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  • La agricultura mediterrneaen el siglo XXI

    Coordinador: Jos Mara Garca lvarez-Coque

  • 4Director: Jernimo Molina HerreraConsejo Asesor:

    Juan del Aguila MolinaJoaqun Aurioles MartnFrancisco Ferraro GarcaJose Mara Garca lvarez-CoqueJordi Nadal OllerManuel Pimentel Siles

    Coordinador: Jos M Garca lvarez-CoqueConsejo de Redaccin:

    Rodolfo Caparros LorenzoFrancisco Joaqun Corts GarcaRoberto Garca TorrenteAbel La Calle MarcosAntonio Parejo BarrancoAndrs Snchez Picn

    Todos los derechos reservados. Queda prohibida la reproduccin total o parcial de esta publicacin, as como la edicin de su contenido por medio de cualquier procesoreprogrfico o fnico, electrnico o mecnico, especialmente imprenta, fotocopia, microfilm, offset o mimegrafo, sin la previa autorizacin escrita del editor.

    Edita: Caja Rural Intermediterrnea. CajamarProducido por: Instituto de Estudios de CajamarHnos. Pinzn, 15 - 04005 Almerawww.instituto.cajamar.esPortada: Gaybel ComunicacinDiseo y maquetacin: Francisco J. Fernndez AguileraImprime: Escobar Impresores, S.L. El Ejido (Almera)Depsito legal: AL-235-2002ISBN: 84-95531-10-0

    El Instituto de Estudios de Cajamar no se responsabiliza de la informacin y opiniones contenidas en esta publicacin, siendo responsabilidad exclusiva de sus autores.

  • 5LA AGRICULTURA MEDITERRNEA EN EL SIGLO XXI

    Indice

    A MODO DE INTRODUCCIN, PRESENTACIN Y AGRADECIMIENTO .................................................. 7Jos Mara Garca lvarez-Coque. Universidad Politcnica de Valencia.

    A. AGRICULTURA MEDITERRNEA Y MUNDIALIZACIN

    INTEGRACIN Y COMPETITIVIDAD DE LOS SISTEMAS AGROALIMENTARIOS MEDITERRNEOS .................... 13Giulio Malorgio. Universidad de Bolonia.

    LA AGRICULTURA MEDITERRNEA Y LAS REGLAS DE LA GLOBALIZACIN.UN JUEGO DE SUMA POSITIVA? .......................................................................................... 33Jos Mara Garca lvarez-Coque. Universidad Politcnica de Valencia.

    LA AGRICULTURA MEDITERRNEA. DESAFOS Y OPORTUNIDADES ANTE LA PRXIMA AMPLIACIN ......... 53Jaime Lamo Espinosa. Universidad Politcnica de Madrid. Catedrtico "Jean Monnet" de la UE.

    EL CAPTULO AGRARIO EN LAS RELACIONES AGRARIAS MARRUECOS-UE.CULES SON LAS POSICIONES PARA LA CONSTRUCCIN EUROMEDITERRNEA? ............................. 66Najib Akesbi. Instituto Agronmico y Veterinario Hassan II (Rabat).

    ALGUNAS REFLEXIONES SOBRE LOS RETOS DEL SECTOR EUROPEO DE LAS FRUTAS Y HORTALIZAS ...... 83Toms Garca Azcrate y Marina Mastrostefano. Direccin Gral de Agricultura y DesarrolloRural de la Comisin Europea

    B. NUEVOS DESAFOS DE LA COMERCIALIZACIN

    NUEVAS FORMAS DE DISTRIBUCIN DE ALIMENTOS .................................................................... 103Alicia Langreo Navarro. Sabor, Sociedad de Estudios.

    LA AGROEXPORTACIN ANTE LA NUEVA DISTRIBUCIN ALIMENTARIA .............................................. 124Jos M. Planells y Joan Mir. Anecoop Sociedad Cooperativa.

    LOS RETOS DE FUTURO DEL SECTOR HORTOFRUTCOLA ESPAOL ................................................ 140Jos Mara Pozancos Gmez Escolar. Director Gral. de FEPEX.

    MARKETING DE PRODUCTOS ECOLGICOS .............................................................................. 159Luis Miguel Rivera. Universidad Politcnica de ValenciaMrcedes Snchez. Universidad Pblica de Navarra

  • 6C. LAS RESTRICCIONES: COSTES, AGUA, CONOCIMIENTO

    LA ECONOMA Y POLTICA DEL AGUA EN LA AGRICULTURA MEDITERRNEA ...................................... 177Jos Mara Sumpsi Vias. Universidad Politcnica de Madrid.

    EL AGUA EN LA AGRICULTURA DEL SURESTE ESPAOL: PRODUCTIVIDAD, PRECIO Y DEMANDA ........... 199Jos Colino Sueiras y Jos Miguel Martnez Paz. Universidad de Murcia.

    COSTES E INTENSIFICACIN EN LA HORTOFRUTICULTURA MEDITERRNEA ....................................... 222Pedro Caballero. Departamento de Economa. Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias.M Dolores de Miguel. Universidad Politcnica de Cartagena.

    FORMACIN Y GESTIN DEL CONOCIMIENTO EN LA AGRICULTURA MEDITERRNEA ............................ 245Miguel Valls. Instituto Agronmico Mediterrneo. Valencia

    SITUACIN ACTUAL Y TENDENCIAS DE LAS ESTRUCTURAS DE PRODUCCINEN LA HORTICULTURA ALMERIENSE ........................................................................................ 262Jernimo Prez Parra, Juan Carlos Lpez Hernndez y M Dolores Fernndez Fernndez.Estacin Experimental de Cajamar.

    CLAVES PARA LA INTERPRETACIN DEL MODELO ECONMICO ALMERIENSE BASADO ENLA AGRICULTURA DE ALTO RENDIMIENTO ................................................................................. 283Francisco Joaqun Corts Garca, Roberto Garca Torrente y Jernimo Molina Herrera.Instituto de Estudios Socioeconmicos de Cajamar.

  • 7LA AGRICULTURA MEDITERRNEA EN EL SIGLO XXI

    A MODO DE INTRODUCCIN,PRESENTACIN Y AGRADECIMIENTO

    Jos Mara Garca lvarez-CoqueUniversidad Politcnica de Valencia

    Las grandes cuestiones de la agricultura mediterrnea

    Llama la atencin que una agricultura como la mediterrnea haya dedicado tan escasotiempo a reflexionar sobre s misma, sobre todo desde una visin ms all de los problemassectoriales del da a da. Es como si las principales cuestiones de la poltica agraria estuvieranasignadas a grandes temas como, por ejemplo, la multifuncionalidad, los conflictos comercia-les trasatlnticos o la distribucin del presupuesto de la PAC. Es como si se huyera de definirun marco general y coherente para la agricultura mediterrnea, ms preocupada en superar locotidiano, es decir, el reto diario de la competencia, que por embarcarse en reflexiones estrat-gicas. Es como si la agricultura mediterrnea se hubiera predestinado a un segundo nivel depoltica, quizs con la idea equivocada de que ella misma es capaz de superar sus propiosproblemas, sin necesidad de asistencia pblica.

    Este nmero de MEDITERRNEO ECONMICO se ocupa precisamente de contribuir a esareflexin estratgica sobre el futuro de la agricultura mediterrnea. Y lo hace sin rechazar elcontexto de la globalizacin, difcil de evitar. Como tambin lo hace considerando a la agricultu-ra como parte de un sistema agroalimentario en el que la competitividad ya no depende slo dela voluntad y la profesionalidad del agricultor, sino tambin de otros elementos de la cadenaalimentaria, desde los factores de la produccin hasta la distribucin final.

    Resulta difcil caracterizar la agricultura mediterrnea. No es un mbito homogneo nirepresentado por un nico producto, sistema productivo o tipo de explotacin. La contribucinde Giulio Malorgio (como en cierta medida tambin la de Jaime Lamo) acomete el ejercicio deintentar definir ese sistema complejo, ilustrado por fuertes contrastes y tambin por clarascomplementariedades. En cualquier caso, puede hablarse en muchos sentidos de un modeloagroalimentario complejo que rene a pases de las riberas norte y sur del Mediterrneo y quecarece de un esquema coherente de polticas adaptadas a dicho modelo. Se trata de un mode-lo que trasciende la simple especializacin productiva y que abarca problemticas comunes enrelacin con la escasez de determinados recursos productivos (agua), as como con la adop-cin de ciertos patrones de consumo (dieta mediterrnea). Modelo caracterizado adems porcontrastes asociados con los desequilibrios en los niveles de desarrollo econmico y social enlas distintas riberas del Mediterrneo.

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  • 8El lector encontrar algunas carencias en este nmero monogrfico. Pero, cun difciles poder abarcarlo todo! Sobre todo, cuando se pretende contribuir a un conocimiento bsico,pero a la vez til a la sociedad. S podemos destacar que los trabajos de esta publicacinprofundizan en aspectos de carcter econmico y social que, a juicio de este coordinador, nohan sido tratados suficientemente por la literatura. Esperemos que la discusin sobre los pro-blemas de la agricultura mediterrnea no acabe con esta publicacin. En cualquier caso, des-taca en las distintas contribuciones la adopcin de un enfoque prospectivo (siempre mirando alfuturo), innovador (siempre en bsqueda de soluciones) y constructivo, lo que en muchos ca-sos implica ser autocrtico.

    Tres son los grandes temas que trata esta publicacin y que agrupa a las distintasaportaciones. Un primer grupo de trabajos encuadra la problemtica de la agricultura medite-rrnea en el contexto de la mundializacin. As, son varios los frentes a los que una visinestratgica debe atender: el frente multilateral (por Jos Mara Garca Alvarez-Coque), la am-pliacin al este (por Jaime Lamo de Espinosa), el sur del Mediterrneo (Najib Akesbi) y laintegracin europea (por Toms Garca Azcrate). No se trata siempre de visiones coinciden-tes, pero s se caracterizan por la bsqueda de soluciones de poltica agraria adaptadas a unmarco comercial cada vez ms abierto y por un escenario de competencia internacional en elque debera existir espacio para los distintos sistemas productivos, de dentro y fuera de laUnin Europea. En otras palabras, la mundializacin tiene que convertirse en un juego desuma positiva (ganador ganador), lo que no evita que la globalizacin implique desafosciertos sobre determinados territorios y sistemas productivos.

    En el mbito espaol, las regiones mediterrneas han manifestado un marcado carcteragroexportador que puede calificarse como una de las historias de xito de la cuenca medite-rrnea. Mirando al futuro, es lcita la pregunta sobre los lmites del crecimiento de la exporta-cin hortofrutcola espaola, ante la creciente presin de los competidores emergentes en laescena internacional. Creo que existe confianza en el mantenimiento de una posicin compe-titiva slida de las frutas y hortalizas espaolas en Europa y en el mundo. Pero nadie puedeconfiar a estas alturas que slo con disponer de ciertas ventajas geogrficas (cercana a losmercados solventes del norte y del centro de Europa) y climticas, ser suficiente para garan-tizar un futuro rentable (y sostenible) para el sector hortofrutcola espaol. Esto nos lleva a lanecesidad de considerar el sistema agroalimentario en su conjunto.

