familia de este reclamaba como obligación insalvable; Eugenia,segura de que la culpa de no haber podido quedarse embarazada no era suya,había decidido desquitarse y buscar al candidato perfecto que cumpliera susueñodesermadre,yseconvirtieraenelpadreausentequenecesitaba.—Quierosermadre,Cata.—Ymeparecemuybien,peroporquélobuscasenunaacademiadebaile.Tu
entornosocialesmuchomásamplioy…—Meniegoabuscaralpadredemihijoenmientornosocial.Al comprender que por ese camino no iba a conseguir nada decidió jugar
fuerte.—¿YquépasaconArthur?¿Cómocreesquesevaasentircuandosepaquete
hasquedadoembarazadadeuntipoconelquesolopasasteunanoche?—Terecuerdoqueestamosdivorciados.Notengoqueestarpendientedesus
sentimientos.—Losé,peroéltequiere.—Quieremásasumadre,eseessuproblema—argumentóenuntonoquedio
aentenderaCatalinalodolidaquetodavíaestabasuhermana.—Nomedigasqueestoesporloquetehizotusuegra.—Miexsuegrayno,no tienenadaqueverconella.¿Vasaacompañarmeo
no?Catalinasuspirósonoramente.—¿Puedonegarme?—No,peroseríamuypocoamableportupartequelointentaras.
—Deacuerdo.¿Cuándo?—aceptó.Despuésde todonopodía dejar aEugenia sin supervisión adulta.Elmayor
problemaque se avecinabaesanocheeraquecatalinano teníaningún sentidodel ritmo, y lo quemenos le apetecía era pasarse la noche demostrándoselo aextraños.Seoyeronunaspalmasatravésdelalíneayungolpeseco,comosiaEugenia
selehubieracaídoelteléfonodelasmanos.—Gracias. Estoy segura de que te va a encantar—dijo unos segundosmás
tardedeloesperado—.Impartenbaileslatinosydesalóny,además,laacademiaes el centro neurálgico de los españoles en Londres. Va a ser una formainteresantedevolverasentirnosespañolas.—Permítemequelodude—sequejó—.Unpardebailesnopuedencambiar
unavidadeexquisitapuntualidadinglesa.—Noseasagorera.—Unmomento,¿lohashechoporeso?¿Quieresquetubebétengaunpadre
español?—Quieroquemibebéseaunapersonaapasionada.Consangreenlasvenas…
Que sepa disfrutar de la vida. Los ingleses son demasiado… aburridos. ConArthurcumplísobradamenteconelcupoobligatorioporviviraquí.—¡Estásloca!Yosoyespañolaynosoycomodices.Quealguienhayanacido
enunpaísnosignificaquevayaateneruncarácterpredeterminado.—Túeresuncasodeestudio—zanjó,sinquererentrarenpolémicas—.Hasta
mañana,hermanita.Tequiero.LaaparicióneneseinstantedeAprilvolvióaCatalinaalarealidad.—¿Teencuentrasmejor?Ahoratienesunpocomásdecolorenlasmejillas.Hizounamueca.—Estoyseguradequeloestarédespuésdelcafé—dijoaceptandolatazaque
letendían—,¿lehaspuestodobledeazúcar?—¡Ups!Ni doble ni simple. Seme ha olvidado el azúcar—confesóApril,
perosucomentarioparecíaforzado,comosiestuvieramintiendo,algoqueseledabarealmentemal.—Voy a por él —resolvió Catalina, poco dispuesta a hacer preguntas. Se
levantó de la silla de un salto, decidida a endulzar su triste mañana—. ¿Túquieres?—preguntóalargandolamanoparacogersutaza.—No,no.Micafétieneazúcar.Catalinaachicó losojos,peronodijonada.LaactituddeAprileraunpoco
sospechosa,peroenesosinstantesestabamásinteresadaenelcafé,yenloque
haría la glucosa en su sangre, que en comprender el comportamiento de sucompañeradetrabajo.Porelloseencaminóhastalasaladedescanso,tazaenmano,sinmolestarse
enadivinarelmisterioqueenvolvíaasuamiga.Noobstante,nollegóaentrar,sinoquesequedóparadaenlapuerta,paralizadaporlaimponentepresenciadeAidenFisher,quien,deespaldasaella,seestabasirviendouncaféensupropiatazablancaconunaimagendelaEstatuadelaLibertadenmedio,comosiconello pretendiera recordarles a todos que era americano. ¿Pero qué estabahaciendo allí? ¿Se habría estropeado la impresionante cafetera italiana de sudespacho?Ibaadarselavueltayaregresarpordondehabíallegado,conscientedequeel
motivoporelquesucaféestabaamargoeraculpadelasfantasíasrománticasdeApril,dequeCatalinaconquistaraaljefe.—No tendría que haberle contado nada—musitó en voz bajita—, ymucho
menoshaberleprestadomisnovelas.Parasumalasuerte,eloídodeAideneramuyafiladoporquesegiróenese
instante,yalverlaleofrecióunasonrisadeslumbrantequecompitióconsupelodoradoporvercuálbrillabamás.—¡Kate!Precisamentelapersonaalaquedeseabaver—comentóyCatalina
comprendió el motivo por el que había descendido a los infiernos, como asíllamaban a la planta más baja del museo, la de conservación, en la que selimpiabanyrestaurabanlasobrasqueestabanenlascoleccionesdeexposiciónolasqueibanaexponerseynecesitabanserrestauradas.Lairahirvióensusangrecuandoleescuchóllamarlaconunnombrequeno
eraelsuyo.Tuvoquerespirarprofundamenteantesdecontrolarla.Eramásqueevidentequesehabíaolvidadodelaconversaciónquemantuvieronensuprimerencuentro.Aunqueestavez,almenos,sabíaqueeraunatrabajadoradelmuseo.—¿Queríahablarconmigo,señorFisher?Élarrugóelceñoyapesardeellosiguiósinperderunápicedeatractivo.—LlámameAiden,porfavor—pidióconunasonrisa.—Catalina.—¿Disculpa?—apesardeltonoutilizado,algoensusojosllamólaatención
deCatalina.Algomalicioso.—EnesecasotúpuedesllamarmeCatalina.Eseesminombre,nomellamo
Kate.Estabaseguradequetelohabíadejadoclaroeldíaquemecontrataste—dijoconvozaceradayunaenormesonrisa—.Veoquemeequivoqué.—Lolamento.Avecestiendoaolvidarmedecosas…importantes.
Ellaadmitióinteriormentequeeltiposabíacómoaplacaraunamujer.—Ya está olvidado. ¿Para qué deseabas verme?—su voz no emitió ningún
tonoquepudieramostrarsufascinaciónporél.—Queríacitarteellunesalasdiezenmidespacho.LehabríapedidoaNorma,
misecretaria,que te llamara,peromepareciómásacertadobajarenpersonaadecírtelo,ahoraquevamosatrabajarjuntos.Ellaasintió.Elteléfonomóvilcomenzóavibrarenesemomentoenelbolsillodesubata,
peroCatalinanohizoningúngestoparacogerlo.Aidenlamirósignificativamente,noobstante,ellaleignoró.—Gracias por tu deferencia. Si no deseas nadamás demí, nos veremos el
lunes.Élnoapartólamiradadeellaaltiempoqueasentía.—¡Porsupuesto!Catalinaestabatanalteradaquesefuedeallísinelazúcar.Algoquelamentó
elrestodeldía,porqueunacosateníaclara,noibaavolveraporél.
Capítulo2COMOELLATIDODEUNCORAZÓN
—Noseascobarde.Soloesunaacademiadebaile,teaseguroquenosehacen
sacrificioshumanosytampocohaymonstruosnimarcianos;nopongasesacaradesusto—laregañóEugenia,cuandobajarondeltaxi,quelashabíadejadoalaspuertasdesudestino.EstabaparadaalladodeCatalina,retocándoseelcabellocastañoconhilosdoradosytirandodesuvestidoparapresentarseperfecta.Había tomado ladecisióndecambiar suvidayelprimerpasopara lograrlo
eraentrarenesaacademiayvolverasentirseellamismadeunavezportodas.ApesardelomuchoquehabíaamadoaArthur,convivirconlosAldridgelehabíapasadofacturay,aunquesehicieralafuertefrenteasufamilia,unamujerseguradesímisma,lociertoeraqueelfracasodesumatrimoniolahabíadejadotocadaynecesitabasentirquevolvíaaretomareldominiodesuvida.—Medamásmiedoloquetúesperasquehayaahídentro—apuntóCatalina.—¿Yquésesuponequeespero?—Undonantedeesperma.—Bueno,esonovoyadiscutírtelo.Aserposiblemoreno,alto,atractivoycon
muchoritmo—bromeó.SabíaqueCatalinaestabapreocupadaporella.Suhermanapensabaqueesa
era la única motivación que la había llevado hasta allí, no obstante, en esosinstantesnoteníaganasdeexplicarlequeesaeralapartemásinsignificantedetodas.Loquemenosdeseaba era asustarla hasta el puntodehacer que salieracorriendo.—¿PorquénolehacesunavisitaalatíaCarmen?Estoyseguradequeestaría
encantadadeayudarteaencontrarpareja—yera totalmentecierto, lahermanadesumadreeraunacasamenteraconbastanteéxitoentresusamigos.Eugenialamirómolesta.—Nopuedoirmedeviajeahora.Tengomuchotrabajoporhacer.
—Porsupuesto—replicóCatalinairónica.—Acabodefirmaruncontratoparadecorareláticomásperfectoquepuedas
imaginar.Sipudierapagarlomelohabríacompradoparamímisma,peroestáenKensingtonytotalmentefuerademialcance.—Haberlepedidoayudaapapá.Eugenianegóconénfasis.Aunquesuspadreshabíanconstruidounimperioa
basedetrabajoduro,lashabíaneducadoparaserindependientesyconsideradas.—Megustamicasaytampocovoyairmeaningunaparte—yañadióconuna
sonrisa—.Poresoestaacademiaeslaopciónperfecta.Noquieroquemihijoseaunbritánicofríoyestirado,ysegúntengoentendido,estaacademia—señalólaentradaconeldedo,decididaamolestaraCatalinaporpermitirse juzgarla sinsaber—,eselpuntodeencuentroentrelosespañolesenLondres.—Sigo pensando que si lo que buscas es un español el mejor lugar para
encontrarloesEspaña.—Y yo acabo de decirte que no puedo viajar ahora —se quejó Eugenia
comenzandoasentirsemolesta.—Estáscompletamentechalada.—Espartedemiencanto.¡Vamos!Tiró de ella sinmuchosmiramientos.Unas puertas de cristal ahumado, con
grandesletrasnegrasconelnombredelaacademia,lasseparabandelsalóndebaile.Las abrió con ímpetuydescubrióunvestíbulo conun escritorioyotraspuertasdemaderamásalládeél.Lamujertraslamesalasrecibióconunasonrisa.Lasorpresa lasdejópetrificadasunos instantes.Susojos rasgadosysupelo
oscuroylacionoeraloqueningunadelasdoshubieraesperadoencontrarseallí.—Buenastardes—dijoeninglésconunmarcadoacentoqueningunadelas
doslogrósituar.—Buenastardes—saludóEugeniaenespañol—,mihermanayyoqueríamos
informaciónsobrelasclasesdebaile—apuntósonriente.Lamujer, de unos treinta y pocos, les devolvió encantada la sonrisa, y las
saludó cambiándose al español. Para sorpresa de ambas la mujer hablaba elidiomacomounaauténticanativa.Vestía un pantalón oscuro y un jersey de punto de color verdemusgo.Con
mucha amabilidad les explicó en qué consistían las clases, los horarios y elprecio.Una vez que les expuso todo lo que necesitaban saber las invitó a ver las
instalaciones. Era costumbre que asistieran a la primera clase para ver si les
gustabaantesdecomprometerseapagarlamatrículaylainscripción.Sonia,queasísellamabalarecepcionistaasiática,lesmostrólosvestuariosy
finalmenteabriólapuertadelasaladebaileylescedióelpasoparaquepasaranprimero. Eugenia entró sin titubeos, Catalina tuvo que pensárselo antes decontinuar.¿Deverdadestabadispuestaa recibirclasesdebaile?Elsentidodelritmonuncahabíasidounadesuscualidades.De acuerdo que no era lo mismo hacer el ridículo ante amigos que ante
desconocidos,pero¿quénecesidadteníadeello?Unasalaenorme,conespejosenlasdosparedesdelfondo,seabrióanteellas.
Habíabancosdemaderaenloslaterales,yunascincopersonasquelasmirabanconcuriosidad.Enunampliorangodeedades.Al fondo, en un lateral, había unamesa larga llena de comida y unas sillas
plegables,cuidadosamentecolocadascontralapared.Deltechocolgabanlastípicaslámparas,noobstante,loquedestacabaeranlos
farolillosdecoloresylasbanderitasqueibandeunladoaotrodelsalón.El ambiente era colorido y alegre, tuvo que aceptar Catalina. Que siempre
optabaporloscoloresoscuros.—Carlos—llamóSonia—,tetraigoalumnasnuevas.EltalCarlos,seacercóhastaellassonriendo.Catalina se fijó en el modo en que la camiseta blanca se agarraba a sus
músculos e inmediatamente pensó en Ricky Martin. Llevaba el pelo castañoclaro,despeinadoyteníalamismamandíbulacuadradaqueelcantante,aunqueeltalCarloserabastantemásatractivoqueelpuertorriqueño.—Bienvenidas,soyCarlos—anuncióconunacentocubanomuysexy.—Eugenia—suhermanaleestrechólamano—,ellaesmihermana,Catalina.Conunasonrisatímida, laaludidaextendiólamano,antelapresentaciónde
Eugenia,yselaestrechó.Elagarredeélfuefirmeydelicadoalavez.Lesorprendióquenolesdieradosbesosenlugardelfríoapretón,perosupuso
queeraporquenoteníamuchaideadeadondeagarrarseconellas.Elprofesorestabalobastantecercacomoparaquepudierannotarsuaromaa
perfumemasculino.—Bienvenidas,¿lleváismuchotiempoviviendoenLondres?—Sepodríadecirquetodalavida—evadióEugenia.—Nacimos en España, pero nos trasladamos aquí de pequeñas. Nuestros
padres tenían negocios aquí —explicó Catalina sin comprender la actitudmisteriosadesuhermana—.VivimosenLondresdesdequeyoteníatresañosyEugeniacinco.
—¿Qué clase de negocios, tengo curiosidad?—preguntó una chica de unosdiecinueveañosquesehabíaacercadohastaellas—.SoyAna—sepresentó—.Trabajodeaupairdesdehaceseismeses.Catalinalaobservóconsutilezas.Nodeseabasergrosera,perolacuriosidad
siemprehabíasidounrasgodesucarácter.Anaerarubiaygordita.Teníaunamiradadirectayparecíasimpática.—Ropa.Catalinale lanzóunamiradadeincomprensiónasuhermanamayor,porser
tancortante,y,denuevo,tomólainiciativadelaconversación.—NuestropadreeseldueñodeSpanishQueens.SupoqueEugenianoestabacontentaconquelohubieracontado,peroesaera
su pequeña venganza por arrastrarla hasta allí sin tener en cuenta sussentimientos.¿Qué temía? ¿Qué las secuestraran para pedirle un rescate a su padre? Por
Dios, que su hermana era dramática cuando las cosas no salían como ellaesperaba.—Meencanta la líneamasculina—dijoCarlosconunguiño, señalandosus
pantalones.—Amí también—bromeóAnamirandoaCarloscondescaro.Eraevidente
quesuprimeraimpresiónhabíasidoacertada.Lamuchachaeradirectayclara.Carlos soltó una carcajada tan sexy que las tres mujeres se descubrieron
mirándoleembelesadas.—¿Habéisrecibidoclasesalgunavez?—inquirióCarloscentrandolaatención
ensusnuevasalumnas.—Deniñas—apuntóEugenia.Catalina agachó la cabeza para que no se dieran cuenta de su sonrojo y
vergüenza.Cuando tenía cuatroañosy suhermana seis, sumadre lashabíaapuntadoa
clases de ballet, ilusionada con que sus hijas llegaran a ser las nuevas AnnaPavlovadeladanzaclásica.Dosmesesmástarde,laprofesoralehabíadejadocaerasumadrequelomejoreraqueborraraasuhijamenor,yaquelaniñaeraincapazdehacerunsolomovimientocongracia.Despuésdeeso,habíadesistidodetodoloquetuvieraqueverconlacoordinaciónoelritmo.—Algoesalgo.¿Quéosparecesiospresentoalrestodealumnosydespués
hacemosunapruebadenivel?Losotroscuatroestabanapartadoshablandoentreellos,seguramentedeellas,
sedijoCatalina,nerviosa.TodolocontrarioqueEugenia,querecuperósubuen
humorantelamencióndeconoceragentenueva.Media hora después,Carlos había descubierto que sus nuevas alumnas eran
polosopuestosyqueibaatenerqueesmerarseespecialmenteconlamástímida.Conesaideaenmentelacitóaellasolaparaelsábadopor la tarde.Noera
algo excepcional, ya que solía concertar sesiones privadas con los nuevosalumnos más complicados. Bruno había sido uno de ellos y ahora era, podíadecirconsinceridad,sualumnomásbrillante.Miróendirecciónhaciasualumnofavoritoyloviosonriéndoleconinterésa
Catalina,quienlecorrespondiócontimidez.Eugenia en cambio estaba repartiendo besos con una sonrisa y una actitud
abiertaqueresultabarefrescante.DefinitivamentelashermanasObandoeranlanocheyeldía,decidió;aunasí,
noestabasegurodecuáldeellasleresultabamásinteresante.
Capítulo3YOTAMBIÉNPUEDOHACERLO
CatalinahabíacomenzadoarelajarseenpresenciadeCarlos,loquefacilitaba
mucho que se abriera a él. El cubano era alguien cercano y amable, con unencantonaturalqueatraíaalaspersonas,casisinqueestassedierancuentadequeestabancayendobajosuhechizo.El modo en que hablaba era tan dulce que resultaba imposible encontrarle
algúnfallo.Aunasí, tantoellacomoEugeniasehabíanquedadosorprendidascuandoel
profesor había citado a Catalina a solas para una clase privada el sábadosiguiente.Lamorenahabíaestadotansorprendidaqueniquierahabíapensadoennegarseoexcusarseparanoir.Antelasorpresaquereflejósurostro,Analeshabíacontadoqueeraalgoque
Carlosacostumbrabaahacerconlosbailarinesmenosexperimentados.Por encontrarse dentro de esa amplia categoría, que abarcaba tanto a los
patososcomoalosprincipiantes,allíestabaella,enlaacademiaalaquehabíaidoporobligación,asolas,unsábadoporlatarde,conelhombremásatractivoquehabíavistonunca,alaalturadelmismísimoAidenFischer.SoloqueCarloseramuchomásaccesibleysimpáticoqueelamericano.—Notepreocupespornada—dijoestealverlainquieta—,notevoyahacer
bailar,solovamosacharlarunrato.Se sentó en el suelo y señaló el espacio vacío delante de él para que ella
hicieralomismo.—Yamehancomentadoqueestosololohacesconlagentesinritmocomoyo
—comentóavergonzadaaltiempoquetomabaasientodondelehabíaindicado.—De eso nada —replicó él mirándola con fijeza—, solo lo hago con los
alumnossinritmoquetienenpotencial—bromeó.Catalinarioylatensiónqueleatenazabaelestómagosedeshizounpoco.
—¿Potencial yo? —volvió a reír— si te escuchara mi profesora de balletseguroquetecensuraríapordecirsemejantementira.—Seguroquetuprofesoraeraunaestiradayunaesnob.Catalinaseencogiódehombros.Erademasiadopequeñaparaasegurarlo,aun
así,queCarlos ladefendieracontantoímpetulaemocionómucho.Nisiquierasu madre había actuado así. La mujer se limitó a sacarla de las clases y amatricularlaenuncursodedibujo,sinsaberque,conello,estabadescubriéndoleasuhijasufuturavocación.—Graciasporelvotodeconfianza.Élhizoungestoconlamanoparaquitarleimportanciaalasunto.—¿Quéclasedemúsicaescuchasnormalmente?—Laquesuenaenelmetro,supongo.Notengomuchotiempoparaescuchar
música.Eneltrabajoalguiensueleponerdevezencuandomúsicaclásica,peroteaseguroquenoesbailable.Carlosabriólosojossorprendidoporqueellasehubierarelajadotantocomo
parasercapazdebromearconél.—Enesecasovoyaponertedeberes.Paralapróximaclasetienesquevenir
conunacanción,da igualelgéneroqueescojas—dijoconunguiño—,quetehaga sentir algoy para ello vas a tener que escucharmuchas hasta dar con laindicada.—Deacuerdo—aceptó,comenzandoarelajarse.Latareanoparecíadifícil.—Puedequecreasque lodehoyesunapérdidade tiempo,pero teaseguro
que no lo es. Bailar no es aprenderse de memoria unos pasos diseñados, nimostrarunatécnica.Bailaresdejarquelamúsicainvadatucuerpoypermitirlesalirpordondequiera.Esalgoinstintivo,comorespirar,silofuerzasnosaldrá,encambiosilodejassersaldrásinquelopienses.—Nunca seme ha dado bien bailar o hacer cualquier cosa que requiera de
ciertoritmo.Élleofrecióunasonrisatranquilizadora.—Vamos a seguir los pasos adecuados antes de decidir que no podemos
hacerlo.¿Teparece?Catalinaasintióconunasonrisa.—¡Perfecto!Déjametumóvil.Voyahacerteelmejorregaloquetehanhecho
nunca.Conciertodesconcierto,perosobretodoconmuchacuriosidad,selevantódel
sueloyfueabuscarsuteléfonodentrodesubolso.Con él en la mano se acercó a Carlos, lo desbloqueó y se lo tendió con
timidez.Volvióasentarseenelsuelo,soloqueestavezlohizodemaneraquesusrodillassetocaban.Queríaverloqueestabahaciendo,noporquenosefiaradeél,sinoporesacuriosidadqueibaimplícitaensucarácter.Poresemotivonotuvo más remedio que ponerse lo más cerca posible sin llegar a echárseleencima.CarlostecleóenelmóvilydescargóunaaplicacióndelaqueCatalinahabía
escuchadohablar,peroporlaquenuncasehabíainteresado.—¡Regístrate!—pidiósuprofesordebaile,tendiéndoleelteléfono.Unavezqueestuvodadadealtaselodevolvió,pensandoenqueibaatener
queaprendercómofuncionaba.Élvolvióateclearytrasunosminutosselotendióconunasonrisasatisfecha.—Aquí tienes. Ya no vas a poder decir que no dispones de tiempo para la
música, con esto vas a poder escuchar la canción que quieras y te cabe en elbolsillo.—¡Gracias!Élsonriótravieso.—Ahoravienelapartedifícil.¡Vamosabailar!LaexpresióndesorpresahizoreíraCarlos.—Notepreocupes,novaasertanmalocomocrees.Yteprometoquenote
voyaver.—¿Cómodices?Élalzólamanoamododepromesasolemne.—Ojoscerrados.Yadejarqueelcuerpohablepornosotros.
Catalinasehabíapasadotodoelfindesemanaconlosauricularespegadosen
lasorejas,escuchandosinpararunacancióntrasotray,aunquehabíaencontradoun par que le gustaban especialmente, ninguna de ellas le había removido delmodoenqueCarloslehabíaexplicadoquedebíahacerlolacancióncorrecta.Poresomismosiguióalabúsquedaellunescuandosubióalmetro,mientras
iba al trabajo, y después, cuando caminó hasta llegar al museo. Y siguióhaciéndolomientras se quitaba el abrigo y se ponía la bata negra, con la queprotegíasuropadelosproductosqueusabaparatrabajar.Eran las siete de lamañana, demasiadoprontoparaque sus compañerosya
hubieranllegado.Además,tampocoteníaqueiraldespachodeAidenhastalasdiez,porloquedisponíadetiempoparairalasaladedescansoyprepararseuncaféhiperazucarado,todoellosinquitarselosauricularesdelasorejas.
Estabasentadaenunadelasmesasconsucaféenlamanocuando,derepente,lapistacambióyJustdancedeLadyGagacomenzóa sonar.Sequedócon latazaamediocaminodesuboca.Laletranoeragrancosa,sedijo:Justdance,gonnabeOK.Dadadoodoojustdancespinthatrecordbabe.Da-da-doo-doojustdance,gonnabeOK.Duh-duh-duhdance,dance,dance,just,just,just,justdance.
Peroel ritmoeraotrocantar.Lamelodía laembargóyantesdequepudiera
darsecuentadeloquehacía,suspiesseestabanmoviendoalritmodelamúsica.Se sorprendió a sí misma al tener esa reacción. Llevaba horas y horasescuchando canción tras canción y ninguna de ellas la había empujado amoverse.Los primeros en seguir el ritmo fueron sus pies, pero, inmediatamente
después, dejó su taza sobre la mesa y a los pies les siguieron los brazos, elcuerpoe incluso lacabeza.Se levantóde la sillay talycomoCarlos lehabíadicho,cerrólosojosysedejóllevar…Aiden se quedó parado a la entrada de la sala de descanso, observándola
bailar.Suprimerareacciónhabíasidocreerquehabíaperdidoeljuicioyqueporesosemovíadeunladoparaotro,noobstante,alfijarsemásenellavioelcableblancoquesalíadelbolsillodesubatayquesebifurcabahastasusoídos.—Está escuchando música —dijo en un susurro, como si temiera
interrumpirla.Había ido temprano almuseo para volver a familiarizarse con el trabajo de
restauración:elaromadelosproductosdelimpieza,eltactodelosguantesyelambiente de las instalaciones…Loquemenos había esperado era toparse consemejanteescena.La mujer que bailaba se dio la vuelta, con los ojos cerrados, y Aiden se
escondió tras lapuerta, temerosodequepudieraverle.CatalinaObandoera lamujeralaquehabíaescogidoporencimadeotrasmásexperimentadasqueella,solamente porque parecía fría y precisa. Eficiente. Había asimilado coneleganciasusdesplantessinpataletasnimalaspalabrasporloquehabíaestadosegurodequenoledaríaproblemas.Enunapalabra,erafiable,justoloopuestoaloquepensabadeellaeneseinstante.
Capítulo4¿QUÉESTÁPASANDOAQUÍ?
TalycomolehabíapedidoelmismísimoAidenFischer,alasdiezenpunto
Catalina entraba en la antesala de su despacho, los dominios de su eficientesecretaria,esperandoparaseratendida.Comosecretariadeldirectorderestauración,NormaMartinpertenecíaauna
categoríadistintaaladeCatalina,porloquesuscaminosraramentesecruzaban.Aun así, las veces en las que se había topado con ella le había parecido unamujerinteresanteyconmuchocarácter.Catalinanuncalahabíavistovestirpantalones.Siempreibaimpecableconsu
faldahastalasrodillas,sucamisaalmidonadayunaamericanaquecombinabaala perfección con el resto de su atuendo. Tenía una piel preciosa de colorcaramelo y su cabello rizado siempre estaba peinado en un perfecto moñofrancés. Su expresión iba de la seriedad más absoluta a una sonrisadeslumbrante,loqueaumentabasufamademujerconcarácter.—Buenosdías,vengoaveralseñorFischer—sepresentóCatalina,parándose
frenteaella.—La está esperando, doctora Obando —dijo Norma, al tiempo que se
levantabadesulugartraselescritorioparaguiarlahastalapuertadeldespacho.Lamujer,deunoscincuentaypocos,llamóconsuavidadyabriólapuertaen
cuantoescuchólarespuestadesujefe,asomandolacabezaporelmarco.—Aiden,ladoctoraObandoestáaquí.—Quepase,porfavor.Norma se apartó para cederle el paso y en cuanto Catalina entró, cerró la
puertatrasella.—Buenosdías,Catalina—saludóél,usandosunombrecorrectamente,pero
sindespegarlamiradadesuspapeles.—Doctor Fischer—su tono excesivamente respetuoso captó la atención del
director, que por fin alzó la cabeza de su trabajo para atenderla, tal y comodictabalacortesía.—Creoqueenalgúnmomentoenestosañostehepedidoquemellamespor
minombre—sutonoeraamableycercano,peroalgoensuposturamarcabalasdistancias—.Porfavor,tomaasiento.—Comoquieras,Aiden—concedióellaconelmismoademánfríoalsentarse.—Tehepedidoquevinierasporquenecesitoquesepasalgunascosassobreel
proyecto. La primera es que tenemos aproximadamente tres semanas paraterminarlo,porloqueeltrabajovaaserduroylaborioso.Parecíaqueelcuadrono estaba tan deteriorado, pero al revisarlo minuciosamente se han detectadodesconchonesyescamasenlapintura.Élsedetuvoparaversureacciónyellaasintióconformalidad.—¿Significaesoquedeboabandonarmisotrostrabajos?—Asíes.HayquedarleprioridadalcuadrodeByronporencimadetodolo
demás. Tu compañera puede seguir, de momento, sin ti. La National PortraitGallerynoslohaprestadoparalanuevaexposiciónsoloporqueesconscientedeque contamos con los mejores restauradores de Gran Bretaña. Da igual locercanasqueestemos,geográficamentehablando,nuestrosrecursossonmuchomásampliosquelossuyos.—Deacuerdo.—Elotropuntoquemegustaríaquetuvierasencuentaeslaimportanciaensí
deestarestauración.Nopuedehaberningúnerrorquedañeoretraseeltrabajo.Seesperadenosotrosqueseamosrápidosyeficaces.Ellaseirguióaltiva.—Niuna solavezenel tiempoque llevo trabajandoaquíhahabidoningún
problemaconmitrabajo—sedefendió—.Estoyseguradequeenestaocasióntampocosucederá.Éllamiróconcuriosidadantesderesponder.—Eslaprimeravezquevasatrabajaramilado.Nosoyunapersonafácilde
llevar, por loque te aviso de antemanopara que no hayamalentendidos entrenosotros.Yodirigirélarestauración,aunasí,tuayudaesprimordialytutrabajodebeserimpecable.Nopermitirédistraccionesquepuedanafectaralproyecto.Lasangrelehirvióenlasvenas.¿Quéestabainsinuandoexactamente?¿Qué
era tanmaravilloso que ella iba a dejar de ser profesional solo por estar a sulado?¿Oqueél,quellevabaañossentadotrasunescritoriosabíamásqueellasobrelasnuevastécnicasderestauración?—Coneldebidorespeto,señorFischer,niquefueraustedelauténticoLord
Byronenpersonaparaemocionarmehastaelpuntodeperderlaconcentración.SurespuestalocallóporunossegundosyCatalinaseanotómentalmenteuna
victoria. ¿En qué momento había pensado que él era encantador y amable?Debía de haber estado loca, los tres años en los que había perdido el tiemposuspirandoporél.Enesosinstantessentíaqueeranlosmásdesperdiciadosdesucortavida.—No se preocupe. No suelo cometer errores —volvió a hablarle con
formalidad.—Nopretendoofenderlasinoponerlasobreavisoacercadelospeligrosque
puedeconllevartrabajarconeldirectordeldepartamento.—Nosepreocupe.Nosucederáalgotanabsurdocomoloqueustedteme.Si
no tiene nada más que añadir regresaré al trabajo. Ya que voy a dejar a micompañeraenlaestacada,voyatratardeayudarentodoloquepuedahastaquenospongamosconelretratodeTomasPhillips[1].—Porsupuesto—aceptóAiden,yañadióalverqueellaseponíaenpiepara
marcharse—,comenzaremosmañanaa lasochoenpunto.No tenemos tiempoqueperder.—Aquíestaré.Comosiempre.Ytrassuspalabrassaliódeallíconlacabezaenaltoylaespaldatanerguida
quelehormigueabaacausadelatensión.Noraentróunminutodespuésconunasonrisadesuficienciaenloslabios.—Telodije.Esachicanoescomopensabas.—¿Lohasescuchadotodo?—Porsupuesto,¿porquiénmetomas?Aidensonrióantelarespuestadesusecretaria.—Creoqueeslaprimeravezqueunamujermeconfundetanto—admitióde
malagana.—Estásdemasiadoacostumbradoa lasmujeresquecaena tuspiesconsolo
escucharte hablar. Si me hicieras caso en lugar de meter a todas las chicasjóvenesenelmismosacolascosasteiríanmejor.Aidennoasintió.Supropiaexperienciaerasuadalid.La primera vez que conoció a Catalina la había visto como un pajarillo
asustado, demasiado transparente para su propio bien.Cuando ella salió de sudespacho,élnotuvoningunadudadequelahabíadeslumbradoporcompleto.
Tanto fue así que la siguiente vez que se topó con ella trató de desalentarla,fingiendoquenolarecordaba.Lasvecesposterioresenquecoincidierontodofuemásfácildeloquehabía
supuesto,ellayanolemirabaconadmiraciónnisiquierapareciódarsecuentadequeéllaignorabadeliberadamente.—Poresolaelegíaellaparaelproyecto.Porquenohayningunaposibilidad
dequecoqueteeconmigooquevayamosa sentirnos incómodoselunoconelotro. Sabes que he escarmentado lo suficiente como para saber que mezclartrabajoyamoresunaideadescabellada.—Entonces¿porquéhasdudadoestamañana?—insistióNorma,queera la
clasedepersonaincapazdedejarescaparasupresahastahaberlesacadohastalaúltima gota de información—. El viernes estabas seguro de que era unaprofesionaly,lomásimportante,quenoeratutipo.Las palabras de Norma le hicieron sentirse incómodo, incluso su propia
respuestaenesosinstantes,leparecíaabsurdayexagerada.—Ysiguesinsermitipo.—Entonces¿quétepreocupa?—Melaheencontradoenlasaladedescansodelauladerestauraciónymeha
confundidounossegundos.ElinterésdeNormaaumentóexponencialmentealmisterioqueteníadelante.—¿Qué estaba haciendo? No creo que tomarse un té sea algo tan
extraordinariocomoparaqueteafectehastaelpuntodereplanteartetuelección.¿Nomedigasqueesdelasquebebecafé?—preguntóconironía.Aidenlelanzóunamiradaaniquiladoraantesderesponder.—Noestababebiéndoseunté.Nisiquierauncafé.Estababailando.
[1]AutordelretratodeLordByronentrajealbanésqueseencuentraenlaNationalPortraitGallery.
Capítulo5SOYUNAPROFESIONALCUALIFICADA
Eugeniaestabaencantadaconsunuevotrabajo.Eláticoqueteníaquedecorar
para su nuevo cliente era el sueño de cualquier diseñador de interiores:luminoso,amplio,contechosaltos,unadistribuciónatractivayunalocalizaciónperfecta.Sipudierapermitírselo,lohabríaadquiridoparasímisma.El cliente se había puesto en contacto con ella a través de varias
recomendacionesdeusuariosanterioresdeEugeniay,aunquehabíasidoElinor,sueficienteasistente,quienhabíahabladoconélyquiensehabíaencargadodetodo lo relacionadoconel contrato, todoparecía indicarque se tratabadeunapersonaseria,conungustoexquisitoy,lomásimportante,conunabilleteralosuficientementeabultadacomoparanoponerlímitesasutrabajo.Ansiosa por comenzar a buscar los muebles y determinar el color de las
paredes,sacódesubolsolalibretadenotasylaestilográfica,elúnicoregalodesu antigua familia política que se negaba a donar a la caridad, y se dispuso ainspeccionarlacasa.Loprimeroque le llamó la atenciónyque supoquepodía ser el puntoque
marcara ladiferencia respectoaotras casas similares, fue la terraza.AmpliayconunasvistasimponentesdeLondres.Tomarseunacopaallídenochedebíasertodaunaexperiencia.Decididaacerrarlaconcristaleras,quenoimpidieranlavistayquepudieran
abrirse y cerrarse según la necesidad,metió lamano en su chaqueta y sacó elmetro.Conlaexperienciadeañoshaciendoelmismotrabajotomómedidasylasanotóensulibreta.Anotó también el nombre de a quién iba a llamar para ese trabajo y siguió
valorandoelespacioparaverquémásselepodíaañadirsinhacerlorecargado.Según lo que le había explicado Elinor, el cliente buscaba un espacio
funcional, elegante y cómodo.Una estufa portátil de diseño junto con sillas yunamesadejardín,podíanserungranacierto.—Hola,Eugenia—saludóunavozasusespaldas.Laaludidasediolavueltaalescucharsunombre, todavíadándolevueltasa
losmueblesquepretendíacolocarallí.Noobstante,sequedóenblancoalveralapersonaqueestabaparadafrenteaella.—¡Arthur!¿Quéhacesaquí?¿Cómohasentrado?Lavisióndesuexmaridohizoquesintieraunpinchazoagradableenelpecho.
Casisinserconscientede loquehacíase llevólasmanosalcabelloy tratódeacomodárselo. Cualquier pensamiento no relacionado con Arthur pasó a unsegundoplanoenlamentedeEugenia.Arthur, por su parte, estaba como siempre, con su cabello oscuro
perfectamentecortadoysusojosazulesbrillantesyfijosenella.Élsonriócontristeza.—Estaesmicasa.—¿Tucasa?—Sí.—Seencogiódehombros—.Hedejadolamansióndemifamilia.Taly
comosiemprequisistequehiciera,ymehecompradoesteático.Ellanegóconlacabeza.—¡Vaya!—acertóadecir.Porprimeravezenmuchotiemposuelocuenciasehabíaevaporado.—Esesiempre fueelmotivoporelquediscutíamos,noentiendoporqué te
sorprendes—replicóél.—Supongo que me sorprendo porque jamás creí que fueras a hacerlo.
¡Enhorabuena!Porfintehasconvertidoenunadulto—felicitótratandodefingiralegría.Uno de los motivos por los que su matrimonio había fracasado era
precisamenteporeso,porelhechodequeArthureraincapazdeabandonarasuaristocráticafamiliayalasrígidasyobsoletasnormasquelagobernaban,envezdeformarunhogarconEugenia.—Reconozcoquemehacostado,perofinalmentelohehecho.—Noséporquémelocuentas,ahorayanoimporta.Estamosdivorciados,es
muytardeparaquemeafecten tusdecisiones.Aunquenovoyanegarquemealegroporti.—¿Deverdadesdemasiadotarde?Eugeniasenegóaresponder.—¿Porquémehascontratado?¿Yporquénohe sabidohastaahoraqueel
dueñoerastú?—Tehecontratadoporqueereslamejor.Además,nohaynadiequeconozca
mejormisgustosquetú.—¿Ylarespuestaamiúltimapregunta?Élseencogiódehombrosantesderesponder.—Elinoresuna romántica.No laculpesaella,yo le roguéqueno tedijera
nada.Noestabasegurodesiaceptaríasel trabajosisabíasqueerayoquientecontrataba.Eugeniarecordólopersuasivoquepodíasersuexmaridocuandodeseabaalgo
y,aunencontradesuvoluntad,comprendióasuasistente.—El trabajo es el trabajo. En cualquier caso, ahora ya no hay nada que se
pueda hacer. Limitémonos a ser profesionales. Iba a llamarte igualmente—sedetuvo un segundo al darse cuenta de lo que había dicho—, bueno a ti no, aldueño,peroalparecersoislamismapersona.Arthur sonrió, consciente de que Eugenia decía cosas sin sentido cuando
estabanerviosa.—Necesitosaberquéesloquequieresquehagacontucasa.—Quieroque la decores como si tú fueras a vivir en ella.Escoge loque te
guste,loquecreesquenecesitaunacasaparaqueparezcaunhogar.Ellaarrugóelceño,concentradaentratardeleersuexpresión.—¿Meestásdandocartablanca?—¡Exactamente!Tienescartablancaparahacerloquedeseesconella.Eugeniaasintió.—Unacosamás,¿vasavivirconalguienaquí?Notelopreguntoporqueme
interese a nivel personal —aclaró—, sino porque necesito saberlo para ladecoración.¿Deboañadiruntoquefemeninoparaqueellasesientacómoda?¿Omelimitoaponerlotodotalycomotegustaati?El corazón de Arthur se aceleró al escuchar la pregunta. No estaba todo
perdidoconella,sedijo,sijugababiensuscartaspodríarecuperarasuesposa.Ydeunacosaestabaseguro,arriesgaríacuantoteníasiconellolatraíadevueltaasuvida.—Inicialmente viviré solo, pero sí, tengo toda la intención de terminar
compartiéndolaconunamujer.Ella no respondió al instante, sino que se limitó a ofrecerle una sonrisa
forzada.—Demomentonotengomáspreguntas.Tellamarésinecesitoalgomásdeti
—dijo,dándoselavueltayentrandodenuevoenlacasa.
Nisiquieraseparóparaabrocharseelabrigo.AtodaprisatomósuscosasysemarchósingirarseparacomprobarqueArthurseguíaenlamismaposición.Encuantosaliódelascensorsacóelteléfonodelbolsoyllamóasuhermana.Catalina no respondió, por lo que saltó el buzón de voz. Desesperada por
soltar su rabia dejó un mensaje, más para sí misma que para que ella loescuchara.—Mañana por la tarde tenemos nuestra primera clase de baile. No se te
ocurrafaltaroretrasarte,¿meoyes?Quierollegarprontoyescogeralbailarínmásguapodelaacademia.Necesitodesfogarmispasiones,queteaseguroquehoysonintensas.
Capítulo6¿DEVERDADTODOSLOSHOMBRESSONIGUALES?
Catalina estaba furiosa: consigo misma por haberse delatado y con Aiden
Fischerportenertanaltoconceptodesímismo.Cómosehabíaatrevidoainsinuarquesolamenteporestarasuladoellapodía
bajarelnivelquesiempreimponíaensutrabajo.Tratandodecontrolarsehastaqueestuvierasola, se despidiódeNorma conun abrupto adiós y dejó atrás eláreadedespachos.Conlaideaenmentedeapaciguarsumalhumorpasódelargoelascensory
abriólapuertaquedabaaccesoalasescaleras.Debíabajarvariospisos,loqueeraidealparaquemarsuenojo.—¿Qué te sucede? —preguntó April al verla entrar mascullando para sí
misma.SuenfadoaumentóalrecordarqueporculpadelegodeAidenibaadejarasu
amigacolgadaconeltrabajoqueteníanesosdías.—Acabodesalirdeldespachodeldirectorderestauración—sutonodevoz
sonóburlónalpronunciarelcargo—.Tengounapreguntaasesinaparati.—¡Dispara!—pidiósuamigatratandodehacerunjuegodepalabras.—Situvierasquemataraalguienusandosolouncubierto,¿cuálelegirías?Y
novaledecirqueelcuchillo.—¿Novaleningúncuchilloosoloeldecarne?—Todosestánexcluidos.—Deacuerdo,entonceselijolospalilloschinos.Catalinalamiródereojo.—¿Deverdad?¿Porencimadeltenedor?Aprilasintióconseguridad.—¿Nohasoídohablarde la torturachina?Estoyseguradequesonelarma
perfectaparaunasesinato.Lospuedesclavareinclusopuedespartircosascon
ellos.Catalinaseestremeciódesoloimaginarselaescena.—¡Dios!Eresmalévola.Nadieque teveacon tucaraangelicaly tucabello
doradoseimaginaríajamásquepordentroeressádicayretorcida.April ibaareplicar,perosequedóconlapalabraenlabocacuandovioque
Raphael,otrocompañeroderestauracióndelmuseo,entrabaenlasalaenlaqueestabanellas.—Buenosdías,hermosasdamas—saludóesteconsubonitoacentoitaliano.Raphael llevaba dos años trabajando en el museo y se encargaba
principalmentedelmantenimientoyrestauracióndelaescuelaitaliana.ErajuntoconAprilelquemejorlecaíadetodalaplantilla.Eraunapersonadivertidae inteligenteconunasombroso sentidodel estilo.
Aunquenoeraguapoenelsentidotradicionaldelapalabra,sumaneradevestire incluso de moverse lo volvían un hombre increíblemente atractivo. Con sucabello negro, sus ojos del mismo color y esa nariz patricia que delataba suorigen,lograbaquemuchasmujeresgiraranlacabezaparamirarle.Élconfirmabaelporquélosdiseñadoresitalianoserantanvaloradosentodas
partes.No había nadie comoRaphael para ponerle valor a una simple camisablancayunosvaquerososcuros.Suvida amorosa anterior a su trabajo erauna incógnita para sus amigas, lo
que lo envolvía en un aura demisterio que lo hacíamás interesante si cabía.Mientras que April y Catalina habían hablado, en alguna ocasión, de susrelaciones, Catalina había obviado el tema de Aiden, pero sí que habíamencionado a Henry, a pesar de lo avergonzada que se sentía cada vez quepensaba en él. Raphael por su parte jamás había hecho alusión a nada quepudieraparecermínimamenteromántico.—Loseránparati,porqueaquílacompañera—señalóaCatalina—estádeun
humordeperros.Raphaellamiróconinterés.—¿Porqué?—Nocreoquehayasidobuenaideaqueyomeencarguedelarestauraciónde
laobracedidaporelNationalPortraitGallery.—Entiendo—adivinó—,elbuenodenuestrodirectoryatehasaturadoantes
deempezareltrabajo.Catalinaleofrecióunasonrisadeorejaaoreja,encantadaporquesuamigose
pusieratandescaradamentedesuladosinsabersiquieraloquehabíasucedido.—Algoasí.
—Así que era eso… —comprendió April recordando la pregunta sobreasesinatos.Raphaelabriólosbrazosylasasióaambas,unaacadaladodesuscostados.—La única solución que le encuentro a este peliagudo problema es que
salgamosestanochelostresjuntos.—¡Perosieslunes!—protestóApril.Élsediolavueltaparamirarlaconmalacara.—Porfavor,dejadeladoesamentalidadtuyatanbritánica—pidiómuyserio.—Nopuedo,soybritánica.Catalinarioporlobajo,menudoparteníacomocompañeros.Sinofuerapor
ellos,losdíasallíseríanigualesyaburridos.YesquemientrasRaphael era espontáneoydivertido,April erameticulosa
conpremeditadosarranquesdefalsaespontaneidad,propiciadossiempreporlasconstantescríticasdelitalianoasucarácter.Élsiguióconsudiscursocomosinolahubieraescuchado.—Disfrutemos ahora que todavía podemos. Dentro de unos años el
matrimonioyloshijossellevaránnuestrosañosdejuventud.April saltó como un resorte ante las palabras de Raphael. Se apartó de su
abrazoysepusofrenteaélparahablarle.—¿Matrimonio e hijos? Creía que habías dicho que nunca te casarías ni
tendríasdescendencia.Élseencogiódehombros,sinsoltaraCatalina.—Nohablabademísinodevosotras.Aprilnodijonada,perosuceñofruncidofuelosuficientesignificativopara
quenohicieranfaltalaspalabras.—Nopuedeshacereso,Raphael—comentóCatalinaconunasonrisa—,eres
nuestraúltimaesperanza.Sialgunadenosotrasnoencuentramaridovasatenerqueofrecertevoluntarioparasalvarnosdelasoltería.—Sutonoerajocoso,pero,aunasí,lasmejillasdeAprilseencendieroncomolagrana.—Porvosotrasloquesea—siguiólabroma—,yalosabéis.
