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  • Romn Reyes (Dir): Diccionario Crtico de Ciencias Sociales

    Cuello blanco (Delito de)

    Fernando lvarez-UraUniversidad Complutense de Madrid

    >>> ficha tcnica

    SOCIOLOGIA Y REFORMISMO SOCIAL | EDWIN SUTHERLAND, LA FORJA DE UN SOCIOLOGO DEL DELITO | CHICAGO, CIUDAD SIN LEYCRONICA DEL HAMPA | LA TEORIA DE LA ASOCIACION DIFERENCIAL | DELITOS DE MAXIMA PELIGROSIDAD | RITUALES DE LA IMPUNIDAD

    EL SOCIOLOGO, INVESTIGADOR DE VERDADES OCULTAS | NOTAS-REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS | SUTHERLAND: ANEXO.1 | ANEXO.2

    El delito de cuello blanco es el ttulo del libro ms importante de Edwin H. Sutherland, el socilogo del delitomas influyente del siglo XX. Son bien conocidos los avatares por los que pas este libro que fue publicadopor vez primera en 1949 por la Editorial Dryden Press de Nueva York. Sutherland era reticente a realizarrecortes y a silenciar los nombres de las setenta grandes empresas norteamericanas que sirvieron de basea su investigacin, tal y como le exigan de forma imperativa tanto la editorial que se hizo cargo de lapublicacin, como la Universidad de Indiana. Finalmente termin cediendo a las presiones hasta el punto dellegar a consolarse con la idea de que la censura impuesta proporcionaba al libro un mayor valor ejemplar,pues obligaba a establecer una mayor distancia con las empresas especficas estudiadas, unas empresasque mostraban ser reincidentes en la delincuencia. Muchos aos despus de la muerte de Sutherland susdiscpulos publicaron en la Universidad de Yale, en 1983, una cuidada versin del libro original sin recortes.Sin embargo una de las primeras traducciones de aquella primera versin censurada que Sutherlandentreg a la imprenta fue la traduccin espaola realizada en 1969 por Rosa del Olmo, profesora de laFacultad de Economa y Ciencia Social de la Universidad Central de Venezuela. Esta traduccin es la queahora sirve de base a nuestra edicin, y queremos expresar nuestro ms vivo y sincero agradecimiento aRosa del Olmo por la generosa cesin de su valiosa traduccin para la Coleccin Genealoga del poder deEdiciones La Piqueta, pues gracias a ella podemos disfrutar de uno de los textos clsicos de la sociologa deldelito, un libro que ha contribuido a revolucionar el panorama de la criminologa del siglo XX. Hemosenriquecido la versin venezolana incluyendo en sendos anexos dos nuevos textos del autor sobre losdelitos de cuello blanco que fueron escritos poco antes de la publicacin de este libro y que hasta ahorapermanecieron inditos en espaol.

    La mayor parte de los comentaristas de la obra criminolgica de Sutherland coinciden en fijar como puntode partida del concepto de delito de cuello blanco la reunin anual organizada por la American SociologicalSociety que tuvo lugar en Filadelfia, en diciembre de 1939, es decir, diez aos antes de que saliese a la luzla publicacin en ingls de este libro. Se trataba de la 34 reunin anual de la Sociedad, que estuvopresidida por el socilogo de la Universidad de Chicago Jacob Viner, y en la que la conferencia presidencialcorri a cargo precisamente de Edwin H. Sutherland. Su disertacin se titulaba The White Collar Criminal. Elimpacto que produjo esta conferencia entre los socilogos que participaban en la reunin fue enorme.Tambin algunos periodicos publicaron resmenes del contenido de la intervencin, resmenes que enocasiones dejaban traslucir la imagen de un Sutherland radical que adoptaba posiciones liberales (1).Cmo lleg Sutherland a elaborar este nuevo concepto que fue clave en la formacin de una nuevasociologa del delito? Qu efectos se derivaron de la introduccin de esta nueva categora en la percepcindel mundo del delito? Sigue teniendo vigencia en la actualidad un libro que cuenta ya con cincuenta aosde existencia desde su primera publicacin? Intentar brevemente avanzar algunas respuestas a estascuestiones, pero el objetivo principal de esta presentacin es facilitar una lectura ms sociolgica ycontextualizada de este libro pionero de Edwin Sutherland.

    Para entender cmo surgi El delito de cuello blanco, para dar cuenta sociolgicamente de sus condicionesde posibilidad, es preciso remontarse a la propia carrera profesional de Sutherland e inscribirla en el marcosocial e institucional que favoreci la formacin del concepto de delito de cuello blanco. Dicho de otromodo, es preciso estudiar la obra de Sutherland en estrecha vinculacin con el Departamento de Sociologade la Universidad de Chicago y con las teoras del delito dominantes en la poca, pero es preciso tambintener en perspectiva la gran espiral de delitos de los poderosos y el alto grado de corrupcin que seesencadenaron en los locos aos veinte, especialmente en Chicago, a la sombra de la prohibicin.

  • Sociologa y reformismo social

    Son muy numerosos los trabajos que han puesto de relieve la estrecha relacin existente entre la nacientesociologa norteamericana y los movimientos filantrpicos reformistas surgidos, sobre todo, en el marco dela religin baptista (2). En Chicago fue tambin un baptista, Albion Small, quien asumi en 1892 ladireccin del primer Departamento de Sociologa de los Estados Unidos de Amrica. Entre los profesores desociologa del Departamento dominaban los que compartan proyectos reformistas de inspiracin cristiana.Cuando en junio de 1906 el joven Edwin Sutherland ingres en ese Departamento el clima poltico eintelectual que encontr no le debi resultar en absoluto extrao pues su padre, que haba estudiado lmismo en la Universidad de Chicago, era tambin un miembro cualificado de la Iglesia baptista, y de hechodesempeaba el oficio de profesor de griego en el seminario baptista de Gibbon, en Nebraska.Precisamente en esa ciudad naci Edwin, el tercero de siete hermanos, el 13 de agosto de 1883.

    La enseanza de la sociologa norteamericana en Chicago se implant en un lapso de tiempo relativamentecorto a travs de una serie de medidas que se reforzaron entre si formando parte del proceso deinstitucionalizacin de esta disciplina acadmica. A la ya mencionada creacin en 1892 del Departamentode Sociologa por el historiador y tambin socilogo de formacin alemana Albion Small, con la ayuda defondos privados, hay que aadir la publicacin en 1894 del primer manual de la especialidad, Introductionto the Study of Society, escrito por George Vincent y por el propio Small. En 1895 se cre el AmericanJournal of Sociology y, en fin, en 1905 tambin Small contribuy a fundar la American Sociological Society.La sociologa era definida por este primer grupo de pioneros como una ciencia inductiva y de observacin,una ciencia experimental alejada por tanto de la filosofa de la historia.

    En la gnesis de la sociologa de Chicago se produjo una estrecha vinculacin entre sociologa y reformismosocial. Albion Small, durante su estancia en Alemania entre 1879 y 1881 haba estudiado en Leipzig y Berlncon los economistas sociales Gustav Schmoller, Adolf Wagner y Albert Schffle. El planteamiento de losprimeros socilogos de Chicago estaba por tanto ms prximo de las concepciones de los socialistas dectedra que de las teoras revolucionarias de los movimientos sociales radicales. En uno de sus primerosartculos programticos Albion Small reclamaba la autoridad de la joven ciencia social contra aficionados yagitadores especialmente de extrema izquierda. De hecho esta primigenia sociologa norteamericana, si lacomparamos con la sociologa europea, surga marcada por una doble innovacin:

    1. Abandono de la preocupacin central por el capitalismo, que hasta entonces haba estado en la base dela reflexin sociolgica de los socilogos clsicos europeos. La cuestin social fue substituida por losproblemas sociales.

    2. Abandono, en fin, de la sociologa histrica para adoptar como modelo el paradigma ecolgico de lasciencias naturales. Las historias de vida y el anlisis circunscrito al presente iban a generar unadeshistorizacin de la sociologa que el funcionalismo en su doble vertiente, la gran teora, y el empirismoabstracto, ti de tintes an ms radicales.

    Sociologa es por tanto, se escribe en el mencionado libro de texto de 1894, la organizacin de todo elmaterial proporcionado por el estudio positivo de la sociedad. No se trataba sin embargo de una puramorfologa social pues a esta primera fase descriptiva se aada una segunda fase esttica o comparativaen la que se analizaba la distancia entre los procesos reales y la idealidad proclamada. Por ltimo el anlisissociolgico inclua una tercera fase dinmica en la que se analizaban las condiciones para un cambio socialque hiciese real el ideal. No sera justo hacer de la sociologa de Chicago un pleonasmo de la ingenierasocial al uso pues la investigacin emprica no estaba en absoluto desvinculada de las consideracionesticas (3).

    A diferencia de Europa, en donde la tradicin acadmica heredada no dejaba mucho espacio para laconsolidacin de la sociologa, desde el momento en el que la sociologa se institucionaliz en la Universidadde Chicago se vio prcticamente libre de obstculos para su rpido desarrollo, lo que explica en parte elcrecimiento exponencial de la nueva disciplina que se nutri en un principio de una estrecha vinculacin conel trabajo social. De hecho socilogos tan representativos del Departamento de Sociologa como Anderson,Shaw, McKay, Thrasher y Wirth realizaron investigaciones directamente vinculadas con el trabajo social (4).El estudio de casos constitua entonces la perspectiva privilegiada del naciente Social Work. La sociologanorteamericana adoptaba as una dimensin aplicada que por lo general estaba ausente en la tradicin

  • sociolgica universitaria de Europa. De hecho la sociologa francesa por ejemplo, capitaneada por EmileDurkheim, se vio asediada a finales de siglo en La Sorbona por una gran ofensiva de las ctedras dehumanidades unidas en un especie de Santa Alianza. El vitalismo de Bergson y el espiritualismo cristiano dePeguy hicieron frente comn contra el sociologismo de Durkheim y su escuela. En Chicago, mientras tanto,la sociologa se nutri de la perspectiva interaccionista introducida por el trabajo social, una perspectiva quese vio potenciada por el pragmatismo en tanto que escuela de pensamiento genuinamente norteamericanaque se institucionaliz entre 1895 y 1900, es decir, coincidiendo con la institucionalizacin de la sociologaen Chicago (5).

    Los principales representantes del pragmatismo en Chicago fueron nada menos que John Dewey y GeorgeHerbert Mead. Los pragmatistas asuman, siguiendo a William James, una concepcin relacional de laverdad que en trminos sociolgicos se tradujo por una mayor sensibilidad para escuchar el punto de vistade los actores sociales. Fue as como la historia social europea pas a verse substituida en la sociologa deNorteamrica por las historias de vida. A diferencia del concepto de degeneracin, que hunde sus races enla obra del psiquiatra francs Morel -y que reenva a las patologas de la herencia-, los socilogos deChicago se sirvieron ms bien del cencepto de desorganizacin social -enraizado en el darwinismo social-que confiere una mayor importancia al medio ecolgico, al medio social. La ciudad pasaba a convertirse asen el espacio de observacin natural de la naciente ciencia social norteamericana. La ciudad es un mosaicode pequeos mundos en conflicto.

