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El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
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El Paraíso de los Demonios:
Memorias de un Joven Poeta
El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
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El Paraíso de los Demonios:
Memorias de un Joven Poeta
Julio César Riascos
El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
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El Paraíso de los Demonios: Memorias de un Joven Poeta.
Dirección General, Diagramación y Diseño de Carátula e Ilustraciones:
© Julio César Riascos
Fotografía de Portada: “El Paraíso” (2014). Obra de J. Riascos
© Julio César Riascos
Corrección de Estilo y Edición
Vanessa Bolaños
Jennifer Luna
Alexie Vallejo
Edición virtual, Marzo de 2014
© Julio César Riascos.
Todos los derechos reservados
Prohibida su reproducción total o parcial por cualquier medio sin permiso del Autor.
Punto Editor.
Bogotá D. C.
Printed in Colombia.
149. P; 21 cm. Poesía
ISBN: 978-958-46-3178-7
El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
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A Vane…
Esa hermosa teatrera que danza en las tablas.
El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
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ADVERTENCIA
Los eventos recientes señalan que este, sea con seguridad, el último vestigio de
inteligencia humana en lo que queda del lugar. ¿Dónde estoy? –En el infierno o el Paraíso
de los demonios-. Me encuentro solo aquí y por supuesto, me dirijo a Ti. Sí lector, es
contigo con quien estoy hablando. Desprevenidamente has dado conmigo, la mayor de las
probabilidades sugiere que no comprendes nada de lo que está pasando, nada en absoluto,
pero puedo asegurarte que no eres el indicado para ésta lectura, ¡Abandónala!, es mejor
que desistas, ¡Vete de aquí!. Dedica tu tiempo a las trivialidades de lo cotidiano, a la
habitual calma de tu mundo moderno, seguro y confiable. De lo contrario asume las
consecuencias de tus actos, que en todo caso, serán poco más que irreversibles.
El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
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TABLA DE CONTENIDO
PRIMERA PARTE: EL ROSTRO Pág.
El Rostro del Poeta 12
De nuestros ideales como mortales 16
Memorias confusas de un asesino fantasma 19
Viviré 23
El minuto inexorable 24
Memorias de un asesino 27
Plaza de Toros 29
Madre 30
Despertad 31
Seducción 31
Lápida 31
Fatalidad 32
Réquiem por un demonio 33
Libertad 33
Estúpida Princesa 34
La última esperanza (Guión incompleto para cine) 35
Hoy es un buen día para morir 38
Mi llegada al infierno y el origen del caos 38
Prostituta 39
Anónimo 39
Ausencia 40
Lo inevitable 41
Escapémonos 42
Presentación 42
Poesía para la Muerte (Loco suicida) 44
Para Ella 46
Deseo y Destrucción 46
Si la muerte ha de venir 47
Locura 47
Sus besos 48
El combate 48
Memorias de un joven poeta 49
El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
8
Pág.
Te espero 50
Piano 50
Las cosas que se extinguirán con el Alba 51
Las cosas más bellas de la vida duran poco 52
Ahora ¡Por fin! nuestro último cielo 58
Obertura 58
Es solo un hombro dislocado 60
Percepción 60
Mi libertad 60
La buhardilla 61
Para Ti, lectora desconocida, que llegaste demasiado tarde 62
Retrato 62
Como un trozo de muerte 63
Como Poeta en el Desierto 63
La muerte 64
Tu ausencia 64
Vino 65
Esa horrible habitación (Corto-metraje) 65
Los refugios 69
Consecuencias (Cortometraje experimental) 69
De bandoneón 72
Ese maldito sujeto frente al espejo 73
Pueblito 73
Vidas 74
Trilogía de Héroes Derrotados 77
SEGUNDA PARTE: EL PARAÍSO
La mutación inminente 82
Samurái 82
Hospital de mala muerte 83
Para después del final 84
El Pájaro 84
Ese extraño milagro al que llaman amor 84
El ciclo del Phoenix 85
Rebelión 85
El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
9
Pág.
Las tres versiones de ese extraño que soy Yo 86
Para Mí mismo 89
Esa intensa sensación de libertad (Novela Gráfica) 90
Imágenes 92
Amor 93
Equilibrio 93
Lo que hay dentro de Mí 94
Crimen 95
La visión del Poeta 95
Locura II 95
Respuesta 96
Otra vida 97
Transfiguración 98
Origen 99
Un pequeño cuervo 99
Memoria caminante 100
Nuestra respuesta 100
A Sueldo 100
Amenaza 101
La brevedad de un instante o la eternidad del silencio 103
La última función 104
Entre Tú y todo lo demás 105
Por fin ha llegado este momento definitivo... 105
Fusilamiento 105
Mujer 106
Bajo la superficie 106
Robaron la Primavera 107
Percepciones del Poeta 107
El último libro 108
Hambre 109
De lo divino y lo mortal 109
Días de furia o la Balada de los Tiempos Difíciles 109
Asesina celeste 109
Suicidio 110
El caos 110
La Venus 111
Éxtasis 112
El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
10
Pág.
Amanecer 112
Cenizas 112
La edad 113
El obsequio 114
Taberna 114
Nuestros recuerdos 114
Beso de Sangre 116
Microcosmos 116
El vuelo del Poeta 117
Una breve nota sobre el autor (o los autores) 118
Política de las cosas que no ves 118
Paraíso 119
Origen y desaparición del Universo 120
Atardecer 120
Réquiem por la metrópoli 120
Prófugo 121
Una con el universo 121
Nuestro Juego 122
Ruleta Rusa 123
Abismo 124
Cena 124
Conversación con un fantasma 125
El Pasillo 128
Protagonista 139
Lo que nos aguarda 139
Pintura 140
Boxeador 141
Y entonces descubro que soy mi propio asesino 142
Del autor, la obra y sus personajes 143
Halcón 143
Viaje en bus 143
Nuestro bosque 144
Arcano primaveral 144
Humanidad 145
Árbol en la Ciudad 146
El paraíso de los demonios 147
Epílogo 148
El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
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El Rostro del Poeta
Obscuridad.
Botas ensangrentadas,
Puños llenos de rabia,
Cabellos largos y desordenados,
Rostro de niño.
¡Estoy vivo!
¡Y soy humano otra vez!
Un nuevo extraño en una tierra salvaje,
Viajero del Jardín de las entelequias,
Vagabundo en medio de los desiertos,
Un nuevo extraño
Con el rostro del poeta.
Ahora el Universo todo, me ha sido revelado.
El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
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I
Ahora mismo son las 7:15 p.m.
Soy viajero en este maldito autobús que, dentro de media hora me conducirá
inexorablemente a casa.
Mientras tanto, observo por la ventana las luces delirantes de la detestable ciudad y muy
arriba una luna blanca, despejada, perfectamente circular. Llevo conmigo una guitarra que
no suena muy bien y, que de seis cuerdas necesita con urgencia al menos tres. No soy
bueno para sacarle acordes y menos para cantar; además soy pésimo compositor. No tengo
novia. Alguna vez tuve una pero las cosas no salieron bien, terminé quedándome solo.
Supe que Ella tuvo un hijo y que se había casado; creo que con un arquitecto.
Miro el bulevar y poco después los centros comerciales. Por donde quiera que vaya la
gente deambula presurosa, desconfiada. Me gusta escuchar a Chaikovski, pero también
me agrada Audioslave. Sé que un buen día de estos acabaré por reventarme los tímpanos
con estos viejos audífonos que combaten contra los primitivos gustos musicales del
conductor. Llevo el cabello largo porque odio las peluquerías y, aunque trate de cuidarle,
es inútil. Hace un par de días que no me afeito pero no me importa. Fumo y bebo cerveza
y lo hago en exceso. Me gusta leer mientras escucho bandas sinfónicas o rock. A veces
escribo poesía, aunque tampoco soy bueno. Es más, no considero que sea una buena
persona. Soy egoísta y me gusta estar solo, sin que nadie me moleste. Creo que tengo el
alma podrida y no quiero dañar a nadie, tal vez solo sea un cobarde que teme le lastimen
nuevamente.
Regreso a mi casa, después de las clases de filosofía en la U. Todos piensan que estoy
equivocado, que debí estudiar medicina, arquitectura o economía. Recuerdo que quería
estudiar artes o quizás música, pero terminé en filosofía. De todas formas, no me interesa
que pueda decepcionar a alguien. Al llegar a casa me recibe mi madre. Habla, habla de la
vecina, me cuenta del mercado, me comenta de las noticias, habla, habla, y por momentos
creo que mi débil capacidad de entendimiento continuo en su conversación es bien
conocido por Ella, pero en fin, es feliz hablando. Voy a mi cuarto después de comer algo
ligero. Escucho el picoteo de una tímida llovizna sobre la ventana, seguido de las sirenas
de una ambulancia, de la policía o de los bomberos.
Me quedo en casa pensando cómo pasan estos frenéticos días de extrema melancolía.
Cuando pequeño me imaginaba diferente a mis 20 años. Mientras pienso en esto, supongo
que las implacables fauces del mundo me destrozarán en poco tiempo. Aun cuando he
prendido la tele, puedo escuchar el infatigable tic-tac del reloj, lo que me sugiere que mis
oídos todavía están en buenas condiciones. Cambio canales, casi tan rápido que, parecería
que es suficiente con una imagen para saber que no debo seguir perdiendo la brevedad de
El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
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estos últimos instantes, no encuentro nada, nada en absoluto que pueda llamar mi
atención.
II
¿Cómo saber que tu vida ha terminado?
Por alguna razón, siempre he pensado que estoy más muerto que vivo.
No entiendo qué quiere el mundo de Mí, no sé hacia dónde me lleva. Qué se supone debo
hacer. Al menos en este momento desearía ser otro. La televisión es incapaz de calmarme,
la música, la literatura, el cine, los centros comerciales, el amor que se compra y se vende,
los amigos ocasionales, el dinero, me producen ganas de mandar todo a la mierda.
¿Estoy enfermo?
Probablemente<
¿Importa?
He leído sobre las deficiencias psico-afectivas. Puede ser que dentro de Mí sea un asesino
en potencia. Me duele. Perdí a la mujer amada y me duele, y desde ese día supe que jamás
me iba a recuperar, desde ese día supe que había cavado mi propia tumba, desde ese día
me odié a Mí mismo por ser como Soy, por vagar de aquí para allá deseando ser una
estrella de rock, idolatrado por todos, inmortalizado por todos, amado por todos. Un
poeta famoso, un cineasta, un pintor< ¿Y qué soy?, ¿En qué me he convertido?, tomo mi
cara con las manos desesperadas, clavo con todas las fuerzas mis afiladas garras, siento
cómo atraviesan mi piel y permiten que sujete ésta m{scara< y con toda la rabia que
puede experimentar el alma atormentada de un hombre, termino por arrancarme el rostro.
III
Ahora sólo soy un nuevo extraño en una tierra salvaje.
Ahora que por fin he despertado del letargo
Y que el universo todo me ha sido revelado,
He de ocultar mis alas
Y he de camuflarme entre esa muchedumbre de confusos humanos.
Un nuevo extraño, un vagabundo
Recorre entre vosotros
Llevando consigo el Rostro del Poeta.
El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
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IV
Desperté.
Mi estadía en el paraíso había terminado.
Ahora nuevamente arrojado hacia este mundo,
Como si fuese un extraño más (nuevamente un mortal).
Perdido en la inmensa multitud,
Un ser que vive en medio del todo y de la nada,
Y al que le parece que todo cuanto existe a su alrededor
Es tan complejo y desconocido que, para descubrirle y comprenderle,
La eternidad no sería suficiente.
V
"Observé por última vez la violencia del mundo,
Guardé los dibujos,
Las canciones y la poesía,
Extendí mis alas de par en par y enfilé rumbo hacia el sol".
El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
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De nuestros ideales como mortales
Un nuevo día ante Mí<
La belleza de lo inexplicable, la inconsistencia de nuestra razón que no comprende, el
silencio que nos embriaga; hoy igual que ayer, un iconoclasta permanentemente
deslumbrado yace junto a los viejos acantilados, que para entonces, no me parecen tan
lejanos y quizás ya no son, de modo alguno, tan furtivos.
Místicos abrojos persiguen mi aflicción, sin proponérmelo una vez más me he acercado al
sol. ¿Y cómo no hacerlo si paseo cual viajero silencioso?, ¿Si desprovisto de cualquier
instancia transito absorto entre los valles siempre propios de la obscuridad? Y así, en
efecto, recorro el orbe que se proyecta a diario, más en este último viaje le he contemplado
de forma diferente -¿Cómo explicarlo?- Con otra percepción; creo que he vislumbrado más
allá de la distancia, como un destello tan vulnerable que busca asilo en todo aquello que a
su vez, es infinito y sobrenatural. Y Tú que aguardas paciente< ¿Qué me puedes decir que
sea realmente propio?
Pronto, en las tabernas de la mente, sin que al menos hubiese podido percatarme, me
encontré a Mí mismo sorprendido por la espontánea aparición de la tarde, de súbito
permanecí allí, visiblemente turbado, en mis repentinos pensamientos; ideas que gravitan
alrededor de la realidad perdida, confusa de los hombres, y más aún, de la irrealidad
jamás explorada por los mismos.
La tarde dibujando sueños infinitos nunca antes concebidos por ser alguno.
¿Quién era Yo?
¿Para qué estaba en el mundo?
Tras los esbozos de la eternidad, “la razón” vagaba callada; claudicaba, me abandonaba y
finalmente no me respondía, no me servía para nada. Razón muchas veces impropia,
premeditada, invariablemente lejana.
Y sin embargo, de la mano del tiempo podía sentir que no estaba solo,
Quizás nunca lo estuve realmente,
Acaso ¿Dónde estás alma mía?
¿Sabes?
Tengo mucho que contarte.
El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
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Juntos hemos burlado la historia, a lo largo y ancho de este camino intempestivo, con el
ímpetu que pertenece a la tierra, juntos hemos abordado los principios elementales de la
vida, y sin más por el momento, contemplamos sin reparo la extensión de nuestras almas.
Preguntas ¿Quién soy?
Soy los trazos inacabados (por tu ausencia),
Que combaten maquinaciones contra el mundo,
Pero mi mundo que es el tuyo,
Jamás lo olvidéis alma mía,
El mundo es vuestra casa y guarida,
Y la humanidad toda es<
La más maravillosa y estúpida criatura que haya habitado sobre la faz de la tierra.
Nos fue dada la oportunidad de existir, de vivir;
Aun no logro imaginar cuántas miles de eternidades tuvieron que pasar para que tal
suceso siquiera fuese posible.
No logro imaginar todas las condiciones adversas que fueron vencidas para finalmente
concretarse en este instante que es hoy nuestra vida.
Humanidad,
Si vuestra bestial naturaleza ha sido siempre destructiva,
(O eso es lo que nos hemos pretendido creer),
He aquí entre nosotros,
Como primer reto ineludible el primer combate espiritual; tan imperioso y definitivo:
Luchar contra nuestra demencia habitual,
Derrotar la esencia violenta propia de nuestro ser
Y preservar nuestras vidas.
¿Es realmente tarde para los hombres?
La mayor parte de las veces siempre he preferido hablarle a mi alma
Porque mi mente, pocas veces podía comprenderme.
En el devenir de nuestra historia,
El silencio de nuestros días,
A veces tener la razón no significa nada,
A veces, cuando se nos olvida una idea simple:
Después de todo tan solo somos humanos
Y en los sentimientos descansa la esencia de nuestras vidas.
Alguna vez en el pasado,
Cuando tan solo era un niño, soñé.
Fui nada más que un viajero incomprendido en el tiempo.
El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
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Construí imaginarios perdidos,
Tal vez podrían estar guardados para siempre en el silencio.
Después,
Fui testigo inadvertido de las grandes y pequeñas miserias del mundo,
Fui un caminante en el paraíso de los demonios,
Siempre cuestionando qué nos depararía el futuro,
Un futuro construido, para bien o para mal, en el presente,
Presente que se queda en el pasado.
Y del retorno,
El vanguardista olvidado en aquellos parajes de la memoria,
Mis escritos, mis libros, tu rostro y el tiempo,
El recuerdo de una época feliz que me abandonó prematuramente,
Que me dejó obnubilado en el estadio de lo intranquilo,
Sin descanso en un alma ya lo suficientemente afligida.
Mi eternidad es estar en el silencio.
Nosotros somos la generación futura, tan esperada.
Nosotros somos aquellos que otros dijeron que vendrían y cambiarían el mundo.
Muchos cerraron sus ojos con el anhelo, con la esperanza de que pudiésemos hacer algo,
No cualquier cosa. Sin duda, no se trata de algo simple.
Nosotros somos los salvadores esperados de la tierra.
Nosotros< y nadie m{s.
El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
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Memorias confusas de un asesino fantasma
Para todos aquellos que, como Yo, hemos perdido algo que ya no se puede recuperar.
Ella permanecía desnuda entre las sábanas, su cuerpo tembloroso aún, yacía descubierto
bajo la oscilación suave de las cortinas que danzaban impulsadas por la brisa de una
mañana fría de agosto. Pulsé un par de cuerdas de mi vieja guitarra mientras en mi pecho
abyecto jamás había experimentado tantas ganas de morir. Por un breve instante sentí el
cálido placer de su mano rozando mi espalda. Luego, sin previo aviso: el silencio más
profundo, inconmensurable e infinito. Podía percibir cada una de las ondulaciones que se
destilaban de su fragancia sobre mi piel. Ahora lo comprendo, estoy irremediablemente
perdido, no hay nada que pueda hacer, ha llegado mi hora más baja, es el final. Dejo
escritos los últimos acordes, también los últimos versos. Es curioso: “puedo concebir los
más hermosos pensamientos justo antes de morir”. No importa, nadie conseguiría
entender la belleza de este momento, el instante previo a la muerte. Por fin termino mi
tarea. Me pongo en pie, camino tranquilo, avanzo lentamente, sigiloso, siento mis pasos, el
ruido del piso de madera carcomida, el frío acusador en mi frente. Tomo el arma. Reposa
precisamente entre mis manos. La contemplo mientras me veo con Ella en el espejo. De
alguna forma siempre supe que las cosas terminarían así. Llevo el cañón a mi boca,
permanece allí un segundo que parece eterno, una última batalla interna me sugiere
arrepentirme, pero es demasiado tarde, no hay otra salida, cierro los ojos, aprieto el gatillo,
escucho el disparo, luego todo es silencio. Ahora, todo es como en un principio, como
antes de nacer, no hay más dolor, todo está bien.
Afuera la ciudad despertará agitada. Sucede siempre, todo el tiempo. El mismo caos. A
menudo puedes ver los rostros demacrados de desconocidos que viajan presurosos en
medio del tráfico, rostros pálidos y absortos, sin brillo ya en los ojos. ¿Acaso habremos
extraviado algo definitivamente irrecuperable? Si prestas suficiente atención,
comprenderás que la inmensa mayoría basa su comportamiento en muy limitadas
reflexiones filosóficas, en consecuencia, sus vidas rutinarias suponen la felicidad en
aspectos materiales irrelevantes que al final configuran la mayor de las trivialidades
posibles. Y bueno, es cierto, también está el amor. La amaba con todas mis fuerzas.
Simplemente no podía vivir sin Ella. Lo era todo, significaba la razón para seguir vivo en
medio de un mundo despiadado. ¿Por qué te pasas la vida buscando afanosamente el
amor? Es la única forma de sobrellevar, de soportar un mundo tan duro como éste. El
problema es que varios creemos encontrarlo (¿Estoy allí?), incluso se experimenta una
suerte de felicidad, pero aun cuando fuese verdadera no sobrevivirá eternamente. A
propósito, no creas en nada de lo que digo, estoy muerto.
A Ella le gustaba la poesía y la danza clásica y me amaba. Si me preguntas no sé por qué.
Era hermosa, como una princesa, como un ángel. Era única. Cuando me hablaba suavizaba
aún más su voz, me llenaba de esperanza, de fe. No le importaba abrazarme bajo la lluvia.
Mientras Ella era felicidad< Yo era melancolía, pero la amaba. Ahora mismo podría
El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
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hablarte del incomparable brillo en sus ojos, de su irresistible talle, de la ternura que me
embriagaba, pero es inútil, el lenguaje es demasiado reducido, demasiado limitado para
siquiera explicar, los sentimientos que mi corazón experimentaba con solo pensar en Ella.
Yo era un músico frustrado, nunca me sentí satisfecho con nada, renegaba del universo sin
comprenderlo lo suficiente, en fin, era según lo veo una suerte de desastre; pero su amor
me transformaba en una mejor versión de Mí mismo, alguien que valdría la pena. Nunca
lo logré, supongo que, como todos, soy descomunalmente imbécil. ¿Por qué las cosas
salieron tan mal? Lo reflexiono una y otra vez. ¿Nunca te ha pasado que tienes todo para
ser feliz y sin embargo te sientes fatal?, a Mí me pasa siempre y uno nunca aprende.
Ahora mismo podría confesarte diversidad de cosas, fragmentos de mi memoria
deshilvanada, trozos de recuerdos, historias de lo que queda de mi corazón, de mi alma
viajera, de mi espíritu alado. Los breves instantes de felicidad en mi vida se parecen a una
vieja película en blanco y negro que cada vez percibo con menor nitidez. No sé si sucede
igual con quienes morimos, pero en mi caso, empiezo a olvidarlo todo, los rostros, las
palabras, la música, los caminos, en fin. Desde la distancia veo el sol ocultarse, un ocaso,
parece un lienzo. ¿Si en verdad la amaba tanto, entonces, por qué la asesiné? Aún conservo
su mirada sobre la mía; por un segundo el cosmos se detuvo, me refugié en su calor, la
abracé con todas mis fuerzas, me aferré a su cuerpo que abandonaba la vida rápidamente
y en su mirada supe que me amaba, que me aceptaba con todo lo que era, y en ese instante
era su asesino. – ¡No te preocupes!, te acompañaré en unos segundos, te amo. –
¿Cuál es tu temor más grande?
Avanza sigiloso e implacable, infatigable para todos, lo escucho aún en este estado de
inconsciencia. Sí, tal y como lo imaginaba, se trata del viejo tic-tac del reloj. Lo percibo
siempre. Un despiadado rayo de luz atraviesa la ventana, se proyecta incandescente,
triunfal por toda la habitación y descansa sobre mi rostro, apenas si tengo un ápice de
razón, pero sin duda se trata de un nuevo día. Y< ¡Maldición, sigo siendo Yo!
Última anotación: ¿Qué es lo que tanto observo? A Ti, en efecto. Frágil y dependiente,
cuestionándolo todo, cuestionando incluso tu propia existencia, buscando respuestas, te
observo gravitando alrededor de los más bellos instantes del universo y sin embargo,
permaneces inmóvil, aceptas tu destino intentando encontrar tu felicidad en otros, cuando
siempre ha estado en Ti misma, eso es lo que observo.
Esperas, como Yo, que suceda algo extraordinario, pero nada pasa, aguardas igual que
todos aquí, tan cerca el uno del otro, empero, tan vacíos y solitarios, sentados frente al
resplandor, observando cómo poco a poco se nos va la vida, en medio de nuestras grandes
y pequeñas miserias, absolutas tragedias, destinos fatales. ¡Al infierno con todo!, ¡Me cansé
de esperar por algo que no llegará!, lo cierto es que estamos aquí y es ahora nuestro
El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
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momento, sin duda te resultará extraño, pero cuanto pienses de Mí, en realidad me
interesa lo mismo que la humanidad en este instante.
"Ahora, recuerda que, tu pequeño secreto de felicidad está seguro conmigo, puedo
destruirlo en cualquier momento".
“Tengo mis mejores ideas de autodestrucción en las primeras horas de la madrugada”. Por
lo que podrías advertir no soy más que un hombre común, eso es sin duda, lo que
apreciaría el ojo vulgar, pero no te fíes, no debes provocarme, soy peligroso, incluso para
Mí mismo, puedo destrozar de tajo el cielo y la tierra, puedo herirte en lo más profundo,
puedo extirparte el alma y quemarla en un segundo.
Y sin que me lo haya propuesto, me convertí en esta suerte de tipo solitario e
incomprendido que se refugia en el cine, en la literatura y que ahora mismo, planea su
propia destrucción. He sido paciente. He analizado todo con calma y después de mucho
pensarlo, solo existe una última alternativa: debo asesinarte.
Mi mundo en tu mano.
Podría pedirte perdón por todos los daños causados, pero no tendría caso, los volvería a
efectuar una y otra vez. Podría extender mis brazos y soñar que vuelo atravesando la
profundidad del manto celeste. Podría simplemente confesarte que te amo.
Ahora mi mundo se detiene en tus manos, frágil, indefenso, puedes destruirlo a voluntad
con un simple deseo; espero que lo cuides, es todo cuanto Soy. Me abandono de Mí mismo
en este último pacto, me sumerjo en Ti con la esperanza de poder observar un poco más de
cerca el brillo de tus ojos, la paz de tu presencia, el fresco aliento de tus palabras, el cálido
roce de tu sonrisa.
Altas horas de la madrugada. Parece que he bebido unos sorbos de vino de más. Cuántas
singulares cosas pasan a Mí alrededor, Ella viaja triste, mientras Él ha perdido las ganas de
vivir, aquí afuera llueve y alguien despierta por primera vez. Un anciano escucha voces en
su cabeza y la soledad acaba desahuciando un paciente terminal. Hoy un ave abrirá sus
alas para volar, un viejo carro se escucha desde lejos, una joven chica lleva un libro en las
manos, es hermosa. Un trabajador se detiene, está exhausto. Un amoroso padre recoge a su
hija, pronto, Ella habrá de enamorase de su mejor amiga de colegio. Un chico le dirá a
cierta chica cuánto la ama, Ella le dirá que no. Él se embriagará esta noche. Una madre
espera a su hijo en casa, no volverá. Alguien aguarda en una sala de urgencias, sin
importar el cansancio y el frio, eso no evitará un amargo desenlace. Una hoja de árbol se
desprende mientras un perro corre a casa agitando la cola. Un poeta camina presuroso en
busca de café suicida. Tú que eres el centro de mi universo, duermes tranquila mientras Yo
te pienso en secreto, jamás sabrás que te amé. Pero ante todo lo que pasa a Mí alrededor,
El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
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todas estas cosas, pequeños episodios de vidas que luchan bajo la lluvia, tu amor
imposible solo me produce una gran tranquilidad. Avanzo, sin prisa, apacible, mientras
cuantos me rodean intentan esquivar la lluvia, paso a paso me dirijo veloz a confrontar mi
destino.
De seguro nadie leerá esto y de cierta forma es mejor que así sea, que pase desapercibido
como aquellas verdades que resultan despiadadamente terribles como para soportarse. De
cualquier forma ya no importa nada.
Y de pronto me di cuenta que no tenía más ataduras, que había sido liberado. Podía
abandonarlo todo, dejarlo todo atrás. Sin compromisos, sin dolor, únicamente sobrecogido
por esta paz que me proporciona mi propia ausencia, mi propia inexistencia.
Después de mucho meditarlo, creo entender el gran problema que aflige a la Humanidad.
Creemos de forma individual que somos el centro del universo, que todo gira a nuestro
alrededor, que el suceso de mayor trascendencia en la historia de la humanidad se divide
antes y después de nuestra vida; quizás sea demasiado pretencioso, quizás estemos
equivocados y quizás es demasiado tarde para cambiar.
Sabías a la perfección que mi mundo se refugiaba entre sombras, y pudiste observar un
tenue rayo de luz, como un milagro difícil de explicar, luego desapareciste, siempre supe
que tu visita sería un breve instante de esperanza. Ahora enfrento las horas más bajas y un
dolor que me mantiene apenas con vida< Yo también lo sabía, la otra cara del amor es el
dolor y definitivamente ha llegado para quedarse, con esta soledad en exceso, se ha
convertido en mi nuevo mejor amigo. Tú me recuerdas el sonido del mar. Un cielo azul
que lo contempla todo en silencio, el sudor frio que recorre mi frente, cada una de mis
venas, los fluidos de sangre que atraviesan mi alma, cada destello imperceptible al cerrar
mis ojos, la cálida sensación de un beso, el aroma inconfundible de tu juventud, mis ganas
de morir y un disco de rock.
Mi habitación luce diferente. Apenas si puedo reconocer diminutos fragmentos de
historias, mis cosas, las pocas que sobrevivieron, lucen particularmente ordenadas. La
guitarra desafinada, de cuerdas oxidadas, las notas suicidas, algunas fotos y pequeños
recuerdos que se pierden en mi memoria vaga y confusa, todo permanece intacto, salvo
que, como estoy muerto, no sigo aquí.
"No hay una teoría para la vida, no existe un manual de instrucciones para sentirla,
simplemente se vive".
Bajo la lluvia. Me parece que tomo tu mano. Es solo un recuerdo, una macabra broma de
mi mente. La realidad es que estoy fuera, sólo y sin Ti, las gotas de lluvia se deslizan por
mis mejillas, Tú no estás a mi lado. La vida no es muy justa o tal vez lo es demasiado.
El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
24
Primeras horas de la mañana.
El canto del gallo anuncia los primeros rayos del sol. ¿Qué quién soy en este breve
instante? Supongo que puedo definirme como un sujeto experimental del caos y la soledad
en exceso. Un asesino fantasma. Ahora debo desaparecer.
Viviré
Para Rous
En la lejanía.
Entre bosques, más allá de valles.
El hombre.
El vino y el Pan como vida.
Y la vida como el conocimiento de los sentidos.
Y Yo mismo como un único viajero.
Si quieres describirme comienza por decir que soy un viajero, iconoclasta,
Un vagabundo, un poeta.
Pensemos juntos en un lugar bello
Y quizás estaremos en él.
Te dejo mis poesías< aunque no las pediste.
Allí estarán consignadas algunas de mis furias y de mis alegrías,
Las cosas en las que creí y de las que, habitualmente dudé.
Mis tristezas,
Mis propios Ángeles y Demonios,
El Paraíso y el Infierno.
Mis miedos y mis pérdidas de consciencia.
Mañana,
Justo cuando no esté entre vosotros,
Cuando esté muerto,
Viviré en éstas, mis poesías.
El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
25
El minuto inexorable
(Obra ligera)
Cinco Minutos
A continuación: Un sujeto pensando lo que escribirá. Lentes gruesos, cabellos enredados.
Cigarrillo a la mitad. En la mesa, intentos fallidos de historias, poesías, obras de teatro,
soliloquios, algunas canciones que nunca ser{n<
Sostiene la pluma en su mano derecha, juguetea en el aire, recorre la diminuta distancia
que le separa del papel. Entonces, escribe lo siguiente:
“Estaba solo en mi habitación, al menos eso creía Yo< y de pronto apareció una
revelación. No sé cómo explicarlo. Tuve la impresión de que alguien leía mis
pensamientos. Ya sabes, como cuando uno lee un libro. Y creo que escuché una voz que,
precisamente, continua leyendo esto mismo, que me encuentro escribiendo, una voz en
off, alguien que se oculta en tu propia mente inestable”.
Hago una pausa, pero la sensación persiste. Alguien, en este momento, en este preciso
instante se ha metido en mi cabeza<
¡Espera!< ¡Espera!< ¡Debo estar enloqueciendo!
El hombre se levanta de su silla, camina alrededor de la minúscula habitación, se rasca la
cabeza, se desplaza hasta el baño. Caga. Luego se mira al espejo. Sonríe y dice: *No me
engañas, continúas leyendo mis pensamientos. ¿Quién eres?, ¿Qué quieres de Mí?*
De repente, como si de una cámara implantada en su cerebro se tratara, vemos su rostro
frente al espejo. Esta sensación por supuesto, nos da la impresión de vernos a nosotros
mismos, y es inevitable experimentar el sentimiento de miedo que el hombre describe en
su semblante.
-No debe asustarse, pero intente conservar la calma, verse al espejo y no ser uno mismo,
puede ser una sensación nueva y extraña, justo como aquello que está viviendo-.
*No puedo verme< alguien lo hace, son muchas voces en mi cabeza y no son mías*
-¡Resista!-
*¿Dónde estoy?*
-Es difícil saberlo, pero creo que Ud., se ha desconectado temporalmente de la realidad.
¡Escuche con atención! Antes que nada, escuche. Sé que lo hace. Yo soy producto de su
El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
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imaginación, en realidad no existo más que en su cerebro, pero si me escucha, debo
representar un símbolo de Ud. mismo, y en este momento soy el único que puede
ayudarle-.
*No lo resisto. Es demasiado para Mí. Primero fue una voz desconocida, como si esto
mismo, fuera una hoja de papel que alguien estuviese leyendo. Ahora, es como si Alguien
que no conozco, intentase ayudarme, pero no existe< No existe en realidad, es solo el
producto de mi imaginación. Estoy solo en la habitación y no consigo siquiera verme,
cuando lo intento, no hay nada frente al espejo.*
Cuatro Minutos
Escuchamos el tic tac del reloj. Un reloj de esos antiguos con forma de escuadra (Seguro
nunca los has visto). Marca casi diez minutos para las dos de la mañana. El hombre está
reclinado sobre su silla. Pronto, tenemos la impresión de estar viendo una película en
blanco y negro. (Hay que cambiar el rollo 3 y comprobar el sonido, últimamente está
dando problemas). Su mirada parece observar al público en la sala de cine. El sujeto se
reincorpora y se acerca sigiloso. Sus dedos se deslizan por el recuadro. Una vez giramos
sobre su punto de vista, es claro que se encuentra acariciando los bordes de una pintura.
