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IvanS.Turgueniev
AguasPrimaverales
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ISBN978-987-678-939-4
Publisher:Vi-DaGlobalS.A.
Copyright:Vi-DaGlobalS.A.
Domicilio:CostaRica5639(CABA)
CUIT:30-70827052-7
IVANTURGUENEF
IvánSergiewitchTurguenefnacióenOrel,Rusia,elaño1818.Estudió,primeroenelGimnasio deMoscú, y en seguida en laUniversidad de San Petersburgo. A los veinteañosenvióseleaAlemaniaparaqueperfeccionaraycomplementara susestudios.Y si,segúndiceunescritor,aprendióensupaísaconsideraraRusia«comounmundoaparte,mundosuperior,yúnicodueñodelporvenir,»empapadoenlaUniversidaddeBerlínenlafilosofía alemanadeSchelling y deHegel, sacó de ella la definitiva afición a las ideasgeneralesyalosvastossistemas,quesenotaentodasuobra.Yadesdemuyjoven,sabíatambiénqueelprimerdeberdeunescritorescontribuiralagloriaylafelicidaddesupatria,yquelaliteraturanoesunsimplejuegoartístico,sinotambiénunmedioeficazdeacciónpolíticaymoral.De regreso aRusia, obtuvo un empleo en elMinisterio del Interior, y cediendo a su
temperamento y vocación, comenzó a escribir artículos y poesías que aparecieron endiversos periódicos y revistas, y quemás tarde coleccionó en formade libro:Panacha(1843),yConversación(1844).Pero la obramás sonada de sus primeros tiempos fue un estudio sobre el novelista
Gogol,trabajoquesehizonotarporlasideasavanzadasenqueestabainspirado,yque,sivalióasuautormuchosaplausos,costóletambiénlapérdidadesuempleo,agravadaconeldestierro.Rusianomostrabaentoncesmiramientoalgunoconlosescritoresquetantafamahabíandeconquistarlecomopatriadegrandestalentos.Turguenef, desterrado, refugióse en Alemania, donde tenía algunas vinculaciones de
estudiante,peronotardóentrasladarseaParís,ligándosemuyprontoconlapléyadedelosescritoresfranceses,conalgunosdeloscualestuvoestrechaamistad.Prontollegóadominar el idioma, hizo varias traducciones de obras rusas, escribió las suyas enelegantefrancés,ytantoseconnaturalizóconlagranciudadqueapesardehabérselelevantado el destierro en 1854, merced a grandes influencias, puede decirse que novolvióaRusiasinodevisita.Sinembargo,nuncadejódeamarasupaís,nidetrabajarpor su progreso: «En Rusia -dice un crítico,--»forjábase de Francia mil encantadoressueños ;pero»apenasvolvíaaParís, toda sualmade ruso retoñabaenél.Deaquellaépocacomienzanadatarsusobrasmásnotables.Turguenefsemuestraen todasellasgran conocedor del corazón humano, observador sagaz, exacto y a veces minucioso,amantede laNaturalezaquedescribecon singularbrillantez,pintor ypoetaalmismotiempoenlacreacióndesuspersonajesquesiempreparecenarrancadosdelnatural,yque quizá lo sean en mucha parte. Tanta era su fuerza creadora que una verdaderaautoridadenlamateria,ProsperMeriméenovacilabaendecir:«Turguenefmerecuerdaa veces almismoShakespeare. »Y este escritor que, al leerlo, parece tan, espontáneocomoelaguaquecorredelmanantial,eradelaestirpedelosartistasconcienzudosquetrabajan y perfeccionan pacientemente su obra, sin librar uno solo de sus detalles alacaso. En un principio -diceM. Teodor deWysewa, -pudo creerse que el éxito de suslibrosleimportabapoco.Perosuscartas,publicadasdespuésdesumuerte,nosrevelanelcuidado,lapaciencia,elencarnizamientoquededicabaacadaunadesusobras.AhoracomprendoquesehayaligadoconFlaubert»desdequeloconoció:amboscomprendíandelmismo»modoeltrabajoliterario.EnsuscartasasuamigoAksakofaparecentítulosdenovelas,queserepitenduranteañosenteros:oraanunciaTurguenefqueyaestáporterminarlas,orasequejadetenerqueempezardenuevo…Asíhannacidotantasobrasmaestrasquehacendeciralmismocríticofrancés:Erauno
de losmásgrandesescritoresdesuraza.Suobraparecíaescritaparanosotros.Entretodaslasdeautoresrusosera,alavez,lamásrusaylamásfrancesa,puesdiríasequeTurguenef veíamejor su patria desde que la contemplaba de lejos, y cuantomejor laveía, más claridad, precisión y elegancia daba a sus descripciones. Ninguno de suscompatriotas ha creado tipos tan esencialmente rusos; ningUno tampoco, en cuanto acomposiciónyestilo,sehaaproximadotantoalviejoidealclásicodelespíritufrancés.Y no es su obra literaria menos meritoria, la de haber descubierto en un joven
debutanteaotrodelosmásgrandesescritorescontemporáneos,LeónTolstoi,dequienyaen1855escribíaasuamigoAksakof:¿HaleídoustedenelContemporainelartículode Tolstoi sobre Sebastopol? Lo leí en la mesa, grité ¡hurrah! y bebí una copa dechampañaa lasaluddelautor.Ypocosmesesdespuésescribíaalmismocorresponsal:Tolstoi acabade escribir unanovela corta:La tormentadenieve. La leeráustedenelnúmero de marzo del Contemporain. Es una verdadera obra maestra. Este detalleimportamuchoparaconocerelespíritugenerosoyentusiastadelescritor,dequiendecíaelmismoWysewayacitado,parafraseándolo:
Elalmaajenaesunaselvaprofunda,dijoTurguenef.ElalmadeTurgueneferatambiénunaselvaprofunda;pero,porextrañofenómenopsicológico,parecequenadielohubieraadvertidohastalamuertedelgranescritor…Peroapenasmurió,atravésdelclarojardínvióselaselva,unadeesasnegrasymisteriosasselvasdelNorte,enquesetrataenvanodepenetrar.Ademásdevariospoemas,dramas,comediasyestudiosdiversos,Turguenef,escribió
numerosasnovelas, siendoAguasprimaverales una de las últimas, pues la escribió en1873. De esas obras. algunas de las cuales están traducidas a todos los idiomas,citaremos:Recuerdosdeuncazador,Escenasdelavidarusa,DmitriRudini,Unacamadadenobles,Elena,Primeramor,Padrese,hijos,Humo,Abandonada,Historiasextrañas,Novelasmoscovitas,PunineyBaburine,Diariodeunhombredemás,yporúltimoTierrasvírgenes.
AGUASPRIMAVERALES
Aesodelaunadelamadrugadaregresóasugabinetedetrabajo,despidióalcriadoquehabía encendido las velas, y sentándoseenunabutaca junto al fuego cubrióse, elrostroconlasmanos.Nunca había sentido tal desfallecimiento físico ymoral. Había pasado la velada conamables damas e inteligentes caballeros. Muchas de aquellas damas eran bonitas; lamayorpartedeloscaballerosdistinguíanseporeltalentoyelingenio;élmismosehabíamostradoenlaconversacióninterlocutoragradableyhastabrillante…y,apesardetodo,nuncasehabíavistotanirresistiblementeacometidoyopresoporaqueltaediumvitaedequehablabanyalosantiguosromanos.Sihubiesesidomásjoven,hubieralloradodefastidio,deangustiaydeenervamiento;unamargorcorrosivoypunzantecomoeldelajenjollenabasualmaentera;ciertonoséquédenso,helado, tétrico, leenvolvíapor todaspartescomounaobscuranoche, ynopodíadesembarazarsedeesaobscuridad,deeseamargor.Era inútil recurriral sueño:presentíaqueelsueñonoibaaacudirensuauxilio.Insensiblementesesumióenlargasylentasreflexiones,inconexasytristes.Meditóacercadelovano,inútilyvulgarmenteembusterodelascosashumanas.Todaslasépocasdelavida-acababadecumplircincuentaydosaños-desfilaronunasenposdeotrasantelosojosdesupensamiento,yningunadeellasencontrógraciaanteél.¡Agitarsesiempreenelvacíoylanada,andarsiempredandotajosymandoblesalaire,siempre embelecarse medio cándida medio conscientemente con el señuelo de vanasquimeras! «Poco importa lo que contenta a un niño, con tal que no llore,» dice unproverbioruso.Luego,depronto,cualnievequenoscaeenlacabeza,verllegarlavejezy con ella su compañero, el temor a lamuerte, ese temor que nos zapa y nos roe sincesar…después,porúltimo,¡elchapuzónenelabismo!¡Y gracias si transcurre así la vida! Porquemás de tina, vez, antes del fin, como laherrumbreatacaalhierro,lleganlosachaquesyelsufrimiento…Lavidanoseleaparecíacomoesemardeolastumultuosasquedescribenlospoetas;se la representaba llana como un espejo, inmóvil, transparente hasta en sus másobscurasprofundidades; sentadoenunabarquichuela vacilante, abajo, enel fondodelabismoobscuroyfangoso,entreveíavagamente,asemejanzadepecesenormes,formasmonstruosas: eran todas las miserias de la vida, enfermedades, pesares, demencia,ceguera,pobreza…Yante suvista salede las tinieblasunodeesosmonstruos ; sube,subesincesar;sehacecadavezmásvisible,cadavezmáshorriblementedistinto…Unmomentomás, y, levantadapor el lomodelmonstruo, va a zozobrar la barca. Pero denuevo parece desvanecerse la forma, desciende el monstruo, se vuelve al fondo y sequedaallítendido,agitandoapenassuobscuracola…Sinembargo,tienequevenireldíafatalenquesetumbelabarca.Sacudió la cabeza, levantóse de un salto de la butaca, dio un par de vueltas por laestancia,ytomóasientodetrásdelamesadeescritorio;después,abriendounotrasotrotodosloscajones,sepusoarevolverpapeles,cartasantiguas,lamayorpartecartasdemujeres.Elmismo ignorabaporquéhacíaeso,puesnobuscabanada.Suúnicoobjetoeralibrarse,pormediodecualquieraocupación,delospensamientosqueleperseguíancomounapesadilla.Desdoblóalacasoalgunascartas.Unadeellasconteníaunaflorseca,rodeadaporunacinta ajada. Se encogió de hombros, echó un vistazo a la chimenea y puso aparte lascartas,comosisehubiesedispuestoaentregaralasllamasaquellasinútilesreliquias.Siguieron susmanosexplorando febrilmente los cajones; depronto abrió los ojosdepar en par y atrajo suavemente hacia sí una cajita octógona, de forma anticuada, ylevantó despacio la tapa. Dentro de esa caja, entre dos capas de algodón en rama,amarillento,hallábaseunacrucecitadegranates.Durantebreveratoexaminóesacruzconaspectotrascordado;luego,depronto,dioundébil grito…Loque se retrató en su rostrono fuepesarni júbilo: era cual si hubieseencontrado de improviso un ser tiernamente amado en otro tiempo, perdido de vistadesdemuchoatrás,reconocibleaún,y,sinembargo,cambiadoenteramenteporlosaños.Levantóse,volvióasentarsejuntoalachimenea,ydenuevoescondiólacaraentrelasmanos… «¿Por qué hoy, por qué hoy precisamente?»-pensó. Y vinieron a la memoriamuchascosaspasadaslargotiempoantes.Heaquíloquerecordaba…Peroprimeroesnecesarioqueosdigasuapellidoysusnombresdepilaypatronímico.NuestroprotagonistasellamabaDemetrioPavlovitchSanín.
Heaquídequeseacordaba:
I
Eraenelveranode1840.Sanínacababadecumplirveintidósaños;volvía,deItaliaaRusia, y hallábase de paso en Francfort. Sin familia casi, poseía una fortunaindependiente,sibiennomuycuantiosa.Habiéndoledejadounparientelejanoalgunosmilesdepesosenherencia,resolviógastárselosenelextranjeroantesdeingresarenlaadministración,antesdeponersealomolaalbardaoficialnecesariapara,asegurarselasubsistencia.Enefecto,Sanínhabíapuestoenplantasuproyecto;ytalmañasedio,queeldíamismodellegaraFrancfortteníaeldinerojustoparavolveraSanPetersburgo.En1840eranescasos loscaminosdehierro; losseñoresviajeros ibanendiligencia.Sanínsacósubillete,peroladiligencianopartíahastalasoncedelanoche.Quedábalemuchotiempo que gastar. Por fortuna el día era, magnífico, y Sanín, después de haberalmorzado en la fonda del Cisne Blanco, célebre a la sazón, salió a callejear por laciudad.FueaverlaAriadnadeDannecker,ynolepareciónifunifa;visitólacasadeGoethe (entre paréntesis, sólo había, leído de este, poeta, elWerther, y eso en unatraducción francesa); paseó por la orilla delMena y se aburrió como debe hacerlo unconcienzudoviajeroderecreo;porúltimo,hacialasseisdelatarde,fatigado,llenosdepolvoloszapatos,encontróseenuna,delascallesmenosimportantesdeFrancfort,calleque,sinembargo,estabadestinadaanodespintárseledelamemoriaenlargotiempo.Enlafachadadeunadelaspocascasasdeesacalle,viounamuestraqueanunciabaa
los transeuntes la «Confitería Italiana deGiovanni Roselli». Entró a tomar un vaso delimonada. En la primera pieza, detrás de unmodestomostrador, en las tablas de unaalacenapintada, seostentaba simétricamente, comoenuna farmacia, algunasbotellascon rótulos dorados y botes de cristal de boca ancha llenos de bizcochos, pastillas dechocolateycaramelos.Nohabíanadieenesapieza;sóloungatogrisroncabaguiñandolosojosyamasandoblandamenteconlaspatitasunaaltasilladepajapuestajuntoalaventana;unacanastillademaderacaladayacíabocaabajoenelsuelo,yjuntoaellaungruesoovillodeestambrerojoresplandecíaenunrayooblicuodesolponiente.Unruidoconfuso,extraño,salíadelaestanciainmediata.Sanínesperóaquelacampanilladelapuertahubiesedejadodetocar,ydijoenvozalta:-¿Nohaynadieaquí?En elmismo instante abrióse la puerta de la pieza vecina,…Sanín se estremeció de
asombro.
II
Unajovendeunosdiecinueveaños,conlosnegroscabellosflotando,esparcidossobrelos hombros desnudos, se precipitó en la tienda extendiendo ante sí los brazos,igualmente, desnudos. Vio a Sanín, lanzóse hacia él, le agarró una mano y trató dellevárseloconsigo,diciéndoleconvozentrecortada:-¡Pronto,pronto,poraquí,sálvelousted!Sanínnosiguióalajoven;noporquevacilase,enobedecerla,sinoporqueelexcesode
asombro le dejó clavado en el sitio. Jamás había visto semejante belleza. Volvióse ellahaciaél,ysuvoz,sumirada,elmovimientode lasmanos juntasoprimiendosumejillapálida expresaban tal desesperación mientras le repetía : «¡Pero venga usted, vengausted!»queseprecipitóenposdeellaporla.entornadapuerta.En la segunda estancia vio tendido en un diván de crin pasado de moda, a un
muchacho de catorce años, parecidísimo a la joven; evidentemente era su hermano.Aquel niño estabamuy pálido, blancomás bien, con reflejos amarillos como la cera ocomo un mármol antiguo. Tenía los ojos cerrados; la sombra de sus espesos cabellosnegroscubrían la frente inmóvily lisa, lascejas finamentedibujadase inertes;veíansebrillarlosdientesapretadosentrelosamoratadoslabios.Parecíanorespirarya;unodelosbrazosestabadebajodelacabeza,yelotrocolgandopesadamentehastaelsuelo.Elniño estaba vestido de pies a cabeza y abotonado de arriba abajo; tenía puesta lacorbata,oprimiéndoleelcuello.Lajovenselanzóhaciaél,exhalandoungritodeangustia.-¡Estámuerto,estámuerto!Ahoramismoestabasentadoahí;charlábamosjuntos…De
prontosehacaídoynohahechoningúnmovimiento…¡Diosmío!¿Esposiblequenoselepuedasocorrer?¡Ymamáquenoestáaquí!…¡Pantaleone!¡Pantaleone!¡Vamos!¿Yeldoctor?-añadióenitaliano.-¿Hasidoenbuscadeldoctor?-Signora,noheido;heenviadoaLuisa-dijounavozcascada,detrásdelapuerta.Y un vejete, vestido con un frac de color de lila, y botones negros, con alta corbata
blanca, pantalón de nankin muy corto y media de lana azul, entró en el cuartorenqueando con las piernas torcidas. Su pequeñísíma cara desaparecía casi, porcompleto bajo una inmensamaraña de cabellos grises corno acero. Erizados en todossentidosycayendoenmechonesdespeluznados,esoscabellosdabanalafisonomíadelviejo cierta semejanza con la de una gallina, moñuda, semejanza tanto más chocantecuantoquebajoaquelmatorralgrisobscurosólopodíandistinguirseunanarizpicuda,yunosojosamarillosycompletamenteredondos.-Luisa tienebuenaspiernas, y yonopuedo correr -prosiguió en italiano el viejecillo,
levantandounotrasotrolospiesgotososyplanoscalzadosconzapatosdecordonesperohetraídoagua.Conlosdedosflacosynudososapretabaelestrechogolletedeunabotella.-¡ Pero Emilio semorirá entretanto! - exclamó la joven, y extendió lasmanos hacia
Sanín.-¡Oh,caballero!¡OmeinHerr!¿Nopuedeustedsocorrerlo?-Hay que sangrarle: esto es un ataque de apoplejía -hizo observar el viejo llamado
Pantaleone.Sanínnoteníanilamásligeranocióndemedicina,perosabíaperfectamentequelos
niñosdecatorceañosnosuelentenerataquesdeapoplejía.-Esto es un síncope y no… lo que usted pretende -dijo a Pantaleone. - ¿Tiene usted
cepillos?Elviejovolvióhaciaélsucarita.-¿Cómo?-¡Cepillos, cepillos! -replicó Sanín en alemán y en francés; y haciendo el ademán de
quienacepillaropa,volvióarepetir:-¡Cepillos!Elvejeteacabóporcomprender.-¡Ah,cepillos!¿Spazzette?Ciertamente,tenemoscepillos.-Tráigalosustedaquí;vamosaquitarlelacorbata,yelpaletot,ydespués ledaremos
friegas.-¡Bien…benone!¿Ynohayqueecharleaguaporlacabeza?-No…mástarde.Porahora,vayaustedprontoabuscarloscepillos.Pantaleone dejó en el suelo la botella, salió a escape y regresó en seguida con dos
cepillos,unoparalaropayotroparalacabeza.Acompañábaleunperrodeaguas,rizadodelanas,quienmeneandodeprisalacolasepusoamirarcuriosoalviejo,alajovenyhastaaSanín,comosihubieraqueridosaberquésignificabatodoaquelbarullo.Sinperdertiempo,Sanínquitóelpaletotalmuchachosiempreinmóvil,ledesabrochó
el cuello, levantó las mangas de la camisa, y armado con un cepillo, se puso a darlefriegascontodassusfuerzasenelpechoyenlosbrazos.Pantaleonepaseabanomenosenérgicamenteelotrocepillo,elcepillodecabeza,porsusbotas,ysuspantalones.Lajovensehabíaarrodilladojuntoaldiván,yconlacabezaentrelasmanos,contemplabaasuhermanoconlosojosfijos,sinpestañearsiquiera.Sanínseguíafrotandoylamirabaavecesdereojo.¡Dios,quéhermosaera!
III
Teníalanarizunpocogrande,perodebellaformaaguileña;unligerobozosombreabaimperceptibleniente su labio superior. Su tez de un mate uniforme y una palidez deámbar, lasondaslustrosasdesuscabellos,recordabanlaJudithdeAllori,enelpalacioPitti.¡Yquéojos,sobretodo!Ojosdeungrisobscuroconuncírculonegroenlapupila,ojos magníficos, ojos triunfantes, aun en ese momento en que el espanto y el dolorapagabansubrillo. Involuntariamente levinoaSanína lamemoriaelmaravillosopaísque acababade abandonar, pero ni aun en Italiamismahabía encontradonuncanadaparecido. La respiración de la joven era rara y desigual; hubiérase dicho que pararespiraraguardabacadavezaquesuhermanorecobraseelaliento.
Sanín frotaba sin descanso.No se limitaba amirar a la joven: llamábale también laatenciónlaoriginalfiguradePantaleone.Desfallecido,sinresuello,elviejoseestremecíaa cada movimiento de cepillos, exhalando un gañido quejumbroso, y sus enormesmechonesdepelo,bañadosensudor,balanceábanseconpesadezdeunladoaotro,comolasraícesdealgunaplantagrandedescalzadasporunacorrientedeagua.
-Quíteleustedlasbotas,porlomenos-ibaadecirleSanín.Elperrodeaguas,probablementetrastornadoporelcarácterextraordinariodeestos
sucesos,agachóse,sobrelaspatasdelanterasysepusoaladrar.-¡Tartaglia,Canaglia!-cuchicheóelviejoentonoamenazador.Pero en ese momento, el rostro de la joven se transfiguró: alzáronse sus cejas,
agrandáronseaúnmássusgrandesojos,radiantesdejúbilo.Miró Sanín… La cara delmuchacho iba adquiriendo un poco de color, los párpados
habían oscilado, palpitaron las ventanillas de la nariz; aspiró el aire a través de losdientes,apretadosaún,yexhalóunsuspiro.
-¡Emilio!-exclamólajoven.-¡Emiliomío!Abriéronse los negros ojos de Emilio; aún miraban con vaguedad, pero sonreían ya
débilmente. Lamisma sonrisa cruzó por sus labios pálidos; en seguidamovió el brazoquecolgaba,yconunesfuezolopusojuntoalpecho.
-¡Emilio!-repitiólajoven,levantándose.Surostroteníaunaexpresióntanvivaytanintensa,queparecíaprontaadeshacerse
enlágrimas,oaecharseareir.-¡Emilio!¿Quéhay?¡Emilio!-dijounavozenlapiezainmediata.Yunaseñora,pulcramentevestida,morena,depeloentrecano,entróconpasorápido.
Laseguíaunhombredeciertaedad,yporencimadesuhombromostrábaselacabezadeunacriada.
Lajovencorrióasuencuentro.-¡Está salvado, mamá! ¡Vive! -exclamó estrechando conVulsa entre sus brazos a la
señoraqueacababadeentrar.-Pero¿quéhasucedido?-repitióésta.-Veníayoacasa,ymeencuentroalseñordoctor
conLuisa….Mientraslajovencontabaloquehabíapasado,eldoctorseacercóalenfermo,quien
iba volviendo cada vezmás en sí, y continuaba sonriéndose con aire un poco forzado,cualsiestuvieseconfusoporelsustodequehabíasidocausa.
-Por lo que veo -dijo el doctor a Sanín y a Pantaleone- le han frotado ustedes concepillos; han hecho ustedes muy bien, fue una idea acertadísima. Veamos ahora quéremedio…
Pulsóaljovenyledijo:-Saqueustedlalengua.La señora se inclinó con solicitud hacia su hijo, quien se sonrió más francamente,
levantólavistahaciaellaysepusoencarnado.Sanínsehizolacuentadequeestabademás,ypasóalatienda.Peroantesdeponerla
manoenelpestillodelapuertaexterior,aparecióseledenuevolajovenyledetuvo.-¿Se va usted? -dijo, mirándole de frente con gentil mirar. -No lo detengo; pero es
absolutamenteprecisoquevengaustedavernosestanoche.Leestamostanagradecidos(talvezhasalvadoustedlavidaamihermano),quequeremosdarlelasgracias.Mamáes quien se lo ruega. Debe usted decirnos quién es, y venir a participar de nuestraalegría.
-Pero,¡sihoymismosalgoparaBerlín!tartamudeóeljoven.-Lesobraráaustedtiempo-replicólajovenconpresteza.-Vengausteddentrodeuna
hora,atomarunajícaradechocolateconnosotros…¿Meloprometeusted?Tengoquevolvermejuntoamihermano.¿Vendráusted?
¿QuépodríahacerSanín?-Vendré-respondió.La joven leapretó lamanoconrapidezyvolviósecorriendo.Sanínseencontróen la
calle.
IV
Hora y media después estaba Sanín de vuelta en la confitería de Roselli, donde lerecibieroncomodelafamilia.Emilioestabasentadoenelmismodivánenqueledieronlas friegas. El doctor había partido, dejando una receta, y recomendando que lepreservasenconesmerodelasemocionesvivas,acausadesutemperamento,nervioso,ypredispuestoalasenfermedadesdelcorazón.
Emilio había sufrido otros desmayos de ese género, pero no, tan profundos ni tanprolongados.Porlodemás,eldoctordeclarabaqueporelmomentohabíadesaparecidotodopeligro.
Emilio, cual conviene a un convaleciente, estaba arropado en una amplia bata, y sumadre le había puesto al cuello un pañuelo de lana azul ; pero tenía una expresiónalegre,casicomoendíadefiesta.
Todoloquelerodeabateníatambiénaspectodefiesta.Enunamesitapuestafrentealdivánostentábaseunaenormecafeteradeporcelana,llenadearomáticochocolate,yenderredor se desplegaban pocillos, botellas de jarabe, platos llenos de bizcochos ymolletesdepan,yhastaramosdeflores.Seisvelasfinasardíanendoscandelabrosdeplata de forma antigua. A un lado del diván hallábase un mullido sillón a lo Voltaire,dondeSanínsevioobligadoasentarse.Todoslosmoradoresdelaconfitería,conquieneshabíaentabladoconocimientoaquellatarde,seencontrabanallíreunidos,sinexceptuarelgatoyelperroTartaglia,ytodosteníancaradepascuas:elmismoperroestornudabadegozo;sóloelgatocontinuabahaciendoarrumacosyguiños.
