aguirre rojas

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http://revista-theomai.unq.edu.ar/numero6/artaguirrerojas6.htm América Latina hoy: una visión desde la larga duración (1) Carlos Antonio Aguirre Rojas* * Universidad Nacional Autónoma de México, e- mail: [email protected] "Más que cualquier otra región del mundo, América Latina está en continua y rápida evolución..." Fernand Braudel, Le monde actuel, 1963. Introducción Mucho se escribe hoy acerca de la situación actual, de los problemas y de las posibilidades futuras inmediatas de este vasto espacio civilizatorio que es América Latina. Y ello, no solamente por la atención mundial que han suscitado en los últimos años fenómenos como el de la rebelión neozapatista de Chiapas en México, la sublevación india del Ecuador, o los dos recientes Foros Mundial Sociales de Porto Alegre en Brasil, sino también y más ampliamente por el rol cada vez más importante que ha ido conquistando, poco a poco y progresivamente, este "extremo occidente" latinoamericano, dentro del conjunto de la historia reciente de nuestro planeta. Un rol crecientemente reconocido por todos los pueblos del mundo, que nos permite recordar algunos hechos que, a pesar de ser bien conocidos, tienden con frecuencia a ser ignorados u olvidados, al momento de enjuiciar o analizar estas problemáticas específicamente latinoamericanas. Y que sin embargo, nos dan ya de entrada una primera medida u orden de magnitud de la necesaria relevancia planetaria de América Latina. Así, es bien sabido que América Latina concentra casi el 9% de la población mundial, a partir de los 520 millones que la habitan actualmente y respecto

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América Latina Hoy

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http://revista-theomai.unq.edu.ar/numero6/artaguirrerojas6.htmAmrica Latina hoy: una visin desde la larga duracin(1)Carlos Antonio Aguirre Rojas** Universidad Nacional Autnoma de Mxico, e-mail:[email protected]"Ms que cualquier otra regin del mundo, Amrica Latina est en continua y rpida evolucin..."Fernand Braudel,Le monde actuel, 1963.

IntroduccinMucho se escribe hoy acerca de la situacin actual, de los problemas y de las posibilidades futuras inmediatas de este vasto espacio civilizatorio que es Amrica Latina. Y ello, no solamente por la atencin mundial que han suscitado en los ltimos aos fenmenos como el de la rebelin neozapatista de Chiapas en Mxico, la sublevacin india del Ecuador, o los dos recientes Foros Mundial Sociales de Porto Alegre en Brasil, sino tambin y ms ampliamente por el rol cada vez ms importante que ha ido conquistando, poco a poco y progresivamente, este "extremo occidente" latinoamericano, dentro del conjunto de la historia reciente de nuestro planeta.Un rol crecientemente reconocido por todos los pueblos del mundo, que nos permite recordar algunos hechos que, a pesar de ser bien conocidos, tienden con frecuencia a ser ignorados u olvidados, al momento de enjuiciar o analizar estas problemticas especficamente latinoamericanas. Y que sin embargo, nos dan ya de entrada una primera medida u orden de magnitud de la necesaria relevancia planetaria de Amrica Latina. As, es bien sabido que Amrica Latina concentra casi el 9% de la poblacin mundial, a partir de los 520 millones que la habitan actualmente y respecto de los alrededor de 6,000 millones que conforman a la poblacin de todo el planeta. Al mismo tiempo, y de los 127 millones de kilmetros cuadrados que configuran al conjunto de la superficie terrestre o emergida del planeta, 20 millones son ocupados tambin por las distintas naciones de nuestro semicontinente latinoamericano. Igualmente, y de los 225 pases que hoy existen en el mundo, 23 corresponden a pases latinoamericanos, si no consideramos a los pequeos pases de las islas de la zona del Mar Caribe. Finalmente, la lengua mayoritaria que se habla en Amrica Latina, el espaol, es la tercera lengua ms hablada en el mundo, luego del chino que ocupa el primer lugar y del ingls(2).As, representando en trminos gruesos, alrededor de una dcima parte de los habitantes y de los pases del mundo, y entre un sptimo y un sexto de los territorios del globo terrqueo, y siendo depositaria de la tercera lengua del planeta, Amrica Latina ha ido ganando poco a poco terreno dentro de los espacios de la economa, la geopoltica, y la cultura mundiales de los ltimos treinta aos.Sin embargo, y a pesar de esta atencin creciente hacia las realidades latinoamericanas, es claro que la mayora de los anlisis y las interpretaciones que se realizan de sus problemticas ms contemporneas, adolecen de visiones muycortasen trminostemporales, estando siempre aprisionadas en el estudio de los hechos y los acontecimientos de unos pocos das, semanas, meses o acaso de algunos pocos aos. Igualmente, existe una fuerte tendencia a intentar explicar Amrica Latinasolodesde la propia Amrica Latina, limitando los enfoques a visiones tambin muy locales, regionales o nacionales, que olvidan con frecuencia la insercin orgnica de Amrica Latina en el mundo, lo mismo que la sobredeterminacin de este mismo mundo sobre sus destinos ms esenciales. Adems, es tambin frecuente que estas visiones mencionadas, ms periodsticas y ensaysticas que bien fundamentadas, se hagan eco de los discursos oficiales y autocelebratorios de los distintos gobiernos latinoamericanos, aceptando acrticamente sus declaraciones y sus interpretaciones, y repitiendo sin reflexin sus mismos tpicos y mitologas autopropagandsticas.Por eso, y a diferencia de este conjunto dominante, creemos que es necesario intentar pensar a la Amrica Latina de hoy desde una triple perspectiva analtica, que sea delargaduracin,globalizantey explcitamentecrtica. Es decir, desde un enfoque que encuadrando los sucesos y realidades ms actuales dentro de una ptica de larga duracin, sea capaz de conectar nuestro "ms actual presente" con los distintos pasados relevantes que lo explican y que le dan sentido. Y tambin, un modo de anlisis que reinserta los destinos y los itinerarios de nuestro semicontinente desde una perspectiva globalizante o totalizante, dentro de las curvas de la historia universal pasada y presente, haciendo posible reconstruir la compleja y siempre fundamental dialctica entre la evolucin histrica latinoamericana y el decurso de la historia universal. E igualmente, una forma de aproximacin que desconfiando de los discursos dominantes y oficiales, siempre autocelebratorios y siempre mentirosos, sea capaz de conectarse nuevamente con las perspectivas del pensamiento social genuinamentecrtico, para "pasar a contrapelo el cepillo de la historia", mostrando tambin "el lado malo" de los procesos, junto a la caducidad ya activa del presente y junto a los elementos ya actuantes generadores del futuro porvenir.Siguiendo entonces la leccin de Marc Bloch, que repeta a su vez la frase de Michelet al afirmar "quien quiera atenerse al presente, a lo actual, no comprender lo actual"(3), creemos que para explicar la Amrica Latina dehoyes necesario remontarnos audazmente a la historia de la Amrica Latina de hace treinta, y cincuenta, y cien, y quinientos y ms aos. Porque si el presente no es ms que una acumulacin densa de fenmenos que corresponden a muy distintas temporalidades histricas, entonces su explicacin adecuada solo ser posible si abrazamos, sucesivamente, esos distintos tiempos histricos de dichos fenmenos(4). Porque la Amrica Latina en la que hoy vivimos se ha construido lo mismo con los Tratados de Libre Comercio que datan de solo hace unos pocos aos, que con la dependencia y la subordinacin econmicas que padecemos hace cinco siglos, y lo mismo desde los movimientos urbano populares que tienen solo tres dcadas de existencia, que desde los movimientos de resistencia indgena de tambin amplia y slida tradicin plurisecular.Y si la Amrica Latina actual solo es comprensible desde esa visin de la larga duracin y de las mltiples temporalidades, tambin debe verse siempre desde una ptica radicalmenteglobal. Porque si esta ptica globalizante, que nos permite ver los fenmenos sociales "desde el punto de vista de la totalidad"(5)es necesaria en general, lo es todava ms en el caso del estudio de la civilizacin latinoamericana, que desde su propio origen se constituye en funcin de las necesidades, demandas e imposiciones del exterior, de la propia economa mundial y de sus centros hegemnicos potenciales o activos, los que siempre le han impuesto una buena parte de sus "elecciones" y de sus diferentes destinos. Con lo cual, es claro quenohay historia o anlisis posible de Amrica Latina, que no sea a la vez historia o anlisis del mundo en su conjunto.Junto a esta visin densa temporalmente y a la vez globalizante, es necesario tambin abordar a la actual Amrica Latina desde un enfoque profundamentecrtico. Es decir, desconfiar de los discursos hoy tan en boga entre los politlogos y los periodistas, que nos hablan de "transiciones a la democracia" en prcticamente todos los pases de Amrica Latina, con el nico sentido de legitimar y apuntalar a sus respectivos gobiernos. O tambin, es necesario "pasar el cepillo a contrapelo"(6)de los discursos oficiales, que intentan vendernos los tratados de libre comercio, el Area de Libre Comercio para todas las Amricas (ALCA), o las polticas neoliberales salvajes como las "verdaderas soluciones" a la aguda crisis econmica actual latinoamericana y mundial, para poder mostrar en cambio, desde esa mirada a contrapelo de dichos discursos, como es justamente esta crisis profunda e indetenible la que se expresa e implementa en dichos tratados, en dichos acuerdos y en dichas polticas mencionadas.Proponiendo entonces explicar a Amrica Latina hoy, desde este triple enfoque de las mltiples temporalidades y de la larga duracin, de la visin globalizante y de la perspectiva crtica, quiz ser posible postular nuevas pistas de interpretacin, abriendo as los horizontes de este tema, al mismo tiempo fundamental y urgente, para el conjunto de los cientistas sociales latinoamericanos contemporneos.Algunas constantes de larga duracin de la Amrica Latina actualExiste realmente una civilizacin latinoamericana?. Fernand Braudel se ha planteado ya esta pregunta, al comentar un libro de Luis Alberto Snchez publicado en 1948(7). Y el debate sobre este problema, sigue siendo aun vigente y fundamental para la comprensin de lo que es hoy Amrica Latina.Entonces, si definimos a una civilizacin como una sntesis de trazos o de rasgos de larga duracin, que proyectndose en los mbitos de lo geogrfico, de lo econmico, de lo social y de lo cultural, van a definir la singularidad y especificidad de un vasto grupo humano, dndole una cierta coherencia histrica y una cierta identidad, podemos replantear la pertinencia o no de hablar de una determinada civilizacin de Amrica Latina existente en la actualidad.Y as, cuando observamos al conjunto de los pases que hoy habitan en los territorios de Amrica Latina, resulta claro que al correr hacia atrs la