    La desorganizacin social es ms un fenmeno colectivo que un fenmeno individual. Sin duda ladesorganizacin reenva a un orden alterado, trastocado, pero tambin a una reorganizacin posible. Y enla medida en que esos procesos de desorganizacin y reorganizacin no son exclusivamente de naturalezabiolgica, sino ms bien de naturaleza humana, urbana, cultural, los socilogos de Chicago llegaron aconceder una importancia primordial a las regiones morales, al orden moral. Hacer sociologa en Chicagoequivala a objetivar el clima moral en las distintas reas sociales de la ciudad (6).

    Edwin Sutherland, la forja de un socilogo del delito

    Cuando el joven Sutherland ingres en el Departamento de Sociologa de Chicago, en 1906, uno de susprimeros y ms influyentes profesores fue Charles R. Henderson, tambin baptista, que imparta un cursosobre el Tratamiento social del delito. Aos ms tarde escriba Sutherland a un amigo: Cuando entr en elcurso del Dr. Henderson recib de l personal atencin. Me habl, me conoci, y se interes por mi.Concretamente yo me interes por hacer sociologa y por el tipo de sociologa que el profesor Hendersondesarrollaba. Mary Jo Deegan seala que en los anales de sociologa de Chicago Henderson esprcticamente un profesor olvidado, sin embargo fue uno de los socilogos ms influyentes delDepartamento. Estaba especializado en la criminologa, la reforma de las crceles, la delincuencia juvenil, elseguro de sanidad y la integracin del hombre moderno en un contexto secular y religioso (7). El caso bienconocido de Graham Sumner, que sustituy el plpito por la enseanza de la ciencia social, no era por tantouna excepcin.

    Entre 1909 y 1911 nos encontramos ya al joven Sutherland impartiendo clases de sociologa y psicologa enel Grand Island College en el que su padre era el Presidente. En 1911 regresa a la Universidad de Chicagopara culminar sus estudios, y sabemos por toda una serie de testimonios de la poca que estaba bastantedecepcionado de la enseanza de la sociologa (8). De hecho cuando regresa no se incorpora alDepartamento de Sociologa sino al de Economa Poltica con la intencin de trabajar con Thorstein Veblen.Por desgracia Veblen abandon ese mismo ao la Universidad de Chicago para irse a Stanford por lo queSutherland pas a trabajar con Robert Hoxie, el principal colaborador de Veblen. Su Ph. D. en Sociologa yEconoma Poltica dirigido por Hoxie, y tutorizado por Henderson, se titul Unemployment and PublicEmployment Agencies y obtuvo la calificacin de magna cun laude. Sutherland inauguraba as un campo deestudio vinculado con la sociologa del trabajo en el que se inscribieron aos ms tarde otrasinvestigaciones sociolgicas de Chicago como The Hobo de Neil Anderson.

    Me parece que la relacin de Sutherland con Veblen, aunque fallida en parte, no debe ser pasada por alto.Veblen haba publicado en 1904, el mismo ao en el que se imprimi la primera entrega de La ticaprotestante y el espritu del capitalismo de Max Weber, un libro titulado The Theory of Business Entreprise.El anlisis de Veblen sobre el espritu de un capitalismo industrial, cada vez ms movido por el desarrollo de

  • la tecnologa y la creciente importancia del crdito, conduca a conclusiones muy en la lnea de los procesosde petrificacin social sealados tambin por Weber. Por otra parte ya Veblen en su Teora de la clase ociosahaba introducido el concepto de depredacin para describir los comportamientos de industriales regidospor un egosmo voraz propio del salvajismo de las clases altas. An ms, en la Teora de la clase ociosaVeblen estableca explcitamente una analoga de fondo entre capitalistas y delincuentes: El tipo ideal dehombre adinerado se asemeja al tipo ideal de delincuente por su utilizacin sin escrpulos de cosas ypersonas para sus propios fines, y por su desprecio duro de los sentimientos y deseos de los dems, ycarencia de preocupaciones por los efectos remotos de sus actos; pero se diferencia de l porque posee unsentido ms agudo del status y porque trabaja de modo ms consistente en la persecucin de un fin msremoto, contemplado en virtud de una visin de mayor alcance. Veblen era quizs el nico profesor desociologa de Chicago que mantena un discurso abiertamente anticapitalista centrado en la cuestin social(9). El hecho de que Sutherland quisiese trabajar con l, as como el objeto de su tesis centrada en el paro,indican que se adscriba a posiciones un tanto alejadas del reformismo social filantrpico, ms prximas portanto de los planteamientos socialistas.

    Entre 1913 y 1919 Sutherland fue profesor de Sociologa en el William Jewell College de Liberty, enMissouri, una vez ms una institucin baptista (10). En 1919 pas a impartir clases en la Universidad deIllinois. El catedrtico de sociologa E. C. Hayes le propuso que escribiese un libro de texto de Criminologaque efectivamente escribi y sali a la luz por vez primera en 1924. Este manual fue mltiples vecesreeditado y ampliado, y tambin traducido a otros idiomas (11). En 1926 Sutherland pas al Departamentode Sociologa de Minnesota, que tras Chicago, Columbia y Wisconsin constitua el cuarto Departamento msimportante de los Estados Unidos. Su inters continuaba centrado en los temas criminolgicos, en lasociologa del delito. En una importante carta a su amigo Luther Bernard (13 de julio de 1927) Sutherlandseala que su estudio de la sociologa responde a un inters en los mtodos para mejorar las condicionessociales. Cuando me convert en un officer de la Asociacin de Proteccin Juvenil contempl por vez primeraen mi vida las condiciones de vida en las zonas de inmigrantes de una gran ciudad. Esto me impresionprofundamente como haba ocurrido con la primera literatura que haba ledo (Jacob Riis, etc) y desarrolluna actitud supuestamente radical. Estaba impresionado por la escasa modificacin que se poda conseguirmediante organizaciones reformistas, y quera algo as como el socialismo (...) que podra provocar uncambio a la vez rpido y profundo (12).

    Entre 1929 y 1930 Sutherland pas a trabajar en el Departamento de Higiene Social de Nueva York, ydesde ese ao hasta 1935 trabaj en el Departamento de Sociologa de la Universidad de Chicago. En elverano de 1930 visit seis prisiones en Inglaterra, as como otras crceles en el continente y en lapennsula escandinava. Como resultado de la actividad desplegada en Nueva York y en Europa public en1931 un importante artculo titulado The Prison as a Criminological Laboratory. Detengmonos por unmomento en este texto poco conocido pues es una contribucin importante de Sutherland a la sociologacriminal.

    Uno de los presupuestos bsicos que parecen compartir los estudiosos de la criminologa es que para lucharcontra el mundo del delito es preciso conocer al criminal, sus costumbres, y los mtodos de los que se sirvepara cometer sus fechoras. Como escribi un experto en higiene mental, a quien Sutherland cita quizscon una cierta irona, del mismo modo que cuando en el terreno de la agricultura se produce una plaga deinsectos destructores los bilogos estudian sus caractersticas biolgicas y su comportamiento con el fin deacabar con ellos y salvar las cosechas, el estudio de la personalidad de los delincuentes en la prisin puedeproporcionar conocimientos de vital importancia para atajar los crmenes. Efectivamente en la prisin eldelincuente resulta fsicamente accesible y se lo puede observar durante un largo y continuado periodo detiempo. En la crcel muchos presos refrescan su memoria y estn dispuestos a cooperar en proyectos decriminologa cientfica. Existen sin embargo, escribe Sutherland, dos grandes dificultades para el estudio delos delincuentes en las prisiones. La primera es que los delincuentes que se encuentran en las prisiones noson todos los delincuentes, sino nicamente un selecto grupo de delincuentes. A la crcel no van todos losdelincuentes, y los que van difieren de los delincuentes que no van por el modo de pensar, por su statuseconmico, por su estabilidad emocional, raza, lugar de nacimiento, y otras variables.

    Lgicamente los delincuentes ms hbiles e inteligentes, o los que estn integrados en el crimenorganizado tienen menos probabilidades de ser detenidos que los delincuentes que son dbiles mentales,por ejemplo. No se trata sin embargo de una dificultad insalvable pues incluso personajes como Capone yalguno de sus lugartenientes ya haban por esta poca visitado las crceles. El problema es que hay que ser

  • cauteloso a la hora de presentar tipologas y servirse de las estadsticas oficales, y sobre todo a la hora degeneralizar y de extraer conclusiones a partir de datos provenientes de la observacin realizada en lascrceles.

    La segunda dificultad se deriva de que la prisin no es el hbitat natural del delincuente. Para algunosestudiosos del delito esta es una dificultad que invalida los estudios realizados en las crceles pues estudiarla vida del delincuente en la crcel es como estudiar la vida de un len en una jaula. Sutherland seala quelo importante no son tanto las conductas materiales cuanto las interpretaciones que el delincuente elaborade su propia vida y de sus propios actos por lo que la prisin no invalida el estudio de los delincuentes,especialmente de los mas viejos, los ms difciles y los mas peligrosos.

    A la hora de analizar los trabajos que se vienen realizando en los centros penitenciarios es preciso distinguirentre los fines administrativos y los objetivos de control social. Ambos fines no siempre coinciden, pero entodo caso lo importante de estos estudios realizados en las prisiones es comprender al delincuente. Cuatroeran entonces, segn Sutherland, las principales lneas de observacin y de trabajo en las crceles,convertidas en laboratorios sociales para estudiar el mundo del delito. La primera, dominante en Europa,estaba dirigida por criminlogos y psiquiatras y era una tendencia biologicista u organicista, centrada en laherencia y en la constitucin fsica y psicolgica del delincuente. Esta tendencia exista tambin en losEstados Unidos en donde psiclogos y psiquiatras desarrollaron test mentales para medir la inteligencia yotros rasgos de la personalidad los prisioneros. Una vez realizadas estas medidas se contrastaban con lamedia de la poblacin considerada normal y se estudiaban las desviaciones a la media. En Estados Unidosexista sin embargo una segunda tendencia en la que equipos multiprofesionales, formados por psiquiatras,psiclogos y socilogos, y tambin por criminlogos dependientes del Estado central, adoptaban unaposicin relativamente exterior a la institucin para estudiar el mundo de los reclusos. Destaca en estesentido la experiencia de Illinois. Como subraya Sutherland una parte verdaderamente interesante deltrabajo de este equipo es la recopilacin de biografas de prisioneros realizada bajo la direccin de lossocilogos. Y aade: Clifford R. Shaw ha publicado dos de estas autobiografas que parecen especialmenterelevantes tanto para los objetivos administrativos como para una teora de la conducta criminal, as comopara las polticas generales de control.