FueprecisoqueSaníndijese suapellido,nombresy calidad,así comoel sitiodondenació. Al saber que era ruso, las dos damas prorrumpieron en exclamaciones deasombro,yambasaunavozdeclararonquepronunciaba,perfectamentebienelalemán;peroañadieronque,sipreferíahablaren francés,podíaempleareste idiomaqueellasmismas comprendían y hablaban con facilidad. Sanín aprovechó en el acto elofrecimiento.«¡Sanín,Sanín!»Jamáshabíanpodidoimaginarlasdosdamasquetanfácildepronunciarfueseunapellidoruso.NomenoslesagradósunombrebautismalDmitri.La señora dijo que en su juventud había oído cantar una ópera magnífica.Demetrio ePolibio,perodeclaróqueDmitrieramuchomásagradablequeDemetrio.Sanínhablóasícerca de una hora. Por su parte las damas le iniciaron en todos los detalles de suexistenciA.Ladecabellogris,lamadre,eraquienmáshablaba.HizosaberaSanínquese llamaba Leonora Roselli, que había perdido a su marido Giovanni Battista Roselli,quien veinticinco años, antes se estableció en Francfort, de confitero; que GiovanniBattistaeranaturaldeVicenza,yunhombrebonísimo,aunqueunpocovivodegenio,pendencieroyencima ¡republicano!Aldecirestaspalabras, la señoraRoselli señalabaconeldedounretratoalóleo,colgadoencimadeldiván.Debesuponersequeelpintor(también «republicano» añadió suspirando la señora Roselli) no había acertado areproducir por completo el parecido, pues el retrato del difunto Giovanni Battistarepresentabaunbandolerosombríoycongestodevinagre,porelestilodeunRinaldoRinaldini.EncuantoalaseñoraRoselli,habíanacidoenlaantíguaysoberbiaciudaddeParma,dondeexisteaquellamagníficacúpulapintadaporelinmortalCorreggio;perosularga permanencia en Alemania la había germanizado casi por completo. Después,moviendo tristemente la cabeza, añadióqueyano lequedabanmásqueaquellahija yaquel hijo (los indicó por turno con el dedo), que la hija se llamaba Gemma y el hijoEmilio,quelosdoseranbuenosmuchachos,yobedientes,Emiliosobretodo…
-¿Yyonosoyobediente?-interrumpiólahija.Oh!Tú…túerestambiénunarepublicana-respondiólamadre.Después dijo que, naturalmente, los negocios iban menos bien que en tiempo de su
marido, maestro en el arte de la confitería,… (Ungrand'uomo! gruñó Pantaleone conaire sombrío); pero que, sin embargo, gracias al Cielo, aún se encontraban medios devivir.
V
Gemmaescuchabaasumadre,ytanprontoreía,tanprontósuspiraba,comolepasabasuavemente la mano sobre el hombro o le dirigía amenazas joviales con el dedo, yalgunas veces miraba a Sanín. Levantóse por último, estrechó a su madre entre, losbrazosylabesóenelcuello,debajodelabarba.Lamadreriósemuchoyhastalediounlevebeso.Sanín trabó tambiénmás amplio conocimiento con Pantaleone. Supo que éste había
sidoantañocantantedeóperaenlospapelesdebarítono,peroquehacíamuchotiempohabía abandonado la carrera teatral, y ocupaba en la familiaRoselli el términomedioentreunsirvienteyunamigodelacasa.ApesardesulargaresidenciaenAlemania,nohabía aprendido nada del idioma del país ; sólo conocía los términos injuriosos y losdestrozaba sin piedad. Ferroflutto spiecebubbio1 decía de casi todos los alemanes.Hablabaelitalianoconperfección,habiendonacidoenSinigaglia,dondeseoyelalinguatoscanainboccaromana.Emilio dejábase mimar y se abandonaba a las agradables impresiones de un
convalecienteodealguienqueacabarade librarsedeungravepeligro;por lodemás,apartedeeso,erafácilverquetodoslosdelacasalemimaban.DiograciascontimidezaSanín,y sededicómásquenadaal jarabeya lasgolosinas.Sanínsevioobligadoatomar dos jícaras de chocolate excelente y a comer una considerable cantidad debizcochos;nohacíamásque tragaruno,cuandoya lepresentabaotroGemma.¿Cómorechazárselo?Bienprontosesintióasusanchas,comoensucasa;lashorascorríanconuna rapidez inverosímil. Le hicieron tratar de muchos asuntos: acerca de Rusia engeneral, el clima, la sociedad, los campesinos rusos (y en particular los cosacos), laguerrade1812,PedroelGrande,elKremlín,lascampanasylascancionesrusas.Lasdosdamasnoteníanmásqueunaideamuyvagadeesaregióninmensayremota.LaseñoraRoselli(o,comosolíanllamarlaporlocomún,FrauLenore)dejóestupefactoaSanínalpreguntarlesiaúnexistíalacélebrecasadehieloconstruidaenSanPetersburgoelsiglopasado, y a propósito de la cual había leído un artículo tan interesante en uno de loslibrosdesudifuntoesposo:Bellezzedellearti.YcomoSanínexclaniase:«¿Deverassefigura usted que no hay verano en Rusia?» Frau Lenore le explicó cómo se habíarepresentadohastaentoncesaquelpaís:nieveseternas,todoelmundoenvueltoenpielesy todos los hombres militares, pero una extremada hospitalidad y campesinos muysumisos. Sanín se esforzó en darle, así como a su hija, informes más precisos. Laconversaciónrecayóacercadelamúsicarusa;yalpuntolerogaronquecantaseunaireruso cualquiera, y le indicaron en un rincón de la pieza, un pianito en que las teclasblancas estaban reemplazadas por negras y viceversa. Obedeció sin hacerse rogar, yacompañándosebienomalcondosdedosdelamanoderechaytresdelaizquierda(elpulgar,eldelcorazónyelmeñique)cantóunpoconasalmenteyconvocecilladetenor,primeroelSarafánydespuésPoulitsemostovoy.Lasdamasleelogiaronporsuvozysumusica, pero admiraron sobre todo la dulzara y la sonoridad de la lengua rusa, y lerogaron que tradujese el texto. Sanín satisfizo su deseo; pero como las palabras delSarafán y de Po ulitse mostovoy (que traducía con poca elegancia) : «Por una calleempedrada,iba una joven por agua» no podían hacerles formar gran idea de la poesíarusa,declamó,tradujoycantónosindegollarlaunpocoenlascoplasentonomenor,laromanza de Puchkin Recuerdo esas horas divinas, puesta en música por Glinka. Lasdamasquedaronentonces enttislasmadas, yFrauLenorehastadescubrió en la lenguarusapasmosasrelacionescon la italiana:Mognovenie (oviani)samnoi (siamno¡),etc.LosmismosapellidosdeGlinkayPuchkin,quepronunciabaPuskin,pareciéronle tenerunaarmoníafamiliarparasuoído.Sanín, a su vez, rogó a las damas que le cantasen alguna cosa. Tampoco lucieron
melindres con él. Frau Lenore se puso al piano y cantó con su hija, algunos dúos ystornelli.Lamadredebíahabertenidoensustiemposunabuenavozdecontralto;lavozdelajoven,aunqueunpocodébil,era,sinembargo,agradable.
1BarbarismodepronunciaciónalaitalianadelaspalabrasalemanasVerfluchterSpitzbube(pícaro,canalla).
VI
Pero lo que admiraba Sanín no era la voz de Gemma, sino Gemmamisma. Sentadodetrás y algo al lado de la joven, decíase que jamás palmera alguna, ni aun en lasestrofas de Beneditof, poeta demoda entonces, hubiera podido competir en eleganciaconlasfelicesproporcionesdesutalle.Cuandoenlospasajesexpresivosalzabalosojosaltecho,preguntábasequécielosnohubieranpodidoabrirseantetalmirada.Apoyadocontraelquiciodelapuerta,conlabarbaylaboca,sepultadasensuinmensa
corbata, o escuchandomuy serio con aire deun entendido, el viejoPantaleonemismoadmiraba la belleza de la joven y se extasiaba, aun cuando hubiera debido estarhabituadoaella.Cuando Frau Lenore terminó de cantar sus dúos, advirtió que Emilio tenía una
hermosa voz, de timbre argentino, pero que estaba en la edaddemudarla (en efecto,hablabaconvozdebajo,conentonacionesconstantesenfalsete),y,porconsiguiente,nodebía cantar. Pero invitó a Pantaleone a sacudir la nieve de los años en honor de suhuésped.Pantaleonetomóenseguidaunairearisco,frunciólascejas,desgreñósusmelenasy
declaró que desde mucho tiempo atrás había renunciado a todo eso. Por lo demás -añadió,-ensujuventudnohubieraretrocedidoanteunreto,porquepertenecíaaaquella,gran época, en que había una verdadera escuela de canto y verdaderos. cantantes,cantantes clásicos quenada tenían de común con los chillones de ahora.Elmismo enpersona,PantaleoneCippatoladaVarese,recibióundíaenMódenaelhomenajedeunacoronadelaurel,yenaquellaocasiónhastasoltaronpalomasblancasenelteatro,yunprínciperuso, ilpríncipeTarbuski, conquien tuvo enotro tiempo relacionesde íntimaamistad, le invitaba siempre,despuésde cenar, aque se fueseaRusia, prometiéndolemontañasdeoro…¡montañas!Peroélnohabíaqueridoabandonar ilpaesedelDante.Verdadesquemástarde,circunstanciasdesgraciadas…suspropiasimprudencias…Aquíse interrumpió el viejo, suspiró profundamente y bajó la cabeza; después empezó otravezahablarde laépocaclásicadelcantoydelcélebre tenorGarcía,porquiensentíaunaadmiracióntanhondacomodesmedida.-¡Quéhombre!IlgranGarcíanuncaserebajóhastacantarde falsete,como lohacen
lospésimostenores,lostenoraccidenuestrosdías.¡Depecho,nadamásquedepecho!¡Vocedipetto,sí!Elviejo,consusdedillosflacos,segolpeóenérgicamenteelbuche.-¡Yquéactor,unvolcán!¡Signorimiei,unvolcán,unVesubio!¡Tuveelhonoryelgusto
decantarconéllaóperadell'illustrtissimomaestroRossini,enelOtello!GarciacantabaelpapeldeOtello,yoeldeYago.Ycuandocantóestafrase…Al llegar aquí, Pantaleone tomó una postura trágica, y se puso a cantar con voz
temblonayronca,peroaúnmuyexpresiva,sinembargo:L'irad'avversofattoiopiúnontemeró!
Elteatroseveníaabajo,signorimiei.Peroyomequedécorto,yrepliquédespuésdeél:L'irad'avversofattoTemerpiúnondovro.
Yél,después,depronto,comounrayo,comountigre:Morró!mavendicato…
Y fíjense ustedes, cuando cantaba… cuando cantaba la célebre cavatina de Ilmatrimoniosegreto:
Priachespuntil'alba…
entoncesilgranGarcía,despuésdeestaspalabras:
Icavallidigaloppo
hacíasobreestafrase:Senzaposacacciera…
hacía…oiganustedes,queprodigiosoesesto,com'estupendo!…hacía…
Elviejosalióconuna,fiorituradificilísima;peroalllegaraladécimanotasehizounlío,sepusoatoser,ysevolvióbruscamente,diciendo:
-¡Déjenmeenpaz!¿Porquémeatormentanustedes?Gemmasaltódelasilla,aplaudiendoygritando:«¡Bravo,bravo!»corrióhaciaelpobre
Yagoretiradoyleplantóbonitamentelasdosmanosenloshombros.Sólo Emilio se reía hasta, desternillarse. «Esa edad no tiene compasión» -dijo La
Fontaine.Saníntratódeconsolaralpobrecantante,ysepusoacharlarconélenitaliano.Había,
adquiridounalevetinturadeestalenguadurantesuúltimoviaje.HablódeilpaesedelDante,dove il sisuona.Esta frase,conelLasciateognisperanza, constituíaen lenguaitalianatodoelbagajepoéticodeljovenviajero.PeroPantaleonenorespondióalaatención.Hundiendomásprofundamentequenunca
labarbaenlacorbatayabriendomucholosojosconairemohino,parecíadenuevounave, y hasta un ave encolerizada, un cuervo o unmilano. Entonces Emilio, con leve yrepentinorubor,comoescostumbre,enlosniñosmimadosdequinceaños,sedirigióasuhermanay ledijoque siqueríadistraera suhuésped,nadamejor,podíaencontrarsinoleerleunadeesascomediasdeMaltzquetanbienleíaella.Gemmaseechóareir,dandoungolpecitoenlamanodeEmilio,yexclamó:«quesóloélpodíatenersemejantesocurrencias.»Sinembargo,apresuróseairasucuarto,regresóconunlibroenlamano,se sentó delante de la mesa en el diván, alzó el dedo para imponer silencio con unademánenteramenteitaliano,ycomenzólalectura.
VII
Maltzeraunodelosliteratosfrancofurtensesdelperíodode1830.Sussainetes,cortosyapenasplaneados,escritoseneldialecto local,describían los tiposde lacomarcadeunamaneraburlesca,yatrevida,aunqueelhumorismonofuesemuyprofundo.Gemma leía de una manera notable, lo mismo que un buen actor. Sostenía
perfectamente con todos sus matices el carácter de cada personaje, y desplegabacualidadesdemímicaquehabíaheredadoconlasangre italiana.Cuandosetratabaderepresentaralgunaviejaenlachochezoalgúnburgomaestreimbécil,hacíalasmuecasmáschistosas,encogíalosojos,fruncíalanariz,ceceabaychillaba,sinpiedadningunaparaconsuvozdelicadaysulindorostro.Nunca se reía al leer; pero sí los oyentes, excepto Pantaleone, que se apresuraba a
marcharseconaspectodemalhumorasíquesehablabadequelferro-flutotedesco; silosoyenteslainterrumpíanconunacarcajadasimpática,entoncesdejabacaerellibroenlasrodillasyreíasetambiénellaamandíbulabatiente,echandoatráslacabeza,mientrasquelosrizosdesusnegroscabellossaltabansobresunucaysushombrossacudidosporlahilaridad.Peroencuantosehabíaacabadodereir,tomaba,otravezellibro,dabadenuevoexpresiónconvenientea las faccionesycontinuabaenserio la lectura.Sanínnopodíasaciarsedeadmirarla.Chocábaleunacosasobretodo:¿porquémisterio,aquellacara tan idealmente hermosa podía tomar de pronto una expresión cómica y a veceshastatrivial?Gemma era menos hábil en el modo de leer los papeles de muchachas, de «damas
jóvenes.»Lasescenasdeamor,sobretodo,nolashacíabien.Ellamismalonotaba;poresolesdabaunlevematizirónico,comosinocreyeseenesospompososjuramentos,enesasfrasessublimes,dequeelautor,además,absteníasetodoloposible.PasabanlashorassinadvertirloSanín,ynoseacordódesuviajehastaquedieronlas
diezenelreloj.Saltódelasillacomosilehubiesenpinchado.-¿Quétieneusted?-preguntóFrauLenore.-TeníaquesalirhoyparaBerlín,yhabíareservadoasientoenladiligencia.-¿Cuándosaleladiligencia?-Alasdiezymedia.-Entoncesyaesdemasiadotarde-dijoGemma.-Quédeseustedyleeréalgunaotracosa.-¿Había usted pagado el billete entero, o nadamás que dado señal? -preguntó Frau
Lenore,conunpocodecuriosidad.-¡Todoentero!-gimióSaníncongestoafligido.Gemmalemiró,entornandolosojosyseechóareir.-¡Cómoeseso!-ledijolamadre,contonodereprensión.-Estejovenacabadeperder
dinero,¿yesotehacereir?-¡Bah! -respondió Gemma. -No se quedará arruinado por eso, y trataremos de
consolarle.¿Quiereustedlimonada?Saníntomóunvasode limonada,Gemmareanudóla, lecturadeMaltz,ytodofuede
nuevolomejordelmundo.-Dieronlasdocedelanoche.Sanínempezóadespedirse.-Debe,ustedpermanecer algunosdías enFrancfort -le dijoGemma. -¿Porqué, tanta
prisa?Ningunaotraciudadlepareceráaustedmásagradable.Hizounapausa,yrepitiósonriéndose:-Ningunaotra,verdaderamente.Sanínnorespondiónada,ypensóquelovacíodesubolsaleobligabaapermaneceren
Francfort,hastaquetuviesecontestacióndeunamigodeBerlín,aquienhabíaresueltopedirdineroprestado.-Quédese usted, quédese -dijo, a su vez Frau Lenore; -le, haremos entablar
conocimientoconelprometidodeGemma,elseñorKarlKlüber.Hoynohapodidovenir,porqueestáocupadísimoensusalmacenes.ProbablementehabrávistoustedenlaZeileungranalmacéndepañosysedas;puesbien,allíestádedependienteprincipal.Quedarácontentísimodepresentaraustedsusrespetos.Sanín,sabeDiosporqué,sesintióunpococontrariado.«¡Felizprometido!» -pensó,
mirandoaGemma.Ycreyóadvertirenlosojosdelajovenunaexpresiónburlona.Saludódenuevoalasseñoras.-¡Hastamañana,hastamañana!¿Noesasí?-lepreguntóFrauLenore.-¡Hastamañana!-dijoGemma,noamododepregunta,sinoconuntonoafirmativo,cual
sihubierasidoimposibleladuda.
-¡Hastamañana!-respondióSanín.Emilio,PantaleoneyTartaglialeacompañaronhastalaesquinadelacalle.Pantaleone
no pudo menos de manifestar su disgusto acerca del modo de leer que había tenidoGemma.-¿Cómo no le daba vergüenza? ¡Qué es eso, hacer muecas, chillar! ¡Unacaricatura! -Hubiera podido elegir Merope o Clitemnestra, algo grande, trágico; ¡yprefería imitar aunabruja alemana cualquiera! «Yo tambiénpuedohacer otro tanto…Mertz, kertz, smertz»-dijo con voz ronca, alargando la cara hacia adelante yesparrancandolosdedos.TartaglialadródetrásdeélyEmilioseechóareir.Elviejolesvolvióbruscamentelaespalda.SanínvolvióalafondadelCisneBlanco,dondeleesperabasuequipajeenunrincónde
la gran sala de espera. Hallábase en un estado de espíritu bastante confuso. Aún lezumbabanenlosoídostodasaquellasconversacionesitalofranco-tudescas.-¡Prometida! -murmuró, metiéndose en la cama del modesto dormitorio que había
pedido.-¡Yquéhermosaes!Pero¿porquémehequedado?Sinembargo,elsiguientedíaescribióunacartaasuamigodeBerlín.
VIII
Nohabíaacabadodevestirse,cuandouncamarerodelafondaleanunciólavisitadedos señores. Uno de ellos era Emilio; el otro, un joven, buen mozo, con la cara másregularquepudieraverse,eraHerrKarlKlüber,elnoviodelahermosaGemma.Todo induce a supoNer que por aquel entonces no había en ningún comercio de
Francfort un primer dependiente tan cortés, tan bien educado, tan imponente, tanamablecomoHerrKlüber.Lointachabledesuvestirsólotenía igualenlodignodesuapostura y en lo elegante de susmaneras, elegancia unpoco estirada, según lamodainglesa (había pasado dos años en Inglaterra), pero exquisita, sin embargo.A primeravista se notaba claramente que ese guapomozo, un poco severo, bien educado ymuyrelamido, tenía costumbre de obedecer a sus superiores y tratar a baquetazos a susinferiores, yquedetrásdelmostradordebía inspirar respetohastaa losparroquianos.Nopodíaconcebirselamenordudarespectoasuhonradez;bastabaverelalmidonadocuelloquelesosteníalabarba.Ysuvozeratalcomopudieraapetecerse,llenaygravecomo la de un hombre que tiene confianza en sí mismo, no demasiado fuerte, sinembargo,yhastaconciertadulzuradetimbre.Eraunavozexcelenteparadarórdenesalosdependientesinferiores.«¡EnseñeustedaquellapiezadeterciopelodeLyonpunzó!»Obien:«¡Déustedunasillaalaseñora!»ElseñorKlübercomenzóporpresentarsuscumplimientos,yalhacerlasreverencias
se inclinó tan noblemente, resbaló los pies de un modo tan agradable, y entrechocóambostaconescontalurbanidad,quenopodíavacilarseendecir:«Esteesunhombreque tiene ropa blanca y virtudes morales, todo de primera calidad.» En la manoizquierda,calzadaconguantedeSuecia,teníaunsombrerorelucientecomounespejoyenelfondodeésteestabaelotroguante;lamanoderecha,desnuda,quealargóaSanínconademánmodestoperoresuelto,estaba tanbienacabadaquesuperabaa toda ideapreconcebida, cada una de las uñas era la perfección misma en su especie. Luegodeclaró, con los términos más selectos de la lengua alemana, que había deseadopresentar sus respetos y la seguridad de su gratitud al señor extranjero que habíaprestadounseñaladísinioservicioaunfuturoparientesuyo,elhermanodesuprometidaesposa.Aldecirestaspalabras,extendiólamanoizquierda,laquesosteníaelsombrero,endirecciónaEmilio,quien,perdiendoeltino,sevolvióhacia laventanaysemetióeldedoíndiceenlaboca.HerrKlüberañadióqueseconsideraríamuyfeliz,siporsuparte,pudierahaceralgunacosaquelefuesegrataalseñorextranjero.Sanín respondió, también en alemán, pero no sin algunas dificultades, que estaba
encantado… que el servicio era de poca importancia, y rogó a sus huéspedes quetomasenasiento.HerrKlüberlediolasgracias,ylevantándoselosfaldonesdelalevita,sesentóenunasilla,pero tan ligeramenteydeunamanera tanpocosegura,queeraimposiblenodecirse:«Heahíunhombrequesehasentadoporpurafórmulayquevaalevantarelvueloalinstante.»Enefecto,levantóelvuelounosminutosdespués,ydandodiscretamentedospasitosadelante, comoen la contradanza, explicó conairemodestoque, con gran pesar suyo, no podía permanecer más tiempo fuera del almacén- ¡losnegociosantetodo!-peroquesiendodomingoeldíasiguiente,conaprobacióndeFrauLenore y de Fraulein Gemma, había organizado una jira de recreo a Soden, a la cualteníaelhonordeinvitaralseñorextranjero,yqueabrigabalaesperanzadequeéstesedignaría, «embellecerla» con su presencia. Sanín no se negó a «embellecerla.» HerrKlüber lehizoenseguidaunascortesíasysalió luciendosuspantalonesdelmatizmásdelicado, gris perla; las suelas de las botas, nuevecitas, chillaban no menosagradablemente.
IX
En cuanto su futuro cuñado hubo salido, Emilio, que aun después de la invitaciónhechaporSanínde«tomarselamolestiadesentarse,»nohabíacesadodemirarporlaventana,diomediavueltaa la izquierda, y ruborizándose, conunmohíndeafectacióninfantil,preguntóaSanínsipodíaquedarseaúnunpoco.-Mesientomuchomejorhoy-añadió;peroeldoctormehaprohibidotrabajar.-Quédese,nomeestorbausteddeningúnmodo-exclamóenseguidaSanín,encantado,
comotodoVerdaderOrusodeaceptarlaprimeraproposiciónquepudiesedispensarledehacerélmismoalgunacosa.Emiliodiolasgracias,yenuninstantetomóposesióndeSanínydesucuarto;examinó
losobjetosde lapertenenciadesuhuéspedypreguntóacercade todo loqueveía:«¿Dóndelohacompradousted?¿Cuántolecostóesto?»Leayudóaafeitarse, ledijoquehacía mal en no dejarse crecer el bigote, y por último, le contó una multitud departicularidadesacercadesumadre,desuhermana,dePantaleone,hastadeTartaglia,ytoda lamaneradevivirdeellos.HabíadesaparecidotodoasomodetimidezenEmilio,quiensintiósúbitanienteunafectoextraordinarioporSanín,noacausadequeéste lehubiera salvado la vida el día antes, sino porque «¡ era tan simpático!» No tardó enconfiarle todos sus secretos, insistiendo en particular sobre un tema. Mamá queríahacerleatodacostacomerciante,yélsabía,sabíasingéneroningunodedudaquehabíanacido artista, músico, cantante, ¡que el teatro era su verdadera, vocación! El mismoPantaleone le animaba: pero Herr Klüber sostenía el parecer demamá, sobre la cualteníagraninfluencia.LaideadeconvertirleenunmercachifleerapropiadeHerrKlüber,en cuyo caletre nada podía compararse con la profesión demercader. Vender paño yterciopelo, estafar al público, hacerle pagar Narren-Oder-Russen-Preise (precios deimbécilesoderusos);¡heaquísuideal!-Pero ya es hora de irnos a casa -exclamó en cuanto Sanín hubo concluido de
arreglarseescritosucartaaBerlín.-Todavíaesmuytemprano-dijoSanín.-Eso no importa -replicó Emilio con zalamería. -Vamos al correo, y de allí a casa.
Gemmasepondrácontentadeverleausted.Almuerceustedconnosotros…Hableustedamamádemí,demicarrera…-Vamos-dijoSanín.Ypartieron.
X
Gemma, en efecto, pareció contentísima de verle, y Frau Lenore le recibió muyamistosa. Visiblemente, había producido en ella, una impresión favorable la víspera.Emiliocorrióaocuparsedelalmuerzo,nosinhabercuchicheadoaloídodeSanínestarecomendación:
-¡Noloolvideusted!-Enellopienso-contestóSanín.Frau Lenore no se encontraba del todo bien; tenía jaqueca y medio tumbada en un
sillón,tratabademoverselomenosposible.Gemmallevabaunpeinadoramarillo,sujetoa la cintura con un cinturón de cuero; tenía también aspecto fatigado, y una ligerapalidezcubríasusmejillas;susojosestabanunpocoojerosos,perosubrillonosehabíaaminorado, y aquella palidez daba algo de misterio y dulzura a sus facciones de unapureza y una severidad clásicas. Ese día llamóle la atención a Sanín en particular laextraordinaria bellezade sumano…Cuando la levantabapara arreglarse y sujetar losrizosobscurosylustrososdesuscabellos,nopodíaapartarlavistadeesosdedoslargosyflexibles,separadosunosdeotroscomolosdelaFornarinadeRafael.
