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1 Actividad, Secuencia didáctica y Pedagogía por proyectos: tres alternativas para el diseño del trabajo didáctico en la enseñanza del Lenguaje Por MAURICIO PÉREZ ABRIL y GLORIA RINCÓN Se presentan diferentes tipos de propuestas: Actividades, Secuencias didácticas y Proyectos, todas igualmente válidas, en tanto se trata de formas de planeación con propósitos claros y organizados sistemáticamente. Estas tres alternativas para el diseño del trabajo didáctico 1 , posibilitan la concreción del trabajo en la enseñanza del Lenguaje en los diferentes grados de la escolaridad. Las tres comparten elementos como: Su carácter intencional. La sistematicidad en la organización de las acciones e interacciones. La orientación para la construcción de saberes. La Actividad, tal como la definiremos aquí, es una unidad de enseñanza y aprendizaje muy puntual, sin que esto signifique que sea de baja complejidad, ligada a una intencionalidad de enseñanza y aprendizaje; la secuencia se ocupa de algún, o algunos procesos de conocimiento específicos, en nuestro caso procesos de lenguaje, y se organiza en una serie de acciones e interacciones ligadas a un propósito; y la pedagogía por proyectos es una unidad de mayor complejidad en cuanto al tipo de interacciones, a la manera como se planifica y a que, entre otras cosas, permite el trabajo interdisciplinar. Cada una de estas unidades de planeación del trabajo didáctico cuenta con autonomía, en la medida en que se trata de sistemas organizados para abordar procesos de enseñanza y aprendizaje, ligados a propósitos y resultados específicos. Si bien cada una de estas alternativas tiene su independencia, una puede hacer parte de otra. En los Proyectos es posible diseñar Actividades y Secuencias didácticas con el fin de abordar algún proceso de lenguaje en particular. Por ejemplo, en un Proyecto específico se 1 Este apartado es una síntesis del texto PÉREZ ABRIL, M. y RINCÓN, G. (2009). Actividad, secuencia didáctica y pedagogía por proyectos: tres alternativas para la organización del trabajo didáctico en el campo del lenguaje. Se trata de un módulo de formación preparado para el CERLALC.

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Actividad, Secuencia didáctica y Pedagogía por proyectos: tres

alternativas para el diseño del trabajo didáctico en la enseñanza del

Lenguaje

Por MAURICIO PÉREZ ABRIL y GLORIA RINCÓN

Se presentan diferentes tipos de propuestas: Actividades, Secuencias didácticas y

Proyectos, todas igualmente válidas, en tanto se trata de formas de planeación con

propósitos claros y organizados sistemáticamente.

Estas tres alternativas para el diseño del trabajo didáctico1, posibilitan la concreción del

trabajo en la enseñanza del Lenguaje en los diferentes grados de la escolaridad. Las tres

comparten elementos como:

• Su carácter intencional.

• La sistematicidad en la organización de las acciones e interacciones.

• La orientación para la construcción de saberes.

La Actividad, tal como la definiremos aquí, es una unidad de enseñanza y aprendizaje muy

puntual, sin que esto signifique que sea de baja complejidad, ligada a una intencionalidad

de enseñanza y aprendizaje; la secuencia se ocupa de algún, o algunos procesos de

conocimiento específicos, en nuestro caso procesos de lenguaje, y se organiza en una serie

de acciones e interacciones ligadas a un propósito; y la pedagogía por proyectos es una

unidad de mayor complejidad en cuanto al tipo de interacciones, a la manera como se

planifica y a que, entre otras cosas, permite el trabajo interdisciplinar. Cada una de estas

unidades de planeación del trabajo didáctico cuenta con autonomía, en la medida en que se

trata de sistemas organizados para abordar procesos de enseñanza y aprendizaje, ligados a

propósitos y resultados específicos.

Si bien cada una de estas alternativas tiene su independencia, una puede hacer parte de otra.

En los Proyectos es posible diseñar Actividades y Secuencias didácticas con el fin de

abordar algún proceso de lenguaje en particular. Por ejemplo, en un Proyecto específico se                                                                                                                          1 Este apartado es una síntesis del texto PÉREZ ABRIL, M. y RINCÓN, G. (2009). Actividad, secuencia didáctica y pedagogía por proyectos: tres alternativas para la organización del trabajo didáctico en el campo del lenguaje. Se trata de un módulo de formación preparado para el CERLALC.

