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Traducción de MARIO DE LA CUEVA 6,6 CALICLES CONTRIBUCIÓN A LA HISTORIA DE LA TEORiA DEL DERECHO DEL MÁS FUERTE UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉ,XICO 2 Rector: DR. IGNACIO CHÁVÉZ Secretario General: DR. ROBERTO L. MANTILLA MOLINA Director de Publicaciones: LIc. RUBIN BON1FAZ MIÑO CUADERNO 15 ADOLF MENZEL CENTRO DE ESTUDIOS FILOSÓFICOS Colección: CuADERNos Director: EDUARDO GARCÍA MÁYNEZ Secretario: RAFAEL MORENO COTISCier0: ROBERT S. HARTMAN CENTRO DE ESTUDIOS FILOSÓFICOS UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MIXICO - 1964

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  • Traduccin de MARIO DE LA CUEVA

    6,6

    CALICLES CONTRIBUCIN A LA HISTORIA DE LA TEORiA DEL DERECHO

    DEL MS FUERTE

    UNIVERSIDAD NACIONAL AUTNOMA DE M,XICO 2 Rector: DR. IGNACIO CHVZ

    Secretario General: DR. ROBERTO L. MANTILLA MOLINA Director de Publicaciones: LIc. RUBIN BON1FAZ MIO

    CUADERNO 15

    ADOLF MENZEL

    CENTRO DE ESTUDIOS FILOSFICOS Coleccin: CuADERNos

    Director: EDUARDO GARCA MYNEZ Secretario: RAFAEL MORENO

    COTISCier0: ROBERT S. HARTMAN

    CENTRO DE ESTUDIOS FILOSFICOS UNIVERSIDAD NACIONAL AUTNOMA DE MIXICO

    - 1964

  • Ttulo original: Kailikles. Eine Studie sur Geschichte der Lehre vom

    Rechte des Steirkeren (Franz Deuticke. Wien und Leipzig, 1922)

    Primera edicin en espaol: 1964 I

    Derechos reservados conforme a la ley 1964, Universidad Nacional Autnoma de Mxico

    'Ciudad Universitaria. Mxico 20, D. F. NOTA A LA PRIMERA EDICIN

    -t

    Viena, junio de 1922

    ADOLF MENZEL Miembro de la Academia

    de Ciencias de Viena

    puedo -otilideranne corno`un experto en el campo de la filologa clsica, me vi obligado a analizar, por cuenta propia, algunas de las fuentes particulares. Tengo la esperanza de que los estudiosos del mundo antiguo admitan las conclusiones de este trabajo como algo til para discusiones futuras.

    No existe, segn creo, ninguna exposicin del desenvolvimien-to histrico de la teora del derecho del ms fuerte. Esa exposicin no solamente contribuira a despertar el inters por la historia de las ideas, sino que, adems, 'ayudara a pre-cisar desde un punto de vista metdico el concepto de la llama-da teora de la fuerza. En las pginas 38, 57, 61 y 66 de este ensayo se hacen algunas referencias a esta ltima cuestin.

    La parte central de un trabajo de tal naturaleza tiene que ser la-exposicin del pensamiento griego sobre el derecho del ms fuerte; en este -problencomo en tantas otras cuestiones de la filosofa social, los griegos se revelaron corno los cons-tructores de una poca del pensamiento. A pesar de que no

    UNIVERSIDAD NACIONAL AUTNOMA DE MXICO Direccin General de Publicaciones

    Impreso y hecho en Mxico Printed and mode in Mexico

    NOTA DEL TRADUCTOR

    La traduccin de los prrafos en griego la hicieron los maestros Ber-nab Navarro y Rafael Moreno.

  • I. CONSIDERACIONES PRELIMINARES

    S 1. La teora del estado en la era de la sofstic,a

    EN LOS AOS finales del siglo v y en los primeros del rv a. C., consecuentemente antes de la aparicin de las grandes obras polticas de Platn y Aristteles, parece haber surgido en Grecia o, para ser ms precisos, en Atenas una intensa acti-vidad literaria, que se ocup de los problemas generales del estado y de algunas cuestiones particulares de la poltica. La mayora de esos trabajos no lleg a nuestral manos; 1 pero los escritos polticos de Platn y Aristteles contienen nume-rosas indicaciones sobre aquellos pensadores, algunas expresas, otras semiocultas en ciertas frases y prrafos. Se encuentran asimismo las huellas de esa antigua literatura poltica en los historiadores, oradores y poetas. 2 Se acostumbra designar a esos pensadores con el nombre de sofistas y se habla tambin de la era de la sofstica; pero no se gana mucho con tales denominaciones, 3 pues en el instante mismo en que se las emplea para sealar, ya no un momento cronolgico, sino una tendencia dd pensamiento, 4 surgen las dificultades. Ocurre en este problema el mismo fenmeno que se presenta en la llamada Teora iusnaturalista del estado de la poca Moderna, en cuyo contenido se encuentran hondas divergen-

    Consltese, Rudolf Schtill: Die Ankinge einer politischen Litera-tur bei den Griechen (Los orgenes de una literatura poltica entre los griegos), 1889.

    2Consltese, especialmente, Diimmlcr: Prolegomena zu Platons Staat (Prolegmenos al Estado de Pidn), 1891.

    8 Consltcse, adems, Wiluagwitz_a/atn, t. 1, pp. 65 y ss. 4 Esta afirmacin aparece cn Kaerst: Geschichte des Hellenischen

    Zeitalters (Historia de la era helnica), segunda edicin, t. r, p. 56.

  • )

    o ADOLF MENZEL CALICLES

    cias. Pero mientras que en esta ltima corriente se puede observar, por lo menos, una cierta unidad desde un punto de vista formal, determinada por la utilizacin comn de al-gunos conceptos jurdicos, particularmente la idea del contrato social, a la teora del estado de la sofstica, por el contrario, le falta semejante similitud metdica, pues, al lado de los puntos de vista ticos, sin duda alguna frecuentes, se encuen-tran constantes referencias cosmolgicas y psicolgicas, no as los argumentos jurdicos que son ms bien espordicos.

    Conviene decir, desde ahora, que la expresin racionalismo no puede aplicarse a todos los escritos polticos de la era de la sofstica; as, a ejemplo, el panfleto que lleg hasta nosotros, El estado de los atenienses, falsamente atribuido a jenofonte, no revela una concepcin racionalista en su autor; otro tanto sucede con el pensamiento de Trasmaco. Por otra parte, nada tendramos que objetar a la denominacin era del ilu-minismo, usada frecuentemente por algunos profesores y es-critores, si, tal como lo quiere con toda razn Wilamowitz, se actuara cuidadosa y precavidamente en el terren de las comparaciones LL

    histricas. Menos feliz_ es el trinina-indiyi- &miatizo:

    empleado para- cal a Iteorfa. del estado de la sofistica; en un libro sobre la edad helnica, Kaerst pene-tra en ese camino, pero si se acoge

    esta,caracterizacin, -habra que considerar tambin_a-Scrates como un individualista, ya que el hijo de Fertrete -se preocup, por sobre todas las enseanzas, de la educacin espiritual y tica Scrates crea que formaban una unidad de cada ser humano. La oposicin que se acostumbra poner de relieve en los ltimos aos entre las llamadas concepciones universalista e individualista, cuida-dosamente analizada, aparece como una anttesis caprichosa; sin duda existen diferencias, y procesos de transicin, pero por qu no ha de ser posible considerar al individuo y a la sociedad (estado) como algo igualmente valioso? Los captulos subsecuentes (vase especialmente S 3) pondrn de manifies-to que, por lo menos, la sofstica antigua admita esa posibili-dad. En varias ocasiones, los escritos de un -

    mismo autor muestran rasgos disonantes, segn puede verificarse en el caso del sofista Antifn. Creemos, en consecuencia, que la expresin individualismo difcilmente puede usarse para presentar un rasgo decisivo de la literatura poltica, de aquellos tiempos.

    Nos parece en cambio adecuado tomar como base para la caracterizacin y clasificacin de las ideas de la sofstica su tendencia poltica fundamental, en especial su postura frente a la concepcin democrtica del estado que prevaleca en aquella etapa de la historia humana. Si se adopta este criterio, se pueden distinguir una tendencia conservadora y una acti-tud oposicionista (revolucionaria) en la teora del estado de aquellos personajes, si bien es necesario aclarar que los tr-minos conservador y revolucionario, aplicados a la era de la sofstica, no pueden emplearse con el significado que les atri-buimos en nuestros das; usamos el primero para significar la adhesin a la constitucin democrtica de Atenas, en tanto el segundo sirve para expresar las tendencias aristocrticas y aun monrquicas. Y es importante agregar que, adems de estas dos corrientes, aparecieron en el horizonte de aquel siglo algunos pensamientos cosmopolitas y ciertos "brotes antiesta-tistas; 5 estos ltimos, sin embargo, corresponden ms bien a la llamada sofstica joven.

    La dasificacin y justipreciacin de las formas de estado ofrece, mejor que cualquier otro procedimiento, una excelente oportuidad para discutir los temas polticos; fcilmente se comprender que esta parte de la teora del estado apareciese desde los primeros, arios de la sofstica. El intento ms viejo para ju7gar objetivamente las diversas maneras de ser del esta-do se encuentra en Las historias de Herodoto, en el coloquio que tuvo lugar entre los tres grandes de Persia, despus que el derrumbe del falso Esmerdis plante la necesidad de deter-minar la forma de la nueva constitucin (in, 80 y ss.). En varias ocasiones se ha discutido si Herodoto crey en la realidad del coloquio o si se trata de un acto imaginativo; creemos que s estaba convencido de su realidad, pues el ilustre historiador afirm su conviccin (vr, 43) despus de que , diversos pen-sadores haban expuesto pblicamente sus dudas. 6 Nuestra conviccin no ha de entenderse en el sentido de que Herodoto recogi el coloquio palabra por palabra, sino que debe ms bien aceptarse una redaccin libre de su contenido, T lo cual,

    Consltese el prrafo 4. 6 Del libro in, prrafos 83 y 87, se deduce que algunas tradiciones

    orales siriieron - como_ fuentes. 7 Con estas pocas palabras fijarnos nuestra posicin respecto de las

  • 10 ADOLF MENZEL

    por otra parte, no debe extraar, pues Tucdides, el sucesor del viejo maestro, se vali frecuentemente del mismo proce-dimiento, segn se ver en las pginas posteriores de este en-sayo. Debemos no obstante aclarar que no es posible deter-minar en qu medida realiz Herodoto una obra creadora y en qu aspectos utiliz antiguos manuscritos. Parece razonable aceptar un cierto parentesco con algunos pensamientos expues-tos por el viejo sofista Protgoras, con quien Herodoto estuvo en frecuente contacto. Los dos personajes llegaron a ser ciu-dadanos de la Ciudad de Turi, fundada por los atenienses. 8 Pero a diferencia del sofista, que se indina a considerar la democracia como la nica forrna estatal justificable, el histo-riador se esforz en la presentacin imparcial de las ventajas y desventajas de las tres formas fundamentales de las cons-tituciones, si bien en el fondo de su conciencia era partidario de la democracia ateniense. Herodoto (v, 78) observ que en todas partes la igualdad poltica constitua una base firme para que el pueblo _ fuese respetado: ctiando Jos atenienses vivieron bajo el gobierno de una sola persona, no pudieron imponerse en las guerras con sus vecinos, pero inmediata-mente despus de la cada de los tiranos se mostraron supe-riores a todos sus enemigos. La explicacin de esta diferente actitud es bien sencilla, pues, cuando los atenienses crean luchar en defensa de un dominador, actuaban con cobarda; en cambio, al luchar por ellos mismos, hicieron gala de un valor indomable.

