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D ecir que John Herschel ha sido uno de los grandes obser- vadores del cielo resultaría obvio, ya que dedicó gran parte de su trabajo a completar un valiosísimo catálogo estelar iniciado por su proge- nitor, en donde por supuesto, se encontraban multitud de estrellas dobles. Pero pronto descubriremos en este artículo, que además fue, un gran científico y pensador. Tengamos en cuenta que John Hers- chel tenía ya el listón bastante alto, al ser hijo de uno de los más grandes astrónomos de todos los tiempos, el ale- mán Frederick William Herschel (1732- 1822) descubridor del planeta Urano y sobrino de otra destacada astrónoma, Lucretia Caroline Herschel (1750- 1848) hermana de su padre. Nace en Slough el 7 de marzo de 1792 en la famosa “Casa del Observa- torio”, donde se había instalado su padre al poco de llegar procedente de Alemania. Su madre María (Mary) Pitt, había contraído matrimonio con el astrónomo a la edad de 38 años y no tuvo a John hasta los 42 años. En aquel momento William Herschel tenía 54 años, lo cual explica que fuera hijo úni- co en el matrimonio. Así pues, tanto el matrimonio como su tía Lucretia que desde hacia tiempo compartía y ayuda- ba en las observaciones a William Hers- chel, se volcaron en la educación del pequeño. Ambos poseían una extraordinaria formación musical que transmitieron a John desde temprana edad, además de inculcarle los conocimientos propios de la astronomía, la física o la química. Envidiado por su inteligencia natu- ral y sus conocimientos, tuvo proble- mas de adaptación tanto en la Dr. Gret- ton’s School, como en Eton Collage, donde era acosado por sus compañeros. Pero de esto hablaremos un poco más adelante. Cuando tenía 10 años acompañó a su padre a una visita a Paris, en donde William Herschel coincidió con Napo- león y su consejero científico jefe, Laplace. Napoleón parecía ser un experto en cualquier tema y tras llevar a la comitiva a una sala, William respon- dió con esmero a unas cuantas pregun- tas sobre astronomía y la construcción de los cielos. Aquel día la temperatura exterior en los jardines de Malmaison era de unos 38º, y tras tomar un helado, Napoleón se levantó y se despidió enér- gicamente ante la sorpresa de los ase- sores y oficiales que formaban la comi- tiva. Durante este episodio diplomático, el pequeño John, había quedado al cui- dado de un viejo conde polaco, quien le mostró los animales en el Jardín des Plantes. William Herschel regresó a su hotel en un carruaje con Laplace, mien- tras discutían sobre la rotación de las estrellas dobles. Herschel proponía la posibilidad que en torno a un centro común girasen tres estrellas, pero Laplace irónicamente argüía, “que era conveniente y necesario que fueran seis”. Caroline, que no participó de este viaje a Paris quedando al cuidado del Observatorio, vivió especialmente el rencuentro con su familia de regreso a Inglaterra, especialmente con su sobri- no John. El niño se había puesto enfer- mo en el viaje de regreso, en Ramsgate, y fue Caroline quien lo cuidó y escuchó sus historias sobre las aventuras en el continente y sobre cuánto sentía que se hubiese perdido aquellos maravillosos helados franceses. Cuenta Caroline, que tras mudarse a Slough en 1799, “jugaba con mi que- rido sobrino de tan solo seis años y a los ocho, él le llevaba garabatos de poesía, escritos con la caligrafía más espanto- sa”. El pequeño John, solitario y serio, adoraba a su tía, y fueron tanto ella como su padre los que insuflaron en él Luis Alonso GRANDES OBSERVADORES DE ESTRELLAS DOBLES JOHN HERSCHEL, EL EXPLORADOR DE ESTRELLAS 42 Neomenia Neomenia Segundo trimestre 2013 John Herschel

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Decir que John Herschel hasido uno de los grandes obser-vadores del cielo resultaría

obvio, ya que dedicó gran parte de sutrabajo a completar un valiosísimocatálogo estelar iniciado por su proge-nitor, en donde por supuesto, seencontraban multitud de estrellasdobles. Pero pronto descubriremos eneste artículo, que además fue, un grancientífico y pensador.