lnea del tiempo, sta muestra una claracontinuidad, que remonta su origen a los tiempos del llamado "descubrimiento" de Amrica y de la ulterior conquista espaola y portuguesa que le suceden(8). Porque si hemos de hablar de una ciertacivilizacinlatinoamericana, todava viva y en desarrollo, es claro que la misma nace como el fruto directo de la invasin y conquista espaola, y como secuela de la brutal interrupcin de la lnea evolutiva que haban desplegado las civilizaciones prehispnicas hasta principios del siglo XVI cronolgico.Y si bien este proyecto civilizatorio latinoamericano va a recuperar y a superar, en el sentido de laAufhebunghegeliana, tanto a sus races indgenas como a sus matrices europeas y africanas, tambin es claro que el fruto de este triple y en verdad mltiple mestizaje va a dar como resultado unanueva y originalfigura de la civilizacin humana, que ser justamente la de la civilizacin de Amrica Latina --al modo como la civilizacin europea ha nacido, en su momento, tambin del mestizaje doble de los aportes germnicos y romanos que se hallan en su origen--.Por eso, en nuestra opinin, y ms all de las evidentes diferencias y tonalidades locales, regionales o nacionales, de las distintas zonas de Amrica Latina, pensamos que es posible reconocer ciertostrazos civilizatorios de larga duracin, que dando unidad e identidad al conjunto de las poblaciones y de las sociedades latinoamericanas, se encuentran presentes a lo largo y ancho de todo nuestro semicontinente, constituyendo una verdaderacivilizacin de Amrica Latina. As, trazos como el de una relativa abundancia excedente del espacio latinoamericano, muy dbilmente colonizado por los hombres en ciertas vastas extensiones del territorio de Amrica Latina, o tambin la muy desigual distribucin de las poblaciones sobre los territorios que habitan, que nos da esa figura muy singular de la ms universal dialctica entre el campo y la ciudad, en la cual, junto a grandes y enormes ciudades, coexisten tambin dichos vastos espacios semivacos, sern trazos reiterados y constantes en toda Amrica Latina. O tambin, otro rasgo de larga duracin, tenazmente mantenido hasta hoy, es el que "atrae" de modo permanente a la masa continental y a la vida social e histrica de todas las naciones latinoamericanas hacia su propio Ocano Atlntico, construyendo con l vnculos y relaciones de afinidad privilegiadas. Pues es claro que este Ocano Atlntico, caracterizado por su mucha mayor densidad de flujos histricos generales, y por su funcin como "puente" entre Amrica Latina y Europa, no solo ha relegado a un lejano segundo plano al ocano llamado sintomticamente "Ocano Pacfico", sino que tambin ha implicado que prcticamente todo el semicontinente latinoamericano "mire" mucho ms hacia este mismo Ocano Atlntico, ubicando los capitales de los pases en su orilla oriental, desarrollando ms sus conexiones hacia los puertos Atlnticos, o recibiendo ampliamente vastos flujos demogrficos por esas mismas costas atlnticas y orientales, entre tantos otros sntomas de dicha atraccin magntica e histrica proatlntica.Rasgos de identidad civilizatoria afirmados en la larga duracin de la historia latinoamericana de los ltimos cinco siglos, que se encuentran presentes lo mismo en el mbito geogrfico o territorial, que tecnolgico, econmico, social, poltico, psicolgico o cultural, entre otros varios. Rasgos o seas de identificacin de una singular civilizacin de Amrica Latina, que a pesar de su enorme relevancia histrica, aun no han sido suficientemente detectados y estudiados de manera sistemtica por los historiadores y los cientficos sociales de nuestro propio semicontinente(9).De este complejo conjunto de trazos que conforman a la civilizacin de Amrica Latina, nos interesa subrayar solamente algunos, que habindose constituido en verdaderas realidades o estructuras de la larga duracin de nuestra historia, nos ayudan de manera eficaz para comprender la situacin actual y los posibles derroteros futuros de la Amrica Latina contempornea.Si queremos comprender a esta Amrica Latina actual, es necesario partir, en primer lugar, de la realidad estructural de que la civilizacin latinoamericana es hoy, y ha sido desde hace medio milenio, la civilizacinms dependiente y subordinadade todo el planeta. Y ello porque, desde su mismo origen como proyecto civilizatorio, el mundo latinoamericano ha sido construidonoen funcin de si mismo, sino siempre en funcin de los diferentes centros hegemnicos, potenciales o reales, de la economa capitalista mundial y del sistema histrico capitalista global. Porque dado que el nacimiento de nuestra civilizacin latinoamericana es un proceso simtricamentecontemporneoa la emergencia del capitalismo como sistema histrico, y con ello al nacimiento y afirmacin tanto de la primera economamundialcomo de la verdadera y estricta historiauniversal, entonces la suerte que le ha tocado a Amrica Latina en cuanto a su integracin especfica a este capitalismo, a esta economa mundial y a esta historia universal, ha sido la de ser una de las "periferias" o "reas dominadas" de dichas entidades globales mencionadas.Con lo cual, la civilizacin de Amrica Latina nace como civilizacinperifricaysometida, que viveparaEspaa, Portugal, Francia, Inglaterra, Holanda o Estados Unidos, y que edifica sus economas y sus sociedades en funcin de los requerimientos de esas potencias y metrpolis, peronuncaen funcin de un desarrollo propio, autocentrado o construido desde la lgica de sus necesidades y demandas internas ms esenciales.As, si bien han cambiado los centros hegemnicos externos que deciden e imponen el modo y las formas de construccin de nuestras economas y de nuestras sociedades, lo que ha permanecido inalterable es la realidad congnita de nuestra subordinacin y dependencia estructurales. Y es claro que es imposible entender a la Amrica Latina de hoy, sin considerar esta estructura histrica de nuestra condicin perifrica y sometida de larga duracin.En segundo lugar, y como una consecuencia directa de esta condicin siempre perifrica y dependiente, Amrica Latina es tambin la civilizacinms desigualde todo el mundo. Lo que no significa que sea la ms pobre, pues en este rengln quiz sea superada por la India o por varios pases de frica, pero si en cambio significa que es la civilizacin que presenta los mayores y ms brutales contrastes entre sus minoras ricas y sus mayoras de gente pobre y hasta miserable. Porque solo en Amrica Latina se alcanzan los grados de concentracin del ingreso que implican que junto a veinticuatro hipermillonarios mexicanos, incluidos en la lista de la revistaForbesde los hombres ms ricos del mundo, puedan convivir treinta millones de mexicanos que estn por debajo de la lnea de la pobreza extrema segn los criterios de la ONU, o que tambin explican el hecho de que sea Brasil el pas ms desigual del mundo y con el ms alto ndice de concentracin de la propiedad de la tierra del planeta entero, entre tantas otras manifestaciones de esta escandalosa desigualdad social(10). Profunda desigualdad social y carcter abismal de los contrastes que ella implica, que adems de explicar la persistente vigencia y amplia presencia global de lo que desde el siglo XIX se ha llamado la "cuestin social" a lo largo de toda la historia de Amrica Latina en los ltimos cinco siglos, es tambin un referente ineludible de la comprensin adecuada de su ms actual presente.Un tercer trazo civilizatorio de Latinoamrica es el hecho de su relativajuventud. Porque tambin es claro que Amrica Latina es la civilizacin msjovendel mundo, contando apenas con medio milenio de existencia, lo que le otorga en algn sentido una cierta ventaja comparativa frente al resto de las civilizaciones humanas contemporneas. Y ello, no solo porque aqu los procesos, las instituciones y las estructuras de todo tipo se asimilan y se construyen ms rpidamente que en otros espacios civilizatorios, sino tambin porque todas esas creaciones y realidades sociales presentan aqu el vigor, la fuerza y el impulso vitales y pujantes de una civilizacin todava en ascenso.Por eso Hegel pudo calificar a Amrica como el "continente del futuro"(11), y por eso los autores que se acercan a estudiar este mundo latinoamericano comprueban de diferentes maneras que aqu todo se desarrolla de manera ms rpida y gil que en otros lugares, inventando e improvisando formas y figuras diferentes de todo tipo, todo el tiempo, dentro de un semicontinente en el que domina claramente la novedad sobre la tradicin, y el futuro sobre el pasado, y ello en todos los planos de la totalidad social global.Civilizacin todava joven y en ascenso que es el espacio en donde florecen los "pases nuevos"(12), donde el sistema bancario se organiza en solo unas pocas dcadas, y en donde el capitalismo ms moderno data su existencia de casi solo ayer. Civilizacin donde las clases sociales acaban casi de formarse histricamente, y en donde la intensa movilidad social tanto vertical como horizontal es un dato constante y reiterado cotidianamente. Y tambin, en donde prosperan con fuerza los ms nuevos movimientos antisistmicos y anticapitalistas que sern el modelo para muchos de los futuros movimientos de resistencia anticapitalista de los prximos cincuenta aos por venir. Juventud y "elan" vital de nuestra civilizacin latinoamericana que juegan tambin un papel fundamental en la explicacin de lo que son hoy y sobre todo de lo que sern en el futuro inmediato y mediato los destinos principales de Amrica Latina.Y si desde su origen, la civilizacin de Amrica Latina ha sido dependiente y perifrica, tambin ha sido profunda, integral y permanentementemestiza. Porque a diferencia de otras civilizaciones, que en un momento dado de su historia han conocido y procesado experiencias determinadas de un cierto mestizaje temporal, Amrica Latina se ha conformado en cambio desde su inicio, como el proyecto de civilizacin que ahora es, desde untripley en verdadmltipleproceso de mestizaje, que integra y fusiona de manera orgnica tanto los aportes de los distintos grupos indgenas mayas, aztecas e incas entre otros, como de las diversas ramas de las poblaciones negras venidas de las diferentes costas de toda el frica, y junto a los variables flujos de las muchas Europas, no solo espaolas y portuguesas, sino tambin francesas, alemanas, holandesas e inglesas entre otras. Un mestizaje continuo y renovado a lo largo de toda la historia de la civilizacin latinoamericana, que es adems no puramente tnico o biolgico, sino tambin y de manera esencial, un verdadero mestizaje cultural, culinario, tecnolgico, social, econmico, poltico y global civilizatorio en general.Mestizaje recomenzado y prolongado durante siglos, que a la vez que reinventa y refuncionaliza a un conjunto importante de elementos civilizatorios conectados con la poca prehispnica --como en el caso de ciertos trazos de la sociedad y de la cultura indgenas--, est tambin permanentemente abierto a la incorporacin denuevoscdigos y de nuevos elementos culturales y sociales, lo que explica en parte