Salieron del museo los tres juntos, ya que Raphael no permitió en ningún
momento que se olvidaran de su cita, y tras coger el metro se bajaron en laparadaquelosdejabamáscercadesupubfavorito.Eraelsitioalqueacudíansiempreque,trasunalargajornadalaboral,sentían
lanecesidaddebeberseunabuenapinta.Esanoche,alserlunes,estabamenos
concurrido de lo que era habitual, por lo que pudieron sentarse sin tener queesperaraqueunamesasevaciara.Catalinasealegródedisponerdeuntiempoconellosporqueesolepermitía
olvidarsedeloquetendríaquesoportaraldíasiguientecuandocomenzaranlastareasderestauración.William, el camarero que siempre los atendía, se acercó a ellos con una
sonrisaytrespintasdecervezaenunabandeja.Sindejardesonreírles,pusounadelantedecadaunodeellosylesofreciólacarta.—Buenastardes,chicos,¿vaisacenaralgo?—Sí,noesbuenobebercervezaconelestómagovacío—apuntóRaphaelcon
unasonrisapícara—.YoquieroSausageandmash[2]—pidiósinmirarlacarta.Ibantanamenudoquesesabíaelmenúsinnecesidaddemirarlo.—Yoquierounahamburguesacontodo—pidióCatalina,dándosecuentade
repentedelohambrientaqueestaba.Entre el estrés del trabajo y que no había dejado de darle vueltas a la
conversación que había mantenido con Aiden, apenas había comido nada amediodía,loquehabíacomenzadoapasarlefactura.—YoquierolomismoqueCatalina—sedecidióApril.Williamlessonrióysemarchóadaravisoalacocina.FueAprilquienretomólaconversación.—¿SoyyolaúnicaquepiensaqueWillesuncalcodeJimSturgess?Raphaelarqueóunaceja,pensativo.—Sisupieraquiénesesetipopodríaopinar,peronotengolamenoridea.Catalina,quienyahabíadadobuenacuentadesupinta,segiróparamirarasu
amigoconfingidacaradehorror.—¡Sacrilegio!—bromeó—,¿cómoesposiblequenoconozcasalmejoractor
británicodelahistoria?—¡Gracias,amiga!Nopuedocreerquenosepasquiénes—antesdequeel
italiano pudiera protestar, April sacó su móvil del bolsillo y se dispuso amostrarlelaimagendesuactorfetiche.—¿Eseltipoquellevasdefondodepantalla?Yoquecreíaqueeraunamigo
tuyo—bromeó,siempredispuestoamolestarla.April le lanzó una mirada asesina y Raphael, consciente de que se estaba
metiendoenterrenopantanoso,asintióconvehemencia:—Puessíqueseleparece.—Losdossonbritánicos—apuntóCatalinatratandodeaguantarselarisa.RaphaellamiróconcensurayAprilignoróelcomentario.
Laconversacióndioungiromenospeligrosocuandollególacomida.—¿Estásnerviosaporlodemañana?—inquirióApril.Catalina,quehabíatratadodeolvidarsedeellopalidecióalinstante.—Hagamos un trato—propuso Raphael, tratando de salvar la situación—,
cuando estemos en el Crown, los temas de trabajo están vetados. ¿Qué osparece?Lasdosestuvierondeacuerdoconlapropuesta,Catalinaporqueeltrabajoera,
precisamente, lo que trataba de olvidar, yApril porque se había dado cuenta,nadamásformularla,dequesupreguntahabíaafectadoasuamiga.—¿Pedimosotraronda?—Lacervezaestabafuncionando,sedijoCatalina,la
ayudabaadesconectarhastaelpuntodequetodoleparecíadivertido.—Pormí perfecto. ¿Creéis que es posible queWill sea familia de Jim? Se
parecendemasiadoparaqueseaunasimplecoincidencia.Ningunode losdosrespondió,encambio,Catalina le lanzóasuamigaotro
retodeljuegodepreguntas.—Pregunta sexy—anunció—, si pudieras acostarte una vez con Jim o las
vecesquequisierasconuntipoqueseparecieraaél,¿quéelegirías?AprilgirólacabezaparabuscaraWillconlamiradaaltiempoquesepensaba
surespuesta.—Preferiríaacostarmeconelverdadero—anunció,porfin.—Seríasolounavez—insistiólamorena.—Losé,peroyomeencargaríadequefuerainolvidable—comentósoñadora.
[2]TambiénllamadoBangersandMash:Salchichas,salsaypurédepatata.
Capítulo7HOYESELPRIMERDÍADELRESTODEMIVIDA
Catalinallegóalmuseocontiempomásquesuficienteparatomarseuncafé,
ponerselabataytranquilizarse.Lanocheanteriorsehabíaexcedidoconlaspintasdecervezayesosexcesos
leestabanpasandofactura,justocuandodebíatenerenalertatodossussentidosseencontrabalentaycansada.Como se había vuelto una costumbre, desde que Carlos le instalara la
aplicación, se puso los auriculares en las orejas y con su café en lamano sedirigióhastalasalaenlaquetendríaquetrabajarjuntoaAidenlaspróximastressemanas.La zona de los restauradores estaba formadapor salas, similares a las aulas
escolares,soloquesinpupitres.Enellasdestacabanlosarmariosmetálicos,queocupaban toda lapared,normalmente ladel fondo,yqueconteníangranpartedelmaterialnecesariopararealizareltrabajo.Sidichomaterialnoseencontrabaallí, entonceshabíaquebuscarloenelalmacén,unazonamásvigiladayaqueconteníamaterialesmuchomáspeligrososycostosos.Porelloallísíquehabíauncontroldeloquesesacabaydequiénlohacía.Normalmentesolosehacíanecesarioiralalmacénpararecogerlosaparatos
electrónicos,comolosinfrarrojos.Cuandoentróen lasalaD,se topóconqueAidenyaestabaallí,y,además,
había sacado del almacén todo lo necesario. Desconcertada, se sacó losauricularesysaludóconextremacortesía.—Buenos días, Catalina. Me alegra comprobar que eres tan madrugadora
comoyo.EllaasintióamododerespuestayrevisóladocumentaciónqueAidenlehabía
dejadosobrelaqueseríasuespacio.Sefijóenlosalicatesylosclavosoxidadosquehabíasobrelamesaysediocuentadequeélyahabíasacadoellienzodesu
sitio,loqueimplicabaquellevabaunratotrabajando.—Comencemos con los infrarrojos —pidió Aiden, quien lo tenía todo
dispuesto para ver las entrañas de la pintura—. Después podrás leer losdocumentos que te he dejado. Son básicamente una guía de los pasos queconsideronecesariospararecuperarelesplendororiginaldellienzo.Catalinaasintió,molestaporquecreyeraquenecesitabaleeresospapelespara
hacersutrabajo,ysecolocófrentealordenador,dejandoquefueraélquienseencargaradelodemás.Eldibujoqueseestudióenel infrarrojoeramuypreciso,claramentepasado
deuncartónyconuncalconítidodondesituabacadaunodelosdetallesdelavestimenta y allí lo elaboraba la pintura.Después había sido repasado con untrazofluidoapincelencolorrojizoqueyallevabaalacomposicióncompletadelaobra.—Deberíamosfijarelcolor—propusoCatalina—,hayzonaslevantadasycon
pequeñasescamasquepuedensuponerunriesgoparasurestauracióndesoporte.—Estoydeacuerdo.Siteencargasdeesaparte,yoprepararéunamezclade
White Spirit y etanol para descargar el barniz de restauraciones anteriores yprepararélaobraparasutratamientodesoporte.Catalinavolvióaasentir,reaciaahablarconél.—Sitienestrabajoquehacereneldespachopuedoocuparmeyosoladeesa
parte—propuso,ansiosaporqueélaceptaramarcharseyladejaraasolas.—Demomentopuedoorganizarme,perograciasportuoferta.Inclinó la cabeza sin decir nada que delatara el malhumor que supuso su
negativa.Ambos continuaron con lo que estaban haciendo sin mediar palabra. El
silenciodeCatalinasedebíaprincipalmenteadosmotivos:elprimeroelintensodolordeestómagoquelehabíadejadolaresacaylasegundaymásimportante,parademostraraAidenquesupresencianoladistraía,nisiquieraeraconscientedeella.Noobstante, élnopareciódarsecuenta siquierade sus intenciones, loquedealgunamaneralasconvertíaenabsurdaseinnecesarias.Dispuestaademostrarlelopocoqueleafectabatenerlecerca,comentó:—Sinoteimportamegustatrabajarconmúsica—señalósusauriculares—,
deestemodonotemolestaré.Aidenalzólavistauninstanteconunaexpresiónherméticayasintió.Catalina
nosuposisusesfuerzospordañarsuegosehabíanvistorecompensadosono.Decualquiermanera,esperabahaberlogradosuobjetivo.Ajustóelvolumendemaneraquepudieraescucharlosiélsedirigíaaellayse
dispusoahacersecargodesupartedeltrabajo.Fijarelcoloreraunadelaspartesmásimportantesdelarestauraciónporque
deesemodoseevitabaquelapinturaperdierasuautenticidad.—¿Has visto la zona acuchillada que hay debajo? —preguntó Aiden
acercándosesigilosoaella.Catalinasesobresaltóalsentirlotancerca.Sucuerpola traicionóencuantonotósu respiraciónensunuca.Elvellose leerizóysupulsoseaceleróconrapidez.—Sí.Pretendíanrebajarelnivel.Aidenestuvodeacuerdoconqueeseeraelmotivo,peronoseapartó.Tardó
másdelonecesarioenregresarasulugaroriginal.—Después de aplicar el barniz voy a dejarlo para que se fije.Mientras eso
sucedepuedesleerlosdocumentosquetehedejadoo,siloprefieres,puedesirteacomer.Catalina sedio cuentadelmodo sutil enqueestabadiciéndolequeno tenía
ninguna intención de compartir con ella nada más que trabajo. No es que lesorprendiera, después de la charla que le había dado en su despacho, perotampocoesperabaquesiguieraconelmismotema,dadoquetodohabíaquedadoaclaradoentreellos.—Saldréacomer.Gracias.Despuésleerélosdocumentosquemehasdejado
paraseguiralpiedelaletratusinstrucciones—dijoenuntonoqueeracualquiercosa,menossumiso—.De todosmodos,hastamañananocreoquevayamosapodercomenzararetirarelbarnizoxidado.—Tienesrazón.Porello,encuantolohayacubierto,regresaréamidespacho
paraocuparmedeotrosasuntos.Teveréaquímañanaalamismahora.—Hastamañana,entonces—sedespidiósindejarentreverniunápicedesu
desilusión.PorsuerteparaCatalina,April todavíaseguíaensusalacuandosepasópor
allí. Su amiga se sorprendió de verla, pero prudentemente no hizo alusión alhechodequefueraacomerconellaynoconsucompañerodeproyecto.Habitualmente los equipos que trabajaban en las restauraciones solían
agruparseysaliracomer juntos.Dehecho,apesardesurelacióntancercana,Raphaelhabitualmentealmorzabaconsuscompañerosdelaseccióndemaestrositalianos.Elmuseodisponíadecateringycomedorparalostrabajadores,ubicadolejos
delazonahabilitadaparalasexposicionesylosvisitantes.Allísecongregaban
desde las secretarias y los del equipo de seguridad hasta los encargados delmantenimientoylimpiezadeledificio,loscomisariosdelasexposicionesactivasy,porsupuesto,losrestauradorescomoCatalina,ApriloRaphael.Noobstante,habíaunaseparacióntácita,porlacualcadaunodelossectoresquetrabajabaenelmuseoserodeabadesuscolegas.—¿Porquénotienesresaca?—preguntóCatalinamientrasambassedirigían
alcomedor.—Lacervezanomeafecta.—Puesamísí.Asíquelapróximaveznomedejesbebertanto.—Meparecióquelonecesitabas.Trabajarconeljefeteestáafectandomucho.
Al principio pensé que debía felicitarte, pero ahora estoy comenzando aplantearmedarteelpésame.—Esposibleque tengasquehacerlo—dijo tratandodesonreír—.Almenos
tengoelconsuelodequeestemporal.—¿Quétaltehaido?Catalinanosesentíaconánimoderesponder,demodoqueoptóporevitardar
unarespuestarecurriendoasujuegohabitual.—Preguntafriki—anunció—,sihubieraunabatallaentreLordVoldermorty
Sauron,elseñoroscuro,¿quiéncreesqueganaría?Aprilnotitubeó.—LordVoldermort,notengoningunaduda.—¿Porquéestástansegura?—En primer lugar, porque es inglés y en segundo lugar porque, aunque no
tienenariz,esunpocomásconsistentequeSauron,queessolounojollameante.—Tienesentido—aceptóCatalina.—¿Elqué?¿Lodequeesgenialporseringlésolodeque,aunquenotiene
nariz,almenostienecuerpo?—Lodequeesinglés,porsupuesto.—Porsupuesto—repitióAprilmuyseria.
Capítulo8¿BAILAMOS?
Tal y como le había prometido a su hermana, Catalina llegó a la academia
quinceminutosantesdequecomenzaranlasclasesdebaile.Sehabíacambiadoderopayllevabamallasyzapatillascómodas.Loszapatosdetacónlosllevabaenunabolsaaparteparaponérselossiterminabasiendonecesario.Carlos leshabíadichoque los ritmosde salsa sebailabancon tacones,pero
ellanosesentíalosuficientementeseguracomoparallevarlosdeinicio.Comosuponíaquesucedería,cuandoentróen laacademiadescubrióquesu
hermanamayoryaestabaallíy,comoeradeesperar,dadosucarácterabiertoycordial,yahabíaentabladoconversaciónconcasitodossuscompañeros.Fueellaquien tomó la iniciativaypocoapoco fuepresentándole a losque
teníamáscerca.—Estela—llamóEugeniaaunamujerdeunossesentaypocosaños—,estaes
mihermanapequeña—presentó.Lamujerseacercóaellaylediolosdosbesosderigorenlasmejillas.—Encantada de conocerte, Catalina; tienes un pelo precioso —halagó la
mujer,tomandounmechóndesucabelloparanotarsutextura.Eugeniariodebuenaganaantelaspalabrasdelamujermayor.—Puesellaloodia—explicó—.Estelahasidopeluqueratodasuvida,perose
jubilóysevinoavivirconsuhijo,quese trasladóaLondreshacecincoañosparatrabajar—ledijoaCatalinaamododeexplicación.—¿Cuántotiempollevasaquí?—bromeóCatalina.Aunque sabía de la facilidad de su hermana para entablar conversaciones y
haceramistades, erademasiada informaciónparahaberla recabado en tan solounosminutos.—Elsuficientecomoparaquenoshaya interrogadoa todos—respondióun
hombre,conacentoandaluz,deunoscuarentaaños—.YosoyManuel, trabajo
de traductor freelance.CreoqueaAnaya laconoces.—Señalóa lachicaquetrabajabadeaupair.—Asíes.Encantada,Manuel.Hola,Ana.Quedaban dos personasmás por presentarse, pero cuandoCatalina estaba a
puntodetomarlainiciativayacercarseellamismaaellos,Carlosseaproximóalgrupodecididoadarcomienzoalaclase.—Catalina,túbailarásconBruno—dijoCarlosseñalandoaunhombrealto,
moreno,deojoscolorcaramelo.Noeraunchicoguapo,perosíqueeraatractivoeinteresante.Atravésdesu
jerseyysusvaquerossepodíaadivinarque teníauncuerpo trabajadoy firme.EramásaltoqueCatalina,porloqueestaadivinóqueibaapasarsetodalatardeconelcuellolevantado.El aludido se acercó a ella con una sonrisa que acentuaba todavía más su
atractivo.—Hola,Catalina,encantadodeconocerte—saludóaltiempoqueseinclinaba
haciaellaparadarledosbesos—.SoyBruno,trabajodeprofesordeespañolenuninstitutoyllevodosañosviviendoenLondres.—Encantada,Bruno—contestócontimidez—.Yotrabajoderestauradoraen
laNationalGallery.—¡Losé!Túhermananoslohacontado.—¡Típicodeella!Enesecasoimaginoquesabesquetengoveintinueveaños
yquesigosoltera.Brunosoltóunacarcajada,peronolonegó.—¡Qué suerte tienen algunas!—musitó la aludida, lo bastante fuerte como
paraqueBrunolaoyeraysegiraraparasonreírle.CarlostambiénsegiróenesemomentoymiróaEugeniaconguasa.—YobailomejorqueBrunoysoytupareja.—¿Deverdad?—inquirióconasombro.Elprofesordebaileasintiósindejardesonreír.—Enesecasoretirolodicho,laúnicaquetienesuerteestatardesoyyo.Sus compañeros sonrieron ante la broma de Eugenia y las risas borraron
cualquierposibletensión.Bailar con Bruno fue agradable. Y no solo porque él demostró tener una
pacienciainfinitasinoporqueCatalinasupodejarsellevar,porprimeravezensuvida.
Quizáseléxitosedebióaquenoseesforzódesesperadamenteporpillar lospasoso, talvez, fueporque lamúsicaqueCarlos lehabíaobligadoaescucharcumplió con su objetivo y logró que dejara de estar encorsetada por losprejuiciosdelosdemás.Fueracomofuera,esatardeCatalinaporfinsintióqueestababailando.La conversación de su pareja fue agradable y, contra todo pronóstico, el
ejercicio logróquealiviara tensionesy seolvidaradeldía tancomplicadoquehabíatenidoeneltrabajo.—¿Quéteestápareciendolaclase?—inquirióBruno,altiempoquelemovía
losbrazosparaqueellasiguieraelritmoconsucuerpo.—Megusta.Noesperabadecirlo—yañadió—,almenosnosinceramente.—Mealegro.—Rioél.—Ytú¿cómollegasteaquí?—AtravésdeElías—señalóalchicoquebailabaconAna—.Eseldueñode
lacafeteríaalaquevoycadamañanaapormidosisdiariadecafeína.Estacercade donde trabajo —aclaró con un guiño—. Fue pedirle un café y saberinmediatamente que era español. Desde ese momento entablamos amistad ycomencéasentirmemenossoloaquí.—¡Québien!Brunoasintió.—ElíasescomoCarlos, losdosacogenagentealaquelecuestaadaptarse.
¿No te has fijado que estomás que una academia parece un club social paraespañoles sin familia?—señaló con un gesto de la cabeza lamesa que habíapreparadaenunlateral,llenadeplatostapadosconpapeldealuminioyvasosdeplástico.—¿Quéeseso?—La cena de los martes. Si quieres comer algo típicamente español en
Londres debes venir aquí. La tortilla de patatas deEstela es espectacular y eljamón que trae Elías es auténtico jamón serrano, nada de los sucedáneos quepuedasencontrarporaquí.—¿Hayquetraeralgo?—Solositienesalgunaespecialidad.Catalinasesonrojó.—Creo que se me da bien hacer cualquier tipo de arroz, pero no le pega
muchoaunacena.Brunosonrió.—¿Eresvalenciana?
—Nacíallí,mimadresíqueesvalenciana,peromipadreesgallego.—Yo soy de Barcelona, Manuel es de Málaga, Ana de León, Carlos y su
padre, Héctor, son cubanos, Estela madrileña, Elías extremeño y Angie deLondres —señaló a la rubia que bailaba con Manuel—, pero su madre esespañola.Yalaconocerás,suelevenirlosjueves.—Nosoismuchos.—Síquelosomos,aunqueraravezcoincidimostodoselmismodía.Aunasí,
los juevesestosueleestarmásconcurrido—añadióconpicardía—ylascenassuelensermásespectaculares.Carlos les llamó la atención para que dejaran de distraerse hablando y la
conversaciónllegóasufin.Continuaronaprendiendolospasosycuandotodosempezaron a quejarse del cansancio, el profesor, resignado, aceptó dar porterminadalaclase.Comoeradeesperar,todossereunieronalrededordelamesaconlacomida,
sesacaronlasbebidasdelaneveraysedispusieronapicotearlasviandas.CarlosinterceptóaCatalinaantesdequellegarahastadondeestabaEugenia,
quienyaseestabasirviendounabebidayconversandoconabsolutaconfianza.—¿Hashecholosdeberesquetepuse?—preguntóesperanzado—.Estanoche
lohashechomuybien.—¡Gracias!Brunomehaayudadomucho.—Sabíaquecongeniaríais.¿Ybien?¿Tienesunacanciónparamí?—Sí.—Muybien,pónmela.Contimidezseñalósubolso,quehabíadejadosobreelbancolargodemadera
pegadoalapareddelfondo,yseencaminóhastaallíparacogersuteléfono.Carlos la esperó donde lo había dejado y Catalina agradeció el detalle de
haberseapartadodelosdemásparadarleciertaintimidad.Regresóhastaélconelmóvilenlamano,buscandolacanciónelegida.—¿Latienes?—Sí.—Puesvamosaescucharla.Catalinaasintióypulsóelplay.Elprofesordebailenodijonadahastaquela
melodía terminó.Nisonrióni fruncióelceño,seabstuvodedarningunapistasobreloqueestabapensando.—¿LadyGaga?—preguntóenelmismotonoimpasible,cuandoestaterminó.—Sí.EstabacomenzandoasentirseincómodacuandolabocadeCarlosseestiróen
unasonrisagrandiosa.—¡Vaya!¡Vaya!Esosíquenomeloesperaba.LadyGaga,nadamenos.—¿Quéquieresdecir?—Quierodecirquesabíaquenomeequivocabacontigo.Catalinasonrió,encantada.—¡Eresunarebelde!
Capítulo9QUEESTOSEACABEPRONTO,PORFAVOR
Tras una semana infernal en la queCatalina había tenido que lidiar con las
dotesdemandodeAidenFischerylaobsesióndeEugeniaporlaacademiadebaile;porfinpudotomárseloconcalmaelfindesemanaysalirconsusamigos.Esesábadopor lanochehabíaquedadoparacenare iralcineconRaphael.
April,quiennormalmentelosacompañaba,habíatenidoqueasistiralabodadeunaamigadel instituto,por loquenoestabaen laciudad.Elhechonohabríatenido mayor importancia de no ser porque la amiga ausente era siempre laencargadadedecidiracuál,delasdospelículaspropuestas:unaporCatalinayotraporRaphael,quenuncaseponíandeacuerdo,ibanaver.Convencidadequeesanochenoseibaaaburrir,sepusounvestido,taconesy
elabrigoysalióalencuentrodeRaphael.—¡Quéelegantevas!—HeaprovechadoqueestanochenotenemosquecenarenelpubdeltalWill
paraarreglarmeunpoco.Catalina se dio cuenta en ese momento de que ella misma había hecho lo
mismo.Normalmente cuando iban los tres juntos siempre terminaban cenandoenelmismolugar.—¿Qué te parece si hoy vamos a Covent Garden e improvisamos dónde
cenar?—propusoRaphael.Ella estuvo de acuerdo y con esa idea en mente caminaron hasta el metro
sintiéndoseunpococulpablesdealegrarsedequeAprilnoestuvieraallí.Habíancaminadounoscincominutos,trassalirdelmetro,cuandoRaphaelse
detuvodegolpeconlamiradaclavadaenalguienpordelantedeellos.—¿EsenoesAidenFischer?Catalinabuscóconlamiradaysetopóconunaparejaquecaminabadelbrazo
pordelantedeellos.Estabandeespaldasaellos,perolafisonomíadelhombre
eraidénticaaladesujefe.—Síqueparece—admitió,fijándoseenlamujer.Aunque lo único que pudo ver de ella fue su pelo largo y rubio y su
espectacularfigura,queseadivinabaapesardelabrigoquellevaba.Durante unos instantes ninguno de los dos se movió, pendientes de lo que
hacíalaparejaquelesprecedía.Seguíaninmóvilesenlaaceracuandolosvieronentrarenunrestaurante.—Entremos aquí —dijo tirando de Catalina para ir al mismo restaurante
italianoenquehabíaentradoAidenysupareja.Ellaclavólospiesenelsueloparaevitarquelaarrastrara.—Perosinuncaquierescomerenrestaurantesitalianos.—Pues hoy sí. Estoymelancólico y necesito comida queme recuerde ami
madre—volvióatratardemoverla.—¡Puesllámala!—Loharé.Despuésdecenar.Suamigajugósuúltimabaza.—Meniegoaquetepaseslanochecriticandolacomida.Raphaelparecíaindignadocuandorespondió.—Solocriticoalosmalosimitadores,peroestoysegurodequeelchefesun
compatriotaquesabecómoservirlapasta.—Lo que tú digas—se rindió—. Pero no quiero que Aiden nos vea y se
pienseloquenoes.Raphaelnoentendióa loquese refería,por loqueno ledio importanciaal
comentario.—Si entramos te dejo elegir a ti la película. —No esperó a que Catalina
aceptara,tiródeellaconfuerzayatravesólapuertadelrestaurante.Inmediatamente se les acercóun camarero para preguntarles si iban los dos
solos.Raphaelnodesaprovechólaocasión.—¿Nospuedeponerlomáscercaposibledelaparejaqueacabadeentrar?Catalinasetropezóconsuspropiospiesalescucharlapeticióndesuamigo.
Por si no era suficiente locura seguirle hasta allí, ahora Raphael también seproponíaacosarledurantesucenaromántica.—Esnuestrojefe—escuchóqueestabaexplicándolealcamarero—,ynoes
uno muy agradable, por cierto. No nos vendría mal enterarnos de algo malosobreél.Porejemplo,quesorbelasopaoquesehurgalanarizmientrascome—bromeó.ElhombresonriócomosilaspalabrasdeRaphaelfueranlacosamásnormal
delmundo.—Entiendo.Síganme,porfavor.Raphael victorioso y ella temblorosa cumplieron con la petición y se
adentraron en el comedor. Aiden y su acompañante ya estaban acomodadoscuandoentraron.GraciasaDios,Aidenestabasentadodeespaldasalaentrada,loquetranquilizóunpocoelagitadopulsodeCatalina,yaquehabíaunaínfimaposibilidaddequeélnolosviera,queyapuestos,eramejorquenada.—¿Aquíestábien?—¡Perfecto!Gracias—aceptóRaphael,encantado.Elhombrelestendiólascartasysemarchóparadarlestiempoadecidir.Catalinaestabatannerviosaquenisiquierasesintióconfuerzasparaabrirla
suya.—Conqueel jefehavueltoconsuex—murmuróRaphael,encuantopudo
verbienalaacompañantedeAiden.—¿Quiénes?—Suexmujer:HeidiKlein.—¿Esalemana?—Su familia esdiplomática.Supadre estádestinadoenEEUUyellanació
allí.Aunasí,juraríaquetienelanacionalidadalemana.—¿Cómosabestantosobreella?Raphaelseencogiódehombrosparaquitarleimportanciaaltema.—Trabajamosjuntosunatemporada.—Sinosvemevoyamorirdevergüenza—lloriqueóCatalina.—¿Porqué?Aversinovamosapodercomerdondequeramos.Catalinasintióunpinchazodearrepentimientopornohaberlecontadonadaa
Raphael sobre el estúpido enamoramiento que había tenido con su jefe, unosaños atrás.De haber sido sincera con él no se estaría viendo en esa situaciónsurrealista.—¿Recuerdas que el otro día me llamó a su despacho?—preguntó en un
susurro.—No hace falta que hables tan bajito.No te oye con lamúsica y tampoco
estamostancerca—retomólaconversación—.Síquemeacuerdo,fueellunes,¿no?Catalinaasintió.—Fue para decirme que esperaba que trabajar con él no me supusiera un
problemaaniveldeconcentración.Raphaelparpadeó,sorprendido.
—¿Cómodices?Catalina tomó una bocanada de aire que llenó sus pulmones y expiró con
lentitud.—Supongoquemelodijoporquesediocuentadequehacealgúntiempome
creíenamoradadeél.La llegada del camarero interrumpió la respuesta de Raphael, que tomó la
iniciativa y pidió por los dos, lo que consideró que era lo más atractivo delmenú.Catalinaloagradecióporquenisiquierasehabíamolestadoenmirarlacarta.—¿Yquévasahacer?—¿Conqué?—Consuego.¿Conquésino?Suamigoretomóeltemaencuantovolvieronaquedarseasolas.—¡Nada!Novoyahacernada.Dehecho,prácticamentenoledirijolapalabra
mientrastrabajo.Raphaellopensóunosminutosyfinalmentehabló.—Noessuficiente—yañadió—:Ahoravuelvo.Catalina sintióque se le iba a salir el corazóndelpechocuandovioque su
amigoselevantabaysedirigíahaciadondeestabaAiden.Afortunadamentepasóde largo y se dirigió hasta el baño, que estaba al fondo del comedor.Regresóunosminutosmás tarde,perosupasoera lento, tan lentoqueencuantoAidenlevantaralacabezalovería,sedijoCatalina.Efectivamente,talycomohabíatemido,sucedió.Aidenalzólamiradadesu
platoparahablarconsuacompañanteysetropezóconRaphael.Sesaludaronconlacabezayconlaextremacortesíadelaqueelitalianohacía
galaseacercóaellos.AlparecertambiéneraamigodelatalHeidiporquelamujerselevantócon
unasonrisabrillanteyloabrazó,dándoledosbesos.Catalinanosabíaquelasalemanaspudieransertanefusivas.Raphael le devolvió el abrazoy señalóhacia donde estabaCatalina, quede
haber podido se habría escondido debajo de la mesa. Los tres miraron en sudirecciónyellasevioobligadaasonreírconfingidanaturalidad.No se permitió pensar en lo atractivo que estaba Aiden con un jersey de
cashmereazulceleste.Encambio,aprovechólaoportunidadparafijarsebienensuexmujer.Era la típicabellezaalemanadeojosazulesycabellorubio,altaydelgadayconmuchoestilo.Raphaelregresóalamesaconunasonrisavictoriosaenloslabios.
—¡Solucionado!—anunciómientrassesentaba—,yanocreoquepiensequeestásinteresadaenél.—¿Quéhashecho?—inquiriópreocupadaporlaposiblerespuesta.—¡Nada!Sololehehechosaberqueestabaaquícenandocontigo.Lodemás
lohedejadoasuimaginación.Catalinanodijonada.Dehecho,seesforzópornomirarhaciadondeestabala
mesadeAiden.Podíahacerlo, sedijo, laconversaciónde suacompañanteerainteligenteydivertidaylacomidaeraexquisita.—Por si te interesa sehagiradounpar devecesy aHeidi no le ha tocado
siquieralamano.—Nomeimporta.Raphaelseencogiódehombros.—¡Muybien!—¿Deverdadestámirando?ÉlseriodeunmodotanexageradoquecualquierahabríadichoqueCatalina
acababadecontarleunchistebuenísimo.—¡Noexageres!—¿Porqué?Fingirqueestoyinteresadoentieslomásdivertidoquehehecho
enmuchotiempo.—¡Vaya!Gracias.Raphaellamiróconintensidad,perosemantuvoensilencio.Unosinstantesdespués,Catalinasesobresaltócuandosintióunamanocálida
ensuhombro.SediolavueltaenlasillaysetopóconlamiradaintensadeAiden.—Buenasnoches,chicos—sedespidió—,esperoquedisfrutéisdelacena.—Todo estaba delicioso —corroboró Heidi—. Raphael, ha sido un placer
volveraverte.MiróaCatalinayletendiólamanoconunasonrisa.—SoyHeidiKlein.Antetalgestodecortesíasevioobligadaalevantarseyestrecharsumanode
perfectamanicura.—CatalinaObando.Lamujerabriólosojossorprendida.—¿CatalinaObando?—repitió—, ¿tienes una entrevista en elmuseo de El
Pradoelpróximomes?Sorprendidaporquelosupiera,asintió.Lapinacotecaespañolasehabíapuesto
en contacto con ella porque, según le habían dicho, estaban interesados en su
trabajoyhabíaunaposibilidaddequelacontrataranyaqueibaaquedarvacanteunpuesto.Catalinasabíaquenoeralaúnicacandidata,dehecho,habíadoscandidatos
másparaelpuesto,noobstante,elhechodehaberquedadoentrelostresúltimosdetodoslosquesehabíanpresentadoalaentrevistainicialyaeraunlogro.—Puesesperoquetengaséxitoypodertrabajarcontigomuypronto.Aidensetensóderepente.—¡Gracias!¿Trabajasenelmuseo?Lamujerasintióconunasonrisa.—OstentoelmismocargoqueAiden—explicóconnaturalidad,sinunapizca
deafectaciónoprepotencia.Era evidente que Heidi no solo era atractiva, educada y amable, sino que
ademáseraunamujer inteligenteydeéxito. ¿Porqué sehabríadivorciadodeAiden?¿Habríaninfluidosuscarrerasyladistanciageográfica?DejódeladosuspensamientoscuandoAidensedirigióaella.—¿Estáspensandoendejarnos?—preguntóenuntonobrusco.—Así es, pero solo si el museo de El Prado o el Louvre se animan a
contratarme—respondiósaltándoselosformalismos.Heidi rio, afirmando que estaba de acuerdo con sus elecciones, y Raphael
intervinoparaaligerarlatensiónqueemanabadeAiden.—Sonlosdosmejoresmuseosdelmundo,yotambiénharíalomismo.Aidennovolvióahablar,nisiquieracuandosedespidieronyCatalinaestaba
temblandocuandosesentódenuevo.—Acabas de marcarte un hat trick con el mismísimo Aiden Fischer —
aplaudióRaphael—,nohaydudadequeestanochehasmagulladosuorgullo.Después de esta noche, ni un hombre con un ego del tamaño deWestminstercreeríaqueestésinteresada.
Capítulo10¿QUIENTIENEUNHERMANOTIENEUNTESORO?
Catalinasedespertósobresaltadaeldomingoporlamañanacuandosintióque
algo pesado le caía encima. Su primera reacción fue defenderse, por lo quelevantó los brazos y las piernas, tratando de golpear al intruso que habíainterferidoensumerecidodescanso;hastaqueenmediodelaneblinadelsueñoescuchóunarisafamiliar.Gruñó,conlosojosabiertos,perotodavíasinsercapazdesituarseyempujó
confuerzaalpesadobultoquesenegabaamoverse.—Devuélveme las llaves de mi casa—pidió, cuando logró despertarse del
todo.—¡No!—zanjóEugenia,moviéndosedeencimayrodandohastaponerseasu
lado.Noobstante,comonoestabadeltodocómodadiountirónalaalmohadayselaacomodóasugusto,dejandoaCatalinaconlacabezaenelcolchón.—¿Porquéerestanmolesta?Eugeniaselimitóasonreír.—Noesculpamíasinodepapáymamáporhacermeasídeestupenda.Catalinasedioporvencida.—Lo que tú digas. ¿Qué haces aquí tan temprano? ¿No sabes que es
domingo?Suhermanaseencogiódehombros.—Tengoquecontarteunacosa.—¿Ynopodríashaberusadoelteléfonoparaeso?Negóconlacabeza.—Comobienhasdichoesdomingo,asíquevamosacomerjuntascomodicta
latradición.¡Dúchateyvístete!—¿Quémeibasacontar?—preguntó,reaciaaabandonarlacama.—¡Después! Ahora haz lo que te digo. Yo te esperaré aquí —comentó
acomodándosemejorenlacama.Catalinanoprotestó,sabíaquesuhermanaeraimposiblecuandoqueríaalgo
y,loquefueraquenecesitaracontarledebíadeserimportantesilahabíallevadohastaallí.Normalmente cenaban juntas los domingos, solamente comían en las
ocasionesenlasquesuspadresseencontrabanenlaciudad.Ningunadelasdoshermanas era madrugadora por lo que la cena era mucho más cómoda paraambas.Un pensamiento pasó por la cabeza de Catalina que hizo que saltara de la
camacompletamentealerta.—¿Estásembarazada?¿Esesoloquenomepodíasdecirporteléfono?Eugenianiseinmutó.—Todavíano.Consciente de que no iba a lograr que le contara nada hasta que ella no
decidierahacerlo,semarchóenfurruñadaalbañoparadarseunaducha.UnpardehorasmástardeestabanlasdossentadasenElPirataofMayfair,un
bardetapasespañolalqueacudíanconregularidad.Lacomidaallíeraexcelenteyeljamóneraauténtico,motivoporelquelovisitabancasicadasemana.—¿QuevasadecorareláticodeArthur?Eugeniaasintióconvehemencia.—Perolociertoesqueesoesloquemenosmepreocupaahoramismo.Esun
espacioasombrosoyvoyadisfrutartrabajandoallí.—¿Entonces?¿Cuáleselproblema?—PuesqueArthurtienepensadovivirconunamujer.Inmediatamentedespuéslecontócómohabíadescubiertoquesuexmaridoera
eldueñode la casay cómoeste lehabía explicadoqueestabaviviendoenunhotelhastaqueeláticoestuvieralisto.Durante los tres años que había durado sumatrimonio,Arthur nunca había
aceptado laspeticionesde sumujerdedejar lamansióndeMayfair en la quevivíanconlamadredeesteytrasladarseaunapartamentoenKnightsbridge.Noobstante,despuésdedivorciarseestedecidía,porfin,alejarsedesuentrometidaprogenitora.Tras la explicación, Catalina comprendió losmotivos que habían llevado a
Eugeniaamadrugareinvadirsucasa.Consciente del carácter de su hermana contó hasta diez antes de responder.
Eugeniaeralareinadeldrama,porloqueteníaquemedirmuchosuspalabrassiesperabadisfrutardeunacomidaagradableenlugardeunaregadaporlágrimas.—¿Yesotepreocupa?—Nomepreocupa.¡Memolesta!—¿Porqué?Fuistetúlaquequisodivorciarse.EugenialelanzóunamiradamatadorayCatalinasupoqueteníaquesermás
sutilsiesperabasalirairosadelasituación.—Memolestaporqueyoestoysola.Noporqueéltengaaalguien.—¿Noloentiendo?Estássolaporquequieres.Eres tú laquequiereunhijo,
peronodeseaunmarido.—Esonoesverdad.Catalinanodijonada,selimitóamirarlasignificativamente.—Lo que me pone furiosa es que haya rehecho su vida tan pronto —se
lamentó—.Deberíaestardestrozado,igualqueyo.Catalinatuvolacertezaenesemomentodequenoeraciertoquesuhermana
tuvieracelosporquesuexmaridohubierarehechosuvidayellano.EllamismahabíasidotestigodelofelicesquehabíansidoArthurysuhermanadurantesurelación. El único problema que había habido en sumatrimonio había sido laobsesión de la familia de él con que Eugenia se quedara embarazada. Unaobsesiónquehabíaterminadoporafectartambiénaesta.YquehabíallevadoaEugeniaahuirdespavoridadeesacasa.—¿Notepareceextraño?—inquirióCatalina.—¿Elqué?—¿Por qué te ha contratado a ti de todos los decoradores de interiores de
Londres?—¿Porquesoylamejor?Decididaanocrearmásconflictosobviólamodestiadesuhermanamayory
redirigiólaconversaciónhaciadondeelladeseaba.—Yocreoqueesporotracosa.Obienporquepretendeponertecelosaobien
porquequierequedecorestúeláticoparaquevivasallíconél.—Te recuerdo que estamos divorciados. Las personas que se separan no
conviven.—Haymuchasparejasquevuelvenajuntarsedespuésdeundivorcio.Sobre
todo,silosmotivosquelosllevaronasepararseyanoestán—comentómientrassellevabaunapatatabravaalaboca.—¿Quiénhadichoqueyanoestén?—inquirióEugeniaaladefensiva.—Tú.¿Noacabasdecontarmequesehaidodecasadesumadre?
Muyasupesar,Eugenianopudoobjetarnada,aunquefulminóasuhermanaconlamiradaporhaberlacaladocontantafacilidad.
Capítulo11NOSOYYO,ERESTÚ
EncontrarsedenuevocaraacaraconAidendespuésdelosucedidoelfinde
semana, era cuantomenos incómodo.Aunque él nohizoningunaalusión a suencuentronicambiósuactituddistanteconella.CatalinasabíaqueestabamolestoporlaposibilidaddequedejaralaNational
Gallery, pero si fuera justo entendería que llegar al museo de El Prado o alLouvreeraelsueñodecualquierrestauradordearte.Y,aunque,noestabaseguradeladecisiónquetomaríasi leofrecíanel trabajo,lociertoeraquenecesitabaprobarse a símismaydescubrir si estaba a la alturade loque se exigía en lapinacotecaespañola.Talycomoerahabitual,desdequeiniciaronlarestauraciónconjunta,Aidenla
castigó con su absoluto silencio, solamente interrumpido cuando era necesarioporeltrabajo.—Creoquedeberíamoscomenzaryalareintegraciónendosfases—propuso
él.—Me parece lomejor. Si lo deseas yome haré cargo de la capa de barniz
Damar.—Loveremossobrelamarcha—fuesurespuestaylaúltimavezquehablóen
lorestantedeldía.Agradecidaportenermúsicaconlaquesentirsemenossola,seconcentróen
su trabajo. Para su mala suerte se encontró varias veces tarareando algunacanción en un tono lo suficientemente alto como para queAiden lamirara y,seguramente,lacensurara,tachándolamentalmentedepocoprofesional.Paraacabarderematarellunes,Aprilestabacompletamenteida.Habíaidoa
buscarlaparacomer juntasyhabía sido igualquesi lohubierahechosola.Suamiga,normalmentejovialycharlatanaestabacompletamentederrotada.—¿Quétepasa?
—¿Creesquesoyviejaparaestarsoltera?—preguntóderepenteesta.—¿Cómodices?—Nada.¡Déjalo!—¿Tepasóalgoenlabodadetuamiga?Esnormalquelagentetepregunte
queporquénotehascasado.Amímepasaconstantemente—comentótratandodeadivinarloquelesucedíaalarubia.Aprilalzólacabezaparamirarla,peroretirólavistaantesdecruzarseconsus
ojos.—Erasolounapregunta.¡Estoybien!Catalinaoptópornoinsistir,sibiensabíaquenoloestaba.—CreoquevoyapedirleunacitaaWilliam—anunció,derepente.—¿William?¿EldelCrown?—Hace mucho que no salgo con nadie. La mayoría de mis amigos están
casadosyconhijos.Puedequetengaquecomenzaraplanteármeloenserio—seencogiódehombros—,yasabesquemegustanlosniños.—¿Qué les pasa a todas las mujeres que conozco que no hacen más que
pensarenbebés?—¿Eugenia?—preguntóApril.—Por supuesto que Eugenia. Todas mis preocupaciones provienen de mi
hermana. No me malinterpretes, me gusta tenerla cerca. Después de que mipadresejubilarayregresaraaEspañaconmimadremesentímuydesamparada.SinohubiesesidoporEugeniayomismamehubieraidoconellos.Elproblemaes quemi hermana es demasiado exagerada tanto para lo bueno comopara lomalo.—Amímecaegenial.—Yamí,essoloquesientoquedeberíatomarselascosasconmáscalma.—Loqueyocreoesqueatitambiéntevendríabiensalirconalguien.—Yyoestoyseguradequeesoeslopeorquemepuedepasarahoramismo
—dijoacordándosedelacenadelsábado.—¿CreesquetengoalgunaposibilidadconWill?—¿Por qué no?Nunca lo sabrás si no lo intentas, pero ¿qué pasa con Jim
Sturgess?Éltambiénsiguesoltero—bromeó.Aprilsonrió,porprimeravezesedía.—¿Cómoselepideunacitaaunhombre?—preguntótrasvariossegundosde
duda.Catalinanorespondiódeinmediatoporquetampocoteníaunarespuestaclara.
Ellatampocohabíainvitadonuncaanadieasalir.
—¿Estás segura de que quieres hacerlo?—preguntó.April era una personametódica y meticulosa que pensaba mucho las cosas antes de hacerlas, peroCatalinaenesaocasiónestabaseguradequenolohabíameditadoaconciencia.—Quieroserespontanea.Lamorenario,peronodijonada.Desdeelmomentoenquealguienplaneaba
serespontaneadejabadeserlo.—Creoquelomejorespedírselodirectamente.—Deacuerdo—aceptópococonvencida.Durantevariosminutosningunade lasdosdijonada.Comieronensilencio,
concentradasensuspropiospensamientos.HastaqueAprilplanteóunadesusacostumbradaspreguntasraras.—Pregunta morbosa. ¿Quién preferirías que te transformara en vampiro,
KlausMikaelsonoDamonSalvatore?—¡Quédifícil!—sequejóCatalina—,¿nopuedenser losdos?Unoqueme
muerdaporladerechayelotroporlaizquierda.Larubianegóconlacabeza.—Tienesqueelegirsoloauno.Molestapor tenerqueabandonaraunodelosdosse lopensóconauténtico
interésduranteunosminutos.—MequedoconKlaus—dijofinalmente.—¿Porqué?Damonesrealmenteimpresionante.¡Menudosojostiene!—Losé,peroKlauseselvampirooriginal,porloquetienemásexperienciay
porquetieneunavozquemevuelveloca…—¡Buenaelección!Tequedasconelinglésydesechasalamericano.Deberías
planteartelosmensajessubliminalesquetemandatucerebro.Catalinasequedóquieta,coneltenedoramediocaminohastasuboca.—¿Creesqueestátratandodedecirmealgo?—bromeófingiendoseriedad.—Yolotendríaencuenta.Dicenquelossueñossonconsejosquenosenvía
nuestramente.—Jamáshesoñadoconquememordíaunvampiro—sequejó.—No,peroencuantoteheplanteadoelproblemahaselegido.Catalinaasintiópensativa.Siguieroncomiendoensilencio,hastaquelamorenahablódenuevo.—¿Cuándoquieresquevayamosalpub?—seencogiódehombros—,vamos
atenerquepasarporallísiquierespedirleunacitaaWill,ytampocoestaríamalquenospresentaraaalgúnamigo.¿Quiénsabe?IgualconocealdobledeJosephMorganymatamosdospájarosdeuntiro.
Capítulo12ESOYANOESASUNTOMÍO
CuandoelmartesporlamañanaEugeniasedirigióhastaeláticodeArthur,en
elqueesperabaaloscristaleros,queseencargaríandeaislarlaterraza,lohizoconunhumordiferente.Traspasarsedosdíasdándolevueltasalaconversaciónquehabíatenidoconsuhermanadecidióqueeraposiblequeestatuvierarazón.Después de todo, Catalina era la eminencia de la familia y había tenido unarelaciónmuyestrechaconsuexmarido.Tantoeraasíqueambossalíanacomerjuntos de vez en cuando. Aunque solo habían estado casados tres años, sunoviazgohabíasidodeseisaños,porloquesepodíadecirquesuhermanaysuexmarido se conocían de toda la vida. Por otro lado, el que su divorcio no sehubiera producido por culpa de terceras personas, al menos no por motivosrománticosodeslealtades,sinoquesimplementesedebíaaquelasprioridadesdecadaunoeranmuydiferentes entre sí, favorecíaque siguierahabiendounabuenarelación.LomásimportanteparaArthurerasufamilia,despuésibasutrabajo,erauno
de los abogados más preeminentes de Londres; su bufete llevaba asuntos tanimportantescomolagestióndelaNationalGallery.Lamentablementeesasdosprioridadeshabíanestadoporencimadelvalorqueleotorgabaasumatrimonio.YaunqueEugenia lo había toleradodurante un tiempoporque le amaba, lo
cierto eraque tanto su familia como sudedicación al bufetehabían terminadoporpasarlesfactura.Susuegravivíaúnicamenteparapresionarlaparaquesequedaraembarazada.
Eugenia lohabíadeseado también,porotrosmotivos,claroestá,pero tambiénhabía soñado con ser madre. El problema era que por mucho que lo habíaintentado,susesfuerzosnohabíandadosusfrutos.Trasinterminablesrevisionesmédicashabíandescubiertoqueapriorinohabíaningúnimpedimentoparaquenoseprodujeraunembarazonatural.