    Sin embargo, a pesar de su preferencia por la democracia, que se manifiesta en las ms bellas frases, tales como "la de-mocracia es el mundo de la igualdad (isonoma)", Herodoto dej traslucir en el coloquio, del que no podemos ocuparnos extensarife en este lugar, que ya en aquellos lejanos tiempos exista un cierto escepticismo hacia el llamado estado ejemplar. La lectura de Las historas descubre fcilmente los re roches formulados en contra de la mutabilidad e inconsistencia e as

    cuestiones, tan discutidas por la ciencia de la Antigedad, acerca del origen literario de la famosa discusin.

    8 Consltese mi trabajo: Protagora.s als Gesetzgeber von Thurii, en Abhandlung der Schsischen Gesellschaft der Wissenschaft (Pro-tgoras como I-Jislador de Turi, en Disertacin de la Asociacin de Ciencias de Sajonia), t. 62, pp. 191 y ss.

    CALICLES 11

    masas. Por otra parte, no deja de llamar la atencin la cir-cunstancia de que no se hubiesen propuesto en el coloquio ciertos argumentos, sin duda alguna los ms importantes en favor de una monarqua para Persia: la , enorme extensin del estado, su espritu guerrero y su condicin de mosaico de pueblos; en lugar de las consideraciones histricas, geogrficas y ticas, slo se encuentran observaciones superficiales, seme-jantes a las que aparecieron en la literatura racionalista del nuevo derecho natural. De todas maneras, el coloquio fue un ejemplo instructivo para la teora del estado de la sofstica.

    S 2. La teora democrtica del estado

    El valor altsimo de la filosofa de Platn y Aristteles y el hecho de que se hubiese perdido la mayora de los manuscri-tos de sus predecesores, particularmente los que se ocupaban de la doctrina del estado, dieron por resultado que no posea-mos un cuadro completo y exacto de la teora del estado de aquellos lejanos tiempos. Parecera como si aquella forma de vi-da estatal, dentro de la cual encontr la Hlade su ms alto florecimient, no hubiese~na expresin literaria ade-cuada. Se dice que los sofistas, y en forma destacada Scrates, hicieron una crtica honda y penetrante de la organizacin dernocrtica de su tierrif)o, que tuvo, en cierta medida, un sentido revolucionario y que didios pensadores colocaron en la base de sus meditaciones al individuo, haciendo a un lado a la polis; si bien se hace notar que en tanto Scrates insisti en la armona tica del hombre, los sofistas rechazaron cual-quier base tica para la doctrina del estado. Pero esta carac-terizacin no conviene a la gran mayora de los sofistas: un anlisis imparcial de los fragmentos que conservamos pennite descubrir que concibieron claramente la idea del estado de derecho democrtico y el principio de lo social. Los oposito-res a estas ideas fueron verdaderos intrusos, en los que nada tpico puede encontrarse.

    Tucdides puso en labios de Pcricles, el ilustre hombre p- 9 En un ensayo publicado en la Zeitschrift fr Pr7:tik (Re-vista

    Poltica), t. rir, 1910, pp. 219 y ss., hice una exposicin ms amplia de este tema.

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    blico, en el Discurso en loor a los muertos, ' el principio po-ltico fundamental de la teora del estado de aquellos hom-bres. Los crticos contemporneos, en trminos generales, han llegado a la conclusin de que tanto en este Discurso, como en todos los incluidos en la obra del gran historiador, no hay una reproduccin verdadera de discursos efectivamente pro-nunciados; esta apreciacin crtica es particularmente fuerte a propsito del Discurso en loor a los muertos, por su acentua-do carcter terico y porque no parece corresponder a la oca-sin histrica en que se, dice pronunciado. Pero, de cualquier manera, el discurso posee un valor permanente indubitable como el programa poltico ms antiguo del liberalismo y del estado popular. En los prrafos subsecuentes nos ocuparemos

    \ide algunos de los pasajes que se relacionan con los problemas tericos de la doctrina del estado.

    En el Discurso, Pendes, despus de poner de manifiesto la originalidad de la Constitucin de Atenas, que en manera alguna es una imitacin de las extranjeras y ms bien repre-senta un modelo_digno ele ser imitado,-- la

    -define como una democracia, porque su base est'Constituida

    -no- por ~mi-nora, sino por la mayora-de los ciudadanos.w-Pero Pendes no se contenta con esta definicin formal, que toma nica mente en consideracin el nmero de personasque participa en_ el gobierno, sino que en los prrafos posteriores presenta a la democracia como la realizacin de tres ideas tico-polti-cas: la igualdad, la libertad y el imperio de la ley. Segn el defensor de la Constitucin de Atenas, la idea de igualdad se expresa diciendo que "de conformidad con la ley, todas las

    / personas disfrutan del mismo derecho para sus asuntos pro-pios". Los hombres del siglo xx llamamos a esta idea el prin-cipio de la igualdad frente a la ley. Pendes contina diciendo:

    Nadie ser nombrado para ningn cargo, ni honrado, ni aca-tado por su linaje o skj, sino tan slo por su bondad y su vir-tud. Y no ser excluido de los cargos y dignidades pblicos p.or pobre o de bajo origen que sea, con tal que pueda hacer bien a la repblica. lo En la amplsima literatura filolgica es dificil encontrar una va-

    loracin suficientemente digna del Discurso. 11 xat gvop.cc l v 8icl T2, pi; k-bityouc 111' & ,z)..etova'q

    obcdv 87a.coxpatct xtbc./72-rai.

    CALICLES' 13

    Este principio es conocido en la actualidad como la aptitud para el desempeo de los cargos pblicos. En otro pasaje, el ilustre estadista pone de relieve:

    'Yodos los ciudadanos cuidan de igual modo de las cosas de la repblica que tocan al bien comn, como de las suyas pro-pias, y aun ocupados en las ms diversas actividades particu-lares, todos poseen, sin embargo, una excelente idea de los asuntos pblicos (Guerra del Peloponeso, libro rr, captulo vn).

    El prrafo, que contiene el principio de la igualdad poltica, representa la esencia del pensamiento democrtico. Las frases del Discurso en loor a los muertos me causan la impresin de contener un suave reproche para los defensores del principio aristocrtico, que no podan concebir que los "compadres sas-tres r_,...L. nateros'

    .' tuvieran algo que decir en los negocios po-lticos. Creemos poder afirmar que Tuedides lanza aqu una especie de desafo, envuelto en una forma literaria, inducido,

    --. segn todas las probabilidades, por, un escrito de Protgoras (cousltese lo que se dice en el dilogo Protgoras, 324e, de Platn1.

    Con, lo expuesto damos por concluido el tema.de la igualdad. El' Discurso en loOr a los muertos indica adems en forma expresa, que en la democracia ateniense se realiza plenamente la idea de la libertad: "Como ciudadanos libres nos colocamos delante del estado." 12

    Pendes explica que la manera- de vivir

    de los particulares no est controlada ni por el estado ni por los conciudadanos: "En los tratos y negocios que cele-bramos diariamente con nuestros vecinos y comarcanos, no nos causa ira o saa que alguno se alegre .de la fuerza o de-masa que nos haya hecho."

    En otros, pasajes se habla de la armona de la vida- indivi-

    dual y social, dicindose que al mismo tiempo que no origi-nan dao alguno a la vida privada, los ciudadanos cumplen sus deberes pblicos: "Obedecemos al titular temporal del poder del estado y cumplimos las leyes." En estas frases, el Discurso se eleva a la idea del estado de derecho, represen-tado por la democracia ateniense. Entre las leyes cuya obser-

    12 Iktutikpt>6 1-& Te npxic -rd XOLVSY 7ro7uadotzgv.

    )

    1

  • 14 ADOLF MENZEL

    vancia constituye un deber moral ( 800, las expedidas para l bien de los dbiles u oprimidos ameritan una mencin especial. Aun aquellas leyes no escritas que no imponen pena alguna, pero cuyo incumplimiento es motivo de vergiienza, son respetadas estrictamente; conviene hacer notar que al ha-blar de estas leyes (graphoi), Perides se refiere a los man-damientos rnorales y no a los principios del derecho natural. Con estas ideas, Percles seala el cumplimiento de las leyes como una de las caractersticas esenciales de la democracia. Nos parece que en estos pn-afos del Discurso, el gobernante de Atenas presupone el principio que Montesquieu calificar en la Edad Moderna como el elemento esencial de la demo-cracia, la virtud ciudadana. Para concluir diremos que no pa-rece ni probable ni posible que la unin de las ideas de demo-cracia, estado de derecho y virtud, tal como se da en el Discurso en loor a los muertas, se hubiese podido formular sin la existencia de algn modelo literario previo. 13

    Creemos, por-tanto, que -no puede ponerse en duda que existieron algunos modelos literarios que influyeron en el con-tenido terico del Discurso, pero esta consideracin no puede ni debe extenderse a sus aspectos puramente polticos, como la polmica en contra de Esparta. Sin duda, Protgoras es la figura principal entre los modelos, pero los escritos de algu-nos otros sofistas muestran tambin un indudable parentesco espiritual con las ideas del Discurso. As, en los fragmentos que se conocen con la denominacin de Annimo jmb/ico, '4 la democracia es festejada como el estado de las leyes. En los dramas de Eurpides, Las suplicantes y Las fenicias, se encuen- tran asimismo hermosas alabanzas a la democracia, 13 en for- ma estilizada, como si existiera el propsito de facilitar su enseanza, por lo que justificadamente pueden ser considera- das las dos obras teatrales como modelos literarios del Dis- curso. En los fragmentos y dramas mencionados, el gobierno da pueblo, la libertad, la igualdad de derechos, la fidelidad a las leyes y la virtud, son presentados como una unidad org- nica, .igual que en las frases de Pericles. Es posible que la

    13 Consltese mi artculo publicado en la Zeitschrift fr Politik (Revista' Poltica), ni, pp. 220 y ss.

    14 Comprese lo que decimos en el prrafo 6. 15 Consltese lo que decimos en 'el prrafo 15.

    CALICLES 15

    realidad no coincidiese con estas ideas, pero, en' - todo caso, era la doctrina oficial sobre el derecho y el estado atenienses. 16 Por lo dems, esta falta de coincidencia entre la idea y la realidad no debe asombrarnos, pues no ofrecen los tiempos modernos un espectculo semejante? Y tambin han sido defendidos en algunas pocas el ideal del estado del absolu-tismo y la monarqua constitucional.

    S 3. Protgoras y Demcrito Entre los progenitores del pensamiento democrtico, Prot-goras es, sin duda alguna, el ms antiguo. Hace algunos afios expuse su doctrina con la mayor amplitud, " por lo que puedo limitarrne en este ensayo a resumir brevemente y a completar los resultados de mis investigaciones anteriores. El discurso magno que pone Platn en labios del sofista en el dilogo que lleva su nombre analiza diversos problemas: el origen del estado, la teora de la pena, la pedagoga social, la ensefiabi-lidad de la virtud y la justificacin de la democracia; tambin nos ofrece, sobre todo si lo relacionamos con las afirmaciones que aparecen hechas por Protgoras en el dilogo Teetetes, una visin bastante completa de su pensamiento tico y pol-tico, disperso en los varios escritos del clebre filsofo, pero, para fortuna nuestra, reproducido fielmente por Platn en sus aspectos fundamentales, si bien en forma estilizada. Es un pensamiento de la ms alta importancia, una doctrina que debe considerarse con la mayor seriedad y en la que en manera alguna puede verse una invencin platnica, menos an una caricatura. 18 Pero antes de iniciar la exposicin de su pensa-miento democrtico, deseo poner de manifiesto las caractc-

    lo Kaerst, obra citada, segunda edicin, t. r, p. 24, afirma equivoca-damente, segn espero probar, que la doctrina de los sofistas estaba en oposicin con una concepcin del estado inspirada cn estas ideas sociales.