    As, el segundo grupo de contribuciones estudia la problemtica de uno de los pilares delsistema, la comercializacin de los productos mediterrneos. La transformacin registrada enlas ltimas dcadas ha sido intensa en las formas de comercializacin y apunta hacia unaconcentracin creciente de la distribucin, como documenta el trabajo de Alicia Langreo. Elloobliga a una mejor organizacin (concentracin) de la produccin, a la adopcin de estrategiasde valor aadido y a una exigencia de profesionalizacin, aspectos resaltados por la contribu-cin de Jos Mara Planells y Joan Mir. Estos autores sealan la necesidad de adoptar estrate-gias de diferenciacin del producto, una de cuyas vertientes es tambin destacada por el traba-

    A MODO DE INTRODUCCIN, PRESENTACIN Y AGRADECIMIENTO / Jos M Garca lvarez-Coque

  • 9LA AGRICULTURA MEDITERRNEA EN EL SIGLO XXI

    jo de Luis Rivera y Mercedes Snchez, en referencia al segmento de mercado de productosecolgicos. Valor aadido acaba siendo uno de los trminos clave de la supervivencia futuradel sector hortofrutcola en las regiones mediterrneas. Valor aadido ha sido tambin la basesobre la que se apoya el carcter estratgico del sector hortofrutcola, tema tratado por elartculo de Jos Mara Pozancos. Un sector que ha podido sobrevivir sin un apoyo pblicosustancial y para el que no se piden ayudas sin contrapartida, sino polticas que permitanrespaldar su dinamismo, superar el riesgo de inversiones innovadoras y atender a las nuevasexigencias de calidad y trazabilidad de los productos.

    Siendo evidente la necesidad de ajuste de la exportacin agroalimentaria mediterrnea,sobre todo por la velocidad de los cambios en la distribucin, tambin ha sido patente la capa-cidad de la agricultura mediterrnea, al menos de la ms dotada tecnolgicamente, de adaptar-se a dichos cambios. La tecnologa de la comercializacin ha mejorado sustancialmente en lasltimas dcadas y esa es una de las ventajas de la exportacin hortofrutcola europea (lo queincluye Espaa) que difcilmente podrn emular a corto plazo muchos de los competidores depases terceros (especialmente los de pases en desarrollo). Sin embargo, no es slo la comer-cializacin la que se est adecuando al mercado, sino tambin la produccin. Y ello ocurre, enprimer lugar, porque la calidad de los productos se construye a partir de la produccin. Pero, almismo tiempo, porque la produccin se enfrenta a una serie de restricciones que hacen peli-grar su competitividad, as como la sostenibilidad de los sistemas productivos.

    As pues, la produccin y sus restricciones constituyen un aspecto a analizar con unmnimo detalle, como se hace en el tercer grupo de contribuciones de esta publicacin. Tresson las vertientes sobre las que analizamos las condiciones de competitividad de las produc-ciones mediterrneas. La primera, reflejada por las contribuciones de Jos Mara Sumpsi Vi-as (desde la perspectiva de las polticas de agua), por un lado, y por Jos Colino Sueiras yJos Miguel Martnez Paz (desde el anlisis de la demanda de agua en el Sureste espaol), porel otro, permiten observar la escasez de agua como un factor de restriccin del regado medi-terrneo, a pesar de la creciente eficiencia de los sistemas productivos en el uso del agua.Mientras la contribucin de Colino y Martnez Paz sugiere que dicha escasez no se ha traslada-do a los costes de produccin en toda su amplitud, el trabajo de Sumpsi refleja la variedad deenfoques de poltica de gestin de agua, que no se reducen a la simple elevacin de precios delagua. Es ms, dicha elevacin no necesariamente conducira a la reduccin de la demanda,dada la rigidez de la misma en los sistemas mediterrneos. La sostenibilidad del recurso, portanto, pasa por polticas de control y, por qu no, por la limitacin a la expansin del regado.

    Una segunda vertiente atiende a los sistemas productivos, a su estructura de costes y a sunivel tecnolgico. Las contribuciones de Pedro Caballero y Mara Dolores de Miguel, por un lado, yde J. Prez Parra, J.C. Lpez Hernndez, y M.D. Fernndez Fernndez, por el otro, sugieren quesubsiste un apreciable margen de mejora de las tcnicas de produccin de los sistemas agrariosespecializados mediterrneos, con la posibilidad incluso de una intensificacin sostenible de laproduccin. Todo ello sin desmerecer la importancia de la comercializacin, referida anteriormente.

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    Finalmente, hay una tercer vertiente representada por la red de formacin, investigaciny de apoyo tecnolgico que constituye el pilar sobre el que se deber desarrollar en el futuro laagricultura mediterrnea. Esta agricultura busca alternativas, y slo las podr encontrar, comorefleja el artculo de Miguel Valls, a partir del avance tecnolgico y del conocimiento que permi-ta a cada sistema encontrar su hueco en el mercado. Porque la agricultura mediterrnea no hapretendido sobrevivir de espaldas al mercado, sino poder contribuir a satisfacer la demanda deun consumidor exigente de productos sanos y de calidad. Para ello tienen que funcionar lasredes de investigacin y cooperacin en toda la cuenca mediterrnea, dentro de un enfoquecompartido, sin exclusiones.

    Es en este contexto en el que debemos situar la presente publicacin, gracias al respal-do de instituciones como Cajamar. Esta publicacin ha posibilitado poner de manifiesto queexiste una masa crtica de estudiosos de la agricultura mediterrnea, y que dicha agriculturaconstituye un campo piloto interesante de nuevos enfoques de tecnologa productiva, comer-cial, organizativa y de aplicacin de polticas agrarias. No quisiera finalizar esta presentacinsin agradecer la aportacin de los autores que respondieron con prontitud y entusiasmo a lasolicitud de colaboracin. Tampoco quisiera pasar por alto el respaldo y la receptividad deJernimo Molina y de todo su equipo de colaboradores que hicieron de la labor de coordinacinuna tarea grata desde la perspectiva humana, que es la que finalmente cuenta.

    A MODO DE INTRODUCCIN, PRESENTACIN Y AGRADECIMIENTO / Jos M Garca lvarez-Coque

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    LA AGRICULTURA MEDITERRNEA EN EL SIGLO XXI

    La agricultura mediterrneaen el siglo XXI

    Agricultura mediterrnea y mundializacin

    Nuevos desafos de la comercializacin

    Las restricciones: costes, agua, conocimiento

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    LA AGRICULTURA MEDITERRNEA EN EL SIGLO XXI

    INTEGRACIN Y COMPETITIVIDAD DE LOS SISTEMASAGROALIMENTARIOS MEDITERRNEOS

    Giuliano Malorgio

    El Mediterrneo agrupa un gran nmero de pases de diferentes tamaos, estructuraseconmicas, disponibilidad de recursos, niveles de desarrollo y organizaciones sociales yeconmicas.

    La ribera sur del Mediterrneo, que comprende los pases norteafricanos y Oriente Prxi-mo, tiene una poblacin aproximadamente igual a los pases de la ribera norte, que comprendelos cinco pases de la Unin Europea y aquellos en proceso de transicin a la economa demercado (Albania y los pases exyugoslavos). Sin embargo, estos dos grupos presentan tasasde crecimiento de la poblacin muy distintas. La mayor parte de los pases de la ribera surregistran tasas de crecimiento relativamente elevadas que van del 1,8% de Marruecos y Arge-lia, al 1,1% de Tnez. En el otro lado, en los pases de la ribera norte, se constata una tasa decrecimiento de la poblacin del 0,4% en Francia y 0% en Italia. Esta diferencia implica que a lolargo de los prximos aos, estos dos grupos de pases tendrn una diferencia de poblacinbastante acusada y, por tanto, distintas presiones sobre la utilizacin de sus recursos y suorganizacin social y econmica; de hecho, el fuerte crecimiento de la poblacin comportaserios problemas desde el punto de vista de la estabilidad econmica y social. Este crecimientode poblacin no sera un problema mayor si se manifestar en los pases ricos en recursos.Los pases de la ribera sur experimentan sin embargo un relativo empobrecimiento de recur-sos, como la tierra y el agua, que son importantes para mantener una tasa de aprovisionamien-to de alimentos aceptable para la poblacin. Aunque la superficie de los pases de la ribera sures ms amplia que la de los pases del norte, la mayor parte de la tierra es semirida e impro-ductiva con una clara limitacin sobre la posibilidad de obtener producciones agrcolas.

    La economa de estos dos grupos de pases es totalmente diferente. Los pases de laribera norte tienen como media un Producto Interior Bruto (PIB) por activo cuatro veces supe-rior al de los pases del sur. Se puede poner de manifiesto una diferencia de PIB por activo queva de los 1.973 dlares estadounidenses de Albania y los 5.612 dlares de Marruecos a los54.000 dlares de Francia.

    La estructura econmica de los pases de Africa del Norte y Prximo Oriente muestraunos claros signos de diversificacin sectorial, comercial y de empleo; basta con observar elcrecimiento reciente de la produccin dirigida a la exportacin, as como el aumento de laimportancia del turismo en tanto que fuente de divisas extranjeras y una cierta mejora de laestabilidad en los mbitos financiero y de empleo. La mayor parte de los pases del sureste de laregin muestran un fuerte crecimiento de sus economas, en concreto la tasa de crecimiento delPIB a precios constantes entre 1999 y 2000 de Turqua, Tnez, Albania, Egipto y Argelia. Esto esArt

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    debido a los esfuerzos atribuibles a las polticas de ajuste estructural iniciadas en los aos ochen-ta, pero tambin a las presiones de las negociaciones de la OMC y de la creacin de nuevossujetos poltico-econmicos que han contribuido a acelerar las tendencias de liberalizacin delcomercio y de desarrollo de la economa de mercado. De todas formas, incluso si la diferencia delas tasas de crecimiento del PIB lleva a una convergencia del nivel de desarrollo entre los pasesdel sur y del norte, la cuestin es saber si las altas tasas de crecimiento del PIB de los pases delsur son sostenibles, desde el punto de vista del empleo y de los flujos migratorios hacia las zonaseconmicas ms prsperas, frente a una tasa tan elevada de crecimiento de la poblacin.

    El Mediterrneo es por tanto un sistema complejo, tanto desde el punto de vista de suscaractersticas fsicas como de las sociedades que lo componen, caracterizadas por contras-tes y complementariedades a distintos niveles.

    1. La estructura y la produccin agrcola en el Mediterrneo

    El sistema agroalimentario de un pas determinado es el resultado, en el tiempo, de unaserie de relaciones entre el subsistema territorial, el socio-institucional, el econmico y el tec-nolgico. Segn el nivel de evolucin de las diferentes fuerzas sobre el campo y las relacionesque se van a establecer, se pueden delimitar sistemas de produccin que presentan caracte-rsticas de organizacin y estructurales diferentes. Por ello, en el Mediterrneo, a causa de lasdiferencias medioambientales existentes, de los distintos niveles de desarrollo de las regionesque lo conforman y de las formas institucionales que las sostienen, distintos sistemasagroalimentarios coexisten con una variedad de condiciones y de caractersticas econmico-productivas, incluso dentro de las mismas regiones.