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está trabajando sobre la vida de los animales salvajes, y cada estudiante, o grupo de

estudiantes, debe preparar una exposición frente a sus compañeros sobre la vida de cada

animal; como esta exposición se pondrá en escena el día que se vaya a visitar el zoológico,

en este proyecto es viable que el docente diseñe una Secuencia didáctica para aprender a

escribir la carta de solicitud, con el fin de pedir permiso para visitar dicho lugar. Esa

Secuencia tendrá sus propios objetivos, sus acciones y materiales de soporte; de alguna

manera, operará como una unidad de enseñanza y aprendizaje dentro de otra unidad más

compleja, más global. Las Secuencias didácticas, además de constituirse en alternativas de

enseñanza y aprendizaje de aspectos concretos de lenguaje, funcionan como soporte para el

trabajo sistemático del saber y saber-hacer en el marco de los Proyectos.

En cuanto a las Actividades, además de hacer parte de los Proyectos y de las Secuencias,

pueden ser más independientes desde el punto de vista de los propósitos que persiguen. Es

frecuente, y recomendable, el diseño de cierto tipo de actividades permanentes (que se

realizan diariamente, o una o dos veces por semana) orientadas a propósitos puntuales. Por

ejemplo, para el caso de los primeros grados, actividades como la exploración del nombre

propio y el trabajo con la fecha, en el tablero; o para el caso de los grados de primaria, la

hora de lectura en voz alta y la lectura silenciosa; y para el caso de la secundaria, las

tertulias literarias o las lecturas comentadas, etcétera. Este tipo de actividades están ligadas

a propósitos puntuales de lenguaje, que dado su carácter permanente van aumentando en

complejidad, al transcurrir el año escolar.

Como se observa, las Actividades, las Secuencias y los Proyectos son alternativas que, si

bien cuentan con autonomía, pueden ser incluyentes. Presentaremos las tres en orden de

complejidad.

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Las Actividades

La conducta activa acarrea a la vez una transformación del mundo y una

transformación del propio organismo; una de las formas de transformación del

organismo es el incremento de conocimientos. De ahí la fórmula a la vez común y

decisiva: el conocimiento deriva de la actividad. (Bronckart, 1997, p. 48).

El concepto de Actividad, en el marco de la teoría sociocultural, fue planteado por

Vygotsky y desarrollado por Leontiev (1984) como un concepto orientado a explicar y

estudiar las prácticas humanas en relación con el desarrollo. Otros autores como Galperin,

Davidov y Zinchenko también realizaron conceptualizaciones sobre esta noción. En este

texto nos interesa presentar, de manera breve, los rasgos básicos del concepto de Actividad

desde la perspectiva histórico-cultural y algunos desarrollos posteriores y complementarios,

pertinentes en el campo de la enseñanza.

Desde la perspectiva histórico-cultural, la Actividad es considerada como la célula del

actuar humano, orientado al conocimiento, esto es, tiene un carácter social y está histórica y

contextualmente situada. Los humanos aprendemos al lado de otros humanos, en relación

con otros, en interacción con otros. Esos otros pueden ser pares de nuestra misma edad o de

mayor trayectoria en la vida cultural y social.

Si retiráramos la actividad humana del sistema de relaciones sociales y de la

vida social, no existiría ni tendría estructura alguna. Con sus diversas formas,

la actividad individual humana es un sistema en el sistema de relaciones

sociales. No existe sin tales relaciones. (Leontiev, citado en Wertsch, 1988, p.

219).

Rasgos distintivos de una Actividad

Siguiendo a Leontiev, podemos afirmar que la Actividad está orientada por los motivos

(propósitos) e intereses de sus actores, se orienta a una finalidad (por ejemplo de

conocimiento) y supone unas condiciones para su ocurrencia. La Actividad requiere una

mediación (referida a un objeto cultural u otro sistema de mediación simbólica). Pero dada

su compleja naturaleza social y cultural, muchas acciones escapan al control de los

individuos y tienen efectos que no hemos buscado. Así, la Actividad debe analizarse,

también, como un producto (un efecto) de la acción social (Ricoeur, 1986).

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Según lo afirmado, la Actividad no está determinada en su totalidad por una decisión

consciente de los individuos que intervienen en ella. En el caso de los procesos

relacionados con la enseñanza y el aprendizaje, la Actividad es una unidad multicausada,

multideterminada, pues hay factores de diverso orden que inciden en la forma que toma.

Por ejemplo, hay elementos relacionados con el contexto sociocultural de la escuela, con el

proyecto educativo, la organización del currículo, la existencia de ciertos materiales, o la

organización de los tiempos en el horario de clases, que inciden en la actividad. Así, la

Actividad depende de unas condiciones y está marcada por factores contextuales.

Veamos algunos rasgos básicos de una Actividad:

• Toda Actividad es conjunta (social). Así la desarrolle un sujeto “aislado”, siempre

estará referida, al menos de modo potencial, a un otro. La Actividad implica

coordinación de acciones entre sujetos y depende de ciertas condiciones.

• Una Actividad está conformada por una serie de acciones y operaciones que se

orientan en función de las necesidades, los motivos, los intereses y la tarea misma.