    17 Zeitschrift fiir Politik (Revista Poltica), t. ni. Consltesc, ade-ms, Menzel: Protagoras als Gesetzgeber von Thurii, en Abhandlung der Schsischen Gesellschctft der Wissenschaft (Protgoras como le-gislador de Turi, en Die,rtacin de la Asociacin de Ciencias de Sa-jonia).

    18 Esta tesis ha penetrado tambin en los crculos filolgicos.

  • 16 ADOLF MENZEL CALICLES 17

    rsticas sealadas, aprovechando un tema especial, la. teora de la pena.

    Nadie castiga a los que cometen injusticias dice Protgoras (324b) en consideracin y a causa de haber obrado contra el derecho, pues una conducta de esa naturaleza corresponde nicamente a la bestia que procura vengarse. Aquel que se propone castigar de acuerdo con la razn, castiga, no a causa de la injusticia cometida, pues lo ya acaecido no puede tenerse por no sucedido, sino en consideracin a la voluntad futura, a fin de que ni el victimario ni la persona que presenci el castigo que se le impuso, incurra en un nuevo acto contrario al derecho. --Y ms adelante agrega: Aquel que no conoce ni practica la virtud.debe ser instruido y castigado, hasta que la pena lo convierta en un hombre mejor (Protrgoras, 325a).

    En otros pasajes del dilogo se dice que la educacin tiene corno finalidad enderezar el rbol torcido, y que el estado, cuando amenaza o impone penas, acha ~o el maestro de escuela; de ah que la pena signifique en grieg,o encierezarnien-

    ---tO -(3254):,precisamente porque -se propoil-e- eriderezar. 19 Las pocas frases citadas contienen ifflportintes ideas, nue-.

    vil para la poca-en que 'fueron el-ntidas. Eri-las Palabras de Protgors encuentran una expresin magnfica la superacin -de la teorla de la pena como recOmpensa o -retribucin por el acto consumado, predominante en aquellos aos, y la funda-mentacin del derecho a castigar en la idea de fin, pues la pena-debe provocar temor y, al imponerse, ha de procurar el perfeccionamiento de la persona. El conocido apotegma de que se castiga "non quia peccaturn est, sed ne pecootur",2 que sirve de base al derecho penal an en nuestros das, viene rodando desde los aos en que vivi el sofista de Abdera. Se-ra totalmente injusta la afirrnacin de que en esas frases Platn quiso plasmar su propio pensamiento acerca de la na-turaleza de la pena, pues las opiniones del autor de la Alego-ra de la caverna sobre este terna eran radicalmente distintas de la doctrina del sofista. 21 Tampoco es posible aceptar que

    19 EGOuva [Platn dice: chGtSvoelv, enderenm. T.] 29 "No porque se delinqui, sino para que no se delinca." 21 No puedo extenderme aqu sobre esta cuestin. Consltense mis

    explicaciones en el ensayo: Protagoras als Krimnalist, en la Oester-

    Protgoras, en las frases transcrtas, hubiese difundido la teo-ra predominante en su poca, ya que no slo en los crculos populares, sino tambin entre los hombres de estado v aun entre los ms famosos sofistas, prevaleca la idea de la pena como la recompensa correspondiente a la mala accin; las palabras mencionadas en el prrafo anterior estn precisa-mente dirigidas contra esta forma de justificacin de la pena.

    No menos originales son las explicaciones en el campo de la teora del estado. Todo indica que Protgoras se ocup ex-tensamente del problema del origen del estado, existiendo el dato indubitable de que sus contemporneos informan de la existencia de un escrito que llevaba por ttulo, segn se dice, Acerca de la primera formacin de las relaciones sociales. En todo caso, del mito que conserv Platn se deduce que Pro-tgoras describi el desarrollo de la cultura humana como una lnea ascendente. FIasta los aos en que el sofista dialoga

    'con Scrates, se crea generalmente en la existencia de una edad de oro, colocada en los orgenes de la historia humana;

    _ _

    el mismo PlatnIestej esa tesis en algunos de sus dilogos. _ _ _

    En caMbio, ProtgOias c.oncibi el estado de naturaleza como una vida Sin derecho, sin moralidad y sin estado, si bien acep-taba la existencla_de algunas aptitudes tcnicas naturales. En el estacl de- naturaleza predominaba la inseguridad y los hom-

    -

    bres, viviendo -dispersos y apartados los unos de los otros, es-taban expuestos constantemente a la amenaza de los animales y de los hombres malos; no faltaron algunos intentos para protegerse y ayudarse unos hombres a otros, pero ninguno pudo perdurar. Para que el estado naciera, fue necesario que en el alma humana despertaran y anidaran los sentimientos de lo bueno y de lo justo, aidos y dke. No se encuentra, sin embargo, una explicacin suficientemente clara del origen de los presupuestos ticos del estado; en el mito protagrico se ofrecen como un dn gracioso de los dioses. En todo caso, en d pensador de Abdera se fusionan el nacimiento del estado y ,los sentimientos de lo bueno y de lo justo; a partir de ese momento, el hombre penetra en el estadio de la cultura, que es separado ntidamente de la etapa de la formacin tcnica.

    En sus doctrinas, Protgoras, a la vez que destaca el mo- reichisehe Zeitschrift fiir Strafrecht (Protgoras como criminalista, en la Revista Austriaca de Derecho Penal), t. I.

  • 18

    CALICLES 19 ADOLF IIENZEL

    mento tico y jurdico de la vida social, proporciona la justi-ficacin de la democracia: la predisposicin tica pertenece a todos los miembros del estado. En el mito se dice que Her-mes, por encargo de Zeus, reparti el dn por igual entre to-dos los hombres; de ah que todas aquellas criaturas total-mente corrompidas deban ser puestas a buen ree~acin-dolas inofensivas. De la donacin de Zeus se -aeduce, sin g-nero alguno de duda, la presuncin de que cada ciudadano posee las aptitudes ticas indispensables para participar en la vida pblica. A su vez, esta predisposicin tica, cuyo des-envolvimiento es fomentado cuidadosamente en la Hlade al travs de la educacin, tema del que Protgoras se ocupa de-talladamente, constituye una base suficiente, pero, a la vez, esencial, para la participacin directa de los .ciudadanos en la vida pblica. De esta manera, el sistema de la igualdad po-ltica, predominante en Atenas, encontraba su justificacin en la naturaleza cultivada del hombre:

    Cuando los atenienses expresa Protgoras al responder a una pregunta de Scrates concurren a la discusin de los negocios pblicos, que es una actividad ciudadana, permiten, con la ma-yor naturalidad, que cada uno exponga sus ideas, pues estn convencidos de que toda persona tiene derecho a intervenir en el debate.

    Tendremos que concluir que no debe existir diferencia al-guna en la actividad poltica de los ciudadanos? Protgoras respondi a esta pregunta en los ttminos siguientes: es in-controvertible que existen hombres, como Pericles, que sobre-salen entre todos, como efecto natural de sus aptitudes y de su excelente educacin; pero estas personalidades se imponen por s mismas en la democracia y ascienden a los puestos direc-tivos merced a la confianza de sus conciudadanos. Los orado-res sabios y justos influyen sobre el pueblo y le conducen a la adopcin de las decisiones favorables al estado; as se dice en el discurso del sofista de Abdera, recogido fielmente en el dilogo Teetetes (167c). En la misma pieza oratoria, las leyes quedan caracterizadas corno la opinin del estado, por lo que son normas obligatorias incondicionalmente vlidas. De lo ex-puesto se deduce, adems, que la democracia es el estado de las leyes: lo justo, en la doctrina .protagrica, no existe por natu-

    raleza, pues nicamente se da en las leyes aprobadas por el pueblo. 22

    En estas ideas encontrarnos los elementos esenciales de la democracia: la igualdad poltica de todos los ciudada-nos, la ley como expresin de la voluntad del pueblo y la di-reccin de los negocios pblicos a cargo de los funcionarios que han obtenido el reconocimiento de los hombres.

    Tambin Demcrito, el famoso coterrneo de Protgoras, sustent las mismas ideas del sofista, por lo menos, en la me-dida en que puede conocerse su pensamiento al travs de los pocos fragmentos que se conservan de l sobre los problemas del derecho y del estado. En ellos, Demcrito se revela de-fensor decidido del pensamiento jurdico democrtico y de la idea del estado igualitario. "La pobreza en la democracia", se dice en uno de los fragmentos (251 en la numeracin de Diels y 147 en la de Natorp) "es mejor que la tan ensalzada fortuna de la casa de los poderosos (napa Tor.:,- 8uvolW la misma manera que la libertad es mejor que la condicin de esclavo." La democracia supone la armona ( lilvot) de los ciudadanos, en cambio, la guerra civil es una gran desgracia, aun para cl vencedor (fragmentos 249 y 250 Diels o 136 y 138 Natorp). Pero cualesquiera sean las circunstancias, el in-ters del estado (rec )(cera Thv 'man+) debe ser colocado muy por arriba (fragmento 252 Diels o 134 Natorp). En estos p-rrafos puede observarse la misma inclinacin tica que apa-rece en el escrito de Antifn y en el Annimo Jmblico en favor de la armona ciudadana.

    Kaerst (Zeitschrift fr Politik Revista Poltica--, t. u, p.

    518) sostiene que Demcrito defendi la tesis de que el nico fin del estado es servir los intereses de los particulares, pero no obstante que el filsofo de Abdera fue un pensador indi-vidualista, no es posible admitir aquella tesis. Kaerst utiliza en apoyo de su opinin el fragmento 246 Diels o 134 Natorp, en el que se lee: Si nadie daara nunca a los dems, la ley no tendra nada que reprochar a las personas que vivieran de acuerdo con sus gustos e inclinaciones?' Kaerst deduce de este fragmento que, segn Demcrito, el estado no tiene una finali-dad propia que cumplir y que, por tanto, su nica misin es proteger a los ciudadanos contra los daos que puedan sufrir por causa de otro, esto es, el estado est al servicio de los hom-

    22 Para mayores detalles consltese mi ensayo citado en la nota 9.

  • 20 ADOLF MENZEL

    bres. La deduccin no es convincente: Demcrito habla ex-clusivamente de la ley (v6tioj y no hace referencia alguna a la polis. Por otra parte, aun en el supuesto de que ninguna persona causara dao a los dems, aun as, la comunidad es-tatal tendra que hacer sentir su influencia hacia el exterior, quiere decir: la inutilidad o inaplicabilidad de las leyes inter-nas, especialmente de las penales, traera como consecuencia la supresin de las limitaciones a la libertad personal, pero de ninguna manera la desaparicin del estado. "Un estado bien administrado se dice en otro de los fragmentos (242 Diels) es el mayor de los tesoros; todo se decide ah; cuando se hunde, todo se des loma pero cuando goza de salud, todo es sano." Estas pala ras ya no corresponden a un individua-lismo puro; adems, la insistente mencin del deber de ar-mona y ayuda mutua de los ciudadanos 23 prueba suficiente-mente que la vida social no se agota en la garanta contra los posibles daos provenientes de los ciudadanos. Digamos to-dava, en apoyo de nuestro punto dc vista, que Demcrito exigi el otorgamiento de recompensas a los hombres ms dignos (fragmentos 263 Diels o_ 143 Natorp).