Haciamuchocalorenlacalle.Sanínqueríairsedespuésdealmorzar,perolehicieronver que con semejante día lo mejor era quedarse donde estaba. Convino en ello, y sequedó.Unagradablefrescoreinabaenlaestanciadeatrás,dondesushuéspedesyélsehabíaninstalado,ycuyasventanasdabanaunjardincitoplantadodeacacias.Unávidoenjambre de abejas, avispas y zánganos atareados zumbaban entre el frondoso follajesembradodefloresdeoro.Suincesantemurmulloquepenetrabaenlahabitaciónporlascelosíasentreabiertasylascortinasechadas,hablabadelcalordeafuerayhacíaparecer,aúnmássuaveelfrescodeaquellacasacerradayhospitalaria.
Sanínhablómucho,comolavíspera,peroyanodeRusianidelavidarusa.Conelfindecomplacerasuamiguito,aquienhabíanmandadoacasa,deHerrKlüberenseguidadelalmuerzo,paraejercitarseenlateneduríadelibros,llevólaconversaciónalterrenodelasventajasylosinconvenientescomparadosdelarte,ydelcomercio.EsperabaveraFrauLenoretomarladefensadeestaúltimaprofesión;perosumayorextrañezafueelverquetambiénGemmaparticipasedetalesopiNiones.
-Siseesartista,sobretodocantante-insistióconademánenérgico,-esprecisoocuparel primer puesto. El segundo nada vale. ¿Y quién sabe si ha de llegar a ese primerpuesto?Pantaleone,quetomabaparteenlaconversacíón(porqueensucalidaddeviejoyservidorantiguo,teníaelprivilegiodesentarseencompaníadelosdueñosdelacasa:los italianos, en general, no son de etiqueta muy severa), Pantaleone, naturalmente,defendía el arte con todas sus fuerzas. A decir verdad, sus argumentos harto flojos;repetíadecontinuo lanecesidaddehallarsedotadode«cierto ímpetude inspiración,»d'un certo estro d'inspirazione. Frau Lenore le objetó que probablemente él mismohabríaposeídoeseestro,yquesinembargo…
-Tuveenemigos-respondióPantaleoneconairetétrico.-¿Ycómopuedesestarseguro(yasesabequelositalianossetuteanamenudo),cómo
puedesestarsegurodequeEmilio,aunsuponiendoqueestuviesedotadodeeseestro,notendríaenemigos?
-¡Puesbien,hacedlemercachifle!-dijodespechadoPantaleone.-¡Pero,GiovanniBattistanosehubieraconducidoasí,apesardeserdeoficioconfitero!
-GiovanniBattista,mimarido,eraunhombrerazonable;y siensuprimera juventudpudodejarsearrastrar…
Peroelviejonoescuchaba;alejóse,murmurandoconairehosco:-¡Ah!¡GiovanniBattista!GemmaexclamóquesiEmiliosentíaensíelamoralapatria,ysiqueríaconsagrarsus
fuerzas a la independencia de Italia, podía ciertamente sacrificar la seguridad de suporvenirporunfintannobleyelevadoperonoporelteatro.Aldeciresto,FrauLenore,inquieta,suplicóasuhijaque,a lomenos,noarrastraseasuhermano fueradelbuencamino.¿Nobastabaconqueellamisma, fueseunarepublicana, furibunda?…Despuésdehaberpronunciadoestaspalabras,FrauLenoreexhalóunsuspiroquejumbrosoydijoque sufríamucho,que sucabezaestabapróximaaestallar. (FrauLenore,por cortesíaparaconsuhuésped,hablabaenfrancésconsuhija).
Gemmasepusoenseguidaahacerlacaricias,soplándolacondelicadezaenlafrentedespuésdehumedecérselaconaguaColonia;labesócondulzuraenlasmejillas,arreglólacabezaencimadelaalmohada,laprohibióquehablaseylabesódenuevo.Después,dirigiéndose a Sanín, se puso a contarle, medio risueña, medio sentimental, qué
admirablemadreeralasuyaycuánhermosahabíasido.-Pero,¿quédigo?¡Aúnloes,yhermosísima,!¡Veausted,veaustedquéojos!Gemmasacódelbolsillounpañueloblanco,lopusoencimadelacaradesumadre,y
tirandodeélhaciaabajopocoapoco,descubrióprimerolafrente,despuéslascejasylosojos de Frau Lenore, hizo una pequeña pausa y la dijo que mirase. Obedeció ésta, yGemma,dioungritodeadmiración.(LosojosdeFrauLenoreeranenverdadhermosos).Hizoresbalarrápidamenteelpañueloporlaparteinferiordelacara,menosregularquelasuperior,yvolvióa llenarladebesos.FrauLenore,sonriéndose,sevolvióunpocoehizo comoque rechazabaa suhija conesfuerzo.Gemma fingió también luchar con sumadreysepusoaacariciarla.,nocon la felinazalameríade las francesas, sinocon lagraciaitaliana,bajolacualsiempreseadivinalafuerza.
Por fin, dijo Frau Lenore que estaba fatigada. Gemma la aconsejó que durmiera unpocoenelsillón.
-Y yo -dijo, -con el caballero ruso, nos estaremos quietos, muy tranquilos, comoratoncitos.
Frau Lenore la dirigió una sonrisa por única respuesta, cerró los ojos, respiróhondamentedosotresvecesyseadormeció.Gemmasesentóaescapejuntoaella,enunabanqueta,ysosteniendo laalmohadadondedescansaba lacabezadesumadre,sequedó inmóvil, llevando solamente de vez en cuando a sus labios un dedo de la otramano,pararecomendarsilencio,ymirandoaSanínconelrabillodelojocadavezquesepermitía el menor movimiento. Concluyó éste por inmovilizarse también y permaneciócomohechizado,dejandoasualmaadmirarcontodassusfuerzaselcuadroqueanteélseofrecía.Aquellaestanciamedioaobscuras,Dondecomopuntos luminososbrillabanacá y allá frescas rosas muy abiertas en antiguos vasos de color verde; aquella mujerdormida, con las manos modestamente cruzadas, con su bondadoso rostro rendido yrodeadoporlasuaveblancuradelaalmohada;aquellajovenquelamirabaconatención,también tan buena, pura y admirablemente hermosa, con sus ojos negros, profundos,llenosdesombraysinembargodefulgores…¿eranunensueño,ouncuentodehadas?…¿Ycómoestabaélallí?
XI
Sonólacampanilladelapuertaexterior.Unjovencampesino,conchalecorojoygorradepiel,entróenlaconfitería.Eraelprimercompradordeaqueldía.-He aquí cómo va el comercio -había, dichoFrau Lenore a Sanín, dando un suspiro,
duranteelalmuerzo.Continuaba dormida. No atreviéndose Gemma a sacar la mano de debajo de la
almohada,dijomuyquedoaSanín:-Vaya,ustedadespacharenlugarmío:Sanín, andando de puntillas, pasó en seguida a la tienda. El joven labriego pidió un
cuarteróndepastillasdementa.-¿Quélecobro?-dijoSanínamediavoz,atravésdelapuerta.-Seiscentavos-murmuróGemma.Sanínpesólaspastillas,buscóelpapel,hizouncucurucho,lollenó,lodesparramó,lo
rehizo, lo desparramó otra vez, concluyó por entregarlo y recibió el dinero…El jovenaldeanolemirabaestupefacto,dandovueltasalagorracontraelpecho,mientrasqueenla otra habitación Gemma, ahogaba la risa apretándose la boca con la mano. Aún nohabíasalidoesecomprador,cuandoentróotro,luegountercero…-Parecequetengobuenamano-dijoparasíSanín.Elsegundoparroquianopidióunvasodehorchata,elterceromedialibradebombones.
Sanín les sirvió, armando un barullo de cucharas y platillos, y metiendo animoso losdedosenloscajonesyenlosbotesdecristaldeanchaboca.Hechalacuenta,resultóquehabía vendido la horchata demasiado barata, y cobrado demás en los bombones doscentavos.Gemmanocesabadereirsequedito;encuantoaSanín,sentíaunaanimacióndesusada y una disposición de ánimo verdaderamente feliz. ¡Hubiera vivido asíeternidades, vendiendobombones y horchatadetrás de aquelmostrador,mientras quedesde la trastienda le mirara aquella encantadora criatura con ojos amistosamenteburlones; mientras que el sol estival, a través del espeso follaje de los castaños quecrecíandelantedelasventanas,llenabatodalaestanciaconeloroverdosodesusrayosy de sus sombras; y mientras que su corazón se mecía con la dulce languidez de lapereza,delquietismoydelajuventud,delaprimerajuventud.Elcuartoparroquianopidióuna.tazadecafé.HuboquedirigirseaPantaleone.Emilio
nohabíavueltoaúndelalmacéndeHerrKlüber.Sanín volvió a sentarse junto a Gemma. Frau Lenore continuaba dormida, con gran
contentodesuhija.-Cuandomamáduerme,selequitalajaquecea-hizoobservar.Sanínsepusoahablarconellaenvozbaja,comoantes,porsupuesto.Hablóde«su
comercio.»Seinformómuyformalacercadelpreciodelosdiferentes«artículosdelramodeconfitería.»Gemmase los indicócon idéntica formalidad,y, sinembargo,ambossereían para sus adentros, de buena fe, como si se confesasen a sí mismos querepresentaban una divertidísima comedia. De pronto en la calle se puso a tocar unorganilloelairedelFreischütz:Atravésdeloscamposyllanos…Los snidos gemebundos y temblones rechinaban en el aire inmóvil. Gemma se
estremecía:-¡Vaadespertaramamá!Sanín se apresuró a salir e hizo desaparecer almúsico ambulante, poniéndole en la
manoalgunos centavos.A su vuelta,Gemma ledio las gracias conuna ligera señadecabeza;luego,conunasonrisameditabunda,tarareóconvozapenasperceptiblelalindamelodíaenqueMaxexpresatodaslasvacilacionesdelprimeramor.EnseguidapreguntóaSaninsiconocíaelFreischütz,silegustabaWeber;yañadióque,apesardesuorigenitaliano, le gustaba esa música más que ninguna. De Weber, la conversación fueinsensiblemente a parar a la poesía, al romanticismo, aHoffmann, que todo elmundoleíaentonces…Sinembargo,FrauLenoreseguíadurmiendo,yhastaroncabaligeramente,ylosrayos
del sol,quepasabancomorayasestrechasa travésde los resquiciosde laspersianas,iban cambiando de sitio y viajaban con un movimiento imperceptible, pero continuo,sobreelpiso,sobrelosinuebles,sobrelafaldadeGemma,sobrelashojasylospétalosdelasflores.
XII
GemmanogustabaenmaneraalgunadeHoffmann,yhastaloencontraba…aburrido.El elemento nebuloso y fantástico de esos relatos del Norte no era accesible a sunaturalezameridionalyenteramenteimpregnadadesol.«¡Esosnosonsinocuentosdechiquillos!» -afirmaba,nosindesdén.ComprendíavagamentequeHoffmanncarecedepoesía.Sin embargo, le gustaba, mucho uno de aquellos cuentos, de cuyo título no podía
acordarse.Adecirverdad,loquelegustabaeraelprincipiodedichocuento,puesselebabíaolvidadoelfinalotalveznolohubieseleidonunca.Eralahistoriadeunjovenqueencontrabanosédónde,acasoenunaconfitería,unajovengriegadeasombrosabelleza,acompañada por un viejo de aire extraño, misterioso y cruel. El joven se enamora aprimera vista de la señorita; ésta le mira con aire lastimero, como pidiéndole que laliberte.Aléjaseélunmomento,yalvolverenseguidaalaconfitería,yanoencuentraalajovennialviejo.Lánzaseensubusca,descubreacadainstanteindiciosdesupresencia,prosigue en su persecución, y pormás que hace, nunca logra alcanzarlos en ningunaparte.Lahermosadesconocidahadesaparecidoparasiempre,yélnotienefuerzaspara,olvidaraquellamiradasuplicante;atorméntalelaideadequequizáselehaescurridodeentrelasmanostodalafelicidaddelavida…Noes seguroqueHoffmann termine el relato de estemodo; peroGemma, sin tener
concienciadeello,loarreglóasíyloretuvoenlamemoria.-Meparece-dijo-quelosencuentrosyseparacionesdeestaclase,sonmásfrecuentes
deloquecreemos.Sanín permaneció en silencio algunos instantes, luego habló de Herr Klüber. Era la
primera vez que pronunciaba, su nombre; hasta aquel momento, ni siquiera habíapensadoendichopersonaje.A su vez,Gemma calló un instante,mordiéndose con aire pensativo la uña del dedo
índice: apartó la vista, luego hizo un elogio de su futuro, habló de la jira de recreoproyectada para el día inmediato, y echando una rápida ojeada a Sanín, volvió aquedarsesilenciosa.Sanínyanosabíasobrequéconversar.EmilioentróbruscamenteydespertóaFrauLenore…Sanínsepusocontentoalverlellegar.FrauLenoreselevantódelsillón.PresentósePantaleone,ydijoquelacomidaestaba
servida.Elamigodelacasa,excantanteysirviente,desempeñabatambiénlasfuncionesdecocinero.
XIII
Sanín permaneció aún después de comer. Se habían negado a dejarle partir, sopretexto de que hacía un calor horrible; y cuando hubo caído un poco el calor, lepropusieron salir al jardín a tomar el té, a la sombra de las acacias. Sanin aceptó;sentíase completamente feliz. Las horas apacibles y de dulce monotonía de la vidaguardan exquisitos goces, y se entregaba a ellos con delicia, sin pedir más al díapresente, sin acordarse de la víspera, sin pensar en mañana. ¡Qué encanto sólo lapresenciadeunajovencomoGemma!Ibaasepararsedeellamuypronto,yquizáparasiempre;peromientraslamismabarquilla,comoenlosversosdeUhland,temecesobrelasondasserenasde lavida, ¡sé feliz,viajero;deléitate! ¡Felizviajero!Todo leparecíaamableyencantador.FrauLenorelepropusomedirseconellayPantaleonealjuegodeltresette; leenseñó
estejuegoitalianopococomplicado;ganóleellaalgunoscentavos,yquedóhechizadoél.A petición de Emilio, Pantaleone obligó al perro Tartaglia a que hiciese todas sushabilidades:Tartaglia saltó por encima de un palo, habló (es decir, ladró), estornudó,cerró la puerta con el hocico, trajo a su amouna zapatilla vieja, y por último, con unchacó en la cabeza, representó al mariscal Bernadotte escuchando las sangrientasacusacionesqueporquienhacíadeNapoleón, ¡yconsuma fidelidada femía!Con losbrazoscruzadossobreelpechoyuntricorniometidohasta lascejas,hablabacontonosecoyásperoenfrancés,¡yenquéfrancés,Diosmío!Frenteasuamo,sentadoTartagliasobrelaspatastraseras,encogidoyapretandolacolasobrelaspiernas,hacíaguiñosconairehumildeyconfusobajolaviseradelchacómetidodetravés.Deratoenrato,cuandoNapoleónalzaba lavoz,erguíasesobre laspatasdeatrás.«¡Fuori traditore!»exclamó,porúltimoNapoleón,olvidandoenelexcesodesucólera,quedebíasostenerhastaelfinsupapelen francés; yBernadottehuyóa todocorrerdebajodeldiván,dedondesaliócasi en seguida, ladrando alegre, comoparahacer saber a todosque la funciónhabíaconcluido.Losespectadoresserieronmucho,ySanínmásquetodos.CuandoGemmasereíamezclaba,conlasrisasunosgemiditosdelomásdivertidodel
mundo…Sanínestabaensusgloriasconaquellarisa.Acabóporsentirundeseolocodecomérselaabesosporaquellosgemiditos.Porfin,llególanoche.¡Hayquetenerjuicio!Despuésdehabersedespedidodetodosy
repetidoacada,uno«hastamañana»(hastaabrazóaEmilio),Sanínregresóalafonda,llevandoenelcorazónlaimagendeaquellajoven,yarisueña,yapensativa,yaapaciblehasta la indiferencia, pero siempre encantadora. Sus hermosos ojos, a veces muyabiertos,brillantesyalegrescomoeldía,otrasmedioveladosporlaspestañas,obscurosyprofundoscomolanoche,estabantenazmenteantesuvista,mezclándosecontodaslasdemásimágenes,contodoslosotrosrecuerdos.En loquenopensóniunasolavez fueenHerrKlüber,en lasrazonesque lehabían
retenidoenFrancfort,enunapalabra,entodocuantoloagitaralavíspera.
XIV
PrecisoesquedigamosalgunaspalabrasacercadelmismoSanín.Enprimertérmino,no era mal parecido: talle proporcionado y elegante, facciones agradables aunque unpoco indecisas, ojos azules claros, de cariñosa expresión, cabellos con reflejos de oro,pielblancaysonrosada,y,sobretodo,eseaire ingenuamentealegre,confiado,abierto,algo bobo a primera vista, en el cual reconocíase antaño sin trabajo a los hijos de losnobles de la estepa, los «hijos de familia,» los jóvenes de buena casa nacidos yengordadosalairelibreenlasferacescomarcasdelSur;bonitoandar,unpocovacilante,leve ceceo al hablar, una sonrisa infantil en cuanto le miraban… en fin, buen humor,salud,molicie,molicieymásmolicie:taleraSaníndecuerpoentero.Además,noestabadesprovistodetalentonideinstrucción.Habíaconservadosufrescuradeimpresiones,apesar de su viaje al extranjero; para él eran casi desconocidos los senti- mientostumultuososqueperturbabanalamejorpartedelajuventuddeentonces.En nuestros días después de unaminuciosa rebusca de «hombres nuevos,» nuestra
literatura se ha puesto a producir tipos de jóvenes decididos a guardar su frescura, aconservarse frescos e intactos… cueste lo que cueste, frescos como las ostras que deFlensburgo llevan aRusia. Sanín no tenía nada de común con ellos: era naturalmentefresco.Decompararleconalgo,hubierasidomenesterhacerloconunmanzanonuevo,dehojasrizadas,reciéninjerto,denuestrosviverosdetierrasnegrasomejoraún,conunpotro de tres años, nacido en las antiguas yeguadas de señores, bien cuidado yreluciente, uno de esos potros de piernas mal desbastadas, que apenas empiezan aaprenderel trote largo.LosquehanencontradoaSanínmás tarde,baqueteadopor lavida, perdida demucho tiempo atrás, la «flor» de la juventud, esos han conocido otrohombre.Al día siguiente, aún estaba Sanín en la cama, cuando Emilio, vestido de fiesta,
trascendiendo a pomada y con un junquillo en la mano, se metió de rondón en eldormitorioyanuncióqueHerrKlüberibaallegarconelcoche,queeldíaprometíasermagnífico,quetodoestabadispuestoencasa,peroquemamánoibaair,porquelehabíavueltoadarlajaquecadelavíspera.SepusoadarprisaaSanín,asegurándolequenohabía un minuto que perder. En efecto, Herr Klüber encontró a Sanín arreglándosetodavía. Llamó a la puerta, entró, inclinó y enderezó su noble talle, declaró hallarsedispuesto a esperar todo cuanto se quisiera y tomó asiento, con el sombreroelegantemente apoyado en una rodilla. El guapo dependiente se había emperejiladohastaloimposible;cadaunodesusmovimientosdesprendíafuertesefluviosdelosmásgrandesolores.Habíaidoenunagrancarreteladescubierta,unlandóenganchadocondos caballos de mala estampa, pero de alzada y fuerza. Un cuarto de hora después,Sanín,KlüberyEmiliodeteníanse triunfalmentea lapuertade laconfitería.LaseñoraRosellisenegabadeunmodoresueltoatomarparteenelpaseo.Gemmaquisoquedarseconsumadre,peroéstamismalaempujóalcoche.-Nonecesito de nadie, dormiré -dijo. -Debuenaganahubiera enviado conustedes a
Pantaleone,perosenecesitaalgunoparadespacharalosparroquianos.-¿PodemosllevarnosaTartaglia?-¿Quédudatiene?AlpuntoselanzóTartagliaalegrementealpescante,yseinstalóallí,relamiéndose.Se
veía que estaba familiarizado con esa gimnástica, Gemma se había puesto un gransombrerodepajaconcintaspardas,cuyobordebajabapordelante,resguardándolacasitodalacaracontralosrayosdelsol.Lalíneadelasombraterminabaprecisamenteenlaboca,brillabansuslabiosconunencarnadosuaveyfinocomolospétalosdelarosadecien hojas, y sus dientes despedían cándidos reflejos como en los niños.Gemma tomóasientoenelfondo,juntoaSanín;KlüberyEmilioenfrentedeellos.ElpálidorostrodeFrau Lenore apareció en una ventana; Gemma la hizo una señal de despedida con supañueloblanco,yelcochearrancó.
XV
SodenesunpueblecitosituadoamediahoradeFrancfort,enunparajeencantador,enlasfaldasdelTaunus.Entrenosotroslosrusosgozanderenombreacausadesusaguasminerales, eficaces en las enfermedades del pecho, según se asegura. Losfrancofurtenses nunca van allí sino para jiras de recreo, porque Soden posee unmagníficoparqueyrestaurantsdondepuedetomarsecaféycervezaalasombradelostilosydelosarces.ElcaminodeFrancfortaSoden,orilladodeárbolesfrutales,costealamargenderechadelMain.Mientras el coche rodaba tranquilamentepor aquel caminomagnífico,SanínobservabaahurtadillaslaactituddeGemmarespectoasufuturo.Eralaprimeravezquelosveíajuntos.Laactituddelajoveneraserena,ysencilla,peroconunpocomásreserva,yseriedadquedecostumbre;Klüberteníaelportedeunsuperiorindulgentequesepermiteasímismo,ypermiteasusubordinado,unplacerdiscretoydebuentono.SanínnoobservóenélningunaparticularatenciónparaconGemma,nadade lo que los franceses llaman empressement (obsequiosidad). Evidentemente, HerrKlüberconsideraba,elasuntocomotratohecho,ynoveíaningúnmotivoparamolestarseyhacerelgalán;encambio,sucondescendencianoleabandonabaunminuto,yhastaenelgranpaseoque,dieronantesdecomer,másalládeSoden,atravésdelasmontañasyde los valles frondosos, mientras saboreaba las bellezas de la Naturaleza, miraba elpaisajeconaquelinvariableairedeindulgenciaatravésdelcualsetraslucíadevezencuando la severidadnatural enun superior.Así, hizonotarque cierto riachuelo corríahartoenlínearecta,envezdedarpintorescosrodeos;hastadesaprobólaconductadeun pajarillo que variaba, muy poco su canto. Gemma no se aburría, y hastaexperimentabaunavisiblesatisfacción.Sinembargo,SanínnoencontrabayaenellalaGemmadelavíspera,ynoporquelamáslevesombraobscureciesesuhermosura(nuncahabíaestadomásresplandeciente)sinoquesualmaparecíahaberseescondidoenlomásrecónditodesuser.Elegantementeenguantadaycon la.sombrillaabiertaen lamano,andabaconaplomo,sinapresurarse,comohacenlasseñoritasbieneducadas,yhablAbapoco. Emilio tampoco estaba a sus anchas, y Sanín aúnmenos. Una de las cosas quecontribuíanamolestarle,eraquelaconversaciónsesostuvotodoeltiempoenalemán.SóloTartaglia estaba enteramente alegre. Corría dando furiosos ladridos tras de los
tordosquelevantabaalpaso:cruzabalosbarrancos,saltaba,porencimadelostroncosydelasraíces,setirabaalagualamiéndolaconavidez,sesacudía,gimoteaba,luegosalíadisparadootravezcomouna flecha,dejandocolgar su lengua roja.Por suparte,HerrKlüber hacía todo lo que juzgaba necesario para divertir a la sociedad. Invitó a suscompañerosasentarsealasombradeuncopudoroble,ysacandodelbolsillounlibritotituladoKnallerbsen,oderdusol1stundwirstlachen!(Petardos,o¡Debesreirteytevasareir!),secreyóenelcasodeleerlasanécdotasescogidasdequeeselibroestaballeno.Leyóunadocenasinprovocarmuchaalegría.SóloSanín,porurbanidad,enseñaba, losdientes. En cuanto aHerr Klüber, después de cada anécdota, dejaba oir una risita depedagogo,modificada como siemprepor un tinte de condescendencia.HaciamediodíavolvierontodosaSodenalmejorrestaurantdelacomarca.Tratábasedetomardisposicionesparalacomida.Herr Klüber propuso realizar este acto en un pabellón cerrado por todas partes, im
Gartensaton;peroGemmasesublevódeprontocontraesto,ydijoquenocomeríasinoalaire libre, en el jardín, en una de las mesitas puestas delante del restaurant; que leaburríaversiemprelasmismascaras,yquedeseabatenerotrasalavista.Variosgruposdereciénvenidossehabíansentadoyaalrededordeesasmesitas.MientrasKlübersometiéndoseconcondescendencia«alcaprichodesufutura,»ibaa
entenderse con el camarero en jefe, Gemma permaneció de pie, inmóvil, con los ojosbajos y los labios apretados; sentía que Sanín no apartaba de ella su mirada, casiinterrogadora, y hubiérase dicho que eso le causaba enfado. Por fin regresó Klüber,anunciandoquelacomidaestaríadispuestadentrodemediahora,ypropusojugarunapartidadebolosparaesperar.-Esoesmuybuenoparaabrirelapetito,¡je,je,je!-añadió.Jugabaa losbolosmagistralmente; al arrojar lasbolas, tomabaposturasmagníficas,
hacíavalerlamusculaturadelosbrazosypiernas,balanceándosecongraciaenunpie.Eraunatletaensugénero;estabasólidamenteconfigurado.Yluego,¡erantanblancas,tanbellassusmanos!¡Yselasenjugaba,contanricopañuelodesedadelaIndia,confloresdecoloramarillodeoro!Llególahoradecomer,ytodalacompañíasepusoalamesa.