    * datos 1999Fuente: Elaboracin Estadstica Nacional, Banco Mundial.

    Tabla 1. Principales indicadores macroeconmicos Ao 2000. Variacin 1999/2000

    INTEGRACIN Y COMPETITIVIDAD DE LOS SISTEMAS AGROALIMENTARIOS MEDITERRNEOS / Giulio Malorgio

    Albania 4,1 54,0 0,2 68,0 n.d. n.d. 1.973 2.176Argelia 3,8 9,3 1,8 21,0 30 0,4 4.676 2.341Egipto 3,9 17,0 1,2 37,0 n.d. n.d. 3.536 1.768Espaa 4,1 3,3 0,1 7,1 14,1 3,6 34.429 17.365Francia 3,1 2,2 0,4 3,4 8,8 1,5 53.963 35.595Grecia 4,1 7,2 0,2 17,0 11 2,9 27.173 11.264Italia 2,9 2,4 0,0 5,7 10,5 2,5 46.524 21.730Lbano 0,0 12,0 1,7 9,0 0,3 0,3 14.145 n.d.Malta* 4,0 n.d. 2,6 6,7 n.d. n.d. 24.803 n.d.Marruecos 0,8 10,8 1,8 37,7 21,5 1,9 3.045 4.073Portugal 3,3 2,8 0,2 10,0 4 2,9 22.484 5.406Tnez 5,9 12,8 1,2 20,0 3,3 3,3 5.612 2.693Turqua 7,0 13,5 1,5 35,8 6,5 23,7 6.492 1.805

    Tasa crecimiento PIB agrcola/ Crecimiento Poblacin Tasa PIB agrario/PIB (%), precio PIB total poblacin agraria/Total desempleo Inflacin Activos

    Pas constantes (%) (%) (%) (%) (%) PIB/Activos agrarios

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    LA AGRICULTURA MEDITERRNEA EN EL SIGLO XXI

    El peso del sector agrario en el entorno mediterrneo vara segn el pas, con valoresque van desde el 2,2% del PIB en Francia al 68% en Albania (Tabla 1).

    En los pases donde la contribucin de la agricultura al PIB y al empleo es baja el creci-miento del consumo y la diferenciacin de la produccin contribuyen a la evolucin de la agri-cultura y de la agroindustria hacia aspectos ms cualitativos que cuantitativos. Esto viene acom-paado de un crecimiento de la productividad de los inputs, gracias a su utilizacin ms razona-da, y por tanto la produccin contina creciendo.

    Por otro lado, en los pases donde la contribucin de la agricultura a la economa es msimportante, los esfuerzos van destinados a hacer crecer la produccin agrcola a travs deorientaciones de mejora de la productividad de los recursos utilizados teniendo en cuenta lapresencia de limitaciones tales como la disponibilidad de tierra cultivable y de agua.

    Hay que destacar que los recursos actualmente disponibles estn amenazados. Aunquela mayor parte de los pases se extienden por amplios espacios geogrficos, slo una pequeaparte de estos espacios, principalmente los pases norteafricanos, son tierras arables, quepueden estar amenazas por el avance del desierto. Estos difciles territorios, a veces sobreex-plotados, son la fuente de importantes xodos rurales.

    Las tierras estn amenazas por la erosin y la degradacin del suelo. El problema de ladiversificacin, la degradacin de las tierras ridas, sobre todo en el lado sur, provocan graninquietud. Sin embargo, las reflexiones de los ltimos aos sobre este asunto han mostradoque las superficies afectadas por la desertificacin han sido ampliamente subestimadas. Evi-dentemente, incluso si el papel del hombre en la desertificacin no est claramente identifica-do, hay pocas dudas de que la explotacin excesiva de los elementos fertilizantes del suelo y ellaboreo intensivo de suelos frgiles conducen a la degradacin de los suelos secos y a ladesertificacin. As, la utilizacin sostenible de los recursos y la conservacin de las tierrasconstituyen dos de los mayores retos de la agricultura mediterrnea, principalmente en lospases de la ribera sur.

    Los otros usos del suelo (urbano, infraestructuras ) ejercen presin sobre la agricultu-ra. Los recientes desarrollos de sistemas de oasis en el sur de Tnez demuestran esta tenden-cia. La disponibilidad y la calidad del agua significan serias limitaciones para los agricultoresmediterrneos. El agua pura es cada vez ms escasa. La agricultura contina siendo el princi-pal consumidor de agua: el 79% en los pases en desarrollo, frente al 49% de los pasesindustrializados.

    En el mbito de la utilizacin de las tierras agrcolas, Italia, Francia, Lbano y Turquapresentan, con respecto al resto de pases, un elevado porcentaje de tierras arables. En el ladoopuesto, en Argelia, Marruecos, Tnez y Egipto predominan las tierras de pastos de baja pro-ductividad y de paso de ganado. Hay que destacar que en la categora de prados perma-

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    nentes y pastizales est incluida la superficie destinada a los pastos de trashumancia, que enlos pases del Magreb y Egipto representan entre el 40 y 70% de esta superficie. En Grecia lastierras de pastos, mayoritariamente de calidad marginal, situadas en regiones montaosas ysemimontaosas, ocupan tambin un porcentaje importante. Destacable es la proporcin decultivos leosos en Tnez y Lbano, representada sobre todo por el olivar. La superficie debosques predomina relativamente en Espaa, Albania y Portugal.

    La estructura de las explotaciones agrcolas en el Mediterrneo presenta una tendenciacomn: una disminucin del nmero de explotaciones. Por otro lado, la situacin jurdica de lastierras y el tamao de las explotaciones tienen caractersticas distintas que influyen sobre lautilizacin de los recursos de produccin y su productividad.

    En los pases mediterrneos de la UE, los resultados recientes de la encuesta sobre lasestructuras agrcolas muestran la existencia de grandes explotaciones en Francia y Espaacon una talla media respectivamente de 42 ha y 20 ha de superficie agrcola til, frente a Italia,Portugal y Grecia que no llegan a las 10 ha de superficie media. La tendencia comn en todoslos pases es el aumento de la superficie agrcola til y la disminucin del nmero de explota-ciones. La explicacin a este fenmeno se debe en gran parte a cuestiones institucionales: ladisminucin durante este periodo del barbecho obligatorio y al efecto del rgimen de apoyo envigor en el marco de la PAC. En Italia, Espaa y Portugal las estructuras de explotacin estnmarcadas por un fuerte dualismo, con un pequeo nmero de grandes explotaciones y un grannmero de microestructuras que difcilmente ocupan a un trabajador a tiempo completo. Adistintos niveles, segn los pases, la fuerte disminucin del nmero de agricultores se puedeinterpretar como la desaparicin progresiva de las explotaciones pequeas, marginales, enbeneficio de explotaciones ms profesionales. El desarrollo de explotaciones basadas en lamultifuncionalidad no se refleja todava en las estadsticas.

    Fuente: Estadsticas Nacionales

    Tabla 2. Utilizacin de la tierra. Ao 1999

    INTEGRACIN Y COMPETITIVIDAD DE LOS SISTEMAS AGROALIMENTARIOS MEDITERRNEOS / Giulio Malorgio

    Albania 1.128 577 122 429 1.046Argelia 42.715 7.700 515 34.500 4.050Egipto 3.690 2.834 466 n.d. 31Espaa 27.030 13.680 4.850 8.500 15.858Francia 29.900 18.361 1.154 10.385 14.850Grecia 9.020 2.762 1.108 5.150 2.620Italia 16.268 8.545 2.877 4.846 6.764Lbano 324 180 128 16 80Malta 11 10 1 n.d. 14Marruecos 30.445 8.500 945 21.000 8.000Portugal 4.142 1.968 737 1.437 3.250Tnez 9.000 2.850 2.250 3.900 668Turqua 39.050 24.138 2.534 12.378 20.199

    Pas Superf. agraria Superf. cultivable Cultivos permanentes Pastos permanentes Bosques(1000 ha) (1000 ha) (1000 ha) (1000 ha) (1000 ha)

  • 17

    LA AGRICULTURA MEDITERRNEA EN EL SIGLO XXI

    El caso de Albania, donde todava se est produciendo el proceso de privatizacin, esparticularmente interesante, a pesar de la falta de precisin en los datos publicados. La super-ficie agrcola utilizada representa el 24% del territorio (699.000 ha), prcticamente privatizada(97%) y distribuida en 460.000 explotaciones, con 20.000 ha que pertenecen al Estado. El restode la superficie est ocupada por bosques (36%), prados y pastizales (15%) y otros (25%).

    Una clasificacin en funcin de las relaciones entre produccin y mercado permite iden-tificar tres categoras de explotacin en Albania:

    Explotaciones de subsistencia, alrededor del 48% del total, situadas principalmenteen las zonas de montaa y las zonas marginales del interior del pas.

    Explotaciones de semi-subsistencia, alrededor del 36% del total, dispersas por todoel pas, que venden entre el 20 y 30 % de sus producciones (leche, queso, mantequi-lla, miel, hortalizas, frutas, etctera).

    Explotaciones orientadas al mercado, alrededor del 16% del total. Estas explotacio-nes pueden experimentar un proceso de crecimiento; desarrollan una produccinpara la venta especializada en la produccin de hortalizas, frutas, transformacin dela uva o de la leche.

    En Turqua, las tierras agrcolas y forestales ocupan alrededor del 82,2% de la superficietotal, y las tierras arables el 40%. Por su parte, el barbecho ocupa alrededor de un tercio de lastierras cultivables. Los frutales, olivar, hortalizas y viedo cubren el 11% de las tierras cultiva-bles. El reparto de los 4,5 millones de explotaciones agrcolas por tamao y tipo es un proble-ma crucial de la agricultura: el 85% de las explotaciones practican la agricultura en una super-ficie inferior a las 10 ha; la talla media es de 5,6 ha. En los pases del Magreb la mayora de lasexplotaciones son de pequeo tamao y la parcelacin es muy importante, explicndose prin-cipalmente por el escaso dinamismo de las actividades no agrcolas, que no llegan a absorbera un ritmo suficiente la mano de obra agrcola excedentaria.

    Los resultados disponibles del censo agrario de Marruecos (1996) demuestran que elnmero de explotaciones agrcolas ha disminuido desde 1974, ao del ltimo censo, de 1,9 a1,5 millones de unidades, es decir, un descenso del 22% en 22 aos. Si el nmero de explota-ciones ha descendido a una tasa media anual del 1%, la superficie agrcola til ha aumentadocerca de un 1% al ao, pasando de 7,2 a 8,7 millones de hectreas (+21%). El crecimiento dela SAU, acompaado por el descenso en el nmero de explotaciones (incluso aunque una granparte de aquellas que han desaparecido no tenan tierra cultivable), se traduce en un ligeroaumento de la talla media de las explotaciones, que han pasado en 22 aos de 4,9 a 6,1 ha. Almismo tiempo, el proceso de parcelacin de las tierras contina, ya que el nmero de parcelaspor explotacin ha aumentado de 6 a 6,7 de media.

