agricultura familiar

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AGRICULTURA FAMILIAR EN AMÉRICA LATINA ACCESO A LOS MERCADOS Máster en Desarrollo Económico y Políticas Públicas Regulación y Desregulación Óptima MIGUEL ANGEL, DE LA CRUZ MANCHA

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La agricultura familiar en America Latina - acceso a los mercados

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Page 1: Agricultura Familiar

AGRICULTURA FAMILIAR EN

AMÉRICA LATINA ACCESO A LOS MERCADOS

Máster en Desarrollo Económico y Políticas Públicas Regulación y Desregulación Óptima

MIGUEL ANGEL, DE LA CRUZ MANCHA

Page 2: Agricultura Familiar

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AGRICULTURA FAMILIAR EN AMÉRICA LATINA | ACCESO A LOS MERCADOS

Índice de Contenidos

ÍNDICE DE CONTENIDOS 1

1. INTRODUCCIÓN 2

2. AGRICULTURA FAMILIAR 2

2.1. UNA DEFINICIÓN CLARA ESTABLECIDA POR LA FOOD AND AGRICULTURE ORGANIZATION OF THE UNITED

NATIONS (FAO) 3

3. LA AGRICULTURA FAMILIAR EN CIFRAS 3

3.1. DISTRIBUCIÓN ESPACIAL 3

3.2. TAMAÑO DE LA EXPLOTACIÓN 4

3.3. LA AGRICULTURA FAMILIAR ES DIVERSA, PERO LA MAYORÍA SE CONCENTRA EN EL SEGMENTO DE

SUBSISTENCIA 4

3.4. LA CONTRIBUCIÓN DE LA AGRICULTURA FAMILIAR AL PIB SECTORIAL PARECE SER LIMITADA 5

3.5. LA AGRICULTURA FAMILIAR TIENE UN PESO SIGNIFICATIVO EN EL EMPLEO SECTORIAL 6

4. MEJORANDO EL ACCESO A LOS MERCADOS 7

4.1. ACCESO DE LA AGRICULTURA FAMILIAR A LAS CADENAS DE VALOR 7

4.2. AGRICULTURA FAMILIAR Y CADENA DE VALOR 8

4.3. PROBLEMAS Y LIMITACIONES QUE ENCUENTRA LA AGRICULTURA FAMILIAR PARA ACCEDER A LOS

MERCADOS 9

5. DESARROLLANDO LA INSTITUCIONALIDAD APROPIADA 9

6. CONCLUSIONES 11

7. REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA 12

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AGRICULTURA FAMILIAR EN AMÉRICA LATINA | ACCESO A LOS MERCADOS

1. Introducción La agricultura familiar es un sector clave para lograr la erradicación del hambre y el cambio

hacia sistemas agrícolas sostenibles en América Latina y el Caribe y el mundo. Los pequeños

agricultores son aliados de la seguridad alimentaria y actores protagónicos en el esfuerzo de los

países por lograr un futuro sin hambre. En nuestra región, el 80% de las explotaciones

pertenecen a la agricultura familiar, incluyendo a más de 60 millones de personas,

convirtiéndose en la principal fuente de empleo agrícola y rural. No sólo producen la mayor

parte de los alimentos para el consumo interno de los países de la región, sino que

habitualmente desarrollan actividades agrícolas diversificadas, que les otorgan un papel

fundamental a la hora de garantizar la sostenibilidad del medio ambiente y la conservación de

la biodiversidad.

Debido a lo anterior, el 2014 ha sido declarado por Naciones Unidas como el Año

Internacional de la Agricultura Familiar, cuya meta es posicionar al sector en el centro de las

políticas agrícolas, ambientales y sociales en las agendas nacionales, identificando desafíos y

oportunidades para promover un cambio hacia un desarrollo más equitativo y equilibrado. La

agricultura familiar es también una actividad clave en la reactivación de las economías rurales,

generando estabilidad y arraigo social y nuevos horizontes de desarrollo, sobre todo para la

juventud rural. El presente trabajo pretende explicar de manera descriptiva la situación en el

acceso al mercado de la agricultura familiar en América Latina y el Caribe.