• Las acciones que se desarrollan en una Actividad se articulan entre sí. Por esto se

habla de un sistema de acciones.

Teniendo en cuenta los anteriores rasgos, en el diseño del trabajo didáctico una Actividad

debe verse como una unidad de trabajo que incluye los siguientes elementos:

• Al menos, un propósito de enseñanza y aprendizaje relacionado con un campo

disciplinar.

• El diseño de un conjunto de acciones, articuladas; la realización de una tarea

concreta (un producto).

• El seguimiento a dichas acciones.

• La verificación de su realización (ejecución).

• El soporte en materiales.

Desde esta perspectiva, las preguntas clave que debemos hacernos al diseñar una Actividad

son las indicadas en el cuadro.

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¿Qué pretendo con su diseño?

¿Qué saber o saberes deseo

construir?

¿Cuáles son las acciones e

interacciones pertinentes para ese

fin?

¿Qué resultados de aprendizaje espero que los estudiantes

construyan?

¿Qué productos voy a realizar?

¿Qué tipo de andamiajes y

mediaciones debo emplear

(materiales, discursos,

instrucciones, símbolos)?

¿De qué modo voy a verificar los aprendizajes?

¿Qué sentido social, político y ético

tiene la Actividad?

La Actividad es considerada como estructura básica de planeación del trabajo didáctico, se

orienta a algún saber o saber hacer puntual de un campo disciplinar específico. El

desarrollo de una actividad es de corta duración en el tiempo.

Es importante señalar que es posible diseñar actividades orientadas a la apropiación de un

saber específico sobre el lenguaje y/o la literatura, es decir, al desarrollo de una

competencia comunicativa específica, y realizar otras actividades dirigidas, por ejemplo, al

disfrute de la literatura. Es así como se puede abrir un espacio de lectura gratuita en las

aulas, en el cual tanto los estudiantes como el docente leen literatura con el único fin de

compartir un espacio de lectura; en este caso, la Actividad no está orientada a ejercicios de

comprensión o de escritura. Podríamos pensar que se trata de espacios flexibles, de lectura

en este caso, pero a la vez se trata de actividades, en la medida en que se cumple con un

propósito, en este ejemplo trabajar para desarrollar el gusto por leer2.

La Secuencia didáctica

La didáctica de la lengua en la actualidad cuenta con suficiente bibliografía de referencia,

con un cúmulo de investigaciones que la promueven como una disciplina emergente.

Dentro de estos desarrollos surge la noción de Secuencia didáctica, que ha sido abordada

                                                                                                                         2 En un estudio reciente, adelantado por la Fundación Compartir y la Universidad Javeriana, se encontró que hay una debilidad en el trabajo sobre la literatura en las aulas. Este tipo de actividades podrían enfrentar esta problemática. La publicación es: PÉREZ ABRIL, M. et al. (2010). Diez años de experiencias en enseñanza del lenguaje. Prácticas destacadas de maestros colombianos. Bogotá: Fundación Compartir.

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por Anna Camps (1995) en los siguientes términos: es una unidad de enseñanza de la

composición (oral, escrita) definida por estas características:

• Se formula como un proyecto de trabajo que tiene como objetivo la producción de

un texto (oral, escrito), y que se desarrolla durante un determinado período de

tiempo más o menos largo, según convenga.

• La producción del texto, base de la secuencia, forma parte de una situación

discursiva que le dará sentido, partiendo de la base que texto y contexto son

inseparables.

• Se plantean unos objetivos de enseñanza/aprendizaje delimitados que han de ser

explícitos para los alumnos. Estos objetivos se convertirán en los criterios de

evaluación.

• El esquema general de desarrollo de la secuencia tiene tres fases: preparación,

producción, evaluación.

La fase de preparación es el momento en que se formula el proyecto y se explicitan los

nuevos conocimientos que se han de adquirir, formulados como criterios que guiarán la

producción. Es también la fase de la primera elaboración de los conocimientos necesarios

para llevar a cabo la tarea: contenidos, situación discursiva, tipo de texto, etc. Tienen lugar

actividades muy variadas como lecturas, búsqueda de información, ejercicios, etc. El

objetivo de estas actividades es ofrecer modelos de estrategias de planificación para que

más adelante los alumnos sean capaces de realizarlas de forma autónoma.

La fase de producción es aquella en que los alumnos escriben el texto. Puede tener

características muy diferentes, según el tipo de secuencia, de texto, de objetivos, etc. Se

puede llevar a término de forma individual, colectiva o en grupo; puede ser de larga o de

corta duración, etc. Durante la tarea, los escritores pueden utilizar el material elaborado

durante la fase de preparación. La interacción oral con los compañeros, y sobre todo con el

maestro, es el instrumento imprescindible para aprender a seguir procesos adecuados de

producción escrita.