XVI
Sabidoesdeloqueconstaunacomidaalemana:unasopadeaguachirleconcanelayunasbolitasdepastacubiertasdegibosidades;carnecocida,secacomocorcho,rodeadade remolachas fofas, de rábano picado y patatas viscosas, envueltas en una grasablanquizca; una anguila azulada, con salsa de alcaparras en vinagre; un asado conconservasenvinagre,yelimprescindiblemehlspeise,especiedepuddingrociadoconunasalsarojaagria;encambio,vinoycervezamuypresentables.Talera, lacomidaqueelfondistadeSodenpresentóasushuéspedes.Porlodemásesacomidapasómuybien.Enverdad,nosehizonotarporunaanimación
particular,auncuandoHerrKlüberbrindó«¡Porloquenosesquerido!»(Waswirlieben)Todoserealizódelamaneramásdecenteydigna.Despuésdelacomidasirvióseuncaféácidoyrojizo,unverdaderocaféalemán.HerrKlüber,comogalantecaballero,pedíaaGemmapermisoparafumaruncigarro,cuandodeprontoocurrióunacosa imprevista,unacosaverdaderamentedesagradableyhastaindigna.Algunos oficiales de la guarnición de Maguncia se habían instalado en una de las
mesas próximas. Por sus miradas y cuchicheos, podía adivinarse sin esfuerzo que leshabía llamado la atención la hermosura de Gemma. Uno de ellos, que probablementehabíaestadoenFrancfort,mirabaalajovencomosemiraaunapersonaconocida;eraclaro que sabía quién era. De pronto se levantó vaso en mano -los señores oficialeshabían hecho ya libaciones, y elmantel estaba cubierto de botellas delante de ellos; -acercóse a la mesa donde estaba sentada Gemma. Era un jovenzuelo con cejas ypestañasdeunrubiososo,aunqueconunafisonomíaagradableyhastasimpática,perosensiblementealteradaporelvinoquehabíabebido.Susmejillasestabanestiradaseinflamadoslosojos,quevagabandeacápara,allá,con
expresióninsolente.Suscamaradas,despuésdeintentarcontenerle,ledejaronir.Fuerzaeraverenquéparabaaquello.Eloficial,tambaleándoseunpoco,sedetuvodelantedeGemma,yconvozquequería
hacersegura,peroenlacual,apesarsuyo,serevelabaunaluchainterior,exclamó:-¡BrindoporlasaluddelamáshermosabotilleraquehayenFrancfortyenelmundo
entero!(Deunsorbosetragótodoelcontenidodelvaso).¡Yenrecompensa,tomoestaflorcogidaporsusdivinosdedos!YcogióunarosaquehabíajuntoalplatodeGemma.Asombradaalprontoyasustada,
éstasepusopálidacomounamuerta;después,trocándose,enirasuespanto,seruborizóhasta la raíz de los cabellos. Sus ojos fijos en el insultante, se obscurecieron ycentellearon a la vez, llenándose de tinieblas y relámpagos de una indignacióndesbordada…Eloficial,turbadoalparecerporesamirada,murmuróalgunaspalabrasincoherentes,
saludóy se fue adonde estaban sus amigos, quienes lo acogieron con risas y ligerosaplausos.Herr Klüber se levantó bruscamente, se irguió con toda su estatura, y calándose el
sombrero,dijo,condignidad,peronomuyalto:-¡Estoesinaudito!¡Esunainsolenciainaudita!(Unerhört!unerhörteFrechheit!)Enseguidallamóalmozoconvozsevera,ynosólopidióqueletrajesenenelactola
cuenta,sinoqueademásordenóqueenganchasenelcoche,yañadióqueeraimposiblequepersonasdistinguidasviniesenaesteestablecimiento,puestoqueenélseinsultaba.Al oirGemma estas palabras, inmóvil en su sitio -una respiración jadeante sacudía supechodirigió losojosaHerrKlüber,y fijóenél lamisma,miradaquehabía lanzadoaloficial.Emiliotemblabaderabia.-Levánteseusted,meinFräulein-profirióHerrKlüber,siempreconídéntica,severidad;
-noconvienequepermanezcaustedaquí.Vamosameternosenelinteriordelrestaurant.Gemma se levantó sin decir nada, la presentó el su torneado brazo, puso la mano
encima,yHerrKlübersedirigióentonces,alrestaurantconunandarmajestuoso,cadavezmásmajestuosoyarrogante,conformesealejabadelteatrodelossucesos.ElpobreEmiliolessiguiótodotrémulo.Pero inientras,queHerrKlüberajustaba lacuentaconelmozo,aquiennodioniun
centavo de propina, para castigarle por lo sucedido, Sanín se había acercadorápidamentealamesadelosoficiales,ydirigiéndosealquehabíainsultadoaGemma,yque en aquelmomento daba a oler su rosa a los demás, uno tras otro; con voz clara,pronuncióenfrancésestaspalabras:-¡Caballero,loqueacabausteddehaceresindignodeunhombredehonor,indignodel
uniformequeviste;yvengoadecirleaustedqueesunfatuomaleducado!
Eljovendiounsalto;perootrooficialdemásedadledetuvoconunademán, lehizosentarse, y dirigiéndose a Sanín le preguntó, en francés también, si era hermano,parienteonoviodeaquellajoven.-Nadatengoqueverconella-exclamóSanín.-Soyunviajeroruso,peronohepodido
ver a sangre fría, tal insolencia. Por lo demás, aquí estánmi nombre ymis señas; elcaballerooficialsabrádóndeencontrarme.Aldecirestaspalabras,Sanínechóenlamesasutarjeta,devisitayconrápidoademán
cogiólarosadeGemma,queunodelosoficialeshabíadejadocaerenunplato.Eljovenoficialetehizounnuevoesfuerzoparalevantarsedelasilla,perosucompañeroledetuvoporsegundavezdiciéndole:-¡Quieto,Dönhof!(Dönhof,seistill!)Luego,selevantóélmismo,yllevándoselamanoa
laviseradelagorra,nosinunmatizdecortesíaenlavozyenlaactitud,dijoaSanínque en lamañana siguiente uno de los oficiales de su regiMiento tendría el honor desele.Sanínrespondióconunbrevesaludoyseapresuróareunirseconsusamigos.HerrKlüberfingiónohabernotadolaausenciadeSanínnisusexplicacionesconlos
oficiales; daba prisa al cochero que enganchaba, los caballos, e irritábase en extremocontrasulentitud.GemmatampocodijonadaaSanín;nolemirósiquiera.Porsuscejasfruncidas, sus labios pálidos y apretados, su misma inmovilidad, adivinábase lo quesucedía en su alma. Sólo Emilio tenía visibles deseos de hablar con Sanín y deinterrogarle:lehabíavistoacercarsealosoficiales,darlesunacosablanca,unpedazodepapel, carta o tarjeta. Palpitábale el corazón al pobre muchacho, le abrasaban lasmejillas; estabapronto a echarse al cuello deSanín, pronto a llorar, o lanzarse con élparareducirapolvoatodosaquellosabominablesofíciales.Sinembargo,secontuvoyselimitóaseguirconatencióncadaunodelosmovimientosdesunobleamigoruso.Porfin,elcocheroacabódeengancharloscaballos;subieronloscincoalcoche.Emilio,
precedidoporTartaglia,trepóalpescante;allíestabamáslibreynolequitabalavistaaKlüber,aquiennopodíaverasangrefría.DurantetodoelcaminodiscurseóHerrKlüber…yhablóélsolo:nadieleinterrumpióni
lehizoninguna,señaldeaprobación.Insistióespecialmenteenlomalquehicieronennoescucharlecuandopropusocomerenungabinetereservado. ¡Deesemodonohubierahabido ningún disgusto! En seguida enunció juicios severos y hasta con ribetes deliberalismo acerca de la imperdonable indulgencia del Gobierno con los oficiales; leacusó de descuidar el sostenimiento de la disciplina y de no respetar bastante alelementocivilenlasociedad(dasbürgerlicheElementinderGesellschaft!)Despuésdijocómoconeltiempoestoproduciríadescontentogeneral;quedeesoa larevoluciónnohabíamás que un paso, como lo atestiguaba (aquí exhaló un suspiro compasivo, perosevero), el triste, el tristísimo ejemplo de Francia. Sin embargo, al punto añadió quepersonalmente se inclinaba ante el poder, y que no sería revolucionario jamás de losjamases; pero que no podía menos de manifestar su desaprobación respecto a tantalicencia. Luego entró en consideraciones generales sobre los principios y la falta deprincipios,lamoralidad,lasconvenienciasyelsentimientodeladignidad.Durante el paseo que precedió a la comida, Gemma no había parecido enteramente
satisfecha, de Herr Klüber, y por eso mismo habíase mantenido un poco apartada deSanín, como si la presencia de éste la hubiese turbado; pero a la vuelta, mientrasescuchabalafraseologíadesufuturo,eravisiblequeteníavergüenzadeél.Alfinaldelviajeexperimentabaunverdaderosufrimiento,ydeprontodirigióunamiradasuplicantea Sanín, con quien no había reanudado la conversación. Por su parte, Sanínexperimentaba más compasión hacia ella que descontento contra Klüber, y hasta, sinconfesárselodel todo,regocijábaseensecretopor loacontecidoaqueldía,auncuandoesperaba,uncarteldedesafíoparalasiguientemañana.La penosa «jira de recreo» concluyó. Al ayudar a Gemma a apearse del coche a la
puertadelaconfitería,sindecirunapalabra,Sanínlepusoenlamanolarosaquehabíarescatado. Ruborizóse ella, le apretó lamano e inmediatamente ocultó la flor. Aunqueapenaseradenoche,niéltuvoganasdeentrarenlacasa,niaunellaleinvitóaquelohiciese. Además, apareció en el quicio de la puerta Pantaleone y anunció que FrauLenoreestabadurmiendo.EmiliodijountímidoadiósaSanín:casileteníamiedo,¡tantaeralaadmiraciónqueleprodujo!KlüberacompañóaSanínencochehastalafondayledejó haciéndole un saludo afectado. A pesar de toda su suficiencia, ese alemán,organizadoentodaregla,sentíaseunpocomolesto.Enfin,todosellos,quiénmás,quiénmenos,estabanadisgusto.Precisoesdecirqueesesentimientodemalestar sedisipóenseguidaenSaníny se
trocóenunestadodeánimobastantevago,peroalegreyhastatriunfal.Sepusoasilbarpaseándoseporsucuarto.Estabacontentísimodesímismo.
XVII
-Aguardarélasexplicacionesdelcaballerooficialhastalasdiez-pensabaalarreglarseporlamañanaaldíasiguiente,-ydespuésquemebusquesiledalagana.Pero losalemanesse levantan temprano;antesdequeel reloj señalase lasnueve,el
criadoentróaanunciaraSanínqueelseñorsubteniente(derHerrSeconde-Lieutenant)von Richter deseaba verle. Sanín se puso a escape un redingot y dijo que le hiciesenpasar.EncontradeloqueSanínesperaba,vonRichtereraunjovenzuelo,casiunniño.Esforzábaseendarairedeimportanciaasurostroimberbe,aunquesinconseguirlo,nisiquierafuecapazdeocultarsuemoción,yhabiéndoseleenredadolospiesenelsable,enpocoestuvoquenosecayeraalsentarse.Despuésdemuchasvacilacionesycongrantartamudeo, declaró aSanín, enmuymal francés, queeraportadordeunmensajedeparte de su amigo el Barón von Dönhof; que sumisión consistía en exigir excusas alcaballerovonSanínporlasexpresionesofensivasempleadasporéllavísperayqueenelcasodequeel caballerovon Sanín senegasea lopedido, elBarónvonDünhof exigíasatisfacción.Sanín respondió que no tenía el propósito de presentar excusas, y que no estaba
dispuestoadarsatisfacciónalguna.Entonces el caballero von Richter, siempre tartamudeando, le preguntó con quién,
dóndeyaquéhorapodríancelebrarselasconferenciasindispensables.Saninlerespondióquepodíavolverdentrodeunpardehoras,yquedeallíaentonces
trataríadehallaruntestigo.«¿Aquiéndiablostomarédetestigo?»pensabaentretanto.El caballero von Richter se levantó y saludó para despedirse. Pero al llegar a los
umbrales de la puerta, se detuvo como presa de un remordimiento de conciencia, ydirigiéndoseaSanínledijoquesuamigoelBarónvonDönhofnodejabadecomprenderque hasta cierto punto habían sido culpa suya los sucesos de la vispera, y que porconsiguientesecontentaríaconmuypoco:-Bastaríanligerasexcusas(exghiseslèchères).Saníncontestóaesoquenoconsiderándoseculpabledenada,noestabadispuestoa
presentarningunaclasedeexcusas,niligerasnipesadas.-Enesecaso -replicóelcaballerovonRichter,poniéndoseaúnmásencarnado-habrá
quecruzarunospistoletazosamistosos(desgoupstebisdoletàl´amiâple).-Nocomprendonipizcadeloqueustedquieredecir-observóSanín.-Supongoqueno
setratadetiraralaire.-¡Oh, no, no! -tartamudeó el subteniente, desorientado por completo. -Pero suponía
que,ventilándoseelasuntoentrehombresdistinguidos…(Aquíseinterrumpió.)-Hablaréconeltestigodeusted…Dijo,yseretiró.Encuantohubosalido,Sanínsedejócaerenunasilla,con losojos fijosenel suelo,
diciéndose:-¡Vayaunabromaladeestavida,consusbruscasvueltasderueda!Pasadoyporvenir,
tododesaparececomoporartedebirlibirloque;¡yloúnicoquesacoenlimpioesquemevoyabatirenFrancfortconundesconocidoyapropósitodenoséqué!Seacordódequehabíatenidounaancianatíaloca,quebailabadecontinuo,cantando
estaspalabrasextravagantes:Subtenienterebonito,Popinito,Cupidito,Báilame,mipichoncito.
Echóse a reir y se puso a cantar también: «Subteniente rebonito, báilame, mipichoncito.»-Peronohaytiempoqueperder;hayquemoverse-exclamóenvozalta,levantándose.YviodelantedeélaPantaleone,conunaesquelaenlamano.-Hellamadovariasveces,peronohaoídousted.Yocreíquehabíaustedsalido-dijoel
viejo,dándolelacarta.-DepartedelaseñoritaGemma…Saníncogiómaquinalmentelacarta,laabrióyleyó.Gemmaleescribíaqueestabamuy
intranquilaconelasuntoconsabido,yquedeseabaverleinmediatamente.-Lasignorinaestáinquieta-dijoPantaleone,queporlovistoconocíaelcontenidodela
esquela.-Mehadichoquemeinformedeloquehaceusted,yquelolleveconmigojuntoaella.Sanínmiró al viejo italiano, y se pusopensativo: una idea repentina cruZabapor su
mente.Aprimeravista,leparecióextraña,imposible…«Sinembargo,¿porquéno?»-sedijoasípropio.
-SeñorPantaleone-exclamóenvozalta.Estremecióseelviejo,sepultólabarbaenlacorbatayfijólosojosenSanín.-¿Sabeustedloquehapasadoayer?-prosiguióéste.Pantaleonesacudiósuenormemono,mordiéndoseloslabios,ydijo:-Losé.Apenasderegreso,Emilioselohabíacontadotodo.-¡Ah, lo sabe usted! Pues bien; he aquí de qué se trata. Ese insolente de ayer me
provocaaduelo.Heaceptado,peronotengotestigo.¿Quiereustedsermitestigo?Pantaleone se puso trémulo y levantó tanto las cejas, que desaparecieron bajo sus
mechonescolgantes.-¿Peronotieneustedmásremedioquebatirse?-dijoenitaliano:hastaentonceshabía
habladoenfrancés.-Espreciso.Negarmeaelloseríacubrirmedeoprobioparasiempre.-¡Hum!Simeniegoaservirleausteddetestigo,¿buscaráustedotro?-Deseguro.Pantaleonebajólacabeza.-Peropermítameustedque lepregunte,signordeZanini,sieseduelonoecharáuna
manchadesfavorablesobrelareputacióndeciertapersona.-Supongoqueno;pero,aunqueasífuese,nohaymásremedioqueresignarseconello.-¡Hum!…-Pantaleonehabíadesaparecidoporcompletodentrodesucorbata.-Peroese
ferrofluttoKluberio, ¿no interviene en eso? -exclamó de pronto, levantando la nariz alaire.-¿El?Nada.-¡Che!-Pantaleone se encogió de hombros con aire despreciativo, y dijo con voz
insegura:-Entodocaso,debodaradarustedlasgracias,porqueenmediodemiactualrebajamientohasabidoustedreconocerenmiunhombredecente,ungalantuomo.Conesodemuestraustedmismoserungalantuomo.Peronecesitoreflexionarsuproposición.-Nohaytiempoqueperder,queridoseñorCi…Cippa…-…tola-concluyóelviejo.-Nolepidoaustedmásqueunahoraparareflexionar.Este
asuntoatañealosinteresesdelahijademisbienhechores…¡yporesoesundeber,unaobligación para mí el reflexionar!… Dentro de una hora, de tres cuartos de hora,conoceráustedmiresolución.-Bueno,esperaré.-Yahora,¿quérespuestallevoalasignorinaGemma?Saníncogióunpliegodepapelyescribió«No tengaustedmiedo,miqueridaamiga.
Dentrodetreshorasiráaverla,ytodoseexplicará.Ledoyaustedlasgraciascontodamialmaporelinterésquememanifiesta.»YentregóestaesquelaaPantaleone.Estelapusoconcuidadoenelbolsillointeriordesupaletot,ydespuésderepetirotra
vez«¡Dentrodeunahora,!»sedirigióa lapuerta;perobruscamentevolviópiesatrás,corrióhaciaSanín, leagarró lamano,yestrechándoselacontra subuche,con losojoslevantadosalCielo,exclamó:
-¡Nobil giovinotto, gran cuore! ¡Permita usted a un débil viejo, a un vecchiotto,estrecharlesuvalerosamano!lavostravalerosadestra.Dandoenseguidaalgunospasosdeespaldaagitóambosbrazosysalió.Sanínlesiguióconlavista…despuéscogióunperiódicoycreyóseenelcasodeleer.
Peropormásquesusojosseempeñabanenrecorrerlaslíneas,nocomprendiónadadeloqueleía.
XVIII
Alcabodeunahora,elmozoentregóaSanínunatarjetavieja,mugrienta,quedecía:
PantaleoneCippatoladiVareseCantantediCamera
DrS.A.R.ILDUCADIMODENA
YPantaleoneenpersonaentrósiguiendo lospasosdelcamarero.Habíacambiadoderopadepiesacabeza.Llevabaunfracnegroconlascosturasdecolordealademosca,yunchalecodepiquéblanco, sobreel cualhacíaesesunacadenadecobredorado.Unpesadosellodecornerinabajabahastasuspantalonesajustados,deantiguamoda,«depuente.»Teníaen.lamanoderechaunsombreronegrodepelodeconejo,yenlamanoizquierdaunpardegrandesguantesdegamuza.Lacorbataeraaúnmásanchaymásaltaquedecostumbre,yensualmidonadachorrerabrillabaunalfileradornadoconunojodegato.El índicede lamanoderechaostentabaunanillo formadopordosmanosenlazadasalrededordeuncorazónechando llamas.Toda lapersonadelviejoexhalabaolor a baúl, olor de alcanfor y almizcle; y la preocupación, la solemnidad de su porte,hubiera chocado hasta a un espectador indiferente. Sanín se levantó y salió a suencuentro.-Seré su testigo -dijoPantaleoneen francés, e inclinó todoel cuerpohacia adelante;
después de lo cual puso los pies en la primera posición, como unmaestro de baile. -Vengoatomarsusinstrucciones.¿Deseaustedbatirsesincuartel?-¿Porquésincuartel,miqueridoseñorPantaleone?¡Pornadadelmundoretiraríalas
expresionesqueayerproferí,peronosoyunbebedordesangre!Porlodemás,aguardeusted;prontovaavenireltestigodemiadversario;yseentenderáustedconél.Quedeustedconvencidodequenuncaolvidaréesteservicio,porelcualledoylasgraciascontodomicorazón.-¡Elhonorantetodo!-respondióPantaleoneysearrellanóenunabutacasinesperara
queSanínlerogara,quesesentase.-¡Sieseferrofluttospiecebubbio,esemercachifledeKlübernosabecomprenderelprimerodesusdeberes,ositienemiedo,tantopeorpara,el!…¡Almavil!Esoestodo.Encuantoalascondicionesdelduelo,soytestigodeustedysusinteresessonsagradosparamí.CuandovivíayoenPadua,habíaallíunregimientode dragones blancos y estaba relacionado con varios oficiales…Todo su códigome esfamiliar,yamenudohehabladodeestosasuntosconelcompatriotadeusted,elpríncipeTarbuski…¿Vendráprontoesetestigo?-Loesperodeunmomentoaotro…yaquívieneya-añadió,mirandoporlaventana.Pantaleoneselevantó,mirólahoraqueeraensureloj,searreglólasmelenas,ysedio
prisaametersedentrodelzapatounacintaquelesalíapordebajodelpantalón.Entróelsubteniente,siempretanencendidoytanturbado.Sanínpresentóunoaotrolostestigos:-VonRichter,subteniente…ElseñorCippatola,artista…El subteniente experimentó alguna sorpresa al ver al viejo… ¡Qué hubiera dicho si
alguienlehubiececuchicheadoaloídoque«elartista»encuestiónpracticabatambiénelarteculinario!…PeroPantaleoneteníatalprosopopeya,queundueloparecíaserparaéluna cosa habitual y corriente. En aquella circunstancia, los recuerdos de su carrerateatral vinieron probablemente en su auxilio, y representó el papel de testigoprecisamentecomounpapel.Elsubtenienteyélguardaronsilenciouninstante.-¡Vamos,empecemos!-dijoalapostrePantaleone,jugandoaldescuidoconsusellode
cornerina.-¡Comencemos! -respondió el subteniente. -Pero… la presencia de uno de los
adversarios…-Señores, los dejo a ustedes -exclamó Sanín, saludándoles, y entró en su dormitorio
cerrandolapuerta.Echóse en la cama y se puso a pensar en Gemma… Pero la conversación de los
testigos,apesarde,estarcerrada lapuerta, llegabaasusoídos.Empleabanel idiomafrancés,destrozándoloambossincompasión,cadacualasuantojo.PantaleonehablabadelosdragonesdePaduaydeilpríncipeTarbuski;elsubtenientehabíavueltoalodelasexghises léchères (ligerasexcusas)y losgoups tebisdoletá l'amiâp1e (pistoletazosdeamigo).Peroelviejonoquisooirhablardeningúngénerodeexghises.Congranespantode Sanín, se puso de pronto a hablar de una joven señorita…une zeune damigellainnocenta,qu'ellasoladanssounpetidoavalepiúquetouttlezouffüssiédelmondo!2Yvariasvecesrepitióconanimación:Eunaonta,unaonta!(esunavergüenza).
Alprincipioelsubtenientenoprestóaelloningunaatención;perodespuésoyóselavozdel joven, haciendo observar, temblando de cólera, que no había ido a oir sentenciasmorales…-Alaedaddeustedsiempreesútiloircosasjustas-exclamóPantaleone.Ladiscusión llegó varias veces a ser tempestuosa.Al cabodeunahoradedisputas,
convinieronen las condiciones siguientes: elBarónvonDönhof y el señordeSanín seencontraríanaldíasiguiente,alasdiezdelamañana,enunbosquecillocercadeHanau;tirarían a veinte pasos, teniendo cada uno derecho a hacer dos disparos, a una señaldadaporlostestigos.Serviríansedepistolasordinarias.VonRichterseretiró.PantaleoneabriólapuertadeldormitorioycomunicóaSanínel
resultadodelaentrevista,exclamando:-¡Bravorusso,bravogiovinotto,serásvencedor!Pocos instantes después se encaminaron a la confitería Roselli. Sanín tuvo la
precaución de exigir a Pantaleone el más profundo secreto acerca del duelo. Comorespuesta,elviejoalzóundedoyrepitiódosvecesguiñandolosojos:
-¡Segretezza!Se había rejuvenecido visiblemente y andaba con paso más firme. Todos aquellos
sucesosextraordinarios,aunquepocoagradables, lerecordabanconvivezalaépocaenque enviaba y recibía él mismo carteles de desafío… en escena. Sabido es que losbarítonos,ensupapel,tieneninuchasocasionesdehacerdevalientes.
2Estamezcolanzadefrancésoitalianodesnaturalizados,significa:«unajovenseñoritainocente,delaqueeldedomeñiquevalemásquetodoslosoficialesdelmundo».
XIX
EmiliosalióalencuentrodeSanín-leestabaacechandohacíamásdeunahora, -y ledijoaescape,aloído,quesumadreignorabatodoslosdisgustosdelavíspera,yqueeraprecisonohablardeellos;queaéllemandabanalalmacén,peroqueenvezdeiralláseesconderíaencualquierparte.Despuésdehaberdadoestasnoticiasenpocossegundos,se arrojó bruscamente al cuello de Sanín; le abrazó con entusiasmo y desapareciócorriendo.SanínencontróaGemmaenlatienda.Queríadecirleellaalgunacosa,peronopudo hablar. Temblábanle los labios ligeramente, y sus párpados oscilaban sobre losinciertosojos.Paratranquilizarla,apresuróseaasegurarquetodohabíaterminado,queaquelasuntonoeramásqueunachiquillada.-¿Nohaidoaverleaustedhoynadie?-preguntóella.-Estuvouncaballero,nosexplicamos,y…hemosllegadoalacuerdomássatisfactorio.Gemmavolvióaponersedetrásdelmostrador.-Nomecree-pensóSanín…Sinembargo,pasóalaposentoinmediato,dondeencontróaFrauLenore.Estayanoteníajaqueca,peroseencontrabaenunamelancólicadisposicióndeánimo.