el crnico "inacabamiento de las formas" que es muchas veces perceptible en realidades o procesos de la vida latinoamericana en general. Y es claro tambin que resulta muy difcil comprender a la Amrica Latina actual, sin considerar esta naturaleza suya, integral y persistentemente mestiza, que se despliega en su historia profunda de larga duracin(13).Finalmente y vinculado tambin con este trazo del profundo carcter mestizo del proyecto civilizatorio latinoamericano, est el hecho de que Latinoamrica es tambin una civilizacin profunda y arraigadamentecosmopolita. Es decir, una civilizacin que mucho ms que otras, ha estado siempre abierta a la recepcin y aclimatacin de las ms diversas "influencias" y "tradiciones" culturales, acogiendo lo mismo a los elementos culturales de sus tres matrices constitutivas mencionadas, que a las poblaciones y cosmovisiones venidas de China, de Rusia, o del Japn entre tantas otras. Porque dada la variedad de culturas que han conformado el tronco bsico de nuestra civilizacin, y que abarcan desde el vud africano hasta el protestantismo anglosajn, y desde los usos y costumbres indgenas hasta la moda francesa ms de vanguardia, la civilizacin de Amrica Latina se ha mostrado mucho ms receptiva y tolerante que otras civilizaciones en ese complejo juego de prstamos y rechazos que han ido definiendo su especfica identidad.Lo cual, tal vez se explica en parte por el hecho ya sealado de que esta civilizacin latinoamericana es, desde su nacimiento, contempornea estricta del nacimiento y afirmacin de la historiauniversal. Y por ende, la nica que se ha construido de manera paralela a los flujos e impactos permanentes de la mundializacin econmica y de la universalizacin histrica planetarias, desplegadas desde el siglo XVI y hasta hoy. Quinto rasgo civilizatorio de nuestra Amrica Latina que es tambin premisa importante de la explicacin de su presente y de su futuro porvenir.Partiendo entonces de estos parmetros explicativos de Amrica Latina, vista desde la larga duracin histrica, quiz sea posible proponer algunas pistas de interpretacin de su compleja situacin actual.Explorando a la Amrica Latina actual desde su propia densidad histricaSin tratar de agotar en estas pocas pginas, todas las complejas problemticas que Amrica Latina vive hoy, podemos no obstante sealar algunas de las ms relevantes, las que encuadradas desde las tendencias de larga duracin arriba sealadas, podrn tambin mostrar nuevas aristas u horizontes, que hagan posible un diagnstico ms acertado respecto de esa misma Amrica Latina contempornea.As, y tanto por su ubicacin geogrfica como por su actual funcin geopoltica, es claro que Amrica Latina se ha convertido, a lo largo de todo el siglo XX y luego de la decadencia de las potencias europeas posterior a la primera guerra mundial, en la "periferia inmediata" o en el "traspatio" funcional de la economa norteamericana. Cambiando entonces sus vnculos estructurales de subordinacin respecto de las distintas potencias europeas, vnculos que fueron vigentes hasta el siglo XIX, por su nuevo sometimiento y avasallamiento frente a los Estados Unidos construido a lo largo del siglo XX, Amrica Latina ha vuelto a cambiar los ejes de su articulacin dentro de la economa mundial, aunque sin perder nunca esta condicin de civilizacin sometida a los dictados del exterior.Nueva dominacin del centro norteamericano sobre Latinoamrica, que manteniendo todava vigente la vieja doctrina Monroe de "Amrica (Latina) para los (norte) americanos" nos explica el sentido esencial tanto del Tratado de Libre Comercio de Amrica del Norte, como del actual proyecto del acuerdo sobre el Area de Libre Comercio para todas las Amricas: de lo que se trata en ambos casos es de redefinir y protocolizar, una vez ms, las mismas y ya bien establecidas formas de la dependencia y el sometimiento de las economas latinoamericanas respecto de las exigencias y requerimientos de la dominante economa norteamericana(14). Porque es claro que lo que Estados Unidos necesita hoy, son mercados nuevos para sus mercancas ya invendibles en su propio mercado interno o en los mercados europeos y japoneses, junto a un flujo ms fluido tanto de las materias primas que Amrica Latina siempre le ha dado a muy bajos precios, como de la fuerza de trabajo barata de los mexicanos, salvadoreos, peruanos, etc., cuya migracin temporal quieren ellos administrar y regular de una manera mucho ms organizada y controlada que como ha existido hasta ahora.Insertando entonces a toda Amrica Latina, en un nuevo esquema de dominacin benfico solo para ellos mismos, los norteamericanos quieren hacer frente, en mejores condiciones, al proceso indetenible y cada vez ms evidente de su propiadecadenciaestructural como potencia hegemnica sobre el conjunto del planeta(15). Porque es obvio que desde hace treinta aos, Estados Unidos se bate en retirada en cuanto a su antiguo rol hegemnico como potencia econmica mundial, cediendo cada vez ms la plaza tanto al Japn como a la nueva Europa Occidental en proceso de unificacin.As, y aunque mantiene todava el dudoso liderazgo de ser la primera potencia militar del globo, Estados Unidos va decayendo en cambio como potencia tecnolgica, productiva, comercial y financiera del mundo, lo que explica su urgente y apresurado repliegue hacia los territorios de esta Amrica Latina que es su periferia ms inmediata. Un repliegue que no solo tiende a reforzar y a renovar, modernizndola, la dependencia econmica de Amrica Latina, a travs del mencionado acuerdo para la creacin del Area de Libre Comercio para todas las Amricas, sino que tiende tambin a vincular ms estrechamente la suerte de Estados Unidos con la de todo el continente americano.Pero si el periodo del mximo auge de Estados Unidos como potencia hegemnica sobre el mundo, desplegado entre 1945 y 1972-73, trajo muy pocos y solo marginales beneficios a las economas de Amrica Latina, muchos menos beneficios ha trado y traer esta decadencia hegemnica norteamericana hoy en curso. Por eso, Amrica Latinanotiene futuro alguno mientras se mantenga su condicin de periferia y su relacin de sometimiento a los Estados Unidos de Norteamrica, y mientras ms del 50% de los flujos de su comercio sigan teniendo como destino final a esa misma Norteamrica. Entonces, Amrica Latina debera, en lo inmediato, tratar de diversificar audazmente sus vnculos comerciales y econmicos con Europa y con el Japn, a la vez que, dejando de mirar hacia el norte, cambia totalmente sus actuales polticas para comprometerse en el intento serio de construir un mercado comnexclusivamente latinoamericano, donde se refuercen y agilicen los intercambios intralatinoamericanos, y se dejen en un claro segundo plano los vnculos comerciales con los declinantes Estados Unidos de Norteamrica. Y todo esto solo como paliativos temporales e inmediatos, encaminados hacia una estrategia ms global y de mediano plazo, de romper por primera vez y definitivamente la condicin dependiente y perifrica de la propia Amrica Latina. Y aunque esta estrategia podra parecer hoy como muy ambiciosa,nolo es, si partimos tanto de la existencia de esa fase decadente del ciclo hegemnico norteamericano, como del hecho de que el sistema capitalista en su conjunto se encuentra ya en su fase terminal, en su etapa de transicin hacia otro sistema social, o como afirma tambin Immanuel Wallerstein en una "situacin de bifurcacin"(16).De ah la importancia no solo real sino tambin simblica de defender la autodeterminacin de Cuba, denunciando el ya anacrnico y siempre injusto bloqueo comercial y general de la isla por parte de Estados Unidos, y exigiendo su derecho a decidir, de manera libre y soberana, el sentido de su posible destino futuro.Un segundo rasgo notable de Amrica Latina hoy es el de su rpida y crecienteurbanizacin. Hoy, el 70% de la poblacin latinoamericana habita ya en ciudades (17). Sin embargo, y en contra de las fciles generalizaciones de antao, que vean como un signo de indudable progreso este trnsito de la poblacin rural a la poblacin urbana, Amrica Latina demuestra que esa rpida urbanizacinnoes para nada indicador de un mayor desarrollo o de mejores condiciones de vida, para esas poblaciones que se mueven del espacio rural hacia el urbano.Y entonces, lejos de progresar, lo que esa poblacin latinoamericana hace es engrosar las filas de los habitantes de las inmensas chabolas, o favelas, o villas miseria, o ciudades perdidas, o barrios miserables, o reas de asentamiento precario, para mencionar solo algunos de los mltiples nombres que han recibido estas ciudades dentro de las ciudades que alojan a los pobres y a los miserables de toda Amrica Latina.Reproduciendo entonces un trazo tambin de larga duracin, que Fernand Braudel seal como caracterstico de las "civilizaciones del maz", y que concentra desmesuradamente en espacios limitados, a las poblaciones que se alimentan de este cereal(18), Amrica Latina incluye dentro de s misma no solo a la ciudad ms grande del planeta, la ciudad de Mxico, sino tambin a varias de las ciudades ms grandes del mundo. Aunque al mismo tiempo, y se trata de las mismas macrociudades lderes en cantidad de habitantes, a las ciudades ms contaminadas, a las que tienen ms problemas de trfico y de abastecimiento de servicios, y a las que reproducen de manera ms aguda todo el conjunto de las problemticas urbanas ms contemporneas.En estos pases de Amrica Latina, uno de cada diez brasileos vive en Sao Paulo, uno de cada cinco cubanos vive en la ciudad de La Habana y uno de cada cinco chilenos vive en Santiago de Chile, mientras que uno de cada cuatro mexicanos o guatemaltecos habita en la Ciudad de Mxico o en la Ciudad de Guatemala respectivamente, junto al hecho de que prcticamente la mitad de los argentinos viven en lo que se conoce como el "gran Buenos Aires". Con lo cual, no es sorprendente que en toda Amrica Latina florezcan abundantemente los especialistas de los temas urbanos, venidos tanto de la economa como de la sociologa, lo mismo que de la arquitectura, la antropologa, la geografa o la historia.Pero tambin, y a tono con todo esto, Amrica Latina es un espacio privilegiado del desarrollo de losnuevosmovimientos urbano-populares, que aqu adquieren una relevancia que no poseen en ninguna otra parte del mundo, siendo movimientos mucho ms organizados, combativos, y con mucha ms experiencia que sus posibles cercanos equivalentes de Europa, Asia o frica. Movimientos urbano populares que, si logran consolidarse como un actor social potente, consciente y bien organizado, habrn de jugar un rol relevante en las profundas transformaciones sociales que Amrica Latina habr de vivir en el futuro inmediato y mediato.Un tercer elemento de la definicin actual de la civilizacin latinoamericana es el que hace referencia a la composicin singular que hoy presenta su estructura tnico-demogrfica global. Pues si ya hemos sealado que, vista en su conjunto, Amrica Latina es una civilizacin radical y predominantemente mestiza, que es el fruto de un mestizaje