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Felipe A. Lapuente Memphis State University LA VIOLENCIA EN LA OBRA DE CELA: ENTRE EL PODER Y LA RESISTENCIA La violencia es, sin duda, una de las razones por la que se le asignó a Cela una escuela aunque él protestó, y con razón pues el tema ha existido siempre en literatura desde El Cid (recuérdense las descripciones sangrientas de las peleas) hasta la novela histórica española o el acto gratuito a lo Gide. La violencia es, quizás, "un esfuerzo profundo del inconsciente colectivo por conjurar una amenaza que pesa sobre el hombre contemporáneo" (Rof Carballo 19). Cela presenta la violencia en varios grupos: la relacionada con los animales, con los objetos del mundo mecanizado y con el hombre. En La familia de Pascual Duarte hay tres momentos en la muerte de la perra. Primero, Pascual se excusa: la perra que antes "se entendía bien conmigo" ahora lo acusa también como los hombres: Tenía la mirada de los confesores, escrutadora y fría. La perra seguía mirándome como si fuese a culparme de algo de un momento a otro, y su mirada me calentaba la sangre de las venas de tal manera que se veía llegar el momento en que tuviese que entregarme. (33) El segundo momento es la descripción del calor que actúa como antídoto para la violencia (recuérdese el calor africano mencionado momentos antes de que Mersault cometa el crimen en El Extranjero de Camus): "Hacía calor espantoso, y mis ojos se entornaban dominados por el mirar, como un clavo, del animal" (33). El tercer momento es la acción misma de la violencia: "Cogí la escopeta y disparé; volví a cargar y volví a disparar. La perra tenía una sangre oscura y pegajosa que se extendía poco a poco por la tierra" (33). El segundo caso violento de Pascual contra los animales es contra la yegua. La excusa aquí aparece como rabia cuando se entera que su mujer ha abortado al tirarla la yegua: "La rabia que llevaba dentro no me dejó ver claro; tan obcecado estaba que ni me percaté de lo que oía" (96). La acción es aquí rápida pero efectiva:

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Felipe A. LapuenteMemphis State University

LA VIOLENCIA EN LA OBRA DE CELA: ENTREEL PODER Y LA RESISTENCIA

La violencia es, sin duda, una de las razones por la que se le asignóa Cela una escuela aunque él protestó, y con razón pues el tema haexistido siempre en literatura desde El Cid (recuérdense las descripcionessangrientas de las peleas) hasta la novela histórica española o el actogratuito a lo Gide. La violencia es, quizás, "un esfuerzo profundo delinconsciente colectivo por conjurar una amenaza que pesa sobre elhombre contemporáneo" (Rof Carballo 19).

Cela presenta la violencia en varios grupos: la relacionada con losanimales, con los objetos del mundo mecanizado y con el hombre.

En La familia de Pascual Duarte hay tres momentos en la muerte de laperra. Primero, Pascual se excusa: la perra que antes "se entendía bienconmigo" ahora lo acusa también como los hombres:

Tenía la mirada de los confesores, escrutadora y fría. La perraseguía mirándome como si fuese a culparme de algo de unmomento a otro, y su mirada me calentaba la sangre de las venasde tal manera que se veía llegar el momento en que tuviese queentregarme. (33)

El segundo momento es la descripción del calor que actúa como antídotopara la violencia (recuérdese el calor africano mencionado momentosantes de que Mersault cometa el crimen en El Extranjero de Camus):"Hacía calor espantoso, y mis ojos se entornaban dominados por elmirar, como un clavo, del animal" (33). El tercer momento es la acciónmisma de la violencia: "Cogí la escopeta y disparé; volví a cargar y volvía disparar. La perra tenía una sangre oscura y pegajosa que se extendíapoco a poco por la tierra" (33). El segundo caso violento de Pascualcontra los animales es contra la yegua. La excusa aquí aparece comorabia cuando se entera que su mujer ha abortado al tirarla la yegua: "Larabia que llevaba dentro no me dejó ver claro; tan obcecado estaba queni me percaté de lo que oía" (96). La acción es aquí rápida pero efectiva:

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Fue cosa de un momento. Me eché sobre ella y la clavé lo menosveinte veces ... Tenía la piel dura; mucho más dura que la deZacarías ... Cuando de allí salí saqué el brazo dolido; la sangre mellegaba hasta el codo. El animalito no dijo ni pío; se limitaba arespirar más hondo y más deprisa como cuando la echaban almacho. (97)