2. Agricultura Familiar A comienzos del siglo XX, el ruso Alexander Chayanov desarrolla la denominada “teoría de la

unidad económica campesina”, describiendo su modo de organización, sus relaciones de

producción, su vinculación con el sistema económico y las implicancias de ello para las

economías de los países. En el marco de la llamada “escuela para el análisis de la organización y

producción campesinas”, Chayanov parte del supuesto de que la economía campesina tiene un

carácter familiar, señalando que la organización de la economía campesina está determinada

por “la composición de la familia del campesino, su coordinación, sus demandas de consumo, y

el número de trabajadores con que cuenta” (Chayanov, 1931, citado por Wolf, 1982). Ello explica

el por qué la economía campesina “no es típicamente capitalista, en tanto no se pueden

determinar objetivamente los costos de producción por ausencia de la categoría de salarios. De

esta manera, el retorno que obtiene un campesino luego de finalizado el año económico no

puede ser conceptualizado como formando parte de algo que los empresarios capitalistas

llaman “ganancia” (Chayanov, 1925).

A partir de los trabajos de Chayanov, el mundo reconoció que la unidad económica

campesina tenía características sociales y económicas propias, que la diferenciaban de otras

formas de producción e inserción en los mercados (Barril y Almada, 2007). Chayanov señala que

la actividad económica de la empresa campesina está estimulada por la necesidad de satisfacer

los requerimientos de subsistencia de la unidad de producción. De esta manera, y a diferencia

de la empresa capitalista, que se orienta al valor de cambio, la economía campesina lo hace al

valor de uso (Hernández, 1993).

En lo relativo al caso de América Latina, Maletta (2011) señala que la definición más cercana

a la de agricultura familiar proviene de un concepto creado a mediados del siglo XX, denominado

“unidad económica familiar”, la cual se definió como “una finca de tamaño suficiente para

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AGRICULTURA FAMILIAR EN AMÉRICA LATINA | ACCESO A LOS MERCADOS

proveer al sustento de una familia y que en su funcionamiento no requiriese de mano de obra

asalariada, sino que pudiese ser atendida con la fuerza laboral de la propia familia”. Esta

definición fue utilizada como normativa para la asignación de tierras a los campesinos

beneficiarios de las reformas agrarias latinoamericanas. En este concepto ya se mencionan

algunos elementos que predominaron durante el desarrollo histórico del concepto de

agricultura familiar, como por ejemplo, la idea de una finca familiar que no utiliza mano de obra

asalariada, asociándose la contratación de trabajadores asalariados con la explotación

capitalista (Maletta, 2011).

2.1. Una definición clara establecida por la Food and Agriculture

Organization of the United Nations (FAO)

“La Agricultura Familiar (incluyendo todas las actividades agrícolas basadas en la familia) es

una forma de organizar la agricultura, ganadería, silvicultura, pesca, acuicultura y pastoreo, que

es administrada y operada por una familia y, sobre todo, que depende preponderantemente del

trabajo familiar, tanto de mujeres como hombres. La familia y la granja están vinculados, co-

evolucionan y combinan funciones económicas, ambientales, sociales y culturales.”

3. La agricultura familiar en cifras

3.1. Distribución espacial De acuerdo a la información disponible en la región, alrededor de 16,5 millones de

explotaciones pertenecen a agricultores familiares, las que agrupan a una población de

alrededor de 60 millones de personas (CEPAL/FAO/IICA, 2013). Un 56% de estas explotaciones

se encuentra en Sudamérica, y un 35% en México y países de Centroamérica.

Fuente: FAO 2012

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3.2. Tamaño de la explotación

La información disponible a partir de datos de 12 países de la región revela que cerca de un

23% de la superficie agrícola de ALC está en manos de la agricultura familiar, proporción que

varía desde un 13,2% en países andinos y un 34,6% en los países del Cono Sur.

