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Academia Nacional de Ciencias Económicas

Coloquio “Alberto Adriani” sobre Política Económica:

Tiempos de CambioResumen de ponencias

Caracas, 26 y 27 de junio de 20133

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Coloquio “Alberto Adriani” sobre Política Económica:Tiempos de Cambio / Resumen de ponencias

Edición patrocinada por la Fundación Alberto Adriani

Diagramación: Carmen Beatriz SalazarCaracas, junio de 2013

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Temario

El mundo y Venezuela: cambios imaginarios. Luis Mata Mollejas 9

La contabilización del petróleo y la política económica. Asdrúbal Baptista 15 Gestión fiscal, señoreaje e impuesto inflacionario en Venezuela. Luis Zambrano S. 19

Los tsunamis cambiarios. Pedro Palma 23

Banca central y sus políticas en la Venezuela del siglo XXI. Sary Levy 29 Instituciones y renta en la economía venezolana. H. García Larralde 35

¿Gasto social o clientelismo político? Ángel García Banchs 41

Riesgos del empleo y su remuneración. Eduardo Ortiz 43

Crisis agroalimentaria, inflación y escasez. L. Mata M. y O. Meza 49 Venezuela y sus contradicciones en la integración regional. Félix Arellano 57

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INTRODUCCIÓN: EL EJE DEL CAMBIO

El coloquio de la Academia Nacional de Ciencias Económi-cas sobre política económica, inspirado en la obra de Alberto Adriani, y bajo el lema TIEMPOS DE CAMBIO, nace del reco-nocimiento de que el mundo y Venezuela viven un momento socio-económico y político crítico.

La historia muestra que cuando se presentan tales circuns-tancias, ellas siempre se han sustentado en el conflicto que sur-ge entre el modo de apropiación y distribución del excedente económico y el orden socio político que los Estados requieren imponer para hacer respetar el principio, según el cual la liber-tad de hacer de cualquier agente está limitada por la libertad de hacer de los otros.

En el ámbito económico, el poder coercitivo del Estado se cen-tra en la cesión de la comunidad de individuos del derecho a crear un instrumento facilitador del intercambio de bienes y de reserva de valor: la moneda; con la cual se cancelan obligatoriamente to-das las transacciones y se concretan las relaciones sociales.

Por ello cuando la moneda emitida por el Estado se hace sobre abundante por causas como el mal manejo fiscal y pierde su aceptación como instrumento de reserva de valor, las socie-dades entran en crisis económicas y eventualmente en crisis políticas.

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Las noticias mundiales y venezolanas corroboran lo dicho. De allí que la Academia se haya propuesto: primero, dilucidar los asuntos relativos a la crisis de confiablidad en la moneda na-cional, evidenciada en los procesos de devaluación e inflación y en las circunstancias socio-económicas que los acompañan: deterioro relativo del ingreso y del nivel de empleo, aumento de la inseguridad pública y migración de los jóvenes con edu-cación superior hacia otros países, y segundo, hacer llegar a la Nación nuestra explicación y propuestas de cambio en las polí-ticas económicas, como forma de iniciar un diálogo con todos los estamentos sociales para explorar vías de entendimiento y acuerdos que permitan al Estado y al sector privado minimizar las tensiones políticas y las dolencias socio-económicas más sensibles.

Luis Mata Mollejas

Caracas, Junio 26 de 2013.

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RESUMENEL MUNDO Y VENEZUELA: CAMBIOS IMAGINARIOS

Luis Mata Mollejas1

El estudio y comprensión de la actual situación mundial, y de su influencia sobre la economía venezolana, se enmarca en el análisis de tres dinámicas; dos de carácter económico: la dinámica del trabajo y la dinámica del capital y una dinámica política, ejercida a través de las instituciones de control social; entre las cuales se destacan la aceptabilidad de la moneda nacio-nal y el régimen de cambios internacionales entre las monedas; pues dicho orden resume los condicionantes que posibilitan el saldar los intercambio entre los diversos países.

La dinámica del capital se centra en las valoraciones a corto plazo de los intercambios comerciales y financieros en pers-pectiva y, en tal proceso, con resultados inciertos por el carác-ter especulativo que le es inherente, contemporáneamente in-tervienen de modo determinante los instrumentos nuevos de los intermediarios financieros: Bolsas de Valores y las empre-sas dedicadas a las compra-ventas de opciones a futuro y over the counter, relativas al intercambio mundial de commodities, títulos y divisas; y, en general, las operaciones de la Finanzas Corporativas con títulos derivados. La dinámica del trabajo,

1 [email protected]@ance.org.ve

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centrada en el largo plazo, es el resultado de la incorporación de innovaciones tecnológicas a la producción o apuestas sobre la combinación futura de equipo y trabajo humano.

Así, en la macroeconomía contemporánea, los resultados de la dinámica de corto plazo del capital se condicionan con las apuestas tecnológicas a largo plazo de la dinámica del trabajo y, en conjunto, determinan la senda a recorrer por la distribu-ción y apropiación del excedente económico. Pero en el corto plazo la dinámica del capital se entrelaza con las decisiones de los Estados; por lo cual la dinámica política y la del capital co-determinan la disponibilidad de bienes, las marchas de los precios y del ingreso, percibidas y enjuiciadas como críticos o satisfactorios por la población.

Debiendo resaltar que las características culturales y tecno-lógicas de una sociedad y las relativas a las condiciones natu-rales de su territorio, ponen el cuadro de fondo que posibilita los intercambios internacionales; esto es la participación efec-tiva de las diversas sociedades en el comercio internacional, sometida dicha participación a la influencia de los regímenes de pagos convenidos; esto es a los condicionantes del Sistema Internacional de Pagos; dominados desde el termino de la Se-gunda Guerra Mundial por las variaciones en valor del dólar estadounidense.

El manejo altamente riesgoso de la dinámica del capital (la dulce negligencia) en la década final del siglo XX y en la pri-mera década del XXI en USA y su contagio a Europa por el canal bancario, devino en un caída de la tasa de crecimiento de la producción y del empleo en ambos espacios; al adicionarse

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la circunstancia de haberse trasladado parte sustantiva de la producción con baja intensidad de capital a ciertos países; en particular a los conocidos como BRICs; con la consecuencia de afectar el ingreso interno en USA y en la UE por el fenóme-no de la exclusión laboral asociada a la incorporación masiva de la telemática a sus procesos económicos2.

Aquí debemos destacar que el aumento de participación de los BRICs en el comercio mundial se dramatiza por el hecho de que la moneda mundial de intercambio dominante es el dó-lar estadounidense, cuya oferta se alimenta del doble déficit: fiscal y en cta. corriente de ese país; circunstancia que deviene en la creciente devaluación del dólar, la cual, necesariamen-te, se ve compensada en los intercambios internacionales por el crecimiento de los precios de los diferentes commodi-ties; hecho que se refleja en altas tasas de crecimiento del PIB en los mencionados BRICs; por lo cual la crisis actual de los países centro no aparece con una incidencia mundial equi-parable con la del crac de 1929-30.

Al respecto de tal crisis, conviene resaltar que la recupera-ción económica en los países centro tardara en llegar por las in-suficiencias de la terapéutica económica en ellos aplicada: pues al centrarse en la facilitación de medios de pago y hacer caso omiso del fenómeno de exclusión laboral, amortiguan los re-sultados esperados por sus elites políticas sobre la aceptabili-dad o no de las monedas nacionales.

2 Tal es nuestra percepción de los condicionantes políticos-económicos de la actual crisis; conformada en esencia, por la fase depresiva de una onda o ciclo largo en tor-no a la dinámica del empleo no superable por el crédito al consumo y agudizada por la dinámica del tráfico de capitales, impulsada inicialmente por las decisiones del dúo Alan Greenspan (Washington) – Nicholas Goodison (Londres), para la protec-ción de los valores de la inversión financiera desligada de la inversión real.