    Efectivamente el conocido libro de Shaw, la mtica historia de vida The Jack-Roller, acababa de serpublicado por la universidad de Chicago en 1930. La tercera lnea de estudio era la que se llevaba a cabo,por ejemplo en Massachusetts, por funcionarios de prisiones interesados sobre todo por la vida institucionaly por el control inmediato de los reclusos. El cuarto tipo de prisin-laboratorio sera una frmula mixta delsegundo y tercer tipo: especialistas y funcionarios trabajaran juntos en favor de una mejora de lainstitucin y en favor de un mejor conocimiento del mundo del delito. Trabajos en esta lnea se realizabanentonces en las crceles de Mosc y tambin en alguna institucin de Illinois. Para Sutherland se tratabadel modelo ideal, un modelo sin embargo que se encuentra con frecuencia con la resistencia de lalegislacin y de la opinin pblica. Por otra parte no es fcil encontrar buenos especialistas ni abundan losfuncionarios adecuados para este trabajo. La formacin de unos y otros es deficiente. Sin embargo latendencia para el futuro est clara y de ello se derivarn mejoras en el tratamiento de los reclusos as comoteoras ms ajustadas sobre la delincuencia y mejores programas para la prevencin del delito (13).

    Me parece que en este artculo aparecen ya de forma clara algunas lneas de fuerza caractersticas de lacriminologa de Sutherland. Por una parte la distancia con los planteamientos bioligicistas de la escuelapositiva italiana de derecho penal era ya manifiesta. Se distancia tambin de las teoras psicolgicas eindividualistas del delito, y muy especialmente de los test mentales. Cuando psiquiatras, psiclogos ycriminlogos, andaban obsesionados por cuantificar la incidencia de la herencia y del medio en lasconductas criminales, cuando expertos de todo tipo entraban a saco en las crceles con el fin de realizar elretrato-robot del tipo delincuente en estado puro, Sutherland se atreve a invalidar las elaboracionestericas sustentadas en las estadsticas criminales oficiales porque realmente no son delincuentes todos losque estn en las crceles y sobre todo porque no estn en las crceles todos los que son delincuentes. Perohay algo ms, Sutherland asume un punto de vista sociolgico, un punto de vista en el que la variable clasesocial va a resultar decisiva para comprender el entramado jurdico-penal. Opta, en fin, por comprometerseen la bsqueda de una teora del delito que sea a la vez explicativa y que concurra a prevenir los actosdelincuentes. Las principales condiciones para la formacin del concepto de delito de cuello blanco estabandadas. Para avanzar era preciso verificar empricamente que los criterios de seleccin del sistema penal sonsocialmente selectivos. En este sentido result decisivo su encuentro con un ladrn profesional. Era un

  • ladrn alto, bien vestido, de buena presencia y modales afables, locuaz y observador, un ladrn al estilo delos que aparecen en alguna pelculas de amor y lujo. Su seudnimo era Chick Conwell, pero su nombre depila era Broadway Jones. La universidad de Chicago pag a Jones cien dlares por mes, durante tresmeses, para que contase a Sutherland la historia de su experiencia en la profesin. El trabajo se inici en1932 pero The Professional Thief no se lleg a publicar hasta 1937 cuando ya Sutherland haba abandonadoChicago en 1935 para incorporarse como catedrtico de sociologa y director de Departamento de laUniversidad de Indiana.

    Una de los captulos ms llamativos del trabajo de Sutherland y Conwell es el dedicado al asesor jurdico.En l se pone muy claramente de manifiesto que los ladrones profesionales eluden casi siempre la accinde la justicia y por tanto no sufren condenas en las crceles. Basta un somero conocimiento de laspoblaciones reclusas para darse cuenta que a las crceles van sobre todo delincuentes comunesprocedentes de las clases bajas que se sirven fundamentalmente de mtodos intimidatorios para perpetrarlos delitos. Pero si los ladrones profesionales, los ladrones de clase media, casi nunca van a las crcelesqu ocurre entonces con los delincuentes de clases altas?, cuales son los delitos de las clases altas?,cmo consiguen evitar los delincuentes de clases altas las condenas penales y la reclusin? Cuando secrean las condiciones intelectuales para objetivar un problema se abre tambin la va a soluciones posibles.Pero en este caso esas condiciones intelectuales no estaban muy distantes de la vida cotidiana de Chicago.La ciudad era entonces el laboratorio social que alimentaba la reflexin sociolgica de la Universidad.

    Durante su estancia en Chicago Sutherland tuvo tiempo suficiente para darse cuenta de que las conexionesentre el crimen organizado y los poderes pblicos corruptos estaban muy extendidas, tanto en los mediospoliciales como en la magistratura y la administracin. Por otra parte Frederik Thraser, tambin socilogoformado en Chicago por la misma poca, haba puesto claramente de manifiesto en su investigacin sobrelas bandas -The Gang (1927)- las redes existentes entre las autoridades honorables y los gansters.

    Chicago, ciudad sin ley

    Cuando en 1892 se abra el primer Departamento de Sociologa de una Universidad NorteamericanaChicago era ya una ciudad industrial en plena expansin. Entre 1887 y 1897 la superficie de la ciudad semultiplic por cinco y la poblacin por cuatro. Sin embargo entre 1900 y 1930, la superficie de la ciudadcreci nicamente un 10% en extensin mientras que la poblacin se duplic. La densidad de la poblacinpas as a ser un factor decisivo de la morfologa urbana. En 1920 de los dos millones setecientos milhabitantes casi un tercio (805.482) eran inmigrantes. Los blancos norteamericanos representaban un 23,7% de la poblacin total. Treinta y nueve lneas de ferrocarril surcaban la ciudad y a ella afluan sin cesaremigrantes y trabajadores de paso. Mas de mil iglesias daban cobijo a organizaciones religiosas yfilantrpicas mientras que el peridico Tribune, en marzo de 1928, cuando se aproximaba el gran procesocontra Al Capone, haba censado 215 casas de juego con una cifra de negocios diaria estimada en ms dedos millones y medio de dlares. Las cifras oficiales indican que en ese ao se produjeron en Chicago untotal de 367 asesinatos por muerte violenta.

    En 1920 la suma de emigrantes rusos, alemanes y polacos pasaba de 350.000 y la de suecos, irlandeses,italianos y checos de los doscientos mil. Como seal el socilogo francs Maurice Halbwachs, de quienretomo algunos de estos datos, el hecho de que exista en la Universidad de Chicago una escuela desociologa original se debe en parte a que los socilogos ansiosos de materiales empricos no tenan quealejarse demasiado de sus despachos para encontrarse con su objeto de estudio (14). Ante ellos sedesplegaba una gran ciudad industrial en progresivo crecimiento acelerado en donde se daban cita losproblemas urbanos, la miseria, el fraude, las salas de baile de las taxi-dance, las apuestas trucadas en lascarreras de galgos, el contrabando de licores y el gansterismo, con los centros de trabajo social, lasasociaciones filantrpicas, las ligas contra la depravacin y el vicio, y tambin las agencias pblicas yprivadas de colocacin. En 1920 se inici tambin la prohibicin que dur hasta diciembre de 1933 y conella Chicago pas a ser el paradigma de las ciudades sin ley, el epicentro del Imperio del crimen, el smbolopor antonomasia de las ciudades peligrosas.

    John Torrio, que lleg a Chicago en 1915, fue el primer rey de los prostbulos, el gran empresario delnegocio de la trata de blancas, y tambin el primer ganster fiel a la idea de que ms vale hacerse amigo delos hombres de la ley que combatirlos. El mismo podra muy bien encarnar el ideal asctico propio del

  • empresario capitalista descrito con trazos firmes por Max Weber: rostro descarnado y huesudo de unapalidez monstica, metdico, austero, sigiloso, puntual en el pago de sus deudas, astuto, previsor, deenerga indomable, escrupuloso en la contabilidad de sus diversos y prsperos negocios, pacfico, puesjams empu una pistola, en fin, amante de la msica pues las arias de las operas italianas embargabansistemticamente de visible emocin su alma. Su esposa, una acaudalada dama de Kentucky de ranciaestirpe norteamericana, lo consideraba el mejor de los maridos pues convirti su vida de casada en unalarga y serena luna de miel. Torrio urda los asesinatos desde el misterio de la sombra. Rodeado deborrachos no probaba una gota de alcohol. Envuelto en toda clase de disipaciones, no se mezclaba enninguna. Jams cruz sus labios una palabra obscena u ofensiva. Por la maana, al salir de su hogar,situado en la Avenida Michigan, despeda a su esposa con un beso. Terminado su trabajo diurno, regresabaen su coche, almorzaba en babuchas y se pasaba la tarde tranquilamente en una butaca. Tal era su rutina.(...) Era amante de la msica y conoca a fondo las obras de los grandes compositores.(...) Se comportabacon dulzura, reserva y dignidad.(...) El que se topara con l sin conocer su verdadera personalidad hubierallevado la impresin de un caballero distinguido (15). Cuando el gran Colossimo (Big Jim) fue asesinado en1920 Johnny Torrio asumi el mando supremo del hampa en Chicago. Durante su reinado setenta y cincocerveceras, algunas de ellas de su exclusiva propiedad, funcionaron a pleno rendimiento. Con la ayuda deAl Capone los negocios de Torrio fueron aun mucho mas viento en popa. Al comercio de alcohol y decerveza se sumaban los garitos de juego y las casas de prostitucin. Todo este ingente negocio, claro esta,no se poda mantener en activo ms que con el concurso que le prestaban las maquinarias polticas,judiciales y policiales de la ciudad. En 1925, cuando las cosas empezaban a ponerse ms difciles, Torrio sefue definitivamente de Chicago y Capone se vio entronizado como el nuevo Napolen del hampa. Convirtiel Hotel Levinsgton en su cuartel general y all, escribe Burns, celebraba sus conferencias diarias bajo losretratos de Lincoln y Washington: en su forma externa se pareca mucho al Consejo de administracin dealguna gran sociedad exportadora o casa bancaria de la calle La Salle. Elegantemente vestidos, las cabezaslamidas por el peine, y una flor en el ojal de la solapa, los miembros del Consejo echaban displicentementebocanadas de humo, bostezaban de cuando en cuando, y a veces asentan con la cabeza.

    Al Capone, que consideraba la bolsa de Wall Street un juego fraudulento, algo as como una mesa de ruletatrucada, senta sin embargo una gran pasin por las apuestas en las carreras de caballos. En el hipdromose paseaba entre los gentlemen rodeado de guardaespaldas luciendo en su mano una sortija con undiamante de once quilates que le haba costado cincuenta mil dlares. Hice mi fortuna, deca, prestando unservicio pblico. Si yo viol la ley, mis parroquianos, entre los que se encuentra la mejor sociedad deChicago, son tan culpables como yo. La nica diferencia entre nosotros consiste en que yo vend y elloscompraron. Cuando yo vendo licores el acto se llama contrabando. Cuando mis clientes se los sirven enbandeja de plata se llama hospitalidad (16).

    La alianza ente los poderes pblicos corruptos y las mafias dio paso a la impunidad. Las crceles sellenaban de pequeos y pobres rateros mientras los grandes delincuentes se paseaban desafiantesacompaados de las autoridades de la ciudad que ellos mismos haban contribuido a hacer elegir. Pero lascosas no podan seguir as indefinidamente.