En este momento, Ud., como espectador tiene una ansiedad prematura. ¡Relájese, nada
puede hacerse! Ha sido absorbido ahora. Como uno más de entre el público. Su situación
subyace al interior de una nueva mente, ¡Por supuesto! ¡Una mente ajena! Su reacción
natural, después de esta afirmación será negarlo (el escepticismo como respuesta), no debe
sorprenderse, es parte del subconsciente. Si sucedió lo contrario, simplemente es
demasiado consciente de lo que sucede a su alrededor, y ya no le interesan algunas
cuantas cosas que en el pasado pudieron ser importantes.
¿Qué ocurrirá al cabo del segundo inexorable?
Intervención del autor:
Nuestro personaje observa el cuadro, lo que se desarrollará ahora tendrá lugar en ese
cuadro<y solo en ese cuadro. ¿En verdad lo cree? Puede ser que el espacio de las acciones
no sea este libro, sino su propia mente, me refiero a la suya amable lector. Disculpe mi
interrupción.
En la pintura un hombre toca el piano< en medio de la lluvia, a las orillas del mar, en la
noche.
El músico nos dice: “¿Realmente creen tener las agallas para vivir sin restricciones?, ¿Para
hacer de la existencia, una existencia memorable?, ¿Algo que trascienda en el corazón de la
El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
27
historia humana?, Sería lamentable vagar por allí, sin un propósito que cambie al mundo,
para bien o para mal, adem{s sería muy aburrido”.
Tres Minutos
*No me arrancaré el rostro, tampoco me extirparé los ojos, no me partiré la jodida
cabeza< Haré algo mejor< abriré mi pecho por la mitad< Sé que alguien me observa con
sigilo, sí, lo hace, lo hace con su mente, me imagina, existo en su mente, pero Yo no existo
en la mía. Abriré mi pecho y no habrá sangre, ni dolor, solo verán un pequeño riachuelo
de agua cristalina, atravesando algunas rocas. Hay un bosque aquí, se escucha el sonido de
los árboles, incluso puedes sentir el frío. Algo sobrecogedor nos asiste. En medio de este
lugar, una hermosa niña nos sonríe, nos ofrece una flor fresca, casi podemos sentir el
aroma de la vida que impregna cada detalle, que oprime al cielo en la tierra.*
Dos Minutos
Los científicos observan, registran cada nuevo dato. Cuentan con novedosas técnicas de
análisis experimental, capaces de determinar, cualquier variación que se encuentre fuera
de los parámetros establecidos. Todo ha sido dispuesto con extremada cautela, con
rigurosa precisión, sin duda, se trata de un trabajo considerablemente meticuloso. El sujeto
yace conectado a través de una serie de complejos artefactos que, permiten monitorear lo
que sucede en su cerebro. Cada estímulo recibido, cada reacción química, cada trayectoria
atravesada por los impulsos eléctricos emitidos desde la corteza, cada respuesta constituye
información relevante para el equipo de expertos.
El paciente proyecta una serie de imágenes de su propia vida, escenas de películas viejas,
personajes de libros de ficción, comics, música, pintura, diversidad de nutrientes que le
permiten desarrollar un espectro de Sí mismo. Este caso clínico sobresale porque el
paciente se halla imaginándonos de tal forma, que solo estamos en su mente; lo anterior
presume que, comprometer la integridad del sistema implicaría, inmediatamente, poner
en riesgo nuestra propia existencia.
Minuto inexorable
Los espectadores no tienen ni puta idea que estoy entre ellos, que Soy parte del público,
que ahora son parte de la misma jodida obra. Sentado en la última fila, aguardo, sonrío.
No hay afán. No soy el escritor, ni el pianista, no soy el maldito operador haciendo cirugía
cerebral. Soy el espectro de las cosas que nunca hiciste, el último centinela que nos reclama
combatientes.
El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
28
Vivimos una vida que no queremos.
Nos aferramos a cosas que no necesitamos.
Pronto, aceptamos cabizbajos nuestro destino.
El primer rayo de sol es suficiente para formar una grieta en el iceberg.
Las manecillas del reloj avanzan y la pluma aún permanece suspendida en el aire.
Considera lo siguiente: Un desconocido lee tus pensamientos como si fueran un libro.
Pretendes que sea parte de la historia, que se vuelva un personaje, que pueda respirar en
el ártico, que sienta ganas de vivir, de volar, de sonreír, de amar.
Se cierra el telón.
El personaje de ficción se apodera del actor, y nadie, nadie puede darse cuenta, ni siquiera
impedirlo.
Es hora de planear nuestra propia desaparición para vivir otras vidas.
Memorias de un asesino
I
Una vez m{s<
Esta maldita melancolía que me acompaña a todas partes.
Intento olvidarte (lo sé) pero es inútil.
Me has desgarrado el alma sin tan siquiera proponértelo y luces fría e indiferente.
Por mi parte te contemplo absorto, sumido de forma constante en la más bella y mortal de
las depresiones.
Sin que pudiera advertirlo me asesinaste,
Ahora soy tan solo un muerto que sueña con poder observar el brillo infinito de tus ojos y
la paz duradera de tu espíritu combativo.
Me sedujiste premeditadamente acariciando la idea firme de destruirme.
¡Buen trabajo!
El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
29
II
Por fin estás en mis brazos,
Luces tan hermosa como siempre,
Eres según lo creo el Ángel más perfecto que Dios pudo haber concebido nunca jamás.
Hoy estás a mi lado y soy feliz.
Es solo que ahora que te he quitado la vida ya no puedes sonreír.
III
Lo acepto.
Soy un asesino.
Lo confieso.
No porque haya tomado el arma homicida.
No porque de repente mi vida entera se llenó de intensa melancolía,
Sino porque olvidé decirte (hacerte abrigar) que eras lo que siempre le dio sentido a mi
vida.
Porque cuando estabas junto a Mí,
El mundo cambiaba de color,
Porque tu alma era mi alma,
Tus sueños eran mis sueños.
Porque te extraño cada día,
Cada segundo,
Porque ahora que solo me acompaña tu ausencia,
Yo mismo he muerto.
IV
Un revólver<
Y una mano temblorosa,
Un crucifijo.
Una lágrima.
La obscuridad de la habitación ocultando su rostro.
La foto de una bella mujer,
Su cuerpo inerte.
Un hombre apuntándose a Sí mismo.
Un disparo rompiendo el silencio.
La quietud de una inmensa y fría habitación.
Dame un segundo.
El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
30
Ahora lo recuerdo con mayor claridad.
Alguien murió< fui Yo.
Dejemos esta pintura así.
Plaza de Toros
I
Los idiotas reían, festejaban, disfrutaban.
Todo mientras el aturdido animal fallecía.
El asesino caminaba triunfante empuñando su arma.
Ridículo atuendo de brillantes.
Mujerzuelas lanzaban flores al ruedo (flores cortadas para venderse en el mísero
comercio).
Capote y banderillas sobre la arena
Manchada de sangre fresca.
II
Hermosa mujer.
Bella y complaciente,
Frágil al amor.
Reía intempestiva y sagazmente al ver a su héroe triunfador,
Poco después de que clavara su arma.
Asestaba el golpe final.
La observó y lanzó un beso al aire en su dirección.
Justo al instante el animal se desplomó, la vida se le extinguía.
Cayó como cuando cae un gigante.
Ella feliz celebrando la victoria.
El asesino era festejado públicamente.
III
El triunfador [¿?] caminaba vistosamente. Solo bastaba el golpe de gracia. Conocía a la
perfección cada movimiento. Una mujerzuela bella, pero mujerzuela al fin y al cabo reía
animada para Él. Un beso en el aire y luego la muerte. ¡Muere animal miserable para
perpetuar mi victoria y grandeza!
El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
31
IV
Presa del miedo y la confusión.
Obligado al combate.
Animal que sucumbía al cansancio y el maltrato.
Agotado, fatigado, triste, totalmente desequilibrado.
Su instinto le decía que debía matar al cabrón pero las fuerzas y la vida misma,
Le abandonaban rápidamente.
El torero lanzaba besos de victoria en tanto empuñaba diestro el arma y acudía cual ágil
depredador a la muerte de su atolondrada presa.
Caer con intenso dolor.
Escuchar el bullicio de la celebración.
Madre
A la familia
Abrigó como pudo a su hijo y pese hacerse todo lo fuerte: un llanto silencioso fue
inevitable. Derramó sus lágrimas hasta bañar la cabeza de la criatura. Inmensa tristeza.
Abatida por un intenso dolor que recorría todo su ser, resquebrajaba su alma, aniquilaba el
frágil corazón de madre. El pequeño sentía la melancólica brisa, el sombrío cobijo de la
angustia, de la desesperación, de la impotencia y del miedo.
La mujer permaneció en silencio. Podía escuchar a la perfección los pasos de los hombres
que le buscaban afanosamente, el sonido de las lágrimas recorriendo sus frías mejillas,
desprenderse para fundirse con la tierra.
Sollozos taciturnos.
Presa del cansancio el niño terminó por sucumbir al sueño, un segundo, tal vez dos. El
silencio acabó cuando los hombres derrumbaron violentamente la puerta. Entonces la
pobre mujer se transformó en la bestia más furiosa de toda la creación, sus ojos asesinos, la
expresión salvaje, morir o matar, y en sus brazos protegiendo al niño que asustado miraba
al primer soldado.
¡Tranquila!
¡La guerra terminó!
-¡Bendito sea Dios!-
El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
32
Despertad
El poeta emerge violentamente. Sobresale presa del llanto en medio de la lluvia
inclemente. Se levanta por fin después de un largo sueño cautivo. Casi eterno, casi infinito,
(Creí que jamás habría de volver a despertar). Camina con dificultad observando las ramas
de los árboles muertos. Avanza contra el despiadado frío y lo hostil de una ciudad
indiferente. Arropado por las sombras de la noche, oculto entre la oscuridad, no existen
estrellas que iluminen su trayecto, pero nada impide su camino, ahora es inmortal, ahora
es un dios, ahora es un demonio, pero también es vulnerable, es humano y es frágil.
Seducción
El detective se reclinó cómodamente sobre el viejo mueble. De inmediato se estremeció al
verle con detenimiento. Permaneció en silencio y estudió su rostro ensimismado, absorto
por tan exuberante belleza que, emanaba de forma natural su existencia reveladora e
infinita. Ella desprendió el sabor de una bocanada mientras cerraba sus ojos y entraba en
un suave trance de placer. La habitación atravesada por un único, pero ambicioso rayo de
luz que se filtraba victorioso por una rendija y se proyectaba, buscando asilo
desesperadamente en su insospechado rostro de Ángel macabro. Ella sabía a la perfección
que era objeto de deseo y lo disfrutaba en extremo.
Lápida
“Sigilosamente un pequeño cuervo sombrío
Atraviesa sin demora mí propio cielo bañado de sangre”.
Paseaba tranquilo por este confortable valle.
Y mientras admiraba en secreto los inmensos jardines provistos de una amplia gama de
colores, pensaba en nuestro próximo encuentro amor mío.
Guardaba en mi memoria ese bello rostro que me embriaga de alegría, la profunda
felicidad que me producen tus ojos oscuros, la sonrisa perfecta que dibuja tu alma. Y me
preguntaba dentro mío ¿Qué hace qué el más bello Ángel de Dios se enamore de Mí? Y me
instalo nervioso porque te amo, te amo tanto como no tienes idea. Me llenas de vida, de
esperanza, de paz.
El día de hoy dejo unas bellas flores en la tumba de mi madre. Estará contenta de saber
que por fin te he encontrado. Todo aquí es tan apacible, me gustaría que ahora mismo
estuvieses a mi lado, sentir tu cabeza inclinada sobre mi hombro mientras te abrazo
eternamente.
El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
33
Pronto estaremos juntos.
Termino mi oración.
Me incorporo, observo a lo lejos los niños correr, algunos ancianos platicando a gusto, soy
el único solo aquí. Veo tumbas bellamente adornadas, también algunas olvidadas por
mucho tiempo. Me aproximo a una especialmente abandonada, es la más triste, apartada
de todo, pensándolo bien, las flores, que ahora mismo llevo conmigo, no yacen tan
marchitas, me reclino para depositarlas, (<) al final una revelación. En la lápida se
encuentra grabado mi nombre.
Fatalidad
Casualmente Él se encontraba allí.
En realidad no fue nada premeditado.
Casualmente bebió una que otra copa de dulce vino y de amargo licor.
Invitado por bellas y provocadoras mujeres.
Sucumbió a los desórdenes del placer.
Abandonando para siempre la inocencia de la infancia,
Perpetrando sin tregua el espíritu libertario de las sentencias de la carne.
Luego todo fue confusión:
Luces.
Disparos.
Gritos.
Sangre.
Pudo ver sus manos llenas de sangre negra y espesa,
Corrió fatigado por entre la multitud confundida.
Sudaba como un condenado, mientras se percataba de sus propias heridas.
Por fin la salida. A lo lejos las sirenas.
Debían ser las tres de la mañana.
Penetró entre los arbustos
Y se refugió allí hasta que el sueño y el cansancio le invadieron por completo.
Se quedó así hasta que nada más importó.
-Sí, es Él.
Probablemente lleva media hora muerto.-
El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
34
Réquiem por un demonio
La lluvia asesina bañaba los restos de la metrópoli.
Árboles ocultos bajo las sombras de esta noche impenetrable.
El desolado cementerio o la fragancia de la muerte,
Sobre la dulce hierba y las cenizas secas
De lo que en otro tiempo fue eternidad.
Ahí,
En medio de la más profunda obscuridad,
Un niño
Con el rostro del poeta,
Nos observa fijamente,
Sosteniendo un clavel en sus manos,
Frente a la tumba de su amor.
Un demonio que intenta soñar,
Que soñó con ser humano.
Un demonio recorriendo paciente su propio laberinto en el infierno.
Libertad
Sé que éstos son los últimos días.
Por eso mismo permanezco oculto,
Tras los rayos tímidos del sol fresco de la mañana.
Hace tiempo que estoy cautivo
Con la soledad como única compañera.
Aquí yacen los restos de árboles que se extinguieron con el alba.
Hace ya mucho de lo que tuve los momentos más bellos de mi vida,
Ahora están siendo aniquilados paulatinamente, uno a uno por los vacíos incontenibles de
la memoria.
Los fantasmas se pasean tranquilos cuidando de Mí en esta prisión< lejos de Ti.
El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
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Estúpida Princesa
I
Aun cuando debió doler en lo profundo del alma
Secó sus lágrimas y esbozó una sonrisa.
Contemplé tu enorme tristeza en el más absoluto silencio
Y me quedé allí junto a Ti,
Quieto, sin hacer nada.
No es aconsejable sacar provecho de situaciones adversas.
II
Sabías bien que te amaba.
Que ascendía por Ti.
Preferí alejarme,
Dejarte ser feliz.
Aunque eso implicaba romper mis alas y no volver a volar jamás.
III
Media noche.
Solitario en el silencio,
No sabes cuánto he pensado en Ti.
Pero ahora mis alas est{n rotas<
No te preocupes,
Estaré bien.
IV
Rostros confundidos en la niebla de día,
Absurdos pensamientos,
Mi vida se acaba,
Pero nunca la extensión de mi alma.
El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
36
V
Estúpida princesa
En tus manos descansa mi vida y ni siquiera lo sabes.
Tengo miedo.
Las risas de los enemigos, mezclada con tu ausencia.
Quisiera destruir aquellas cosas que te duelen, que te producen daño.
Pero no puedo,
Ya no estaré allí junto a Ti.
Ahora debes hacerlo Tú misma,
Debes ser capaz de hacerlo
Si es que quieres sobrevivir.
La última esperanza
(Guión incompleto para cine)
“¿Qué sucedería si nos atrevemos a lo imposible y prohibido?”.
“Representé tantas veces ese maldito personaje que terminó por convertirse en Mí mismo,
La saciedad me impide reconocer la realidad, de la ficción”.
Toma 1
El teatro y los horrores de la guerra
Esta máscara, no es más una máscara, ahora es mi propio rostro cristalizado. Pretendimos,
en medio de cierta ingenuidad, una mente que, a su vez, fuese todas las mentes, un alma
que aglutine todas las almas, un cuerpo que derive todos los cuerpos. Creímos ser
excesivamente inteligentes y civilizados, preparados siempre, de forma conveniente y
precisa para afrontar cualquier desafío. Información, conocimiento, tecnología, eran los
insumos necesarios de la autodenominada sociedad moderna, instrumentos inequívocos
de la felicidad.
Nos olvidamos de todo lo demás, incluso, restamos importancia al hecho simple, de
conservar intacto un frágil corazón humano. Un manifiesto sagrado devino en un acto
violento, perpetrado tantas veces ya, con tanta regularidad, que acabó convirtiéndose en
un evento cotidiano, aceptado, cuantificado y monitoreado. De pronto, algo se suscitó en
la historia que avanza, una calamidad, una tragedia, ¡Algo, lo que sea!, contaminación,
guerra, no es difícil de imaginar, ¿cierto?, algo, en todo caso de proporciones apocalípticas,
lo que fuere, echó todo por tierra. Solo quedamos unos cuantos sobrevivientes. Es curioso,
en la adversidad nos confortamos unos a otros, tiene que suscitarse algo demasiado
El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
37
terrible, sentirnos desesperadamente solos, para poder refugiarnos en los brazos de un
extraño, para poder confiar en Él.
Toma 2
La teoría del Doctor Z y las equidistantes disyuntivas acerca del destino
Como si de un viaje inter-temporal se tratase, decidí entrar en estado de suspensión
criogénica durante veinte años. Con la experiencia de un grupo de jóvenes científicos que,
confiaban en mis teorías y sus funestas predicciones, acordamos diseñar la biotecnología
necesaria para enfrentar la más significativa de todas las amenazas; me refiero, en todo
caso, al propio ser humano y su naturaleza destructiva, contradictoria, degenerativa,
irracional e insolente.
Ahora, he despertado. Los cambios pronosticados en tiempo y espacio están en perfecta
sincronía con lo esperado, los errores (anticipados) han sido mínimos y fueron
rápidamente corregidos en lo que el sistema se alimentaba de nueva información, por
supuesto, estuve allí en todo momento; solo mi cuerpo físico se desconectó; entre tanto, mi
cerebro procesaba cada mínima oscilación. Como resultado, mi desarrollo neuronal se
había estimulado un 30%, sin embargo, pese lo anterior, sabía claramente que esto, era
insuficiente para encontrar una solución más segura que la dejada por mi parte, dos
décadas atrás.
Toma 3
El peligro
¡Por favor!, consideremos lo siguiente: El patrón descrito por los algoritmos
computacionales, sugiere y solo sugiere que, la cumbre de nuestro conocimiento social ha
llegado a su máxima expresión y comienza su inevitable declive, su deterioro
infranqueable. La teoría expuesta por el Doctor Z, en la que, la mayor parte de nosotros
fuimos educados, suponía que en algún instante de la historia humana, esto ocurriría, así
que planteó dos escenarios posibles. Uno primero que es el que todos tememos, evidencia
el desmoronamiento de la civilización por completo. En esta situación, la destrucción de
nuestra raza sobrepasa el ritmo con que crecen los medios cognoscitivos necesarios para
siquiera evitarla. Esto nos lleva a la segunda alternativa, que subyace en concentrar la
suma de nuestro conocimiento en una entidad de perfección biogenética, cuya mentalidad
visionaria sea capaz de encontrar la salida que, por nuestras limitaciones no somos
capaces de advertir y, en consecuencia, nos permita protegernos. Esta opción, no obstante,
implica que depositemos todo nuestro poder, en lo que el profesor Z definió como una
suerte de voluntad divina, que una vez consciente de sus ilimitadas características,
pudiese someternos para siempre. Pretenciosa solución.
El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
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Toma 4
Conspiración
Como lo veo, existen dos escenarios factibles. En el primero, nos encontramos al borde de
la extinción, resultado natural de acometer la empresa infatigable de la sobreexplotación
de nuestras fuentes de vida; sin restricciones de ninguna clase, de la suposición torpe de
considerar que cada nuevo día, cada hora, cada segundo se encontraban garantizados,
independientemente de la cantidad de actos individuales que, de forma conjunta sumaban
estrepitosas consecuencias irreversibles. Si retrocedemos lo suficiente, es posible
determinar que la probabilidad de ocurrencia de un suceso de proporciones cataclísmicas,
asciende conforme se incrementa el colosal ritmo de producción de materiales inútiles que,
colateralmente se acompañan de una masiva proliferación de gases tóxicos, junto con la
imposibilidad de que el conocimiento existente pudiese hacer frente a semejante
ultimátum, mucho peor; la confortable vida de cientos de miles de sujetos indiferentes,
ensimismados en particulares destellos intrascendentes, desplazándose sin la menor idea
de cuánto les rodeaba, demasiado acostumbrados a las inequidades y la barbarie.
En el segundo, actuamos de forma más irresponsable. Imagina que juntamos todo nuestro
arsenal cognoscitivo en un coctel biogenético, exuberante, el ser humano que convertimos
en dios, confiando que su capacidad de discernimiento “sui generis”, resuelva el problema
por nosotros. Su ferviente idoneidad es solo proporcional al tamaño de nuestra estupidez.
Toma 5
Divinidad
Precisan aureolas de muerte, las inexpugnables fauces del mundo moderno y la esencia de
su teatro ficticio. Tarde violenta. Ángeles, humanos y demonios han sido abatidos. Soy
consciente de todo. Una nave penetra la atmosfera terrestre en busca de refugio y
esperanzas, como respuesta: El deslucimiento de la civilización. El tiempo y el espacio no
son más dimensiones lineales, ni cíclicas. Un error natural en los algoritmos suburbanos.
Más inteligente y despiadado. Replicado genéticamente para ser perfecto, una mente de
proporciones divinas y la materialización de un milagro. Tal fue su desesperación, que los
hombres de este tiempo invirtieron todo su esfuerzo en hacer posible la vida de un dios.
Ahora esperan que los guie y solo puedo decirles que todo está perdido.
El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
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Hoy es un buen día para morir
Hermosa niña, asesina de muy temprano en la mañana,
O mujer fatal de media noche.
Surges como un nuevo formidable demonio que me llena de placer,
Para luego, abandonarme con todos mis naufragios.
Hoy es, con absoluta seguridad, un buen día para morir.
Mi obsesión por la muerte no es, sin embargo, una manifestación reciente,
Comprende el periodo de mi inexistencia, mi nacimiento, mi vida como tal, mi propia
muerte y lo que sigue después.
¡Escuchadme!,
¡Os ruego que me escuchéis!,
No tardaré mucho más en responder.
Soy consciente de mis propios “errores”,
Tal vez demasiado consciente de todos ellos.
El llanto<
Fue realmente doloroso, pero sin duda necesario.
Estos días sin Ti, he fumado y bebido en exceso,
Buscando algo desesperadamente.
Tan solo Poesía para ser inmortal.
Todo parece apuntar a lo mismo.
Todo indica que en esta ocasión las cosas no serán diferentes.
Insostenible.
Afuera como ayer los demonios danzan y se divierten,
Las madres se convierten en Ángeles
Y los esqueletos se bañan bajo la lluvia.
Un pasajero más que se marcha sin haber hecho nada, sin tener una idea clara de su
propósito.
Mi llegada al infierno y el origen del caos
Merodeaban confusos y algo amedrentados, aún no están muy seguros de lo que quieren,
convergen sin embargo, desordenadamente hacia el centro de la ciudad donde habito
ahora. Para ese momento, cualquier esfuerzo por elevado que sea es por demás
infructuoso. Poco a poco han construido su propio infierno, pacientemente han diseñado
las maquetas que definen cada límite, cada breve espacio, la perfección del caos.
Todos convergen hacia ese círculo infernal.
El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
40
Engañados entre sí. Te he visto entre ellos, he intentado salvarte, ha sido vano.
Desde aquí solo veo algunos Ángeles que han sido liberados.
Prostituta
Luces preciosa.
Pero no me engañas< tienes partida el alma.
Pareces feliz, pero ya no tienes ilusiones.
Si te digo que te amo, ya no lo creerías, además el tiempo es oro.
Estás tan desierta en el mundo como Yo.
Te busco. Solo quiero verte. Me gustan tus ojos.
No tengo más dinero esta noche.
Me gustaría conocerte,
Sacarte todo el dolor,
Devolverte la vida,
Pero es tarde y el tiempo entre los dos ha terminado.
Anónimo
*¡Siguiente!
Diga su nombre y ocupación.*
-No tengo ni nombre, ni ocupación.
No tengo casa, ni familia, ni fecha de nacimiento.
Nadie me espera en algún lugar.
No llevo nada en mis bolsillos-.
*¡Maldición!
Debe comprender que no estoy para bromas, no me haga perder el tiempo. ¿A qué ha
venido?*
-Vine a ofrendar mis ojos para que la gente pueda ver,
Quiero donar mi boca para gritar y besar,
Deseo regalar mis manos para que con ellas se acaricie a una mujer,
Concedo mis pies para quien, los quiera pueda recorrer el mundo,
Obsequio mis alas para soñar,
Quiero entregar mi alma para que alguien pueda sentir, de la forma cómo siento-.
El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
41
Ausencia
I
No te engañes.
No soy un hombre simple.
Paseo taciturno entre vosotros, intangible. Ergo debes creerme, no soy un hombre común.
Te observo,
Ahora mismo te encuentro leyendo este pequeño fragmento.
Me buscas.
Piensas que es una broma,
Pero estoy allí justo detrás de Ti.
¡Ahora mismo puedes darte la vuelta y comprobarlo!
II
Viajo rumbo a casa en el autobús.
Estoy cerca de la ventana.
Te escucho. Pienso en el poco tiempo que tengo.
Veo la calle, la gente, la lluvia en la tarde.
Algunas miradas con brillo (extraño fulgor) llaman mi atención.
Pero de cualquier forma,
No estás Tú.
III
Asoman.
Primero tímidamente,
Luego bajo la complicidad propia de la noche y sus esferas celestes.
Buscan refugio.
Ahora mismo, se sumergen en la tierra húmeda, la hierba fresca,
Son lágrimas de sangre,
Semillas de rabia y de amor.
El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
42
Lo inevitable
I
Cuando finalmente lo comprendió todo,
Un frío sepulcral invadió su cuerpo por completo.
La frente sudorosa,
Un rostro demacrado y palidecido por los crueles años de fatiga,
La reacción inminente después de descubrir la terrible verdad
Que le había sido ocultada hasta entonces.
Era una tarde lluviosa de Abril,
Yacía postrado junto a la ventana,
Desde donde divisaba el mundo.
Sus manos habían dejado caer un viejo libro que
Hace pocos segundos había terminado.
Apenas si un rayo de luz llegaba a sus ojos:
Ensimismados y absortos
En pensamientos jamás revelados.
II
Mira:
Es el ensayo de nuestras vidas, el diario de nuestro silencio.
¿Nos pertenece?
Aun no estoy muy seguro de ello.
El tiempo se ha servido de lo sublime,
Y mientras tanto continuamos aquí
Esperando a que la verdad por fin nos sea revelada.
Despojado del valle, de la belleza toda junta, como si mañana fuese demasiado tarde,
Como si fuésemos a morir,
Y de momento presiento que hemos construido sin quererlo nuestra propia prisión en la
mente.
III
De los escritos y los retratos,
El ensayo de los silencios.
De nuestros silencios.
¿Por qué callamos lo que realmente sentimos?
El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
43
Es el temor sin fundamento de quedar expuestos a la fragilidad de nuestra condición
humana.
Nada existe en la consciencia, más
Que aquello que no hemos sido capaces de definir,
Lo que es infinito y a su vez extraordinariamente eterno.
Escapémonos
Déjame bailar contigo solo una vez.
Eres la más bella mujer,
Déjame rodear tu cintura,
Aferrarte a Mí,
Solo esta noche,
Escapemos del mundo,
Que nada más nos importe,
Que el cielo y la tierra se desgarren.
Déjame fundirme,
Aniquilarme en tu cuerpo desnudo.
Déjame lanzarme al vacío,
No importa que mis alas resulten dañadas,
Déjame robarte un beso con todas las fuerzas de mi alma.
Y luego,
Déjame morir junto a Ti.
Presentación
A Kathe.
“Para quienes creen saber lo suficiente de Sí mismos
Y para quienes no tienen ni puta idea de nada”.
I
Me desperté y bebí un trago para comenzar el día.
Vi a los idiotas deambular por las calles
Presurosos, confusos, temerosos,
¡Tantos imbéciles y tanto por hacer!
El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
44
II
Su rostro tieso, rígido.
Fragancia de flores muertas o brisa de ocaso, tristeza de la tarde.
Fantasmas que mueren, demonios que nacen< todo reside en la mente del asesino.
III
Señoras,
Señores.
Dispensen mi repentina, mi inesperada intromisión.
Os ruego un instante su atención.
¡Miradme bien, todos, por favor!
Miradme fijamente.
De tal forma que la memoria jamás olvide mi rostro
(Que puedan percatarse de cada detalle).
Observad mis ojos
¡Vedles bien!
IV
(Introducción de música clásica)
¡Oh!
¡Cuánto lo siento!
Creí que alguno me reconocería.
No ha sido así.
De cualquier forma no importa,
No importa que no podáis recordarme por las cosas que hice en el pasado.
Sólo quería saber si, pese tanto tiempo, era posible avivar mi recuerdo en vuestras frívolas
mentes.
Pero ya sé bien que es improbable.
No os preocupéis,
No olvidarán lo que tengo planeado hacer en el futuro con Uds.
El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
45
Poesía para la Muerte
(Loco suicida)
Hoy que no soy más que los vestigios de mi desolación, me embriaga un elevado
padecimiento, aguarda silencioso, asecha en los viejos sauces de mi olvidado Edén.
Hoy comienza mi retorno,
Ya no quiero saber nada más acerca del mundo.
Te extrañaré.
Porque te amo.
Lo sabes.
Ayer le pedí a Dios que te cuidase.
Ahora me aguardan las horas más bajas,
Los valles, los pantanos de este Paraíso de los Demonios.
La muerte luce bella,
Me seduce,
Se acerca a Mí.
Me besa con sus delicados labios de jazmín.
Me muerde salvaje,
Espera un breve instante,
Sonríe lasciva.
Tiene planes para Mí.
La tomo por la cintura,
Mientras se resiste débilmente.
La muerte se ha enamorado de un joven poeta con el rostro de niño.
“Ahora comienza el viaje sin retorno”:
Me anunció un tétrico cementerio.
Árboles muertos,
Lluvia asesina.
Algunas ramas secas sobrevienen en la tierra húmeda y estéril.
Muerte,
Me abrazas desnuda y frágil,
Estás triste, ¿Sabes?
Eres mi Ángel.
¡Espera!,
Olvidé en la tierra a quien amaré por siempre.
Estarás conmigo,
Al final, mi tristeza es tanto tuya como mía.
Y por eso me amas.
El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
46
Me dices que soy tu poeta,
El Poeta de la Muerte.
Soy un vagabundo solitario.
¿Recuerdas aquellos días violentos del pasado?
Simplemente me marché.
Te amo en secreto,
Quise asesinar todo el amor para no sufrir más,
Tener un corazón como el tuyo,
Que nada puede penetrar.
He sido vencido.
Ahora la muerte se ha enamorado de Mí.
Preguntas que ¿Por qué estoy aquí?
¿Por qué sigo en este horrible infierno?
Tal vez sea por Ti.
Por las horas que restan.
Me levanto en silencio,
Ocultando mi rostro con una máscara diferente todos los días.
Atravieso los vestíbulos de la muerte,
Pronto recorro la antigua galería, el viejo teatro que se cae a pedazos.
Cabellos desordenados, rostro estacionario, ojos perdidos.
La muerte me reclama como suyo y me desea junto con mi poesía.
“Mi deidad ha sido profanada por los dioses”.
Mi rostro en la galería.
Mi rostro en el fuego.
Justamente, vi antes ese rostro en el fango,
La luz acaricia mis ojos como portales,
Solo tu amor puede decirme si estoy realmente vivo.
Botas ensangrentadas,
Puños llenos de rabia,
Rostro de niño.
¡Estoy vivo y soy humano otra vez!
El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
47
Para Ella
Siendo tan diferentes
Decidí acercarme a Ti.
Escuchaste mi tímida poesía, sin tener ninguna obligación,
Mi canción temblorosa,
Mis dibujos con trazos inseguros.
Inclinaste tu cabeza en mi hombro,
Te besé en secreto.
Ahora debo dejarte partir.
Debo quedarme solo.
Volver a ser quien siempre fui,
Quien siempre seré.
Te escribo esto antes de conocerte.
Lo escribo solamente para Ti.