Sonriéndole con cordialidad, le previno que se aburriría aquel día, pues no se hallabacapazparaocuparsedeél.Alsentarsejuntoaella,notóqueteníarojosehinchadoslospárpados.-¿QuétieneustedFrauLenore?¿Halloradousted?-¡Chito! -dijo, indicandopor.señas con la cabeza la estancia, donde se encontraba su
hija.-¡Nodigaustedeso…envozalta!-Pero¿porquéhalloradousted?-¡Ah,señorSanín,yomismanolosé-¿Nolehadadoaustednadieningúndisgusto?-¡Oh,no!…Mehesentidotristedepronto…hepensadoenGiovanniBattista…¡enmi
juventud! ¡Qué pronto pasó todo eso! Me hago vieja, amigo mío, y no puedoacostumbrarmeaestaidea.Meparecequesoysiemprelamismaqueantes…yllegalavejez…¡yalatengoencima!-BrotaronlaslágrimasenlosojosdeFrauLenore.-Memirausted con extrañeza, lo veo… ¡También usted se hará viejo, amigo mío, y verá cuánamargoeseso!Sanínseesforzóporconsolarla,hablándoladesushijos,en loscualesveíarevivirsu
juventud.Hastatratódebromear,diciéndolaquebuscabaelmediodeobligaraque laechasenpiropos.Peroellaleimpusosilenciocontonoserio;yporprimeravezadquirióSanínelconvencimientodequenadapuedeconsolarnidistraerdelapenacausadaporlaproximidaddelavejez;hayqueesperaraqueesapenasecalmeporsímisma.Sanínpropuso a Frau Lenore jugar al tresette; no hubiera podido imaginar nada mejor.Consintióalpuntoyparecióaclararsesunegrohumor.Sanínjugóconellaantesydespuésdelacomida.TambiénPantaleonetomóparteenel
juego. ¡Nunca le había caído tan abajo el copete sobre la frente, nunca se le habíahundido tan adentro de la corbata, la barbilla! Todos sus movimientos indicaban unaimportancia,tanreconcentrada,quealmirarlepreguntábasecualquiera:-¿Quésecretopodráserelquecontantafirmezaguardaestehombre?Pero,¡segretezza,segretezza!Durante todo el transcurso de aquel día se esforzó por manifestar a Sanín la más
extremosaconsideración;enlamesaleservíaelprimero,antesquealasdamas,conairesolemne y resuelto; durante la partida de naipes, le cedió su vez y no se permitióobligarleaplantarse;porúltimo,declaróenredondo,sinvenirapelo,quelanaciónrusaeralamásmagnánima,lamásbravaylamásatrevidadelmundo.-¡Andaviejocómico!-dijoSanínparasusadentros.SiladisposicióndeánimodelaseñoraRosellileasombraba,nomenoslesorprendíael
mododeconducirseGemmaconél.Ynoporqueleevitase,antesporelcontrario,nuncase sentaba muy lejos, y le oía hablar mirándole; sino que decididamente, no quisoentablarconversaciónconél,yencuantoSanínladirigíalapalabra,levantábaseellacondulzura, y se alejaba algunos instantes; volvía después y se sentabaen algún rincón,dondepermanecíainmóvilcomoquienmedita,omásbien,comoquienduda.Porfin,lamismaFrauLenorenotóloextrañodesusmanerasylapreguntóendosocasionesquétenía.-Noesnada-contestóGemma.-Yasabesquealgunasvecessoyasí.-Esverdad-dijolamadre.Deesemodo transcurrióaquel largodía,nianimado,ni languideciente,nialegre,ni
triste.SiGemmasehubieseconducidodeotromodo,¿quiénpuedeasegurarqueSanínnohubieracedidoa latentacióndeechárselasunpocodevaliente?Quizásehubiera,abandonadosencillamentealatristeza,enelmomentodeunaseparaciónquepodíasereterna,…Pero,faltodeposibilidadparahablarconGemma,tuvoquelimitarse,antesdetomarcaféporlanoche,atocaracordes,enmodomenor,duranteuncuartodehora,enelpiano.Emilio volvió tarde, y para evitar toda pregunta relativa aHerrKlüber se acostó en
seguida.LlegóelmomentodeirseSanín.AldeciradiósaGemma,recordólaseparacióndeLenskyyOlga,enEugenioOneguín.
Laapretóconmuchafuerza la,manoytratiódeverla.defrente la,cara ;peroellasevolvióunpocoyretirólosdedos.
XX
ElCielo estabadel todoestrellado cuando salióSanín. ¡Yquéde estrellaspor todaspartes, grandes, pequeñas, amarillas, azules, rojas, blancas, que centelleaban eirradiabancruzandosusresplandoresintermitentes!NohabíalunaenelCielo,peronoporesoseveíanmenosbien losobjetosenaquella, semiobscuridad transparentey sinsombras.Sanínllegóalcabodelacalle…Noteníaganadevolversetantempranoalafonda: sentía lanecesidadde tomar aire.Volviópies atrás, y antesde llegar a la casadonde estaba la confitería deRoselli, se abrió bruscamente una de las ventanas de laplantabajaquedabaalacalle.Enelrectánguloobscuroquedibujaba-nohabíaluzenelcuarto,-aparecióunaformafemenina,yoyóquelellamaban:
-¡SeñorDemetrio!Precipitósehacia laventana…EraGemma,puestadecodosenelalféizare inclinada
haciaadelante.-SeñorDemetrio -dijo en voz baja,-durante todo el día he querido darle a usted una
cosa…peronomeheatrevido.Ahora,alverleausteddeunamanerataninesperada,hedichoparamíqueprobablementeestabaescrito…
Sinquesuvoluntadintervinieseparanadaenello,Gemmasedetuvoenestapalabra.Leimpidióproseguirunacosaextraordinariaqueocurrióenaquelmomento.
En medio de una tranquilidad profunda y bajo un cielo completamente sin nubes,alzósedeprontounventarrón tan fuerte,que lamisma tierra temblóbajo suspies; latenueclaridaddelasestrellasestremecióseyonduló,laatmósferapareciórodarsobresímisma.Untorbellinonofrío,sinocálidoycasiardientedescargósobrelosárbolesyeltejado de la casa, chocó contra las fachadas de toda la calle, se llevó con rapidez elsombrerodeSanín, retorcióyenmarañó losnegrosrizosdelcabellodeGemma.Saníntenía la cabeza al nivel de la repisa de la ventana; involuntariamente se encaramó enella, yGemma, cogiéndole conambasmanospor loshombros, cayódepecho sobre elrostrodeél.Todoaqueldesorden,aquellabataholayaquelestruendoduraronapenasunminuto…Luegohuyó tumultuosamenteaquel torbellino, cualunabandadadeenormesaves…yrestablecióselamásprofundatranquilidad.
Sanín levantó la cabeza, y vio encima de sí unos grandes ojos tan magníficos yterribles,unacaratanpasmosamentehermosaconsuexpresióndeturbaciónyespanto,quesintiódesmayárseleelalma:oprimiócontraloslabiosunfinorizodecabellosquesehabíasoltadohastaelpechodelaniña,ynopudodecirmásquedospalabras:
-¡Oh,Gemma!-¿Quéhasucedido?¿Unrelámpago?-preguntóésta,abriendomuchísimolosojosysin
retirarlosdesnudosbrazosdeencimadeloshombrosdeSanín.-¡Gemma!-repitióéste.Estremecióseella,miró trasdesía laestancia, ycon rápidoademán, sacándosedel
corséunarosamarchita,selaechóaSanín.-Queríadarleaustedesaflor…Sanínreconociólarosaquehabíareconquistadolavíspera…Perolaventanasehabíacerradoya,ynohabíaningunaformablancavisibledetrásde
lasvidrierasobscuras.Sanínregresóalafondasinsombrero:nisiquieranotóqueselehabíaperdido.
XXI
Nosedurmióhastaelalba.Nadatieneestodeparticular:conlarachadeaquelcálidotorbellinoque tan repentinamentehabíapasadosobreellos,había sentido también,derepente,noqueGemmaerahermosayquelaadmiraba,porqueestoyalosabía,sinoqueestabacasi…queestaba,sincasi,enamorado.Aquelamorlehabíaenvueltodepronto,comoeltorbellinodelavíspera.¡Yahoraesedueloestúpido!Fúnebrespresentimientosleasaltaron.Aunsuponiendoquenoquedasemuerto,¿quépodíaserdesuamorhaciaaquella joven, prometida esposa de otro? Ese «otro» era poco de temer: conformes.GemmapodíaamaraSanínyquizáleamaseya…Pero,aunasí,¿quépodíaresultardetodoaquello?¡Quéimporta!Cuandosetratadeunahermosurasemejante…
Dio algunas vueltas por el cuarto, se sentó delante de la mesa, cogió un pliego depapel, escribió algunas líneas y las borró en seguida. Parecíale que volvía a ver enaquella ventana a obscuras, bajo la claridad de las estrellas, la figura de Gemma,ondulando entre aquel cálido torbellino, que veía otra vez sus marmóreos brazossemejantes a los de las diosas del Olimpo; sentía su viviente peso encima de sushombros… En seguida cogió la rosa que Gemma le había echado y se figuró que suspétalos,mediomarchitos,exhalabanunaromamássutilqueeldelasdemásrosas.
¿Ysifueseaquedarmuertooestropeado?Novolvióalacama,sinoquesedurmióvestidosobreeldiván.Alguienletocóenelhombro.AbriólosojosyvioaPantaleone.-¡DuermecomoAlejandroMacedónicolavísperadelcombatedeBabilonia!-exclamóel
pobreviejo.-¿Quéhoraes?-preguntóSanín.-Las siete menos cuarto. Desde aquí hay dos horas de carruaje hasta Hanau, y es
precisoquelleguernosallílosprimeros:losrusosseanticipansiempreasusenemigos.HealquiladoelmejorcochedeFrancfort.
Saníncomenzóaarreglarse,ydijo:-¿Ylaspistolas?-Eseferrofluttotedescolasllevará,comotambiénuncirujano.Pantaleoneselasechabadevaliente,comolavíspera.Perocuandosehubosentadoen
elcocheconSanín,cuandoelcocherohizorestallarel látigoy loscaballospartieronagalope, prodújose un cambio repentino en el excantante, amigo de los dragones dePadua.Sintióseturbado, leentrómiedo:diríasequealgosederrumbabaensu interiorcomounmuromalconstruido.
-¡Pero qué hacemos, gran Dios, Santísima Madonna! -exclamó de pronto con vozlacrimosa,tirándosedelospelos.-¡Quéhagoyo,viejoimbécil,viejoloco,frenético!…
Sanín,asombradoalprincipio,echóseareir,ycogiendo ligeramentepor lacinturaaPantaleone,lerecordóelproverbio:«Cuandosehaechadoelvino,hayquebeberlo.»
-Sí, sí -respondió el viejo -participaremos del cáliz; pero eso no quita que yo sea unínsensato. ¡Sí, un insensato! Todo estaba tan tranquilo, tan agradable, y de pronto¡patatrás,tralará!
-Comoenuntuttideorquesta-añadióSanín,conrisaforzada.-Pero,ustednotienelaculpa.
-¡Ya lo sé que no tengo la culpa! ¡Pues no faltaba más! Sino que… aquel procederincalificable…¡Diavolo,diavolo!-repitiósuspirandoysacudiendolasmelenas.
Yelcocherodaba,rodabasinparar.Hacía una magnífica mañana. Las calles de Francfort, que empezaban a animarse
apenas, teníanun aSpecto limpio y hospitaLario; las ventanas de las casas brillaban yrelucían como papel dorado, y no bien hubo salido el coche a las afueras, cuando delcielopálidoaún,bajaronlostrinossonorosdelasalondras.Depronto,porunrecododelcamino apareció tras de un gran álamo blanco una forma humana, dio unos pasosadelanteysedetuvo.MiróSanín…¡SantoDios,eraEmilio!
-¿De,modoquelosabía?-preguntóSanínaPantaleone.-¡Cuandoledecíaaustedquesoyunloco!-exclamódesesperadamente,ycasiconun
gritodedolorelinfelizitaliano.-¡Esemalhadadomuchachomeatormentótodalanoche,y,alapostre,estamañanaselohedichotodo!
-¡Vaya,consusegretezza!-pensóSanín.ElcarruajehabíaalcanzadoaEmilio.Sanínhizopararyllamóalmalhadadomuchacho
Emilio,pálido,tanpálidocomoeldíadesudesmayo,seacercóconpasoincierto.Apenaspodíatenersedepie.
-¿Quéhaceustedaquí? -lepreguntó con severidadSanín.-¿Porquénoestáustedencasa?
-Permita… permítame que vaya con usted -tartamudeó Emilio con voz trémula,juntando lasmanosycastañeteándole losdientescomoenunaccesodecalentura.-¡Noestorbaré!Pero¡lléveme!¡Oh,llévemeustedconsigo!
-Si me tiene usted el menor aprecio, el menor cariño -contestó Sanín, -vuélvase enseguida a su casa o al almacén de Klüber, no diga nada a nadie y espere usted miregreso.
-¡Suregreso!-dijoEmilioconvozparecidaaungemido-Pero¡ysiusted!…-Emilio-interrumpióSanín,señalándoleelcocheroconlavista-¡tengaustedcuidado!
Emilioselosuplico,váyaseacasa.Oigame,amigomío.Diceustedquemequiere;puesbien,váyase,seloruego.
Yletendiólamano.PrecipitóseEmiliohaciaélsollozando,apretóaquellamanocontrasuslabios,yapartándosedelcamino,huyócampoatraviesaendirecciónaFrancfort.
-¡Noblecorazóntambién!-murmuróPantaleone.PeroSanínlemiróconairedereconvención.El viejo se arrinconó en el ángulo del coche, comprendiendo su falta. Además, su
asombroibacreciendoporminutos:¿eraverdaderamenteélquiénibaasertestigodeun duelo, quién había encargado los caballos, tomado todas las disposiciones yabandonado su apacible morada, antes de las seis de la mañana? Y al mismo tiempoempezabanadolerlelosgotosospies.
Sanínsecreyóeneldeberdeconsolarle,yhallóprecisamenteloqueconveníadecirle.-¿Dóndeestásuantiguovalor,respetablesignorCippatola?¿L'anticovalor?IrguióseilsignoreCippatolaysacudiólamelena.-¿L'anticovalor?-dijoconvozdebajo.Noneancormorto,l'anticovalor!(Aúnnoseha
extinguidoelantiguovalor).Tomóunairedigno,hablódesucarrera,delaópera,deGarcía,yllegóaHanaucon
guapeza. ¡Lo que somos!…Nohay nada en la tierra tan fuerte…ni tan débil como lapalabra.
XXII
El bosquecillo quedebía ser teatro del duelo se encontraba a un cuarto demilla deHanau.
SanínyPantaleone llegaron losprimeros,comohabíadichoéste;dejaronelcarruajeenlalindedelbosqueysedirigieronmásallá,bajolasombradeunaespesurabastantefrondosa.Aguardaroncomounahora…
AquellaesperanotuvonadadepenosaparaSanín;paseábasedearribaabajoporelsendero,escuchandoelcantodelasaves,siguiendoconlavistaelvuelodelaslibélulas:y como la mayor parte de los rusos en semejante circunstancia, se esforzaba por nopensar absolutamente en nada. Sólo una vez hízose una triste reflexión al ver en sucamino un tilo joven, roto acaso por la borrasca, de la víspera. El árbol estabamuriéndose:todassuhojascolgaban,marchitasya…«¿Quésignificaeso?Unpresagio?»Esta idea cruzó por su mente como un relámpago fugaz; pero se puso a silbar unapiececilla, y saltando por encima del mismo tilo, prosiguió su marcha. Pantaleonerezongaba, gruñía, maldecía de los alemanes, y se frotaba ora los hombros, ora lasrodillas.Hasta bostezaba de agitación nerviosa, la cual daba a su carita avellanada laexpresión más graciosa del mundo. Al mirarle, costábale a Sanín no poco trabajo nosoltarlacarcajada.
OyósealFinunruidoderuedasporeLarenosocamino.-¡Yaestánaquí!-dijoPantaleone,quienseenderezó,nosinunrápidotemblornervioso
queseapresuróadisimular,diciendo:-¡Brrr,vayaunamañanitafrescaquehace!Abundanterocíobañabaaún lashierbasy lashojas,peroelcalorpenetrabayaenel
bosque.Bienprontoaparecieronlosdosoficiales,acompañadosporunhombrecilloregordete,
derostro flemático,casidormido:erauncirujanodelejército.Llevabaen lamanounajarra de barro llena de agua, para todo evento; de su hombro derecho colgaba unacartera llenade instrumentosquirúrgicosydevendajes.Veíasefácilmentequetenía lamayor costumbre de esas excursiones, que formaban una de sus fuentes de recursos;cadadueloleproducíacincopesos,queloscombatientespagabanamedias.ElcaballerovonRichter llevaba lacajadepistolas;elcaballerovonDönhofhacíamolinetesconunjunquilloentrelosdedos,sindudaparamáschic.
-Pantaleone -dijoquedoSanínal viejo,- si…si soymuerto,que todoesposible, tomeustedunpapelquehayenelbolsilloizquierdo.Esepapelcontieneunaflor.DéselaustedalasignorinaGemma.¿Oyeusted?¿Meloprometeusted?
Elviejolomirótristemente,ehizoconlacabezaunaseñalafirmativa.PerosabeDiossihabíacomprendidoloqueledijoSanín.
Losadversariosysustestigoscruzaronelsaludodecostumbre.Eldoctornopestañeó,y sentóse en el césped bostezando, como si se dijese: «¿Qué necesidad tengo dedesplegar una cortesía, caballeresca? El caballero von Richter propuso al caballeroTschibadolaqueeligierasitio.ElseñorTschibadola,aquienlecostabatrabajomenearlalengua, respondió : «Caballero,hágaloustedqueyo lo examinaré…»Hubiérasedichoque«elmuro»volvíaaempezaraderrumbarseensuinterior.
VonRichterpusomanosalaobra.Encontróenelbosqueunalindapraderitasalpicadadeflores; contó los pasos, indicó los dos puntos extremos con dos varitas cortadas aescape, sacó del estuche las armas, se agachó para, meter las balas; en una palabra,trabajócon todassus fuerzas,enjugándosesincesarconunpañuelitoblancoel rostrobañado en sudor. Pantaleone, que no le abandonaba, parecía por el contrario, tiritar.Duranteelcursodeesospreparativos,losdosadversariossemanteníanapartadoscomodoscolegialesenpenitencia,queestándehocicoconelprofesordeestudios.
Llegóelmomentodecisivo…Comodiceelpoetaruso:
Cadacualempuñósupistola…
Pero al llegar aquí, el caballero von Richter hizo notar a Pantaleone que, según lasreglasdelduelo,antesdepronunciarelfatal.«Uno,dos,tres,»correspondíaleaél,comotestigo demás edad, dirigir a los combatientes la postrera exhortación para tratar dereconciliarlos; aunque esta proposición nunca surte efecto alguno, ni tiene másimportancia que la de una simple formalidad, sin embargo, al cumplir con ella elcaballero Cippatola se descargaría de cierta responsabilidad. Por lo demás -añadió, -pronunciaresaperorataeradeberdeuntestigodesinteresado(unpartheiischerZeuge);pero,comonohabíantenidotiempodeproporcionarseuno,él,elcaballerovonRichter,
cedía con sumo gusto ese privilegio a su «honorable colega.» Pantaleone, que habíaconseguidoyaocultarsedetrásdeunasmatasparanovaraloficial,causantedetodoeldaño,comenzópornoentenderunapalabradeldiscursodelcaballerovonRichter,tantomás cuanto que éste hablaba por las narices; luego se estremeció de pronto, dio conrapidezdospasosadelante,ydándoseconvulsounpuñetazoenelpecho,gruñóconvozahogadaensulenguajealtisonante:
-A la la la… ¡Che bestialitá! ¿Deux zeun' hommes comme ça que si battono perchè?¡Chediavolo!Andateacasa.3
-Noconsientoenningunareconciliación-seapresuróadecirSanín.-Yyotampoco-añadiósuadversario.-Entonces,grite,usted…¡una,dos,tres!-dijovonRichteraltrastornadoPantaleone.Este se zambulló precipitadamente detrás de los jarales, y desde el fondo de ese
refugio, con la cara contraída, los ojos cerrados y volviendo la cabeza, gritó de lejoshastadesgañitarse:-¡Una…due…etre!…
Sanín tiró el primero y erró el tiro; oyóse el choque de su bala contra un árbol. ElBarón von Dönhof disparó inmediatamente después, pero al aire y con deliberadopropósito.
Hubo un penoso momento de silencio. Nadie se movía. Pantaleone exhaló un débilgemido.
-¿Hayquecontinuar?-dijoporfinDönhof.-¿Porquéhadisparadoustedalaire?-preguntóSanín.-Esoesasuntomío.-¿Tiraráustedalairelasegundavez?-Acaso;peronosénada.-Permitan,permitanustedes,caballeros-dijovonRichter.-Loscombatientesnotienen
derechoahablarentresí;esoesdetodopuntocontrarioalasreglas.-Renuncioamisegundodisparo-dijoSanín,tirandolapistolaatierra.-No, quiero continuar ya el duelo -exclamó Dönhof, arrojando también su arma. -Y
ahora,concluidoellance,estoyprontoaconfesarqueobrémalanteayer.HizounmovimientoyalargóvacilantelamanoaSanín,quienseacercóconprestezay
selaestrechó.Ambosjóvenessemiraronsonriéndose,ysepusieronencarnados.-¡Bravi,bravi! -exclamóde repentePantaleone,ypalmoteandocomoun locosalióde
detrásdelasmalezascomounhuracán.Eldoctor,queestabasentadosobreun troncodeárbolcaído,se levantóenseguida,
derramóeljarrodeaguasobreelcésped,ysedirigióconperezosoandarallinderodelbosque.
-Elhonorquedasatisfecho;eldueloestáternimado-dijo,pomposamenteRichter.-¡Fuori!-vociferóPantaleone,porunrecuerdodesuantiguooficio.Al sentarse en su coche, Sabín, después de cruzar un saludo de despedida con los,
caballelo en ros oficiales, preciso es confesar que sintió en todo su ser, ya que nosatisfacción,a lomenosesavaga impresióndealivioconsecutivaaunaoperaciónbiensoportada. Pero otro sentimiento se mezclaba con éste: un sentimiento análogo a lavergüenza…Eldueloenelcualacababaderepresentarunpapel,prodújoleelefectodeuna farsa estudiantil, de una broma, de guarnición, amañada de antemano. Sanín seacordódelflemáticodoctorydelmodoquetuvodesonreirse,oporlomenosdefruncirlanariz, al ver a los adversarios salir delbosquecasi delbrazo. ¡Ymás tarde, cuandoPantaleonepagó losdospesos ymedioa aqueldoctor!…Decididamente,más valíanopensarenello.
Si,Sanínestabaalgoconfuso,algoavergonzado…Porotraparte,¿quéhubierapodidohacer? No podía dejar impune la impertinencia de aquel oficialete, hubiera sidorebajarsealniveldeHerrKlüber.HabíaprotegidoaGemma,lahabíadefendido…Sea;pero,apesardetodo,noestabasatisfecho,sentiaseconfusoyhastaavergonzado.
Pantaleone,encambio, ibacomoentriunfo.Uninmensoorgullo lehabía invadidoderepente.¡Jamásgeneralvictorioso,alregresodeunabatallaganada,paseóentornosuyomiradasmásaltivasymássatisfechas!LaconductadeSanínduranteelduelo lehabíallenadodeentusiasmo.Hacíadeélunhéroe,sinquereroirsusamonestacionesni susruegos. ¡Le comparaba conunmonumentodemármol odebronce, con la estatuadelComendador en elDon Juan! En cuanto a sí mismo, confesaba haber sentido algunaturbación.
-Peroyosoyunartista,unanaturalezanerviosa-decía-alpasoqueusted…¡Ustedeshijodelasnievesydelospeñascosdegranito!
Sanínyanosabíacómocalmarlaexaltacióndelartista.CasienelmismositiodelcaminodondedoshorasanteshabíanencontradoaEmilio,
nuestrosviajeroslevieronsalirdeunsaltodedetrásdeunárbol,gritandoytriscandodegozo,agitandolagorraporencimadelacabeza.Corrióhaciaelcoche,yapiquedecaerbajo las ruedas, sin aguardar a que parasen los caballos, saltó por encima de laportezuela,cayósobreSanínyseagarróaélexclamando:
-¿Estáustedvivo?¿Noestáustedherido?Perdónemequeno leobedecierayquenohayavueltoaFrancfort…¡Nopodía!Leheesperadoaquí.¡Cuéntemeustedlosucedido!¿Lohamuertousted?
Pantaleone, radiante de satisfacción le refirió con gran lujo de palabras todos losdetaLlesdelduelo, ynoperdió laocasióndehablardelmonumentodebronceyde laestatua del Comendador. Hasta se levantó, y separando las piernas para conservar elequilibrio,secruzódebrazos,sacandoelpechoymirando-desdeñosamenteporencimadelhombro,pararepresentarconexactitudal«comendadorSanín».
Emilio escuchaba arrobado, ya interrumpiendo el relato con una exclamación, yalevantándose, de un modo brusco y arrojándose al cuello de su heroico amigo paraabrazarle.
