acerca del mÉtodo suzuki

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ACERCA DEL MÉTODO SUZUKI El Método Suzuki de enseñanza musical, también llamado Método de la Lengua Materna o de la Educación del Talento, recibe su nombre de Shinichi Suzuki , músico y pedagogo japonés que lo formuló. El Método Suzuki es un concepto de educación músico-instrumental, ya que utiliza el instrumento para acercarse a la música. La metodología surgió para el violín y luego se extendió al piano y a otros instrumentos (viola, violonchelo, guitarra, arpa, flauta y canto). El Método aplica al aprendizaje de la música - considerada como un idioma - las bases del proceso natural por el que cualquier niño, sin un talento especial nato, adquiere el dominio de su lengua materna, por muy compleja que ésta sea: El niño está inmerso en su lengua materna desde que nace y se familiariza con ella antes de hablarla. No hay una fecha fija para aprender y nadie es reprendido por tardar más en aprender su propio idioma. Los padres enseñan y animan por constante repetición. Nadie se cansa de repetir una palabra cuando enseña a un niño a hablar. Cuando un bebé habla los padres manifiestan gran alegría y satisfacción. La practica es diaria. Ninguna palabra es abandonada. Todas son agregadas al vocabulario y éste aumenta toda la vida. Se aprende siempre antes a hablar que a leer o a escribir. No todos los que aprenden a usar un idioma llegan a ser necesariamente grandes oradores o literatos. El Método Suzuki se basa en la educación temprana del oído, la enseñanza personalizada, la participación activa y positiva de los padres y la práctica continua. Los materiales empleados son volúmenes de repertorio progresivo para cada instrumento, cada uno de los cuales lleva asociado un disco o cassette con las

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ACERCA DEL MÉTODO SUZUKI El Método Suzuki de enseñanza musical, también llamado Método de la Lengua Materna o de la Educación del Talento, recibe su nombre de Shinichi Suzuki, músico y pedagogo japonés que lo formuló.      

El Método Suzuki es un concepto de educación músico-instrumental, ya que utiliza el instrumento para acercarse a la música. La metodología surgió para el violín y luego se extendió al piano y a otros instrumentos (viola, violonchelo, guitarra, arpa, flauta y canto). El Método aplica al aprendizaje de la música - considerada como un idioma - las bases del proceso natural por el que cualquier niño, sin un talento especial nato, adquiere el dominio de su lengua materna, por muy compleja que ésta sea:

• El niño está inmerso en su lengua materna desde que nace y se familiariza con ella antes de hablarla.    

• No hay una fecha fija para aprender y nadie es reprendido por tardar más en aprender su propio idioma.    

• Los padres enseñan y animan por constante repetición. Nadie se cansa de repetir una palabra cuando enseña a un niño a hablar.    

• Cuando un bebé habla los padres manifiestan gran alegría y satisfacción.    

• La practica es diaria.    

• Ninguna palabra es abandonada. Todas son agregadas al vocabulario y éste aumenta toda la vida.    

• Se aprende siempre antes a hablar que a leer o a escribir.    

• No todos los que aprenden a usar un idioma llegan a ser necesariamente grandes oradores o literatos.    

El Método Suzuki se basa en la educación temprana del oído, la enseñanza personalizada, la participación activa y positiva de los padres y la práctica continua.      

Los materiales empleados son volúmenes de repertorio progresivo para cada instrumento, cada uno de los cuales lleva asociado un disco o cassette con las

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obras a interpretar, que el niño debe escuchar previa y frecuentemente. El estudio del Solfeo es muy posterior al inicio del Método y surge como una prolongación natural de éste.    

 

EL MÉTODO SUZUKI  por Ruth Prieto (profesora de piano de la A.M.S.C.M.)            

El Método Suzuki, también denominado método de la Lengua Materna o Método de la Educación del Talento recibe su nombre de Shinichi Suzuki, la persona que desarrolló y ordenó las ideas que dieron lugar a la creación de dicha metodología.      

El Método Suzuki es una aproximación de educación músico-instrumental, ya que utiliza el instrumento para acercarse a la música. La metodología surgió para el violín, de los estudios e investigaciones del Doctor Suzuki y después se extendió al piano y a otros instrumentos. Actualmente existen las siguientes especialidades: Violín, Viola, Violonchelo, Piano, Guitarra, Flauta y Canto. Hay

estudios para ampliarlo a los demás instrumentos. El Doctor Suzuki nació en Nagoya (Japón) en 1898. Hijo de un fabricante de violines, después de completar sus estudios musicales en Tokio, viajó a Alemania en los años 20 para estudiar Música, en Berlín estudió violín con Karl Klinger durante ocho años. En 1928 regresó a Japón con su esposa Waltraud, con la intención de dar conciertos y dedicarse a la enseñanza del violín. La experiencia vivida en Alemania marcó de una forma decisiva sus ideas sobre la enseñanza de la música. Suzuki define el método como una filosofía de educación, como un estudio de los procesos que gobiernan el pensamiento y la conducta. Su metodología nació en torno a la siguiente idea:

Suzuki se dio cuenta que todos los niños del mundo pueden hablar su lengua materna; a pesar de las dificultades que conlleva aprender un idioma (dificultades gramaticales, diferencias fonéticas, distintos acentos, vocabulario, etc.) es un aprendizaje que se realiza con un enorme porcentaje de éxito y con un importante componente de disfrute y felicidad. Su planteamiento es el de aprender con éxito, es decir, sin frustración y, sobre todo, felizmente. Suzuki cree que cada niño tiene un enorme potencial para aprender (excepto aquellos aquejados de serias discapacidades) y que se desarrolle o no dicho potencial, depende en gran medida de su entorno. El objetivo de la Metodología Suzuki es potenciar un ser humano completo que con trabajo, esfuerzo y en un entorno que le anime con amor y paciencia pueda desarrollar confianza y respeto en sí mismo. Su objetivo es que los alumnos y alumnas amen y vivan la música. Suzuki busca un sentido de educación global, de educación musical en la que el instrumento es el medio de alcanzarla. La metodología Suzuki se basa en los siguientes principios:

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1. FORMACIÓN PERSONALIZADA: Cada niño es un mundo diferente, cada uno es distinto a los demás, ningún niño puede ser comparado a otro, cada alumno compite solamente consigo mismo. Es necesario observarles y escucharles para poder ayudarles y orientar el desarrollo de sus cualidades y habilidades. La formación debe integrar de una forma abierta, flexible y global tanto conocimientos y procedimientos como actitudes y valores.  

2. PARTICIPACIÓN DE LOS PADRES:      

Los padres deben involucrarse en la educación de sus hijos y colaborar con el profesor para que la labor docente tenga un mayor sentido y pueda prolongarse en casa en la práctica diaria y motivar desde el punto de vista afectivo a los alumnos. La colaboración de los padres es un elemento fundamental para la motivación de los niños.             Suzuki dice: "El objetivo de los padres que aman a sus hijos es la felicidad de ellos". El piensa que los padres que se involucran en las actividades de sus hijos animándoles y ayudándoles colaboran a desarrollar una enorme habilidad en ellos y una auto motivación. Las habilidades que se adquieren a través de una materia se pueden transferir a otras. La confianza es el pre-requisito para cualquier aprendizaje.  

3. DESARROLLO DE LAS CAPACIDADES EXPRESIVAS, CREATIVAS Y ARTÍSTICAS:      

Para Suzuki los niños y niñas pequeños tienen un gran potencial expresivo, creativo y artístico que debe ser desarrollado y cultivado desde el primer día desde el primer ejercicio, en cada elemento musical, técnico etc... que trabajemos con el alumno.  

4. DESARROLLO DE LA PERSONALIDAD DEL ALUMNO:      

En el Método Suzuki el profesor es el orientador, el puente entre el niño y la música. Una parte importante de esta formación es que el alumno asimile el lenguaje musical para que pase de ser algo ajeno a ser algo familiar. Pero además de asimilar un lenguaje, estilos, conocimientos técnico-musicales etc.. la educación músico instrumental debe potenciar el desarrollo de un lenguaje propio.  

5. PRINCIPIO DE METODOLOGÍA ACTIVA:      

La Metodología Suzuki parte de la participación activa del niño y del entorno familiar en el proceso de aprendizaje. El acercamiento a la música y al instrumento siempre es participativo y directo desde el primer momento. El principio es ir de lo conocido a lo desconocido, por lo que para aprender los distintos elementos técnicos y musicales usa melodías y piezas conocidas en lugar de ejercicios exclusivamente técnicos.  

6. EDUCACIÓN DEL OÍDO COMO PUNTO DE PARTIDA      

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El alumno aprende partiendo de la imitación, de la audición, de la participación activa y directa, parte de lo sensible para paulatinamente acercarse a lo intelectual.  

7. FORMACIÓN TEMPRANA      

Para Suzuki es importante comenzar pronto. Los niños pequeños muestran una habilidad y una impaciencia para aprender. Los alumnos suzuki suelen comenzar entre los 3 ó 4 años de edad. Para él los niños son muy receptivos a esta edad, son alegres y activos, se encuentran seguros en la compañía de sus padres y suelen tener tiempo: "They're rarely too young and never too old".  

Aunque su planteamiento de la enseñanza puede ser aplicado a cualquier aspecto del aprendizaje, el creía que la música desarrolla y fomenta unas cualidades y sensibilidades especiales.      

Para Suzuki la educación músico-instrumental desarrolla el sentido del ritmo, lo que incide en la formación física y motora del niño, proporcionándole un mejor sentido del equilibrio, lateralidad y motricidad. Se desarrolla la educación del oído, que no sólo sirve para el estudio de la música sino para el resto de su formación intelectual. Suzuki mantiene que un niño que "oye mucho y bien", que sabe escuchar y discriminar entre distintos sonidos y tonos, capta mejor los mensajes en la escuela, aprende con más facilidad y llegará a dominar su idioma antes que los niños no educados musicalmente. También nos asegura que muchos de los niños que se denominan "torpes o lentos" sólo tienen dificultades de audición, y al superar este problema, mejoran rápidamente. El estudio de la música y la disciplina y continuidad que presupone, así como el esfuerzo en la consecución de una meta, el adiestramiento motriz, desarrollo del sentido del ritmo además de la anteriormente citada educación auditiva, no son aspectos de "utilidad" estrictamente musical sino que producen un aspecto de transferencia a los demás aspectos intelectuales, sensoriales y motrices. El profesor Suzuki requiere una serie de cualidades que van desde las técnicas y musicales hasta las metodológicas, didácticas y pedagógicas. El profesor debe ser capaz de presentar el material de la forma más imaginativa e interesante posible para poder captar y mantener la atención, la concentración, la motivación y el interés del niño. Cada pequeño paso debe ser posible dividirlo en pasos más pequeños a su vez para facilitar el aprendizaje de niños que necesitan más tiempo o con dificultades de coordinación o de aprendizaje. El profesor suzuki debe ser muy sensible a estas dificultades y sentirse satisfecho con las pequeñas batallas ganadas animando la autoestima y la confianza del alumno ya que esto influirá tanto en su aprendizaje como en otras áreas de su vida. Enseñar a los más pequeños necesita de la imitación de buenos ejemplos. Los niños pequeños aprenden por imitación.

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La imitación ayuda a desarrollar en el alumno:

• La OBSERVACIÓN CONSCIENTE    • La capacidad de ATENCIÓN    • La capacidad de CONCENTRACIÓN      • La ASIMILACIÓN-COMPRENSIÓN      • La RETENCIÓN (MEMORIA PRÓXIMA Y REMOTA)      • La capacidad de EVOCACIÓN      

El profesor debe siempre animar al alumno a escucharse y a producir un sonido bello. Esto es posible si se enseña a tocar al alumno en una forma natural haciendo uso de su flexibilidad, buena postura, equilibrio y coordinación. El objetivo subyacente del doctor Suzuki es el de crear la habilidad de producir en el instrumento un sonido bello. El profesor tiene una gran responsabilidad. Las habilidades, actitudes gustos y hábitos se generan en edades muy tempranas. El profesor puede tener en el niño una actitud determinante.      

La relación que se genera entre el alumno (niño-niña), el acompañante (padre-madre), y el profesor es la de un equipo trabajando juntos en una dirección y una oportunidad de compartir la música.

 

EL TRABAJO CON LOS PADRES Los padres y madres Suzuki adquieren un enorme compromiso; deben asistir a todas las clases con su hijo-a y hacer con el una práctica diaria (Suzuki dice: "sólo practica los días que comas"). Para producir el mejor de los resultados la práctica debe estar rodeada del mejor ambiente y entorno posible, una atmósfera cariñosa y positiva, lo que no es tarea fácil para padres muy ocupados, pero merece la pena invertir en los niños todo el tiempo, la energía y sobre todo el amor que seamos capaces de darles. Suzuki propone que antes de comenzar sus estudios de música los niños acompañados de su padre o madre asistan a las clases de otros niños para familiarizarse con el lenguaje, con la clase, con el profesor, con los materiales, con las piezas y con la propia disciplina de la clase. Además se les pide a los padres que el niño o la niña escuche música en casa (el profesor debe asesorar) entre la que se encuentran las piezas, canciones y obras que ellos aprenderán en el instrumento. Además durante este período de acercamiento los padres asisten a la clase con el profesor para aprender las bases del trabajo que se va a realizar con sus hijos. Durante la clase el padre o la madre permanecen con el niño; así el resto del tiempo podrán ayudarles. Esto hace que la enseñanza sea continuada además de potenciar un acercamiento del niño con la música más familiar, directo y afectivo. EL MÉTODO DE LA LENGUA MATERNA. BASES Suzuki pensó que el método que más éxito había logrado era el usado por los padres de todo el mundo para enseñar a sus hijos su propia lengua materna. Por ello intentó ordenar las reglas y principios generales del aprendizaje de la

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lengua materna en una serie de bases, para poder extrapolarlas al aprendizaje de la música.

1. Todos los niños están rodeados de su lengua materna desde que nacen y se familiarizan con ella antes de hablarla. No hay una fecha fija para aprenderlo y nadie es reprendido por tardar algunos meses más en aprender su idioma materno.    

2. Los padres enseñan y animan por constante repetición y nadie se cansa de la repetición de una palabra cuando se enseña a un niño a hablar. Una madre puede repetir mil veces la palabra "mamá" y no se cansa nunca.  

3. Cuando los bebés hablan hay una gran excitación, cuando balbucean sus primeras palabras producen una gran alegría y satisfacción en los padres.  

4. A los niños y niñas se les da muchas oportunidades de "ejecutar", probablemente a todos los que llegan a la casa se les da la oportunidad de escuchar al niño decir sus primeras palabras, y cada vez hay más aprobación y alabanzas.  

5. La practica diaria se traduce en progreso diario.  

6. Cada nueva palabra viene a ser más fácil de pronunciar y de recordar; las palabras dan paso a las frases; los niños se emocionan con su nueva habilidad y pueden practicar cuanto quieren para sus padres y su familia.  

7. Ninguna palabra es abandonada. Todas son agregadas al vocabulario, y este aumenta toda la vida.  

8. Aprendemos antes a hablar nuestra lengua materna que a leerla y escribirla.  

9. No todos los que aprenden a usar un idioma llegan a ser grandes oradores; pero todos pueden disfrutar de muchas cosas y aprender cosas nuevas porque pueden dominar su lengua materna.      

Si los padres y los profesores aplican los mismos principios al estudio de un instrumento o cualquier otra materia obtendrán los mismos "felices" resultados.      