Aun así, el tan ansiado bebé no había llegado y su matrimonio se habíadesmoronadovíctimadelapresión.Eugeniaestabaanalizandounapaletadecolorparaescogereltonoqueibaa
utilizar en la cocina cuando sonó el timbre de la puerta. Debían de ser loscristaleros,sedijo,yaquehabíadadoavisoalporteroparaquelespermitieraelacceso.Nadie podía acceder a la finca sin un consentimiento previo del dueño del
piso.Loquecontribuíaalaintimidadquelospropietariosbuscabanencontrarensushogares.Contenta porque todo estuviera yendo bien se encaminó hasta la puerta y
abrió.Sequedódepiedraaldarsecuentadequenoeranloscristaleros.—Eugenia,justolapersonaquebuscaba—anuncióLaurenAldridgeentrando
enlacasasinesperaraserinvitada.Suexsuegrasedetuvotrasdeellaalaesperadequecerraralapuerta.Siuna
cosaeraimportanteenlafamiliaAldridgeeraquelostrapossuciossiempreselavabanenprivado.—Lauren,¡quésorpresa!—saludó.Nisiquierahizoelamagodeacercarsea
ellaparabesarle lamejillacomosolíahacerantes—.Imaginoquesiesperabasvermeesporqueestásaquíparadecirmealgo.Eugeniano teníaprevistoamedrentarseanteella.Despuésde todoyano les
uníaningúnvínculoquelaobligaraaseramable.Consereducadaycordialibamásquesobrada.—¡Porsupuesto!Pero¿nocreesqueesdemalaeducaciónatenderaalguien
enlapuerta?—Disculpa,estanoesmicasaycomopuedescomprobarestavacía.Loúnico
quepuedoofrecerteesunasillaenlacocina.—Serásuficiente.Graciasportuamabilidad.Eugenia dejó pasar la pulla, sabedora de que Lauren no estaba allí para
conversarconelladeltiempoquehacíaquenoseveían.EnderezólaespaldalomásrectaquepudoyseencaminóhastalacocinamientraspensabaenelmodomásadecuadodealertaraArthurdelapresenciadesumadreensucasa.—Porfavor,siéntate—ofreciólaúnicasilladisponibleenlacasa.Lamujer dejó suBirkin[3] encima de la pequeñamesa que Eugenia usaba
paratomarnotasysesentó.—¿Quétetraeporaquí,Lauren?Sideseabasvereláticotendríasquehaberle
pedidoaArthurquetelomostrara.Lociertoesquenomesientomuycómoda
enestasituación.Lamujer,deaspectodelicado,peroconuncarácterdemildemonios,lelanzó
unasignificativamiradaantesderesponder:—Noestoyaquí por el ático.Ni para rememorar viejos tiempos, estoy aquí
paradescubrirquéesloquepretendes.—Losientomucho,perosoloestoyhaciendomitrabajo.Noentiendoaquéte
refierescon«loquepretendo».—¿Tu trabajo es hacer quemi hijo semarche de su hogar? ¿Tu trabajo es
alejarlo de nosotros? Porque no puedes dejarle en paz ahora que os habéisdivorciado.Eugeniaseirguiócuanaltaeraydiograciasporhabersecalzadounosstilettos
de diez centímetros porque con ellos se sentía más y más grande que suoponente.—Nodeberíasdarmetantomérito,yaquenohetenidonadaqueverconesto
—se detuvo un segundo para calmarse. Si seguía así terminaría por decirlecuatro cosas a su exsuegra y, si había sido capaz de aguantarse durante sumatrimonio, no podía permitirse estallar en esos instantes en que no las uníaningúnlazo—.LapersonaalaquetienesquepedirleexplicacionesesaArthur.—Así es, mamá. Se puede saber ¿qué estás haciendo aquí? —preguntó el
dueñodelacasaentrandoenesemomentoenlacocina.Eugenia se fijó en la serenidad que mostraba su rostro. No parecía ni
sorprendidoniafectadoporlavisita.Laurenselevantódeunsaltoysuexpresiónmalhumoradayamenazadoradio
pasoaotraconunasonrisaradiante.—¡Hijo!—se acercó a él para besarle lamejilla—, qué sorpresa.He ido a
comercontunoviaycomoestabaporlazonamehaparecidobuenaideaveniravertunuevacasa.AEugenianose lepasóporalto laalusiónasunovia,pero tampocoestaba
dispuestaaescucharmás.—Simedisculpáis.IbaasalirhuyendodeallícuandoArthurlaasióporelbrazoylapegóasu
costado.—Blairnoesminovia.Eslamujerconlaquetúpretendesemparejarme—
explicó con lamirada clavada en su exesposa—.De cualquiermanera, lo queverdaderamentemeinteresaessaberquéestáshaciendoaquíyporquéestabasacosandoaEugenia.—Yonoestaba…—sedetuvoaldarsecuentadequenopodíanegarloyaque
había sido pillada in fraganti—. No pretendía acosarla, es solo que estoypreocupadaporti.—La próxima vez que estés preocupada por mí búscame. Y, por favor, no
vuelvasaperderlasformasconella.Noquisieratenerqueenfadarmecontigo.Eugenia sintió un agradable calor subirle por el pecho. ¿Era posible que
Arthurhubieracambiadotantocomoparadefenderladeesemodoconsumadre?Antes siempre la había disculpadoy había alegado a su condición de viuda
parajustificarelcontrolexcesivoqueLaurenteníasobreél.Encambio,enesosmomentos le estaba exigiendo que la tratara con respeto e, incluso, se habíaatrevidoamarcharsedesucasa,dejandoaLaurensolaenlaenormemansión.—Voy amarcharme para que podáis hablar—ofreció Eugenia—, regresaré
mástarde,tengoalgunosrecadospendientes.Arthurafirmómássupresa.—Laquesemarchaesmimadre—anunció—,nosotrostenemostrabajoque
haceryellayamehavisto,queesloquedeseaba.¿Verdad,madre?—Porsupuesto,hijo.Eugenia tuvoqueesconder lasonrisaque lebrotabadelpechoyamenazaba
con descubrir la alegría que la embargaba en esos momentos. Puede que nohubieraganado laguerra,e inclusopodíaserqueestayaestuvieraperdida,noobstante,algunasbatallashacíansoñarencómoseríaladerrotadelosganadores.
[3]ClásicobolsodeHermès.
Capítulo13ESIMPRESCINDIBLESABERLOQUETUPELOPUEDE
HACERPORTILasclasesdebaileseestabanconvirtiendoenunaadicciónparalashermanas
Obando. Eugenia había olvidado su intención inicial al apuntarse a ellas yCatalina estaba comenzando a desechar sus prejuicios sobre su falta decoordinación.Además,ambassehabíandadocuentadequeapesardeserunaacademiade
baile, lo importanteallíeraelcompañerismoylaconversación.Cadamartesyjueves, tras las clases, se juntaban para cenar y en esos momentos todos sevolcabanenlosproblemasdelosdemás.Máscomounafamiliaquecomomeroscompañeros.Sandra,unadelaschicasalasquelashermanasacababandeconocer,había
relatadoeljuevesanteriorquesunoviolahabíadejadoyquelatiendaderopadesegundamanoenlaquetrabajabaenNottingHillestabaapuntodecerrary,antessiquieradequenadietuvieratiempodeasimilar loquedecía,Elíasyalehabíaofrecidotrabajocomocamarera.InclusoEugenia,queeramuyreservadaconsuscosas,leshabíacontadoque
estabadecorandoeláticodesuexmarido.Todos coincidieron en que era extraño que la hubiera elegido a ella para el
trabajoymásquemencionaraqueibaavivirconunamujer.Delmismomodo,Lauren fue odiada de inmediato por la granmayoría, ofreciendo de esemodoauténticasolidaridadaEugenia.De alguna manera comenzar en la academia las estaba cambiando, decidió
Catalina,quehabíacomenzadoavivircolgadadesusauricularesyqueyanosemostrabatanincómodaconsuspasosdebaile.Noobstante,esemartesnoestabateniendosuerte.Estelanodejabademirarla.
Noesqueelinterésdelamujerlaincomodaraexactamente,eramásbienquela
hacía sentir torpe. De todos los bailarines que danzaban, siguiendo lasindicacionesdeCarlos,ellaeralamenosgrácil,esoloteníamásqueasumido.Elquehubieramejoradonosignificabaquesehubieraconvertidodelanochealamañanaenunabailarinaexperta.—¿Estásbien?—preguntóBrunoalverlatropezardenuevoconsuspies.—¡Losiento!Éllesonriórestándoleimportanciaalpisotón.—Tranquila.Yotampocoteníamuchoritmocuandocomencéabailar.Venía
másporsocializarqueporverdaderointerés.Ella se paró en seco con los ojos abiertos exageradamente por la sorpresa.
Brunoeraunodelosquemejorbailabanentodalaacademia.—Chicos,concentraos—losregañóCarlos.—¿Ycómohasllegadoabailartanbien?—Quitándoleimportanciaypracticandomucho.Siguieronbailando,peroBrunocambióunpocosuactitud,siemprecorrectay
encantadora,ysemostrómásjuguetóngastándolebromasparahacerlareír.Cuandolaclaseterminó,sesentíacansada,perocontenta.—Catalina,¡venunmomento!,porfavor—pidióEstelafinalmente.La aludida se acercó con cierta timidez hasta ella, preocupada de lo que
pudieradecirle.Sinembargo,Estelanohabló.Selimitóacolocarunasillafrenteaellayasacaralgodesubolso.HastaqueCatalinanoestuvo lo suficientemente cercanopudodistinguir el
cepillo.Porinstintosellevólasmanosalcabello.Estelahabíasidopeluqueratodasu
vida,talvezsusinsistentesmiradassedebíanmásqueasudescoordinadobailealestadodesupelo.—¡Siéntate!Porfavor—pidió,porfin.—¿Sucedealgo?—Voyapeinarte—anunciósinmayoresexplicaciones.Catalinahizoloquelepidió,entresorprendidaeintrigada,yenseguidanotó
lasmanosdeEstelamoverseporsucabello.Elgestoatrajolaatencióndetodossuscompañerosyantesdequetuvieratiempodeavergonzarseestabanrodeadasporellos.—¿Esunatrenza?—aventuróAna.—Esunatrenza.Unatrenzasiempreesunaopciónelegantealmismotiempo
quepráctica.Estoycansadadeverlacasisiempreconunasosacoleta.—Mihermanasiemprehatenidounpeloprecioso,elproblemaesquenosabe
lucirlo—comentóEugenia.—Tieneunpeloyunacarapreciososynolesacapartidoaningunodelosdos
—dijoEstela,quienseguíatrenzandoelcabellodeCatalina.Habíacomenzadoenunlateralylatrenzaledabalavuelta,porencimadela
nuca,hastapordetrásdesuorejaderecha.—Llevar una coleta es práctico. Si lo dejo suelto memolesta en la cara y
ademásterminopringándolodeetanolobarnizyesmuydifícileliminarelolorpormuchoquelolaves.—Tenía ganas de peinarla desde que la vi—siguió hablando la mujer sin
hacercasoalasexcusasdesuclienta—.Estoyacasiestá—anuncióaltiempoqueatabaunagomaalapuntadelatrenza.—¡Wow!—halagóBruno—.¡Estásguapísima,compañera!—¿Puedoverme?Lohabíapreguntado,peronisiquieraesperóaqueEstelaledierapermiso.En
cuantonotóquelamujersoltabasupelo,sepusodepieyseacercóalosespejosdelfondoopuestoadondeestaban.Lamujerque lemostró el espejo eramuybonita.La trenza ledabaun aire
juvenilyalavezsofisticado.Teníalasmejillassonrosadasporelejercicioysusojosmarronesseveíangrandesybrillantes.—Sinoeresdelasquedanmuchasvueltasenlacamateduraráhastamañana.Catalinanodijonada,peroyaestabapensandoenenrollarseunpañueloenla
cabezaoinclusounabolsadeplásticoparaqueledurarahastaeldíasiguiente.Todos los que se habían arremolinado a su alrededor admiraron tanto el
resultado como el trabajo de Estela, quien inmediatamente se vio rodeada decompañerasquelerogabanquelaspeinaraaellastambién.Trashacersede rogarunosminutos,Eugenia terminóconunelegantemoño
francésyAnacondostrenzasdeboxeadora.—Queridas mías, por si lo habéis olvidado, estoy felizmente jubilada—se
quejóEstela.Aunqueeramásqueevidentequeestabaencantadacontodasellasasualrededorpidiéndolequelaspeinara.
Capítulo14LAMÚSICAAMANSAALASFIERAS
—¿Te importaríanoponerte losauricularesestamañana?—preguntóAiden
—,lociertoesquemevendríabienescucharunpocodemúsica.Nohedormidomuybienyelsilenciopuedeserdemasiadosoporíferohoy.Catalina asintió y dio gracias por haberse tomado lamolestia de abrirse su
propia playlist. Las que había estado escuchando de Carlos eran demasiadobailableseinclusoalgunascancioneserandemasiadoexplícitasparaescucharlasconsujefe.Respiróaliviadacuandolaprimeracanciónquesonóalponerelaltavozfue
UnderPreasuredeQueenyDavidBowie
PressurepushingdownonmePressingdownonyounomanaskforUnderpressure-thatburnsabuildingdownSplitsafamilyintwoPutspeopleonstreetsUmbababeUmbababe[4]
Por primera vez desde que habían comenzado a trabajar juntos,Catalina se
sintiótranquila.Lapresiónconlaquenormalmenteafrontabalajornadaparecíahabersedisipadoyelsilencionofuetandensocomoenocasionesanteriores.LaactituddeAiden tambiéneramenosestrictaynosoloporsupeticiónde
quecompartierasuplaylistconél,sinoqueporprimeravezleofreciócompartiruncaféjuntos.Enlasemanaymediaque llevabantrabajandonunca lehabíaofrecidonada
más que fría cordialidad, por lo que un café se sentía como un gran triunfo
personal.—Tienes unos gustos peculiares —comentó con una sonrisa mientras se
llevabasutaza,conlaestatuadelalibertadimpresaenella,aloslabios.—¿Peculiares?Aidenasintió.—Enmenosdemediahorahastocadotodoslosgéneros:Rockandroll,pop,
soul,country…Elpopyelsoulnomehansorprendido.Inclusopodíaesperarmeelcountry,peroconelRockyelHeavymehasdejadoatónito.Catalina rio,nerviosa.Desdeesaprimeravezensuoficina,cuando lahabía
entrevistadoparaeltrabajoderestauradoranohabíavueltoahablarconAidencontantanaturalidad.—MegustanlasbandasclásicasdeRockyHeavy.—¡Losé!Mehedadocuenta.—Lapróximavezpuedesescogertúelrepertorio—ofreció.Aidennegóconlacabeza.—Misgustossondemasiadoaburridoscomparadosconlostuyos.Mesentiría
ridículo.Catalinalemiróconincredulidad.—¿Quétipodemúsicategusta?—Megustalamúsicaclásicaylaópera—yañadióconungestodepesar—:
Yatehedichoquemisgustossonaburridos.—No estoy de acuerdo contigo. La ópera puede ser cualquier cosa menos
aburrida. Enmi humilde opinión, ya que no estoymuy versada en ellas, soncomo las actuales series de la televisión. En apenas tres horas y cuarto pasancosastanfascinantescomoregicidios,traicionesyenamoramientosfulminantes.AidenriodebuenaganayCatalinatuvoqueconcentrarseparanocomenzara
balbucear.—Lo digo de verdad.Hay óperas comparables a cualquier serie al nivel de
JuegodeTronosoLosSoprano.—No puedo negar que tienes razón ni dejar de admitir que nunca lo había
vistodeesemodo.Tras el descanso para el café regresaron a la sala de restauración para
continuarconeltrabajo.Era cerca de mediodía cuando su cordialidad fue interrumpida por un
inesperadovisitante.—Buenosdías,esperonomolestar—dijounavozasusespaldas.Tanto Aiden como ella se giraron para ver quién era la persona que había
hablado.Catalinaestabatansorprendidacomoencantada,porloquedioungrititode
felicidadyseacercóatodaprisaaabrazarlo.—¡Arthur!¡Cuántomealegrodeverte!Estesehabíaquedadoenelumbraldelapuertaalaesperadequeleinvitaran
apasar.NohabíaesperadoencontraraCatalinaconeldirectordeldepartamento,sinoqueesperabaverlaconApril.Dehecho,había idoprimeroa la salaAenque ambas solían trabajar y la rubia era quien le había informadodel recientecambio.—¡Cata!—contestóeste tancontentocomoella,devolviéndoleelabrazo—,
estás preciosa —la halagó, tal y como solía hacer—. Me encanta tu nuevopeinado.—¡Gracias!—¡Aldridge!—cortóAidenacercándoseaellosmuyserio—,¿quétetraepor
aquí?¿Necesitasquerevisealgúnpermisocontigo?—Aiden,disculpa,notehabíavisto.—ArthurleofreciólamanoyAidense
laestrechóconelceñofruncido.—No,estaveznoestoyaquíparahablarcontigo.Teníaquesolucionarunos
asuntos con el comisario de la nueva exposición y he querido aprovechar laocasiónparasaludaraCatalina.—Nosabíaquefueraisamigos.Arthursonrióconamabilidadyunbrillomaliciosoenlosojos.—Catalina y yo somosmuchomásque amigos—comentó sin darmayores
explicaciones.—Yaveo—dijo—.Osdejaréhablartranquilamente.Seretiróensilencioysedispusoaseguirconsutrabajosinabandonarlasala.Catalinaapenasleprestóatención,demasiadosorprendidaporlavisitadesu
excuñado.—Supongoquevienesarecabarinformación,perosabesquenopuedodecirte
nada.Arthurlamiróconpicardía.—¿Porquéerestanmalpensada?Solovengoainvitarteacomer.Hacemucho
quenocomemosjuntos.AidenhablóenesemomentoyCatalinasediocuentaentoncesdequenise
habíamarchadonihabíadesconectadodelaconversación.—SeñoritaObando,estáustedmuysolicitadacontodoeltrabajoquetenemos
pendiente —Catalina estaba segura de que nunca la había hablado con tanta
formalidad—. Recuerde que nuestro plazo era de tres semanas y ya hemoscubiertoelcincuentaporcientodeél.Comobuenabogadoqueera,Arthurtomólasriendasdelasituación.—Enesecasocenemos.Terecojoencasaalasseis.—Sediolavueltapara
enfrentaraAiden—.Unplacersaludarte,Fischer.—Lomismodigo.
Aiden no volvió a hablar en todo el día y Catalina se negó a forzar una
conversación. Se había acostumbrado al Aiden taciturno y una conversacióndistendida sobremúsica no era signo de que hubiera cambiado su actitud conella.Decualquiermanera,yanoleimportaba.Mástarde,cuandosequedósola,llamóasuhermana.—VoyacenarconArthurestanoche.¿Hayalgoquequierassaber?—Tequiero,ereslamejorhermanadelmundo—fuelarespuestadeEugenia.—Osea,quesí.—¿Deverdadteníasesperanzasenquedijeraqueno?—Yasabesloquedicen:laesperanzaesloúltimoquesepierde.—Hermanita, eres una ilusa —bromeó mientras se reía de buena gana—,
aunquesabesquetequieroigual.
[4]Presión,aplastándome./Presión,aplastándote./Ningúnhombrelapidió./Bajopresión-derribaunedificio./Divideaunafamiliaendos./Ponegenteenlascalles.Umbababe/Umbababe.
Capítulo15UNAOFERTAQUENOSEPUEDERECHAZAR
Ese jueves el comedor estaba más animado que de costumbre. Las
conversacionessiempreestabanpresentesdurante lacomida,peroelmurmullodeesedíaeramuchomássonorodelohabitual,pensóCatalinamientrascomíajuntoaApril.Comoeradeesperar,esedíaAidentampocohabíatenidointencióndecomer
consucompañeraenelcomedory,comosucedíacadadía,alahoraseñaladasehabía marchado sin mencionarlo. Catalina había comenzado a dudar sobre sirealmentehabíancompartidouncaféyunaconversaciónamigableohabíasidotodounsueño.—¿Qué les pasa a todos hoy?—preguntó Raphael, apareciendo delante de
ellas con su bandeja de comida en lasmanos.Se sentó junto aApril—.¿Estálibre?Lasdosamigassemiraronconextrañeza.Normalmenteelitalianocomíacon
sugrupoy,apesardelaestrechaamistadquelesunía,raravezsesentabaconellas. El ritual del mediodía era una norma no escrita seguida por lostrabajadoresdelmuseo,aexcepción,claroestaba,del jefedeldepartamentoderestauración, que desde que había comenzado a ensuciarse las manos con eltrabajodecampocomíaensudespacho.—Sí—respondióCatalina.—¿Tehasenfadadocontuscompañeros?—inquirióApril.—¿Cuántosañostenemos?¿Cinco?Larubiaobviólapullayretomólaconversaciónanterior.—Estánalteradosporlaconferencia—explicólarubia.—¿Quéconferencia?—preguntóCatalina.—HayunaconferenciaenOxfordeste findesemana.Essobre tecnologíay
restauración. En sí mismo es unomás como tantos otros, lo importante es elcócteldehonorquetendrálugarelsábado.—¿Ycuáleselproblema?Llevodosdíasdeinsinuaciones,poresohehuido
deallí—insistióRaphaelsindarmásexplicaciones.—Las personas más importantes en materia de restauración estarán en ese
eventodelsábadoporloqueesunbuenmomentoparaestablecercontactos.—Normalmentelasconferenciassonlibres.Cualquierapuedeasistir.Aprilnegóconlacabeza.—Estano.Hayunaforolimitado,porloqueprimeroaccederánlosquetienen
invitaciónydespuéslosquenolatienen.Yparaelvinodehonorespeor,hayquetenerinvitación.Raphaelseencogiódehombros.—Yotengouna,poresomeestoyviendoacosado.—¿Quéhasdicho?—preguntóAprilasombrada.—Que tengouna invitaciónpara el vinodehonor, el coctel o loque sea, y
también para la conferencia. Me la enviaron por correo electrónico hace dossemanas.Nopenséquefueranadaimportante—yañadiómuyserio—,noteníaplaneadoasistir, pero si lodeseáispodéis acompañarmealgunade lasdos.Heignoradoamiscompañerasenfavorvuestro—explicómuyserio.—Amí nome interesa—dijoCatalina falsamente. Esa era unamuy buena
oportunidadparahacercontactosimportantesdecaraasunuevaentrevistaenElPrado—,veconApril.—Perosuamigaparecía tanemocionadaconeleventoquelodejópasar.—Nopuedo—dijoestaconhorror—,hequedadoconWill.—¿Will?¿ElWilldelCrown?—inquirióRaphaelconunavozunpocomás
estridentedelonormal.—Esemismo—confirmóCatalina—.Aprillehainvitadoasalir.Suamigaenrojeciódevergüenzayalserunatípicarosainglesa,depielclara
ymejillassonrosadas,elefectofuemásqueapreciable.—¡Enhorabuena!Porfinhashechoalgoquenomeesperabaquehicieras—
apuntóRaphael.—¡Oye!QueAprilesmuyespontanea.Simplementepasó.Tratandodedefenderla,Catalinasoloconsiguióquelasmejillasdelarubiase
encendieranunpocomás.—Sitúnoquieresvenirtendréquepedírseloaotrapersona.Lociertoesque
nomefaltancandidatas—murmuróRaphaelmirandoaCatalina,pensativo.—¿Aunamujer?—lapreguntadeAprilsorprendióasusamigos.
CatalinaledabavueltasacómodecirleaRaphaelquehabíacambiadodeideaysíquedeseabaacompañarlemientrasRaphaelvalorabaaquécompañeradebíainvitarparanoirsolo.—Porsupuestoquevoyallevaraunamujer.Novaaseraunhombre.¿Qué
diversiónhabríaentonces?Catalinaregresóaltrabajodespuésdecomer,conlacabezatodavíaperdidaen
pensamientosrelativosalaconferencia.TeníaquehablarconRaphaelantesdeque tuviera tiempo de invitar a otra persona, pero se había marchado tanmolesto,sinapenastocarsucomida,quenohabíatenidotiempodedecirnada.EntróenlasalaenlaquetrabajabaconAidenysediodebrucesconél,que
salíadeellasinlabataconlaquecubríasusropasdelosproductosqueusaban.—Cuandodispongasdeunosminutoslibrespásatepormidespachoypídelea
Normaelprogramadelaconferenciaalaqueasistiremosestefindesemana—dijosindarleimportancia.—¿Cómodices?—¿Hederepetirlotododenuevo?—Noseránecesariosimeloexplicascomosinotuvieralamásremotaidea
deloqueestáshablando.—EstefindesemanahayunaconferenciaenOxfordy…—Esoyalosé—lecortó—,megustaríaquetecentrarasenlaparteenlaque
sesuponequeteacompaño.—Enesecasolohasentendidotodocorrectamente.Estamostrabajandojuntos
y,porlotanto,esadecuadoquevayamosjuntosalaconferencia.Además,serámuyinteresanteparati,yaqueestáscompitiendoporunaplazaenElPrado.Catalinalemiróconasombroyconfusión.Unosdías antes, cuando se enteró de quehabía ido a una entrevista inicial,
parecíamolesto,¿yenesosmomentosseofrecíaaayudarla?Nohabíaningunadudadequesehabíaperdidounapartedelproceso,porqueelresultadoactualnoteníaelmenorsentido.—Supongoqueesasí.—Teaseguroqueloes.—¿Porquéquieresayudarme?SiconsigolaplazadejarélaNationalGalleryy
deberásbuscaraalguienquemesustituya.Aidenseencogiódehombros,perosumiradanoeratanindiferentecomosu
expresióncorporal.
—Esoesexactamenteloquedeseo.—¿Disculpa?—Eresunaexcelenterestauradora.TemereceseltrabajoylaNationalGallery
nopretenderetenerte.LaexplicaciónapaciguóunpocoaCatalina,aunasí,noestabaseguradeque
Aiden hubiese sido del todo sincero o de que lo que había dicho fuera uncumplido.—Teverémañana—sedespidió—,hedeatenderunosasuntosimportantesen
midespacho—dijo,dejándolasola.Aidenestabatanensimismadoensuspensamientosqueprácticamentenovio
a nadie de camino a su despacho. Aunque le saludaron varios compañeros ytrabajadoresconlosquesecruzó,apenasfuecapazdeefectuarungestoconlacabezayseguirsucamino,absortoensusproblemas.Cuando llegó, Norma se levantó sin decir nada a prepararle un café bien
cargado.Llevabantanto tiempotrabajandojuntosqueyaeracapazdepredecirsuhumorsoloconverlelacara.Dosminutosdespuésledejabaunatazahumeantesobrelamesa.—¡Gracias!—¿Quésucede?¿Tehaspeleadoconelcomisariodelanuevaexposición?Negóconlacabeza.—Nadaquedebapreocuparte,essoloquehedeorganizareltrabajopendiente
paradespejarelviernes.Tengoprevistosalirtemprano.—Cierto,laconferencia.¿Deboreservartebilletesdetrenoirásentucoche?—Sonmenosdesesentakilómetros.Conduciréyo.—¿No vas a beber en el evento del sábado? Si tienes previsto conducir no
deberíashacerlo.—Aprecio tupreocupación.Mequedaréenelhotelel sábadoy regresaréel
domingo,asípodrésocializarsinriesgoaprovocaraccidentes.—¡Muybienvisto!—alabóNorma,encaminándosehastalapuerta.—Unacosamás,voyairconCatalinaObando,porfavor,preparaundosier
paraellaconlostemasquesevanatratarenlaconferencia.—¿Quévasa irconquién?—preguntóNormamuysorprendida—,pensaba
quenoqueríastenertratoconnadiedelGallerymásalládeltrabajo.Aidenmiróasusecretariaconunaexpresiónindescifrable.—Novoyatenertratoconella.Voyatrabajarconellafueradelmuseo.
—Loquetúdigas.¿Deboreservarbilleteparaellaolallevarásentucoche?Aidenlafulminóconlamirada.—Noseránecesarioquereservesnadamásquelashabitaciones,gracias.—¡Muybien!—Norma—lallamócuandosediocuentadequeellaibaadejarsudespacho
—, averigua quién está invitado al vino de honor y si va alguien que tengarelaciónconelmuseodeElPrado.Ellalemirósorprendida.—¿Estáspensandoenaceptarlaofertadelmuseo?Aidennegóconlacabeza.—Noesparamí—contestóeinmediatamentedespuésagachólacabezahacia
los papeles sobre su escritorio, lo que dejó claro a Norma que no estabadispuestoadarmásexplicaciones.
Capítulo16CARPEDIEM,MYFRIEND
NoestabamuyseguradequeiralCrownesatardehubiesesidobuenaidea,
pensóCatalina, al ver la expresión taciturna deRaphael. Sus amigos parecíanincómodos y la actitud excesivamente atenta deWill, quien les sirvió patatasfritas, regalode lacasa, tampocoayudabamuchoaquese instalara lahabitualcomplicidadquecompartíanlostres.—Llevamosviniendoaquíañosyhoyeslaprimeravezquenosinvitaaalgo
—musitó Raphael, negándose a comérselas—. Debes de haberle impactadomucho.—¡Estánbuenas!—tratódeapaciguarlesCatalina.—Todavíanohemostenidounacita,porloquenocreoqueseapormí—se
defendiólarubia.—Yoestoysegurodequenoespormí.Decididaaeliminarlaincomodidad,Catalinajugósumejorbaza.—AidenFischermehainvitadoaasistirconélalaconferenciadelviernesy
alvinodehonordelsábado.—¡Quégraciosaeres!—seburlóApril.—Esverdad.¡Lojuro!Losdosdejaronde lado sumalestar y la observaron con fijeza, tratandode
leerensuexpresiónsieraunamentiraoestabadiciendolaverdad.—NoquierequetemarchesaMadrid—especulófinalmenteRaphaeldando
porverdaderalaexplicación—,ahoraquesabequeestásentrelostreselegidospara la plaza de restaurador quiere hacerte la pelota para que te quedes enLondres.—Para nada. Creo que en realidad quiere quememarche y que esta es su
maneradeecharmeunamano.—¿Y por qué iba a querer eso? Eres una de las mejores restauradoras del
museo.—¡Gracias,Raphael!Perocreoqueno lecaigobien—yañadió—:Durante
lashorasqueestamosjuntosnomehablaynuncahaqueridocomerconmigo.—Noespropiodeél.Siemprehasidounapersonamuysociableyamable—
apuntóRaphaelcogiendounapatata.Ibaallevárselaalabocacuandorecordódedóndehabíansalidoylasoltóconrapidezcomosiquemara.Aprilapartólavista,incómodaconelgestodelitaliano.—¿Loconocías antesdevenir a laNationalGallery?Pareceque tienesuna
ideabastanteampliadesucarácter—dejócaerCatalinatratandodenomostrarsucuriosidad.—EstuverestaurandofrescosenlaToscanaycoincidíallíconélyconHeidi.—¿QuiénesHeidi?—preguntóApril.—LaexdeAiden—aclaróRaphael—.Laexmujer,aunqueporaquellaépoca
soloeranpareja.—Nomehabíasdichosunombre—recriminóAprilmirandoaCatalina.Catalinanorespondió,demasiadoimpacienteporquesuamigosiguieraconla
historiacomoparajustificarse.—Estuvimosjuntostresmeses.Despuéslesperdílapistaynosupenadade
ninguno de los dos hasta que comencé en laNationalGallery.AHeidime laencontréelañopasadoenParís,enelcongresoalqueasistísobreconservaciónyrestauracióndebienesculturales.Nolahabíavueltoaverhastaelsábadoenquecoincidimosconellosenelrestaurante.—Querrásdecirenquelosseguimos.—Cómosea.Mesorprendióquemantuvieranesetipoderelación.—¿Porquénoibanallevarsebien?—protestóApril.Raphaelseencogiódehombros.—Noeslohabitual.SiguiócontándolesqueporaquellaépocatantoAidencomoHeiditrabajaban
en laNationalGallery of art deWashingtonD.C y que allí era donde amboshabíancomenzadosurelación.AlparecersecasarondespuésdetrabajaraquelveranoenlaToscanayseguíancasadoscuandocadaunosemarchóaunapuntade Europa a trabajar. Aunque trataron de que funcionara el matrimonio adistancia,alfinalnoresultó.El talento y los contactos de Heidi, que procedía de una familia de
diplomáticos,loshabíallevadoaambosaEuropa,yconellosumatrimoniosefueapique.—Raphael,sitodavíanolehaspedidoanadiequeteacompañealeventodel
viernes,¿puedoircontigo?—¿Quépasacontucita?—dijomirandoaWillqueseguíasirviendomesas.—HablaréconWillymedisculparéporcancelarla.—Seencogiódehombros
—.Siemprepodemossalirenotraocasión.Raphaelnodijonadaduranteunossegundosenlosqueselimitóahacerseel
interesante y a mantener la intriga de si había invitado a alguien o no aacompañarle.—¡Está bien! Puedes venir conmigo. Tienes suerte de que todavía no me
hubieradecididoentreAndreaoLea.—Gracias…Supongo.—Perosivasasermiparejaenelvinocóctellomejorseráqueteconsigasun
vestidoacordeamiestilo—dijo,todavíamolestoporsurechazoanterior.—Notepreocupesporeso.Tengoungustoexquisito.—Enhombresnoserá…—¡Niños!—llamó Catalina—, no os enfadéis o tendré que castigaros—se
burlóhaciéndolesnotarsuactitudpueril.—¡Quégraciosa!—sequejóRaphael.—Esperoequivocarme,perotengolasensacióndequevasanecesitarapoyo
emocionalsivasconAidenalaconferencia—decidióApril.Catalina no lo negó y Raphael frunció el ceño volviendo a su anterior
malhumor.DealgunamaneraAprilacababadedaraentenderquesoloibaparaapoyarla,dadolooscuroqueseveíasufuturoinmediatoalladodeAiden.Catalinapensóenelloduranteelrestodelanocheysiguióhaciéndolocuando
llegóacasaysedejócaerencimadelsofá,sinquitarsesiquieraelabrigo.LomirasepordóndelomiraselainvitacióndeAideneraextraña.¿Porquéel
director del departamento de restauración la elegiría a ella para asistir a unaconferenciatanimportante?Cuandonisiquieraeracapazdecompartirconellaunacomidaenelmuseo.La excusa de que era su compañera de restauración no era creíble
precisamenteporesemismomotivo,porqueno la tratabacomotal.Por loquedebíaserciertoquelallevabaparaayudarladecaraasupróximaentrevistadetrabajo.Porotrolado,¿quésesuponíaquetendríaquehacerelfindesemana?¿Fingir
queAidenlatratabacomoaunacolega?Esonohabíanadiequeselocreyera.Noobstante,nopodíaolvidarquesuacompañanteeraeljefedeldepartamentode restauración, loque, junto con su trayectoria impecable, hasta elmomento,podíaabrirlemuchaspuertas.Loúnicoqueteníaquehaceresefindesemanaera
mostrarse profesional y aprovechar cualquier presentación que Aiden pudierahacerle.De repente, las palabras deRaphael sobre el vestido para el vino de honor
regresaron a su mente. Debía de ser algo elegante, pero llamativo al mismotiempo.Unvestidoquecaptaralaatencióndelagenteporsuestiloydistinción.—Notengonadaadecuadoqueponerme—sequejó,pensandoen lo irónico
queeraquelahijadeldueñodeSpanishQueensnotuvieraunatuendoadecuadoparalaocasión.Sihabíaalgoenloquesuspadressiempreleshabíaninsistidoeraenlaropa
delosdomingos.AnselmoObandohabíainiciadosuempresasiendounmodestosastre,oficioaprendidoasuvezdesupadrey,cuandosedecidióaarriesgarlotodoyacrearsuimperio,solocontabacondostrajespropios,elqueusabatodoslosdíasyelquesereservabaparalosdomingos.Cuandoeléxitolellegó,antessiquiera de tener a sus hijas, siguió con la costumbre de reservar ropa paraocasionesespeciales.—Mipadrememataríasilosupiera.Deun salto sepusodepieybuscó subolso,quehabíadejadodecualquier
maneraalentrarencasa.Sequitóelabrigoysacóelmóvil,volviendoadejarsecaerenelsofá.Duranteunossegundossequedómirandoelteléfonosindesbloquearlo.LlamaraEugeniaibaaserunamuymalaidea.Paraempezarporqueacabaría
contándoseloasuspadresyparaterminarporqueseibaaverobligadaacontarlea su hermana losmotivos por los que necesitaba que le prestara un vestido y,cuandoledijeraqueasistiríaacompañadadesujefe,lacosasoloempeoraríayempeoraría…De todosmodos, no podía hacer otra cosa, se dijo para animarse.No tenía
tiempoparapedirleasumadrequeleenviaraalgoadecuadoytampocopodíairdecomprasporquealdíasiguientetrabajabayteníaclasedebaile.Enfurruñada,desbloqueolapantallayllamóasuhermana,quienrespondióal
tercertono.—¿QuétaltefuelacenaconArthur?—preguntósinsiquierasaludar.¡Ostras! Se había olvidado por completo de eso. Conociendo a Eugenia,
seguroquehabíahechounesfuerzosobrehumanoparano llamarlayesperaraquelohicieraella.—Muybien.Blairnoleinteresalomásmínimo.—¿Estássegura?—Sí.Esunanuevacompañeradelbufete.Noesnadapersonal.
—Osea,queesjoven.—Supongo.—¿Noselopreguntaste?—elenfadoylaincredulidadteñíansuvoz.—¿Nocreesqueesunpocofuertepreguntareso?Sesuponíaquequeríasque
fueradiscreta.—Puesno,quierosaber.¡Pregúntale!Catalinapusolosojosenblanco.—Porsupuesto,ahoramismolellamoylepreguntoydespuéstelocuento—
dijoestaconguasa.—Esunaironía,¿verdad?—¡Loes!Aunqueteprometoquelapróximavezquelovealepreguntarémás
afondosobreella.—¿Loprometes?Catalinaviolaoportunidadynoladesperdició.—Conlacondicióndequetúmeayudesamíconalgo…—¿Qué necesitas? —preguntó con curiosidad. Su hermana no era alguien
propensoapedirfavores.Normalmentesolucionabaellamismasusproblemasyraravezrecurríaaellaparaquelaayudara.Ensurelaciónlosrolestípicosestabancambiados,lahermanamenorprotegía
alamayor.—Necesitounvestido.—¡Pídeseloapapá!—Notengotiempoparaeso.—Menosmal que soy una digna hija de mi padre. La ropa es una de mis
especialidades,peroloprimeroesloprimero,¿quiénvaasertuacompañante?—¿Cómosabesquellevoacompañante?Yonotelohedicho.Eugeniasuspirósonoramenteatravésdelalínea.—Primero porque me has llamado para pedirme ayuda y segundo porque
cuando una mujer como tú necesita un vestido es porque hay un hombreimplicado.—¿Unamujercomoyo?—Unamujerinteligente,independientequesepreocupamásdesumenteque
desuaspecto.Catalinalopensóunossegundosantesderesponder.—¿Estás tratando de hacerme la pelota porque has metido la pata con tu
afirmaciónmachista?—¿Vescomoeresinteligente?¿Ves?
Capítulo17UNPOCODEGLAMUR,PORFAVOR
El jueves,Catalinaestuvoapuntodenoiralaacademiadebaile,yaqueal
díasiguienteporlamañanateníaquemarcharseconAidenaOxfordydebíadeorganizarlo todo, dado lo inesperado de la invitación.Aunque el viaje apenasdurabaunahoraymedia teníanprevistosalir tempranoparaacomodarseenelhotelyprepararsedebidamenteparalaconferencia.Pasarían allí las siguientes dos noches, ya que regresarían a Londres el
domingoporlamañana,parapoderdisfrutarcontranquilidaddelvinodehonorsinverseobligadosaconducirderegresoesemismodía.Noobstante,pormuchoquetuvierapendiente,Catalinanotuvoelección,ya
quesuhermanaibaallevarlelosvestidosquehabíaescogidoparaprestarlealaacademia.Conesaideasedesplazóhastaallíy,nadamásentrar,setopóconuncorrode
personasquerodeabanaalguien.Conunmalpresentimientoseacercóaellosymientraslohacíalaconversaciónquemanteníansefueaclarando.—Amímegustamáseste.—Yoprefieroeste.—¿Quéestápasandoaquí?—preguntócuandoseacercó lo suficientecomo
para ver a Sandra y a su hermana sosteniendo perchas de las que colgabanvestidosdecóctel.—¡Yaestásaquí!—dijoEugeniaemocionada—,puestoma.—Letendiósus
dosperchas—.Pruébateprimeroestos,quesonmis favoritosydespués losdeSandra.—¿Ahora?—miróaCarlosenbuscadeapoyo.Elprofesordebailesolíaser
quien impartía además de bachata, un poco de cordura a sus alumnos, noobstante,enesosinstantesparecíahabersecontagiadodelalocurageneral.—Por petición popular hoy no vamos a ensayar.—Se encogió de hombros
señalandoalasmujeresconlacabeza—.Sonmayoría—seexcusó.Catalinaenrojecióantelaideadequetodoslavieranconlosvestidos.Porlo
quepodíaver,losdosquelehabíapasadosuhermanaerannegros,largoshastalarodilla,peroconbastanteescote.DelosdosquesosteníaSandra,unotambiéneranegroyotrogrisoscurocon
vetasirisadasentonosplata.—¿Porquésontodostannegros?—Porqueeselcoloradecuadoparaunvestidodecoctel.—Nosabíaquetuvierastantos.¿Teloshaenviadopapá?Sandra escondió una sonrisa, pero Ana no pudo evitar soltar lo que todos,
menosella,parecíansaber.—SondelatiendaenlaquetrabajaSandra.Sonvintage.AntesdequeCatalinatuvieratiempodeasimilarloyprotestar,suhermanase
adelantóanunciandoqueerasuregalodecumpleañosadelantado.—Micumpleañosnoeshastaabril.—Poresoesadelantado—insistió—.Misvestidossondemasiadograndesde
ciertaparteparaquetequedenbien—señalósinreparossupecho.Catalinaenrojecióantelamencióndesusescasosatributos.—Deberíahaberlepedidoayudaamamá—sequejó.—Nohubierallegadoatiemponipormensajerourgente—replicóEugenia.—¿Porquénotelospruebasydespuésdecidimosquepeinadolevamás?—
tratódeapaciguarlaEstela.—Eso,eso,pruébatelos,quequeremosvercómotequedan—apuntóManuel
que,aunqueestabaapartadoconloshombres,parecíahaberseenteradodetodalaconversación.BrunoleguiñóunojoparaanimarlayCatalinadecidióqueestabametidaen
unbuenlío.—Vamosaver loquehabéis traídohoy—intervinoCarlos llevándosea los
hombresmáslejos,hastalamesadelacomida.—¡Venga!Quetenemosmuchascosasquehacer—laespoleóEugenia.
Unahoradespuésyporconsensogeneralelelegidofueelmodelonegrode
Dior.Unvestidode seda, largopordebajode la rodilla conel escote altopordelanteyenbarcopordetrás.Como adorno llevaba una sobrefalda a media altura del cuerpo original,
dándolelavueltaalacinturaymarcandounpocodevolumen.
—Estáspreciosaconélpuesto,peroyo tambiénmequedaríaconelgris—dijoSandra,ensuafánvendedor.Anaasintióconvehemencia.—¡Meencantaelgris!—Yoteregaloelnegroytútecompraselgris—comentóEugenia.—¿Ycuándomelopondría?—Esunainversión,porsitienesqueiraotroevento—insistióSandra.Catalina se dio cuenta de que tenía razón. Por culpa de no tener el
denominadoporsupadre«trajedelosdomingos»sehabíavistoenunproblema.—Deacuerdo—concedió—,meloquedo.—Siyahabéisterminadoconelvestuario,metocaamí—dijoEstela,quese
habíaacercadohastaellas.—Elpelonolevaadurarhastaelsábado—apuntóAna.—Novoyapeinarlaparaqueledurehastaentonces,voyaenseñarlecómose
haceparaqueselohagaellamisma.Pensaremosenalgofácil,peroelegante.Se escuchó la risa contenida de Eugenia, quien se tapaba la boca para
disimular.—No te rías—la regañóCatalina—,si soycapazde restauraruncuadrode
milesdelibrasseguroquepuedopeinarmedecentemente.Estelaaplaudiósuánimo.—Estoyseguradeello,bonita—confirmólamujer.—Esqueteexplicasmuybien—apuntóAna,quienterminóporaconsejara
Estela para que abriera un canal de YouTube para enseñarle a la gente cómopeinarseparaunafiesta,hacerseunatrenzadeespigaocortarseelflequillo.—Yoloveríasiloabrieras—apoyóCatalina.El problema fue cuando al llegar a casa trató de seguir los pasos que la
peluquera le había explicado.En la academia, viéndola hacerlo con sus dedoságiles le pareció algo fácil. Sus manos se movían decididas y, erróneamente,Catalina,creyóqueeracuestióndeseguirlasindicaciones.Sinembargo,comonoteníaprevistodarseporvencida,probóyprobóhasta
queestuvomediosatisfechaconel resultado.Cuandoporfin terminó,eramástardedeloquehabíaesperado.Atodaprisasemetióenlacamaysedurmió.Cuando se despertó al día siguiente todavía tuvo tiempo de prepararse la
maleta, ducharse con tranquilidad y meditar sobre lo que estaba a punto desuceder.Buena parte del estrés acumulado desapareció cuando recordó que contaría
conelapoyodeRaphaelyApril.Despuésdetodo,noteníalamínimaideadelo
que haría Aiden una vez allí. ¿La dejaría por su cuenta o pretendía que setrataran como auténticos colegas? En el museo la evitaba como si fuera unaenfermedad,porello lehabíaparecido tanextrañoque la invitaraaasistira laconferencia.Alfinaldecidióqueibaatenerqueesperaryverenquéacababatodo.Fuera
como fuera, el evento era unmodo de promocionarse y no tenía intención dedesaprovecharlaoportunidad.Unavezque lo tuvo todo listo, se sirvió una taza de café, y se sentó en su
cocina a leer un par de artículos que se había impreso, sobre el tema que setrataríaenlaconferencia.Todavíadisponíadetiempoantesdequefueralahorade marcharse. Además, el que fuera a asistir con Aiden Fischer no debíadesmoralizarla y perder la oportunidad de entablar conversación con alguieninteligentequepudieraañadirlealgopositivoalfindesemana.
Capítulo18JUNTOS,PERONOREVUELTOS
CatalinasesorprendióeljuevescuandoAidenseofrecióapasarporsucasa
pararecogerla.Dadasuactituddistante,ellahabíaesperadoquequedaranenlapuertadelmuseoyquesalieranparaOxforddesdeallí.Noseatrevióaprotestar,por temor a que el ambiente se volviera más gélido, cuando él se ofreció arecogerla en su casa, por loque se limitó a asentir y adarle sudirección.Sinembargo,yapesardesuinesperadoofrecimiento,suactitudduranteelrestodeldíasiguiósiendotanfríaydisplicentecomohabíasidosiempre.CuandoelvierneselcochedeAidensedetuvofrenteasucasa,Catalinaya
estabaenlapuertaesperando.LeextrañóquellegaraconunAudiQ3,siemprequeselohabíaimaginadocomohéroedealgunadesustontasfantasíasconducíaundeportivorojoynounSUVnegro.Sucuerpocomenzóa temblarcuando loviobajarsedelcocheyacercarsea
ella.Nollevabatraje,sinoquevestíaunosvaquerosazulesyunjerseydelanaazulmarinoy,aunqueloshombresteníanfamadeserirresistiblesenfundadosenun traje de chaqueta, Aiden podía ser la excepción que confirmara la reglaporquelaropainformallesentabacomounguante.Lasaludóconlaextremacortesíadelaquesiemprehacíagalaysehizocargo
desumaleta.Catalina,medioabrumada,medioasustadaportenerquecompartirunespaciotanpequeñoconél,semetióenelcocheyesperóaqueélhicieralopropio.—Porfavor,ponteelcinturón—pidióAidencuandosepusoalvolante.—Sí, lo siento—sedisculpó.Había estado tan absorta en suspensamientos
quenosehabíadadocuentadequenolohabíahecho.Loquelahabíahechoparecerirresponsableyestúpida.Aiden no dijo nada más, se limitó a arrancar el motor y a salir del
estacionamiento.