    El 9 de julio de 1930 Jake Lingle, un periodista nacido en el West Side que haba entrado de botones en elChicago Tribune y que gracias a Al Capone se haba convertido en el reportero de moda, en el principalcazador de noticias del mundo del hampa, caa asesinado por un asesino alto, rubio y de ojos azules, en unpaso subterrneo cuando se diriga al hipdromo de Washington Park. La prensa de Chicago ofreci 55.000dlares a quien proporcionase las pistas que condujesen a descubrir al asesino. Las montaas de papelesremovidas permitieron, entre otras cosas, formular una acusacin contra Capone por fraude fiscal. Elproceso comenz el 6 de octubre de 1931, cuando la popularidad de Capone haba llegado a lo mas alto.Los efectos de Gran Depresin eran entonces devastadores y Capone no dud en recurrir a medidasfilantrpicas para ganar popularidad. Y as, en 1930, en un edificio del South Side, se distribuyeron en seissemanas ciento veinte mil comidas a los parados, y el Da de accin de gracias Capone regal cinco milpavos a los pobres. Cuando apareca en pblico con su frac y su sombrero flexible gris de doscientosdlares, muchas mujeres se echaban a sus pies e insistan en besarle la mano. Cuando apareca en lospartidos de base-ball, deporte que le apasionaba, el pblico prorrumpa en aplausos y saludos(...)Losperiodistas estaban fascinados por su personalidad (17). Pero Capone no tuvo tiempo de peregrinar alVaticano para lavar definitivamente su cara de asesino por el mdico precio de entregar una generosalimosna al Banco del Santo Espritu, ni tampoco consigui abrirse un hueco en el mundo de las finanzas

  • legales. Sus abogados, entrenados en el arte de los arreglos y los manejos con jueces y jurados, nopudieron hacer frente al moralismo del juez Wilkerson que lo conden a diez aos de crcel por evasinfiscal. Fue entonces cuando sus abogados pusieron el grito en el cielo y, refrendados por algunos juristaseminentes, declararon que la sentencia constitua una monstruosidad jurdica. Pero todo fue en vano.Capone ingres en la crcel de Chicago y de esta pas a la de Atlanta para terminar al fin ingresando en lamtica Alcatraz. Cuando en la primavera de 1929 fue detenido en Filadelfia por tenencia ilcita de armashaba declarado al director de la seguridad pblica su incapacidad para abandonar el mundo del hampa:Durante los dos ltimos aos he estado tratando de salirme, pero una vez que uno est en el racket sequeda en l para siempre. Los parsitos te siguen por donde vayas, solicitando favores y dinero, y nopuedes librarte jams de ellos, vayas donde vayas. Sin embargo gracias tambin a esas redes densasCapone logr sobrevivir a cuatro jefes de polica, dos administraciones municipales, tres fiscales federales dedistrito y un regimiento de agentes federales prohibicionistas; haba sobrevivido a inumerables campaas contra elcrimen, investigaciones de jurados de acusacin, cruzadas de reforma, campaas electorales para la limpiezageneral, cambios de personal en la polica y pesquisas y debates del Congreso. Al fin en la celda de la crcelpudo dormir tranquilo. La hora de los grandes hroes del hampa, vanidosos y dados a la exhibicin de sufortuna, haba pasado. Pero Capone dej detrs de si ciertas lecciones para la Mafia y la Cosa Nostra y paralas bandas interestatales que le sucedieron. Y la primera leccin fue la de evitar la publicidad. (18).Comenzaba entonces una nueva etapa para Amrica. Franklin Delano Roosevelt abra con el New Deal unnuevo espacio para la democracia social y una ley del 5 de diciembre de 1933 abola de raz la prohibicin.El crimen organizado pasaba a refugiarse en el juego y en el anonimato, los capos de la maffia intentabandoptar la apariencia de legalidad. Qu ocurra en realidad bajo el manto prestigioso y protector del mundode los negocios honorables, alli donde el tipo ideal de hombre adinerado, el capitalista -que para Veblen seasemeja al tipo ideal del delincuente -dispone sin escrpulos de cosas y personas para sus propios fines?Iban estos personajes a seguir gozando de un espacio de opacidad al margen de toda consideracin eticay jurdica? Fue preciso que un socilogo como Edwin Sutherland hiciese acopio de sensibilidad, inteligencia,valor y enteraza moral, para poder pensar, y a la vez investigar, cmo el mundo de delito no era ajeno almundo caliginoso y secreto de las sociedades annimas.

    Crnica del hampa

    Chicago, la ciudad del crimen organizado, era al mismo tiempo una ciudad fascinante por la diversidad deuna poblacin caracterizada por la multiculturalidad y por la afluencia incesante del dinero y de la fuerza detrabajo. Esta ciudad, que hizo posible el nacimiento y desarrollo de la sociologa norteamericana, y en laque se inscribe la obra de E. Sutherland, fue tambin el caldo de cultivo que hizo posible el nacimiento de lanovela negra.

    Cosecha roja se public por entregas entre noviembre de 1927 y febrero de 1928 y La llave de cristal en1931. Conviene no olvidar que Dashiel Hammett adems de ser un libertario radical, y el gran escritorcreador la novela negra, extraa sus fuentes literarias de la vida cotidiana de Chicago, y ms concretamentede las tramas que iban desde los bajos fondos hasta las cumbres borrascosas, tramas que l mismo conocipracticando como detective para la agencia Pinkerton la tcnica de la observacin participante. Comoescribi Raymond Chandler Hammett trataba de ganarse la vida escribendo de algo acerca de lo cualcontaba con informacin de primera mano. Una parte la invent; todos los escritores lo hacen; pero tenauna base en la realidad; estaba compuesta de cosas reales.

    La realidad descrita por Hammett desplazaba la trama de la novela policiaca de los espejos venecianos y delos bombones de chocolate envenenados con cianuro hacia el mundo del hampa, entraba en los callejonesoscuros y en los garitos de juego, alli donde la crema de la sociedad se codea con los matones y losasesinos a sueldo. De hecho uno de los primeros encargos que recibi Hammett de la agencia fue informarsobre una huelga de los trabajadores de la compaa minera Anaconda Cooper en Montana. La empresa leofreci a Hammett 5.000 dolares para que matara al lider sindical Frank Little, y a pesar de que se neg,pero su negativa no pudo impedir el asesinato que efectivamente se produjo. Hammett tena 23 aos ydesde entonces su vida cambi. Cuando desde 1922 comienza a escribir para la revista Black Mask escribesobre un mundo en el que los pistelores pueden gobernar naciones y casi gobernar ciudades, en el que los

  • hoteles, casas de apartamentos y clebres restaurantes son propiedad de hombres que hiceron su dineroregentando burdeles; en el que un astro cinematogrfico puede ser el jefe de una pandilla, y en el que esehombre simptico que vive dos puertas ms all en el mismo piso, es el jefe de una banda de controladoresde apuestas; un mundo en el que un juez con una bodega repleta de bebidas de contrabando puede enviara la crcel a un hombre por tener una botella de un litro en el bolsillo; en el que un alto cargo municipalpuede haber tolerado el asesinato como instrumento para ganar dinero; en el que ninguno puede caminartranquilo por una calle oscura porque la ley y el orden son cosas sobre las cuales hablamos, pero que nosabstenemos de practicar; un mundo en el que uno puede presenciar un atraco a plena luz del dia, y ver aquien lo comete, pero retroceder rapidamente a un segundo plano, entre la gente, en lugar de decrselo anadie, porque los atracadores pueden tener amigos de pistolas largas, o a la polica no gustarle lasdeclaraciones de uno, y de cualquier manera el piclapelitos de la defensa podr insultarle y zarandearle auno ante el tribunal, en pblico, frente a un jurado de retrasados metales, sin que un juez poltico hagaalgo ms que un ademn superficial para impedirlo. No es un mundo muy fragante, pero es el mundo en elque vivimos y ciertos escritores de mente recia y frio espritu de desapego pueden dibujar en l tramasinteresantes y hasta divertidas (19)

    Como buen amante de la literatura y liberal es muy probable que Sutherland fuese tambin un seguidor delas novelas de Dashiell Hammett, pues sabemos por alguno de sus bigrafos que era un asiduo lector denovelas Por otra parte, a diferencia de su maestro Henderson, que segn Thomas nunca lleg a entrar enun saloon, no es descabellado pensar que tambin a Sutherland, durante su estancia en Chicago, le gustaseperderse por los vericuetos de la gran ciudad -siguiendo en esto las recomendaciones que sistemticamenterepeta Robert Park a sus estudiantes-. Se da adems la circunstancia de que, segn nos cuenta JonSnodgrass, uno de sus mas meticulosos bigrafos, lejos del rigorismo puritano de su padre, le gustabajugar a la baraja, hacer deporte, era fumador, amante del cine y de los semanarios, gustos todos que en lapoca se asociaban a los inconformistas; no era una persona especialmente religiosa y se sentacomprometido, ms radicalmente que otros muchos socilogos de Chicago, en la defensa de la justicia y enla profundizacin de los valores democrticos.

    Por esta misma poca vea la luz un libro sobre los barones ladrones que ejerci una gran influencia enSutherland (20). El acta de nacimiento del concepto de delito de cuello blanco tuvo lugar sin embargo en laya mencionada Presidential adress del 27 de diciembre de 1939, un mes mas tarde de que Al Capone, -trasredimir varios aos de condena por su buena conducta y por su eficiencia en el trabajo carcelario-,abandonase la prisin para ingresar en el Union Memorial Hospital de Baltimore.

    As debi de comenzar Sutherland su histrica conferencia: Los economistas suelen estar muyfamiliarizados con los mtodos utilizados en el mbito de los negocios, pero no estn acostumbrados aconsiderarlos desde el punto de vista del delito. Muchos socilogos, por su parte, estn familiarizados con elmundo del delito, pero no estn habituados a considerarlo como una de las manifestaciones de losnegocios. Esta conferencia intenta integrar ambas dimensiones del conocimiento o, para decirlo de formams exacta, intenta establecer una comparacin entre el delito de la clase alta -delito de cuello blanco-compuesta por personas respetables o, en ltimo trmino respetadas, hombres de negocios yprofesionales, y los delitos de la clase baja compuesta por personas de bajo status socio-econmico (21).