TODOS LOS NIÑOS ESTÁN RODEADOS DE SU LENGUA MATERNA. ESCUCHANDO MÚSICA DESDE EL PRIMER DÍA Los bebés están rodeados de su lengua materna incluso antes de nacer. Los hijos de padres músicos están acostumbrados desde el primer momento a la escucha de la música; pero para los demás la tecnología proporciona ahora otros medios, simples y efectivos. A los padres de un alumno suzuki se les pide que sus hijos puedan escuchar música en casa; Suzuki dice que ningún niño es demasiado pequeño para

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escuchar buena música. Los niños y niñas deben escuchar cuanta música sea posible y que la escucha de ésta sea algo normal en la casa. Además también deben escuchar las cintas o discos de las canciones y piezas que aprenderán en sus respectivos instrumentos, durante actividades como la hora del baño, los desplazamientos en coche, las horas de las comidas, mientras están jugando etc... No se debe reducir su contacto con la música al día de la clase. El estímulo debe ser continuo. Primero las escucharan, luego las cantarán y más tarde estarán motivados y deseosos de tocarlas. LA MÚSICA DEBE LLEGAR A SER UN LENGUAJE FAMILIAR Así, más tarde la música pasa de ser un lenguaje ajeno a ser un lenguaje que el niño puede desarrollar como propio. No es razonable pensar que un alumno pueda tocar desde su primera lección, es necesario permitirles un período de tiempo para escuchar y absorber dicho lenguaje. Para proporcionar un buen comienzo, fácil y con disfrute es necesario exponer al niño a cuanta música pueda escuchar para llenar su mente de música. LOS PADRES ENSEÑAN Y ANIMAN POR CONSTANTE REPETICIÓN Los niños necesitan un gran número de experiencias para absorber nuevos aprendizajes, por lo que el profesor debe poder presentar un nuevo elemento desde distintas perspectivas, por un lado para motivar al alumno evitando el aburrimiento y planteamientos excesivamente repetitivos y por otro para que la experiencia de ese elemento sea lo más rica y globalizada posible. Además el elemento o tema que se haya tratado en la clase debe ser repasado diariamente en casa. La práctica y la disciplina en el estudio es algo fundamental para el desarrollo de cualquier habilidad. En el método Suzuki los padres colaboran en el estudio diario de sus hijos. Es necesario que tanto padres como profesores comprendan que los aprendizajes sensoriales y motrices son muy lentos en los niños pequeños, y por ello tanto padres como educadores deben esperar con paciencia que los alumnos vayan asimilando poco a poco los objetivos y contenidos de la enseñanza sin reproches ni críticas injustificadas y con una constante actitud positiva y de ánimo hacia el alumno. SUS PRIMERAS PALABRAS PRODUCEN UNA GRAN ALEGRÍA ANIMAR A LOS ALUMNOS Y ALUMNAS Cuando comienza a balbucear sus primeras palabras, los niños reciben el estímulo afectivo y gratificante de sus padres, también cuando producen sus primeros sonidos musicales, cuando tienen sus primeras experiencias musicales deben también recibir de sus padres el mismo estímulo afectivo y gratificante. Es necesario evitar la agresividad con el niño y tanto los padres como los profesores no deben enfadarse o mostrar desilusión cuando los alumnos no pueden tocar bien, pero si deben tratar de encontrar otra manera de ayudarle o simplemente darle más tiempo. El hecho de que en los comienzos los padres aprendan con sus hijos ayuda a los primeros a comprender las dificultades que el alumno encuentra, comprenden mejor el problema del niño. El profesor debe hacer siempre un esfuerzo para ser tolerante y positivo con el alumno. Esto no significa que se le diga siempre que lo que está haciendo está bien, ya que así no se le ayudaría, pero sí en valorar el esfuerzo y la actitud del

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alumno frente a la clase y las materias, así como comenzar valorando siempre lo positivo de su trabajo para después acercarse a lo menos positivo con la intención de mejorarlo, intentando que las críticas sean constructivas y buscando no limitarse a señalar los errores sino a buscar el origen de los mismos y consecuentemente a superarlos. MUCHAS OPORTUNIDADES DE TOCAR. LA CLASE ABIERTA: EL CONCIERTO COTIDIANO La clase es siempre un espacio abierto para familiares, amigos y especialmente para los compañeros y compañeras de los alumnos. Los alumnos y alumnas en el método Suzuki acuden a clase con un acompañante: su padre o su madre. La clase no es algo privado entre el profesor y el alumno,

está abierta a todos. Es el espacio donde los alumnos son animados a escuchar las clases de sus compañeros y compañeras. La duración de la clase varía según la edad por lo que cuanto más pequeño es el niño más corta debe ser la clase, la lección no debe durar más que el tiempo de atención que el alumno pueda mantener. Para un niño de cuatro años

que comienza su educación cinco minutos de concentración y atención puede ser mucho. La duración de la clase debe ir prolongándose poco a poco, hasta llegar a un tiempo prolongado de clase (50 minutos). La frecuencia de la clase va en función de la duración de la misma, cuanto más corta sea la clase, mayor debe ser la frecuencia y a medida que el tiempo de clase se va alargando las clases se pueden distanciar más. Si las clases son muy cortas el alumno puede asistir 2 ó 3 veces a la semana. En clases de 45 a 60 minutos la frecuencia puede ser de una semana. Además de su propia clase individual el niño debe asistir y escuchar las clases de otros niños. Para la metodología Suzuki es tan importante lo que el alumno aprende y asimila en su propia clase como ll que aprende y asimila escuchando las clases de otros alumnos. Esto es fundamental ya que el niño aprende tanto por acción directa como por escucha activa o pasiva de otras clases. Las clases individuales se complementan con clases colectivas y de grupo. El repertorio común da muchas posibilidades de trabajo en grupo. Además la clase en grupo es un elemento fundamental para trabajar de una forma integradora los distintos elementos que el alumno trabaja de una forma individual. También es el marco ideal para trabajar temas como la improvisación, el movimiento, la música de cámara, la orquesta (en el caso de los instrumentos de cuerda) etc... En el Método Suzuki no se espera a obtener resultados perfectos técnica y musicalmente para que el alumno pueda tocar en público, para Suzuki es el esfuerzo y la actitud lo importante a la hora de tocar frente a otros, a los alumnos se les debe dar numerosas oportunidades de tocar en público desde el primer momento para motivarles y educarles en esta faceta de mostrar y compartir su esfuerzo tanto en grupo como de solista.

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Tocar para otros aumenta en el alumno su confianza en sí mismo. Primero para su familia y sus amigos, luego para sus compañeros y más tarde frente a otros. LA PRÁCTICA DIARIA SE TRADUCE EN PROGRESO DIARIO. PARA PROGRESAR HAY QUE PRACTICAR La clase es, entre otras cuestiones, un espacio para orientar el trabajo de la semana. El profesor debe ayudar a organizar el trabajo del alumno en casa. Para ello cuenta con la colaboración de los padres que ayudarán al niño a estudiar y practicar en casa, estudiando con él, animándolo en su tarea, ayudándolo a llevar a cabo la organización desarrollada por el profesor y a recordar el tema tratado en clase. Para dominar algo hay que practicarlo. Los niños aprenden rápidamente y con facilidad pero olvidan también rápida y fácilmente por lo que la colaboración con los padres en este sentido es fundamental. Cada clase debe tratar un solo punto para centrar la atención del alumno en una sola cosa y las indicaciones del profesor deben ser claras y precisas. Además el profesor debe comprobar que el acompañante y el alumno comprendieron el mensaje y también cotejar en la siguiente clase que el trabajo en casa fue el adecuado. EL REPERTORIO Parte de las piezas, obras y ejercicios que estudian y aprenden los alumnos en el método Suzuki pertenecen a un repertorio establecido por Suzuki y sus colaboradores, es una parte común para todos los estudiantes. Cada pieza forma parte de un repertorio que el niño, como si de su vocabulario se tratase, aprende, asimila y mantiene y cada nueva pieza va enriqueciendo y aumentando su repertorio. Las piezas antiguas sse van perfeccionando cada vez más en la medida que el alumno va asimilando cada vez más elementos. Para las piezas nuevas los alumnos utilizan los conocimientos que han ido adquiriendo y los complementan con los elementos nuevos que dichas piezas van aportando. Hay cuestiones que el alumno aprende en piezas y obras nuevas pero otras que aprenderá mejorando las que ya conoce. Los libros que reúnen las piezas y obras son recopilaciones de ejercicios, piezas y obras progresivas, es decir, libros de repertorio. En el Método de Piano, el primer volumen son melodías populares, a partir del segundo volumen son piezas clásicas del repertorio pianístico de compositores barrocos, clásicos y románticos como Scarlati, Bach, Hummel, Schumann, Mozart, Weber, Beethoven, Clementi, Kuhlau etc... Cada pieza u obra sirve como material para ejercitar elementos técnicos, musicales, formales, estilísticos, etc. La formación del alumno se puede complementar con otros ejercicios, piezas u obras, eligiendo en cada caso un repertorio adicional. El repertorio trata de cubrir todos los conocimientos básicos músico-instrumentales, en un amplio espectro de posibilidades que sean base y punto de partida de futuros aprendizajes. El primer material con el que el alumno trabaja es una canción popular "Campanitas" (Twinkle). Suzuki la escogió porque era muy popular en Japón (en 1875 un músico norteamericano ayudó a establecer el programa de

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estudios musicales en las escuelas públicas del Japón, esta canción era parte de ese curriculum) y porque además pertenece al folklore de muchos países. El Tema que aparece en último lugar va precedido de tres variaciones rítmicas. Las variaciones son ejercicios técnico-musicales para practicar diariamente, en las que se trabajan las siguientes cuestiones:

1. Disciplina y actitud para aprender.    2. Adoptar una posición adecuada, a tavés de la relajación, el equilibrio y la

flexibilidad del cuerpo.    3. Agilidad mental y capacidad de reacción.    4. Atención y concentración.    5. Articulaciones: Staccato y legato. Técnicamente, Suzuki parte primero

del staccato antes que el legato; para el alumno es más fácil y más natural.    

6. Producción sonora; distintos colores del sonido.    7. Sentido del ritmo.    8. Hábito de estudio y sentido crítico.      

LA MEMORIA        

El alumno al principio parte de un acercamiento al instrumento que es auditivo y sensible para poco a poco ir estableciendo un acercamiento más intelectual a través de la lectura. Pero hay un elemento común que es la memoria, todas las piezas del repertorio se memorizan, Suzuki dice: "... la música debe salir del corazón, no del papel..."; la partitura es un vehículo para llegar a la música. La memoria no debe ser memoria repetitiva sino memoria comprensiva; el alumno debe entender en todo momento qué está haciendo y comprender las partes, los distintos elementos integrantes y el todo. La memoria no es la meta sino el punto de partida de nuevos aprendizajes. En la metodología Suzuki hay una referencia constante a los conocimientos anteriores, a los que se van adquiriendo para intentar que el alumno sea capaz de aplicar en materiales nuevos lo que aprendió en otros más antiguos, y de conectar unos elementos con otros de la forma más progresiva posible. HABLAR ANTES QUE LEER Y ESCRIBIR. LA PRÁCTICA ANTES QUE LA TEORÍA El proceso que sigue un niño pequeño es el de aprender a hablar y comprender su lenguaje antes de leerlo y escribirlo. Suzuki piensa que el alumno tiene que trabajar su posición y su oído antes que la lectura, para que el acercamiento a la lectura no sea sólamente visual sino también auditivo. El alumno tiene que aprender a observar la partitura y escucharse simultáneamente, y esto no es una acción refleja.

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En el lenguaje musical el proceso es el mismo antes de aprender a leer y a escribir. Se le debe dar a los alumnos y alumnas la posibilidad de familiarizarse con el lenguaje de motivarse y entusiasmarse con él, para después poder acercarse de una forma directa, activa y práctica a la música y al instrumento y en esta etapa desarrollar las capacidades y actitudes necesarias para en el momento en que la madurez física e intelectual del alumno lo permita introducir la lecto-escritura. FORMACIÓN GLOBAL Su objetivo no es el de generar músicos profesionales sino el de musicalizar a los alumnos dándoles una base sólida sobre la cual construir un futuro que siempre contará con la música como parte de sus vidas profesionales o no profesionales. La idea de Suzuki es la de ayudar a desarrollar y potenciar el amor a la música, viviendo la música, haciendo y comprendiendo el lenguaje musical para poder jugar con él, disfrutarlo y compartirlo con su propia familia, con sus compañeros y compañeras y con todos los demás.    

MÉTODO EDUCACIONAL DE LA "LENGUA MATERNA" Y "LEY DE CAPACIDAD"  Extractos del discurso dado en el Instituto Japonés de Psicología de la Educación por Shinichi Suzuki (1974)    

un hecho sorprendente me llamó la atención. Los niños del mundo entero hablaban su lengua materna y la hablaban con fluidez, lo cual requería una gran habilidad. ¿Por qué?, me pregunté a mí mismo. La gente ha creído, en general, que un niño que tiene malas notas en la escuela ha nacido así, "sin cerebro y tonto". Este ha sido el común y duro reproche. Y, sin embargo, estos mismos niños no han encontrado ninguna dificultad en hablar con fluidez lenguas complicadas, tales como el japonés, a no ser que hayan nacido con el cerebro lesionado. Si esos niños fueran en realidad "tontos", no podrían haber aprendido a hablar con tal facilidad. ¿Qué significa todo esto?      

¿Cómo se explica que la lengua materna pueda ser enseñada sin gran dificultad a todos los niños (es decir: la fluidez en el hablar, el pronunciar correctamente sin tener ninguna noción gramatical) y, sin embargo, no todos pueden dominar las distintas asignaturas en el colegio? ¿Por qué esta dificultad entre lo adquirido por el estudio y lo innato? ¿Qué significa innato? ¿Es verdaderamente cierto que el talento para la literatura, para la pintura u otra clase de arte es innato? Hace cuarenta años yo, como los demás, creía que si un niño tenía malas notas en el colegio era o porque era perezoso, o porque era tonto. También estaba convencido de que el talento era innato. Desde ese día empecé a analizar el problema y a examinar las posibilidades del "Método de la Lengua Materna":

• Las condiciones del medio ambiente y sus influjos en el recién nacido, a medida que se acostumbra a los sonidos de la "lengua materna"    

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• La enseñanza del niño a través de la constante repetición, con el fin de que articule los primeros sonidos, generalmente "mamá, mamá, mamá, etc."    

• La reacción diaria de los padres después de que el niño empieza a hablar    

• El adelanto natural a través de las prácticas diarias    

• La destreza con que los padres inculcan entusiasmo en el niño y la alegría que el niño encuentra al adquirir estas nuevas facultades.    

Como resultado me di cuenta de que el método natural de la "lengua materna" es un proceso de educación maravilloso. Le llena de entusiasmo al niño y es el proceso natural en el que las prácticas continúan desde la mañana hasta la noche. El niño no encuentra la angustia que frecuentemente acompaña el aprendizaje por los métodos convencionales que se aplican a otras formas de educación. ¿Qué niño podría rehusar la enseñanza de la "lengua materna", es decir, omitir este medio de comunicación porque encuentre la rutina sin atractivo? En este ambiente cada niño crece progresivamente y sin dificultades hacia un encuentro con esta capacidad y responde de acuerdo con los estímulos suministrados por los padres.      

¿Qué capacidades humanas podrían desarrollarse con este método? El ambiente es ideal, aumenta el entusiasmo; se practica más y más. En realidad, el "Método de la Lengua Materna" es el mejor para el desarrollo de las facultades humanas. CLASE EXPERIMENTAL EN UNA ESCUELA PRIMARIA Poco después, traté de adaptar este método a la educación musical para los niños pequeños. Escogí a niños, sin antes examinarlos, y empecé a enseñarles el violín experimentalmente, convencido de que todos elos podrían desenvolverse. Los niños mostraron gran progreso y disfrutaron con esta

experiencia. En el capítulo siguiente se dirá qué ha pasado con los niños de hace 40 años y qué están haciendo ahora en el mundo. De todas maneras, el "Método de la Lengua Materna" pudo ser adaptado a la educación musical, tal como a otras ramas de la educación, y me sentí más y más confiado en que este método podría resistir la prueba del tiempo. Hace unos 25 años quería establecer una escuela experimental usando mi "Método de la Lengua Materna" en sus clases regulares y le pedí al Sr. Kamijo, director de una escuela primaria de Matsumoto, si él podría intentarlo. Accedió a mi proposición y se inició el experimento de educación. La escuela tenía cuatro grupos de primer grado, de los cuales uno de 40 niños fue escogido como grupo

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experimental. Yo sugerí que no se apartara a ningún niño y uno de los maestros, el Sr. Tanaka, fue escogido como maestro. El experimento se puso en marcha. Había una niña que no podía contar ni hasta tres; parecía algo retrasada. Pero observé que hablaba su lengua materna con facilidad y le pedí al Sr. Tanaka que no la apartara, explicándole mi método. El lo entendió muy bien y le ayudó en sus dificultades. Al llegar al cuarto grado, ella no era diferente de cualquier alumno de su clase de cuarenta. Más tarde, aprobó los exámenes de admisión a la escuela superior, que en Japón no son nada fáciles. Este experimento, llevado a cabo en una escuela primaria corriente de Matsumoto por maestros comunes, sin duda probó que en la escuela primaria era posible enseñar de tal manera para que ningún niño fuera suspendido. Era obvio que cada niño podía desarrollar con éxito sus propias capacidades usando este método. En la clase se hizo esta prueba: no había tarea para casa. Se aprendía a través de un esfuerzo inconsciente (es decir, cada niño hacía lo suyo); las lecciones se desarrollaban en un ambiente alegre. Y lo más importante de todo, no se consideraba inferior a ningún niño. Desgraciadamente, esta clase tuvo que ser abandonada después de cuatro años, ya que el director, el Sr. Kamijo, falleció y su sucesor, a pesar de los urgentes ruegos de los padres y de los niños, no confió o no simpatizó con el experimento. El grupo se disgregó entre las otras clases, volviendo a lo que fue al principio. Y no tengo la menor duda de que para el nuevo director era el acercamiento a una educación más convencional. EDUCACION DEL TALENTO EN YOJI GAKUEN Ahora quisiera referirme al ensayo preescolar (es decir, en escuela de párvulos) y los métodos que introdujimos en el Instituto de Educación del Talento con el fin de aplicar los métodos de enseñanza que desarrollan la habilidad individual de cada niño, ya que la capacidad empieza como parte íntegra del niño. Hace 25 años fundé en la ciudad de Matsumoto el Instituto de Educación del Talento para niños de pre-primaria, llamado en japonés Yoji Gakuen, e invité a la Sra. Yano, una pedagoga de esa región, a iniciar el proyecto con este método de aprendizaje, con lo que cada niño podría desarrollar su capacidad hasta el punto de comenzar a hacerla parte de sí mismo. Los niños fueron, y son, admitidos sin ningún examen. La escuela ha continuado durante 25 años. Hay sesenta niños en la clase, comprendidos entre los 3 y los 5 años. Nosotros no los separamos de acuerdo con la edad, como se suele hacer en las escuelas corrientes, pues sabemos muy bien que los niños de 3 años crecen progresivamente dentro del ambiente de estímulo proporcionado por los niños de mayor edad. En un año adquieren la habilidad de aprender de memoria de 170 a 180 haiku y pueden repetir cualquiera de ellos con facilidad siempre que se les pregunte. Haiku es un poema japonés de cinco, siete y cinco sílabas en tres líneas. Por supuesto, los entrenamos para desarrollar otras muchas capacidades, tales como educación física y desarrollo de reflejos rápidos, escribir números correctamente y leer kanji. Se enseña caligrafía japonesa y dibujo y también el inglés como conversación. Se les enseña a hablar su lengua natal, el japonés, clara y correctamente. Para hacer esto, usamos el método usado por los locutores de televisión. El observar el entusiasmo y la alegría de estos pequeños constituye la mayor fuente de satisfacción para los

