Aficin y Msica Durante el Siglo XIX en Mxico

por: Dra. Edelmira Ramrez Leyva (UAM-A) [*]Durante el siglo XIX en Mxico, los msicos profesionales estaban desplazados por los aficionados; aquellos en realidad tenan pocas oportunidades de sobrevivir en el medio, que no era el propicio para el desarrollo profesional, pues como deca Altamirano: En Mxico, triste es decirlo, pero es cierto, los artistas son parias; no tenemos ni bastante poblacin ni bastante cultura para poder ofrecer a un artista un porvenir capaz de hacerle grata la vida, (Mayer 1941, 37) ya que fueron los aficionados los que dominaron la prctica musical hasta la segunda mitad de ese siglo.

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Este auge del aficionado no se dio exclusivamente en la sociedad mexicana, se origin en Europa y tuvo lugar con el paso de la hegemona social de la clase aristocrtica a la burguesa [...este proceso] transform tambin la prctica musical en todos sus aspectos [...de esta manera] el cultivo de la msica pas de los aficionados imperiales, reales, o aristocrticos, a los aficionados de la burguesa, o sea: del palacio principesco al saln burlesco. (Otto-Mayer 1941, 20).

Sin embargo, en la Europa decimonnica se desarrolla el romanticismo y el nacionalismo. El Romanticismo se inicia, musicalmente hablando, en la Viena de principios del XIX para acabar alcanzando a Europa entera y a los puntos ms europeizados de otros continentes y se caracterizar por los contrastes(http://www.alipso/com/monografas /panorama_de-la_historia_de_la_musica/) Y si bien la msica romntica sigui evolucionando, hacia 1875, algunos compositores empezaron a componer obras en las que reflejaban los paisajes, la historia y la literatura de sus pases de origen.Esta msica sola inspirarse en la tradicin folklrica, y se desarrollo sobre todo en Escandinavia, Gran Bretaa, Europa del Este y Rusia. (http://www.alipso.com/monografias /panorama_de_la_musca/). A este tipo de msica se le denomin Nacionalista.

www.bifurcaciones.cl La Viena del siglo XIX www.bifurcaciones.cl

En Mxico, lo europeo tuvo una gran influencia, entre otras cosas porque:

el Porfirismo no slo ofreci todo el pas a la inversin extranjera [...], sino que en el ramo artstico, nos convertimos en la calca de los modelos europeos. Es bien sabido que Porfirio Daz amaba todo lo francs, que era en ese entonces el prototipo de la moda y el arte; pero es irnico que el avance musical francs no se arraigara en nuestro pas, los esfuerzos del Grupo de los Seis, que no fueron pocos, chocaron ante la tradicin de la escuela italiana, seguida por muchos maestros del Conservatorio. (Andrade 1983, 184)

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Desde principios del siglo XIX, por los efectos de la lucha independentista y

la anarqua subsecuente, as como la falta de escuelas locales de msica que permitieran alcanzar altos niveles profesionales a quienes desearan desarrollar sus aptitudes en ese terreno, condujeron a que prcticamente toda la actividad musical de mayores aspiraciones quedara confiada a meros aficionados, entre los que por cierto- predominaban las damas que cultivaban el canto y el piano(www.fortunecity.es/salsa/rap/552/ xix.html)

Pero aunque los intelectuales de la poca se quejaran y no sin razn, est el otro aspecto, el de la gente comn con mayor o menor preparacin musical, o incluso ninguna, que produca y consuma su propia msica y esto habla de una inclinacin, de un gusto general del pueblo mexicano hacia el arte musical. Al respecto Moiss Gonzlez Navarro comenta:El gusto musical de los mexicanos impresionaba a los extranjeros; Lumholtz escribi alguna vez que esta devocin por la msica daba al pueblo mexicano cierta gentileza y refinamiento de modales (Gonzlez Navarro 1985, 765).

www.ub.es Interior de una casa porfiriana del siglo XIX www.ub.es

Ese gusto por la msica se puede demostrar, entre otras cosas, porque en las casas de familias pudientes y de clase media se dedicaba un espacio destinado a tocarse la msica y desde luego a escucharse; en tal lugar, no poda faltar el piano y su taburete.(Snchez Mrmol 2007, 56). Jos T. de Cuellar describe con claridad tal espacio:

En la mayor parte de las casas que prestan alguna comodidad y tienen alguna amplitud hay una pieza que se llama la Asistencia; generalmente est hacia un lado de la entrada y se comunica por una parte con las recmaras y por la otra con el comedor. Los muebles que la decoran son por lo regular los remozados, los de segunda clase y de la moda pasada; suele haber un piano viejo, relegado por la adquisicin de uno mejor para la sala. En la asistencia se recibe a los parientes y a las personas de confianza se ajustan los criados, se reciben y se dan recados, se sientan las personas que esperan al ao o a la seora, y hasta sirve de taller a la costurera.La asistencia es el cuartel general de ciertas seoras mayores, visitas de la casa, pero que casi nunca entran a la sala.(Cuellar 1982, 17).