mltiple, continuado y sumamente diversificado, ello no impide que dentro de esta tendencia general dominantemente mestiza, haya sobrevivido tambin una clara y especfica Amricaindgena, que abarcando a ms de 35 millones de indgenas dentro de nuestro semicontinente, se afirma hasta hoy como uno de los elementos esenciales de nuestro complejo mapa poblacional. As, constituyendo entre un 10% y un 15% de la poblacin total de Mxico, y entre el 40% y el 60% de las poblaciones de Guatemala, Per, Ecuador y Bolivia(19), esta Amrica indgena se encuentra hoy asentada, todava y de un modo profundamente arraigado, prcticamente en casi losmismos espacios geogrficosque habitaba en la poca prehispnica, en las zonas densamente pobladas por las civilizaciones mesoamericanas de los aztecas y los mayas, y en los espacios originarios de las antiguas civilizaciones incaicas.Arraigada entonces a sus tierras y a sus espacios de colonizacin precolombinos, a los que nunca ha abandonado, a pesar de los estragos y efectos devastadores de la conquista espaola, estaAmricaindgenadelargaduracinha permanecido como componente esencial de la civilizacin latinoamericana, modernizndose y transformndose profundamente en ciertos aspectos, pero manteniendo tambin vivos hasta la actualidad, una parte importante de sus usos y costumbres, de sus cosmovisiones y concepciones de la naturaleza, de la sociedad y del mundo, lo mismo que ciertos rasgos de su identidad y de sus formas de organizacin particulares(20).Una Amrica indgena que representa entre el 7% y el 8% de la poblacin total de Amrica Latina, y que desde esos rasgos al mismo tiempo transformados y conservados de su identidad civilizatoria milenaria, ha sabido resistir con xito a ciertas estructuras y dimensiones de la modernidad capitalista burguesa, avasalladora y homogeneizante, recuperando aquellos aspectos de esta modernidad que le eran tiles o progresivos, y rechazando tambin y resistiendo a aquellos que consideraba como ms negativos o destructores o regresivos en general.As, esbozando entonces una de las tantasmodernidadesalternativasa la modernidad capitalista dominante, esta Amrica de los indgenas latinoamericanos ha sido tambin la cuna de varios de los ms nuevos movimientos sociales antisistmicos y anticapitalistas de los ltimos treinta aos, movimientos que hoy se encuentran en las posiciones de vanguardia de la lucha global contra el capitalismo salvaje y neoliberal latinoamericano. Y es claro tambin que no puede existir futuro alguno de liberacin y de emancipacin social para Amrica Latina, que no incluya a esta Amrica indgena, la que no solo es un componente esencial e imprescindible de nuestra civilizacin, sino tambin una fuente primordial de lecciones para la construccin de esasmodernidadesalternativas, que habrn de ser el punto de apoyo para la superacin de la actual modernidad capitalista burguesa, hoy completamente en crisis.Otro elemento importante para la comprensin actual de Latinoamrica, es el que se refiere a la situacin de crnica crisis econmica que viven todas la economas de nuestro semicontinente. Crisis econmica que siendo simultnea y universal para todas las economas del planeta, se agudiza de manera especial en Latinoamrica, a partir de su ya sealada condicin estructuralmente perifrica y dependiente.Porque ms all de la mentirosa propaganda de la as llamada "globalizacin", que pretende ver al capitalismo como un sistema eterno, y a dicha globalizacin o mundializacin solo como su tersa, maravillosa, y benfica ltima etapa desplegada hasta hoy, lo que en realidad ha vivido y vive el capitalismo mundial de las ltimas tres dcadas, es su fase de existencia terminal, su crisis definitiva, y al mismo tiempo, el inicio de una transicin histrica que en unas cuantas dcadas ms, habr de dar origen a un nuevo y diferente sistema histrico global(21). Por ello, si queremos entender adecuadamente a Amrica Latina, e incluso al mundo actual, ms que hablar de los "efectos de la globalizacin" o de las "formas de insercin de nuestras economas" dentro de dicha mundializacin, lo que debemos examinar es ms bien la fragilidad cada vez mayor de todas las economas de Amrica Latina, atenazadas entre la cada vez ms pesada carga de sus deudas externas, y su nunca superada falta de competitividad internacional, las que sumadas a la crisis fiscal de sus Estados, a la eterna dependencia tecnolgica, comercial y financiera, al permanente intercambio desigual donde ellas son las vctimas, y a la enorme vulnerabilidad de sus monedas, de sus mercados internos y de sus estructuras productivas, conforman el escenario que explica el reciente y trgico colapso de la economa argentina sobre el que volveremos mas adelante--, lo mismo que las constantes devaluaciones y las continuadas privatizaciones de la propiedad estatal, pasando por los efectos tequila, samba o tango, y por las persistentes dificultades econmicas de todas las naciones de nuestro semicontinente.Lo que adems se agrava y agudiza en funcin de nuestra condicin de eterna periferia subordinada dentro de la economa mundial. Pues no es casual que la mayor contribucin que las ciencias sociales latinoamericanas han realizado en todo el siglo XX, ha sido justamente la de la llamada "teora de la dependencia", teora que ha intentado explicar y teorizar en sus implicaciones mas generales a esta misma condicindependientede Amrica Latina. Porque es esta misma condicin de dependencia la que determina que en Latinoamrica toda industrializacin sea "trunca", o "tarda", o "incompleta", o "deforme", mientras que toda agricultura es "subdesarrollada", o "subordinada", o "marginal", o "atrasada", o "desfasada"", o "demasiado poco moderna", y todo nuestro comercio, nuestros mercados y nuestras finanzas son "dbiles" o "dependientes", o "vulnerables", o "demasiado frgiles", para repetir solo algunos de los tantos calificativos que han merecido estas mismas realidades y dimensiones econmicas de las sociedades latinoamericanas.Dependencia y fragilidad econmicasestructuralesen nuestra civilizacin latinoamericana, que a la vez que fijan los estrechos mrgenes y lmites de accin que poseen los gobiernos y los actores de nuestro semicontinente --ms all de sus buenas y casi siempre ilusorias intenciones--, van abonando tambin, a travs de los mltiples efectos sociales, polticos y globales de la mencionada crisis econmica, las condiciones para una muy prxima transformacin social sistmica de grandes dimensiones. Porque, al igual que todas las civilizaciones del planeta, tambin Amrica Latina se encuentra hoy en la verdadera antesala de una revolucin social profunda y radical.Un quinto elemento fundamental para la comprensin del presente de Amrica Latina, es el hecho de que en los ltimos aos ella ha sido el escenario y el espacio de desarrollo denuevos y originalesmovimientos sociales antisistmicos y anticapitalistas. Porque como resultado de la extrema desigualdad interna que la caracteriza, y tambin de su eterna condicin de subordinacin dependiente, es que han ido madurando y gestndose esos nuevos movimientos sociales, movimientos que al involucrar en sus dinmicas esenciales a nuevos actores, problemas y cosmovisiones sociales, a la vez que reinventan y renuevan sus objetivos estratgicos, sus mtodos de lucha y sus formas de organizacin internas y externas, han logrado concitar una atencin prcticamente mundial, constituyndose progresivamente en una suerte de posibles "modelos" de lo que habrn de ser, en todo el mundo y en el ms inmediato futuro, todos los movimientos anticapitalistas y antisistmicos por venir.Porque igual que en todo el mundo, tambin en Amrica Latina ha sido la enorme revolucin cultural planetaria de 1968(22), el punto de ruptura esencial que ha dado nacimiento a todos estos nuevos movimientos sociales actuales. Pues es solo en las tres ltimas dcadas, que se ha pluralizado sistemticamente el abanico de los nuevos actores sociales antisistmicos, para incluir tanto a las mujeres como a los campesinos sin tierra, a los indgenas igual que a los desempleados, a los estudiantes tanto como a los colonos y a los pobladores, entre tantos y tantos otros grupos que hoy luchan contra el capitalismo, lo mismo en el mundo que en Amrica Latina.Nuevos actores sociales, que no solo han introducido dentro de la agenda de la reflexin y de la lucha a nuevas y hasta antes casi nunca exploradas problemticas, como las de la cuestin tnica, los problemas de gnero, los sistemas de la apropiacin y explotacin del espacio urbano, los puntos del rol social del Estado o de la funcin especfica de los intelectuales, o la discusin del concepto mismo y de los contenidos de la cultura, entre muchos otros, sino que tambin han incorporado dentro de las perspectivas del anlisis social, a nuevos elementos conceptuales y a nuevas cosmovisiones, que van desde la perspectiva de gnero hasta la cosmovisin indgena del mundo, y pasando entre otros por la cultura campesina, la cultura juvenil, la teologa de la liberacin o diversas formas de la contracultura.Renovacin de los actores, los temas y las perspectivas de anlisis de estos nuevos movimientos sociales, que tambin han modificado sus objetivos especficos, sus mtodos de lucha y sus formas de organizacin particulares(23). Porque hoy es frecuente, en el mundo y en Amrica Latina, encontrar movimientos que declaran explcitamente que su objetivonoes la toma del poder poltico, y que luchan ms bien por organizar vastos movimientos sociales contra el racismo, por los derechos humanos, en contra de la cultura machista y sexista, por la defensa de los grupos tnicos, o por el respeto a los derechos de las minoras. Movimientos que utilizan lo mismo el Internet que una marcha pacfica hacia la capital del pas, e igual una ocupacin directa de tierras que una presin y cerco masivo al Congreso, pero que tambin saben aprovechar las posibilidades que brindan los peridicos o los otros medios de comunicacin, tanto para la difusin de sus discursos como de sus silencios, en una determinada situacin.Nuevos movimientos sociales que se organizan tambin deotraforma, redescubriendo las virtudes de los mtodos de la democracia directa y de un nuevo tipo de relacin entre representantes y representados, desde el ahora clebre paradigma del "mandar obedeciendo", a la vez que proponen otro tipo de vnculos con la sociedad civil, y tambin nuevas formas de alianza, ms horizontales, descentralizadas, democrticas, tolerantes e inclusivas, con otros movimientos sociales y con otros actores en lucha.Elementos que redefinen a los nuevos movimientos sociales antisistmicos, y que se han plasmado de manera clara, por ejemplo, en el movimiento neozapatista mexicano(24), en el movimiento de los indgenas ecuatorianos(25), o en el movimiento campesino brasileo de los Sin Tierra(26). Tres movimientos sociales antisistmicos de nuevo tipo, generados en Amrica Latina en los ltimos lustros, y que destacan dentro del conjunto de los movimientos que hoy componen el vasto frente de lucha anticapitalista