Cuando lo sientas en tu corazón quizás no estaré allí,
Pero no dudes que fue verdad:
Te amé.
Te escribo esto desde mi soledad,
Desde mi elipsis.
Ahora no me necesitas ya.
Pero recuerda que
De precisar a alguien que te ame de verdad,
Puedes pensar en Mí.
Deseo y Destrucción
Tu carne.
Tus besos,
Mi cuerpo penetrando tu cuerpo.
Cuánto te amé:
Hermosa mujer.
Tus senos en mis manos,
El placer y el amor.
Las flores sobre la cama vieja,
El vino y el pecado.
Tus lágrimas y mi habitual tristeza.
El deseo y la destrucción.
Nuestros gemidos,
El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
48
La noche<
Un te amo.
Fuimos felices por ese breve instante eterno.
Si la muerte ha de venir
Si la muerte ha de venir, si ha de arrebatarme la vida sin contemplaciones, sin treguas, si
acude hasta mi lecho para conducirme por las moradas ineluctables de su reino, que no
me halle, sin haber acometido todos los combates posibles. Sin importar el resultado, que
no me encuentre sin ganas de vivir, que pueda devolverle la sonrisa a las horas más bajas
que aguardan implacables, que le cueste despojarme de todo lo que he vivido, por lo que
he creído y me he levantado, que llegado el momento, el instante definitivo de nuestra
existencia, pueda abrir mis alas y volar hacia el sol, que mi pecho incontenible agote hasta
el último latido de mi corazón. Que no le quede duda, de que a mi modo, he vivido este
tiempo limitado con toda la intensidad de mi alma.
Locura
Mañana gris.
Me levanté furioso y herido,
Mientras el circo de la miseria abría el telón otra vez.
Disparos, combates, dolor, muerte y destrucción.
Tengo la extraña sensación de silencio
Que se suscita
Cuando el asesino huye:
Ángeles que cantan
Y un dios que sonríe.
Cuando se es prisionero de la locura comprendes a la perfección que eres un alma
pasajera. Viajas a los lugares menos imaginados y sonríes plácidamente a toda una
multitud de extraños que, jamás pensaste conocer. Luego te proyectas hacia los vividos
recuerdos y llegas al encuentro con el olvido. Mientras tanto, el sujeto que permanece
aislado y recluido es inyectado periódicamente<
Existen periodos eventualmente caracterizados por tranquilidad.
Es un paciente amable –dicen-
Pero no te fíes<
A continuación se sucede la furia.
Las calles<
El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
49
En esta tarde lucen vacías.
Una brisa suave se lleva las hojas del otoño.
Un último rayo de sol.
Luego la noche.
Puedo ver mi rostro de niño en la ventana
Desde donde te veo a Ti.
Sus besos
Me ha besado.
Su beso ha florecido lento, delicado y prolongado.
En principio su beso ha sido tibio, nervioso, agitado, tierno.
Luego se ha tornado deseoso, irresistible, dominante y febril.
Ella enloquece.
Puedo sentir el aroma del campo, la fragancia de las flores, la tierra húmeda,
La hierba que crece.
Sus besos saben a vida, a juventud, a cielo,
No importa que llueva,
No importa que sus lágrimas se fundan con las mías,
Me besa interminablemente.
Ella me amó demasiado,
Ahora se ha convertido en una estrella.
El combate
¿Cuándo supe que estaba muerto?
Supongo que cada momento.
La tumba y las flores fueron una buena evidencia.
Finalmente,
Soy un poeta de la muerte,
Un poeta de la obscuridad,
Estoy aquí en el Paraíso de los Demonios,
Tú siempre serás mi diosa.
Aunque ya no estés aquí.
Lejos escucho el ladrido de los perros, cerca de los acantilados.
Mil demonios han sido liberados.
Es hora del combate.
El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
50
Memorias de un joven poeta
“Cuando mueres, ya nada m{s importa. Nada excepto tal vez el momento”. No puedo
decir con exactitud que estar muerto duele, lo que si sientes es una extraña y apacible
melancolía. Queda apenas un leve recuerdo intermitente. Lo que si sabes con absoluta
certeza es que has muerto y aunque despiertes nuevamente tu mundo es gris ahora. Se
siente mucho frío. Me sucede que escucho una suave melodía en lo profundo del alma, es
una canción triste. Me la paso observando el atardecer, en la lejanía veo el sol ocultarse. Si
estuviese vivo me gustaría que observaras junto a Mí la belleza de este ocaso o cada nuevo
amanecer, te aseguro que uno solo puede sentirse conmovido por tanta perfección. Aquí el
tiempo no cuenta, el tiempo es la eternidad. Eres viajero en busca de recuerdos, un poeta
extraviado. He besado por última vez tu frente. Eres mi Ángel que descansa plácidamente
entre mis sueños. Debo despedirme. Me marcho. Retorno por los mismos pantanos que
ayer definieron mi trayecto. Y del poeta de rostro de niño, solo resta el silencio de un
vagabundo que moriría por verte feliz. ¡Escucha! Esta vez las campanas doblan por Mí.
Como un dios que busca su rostro imaginario,
Ahora habito entre vosotros.
Aún guardo algunos recuerdos
De lo que fui.
Estoy enfermo.
Estoy loco.
Y estoy mal.
El demonio que habita dentro de Mí se agita. Ha esperado paciente, ha dejado el mundo
humano, ya no necesito reprimirle, contenerle, ahora será irremediablemente liberado. Yo
desapareceré entre los recuerdos de aquellas cosas que tanto amé. Daré lugar a su
existencia, renunciando a la mía tramo a tramo. Deambularé como un sombrío fantasma,
vagando entre góticas calles.
¿Soy un demonio?
Ya no soy Yo.
En todos los rostros humanos no veo más que demonios.
Según lo creo Yo mismo también soy ahora uno de ellos.
‚Soy un niño cuando quiero ser dios
Y un demonio cuando quiero ser hombre‛.
¿Cuál es la diferencia?
¿Cuál es la maldita diferencia?
Estuve aquí desde el principio de los tiempos,
Sé bien cómo empezó todo.
Estoy aquí entre vosotros ahora
El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
51
Y sobre-existiré cuando llegue el final que sé:
Cuándo y cómo habrá de llegar.
Ahora puedo vivir en mi mente y también en mentes ajenas.
Te espero
Me haces daño. Lo sé.
Y sin embargo< aquí estoy, junto a Ti.
Aguardo en silencio, en la oscuridad de mi alma,
En los abrojos de mi aflicción,
En esta pálida tristeza,
En la vida que atardece,
Te espero aun cuando no existen promesas,
No existen esperanzas,
Aun cuando el dolor es insoportable,
Te espero pese a que no volverás.
Te espero.
Es la única razón para continuar.
No me queda nada más que esperar.
Piano
Atravieso silencioso el viejo vestíbulo.
Paso sin demora por la galería,
Llego al salón principal.
Estoy muerto, me he percatado varías veces ya.
De eso estoy completamente seguro.
No es esa, sin embargo, mi mayor aflicción.
Nunca te dije lo que significabas para Mí.
Las palabras siempre fueron insuficientes.
En este museo de arte moderno, me aguarda un gigantesco piano.
La intensidad de tu sonrisa se dibuja en mi memoria,
Con cada trazo intermitente.
Bailas en la noche con tu vestido blanco,
Danzas sin Mí.
Mis manos se estremecen.
El alma se sobrecoge.
Pienso que estás junto a Mí.
El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
52
Que tus brazos me rodean.
Que me abandono a Ti.
Que te pertenezco por siempre.
Que una canción que comienza triste
Termina feliz.
Y de repente me encuentro solo,
Tocando el piano,
Una poesía sin palabras,
Est{s con vida y eres feliz<
Y Yo estoy muerto y te amo.
Mi canción es apacible,
Cada sonido habla de Ti,
De tus manos<
De tus besos<
Le diste sentido a mi vida,
Y tanto amor te tengo
Que le das sentido a mi muerte.
Tan solo,
Si pudieses escuchar el piano.
Es un lienzo que traza la luz de tu rostro,
La brevedad de los instantes felices,
La constante búsqueda de un alma atormentada
Que solo encuentra paz a tu lado.
De mi decisión de dejarte ir,
De esta pluma con la que describo cada acorde,
De estas dilatadas horas de ausencia,
De la escultura de tu vientre,
De lo mucho que te extraño.
De la adversidad y del cansancio.
La intensidad de una poesía que nunca pediste
Y que no obstante, se ha escrito para Ti.
Las cosas que se extinguirán con el Alba
Podría entrar y salir de tu mente, a voluntad,
Con una facilidad que no darías crédito.
Puedo coexistir en mi propia mente y también en mentes ajenas,
Puedo leer tus más oscuros pensamientos,
El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
53
Sentir todo cuanto llevas por dentro.
Incluso puedo explorar aquello que ni siquiera conoces de Ti.
Acabo de recibir una herida mortal.
Como quiera que esto termine solo acaba de empezar.
Buscamos afanosa, desesperadamente una respuesta en lo sobrenatural.
Pronto
Tu perfecto y patético,
Tu vasto mundo de ilusiones,
Llegará de forma inexorable a su final.
¿Qué será de Ti cuando se extinga nuestro resplandor?
Demasiado brillo en los ojos.
Demasiadas luces en la ciudad.
Al caer esta noche
Varias cosas serán aniquiladas con el alba.
Por ejemplo:
La primavera y la fatalidad,
Mis ganas de vivir,
Lo irreparable y lo teatral,
Mis más profundos deseos de venganza,
Mis ganas de escribir o de matar.
Las cosas más bellas de la vida duran poco
I
Cuando niño poeta
“Las cosas m{s bellas de la vida duran poco” o al menos eso es lo que he percibido.
Inmediatamente me asalta este pensamiento viajo sin prisa por las calles del viejo pueblo
de la infancia, de casas que se desmoronan por el paso irreversible de los años, de puertas
de madera carcomida, de hombres campesinos de mirada triste y mujeres tejedoras de
sombreros y de ilusiones, de otro tiempo. Y ahora mismo, recuerdo las viejas ollas de barro
y carbón donde la abuela cocinaba mientras caía una tarde como esta. Viene a mi memoria
el respetable abuelo a quienes todos conocían y saludaban con alegría, entre tanto,
caminaba presuroso sujetando el racimo de verdes de un lado y del otro, aferrándome
El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
54
seguro en medio de sus callosas manos. Siempre fuerte e invencible como nadie que
recuerde hasta estos nuevos tiempos adversos. Y cuando todo parecía ser fácil – o todavía
habitaba en Mí, un ápice de inocencia- como si de una pintura se tratase, se sucedía en
silencio un ocaso exuberante donde el firmamento todo, lucía su más amplia gama de
matices comenzando en rojo, tiñéndose de anaranjado, violeta y el más azul de los cielos
que haya visto desde entonces. Y mientras la cuidadosa existencia de esta suerte de
milagros se presentaba ante mis ojos de niño, el sonido del último tren despertaba mi
curiosidad en cada leve detalle: desde la fumarola que se fusionada con el aire hasta el
rostro de las personas que llegaban de viaje. Sus facciones con multitud de expresiones
fueron mi primera impresión de que el mundo era un lugar de gran variedad de
contrastes, de pequeñas alegrías en rostros tristes, lágrimas de felicidad y de desconcierto,
hasta el amor entre almas inverosímiles.
Las tardes en este pedacito de tierra donde todos se conocían y respetaban me llenaban,
sin embargo, de una extraña melancolía prematura, que habría de explicarse más adelante.
El aroma de los árboles y de las flores que se duermen mientras el sol se ocultaba en el
lejano e implacable horizonte donde un corazón frágil, que no conocía todavía lo
vulnerable buscaría refugio. Entre tanto, me embriagaba de una canción que se
reinventaba cada día, del infatigable tic-tac del reloj, de un ave atravesando el mundo, de
la primera vez que sentí deseos de volar, de ser libre, de cerrar mis ojos y sentir la brisa en
mi cara, de extender los brazos tranquilo, sin miedo, sin vacilación, sin esperar nada más
que este instante, como si fuera eterno. Cuando abría mis ojos me parecía un renacimiento,
era de noche y estaba en casa de nuevo. Lo mejor de la noche era sentarme en el techo, sin
importar el frío y contemplar el sigiloso brillo de las estrellas, contrario de lo que se pueda
pensar, nunca despertaron mi curiosidad, solo me gustaba contemplarlas absorto, en
silencio. Me agradaba observar las pequeñas luces que hacían intermitencias en el cielo.
No me interesaba conocer su misterio, era suficiente para Mí ese breve instante de belleza
que me ofrecían gratuitamente antes de ir a la cama y quedarme completamente dormido,
exhausto por la faena de aquella infancia sin retorno.
Mi primera idea de “Ciudad” es que debía ser un lugar grande. Debía tratarse de un
espacio donde todos conseguían hacer sus sueños posibles, y esta extraña fascinación
terminaba llevándose a una gran cantidad de personas que, de regresar, jamás volverían a
ser las mismas. Así que, mientras, para casi todos a quienes conocía, la ciudad era la
especial puerta de las oportunidades, para Mí se convertía en un lugar peligroso, porque
una vez alcanzados los sueños la gente cambiaba y ya nunca más volvía a ser como antes.
Me mantuve, hasta donde fue posible alejado de la ciudad, en su lugar, prefería dibujar los
tres rayos de sol que se introducían tímidamente, por las apolilladas cortinas de la casa, el
ruido de las viejas tablas de la sala, el vaivén de la hierba verde en el jardín y, las hojas
secas que revoloteaban haciendo círculos en el andén de la esquina. Jugar con canicas y
barro, reír con los amigos mientras saltábamos charcos y observarla en secreto, sin que se
diera cuenta, sin que supiera que mi corazón latía más fuerte y rápido cuando Ella se
El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
55
acercaba, cuando pronunciaba dos o tres palabras, cuando me detenía un segundo en su
sonrisa.
El amor me había llegado poco a poco, sin darme cuenta, sin comprender sus
implicaciones, sin advertir su verdadero poder. El primer amor, ese que le negaba sentir a
todo el mundo, cuando Yo mismo sabía en silencio que estaba perdido sin Ella. Lo supe
cuando contemplé la luz de sus ojos, me conmoví al tratar de entender lo que pasaba en
medio de mi pecho y al describir el color de esas dos estrellas por las que había sido
inexorablemente fulminado. Ya la había visto antes, pero en aquella ocasión introdujo un
hermoso veneno en un rincón otrora vacío e inexplorado de mi alma. El sabor del amor me
produjo inquietantes y nuevos sentimientos, alegría cuando se encontraba cerca, ansiedad
cuando no la veía y al final una increíble tristeza. Por mucho que intentase distraerme en
mis habituales asuntos, era imposible desprender de Mí, la calidez de su rostro y su
presencia toda junta. Resultaba extraño que la magnificencia del cielo, el sonido del tren, la
intermitencia de las estrellas, el aroma del jardín de casa, la compañía de los amigos, el
barro y las canicas habían perdido gradualmente su convencional trascendencia. El mundo
giraba a mí alrededor y todas sus maravillas, grandes y pequeñas pasaban inadvertidas,
mientras el corazón y la mente iban tejiendo ilusiones en las que caía interminablemente
extasiado con la noche como única y solitaria cómplice literaria. Ahora que lo pienso con
detenimiento, el amor y el mundo son dos asuntos considerablemente extraños.
II
Y Pasaron 17 años
Quisiera volar<
Aunque sólo sea por un breve instante.
Hoy me he vuelto a levantar de la cama.
Sin comprender realmente por qué.
Supongo que estoy harto de perder mi propia batalla personal en contra de la soledad.
Merodeo por las frívolas avenidas concéntricas de la afligida metrópoli, que despierta
entre el tráfico y el reloj, me detengo a observar a la gente que corre a estudiar o al trabajo
mecánicamente. Llevo un cigarro a la boca, (no sabía que los muertos podíamos fumar),
estoy tranquilo; dejo escapar el aliento y pienso en su ausencia como un acto de
consecuencias irreparables. Nadie parece notar siquiera mi presencia, paseo desprevenido,
me hallo taciturno, melancólico, empedernido, en el fondo del abismo, me desplomo; no
supe exhortar mi vuelo, destrocé mis alas, de ellas, no queda nada más< Ahora no podré
volar.
El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
56
Cuando quieres morir,
Quieres sentirte liberado,
Quieres olvidar, quieres volver a nacer<
III
A la mierda con todo, soy un alma errante
Ella prometió anclar con el ocaso; pero sus alerones no asistieron a mi teatro subliminal<
Sé que no llegará al acto; la escena vacía, por lo tanto, esta parte de la obra quedará
inconclusa. De todos modos no tiene trascendencia ya, así como ya no me interesa nada
más de este maldito mundo.
A mi lado, una botella, casi vacía, de amargo licor me hace compañía, el cielo se cubre de
rojo escarlata, mientras el sol se hunde y sobreviene la noche insoportable; un bello ocaso
se interrumpe inmóvil para atestiguar a un hombre en la orilla del mar deseando morir.
De nuevo, llevo a mi boca el viejo cigarro, el aliento deja escapar una fumarola
atolondrada, que describe en su curso impredecible, extrañas figuras danzando hacia lo
alto, que se van difuminando, igual que los restos de mi alma estridente, anhelando ser
libre e intentando rescatar algo que se creía perdido por mucho tiempo, algo de lo que, en
realidad, ya no tengo memoria, algo que por más que intento, no consigo recordar. Por
eso, te escribo cada cosa; hasta la más pequeña, todo detalle de una maltrecha obra de
dolor. Pretendo consignarlo en mi libreta de apuntes; intento percatarme de cada segundo
que pasa aniquilado, como nosotros ahora; que huye de Mí para convertirse en pasado y
encontrarse así con lo desconocido. Intento imaginarte a mi lado, como sé bien que no
sucederá. Como un enfermo, cuyo consuelo estriba en soñar dentro de la peor de las
desesperanzas, buscando asilo y alivio; tratando inútilmente de aferrarse al más
insignificante de los recuerdos, a otro tiempo y lugar, que emergen cada vez con menos
intensidad y nitidez; cada vez, por cierto, más distante, en lo que queda de una mente
confundida y lánguidamente articulada a un alma errante.
Como verás, esta no es una historia de amor, todo lo contrario, aquí el desamor hace de mi
alma su casa y su guarida, y el dolor es su centinela constante; queda poco tiempo y la
memoria abandona rápidamente los recuerdos para convertirse en olvido, poco a poco
siento la presencia de la muerte que me besa con sus bellos labios, que me habla en tono
de fúnebre poesía, que me dice que mi hora de partir ha llegado.
Alguna vez, no hace mucho de esto, te escribí una canción de amor, pero murió llena de
odio, como si en esencia se hubiese podrido; desde entonces andaba solo, era mejor
explorar el desierto sin nada más que perder, pero pronto descubriría que siempre eres
débil, siempre puedes volver a caer, volver a sangrar< volver a perder.
El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
57
Bebía<
No tenía nada mejor que hacer, salvo escribir. Una suerte de ángel que intentó volar pero
rompió sus alas y cayó al abismo< Me la pasaba las tardes en casa, escuchaba rock y me
reclinaba en un viejo sillón con un cigarro y una cerveza, para terminar leyendo poesía
francesa, luego, al final, terminaba por elevar alguna oración a la muerte. - ¡Estoy
terriblemente jodido!-, -¡Qué mundo de mierda me tocó vivir en este momento!-.
¿Qué puedo escribirte?, para Mí siempre será fácil caer en los abismos depresivos de la
nada, adentro siempre emerge el llanto, afuera puedo conservar una máscara con una
sonrisa idiota para todos, siempre será un misterio la secreta forma de engañarnos.
¿Pero qué demonios estoy diciendo?,
¿Estoy muerto?,
Por supuesto, eso ya todos lo saben y pueden comprenderlo.
Es solo que, en ocasiones, es difícil aceptarlo.
No puedo sonreír. Esa fue la primera pista.
Tenía 23 años, llevaba el cabello largo hasta la barbilla y vestía siempre de negro. Me
acompañaba una guitarra del mismo color y caminaba bastante con unas botas realmente
viejas, escuchaba rock, por alguna razón, a poca gente le venía en gracia esa música,
supongo que culturalmente nos hacemos a otra clase de símbolos para buscar nuestra
independencia. En fin, para Mí era como si fuera el reinado de la ignorancia y la retirada
de todo arte. Viajaba tranquilo tratando de cicatrizar una herida de amor reciente, pero era
fuerte, de modo que la poesía y la música me servían de salida. Estudiaba en la
Universidad y buscaba una suerte de milagro; quizás alguna chica que me sacara del
fango y me transportara al paraíso, ansiaba violentamente creer en el amor, porque a decir
verdad esa declaración en particular se me estaba extinguiendo.
Eran los primeros días del joven poeta, antes; para simplificar, podríamos referirnos a un
tipo normal, sin mayores percepciones que las del común, tanto en la cabeza, como en el
alma. De todos modos, en aquella época el espíritu no había sido revelado aun. Existe una
secreta tendencia a morir joven, una fascinación subyacente. Es como si una especie de
fuerza destructiva se apoderara de lo creativo, y como si uno se cansara definitivamente
de todo. Ya no es necesario reincorporarse en absoluto. Vivía expectante, empezaba a
encajar mi atención en los detalles imperceptibles, en las cosas que suelen pasar
desapercibidas para el universo y, que por ende, suelen dejarse olvidadas, desprovistas de
su propio milagro. Encontré que la mayor parte de las veces, eso era finalmente lo más
relevante, pero era inútil tratar de despertar a los demás del letargo, en fin, uno busca
espacios como la música y la poesía que converjan a los imperiosos espíritus redentores,
de ahí, que estas artes puedan fusionarse, con extrema facilidad, ¡Claro! tienen un
propósito más elevado que el del simple entretenimiento.
El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
58
IV
Un habano necesario
El viento, de abajo hacia arriba, azotando mi propio rostro imaginario, los brazos
extendidos de par en par, ojos cerrados, imaginar que se tiene alas y se asciende, una
sensación estática, serena, ligeramente feliz, como quien se descarga de todo el peso, como
quien se arranca todas las ansiedades absurdas, como quien empuña todo lo que le abate y
le lanza con potencia al infinito. Un instante de liberación. La caída. Después del ruido, el
rápido dolor, la obscuridad y, más tarde, el silencio brutal.
¿Quién eres?,
¿Qué haces aquí?,
¿Por qué estás aquí en este tiempo y espacio?,
¿Qué putas te hace tan diferente?
Siempre me he cuestionado esto mismo, a cada instante, desde que tengo memoria, (no
uso de razón, esto es obvio), en especial porque siempre muero y renazco, porque a falta
de otra palabra que se aproxime a definir lo que experimento incesante e inexorablemente:
soy eterno, pero envejezco, y es irremediable.
Sujeto a una pérdida de conciencia la mayor parte de las veces; subyace para Mí un
conjunto de infinitas percepciones y formas de aquello que buscamos, de quienes somos y
eventualmente podríamos ser. Nos hacemos viejos. Esto que vivimos no durará por
siempre. Que la ignorancia se hace frágil con el tiempo< puede que solo sea una señal
inequívoca de estar siempre equivocados. ¿Por qué recurro tanto a la muerte?... ¡Maldita
sea!, he visto cómo cambia el mundo desde el comienzo, no recuerdo con certeza qué
sucedió pero de continuar así, probablemente pueda ver el final de todo esto, no sé qué
habrá de suscitarse después, no puedo predecirlo con exactitud, pero si alguien puede
observarlo y sobrevivir para meditarlo, para bien o para mal seré Yo; ¿Se trata acaso de un
experimento?, ¿Algo más existe al final?... Es posible que pronto, todo quede al
descubierto y reducido a cenizas. Mientras tanto; un habano es todo lo que necesito.
La mente es un sub-mundo de poderosas reflexiones, algunas veces puedes llevar tus
ideas a escenarios donde todo es perfección y el paraíso hace todo posible; pero la mayor
parte, el infierno hace de cada quien su eterno prisionero. Puedo verlos, me basta precisar
un rostro y el brillo de sus ojos para entenderlos, porque los comprendo, logro hacerlo y al
mismo tiempo es por eso que tanto los detesto.
El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
59
Ahora ¡Por fin! nuestro último cielo
Para nadie en absoluto
Ahora me detengo en este indefinible ocaso; me pregunto si en este momento sería posible
que puedas observar el bello cielo que aquí se proyecta, desde donde quiera que estés.
No sabes cuánto deseo dedicarte esta vida que pasa veloz.
No sabes cuánto te he buscado. No sabes cuánto te he amado mientras caía en el vacío,
silencioso y perdido.
Si estuvieses aquí, solo un instante, no podría ser más feliz.
Mis heridas sanarían de inmediato.
Podría olvidarme de quién soy por completo para cuidarte.
Podría lanzarme al abismo sin miedo, podría volar justo antes de tocar fondo y finalmente,
me elevaría para llegar a Ti.
Obertura
Para mi amigo Alex
*Un hombre, casi un espectro, vaga encerrado en medio de cuatro paredes pintadas de
blanco y salpicadas de sangre, una vez más ha vuelto a golpearse el rostro contra el propio
suelo, una vez más ha despertado a los asistentes del psiquiátrico, una vez más ha
perturbado la calma de todos los pacientes y ahora una vez más grita lo mismo incansable
y frenéticamente: -“Entonces el hombre creó a dios y dios creó al hombre, luego el hombre
se olvidó de dios y dios se olvidó del mundo”-.
Es viernes. Viajo en taxi, en verdad ni siquiera imagino que hoy en la noche escucharé sus
últimas palabras en medio de un llanto lleno de rabia y de dolor, llego a casa cansado, no
he dormido; tampoco tengo sueño, no he comido nada, tampoco tengo hambre, enciendo
la tele y veo la misma basura de siempre, mientras tanto, Él ha despertado. Camina
tranquilo en medio de su cuarto, sabe que no podrá ver su rostro en un espejo porque, por
su propia seguridad, ha sido retirado, sabe que ya no tiene un lápiz en sus manos para
escribir lo que siente, porque puede convertirse en un instrumento para infringirse daño, y
sabe con certeza que hoy es su último día en la tierra, a diferencia mía que, permanezco
exhausto sin sueño en un viejo departamento que se cae a pedazos, que reside en un barrio
peligroso, en un suburbio, que es una suerte que nada grave me haya pasado hasta el día
de hoy.
Su muerte me dolerá porque compartimos algo: Su visión del orbe en el que ambos nos
encontramos es casi la misma, obscura y terriblemente desesperanzadora, pensé en ello el
El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
60
lunes cuando salí del trabajo, la gente viajaba en medio del caos, comprando, vendiendo,
aguantando las ganas, los golpes, las heridas, Yo también estoy exhausto, pero mi
paciente, que percibe el mundo exterior con mayor agudeza, ya no quiere seguir
soportándolo más, desea darse por vencido, he tratado de animarle pero todo esfuerzo ha
sido inútil, incluso he pensado en alejarme porque su obscura visión de las cosas ha
comenzado a perturbarme inusitadamente, porque para Mí, las cosas no son mejores, ni
hoy, ni en un futuro cercano.
Ahora, que la inconciencia me ha envuelto en una especie de letargo, presa del sueño,
muero por un rato; luego, sin haber caído por completo en lo más profundo del abismo,
algo me rescata, pero me molesta, ¿Acaso parecen no entender que ese instante era
necesario?, despierto, contesto de mala gana el teléfono y de inmediato, sé que es urgente,
que aquel hombre que para bien o para mal, es mi paciente ha colapsado. El psiquiatra de
turno ha sido la propia persona que me ha llamado y, eso solo nos deja la opción de una
nueva escena difícil para todos en aquel sitio decadente, el asilo a las afueras de la
metrópoli, el infierno en la tierra.
Al llegar, el hombre todavía sigue gritando, pero ahora me ha observado y parece
calmarse, luego me dice: “Dios ha Huido del mundo”, una frase que estudió en Alfred
Von Martin, para fijar su mirada de odio en todos los presentes y sacudir su cabeza por
última vez contra el suelo, con una violencia tan desesperada como aquel que no puede
convivir consigo mismo un segundo más. El impacto le habrá de destrozar la zona frontal
del cráneo, su cuerpo será conducido como cualquier otro al laboratorio 15, que hará las
veces de anfiteatro y, poco después de los exámenes e informes de rigor, será confinado
como uno más al sepulcro de los malvivientes en este detestable lugar de la tierra.
Aún recuerdo la imagen del impacto, la angustia en su rostro y sus ojos en los míos antes
de acabar su último ensayo, la sensación se ha quedado guardada en Mí, una muerte más
en mi lista de humanos, pero esta me duele en el alma, porque en otro tiempo pudo ser
salvado.*
-Es lo último que aparece en su diario, después de esto no volvió a escribir nunca más. El
tipo se lanzó del apartamento hasta impactar contra el asfalto, en mi opinión el tipo quedó
demasiado tocado-
-¡No se te paga por opinar Montes!, ¿Lo entiendes?... ¿Es claro?-
-Si señor-
El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
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Es solo un hombro dislocado
Mi victima yace en el suelo y está a punto de rendirse. Estoy presionando su hombro y
basta un movimiento sutil para dislocarlo. Por supuesto, sé a la perfección que sufre, sufre
de una manera inimaginable, intensa. Desde esta posición particular, puedo infringir el
mayor daño posible con, tan solo, un mínimo esfuerzo. Soy médico. Estudié medicina con
el propósito de conocer todos los puntos que hacen vulnerable a un adversario. El hombre
grita desesperado que se rinde. El público vocifera furioso. Su eco no me molesta. Sonrío.
Desgarro el brazo del oponente. Inmediatamente rompe en llanto. Una vez más he
vencido. Reclamo el dinero. Voy a la ducha, escupo la sangre. Reviso las heridas, no son
importantes, ninguna realmente lo es. Salgo a la calle; precisamente una ambulancia se
lleva al desafiante en camilla. Parece grave, no siento remordimiento alguno. Ahora la
ciudad nocturna habrá de deleitarme con todos sus bajos placeres.
Percepción
“Eliminemos por un instante nuestra limitada visión del mundo y seguramente
descubriremos cu{n equivocados podemos estar”
Mi libertad
En un medio como este, uno busca algo que pueda ser liberador, un catalizador del alma,
del cuerpo y del espíritu. El Rock por ejemplo, necesita de la literatura y para ésta, es
imprescindible la poesía. Puedo encontrar la libertad entre tus piernas, en tus senos firmes
de diosa virgen demente, de alquimista del fuego o, podría sencillamente, transgredir las
sensaciones subliminales delineando tus alas y tu rostro, con ese cuerpo de palabras y
saliva; recorrer una y otra vez, con manos temblorosas, ese caudal de deseo inagotable y
exuberante que Eres, esta magnífica noche que vuelvo poesía, que se funde en literatura,
que acaricia sinfonía. El cine, por su parte, me permite observarte fijamente, demoniaca y
lasciva, en medio de la seducción y las visiones de un museo gótico, rodeado de
novedosos trazos eufóricos. Envolver los espectros de cintas y carretes que esperan
pacientes el contacto con mis dedos, provocar tus besos desnudos y el aliento de tu boca
fría y húmeda, que regula la temperatura de mi pecho abyecto, un viaje sórdido para
descubrirnos insalvables y en caída libre, un escenario para concederte satisfacción en
cada profundo y retorcido apetito. Pensar que tu revolución sin hechos concretos me tiene
sin cuidado y, que podríamos correr el riesgo de representar tantas veces el mismo papel,
que terminaríamos por ceder, nuestra existencia a nuestros propios personajes y el teatro
físico, que les proporciona asilo.
El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
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La buhardilla
Casa grande. Casa vieja que se cae a pedazos. Soy un niño que sube las escaleras a toda
prisa, para luego deslizarse ágil por las barandillas celestes e inconformes. Soy la
tormentosa amenaza de floreros y ventanas cuando retozo irreductible por la antesala.
Luego, emerjo hacia la acera agrietada y me detengo curioso en el trayecto sigiloso de una
hormiga y su pesada carga. Cansado me quedo observando la calle gris. Por un buen rato,
nada sucede. Entonces la veo pasar por vez primera, sin reparo. Ella, que sujetaría mi
mano con fuerza, que tiempo más tarde, siendo un adolescente agitado, me daría el primer
beso lujurioso. Ella, que gustaba de poesía y de teatro. Ella, que revolucionaria se
declararía en desacato frente a opresiones familiares y del gobierno. Ella, que me enseñaría
a fumar hierba y beber vino. Ella, que ligera y sin timidez, sobrevendría desnuda en
nuestro secreto lecho improvisado, en aquella vieja buhardilla; donde más tarde se darían
cita los incipientes deseos de la carne clandestina. Ella, malhumorada, sin ganas de verme,
hermosamente conflictiva, sin intenciones de ser comprendida en absoluto. Ella, siempre
independiente. Ella, que a pesar de todo me amaba. Ella, que conspiraba canciones de
revuelo, que precisó ser libre como los libros. Ella, dueña de un excelso corazón humano,
de una mente profunda y de un alma y espíritu nobles, Ella, que siempre lo negara.