Tengamos en cuenta que John Hers-chel tenía ya el listón bastante alto, alser hijo de uno de los más grandesastrónomos de todos los tiempos, el ale-mán Frederick William Herschel (1732-1822) descubridor del planeta Urano ysobrino de otra destacada astrónoma,

Lucretia Caroline Herschel (1750-1848) hermana de su padre.

Nace en Slough el 7 de marzo de1792 en la famosa “Casa del Observa-torio”, donde se había instalado supadre al poco de llegar procedente deAlemania. Su madre María (Mary) Pitt,había contraído matrimonio con elastrónomo a la edad de 38 años y notuvo a John hasta los 42 años. En aquelmomento William Herschel tenía 54años, lo cual explica que fuera hijo úni-co en el matrimonio. Así pues, tanto elmatrimonio como su tía Lucretia quedesde hacia tiempo compartía y ayuda-ba en las observaciones a William Hers-chel, se volcaron en la educación delpequeño.

Ambos poseían una extraordinariaformación musical que transmitieron aJohn desde temprana edad, además deinculcarle los conocimientos propios dela astronomía, la física o la química.

Envidiado por su inteligencia natu-ral y sus conocimientos, tuvo proble-mas de adaptación tanto en la Dr. Gret-ton’s School, como en Eton Collage,donde era acosado por sus compañeros.Pero de esto hablaremos un poco másadelante.

Cuando tenía 10 años acompañó asu padre a una visita a Paris, en dondeWilliam Herschel coincidió con Napo-león y su consejero científico jefe,Laplace. Napoleón parecía ser unexperto en cualquier tema y tras llevar ala comitiva a una sala, William respon-dió con esmero a unas cuantas pregun-tas sobre astronomía y la construcciónde los cielos. Aquel día la temperatura

exterior en los jardines de Malmaisonera de unos 38º, y tras tomar un helado,Napoleón se levantó y se despidió enér-gicamente ante la sorpresa de los ase-sores y oficiales que formaban la comi-tiva.

Durante este episodio diplomático,el pequeño John, había quedado al cui-dado de un viejo conde polaco, quien lemostró los animales en el Jardín desPlantes. William Herschel regresó a suhotel en un carruaje con Laplace, mien-tras discutían sobre la rotación de lasestrellas dobles. Herschel proponía laposibilidad que en torno a un centrocomún girasen tres estrellas, peroLaplace irónicamente argüía, “que eraconveniente y necesario que fueranseis”.

Caroline, que no participó de esteviaje a Paris quedando al cuidado delObservatorio, vivió especialmente elrencuentro con su familia de regreso aInglaterra, especialmente con su sobri-no John. El niño se había puesto enfer-mo en el viaje de regreso, en Ramsgate,y fue Caroline quien lo cuidó y escuchósus historias sobre las aventuras en elcontinente y sobre cuánto sentía que sehubiese perdido aquellos maravillososhelados franceses.

Cuenta Caroline, que tras mudarsea Slough en 1799, “jugaba con mi que-rido sobrino de tan solo seis años y a losocho, él le llevaba garabatos de poesía,escritos con la caligrafía más espanto-sa”.

El pequeño John, solitario y serio,adoraba a su tía, y fueron tanto ellacomo su padre los que insuflaron en él

Luis Alonso

GRANDES OBSERVADORES DE ESTRELLAS DOBLES

JOHN HERSCHEL, EL EXPLORADOR DE ESTRELLAS

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John Herschel

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la pasión por la ciencia y la astronomía.Caroline, se introducía totalmente en sumundo infantil, jugaba con él en el jar-dín y disponía de todo tipo de experi-mentos de química por el suelo de susdependencias. Utilizaban cualquierrecipiente para dichos experimentos,botes, tazas, etc; “solo tenía que preo-cuparme por evitar el agua, que habríacausado estragos en mi alfombra”.

Muchas veces sorprendían al peque-ño John trepando por el andamiaje deltelescopio de doce metros o hablandoen secreto con los trabajadores, peroCaroline siempre lo justificaba o defen-día. Ella, solía regalarle herramientas ensus cumpleaños, como un pequeñocepillo de madera que le acompañó elresto de su vida y que llevaba grabadoen el mango “John”.