mundial, frente que no por casualidad, ha organizado dos de sus ms amplias e importantes reuniones recientes en la ciudad brasilea de Porto Alegre, con los dos grandes Foros Sociales Mundiales de Porto Alegre de los aos de 2001 y de 2002(27).Y es claro que no es posible tampoco entender Amrica Latina hoy, sin considerar este rol decisivo que hoy juegan varios de sus nuevos movimientos sociales antisistmicos, tanto en sus respectivos pases, como en todo el semicontinente latinoamericano e incluso en el mundo(28), lo que se ha vuelto a demostrar el ao pasado con la marcha neozapatista a la Ciudad de Mxico de febrero y marzo de 2001, marcha que ha enarbolado demandas cuya solucin --positiva y pacfica, o negativa y militar-- habr de decidir el futuro de Mxico para los prximos treinta o cincuenta aos por venir.Un sexto perfil importante de la Amrica Latina ms actual es el de la crisis total que viventodassus estructuras y construccionespolticasespecficas. Crisis global del nivel de lo poltico, que abarca desde el Estado hasta los partidos, pasando por las organizaciones polticas, por los funcionarios y por todas las figuras de la superestructura poltica, que Amrica Latina comparte una vez ms con todo el planeta. Pues lo mismo en el semicontinente latinoamericano que en el resto del mundo, se ha ido imponiendo cada vez ms en la opinin comn, una visin que identifica a la actividad poltica, en cualquiera de sus manifestaciones, con procesos de corrupcin, de trfico de influencias, de malos manejos y de abuso del poder, lo mismo que de cosas turbias, sucias e inconfesables. Es decir, un proceso dedeslegitimaciny dedescrdito totalde este nivel de lo poltico dentro de las sociedades contemporneas.Y si este proceso global no es ms que otra de las manifestaciones de la situacin de bifurcacin o de crisis terminal del capitalismo, que pone tambin en crisis a la institucin misma del "Estado" en tanto que entidad social(29), dicha crisis se agudiza y extrema en el caso de Amrica Latina, acercndose a veces hasta los niveles mismos de la tragicomedia. Pues en todo el mundo el Estado ha comenzado a dejar de cumplir sus tareas histricas ms esenciales, que son las de la salud, la educacin y la seguridad pblicas. Pero si en todo el mundo se privatizan las Universidades y se recortan los presupuestos para las escuelas pblicas, solo en Mxico se responde a una huelga estudiantil, en pleno ao 2000, con una intervencin de la polica dentro de la Universidad. Mientras la inseguridad se difunde y crece en todas las grandes ciudades del planeta, es tambin solo en Mxico que al gobierno se le puede ocurrir hacer deducibles de impuestos los gastos de blindaje especial de los automviles de lujo, desarrollados para supuestamente hacer frente a esa creciente inseguridad. Y es tambin solo en Amrica Latina, en donde la laxitud de los controles sanitarios estatales, permite que los grandes laboratorios del mundo "experimenten" con seres humanos los efectos secundarios de sustancias y de medicamentos an no aceptados en los pases desarrollados.Al mismo tiempo, se vive en Amrica Latina y en todo el mundo, un proceso de claradesprofesionalizacinde la poltica, que ha hecho posible que una Ex-Miss Universo haya sido candidata a la presidencia de Venezuela, o que un escritor lo haya sido a la presidencia de Per, pero tambin que hayan sido recientemente, o que sean hoy, presidentes de distintos pases latinoamericanos, un exgerente de la Coca Cola en Mxico, un exmilitar en Venezuela, un excntrico msico en Ecuador, o un socilogo reconvertido al neoliberalismo en Brasil, entre otros. Y es solo esta crisis profunda de la poltica y de lo poltico en Amrica Latina, la que hace posible entender que haya habido en nuestro semicontinente, gobiernos como los de Menem en Argentina, el de Fujimori en Per, o el de Collor de Melo en Brasil, entre varios otros que podran ser igualmente mencionados.A qu se debe esta crisis contempornea mundial de este nivel de lo poltico?. A la crisis terminal del sistema capitalista, pero tambin al hecho de que la poltica actual se ha desvinculadototalmentede lo social, de lo tico y de lo cultural. Porque como bien lo enseo Marx, lo polticonoes otra cosa que una forma protocolizada e institucionalizada de lo social mismo, forma que cuando se separa y autonomiza de ese sustrato social al que ella expresa, comienza a pervertirse y a girar en el vaco. Pues no hay partido, grupo u organizacinpolticosque valgan, sinotienen detrs de s, como su respaldo y apoyo real, a movimientos, fuerzas o grupossocialesque los soporten, apoyen y retroalimenten constantemente. Si no cuentan con ese respaldo, se convierten como sucede hoy, en solo membretes o cascarones vacos, cuando no en simples asociaciones o grupos de intereses personales y mezquinos.Y tambin, la poltica es o debera de ser, segn sus primeras definiciones, la gestin de los asuntos colectivos para la bsqueda del bien comn. Lo que solo es posible si dicha poltica posee una dimensin claramenteticay un sustrato densocultural. Pero la poltica actual se ha separado no solo de lo social, sino tambin de lo tico y de lo cultural. Y una gran parte de nuestros polticos actuales, en toda Amrica Latina, parecen competir a veces en cuanto a su grado de incultura y de falta de tica en general.Urge entonces, en Amrica Latina y en todo el mundo, redefinir profundamente el sentido de la poltica y de lo poltico, revinculndolo con lo social, con lo tico y con lo cultural. Lo que sin duda es otra ms de las tantas lecciones importantes que ahora nos estn dando en Amrica Latina, esos nuevos movimientos sociales antisistmicos antes mencionados, que nos recuerdan, entre otras cosas, que la poltica debe de "servir" a los movimientos sociales, que la bsqueda del poder por el poder mismo carece de sentido y termina por corromper a los que a ella se entregan, que solo se "manda obedeciendo", y que no hay poltica inteligente sin la escucha atenta del saber de los ancianos es decir sin la cultura que nace de la experiencia y sin la experiencia que brota de la verdadera sabidura cultural.Finalmente, un sptimo perfil de la situacin presente de Amrica Latina es el que nos remite a la intensaebullicin culturalque vive, desde hace tres dcadas, el conjunto de nuestro semicontinente. Pues es tambin en estos ltimos lustros, que las culturas latinoamericanas han ido ganando terreno en cuanto a su difusin planetaria, popularizando la msica y el cine latinos en Estados Unidos y en Europa, difundiendo las vestimentas, la comida y las bebidas latinoamericanas en Europa y en Japn, al mismo tiempo en que nuestra literatura y nuestras obras de ciencias sociales comienzan a traducirse ms sistemticamente a todos los idiomas del mundo, proyectando por todos los rincones del planeta tanto al "realismo mgico" latinoamericano, como a la teora de la dependencia elaborada por algunos de nuestros economistas e historiadores importantes.As, apoyada en el carcter joven, mestizo y profundamente cosmopolita de la civilizacin latinoamericana, la cultura de nuestro semicontinente afirmauna presencia cada vez ms relevante en el mundo, a la vez que multiplica toda una serie de estudios sociolgicos, econmicos, antropolgicos e histricos de una riqueza emprica y de una variedad de resultados monogrficos realmente impresionante. Riqueza y variedad empricas y monogrficas que nos empujan, cada vez ms, a dar el paso obligado siguiente, que es el de lageneralizacinepistemolgicade todos esos resultados, en la va de construir verdaderosmodelos generalesde anlisis, modelos que como nuestra especfica contribucin a las ciencias sociales actuales en el mundo, permitiran a Amrica Latina insertarse, de pleno derecho y en condiciones de igualdad con todas las restantes culturas, dentro de los debates intelectuales ms contemporneos.Adems, y en un nivel ms profundo, Amrica Latina es ya hoy un ejemplo de lo que, en el futuro, deber ser el dilogo multicultural y transcultural que habr de construirse entre todas las civilizaciones del planeta. Porque dada su peculiar composicin plurimestiza, y dado su cosmopolitismo acendrado, Amrica Latina ha sabido ya hacer dialogar en su seno, de manera tolerante, enriquecedora y abierta, a las ms distintas tradiciones culturales venidas de todas partes, integrando y recuperando de modo generoso y global muy diferentes perspectivas, cosmovisiones y puntos de vista culturales. Y puesto que uno de los grandes desafos actuales que enfrenta ahora la cultura mundial, en este nuevo tercer milenio cronolgico que recin comienza, es justamente el de instaurar en plenitud y el de salvaguardar este dilogo transcultural y multicultural en escala verdaderamente planetaria, entonces la experiencia que nuestra Amrica Latina ha acumulado y desarrollado desde hace siglos en este sentido, puede aportar mucho para la solucin de este mismo desafo.* * *Mirando entonces la situacin de Amrica Latina hoy, en este ao de 2002, desde una perspectiva global, densa, crtica y de larga duracin, podemos ser muy optimistas. Porque ms all de la miseria, de la crisis econmica, de la descomposicin social y de la decadencia poltica que hoy la azotan, estn tambin los nuevos movimientos sociales que se organizan y prosperan, las gentes que resisten, los intelectuales honestos que continan ejerciendo la crtica, y las vastas poblaciones latinoamericanas que buscan salidas a esta crisis mltiple.Y puesto que vivimos una clara situacin de transicin histrica, que est cerrando ya el ciclo de vida del sistema capitalista en todo el mundo, entonces no es demasiado aventurado el apostar a que quiz en los prximos cincuenta aos, Amrica Latina habr podido por fin romper su condicin de periferia y de dependencia econmicas, contribuyendo a terminar con la hegemona mundial de los Estados Unidos y con el propio sistema capitalista planetario. Y quiz veremos tambin como comienza a superar sus brutales desigualdades sociales internas, para construir una sociedad latinoamericananocapitalista, ms justa, ms equitativa y ms libre, al mismo tiempo que desarrolla y fortalece sus nuevos movimientos sociales antisistmicos, potencindolos como agentes importantes de ese cambio histrico global que estamos ya viviendo.Y entonces, quiz veremos tambin como esta civilizacin de Amrica Latina aprovecha su juventud, su fuerza vital, su profunda condicin mestiza y su arraigado cosmopolitismo, para enriquecer y potenciar ese dilogo abierto, plural e igualitario entre todas las culturas del mundo, que deber ser la base de la nueva cultura mundial, correspondiente al tambin nuevo sistema histrico que est por comenzar.

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Apndice: Amrica Latina despus del 11 de septiembre de 2001El contexto mundial despus del 11 de septiembre de 2001"En 1945, los Estados Unidos fueron los triunfadores de la guerra, y se durmieron en su superioridad, afirmada de manera trgica pero decisiva por las bombas de Hiroshima y de Nagasaki".Fernand Braudel,Las civilizaciones actuales, 1966.