El escenario regional da cuenta de la coexistencia de pequeñas explotaciones junto a las de

mediano y gran tamaño. De acuerdo a CEPAL/FAO/IICA (2012), esta estructura heterogénea

“reproduce un esquema de desigualdad en la distribución de activos que perpetúa y acentúa las

brechas de productividad”.

Los datos recopilados no dan cuenta de otros elementos adicionales que permitirían realizar

una mejor caracterización de la agricultura familiar, como son el acceso a riego, la calidad de los

suelos y las estructuras históricas de tenencia de tierras.

3.3. La agricultura familiar es diversa, pero la mayoría se concentra en el

segmento de subsistencia

La heterogeneidad existente al interior de la agricultura familiar respecto de su potencial

productivo y su participación en los mercados se origina en la existencia de una disímil dotación

de recursos productivos, capital e infraestructura, como también en el acceso a bienes y

servicios públicos. Esta diversidad ha conducido a la elaboración de tipologías de productores

destinadas a facilitar el diseño de políticas y programas adecuados a las necesidades de

desarrollo de los principales segmentos que forman parte integrante de este sector.

Fuente: FAO 2012

Distribución porcentual de la superficie en manos de la agricultura

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AGRICULTURA FAMILIAR EN AMÉRICA LATINA | ACCESO A LOS MERCADOS

De acuerdo a FAO/BID (2007), se distinguen tres segmentos al interior de la agricultura

familiar:

Segmento de subsistencia: orientado al autoconsumo, con recursos productivos e

ingresos insuficientes para garantizar la reproducción familiar, lo que lo induce hacia

la asalarización, cambio de actividades o migración, mientras no varíe su acceso a

activos.

Segmento en transición: Orientado a la venta y autoconsumo, con recursos

productivos que satisfacen la reproducción familiar. Experimenta problemas para

generar excedentes que le permitan el desarrollo de la unidad productiva.

Agricultura familiar consolidada: Cuenta con recursos de tierra de mayor potencial,

tiene acceso a mercados (tecnología, capital, productos) y genera excedentes para la

capitalización de la unidad productiva.

En todos los países estudiados, el segmento de subsistencia concentra el mayor número de

explotaciones familiares, con cerca del 60% de las unidades bajo esta categoría. Un 28%

pertenece al segmento de transición y un 12% a la agricultura familiar consolidada. Este análisis

permite afirmar que la mayor parte de la agricultura familiar de ALC cuenta con recursos

productivos limitados y con importantes niveles de pobreza, variables que permiten proyectar

la magnitud del desafío de desarrollo del sector. A modo de ejemplo, los países con mayores

tasas de pobreza rural son Honduras (71,1%), Nicaragua (53,2%), Bolivia (52,7%), Paraguay

(51,5%) y El Salvador (49,3%). En estos países, la incidencia de la pobreza de los hogares 100%

agrícola-familiares supera el 60%. Los países con tasas de pobreza rural inferiores al 20% son

Costa Rica (17,5%) y Chile (7,8%). El resto de países se ubica en un rango intermedio.

3.4. La contribución de la agricultura familiar al PIB sectorial parece ser

limitada

La información recabada revela que la participación de la agricultura familiar en el valor de

la producción sectorial no supera el 50% en la mayor parte de los países que poseen esta

información, cifra que manifiesta la existencia de problemas de producción y productividad en

este segmento, pero que al mismo tiempo, permite dar cuenta de que la contribución de este

Fuente: FAO/BID, CEPAL/IICA 2012

Distribución porcentual de las tipologías de agricultores familiares, según país

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AGRICULTURA FAMILIAR EN AMÉRICA LATINA | ACCESO A LOS MERCADOS

segmento al sector agropecuario podría incrementarse significativamente mediante la

implementación de políticas y programas específicos. Sin embargo, es además factible que esta

cifra esté subestimada por diversas razones: inexistente información estadística agropecuaria

que desagregue la información en agricultura familiar y no familiar; dificultad para homologar

criterios que permitan definir a la agricultura familiar en cada país; y subestimación de la

producción de autosubsistencia en varios países.