    Demcrito no estuvo ciego para los defectos de la demo-cracia. En el fragmento 266 Diels, 167 Natorp, se hace notar que uno de sus grandes males consiste en la_tendencia a hacer responsables a los altos empleados ante la asamblea del pue-blo; es indispensable, agrega, evitar los daos que esto les pueda causar (181.y.Etv cipxov-raq) : los altos empleados no deben quedar sujetos al poder de otro cuando estn Mi-gados a juzgar a los ciudadanos culpables; la ley debe .prote-gerlos contra ese peligro. El creador de la teora del tomo descubri en el fragmento citado uno de los defectos funda-mentales de la democracia ateniense, pues los ciudadanos ms ameritados podan ser juzgados y sentenciados por la ecclesia. Demcrito, sin embargo, descuid proponer las bases gene-rales de la reforma. Por otra parte, su concepcin democr-tica no le condujo al extremo de negar toda preferencia a la inteligencia delante de la igualdad absoluta de las masas:

    23 Fragmento 225 Diels, 143 Natorp: Los poseedores deberan pres-

    tar dinero y asistir a los que nada poseen. En este fragmento se en-cuentran las ideas de fraternidad, ayuda mutua y armona de los ciudadanos.

    ."Para los irracionales, es mejor scr gobernado que gobernar" (fragmento 144). Pero de esta frase no debe deducirse que Demcrito hubiese querido crear una casta de gobernantes, tal como la ide Platn algn tiempo despus; debe ms bien concluirse que, al igual que Protgoras, crea en un reconoci-miento libre de los hombres sabios y buenos.

  • II. LA DOCTRINA DE CALICLES

    S 4. Corrientes antagnicas. Naturaleza y normatiyidad

    No faltaron algunos ataques literariomislados en contra de las doctrinas de la soberana del pueblo y del positivismo jurdico, descritas en el captulo anterior; pero sus autores no fueron precisamente los maestros de la filosofa, sino, ms bien, ciertos polticos de tendencia aristocrtica. De los escri-tos en que aparecieron esas crticas, el primero que lleg hasta nosotros es el opsculo El estado de los atenienses, falsamente atribuido a Jenofonte; pero no tenemos el propsito de ocu-pamos de l en este trabajo. Una crtica sumamente intere-sante de las ideas predominantes en aquellos tiempos se en-cuentra cn las palabras puestas en labios de Calicles en el dilogo platnico Gorgas (captulos 37 y ss.). Infortunada-mente, nadie ha hecho honor a su doctrina con un estudio acucioso de clla, no obstante que contiene diversos pensa-mientos y que su influe.ncia an se deja sentir en nuestra poca, razn por la cual merece un lugar distinguido en la historia de la doctrina del estado.

    A fin de spjr la mayor claridad posible sobre la materia del discurso, me propongo estudiar principalmente las cues-tiones siguientes: la oposicin entre naturaleza y normatividad; el derecho natural de los ms fuertes; la alianza de los dbiles; el superhombre; la referencia a los versos de Pndaro; y la dis-tincin entre la vida activa y la contemplativa. A estos temas se unir la exposicin de la crtica efectuada por Platn en el Gorgias y en algunos otros dilogos, especialmente en Las le-yes. Al iniciar este trabajo, me propona agregar el resultado de mis imestigaciones sobre la personalidad del sofista, pero, con objeto de no interrumpir la presentacin objetiva de las

  • 24 ADOLF MENZEL CALICLES 25

    ideas, prefer colocarlo en los apndices, como una pregunta literario-filolgica. A los temas anteriormente mencionados se aadir la exposicin de algunos pensamientos de Calicles emparentados con ellos, la crtica socrtica de los mismos y, en el captulo final, las repercusiones de la teora griega del derecho del ms fuerte; en este terreno, Friedrich Nietzsche debe ser considerado en forma especial.

    En el dilogo Gorgias, Platn no concede la palabra a Cali-cies sino hasta despus de que Scrates haba logrado un triunfo dialctico sobre sus dos primeros interlocutores, Gor-gias y Polo; uno y otro se ven constreidos a confesar que es ms hermoso sufrir injusticia que causarla. Calicles afirma que Scrates, quien, sin gnero alguno de duda, no poda compar-tir esa tesis, arranc aquella confesin valindose de una argu-cia dialctica. La palabra justo tiene, segn el nuevo interlo-cutor, dos acepciones: en primer trmino, puede significar tanto como lo legal; de conformidad con este significado, toda accin contraria a la ley que causa dao a alguna persona, es considerada ilcita y, consecuentemente, es objeto de repro-bacin. Pero, si se atiende a lo nutura/,-sufzir injusticia debe reputarse como un mal y, por tanto, corte fea La frase-de Scrates, que Polo aeept_premat~ente,_cs correcta slo desde el punto de- vista de la ley, pero, si se atiende a lo natu-ral, la-verdad radica en lairase contraria.

    En los prrafos transcritos, Calicles se declara partidario de aquella clebre anttesis que tan importante papel desempe en la historia de la filosofa del derecho de Grecia. No obs-tante que la oposicin entre naturaleza y normatividad ha sido objeto de numerosos y documentados estudios, 2 nos pa-rece que el tema no se encuentra agotado, tanto ms cuanto que el descubrimiento de un fragmento iusnaturalista en un

    'Procedo de la misma manera en relacin con la pregunta sobre el valor atribuible a las dilogos platnicos, especialmente en lo que concierne a la exposicin de las doctrinas de los sofistas. En los mis-mos apndices se encontrarn otras explicaciones acerca de las citas que segn el texto hace Calicles de Pndaro, as como sobre la im-portancia del papiro iusnaturalista.

    Theodor Gomperz; Gnechische Denker (Pensadores griegos), t. pp. 317 y 323. J. Belloch: Griechische Geschichte (Historia de Gre-cia), t. a, segunda edicin, p. 246. Dmmler: Akademika (Acad-mica). Entre otros escritores.

    papiro (Oxyrhynchus xr, nm. 1364) 3 ha arrojado nuevas lu-

    ces sobre el problema. No tengo sin embargo la intencin de ocuparme extensamente de este asunto; me limitar a desarro-llar aquellos aspectos que ayuden a comprender el pensamiento de Calicles, que inc parece representa una concepcin origi-nal de la doctrina que contrapone naturaleza y norma. A pri-mera vista podra creerse que se trata de una invencin libre de Platn, pero semejante creencia carecera de fundamento, entre otras razones, porque el mismo Aristteles testifica la existencia de la doctrina en un pasaje al que se ha prestado poca atencin (Elencos Sofsticos, xit-6):

    A fin de obligar a las personas a convenir en afirmaciones paradjicas, se hace uso, con la mayor frecuencia, de aquel m-todo, utilizado por Calicles, pero que era ya tenido por infa-lible desde la ms remota Antigedad y que consiste en oponer lo que es conforme a la naturaleza y lo que es legal, precisa-mente porque naturaleza y ley son trminos contradictorios; as, a ejemplo, segn la ley, algo puede ser hermoso y, en cam-bio, ser _feo por naturaleza. Por tanto, si nuestrd contradictor habla de algo refirindose lo, natural, habr que replicarle en noiribre de la ley, pero si se expresa en trminos legales, se le deber rebatir _de uerdo con la naturaleza.

    _

    Lo curiosa de este prrafo radica en que Aristteles informa de semejante artificio a propsito de Calicles, siendo as que en el Corgias, Platn lo presenta como un reproche que el sofista dirige a Scrates; adems f segn se deduce del dilo-go, el propsito de Calicles es; precisamente, descubrir el so-fisma. Parece fuera de duda que se trata de un descuido del estagirita, lo cual, por lo dems, le ocurre con frecuencia en el escrito sobre las contradicciones de los sofistas. Es asimismo interesante el prrafo que Aristteles escribi inmediatamente despus: "Se admita en aquellos tiempos que lo verdadero es lo conforme a la naturaleza, en tanto lo legal es lo que place a la multitud (Tb ToZq noXXoZz; loxoiv). 1

    Tambin esta frase con-cuerda plenamente con lo expresado por Calicles en el dilogo

    3 H. Diels: Informe presentado a la Academia de Berln, seccin

    de filosofa, en el ao de 1916, t. xxxva, pp. 931 y siguientes. Con-sltese el prrafo 13 de este ensayo.

    4 Elencos, 173a-16.

  • .4

    26 ADOLF MENZEL

    platnico (Corgias, 483b): "Sgstengo que son los dbiles, los ms (01 Ccaczal avOponcot Etat xat o iroXxof.), quienes elaboran las leyes." Esta tesis puede ser vlida en la democracia; se olvi-da, en cambio, que tambin en las otras formas de estado se expiden mandamientos legales. En todo caso, una observacin

    de Aristteles revela que la anterior doctrina no es una inven-cin platnica, sino una teora ampliamente difundida en todos los crculos atenienses; expresamente afirrna el estagirita que la distindn: lo verdadero es lo conforme a la naturaleza, lo legal a la opinin de la multitud, fue defendida desde tiem-pos remotos y que n contaba con algunos representantes. Aristteles, sin embargo, ofrece una interpretacin de la doc-

    .. trina que en manera alguna puede corresponder a Calicles; el discpulo de Platn, en efecto, contrapone la tesis: en la ley halla su expresin la opinin de la muchedumbre, a la opinin de los hombres sabios, pues "la ley es lo que la multi-tud aprueba, en tanto los hombres sabios expresan lo que es conforme a la naturaleza y a la verdad";

    Segn esa interpretacin, el concepto de physis adquiere un matiz especial, cuyo efecto no e.s otro que asin-iilarlo a la razn misma, lo que, a su vez, determinara que el derecho , natural se identifique con el derecho racional. No es necesario insistir en que no fue sino hasta los aos de la escuela estoica cuando esa idea alcanz un desarrollo pleno, as como tambin que dicho pensamiento, al travs de Cicern, se impuso en la filosofa del derecho de la Edad Media y de la poca Mo-derna. Al llegar a este punto de nuestra exposicin, sera con-veniente analizar cuidadosamente si la interpretacin aristo-tajen de la frmula physis-nomos puede llevarse tan lejos en el tiempo y, sobre todo, si es posible encontrar entre los sofistas algn representante de ella; volver ms adelante sobre esta cuestin. Deseo llamar la atencin por ahora sobre el hecho de que Aristteles, en otro pasaje de la misma obra que venimos citando, si bien no hace referencia a Matn, considera que el tenla fundamental del Corgias, cometer o sufrir injusticia, cs una alternativa engaosa, lo que a su vez implica la imputacin, hecha a Scrates y en cierta fomia a Platn, de plantear una pregunta sofistica. Esta deduccin, a la que, segn mis conocimientos, tampoco se ha prestado atencin, permite contemplar con luces nuevas la divergencia

    CALICLES 27

    de criterios entre Platn y su discpulo; el pasaje de Arist-teles dice:

    Algunas preguntas poseen la peculiaridad de que la respues-ta puede inclinarse, paradjicamente, hacia cualquiera de las alternativas; as, a ejemplo, la pregunta sobre si se debe obede-cer preferentemente a los hombres sabios o a los padres de la persona, o la que se refiere a si es preferible sufrir injusticia o causar un dao a otro.

    El prrafo siguiente, del autor de la tica Nicomaquea, parece estar asimismo relacionado con el pensamiento de Platn:

    Segn la opinin de los sabios, el hombre feliz debe ser siem-pre justo, pero a la muchedumbre le ocurre pensar que un rey no es feliz.