    Los empresarios, que se sirven de la falsa publicidad para mejor vender sus productos, y que por tantoatentan contra las normas legalmente establecidas, actan as porque poseen un bajo cociente intelectual,porque su nivel de lectura es muy deficiente, porque han vivido una infancia desgraciada y sin padre,porque no son suficientemente ricos, porque poseen algunos rasgos criminaloides de personalidad, por lacombinatoria de determinados cromosomas, o se debe quizs a que no han resuelto correctamente sucomplejo de Edipo? A Sutherland le gustaba ironizar sobre el valor explicativo de las teoras al uso sobre ladelincuencia que quedaban mudas ante el delito de cuello blanco. El concepto de delito de cuello blancoobligaba a todo un desplazamiento terico para explicar las races del delito. Sutherland agudizparticularmente sus crticas contra el determinismo biolgico, el individualismo extremo de psiclogos ypsiquiatras, y tambin contra las explicaciones econmicas del delito que tendan a identificar el delito con la pobreza. Me parece que en gran medida la fuerza delconcepto de delito de cuello blanco creado por Sutherland no solo deriva de abrir todo un inmenso espaciopara la observacin y la reflexin de la sociologa criminal sino que tambin procede de invalidar parasiempre las teoras tradicionales del delito. En realidad el nuevo concepto de delito de cuello blanco esinseparable de la teora tambin elaborada por Sutherland sobre la asociacin diferencial . El hecho de que

  • esa teora fuese formulada tambin en 1939, en la nueva edicin de su libro de Criminologa no es, en estesentido, una casualidad. Delito de cuello blanco y asociacin diferencial forman entre si una parejadialctica pues en este caso el descubrimiento de un nuevo continente -un mundo delictivo oculto ydesconocido- obligaba a remodelar el mapa general y por tanto las teoras explicativas de la delincuencia.El ao1939 marca un antes y un despus en la criminologa de Sutherland. Fue tambin el ao en el queCapone abandon la crcel, el ao, en fn, en el que Raymond Chandler publicaba El sueo eterno.

    La teora de la asociacin diferencial

    En la 3 edicin de los Principios de Criminologa, que se public tambin en 1939, Sutherland desarrollabasu teora de la asociacin diferencial, una teora que, como ya hemos sealado, vena exigida por la rupturaoperada en el campo de la sociologa del delito por el concepto de delito de cuello blanco. Las teoraslombrosianas del delincuente nato, las explicaciones psicologico-psiquitricas sobre los tipos criminales, laaplicacin de test mentales a los reclusos, asi como de la identificacin del mundo del delito con el mundode la pobreza, junto con las polticas de prevencin basadas en la eugenesia, conocieron entonces undescrdito total. Sutherland desplaz el crimen del callejn para introducirlo en los consejos deadministracin. Hay delincuentes pobres pero los delincuentes pobres no son los nicos delincuentes. Lasaltas tasas de la delincuencia de cuello blanco se dan precisamente en las zonas residenciales ajardinadasen donde viven los magnastes de las grandes empresas rodeados de un lujo ostentoso. En contrapartidaareas pobres de la ciudad pueden ser areas con bajas tasas de delincuencia como ocurre con las zonas de asentamiento de los inmigrantes chinos. En fn, las teoraspsicolgicas y de la personalidad se haban mostrado adems incapaces de explicar las razones de las bajastasas de delincuencia femenina.

    La teora de la asociacin diferencial es el resultado de aplicar el procedimiento de la induccin analtica queSutherland retom de su discpulo Alfred R. Lindesmith. Los pasos a dar para la elaboracin de la teoraeran los siguientes:

    1.Se define el tipo de conductas que se quieren explicar, en este caso las conductas delincuentes.

    2.Se formula una conjetura o hiptesis explicativa de este tipo de conductas.

    3.Se estudia caso por caso a la luz de la hiptesis avanzada con el fin de proceder a la validacin,rectificacin o falsacin de la hiptesis de partida.

    4. Si la hiptesis no da cuenta de los hechos debe ser a su vez modificada para explicar el caso negativo.

    5. Se repite este procedimiento de modificar la hiptesis hasta que se logra la certeza prctica de que se haestablecido una teora explicativa vlida. En el caso de Sutherland el resultado fue la teora de la asociacindiferencial.

    En la primera versin de la teora esta se resuma en siete proposiciones que se convirtieron en nueve en laedicin de los Principios de Criminologa de 1947, justo cuando el manuscrito del libro sobre El delito decuello blanco estaba casi listo para la imprenta. Las proposiciones aparecen en el captulo IV dedicado auna teora sociolgica del comportamiento criminal, y son las siguientes:

    1. El comportamiento criminal se aprende.

    2. El comportamiento criminal se aprende en contacto con otras personas mediante un proceso decomunicacin.

    3. El comportamiento criminal se aprende sobre todo en el interior de un grupo restringido de relacionespersonales.

    4. Cuando se ha adquirido la formacin criminal sta comprende: a) la enseanza de tcnicas para cometerinfracciones que son unas veces muy complejas y otras veces muy simples, b) la orientacin de mviles, detendencias impulsivas, de razonamientos y de actitudes.

  • 5. La orientacin de los mviles y de las tendencias impulsivas est en funcin de la interpretacinfavorable o desfavorable de las disposiciones legales.

    6. Un individuo se convierte en delincuente cuando las interpretaciones desfavorables relativas a la leyprevalecen sobre las interpretaciones favorables.

    7. Las asociaciones diferenciales pueden variar en lo relativo a la frecuencia, la duracin, la anterioridad yla intensidad.

    8. La formacin criminal mediante la asociacin con modelos criminales o anticriminales pone en juego losmismos mecanismos que los que se ven implicados en cualquier otra formacin.

    9. Mientras que el comportamiento criminal es la manifestacin de un conjunto de necesidades y devalores, no se explica por esas necesidades y esos valores puesto que el comportamiento no criminal es laexpresin de las mismas necesidades y de los mismos valores.

    Y concluye Sutherland estas proposiciones con el siguiente comentario:

    El postulado sobre el que reposa esta teora, independientemente de cmo se la denomine, es que lacriminalidad est en funcin de la organizacin social, es la expresin de la organizacin social. Un grupopuede estar organizado bien para favorecer la eclosin del comportamiento criminal, bien para oponerse aese comportamiento. La mayor parte de los grupos son ambivalentes, y las tasas de la criminalidad son laexpresin de una organizacin diferencial de grupo. La organizacin diferencial del grupo, en tanto queexplicacin de las variaciones de las tasas de criminalidad, corresponde a la explicacin por la teora de laasociacin diferencial del proceso mediante el cual los individuos se convierten en criminales (22). Para elsocilogo norteamericano una persona accede al comportamiento delictivo porque mediante su asociacincon otros, principalmente en el seno de un grupo de conocidos ntimos, el nmero de opiniones favorables ala violacin de la ley es claramente superior al nmero de opiniones desfavorables a la violacin de la ley.

    La teora de la asociacin diferencial, al sustituir el concepto de desorganizacin social, sobre el que reposauna buena parte de la sociologa de Chicago, por el de organizacin social diferencial, abra la va al estudiode los valores, las culturas y subculturas en conflicto. A partir de entonces ya era posible preguntarsequin impone las reglas y en beneficio de quienes? Pero a la vez, en la medida en que se trataba de unateora sociolgica fue leda, en lo que se refiere a las polticas de prevencin de la delincuencia y a laspolticas de reinsercin, como un sistema de referencia para una forma compleja de intervencin socialcomunitaria. De hecho Sutherland se interes por el trabajo que estaban realizando en Chicago lossocilogos Clifford R. Shaw y su amigo Henry D. McKay que compartan en buena medida con l la teora dela asociacin diferencial (23)

    Las reacciones contra el concepto de delito de cuello blanco y la teora de la asociacin diferencial no sehicieron sin embargo esperar. Desde posiciones prximas al marxismo se le reprocho a Sutherland que nose sirviese de conceptos tales como capitalismo, lucha de clases y otros. Desde los presupuestostradicionales de la criminologa, la psiquiatra y la psicologa se le acus de diluir los procesos de decisinde los sujetos en las interacciones sociales y de prescindir de la idea de una personalidad delincuente. Ajucio de estos tericos del delito la teora sociolgica relegaba tanto los factores internos como losindividuales. A ello se sumaba el hecho de que Sutherland puso ms nfasis en los procesos de transmisinde los comportamientos delincuentes que en los de recepcin y elaboracin personal.

    Entre las crticas propiamente sociolgicas destaca la rplica temprana de Paul Tappan a la que Sutherlandpudo responder en su libro, as como la crtica realizada por Edwin Lemert a partir del estudio de laconducta del falsificador de cheques sistemtico, crtica a la que no pudo responder Sutherland pues elartculo se public en 1958, con posterioridad por tanto a la muerte de Sutherland que se produjo en 1950,un ao despus de la publicacin de El delito de cuello blanco (24).

    Para Tappan delincuente es el que es definido como tal por los tribunales de justicia mediante condenasformales. Se sumaba as a la opinin defendida por los abogados de la editorial Dryden Press que teman

  • que, si el libro haca pblicos los nombres de las setenta grandes empresas, la casa editorial podra seracusada de promover un libelo al llamar delincuentes a las grandes compaas. La rplica de Sutherlandparece sin embargo convincente pues, entre otras cosas, se basa en la impunidad, puesta de manifiesto porel propio Sutherland en The Professional Thief, de la que gozan los ladrones profesionales: delincuente esquien transgrede las leyes, sea objeto o no el transgresor de procedimientos posteriores de condena.Sutherland lleg a considerar delincuentes no solo a los que atentan contra la letra de la ley sino tambin aquienes vulneran el espritu de la ley puesto de manifiesto por el legislador. An ms, se podra afirmar quesu trabajo cientfico sobre los delitos de cuello blanco proporciona una informacin de primera mano a losjueces para condenar a los delincuentes de cuello blanco ateniendose no solo a los hechos, sino tambin alespritu de la ley, a la reincidencia, y sobre todo al modus operandi.

    Sutherland entenda que el excesivo juridicismo y garantismo en lo que se refiere a los delitos de cuelloblanco lejos de propiciar un sistema de defensa de los derechos ciudanos, como tantas veces se afirma, enrealidad, lo que crea es una doble balanza de la justicia: de un lado la balanza que penalizasistemticamente los delitos de los pobres y de otro la que se muestra complaciente y condescendiente conlos delitos de los ricos.

    Los trabajos de Edwin Lemert sobre el falsificador de cheques sistemtico, basado en 62 falsificadores quecumplian condenas por falsificacin de cheques y por firmar cheques sin fondos, asi como en tresentrevistas a falsificadores en libertad, mostraban que estos delincuentes profesionales improvisan susgolpes, van con gran frecuencia a la crcel y que por lo general actan en solitario. Como declaraba uno deestos falsificadores a Lemert de cada diez falsificadores de cheques nueve son lobos esteparios. Quienestrabajan en bandas no son verdaderos falsificadores pues actan por dinero. Nosotros lo hecemos por algnotro motivo. El trabajo nos da algo que necesitamos. Quizs estamos locos...