El instrumento preferido de los hogares porfirianos de las clases media y pudiente, fue, sin duda, el piano, que se convirti en un objeto domstico imprescindible.

Al parecer, las jvenes tomaban clases particulares y estudiaban en sus casas, aunque no faltaba quien quisiera dedicarse profesionalmente a la msica estudiando en el Conservatorio (Fras 1984, 57-58)

Tarea importante en los estudiantes de msica era practicar las escalas, y a veces, tales prcticas afectaban a los vecinos, como lo describe Cuellar en una de sus novelas: Despus de una semana en que las dos violinistas haban hecho con sus ingratos instrumentos ms estragos que nunca en el sistema nervioso de los vecinos, (Cuellar 1982, 58) pues tuvieron que ensayar ms de los acostumbrado porque iban a tocar en un concierto las variaciones de Beriot. (Cuellar 1982, 62).

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En Los mariditos se encuentra algo de la vida que llevaban dos jovencitas que decidieron dedicarse a tocar el violn profesionalmente:

Tena Rebeca dos amiguitas [...] . En cuanto a su ocupacin, eran violinistas. Quiere decir que aprendan a tocar el violn en el Conservatorio, a cuyo Director le llamaban Alfredo Ballot [1] a secas, al seor Morales Melesio Morales [2] y a as a todos sus superiores. Vaya! Con decir que al Presidente de la Repblica le llamaban simplemente Porfirio, est retratada su llaneza. (Cuellar 1984, 57-58).

El narrador describe algo de la vida cotidiana de estas estudiantes de msica:

Se las vea todas las maanas invariablemente, cargando el instrumento de Paganini en una funda de bayeta encarnada, y seguidas, aunque cada una por distinto rumbo por una seora, que deba ser la mam y en cuya fisonoma se haba quedado ya, como esteriotipada, una sonrisita arrancada por cada transente que se quedaba viendo a la muchacha y al violn. Pareca que la mam iba diciendo: Figrense ustedes que ocurrencia de mi hija tocar el violn! Cuellar 1984, 57-58)

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Por lo que desprende del texto, las familias no vean con muy buenos ojos que sus hijos estudiasen el Conservatorio, en parte por el futuro laboral incierto que les esperaba, pues como advierte el narrador:

Efectivamente, la violinista todava no prende entre nosotros, pero prender, seguir lgicamente a las meseras, y debutar en los cafetines, seguir en los tteres y despus se insertar entre los violines del Teatro Principal. Entonces empezar a desaparecer la sonrisita estereotipada de las mams, que ahora contemplamos todava como mortificadas. (Cuellar 1982, 58)

Tambin se reportan casos de jvenes que teniendo inclinacin artstica, fueron frustrados por su familia, porque consideraban ms productivas otros oficios, como le sucedi a Claudio Oronoz: Su infancia haba florecido acibarada por un enfermo ictrico [...] Quiso y pudo ser un artista, y violaron su inclinacin sagrada y pretendieron educarlo para hacer de l un negociante hbil. Su adolescencia marchitse en estudios forzados de matemticas, en ejercicios gimnsticos [...] y en la dura tenedura de las cuentas de su casa. (Campos 1982, 38).

La vida artstica de los jvenes msicos que estudiaban o haban terminado sus estudios era difcil, pues no haba muchas oportunidades profesionales y terminaban aceptando trabajos donde eran pagados por hora. (Campos 1982, 29)

Los jvenes aficionados llegaron a ser excelentes ejecutantes, como lo demuestra Clara, uno de los personajes de la novela Claudio Oronoz, a quien el mismo llamaba ntimamente Du bist die Ruh, por la manera melanclica y magistral con que tocaba la bella cancin transcrita por el rapsodista magiar. (Campos 1982, 143)

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Mayer-Serra explica la habilidad de los aficionados sealando que: no debe estraarnos que, entre los aficionados, haya habido toda una serie de instrumentistas e incluso compositores hbiles, en condiciones de rivalizar con los profesionales, puesto que, hasta el ao de 1877, no existi un plantel oficial de enseanza de la msica.( Mayer-Serra 1941, 16)

El mismo autor explica que los institutos existentes:

reclutaban sus alumnos casi exclusivamente entre el elemento femenino de la buena sociedad, y tuvieron, sin excepcin, una existencia poca duradera. Los ms aventajados talentos musicales aprendieron su oficio con algn maestro reconocido o emprendieron la tradicional peregrinacin a los grandes centros europeos de la pera italiana. Aunque en las mencionadas Escuelas de Msica no se proporcion una enseanza de altos vuelos la gran literatura moderna de piano, el instrumento predilecto de las alumnas, era entonces desconocida en Mxico-, por lo menos, las discpulas fueron puestas en condiciones de interpretar con destreza y pulcritud las obras corrientes del gnero de saln, e incluso, de vez en cuando, de representar una pera italiana.(Mayer-Serra 1941, 16)

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Al respecto cabe recordar que en toda Hispanoamrica la enseanza particular y la organizacin de sociedades privadas precedi, con mucho, a la creacin de organismos oficiales dedicados a la enseanza de la msica. [3] (Almoina 1958, 509).