Cuando Catalina presentía que el viaje iba a transcurrir en un absoluto eincómodosilencio,élalargólamanohastaelreproductordemúsicaycomenzóasonarelariaOmiobabbinocaro,delaóperadePuccini,GianniSchicchi.Aiden la observó con curiosidad, apartando unos segundos la mirada de la
carretera.—No es precisamente el tipo de música que sueles escuchar, así que si te
molestapuedescambiarla.Catalinanegóconunasonrisa.—Lociertoesquemegusta.Yatedijequetengogustoseclécticosencuantoa
música.Aidensonrióconsinceridad,sorprendiéndola.—Lorecuerdo.No volvieron a hablar en mucho tiempo, la música pareció embargarlos a
ambosyCatalinaterminóporrelajarseapesardeserconscientedesucercaníaya pesar de que el aroma deAiden, que se colaba por sus fosas nasales, hacíaestragosensuestómago.Nisiquierafueconscientedequehabíacerradolosojos,perocuandosedio
cuenta, su mente volaba tranquila en multitud de pensamientos, todos ellosrelacionadosconelfindesemanaqueibaacompartirconAiden.Había estado tan sorprendida por la invitación que hasta ese instante no se
preguntó quién asistiría a la conferencia ni si se iba a arrepentir de haberaceptadosininvestigaresepunto.Abriólosojosdegolpeyseincorporóligeramente.—¿Yatehasdespertado?—inquirióAidensobresaltándola.—Enrealidadnomehedormido.—Parecíaquesí.Ellaseencogiódehombros.—Estaba pensando. ¿Sabes quiénes están invitados a la conferencia?Según
medijoRaphael,elaforoestácasicubiertopor las invitaciones.Ylociertoesquetampocotengolamenorideadequiénlaimparte.—Por fin parece interesarte —dijo en un tono serio—. Te pedí que me
acompañaras, además de porque estamos trabajando juntos, porque pensé quepodíaayudarteentuafándetrabajarenElPrado.Ellaenrojecióavergonzada.Habíaestadotanobsesionadaconelhechodeque
lahubierainvitadoquenisiquierasehabíaplanteadoloimportante,quenosoloeraunamuybuenaopciónparahacersever, sinoque tambiénpodríaaprendertécnicasquelesirvieranensutrabajo.
Sehabíalimitadoenpensarenloqueleaportaríaanivelsocial,porqueenelambiente académico, igual que en casi todo en la vida, lo importante no eransololostítulosolasacreditaciones;loscontactosylasrecomendacionestambiénerannecesariasparaascenderoconseguiruntrabajo.Ellamismahabíacontadoconlarecomendacióndeunodesusprofesoresde
la facultadygracias a eso se le abrieron las puertas de laNationalGalleryofLondon.—¡Losiento!Heestadomuyocupada.Además,meavisastedelaconferencia
enelúltimominuto.Loúnicoquehetenidotiempodeleerhasidoeldosierquemediotusecretariasobreeltemaquesevaatratar.—Laconferenciahasidolacomidillaenelmuseodesdehacesemanas.—Nosueleninteresarmeloschismes.Aidenapartólamiradadelacarreteraparaclavarlaensurostro.—¿Deveras?—Así es. Por lo general los chismes que triunfan en el museo están
relacionados con la vida privada de mis compañeros y, te aseguro, que nadapuedeimportarmemenos.—Mealegraescucharlo.—Y a mí me alegra que te alegre, pero ¿puedes responder ahora a mis
preguntas?—Respectoalosasistentes,enmimaletínhayunalistaconlosquerecibieron
lainvitación.Noescienporcienfiable,peroseacercabastantealarealidad—hizounapausaparapavonearsedel trabajodeNorma,aunquenodijonadadepalabra,suexpresiónerasuficientementesignificativa—,yencuantoaloradoreseldoctorHenryLangdon,delauniversidaddeCambridge.—¿Cómodices?La voz de Catalina había sonado tan estrangulada que Aiden la miró con
interés.—¿Sucede algo? —preguntó, preocupado por la repentina palidez de su
rostro.—Losiento,creoquemehemareadounpoco—seexcusó.Aidennodijonada, se limitó a avanzar lospocosmetrosque restabanpara
llegaralaestacióndeservicioantesdedetenerseallí.—¿Porquénosdetenemos?Sindecirnadasaliódelcocheydiolavueltaparaabrirlapuertadelcopiloto.—¿Hasdesayunado?Catalinaasintióconcuidadodenoaumentarsumalestar.
—Uncafé.—Esonollenaelestómago—laregañó—.Vamosatomarnosunatazadeté
hastaquesetepaseelmalestar.—¡Losiento!Noesnecesario,yameencuentromejor.—Daigual,yotambiénnecesitounté.Ellaalzólacabezaparamirarle.—Túnuncatomasté.—Rápidamentesemordiólalenguaporqueacababade
descubrirse.No tenía por qué saber si bebía o no té si no fuera porque habíaestadopendientedeél.—Lohago.Perosolocuandolasituaciónlorequiere.
Capítulo19HASIDOUNSIMPLEMALENTENDIDO
EláreadeservicioenlaquesedetuvoAidenestabadecoradacomosideuna
viejaestacióndetrenessetratara.Lasmesaseranpequeñosvagonesrecicladosylas paredes, recubiertas de listones demadera, estaban adornadas con señalesmetálicasdediferentesépocasyciudades.Enelcentrodelcomedorhabíaunaviejalocomotoraenlaquelosturistasse
deteníanparahacersefotografías.Aidensemostrósolícitoynodejódepreguntarlesisesentíabien,sepegóa
sucostado,temerosodequefueraadesmayarseylaayudóaacomodarseenunasilla.EntreelbajóndeazúcarqueCatalinahabíasufridopor la impresióny lacercaníadeAidensusnerviossedispararon.Comenzóasentirsemejorcuandollegóelté,quelessirvieronenunateterade
peltrejuntocondostazasyunavariadaseleccióndegalletas.Inmediatamente, Catalina alargó la mano y cogió una de las galletas de
mantequilla, se la llevó a la boca y la paladeó con los ojos cerrados. Teníaauténticadevociónporesetipodepastas.Sinosecontrolabaunpocoacabaríapordevorar todas lasquehabíaenelplatoy lamentablementesumetabolismono era tan rápido como el de Eugenia, por lo que las calorías se asentaríandirectamenteensuscaderas.—¿Teencuentrasmejor?Catalinaabriólosojos.—Sí,gracias.Adorolasgalletasdemantequilla,nohayningúnmalquenose
cureconunadocenadeellas.Aidensonriósinapartarlamiradadeella.—¿Vasacontármelo?Ohedefingirquenomehedadocuentadenada.—Noséaquéterefieres.—Deacuerdo,siesloquedeseas…¡Fingiré!
Catalina se quedómirándole unos segundos en los queAiden le aguantó lamiradaconexpresiónserena,sindelatarloquefueraqueestuvierapensando.—De acuerdo —repitió ella—. Te lo contaré solo si tú respondes a mis
preguntas.Aidensonrióconpicardía.—Esapropuestaesmuyambigua.Contestaréatrespreguntas,niunamenosy
niunamás.¿Aceptas?—extendiósumanoparacerrareltrato.Catalinanoselopensó.Alargósumanoyselaestrechó.Elcontactodesupielcalienteleprovocóunramalazodedeseoquelecaldeó
elpechoytiñósusmejillas.—¡Tratohecho!Peromereservoelderechoanousartodasmispreguntasde
unavez.Aidenasintió,divertido.—Meparecejusto.Ellasetomóunosminutosparaordenarsuspensamientosantesdecontarlelo
quedeseabasaber.Demodoqueparamantenerseocupadasededicóaservirelté.—NoesperabatenerquevolveraencontrarmeconHenryLangdonnuncamás
ymehaafectadosaberqueeraelponentedeestatarde.Dehabersabidoqueeraél,esposiblequemehubierainventadoalgunaexcusaparanovenir.—¿Esposible?—Seguroquelohubierahecho—accedió.—Esomehabíaparecido.¿Porqué?—EstuvesaliendoconHenryduranteuntiempo.Noacabóbien.—¿Cuánto tiempo?—sellevó la tazaa los labiosparaquenoparecieraque
estabademasiadopendientedesurespuesta—,¿voyatenerquepreguntarteparaquesigasconlahistoria?—¡Losiento!Noesunasuntoagradablederecordar.Éllamiróunossegundossindecirnada.—¿Temaltrató?—preguntó con una expresión queCatalina nunca le había
vistoantes.—¡No!—se apresuró a responder—.Me hizo daño, pero nunca empleó la
violencianifísicaniverbal.Élpareciórelajarse.—Comprendo que no somos amigos y que no te sientas del todo cómoda
contándomelo,peroestoesuntrueque.Tuhistoriaacambiode tres respuestas—sonrióconcalidezyCatalinasintiócómosusangreseacelerabaensusvenas
—.Nohaydudadequesalesganando.Eralaprimeravezquelesonreíacontantacomprensión.—Salimos juntosunosochomeses, hastaquemedi cuentadeque loúnico
queleinteresabademíeramidineroyloscontactosdemifamilia.Yantesdequepreguntescómo,tediréquelodescubrídelpeormodo.—¿Quéfue?—Sunoviavinoavermeymepusoaldíadelasituación.Inicialmentesolo
meibaautilizarunosmeses,ellacomenzóaimpacientarsecuandonoconsiguiólafinanciaciónquebuscabaynuestrarelaciónsealargó.—Entiendo.¿Dineroycontactos?—MipadreeseldueñodeSpanishQueens.—Esoexplicalodeldinero.Creíquehabíamosquedadoenquelaspreguntas
erancosatuya.—ArthurAldridgeesmicuñado.YasabesqueelbufetedeArthuresunode
losmásimportantesdeLondres,pornodecirelmásimportante.—¡Oh!¿Estucuñado?—Lo cierto es que lo era.Mi hermana y él se divorciaron, aunque nuestra
relaciónsiguesiendomuybuena.Escomounhermanoparamíydadoqueéltampocotienehermanasmevedelmismomodo.Aidenparecióauténticamentesorprendido.—Hedereconocerquenolotoméportucuñadocuandovinoaverte.Pensé
queteníaisunarelación…diferente.—¿Deverdad?—preguntóriendo—.Mealegrodequemihermananopueda
oírte.—¿Teparecedivertido?—Sí.Arthursigueperdidamenteenamoradodemihermana,yyosoyalgoasí
como la bisagra que los conecta—cogió otra galleta del plato—, ambos meutilizanpararecabarinformacióndelotro.—¿Yesonotemolesta?—¡No!Losquieroalosdosymeencantaríaquevolvieranaestarjuntos.—Eres mucho más interesante de lo que pareces a simple vista Catalina
Obando.Laaludidaenrojecióyapartólamirada.—Gracias.Ningunodelosdosdijonadaduranteunosminutos.Aidenselimitóabeber
sutée inclusocogióunagalletadechocolate.Catalinaporsupartesiguióconlasgalletasdemantequilla.
—¿Voy a tener que seguir con las preguntas?—comentó Aiden—, no megustalaincertidumbre.—Lociertoesquelohabíasospechado.Pareceseltipodepersonaorganizada
queodialassorpresas.—Supongo queme has calado bastante bien—y añadió al ver que ella no
decíanadamás—.Ytuprimerapreguntaes…—¿Por qué fingiste que no recordabas quién era en mi primer día en el
museo?Aidenparpadeó,sorprendidoporlainesperadapregunta.—¿Porquécreesquefingí?—Hasta hace unas semanas estaba segura de que era cierto que no me
recordabas,perotrastrabajarcontigohellegadoalaconclusióndequefueunafarsa.Eresdemasiadoconcienzudocontutrabajocomoparaolvidartedealguienaquiéntúmismohascontratado.Aiden cabeceó con un gesto que transmitía admiración por haber sido
descubierto.—Fingí que no te conocía porque no me gusta mezclar el trabajo con las
relacionespersonales.—¿Aquéterefieresexactamente?—¿Esaestusegundapregunta?—Esunameraaclaracióndelaprimera.Aidenlaobservó,seguramenteevaluandohastaquépuntoerainteligentedecir
laverdad.—Tuvelasensacióndequetehabías…encariñadoconmigo.ElprimerpensamientodeCatalinafuequedebíadeescondersedebajodela
mesa para que su vergüenza no fuera notoria y después negarlo.No obstante,algoenelmodosinemociónenqueAidenhizoelcomentarioactivósucarácter,normalmentetranquilo,ydecidióqueesaveznoibaaesconderse.—Tienesunaltoconceptodetimismo.Aunqueescierto.Élarqueóunacejasorprendidoporsurespuesta.—Mesentíadmiradapor tunaturalidad.Noesperabaquealguienquehabía
llegado tan alto como tú fuera tan normal, tan humilde. Lo cierto es quemetrataste con tanta amabilidad que me sorprendí. —Hizo una pausa antes decontinuar—.Además,quefuerasamericanotambiéninfluyóenmisimpatíaporti.Supongoqueelhechodesertambiénunaextranjeramehizosentirmecercanaati.—Yaveo.
—¡Oh!Ypor supuesto tambiénme llamó laatención tuapariencia.Aunqueimaginoqueesoyalosabes.Aidennodijonadaalrespecto.Estabatansorprendidodequeporprimeravez
enmuchotiempounamujerledejarasinpalabrasquenosupoquéresponder.—¿Esporeseencariñamientodelquehablasporloquetehasnegadoacomer
conmigoenelmuseo?—siguióhablandoCatalina.—Imaginoqueestasíqueestusegundapregunta—aventuró.—Sí.—Asíes.Comotehedicho,nomegustamezclarel trabajoylasrelaciones
personales.Catalina fue encendiéndose más. El deseo que momentos antes la había
sorprendido ahora se había tornado en rabia bullendo en sus venas, con tantafuerza, que se obligó a respirar con normalidad para que él no notara sumalhumor.Cómopodíasertanengreídoyprepotente.—Noesquemeimporte,perotuafánporevitarmeenelcomedorestádando
que hablarmás de lo que piensas.Nome extrañaría que una gran parte de laplantilladelmuseopiensequesomosalgomásquecompañeros.Élparpadeósorprendido.Lociertoesquenohabíapensadoenque lagente
hablaradelmodoenqueevitabacomerconella.—Y dado que soy tu acompañante a la conferencia el chisme tendrá más
consistencia.—Bueno,dadoqueyahemosaclaradomimalentendidopodemoscompartir
mesa la próxima vez —ofreció él con una sonrisa—. Así acallaremos loscomentarios.—Lo siento, pero yo también tengo una máxima que rige mi vida: solo
comparto mesa con mis verdaderas amistades —respondió con una sonrisadeslumbrante.
Capítulo20CATALINA,DEJADEPENSARTONTERÍAS…
El hotel estaba situado enAbingdonRoad, el aspecto exterior era el de un
típicohogaringlés,soloquemuchomásgrande.Fueraquienfueraelarquitectohabíapretendidoconelloqueloshuéspedessesintierancomoencasa.Normahabíahecholasreservas,porloqueapenastardaronunosminutosen
registrarseyunbotoneslosacompañóhastasuplanta.—¿Quieresque tepaseelmaterialqueharecopiladomisecretariasobre los
asistentesalaconferencia?Catalinanegóconlacabeza.—Voyadejarlalecturaparaotromomento.Tengopensadodarunpaseopor
laciudad.Creoquenecesitorelajarmeunpocoantesdeenfrentarmealapruebadefuego.—¿Vasaestarbien?—parecíarealmentepreocupado.—Sí.Haréturismoydesconectaré.—¿VasavisitarelSheldonianTheatreoelTrinityCollege?Comohacenlos
turistas.Catalina enrojeció, pero no respondió porque el botones les señaló sus
habitaciones,unajuntoalaotra.ElchicoseretirócuandoAidenlediounbilletedepropina.—TeníaenmenteiralChristChurch—respondióCatalinamientrasmetíala
tarjetaenlacerradura.Aidenriodebuenagana.—¡Vaya!UnafandeHarryPotter.¡Quétediviertas!—Gracias —dijo abriendo la puerta de su habitación—. Te veré en la
conferencia.—Nosvemosalastresymediaenelvestíbulo.Iremosjuntos—dijosindarle
opciónanegarse.
Catalinaasintióyentróensudormitoriomásconfundidaqueantes.Sumentebullíadeactividad.Estabamolestayavergonzada,curiosa…Primero sehabía sentidoavergonzadaporelhechodequeAiden lahubiera
caladocontantafacilidadeldíadelaentrevista,peropocodespuéssuvergüenzasetransformóeniraalcomprenderquelahabíamanipuladoparahacerlesaberque su interés no era correspondido. No obstante, debía reconocer que él nohabíatratadodementirleodejustificarsusacciones.Había afrontado sus actos con sinceridady, a partir de ahí, su actitudhabía
cambiado.Quizássedebíaaqueellalehabíadejadoclaroquenoteníaningúninterés románticoporél, loquehacía imposiblequesesaltarasunormadenomezclar trabajo y relaciones o, puede que ese compañerismo inesperado fuerasolocosadeuninstante,talycomohabíasucedidoeldíaquecompartieronuncafé.Seacomofuere,loquemenoshabíaesperadoalhacerlelapreguntaeraqueél
fuera tan brutalmente sincero y directo, aun así, parecía que la conversaciónhabíamarcadounpuntodeinflexiónensurelación.Dándolevueltasalosmismostemasdeshizosumaletaysacóelvestidonegro
deella.Locolgódeunaperchayloobservósentadaenlacama.ErainevitableencontrarseconHenry,peroeramuchomásagradablehacerloataviadaconunpreciosoDior,quelequedabacomounguante.—Catalina, me había parecido verte antes en Saint Broad. No sabía que
estuvierasinvitadaalaconferencia—saludóHenry,acercándoseaella.Catalina acababa de entrar por la puerta con Aiden, pero este se había
disculpadoun segundopara ir a saludar aunconocido,demodoque se habíaquedadosolayHenryhabíaaprovechadosudebilidadparaacercarseaella.Ella también lehabíavisto a laspuertasdelSheldonianTheatre,por lo que
habíahuidodeallíparanotenerquesercortésconél.Lamentablementeparaella,Henrynoteníaningúnescrúpuloensaludarlani
entratardeiniciarunaconversación.—Henry, cuánto tiempo—respondió negándose a responder a su pregunta
implícita.—Comodigonoesperabaverteaquíestatarde.—Puesaquíestoy—aunquepordentrosemoríadeganasdeabofetearlopor
obligarlaahablarle,setragólahielysonrióconfalsedad.—Yaveo.
Aldarsecuentadequenopensabaresponderoptóporcambiardetema.—Esperoquetambiénhayassidoinvitadaalvinodehonor.—Por supuesto. Allí estaré. Si me disculpas…—se excusó al ver a April
hacerleseñasdesdeunassillasmásallá.EstabasentadajuntoaRaphaelenlasegundafiladeasientosdeladerecha.La
salaeraunsemicírculoenelquehabíabancoscolocadosde formaascendenteparaqueeldeabajonomolestaraaldearribayasísucesivamente.—Porsupuesto,Catalina,hasidounplacerverte,comosiempre.Como despedida le ofreció una sonrisa templada. Ella no podía decir lo
mismo,despuésdetodonoseledababienmentir.Además,estarcercadeélsololeaportabadoloryunaintensavergüenza.—Buenasuerteconlaponencia.Estabaapuntodemarcharseyescapar juntoa susamigoscuandonotóuna
manoensubrazoqueleimpidiócontinuar.—Catalina—saludóAiden—,veoqueconocesanuestroanfitrión.—Vagamente—respondióellaconunasonrisa.Henrysoltóunbufidodeincredulidad,peronoreplicó.—Aiden, me alegro de verte. ¿Qué tal Heidi?—la pregunta maliciosa fue
formulada sin apartar la mirada del gesto posesivo de Aiden que seguíaagarrandoelbrazodeCatalina.—EnMadrid, como siempre, aunque cenamos con ella hace unas semanas,
¿verdad,Catalina?—elcomentariofuetaninesperadocomosignificativo.Henrynoseatrevióapreguntarmásylaconversaciónderivóenelcontenido
de la ponencia. Hablaron cincominutosmás, durante los cualesAiden siguióagarrando el brazodeCatalina.La conversación finalizó cuando los asistentescomenzaronabuscarasientos.EntoncesAidensemovió llevándoselaconélysentándosejuntoaRaphael.—Creía que habías dicho que no te gustaba mezclar el trabajo con las
relaciones.Aidenlamiróantesderesponder.—Nolohehecho.—Losé,perohasdadolaimpresióndequesí.Élsonriócomplacido.—Si hay algo que soporto menos que las relaciones complicadas son los
tiranosylosengreídos.Catalina sediocuentadeque fueracual fueraelmotivo,el casoeraquesu
relaciónhabíadadoungirodecientoochentagrados.
—¡Gracias!Aunquenolesoportonopuedoevitartratardesereducadaasulado.Élselimitóacabecearsinresponder.Sediolavueltaparaatenderaalgoque
leestabadiciendoRaphaelyCatalinaserelajóunpoco.Notóquesumóvilvibrabaenelbolsoporloquelosacó.Era unmensaje deApril, que estaba sentada a solo tres sillas de distancia.
Sorprendida, se echó hacia atrás y la miró. April la estaba esperando porqueenseguida se cruzaron sus miradas. Su amiga hizo un gesto significativo queindicabaquemirarasuteléfono.ObedientedesbloqueóelmóvilyleyóelWhatsApp.¿Quéestápasando?,leyó.Sedispusoateclearunarespuesta.¡Nolosé!
Capítulo21UNDELICIOSOERROR
EugeniaseguíaenfrascadaeneldiseñodeláticodeArthur.Laterrazaacababa
determinarseporfinytrashaberescogidoelcolordelasparedeshabíallevadounaseleccióndetejidosparalascortinasyelsofá.Personalmenteellahubierapreferidodejar lasventanasdesnudas,yaqueno
eran necesarias, dada la altura de la casa, para preservar la intimidad de loshabitantes,noobstante,aceptabaelhechodequeponerlasdabaciertacalidezacualquierestancia,ademásdelhechoañadidodequeimpedíaqueentraraelsolsinnecesidaddebajardeltodolaspersianas.—Sicreesqueesmejordejalasalasincortinas,peronecesitooscuridadpara
dormir —informó Arthur, quien había acudido a la cita para determinar lostejidosqueibanautilizar.Arthurhabíainsistidoenquedaralahoradelalmuerzoporquenopodíasalir
antesdelbufete,porloque,porunlado,EugeniaestabaencantadaporquedeesemodoseasegurabadequeArthurnofueraacomerconBlairniconningunaotracompañera del bufete, y por el otro dejaba abierta la posibilidad de que él lainvitaraacomeralfinalizareltrabajo.—Lo recuerdo, por eso he hecho instalar persianas automáticas. Solo vas a
tenerquepresionarunbotónparaquetodosequedeaoscuras.Arthurdecidióqueeraelmomentodepresionar,porloquesesacóunasdela
manga.—Elúnicolugardondeexijoquehayacortinaseseneldormitorioprincipal.
Creo que le dan cierto aire femenino. No deseo que sea exclusivamentemasculino.—¡Entiendo!Eugenianomostróningunareacción,aunquepordentroechabachispas.—¡Muybien!¿Hayalgúncolorquetegusteparticularmente?
Arthurfingiónocomprenderla.—¿Hablasdelascortinas?Ella asintió sin dejar de pasar muestras de tela a una velocidad demasiado
rápidacomoparaqueledieratiempoaverlas.—Algún tono pastel. Suelen ser los que prefieren las mujeres. ¿Cuál
escogeríastú?Como un resorte se dio la vuelta y lemiró directamente a los ojos con un
brillo malicioso en ellos. ¿De verdad le estaba pidiendo su opinión para queescogieraelcolorquemáslegustaríaasuamante?Estabaclaroqueloestabahaciendo.Catalinadebíadehaberseequivocadoy
la tal Blair sí que era su novia, o mejor, él había engañado a su hermanadiciéndolequesoloeraunaamigaporquepretendíaseguirburlándosedeella.Además,elhechodequehubieradejadolamansióndeMayfairteníaqueser
debidoaunasfaldas.Puedequeellanolohubieraconseguido,peroeraevidentequelatalBlairteníamáspodersobreArthurdelqueellahabíatenidonunca.Larabiay loscelos lafustigaroncontantafuerzaquesintió lanecesidadde
vengarse.—¡Púrpura!—¿Cómodices?—Yoescogeríaelpúrpura—cabeceóconvehemencia—,sí,seguro.¡Púrpura!Arthurdisimulósusonrisa.—¿Púrpura?¿Ylasparedesqué,laspintaríasdenegro?Estoysegurodeque
seríaeldormitoriosoñadodeLestatelvampiro.LarabiadeEugeniacrecióalversepillada.—Mehaspreguntadoytehecontestado,despuésdetodosesuponequeme
contrataste porque soy la mejor en mi trabajo. Me ofende que dudes de micriterio.—Tienesrazón,esposiblequeelpúrpuranoseatanmalo.Elproblemaesque
me atraen lasmujeresmás… sutiles. Estoy seguro de que un tono pastel seráperfectoparaloquetengoenmente.—Supongoqueloquequieresdeciresparaquientienesenmente.Arthursonrió,estavezabiertamente.—¿Estáscelosa?Tusmejillasestánsonrojadasy recuerdoperfectamente los
dosmotivosporlosqueseponenasí.Unoeseldeseoyelotroloscelos.¿Cuálesestavez?Ellasoltóunbufido,molestaporqueélrecordarasusdebilidades.—¿Yo?¡Estásloco!Porsupuestoquenoestoycelosa.
Arthursiguiósonriendomientrasseacercabaaella.—¿Entoncesesdeseo?El dormitorio y el resto de la casa estaban vacíos. Los únicosmuebles del
ático eran la mesa y la silla en la cocina, por lo que habían mantenido laconversacióndepie,yporloqueEugeniapudoretrocedersinchocarconnada.—¿Quéhaces?—preguntóaltiempoqueseapartabadeél.—Nada.Solonecesitocomprobarmiteoría—explicóalcanzándola.Ellanopudoseguirhuyendoporquesuespaldadioconellímitemarcadopor
lapared.—Yatehedichoqueteequivocas…—¿Deverdad?—no lepermitió responderporquecubrió sus labios con los
suyosylaencerróentresucuerpoylaparedasuespalda.Eugeniaemitióundébilquejidodeprotestaqueprontosetornoengemidode
placer.Lohabíaechado tantodemenos,pensómientras lebesaba.Aunquenorecordabaquefueratanintensocomoestabasiendoeneseinstante…SintiólasmanosdeArthurensucinturaycuandosediocuentadequeelbeso
seestabaintensificando,élyaestabasacándolelacamisaylevantandosufalda.Sintióelairefríoensusmuslos,peroelcontrastedelasmanoscálidasdeélleprodujounagradableescalofrío.Derepente,élmetióunamanobajosufalda,moviendolapalmadesumano
haciaarribaporelinteriordesumuslo.—Erestansuave—dijoaltiempoquecolocabaunapiernaentresusrodillas
paramantenerlasabiertasyllevabasusmanoshastaelcentrodeellas.—Llevas demasiada ropa —se las ingenió para decir ella, agarrando con
firmezasuchaqueta,pulcramenteplanchada.—Esomismopiensoyo—musitósobresuslabios.Él continuó ahuecando y frotando su entrepierna. Las piernas de Eugenia
permanecieronabiertasysurespiraciónsehizoprofundayrápida.Ellaempujócon fuerza la chaqueta hacia atrás y le forzó a soltarla para poder quitársela.Siguióconlacorbata,quedejócaeralsuelo.Arthurpaseóundedobajoelbordedesuropainteriorylodeslizódentrode
ella.Eugeniaseolvidódequeestabatratandodedesabotonarsucamisa.Sequedósinalientoysearqueócontraél.—Notemuevas—susurrómientraslatorturabaconunamanoyconlaotrale
bajabalacremalleradelafalda.Arthurretiróeldedo,tanteóalrededor,entródenuevo.Loretiróotravez.Otro
tanteotortuoso…
—Oh, no —gimió ella apoyándose más contra la pared. Sus piernastemblabantantoquedenoserporqueelcuerpodeArthurlasosteníasehabríaidoalsuelo.Élsiguiótorturándolayatrapóellóbulodesuorejaentresuslabios.Ella buscó el cierre de sus pantalones y bajó frenéticamente la cremallera,
introduciendodentrolamanoyasiéndoloenelpuño.FueelmomentodeArthurdequedarsesinaliento.—No…—gimióél.Sacóeldedodesuinteriorylomovióhaciadelante,rozándola.Se estremecieron juntos y entonces Arthur se puso de rodillas ante ella.
CuandoEugeniasintiólaprimerasucción,comenzóagimotear.Cuandoestabaapuntodecaer,notólasacudidadeplacerquelaembargóal
sentirloensuinterior.Habíapasadotantotiempo…Eugenianosepermitiópensarenloqueestabasucediendo,nodebíahacerloo
volveríalacordura.Élempujóhaciadelanteyseenterróporcompletoenella,consiguiendocon
ello que sumente se perdiera totalmente en las sensaciones.Arthur se deslizódespacioensuinteriorysalióconlamismadelicadeza.EllaseaferróaélconfuerzayexplotóenunmillóndepedazosconArthuren
suinteriorysoloentoncesélsepermitiólomismo.CuandoEugeniaporfinabriólosojosestabatumbadaenelsueloencimade
Arthur.Nisiquierarecordabahabersequitadolafalda,muchomenosrecordabahabersetumbado.Selevantóconcuidadodenohacerledañoysedispusoavestirseensilencio.Habíasidoespectacular,peroahoraletocabaenfrentarloquehabíahecho,se
dijo,tratandoderetomarelcontroldesusemociones.—Noheusadoprotección—dijoélderepente,volviéndolaalarealidad.—Notepreocupes,somosincompatibles.—Nosetratadeeso,yo…—No he estado con nadie desde que nos divorciamos, si es eso lo que te
preocupa.LaexpresióndeArthurmostróalivioyotracosamuchomáscomplicadaque
Eugenianosupodilucidar.—Yo tampocohe estadoconnadie—confesó élyEugenianodudódeque
estuvieradiciendolaverdad.—Entoncesestátodobien—zanjóella,metiéndoselacamisapordentrodela
cinturilla de su falda—.Ha sido poco profesional demi parte, pero está todo
bien.—Eugenia.Ellasediolavueltayafrontósumirada.—Quierovolveraestarcontigo.Necesitovolveraestarcontigo.—Me parece bien, pero sin compromisos. Podemos tener una aventura,
siempreycuandonoseaenmilugardetrabajo.Arthursellevólasmanosalassienesfrustrado.—¿Meestásmalinterpretandoadrede?Nohablodeunaaventurasinodeuna
relación.Eugeniasemantuvofirme.—Ahoramismosolotepuedoofrecerunaaventura.Seodióasímismapordecirlo,peronoestabaseguradepodersoportaruna
nuevaseparación.YaunqueArthurhabíadejadolacasadesumadrenosabíasisu decisión se mantendría firme, teniendo en cuenta la presión que estabaejerciendosuprogenitoraparaqueregresara.—Quiero estar contigo—no dijo nada más y tampoco hizo falta, fue una
abiertaaceptacióndesusreglas.
Capítulo22UNALOCURADEVEZENCUANDONOHACEDAÑO
Aiden siguió con su actitud cordial durante toda la conferencia y
posteriormentecuandollegóelmomentoderegresaralhotel.Graciasaeso,notuvo que volver a soportar la compañía de Henry, quien le dedicó miradasfurtivasmientrasexponíasutrabajo.Aunqueno eran los únicos asistentes a la conferencia que habían reservado
habitacionesenelhotelMagister,semarcharonsolos.Aidenesperóhasta estar alejadosdeoídosmaliciososparapreguntarle si se
sentía bien, consciente de la incomodidad que había sentido cuandoHenry seacercóaella.—Graciasporayudarmeenesemomento—dijodenuevo.—Yatehedichoquenofuenada.Elladetuvosuspasosobligándoleaélahacerlomismo.—Teaseguroquelohasido.Nopuedoevitarsentirmeavergonzadacuandolo
recuerdo.Élparecióconfundidoporsurespuesta.—¿Porqué?Catalina retomó el paseo, incómoda por estar hablando tan abiertamente de
sussentimientos.—Dejé queme engañara—se encogió de hombros—, yo queme creía tan
lista.Además…—Puedescontármelo—dijoalverqueelladudaba.—Meavergüenzaelhechodequepormipartesíquefuereal…Aligualquehabíahechoenelsalóndelcongreso,Aidenlaasiódelbrazoyla
detuvo.—Notienesporquésentirteavergonzada.Nadadeloquepasófueculpatuya.
Esevidentequeélpretendíaexactamenteeso,quetussentimientosfueranreales.
—Losé,pero…AidencomprendiósinnecesidaddemásexplicacionesloqueCatalinahabría
sentidocuandoseenteródelaverdad.Yporprimeravezenmuchotiemposintiólanecesidaddeabrazarlayhacerleverqueellaeraperfecta talycomoera.Elpensamientolellegótanderepentequelonoqueó.¿De dónde había salido? Él no se permitía tales pensamientos. Había
aprendidoabloquearciertasemocionesquellevabanimplícitosproblemas.—Noparecesesetipodepersona—dijo.—¿Quétipodepersona?—Eltipodepersonaquesemenospreciaasímismasoloporqueuncanallalo
hahecho.Catalinasediocuentadequetratabadeanimarla,aunquesusmétodosfueran
pococorrientes,inclusobruscos.Normalmentelagenteusabapalabrasamablesparaesefin,nosededicabaacriticarsinoaconsolar.Sabedora de que eso era exactamente lo que había hecho no consideró
oportuno protestar. Aiden por su parte no retomó el tema y, en unos pocosminutosenlosquenohablaron,llegaronalhotel.NingunodelosdosmencionólaposibilidaddecenarjuntosyCatalinaentró
ensudormitorioparacambiarse,yaquehabíaquedadoconAprilyRaphaelparadisfrutardelanocheenOxford.Suamigolashabíaanimado,aellayaApril,diciéndolesqueibaamostrarles
comosedivertíanlosacadémicosylosjóvenesdehoyendía.Ninguna de las dos encontró una excusa lo suficiente buena para negarse.
Despuésde todo,elvinodehonor ibaa tener lugarpor la tarde,demodoqueteníancasitodoeldíapararecuperarsedelosexcesosquepudierancometerenunaciudadllenadeestudiantesuniversitarios.Dándolevueltasalmismotemasemetióenladucha,dándosegolpesmentales
por no haberle invitado a cenar. Estaba enjuagándose el cabello cuandoThunderstruckdeACDCcomenzóaatronareneldormitorio.
Yeah,it’salright,we’redoingfine,fine,fineThunderstruck,yeah,yeah,yeahThunderstruck,thunderstruckThunderstruck,oh,baby,babyThunderstruck,you’vebeenthunderstruck[5]
Quienfueraquellamaravolvióaintentarlounavezmásyotra,peropareció
desistir tras tres intentos. Catalina terminó de enjuagarse el pelo y salió de laducha.Estelalehabíadichoque,parahacerseelpeinadoparaelvinodehonor,lomejoreraquenollevaraelcabelloreciénlavadoporqueasínoseleescurriría.Poresohabíaoptadoporlavarlolatardeanterior.Saliódelcuartodebañoenrolladaenunatoallaybuscósumóvil.Talycomo
habíaescuchadomientrasseduchabateníatresllamadas,todasellasdeEugenia.Decidióqueantesdedevolverlelasllamadassesecaríaelpeloyasílohizo,
noobstante,todavíanoselohabíasecadodeltodocuandosuteléfonovolvióasonar.—Notienespaciencia.Ibaallamarteencuantomevistiera.—¡Nopodíaesperar!Cata,hehechoalgo…—¿Estásbien?—preguntó,preocupadaporloquefueraquesuhermanahabía
hecho.Conociéndolapodíaserdesdealgomuygravehastacualquiernimiedad.—Sí,perohehechoalgo.—Esoyaloshasdicho,dime¿quéhashecho?—¿Estássentada?Catalina decidió que si Eugenia tenía tiempo para preguntarle semejante
tonteríaeraporquesuteoríaeraacertadayeraunanimiedad.—Sí.¿Quéhashechoestavez?—MeheacostadoconArthur—soltódesopetón.Catalinadecidióqueesarespuestasíquemerecíaquesesentara,porloquese
echóparaatrásparasentarseenlacama,perocalculómalycayóalsuelo.—¿Quéhapasado?—preguntóEugeniaalescucharelestruendoyelgritode
dolordeCatalina.—Quemehecaído.—Yatehabíadichoquetesentaras—respondiómuydigna.
Ademásdelaconferenciaydelvinodehonor,habíaprogramadosunaseriede
eventosdeportivosenlaciudadquehabíanhechoqueloshotelesestuvieranalcompleto.Poresemotivo,Raphael,quienhastaelúltimomomentonodecidióasistiralaconferencia,nohabíapodidohacerunareservaenelmismohotelenelqueestabanAidenyCatalina,yhabíatenidoqueconformarseconcompartiruna habitación, ya que no había más disponibles, con April en un hotel másdiscreto.PortodoelloyparaqueCatalinanotuvieraqueandarsola,AprilyRaphael
fuerona recogerlaasuhotel.Lanochenoeramuyfría,por loquedecidieron
que lomejor era ir andando. Estaban a las puertas delMagister cuandoAprilhizolapregunta.—¿PorquénohasinvitadoaAidenacenarconnosotros?—Nocreíquefuerabuenaidea.Larubialamiróconfusa.—¿Por qué? Te ha echado unamano esta tarde. Hubiese sido unmodo de
agradecérselo.—Yaoslocontarécuandoregresemos—enesosmomentosnoteníaganasde
ponerse a pensar en nada que pudiera resultar medianamente incómodo. YcontarlesasusamigoselmodoenqueAidenlahabíacreídoenamoradadeélnoeramuygratoquedijéramos.—Noospreocupéis.Yaloheinvitadoyo—zanjóRaphael.—¿Quéhasdicho?—Esnuestrojefedirecto,nostocahacerlelapelota—seexcusóRaphael,pero
algoensutonohizodudaraCatalinadequeesefueseelmotivoporelquelohabíainvitado.—Supongoquehadichoqueno—aventurótratandodeocultarsudesilusión.—Vieneporahí—susurróAprilmirandoaalgomásalládelaespaldadesu
amiga.—¿Qué?—seguradequehabíaentendidomalsediolavueltaysetopócon
que había escuchado perfectamente, Aiden caminaba hacia ellos vestidoinformalmente.—¡Oslodije!Traslosrigurosossaludossurgióladudadedóndeiracenar.Fue Raphael quien les había prometido diversión, el que se encargó de
organizarelitinerarioaseguir.—Primero iremos a cenar al Turf Tavern, que es el local al que acuden la
mayoríadelosestudiantes—dejócaerloshombrosenactitudderrotista—,mesientoviejoynecesitorecuperarlajuventud,aunqueseaporunanoche.—Pormí,bien—aceptóApril.—¿Catalina?Estaasintió.Despuésdetodo,ellanoteníamuchaideadeadóndeir.—¿Jefe?—preguntóRaphael.—MejorAiden, ahorano estamos trabajando—dijo conmás seriedadde la
quecorrespondía—.SolositerminamoslaveladaenRaoul’sBar.SegúnelTheIndependentTodayesunodeltop50delReinoUnido.Yaqueestamosaquíseríauncrimennovisitarlo.
Catalinasediocuentadequesutonocambióalpronunciarlaúltimapartedesudiscursoy,sinpoderevitarlo,sepreguntóquélehabríasucedidoparasertanintransigenteconeltemadeltrabajoylasrelacionessociales.¿Sedebíaeseafánpordistinguirambosámbitosasumalogradomatrimonio?Raphaelnopareciódarsecuentadenada,porloquesonrióencantado.—Veo que no has cambiado. Me preocupaba que te hubieras vuelto serio
desdequeteconvertisteendirector.—Yasabesquenomegustamezclarlascosas.Meesfuerzoporserserioenel
trabajo,fueradeélsoyeldesiempre.Raphaelsonriócontravesura.—¿Siguesteniendoelmismoaguantedecuandoerasjoven?AidenledevolviólasonrisayCatalinatuvoqueobligarseaparpadearporque
susojossenegabanahacerloporvoluntadpropia.—Soymejor.Mehededicadoaperfeccionarloconlaedad.—Imaginoqueestásdispuestoademostrarlo.LarespuestadeAidenfueampliarmássusonrisa
[5]Sí,nopasanada,estamosbien,bien,bien. /Atónito, sí, sí, sí. /Atónito,atónito. /Atónito,oh,cielo,cielo./Atónito,tehasquedadoatónito.
Capítulo23UNANOCHEDIFERENTE
—Preguntadesupervivencia.Sinopudierasvolverabeberaguanuncamásy
tuvieras que escoger entre beber cerveza o vino, ¿qué tomarías el resto de tuvida?—¿Porquénopuedobeberagua?—preguntóCatalina.—¡Estácontaminada!Silabebesteconviertesenzombicomecerebros.—¿Ynopuedo simplemente no beber nada y evitarmorir alcoholizada?—
preguntómuyseria.—No,porquetedeshidrataríasymoriríasigualmente.—¡Deacuerdo!—setomóunoslargossegundosparapensarsurespuesta—,
mequedoconelvino.—¿Porqué?—Porque es más elegante y —hizo una pausa dramática más larga de lo
necesario— porque la cerveza está hecha con agua y paso de convertirme enzombicomecerebros.Aprilcabeceóconvehemencia.—¡Muybuenarespuesta!—alabó.AidenquelasescuchabaasombradomiróaRaphaelenbuscaderespuestas.—Lohacensiempre—selimitóaexplicarelitaliano—,acuálpreguntamás
absurdaoretorcida.—Oseaquenoeselalcoholelquehabla.Raphaelriodivertido.—No,vienedefábrica.Catalinadirigióentoncessuatenciónhastaellos.Puedequehubierabebidoun
poco,lojustoparaeliminarsusinhibiciones,peroestabamuylucida.Alcomienzodelanochesehabíasentidoincómoda,preocupada.DealgúnmodosehabíaacostumbradoalaindiferenciadeAideny,aunqueno
podía negar que al principio esta había herido su amor propio, después en unafándeautoconservación,habíaterminadopordejardepensarenello.Elproblemaeraque,alparecer,nopodíaafirmarlodadoelcaráctercambiante
de Aiden; su conversación, esa en la que ambos habían sido exageradamentesinceros,habíamarcadounantesyundespuésensurelación.Aiden había afrontado la noche comoun colegamás.Había competido con
Raphaelparaverquiénsebebíamásrápidolapinta,conversóconAprildecineindependientee,incluso,bromeóconella.—¿Quéhabríaselegidotú?—preguntóCatalinaderepente.Élestabasentadofrenteaella,alladodelitaliano,porloquepudomirarlede
frente.—Lomismoquetú.Eralarespuestamásinteligente.Catalina arrugó el ceño mientras pensaba en si lo que le acababa de decir
Aidenerasinceroosedebíasoloaqueeraunborrachosimpático.Trasvariossegundosdetitubeodecidióqueerasincero.—Gracias.Supongo.Aiden soltó una carcajada tan sexy que hasta April dejó a medias su
conversaciónconRaphaelparamirarle.—Denada—respondióconunasonrisaquesequedócongeladaensurostro
—.April,¿mecambiaselsitio?La aludida incapaz de responder se levantó obedientemente y dio la vuelta
parasentarsejuntoaRaphael,quienparecíatansorprendidocomoella.—¿Porquéhasqueridosentarteaquí?—preguntóCatalinaencuantoocupóla
sillavacíaasulado.Aidenarqueóunacejaconlamiradafijaenella.—¿Vasausarconestolaúltimapreguntaqueteguardaste?—¡No!—contestóellarápidamente.Aidensonrió.—Tengo que protegerte. Eres mi compañera, mi colega —susurró,
acercándoseaella.Catalina notó el olor a cerveza de su aliento y el masculino aroma de su
perfume.—¿Dequéoquiéntienesqueprotegerme?Sucerebrolemandóotrapregunta,perolaobvio,conscientedelopeligrosa
queera…«¿Cómovasaprotegermedetimismo?».—DeHenry.Nofuenecesarioquesedieralavueltaparacomprobarqueestabaallí.
Loprimeroque escuchó fue su voz, antes de que se plantara frente aellos,acompañadodeotras trespersonas:dosmujeres jóvenesyunhombredeunoscuarentaañosalqueCatalinahabíavistoenlaconferencia.Antesdequenadiepudieraresponderasusaludo,Aidenalzóelbrazoyselo
pasóporloshombros.SiHenrysediocuentadelgestonodijonada.—Veo que ya habéis comenzado con los cócteles—dijo, señalando la dos
copasqueAprilyCatalinateníandelante—,¿algunarecomendación?—Elnewyorkflipestáespecialmentebueno—comentóApril.—Puesloprobaremos.Catalina,¿cuálmerecomiendastú?—Yo nunca hago recomendaciones, Henry, creía que me conocías lo
suficiente—contestócayendoenlaprovocación.—Escierto,nunca tearriesgas lo suficientecomoparahacerlo—escupióél
conmalicia.—¡Oh!Síquelohago,conlaspersonasquemerecenlapena—contestócon
unasonrisadeorejaaoreja.GraciasalaintervencióndeRaphaeleldesencuentronofueamayores,pero
laincomodidadquehabíadisueltoelalcoholregresóaCatalina.El resto de la noche siguió sinmayores incidentes. Aiden permaneció a su
ladoysiguiócomportándosecomoRaphaelsiemprelehabíadichoqueera,untipoamable,simpáticoymuydivertido.Durante la hora siguiente los dos viejos amigos se dedicaron a contar
anécdotas de cuando restauraban frescos en la Toscana. Según Aiden, poraquella época Raphael ganó sus buenos cinco kilos, comiendo todo lo que lagentedelpueblolosllevabaenagradecimientoporsutrabajo.—Nopodíahacerlesundesprecio—sejustificó.—No, loquepodríashaberhechoera compartir el botín—replicó—, como
eraelúnicoquehablabaitalianoseganabaelfavordelagente,aunqueeltrabajoeracompartido—explicómirandoaCatalinamientrashablaba.—Ylohacía…—Esapartenolarecuerdo—zanjóAidenriendo.
Unratodespués,abandonaronelpubysedirigieronasusrespectivoshoteles.
Disponíandetiempolibrehastalahoraenquetendríalugarelvinodehonor,demodoquepodíanverlaciudadconciertatranquilidad.Aunqueestuvotentadadehacerlo,CatalinanoseatrevióainvitaraAidenal
paseo del día siguiente. Con un poco de suerte, pensó, Raphael volvería ainvitarloaacompañarlos.—¿Nosvamosya?¿Porquénonosquedamosunpocomás?—pidióAprila
susamigos.—Es tarde,yaestáncerrándolo todo—explicóRaphael,quecaminabaunos
pasospordelantehablandoconAiden.—Noquierovolveralahabitación—susurróAprilcercadeloídodeCatalina.Estasevolvióylamirósincomprender.—HededormirconRaphaelenunahabitacióndoble—explicó.—¡Losé!Mehacontadoquenohabíamáshabitacionesdisponibles.Esuna
suertequeNormaseacapazdevenderlesaguaalospeces—rioalpensarenlasecretariadeAiden.—¿Quévoyahacer?—¿Qué vas a hacer? —repitió confundida—, ¡ah! No te preocupes, es
Raphael.—Poresomismoestoypreocupada.ElcerebrodeCatalinasepusoenmarchaatodaprisa,siseponíalaadecuada
atenciónsepodíaescucharlamaquinariamoverse.—¡Nomedigas!Aprilasintióconvehemencia.—Enesecasoteentiendoperfectamente—anunció.
Capítulo24ESCOSADEUNANOCHE
RaphaelabriólapuertaylecedióelpasoaAprilparaquepasaraprimeroala
habitación.Esta accedió y se quedóparada a solo unos pasos de la entrada aldormitorio.FueRaphaelquienencendiólaluzponiendolatarjetaenlaranuradelaentradaqueactivabalasluces.—¿Teduchastúprimero?—ofrecióRaphaelencuantosecerrólapuerta,en
untonodespreocupadoquenoteníanadaqueverconelmodoenquesesentíaella.—No,dúchatetú.Hedeordenaranteslaropaydesmaquillarme.—Deacuerdo—aceptóélcompletamentetranquilo.Aprilleviorebuscarensumaletaytrassacarropaparacambiarseyunabolsa
deaseosegiróparamirarla.—Voy a usar pijama en deferencia a ti. Normalmente duermo sin ropa—
comentóconunguiñodivertido.¿Esquenosetomabanadaenserio?SepreguntóApril.¿Cómopodíahablar
contantafrivolidaddecompartireldormitorioconella?—Muyamableportuparte.—Yosoyasí—bromeóencaminándosealcuartodebaño—.Yalosabes.En cuanto se quedó sola, April se sentó en la cama y la observó con
preocupación.Aunque no fuera una cama de matrimonio en sí misma sino dos camas
pequeñas, estaban tan cerca la una de la otra que era casi como si fueran acompartirla.Loúnicoquelatranquilizabaunpocoeraquecadaunatuvierasuspropiassábanasymantasconloquelesdabaunpocodeintimidad.SuenamoramientoporRaphaellahabíapilladocompletamentedesprevenida.