La fase evaluación debe basarse en el logro de los objetivos planteados, que son los

criterios que habrán guiado la producción. Es por lo tanto una evaluación formativa.

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En el desarrollo de la secuencia hay una continua interacción entre lo oral y lo escrito y

entre la lectura y la escritura. La interacción entre compañeros y con el maestro es un

elemento fundamental para la elaboración del texto en todas las fases. La lectura y el

análisis de textos juegan distintas funciones, una de las cuales es ofrecer «modelos»

textuales que sirvan de punto de referencia” (Camps, 1995, p. 3)

El desarrollo de una Secuencia didáctica

Una Secuencia didáctica en el campo del Lenguaje es entendida como una estructura de

acciones e interacciones relacionadas entre sí, intencionales, que se organizan para alcanzar

algún aprendizaje. La Secuencia didáctica aborda algún (o algunos) procesos del Lenguaje,

generalmente ligados a un género y a una situación discursiva específicos. También pueden

diseñarse para aprender a:

• Argumentar oralmente.

• Escribir artículos de opinión.

• Desarrollar subproceso indicado en los Estándares Básicos de Competencias en

Lenguaje.

En otras palabras, una Secuencia didáctica concreta unos propósitos específicos de

enseñanza y aprendizaje planeados por el docente, y vincula los saberes y los saber-hacer

particulares, en el marco de una situación discursiva que le otorga sentido. En una

Secuencia didáctica, que está constituida por una sucesión de acciones e interacciones, debe

ser posible evidenciar el criterio de asignación de complejidad entre las actividades a

medida que transcurre su desarrollo. Otro elemento clave es que está ligada a una

producción discursiva específica: un texto, una intervención oral pública, una disertación.

La Secuencia didáctica debe contar, al menos, con cuatro condiciones generales:

• Definir claramente los propósitos, en relación con el proceso (o procesos) del

lenguaje, los saberes y saber-hacer que serán su objeto de trabajo, y las

producciones discursivas que se esperan.

• Explicitar el sistema de postulados teóricos, en relación con el lenguaje y la

enseñanza, que soportan el trabajo didáctico.

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• El diseño de un sistema de acciones con sus correspondientes propósitos de

aprendizaje y enseñanza y ligados a una producción discursiva particular, en los

cuales sea posible reconocer el criterio de asignación de complejidad en el

transcurrir de la secuencia.

• Contar con un mecanismo de seguimiento y evaluación tanto del desarrollo de la

secuencia, como de los aprendizajes alcanzados y las producciones discursivas.

Pedagogía por proyectos

Decidir juntos, diariamente el plan del día.

Decidir juntos las actividades y los períodos importantes de la semana...

Decidir juntos las grandes etapas que distinguirán el trimestre del año...

Decidir juntos las reglas de convivencia de la clase...

Informar a los padres, a los compañeros de las otras clases.

Participar en los consejos de escuela, interpelar, proponer, exigir, hacer escuchar su

punto de vista, defenderlo...

Josette Jolibert (1992, p. 14)

Hoy en la escuela casi todo se llama “proyecto”: desde los conjuntos de actividades que se

planean para llevar a cabo en el año escolar por parte de maestros y directivas, hasta los

planes impuestos por las autoridades escolares. Pero la propuesta de realizar proyectos en

la escuela tiene sentido en el marco de la Pedagogía por proyectos.

La Pedagogía por proyectos es una herramienta de cambio profundo que permite a los

docentes enriquecer su quehacer educativo alejándose de la rutina y la repetición sin

sentido al vincular la enseñanza con el contexto específico de la escuela, de los

estudiantes, de los acontecimientos y desarrollos teóricos actuales. Además, permite

realizar proyectos sin mayores dificultades dado que los procedimientos son fácilmente

transferibles y adaptables a comunidades diferentes y a los acontecimientos imprevistos

que vayan surgiendo.

¿Qué es un proyecto? ¿Qué características debe tener un proyecto en el marco de la

Pedagogía por proyectos?

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En casi todas las acepciones del concepto de proyecto, la más habitual tiene que ver con “la

idea, el plan de algo que se va a hacer”. Esta acepción remite al hecho de anticiparse a las

acciones y de darles una orientación determinada siguiendo un propósito, características

fundamentales de los Proyectos. En el marco de la Pedagogía por proyectos es necesario

ampliar la definición caracterizándola así:

• Un proceso completo. No se trata solo de la elaboración de un plan. En el proyecto

debe incluirse desde la gestación de la idea de lo que se va a hacer, su puesta en

práctica, hasta su culminación y evaluación.

• Un proceso intencional. Es fundamental que para todos los que participan en el

proyecto sea claro qué se va a hacer, para qué y por qué.