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En ese cuadro global, Venezuela debería aparecer entre los países con participación ascendente en la producción y comer-cio mundiales, al beneficiarse del alza del precio del petróleo y por las oportunidades abiertas a la producción de bienes de baja intensidad tecnológica; pero la política seguida desde las décadas finales del siglo XX (trabajar poco y consumir mucho), acentuada al inicio del siglo XXI por el despilfarro de las divi-sas provenientes de petróleo3 y la cuasi destrucción del aparato productivo interno por la opción ideológica tomada por el Es-tado en 1999, convirtió la opción de de crecimiento de la pro-ducción en inflación sostenida, sub empleo crónico, insolvencia financiera4, desilusión política y violencia social, al centrarse el financiamiento fiscal sobre la imposición indirecta, comple-mentado con endeudamiento creciente; con la lógica conse-cuencia de hacer escazas las divisas, acentuar el rechazo de la moneda nacional como reserva de valor, encarecer las opera-ciones crediticias y limitar las destinadas al incremento de la inversión reproductiva5. Circunstancias que se constituyen en

3 Un 50% de las facturas por exportaciones a países del Caribe y Centro Amé-rica no se traducen en ingresos de divisas, pues apenas se registran como deudas a largo plazo (entre 23 y 30 años) con intereses al 1%; mientras que otro % de las exportaciones se destina a pagos en especie por los créditos concedidos al fisco por China, entre otros acuerdos con clientes no tradicionales. En total las filtraciones de la factura petrolera se ubica alrededor del 40% de las cifras de exportación; según los análisis del Doctorado en Economía de la UCV. 4 De acuerdo con L. Pasinetti (1989, 1997,1998) para que exista sostenibilidad fis-cal, el crecimiento del ingreso nacional debe ser superior al crecimiento del endeu-damiento. La evaluación del caso venezolano realizado en el Doctorado en Econo-mía de la UCV, para el periodo 1994-2012, indica que el endeudamiento crece con más rapidez que el PIB. En consecuencia la práctica fiscal está recorriendo la senda de la inestabilidad. 5 En el periodo2008-2011, la relación crédito/deposito de la totalidad de la banca nacional descendió del60.8% al 54.8%, al tiempo que se expandió la adquisición de títulos públicos. Hay que destacar que el margen de beneficio entre tasas activas y pasivas es muy pequeño (15,8% y entre 12.5 y 14.5% en los últimos tres años); con lo cual las utilidades bancarias dependen de las inversiones en títulos públicos y no de las operaciones crediticias; desvirtuando el rol de la banca.

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círculo vicioso al observar que el Fisco trata de re animar la economía con gasto6 básicamente corriente, cuyo efecto se di-sipa en importaciones de todo tipo al considerar la destrucción del aparato productivo nacional.

De allí que, sin entrar en mayores detalles, la estrategia co-

rrecta para el caso venezolano sería la opuesta a la antes segui-da al final del siglo XX y al comienzo del XXI; es decir, traba-jar e invertir más; debiéndose incluir en su instrumentación: Primero, el facilitar una sinceración del tipo de cambio para frenar las importaciones y reanimar la producción y el empleo interno, al tiempo que desestimula la especulación cambiaria7. Segundo; acentuando el gasto publico reproductivo en lugar del corriente y eliminando el déficit financiado con la banca privada nacional y extranjera que encarece la opción de inver-sión reproductiva del sector privado; y Tercero, reorientando la participación en el proceso de integración económica latino americana al considerar prioritarios los países cuyas caracte-rísticas socio económicas permitan aprovechar las posibilida-des venezolanas de exportación distintas del petróleo8. 6 Hasta del 50% de PIB 7 La conclusión relevante, para una política correctiva global, es la obvia necesidad de impulsar un uso selectivo del stock de innovaciones tecnológicas no incorpora-das a los procesos productivos para estimular la esperanza en el logro de rendimien-tos del capital superiores a las tasas de interés monetarios y, por ende, el fomento de la inversión reproductiva y el freno a la inversión especulativa para aumentar la oferta de empleos de calidad y el aprovechamiento de los recursos desocupados; y entre tales innovaciones, apenas aprovechadas, se encuentran las relacionadas con el uso de nuevas fuentes de energía8 Aquí vale la pena resaltar que la exportación tradicional de materias primas sólo puede ser beneficiosa cuando el excedente logrado, con precios excepcionales y va-riables, sobre la base de ventajas competitivas naturales, sirva de “capital semilla” para el desarrollo de una dinámica propia. En este cuadro hay que considerar dos restricciones: 1°) el hecho de que la especulación financiera se apoya siempre en una oferta monetaria laxa; y 2°) que un precio muy bajo de la divisa extranjera propicia el llamado “mal holandés” y que otro muy alto estimula la inflación. Pareciera, en-

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Evolución de la participación % en el PIB mundial PIB MUNDIAL en mm de US$ y su DISTRIBUCION

años 2000 2005 2010 2011TOTAL PIB 31.96 45.28 62.17 68.69OCDE 72.49% 68.05% 57.77% 55.71%BRICs 8.07% 10.46% 18.09% 19:55%OTROS 19.64% 21.49% 24.14% 24:66%Surameric* 2.15% 1.66% 2.51% 2.45%

Brasil 2.02% 1.95% 3.45% 3.61%Venezuela 0.04% 0.03% 0.06% 0.05%

• Sin Brasil

tonces, que el punto cercano al equilibrio óptimo se hallará recurriendo a la libre flotación y a la promoción de un sistema bancario interno que dirija el crédito hacia la inversión reproductiva. Fuera de tal contexto la conversión de divisas en moneda nacional constituirá el mayor negocio especulativo; pues los controles administrati-vos no son sostenibles en el tiempo sin agravar la problemática inicial.

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RESUMENLA CONTABILIZACIÓN DEL PETRÓLEO Y LA POLÍTICA ECONÓMICA EN VENEZUELA

Asdrúbal Baptista9

El mundo moderno descansa sobre una compleja dualidad: de un lado el Estado, carente de recursos propios para finan-ciarse; y del otro, la sociedad civil, asiento de los intereses que mueven a los ciudadanos, y, en sus términos, rica. La pobre-za del primero y la riqueza del segundo sostienen un delicado equilibrio que sirve, pues, de asiento al mundo moderno.

¿Cómo, en la práctica concreta, se expresa ese equilibrio? es asunto de la situación histórica particular bajo escrutinio. Des-de el Estado hacia la sociedad civil corren influencias y condi-cionamientos de toda índole; a la inversa, también cabe decir algo análogo. Pero lo decisivo es la recíproca dependencia que sostiene las partes en equilibrio.

De lo anterior resulta un tema decisivo de la disciplina de la Economía contemporánea. A saber, el contenido y dirección de la política económica. El siglo XX, luego de la gran crisis de 1929, afincará su necesidad de que el Estado cumpla un papel dentro de lo económico stricto sensu. En torno a lo que es o debe ser ese papel se darán las grandes controversias de las dé-cadas pasadas.

9 [email protected]

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Ahora bien, ¿y qué sucede si el Estado, constitutivamente, poseyera medios propios, conseguidos del mercado mundial al margen de la sociedad civil nacional? ¿Qué sucede en este caso con los cánones de la disciplina atinentes a la política econó-mica y que descansan en la radical pobreza del Estado nacional por contraste con la riqueza de la sociedad civil?

Esta pregunta va al corazón de la cuestión petrolera, que es el centro de la vida de Venezuela. Pero para abordarla debida-mente hay múltiples eslabones que deben colocarse en un su si-tio. Uno de esos eslabones lo toma este trabajo para explorarlo en su contenido y significación.

Dada la naturaleza del provento que recibe el Estado vene-zolano del mercado mundial por su condición de propietario del recurso petrolero, hay, pues una pregunta qué responder y que, sin duda, es previa a otras tantas. ¿A cuánto monta ese provento propio, dado el tamaño relativo de lo que es capaz de producir la sociedad civil venezolana?

Es ésta, ha de entenderse, una materia cargada de comple-jidades conceptuales y, por ende, de dificultades estadísticas. Aquí se la aborda de una manera muy amplia para facilitar su discusión:

1. Se la aborda a la luz del sistema universal de contabili-dad social, poniendo de relieve la incapacidad de este último para dar cabida a una pregunta que pareciera ser un extremo localismo.

2. Puesto que se hará muy claro que no se trata de lo-calismo alguno, se coloca todo el asunto en una pers-

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pectiva histórico-conceptual que produce resultados iluminantes;

3. Estos resultados se llevan al terreno de la práctica esta-dística, dando pie a dos caminos empíricos, cada uno de los cuales admite variantes y condicionamientos;

4. La indagación empírica, que usa por lo dicho diversas vías, concluye en resultados muy análogos entre sí que dan aparente fortaleza al trabajo en escrutinio.

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RESUMENGESTIÓN FISCAL, SEÑOREAJE E IMPUESTOINFLACIONARIO EN VENEZUELA

Luis Zambrano Sequín10

• Una característica estructural notable y dominante de las finanzas públicas venezolanas ha sido la alta volatilidad ex-hibida por los ingresos fiscales ordinarios. Esta volatilidad se transmite a los gastos, dada la ausencia de mecanismos amortiguadores, lo que genera un ambiente de inestabilidad e incertidumbre que incide negativamente sobre el creci-miento económico y el bienestar.