Las ruedasdel carruaje resonaronenel empedradode,Franefort y concluyeronpordetenerse delante, de la fonda, donde vivía Sanín. Seguido de sus dos compañeros decamino,habíallegadoalprimertramodela,escalera,cuandovioaunamujercubiertaconunvelosalirconrapidezdeunpequeñocorredorobscuro.Detúvosedelantedeél,pareció vacilar un instante, exhaló un largo suspiro, bajó corriendo la escalera ydesapareció en la calle con gran asombro del camarero, quien aseguró que «aquelladamaesperabadesdehacíamásdeunahora lavueltadelseñorextranjero.»Porcortaquefuese laaparición,SaníntuvotiempodereconoceraGemma:habíaentrevistosusojosbajoeltupidovelodegasanegra.
-¡Conque lo sabía Fräulein Gemma! -dijo en alemán y con voz enojada a Emilio y aPantaleone,queleseguíanpasoapaso.
Emiliosepusoencarnadoyseturbó.-Mevienelcasodedecírselotodoporfuerza-tartamudeó:-ellalohabíaadivinado,y
yonopude…Pero,ahorayanoimporta-añadióconviveza;-todohaconcluidolomejorposible,yellalehavistoaustedsanoysalvo.
Sanínsevolvióaunlado.-¡Qué parlanchines son ustedes! -dijo con mal humor , entrando en su cuarto y
sentándose.-Noseenfadeusted,seloruego-dijoEmilioconvozsuplicante.-Puesbien,¡pase!nomeenfadaré.-(Sanínnoteníaverdaderasganasdeincomodarse,
yenúltimotérmino,¿podíadesearconsinceridadqueGemmanosupieseabsolutamentenada?)-Bueno,concluyanustedesdeabrazarme.Ahora,váyanse.Quieroquedarmesolo.Mevoyadormir:estoyfatigado.
-¡Excelente idea! -exclamó Pantaleone. Necesita usted descanso. ¡Bien se lo mereceusted,nobilesignore!Vámonosdepuntillas,Emilio,quedito.¡Chiss!…
AldecirSanínque teníaganasdedormir,deseaba sencillamentedesembarazarsedesuscompañeros.Perocuandosequedósolo,sintiórealmentegrancansancioentodoslosmiembros;apenashabíacerrado losojos lanocheanterior.Poreso,encuantosehuboechadoenlacama,sedurmióconprofundosueño.
3Jerigonzafranco-italianaquesignifica.«¡Québarbaridad!Doshombresjóvenescomoéstos,quesebaten,¿porqué?¡Quédemonio!¡Marchaosacasa!
XXIII
Durmióvariashorasseguidassindespertarse.Luegosepusoasoñarquesebatíaotravezenduelo,peroconHerrKlüberporadversario,yquePantaleonetrepadosobreunpinabete y en forma de guacamayo, repetía haciendo chascar el pico:Una… due… etre…,¡Una…due…etre!…¡Uno,dos,tres!oyóaún,perotanclaramente,queabriólosojosylevantólacabeza…
Llamabanalapuerta.-¡Adelante!Erael camarero,quien leanuncióqueunadamadeseabaconviva instanciaverleal
momento.-¡Gemma!-pensóconprontitud.PeroladamanoresultóserGemma,sinosumadreFrauLenore.Apenashuboentrado,sedejócaerenunasillaysepusoallorar.-¿QuétieneustedmibuenayqueridaseñoraRoselli?-dijoSanínsentándoseasuladoy
acariciándolacondulzuralasmanos.-¿Quéhay?Sosiégueseusted,selosuplico.-¡Ah,HerrDemetrio,soymuydesgraciada,desgraciadísima!-¿Desgraciadausted?-¡Ah,sí!¿Cómohabíadefigurármelo?Derepente,comoeltruenoenuncielosereno.Apenaspodíarespirar.-Pero¿quépasa?¡Explíqueseusted!¿Quiereustedunvasodeagua?-No,gracias.FrauLenoreseenjugólosojosconelpañueloysepusoallorarmásfuertequenunca.-Losétodo…¡todo!-Esdecir…¿cómotodo?-¡Todo lo que ha sucedido hoy! Y la causa… ¡la conozco también! Sé ha conducido
usted como un hombre de honor… pero ¡qué desdichado concurso de circunstancias!¡RazónteníayoparanoverconbuenosojosesepaseoaSoden…sobradarazón!-(FrauLenorenohabíamanifestadonadasemejanteeldíadelpaseo,peroentoncesleparecíaenrealidadque«todo»lohabíapresentido).-Hevenidoensubuscaporqueesustedunhombredehonor,unamigo,auncuandosólohacecincodíasqueleviporprimeravez…Pero¡estoysola,solaenelmundo!Mihija…LaslágrimasahogaronlavozdeFrauLenore.Sanínnosabíaquépensar.-¿Suhijadeusted?-repitió.-Mi hijaGemma… -(Estas palabras salieron comoun gemido por debajo del pañuelo
empapado en lágrimas).-Gemma me ha declarado hoy que no quiere casarse con M.Klüber,yqueesprecisoqueyoselocomunique…Saníntuvounligerosobresalto:noseesperabaaquello.-Nohablodelavergüenza-continuóFrauLenore-porqueesodequeunaprometidase
niegueacasarseconsufuturoesunacosaquenosehavistojamás;peroparanosotros¡eslaruina,HerrDemetrio!FrauLenoreconvirtiócuidadosamentesupañueloenunpequeño,pequeñísimotapón
muyduro,comosiquisieraencerrarenéltodosudolor.-¡Nopodemosvivirdeloquenosproducelatienda,HerrDemetrio!Klüberesmuyrico
y se enriquecerá aúnmás. ¿Y por qué romper con él? ¿Por qué no ha defendido a sunovia?Admitamosqueesonoestébienhechoporsuparte;pero,despuésdetodo,esunparticular,nohahechoestudiosenlaUniversidad,yensucalidaddecomercianteseriodebíamenospreciaresacalaveradatontadeunoficialillodesconocido.¿Yquéofensaveustedeneso,HerrDemetrio?-Dispenseusted,FrauLenore,peroaquiencondenaustedesamí…-Austednolecondeno,nolecondenodeningúnmodo.¡Enustedesoesotroasunto!
Ustedesruso,ustedesmilitar…-Dispenseusted,peronolosoy,niporasomo…-Esustedunextranjero,unviajero,y leestoymuyagradecida -continuóFrauLenore
sinescucharaSanín.Estabajadeante,abríaycerrabalasmanosluegodesplegóelpañueloysesonó;nada
másqueporlamaneradeexpresarsudolorpodíaversequenohabíanacidobajoelcielodelnorte.Ycontinuó:-¿ Cómo realizaría Herr Klüber sus negocios en la tienda si se batiese con los
compradores? ¡Esonopuede imaginarse! ¿Y ahora esprecisoque yo le despida?Pero¿de qué viviremos? En otro tiempo sólo nosotros hacíamos pasta de malvavisco yalmendrado de alfónsigos, y venían a comprarnosmucho a casa; pero ahora, ¡todo el
mundohacepastademalvaviscoen lasuya!Piénselousted;sehablarábastantedesudueloenlaciudad…¿Puedenocultarseesascosas?¡Yahítieneustedrotoelmatrimonio!¡Esoesunchasco,unaverdaderacampanada,unescándalo!Gemmaesunaexcelentehija, me quiere mucho; pero es una terca, una republicana; desafía la opinión de losdemás.¡Sóloustedpuedepersuadirla!ElasombrodeSanínaumentó:-¿Yo,FranLenore?-Sí;sólousted…ustedsólo.Poresohevenidoaverle:nosemehapodidoocurrirnada
mejor. ¡Esusted tan sabio, esustedun joven tanbueno!Ha tomadousted sudefensa;creeráloqueustedlediga.«Debe»creerlo,porqueustedhaarriesgadosuvidaporella.¡Persuádalausted;yonopuedomás!¡Pruébelaustedqueseríalacausadelaperdicióndetodosnosotrosydeellamisma!¡Yahasalvadoustedamihijo;sálvemetambiénamihija!Dioslehaenviadoaustedaquí.Estoydispuestaapedírseloaustedderodillas…FrauLenoreestabayamediolevantadadelasientoparacaeralospiesdeSanín.Este
lacontuvo.-¡FrauLenore!EnnombredelCielo,¿quéhaceusted?Ellaletomóconvulsivamentelasmanos,diciendo:-¿Meloprometeusted?-FrauLenore,fíjeseusted:¿aasuntodequéiríayo?…-¿Me lo promete usted? ¿No quiere usted queme caiga muerta ante sus ojos, aquí
mismo?Sanín ya no sabía lo que le pasaba. Era la primera, vez de su vida que tenía que
habérselasconuncarácteritalianosobrexcitado.-¡Harétodoloqueustedquiera!-exclamó.-HablaréaFráuleinGemma…FrauLenoredioungritodealegría.-Peroverdaderamente-prosiguióSanín-nosedeningúnmodoquéresultado…-¡Ah,noseniegueusted,noseniegueusted!-dijoFrauLenoreconvozsuplicante.-¡Ya
melohaprometidousted!Deseguroqueresultaraalgunacosaexcelente.Entodocaso,¡yonopuedohaceryanadamás!¡Nomeobedece!-¿Le ha declarado a usted de unamanera positiva que se niega a casarse conHerr
Klüber?-preguntóSaníndespuésdeunbrevesilencio.-¡Oh,hacortadolacuestióncomoconuncuchillo!¡Eselvivoretratodesupadre!¡No
seandaconpañoscalientes!-¿Ella?-preguntóSanín.-Sí…sí…Pero,apartedeeso,esunángel.Leatenderáausted,hará loqueusted le
diga. ¿Vaustedavenir? ¿Ahoramismo? ¡Oh,miqueridoamigo ruso! -(FrauLenore selevantó bruscamente de la silla y agarró no menos bruscamente la cabeza de Sanín,sentadodelantedeella). -¡Recibausted labendicióndeunamadre,…ydémeustedunpocodeagua!Sanínpresentóunvasodeaguaa laseñoraRoselli,y laprometióporsuhonor iren
seguida.Laacompañóhastalacalle,yderegresoensucuartojuntólasmanosyabriócuantopudolosojos.-¡Bueno!-pensó. -¡Ahorahadadootravuelta laruedademivida!Giratanveloz,que
medavértigos.Notratódeleerdentrodesímismoparadarsecuentadeloquepasaba.Erainsensato,
esoestodo.-¡Quédía!-murmurabaninvoluntariamentesuslabios.-Noseandaconpañoscalientes,
dicelamadre.¿Yesprecisoqueyoledéconsejos?Aconsejarle¿qué?Dábale vueltas la cabeza, en efecto. Pero por encima de aquel torbellino de
impresiones diversas, de sentimientos y de ideas sin concluir, flotaba la imagen deGemma, esa imagen que se había grabado indeleble en sumemoria durante la cálidanoche, cargada de electricidad, en aquella ventana obscura, bajo los fulgores deinnumerablesestrellas.
XXIV
SanínseaproximóconirresolutopasoalacasadelaseñoraRoselli.Lepalpitabaconfuerzaelcorazón,losentíaclaramentegolpeandocontrasuscostillas.¿QuéibaadeciraGemma? ¿De quémodo iba a hablarla? Entró en la casa, no por la tienda sino por lapuertaexcusada.EncontróaFrauLenoreenlaprimerapiececita:púsosemuycontentaalverloyalavezalgointranquila.-Le esperaba ya -dijo en voz baja, apretándole una tras otra ambasmanos entre las
suyas.-estáeneljardín,vayausted.Cuidadito;queconustedcuento.Eljovenfuealjardín.Gemmaestabasentadaenunbanco,albordedeunpaseodeárboles,yelegíaenun
cestito lascerezasmásmaduras,apartándolasenunplato.Elsolestababajo,sobreelhorizonte; eran cerca de las siete de la tarde, y en los anchos rayos oblicuos con queinundabadeluzeljardincitodelaseñoraRoselli,habíamáspúrpuraqueoro.Devezencuandoseoíaelcuchicheoapenasperceptibleycomoperezosodelashojasentresí,elbreve zumbido de las abejas retrasadas arrastrándose de flor en flor, y el arrullomonótonoeinfatigabledealgunatórtolalejana.GemmallevabapuestoenlacabezaelmismosombreroqueeldíadelpaseoaSoden.
Miró a Sanín por debajo del ala inclinada del sombrero y se dobló de nuevo hacia elcestito.Sanínseaproximóaella,acortandoinvoluntarlamenteelpaso…ynoseleocurriónada
mejorquedecirsinoesto:-¿Porquéeligeustedesascerezas?Gemmanosedioprisaacontestarle.-Estas, lasmásduras -dijopor fin, -sepondránconfitadas;yconesasotrasseharán
pastelillos¿sabeusted?deesospastelillosredondosquevendemos.Mientras decía estas palabras, Gemma dobló la cabeza aún más baja, y su mano
derecha,queteníadoscerezasentrelosdedos,detúvoseenelaire,entreelcanastilloyelplato.-¿Puedosentarmejuntoausted?-preguntóSanín.-Sí.Gemmasehizounpocoaunlado,paradejarlesitioenelbanco.Sanínsesentójuntoa
ella.-«¿Pordóndecomenzaré?»-pensaba.PeroGemmalesacódeapuros.-¿Conquehoysehabatidoustedenduelo?-dijolajovenconvivacidad,volviendohacia
élsuhermosorostroencendidoderubor.-(¡Yquéprofundagratitudbrillabaensusojos!)-¿Ysehallaustedtantranquilo?¿Demodoquerparaustednoexisteelpeligro?Dispense usted… No he corrido ningún peligro. Todo ha pasado de la manera más
feliz?einofensivaporcompleto.Gemmamovió el dedo índiceaderechao izquierdade la cara.Este es otro ademán
italiano.-No,nodigaustedeso.¡Nomeengañausted!¡Pantaleonemelohacontadotodo!-¡Vayauntestigodignodeconfianza!¿MehacomparadoalaestatuadelComendador?-Lasexpresionesqueempleapuedensercómicas,peronosussentimientos,noloque
ustedhahechohoy.Ytodoesoapropósitodemí…pormí…Noloolvidaréjamás.-Leaseguroausted,FráuleinGemma…-Noloolvidaré-repitiódespuésdeunpequeñointervalo,mirándolefijamente;luegose
volviódelado.Sanín podía ver en aquel momento su perfil fino y puro, y díjose que nunca había
contempladonadasemejante,nisentidoimpresióncomparablealaquesentíaentonces.Iba,ahablar…Unrelámpagocruzóporsumente:«¿Ymipromesa?»-FräuleinGemma…-dijodespuésdebrevevacilación.-¿Qué?En lugar de volverse hacia él, continuó escogiendo las cerezas, quitando las hojas y
escogiendo delicadamente las frutas por los rabillos… Pero qué afectuosa confianzarespirabaesasolapalabra:«¿Qué?»-¿Nolohadichoaustednadasumadre…apropósitode?…-¿Apropósitodequién?-Demí.Gemmavolvióaecharbruscamenteenelcanastillolacerezaqueteníaenlamano.
-¿Por qué?…Como en tan poco tiempo hemos llegado a ser, puede decirse, amigos,comohademostradoustedalgunaconfianzaenmí,sumadrehapensadoquepudierayodarleaustedalgúnconsejoútilyquepudieraustedseguirlo.LasmanosdeGemmasedeslizaronlentamenteporsusrodillas.Sepusoaarreglarse
losplieguesdelafalda.-¿Quéconsejomedausted,señorDemetrio?-Preguntódespuésde,uncortosilencio.
SanínveíatemblarlosdedosdeGemmasobresusrodillas…Noarreglabalosplieguesdela falda sinoparadisimular aquella agitación.Pusoél condulzura lamano sobre esosdedostemblorosos,ydijo:-Gemma,¿porquénomemirausted?Echósevivamenteatráselsombrerodepajayfijóenélsusojos,llenosdegratitudyde
confianzacomoantes.EsperabalarespuestadeSanín,peroéstesequedótrastornado,omásbien,alpiedelaletra,deslumbradoconelaspectodesusfacciones:lacálidaluzdelsolponienteiluminabaaquelrostrojuvenil,cuyaexpresióneraaúnmásluminosaymásresplandecientequeaquellaclaridad.-Leescuchoausted,señorDmitri-dijoconunasonrisainsegurayunpocolevantadas
lascejas.-¿Quéconsejovaustedadarme?-¿Quéconsejo?-repitióSanín.-Mireusted,sumadrepiensaquerehusaraHerrKlüber
únicamenteporqueanteayernodiomuestradeungranvalor…-¿Unicamenteporeso?-interrumpióGemma.Bajóse,levantóelcanastilloylopusoen
elbancojuntoaella.-No,desdetodospuntosdevista…engeneral,rechazarloseríaporpartedeusteduna
cosa poco razonable. Sumadre añade que ese es un paso cuyas consecuencias debenpesarsecuidadosamente;enfin,queelmismoestadodelosnegociosdeustedesimponeciertasobligacionesacadaunodelosmiembrosdesufamilia.-Todas esas son las ideas demamá -interrumpió de nuevoGemma; -son sus propias
palabras.Todoesoyalosé.Pero¿cuáleselparecerdeusted?-¿Elmío?Sanínsecallóunmomento.Sentíaenlagargantaalgoquelecortabalarespiración.-Yotambiénpienso…-dijoconesfuerzo.Gemmaselevantó.-¡Usted!…¿Tambiénusted?-Si…esdecir…Positivamente,Sanínnopodíapronunciarunapalabramás.-Bien -dijo Gemma. Si usted, como amigo,me aconseja que renuncie a lo que tenía
resuelto,esdecir,quenomodifiquemiprimeradecisión…lopensaré.Sin advertirlo, volvía a poner en el canastillo las cerezas que se encontraban en el
plato.-Mamá-continuó-esperaqueseguirélosconsejosdeusted…¿Porquéno?Posiblees
quelossiga.-Permítameusted,FräuleinGemma,quisierasaberenprimertérminolasrazonesque
lahaninducido…-Seguirésusconsejos,leobedeceré-repitióGemma,conlascejasfruncidas,pálidaslas
mejillas y mordiéndose el labio inferior. -Ha hecho usted tanto por mí, que me veoobligada a hacer lo que usted quiera, obligada a doblegarme a sus deseos. Diré amamá…lopensaré.Pero,precisamente,aquíviene.Enefecto,aparecióFrauLenoreenelquiciodelapuertaquedabaaljardín.Llenade
impaciencia,nopudopermanecerensusitio.Segúnsuscálculos,Saníndebíadehaberconcluido largo tiempoantes suconversaciónconGemma,auncuandosólodurabauncuartodehora.-¡No,no,no!-exclamóSanínprecipitadoycasicontemor.-¡PorelamordeDios,nole
digaustednadatodavía!Espereusted;yodiréausted…yolaescribiré…Hastaentoncesnotomeustedningunaresolución…¡Espereusted!ApretólamanoaGemma,selevantódelbancoyconsumasorpresadeFrauLenorese
cruzó con ella sin detenerse; limitándose a saludarla con el sombrero, tartamudeóalgunaspalabrasininteligiblesysefue.FrauLenoreseaproximóasuhijadiciendo:-Gemma,díme,telosuplico…Estaselevantóbruscamente,ycogiéndolaensusbrazos,exclamó:-Miqueridamamá,¿puedeustedesperarunpoco…unpoquito…hastamañana?¿Sí?¿
Ynodecirme,hastamañananiunapalabra,acercadeesto?…¡Ah!…Depronto, sinqueellamisma loesperase,brotarondesusojos lágrimas tan ligeras
comogotasderocío.FrauLenoreseextrañótantomáscuandoelrostrodelajoven,muy
lejosdeparecertriste,radiabadejúbilo.-¿Quétesucede?-ladijo.-Túquenuncalloras,nunca,ahoradepronto…-Esto no es nada, mamá, no es nada. Sólo que espere usted. Las dos tenemos que
esperar. No me pregunte usted nada hasta mañana, y mientras no se oculte el sol,escojamoslascerezas.-Pero¿serásrazonable?-¡Oh,sí,muyrazonable!-dijoGemma,moviendolacabezaconademánsignificativo.Se puso de nuevo a hacer ramitos de cerezas, que levantaba a la altura de su cara
enrojecida.Noseenjugólaslágrimas…secáronseellas,solas.
XXV
Sanínregresóalafondacasialacarrera.Comprendíaperfectamentequeamenosdehallarsea solas,nopodríadesentrañarel caosquedentrodeél seagitaba.Enefecto,apenashuboentradoensucuarto,sentósedetrásdelescritorio,sepusodecodosenél,escondiendolacaraentrelasmanos,yexclamóconvozsordaydolorosa:-¡Laamo!¡Laamolocamente!Y todo su ser interior se abrasó como un carbón hecho ascua, cuya envoltura de
muertascenizasdispersaunrápidosoplo.Transcurrido un instante, no comprendía ya cómopudo permanecer sentado junto a
ella,¡juntoaella!yhablarla,ynosentirqueadorabahastalacenefadesuvestido,queestaba dispuesto «a morir a sus pies» como dicen los jovenzuelos. Aquella últimaentrevista en el jardín lo decidió todo. Desde entonces, al pensar en ella, no se larepresentabayacon los rizos sueltos, a la serenaclaridadde lasestrellas, sinoque laveíasentadaenelbanco,echarseatráselsombreroconrápidoademánymirarleconsushermososojosconfiados…Aquellaimagenhacíacorrerporsusvenaselhervor,laseddelapasión.Acordósedelarosaquéhabíaconservadoenelbolsillodesdelaantevíspera:lacogióyllevóselaaloslabiosconunafuerzatanfebril,queinvoluntariamentehizoungesto de dolor. ¡Para pensar y reflexionar, para calcular y prever estaba entonces!Desprendiéndosedelpasadoentero,lanzábasedellenoalporvenir.Desdelariberatristeysolitariadesuvidadejovenzambullíaseenesetorrenteespumoso,alegreyrápido,sininquietarsede saber adónde le llevaría y si no le estrellaría contra algúnpeñasco.Noeran ya las apacibles ondas de la poesía deUhland, sobre las cualesmecíase en otrotiempo… ¡Eran olas no domadas, irresistibles, que se precipitaban saltando haciaadelantey learrastrabanconellas!Tomóunpliegodepapel,ysinenmiendas,casideunaplumada,escribió:«QueridaGemma:Sabeustedquéconsejohabíaadquiridolaresponsabilidaddedarle;
sabeustedloquedesea,sumadreyloquemehabíapedido;peroloqueustednosabe,loqueahoraledigo,esquelaamoausted,quelaamocontodalapasióndeunaalmaqueamaporvezprimera.¡Estefuegomehaabrasadodepronto,perocontalfuerza,quenohallopalabrascoNquédecirlo!Cuandosumadrevinoapedirmequehablaseausted,aún estaba en»vuelto entre cenizas, sin lo cual, como hombre honrado, no hubieseadmitido esa comisión. La declaración que ahora hago a usted, también es la de unhombre honrado. Es preciso que sepa usted con quién trata; entre nosotros no debenexistirerrores.Yaveustedquenopuedodarleningúnconsejo. ¡Laamo, laamo!ynotengomásqueestoenlacabezayenelcorazón.-Dm.Sanín.»Despuésdedoblarycerrarestaesquela,Sanínsedispusoallamaralmozoyenviarlea
llevarla…¡No,esonopodíaser!…¿PorconductodeEmilio?…Perotampocoeraposibleirle a buscar a su tienda, entre los demás dependientes… Además, había llegado lanoche,ytalvezhubierasalidoyadelcomercio.Alhacerestasreflexiones,púsoseSanínel sombrero y salió.Dio vuelta aunaesquina,despuésaotra; y ¡gozo indecible! vio aEmiliodelantedesí.Conlacarteradebajodelbrazoyunrollodepapelesenlamano,eljovenentusiastaregrelsa.baconrápidopasoasudomicilio.-¡Razón hay para decir que cada enamorado tiene su estrella! -dijo Sanín para sus
adentros,yllamóaEmilio,quiensevolvióinmediatamenteyleechólosbrazosalcuello.SindarleSaníntiempoderegocijarselediolacartayleexplicóaquiénycómotenía
queentregársela…Emilioleescuchabaconatención.-¿Esprecisoquenadielavea?-preguntó,dandoasurostrounaexpresiónmisteriosay
significativa,comosidijese:«¡comprendolacosa!»-Sí,miqueridoamigo-respondióSanínunpococonfuso,dándoleungolpecitocariñoso
enlamejilla.-Ysihayrespuesta…melatraeráusted,¿noesasí?Mequedoencasa.-Noseinquieteustedporeso-murmuróEmilioconairealegre,saliendoalacarrera,y
mientrascorría,lehizootraseñaconlacabeza.Sanín volvióse a la fonda, y sin encender luz, se echó en el diván, cruzó lasmanos
detrás de la cabeza y se abandonó a esas impresiones del amor recién revelado,impresiones que es inútil describir: quien las ha tenido conoce sus ansias y dulzuras;quiennolashaexperimentado,nolascomprendería.AbrióselapuertayapareciólacabezadeEmilio…-¡Latraigo!-dijoenvozbaja.-¡Aquíestálarespuesta!Enseñabaymovíaporencimadelacabezaunpapelitodoblado.Sanínsaltódeldiványseloarrancódelamano.Lapasiónhablabamuyaltoenél;no
pensabaenladiscreción,nienlasconveniencias,nisiquieraanteaquelniño,hermano
de ella.Hubiera querido contenerse, tener vergüenza de conducirse así delante de él;peronopodía.Aproximósealaventana,yala,luzdeunfarolquehabíaenlacalledelantedelacasa,
leyólaslíneassiguientes:«Le ruego, le suplico que no venga a casa, que »no se presente en todo el día de
mañana.Espreciso,absolutamentepreciso,yentonces,todoseresolverá.Séquenomenegaráesto,porque…-Gemma.»Sanínleyódosvecesaquellacarta.¡Cuánbonitayatractivalepareciósuletra!Meditó
unpoco, dirigióse aEmilio (quien, paraprobarqueeraun joven reservado, estabadecaraalapared,raspándolaconlasuñas)ylellamóenvozalta.EmilioacudióalinstantejuntoaSanín,diciendo:-¿Quéquiereusted?-Escuche,miqueridoamigo…-SeñorDemetrio-interrumpióEmilioconvozplañidera-¿porquénomehablaustedde
tú?Sanínseechóareir.-Bueno,conforme.Oye,miqueridoamigo…(Emiliodiounbririquitodealegría);oye,
allá abajo ¿comprendes? dirás allá abajo que todo se cumplirá escrupulosamente. -(Emilio semordió los labiosymeneó lacabezaconaireunpoquillograve). -Y tú ¿quéhacesmañana?-¿Quéhagoyo?¿Quédeseaustedquehaga?-Si puedes, vén mañana por la mañana temprano, -y nos iremos de paseo por los
alrededoresdeFrancfort,hastalanoche.¿Quieres?Emiliodiootrobrinco.-¡Quesiquiero!¿Haynadamásagradableenelmundo?Pasearmeconusted…¡esoes
encantador!Vendré,conseguridad.-¿Ysinotelopermiten?-Melopermitirán.-Oye…nodigasalláabajoqueteherogadoquevengasparatodoeldía.-¿Porquédecirlo?MevendRésinpermiso.¡ValIenTeapuro!EmilioabrazóaSaníncontodassusfuerzasysemarchócorriendo.Sanín se paseómucho tiempopor el cuarto y se acostó tarde.Abandonábase a esas
impresionespenosasydulces,aesaansiedadregocijada,queprecedeaunaeranueva.Además,Sanínestabasatisfechísimodesuidea,dehaberinvitadoaEmilioapasarconéleldíainmediato:separecíamuchoasuhermana.«EmiliomerecordaráaGemma»-dijoparasí.Peroloquemásleasombrabaerapensarquelavísperanoeraelmismoqueesedía.