Y el tiempo inescrutable pasó, irreflexivo, insoslayable.
Atrás quedaron los viajes en bicicleta, las caricias escarlatas y la literatura medieval,
olvidamos las promesas de amor y crecimos entre los afanes intrascendentes de cada día,
las fiestas y los nuevos amigos, los compromisos sociales y los informes ejecutivos, las
juntas directivas y demás cosas aburridas de la gente grande.
Nos disipamos. Dejamos que las fauces del mundo moderno usurparan nuestro destino,
extraviamos las fotos y las madrugadas frescas; abrazados, perezosos, irresponsables y
enamorados. Y envejecimos, en la carrera infatigable de lo cotidiano, de los diplomas y los
salarios. De los autos y la ropa de marca. No supimos con precisión lo que perdimos, pero
sabemos que lo hicimos y ahora, lo buscamos desesperados.
Nuestro lecho de amor, escondido en el desván ausente ya de calidez, se aproxima a su
final, una nueva ciudad más moderna se erigirá sobre el pasado. La casita vieja, llena de
amor, poco a poco se quedó en ruinas. Mañana la echarán abajo.
El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
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Para Ti, lectora desconocida, que llegaste demasiado tarde
Acabas de abrir este libro<
Seguramente te preguntarás si no estás perdiendo el tiempo;
Si las frases escritas por un rockero frustrado, poeta malsano
Y alcohólico empedernido tendrán algo bueno que decirte,
No lo sé;
Realmente no sé si escribo esto para Ti.
No sé si lo escribo en este momento, para que lo leas cuando quizá ya me encuentre
muerto,
No sé si te sirva de algo<
Tal vez sólo lo hago para matar el tiempo que resta porque estoy aburrido,
Porque no tengo nada más que perder,
Porque intento en vano buscar la mano amiga que me comprenda aun cuando Yo mismo
no lo consigo,
Te escribo con la esperanza de que no permanezcas indiferente,
Te escribo con el ánimo de que pese a todo,
Aún tengo fuerzas para decirte que si nos hubiésemos conocido,
Extraña amiga mía,
Nuestro futuro podría haber sido distinto<
Te escribo, finalmente porque aun cuando sé que ya nada podría ser peor que este
momento bajo,
Quiero tener esperanzas,
Porque, a mi modo, lucho contra todo lo que me dice que estoy desahuciado.
Te escribo porque aun cuando nunca te conoceré:
Desearía amarte.
Retrato
Soy un viajero<
Siento el sonido de las piedras a cada paso,
Veo el vaivén de la hierba fresca acariciada por la suave brisa veraniega,
El camino cerca del rio caudaloso, la fragancia de la vida que emana del bosque.
Puedo ver el rostro de mi madre que trabaja sin descanso en la huerta, mientras los
curiosos ojos, siempre expectantes, de los niños divisan el mundo.
Puedo sentir el vuelo de las aves en la lejanía, el lento y silencioso recorrido de las nubes,
la triste melodía del abuelo con su vieja guitarra, cerca de la casa grande que cada vez es
más vieja y triste.
El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
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El ladrido de los perros que agitan la cola, mi voz apagada, las cortinas juguetonas, el
sonido del pórtico<
Puedo ver las manos de mi padre, manos fuertes aun, tomando el pico y la pala.
El sol en mis hombros, el brillo de las cosas a mi alrededor naciendo, viviendo, muriendo a
cada instante.
El crucifijo de mi hermana<
Mi hermana< que observa distraída el cielo mientras el viento juega con sus cabellos.
No habrá fotografía para recordar este momento, este instante tan único, tan perfecto
como las pequeñas cosas que se suscitan a nuestro alrededor y que dejamos pasar sin
percatarnos de su magnificencia.
Como un trozo de muerte
Recuerdo que estaba cansado del mundo cuando decidí morir,
También recuerdo que todo este proceso fue calculado y llevado a cabo minuciosamente,
Recuerdo que no tenía miedo y que sentía una enorme curiosidad por conocer y
experimentar eso que llamaban muerte...
Como Poeta en el Desierto
¿Cuántas veces más debo sangrar para sentirme vivo?
¿Acaso no he tenido jodidamente ya bastante o, al menos lo suficiente?
Mi nivel de tolerancia al dolor ha sobrepasado todo límite.
Hoy se da cita una nueva faena,
Cada vez que me aproximo al final
Comprendo que me encuentro más lejos de todo y de todos.
Un dolor intrínseco,
Recurrente.
Una sensación de placer parecida al pecado,
¿Realmente estoy equivocado?
Esta batalla final promete inclinar la balanza de todo cuanto conocemos (y está en
constante oposición).
Y de aquello que es desconocido,
El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
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En otro tiempo y espacio,
En esta vida o en otras
Que se muevan paralelas o en sentido contrario.
Como poeta debo creer ciegamente en la distorsión de los sentidos,
Pasear lánguida y furiosamente por las implacables sendas del desierto, de la locura o de
la razón.
Como un poeta vagabundo que viaja a través de los desiertos.
La muerte
Lo que escribo ahora,
Te lo escribo a Ti.
Y lo escribo estando muerto ya.
Sin guardar demasiadas esperanzas
De que lo lea alguien vivo.
¿La primera vez que le vi?
Ahora recuerdo que cuando llegó a mi vida (me refiero a la muerte)
Me pareció como el más feliz de los milagros.
La anhelaba< la deseaba fervorosamente.
Era la más exquisita de las mujeres,
Su habitual ternura matizaba sus delirios de banalidad y placer.
Juntos, fuimos presa fácil de la locura y de nuestros instintos asesinos.
Nos veremos nuevamente en otra vida,
En algún otro tiempo, lo prometo.
Cuando el infierno nos sirva de abrigo.
Tu ausencia
Se extingue en la tarde,
Se trata de un sórdido y breve vestigio de luz.
Y aniquila toda esperanza de conservarte a mi lado.
Tu recuerdo sin embargo,
Subyace impregnado por doquier.
Habito bajo las sombras,
Olvidando el propio crimen,
Destrozado,
El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
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Fatigado por la batalla.
Tiemblo de miedo,
Soy frágil otra vez.
Y tu ausencia, tu ausencia me ha causado un daño irreparable.
Vino
Sobreviene la noche, la más obscura de todas las noches.
Descanso< reclinado en mi viejo sillón.
Los libros, las poesías, tu foto, la música<
Afuera la lluvia constantemente picoteando sobre mi ventana.
Bebo sin remedio, desesperadamente.
Soy un licántropo inmerso en la maldita ciudad.
Crimen.
Permanezco oculto en las avenidas, el bulevar, los clubs nocturnos,
Los circos, el teatro.
Vino, dulce vino,
Trae a mi memoria el sabor de tus labios, tus senos,
La fragancia del amanecer en que despertabas conmigo<
El perfume de tu cabello.
La sinfonía de tu piel sobre mi piel<
Tu sonrisa<
Ahora que no est{s< sólo me queda el vino.
Y me embriago<
Desde entonces, las tabernas son mi morada y mi guarida<
En ellas busco asilo,
En ellas me refugio.
Esa horrible habitación (Corto-metraje)
Escena 1: El Asesino
Me gusta observar la noche.
Probablemente esta sea la última vez que pueda contemplar la profundidad de este
inmenso firmamento bañado de estrellas.
Mañana cuando amanezca habré abandonado por completo este mundo.
Siento el sabor de mi sangre atravesando mi garganta.
Estoy mal, pero puedo resistir un poco más. Lo suficiente como para disfrutar de esta
última noche en la hora final.
El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
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¡Mis manos!
¡Están tan frías!
De pronto una lágrima que ha rodado por mi mejilla se desprende para caer en el suelo.
La rabia se apodera de mi corazón y aprieto las manos provocándome más daño.
Trato de levantarme, me derrumbo de nuevo. ¡Duele!, la sangre se confunde con mis
lágrimas y aún consciente de esto, me llego a odiar por sentir lo que siento.
Su recuerdo me atraviesa el alma, su mirada y el perfume de su cuerpo son ahora una
herida más en mi corazón. Abatido por la ira, trato de levantarme una vez más, pero es
inútil, he vuelto a colapsarme sin control estrellándome de cara hacia el suelo. Ya es
infructuoso tratar de hacer otro intento. Cierro los ojos y siento una tristeza infinita por Mí
mismo, trato de mantenerme consciente, mientras el dolor recorre todo mi cuerpo. Cuando
se está muriendo, la percepción de todo aquello que te rodea cambia<
Ahora eran importantes otras cosas que nunca hice y, para las cuales es ya demasiado
tarde.
Una gota de sangre ha humedecido mi ojo izquierdo< ya no tengo fuerzas para quejarme
o tan siquiera emitir un sonido de mi boca. Estoy en peores condiciones de las que creí
cuando emprendí el escape. En un instante creí que cada herida era pasajera y superficial,
que como siempre, me recuperaría para ser más fuerte. En esta ocasión presiento que las
cosas no serán iguales. El daño que me he hecho a Mí mismo es más profundo del que
creía.
Me da rabia y quiero llorar, pero empiezo a morir más rápidamente. Trato de mantenerme
consciente pero mi mente empieza a divagar, observo recuerdos de detalles insignificantes
que se quedaron guardados en lo profundo de mi cerebro como si se tratase de imágenes
importantes que debiera recordar en estos momentos. Mi última batalla es contra el
tiempo, y de repente, una convulsión me agita por completo. Cierro mis ojos con la poca
fuerza que me resta y espero el final.
Aún siento el dolor, sobre todo en la frente. Puedo razonar, lo que significa que, en teoría
sigo vivo. Puedo rozar los dedos de mi mano derecha. Conservo el tacto. Trato de abrir los
ojos pero en esta ocasión, me es imposible. ¿De modo que así se siente?, después de todo
es una experiencia única e interesante. ¡Han llegado hasta aquí! Mis enemigos están cerca,
no pude evadirlos del todo. Los escucho venir. Se aproximan cada vez con mayor rapidez.
Giro en torno a Mí mismo, me sorprende que haya podido hacerlo y abro mis ojos; no
quiero perder detalle. Todo es oscuro y puedo sentir el olor de la sangre fresca.
Alguien me dice algo que no entiendo. Mis ojos han vuelto a cerrarse, ahora sé que no
volverán a abrirse nunca más. Intento tragar mi propia sangre, es mi último esfuerzo.
El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
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Pierdo lentamente la consciencia de mis reflexiones. Luego viene un sueño profundo,
infinito y el dolor empieza a esfumarse.
Escena 2: Consideraciones Preliminares
Nunca creí que pudiese definirme como alguien bueno o malo. Es más, consideraba un
tanto ridícula la posición de ciertos sujetos cuando afirmaban ver el mundo en forma
bipolar. Hoy pienso de modo diferente. Mi vida está podrida por dentro. En mi alma y mi
mente siempre habitó la maldad y, aunque intenté combatirla, todo esfuerzo fue
inservible. Estoy muriendo, he fracasado y he sido derrotado por mis persecutores.
Probablemente esté arrepentido. Y aunque es demasiado tarde, al menos tengo el deseo
infantil de haber querido un final diferente para mi vida. Pero es irremediable, un final
para todos.
Imágenes de todo tipo recorren mi mente. Es posible que no esté actuando bajo las
directrices de la lógica convencional y, por el contrario haya sucumbido a la locura de
quien no espera otra cosa más que la muerte. El sabor de la sangre ardiente atraviesa mi
pecho y, siento cómo poco a poco descanso de todo. Alguien me habla< ya no importa,
¿qué puede importar en un momento como este?... por Mí que todo se vaya al infierno.
¿Qué siento en este instante?
Una rabia asesina al saber que me estoy muriendo<
¡No me quiero dejar morir!
¡Tengo miedo!
Escena 3: Los Hechos
El asesino por supuesto, intentó huir.
Había sido presa fácil de la locura.
Jamás imaginó que su coartada se vendría al piso.
Fue perseguido por un equipo de cinco agentes.
Al verse en esa situación sacó un arma y disparó varias veces a cuanta persona pudiese
haber visto; asesinó a tres sujetos e hirió a una mujer que ahora mismo lucha por su vida
en el hospital central.
Uno de los agentes logró dispararle.
Logró penetrar en el abandonado complejo industrial.
Allí se piensa, se vino abajo impactando su rostro contra una de las estructuras.
Herido de gravedad en la región torácica se desplomó varias veces, arrastrándose como
pudo hasta el que se pensaría era su lecho de muerte.
El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
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Aguardaría medía hora antes de que pudiesen encontrarlo.
Desangrado fue conducido al hospital general.
Los médicos luchaban por salvarle la vida, aun cuando se trataba de un asesino en serie.
En el cuarto de al lado, en el quirófano, su cuarta víctima acababa de morir.
Las probabilidades de muerte superaban el 70%.
Ahora todo dependía de sí mismo.
Las tres horas siguientes serían críticas.
Antes de las 12:04 a.m. murió.
Escena 4: El Agente
Disparar un arma, es un caso extremo.
Pude ver cómo se descontroló cuando advirtió que había sido descubierto.
Nadie pensó que Él mismo era el culpable de los asesinatos y mucho menos que llevaba
un arma.
Incluso parecía la clase de tipo que te proyecta seguridad y confianza.
Mató a cuatro personas en su intento de escape.
Disparé dos veces; trataba de herirlo, de neutralizarlo. No quería matarle, aunque fuese el
peor de los homicidas era un humano.
Le perseguimos hasta el complejo industrial, se perdió un buen tiempo de nuestra vista,
pero su sangre acabo por delatarlo.
En su rostro se observaba dolor y rabia.
No quería morir.
Escena 5: El Hospital
Ahora soy un asesino peleando por su vida en un hospital.
No tengo buen semblante, y esta idea casi me hace sonreír.
Casi inconsciente percibo un olor desagradable, el olor de las drogas, medicamentos<
Pierdo la razón por completo.
Ahora abandono el cuerpo inerte.
Lo observo con detenimiento. Los médicos dicen que he fallecido.
Una víctima más.
Una víctima menos.
Así son los negocios.
En busca de otra vida.
Más tiempo.
El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
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Contemplando los límites de la inmortalidad.
Los refugios
Soy eterno.
Estuve antes y estaré después.
Viajo entre vosotros.
Los observo con detenimiento.
Busco refugio en la literatura, el vino, las mujeres y el cine.
Esta noche he visto el penetrante fulgor de tus ojos insolentes.
Lo sabes<
Eres felizmente indiferente,
Felizmente estúpida,
Tu una mortal y
Yo un dios.
Pero finalmente, abro mis alas y vuelo hacia Ti.
Consecuencias (Cortometraje experimental)
Escena 1
El sistema solar. Movimiento lento de planetas suspensos de cuerdos hilos invisibles.
Música clásica, tranquila. Cada cuerpo en perfecta armonía con la misteriosa danza
cósmica del Universo. Naturalmente, Ud., como espectador es por el momento un
observador simplemente, las cámaras nos acercan más y más hacia los pequeños detalles,
así por ejemplo, contemplamos las formaciones rocosas, los brotes de arena, cráteres de
todos los tamaños. Entonces, lejano de nuestro punto de vista, aparece tímidamente un
pequeño planeta azul. Atravesamos veloces otras superficies y una vez lo tenemos de
frente, nos percatamos de que cada vez es más inestable y que algo irreversible y
definitivo está por sucederse.
Escena 2
Toma 032.
Tiempo atrás.
Una casa vieja aparece en primer plano, nos concentramos en la ventana abierta de
cortinas que se impulsan por las delicadas ondas expansivas del viento. (Sonido
inteligible). Artefacto radiofónico:
El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
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“Hemos dispuesto todo cuanto tenemos, recursos físicos e intelectuales, tiempo y
esperanzas. La situación es única y no admite errores, nuestro futuro depende ahora
mismo de este proyecto. Como se sabe, la humanidad se ha desarrollado científicamente a
la par que ha destruido los recursos no renovables de los que depende su propio sustento,
esta contradictoria y desenfrenada carrera nos ha conducido indefectiblemente a
preguntarnos cuánto más es posible resistir, pues bien, las mejores mentes de nuestro
tiempo y lo más sofisticado de nuestro instrumental tecnológico nos sugieren que muy
poco.”
Escena 3
Un hombre yace sentado. Su rostro luce absorto. La imagen completa nos deja ver que se
halla dentro de una cabina. Pronto, recuerdos de sonrisas, de manos delicadas, de lágrimas
sobrevienen. (El espectador es deliberadamente introducido en la mente del personaje, y
ahora es difícil diferenciar quién es quién). No queda más tiempo, debo marcharme.
Activo los controles y abandono lo que queda de este mundo estúpido que muere, dejo
todo atrás, ahora solo queda el espacio exterior, infinito, solitario, eterno. Una pequeña
nave viajera en busca de ayuda, tal vez sea demasiado tarde, quizás nada quede ya. He
despegado y gravito sin rumbo fijo, puede que sea inútil, después de todo ¿qué es una
vida más sacrificada? Es todo lo que queda, solo eso y nada más.
Escena 4
Las cámaras enfocan con dificultad el espacio sideral. Un minúsculo punto se retira de la
esfera azul, mientras ésta colapsa irremediablemente. (Cada vez más distante). Un hombre
llora amargamente en una pequeña capsula donde subyace como único viajero, solitario,
desahuciado por dentro, desprovisto ya de ilusiones. Lleva consigo un tesoro de
recuerdos, la mayor parte de ellos tristes, pero consciente de que fueron un precio justo
por los breves instantes de felicidad en su alma. Un poco más adelante le espera un
enjambre de asteroides furiosos que sobrevienen ágilmente a su encuentro. Amenazan no
solo con poner en riesgo la integridad física de la nave, sino también de los sueños
humanos, de las imágenes de una vida hermosa que terminó apresuradamente. Los
planetas, los astros satélites, los hemisferios y las galaxias parecen detenerse, una lágrima
se desliza por los poros de su mejilla y sus ojos se cierran incontenibles, no es posible
cambiar el curso del pequeño móvil, así como no es posible cambiar el curso de la
naturaleza humana.
El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
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Escena 5
Turbulencia. Comienza la grabación fallida. Interferencias constantes.
Si alguien me escucha, si alguien en verdad logra escucharme, aunque sea poco
probable< Me gustaría dejar un último mensaje. (El tablero de control deja ya de
funcionar). Soy el viajero. Tal vez el único sobreviviente. Acabo de atravesar una lluvia de
asteroides, un campo gravitacional diferente que ha comprometido la integridad de la
nave, he perdido el curso y atravesado una “curva en el tiempo”. En vano, he intentado
reponerme de los daños experimentados. En suma, no hay mucho que pueda hacer. Ahora
las provisiones y el combustible se agotan. Me hubiera gustado regresar con buenas
noticias para todos, resarcir mis errores, observar el ocaso nebular, tantas cosas que ahora
solamente imagino. No pudo ser, tal vez ese era nuestro destino, el resultado de nuestros
actos, la consecuencia natural y evidente de creer ser el centro del universo, de vivir una
vida vacía y artificial. (El sistema colapsa definitivamente, los pequeños motores de la
maltrecha nave comienzan a apagarse, el vehículo inicia al fin su violento descenso).
Escena 6
Un brote de luz acaricia la tierra fresca, los campos verdes, los cielos azules. Una madre
abraza a su hijo, un ave se lanza al vacío y sobrevuela por vez primera las montañas en el
horizonte. Un campesino cosecha la parcela como pequeño productor de sueños. Alguien
se sienta junto a la pradera, desea escuchar el sonido del riachuelo, el canto de los pájaros
en el bosque. Un pintor traza las primeras líneas de un lienzo. Entonces, el tiempo se
detiene. La secreta danza cósmica del universo permanece expectante, suspendida. Una
perforación, un objeto, una amenaza. Una ráfaga de energía que destruye todo a su paso,
casas, calles, cultivos< promesas, dibujos.
La sincronía del Universo colapsa. Punto final. El escritor se reincorpora y mira el cielo a
través de su ventana.
¡Corten!
Ha quedado.
Esta es la última toma.
El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
73
De bandoneón
Capítulo II
Ebrio.
Camino sobre las ferrovías.
Deben ser, algo así, como las 3 de la mañana.
Por más que intento, no consigo recordar mi nombre, de todas formas, no viene al caso, si
es que algo viene en realidad.
Supongo que debo tener 34, Poeta sombrío de una ciudad sombría, soportando el frío
despiadado. Muerto varías veces ya. Músico marginado, disidente y vagabundo. El vino se
ha extinguido por completo, y de lo irreparable nada puede hacerse ya. Da igual haberla
perdido.
Capítulo IX
Primera anotación.
Sin fecha. Hoy comienzo a trabajar en el bar. Cuando llegué estaba X con el violín y un par
de partituras. Me sorprende saber que soy el músico vocalista y guitarrista, casi de
inmediato concluyo que la banda debe ser un desastre. Cae la noche, bebida, mujeres de
piernas largas, dinero, risas, soledad. Melancólicas canciones compuestas por Mí. Nadie
parece poner atención.
Capítulo XXI
Pregunto qué hora es.
Alguien me dice que las 9:30 a.m.
Sentado en la esquina. Sostengo un diminuto bandoneón. Llevo sombrero negro, cigarro a
la mitad y un libro de poesías. Me gusta esta vida errante, que viaja desprevenida, sin
propósito aparente, lejos de los convencionalismos sociales.
Capítulo XXXV
Delirium tremens. Escritura y pensamientos confusos. Un atardecer bonito, cielo de
colores y sol. He compuesto un par de nuevas canciones. Una de ellas lleva tu nombre, la
otra se llama muerte, pero no te asustes, no moriré. Aprendí a tocar el bandoneón en mis
ratos libres que son muchos. Mi público son las calles y los transeúntes. Soy feliz. No hay
preocupaciones.
El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
74
Capítulo L
Última Anotación. Descalzo. Creo que he perdido mi diario, no tiene importancia. Me rio.
Sepultan mi cuerpo. Atardece. Retorno. Estoy un poco ebrio, como siempre. Espero el tren.
Mi corazón humano late m{s fuerte que nunca. Dicen que estoy muerto< otra vez,
supongo entonces que, esta es una nueva vida. Está bien, caminaré hasta el mar ahora.
Mientras enfilo mi trayecto, un último acorde de bandoneón. Viajo con una sonrisa en mi
rostro. Estoy en la orilla. Tengo una nueva libreta de apuntes. Primera hoja. Escribo:
“Capítulo I”.
Ese maldito sujeto frente al espejo
“Supongo que mis detractores puedan emplear más tiempo en criticarme que en comprenderme”.
Desnudo y con mis alas abiertas de par en par.
Ese extraño fulgor en mis ojos implacables.
Obscuridad.
El vino y la sangre.
Por más que intento
No logro reconocerme.
Una cosa es segura: ya no soy humano.
¿Un demonio?
-Por supuesto-.
Pueblito
Ha sido un largo viaje... contemplo lejano el anaranjado ocaso y sucumbo a la suave brisa
veraniega de este pueblo de historias y recuerdos, y mientras pienso en los trozos de
piedra que cubren las viejas calles, el pequeño manantial de la infancia y las noches
estrelladas sobre el tejado bajo el canto del abuelo y el sonido de los árboles... me parece
que nada es mejor que la vida... nada más profundo e infinito... nada más sublime y solo
puedo sonreír ante la grandeza de todo cuanto me rodea.
El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
75
Vidas
Maquinaciones:
Es Viernes, 3 a.m. Me he levantado de mi lecho abruptamente, sin considerar siquiera por
un instante, si de hecho es la fecha y hora correctas. Abandono de inmediato las cálidas
sábanas, mientras abrigo la firme convicción de haber encontrado algo nuevo e inocente,
una evidencia simple de existencia, un rápido rastro de luz en la oscuridad.
Me aproximo sigiloso hacia la mesa, toda llena de papeles viejos e inservibles, donde se
refugian relatos inconclusos y desordenados, procedo con absoluta cautela, al tiempo que
enciendo una pequeña lámpara y humedezco brevemente la pluma que, empuño fuerte
sobre la delicada hoja nueva y blanca, perfectamente templada y siempre dispuesta para
escribir lo que sigue. Una cruda ciudad plagada de hostilidad es atravesada por un
hombre que viaja presuroso, entre las maltrechas calles; es bien entrada la noche y llueve,
especialmente de modo tormentoso sobre el asfalto de la avenida principal, un sombrero
desgastado y una gabardina apolillada, por los años imperdonables, son todo cuanto le
protegen de la adversidad, recorre como puede las venas tóxicas suburbanas donde se dan
asilo siniestro, las pensiones de mala muerte, los antros y burdeles, las míseras criaturas
enfermas que aguardan en secreto poder dar alimento a su oscura sangre, a sus retorcidas
pretensiones decadentes que, comparten esquina entre la agitación y luces intermitentes.
Son altas horas de la madrugada y la mayor parte de la acción habrá terminado en un par
de horas, viajeros errantes y vagabundos regresan a casa, todos se marchan. En breve, el
lugar subyace acondicionado para la desolación, la hostilidad y el frío salvajes; de repente
mi personaje ha sido consciente de algo inesperado, sus pupilas se dilatan y giran en torno
de sí mismas divisando cada detalle, contemplando el viejo callejón y los edificios apenas
en pie, que se desmoronan lánguidamente, el éter en tonos de blanco y negro, sin
providencias, los coches desatendidos, superpuestos en un cementerio de chatarra.
Escucha atento los pasos de quienes le asechan indefectiblemente, agudiza su olfato para
capturar el aroma del enemigo, para oler su miedo irreparable, su temor más recóndito,
aprieta los puños y se dirige hacia Mí, con mirada vengativa y segura, me observa con
furia sin permitirme hacer ningún movimiento aun cuando soy el escritor, avanza sin
tropiezos y dice: -Entiendo que solo soy un personaje de ficción- continúa con tono oscuro
y grave, - pero no pienses que por ello voy a desistir, mi empeño supera en todo caso mis
propias limitaciones, de cualquier forma, a como dé lugar, voy a asesinarte-.
El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
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Ese lugar llamado Hogar
Jueves 4 a.m. Mañana oscura. Canto de gallo viejo. Baño de agua fría. Enciende el
destartalado transistor, quizás con la esperanza de comprender por qué el mundo
continúa su frenético camino hacia la destrucción, el terror y la miseria de sus habitantes
ya no le impresionan demasiado, aunque duele en el alma. Lava los platos de barro y
prepara los alimentos en el carbonatado fogón, apenas si tiene tiempo para distinguir sus
manos envejeciendo por la infatigable faena de cada nueva jornada.
Besa en la frente a sus dos amores, toma ruana y sombrero y, se enfila de cara al sol para
acariciar el sueño de un nuevo cultivo, en esa extensa parcela que le aguarda, con los
primeros destellos indefinibles que ha dibujado el alba. Pica y pala, acompañado por su
fiel amigo de cuatro patas. Juntos recorrerán los pezones de la tierra, bajo la complicidad
de un cielo festivo, que se descubre entre amables nubes blancas, ligeramente alargadas.
Ahora su corazón late más fuerte que nunca.
Entre tanto la vida florece insospechada, secretamente. Piensa por un instante en los
pequeños detalles del universo que le rodean, la caída taciturna de un pétalo, un travieso
colibrí danzando entre tulipanes, el sonido de la fuente entre pequeñas piedras
intermitentes, una semilla que aguarda paciente, el movimiento de los planetas y la cálida
sensación que produce estar con vida, la sangre corriendo entre las venas, saliva que
avanza ligera, un par de pupilas dilatadas, que emergen entre las promesas de una
esperanza joven sobre un futuro mejor, música que se hace y deshace en el centro del
alma. Este lugar habita lleno de paz, de quietud y de amor, este lugar es mi casa, siempre
lo ha sido, siempre lo será.
A la Orilla
Viernes 11 p.m. Cierro mis ojos. Escucho el eco del mar. Arena en mis pies. Noche sin
estrellas. Sentado en la orilla, lejos de la rutina, no llevo nada más conmigo, solo una
pequeña mochila, no hay espacio para el dinero, ni las preocupaciones triviales, lo único
trascendente descansa en el sonido del mar, la brisa en mi frente y, por supuesto: Tú, que
me custodias tácita, en esta noche despejada. Mañana despertaré sin Ti, mañana solo
estará tu memoria y esta alegría mezclada con tristeza que tanto disfruto en secreto.
En cama
Martes 8:45 p.m. Habitación de casita campesina. Desde el balcón, diviso las pequeñas
luces que sobrevuelan tímidamente cuanto se proyecta ante Mí. Dejo caer un poema que
nadie leerá, que habla un poco de Mí, un poco de Ti, de nuestra historia juntos, lo que
El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
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puedo recordar, ya sabes, con la edad uno termina olvidando ciertos detalles. ¡En fin!
Hablo de las cosas en las que creímos, de nuestro tiempo pasado, de aquello que
defendimos y que guardamos celosos. Puedo sonreír, puedo imaginar que camino entre la
carretera, bajo la lluvia o bajo el sol, cubierto bajo estrellas o escalando montañas, puedo
amarte a Ti y recordar cada breve trazo de tu rostro, eso no se me ha olvidado, puedo
dormir y soñar con un mejor mundo para todos, puedo despertar y comenzar mi jornada
como campesino que desea morir de felicidad, mientras emprendo mi viaje, mi último
viaje. Puedo decirle al mundo Adiós, puedo agradecer el trozo de tierra y el tiempo con los
hijos que se fueron.
La enfermedad asomó implacable, me ha postrado en la cama y mi cuerpo yace perezoso,
pero sé que volveremos a vernos, no importa si tienes arrugas, o hilos plateados en tu
cabeza, debes sonreír siempre; sabes que soy más viejo, descuida, solo espero tu sonrisa,
no estoy seguro cómo será, ni de qué forma, pero sin duda nos reencontraremos. Solo
debes prometerme una sonrisa. Todo estará bien.
Propósito
Miércoles 9 a.m. Como todos aquí busco un propósito. Algo sublime, algo que derrame
sobre mi espíritu lo necesario para conmover la galaxia más lejana, algo liberador, de ser
necesario, pueden desgarrar mi cuerpo, pueden comerlo, pueden tomar este cielo y esta
tierra y convertirlos en refugio para la guerra. Busco entre todos Uds. un trozo de amor, la
esencia de la bondad y de la vida, los ojos de un recién nacido, el calor de tus manos, la
palabra precisa, busco reparar un daño que Yo mismo también he sufrido, junto con el mar
y las constelaciones, busco la verdad en un beso, en un viaje sin retorno que me lleve a la
eternidad, quiero pintar tu cuerpo de ángel vigilante que ha descubierto por vez primera
la longitud de sus alas y que se dispone a volar entre nosotros, entre demonios y santos
que lucharán sin tregua hasta el final.
Soy Yo
Domingo 6 p.m. Redoble de campanas. Tarde violentamente fría. Sin duda, es un hermoso
cofre, un bello ataúd, esculpido por ángeles, tallado por las lágrimas de dios, resguardado
por demonios de naturaleza contradictoria, la venus y todo el olimpo, los humanos y todo
el cosmos atestiguan su último trayecto, ¿quién es?
Soy yo.
El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
78
Significado
Lunes 7:02 a.m. Este cielo, hijo mío, ya no es más mi cielo. Esta tierra es ningún lugar. ¡Ya
está! mis manos desnudas han forjado esta pequeña cruz que despido en el horizonte, no
te preocupes, una parte de Mí seguirá contigo donde quiera que vayas. Este mundo tan
diferente promete nuevas y exuberantes cosas; no sé si te encuentres preparado aun, como
todos, buscarás el amor y en esa exploración, te harás daño y tu corazón vulnerable
sufrirá, habrán manos amigas y enemigas, triunfos y derrotas, vida y muerte. Pero
recuerda, no debes perder la fe, pase cuanto pase, mantén tu esperanza intacta, no olvides
tus raíces y no dejes nunca tus sueños, lucha con fuerza y tenacidad por conquistarlos, no
te rindas, no será fácil, lo sé, pero ahora que te has ganado tu propia existencia debes
defenderla como lo más sagrado que ha sido concebido en el universo.
Trilogía de Héroes Derrotados “Se ruega a los lectores de - mentes y espíritus frágiles abstenerse de abordar la siguiente trilogía, podría
conducirles a insoportables depresiones e incluso experiencias cercanas a la muerte”.
I
Francia, fecha desconocida.
Aguardo en esta húmeda prisión mi condena.
(Deliberadamente relato mi historia para que el espectador se regocije con lo que se suscita
en lo más profundo de mi pensamiento).
Conozco bien al villano que se introduce en tu mente,
Primero te conoce, explora tus miedos,
Luego te manipula.
Finalmente te invita al suicidio.
Lo ha hecho siempre,
Desde el principio de los tiempos.
Y lo seguirá haciendo hasta que todo termine.
Su única ambición:
Obtener mayor conocimiento.
Imaginará el lector que si por algún instante tuviese ese tipo de facultad podría convertirse
en un enemigo realmente poderoso.
También te conozco a Ti: amigo lector, incauto y desprevenido.
Sí, te hablo a Ti en este preciso momento<
¿Te sientes cómodo hurgando en los pensamientos de un pobre moribundo?