• Un proceso lo más consciente posible. Como se trata de vivir una experiencia de

aprendizaje, los procedimientos y los resultados obtenidos deben ser objeto de

reflexión y se deben llevar a cabo continuas sistematizaciones de los aprendizajes

que se van logrando.

Estas características se relacionan con la definición que compartimos de Josette Jolibert

acerca de la Pedagogía por proyectos:

Es una de las estrategias para la formación de personas que apunta a la

eficiencia y eficacia de los aprendizajes y a la vivencia de valores

democráticos, a través de un trabajo cooperativo, de coelaboración del plan,

de correalización, de coteorización que debe involucrar a todos los actores:

maestros-alumnos. (1994).

La Pedagogía por proyectos implica, pues, un cambio profundo de la vida escolar en virtud

que busca que en ella sea posible la vivencia de procesos educativos significativos en los

que estudiantes y profesores acuerdan unos propósitos, los comparten y se comprometen

con ellos. Por esto, articulan los esfuerzos ─cada uno aporta desde sus posibilidades, pero

la participación de todos es importante─ y asumen retos y responsabilidades ─se plantean

alcanzar nuevos y más complejos logros─. En este sentido, introducir la Pedagogía por

proyectos a la vida escolar no es un asunto técnico o metodológico: va más allá, porque

implica cambios en la forma como se establecen las relaciones de poder, de saber, de

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interacción, de valorarse y autovalorarse entre todos los miembros de la comunidad

educativa: autoridades educativas, padres de familia, estudiantes y maestros.

De esta manera, al mismo tiempo que se aprenden nuevos conceptos, se propicia una forma

de aprender a aprender, de desarrollar estrategias para enfrentar colectiva y

organizadamente problemas de la vida cotidiana y académica, puesto que exige ambientes

de trabajo cooperativo, solidario, tolerante, en los que permanentemente se practique la

democracia, la valoración de la diferencia y la responsabilidad. Al partir de problemas

concretos, el proceso de investigar es el hilo conductor efectivo en lugar de la transmisión

de contenidos disciplinarios.

Además, la Pedagogía por proyectos es una propuesta para el desarrollo de los currículos

escolares, orientada hacia la integración de los aprendizajes, tanto los que se están

abordando en el momento como los ya trabajados. Es así como se otorga significado y valor

a las actividades y se comprende que un saber se construye estableciendo “puentes” entre

los aspectos estudiados, así como también retomando y formulando de manera distinta lo

que se dice sobre lo que se estudia, es decir, acudiendo a nuevos tipos de textos.

Si estamos de acuerdo con lo anterior, un Proyecto no puede ser:

• un conjunto de actividades,

• una “nueva” metodología que busca hacer más agradable lo que se hace sin ponerlo

en cuestión,

• seguir unos pasos o etapas sin importar cómo ellos se realicen, ni cuándo o quién lo

haga,

• en fin, un nombre nuevo para denominar una rutinaria actitud profesional ante las

relaciones de enseñanza y aprendizaje.

Cuando los Proyectos se comprenden así, se tiende a caer en un activismo que no favorece

el desarrollo ni el aprendizaje, que instrumentaliza la propuesta porque deja de lado el

aprendizaje cooperativo, la integración de los conocimientos, la resolución de los

problemas sentidos y, en fin, como dice Jolibert (1999), “la construcción de nuevos sujetos

y de una nueva sociedad”, que, como ya se ha dicho, es lo que constituye el gran valor (al

mismo tiempo que su gran dificultad) de esta propuesta pedagógica.

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Esta propuesta tiene sus orígenes a finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX,

cuando en el mundo, sobre todo en Estados Unidos, se inició un Movimiento Pedagógico

hoy conocido como la Escuela Nueva o Educación Nueva (Progressive Education).

Uno de los exponentes más conocidos de este movimiento de ideas fue el filósofo y

pedagogo John Dewey (1848-1952). En uno de sus libros, Democracia y educación, que

circuló en 1916, expuso su método educativo:

• “Que el niño encuentre por sí mismo situaciones problemáticas en su experiencia.

• “Facilitarle la delimitación e interpretación intelectual de la situación problemática.

• “Darle oportunidad para que haga sus observaciones y experiencias.

• “Ayudarle al niño en la reelaboración de las hipótesis para que se forme sus propias

ideas y no dárselas estereotipadas de antemano.

• “Colaborarle en la aplicación de las ideas elaboradas”.

Los conceptos de experiencia e interés fueron fundamentales para su propuesta, fuente de

inspiración para que uno de sus discípulos, William Kilpatrick (1871─1965), llegara a

proponer el denominado “Método de proyectos”, antecedente directo de la Pedagogía por

proyectos.