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que trabajan con ellos. Durante los últimos siete años, hemos examinado el I. Q. (sistema Tanaka-Binet) de los niños de 5 años que se gradúan en la pre-primaria. El promedio del I. Q. ha sido de cerca de 160. En 1973 el promedio fue 158. Muchos padres que han oído hablar de esta escuela han solicitado la admisión para sus hijos; pero en el momento actual, la escuela está completa para los siguientes cuatro años. Los niños que se matriculen dentro de cuatro años todavía están por nacer. Resumiendo: El "Método de la Lengua Materna" guía al niño mediante estímulos repetidos para desarrollar una capacidad y hacerla propia. Si un niño pequeño se lleva a Alaska, el estímulo del frío, experimentado durante un período de años, hará que el niño desarrolle en su piel y en todo su cuerpo la facultad de poder resistir una temperatura fría. Por otra parte, si la experiencia del niño al clima de Alaska es de poca duración, entonces, al regresar a Tokio habrá tenido la experiencia del frío, pero no estará preparado para resistirlo como si fuera parte de su ser. El niño educado para usar este método de aprendizaje encontrará que también puede desarrollar otras habilidades. Es semejante a la teoría del capital e interés. El interés se añade al capital; más capital produce más interés y, a su vez, aún más interés. Ahora analicemos la parte fisiológica de todo esto. En el ejemplo del niño y su experiencia en Alaska, se comprobó que la capacidad para resistir el frío es una experiencia fisiológica. Me inclino a pensar que el "Método de la Lengua Materna" puede ser también considerado como algo fisiológico. Y la única diferencia en la experiencia sería la que existe entre el aire y el sonido. Por una parte, adquirimos la capacidad para resistir el frío a través de la continua experiencia. Por otra, adquirimos la habilidad de hablar la propia lengua materna por medio de la continua experiencia con el sonido. Pienso que mediante la comunicación entre padres y bebés, compartiendo sus vidas, mentes, sentidos y funciones, los bebés aprenden también instintivamente y hacen propias todas esas funciones. Y creo que son funciones fisiológicas. No sé si este factor se considera como parte de la fisiología cerebral o no, pero por mi experiencia me inclino a pensar así. ¿POR QUE TANTOS FRACASADOS? El método y el fin de la educación deben hacerse diferentes de los que el niño actualmente experimenta en la escuela primaria. Y no hace falta repetirlo más. Las diversas habilidades deben desarrollarse hasta el punto de que formen parte de su ser. Lo que está pasando en la primaria es que uno tiene que atenerse al plan de estudios a toda costa, sin considerar el aspecto humano. Se impone a los niños, como cosa regular, un continuo aumento de materias difíciles y algunos, siendo incapaces de absorberlas, empiezan a desanimarse profundamente, dando la impresión de ser retrasados, y con el tiempo abandonan todo. Y muchas veces los padres, que no tienen una relación íntima con sus hijos - una idea a la cual damos énfasis en el Instituto de la Educación del Talento - están dispuestos a soslayar esta situación difícil diciendo: "Bueno, él nació así y no puedo hacer nada". Desgraciadamente, esta actitud es corriente en todo el mundo y a esto se debe el gran número de niños retrasados que encontramos. Este retraso se debe a la mala educación en el hogar, comenzando desde el primer grito del recién nacido. Si las plantas tiernas se dañan, sabemos muy

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bien cuál será el resultado. Si hacemos daño a las vidas jóvenes, debemos saber también cuál será el resultado. Espero que llegue el día en que los gobiernos pongan más atención en este importante tema, que es la base del bienestar nacional, e impulsen un plan que asegure un desarrollo íntegro. Como he señalado en esta sección sobre el problema grave de los "fracasados", las diferentes aptitudes de los niños de primer grado es un tema muy importante. Con nuestro sistema, niños con aptitudes diferentes, incluyendo la capacidad de aprendizaje, están agrupados en una misma clase y, como he señalado antes, avanzan sin tener en cuenta su capacidad para desarrollar una aptitud hasta hacerla parte de ellos. Este método produce muchas dificultades y fracasos en los maestros, por supuesto. Ellos creen que lo que está pasando creará una falta de entusiasmo en el niño; que una sensación de desilusión, llegando a una completa indiferencia, hará que con el tiempo abandonen el curso. En nuestro Instituto de la Educación del Talento, los maestros tienen una frase clave: "forzar los textos (el plan de estudios) es producir fracasados". En japonés, la palabra educación es kyoiku. Kyo significa enseñar; iku, educar. Hay una considerable sutileza aquí cuando empezamos a darnos cuenta de que "enseñando" producimos fracasados y "educando" producimos niños bien equilibrados. La combinación hace que la habilidad del niño sea su propia habilidad. Tenemos que darnos cuenta de que el "Método de la Lengua Materna" tiene este fin. Volvamos con el Sr. Tanaka y su clase experimental de primer grado en la escuela primaria mencionada anteriormente, que estaba encauzada a no producir o no permitir fracasados. A las lecciones iniciales de los principiantes se les daba gran importancia. Como en el comienzo del aprendizaje de la lengua materna, el inicio fue muy lento y la materia del principio era extremadamente fácil. Todos los niños llevaron a cabo lo que les fue encomendado sin ningún error y con muy buenos resultados. Este fue el principio, con el fin de comunicarles confianza y entusiasmo. El maestro tuvo cuidado de que cada niño entendiese la materia y no cometiera errores. El maestro recalcó, entrenó y puso en práctica la teoría de: "no hay errores". Además tuvo en cuenta, tal como todos sabemos, que los niños pequeños tienen un período corto de "poder de atención." Algunos niños empiezan a aburrirse o a estar distraídos después de cinco o seis minutos. Cuando esto sucedía, por ejemplo en clase de matemáticas, él cambiaba a la de idiomas; y cuando la atención de un niño decaía en esta materia, entonces el maestro pasaba a otra. A fin del curso, o en un año, los niños habían desarrollado la capacidad de concentrarse en cualquier materia durante cuarenta y cinco minutos. En la gramática, el maestro pudo repetir el entrenamiento cinco veces al día, en períodos de cinco a diez minutos. Al principio les daba ocho palabras para aprender (sin errores) y cuando cada niño las había aprendido íntegramente, añadía otras dos. Así ellos seguían practicando las ocho palabras iniciales más las dos nuevas. Se hacían nuevos añadidos durante el aprendizaje del primer libro. Cuando me informaron de que éste se había terminado, fui a la escuela a observar la clase en marcha. Los niños se sentaban con los libros cerrados. El Sr. Tanaka le pidió a un niño que leyera la lección doce. El niño se levantó, la

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recitó correctamente, con claridad, sin ningún error y sin recurrir al libro. Después, otro hizo lo mismo con la lección diecisiete. Más tarde llevó a todo el grupo a escribir la lección número dieciocho, lo cual hicieron muy bien y fácilmente y con una rapidez extraordinaria. Durante el tiempo que emplearon en aprender el primer libro, los niños, claro está, aprendieron no sólo a leer, sino también a escribir. Si este método, que yo le pedí al Sr. Tanaka que experimentara, fuera puesto en práctica, cada niño trabajaría con entusiasmo, se animaría cada vez más y sentiría una gran afición por el estudio. Y todo esto iría en aumento ante el descubrimiento de las propias habilidades, igual que crece una bola de nieve al rodar. Yo usé exactamente el mismo método en la enseñanza de la música, sin ver a ningún niño fracasado. Todos los niños pueden llegar a desenvolverse. UNA SENCILLA RELAClON DE MI EXPERIMENTO Comencé a estudiar el "Método de la Lengua Materna", aplicándolo a la enseñanza del violín, hace unos 40 años, convencido de que cualquier niño podría desarrollarse, si le enseñaba de esa manera. Admití a niños sin ningún examen y los entrené según el "Método de la Lengua Materna" o, como es llamado en Occidente, el Método Suzuki. El primer alumno que entrené fue Toshiya Eto, de cuatro años. Después, el niño Koji Toyota, de tres años, seguido por los hermanos Kobayashi, Hidetaro Suzuki, Takaya Urakawa y otros muchos. Todos, acompañados por los entusiastas y cooperadores padres. Todos ellos progresaron mucho. A los once años, Toshiya Eto ganó el prestigioso premio "Mainichi Shimbun". Nunca presioné a ninguno de estos jóvenes a que continuara en el campo profesional. Esta no es mi aspiración en la educación. Pero, al mismo tiempo, tampoco disuadí a los que deseaban seguir ese camino. Muchos de mis primeros alumnos han ido al extranjero para estudiar con profesores distinguidos de EE.UU., Francia, Bélgica y Alemania. Ellos han conseguido niveles muy altos como instrumentistas de cuerda. Toshiya Eto es conocido en el mundo entero como un destacado solista. Koji Toyota es ahora el primer violín de la Orquesta Sinfónica de Radio Berlín; Takeshi Kobayashi es violinista de la Sinfónica de Checoslovaquia; Kenji Kobayashi, de la Sinfónica de Oklahoma; Urakawa, de la Sinfónica de Bamberg. En tiempos los japoneses eran considerados por los occidentales como los más ineptos para la música. Y en realidad, desde el punto de vista occidental, era verdad. Los japoneses no sabían nada, puesto que nunca fueron entrenados en la música occidental. Sin embargo, nadie observó el hecho de que un niño japonés es apto para hablar la lengua materna mucho antes de que pueda leerla. Como he explicado ya largamente, esta realidad fue la que me dio pie para plantear el llamado "Método de la Educación de la Lengua Materna", no sólo en la educación musical, sino en todas las ramas educativas. Mi historia del experimento preliminar en la escuela primaria de la ciudad de Matsumoto lo explica claramente. Aplicando el "Método de la Lengua Materna" para la educación musical en el grupo mencionado anteriormente, encontré más pruebas de la eficacia de dicho método. Teniendo en cuenta que cada niño que viene a este mundo tiene una aptitud en una u otra forma (con la excepción, claro está, de aquellos verdaderamente retrasados), el "Método de la Lengua Materna" se puede usar en la educación. A veces pienso que si, de un modo u otro, todas las naciones y razas estuvieran más interesadas en este

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tipo de educación, una atmósfera de entendimiento y paz entre los hombres sería el resultado final. Todos sabemos cuán firmemente mi íntimo y buen amigo, el difunto Pablo Casals, estuvo convencido de este ideal de hermandad y el gran influjo que la música puede tener a este respecto. LA LEY DE LA HABILIDAD Al hacer ciertas observaciones, he seguido pensando sobre cuál pudiera ser el origen de las habilidades. Y he llegado a la conclusión de que se trata de una fuerza de vida en sí misma. Esta gran fuerza de vida gobierna el desarrollo orgánico y aumenta la habilidad durante el proceso de crecimiento, respondiendo a los estímulos externos, con el fin de que la vida pueda ser mantenida. Este estímulo hace posible que el niño pueda desarrollar sus aptitudes como parte de su ser. Esta gran fuerza de vida gobierna cada función del organismo. Está localizada en el cerebro, órgano de inmensas capacidades, superiores a las de cualquier computadora. Ya no puedo creer en lo que comúnmente se llama aptitudes innatas, ya sean musicales, literarias o de otra clase. Mis cuarenta años de experiencia en la educación del niño me han convencido de lo contrario. No tengo duda de que la gente nace con diferencias psicológicas y fisiológicas hereditarias, pero creo que la capacidad de la persona crece y se desarrolla según los estímulos externos. Los bebés, ya sean nacidos en tiempos antiguos o contemporáneos, empiezan en el mismo punto y reciben estímulos del medio ambiente según sus respectivos períodos, llegando a adultos adaptados a la era en que les toca vivir. Por lo tanto, podría ser verdad decir que un recién nacido en el siglo XX, pero criado y educado en un ambiente y por personas de la edad de piedra, desarrollaría aptitudes que corresponderían a esa época. Frecuentemente me preguntan qué considero yo como límite del desarrollo de las habilidades de un niño. No sé cuáles son los límites, pero estoy convencido de que la habilidad del niño puede crecer hasta el nivel que la humanidad pueda alcanzar al terminarse la historia del hombre. Como respuesta práctica podría decir que un niño puede, al menos, desarrollar todas sus aptitudes a un nivel tan alto como el uso de su lengua materna. Y este nivel es muy alto. He observado que la habilidad musical no es innata y que es posible educar a un niño sin tener oído musical ni una habilidad musical superior. Imaginemos, por ejemplo, un Mozart o un Beethoven educados desde su nacimiento con toda clase de sonidos desafinados. Mis propias observaciones me dicen que la Novena Sinfonía o la Sinfonía Júpiter no existirían. Por lo tanto, para cualquier niño educado de una misma manera, el resultado sería el mismo. Los niños criados en Osaka y que escuchan a sus padres hablar todos los días, crecen con todas las características especiales del dialecto de Osaka. Los que se crían en Tokio adquieren el dialecto de esta ciudad. Dentro de la familia humana, potencialmente, todos somos iguales. En cuanto a la palabra "genio", es simplemente un término de respeto que aplicamos a los que han tenido un éxito especial en las habilidades que han adquirido, desarrolladas bajo un buen tutelaje. Algunos sostienen que, como resultado de la herencia, una persona tiene en sí misma la aptitud para ser músico, artista, escritor, etc. Yo no lo creo así. Cuando se tiene en cuenta todos los bebés a quienes se les ha dado el milagro de la vida y del poder vivir, es triste contemplar a aquéllos que han sido

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educados de una manera impropia. Se ve cómo la educación los ha reducido a cero. No han tenido estímulos ambientales. Y la gente los juzga como si hubieran nacido así. Existe una antigua costumbre japonesa de atrapar un ruiseñor silvestre recién nacido y ponerlo junto con un pájaro domesticado, particularmente con uno que cante bien. El ruiseñor silvestre, al oír el buen canto todos los días, a su debido tiempo también empezará a cantar lo que ha oído. Sin embargo, si el pájaro ha escuchado durante mucho tiempo el graznido de la madre, entonces la captura del pequeño se ha hecho demasiado tarde y el entrenarlo tal como se describe conducirá al fracaso. Este es otro ejemplo de la "Ley de la Habilidad". En Japón hay miles de bebés que escuchan diariamente discos del primer movimiento de la Serenata de Mozart, interpretada por orquesta de cuerdas. Los padres me han informado de que en un período no muy largo observan una fuerte y duradera reacción de placer y que cuando el bebé cumple cuatro o cinco meses, responde a la música con movimientos de alegría. De la misma manera y al mismo tiempo, el bebé está absorbiendo cada emoción que los padres le muestran. El futuro de los niños está en las manos de los padres. Es, a la vez, una maravillosa y pesada responsabilidad el saber que los niños absorben dentro de su ser el medio ambiente. Algunos niños son educados por padres que creen que la mejor manera de educarlos es por medio de continuas regañinas e insultos. De acuerdo con la "Ley de la Habilidad", los niños desarrollan su propia habilidad al ser regañados y ejercitan sus propias defensas. Es algo aterrador y con el tiempo descontrola a los padres, que piensan que sus hijos han nacido así, tercos. Por supuesto que el niño no nació así. Simplemente, ha desarrollado su propia habilidad de ser terco. LLAMAMIENTO HACIA UNA ACCION MUNDIAL DEL DESARROLLO DEL NIÑO En octubre de 1968, en el "Hall" de la Asamblea de las Naciones Unidas en Nueva York hice un llamamiento a todos los allí reunidos para que considerasen la necesidad de una acción mundial por un mejor desarrollo, educación y atención al niño. Expuse que cada niño es influido desde el momento de su nacimiento por su medio ambiental y que cada niño puede ser bien educado. Pero sólo existe una manera. En cada país hay cantidad de padres que por ignorancia de un entrenamiento apropiado están criando raquíticas y torcidas personalidades. Este es uno de los más urgentes problemas de nuestro tiempo y parece ser el mayor punto ciego de la humanidad. Cuando se consideran los actos, para el bien o para el mal, que realizarán en el mundo estos futuros ciudadanos, uno se siente incapaz de entender por qué las naciones desatienden tan importante tarea. Desearía que todos las países del mundo pudieran establecer y llevar a cabo acciones nacionales para la educación y el cuidado del niño lo más pronto posible. Cuando se contempla un jardín cuidadosamente cultivado y se piensa en el trabajo empleado, es difícil creer que la misma clase de cuidado sea negada a los niños, considerando que si ellos también recibieran la atención que la tierra recibe, crecerían hasta llegar a ser buenos seres humanos con sus respectivas habilidades perfectamente desarrolladas. Y son ellos los que formarán la sociedad futura. Pero la crianza y educación de los niños se debe