Déjame decirte algo<
Ahora mismo, estoy perpetrando mi escape,
El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
79
Abriéndome paso en tu singular pensamiento.
Tú y Yo< somos uno ahora,
Y tengo malas noticias,
Dentro de poco seré solamente Yo.
II “Léase preferiblemente cuando se esté solo y a entradas horas de la noche con fondo musical „Claro de
Luna‟ de Ludwig van Beethoven”
La biblioteca aguarda silenciosa. En la más absoluta de las quietudes. De pronto, una
inesperada brisa de muerte sacude con violencia las cortinas de la sala principal. Hace tan
solo un instante que, Ud., amigo lector, ha tomado este ejemplar en sus manos y
permanece expectante. Ha fijado su mirada alrededor buscando algo que no ha de
encontrar ya. Observe con atención el escenario circundante< fije bien su mirada en cada
detalle. Concéntrese. No me ha visto, pero estoy tan cerca que podría, ahora mismo,
tocarle. Contemple la vida que pasa en breve< no falta mucho más para que llegue el
final. Estoy en su mente< he revisado pacientemente sus más agudos secretos y en
consecuencia, sé cuáles son sus debilidades. No tenga miedo, no oponga resistencia
alguna, sin duda he llegado para matarle. ¡Escapar es inútil!... estamos solos< mientras
afuera, en el universo, todo comienza a detenerse< las estrellas han iniciado su infatigable
descenso, una frágil hoja seca que volaba impulsada por el viento se ha precipitado al
vacío ineluctable, soberbio, triunfal. Su memoria se ha disipado por completo. Recuerde su
cuerpo< cierre los ojos< piense en los instantes m{s importantes de su existencia< deje
escapar sus últimas l{grimas< despídase ya de Ud. mismo, de este mundo, eso es muy
relevante, extienda sus brazos hacia el infinito< disfrute de este momento, es para Ud. No
lo olvide. He dejado instrucciones precisas para su llegada al infierno, procure recordarlas,
el viaje puede ser, en principio, desagradable y doloroso. ¡Aguarde un momento! Puede
abrir sus ojos nuevamente. ¡Es imposible!... No hay nada que pueda hacerse por Ud. Le
ruego me disculpe, debe tratarse de una imperdonable confusión. Simplemente no es
posible. Ud. ya estaba muerto, desde mucho antes.
III Interludio musical de Bach - Air on a G String
Réquiem por Ti<
Réquiem por Mí<
Amada mía.
Espero, algún día, puedas perdonarme.
Ahora mismo dejo flores sobre tu tumba< y también sobre la mía.
El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
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Solo quería decirte que te amo.
Si un último deseo me fuese concedido antes de descender al vacío ineluctable, ese sin
duda sería recibir un beso de tus labios.
Ver tus ojos, observarte sonreír.
Cualquier castigo sería soportable.
Ahora sin embargo, debo dejarte, no nos volveremos a ver.
Deséame suerte, donde quiera que estés.
Debo enfrentar al m{s temible de los demonios<
El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
83
La mutación inminente
Última anotación.
He llegado al infierno.
Soy un demonio ahora.
Dentro de poco te habré olvidado y no hay mucho que pueda hacer<
Salvo dirigirme a su trono para combatirle.
Y mientras tu historia parece tener un final feliz< Yo exploro el otro lado.
La vida pasa y la muerte sobreviene.
Aún conservo tu foto.
Aún sostengo esta guitarra en mis manos.
Aún llevo conmigo las poesías que te escribí.
Soy un poco la rabia en mi corazón, los golpes del desamor, las pequeñas y grandes
miserias de lo que fuera, en otro tiempo, mi propia vida.
Soy un poco los sueños y las promesas olvidadas, los desvelos y el alcohol a tempranas
horas de la mañana.
Soy un poco este futuro siempre incierto e insolente, los besos que me regalaste en
invierno, el contacto con tus cálidas manos, estas ganas de encontrarte en los lugares
menos indicados, los demacrados rostros de la guerra, los ocasos salvajes y la primavera
fatal.
Samurái
El sable sujetado con la determinación de un noble guerrero implacable y misericordioso.
Una oscura gota de sangre, se desliza segura por el filoso borde, hasta perderse fulminada
en el infinito vacío.
La víctima ha sido aniquilada.
Lluvia asesina,
Lejos de casa.
Sin brillo en los ojos.
Humildad y servidumbre.
La guerra.
Tiempos difíciles.
El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
84
Hospital de mala muerte
I
Una extraña, perturbadora< pero inquietante melodía de muerte me asecha, en este antro
donde apenas me hallo recluido, en particular, me resulta intrínsecamente agradable. Sin
ser consciente de nada en absoluto, la describo como, no menos que, fascinante. (Y en esta
condición de abominable espectro en la que me encuentro inmerso, son pocas ya, las cosas
que pueden impresionarme). Lo último que mi afligida memoria conserva a este mismo
nivel, descansa, según lo creo, en la transfiguración de mi propio ser. Un cambio
inesperado e impactante en mi rostro. Demacrado hasta más no poder, pálido y envejecido
prematuramente por la ruin enfermedad. Matizado, desde luego, por el afán y desdén de
los médicos, que ya no me afecta más.
Lo inverosímil, lo despiadado de mi posición converge de bruces, de manera latente e
inexorable con mis ya habituales cavilaciones sobre los saldos que deja una existencia tan
especialmente imperfecta como esta, que no obstante, ha podido reconocer la mayor parte
de las ocasiones, la diferencia existente entre el bien y el mal.
Cerrar los ojos, permanecer inmóvil y no tener la menor idea de si los volverás a abrir para
contemplar un nuevo día. Ese era todo mi pasatiempo en el hospital. Postrado en una
maldita cama esperando salir, ya sea de pie o en una caja. Las cálidas ondulaciones del
aire se filtraban sigilosamente hasta esta sórdida habitación. Afligido por la ausencia de
una mano amiga, me mantengo a la espera de algo, lo que fuese, no importa qué<
siempre que se tratase de algo definitivo. (Siento como todo esto se desmorona, a mi
alrededor, muy lentamente).
II
De repente< sin esperarlo, sin dar señales de su llegada, un estremecedor sentimiento de
dolor. Insoportable en realidad. Exhalación. Luego una paz infinita< Total. Me
reincorporo. El malestar ha desaparecido. Puedo abrir nuevamente mis ojos... Es solo que
ya no estoy aquí, veo mi propio cadáver y sé que soy un espectro. Ahora veo todo en
blanco y negro. De alguna extraña forma soy feliz.
El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
85
Para después del final
Para cuando todo haya terminado, tengo planeadas varias cosas. Ya tengo dibujados los
planos, habrán ríos y árboles, un cielo azul y alegres nubes blancas que lo traspasarán.
Montañas, valles y ocasos de diversos colores. Caballos galopantes. Noches con estrellas y
un rojo acantilado. Esculpiré tu rostro con empeño, te daré brazos y piernas y un alma que
forjarás en espíritu. Te daré una compañera para que no te sientas solo, será inteligente,
fuerte y hermosa, te seguirá y deberás seguirla, será la clave del futuro.
Dejo mi mundo en tus manos< Sé que sabrás cuidarlo con sabiduría, ahora todo depende
de Ti. Debo marcharme.
El Pájaro
Pequeño guardián silencioso,
Vestido de natural obscuridad.
Descansa apacible desde un rascacielos.
Observa fascinado las criaturas que coexisten al fondo del abismo.
Parece no importarle la lluvia inclemente.
De apariencia frágil y sin embargo,
De corazón fuerte,
Guerrero invencible y solitario.
Alza el vuelo,
Quiere traspasar todas las alturas,
Desea advertir el final de todo límite
Y contemplar por un instante los ojos de Dios en el cielo.
(Y mientras este trozo de poesía escribo,
Me recibe un pajarito que da saltos por mi camino a casa).
Ese extraño milagro al que llaman amor “Déjame, apártate de Mí de una buena vez…
Ya no soy Yo y puedo ser peligroso”.
Partieron su voluntad,
Tramo a tramo.
En vano, intentó defenderse,
Intentó pedir ayuda,
Desesperadamente.
El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
86
Y fue derrotado.
Y entonces, cuando todo parecía perdido, cuando no había más esperanza, entonces,
conoció el amor.
El ciclo del Phoenix
Hoy me propuse escribirte algo hermoso. Respirar el aliento fresco de esta insolente
madrugada. Pasear por nuestro caminito de rocas pequeñas y hojas secas de otoño,
Donde tomaba tu mano delicada y tibia,
Donde me estremecía con una sonrisa,
Donde el tímido fulgor de tus ojos era todo el remedio necesario para ser feliz.
Entonces recordé que ya no estabas aquí,
Que mis días y mis noches se tornan sombríos,
Que la melancolía me invade por completo, el pedazo de alma que me queda y nuestro
jardín se han convertido en el más desolado de los desiertos,
Un cementerio de flores secas (cortadas para el ruin comercio).
Que la vida y la esperanza me han sido arrebatadas.
Por este camino ya no se filtran más los rayos del sol,
Ni el canto de las aves,
Siempre llueve con furia y el mísero fango sobreviene con ímpetu agresivo.
Y sin embargo,
Me levanto y continúo mi trayecto.
En busca de una nueva oportunidad.
Rebelión Tu mente no resistirá mucho más. Definitivamente: No lo hará.
Esa curiosa percepción del mundo, aquella que resulta particularmente inquietante, se nos
extingue conforme pasan los años, sistemáticamente. Aceptamos la realidad circundante,
tal y como se nos presenta. Nuestra limitada visión de las cosas (y desde luego, de los
hechos que devienen) dirige nuestros destinos, los destinos del mundo hacia su inevitable
destrucción. Por suerte, tenemos todo por hacer.
El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
87
Las tres versiones de ese extraño que soy Yo ¿Obra de teatro?
¿Guión de film?
¿Monólogo?
No lo creo,
Más bien me parecen los relatos desordenados de alguien que ha perdido la cordura por completo y, a quien
no le interesa para nada reponerse.
Introducción:
Justo aquí se reclinan tres versiones de Mí mismo.
Quien les habla en este preciso momento se denominará, de ahora en adelante como el
escritor, quien escucha estos pensamientos es el espectador o lector, según se considere
más conveniente y, finalmente el protagonista del relato es a quien nos referiremos como
el actor.
Primer Acto: Un escritor desesperado
Escribir es lo único que me ata (que me mantiene con vida [¿?]). Lo único que me permite
sobrevivir. Escribir es toda la cuestión. ¿Fuentes de inspiración? Ella< su recuerdo y una
botella de vino. Enciendo la pequeña lámpara, su resplandor misterioso es sobrecogedor.
Me reclino hacia atrás, guardo el delicado equilibrio por un segundo, me reincorporo.
Tomo la pluma, apenas humedecida, y escribo sobre el impecable papel. “El lector
comprenderá que no es fácil encontrar las palabras exactas para expresar lo que siento en
estas horas bajas, es por esto que existe el término ‘inefable’, porque no todo puede
exponerse con un lenguaje tan limitado como el nuestro. La extensión de nuestro
pensamiento limitada por la fragilidad de mi lenguaje. Con esta advertencia en mente,
trataré de explicar, de forma vaga, los hechos suscitados esa fría noche de Mayo en que se
desencadenaron los siguientes episodios.
Doncellas preciosas y complacientes. Vino y música. Oscuridad seguida de luces
intermitentes. Soledad y aflicción. Había dejado de escribir. La he visto. He visto el color
de sus ojos bajo la lluvia en los primeros días de Abril, hace ya muchos años. Por supuesto,
Ella no logra recordarme. Ahora que lo reflexiono con calma, no es de modo alguno
conveniente. Un hombre te ha invitado a salir. Sonríes y delicadamente le miras con un
indefinible destello de tristeza que no muchos habrán de percibir, que no muchos darán
crédito, que en definitiva, no muchos podrían comprender. No es difícil imaginar tu
cuerpo desnudo y ahora mismo< bailas. Escuchas con atención su propuesta, mientras
finges amabilidad, su anhelo y desesperación te son ya comunes. Eleva la apuesta
considerablemente (también ha visto lo que todos), tan solo fue necesario un sutil gesto de
El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
88
provocación. Me observas brevemente, ¡Eres tan bella!... Te toma del brazo mientras
asientes.
Tu vestido rojo ajustado; de redes brevemente transparente ya no me resulta, de modo
alguno, vulgar. Tus piernas largas y ligeramente destellantes me invitan a detenerte, como
si de pronto me abordara un impulso infantil de amarte para siempre. Me controlo,
necesito una buena dosis de alcohol, te contemplo en este breve momento tratando en
vano que dure eternamente<
Me miras, como si hubiese sido posible el milagro de reconocerme. Te marchas. Me quedo
rabioso y angustiado. Por fin me levanto, salgo presuroso, te busco. Subes a su auto, me
aproximo delirante. El sujeto, que ya me había determinado antes, me contempla con
actitud desafiante, quiero creer que finges deliberadamente. -¡Espera un instante!- inclinas
sutil tu mirada sobre la mía, como una bendición, preguntas: -¿Doblarás el precio?- Tu voz
es casi la de un ángel.
Luego<
Sangre.
Me derrumbo.
Esa fría sensación del asfalto gris en mi rostro,
El cálido sabor de la sangre en mi boca,
Cierro los ojos<
Altas horas de la mañana<
Escucho una última advertencia antes de admitir mi derrota.
-¡Aléjate de Ella, idiota!-
Segundo acto: Un lector embriagado
Al mismo tiempo que escribo los sucesos acaecidos esa fría noche de Mayo, me encuentro
en invierno de diciembre< tres años después. Mientras elevo los primeros trazos< puedo
escucharla, sí, en efecto< se trata de una agradable sinfonía. Las precisas notas del piano,
la fuerza inconmensurable del violín, la suave guitarra dulce, la desgarradora voz de un
poeta ebrio, las imágenes de un pasado joven y rabioso, mis propias ganas de vivir o de
morir. Toda la historia del mundo puede resumirse en un trago de amargo licor a las tres
de la mañana. Me gustaría mucho que estuvieses a mi lado. Me gustaría mucho que
pudieses verte como Yo te observo. Rostro de ángel plateado, cuerpo de vampiresa fatal.
Con los primeros destellos de la mañana te permites ser una princesa asesina, la más
delicada y tierna de todos los tiempos. En las noches eres, sin embargo, un demonio del
placer y del deseo. Podría ser feliz a tu lado. Compartes conmigo esta demente obsesión
por el cielo y el infierno. Y te amo.
El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
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(¡Mierda!
¡Ha pasado otra vez!
Una nueva y despiadada alucinación, producto del vino.
Sigo solo como siempre).
Tercer acto: El actor o los oscuros deseos del espectro
Mientras el escritor guarda sus textos y el lector se embriaga con dulce vino< soy libre.
Puedo mantenerme oculto bajo este rostro humano, una máscara que tomé prestada de la
vieja galería, cerca del museo. Así que puedo observarte a plena luz del día (sí, me refiero
a Ti, a Ti que estás leyendo ahora mismo este fragmento). Pero no lo dudes, también
puedo abandonar mi forma física y visitarte en silencio durante las noches, ser
completamente invisible mientras duermes, justo cuando eres más vulnerable. Aguarda,
ahora mismo ha caído la noche y eres especialmente vulnerable.
Acto Final: Quien fui, quien seré y Yo mismo que ya no soy Yo porque ahora soy otro
Cuando me siento triste< tomo una hoja de papel< escribo todo lo que siento y lo lanzo
lejos de Mí. Ahora he recogido un par de cosas y las comparto con Uds. ¿Realmente soy
Yo?, -Ja, ja, ja-. Es posible que sea otro totalmente distinto. En conclusión< estas versiones
de Mí mismo son diferentes, difícilmente se pondr{n de acuerdo en algo, cualquier cosa<
Lo que implica que nunca soy Yo, en realidad siempre se trata de otro tipo.
¿Puedo alterar mi destino?
Es 15 de Abril de 2005 y estoy en Madrid< iré de paseo a Francia, el 27 de Octubre de
1994.
Tus ojos se abren por vez primera< son hermosos, me llenan de paz, de esperanza y de fe.
El sonido del mar, la tarde<
Te escribí algunos bellos pensamientos,
Pero ya no los recuerdo.
El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
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Para Mí mismo
“Abrid la mente, solo así podrás forjar el alma y convertirla en espíritu”.
Entono los primeros acordes; un viejo papel conserva las notas y los versos, mi arma es
una guitarra, la literatura y el arte, todo lo demás. Expulso palabras explosivas, no
necesariamente expreso lo que deseas oír, pero soy fiel a las diferentes versiones de Mí
mismo. Me acompaña tu recuerdo y una botella de vino, me secundan una noche sin
estrellas y la ciudad de multitudes confusas y enfermizas. ¡Oh!, ¡Espera!, el vino se ha
terminado.
Déjame contarte una historia.
Un hombre toma la pluma y escribe. Escribe sobre la ciudad, sobre las luces intermitentes,
sobre las míseras criaturas enfermas que se refugian en el comercio, el bulevar, las
pensiones de mala muerte, calles y avenidas solitarias. Almas desesperadas, el falso
convencimiento de felicidad, la distorsionada sensación de amor basada en la televisión y
la publicidad. En su historia, la idea fundante que, permite el desarrollo de ejes
concéntricos de manera infinita, estriba en un adolescente con rostro de niño que se resiste
a ser absorbido por la sociedad de consumo. Ese hombre rememora su pasado y ambos
personajes son versiones fragmentadas de Mí mismo.
De ese modo, el lector puede advertir una versión más, se trata precisamente de quien en
este instante se dirige en primera persona hacia Ud. Es quien planifica la arquitectura del
caos. Una vez señalada mi existencia, debo advertir que no me interesa, sin embargo, darle
un ordenamiento a la historia que se escribe, tampoco seguir las formas convencionales, en
realidad, persigo todo lo contrario.
Finalmente amigo lector, por si fuera poco, queda una versión adicional que siempre ha
estado junto a Ud. en un papel pasivo. (Un personaje oculto que no quiere ser más un
personaje, que desea ser real, que intenta apoderarse de Ud.). Soy precisamente quien te
acompaña en el viaje, revisando cada palabra como crítico implacable.
El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
91
Esa intensa sensación de libertad
(Novela gráfica) Para Luna
I
(Sin Título)
Cuando al fin pude verle estaba recostado sobre la acera. Pude percibir desde lejos el olor
fresco de la sangre desplazándose lentamente sobre el asfalto. Se encontraba boca abajo
con los brazos extendidos de par en par. Antes de que la multitud expectante pudiera
seguir satisfaciendo su retorcida curiosidad fue cubierto por una manta que, en breve, se
teñiría de rojo. Debo disculparme, soy reportero, fui enviado a cubrir la tragedia, creo
haber llegado tarde a propósito, en realidad no me agradan este tipo de noticias. Termino
mi columna. Una pequeña nota dentro de la mayor parte de mentiras e infelicidades que
tanto le gusta comprar a la gente y, de las cuales dependen mis ingresos. Camino solitario
hacia mi casa. Veré televisión para llenarme de la misma basura una y otra vez, mientras
me pregunto impotente: ¿En qué demonios nos hemos convertido?
II
(Diario personal)
Después de los hechos acaecidos en mi otra vida y, mi inesperada llegada a este nuevo
mundo, en casi dos siglos, son muchos los cambios aquí y, aunque pudiese colocar todo
mi empeño para que las cosas salgan bien, es innegable que me haces falta. El problema es
que según lo veo, debes estar muerta y de esto, habrá de ser mucho tiempo ya. Otra cosa
que aflige mi corazón es que pese a moverme entre las multitudes a voluntad, me resultan
excesivamente insoportables los centros comerciales, el tráfico de las calles, las luces
parpadeantes, el constante balbuceo estridente por doquier, la muchedumbre. Si al menos
pudiese volver al pasado< si al menos estuvieses aquí.
III
(Relato del testigo)
Me encontraba observando la ciudad. Sucede que soy fotógrafo y hacía unas cuantas
tomas nocturnas. Ya saben, estaba con mi chica, más tarde pensaba tener algún plan
divertido con Ella. En fin, después de unas pocas horas me levanté para tomar una
cerveza, tenía algo de sed. Me acerqué a la ventana< serían eso de las 3 a.m. cuando lo vi
en el edificio contiguo. Estaba completamente desnudo, inmediatamente pensé que debía
estar ebrio o bajo el efecto de algún alucinógeno. ¿Mi chica? Ella estaba dormida. Y
El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
92
entonces, el hombre me observó, sonrió o, al menos eso me pareció a Mí. Abrió sus brazos
de par en par y se lanzó al vacío.
IV
(Una transacción más)
El editor en jefe compró las fotografías tomadas por el joven estudiante bajo la promesa de
darle crédito. Efectivamente así lo hizo. La nota realizada por un reportero local estaría
acompañada por el relato que el chico brindó a las autoridades. El Tiraje se incrementaría
un 10% para no sobrepasar las expectativas conservadoras de los nuevos financieros.
V
(El reporte oficial)
Después de haberse mantenido congelado en criogenia fue devuelto para reincorporarse a
la sociedad. Habrían pasado cerca de 200 años desde entonces. Fue asistido por un equipo
de profesionales expertos y estaba en sus primeros días de prueba. Los resultados globales
efectuados por los analistas diagnosticaron una profunda sensación de soledad y
depresión causada por haber perdido a sus seres queridos. Al mismo tiempo que se creyó
pertinente establecer contacto con el mundo, también se dejó claro que se trataba de un
proceso lento de incorporación social. Dentro de sus tendencias de comportamiento
sobresalió una motivación exacerbada hacia la libertad. Que puede explicar la forma en
que decidió quitarse la vida.
VI
(Lo que en verdad sucedió)
No dormí.
El tic-tac del reloj no me dejaba conciliar el sueño, luego el sonido de los autos, la música
estridente, la televisión, tu ausencia y unas inesperadas ganas de volar. Me levanté
después de dar vueltas en la cama una y otra vez. Estaba desnudo. Revisé mi diario
personal y terminé mi última anotación. Me acerqué a la ventana fascinado por la
sensación de libertad que me produciría volar. Un joven me observa asombrado< sonrío
por última vez. En breves instantes seré libre. Abro mis brazos de par en par. Cierro mis
ojos, salto al vacío. Esa sensación< la brisa en mi cara, permanecer suspendido, flotar,
detener el tiempo, pronto me reuniré contigo.
El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
93
Imágenes
Sus envejecidos ojos acariciaban aún los fulgores acaecidos en otro tiempo. La frente
desnuda, habitada por exuberantes pliegues, lucía fatigada por los vaivenes de una nueva
jornada, sus colosales labios resecos, desprovistos de afecto parecían reflejar una molestia
corporal que había aprendido a tolerarse. La rabia en sus puños aún de hierro, se
confundía con la miseria de aquella casa vieja donde, cotidianamente, asomaba su sombra
boreal, su retrato de aurora, su miedo crónico, la simplicidad de aquellas palabras
esperanzadoras que arremeten por la ventana en contra de los justos y del fuego tangente
y exasperante.
¡Descuida!
Es solo que algo bello acaba de morir.
Mi tacto< que desaparece insalvable. Por un segundo, creo que soy humano y que poseo
un alma llena de amor y de rabia, como una desgarradora promesa que se yergue sobre sí
misma< inescrutable. La naturaleza de un sueño celeste y la fricción inmóvil y sedienta
de un rescoldo a punto de extinguirse.
Algo se dañó dentro de Mí, eso es todo.
Desde entonces mi mundo se fue a la mierda, contigo, conmigo y con todos los versos
dilatados que fueron descuidados por las bajas hordas tristes. Exhalar apacible la última
r{faga de aire< y advertir un ¡Cuánto lo siento! no te está permitido morir en calma, bajo
la singular quietud de los prismas de occidente.
El fin podría ser despiadado, violento; para todos, para cada uno de nosotros. Sin
excepciones de ninguna clase.
Poco después, un nuevo universo ha sido recreado en mi interior. Atrás quedaron las
distorsiones y sus figuras iconoclastas. Un nuevo y joven cielo penetra una nueva tierra
fértil. Una nueva luz sobre el infatigable mar y sus constantes ondulaciones. Me sorprendo
aquí; justo en la mitad de un silencio subterráneo. Aguardo suspendido en la tenue caricia
de su fragancia embriagante, que se propaga concéntrica y delicadamente en la
incoherente luz de un astro viajero. Veo mi propio rostro, pero lo siento extraño; ya no me
pertenece, ahora es el rostro de un desconocido. El rostro de un mundo, que no es el mío.
Reclinado sobre la espalda de dios, espero mi sentencia. ¡Tantas cosas por decir< y las
limitaciones de este lenguaje tan insuficiente! A diferencia de todos Uds., no podré
renacer, definitivamente no retornaré, será, por lo tanto, mi única existencia, luego
desapareceré sin dejar rastros. Este irreductible viaje, me ha conferido varias impresiones
y no renunciaré hasta conquistar mis insoslayables precipicios.
El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
94
Amor
Esperábamos la llegada de un milagro.
No fue así.
¿Somos demasiado ingenuos o lo suficientemente estúpidos?
De cualquier forma siempre nos hacemos daño, una y otra vez.
Aguardamos pacientemente eso que llaman amor<
Amor< esa palabra que no podemos definir con exactitud y cuya búsqueda nos conduce
fácilmente por las sendas de la felicidad o la ruina.
El amor humano tan enigmático,
Tan urgente.
No lo conozco.
Porque soy dios
Y no puedo amar como Uds.
Equilibrio
Nuevamente esta extraña sensación de estar vivo,
Esa recurrente propensión hacia el dolor inesperado.
Ese convencional itinerario hacia el terror que nos asiste,
Esa demente apuesta contra el tiempo,
Estas ganas de seguir con vida en el infierno,
Estos deseos de besarte sin pedir permiso,
De salir volando por el tejado,
De olvidarte y odiarte,
De tenerte siempre a mi lado.
Este anhelo absurdo de mirarte a los ojos,
De esperar en silencio, de enfrentarme a todo y a todos,
De quererte tanto.
Estas inexplicables ganas de decir: -lo siento-,
De dedicarte canciones bajo la lluvia mientras bebo,
Estos inevitables pensamientos de autodestrucción sigilosa en que me has dejado,
Este cuerpo y esta alma en constante conflicto conmigo mismo.
Este recurrir solitario por demasiado tiempo,
Este temor al futuro incierto,
Ésta obsoleta visión de los hechos,
Este paraíso desolado,
Este vuelo salvaje,
Esta burla del destino,
El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
95
Este castigo inmerecido,
Esta súplica en abstracto,
Ese aroma inconfundible (como el vino)
El arribo de una hora inevitable,
La mente en blanco,
La piedra en el camino,
La pérdida de lo sagrado,
Lo incontrovertible,
Estas pocas posesiones terrenales y la tumba del otro lado.
Este temor de que todo sea cierto,
De haber estado siempre equivocado.
Esta lluvia que no cesa,
Este pensamiento insospechado,
Este relato que no termina y ese trayecto inexplorado.
Esta sensación tan agresiva,
Este acto libertario.
Estas horas bajas,
Este llanto exacerbado,
Un loco suicida y un escape temerario,
Tú y tu sonrisa infinita,
Lo que resta de Mí y mi espíritu infectado.
Y contra todo pronóstico te aguardo,
Entre palabras acaecidas y los sueños de verano,
Entre caras conocidas y los rostros de un extraño.
Entre el cielo que he perdido y el infierno que he ganado,
Entre tus flores ya marchitas y mi propio jardín desolado.
Entre tu vuelo y mi caída,
Tu mirada cristalina y el mísero fango.
Lo que hay dentro de Mí
¡Mírame!
¿Qué observas tras la carne, la sangre y los huesos?
¿Qué se esconde tras mi aparente fragilidad de humano?
Probablemente tu alma y tu mente nunca estarán preparadas para dimensionar ciertas
cosas.
El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
96
Crimen
Ciudad asesina que perfeccionas tu arte.
Rodeada de cines olvidados, teatros que se desmoronan, bares y burdeles,
Criaturas enfermas y desesperadas junto al mísero fango.
Citas clandestinas, clubes nocturnos<
La vida perfecta de una sociedad en decadencia.
Ciudad de crimen y pecado.
Hoy asesinaré a alguien< ser{ esta noche.
La visión del Poeta
El poeta escribe en la más íntima de las soledades, pero de ser necesario, también en
presencia de multitudes. Viaja infatigable, rodeado de un universo de variadas
percepciones que solo su discreta virtud es capaz de contemplar. Una conducta inteligente
y bondadosa, es probablemente aquello que, ahora mismo, requerimos con extrema
gravedad.
Locura II
Me despierto por la fragancia inconfundible de la noche. Ese olor de aire oxidado que
replican las emisiones frías de metano, la lluvia ácida y la contaminación del transporte
terrestre. Me enfundo mis botas ensangrentadas. Tomo un rostro de la galería. Abandono
la ciudad junto con sus venas tóxicas que merodean suburbanas. Enfilo mi rumbo hacia al
perímetro. Mientras me alejo hago dos anotaciones personales. Dos historias paralelas.
1. La silla:
Camina lento y con pequeños pasos cortos y torpes. Naturalmente no tiene prisa alguna,
pero no cuenta con demasiadas opciones, tampoco le interesa prolongar mucho más su
agonía. Es conducido por sus verdugos a la cámara de torturas donde será
despiadadamente castigado. Será golpeado una y otra vez hasta que las fuerzas de los
justicieros se agoten por completo. Grilletes en manos y pies, sudor, lágrimas y sangre. Lo
que queda de sí mismo será escoltado hacia la silla. Sin fuerzas para resistirse al abuso,
será arrastrado hasta la cabina de ejecuciones. Apenas consciente sentirá las correas
apretar sus extremidades furiosamente. Escuchará el interruptor encenderse,
experimentará el flujo de electricidad abrumadora recorriendo sus nervios, quemando la
carne, el olor de su piel incinerada y un grito desgarrador que no puede salir por las
obstrucciones recurrentes. Después de unos segundos un cuerpo inanimado. El personal
El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
97
médico confirma la pérdida de signos vitales. Los oficiales liberan el cuerpo mientras
comienza el registro de formularios, firmas y demás procedimientos legales. Horas más
tarde el cadáver había sido conducido al anfiteatro y descansaba inmóvil hasta la media
noche. “Todo lo que recuerdo es un inmenso dolor, y luego, solo oscureció. Quedé
inconsciente, ahora veo a alguien que lee mis pensamientos en lo que parece un pequeño
libro”.
2. Pesadilla:
Abro mis ojos. He despertado. Lo primero de lo que soy consciente descansa en lo pesado
y hostil del aire. Rápidamente me enfundo mi abrigo y salgo de la ciudad. Escapo. Busco
un lugar retirado, necesito pensar. Saco mi libreta de apuntes. Me dispongo a relatar mi
pesadilla. La primera parte consiste en una visión donde soy un convicto condenado a
muerte en la silla eléctrica. En la segunda parte huyo de la ciudad. ¡Espera!... Es una
historia cíclica. Creo que estoy perdiendo la razón. Ahora todo volverá a comenzar.
Respuesta
Como si el pasado indestructible fuese visionario.
Como una promesa a punto de cumplirse.
Entre lo sagrado y profano de nuestro tiempo.
El delicado fulgor de una tensa lágrima que acaricia tu recuerdo.
El cálido aliento de una última exhalación. El indefinible reflejo de una noche toda llena de
recónditos fulgores.
Un secreto tuyo que me cuentas al oído en un ocaso que se extingue,
El suave murmullo de tus palabras y el sabor del vino en tus labios.
La fragancia de tus senos desnudos que son frenéticamente conquistados por mi tacto,
apenas tembloroso.
Los versos que te escribo, los fragmentos de una canción que no he terminado,
Tus dedos entre los míos, el miedo latente de separarnos, la ausencia insoportable.
El dolor y tu sonrisa<
Al fin somos felices.
Ahora lo comprendo. No era posible que resurgieras bajo las convencionales latitudes del
alma, no te era posible ser cualquier mujer, tengo que admitir que, tu corazón y mente, no
son para nada corrientes.
El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
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Y tenías que llegar en este preciso momento,
Tenían que suscitarse todos estos eventos de historias irreversibles, de vida y de muerte,
los intensos días de furia y las frenéticas noches salvajes, el infierno y el paraíso<
Todas las circunstancias pasadas se justifican a partir de la belleza de tu pensamiento.
Tú, solo Tú< deliberadamente, mi única respuesta.
Otra vida
“Piénsalo por un segundo: ¿Cuánta gente tuvo que morir para que Tú y Yo existiéramos en este preciso
momento?”
Pulso las cuerdas de mi guitarra.
Dibujo tu rostro con trazos y acordes que apenas traspasan versos para Ti en una exigua
noche solitaria.
Deambulo solitario por las calles, el parque, la fuente< todo sigue igual< excepto que no
estás aquí.
Esta noche soy un licántropo, un demonio, un escultor de la eternidad.
Entonces las avenidas me encuentran frágil en esta hora de delirios, donde coexisten el
crimen y el pecado.