Jos Toms de Cuellar al hacer una crtica a los jvenes de la poca, en especial a los mariditos advierte que prefieren a la carrera militar la de la msica; y le seduce ms el violn que un Remington. (Cuellar 1982, 14)

Los jvenes compositores tenan problemas econmicos para dar a conocer su msica, si no era porque en ocasiones alguna persona los ayudaba, como le sucedi a Jos Abreu, personaje de Claudio Oronoz de Rubn M. Campos, quien tuvo la fortuna de recibir ayuda desinteresada:

De pronto dijo la joven viuda: -En Guanajuato supimos que haba compuesto usted una hoja de lbum... tendra usted la bondad de tocarla?.-Es un ensayo que no vale nada, seora, -contest-, pero la tocar por complacer a usted.Cuando dej el piano, turbado por las galanteras que escuchaba, la seora vino hacia mi sonriendo y me dijo con jovialidad y en voz baja:-Por qu no la edita?...-No he podido, seora...Ella no respondi; continuaba sonriendo, y lentamente sali del saln. Cuando regres me llam aparte para ensearme unas piezas de msica, y poniendo un billete de cien peso en mi mano me dijo:-Hgame usted el favor de aceptar para que edite su hoja.(Campos 1982, 35-36)

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Pero el conseguir los recursos no finalizaba el problema, pues el siguiente paso consista en la bsqueda de un editor que se ajustase a los deseos y al bolsillo, y eso era otra odisea:

Claudio me invit a que furamos a buscar un editor de msica, y anduvimos por repertorios y litografas sin quedar l satisfecho de los modelos que nos mostraban, ni de los precios.-Ms vale que espere usted, que reflexione y que resuelva maana o pasado Me dijo Oronoz al despedirnos.Yo estaba por decidirme a hacer una edicin en hermoso papel glaseado; as me quedaban veinte pesos para pagar el mes que adeudaba a Casilda; pero Felipe Snchez, que oa regocijado mi episodio del da, me interrumpi:-No hombre!...!Que va usted a hacer!... Yo conozco un litgrafo que le har una soberbia edicin por veinticinco pesos.Y al da siguiente arreglamos la edicin, pagu un trimestre a Casilda y me qued dinero en el bolsillo.(Campos 1982, 36-37)

Pero no slo los jvenes padecan, Altamirano mencionaba que incluso:

Un msico eminente, por ms grandes que sean sus conocimientos en armona, se ver forzado a dar lecciones de piano en las casas o en las escuelas de amigas, y recibir una onza de oro cada mes, cuando ms.Se vendern sus valses, sus polkas, sus danzas; pero sus peras le producirn poco porque no podemos tener un teatro lrico constantemente en trabajo... Para hacerse no slo una gran reputacin artstica, sino tambin una fortuna, es necesario volver a Europa y seguir luchando... Y todava en Europa es preciso tener mucha fortuna para conquistar la vida independiente.[4]

www.cervantesvirtual.com Partitura del Vals Sobre las olas www.cervantesvirtual.com

Lo cierto es que en la etapa comprendida entre 1790 y la segunda mitad del siglo XIX fue testigo de la divulgacin musical a travs de la creacin de escuelas y conservatorios, de los que salieron compositores nacionales autores de msica propia, comenzando con mucha frecuencia, por los respectivos himnos, aspecto musical exaltador del patriotismo(Almoina 1958, 503)

Stephen Heller Stephen Heller

La msica era importante en la sociedad porfiriana, haba gusto y conocimiento general sobre la misma. En las novelas de la poca se pueden detectar personajes que son grandes especialistas en la msica, en los msicos y en las ejecuciones, un ejemplo de ello es el personaje Claudio Oronoz, quien haca observaciones muy especializadas, de gran conocedor, a los ejecutantes, lo cual era una del autor, Rubn M. Campos, quien no slo estudi msica, sino era un gran conocedor e investigador. En su novela Claudio Oronoz se pueden encontrar mltiples ejemplos, como el comentario que hace Claudio ante la ejecucin que su hermana hizo de Stephen Heller (Inquietud y El Deseo):

[...] con su delicada percepcin auditiva, deca que, para l, deba acentuarse ms la agitacin creciente del primer preludio, aunque sin precipitarlo, haciendo vvidos los primeros arpegios descendentes; y el segundo preludio deba apasionarse intensamente en el pasaje cantable, dndole una poesa imploradora, ms vehemente, insinuante con la expansin subjetiva, hasta descansar en la postrera frase que es un sollozante lamento de amor. (Campos 1982, 24)

Si uno se pregunta, qu msica gustaba tocar a la gente del Porfiriato, en las novelas de la poca se encuentra la siguiente informacin:

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