Estabatanacostumbradaatenerlocercaquenosehubieradadocuentadeellodeno ser por el congreso al que estaban asistiendo. Comenzó a plantearse que
sentíaalgoporsuamigocuandoélcomentó,trashaberlesofrecidoaCatalinayaellaqueloacompañaran,queibaallevardeacompañanteaunamujer,dadoqueningunadeellas estaba interesada,yconfirmósus sospechascuandosupoqueibaatenerquecompartirlahabitaciónconél.Loprimeroquelevinoalamenteen ese momento fue una imagen que no se correspondía en nada con unaamistad…ElsonidodelavozdeRaphaelatrajosuatenciónyconsigiloselevantódela
camaycaminóhastapegarlaorejaalapuertadelcuartodebaño.Raphaelseestabaduchandomientrascantabaenvozlobastantealta:
Iwon’trunawaynomoreIpromiseEvenwhenIgetboredIpromiseEvenwhenyoulockmeoutIpromiseIsaymyprayerseverynightIpromise[6]
I promise de Radiohead, entendió April. Pensó que la elecciónmusical era
muy apropiada, él prometía no marcharse mientras que ella estaba deseandodesaparecer.Conelmismosigilo, regresóa la camay sedejócaer sobreella.Teníaque
tranquilizarseantesdequeledieraunataquicardia,sedijo.NopodíapensarenelhechodequeRaphaelestabadesnudoasolounosmetrosdeella,conelaguacayendosobresupieldorada,mientrasseenjabonaba…—¡Mierda!No,no,no—exclamó.¿Noacababadedecidirqueeraunapésimaideapensareneso?Entonces,¿por
quéestabahaciéndolo?Escuchó como el agua dejó de correr, pero no se sintió con fuerzas para
levantarse. Si pretendía resistir lo mejor era seguir como estaba con los ojoscerrados y sin moverse, concentrada en su respiración… Tratando de queregresaralacordura.—April,yaheterminado—dijoRaphaelunosminutosmástarde.Aunqueleescuchónoseatrevióaabrirlosojos.—¿April?—preguntóélalverlainmóvil.Sintió el aroma de su jabón de ducha cuando él se inclinó sobre ella para
comprobarsiestababien.Unacariciaensumejilla…—¿April?¡Despiertaycámbiate!Notepuedesacostarconlaropadetodoel
díapuesta.Eramás seguro nomoverse de donde estaba, se dijo. Solo de imaginarse a
Raphaelconelcabellohúmedoselehacíalabocaagua.Cerróconmásfuerzalosojosenunmovimientodesesperadoporborrarlasimágenesqueseaparecíanensumente.—¿Estásdespierta?—No—dijoconlavozpastosaporeldeseo.Élriototalmenteajenoalarealidad.—Deacuerdo.Lo escuchómoverse por la habitación, pero siguió sin abrir los ojos. Podía
esperaraqueélsedurmiera,sí,esoharía,sedijo.Esperaríaaqueélsemetieraen lacamaysedurmierayentoncesse levantaría, seducharíaysepondríaelpijama.Sesobresaltócuandoalgomojadorozólapieldesucara.Abriólosojosyse
topóconlamiradadeRaphaelsobreella.Estabainclinadotancercaqueconunmínimoesfuerzopodíacubrirsuslabiosconlossuyos.—Tranquila—lemostróunatoallitadesmaquillante—,solovoyaayudartea
quitarteelmaquillaje.—Sonrió—.Eresunaborrachamuyvaga.Completamente asustada de sus pensamientos, trató de incorporarse con
demasiadarapidez,porloquesemareóhastaelpuntodequeselerevolvieronlastripasylavistaselenubló.—¿Estásbien?—¡No!—contestóal tiempoquese llevaba lamanoa laboca,comosicon
ellopudieraeliminarsusganasdevomitar.—Vuelveatumbarte.Teayudaré—ofrecióély,enesaocasión,Aprilpermitió
quelepasaralatoallitaporlosojosyporlapieldelrostro.—Esto ya está. Ahora la ropa. Si vuelves a sentir náuseas dímelo
inmediatamenteytellevaréalbaño.Aprilvolvióaabrirlosojosderepente.Raphaelemitióunacarcajadatanauténticaqueellaenrojecióhastalaraízdel
pelo.—Puedollevartealbañoenbrazosyayudarteaponerteelpijamasinatacarte
—alzólamano—.¡Loprometo!Esa respuesta no era la que April había deseado escuchar, pero fue lo que
necesitabaparaquesuspreocupacionesanterioressedisolvierandegolpe,juntoconsusesperanzasdesercorrespondida.¿En qué momento había creído que tenía una posibilidad con él? Raphael
jamáslahabíatratadodeunmododistintoalquetratabaaCatalina.Éleraatentoy cariñoso con las mujeres en general y especialmente atento y cariñoso conellas.Eraprotectoryamable,peronoevitabahablarconellasdelasmujeresconlas
quesalía.Y,aunquereservabaciertosdíasparacenarconsusamigas, tambiéneraciertoquesuvidasentimentalsiemprehabíaestadoactiva,todolocontrario,a lo que podía decir April, que no era ni de lejos una mujer sofisticada niapasionada.Yalohabíadescubiertoenlabodadesuamiga,cuandosetopóconquetodos
suscompañerosdeclaseestabanfelizmentecasadosyalgunosinclusoconhijos.En esa boda se había sentido tan fuera de lugar a como se sentía en esemomento.—Voyalevantarme.Yameencuentromejor,gracias.Élseapartóparaqueellapudieraponersedepie.—Estábien,peronocierresconpestilloelcuartodebaño.Teprometoqueno
voyaentraramenosquetedesmayesyseaabsolutamentenecesario.—¡Lo sé! No te preocupes, no tengo la intención de meterte en semejante
aprieto.Raphaellamiróconlaconfusiónpintadaensurostro,peronodijonada.April sacó lo necesario del armario donde había guardado sus cosas y con
ellasentrelosbrazossemetióenelcuartodebaño,maldiciendoporquetodavíaolíaalperfumedeél.Quinceminutosmástarde,cuandosaliódelcuartodebaño,Raphaeldormía
plácidamentedelado,mirandoalapared.—April,dejadepreocupartepornada—susurróenvozalta—ysiguecontus
planesdesalirconWill.
[6]Yanovoyahuirmás,loprometo./Inclusocuandomeaburra,loprometo./Inclusocuandomedejesfuera,loprometo./Rezomisoracionescadanoche,loprometo.
Capítulo25DESAYUNOSINDIAMANTES
Catalina se despertó con el sonido de ACDC atronando en la silenciosa
habitación de hotel en la que se encontraba. Antes de que Carlos le hubieraotorgadoelpoderabsolutodelamúsica,apenashabíaescuchadoalgunadesuscancionesenalgunapelículaoenlatelevisión.Sinembargo, laaplicación lehabíaabierto laspuertasde lamúsicaydesde
entoncesnodejabadedescubrirnuevascanciones,solistasygrupos.Alargó el brazo hasta lamesita de noche para coger sumóvil.Como había
supuesto, la persona que había interrumpido su tranquilo sueño era Eugenia.Sabedoradequenoeraunasuntodevidaomuertelodejósonarysepermitióestarenlacamaunosminutosmás.Aunquenosehabíaacostadotardelehabíaresultadodifícilconciliarelsueño,
sabiendoqueAidenestabaenlahabitacióndeallado.Nopudoevitarrecordarelmodoenqueéllahabíaasidodelbrazonicómolahabíaabrazadoenelpub.Además,eltalanteprotectorconquehabíaactuadolaconfundíahastaelpunto
dequepeligrabaladecisiónquehabíatomadodeolvidarsedeél.SuspirósonoramentecuandocomprendióqueEugenianoestabadispuesta a
darseporvencida.—¿Quéestanimportanteaestashoras?—contestóencuantodescolgó.—¿DeberíallamaraArthursiélnolohace?Catalinaemitióunbufidomolesto.Yasabíaellaqueeraunanimiedad.—¿Medespiertasparaesto?Eugenianoparecióinmutarseporelenfadodesuhermanapequeña.—¡Rápido!¡Contesta!—Noveoporquéno.Ahorasoisamantes.—¡Nosomosamantes!—¿Entoncesquésois?—contraatacóCatalinatapándoselosojosconelbrazo.
Eugeniapensósurespuesta.—Odioquesiempretengasrazón.Catalinasonrióparasímisma.—Aver,túqueerestanlista,¿porquécreesquenomehallamado?—insistió
Eugenia.—Tal vez sea porque no sabe en qué consiste ser tu amante. ¿Se lo has
explicado?Norespondióalapregunta.—Voy a dejarte dormir —dijo a toda velocidad y antes de que Catalina
pudierapreguntarlenadacolgó.Con una sonrisa en los labios dejó el teléfono sobre la cama y se estiró a
placer, sabiendo que en esos instantes su querida hermana mayor estaríadespertandoaotrapersonayexplicándolepuntoporpuntoloqueesperabadesureciénestrenadarelación.Todavíanosehabíalevantadocuandosuteléfonovolvióasonar.—Tengo que acordarme de ponerlo en silencio por las noches —se dijo
molestaconsigomisma.De mala gana descolgó preparada para lo que fuera que Eugenia quisiera
decir.—¿Quésetehaolvidado?—preguntóresignada.—¿VisteaHenry?¿Estásbien?—Sí que lo vi, pero no te preocupes. Apenas hablamos —mintió, no
queriendo preocuparla. Conociéndola estaría haciendo un drama respecto aArthur,nonecesitabamásmotivosparapreocuparse.—Losiento,Cata.—¿Quésientes?—Quesemehayaolvidadopreguntarteantes.Surespuestafuereírseconsinceridad.—No te preocupes. Arthur es más importante que Henry —dijo con
sinceridad.—Voyallamarle.¡Deséamesuerte!—Nolanecesitas.
Una hora más tarde, tras darse una ducha, vestirse y ponerse un calzado
cómodo,sedirigióalcomedorenelqueestabapreparadoeldesayunoparaloshuéspedes.Alpasarpordelantede lapuertadeAidensedetuvoparaversise
escuchaba algún sonido, pero solo había silencio, por lo que imaginó queseguiríadurmiendo.Lomismoquehabríaestadohaciendoellasisuhermananolahubieradespertadotantemprano.Elcomedorestabacasivacíoaesashoras,por loquepudoescoger lamesa
quequiso.Sinsentarsedejósubolsocolgadodelasillayseacercóhastaelbufédecomida.Habíadetodoloquepudieradesear:fruta,cereales,huevos,bacón…peroella
fuedirectaalcafé.Sesirvióunatazaqueendulzóasugustoytrasllevarlaalamesaregresóaporunastostadasconmantequillaymermelada.Unavezque tuvolistoeldesayunosesentóysacódelbolsoelKindlepara
leermientrasdesayunaba,exactamentelomismoquehacíalosfinesdesemanacuandonoteníaprisaporirsealtrabajo.La novela histórica que estaba leyendo la tenía tan atrapada que no se dio
cuentadequealguienseponíaasuladohastaqueescuchóelarrastrardelasillaalapartarla.—Buenosdías—saludóAidenconunatazadecaféenlamanoyunplatode
huevosconbacón—.¿Puedosentarme?—preguntó,seguramenterecordandoelcomentariodeelladequesolocompartíacolacionesconsusamigos.—Buenosdías.¡Puedes!—leofrecióunasonrisadebuenhumor.Élcabeceócomoagradecimiento.—¿Has dormido bien? —inquirió, supuso Catalina que tratando de ser
amable.—Demaravillahastaquemehandespertado.Élarqueóunacejainterrogante.—¿Pedisteelserviciodedespertador?—Nolonecesito.Cuandomásagustoestoydurmiendomihermanamellama
ymedespiertaporalgunatontería.Aidensonrió.—Nopuedodecirqueséloqueesesoporquenotengohermanos.—¡Quésuertetienes!—No pienso así. Mis padres murieron hace algunos años y al no tener
hermanossepuededecirqueestoysoloenelmundo—lodijoenuntononeutro,peroalgoledijoaCatalinaquerealmentelosentía.—¡Oh!Losiento,nolosabía.—Yatehecomentadoquenomegustahablardemividaprivada—ycomosi
trataradehacérselovercambiódetema—.¿Quéleescontantaconcentración?Hetenidoquearrastrarlasillaparaquetedierascuentademipresencia.
—Unanovela.SihabíaalgodeAidenqueCatalinahabíadescubiertoesefindesemanaera
quesabíarespetarlossilenciosdelosdemás,quizáseraporqueélmismoestabacargadodeellos.Fueracomofuera,noinsistiósobreeltema.Tampocoesqueconfesarqueleíanovelasrománticasfueraunproblemapara
Catalina,setratabasimplementedequeestabacansadadelosprejuiciosquelagente tenía sobre el género y dado que Aiden ya la creía una románticaenamoradizalomásinteligenteeranodarlesmuniciónasusprejuicios.—Deacuerdo.Allí sentados juntos se terminaron la primera taza de café y volvieron a
rellenarunasegunda.CatalinanuncahubieraesperadoquehablarconAidensevolviera algo fácil, pero así fue. Él parecía auténticamente interesado en supróximaentrevistaenElPradoe,inclusosehabíaofrecidoaescribirleunacartaderecomendación,loqueledejabaunsaboragridulceenloslabios.Porunlado,se alegraba de que la valorara lo suficiente como para avalarla con su buennombrey,porelotroledolíaqueladejaraircontantafacilidad.Normalmente,cuandoun restaurador recibíaunaofertapara trabajarenotro
lugar,elqueloteníacontratadosolíahacerunacontraofertaparaconseguirquese quedara, pero, por lo que estaba viendo, Catalina estaba segura de que eldirectordeldepartamentoderestauraciónteníaprevistodejarlairconfacilidad.AidenFischer era un hombre lleno de contradicciones, podía parecer frío y
distante, pero también tenía un agudo sentido de la justicia y no podía evitarponersealladodelmásdébil.Delmismomodo, teníaun conceptomuyalto sobre símismoy, al parecer,
tambiénunmiedodescomunalaexponersuvidaprivadaalosdemás.Catalinamiróelrelojysesorprendióaldarsecuentadequellevabanunahora
y cuarto desayunando. Los demás huéspedes habían entrado y salido delcomedormientrasellosseguíanabsortosconversando.—HequedadoconAprily conRaphaelparadarunavueltaporOxford.La
ciudadsevedistintaaplenaluzdeldía.¿Quieresvenirconnosotros?Aidenleofrecióunamiradadedisculpa.—No, pero gracias por la invitación. Ayer lo pasé muy bien contigo y tus
amigos.Ellasonriódecepcionada.—Raphael yApril son geniales.—Se puso de pie—. Pues en ese caso nos
vemosestatardeenelvinodehonor.Aidenasintió.
—¡Disfrutadetupaseo!—¡Gracias!
Capítulo26NOESMÁSQUEUNMALENTENDIDO
Catalinaestabadecididaapasárselobienesamañana,apesardeladecepción
porqueAidensehubieranegadoairconellos.Estehabíasidotantaxativoquenosehabíaatrevidoapreguntarlenadamás,demodoqueahíestabadenuevo,pensandoensisehabíanegadoporqueteníaotrosplanesosimplementeporquehabíaconsideradoqueunacenayundesayunoeranmásquesuficientesparaunfindesemanaconunacolega.Seguía tratando de no pensar en nada negativo cuando April y Raphael
aparecieronporlapuertadelvestíbulodelhotel.Se acercó a ellos sonriente, pero se detuvo en seco al notar la tensión que
emanabadeApril.Suamigavestíavaquerosyunachaquetagruesa,perolomásllamativo era la bufanda que rodeaba su cuello, la llevaba tan enrollada queparecía que quisiera esconderse tras ella. Catalina la miró significativamente,peroellaonosediocuentaonoquisohacerlo.—Buenosdías,chicos.—Buenosdías—respondieronAprilyRaphaelalunísono.—¿Quéplanestenemosparahoy?—Podemos ir a ver arte —propuso el italiano, siempre dispuesto a ser el
encargadodelositinerarios—,despuésvamosdecomprasyterminamosconunabuenacomida.—Meparecebien.¿Quévemosprimero?—¿April?—preguntóRaphaelmirándola.—ElModernArtOxfordmepareceunabuenaopción.Esloopuestoaloque
vemos cada día. —Se encogió de hombros—. Será interesante cambiar deregistro.—Entoncesdecidido—aprobóelencargadodelitinerario.Comoelmuesoquedabaunpocolejosdedondeestabanpidieronuntaxique
losllevarahastaallí.Duranteeltrayecto,Aprilsemantuvoensilencio,mirandopor laventana.Catalina tratóde fingir queno sedaba cuenta.Raphaelpor supartetampocodijonada,porloqueestanosuposilohizoporcortesíaoporquerealmentenohabíanotadolamelancolíadesuamiga.Elmuseoresultó,talycomohabíaadivinadoApril,todolocontrario,aloque
estabanacostumbradosaverenlaNationalGallery.Quizás,poresemotivo lodisfrutaron tanto. Incluso April pareció relajarse un poco y sonrió en variasocasiones.Tras elmuseo visitaron elmercado deCoveredmarket con sus abovedados
techos de largos y rojizos listones de madera. Allí se tomaron un café ycompraron varias frutas que se comieron mientras paseaban por sus callescubiertas.Al mediodía los tres estaban hambrientos por el ejercicio. Encontraron un
localqueanunciabaguisoscalientes.Eldueño resultó serunescocésgrandoteconunasonrisabonachonayunamanomaravillosaparalacocina.CatalinaaprovechóunmomentoenqueRaphaelselevantódelamesaparair
albañoparatratardedescubrirquéeraloquelesucedíaasuamiga.—Cariño,¿estásbien?Nohasdichomuchoentodoeldía.—Losiento,peroesqueahoranoquierohablardeltema.—Deacuerdo,pero¿sabesquepuedescontarconmigoparaloquenecesites?Aprilafirmóconlacabeza.—No tepreocupes.Estarébien.Despuésde todo, loquemepasanoes tan
importante —y añadió con una sonrisa triste—. Si no hubiese asistido a laconferencianisiquieramehabríadadocuentademimal.Supongoquesoyunaestúpida.—Esonoescierto.Aprilseencogiódehombros.—¿Pasóalgoanoche?—Nada que valga la pena comentar. Ya te he dicho que está todo en mi
cabeza.—April…—nodijonadamásporquevioqueRaphaelregresabadelbañoen
esemomento.—¿Dequéhablabais?—seinteresóelitalianoalregresaralamesa.—LeestabadiciendoaAprilqueconunpocodesuertenosencontraremosen
el vino de honor a algún catedrático guapo y soltero que nos alegre la noche.¿Quiénsabe?Puedequeterminesiendoelamordenuestravida—bromeó.—Aprilnonecesitacatedráticos—comentóRaphaelenuntonomolestoque
captólaatencióndeambasmujeres.—¿Yesoporqué?—desafiólaaludida.—PorquetúyatienesaWill,eldelCrown.Esequesepareceaeseactorque
tantotegusta.Aprilledesafióconlamiradaantesderesponder.—Paratuinformacióntediréqueyonotengoanadie.Porloquesiestanoche
me topo con un tipo del estilo que ha mencionado Catalina tengo toda laintencióndeinvitarleaunacopaydespuéspedirlesunúmerodeteléfono.Raphael gruñó, pero April estaba tan molesta que no se dio cuenta. Sin
embargo,Catalinaestabatanpendientedeellosquenoseleescapóelgesto.¿Quélesestabapasandoaesosdos?,sepreguntó.¿Habíaestadotanabsorta
en Aiden que no se había dado cuenta de lo que sucedía entre sus mejoresamigos?RaphaelsiemprehabíasidomuyprotectorconAprileinclusocríticoconsus
citas,peroellanuncasehabíaplanteadoquepudieraserporqueestuvieraceloso.Tambiéneraprotector conellaybajoningunacircunstancia creeríaque sentíaporellaalgodistintoalaamistad.Noobstante,ahoraquesabíadelinterésdeAprilporélnopodíadescartarque
esefueraelmotivodesusreaccionesdesproporcionadas.¿Habíaestadoel italianoenamoradodeApril todoese tiempo?Ysieraasí,
¿porquénohabíadichonuncanada?¿Lepreocupabaqueellalorechazara?¿Oloqueleimpedíahablarabiertamentesobresussentimientoseraeltemoraquela confesión estropeara su amistad? Fuera como fuera, Catalina tenía toda laintencióndeestaratentaalasreaccionesdeRaphaelduranteelfindesemana.—Yo pienso lo mismo —apoyó a su amiga—, como mujer soltera y
emancipadavoyaestarojoavizorporsiaparecemihombrepredestinado.Raphaelpusolosojosenblanco.—Lees demasiadas novelas románticas. ¿Hombre predestinado? ¿De verdad
creesqueesoexiste?—Porsupuestoqueexiste—intervinoApril,quienbuscabadiscutirconélpor
elmotivoquefuera.Sufrustraciónsolopodíaencontrarlasalidadeesemodoyenesosinstantesle
importabapocoresultarmezquinao infantil, teníaque liberar la tensiónque laembargabayquehacíaqueporprimeravezdesdequeloconocíanofueracapazdesentirsecómodaconRaphael.—Soisunasilusas—serioél—,perocomonoquieroserelculpabledeque
maduréisosdejarépensarenqueelhombrepredestinadoexiste.Siesooshace
felices…Noseréyoquienosimpongalarealidad.—Nadaquevengadetipuedehacernosfelices—atacóAprilaltiempoquese
poníadepie—.Voyalbaño—dijoalejándosedeallí.RaphaelmiróaCatalinaenbuscadeexplicaciones.—¿Québicholehapicado?—Creoqueesodeberíaspreguntárseloaella.Larespuestadespertóaunmássicabeelinterésdelitaliano.—Osea,quelepasaalgo.Ellaseencogiódehombros.—Sea lo que sea es evidente que le pasa conmigo—comentó,más para sí
mismoqueparaqueCatalinalerespondiera.Laconocíay sabíaqueno teníaninguna intenciónde traicionar aAprilpor
muchoqueéllapresionaraoleinsistiera.Conloquenolequedabamásremedioqueaveriguarloporsímismo,ysidealgoestabaseguroeradequeibaallegaralmeollodelasunto.
Capítulo27¿NOERAESOLOQUEQUERÍAS?PUESAHÍLOTIENES
—¿Dóndevamos?—preguntóEugeniaencuantoArthurarrancóelmotordel
coche,trasrecogerlaenelportaldesucasa.Al final, tras hablar conCatalina, se había decidido a llamar a su exmarido
paradejarleclaroslostérminosdesunuevarelación.Elpuntomásimportantedetodosera el secretismo, nadie podía saber que se estaban viendo, porque si lohacían nadie creería que se trataba solo de sexo, y los chismes sobre sureconciliaciónseextenderíancomolapólvora.Elsegundopunto,yunode losmás importantes para Eugenia, era el compromiso de no mantener relacionesparalelasmientrasduraselasuya.Mientrasestuvieranjuntosambosdebíansermonógamos,sobretodoteniendo
encuentaqueensuprimerencuentronohabíanusadoprotección.El tercer punto era el más peliagudo porque contradecía en sí mismo la
relación que Eugenia pretendía tener. Y es que, aunque se negaba a llamarlacomo algo distinto a amantes,Arthur debía reservar tiempo para verla y parallamarla por teléfono cuando sus agendas les impidieran verse. Había sidotaxativaenesepunto,lasllamadastelefónicaseranimprescindibles.Afortunadamente, cuando terminó sumonólogo telefónico,Arthur seguía al
otroladodelalínea,ynoprotestóniregateóningunadelasnormasqueEugeniahabíaimpuesto.—Comonopuedollevarteaningúnbuenrestaurante,yaquenoquieresquela
gentesepanuestrarelación…—Notenemosunarelación—interrumpióEugenia.—Deacuerdo,paraquelagentenosepaquesomosamantes.Hetenidoque
improvisar.—Esonorespondeamipregunta.—Vamosaunacadenadehamburgueseríasparacomprarlacena,despuésnos
lacomeremosenmicasa.—Entucasanohaymuebles.Arthurseencogiódehombros.—Llevomantas en elmaletero.Hazte a la idea de que te llevo a un picnic
cubierto.Eugenia se mantuvo en silencio unos segundos, digiriendo todo lo que él
acababadedecirle.—¿HashabladorecientementeconCatalina?—preguntó,derepente.—No,¿porquélopreguntas?—apartólamiradadelacarreteraparamirarla.—Por nada —respondió, pensando en que la reacción de Arthur era
exactamenteloquehubieraesperadodesuhermana,nuncadesuexmarido.¿Seríaquesoloahoraestabacomenzandoaconocerrealmentealhombrecon
elquesehabíacasadoydivorciado?Habíancomenzadoasalirsiendomuyjóvenes,cuandoseconocieronatravés
deunamigocomún.EugeniateníadiecinueveañosyArthurveintey,desdeesemomento se habían vuelto inseparables. Desde ese entonces había llovidomucho, ella misma había cambiado, aprendiendo a poner su bienestar porencimadeeldeél.EsefueelmotivoprincipalporelqueseseparódeArthur.Habíaestadoaguantando las intromisionesdesusuegradurantesunoviazgoyposteriormentedurantesumatrimonio,alaesperadequesumaridolapusieraensusitio,alaesperadequelaescogieraporencimadetodolodemás.Puedequehubieraactuadodeunmodoegoístaalponerleenesatesitura,perosusuegraeracapaz de molestar a un santo y ella no era tan pura, era una simple mujerenamoradaquedeseabavivirsuamorsinpresionesniconstantescríticas.Arthurentróconelvehículoporlazonahabilitadaparacomprarsinsalirdel
coche.—¿Cuándo has venido a comprar aquí comida? —preguntó Eugenia,
sorprendidaconquesemanejaratanbien.—A veces cuando salgo tarde del bufete vengo aquí a por algo rápido que
cenar.Nohaymuchosrestaurantesabiertosaesashoras.Se calló cuando el megáfono le preguntó qué deseaba encargar. Se dio la
vueltaparamiraraEugenia.—¿Siguessincomerternera?Ellaasintió.Arthur se giró de cara al megáfono, sacando la cabeza por la ventanilla
abierta.—Dosmenúsgrandes,unodeternerayelotrodepollo,porfavor.
—¿Patatas?—preguntóunavozfemeninaatravésdelaparato.—Paramínormales—ibaapreguntarleaEugeniacuandoestaseleadelantó.—Rústicasparamíyagua.Élsonrió,peronodijonada.Repitió el pedido ymovió el vehículo, tal y como le habían indicado, para
acercarsealacajadepago.—Asíquetútambiénvienesporaquí.—Algunavez.Tengolasuertedecomerloquequierasinengordar—dijocon
orgullo.Arthurdenuevooptópornoreplicar.Recordabaperfectamentelomelindrosaqueellaeraconlacomidaylomucho
queseesforzabaconejercicioparamantenersuesbeltafigura,todolocontrarioque su hermana que comía sin molestarse en si sus excesos acababanasentándoseensuscaderas.—¡Tienesrazón!—¿Estástratandodecontentarme?—¿Estáfuncionando?Ellariocoqueta.—Tendrásqueesperaraver.
Contratodopronósticoestabasonriendocuandobajódelcocheconlasmanos
llenasdebolsasdecomidamientrasArthurcargabaconlasmantas.Dealgunamanerasesentíacomounaaventura,comerenelsueloypasarla
nocheenunacasavacía.—¿Podemoscenarenlaterraza?—Podemoscenardondequieras.Alentrar,lesrecibióelolorapinturadelasparedes.Dedospatadassequitó
los zapatos de tacón y se acercó hasta la terraza, que, gracias a Dios, fue loprimerodeloqueseocupó.Demodoqueestabaaisladadelfrío,peroconsusmaravillosasvistasdisponibles.Arthurseadelantóyseagachóenelsueloparaponerlasmantas.Enrolladaen
ellasllevabaunaalmohadaquequedóaldescubiertoaldejarlasenelpiso.—Vienespreparado—rioella,sintiéndosecomounaadolescente.—¡Siempre!Sesentaronlistosparadevorarlacena.Ymientraslohacíanhablaron.Sihabíaalgoquehabíaechadodemenos,tras
suseparación,fueeso,lofácilquelehabíaresultadosiemprehablarconArthur.Cuando tenía algún problema en el trabajo o alguna preocupación, siemprerecurríaaél.Loúnicoquesehabíaguardadopara símismayqueal final leshabía pasado factura eran sus preocupaciones sobre el embarazo que nuncallegabayquesusuegratantoseesforzabaenrecordarle.—¿Sabes? —preguntó él de repente—, creo que me gusta esto de ser tu
amante.Eugeniasonrió.—Separecebastantealoquehacíamosalprincipio.Élasintió.—Peronuncatuvimosestasvistas—bromeó.—¡Cierto!Mipisocompartidoeramuchomásmodesto—recordó.—Ycomíamosenlacama,comoahora.—¿Esto es una cama?—abrió los ojos exageradamente—, pretendes acaso
quenosquedemosaquítodalanoche.¿Notienesunahabitacióndehotel?—Latengo,peroeresmiamante,nopuedollevarteallí,dondetodoelmundo
pueda verte—replicóArthur con una sonrisamaliciosa que calentó la piel deEugenia,quesemaldijomentalmentepornohabercalculadobienlosprosyloscontrasdelasnormasquehabíaestablecido.—Las amantes suelen ir a las habitaciones de hotel. Las casas son para las
esposas.—Esas son las amantes que no les importa serlo. Tú quieres mantener el
secreto.Nopudoprotestarantesuspalabras,demodoqueoptópordesquitarsedeotro
modo.—Lasamantestienenbeneficiosquenotienenlasesposas.—¿Cómocuáles?—Sushombresseesfuerzanensatisfacerlas.Arthurleofrecióunasonrisalobuna.—Esopuedohacerlo—musitó,antesdeabalanzarsesobresuboca.
Capítulo28ASÍDEBIÓSENTIRSECENICIENTA
Trasvariosintentosqueacabaronendesastre,Catalinaporfinpudohacerseel
recogido queEstela le había enseñado. Semiró en el espejo satisfecha con elresultadoysiguióconelmaquillaje.Graciasalcielo,aunquehabitualmentenosemaquillabamucho,teníabastante
destreza para hacerlo y no solo porque fuera una experta con un pincel en lamano sino porque durante mucho tiempo había perfeccionado la técnica conEugeniayconsusamigas.Aunasí,noqueríairllamativasinoelegante,porloque sepintóuna fina líneaconeyeliner negro,máscaradepestañasyun tononudeenloslabios.Unavezquetuvoelpeloyelmaquillajelisto,seperfumóysepusoelvestido.Enlugardecalzarseunoszapatosdediezcentímetros,quenoharíanotracosa
másquetorturarladurantetodalanoche,sepusounoszapatosnegrosdecharolcon un tacónmás bajo y un clutch de Chanel del mismo color, que le habíaregalado su hermana por Navidad el año anterior. Era la primera vez queencontrabaelmomentoadecuadoparaestrenarlo.Estaba a punto de marcharse cuando llamaron suavemente a la puerta.
Sorprendidadejóelbolsosobrelacamaycaminólostrespasosquelaseparabandelapuertayabrió.Al otro lado estabaAiden, vestido conun traje azulmarinoque combinaba
conunallamativacorbatanaranjayunpañuelodelmismocolorenelbolsillodelachaqueta.Lacamisatambiéneraazul,soloquedeuntonodesvaído.—Buenasnoches—saludó,altiempoquelamirabadearribaabajo.—¡Hola!—respondióellacontimidezysorpresa—.¿Quéhacesaquí?—Yaséquehabíamosquedadoenvernosenelcóctel,perohepensadoque
eramejorvenirarecogerteporqueellugardeleventoestáunpocolejosparairandando. ¿Teparecebien compartir un taxi conmigo?Vaahaber alcoholy lo
mejorseráquenoconduzcaestanoche.—Porsupuesto.¡Gracias!—Denada. ¡Estásmuy elegante!—dijo apartándose de la entrada para que
ellapudierasalir.Elegante, pensó Catalina. Nada de guapa o atractiva, un cumplido
políticamentecorrectodentrodeunmarcoprofesional.—¡Gracias! Tú también —correspondió—. Dame un segundo que coja mi
bolso.Aidenasintióylavioacercarsealacamayrecogerlo.—¡Lista!Élsonrió.—Eltaxiestáenlapuerta.
Elcóctelovinodehonor, sehabíaorganizadoenunode losCollegesde la
universidad.Catalinahabíaestadonerviosadurante todoel trayecto,perose lepasóencuantoatravesólaspuertasdelsalónreservadoparaesefin.Aunque los hombres y lasmujeres asistentes vestían de unmodo elegante,
todavíapudovervarios trajesde tweed que la reconfortaron.Despuésde todoestabaensuambiente.Laspersonasqueestabanallíteníansusmismosinteresesysusmismaspreocupaciones,almenos,anivelintelectual.Noeraunafiestaaluso,enlaquelagenteasistíaparaveryhacersever,sinoqueeraunencuentroentreintelectualesesforzándoseendemostraralprójimoqueeraelmáslistodelasala.Muchomássanoycompetitivoquepelearporserelmásguapooelmásinfluencer.Como si hubiera notado el cambio en su expresión, Aiden optó por
tranquilizarla:—Estoysegurodequehabrágentealaqueconozcas,aunqueseadenombre.
Despuésdetodo,nuestrocamponoestanampliocomootros.Sediolavueltaparamirarle.—Eso espero. No me gustan mucho los eventos en los que no conozco a
nadie.Aiden iba a ofrecerse a traerle una copa cuando aparecieron por la derecha
RaphaelyApril.Elitalianovestíatanelegantecomosiempreconunospantalonescolorcamel
yunaamericanaazuldecuadrosdelmismocolordelospantalones.Nollevabacorbata,sinounacamisablanca,queCatalinapensóqueerasuseñapersonal.
April llevabaunvestidodecóctelporencimadelarodilla,verdebotella,demangacortaconuna faldadevueloque se abría desde lamarcada cintura.Elcolordelaroparesaltabaeltonodesucabello,porloqueestabapreciosa.—Tedejoenbuenacompañía,Catalina—sedespidióAiden,acercándoseaun
grupodepersonasquelosaludaronefusivamentecuandoseunióaellos.—Estásguapísima,Catalina—dijosuamigaencuantosediocuentadeque
estabamirandodemasiadointensamenteaAiden—.¿Habéisvenidojuntos?—Sí, hemos compartido un taxi —hizo una pausa para retomar la
conversaciónanterior.Porcierto,ereslamáselegantedelafiesta.Aprilsonrió,encantadaporelcumplido.—Gracias, pero tuvestido esprecioso, nohaydudadeque lamás elegante
erestú.Raphaelpaseólamiradadelaunaalaotra,peronoseatrevióainterveniry
muchomenosadarsuopiniónsobrecuáldelasdoseralamáselegante.—¿Yyoqué?—protestófinalmentealverqueestabasiendoignorado—.¿No
tenéisplaneadohalagarmeamítambién?—Losiento.Estásmuyguapo—loapaciguóCatalina.RaphaelmiróaAprilenbuscadesucumplido,perolarubianoestabaporla
labor.Dehecho,apenaslehabíadirigidolapalabraentodoeldía.Aunasí,élhabíatenidoladeferenciademarcharsedelahabitacióndehotel
paraquepudieracambiarsecómodamentesintenerqueencerrarseenelpequeñocuartodebañoparaesefin,y¿cómoselohabíaagradecidoella?Conunsilenciotanestruendosoquehabíacomenzadoapreocuparle.—Comohassidoamableconmigo,voyapresentartealchicomásguapodela
fiesta—le dijo a Catalina—, April no va a contar con mi ayuda—comentó,medioenbromamedioenserio.—Nolanecesito.Soyperfectamentecapazdepresentarmesola—ytrasdecir
esosediolavueltaylosdejóalosdosallí,desconcertadosysorprendidosporsureacción.—¿Quémoscalehapicado?Estoysegurodequesabesporquéllevatodoel
díaevitándome.Ellaseencogiódehombros.—Tantosilosécomosino,siquieressaberpregúntaseloaella.Raphaelhizoungestoconlamano.—¡Después!Ahoratocacumplirconmipromesa.Con esa idea en mente, dio una vuelta sobre sí mismo al tiempo que
inspeccionaba la sala. Sonrió satisfecho cuando dio con lo que buscaba y sin
darle explicaciones de lo que iba a hacer, asió a su amiga por el brazo y laarrastróhastaungrupodedoscaballerosquehablabantranquilamente.Encuantoseplantaronjuntoaellos,elmásmayorseexcusóparamarcharsey
Raphaelnoperdióeltiempo.—Matías, esta esCatalina, también es española, por loque estoy segurode
que tendréis mucho de que hablar —dijo Raphael, presentándoles ydesapareciendoconlamismavelocidad.Catalinariodivertida,eraevidentequesuamigonoeramuysutil.Aunqueno
podía protestar con respecto a la elección que había hecho. Matías era muyatractivo,debía tenerunos treintay seis años, arribaoabajo,deojosverdesypelonegro,que llevabamuycorto.Subarba,muycuidada, ledabaunaspectomalotequeseguroqueatraíalasmiradasdelasféminas.—Lo siento —le dijo a Matías en castellano—, me temo que Raphael ha
decididoemparejarnos.—Nolosientas,voyatenerquedarlelasgraciasmástarde—dijoélconun
acentocanariomuysexy.Sonrióconcalidezyleofrecióelbrazo—,peroahoravayamosaporunacopa.ElprofesorMaxwellmehainterceptadoencuantoheentradopor lapuertaynohepodidoprobarelfamosovinodelquehablabalainvitación.Catalinaasintióyaceptósubrazo.Mediahoramás tardesesentíamuchomásqueagradecidaaRaphaelpor la
presentación.Matíaseraencantadorydivertido,nosededicabaalarestauración,sinoqueeraprofesordeHistoriaenlauniversidaddeLondres.Alparecereraunreputadohispanistay,lomásimportante,erasolteroyconsecuenteconsusactos.EstabariéndosedeunadesusocurrenciascuandoaparecióAiden.—Catalina,megustaríapresentarteaalguien—dijosinmiraraMatías.—Porsupuesto—sedisculpóconsuacompañante—,losiento,ahoravuelvo.Aidensediocuentadequeestabahablandoconélenespañol,peroseabstuvo
depreguntarnada.—Aquíestaré—contestóMatíasconunguiño.Obediente, siguió a su jefe por entre la gente, mostrándose encantadora
cuandoAidenlepresentabaaalguien.Trasveinteminutosdandovueltasporelsalón, pudo por fin regresar conMatías, que la recibió con una sonrisa y unacopadevino.—Tunoviononosquitaojodeencima—dijoMatíasconunasonrisatraviesa.Catalinabuscóenladirecciónenlaqueélestabataninteresadoysetopócon
lamiradadeAidenqueconversabaconHenry.
—Noesminovio,esmijefeyelqueestáasuladopodríamosdecirqueesmiexnovio.Elmorenorio.—Entonces,espeordeloqueimaginé.—Niquelodigas.Siguieronhablandomientraspaseabanporentrelagente.Matíaslepresentóa
variaspersonasinteresantesyellahizolopropioconApril,quienparecíaestardisfrutandodelanoche.Raphaelselesacercóenunpardeocasiones,peroparecíaestarmáspendiente
deconquienhablabalarubiaquededisfrutardelavelada.Catalina descubrió queMatías y él se conocían de haber coincidido en una
exposiciónsobreLaescuelaitalianaenpintoresespañolesdelsigloXVIIenlaqueamboshabíanparticipadocomocolaboradores.—Catalina,vamosamarcharnosahora—anuncióAiden,acercándoseaellos
—,lagenteyaestácomenzandoaretirarseycuantomástiempopaseserámásdifícilencontrartransporte.—Deacuerdo.—Tedejaréparaquetedespidas—ofreció—.Estaréfuera.EllaasintióysediolavueltaparaofrecerleunasonrisadedisculpaaMatías.—Losiento,perohedeirme.—No te preocupes. Lo entiendo —le guiñó un ojo—. Tienes mi número,
llámameynostomamosuncaféconmáscalmacuandoregresesaLondres.—¡Cuentaconello!Matías se agachó para darle dos besos de despedida, dada la diferencia de
alturadelunoalotro.Sintiendoquehabíasuperadolaprueba,Catalinaabandonólasala.Habíasido
afortunada,Henrynosehabíaatrevidoaacercarseaella,pensó.Aunquedadoelmodo en que Aiden lo había tratado anteriormente, resultaba chocante quehubieseestadohablandoconélcontantanormalidad.Fueracomofueraestabacontentaconeltranscursodelanoche.Aprilparecía
másalegrede loque lohabíaestadopor lamañana,yconoceraMatíashabíasidounasuerte.Aidenestabadepiealladodeuntaxi.Leabriólapuertaencuantoseacercó
hastaél.—¡Entra!—¡Gracias!Cerrólapuertayrodeóelvehículoparahacerlopropioélmismo.
—AlhotelMagister,por favor—dijoal conductor—.Por loquehepodidoverlohaspasadobien—comentó.—Muybien,gracias.Esperoquetútambiénlohayasdisfrutado.Comosilohubieraofendido,Aidensediolavueltacomounresorteyclavóla
miradaenella.—¿Creesquelohepasadobien?—aunqueloenunciócomounapregunta,el
tonoeramásbienamenazante,pensóCatalina.¿Québicholehapicadoahora?,pensó,confundidaconsuscambiosdehumor.Enelestrechoasientodeatrás,Aidenseinclinósobreellaydepositóunsuave
besoensuslabios.—¿Locrees?Lamiróenbuscadeunarespuestayalverqueellaniprotestabanirespondía,
volvióahacerlo.Catalina no pudo controlarse más, gimió y se apoyó contra él. Aiden la
envolvió suavemente con sus brazos mientras su boca presionaba más fuertecontraladeella.Suslabioseransuavesyperfectos.Ellasabíabien,olíabien…Sesintiócomo
unpatánycuandodeslizósulenguasobrelagruesacurvadesulabioinferior,serecordóasímismoquehabíamaduradoyquenomezclabaeltrabajoconlavidaprivadadesdehacíaaños.Desafortunadamente,sucuerpoparecíahaberolvidadoesehecho.Ahondómás el beso, puede que ella comenzara a gustarle, pero no era una
buena idea dejar que eso sucediera, se dijo a símismo sin llegar a conseguirconvencerse.Ajenaasusdudas,ellaseestrechócontraélysuslabiosseabrieron.Aidense
zambullódentrodesubocacaliente,peroqueríamás.Laapretóduramenteentresusbrazos,sintiendosuscurvaspresionadascontrasupechoyperdiólacabeza.Entonces bajó la mano a la curva de su trasero y profundizó más con su
lengua,peronoerasuficienteporquequeríacurvarlaalrededordesuspezones,bajarentresuspiernasylamerelnéctardesufeminidad.Estabaduroyloco,ysusmanoslarecorríandearribaabajo,sulocurasealimentabadelossensualesgemidos que ella emitía y de la lucha por conquistar el poder que estabadevastandosulengua.Sinprevioaviso,mientrasestabaperdidoentrelabrumadesudeseo,recordó
dóndeestabanyseapartóconbrusquedaddeella.Catalinaparpadeóparavolver a centrarseyAidennotó cómo recuperaba la
concienciadequeestabanenuntaxi.
Hicieronelrestodeltrayectoensilencio.Ellareacomodósuropayselimitóamirar por la ventana, a la oscuridad de la noche, temerosa de toparse con lamiradadeAiden.¿Quéacababadesucederentreellos?¿Quéhabríasucedidodehaberestadoen
otrapartemenospública?Eltaxisedetuvoeneseinstantefrentealaspuertasdelhotelyellaoptópor
salirlaprimera,mientrasAidenpagabalacarrera.Lasdudaslaatenazaron,¿quédebía hacer? ¿Le esperaba o se marchaba? ¿Qué esperaba él que sucedieradespués?SediocuentadequesuspreocupacioneseranexageradascuandoAidensalió
del vehículo y pasó por su lado como si nada. Confundida y avergonzada lesiguióalinteriordelhotelyaguardóasuladoaquellegaraelascensor.El tenuehilomusicaldel ascensor los salvóde la incomodidaddel silencio.
Aunasí,eltrayectosehizoeterno.Cuandolaspuertasseabrieronsintióqueporfinpodíarespirar.—Buenas noches,Catalina—se despidióAiden—, saldremosmañana a las
ocho.Teesperaréenelvestíbuloaesahora.—Buenasnoches.Allíestaré.CaminólospocospasosqueseparabanlapuertadelahabitacióndeAidende
lasuyayentróatodaprisaenella.Setumbóenlacamasinsiquieraquitarselaropa.Sacóelmóvildesubolsoy
mirólahora,lasdocedelanoche.Sonriócontristeza,parecíaquelamagiasehabíavolatilizadoyvolvíaasercenicienta.
Capítulo29MÁSDELOMISMO…
Catalinasepresentóalasochoenpuntoenelhalldelhotel.Noobstante,no
fuelosuficientementeprontoyaqueAidenyalaestabaesperandocondosvasosdepapelenlasmanos.Sehabíamentalizadodurantegranparte de la noche conque lomás adulto
quepodíahacer,dadaslascircunstancias,eraactuarconnaturalidadycontinuarconlarecientecamaraderíaqueamboshabíanllegadoadesarrollar,sinembargo,laactituddeAidenledejóclarodesdeelprimermomentoqueesonoibaaserposible, al menos no por su parte. Ya que, sin apenas cruzar una palabra, letendióunodelosdosvasosquesostenía.—Nohaytiempoparadesayunos—dijomuyserio—,loharemosdecamino.Catalinacogióelvasoylediolasgracias.NoesquenoestuvieraacostumbradaalafrialdaddeAiden,eraquenosela
esperaba.Habíacreído,erróneamente,vistasuactitud,queobviaríaelbesoysurelaciónseguiríaporlosmismoscaucesdelfindesemana.Despuésdetodohabíanidoaunafiesta,habíanbebidoyunsimplebesono
era tan importante, se dijo, aunque una parte de su cerebro protestara porqueestuvierallamandosimplealbesoquehabíancompartido.Absorta en sus pensamientos se llevó el vaso a los labios y se llevó una
sorpresaalsaboreareldeliciosocafé.Estabatandulcecomoaellalegustaba,loquesignificabaqueélsehabíafijadoenlacantidaddecucharadasdeazúcarqueleañadía.UnpocollenadeesperanzasiguióaAidenalasalidaysemantuvoasulado
mientrasseencaminabanhastaelaparcamientodelhotel,enquehabíandejadoelvehículoelviernes.En riguroso silencio abrió el maletero y cargó las dos maletas. Para ese
entonceslasesperanzasdeCatalinahabíancomenzadoadisolverse,igualqueel
azúcardesucafé.Con la misma actitud silenciosa abrió la puerta del copiloto y entró en el
coche.Sededicóamirarporlaventanillamientrasélsesentabafrentealvolanteyencendíaelmotor.Inmediatamentecomenzóasonarlamismapiezadeóperaque habían escuchado a la ida y que se había quedado amedias al apagar elmotor.ParasorpresadeCatalina,Aidenlaquitó,poniendolaradio.—Hoy no estoy de humor para óperas —dijo, sin mirarla y Catalina se
preguntóquésignificabaeso.Nosabíaque laóperarequirieradeunestadodeánimoespecial.Elrestodeltrayectotrascurrióenunsilencioúnicamenteinterrumpidoporla
música.HubounmomentociertamenteincómodocuandoMichaelBublécantóWhenIfallinlove:
WhenIfallinloveItwillbeforeverOrI’llneverfallinloveInarestlessworldLikethisisLoveisendedbeforeit’sbegunAndtoomanymoonlightkissesSeemtocoolinthewarmthofthesun[7]
AlmenosparaCatalina,quefingióquelaletranosignificabanadaparaella.