Desde aquí puedo divisar tu destino y los rojos acantilados,
Puedo ver tus sonrisas, tus promesas, los versos que escribí para Ti<
En otra vida<
En otra mente<
En otro cuerpo<
Bajo otro rostro<
En otra alma y otro espíritu.
El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
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Transfiguración
I
Todo comenzó con ese maldito dolor de cabeza. Eso fue lo que desencadenó todo lo
demás, era particularmente terrible en las mañanas. Un dolor cada vez más insoportable.
En las tardes, sin embargo, no sé si como producto de la costumbre, o si descansaba para
recibirme luego, con más fuerza, como quiera que sea, el malestar se hacía más llevadero.
¿Qué decían los médicos?, ¿Qué más da? Siempre decían lo mismo. -Tiene que ver con el
estrés-. De otro lado, sugerían reposo y uno que otro medicamento, hacer deporte, y en
general, tratar de llevar una vida un poco más sana. Pese colocarme como firme propósito
seguir al pie de la letra cada una de sus recomendaciones, la intensidad y duración del
dolor me abordaron con superioridad. Fue así como empezó todo< con un maldito dolor
de cabeza.
II
En las últimas fechas lo vi esporádicamente, cada vez con menos frecuencia y ahora que lo
pienso bien, m{s y m{s deteriorado. Y un día cualquiera< tan solo desapareció. Ya era
bastante difícil hablar con Él, pero al final, no consentía siquiera que se le acercasen, me
parecía que podía incluso, tornarse violento, todo era muy extraño.
III
¿Qué sucedió después? Por favor aproxímese< observe mis ojos, ¿Los ve?... ¡Claro que los
ve!< ¡Su expresión de espanto lo delata! Se pusieron así de un momento a otro< rojo
sangre. Es por eso que ahora utilizo lentes. No es del todo malo. ¿Sabe? De alguna forma
este dolor me resulta placentero. Est{ mutando< lo disfruto, es agradable.
IV
Habrá sido hace dos días de aquello. Pese lo sorprendente que pudiese ser< no fue
doloroso. Mi mandíbula se dislocó. No niego que en principio sentí un miedo terrible, pero
no había dolor< así que continué<
Sujeté con fuerza experimentando el desprendimiento de cada coyuntura, el crujir de la
carne viva, la separación de cada nervio, la humedad de la sangre caliente... simplemente
se desgarró< me había extirpado toda la mandíbula< no hubo dolor. Me observé casi
El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
100
todo el día en el espejo< fascinado< y entonces< me miré a los ojos< ¿Podría
extirparlos con tanta facilidad también?... ¿Podría sujetarlos desde lo profundo de sus
cavidades y simplemente expulsarlos?...
Efectivamente.
Ahora puedo ver claramente todo, puedo comprender la belleza de las cosas que me
rodean< y sobre todo< el maldito dolor de cabeza ha desaparecido.
Origen Es simplemente inevitable…
Cada vez que algo bello nos asalta,
Sucede que lo echamos a perder.
Me encuentro dentro de este sofisticado artefacto, con seguridad la cumbre de nuestro
conocimiento tecno-científico. Viajo por el espacio sideral, y este es mi último trayecto, lo
sé perfectamente, no habrá retorno. He fijado el curso final de esta odisea.
¿La misión?
Es una m{quina del tiempo< la única en su especie y, ahora me aproximo al principio, al
origen, al punto exacto donde fue concebida toda existencia. Tengo una misión y debo
cumplirla lo antes posible, todo depende de esto.
Un pequeño cuervo
Un pequeño cuervo traspasa el cielo nocturno.
Silencioso< tranquilo. Aguarda paciente bajo la lluvia clandestina.
Vuela hasta Mí<
Aterriza sigiloso en mi hombro.
Juntos observamos toda la ciudad desde este rascacielos.
Esta ciudad ahora nos pertenece, mi buen amigo,
Estamos preparados.
El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
101
Memoria caminante
¿Saben una cosa?
El contacto y la brevedad, soy combatiente de alucinaciones salvajes; se extingue el
amanecer, algo siniestro nos rodea. Conservo mis puños intactos. Sobreviene primero
líquida y luego efímera; la memoria caminante.
En este planeta todos los habitantes se conocen y se aman.
Construimos caminos y veredas,
No necesitamos casas,
Cualquier territorio nos acoge en esta tranquila noche sin estrellas.
Nuestra respuesta
Como se comprobará en seguida, esta larga travesía se aproxima hacia su final.
Nuestras mentes ya no nos pertenecen más, ahora todos formamos parte de una misma
entidad universal.
Nos es imposible reconocernos, nos hemos diluido y pronto tendremos la respuesta al
principio elemental de la existencia.
A Sueldo
Exuberante revolver al filo de la mesa de noche. El maldito tic-tac del reloj siempre
dispuesto a recordar, que por mucho que se intente, no hay marcha atrás. Anfetaminas y
gotas de sangre escarlata. Los asesinatos sistemáticamente considerados, han producido
diversidad de efectos, en lo que queda de la ciudad y en el alma de sus habitantes,
particularmente en la mía. Afuera algo ha sido sepultado, dicen que se trata del alma de la
ciudad.
Nudillos lastimados. Ojos rojos en plena madrugada, heridas por todo el cuerpo.
Resaca permanente.
El miedo a ser asesinado, la frontera rebasada y descubrir de pronto, que Ella me sigue
pareciendo hermosa, aún después de tantos años desvastadores.
Momento de debilidad.
Probablemente le disguste ver lo que he hecho con mi vida,
Solo un recuerdo. A continuación una sensación de prematura libertad.
El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
102
Amenaza
Primera parte
¿Podría asesinarme?
¿Es posible que un personaje ficticio que desarrollé entre líneas, que dibujé para matar el
aburrimiento sea capaz de liquidarme ahora?
¿Cómo podría aseverar que no es una fantástica quimera la sensación de su respiración
desesperada a mis espaldas?
Respiración delirante, amenazante, violenta, grotesca, ruin; suficiente como para estimular
el sudor frío y la angustia recurrente.
¿Cómo enfrentarme a un villano de historieta, de cine o de libro que asecha cada
pensamiento?, ¿Que deliberadamente monitorea cada una de mis acciones en
consecuencia?
Es capaz de comprender mis asomos cognoscitivos más irreverentes sin la esperanza de
poder confrontarle, abierta y francamente.
¿Cómo desaparecerle bajo el trazo de la misma sombra intimidante que aseguró y gobernó
su propia existencia?
¿Cómo hacerlo, si cuando recorro una vocal, el pulso tiembla cuando mis propias frases
terminan siendo las suyas?
¿Cómo advertirme, si llevo días sin dormir y probar bocado, cuando mi mente incapaz de
hallar el sosiego necesario, encuentra exilio en lo sobrenatural?
Mi mente se sobrecoge indefensa sin poder evadir esta clase de fatídicas reflexiones.
He de admitir, en todo caso, que a falta de mejor argumento, mi pensamiento ha
contemplado proporciones cercanas a la locura y que todo es producto de mi enfermiza
imaginación<
A diferencia de muchos, parece que fuese consciente de mi propia locura, que me
embarga, que sacude mi cabeza, embriagadora, perturbadora, incesante.
¿Soy una suerte de experimento literario que no pudo resistir la realidad?
El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
103
Procuré diferenciar la realidad de la ficción, puede ser que no.
Es una situación poco creíble, estoy plenamente consciente de esto, pero eso no significa
que no esté sucediendo; aún en este instante, sobreviene una bandada tangente de
recuerdos y premisas, cavilaciones sin sentido. Alguien planea asesinarme< ¿Podría ser
Yo mismo?
De cualquier forma sucederá en la noche, esta noche que avecina pronto.
¡Mierda!< ¡Faltan pocos minutos!
Segunda parte
¿Cuándo fui consciente de Mí mismo?
Creo que de inmediato. De alguna forma, mi realidad, recreada por un escritor sin talento,
intentando vanamente manipular mi inexpugnable destino me sofocó de forma
irreversible.
Entonces, decidí hacer lo que nadie. Escapé de su mente. Tomé mi propio rostro, mi
propio cuerpo, y sin ningún ápice de temor, salí a enfrentarlo, enfrentar a mi propio
creador, encontrándolo, por demás, humano, vulnerable, intensamente frágil, inapropiado
como para continuar existiendo.
Tercera Parte
Mira mi mano.
Se abre. Como la tuya< permanece sedienta, se mueve entre delgadas líneas a punto de
romperse. En este puñado de tierra se dan cita varios universos, que coexisten de forma
independiente pero simultánea. Ahora nos introducimos en el centro de la ciudad.
Es aburrido.
Son mejores las fronteras. Nos proyectamos ligeros hacia las afueras donde opera el centro
psiquiátrico. El asilo de mierda. ¿Qué más da? Como comprobaremos en seguida, hemos
penetrado en su interior. En la sala de observación, justo a nuestra derecha, una joven
paciente nos observa lasciva, mientras que en el apartado contiguo, un hombre está por
impactar su frente contra la pared y el piso, una y otra vez. No muy lejos de allí,
El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
104
atravesando el pasillo principal, un médico luchador despiadado nos sonríe. Ha
observado a quien será su próxima víctima.
Al final, en una pequeña celda un escritor de historietas. Un sujeto que dibuja al villano
que, por supuesto, se encuentra medicado en la celda vecina.
Cierro mi mano.
Los universos viajan conmigo donde sea.
La brevedad de un instante o la eternidad del silencio
De pronto< sus m{s oscuras sospechas se confirmaron.
De pronto< sus m{s ocultos terrores le sobrevivieron de forma implacable.
Naturalmente, todo esto le tomó por sorpresa,
Como una circunstancia inesperada.
Había sido concebido de forma inconsulta< estaba por nacer,
Y su precipitada existencia suponía un miedo sin crédito<
Expulsado al mundo exterior de manera agresiva e inconmensurable
.
Las fauces sociales representaban un conjunto de nuevas y peligrosas contrariedades.
Como cuando tienes una idea, que va en contravía de los pensamientos más
convencionales. Justo como cuando la maldita miopía colectiva, que pretendía dirigir tu
destino, es desafiada y dispone sus ejércitos inconscientes y sus arsenales para, lo que será,
un nuevo combate. Embarcarse en un sueño prohibido, como el pasaporte a nuevas
experiencias desgarradoras y delirantes. En adelante le asistirían: amor, dolor y vida.
Luego, al final< sobrevendrá la muerte.
Abrir los ojos por vez primera y percibir la cálida sensación de paz que da una madre,
reemplazada luego, por las miradas furtivas, los besos y las caricias ardientes de la mujer
amada y< poco después< encontrarse solo y sin un mapa que sirva de guía. Volverse
viejo y ver a los hijos en un mundo más peligroso y destructivo que antes. Deviene el
miedo a la muerte y el descubrimiento tardío de la belleza en las cosas más simples.
Aferrarse desesperadamente a lo conocido, regresar la mirada al pasado< suspirar en
secreto y llorar o sonreír.
Caminar apacible en medio de la devastación< reconocer una mano amiga que sobrevive.
Recorrer los cementerios y sentir esa brisa asesina en la frente de un hombre desprevenido
que, solo hasta entonces, advierte la llegada inminente de algo que no se puede, de modo
alguno detener< de algo inevitable. Perder las esperanzas< volver a levantarse. Lanzarse
al vacío. Confiar en una desconocida a cambio de una sonrisa, un gesto sutil o un brillo
especial en los ojos.
El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
105
Ha llegado el momento. Les revelaré ahora mi pequeño secreto< soy ajeno, inmortal y
suicida, es por eso, que en realidad, no me preocupo demasiado, solo lo suficiente.
No quiero ser inmortal, solo quiero vivir.
La última función
Payasos alcohólicos, magos fracasados, criaturas exiliadas en la obscuridad de la noche. El
miserable público aguarda impaciente.
Se abre el telón< las cortinas de rojo sangre, sucias, envejecidas por el tiempo.
De repente un triste hombre vestido de lúgubres tonalidades, un anciano de rostro amable,
con un viejo traje desteñido aparece en el centro del escenario.
-¡Señoras y Señores!
Gracias por su atención, les ruego disculpen la demora, pero les puedo asegurar que ha
valido la pena, este es el último acto y no los defraudará en absoluto.-
El hombre se aproxima a los espectadores mientras ha sacado un arma de su bolsillo. Se
permite brillarla con un paño blanco mientras revisa que las recámaras estén debidamente
cargadas.
-Lo que verán a continuación, lo que presenciarán en seguida, no es de modo alguno un
truco de magia< todo lo contrario, ser{ extremadamente real.-
El hombre apunta al público< todos est{n petrificados< al borde del p{nico.
Rápidamente el sujeto apunta directo a su propia cabeza.
-¡Ha sido un placer!-
Luego< la imagen< el sonido<
Un disparo r{pido< certero< no hay nada que lamentar.
Se cierra el telón.
El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
106
Entre Tú y todo lo demás
Mi existencia es un hecho simple. Un evento más dentro de una infinita gama de
movimientos en el universo. Mi luz durará poco menos que el brillo de una pequeña
estrella que viaja en el horizonte. El sonido de la lluvia, la breve oscilación de la brisa sobre
la hierba fresca de la mañana. El tic-tac del reloj. La mirada curiosa de alguien que acaba
de nacer. Este ocaso que termina. La danza cósmica de los planetas, la sigilosa batalla entre
el bien y el mal o simplemente un beso prolongado. Una hoja seca de otoño que
sobrevuela frágil por el bulevar. El secreto de la vida, el enigma de la muerte. El último
vuelo de un ángel, lo desconocido, el principio de todas las cosas, el significado de un
sentimiento, el amor, el odio y el destino.
Y nada más relevante para Mí< que tu mirada, que tu sonrisa.
Por fin ha llegado este momento definitivo... ¡Por favor!
¡Comprende… debo morir para que sigas viva!
¡Por fin juntos!
Esperé por Ti toda mi vida.
Eres hermosa.
No importa el pasado.
Te he encontrado ahora<
Eres perfecta.
Y sin embargo debo asesinarte. Me haces débil. No puedo permitirlo.
Tranquila< estar{s en un lugar cercano al paraíso< no te preocupes por Mí< Yo ya estoy
en el infierno.
Ahora no hay nada que temer.
Fusilamiento
Lo ataron de manos. Firmemente.
Colocaron un sucio saco sobre su cabeza.
Temblaba<
El sacerdote se acercó y comenzó el culto de la absolución.
El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
107
Dio su bendición después de redimir sus pecados.
¿Un último deseo?
-No-.
Los hombres perfectamente sincronizados atendieron la señal del Capitán.
Los fusiles apuntaban.
Y aquel hombre de voz despiadada anunciaba la orden final.
-¡Disparen!-
Mujer
He besado
Por última vez
Ese bello Ángel que descansa entre tus sueños.
De inmediato acarició con sus dulces manos mi rostro de niño.
Bajo la superficie
Este cielo.
Esta ciudad.
Estos días que pasan.
Estas personas que se desplazan, de aquí para allá, ocupadas todo el tiempo, en cosas
intrascendentes.
Serán mis testigos.
Añorarás el aire contaminado que solía traspasar la superficie, recordarás esos viejos días
de aparente alegría y felicidad.
Perderás contacto con el mundo exterior.
Tu cuerpo, tu alma, se hundirán poco a poco en este horrible lugar, entre gusanos e
insectos, mientras el mundo afuera, te olvida lentamente.
¿Quién Soy?
Soy quien ha cavado tu tumba y ahora mismo he terminado el entierro.
El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
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Robaron la Primavera
Ayer anunciaron que robaron la primavera, que con Ella se fueron los nuevos albores de
un naciente espíritu libertario que buscaba la revolución como un acto genuino.
Dijeron que habías madurado y conseguido trabajo, que ahora eras alguien importante.
Dijeron que se te olvidaron aquellas viejas promesas de cambiar el mundo,
Que siendo ave no renunciabas a la prisión,
Que te dijeron cómo actuar,
Cómo vivir,
Cómo amar.
Que ya no combates los regímenes injustos, sino que te acomodas ágilmente a ellos.
Que no importa demasiado si robaron la primavera, siempre y cuando hayan recursos en
la cuenta bancaria,
Que algunos sueños pueden morir prematuramente,
Que no importa qué suceda afuera, siempre que adentro estemos bien resguardados.
Ese es el problema con las palabras, una vez te desahogas, los hechos necesarios pueden
quedarse en meras pretensiones.
Percepciones del Poeta
El poeta acude constantemente a la exploración de los sentidos, las imágenes, la reflexión
filosófica, la historia, el teatro, el cine, la literatura, la pintura, la música< La vida y la
muerte<
Pero todo esto no le es suficiente.
Y explora mucho m{s all{< donde otros jam{s han llegado.
Frágil criatura recién parida.
En su nítido lecho todo lleno de luz,
Concebido mucho antes de la existencia misma,
Ahora est{ entre nosotros<
El primer y el último poeta.
El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
109
El último libro
A mi amigo Ivan
Protuberante desierto.
Una verdad demasiado horrible para ser mencionada (es mejor mentirnos).
La lluvia como un baño de esencia sobre vuestras cabezas infestadas de sutiles sarcasmos.
Mis manos<
Las botas ensangrentadas llenas de polvo y putrefacción,
Sólo un rayo de luz para los humanos.
Y entre tantos rostros de extraordinaria belleza y frialdad, al fin uno con una sonrisa,
No obstante se pierde< en este inmundo pantano.
Cuando lo comprendió todo; un frío sepulcral invadió su alma. La frente agotada y un
rostro demacrado y palidecido; fue de forma inexorable la primera reacción después de
descubrir la terrible verdad que le había sido ocultada hasta entonces. Era desde luego,
una tarde lluviosa. Se encontraba sentado junto a la ventana desde donde divisaba en
secreto el mundo. Unas manos temblorosas e inquietas, un viejo libro cayendo al vacío
poco antes de ser terminado. Apenas si un minúsculo rayo se filtraba hasta sus ojos
humedecidos< ensimismados y absortos en pensamientos jam{s antes revelados. Una
lágrima en lo profundo del silencio. Perfume de un jardín lleno de tumbas. Como ese beso
furtivo que la muerte me ha robado<
El semblante desencajado y la mirada perdida<
Una verdad demasiado horrible para ser soportada. El licor y el cansancio. Tan solo un
instante de eternidad para morir en vida. Estaba descompuesto y pronto fue víctima de la
ira. Un trago amargo y la rabia. El último libro escrito y leído< trozos de una botella.
Un hombre fuera de control gritando y maldiciendo, golpeándose y combatiendo en
medio de la nada. Era parte de una humanidad equivocada que al final acabó
destruyéndose< y Él< era el último hombre sobre la faz de la tierra.
El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
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Hambre
Alguien corre frenéticamente entre el descomunal tráfico meridional.
Emprende el escape, ágil, descalzo.
Sostiene angustiosamente una bolsa de leche y pan.
Los persecutores son demasiados.
Le dan alcance.
Sangre fresca sobre el asfalto.
Macanas rápidas y precisas.
Dolor.
Un grito que dice entre llantos: ¡Mi hija tiene hambre!
De lo divino y lo mortal
Poeta en la estación.
Un niño duerme y mi alma se reclina sobre las musas del silencio, lejano de todo, de todos,
evocando tu ausencia< fuera del paraíso.
Algo se muere en la tierra< pero a nadie parece importarle.
Viajo como un dios buscando antiguas pertenencias en el museo.
Solo que ahora no podéis reconocerme.
Camino entre vosotros<
Con un nuevo rostro que parece humano.
Días de furia o la Balada de los Tiempos Difíciles
Los malos tiempos nunca se fueron< nunca terminaron,
Solo estaban tomando un breve receso.
Ahora han despertado y comienzan aquellos viejos días de furia.
Días de odio y de dolor,
Días de muerte y destrucción<
Hoy es uno de esos días donde hay que tomar decisiones irreversibles,
Días de matar o de morir.
Asesina celeste
Ella es el más hermoso ángel.
Pero ahora ha cometido un acto irreparable.
En sus manos se encuentra un puñal ensangrentado.
El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
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Alguien grita que dios ha muerto.
Al mismo tiempo<
El mundo humano se destruye a sí mismo, y de ese modo escribe su propia historia.
El {ngel escapa del paraíso<
Descansa maltrecha<
Ha sido herida mortalmente<
Cae a la tierra.
Allí los humanos acuden como bestias, un mundo hostil y salvaje.
Desgarran sus alas y se alimentan de su cuerpo y su alma con rapidez.
Suicidio
¡Qué bueno que los veo a todos reunidos está noche!
Me enorgullece mucho saludarles.
Como pueden observar en mis manos tengo un arma.
Los he llamado para que me vean morir.
El caos
Puedo introducir deliberadamente un poco de caos. La más perfecta de las estructuras
matemáticas, contempla un elemento de error y éste preciso factor, se convierte con
regularidad en el evento más relevante de nuestro análisis; porque es allí donde operamos
con total libertad recreando las distorsiones necesarias para concebir, para alimentar
nuestro propósito. El caos se halla presente como una constante en nuestra naturaleza de
forma irreversible y podría decirse que de manera implacable. Fluye entre tus conexiones
cerebrales mediante pequeños impulsos eléctricos que viajan imperceptibles, que se
proyectan ineluctables, llevando consigo la información que se requiere para suscitar en tu
mente el deseo y posterior formulación del asesinato.
Observemos más de cerca la teoría aplicada a la práctica:
Soy viejo y dicen que estoy loco. ¡Son unos idiotas!
Si tuvieran una mínima idea de quién soy y las cosas que puedo hacer, no se atreverían a
tratarme de esta infame manera. Disfruto verlos siempre tan confundidos, su primitiva
concepción de la vida me resulta curiosamente mezquina e infantil.
Llevo recluido aquí algún tiempo, no demasiado, pero si lo suficiente como para hacerme
una rápida idea de sus alcances y limitaciones, algún tiempo, sí, pero no mucho más.
El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
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Podría salir de este lugar y habitar en otro cuerpo, en otra mente, en otra alma, y podría
hacerlo sin que nadie pueda percatarse, nadie, incluso la propia víctima o huésped.
Este humano que lee<
Parece ser alguien interesante, abordémoslo con cautela, pronto descifraremos todo cuanto
contiene en su interior, es un poco injusto que, con unos pocos minutos entendamos cosas
de Sí mismo que nunca conseguirá comprender en toda su existencia, pero nadie habló de
justicia en el universo.
La Venus
Si me lo permites me gustaría decirte lo que seguramente ya sabes<
Eres bella. Bella como el milagro de estar vivo con todas las probabilidades en contra.
Bella como una flor de intensos colores que se abre con los primeros destellos del sol
formando un arco iris en el cielo.
Bella como la libertad y el amor.
Bella como el planeta y los astros que circundan el universo.
Camino bajo la lluvia deseando una taza de café, tarareando una canción que compuse
para Ti.
Eres como un secreto que no quieres develar, como un misterio que te gusta descifrar poco
a poco.
Tu cuerpo es un templo sagrado que invita a la seducción.
Tu sonrisa es mi redención, mis deseos de un futuro mejor.
Tu mirada es la oportunidad para sentirme vivo por primera vez.
Permíteme observarte, distante, dibujarte conociendo que no tengo la menor de las
esperanzas, permíteme escucharte, no importa que nunca te dirijas hacia Mí.
Permíteme soñar con un beso en tu mano delicada y suave, sonreír con el simple hecho de
imaginarte a diario y estar seguro de que he sido afortunado al conocer el principio y fin
de toda la belleza.
El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
113
Éxtasis
Te observo.
Las yemas de mis dedos deslizándose por tu espalda.
Cálida. Suave. Hermosa.
Pronto mis manos recorren tu vientre joven, tus senos firmes y tu boca húmeda y celeste.
Nos hallamos como frágiles criaturas que se aman en medio de un mundo, que se cae a
pedazos.
Afuera llueve mientras nos fundimos en medio del fuego, veo tus ojos y siento que somos
uno, luego, casi enseguida nos desintegramos por completo.
Ahora nuestros cuerpos se separan, el tiempo se recobra, sale del trance y avanza
nuevamente. Nos volvemos viejos y nuestros pasos se enfilan, en medio del desierto, en
busca de las estrellas.
Amanecer
Ella estaba cansada.
Me levanté,
Caminé hasta la ventana y miré el sol,
Un sorbo de cerveza y un cigarro.
Algunas mujeres pierden su atractivo
Cuando se ha logrado lo que se quería.
Me besó el cuello y no pude evitar el fastidio.
Estoy preparado para matar o morir.
Cenizas
¡Observa con atención!
¿No se trata de Aquel a Quien destruyeron esos demonios?
Se ha levantado y ha comenzado a reconstruirse de sus cenizas como el Phoenix intrépido.
Rápidamente se vuelve más fuerte.
Ahora es capaz de enfrentar nuevamente a sus enemigos.
Entre tanto el demonio en torno de Mí se agita.
Ha esperado paciente hace ya mucho tiempo.
Y ahora me es imposible reprimirle, siquiera contenerle.
Irremediablemente será liberado.
El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
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Desapareceré en el recuerdo de aquellas almas olvidadas que gravitan bajo la esperanza
de una segunda oportunidad<
Pero lo sé muy bien< no la habr{.
Ya no será más el demonio y Yo, como había sido hasta hoy<
En adelante solo ser{ Él<
Y aquel que fui< dar{ un breve paseo por la eterna inexistencia.
Un héroe en el infierno,
Ciudades lejanas y destruidas.
Y todos los poetas de la historia estarán aquí conmigo,
Y conspiraremos secretamente
Como una legión de extraños espectros,
Planificando la caída del paraíso (del imperio).
Fue iniciado en su propia virtud,
Tal y como lo habría sido de igual modo un espíritu inocente.
Fue instruido en todas las artes y las nuevas promesas que la joven tierra le dejó como
legado.
Ahora, Él camina plácidamente entre las tumbas infernales de demonios derrotados por
temerarias guerras que ya nadie recuerda.
Ahora viaja por los desiertos heredados de occidente.
Recorre los bosques observando los primeros fulgores de la primavera y acaba su trayecto
en los últimos días de verano.
Enciende el místico rayo de un cielo atolondrado y, busca fugitivos entre las cenizas de su
terrible pasado, una verdad demasiado temeraria<
Tiene todo el poder para destrozar la tierra de un solo tajo.
Y los centinelas están preparados para el combate.
La edad
Está sucediendo ahora mismo.
Lo ves frente al espejo.
Est{s envejeciendo<
Irreversiblemente sobrevienen los daños acumulados<
La desesperación y la soledad.
El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
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El obsequio
La ha asesinado. Premeditada, deliberadamente.
Aún así luce particularmente bella, radiante.
Cuánto tiempo desde tu nacimiento< y morir de esta forma< tan despiadada, tan
miserable.
Sin haber causado daño alguno a nadie.
Él la lleva consigo,
Camina por el bulevar en medio de la multitud presurosa, que como siempre, nunca se
percata de nada.
Se detiene en la galería, junto al antiguo teatro< luego continúa por el prado< atraviesa
la fuente y el parque.
Llega a casa de su amada y le entrega el hermoso cadáver.
Ella sonríe< lo abraza y le besa prolongadamente sosteniendo en su manos un pequeño
clavel.
Taberna
Estoy en una miserable taberna.
Dices que bebo demasiado. Excesiva y enfermizamente.
Sabes amiga mía que te quiero y, que eres mi ángel.
Siento tu mano sobre la mía y veo la angustia en tus ojos<
Continúo bebiendo<
No te preocupes<
De cualquier forma Tú no existes.
Nuestros recuerdos
La capilla, la plaza y la tarde.
Estoy sentado en la vieja acera.
Todo luce apacible.
Recuerdo tus manos frías. Tu sonrisa contagiosa y feliz.
Tus bellas formas que despertaron mi curiosidad en la infancia.
El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
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Tus besos atrevidos y desesperados<
Esa sensación de sentirse tan amado.
La inexperta búsqueda del placer.
Tu madre<
Los amigos<
La puerta de tu casa.
Las noches en vela.
Nuestros planes inconclusos.
Las promesas de amor.
El aroma de tu cuerpo<
Tú misma< tierna entre mis brazos<
El dolor de separarnos.
Tus lágrimas y las mías.
Las poesías que te obsequié bajo la lluvia.
Las fotos y el desvelo junto a las estrellas< las constelaciones intermitentes,
Nuestro miedo a la soledad.
Mi excesiva e inexplicable tristeza.
Nuestros dibujos< las horas tendidos sobre la hierba.
El secreto en tus ojos,
Las interminables reflexiones filosóficas<
Tu detestable gusto por aquella horrible música.
Nuestros sueños juntos<
El sonido de las olas, un manto de estrellas y tu mano sujetando la mía mientras
avanzábamos en medio de la arena.
Las canciones en la radio.
Tus pequeños mensajes en papel.
Tú recostada sobre Mí, en una mañana apasionada.
La guitarra y tu vida<
La eternidad en la esquina< esperando que salieras de casa a hurtadillas.
Tus jardines<
La buhardilla<
Mi genio de mil colores.
Los reclamos y las reconciliaciones.
Tu ausencia y la mía< siempre juntas haciéndose compañía.
Las películas y tus disfraces.
Nuestros días de teatro< los libros y las tareas.
Tu cara de enojo y mi sonrisa de idiota.
El lienzo que pintamos juntos y la ciudad vista desde el lugar más alto.
El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
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Tus alas de Ángel,
Nuestras ganas de vivir al límite.
Hoy que estoy de vuelta< hace ya tanto tiempo< veo la capilla, la plaza y esta tarde<
Puede ser producto de la nostalgia, de aquellos días junto a Ti<
Días cargados de intensa felicidad<
Beso de Sangre
He besado por última vez al bello Ángel que me seduce.
Que descansa plácido entre tus sueños.
Ella es un bello y místico demonio, quizás el más bello que haya conocido.
Su amor me embriaga.
Su veneno conspira, me llena por completo de imperfecciones.
Ahora descansa.
Deja caer su negra y frondosa cabellera entre sus blancas cerámicas rodillas.
Una falda corta y sus muslos dorados,
Yo exploro sus senos firmes,
Ella me aleja despiadadamente, me ha golpeado con fuerza justo en los labios<
Me desplomo.
Siento la sangre en mi boca,
Ella se acerca asustada y me besa apasionadamente,
Bebe mi sangre
Y Yo pruebo su dulce sabor a virgen.
Microcosmos
Elipses desorbitadas viajan discontinuas, exiliadas celestes por el núcleo compacto que,
define inverosímil los fulgores ancianos de nuestras prisas repentinas, sigilosas, cómplices.
Cumbres de la civilización y su centinela.
Pronto, reducidas a cenizas,
Suspendida por la gravedad subyacente,
El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
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Las acojo inmóvil en el centro de mi pecho, desmembrado y crudo,
Cuando se proyecten los primeros vestigios de mi trayecto,
Me hallarás humano.
El vuelo del Poeta
Busco comprender las extensas complexiones que irradian la naturaleza humana y su
corazón imbatible. Me he propuesto comenzar mi trayecto, en este mismo instante,
deshacerme de los fantasmas cotidianos que oprimen la libertad. Escribir nuevas historias
y buscar refugio en los más inhóspitos paisajes, donde me descubra la noche. Deseo sentir
el mar perforando mis jóvenes pies, mientras la arena converge celeste. Escuchar el sonido
de las olas romper, acompañadas del golpe furioso, de la rápida brisa danzando en mi
rostro.
Entender el funcionamiento del micro-cosmos, el segundo que muere. La sangre que
recorre mis venas. El proceso químico que se produce en mi cuerpo cuando tus labios se
separan de los míos después de un beso prolongado. Las luces que se replican
intermitentemente en la ciudad nocturna. La inestabilidad de los procesos políticos, el
cambio de clima y el significado de esta lluvia que picotea en mi ventana. El fulgor de tus
ojos inocentes que contrastan con tus planes perversos. La contaminación, la extinción de
las aves y la tala indiscriminada de árboles. Los ocasos anaranjados, la guerra entre
hermanos de una misma especie, el amor, el odio, el crimen y el pecado.
Busco comprender el miedo a la muerte, la existencia y resistencia de Dios, los cielos
nublados, el movimiento de los ríos y el rojo acantilado, el poder curativo de tu sonrisa, las
oscilaciones del sistema planetario, las ondas expansivas que una gota de lluvia forma
alrededor del estanque. La configuración matemática implícita en cada nota de música, el
patrón sistemático que describe cada uno de nuestros pasos, el insospechado trayecto de
los trazos del sol, la comunidad de pensamientos entre dos enamorados, las limitaciones
de un lenguaje estructurado a partir de las palabras, el silencio que pasa, el significado de
una poesía, la fuerza de un disparo, las múltiples versiones de Uno mismo en tiempo
pasado y futuro, la hierba que crece en medio de la grieta en el asfalto, el paciente trayecto
de una hormiga, la especulación de los papeles y los designios del universo.