• Las fuentes de financiamiento fiscal de origen externo, tanto tributarias como no tributarias, han ido perdiendo significa-ción. La consecuencia ha sido un incremento en la presión tributaria interna, explícita e implícita, sobre una economía privada cada vez más endeble y dependiente del gasto público para funcionar. Esta mayor presión tributaria ha resultado no sólo de una ampliación de la base de tributación y de la mayor eficiencia en los órganos de recaudación impositiva, sino de la creciente recaudación vinculada al impuesto inflacionario.

• Los ingresos por señoreaje, que incluyen al impuesto infla-cionario, se han incrementado de manera notable y preocu-

10 [email protected]

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pante desde la instauración del actual régimen cambiario en 2003. La combinación de un rígido control de cambios, endeudamiento interno creciente, pérdida de autonomía en la gestión de la política monetaria, junto con macro- devaluaciones periódicas generan las condiciones y esti-mulan al gobierno a la utilización de la emisión monetaria sin respaldo y el impuesto inflación que suele acompañarla. Comparando el señoreaje capturado por el sector público en el subperíodo 2003-2012 con el generado entre 1993-2002, que incluyó una severa crisis financiera, en promedio el se-ñoreaje se multiplicó 1,5 veces, pasando de representar 1,5% del PIB a la muy significativa cifra de 3,8% del PIB en estos últimos diez años. Esta situación se ha venido agravando en el tiempo especialmente desde el 2006, llegando el señoreaje a representar 14,3 % de los ingresos fiscales ordinarios, de los cuales el 76% corresponde al impuesto inflación.

• El impuesto inflacionario tiene importantes efectos nega-tivos sobre la eficiencia del sistema económico y sobre la distribución del ingreso, al incidir especialmente sobre los sectores menos favorecidos. La generación de este impuesto está asociado, en Venezuela, a la gestión de la política mo-netaria, la manipulación de la tasa de cambio y la manera como se genera el financiamiento interno del gasto fiscal. El creciente uso del señoreaje, y del impuesto inflacionario en particular, es un factor determinante en la explicación de las elevadas tasas de inflación que vienen caracterizando a la economía venezolana.

• Los mecanismos de extracción del aporte fiscal de los hidro-carburos han ido reduciendo las posibilidades de desarrollar

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el negocio petrolero en manos del Estado. Simultáneamente, se han venido desviando estos ingresos hacia fondos parale-los al presupuesto nacional con escaso o ningún control. Es-tos fondos paralelos son, esencialmente, instrumentos para acrecentar el gasto público interno y externo, incrementan-do el sesgo procíclico de la política fiscal; además, han ser-vido para profundizar las tendencias centralizadoras en el control y gestión del gasto público.

• El gasto fiscal primario (que excluye los pagos por intereses de la deuda pública) es cada vez más rígido a la baja. Con ello, se hace más difícil el ajuste fiscal ante choques nega-tivos en los ingresos fiscales. La rigidez del gasto fiscal y la ausencia de estabilizadores fiscales automáticos, marcan el profundo deterioro de la calidad de la gestión fiscal como instrumento de política para el logro de los objetivos de es-tabilización macroeconómica.

• El instrumento de ajuste fiscal anticíclico predominante es la contracción de la inversión pública, especialmente la desti-nada a generar economías externas y de aglomeración. Con ello se afecta la acumulación de capital humano y físico y por ende la capacidad de crecimiento a mediano y largo plazo.

• El endeudamiento público, que había mostrado una ten-dencia a reducirse, repuntó con fuerza en los últimos años. El endeudamiento externo se ha estado contratando a tasas de interés sumamente altas, reflejando elevadas primas de riesgo-país y el reducido acceso a los mercados voluntarios de capital. El endeudamiento interno está muy vinculado al financiamiento monetario del déficit fiscal.

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• El déficit fiscal es, casi en su totalidad, de carácter estruc-tural, lo cual dificulta considerablemente la posibilidad de llevar a cabo una política fiscal anticíclica. De hecho, la evo-lución de los gastos e ingresos fiscales han profundizado las fases del ciclo, contribuyendo a generar aún más inestabi-lidad y volatilidad en el desenvolvimiento de la actividad económica. El sesgo altamente procíclico de la política fiscal tiende a ser mayor durante los episodios recesivos. Cuando la economía ha sido favorecida por choques externos posi-tivos, en la última década, la gestión fiscal ha contribuido a sobrecalentar la economía interna, alimentando las presio-nes inflacionarias y deficitarias en el sector externo.

• La evaluación de la gestión fiscal refleja una alta correlación entre los ciclos político-electorales y el sesgo del gasto pú-blico. En efecto, en las últimas dos décadas, en el 75% de los casos donde hubo un evento electoral significativo se regis-tró una política fiscal expansiva. Es más, en todos los casos de eventos electorales, la política fiscal fue expansiva en el período contemporáneo o en el inmediato precedente.

• Finalmente, debe destacarse la pérdida de eficiencia de la política fiscal para inducir cambios en la demanda agregada interna. Las estimaciones realizadas, referidas al impacto de cambios en el gasto sobre el PIB, demuestran un efecto po-sitivo, pero relativamente pequeño y a muy corto plazo (dos trimestres). Los factores que explican esta reducción en la eficiencia de la política fiscal como instrumento de impulso de la demanda agregada están asociados a: el muy alto grado de apertura de la economía, la desindustrialización, el dete-rioro del capital social básico, la elevada incertidumbre y la inestabilidad política y social.

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RESUMENTSUNAMIS CAMBIARIOS

Pedro A. Palma11

Los controles cambiarios que se han implementado en Ve-nezuela durante los últimos treinta años, si bien tienen sus características propias, tienen también muchas similitudes en cuanto a su estructura y evolución, por lo que puede resultar muy útil analizar las experiencias pasadas con el fin de estable-cer cuáles fueron las consecuencias económicas que se deriva-ron de sus desmantelamientos al ser sustituidos por esquemas cambiarios alternativos. De ese análisis podremos extraer al-gunas conclusiones o llamadas de alerta acerca de las peculia-ridades del control de cambios vigente, de sus similitudes con los dos anteriores y de su posible evolución, así como de los eventuales efectos económicos y sociales que su proceso evolu-tivo pudiera tener.

Los últimos controles cambiarios del siglo XX

Los dos últimos controles cambiarios del siglo pasado, es decir, el que se implementó entre 1983 y 1989 (Recadi), y el del gobierno del presidente Caldera entre 1994 y 1996 (OTAC) tuvieron una serie de similitudes, entre las que se pueden men-cionar las siguientes:11 Academia Nacional de Ciencias Económicas e Instituto de Estudios Superiores de Administración (IESA), Caracas, Venezuela.

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• Tipos de cambio oficiales fijos mantenidos por períodos prolongados

• Materialización de un mercado cambiario paralelo a don-de acudían los agentes económicos para adquirir la mo-neda extranjera, pero a un precio cada vez mayor en com-paración al tipo de cambio preferencial. En algunos casos, este mercado era declarado ilegal, presionando aún más el tipo de cambio que allí se establecía por el libre juego de la oferta y la demanda

• Las restricciones cada vez mayores para tener acceso a los dólares preferenciales, y la incertidumbre del tipo de cambio al que se podrían adquirir las divisas en el mer-cado paralelo, hacían que los precios se establecieran en base a los costos esperados de reposición, generando esto presiones inflacionarias crecientes.

• Se establecían controles de precios cada vez más severos para frenar la inflación, pero éstos probaban ser ineficientes.

• Se producían procesos de apreciación real de la moneda debido a la materialización de inflaciones internas muy superiores a las que padecían nuestros principales socios comerciales, haciendo que la cantidad de bolívares nece-saria para adquirir un dólar preferencial comprara en Ve-nezuela cada vez menos en comparación a lo que se podía adquirir externamente con ese dólar. Esto hacía perder capacidad competitiva al aparato productivo interno y es-timulaba las importaciones, generándose desequilibrios externos debido a las menguadas exportaciones no petro-leras, a las desenfrenadas importaciones, y a las fugas de capital cada vez más intensas.

• A medida que se prolongaba el control cambiario se en-sanchaba el diferencial entre las tasas de cambio prefe-

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rencial y libre, acentuándose la presión inflacionaria, y la apetencia por los dólares preferenciales.

• Lo anterior contribuía al florecimiento de la corrupción, ya que proliferaban las prácticas ilícitas con el fin de te-ner acceso a los dólares oficiales subsidiados. Eso mina-ba aceleradamente la eficiencia del control cambiario, pues la asignación de las escasas divisas preferenciales se distorsionaba.