Cabe señalar que el segmento de subsistencia tiene una importante participación en el

número de explotaciones y en el empleo sectorial; no obstante, su participación en el valor de

producción del sector agropecuario es mucho más reducida, y en general no supera el 10%.

Igualmente, la contribución del segmento de transición es también menor, alcanzando cifras

que no superan el 16% en países estudiados.

3.5. La agricultura familiar tiene un peso significativo en el empleo sectorial

En la mayor parte de los países estudiados se aprecia que la agricultura familiar contribuye

con más del 50% del empleo del sector agropecuario, con aportes que oscilan entre un 36% en

Costa Rica, a un 76% en Honduras. Estas cifras revelan que la agricultura familiar constituye un

importante pilar para la sostenibilidad del sector rural en la región. Es importante considerar

que estas cifras, al igual que en el caso de la participación de la agricultura familiar en el PIB

sectorial, pueden estar subestimadas, porque muchos agricultores no declaran a quienes

trabajan en el predio sin percibir remuneración, como la mayor parte de los miembros de la

familia, especialmente las mujeres y los hijos menores de edad.

Fuente: Namdar-Irani (2013), respaldado por CEPAL/FAO/IICA (2013)

Contribución de la agricultura familiar al valor de la producción sectorial en ALC,

según país (cifras en porcentajes)

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AGRICULTURA FAMILIAR EN AMÉRICA LATINA | ACCESO A LOS MERCADOS

4. Mejorando el acceso a los mercados

4.1. Acceso de la agricultura familiar a las cadenas de valor

Se ha observado que la factibilidad y el deseo de que una familia rural participe en un

mercado específico se rigen por la interacción existente entre las características internas propias

de la unidad de producción, y de los mercados en los que ésta se inserta. Específicamente,

cuando los productores se ven enfrentados a mercados formales, como las cadenas de valor,

ellos encaran riesgos y limitantes diferentes, o que tienen un mayor grado de incidencia que en

los mercados informales. Frente a esta disyuntiva, la pregunta clave es sobre la conveniencia de

promover o no la integración de los productores familiares en las cadenas de valor. Esta

pregunta no tiene respuesta fácil ya que, y como se verá en el marco de Barrett, los retos

analíticos son numerosos. Barrett(2012) han diseñado desde una base empírica un marco

conceptual que ayuda a descubrir y encarar problemas analíticos. El marco es utilizado aquí

también para identificar algunas alternativas de política sobre cómo, cuándo y dónde brindar

apoyo para la integración de los productores a las cadenas de valor. A continuación se describe

el mismo de forma somera, y luego se procede a presentar consideraciones analíticas y

normativas que se desprenden del mismo. El marco supone que una firma, que puede ser una

planta para la elaboración de productos de exportación, realiza contratos con agricultores para

el suministro de un determinado producto. La contratación comprende decisiones múltiples que

Barrett, basándose en conocimientos de campo, postulan en cuatro etapas:

La selección geográfica: Esta primera etapa consiste en la identificación de la

circunscripción geográfica donde la firma decidirá ofrecer sus contratos. Son varios

los factores que están en juego e incluyen, por ejemplo, la aptitud agrícola de la zona,

su ubicación respecto al mercado, o la infraestructura.

Fuente: Namdar-Irani (2013), respaldado por CEPAL/FAO/IICA (2013)

Proporción de empleo sectorial proveniente de la agricultura familiar en ALC, según

país

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AGRICULTURA FAMILIAR EN AMÉRICA LATINA | ACCESO A LOS MERCADOS

La selección del productor: La firma identifica dentro del área geográfica seleccionada

a aquellos productores (o grupos de productores) a quienes se les ofrecerá un

contrato.