    La teora de la asociacin diferencial, que reposaba en la induccin analtica, pareca asi derrumbarse antela imposibilidad de explicar la conducta del falsificador de cheques. Lemert insista en sus textos en latensin interior, en la soledad y el secreto con el que estos ladrones rodean sus golpes, algo que entraba enabierta contradiccin con las declaraciones de Chick Conwell a Sutherland. La tesis de Lemert es que el artede la falsificacin ha cambiado historicamente. La falsificacin organizada parece haberse originado enInglaterra, en el siglo XIX, cuando un abogado de slida reputacin mont su banda de profesionales. Eraun arte complicado que exiga cooperacin y divisin social del trabajo. El falsificador de cheques demediados del siglo XX, por el contrario, acta solo, no se asocia con otros delincuentes. Procedentes de laclase media tradicional, o de la clase alta, estos delincuentes se presentan a si mismos como ovejas negras.Por otra parte parecen estar situados en una especie de tierra de nadie, a medio camino entre losdelincuentes profesionales y los delincuentes de cuello blanco, como si se tratara de una especialidad apunto de desaparecer. Esa posicin singular y coyuntural priva de fuerza al argumento de Lemert. Por otraparte para Sutherland el aprendizaje se produce en un proceso de interaccin, y Lemert, en la medida enque no analiza la carrera de estos falsificadores hacia el mundo del delito, nada nos dice de ese proceso deaprendizaje en cooperacin (25).

    En todo caso en los aos cincuenta la sociologa de la desviacin y la psicologa del delincuente se tendierona bifurcar en los Estados Unidos: de un lado las teoras del control social, del otro las teoras psicolgicas dela delincuencia basadas en factores de personalidad. La propia teora de la asociacin diferencial se vitambin atrapada en esta dinmica contradictoria, de modo que mientras que los anlisis marxistasprocedan a una lectura en trminos de lucha de clases y crmenes de los poderosos en el otro polo seprodujeron lecturas psicosociolgicas, como por ejemplo la teora de la identificacin diferencial y lecturasabiertamente psicolgicas, y en algunos casos mianfiestamente contrarias al propio concepto deaprendizaje de Sutherland, como es el caso de la teora del estmulo reforzador diferenciado, de claro sesgoconductista (26). En realidad diluida en la globalidad de la estructura social o reducida a procesos desubjetivacin la teora de Sutherland se vio de hecho reconducida hacia otras posiciones o reducida alsilencio. Con la guerra fra comenzaban unos aos de plomo en los que se produjo la gran ofensiva delMcCarthysmo. El Comit de Actividades Antinorteamericanas iniciaba la caza de brujas, una cacera de laque no se libr el propio Dashiel Hammett que cumpli seis meses de carcel y vi como confiscaban susingresos por negarse a denunciar a compaeros y amigos que militaban activamente en el PartidoComunista.

    Sutherland, a pesar de su lenguaje prudente y meditado, pasaba por ser un radical que efectivamente

  • arremeta contra las injusticias de las agencias oficiales de la justicia. Su concepcin de la justicia nocoincida puntualmente con las leyes y menos an con los procedimientos penales, de modo que su teorapareca demasiado crtica como para ser socialmente asumida en un clima poltico militarizado y atravesadopor la dialctica infernal del amigo y el enemigo. Quizs la muerte lo liber de ser acusado y perseguido porsus ideas polticas. En todo caso, y pese a que sus discpulos prolongaron su obra, el cuestionamiento delos delitos de cuello blanco qued como en sordina. A ello quizs contribuy una cierta ambiguedad en ladefinicin del delito ya que comprende a la vez los delitos de los profesionales y los delitos de lascorporaciones (27). Fue preciso que en 1975 se publicase el libro de Michel Foucault Vigilar y castigar.Nacimiento de la prisin, un libro que conmocion profundamente el panorma de la sociologa del delito,para que el concepto de delito de cuello blanco recibiese un nuevo y decisivo impulso (28).

    Foucault, a diferencia de Sutherland que puso entre parentesis los procesos histricos, pudo ir ms lejos enel anlisis pues llev a cabo una investigacin de genealoga del poder, un trabajo de sociologa histricasobre la prisin en el que puso de manifiesto la disimetra de clase con la que operan la ley y las agenciasjudiciales. La prisin contribuye a hacer visible y til un tipo de ilegalismo, los ilegalismos pupulares, y amantener en la sombra lo que se debe o se quiere tolerar: el trfico de armas, el trfico de drogas, laevasin de impuestos, y otros crmenes de los poderosos. An ms, desde las cumbres borrascosas, desdelas heladas cimas del poder y la gloria, la delincuencia comn, que tanto las prisiones como determinadasteoras de la delincuencia tienden a convertir en un pleonasmo de la delincuencia, se ve instrumentalizadade forma que los delincuentes profesionalizados por las crceles pasan a engrosar las listas de esapoblacin de agentes que corren riesgos y estn expuestos a ser detenidos por trabajar al servicio de losilegalismos de los grupos dominantes. El captulo de Vigilar y castigar sobre "ilegalismos y dleincuencia"qued no obstante en un segundo plano, eclipsado por el anlisis de la sociedad disciplinaria y delpanoptismo. Era preciso que en los aos ochenta irrumpiese con fuerza la marejada neoliberal para que losllamados delitos econmicos pasasen a ocupar el primer plano de la escena social, y para que los discpulosde Sutherland sintiesen la necesidad de reeditar la versin ntegra, no censurada, de El delito de cuelloblanco.

    Delitos de mxima peligrosidad

    En los aos ochenta se produjo el punto lgido de la resaca neoliberal y tambin el inicio de una especie dereflujo (29). Los escndalos polticos y financieros hacan estragos en la mayor parte de los paisesindustriales avanzados precisamente cuando los amantes del misterio conmemoraban el centenario de loscrmenes de Jack el Destripador. Mientras se sucedan las hiptesis mas descabelladas sobre la verdaderaidentidad del asesino que sembr de escalofros y terror las calles del East End londinense, el sensiblecorazn de Wall Street se sobresaltaba cada da con la prctica de los leverages buy out, la mas refinadafrmula de especulacin capitalista. El trfico de influencias, la informacin confidencial, las operacionesirregulares o manifiestamente ilegales constituan por lo general el reverso de las opas hostiles, la comprade paquetes de acciones que permitan tomar por asalto los consejos de administracin, las fusiones, 'elsaneamiento' y la venta de los activos de las empresas hasta descapitalizarlas convirtindolas en merascscaras sin contenido. Los bonos basura, que sirvieron de puente para inesperados desembarcosfinancieros, pasaron as a constituir el otro polo de los basureros sociales. Los amos del universo, amantesdel golf, de los deportes de vela y de las limusinas, no eran sino el reverso de los tirados, de los homeless,de vagabundos afincados en las estaciones entre latas de cerveza, dipuestos a emprender el viaje aninguna parte. Durante 1988 se calcula que se produjeron en Estados Unidos fusiones y adquisiciones porvalor de mas de 129.000 millones de dlares.

    En 1989 Michael Milken, el rey de la especulacin, el empleado de lujo de la empresa Drexel especializadaen inversiones e intermediacin en bolsa, en fn, el mago de las finanzas que desde su despacho de BeverlyHills cre un mercado de bonos basura de 18O.000 millones de dlares,- y que simplemente en 1987obtuvo unos ingresos calculados de 550 millones de dlares, es decir mas de 1,5 millones de dlares cadada-, fue al fin procesado por un gran jurado de Manhattan acusado de haber perpetrado 98 delitos por losque el fiscal peda una pena de mas de treinta aos de crcel. En realidad el proceso contra este empleadoejemplar fue propiciado por la detencin previa de Ivan Boesky, otro tiburn de las finanzas que, en unarreglo con la justicia, vendi a Milken para preservar su propio pellejo. La judicatura norteamericana habacomprendido que para salvar al capitalismo de su propia voracidad era preciso intervenir ya que el auge deoperaciones financieras de carcter especulativo minaba las bases del capitalismo productivo. La Ley contra

  • Organizaciones Corruptas y contra el Fraude Organizado permiti al Estado embargar todos los beneficiosderivados de delitos probados y sirvi de punta de lanza para devolver una cierta tranquilidad al siempreagitado mundo de los negocios.

    Durante el franquismo se produjeron en los tribunales espaoles dos grandes procesos por delitoseconmicos: el caso de la quiebra de la Barcelona Traction (1948) y el Affaire Matesa (1969). El hecho deque estos dos asuntos hiciesen correr rios de tinta prueba su carcter expecional. Pero la transicindemocrtica fue lenta a la hora de tipificar los delitos econmicos hasta el punto, por ejemplo, de que laLey de Reforma del Mercado de Valores de 1988 no arremeta contra la prctica de la informacinconfidencial en la bolsa. En Espaa, por estas mismas fechas, la prensa daba cuenta de irregularidades y decrmenes de los poderosos, pero el aparato judicial no estaba suficientemente equipado para hacer frente alos delitos econmicos, entre otras cosas porque la reflexin terica sobre sobre los delitos de cuello blancoapenas comenzaba a esbozarse. Era la poca en que nuestro pas era un paraiso en el uso de lainformacin confidencial -insider trading- objeto nicamente de sanciones administrativas, pero no penales(30). Por entonces las audiencias absolvan los delitos fiscales recurriendo al vaco normativo. Las rentastributarias no declaradas a la Hacienda Pblica en 1986 se estimaban en ms de 9 billones de pesetas. Elperidico Cinco dias (1 de junio de1988) calculaba en que en torno al 60% de los rendimientos no salarialesescapaban al control fiscal. Recurdese que, cuando la especulacin inmobiliaria estaba en su apogeo, nadamenos que el Tribunal Constitucional declaraba inconstitucional la Ley de cambios 40/79 lo que equivala dehecho a deslegitimar la solicitud de penas de crcel presentada por el fiscal para diplomticos, aristcratasy conocidos profesionales del derecho envueltos en el caso Palazn. Las recalificaciones especulativas deterrenos, las urbanizaciones piratas, las adjudicaciones directas de contratos por parte de la Administracin,el reparto de las licencias de juego, el blanqueo de dinero procedente de la venta de drogas en el que,segn todos los indicios, participaron algunos bancos espaoles, la impunidad de la que gozaron lossuscriptores de primas nicas -refugio del dinero negro y tambin de grandes sumas de dinero amasadaspor conocidos capos del narcotrfico-, la publicidad engaosa, el robo de patentes, los atentados ecolgicosy las astillas en los juzgados estaban entonces a la orden del da. Esos desmanes no fueron suficientementeatajados a tiempo y crearon un clima de impunidad que min la moral social. Aquellos polvos trajeron estoslodos.

    Los grandes duelos se produjeron sin embargo en torno a lo que los peridicos denominaron por entoncesla gran batalla bancara. Un artculo de El Pas (12-II-1989) levantaba acta de la contienda: Se estproduciendo una autntica carnicera financiera en la que rancias familias, nuevos ricos, tecncratasreciclados y aprendices de brujo saltan a la yugular del balance enemigo con un frenes nunca visto. Lo quefue un intemporal Olimpo se ha convertido en un circo abierto al pblico, en una gran cacera, en unaescopeta nacional, en la que abundan las pasiones de todo tipo.