  • 18

    En Tnez, a partir de un estudio reciente sobre la agricultura familiar, se puede sealar que:

    La agricultura de pequea dimensin se define sobre la base de una superficie mni-ma, segn las zonas agroecolgicas y el tipo de especializacin, que permite un nivelde ingresos para el agricultor y su familia de 1.600 US$/ao.

    El 39% de la superficie agrcola est ocupada por la agricultura de pequea dimensin.

    340.000 explotaciones, de las 467.000 censadas en 1994-1995, pertenecen a estetipo de agricultura, es decir el 73% de las explotaciones.

    Los 2/3 de la agricultura de pequea dimensin se encuentran en el sistema de culti-vos de secano, y 1/3 en regado.

    Segn el censo agrario, el nmero de explotaciones agrcolas en Egipto en 1997 es de2.910.000 unidades, con una superficie agrcola utilizada de 3.689.000 hectreas. La mayorparte de las explotaciones agrcolas estn formadas por empresas individuales, alrededor del99%, que ocupan el 91% de la superficie. Las sociedades mercantiles representan el 5% de lasuperficie y las cooperativas el 2%.

    Un aspecto que se deduce, en los sistemas agroalimentarios mediterrneos, particular-mente en los pases de la ribera sur, es la fuerte variabilidad de la produccin agraria y conse-cuentemente la contribucin del PIB agrario a la economa de los pases. A partir de los datosde los principales indicadores de la economa agraria, se obtiene que los resultados del sectoragrario, en particular de la produccin agrcola, fluctan considerablemente de un ao a otro.Estas grandes variaciones muestran que, a pesar de todos los esfuerzos realizados, el xito dela agricultura en la mayor parte de los pases del sur del Mediterrneo dependen en granmedida de las condiciones climticas.

    Por ejemplo, la produccin de cereales oscil entre el 20 y el 46% en Marruecos, Argelia,Tnez y Turqua entre los aos 1999 y 2000. La produccin de frutas y hortalizas es msregular y se concentra principalmente en cuatro pases: Turqua, Italia, Espaa y Egipto.

    En la mayor parte de los pases del sur del Mediterrneo se observa, en los ltimos aos,un fuerte crecimiento de la produccin ganadera, elemento estratgico desde el punto de vistasocial y econmico y tambin para la seguridad alimentaria de estos pases. Todos estos pa-ses estn orientndose hacia un mayor desarrollo de la produccin ganadera gracias a laadopcin de tcnicas de cra adaptadas a las diferentes condiciones locales, mediante la se-leccin de especies y la utilizacin de nuevas tecnologas. Es especialmente interesante elcaso de Tnez, que a travs de una poltica de proteccin y apoyo en los ltimos aos, haalcanzado en 1999 la autosuficiencia en la produccin de leche.

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    LA A

    GR

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    DITE

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    IGLO X

    XI

    Pas Cereales Hortalizas Frutas Leche Carne Azcar Aceite de oliva1000 T % 1000 T % 1000 T % 1000 T % 1000 T % 1000 T % 1000 T %

    Albania 580 13,3 662 3,4 133 4,2 970 7,0 64 8,0 3 0,0 4 0,0

    Argelia 1.226 -20,4 2.580 -9,2 1.490 0,0 1.376 -2,3 509 1,4 0 - 50 -12,3

    Egipto 20.046 3,4 13.563 0,3 6.575 -0,9 3.831 2,9 1.391 4,1 1.400 3,7 - -

    Espaa 24.794 37,9 11.982 -0,9 15.044 -2,6 6.530 -5,7 5.071 2,2 1.146 6,7 788 21,2

    Francia 66.537 2,7 7.899 -1,3 10.883 -7,0 25.630 0,0 6.360 -3,8 4.551 -7,4 3 11,1

    Grecia 4.241 -8,7 4.202 -1,9 4.094 -4,9 1.900 1,1 495 0,0 375 48,8 410 3,0

    Italia 20.744 -1,2 15.338 -0,2 19.483 5,7 12.236 0,0 4.150 -0,1 1.654 -10,6 493 -30,8

    Lbano 96 3,6 1.324 5,2 1.312 2,7 279 2,5 113 0,5 40 0,0 6 0,0

    Malta* 10 0,0 66 1,4 19 0,4 54 1,7 20 0,1 - - 0 0,0

    Marruecos 2.082 -46,1 3.615 6,7 5.929 -2,4 1.266 5,9 540 0,2 475 -5,0 62 0,0

    Portugal 1.686 -0,2 2.429 -2,0 1.713 -11,8 1.983 -4,7 704 -0,3 60 -21,9 47 0,0

    Tnez 1.095 -39,8 2.154 0,4 933 4,6 920 10,8 219 -1,4 19 -13,6 200 2,6

    Turqua 28.082 -7,2 21.777 0,0 10.389 0,0 10.060 0,0 1.244 0,0 2.210 0,0 54 -10,0

    Tabla 3. Produccin Agraria . Donnes 2000, Variation % 1999/2000

    Fuente: Medagri 2002

  • 20

    Hay que sealar que la componente de la produccin animal en el mbito de la produc-cin agraria global entre los pases de la ribera norte y sur es muy distinta. La produccinanimal tiene un peso mucho menor en la parte sur del mediterrneo (entre el 20-30%), salvopara Argelia donde representa alrededor del 50%, en relacin con los pases de la ribera nortedel Mediterrneo que constituye entre el 40 y 50% de la produccin agraria total, y en particularMalta, donde la produccin animal representa el 70%.

    2. La industria agroalimentaria como factor de desarrollo

    La industria agroalimentaria representa un sector estratgico para la creacin de pro-ductos alimentarios, las exportaciones, la creacin de empleo, y un efecto de arrastre sobreotros sectores econmicos.

    Una serie de condiciones son necesarias para que la agricultura desarrolle, con los sec-tores asociados, un modelo agroindustrial: un suficiente crecimiento de la demanda, una am-pliacin de las capacidades de produccin, una buena tasa de reinversin de los beneficios yun fuerte grado de integracin.

    En los pases en desarrollo, estas condiciones no siempre se dan, y el proceso de desa-rrollo agroindustrial es muy lento. La adopcin de tcnicas agrcolas inadecuadas, las dificulta-des de exportacin, las pequeas cantidades de productos agrarios destinados a una transfor-macin directa y la dbil relacin entre la agricultura y la industria retrasan la progresin de undesarrollo equilibrado de la agroindustria.

    Sin embargo, la situacin es positiva en los pases del sur, sobre todo en Marruecos,Malta y Turqua, donde se constata una tasa de crecimiento del valor aadido, en preciosconstantes en el periodo 1985-99, superior a la media de los pases mediterrneos considerados.

    En razn de la fuerte relacin con el desarrollo econmico, la industria agroalimentariaest principalmente concentrada en los pases del norte del Mediterrneo con alrededor del90% de la produccin total de la regin. Tomando como base de comparacin la cifra de ventasde la produccin de la industria alimentaria francesa, principal productor mediterrneo (base100 para el periodo 1998-1999), los otros pases poseen los siguientes potenciales: Italia 76;Espaa 50; Turqua 13; Grecia y Portugal 10; Egipto y Marruecos 5.

    En su conjunto, la industria alimentaria se caracteriza por sus pequeas unidades deproduccin. En los pases mediterrneos miembros de la UE, ms del 90% de las unidades detransformacin tienen menos de 20 empleados. No obstante, en la parte norte, el nmero deempleados por unidad de transformacin es tres veces superior al sur. La evolucin de estesector en los pases del norte tiende a revalorizar los productos tradicionales, y se acompaa

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  • 21

    LA AGRICULTURA MEDITERRNEA EN EL SIGLO XXI

    de un aumento de las estructuras de transformacin y de comercializacin, as como unarelacin ms fuerte con las realidades agrarias y las producciones locales. En los pases delsur del Mediterrneo, este sector consiste en actividades artesanales, con una tecnologa me-nos desarrollada para el tratamiento de los productos brutos destinados al consumo local. Seconstata igualmente el desarrollo de grandes unidades de produccin orientadas al tratamien-to, mediante procedimientos normalizados, de productos importados, principalmente para elaprovisionamiento de las ciudades (como por ejemplo el caso de la leche y los cereales).

    El potencial de desarrollo de las industrias agroalimentarias (IAA), en la mayor parte delos pases del sureste del Mediterrneo, est fuertemente ligado a la relativa abundancia demateria prima agraria y al bajo coste de la mano de obra. Por este motivo, la mejora de laeficacia de la agricultura nacional es un aspecto importante de la promocin de actividades delsector, que puede tener un impacto positivo sobre la eficacia de la agricultura, favoreciendo lainnovacin tcnica y estimulando la competencia.

    Para los pases mediterrneos de la UE, la IAA presenta unas estructuras tecnolgicasy de organizacin mucho ms complejas, y un peso econmico considerable, donde coexistenlas pequeas y medianas empresas con una estrategia de nichos de mercado, las pequeasy medianas empresas especializadas en productos con una reconocida marca comercial, lasempresas nacionales para las que la produccin y la comercializacin se sita a nivel del pascorrespondiente y que presentan una produccin fuertemente diversificada y las firmasmultinacionales.

    Albania nd nd 10.545 nd nd ndArgelia 650.854 n.a. 59.850 10.875 -0,3% n.a.Egipto 1.469.576 17,6% 218.734 6.719 +1,4% +1,4%Francia 32.370.000 13,5% 369.000 87.724 +1,7% -0,5%Grecia 3.048.775 26,2% 120.000 25.406 +1,6% +0,1%Italia 24.400.000 10,2% 310.000 78.710 +1,5% +1,9%Lbano nd nd nd nd nd ndMalta 118.345 16,9% 4.035 29.330 +4,4% +2,2%Marruecos 1.874.786 34,3% 106.400 17.620 +2,0% +14,4%Portugal 3.211.706 14,6% 124.115 25.877 +2,1% +4,5%Espaa 14.500.000 13,0% 364.000 39.835 +1,2% +2,0%Tnez 993.791 20,0% 41.635 23.869 n.a. n.a.Turqua 4.087.000 17,3% 175.800 23.248 +3,3% +1,1%

    Tabla 4. Valor aadido y empleo en la industria agroalimentaria. Ao 1999

    Fuente: Unido Industrial Statitics, Estadsticas Nacionales.

    V. A. V.A. agroal./ Empleo V.A. agroal./ Tasa de crecimientoagroalimentario manufactura n empleado Valor Empleados

    (1000 US$) (%) (US$) aadido

  • 22

    3. El consumo alimentario y los intercambios exteriores

    Todos los pases de la regin han hecho, a lo largo de la ltima dcada, esfuerzos impor-tantes con objeto de cubrir la creciente demanda alimentaria de sus poblaciones mejorandoconsiderablemente el nivel nutricional.