La decisión del productor: Esta etapa consiste en una evaluación por parte del

productor del contrato ofrecido, y su decisión de ponerle la firma.

El cumplimiento del contrato: Siempre existe la posibilidad de que las partes no

cumplan con sus obligaciones, ya sea que el productor venda los frutos a otro

comprador, o que el intermediario no pague.

Barrett argumenta que estas etapas son integrantes de un proceso que, para un lugar

específico, se materializan en forma simultánea entre las partes. Pero para el autor, las etapas

funcionan como filtros que van seleccionando, quizás con una mecánica análoga a los procesos

de selección natural, a un tipo de agricultor que es apto para participar en las cadenas de valor.

En un proceso de selección natural, una población se adapta al medio a través de la

supervivencia y la multiplicación del más fuerte. Dado que se escucha repetidamente que el

agricultor familiar juega un papel fundamental en la seguridad alimentaria, nos preguntamos si

las cadenas de valor, que penetran día a día con más fuerza, son un elemento que fortalece su

permanencia.

4.2. Agricultura familiar y cadena de valor Es indudable que la agricultura familiar es fundamental en la producción agroalimentaria en

América Latina y el Caribe. Sin embargo, definir sus límites resulta complejo, en buena medida

porque se conforma de un universo variado de familias campesinas que producen en contextos

locales y nacionales específicos. Esta heterogeneidad dificulta la generalización de conceptos y,

por consecuencia, el diseño de estrategias y programas de apoyo a la agricultura familiar.

Para resolver este problema, la FAO ha identificado, por una parte, las características

generales y rasgos comunes que definen la agricultura familiar; y por otra, una tipología de

unidades productivas. En concreto, el Marco Estratégico de la FAO para la Agricultura Familiar

menciona dos categorías: una definida como de subsistencia y otra caracterizada por su enfoque

de mercado. La primera comprende las unidades agrícolas familiares cuya producción se dedica

eminentemente al autoconsumo, mientras que la segunda destina la mayor parte de su

producción a la comercialización.

Independientemente de la categoría a la que pertenezcan, la mayoría de los agricultores

familiares de América Latina tiene una conexión comercial débil y no logra agregar o capturar el

valor de sus productos. Esta conexión imperfecta con el mercado obstaculiza el desarrollo

económico y social de sus familias y comunidades.

Una forma de mejorar la articulación con el mercado, generando mayores ingresos y valor

agregado, es aplicar el enfoque de cadena de valor a la agricultura familiar. El enfoque de

agrocadena exige atender tanto a la producción en campo como a la gestión poscosecha, el

procesamiento y la comercialización de productos para el abastecimiento del mercado local e

internacional. La agrocadena vincula a los productores de agricultura familiar y sus

organizaciones con otros eslabones, tales como proveedores de insumos y servicios,

procesadores (tanto grandes compañías como pequeñas y medianas empresas), distribuidores

(tradicionales y/o modernos) y consumidores. Estos últimos constituyen un eslabón esencial en

la cadena, ya que con su decisión de compra aceptan o rechazan un determinado producto

agroalimentario.

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Precisamente, esta óptica de cadena ha sido la adoptada por la iniciativa Seguridad

alimentaria a través de la comercialización agrícola (FSCA, por sus siglas en inglés), puesta en

marcha en 2006 a través de la contribución de Italia al Fondo Fiduciario de la FAO para la

seguridad alimentaria y la inocuidad de los alimentos. Dicha iniciativa agrupa varios proyectos

en distintos países y regiones que siguen una estrategia común para mejorar la seguridad

alimentaria a través de la comercialización de la agricultura familiar.

4.3. Problemas y limitaciones que encuentra la agricultura familiar para

acceder a los mercados

Los dos tipos de agricultura familiar mencionados pueden entenderse como etapas sucesivas

en el proceso de desarrollo natural de la unidad agrícola familiar. Superadas las necesidades de

autoconsumo familiar, los excedentes productivos se ofertan al mercado. En ese momento, el

reto de la familia campesina deja de ser producir a secas, y se transforma en qué producir, cómo,

cuándo y sobre todo para quién producir.