La segunda clase de violencia a examinar en La familia es la llevadaa cabo entre los humanos. La violencia engendra violencia en la relaciónMario-Sr.Rafael. El niño tonto a quien un cerdo come las orejas, sevuelve medio loco siempre que ve un cerdo. En una de las ocasionesataca a Don Rafael, el cruel amante de la madre:

No se le ocurriera peor cosa al pobre que morderle en una piernaal viejo, y nunca lo hubiera hecho, porque éste con la otra piernale arreó tal patada en una de las cicatrices que lo dejó comomuerto y sin sentido, manándole una agüilla que me dio porpensar que agotara la sangre. (59)

La reacción de Pascual es inmediata, aunque en este caso la acción de laviolencia se queda en el interior de Pascual: "Por mi gloria le juro, quede no habérselo llevado Dios de mis alcances, me lo hubiera endiñadoen cuanto hubiera tenido ocasión para ello." (59)

Otra clase de violencia en esta obra está relacionada con el sexo. Setrata de la relación Pascual-Lola. También aquí la escena se preparagradualmente. Primero, el entierro del pobre Mario. La muerte de suhermano (cesación del ser) actúa aquí para afianzar el ser de Pascual enla perpetuidad que culmina en el acto sexual forzado y violento. Lagraduación empieza así: "A Lola, al arrodillarse, se le veían las piernas,blancas y apretadas como morcillas, sobre la media negra" (66). Lareacción de Pascual es instintiva y animalesca: "En aquel momento mealegré de la muerte de mi hermano ... Las piernas de Lola brillaban comola plata, la sangre me golpeaba por la frente y el corazón parecía comoquerer salírseme del pecho" (67). También aquí se menciona el poder dela naturaleza: "El sol estaba cayendo ... Hacía calor" (67). La acción aquíva del poder físico de Pascual a la resistencia de Lola en un claro actode violación:

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Fue una lucha feroz. Derribada en tierra, sujeta, estaba máshermosa que nunca ... Sus pechos subían y bajaban al respirarcada vez más deprisa. Yo la agarré del pelo y la tenía bien sujetaa la tierra. Ella forcejeaba, se escurría ... La mordí hasta la sangre,hasta que estuvo rendida y dócil como una yegua joven. (68)

Por otra parte, el insulto llega a la violencia dos veces. Después de laboda de Pascual y Lola hay una fiesta en la taberna del pueblo queterminó "como el rosario de la aurora." Uno de los mozos del pueblo,Zacarías, entre el vino y las bromas, habla de un "palomo ladrón"(sugeriendo que le ha robado Lola); Pascual se siente por aludido yempieza una discusión acalorada que termina en violencia. Comosiempre, Pascual empieza por la excusa ("el vino no es buen consejero")y el reto de Zacarías ("poco hombre me pareces tú para lo mucho queme amenazas"). La descripción de la pelea es detallada:

Yo abrí la navaja con parsimonia; en esos momentos unaprecipitación, un fallo, puede sernos de unas consecuenciasfunestas. Se hubiera podido oir el vuelo de una mosca, tal era elsilencio ... Me fui hacia él y, antes de darle tiempo de ponerse enfacha, le arreé tres navajazos que lo dejé medio temblando.Cuando se lo llevaban, camino de la botica de don Raimundo, leiba manando la sangre como de un manantial. (92)

El otro caso de violencia entre los hombres es la muerte de El Estirao.La excusa aquí empieza con el hado: "La mala estrella, esa mala estrellaque parecía como empeñada en perseguirme" (143). Pascual describe laacción: "Pisé un poco más fuerte ... La carne hacía el mismo ruido quesi estuviera en el asador ... Empezó a arrojar sangre por la boca. Cuandome levanté, se le fue la cabeza -sin fuerza- para un lado" (147).

En La colmena las ideas de Cela sobre la violencia quedan másaclaradas. En su nota a la tercera edición Cela comenta: "La cultura y latradición del hombre, como la cultura y la tradición de la hiena o de lahormiga, pudieran orientarse sobre una rosa de tres solos vientos: comer,reproducirse y destruirse." La violencia se lleva en la sangre y es partedel instinto. En su nota a la novena edición (1963) Cela dice que el autor"puede llegar hasta el asesinato para redondear su libro" con tal que seasincero: "La palabra de la verdad no se escribe con oro, sino con sangre."

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De ahí que la violencia en La colmena se mencione brevemente y comouna anécdota más del personaje central que es el tiempo. Cuando laborracha Madame Pimentón se rompe las narices contra una puerta sedice de ella: "Echaba sangre como un becerro ... y se marchó escupiendolas tripas ... ¡Bien mirado, hasta daba risa!" (28). La noticia escueta de laviolencia es más común: "El abuelo de Paco había sido general ymarqués y murió en duelo a pistola en Burgos" (78). O: "El niño no secayó al suelo, se fue de narices contra la pared" (82). O: "Está ahorcadacon una toalla" (111). O: "Dicen que han hecho un crimen, que hanmatado a puñaladas a dos señoras ya mayores" (115).