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basar en un verdadero conocimiento de cómo se debe efectuar. Si ello se deja tal como está ahora y fracasamos en el cultivo de las plantas tiernas, descuidando la manera en cómo ellas deberían ser educadas, no llego a ver cómo se puede esperar que haya buenas naciones en este mundo. Sin gente buena, no puede haber buenas naciones. A nivel nacional sería preciso que los educadores fueran distribuidos por todo el país, por ciudades, villas y pueblos, y que en cuanto un bebé naciera, al ser registrado en la oficina apropiada, un instructor visitara la familia y enseñara a los padres la mejor manera de educar al niño, tanto respecto a la salud, como al desarrollo de sus habilidades. Y ello desde el principio. Se debería enseñar a los padres cómo hacer todo esto de una manera personal y que lleguen a tener un profundo conocimiento del niño. El instructor debería visitar su territorio regularmente, guiando y asistiendo a los padres y vigilando el desarrollo de los niños. Si tal sistema fuera establecido y si a los niños del mundo entero se les diera tal atención, dirección y sentido de la familia y responsabilidad, estoy seguro de que el mundo entero empezaría a cambiar notablemente. Terminé solicitando a mis oyentes que dieran a este asunto gran importancia, por el bien de los niños del mundo entero. Me obsequiaron con una afectuosa ovación. Pero no puedo imaginar qué país será el primero en poner en práctica esta sugerencia. ¡Me gustaría que ello fuera una realidad antes del siglo XXI! Hace unos cuatro años, el Sr. Masaru Ibuka, Presidente de la Corporación Sony, fervoroso creyente, y yo visitamos al entonces Primer Ministro, el Sr. Sato, en su residencia oficial, y discutimos durante una hora la necesidad de una acción nacional para el desarrollo del niño. Aunque él mostró considerable interés, es triste decir que no se ha hecho nada. Si tal acción nacional pudiera ser llevada a cabo en el mayor número de países posibles (claro está que me gustaría que Japón fuese el líder), yo creo que en veinte o treinta años ocurriría un gran cambio en el mundo. El amor que los padres tienen por sus hijos puede ser encauzado hacia un adecuado desarrollo del niño a través de la dirección de maestros entrenados. Así, un buen ambiente y capacidad pueden ser fomentados en cada lugar. Con estos medios, estoy seguro de que muchos niños de este mundo pueden ser salvados. Cuando uno se da cuenta de que los bebés pueden ser educados de muchos modos diferentes, está claro que esta forma de educar cae bajo la responsabilidad de todos los adultos del mundo. Quisiera pedir a los pedagogos y a los educadores que aclaren el concepto de que la habilidad no es innata y que descarten el común error de atribuir el fracaso de un niño a que ha nacido así. Los fracasos y habilidades no son innatos. Hay una historia de dos niñas salvajes de tres y cuatro años de edad que fueron educadas por los lobos en la selva y, claro está, ellas se comportaban como lobos. Ahí no había nada de innato; ellas absorbieron los estímulos externos y desarrollaron una habilidad como la de los lobos y la adoptaron como suya. Una sencilla petición más: me gustaría exhortar a los educadores a que estudien el "Método de la Lengua Materna" y a que pongan todos los medios para que las habilidades de los niños se desarrollen de la misma manera que evoluciona en todos ellos la compleja manera de hablar la lengua materna. De esta manera se podría suprimir de nuestro sistema de educación el gran problema de los fracasados.

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Durante cuarenta años he dedicado todos mis esfuerzos a este problema. Pero como simple aficionado, puedo hacer muy poco. Los eruditos y los educadores profesionales con sus grandes influencias son los que tienen el liderato y los que pueden cambiar el mundo. A ellos me remito.    

LA PARTICIPACIÓN DE LOS PADRES EN LA ENSEÑANZA SUZUKI  por Arantxa López (profesora de cello de la A.M.S.C.M.)          

Hace unos años, en la Escuela Suzuki de Lyon vi, por primera vez, niños de diferentes edades, a partir de los 3 ó 4 años, disfrutar tocando unos diminutos violoncelos. El impacto en mi fue bastante sorprendente. ¿Qué era lo que veía y sentía? Niños tan pequeños afinaban, reproducían sonidos, imitaban movimientos, construían pequeñas piezas musicales...    

Varias cosas me llamaron poderosamente la atención. La afinación que conseguían estos pequeños cellistas, y la forma en que la profesora ayudaba a corregirla. La concentración que mostraban, y el hecho de que tocasen de memoria. Pero sobre todo, el ambiente de complicidad que existía entre papá o mamá, niño y profesor.

Desde el primer momento, todos los padres suzuki son informados de la filosofía del Método. Saben que éste se basa en el aprendizaje de la lengua materna; tienen un pequeño entrenamiento en el instrumento elegido; leen pequeñas informaciones que se les facilitan, etc. pero ¿han entendido lo que realmente significa el famoso triángulo padre-niño-profesor?

El profesor sigue sus Cursos de formación, intercambia opiniones pedagógicas con otros profesores, acude a Cursos de verano y Seminarios, busca pequeñas piezas suplementarias para sus alumnos, inventa ejercicios técnicos divertidos, utiliza diferente vocabulario o expresiones para hacerse comprender mejor por el niño conforme a su edad... en fin, un montón de recursos para acercarse al niño y hacerse su cómplice. ¿Pero qué pasa con la complicidad de los padres con el niño? Me pregunto si el profesorado, al margen de enseñarles la técnica del instrumento que han elegido, dedicamos suficiente tiempo a aclararles cuál es la función que la filosofía del Método les asigna. Me pregunto si les apoyamos lo suficiente desde el primer momento para que entiendan con claridad qué compromiso adquieren. Digo esto, porque inicialmente todo parece claro. Pero después llega la realidad: una vida donde los padres trabajan, los colegios de los niños quedan a las afueras, las prisas, las distancias, una sociedad que camina a mucha velocidad. Los niños llegan cansados... y los padres también. ¿A qué hora nos ponemos a estudiar? Unos días son los padres los que se encuentran rendidos, otros es el niño caprichoso quien no quiere estudiar y por no organizar peleas no se estudia, etc, etc.

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Sería necesario reflexionar sobre el interés que los padres se toman en que el niño coma, se beba el jarabe, utilice las gafas o el aparato dental. Interés que lleva a los padres a inventar mil historias y armarse de paciencia para que el niño realice aquellas cosas. ¿Pero qué sucede con el estudio del instrumento? ¿Están los padres realmente convencidos del Método que han elegido? ¿Han pensado seriamente las dificultades y problemas de disciplina y tiempo que el mismo puede acarrear? Ya sé, ya sé que si un día no estudia no pasa nada. Pero, ¿cuando se trata de una semana entera? ¿O de cuatro días no y dos sí? Para el aprendizaje musical, es como si tuviésemos al niño una semana sin hablarle ni proyectarle ningún sonido; ¿recordaría acaso sus primeras palabras "ma-ma-ma" o "tac-tac"? Creo que la clave del éxito está en la disciplina y la continuidad. Quizá ese día no podáis estar los veinte minutos o el tiempo estipulado, pero sí tocar una o dos piezas. No es importante en ese momento la perfección con que va a ser tocada, sino lo que acabáis de conseguir: disciplina y una buena relación diaria con el instrumento. Es importante estipular entre padres e hijos un horario fijo, que resulte cómodo para ambos. Es el primer paso para establecer esa complicidad a la que me refería anteriormente. Además, escuchar bien en la clase cuál ha sido el lenguaje empleado por el profesor. Ya sé que vuestros hijos no os obedecen de igual manera que en la clase, pero vosotros los conocéis mejor que el profesor. Buscad pequeños trucos, juegos, etc., en los que apoyaros. No hay que convertir el estudio con vosotros en una pelea, pero tampoco hay que dejar de hacerlo cada día. No os desaniméis, sois los verdaderos educadores de vuestros hijos. Notarán en vuestras caras si hacéis las cosas forzadamente o disfrutáis con ellos. En su evolución normal, el niño pasa por distintas etapas en las que se irá desarrollando su personalidad. Este crecimiento debe acompañarse de un aumento paulatino de las responsabilidades, por ejemplo, irle haciendo responsable de pequeños ejercicios, o repeticiones de una pieza contando el número de veces. Los padres pueden escucharlo después, y tras un juicio positivo y alentador, estudiar con él un punto conflictivo de la lección, repitiéndolo muchas veces. Así trabajaremos su concentración. Cuando en las clases de grupo un padre comenta lo rápido que va o lo bien que toca fulanito, no hay ningún secreto guardado en la manga. Ello habla de que hay un trabajo y estudio continuado, día a día, con disciplina por parte de los padres y el niño. Algunos padres con ciertas tendencias negativas, reflejan en sus caras gestos de desagrado o enfado si en clase con el profesor la pieza ha salido peor que cuando se tocaba en casa. Deben tranquilizarse. Lo importante, como digo, es el buen trabajo continuado, positivo y feliz. El resultado saldrá a corto o largo plazo. Pero atención, si el trabajo no se hace adecuadamente día a día, al niño se le olvidarán las piezas, cambiará los nuevos movimientos aprendidos, se aburrirá al estar

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repitiendo semana tras semana el mismo ejercicio. Aplaudidles, animadles con la repetición de piezas. Pero, me diréis los padres, ¿quién nos anima a nosotros? Quizá, entre vosotros mismos, en las clases de grupo, os podáis reunir un rato a intercambiar experiencias, pequeños trucos, o buscar soluciones que os ayuden y os animen. Podéis encontraros con padres cuyos hijos tiene unos años más, o han pasado por esa misma situación, y os pueden hacer partícipes de algo que os resulte de utilidad. Si alguno de vosotros se encuentra en una situación de vida muy compleja, disponiendo de poco tiempo, etc., reflexionad... quizá sea mejor que vuestros hijos comiencen en una edad más tardía, cuando vosotros no estéis tan implicados. El niño puede tener muchas condiciones y un buen profesor, pero si no tiene la disciplina y continuidad debida, se corre el riesgo de que pronto o tarde abandone. El método Suzuki no es milagroso por comenzar a una edad temprana. Detrás ha de haber una buena relación basada en la armonía, la colaboración, el respeto, la disciplina y el amor. Quiero aprovechar estas líneas para expresar mi total agradecimiento a los padres de mis clases de cello, por el respeto y confianza demostrados, que me animan a reflexionar sobre mi trabajo. Para terminar, os recuerdo algunos puntos que ayudarán al niño en su progreso y amor a la música:

• No llegar con prisas a clase.    

• Grabar las clases, tomar apuntes y estar muy atentos al manejo del profesor con el niño, tanto a nivel técnico como de lenguaje. No sois convidados de piedra.      

• Llevar siempre la grabadora así como el libro de música para hacer posibles anotaciones.      

• No responsabilicéis al niño para que sea él quien se entere de las explicaciones de nuevos ejercicios, si no está en una edad adecuada para ello.      

• Buscar un horario fijo de estudio e incluir pequeños conciertos en vuestros hogares para el resto de la familia. Esto dará una gran seguridad al niño frente a los demás miembros.      

• Estudiar, poco o mucho, todos los días, sin olvidar la escucha de la cinta.      

• Crear un ambiente agradable a la hora de estudio en vuestras casa. Procurad no discutir con el niño, pero sí hacerle tocar.      

Escuchar en familia diferentes estilos de música, cantar, bailar, acudir a conciertos con los niños, etc.    

 

 

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¿QUÉ ES LO QUE HACE A UN MÚSICO?  por John Sloboda. Comentarios finales de Birte Kelly            

Hoy en día en nuestra sociedad, muy pocas personas llegan a desarrollar un alto nivel de interpretación musical. De los miles de jóvenes que cada año empiezan a estudiar por primera vez un instrumento, sólo unos cuantos alcanzan el nivel que se exige para entrar en una orquesta sinfónica profesional. La mayoría de los jóvenes abandonan el estudio del instrumento a los pocos años de empezar. ¿Por qué es así?      

Muchas personas creen que el músico nace y no se hace, que existe un don congénito o un talento para la música que segrega a un pequeño número de personas desde su nacimiento y los destina para la excelencia musical. Según esta teoría, la razón por la que la mayoría de las personas no avanza en sus estudios instrumentales es la falta de ese don especial. Las pruebas científicas en las que se basan estas teorías no son tan sólidas como se puede pensar. La abrumadora mayoría de la población posee las

características congénitas de que se necesitan para interpretar bien la música y las diferencias en los grados de éxito que se consiguen se deben principalmente a las diferencias a nivel de experiencias, oportunidades y motivación, las cuales condicionan el resultado del aprendizaje. En otras palabras, los músicos se hacen y no nacen y, por lo tanto, la pregunta de verdadero interés psicológico es: ¿Cómo se convierten las personas en músicos? ¿QUÉ SUPONE LA INTERPRETACIÓN MUSICAL DE ALTO NIVEL? Antes de pasar a la pregunta de cómo surgen las diferencias de habilidad musical entre las personas, necesitamos saber a qué diferencias nos referimos. ¿Cómo distinguimos entre un violinista experto y otro novato? Yo encuentro útil distinguir entre dos tipos de capacidades: la TÉCNICA y la EXPRESIVA. Las capacidades técnicas son aquellas que permiten a un músico realizar interpretaciones con precisión. Incluyen la coordinación motriz y la fluidez que le permiten tocar pasajes rápidos de forma equilibrada y sin dudar. Incluyen también capacidades perceptivas tales como la precisión del oído que le permite conseguir una buena afinación. Sin lugar a dudas, no se puede tocar en una orquesta sinfónica son poseer un alto nivel de capacidad técnica. No obstante, los buenos músicos no son solamente excelentes técnicos. Las actuaciones que no son sino reproducciones precisas de las notas que aparecen en la partitura nos resultan sosas y aburridas. Si el interés de la música se limitara a la técnica, los ordenadores convenientemente programados constituirían una fuente de buenas interpretaciones muchísimo más fiable que los seres humanos. La investigación demuestra que la aportación expresiva de los buenos músicos añade valor a las notas. Dicha aportación incluye ligeras variaciones de tempo, velocidad, tono y calidad de sonido de notas sucesivas. Estas aportaciones no sólo hacen que la música sea más interesante sino que revelan y resaltan los aspectos importantes de la propia estructura musical. Es

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decir: nos ayudan a entender la música. Escuchar música no es ni mucho menos una actividad pasiva de registro de sonido. Supone intentar comprender la estructura tonal y rítmica subyacente de la música. La interpretación expresiva puede facilitar este proceso resaltando los aspectos importantes de la estructura. La investigación ha demostrado que a los oyentes les resulta más fácil identificar la estructura rítmica de las actuaciones de pianistas profesionales que las de estudiantes de piano que tocan las mismas obras. Debemos tener presente que los dos tipos de capacidades antes mencionados son diferentes y que se pueden conseguir por distintos medios. En muchos círculos musicales es la capacidad expresiva la que determina quién es el verdadero músico o el músico dotado. La habilidad técnica no es suficiente en sí misma para convertir al ejecutante en un maestro del instrumento. Estoy seguro de que en muchas conversaciones cotidianas acerca de la musicalidad se utiliza la palabra dotado cuando lo que se quiere decir en realidad es capaz de tocar con expresividad. Cuando un profesor de música califica a un alumno de competente pero sin talento, seguramente está refiriéndose a una persona que tiene más capacidad técnica que capacidad expresiva. Cuando de otro alumno se dice que tiene talento pero es vago, se trata probablemente de alguien que toca con expresión pero al que le cuestan los pasajes de dificultad técnica. Estas descripciones nos llevan a la pregunta de cómo se establecen las diferencias de habilidad musical entre las personas. No sabemos con sólo ver a dos personas si las diferencias entre las dos en cuanto a sus respectivas capacidades expresivas se deben a diferencias de talento innato o a diferencias a nivel de experiencias. Esta es una cuestión que requiere investigación científica. REFLEXIONES QUE CUESTIONAN EL "MITO DEL TALENTO" A continuación se exponen algunos hechos que ponen en tela de juicio la teoría del "talento innato":

1. En varias culturas estudiadas por antropólogos, éstos han concluido que la gran mayoría de sus miembros llegan a tener un nivel musical que está muy por encima de lo normal para nuestra sociedad. Esto hace pensar que son los factores culturales, y no los biológicos, los que limitan el avance de la música en nuestra sociedad.      