    Existen diferencias entre los pases en las cantidades de consumo por habitante de losdiferentes productos, en el nivel nutricional, as como en la estructura de consumo y la propor-cin del mismo en el conjunto de los gastos de los hogares. En primer lugar, la evolucin de loshbitos alimentarios vara entre pases desarrollados y en desarrollo.

    Un elemento de distincin puede extraerse de la relacin de gastos alimentarios sobre elPIB: se sita alrededor del 15-20% en los pases del norte, mientras que en los pases del suroscila entre el 35% y 60%.

    Para simplificar, los principales factores que determinan la evolucin de la demandaalimentaria son: a) crecimiento de la poblacin y b) aumento de los ingresos.

    Teniendo en cuenta las fuertes diferencias entre las tasas de crecimiento de la poblaciny de los ingresos entre los pases desarrollados y en va de desarrollo de la zona mediterrnea,la combinacin entre los dos factores conduce a proponer la hiptesis de que la demandaalimentaria crecer con una tasa elevada en los pases en va de desarrollo y una tasa msdbil en los pases desarrollados de la Europa mediterrnea.

    Pases Cereales Azcar Leche Aceite oliva Carne

    Albania 66,75 4,11 99,59 97,32 77,81Argelia 17,53 0,00 86,33 99,92 95,82Egipto 68,23 53,72 98,81 0,00 88,52Espaa 82,31 85,71 96,00 116,22 100,42Francia 201,58 232,08 102,52 3,85 110,53Grecia 81,89 88,24 90,18 244,05 66,75Italia 77,42 104,22 83,35 74,14 94,21Lbano 11,39 23,39 93,94 63,16 88,72Malta 5,08 0,00 93,20 0,00 63,04Marruecos 32,55 50,42 99,37 130,64 99,53Portugal 36,69 21,05 102,11 67,14 88,38Tnez 36,56 6,04 99,06 624,53 98,88Turqua 98,78 131,16 99,91 -110,72 100,25

    Tabla 5. Coeficientes de autosuficiencia para los principales productos alimentarios, 1999

    Fuente: Medagri 2002.

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  • 23

    LA AGRICULTURA MEDITERRNEA EN EL SIGLO XXI

    La rpida expansin de la demanda alimentaria en los pases del norte de Africa y deOriente Prximo, resultado principalmente del crecimiento de la poblacin y de los ingresos, vaa amenazar el equilibrio poblacin/alimentacin con una creciente presin sobre las tierras y elagua.

    Otro cambio importante es la modificacin del consumo alimentario que acompaa alaumento de los ingresos. Mientras que el ingreso per cpita crece, se observa a escala planetariaun cambio en las costumbres alimentarias desde los productos de base, como el pan, el arrozo el maz hacia la carne, la leche y los productos lcteos. Con un aumento de los ingresos y dela poblacin en los pases de ingresos medios y bajos de la regin es de esperar un crecimientorpido del consumo en carne, leche y derivados lcteos.

    La dificultad para aumentar la oferta y el crecimiento del consumo significa en los pasesdel sur del Mediterrneo mayores dificultades para cubrir satisfactoriamente los niveles deautosuficiencia, sobre todo para los productos de base, como los cereales y el azcar.

    Por lo que respecta a los intercambios exteriores, en los pases del sur, las importacio-nes estn limitadas por la capacidad de demanda, y las fluctuaciones de la produccin setraducen en diferencias interanuales en la alimentacin de la poblacin. Las limitaciones deproduccin, la escasa competitividad en materia de exportacin, las dificultades de organiza-cin y la fuerte capacidad de absorcin del mercado interior llevan a una degradacin delbalance comercial de productos agroalimentarios en ciertos pases del sur, con todos los im-pactos negativos que comporta sobre la situacin econmica y social. Argelia, Malta, Albania,Lbano y Egipto siguen siendo muy deficitarios en materia de intercambios agrcolas yalimentarios, particularmente en los productos bsicos (cereales y productos a base de cerea-les, leche, aceites, azcar) con una tasa de cobertura entre las exportaciones y las importacio-nes que no supera el 12%. Sin embargo, ciertos pases del sur, como Marruecos, Tnez yTurqua, presentan tasas de cobertura de sus importaciones agrcolas por sus exportacionesrelativamente elevadas teniendo en cuenta sus condiciones climticas. As, Tnez en 1999alcanzaba una cobertura del 107%.

    Un balance positivo de los intercambios exteriores de productos agroalimentarios seregistra, en los ltimos aos, solamente en Francia y Espaa.

    En todos los pases de la Unin Europea, la mayora de los intercambios tienen lugar conel resto de la Unin. As, en el captulo alimentario, la Unin representa el 72% de las exporta-ciones francesas, el 77% para Espaa, el 67% para Italia y solamente el 51% para Grecia.Para las importaciones, la proporcin es un poco ms dbil para los grandes pases exportadores:70% en Espaa y 55% en Francia; por el contrario, los pases importadores son muy depen-dientes de sus socios comunitarios: el 74% de las importaciones italianas y el 67% de Grecia.La proximidad de Albania con Grecia e Italia explica que se den cifras comparables: el 75% delas exportaciones, y el 73% de las importaciones.

  • 24

    Incluso si las cifras son menos elevadas, Turqua y los pases del Magreb realizan alre-dedor de la mitad de los intercambios con los pases de la Unin Europea.

    4. Las lneas de fondo de la Poltica Agraria

    Las lneas de las polticas agrarias puestas en marcha en los pases mediterrneospueden esquematizarse en dos niveles:

    1. La mejora de la produccin agraria, principalmente de la de regado, y la bsquedade la seguridad alimentaria en la mayor parte de los pases del sur del Mediterrneo.

    2. Creciente competitividad del sistema agro-alimentario, a todos los niveles, con una espe-cial consideracin hacia el medio ambiente en los pases europeos mediterrneos.

    En el primer grupo, la reforma del sector agrario realizada en los ltimos aos a travsde un proceso de disminucin de la intervencin del Estado y de liberalizacin de las iniciativasprivadas ha avanzado, con una aceleracin del ritmo de apertura de la economa y de losmercados. Las estrategias de desarrollo adoptadas se articulan en torno a los ejes siguientes:

    La resolucin de los problemas de carcter estructural y optimizacin en el empleode los factores de produccin;

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    * ao 1999Fuente: Elaboracin a partir de estadsticas nacionales

    Tabla 6. Importaciones y exportaciones agroalimentarias en los Pases Mediterrneos. Ao 2000

    Albania 17,5 7,3 12Argelia 27,0 0,3 1Egipto 20,7 13,2 6Espaa 10,8 13,7 101Francia 9,0 11,0 135Grecia 14,2 30,5 79Italia 10,1 6,4 64Lbano 18,1 0,2 11Malta* 10,1 2,8 5Marruecos 16,0 12,0 51Portugal 10,6 6,0 36Tnez 6,1 5,3 81

    Turqua 12,0 8,0 91

    Import. agroalimentarias/ Export. agroalimentarias Tasa de coberturaPas importaciones totales /exportaciones totales comercio agroalimentairo

  • 25

    LA AGRICULTURA MEDITERRNEA EN EL SIGLO XXI

    La poltica de embalses, justificada por la aridez del clima y la irregularidad de lasprecipitaciones a fin de mejorar la productividad de la agricultura de regado.

    Reforzar los servicios de apoyo a la agricultura, principalmente la investigacin, laextensin y la formacin profesional agraria, que son la base de toda modernizaciny la mejora de los resultados del sector;

    La puesta en funcionamiento de los compromisos adoptados en el marco de la Orga-nizacin Mundial del Comercio (apoyo interno al acceso a los mercados) con el obje-tivo de proseguir el proceso de liberalizacin acordado en la Ronda Uruguay, y funda-mentalmente sobre la agricultura y las medidas sanitarias y fitosanitarias.

    Y sobre este ltimo aspecto de la liberalizacin de los intercambios que se plantea lacuestin para la mayor parte de los pases es conducir sus esfuerzos a desarrollar y protegersus producciones con el objetivo de elevar su tasa de cobertura de la demanda a travs de laproduccin nacional.

    Para los pases de la UE los trabajos de poltica agraria se inscriben dentro de unaagenda variada; permitiendo realizar en el mbito poltico y legislativo avances importantes quetendrn consecuencias a largo plazo para la Unin. Se trata de un nuevo espritu decompetitividad en el comportamiento de la poltica de mercado reforzando el modelo agrarioeuropeo mediante la creacin del segundo pilar de la Poltica Agrcola Comn, bajo la formade un nuevo marco de desarrollo rural, y acentuando su papel multifuncional.

    En el mbito de la poltica de estructuras, en los pases mediterrneos de la UE, quierepromoverse el desarrollo y ajuste estructural de las regiones menos desarrolladas, en concre-to, en aquellas donde el PIB medio por habitante es inferior al 75% de la media de la UninEuropea. Al mismo tiempo se contribuye a favorecer la reconversin econmica y social de lasregiones con dificultades estructurales y todas las acciones a favor del desarrollo de los recur-sos humanos.

    Disposiciones relativas a la poltica estructural estn contenidas tambin en el Regla-mento de Desarrollo Rural. ste agrupa toda una serie de medidas estructurales y ms direc-tamente de intervenciones de las polticas de desarrollo u ordenacin de las zonas ruralesincluidas anteriormente en la poltica agrcola y de desarrollo regional.

    En el mbito de los pases mediterrneos de la UE, la poltica de mercado es comnpara toda la UE y se organiza a travs de las Organizaciones Comunes de Mercado (OCM),que abarcan prcticamente toda la produccin agraria. Esta poltica est basada sobre doselementos principales: las ayudas directas a la renta y las intervenciones de los precios demercado.

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    La conclusin de las negociaciones de la Agenda 2000 ha llevado a la reforma de laOCM de algunas producciones: cultivos herbceos, carne de bovino, leche y vino, y ha introdu-cido nuevas reglas y condiciones medioambientales y socioeconmicas para conceder lasayudas directas a la renta.

    El principio es reducir al mnimo posible los precios de garanta, es decir, de transformarlos precios de intervencin en redes de seguridad en caso de un descenso acusado de losprecios mundiales, que deberan, a partir de ahora, imponerse en el mercado interior.

    De todas formas, el nivel de apoyo financiero es distinto segn el sector y el pas. Si seconsideran los gastos para el sostenimiento de los mercados de los productos mediterrneos,tales como el aceite de oliva, las frutas y hortalizas, el vino, el tabaco y las carnes de ovino ycaprino, representan el 19% del total, mientras que el valor de la produccin de estos mismosproductos representa el 24% del total comunitario. Esto quiere decir que para los Estadosmediterrneos de la UE, el apoyo es menor a la media de la UE y, por tanto, a la de determina-dos Estados de la Europa del norte.

    En los pases del sur del Mediterrneo, la poltica de estructuras se basa, en particular,sobre una poltica de inversin hacia las infraestructuras y la utilizacin de los recursos natura-les: agua y suelo. Los esfuerzos de la mayor parte de estos pases consisten en abordar am-plios proyectos de desarrollo de los recursos en tierras y agua, persiguiendo un incremento dela productividad y asegurando la renta a una poblacin rural en crecimiento. Estos proyectos dedesarrollo exigen presupuestos nacionales de inversin considerables.