Durante ese tiempo a solas con sus pensamientos tuvo tiempo de reflexionarsobreloqueestabasucediendoy,trasdarlevueltas,alfinalllegóalaconclusióndequeAidendebíadeestarimaginandoquehabíacaídorendidaporsubeso,delmismomodoenquehabíacreído,trassuentrevista,quesehabíaenamoradodeél.Estabatanmolestaporqueélhubieravueltoapresuponercosasquelaatañían,
quesebajódelcoche,cuandoélsedetuvofrenteasucasayrecuperósumaleta,sindecirunasolapalabra.Estabatanmolestaquenisiquieralediolasgracias.No obstante, teníamuy claro que al día siguiente en el trabajo le aclararía
cualquierdudaquepudieratenersobreloquehabíasupuestoparaellaunsimplebeso,quehabíadadotrasingerirvariascopasdevino.
Acababadedeshacerlamaletaydeponerlaropasuciaenlacestaparalavarcuandosumóvilcomenzóasonarensubolso.Tuvoquedarvueltasporelsalóny la cocina porque, aunque lo escuchaba cerca, no podía determinar de dóndeveníaelsonido.Finalmentedioconéldebajodeunodeloscojinesdelsofá.—¿Sí?—Hola,Catalina,soyAnadelaacademiadebaile.—Sí,losé.Tengotunúmeromemorizado.Ellaemitióunasonrisitacontenta.—¡Estupendo! Te llamaba porque hemos quedado todos, bueno, menos
Eugeniaquenopuedevenir,paraasistira laexhibicióndebailedeesta tarde.VamosairaapoyaraCarlos.Catalinapensóquesuhermanadebíadeestarmuyocupadasiseperdíauna
oportunidadcomoesa.SonrióparasímismaalpensarenloocupadaquedebíatenerlaArthur.Estabaapuntodeponerunaescusaellatambiéncuandosediocuentadeque
eramuchomás inteligente irconellosaquedarseencasadándolevueltasa losucedidoelfindesemana.—¿Dóndehabéisquedado?Escuchóunos ruiditosa travésde la líneaqueparecíanaplausosy sonrióal
pensarenlajovencitaquelallamaba.—A las doce en la academia. Iremos a ver a Carlos y después, como es
domingo,Elíassehacomprometidoadarnosdecomer.Catalina miró la hora. Apenas eran las diez, tenía tiempo de sobra para
cambiarsederopaeir.—Allíestaré.—¡Genial! ¿Y qué tal te fue el evento? Seguro que estabas preciosa con el
vestidonegroquetetrajoSandra.—¡Gracias!Eleventofuebien.—Noparecesmuyentusiasmada—replicóAna,quieneramuyavispadapara
suedad.—Eratrabajo,nohabíanadaconloqueentusiasmarse—mintiórecordandoel
beso.—Sitúlodices.Teveoenunrato—sedespidió.
Cuandollegóalapuertadelaacademiasolohabíanaparecidounospocosde
losqueseesperaban,por loquehubotiempoparaexplicarleaCatalina loque
eraunaexhibicióndebaile.Enesaclasedeeventosnohabíacompetición,aunasí, era una plataforma para los bailarines profesionales de buscar unpatrocinador.Héctor le contó con el orgullo propio de un padre, que Carlos era de los
mejoresenlosritmoscaribeñosyqueElsa,suparejadebaile,eraespecialistaenbailesde salón, por loque siempre se llevaban los aplausosmás intensosy elapoyodelpúblico.Catalina había visto bailar a Elsa un par de veces en la academia, pero no
habíallegadoahablarconella.Aunasí,lellamólaatenciónelmodoenquesemovía,llenadeeleganciayestilo.Pocoapocofueron llegando los rezagadosya lasdoceydiezseponíanen
marchahaciaelpabellónenqueseibaacelebrarlaexhibición.Catalina iba rezagada del grupo hablando con Bruno cuando se vieron
obligadosadetenerseenunpasoparapeatonesporqueelsemáforosepusorojoparaellosyverdeparalosvehículos.Reíaunadelasocurrenciasdesucompañerocuandosumiradasecruzóconla
delconductordelvehículoqueestabapasandofrenteaellosenesemomento.—¡Vaya!¿loconoces?—preguntóBruno.—¿Aquién?—Al tipoquehapasadoconel coche,no tehaquitado losojosdeencima.
Inclusohapasadomuydespacioparapodervertemejor.Ellanegóconlacabeza.—Nomehedadocuenta.Seguroquemehamiradodecasualidad.BrunonoinsistióyCatalinatratódeolvidarsedetodoloquetuvieraquever
conAiden Fischer, ya lo pensaría al día siguiente cuando se viera obligada atrabajarconél.
[7]Cuandomeenamoro,/seráparasiempre,/onuncameenamoraré./Enunmundoinquieto/comoeseste,/elamorterminaantesdecomenzar,/ydemasiadosbesosalaluzdelaluna/parecenenfriarseenelcalordelsol.
Capítulo30UNBAÑODEREALIDAD
TrasdosdíasenlosqueAidennodioseñalesdevida,nisepresentóenlasala
detrabajoniseexcusópornohacerlo,Catalinasearmódevalorydecidióqueyaestababien.Ellunesnoquisodarledemasiadaimportanciaasuausencia,demodoqueno
dijo nada y dedicó toda su atención a April, que parecía haber superado lasorpresa inicial al descubrirse enamorada de Raphael. No obstante, cuando elmartesAiden tampoco apareció y las explicaciones siguieron brillando por suausencia,supoquenopodíadejarlopasar,asícomoasí.Todoparecíaindicarquealgranjefenolebastabaconhabersalidohuyendo
de Oxford, sin permitirle siquiera tomar el desayuno, sino que también teníaprevistoevitarlaeneltrabajo,cuandosegúnelplazodetressemanasquehabíanestablecido,eseeraelúltimodíaqueibaatenerqueverla.Conlaideaenmentedeaclararlasituación,sequitólabataysaliódelasala
DparasubiralaoficinadeAiden.Nopodíadejarquesiguieraevitándolasoloporque en su mente había vuelto a montarse la película de que ella estabaenamorada de él. No era cierto, lo había estado, sí, no podía negárselo a símisma,peroyalohabíasuperadoyelbesonoteníamayorimportanciaparaella.Todoelmundoparecíaestartrabajandoporquenoseencontróconnadieenel
pasillo ni en el ascensor. Una vez en la zona de oficinas se topó con variaspersonasqueibanyvenían,perocomonoconocíaaningunanoleimportó.—Buenosdías,Norma—saludóalentrarenlosdominiosdelasecretaria—.
MegustaríahablarconAiden,porfavor.La mujer la miró interesada, por encima de sus gafas de pasta, antes de
responder.—Aidenestáocupadoestamañana.Catalinanoteníaprevistodarseporvencida.Tanfácilmente.
—Esperaréhastaquedejedeestarlo.Notengointenciónderobarlemásqueunosminutosdesuvaliosotiempo.—Nocreoqueseabuenaideaquetequedesaquí.Ella sonrió con un gesto que pretendía ser candoroso, pero que escondía
decisiónydesafío.—Estoy segura de que tendrá un hueco en su apretada agenda para hablar
conmigo.Sobretodo,siesperaqueterminehoymismoconeltrabajopendiente.Tal vez no lo recuerde, dado que ha vuelto a los despachos, pero hoymismoteníaprevistoterminarconlarestauracióndelpréstamodelaPortrait.Catalina no estaba del todo segura, pero hubiera jurado que los ojos de la
secretariabrillaronconadmiraciónporsuveladaamenaza.Sin decir nada, Norma, descolgó el teléfono, presionó una tecla y habló a
quienfueraquehubierallamado,y,dadassuspalabras,Catalinaestabaseguradequehabíasidoasujefe.—¿Lohasescuchado?Esperóunarespuestadelotroladodelalíneayaltenerlacolgó.—Puedes pasar ahora, Catalina, el director te concede unos minutos de su
preciosotiempo—lodijoconunasonrisaamableensurostroyuntonoirónicoen la voz, por lo que la restauradora tuvo la sensación de que de algúnmodoincomprensibleesamujersehabíapuestodesulado.—¡Gracias!Adiferenciadeloquehabíasucedidoenotrasocasiones,Normanoselevantó
desusillatraselescritorio,sinoqueselimitóahacerleunaseñalconlamanopara que se presentara ella misma. Con la misma decisión con la que habíallegado,diodosgolpesdecortesíaalapuertadeldespachodeAidenyabrió.Él estaba sentado tras su escritorio conunapiladepapelesdelante.Apenas
levantó la cabeza paramirarla y la volvió a bajar clavando su atención en eltrabajoqueparecíatenerpendiente.—Buenosdías.—Buenos días, Catalina, como puedes ver, estoy ocupado, ¿en qué puedo
ayudarte?La actitud maleducada de él solo sirvió para que estuviera más decidida a
aclararlasituación.Aidenlahabíadejadodosdíasseguidoscontodoeltrabajoyencimanoparecíasentirseculpableporello.—Hevenidoahacerusodelaúltimapreguntaquemedebes.—¿Seguroqueeseeselúnicomotivoquetetraeporaquí?—Eselmotivoprincipal,sí.
Aidensecruzódebrazosysereclinóhaciaatrásensusilla.—Muybien,¡dispara!—¿Meestásevitandodeliberadamenteporquémebesasteeneltaxi?Élnodudó.—Sí.YCatalinanoseinmutó,lascosaserantalycomohabíasupuesto.—Noseránecesarioquesigashaciéndolo—explicó—,dadoquenovamosa
trabajarjuntosnuncamásydadoqueesebesonosignificónadaparaningunodelos dos, hagamos comoque no ha sucedido y no des pasto a los chismes quehablandenuestramalarelación.—Deacuerdo—respondiósinemoción.—Enesecaso—extendiólamanoparaqueélselaestrechase—,hasidoun
placertrabajarcontigo.—Igualmente—aceptóestrechandosumano.—Si todavía sigues dispuesto a escribirme una carta de recomendación te
estaríaprofundamenteagradecida.Élasintióconunbrilloextrañoenlosojos.—Larestauraciónhasidoprácticamentetuya,daloporhecho.Mañanaporla
mañanalatendrásentumesadelasalaA.—Graciasdenuevoyadiós.Habíaextendidolamanoparaabrirlapuerta,perolavozdeAidenladetuvo
conellaenelaire.—Catalina.—¿Sí?—Buenasuerteenlaentrevista.Ellacabeceóysaliódeallísinecharunaúltimamiradaalaestancianiaél.TalycomoAidenhabíaesperado,dosminutosmástarde,Normaentróconun
caféhumeantequelepusodelante.—¿SepuedesaberquéhapasadoenOxford?—Imagínatelotú,queerestanlista—contestóenuntonoásperoqueseganó
unamiradaferozdelasecretaria.Catalina,porsuparte,sedijoquenoteníaporqueestartanmolesta,después
de todo, se había pasado tres años sinAidenFischer y podía seguir otros tresmássinsucompañía.DeberíadeestarcontentapuestoquealdíasiguientevolveríaalasalaAcon
April y, además, conunpocode suerte, sumarcha de laNationalGallery erainminente.
Capítulo31CADAVEZMEGUSTAMÁS
Eugeniaestabasatisfechaporcómoestabanyendolascosasenladecoración
del ático de Arthur. Los pintores estaban dándole los últimos retoques a lasparedes y los electricistas ya estaban allí, preparados para colgar las lámparasque había elegido para el comedor principal y para las demás estancias de lacasa.Sitodoseguíaelplanprevisto,losmueblesdeldormitorioprincipalllegarían
esemismodíayconelloslahabitaciónquedaríaterminada,afaltadequeArthurescogiera la ropa de cama y las toallas del cuarto de baño anexo de entre lasmuestrasquelehabíallevado.Sonrió al recordarqueArthurhabía insistido enque el dormitorio estuviera
listoesamismasemana.Segúnlehabíadicho,estabahartodevivirenunhotel,aunque Eugenia tenía otra teoría para justificar la prisa de su exmarido pordisponerdeundormitoriocompletamenteequipado.Las preguntas de uno de los electricistas la sacaron de golpe de sus
pensamientos y con una sonrisa satisfecha se encaminó hasta donde estaba elproblema para tratar de solucionarlo. Siempre había disfrutado del caos quesuponíacrearunhogarparaalguienmás.Pormuydesordenadoquecomenzaratodo,alfinalelresultadosiempreerasatisfactorioporquelesdabaasusclientesunespacio en el que ser felices, unhogar en el que compartir sueños, amoryparaquénegarlo,tambiénpenas.Fueracomofuera,setratabadeunáreaprivada,íntimaypersonal,algoconlo
que ella siempre había soñado y que, por diversas circunstancias, nunca pudotener.Almenosnojuntoalhombreconelquehabíacreídoquecompartiríaelrestodesuvida.Con el divorcio había decorado su propio espacio, un piso de un tamaño
decenteenChelsea,peroqueapesardetodonosecorrespondíaconsusueño.
Unhogaragradable,perosilencioso,enelquenoseescuchabannirisasdeniñosnisusurrosdeamor.—¡Eugenia!—llamóArthur,apareciendoinesperadamenteenlacasa.—Arthur, ¿qué haces aquí a esta hora? Si es lunes —se extrañó Eugenia
cuando lo vio entrar en la cocina con su traje de chaqueta y unmaletín en lamano.—Lo sé. He salido antes del trabajo. ¿Por qué hay tanto hombre aquí?—
inquirióenuntonoincisivo.—Porque normalmente los electricistas, pintores y los que montan los
mueblessonhombres.—Seencogiódehombrosconunamuecadedisgusto—.Yasabeslomachistaqueesestasociedad.—Puesnomeparecebien.—Amítampoco.Arthurlafulminóconlamirada.—¿Meestásmalinterpretandoadrede?—Esposible—rioella—,teponesmuysexycuandoestásceloso.—¿Por qué no me lo repites cuando se marchen todos? —pidió con una
miradahambrienta.—Siesoesloquequieres…Trataréderecordarlo.
Arthurtuvoqueesperarvariashoras,queselehicieroneternas,hastaquelos
trabajadores comenzaron amarcharse. Todo el tiempo en que ellos estuvieronallíseconvirtióenlasombradeEugenia,siguiéndolaacadapasoquedaba,conlaexcusadequepretendíasupervisarquetodosehicieratalycomoéldeseaba,aunquelarealidadfueraotramenosprofesional.Duranteese tiempo lavio sonreír, enfadarseyexigir ahombresmuchomás
altosyfornidosqueella,ysepreguntócómopodíahacerparaqueesoshombresseesforzarantantoporcomplacerla.Eugeniaeratansensibleparaalgunascosasytanduraparaotras…Peroesoerapartedesuencanto,ladualidadquelahacíaúnica.En un momento dado, uno de los que estaban montando los muebles del
dormitorio golpeó la pared con lamadera y Eugenia se puso como una fiera,preocupadaporquesehubierapicadolapintura.Antelaregañina,elhombresedisculpó y agachó la cabeza, avergonzado. Arthur se mantuvo al margen sinperderladevistaporsielasunto llegabaamayoresy teníaque intervenirparaprotegeraltrabajador,sedijoriendo.
—¿Osapeteceuncafé?—ofrecióa todos losqueestabanallí—.Puedequeestuvieradeseandoquesemarchasentodos,perolabuenaeducaciónloobligabaaofrecerlesunrefrigerio.La mayoría aceptó, por lo que se puso el abrigo y salió a comprar una
cafetera.No teníaprevistodejaraEugeniasolaconellospor loque la instóaacompañarle.—¿No crees que sería más fácil si te limitas a comprar café en cualquier
cafetería?¿Deverdadnecesitaslacafetera?Élasintióconlacabeza.—Igualmentevoyanecesitarunacafetera.—Deacuerdo,peroyonopuedoacompañarte.Tengotrabajoporhacer.—Seráunmomento—protestó.—Nopuedo.¡Losiento!Arthur lepusomalacaraysaliómolestodelático.Estabaapuntodedar la
vueltaydisculparsepornocumplirconsupalabracuandoelporterolosaludóenelvestíbulodeledificio.—Buenastardes,señorAldridge.—Buenostardes.Esustedelportero,¿verdad?Elhombreataviadoconlaropapropiadesuoficioasintióorgulloso.—Asíes.Llevoaquídesdequeeledificioseconstruyó.Arthurdesplegósuencantoofreciéndoleunasonrisa.—Verá,soynuevoporaquíynecesitocompraralgo,¿podríaayudarme?Eltiposeirguiómás.—Porsupuesto.Media horamás tarde el portero entraba en el ático deArthur cargado con
bolsasyconunasonrisasatisfechaenelrostroalhabercomplacidoaunodelospropietarios.—Gracias,Miles—dijoArthuraltiempoquelecogíalasbolsasyletendíaun
billeteconelrostrodelaReinadeInglaterra.—Austed,señorAldridge.Eugenia se acercó a ellos con suspicacia, pero no dijo nada hasta que el
porteronoregresóasupuesto.—No me digas que has enviado al portero para no dejarme sola con los
trabajadores—adivinóella,queleconocíalosuficientecomoparasabercómofuncionabasucerebro.—Esposible.—¿Deverdadestásceloso?—inquirióconguasa.
—Paranada.Nohaynadiequetehagasentirloqueyotehagosentir—dijodesafiante—.Noteatrevasadudarlo.Ellaalzóundedoquemoviódeunladoaotronegandosuafirmación.—Nadadepalabrasvacías.Esovasatenerquedemostrarlo.—Serioy,tras
guiñarleelojo,sediolavueltayregresóalcampodebatalla.
Capítulo32¿QUÉESTÁPASANDOAQUÍ?
Tras la conversación que mantuvo con Aiden en su despacho, Catalina no
volvióatoparseconélenelmuseonifueradeél.Noobstante,aldíasiguienteasuencuentro, talycomoélhabíaprometido,descubrióen sumesa lacartaderecomendaciónquelehabíasolicitado.Singrandesdramas,suvidaregresóalarutinahabitual:eltrabajo,laspintas
conRaphaelyAprilylosbailesenlaacademia.Aunquenopodíaevitarrecordarelbeso,seesforzabaporpriorizarloquela
ilusionaba en lugar de lo que la entristecía. Por todo ello, siguió con su vida,aunque cada vez que leía una de sus novelas, no podía evitar imaginarse alprotagonistaconlaaparienciadeAiden.Delmismomodoenquetampocopodíaevitar crear sus propias escenas en las que se daba el gusto de rechazarle trashacerlesaber lodecepcionantequehabíasidosubeso.Despuésde todo, todoslosescritoressetomabanalgunaqueotralicenciapoética.Porotrolado,larelaciónentreAprilyRaphaelhabíavueltoalanormalidad,
aunqueCatalinateníalasensacióndequesuamiga,aligualqueellamisma,soloestabadejandoquepasaranlosdías,conlaideadesuperarloquesentía.AprilnohabíavueltoanombraraWilly,aunqueCatalinajamáscreyóquellegaríaaverlo, tambiénhabíacambiadoel fondodepantalladesumóvil,desterrandoaJimSturgessdesusdominios.Y, aunque Catalina en varias ocasiones había estado tentada de aconsejarle
queafrontaraloquesentíayqueselodijeraalitaliano,supropiaexperiencialedecíaqueeramuchomejorserprudente.Además,laactituddeRaphaeleratanconfusacomohabíasido ladelpropioAidenantesdequedecidieracortarporcompletocualquiercontactoconella.Entreunascosasyotraspasarontressemanas,yconellasllegóelcambiode
mesylafechaenlaqueteníaprogramadasuentrevistaenelmuseodelPrado.
—¿Es mañana cuando te marchas a Madrid? —preguntó Bruno el martesmientrasbailabanenlaacademia.—Sí,tengolaentrevistaeljuevesporlamañana.—¿Ytutrabajo?—CojoelvueloaMadriddespuésdesalirdel trabajoycomomequedaban
unosdíaslibres,quesinomecogíaibaaperder,nohetenidoqueponerningunaexcusaparacogérmelos.—¿Quévasahacersinoconsigueseltrabajo?—SeguirenlaNational,megustatrabajaraquí.Megustanmisamigos…Que
me acepten no quiere decir que vaya a dejar elmuseo. Esto esmás bien unapruebapersonal.Brunoparecióconfundido.—¿Tanto esfuerzo para dejar pasar una oportunidad como esa? Tenía
entendidoqueelmuseodelPradoyelLouvresonlasdosmejorespinacotecasdelmundo.—Asíes—corroboró.—¿Entonces?¿Porquédudas?Catalina pensó su respuesta, pero igual que en ocasiones anteriores, cuando
ellamismasehabíaplanteado lamismapregunta,no supodilucidarelmotivorealdesusdudas.Londreshabíasidosuhogardesdeniña,yaunquesuhermanavivieraallí,no
eramenosciertoquesuspadreseinclusoelrestodesufamiliaestabaenEspaña.Suspropiasraíces.—Nolosé.—Nohaydudadequeesenoesunmotivodepesoparadejarperderlaque
puedeserlaoportunidaddetuvida.Nopudoreplicarle.
El vuelo aMadrid fue tranquilo y el tiempo que le esperaba en la ciudad,
cálidoencomparaciónconlaespesanieblalondinense.Con la emoción de quien llega a su tierra recogió su maleta y salió de la
terminal en busca de un taxi. La suerte hizo que el taxista fuera una personaencantadora y habladora, a la que terminó contándole, durante el trayecto alhotel,queestabaallíporunaentrevistadetrabajo.—Esperoquetengasmuchasuerte—ledijoeltaxistacuandoleentregabasu
maleta—.Estristequetengasquetrabajarfueradecasa.
Catalina no entró endetalles, ni le explicóquehabía vividomás tiempo enLondresqueenEspaña.—Gracias,Jesús.¡Ojaláseaasí!Entróenelhotelconelpensamientodequeeseeraunodelosmotivosporlos
queansiabatrabajarenelPrado,deregresaraEspaña,porlagente.Alamañanasiguientesearreglóconesmeroysaliócontiempodesobradel
hotel.Decidióquelomejoreracogereltransportepúblico,demodoquecogióelautobúsydisfrutódeescucharalagentehablarcastellano.ApesardequevivíanenLondresdesdeniñas,suspadresjamáslashabíanhabladoeninglésniaellani a su hermana. En casa se hablaba español, por lo que las dos dominabanambos idiomas. El inglés lo usaban en el colegio y el español en el ámbitofamiliar. No obstante, contaban también con un profesor particular que lesenseñabagramáticayortografía.Suspadresjamásdescuidaronsueducaciónpormuyocupadosqueestuvierandirigiendosuimperio.Eltrayectofuedetansolounaparadaporloquetodavíateníatiempodesobra
para llegar. Paseó con tranquilidad, deteniéndose aquí y allá para admirar laarquitectura que la rodeaba y llegó finalmente hasta la puerta de Velázquezdondesedetuvounosinstantesparaadmirarlaestatuadelpintorsevillano.Conunasonrisa traviesasacóel teléfonodesubolsoyseacercóaellapara
hacerseunselfie,queteníaintencióndeenviaraAprilyaRaphael.La respuestade susamigos fuecasi inmediata.El italianocorrespondiócon
otro selfie de él con un bote de barniz tamaño extra grande. April optó pordesearlesuerte.Cuandollególahoraseacercóalguardiadeseguridad,ledijosunombreyel
motivopor el que estaba allí.El hombre,muy amablemente le dio una tarjetaque la identificaba como visitante especial del museo, y llamó por elwalkietalkieparaquealguienseacercaraarecogerlaalapuerta.Mientrasesperabalecontóqueeralasegundapersonaqueacudíaesamañanaparaunaentrevista.Unosminutosmástardeaparecióunnuevoguardiadeseguridad,enestecaso
unamujer,quelaacompañóatravésdevariosascensoresquefuncionabanconllave,hastalazonadelmuseohabilitadaparalasentrevistasdepersonal.—¡Esaquí!—ledijoellaconunasonrisadeánimo—.¡Suerte!—¡Gracias!Lamujerampliósusonrisaydesaparecióporelpasillo.Catalina tomóvarias respiracionesprofundas, recolocó su coleta, revisóque
llevabatodolonecesarioensuportafoliosyfinalmentellamóalapuerta.Unavozprofundaymasculinalepidióquepasarayasílohizo.
Media hora más tarde abandonaba la sala de entrevistas con una sonrisa
satisfechaenloslabios.Sifinalmentenoconseguíalaplazanoseríaporquenoestuvieracualificadaparaelcargo, lehabíadichoelentrevistador, sinoporquelosotrosfinalistasteníanmásañosdeexperienciaensuhaber.—Veoquetehaidobien—dijounavozfrenteaella.Alzó la mirada, sorprendida porque le hablaran en inglés, y se topó con
alguienaquienniensussueñosmássurrealistassehubieraimaginadoencontrarallí.—¿Qué haces aquí? —preguntó, preguntándose si estaba comenzando a
enloquecerhastaelpuntodesufrirvisiones.Aidenlamiróconarrogancia,loqueconfirmóaCatalinaqueeraéldeverdad.—Posiblementelomismoquetú—anuncióconseriedad.—¿Vienesporuna entrevistade trabajo?—preguntó conun tono incrédulo.
Lomásseguroeraqueestuvieraallíparaencontrarseconsuexmujer.Élsetomósutiempoenresponder.—Noexactamente.Eltrabajoyaesmíosiloacepto.—¿Entonces?—Hevenidoaescucharlascondiciones.Sobradecirqueestainformaciónes
absolutamenteconfidencialyqueesperoquenoladivulgues.Sudeclaraciónfuetansorprendentequeabriólabocavariasvecesparahablar,
peroningúnsonidosaliódesuboca.Estabaapuntodehacerunnuevointentocuando se escuchó el sonido de unos tacones por el pasillo e inmediatamentedespuéslaesculturalfiguradeHeidiKleinhizoapariciónporél.Conuna sonrisaqueaCatalina lepareciógenuina, la saludó,poniéndoseal
ladodeAiden.—No creo que Catalina sea del tipo que inician chismes —dijo con
amabilidad.—Nolosoy—contestóella,muydigna.—Siempremelasdoydetenerbuenojoconlaspersonas,mealegrodehaber
acertadocontigo.¿Cómotehaidolaentrevista?—Gracias,yotambiénmealegrodeverte—hizounapausa—.Laentrevista
haidobien,aunquetendréqueesperarunassemanasparaversitengorazón.—Estoyseguradequeasíserá—Catalinaviocómoenlazabasubrazoalde
Aiden—.Estanochevamosajuntarnosparacenarunosamigosdelmuseo,¿porquénonosacompañas?—Nocreoque…—Sifinalmenteconsigueselpuestoserántuscompañeros—insistióHeidisin
perderlasonrisa—.Ysino,siempreesbuenoconoceragentenueva.Aidennoledioningunapistasobresiestabadeacuerdoonoconlainvitación
desuexmujer,porloqueCatalinadudó,nopretendíapasarunanocheincómodaporunmalditobesodelqueyaniseacordaba.Nimuchomenosdarlealasasuabsurdaideadequeseguíainteresadaenél.—Yono…—Heiditienerazón—dijoporfinsujefe—,sivienestendrásmediocamino
labradocontusfuturoscompañeros—parecíaqueéltambiéncreíaqueelpuestoacabaríasiendosuyo.Loquelahizosentirbien.Independientementedeloquesintieraporellacomomujereraevidentequelavalorabacomorestauradora.—¡Deacuerdo!Iré.Heidisonriómásampliamente.—Aiden,querido,túsiempretanefectivo.
Capítulo33LOSAMIGOSDEMISAMIGOSSONMISAMIGOS
DoshorasdespuésdesuencuentroconHeidiyAidenenelmuseo,recibióun
mensajedeWhatsAppdeunnúmerodesconocido,conelnombre,ladirecciónylahoradelrestauranteenelqueibanacenar.Curiosaporsaberquienlahabíaescrito,guardóelnúmerocomoxyfuehasta
laimagendeperfil,paraversileaclarabaladuda.SetratabadeunafotografíadeLamajadesnuda,queseexhibíaenelmuseodelPrado,porloqueCatalinadedujoqueelnúmerodebíadeserdeHeidi,yaquecomousuariosoloaparecíaunaKrodeadadedoscorazonesrojos.Contestó con tiento,por si estabaequivocada,pero la respuesta le confirmó
quehabíaacertadoyque,efectivamente,elnúmeroeraeldelaalemana.Instintivamente entró a la configuración de la aplicación de mensajes para
comprobarcuálerasupropiaimagendeperfil.Ledabatanpocaimportanciaalasredessocialesyaesascosasqueseguramenteseríaunafotografíavieja.Tal y comohabía imaginado, su avatar erauna fotode ella con la bataque
usaba para trabajar y una mascarilla protectora cubriendo su boca. Se rio alrecordar el momento en que se la había hecho April. Estaban restaurando suprimercuadroimportanteyquisieroninmortalizarelmomento,llenasdeorgulloeilusión.—Nopuedocreerquelahayamostradoalmundoconlaspintasquetengo—
musitóparasímisma.Sintiéndose tonta abrió la cámaradelmóvil y trató dehacerse un selfie,así
comoestaba,tumbadaenlacamadelhotelconunlibroenlasmanos,esperandoquefueralahoradearreglarseparasalir.Cambiódeposturavariasveces,peronollegóapresionarelbotón.Laimagen
queledevolvíaelteléfononolepareciólobastantebuenacomoparahacerlo.RecordandolaeleccióndeHeidideLamajadesnudasepreguntóquécuadro
elegiría ella como estandarte de sí misma. Tras pensarlo detenidamente sedecidióporLanocheestrelladadeVanGogh,dándosecuentaconellodequenopodíasermásdistintadelaalemanadeloqueyaera.—Tampocome importa—se dijo—, no siento nada por Aiden Fischer. Lo
superéhacemuchotiempo.Entreunasdudasyotras,alfinaldejólamismaimagenqueteníayvolvióa
retomarlalectura.SuspadresvivíanenlaComunidadValenciana,cercadelmar,porloquenohabíapodidovisitarles.AldíasiguientetomaríaelprimervuelodelamañanaconloqueestaríadenuevoenLondresantesdelahoradecomer,yaquesehabíacomprometidoconEugeniaparaacompañarlaalsitiomisteriosoalquequeríair.Su hermana, como la drama queen que era, se había negado a darle más
información,tansolosehabíaaseguradodequeCatalinaestaríalistaelviernesalaunadelatardeparaacompañarla,sinmásexplicaciones.Perezosa, se levantó y se preparó la ropa para salir. Había acudido a la
entrevistaconuntrajeoscurodechaquetayfalda,peronoteníalaintencióndearreglarsetantoparasaliracenar.Paraesefinibaaoptarporunjerseydepuntorosayvaquerosazules.Con la ideade animarseunpocoabrió la aplicacióndeCarlosyseleccionó
unadelasplaylistquehabíacreado,enel tiempoenquellevabacolgadadelaaplicaciónyahabíaabiertocinco,unaparacadaunodesusestadosdeánimo.SeduchóconWhithorwhithoutyoudeU2defondo:
Ican’tliveWithorwithoutyou
AndyougiveyourselfawayAndyougiveyourselfawayAndyougive,andyougiveAndyougiveyourselfaway[8]
Afortunadamente, a la hora de la cita, cuando llegó al punto de encuentro,
HeidiyAidenyaestabanallí,porloquenoseencontrósola.Talycomohabíasucedidoesamañana,Heidiestabapegadaasuexmarido,
aunque a su favor había que reconocer que a él no parecía importarle. Sepreguntóquéclasederelaciónteníanparallevarsetanbientraseldivorcio,peroal darse cuenta del camino que estaban tomando sus pensamientos se regañó
mentalmenteytratódepensarenotracosamenospeligrosa.Se fijó entonces en que Heidi también se había cambiado, aunque los
pantalones oscuros que llevaba y su abrigo de diseño le daban elmismo airesofisticadoquelucíaenelmuseo.—Quépuntualeres,Catalina—saludólarubia.—LlevotodalavidaviviendoenInglaterra,supongoquesemehapegadola
puntualidadbritánica—bromeó—,porcierto,graciasporinvitarme.Heidirioconlaocurrencia,notantoasíAiden,quesemantuvoimpasible.—Noseastonta,esunplacer.Catalina tuvo que aceptar queHeidi eramuy agradable. Su actitud cercana
contrastabaconladeAiden,quenodespególoslabiosentodoesetiempo.Loqueresultabamásfrustrantedeloqueleconvenía.PorquéhabíatenidoquecoincidirconélenMadridyporquésevolvíatan
herméticotrascadaencuentroconella.Parecíaquelehubieraotorgadoalbesomásimportanciadelquelehabíadadoella,porque,sinoeraporesemotivo,nolograbaexplicarsesusactos:undíaprotectoryamistosoyalotrofríoyrozandologrosero.Conformefueronllegandolosdemás,Catalinasefuerelajando,yaqueapartó
delamenteaAidenenfavordeconversacionesmásagradables.Heidisededicóapresentárselostantoaellacomoasuexmarido.Noobstante,sequedóparada,completamente inmóvil cuando Heidi estaba presentándole a un chico alto,moreno, con gafas de pasta negras que escondían unos bonitos ojos colorcaramelo.—¿Catalina?¿Deverdaderestú?—dijoél,sorprendiéndolosatodos.Ellario,encantadaporlasorpresadeencontrarseconalguienconocido.—PabloAranda,cómoseteocurredudarlo.Él revelóuna sonrisadeoreja aorejay antesdequeCatalinapudieradecir
nadamás se encontró encerrada en sus brazosmientras daba vueltas sobre símismoconellaagarrada.Catalinarioconmásfuerza.—Siempre he querido hacer esto con unamujer guapa—bromeó él con su
habitualbuenhumor.—Paraquemevoyamarear—pidióCatalina retorciéndoseentre risaspara
quelasoltara.Hacía años que no lo veía, lamentablemente habían perdido el contacto y
aunque se alegrabamuchísimo de volver a verle, la vergüenza que le suponíaquetodosestuvieranmirándoloseramayor.
AlfinPablolasoltóylediodossonorosbesosenlasmejillasyotroabrazodeoso.—Nomepuedocreerqueestésaquí.Nomelocreo—repitió.Heidifuelaprimeraenreaccionar.—Es evidente que os conocéis— comentó con una sonrisa—. Pero no nos
dejéisconladuda,¿dequé?—FuimoscompañerosdeerasmusenBerlín—explicóPablo—,compartimos
pisoporunaño.Nosperdimoslapistaconeltiempo.Catalinalelanzóunamiradaasesina.—Sinorecuerdomaltúdejastedellamar.—Creoqueteequivocas.Fuistetúlaquedesaparecióderepente.EllaibaareplicarcuandolavozdeAidenseimpusoycortólaconversación.—Creoqueseríamejorquenospusiéramosencamino—dijo,aunqueestaban
enlamismísimapuertadelrestaurante—.Seríademalgustoretrasarse.Anteelmodoautoritarioenquehablónadieseatrevióareplicarle.
Por lo que anunciaban los carteles se trataba de un bar de pinchos, aunque
tampoco se fijó mucho en nada porque en seguida Pablo se la llevó parapresentarla, de nuevo, a sus compañeros. Solo que, en lugar de decir solo sunombre,comohabíahechoHeidi,PablosededicóacontarbatallitasquehabíancompartidodurantesuestanciaenBerlín.Cuando se sentaron a cenar acabó entre Pablo y unamujermayor, de unos
cincuenta ymuchos, llamadaElena.Además deAiden yHeidi también habíadoschicasdelaedaddeCatalina,MaríayAnabel;Blake,unamericanodeunostreintaypocos,yCésaryAdolfo,quienessuperabanloscuarenta,peroCatalinanosupodecirporcuánto.—Es increíblequehayamosacabadoencontrándonosaquí—comentóPablo
mientrascenaban—.¿Tienescontactoconlosdemás?Catalina asintió con la cabeza mientras masticaba un pincho de pimiento
verdeychistorra.—Volví a coincidir con Ángel Ibarra restaurando unos frescos en Toledo.
TodavíanosescribimosparafelicitarnosloscumpleañosylaNavidad.Tanto Pablo con ella trataron de hablar también con el resto de los
comensales,perosiempreterminabandándoselavueltayhaciéndosepreguntassobreloqueleshabíasucedidoduranteeltiempoenquenosehabíanvisto.Aiden, que estaba sentado junto a Heidi enfrente de Pablo y Catalina, se
tropezóconsumiradaenvariasocasiones.Lanochefuetanagradablequecuandosedieroncuentaestabanbajandolas
persianasdelrestaurantealaesperadequeellossemarcharanparacerrar.—¿Enquéhotelestás?—preguntóPablo—.Estarde, teacompañoparaque
novayassola.—No es necesario, ambos estamos en el mismo hotel —sentenció Aiden
apareciendodetrásdeellossinprevioaviso.—¿Quéhotelesese?—desafióPablo.—ElPetitPalaceSavoyAlfonsoXIIPlus—contestósintitubeos.Catalinanopudonegarlo,eraciertoqueestabaalojadaallí,loquedesconocía
eracómosehabíaenteradoAiden.Aunquetambiéneraposiblequeselohubieracomentadoaalguiendelantedeélyquenolorecordara.—Deacuerdo—concediósuamigo—,peronopierdaselcontactoestavez.
Meniegoaesperarotrossieteañosparavolveraverte.—¡Loprometo!—lediounaspalmaditas a subolso—, tengo tunúmero en
favoritos—dijoconunguiño.Sedespidieronconunabrazoydosbesosenlasmejillas.—Yoosllevaré—seofrecióHeidi—.Heaparcadoadoscalles.—No es necesario —se negó Aiden besándole la mejilla—, caminaremos.
Haceunanocheagradableytúnecesitasdescansar.—Voyaconducirnoallevarteacuestas,puedohacerlo.Aidennegóconlacabeza.—Prométemequevasacuidarte—pidiócondulzura.Catalina se apartó un poco para ofrecerles cierta intimidad mientras se
despedían,aunquenopudoevitarfijarseenelmodoenqueéllehablaba,conunafectoyunapreocupacióngenuinas.—Esperoquevolvamosavernospronto,Catalina—comentóHeidiantesde
marcharse.—Yotambién—ymásalládeconseguireltrabajoono,lociertoeraquelo
deseaba de corazón. Heidi era encantadora, no era de extrañar que Aidensiguieraenamoradodeella,sedijo,y,sinentendermuybienelmotivo,sesintiótriste.—¿Quémepasa?—susurrótanbajoquepareciómásquemovíaloslabiossin
emitirsonido—,yalohesuperadoynosignificónada.—¿Elquéhassuperado?—preguntóAidensorprendiéndola.—¿Cómomehasescuchado?Sinohedichonada.—Teheleídoloslabios.
—¿Porqué?—¿Porqueloshasmovido?—contestóenuntonoirónico.
[8]Nopuedovivir/nicontigonisinti.Y teentregasporcompleto, /y teentregasporcompleto, /y teentregas, teentregas, /y te entregas porcompleto.
Capítulo34NADIESABEQUÉPASARÁMAÑANA
Catalina no se esperaba queAiden supiera leer labios ymuchomenos que
estuviera enterado de cuál era el hotel en el que se estaba quedando. Suexpresióndebiódelatarlaporquetrasmirarlaconfijezatratódejustificarse.—Siempresemehadadobienleerloslabios.—¿Yelhotel?—Eselhoteldecuatroestrellasmáscercanoalmuseo.La respuesta era lo bastante coherente como para darla por cierta, decidió
Catalina.—¡Estábien!—Puesyaqueestá todoaclarado, ¡vamos!—laasiódelbrazoy tiródeella
paraqueecharaaandar—.Parecequesiemprequeteencuentroestástentandoaalgúntipocontusonrisa.—¿Disculpa?—Tuamigoparecíaencandiladocontigo.—¿Pablo?Aidenasintiómuyserio.—Evidentemente.Nohevistoaotroestanoche,aunqueaúnespronto.Catalinalelanzóunamiradaespeculativa.¿Estabacelosooerauncomentario
sin ningún significado oculto? De cualquier modo, lo mejor era aclararle laverdad,sedijo,aunqueestuvotentadadedejarleenascuasunpocomásparaversiinsistíaconeltema.—Pabloesgay,seguramentesehasentidomásatraídoportiquepormí.A pesar de la sorpresa que reflejaban sus ojos no pareció dispuesto a
retractarse.—Hahabidootros.—¿Estásinsinuandoquesoyunacoqueta?
—Estoy diciendo que tienes mucha facilidad para conectar con el sexoopuesto.Catalinasoltóunbufidopocoelegante.—Supongoquetúereslaexcepciónqueconfirmaesaregla.Aiden se detuvo tan abruptamente queCatalina caminó unos cuantos pasos
sola.Sedetuvo también, aldarsecuentadequeél lamiraba furibundoaunosmetros.—¡Losiento!—sedisculpóalverletanserio—,eraunabroma.Élvolvióaecharaandar,peronodijonada.—Losiento,Aiden.Nodeberíahaberlodicho.¡Malditafuera!Cuandoparecíaquehabíavueltoasuperarlafasedefríopolar
volvíaameterlapata,seregañómentalmente.—No,nodeberíashaberlodicho.Sobretodo,porquenoescierto.FueelmomentodeCatalinadepararsedegolpe.Noobstante,enesaocasión,
Aidennosedetuvo,sinoquesiguiócaminandocomosinohubieradichonadalosuficientemente importante como para darle a Catalina otra noche en velatratandodedescifrarsuspalabras.Confusayfrustradaporelmodoenquedecíaalgoyluegoloobviaba,retomó
elcaminoyaceleróelpasoparaponerseasualtura.Llegaronalhoteldiezminutosdespués.Sorprendentementelosdosestabanalojadosenlamismaplanta.Lesatendió
un recepcionista muy amable que a pesar de verlos llegar juntos, tuvo ladeferenciadehablaraAideneninglésyaCatalinaenespañol.Trasobtenersusllavessedirigieronhastalazonadeascensores.Alserjuevesytantarde,elvestíbuloestabavacío,porloqueelsilencioentre
ellossehizomásevidente.Molestacontodoello,Catalinadecidióqueyaestababien.—¿Noteparecequeyavasiendohoradequetecomportescomounadulto?—¿Quéhasdicho?—¿Deverdadcreesquelosproblemasylosmalentendidosdesaparecensite
limitasanohablardeellos?—No creo que desaparezcan, pero sí que opino que pierden importancia.
Sobretodo,losmalentendidos.—¡Muybien!Elascensorllegóenesemomentoylaspuertasseabrieronanteellos.Aidenlecedióelpasoparaqueentraraprimeroydespuéslasiguióadentro.Catalina estaba segura de que no iba a volver a hablar con él nunca más,
puestoque sededicaríaaevitarlaenelmuseo,cuando la sorprendió iniciandounaconversación.—Me gustas —admitió sin ningún pudor—, en realidad me fascinas. Tus
reaccionessiempreconsiguendescolocarme.Noobstante,ypormuchoquemegustes, decidí hace mucho tiempo que mezclar trabajo y relaciones siempreterminaendesastre.—Entiendo.—No,nolohaces—replicó—,normalmentesemedabienmantenerlalínea,
elproblemaesquecontigolahecruzadomásvecesdelasquemeconviene.Catalinaseenvalentonóporlaactitudresignadadeél.—¿Yquépiensashaceralrespecto?—¡Nada! Vas a dejar la National pronto. No he de hacer nada—dijo, no
obstante,suspalabrasnosecorrespondieronconsusactos.Antesdequeellapudieraprotestarlaasióporloshombrosytiródeellapara
acercarlaasucuerpoybesarla.Catalinalerodeóelcuelloconlosbrazosyelbesosevolviómásprofundo.
Susgemidossevolvieronmássensuales.—Parece que tenemos cierta conexión por los espacios cerrados —musitó
Aidencercadesuslabios,cuandoelascensorsedetuvoensuplanta.La voz de él resonó contra la boca de ella, produciéndole un delicioso
cosquilleoqueseextendiócomounaolaportodosucuerpomientrasélseguíabesándola. Se estremeció de deseo, saboreando sensaciones tan intensas quequisoapartarseyhuir,nosabíahastaquépuntoibaasercapazdeolvidarsedeloquesucederíaesanochesinoloevitabapronto.Podía restarle importanciaaunbeso,perono ibaa tener la fuerzanecesaria
paraobviaruncontactomásíntimo.—¡Nopienses!¡Vamos!—gimióAideninterrumpiendoelbesoyasiéndolade
lamanoparasalirdelascensor.Demasiadoaturdidaparaseguirpensandopermitióqueéllaarrastrarahastasu
habitación.Encuantocerrólapuertatrasellos,Aidenvolvióaseducirlaconesadulzura
reciéndescubierta.Sus labios le acariciaron el cuelloy ella lodejó caer haciaatrásparapermitirleunmejoracceso.¿Habíavueltoaenamorarsedeéloerameralujuria?,preguntóunavozensu
interior.Tenía que averiguarlo por sí misma, se dijo. Aunque todo terminara en
desastrenopodíaapartarsedeél.Noenesosmomentos…
Sintió lasmanosdeél tirandode suabrigo.Lepermitióque se loquitarayalzólosbrazosparaquehicieralomismoconel jersey.Elairefríoacariciósupielyunestremecimientolerecorriólaespinadorsal.Aidensonrióantesdequesuslabiossedeslizaranlentaysensualmentehacia
abajo. Catalina arqueó su cuerpo, ofreciéndoselo sin reservas. Finalmente, labocadeélremontólacolinadesuspechosyabarcóunexcitadoytensopezón.Estaba segura de que no iba a podermantenerse en piemuchomás tiempo
cuandotodoestallóenunamiríadadeexquisitassensaciones.—Catalina—susurróélunavezmás,acariciandoconlapuntadelalenguala
rugosaprotuberanciaysosteniéndolapegadaaél.Ella empezó a retorcerse, a empujar dulcemente las caderas contra él,
volviéndololoco.Aidenpretendíacontenerse,prolongarlosbesosylascaricias,perolosmovimientosdeCatalinaloexcitarontantoquesupoquecontenerseeraun error. Se deshizo de su ropa con tanta rapidez que Catalina apenas tuvotiempodeadmirarsudeliciosocuerpo.Supalpitante erección fue al encuentrode la carnemás suavedeella, y los
movimientos de respuesta le hicieron comprender que estaba tan impacientecomoél.CatalinaalzóunapiernayrodeóconellalacaderadeAidenparasentirlolo
más pegado a ella que fuera posible en aquella precaria posición. Sus suavesgemidosdedeseohicieronque lamentedeAidenempezaraagirar comounanoria, y supo que la creciente respuesta de Catalina iba a hacerle perder elcontrol.—Catalina…—dijo, tratando de advertirla, pero sabiendo que apenas iba a
sercapazdecontenerse.Depronto,ellaarqueólaespaldahaciaatrásylomiróalosojos.Suspupilas
estaban tan dilatadas que sus ojos casi parecían negros, y tenía los labioshúmedosyligeramenteenrojecidos,invitándoledenuevoaserbesados.—Esdemasiadotardeparadudas,Aiden—jadeóella,haciéndoseecodesus
palabrasanteriores—.Ahora,porfavor…Conrapidezdesabrochósusvaquerosyselosbajóporlaspiernas,ayudándola
asalirdeellos.Con un gruñido, la atrajo hacia sí y la alzó en brazos. Catalina le rodeo la
cinturaconlaspiernas,contoneándosesobreél.Aidengruñóyseagachólentamente,hastaquedarsentadosobrelacama,con
Catalinaahorcajadassobreél.Las diminutas braguitas que Catalina todavía llevaba puestas no fueron
obstáculo para su desatada pasión. Se retorcieron sin tratar de disimular susansias, y cuando Aiden la penetró, poderosa y profundamente, casi temiendohacerle daño, ella lo envolvió completamente, lo tomó en su interior comodeseandocolmarelinmensovacíoenquevivía.Aiden nunca había sido tan consciente de lo solo que estaba. Y cuando,
finalmente,suuniónhizoqueellaseestremecierasobreélenmediodedulcesgemidos y gritos de placer, supo que él también quería darle a ella elmismosentimientodeplenitudqueélestabaexperimentando.Ymás,muchomás.Entonces, su propio placer explotó dentro de ella, y comprendió que nunca
podría darle suficiente como para igualar lo que ella le había ofrecido desdeaquelprimerdía.Catalinaabrió losojosmediodormida,pero sedespertódegolpeencuanto
notóuncuerpocálidopegadoasuespalda.Con un bote se sentó en la cama al tiempo quemaldecía internamente por
habersequedadodormida.Aidendebíadeestararrepintiéndosedelosucedido,igual que se había arrepentido de cada momento de conexión que habíancompartidodesdequeseconocieron.—¡Mierda!—susurrómientras trataba de salir de la cama sin hacermucho
alboroto.Estabaapuntodeconseguirlocuandounamanorodeósucintura.—¿Aquéhoraestuvuelo?CatalinasediolavueltaparaasegurarsedequehabíasidoAidenquienhabía
hablado, no porque hubiera alguien más en la habitación sino porque su vozhabíasonadodemasiadocálidaparaparecerreal.Lemiróasombradasinresponder.—¿Lohasperdidoya?Ellanegóconlacabeza.—Esalasnueve.Contratodoloquehubieraesperado,élsonrióytiródeellaparaqueregresara
alacama.—Enesecasotodavíatenemostiempo—dijoantesdecapturarsubocaenun
beso.