La violencia en La Catira ha sido estudiada ya (Prjevalinsky Ferrer147-153). Allí se estudia en detalle la truculencia y el alegado tremen-dismo. La autora dice que "tales personajes, aún en los casos de obsesiónsensual más intensa, se distinguen por su sobriedad; son de una acciónarrebatada y rápida" (148). También se presentan con elementos poéticos,sensoriales, y, a veces, con elementos macabros y hasta de mal gustoque, sin duda, hacen realzar la violencia expresiva y esquemática paraconseguir una gama de reacciones anímicas en determinados momentos:horror, llanto, risa, compasión o desencanto. Estos episodios se presentany se desarrollan de forma paralelística y alternando con otros tanimportantes. De aquí que no se pueda aducir, en una lectura rápida, quesean parte esencial o la parte más importante del relato.

En Historias de España la violencia se enmascara mucho másrevistiéndose de elementos líricos y poéticos y, alguna vez, sociales. Losesquemas son todavía más escuetos en esta obra pues las "historias" sonnueve viñetas dedicadas a los ciegos y otras tantas a los tontos. El efectoes casi siempre el mismo: el humor negro o macabro, la sorna y, a veces,la sal gorda; estos seres tarados padecen la urdimbre de la naturaleza yde la sociedad que les rodea, y, a veces, ellos tratan a los animales talcomo son tratados. Hugo Señantes era pintor de acuarelas. Una mañana"pegó una patada a un avispero. ¡La que se armó! Las avispas le comieronlos ojos, a poco más lo matan" (13). Al ciego Siso Martínez "le habíanechado a patadas de su casa" (20). Siempre que la violencia no nace dela tensión entre el poder y la resistencia se presentan actos gratuitos a loGide que van intercalados de tintes poéticos:

A Tiburcio Cortés Notario, Rómulo Torres, el herrero, le arrimóun hierro al rojo al mirar y lo dejó ciego ... A Tiburcio Cortés

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Notario le secaron los tiernos odres del llanto, las delicadasbolsitas que se usan para guardar las lágrimas y dejarlas escapardespués, poco a poco, cuando hace falta. (23)

En la viñeta nueve los ciegos fuertes —Lorenzo, Tiburcio Cortés y MoisésValverde— aporrean a los débiles que llevan un cencerro. Todos lostontos aparecen aparatosamente arrebatados por la muerte: los hermanos"Lolo" y "Lalo" acaban colgados de un viga de la bodega ("Lalo colgadode los pies de Lolo"). El niño Federico Palomeque a quien de niño "sumadre le pegaba con la cabeza contra la pared para ver si volvía en sí"(48) muere cayéndose de un campanario. Pepito Checa "Mamón" recibepalos de su madre y muere también a palos al atravesar un coto de caza.A Conrado Galiana se lo comieron los piojos, mientras que Luisito Pérezfue lapidado a orillas de Matacabras. Cabezabuque fue cosido "apuñaladas al pie del quiosco de música" (64).

En Tobogán de hambrientos volvemos al mundo de La colmena. De ahíque no se acumule tanto la violencia sino que aparece en pastiche paraacentuar otros motivos cómicos o sociales: "El don Ramírez tiene un ojode cristal; el otro, el de carne y hueso, lo perdió en Puerto Príncipe,Haití, de un puñetazo explosivo que le arreó un negro" (30). RamónSorbas "es aficionado a descincharse el cinturón y a liarse a repartirestopa a diestro y siniestro" (57). La tensión violenta de todos estos serestarados se establece cuando la sociedad que les rodea se vuelve violentacon ellos. Al tonto Sebastián se le reta: "Si coges esa brasa con la manote dejo venir conmigo hasta la fuente" (64). La sorda doña RosendaBarquín tenía una hija tonta y a:

fuerza de trasegar acabó ajumándose y le pegó tal puñetazo en laboca a la hija tonta que, a poco más, la mata. Su fea acción fuemuy censurada por todos los circundantes, pero la doña Rosenda,entre la sordeza y el vino, ni se enteró. La pobre Paca, sangrandopor el labio partido, se consolaba del golpe con más croquetas.(193)

La violencia en San Camilo se presenta en varias formas: la queaparece intercalada en la narración como si fueran noticias de periódicos:"El 18 de julio a las seis y media de la mañana un automóvil se estrellacontra una farola frente al Banco de España ... mueren sus tres

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ocupantes" (17).