A varios meses del trgico suceso del 11 de septiembre de 2001, resulta cada vez ms claro que uno de sus efectos principales, ha sido el de provocar un cambio importante y profundo en cuanto al diseo global que Estados Unidos intenta imprimirle al sistema entero delequilibrio general de la geopoltica mundial. Es decir que, si comotodoacontecimiento, tambin el del 11 de septiembre se inscribe necesariamentedentrode un contexto determinado previo, que lo limita y que lo sobredetermina en general, igualmente es claro que la profundidad de los impactos diversos deesteacontecimiento ha sido tal, que el mismo ha incidido en una modificacin importante de ese mismo contexto en el que se ha desplegado(30).Y parece ser claro que parte de ese impacto profundo, ha consistido en laacentuacinde la alternativa militarista y maccartista norteamericana que, desde hace ya varios lustros, vena siendo impulsada, con xito oscilante, por poderosos grupos econmicos estadounidenses, ligados obviamente a los intereses de su propio complejo industrial-militar.Porque desde hace ya tres dcadas Estados Unidos ha entrado en la fase de decadencia de su rol como potencia hegemnica dentro del capitalismo mundial, siendo poco a poco pero cada vez mssuperadaen la guerra tecnolgica, productiva, comercial, financiera, y econmica en general, tanto por Japn como por Europa Occidental, en un proceso claro que, como lo ha explicado bien Immanuel Wallerstein, simplemente repite para el caso norteamericano, el mismo patrn de decadencia hegemnica que han vivido ya primero Holanda a finales del siglo XVII, y luego Inglaterra en las postrimeras del siglo XIX(31).Y puesto que, en estas circunstancias de progresivo repliegue econmico frente a Europa y a Japn, lanicasupremaca todava incontestada que le queda a Estados Unidos es su liderazgo como primera potenciamilitardel planeta, entonces es lgico que algunos sectores importantes de sus clases dominantes, los ms atrasados y conservadores, hayan tratado de detener este irrefrenable proceso de decadencia hegemnica, econmica, poltica y social, por la va de las intervenciones militares en todo el mundo, de la fabricacin de mltiples guerras y de la ostentacin amenazante de este liderazgo militar norteamericano en todo el planeta.Pero dado que ese complejo industrial militar norteamericanonoes, felizmente, toda la economa de Estados Unidos, entonces su diverso xito ha sido muy oscilante, imponindose claramente durante los gobiernos de Ronald Regan o de George Bush padre y ahora el de George Bush hijo, para replegarse en cambio bajo los gobiernos de James Carter o de William Clinton, por ejemplo.Entonces, en este escenario contradictorio donde esos "halcones" de la derecha militarista norteamericana promueven todo el tiempo esta peligrosa estrategia militarista como posible alternativa al proceso de decadencia hegemnica, --estrategia que si puede llegar a triunfar en distintos momentos y en el corto plazo, est condenada necesariamente al fracaso en el mediano plazo--, en este escenario, el 11 de septiembre ha venido a otorgarle a esta opcin militarista un contexto momentneo particularmentepropiciopara su mayor afirmacin y para su actual despliegue, por ahora aparentemente incontestado y en gran escala.Con lo cual, es claro que los sucesos que hemos vivido en los ltimos meses, y luego de septiembre de 2001, constituyen en verdad el claro montaje de unacontraofensiva maccartista planetaria, encaminada a tratar de reconstruir el entero equilibrio de fuerzas de la geopoltica mundial, en beneficio de ese complejo industrial militar norteamericano que, por el momento, tiene el dominio del actual gobierno de los Estados Unidos.Y es justamente este proyecto maccartista global el que nos permite entender lo mismo la injusta masacre de las poblaciones afganas, que la intensificacin terrible del conflicto rabe-israel, junto a la muy posible futura intervencin militar en Irak, y al hostigamiento, por ahora slo verbal, de los cuatro pases denominados por esta retrica maccartista como los del supuesto "eje del mal". Pero tambin es este mismo reordenamiento geopoltico mundial, el que se encuentra a la base de los difciles fenmenos recientes que ha vivido Amrica Latina, y que incluyen lo mismo la terrible quiebra de la economa argentina o las agresiones injustas de Estados Unidos y de Mxico en contra de Cuba, que el fallido intento de golpe de estado en Venezuela, la ruptura de las plticas de paz en Colombia, o la parlisis consciente del gobierno mexicano frente al latente problema de Chiapas.Porque cuando repasamos el modo en que en estos nueve o diez meses se ha concretizado esta contraofensiva maccartista planetaria, nos damos cuenta de que su despliegue dentro del mundo no ha sido, ni mucho menos, ni homogneo ni continuo, afirmndose, muy por el contrario, de un modo claramente desigual y discontinuo.As, cuando pasamos revista al modo de implementacin de esta contraofensiva maccartista en todo el mundo, es fcil observar que la misma ha elegido, por el momento,dos zonas claras de intervencin activa e inmediata, junto al resto de las zonas del planeta que, en la situacin actual, quedan slo como zonas de una intervencin mucho ms limitada o de una posible intervencin activa futura, en el supuesto que esperamos obviamente equivocado--, de que esta desesperada y belicista contraofensiva maccartista a la decadencia hegemnica norteamericana, pueda mantenerse por ms tiempo, mediante la eventual reeleccin de George Bush Jr. dentro de un poco ms de dos aos.As, es claro por ejemplo que en el Lejano Oriente Estados Unidos no puede intervenir por ahora demasiado, a pesar del creciente temor que le inspira el rpido crecimiento de la economa china y el papel cada vez mayor de China dentro de la geopoltica mundial. Y no puede intervenir demasiado, en virtud de que esta zona est ms bien controlada por el Japn, uno de sus rivales econmicos hoy en auge, y al mismo tiempo su socio geopoltico principal dentro de esta misma zona. Por lo cual, Estados Unidos se limita aqu a amenazar a futuro, hostilizando a Corea del Norte, y amenazando slo veladamente a China, a partir de mantener su apoyo incondicional a Taiwn y de impedir su reunificacin con la China Popular, y desde este hostigamiento en contra de uno de los pases importantes fronterizos de esa misma China.Por el momento, tampoco parece factible una intervencin ms activa en Europa o en Rusia, luego de la brutal intervencin en Kosovo, y en virtud de que Europa es el segundo gran rival econmico de Estados Unidos, y de que Rusia an posee el segundo mayor arsenal militar de todo el planeta. Aqu, ms all de las presiones constantes por revitalizar y relanzar a la OTAN es decir por mantener el dominio norteamericano sobre los ejrcitos de Europa Occidental--, y del apoyo incondicional que ya posee de parte de Inglaterra, no parece tampoco previsible una mayor intervencin norteamericana, sino mas bien una actitud resignada frente al inevitable proceso en el que Europa occidental continuar expandiendo su presencia econmica y su limitado dominio geopoltico, tanto hacia Europa Oriental como hacia la misma Rusia.Igualmente, frica no parece interesarle demasiado a ese complejo industrial militar norteamericano hoy dominante, en virtud de su terrible pobreza actual, y del hecho de que, luego de dcadas de guerras internas y entre sus distintos pases, parecen haberla dejado por el momento prcticamente exhausta.En cambio, frente a estas vastas zonas de una intervencin slo acotada, puntual o eventual, Estados Unidos ha decidido concentrar por ahora sus esfuerzos maccartistas en dos zonas de una intervencin activa y persistente: en primer lugar en toda la zona del Cercano y del Medio Oriente, y en segunda instancia en nuestra propia Amrica Latina. La primera zona, la de los vastos espacios ocupados por las civilizaciones del Islam, y por la India, es una zona que, como muchos analistas han ya sealado, constituye un espacio vital para la declinante economa norteamericana en razn de su enorme riqueza petrolera(32). Lo que explica el hecho de que Estados Unidos haya irrumpido tan brutalmente en esta zona en todos estos ltimos meses, masacrando a Afganistn, azuzando y apoyando a Israel en contra de Palestina(33), atizando el conflicto entre Pakistn y la India, y amenazando con una muy posible nueva intervencin en contra de Irak.As, rompiendo totalmente los frgiles equilibrios que existan aqu antes de septiembre pasado, Estados Unidos ha configurado en este Oriente Medio y Cercano que gira en torno de la civilizacin islmica y de la India, unaprimerazona de intervencin activa. Intervencin que si bien ha logrado hasta hoy imponer por la fuerza, en el corto plazo, esa voluntad de reordenamiento norteamericano de la geopoltica mundial, esta creando en cambio en el mediano plazo una autntica bomba de tiempo de proporciones todava incalculables, bomba de tiempo cuya magnitud solo es posible imaginar lejanamente a partir de sus primeros plidos sntomas, que han comenzado a manifestarse ya de una manera trgica y terrible en los recientes sucesos del actual conflicto rabe-israel.Al mismo tiempo, y junto a esta primera zona de intervencin activa, el esfuerzo maccartista parece tener un segundo blanco, una segunda rea de intervencin inmediata que es precisamente el espacio de nuestra difcil y ahora acosada Amrica Latina.Amrica Latina en la geopoltica mundial actual"La revolucin cubana contina siendo la hoguera encendida y la lnea divisoria de los destinos de Amrica Latina".Fernand Braudel,Las civilizaciones actuales, 1966.

Reactualizando por ensima vez, la esencia expresada por vez primera en la doctrina Monroe, Estados Unidos ha decidido despus del 11 de septiembre de 2001, desplegar una nueva ofensiva global, pararearticular completamente la subordinacin de toda Amrica Latinaa su rediseo en marcha de la geopoltica mundial antes referido.Entonces, y definiendo a Amrica Latina como susegundazona de intervencin activa, Estados Unidos ha comenzado a impulsar mas enrgicamente el rea de Libre Comercio de las Amricas (ALCA), cuya esencia fundamental es, como habamos ya mencionado, la de establecer el nuevo mecanismo econmico para la regulacin y control, por parte de Estados Unidos, de las nuevas formas de articulacin de la vieja y ms que seculardependencia econmica de Amrica Latinarespecto de los centros hegemnicos del sistema capitalista mundial.Simple redefinicin de las formas de nuestra permanente condicin de dependencia econmica, que constituye la trama econmica profunda que subyace lo mismo a la crisis y a la quiebra de la economa argentina, y a las agresiones mexicanas y estadounidenses en contra de Cuba, que a la agudizacin del conflicto colombiano, a las presiones en contra de Brasil, al fallido golpe de estado en Venezuela, al intencionado estancamiento del dilogo con los dignos rebeldes neozapatistas de Chiapas, o a la absurda calificacin de las FARC colombianas, de Sendero Luminoso en Per, de la triple frontera o de regiones del norte de Chile como grupos o puntos de apoyo o nichos de financiamiento del fantasmal "terrorismo" supuestamente combatido por Estados Unidos.Porque es bastante claro que el proyecto del ALCA ha sido concebido, gestado y comenzado a implementar dentro del escenario econmico que hemos referido antes, en el que Estados Unidos lleva ya un cuarto de siglo dentro de un claro proceso de repliegue y de lenta pero indetenible decadencia econmica, disminuyendo cada vez ms su capacidad de competir con Japn y con Europa Occidental, en la feroz concurrencia tecnolgica, productiva, comercial y financiera hoy en curso. Entonces, y dado que Estados Unidos est perdiendo y seguir perdiendo esta guerra econmica frente a Europa Occidental y a Japn, ha decidido afianzar su presencia y su control econmicos sobre toda Amrica Latina, concebida a partir de ahora como su "zona de refugio" y como su espacio de dominacin incontestada en trminos de expansin de sus mercados, de inversin de sus capitales, y de suministro seguro de materias primas para el funcionamiento de toda su economa.Y es esto lo que constituye el Area de Libre Comercio para todas las Amricas. Es decir, la consolidacin de un espacio en donde habrn de venderse en gran