    Los aos ochenta fueron para los mercados financieros algo semejante a las ciudades sin ley del lejano ysalvaje Oeste. Pistoleros a sueldo con pelo engominado pasaron a denominarse a si mismos banqueros uhombres de negocios. Las opas hostiles, las jugadas de poker en el mercado de valores y las fusionesempresariales a espaldas de los pequeos accionistas eran moneda corriente. Un capitalismo vorazcomenz a destruir, como un plaga de langosta, el viejo tejido industrial y comercial. Los muertos secontaban por millares pero eran en realidad personas sin importancia, casi siempre ahorrativos inversores ypequeos industriales indefensos. Bordeando las leyes, burlndolas, e incluso abiertamentetransgredindolas, proliferaron los ladrones de etiqueta, los chorizos con chistera y guante blanco capacesde combinar las maquinaciones con el chantaje, el encubrimiento y la falsedad con las redes clientelsticas,la arrolladora simpata natural y los paseo en yates de ensueo con los poderes y las influencias.Banqueros, especuladores, prestamistas siniestros, polticos a sueldo, especialistas en derecho mercantil sinescrpulos, organizadores de estafas maquinadas en la letra pequea de los contratos, abogados delEstado que asesoran a quienes se lucran del Estado, funcionarios corruptos y oportunistas de toda laya sehan dado cita en un carnaval de asociaciones diferenciales para constituirse en bandas organizadas demalhechores que atentan impunemente contra los intereses de la sociedad, entre otras cosas porquedestruyen cualquier vestigio de una moral compartida. En un mercado de valores convertido en un saloonen el que ni tan siquiera est prohibido disparar contra el pianista cunde la inseguridad y se incrementa anms entre los ciudadanos la sensacin de perplejidad.

    En un pas en el que quien no se enriquece es porque no quiere, como coment torpemente CarlosSolchaga, Ministro socialista de Hacienda, los pobres pueden o no ser honrados, pero en todo caso son

  • sospechosos de debilidad mental. En un pas en el que nicamente los pobres van a la crcel, los ricospueden o no ser delincuentes, pero en todo caso gozan de la patente de la impunidad. En un pas en el quelos pobres son sospechosos de debilidad mental y los ricos gozan de impunidad se produce necesariamenteun proceso de deslegitimacin democrtica pues quienes dicen gobernar para promover la igualdad socialse convierten en realidad encubridores o socios de sus mas declarados enemigos. Hacer coincidir el derechocon la justicia es hoy la nica va para evitar que el incremento de las desigualdades y el autoritarismoamenacen a la sustancia misma de la sociedad.

    Los delitos comunes y los delitos de cuello blanco son objeto de un tratamiento procesal distinto, y tambinde un diferente tratamiento policial y penitenciario. Las redes del control social se tejen en una trama densapara luchar contra los delitos comunes, pero las tramas se agigantan para dejar impunes los delitos de losdelincuentes de cuello blanco.

    La internacionalizacin de la economa propiciada por las nuevas tecnologas, por las redes de informacin einformatizacin, aceler los intercambios y los intensific. Los mercados estaban por tanto ms expuestos alas irregularidades y las actividades al margen de la legalidad. Los gobiernos, que a travs de industriasestratgicas de carcter nacional, de los bancos centrales y del sistema fiscal jugaban un papel central enlas economas regionales se vieron necesariamente envueltos en una dinmica que los desbordaba y para laque no contaban con soluciones experimentadas. El deseo de especular en el mercado internacionalechando mano de los tipos de inters e interviniendo en el mercado de divisas -jugando a la baja o a la alzacon la cotizacin de las monedas- se hizo irresistible entre otras cosas porque el auge de los nuevosmercados y el empuje de las multinacionales significaba el declive de la vieja sociedad industrial, una crisis que se manifestaba de forma brutal con laquiebra tendencial de la condicin salarial como eje de la integracin social.

    La vieja dialctica entre liberalismo y socialismo parece en la actualidad estar llegando a su fin. La prdidade fundamento del ascetismo intramundano de carcter liberal as como el abandono de la moral socialistade la solidaridad condujo finalmente a la lgica del slvese el que pueda. Ahora la accidental cada dealgunos ngeles exterminadores, especializados en la especulacin rpida, en su irresistible ascensin hacialas cumbres heladas del poder y la gloria amenaza no solo con arrastrar a algunos de los alpinistas quecompartieron con ellos sus fatigas sino tambin con desvelar una parte de esas asociaciones diferenciales ycon proyectar luz sobre las cumbres borrascosas que se perpetan de hecho gracias a la opacidad y elsecreto.

    Rituales de la impunidad

    Gracias a los trabajos de Sutherland, y a los estudios realizados por sus continuadores, conocemos mejor lamcnica que facilita la impunidad de los delincuentes de cuello blanco. Los grandes procesos de estosdelincuentes presentan la apariencia de la singularidad que les otorga el prestigio social del acusado peroen realidad no pueden ser mas repetitivos y rituales. En un primer momento el presunto delincuente,cuando se produce la orden de detencin, se declara inocente y vctima de una maquinacin. Como secreen situados en el centro del mundo confunden su cada con la cada del mundo. Unos, los mas dbiles,formulan en voz alta el chantaje: si me detienen tirar de la manta. Otros, los que cuentan con masapoyos, guardan un significativo silencio. Saben que sus amigos no cesan de actuar en la sombra. Esto lesda fuerzas para proclamar ante el juez su inocencia. Para probarla echan mano de famosos abogados especializados en delitos econmicos queponen en actividad febril a todos los subalternos de su bufete. Si es preciso se acude a otro u otros bufetesde abogados, -siempre de reconocido prestigio- con especificas cualificaciones. Las llamadas de telfono sesuceden y se intensifican las redes de cableado que llegan siempre a los llamados lderes de opinin peroque pasan tambin por informantes en los juzgados y por tocar a los responsables de las altas esferas de lajudicatura y de la poltica. Los socios del presunto delincuente, los miembros de la asociacin diferencial,tratan por todos los medios de informarse sobre como est la situacin y de ponerse tambin a a buenrecaudo. La cada de un pez gordo es como una revolucin en un hormiguero. Significa que las reglas deljuego se han alterado, que ha cambiado de signo el clima de bonanza del que gozaba uno de los socios ypor tanto que ya nadie est a salvo de las tormentas. Como medida preventiva los socios ms prximosproceden al cambio de titularidad de sus bienes o a hipotecarlos - a no ser que cuenten con la cobertura deuna fundacin inembargable-. Esta primera fase de la instruccin del sumario es muy importante y quizs

  • la mas grave para este tipo de delincuentes, y para sus defensores, pues el efecto sorpresa de la detencinpesa sobre ellos como una losa. Los abogados tienen que recorrer a gran velocidad el camino recorrido porla justicia para darle la vuelta. Por esto, en este preciso momento, jueces y fiscales son sometidos a unagran presin. Para los abogados es muy importante ganar tiempo, parar el primer golpe, lo que requiereentre otras cosas conseguir la libertad provisional del acusado. Saben que ejecutivos y hombres denegocios son predominantemente condenados en tribunales penales cuando usan mtodos delictivossimilares a los mtodos empleados por los delincuentes de las clases bajas. De hecho la manifiestaintervencin de delincuentes comunes en los delitos de cuello blanco es un buen indicador de la extremagravedad de los delitos cometidos. Los delincuentes especializados en el mundo de los negocios son muyconscientes de que nicamente cabe recurrir a esta medida extrema en situaciones muy desesperadas ycasi siempre para hacer desaparecer papeles y pruebas comprometedoras. Historicamente se han dadocasos en los que documentos comprometedores claves, e incluso hasta el propio sumario y sus copias, sevolatilizaron. En la actualidad, con la informatizacin de los juzgados, la introduccin de virus en losprogramas de ordenador podra jugar, de forma mas limpia, el papel de los antiguos robos de documentos.

    La crcel, esa institucin punitiva por antonomasia para las clases populares, estigmatiza, desvaloriza lasalegaciones, marca con la infamia al reo, y tie todo el proceso de verdadera criminalidad. Por esto elobjetivo fundamental de familiares, abogados, y allegados del acusado, es hacer salir al delincuente"honrado" de la crcel cuanto antes, aunque para ello sea preciso echar mano, como los magos, de unachistera .

    Una de las estrategias mas socorridas de los abogados de los delincuentes elegantes es proceder a lainundacin documental de los juzgados sealando falsas pistas, abriendo nuevos frentes y nuevasalegaciones. Las ramificaciones internacionales pueden ser en este sentido muy tiles. Se trata de haceraun ms complejos los delitos y aun ms difusos sus efectos, aunque para ello haya que recurrir a laincomparecencia de los testigos, a dilaciones, pruebas falsas, cambio de manos del sumario, traslados dejueces y fiscales, y, en fn, a los incontables e inconfesables medios para lograr archivar la causa.

    Deca Michel Foucault, -quien en Vigilar y castigar mostr cmo las crceles permiten entre otras cosasregular de forma diferenciada los ilegalismos populares de los ilegalismos de las clases altas-, que lacomplejidad del aparato judicial, la parafernalia que rodea al tribunal en el acto de juzgar, la teatralidad delos estrados, no tiene tanto por objeto probar la inocencia o culpabilidad del reo cuanto mostrar la inocenciadel propio tribunal. La elevada impunidad de la que an hoy siguen gozando los delincuentes de cuelloblanco parece confirmar su opininEs como si estos chorizos de las altas finanzas extrajesen de las tarjetasde crdito y de sus tarjetas de visita su inocencia. Algo funciona mal en nuestro sistema judicial cuando lajusticia resulta estar tan divergente y distante del derecho. Sin embargo cualquier gobierno, en un sistemade democracia representativa, durante el tiempo en que ocupe el poder, tiene la obligacin moral de atajarlos delitos de cuello blanco, los crmenes de mxima peligrosidad social, ya que lo que est en juego enesta lucha por la justicia es la legitimidad misma del Estado de derecho (31).

    El socilogo, investigador de verdades ocultas

    Al comienzo de esta presentacin me preguntaba cmo lleg Sutherland a elaborar este nuevo conceptoclave de la sociologa del delito, qu efectos se derivaron de la introduccin de esta nueva categora en lapercepcin del mundo del delito, y si sigue teniendo vigencia en la actualidad un libro que cuenta ya concincuenta aos de existencia desde su primera publicacin. He intentado responder a estas cuestiones untanto apresuradamente. Sin embargo no me gustara dar fin a esta presentacin sin rendir un homenaje ala obra de Edwin H. Sutherland, una sociologa crtica al servicio de una sociedad democrtica. Creo que sutrabajo resulta no solo admirable, sino tambin modlico. Toda una basta zona que se mantena enpenumbra, y que serva de amparo a los crmenes de los poderosos, se ha iluminado. El concepto de delitode cuello blanco significa un punto de no retorno, un camino parcialmente trillado por el que podemosavanzar para detectar las debilidades de la justicia y ponerles remedio, un camino por tanto que permiteavanzar hacia sociedades ms justas. Este concepto es en gran medida la obra de un socilogo lcido,paciente y constante que ha trabajado sin abdicar de su compromiso intelectual y sin romper las amarrasque lo unen con la sociedad en la que le ha correspondido vivir. Sutherland es un socilogo que luchacontra todo tipo de fraudes, incluido el fraude cientfico. Hay en su obra un ingente esfuerzo de generosidady de pasin contenida, de valor y de virtud que convierten a este socilogo formado en Chicago en un

  • referente clsico, en un socilogo de nuestro tiempo, es decir, en un maestro.