    En cl dilogo Gorgias (captulos 26 y 27), en ocasin del ejemplo da rey Arquelao, los interlocutores analizan larga-mente la relacin entre la feliddad y la conducta injusta; con ese motivo, Platn pone en labios de Polo una opinin de la muchedumbre eri el sentido de que los dos extremos pueden conciliarse fcilmente. En otro de los dilogos platnicos, Politeia, en la discusin entre Scrates y Glaucn, sale a relu-cir el mismo tema. Creo haber demostrado, apoyado en los pasajes de Aristteles que quedaron transcritos, que las dos concepciones extremas, desarrolladas por los interlocutores de los dilogos Corgias y Politeia, no son una invencin ni una caricatura platnicas, sino que aparecieron en la litera-tura de los sofistas, si bien debe agregarse que sus represen-tantes fueron personas aisladas. Esta conclusin fue puesta

    tela de juicio por Comperz y ltimamente por Heinrich Mcier (Scrates, pp. 241 y ss.), pero el testirnonio de Arist-tdes habla elocuentemente en contra de la duda. En todo caso, Aristteles afirm que Calicles (xal liacaxXi51;) sostuvo que lo justo no es bello por naturaleza (xa.1-a platv ox; xaMv).5 Si Compers y Meier se propusieron relevar a los sofistas de toda culpa, hay que decir que no es necesaria la absolucin, pues si bien es posible condenar las opinionc., Calda y Tra-

    5 Elencos, 173a-8 y 12.

  • 28 ADOLF MENZEL

    smaco desde el punto de vista de la tica, no puede negarse ni su originalidad, ni su talento.

    Tenernos que intentar en esta parte del ensayo la caracte-rizacin de la doctrina del derecho natural de Calicics, pen-sador al que Meier, usando el ms duro lenguaje, califica de positivista, a fin de distinguirla cuidadosamente de otras con-cepciones que se dieron en Grecia en torno a la oposicin physis-romos. Creo que la literatura filosfica y jurdica no ha analizado suficientemente la cuestin; es cierto que ha puesto de relieve la pluralidad de acepciones del trmino physis, pero tambin la palabra nomos recibi diversos signi-ficados. Nomos tiene la misma connotacin que darnos al trmino ley en sentido formal dentro de la teora contempo-rnea del estado, esto es, nomos quiere decir: declaracin ex-presa de voluntader legislativo del esigki ahora bien, si nos colocamos en el interior de una democracia, nomos equivale a norma aprobada por la asamblea del pueblo. Para la determinacin final del significado del trmino que venirnos analizando, hay que considerar, adems, el pensamiento con-tractuista, pues las decisiones de la asamblea del pueblo son,

    - en cierta forma, una convencin de los ciudadanos sobre lo que debe tener validez entre ellos._ Pero-si esto es as, todas las otras reglas de la conducta, las normas morales, las de la prudencia y aun las acciones provocadas por los impulsos na-turales, debern considerarse como especies de la palabra physis. En estas condiciones, la esfera de lo que es conforme a la naturaleza pierde toda precisin. Por otra parte, la determinacin del contenido del concepto physs se complica an ms con la aparicin de la idea de la ley no escrita; de manera en verdad meritoria, en el ensayo Nomoi graphoi, Hirzel reuni el material para la fijacin del concepto de la ley no escrita, si bien, a nuestro entender, no son corre9tas las consideraciones que formula para su determinacin' La presencia de todos estos elementos da origen a una nueva pregunta, a saber, cul es la relacin de estas normas con la oposicin physis-nomos: Las leyes no escritas deben incluirse en el campo de la normatividad o en la esfera de lo que es conforme a la naturaleza, o parcialmente en una y otra? Si se recuerda, adems, que la valoracin de estas distintas clases de normas es muy variable entre los filsofos y poetas, pues

    CALICLES 29

    tambin estos ltimos deben tornarse en consideracin, par-ticularmente Sfocles y Eurpides, se observar la presencia de un verdadero haz de coloridos y matices; a este respecto, me permito recordar la Antgona de Sfocles, el Himno a la obedend4 que~s_e_acbc_a_las_lcyclikLestado, quc Platn

    (

    pone en labios de_51crates en el cliiilogo Crtn y el escaso

    valor que Hipas y el autor del fragmento del papiro sobre el derecho natural conceden al derecho positivo.

    No podemos pasar por alto la circunstancia consistente en que, no obstante la gran difusin de la anttesis nomos-physis, algunos pensadores griegos, si bien en forma aislada, la recha- zaron. Sostuvieron que nicamente existe el derecho y la moral positivos y que en manera alguna se dan lo justo y lo bueno por naturaleza. Esta tesis est vinculada estrechamente a la doctrina que otorga un alto valor a las leyes del estado o a la valoracin tica del pueblo o de una minora de l. Pero este enfoque del problema, para el que no existen ni un derecho ni una moral superiores, desemboca en un escepti-

    , 'eismo filosfico, jurdico y moral. Al primer grupo, esto es, al de los pensadores que supervaloran el derecho y la moral positivos, -pertenecen, sin -gnero alguno de duda, Protgoras

    y el Annimo ynnblieo y, probablemente, el mismo Scrates; --;::--;_en el segundo grupo queda incluido Trasmaco, a condicin,

    sin embargo, de que sea correcta la exposicin que hace Pla-tn de su pensamiento. En una poca muy posterior, Car-nades defendi la misma doctrina, tal como se deduce del relato de Cicern. Pero la inmensa mayora de los pensado-res de aquella poca crea en el derecho natural y, consecuen-temente, en la legitimidad de la frmula physis-notnos. El primero al que se atribuye este pensamiento es Argucia, con-temporneo de Scrates. Digenes Laercio dice de l (Vidas de los ms ilustres filsofos, rr, 16) que filosof sobre la ley positiva, lo bueno y lo justo, y ense que lo lcito y lo ilcito no se fundan en la naturaleza, sino en las normas (fragmen-tos 1, 323, 13 y 16 Dids); pero estas expresiones son dema-siado imprecisas y no permiten determinar el sentido que atribuy Arquelao a la anttesis physis-nomos.

    Pero si .es casi imposible determinar el pensamiento de 4 Consltese la parte final del prrafo 15.

  • 30 A.DOLF MENZEL CALICLES 31

    Arquelao, es en cambio relativamente fcil precisar el sentido que atribuye Hipias a la anttesis physis-nomos. La mayora de los comentaristas, particularmente Dmmler (Akadernika), lo considera el creador de la doctrina del derecho natural en Grecia; pero como el citado comentarista (pp. 252 y siguien-tes) agrega que Cicles se limit a reproducir las ideas funda-mentales de Hipias y a deducir de ellas consecuencias extre-mas, resulta indispensable exponer, siquiera sea brevemente, las tesis del sofista elata. Esperamos que la exposicin de su pensamiento, por una parte, descubrir que sus ideas sdn esencialmente distintas de la doctrina del derecho natur ex-puesta por Calicles en el Gorgias y, por otra, contribuir a destacar las caractersticas de la filosofa del drecho da in-terlocutor de Scrates. En el dilogo Frot j'oras (337c), Pla-tn coloca en labios de Hipias las expresiones siguientes:

    Soy de la opinin de que todos los hombres somos parien- j tes por natural= y no slo por ley. Pues lo igual es pariente de lo igual por naturaleza; la ley, cn cambio, es el tirano dd hombre.

    Hipias afirma en estas frases que todos los hombres, o por lo menos los liamos, son hermanos y conciudadanos, no obstante su divisin en varios estados. El fundamento de la hermandad radica en la igualdad de la naturaleza hu-mana; cn cambio, la ley (nomos) o derecho positivo, deseo- ( nace frecuentemente esta igualdad, pues cada polis trata co-mo extrafios a los hombres que no forman parte de ella. Este tratamiento, que es un ejemplo entre otros muchos, es con-trario a la naturaleza y muestra que la ley (nomos) ejerce sobre los hombres un dominio arbitrario, igual que el tirano. Hipias no niega que la ley sea vlida, pero la critica desde el punto de vista de la naturaleza humana, de la que fluyen los principios de fraternidad e igualdad. De las palabras del so-fista de Elea emerge un derecho de categora superior, una ley no escrita, conclusin que est ratificada por Jenofonte en el conocido dilogo entre Scrates e Ilipias (Memorables, isr, 4).

    La concepcin iusnaturalista de 1Iipias revela, en todo ca-so, una direccin cosmopolita, democrtica y humanitaria; posee, adems, un extraordinario parecido con las ideas con-

    tenidas en el segundo prrafo del fragmento del papiro so-bre el derecho natural (Oxyrhynchus >a, 1364):

    Respetamos y honramos a los hijos que proceden de padres distinguidos, pero no respetamos ni honramos a los que no proceden de una casa distinguida. Con esta diferenciacin, nos conducimos igual que los brbaros, pues, segn la naturaleza, todos los hombres, helenos y brbaros, somos iguales en todos los aspectos. La contemplacin de los elementos naturales in-dispensables para la vida de los hombres, nos hace ver que, delante de ellos, nada separa a los helenos y a los brbaros (Diels).

    Pero no slo la orientacin de las ideas, sino tambin la forma de la demostracin, es la misma que se encuentra en Hipias: el postulado de la igualdad jurdica se deduce en los dos discursos de la igualdad biolgica de los hombres.

    En la misma direccin ideolgica de Hipias y del fragmento dcl papiro, se colocan las frascs de Alcidamo que han llegado hasta nosotros (Aristteles: Retrica, 1406a y escolio a 1373b): "Dios cre libres a todos los hombres. La naturaleza no ha hecho a nadie esclavo (d.)Stvcc 805x0v 9,50-t; Tcznoly,zsv)." Es la idea del derecho natural moderno, particularmente la de Rousseau, que hizo acto de presencia cn aquellos pensado-res griegos, por lo mcnos cn su aspecto exterior.

    S 5. El derecho natural de los ms fuertes y la alianza de los dbiles

    igr2,distinta se presenta la orientacin del pensamiento de CaliCie.s! El interlocutor del Gorgias ensea todo lo contra-rio a la igualdad, a la fraternidad y al amor a la humanidad; sc apoya tambin en la naturaleza, pero no la concibe como lo especfico del hombre, sino como lo que es comn a to-dos los seres vivos. Partiendo de esta tesis, la esclavitud re-sulta una situacin confonne a la naturaleza, independiente-mente de lo trgico del destino del hombre sometido a esa condicin; a cstc respecto, Calda se expresa en los trininos siguientes:

  • 1. !V L. L 1. 1, 11.

    32 ADOLF MENZEL

    Para el esclavo, sera preferible morir que vivir, pues, ofen-dido y humillado, no est en aptitud de ayudar, ni a s mismo, ni a aquel a quien ama por alguna razn.

    Tambin entre los hombres libres hay grandes diferencias: fuertes y dbiles, nobles y plebeyos, diligentes y perembo, Considerar a todos con iguales derechos, explica a sofista, segn ocurre en el gobierno del pueblo, sera contrario a la naturaleza; sta ensea que es justo que el que vale tenga ms que otro que vale menos y el poderoso ms que el que no lo es:

    La naturaleza hace ver en mil ocasiones que esto es lo que sucede, tanto respecto de' los animales como de los hombres mismos, cutre los cuales vemos estados y pueblos enteros don-de la regla de lo justo es que el ms fuerte mande al ms dbil y que posea ms (6.rc o6na TI) 8lxcadv la-rt rv xpet-r-ri

    elpzetv xat nXov gzew ). (Corgias, 483d.)