escala, en todos los mercados latinoamericanos, la cada vez mayor cantidad de todo tipo de mercancas que yanoencuentran salida, ni en el propio mercado interno norteamericano, ni en los antiguos mercados europeos y asiticos, cada vez ms dominados por sus rivales econmicos ahora en ascenso. Concibiendo entonces a todos los mercados de Amrica Latina, como ese espacio seguro para la venta y realizacin de las mercancas producidas en Estados Unidos, el proyecto del ALCA ignora sin embargo que las posibilidades de absorcin de mercancas por parte de estos mercados latinoamericanos, estn determinadas por la pobreza y por la polarizacin creciente de nuestras economas, y por ende, por la estrechez relativa y la fragilidad permanente de nuestros propios mercados internos(34).Y lo mismo sucede con el flujo del capital excedente norteamericano, el que al verse desplazado de sus anteriores destinos en Asia por parte del capital japons, y de sus posibles destinos en Rusia y en la propia Europa por el capital europeo, comienza entonces a dirigirse de nuevo hacia Amrica Latina, en donde sin embargo exige condiciones de seguridad, rentabilidad y ausencia de conflicto social, que precisamente deben otorgarle las regulaciones y acuerdos incluidos en ese mismo ALCA. Lo que quiere decir que toda la reciente poltica agresiva e intervencionista de Estados Unidos, en Venezuela, Colombia, Brasil, Argentina, Per o Mxico, tiene justamente, entre otros de sus objetivos, el de crear estas condiciones ideales para una acrecentado flujo de capitales norteamericanos hacia todas nuestras diversas economas latinoamericanas.En tercer lugar, este ALCA pretende redefinir los nuevos trminos de lo que deben ser, en el inmediato futuro, las actividades econmicas prioritarias de Amrica Latina, pero claramente concebidas en funcin de esos intereses norteamericanos. Pues si ha de ser Estados Unidos el que nos invada con sus capitales para crear inmensos corredores de industrias maquiladoras en toda Amrica Latina(35), y si ha de sersuindustria la que alimente a nuestros mercados de bienes intermedios y finales en escala masiva, entonces es claramente previsible una marginacin y retraccin de nuestras propias plantas industriales en toda Amrica Latina, a la vez que una clara promocin hacia el primer plano de prioridades, de nuestras agroindustrias y de nuestras ramas productoras de materias primas. Pues en este esquema del ALCA, nuestra tarea, una vez ms, ser la de continuar produciendo materias primas baratas para esa economa norteamericana, suministrndole petrleo, minerales, carne, caf, trigo, agua, legumbres, metales, maderas, etc., etc., como los hemos suministrado desde hace quinientos aos a los sucesivos y cambiantes centros hegemnicos en turno del capitalismo mundial.Por ltimo, este proyecto del rea de Libre Comercio de las Amricas, tambin pretende regular y controlar los cada vez mayores flujos de fuerza de trabajo latinoamericana que migra hacia los Estados Unidos. Es decir, que se trata de imponer cantidades, tiempos, condiciones y modalidades a ese flujo migratorio que hoy se da de manera creciente, espontnea e indetenible, adecundolo a las necesidades y cambiantes exigencias de la agricultura y del asimtrico mercado de trabajo norteamericanos. Pretensin de regulacin que, dada la creciente polarizacin social y pobreza de Amrica Latina, difcilmente podr tener xito, en contra de la fuerte tendencia, que es una tendencia de alcance incluso mundial y que se manifiesta como igualmente presente dentro del continente americano, del creciente e irrefrenable flujo masivo migratorio desde los pases pobres del ahora llamado "Sur" hacia las zonas ricas y desarrolladas del llamado "Norte"(36).Y es precisamente sobre este teln de fondo fundamental, del nuevo inters econmico de Estados Unidos por Amrica Latina, concebida en este esquema del ALCA, como rea de refugio segura para ese repliegue y afirmacin econmicos de la declinante potencia norteamericana, que se explican varios de los principales sucesos recientes de nuestra historia posterior al 11 de septiembre pasado.Las nuevas formas de la imposicin hegemnica norteamericana en Amrica LatinaA esta luz, la reciente crisis argentina se revela claramente como el intento norteamericano de sabotear, de una manera radical, las posibilidades futuras del MERCOMUN de Amrica del Sur, a la vez que como demostracin destructiva del poder acrecentado y de las nuevas funciones intervencionistas que le estn siendo otorgadas a los organismos como el FMI y el Banco Mundial.Porque no hay duda de que tanto estos ltimos organismos financieros, como tambin el propio Estados Unidos, han dejado acontecer y hasta promovido conscientemente la verdadera quiebra de la entera economa de la nacin argentina(37), en una lnea que a la vez que asesta un golpe dursimo a ese MERCOMUN de Amrica del Sur proyecto claramente alternativo y opuesto al del ALCA--, depura en cierta medida a esa economa argentina de la presencia de capitales espaoles, franceses y europeos, preparando su sometimiento completo a las brutales y expoliadoras condiciones que dicho Fondo Monetario Internacional quiera imponerle ahora, y de ahora en adelante.Porque es claro que el lugar que ahora abandonan los capitales espaoles, o canadienses o franceses en Argentina, ser maana ocupado por los capitales de Estados Unidos o por los prstamos del FMI, dando curso en los dos casos a las tendencias generales antes sealadas. Y al mismo tiempo, las dramticas situaciones que desde finales de 2001 y hasta hoy se han hecho evidentes como los problemas y las dificultades centrales de la economa argentina contempornea como su desempleo enorme, su pobreza galopante, su parlisis completa del sistema bancario y financiero, o su catastrfica devaluacin an no concluida--, estn siendo claramente utilizadas por Estados Unidos como la demostracin del enorme poder que tendr, en el inmediato futuro, dicho Fondo Monetario Internacional, el que ahora se da el lujo de regatear y hasta de jugar con el otorgamiento de los quince mil millones de dlares que necesita de urgencia Argentina, para lograr destrabar y relanzar mnimamente su propia estructura econmica general.Y resulta instructivo recordar que, mientras que a Argentina se le regatean hoy quince mil millones de dlares, dejndola hundirse cada vez ms e imponindole dursimas condiciones, a Brasil en cambio acaban de otorgarle treinta mil millones de dlares, mientras que a Mxico le fueron otorgados, hace slo unos pocos aos, cincuenta mil millones de dlares, para paliar una crisis parecida de la economa mexicana, que bien habra podido desembocar en un escenario similar, para Mxico, al que hoy est viviendo Argentina.Por qu se ha "salvado" a Brasil y a Mxico, y en cambio se deja caer a Argentina?. Porque el derrumbe de Brasil la economa mas grande de toda Amrica Latina--, sera un colapso cuyas consecuencias financieras y econmicas sobre la economa internacional actual son imposibles de asimilar por esta ltima, y porque Mxico, a cambio de esos cincuenta mil millones de dlares ha empeado por varios lustros su petrleo a Estados Unidos, lo que Argentina no est en posibilidad de hacer. Y tambin porque Mxico tiene una frontera de 3,000 kilmetros con Estados Unidos, frontera que se volvera inexistente en el caso de una crisis mexicana similar a la actual crisis argentina, desencadenando un flujo migratorio desde Mxico hacia Estados Unidos de proporciones incalculables. Y tambin, porque esa virtual crisis mexicana se presentantesdel 11 de septiembre, y por lo tanto, antes de este rediseo maccartista, belicoso y prepotente que hoy caracteriza al intervencionismo norteamericano en el mundo y en Amrica Latina. Aunque, vale la pena insistir en que dicho salvamento de Mxico no ha sido mas quemomentneo, pues en contra de lo que opinan algunos economistas y politlogos apresurados, la posibilidad de una nueva crisis mexicana, similar a la crisis argentina, no est para nada excluida de nuestros posibles futuros cercanos, lo que incluso ha llevado a Immanuel Wallerstein a hablar de una verdadera bomba de tiempo mexicana(38).El FMI y Estados Unidos estn entoncesusandoa Argentina como ejemplo del riesgo que corren los pases latinoamericanos que no se sometan a sus injustos y brutales dictados. Con lo cual la pregunta obligada es: existe acaso una salida viable en el mediano plazo para Argentina, que no pase por la ruptura con el FMI y por la rearticulacin de un nuevo proyecto apoyado en la reconstruccin verdadera de la economa popular?, es posible esta opcin viable sin declarar una ms radical moratoria de pagos, y sin eliminar el odiado "corralito", volviendo a mirar hacia la verdadera riqueza de base y hacia los recursos reales de la economa argentina, a su agricultura, a su gente y a sus propias industrias, nacionalizando la banca hoy en ruinas, diversificando totalmente los flujos de capital exterior, descentralizando las posibles fuentes de dependencia extranjera, y profundizando no slo en el intercambio y el comercio con Brasil, sino con toda Amrica Latina, en la clara va de un futuro MERCOMUN Latinoamericano construido al margen de Estados Unidos?.Y es esta misma intencin, que en el caso de Argentina alcanza niveles dramticos, la que subyace tambin a las constantes presiones que Estados Unidos ejerce sobre Brasil, ms all del mencionado prstamo reciente, presiones que frente a las prximas elecciones presidenciales se han recrudecido e incrementado enormemente. Y por eso, no es casual que sea Brasil el pas que se ha opuesto ms abiertamente a dicho proyecto del ALCA, insistiendo en la necesidad de negociar con mucho ms detalle y punto por punto sus distintos rubros, reglas, e implicaciones. Porque dado que Brasil es la economa ms grande y tambin la ms importante y la ms avanzada de toda Amrica Latina hasta el punto de que en los aos setentas, algunos autores llegaron a hablar de un "subimperialismo brasileo" sobre las economas de Amrica del Sur--, es obvio que sera ella tambin la ms afectada y devastada por esta imposicin unilateral del ALCA, poniendo en jaque a toda su planta industrial, desmantelando ramas econmicas enteras hoy productivas y rentables, incrementando masivamente el desempleo, y amenazando con acelerar an ms la polarizacin y desigualdad econmicas de esta economa brasilea, que parecen ser tambin la desigualdad y la polarizacin ms dramticas y agudas de toda Amrica Latina y hasta casi del mundo(39).Igualmente, es esa voluntad hegemnica norteamericana de acentuar el dominio econmico y geopoltico sobre esta segunda zona de intervencin activa que es Amrica Latina, la que ha llevado a presionar al gobierno colombiano para que rompa las plticas de paz con la guerrilla colombiana, amenazando con una futura intervencin militar de Estados Unidos en Colombia, a partir de la inclusin de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, las FARC, dentro de la lista de supuestos grupos terroristas en el mundo.De este modo, inyectando cada vez ms recursos al llamado Plan Colombia, lo que Estados Unidos pretende es aumentar su control y supervisin sobre el hiperlucrativo negocio del narcotrfico colombiano, a la vez que reconquista la zona del sur de Colombia, puerta privilegiada de entrada al Amazonas y zona de una riqueza bitica extraordinaria, que es ampliamente codiciada por las industrias farmacuticas norteamericanas. Proyecto de reimposicin hegemnica en Colombia, que como es ahora claro, se ha fortalecido grandemente con el actual gobierno del derechista lvaro Uribe, fiel y disciplinado seguidor de estos dictados hegemnicos norteamericanos.Lgica global de reordenamiento geopoltico de toda Amrica Latina, que subyace tambin al montaje, finalmente fallido, del reciente golpe de estado en Venezuela en contra de Hugo Chvez. Un golpe de estado que se explica como la respuesta al suministro constante de petrleo a Cuba, a los trabajos de cabildeo de Chvez entre los pases productores de petrleo incluidos los del Medio Oriente-- para revalorar el precio en el mercado mundial de este vital producto, pero tambin de sus intentos mediadores en Colombia y de su retrica poltica, considerada como demasiado "independiente" por los grupos militaristas hoy dominantes dentro de la Casa