Esta relación tan cercana entre tía ysobrino, facilitó que Caroline se dieracuenta de lo infeliz que era John en elEton College, e intentó convencer tantoa su hermano William como a su espo-sa Mary, de que buscaran una formadistinta de educarle. Mary al principioera reticente, pero un puñetazo que dejóinconsciente a John en un combate deboxeo, acabó por convencerla. Se con-trató entonces un tutor privado, reci-biendo una educación dentro del hogarfamiliar. Entonces Caroline y Mary seunieron cada vez más en su preocupa-ción por el bienestar de John, al tiempoque Caroline se convertía en la media-dora científica y emocional entre padree hijo. Mientras tanto, su padre WilliamHerschel envejecía y se volvía más dis-tante mientras su mente vagaba por eluniverso, en sus consideraciones sobreel espacio y el tiempo profundo (deepspace, deep time) (1).

Finalmente el joven John consiguiósuperar sus problemas de adaptación ytras pasar por las escuelas de Clewer eHitcham, se incorporó en 1809 al pres-tigioso St. John College, de la Univer-sidad de Cambridge. Allí coincidió conotros grandes científicos de su genera-ción como Charles Babbage o GeorgePeacock (2).

Los tres, fundaron en 1812, laAnalytical Society (Sociedad Analíti-ca), cuyo objetivo era llevar los méto-dos de análisis matemático desarrolla-dos en Europa a las universidadesinglesas. Por ello, Herschel y Peacock

traducen al inglés el Tratado de cálculodiferencial y el Tratado de cálculo inte-gral, obras fundamentales de Lacroix(1765-1843). Un año después, JohnHerschel se gradúa en Matemáticascomo el primero de su promoción.

Tras su graduación, fue elegidosocio del St. John College y miembrode la Royal Society de Londres en1813, con tan solo 21 años. Publicónumerosos trabajos sobre algebra y tri-gonometría, pero de forma inesperadaen 1814 decide estudiar Leyes, mar-chándose a Londres para realizar prác-ticas de abogacía. Pero a los pocosmeses se dio cuenta que estaba máscapacitado para la investigación cientí-fica y matemática, regresando a Cam-bridge para unirse a Charles Babbage(3) en la labor docente.

En 1816 deja la institución trashaber pasado un verano con su yaanciano padre. Este desea que continúesu labor, así que John decide ahondarnuevamente en sus conocimientos deastronomía algo abandonados desde suinfancia. La mala salud de su progenitorle impulsa a irse a vivir con él a la vie-ja Casa del Observatorio de Slough,convirtiéndose en su principal ayudan-te. Pronto domina la técnica de fabricartelescopios de la que William Herschelera un maestro, y estudió en profundi-dad los trabajos de su padre con la ideade terminarlos y completarlos.

Adquiere un merecido prestigioconvirtiéndose en 1820 en un miembrorelevante de la Astronomical Society,logrando un reconocimiento generalentre los astrónomos británicos. Suimpresionante capacidad, le permiteintroducir grandes avances en el mun-do de la óptica, que veinte años mástarde fueron muy importantes para eldesarrollo de la fotografía. Herscheldescubrió, que las sales de plata, queson insolubles en casi todos los sol-ventes, de disuelven en hiposulfito desodio, lo que permite su uso para fijarimágenes. Acuñó también por primeravez los términos “positivo” y “negati-vo” en fotografía. También fue el pri-mero en imprimir fotografías en placasde vidrio cubiertas con emulsión deplata (4).

Mientras tanto, John seguía con susinvestigaciones matemáticas, recibien-do en 1821 la medalla Copley de laRoyal Society, mientras trabajabaparalelamente en temas tan diversoscomo la geología, la meteorología o laquímica.

Empezó a completar el catalogo deestrellas que había iniciado su padre.Perfeccionó el método de apreciaciónde magnitudes estelares y el de las dis-tancias y posiciones de los cuerposcelestes.

Siempre estuvo muy interesado porlas estrellas dobles (llegó a contabilizar

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Telescopio de 20 pies, Ciudad del Cabo

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más de diez mil) y también estudió ladetección del paralaje de las estrellasfijas, que habría de permitir el cálculode sus distancias. El descubrimiento delas órbitas elípticas de las estrellasdobles, y la demostración de que semueven de acuerdo con las leyes deNewton por parte de John Herschel,supuso que se ampliara la teoría newto-niana del sistema solar al universo.