    En el-discurso de--C-alieles- no--se -drecen---ejemplos del -Inun- do de los animales , pero s de la vida-de -1os pueblos:

    Con qu derecholerjes , hizo la guerra -a la Hlade, y su padre a los escitas Y-lo mismo-sucede--con muchsimos ejem-plos que podran citarse. En esta clase de empresas se obra, yo creo, conforme a la naturaleza del derecho (orstot XOCTC1

    1-iv To5 stlatou -ra5.Tcc 7rpeer.-ouat. ) y, por dios!, de acuerdo con la ley de la naturaleza (xx.r1 v6I.Lov ye Thv cp1Sascaq); 7 aunque quiz no se consulta a la ley que los hombres han establecido.

    Despus de estas palabras, se encuentra la famosa parbola del len domesticado, de la que me ocupar posteriormente.

    De lo expuesto se desprende que Calicles considera el de-recho del ms fuerte, ante todo, como un derecho en sentido subjetivo, un derecho a la dominacin y a la posesin de una mayor proporcin de bienes, pero, a rengln seguido, roden-dolas de una cierta solemnidad (x .j.voct p. ta), 8 se ele-

    7 Gorgias, 483e. 8 "Y en verdad por Zeus!" [Ibid.]

    va- hacia las normas del derecho objetivo, las que, al mismo tiempo, constituyen una ley natural. Desde este punto de

    ....vista, su doctrina es el antecedente ms perfecto de la teora del derecho natural de Benito Espinosa, asunto al que vol-

    - verernos en el prrafo decimosptimo. Quisiera no obstante dejar constancia de que el pasaje al que nos hemos referido (Gorgas, 483e) es el primero de los escritos de Platn en que se habla de una ley de la naturaleza (consltese sobre este terna Hardy: Der Begriff der Physis El concepto de physis--) , lo cual, sin gnero alguno de duda, es prueba su-fiCiente de que el autor del dilogo expone en l una doctrina ajena. 1 mismo Calicles, en prrafos subsecuentes de su dis- .

    lycurso considera las leyes estatales, por lo menos en la me- dida en que traducen el principio de igualdad, como normas contraras d la liattddle-- (Azou; -roin napa pcri,v 617nitsyraq, y 484a). Ms adelante, co ayuda de una cita de un poema de 1:Tildan), contina explicando Calicles que Heracles actu "pensando que lo justo por naturaleza (-roti loutou 915act) es que los toros y dems bienes de los inferiores y dbiles sean del-superior y-del ms poderoso" (484). Se habla tambin de

    -- lo listo por naturaleza en la parte del dilogo (488c) en que Scrates atribuye a Calicles la tesis de que los estados ms

    -- lad" xGnt -rsh cOact, 81>catov, 9 atacan a los pequeos, por ser ms -fuertes y valiosos. La referencia a la naturaleza, se

    - encuentra una vez ms en los prrafos 488d y e, 489d, 490a y 491e. En este punto de nuestra exposicin, deseamos llamar la atencin respecto de que al concepto de naturaleza pro-puesto por Calicles le falta la caracterstica, prevalente entre los pensadores de aquella poca, que deriva de la interpreta-cin de la anttesis physs-nomos, en virtud de la cual se co-loc a lo racional frente a lo meramente convencional, lo que, a su vez, hizo posible la adopcin de una medida su-perior para valorar el derecho positivo: Calicles usa el trmino naturaleza, en su significado especfico, como un principio csmico puro. Segn parece deducirse de sus palabras, Cali-cles se propuso, nica y exclusivamente, describir y explicar una situacin de hecho, pero no parece haber tenido la inten-cin de ensear un deber ser ..xe _.111ar un ideal* pero esta

    9 "Conforme a lo justo por naturaleza."

  • 34 ADOLF MENZEL

    apariencia es engaosa -- asunto del que me ocupar en lneas posteriores. Calicles, por otra parte, hizo la crtica de los sis-temas polticos de su poca; a este respecto es significativo el prrafo siguiente:

    Creo que quienes hacen las ley-es son los dbiles y la muclie-dumbre (ot CcaOr.veT4 L'Optima xxi. oi rroot). Por consiguien-te, las establecen mirando por s mismos y por su propia utilidad y disponen las alabanzas y determinan los castigos.

    - Su propsito es atemorizar a los hombres ms fuertes y a los capaces de poseer ms que ellos; a fin de que esto no suceda, dicen que querer adquirir ms (irXEovr.x-x-i.v) es feo e injusto y que eso es cometer injusticia. Los que forman la muchedum-bre, en cambio, se sienten satisfechos si poseen igual que los dems, precisamente porque son inferiores (cpauM-repot ihre;) a los fuertes.

    En las frases transcritas, Calicles no se refiere ni critica al estado o orden jurdico considerados en abstracto, sino que _ . se ocupa del gobierno del pueblo, tal como exista en Ate-nas; cn la poca en que tuvieron lugar los dilogos recogidos por Platn, la legislacin era dictada por el pueblo, por lo que lgicamente estaba al servicio de sus intereses. La reali-zacin de la idea de igualdad, esencia dc la democracia, se transforma en Calicles en una fuente de crtica: de acuerdo con las expresiones del sofista, ese sistema asegra la opre-sin de los ciudadanos mejores y ms hacendosos a la vez que suprime el derecho que les corresponde a una parte ms considerable de los bienes. La descripcin que hace Calieles del gobierno dc Atenas coincide plenamente con la que se encuentra en el escrito El estado de los atenienses, errnea-mente atribuido a Jenofonte y cuyo verdadero autor nos cs desconocido. Est tainbin emparentada con la doctrina ex-puesta ?or Trasmaco en el libro primero de la Politeia de Platn;firasmaco, sin embargo, se limita a formular su pen-samiento diciendo que todas las constituciones tienden a favorecer los intereses de los dominadores, pero no intenta nin-guna crtica del hedio mismo de la dominacin. Otros escri-tores, por lo contrario, rechazaron esta concepcin realista del estado, por lo menos para una determinada manera de ser de las constituciones; negaron que la dominacin tuviera

    CALICLES 35

    siempre y en todas partes como objetivo el inters. egosta de los dominadores, pero tampoco plantearon el problema del deber ser/As, a ejemplo, Protgoras 1 y el Annimo Jmbli-co 11 rec6nocieron que en el gobierno del pueblo la constitu-cin se dicta con vista a los intereses de la comunidad. Jeno-fonte hizo la misma observacin respecto de la monarqua L de Ciro, a la que, en trminos generales, idealiz, y Arist-teles us una expresin semejante para algunas repblicas aristocrticas. Pero el estagirita habl tambin de las consti-tuciones impuras, con lo que se coloc en una posicin in-termedia.

    La teora de la alianza de los dbiles, pacto en el que Ca-lides encuentra la esencia de la democracia, hace surgir una nueva prcgunta: esa alianza2debe equipararse al contrato pri-mitivo que dio origen al estado? O expresado en otros trmi-nos: en esas frases, hay una referencia a la idea del contrae-tus socalis, que ya haba hecho acto de presencia cn la teora del estado de la Hlade? i contestramos afirmativamente la

    I pregunta, tendramos que concluir que el gobierno del pueblo cs la forma ms antigua de lo que se ha dado en llamar el status civilis: a fin de defenderse del ataque de los hombres fuertes, frecuente en el estado de naturaleza, la gran masa de 1 los dbiles resolvi unirse y organizar un poder coctivo que, a la vez que otorgara a todos la misma proteccin, hiciera inofensivos a los fuertes/ Esta interpretacin de la doctrina de Calieles encontrara un primer punto de apoyo en la frase del discurso que se refiere al "antinatural contrato de los hom-bres" (Ti rapa 9.5at3 cruvOti.a-rx CoOpoSrviv, 492c) y en la exposi-cin que hace Claucn, en el libro segundo, prrafo 359, de la Politeia, que tiene gran semejanza con el pensamiento cali-clianoi Sin embargo, no creo que al desarrollar su doctrina hubiese pensado Calides en la idea de un contrato social ori-ginario, entre otras razones, porque en aquella poca las leyes eran frecuentemente concebidas o caracterizadas como contra-tos celebrados por los ciudadanos; as, Jenofonte, en Los me-morables, y d fragmento del papiro iusnaturalista. Es cierto que Kacrst 12 sostiene que en los discursos dc Calieles y Clan-

    . " Consltese el prrafo 3. 11 Consltese cl prrafo 6. 12 Kaerst: obra citada, t. ir, pp. 524 y ss.

  • 36 y I j ".". ADOLF NIENZ.L.,..

    en, a quien confunde con Trasmaco, se descubren las pri- meras huellas de la cora del contrato social; partiendo de

    CALICL E S 3/

    Matn coincide plenamente con Calicles en la condenacin de la democracia y en el postulado de la falsedad del princi-pio de igualdad. Se explica as el cuidado con que se ocupa de la figura de Calicles, tanto ms que, segn espero demos-trar en un prrafo subsecuente, el autor de la Alegora de la caverna tiene en la mente a Critias como creador de la doc-trina. Este cuidado en el tratamiento se pone asimismo de relieve en la discusin sostenida por Scrates en el Corgias, pues en ella no se combate abiertamente el principio aris-tocrtico, sino, ms bien, sus consecuencias nihilistas y la mo-ral de los tiranos.

    Llegamos ahora al pasaje del discurso de Calicles que re-presenta, por lo menos en cuanto a estilo, su punto culmi-nante.

    Os- de Iz-.. idea 4115UpeEhoibre =hubiesen_ adOptado lar teora -- dd contrato social, que naci como una consecuencia del pen-samiento democrtico de la igualdad, transformndola en una ficcin que -servira para explicar la defensa de los intereses y derechos de los dbiles"/Es difcil imaginar el proceso de for macin de semejante teora. El pensamiento de Calicles, a nuestro entender, es ms sencillo y puede resumirse en los trminos siguientes: la democracia es la dominacin organi-zada de la masa del pueblo sobre los ciudadanos ms nobles, fuertes y hacendosos; . el pensamiento de la igualdad universal, para usar una expresin contempornea, sera una estructura bsica idealizada, que sirve para ocultar el verdadero conte-nido de la democracia, que no es otro sino la subyugacin de los ms nobles. No slo la constitucin, tambin la moral de la democracia est envuelta por esa caracterstica; ms an, Calicles afirma expresamente que el juicio sobre lo bueno y lo mido y, en general, la educacin de la juventud, estn de-terminados por el falso principio de la igualdad. En el cap-tulo final trataremos de investigar en que medida se anticip el sofista a las ideas de Friedrich Nietzsche.

    13 Zeitschrift fr Poitik (Revista Poltica), 1910, pp. 223 y ss.

    esos discursos, dic aerst, se podra reconstruir l-a teora dcl contrato social, fundada en el principio de la igualdad de to-dos los hombresftero no creo que puedan admitirse sus afir-maciones, pues,' quin pudo difundir semejante. doctrina? Protgoras, en quien podra a primera vista pensarse cn razn de su exaltacin de la democracia, de ninguna incinera puede ser considerado un partidario de la teora del contrato, segn he demostrado en otro ensayo.," es suficientemente sabido que/el clebre sofista deriv el estado y el derecho del sen-timiento de lo jurdico y del recato moral; por otra parte, no tenemos noticia de que se hubiese atribudo a otro de los so-fistas alguna tesis quelyudiera ser interpretada como una teo-ra del contrato socia Licofrn (Aristteles, Poltica, III, 5, 1289b) y; sobre todos los pensadores que le precedieron, Epi-curo, deben ser reputados como los primeros filsofos que dieron forma a la idea. Por tanto, considero inadmisible la

    - tesis, -ssteriida -pr -Kaerst, de _que - "los representantes grie- ,

    6. El superhombre

    Tomamos a los mejores y ms fuertes desde nios y defor- .mamos sufriente al travs - de la educacin, los domesticamos, igual qu-Ti- 16s leones, par medio de encantamientos y hechi-zos, y les crearnos espritus de esclavos, con el pretexto de que la idea de la igualdad es =el fundamento de lo bello, de lo justo y lo decente. Pero llegar un hombre con la mente y la fuerza -L-2propiadas y sacudir y romper las cadenas, se li-berar pisoteando nuestras leyes escritas, encantamientos y engaos contrarios a la naturaleza, se elevar sobre todos y l, que era nuestro esclavo, se proclamar el dueo. Ser la auro-ra del derecho de la naturaleza (Gorgias, 483e y 484a).

