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MIGUEL ÁLVAREZ TRIGO
PAUL AUSTER;
PARA
PODER PERDONARLO
– Después de haber leído: TOMBUCTÚ –
—SUCESOS Y CUESTIONES VARIAS—
EDICIONESTORRE DE LOS PERDIGONES - SU EMINENCIA
SEVILLA2016
Libros gratuitos digitales
–EDICIÓN NO COMERCIAL – ____
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Autor:
Miguel Álvarez Trigo
Título:
Paul Auster;
para poder perdonarlo
–Después de haber leído: Tombuctú –
–SUCESOS Y CUESTIONES VARIAS –
Libros gratuitos digitales
EDICIONES
Torre de los Perdigones –Su Eminencia
Sevilla
01 de marzo de 2016
–EDICIÓN NO COMERCIAL –
Elaborada sin ningún interés de carácter económico.
En pasos a incorporarla a los comunes bienes culturales del idioma hispánico.
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ÍNDICE
PÁGINA
Paul Auster; para poder perdonarlo……………………………………………………. 5
Borges y la magia del azar……………………………….................................... 11
Aunque seas Dios (mi Dios) de las sonoridades…………………………………… 19
Vasos comunicantes…………………………………………………………………………… 21
Opinión-comentario sobre la novela de Kafka
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Libros gratuitos digitales
–EDICIÓN NO COMERCIAL –
Elaborada sin ningún interés de carácter económico.
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MIGUEL ÁLVAREZ TRIGO
PAUL AUSTER;
PARA
PODER PERDONARLO
– Después de haber leído: TOMBUCTÚ –
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PAUL AUSTER;
PARA PODER PERDONARLO
– Después de haber leído: TOMBUCTÚ –
Para poder perdonar a Paul Auster el final que le da a su novela TOMBUCTÚ me
veo abocado, necesariamente, a elaborar otro desenlace de “su historia”.
Es la única manera que se me ocurre para zafarme de su tétrica influencia.
¡Cuánta angustia ha despertado en mí!
Lo primero que se me viene a borbotones, en un torpe intento de desahogo, son
unos destemplados exabruptos tratando con ellos desaliñadamente de alcanzarlo a él;
son estos:
Maldito. Maldito. Te maldigo por dejarme tan abandonado como dejas también a
“Mister Bones”; abandonado y sin esperanzas.
(Estas invectivas van dirigidas también a todos los escritores que escriban para
dejar, gratuitamente, finalmente el corazón del lector roto, encogido, sin luz; deshecho
ante semejantes desconsoladores finales).
Señor Paul Auster habría de tener más en cuenta, he de decirle aquí, en relación a
la finalización de Tombuctú, escritor convertido así, para mí, en perverso, que para
penas el lector tiene más que suficiente con las que usualmente le depara la vida.
No creo que sea una excepción el profundo desasosiego que en mí ha surgido
como consecuencia de esa terminación tan macabra.
Te informo que me has llevado en vilo, flotando como en una nube, a lo largo detoda la mágica historia. ¿Por qué me dejas al final tan desesperado?
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Mira bien lo que te digo –es el final de un popular villancico que se canta por
Andalucía –:
>
Olvídate, o al menos no lo tengas tan presente, admirado Paul Auster, del
positivismo ateo que sólo termina desembocando en la desesperación. No temas
adentrarte por terrenos incógnitos de espiritualidad. Muéstranos no mínimamente
sino con mayor intensidad esas cosas en tus escritos.
Hurga, tómate en serio escritores como Bashevis Singer, Aleijem Scholem u otros
parecidos (que por cierto, que yo sepa, nunca has hecho referencia a ellos en ninguna
de tus novelas).
Bueno, lo dicho –y perdóname mis anteriores desabridas salidas de tono o
desatinos –, como tú dejas la historia, es decir la finalizas, en el momento en que se
precipita Míster Bones (el excepcional chucho de Willy) a través de un claro que se
había abierto en el tráfico de la carretera…
Pues ahí la retomo yo de esta otra, no trágica, manera:
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pequeño mueble metálico, le suministró, en un trozo de salchicha que previamente
había sacado de un viejo frigorífico, un antipirético. Y lo mismo hizo para que injiriese
un antibiótico. Afortunadamente no vomitó.
Míster Bones, derrengado y confuso por lo mal que se encontraba y ante lo
repentino e inimaginable para él de la situación, dejándose hacer, recordó las palabrasde Willy, aquellas de que para llegar a Tombuctú . Y de que en ese sitio . Debido a esto último, se dijo que a Tombuctú todavía no había llegado
porque se encontraba lleno de intensos dolores. Pero, por otra parte, en esta otra
persona percibía en él secretos efluvios muy parecidos a los de su antiguo amo. En
medio de todo este malestar y desconcierto pasaron como meteoros por su sentir
palabras aprendidas con dificultad como “Metempsicosis”, “Transmigración de la
almas” que Willy en determinados momentos, jactanciosamente las decía en medio de
la calle acompañándolas de largos discursos que nadie de los que pasaban a sualrededor parecían tener en cuenta pero que al final, él, siempre se quedaba entre
meditabundo y puede que también nostálgico.
¿Se habría dado ese inopinado milagro allá en el desolado arcén de la carretera?
¡Con contenida ternura el gigantón se había echado junto a él en la alfombra y Míster
Bones sentía el contacto de su cuerpo!
De esta manera, sintiéndose acompañado, y remitiendo paulatinamente la fiebre,
Míster Bones comenzó a quedarse dormido diciéndose:
–Esto me recuerda mucho los mejores tiempos que he tenido con Willy. El
reencuentro con mi amo en Tombuctú ha de ser como mínimo así.Y fugazmente, ya casi en la inconsciencia del dormir, le inundó la frase:
. Frase
con la que Willy había sermoneado muchas veces a los viandantes y, en momentos
puntuales también a él. Que mira por donde –según aseveraba su amo –, era algo que
se decía por aquellos lugares que se hallaban situados aledañamente a un concreto y
real Tombuctú geográfico. Y que a Míster Bones, sin llegar grandemente a entender la
diferencia entre uno u otro Tombuctú, aquellas palabras sentenciosas le resultaban tan
eminentemente graciosas que, sin saber por qué, lo incitaban a dar estrambóticos y
sorprendentes saltos ladrándole alegremente a su inigualable Willy.
Y es así que entró en el sueño mecido por otro de los dichos del bueno de su amo:
.
¿Se salvó?
¿Era incurable la enfermedad de Míster Bones?
¿Era un Diablo disfrazado el que lo había llevado a la cabaña?
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Si quieres más dolor, imagina lo que te parezca; ¡oh! desconocido lector.
Y si no, ponte a pensar que aquel rudo lugareño si marchaba solo sin presencia de
ningún perro era porque el suyo hacía poco había fallecido de puro viejo.
Y que en la calidez de la lumbre, junto al maltrecho chucho, pensó, curiosamente,que era casi milagroso que por aquellos parajes tan aislados hubiera venido a
encontrarse con otro perro de características tan semejantes al suyo.
Apercibiéndose de la relajación del animal, lentamente fue pasándosele también a
él. Y en las previas ensoñaciones de tránsito al sueño, los últimos contenidos de la
mente de esta especie de campestre tosco eremita fueron sus sentimientos de
perenne hermandad hacia su viejo animal de compaña ya difunto.
Así que, como podéis ver, aun siendo seres morfológicamente tan distintos, el
campesino solitario y el accidentado Míster Bones quedáronse dormidos, ambos, consentimientos que se asemejaban íntegramente en su esencialidad.
Barriada Su Eminencia.
Sevilla.
25 de febrero d e 2016.
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Y…
MÁS “LITERATURA”
- ESCRITOS VARIOS –
Miguel Álvarez Trigo
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BORGES
Y
LA MAGIA DEL AZAR
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“LA VIDA SE HACE A CADA INSTANTE”
Relato inédito del
MÍTICO BORGES
M.A.T.
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RESEÑA
Relato breve, donde Borges es “copartícipe mudo” que a semejanza del cubo de
Necker* (que al mirarlo fijamente cambia de perspectiva), pasa indistintamente de
autor a personaje del relato y que “el relator”, el otro participante del suceso ocupa
entonces el sitio de él.
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El cronista y partícipe
de esta historia:
Miguel Álvarez Trigo
Sevilla.
26 de diciembre de 2014.
Robert Desoille
EL SUEÑO DESPIERTO EN PSICOTERAPIA, 2013.
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“Toda edición o reedición de
un libro es, para los lectores,
una fiesta, una celebración,
porque les ofrece la posibili-
dad de continuar el vínculo
con el escritor”.
Borges en Revista Multicolor
Del Prólogo de:
María Kodama, 1995.
… “Son parte de la trama fatal de efectos y de
causas, que ningún hombre puede
predecir, y acaso ningún di os.”
Del poema
Jorge Luis Borges.
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“LA VIDA SE HACE A CADA INSTANTE”
Relato inédito del
MÍTICO BORGES
Yendo por Divina Pastora, camino de la Plaza del Lucero (que era donde estaba el
escenario de la Velá del barrio, aquel año de 1984), al doblar para San Blas, yo, con miborrachera de resulta de mi fracaso matrimonial, ¿a quién creéis que vine a
encontrarme...? ¡Al mismísimo Borges! No me lo podía creer (y no me lo podía creer
no debido a mi trascendentalismo innato hacia todo, sino porque era algo de por sí
impensable que si, afortunadamente, se le ocurriera venir a Sevilla anduviera por
aquella parte de la ciudad). Pero, ¡¡sí!! ¡¡Sí!! Era el mítico Jorge Luis Borges que venía,
llegando ya, prácticamente a mi altura (naturalmente iba acompañado de un pequeño
grupo de personas y alguien lo llevaba, dándole seguridad, de un brazo).