    En Argelia, la situacin de las tierras agrcolas del antiguo sector de autogestin parecehaber sido definitivamente resuelto por decisin del Jefe de Estado de no ser privatizadas. Parecedirigirse, en este aspecto, hacia el arrendamiento a largo plazo consentido por el Estado y hacia laposibilidad para los acreedores de embargar los derechos de explotacin en caso de quiebra.

    El problema de las tierras de trashumancia sigue estando presente en Marruecos yArgelia. Su situacin anterior contina sin que una legislacin adecuada venga a poner fin a suutilizacin destructiva a travs de diversos usos.

    Por lo que se refiere a las inversiones pblicas en el sector agrario y rural, el conjunto depases del Magreb estn sometidos a fuertes limitaciones presupuestarias, dedicando por tan-to una parte relativamente modesta a estas inversiones.

    En Marruecos y Argelia estas inversiones representan slo el 11 y 12%, respectivamen-te, del total de inversiones pblicas. En Tnez, el conjunto de inversiones (pblicas y privadas)en la agricultura ha experimentado un crecimiento del 5% en 2000. De manera general, lasinversiones pblicas se efectan en la conservacin y la explotacin de los recursos naturales(agua, bosques y suelos).

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    LA AGRICULTURA MEDITERRNEA EN EL SIGLO XXI

    En Argelia, el apoyo a la agricultura se basa de manera creciente en las ayudas a lasinversiones a las explotaciones: equipamientos en sondeos y sistemas de riego, materiales decultivo y ganaderos, de recogida y transformacin de la leche, plantaciones frutcolas, cons-trucciones de explotacin.

    En Tnez, la poltica estructural ha prestado un esfuerzo especial a las acciones derehabilitacin de las tierras del Estado y su distribucin a las agencias de desarrollo, a tcnicosy a jvenes agricultores. Especial atencin se ha dado al desarrollo de frmulas asociativas einterprofesionales.

    En Marruecos, determinadas acciones estructurales importantes estn ligadas a laspolticas territoriales y de regados. El Estado persigue un plan nacional de regados con lossiguientes captulos: crecimiento de las zonas irrigadas, mejora de la eficacia tcnico-econmi-ca de las explotaciones de regado y adaptacin de los servicios ofrecidos por las oficinasregionales en la gestin de los recursos de regado. Las acciones de la poltica de tierras estnorientadas a resolver problemas tales como: el estado de las tierras precarias, la fragmenta-cin de las explotaciones, la ausencia de ttulos de propiedad para los agricultores.

    En lo que concierne a las polticas de desarrollo rural, en los tres pases del Magreb lasacciones se plantean esencialmente sobre la agricultura, la conservacin de los recursos natu-rales (bosques, suelo y agua), la educacin y la sanidad en cierta medida. La industrializacinrural, en particular, y el desarrollo de las actividades no agrcolas en general, estn prctica-mente ausentes de las acciones llevadas a cabo o que han sido fomentadas.

    En Argelia, el ao 1999 y, sobre todo el 2000, han estado marcados por una aceleracinde la puesta en valor de las tierras y por la puesta en funcionamiento de un ambicioso progra-ma de reconversin de cultivos orientados a aumentar los ingresos de los agricultores con lamejora de sistemas de cultivo mediante inversiones (plantaciones y regados) creadoras deempleos inmediatos y futuros.

    Teniendo en cuenta el retraso de las zonas rurales, por primera vez Marruecos ha elabo-rado y publicado en 1999 una ambiciosa estrategia de desarrollo rural que aspira a conseguirotra situacin para el mundo rural en 2020. Basada sobre una aproximacin global, integra-da y multidimensional, su xito depender de la participacin y de la responsabilizacin de losdiferentes actores del desarrollo rural.

    Las polticas seguidas en los pases del Magreb en materia de precios de los productosagrarios consisten en dejar a los mercados jugar su papel intentando reglamentarlos paraasegurar su funcionamiento en condiciones de competencia (por ejemplo, decreto relativo alas condiciones de entrada a los mercados de produccin y a los mercados mayoristas enTnez). La generalizacin de la libertad de comercio exterior hace que los mercados exterioresinfluyan de manera importante en los mercados locales. Restan, no obstante, algunos precios

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    de garanta a la produccin en determinados pases (trigo en Marruecos, trigo en Argelia, trigoy aceite de oliva en Tnez).

    En Argelia, el apoyo a los precios de produccin de los cereales absorba, a finales delos aos 90, el 30% de los gastos del Estado para la agricultura (sin incluir el presupuesto defuncionamiento del Ministerio de Agricultura). Se ha decidido a partir de 2000 no mantener loscereales nada ms que en las zonas potencialmente favorables con objeto de aligerar el gastopblico y desincentivar el cultivo de zonas frgiles con rendimientos aleatorios (tierras en pen-diente y zonas esteparias con suelos ligeros).

    Marruecos, como continuacin de las reformas adoptadas a finales de los aos 80, haalcanzado un alto nivel de liberalizacin en lo concerniente a los precios de los insumos y de losproductos. Los precios del trigo, la cebada y el maz no estn sometidos a control. Por elcontrario, el precio de la remolacha azucarera, la caa de azcar, los cultivos oleaginosos y elalgodn siguen estando controlados por el Estado. Incluso el comercio exterior de productosagrarios se ha liberalizado ampliamente.

    Pero, a partir del ao 2000, la experiencia positiva, atribuida al rgimen de comercializa-cin preferencial acordado para el trigo en los aos 90 (fijacin de un precio de compra a laproduccin y garanta de salida para las cantidades compradas a ese precio, concesiones deprimas de almacenamiento y cesin a los organismos de almacenamiento) ha sido puesta enmarcha, tambin, para el trigo duro y la cebada. Estos ltimos tienen por objetivo incitar a losagricultores a mejorar la calidad del trigo duro y a asegurar un nivel razonable de satisfaccinde las necesidades industriales para estos productos, por una parte, y de desarrollar la produc-cin de la cebada con vista a hacer frente a las necesidades del programa de proteccin y desalvaguarda del ganado, de otra.

    La poltica de Tnez pretende controlar la inflacin de los precios de los productos agra-rios, organizar mejor los circuitos de distribucin y promover la calidad de los productos parareforzar el poder competitivo de los productos agrarios tunecinos.

    En Turqua, las inversiones en infraestructuras, durante los aos 90, se han centrado enla poltica de estructuras y se han adoptado medidas de apoyo a las regiones menos desarro-lladas del pas. Otras herramientas importantes de poltica estructural han sido las inversionesinducidas y la puesta en marcha de crditos agrcolas a travs de prstamos con tasas deinters subvencionadas.

    A fin de evitar la creacin de diferencias de desarrollo entre las regiones orientales yoccidentales, se han puesto en funcionamiento Programas de Desarrollo por Regiones Priori-tarias. Adems, hay que nombrar el Southern Anatolia Project (SAP), que se va a extender poruna amplia superficie para el desarrollo de toda la parte meridional de Turqua.

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    LA AGRICULTURA MEDITERRNEA EN EL SIGLO XXI

    A pesar de los importantes xitos obtenidos, como consecuencia de esta orientacin dedesarrollo rural, la contribucin del sector rural y de la agricultura al conjunto de la economaturca no ha alcanzado el nivel deseado, y los ingresos en las zonas rurales estn todava lejosde los de las principales regiones urbanas y tursticas.

    En el mbito de la poltica de precios y de mercado, Turqua mantiene un cierto nmerode productos subvencionados, tratndose principalmente de cultivos bsicos: cereales, taba-co, remolacha azucarera y algodn. De todas formas, en los ltimos aos, el volumen de com-pras subvencionadas tiende a disminuir.

    Las ayudas a los insumos constituyen una caracterstica importante de la poltica agrariadel pas, sobre todo para los fertilizantes, que representan alrededor del 80% de las subvencio-nes. En conjunto, los gastos totales del Gobierno para esta formas de subvencin han dismi-nuido un 5% en trminos reales en los ltimos aos.

    Una reorganizacin de las tarifas arancelarias ha sido adoptada en 2000, permitiendo aTurqua cumplir las obligaciones de la OMC para el ao prximo. El conjunto de estas ayudasser reconsiderado si la reforma de la poltica agraria iniciada en 1999 llega a su fin.

    La orientacin iniciada en el programa de reforma agraria en Turqua va hacia la menorintervencin del Estado en la produccin agraria y agroindustrial. El objetivo de la poltica agra-ria de precios y de subvenciones es aumentar y estabilizar los ingresos agrarios y disminuir lasdiferencias regionales.

    En Albania, la poltica estructural se concentra sobre medidas de propiedad de la tierra:

    Consolidacin de la propiedad. Uno de los principales objetivos en este aspecto es lacreacin de un sistema de registro de las propiedades inmobiliarias, moderno y unifi-cado. En abril de 2000, se haban distribuido el 92% de las tierras previstas y el 92%de los agricultores posean los documentos de propiedad.

    El desarrollo y dinamismo del mercado formal de tierras. Durante los dos ltimosaos el marco legal ha sido totalmente puesto en funcionamiento en lo que conciernea la venta, compra y alquiler de tierras agrcolas. Actualmente en Albania no hayobstculos legales para el desarrollo del mercado de tierras.

    Las polticas de desarrollo rural en Albania son muy limitadas; hasta los aos 90 elconcepto de espacio rural no estaba claramente definido en la administracin pblica. Losprecios de los productos agrcolas y de los insumos han sido liberalizados, con la excepcin deltrigo y del riego. El sistema de tarifas establecido en el nuevo cdigo aduanero manifiesta,adems de la simplificacin de las tarifas, la voluntad poltica y econmica de Albania para

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    adherir el sistema comercial internacional. En este nuevo sistema, los niveles de proteccin delsector agrario son muy bajos, de acuerdo con los criterios de la OMC.

    En este marco, determinados productos tendrn unas tarifas aduaneras nulas desde laentrada en vigor de los acuerdos con la OMC (granos, plantas, material biolgico, animales depura raza, alimentacin animal, trigo, tractores, etctera); para otros (t, caf, chocolate ) losderechos sern eliminados posteriormente. Los productos considerados como importantespara la agricultura local soportan derechos de aduana ad valorem del 18% (como la uva, miel,hortalizas, quesos, aceite de oliva, melones, tabaco, etctera). Con la perspectiva de desarro-llar una integracin ms fuerte con la UE los esfuerzos se han concentrado en la creacin deuna legislacin en los aspectos de proteccin de las plantas, la seguridad alimentaria, los pro-blemas veterinarios, etctera.

    La poltica de estructuras de Egipto est orientada a la mejora tecnolgica de lasestructuras de produccin alrededor de tres componentes de la estructura econmica: el Estado,las cooperativas y los individuos privados. Una cierta atencin se centra en el proyecto delSina Norte, iniciado a principios de los aos 90, que pretende la puesta en regado de 260.000hectreas, incluidas 92.000 hectreas en el delta oriental y 167.000 hectreas en el Sina Norte.