Capítulo35¿QUÉESTÁQUÉ?
EncuantoEugeniatocóeltimbredecasadeCatalina,alaunaenpuntodela
tarde,estaselevantódelsofáenelqueestabaleyendo,sepusoelabrigo,ysindescolgar el telefonillo y responder, cogió el bolso, las llaves y salió por lapuerta.Estar con su hermana iba a contribuir un poco a que dejara de pensar en
Aiden, en lo que había sucedido y en lo que seguramente sucedería cuandovolvieranaverse.Aunque se habían despedido como una pareja normal, besos incluidos,
Catalinanoestabaseguradecuálibaasersureacciónunavezqueelcalordelapasiónsehubieraextinguido.Fueracomo fuera,no tenía intencióndeespecular sobreel tema.Puedeque
Aiden la hubiera sorprendido esa mañana, cuando en lugar de mostrarsearrepentidopor loquehabía sucedidoentre ellos, estuvodispuesto a repetirlo,pero esa actitud no servía para sentar un precedente, dados sus desplantesanteriores. YCatalina no iba amontar fantasías que probablemente acabaríanquedándoseeneso:fantasías.Teníatodalaintencióndetomarselascosasconformevinieran.Habíapasado
lanocheylamañanaconunhombrequelegustaba,alguienaquienduranteuntiempohabíaamadounilateralmente,eraunamujeradultaypodíalidiarconellocomotal.—¡Hola!—saludóaEugeniaabriendolapuertadelportal.Su hermana estaba pálida y ojerosa, pero le ofreció una sonrisa amodo de
respuesta.—¿QuétalporMadrid?¿Siguetanbonitocomosiempre?—Igualito—rioCatalina—,ydime,¿dóndevamos?Notienesbuenaspecto.
¿Estásseguradequequieressalir?
Eugeniaasintióconsuavidad.—Nomehesentidomuybienestosdías,poresoquieroquemeacompañesal
médico.Meheestadomareandosinmotivo,yelestómagomeestámatando,asíquemedaunpocodemiedoirsola.—¿Porquénomelohasdichohastaahora?—Noqueríapreocuparte.Ya teníasbastante con tu entrevista, pero si tengo
algunaenfermedadterminalcreoesmejorquemelodiganestandoacompañada.—¡Dios!Conlaedadtevuelvesmásymásexagerada.Deacuerdo,vamos.—Tengocitaalaunaymediaparaunarevisióngeneral.Podemosirenmetro
oentaxi,túeliges.—Mejorentaxi.Aestahoraelmetroestaráatope.—¡Cierto!¡Buenaelección!
Catalinasequedóenlasaladeesperamientrasunaenfermeraacompañabaa
su hermana a realizarse los análisis. Con la intención de evadirse de laspreocupaciones cogió una de las revistas que había sobre la mesita baja ycomenzóapasarhojas.Nohabíanadamejorqueuna revistadecotilleosparaperdereltiempoynopensarennada.Deniña siempre había tenidomiedo a los hospitales, por lo que sus padres
habíanoptadoporllevarlaalapequeña,perobienadministrada,clínicaenlaqueseencontrabaahora.EldoctorSmithhabíasidoelmédicodesufamiliadesdequeCatalinapodíarecordarycuandoélsejubilópasóaserdesuhijo,eljovendoctorSmith.Llevabaeltítulodejovenporqueteníamenosedadquesupadre,peroasuscincuentaypocostampocoselepodíallamarasídurantemuchomástiempo.Eugeniavolvióunosminutosmástardeconmejoraspecto.—¿Yaestá?Suhermanaasintió.—De momento tengo que esperar a que estén los análisis, me han sacado
sangreyhehechopis enunbote—susurró acercándosealoídodeCatalinaapesar de que no había nadiemás en la sala de espera en que estaban ellas—,despuésmerecibiráelmédico.—¿Tesientesmejor?Eugeniaarrugóelceño.—No,aunquehaquedadoclaroquenotengoazúcarnilapresiónarterialalta.Catalinatratódeocultarsusonrisa.
—Algoesalgo.Loimportanteesirdescartandoposiblesenfermedades—seburlóveladamente.—Muygraciosa.Pero,dime,¿cómotefueporMadrid?—Bien,aunquemeencontréconAidenFischerenelPrado.—¿Y qué hacía allí?—se dio cuenta de lo que significaba y puso cara de
horror—.¡Oh,no!¿Descubrióqueibasaunaentrevista?¿Esmuymaloquelosepa?—Notepreocupes,yalosabía,inclusomediounacartaderecomendación.Eugenialamiróincrédula.—¿Esoesnormal?Suhermanapequeñanegóconlacabeza.—Aúnhaymás—sedetuvoparapreguntarle—.¿Teencuentrasbien?—Sí,¿porquémelopreguntasotravez?—Noquieroquetesubalatensiónpormiculpa.—¿Quéhashecho?—sutonoacusatoriocasidisuadióaCatalinadecontarlea
su hermana lo que había pasado, pero la lealtad pudo más y su relación erademasiadobuenacomopara ser capazdemirarla a la cara si le escondía algocomoeso.—Nosacostamosjuntosayer…Bueno,yestamañanatambién.—¿Qué?¿Nomedijistequeeraguapísimo?¡Vaya!Esgenial.—Nocreasqueestangenial.Quierodecir…—Creo que va a sermejor que empieces por el principio—la interrumpió
Eugenia.Decidida a teneruna segundaopinión le relató a suhermana todo, desde el
besoquesehabíandadoenOxfordhastalaconversaciónquehabíanmantenidoensudespacho.Cuandoterminó,Eugeniaestabacompletamentealucinada.—¿Porquénomehabíascontadonadadeestoantes?—No quería preocuparte con mis problemas, y menos al ver lo feliz que
estabasconArthur.—No vuelvas a hacerlo, eres mi hermana pequeña y me importan tus
problemas.SedieronunsinceroabrazoyCatalinapensóqueeraunaafortunadadetener
asuhermanaenLondresconella.—Entonces,¿quécreesquedebohacer?Eugeniasonrióconpicardía.—Nocreo que te convenga un tipo como ese.Aunque si te gusta tanto yo
esperaríaaverloquehacelapróximavezqueosveáis.Esosí,sinotebuscay
notratadehablarcontigo,pasapágina.Nomerecelapena.—¿Creesquenomeconviene?—Creoquenotienemuyclaroloquequiereynomegustaríaquetehiciera
dañoporeso.EljovendoctorSmithestabasonriendocuandolashermanasObandoentraron
en la consulta franqueadas por la enfermera, por lo que Eugenia respiró mástranquila. Ningún médico le decía a su paciente que estaba terminal con unasonrisacomoaquella,seanimó.—Siéntense,porfavor.—¡Gracias!—Yatengoelresultadodesusanálisis,señoraAldridge.—EsObando—lointerrumpióEugenia.ElmédicoparecióconfusoporquepaseólamiradaentreCatalinaylospapeles
queteníadelante.—No, son mis análisis —aclaró—. Lo que quería decir es que me he
divorciadoyvuelvoaserEugeniaObando.El doctorSmithparpadeóvarias veces y su expresión cambió radicalmente.
Susonrisafuesustituidaporunamuecadeincomodidadydesconcierto.—Siento escuchar eso. El caso es que sus análisis son completamente
normalesparaunamujerensuestado.—¿Miestado?—¡Mierda!Al finalsíque teníaunaenfermedad terminal,se
dijoEugenia.InclusoCatalinaestabaasustada,porquelecogiólamanoyselaapretóparareconfortarla.—Estáembarazada,señoritaObando.—¿Quemihermanaestáqué?—Está embarazada de seis semanas, si las respuestas que le ha dado a la
enfermerasoncorrectas—explicó—.Todavíaesprontoparaecografías,peroelanálisisdesangrehasidoclaro.—¡Mierda!¿CómoselovoyadeciraArthur?—selamentó.—Creíaquemehabíadichoqueestabadivorciada—comentóelmédico,cada
vezmásconfuso.—Yasíes.
Capítulo36¡MENUDALOCURA!
Catalina se había negado a dejarla sola y Eugenia se lo agradecía, porque,
aunqueunapartedeellaqueríaespacioparaasimilar loqueacababadesaber,otra,necesitabahablardeello.Noobstante,lomásimportantedetodoelmeolloeraqueestabaembarazada
del únicohombre al quehabía amadoy, aunque estaba asustada, no podía sermásfeliz.—Voyasertía—comentóCatalinamientrasesperabanaqueelcamarerose
acercaraatomarlesnota.Tras salir de la clínica habían decidido entrar en una cafetería para que
Eugenia se tomara un té que calmara sus mareos. Según el doctor Smith,producidos por el embarazo y fácilmente curables con algo que le llenara elestómago.—Voyasermadre.—¡Losé!Yesgenial.Vasaserunamadremaravillosa.Eugeniasonriódeorejaaoreja.—¿Verdadquesí?¿Quétegustaríaquefuera?¿Niñooniña?Catalinalopensóunossegundos.—Definitivamenteniña.—Papáharáunacolecciónexclusivaparaella.Yaloverás.—¿Verdadquesí?La estaba mirando con ternura cuando la vio reírse. Inicialmente fue una
sonrisa,queCatalinacreyómotivadaporsuspalabras,perodelasonrisapasóalacarcajadayantesdequesedieracuentalasdosseestabanriendotantoqueleslloraronlosojos.—¿Dequénosreímos?—preguntólahermanamenorcuandopudohablar.—¿Hasvisto la caraque se le haquedadoalmédico cuandohehabladode
Arthur?—dijoentremásrisas.El pobre doctor Smith no había estado preparado para el drama de las
hermanasObando,porloqueapenassupocómoreaccionarantelasorpresadesaberquesupacientedivorciadasehabíaquedadoembarazadadesuexmarido.Elmismoexmaridoquehabíatratadoinútilmenteduranteseisañosdefecundarasumujer.—No tendrías que haber ido al joven doctor Smith, sabe demasiado sobre
nosotras.—RiomásfuerteCatalina.—Creíaquemeestabamuriendo—protestóEugeniaentrerisas.Tuvieron que recomponerse cuando la camarera se acercó a ellas para
tomarlesnotadeloqueibanapedir.—¿QuélevoyadeciraArthur?—preguntócuandoestasefue.—Laverdad.Vaaestarencantado.—¿Túcrees?—¿Deverdadmeloestáspreguntando?Puesclaroquesí,tequiere.Eugenianopudonegarqueeraasí.—NocreoquevayaasoportarteneraLaurenotravezenmivida.Esamujer
esnocivaparamisalud.—Arthur ya ha dado el paso, no busques problemas donde no los hay y
disfruta de lo que tienes ahora mismo. Llevas años soñando con esto, no locompliques,solodisfrútalo.Mástarde,mientrassedesmaquillabaysepreparabaparameterseenlacama,
Eugeniapensabaenlaspalabrasdesuhermana.Arthurparecíahabercambiadorealmente. En el tiempo que había pasado con él desde que retomaran surelación,quepormuchoqueellaseempeñaraencatalogarcomodeamantes,eramuchomás compleja que eso;Arthur no había cedido ni un ápice al chantajeemocionaldesumadre,quenodejabadepresionarleparaqueregresaraacasa.Aunasí,cuandoLaurensupieradesuembarazo ibaa tratardeorquestar las
cosasasupropiointerés,sinimportarlenadamásqueloqueaellalehacíafeliz.Quenoeraotracosamásqueorganizarlavidadelaspersonasdelmodoenquefueramejorparaella.Terminódedesmaquillarseysemetióenladucha.Normalmenteestarbajoel
grifo no solo la relajaba y la limpiaba por fuera, sino que aclaraba sus ideastambiénpordentro.Dándolevueltasalasituaciónselavóelcabelloyseenjabonóconcuidadoal
pasarselamanoporeltodavíaplanoestómago.—Voy a sermamá—dijo en voz alta y las lágrimas de felicidad que había
estadoconteniendoseconfundieronconelaguaquecaíadeladucha—.Soytumamá.Saliódeladuchaconladecisióntomada.—Ahoratengoquepensarencómoselodigo—sedijo.Elproblemaeraquenopodíaretrasarlo.Arthureraelpadredesuhijoytenía
todo el derecho a saberlo. También semoría de ganas de compartirlo con suspadres,peronoleparecíajustohacerlosinhaberinformadoantesaArthur.Loprimeroeraloprimero,yalidiaríadespuésconLaurenysusintromisiones.Sepusoelpijama,sinimportarleestarsexysinocómoda,yllamóaArthural
móvil. Él se extrañó porque habían quedado en no verse esa noche, aun así,respondióalsegundotonoy,trasasegurarsedequeEugeniaestababienydequenolellamabaporquehubierapasadoalgomalo,acordaronquesepasaríaporsucasacuandosalieradeltrabajo.—¿Deverdadqueestásbien?—Muybien.Tenemosquehablar,peronotepreocupes,noesnadamalo.—Dimequées.—Porteléfonono.—Deacuerdo.Salgoahoraparatucasa.
Cuandollamaronaltimbrequinceminutosdespués,Eugenianoesperabaque
fueraArthur,eraprácticamenteimposiblequehubierallegadotanpronto.¿Habíaidovolandoosehabíateletransportado?—¿Dequéqueríashablar?—preguntóencuantoleabriólapuerta.—Pasa,porfavor.Élentrósinestarmuyconvencidodeello.Eugeniarecordóqueprácticamente
lehabíadicholomismoeldíaqueleanuncióquequeríadivorciarse,porloquecomprendió que hubiera llegado tan rápido y que estuviera preocupado por loquefueraquequisieradecirle.—Tehedichoquenoesnadamalo.Esbueno,enrealidad.LaaclaraciónlogróquelaexpresióndeArthurmutarasignificativamente.Las
arrugasdesufrentedesaparecieronysusojosvolvieronabrillardeexpectación.—Maravilloso. En ese caso dame la bienvenida comoDiosmanda—pidió
acercándoseaellaporfin.—Estoyembarazada.—¡Maravilloso!—contestótratandodebesarla.Eugeniaesperóaquereaccionara.—¿Puedes repetirlo?—pidió retrocediendo para mirarla cuando asimiló lo
queacababadeescuchar.—Estoyembarazada.Vamosatenerunbebé.Arthur sonrió, pero su sonrisa no era la habitual, más bien parecía ida,
atontada…Eugeniasecuestionósucordura.—¿Arthur?No respondió, cubrió el escaso paso que lo separaba de ella y la abrazó,
mientrassuslabiosbuscabansuboca.Eugenianotósuurgenciaynecesidadyledevolvióelbesoconlasmismasansias.Sus manos se paseaban por su cuerpo con devoción y Eugenia estaba
comenzandoaperderelsentidocuandoabruptamenteArthurseseparódeella.—¿Podemoshacerlooesmaloparanuestrobebé?Eugeniasintióqueselehumedecíanlosojos.ValíalapenaqueLaurenfuera
laabueladesuhijosoloporqueesosignificabaqueArthurerasupadre.—Podemos.—¡Bien!—volvióabesarla—,tequiero.—Yyoati.
Capítulo37HOYESNOCHEDECHICAS
Elsábadoporlamañana,cuandovolvióasonarsuteléfono,Catalinaestuvo
tentadadehaceroídossordosydejarlosonar,temiendoquefuerasumadreotravez.DesdequeEugeniahabíahabladoconArthur,menosdedocehorasantes,yjuntoshabíanhabladoconsuspadres,suprogenitoranohabíadejadodehacerleencargosparaquealimentarayvigilaraasuhermanamayor,preocupadapornopoderestarconelladurantesuembarazo.Sintiéndoseculpableporhaberestadotentadadeignorarasumadrebuscósu
móvilyserelajóalverqueeraApril.—¿Sepuedesaberporquénomehasllamado?¿Tanmaltefuelaentrevista?—Nosetratadeeso.—¿Entonces?—Salgamosestatarde—pidió—,lasdossolas.Nosmerecemosunanochede
chicas.Aprilsemantuvoensilenciounossegundos,seguramentetratandodeadivinar
loquelesucedíaasuamiga.—Deacuerdo.InvitaaEugenia,siquieres.—Mihermananopuedevenir.—Deacuerdo—aceptóApril sinpreguntas—.Te recojoa lascinco, cenay
discoteca.—¿Discoteca?—¿Porquéestástansorprendida?Hasdichoqueeraunanochedechicas.De
hecho,ponteunodelosvestiditossexysquetemandatumadrecadatemporada,queestanochevamosaarrasar.Catalinasonrió.SumadrelesenviabaaEugeniayaellaunaselecciónderopa
de las colecciones de Spanish Queens cada temporada. Lo mejor era quemientras que a Eugenia solía mandarle vestidos serios y trajes de chaqueta,
cuandosuhermanasepirrabaporlosescotesylasfaldascortas;aellaqueeraladiscreta de las dos, le enviaba ropa sexy que siempre acababa quedándosecolgadaensuarmario.—Nohaynadaponibledeloquemeenvíamimadre.—No exageres, yo también compro en Spanish Queens y hay ropa sexy y
elegante.—Esposible,peroesetipoderopanoeslaquemimadreseleccionaparamí.AAprilseleescapóunacarcajada.—Creoquetumadretratadedecirtequetesuelteselpelo.Y,porunavez,vas
ahacerlecaso.Necesitamosdesconectardetodoydisfrutardenuestrajuventud.Catalina sonrió interiormente. Conociendo a April sabía que en cuanto le
colgara se pondría a planificarminuto porminuto la noche, con ella no habíalugaralaimprovisación.—Meparecebien.Undíaalañonohacedaño.Aprilnotóalgoenlavozdesuamigaporqueinmediatamentesepusoalerta.—¿Estásbien?—Estanochehablamos.—Deacuerdo,¿peroestásbien?—insistió.—Digamos que por un lado estoy genial y por el otro no estoy mal. Esta
nochetelocuentotodo.—Odiocuandohaceseso.—¡Losé!—dijoriendoaltiempoquecolgaba.NopodíaponerseacontarleaApriltodalahistoriaporteléfono.Lomejorera
hacerlocaraacaraparaverlasreaccionesdesuamigaaloqueledecía.Decididaadisfrutardesunochedechicasfuealarmariodelaentrada,enel
queguardabalaropaqueleenviabasumadre,yloabrió,convencidadequenohabríanadaquepudieraaprovecharparasalirconApril.Traspasarvariasperchasconvestidosbrillantesquebajoningúnconceptoiba
a ponerse en público, dio con una simple falda negra de cuero, de un largoaceptable,amediomusloyuntopdeseda,tambiénnegroydetirantes.—No estámal. Se dijo, buscando algo con lo que no helarse de frío. Tras
dudarentreunachaquetagrisdelentejuelasyunadepelosintéticonegro,optóporestaúltimaqueparecíamáscalentita.Bastantes horas más tarde cuando su amiga pasó a recogerla se quedó
boquiabiertaalverla.—¡Ostras!Catalina.—¿Heexageradodemasiado?
—Nuncasevademasiadosexy—afirmólarubia—.Adorotusbotines.Catalina se miró los pies embutidos en unos botines negros con un tacón
espectacularquelepasaríafacturaenunrato,cuandodejaradesentirlosdedosdelospies.—MelosregalóEugeniaporqueseloscompróylehacíandaño.—Puestequedangenial.¡Vamos!Catalinalafrenó,asiéndoladelbrazo.—No, todavía no. Estás muy guapa —comentó y era cierto, el vestidito
dorado que llevabaApril le quedaba demaravilla, y aunque era bastantemáscorto que su abrigo, parecía llevarlo con comodidad—, pero le falta algo a tumaquillaje.—¿Elqué?—parpadeóconfundida.—Loslabiosrojos—zanjó.—Túnolosllevasrojos—protestó.—Porqueyomehecentradoenlosojos—dijoyAprilinmediatamenteclavó
su mirada en ellos, maquillados con eyeliner con un efecto felino que losresaltabaylosconvertíaenelcentrodeatención.—Deacuerdo—concedióporfin—,sihandeserrojos,queseanrojos.
AprilaplaudiófelizcuandolecontóqueEugeniaestabaembarazadaysepuso
unanotadeavisoenelmóvilparaacordarsedefelicitarlaaldíasiguiente.Noobstante,cuandoeltemadeconversacióncambióaAidenescuchótodosurelatosininterrupcionesyapenasunpardereaccionesdesorpresa.Esosí,laacribillóapreguntasencuantoacabósuhistoria.Catalinasesentíacómodahablandoconelladeloquesentíaporél,dadoque
su amiga siempre había estado al tanto de esos sentimientos. Además, era laclase de persona que jamás juzgaba a nadie ni se creía con derecho a darconsejos que nadie le había pedido. En otras palabras, April era una personaconsiderada.Sin contar conque tenía suspropiaspreocupacionesy comprendía cómo se
sentíasuamiga.Alhaberseenamoradoellamismade lapersona incorrecta, lesugirió lomismoque lehabía sugerido supropiahermana,queesperaraaquedieraélelprimerpasoyquesino lohacíadierael temaporzanjadoypasarapágina.—Nosetratasolodeorgullosinotambiéndesentidocomún—explicóApril
—,sicadavezqueosacercáishuyesinexplicacionesesporqueloquesientepor
ti no es lo bastante fuerte como para superar lo que sea que le preocupa o leretiene.—¿Yquépasacontigo?—Nada.Raphaelnuncamehabesado,ni siquieraha tratadodehacerlo.No
estoyenlamismasituaciónquetú.—Pero…—Noquierohablardeeso.Hoytocadivertirseyserfelices.CatalinanoinsistióydecidióseguirlaspautasdeApril,quienporunavezen
lavidanoparecíahaberorquestadolasalida,minutoporminuto.Por ello cogieron un taxi,Catalina se negó a ir enmetro con una falda tan
corta,yllegaronalEastLondonenbuscadeunrestaurantedondecenar.Sedecidieronporuncoreanomuyconcurrido.Trasmediahoradecola,por
finlesdieronunamesa.—Meencantalacomidacoreana—comentóCatalinadevorandounosnoodles
dearroz.—Demasiadopicanteparamigusto.Catalinario,espoleadaporelsoju.—¡Québritánicoportuparte!—Esquelosoy.Catalinanoreplicó,suamigaerademasiadoconscientedesusexcentricidades
comoparaquefueradivertidometerseconella.Noobstante,selepasóunapreguntaporlacabezaylaformulósiguiendolas
normasdesujuego.—Preguntacaliente,sisolopudierasacostarteconhombrescasadosybesarte
ymagrearteconcualquierhombrequequisieras,¿teconformaríasopasaríasporaltoasuesposa?AprilmiróaCatalinaconfijezamientraspensabaenlapregunta.—Es evidente que sí —concedió por fin—. Con el único con el que me
conformaría con el magreo y los besos es con Jim, pero a la larga acabaríaaburriéndome.—¿Porqué?Tienesquejustificartuelección.—Porquelosbesosylosmagreosestánbien,peroconformarseparasiempre
conesoesunpocotriste.—¿Noesmástristeengañaraotrapersona?Aprilnegóconlacabeza.—Creoqueesmástristeengañarseaunomismoy,sobretodo,negarseloque
sedesea.
Catalina meditó la respuesta de su amiga y finalmente asintió dándole larazón.SinabandonarelEastLondonencontraronunclubconbastantebuenapintaal
que entraron para bailar un poco y tomar una copa. Como era relativamentepronto,tuvieronlasuertedeencontrarunreservadolibre,dondepodíandisfrutardelamúsica,bailarybeberconciertatranquilidad,yaqueadiferenciadeotrasdiscosenlasqueCatalinahabíaestado,enesalosreservadosestabansituadosenloslímitesdelapistadebaile,porloqueerafácilveryservisto.—Ahoravengo.Voyalbaño—ledijoaApriltrasbebersusegundacopa.Suamigaasintióylediootrosorboasucóctel.—Aquíestaré.Catalina se levantóde la sillay sedispusoa seguir las flechasdeneónque
indicaban el camino al baño.No sabía si erapor el alcohol oporque sehabíahechomayor,fueracomofuera,lostaconesnolemolestabanesanoche.Al llegar allí, se topó con que, como siempre, había cola para el baño de
mujeres mientras que el de caballeros estaba despejado. Resignada se pusodetrásdelaúltimapersonayseapoyócontralapared.Pasarondosminutosantesdequehubieramovimientoporlapartedelantera.
Estaba comenzando a impacientarse cuando un aroma a perfume masculino,acompañado de una voz vagamente familiar sonaron muy cerca de su oídoizquierdo.—Alfinalvaaserciertoqueelmundoesunpañuelo.AlgirarsesetopóconlasonrisadeMatías.—¡Hola!—saludósorprendidadeverle—,vaya,síqueescierto.—¿Quétal?Élseinclinósobreellaylediodosbesos.—Aquí,haciendocola—dijosonriendo.—Alfinalnuncamellamaste—comentóél,enuntonodereprocherecubierto
debroma.—¡Losiento!Heestadomuyliada.Peromealegromuchodeverte.—Yotambién.¿Estássola?—Conunaamiga.ConApril,telapresentéenelvinodehonor.—¡Larecuerdo!Sinnecesidaddequeellalepreguntara,Matíaslediolaexplicacióndequeél
tambiénestabaallíconunosamigos.
—Siqueréistomarosunacopaconnosotrosestáismásqueinvitadas.—Gracias,perohoyesnochedechicas—seexcusó.La cola comenzó a moverse y Catalina adelantó cuatro pasos, seguida de
Matías.—Entiendo.Enesecasosigoesperandotullamada.Ellasonrióconpicardía.—Tútambiénpuedesllamarme.—Loharíasimehubierasdadotuteléfono.Catalina se riodebuenagana.Eraciertoqueno lohabíahecho,delmismo
modoquetambiénloeraquesehabíaolvidadoporcompletodeél.—¡Losiento!Déjametumóvil.Obediente, él semetió lamanoenelbolsillo traserodelpantalóny sacó su
teléfono,queletendióconunguiño.Catalinatecleósunombreysunúmeroyselodevolvió.—Tellamaré—prometióél—,yosíqueloharé.Sedespidieroncuandofueelturnodeelladepasaralaseo.
CuandoregresóalamesasetopóconqueAprilestabahablandoconMatías.
Seunióaellosycharlaronduranteotrosdiezminutos,después,él sedisculpópararegresarconsusamigos.—Creoque siAiden te falla aquí tienesunamuybuenaoportunidad—dijo
April.—Yloqueyocreoesquehasbebidodemasiadoyvesvisiones.—Loquesoyesmuchomásavispadaquetú—replicó.Catalinanoseatrevióacontradecirla,despuésdetodopodíaserciertoloque
suamigadecía.¿Porquéno?
Capítulo38¿QUÉMEHEPERDIDO?
EldomingopasóparaCatalinaentrelaresacaporlosexcesosdesusalidadel
sábado conApril, la euforia por el embarazo de su hermana, y las cientos dellamadasquerecibiódesumadre,pidiéndolequeseaseguraradequeEugeniaestuvierabien.DeAidenno tuvonoticias,poresoel lunescuando llegóalmuseosesintió
nerviosayenfadadaconsigomismaporlaestúpidaesperanzaquetodavíasentía.Conformeavanzólamañanaestasefuedisolviendoenfavordelarealidad.CatalinaestabaconAprilen lasalaAcuandoAidenasomólacabezapor la
puertaylallamó:—Catalina,necesitohablarcontigounosminutos.¿Estásmuyocupadaahora
mismo?Apriltuvoelbuentinodefingirseignorantedeloquesucedía.—Puedoatenderteahora.Nohayproblema.—¡Bien!Aiden no se movió mientras esperaba que Catalina se pusiera en pie y se
quitara los guantes.La observó dejarse la bata y se dio cuenta de que ella noesperabaqueélquisierasalirdelmuseoconella.—Tenemosquesalirahacerunasgestiones—explicó—,cogetuabrigo,por
favor.Catalinasintióquesucorazónseaceleraba,pero seesforzóporqueno se le
notara el nerviosismo que la embargaba.Después de todo, era posible que nofueranadaimportanteloqueAidendeseabadecirle.Talvez,solopretendíaquecruzaranlacalleparairalPortraitporalgorelacionadoconelcuadroquehabíanrestauradojuntoso,peor,pretendíadecirlequeloquehabíasucedidoentreellosenMadridnoibaavolverarepetirse.—Ahoravuelvo,April.
—Tranquila,demomentomelasarreglosola.—Adiós, April —se despidió también Aiden, saliendo de la sala A y
esperandoaCatalinaparacaminarasulado.—¿Adóndevamos?—preguntóestaencuantoestuvieronenelpasillo.—Demomentosalgamosdelmuseo—selimitóaresponder.Conlamismacantidaddecuriosidadydenervios,Catalinacaminóasulado
mientras se dirigían hacia los ascensores, y semantuvo en silencio a su ladocuandoentraronysalierondeél.Cincominutosmástardesalíandelmuseo,peroAidentampocoleaclaróadóndesedirigían.Cuandodejaronatrásvariascallessedetuvoylaasióporelbrazoparadetenerlaaellatambién.—Ahorasí—dijo,yantesdequeellapudierapreguntarleloquequeríadecir
seencontróencerradaensusbrazosyconsubocaasaltandolasuya.Sesepararonportemoracausarunescándalopúblico,peroestavezAidenla
tomódelamanoparacaminar.—VamosatomarnosuncaféyhablamosdeloquesucedióenMadrid.Quesé
quetegustamuchoaclararlosasuntospendientes.Catalinafruncióelceño.—¿Teestásburlandodemí?Élsonrió.—Esposible,aunqueesciertoquetegustadiseccionarlotodo.—Nomegusta diseccionarlo, lo quemedisgusta es que actúes como si no
hubiesepasadonada.—Poresomismo,vamosahablarlo—zanjómuyserio.
—A ver si lo he entendido bien —trató de recapitular Catalina mientras
estaban sentados en una mesa degustando un café—. Como según tú, voy aconseguir la plaza en el Prado yme voy amarchar pronto, es viable para tumentalidadcuadriculadaquenosveamos.—Así es. Si obviamos la parte en la que me acusas de tener una mente
cuadriculada.—¿Yquépasaráconnosotrossinoconsigolaplaza?—Esonovaasuceder.—¿Ysipasa?¿Quéocurriráconnosotros?Aidennisiquieradudó.—Queloquetenemosllegaráasufin.Elmodoenque lodijo fue tan indiferentequeCatalina sequedóenblanco
duranteunossegundos.—Hedepensarlo.—¿Quéhayquepensar?—insistió—.Seacomosea,estovaaterminardeun
modouotro.¿DeverdadcreesquepodremosmantenerunarelacióncuandotemarchesdeLondres?—Túdesdeluegonoparecesinteresadoencomprobarlo.Aidenseencogiódehombros.—Yasécómofuncionanestascosas.LaalusiónasumatrimonioconHeidinolahizosentirmejor.—¿YquéhaydelaofertaquetehizoelPrado?Aidennegóconlacabeza.—Larechacéesemismodía.ElúnicomotivoporelquefuiaMadridfuiste
tú.Queríaasegurarmedequelavacanteeraparati.—¿Porqué?—Yatelodije,porquemegustas,peroyonuncamezclotrabajoyrelaciones
personales.Catalina necesitaba más explicaciones y no estaba interesada en darse por
vencida.—Trabajastecontuexmujerporuntiempo.Nolonegó.—Así es.Y ese fue elmotivopor el que ella semarchó aMadridyyome
quedéenLondres,porqueyonomezclotrabajoyplacer.Estuvobienmientrassolo éramos amigos, cuando las cosas cambiaron entre nosotros tuvimos quetomardecisiones.Ni en un millón de años Catalina hubiese sido capaz de asociar esa
circunstanciaa lanormadeAidendenomezclar las facetasde suvida,yporprimera vez, se dio cuenta de que fuera cuál fuera el motivo por el que esadivisióneratanimportanteparaél,habíaunarazóndepeso.Algo,quelehabíallevadoasertanintransigenteconeltema.—De acuerdo, y si acepto ¿qué? Supongo que pretendes que esto sea un
secreto—aventuró,dadoelmodoenquelahabíasacadodeledificio.—Nosoyunapersonade extremos,Catalina, novoyaocultarlodelmismo
modoenquetampocotengolaintencióndepublicarloenlaintranetdelmuseo—hizo una pausa y al hablar sonó más cariñoso—, ya has aceptado estarconmigoyyoquieroestarcontigo.Vamosadejarquelascosassigansucurso,sinpresiones.—Hasta que se acabe —musitó en un tono dolido que Aiden pareció no
captar.—Hastaentonces—corroboróeste.
Cuandoregresaronalmuseo,Aidennoseescondió,talycomolehabíadicho
queharía.Demodoquenosoltósumanocuandoentraronni tampoco lohizohastaqueladejóenlapuertadelasalaA.Inclusolediounsuavebesoenloslabios para despedirse de ella, aunque eso no tuviera mayores consecuenciasporqueelpasilloestabadesierto.—¿Te parece bien si hoy como con April y contigo?—preguntó con una
sonrisatraviesa.—Sí.Meparecebien.—¡Estupendo!Teveoentonces.No habían pasado ni dos minutos desde que Aiden se marchó, cuando
aparecióRaphael en busca de una explicación, ya que al regresar del baño lahabíavistodelamanodeldirectordeldepartamento.—¿Estáisviéndoos?—repitióelitaliano,sorprendido.—Algoasí.—¡Vaya!—En lugar de sorprenderte tanto deberías alegrarte por tu amiga —atacó
April,quienúltimamentebuscabacualquierexcusaparapelearseconRaphael.—Ymealegro,peroesonoquitaquemesorprenda.Catalinadesconectódelaconversacióndesusamigosysededicóapensaren
lo que había cambiado su vida en los últimosmeses. Y especialmente en lasúltimas semanas. Y se dio cuenta de que no solo habían cambiado suscircunstancias,ellamisma,comopersona,tambiénlohabíahecho.DealgúnmodosehabíaconformadoconloqueAidenleofrecía,unarelación
que comenzaba sin futuro, algo totalmente opuesto a lo que disfrutaban lasheroínasdelasnovelasrománticasquetantolegustaban.—Estoeslavidareal—musitóparasímisma.Raphael y April estaban tan enfrascados en su discusión que ni se dieron
cuentadequehabíahablado.En la vida real las relaciones no eran perfectas y las personas no siempre
conseguíanloquedeseaban,sedijo,tratandodeignoraraesapartedesumenteque le decía que dejara de engañarse, que por mucho que tratara de fingir,todavíateníaesperanzasdequeAidencambiaradeopiniónyaceptaramantenerconellaunarelaciónalargoplazo,bienenlamismaciudad,bienenladistancia.
—Catalina—lareclamóRaphael—,¿tengoonotengorazón?—Puesclaroquenolatienes—intervinoApril,muyenfadada.—¡Losiento!Meperdíhacecincominutos—seexcusó.AprillafulminóconlamiradayRaphaellelanzóotrafuribunda.—Sinoquieresdecidirteporunode losdosestábien,peronoesnecesario
quemientas—laregañóelitaliano.—Desgraciadamenteestoydeacuerdoconéleneso—zanjólarubia.YcontratodopronósticolosvioabandonarlasalaAjuntosy,derepente,bien
avenidos.Despuésde todo,habíanencontradootrapersonaquepagase sumalhumor.
Capítulo39YELRELOJSIGUIÓDANDOLAHORA…
Lasemanapasóentreelinterésgeneralporsureciénestrenadarelaciónylos
escasosminutosquepudieroncompartir.Noobstante,elviernes,AidentampocomencionónadasobreverseduranteelfindesemanayCatalinacomenzóadudardel carizde su relación.No soloparecía tenerunaduracióndeterminada, sinoquealparecernisiquierahabíacomenzado.Teníadosopciones,sedijo,esperaraqueéllainvitaraasaliroinvitarloella
misma.Optóporesperaraqueéldieraelprimerpaso.Eraevidentequeellaeralaquemássentíadelosdosy,poreso,tambiéneraevidentequiénibaapasarlopeorcuandolarelaciónacabara.UnarelaciónquehabíaaceptadoaúnsabiendoloqueAidenpretendíadeella.Lo menos que podía hacer, dadas las circunstancias, era tratar de auto
conservarseo,almenos,tratardesalirlomenosheridaposible.ConesaintenciónelviernesaceptólainvitacióndeAprilyRaphaeldeverse
paratomarseunascervezasycenarjuntos.Elambienteentresusamigosestabacomenzandoaserincómodoytalvezunasalidajuntosdispersaríaelmalestardelapareja.Comosiemprequequedabanpretendíanirdirectamentedesdeeltrabajo,pero
Catalinasevioobligadaaquedarseunpocomás.—April,adelantaostúyRaphael,yoterminoloquetengopendienteyvoyal
Crown—dijoporqueeraverdadqueteníaqueterminarconelbarniz,paraqueresultarahomogéneoynopodíaesperaraquesesecara loqueyahabíahechopara terminarlo y, porque pretendía darles cierto margen para que trataran dehablarfueradeltrabajo.—Nocreoque…—Yocreoquesí—lacortóCatalina.Aprilsuspirósonoramenteydejócaerloshombros.
—¡Estábien!Notardes.Nocreoquepuedasoportarlosolamuchotiempo.—¿Novienes?—inquirióRaphael,queentrabaenesosmomentosalasalaA
yvioqueAprilestabalista,peroellano.Larubiapusomalacara,noobstante,senegóadarleexplicaciones.—Iréenseguida—explicó—.Tengoqueterminarestoantesdequeseseque.AdiferenciadeApril,aRaphaelnopareciómolestarletenerquemarcharsea
solasconsuamiga.—¡Deacuerdo!TevemosenelCrown.Catalinaasintióy retomóel trabajo.Eraciertoquenopodíapermitirqueel
barnizsesecaraantesdehaberloextendidoporcompleto.Mediahoramástardehabíacubiertoellienzoylotendióparaquesesecaray
poderrasparasílasuciedad.Selevantódelasillaymientrascaminabahaciaelvestuariofuequitándoselabata.Estabaenlapuerta,apuntodeentraraporsuscosas,cuandoAidenlallamó.Alzólacabezaylovioavanzarhastaelladesdeelotroladodelpasillo.—¿Tevasya?—preguntó.—Sí,yavasiendohora.—¿Tienesplanesparaestanoche?Duranteunadécimadesegundoestuvotentadaadecirlequeno,quenotenía
nada que hacer y que si estaba dispuesto podían cenar juntos, pero en unarranquedelucidez,recordóqueloquepretendíaerasuperarsurelaciónsinmásdolordelnecesarioylecontólaverdad,quehabíaquedadoconsusamigosparatomarseunaspintasenelpubypicaralgodecena.—Deacuerdo.¿Mañanaentonces?—Mañananotengoplanes.Aidensonrióyseagachóparabesarlaenloslabios.Loúnicoqueevitóqueseretractaradesuspalabrasanterioresfuelafuerzade
voluntad.—Tellamarémañanaparaquedar.—Deacuerdo.Entróenelvestuarioconelcorazónlatiéndoleatodavelocidadenelpechoy
lasangrerugiendoensusvenas.—¿Porquésoytanracional?—selamentó.
LlegóalCrownmástardedeloquehabíaesperado.Entreterminareltrabajo
ysuconversaciónconAiden,sehabíaentretenido,porloqueencuantobajódel
metro se apresuró para llegar al Crown. Le extrañó que April no la hubierallamadounpardevecesparaasegurarsedeque ibadecamino.De losdos,suamigahabíasidolamásreticenteamarcharsesinella.Aminoróelpasocuandovioelpublobastantecercaypudorelajarse.¿Había cometido una locura al decirle que no aAiden? Se quejaba de que
apenaspasabantiempojuntosycuandoéllosugeríasenegaba.«Esoleserviríaparabuscarteanteslapróximavez,ledijounavocecitaensucabeza».Ellanoeraunaexpertaseductora,peroquienpodíaaventurarsisurelaciónno
podíallegaraalgomás,porpartedeambos.Conesebatiburrillodeideasenlamenteentróenelpub.El Crown estaba lleno hasta arriba, por lo que se detuvo en la puerta para
tratardeubicarasusamigos.Estabaescaneandoellocalcuandolosvioenunade las mesas pegadas a las ventanas. Iba a acercarse a ellos cuando vio queRaphaelalzabalamanoyleacariciabalamejillaaApril.NotóquealguiensedeteníaasuladoyalalzarlamiradasetopóconWill.Elcamareronosonreía,comoerahabitualenél.Sugestoeraadusto,molesto.—Tus amigos están ahí —señaló—. Aunque han dicho que te estaban
esperando,nocreoqueseamuycierto.—¿Porqué?—¿Nolosves?—preguntóelfalsoJimSturgess.Catalinaasintió.—Nolesdigasquemehasvisto,porfavor.Élnegóconlacabeza.—Notepreocupes,lehepasadolamesaaMery.Ellalesatenderáestanoche
—explicó,señalandoalaotracamarera.—¡Losiento!Willladeólacabezayalzólasmanosconelgestouniversaldelaresignación.Catalina se sintió como una voyeur, pero no podía dejar de mirarlos.
Completamenteasombradaporloqueparecíaestarpasandoentreellos.¿Cómo podía haber cambiado su relación con tanta rapidez? Puede que no
estuvieransaliendo,peronohabíaningunadudadequeestabancoqueteando,sihastaWillsehabíadadocuenta.Yvistolovisto,porquénopodíasucederlelomismoaella.AlomejorAidenterminabadesistiendodesumaníadenomezclartrabajoyrelaciones.Despuésdetodo,cosasmásrarassehabíanvisto.Preocupadaporqueel idilioseacabasesiseplantabafrenteaellossedio la
vueltay,talycomohabíaentrado,volvióasalir.Compuestaysincitaparaelviernes,sedijo.
Lo cierto era que después de pasarse toda la semana preocupada por unarelaciónquenoarrancabay trabajando sinparar, loquemenos le apetecíaeramarcharse a casa para calentarse cualquier cosa de cena y ver la televisión asolas.Con decisión sacó el móvil del bolso y buscó el número de Aiden. Este
contestó al tercer tono y por el ruido de fondo y la mala calidad del sonido,Catalinasupoqueestabaconduciendo.—Hola—saludótímida.—Hola,¿vatodobien?—Másomenos,¿siguessinplanesparaestanoche?—preguntóesperanzada.—Asíes.Lamujerconlaquepretendíacenarmeharechazado.Catalinaserelajóalnotarsutonojuguetón.—Puessitesirvoyoamímeencantaríacenarcontigo—bromeó.—¿Ytusamigos?—Alparecerestánmejorsinmí.LarisadeAidenleerizóelvellodelanuca.Lohabíavistoreírpocasveces,y,
aunasí,eracapazdevisualizarsuaspectosonriendo.—Dimedóndeestásypasoarecogerte—ofreció.—Temandomilocalización.Ahoranosvemos—sedespidió.—¡Notardo!
Capítulo40NUESTRAPRIMERACITA
Elsábado,Catalinasearreglóconesmero.Eralaprimeracita,comotal,que
ibaatenerconAiden.Lacenadeldíaanteriornocontabaporquehabíasidoenelúltimomomentoy,aunquehabíasidomaravillosa,nocumplíaalcienporcienconlosestándaresdeloqueseconsiderabaunacitaentodaregla.Sí,habíahabidocenaysí,elsexofueespectacular,peroAidennohabíaidoa
recogerla a su casa y ella no se había pasado dos horas arreglándose eimaginándose lavelada.Además, elpubenelquehabíancenado tampocoerapropiodeunaprimeracita.—Eres una esnob—le había dicho April cuando la llamó para contarle lo
sucedidoconRaphaelypreguntarle,depasoelmotivodequenoapareciera.—Noescierto.Perounpubnoessitioparaunacitaromántica.—Dimequenoselodijiste—pidióApril,tratandodeesconderlarisa.—Puessí,selodijeyhaprometidosorprendermeestanoche.De hecho, Aiden pareció divertirse con sus explicaciones, mostrando una
partedeélqueCatalinanohabíavistoantes.—Definitivamenteeresunaesnob—seburló.—Dejadecriticarmeycuéntametucita.Larubianohabíanecesitadomáspresiónparadejarsellevarporlaspalabras.