Y como concurría, para todo este inusitado suceso, la circunstancia de que poco
tiempo atrás le había leído unas opiniones muy pesimistas que en la actualidad tenía(tristes diría yo, o así me lo parecía en aquellas fechas), guardaba hacia él, aparte de la
gran admiración por su obra literaria, una actitud compasiva hacia su deterioro físico y
(¿por qué no?) psíquico también.
Entonces, ante lo inopinado de la situación, en aquella calurosa tarde noche de
inacabable verano, ante lo sorprendente de tener ante mí a tan quimérico creador,
espontáneamente me llegué a él exclamando entusiasmadamente conmovido:
.
Unísonamente a mi exclamación él me tendía su mano y estrechándosela, muy
rápidamente le dije, con el mayor fervor fraternal que un doliente pueda tener
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(tratando de infundirle ánimo puesto que de manera consustancial soy muy
sentimental y cuando bebo todavía lo soy más):
.
Él, se sonrió exactamente igual a como se le ve en todas las fotografías de sus
libros; expresión medio resignada, expresión medio errabunda inserta sabe dios enqué otros mundos, a saber en cuáles otras extrañas magnitudes.
Solamente le manifesté eso; pero, a través del contacto de nuestras manos, fue un
decirle . Él siguió con su grupo y yo me quedé asombrado
de mi atrevimiento. ¡Sí, que te parece!
¡Aconsejar, yo, al gran Borges!
A aquél que te lleva a subir en angustiosa fuga, perseguido por enloquecidos
perros lunares, por unas arruinadas escaleras de hierro hasta lo más alto de una torreen Bombay, allá por aquella enigmática India en plena noche de gran luna y que al
terminar de ascender te encuentras con un esquelético hindú en cuclillas miccionando
con fruición en un oscuro desagüe que hay en el centro de aquella inimaginada azotea.
Es suficiente con esta descripción para un posible pase a la posteridad, para un
“quedar adherido” a la Historia De La Literatura, ya que no es posible cansarse de leer
esta concreta escena. Yo, para describir la genialidad de Borges siempre hago
referencia a ella ya que desde que la leí siempre está presente en mí. La estoy
describiendo de memoria, sé que el texto original no es exactamente igual. Para aquelque quiera comprobarlo vaya y lea el relato Acercamiento a Almotásim. Nota: He
corregido el nombre de la ciudad, ya que he tenido que consultar el libro para escribir correctamente el
título del rela to; en vez de Bombay, la escena la había situado en Lahore.
Bueno, retomando el hilo principal de este inédito relato de Borges, es ahora,
cuando, específicamente, voy a ello, es éste:
Lo que se quedó inédito fue la contestación de él; que no dijo absolutamente
nada. Solo sonrió.
Yo, al tiempo de estar volcándole mi corazón, porque era así como vivía en aquellaépoca mi cataclismo familiar, veía, al unísono, mientras le hacía entrega de aquel
escueto pero, creo, destellante mensaje, su posible respuesta para persistir en su
obstinado pesimismo o melancolía; intuía que sería algo muy parecido a:
.
Entonces, en aquel, fugaz, paralelo imaginario debate simultáneo a mi afán
animador que estaba teniendo con él, me brotaba “mudamente”, sin llegar a ser voz,
sólo a través del tacto, la siguiente contra respuesta:
.
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Y hoy, treinta años después, que he conseguido darle forma a este pasado suceso,
que he venido a encontrarme con este Relato Inédito de Borges (sin saber
conscientemente en que nicho o extraño arcón secreto a estado depositado durante
estos años ni de qué laberíntica manera a conseguido ensamblarse para venir a
mostrarse así al mundo), me hago la siguiente pregunta:
¿Continuó Borges en su negativo pesimismo (si es que lo tenía) o le sirvió, mi
atrevido y no solicitado consejo, para ver las cosas con algo de mayor esperanza?
Lo que sí puedo afirmar es que por mi parte todo aquello fue como una especie de
irracional impulso de acercamiento hacia alguien de por sí dolorido en un intento de
calmar, de dar alivio a sus heridas.
Presiento que él lo entendió y que debió de sentirse reconfortado.Que captó la simpleza, la limpieza de alma de mi ingenuo candor.
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Barriada Su Eminencia.
Sevilla.
26 de diciembre de 2014.
(Ligeramente retocado,
persistiendo en aportarle
más optimación literaria.
15 de febrero d e 2016).
Suceso, en forma de relato corto.
Elaborado (emergido) sin ningún interés de carácter económico.
En pasos a incorporarlo a los comunes bienes culturales del idioma hispánico.
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MIGUEL ÁLVAREZ TRIGO
AUNQUE SEAS DIOS (MI DIOS) DE LAS SONORIDADES
DEBO DE VAPULEARTE VENERADO JUAN RAMÓN,
JUAN RAMÓN JIMÉNEZ
Juan Ramón Jiménez en un luminoso mediodía, allá en las marismas americanas
de La Florida, paseando por una arenosa trocha vino a toparse con un osado
desafiante cangrejo. No se le ocurrió mejor cosa sino entrar en duelo. Sacó de su
bolsillo su lápiz negro de color amarillo –herramienta del alma – y se la presentó como
arma. El aguerrido contendiente cerró en ella su tenaza. Caído en la trampa lo alzó y lo
giró, una y otra vez, hacia todas partes. El precario luchador no se soltó. Aguantó pero
no le sirvió de nada porque, después, el Poeta de la Luz, de un pisotón lo aplastó con
su zapato. Y, a continuación, rozando el idiotismo, se (nos) pregunta: ¿Fui malo? (*)
_____ (*) Ex traído de Antolojía poética (1936-¿1954?). Espacio. Fragmento
tercero.
¿Y lo dudas? De ahí todos tus padecimientos; sí, de tu falta de humildad. ¿Tan
diferente te sentías soez animal? ¿Y te quejas de los silencios, de las ausencias de ÉSE
que tú anhelas?
De ÉL te separa el abismo que forjas con tu soberbia.
¡Pobre animalejo que tuvo tan mal encuentro!
¡Oh! Lástima. Si hubiera sido alguien parecido a un Francisco (el de Asís), al verle
su hidalguía hubiera retrocedido mostrándole sus respetos en un intento de
apaciguamiento. Pero, ¡oh!, desgracia, vino a encontrarte un histérico y asustadizo
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vate ignorante de tus sentidos estéticos que sé que también tú los tienes. Y si así no
fuere, lo mismo da; tu vida, tu rara vida renqueante, simplemente por ser vida es digna
de admirarse, no de darle muerte.
Y después de semejante desatino, ¡oh! torpe imaginario dios Juan Ramón, deseas
un dialogo con tu conciencia. Pides ser escuchado y no oír. Un “buen” avispónaguijoneándote es lo que hubieras necesitado antes del inmisericorde acto.
Bueno, Juan Ramón, ¿seré, yo, tu conciencia pero recriminatoria como tú no deseabas? ¿Me oyes, Juan Ramón? ¿Me
oyes? Bueno, por si anduvieras por algún parecido sitio Swedenborgniano, sin , este es mi mensaje: aprende del final de un villancico popular (hecho
cante por Manuel Torre) que dice:
>.
¿Afortunados aquellos que puedan parecerles risibles estas cuestiones?Aquí están por si algún día pudieran servirles.
Sevilla 15 de mayo de 2015
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VASOS COMUNICANTES
– Historia verdadera aunque pueda parecer ficticia –
Un localcito (como bien lo dice la palabra) diminuto; en forma de estrecho tubo.
En el fondo del estrechísimo local el minúsculo mostrador de la tasca ofreciéndose
hacia la calle. Cuatro personas apoyadas en él quizás no quepan. En línea, arrimados a
una de las dos paredes, una fila de cinco o seis barriles de cerveza sirven de asientos
por una tabla puesta encima de ellos. Recién abierta la taberna, al anochecer, bien
caída ya la tarde (no tiene otra hora de abrir el bohemio de su dueño), el suelo todavía
está húmedo de haberle pasado la fregona. Sentado en la punta más cercana al
mostrador de ese improvisado banco, yo, con una cerveza en la mano, inauguro laventa y clientela de este día. Me entretengo con la música flamenca, siempre puesta, y
con las fotos legendarias de sus artistas que apretujadas llenan las paredes. Fernando,
el dueño, distraído, sitiado por los tanques refrigeradores, se encuentra reponiendo
botellines, latas de refrescos y otras cosas de enfriar.
En eso, del hueco para entrar y salir del mostrador asoma una cabrita (ya algo
crecidita) que marcha hacia la puerta de entrada para curiosear la calle –una corta
calleja peatonal semiinvisible cercanísima el mismísimo corazón de lo más antiguo de
la mía ciudad de Sevilla –. Debo decir que la cabrita, recientísimamente traída, hace la
función de perrito en este descabellado e irreal negocio que en invierno, para combatirel frío en el exterior, pone distintos braseros de cisco picón junto a las banquetitas
artesanales que distribuye en derredor a la puerta.
Debido a la estrechura, la cabrita pasa junto a mí; aprovecho y le paso la mano por
el lomo mientras la galanteo cariñosamente. Pero ella, indiferente, sigue hacia fuera
como si no le hubiera hecho gesto alguno. Debido a su frialdad, a su falta de respuesta
hacia mí, pienso que el animal debe de estar harto de tanto manoseo de los
embobados clientes.
Me despreocupo, entonces, de la cabra y me enfrasco en las fotografías que tengo
delante y en mis cotidianas meditaciones que, por cierto, son inacabables. Estando de
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esa manera, ya relajadamente, de pronto siento un empujón en el hombro. Me giro
para ver quién es el que me ha dado el golpe y… ¡Es la cabra! La indolente y gl acial
caprina bestezuela me la encuentro junto a mí, subida a la tabla banco mirándome
expectante después de haberme golpeado.
¡Había esperado a que me olvidara de ella! Y, sigilosamente, sin hacer el másmínimo ruido, se había subido (necesariamente de un salto) por la otra punta, al
improvisado banco. De esta manera se encontraba su testuz a la altura de la mía; así,
sin palabras, creo que estaba diciéndome (más o menos): . Tras esto recupera su pose de fría indiferencia, se baja
del tablón (en medio de mis exclamaciones) y con majestuosa parsimonia camina de
nuevo hacia la puerta de salida.