• Todo lo anterior llevaba a una situación de inoperancia y distorsión de los controles cambiarios, los cuales al hacer-se insostenibles tenían que ser desmantelados y substitui-dos por esquemas cambiarios alternativos

Desmantelamiento de los controles. Los tsunamis cambiarios

La corrección de los desequilibrios macroeconómicos que se producían en el ámbito cambiario, externo, fiscal, produc-tivo, monetario y financiero llevaban a la implementación de programas de ajuste caracterizados por restricción fiscal y mo-netaria, liberación de precios, elevación de las tasas de interés, y eliminación de los controles cambiarios, unificándose el tipo de cambio a un nivel equivalente al existente en el mercado libre, lo cual implicaba una devaluación muy fuerte que pro-ducía un intenso ajuste de los precios. Esto generaba unas con-secuencias muy adversas para la población, particularmente para los sectores más desposeídos, debido a la caída abrupta del poder adquisitivo de sus ingresos y a las masivas pérdidas patrimoniales, lo cual se traducía en un empobrecimiento ge-neral muy agudo. De hecho, al graficar los aumentos porcen-tuales de los precios que se producían en los meses que seguían a la unificación del tipo de cambio y al desmantelamiento de

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los controles cambiarios se observaba un símil con una gran ola, o tsunami, que arrasaba con todo lo que se encontraba a su paso, razón por la que hemos llamado a esos devastadores fenómenos “los tsunamis cambiarios”.

Semejanzas con el control de cambios actual

Al comparar la evolución reciente de la economía venezo-lana con lo sucedido en los meses que precedieron al desman-telamiento de los controles cambiarios de Recadi y de OTAC, se observan una serie de semejanzas en el comportamiento de múltiples variables económicas, así como en la materialización de varios desequilibrios macroeconómicosfundamentales, que influyeron notablemente para hacer insostenibles aquellos con-troles de cambio y forzar su desmantelamiento. Todo ello lleva a pensar que a menos que se corrija el rumbo y se apliquen importantes cambios a la política económica, se está corriendo un riesgo cada vez mayor de sufrir otro tsunami cambiario.

Cómo evitar un nuevo tsunami cambiario

Si bien los voceros gubernamentales insisten en mantener sin mayores alteraciones el control de cambios vigente y la po-lítica económica orientada a la implantación del socialismo del siglo XXI, sobran las razones para concluir acerca de la invia-bilidad de esos objetivos. De allí que sea válido preguntarse, qué debería hacerse para evitar la materialización de un nuevo tsunami cambiario. En ese sentido hay una serie de recomen-daciones, algunas de ellas de aplicación inmediata y urgente, y otras de más fondo, que implican cambios fundamentales en la orientación de la política económica, cuya inminente puesta

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en marcha pudiera evitar la materialización de una crisis de semejante dimensión, o por lo menos mitigarla.

Un primer grupo de medidas tiene que estar orientado a corregir el trabamiento cambiario existente. Para ello es nece-sario mejorar el flujo de caja de Pdvsa con el fin de posibilitar una mayor y más fluida venta de dólares de esa institución al BCV, para lo cual es necesario eliminar las transferencias que hace al Fonden y a otros fondos destinados al financiamiento de gasto público, reducir sus cuentas por cobrar, y minimizar el suministro financiado y subsidiado de petróleo a terceros países. También hay que eliminar la transferencia de reservas internacionales del BCV al Fonden, y poner en práctica me-canismos más dinámicos y fluidos de provisión de divisas por parte del instituto emisor. Se requiere sincerar y dinamizar el precio de las divisas asignadas por Cadivi, substituyendo el sis-tema de tipo de cambio fijo oficial por uno variable que busque como objetivo que la evolución del precio de la divisa esté en línea con la dinámica del tipo de cambio efectivo real. Es nece-sario legalizar el mercado paralelo y hacer que el BCV participe activamente en él. Con estas medidas se debe buscar cerrar la brecha entre los tipos de cambio libre y oficiales, eliminar la sobrevaluación existente y sincerar el precio de la divisa. Tam-bién es necesario ponerse al día en la entrega a productores e importadores de las divisas preferenciales aprobadas pero no liquidadas, contribuyendo esto a solventar el grave problema de escasez de productos.

Adicionalmente, es necesario actuar para corregir los des-equilibrios fiscal, monetario y financiero, limitando con ello la disponibilidad de medios de pago que se puedan canalizar al

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mercado cambiario. Se hace indispensable eliminar, o por lo me-nos suavizar, los controles de precios que hoy condenan a pro-ductores y comerciantes a trabajar a pérdida, así como implantar políticas de estímulo a la producción y a la inversión reproduc-tiva, eliminar las actitudes hostiles a la actividad económica pri-vada, y negociar la devolución de las empresas estatalizadas a sus anteriores dueños para así incentivar la producción.

La provisión oportuna de divisas, la disminución de la bre-cha cambiaria, la restricción fiscal y monetaria, y los estímulos a la producción y a la inversión privada, jugarían un papel fun-damental en el control efectivo de la inflación.

En resumen, la evitación de un nuevo tsunami cambiario, o la reducción de probabilidades de su materialización, dependerá en buena medida de la implementación de una política econó-mica muy diferente a la que se ha venido aplicando hasta ahora.

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RESUMENBANCA CENTRAL Y SUS POLÍTICAS EN LA VENEZUELA DEL SOCIALISMO DEL SIGLO XXI

Sary Levy-Carciente12

El presente trabajo revisa las acciones de política adelan-tadas por el Banco Central de Venezuela en lo que va de siglo - en el marco de las transformaciones instrumentadas den-tro del rumbo político-ideológico en el que el país se ha ido adentrando, autodefinido como revolucionario y denomina-do “socialismo del siglo XXI”- y evalúa sus consecuencias en distintas dimensiones.

La banca central es la base del sistema bancario, la respon-sable de las políticas monetarias y crediticias y, por lo general, asume el rol de agente financiero del Estado, así como labores de regulación y control sistémico indispensables para el buen funcionamiento de las economías nacionales. La tendencia ac-tual es integrar sus funciones monetarias con las de regulación y supervisión, para potenciar su capacidad al afrontar los pro-blemas derivados de la prociclicidad de las necesidades de pro-visiones frente a las insolvencias y la necesidad de contar con información que le permitan desarrollar mecanismos de alerta

12 (*) Economista, Dra. en Estudios del Desarrollo, MSc. en Economía Internacio-nal. Profesora titular del Universidad Central de Venezuela, UCV. Decana de la Fa-cultad de Ciencias Económicas y Sociales, UCV (2008-2011). Directora del Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales, FaCES-UCV (2004-2008)

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temprana ante las frecuentes crisis, tanto financieras, banca-rias, como soberanas.

El desempeño económico venezolano en lo que va del siglo XXI se explica a partir de la presencia de un proyecto político-ideológico, que inicia su implantación con la primera presi-dencia del fallecido Tte. Cnel. H. R. Chávez. Desde entonces, el proyecto político ha ido mostrando diversas facetas, a partir de un proyecto base, develando gradualmente sus objetivos ulte-riores y que a fines expositivos, se organizan en cuatro etapas: fase implantación (1998-2002), fase ampliación (2003-2006), fase profundización (2007-2013) y fase comunal (2013-2019).

En cada uno de estos períodos, la política monetaria plan-teada y ejecutada por el Banco Central de Venezuela ha tenido características distintivas, a saber:

Periodo 1999-2002: el ente emisor estima como objetivo primordial de su política el control inflacionario, de forma tal de mantener el valor externo e interno de la moneda venezo-lana. Esto se verá reforzado por una nueva Ley del BCV. Este periodo estará signado por un esquema de libertad cambiaria y el precio de la divisa será estipulado en un mercado con im-portante intervención gubernamental.

Periodo 2003-2007: el BCV empieza a abandonar el objetivo de la estabilidad de precios y se inclina por incidir en la actividad económica acompañando políticas gubernamentales. Se realiza una Reforma a la Ley del BCV que diluye su autonomía y debi-lita su rol institucional. La etapa estará signada por el estableci-miento de un control cambiario con sus consecuentes impactos.

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Período 2007-2012: El BCV profundiza las políticas de acompañamiento fiscal y de intervención en la actividad eco-nómica, entre otros a partir de la manipulación de tasas y des-tinos de las carteras de crédito. Destaca otra Reforma Parcial a la Ley del BCV donde el concepto de autonomía institucional pierde sentido, así como el cambio en la política de reservas internacionales. En cuanto a la política cambiaria, la misma permanece inalterada.