Este último punto es crítico. A menudo se dice que los productores no están vinculados al

mercado, cuando de hecho lo están, ya que venden sus excedentes de un modo u otro. Lo que

sucede es que frecuentemente esta articulación es restringida y precaria (en términos

económicos y temporales). Por ejemplo, un producto agroalimentario elaborado sin atender a

ciertas especificaciones de calidad, inocuidad y tiempos y costos de entrega, podrá ser vendido

a un intermediario -quien posteriormente lo revenderá-, pero tendrá difícil cabida en canales de

comercialización modernos y atractivos. Una vinculación comercial imperfecta alarga la

distancia entre el agricultor familiar y el consumidor (el número de intermediarios se multiplica),

hace difícil la adición de valor (a través de procesamiento, certificaciones, etc.) e inhibe la

inversión familiar en la actividad agrícola, dado que no hay un flujo de ingresos asegurado en el

tiempo.

Fortalecer la articulación comercial entre los productores de agricultura familiar y el mercado

implica mucho más que negociar condiciones de compraventa favorables al productor. Requiere

solucionar una serie de problemas interrelacionados que incluyen:

Problemas productivos, como por ejemplo: siembra en suelos con baja fertilidad y

reducido uso de prácticas de mejoramiento; problemas de acceso a oferta de

variedades de semilla e insumos de calidad; y falta de infraestructura productiva

(riego, caminos de acceso a la finca, letrinas, etc.).

Falta de organización y de visión empresarial de los productores, que redunda en una

gestión deficiente de las fincas, con poca planificación de la producción y reducido

poder de negociación.

Condiciones inapropiadas de poscosecha, almacenaje y transporte, que deterioran la

calidad del producto y reducen su vida útil.

Acceso limitado de los productores al financiamiento y a información de mercado2.

Falta de conocimiento y cumplimiento de estándares de calidad e inocuidad en las

agrocadenas, lo cual puede impactar en la salud y seguridad alimentaria de la

población.

5. Desarrollando la institucionalidad apropiada La producción de alimentos en América Latina y el Caribe (ALC) enfrenta actualmente una

compleja dinámica. Diversos países de la región padecen de problemas de seguridad

alimentaria, especialmente aquéllos cuya alimentación depende, en gran medida, de las

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AGRICULTURA FAMILIAR EN AMÉRICA LATINA | ACCESO A LOS MERCADOS

importaciones de alimentos básicos. Esta situación se manifiesta en un escenario de incremento

progresivo de las poblaciones y, consecuentemente, de demanda creciente por alimentos.

Asegurar el abastecimiento alimentario actual y futuro depende en gran medida del

compromiso de los Estados de ALC y, por ende, del enfoque que le otorguen a las políticas

públicas para el desarrollo del sector agrícola. En la región existe consenso en que la agricultura

familiar presenta un importante potencial como productor de alimentos, aportando a la solución

de los problemas asociados a la seguridad alimentaria y, ligado a ello, a la superación de la

pobreza, generando empleo e ingresos para los segmentos más vulnerables. Esto ha sido

reconocido progresivamente por los países de la región, y por entidades como FAO, que ha

definido a este sector como una de las áreas prioritarias que orientan su accionar de mediano

plazo en la región.

El desarrollo de la agricultura familiar requiere superar una serie de restricciones económicas

y socioculturales. Entre ellas, destacan el escaso acceso a bienes públicos (como tecnologías,

infraestructura de riego, caminos, transporte, etc.), a fuentes de financiamiento y a recursos

productivos. A ello se suman los efectos de las políticas macroeconómicas implementadas en

gran parte de los países de la región, destinadas a apoyar a los sectores más dinámicos de la

economía, especialmente al sector exportador de productos agropecuarios. Si bien estas

políticas han tenido efectos beneficiosos sobre la economía de los países, han generado

asimetrías de importancia en el sector agrícola, las que en términos generales se han traducido

en incrementos de los índices de pobreza y vulnerabilidad de aquellos productores que no han

podido insertarse en los mercados agrícolas más dinámicos, con el consecuente aumento de la

brecha de desarrollo entre el sector agrícola empresarial y la agricultura familiar. Los Estados

son los llamados a corregir estas situaciones de inequidad, diseñando e implementando

acciones destinadas a favorecer la integración social y el desarrollo económico de este sector.