Así que, veintitantos años después de esta anécdota-suceso, sigo diciéndome:
¿Cómo son utilizados estos animales para sacrificios rituales?
Y después exclamo:
Puede que sea el momento de encender una vela o despertar incienso en
memoria del inveterado e insigne vegetariano Isaac Bashevis Singer –sí, el que escribió
y muchos, muchísimos cuentos más –. Él solo comía pan, leche,
queso, huevos, patatas, verduras y frutas.
Nota: He de advertir que este sitio descrito tan idílicamente en su apariencia fue para mí, como tantos
otros por los que deambulé en una etapa crítica de mi vida, una especie de cuerda funambúlica por
donde hube de caminar con precaución (siempre honestamente), porque en estos ámbitos,
independientement e de pa lpar, bucear en el Arte intrínseco de nuestra tierra, existía también el riesgo
de caída a simas peligrosas .
Acaecido en torno a 1990.
Redactado: 20 de abril de 2015.
Miguel Álvarez Trigo
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OPINIÓN-COMENTARIO
SOBRE LA NOVELA DE KAFKA:
¿Y yo, que esta obra la considero inmadura? ¿Cómo habría que considerárseme?
Opino que Kafka la inició con una intención y en su desarrollo se le fue de lasmanos y quedó, pues, así, como la leemos, desbaratada más de media novela, toda
ella llena de improvisación y de sinsentido. Debo agregar que la obra de Kafka me
repele aunque le reconozca originalidad. Tengo sus obras completas en un rincón, toda
polvorienta, y mirarla me causa repeluzno.
Isaac Bashevis Singer decía de Kafka que un escritor de ese tipo, con uno por siglo
era más que suficiente. Que si hubiera mayor proporción podría quedar asfixiada la
Literatura. Así que, ¿soy un aguafiestas? No es esa mi intención. Hablo desde lo que
me produce cada vez que haya ido a hojear algo de sus libros. Siempre me causa una
profunda desolación. Nunca me ha aportado gratificación alguna. Sólo desconsuelo yhonda tristeza. Bueno, mi opinión va dirigida a aquellos que les ocurra lo mismo que a
mí y es para decirles que no es necesario esforzarse en leer lo que les resulte
desapacible.
Un saludo,
A vosotros.
Lectores del presente,
Lectores del futuro.
Barriada Su Eminencia. Sevilla. 07 de febrero d e 2016. Miguel Álvarez Trigo
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UN SUEÑO Y SU INTERPRETACIÓN
En relación a los sueños siempre ha habido, fundamentalmente, a lo largo de la
historia de la humanidad, dos opiniones contrapuestas. Los que dicen que los sueños
no tienen sentido alguno y los que afirman que todos los sueños llevan consigo unmensaje.
Yo pertenezco a estos últimos. Y, como ejemplo, expongo una experiencia vivida
con un compañero de trabajo. La fecha en que ocurrió me parece que gira alrededor
del año 2000.
Es la siguiente:
.
Quien me lo describía era un compañero de trabajo. Para mí, era persona “ con los
pies bien puestos en el suelo”. Yo, soy todo lo contrario. Comúnmente suelo “estar en
la luna”; es decir, muy alejado de la realidad práctica. Me gustaba consultarle sobre
noticias sociales alarmantes. Él solía darme justas y acertadas opiniones. Pero, en este
suceso le cogía “ fuera de juego”. Nunca había hablado con él de sueños. Pero, la
, por parte de él, creo que le funcionó porque para mí el sueño era de
una claridad meridiana conociendo como conocía, más o menos, su personalidademinentemente racionalista.
Le dije: .
Casi instantáneamente vi, a través de su expresión, como en él –que estaba entre
escuchándome y pendiente de la calle –, se le iluminaba algo que le resultaba
esclarecedor.
He aquí, a continuación la sorprendente historia que me contó.
Me dijo:
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.
Mi amigo siendo como era muy racionalista y no queriendo continuar repitiendo
cada equis años toda aquella incómoda situación de volver a ver a su hermano muerto,
no se le ocurrió otra cosa (al cacho bestia), ante la inalterabilidad del cadáver de su
hermano, sino sugerirle al sepulturero el bárbaro desatino (si estaba en la legalidad) de
zamarrear los secos restos para así poder meterlo en la pequeña caja destinada al
osario. El sepulturero le dijo que si podía hacerlo si así lo deseaba. Y de esa manera
quedó realizado el definitivo traslado.Lo único que le sugerí es que podía llevarle flores cualquier día que estuviera
sobrado de tiempo. Y se lo dije con la intención de que el sueño no se le repitiera.
No volví a preguntarle ni él nunca más me comentó en relación al sueño.
Sevilla, 29 de abril de 2015
Miguel Álvarez Trigo
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MIGUEL ÁLVAREZ TRIGO
EN TORNO A ROBERT DESOILLE
YSU BENEFICIOSA INFLUENCIA QUE
HA EJERCIDO SOBRE MÍ
Robert Desoille (francés 1890-1966), de los cinco libros que publicó, a lo largo de
su vida, ninguno de ellos fue traducido al español.Yo, en mis búsquedas intelectuales, o espirituales, vine a encontrarme con esa
dificultad en mi deseo de llegar a la lectura de su primer libro (editado en 1938) así
como también el segundo (editado en 1945) que, realmente es complemento del
primero.
Debido a ello me he visto abocado a traducirlos para poder leerlos.
Hecho esto, después los he preparado para darle la oportunidad de poderlos leer a
todo aquel que hable nuestro común idioma.
He realizado una edición digital, totalmente gratuita –no comercial – de ambos
libros, los cuales se pueden conseguir a través de Internet entrando en:
ebiblioteca.org
—También en Google, si se entra con el título del primer libro ( Exploración de laafectividad subconsciente por el Método del Sueño Despierto ), el mismo Google telo ofrece bajarlo directamente en pdf dicho libro—.
El primer libro de Robert Desoille tiene por título:
Exploración de la afectividad subconsciente por el Método del Sueño Despierto.
El segundo:
El Sueño Despierto en Psicoterapia.
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Aquí, lo que inserto a continuación, es el artículo: ,
que incorporé como “anexo del traductor” en el primer libro.
Lo hice para que el posible lector viera que con este primer libro (que es donde
Robert Desoille se extiende en profundidad en mostrar el modo de alcanzar, de modo
autónomo, el estado de “Sueño Despierto Dirigido”), se puede obtenerenriquecimiento espiritual.
Absorbido en el trabajo de traducir el libro no se me ocurrió intentar esta
experiencia hasta después de tenerlo, para el púbico, totalmente traducido. Es decir,
llevaba hurgando con el método dos años y medio aproximadamente. Antes no se me
pasó por la mente intentar experiencia alguna. Todo ello sin contacto con nadie
excepto el que me proporcionaba el libro.
No sé el tiempo que pueda necesitar una persona sola para llegar a estas
experiencias.
Lo que sí puedo afirmarle es que dichas experiencias le dejaran huellasbenefactoras importantes.
He aquí como la tengo descrita en la página 287 de Exploración de la afectividad
subconsciente por el Método del Sueño Despierto:
(P. 287) Mi particular experiencia
A treinta páginas para finalizar la última revisión del texto, estando ya todo
definitivamente estructurado, incluso la nota finalizadora del que traduce, ha surgido
en mí la decisión de incorporar esta reciente vivencia por ser interesante, creo, para el
posible lector. Han transcurrido unos nueve meses entre la anotación de la pág. 47\28
y esta experiencia.
Ella, esta insospechada puerta, tiene su origen a partir de lo que describe R.
Desoille en la p. 26\16 y Caslant en la 20\12; dice el autor: Y esto es lo que Caslant sugiere : .
Yo, a medio camino entre una y otra sugerencia, me he encontrado
aproximadamente en el centro de un rústico salón-vivienda, elaborado éste con
troncos de árboles; al fondo, en la pared de la izquierda hay una ventana no muy
grande en relación a la dimensión del lugar. La estructura del recinto es algorectangular, casi cuadrada; es un íntimo-habitable refugio, se encuentra en penumbra,
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la luz que hay es la que llega de la no muy grande ventana; en la pared del fondo, en el
centro, hay una buena chimenea, está apagada. Se respira densidad, fortaleza contra
cualquier embate que pueda acontecer; incluso el fuego que viniera del exterior se
quedaría cascarilleando los robustos troncos. Es ahí donde me pongo a metamorfosear
preocupaciones por trapos que tirados en el terrizo pero compacto suelo los recojo ylos introduzco en un saco, uno de ellos tal como lo metía en dicho saco, dentro se
convertía en una serpiente. Me dije -hay que matarla-. Haciéndolo me sentía mal, me
di cuenta que sólo habría que adormecerla, dejarla sin conocimiento. Entonces le di un
golpe, por fuera del saco, y quedó todo en orden. Lo tiré hacia atrás, sin mirar hacia
donde y se esfumó (*). La sensación de bienestar fue impactante, me acerqué a la
ventana del fondo de la izquierda y sin darme cuenta me encontré flotando en el
exterior, una expansión clara celeste me rodeaba por todas partes; ascendí pero mi
seguro recinto flotando también muy de lejos casi sin verse me seguía; un
imperceptible hilo o mágico cordón lo hacía estar en vinculación conmigo. Podía llegaren cualquier momento a él. A partir de aquí, cuando quiero flotar , más que volar ,
pongo mi atención sobre este hallazgo y al momento estoy inmerso en el espacio.
Es como si el espacio, el éter incognitus, tuviera consistencia y uno nadase en él.
(P.288) Esta experiencia me acompaña cotidianamente desde que ha surgido,
obtengo una gran serenidad de ella. Pudiera ser mi gran acompañante. ¡Oh, Señor!