    Los aspectos esenciales de la descripcin y crtica de la de-mocracia, contenidos en el pasaje transcrito, pueden resumir-se de la manera siguiente: el tratamiento igualitario antina-tural de todos los hombres es no slo injusto, sino ineficaz; es una institucin estril, pues el hombre fuerte impondr tarde o t_s_nplir su dominacin y triunfar sobre la masa de los dbiles, que se inclinarn en su presencia. En el discur-so, Candes, por lo menos as nos parece, se limit a descri-bir la realidad, cumpliendo la funcin que corresponde al socilogo.

    14 Menzel utiliz la traduccin alemana de Wilamowitz.

  • 38 ADOLF MENZEL

    .4s importante recordar que en el llamado Annimo 'dm-Mico, que proviene de la era de la sofstica,. se encuentra una referencia a la figura del superhombre, pero, a diferencia de Calicles, la califica de fantstica y pone en duda que alguna vez llegue a reinar sobre los dbiles, por lo que contradice la interpretacin calicliana de los acontecimientos/Pero detrs de la distinta concepcin de la realidad, situadn frecuente en el campo de las ciencias sociales, se oculta una honda di-vergencia respecto del valor atribuible a la figura del super-

    (E hombre 1 Annimo es un demcrata convencido, que des-precia as leyes de los dominadores personalistas; Calides, por lo contrario, est lleno de simpata hacia d superhombre, en cuya figura encuentra la ms alta encarnacin del derecho natural,ks indudable que la oposicin de las opiniones ejer-ci una influencia grande sobre las respuestas a la pregunta relativa a la posibilidad del advenimiento del superhombre. En prrafos subsecuentes consideraremos los fragmentos que se relacionan con la cuestin propuesta. a los que creo no se ha prestado suficiente atencin.

    Tenemos que formular algunas observaciones preliminares en torno a dichos fragmentos: en el ao de 1889, el investi-gador 131ass, en el captulo veinte del Protrptico del filsofo neoplatnico jmblico, descubri algunos fragmentos de una antigua prosa tica, en los que se tratan varios temas de fi-losofa, tica y poltica (la mejor edicin alemana es la de Dids: Fragmente der Vorsokratiker Fragmentos de los preso-crticos segunda edicin, t. r, pp. 629 y siguientes). Blass sostuvo que esos fragmentos reproducan un escrito del sofista Antifn; su opinin ha sdo aceptada por algunos comenta-ristas, en tanto otros la rechazan. No necesitamos tomar par-tido por ninguna de las dos posiciones, pues, en todo caso, los fragmentos se remontan al siglo v anterior a la era cris-tiana y, por consiguiente, pertenecen a la ms antigua etapa de la era de la sofstica; adems, los fragmentos muestran uni parecido con el pensamiento de Protgoras. Su con-teniErsencial es una glorificacin del estado de derecho y de la democracia, dos cuestiones que son una misma para el An6nimo de los fragmentos. En esta parte de nuestro ensayo nos referiremos nicamente a los pasajes que se relacionan en forma especfica con la figura del superhombre (Blass, frag-

    CALICLES 39

    mentos e y f, Diels, nmeros 6 y 7). Por razones cronolgicas resulta inaceptable la tesis de que los fragmentos descubier-tos por Blass hivieron el propsito de refutar las expresiones que Platn pone en labios de Calides en el Gorgias, ya que este dilogo no pudo escribirse sino despus del atio 390. Los fragmentos del Annimofievelan ms bien que Platn us de una fuente literaria antigua al exponer la tesis atribuida por l a Caliclesi

    Despus de afgunas explicaciones sobre ciertos problemas pedaggicos y ticos (fragmentos a-d de Blass, 1-5 Diels), el Annimo se ocupa de los temas polticos:

    No debe aspirarse a seorea.ri.ni considerar ventajosa la do-

    minacin que de ello efeilva, ni mirar con desprecio el respeto a las leyes, pues este pensamiento carece de dignidad; de l se desprenden todo lo opuesto al bien, la pereza y el daio. Puesto que los hombres, por naturaleza, no,Ergren condicio-nes de vivir por s solos, sino que ms bien se unieron obede-deudo las leyes dc la naturaleza., puesto que el orden social y los medios para realiz,arlo fueron pensados por ellos; puesto que la vida social sin leyes es inconcebible, toda vez que las desventajas serian mayores --pinsese en el eremita; por to-das estas razones, el derecho y la ley son los centros reales que gobiernan a los hombres; y no podran uno y otro renun- ciar al cetro, pues su dominacin est impuesta por la natu-raleza. '5

    Las ideas contenidas en el prrafo dcl Annimo se pueden resumir en las frases siguientes: d escritor desconocido habla de tres formas de vida de los hombres, la eremtica, la vida en comn sin leyes y la vida social regulada por las normas jur-dicas. Slo la ltima est ordenada por la naturaleza y es tambin la nica que facilita la cultura; su mayor enemigo es la a-narqua. En la vida social se combinan puntos de vista colectivistas e individualistas, pues la utilidad individual es tomada en consideracin al mismo tiempo que el inters de la especie humana. Desde los primeros ren Iones del frag-mento se hace mencin del sentimiento e a prevalencia (pleonexia), mismo concepto que sirve a Calides para sea-

    " En este prrafo, el autor utiliz la traduccin alemana de Karl Tpfer.

  • relato del Annimo su figura est adems mecanizada, en forma, segn creo, plenamente original. El hombre de acero, invulnerable a las golpes de las armas, es el padrn que sc usa para refutar la teora del superhombre. La comparacin no me parece convincente, pues en las frases del Annimo se atiende exclusivamente al elemento fsico, sin considerar en forma alguna la superioridad que pueda resultar de las pro-piedades y aptitudes del espritu; a esto habra que agregar que no existe en la historia ningn ejemplo de un tirano de acero. Adems, la doctrina encierra una contradiccin: eI demcrata radical que habla por los labios del Annimo afir-ma que la prevalencia del superhombre es contraria a las le-yes, pero, no obstante, conviene en que el hombre fuerte podra conservarse en el poder si celebra una alianza con la ley y el derecho; en el prrafo final del fragmento, que inarc-Blass con la letra "f", se insiste en este aspecto del problema, en los trminos siguientes:

    La tirana, ese _horrible y potente mal, tiene su origen en -la inobservancia de las _leyes. Algunos hombres, o expresada con mayor proliiedad;los que no poseen una razn esclareci- da, creen que los--tiranos ascienden al poder por causas distin- tas a la sealada y que sufren en su libertad sin culpa alguna, subyugados por la violencia; pero incurren en error, pues eI que cree que_Ios tiranos ascienden al poder por una causa distinta a la au:seitcia de leyes, es un simple demente, al que falta una razn esclarecida. Los tiranos triunfan cuando la co- munidad principia a degenerar, lo que demuestra que es im-posible a los hombres vivir sin ley y sin deitcho; tan pronto como estos dos bienes, la ley y el dereclo, se borran del cora-zn de los humanos, su representacin y su fuerza se transmiten a uno solo. De qu otra suerte caera el poder de dominacin en manos de un solo hombre, sino cuando la ley que conviene-a la comunidad deja de tener vigencia? El hombre que se pro-pone romper el derecho y hacer a un lado la ley que responde a la utilidad comn, arrebatando este bien a la comunidad, l solo a todos, necesita poseer la naturaleza del acero. Pero si est formado de carne y hueso y es igual a los" dems, no-dispondr de las aptitudes necesarias para aduearse del bien de dos otros; mas si stos pierden la esperanza, 16 el hombre de 16 En este prrafo, Menzel, que utiliz la traduccin de Tpfer, hizo.

    en ella un cambio, por considerarla incorrecta.

    -n .-n G./

    40 ADOLF MENZEL

    lar su oposicin al principio de la igualdad de la democracia. 'Sin embargo, el fragmento no se ocupa de la cuestin relati-va a si la ley puede otorgar algn privilegio y si una norma que tal cosa hiciera sera compatible con la idea del estado de derecho. La teora de la necesidad natural del estado y del or-den jurdico' posee un indudable acento polmico y presenta al Annimo como un antecesor histrico de Aristteles. La afirmacin de que la cultura tcnica nace con la vida social y nunca antes, se aparta radicalmente de la doctrina que des-punta en el mito de Protgoras. La referencia a la domina-cin real ( n.fixestXstct.v) de la ley recuerda el concepto de nonos de Pndaro. No se explica suficientemente la razn por la cual el derecho (TI, atxacov) es mencionado expresamente al lado de la ley; est fuera de duda que esa mencin no pre-tende referirse al derecho natural, pues el Annimo es un

    I positivista decidido, o expresado con mayor claridad, el dere-cho vigente es, al mismo tiempo, natural. Despus de estas

    _ ideas, surge la_ figura del superhombre: ,._

    - --

    Aceptado -que -exista algn_ hombre_ de tal manera constitui--do que:fuese - Inmune a:los golpes, a la espada y a las enfer-medades, insensible y suprahurnano en cuerpo y vida y dotado

    - -de-un poder -4n--fluro como_ el acero, su dominadn, fundada -en_ sus- cualidades y -aptitudes, flida que poseer suficiente fuerza para que nada pudiera daarle, no obstante que no se sometiera a las leyes; pero ni an as sera titular de derecho alguno. Pues, partiendo siempre del supuesto de que exis-tiera un ser con esas propiedades, que no lo hay, slo podra mantenerse en el poder celebrando un pacto con el derecho y con la ley, fortalecindolos y poniendo su fuerza al servicio de la observancia de sus normas. En otras condiciones no podra subsistir, pues la totalidad de los hombres, apoyados en el orden justo creado por ellos mismos, dispondra de fuerza bas-tante para sublevarse como un solo hombre contra semejante enemigo y, sea con astucia o por medio de la fuerza, sin duda alguna lo vencera y se hara dueo del supuesto superhom-bre. Por consiguiente, es absolutamente claro que la fuerza requerida por la dominacin slo puede asegurar su permanen-cia con ayuda del derecho y de la lev.

    1#__45- Pero rnie 1..2121 que en toda la literatura griega el hombre fuerte es comparado con el len o con el dios hroe, en el

  • 42 ADOLF MENZEL

    acero se aduear de todo el poder, sin que la mayora de los hombres l'Endraiata de lo ocurrido.

    De confonnidad con el pensamiento del Annimo, la do-minacin del tirano tiene su origen, no en la mayor fuerza de una personalidad determinada, sino en la anarqua; el rey o tirano es contemplado como el salvador del orden jurdico perdido. Estamos en presencia de una concepcin original del problema, que fue reproducida por Polibio muchos aos des-pus.