2. El éxito musical no siempre viene de familia. También los niños de familias sin antecedentes musicales son capaces de conseguir resultados de alto nivel si se les ofrecen las oportunidades y el apoyo necesarios.      

3. La mayoría de los mejores profesionales no fueron niños prodigio. De hecho, estudios realizados demuestran que muy pocos músicos de gran categoría mostraron señales de especial talento durante la infancia o incluso cuando llevaban varios años estudiando un instrumento musical.      

4. No existen claros ejemplos de virtuosismo en la interpretación o en la composición que no fueran precedidos de muchos años de intensa preparación y práctica. En el caso de niños prodigio, parece que el nivel de práctica temprana superaba con creces el de los músicos normales.      

5. Muchas de las capacidades perceptivas necesarias para la asimilación de la música son de muy distinta índole, se desarrollan espontáneamente a lo largo de los 10 primeros años de la vida y no

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parece que su desarrollo requiera el estímulo de una formación musical formal. Muchas veces se supone que la capacidad de oído absoluto es sintomática de un talento innato especial. Sin embargo, existen pruebas según las cuales esta habilidad no sólo la puede adquirir cualquiera sino que también está presente de forma no desarrollada en dos de cada tres personas que no han recibido nunca educación musical. Además, sólo una minoría de los músicos de primera categoría tienen oído absoluto en su forma más desarrollada y por estas razones el don del oído absoluto no parece ser buen indicador de las posibilidades de éxito en la música.    

Todos los hechos antes mencionados apoyan la teoría según la cual la habilidad musical se desarrolla a partir de un conjunto de características básicas heredadas que son comunes a la gran mayoría de la población. Por lo tanto, debemos analizar más las pruebas acerca de cuál es el proceso de desarrollo de la habilidad musical.      

1. Experiencias musicales en la infancia. Cada vez hay más pruebas que indican que la experiencia temprana puede tener un efecto significativo en el desarrollo de la habilidad musical. Dicha experiencia puede comenzar incluso antes del momento del nacimiento. En varios estudios sobre los primeros años de la vida de jóvenes músicos altamente capacitados para la música, se comprobó que muchos de los padres les cantaban todos los días (especialmente cuando estaban dormidos), desde el día de su nacimiento. Muchos de los padres utilizaban también juegos musicales, animando a los niños a bailar y a cantar con la música. Este tipo de estímulo afecta a las capacidades perceptivas y receptivas del niño y, por lo tanto, puede que sus efectos no siempre se observen en los primeros comportamientos de éste, pero sí puede incidir de manera importante en la facilidad con la que un alumno joven progresará posteriormente.      

2. Niveles altos de prácticas. Estudios recientes han mostrado cómo los mejores violinistas de un conservatorio de música habían acumulado más de 10.000 horas de estudio al llegar a la edad de 21 años, dos veces más horas que las invertidas por los alumnos menos avanzados del mismo conservatorio. Parece que no hay mejor indicador del nivel alcanzado que el tiempo que se ha dedicado al estudio formal. Siendo así, parece imprescindible analizar cómo se puede fomentar y mantener muchas horas de práctica.      

3. Nivel alto de apoyo familiar adecuado. Se observó que todos los niños seleccionados para entrar en cierto colegio especializado tenían padres que habían tomado parte activa en sus clases de música y en la práctica diaria del instrumento. De hecho, muchos padres supervisaron desde el principio y en todo momento el estudio de los niños en casa. Todos los niños de la muestra afirmaron que conocieron momentos de poca motivación para el estudio y que si sus padres en aquellos momentos no les hubieran obligado a practicar, probablemente no habrían practicado nada. La mayoría de padres invirtieron mucho tiempo y recursos materiales en la educación musical de sus pequeños (por ejemplo, recorriendo largas distancias para llevarlos a clase, a las clases de grupo, a los conciertos, etc.). Muchos de los niños de la muestra con

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mayor nivel habían desarrollado un fuerte concepto de ellos mismos como "musicales". Al parecer, esto se debía a la forma en la que sus primeros esfuerzos fueron alabados y aplaudidos en el entorno familiar más inmediato. Los elogios más sinceros provenían de aquellos padres que no eran buenos músicos y que estaban realmente impresionados por los logros conseguidos por sus hijos, por muy modestos que fueran. A pesar de que el concepto de talento tenga poco fundamento, creer en el talento propio puede ser una gran fuerza motivadora ante el compromiso a largo plazo con la práctica, que a veces puede resultar muy duro. Desgraciadamente, la sensación de no tener talento puede actuar como efecto negativo para la motivación y el esfuerzo.      

4. Profesores en los primeros años que dieron clases divertidas. La mayoría de los niños de la muestra citada tenían buenos recuerdos de las cualidades humanas de sus primeros profesores y, al describir a su primer profesor, empleaban adjetivos tales como agradable, amigable, divertido, simpático, etc. Por lo general, no calificaban a estos profesores de excelentes instrumentistas sino que la descripción se aproximaba más bien a la siguiente: "esa ancianita simpática que adoraba la música, que quería a los niños y que era capaz de comunicar un entusiasmo grande tanto por los niños como por la música". Muchos de los niños decían que la clase de música era el acontecimiento más esperado de la semana. Esto se puede contrastar con la experiencia de muchos niños que sólo han podido alcanzar niveles de instrumento más bien bajos y que recuerdan sus clases como momentos desagradables de ansiedad y humillación. No cabe duda de que los profesores que motivan y desafían a sus alumnos para que vayan más allá de todo lo que sea simplemente agradable o alcanzable tienen su razón de ser. Estos profesores, de todos modos, parecen tener más éxito con estudiantes que ya están comprometidos con la música. Puede ser que el trabajo del primer profesor sea el de ayudar a desarrollar aquel amor por la música que conduce al compromiso a largo plazo. Un comienzo con excesiva insistencia o énfasis en la técnica puede obstaculizar esta tarea básica.      

5. Oportunidad de experimentar profundas respuestas emocionales a la música. Algunos profesionales afirman que su habilidad para tocar con expresión está conectada de alguna forma con su habilidad para sentir la música. Se dice que los interpretes expresivos tocan con sentimiento o con el corazón. En otras palabras, su interpretación eleva la intensidad emocional o el impacto de la música. Investigaciones recientes sobre los aspectos de la música que conmueven con mayor intensidad a las personas que escuchan han mostrado que dichas emociones son provocadas por determinadas estructuras musicales. Los intérpretes pueden intensificar los efectos emocionales de estas estructuras exagerando las características emotivas de las mismas. Claro está, para poder hacerlo de forma convincente deben haber experimentado ya como oyentes la emoción correspondiente a la música de que se trate. Hay pruebas que demuestran que la habilidad para experimentar una fuerte emoción positiva ante las estructuras musicales está relacionada con las distintas experiencias musicales de la infancia.    

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Muchos niños incluso de 7 años pueden sentir experiencias profundamente significativas ante la música y la intensidad emocional de las mismas les motiva fuertemente para seguir comprometidos con sus estudios musicales. Estas experiencias suelen desarrollarse en un ambiente relajado, no amenazante, en el cual no se exige nada al niño. Por lo tanto, suelen ocurrir en casa mientras el niño está escuchando la música solo o con amigos. No suelen tener lugar ni en el colegio, ni cuando tocan, ni en presencia del profesor. Estas últimas situaciones suelen hacer que la energía emocional del niño se desvíe de la música en sí para centrarse en las exigencias de la situación, bien por necesidad de alcanzar un cierto nivel en la interpretación, bien por temor a sentirse humillado si comete algún error. Si los primeros recuerdos musicales del niño son de este tipo, entonces tendrá muchas menos posibilidades de llegar a ser un buen músico con una alta capacidad de expresión. Abandonará completamente la música o desarrollará una orientación hacia el éxito basada en las satisfacciones emocionales que pueden obtenerse a partir de los aspectos técnicos de una interpretación y no a partir de sus aspectos emocionales.      

Muchos adultos inteligentes y cultos consideran que son muy poco musicales. Un gran número de ellos conserva sus primeras impresiones de la música, sobre todo de la escuela, y recuerda que el profesor les hacía sentirse de alguna forma amenazados o inseguros. Un análisis profundo de las diferencias entre este tipo de experiencias de colegio y las experiencias, por ejemplo, de los niños pequeños de la tribu de Anang Ibibo, sería una buena fuente de ideas a la hora de explicar las razones por las que el nivel de la interpretación musical en nuestra cultura es tan bajo. ¿CUENTA PARA ALGO LO HEREDADO? Mi crítica al concepto del don musical no es una negación de la importancia de lo heredado. Las características genéticas heredadas tienen una influencia muy grande en todos los aspectos del comportamiento humano. Además, hay que tener en cuenta que los seres humanos compartimos entre nosotros más del 99% de nuestro material genético, por lo que existen muchísimas más cosas en las que nos parecemos que cosas en las que nos diferenciamos. Está claro que existe además una base genética en la que se apoya la habilidad musical y que sólo poseemos nosotros. Ninguna otra especie se aproxima al nivel de habilidad musical que está al alcance de la gran mayoría de los seres humanos. Lo que aquí cuestiono no es la base genética de la actividad musical, sino la teoría según la cual las diferencias entre las personas en cuanto a su capacidad musical se deben a la presencia o a la ausencia de ciertos genes específicos que juntos constituyen "el don musical". Es mucho más probable que la relación entre biología y habilidad musical, una vez ésta se haya llegado a comprender plenamente, resulte ser compleja e indirecta, no prestándose a

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definiciones del tipo "todo o nada" y no correspondiéndose ni lejanamente a las recetas para la música inherentes al concepto del don o del talento innato.

 

PARALELISMOS CON EL ENFOQUE SUZUKI La publicación del artículo del profesor Sloboda es de sumo interés para los muchos profesores y padres que han estudiado los libros y el acercamiento a la enseñanza del Dr. Suzuki y que han intentado poner en práctica dichas ideas. Para ellos el contenido del artículo viene a confirmar lo que ya sabían aunque no hubieran sido capaces de expresarlo de forma tan experta y científica. En sus publicaciones desde 1945 hasta el presente, el Dr. Suzuki ha repetido constantemente que la música no es un don innato sino que se puede desarrollar hasta un nivel muy alto en el niño con un entorno adecuado. Durante todo este tiempo él ha trabajado con mucho éxito para demostrar que sus teorías funcionan en la práctica. Lo que el profesor Sloboda denomina "el proceso de desarrollo de estrategias", Suzuki llama "la Educación del Talento". Sloboda identifica cinco factores que influyen en el desarrollo de la habilidad musical, de los cuales todos forman parte del enfoque Suzuki.

1. Experiencia musical en la infancia. Suzuki mantiene que el niño debe escuchar buenas grabaciones de música clásica desde su nacimiento o incluso antes. Hace un paralelismo entre el proceso de aprendizaje de la lengua materna (al niño se le expone a la lengua materna desde su nacimiento y siempre consigue dominarla cuando no existen diferencias físicas que se lo impidan) y el proceso idóneo de aprendizaje de la música. También recomienda que los niños empiecen sus clases de música cuanto antes y que éstas se adapten adecuadamente a la forma en la que lo niños aprenden con más éxito.    

2. Muchas horas de práctica. La práctica diaria es un componente esencial del método, ya que tal y como un niño practica diariamente su lengua materna, necesita practicar su vocabulario musical.    

3. Alto nivel de apoyo familiar. La implicación de los padres es un elemento clave en el método Suzuki. Los padres asisten a las clases de los niños y supervisan la práctica diaria al principio (niños de 3 a 4 años), hasta que poco a poco el niño puede practicar por sí mismo. Suzuki insiste en la importancia de la actitud de los padres, que debe ser motivadora, cariñosa y no demasiado ambiciosa ni abrumadora. Cuando los niños empiezan a hablar los adultos reaccionan con entusiasmo y no les regañan cuando cometen errores de pronunciación. Suzuki es partidario de la conveniencia de emplear este enfoque positivo en todos los campos de la enseñanza.    

4. Los primeros profesores que daban clases divertidas. Los profesores Suzuki están preparados para dar clases divertidas y a la vez conseguir que el niño asimile lo que le está enseñando. Suzuki es un buen ejemplo ya que nos ha dado muchas clases divertidas. Aunque esto es difícil de conseguir, los profesores deben ser capaces de crear un entorno positivo. La experiencia nos enseña que los profesores Suzuki consiguen muy buenos alumnos. Son personas cariñosas y entregadas a sus alumnos, además de capaces de estimularlos. Siempre se anima a los estudiantes a tocar en un ambiente relajado y no competitivo (por

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ejemplo, los conciertos informales) y solamente hacen los exámenes cuando ellos los quieran hacer.    

Oportunidades para experimentar emociones profundas como respuesta a la música. Este punto es el más evasivo. Muchos de los niños que se han convertido en músicos fuera de serie han contado que tuvieron este tipo de experiencias. Suzuki les contestaría que una de la razones por las que hay que enseñar es para capacitarles a responder a la música de esta manera; no para que se conviertan en músicos profesionales, sino para que sean mejores seres humanos. Si no se desarrollan de este modo, no es por culpa suya, sino por el método de enseñanza de los profesores o padres, que no han logrado crear el ambiente adecuado.    

 

¿EL MÉTODO SUZUKI? ¡PERO SI ES MUY FÁCIL!  por Ana Serrano (madre Suzuki)            

"Asombróse un portugués al ver que en su tierna infancia todos los niños de Francia sabían hablar francés". Esta perogrullada ha dado lugar a uno de los métodos de aprendizaje musical más revolucionarios, innovadores y efectivos que existen.      

Shinichi Suzuki (1898-1998), al finalizar la carrera de violín en su país (Japón) en 1920, viajó a Alemania para estudiar y perfeccionar su técnica con el objetivo de dedicarse a la interpretación. El aprendizaje del idioma alemán debió de resultarle tan costoso que dedicó largas reflexiones al porqué y al cómo la adquisición de la lengua materna, salvo discapacidades extremas, siempre se producía con éxito, rápidamente, sin ningún conocimiento sintáctico, morfológico o gramatical y, sobre todo, felizmente. Llegó a varias conclusiones, pero la fundamental fue que, siendo la música un idioma, un lenguaje, se podía aprender y enseñar del mismo modo que la lengua materna. A su regreso a Japón, ocho años después, se entregó por completo a la enseñanza del violín siguiendo su propio método, el llamado de la "lengua materna". Este sistema, 73 años más tarde, se emplea prácticamente en todos los países del mundo para enseñar a tocar todos los instrumentos posibles y hay miles y miles de músicos que han recibido su formación por el método Suzuki. Todos aquellos que en calidad de maestros, alumnos o padres Suzuki conocemos el método sabemos que no es sólo un método musical; es una filosofía vital, un modo de entender las relaciones humanas que las hace fáciles, gratas y profundas. Cómo funciona el aprendizaje de la lengua materna Lo primero que debemos hacer es colocarnos en actitud positiva y a continuación seguir las reflexiones de Suzuki, añadiendo las nuestras en el mismo sentido. El niño es una pequeña esponja que puede aprenderlo todo fácilmente. Seguimos asombrándonos al ver informaciones que aparecen regularmente sobre bebés que, sin saber andan nadan, que sin saber leer juegan al ajedrez,