Gracias Maese Desoille.
(*) Cuando estoy dentro prácticamente sólo veo dos paredes, a mi espalda ha y muy poca luz.
(Editado este libro el
19 de abril de 2011)
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Y en el segundo libro de Robert Desoille, el titulado El Sueño Despierto en
Psicoterapia, lleva un anexo, al final de la obra, donde están descritas dos extrañísimas
vivencias que me tocó vivir en momentos difíciles de mi existencia. Éstas me
sucedieron bastantes años antes de conocer la obra de Desoille. Por lo inusual de ellas
las he mantenido en secreto durante todos estos años.
Casi teniendo acabada la traducción de este segundo libro decidí insertarlas estas
desconcertantes experiencias puesto que considero que son dignas de incorporarse en
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este admirable libro de Desoille donde a cada momento nos deslumbra con su original
método.
De esta manera creo salvaguardarlas de que puedan llegar a disolverse en el
olvido de un absurdo silencio improductivo.
Son estas:
(P. 385) Apéndice agregado a la traducción
Nota aclaratoria: Cuando he llegado, en la traducción, a las págs. 365\255 y 375\262 ya estaba redactado este trabajo. Los
hechos que aquí se muestran están en es trecha concordancia con las tesis que en ellas figura.
Vivo en un sueño,
Es lo que tengo,
Es lo que muestro.
POST SCRÍPTUM
De este quien traduce
Necesito indicar que el encuentro con la obra de Robert Desoille, y su traducción
de sendos libros, ha sido para mí un proceso ascensional por donde han ido
convirtiéndose oscuros plomos en prístinos oros. Es así que he ido recuperando
primigenias plenitudes que creía tenidas perdidas para siempre.
Necesito dejar constancia también, considero que aquí es sitio adecuado para ello,
de dos extraños sucesos que me acontecieron en unos momentos complicados de mi
vida y, de lo transcendentes que han sido para mí. Las explicaciones que doy de estos
hechos son parecidamente a dogmas de fe, me sirven para vivir , me valen porqueestas razones las siento verdaderas. Me imagino que distintas corrientes de
pensamiento pueden que obtengan otro tipo de conclusiones de todo esto.
(P. 386) Cuando se me presentaron las dos desconcertantes experiencias vivía
atormentado por el desmoronamiento matrimonial donde tres hijos pequeños estaban
también en medio de todo este caos. Corrían los años 80; fue cuando las salas clásicas
de cines empezaron a quedarse vacías debido al surgimiento de los ; casi todas las semanas llevaba a los niños a aquellas
desiertas salas de cine que poco a poco, en aquellos tiempos, fueron cerrando.
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Hubo un momento en que todo mi andamiaje espiritual se me derrumbó, y un
terrible vacío se apoderó de mí; mis anteriores convencimientos dejaron de darme
respuestas. Llegué a sentirme como colgajo de carne en gancho de carnicero.
Y dando tumbos por esta mágica ciudad que es mi Sevilla, Sevilla de mis ensueños,
testigo de mi naufragio, fui encontrando gentes y sitios que fueron para mí, náufragocomo era, tablas de salvación.
En ese transcurso vino a acaecer la tremenda conmoción del primer suceso, es
este:
El preámbulo a la primera experiencia, pienso yo, fue, entre otras cosas, una
particular noche de verano que viví en mi natal ciudad de Sevilla.
El punto de partida es el patio de un monasterio abandonado donde a través de
las cancelas abiertas se veían indeterminadas luces. Aquellas oscilantes y débiles
iluminaciones algunas se movían de un lado para otro y otras estaban quietas, sóloparpadeantes. Así estuvo un rato y como me encontraba frente a ese sitio en un lugar
iluminado, no conseguía distinguir lo que sucedía en aquel desvencijado patio
cuadrangular con columnas. De pronto, portando cirios, salió una especie de procesión
que la encabezaba una mujer -no recuerdo si llevaba algo en las manos, ¿un
pebetero?,- que, a la usanza griego-romana, vestía hasta los pies una túnica
blanquecina de tono amarillo hueso. El cirial desfile era un ceremonial relacionado con
la , me dijeron los contertulios a los que les pregunté; era la
noche del veinticuatro al veinticinco de junio.
Yo lo veía todo desde un velador donde sentado, tomando una cerveza, en lapuerta de una peña flamenca -dentro estaban cantando-, trataba de hallar algo de paz
en este entorno tan particular. La luna estaba grande y en aquel momento se hallaba a
media altura por encima de aquella desamparada construcción. Esa noche no era de
las incómodas de
(P. 387) Sevilla, hacía una temperatura agradable en aquel pequeño jardinillo de los
veladores –quiero recordar que había una parra además de otros árboles y algunos
rosales ¿y jazmines?-. Todo este lugar daba una sensación de exotismo y de derribo, así
me lo parecía y lo era realmente ya que para entrar a este sitio, se tenía que atravesar
un enorme portón de madera que siempre estaba abierto –todo este sitio tras el
portón había pertenecido ha dicho monasterio-. Este estar , años a, en desuso, esa
pérdida de función de aquel enorme portalón daba la impronta a todo ese terrizo lugar-Aunque pueda parecer pura construcción literaria este lugar existía en Sevilla en los años 90 del pasado siglo; estoy
refi riéndome al monasterio de San Jerónimo y a la Peña Los Cabales que, en aquel entonces , estaba asentada allí -.
Allí sus gentes fueron muy comprensivas conmigo.
Pues bien, estando pasando tan inusual comitiva y habiéndome enterado de su
curiosa singularidad, de pronto el dolor, la amargura, la desesperación que
continuamente me estaban machacando el alma, como consecuencia de habérsemeroto la estructura familiar en la que en el centro de todo se encontraban tres hijos en
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edad escolar, vino todo ello a ser sustituido por una especie de añoranza que emergía
en forma de pregunta con palabras, más o menos, como: .
No pasó nada más. Más tarde me despedí de las amistades de la peña y me fuipara mi casa a dormir.
El suceso. A la mañana siguiente me levanto y voy hacia el baño con intención de
prepararme para salir y cuando paso por delante de la habitacioncita contigua a donde
duermo, escucho que sale de ella un característico tac, tac, que al instante identifiqué.
Asombrado, confuso, perplejo me dije: …
- (Este balancín es un juguetito de los chinos y no es más que un pequeñito columpio en
donde un niño y una niña están los dos sentados. Debajo del asiento hay un imán y en la base
otro y, por debajo, tiene dos pilas que mientras tengan corriente, si se le da un golpecito alcolumpio, éste estará ininterrumpidamente columpiando a l os niños; a este ingenio yo le había
incorporado un pequeño interruptor para no tener que estar quitando y poniendo pilas ya que,
de fábrica, desde el momento en que éstas se colocaban comenzaban a gastarse aunque el
balancín estuviera detenido. Dicho balancín lo tenía colocado en una estrecha estantería de
madera destinada a pequeños objetos. Cuando quería ver como se columpiaban los niños tenía
que colocarlo, obligatoriamente, de forma sesgada precisa porque balancearse paralelo a la
pared no se podía, se caía al suelo, y de frente chocaba el columpio cuando éste iba hacia atrás.
Hacía más de seis meses, por lo menos, que no me acordaba de este, para mí, entrañable
juguete) -.
Miré hacia la exigua repisa de donde el juguete pero, para acrecentamiento del
(P. 388) expectante sobrecogimiento que en mí se había despertado, una camisa,
colgada, se interponía entre ambos; utilizo este cuartito, que carece de ventana, como
tendedero.
Cuando dije: no está explicada, ni mucho menos, la
conmoción que surgió en mí, ya que en el presente vivía solo y nadie estaba conmigo.
Entré, levanté la camisa sabiendo lo que iba a ver pero al mismo tiempo negando
lo que iba a presentarse ante mí. Todo sucedió muy rápido. Desplazar la camisa, ver el
balancín colocado en sesgo y en movimiento y sentir que el horror es espeso fue
instantáneo. El horror es espacial , cuando surge inunda todo el entorno de la persona
y se le incrusta como algo pegajoso ahogándolo en un inenarrable desconcierto; creo
que es la súbita desagregación de las estructuras del ser. Estando en ese momento de
pánico, los vellos de los brazos se me erizaron – jamás me había ocurrido eso- y me
vinieron, llenas de pavor, las palabras . El
espanto de ese momento estoy intentándolo describir pero todo lo que describo es
sólo una aproximación a lo que viví. Afortunadamente reaccioné –ya que esta
sensación si no se consiguiera uno distanciarse pronto de ella podría ocasionar
trastornos permanentes en la persona- diciéndome:
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solos!>>. Esta exclamación que nació en mí fue como un fanal orientador a las
negruras de mis padecimientos.
A continuación fui a comprobar, porque había que descartar cosas, lo primero la
cerradura de la puerta del piso; estaba correctamente, como siempre la dejo,
faltándole algo al recorrido del pestillo para que no puedan meter la llave desde elexterior. Si alguien teniendo la llave y estando dentro del piso sale para dejar el cerrojo
así desde fuera, necesariamente tenía que estar colocada la llave en la cerradura; no se
puede, en esa posición, sacar la llave desde fuera. Abrí la puerta, para comprobar, y no
había ninguna llave.
Todavía existía la posibilidad de que alguien, el que había puesto en movimiento el
juguete mientras yo dormía, estuviera dentro del piso desde antes de que yo llegara y
que todavía estaba dentro, escondido en algún sitio, esperando a que me fuera para
entonces él salir. Miré en sitios inverosímiles donde era imposible que un niño, por
muy pequeño que fuese, pudiera esconderse.
(P. 389) Descartada esta posibilidad me vestí y me fui al trabajo. Necesitaba hablar
con alguien pero me di cuenta que este suceso no se podía hablar con cualquiera.