Los traperos entre las dos luces de la amanecida toparon con elcadáver de una mujer joven así como de unos treinta años a laque habían cosido materialmente a puñaladas, la desgraciadasegún el informe del forense llevaba ya varias horas muertacuando la encontraron, las suficientes para que los gatos lecomieran los ojos ... al cadáver también le faltaban las orejas y lospezones. (26)

Abunda la violencia causada por accidentes (54,71,214). El poder y laresistencia se enfrentan históricamente en la guerra de 1936. Losacontecimientos políticos van numerados intermitentemente sincomentarios: "El teniente Castillo saldrá de su casa a las diez menos diez... hay que tirarle a los ríñones y por la espalda" (73). "Al tenienteCastillo lo mataron los comunistas para echarle la culpa a los falangis-tas," (111). "A Calvo Sotelo lo mataron los militares para justificar unlevantamiento" (112). La gente pide las armas, armas, armas (204). Semenciona brevemente la quema de las iglesias (298) y el caso del cuartelde La Montaña (321). El poder engendra resistencia pero la resistenciagenera otro poder: "Las fuerzas revolucionarias no luchan contra lasbanderas, los himnos y las condecoraciones sino en defensa de otrasbanderas otros himnos y otras condecoraciones, aquí es donde quiebrala teoría y se entumece la autenticidad del hombre" (439). Hay ejemplosviolentos de mal gusto: "Un gañán desenguila a filo de navaja a unaamorosa y atónita pareja de perros" (85).

La lucha de los clanes en Mazurca presenta una cadena deoposiciones. El enfrentamiento central del terceto protagonista (Robín,Raimundo y Camilo José) contra Fabián Mingúela termina en la violentay sangrienta muerte de éste a manos de los perros de Tanis Gamuzo(249). Desde el principio se anuncia el tema central de la novela: el quea hierro mata a hierro muere. El texto empieza con el recuento de lamuerte de Lázaro Codesal que fue asesinado por un moro cuando tenía22 años. El acordeonista ciego Gaudencio Beira, que toca mazurcas devez en cuando, sólo toca "Ma Petite Marianne" en "noviembre de 1936cuando mataron a Afouto y en enero de 1940, cuando mataron aMoucho" (11, 243). Hay anuncios de batallas y muertos (201-204)seguidos del lirismo repetido de la lluvia ("llueve" u "orvalla"), aunque,

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a veces la violencia civil altera la paz de la naturaleza: el canto del mirlose hace ahora "un poco más triste y opaco" (204). Robín Lebozán, queestá escribiendo otro relato como testigo del relato celiano, medita sobrelas matanzas:

Las matanzas están organizadas para la desilusión y el remor-dimiento y, a menos remordimiento, más desilusión, es lo desiempre, repásese la historia desde el imperio romano hastanuestros días, las matanzas no arreglan nada y estropean muchascosas durante mucho tiempo, a veces estrangulan dos generacio-nes o más y siembran el odio por donde pasan. (127)

El odio se acumula a través del relato contra el traidor homicidaMingúela. El informe forense del cadáver del asesino es detalladodescribiendo las mordeduras que se creen han sido ocasionadas por unlobo (254). Hay, además, más de 120 casos de muerte truculenta y deactos violentos que pululan en el espacio y el tiempo del relato. ComoSan Camilo, Mazurca acentúa todavía más la tensión entre el poder civilo social y la resisitencia individual o de los clanes. La justicia de "la leydel monte" se impondrá por encima de los avatares políticos.

En conclusión, la violencia celiana (desde las truculencias individualesde Pascual hasta las más panorámicas de La Colmena, San Camilo yMazurca) acentúa el sentido bajtiano de la tensión existente entre lasmúltiples voces de una sociedad complicada debido a la diversidad deintereses que se aglutinan y que terminan en conflictos, desfases y laruptura entre el poder que domina y la oposición que resiste.

Bibliografía

Cela, Camilo José. La colmena. Buenos Aires: Emecé, 1951.—. La familia de Pascual Duarte. Barcelona: Destino, 1951.—. Historias de España. Madrid: Arión, 1958.—. Mazurca para dos muertos. Barcelona: Seix Barral, 1983.—. San Camilo, 1936. Madrid: Alfaguara, 1969.—. Tobogán de hambrientos. Barcelona: Noguer, 1962.Prjevalinsky Ferrer, Olga. El sistema estético de Camilo José Cela.

Madrid: Castalia, 1960.

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Rof Carballo, Juan. Violencia y ternura. Madrid: Prensa Española,1967.