    La poltica de precios en Egipto se orienta hacia la completa liberalizacin. A partir delao 1990 el gobierno egipcio ha adoptado una nueva poltica de precios basada en la elimina-cin del control de los precios para la mayor parte de los cultivos, manteniendo un precio base.Las transferencias han tenido lugar por la va de otras medidas: subvenciones de los insumosy los pequeos crditos.

    5. Conclusiones

    El anlisis de los sistemas agroalimentarios, realizado hasta ahora, muestra una impor-tancia fundamental para la comprensin de las tendencias evolutivas de las polticas econmi-cas y sociales de los pases del Mediterrneo. Los sistemas agroalimentarios, ms all de lafuncin crucial de aseguramiento de la suficiencia alimentaria de la zona Mediterrnea, presen-ta una inevitable dimensin socioeconmica que se refleja en la contribucin a la formacin delPIB y a la composicin de las exportaciones nacionales, as como en el importante impacto entrminos de empleo.

    Hay que tener en cuenta en este sentido que, con motivo de las similitudes climticas yla vocacin agronmica, los pases no comunitarios del Mediterrneo estn especializados enlas mismas producciones agroalimentarias que caracterizan las regiones mediterrneas de laUnin Europea. Desde esta perspectiva, el Mar Mediterrneo puede asimilarse a una zona dedemarcacin entre los pases y las regiones del norte y del sur que, aunque presenten vocacio-

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    LA AGRICULTURA MEDITERRNEA EN EL SIGLO XXI

    nes agrcolas similares, muestran divergencias profundas en trminos de modelos y de tasasde crecimiento, con importantes diferencias en lo que concierne a los indicadores socioecon-micos y al potencial de desarrollo.

    Este contexto induce a una situacin contradictoria. De un lado, el modesto nivel decostes de produccin, debido a las condiciones estructurales de los sistemas econmicos delos pases del sur, con una relativa ventaja de especializacin productiva y de capacidad demodificar la oferta en funcin de las cambiantes exigencias de los mercados exteriores, atravs de la circulacin ms fcil de los conocimientos y de las tecnologas; esto podr llevar alos pases terceros del Mediterrneo a ser competidores con estrategias extremadamente efi-caces sobre los mercados mundiales, de manera particular para ciertos pases de la UninEuropea, si se tiene en cuenta el hecho de que estn prximos geogrficamente y que poseenlas mismas producciones, contando con una serie de concesiones comerciales especialespracticadas para el acceso de sus productos al interior de la UE, incluso en rgimen de contin-gentes y de calendarios de importacin.

    De otro lado, la situacin geopoltica y la divergencia socioeconmica entre los dos ladosobligan a los pases de la UE a dedicar una atencin especial a la definicin de polticaseuromediterrneas, particularmente en poltica agraria.

    En la prctica se trata de emprender una poltica real de cooperacin o de co-desarrolloque pueda afrontar, en un contexto ms amplio, las diferencias culturales, econmicas y socia-les que caracterizan los sistemas agroalimentarios de las dos riberas.

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    LA AGRICULTURA MEDITERRNEA EN EL SIGLO XXI

    LA AGRICULTURA MEDITERRNEA Y LAS REGLASDE LA GLOBALIZACIN. UN JUEGO DE SUMA POSITIVA?

    Jos Mara Garca lvarez-Coque

    1. Introduccin

    La globalizacin no es un fenmeno desconocido para la agricultura mediterrnea. Nipuede afirmarse que haya sido negativo para las exportaciones hortofrutcolas espaolas, so-bre todo despus del ingreso de Espaa en la Comunidad, en 1986. El impulso fue resultadode una ventaja de situacin de las zonas productoras con respecto a Europa, del libre accesode nuestras exportaciones a los principales mercados de destino y de un conjunto de ventajascompetitivas basadas en las condiciones agroclimticas y en el dinamismo de nuestras empre-sas. Hasta prcticamente hace una dcada, la exportaciones hortofrutcolas espaolas se vie-ron restringidas por las barreras comerciales de la Comunidad Econmica Europea, es decir,por esas mismas barreras que muchos de nuestros agricultores temen ver desaparecer, ahoraque ya somos miembros del club europeo.

    La situacin actual no deja de presentar elementos de incertidumbre. La liberalizacindel comercio internacional sigue avanzando con altibajos, pero en una direccin clara. Lasdistancias geogrficas no son ya una barrera prohibitiva y un nmero creciente de actoresinterviene en el mercado internacional. Pero la globalizacin genera rechazos en un sectorimportante de la sociedad. Por un lado se encuentran las empresas que disfrutaban de unasituacin de privilegio en mercados hasta hace poco cautivos. Por el otro, una parte de lasociedad civil advierte que la liberalizacin de los mercados tiende a acentuar algunos de losprincipales desequilibrios del planeta de orden ecolgico, econmico y social. Muchos acusana la OMC y a la globalizacin de ser una fuerza controlada por los grandes interesestransnacionales, renuente en muchos casos con respecto al escrutinio democrtico.

    Mucho se escribe en estos das sobre la necesidad de otra globalizacin1 . Imagino quela mayora de los ciudadanos no cree que la opcin idnea sea la no globalizacin, es decir, elretorno a los mercados nacionales sin comercio internacional. Asimismo entiendo que la alter-nativa que se ofrece a los pases en desarrollo no debera ser la de condenarlos a confiarexclusivamente en sus propios mercados domsticos y en su propia capacidad de generacinde ahorro para crecer. Por otro lado, la no globalizacin supondra un callejn sin salida parala agricultura mediterrnea exportadora, cuya ambicin ms clara pasa por la ampliacin de losmercados, y no por la reduccin de los mismos a la mnima expresin. Por este motivo, este

    1 Vase, por ejemplo, Beck (1998) como una detallada revisin sobre el concepto de globalizacin.Artc

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    artculo no defiende una oposicin radical a la globalizacin. Como hemos argumentado enotra ocasin (Garca Alvarez-Coque, 1999), el problema que enfrenta la agricultura mundial noes globalizacin-s/globalizacin-no, sino el de establecer un sistema de normas que admi-nistren la globalizacin no como un fin en s mismo, sino como un instrumento al servicio deldesarrollo econmico.

    Existen esas normas en agricultura? Hacia dnde evolucionan? En qu interesan ala agricultura mediterrnea? En las prximas pginas nos detendremos en revisar el estado dela cuestin de las normas que regulan la globalizacin, y su influencia sobre la agriculturamediterrnea. Al hablar de liberalizacin nos referiremos, en primer lugar, a los acuerdos de laOrganizacin Mundial de Comercio (OMC), que definen lo que podemos llamar el frentemultilateral de las relaciones comerciales entre la Unin Europea (UE) y pases terceros. Se-guidamente descenderemos a otro frente, el llamado regional, que incide sobre el comerciohortofrutcola de una manera sustancial, y que es representado por el denominado Proceso deBarcelona (Acuerdos Euro-Mediterrneos de Asociacin). Nuestra discusin situar el Medite-rrneo como centro de anlisis, frecuentemente subestimado por la PAC y por las relacionesinternacionales de la Comunidad, cuyas prioridades parecen concentrarse en la Ampliacin, apesar de los llamamientos hacia un Mediterrneo como rea de estabilidad y prosperidadcompartida (Declaracin de Barcelona, 1995).

    2. La OMC y el frente multilateral

    2.1. Los antecedentes

    La Organizacin Mundial de Comercio suele observarse con reticencias, como un instru-mento al servicio de los poderosos. Pocos reconocen el hecho de que Espaa acept firmar en1995 sus acuerdos fundacionales y, junto con ms de un centenar de pases, apost por unsistema de comercio mundial basado en reglas, es decir, por un marco estable que proteja lasexportaciones agrcolas de las restricciones arbitrarias. Pero para el Gobierno espaol, y paramuchos agentes del sector, la OMC ha aparecido como la amenaza ms clara de desaparicinde las ayudas a la agricultura. El tema no es fcil. La posicin favorable al libre comercio esfrecuentemente considerada como retrgrada, sobre todo por una parte importante de losmovimientos anti-globalizacin. Sin embargo, llama la atencin que buena parte del mundo endesarrollo se encuentre excluido de los mercados agroalimentarios de exportacin (60 porciento de las exportaciones mundiales se realizan desde Norteamrica y Europa, pero slo el 3por ciento desde frica). La insercin de los pases ms pobres en el mercado mundial dealimentos representa una necesidad del desarrollo, pero para ello debera mejorar el acceso delas exportaciones de esos pases a los mercados de los pases ms ricos. As pues, no parecemuy progresista que los pases ricos se conviertan en fortalezas que niegan la entrada deexportaciones originarias en los pases en desarrollo, sea cual sea la excusa utilizada.

    LA AGRICULTURA MEDITERRNEA Y LAS REGLAS DE LA GLOBALIZACIN. UN JUEGO DE SUMA POSITIVA? / Jos M Garca lvarez-Coque

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    LA AGRICULTURA MEDITERRNEA EN EL SIGLO XXI

    Es el comercio agroalimentario un comercio libre? El presente artculo sostiene que noes ste el caso, al menos en el momento actual. Es ms, las reformas acaecidas desde lamitad de los noventa slo han comportado pasos tmidos hacia la liberalizacin del comercioagroalimentario, al contrario de lo que se suele proclamar en ciertos crculos. As, nueve aosde negociaciones de la llamada Ronda Uruguay del GATT culminaron con la firma de los Acuer-dos de la OMC (Marraquesh, abril de 1994) que consagraron el reconocimiento especfico dela excepcin agrcola en el sistema multilateral de comercio.

    Sin embargo, sera inexacto afirmar que las cosas se han mantenido inmviles desdelos noventa. El Acuerdo sobre Agricultura de la OMC afect principalmente a la proteccin enfrontera, a la capacidad de subvencionar la exportacin y a las medidas de ayuda interna,poniendo al menos lmite a la absoluta autonoma con la que los gobiernos manejaban supoltica agrcola. As, la denominada arancelizacin oblig a transformar las antiguas barrerasno arancelarias en derechos de aduana fijos, sometidos a una reduccin gradual media del36%. En el mbito europeo, pareca que esta medida derribara el principio de preferenciacomunitaria. No obstante, la UE, lejos de abandonar este principio, consigui adaptarse a lasnuevas normas y mantener niveles arancelarios bastante elevados en muchos productos sen-sibles. En el caso de las frutas y hortalizas, la arancelizacin se materializ paradjicamente enuna especie de rgimen de precios mnimos (precios de entrada), cuyos efectos no se distan-cian excesivamente del sistema de precios de referencia anterior a la Ronda Uruguay. Enmuchos casos, el acceso de las importaciones se otorg mediante la aplicacin de contingen-tes arancelarios (concesiones arancelarias para cantidades limitadas). Sin embargo, ladiscrecionalidad con que pueden administrarse los contingentes arancelarios aparece comoun tema controvertido en el debate actual (Abbot, 2002).