Continuaba muy impresionado. Por fin localicé a un compañero a quien consideraba
que podría, más o menos, comprenderme; se lo estuve explicando y mientras le
contaba el suceso se me estuvieron abriendo las ideas y me fue emergiendo la
evidencia. El me preguntó que si había comprobado si el interruptor del juguetito
estaba activado; le respondí que imaginaba que sí, pero que yo no me había acercado,
en absoluto, al balancín -después cuando volví por la noche a la casa lo comprobé y,efectivamente, estaba activado-. Entonces le sugerí que o era obra de algo como los
espíritus o yo me había levantado sonámbulo, lo había activado y me había vuelto a
acostar. Y le aseveré que esta era lo opción más congruente.
Ya solo, a lo largo de varios días, la opción del sonambulismo fue tomando fuerzas
y fueron asomando explicaciones del porqué de todo aquello, son estas: El niño y la
niña del balancín simbolizaba a mi mujer y a mí –por eso, desde que lo vi,
inconscientemente, me había atraído tanto este juguetito; por eso incluso me había
atrevido y preocupado de mejorarlo insertándole un pequeño conmutador- y el acto
de sonambulismo era la respuesta de mi Yo Profundo, de mi Deus absconditus a la
pregunta en forma de nostalgia que surgió en mí la Noche de San Juan. Lo que venía a
comunicarme, esta Oculta Consciencia, con la provocación del acto de sonambulismo,
consistía en que, si no podía estar con ella en la realidad si podía estarlo
simbólicamente. Pero, en este suceso, además de esta comunicación, acaece un
atisbo, para mí, incluso más importante: Había algo que miraba por mí. Ante este Algo
me postro –¡Oh Señor misericordioso que me iluminas! ¡Gracias! por haber puesto Tu
Atención sobre mí.
La confirmación a estas suposiciones me llegó con una segunda experiencia, ésta
sucedió cerca de un año después; cuando ocurrió, ya había interiorizado este tan
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importante e inusual suceso acaecido. Lo que pasó por mi mente, por mi corazón con
esta segunda experiencia fue, hablándome a mí mismo, algo así como: ; pero ya no me causó la terrorífica conmoción de la primera
vez, fue una vivencia de serenidad. Paso a contarla, es muy distinta de la anterior:
El preámbulo. Un mediodía, que es cuando está todo más tranquilo, entré en una
de las grandes superficies comerciales a comprar única y exclusivamente dos cosas, un
par de
(P. 390) zapatos -porque los que tenía me resultaban incómodos para la época que
estaba llegando o porque se estaban empezando a romper, no recuerdo bien el motivo
pero sí que los necesitaba perentoriamente- y un bote de lavavajillas ya que llevaba
varios días batallando con el que tenía en el fregadero el cual su contenido se había
gastado y el de repuesto, situado siempre debajo de dicho fregadero, me habíadescuidado y no lo tenía comprado; me di cuenta del olvido cuando miré para sustituir
al usado. Llevaba dos o tres días queriendo comprar el dichoso bote de lavavajilla pero
solamente me acordaba de él en el momento en que iba a fregar algún cacharro y,
maldiciendo mi reiterado descuido, ahí estaba yo extrayéndole y extrayéndole las
últimas gotitas, los últimos míseros residuos para conseguir fregar un plato, un vaso o
algún que otro común utensilio.
Bueno, por fin compré los zapatos y el bote origen de mis últimas dificultades.
Más tarde, ese mismo día, me tropecé con un amigo al que le gusta el mundo de
los libros. Después de saludarnos, me hizo entrega de uno para que lo leyera y que lediera mi opinión porque: , me dijo. El libro en cuestión es la obra de teatro Días felices
de Samuel Beckett. No recuerdo si mi amigo me había hecho referencia, algunas
jornadas antes, a este propósito de préstamo.
Lo primero que hice en cuanto entré en el pisito -no llega a los treinta metros
habitables- fue poner el lavavajilla gastado en el sitio de los envases para tirar y,
triunfalmente, gozando del peso, gozando de la cantidad de jabón líquido a consumir
del bote nuevo, lo coloqué en su lugar correspondiente; el fregadero volvía a
encontrarse pleno para su función.
Comí algo, y poco después me acosté para iniciar a leer la obra emprestada. Ésta
consiste en una mujer que está enterrada hasta la cintura en un pequeño montículo y
que posee un bolso grande de donde va sacando objetos usuales, cepillo de dientes,
espejito, crema, etc., a los cuales los admira y ensalza grandemente como si fueran
cosas importantísimas. Desde el primer momento se ve que es una persona ridícula
por su modo de admirar tan triviales objetos; con otras palabras es ridículamente feliz.
Para mí, en esencia, ésa es la obra.
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(P. 391) Leyéndola pensaba en mi compañero de trabajo y en su afición literaria y
me decía que si él no había captado algo tan evidente como el tremendo dramatismo
que emanaba del personaje tan ridículamente feliz, siempre quedaría fuera de captar
innumerables manjares espirituales a los cuales él, así me lo parecía, perseguía
deseosamente.Luego, avanzando en la lectura -la leí esa misma noche ya que la obra no es muy
extensa-, de pronto me vino un estremecimiento como si hubiera recibido un
tremendo mazazo, se me tambaleó algo que siempre había considerado como
inamovible, sí, mis bien amados valores hacia los libros. Levanté la vista de la maldita
obra que leía y la dirigí a las estanterías repletas de volúmenes que están en torno a mi
cama –donde duermo lo llamo mi biblioteca-dormitorio-, al momento también recordé
todos los libros secundarios que, por falta de espacio, guardo bajo la cama en una
atestada caja y, casi instantáneamente a esta contemplación, emergió en mi
pensamiento, como un estallido, casi como un cataclismo dudosas elucubraciones.-¿Seré tan mediocre como el personaje de la obra?
-¿Será mi Palacio de las Cien Mil Puertas tan banal como el bolso de donde la
semienterrada mujer saca tan ridículos objetos y que tan absurdamente los ensalza?
¡Qué horror que mis libros y el bienestar que obtengo de ellos puedan ser tan
insulsos!…
Conseguí acabar tan repelente y poco, para mí, edificante libro y me eché a
dormir.
El suceso. A la mañana siguiente me levanté y comencé a prepararme para salir atrabajar como cualquier otro día. En ese transcurso tuve sed y fui a la cocinita –la
lavadora sirve de mesa, dos personas no caben en ella- a coger agua del grifo.
¡Bomba!... Veo en el fregadero, uno detrás de otro, dos botes de lavavajillas… al
momento pensé que el bote vacio no lo había puesto en el sitio de tirar -aunque
recordaba que así lo había hecho-. Al tiempo que miraba hacia el sitio de tirar tocaba
los dos botes del fregadero… Éstos estaban llenos y abajo en el rincón se encontraba el
viejo bote escurrido.
¿Qué había ocurrido? ¿De dónde había salido este segundo bote?... Teniendo el
tique de compra, como garantía para los zapatos, fui a cerciorarme si había adquirido
únicamente un bote aunque recordaba perfectamente lo que compré y lo que había
traído a la casa la noche anterior. En ese transcurso de diez o doce pasos, pensé:
. Seguidamente, tras corroborar la
adquisición de un único lavavajilla, la anterior frase, globalmente, sin desmenuzar aún
los por qué, fue el Hágase la luz.
Este suceso venía a confirmar las conclusiones a las que había llegado con mi
anterior experiencia; este acontecimiento ya no me produjo conmoción de terror
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alguna, lo que nació en mí fue una evidencia emocional honda que hacía decirme, más
o menos: . .
Lo que había sucedido, no encuentro otra explicación, es que cuando, días antes,
miré debajo del fregadero en el sitio del bote de repuesto no vi que realmente seencontraba uno de repuesto pero esta Oculta Consciencia si sabía que estaba allí. Y,
ante el desasosiego provocado por Samuel Beckett, que considero que es un escéptico
de la naturaleza humana, que está volcado hacia fuera y no sabe mirar hacia dentro -el
drama de la Cultura de Occidente, el escepticismo insertado en el milagro del
progreso, aunque éste intuyo que podría ser enfocado muy diferentemente-, mi Yo
Profundo actuó igualmente que en el caso del balancín, me hizo levantarme en
situación de sonámbulo y coger el bote no visto, el bote ignorado y sacarlo de su
invisibilidad al colocarlo en el sitio de uso junto al comprado el día anterior.
Esta Oculta Consciencia con esta acción tan desconcertante viene a responder aldesmitificador Beckett con las mismas herramientas que él utiliza. El mensaje se realiza
a través de un objeto de lo más cotidiano, de lo más vulgar, éste también podría salir
del bolso de la semi-inmovilizada mujer; la similitud es evidente pero el propósito
totalmente distinto. Beckett machaca los usuales valores de consumo, yo sin embargo,
cotidianamente, por su ingenio, me quedo pasmado ante la urdimbre de una tela, ante
tanta ciencia como reside en un imperdible, mucho más ante una cremallera, ni que
decir ante el milagro de tantas y tantas actuales cosas. De ahí esta inusitada
manifestación, esta extraordinaria respuesta de mi Oculta Presencia, su claro mensaje
más o menos viene a decirme: .
(P. 393) Este autor considero que se encuentra en la desesperación del borracho
que tira piedras sin preocuparse de adonde cae ; creo que lo ve todo desde su tétrico y
desesperanzado mundo.
Yo a pesar de los campos de exterminio, de la bomba atómica, de las casi
incontables barbaridades cometidas a lo largo de la historia, aún a pesar de todo ello
no tiro la toalla; veo también la loable labor cotidiana de las personas; en ellas me
apoyo para mirar perspectivas más serenas; he aquí algunas:
Me siento unido, en la conmoción, con lo doliente.
Soy uno más que conoce lo que es el sufrimiento.
También conozco el chisporroteo luminario de los instantes.
En los Instantes siento que reside la Eternidad .
La Memoria es su Pebetero.
Deseo que cada ser llegue a ver , sentir el Misterio del Más Alto Fulgor , el
desvelamiento de lo Diestro y lo Siniestro.