Si bien el análisis longitudinal muestra las transformaciones que ha seguido el BCV en lo que a objetivos y política, resulta de interés mostrar sus impactos y consecuencias en las aristas de relevancia como son:

Institucionalidad y Autonomía: Consagrada como está la autonomía del BCV en la Carta Magna vigente de 1999 - la cual fuera parte consustancial del denominado socialismo del siglo XXI- era de esperarse que dicho carácter institucional del ente emisor, debió ser respetado y fortalecido en el período. Esto pareció confirmarse cuando en 2001 la nueva Ley del BCV confirmaba este atributo. Sin embargo, las Reformas Parciales de las Ley en 2005 y 2010, dejaron como letra muerta dicha au-tonomía y los objetivos que el ente empezó a declarar parecían más bien de un organismo bajo el Ejecutivo Nacional.

Control Inflacionario: La estabilidad de precio es más un medio que un fin en sí mismo, que junto con una minimiza-ción de la volatilidad de la producción, son elementos cardi-nales en el logro de una economía sana, que se evidencia en una moneda robusta, de valor estable y confiable. Durante el periodo 1999-2002 el BCV mantuvo, al menos desde el punto

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de vista formal, el objetivo de la estabilidad de precios, cosa que en los siguientes periodos va desapareciendo hasta total-mente desdibujarse en el acompañamiento de las políticas gu-bernamentales. En virtud de lo anterior, la variación del índi-ce de precios al consumidor fue adquiriendo no sólo mayores niveles sino una aceleración en su crecimiento en cada etapa subsiguiente, que se resume en una preocupante presión infla-cionaria del 1361% entre Enero 1999 y Diciembre 2012 y que excluyendo los productos con control de precios y subsidios ubica al núcleo inflacionario del período en un 1935.71%.

Robustez de la Moneda Nacional: En natural relación con lo señalado previamente, el signo monetario venezolano ha mostrado un deterioro importante en el periodo en estudio: la devaluación del valor del bolívar en este lapso ha sido superior al 1000% en términos nominales, considerando el tipo de cam-bio oficial y recordando el extenso periodo bajo el esquema de control cambiario iniciado en el 2003. Ha de resaltarse el nivel prácticamente estancado de las reservas internacionales desde la reforma de la Ley del BCV en 2005 y la creciente monetiza-ción del gasto público y el creciente montante de los agregados monetarios.

Estabilidad Macroeconómica: El proceso de debilitamien-to de la estabilidad del país encuentra su eje explicativo en el rol del Estado en la distribución de la renta petrolera, con un financiamiento de los recurrentes déficits fiscales con recursos de PDVSA y la imposibilidad fáctica -por falta de compromiso político- de fondos de estabilización, ahorro o inversión inter-generacional. Particular limitación resultó la modificación le-gal que autorizó las transferencias al FONDEN y el cambio en

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la composición de los activos de reservas internacionales del BCV; siendo que hoy el país no sólo es vulnerable al comporta-miento del precio del petróleo, sino también al del oro.

Las acciones del BCV bajo el socialismo del siglo XXI ha adelantado esquema de política que contrastan con las lec-ciones aprendidas por las entidades de emisión central de las diversas naciones del mundo, derivadas tanto de la reflexión teórica, las acciones de práctica política y de las nuevas exigen-cias de las innovaciones financieras y los procesos globaliza-dores de la economía mundial. Lo anterior exige una revisión profunda del direccionamiento de las políticas nacionales, con miras a recuperar la capacidad y la estabilidad macroeconómi-ca nacional que permitan alcanzar un desarrollo armónico e integral para la sociedad venezolana.

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RESUMENINSTITUCIONES Y RENTA EN LA ECONOMÍA VENEZOLANA

Humberto García Larralde13

La captación por parte del Estado de significativas rentas obtenidas por la venta de petróleo en los mercados interna-cionales ha influido en la conformación de instituciones que afectan la manera como se ha desarrollado la economía vene-zolana. Esta renta constituye un ingreso extraordinario que no se deriva de producción adicional alguna. Cálculos propios sitúan su magnitud en más de un 16% del PIB entre 1974 y 2012. Entre 1974 y 1997, los ingresos fiscales de origen petro-lero promediaban cerca del 60% de los ingresos totales, casi todos renta. Al diversificarse las fuentes de ingreso fiscal con el IVA, los de origen petrolero descienden a menos del 50% del total (Gobierno Central). No obstante, considerando el gasto parafiscal que realiza PDVSA a partir de 2004 en las misiones y en las asignaciones al Fonden, los ingresos petroleros vuelven a promediar un 60% del total, incluyendo las actividades para-fiscales antes citadas. El gasto fiscal y parafiscal ha sido cercano al 40% del PIB durante los últimos dos años.

Esta enorme magnitud de recursos otorga una gran capa-cidad de intervención al Gobierno en la actividad económica

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del país a través del gasto. El gasto público monetiza así sumas significativas de ingresos externos, aumentando despropor-cionalmente la liquidez, sin la contrapartida correspondiente en incrementos de la oferta doméstica. Este mayor gasto tiene efectos inflacionarios a través de su impacto directo en los pre-cios de los bienes y servicios no transables e, indirectamente, en toda la economía, característico de la “enfermedad holande-sa”. En la medida en que depende en buena parte de la cuantía de los ingresos petroleros, las erogaciones del fisco se han hecho muy vulnerables a los vaivenes del mercado internacional del crudo. Pero como los compromisos asumidos en procura del desarrollo nacional se reflejan en un gasto público inflexible a la baja, llevó a periódicos ajustes fiscales contractivos y/o a fuertes devaluaciones para “inflar” el monto en bolívares de los proven-tos petroleros, cuando su precio caía. Estas devaluaciones han exacerbado el impacto inflacionario antes mencionado.

La estrategia de “sembrar el petróleo” que inspiró el desa-rrollo nacional durante el siglo XX se inscribe dentro de esta tendencia. Contó con una variedad de instrumentos, sobre todo luego de que se formalizara la industrialización por susti-tución de importaciones, que se basaron en estos ingresos. En-tre aquellos dirigidos a estimular el sector productivo pueden citarse: exoneraciones y exenciones fiscales; subsidios; finan-ciamiento abundante y a tasas preferenciales; preferencia a los bienes y servicios nacionales en las compras del sector público; y altos (a veces prohibitivos) niveles de protección frente a las importaciones. Adicionalmente, se aplicó en distintas épocas y para diferentes rubros, políticas de control de precios, con la intención de contener la inflación. A nivel general, la acti-vidad económica se valió de un bolívar sobrevaluado gracias

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a la renta petrolera, que abarataba bienes de capital e insumos para la industria, a la vez que tendía a incrementar el poder ad-quisitivo de la población sin que ello correspondiera a mejoras en la productividad. En resumen las políticas de la “siembra del petróleo” consistieron en la transferencia de renta, a través de los instrumentos mencionados, para rentabilizar la activi-dad productiva, a la par que se procuraba contener su impacto inflacionario con los controles de precio y un bolívar sobreva-luado. Se asentó una dinámica económica distinta de la que hubiese prevalecido con base al desarrollo competitivo.

Esta estrategia llevó al país a un callejón sin salida en los años ‘80 y obligó a un profundo ajuste macroeconómico ba-sado en la liberalización de las fuerzas de mercado, a partir de 1989. Este ajuste no contó con el apoyo político requerido y el fuerte costo social inicial sentó las bases para el retorno a políticas de intervención estatal antes de que fructificaran sus bondades. Los gobiernos “Bolivarianos” que siguieron han exacerbado esta intervención, bajo el supuesto de la construc-ción de un “socialismo del siglo XXI”. Las expropiaciones de empresas productivas, el incremento del peso del sector públi-co en la economía, las regulaciones y mecanismos de control de la actividad privada, los controles extensivos de precio y del tipo de cambio, la fijación de “gavetas” crediticias obligatorias en la banca y la dilución de las potestades contraloras de la Asamblea Nacional, la Contraloría y de la opinión pública a través de la concentración del poder en manos del Presidente, se acompañaron de mecanismos de transferencia directa de la renta a sectores de pocos recursos a través de variadas “mi-siones”. Podría resumirse que la orientación de estas políticas obedecía a la idea de que los venezolanos merecían participar

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en el usufructo de la riqueza social por encima de cualquie-ra consideración basada en méritos, talentos o en el esfuerzo productivo. Al destruir la institucionalidad que sostenía la es-trategia de liberalización anterior, el usufructo de esta riqueza obedeció cada vez más a la discrecionalidad del Ejecutivo, dan-do lugar a políticas populistas y clientelares con un fuerte sesgo político-partidista. Lamentablemente, la economía venezolana se volvió aun más dependiente del ingreso petrolero en la me-dida en que la intervención estatal sofocaba la racionalidad del mercado e impedía el desarrollo competitivo.