    Tambin se adoptaron ciertos compromisos de limitacin y reduccin (no eliminacin)de las subvenciones a la exportacin, aunque no han producido los grandes efectos restric-tivos que se esperaban sobre la agricultura europea. En el caso de algunos productos (aceitede oliva, queso y otros lcteos, carne de vacuno, aves de corral y frutas y hortalizas), lasexportaciones subvencionadas se han acercado a los lmites impuestos por el compromisoasumido tras la Ronda Uruguay. En cualquier caso, la posicin de la UE en este captulo esms vulnerable que en ningn otro, debido a que de los 24 pases afectados por sus limitacio-nes, la UE es la que ms recurre a este instrumento, tanto en gasto como en volumen: en 1986lleg a notificar el 83,5% de subsidios a la exportacin totales del conjunto de pases miembrosde la OMC. Sin embargo, la Unin ha podido reducir el porcentaje de gastos de la PAC asigna-do a subsidios a la exportacin del 25 por ciento en 1992 al 12 por ciento en 2001.

    En el captulo de ayuda interna, las ayudas directas introducidas por la reforma de 1992en muchos productos continentales (por cierto, sin beneficiar por el momento a los productosmediterrneos), fueron catalogadas en una categora especial de ayuda interna, comnmentedenominada como caja azul, exenta de compromisos de reduccin. La caja azul fue acordadaen la Ronda Uruguay como una solucin que desbloque el compromiso poltico entre la Unin

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    Europea y los Estado Unidos. La Comisin defendi el carcter desconectado de las ayudaspor el hecho de que su monto por hectrea se calcula de manera independiente de los rendi-mientos fsicos en la campaa corriente. La contribucin esencial de la reforma de 1992 (con-solidada por la Agenda 2000) fue el inicio de la sustitucin gradual de un modelo de proteccinbasado en los precios, por otro modelo de proteccin basado en ayudas directas, ms transpa-rente, financiado por los contribuyentes y con carcter menos distorsionador del mercado quelas intervenciones de precios financiadas por los consumidores. Se inici un cambio en lafilosofa de apoyo a la agricultura (vase grfico 1) que consiste en un cambio gradual en lasformas de apoyo.

    LA AGRICULTURA MEDITERRNEA Y LAS REGLAS DE LA GLOBALIZACIN. UN JUEGO DE SUMA POSITIVA? / Jos M Garca lvarez-Coque

    A: Apoyos a los preciosB: Ayudas directasC: Ayudas estructurales del FEOGA orientacin.D: Ayudas agroambientales. En la Agenda 2000, se incluyen todos los incentivos al DesarrolloRural (incluidas medidas de acompaamiento, indemnizaciones a zonas desfavorecidas y pagosdel FEOGA orientacin).Fuente: Buckwell (1997) y elaboracin del autor.

    Grfico 1. Evolucin de los instrumentos de la PAC

    Antes de lareforma del 92

    Despus de lareforma del 92

    Agenda 2000

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    LA AGRICULTURA MEDITERRNEA EN EL SIGLO XXI

    2.2. Menor proteccin?

    Estos cambios no han reducido apreciablemente la proteccin a la agricultura europea.Lo que han cambiado son los instrumentos de apoyo, puesto que la Unin ha buscado catego-ras de pagos que la OMC iba a permitir (al menos hasta 2003 en virtud de la llamada clusulade paz del Acuerdo sobre Agricultura). Utilizando como indicador de proteccin la Estimacinde Ayuda al Productor (EAP- calculado por la OCDE, 2000), los niveles de apoyo a la agricul-tura en la UE -49% en porcentaje respecto de los ingresos agrcolas brutos para 1999- siguensiendo superiores al del promedio de la OCDE 40%- y al de Estados Unidos 24%-, y slo seven superados por pases como Suiza, Corea, Noruega o Japn. Con una perspectiva tempo-ral, los niveles de proteccin, medidos como peso del EAP en los ingresos brutos del sector, sesitan en niveles ligeramente superiores a los de 1986-88 (44%).

    Se constata tambin una sustitucin progresiva del apoyo va precios (ha pasado del85% en 1986-88 al 60% en 1997-99) por el apoyo presupuestario a travs de pagos por hect-rea y por cabeza de ganado (22% del apoyo total). Por tanto, ms que una reduccin del apoyototal, lo que se ha verificado es un cambio en la composicin de dicho apoyo entre los distintosinstrumentos.

    No es que otros pases hayan corrido rpidamente a liberalizar sus mercados. As, enEstados Unidos la ayuda por explotacin es superior a la registrada en la UE (en 1999, 21 mildlares frente a 17 mil en la UE). Adems, la ayuda por explotacin en Estados Unidos semultiplic por cuatro en el quinquenio 1996-2001, a resultas de los crditos extraordinarios queaprob el Congreso como respuesta a la crisis financiera internacional2 . Este hecho revela unacierta tendencia al mimetismo de las dos potencias comerciales, EEUU y la UE, en su resisten-cia a liberalizar sus mercados agroalimentarios, con independencia de que los mensajes pbli-cos sean ms o menos liberales.

    En resumen, los compromisos multilaterales no parecen haber sido muy exigentes parala UE. La temida liberalizacin del comercio agroalimentario, desde la creacin de la OMChasta el momento, slo ha sido una amenaza no cumplida. Ms bien, se ha apuntalado unmodelo de poltica agraria basado en la clasificacin de ayudas entre exentas y no exentasde compromisos de reduccin. La PAC encontr un modelo de apoyo a la agricultura permitidopor las reglas de la OMC. Pero, cules han sido las consecuencias para la agricultura medite-rrnea de este modelo? A nuestro entender, la agricultura mediterrnea del sur de Europa notiene motivos para percibir esta experiencia de reforma como favorable para sus intereses. Lasayudas directas de la reforma de la PAC de 1992 y de la Agenda 2000 consumen ms del 60por ciento del presupuesto de la PAC, pero no responden a lo que la sociedad europea espera-

    2 El presupuesto para 2003 presentado por el Presidente Bush propona un gasto para el Departamento de Agricultura de 74,400millones de dlares, con un incremento de 11 mil millones de dlares con respecto al presupuesto para 2002.

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    ra de una poltica agraria del siglo XXI. Muchos agricultores carecen del apoyo suficiente parareestructurar sus explotaciones o para innovar. Los modelos tradicionales de la PAC, primeroel proteccionismo comercial, y luego la introduccin de ayudas directas, no ayudan demasiadoa los productores dispuestos a arriesgarse ms por modernizar sus explotaciones. Los pagoscompensatorios de la reforma de la PAC, adems de apuntalar una suerte de "apartheid" entrelas agriculturas continental y mediterrnea, han creado una dependencia de muchos cultivosde las ayudas directas, independientemente de la estrategia productiva ms o menor innovadorade los beneficiarios.

    La PAC reparte su apoyo de forma desigual entre productos y regiones. La mayor partede los sectores de la agricultura continental registran una EAP que oscila entre el 40% y el 70%del valor de la produccin. La carne de porcino y muchos productos mediterrneos (frutas,hortalizas, vino) disfrutan de grados de proteccin comparativamente menores (Tracy, 1997,European Commision, 2001). La heterogeneidad de la agricultura entre los pases miembrosde la UE se reproduce si se adopta una escala regional. No parece que la reforma de 1992haya conllevado una reduccin apreciable de los desequilibrios regionales de reparto de losbeneficios de la PAC y muchas de las regiones prsperas de la Comunidad siguen encontrn-dose entre las ms beneficiadas, tanto por los pagos del FEOGA como por las transferenciasintangibles derivadas de la PAC. No obstante, los Estados miembros del sur tambin sonproductores de muchos cultivos continentales, y ello explica, desde la perspectiva poltica, elhecho de que pases como Espaa no hayan ejercido una mayor presin hacia un reequilibriode la proteccin en favor de los productos mediterrneos.

    Como consecuencia de las reformas de 1992 y 1999, se han visto favorecidas las regio-nes especializadas en cultivo de cereales. En el caso de las regiones mediterrneas, la situa-cin presenta ms matices. Las ayudas a la produccin benefician a los productores de algu-nas regiones mediterrneas, como es el caso del aceite de oliva. Tambin en regionesdesfavorecidas del sur se concentran las ayudas al algodn y al tabaco, que hacen a estoscultivos muy dependientes del apoyo pblico. Por el contrario, hay regiones que deben su buencomportamiento econmico a su capacidad competitiva y no a las ayudas o la proteccin de laPAC. Se trata mayoritariamente de regiones, especializadas en vino y frutas y hortalizas, quehan conseguido mantener su renta agrcola durante los ltimos aos. Es el caso de La Rioja,Almera, la Comunidad Valenciana y Murcia, entre otras regiones espaolas.

    LA AGRICULTURA MEDITERRNEA Y LAS REGLAS DE LA GLOBALIZACIN. UN JUEGO DE SUMA POSITIVA? / Jos M Garca lvarez-Coque

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    LA AGRICULTURA MEDITERRNEA EN EL SIGLO XXI

    2.3. La negociacin actual

    El Acuerdo sobre Agricultura de la OMC slo fue una primera etapa de la reforma delcomercio agrcola mundial. De hecho, en virtud del artculo 20 del Acuerdo sobre la Agricultura(vase recuadro 1), los Miembros de la OMC se comprometieron a iniciar las negociacionespara proseguir el proceso de reforma a principios de 2000. La UE es un actor esencial dedichas negociaciones debido a su papel de primer importador mundial de productos agrcolasy segundo exportador despus de Estados Unidos. La posicin de la UE en las negociacionesactuales se aprob en el Consejo de Asuntos Generales de diciembre de 2000, y toma laAgenda 2000 como marco de referencia.

    Las Conferencias Ministeriales de laOMC de Seattle (1999) y Doha (2001) reafir-maron el desacuerdo agrcola tradicional entreEEUU y la UE. Cules son las bases de estedesacuerdo? La postura de la UE considera ofi-cialmente que la Agenda 2000 seala el lmitede la oferta de la UE en lo relativo a recortes delapoyo. En el campo opuesto, como ocurri yaen la Ronda Uruguay, Estados Unidos y sus alia-dos del Grupo Cairns (liderados por Australia yNueva Zelanda) defendern una reduccin sus-tancial del apoyo a la agricultura y a la elimina-cin de los subsidios a la exportacin. Estegrupo presionar a favor de la abolicin delprincipio de carcter especfico de la agricul-tura. En estos pases, con estructuras de pro-duccin eficientes y explotaciones de 15 a 20veces mayores que las normales en Europa,la agricultura es una industria con especializa-cin regional en la cual domina la lgica de lasupervivencia por la va de la competitividad.

    La situacin de la UE es precisamente la contraria. La tierra en Europa es un recursoescaso y la base estructural de su agricultura es dbil, con una poblacin activa relativamenteenvejecida. Muchas de las explotaciones de la UE son pequeas e inviables si se analizandesde un punto de vista estrictamente econmico. La postura de la UE es aceptar nuevospasos hacia la liberalizacin del comercio de productos agrcolas, pero en el contexto de unmejor equilibrio entre la reduccin del apoyo a las explotaciones y la consideracin de lasllamadas preocupaciones no comerciales, que consideran a la agricultura como una realidadsocial, cultural y ambiental que supera la mera dimensin