    Hay un punto en la doctrina del Annimo que no se ex-plica suficientemente: Cmo es posible que el tirano, que previamente ha sido descrito como enemigo de la ley y del derecho, asuma su defensa 'e inicie una monarqua moderada? En relacin con esta pr-egunta, vale la pena resaltar que en la frase final del fragmento, que ha pasado casi desapercibida, se insiste en la posibilidad del advenimiento de la dominacin de un solo hombre, sin necesidad de recurrir a la violencia. Pero a pesar de esta deficiencia, la tendencia general del frag-mento es prevenir contra cualquier p/eonexia, y recomen-dar el respeto constante de la ley y del derecho; si este su-puesto se realiza, d gobierno del pueblo puede imponerse y perdurar, con lo que la figura del superhombre queda redu-cida a un mero fantasma.

    Tenemos que reconocer que el Annimo no ene.ontr eco \ entre las grandes cabezas de la filosofa griega. Lo mismo

    Platn que Aristteles aceptaron la posibilidad del superhom-bre y la dominacin legtima de una sola persona: en el Po-/tico de Platn aparece como una organizacin constitucional ideal y Aristteles la admiti para las situaciones de emer-gencia, 17 si bien los dos pensadores la envolvieron con la vir-tud y la sabidura ms excelsas. Lo cierto es que en los dos fil-sofos se observa un acercamiento consciente a la moral del csar dc Calides. Platn (Poltico, 293b y 299b) reconoci que es frecuente que los gobernantes de ese tipo ejerzan ac-tos de violencia y aun engaen a los ciudadanos, pero si mi-ran por el bien de la polis no pierden su legitimidad:

    /

    Sea que gobiernen de acuerdo con la ley o sin ella, con o sin la voluntad de los ciudadanos, ninguna de estas considera- "Poltica, lir, 13, 120a.

    CALICLES 43

    ciones debe ser tomada en cuenta. Ya sea ue dicten condenas de muerte o destierren a algunos con el in de purificar y fa-vorecer a la ciudad; o despachen colonias a algn sitio para dejar a aqulla ms pequea, o la engrandezcan recibiendo nuevos inmigrantes; en cuanto usen su ciencia y la justicia con miras a conservarla y mejorar en lo posible sus debilitadas fuerz.as; en estas condiciones y de acuerdo con tales puntos de vista,. sa resulta la nica forma recta de gobierno.

    La exposicin platnica no est muy distante del discurso pronunciado por Critias, el jefe de los Treinta, en la asam-blea del Concejo ateniense, segn el relato de Jenofonte.

    Aristteles, a su vez, se vale de la figura calicliana dcl len al referirse al hombre excepcional:

    Para tales hombres no existe ley, alguna; ellos mismos son la ley;" y se burlaran

    de quien pretendiera imponerles una norma cualquiera, pues, sin duda alguna, daran a quien tu-viera esa pretensin la misma respuesta que Antstenes hace decir a los leones, cuando las liebres llegaron a la asamblea de los animales y pidieron los mismos derechos para todos.

    No conocemos la respuesta, ya que, por desgracia, no lleg hasta nosotros la fbula de Antstenes; pero es indudable que el rey aristotlico guarda un cierto parecido con el superhom-bre calicliano.

    S 7. La cita de Phzdaro

    Al concluir la descripcin del superhombre que rompe las cadenas de la ley convencional, Calicles contina su discurso diciendo (Gorgias, 484b):

    Me parece que tambin Pindaro indica uno de sus cantos:

    La ley, rey de todos, de los mortales y de los inmortales;

    y el mismo canto aade:

    18 Comprese: Just. Nov. 105, 4: "N6120; 44'il..0;" [Ley viviente].

    lo mismo que yo en

  • Julio Calonge Ruiz, eri la versin bilinge del Corgias, publicada por el Instituto de Estudios Polticos, Madrid, 1951, pp. 59 y siguientes, ofrece la siguiente traduccin directa del griego:

    La ley, reina de todos, de los mortales y de los inmortales; les conduce, justificando la mayor violencia, con su Immo omnipotente; me fundo

    - eri Tos triabirjos de" HracleS, pueSto 'que sin Pagar .

    44 ADOLF MENZEL

    transforma en derecho la mayor violencia con mano onmipotente; lo miro en la accin de Heracles, quien, sin comprar ...

    As es poco ms o menos, pues no recuerdo el poema con toda precisin.

    Pndaro, segn d recitado de Calicles, expresa que Herades, sin haber pagado 1os toros de Gerin y sin haberlos obtenido tampoco como regalo, los tom y los condujo a sus carnpos, como si por naturaleza fuese legtimo que los animes y todos los bienes de los dbiles e inferiores pertenezcan a los mejores y rns fuerte.s. Slo se conocen del poema de Pndaro los dnco versos que cit Calicles; su reconstruccin, debida a la pluma de Bergk (Poetae egregii Graeciae Poetas egregios de Grecia, cuarta edicin, p. 334, Pinder, fragmento 169, 151 en la numeracin de Wall), que la recibido general aceptacin, se analiza en el apndice segundo, dedicado al estudio de ese problema; en l me ocupo, adems, de una disputa en torno a una cuestin terminolgica. En este apx.-._ tado rne 'imitar a investigar el sentido que dio el poeta a los versos citados por Calicles, as conio la posibilidad de que en

    _ ellos se encuentre algn apoyo para la idea de un derecho _natural del rns fuerte. La cita :de Pndam se explica fcil-

    " Creerrios necesario transcribir la traduccin alemana-Cle Tos wr-sos de Pndaro, tal como la presenta Menzel, a fin de que el lector pueda compararla con las versiones de los otros traductores a los que critica el autor en los prrafos siguientes:

    Das Gesetz, der Knig aller, der Sterblichen und der Unsterblichen; es macht das Gewalttatigste zu Recht mit mchtger Hand; ich sehe es cm der Tat des Herakles, der ungekauft .

    - -n

    mente, pues es bien sabido que los griegos gustaban de men- cionar la autoridad de los poetas para justificar sus opiniones.

    Los versos de Pndaro, en su idioma original, son como sigue:

    Ndtzo; zc'enhiv ?Jurad); CivordZiv rlOr)-176)) (11yet, atzoitt7p) 17?) PLY.:6Ta:/,`/ irrerpr.cfc-:x 17.y.t.talpnixr. gpyotatv . . 2

    Deseo llamar la atencin sobre el hecho de que todas las traducciones alemanas, particularmente en lo que se refiere al tercer verso, carecen de claridad y precisin. As, a ejemplo, A2,511 (Matn: Gorgias, p. 92), traduce en los trminos sP ginentcs:

    La ley, que es rey sobre todos, los mortales y los inmortales,

    __ejecuta-sin recato la mayor violencia -

    mano omnipotente; lo atestiguan las acciones de Heracles. 21

    En la versin de Apelt no resalta el pensamiento funda-mental, la justificacin del acto de fuerza; adems, cmo puede decirse que la ley misma ejecuta el acto de fuerza? Pero tampoco la traduccin de Wilamowitz (Pidn, t. r, p. 218) cs satisfactoria:

    Ley, rey de todos, de los dioses y de los hombres.

    2 Este fragmento forma parte del grupo denoininado "de origen desconocido". En la ed. Bud ocupa el lugar 49.

    `-'1 A fin de que el lector pueda juzgar del valor de la traduccin de Apelt, la transcribimos a continuacin:

    Das Gesetz, das ICnig ist ber Atte, Sterbliche Unsterbliche voilfhrt ohne Scheu die grsste Gelvalttat mit rnachtvoller Hand; das bezeugen des flerakles Taten.

  • -

    ADOLF MEOEL

    T fuerzas al der o con mano omni tente; lo miro en las acciones de Heracles. 22

    vy Wilamowitz cree, de a la forma que da al verso de Pnda-ro, que Platn, por efes de una falla en su memoria, cit un texto equivocado y queiel verdadero es: pudo, TI 81.y.auSurrov; 23

    en el mismo apndice tratar de refutar esta hip-tesis. Por ltimo, Deutchle tampoco supo descubrir el sentido de los versos:

    la ley santifica todo acto de poder con mano omnipotente."

    Pue la ley santifique cualquier acto de poder! En los versos de Pndaro no se encuentra semejante afirmacin. Creo que la traduccin propuesta al principiar este apartado_ es ms fiel que las otras, pero, en todo caso, lo que importa es aclarar el sentido del sorprendente fragmento: Qu significa nomos? Al componer los versos, tena Pndaro en mente el derecho dci ms fuerte, de tal manera que Calicles reprodujo su ver-

    Idadero sentido? Si la respuesta es afirmativa, ser necesario , explicar cmo se concilia esa tesis con la concepcin piadosa del poeta y con el alto valor que atribuye al orden y a la justicia.

    Antes de expresar mi opinin, quisiera recbrdar las inter-pretaciones que han propuesto los crticos y comentaristas de los dilogos platnicos, sin pretender, no obstante, una expo-sicin exhaustiva.

    22 Tambin transcribimos la traduccin de Wilainowitz:

    Gesetz Allknig der Gtter und Menschen Du zwingst das Recia mit gewaltger Faust, ich seh's an Ilerakles' Teten.

    23 Este texto corresponde al tercer verso de la traduccin antes citada.

    24 La traduccin de Pwschle es como sigue: Das Gesetz fhrt herbei heiligend elle Gewati mit machtiger Iland.

    CALICLES 47

    Dmmler (obra citada, p. 34) considera totalmente equi-vocada la interpretacin que atribuye a Pndaro una defensa de la teora del derecho del ms fuerte. Ciertamente, explica el profesor alemn, Heracles no compr los toros de Gerin, pero la cuestin que se plantea en los versos no se refiere al derecho del ms fuerte, sino que se relaciona con la manera como Gerin haba adquirido los toros; el boyero, contina explicando Dmmler, haba cometido ptott6Torrov,25 circunstan-cia que abri las puertas al derecho de Heracles. La conclusin de Drnmler no puede ser ms arbitraria, pues la leyenda grie-ga se limita a poner de manifiesto que Heraeles careca de un ttulo legtimo y califica su accin de acto de fuerza, pero en el poema no se califica la accin anterior de Gerin. Adms, si partiramos del supuesto de Dmmler, ni an as podramos justificar la accin de Heracles, pues el robo a un ladrn es siempre un acto ilcito.

    Una opinin bastante difundida expresa que la palabra nomos debe entenderse como sinnimo de -lex fatalis, como una Sentencia sobre el destino que pesa solos hombres ylos dioses. Primero 13ckh, despus Bippert (Pndaro, p. 51 ) y posteriormente otros mas, afirman que nomos tiene el signi-ficado de tyche o moira. Pero dejando a un lado observacio-nes meramente terminolgicas, pienso que no se gana mayor cosa con esta interpretacin, pues no guarda relacin con la cuestin planteada cn el discurso de Calicles, la conexidad entre el derecho y la fucrza. Adems, con la referencia al des-tino puede explicarse cualquier situacin.

    En su excelente libro, La posie de Pindare, p. 34, Croissct da a la palabra nomos el significado de costumbre, traduciendo el poema de Pndaro en los trminos siguientes:

    La couturne, reine des hommes et de dieux justifie l'empire de la force, qui mane toute chose de la pussante main. j en juge par l'exemple d'Hercule.

    Lo que hay de cierto en la observacin de Croisset es que en los primeros arios de la vida griega, nomos posea el signifi-cado de costumbre y en los versos del poeta se encuentran

    25 "Algo injustsimo."

  • CALICLE S 49

    hombres; el hroe, haciendo violencia con su mano poderosa, obra rectamente y considera su accin como un derecho per-fecto.

    Las restantes observaciones de Wilamowitz se refieren, casi exclusivamente, a cuestiones temiinolgicas (c