ParecíalehaberamadosiempreaGemma,yhaberlaamadoprecisamentecomoaqueldíalaamaba.
XXVI
Eldíasiguiente,llevandoaTartagliadeunacuerda,dirigióseEmilioacasadeSanín.Si hubiese sido de pura raza alemana, no hubiera estadomás puntual. En casa habíaarmadounembolismo,diciendoqueiríaapaseoconSanínhastalahoradealmorzar,yquedespuéssepresentaríaenelalmacén.MientrasqueSanínsevestía,Emilio,nosinvacilarmucho,intentósacarconversación
acercadeGemmaydesurupturaconHerrKlüber.PeroSanín,porúnicarespuesta,selimitóaguardarunsilencioaustero,yqueriendoEmiliodemostrarquecomprendíaporquénodebieranimentarseesegraveasunto,nohizolamenoralusiónaél,tomandoderatoenratounairereconcentradoyhastaserio.Después, de tomar el café, ambos amigos -naturalmente, a pie -se dirigieron hacia
Hausen,aldehuelapocolejanadeFrancfortyrodeadadebosques.TodalacordilleradelTaunus veíase desde allí cual si hubiese estado al alcance de laMano. El tiempo eramagnífico: brillaba el sol y difundía su calor, pero sin quemar; un viento frescorumoreaba alegre entre el verde follaje; las sombras de algunas nubecillas que secernían en lo alto del cielo corrían sobre la tierra como manchitas redondas, con unmovimientouniformeyrápido.Bienprontohalláronse los jóvenes fuerade laciudad,yanduvieronconpaso firmey
alegreporlacarreteraesmeradamentebarrida.Al entrar en el bosque, dieronmil vueltas por él; después almorzaron fuerte en una
posadadealdea.Enseguidasubieronpor lamontaña,admirandoelpaisaje;echaronarodarpedruscospor lapendiente,batiendopalmasalverlosrebotarcomoconejos,consaltosextravagantesycómicos,hastaqueuntranseunte,invisibleparaellos,lesdirigíadesdeelcaminodeabajodenuestosconvozfuerteysonora.Tumbáronseencimadeunmusgo corto y seco, de un color amarillo violáceo; bebieron cerveza en otro figón,despuéscorrieronysaltaronacualmás.Descubrieronunecoyledieronconversación;cantaron,gritaron,lucharon,rompieron
ramasdeárboles,adornaronlossombrerosconguirnaldasdehelecho,yhastaacabaronporbailar.Tartagliatomabaparteentodasesasdiversionesencuantocabíaensupoderyensu
inteligencia.Verdadesquenotirópiedras,peroseprecipitabadandovolteretasenposde lasque lanzaban los jóvenes; aullómientraséstos cantaban, yhastabebiócerveza,aunqueconunarepugnanciavisible.Estaúltimaciencialehabíasidoinculcada,porunestudiante,queconanterioridadhabíasidosudueño.Porlodemás,noobedecíaaEmilio-éstenoerasuamosinoPantaleone;-ycuandoelmocitoledecíaque,«hablase»oque«estornudase,»limitábaseamenearelraboyhaceruncucuruchodesulengua.También hablaron entre sí los jóvenes. Al comienzo del paseo, Sanín, en calidad de
mayory,porconsiguiente,másaptopararazonar,habíacomenzadoundiscursoacercadelfatum,acercadeldestinodelhombreyde loqueloconstituye;perobienpronto laconversación tomó un giro menos serio. Emilio se puso a interrogar a su amigo yprotectorsobrelosdestinosdeRusia;lepreguntócómosebatíanendueloenesepaís,sieranguapaslasmujeres,cuántotiemposeríaprecisoparaaprenderelidiomaruso,quéimpresioneshabíasentidocuandoeloficialleapuntó.Asuvez,SaníninterrogóaEmiliorespectoasupadre,asumadre,alosasuntosdesufamilia,librándosebiensiempredepronunciarelnombredeGEmmaynopensandomásqueenella.Propiamentehablando,noeraenella,enloquepensaba,sinoeneldíasiguiente,enaquelmañanamisteriosoquedebía traerleuna ventura indecible, inaudita. Parecíale ver flotar ante su vistauncortinaje finoy ligero,ydetrásdeesacortina,sentía lapresenciadeunrostro juvenil,inmóvil, divino rostro de labios tiernamente risueños y párpados severamente caídos -severidadfingida.-¡EserostronoeraeldeGemma,sinoeldelamismafelicidad!Peroalfin ha llegado su hora; córrese la cortina, se entreabren los labios, los párpados selevantan;ladivinidadlehavisto,¡yllegaundeslumbramientoyunaclaridadsemejantealadelsol,unaembriaguezyunadichasinlímitesysinfin!Pensabaenesemañana,ysualmasemoríadegozo,enmediodelacrecienteangustiadelaespera.Esa espera, esa impaciencia, no eran penosas para él: acompañaba todos sus
movimientos,perosinestorbarlos;noleimpidieroncomerperfectamenteconEmilioenuntercermesón.Sólodevezencuando,comofugazrelámpago,cruzabaestaideaporsumente; ¡si alguien lo supiese!Esto no le impidió jugar al paso conEmilio, después decomer,enunaverdepradera…¡Ycuálnofueelasombro,laconfusióndeSanín,cuando,advertidopor los ladridosfuriososdeTartaglia,enelmomentoenquecon laspiernas,graciosaniente separadas, pasaba como un ave por encima de la espalda de Emilio,
dobladopor lacintura,viodeprontodelantedeél,enelextremode lapradera,adosoficiales,enquienesreconocioasuenemigodelavíspera,elcaballerovonDönhof,ysutestigo el caballero von Richter! Se habían puesto cada uno un cuadradito de cristaldelantedelosojos,ylemirabansonriéndose…AlcaerdepieSanín,seapresuróaponerseelpaletotquesehabíaquitado,dijocon
prestezadospalabrasaEmilio, quien sepusoa escape la chaqueta, y se alejaron conpasorápido.RegresaronaFrancfortalanochecer.-Meregañarán-dijoEmilioaldespedirsedeSanín;-perolomismomeda…¡Hepasado
undíatanbueno,tanbueno!DeregresoenlafondaSanínencontróenella,unacartadeGemma,dándolecitapara
eldíasiguiente,alassietedelamañana,enunodelosjardinespúblicosqueportodaspartesrodeanaFrancfort.¡Qué brinco le dio el corazón! ¡Cómo se aplaudía por haberla obedecido sin vacilar!
¡Ah,SantoDios!¿Quéleprometíaesedíademañana,inaudito,único,imposible,noimaginable?0más
bien,¿quénoleprometía?DevorabaconlosojoslacartadeGemma.EllargoperfilcurvodelaG,letrainicialde
sunombre,lerecordaba,loslindosdedos,lamanodelajoven…Sedijoasímismoqueaúnnohabíaacercadonuncaesamanoasuslabios.-Diganloquequieran-pensó,-lasitalianassoncastasyseveras…¡peroGemmaesotra
cosamás! Es una emperatriz… una diosa… unmármol puro y virginal… Pero un díallegará…Yesedíaestápróximo…Aquella noche no hubo en todoFrancfort un hombremás feliz que él.Durmió, pero
hubierapodidodecir,comoelpoeta:
Esciertoqueestoydormido,Masvelamicorazón…
Palpitábaleelcorazóntanligerocomobatelasalasunamariposapuestasobreunaflorybañadaporelsol.
XXVII
Sanín estuvo de pie a las cinco de lamañana; a las seis estaba vestido, a las seis ymediasepaseabaporeljardínpúblico,frentealcenadorcitodequeGemmalehablabaensuesquela.Lamañana era tranquila, tibia y húmeda. A veces hubiérase jurado que llovía; pero
extendiendo la mano advertíase el error, y sólo mirándose la ropa se podía notar laexistencia de finas gotas semejantes a menudas perlas de vidrio; aun así aquellahumedadnodurólargotiempo.Encuantoalviento,comosinuncalohubiesehabidoenelmundo.Lossonidosparecíanextenderseentodasdireccionesalavez.Unligerovaporblanquecinoflotabaenlontananza,yelaireestabasaturadodearomasdelasresedasydelasfloresdeacaciablanca.Enlascallesnoestabanabiertasaúnlastiendas;sinembargo,habíayatranseuntes,y
aintervalosoíaseelrodarniunsolopaseante;unjardinerorastrillabacondejadezunasenda,yunaancianadecrépitacruzabacojeandolacalledeárboles.SanínnopodíaunsoloinstantetomarporGemmaaquellahorriblevieja;sinembargo,lepalpitóelcorazón,ysiguióatentamenteconlavistaaquellaformaobscuraquesealejaba.Dieronlassieteenelrelojdelatorre.Sanín se detuvo. «¡Si no viniese!» Tuvo como un escalofrío. Un instante después le
repitió el escalofrío, pero esta vez por otra causa… Sanín oía detrás de sí un pasomenudoyelrocedeunafalda…Sevolvió:eraella.Gemmaleseguíaporelestrechosendero.Llevabaunabriguitogrisyunsombreritode
colorobscuro.MiróaSanín,volviólacabezayseloadelantóconrapidez.-¡Gemma!-dijoél,convozapenasperceptible.Hizoellaunaimperceptibleseñalconlacabeza,ycontinuóadelante.SiguiólaSanín.Respirabaconanhelo,laspiernassenegabanaservirle.Gemmapasódel cenador, torció a laderecha, costeóuna fuentecilladedondehacía
saltarelaguapocoprofundaungorriónquesebañabaenlaalberca,ysedejócaerenunbancodetrásdeunaespesuradelilas.Elsitioeracómodoyalresguardodelasmiradas.Sanínsesentójuntoaella.Transcurrióunminuto,yniélniellapronunciaronunasolapalabra.Ellanolemiraba;
y él miraba, no su rostro, sino sus dos manos juntas que sostenían una sombrillapequeña.¿Aquéveníahablar?¿Quépalabrashubieransidotanelocuentescomosusolapresencia en aquel sitio, juntos, a una hora tan demañana, y tan cerquita el uno delotro?-¿Nometieneustedmalavoluntadporeso? -dijoalcaboSanín.Difícilmentehubiera
podido decir ninguna cosa menos oportuna… Lo comprendía él mismo… pero, a lomenos,quedabarotoelsilencio.-¿Yo?-respondióella.-¡No!¿Porquéhabíadetenerlemalavoluntad?-¿Ymeereeusted?…-prosiguióél.-¿Loqueustedmehaescrito?-Sí.Gemmabajólacabezaynocontestó.Escapóseledeentrelosdedoslasombrillita:pero
lacogióconpresteza,sindejarlallegaralsuelo.-¡Ah,créameusted,créameloquelaheescrito!-exclamóSanín.Todasutimidezhabíadesaparecido;hablabaconcalor.-Sihayenelmundounaverdad,cierta,sagrada,superioratodasospecha,esladeque
laamo,Gemma;esladequelaamoausted,apasionadamente.Echóleellaunamiradafurtiva,yenpocoestuvoqueotravezdejasecaerlasombrilla.-Créame, tenga,usted fe enmí -repetía suplicante y con lasmanosextendidashacia
ella,sinatreverseatocarla.-¿Quéquiereustedquehagaparaconvencerla?Miróleelladenuevo,yporfindijo:-DígameustedmonsieurDmitri, cuando anteayer fue usted a exhortarme, ¿no sabía
ustedconevidencia…nosentíausted…?-Sentía-interrumpióSanín,-peroaúnnosabía.¡Yolaamabaausteddesdequeporvez
primera la vi, pero no he comprendido en seguida lo que paramí era usted! Y luego,sabíaqueestabaustedprometida…Encuantoalacomisiónquesumadremeconfió,alpronto¿cómonegarmeaella?Yademáshecumplidoesamismacomisióndetalsuerte,quehapodidoustedadivinar…Dejáronse oir pasos pesados.Un hombre bastante robusto, con una cartera de viaje
cruzadaporelpecho,evidentementeunextranjero,desembocópordetrásdelaslilas,yconlafrescuradeunviajerodepaso,dejócaeraplomounamiradaalapareja,tosiócon
estrépitoyprosiguiósucamino.-Sumadre-continuóSanínasíquehubocesadoelruidodelospasos,-mehabíadicho
quelanegativadeustedcausaríaescándalo(Gemmafruncióligeramenteelentrecejo),queenpartehabíadadoyopretextoparajuiciosdesfavorables,yque,porconsiguiente,hastaciertopunto,estabayoobligadoaexhortarlaaustedquenorechazaseasufuturoHerrKlüber…-MonsieurDmitri -dijoGemma,pasándoseconlentitudlamanoporloscabelloshacia
elladodeSanin,-selosuplico:nollameustedaHerrKlübermifuturo…Nuncaserésumujer:mehenegado.-¿Lehadespedidousted?¿Cuándo?-Ayer.-¿SelodiJoustedaélmismo?-Aélmismo,encasa…Volvióapresentarse.-Gemma,entonces,¿meamausted?Volvióseelladecarahaciaélymurmuró:-Siasínofuera,¿estaríayoaquí?Ysusdosmanosabiertascayeronsobreelbanco.Sanín se apoderó de ambas manos inertes y las apretó contra sus ojos, contra sus
labios…¡Elveloquehabíavistolavísperaensusensueñosselevantaba!¡Aquellaeraladicha, su faz resplandeciente ! Alzó la cabeza, y miró a Gemma a los ojos conatrevimiento.Ellatambiénlemiró,unpocofila.Apenasbrillabansusojossemi-abiertos,ligeramentehúmedosconlágrimasdeplacer.Nosesonreía…reíaseconunarisamudayenervada.Quisoélatraerlahaciasupecho,peroellasedesprendió,sininterrumpirsumudarisa,
moviendolacabezaconademánnegativo.-¡Espera!-parecíandecirsusojosarrobados¡Oh,Gemma!-exclamóSanín. -¿Podíayo
pensar que tú… (su corazón vibró como la cuerda de un arpa, cuando sus labiospronunciaronesetúporvezprimera.)…quetúmeamarías?-Yomismanoloesperaba-dijoGemmaenvozbaja.-¿Podía vo pensar -continuó Sanín, -al llegar a Francfort, dónde sólo pensaba
permanecerunascuantashoras,quehabíadeencontraraquílafelicidaddetodalavida?-¿Detodatuvida?¿Deveras?-Detodamivida¡hastaelúltimodía!-exclamóSanínconnuevoarranque.Depronto,adospasosdesubanco,dejóseoirelrtiidodelapaladeljardinero.-Volvamosacasa-murmuróGemma;-entremosjuntos.¿Quieres?Silehubiesedichoenaquelmomento,«¡Arrójatealmar!¿Quieres?»sehubieratirado
de cabeza al abismo, antes de que ella hubiese concluido la última palabra. Salieronjuntosdel jardín,yseencaminaronacasa,pasandonoporlascallesdelaciudad,sinoporlaronda.
XXVIII
Sanínmarchaba,oraalladodeGemma,oraunpocodetrásdeella,mirándolasiempresincesardesonreir.Gemmaparecíaalavezapresurarseycontenerse.Adecirverdad,ambos,élpálidoyellatodaencendidadeemoción,andabancomoentreniebla.Eltruecodesusalmasqueacababandehacer,producíaenellosuna impresión tannuevay tanfuerte,queeracasipenosa:todohabíahechotalcambiodefrenteensuexistencia,queno podían encontrar el equilibrio. Sólo notaban una cosa: que iban envueltos en untorbellinoanálogoaaquelotrotorbellinonocturnoquecasi leshabíaechadoenbrazosuno de otro. Sanín al seguirla, sentía que miraba a Gemma con otros ojos; en unmomento,advirtióenelpasoyenlosmovimientosdeGemmamuchasparticularidadesenquehastaontoncesnohabíareparado.¡Cuánadorables,yhechicerosleparecíantodosesosdetalles!Yella,porsuparte,sentíaqueSanínlamirabaasí.¡Ambosamabanporlavezprimera:todaslasmaravillasdelprimeramorserealizabanenellos.Unprimeramorse parece a una revolución. El orden regular y monótono de la vida queda roto ydestruido enunmomento; la juventud subea la barricada, hace ondular en el aire suesplendentebandera,y sea loque fuere loque le reserveelporvenir, lamuerteounanuevavida,lanzaatodoyatodossullamamientoapasionado.
-¡Mira, diríase que es Pantaleone! -dijo Sanín, apuntando con el dedo una figuraencapuchonada que se deslizó rápidamente por una callejuela, como para evitar servista.
Enelcolmodesufelicidad,SanínexperimentabalanecesidaddehablarconGemma,nodesuamor,puestoqueeracosaconvenida,consagrada,sinodecosasindiferentes.
-Sí,esPantaleone-respondióGemmacontonoalegreyplacentero.-Probablementehasalidoaespiarme;ayer,todoeldíamesiguiótodoslospasos…Algosospecha.
-¡Quesospechaalgo!-repitióSanínconarrobamiento.Porsupuesto,conelmismodeliquiohubierarepetidootracualquierfrasedeGemma.Luegolarogóquelecontasecondetallestodoloacontecidolavíspera.Al punto comenzó conpremuraun relato algo embrollado, conmezcla de sonrisas y
suspirillos, mientras que sus límpidos ojos cruzaban con Sanín miradas furtivas yradiantes.Lecontócómosumadre,despuésdeunaconversaciónde treshoras,habíaqueridoobtenerdeellaalgopositivo;cómoalapostresehabíaseparadodeFrauLenoreconlapromesadedarlaaconocersuresoluciónantesdeconcluireldía;cómolehabíacostado sumo trabajo obtener ese plazomoratorio; cómo de unamanera enteramenteinesperada,habíallegadoKlüberconmáshumosymásbambollaquenunca;cómohabíaexpresado su descontento contra ese extranjero desconocido, cuya conducta. eraimperdonable,dignadeunchiquilloyhastaprofundamenteofensiva(asídecía)paraél,Klüber.
-Aludía a tu duelo -advirtió Gemma,- y exigía que inmediatamente se te cerrase lapuertadecasa.«Porquedecíaél(yaquíGemmaremedóunpocolavozylosmodalesdelnegociante),estoechaunamanchasobremihonor,¡comosiyonofuesecapaz,tanbiencomocualquieraotro,dedefenderaminovia,silocreyesenecesarioosimplementeútil!TodoFrancfortsabrámañanaqueunextranjerosehabatidoconunoficialpormifutura.¿Cómo puede interpretarse eso? ¡Eso mancha mi honor!» Mamá era de su parecer,¡figúrate!Peroyoledeclarésinambagesquehacíamaleninquietarseporsuhonoryporsupersona,yenofenderseporloquedijesenacercadesufutura,enatenciónaqueyonoerayasufutura¡ynuncaseríasumujer!Adecirverdad,hubieraqueridoenprimertérmino,hablarconusted…contigo,antesdedarlelascalabazasenregla;perovino,ynopudecontenerme.Mamáprorrumpióengritosdeespanto;yomefuíaotrahabitacióna coger su anillo de esponsales (¿no has notado que desde hace dos días no lo llevopuesto?)y se lodevolví.Seofendió terriblemente;mas, como tambiénson terribles suamor propio y su presunción, partió sin darnos la lata. Naturalmente; he tenido queaguardarmuchoscargosdemamá,medabapenaverla tanafligida,ymedijequemehabíadejadollevarhartodeprisademisprontos,peroteníatucarta,yademássabíayoantes…
-¿Queteamo?-¡Sí,queyameamabastú!AsíhablabaGemma,confusa,y sonriente,bajando lavozyauncallándosedepronto
cuandoalguienpasabajuntoaellos.Sanínescuchabaenéxtasisyadmirabaelsonidodesuvoz,comolavísperahabíaadmiradosucarácterdeletra.
-Mamá está que la ahogan con un cabello -- prosiguióGemma (y afluían rápidas laspalabrasasuslabios)noquierecomprenderqueHerrKlübermeeraodioso;quelehabía
aceptado, no porque le amase, sino por acceder a las súplicas de ella… Sospecha deusted…digodeti…o,másbien,paranomentir,estáconvencidadequeyoteamaba,yesolacontraríatantomás,cuantoqueanteayeraúnnoselehabía.puestoenlacabezaninguna ideadeestegénero, yprecisamentea ti había encomendadoquemehiciesesreflexiones…Eraunaextrañaembajada,¿noesasí?Ahoratetratadehombreastutoysolapado;dicequedefraudastesuconfianza,ymepredicequedefraudaráslamía…
-PeroGemma-exclamóSanín,-¿acasonolehasdicho?…-Nadalahedicho.¿Teníaderechoahablaryoantesdehabertevisto?Sanínpalmoteódegozo.-Gemma, espero que a lo menos ahora se lo dirás todo y me presentarás a ella…
¡Quieroprobarlaqueyonoengaño!Mientras decía esas palabras, henchíase su pecho, lleno hasta desbordarse de
sentimientosnoblesygenerosos.Gemmalemiródehitoenhito.-¿Deverasquieresvenirconmigoacasaaveramimadre, lacualpretendeque…lo
queestaríabienhecho…esimposibleentrenosotrosynuncapodrárealizarse?Había una palabra que Gemma no podía decidirse a decir, aunque le abrasaba los
labios.ApresuróseSanínapronunciarla.-Quierocasarmecontigo,Gemma;quierosertumarido.Noconozcoenelmundouna
felicidadmásgrandequeesa.No veía límites a su amor, a los nobles impulsos de su alma, a la energía de sus
resoluciones.Aloirestaspalabras,Gemma,quehabíaretardadouninstantesuandar,loaceleróaún
más que antes…Hubiérase dicho que trataba de huir de esa ventura, harto grande yhartoinesperada.
Pero,depronto,leflaquearonlaspiernas.HerrKlüber,engalanadoconunsombreroyunpaletot nuevos, flamantes, tieso como un Poste y rizado como un perro de aguas,acababadeapareceralavueltadeunaesquina,enunacallejuela,acincooseispasosdeellos. Conoció a Gemma y conoció a Sanín. Rezongando por dentro, digámoslo así, eirguiendoelflexibletalle,saliólesalencuentro,contoneándoseconairedescarado.
Sanín vaciló un segundo, pero echó una mirada al rostro de Herr Klüber, quienafectabaunairedesdeñosoyhastade lástima;miróaquellacararubicundayvulgar…una,oleadadeirasubiólealcorazón,ydiounpasoadelante.
Gemmaleagarróconprestezadelamano.Tranquilayresuelta,secogiódelbrazodeSanín,mirandocaraacaraasuantiguonovio.Losojosdeésteparpadearonindecisosycontrajéronse sus facciones. Se apartó a un lado, mascullando entre dientes: «¡Asíconcluyesiemprelacanción!»(DasalteEndevomLiede!)Ysealejóconelmismopasopretenciosoysaltarín.
-¿Quéhadichoelmajadero?-preguntóSanín.QuisocorrertrasdeKlüber,peroGemmalecontuvoyprosiguiósumarchasinretirar
lamanoquehabíapasadobajoelbrazodeSanín.AparecióanteelloslaconfiteríaRoselli.Gemma.sedetuvoporúltimavezydijo:-Demetrio, aún no hemos entrado, aún no hemos visto a mamá… Si aún quieres
reflexionar, si… todavía eres libre, Demetrio. Por única respuesta, Sanín apretó confuerzaelbrazodeGemmacontrasupecho,ylaimpulsóadelante.
-Mamá -dijo, entrando con Sanín en la estancia donde se hallaba Frau Lenore -¡tetraigoiniverdaderoprometido!