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La Oculta Presencia que siento, desde hace largo tiempo, sé que está del lado del
Amor, del lado de la Piedad.
Agradecido como soy ante algo que haya sido benefactor conmigo, muy
cotidianamente me brotan frases como: Gracias Señor por tu misericordia, haz que mi
voluntad no decaiga nunca.No hay posibilidad de otro lenguaje para dirigirse a Eso Oculto.
Ignoro si esta Oculta Presencia es o no es parte secreta de la propia naturaleza
humana.
Rehúyo entrar en esa cuestión. No es necesario.
No quiero tener mayor suerte que una hormiga, que un caracol.
Pido piedad para todo lo que sufre.
Pido una misma suerte para todos.
Anhelo que todos seamos parecidamente a esa portentosa estructuradenominada Pietà -la de Miguel Ángel- antes de su milagroso desescombro; y que los
padecimientos y tragedias sean como los golpes de desbastamiento que ejecutan
secretos escoplos moldeándonos, desprendiéndonos y quebrando la pétrea costra que
nos envuelve y nos aprisiona. Que todo sea un prepararnos para esta milagrosa
emergencia, para esta inusitada transmutación del dolor en Belleza.
(P. 394) La bíblica historia de Job me sirve para lanzar una pregunta: ¿Se aceptaría
el dolor si sirviese para ese inenarrable encuentro que él tuvo? ... ¿Qué por qué tiene
que suceder así?...Vayamos, tomemos el planteamiento desde otras geometrías: ¿Y si fuese estos
Arcanos Retumbes, estos portentosos excepcionales sucesos una especie de
contraprestación que nos ofrece la enigmática Mater Natura? ¿No habría que
agradecérselo?
Es por eso que a pesar de todo, de tantos abismales cataclismos, espero que cada
padeciente ser encuentre algún tipo de alivio más o menos a como lo he hallado yo.
… Así pues si la contemplación de la mujer del bolso nos resulta insoportable,
ignorémosla, pasemos lo más alejado de ella, dejémosla con sus cosas, ella es feliz…,
como yo con las mías.
… -¡Sí!, podré seguir viendo mi pequeño habitáculo como lo que es, ¡oh!, ¡sí!,
¡como mi Palacio de las Cien Mil Puertas!, porque eso es mi biblioteca-dormitorio,
tengo libros que no alcanzaré a leer, poco tramo queda ya para los setenta años, nunca
podré recorrer enteramente mis Aposentos… Por ellos deambulo apaciblemente con
innumerables presencias y con tres definitivas compañas. Siempre voy con ellos
recorriendo mis serenos patios, mis vivos jardines, mis salones y rincones mágicos que
cuantiosamente se me presentan a cada puerta que abro, en cada escalera que subo,
en cada adornado pasillo que recorro, en sus bifurcaciones hacia todos lados llenas de
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enredaderas y pequeñas fuentes que suave borbotean… ¡Oh mágicas barandas! de
calmos miradores; en cada tramo hay lugar para el deleite de la vista del alma y… ¡Sí!
siempre van conmigo, juntos o algo separados, cada uno descubriendo sus propias
cosas y comentándolas si es que nos vinieran en gana, en primer lugar, y esto en orden
a antigüedad y sencillez de propósitos, la compañía de mi buen amigo Maigret el cuales más real que aquél de quien surgió –el mismo caso del Quijote-; sí, siempre tengo la
presencia del buenazo de Maigret y su atenta y comprensiva esposa, ella siempre tan
entrañable derrochando hogareña calma y él siempre tan pendiente de ella, siempre,
siempre, siempre. Maigret defendiendo a capa y espada la conservación en su
despacho de su vieja estufa de carbón; a estar continuamente cargando su colección
de viejas pipas, a su departir con los sencillos, a su
(P. 395) gusto por los pequeños locales y casas de comidas con los propios vinos de
cada tabernero… ¡Oh! el Maigret de ese increíble imaginado París de las Artes y de lasbuhardillas, de los empedrados o terrizos patios con minúsculos y viejos talleres, a
veces casi derrengados, y sugerentes portales y escaleras, ¡oh sí!, escaleras, escaleras,
escaleras casi interminables…
Mi segunda compaña es la del sublime y dolido vegetariano, hermanado con todo
lo viviente y cargado de milenaria tradición de donde siempre nos habla tan
conmovedoramente, me estoy refiriendo a mi inestimable Isaac Bashevis Singer –se
hizo vegetariano por compasión a los animales; yo, cuando muera, quiero ser
enterrado para que así pueda ser comido por otros seres en un intento de descargo
por los que he devorado en el transcurso de mi existencia; soy carnívoro no puedoevitarlo-, él me hace reír y llorar como con nadie me ha ocurrido; es el portavoz de
esas almas humildes de las que los demás nunca llegan a ver la grandeza de corazón
que ellos portan. El gran Ernesto Sábato –el autor de tres eternos libros- con su
capítulo Sobre pobres y circos, de la obra Abaddón el Exterminador , es la excepción;
considero que no hay mayor verdad que pueda igualar a la que está contenida en ese
capítulo, siempre lloro cuando lo leo, he vuelto a llorar cuando he ido de nuevo a
comprobarlo tras escribir este párrafo.
¿Cuándo el ser humano hará suya las verdades contenidas en ese puñado de
palabras?
El gran mensaje se resume en dos sencillos principios, son estos:
Primero: Eliminación del dinero.
Segundo: Cada uno aportará lo mejor de sí mismo y cada uno tomará lo justo
que necesite.
Sé que esto sucederá y que ocurrirá a nivel mundial. Será impensable que una
persona no disponga de alimento, ropa, cobijo y asistencia médica y cultural; a cambio
entregará a los demás, alegremente –aquí es donde residirá el milagro-, lo mejor que
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tenga de sí. No se rían, ni se me enfaden tampoco, pero es así como lo siento; si para
ello es necesario que suceda una especie de genético cambio El Gran Misterio -La
Madre Natura-, en su momento, moverá fichas, hará que aparezca, quizás eso ya ha
comenzado. La moneda, así lo creo, pertenece a primitivas y caducas estructuras
sociales. Tiene que surgir un nuevo pensar y sentir donde el instinto del yo será máslibre, donde el individuo en el desarrollo
(P. 396) de su capacidad encontrará su plenitud y goce mayor viendo como su propio
bienestar le llega también a los otros.
¿Utópico?, Desoille fue un gran experto. Su presencia cotidianamente va conmigo,
es mi tercer acompañante; él es el Mago, por él puedo fácilmente volar; gracias a él
voy a las grandes alturas…
Honores a ti ¡oh sublime maestro!
Y, en el transcurso de la preparación de este artículo he venido a encontrarme -
habiendo comprado un lector magnético- con el Diccionario filosófico de Voltaire; me
he quedado encantado con este valiente y valioso libro, hoy ya entrañable; el defecto
de esta versión digital es que no tiene un índice de los términos en él contenidos;
mientras elaboraba uno para agregárselo, la imaginación en forma de pregunta vino a
plantearme si después de pasados dos s iglos y medio habría aún alguien interesado en
Desoille como yo lo estaba en ese momento por Voltaire. Mi pensamiento, en un afán
tranquilizador, pasó a los curiosos y más antiguos libros de Herodoto y…, de pronto, lafantasía, ya suelta, allá que me llevó al interior de las Mil y una noches; es así que me
encuentro contemplando al personaje que habiéndose cubierto con la piel de un
cordero, es llevado por una gran ave ante las magníficas puertas de un palacio en
donde cuarenta bellísimas mujeres andan siempre esperando la llegada de algún
visitante para agasajarlo en todo lo que se le pueda apetecer, incluso en los más
mínimos detalles y… ¡Oh! enturbantados soñadores del pasado, mientras catalogo los
artículos de Voltaire, os veo, unos tras otros, como partes constituyentes de tantas y
tantas progenies, sentados todos en torno a gratas hogueras, puestos a imaginar
inacabables historias de idílicas magnificencias y… ¡Oh! la magia del leer. ¡Oh! el
asombro del escribir… ¡Oh! el vahído de la infinitud fluyendo como entre dos espejos.
Veo que la milagrosa evasión, de las distancias espaciales y temporales, en la realidad
se alcanza. Me siento próximo a Voltaire, casi lo escucho mientras leo sus argumentos
–por cierto que poco se ha avanzado en cuanto a lo que él dice sobre sonambulismo;
lo que más arriba he expuesto puede que sea un aporte a esta nebulosa cuestión-.
¿Quién da vida a quien? ¿Es que a través de la comunicación escrita, necesidad
(P. 397) del alma, asoman los que ya no están? ¿No persisten, al hurgarse en el pálpito
de sus elaborados trazos, sus presencias? ¿Es mi soplo quien los levanta? ¡Pero yo los
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siento vivos, y ellos, me hacen vivir! ¿Son un truco nada más la luz que emerge de sus
embelesadoras estructuraciones? Algo hay, parecidamente a los enfrentados espejos,
de indefinible en lo leíble.
… Es así que desde aquí, desde esta inextinguible lámpara, desde esta inagotable
lágrima de incienso, preparado todo queda para cuando asome y prenda la brasa de tumirada… ¡Sí, la tuya!, ¡oh posible lector! ¡Oh síntesis elaboradora! ¡Oh sostén de todas
las cosas! La totalidad está en ti, ahora, incorporada. ¡Oh! lo uno conteniéndolo todo.
Hurgamos y elaboramos, desde un ínfimo pero total instante, todo el vértigo de las
profundidades, todo el abismo de los tiempos, ¡sí! lo inconmensurable de los espacios.