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que sin saber música tocan un instrumento con verdadera soltura; nadie se asombra al oír a un niño de tres años hablando fluidamente sin saber gramática. No sabemos qué hacen los profesores de natación de los lactantes, pero todos sabemos cómo se enseña a hablar. En primer lugar, no ya el niño: el feto está oyendo hablar a través de su madre mucho antes de nacer. Cuando nace su madre le habla constantemente; todo el mundo habla a su alrededor y cuando se dirigen a él lo hacen instintivamente, muy despacito, articulando muy bien las palabras, repitiéndolas muchas veces y sonriendo. En segundo lugar, cuando el niño se lanza a imitar lo que lleva al menos un año oyendo sin que nadie se canse de repetirlo (porque todos sabemos que no vamos a fracasan y el triunfo que conocemos de antemano nos relaja) y emite sonidos guturales y alguna sílaba por pura casualidad, todo son parabienes, sonrisas y alegrías. Nadie se resiste a una adulación bien elaborada y un bebé, menos. Insistirá con denuedo, fundamentalmente porque se sentirá feliz ante el estímulo constante o porque le harán mucho caso, pero no porque tenga ningún interés en hablar, ni sepa siquiera qué es eso. En tercer lugar, el que enseña a hablar a un hijo "no tiene horas"; sabe que hablará, que durante toda su vida seguirá aumentando su vocabulario, y se emplea con un feliz ahínco y sin desfallecer, pero sin prisas, sin angustias y sin hacer un maratón sobre a qué edad comienza a hablar o cuántas palabras aprende en cuánto tiempo. En cuarto lugar, jamás nos preguntamos si tendrá condiciones o nos preocupamos por la voz que tendrá o por si colocará bien las comas en su discurso. Si usted va por la calle sabiendo a dónde de va, tardará poco, irá relajado pensando en sus cosas y andará de forma automática. Si va a algún lugar que no conoce, con la guía de calles en la mano y mirando los rótulos, tardará el doble. Llegará cansado y crispado, y si, además, lleva a su lado una persona diciéndole "yo creo que vamos mal", "¿no nos habremos perdido?", "¿estás seguro...?", "no, si como eres un desastre, no llegaremos", es probable que tire debajo de un coche a su acompañante y se vuelva a casa. Por último y de modo fundamental, recuerde: si su hijo mayor dice a los tres años: "mi mamá me mima", usted jamás pensará: "es un genio". Y si el pequeño lo dice a los dos años o, incluso, al año, tampoco lo dirá; sólo pensará: "le hemos hablado más, le hemos hecho más caso"; a lo sumo: "éste ha salido a mi suegra, que no para de hablar ni dormida". Cómo funciona el Método Suzuki He de advertir, antes de que sigan leyendo, que si decide que su hijo aprenda música por este método, va usted a hacer todo lo contrario a apuntarle a judo, ballet o inglés para que llegue una hora más tarde a casa y que a usted le dé tiempo a pasar la aspiradora, navegar por Internet o hablar por teléfono, porque los tres pilares fundamentales sobre los que se asienta el método son: niño, profesor y padre o madre. Si elige bien, el profesor no falla, el niño tampoco lo hace nunca; así que usted verá si está dispuesto (no se asuste, que no tiene que estar todo el día poniendo o haciendo música) a dedicarle a su hijo entre media y una hora diaria durante unos diez años, sabiendo a ciencia cierta que, al final, el niño (hombre ya) puede ser solista internacional, músico de orquesta, ingeniero industrial o un fontanero que se reúne los sábados con su

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dentista y su peluquero para hacer música de cámara, que tendrá un magnífico oído que le ayudará a entender en la escuela y a dominar su idioma, una estupenda memoria, sabrá relajarse, conocerá su cuerpo por medio del ritmo y, lo más importante de todo, tendrá algo muy en común con usted y una hermosa complicidad. ¿Sí? Pues vamos a ello. Su hijo deberá ser cuanto más pequeño mejor: unos tres años; y, si usted está dispuesto a amar a su hijo sin barreras, sería bueno que antes, entre los dos o tres meses y los tres años fuesen los dos a clases de iniciación. Hay poquísimos profesores preparados para impartir enseñanza a estas edades tan tempranas, pero los que lo están son una maravilla. Sólo es necesario advertir que, si desafinan al cantar, no pueden ser buenos profesores en psicomotricidad y que un xilófono de plástico no es un instrumento Orff. No dude en pedirle la titulación en Kindermusik o en método Orff. Asimismo, al llegar al comienzo de su aprendizaje Suzuki, asegúrese de que el profesor tiene la preparación necesaria o la acreditación del nivel en que se encuentra y tenga en cuenta que hay mucha gente en formación, lanzada a dar clases sin deber. El profesor Suzuki añade a su carrera de instrumento ocho o diez años de dura preparación y está aprendiendo a enseñar justo del modo contrario a cómo le enseñaron a él. Ésto es muy difícil y por eso hay pocos. Elegido el profesor, usted deberá comprar la cinta o disco que él le indicará con una música muy sencilla, muy pegadiza y fácil, estudiada y creada por Suzuki a este efecto, y se la deberá hacer escuchar a su hijo a diario: tiene que oírla como oye hablar, aunque con una vez al día es suficiente y no es necesario que se siente a oírla ni que se ponga las gafas y el frac: basta como murmullo de fondo. Esta música, a lo largo de los años va siendo más difícil hasta llegar a ser cualquier música. El niño y usted irán una vez o dos por semana a clase con el instrumento, un magnetofón y un cuaderno y la mitad de la clase, al principio, se dedicará a usted. Poco a poco, irá aumentando el tiempo dedicado al niño hasta que usted esté sólo “de mirón”. Deberá grabar la clase y tomar apuntes y todos los días, en casa y a la misma hora, sin prisas, con un talante de “voy a disfrutar con mi hijo", pondrá la grabación y estudiarán juntos. Mejor 5 ó 10 minutos diarios (lo que el niño aguante concentrado) que una hora un día de cada diez. Usted no hablará nada (no debe); una de las cosas en las que los maestros Suzuki ponen más énfasis es en hacer autónomos e independientes a los niños. Le van a reñir mucho (a usted): no debe ayudar a su hijo a hacer o decir nada que pueda hacer o decir por sí mismo, desde "dar de comer al arco" (darle resina) hasta quitarle el abrigo a su cello. El maestro Suzuki toca despacio, clarito, destacando todos sus movimientos; canta, hace palmas con las manos, sobre su tripa, su cabeza...; el niño repite en espejo. El maestro coge el arco, lo muestra, casi como un mimo; el niño hace igual. Toca el maestro con el arco, repite el niño ¡igual!... Siempre con una sonrisa. Si algo sale muy, muy bien, aplausos; si sale bordado, condecoración en forma de pegatina sobre el instrumento; si no sale, una sonrisa y una pregunta (el maestro Suzuki nunca afirma) y le ayuda a encontrar el porqué y a analizar. ¿Serán los dedos? ¿Será el arco? ¿Estará bien

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colocado? Y a los tres años y siempre, la pregunta crucial del método: “Bien, pero ¿crees que lo podrías mejorar?” Los maestros consultados coinciden en que jamás un niño ha dicho "no". Dicen "¡Sí!" y repiten montones de veces ellos solos sin decirles jamás la palabra fatídica que todos los músicos hemos oído un millón de veces: "¡Repite!" Primero con una mano, después con las dos, poco a poco y siempre atentos a su maestro que repite y repite, como usted repitió “mamá", sin cansarse nunca. Muy pronto, su hijo tocará lo que oye. Muy pronto, su hijo tocará con otros niños y formarán su grupo y deberá tocar ante todo el que llegue a casa. ¡Pero bueno! ¿No le hacía decir a su hijo, cada vez que veía a alguien nuevo: "Dile a fulanito papá”, y su hijo lo decía y se lo comían a besos? Pues igual. Y, sin darse cuenta, como la lectura bien estimulada que el niño pide aprender para poder leer los cuentos que usted le lee, hará música, tocará con los amigos y acompañará con su violín una cinta de rock duro o lo que le apetezca; reproducirá, como un juego, desde la música de un anuncio de televisión hasta una obra de piano con su cello, cantará con toda facilidad a tres o cuatro voces con sus compañeros y sólo será un niño bien estimulado, no un prodigio.    

 

 

UNA REFLEXIÓN SOBRE EL MÉTODO  por María Jesús Cano (profesora de violín de la A.M.S.C.M.)          

Hace algunos años, en una conversación con un compañero y profesor, oí hablar acerca del método Suzuki. Siempre tuve gran interés por la enseñanza, pero mi experiencia era corta y no muy satisfactoria. Lo que más me llamó la atención, en un primer momento, fue la idea de que niños tan pequeños pudieran aprender a tocar un instrumento y en particular uno tan complejo como el violín.      

Decidí ir a clases de observación y comprobar por mi misma si aquello era una realidad. Así comencé a ir a las clases de Moisés Hernández y de Isako

Yoshimura. Mi sorpresa fue grande al comprobar el gran potencial que encierran niños tan pequeños. La idea de una mente infantil limpia e intacta y la alegría y entusiasmo con que los niños acogían sus nuevas experiencias, ofrecían una visión de la enseñanza mucho más atractiva. Quisiera hacer resaltar la importancia de una formación Suzuki adecuada. Gracias a los cursos de formación que estamos siguiendo muchos de nosotros con

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Ana María Sebastián, hemos podido comprender la realidad; el método Suzuki no es simplemente un conjunto de piezas y procedimientos técnicos para tocar el violín u otro instrumento, es mucho más que eso, es una filosofía de la Educación; empezar muy pronto, crear el mejor entorno posible, involucrar a los padres, recordar que cada niño puede ser educado si está en el ambiente adecuado a muy corta edad, por medio de exitosos pasos cuidadosamente pensados. Vivimos en una sociedad altamente competitiva. Aquellos que han sido implicados en la educación musical han experimentado la competición como un motivo, como le sucede a la gente en otros campos. Hay un mundo completo fuera para luchar, practica y vence. La educación del Talento en el Método Suzuki dice esencialmente: fuera hay todo un mundo para cooperar en él; esto no significa que no exista la competitividad pero, sin embargo, se trata de desarrollar una sana clase de competición, de buscar lo mejor que podemos encontrar en un niño y ofrecer el regalo de mostrarle lo bien que lo está haciendo. Suzuki nos dice que demos la pieza en pequeños pasos que el niño pueda comprender y perfeccionar. De este modo el conocimiento llega a habilidad, y construyendo sobre las habilidades que han desarrollado, estas se extienden y crecen. Desde el principio cada habilidad necesaria para las piezas que siguen, se introducen secuencialmente y el niño continua tocando las anteriores para mantener las habilidades, de ahí la importancia del repaso: si los cimientos del bloque no son estables no hay base sólida sobre la que construir una torre. ¿Por qué se inicia a un niño a tan temprana edad, si su coordinación esta más desarrollada unos años después? Si estamos realmente construyendo un entorno, cuanto más joven mejor. Nunca otra vez será el niño tan abierto, tan receptivo, tan libre de distracciones y tan ordenado en su mente y su vida. Cuanto más trabajo con niños pequeños más creo en su potencial de aprendizaje. Es emocionante observar lo que pasa cuando aprenden. Si su hijo es como cualquier otro sin duda aprenderá a tocar el instrumento elegido. Con toda certeza en un momento u otro se tumbará cuando no deba, habrá momentos en que se encuentre somnoliento, enfadado o con hambre, irá a clase y no hará absolutamente nada de lo que había trabajado en casa, hará deliberadamente cosas al revés... entonces sentiréis ganas de gritar y manifestar vuestro disgusto; no lo hagáis, recordad que el profesor ha visto muchas veces estas reacciones y no le molestan, los niños notan nuestra tensión y se sienten presionados y nerviosos, ellos necesitan

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nuestro entusiasmo constante; aprended a alabar cualquier pequeño éxito y disfrutad de él tanto como yo disfruto. Ambos profesor y padre debemos creer en el potencial de los niños y aceptar el principio Suzuki: no hay niños malos, si aquéllos fallan tenemos que encontrar otra forma de inspirarles.    

 

HISTORIAS DEL "FRENTE DE PRÁCTICAS"  por Lisa Goldman    

En nuestra casa veinte minutos de prácticas transcurrían más o menos así: Los varones, de seis y treinta y seis años, bajaban trotando al cuarto de música a practicar. Como madre, pensaba: “¡Así se hace! ¡Sin discutir!” Como profesora, mis ojos buscaban el reloj de la cocina para ver a qué hora empezaban y oir lo que sucedía.      

Luego venían los famosos seis minutos y medio sacando del estuche el instrumento y los adminículos pertinentes y preparándose. Por suerte para mi hijo, siempre pudo abrir el cierre del estuche del violoncello y luego preparar el arco y la silla. Mientras tanto, oía a mi marido tocando alguna pieza en el piano. Por fin se serenaban. Como maestra, instintivamente le echaba una mirada al reloj y pensaba: “Están perdiendo el tiempo”. Como madre, me tranquilizaba no oir discusiones y quejas. Simplemente, estaban en lo suyo. De eso hace un año; desde entonces hemos hecho algunos cambios. Los varones, ahora de siete y treinta y siete años, incluyen la práctica en su rutina diaria. Hemos aprendido a tener el violoncello y los pertrechos fuera y listos y a permitir que padre e hijo se tomen su tiempo para organizarse mentalmente antes de empezar a practicar. Ocuparse en fruslerías y parlotear unos minutos les ayuda a acomodarse y distenderse. Ya no miro el reloj (estoy tratando, pero es difícil). Ahora, en lugar de preguntarle a mi hijo: “¿Cuánto tiempo practicaste?”, le pregunto: “¿En qué trabajaste?” Nuestra hija, una pre-Twinkle muy juguetona, viene a practicar el violín ya con su propio plan. Aprendimos que con ella tenemos que tener el violín fuera del estuche y a mano. Si transcurren cinco minutos abriendo el estuche y sacando el violín y el arco, se acabó lo que según su idea son “cinco minutos con el violín”. Es hora de pasar a otra cosa. Como ahora el violín siempre está fuera del estuche, a menudo lo coge ella solita y dice: “Oye cómo toco Taka-Taka-Stop-Stop”. A veces me pide que cante con ella o que participe de alguna manera graciosa y trato de complacerla. Esto lo considero parte de la práctica de repaso. Ella queda encantada cuando lo hace por su cuenta. También hay prácticas a “iniciativa de mamá”. Generalmente, éstas son un poco más complicadas. Descubrimos que la rutina más productiva (para la maestra que hay en mi) y la más satisfactoria (para la madre que soy) es usualmente una variación de la siguiente sucesión de eventos: Tomo el violín y, mientras lo afino, anuncio que es hora de practicar. Mi pre-Twinkle me da una serie de respuestas que van desde una cooperación total, hasta poner los ojos en blanco y arrastrar los pies, u otras inmencionables. Cuando pone los ojos en blanco y va arrastrando los pies la ignoro y sigo con

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la rutina. Las inmencionables, que incluyen un “¡NO! No quiero!” bien fuerte reciben siempre una respuesta constante de mi parte: “Bueno, en realidad no tienes alternativa. Así que, empezamos dentro de 10 minutos y para entonces tienes que estar lista.” Y me voy. Después de un ratito, le grito con optimismo: “Cinco minutos más y empezamos a practicar”. Después de unos minutos, la próxima movida calculada es tomar el violín y decir: “¡Aquí estoy! Empecemos con...” Una vez concluídos los preparativos para empezar, le digo inmediatamente (a menudo cuando se viene acercando para practicar), por ejemplo: “Tenemos que tocar cinco buenos ritmos en Mi y después tú eliges alguna otra cosa para tocar”. He descubierto que si no tenemos un plan inmediato, por corto que sea, la práctica pierde su seriedad, su atención y volvemos otra vez a las tonterías. Como es muy pequeña, una vez que pierdo su atención, se acabó. Es más fácil retener su atención que recuperarla. Este artículo no trata de “cómo practicar una pieza" o de "cómo aislar los puntos a enseñar”. Se trata más bien de lo que en realidad sucede en la sesión de prácticas en casa de principio a fin y de cómo evitar un descarrilamiento diario de emociones. A lo largo de la senda musical de Suzuki, los padres heredan un rico conocimiento musical y deberían usar este conocimiento recién adquirido cuando practican con el niño. En lugar de decir: “Vamos a tocar con el arco así cinco veces”, prueben a decir: “En la próxima pieza vamos a usar el arco de una forma nueva. ¿Puedes decirme en qué parte es? ¿Es aquí? (Tararee un par de compases). La Sra. Allegretto dijo que teníamos que tocarlo cinco veces. ¿Cómo ponemos el arco ahora?... ¿Listo el arco?...” Abordándolo así, de forma muy práctica, se logran varias metas:

1. Reconocer el progreso del niño    2. Aislar una destreza    3. Observar dónde estaba ubicada    4. Reconocer que su niño no está solo, usando el “nosotros”    5. Comenzar el ejercicio de repetición que la profesora sugirió.    

Su interés minucioso demuestra significación e importancia. La destreza ahora tiene significado y no es meramente algo que se demostró en la lección.      