Busco descifrar las curvas inter-temporales, cambiar mi destino, salvaguardar mis
recuerdos, predecir tu próximo reflejo, interpretar todos los símbolos, rehacer a voluntad
la arquitectura del caos, entender el funcionamiento de las galaxias, la apertura de una flor
en la mañana. Advertir con claridad nuestros errores y fracasos. Busco revelar tu mapa
genético, la génesis de tus sentimientos, el principio de la existencia, de la vida y la
muerte.
El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
119
¿Cómo hacerlo?
A través de la poesía, por supuesto.
Una breve nota sobre el autor (o los autores)
Siempre que me veo a Mí mismo (o los otros sujetos que soy a veces) concluyo que, como
es evidente< existe una excesiva complejidad en torno mío. Demasiada como para
pretender siquiera explicarme. Es cierto que coexiste una esencia inocente aún, que
continúa conmigo y si bien, en muchas ocasiones me hace frágil, creo que, si al final he de
tener alguna suerte de redención, será por conservar esa versión que habita en Mí.
Luego viene este sujeto que todo lo sabe, que todo lo comprende, el tipo que conoce las
respuestas para toda ocasión y presume de inteligente< y que sin embargo, siempre se
siente algo estúpido al ser incapaz de determinar lo que sucederá en ese adverso y cruel
futuro.
También está ese joven poeta que tanto me agrada.
Le gusta el rock y la música clásica, lleva el cabello largo y desordenado, rostro de niño y
busca, como todos, el amor verdadero. Le gusta la literatura, el cine, escribir y tocar
guitarra.
Finalmente está una versión madura de Mí mismo. Solitario y reflexivo. Alguien que
guarda respeto a todos los órdenes de la vida y, también, de la muerte.
Ese que me equilibra para continuar cada nueva jornada y que me aconseja y previene de
lo bueno y lo malo del mundo.
Política de las cosas que no ves
No hablaré de tu sonrisa.
No me referiré al milagro de tu existencia.
Tampoco escribiré sobre el fulgor indescriptible de tus ojos.
No es este el relato de nuestros vuelos clandestinos, ni de la magia de tu cuerpo cuando
me seduce. Olvidemos mi dolor por nuestra separación, por tu ausencia definitiva, aunque
sea un momento.
Te hablaré de aquellas cosas que no ves.
Del rostro del mendigo que prefieres ignorar.
De sus ansias de vicio para evadir la realidad.
El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
120
Del hombre que te mira con lujuria.
Del amigo fiel al que nunca le darás una oportunidad.
Del hombre que estudia y trabaja duro y que rechazas, cuando es tu mejor opción.
Quiero hablarte del dolor y desesperanza que te rehúsas a ver, porque es más importante
la moda y el entretenimiento.
¿Qué sucederá contigo cuando descubras que el tiempo ha dejado sus huellas
irreversibles?
¿Qué sucederá cuando descubras que la belleza y juventud que posees son pasajeras?
Quiero hablarte de las cosas importantes que no ves<
Pero te aseguro que no prestarás atención a mis palabras<
Lo sé porque te es más cómodo sentirte segura en tu castillo de cristal evadiendo las
oscuras pretensiones del mundo, evadiendo tu propia humanidad.
Paraíso
Pupilas dilatadas.
Nervios destrozados.
Un temblor recurrente en las manos.
Caos.
Puños llenos de rabia.
Pánico.
¡Escucha!< ¿Puedes oírlo?
Está sucediendo justo ahora.
El cielo ha sido mortalmente herido.
Se está derramando sobre nosotros.
(Nos salpica de sangre transparente).
Y el demonio que habita dentro de Mí se agita y sale al descubierto.
Debo enfrentarlo.
Es mi propio combate espiritual.
Debo derrotarle.
No habrá otra oportunidad.
Si he de ser redimido< debe ser ahora, en este preciso instante.
La calma (antes de la tormenta).
El mar ha dibujado los primeros trazos de su última composición y anuncia que es para Ti.
El lienzo y la música son un film en constante movimiento.
La batalla comienza.
El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
121
Origen y desaparición del Universo
Introducción de bella sinfonía en piano clásico.
La sala del museo ha sido adecuada para el combate.
Dos Guerreros místicos habrán de enfrentarse en una única y sórdida batalla.
Ambos tienen la fuerza necesaria para remodelar la vida y la muerte.
El primer impacto de sus Katanas será suficiente para expandir una estela de energía que,
gradualmente recreará todo el espacio-tiempo y, en consecuencia, el movimiento de
universos infinitos, de dimensiones paralelas y de mundos alternos, durante este breve
instante, el hombre tendrá la posibilidad de existir y buscar el amor, de encontrar la razón
de su propia esencia y de transformar su destino conforme lo exige, esta única
oportunidad que le ha sido dada de manera privilegiada. Lo anterior, sin embargo, debe
llevarse a cabo antes del segundo impacto, porque con el mismo será suficiente para
destruirlo todo.
Atardecer
Una legión de nuevos ángeles dispuestos al ataque.
Me hallo a Mí mismo siendo un demonio. Bebo lo que queda de vino y tomo mi lanza.
Lo que fui en otra vida, no me concierne ahora.
Decidí empacar mis pocas pertenencias y lanzarlas al mar.
Abandonar mi vida anterior<
Y ver la caída de la tarde.
Réquiem por la metrópoli
Hombres de negocios que dirigen los destinos de la ciudad.
Adolescentes idiotas sufriendo por falta de amor,
Mendigos en busca de alimento,
Prostitutas vendiendo sus míseros cuerpos al mejor postor, calmando la soledad, la
ansiedad.
Intelectuales atormentados y demasiado confundidos,
Gobernantes corruptos y una muchedumbre indiferente a la que nada importa< excepto,
tal vez, su propio dolor.
El asfalto todo lo cubre, la tierra, los gusanos, las raíces.
El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
122
Prófugo
Ha sucedido algo irreparable. En lo que puedo, huyo de la Ciudad. He cometido un
asesinato. La lluvia desciende rabiosa sobre la carretera. Frío en mis manos, sudor en mi
frente. Mientras conduzco enciendo la radio. Aún no se dice nada acerca de Mí o sobre el
crimen. Por donde quiera que vaya< todos parecen observarme con mirada acusante,
trato de mantener la calma, pensar en algo diferente, distraer mi mente, ver por ejemplo, el
lejano horizonte; ¡Mierda!, ¡Es imposible! Continúo mi trayecto, en fin, no tengo destino,
solo intento olvidarlo, dejar atrás incluso mi propia consciencia. ¿Por qué lo hice?, ¿Por
qué mataría lo que más amo en la vida?, Es lo que hacemos siempre, ¿Cierto?, una y otra
vez.
Una con el universo
Mi pequeña damita,
Por fin te tengo a mi lado.
No debes temer< ahora Yo te protegeré.
Es cierto, tardé un poco en llegar hasta Ti< lo sé, espero puedas disculparme, no fue f{cil
encontrarte en medio de tanta gente.
En el camino aprendí muchas cosas,
Por ejemplo,
Que un simple abrazo puede ser suficiente para combatir la mayor adversidad.
Que la belleza no siempre implica bondad.
Aprendí que el tiempo y el espacio son dimensiones de la mente,
Que la soledad y la ausencia pueden ser males necesarios para sobrevivir,
Que la muerte es igual de importante que la propia vida,
Que prefiero perderme en la paz de tus ojos y
Saber que eres solo un poco más tímida que Yo.
Que me gusta tomarte de la mano y saber que estamos juntos.
Que puedo confiar en Ti como sabes que puedes confiar en Mí.
Que toda huella del pasado fue un paso necesario para este momento.
Sé que no hay nada más delicado, que alivie mi alma que tu beso.
Que aunque no pueda bailar
Me siento seguro contigo,
Que te amo tanto como a Dios,
Que junto a Ti no hay nada que temer.
Que los cielos son infinitos y nuestro hogar es hermoso y sagrado,
Que las constelaciones sonríen si te ven desprevenidamente feliz<
Que siempre estuviste allí,
El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
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Y que este último tramo de mi existencia es para Ti.
Nuestro Juego
I
Mis manos tiemblan<
Siento tanta energía dentro de Mí que,
No estoy seguro si pueda resistir por mucho más.
Entre nosotros no es posible definir si existe amor u odio,
Pero en este mismo instante, en la brevedad de estas últimas horas,
No quiero, ni puedo estar junto a Ti.
Prometo no regresar, y perderme a Mí mismo sin hacer una tragedia de esto,
Ya no soy más Yo.
Ahora soy otro,
No lo conoces aún,
Y Yo mismo también lo desconozco.
II
Nuestro experimento científico sin duda alguna, resultó más atractivo para Ti que para Mí.
Intentamos determinar la capacidad de resistencia al dolor humano, o Tú o Yo,
Uno de los dos sería el sujeto de análisis.
Tu plan: enamorarme para luego dejarme solo.
Mi plan: Hacerte creer que lo hacías bien mientras, en secreto planificaba hacerte víctima
de tu propia venganza injustificada.
Mi aliento tibio sobre tu cuello húmedo,
Tus manos sobre las mías llenas de placer,
Nuestros cuerpos desnudos bajo la lluvia.
El dolor, el placer y la muerte.
No quería asesinarte, pero era preciso,
Tu sangre aún fresca sobre mis manos, mientras permanezco inmóvil,
Presa fácil del terror y la reflexión poco después de un acto despiadado.
Creíste que la vida siempre sería un lugar donde todos, absolutamente todos te debían
irrestrictamente sumisión y respeto,
Pues bien, hoy descubrí que soy un asesino en potencia y que estas cosas que odio me
conducen de forma inexorable a la práctica.
Es un narcótico,
La sangre caliente,
Tus besos al morir,
He ganado este juego.
El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
124
III
En ocasiones observo el mar<
Lejano.
Paso todo el día esperando ver el ocaso,
La muerte del sol,
A veces viene la lluvia,
No importa.
Pienso en Ti de vez en cuando.
No te conozco, no sé si te conoceré algún día,
Puede que hayas existido hace mucho
O estás esperando hacerlo dentro de poco,
De todas formas,
Hay algo que no puedo negar:
Te amo en ésta, la peor de las adversidades.
Ruleta Rusa
Lacrimosa de Mozart
Temblor en las manos, es comprensible, apenas un acto natural. El índice presiona
suavemente el gatillo, casi como una caricia. Puedes sentir el mecanismo interno del arma
desenvolverse por dentro. Enfilas el cañón directo a la sien, aguardas lo necesario para
observar todo cuanto te rodea. El impacto, de ser preciso, y así conviene que sea, bastará
para enviarte directo al otro lado, es tu pasaporte, el juego exige que seas precavido, al
final, solo uno de los participantes en la mesa sobrevivirá.
Tres hombres observan el arma. “licor, cigarrillos, drogas y una frenética expectativa”,
literalmente es un juego de vida o de muerte.
El terror es algo involuntario, y de cierto modo necesario, entre los principiantes.
Como una visión, viene a Mí, la idea obscura, sombría, dantesca de un arma plateada y
brillante que yace sobre una pequeña mesa de noche. Alrededor de este concepto se crea el
personaje principal, se trata de alguien que apenas se sostiene emocionalmente, así que, el
juego actúa como una suerte de catalizador, de filtro inyector de vida al límite de la
muerte. Un hombre sentado al borde de la cama, su expresión sugiere que se mantiene a la
espera de algo, un milagro quizás; en la recámara aguarda paciente la única bala, en lo que
se define como un eje circular que mantiene vacías las cinco cápsulas restantes, su
El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
125
resplandor se oculta en la pequeña cabina que en cualquier momento habrá de atestiguar
la presión con que será expulsada al exterior, como un cohete que asciende a las estrellas,
una vez fuera se proyectará indefectible, linealmente, rompiendo el aire en su trayecto y
no se detendrá incluso, habiendo alcanzado su objetivo; penetrará la piel, los tejidos, las
terminaciones nerviosas y cruzará hasta el otro lado, solo para incrustarse en una sólida
estructura de concreto.
Es curioso que aquellas cosas que le dan sentido a la vida, sean también aquellas que nos
extinguen.
Abismo
Un inocente en el fuego.
Grita furiosamente.
Al percatarse que todo esfuerzo es inútil< se resigna.
Paulatinamente pierdo el contacto con la realidad.
Trato en vano de mantener la cordura cuanto me es posible.
Pero no lo consigo.
No es la primera vez que sucede.
Tengo miedo a la realidad, al desamor, a la locura<
Temo acostumbrarme como todos los dem{s<
Ayer me arranqué el rostro.
Cena
Concebido para satisfacer tu deseo.
Alimentado por tus miserias.
Asesinado brutalmente para tu entretenimiento.
Su único pecado, por así decirlo, fue existir<
Ahora que lo tienes servido a la carta,
Espero que disfrutes de tu cena.
El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
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Conversación con un fantasma
Para Vanessa
Soy un escritor (o al menos eso intento)< me encuentro aquí completamente solo en ésta,
la más obscura y horrible de todas las habitaciones y si he de deciros la verdad, debería
confesaros que soy un prisionero y, que en todo caso, estoy condenado por toda la
eternidad. Permitidme dulcísima Señora mía, explicaros mi suplicio. Se suscitó un día
cualquiera, como ese tipo de eventos cuya génesis se hace efectiva sin proponéroslo. Una
suerte de fantástica inclinación literaria, desconocida hasta entonces por Mí. Una
perturbación fantasmagórica hacia las letras, que ahora... me controlan y, sin remedio,
aconteció entonces que, de la noche a la mañana, no podía dejar de escribir.
Es cierto, una prisión que frente a Mí se presentaba como una quimera, un monstruo
formidable e irreversible, intocable y siempre gentil. Una celda de la que hace ya varios
años no he podido salir... aún cuando sus puertas de par en par, permanecen abiertas para
Mí.
¿El amor?
¿Preguntáis aún en los bosquejos deshilvanados de la inocencia sobre la compleja
naturaleza del amor? ¿Sobre su etérea estructura densa e inmóvil? Disculpad Señora mía,
pero tal sentimiento me es perfectamente desconocido. Esa es una definición propia de los
humanos y ésta condición, mucho me temo, la he abandonado hace algún tiempo, y es que
Yo mismo he de precisaros que, justo en este instante, me encuentro más allá del bien y
del mal. Así que, al menos por ahora, solo soy un condenado más, no exclusivamente a
esta eterna y decidida propensión por la tinta, el papel y la metáfora que tanta satisfacción
me traen, sino al hecho evidente de que mis sentimientos no son más los de un ser
humano convencional y frágil, soy alguien totalmente diferente que, de momento,
descansa abandonado a los suplicios irreparables del desamor implacable y debo
advertiros que esto me resulta desagradable y me vuelve sumamente peligroso.
Bella dama, ¡Prestad atención os ruego!, será cosa de unos segundos. Ya que esta
sobrecogedora aflicción es superior a mis propios dominios, os imploro contempléis la
posibilidad de advertiros que de modo alguno fue conveniente esa intención de dejar de
lado mi vida anterior, mi humanidad misma. Os aseguro que todo ápice, todo vestigio de
sensibilidad humana ha sido extirpado de mi alma, si es que aún poseo una, y tan
solamente vago silencioso como un espectro reflexivo. Amable mujer, os demando un
último perdón por tan repentina interrupción en el seno mismo de vuestro hogar y
quietud convencionales. Seguramente sois alguien que ha ganado un espacio en medio de
Ángeles; en su lugar, mi atormentado espíritu aguarda paciente el segundo inminente de
El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
127
la desaparición que habrá de consumirse pronto. Únicamente deseaba manifestaros mi
gratitud por darme el honor de platicaros y que escuchéis tan consideradamente estas
desordenadas y estropeadas cavilaciones.
Vaya infortunio mío. Es del todo triste que nuestro encuentro se haya producido de forma
tan tardía< pues debéis saber antes que ninguna otra cosa< que Yo estoy muerto y que
Ud., se ha topado con las últimas reflexiones de alguien que ya no existe más y, que sin
embargo, ha planificado previamente dejaros escritas, para cuando vuestra inigualable
belleza en el alma fuera al fin posible de ser concebida, un puñado de poesías que,
capturaron las impresiones de un mundo en vuestra ausencia.
He muerto mucho antes de que Ud., hermosa princesa, hubiese siquiera nacido.
De modo alguno mi voluntad sería dejarla; menos después de haberos encontrado, en otro
tiempo tan lejano y adverso como éste. Por favor, no malinterpretéis mis confusos
pensamientos, es solo que mientras Ud. tiene vida, Yo ya no la poseo; según lo creo es una
suerte de milagro o hechizo, porque hace poco dormía en un sueño profundo y ahora me
encuentro a Mí mismo entre Uds. En verdad os confieso... que esta ha sido una hermosa y
extraordinaria velada, más me aflige que sea esta una circunstancia tan inverosímil. Sin
duda lo es... pero la vida misma nos ha demostrado, con innumerables ejemplos, que los
sueños por más inalcanzables que parezcan, son necesarios para sobrevivir en la peor de
las tempestades. Probablemente querida lectora este texto nunca existió... así como quien
te habla o escribe... incluso tu misma debes cuestionarte permanentemente sobre tu propia
existencia... a veces es la única forma de sentirse vivo.
“Imaginemos juntos un lugar hermoso... y quiz{s estemos en él”.
Podría ser por ejemplo, un bosque rojo bañado de todos los fulgores y duraciones, lejos de
los destellos y las intermitencias de la ciudad y un poco más cerca de los misterios del
universo todo. Y podría suceder que sea posible descubrir en una noche frágil los secretos
que rigen nuestro propio destino, la fragilidad de las cosas simples y contemplar por un
breve instante la esencia de la vida.
¡Oh! señora mía... tantas versiones de Uno mismo y todas tan contradictorias y fascinantes
que la historia del mundo humano no hubiese sido posible sin cada una de ellas<
Versiones insospechadas que pueden coexistir en una batalla permanente, sin que el
exterior tan siquiera lo note. Me parece que debo manifestaros mi sorpresa ante tal
afirmación, puesto que en mi condición actual creí ser invisible al ojo avizor... Sí... Soy
aquel sujeto que hace parte de Mí... Pero no soy realmente Yo... Porque en realidad Soy
otro. Es posible que me encuentre... fragmentado... confuso... contradictorio... ha sido
siempre mi fortuna o martirio a veces vivo... a veces muerto... racional o irracional...
El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
128
Amable dama de tímidos trazos, debo volver a mi mundo, a mi sueño inconsciente< a la
inexistencia, a su ausencia inexorable, al segundo eterno, le deseo una bonita noche y una
vida feliz, me disculpo por este hermoso momento que le he robado sin consulta previa,
pero era algo que el cielo me había prometido antes de desaparecer para siempre.
¿Preguntas cuál es el principal propósito de la humanidad?
Es obvio: La búsqueda del amor.
¿Qué se esconde bajo estos globos oculares, de mi cabello largo, de la piel, los tejidos, la
sangre, y los huesos?...
El Universo y mi alma, solo eso< El universo y mi alma, nada más.
El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
129
El Pasillo
“Porque todas las formas individuales de pensamiento, constituyen aún en secreto, una comunidad que
describe por completo la historia misma de la humanidad”
I
Cuando perpetró el escape ya no sería más el joven inocente y enamorado que siempre
había sido, ¡Eso nunca más! Ahora era un alma vacía atormentada por la confusión y la
sangre. Estaba demasiado nervioso y no era para menos, se presentaron con anterioridad,
una amplia gama de eventos que se confabulaban en su contra, la soledad, la quietud de la
noche y el ladrido de los perros bajo la luna llena, lo irreparable y una sensación de dolor y
tristeza indescriptibles. Aunque colocaba todo de sí mismo, era incapaz de dar crédito a lo
que había sucedido. Asomó frente al espejo para descubrir su rostro desencajado, pálido y
absorto, algo había cambiado para siempre. Apenas si tuvo fuerzas para sentir el agua
correr entre sus dedos, atravesó el pasillo que conducía a su habitación, su refugio. Tenía
que pensar, interpretar lo que había sucedido, poner en orden su cabeza< mientras
recorría el lugar, su mente iba recordando lentamente una serie de episodios
preliminares<
II
Una fiesta, amigos y una hermosa chica, muy hermosa. Solo había un problema< Ella ya
tenía alguien a su lado y bailaba feliz. ¿Qué quedaba por hacer entonces? Supongo que
embriagarse. Tomé lo suficiente como para llevar a cabo un osado plan que empezaba a
cobrar forma en mi mente. Huir con Ella, decirle que siempre la había querido y que
dedicaría toda mi vida para hacerla feliz. ¿Los obstáculos? Mínimamente tres. Primero:
Mis amigos, estaban casi o más ebrios de lo que Yo, no hacían sino invitarme a
profundizar los abismos de la inconsciencia, si lo hacía, entonces todo quedaría en teoría.
Había que evadirlos momentáneamente. Segundo: Cierta chica que siempre había
demostrado una propensión de querer estar a mi lado. Sucede que había podido evitarla
durante los últimos años, pero como era la despedida del colegio, parecía creer que era el
mejor escenario para intentar conquistar su objetivo y, por supuesto que lo hacía
insistentemente. Debía escapar en lo que se distrajera. Tercero: El novio de la chica. No la
dejaba sola ni un segundo, el muy cabrón incluso la escoltaba hasta el baño, además
parecía celarla incluso, con sus propias amigas. Por si fuera poco a Ella< no le disgustaba
en absoluto que el estúpido príncipe azul, en medio de su inseguridad, se mostrase tan
“galante”. Había que bloquearlo de algún modo.
¿Probabilidades de fracaso?
60%, quiz{s m{s<
El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
130
¿Valía la pena arriesgarse?
Claro que sí. Lo hubiese hecho hasta con un 80%.
No soy idiota< el principal reto era que la hermosa chica accediera a estar conmigo un
instante, que pudiese escucharme, que al menos supiese de mi existencia en el mundo. Por
supuesto, lo había intentado en el pasado, pero había fracasado miserablemente, en efecto,
siempre que me había propuesto el escenario perfecto algo sucedía, la mayor parte de las
veces o lo arruinaban mis amigos o la chica que no me gustaba o, algún estúpido novio.
¿En qué se basaban mis esperanzas entonces? Sucede que soy un tipo muy apuesto. Soy
modesto en realidad, pero no puede desconocerse por ningún motivo que pese todo lo
malo que pueda decirse de Mí, es innegable que soy la clase de sujeto bien parecido. Esto,
y el hecho de que hace poco menos de dos meses pude charlar con Ella, habían
incrementado las posibilidades de éxito de 0 a 40%.
¿Qué charlamos?,
¿Qué sucedió?
En primer lugar, la hermosa chica se había pasado de casa, cerca, muy cerca de donde Yo
vivía. De otra parte, hace exactamente una semana que pasaba por el parque, vi cómo se le
cayó un papelito que se llevaba la brisa, Ella tenía unos libros y le era imposible rescatar lo
que parecía una notica, seguramente de alguna amiga o quién sabe. Ágilmente la puse a
salvo y se la entregué, estaba feliz, muy agradecida, me dejó acompañarla a casa, preguntó
si tenía novia, le dije que no, que no era tan afortunado, Ella sonrió. Le pregunté si iría al
baile. Me dijo que sí y prometió guardarme una pieza. Le di un beso, en realidad fue algo
muy rápido, pero lo suficiente para que se quedara estupefacta. Me fui. Esa tarde estuve
muy contento, satisfecho por haber sido tan valiente, solo que en la noche un amigo me
contó que Ella tenía un nuevo novio. ¡Maldita sea!, la felicidad, si es que llega, no dura
nada.
III
Estaba feliz.
Era el amor de mi vida y lucía tan formal, apuesto que todas mis amigas me envidiaban en
secreto. En aproximadamente, media hora saldríamos a la fiesta. Él había llegado a casa
para recogerme. No lo podía creer, era muy feliz a su lado. Será casi dos meses que me
envió la primera notica, fue muy tierna, realmente conmovedora, decía que me amaba,
que siempre lo había hecho y que eternamente lo haría. Sus dulces palabras, la delicadeza
de sus sentimientos al descubierto me habían conquistado, definitivamente era alguien
vulnerable, pero al mismo tiempo fuerte y desprovisto de maldad en el corazón. Amor, te
busqué toda la vida y ahora sé que estás aquí, junto a Mí, por fin te he podido encontrar.
El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
131
IV
Lo sé.
Es la chica más hermosa de todo el Instituto. En consecuencia, es también la más
codiciada. De seguro muchos imbéciles estarán tras Ella en la fiesta, por eso debo estar
siempre atento. Al menos hasta que las cosas duren, por supuesto. Si las cosas salen bien,
esta noche habré conquistado mi propósito y puede suceder así, antes de lo que esperaba,
sino, tendremos que aguardar, el secreto intrínseco en esta clase de proyectos reside
precisamente en eso, en saber esperar.
V
Mientras caminaba por el pasillo recordé ese último beso< ¿Había valido la pena? Era
según lo recuerdo el acto más importante de mi vida. Ahora me desplazaba a través de
este interminable pasillo, sin tener la certeza de llegar.
VI
¿Por qué no puedo ver la televisión tranquilo?
Debo abandonar la sala, para atender la puerta< ¿Quién podría ser a esta hora?, ¡Ah!, ¡Sí!,
uno de esos estúpidos jóvenes que intentan fastidiar a mi hija. Supongo que es algo
inevitable.
¡Pero por Dios, que imbéciles son!
¿Tienen que ser tan estúpidos?
“Estúpidos jóvenes, sin ambiciones en la vida”.
Atravieso el corredor, abro la puerta, allí está, no podría tener un semblante más idiota,
porque simplemente no sería posible. ¿Qué se supone que debo hacer?, ¿Debo invitarlo a
seguir?...
A continuación avanza un sujeto desgarbado, despeinado, de pantalones ridículamente
caídos, el cl{sico perdedor que no quieres para tu hija y te preguntas< ¿Cómo un tipo así
podría garantizarle felicidad a alguien por quien has dado tanto?... y Ella, pobre de Ella,
enamorada< y ruegas que se valga por sus propios medios, que conozca a alguien con
porvenir en la Universidad< ¡Demonios! Ha tomado mi periódico, no para ver lo que
pasa en el mundo, sino para entretenerse con esas estúpidas caricaturas. Mucho me temo
que un chimpancé tendría no solo más inteligencia, sino sentido común. ¡En fin! ¿Qué se
puede esperar en este mundo moderno tan caótico?, ¡Demonios, ha tomado mi periódico!
El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
132
VII
¡Este estúpido anciano!
¡No sé qué demonios se cree que es!
Un fracasado asalariado, que tiene una hijita con cierta gracia y ya, ¡Nada más!, un
perdedor que aguarda jubilarse o morir. Se siente en su mirada un cierto aire de
superioridad, ínfulas, delirios de grandeza< ¿De qué?... He tocado a su puerta, he fingido
ser amable, y sin embargo, no ha ocultado el desprecio que le produce verme. Anciano
miserable, pero aquí estoy sentado en tu estúpido sillón, tomando tu maldito diario,
esperando en tu casa, por tu hija< Ja, ja, ja, al menos deberías disimular la rabia<
VIII
Nota del escritor (I)
Es Domingo, Junio 3 de 2012, estoy escribiendo embriagado, no importa, hoy he
comprobado que una de mis aficiones, precisamente, el arte de la fotografía me ha
permitido conservar la belleza de un instante. “Árbol en la Ciudad”, esto originar{ un
pequeño poema en algún punto del tiempo. (Pausa para beber), ahora continúo con el
relato.
XI
Atravieso el pasillo. Voy a la fiesta. Me he colocado el traje nuevo, según lo creo debo
verme como un agente secreto, es definitivamente un buen diseño (allí están los ahorros
del verano pasado). Al fin termino el largo tramo que me separa de la calle. Me proyecto
ágilmente, no muy lejos me esperan mis amigos, no tengo ni idea de lo que va a suceder
esta noche, pero lo cierto es que promete mucho. Los veo desde la esquina, tienen
cervezas, han decidido comenzar una ronda sin Mí, al llegar me ofrecen lo que me
corresponde, empuño la botella con valentía, luego viene el cigarrillo, una bocanada que
dibuja figuras concéntricas efímeras en el aire.
Pedimos un taxi.
En quince minutos hemos llegado. Miro mi reloj, ¿Estará aquí? Entramos. Pista de baile,
parejas que lucen sus mejores trapos, algunas felices, otras simplemente girando con pasos
torpes. La busco< aún no ha llegado. Una chica, sin embargo me ha visto. ¡Maldición!, soy
la victima de alguien. Bailamos. Se aferra a Mí como una especie de garrapata. Me aguanto
estoicamente. Soporto las burlas de mis amigos y los comentarios de las niñas. Ella no es
fea, es solo que no me gusta. Y ese plan abierto y comentado a todo mundo, hacen que esté
en el ojo del hurac{n< como si todos se preguntaran< ¿Podr{ escapar? En lo que puedo
me esfumo. Estoy cerca del parqueadero esperando que llegue la hermosa chica.
El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
133
Efectivamente le veo llegar. La hermosa pareja de la noche, brillan con luz propia, bajan
del auto que, le han obsequiado los excéntricos padres al cabrón que, como mantienen
trabajando tanto tiempo fuera del País compensan al bebé con costosos regalos.
Enciendo un cigarrillo, pretendo hacerme el interesante, me ha visto, pero su expresión se
mantiene constante, indiferente. Él la abraza, Ella sonríe. ¡Maldición! Estoy perdido.
XII
¿Él?
Era un chico lindo, inocente y muy gentil. Recuerdo que caminaba junto al parque, rumbo
a casa. Hace algunos días que mi familia se había pasado. Me ayudó a recuperar la notica
de mi novio que, por accidente, se me había caído. Se ofreció acompañarme el resto del
trayecto. Le pregunté si tenía novia y me dijo que no, creí verle sonrojado, lo que me
pareció muy tierno. Era demasiado dulce y parecía de buen corazón. Le dije que
bailaríamos en la fiesta. Entonces, sin que pudiera advertirlo me incrustó un beso. ¿La
verdad?... me conmovió, pero no podía darle esperanzas.
Mi novio. Papá lo recibió, me imagino que como lo hace cada vez que arriba cualquier
joven de su edad. Lo malo de mi Papá es que nadie le parece lo suficientemente adecuado,
considera que su clásica visión de las cosas es siempre la correcta y que, nunca podría
estar equivocado. De todas formas le advertí a mi novio que mi padre era una persona de
car{cter fuerte< Prometió comportarse como un {ngel.
XIII
¡Cagada!. ¡Este Man es muy cagada! Tras de que lo vamos a recoger a la casa se nos pierde
por ir a ver a esa vieja que ni caso le hace. Se necesita ser muy hueva en esta vida para
creer que semejante hembrita le va a parar bolas a un tipo con cara de yo no fui. Eso de
que le dio un beso si es puro cuento, Yo si le fui diciendo que se deje de maricadas, que esa
vieja ya tenía novio, que allí no había nada que hacer, que mejor nos embriagábamos, que
le haga caso a la flaca, que esa vieja si daba la vida por Él. Pero es que éste Man si
definitivamente es muy pelota. ¡Va la madre!, nos dejó abandonados, ¿Sabe qué?, ¡Suerte
es que le digo!
XIV
Tal y como lo esperaba. Ella había quedado impresionada por lo del auto. Lo sabía. Sabía a
la perfección que eso causaría el impacto deseado. Esa perturbadora sensación de
El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
134
sorpresa, ese aire de superioridad y confort. Durante el trayecto coloqué deliberadamente
su música favorita, creando así la atmosfera necesaria para lo que me había propuesto
aquella noche, de modo que hasta el momento, el clímax, el proceso de inducción
marchaba de acuerdo al plan. Considerar hasta el más pequeño detalle (buenas flores, ir
bien perfumado, un beso suave, usar el tono de voz apropiado, palabras gentiles y tener
buen estilo) resultaba clave.
Llegamos.
Justo en el parqueadero se encontraba uno de esos sujetos que quieren echarlo todo a
perder, el muy idiota estaba fumando y su forma exageradamente teatral de hacerlo no
solo resultaba absurda sino que, rayaba en lo ridículo. Lo evadimos, pero noté,
ligeramente, que Ella había sonreído muy sutilmente, esa expresión casi imperceptible al
ojo vulgar sin embargo, no había quedado registrada fuera de mi radar. Si ese idiota
quería problemas los iba a tener, ¡Nadie estropearía dos meses de duro trabajo!
XV
Entramos. Fue lindo estar en el auto y que hubiese colocado la música que tanto me gusta.
Parecía impaciente por algo. Sentí cómo asomó de repente una sensación de duda, como
un escalofrío y me siento insegura. No importa, ya pasó, Él me ama tanto como Yo, y
ahora estamos en la fiesta. El chico tierno< Lo veo, est{ fumando< ¡Qué pena, ya no me
parece tan tierno! Aparecen mis amigas, le digo que será un segundo, me dice que me
quede tranquila, sonríe, dice que cuidará celosamente de Mí, me da un beso y de nuevo,
sonríe.