IgualqueCatalinasemoríaporconoceraldetallelosucedido,ellasemoríaporcontarlo.Y aunque se explayódemasiado en los pormenores, al finalCatalinasupoqueencuantollegaronalCrown,WillfuedirectoaporAprilparatratardeconcertar la cita que teníanpendiente, yque contra todo lo esperado,Raphaelestalló,alegandoqueAprilestabaocupadalosdíasqueelcamareroteníalibresenelpub.Unavezqueestesemarchó,malhumorado,Aprillepidióexplicacionesasu
compañero. Raphael no fue capaz de buscar una excusa a tiempo, y la rubia
terminó acusándolede estar celoso, ante loque el italiano terminó admitiendoqueloestaba.—¡Genial!¿Yahoraqué?—Ahoravamosatratardesalircomounaparejayverquésucede.—Esoesgenial.—Hemoshecholapromesadequesilonuestronofuncionavolveremosaser
amigos—April suspiró—, ¿crees que podremos serlo? Amigos, si la cosa nocuaja.—Enprimerlugar,estoyseguradequeosvaairbieny,ensegundolugar,sé
que si sucede algo seréis capaces de mantener la amistad. Los dos sois unosamigosgeniales.Laconversaciónsiguióporesecaminounosminutosmás,yalfinalAprille
colgóporqueRaphaellaestaballamandotambién.Catalinaestabaencantadaconlasnoticias.April,quiensemanasantesparecía
tanderrotada,estabaahoraeufórica.Parecíaque losproblemasdesuamigasehabíanevaporado,esperabaqueaellalesucedieralomismo.Conesaideaenmentesepasóeldíaabriendoarmarios,enbuscadelmodelo
perfectoparasaliracenarconAiden.Estelehabíadichoquelaibaallevaraunsitiosorprendente,peronolehabíadadomáspistassobreellugarenelqueibanacenar.Porloqueterminódecidiendoquelomásinteligenteseríausarpantalones,en
lugardefalda.Conladecisióntomadarecurrióalarmariodelaentrada,conlosdedoscruzados,porsisumadrelehabíaenviadoenalgúnmomentopantalonesquesirvieranparaunacitaespecial.Antesdedarconlospantalonessetopóconunabrigotrescuartos,entallado
enlacintura,conpeloblancoynegrorodeandoelcuelloyunestampadovintageconlamismadualidadcromática.—¡Esperfecto!Encantada con el descubrimiento, siguió pasando perchas y finalmente dio
conunospantalonespitillo,largoshastaeltobillo,tambiénnegros.Lablusaqueteníapensadousarestabaenelarmariodesudormitorio.Eradegasanegra,porlo que debía llevar una camiseta lencera debajo y era perfecta para el look,sofisticadoysexyquebuscaba.Conlaropayapreparadasemetióenladucha,selavóelpeloysalióenvuelta
enelalbornozconunanuevapreocupación,quéibaahacerconsucabello.Sintiéndosetontacogiósuteléfonoytecleoenelbuscadorpeinadosparauna
cena romántica. Estaba a punto de desistir por la complejidad de lo que veía,
cuandoseacordódeEstelaydesusmanosmágicas.Denuevoilusionadallamóasuamiga,quienleaconsejóquesedejaraelpelo
sueltoconsurizonatural.Loúnicoquedebíahacereraponersesuavizanteynoaclarárselo,yaquenoteníaproductosespecíficosparaelcabellorizado.—Necesitascomprarteunodeesosserumsquevendenparaelpeloondulado
—laregañó—.¿Elmartespuedesvenirantesaclase?—Sí,¿aquéhoranecesitasqueesté?—Conmediahoraserásuficiente.Teacompañaréparaqueteloscompres—
ofreció.—Gracias,Estela.Tedebounamás.Lamujercolgó,encantadaconlagentequehabíaconocidograciasalbaile,y
leexplicóasuhijoque teníaunaamigaqueeramuyguapay listaqueestabadispuestaapresentarle.Él no reaccionó, estaba demasiado acostumbrado al afán casamentero de su
madrecomoparaquelepillaraconlaguardiabaja.Alahoraseñalada,AidensepresentóencasadeCatalina.Y,aunque,estabaguapísimovestidodenegroytanencantadorcomolohabía
estadolanocheanterior,siguiótanherméticorespectoallugardondeibancomolohabíaestadocuandoconcertaronlahoraenlaqueseencontrarían.—Novasadecirmesiquierasivoybienvestidaparalaocasión.Élseinclinósobreellaylediounsuaveyrápidobesoenloslabios.—¡Estásperfecta!—declaró,abriendolapuertadelcopilotoparaqueentrara
—.¡Preciosa!Catalinasedioporsatisfechaconsureacciónyoptópornoinsistir.Aiden se puso detrás del volante y arrancó el motor. La música inundó el
pequeñoespacioquecompartían.LavozdeArianaGrandeysusidetoside[9]loenvolviótodo:
I’vebeenhereallnightI’vebeenherealldayAndboy,yougotmewalkin’sidetosideI’vebeenhereallnightI’vebeenherealldayAndboy,yougotmewalkin’sidetoside
—¿Qué ha pasado con tus óperas? —preguntó Catalina con auténticacuriosidad.Aidensonriósindejardemiraralacarretera.—Meestoymodernizandoportuculpa.—¿Miculpa?Ahorasíqueapartólamiradaparaobservarla.—¿Dequiénmás?—Entoncestusiguientepasoesapuntarteaclasesdebaileconmigo.—Asíqueeraporeso—musitóélenvozbaja.—¿Cómodices?—Tevibailarunavezenlasaladedescanso.Llevabaslosauricularespuestos
ydabasvueltassobretimismaconmuchoritmo.Catalinanotócómoseencendían susmejillas.Nohabíadudadequeestaba
mintiendoenlodelritmo.—Lohagofatal—sequejó—,notendríasquehaberlovisto.Aidensoltóunamanodelvolanteparaacariciarlelamejilla.—Estuviste genial. No pude dejar de pensar en ti desde ese momento —
admitióconsinceridad.YCatalinanopudo evitar soñar conqueAiden seolvidarade sus absurdas
reglasporunavez.Catalina abrió los ojos exageradamente cuando Aiden se metió en el
aparcamiento privado de un restaurante y le anunció que habían llegado a sudestino.ElrestaurantealquelahabíallevadoeraunacombinacióndecabaréybardecoctelesemplazadoenCoventGarden.Suinteriordeuncoloridojuegodelucestransportabaalosclientesaunmundodeglamuryescapismo.Enelcentrohabía una famosa mesa escenario de cuarzo, con capacidad para veintiochoinvitados.AunqueCatalinanohabíaestadoallíantes,habíaescuchadohablardeél,por
loqueteníaunaideabastanteaproximadadelespectáculoqueibaapresenciarydelpapelqueteníaelpúblicoenél.—¿Vamosasentarnosahí?—preguntóCatalina,señalandolagranmesaenla
quelosartistashacíansuperformance.Aidenriosindisimulos.—Pensabaqueerasunaaventurera—laprovocósindarunarespuestaclara.—Losoy,no tengoningúnproblemaconsentarmeahí.Solopreguntabapor
curiosidad.—Entiendo.—Lodigoenserio—dijoechandoaandarhacialamesa.Aidenvolvióasonreíryladetuvoconsuavidad.—Unalástimaporqueyohereservadounasimplemesaparados—señalólas
mesasredondasdelcomedor.CatalinasuspiróaliviadaysiguióaAiden.Sonrióconsinceridadcuandoun
camareroapartóunadelassillaspurpuraparaquesesentara.—No te preocupes —susurró Aiden inclinándose sobre ella, que estaba
sentadafrenteaél—,desdeaquívasapoderdisfrutardelespectáculosintemoraqueteincluyanenél.—Noestoypreocupada.—Claroqueno—concordóél—,nisiquieraunpoquito.¡Eresunaaventurera!Estabandegustandoelprimerplatocuandolaslucescambiaronyseenfocaron
enlamesaprincipal.Inmediatamente,lasmiradassevolvieronhaciaesazonaydel techo comenzó a bajar un aro grande y dorado del que se balanceaba unfornidotrapecista.Apartirdeesemomentoelespectáculonosedetuvoentodala noche. Bailarines de hip hop, contorsionistas, trapecista, tragadores defuego…Elnombredellocalhacíahonoralafunción,pensóCatalina.Seretiraroncuandoelmaestrodeceremoniassalióaagradeceralpúblicosu
asistencia.—Graciasportraerme.¡Hasidoincreíble!—¿Sobre todo porque no has tenido que participar? —siguió pinchándola
Aiden.—Porsupuesto.Élsonrióylaasiódelamanoparairabuscarelcoche.Comolanocheestaba
frescalasoltóylepasóelbrazoporloshombros,pegándolaasucuerpo.Unavezenelvehículosaliódelaparcamientoytomóunadirecciónopuestaa
lacasadeCatalina.—¿Tampocovasadecirmeahoraadóndevamos?Micasaestáenladirección
contraria—protestósinmuchoénfasis.Lociertoeraque,aunquesemoríaporestarasolasconél,teníamuchamás
curiosidadporsaberdóndevivía.—Vamosalamía—contestó,comosifueracapazdeleersuspensamientos.—Mañana he de madrugar. Tengo comida familiar —explicó, más por
justificarse a sí misma que porque realmente deseara cambiar el destino—,
vamosacelebrarelembarazodeEugenia.Aidenarrugóelceño.—¿ArthurAldridgetambiénestaráallí?—Porsupuesto,eselpadredelacriatura—contestó,confusaporlapregunta.ElgruñidoderespuestadeAidenladesconcertótodavíamásquelapregunta.
[9]Heestadoaquítodalanoche./Heestadoaquítodoeldía./Ychico,metienesbailandodeladoalado./Heestadoaquítodalanoche/Heestadoaquítodoeldía./Ychico,metienesbailandodeladoalado.
Capítulo41¿SOMOSUNAFAMILIAFELIZ?
EldomingoCatalinaselevantósinhacerruido,sevistióconmuchosigiloy
salió de casa de Aiden sin tomarse siquiera un café, por temor a despertarle.HabíaquedadoparacomerconsuhermanayconArthur,yantesdeirteníaquepasarporcasaparaducharseyarreglarse.Leenvióunmensajede texto aAidenmientras el taxi la llevabadevuelta,
paradisculparseporhabersemarchadoasí,yreclinólacabezaenelasientodelvehículoconlosojoscerrados.Estabacansada,perofeliz.Lascosasestabanyendobien, lacenahabíasido
encantadorayelfinaldelaveladamuchomejor.Aideninclusolahabíainvitadoasucasa,conloquelehabíaabiertounpocomássumundo.El hogar de Aiden era tanmasculino como él, con tonos tierra y negros y
decoradoconungustoexquisito.Tambiénhabíainfinidaddepequeñasobrasdearteprocedentesdetodosloslugaresquehabíavisitado.Abriólosojoscuandorecibióunarespuestaasumensaje.Habíaesperadoque
éltuvieraelteléfonoensilencio,peroporlovistonohabíasidoasí.Sitehubiesesesperadodiezminutostehabríallevadoacasayomismo.Sonrióalapantalladesuteléfonoytecleóunarespuesta.Noqueríamolestarte.Contestóañadiendounemoticonoconlasmejillascoloradas.Deacuerdo.Disfrutacontufamilia.Nosvemosmañana.Nadadeemoticonos.Hastamañana.Llegóasucasaconunasonrisatontaenelrostro.Atodaprisasemetióbajoelgrifoyselavóelcabello.Elsuavizantequenose
habíaaclaradoeldíaanteriorlemolestaba,hastaelpuntodequesentíasupelobonito,peroapelmazado.
Saliódesucasaunahoradespués,conloscascosylamúsicapuestos,caminodeladesuhermana.Arthursehabíaofrecidoparairarecogerla,peroCatalinasehabíanegadonoqueriendomolestaralfuturopadre.Además,tampocovivíana mucha distancia la una de la otra, a unos escasos diez minutos andando.Minutos que tenía toda la intención de gastar regodeándose en lomaravillosamentequesesentíaestandoconAiden.Aunquealprincipioparecíaquesurelaciónnodespegaba,enlosúltimosdos
díassehabíasentido totalmentecercanaaél.Ynosoloaunnivel físico, sinotambiénanivelpersonal.La noche anterior, tras hacer el amor, habían hablado de muchas cosas
personales.Aidenlehabíacontadodetallessobresuspadresquedesconocía;quehabíanmuertoenunaccidenteautomovilísticocuandoélteníadiecisieteañosysobre el modo en que su abuelo lo había criado. Empujándolo siempre aperseguir sus sueños, fueran cuales fueran y le llevaran a donde fuera que lellevaran.Eraporeseafándeperseguirlosporloquehabíaestadoviviendoenmultitud
depaísesyciudades,hastaquealfinalhabíadecididoestablecerseenInglaterraycrearsupropiohogar.—¿Tienes previsto vivir aquí siempre? —había preguntado Catalina con
tiento,preocupadaporqueélpudieraadivinarelmotivodesupregunta.—Sí.Miabueloyanoestáconnosotrosytengoladoblenacionalidaddebido
amimadre.Nohaynadaquemeimpidacumplirconloquedeseo.—¿Tumadreerainglesa?—DeManchester.ConocióamipadreenunviajeaWashington.Eraazafata
deunaaerolínea.—¿Enquétrabajabatupadre?—Eraarquitecto.Unodelosmejores.Variosdesusedificiossonconsiderados
patrimoniodelaciudaddeWashington.—¿Nuncateplanteasteestudiararquitectura?Aidennegóconunasonrisa.—Megusta el arte que hace sentir cosas con tan solomirarlo yme agrada
trabajar con lasmanos—dijo, al tiempo que lemostraba elmodo en que susmanospodíantrabajar.—Yaveo—murmuróella.—¿Loves?¿Nonecesitasqueteloexpliquemejor?—Sí, eres muy bueno con tus manos, pero tienes razón… Las cosas se
comprendenmejorconlapráctica.
Aidenlabesóydurantemuchosminutosnohubomásconversación.Catalinalesonrióalporterodeledificiodesuhermanacuandollegóyaceptó
conalegríalasfelicitacionesdelhombreporqueibaaconvertirseentía.—¿Cómolosabe?Elhombresonrió.—ElseñorAldridgemeobsequióconunabotelladevinoespañolymepidió
quemeencargaradesubirlascosaspesadasdelaseñora.—¡Entiendo!—Ysuseñoramadremehapedido lomismo—elporterosonrió—, incluso
mehadadootrabotelladevinoyunvestidopreciosoparamihijamayor.—¿Mimadre?¿Cuándohavistoamimadre?—Suseñoramadreysupadrehanllegadoestamañana—explicóelhombre.Catalina le agradeció la información al portero y salió disparada hacia las
escaleras.Nisiquieraseesperóaque llegaraelascensor,no tenía tiempo.Suspadresestabanasolounosmetrosdeellaysemoríaporabrazarlosybesarlos.LlegóalapuertadeEugeniadesollando.—¡Mamá!¡Papá!—dijotocandoalapuertaconinsistencia.SumadreleabrióconunasonrisadeorejaaorejayCatalinasedejócaeren
sus brazos abiertos. Aspirando su distintivo aroma a Carolina Herrera. Sucabello,por loshombros, le rozó la caracuando se inclinóparabesarlaen lasmejillas.—¿Yparamínohaynada?—preguntósupadredesdeelpasillo.—¡Papá! —gritó entrando en la casa y corriendo hasta los brazos de su
progenitor.—Mi niña pequeña—susurró él sobre su cabello—, cuantas ganas tenía de
veramisniñas.—AnselmoObandosoltóunodelosbrazosconelquesujetabaasuhijamenorylehizoseñasalamayorparaqueseacercara.Lostressefundieronenunsentidoabrazo.—Mamá—llamóAnselmo—,faltastú.
LareuniónfamiliarquedócompletacuandoaparecióArthuracompañadode
LaurenAldridge.Sus padres se mostraron tan amables como siempre, aunque Catalina notó
cómosumadreseconteníaparanoagarraraLaurendelospelosyexigirleque
semantuvieraalmargendelarelacióndesuhija.En un momento determinado, durante la comida, Eugenia y Arthur se
pusieronenpieparahacerunanuncio.—Hemos decidido que vamos a volver a casarnos —comunicó Eugenia
sonriente—. Y nos mudaremos al ático de Arthur tan pronto como estéterminado.—Nadademudarsehastaquevolváisaestarcasados—protestóMaite,quien
eraunamujerliberalytoleranteconlasdecisionesdesushijas,exceptoenesepunto:laconvivenciaantesdelmatrimonio.—Porsupuesto,esloquecorresponde—intervinoLaurentanofuscadaenla
primerapartedeldiscursodeEugeniaquenisiquierasehabíadadocuentadeloque había dicho su consuegra—, mi nieto no puede ser ileg… —sorprendentementesecallódegolpealfijarseenlasignificativamiradaquesuhijoleestabaechando.—Vaaserunabodasencilla—siguióhablandoEugenia—.Ynosmudaremos
despuésdecasarnos—zanjómirandoasumadrequeestabaapuntodeprotestardenuevo.ArthursecallólaréplicaalnotarelcododeEugeniaensucostado.—¿Cómo que sencilla? No… —se interrumpió de nuevo Lauren, quien
cambioeltonoyelcontenidodesufrase,confundidaalverelgestodedolordesuhijo—,porsupuesto,querida,loquedesees.Catalinasepegóasuspadreselrestodelavelada,yaquelamentablementeno
iban a poder quedarse más tiempo e iban a marcharse al día siguiente paraatenderunoscompromisos.—Perosipapáyaestájubilado—sequejóCatalina.—Puesporeso.Tupadreyyotenemosahoraunavidasocialmuyagitada.—
RioMaite—.Notepreocupes,tuhermanaestáembarazada,vamosavenirmásdeloquequisieras.—Yosiemprequieroveros.Maitesonrió,aunquesuinstintomaternolaavisódequehabíagatoencerrado
enlaactituddesuhijapequeña,quesiemprehabíasidolamásindependientedelasdos.—Aver,cuéntame,¿hayalgúnchicoentuvida?
Mástarde,cuandolaparejasequedóasolas,Arthurlecontóalamujerque
amabaelsecretodetrásdelcambiodeactituddesumadre.
—Leheprometidoamimadreque,sitedejaenpaz,no—secorrigió—,siseesfuerza por hacerte feliz y se guarda sus comentarios sobre nuestra vida, sitenemosunaniñalepondremossunombre.—¡Arthur!¡Estásloco!—protestóEugenia.—Tranquila,miamor,estoysegurodequevaaserunniño.
Capítulo42ENCANTADACONELNUEVOYO
LassiguientestressemanaspasaroncomounsuspiroparaCatalina.Comosi
llevaran meses juntos, comenzaron a establecer rutinas, como compartir lashoras de comer en elmuseo, cenar juntos losmiércoles y el fin de semana alcompleto,tiempoqueaprovechabanparairalcine,alteatrooquedarseencasaviendopelículasclásicas.Catalina,porsuparte,siguióconsusclasesdebaile,porloquelosmartesy
losjuevesnopodíaquedarconAiden.Eugenia,apesardesusreticencias,sevioobligadaadejarloporlapresióndeArthur,queparecíapretenderquesumujervivieraenunaburbujadecristal,ypor sumadre,quiendesdeEspañaenviabaórdenesadiestroysiniestro.—EsgenialqueEugeniavayaatenerunbebé—musitóAnasoñadora—,¿nos
lotraeráparaqueloveamos?Catalinasonrió.—Por supuestoque sí.Os lo traerá para que le digáis lo guapoque es y lo
muchoquesepareceaella.—¡Chicos!Centraos—pidióCarlos.BrunolediounavueltallenadefloriturasyCatalinario.Coneltiemposehabíaidosoltandoysesentíamuchomáscómodabailando
y, de algúnmodo, eso también le había ayudado en otros aspectos, incluso lehabíaafectadoalmodoenquesevestía,muchomásdispuestaadejarseverqueantes.—¿Hasvistoaesosdos?—preguntóélmientrasladirigíaporlapista.—¿ASandrayElías?Brunoasintió.—Creoquehanempezadoasalir—arrugóelceño—,parecequeúltimamente
todoelmundoestáenamorado.
—¿Porquédiceseso?—Recapitulemos —pidió—. Eugenia está embarazada, Sandra y Elías
embelesados,CarlosyElsaen laexhibicióndieronmuestrasdesuquímica—hizounapausadramáticaparacaptarsuatención—,ytú,queestáscadadíamásguapa.—¡Vaya!Gracias.—Eslaverdad,elamorembellece.—¿Y qué me dices de ti? ¿No hay nadie que te haga ver más guapo?—
bromeó.Brunoentrecerrólosojos,peronocontestó.—¡Tramposo!—serio—,sihayalguientienesqueconfesarlo.CarlossedioporvencidoyCatalinasesintióculpable.—Deacuerdo,chicos.Yaestábienporhoy.¡Todosalamesa!—losanimó.Brunotratódeescaquearse,peroellaledetuvo.—Cuéntamelo,soytuparejadebaile.Melodebes.—Esposible quehayauna chica, pero nopienso contarte nada si tú nome
cuentastuhistoria.Catalinaleofreciólamanoabierta.—¡Tratohecho!—dijoconunguiñocuandoélselaestrechó.
SemarchóacasacontentayagradecidadequeEugenialahubieraconvencido
deapuntarsealasclasesdebaile.Graciasa la locuradesuhermanahabíaconocidoapersonasmaravillosasy
había logradoaprendermuchascosas sobre símismaquedesconocía.Nosoloqueteníaunpelodecentesiaprendíaapeinárselo,sinotambiénqueeracapazdemoverseconestilosiseloproponíaolomuchoqueleencantabateneramigosvaronesconlosquepoderhablardecasicualquiercosa.AntesdeconoceraBrunosolohabíatenidoaRaphaely,aunqueelitalianoera
ungranconversadoryunapersonamaravillosa,larelaciónquehabíaestablecidoconBrunodesdeelprimermomentoeradistinta,másíntima,quizás.Talvezesaconexión se debiera también al baile. Por la razón que fuera, el caso era queCatalinahabíapodidoabrirseporcompletoconélycontarletodoloquepasabaporsucabezayquelepreocupabarespectoasurelaciónconAiden.—No conozco al tal Aiden, pero está claro que le interesas. Si no le
interesaras,nitehabríabesadonimuchomenostehabríaseguidoaMadrid.Noobstante,nopretendoengañarteydecirtequecreoqueestá locopor tiporque,
comotedigo,noloconozco.Loquesíquepuedoafirmarconconocimientodecausaesquesinoseenamoracomounlocodetiesporqueesidiota.Catalina había sonreído encantada con la alabanza e interiormente había
cruzadolosdedosparaqueelsueñosehicierarealidad.
Capítulo43TODONOPUEDENSERMALASNOTICIAS
DesdeelprimermomentoenqueesamañanaentróalasalaA,Catalinanotó
queelambienteestabaespeso.Aprilparecíaincómoday,aunquerespondíaasuspreguntas,notratabadeiniciarunaconversación,comoacostumbrabaahacer.InclusosubióelvolumenalamúsicaquehabíapuestoCatalinaensumóvil,
comosiconellopudieraevitarlaconversación.Además,seescapóvariasvecesalasaladedescansoconlaexcusadeiraporcafé.—Yaestábien,April.¡Dimedeunavezquéestápasando!Antesdequeme
déunasubidadetensión—pidióCatalinadespuésdesutercercafé.—¡Nada!—Nomemientas.Estápasandoalgoyquierosaberquéesomevolveréloca
decuriosidad.AprillamiróconlosojoscargadosdetristezayCatalinasetemiólopeor.—¿HasdiscutidoconRaphael?¿Estásbien?—Nosetratademí,sinodeti.—¿Dequéestáshablando?—¿HasrecibidoalgunallamadadelPrado?—preguntó.Catalinanegóyfueentoncescuandocayóenlacuentadequeelanunciode
quienhabíaobtenido lavacanteestabacerca,asícomoloestaríael finaldesurelaciónconAidensinohacíaalgoparaevitarlo.—Hay un rumor sobre la plaza que solicitaste en el museo del Prado —
explicólarubiaenuntonopausado.—¿Quéclasederumor?Aprilseaseguródequeparecíaestarbienantesdeseguirhablando.—Se la han dado a otra persona. La plaza la ha conseguido un restaurador
italianodecincuentaaños.—¿Estássegura?
Ellaasintió.—Raphael lo ha confirmado a primera hora de la mañana. Como digo, de
momentosoloesunrumor.Catalinatomóairevariasvecesconelfindeaplacarsuaceleradocorazón.—¿Porquénomelohabéisdicho?Noestangrave.Nisiquieraestabasegura
de aceptarla si me la hubieran ofrecido —se excusó, tratando de ocultar sudecepción.Aprilclavósusojosazulesenlossuyos,másoscuros.—¡Oh!Aiden—cayóenlacuenta—,nomelohasdichoporeso.Larubiaasintió.—Notepreocupes.Lascosashancambiadomuchoentrenosotros.Vaaestar
todobien—dijoeinternamenterezóparaqueesofueraverdad.Como si hubiera sido capaz de adivinar lo que estaba pasando, elmóvil de
CatalinavibróensubolsilloyalsacarlodescubrióqueAidenlehabíaenviadounmensajepidiéndolequesubieraasudespacho.—Deséamesuerte—dijomostrándoleelmensajeaApril.—¡Suerte!Mucha,muchasuerte.
ElsemblantedeNormadebiódehaberledadoaCatalinaunapistadeloque
ibaasuceder,sediocuentamuchodespués,perohabíaestadotanpendientedelo que fuera que Aiden necesitara hablar con ella que ni siquiera le prestóatenciónasusecretaria.—Pasa,Catalina.Aidenteestáesperando—anunciólamujer.—¡Gracias!Cruzó la distancia que separaba el escritorio de Norma de la puerta del
despachodeldirectory llamósuavemente.Abriócuando lavozdelhombrealqueamabaresonódesdeelotrolado.—Hola—saludósonriente.Nopodíamostrarquelosabía,sedijo.Necesitaba
esperarycomprobarquéeraloqueAidenpretendíahacer.—Siéntate,porfavor—señalólasilladelantedeél.—¿Porquéestástanformal?—Estamosenel trabajo—lerecordó—,ydadoqueyasesabeque laplaza
delPradonoestuya,creoqueesbuenmomentoparadarporterminadanuestrarelación.—¿Cómodices?—¿Quépartedeseasqueterepita?¿Ladequeelpuestoderestauradorenel
Pradonoha sidopara tio ladequedoypor finalizadanuestra relación?—sutonoestabatancargadodeindiferenciaqueCatalinasepreguntósirealmentelasentía.Parecíamásunafachadaqueunsentimientoreal.—Aiden,lascosasnotienenporquéacabaraquí—pidióella,confundida.—Quedamoseneso,Catalina.Nohecambiadolasnormas.Túlasaceptaste,
porloquenuncateengañéalrespecto.—Ningunarelaciónsebaseennormas.Nosvabienjuntos,porquetirarlopor
labordaporunasnormasarbitrariasquetúhasdecididosintenerencuentamiopinión.Éllaobservóduranteunosminutosmuyserioantesderesponder.—Recuerdo haberte contado quemis padres semataron en un accidente de
coche.—Lohiciste,peronoséquétieneesoquevercon…—Lo que nunca te dije fue cómo pasó —la interrumpió. Cerró los ojos
tratandoderecordaraquellostiempos—.Mimadreeraencantadora,optimistaycariñosa. Siempre estaba riendo. Nos adoraba a mi padre y a mí.—Dejó dehablarde repenteyCatalinapensóqueno ibaavolverahacerlo,que tansolopretendíaquesemarchara.—Aiden.—Mipadre comenzó a llegar tardedel trabajo.Habíanoches en las queno
veníaytantomimadrecomoyolojustificamosconqueteníamuchotrabajoyno le dimos importancia. Una de esas noches,mimadre quiso hacérselomásllevaderoypreparólacenaparallevársela.Cuandollegóasuoficinaleextrañóqueelbolsoy lachaquetadesusecretariasiguieranallí,perono lediomayorimportancia.Estabaenlaoficinaparasorprenderamipadre…Lasorpresaselallevóella.Catalinapudoadivinar loquese encontró,pero semantuvoen silencio a la
esperadeverquérelaciónteníalahistoriaconellos.—Mipadreteníaunaaventuraconsusecretaria.Ellanolereprochónadaen
ese momento. Permitió que la mujer se vistiera y escuchó las excusas de mipadreysuspeticionesdeperdón.Losoportótodo.Soloteníaunapetición,queél regresara a casa, que volvieran juntos… Convencido de que ella le habíaperdonadomipadre accedióyambosmontaronenel coche.—Clavó susojosvacíosenCatalina—.Yasabescómoterminalahistoria.Ella por fin pudo entender el razonamiento de Aiden y esa obsesión por
separarlavidasocialdeltrabajo.—Yo no soy así, Aiden. Jamás te haría daño. Y estoy segura de que tú
tampocomeengañaríasdeesemodo.—Mimadretampocoeraasí.Nadieesasíhastaqueloes.Nisiquierayoséde
loquesoycapazdehacerenunasituacióncomoesa…Noquierovermeenesatesitura.Catalinasupoquenoibaasacarnadadeesaconversación.Aidenllevabaaños
decididoamantener lasdistancias,años traumatizadoconel triste finaldesuspadres.Habíarotosumatrimonioporesaobsesión,ydebíadeasumirqueellanoera tan importante para él como para que decidiera cambiar años y años deconvicciones.—Deacuerdo,Aiden—aceptó—,esperoqueseasmuyfeliz.YdándoselavueltaabandonóeldespachosinmirarsiquieraaNorma,quien
desdesumesaparecíalamentarlotantocomoella.Aiden regresó al presente cuando escuchó el golpe de la taza sobre su
escritorio.AlzólavistaymiróaNorma,queestabadepiealotrolado.—¿Novasadecirnada?—laretó.Lamujernegóconlacabeza.—Yatienesbastanteconloqueacabasdeperder.Nonecesitasqueyotehaga
sentirpeor.
Capítulo43PUEDOSEGUIRCONMIVIDA,ESSOLOCUESTIÓNDE
DEJARQUEPASENLOSDÍAS…Tras la ruptura,Catalinapasó tresdíascompletamente ida.Apenascapazde
pensar en otra cosamás que en lo estúpida que había sido al creer que iba apoderlidiarconundesengañoasí.Pormuchoquehabíatratadodeprotegersenolo había conseguido, se había limitado a creer que llegado elmomento podíahacerqueAidencambiaradeopinión.Aidenporsupartenoregresóalcomedor,por loqueCatalinadedujoqueo
biencomíaencerradoensudespachoosalíadelmuseoparahacerlo.Fueracomofuera,ellaagradecíanotenerqueverle.Yaestabasiendodurosuperarlosinsuconstantepresencia,tenerlocercasoloralentizaríayharíamásduroelproceso.Susamigos:AprilyRaphaeltratabandeentretenerlaconotrosasuntosyApril
siempreseencargabadeirarecargarlastazasdecafé,paraevitarqueCatalinasepudieraencontrarconAidenporelcamino.Asusamigosdelaacademianolesdijonada,aexcepcióndeBruno,aquiensíque le relató losucedidoyfuegraciasaélquepudodesconectarunpocoyreírsesinceramente.Aunque era consciente de que tenía que asumirlo y seguir con su vida, no
lograbaentender,pormuyduraquehubiese sido lamuertede suspadres,queAidencortaradeesemodotanradical.OchodíasdespuésdesurupturaestabaenlasalaAconAprilcuandoelmóvil
lesonóenelbolsillo.LosacócondesganayvioqueeraMatías.Eralasegundavezque la llamabay, aunque la vez anterior, evitó responderle y lo solucionóenviándole un mensaje de disculpa una hora después alegando que la habíapilladoenunareunión,enesosinstantessequedóconelteléfonoenlamanosinsaberquéhacerconél.Hablar con alguien que no estuviera completamente enamorado era lo que
necesitabaenesosmomentosyMatíasparecíalamejoropción.
—¿Quién es?—preguntóApril preocupada al verla sostener el teléfono enaltosinresponder.—Matías.—¿Elchicodeladisco?CatalinaasintióyAprilenunmovimientomaestrolerobóelteléfonodelas
manosycontestóporella.—¿Matías?Hola,soyApril.Catalinahasalidounmomento,dameunsegundo
yahoratelapaso,¿vale?Lavioreírsedealgoqueélhabíadicho.—Yaestáaquí—anuncióunossegundosdespuésApril—,telapaso.Meha
gustadohablarcontigo.Desconcertada por el giro que había dado todo cogió elmóvil y habló con
Matías,quien le recordóqueélcumplíasuspromesasyqueporesemotivo lahabía llamado. Conversaron unos minutos más antes de que él insinuara laposibilidad de quedar. Catalina entonces propuso una comida, que nocomprometíaanada.—¿Qué te parece si te recojomañana en la puerta delmuseo y te hago un
pequeño tour por mis dominios? —ofreció. Una cita profesional era menospeligrosaqueunapersonal.—Esosuenagenial—aceptóél,ajenoalasreticenciasdeCatalina.—¡Estupendo!Nosvemosentoncesmañanaalasdoce.—¡Allíestaré!
Aprilcomenzóadarsaltitosyaaplaudirencuantosuamigacolgó.Después
delosdíasquehabíatenido,queaceptarasalirconalguieneraungranpasoparasuperarelbacheenelque lahabíadejadoAiden.EstabaaplaudiendoydandovítorescuandoRaphaelentróporlapuertaconelsemblanteserio.—Acabadepasarmeuna cosamuy surrealista—anunció—,meha llamado
HeidiKleinparasabercómoestabas—explicó,mirandoaCatalina.—¿Disculpa?¿Parapreguntartesobremí?LacelebracióndelarubiasecortóencuantoRaphaelabriólaboca.—AlparecerestabaaltantodeturelaciónconAideneinclusolaaprobaba.—¿Por qué no empiezas por el principio?—pidió Catalina—, no entiendo
nadadeloquemeestásdiciendo—comentó,recordandoelmodoenquehabíacogidodelbrazoaAidenenMadridylavezquecoincidieronenelrestauranteenLondres.
Todasesasvecesparecíaaferrarseaél,¿porquélehabríadichoaRaphaelqueaprobabasurelación?El italiano asintió y cogió uno de los taburetes altos que utilizaban, porque
estaban a la altura de las mesas de trabajo, para sentarse y comenzar con surelato.AunqueconocíaaHeididesdehacíaaños,sucomplicidadnollegabatanlejos
comoparahablardesentimientos,explicó,poresosehabíaextrañado tantoalrecibir la llamada y más cuando la alemana fue directa al grano. Según ella,AidenestabamuyilusionadoconCatalinay,aunque,ellamismahabíavividoenprimerapersonaesafijacióndesuexmaridoporseparar lasfacetasdesuvida,parecíaqueconCatalinahabíacomenzadoadesdibujaresalínea,aunquefueratemporalmente.—No tiene sentido que se preocupe porCatalina, si es su rival—sentenció
AprilponiéndolevozalospensamientosquemartilleabanlamentedeCatalina.Raphaellamiródesconcertado.—Yotambiénpensélomismo,peronoescierto.Heidiestáviviendoconotro
hombreeinclusoestáembarazadadeél.CatalinapensóenelaspectodeHeidienMadridynoencontróningunaseñal
en su cuerpo perfecto de que estuviera embarazada. Debía de estar de pocassemanasporquenoteníabarriga.RecordóentonceselafánprotectordeAidenycomorechazósuofertadequelosacercaraalhotelenfavordequesemarcharaacasaadescansar…¿Conocía,acaso,Aidensuestado?—¿Quélehasdichodemí?—Que,aunquetehadolido,estásbien.Queloestássuperandoconenterezay
sinllantos.—¡Gracias!—No hay nada que agradecer —intervino April—, es la verdad. Además,
mañanatieneunacitaconuntipoestupendo.FuecomosilallamadadeMatíashubierasidounrevulsivoensuvida,porque
desde ese instante, tantoApril comoRaphael, que habían tratadode animarla,perorespetandosuespacio,decidieronqueyaestababienyqueteníanquesalirjuntoscomohabíanhechosiempre.—¿Noospareceunpocoraroestaraquí?—preguntóCatalinacuandoWillse
marchóceñudodespuésdetomarlesnota.—No.Hemosvenidoaquísiempre.Novamosadejardehacerlosoloporque
michicaloharechazado—anuncióRaphaelinclinándoseparadarleunsonorobesoaAprilenlamejilla.LarubiasesonrojóconfuerzayCatalinanoinsistió.Sebebiómediapintade
un trago y rezó para que la cerveza la ayudara a dormir de un tirón sinpensamientosincómodosnisueños.—Preguntaimportante—anuncióApril—,siestuvierasenamorada,perocada
vez que estuvieras con ese hombre te diera dolor de cabeza, ¿qué harías?¿Seguiríassufriendoasulado,obuscaríasaotroalquenotehicieradañoamar?—¿Quétipodedolordecabezasería?—Esetipodedolorintensoquesecogeenelcogoteyllegahastalosojos—
explicólarubia.—Definitivamente,mebuscaríaaotro—confesóCatalina—,elamornotiene
quedolerparaseramor.Aprilsonriódeorejaaorejaysentenció:—Notengomáspreguntas,señoría.
Capítulo44ESONOESDETUINCUMBENCIA
Catalinasehabíapuestounaalarmaenelmóvilparaquenoseleolvidaraira
recoger a Matías a la hora convenida. Cuando se ponía a trabajar perdía lanocióndeltiempoyeracapazdeolvidarsedetodo.Poresocuandoalasdocemenoscincosumóvilcomenzóavibrarensubata
selevantóatodaprisadelasillaylosilencióaltiempoqueseencaminabahacialapuerta.—¿Notequitaslabata?—preguntóAprilsorprendida.—Cuandovuelva.Ahoranotengotiempo.Suamigasonrió.—Eresuncaso,habértelapuestoconmástiempo.No respondió porque ya estaba volando por el pasillo de camino a los
ascensores.Lasuertehizoquenohubieragenteesperando,porloquellegóalaplantadel
museosinparadasintermedias.Atravesó la zona para empleados y salió a la sala de los visitantes sin
molestarseporlasmiradasdecuriosidaddelosasistentes.Endosminutosllegóa lapuertaprincipal y trashablar con el vigilante, al que le explicóque iba aacompañar a un historiador a las entrañas del museo, recogió la tarjetaacreditativadeMatíasysalióarecogerle.Éllaestabaesperando.Leofrecióunasonrisayechóaandarhaciaella.—Hola,mealegrodeverte—saludódándoledosbesos.—Yotambiénmealegro.Estoesparati—dijomostrándolelaacreditacióny
pidiéndoleporseñasqueagacharalacabezaparaponérsela.—¿Dóndemevasallevar?—preguntóconcuriosidad.—NuestraprimeraparadavaaserlasalaA,queesdondetrabajoconApril.
LoquesignificaquevasasertestigodeunaauténticarestauracióndelNational.
—Suenabien.Con esa complicidad se encaminaron hacia la entrada del museo donde el
vigilantequehabíaatendidounosminutosantesaCatalinaleshizoungestoparaque entraran sin detenerse. No obstante, a pesar de la deferencia del hombre,Matíastuvoquepasarporlosdetectorescomocualquiervisitante.CatalinalodirigióporlospasillosylosascensoreshastalafamosasalaA.En
sucaminose toparonconNorma,quienarqueóunacejaalverla,peronodijonada al respecto. Se limitó a ofrecerle una sonrisa y un breve saludo con lacabeza.Matías pareció no darse cuenta de la reacción de la mujer, demasiado
admiradocon loqueveía comopara ser conscientedenadamás.A los pocosminutosdeestarallíentróRaphaelylaconversaciónsevolviómásanimada.MatíasteníacuriosidadporlosinfrarrojosporloqueCatalinalellevóaotra
de las salas, en laque sus compañeros estabanusándolos.Todos semostraronamablesydispuestosamostrarsutrabajo,sobretodocuandodescubrieronqueMatíaseracatedráticodeHistoriaenlauniversidad.Cuando se dieron cuenta eran casi las dos de la tarde y ambos estaban
hambrientos.—Mecambioysalimosacomer.—Deacuerdo,perosabesquemedebeslarevancha—bromeóél.—¿Larevancha?Matíasasintió.—Mehasmostradolofascinantequeestutrabajo,lapróximaveztendréque
mostrarteyoelmío.Catalinariodivertida.—¡Quécompetitivoeres!—Porsupuesto—concediósonriente—.Ypiensoganarte.
Cuandoregresóatrabajar, traslapausadelahoradecomer,Catalinaestaba
convencidadeque era estúpida.Matías era encantador e inteligente, y parecíainteresadoenella,loquedeberíainclinarlabalanzaasufavor,peropormuchoquehabíatratadodeverlecomoalgomásqueunnuevoamigonohabíapodido.—¡MalditoAiden!—musitóenvozbaja.Aunque había aceptado la invitación para visitar su universidad, se había
aseguradodenodarleningunafalsaesperanza.Erademasiadopronto,sedijo.Pormuynocivoquefueraparaellanopodía
borrardegolpeloquesentíaporAiden.Aesasalturasdudabadequelohubieraborrado alguna vez, después de aquella primera entrevista. Lo que habíasucedido era que se había mentalizado en que no era para ella y así logrósobrevivir tres años sinpensar en ellomásde la cuenta, perono iba a ser tanfácilahoraquelohabíatenido.Apresuróelpasoyentróenelvestuarioparacambiarseydejarsuscosas.Cincominutosmás tarde irrumpía en la salaA.April alzó la cabeza de su
trabajoencuantolaescuchóentrar.Parecíaalterada,comprendióCatalina.—¡Yaestásaquí!—¿Quésucede?—Aiden ha estado aquí buscándote. Y ha dejado dicho que vayas a su
despachoencuantoregreses.Ellahizooídossordosycogióelbisturíparaseguirconsutrabajo.—¡Catalina! —interpeló April—, ¿qué haces? Te estoy diciendo que ha
venidoenpersonaabuscarte.—Novoyair.Larubialequitóconcuidadoelbisturídelasmanosylaobligóamirarla.—¡Estásloca!Puedequecomohombreseaunamierda,peronoteolvidesde
queestujefe.Subeahoramismoparaverquéquiere.Eso era cierto, reconoció muy a su pesar. Aiden era su jefe y tenía que
responder ante él.Malhumorada y sin decirle nada a su amiga, se dio mediavueltaysaliódelasala.LlegóalosdominiosdeNormatodavíamásmolestadeloquesesentíatrassu
conversaciónconApril.Habíatenidotiempodecalentarseellasola,pensandoenqueAidenseestabaaprovechandodesustatusparahacerlasentirpeor.—Buenastardes,Norma—saludó.—Losiento,Catalina—sedisculpólamujer—.Creoquetehemetidoenun
problema,aunqueesanoeramiintención.Noentendióaquéserefería,aunquetampocopudopreguntarleporqueNorma
selevantódelasillaycaminóhastalapuertadeAidensindarlepieapreguntas.Llamóconsuavidadyactoseguidoabrióyasomólacabezaporlapuerta.—Catalinayaestáaquí.—¡Quepase!EltonoautoritariodeAidenlasorprendió.Normalmenteeraeducadoconsus
trabajadoresyenelmuseosecomentabalaestrecharelaciónqueesteteníaconNorma,quienademásdesusecretaria,erasuamiga.—Buenas tardes, me han dicho que querías verme—dijo Catalina con un
nudoenlagarganta.Traslarupturaesaeralaprimeravezqueleveíay,vistolovisto,élparecía
tanfrescocomosiempre,loquelesupusoundolorosopinchazoenelpecho.—Asíes.Siéntate,porfavor.Asílohizo,noporqueélselohubierapedido,sinoporquenoestabasegurade
quesuspiernaslasostuvierandurantemástiempo.—¿Quénecesitasdemí?Enlugarderesponderleofrecióunasonrisafalsa.—¿Quénecesitodeti?Vaya,quesolícitaestás.Supongoqueeresasícontodo
elmundo.—¿Dequéhablas?—Hastraídoaalguienalmuseoylohaspaseadoporlasinstalaciones…Ellalecortórápido.—Noestoyhaciendonadaquenoestépermitidohacer.Matíasesunprofesor
deHistoriaalquenecesitabaconsultarsobreunaiconografíaquedebíarestauraryquenocuadrabaconloquehabíamosvistohastaahora.—¡Quérápidaeresinventandoexcusas!Catalinaselevantódelasilla.—Nosonexcusasy,encualquiercaso,tengotrabajopendientequehacer.Si
no estás contento con lo que hago puedes abrirme un expediente, después detodoereseljefe.Aidentambiénselevantó.—¡Exacto!soytujefedirecto.—Soyplenamenteconscientedeello.Eseeselúnicomotivoporelqueestoy
aquí.—¡Vaya!Esto sí que nome lo esperaba. ¿Me consideras exclusivamente tu
jefe?—¿Qué más podrías ser? Lo nuestro ni siquiera merece la mención de
relación.Lasrelacionessonotracosadistintaaloquetuvimos.—¿Quécosa?—La unión entre dos personas que desean estar juntas, sin una fecha de
caducidadpreestablecida.—Siéntate, por favor—pidió en un tono tan derrotado queCatalina estuvo
tentadadehacerlecaso.—Voy a marcharme —anunció, dándose la vuelta y caminando hacia la
puerta.No llegó hasta allí. Aiden la interceptó asiéndola del brazo y abrazándola
desdeatrás.—Losiento—sedisculpóél.—¿Quésientes?Duranteunossegundos,AidennorespondióyCatalinatratódezafarsedesu
agarre.—Siento haber sido un idiota. No quiero que nuestra relación acabe, pero
tengomiedo.Ellasediolavueltaensusbrazosylemiróalosojos.—Yotambiéntengomiedo.Élpareciósorprendidoporsuconfesión.—Tengo miedo de que vuelvas a cambiar de opinión, de esa frialdad que
aparececuandomenosloespero,dequemehagasdaño…Aidenlaacallóconunbeso.Catalinaseseparótratandoderecuperareljuicio.—Aiden,no,tusnormas…Novoyapodersoportarlas.Élsonrióyvolvióabesarla.—Déjamedemostrartequetúereslaexcepciónaesaregla.
Alotroladodelapuerta,Normasonrióconorgullo.Sihabíaalguienaquien
se le debía atribuir ese final feliz era a ella. Después de todo, había sido laculpabledehacerleveraAidenquelamujerdelaqueestabaenamoradonoibaaesperarleparasiempre.
EpílogoSÍ,QUIERO
—Cómo mi hija se parezca a tu madre te mataré —sentenció Eugenia al
recordarqueelobstetraleshabíaconfirmadoqueelbebéqueesperabaneraunaniña.Estabanapuntodeconvertirseenmaridoymujerotravez,ylaimagendesu
suegra invadió su mente, atormentando sus últimos momentos de feliz mujerdivorciada.—Cariño, solo vamos a ponerle su nombre, eso nomarca el destino de un
bebé.—¡Claroquelohace!—sequejósuesposa—.Mírameamíyamihermana,
somosunasauténticasreinas.YoqueríaquemihijasellamaraIsabel,quesíquereinóenEspaña—lloriqueó.—Nosoloeresunareinaestupenda,sinoque,además,eresunanoviapreciosa
—sentenciólaotrareina,ladeInglaterra,apareciendoparaponerpaz—,ahorasueltaatufuturoesposoydejaquevayaaesperarteasusitio.Yasabesloquedicendequeelnovioveaalanoviaantesdetiempo.EugeniasoltóconreticenciasaArthurymiróasuhermana.—¡Tienesrazón!Arthur,vete,perocierralosojosynomemiresmás.Catalinarioalverasucuñadocumpliendoconladisparatadapeticióndesu
mujer.Elpobrevivíapendientedeella,preocupadoporquesedisgustaraosecansara
másdelacuenta.Siyahabíaestadoasídeenamoradodeellaantes,ahoraque,además,eraunfuturopadreprimerizo,estabaobsesionadoconprotegerlahastadelospocosrayosdesoldeltristecielodeLondres.—¡Estás guapísima! —dijo Eugenia una vez que Arthur abandonó la
habitaciónypudofijarseenalguienmás—.¿Dóndehasdejadoaesenoviotuyotanatractivo?
—Sentadojuntoamamá.Lanoviaabriólosojosexageradamente.—¡Estás loca! Mamá le hará un tercer grado y todos vuestros secretos
quedaránaldescubierto.Catalinaseencogiódehombros.—Notenemosnadaqueocultar.Eugeniaserioentredientes.—¿Estássegura?¿Quécreesquevaadecirtuqueridamadrecuandodescubra
queprácticamenteestásviviendoensucasasinestarcasados?—Aidennoestantonto.Nolediránada.—Sitúlodices.—Estáentrenadoparasoportarcualquiertortura—bromeó.La organizadora de la boda apareció en ese instante para dar las últimas
directrices al padrino y a la novia, con lo que cortó la conversación de lashermanas.Tan solo unosminutos después, Eugenia caminaba del brazo de su padre y
seguidade sudamadehonor,Catalina,hacia lamagnífica terrazadeláticodeArthur,queofrecíalasmejoresvistasdelaciudady,dondelaesperabaneljuezde paz, su futuro marido y los pocos asistentes que habían sido invitados aleventoíntimo.Eugeniaestabapreciosaeinclusohabíaolvidadosuspreocupacionesiniciales,
yaquelesonrióaLaurenalpasarasulado.CatalinamiróembelesadaaAiden,sentadojuntoasumadre,sonrienteyfeliz,
y recordó la noche anterior en que la había sorprendido con una propuesta dematrimonio que no se esperaba. Había estado segura de que Aiden no teníaninguna intencióndevolverseacasar,por loque lapropuestafue todavíamásemocionante.Habían decidido callarse para no restarle protagonismo a la novia, pero el
anillodediamantesqueéllehabíadadoestabaabuenrecaudoenlacarterademano que llevaba la dama de honor. Caminar al altar junto a su hermana sesentíadistintoalaprimeravezenquelohizo,quizás,porqueteníalacertezadeque lapróximavez sería ella laque llevaría el ramoyAidenelque la estaríaesperandoparadarleel«sí,quiero»ycompartirconellaelrestodelosdíasquelequedaranporvivir.
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