Terry Lynn Karl (The paradox of plenty) analizó la orienta-ción de las políticas económicas bajo el impacto del salto en los ingresos del petróleo de los ‘70 y tipificó al Estado venezolano como un “PetroEstado”. Se expresó en la generación de incen-tivos para participar en el usufructo de las rentas internaciona-les que captaba el país, desviándose el esfuerzo de la actividad productiva, propiamente dicha. El Estado, que dispendia estas rentas, amplía su jurisdicción, invadiendo espacios sucesivos de la actividad económica, gracias al músculo financiero que le ofrece el ingreso petrolero. La prodigalidad de recursos creó la sensación de que todo podía resolverse “a realazos”, generan-do planes ambiciosos fuertemente voluntaristas, bajo la ilusión -de los gobernantes- de haberse liberado de las leyes que rigen la economía. Asimismo, el PetroEstado desarrolla mecanismos populistas de reparto para apaciguar los conflictos sociales y labrarse una clientela política, pervirtiendo el sentido de lo que debe ser el servicio público. La solvencia financiera aparente llevó también a aumentar significativamente el endeudamiento externo con la intención de acelerar el proceso de construc-ción de la “Gran Venezuela”. Se exacerbaron sentimientos na-

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cionalistas en la convicción de que todo podía realizarse con el esfuerzo autóctono. En conclusión, se generó un set perverso de políticas, que terminaron avasallando la iniciativa privada mientras se acentuaron las posibilidades de lucrarse mediante vínculos privilegiados con los que toman las decisiones sobre estos recursos. La búsqueda de rentas pasó a dominar también la dinámica de los gremios y de las organizaciones sociales y se fue divorciando la obtención de emolumentos de los méritos y del esfuerzo.

Por su parte, Acemoglu y Robinson (Por qué fracasan los países) caracterizan la institucionalidad que ha gobernado el desempeño económico de Venezuela como “Extractiva”. Con una profusa evaluación de evidencias históricas, llegan a la conclusión de que el éxito de los países desarrollados se debe a la conformación de instituciones “inclusivas”, tanto en lo po-lítico como en lo económico, asociadas al Estado de Derecho y la pluralidad, que se traducen en ambientes favorables a la destrucción creativa (Schumpeter) propia del desarrollo tecno-lógico. El contraste entre las características de tal instituciona-lidad con la que ha prevalecido en nuestro país bajo el impacto de la renta petrolera constituye, por ende, un ejercicio que debe arrojar luz sobre las insuficiencias de nuestro desarrollo, a pe-sar de los cuantiosos ingresos percibidos, y proporcionar los criterios a partir de los cuales proponer los cambios que per-mitirían superar esta situación. Ello es tanto más importante en momentos que se evidencian problemas inquietantes en la conducción de la industria petrolera nacional, así como hori-zontes inciertos en el mercado internacional de este producto.

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RESUMENEL GASTO SOCIAL O CLIENTELISMO POLÍTICO

Ángel García Banchs14

En este trabajo sostenemos que en Venezuela, para el pe-ríodo de estudio de 1999 a 2012, el gasto social ha constitui-do, más que una inversión, un gasto político. Por un lado, la razón fundamental estriba en el hecho de que las misiones y programas sociales (indiscutiblemente, con sus excepciones), estarían estratégicamente diseñadas con el propósito de alcan-zar objetivos políticos privados a corto plazo, y no objetivos sociales y económicos de mediano y largo plazo; y, por el otro, tiene que ver con el hecho de que, tales programas habrían sido financiados en base al reparto de la renta externa petrolera, y el endeudamiento de la República y la estatal petrolera, Pdvsa, en lugar de impuestos, o ingresos menos volátiles y sostenibles provenientes del esfuerzo y la producción.

Acá sostenemos que, es sencillo diferenciar entre programas sociales y políticos. Mientras los primeros insertan al indivi-duo en la esfera del consumo y de la producción, los segundos sólo lo hacen en la del consumo, excluyéndolos intencional-mente de la posibilidad de aportar al producto social. Mientras el retorno de los primeros es la transformación de la vida de los seres humanos, el de los últimos es el voto condicionado.

14 [email protected]

Así, mientras los programas sociales liberan al individuo, los políticos le condenan a la dependencia del Estado, del gobier-no o de un partido político. Dicho de otro modo, mientras los programas sociales implican un período de asistencia, uno de capacitación, y uno final de inserción a la esfera productiva, los políticos sólo implican asistencia. Mientras los primeros hacen que el individuo termine independiente con un empleo o un emprendimiento en el sector privado de la economía, los últi-mos le excluyen adrede del mercado de trabajo para garantizar su dependencia.

El trabajo hace una comparación empírica entre los logros alcanzados por Venezuela y los países de Latinoamérica y el Caribe, y concluye que, las más de las veces, los resultados del resto de los países de la región son mejores o similares, sin tan-ta alharaca. Peor aún, la revisión de la evolución de las cifras de exportaciones reales de los países, permite concluir que, mien-tras los logros alcanzados serían sostenibles en el caso de los países restantes cuyos volúmenes de producción y exportación han aumentado, aparentemente, no lo serían en el caso venezo-lano por la dependencia de la dinámica del precio del petróleo.

Finalmente, en el trabajo aprovechamos para acuñar nues-tro concepto de petropopulismo: el petropopulismo es una forma de hacer política caracterizada por fomentar, mantener, y exacerbar la dependencia del ciudadano de la renta externa petrolera en sustitución a su esfuerzo productivo, el cual no puede desarrollarse plenamente debido al interés político por sostener el desempleo y subempleo como base político-cliente-lar. El rentismo, pero, ante todo, el petropopulismo determina la relación entre Estado y ciudadano, haciendo al último de-pendiente del primero y no al revés. 42

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RESUMENSITUACIÓN DEL EMPLEO Y SU REMUNERACIÓN

Eduardo J. Ortiz F. 15

En este resumen vamos a dejar a un lado la enumeración detallada de las cifras, para concentrarnos en los problemas que requieren solución en esta área.

Los reiterados decretos de inamovilidad laboral, reforzados por la nueva Ley del Trabajo que ha hecho menos flexibles las condiciones de contratación, han fomentado el ausentismo, y han propiciado un descenso en eficiencia, responsabilidad y ritmo de trabajo.

A pesar de la cadena de expropiaciones del Gobierno, la ocupación en el sector público es solo un 20,3 % del total. Tal cifra parecería indicar que la mayor parte de los terrenos, in-muebles y empresas intervenidos han contribuido poco o nada al incremento de la producción y del trabajo, pues en el primer semestre del 2000 la ocupación en el sector público fue ligera-mente menor que hoy (15,6 %).

Desde hace años el empleo informal ha supuesto casi la mitad del total. Concretamente, en 2012 fue del 42,1 %. Sería útil que el gobierno facilitara cifras, si es que las conoce real-

15 [email protected]

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mente, del número de vendedores informales o “buhoneros”, y del número de personas que aparecen como trabajando en las misiones, así como sobre el tipo de trabajo que unos y otros realmente realizan.

En cuanto a las misiones, queda la sospecha de que muchas veces simplemente se subsidia a un conjunto de personas por su trabajo a favor del partido de gobierno dentro de las comu-nidades, pero que los beneficiarios de esos regalos no solo no están insertos en el sector productivo, sino que se sienten in-centivados a no estarlo, ya que es más fácil cobrar sin trabajar.

Hoy cada trabajador de Pdvsa produce un tercio de lo pro-ducido en 1998.

Las políticas del gobierno están incrementando cada vez más el peso de las importaciones. De esa manera se fomenta el trabajo y la producción extranjera en perjuicio de la nacional.

Desde el 2000 el salario mínimo ha sido en siete ocasiones inferior al del año anterior. Un 70% de los trabajadores del sec-tor formal devenga entre uno y dos salarios mínimos al mes.

El salario promedio entre 2000 y 2012 ha sido apenas un 15,74 % superior al costo de la canasta básica del INE. El CEN-DA considera que esta canasta cuesta más que el doble.

La mayor parte de las protestas laborales por incumplimien-to de contrato se refieren al sector público.

En Estados Unidos, dos terceras partes del ingreso nacional van a los trabajadores, y sólo una tercera parte constituye la re-

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muneración al capital. En Venezuela, desde hace años, la remu-neración al trabajo supone menos de la mitad del ingreso nacio-nal. La participación promedio del trabajo en el ingreso nacional ha sido desde el 2000 ligeramente superior a un tercio del total.