    Creo que Sutherland ha hecho del socilogo del delito algo semejante al hroe de la novela negra. Al igualque el heroe de la novela negra el socilogo comprometido con la verdad incomoda a los poderosos. No esextrao que la sociologa criminal, pese a su capacidad analtica y explicativa, y pese a las posibilidades queabre al cambio social e institucional, tienda a ser sustituida por la psicologa juridica y/o la filosofa delderecho, saberes mucho ms acomodaticios e instrumentalizables.

    Las palabras de homenaje que Raymond Chandler en realidad dedica a los personajes de Hammett, eincluso a Philip Marlowe, se le podran aplicar Sutherland y a los socilogos que, como l, hacen de lasociologa la verdadera investigacin-accin, aunque para ello no tengan ninguna necesidad de confundir suprofesin con la animacin socio-cultural. Me permito as introducir el trmino socilogo alli donde Chandlerdice investigador privado. Creo que estos hermosos prrafos dedicados al hroe de la novela negraexpresan bien el riesgo que asumi conscientemente y silenciosamente Edwin Sutherland con suinvestigacin pionera: El socilogo de esta clase de relatos tiene que ser un hombre as. Es el protagonista,lo es todo. Debe ser un hombre completo y un hombre comn, y al mismo tiempo un hombreextraordinario. Debe ser, para usar una frase ms bien trajinada, un hombre de honor por institnto, porinevitabilidad, sin pensarlo, y por cierto que sin decirlo. Debe ser el mejor hombre de este mundo, y unhombre lo bastante bueno para cualquier mundo. Su vida privada no me importa mucho; creo que podraseducir a una duquesa, y estoy muy seguro de que no tocara a una virgen.. Si es un hombre de honor enuna cosa, lo es en todas las cosas.

    Es un hombre relativamente pobre, porque de lo contrario no sera socilogo. Es un hombre comn, porquesi no no vivira entre gente comn. Tiene un cierto conocimiento del carcter ajeno, o no conocera sutrabajo. No acepta con deshonestidad el dinero de nadie, ni la insolencia de nadie sin la correspondiente ydesapasionada venganza. Es un hombre solitario y su orgullo consiste en que uno lo trate como a unhombre orgulloso o tenga que lamentar haberle conocido. Habla como habla el hombre de su poca, esdecir, con tosco ingenio, con un vivaz sentimiento de lo grotesco, con repugnancia por los fingimientos ycon desprecio por la mezquindad.

    El trabajo de investigacin sociolgica es la aventura de este hombre en busca de una verdad oculta, y nosera una aventura si no le ocurriera al hombre adecuado para las aventuras. Tiene una amplitud deconciencia que le asombra a uno, pero que le pertenece por derecho propio, porque pertenece al mundo enque vive. Si hubiera bastantes hombres como l, creo que el mundo sera un lugar muy seguro en el quevivir, y sin embargo no demasiado aburrrido como para que no valiera la pena habitar en l.

    NOTAS

    * Un resumen de este texto de Presentacin fue publicado en en la revista Claves de la razn prctica , enel nmero de junio de1999.

    (1) La conferencia, un texto que roza la perfeccin, fue publicada por vez primera en forma de artculo en laAmerican Sociological Review (n 5, 1940). Le hemos traducido al espaol y publicado como anexo en laedicin y traduccin que hemos realizado Julia Varela y yo mismo de la monografa dedicada por Edwin H.Sutherland a un ladrn profesional: E.H. SUTHERLAND, Ladrones profesionales, La Piqueta, Madrid, 1988,219-236. (2) He aqu la referencia de algunos libros que se ocupan de la gnesis de la sociologa norteamericana enChicago: S. PARK TURNER y J.H.TURNER, The impossible science. An institutional analysis of americansociology, Sage Publications, Newbury Park, California 1990; D. ROSS, The origins of american socialscience, Cambridge University Press, Cambridge, 1991; H. SCHWENDINGER y J. R. SCHWENDINGER, Thesociologist of the chair, A radical analysis of the formative years of Nort American sociology (1883-1922),Basic Books, Nueva York,1974. Vase tambin el ya clsico libro de Fred H. MATTHEWS, Quest for anAmerican Sociology, Robert E. Park and the Chicago School, McGill-Queens University Press, Montreal,1977asi como el libro de Denis SMITH,The Chicago School. A liberal critique of Capitalism, Macmillan Education,Londres, 1988. Alain COULON, LEcole de Chicago, PUF, Paris, 1992. De los libros traducidos al espaoldestaca el estudio de Ulf HANNERZ, Exploracin de la ciudad. Hacia una antropologa urbana, F.C.E.,Mexico,1986 (edicin inglesa de 1980).

  • (3) En el American Journal of Sociology de marzo de 1896 A. Small distingui con trazos firmes lasdiferencias entre scholarship y social agitation pero parece un tanto injusta y mecnica la tesispretendidamente marxista defendida por los Schwendinger que no ven en la naciente sociologa de Chicagoms que una apologa apenas encubierta del capitalismo. Por otra parte el Departamento de Sociologadistaba de ser una entidad monoltica como seala H. KUKLICK, "Chicago sociology and urban planningpolicy. Sociological theory as occupational ideology", Theory and society, 9, 1980, 821-845, p. 825. Sobreel importante papel jugado por Small en la institucionalizacin de la sociologa norteamericana reproducedocumentos originales y cartas de gran inters el minucioso trabajo de Vernon K. DIBBLE, The legacy ofAlbion Small, The University of Chicago Press, Chicago, 1975. Cf. tambien Thomas L. HASKELL, Theemergence of professional social science. The american social science association and the nineteenth-century crisis of authority, University of Illinois Press, Urbana, 1977, asi como el artculo de H. E. BARNES,The place of Albion Small in Modern Sociology, American Journal of Sociology, 31, 1,1926, pp.15-48 (4) Gracias al minucioso estudio de Mary Jo Deegan son bien conocidos en la actualidad los estrechosvnculos entre Henderson, Thomas y el propio Small con Jane Addams y las trabajadoras sociales de HullHouse, hasta el punto de que Ch. H. Cooley lleg a comparar al Departamento de Sociologa de Chicago conuna especie de guardera de trabajadores sociales . Cf. H. KUKLICK op.c. p.825. La propia Jane Addams,que se instal en Hull House en septiembre de 1889 y fund al ao siguiente el The Working Peoples SocialScience Club, describe bien las relaciones con Small y el Departamento de Sociologa: Jane ADDAMS,Twenty Years at Hull-House. With autobiographical notes, Nueva York,1940. Cf, Mary Jo DEEGAN, JaneAddams and the men of the Chicago School,1892-1918, Transaction Books, New Brunswick,1990. (5) Sobre los enfrentamientos en La Sorbona cf. Wolf LEPENIES, Las tres culturas. La sociologa entre laliteratura y la ciencia, F.C.E., Mexico 1994. (6) Sobre los conceptos de desorganizacin social y orden moral vase el trabajo de Peter JACKSON, Socialdisorganization and moral order in the city, Trans. Inst. British Geography 9, 1984, 168-180 (7) Mary Jo DEEGAN, op. c. pp.18-19. (8) Son numerosos los trabajos sobre la vida y el itinerario intelectual de Sutherland. Para este apartadome he basado sobre todo en datos proporcionados en la documentada Introduccin que hicieron GilbertGeis y Colin Goff de la versin ntegra de El delito de cuello blanco de la Universidad de Yale en 1983. (9) Cf. Thorstein VEBLEN, Teora de la clase ociosa, FCE. Mexico, 1944, p.243 (La edicin original es de1899). Sabemos que Sutherland concedi importancia a este texto pues l mismo lo cita en este libro y tambin enlos Principios de criminologa en el captulo dedicado a "La criminalidad y la organizacin social". Sobre larelacin de Veblen y Weber con el capitalismo vase P. A. SARAM, Veblen and Weber, on the Spirit ofCapitalism, Journal of Historical Sociology, Vol 5, n 2, June, 1992, 234-252. (10) En estos aos nicamente publica en junio de 1916 un artculo sobre What Rural Health Surveys HaveReported?. (11) Ernest W. BURGESS realiza una resea del libro en el American Journal of Sociology (30 January,1925)y dice de l que es el primer libro de texto sociolgico en este campo (p.491). (12) Citado en M. S. GAYLORD y J. F. GALLIHER, The Criminology of Edwin Sutherland, Transaction Books,New Brunswick, 1988 p. 12 (13) Edwin H. SUTHERLAND, The Prison as a Criminological Laboratory, The Annals of the AmericanAcademy of Political and Social Science, 157, Sep.1931, 131-136. (14) Cf. Maurice HALBWACHS, "Chicago, exprience thnique", retomado en VV.AA. LEcole de Chicago.Naissance de lcologie urbaine, Aubier, Paris, 1979, p. 287. (15) Cf. Walter Nuble BURNS, Los gangsters de Chicago, Espasa Calpe, Madrid,1972 pp 24 y ss. (16) Walter Nuble BURNS, op. c. p.42 y 34 (17) Historia secreta de la mafia, Sedmay S.A. Buenos Aires, 1974, T.II, p.149. (18) Cf. F.D.PASLEY, Al Capone, Alianza, Madrid, 1970, p.301 y 311-12 (19) Raymond CHANDLER, El simple arte de matar, Bruguera, Barcelona, 1980, pp.214-215. En un curso dedoctorado que impart en los aos ochenta sobre El delito de cuello blanco, en el Programa delDepartamento de Sociologa IV de la Universidad Complutense, una de mis estudiantes -a quien agradezcosu mediacin con Rosa del Olmo para la publicacin de este libro- realiz un estudio comparativo entre elanlisis de la corrupcin y del gansterismo realizado por los socilogos de Chicago, especialmente porThrasher en The gang, y las novelas de Dashiell Hammett, especialmente Cosecha roja y La llave de cristal,y conclua afirmando razonadamente la mayor capacidad analtica y explicativa de la literatura de Hammett.

  • Lila Cristina MATEO RUIZ, Los gansters, la novela negra y la Escuela de Chicago (texto indito). CristinaMateo es actualmente profesora de sociologa en la Universidad de Caracas. (20) Se trata del libro de Matthew JOSEPHSON, The Robber Barons, 1934. Sobre el influjo de este libro cf.Gilbert GEIS (Ed), White Collar Criminal. The Offender in Business and the Professions, Atherton Press, NewYork,1968 p.57 y ss. (21) Asi comienza el texto que Sutherland public en la American Sociological Review en febrero de 1940,artculo que hemos traducido e incluido en el anexo a Ladrones profesionales. En ese texto, al igual que enya citado artculo sobre las crceles, Sutherland hace referencia explcita a Al Capone para mostrar que sesitua en un terreno nuevo, el de los negocios honorables. (22) Mi traduccin procede de la edicin francesa: Edwin