Poco a poco John Herschel era cadavez más respetado y conocido. Por ello,la famosa Enciclopedia de Gabinete (5),le invita a redactar una serie de peque-ños tratados divulgativos sobre Filoso-fía Natural, es decir, sobre Ciencias

Naturales, Física, Química o los aspec-tos de la Metodología Científica. En1830 publica una primera entrega enforma de libro al que llamó “Introduc-ción a la Filosofía Natural” (Prelimi-nary discourse on natural philosophy),obra que tuvo un gran éxito y fue edita-da en varias ocasiones (la última de laque tengo constancia, en 1987 en laUniversidad de Chicago).

Herschel era ante todo un hombrede ciencia pero estaba interesado encualquier rama del saber. Esta obrasupone una perfecta combinación entreciencia y filosofía. Un artículo sobreHerschel de la Enciclopedia Británica

comenta sobre este libro “…posee uninterés que no pueden obliterar ningu-no de los avances futuros en los temasen que escribió.”

Herschel supone, una especie casien extinción en cualquier época huma-na, activo en el ámbito científico peroademás, productivo e interesado en lafilosofía de su profesión. La obra sebasa en las ideas de Bacon, Hume y enlas propias, llegando a la filosofía de laciencia con la ingenuidad del aficiona-do y como un amateur, pero con la sol-vencia del profesional de la ciencia.

Podríamos llenar páginas enterassobre este tratado. Herschel fue tal vezel primero en señalar con precisión que“para cada nuevo hecho científico, paracada hipótesis confirmada por datosexperimentales, para cada teoría quepredice con éxito nuevas configuracio-nes de la realidad, hay dos aspectos cla-ramente distintos: por un lado, el des-cubrimiento, y por el otro, suverificación.”

El proceso científico, afirma, “tienecomo las monedas dos caras diferentes;una es la cara (o contexto) del descu-brimiento y la otra cara es la de la vali-dación o justificación. Las únicasmonedas que no tienen dos caras dife-rentes son las falsas”.

Herschel llamó análisis a la primeraetapa del proceso científico, mientrasque el conjunto de los diferentes pasosnecesarios para establecer las leyescientíficas se conoce como inducción,y ocurre en dos fases distintas: en la pri-mera se definen las leyes y en la segun-

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Feldhausen. Vivienda

Las hijas de Herschel en FeldhausenLa granja antes de su demolición

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da se formulan las teorías. Señalabatambién que, “ocasionalmente las leyestambién se pueden formular generandohipótesis y poniéndolas a prueba, en vezde proceder por rigurosa inducción”.Con esta admisión antiaristotélica,Herschel revela su verdadera estirpe deinvestigador científico.

Pero dejemos a un lado el aspectofilosófico de John Herschel, para conti-nuar nuestro camino. Anteriormente en1824 y ayudado por James South revi-só todas las estrellas binarias cataloga-das por su padre. Por este trabajo logróen 1826 la Medalla de oro de la RealSociedad Astronómica y la MedallaLandale del Instituto de Francia en1825, y la Royal Society le otorgó ade-más la Medalla Copley por sus contri-buciones matemáticas, siendo nombra-do Sir en 1831.

Pero tantos honores no le alejaronde su voluntad firme de completar elambicioso mapa celeste concebido porsu padre. Necesitaba fijar la cartografíacompleta de ambos hemisferios, quepor aquella época ya llevaba realizadacasi la mitad, pues sin moverse deInglaterra tenía casi acabada la parte delhemisferio norte.

Para terminar este proyecto, en1834 John Herschel se embarcó con sufamilia y sus útiles astronómicos, rum-bo al Cabo de Buena Esperanza, per-maneciendo en Ciudad del Cabo porespacio de cuatro años. Entre sus pro-yectos se encontraba también observarel regreso del cometa Halley.

Durante estos cuatro años, Herschelobserva más de 2.100 estrellas dobles,

de las cuales solo algunas eran ya cono-cidas. Cataloga casi 70.000 estrellascon un telescopio de 20 pies (6 metros)y coordinadas de tal modo que fueran lacontinuación de seis catálogos que yahabía publicado John Herschel en lasexta y novena parte de la rica colec-ción de las “Memoirs of TheR.Astronomical Society”. Los seis catá-logos europeos ya contenían 3.346estrellas dobles de las que 380 habíansido observadas conjuntamente porJohn Herschel y South en 1825.