Los organismos encargados de velar por el bienestar de los trabajadores son los sindicatos, pero la Unión Nacional de Tra-bajadores está subordinada al gobierno, con lo que los emplea-dos y obreros del sector público muchas veces se tienen que distanciar de sus líderes sindicales para presentar sus reivindi-caciones ante sus empleadores.

Además, solo en el 2012, han muerto violentamente 77 sin-dicalistas. Esta cantidad fue un 175 % superior a la registrada en 2011.

El 10 % más rico de la población obtiene un ingreso 33 veces mayor que el 10 % más pobre. En el 2000 esta relación fue de 20 veces. El 10 % más rico acumula la tercera parte del ingreso nacional, y el 20 % más rico casi la mitad.

Entre los países latinoamericanos, aquel donde la distribu-ción es menos desigual resulta ser Nicaragua, uno de los países más pobres, donde el 10 % más rico acumula 11 veces más in-greso que el 10 % más pobre. Otros países de la región donde la desigualdad es menor que en Venezuela son Uruguay (17), República Dominicana (18), México (20), Chile (22), y Argen-tina (32). En los demás países latinoamericanos la desigualdad de acuerdo a este indicador es mayor.

Al final de 2012, el 25,4 % de los habitantes de Venezuela se podían catalogar como pobres (no pueden alcanzar la canasta

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básica), y el 7,1 % se encontraban en pobreza extrema (ni si-quiera podía adquirir la canasta alimentaria).

Si en vez de medir la pobreza por el ingreso consideramos las necesidades básicas insatisfechas, las cifras para el 2011 (úl-timas publicadas) son las siguientes: el 0,93 % de niños entre 7 y 12 años no asistía a la escuela; 13,7 % de los hogares vivía en hacinamiento crítico; 5,8 % se alojaba en viviendas inadecua-das; 9,7 % carecía de los servicios básicos; el 3,5 % de los hoga-res estaba sometido a una alta dependencia económica (más de tres personas dependientes de un trabajador).

El coeficiente de Gini, en el que el cero señala la mayor igualdad posible, y el cien la mayor desigualdad posible, su úl-timo valor para Venezuela es de 44,8.

En los últimos años se han criticado las clasificaciones que solo se fijan en el ingreso para medir el bienestar, y se ha in-tentado buscar otros indicadores que abarquen un mayor nú-mero de variables. Uno de los que más aceptación ha logrado en el ámbito internacional es el Índice de Desarrollo Humano elaborado por el Programa de las Naciones Unidas para el De-sarrollo (PNUD).

Según el informe anual sobre el Índice de Desarrollo Hu-mano 2013, Venezuela ocupa el puesto 71 entre 186 países. El valor de su índice es 0,748. Los países latinoamericanos que su-peran a Venezuela son Chile (0,819), Argentina (0,811), Uru-guay (0,792), Cuba (0,780), Panamá (0,780), México (0,775), y Costa Rica (0,773).

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Todavía podríamos ir más allá y preguntarnos qué país en el mundo se siente más satisfecho con su condición. Según el ín-dice de satisfacción general con la vida, publicado en el Índice de Desarrollo Humano 2013 del PNUD, Venezuela alcanza un nivel de 7,5, superior al de Australia y Estados Unidos, quie-nes ocupan el segundo y tercer puesto como países con mayor índice de desarrollo humano. Le superan a Venezuela en nivel de satisfacción únicamente Dinamarca (7,8), Noruega (7,6) y Holanda (7,6).

¿Podría explicarse quizás de esta manera el conformismo que han mostrado la mitad de los venezolanos ante el deterio-ro alarmante de su situación en los últimos años? ¿Para qué buscar nuevos escenarios si parecemos sentirnos felices con la inseguridad personal y jurídica, el desabastecimiento, la repre-sión política y el aislamiento internacional?

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RESUMENCRISIS AGROALIMENTARIA INFLACIÓN Y ESCASEZ

Luis Mata Mollejas y Oscar Meza16

No hay duda ninguna que la alimentación es la primera ne-cesidad a satisfacer por los seres vivos. Desde el punto de vista del individuo ella debe ser suficiente y sana; y desde el punto de vista colectivo, de acuerdo con la declaración de OMS y de la FAO (Roma 1992) es preciso que los gobiernos adopten las medidas necesarias para asegurar la alimentación en las condi-ciones señaladas.

Desde el punto de vista de la salud el criterio, más general utiliza como indicador global el suministro de energía alimen-taria (SEA) que relaciona el total de energía alimentaria per cápita, representativas de las necesidades nutricionales de la población con la oferta; lo que permite determinar la suficien-cia de las disponibilidades de alimentos. A lo largo del final del siglo XX y del comienzo del XXI las cifras disponibles señalan que en promedio el comportamiento del indicador menciona-do es satisfactorio, como lo muestra el cuadro N° 1.

16 [email protected]

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Cuadro Nº 1. Suficiencia de la energía alimentaria en Venezuela 1975-2004.

Años Energía ali-mentaria total

Kilocal/per cápita/día

Necesidades nutricionales17

Kilocal/per cápita/día

Suficiencia Suministro de Energía

Alimentaria (SEA) %

1975 2500 2280 109.61980 2516 2280 114.31985 2486 2200 100.11990 2204 2200 113.01995 2296 2200 104.32000 2255 2300 98.02004 2355 2300 102.3Fuente: INN. Hojas de Balance de Alimentos 1975-2004.

Pero este indicador no es suficiente. También hay que consi-derar desde el ángulo nutricional las fuentes de los nutrientes.

Al respecto la OMS advierte que

“Tanto los países industrializados como en los países en desarrollo, los patrones alimentarios que se vincu-lan con un mayor riesgo de enfermedades endémi-cas, son los caracterizados por un alto consumo de comidas ricas en azúcar, así como de carne y otros productos animales ricos en grasas saturadas y coles-

17 De acuerdo con estimaciones del Instituto Nacional de Nutrición para la pobla-ción venezolana (INN, 1976; INN, 1985; INN,2000)

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terol… El tipo de alimentación que este informe reco-mienda consiste en una alimentación baja en grasas, y en particular saturadas, y alta en carbohidratos complejos…”

De acuerdo con el informe citado (OMS, FAO Roma 1992) corresponde a los gobiernos identificar los patrones alimentarios nacionales, los riesgos que conllevan y promover las políticas que hagan a las opciones alimentarias sanas las más fáciles de tomar.

En el caso venezolano, en los últimos tiempos las políticas de producción agrícola, financiamiento y de comercio exterior, no han sido coherentes con los propósitos antes enunciados.

En consecuencia, en el caso de Venezuela, desde comienzos de los años ochenta del siglo XX, el abastecimiento alimentario se ha caracterizado por una tendencia hacia la disminución del suministro de alimentos de producción nacional y un predo-minio de materias primas y alimentos importados para satisfa-cer las demandas de la población.

Esto ha determinado una elevada dependencia externa de los suministros alimentarios según los indicadores mostrados a continuación referidos a las cifras de producción e importa-ción. Las disponibilidades de energía alimentaria aportadas por la producción nacional permiten determinar el indicador de Autoabastecimiento18 y las suministradas por las importaciones determinan la dependencia externa. De a cuerdo al cuadro N° 2.

18 El autoabastecimiento se refiere a la participación de la producción nacional en relación con el abastecimiento alimentario total y la dependencia externa al abaste-cimiento derivado de las importaciones.

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Cuadro Nº 2. Autoabastecimiento y Dependencia externa alimentaria en

Venezuela. 1975-2004

Años

Energía alimentaria aportada por el abastecimiento total Kilocal/per cápita/día

Total Producción nacional

% Importación %

1975 2500 1901 76,0 599 24,01980 2516 1196 47,5 1319 52,41985 2486 1249 50,2 1237 49,81990 2204 1390 63,1 814 36,91995 2296 1236 54,7 1060 45,32000 2255 1317 57,2 938 42.82004 2460 1328 54,0 1132 46,0Fuente: INN. Hojas de Balance de Alimentos 1975-2004.

En consecuencia, la energía alimentaria disponible para sa-tisfacer las necesidades nutricionales de la población también se ha caracterizado por la tendencia sostenida hacia la preca-riedad de las disponibilidades de energía y nutrientes aporta-dos por alimentos de producción nacional, acentuando la de-pendencia de factores externos para garantizar la alimentación del venezolano19.

19 Crea condiciones de vulnerabilidad alimentaria, concepto utilizado por la FAO para definir cuando no existen garantías para asegurar el suministro suficiente de alimentos y el acceso por parte de la población. Es determinante de la seguridad y estabilidad del sistema alimentario de un país.