Pero ¿cómo lograr que el niño haga todas estas repeticiones? Una estrategia para avanzar es crear y mantener el ritmo. Esto da buen resultado cuando el niño tiene dificultad con una parte nueva (aprender a poner los dedos usando un patrón nuevo, repetir una nueva destreza con el arco...), para corregir un hábito nocivo que se le ha pegado (los dedos se colapsan cuando saltan a otra cuerda) o trabajando en un detalle que hemos aislado para enseñar. La estrategia debe implementarse sutilmente, sin discusiones. Con el niño que estudia un instrumento de cuerdas, utilizo la palabra “Dedo” (coloca la mano correctamente), “Arco” (coloca el arco correctamente), “Listo” (piensa en lo que vas a hacer), “Ya”. Cada palabra (no sílaba) equivale a un compás. Entre cada palabra, espere unos tres compases para permitirle al niño poder estar listo a cada paso. Cuando haya tocado la última nota, vuelva a comenzar inmediatamente cada paso diciendo: “Dedo, arco, listo, ya”. Mantenga el paso y no deje espacio que le haga perder el ritmo. Cobre

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velocidad. Al cabo de la semana trate de llegar al punto de sólo tener que decir: “Listo, ya”. Me gusta este enfoque porque el niño participa paso a paso en un proceso muy calculado. Una variante sería asignarle un número a cada repetición. Por ejemplo: “Número uno, listo, ya; número dos, listo, ya...” etcétera. Nuevamente, cobre velocidad a la vez que mantiene un ritmo parejo. Supongamos ahora que ya domina el juego de las repeticiones, pero usted no está satisfecha con la calidad; son descuidadas, a la apurada y no muestran la más mínima mejora. Para evitar la posibilidad de un conflicto, le sugiero las siguientes frases que, usadas suavemente, podrían dar buenos resultados. Con mucho interés y mirando al niño directamente a los ojos dígale:

1. Esa salió un poco floja. Probemos otra vez.    2. No está mal, pero te he visto hacerlo mejor.    3. Vamos a probar esa otra vez.    4. ¿Me puedes mostrar cómo lo hizo la Sra. Allegretto?    5. ¿Cómo te parece que salió esa?    

La primera vez que oiga algo cuestionable, coméntelo enseguida. No espere a que el niño haya terminado todas las repeticiones.      

En algún momento durante todo este gran esfuerzo, con toda seguridad los padres oirán algunos “tesoros verbales” saliendo de la boca del niño. Es molesto oirlos, pero a menudo nos dan la pista sobre si debemos reorganizar la práctica o pasar a otra cosa. A veces todos nos sentimos cansados y frustrados. En tal situación es mejor apaciguar los ánimos y cambiar de tema que discutir con el niño y crear una situación negativa. Los siguientes son tesoros verbales que han presentado padres en nuestro programa Suzuki junto con formas de hacer progresar la práctica en casa.

• Tesoro verbal: ¿Hemos terminado ya ?      o Respuesta negativa: No. Hasta que yo diga, no.      o Respuesta positiva: Leamos nuestras notas (tabla de práctica,

lista, etc.) A ver si hemos hecho todo lo que debíamos.    

• Tesoro verbal: No puedo, es muy difícil.      o Respuesta negativa: No, no lo es. Prueba otra vez.      o Respuesta positiva: Sí, es difícil. Vamos a probar estas cuatro

notas varias veces y a ver qué pasa después.      

• Tesoro verbal : Estoy muy cansado.      o Respuesta negativa: No, no lo estás.      o Respuesta positiva: Yo también. Cuando terminemos con estas

cosas podemos descansar un poquito.    

• Tesoro verbal: ¿Cuánto tiempo vamos a hacer ésto?      o Respuesta negativa: Hasta que lo hagas correctamente.    o Respuesta positiva: Toquemos esta frase un par de veces más

con el arco como nos enseñó la Sra. Allegretto.    

• Tesoro verbal: ¿Podemos tocar sólo las piezas de repaso?      

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o Respuesta negativa: No.      o Respuesta positiva: ¿Por qué no tocas primero las piezas de

repaso y después hacemos algo distinto? (Una sesión entera tocando piezas de repaso es tiempo bien aprovechado.¡Disfrútela! Puede tornarse en un concierto improvisado muy bonito)      

• Tesoro verbal: ¡La Sra. Allegretto no dijo que tenía que hacer esto!      o Respuesta negativa: Sí, lo dijo.      o Respuesta positiva: La Sra. Allegretto asume que lo estamos

haciendo. Ella confía en nosotros.      

Lo que hasta ahora más ha ayudado a nuestra familia en el “frente de prácticas” con el método Suzuki es habernos dado cuenta de varias cosas.      

1. Practique todos los días, por más corta que sea la sesión. Haga siempre algo.    

2. Respete los límites del niño y reconozca cuándo la práctica crea estrés o se ha acabado.    

3. Facilítele al niño el prepararse para empezar. Tenga los instrumentos a mano (pero fuera del alcance de niños pequeños, mascotas, etc.)    

4. Demuestre real interés y déle su apoyo, pero a la vez muéstrese firme.    5. Hable de cómo fue la lección.    6. Busque una rutina que le resulte.    7. Recuerde que el repaso es un elemento vital del progreso.      

Con el tiempo podrá agregar más cosas a la lista. Cada niño es diferente, su personalidad es diferente y su situación varía. No haga nada que resulte para todos. Algunas de las ideas que les presentamos van a funcionar por unos dias; otras pueden pasar a formar parte de la práctica cotidiana. Estas técnicas ayudarán a reducir al mínimo la frustración tanto de los padres como del niño y permitirán que la práctica sea tan divertida como productiva.      

¿Tiene usted sus propios "tesoros verbales"? ¿Qué respuestas u otros ejemplos positivos le han dado resultados? ¿Tienen sus propios inmencionables? ¡Nos encantaría recibir sus comentarios!

 

 Lisa Stang Goldman ha enseñado Suzuki durante doce años y actualmente es directora del programa Suzuki en el Fairmount Fine Arts Center, al Noreste de Ohio. También enseñó en programas Suzuki en el Conservatorio de Música Universitario de Cincinnatti y en el Instituto de Música de Cleveland. Lisa ha enseñado pedagogía para instrumentos de cuerda en la Universidad de Case Western Reserve y ha hecho residencias artísticas para la Escuela Pública de Artes en Cleveland. Recibió su título universitario y su maestría en educación musical del Conservatorio de Música de la Universidad de Cincinnatti. Ha participado en formación a corto y largo plazo en el método Suzuki a través de la SAA. Cuenta con una certificación en educación especial de CCM y entrenamiento en Eurítmica Dalcroze de la Universidad Carnegie Mellon.      

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Traducido por Bea Cabrera y reproducido aquí con la autorización de la Asociación Suzuki Americana.    

SUZUKI Y LA INFANCIA DE LA CULTURA  por Patti Druliner    

 

En mi taller, a los padres les introduzco el método Suzuki en una serie de reuniones antes de que su hijo/a empiece las lecciones. Algunos meses después, sigo informándoles para refrescar su inspiración y continuar enseñándoles las normas de la instrucción en casa requeridas por el método de la lengua materna (Mother Tongue Approach)    

Shinichi Suzuki ha tenido un impacto profundo en la enseñanza de la música. Ese impacto, en su mayor parte, es el resultado de una sola visión. Al observar esa visión de cerca, y las implicaciones derivadas de ella, se revelan ideas que tienen un potencial singular para la enseñanza de la música y para la educación inicial en general. Lo que le impactó a Suzuki fue algo que la mayoría de nosotros damos por descontado. Él vio que todos los niños japoneses hablan el japonés con fluidez, que los niños ingleses hablan el inglés con fluidez y así sucesivamente en cada cultura. Como el lenguaje es una de las habilidades más complejas que adquieren los humanos, Suzuki concluyó que estamos menospreciando en sumo grado la capacidad de los niños. Si niños pequeñitos pueden adquirir (aparentemente sin esfuerzo) una habilidad tan compleja y sofisticada, entonces hay muchos otros campos en los cuales podrían sobresalir si es que imitamos las condiciones que producen este gran resultado del lenguaje. Además, concluyó que nuestro concepto de talento especial ha sido fuertemente limitado de una manera artificial. Según Suzuki, todos los niños “promedio”, en un ambiente apropiado, son capaces de un comportamiento que hemos asumido como prerogativa de algunas pocas excepciones. Entonces, ¿cuál es este ambiente apropiado? ¿Cuál es la diferencia entre nuestra manera de enseñar el lenguaje y la manera en que enseñamos todo lo demás? Esto es lo que Suzuki quizo descubrir y enseñar, para que los niños pudieran utilizar ese potencial excepcional y adquirir excelencia en todos los campos del aprendizaje. Suzuki notó ciertas condiciones comunes a la adquisición del lenguaje, condiciones que se incorporaron en algún pasado indefinido, mientras la especie humana perfeccionaba el inmenso logro del lenguaje. Él llamó a esta serie de condiciones "el método de la lengua materna". La comprensión de estos elementos y el uso correcto de los mismos brindará, como lo ha demostrado Suzuki con el éxito de sus alumnos, una eficacia nueva, naturalidad y placer en la educación inicial de los niños. Estos conceptos esenciales que se discutirán son: la expectativa, el aprendizaje infantil, el sonido en el ambiente, los pequeños pasos, el habla antes que la lectura, el ánimo, la repetición y los padres como maestros. La expectativa Los padres de familia no llevan a su niño o niña ansiosamente a un experto para preguntarle si la criatura es talentosa para el habla. Todos los padres

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asumen que su hijo o hija aprenderá a hablar por lo menos tan bien como ellos lo hacen. Los padres no limitan al hijo/a, aun estando a la expectativa de que tal vez la criatura no hable. De igual manera, Suzuki confía en que todos los niños tendrán mucho éxito con la música, hasta el punto de parecer “sobresalientes” en comparación con la norma vigente. Los niños educados por maestros bien entrenados en el método Suzuki mantienen esta expectativa. El aprendizaje prenatal e infantil Investigadores han demostrado que los niños escuchan y desarrollan preferencias hacia ciertos sonidos mientras están en el vientre de la madre. Las criaturas están escuchando y de este modo comienzan el proceso de aprender su lengua materna desde el vientre. El aprendizaje del lenguaje no se hace esperar hasta que tengan edad para ir a la escuela, ni hasta que el niño o la niña muestre interés. Suzuki tampoco hace esperar al aprendizaje de la música. Y porque usa las técnicas de instrucción del lenguaje infantil, este aprendizaje de la música es tan agradable y natural para el niño como lo es el aprendizaje del lenguaje. Sonido en el ambiente Todos los niños aprenden precisamente el idioma que escuchan; los niños japoneses de Osaka aprenden ese dialecto y los estadounidenses de Georgia aprenden ese acento. Uno no tiene que adivinar qué idioma aprenderá un niño; sólo tiene que oir lo que se habla en su ambiente. Obviamente, entonces, la discriminación y la imitación del sonido es muy fácil y muy natural para los niños. Suzuki capitaliza esta habilidad natural enseñando a los padres cómo estructurar un ambiente en el hogar que exponga a los niños a los sonidos de la música, tal como el hogar está lleno del idioma que hablará la criatura. Cintas de música se se reproducen quedamente durante el día: mientras juegan, en el coche, a la hora de dormir, etc. Estas cintas de música son el equivalente al lenguaje de adultos que continuadamente la criatura escucha todos los días en casa. Pequeños pasos Vemos que los padres se entusiasman con cualquier sílaba que su niño o niña diga. Cada vocalización, no importa lo pequeña que sea, es una ocurrencia feliz. Los padres no esperan el discurso de Gettysburg, sino que buscan y se complacen con pequeños pasos de progreso. Suzuki pide a los padres que disfruten de los avances más mínimos en el aprendizaje musical, tal como lo hacen cuando se entusiasman por los incrementos más pequeños en la adquisición del lenguaje de su niño o niña. El habla primero, después la lectura Todos los padres de familia enseñan a sus hijos a hablar antes que a leer e introducen la lectura sólo después de que la criatura hable con fluidez. Si la lectura y el habla se enseñaran simultáneamente, el desarrollo del lenguaje de los niños se retrasaría y probablemente quedaría limitado en muchos, ya que algunos niveles de desarrollo tienen que ocurrir en edades específicas para el desarrollo óptimo del funcionamiento del cerebro. De la misma manera en que esperamos que los niños hablen antes de que aprendan a leer, Suzuki hace que los niños sean básicamente hábiles para tocar música antes de leer partituras, con lo que la lectura de partituras y la lectura de su idioma ocurren más o menos al mismo tiempo.

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El estímulo Los padres de familia no critican los errores que cometen los niños con el lenguaje; ellos repiten el sonido correcto y muestran lo feliz que están cuando la criatura se aproxima un poco más a ese sonido. La instrucción del lenguaje de los niños parece ser más una atención cariñosa y juguetona que una educación. Sin embargo, es exactamente este tipo de ambiente el que produce el logro singularmente avanzado del habla. En el método Suzuki, los padres hacen diariamente sesiones cortas de atención cariñosa a la música del niño, ofreciendo una dirección delicada y mucho entusiasmo a cada pequeño progreso. Esto es la “lección en casa” en el método de la lengua materna. La repetición Al enseñar a hablar, los padres repiten el sonido que quieren que el niño imite. Más aún, desde antes de nacer el niño ha estado escuchando los sonidos del habla y la estructura de sintaxis y gramática que reside en esos sonidos. Al aprender una palabra, un niño repite y repite esa palabra. Al aprender nuevas palabras, no abandona las que ya aprendió, sino que juega con ellas en combinación con las nuevas. Suzuki notó todo esto: que los niños repiten una y otra vez sus nuevas palabras, que desarrollan fluidez e internalizan las reglas de la gramática al combinar cada nueva palabra con palabras conocidas y frases ya aprendidas. Observó que las primeras palabras no quedan abandonadas, sino que son añadidas, y que esta misma práctica, este juego con el lenguaje, es lo que crea un buen hablador. La aplicación de esta idea de repetición a la música es una de las contribuciones más importantes de Suzuki. Él se dio cuenta de que, una vez que aprendemos selecciones de música, después tenemos la oportunidad de “jugar” con ellas. Podemos aprender la pieza (cómo decir la palabra) y podemos empezar a aprender su sintaxis y descubrir sus niveles y grados de significado. De esta manera podemos destacar la gramática del sentimiento, la sintaxis del tono y ese conocimiento único, que se gana sólo por la naturaleza y las artes, la cual ni es lineal ni verbal, pero que sin embargo sigue siendo conocimiento. Los estudiantes del método Suzuki dedican sólo un poco de su tiempo cada día a aprender algo nuevo o perfecionar alguna técnica. El resto de su tiempo de música es dedicado a tocar piezas que ya saben, así aprenden buena musicalidad, desarrollando la habilidad de crear un bello sonido y facilitando el refinamiento de su naturaleza emocional El padre o la madre como maestro El lenguaje no se enseña por maestros especializados en instalaciones comunitarias, sino a través de la conversación que la criatura escucha en su hogar, junto con muchas sesiones cortas diarias de atención y dirección de sus padres. Los padres son los maestros del lenguaje; de igual manera, ellos son los co-maestros de música en el método de lengua materna. Los padres se aseguran de que las cintas se reproduzcan lo más posible, emulando el lenguaje audible que el niño o la niña oye en casa. El padre o la madre enseña la lección de casa diariamente, en la cual él o ella supervisa el material nuevo que se asignó esa semana por el profesor o la profesora de taller, y luego alienta el desarrollo de habilidad y musicalidad mediante el repaso del repertorio aprendido previamente; todo ello de la misma atenta y alegre manera con la cual enseña a su niño o niña a hablar. Los padres y el

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maestro o maestra Suzuki forman un equipo con la dirección del profesional, pero la instrucción del día a día es ejecutada sólo por el padre o la madre. Todas estas condiciones - la expectativa de capacidad, un aprendizaje infantil cómodo y tranquilo, música en el medio ambiente, pequeños pasos, tocar antes que leer, ánimo, repetición y el padre como maestro - forman el corazón del método de la lengua materna, cuyos resultados innegables han creado el interés universal por la instrucción musical Suzuki. La complejidad del lenguaje humano es uno de los logros más importantes de nuestra especie; y sin embargo, parece que nadie había reconocido el significado de las prácticas pedagógicas involucradas en la instrucción del lenguaje antes de Suzuki. Es como si el aprendizaje del lenguaje, ese gran logro de la cultura humana, fuese tan menospreciado y su desarrollo tan perdido en la antigüedad que a los métodos que se usan para conseguirlo no se les diera importancia. Le deberemos al Dr. Suzuki el haber llamado nuestra atención sobre esa joya de la ciencia educacional enclavada en la niñez de nuestras culturas.

LOS BOMBONES DE SHINICHI SUZUKI  por Víctor Estalayo    

Es la hora del almuerzo en el Instituto para la Educación del Talento en Matsumoto (Japón). Suzuki recorre los grupos de niños que comen alegremente, diseminados por doquier. Al parecer, los bombones se multiplican en la caja mágica que lleva con la ilusión de un Rey Mago feliz entre los pequeños. Reparte y reparte, pero alcanzan para todos. María Estalayo, una niña española de once años, acepta el suyo muy contenta, impresionada de nuevo por la vitalidad de aquel nonagenario que enseña, dirige y mima a

centenares de niños japoneses y extranjeros que, como ella, se han convertido en sus alumnos durante una semana en la mejor escuela musical del mundo.      