Herschel eligió para realizar susobservaciones una finca en Feldhausen,y tuvo el telescopio preparado paraobservar en el mes de junio de 1834.

Herschel describió el paisaje “comouno de los lugares más bellos que hevisto” (hoy en día sigue siendo impre-sionante). Hasta hace relativamentepoco, en 1958, no se demolió la casadonde vivía, aunque gracias a fotogra-fías y datos que se tenían, se sabe cómoera. Donde estaba el telescopio hay enla actualidad un obelisco. La viviendafue construida al estilo holandés delCabo, con techos de paja, amplios por-ches, vigas de madera y gruesas pare-des que ofrecían frescor en verano ycalor en invierno. En una cabaña queexistía en los terrenos, John Herschelpulía los espejos o llevaba a cabo susexperimentos químicos. Por alguna

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Obelisco instalado donde se encontrabael telescopio

Artículo en The Sun

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razón que se desconoce, en 1835 Hers-chel compró la finca a pesar de que suhogar se encontraba muy lejos, en Lon-dres. Cuando marchó a Inglaterra, elGobierno le ofreció pagarle lo que sehabía gastado en el terreno y en la expe-dición a Sudáfrica, pero Herschel senegó.

Pero no solo se dedicó durante suestancia a la observación de estrellas,sino que también realizó importantesobservaciones de la Nebulosa de Orión,de las dos Nubes de Magallanes (lasgalaxias satélites de la Vía Láctea), lossatélites de Saturno o la estrella variableEta Carinae (6).

Los dibujos realizados por Herscheleran generalmente excelentes y muyprecisos, incluso los realizados de nebu-losas. Pero en Ciudad del Cabo tambiénse interesó por la historia natural. Aque-llo le llevó a considerar el problema delorigen de las especies como “el misteriode los misterios” y a publicar el capitu-lo de Geografía Física, en la octava edi-ción de la Enciclopedia Británica, don-de expuso sus ideas acerca de laevolución (como ya he comentado antesya había plasmado la esencia de su pen-samiento en la obra “A Preliminary dis-course on the study of the natural phi-losophy”).

Un ejemplar de este libro cayó enmanos de un estudiante de Cambridgellamado Charles Darwin, quien quedópara siempre totalmente influenciado

por Herschel, no solo por la obra, sinosobre todo por la admiración hacia elpensador y filósofo de la ciencia. Hers-chel estaba incluido en la lista de losprimeros receptores del “Origen de lasespecies”, acompañado de una carta depresentación por parte de Darwin. Sinembargo, la respuesta del astrónomo nofue lo entusiasta que Darwin esperaba,como se deduce de la carta que escribióal geólogo Charles Lyell: “Me ha llega-do por otros canales, que Herschel dicede mi libro que es una ley hecha a ton-tas y a locas. No sé que quiere decir con

exactitud pero evidentemente es muydespectivo”. Pensemos que el diseñointeligente de Herschel chocaba fron-talmente con el materialismo filosóficode Darwin.

Herschel vuelve a Inglaterra en1838 y como ya hemos comentadoantes, se lleva datos de más de 1.700nebulosas, más de 2.000 estrellasdobles y unas 3.000 cartas que contie-nen casi 69.000 estrellas. Como se pue-de observar, tal era la cantidad de datosy hallazgos que tardó nueve años enplasmarlos en una obra titulada“Results of Astronomical observationsmade during the years 1834-1838 in theCape of Good Hope” (Resultados de lasobservaciones astronómicas realizadasdurante los años de 1834 a 1838 en elCabo de Buena Esperanza, 1847). Otraobra posterior sobre el tema vio la luzen 1849, “Perfiles de Astronomía”.