Blanca Norteamericana.Y a pesar del carcter muchas veces contradictorio de las posiciones del propio Chvez, e incluso de ciertos de sus rasgos claramente autoritarios, no hay duda de que ha sido el importante respaldo popular del que aun goza, el que ha logrado revertir y anular a ese fallido golpe de estado, montado con toda la complacencia y el beneplcito de los Estados Unidos de Norteamrica.Finalmente, es este mismo nuevo intervencionismo norteamericano el que lo ha llevado a lanzar la reciente ofensiva mltiple en contra de Cuba, que abarca desde las absurdas acusaciones de que en la isla existen instalaciones destinadas al bioterrorismo, hasta las presiones y ofensas abiertas del gobierno de Mxico a Fidel Castro, pasando por la insolente demanda de "reformas internas" de George Bush Jr. al gobierno cubano, y por la mal intencionada y hasta ahora poco clara provocacin que representa esa extraa ubicacin de los presos talibanes en la base cubana de Guantnamo.Usando entonces a Mxico como aliado incondicional de este proyecto de reordenamiento geopoltico de toda Amrica Latina tanto como impulsor del Plan Puebla-Panam y defensor activo del ALCA, como ahora tambin en calidad de agente sometido, encargado de llevar adelante el hostigamiento diplomtico en contra de Cuba--, Estados Unidos intenta por ensima vez aislar a Cuba dentro del entorno internacional, en una lgica cuyo objetivo es el dedeslegitimara un gobierno y a un pueblo que, durante ms de cuatro dcadas, han mantenido una posicin de soberana radical y de abierta independencia frente a ese rediseo norteamericano de la geopoltica del planeta entero.Soberana e independencia de las que, en cambio, Mxico ha abdicado voluntariamente de manera clara frente a Estados Unidos, con las nuevas polticas de relaciones internacionales instauradas a partir de diciembre del ao 2000. Con lo cual, resulta claro el posible sentido global del "cambio" que Mxico ha vivido a partir del nuevo gobierno, y que tambin en este plano de la poltica exterior mexicana representa una clararegresin y retrocesohacia posiciones ms de derecha, ms conservadoras y ms miopes, frente a las muy diferentes polticas que Mxico tuvo, de defensa y de apoyo discreto a la revolucin cubana, durante esas mismas cuatro dcadas anteriores a diciembre del ao 2000(40).Ofensiva mltiple en contra de Cuba, y sometimiento diplomtico incondicional de Mxico a los Estados Unidos, que, esperamos, no habrn de prolongarse ms all de los actuales gobiernos de Mxico y de Estados Unidos, es decir de las fechas de 2006 y 2004 respectivamente. Y ello, slo si la presin organizada de los mltiples movimientos sociales antisistmicos de toda Amrica Latina, y de los propios Estados Unidos, no logran adelantar estas fechas mencionadas, imponiendo antes un alto a dichas polticas militaristas, derechistas y entreguistas ya referidas.Felizmente, y sin duda alguna, otro mundo es hoy posible!Resulta muy importante subrayar el hecho de que, dentro de este complejo escenario que hemos resumido hasta aqu, Amrica Latinanoes slo el lugar de esa segunda intervencin activa norteamericana, y su zona de repliegue econmico privilegiada, sino tambin y muy claramente como ya lo hemos sealado antes, el espacio en el que, en los ltimos veinticinco aos, se han gestado una buena parte de losms importantesmovimientos sociales de masas que hoy luchan en contra del neoliberalismo, del capitalismo, de la explotacin econmica, y de la injusticia y discriminacin social en todas sus formas.Porque en lo que parecera ser una especie de clarofrente de vanguardiaa nivel mundial, dentro de la vasta familia planetaria de los movimientos antisistmicos y anticapitalistas que se desarrollan hoy en todo el mundo, es indudable la cada vez mayor relevancia que han ido adquiriendo el movimiento neozapatista mexicano, los movimientos indgenas de Ecuador o de Bolivia, el movimiento de los Sin Tierra brasileo y el movimiento de los trabajadores, desempleados y piqueteros argentinos, entre otros varios.Movimientos todos estos, de una presencia social fuerte en sus respectivos pases, que al mismo tiempo tienen plena conciencia de sus ecos y de su significacin latinoamericana y a veces hasta mundial, como lo demuestran los dos Foros Sociales alternativos realizados en la ciudad de Porto Alegre en 2001 y en 2002, y el muy reciente Foro Temtico desarrollado en Buenos Aires hace apenas unos das.Porque si en Mxico, en Colombia, en Brasil, en Cuba, en Argentina, en Ecuador, en Guatemala, en Bolivia o en Per, entre otros lugares, hemos de ser capaces de hacer frente a esta contraofensiva maccartista mundial de Estados Unidos, siendo capaces de detener esa imposicin unilateral del ALCA, ese intervencionismo geopoltico norteamericano, y esa prepotencia militarista y en general del pas que se ubica arriba del Ro Bravo, esto slo ser posible a travs de todos estos movimientos sociales antisistmicos que, felizmente, se encuentran presentes y activos a todo lo largo y ancho de nuestra Amrica Latina.Otro mundo es sin duda posible, para Latinoamrica, para el Cercano y el Medio Oriente, y para todo el mundo. Pero depende de nuestra inteligencia, de nuestra organizacin y de nuestra capacidad de concitar el ms vasto apoyo social, el que seamos capaces de conquistarlo. Confiemos, de manera optimista, en que sabremos encontrar las vas para alcanzar ese otro mundo no slo posible, sino tambin anhelado y promisorio.Notas1) La primera versin de este ensayo fue escrita en abril del ao de 2001. Y aunque consideramos que las tesis principales aqu expuestas continan siendo vlidas en lo esencial, resulta obvio que los efectos del 11 de septiembre de 2001, sobre el mundo y sobre Amrica Latina, imponan una reconsideracin de algunos de los puntos aqu abordados. Por ello, hemos modificado ligeramente algunas partes de esa primera versin, y sobre todo hemos agregado el Apndice que acompaa ahora a esta nueva versin, y que ha sido escrito en junio de 2002, a la luz de esos efectos mencionados.2) Para algunos de estos datos, cfr. el libroEl estado del mundo 2000. Anuario econmico geopoltico mundial, Ed. Akal, Madrid, 1999.3) Sobre este punto, cfr. el libro de Marc Bloch,Apologa para la historia o el oficio de historiador, Ed. Fondo de Cultura Econmica, Mxico, 1996, pag. 150.4) Tal y como nos lo propone Fernand Braudel. Cfr. su brillante ensayo de 1958"Historia y ciencias sociales. La larga duracin", incluido en el libroEscritos sobre historia, Ed. Fondo de Cultura Econmica, Mxico, 1991. Pueden verse tambin nuestros libros, Carlos Antonio Aguirre Rojas,Fernand Braudel y las ciencias humanas, Ed. Montesinos, Barcelona, 1996, especialmente el captulo 2, "La historia en clave braudeliana" yEnsayos Braudelianos, Ed. Manuel Suarz Editor, Rosario, 2000.5) ptica globalizante que constituye uno de los reclamos centrales de Marx. Por ejemplo, en su clebre"Introduccin a la crtica de la economa poltica"de 1857, incluida en el libroElementos fundamentales para la crtica de la economa poltica. Grundrisse, Ed. Siglo XXI, Mxico, 1971, tomo I. Sobre esta exigencia de la historia globalizante vase tambin nuestro artculo, Carlos Antonio Aguirre Rojas,"Between Marx and Braudel: making history, knowing history"enReview, vol. XV, No. 2, 1992 y tambin nuestro libroLhistoire conqurante. Un regard sur lhistoriographie francaise, Ed. LHarmattan, Pars, 2000.6) Para retomar la expresin de Walter Benjamin en su conocido texto"Sobre el concepto de historia"incluido en el libroLa dialctica en suspenso. Fragmentos sobre la historia, Ed. Arcis-Lom, Santiago de Chile, 1996. Tambin nuestro ensayo, Carlos Antonio Aguirre Rojas,"Walter Benjamin y las lecciones de una historia vista a contrapelo", en la revistaSecuencia, num. 52, Mxico, 2002. Por lo dems, es claro que tambin esta tradicin delpensamientosocialcrticocontemporneo, tan brillantemente representada por Walter Benjamin, remonta sus orgenes principales al pensamiento y a la obra de Carlos Marx. Sobre este punto vase nuestros libros, Carlos Antonio Aguirre Rojas,Itinerarios de la historiografa del siglo XX, Ed. Centro Juan Marinelo, La Habana, 1999 yAntimanual del mal historiador, Ed. La Vasija, Mxico, 2002.7) Vase el texto de Fernand Braudel"Existe una Amrica Latina?"enLa Jornada Semanal, suplemento del diarioLa Jornada, No. 72, octubre de 1991.8) Sobre este punto vase nuestro ensayo, Carlos Antonio Aguirre Rojas,"Ms all de 1492. La lectura del pasado desde el presente"en el libroBreves ensayos crticos, Ed. Universidad Michoacana, Morelia, 2000, y tambin nuestro artculo,"Ne en 1492 sur le nouveau continent"en la revistaEspacesTemps, No. 59-60-61, Pars, 1995.9) No obstante, un muy interesante punto de partida para esta reflexin, todava en curso, sobre los elementos de caracterizacin de una posible civilizacin latinoamericana, puede encontrarse en el captulo "Amrica Latina" del libro de Fernand BraudelLas civilizaciones actuales, Ed. Tecnos, Madrid, 1978. En esta misma lnea, cfr. nuestro ensayo, Carlos Antonio Aguirre Rojas,"Fernand Braudel y la historia de la civilizacin latinoamericana"en el libroEnsayos Braudelianos, antes citado.10) Sobre este punto, cfr. el libroEl estado del mundo 2000. Anuario econmico geopoltico mundial, citado, pag. 398, y el ensayo de Bernardo Mancano Fernndez,Genese e desenvolvimento do MST, Caderno de formacao num. 30, Ed. del Movimento dos Trabalhadores Sem Terra, Sao Paulo, 1998.11) Vase al respecto su libro, G.W.F. Hegel,Lecciones sobre la filosofa de la historia universal, Ed. Revista de Occidente, Madrid, 1974.12) Sobre este punto, cfr. el ensayo de Fernand Braudel"El concepto de pas nuevo"en la revistaPerfiles Latinoamericanos, No. 2, Mxico, 1993.13) Sobre los efectos culturales de esta naturaleza mestiza de la civilizacin latinoamericana, cfr. el brillante libro de Bolvar Echeverra,La modernidad de lo barroco, Ed. Era, Mxico, 1998. Tambin puede verse el libro de Tzvetan Todorov,La conquista de Amrica: el problema del otro, Ed. Siglo XXI, Mxico, 1989.14) Sobre los progresos de este acuerdo sobre el Area de Libre Comercio de las Amricas, que ha sido muy comentado recientemente en todos los medios de comunicacin, vase por ejemplo los artculos"Extienden a 2005 fecha lmite para negociar el ALCA"enLa Jornada, 7 de abril de 2001 y tambin"Avanzan las negociaciones para conformar una Area de Libre Comercio en Amrica"enLa Jornada, 8 de abril de 2001, pag. 22. Esta iniciativa ha despertado, desde hace varios aos, fuertes movimientos de oposicin, sobre los que puede verse, tambin a ttulo de simples ejemplos los artculos de Emir Sader,"A ALCA e o Brasil", en el peridicoSem Terra, ao 16, num. 177, marzo de 1998, y el artculo"Brasil fuera del ALCA"enLa Jornada, 10 de abril de 2001, pag. 22. Tambin las notas periodsticas"Los globalifbicos advierten: nada nos detendr", en la revistaProceso, no. 1274, 1 de abril de 2001, y el artculo"Antiglobalizadores combatirn el Acuerdo con la estrategia de Drcula", enLa Jornada, 8 de abril de 2001, pag. 23. Por lo dems, es claro que esta dependencia de toda Amrica Latina respecto de Estados Unidos, construida a lo largo del siglo XX, se haagudizadoy ha adquiridonuevasfunciones despus del 11 de septiembre de 2001, tema que desarrollamos mas ampliamente en nuestro Apndice de este mismo ensayo.15) Decadencia estructural de la fuerza y la funcin hegemnica de los Estados Unidos en el mundo, iniciada con la crisis econmica mundial de 1972-73, y evidenciada recientemente en las irracionales y absurdas respuestas militaristas a los trgicos sucesos del 11 de septiembre pasado, que ha sido bien estudiada y explicada por Immanuel Wallerstein en varios de sus ensayos. Por ejemplo los reunidos en su libroDespus del liberalismo, Ed. Siglo XXI, Mxico, 1996, o tambin en su libroGeopolitics and Geoculture, Ed. Cambridge University Press/Maison des Sciences de lHomme, Cambridge, 1991.16) Vase por ejemplo su ensayo, Immanuel Wallerstein,"La imagen global y las posibilidades alternativas de la evolucin del sistema-mundo, 1945-2025"enRevista Mexicana de Sociologa, num. 2, 1999.17) Al respecto cfr. el libroEl estado del mundo 2000. Anuario econmico, geopoltico mundial, antes citado, pag. 344.18) Cfr. Fernand Braudel,Civilizacin material, economa y capitalismo. Siglos XV-