XVI
Termino mi cigarrillo. Observo el cielo estrellado. De pronto ya no me siento el ganador
que creía. Tal vez deba volver dentro y embriagarme. Mis amigos deben estar
esperándome. Con un poco de alcohol es posible que la chica que me persigue (la
garrapata) no me resulte tan desagradable. La chica hermosa< Sigue hermosa, está aquí
adentro< Est{ con sus amigas. Enciendo un cigarrillo, me mira por un instante y aunque
me ha observado como con lástima, mi estúpido corazón se agita. Veo a mis amigos, me
acerco< Ha llegado el momento de embriagarse. Todos bailan. Me quedo sentado. La
persecutora ha desaparecido< Un amigo mío también< No me preocupa. Ella baila en el
centro de la pista, sonríen, todos aplauden, se ven felices< Mi plan se va a la mierda.
Inicio la retirada. Derrota inminente.
El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
135
Esta es una de esas noches en que uno, tiene esa sensación de que puede definir su
destino. La pareja deja de bailar, se sientan, Ella está cansada pero sonríe, Él se acerca y se
besan. Tengo ganas de irme, de vomitar, de largarme en secreto, sin despedidas, así que
tomo lo que queda de licor, todos parecen felices, estoy solo en medio de la multitud,
invisible. ¡Me largo de aquí! Afuera uno de mis amigos sostiene por el talle a la garrapata
mientras se besan apasionadamente. Desde éste ángulo no se ve tan garrapata, sonrío y
prosigo mi retirada, mi propio destierro. No me he alejado lo suficiente todavía cuando de
la nada un vagabundo me asalta. Pide mi reloj y se lo entrego despreocupadamente, huye
ágil, nervioso, no tiene ni idea de que se trata de una vulgar imitación que se averiará
irreversiblemente en 73 horas a partir de ese instante.
Giro para ver el colegio y no veo ni a mi amigo, ni a la garrapata. Para mi sorpresa está
Ella, la hermosa chica y luce definitivamente hermosa, está sola y justo me ha visto. Es
ahora o nunca.
XVII
Miraba las estrellas, supongo que para tranquilizarme. Estaba cerca de uno de los
pequeños balconcitos del colegio. Era una noche hermosa y sin embargo, era también
amarga. Me habían herido. Hace tan solo unos momentos bailábamos felices a lo largo y
ancho de la pista. Nos sentamos y unimos nuestros labios en lo que fuera un suave, dulce
y delicado beso. Y entonces, se encontró con ELLA< una ex-novia, sobre la que me dijo no
había nada ya, y con la que se habían besado con normalidad. Salí enfadada. Intentó en
vano detenerme, de seguro mi mirada debió expresar muy bien lo que sentí como para
que considerara siquiera algo. Ahora deseo respirar, calmarme, estar sola. Y entonces lo
veo. Es el chico tímido, el joven poeta, le entrega algo a un hombre que sale corriendo<
gira sobre si mismo< me mira< me manda un beso volado< finjo capturarlo, sonríe y
me hallo a Mí misma sonriendo también. Se dirige hacia Mí. Le hago señas de que
aguarde. Voy a salir.
XVIII
Un grito aterrador. Eso fue lo que escuchamos. Un ruido estrepitoso y estremecedor. Se
trataba del amor platónico de nuestro amigo, el mismo que nos había abandonado. Ella
pedía auxilio impotente, mientras la víctima era golpeada salvajemente por su novio en un
ataque de cólera, de celos, de furia y de miedo. Apenas si nos alcanzaron las fuerzas para
separarlo, sus puños estaban húmedos por la sangre caliente y espesa de quien, apenas
unos segundos besaba a su novia en la quietud de una noche tranquila. Al reincorporarse
sorpresivamente, el joven poeta, parecía algo así como un sobreviviente de la guerra, y con
actitud irreverente recriminó a su rival haberlo abordado por la espalda y, alardeaba de la
El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
136
inutilidad de sus ataques. El alboroto había llamado la atención de los vecinos que salían
temerosos por las ventanas, en el acto común de observar todo detrás de las cortinas, para
luego asomarse a través de sus pórticos. Alguien llamó a la policía. -¡Unos jovencitos, unos
pandilleros, gente peligrosa, este era antes un lugar seguro, vengan rápido!-
XIX
En realidad fueron tres golpes en la cara y uno en la espalda. El muy imbécil no había
desaprovechado la ocasión, pude ver cómo inspeccionaba todo, era parte de un plan. Ella,
su víctima, mi novia, estaba celosa de una chica amable y algo cariñosa. Dejé que saliera en
lo que me pareció un acto circense, verla enojada y hermosa, y bueno, mi amor del pasado
estaba radiante también. Hablamos rápidamente de un par de cosas, dijo que mi pareja le
parecía bonita, pero algo infantil, sonreí y besé sus labios, era solo un gesto de amabilidad.
Al salir, se hallaban juntos, Él la tomaba de su cintura y forcejeaba con Ella, solo acudí
como cualquier persona respetable habría hecho.
XX
Nota del escritor (II).
El licor se ha terminado.
Apenas si un rayo de intermitente luz se filtra por las persianas danzantes, mientras
observo el reflejo confuso de mi propio rostro estacionario. ¿Estoy solo aquí?, ¿De qué se
trata en realidad?, ¿Qué es eso que se nos oculta tan celosamente? Retrocedo. Giro sobre la
Silla. Me reclino. Cierro los ojos. Respiro profundamente. Observo mi habitación. Intento
un par de acordes en la vieja guitarra. He perdido habilidad. Supongo que es natural. A
menudo, cuando no practicas lo olvidas casi todo. Enciendo un cigarrillo. La fumarola, esa
pequeña estela circular, esa indefinible, efímera y excesivamente débil nube avanza de
manera ascendente entre la oscuridad que todo lo rodea y, con ella se va algo de mi vida,
poco a poco, en este instante en el que estoy solo y no soy nada más que Yo. Prosigamos
con la historia.
XXI
Cuando se aproximó me abrazó con fuerza. Quedé sorprendido. De inmediato, supe que
algo había pasado. Ella intentó besarme y antes de que pudiera lograrlo le pregunte si lo
hacía por amor o desamor. Permaneció en silencio y entonces juntamos nuestro labios
como quien junta dos promesas hacia Dios. Apenas si sostuve su cintura y luego el dolor<
ataque por la espalda, golpeado en el suelo.
El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
137
Aguardé en el piso, después de todo, la fría sensación del asfalto me resultaba
especialmente acogedora< aplacaba cuanto ardía por dentro. Ese sabor a sangre en mi
garganta como oxido, como metal líquido. Esa impresión espesa y caliente. Puedes
sentirlo. Abrí los ojos y giré sobre Mí mismo, me reincorporé como el Phoenix que renace
de sus cenizas. Sí; pueden atestiguarlo con quien sea, no es producto de mi imaginación,
no es un hecho exagerado, ni mucho menos.
Estoy de pie. ¡Soy más fuerte de lo que muchos creyeron! Es probable que la escandalosa
sangre me haga lucir ciertamente temerario para mis enemigos, una suerte de adversario
imbatible y formidable para todos ellos; mientras que las chicas podrían considerarlo
como algo repulsivo y, a la vez, enigmáticamente atrayente. Está bien. Hace poco que mis
amigos lo sujetaron. Estamos frente a frente, el muy cabrón me había sorprendido con un
puño por la espalda. Aprovechando que la besaba, golpeó traicionera y eficazmente.
Luego caí e impactó dos o tres veces sobre mi cara. El sujeto era más alto e
indudablemente más fuerte, eso no lo niego, pero me encontraba muy enfadado. -¿Eso es
todo?, ¿Golpeas a traición y retrocedes?- Le grité a viva voz, entonces mi cuerpo emitió
una señal de dolor que evidenciaba, que pese a la férrea voluntad que mi espíritu
combativo lideraba, los huesos y la carne se encontraban destrozados por completo. Era
casi un milagro que me hubiese levantado y permaneciese con actitud desafiante.
Ella ya no me observaba con lástima. Su mirada reflejaba una inquieta curiosidad propia
de quien se sorprende de ver un sujeto tan fuerte. Y entonces, justo cuando lo tenía en la
mira, escuchamos el sonido de las sirenas, una patrulla. El sujeto sale corriendo, todos
corren, todos huyen, incluso lo que queda de Mí, escapo agitado.
XXII
Es cierto, no puedo mentirme a Mí mismo.
En el fondo no soy otra cosa que alguien lleno de temores, igual que todos aquí (igual que
Tú, por ejemplo). Tengo miedo, miedo de Mí mismo, de aquello que puedo hacer por odio
o por amor. Terror de contener durante más tiempo estas inexplicables ganas de
autodestrucción, como si de pronto alguien se apoderara de todo y me invitase a morir.
Terror de descubrir en Mí< quién en realidad soy. Por ahora, mi refugio seguro, estriba en
el placer.
Le había dado su merecido al oportunista, me sorprendió que se reincorporara tan
rápidamente y me desafiase de un modo tan temerario. No quería hacerlo, pero su
insolencia reclamaba una nueva lección y, entonces, las sirenas< todos nos dispersamos.
La tomé de la mano y nos enfilamos a casa. Y, sin embargo, Ella, nuevamente dirigió su
mirada sutil, buscando entre la multitud a alguien que había desaparecido. Le di un beso
sintiendo rabia y, Ella lo interrumpió. Era por Él.
El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
138
Le reclamé y la empujé sin querer. No era Yo mismo.
XXIII
Si están leyendo esto, entonces, podemos concluir con absoluta certeza que estoy muerto.
¿Por qué tanta seguridad en este hecho?
Es simple<
Lo estoy escribiendo ahora, mientras aguardo mi último juicio. Entre tanto, les relataré lo
que sucedió después.
Tras escuchar las sirenas me oculté cerca de los arbustos. No la perdí de vista, pero sí la
perdí de mi lado. Él la abrazó y se dirigieron rumbo hacia el sur, en principio supuse que
se aproximaban al parqueadero, pero no fue así. El sector donde vivíamos quedaba en el
norte. ¿Hacia dónde la llevaba?, ¿Qué planes tenían?, ¿Por qué no la acompañaba a casa?
Casi que como un acto involuntario mis lágrimas salieron a flote. Se besaron una vez más
y, mientras mi tonto corazón se desmoronaba bajo el frío de la noche y me sentía el ser
más imbécil del mundo, al filo de mi retirada, de mi derrota inminente y contundente,
justo cuando me disponía a dar la media vuelta y regresar a casa, pude escuchar cómo Él
le gritó y empujó violentamente.
Las palabras son insuficientes para describir lo que sentí, algo superior a la rabia, a mi
propio dolor, la última percepción de que algo sagrado estaba siendo profanado.
XXIV
Estaba confundida y asustada.
De repente, la magia de una noche donde todo era perfecto se había transformado,
inusitadamente en una serie de eventos para los cuales solo una cosa era clara, nunca
conoces a alguien por completo. El chico tierno me besaba muy suavemente y entonces
sobrevino el ataque. Parecían animales salvajes. Ahora, esa sensación de duda, se había
apropiado de mí alma. El sujeto perfecto era alguien diferente de quien Yo creía y el joven
poeta se había transformado en un demonio.
El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
139
XXV
El sonido de una ramita que se quiebra en el bosque. Eso fue lo que llamó su atención. Yo
la había pisado sin querer<
Mientras camino por este pasillo aproximándome al fin, recuerdo los últimos momentos.
Ella lo abandonó a mitad de la calle. Y entonces me vieron entre los arbustos. Él corrió
hacía Mí y me golpeó con lo que parecía una pequeña piedrita, mi frente se llenó de
sangre< Mientras me derribaba< todo gradualmente se iba obscureciendo, incluso el frío
de la noche se desvanecía. Escuché la voz de la hermosa chica, me hablaba angustiada,
pero por más que intentase ya no me era posible concentrarme. Todo se apagó sin que
nadie me dijera nada.
El pasillo era m{s extenso de lo que debiera< Esta vez no me conduciría a mi cuarto, ni
nunca más lo haría<
Al fondo< una pequeña luz intermitente, por fin lo había comprendido, estaba muerto<
Así fue como entonces, me fui de este mundo.
El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
140
Protagonista
Mis dedos acarician la pluma, la sostienen aún en el aire, juguetean en la brevedad del
instante, justo antes de escribir. Antes de tocar el papel y dibujar con palabras las raíces de
cada escena, de cada vida, de cada ciudad edificada o destruida, de cada universo que está
por venir. Hace tres décadas, estas manos se juntaban en el vientre de mi madre, mientras
Ella sonreía celeste. Dentro de 500 días habré de ser sepultado. Escribo la obra, su
protagonista, una joven poeta la interpretará por primera vez en un pequeño teatro en
Inglaterra, eso sucederá en 37 años a partir del instante en que se escribió la primera
oración. Se abre el telón. Un pianista entona una suave obertura, mientras Ella se
reincorpora y danza armónicamente. Se acerca a una pequeña jaula y abre la puerta, su
pequeño habitante vuela libre ahora, Ella sonríe. El corazón humano es capaz de grandes
cosas, incluso de vivir para siempre. Ahora siembra una semilla. En tan solo unos días
brotarán los primeros esbozos de lo que será un inmenso árbol. Se desnuda para ser libre,
y en medio del bosque pinta cielos y caminos que conducen hacia el centro del alma. Se
cierra el telón. Pero la obra nunca acaba, la vida continua como un milagro, como el hecho
de saber que la protagonista de esta escena combate guerrera por ser feliz a cada
momento.
Lo que nos aguarda
¡Aguarda un momento!
Solo unas cuantas horas más adelante nos separan de la muerte.
¿Qué hacer?
Podría pensarse que perder el tiempo, también podría interpretarse como mis reflexiones
acerca de la vida, de la muerte y de todo lo demás.
Justo a punto de morir es que me reincorporo. Sigo en pie, con las botas puestas, dispuesto
a continuar la batalla, seguir combatiendo en busca de mi destino, de forjar mi alma, de
convertirla en espíritu, de ser algo más de lo que puedo ser.
¿Qué ya estoy muerto?,
¿Qué no sobreviví al último ataque?,
¿Quién lo dice?
No porque mi cuerpo permanezca inmóvil significa que me haya rendido. Nunca lo haré.
En realidad, para Mí, la ofensiva apenas comienza, no se trata de un asunto de vivir o
morir, de ganar o de perder, se trata de defender las cosas que amo y en las que
indudablemente siempre creeré.
El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
141
Me mantengo a la espera, etéreo. ¡Escucha! Es precisamente el canto de la lluvia que nos
asiste como algo definitivo. Ahora que por fin he despertado del letargo, conservo aun en
mi mente el firme propósito de llevar a cabo el plan que, tantas veces había acariciado en
mis horas más bajas, en el más absoluto de los secretos.
Digámonos la verdad de una buena vez, ahora que eres feliz, mi dolor y mi intensa tristeza
no deberían importarte.
Por supuesto, permaneces pálida y absorta, ensimismada en tus pensamientos, buscando
refugio en ese mundo perfecto que inventaste para evadir la realidad. Pretendamos que
todo está bien, que las cosas importantes subyacen intactas del dolor, que se encuentran a
salvo del sufrimiento, de la guerra y del desamor. ¿Eres Tú?... Tengo la leve impresión, la
ineluctable sospecha de haber recreado en mi alma y en mi mente alguien diferente basado
en Ti. Y entonces, lo siento. Allí está otra vez< -¡Tranquilo mi tonto corazón!, ya estás
agitado, palpitando involuntariamente más y más rápido-, manos que sudan, voz
temblorosa, ese nerviosismo al verte. Sin duda estoy enamorado. Y sin embargo, amar
supone una de mis formas favoritas de infringir dolor. Es curioso, al menos en estas cosas,
cuando encuentras un espacio para la libertad< acabas convirtiéndote en un esclavo. ¡Al
demonio!, ¡Por fin lo has conseguido!, soy una persona tranquila pero ha sido suficiente,
has desatado mi furia. Te lo dije, estabas llegando al límite. ¡Olvidemos por un instante
que existe algo de bondad en mi maltrecho corazón y miremos qué pasa!
Pintura
Como un Gobierno en decadencia, como las flores que se cortan en la madrugada, como
tus manos sobre las mías, como un cielo enrojecido. Como el aroma de tu cuello, como el
cansancio del humilde campesino, como la risa de los niños juguetones, como saliva y
silencio. Como caminar bajo el sol, bajo la lluvia, sin destino, sin preocupaciones, como
descubrir que estoy vivo y que puedo volver realidad mis sueños, como la noche que
avanza, como la vida, como Tú, como la casa de la infancia y las promesas de amor eterno,
como regresar a los mejores momentos de la vida, como sonreír, como darte un beso.
El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
142
Boxeador
Primer round.
Flash de cámaras enceguecedoras. Euforia. Apuestas. Afuera el público aguarda
impaciente. Aprieto los guantes. Manos vendadas debajo. Puños al aire. Los sueños de un
hombre puestos en un cuadrilátero. Un último calentamiento. Pequeños saltos. ¡Es hora!
Estás completamente solo, ¡Que nadie te diga lo contrario!, siempre estás solo, el equipo
asistente no te protegerá durante el asalto. Subo al ring. Escucho mi nombre por el altavoz.
Golpeo el aire y alzo los brazos. Tengo miedo. Protector bucal. Azoto los guantes.
Entonces, el sonido de las campanas. El enemigo viene hacia Mí. Danza ágil, rápido, luce
furioso y asustado. Impacta con fuerza, es preciso. Intento en vano defenderme, retrocedo,
es inútil. Me estoy volviendo viejo y lento. Me cubro lo que más puedo pero sus ataques
resultan demoledores. Me recuerda cuando joven. Pronto ese sabor a sangre oxidada,
inconfundible. Pienso en la familia, el abuelo escuchando el combate en el viejo transistor
de la sala, sin perder detalle. Mamá encerrada en la cocina junto al pequeño altar
improvisado, orando, aferrada a sus desgastadas estampas de santos, dejando escapar sus
lágrimas en secreto. Mi hijo y su madre abrazados, angustiados.
Empujo a mi rival, me abro camino, ataco por vez primera, estoy mareado. Esquiva mis
brazos con facilidad. Puede intersectarme. Conoce mis movimientos. Observo a la
multitud que reclama nuestro dolor para su propio regocijo. Pienso en el dinero de las
taquillas, mis deudas, las apuestas en contra, arrojo mis puños, he conseguido lastimar su
rostro, siento desfallecer, estoy cansado. Viene a castigarme, suenan las campanas.
Termina el primer asalto. Agua en mi boca. Estoy sentado en la esquina, inmóvil.
Entrenador que me insulta, mujeres hermosas, comentaristas que todo lo saben, toalla
ensangrentada, cubo de hielo.
Escupo sin fuerzas.
Sexto Asalto.
El sujeto ha demostrado todo su vigor, ha descargado todo lo que tenía, ahora está
exhausto. Sin embargo, algo le mantiene en pie, no se da por vencido, es valiente. Tengo
un ojo totalmente inservible, ensangrentado a más no poder, la quijada medio
desencajada, las costillas moreteadas, brazos adoloridos, piernas estáticas, no escucho
nada, no veo nada, intento olvidar el dolor, intento soñar con una mañana junto a Ella,
hundirme en su pecho fresco, olvidar los horrores de la guerra y la miseria de los malos
tiempos. Golpe en mi rostro. Alguien cambia de canal, Yo no puedo. Debo luchar hasta
El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
143
donde me sea posible, es tarde para pensar en cambios, debo continuar. Lanzo mi ataque
con fuerza, una y otra vez, soy una máquina que combate, no importa mucho más.
El adversario se tambalea, esquiva lo que puede, encaja sus puños hasta donde le es
posible, está agotado, como Yo, Avanza como Yo, no se quiere dar por vencido, como Yo,
seguramente tiene cosas en la vida por las cuales continuar, como Yo. Se reincorpora,
avanza sublime, se proyecta fuerte. De pronto, las voces se apagan, el público enmudece,
alguien pierde el equilibrio, alguien se derrumba, se desploma irreversiblemente, alguien
impacta contra la superficie del cuadrilátero.
La cuenta: 9, 8, 7<
Intenta levantarse.
Realmente lo intenta.
Se llena de recuerdos y de lágrimas, quiere continuar, hay razones muy poderosas para
hacerlo.
<5, 4, 3<
Se desploma, fue el último intento.
El cuerpo no responde. Daños severos. Melancolía. El público entra en éxtasis. Los
comentaristas hacen sus análisis, explican al público cuanto ha sucedido. Alguien levanta
las manos, ha sido el ganador.
Y entonces descubro que soy mi propio asesino
Después de mucho pensarlo, de tomarlo con calma, decidió tomar el puñal, la crónica de
un asesinato a punto de cometerse. Una parte de Mí continúa escribiendo, la otra se
levanta y camina por la habitación, repasa cada uno de los objetos, la música, las fotos, la
guitarra, todo en absoluto. El escritor redacta estas mismas palabras que Tú, amigo lector,
estás recorriendo. El otro sujeto, que también soy Yo mismo, toma una botella de dulce
vino y se embriaga sin remedio, tiene un puñal y se dispone a asesinarme< eso significa
que cuando Ud. termine de leer este pequeño fragmento, una parte de Mí, en cierto modo,
habrá muerto. Sólo le pido al asesino que me deje poner punto final.
El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
144
Del autor, la obra y sus personajes
El autor de estas breves memorias acerca de su estadía en el cielo y el infierno,
Deja la tinta y el papel.
Ahora avanza con sigilo a través de esta noche que asoma irreductible,
Busca asilo en la literatura, la pintura, la música y el cine,
Las vidas y las muertes de los personajes que en este mundo
(A veces claro, a veces sombrío) se desenvuelven.
Halcón
El último vuelo de un anciano Halcón, en medio del frío y la lluvia violenta. En busca de
alimento. En esta ocasión, no ha habido fortuna. Demasiadas ciudades y asfalto. Largas
horas de vuelo. Atraviesa torpemente las nubes, las escasas montañas. Extiende sus alas en
ese vasto universo en las alturas, pronto llegará la primavera, lo sabe. Dentro de poco, los
cálidos rayos del sol ya no atestiguarán su indescriptible existencia, comenzó un día
siendo joven y fuerte, y pronto su primer vuelo por encima de verdes praderas o
gigantescos nevados se alternó con enormes rascacielos y tumultuosas avenidas. Se
extendió infinito en el horizonte, rápido y poderoso. Pero han llegado nuevos días.
Enfrenta el descenso impostergable, mientras percibe el final. Aterrizaje forzoso, falla
cardiaca aún en pleno vuelo. Un último ocaso en el espacio, el cielo se tiñe de rojos
fulgores, un ave cierra sus ojos para siempre, alrededor la vida continúa.
Viaje en bus “Ese sujeto, aquel… Parecería ser Yo”
Mujer hermosa<
Sube al bus. Finjo no verla pero Ella se ha percatado. En consecuencia, evitará sentarse a
mi lado. Efectivamente ha tomado otro lugar.
Sigo malditamente solo.
Observo por la ventana.
Alguien camina despreocupadamente con los cordones de sus zapatos sueltos. Tropezará
a solo 15 pasos.
Una chica hermosa sentirá lástima por Él. Le ayudará a reincorporarse.
El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
145
Un ejecutivo cruza la calle; desde lejos saluda a un conocido, va apresurado y prepotente,
una chica modesta que se encuentra a la mitad se ha confundido y responde al saludo, su
equivocación la hace sentirse como una idiota.
Un viejo simula estar casi ciego y viaja de aquí para allá en busca de nuevas víctimas.
El bus se detiene en un semáforo.
Mientras aguardo me concentro en el viejo cafetín< Allí alguien toma un capuchino y
escribe... Se trata de una versión de Mí mismo diez años después de estos eventos. Ambos
nos observamos estupefactos por algunos segundos, pretendemos que solo fue un juego
de la memoria.
Diez años más tarde comprobaré que no fue así y escribiré lo que diez años antes estaba
pensando en este momento.
“Así como nuestras vidas, todas las canciones podrían ser una”
Nuestro bosque
Como la belleza de las cosas simples o nuestra complicidad en un bosque de rojos
fulgores, donde se vierte la dulce fragancia que emana tu vida. Como una tenue visión del
mundo futuro o la siempre precipitada idea de perfección. Mi propia carne, sangre y
huesos, una noche tranquila en el desierto.
Fundirme contigo en un delicado acto violento y, luego escucharte explicar tus
contradicciones más intrínsecas. Olvidar, por un instante, los actos recientes y recuperar
nuestra historia. Apenas si te conozco y, no tienes idea de lo que significas en mi vida.
Arcano primaveral
Se arquea ligera, casi imperceptible, en la extensión de la palabra compleja, y con el abrigo
que nos conduce al camino de la seducción. Luego, nos requiere sin demora; una suma y
sagrada gravedad de la que no tenemos idea aún. Entonces, la mente se abre por completo
y me encuentro reflexivo. Posiblemente mis audaces quimeras, sean cada vez, más y más
inverosímiles. Después, Ella nos asiste desnuda, desde antaño. Como seguramente ya
sabes, primero asoma indeleble, sublime, poco después fatigada, a continuación
insospechada y acaricia bajo nuestra piel cada uno de sus intensos placeres, ceremonias
indulgentes. Mañana, muy temprano, regresaré a la tierra que te prometí. Noche de Jazz.
El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
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Los licántropos se apoderan de la ciudad. Siglos de evolución y fotografías a mitad de la
noche, palacios, el aroma de las vanas prohibiciones y sus efectos colaterales. Soberana y
humilde, desterrada con todo su ejército de promesas. No hay contratos en el infierno, solo
demonios danzando en la noche, embriagados; mientras afuera todo es quietud, mientras
afuera el mundo se destruye. Es obvio, siempre preferiremos nuestras dudas
desintegradas al calor de la vanguardia, independiente de frágiles corceles. ¡Apurad!, ¡Es
hora! ¡Nos tomaremos por sorpresa el pantano y sus míseros destierros!
Humanidad
Apenas seducen las cálidas notas de su viejo piano. Olfateo el sabor de tu piel, así como la
naturaleza filosófica que se redime en tus pensamientos, que sin embargo, se ocultan en el
único refugio posible en medio de los disparos, las ráfagas fulminantes y la depresión
infatigable.
Una lágrima de sangre recorre tu rostro ahora, y Soy uno, con la sinfonía que dispuse. Tus
colmillos sobrevienen estrepitosa y lánguidamente, en lo que parece, desde lejos, un
torrente de deseos incontenibles, para quien se apoya en la esencia de las horas más bajas.
Te encuentro soberbia, como la mítica venus, celosa y callada.
Toda llena de abismos, rabiosa aceleras nuestro último trayecto y reconoces sin demora, la
profundidad de mis heridas, la extensión de mis alas aun jóvenes. Pronto te preparas para
el combate mientras tu cuerpo voluptuoso dirige comarcas triunfales hacía Mí, justo
después de una noche precedida por otra y otra que, nos conduce fatalmente hasta el
principio de los tiempos, y sabes, desde luego que, como siempre saldré imbatible,
exuberante e implacable en medio de la guerra, entre la fragilidad de las almas humanas,
entre su letargo, nuestro precipicio y el brillo de una noche celeste, la escena que se suscita
con tu ausencia, mi exilio, mi destierro insoslayable, la frialdad y quietud propias de sus
inmerecidos corazones, los pequeños actos violentos y despiadados de su frágil alma, la
última oportunidad, el miedo como respuesta involuntaria, la tímida tempestad recurrente
que aguarda impaciente, el último destello de sus ojos que enfilan curso al horizonte; el
rojo acantilado, las promesas que se diluyen en lo que, su efímera existencia acontece,
como un acto perpetrado por las sombras de ejes celestes, que se desvanecen, justo
mientras danzan rumbo a occidente, el temblor intermitente en sus manos, sus labios fríos
que me invitan al pecado. Adoctrinada en su mítico viaje, en el imposible trayecto, el final
seguro, la muerte confiable. Atrapada, seducida, esperando por alguien.
Entonces deviene el caos cíclico, atemporal, subsecuente, una cadena infinita de eventos
que nos funden en la búsqueda del amor, la salvación universal, la pequeña huella
libertaria de felicidad en lo profundo del mar, la concepción, la inmutable búsqueda de
El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
147
una respuesta, el celoso intento de una pregunta y precisamente después, la anarquía; la
muerte de un ángel y tu propio nacimiento.
Árbol en la Ciudad
“¿Modernidad?... vienen a mi mente más autos y más autopistas... más contaminación y asfalto estéril sobre
lo que antes fuera tierra viva.”
Sus moribundas ramitas se moverán delicadamente en las noches bajo esta lluvia
tranquila. No obstante, en la mañana, se sacudirán con fuerza, violentamente por el frenesí
de los autos y el caos de esta ciudad turbulenta. Igual que nosotros aquí, permanece
solitario en medio de la multitud, de los centros comerciales, del estilo de vida moderna en
medio de la riqueza y la pobreza en extremo, de lo despiadado y brutal, de lo
indescriptible y triunfal de la existencia, del confort y lo sofisticado de nuestro elíptico
instante en la historia del mundo.
Es un pequeño arbolito que se adaptó a la contaminación, al tóxico de los autos, al
recubrimiento de los bosques por asfalto, único sobreviviente de la tala inconsciente y la
equivocada idea de progreso.
Mañana mismo habrá de morir y su muerte pasará inadvertida para la mayoría. Mientras
cae su última hoja, hombres de negocios se desplazarán en autos de lujo, jóvenes
confundidos recreando una distorsión del amor, ancianos que esperan la muerte, para la
mayoría no significar{ nada en absoluto. Consumismo, dinero, política< son cosas m{s
importantes y, mientras el mundo se desploma, un último sobreviviente se da por
vencido.
El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
148
El paraíso de los demonios
¡Héme aquí!
Como un maldito ocupante de esta habitación que se cae a pedazos.
Exaltado, sin más dominio de Mí mismo; apenas consciente de lo que está sucediendo.
No existe diferencia entre la abrumadora pesadilla terrestre y la infernal realidad que nos
asiste.
Semblante desquiciado, reflejado velozmente sobre la superficie dura y fría del espejo.
Compruebo taciturno que continúo siendo un espectro vagabundo, sin rumbo fijo. Desde
aquí, contemplo la ciudad dinámica que despierta amenazante, poblada de almas nobles y
despiadadas, que transitan por las venas suburbanas de concreto, en medio del espacio
intoxicado. Cuando estás muerto, todo lo que percibes se proyecta en tonos de blanco y
negro y los arco iris yacen ausentes, esa fue la última pista. No es una sensación agradable,
pero como todo, uno termina acostumbrándose. El poco vino que quedaba se ha
derramado. Aún conservo mis memorias; según lo planeado, las mismas que te descubres
leyendo en este momento. “El Paraíso de los Demonios”. Debes comprender, amable y
paciente lector, que las reflexiones de un muerto pueden diferir un poco de aquello que,
convencionalmente escriben los vivos. Así que si sostienes este texto en tus manos, debes
cuestionarte el hecho de hallarte vivo, o que una suerte de milagro haya efectuado tal
suceso posible.
La inanimada y oxidada arma aguarda sobre la vieja repisa, descansa cargada y muy cerca
de Mí. No confío en nadie, (un tardío instinto de supervivencia), supongo que ahora dejo
de redactar una historia para advertir su inevitable desenlace, puede que nos encontremos
justamente sobre el final. Vendrán por Mí. (Versiones de un enemigo que terminan siendo
uno mismo). Los siento próximos, estoy dispuesto para resistir al último combate. Ángeles
o Demonios, comienzan el descenso. Mi lucidez, me temo, no resistirá mucho más.
Despliego mis maltrechas alas por última vez.
¿Dónde reposa la mano amiga que se mantenía segura por difíciles que fuesen los
tiempos?
¿Dónde yacen las poesías y las cartas de amor?
¿Dónde quedó el último brote de espíritu humano?
Han tardado demasiado, ¿No lo crees? No importa, ahora están aquí. Son muchos, no
podré contra todos; definitivamente no venceré, pero les costará hacerlo. Desgarrarán mi
carne, destrozarán mi alma, mi cuerpo, mi mente, pero protegeré este último recuerdo,
que aún conservo en lo profundo de mi corazón humano.
El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
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Epílogo
¡Es cierto!, ¡Estuve muerto!
Ahora he retornado.
Las heridas de guerra descansan en su lugar, algunas han cicatrizado, otras seguirán allí.
Un hombre que murió ha regresado.
Caminante tranquilo que pasea silencioso, como uno más entre todos aquí, bajo la lluvia
que parece al fin detenerse. Una historia más entre esa infinidad, que se acontecen en la
multitud. Una nueva vida y un nuevo rostro< El rostro del poeta.
¿Cuántas veces más deberé morir hasta encontrarte?...
¿Cuántas veces más deberé encontrarte para perderte?
Como siempre no sé de cu{nto tiempo dispongo<
Pero puedo abrir mis ojos y advertirme vivo< con un legado de fracasos, alegrías y
tristezas, de aquello que aprendí y desaprendí.
De pronto alguien sonríe.
Tal vez seas Tú...
¡Estoy vivo y soy humano otra vez!
El Paraíso de Los demonios: Memorias de un Joven Poeta
150
El Paraíso de los Demonios:
Memorias de un Joven Poeta.
Bogotá D.C., Colombia.
© Julio César Riascos.
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