Durante su estancia en el Cabo deBuena Esperanza, se publican en 1835en el New York Sun, seis artículosconocidos como “el gran bulo de laLuna”, en los que se informaba de vidaen nuestro satélite. El supuesto descu-brimiento fue atribuido falsamente aHerschel que se encontraba tranquila-mente observando, ajeno a todo esto. Sele atribuía el relato de que existía en laLuna, océanos, ríos, bosques, manadasde bisontes y gacelas, aves, humanoidesalados, etc; que habrían sido observa-dos con la ayuda del telescopio de

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Traducción de F. Carrión

Portada de la biografía de J. Herschel

Paisaje lunar según The Sun

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mayor aumento construido hasta lafecha. El periódico explicó a sus asom-brados lectores el contenido de estefabuloso documento. Según se relataba,todo había comenzado cuando Herschelapuntó su telescopio a nuestro satélite ydescubrió que podía ver los objetos dela Luna como si se encontrasen a menosde cien metros de distancia. Al hacerlocomprobó asombrado que la superficielunar no era yerma, sino que estabacubierta de unas flores de color carmín,muy parecidas a las amapolas de nues-tro planeta. A este prado de amapolas leseguía un enorme bosque lunar, en elque crecía una especie de abeto, y lue-go un lago de agua azul marino con“una playa de brillante arena blanca”.También había ríos e islas, y de la tierraemergían cristales de cuarzo y amatistaen forma de obeliscos y pirámides quepodían alcanzar casi treinta metros dealtura. Todo estaba explicado con tallujo de detalles que era difícil no ima-ginárselo. Los artículos estaban firma-dos por un tal Dr. Andrew Grant, queno existía, aunque posteriormente fue-ron atribuidos a Richard Adams Locke,aunque este siempre lo negó.

Apenas habían pasado tres días des-de que The New York Sun empezara ainformar a sus lectores de los extraordi-narios descubrimientos de Sir JohnHerschel, y ya no se hablaba de otracosa en la ciudad. Pero aún quedaba latraca final: el día 28 de agosto se anun-ció el descubrimiento de vida inteligen-te. Herschel y Grant se quedaron de pie-dra “cuando percibimos cuatro manadas

sucesivas de grandes seres alados […]Era evidente que estas criaturas estabanconversando; su gesticulación, espe-cialmente la acción variada de susmanos y brazos, parecía apasionada yenfática. De ahí inferimos que eranseres racionales […]”

Este bulo tuvo un gran éxito en lospaíses de habla inglesa, pero fue edita-do también en España bajo el titulo de“Grandes descubrimientos astronómi-cos hechos recientemente por Sir. J.Herschel en el Cabo de Buena Espe-ranza” (7), cuyo traductor Francisco deCarrión, se hace eco de los seis artícu-los anteriormente mencionados.Carrión en el prologo, dice no creer lanarración que hace el Dr. AndrewGrant, personaje que dice ser compa-ñero de viaje de Herschel y que graciasa un impresionante telescopio cons-truido por el astrónomo, era posibleobservar todas las maravillas que anteshemos descrito.

Carrión dice: “Decir no lo creo, porque no lo he visto, u otras trivialidades,o por lo chocante que parezca el quehaya hombres con alas en la Luna, yantojarse, sin más examen, paparruchainventada por la imaginación fecundade un burlón; no es modo de racioci-nar.” Pero los artículos no paraban aquí,aseguraban también que Herschel habíaestablecido una nueva teoría de losfenómenos planetarios y que había des-cubierto planetas en otros sistemas este-lares.

La descripción de los selenitas esdigna de mención: “Les dimos la deno-

minación científica de Vespertilio-homo u hombre murciélago; y es indu-dable que son criaturas inocentes yfelices, aunque algunas de sus diver-siones no se avendrían muy bien conel decoro de nuestras costumbresterrestres”.

Herschel al principio se lo tomo conhumor, pero empezó a preocuparse alverse desbordado por multitud de car-tas de personas interesadas en obtenermás detalles. A pesar del revuelo quesupuso estas noticias, el Sun nuncareconoció que fuese un fraude, solo unacolumna publicada en 1835 planteó laposibilidad de que lo fuese. La tiradadel New York Sun aumentó duranteeste periodo notablemente y logró man-tener el interés del público, convirtién-dolo en un periódico de éxito. A losneoyorquinos les fascinó tanto el temaque las ventas del periódico pasaron de8.000 a casi 20.000 ejemplares. TheNew York Sun se convirtió duranteunas semanas en el periódico de mayortirada de todo el mundo (por entonces,el londinense The Times tenía una tira-da de 17.000 ejemplares).

Pero dejemos a un lado las anécdo-tas para seguir con el trabajo de estemagnifico astrónomo.