Kilpatrick definía los Proyectos como “una actividad preconcebida en que el designio

dominante fija el fin de la acción, guía su proceso y proporciona su motivación”. Ya en

esta definición son notorias las características básicas de un proyecto: planeación previa

(preconcebida) de las actividades; coherencia entre objetivos; plan de acción y evaluación;

así como la motivación intrínseca, originada en el interés que hace surgir el proyecto

mismo. Si bien lo llama Método, no lo concibe como un procedimiento fijo: lo importante

en los proyectos no son los pasos para hacerlo sino que permiten revisar y reajustar los

fines y los medios del proceso educativo.

Las ciencias del lenguaje, por su parte, han realizado aportes importantes a la Pedagogía

por proyectos. Hoy es claro que el papel del lenguaje en un proyecto es el de ser mediador

de los procesos de enseñanza y aprendizaje, además de ser objeto de conocimiento; por

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ello, es importante especificar los procesos y las actividades del lenguaje implicadas y las

que pueden ser objeto de reflexión en cada uno de los momentos del proyecto.

Por todos estos aportes, hoy se mantienen en los discursos sobre el enfoque de proyectos

los siguientes principios:

• La primacía en la actividad y en los intereses del niño.

• El trabajo cooperativo en el grupo-clase, con carácter participativo y democrático.

• El desdibujamiento de la verticalidad del maestro.

• La inserción en la realidad sociocultural de los estudiantes (mundo vital).

• La oposición a la Pedagogía tradicional.

• La recuperación del vínculo escuela-vida o escuela-comunidad.

A este listado podemos agregar la posibilidad que ofrece la Pedagogía por proyectos de

integrar diferentes áreas y hacer pertinente el uso y la reflexión sobre el lenguaje.

¿Cuáles son las fases de un Proyecto? ¿Cómo se hace un Proyecto en el marco de la

Pedagogía por proyectos?

Hay varias formas de realizar los Proyectos. Sin embargo, es importante tener en cuenta

unas fases o momentos para su desarrollo porque, como se verá en el análisis, ellas

implican diferentes funciones para la enseñanza y el aprendizaje, y para el desarrollo de

competencias en Lenguaje. Dichas fases son: planificación, ejecución y evaluación.

Veamos en qué consisten.

Planificar conjuntamente y no solo oír propuestas

La importancia de este momento radica en que permite hacer explícitos los intereses, las

inquietudes, los procedimientos y se llega a compromisos. Dado que se pretende que se

viva un proceso significativo, también implica la negociación y la búsqueda de consenso,

de tal forma que se pueda construir un plan conjunto. Es fundamental lograr la

participación de todos desde la preparación de los proyectos, hacer posible que los

estudiantes hagan ‘suyo’ el Proyecto para que no se convierta en una imposición y pueda

llevarse hasta su culminación.

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En la planificación conjunta se intenta responder a los siguientes interrogantes:

• ¿Qué se va a hacer o aprender?

• ¿Sobre ese problema qué se quiere aprender?

• ¿Para qué (objetivos)?

• ¿Por qué (desafíos)?

• ¿Cómo (metodologías)?

• ¿Cuándo (cronograma)?

• ¿Dónde (espacios que se utilizarán)?

• ¿Con quiénes (invitados, colaboradores)?

• ¿Con qué (recursos)?

• ¿Cómo se va a llamar el proyecto?

• ¿Cómo se va a evaluar?

Estas preguntas no tienen que abordarse todas en una misma sesión. Se pueden escribir y

dejar un margen de tiempo para permitir que en grupos de trabajo, o con la colaboración de

familiares y amigos, se vayan resolviendo. Hay que recordar que no se trata de un ejercicio

escolar: es la construcción de un plan para llevar a cabo una “aventura” del conocimiento.

Esta fase de planificación conjunta supone una serie de acuerdos y negociaciones entre el

docente y sus estudiantes en función de los propósitos que se persiguen, lo que implica un

proceso permanente de discusión y argumentación.

Paralela a la planificación conjunta, el maestro hace su planificación didáctica. Es decir,

va previendo los conceptos que introducirá, las relaciones que va a establecer con los

contenidos ya trabajados, las actividades necesarias para apoyar y fortalecer los

aprendizajes, las interacciones que va a promover, etc. Esta labor la realiza el docente solo

porque es quien tiene el profesionalismo para ello.

La planificación conjunta marca una de las diferencias evidentes entre el trabajo por

proyectos y las tradiciones educativas, porque es un ejemplo de involucrar a los estudiantes

como interlocutores válidos al definir con ellos asuntos tan importantes como los

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contenidos y los procesos metodológicos y evaluativos. Al permitir que los alumnos

propongan temas, problemas, y modos de trabajarlos y evaluarlos, hace posible que se

comprometan en su abordaje, posibilita un espacio para aprender cómo se hace una

planeación, hace explícitas las relaciones entre temas, así como los itinerarios que hay que

seguir en los aprendizajes y en su evaluación; además, se logra una aproximación a sus

saberes e intereses y la problematización de los mismos.