María y otros pocos procedían de Los Institutos para el Desarrollo del Potencial Humano de Filadelfia, fundado por Glenn Doman, el mayor especialista en el desarrollo de la inteligencia del niño. Hace muchos años, Doman oyó hablar de Suzuki por primera vez. El informante se mostraba muy escéptico; no creía posible lo que, a su vez, había oído contar. Doman se enzarzó en una discusión con su interlocutor, asumiendo la defensa de aquel japonés desconocido, pues ambos

compartían una elevada estima del talento potencial de todo recién nacido. Poco después, él y Suzuki estrecharon profundos y duraderos lazos de amistad. Por eso, cada año llega a los Institutos de Filadelfia una nueva profesora de violín enviada por Suzuki. En una ocasión, la familia que había acogido a María en su casa durante el curso, me invitó a cenar con mi mujer y mis hijos en su casa. Al llegar nos presentaron a la nueva profesora japonesa.

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Aunque yo sabía que muchísimos niños de Suzuki eran grandes virtuosos, me quedé muy impresionado: ¿De veras? ¿Cuántos años tienes? - pregunté, pensando que no serían más de quince -. En seguida noté por la reacción general, que había metido la pata: ya tenía más de veinte y la coquetería femenina convertía la edad en un secreto. A los postres, los invitados nos comimos unos exquisitos bombones de Suzuki, dulces y estimulantes: gracias a él, la señora Myers, sus tres hijos de 7, 12 y 15 años respectivamente, junto con nuestra hija de 12 años y una damita oriental diminuta, nos agasajaron con un concierto inolvidable, nacido del corazón mismo del genial maestro y benefactor de los niños y de la humanidad.    

 

EL PASO PREMATURO DEL MÉTODO SUZUKI A LA ENSEÑANZA TRADICIONAL EN UN CONSERVATORIO  por Ana María Sebastián (profesora de violín y Presidenta de la Federación)            

Éste es un tema realmente preocupante para los profesores del Método Suzuki. Sólo ellos saben los peligros que corren sus pequeños estudiantes, educados con tanta dedicación, si al cambiar de sistema no están perfectamente preparados. Los abismos de incomprensión con que se van a enfrentar; los traumas y los abandonos que van a sufrir; tan amargos para los padres que han pensado en la "inversión tiempo-dinero", y tan frustrantes para los niños que dentro del método sabían tocar su instrumento y que, de golpe, es como si no supieran nada.      

¿Qué puede ocurrir cuando, sin la debida preparación, un niño Suzuki cambia a un profesor tradicional mal informado del método o entra en un Conservatorio? Pongámonos en lo mejor: el profesor ha oído al alumno una o varias piezas muy difíciles para su edad - 10 a 11 años, volúmenes 8º ó 9º -. Piensa entonces que ha topado con uno de esos alumnos superdotados con que sueña todo profesor (y rara vez ve en su vida). Lo acepta como caído del cielo y pretende seguir con el alumno el programa lógico: escalas, estudios y obra para la próxima clase. ¡Desastre total! Ni idea de escalas, jamás ha trabajado un estudio y nunca le han dado una pieza a estudiar. Con mucha suerte, le habrán enseñado a leer música - no solfeo - y a duras penas puede dar con las notas. El profesor; ante ese panorama, saca rápidamente sus conclusiones: "los niños Suzuki tocan de oído, como máquinas, a base de oir y repetir; el método es un engaño". Él es una persona muy ocupada y no tiene tiempo que perder en investigaciones inútiles. Lo que tiene que hacer ese niño, según él, es aprender solfeo ya - en eso estamos de acuerdo todos, siempre y cuando se adapte bien esa enseñanza -, y ponerse a estudiar escalas y largos y aburridos estudios a nivel de primer curso, como si acabase de empezar... pero en peor. En fin: una reeducación total para corregir los "vicios" y "malas costumbres adquiridas". Quizá exagero y no es así absolutamente en todos los casos, pero mucho me temo que a eso se arriesgan. LOS PADRES

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¿Qué empuja a los padres, que han estado durante años embebiéndose de la llamada filosofía Suzuki, a olvidar todo y lanzarse a lo desconocido?

• El profesor "Suzuki" les dice que el niño va muy bien - lo que es cierto -, y personas ajenas - y ellos mismos - han llegado a pensar que quizá sea un genio. Por lo tanto hay que buscar un reconocimiento oficial, o sea, exámenes y Conservatorio.    

• Han oído decir que el método Suzuki sólo sirve para el comienzo. Después hay que buscar otro profesor, el mejor a poder ser, porque el niño toca muy bien.    

• El profesor Suzuki ha emigrado a otro país, o ha tirado la toalla - es una tentación, pues ahí está harto de luchas e incompresiones.    

ALGUNAS RESPUESTAS      

• Un niño que toca muy bien el violín no es un genio - no necesariamente -. Sólo un profesor Suzuki sabe hasta dónde llega el talento de un estudiante Suzuki. Por favor; háganle caso y esperen a que él diga si el niño puede ser un excelente aficionado o si tiene posibilidades de hacer algo de tipo profesional por condiciones y vocación.    

• Efectivamente, el Método Suzuki es lo mejor - lo único realmente estructurado para empezar a la edad más temprana (3 ó 4 años). Pero la progresión está estudiada a lo largo de diez volúmenes. Con cada pieza de cada uno de ellos se va progresando en la técnica, la musicalidad, la memoria y la lectura (ya en el volumen IV o antes), de forma cliferente a la de los métodos tradicionales. Si se interrumpe antes de tiempo, habrá lagunas que un profesor tradicional no va a saber comprender. Esperen. Cuando lleguen a los Conciertos de Mozart tendrán aún mucho tiempo para cambiar.    

• ¡Que Dios les asista! Organicen batidas, busquen profesores para formar profesores Suzuki del país y animen a los que tienen.    

En todo caso, vivan convencidos de que si ustedes han seguido el método como es, el estudiante, en relación con el nivel donde lo haya dejado, habrá adquirido:

o Un buen oído (un oído educado).    o Un sonido inusualmente bueno.    o Un buen ritmo.    o Una buena expresión musical.    o Capacidad de concentración.    o Una memoria excelente, etc.    

¿No es fantástico?  

LOS PROFESORES      

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Los profesores Suzuki, como digo al principio, sufren un trago muy amargo cuando unos padres deciden, pensando en lo mejor para sus hijos, cambiar de escuela. De Suzuki al abismo. ¡Como si no se hubiera hecho nada! ¿Cómo podríamos minimizar los daños para el niño? Algunos puntos podrían ser:

1. Ampliar y multiplicar la información a los padres. No sólo al principio, como se hace siempre, sino a lo largo de toda la enseñanza y con unos temas muy concretos. Con una frecuencia de una vez cada dos o tres meses, según necesidades, pero tan obligado como las clases.  

2. Aprovechar las clases de grupo para, desde después de Twinkle, irles enseñando a leer (véanse el Método Geza Szilvay y otros americanos, con dibujos y diapositivas, por ejemplo), cantar con notas, etc. Preparar a los alumnos desde el 2º volumen, con juegos de ejercicios y lecturas adaptadas a su edad con visión de futuro.  

3. Organizar clases de Orquesta (aunque sólo sea con música muy fácil) a tres o cuatro violines, a nivel del volumen 4º o incluso antes.  

4. Ir ampliando los pequeños ejercicios técnicos muy poco a poco, junto con las escalas, cambios de posición, etc. (Personalmente, me parece que hay que nivelar las exigencias con las de la mano derecha, cuya técnica es excelente).  

5. A nivel de los volúmenes 7º/8º o poco antes, los alumnos pueden ya hacer escalas y arpegios en tres octavas y con distintos ritmos, dobles cuerdas, acordes, etc. Tenemos una literatura riquísima para empezar con estudios primero cortos y sencillos (Shradieck, Seucik, Kayser...), antes de ir a los más complejos. Hay que buscar y graduar.    

Y proponerles piezas y conciertos que les preparen para los conciertos nos. 4 y 5 de Mozart, que son todo un mundo de complejidad para los niños normales, no superdotados, que tenemos.      

Para todo esto necesitarán ayuda y algo aún más difícil: un poquito más de tiempo. Ánimo. Vale la pena si podemos evitar así algún destrozo.    

 

PARA EL RECUERDO  por Isako Yoshimura (profesora de violín y Presidenta de Honor de la A.M.S.C.M)    

El pasado 26 de Enero falleció en Matsumoto (Japón), a los 99 años de edad, el Dr. Shinichi Suzuki, creador del método de enseñanza musical que lleva su nombre. El 17 de marzo, en esta misma localidad se celebró un funeral organizado por la Asociación Internacional Suzuki y se difundió un comunicado en nombre de todas las asociaciones Suzuki repartidas por el mundo, rindiendo tributo a la revolucionaria e importante contribución del Dr. Suzuki a la educación del talento musical de los niños y manifestando el compromiso de

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continuar con entusiasmo y dedicación la labor de difusión internacional de sus ideas.      

Shinichi Suzuki, en tono humorístico, solía decir que necesitaba vivir ciento veinte años para tratar de convencer a todos del gran sentido común de sus ideas, según las cuales el desarrollo de la capacidad musical del ser humano depende más de un ambiente que lo propicie que de cualidades innatas. El Método Suzuki se basa en trasponer a la enseñanza musical el modo de aprender la lengua materna, según el cual el niño va siendo capaz de entender lo que, de manera continuada, va oyendo a su madre, repitiendo primero las palabras y utilizándolas después para expresar sus necesidades y deseos. El ser humano aprende primero a hablar y después a leer, perfeccionando posteriormente con la gramática el conocimiento del lenguaje. Este primer aprendizaje no necesita, por tanto, de libros ni de exámenes, sino del simple mecanismo de oír y repetir por uno mismo. Así pues, el alumno Suzuki, sin saber leer solfeo inicialmente, practica en el instrumento lo que oye a su profesor en clase y en la cinta o disco en casa. Más tarde aprenderá el lenguaje musical y podrá perfeccionar su técnica. Pero el Dr. Suzuki no trataba solamente de crear un método de enseñanza musical más eficiente, sino de desarrollar determinadas capacidades del ser humano, como la concentración o la capacidad de memorizar obras complejas y, sobre todo, de educar su sensibilidad artística y, con ello, contribuir a elevar su nivel cultural. Tenía una gran fe en que una mayor sensibilidad musical haría mejor y más bondadoso al ser humano. El Dr. Suzuki no ha vivido ciento veinte años, pero los frutos de su método, cada vez más extendido por el mundo, son evidentes desde hace muchos años. A ello han contribuido varias generaciones de profesores Suzuki desde los albores del método, en la década de los años 30. De la primera generación puede mencionarse al Sr. Aoki, que hizo las necesarias adaptaciones al piano del método, originalmente desarrollado para el violín. Hombre de gran carácter, el Sr. Aoki - de 97 años - dice que acaba de jubilarse, pues ha estado trabajando hasta que cumplió los 95. También es especialmente destacable el Dr. Honda, médico de profesión y presidente del Comité Japonés del Método Suzuki, que a sus 83 años continúa desarrollando una incansable labor. El Dr. Honda, que de pequeño vivió en los Estados Unidos, ha contribuido en gran medida a la difusión del Método tanto en dicho país como en Europa, a través de los conciertos de niños japoneses que cada año desde 1964 han permitido a americanos y europeos apreciar directamente los sorprendentes resultados de aquél. Finalmente, dentro del selecto grupo de la “vieja guardia” debe mencionarse a la Sra. De Suzuki, de origen alemán, que a sus más de 90 años continúa con la infatigable tarea de publicar los diversos libros escritos por su marido para un mejor conocimiento y difusión del método. Una parte importante de la actual generación japonesa de profesores Suzuki eran niños recién terminada la 2ª guerra mundial. Entonces, en medio de unas condiciones económicas y sociales muy difíciles, el Dr. Suzuki comenzó pacientemente a impartir clases de violín siguiendo su Método. La mayor parte de los niños no tenían violín. ¿Qué hacer? Suzuki presta un violín a un grupo de 5 ó 6 niños que, cada semana, habrán de pasárselo de uno a otro. Cada niño ha de aprovechar plenamente el escaso tiempo que tiene en sus manos el

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instrumento, sin concesiones a un posible “ahora no tengo ganas, ahora no quiero”. Eso les lleva a desarrollar un gran sentido de la responsabilidad y una gran capacidad de concentración. Mirando retrospectivamente, Suzuki manifiesta que aquellos niños, haciendo de la necesidad virtud, suplieron con voluntad la carencia de medios, constituyendo una de las generaciones más brillantes de alumnos. Al año y medio de comenzar con el Método, ya tocaban el “Concierto en La menor” de Vivaldi; seis meses después interpretaban el “Concierto en Sol menor”, también de Vivaldi, y al tercer año eran capaces de tocar el “Concierto para dos violines” de Bach. Durante todo el tiempo que yo llevo impartiendo el Método nunca he visto un progreso tan rápido. De la generación actual de profesores japoneses Suzuki destacaba a Koji Toyota (que fue como un hijo adoptivo para el Dr. Suzuki), quien ocupó la cátedra de violín en el Conservatorio de Berlín y fue durante muchos años concertino de la Orquesta de la Radio Televisión de Berlín, al cellista Mineo Hayashi, ganador de varios concursos internaciones y profesor invitado del Conservatorio de Lausanne (Suiza) o al pianista Seizo Azuma, también ganador de varios concursos internacionales. Todos estos profesores volvieron a Japón y, junto con otros, crearon en 1997 el Conservatorio Internacional Suzuki, como el eslabón más avanzado del Método Suzuki. Desde España, donde llevo casi 20 años impartiendo el Método Suzuki, veo con satisfacción y esperanza cómo este Método se va consolidando como un instrumento precioso de la educación de la sensibilidad y el talento musical de los niños, contribuyendo así a hacerles personas más cultas y mejores.    

 

HASTA SIEMPRE, SHINICHI SUZUKI  por Ana Serrano (madre Suzuki)            

En la prensa del día 27 de enero de 1998 apareció la breve noticia del fallecimiento, a los 99 años de edad, de Shinichi Suzuki. Se nos informaba de que era el creador de un método revolucionario de enseñanza musical, basado en la idea de que el talento de los alumnos era innato y podía potenciarse con la práctica instrumental desde la más tierna edad; que había muerto en la ciudad japonesa de Matsumoto a causa de un fallo cardiaco; que en la actualidad había 300.000 niños en 40 países que aprendían música por su método; que era hijo de un fabricante de violines de Nagoya (Japón central) y que empezó a estudiar violín a los 17 años, aunque su carrera era la del comercio. También se nos decía que en 1921 marchó a Alemania para perfeccionar la técnica del violín, y que fue en 1946 cuando creó su célebre método de educación musical; que mantenía que las personas tienen todas casi la misma capacidad para aprender música desde que nacen y que esta facultad podía ser potenciada con una adecuada educación desde la infancia. Que enseñaba a tocar a los niños con pequeños instrumentos y de oído, cultivando la memoria y con la ayuda de grabaciones, y que la lectura de notas no comenzaba hasta que el joven contaba con un elemental dominio del instrumento.      

Comprendo el laconismo de la noticia, ya que, ni vendía cientos de miles de “copias” de discos, ni cantaba en campos de fútbol. Pero dado que esos

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300.000 niños de 40 países que hacen música por el método Suzuki, sus padres, muchos más niños - hoy hombres - que son músicos gracias a él, y cientos de profesores que imparten sus enseñanzas siguiendo su guía nos hemos quedado huérfanos y desolados, querría ampliar desde aquí la noticia, toda ella cierta pero incompleta, con unas breves líneas. Shiniki Suzuki creó el método de enseñanza musical que lleva su nombre, basado en que todos nacemos con el mismo talento para la música, como decía la noticia. Pero lo que no se nos decía era lo verdaderamente peculiar y revolucionario de Suzuki. Había observado y mantenía que el único aprendizaje gratificante que recibe el ser humano era el de su propia lengua, que llega a dominar con total corrección sin necesidad de saber leerla y escribirla, ni de conocer su gramática. ¿Cómo? Por medio del estímulo y del amor. Y pensó que, si cuando un bebé balbucea sonidos guturales y toda la familia grita alborozada: “¡Ha dicho papá!", el bebé se esfuerza por conseguir más reacciones similares y llega a hablar, lo mismo podía ocurrir si de ese modo se le enseñaba música, también un idioma. El método se basa en tres premisas fundamentales: el afán de imitación infantil, el estímulo y, sobre todo, el amor. Hay cientos de miles de músicos que le deben el serlo a Suzuki; hay cientos de miles de personas que son más sensibles, mejores por ser músicos, por haber sido tratados bien en la infancia y por haber tenido una relación hermosa y especial con sus padres, pieza fundamental del método. El verano de 1998 en París, al cumplir cien años, miles de niños de todo el mundo se iban a reunir para darle un gran concierto de homenaje; todos juntos, desde el pañal al acné, tocando lo mismo, como en un inmenso “gracias”. Ya no podrá ser. Tampoco podrá volver a ser candidato al Premio Nobel de la Paz. Desde la infinita desolación de su pérdida, quiero decir aquí que no fue sólo un método lo que el señor Suzuki creó; fue una auténtica filosofía vital que nos ha hecho mejores a los que hemos tenido la suerte de practicarlo. Gracias, Shinichi Suzuki.