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La mayor dependencia de la importación de alimentos para garantizar las necesidades nutricionales de la población no es la consecuencia de un hecho sobrevenido, sino que expresan el resultado de políticas económicas diseñadas para implantar un modelo de producción socialista, apalancado en la renta petro-lera como fuente primaria del ingreso nacional con el objetivo político expresamente diseñado de reducir el papel del sector privado en la producción.

Los recursos obtenidos de la fuente petrolera se han utiliza-do para aumentar el consumo, variable sustantiva del ingreso, vía el gasto público, en salarios, pensiones y programas sociales denominados misiones y en la importación masiva de alimen-tos y bienes de consumo básico, en detrimento de la produc-ción y el empleo local.

Pero también debe señalarse que una buena parte del ingre-so se ha ido a la corrupción, al despilfarro y al exterior, median-te donaciones, regalos y ahorro particular, ocasionando una disminución importante de las reservas internacionales opera-tivas, indispensables para hacerle frente a los compromisos de pagos internacionales; en particular, la cancelación de las im-portaciones de alimentos y bienes indispensables para la sub-sistencia, de las que hoy es más dependiente el país, generando una reducción estructural de la oferta nacional, el repunte de la inflación y el incremento de los niveles de escasez, como lo señalan los propios reportes e indicadores oficiales: una tasa de inflación anualizada de 29,4%; acumulada, de 12,5%; mensual, de 4,3% y de los alimentos en 6,4% para el mes de abril del presente año. La tasa anualizada de los alimentos en el caso del Área Metropolitana de Caracas es 38,4%, mientras el nivel de escasez reportado por el BCV para el mes de abril es de 21,3%.

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La concurrencia de una mayor dependencia de la importa-ción de alimentos, altos precios y niveles de escasez es inédita en la historia nacional reciente y supone un desafío para la go-bernabilidad, habida cuenta de los estragos que generan cada uno de estos desajustes en la sociedad; mucho más cabe pensar cuanto actúan simultáneamente. Ante esa situación el Docto-rado en Economía de la Universidad Central de Venezuela y el Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros –CENDAS-FVM- han diseñado un indicador para medir el comportamiento de la inflación y la escasez con el objeto de seguir, alertar y prevenir situaciones sociales que puedan comprometer la gobernabilidad, el bien-estar y la paz social.

Indicador de precios y cantidades P+Q20

20 ¿Cuándo y cómo se crea este indicador?

Este indicador surge del incremento inusual y simultáneo de los precios y del nivel de escasez de los alimentos en Venezuela, acentuados en el primer cuatrimestre del

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Políticas recomendadas

Finalmente, entre las políticas recomendadas destacan ex-periencias latinoamericanas como el Programa Hambre Cero ejecutado en Brasil desde 2003, por su impacto en la supera-ción de la pobreza, del hambre y de la inseguridad alimentaria. Actualmente constituye una referencia para otros países por su capacidad para lograr la ejecución eficiente de políticas pú-blicas, mediante el acuerdo de diversos sectores de la sociedad y un marco legal e institucional adecuado para lograr la se-guridad alimentaria, fomentar el desarrollo rural y disminuir la pobreza. Las estrategias incluyen políticas estructurales y asistenciales21.

Ante las fortalezas y eficiencia comprobada del programa, fue adoptado en 2012 por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) como estrategia para crear el Programa De-

año 2013. Se construye con la data de la variación de precios de la Canasta Ali-mentaria Familiar –CAF- y el indicador de escasez del Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros –CENDAS-FVM-; con el apoyo científico y académico del Doctorado en Economía de la Universidad Central de Venezuela.

¿Cómo funciona?Se suman las dos variaciones porcentuales obtenidas de la data mensual de la CAF. En el mes de abril suma 66 = 46,7% (inflación de los alimentos, P de prices, precios) + 19,3% (nivel de escasez de los productos de la CAF, Q, Quantity, cantidad de pro-ductos). Si la tasa de inflación bajara a 3 y el indicador de escasez a 3, sumara 6 = 3+3. Es otro indicador de miseria.21 Generación de empleo, políticas salariales, reforma agraria, fortalecimiento de la agricultura familiar, seguridad y calidad de los alimentos disponibles para consu-mo de la población, transferencias de ingresos para la compra de alimentos (Bolsa Familia), bancos de alimentos, control de la malnutrición materno-infantil, pro-gramas alimentarios para la población vulnerable (merienda escolar, restaurantes populares), donación de canastas básicas de emergencia.

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safío Hambre Cero (Zero Hunger Challenge) por su contribu-ción para promocionar y fomentar la agricultura, el empleo, la educación y la nutrición. Los desafíos plantean la necesaria concertación entre los diversos sectores de la sociedad para garantizar la alimentación e incrementar la productividad y el ingreso de los pequeños productores.

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RESUMENVENEZUELA Y SUS CONTRADICCIONES FRENTE A LA INTEGRACIÓN REGIONAL

Félix G. Arellano22

En el ensayo reflexionaremos sobre las contradicciones que se presentan en la participación de Venezuela en los esquemas de integración económica, particularmente frente a la Comu-nidad Andina y en los actuales momentos con su incorpora-ción como miembro pleno en el Mercosur.

En la evaluación de la participación de Venezuela en los proceso de integración regional observamos, entre otros, que se ha caracterizado por algunas contradicciones entre las que destaca una gran incertidumbre sobre los beneficios de la in-tegración para sus objetivos nacionales de desarrollo, situación que se aprecia en su incorporación tardía a tales esquemas. Esta situación se presentó en el caso de la Asociación Latinoa-mericana de Libre Comercio (ALALC) constituida mediante el Tratado de Montevideo de 1960, Venezuela se incorpora cuan-do ya se siente la crisis existencial de esa organización en 1967.

El caso más significativo ha sido la participación en la Co-munidad Andina, donde Venezuela participó activamente a

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su creación, primero en la formulación de la llamada Carta de Bogotá que establece los lineamientos fundamentales para la conformación del nuevo esquema de integración subregional, participa luego en la negociación del texto del Acuerdo de Car-tagena por medio del cual se crea el Grupo Andino, pero no firma el Tratado el 30 de mayo de 1969 y, luego de debates in-ternos en el país, se incorporará en 1973.

Esta incorporación tardía es una de las expresiones de las contradicciones internas que genera el tema de la integración en la región, particularmente en los sectores productivos. En aquellos años de los sesenta la situación se concentraba en un país estable y relativamente prospero en el plano económico, que no encuentra interesante la situación de inestabilidad eco-nómica y política que viven varios de los potenciales nuevos socios; por las paradojas de la vida, en los actuales momen-tos la integración al Mercosur como miembro pleno, también genera serias inquietudes en los sectores productivos, pero el cuadro que se vive es al contrario, hoy Venezuela enfrenta una profunda incertidumbre económica e incluso política y los so-cios evidencia prosperidad.

Por otra parte, entre las contradicciones de Venezuela frente a la integración observamos que ha existido un abúndate dis-curso político, para varios de los gobiernos venezolanos la inte-gración ha representado una prioridad en la política exterior, si lo medimos en función de la presencia del tema en los discur-sos y declaraciones políticas; empero, en la práctica se aprecia una deficiente aplicación de los compromisos adquiridos y poca comprensión o aceptación del tema, tanto por parte de los órga-nos que toman decisiones, como de la sociedad en su conjunto.

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Otra etapa interesante y contradictoria en el relacionamien-to de Venezuela con la integración económica tiene que ver con el discurso radical, marcadamente ideológico, que ha ca-racterizado al gobierno bolivariano en materia de integración. Se han cuestionados los esquemas tradicionales de integración existentes con discursos desproporcionados que han aprove-chado las debilidades de los esquemas existentes, pero no se han presentado alternativas viables de transformación, por el contrario se ha promovido una nueva y compleja institucio-nalidad, pero los resultados se presentan también contradicto-rios, pues la región se aprecia más fragmentada y el país como un conjunto pierde oportunidades.

La situación se presenta más compleja con la incorporación de Venezuela como miembro pleno del Mercosur, pues en prin-cipio pareciera que existen afinidades en el plano político ideo-lógico con los países miembros, pero al profundizar en el tema se encuentras serias contradicciones entre la orientación radical de la acción externa del gobierno bolivariano de Venezuela y la actuación de Mercosur en el contexto internacional. Luego, en el plano económico las contradicciones se hacen más profun-das, pues Mercosur es un bloque económico de carácter liberal y el proceso bolivariano sataniza el mercado y el libre comercio.

Coloquio “Alberto Adriani” sobre Política Económica:Tiempos de Cambio / Resumen de ponencias,

Se terminó de imprimir en los talleres de la Editorial La Espada Rota

durante el mes de junio de 2013

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