¿Qué sería eso sin nosotros? Seguro que sería -¿sería?- otra -¿otra?- cosa -¿cosa?-. ¡Oh
mágico soporte de donde surge la mirada! Somos Luz esplendente. ¡Sí, nosotros, Adán
todos, forjadores de realidades! … Un puente con su agua que por debajo pasa –el
fenómeno intrínseco de lo real -, es y no es; supeditado está a nosotros ya que si por un
proceso de extraña metamorfosis aumentáramos diez o veinte veces nuestro tamaño,en la misma proporción menguaría la propia intrínseca naturaleza del peligro de
ahogamiento en sus aguas e incluso la necesidad de utilizar dicho puente… Somos el
centro de las medidas -cada ser vivo también tiene la suya-… La realidad que tocamos
es una e infinita.
Estas disquisiciones no menoscaban en absoluto las tesis existencialistas de: Se es
en función de cómo se actúa en el mundo.
Y por encima -o detrás- de todo, la serenidad de un pálpito de Presencia.
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(P. 398) … Desde estos inciertos tiempos, un deseo:
Hagamos buen pan para todos.
Que su aroma persista de generaciones en generaciones.
Miguel Álvarez Trigo.
Sevilla 8 de mayo de 2013
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MIGUEL ÁLVAREZ TRIGO
Mi encuentro con EL MAL (¿SATÁN. LA IRA DE
DIOS?)
– Descripción de una pesadilla –
Como consecuencia del fallecimiento de mi madre (que fue debido a su vejez y las
enfermedades que comúnmente se dan en esa alta edad), mi pedestal donde se
sustentaban mis principios morales se me resquebrajaron grandemente. Por lo vistolos principios éticos se sustentaban en ella; no en mi padre. Cuando falleció mi padre,
años antes, no me pasó nada. Dos o tres años después tuve un sueño muy apacible con
él.
Bien, lo que estoy contando de la transmisión y asunción por parte de mí de los
valores éticos de mi madre, antes de la traumática experiencia en forma de pesadilla,
todo ello me era desconocido. Se me ha desvelado analizando este terrible sueño que
voy a describir; fue muy corto, pero horroroso.
La pesadilla se inicia en una habitación espaciosa donde, algo alejado, se
encuentra un ser (semejante a una persona) muy fuerte, súper poderoso frente a mí,
con una especie de enorme katana sujetándola en alto con las dos manos y con una
pierna flexionada y la otra extendida hacia atrás. Su actitud es de una agresividad
tremenda hacia mí. Su expresión es de desquite, de decirme sin palabras . Me desperté
dando gritos.
¿Cuándo surgen los pensamientos en relación a mi madre y estos otros que a
continuación voy a explicar?, no lo sé exactamente. Lo único que se me venía al
pensamiento era decirme: .
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¿Qué hice? Compré arcilla ocre (roja) y en un trozo de tablón, que tenía en la casa,
de unos cuarenta centímetros por veinticinco de ancho aproximadamente, elaboré
una cabaña rectangular de barro ayudándome, para darle consistencia, con palillos
mondadientes y alambre fino. Hecha ésta, elaboré con alambre una figura parecida a
la imagen del sueño y en la misma pose o actitud que tenía hacia mí. También le hice el“alfanje vengador” y se lo coloqué en sus manos. Lo introduje en la cabaña dejándolo
mirando hacia afuera y con un trozo de paño, colgándolo a la entrada, oculté “Lo que
dentro había”. Y, fui escribiendo con un alambrito, en el barro fresco de todas sus
paredes, frases y párrafos, a la manera de Job, donde reconocía la fragilidad de mi ser
frente al PODER que se me había manifestado.
Lo puse en lo alto del ropero y allí estuvo durante mucho tiempo.
Fue efectivo. Parece que con mi humildad, con el reconocimiento de mi futilidad
frente a INIMAGINABLES PRESENCIAS o FUERZAS conseguí acallarlas. Parece que SE
CONFORMAN FACILMENTE si VEN que es verdadero el arrepentimiento de laarrogancia de la persona.
Un día, bastante tiempo después, mi basamento moral parece que se me había
reconstituido porque me dije: .
Lo bajé del ropero y lo tiré al contenedor de la basura como “algo ya inservible”.
Se habla en religión de la UNICIDAD DE DIOS. Que la TERRIBILIDAD DE DIOS (SU
IRA) puede manifestársenos como MAL separado del BIEN.
Yo, particularmente, a través de toda esta experiencia descrita he experimentadola presencia de EL MAL como naturaleza separada del BIEN. Pero, a través de SU
NOBLE COMPORTAMIENTO hacia mí, simplemente por abandonar mi banal arrogancia,
pudiera ser prueba de que ese MAL no lo era sino que solo era IRA debido a mis faltas.
Perdonadme ateos existencialistas, tan seguros vosotros de vuestros actos. No os
riáis de mí. Os informo que a Sartre lo leí (en formato de cuadernos de la Editorial
Losada) cuando estaba prohibido en España. Es deslumbrante. Pero, en el desarrollo
de mi existencia comenzaron a ocurrirme cosas que ni el existencialismo ateo, ni el
materialismo dialéctico, ni la psicología de Freud me daban respuesta. La psicología de
C. G. Jung y otras corrientes de pensamiento parecidas son las que me resultan más
válidas.
LO INCOGNOCIBLE, EL INCONSCIENTE COLECTIVO, DIOS, significan para mí lo
mismo.
Tengo certeza de que como mínimo ESA ENTIDAD es parte “secreta” constitutiva
de nuestro ser.
¿Se seca como se secan nuestros huesos y tuétanos tras nuestra muerte? Lo
ignoro.
Me conformo con la certeza de que en vida me acompaña.
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Otra certeza:
Somos “mineral sintiente”. Los animales también.
Y que además, usualmente, nos obsesionamos inadecuadamente con la
controvertida cuestión de la inmortalidad. ¡Habrá mayor inmortalidad que ver que las
sensaciones tenidas están reproduciéndose, innumerables veces, en cada sitio, en cadainstante, en cada ser viviente, en cada otro “mineral sintiente”!
Bueno, sin ánimo de polémica sino la de haber tenido una historia que contar
Saludos a todos.
Sevilla 21 de julio de 2015
Miguel Álvarez trigo
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Sobre todo las siente en cuanto se adentra por algún que otro de los puentes que
el Sena tiene.
Y si están, parecidamente a niños, ahí en el suelo es porque esta buhardilla,
porque os habréis dado cuenta de que es extrañamente semejante a una de las
muchas que existen en París las cuales, en verdad, solo sirven para dormir, ya que casino se puede estar completamente de pie en ellas. –¡Cuánta magia hay en todo eso!, le
respondí.
–Pues mira –respondió Singer –, le ha dicho que se la quede; sí, la caja con todo su
contenido. –Anda, y le sugiere que vayan a comer juntos. –Bueno, dijo Desoille,
sigámoslo a ver en que queda todo esto.
Y tras ellos salir, discretamente nos pusimos en marcha.
Y mientras bajábamos haciendo crujir la madera de los viejos peldaños Desoille,
incansable, nos repetía –todo es cuestión de relajación; relajación y dejar que tu
pensamiento-corazón asome, salga y flote. –Bien, bien, asentíamos convencidos. –Chagall es el que aquí nos falta, les dije. –¿Y para qué?, me contestaron al
unísono los tres. –¡Ladrón! ¿No te parece que en este momento podemos estar
usurpándole, sin trementinas, sin firmas ni oleos, lo portentoso de su inigualable
mundo? –¿El de Chagall? –Y el de Patrick, tonto.
–Bueno, dijimos todos, elevémonos en la fresca niebla de la parisina noche.
Sevilla 09 de agosto de 2015
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MIGUEL ÁLVAREZ TRIGO
SIN INTERÉS DE GUELTE(La Gratuidad es el Reverbero o lo que Emana del Arte)
–Mis hazañas en cuestiones mecánicas –
Mi primera acción (que yo recuerde) llevada a buen fin es la reparación de un cine
Pathe-Baby. Éste, era propiedad de mi amigo Joaquín que como yo, no teníamos
cumplido todavía los diez u once años –todo esto lo recuerdo muy lejanamente –. Elcine era de forma rectangular (parecido a una caja de zapatos puesta de perfil). Y él
había soltado los tornillos de las carcasas y todos los engranajes con sus ejes habían
caídos al fondo y estaban amontonados sin ningún orden. Un día, él me habló de su
cine roto. Le dije que me lo enseñara. El cine proyectaba películas de Charlot; es decir
era un cine mudo “profesional” pero en pequeñito. Le reñí el acto tan descabellado
que había hecho con esa joya (tenía bastantes películas de Charlot –¿en filmes super-
ocho? –. Eran de las que se pegaban, si se rompían, con disolvente de las pinturas de
uñas (¿acetona?); quiero recordar. Se lo había regalado su padre que vivía separado de
la madre.
Bueno, en resumen, que arreglé el cine y que estuvimos viendo películas durante
mucho tiempo. Y ahora, al cabo de los años, me pregunto cómo averigüe el
funcionamiento del mecanismo de interrupción de imagen mientras se incorpora el
siguiente fotograma frente al objetivo proyector. Y cómo atiné a ir incorporando cada
engranaje a su justo sitio.
¿Verdad que parece inconcebible que un niño de unos de diez u once años haya
hecho eso?
Pues esa satisfacción es el pago que recibí: La satisfacción de lo bien hecho.
Todavía aquello sigue rentando beneficios a mi alma. No hay moneda que pueda medir
lo que allí sucedió.
Cuando tenía catorce años me compré una bicicleta a plazos (desde los doce años
ya trabajaba). Me convertí en el mecánico de las bicicletas del barrio; eso sí, sin cobrar.
Yo, con ver que ponía “bien” algo que estaba “mal” me sentía recompensado. Ahora,
en la distancia, me emociona todo aquello. En su tiempo era s olo satisfacción “por lo
bien hecho”. Tenía mi trabajo que era la corta fuente de mis ingresos; pero, para mí,
me era suficiente. Lo otro, el solucionar los fallos de las bicicletas, eran como retos queyo era capaz de solucionar y los otros, sus dueños, no.