Cualquier descripción de un objetoceleste antes de 1840 era una interpre-tación pictórica o verbal de una imagenretinal. Herschel aportó mucho al avan-ce de la fotografía. La imagen del cielose fijaba con una emulsión sobre unsustrato de cristal y servía de almace-namiento más compacto y duradero yasí las posiciones de los objetos celestesy sus brillos aparentes podían medirseen cualquier momento sin necesidad detelescopio. Herschel siempre intentóllevar la impresión de imágenes a laastronomía, por ello y siguiendo sustécnicas, los físicos franceses LouisFizeau y Leon Foucault realizaron porprimera vez una fotografía de las man-chas solares.

Fue nombrado presidente de laRoyal Astronomical Society en 1848 ydos años después aceptó el cargo deDirector de la Casa de la Moneda, laborque ya había desempeñado un sigloantes Isaac Newton. Dejó el cargo cin-co años después por problemas desalud. Tuvo tres hijos y nueve hijas.Murió el 11 de mayo de 1871 en

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Mascara hexagonal

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Collingwood (Kent) y descansa junto asir Isaac Newton en la Abadía de Wes-tminster.

El legado de John Herschel esinagotable para los observadores deestrellas dobles. No solamente sus catá-logos fueron la base para el actual NGC(New General Catalogue), sino queademás se le atribuye la invención de lamáscara hexagonal, máscara que pues-ta delante del objetivo del telescopio,hace que la imagen de una estrella muybrillante muestre un patrón de difrac-ción de seis puntas, apareciendo mági-camente la compañera binaria ocultapor su luminosidad. Esta técnica puedeser utilizada para desdoblar pares conmuy pocos segundos de arco de separa-ción y en donde la estrella principal esmuy brillante.

Las dobles observadas por Herschelentre 1820 y 1830 y que no se han vuel-

to a medir, son proyecto de muchas aso-ciaciones, como la sección de estrellasdobles de la LIADA, cuyo objetivo des-de hace algunos años, es volver a obser-var estas dobles abandonadas, ya quehan permanecido muchas de ellas sinconfirmar su existencia durante más de180 años.

Tras su muerte se publicó el Catalo-go General de 10.300 estrellas múltiplesy dobles que Herschel había observado.Tal vez, solo tal vez, cuando nuestramirada se pose en algunas de las doblesobservadas por él, recordemos duranteun momento a este fantástico explora-dor de estrellas.

Notas

(1) William Herschel escribió “untelescopio con capacidad de penetrar enel espacio, como el mio de doce metros,

tiene también, si se puede decir así,capacidad de penetrar el tiempo pasa-do….desde una nebulosa remota, losrayos de luz que transmiten su imagenal ojo deben de llevar un millón nove-cientos mil, es decir, casi dos millonesde años de camino….”

(2) Entre 1831 y 1836, habría deformar parte de la expedición naturalis-ta del buque Beagle, en la que tambiénparticipó el joven Charles Darwin(1809-1882).

(3) Charles Babbage (1792-1871),inventó la primera máquina calculadoraprogramable.

(4) En 1839, al mismo tiempo queFox Talbot pero independientemente,John Herschel inventó el papel fotográ-fico.

(5) La Enciclopedia de Gabinetefue uno de los principales compendiosdel saber de su tiempo.

(6) Eta Carinae, antes Eta Argus, dela vieja constelación de Argo Navis (LaNave).

(7) Traducido del ingles por Fran-cisco de Carrión. Edición de Barcelona.Ignacio Estivill, 1836. Podemos vercopia en http://books.google.es/books?id=LCnXgwUQTPoC&printsec=frontcover#v=onepage&q&f=false

Bibliografía

– John Herschel. Fernández deCano.

– La aventura de la ciencia. DanielMartin.

– La edad de los prodigios. RichardHolmes.

– Cosmos. Alexander Von Hum-bold.

– Sociedad Astronómica del Sur deÁfrica. Feldhausen. Private Obs.

– La astronomía en el sur de África.Moore P &Collins P.

– El gran bulo de la Luna. PacoBellido.

– Grandes descubrimientos astro-nómicos. Francisco de Carrión.

– John Herschel y Charles Darwin.Emilio J. Alfaro.

– La sombra del telescopio. Gun-ther Buttmann.

– John Herschel. Biblioteca Digital. – Diccionario de Astronomía. Ian

Ridpath.

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John Herschel