america latina en la posguerra
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AMERICA LATINA EN LA POSGUERRA
Sergio Hudson
Entre 1945 y 1973, el capitalismo vivió una etapa caracterizada por un
gran dinamismo, que se reflejo en un alto desarrollo económico y un
mayor bienestar para la población. Fue producto de la utilización de
fuentes de energía más económicas, de nuevas tecnologías y del nuevo
papel del Estado (como parte reguladora de la economía) en el marco
de la creciente rivalidad del bloque occidental (liderado por Estados
Unidos) con la Unión Soviética.
En Latinoamérica, se percibieron estos beneficios solo en alguna parte
de la población, sin embargo se obtuvieron otros beneficios de los
ajustes económicos como difusión de la educación y de los servicios de
seguridad social, así como el mejoramiento de la posición de la mujer
en la sociedad.
No obstante, los desajustes en la repartición de la riqueza, generaron
malestar en la mayoría de la población, por lo que los años 60’s se
caracterizaron por convulsiones sociales, políticas y culturales. El
crecimiento y la modernización de las economías hicieron más
evidentes y profundas las desigualdades sociales y un reclamo
generalizado de cambio se difundió por el continente.
A los movimientos de obreros y campesinos se sumó la participación
política de algunos sectores de la juventud, especialmente de los
estudiantes. Las palabras “reforma”, “cambio” y “revolución” se
convirtieron en los términos fundamentales del vocabulario político,
sobre todo después de un hecho que marcó la década y repercutió no
solo en el continente sino en todo el mundo: el triunfo de la revolución
socialista en Cuba.
En efecto, el bloque occidental y en particular los Estados Unidos,
iniciaron no solo una espectacular crecimiento económico, sino que sus
diferencias y rivalidades con os Unión Soviética los llevaron a
protagonizar la llamada Guerra Fría.
Es en este marco, en el que América latina se desarrolla con su nuevo
modelo de sustitución de importaciones y al amparo de la economía de
los Estados Unidos. Sin embargo este último está enfrascado en sus
problemáticas europeas y soviéticas (plan Marshal y política de
contención), por lo que el sur del continente mas bien parece
irrelevante para el momento coyuntural que vive.
El mundo en general se convulsiona por problemas de descolonización,
independencia y revolución en prácticamente todos los continentes, el
presidente Eisenhower tampoco apela a su relación con los países
vecinos del sur y su actuación se concreta a apoyar el golpe de estado
en Guatemala (por afectaciones a empresas y ciudadanos americanos) y
al desprecio al movimiento cubano.
Mientras tanto, prácticamente todos los países latinoamericanos sufren
golpes de estado y dictaduras militares (excepcionalmente México,
Venezuela y Colombia se escapan) que minan el potencial y real
crecimiento económico de sus estados, puesto que, también
prácticamente todos estos gobiernos son francamente ineptos en el
manejo político y sobre todo económico.
No es sino hasta Kennedy y sus sucesores, que Latinoamérica entra
realmente en un interés real para los Estados Unidos, y por lo tanto
para el logro de apoyos económicos consistentes y un flujo de
inversiones continuo, que le dan un respiro y una alza a los bajos
niveles generales de ingreso del continente.
Los fracasos políticos de los militares en Latinoamérica, aunados al
tímido crecimiento económico, inducen a la normalidad democrática a
buena parte de las naciones y por tanto al orden y al crecimiento.
Sin embargo los efectos de la revolución cubana y la intensificación de
la guerra fría, hacen de los años sesenta y, sobre todo de los setenta, un
periodo de fuertes contradicciones políticas y movimientos sociales, que
no encuentran un cause por las instituciones existentes y las ideologías
dominantes.
Así el periodo de posguerra concluye con las políticas de seguridad
nacional del cono sur y por las ignominiosas dictaduras que las
acompañaron: Argentina, Chile y Uruguay.