En esta fase también se logran vivenciar tres funciones primordiales de la escritura: apoyar

la construcción de acuerdos, registrarlos para volver sobre ellos y prefigurar las acciones

que se van a realizar.

Finalmente, con la planificación conjunta se rompe “el círculo de la repetición”, metáfora

para explicar por qué es tan difícil el cambio educativo: cuando pensamos en enseñar algo,

lo primero que viene a nuestra mente son las experiencias que vivimos cuando fuimos

alumnos.

La ejecución, mucho más que hacer y hacer y hacer…

Esta fase consiste en el desarrollo del Proyecto, de acuerdo con el plan acordado para

lograr las metas y compartirlas con otras personas. Así como en la fase anterior, en esta es

todo un reto no ser vencido en el intento y caer en la tradición de “presentar” contenidos,

que la voz del maestro sea la que más se escuche y que sus preguntas, respuestas y

evaluaciones acallen las comprensiones de los estudiantes.

Debe ser muy visible la vida cooperativa de la clase para que se logre el aprendizaje

autónomo y significativo, el trabajo interdisciplinario y en equipo, y se genere una

interactividad estimulante, exigente, de valor, contradictoria, conflictiva pero respetuosa y

responsable.

Analizando el desarrollo de diversos proyectos, hemos observado que se hacen muchas

actividades, pero casi no hay momentos especiales en los que se ayude a los alumnos a

sistematizar cómo se lograron los aprendizajes sobre el tema o sobre el lenguaje, tal como

lo proponen los desarrollos teóricos sobre el trabajo por proyectos (Jolibert, 1994; Camps,

1996). Es decir, se enseña en el hacer, pero no se reflexiona sobre el mismo, no se

fomentan los intercambios para hacer conciencia de dichos aprendizajes y de los

procedimientos utilizados o de los medios por los cuales se llegó a construirlos.

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Ahora bien, cuando en el contexto escolar se piensa en definir los aprendizajes sigue siendo

muy fuerte la idea que estos solo son temas. Por esta razón se deja por fuera el aprendizaje

de los procedimientos y de las actitudes (Coll, 1992), cuando los Proyectos, en su finalidad

de integrar la necesidad de hacer algo con la posibilidad de aprender cómo hacerlo,

permiten que en la enseñanza se consideren estas tres dimensiones de los contenidos

escolares.

La culminación del Proyecto

En la ejecución es muy importante considerar el momento de compartir, comunicar,

presentar “públicamente” lo que se aprendió durante el Proyecto.

Para llevar a cabo esta etapa es fundamental explorar diferentes formas de socializar los

procesos vividos. Esto exige tener interlocutores diferentes a los que participaron en el

proyecto (padres de familia, estudiantes de otros cursos, etc.), dado que de este modo se

genera una situación comunicativa. En ella se debe ser explícito, coherente, convincente al

compartir la información y experiencia, pues las condiciones retóricas son diferentes a

cuando se habla con quienes saben de qué estamos hablando (los compañeros o el

profesor).

Además, para facilitar la comprensión en este espacio de socialización, surge la necesidad

de elaborar algunos productos (video, cartelera, folletos impresos, dramatización,

exposición oral, una página web, etc.) en los que se aplica y sintetiza lo aprendido,

situación ideal de aprendizaje tanto de los conceptos específicos como de las

características propias de los textos que se están utilizando para comunicar lo aprendido.

La evaluación del Proyecto: cómo, quién y cuándo

La evaluación en un proyecto debe ser de dos tipos: permanente ─que se hace durante el

desarrollo del proyecto─ y final. Se aplica sobre los aprendizajes logrados durante el

desarrollo del proyecto, sin olvidar que estos aprendizajes son tanto conceptuales como

sociales. En un Proyecto se viven diferentes momentos que involucran situaciones

evaluativas. En ellos, estudiantes y profesores participan analizando las situaciones con

criterios definidos, con el fin de cumplir el propósito de ayudar a tomar las decisiones

sobre el momento en que debe avanzar, detenerse, devolverse o modificar el abordaje

previsto para aprender lo que se quiere y necesita aprender.

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La evaluación no es pues una actividad final, ni únicamente corresponde a un examen o

prueba escrita. Atraviesa el Proyecto así haya una evaluación final. Para ayudar a objetivar

la evaluación se pueden diseñar unas herramientas, por ejemplo, las rejillas construidas

cooperativamente en el grupo, que son una gran ayuda para tener claros los criterios que

van a orientar la coevaluación o la autoevaluación y para sopesar la evaluación que hacen

los maestros.