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También, en torno a los veinte años –desde los dieciocho a casi los veintidós en quetuve que incorporarme a hacer el servicio militar, trabajé en un garaje-gasolinera en el turno
nocturno; entraba a las diez de la noche hasta las ocho de la mañana –, arreglé un reloj de
pared de péndulo –que en la sección de “Engrase” permanecía allí colgado de la pared yolvidado por todos –, también sin cobrar, solo por ver si era capaz de echarlo a andar.
Lo conseguí; sólo tenía roto el “fleje” de retorno del péndulo – dicho fleje estaba
constituido por dos lengüetas; una de las cuales se hallaba partida –.
Vine a darme cuenta de ello tras ponerme a observar minuciosamente cómo la
fuerza impulsora de la “cuerda” se transmitía a través de los engranajes hasta llegar al
dosificador fleje del cual colgaba el péndulo. Todavía me siento como si me hubiesen
condecorado.
Y, en esas mismas fechas, le solucioné a un muchacho el problema que tenía con
un velomotor Gimson –me parece recordar que esa era la marca de la pequeñamotocicleta –. Los mecánicos profesionales no eran capaces de solucionarlo. A esa
moto se le había partido tres veces el cigüeñal y su dueño (compañero de trabajo) la
tenía semi abandonada en el garaje donde yo trabajaba de noche. Él me había dicho
que ya no se gastaba más dinero en reparación. Le propuse arreglársela, sin cobrar, si
me traía las piezas a reponer. Me dijo que sí. Abrí el motor y, efectivamente, el
cigüeñal era lo que estaba roto. Me trajo el cigüeñal y las “agujas” que hacen la
función de cojinete en el motor. Las fui montando y me di cuenta, al intentar introducir
la última aguja, que ésta quedaba demasiado apretada. Pensé: .Decidí montar el motor sin incorporarle la última aguja. Esa fue la solución. Dejó de
partírsele el cigüeñal.
En aquella etapa laboral, durante la madrugada, había algunas horas en las cuales
la actividad cesaba casi por completo. Yo, usualmente, las aprovechaba casi siempre
para dedicarlas a leer. Y también, de vez en cuando, alguna que otra noche, de rato en
rato, salía a la aledaña plazuela que el garaje tenía ante sus puertas y contemplaba
como la bóveda celeste con sus luminarias giraban, inclinadas, asombrosamente en
torno a la estrella polar.
Barriada Su Eminencia.
Sevilla.
26 de febrero d e 2016.
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MIGUEL ÁLVAREZ TRIGO
ESTABA TAN BIEN HECHO… (Suceso real)
Hace unos años, estando en casa de un antiguo guitarrista de flamenco (en el
presente ya fallecido) se me vino a la vista la fotografía de una cantaora y bailaora de
cierto renombre, que en aquel entonces hacía poco había muerto. Y, preguntándole
acerca de ella me contó la siguiente historia:
–Yo estuve un tiempo liado con ella.
–Tenía mucha gracia –me dijo –. Pero, cuando se enfadaba había que irse de su
lado.
–Vivía con un ahijado, ya hombre. Para ella era como si fuera hijo suyo; lo había
criado desde chiquito. Éste se encelaba conmigo cuando ella me invitaba a la casa. Y
me invitaba porque le gustaba cocinar y presumir de sus guisos.
–El mosqueo del ahijado no era otro sino que se imaginaba el tejemaneje que
teníamos entre los dos.
–Bueno, pues un día, tal como entro en el piso, el ahijado se va detrás de la madre
y se mete con ella en la cocina y se pone a protestarle . Y que si patatín y que si patatán.
–Y tanto la hartó que ella a gritos le dijo: . Y cogiendo el puchero lo tiró contra un rincón de la cocina. Y a
continuación empezó a soltar tales maldiciones que su hijo fue el primero en coger la
puerta. Yo me iba también –me explicaba él –. Pero ella, descompuesta, iracunda, me
dijo: . Y hecha una furia se puso a dar voces
y portazos por el piso toda fuera de sí.
–Yo, conociéndola, no me moví del sitio –me explicaba –.
–Y, al rato, de pronto, se quedó todo en silencio.
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–Extrañado que no asomara ni que hubiera movimiento alguno, intrigado por la
chocante calma que había surgido, me levanté y con sigilo me fui hacia la cocina que
era por donde últimamente se había metido.
–Escucha –me dijo –. Asomo la cabeza, con sumo cuidado y, la veo sentada en el
suelo, con cuchara y todo, comiendo de la esparcida comida. –Y cuando se apercibió que la estaba mirando, me dijo lastimosamente:
El final de la anécdota, aparte de hacerme ver el carácter fogoso y explosivo de
tan particular “cocinera”, tuvo el don casi instantáneo de hacer que viniera a mi
pensamiento una letra de cante flamenco la cual dice:
Más de una vez he “bebío”
En los charquitos del sueloMira la sed que he “tenío”.
Y ésta me sumergió en momentos amargos vividos.
Barriada Su Eminencia.
Sevilla.
08 de febrero d e 2016.
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MIGUEL ÁLVAREZ TRIGO
UN MÍNIMO DE POESÍA
Dame Luz, dame Luz
No me des tristeza
Yo, con las mías
Hago cometas.
En memoria de
José Pardo Cruz (El Maufa)
Sevilla 01 de agosto de 2015
Miguel Álvarez Trigo.
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INVISIBLES LATENCIAS
Ser aire,
Ser soplo,
Ser briza,
A cada paso. ¿En cada puerta?
En cada esquina
En mi Sevilla.
Verano gordo
Campanazo solo, todo.
La una.
Medio día;
Pelusa, reverbero,
Calima.
Las dos,
Solemnidad.
Entornado zaguán.
Blanco mármol,
Fresco suelo.
Las tres.
Echarse en él
Despacio, sereno.
Aletee algo la misericordiaNadie asome
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Que yo de ella,
En este frescor
De blanco suelo
Me llene, me llene,
Me llene…
Sevilla
Miguel Álvarez Trigo
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LIBROS,
PUERTAS A OTRAS MAGNITUDES
ROBERT DESOILLE:
(1) EXPLORACIÓN DE LA AFECTIVIDAD SUBCONSCIENTE
POR EL MÉTODO DEL SUEÑO DESPIERTO
(2) EL SUEÑO DESPIERTO EN PSICOTERAPIA _____
POLLY YOUNG-EISENDRATH:
LA RENOVACIÓN DEL ESPÍRITUHistorias de esperanza
y transformación
después del sufrimiento
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GERSHOM SCHOLEM
LAS GRANDES TENDENCIAS DE LA MÍSTICA JUDÍA _____
SALOM ROSENBERG
EL BIEN Y EL MAL EN EL PENSAMIENTO JUDÍO _____
CARL GUSTAV JUNG
(1) RECUERDOS, SUEÑOS, PENSAMIENTOS
(2) LO INCONSCIENTE
En la vida psíquicanormal y patológica
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(3) LOS COMPLEJOS Y EL INCONSCIENTE
(Traducción de: Jesús López Pacheco.
Título original de la obra:
L’homme à la decouverte de son âme
Editado por: Alianza Editorial)(4) LAS RELACIONES ENTRE EL YO Y EL INCONSCIENTE
(5) ENCUENTROS CON JUNG
–Entrevistas – Edición de
William McGuire y R. F. C. Hull
Editorial Trotta, S.A., 2000
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NARRATIVA
ERCKMANN-CHATRIAN
(1) EL BLOQUEO(2) EL RECLUTA
_____
DANIEL DEFOE
ROBINSÓN CRUSOE (En: Edición completa; no la
la versión infantil reducida).
_____
ERNESTO SÁBATO
(1) EL TÚNEL
(2) SOBRE HÉROES Y TUMBAS
(3) ABBADÓN EL EXTERMINADOR _____
AUGUSTO ROA BASTOS
YO EL SUPREMO _____
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ISAAC BASHEVIS SINGER
(1) AMOR Y EXILIO
(2) SOMBRAS SOBRE EL HUDSON
(3) Y bucear, bucear en sus numerosísimos rela tos.Narraciones como: ,
,
, etc., etc., etc.…
_____
BALTASAR PORCEL
LOS ARGONAUTAS (Para mí, los demás libros
de este noveli sta siemprehan sido decepcionantes
porque nunca encontré lo
que hallé en
Los Argonautas).
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Bueno, y después de exponer esta sucinta lista de libros que han sido y son
importantes para mí (sé que muchos otros no los menciono sea por olvido o por no
hacer una enumeración excesivamente larga), se me viene a la memoria, en este
instante, el estremecedor libro de Fiodor Dostoievski Crimen y Castigo. Así como las
novelas del Comisario Maigret que nos transportan a un París que ya no existe. Y
hablando de París, de mi mítico París, necesito nombrar a Pierre Rey y su libro Una
temporada con Lacan. Autor y libro están llenos de entrañable y sorpresiva
humanidad. Y…, claro, de uno se pasa a otro, y hablando de París cómo no nombrar al
magnífico Premio Nobel del 2014, Patrick Modiano. Él, te lleva flotante por esa mágica
ciudad que es París. Pero… ¡cuidado! ¡Cuidado con muchas de las finalizaciones de sus
novelas! Pueden dejarte casi tan deshecho como me dejó Paul Auster con su novela
Tombuctú.
Barriada Su eminencia
Sevilla
10 de febrero de 2016
Miguel Álvarez trigo
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UNA SÚPLICA
Suplico a todos aquellos que puedan sentirse heridos o incomodados por las
críticas vertidas en algunos de los artículos que aquí aparecen, suplico, digo, que no lasvean como surgidas de vanas veleidades sino que ellas han brotado desde mi
sangrante, ¿enfermiza?, sensibilidad.
Que en mi ánimo no está el ofender ni lastimar a nadie. Todo lo más, mi sentir se
ha visto constreñido a expresarse a través de unas agrias responsas tratando de sacar
del adormecimiento en que se encuentran –así lo percibo yo – determinadas
responsabilidades ético-literarias.
Barriada Su eminenciaSevilla