Ello implica necesariamente contar con una institucionalidad destinada al desarrollo e inclusión

de la agricultura familiar, que aborde de forma sistemática y oportuna los principales obstáculos

para su desarrollo

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AGRICULTURA FAMILIAR EN AMÉRICA LATINA | ACCESO A LOS MERCADOS

6. Conclusiones

A la luz de la información contenida en el presente artículo, es posible constatar que la

agricultura familiar constituye la variable universal que predomina en el paisaje rural de ALC. Sin

embargo, aún queda mucho por conocer de este sector. La escasez de información específica -

la cual es crítica en algunos países de la regióndificulta su caracterización y el análisis de sus

requerimientos. El sector es diverso y su caracterización es compleja. Sin duda, la falta de

información impacta en la visualización del sector por parte de la sociedad en su conjunto, y en

la efectividad del diseño de las políticas públicas dirigidas a la agricultura familiar. Los países que

han invertido esfuerzos para implementar sistemas de información específicos del sector -como

los pertenecientes al MERCOSUR- cuentan con datos que posibilitan la realización de diseños de

instrumentos públicos más pertinentes y permiten retroalimentar la gestión pública.

La información disponible evidencia la importancia del sector en la generación de alimentos

básicos y de empleo para la región, y por lo tanto, es posible vislumbrar el potencial que posee

para contribuir a la seguridad alimentaria y a la reducción de la pobreza. Sin embargo, los datos

dan cuenta de que la agricultura familiar en ALC es altamente heterogénea en cuanto a la calidad

de sus recursos productivos, acceso a financiamiento, tecnologías e inserción en los mercados,

lo cual demanda el diseño de tipologías para la implementación de políticas diferenciadas,

adecuadas a los requerimientos de cada segmento.

Lo anteriormente señalado deja de manifiesto que el desarrollo de la agricultura familiar

constituye una oportunidad para los Estados, tanto en términos del aprovechamiento de su

potencial, como para contribuir al desarrollo de sociedades que avancen en equidad. En este

sentido, se hace necesario que los gobiernos concentren esfuerzos en profundizar el

conocimiento de la agricultura familiar, para de esta manera, disponer de datos validados que

se traduzcan en una gestión pública más adecuada, pertinente y efectiva para el desarrollo y la

sustentabilidad del sector.

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AGRICULTURA FAMILIAR EN AMÉRICA LATINA | ACCESO A LOS MERCADOS

7. Referencia bibliográfica

CEPAL/FAO/IICA. (2012). Perspectivas de la agricultura y del desarrollo rural en las

Américas: una mirada hacia América Latina y el Caribe.

CEPAL/FAO/IICA. (2013).Perspectivas de la agricultura y del desarrollo rural en las

Américas. Resumen Ejecutivo.

FAO/SAGARPA. (2012). Compendio de indicadores estratégicos del sector rural y

pesquero

FAO. (2012). Marco estratégico de mediano plazo de cooperación de la FAO en

Agricultura Familiar en América Latina y el Caribe 2012 – 2015.

FAO. (2011). Aumenta el porcentaje de mujeres a cargo de explotaciones

agropecuarias en América Latina y el Caribe. Nota de política sobre las mujeres

rurales 1.

FAO/BID. (2007). Políticas para la agricultura familiar en América Latina y el Caribe –

Resumen ejecutivo (Soto-Baquero, F.; Rodríguez F., M.; y Falconi, C., eds.).