Para llevarla a cabo es importante tener muy presentes estos interrogantes:

¿Qué se quería aprender con el proyecto? ¿Los contenidos se abordaron con la adecuada

profundidad? ¿Qué creen los alumnos que han aprendido? ¿Cómo saber si se está

realizando un aprendizaje significativo? ¿Cómo saber si está aprendiendo a aprender?

La evaluación del Proyecto mismo

La evaluación del Proyecto parte de la planificación para analizar si se lograron los

objetivos, cómo se asumió la responsabilidad, qué tanto se avanzó en la construcción de la

solidaridad, la cooperación, en la formación como mejor persona.

Este es, además, un espacio fundamental para hacer evidentes los retos que deben tenerse

en cuenta para el siguiente proyecto (las resoluciones).

Esta evaluación casi siempre se realiza al final del Proyecto, pero también puede aplicarse

durante su desarrollo, por cuanto es un alto en el camino para hacer balances sobre los

resultados que se van obteniendo, sobre las estrategias y procedimientos que funcionan o

no, y sobre qué seguir haciendo para mejorar el desarrollo del Proyecto y lograr sus

objetivos.

Esta fase puede ser efectuada en una asamblea del curso, teniendo en cuenta algunas

preguntas de guía, como las siguientes:

• ¿La planeación que hicimos fue adecuada? ¿Por qué sí o por qué no? ¿Qué nos

hizo falta tener en cuenta?

• ¿Logramos lo que nos habíamos propuesto? ¿Qué sí y qué no? ¿Por qué?

• ¿Qué contribuyó a que pudiéramos llevar a cabo este Proyecto? ¿Qué no

contribuyó a su desarrollo?

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• ¿Qué es conveniente continuar haciendo por ser un elemento que ayuda al

desarrollo de los Proyectos? ¿Qué tenemos que procurar mejorar en los próximos

Proyectos?

Reiteramos que es fundamental que un Proyecto sea definido, realizado y evaluado

colectivamente. Así será posible que se tenga una percepción global de lo que se busca,

sabiendo planificar y organizar el tiempo, confrontando ideas, escuchando las

proposiciones de los demás, autoevaluándose y evaluando a los pares.

Secuencias didácticas y Pedagogía por proyectos: similitudes y diferencias

Como puede inferirse, las Secuencias didácticas cuentan con elementos comunes con la

Pedagogía por proyectos. Por ejemplo, comparte el hecho de trabajar desde situaciones

discursivas que otorgan sentido a la enseñanza y el aprendizaje, es decir, que se trata de

propuestas que abordan los saberes y los saber-hacer en situación, no de manera abstracta y

atomizada.

Otra similitud se relaciona con que en ambos casos se trata de propuestas que anticipan y

organizan de manera sistemática, pero flexible, las acciones e interacciones, y ambas

alternativas implican procesos claros de planeación. En el caso de la Pedagogía por

proyectos la planeación se hace conjuntamente entre docente y estudiantes, generalmente

en atención a problemáticas e intereses temáticos diversos, declarados por los estudiantes.

Esta apertura a la diversidad de intereses hace que la Pedagogía por proyectos pueda contar

con un carácter que trasciende la disciplina y al tiempo es interdisciplinar.

En el caso de las Secuencias, dado que se ocupan de saberes particulares de un campo de

conocimientos, y se orienta por intencionalidades muy específicas, generalmente son

planeadas por el docente, pero este hecho no le resta legitimidad, pues dicha legitimidad

está garantizada por la situación discursiva, de interés de los estudiantes, en que se

enmarca. Un ejemplo claro de estos elementos lo constituyen las Secuencias didácticas

para aprender gramática, desarrolladas por el equipo de Anna Camps (2006).

Otra diferencia entre las Secuencias y los Proyectos consiste en que en la Pedagogía por

proyectos la planeación es un objeto de aprendizaje, mientras que en las Secuencias, dado

que esa planeación es realizada por el docente, no da lugar a un aprendizaje en ese sentido.

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De otro lado, las secuencias didácticas pueden desarrollarse dentro de propuestas más

amplias, o Proyectos complejos. Por ejemplo, si el docente propone a los estudiantes

realizar, a lo largo del año, una revista electrónica para dar a conocer las producciones

escriturales de los estudiantes, esa propuesta, que entre otras cosas puede surgir del interés

de los estudiantes o de un interés compartido entre docente y estudiantes, incluiría

Secuencias didácticas específicas. En este caso podría resultar pertinente que el docente

diseñara una Secuencia para la escritura de textos periodísticos informativos, otra para

aprender a escribir un editorial en función de los tipos textuales que la revista requiere, otra

para abordar los saberes relacionados con la diagramación y el diseño digital, etcétera. En

fin, se podrán diseñar Secuencias didácticas que vinculen distintos procesos del Lenguaje.

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