XXIX
Si Gemma hubiese anunciado que traía el cólera o la misma muerte en persona,precisoescreerqueFrauLenorenohubieraacogido lanoticiaconunadesesperaciónmásgrande.Sentoseinmediatamenteenunrincón,vueltalacaraalapared,ysedeshizoenllanto,casiagritos, igualqueunacampesinarusasobreelataúddesuhijoodesumarido.EnelprimermomentosepusoGemmatandesconcertada,quenoseatrevióaacercarseasumadreysequedóinmóvilenmediodelapieza,comounaestatua.Sanín,alicaído,estabaapuntodellorartambién.¡Aqueldolorinconsolableduróunahora,unahoraentera!Pantaleonejuzgólomásoportunocerrarlapuertadecalledelaconfitería,demiedoaquealguienentrase;por fortuna, lahoraeramuytemprana.Elviejoestabareceloso, y en todo caso poco satisfecho de la precipitación con que Sanín y Gemmahabían procedido. Por supuesto, no tomó sobre sí el vituperarlos, antes hallábasedispuestoaprestarlesayudayprotecciónencasonecesario: ¡odiaba tandecorazónaKlüber!Emilioteníaseporelintermediarioentresuhermanaysuamigo;enpocoestuvoquenoseenorgulleciesealverquetodohabíasalidotanbien.Incapazdecomprenderporquésedesolabasumamá,tentadoestabaadecidirensufuerointernoquetodaslasmujeres,hastalasmejores,carecenenelfondodesentidocomún.Saninfue,detodos,quienmástuvoquesufrir.Encuantoseacercabaaella,FrauLenoresoltabagritosdepavorealyagitabalosbrazosparaapartarle.Envanotratódedecirenaltavozvariasvecesmanteniéndoseaunadistanciarespetuosa-¡Pidoaustedlamanodesuhija!FrauLenorenopodíaconsolarse,especialmente«dehaberestado tanciegaparano
vernada.»-¡Si mi Giovanni Battista viviese aún -decía a través de sus lágrimas,- nada de esto
hubierasucedido!-¡Diosmío!-exclamabaparasusadentrosSanín.-Pero¿quéesesto?Enúltimotérmino,
¡estoesabsurdo!No se atrevía a mirar a Gemma, quien, por su parte, tampoco se determinaba a
levantar la vista hacia él.Contentábase con acariciar pacienzudamente a sumadre, lacualhabíacomenzadotambiénporrechazarla…Alcaboseapaciguópocoapoco la tormenta.FrauLenorecesóde llorar,permitióa
Gemmasacarladelrincóndondesehabíarefugiado,instalarlaenunabutacacercadelaventana, y que la hiciese beber agua con unas gotas de azahar. Permitió a Sanín, noaproximarse -¡oh, eso no!- sino a lomenos que permaneciese en la estancia (antes nocesabadeexigirquesemarchase),yyanoleinterrumpióalhablar.SanínaProvechóenelactoesossíntomasdesosiego,ydesplegóunaelocuenciapasmosa:nohubierasabidoexpresar sus intenciones y sentimientos, con un calor más convincente a la mismaGemma.Sussentimientoseranlosmássinceros,susintencioneslasmáspuras,comolasdeAlmavivaenElbarberodeSevilla.NodisimulóaFrauLenoremásqueasímismoellado desfavorable del esas intenciones; pero esas desventajas, añadió, sólo existían enapariencia…Eraextranjero,conocíanledepocotiempo,nosesabíanadapositivoacercadesupersonanidesusrecursos;todoestoeraverdad.Peroestabadispuestoadartodaslas pruebas necesarias para dejar sentado que era de buena familia y poseedor dealgunosbienesde fortuna;paraello seproporcionaría loscertificadosmás fehacientesporpartedesuscompatriotas.EsperabaqueGemmaseríafelizconél,yseesforzaríaendulcificarparaellalapenadeestarseparadadesufamilia.La idea de la separación, la palabra «separación» nadamás estuvo en poco que no
echaseaperderelnegocio.FrauLenoremanifestósumaagitación.Sanínseapresuróaañadirqueesa separación sólo sería temporal, yque, enúltimoextremo,quizásno sellevaseaefecto.LaelocuenciadeSanínnoquedóperdida.FrauLenorecomenzóamirarleconairede
tristeza y de amargura, pero no con la repulsión y la ira de antes; luego le permitióaproximarse, y sentarse junto a ella (Gemma estaba sentada al otro lado); después sepusoadirigirlecargos,nosóloconlamiradasinoconpalabras,indiciodequesedejabaablandar su corazón. Comenzó por condolerse, pero sus quejas se calmaron y sesuavizaron gradualmente, cediendo el puesto a preguntas dirigidas, ya a su hija ya aSanín;despuéslepermitióquelacogieselamano,sinretirarlaalpunto;luegovolvióalloriquear,peroesaslágrimaseranmuydiferentesdelasprimeras;luegosesonriócontristezaysedoliódelaausenciadeGiovanniBattista,peroenotrosentidomuydiversoque el de antes. Momentos después, los dos culpables, Sanín y Gemma, estaban derodillasanteella,quienlesponíaunatrasotralasmanossobrelacabeza;otroinstante
después, abrazábanla a cualmás, y Emilio con la faz radiante de entusiasmo, entrabacorriendoenelcuartoysearrojabaenmediodeaquelgrupoestrechamenteabrazado.Pantaleone lanzó una mirada a esa escena, sonrióse y se enfurruñó a la vez, y
atravesandolatienda,fueaabrirlapuertadelacalle.
XXX
Eltránsitodeladesesperaciónalatristezaydelatristezaaunadulceresignaciónnohabía sido muy largo en Frau Lenore; pero esa misma resignación no tardó entransformarseenunarecónditaalegría,quesinembargo,tratódedisimularycontenerpor salvar las apariencias. Desde el primer día, Sanín había sido simpático a FrauLenore:unavezacostumbradaalaideadetenerloporyerno,noencontróenellonadaparticularmente desagradable, aunque considerase como un deber el conservar en surostro una expresión de ofendida… o más bien, de resentimiento. Además, ¡había sidotanextraordinario todo lopasadoenaquellosúltimosdías!… ¡Quéde cosas, unas trasotras!Ensucalidaddemujerprácticaydemadre,FrauLenoresecreyóeneldeberdedirigiraSaníndiversos interrogatorios.YSanín,queal irpor lamañanaasucitaconGemma,noteníalamenorideadecasarseconella(adecirverdad,nopensabaennadaentonces,ysedejabaarrastrarporsupasión),Sanínentróresueltamenteensupapeldeprometido esposo, y respondió a todas las preguntas con agrado y de una manerapuntualydetallada.HabiendocomprendidoFrauLenoresingéneroalgunodedudaqueeradebuenanoblezahereditaria,yhastaunpocoextrañadadequenofuesepríncipe,tomóunaire serio y le previnode antemanoque tendría con él una franquezabrutal,¡porqueelsagradodeberdemadrelaobligabaaello!AlocualrespondióSanínqueesomismopedíaél,yquelasuplicabaconinstanciaquenosequedasecorta.
EntoncesFrauLenore lehizo observarqueHerrKlüber (al pronunciAr este apellidosuspiróligeramente,mordióselos labiosyvacilóunpoco),elantiguonoviodeGemma,poseíayatresmildoscientospesosderenta,yqueestasumairíacreciendorápidamentedeañoenaño…
Y él, Herr Sanín, ¿con qué ingreso contaba? -Tres mil doscientos pesos -repitiólentamenteSanín,-enmonedarusa,vienenaserquincemilrublosenpapel…Misrentasson mucho menores. Poseo una pequeña hacienda en el gobierno de Tula… con unabuena administración, puede y debe producir cinco o seis mil rublos… Y si entro alserviciodelEstado,puedofácilmenteconseguirunsueldodedosmilrublos.
-¿AlserviciodeRusia?-exclamóFrauLenore.-¡TendréquesepararmedeGemma!-Podríaentrarenladiplomacia-replicóSanín.-Tengoalgunasbuenasrelaciones…en
esecasohayempleosenelextranjero.Peroheaquí loquetambiénpudierahacerse,yseríalomejor:vendermistierrasyemplearelcapitalqueproduzcaesaventaenalgunaempresalucrativa,porejemplo,enampliarelnegociodeestaconfitería.
NoseleocultabaaSanínquedecíaunabsurdo.Pero¡estabaposeídodeunaaudaciaincomprensible! Miraba a Gemma, quien desde el principio de aquella conversaciónpráctica se levantaba a cada instante, daba algunos pasos por la estancia y volvía asentarse. Mirábala, y ya no conocía obstáculo; estaba dispuesto a arreglarlo todo alminuto, del modo más acomodaticio, con tal de que ella no experimentase ningunainquietud.
Herr Klüber también tenía el propósito de darla una pequeña suma para arreglar latiendadeconfitería-dijoFrauLenore,despuésdeunaligeravacilación.
-¡Madremía,poramordeDios!¡Madre!-exclamóGemmaenitaliano.-Esprecisohablarporanticipadodeesascosas,hijamía-respondióFrauLenoreenel
mismoidioma.Prosiguiendo su conversación con Sanín, le preguntó cuáles son en Rusia las leyes
relativasalmatrimonio;sinohabríanadaqueseopusieseasuuniónconunacatólica,como en Prusia. (Por aquel tiempo, en 1840, toda Alemania tenía presentes aún lasdisensiones entre el Gobierno prusiano y el arzobispo de Colonia, acerca de losmatrimoniosmixtos).CuandoFrauLenoresupoquesuhijaadquiriríalanoblezaporsuenlaceconunnobleruso,diomuestrasdealgunasatisfacción.
-Peroantes-dijo,-¿tendráqueirustedaRusia?-¿Porqué?-¿Porqué?…Paraobtenerlicenciadesuemperadorparacasarse.Sanínleexplicóqueesoeracompletamenteinútil;peroqueseveríatalvezobligadoa
ir, en efecto, por un tiempo brevísimo, a Rusia, antes de la boda (mientras decía esaspalabrasoprimióseledolorosamenteelcorazón,yGemma,quelemiraba,comprendiósuangustia,seruborizóysepusopensativa),yqueaprovecharíaesaestanciaensupatriaparavendersustierras.Entodocasotraeríaeldineronecesario.
-Entonces,meatreveríaasuplicarle-dijoFrauLenore-quemetrajeseunabonitapielde Astrakán para hacerme un abrigo; dícese que por allá esas pieles sonasombrosamentebonitasybaratas.
-Así es; le traeré una a usted, con el mayor gusto, ¡y también a Gemma! -exclamóSanín.
-Y amíungorrode tafiletebordado conplata -dijoEmiliopasando la cabezapor elmarcodelapuertadelahabitacióninmediata.
-Bueno,tetraeréuno…yunaszapatillasparaPantaleone.-Pero¿áquévieneeso?¿Paraqué? -hizoobservarFrauLenore. -Ahora,hablamosde
cosasserias.Estamos(añadióaquellamujerpráctica)enquedecíausted:«Venderémisbienes.»¿Cómoloharáusted?¿Venderáustedtambiénloscolonos?
Sanínseestremeciócomosilehubiesendadounpuñetazoenlosvacíos.AcordósedequehablandoconlaseñoraRoselliysuhija,habíamanifestadosusopinionesacercadela servidumbre que, según decía, excitaba en él profunda indignación, y les habíaaseguradoendiversasocasionesquejamásybajoningúnpretextovenderíasuscolonos,puesconsiderabaesteactocomounacosainmoral.
-Tratarédevendermistierrasaunhombrecuyasméritosmeseanconocidos-dijo,nosinvacilar,-oacasomissiervosquieranellosmismoscomprarsurescate.
-Esoseríalomejor-seapresuróadecirFrauLenore-¡Porquévenderhombresvivos!…-¡Barbari!-gruñóPantaleone,quehabíaaparecidoenlapuertadetrásdeEmilio.Sacudióselamelenaydesapareció.-¡Diablo,diablo!-sedijoSanínmirandoahurtadillasaGemma,quienteníaaspectode
nohaberoídosusúltimaspalabras.Entoncesdijoparasí:-¡Bah,esonoimportanada!Laconversaciónpráctica seprolongóasí casihasta lahoradecomer.Haciael final,
Frau Lenore, completamente sosegada, llamaba Demetrio a Sanín y le amenazabaamistosamente con el dedo prometiéndole vengarse de la mala partida que le habíajugado.Hizoqueladiesemuchosdetallesacercadesuparentelaporque«esoestambiénimportantísimo»(decía);tambiénquisoquedescribieselaceremoniadelcasainientotalcomoseejecutasegúnlosritosdelaiglesiarusa,yseextasiódeantemanoconlaideadeveraGemmavestidadeblancoyconunacoronadeoroenlacabeza.
-Mihijaeshermosacomounareina-dijo,conunsentimientodeorgullomaterno;-ynohayenelmundounareinatanhermosa.
-¡Nohayotra,Gemmaenelmundo!-añadióSanín.-¡TambiénporesoesGemma!SabidoesqueGemmaenitaliano,significapiedrapreciosa.Gemmaseechóalcuello
desumadre.Sóloapartirdeaquelinstantepareciórespirarasusanchas,ycaérseleelpesoqueoprimíasualma.
Sanín se sintió de pronto en extrerno feliz: una infantil alegría llenó su corazón…¡Realizábanselosensueñosaqueenotrotiemposehabíaentregadoenaquelaposento!Talerasualegría,queenelactosefuealatienda;hubieraqueridoatodacostavendercualquieracosa,detrasdelmostradorcomoalgunosdíasantes.
-Ahoratengoderechoparahacerlo.¡Yasoydelacasa!Se instaló de veras detrás del mostrador, y de veras vendió alguna cosa; es decir,
entrarondosmuchachasacomprarunalibradebombones,porlacualentrególomenosdoslibrasynocobrómásquemedia.
Enlacomida,ocupójuntoaGemmaelsitiooficialdeprometido.FrauLenorecontinuósusconsideracionesprácticas.Emiliosereíaporcualquiercosa,einsistíaconSanínparaque le llevase a Rusia. Convínose en que Sanín partiría al cabo de dos semanas. SóloPantaleonepusogestodevinagre;tanto,quelamismaFrauLenoreseloechóencara.
-¡El,quehasidotestigo!Pantaleonelamiródereojo.Gemma guardaba casi siempre silencio, pero nunca había estado su rostro más
resplandeciente,ymásbello.Despuésdecomer,llamóaSanínaljardínporunminuto,ydeteniéndosejuntoalbancodondelaantevísperahabíaestadoescogiendolascerezas,ledijo:
-Demetrio, no te enfades conmigo, pero una vez más quiero decirte que no debesconsiderartecomoligadoennada…
Sanínnoladejóacabar.Gemmavolviólacara.-Yencuantoaloquemamáhadicho,¿sabes?respectoalareligión,¡toma!…(Agarró
unacrucecitadegranatespendientesdesucuelloporuncordoncillo;tiróconfuerzadelcordón,queserompió,yentregóaSanínlacruz).Puestoquetepertenezco,tufeserámife.
LosojosdeSanínestabanhúmedosaun,cuandoregresóconGemma.Durantelavelada,todoentróenelcarrildecostumbre,yhastasejugóaltresette.
XXXI
Aldíasiguiente,Sanínsedespertómuytemprano.Encontrabaseenelpináculode laalegríahumana,peronoeraestoloqueleimpedíadormir:loqueturbabasureposoeralacuestiónfatal,lacuestiónvital.¿Cómovendersustierraslomásprontoylomáscaroposible?Cruzabanporsumentelosplanesmásdiversos,peronadasedecidíaaúnconclaridad.Saliódelafondaatomarelaireyadespejarse;noqueríapresentarsedelantedeGemmasinoconunproyectoyamaduro.¿Quién es ese personaje pesadote sobre sus patazas, aunque correctamente vestido,
quevadelantedeSanínconunmovimientodevaivén?¿Dóndehavistoélaquellanucacubierta de rubios pelillos, aquella cabeza encajada entro los hombros, aquellasespaldotas atocinadas, aquellas manos colgantes y morcilludas? ¿Es posibleque seaPolozoff, su antiguo condiscípulo de colegio, a qUien ha perDido de vistA desde hacecinco años? Sanín se adelantó bien pronto al personaje que iba delante de él, y sevolvió…Esacarazaamarilla,esosojuelosdecerdo,concejasypestañasblanquizcas,esanarizcorta,yancha,esabarbillasinbozo,imberbe,ytodalaexpresióndeaquelrostroalavezagrio,perezosoydesconfiado:si,esél,HipólitoPolozoff.UnaidearepentinacruzóporlamentedeSanín.-¿Noesmi estrellaquién lo trae? -pensó.Ydijo:-Polozoff,HipólitoSidorovitch, ¿eres
tú?…Detúvoseelpersonaje, levantósusojuelos,vacilóuninstantey,despegandoalfin los
labios,dijoconvozdefalsete:-¿DemetrioSanín?-¡Elmismoquevisteycalza!-exclamóSanínestrechandounadelasmanosdePolozoff,
calzadas con estrechosguantesde color gris claro (colgaban inertes, comoantes, a lolargo de susmuslazos). -¿Hacemucho tiempo que estás aquí? ¿De dónde vienes? ¿Endóndeparas?-Ayer llegué deWiesbaden -respondió Polozoff sin apresurarse, -con el fin de hacer
unascomprillasparamimujer,yhoymismomevuelvoaWiesbaden.-¡Ah,sí!Esverdad:tehascasado,ydicenqueconunamujerguapísima.Polozoffgirólosojos.-Sí,esodicen.Sanínseechóareir.-Veoquesiempreereselmismo,tanflemáticocomoenelcolegio.-¿Porquéhabíadecambiar?-Ydicen-añadióSanínrecalcandolapalabra-«dicen»quetumujeresmuyrica.-Tambiénesosedice.-Perotú,HipólitoSidorovitch,¿nosabesnadadeeso?-¿Yo, mi buen amigo Demetrio… Pavlovitch ?… Sí, Pavlovitch, no me mezclo en los
asuntosdemimujer.-¿Notemezclasenellos?¿Enningúnnegocio?Polozoffvolvióagirarlosojos.-Enninguno,amigomío…Ellavaporunlado…yyovoyporotro.-Yahora,¿dóndevas?-Ahora no voy a ninguna parte; estoy en medio de la calle, hablando contigo, y en
cuantohayamosacabado,meiréamicuarto,enlafonda,yalmorzaré.-¿Mequieresdecompañero?-¿Paraquéasunto?¿Paraelalmuerzo?-Sí.-Muy bien; comer dos juntos es mucho más agradable. No eres parlanchín, ¿no es
cierto?-Nolocreo.-Puesentonces,muybien.Polozoffsiguióadelante,ySanínsepusoenmarchaasulado.Polozoffsehabíavuelto
acoserloslabios,resollandoconfuerzaycontoneándoseensilencio.Sanínpensaba:-¿Cómodemonioshahechoestegaznápiroparapescarunamujerricayguapa?Noes
rico, ni instruido, ni de talento; en el colegio le teníamosporunmocete flojo ybruto,dormilóny tragaldabas,y lepusimos«baboso»deapodo. ¡Estoesmuyextraordinario!Peropuestoquesumujerestanrica(dícesequeeshijadeunarrendatariodelimpuestosobrelosalcoholes),¿porquénohabríadecomprarmemistierras?Pormásquedicequeélnosemeteparanadaenlosnegociosdesumujer,¡esonoescreíble!…Enesecaso,pediréunpreciorazonable,¡unbuenprecio!¿Porquénointentarlo?Quizáseamibuena
estrella,…Dichoyhecho:probaré.PolozoffcondujoaSanínaunadelasmejoresfondasdeFrancfort,dondenohayque
decir que había tomado la mejor habitación. Las mesas y sillas estaban atestadas decarpetas,cajas,líos…-Todoesto,amigo,soncomprasparaMaríaNivolavna.AsísellamalamujerdeHipólitoSidorovitch.Polozoffsedejócaerenunabutaca;gimióun«¡Quécalor!»,seaflojólacorbata,llamó
alprimercamareroyleencargóminuciosamenteunalmuerzodelosmásopíparos.-¡Queelcocheestédispuestoparalauna!¿Oyeusted?¡Paralaunaenpunto!Elprimercamarerosaludóobsequiosoydesapareciócomounesclavode loscuentos
dehadas.Polozoffsedesabrochóelchaleco.Nadamásqueporelmodode levantar lascejasy
fruncir lanarizpodíacomprendersequeelhablarseríaparaélcosapenosísima,yqueesperaba,nosinalgunaansiedad,aversiSanínleobligaríaadarlealasinhueso,osiseecharíasobresípropiolacargadesostenerlaconversación.Saníncomprendióelestadodeánimodesuamigoyselibrómuybiendeabrumarloa
preguntas;secontentóconlosinformesmásnecesarios.SupoquePolozoffhabíaestadodos años en el serviciomilitar, en un regiMiento de lanceros (¡estaría precioso con lachaquetilla corta de uniforme!); llevaba tres años de casadoy dos años de viaje por elextranjero con sumujer, que estaba curándose enWiesbaden sabe Dios de qué, y seproponíairenseguidaaParís.Sanín,porsuparte,lehablópoquísimodesuvidapasadaydesusplanesparalofuturo;sefuederechoalgrano,esdecir,leparticipósupropósitodevendersustierras.Polozoffleescuchabaensilencioymirabadevezencuandolapuertapordondetenía
quellegarelalmuerzo.Elalmuerzollegóporfin.Elprimercamarero,acompañadoporotrosdemozos,llevómuchosplatoscubiertosconcampanasdeplata.-¿EstuhaciendadelgobiernodeTula?-dijoPolozoffponiéndosealamesaypasándose
lapuntadelaservilletapordentrodelatirilladelacamisa.-Sí.-CantóndeEtremoff,yasé.-¿ConocesmiAlesievka?-preguntóSanínsentándosetambién.-Ciertamente que la conozco. -(Polozoff se metió en la boca un trozo de tortilla de
trufas).-MaríaNicolavna,mimujer,tieneallícercaunafinca…¡camarero,destapeustedesta
botella!…Latierranoesmala,peroloscampesinostehantaladoelbosque.¿Porquélavendes?-Necesitodinero.Nolavendocara.Silacomprasestúvendríademolde.Polozoffsorbióunvasodevino,selimpióconlaservilletaysepusootravezamascar
despacioyconruido.Porfin,dijo:-Sí; yonocompro tierras,no tengodinero…Dame lamanteca…Acaso lacompremi
mujer,háblaladeeso…Sinopidescaro…Porsupuesto,queellanoseparaenbarrasporeso…Pero¡québurrossonestosalemanes!¡Nisiquierasabencocerunpescado!Y,sinembargo,¿hayalgomássencillo?¡YtienenlapocavergüenzadehablardelaunificacióndesuVaterland!…¡Mozo,lléveseustedestaporquería!-¿De veras se ocupa tumujermisma de la administración de sus bienes? -preguntó
Sanín.-Sí,ellamisma…Porlomenos,¡buenaschuletas!Telasrecomiendo…Yatehedicho,
DemetrioPavlovitch,quenomemetoparanadaenlosnegociosdemimujer,yvuelvoarepetirlo.Polozoffcontinuócomiendoconchasquidosdelabios.-¡Hum!…Pero¿cómopodríayohablarla,HipólitoSidorovitch?-Pues…muysencillo,DemetrioPavlovitch.VeteaWiesbaden;noestá lejosdeaquí…
¡Mozo!¿Haymostaza inglesa?¿No?¡Québrutos…Peronopierdastiempo;nosvamospasadomañana…-Permitequetesirvaunvasodeestevino.Noesaguapié;tienearoma.Enrojecióse el rostro de Polozoff y se animó, lo cual sólo le sucedía, cuando estaba
comiendo…obebiendo.-Enverdad-murmuróSanín,-nosécómoarreglármelas.-Pero¿quéesloquetantoteapremia?-Querido,esquejustamenteestoyapremiado.-¿Necesitasuna,sumacuantiosa?-Sí,tengo…¿cómotelodiré?…Tengoelpropósitodecasarme.Polozoffdejóenlamesaelvasoqueibaallevarsealoslabios.
-¿Casarte? -dijo con voz ronca de asombro, y cruzó las abogatadas manos sobre elestómago.-¿Tanprematuramente?-Sí,enseguida.-SupongoqueestaráenRusia,tuprometida.-No,noestáenRusia.-Puesentonces¿dónde?-Aquí,enFrancfort.-¿Quiénesella?-Unaalemana;esdecir,no,unaitalianaestablecidaaquí.-¿Condote?-Sindote.-Entoncesprecisoesquesientasunamorviolentísimo.-¡Québurlóneres!…Sí,muyviolento.-¿Yparaesonecesitasdinero?-Pues,¡sí,síysí!Polozofftragóelvino,seenjuagólaboca,selavólasmanos,selasenjugóaconciencia
enlaservilleta,sacóuncigarroyloencendió.Sanínlemirabaensilencio.-No veomás que unmedio -dijo por fin Polozoff, echando atrás la cabeza y dejando
salir por entre los labios una tenue bocanada de humo. -Vete a ver a mi mujer… Siquiere,consublancamanorepararátodoelmal.-Pero¿cómoarreglármelasparaverla?¿Nodicesqueosvaispasadomañana?Polozoffcerrólosojos.-Escucha -dijodandovueltasalcigarroentre los labiosyresoplando: -vetea tucasa,
vístete lomásdeprisaposibleyvuelveaquí.Mevoydentrodeunahora;micocheesmuyespacioso;tellevoconmigo.Esoeslomejor.Yahora,voyaecharunsueño.Querido,imprescindiblementedormirdespués.Mi temperamento loexige,yyonomeopongoaello.Nomeloestorbes,siteplace.Sanínmeditó,meditó…ydeprontoalzólacabeza.Sehabíadecidido.-Bueno,consientoenello,y tedoy lasgracias.A lasdoceymediaestaréaquí,ynos
iremosjuntosaWiesbaden.Esperoquetumujernometomaráojeriza…Pero Polozoff roncaba ya, murmurando: «¡No me molestes!» Agitó las piernas y se
durmiócomounreciénnacido.Sanínechóotramiradaasuamazacotadapersona,asucabeza,sucuello,subarba,al
aire,redondacomounamanzana;saliódelafondaydirigióseapasolargoalaconfiteríaRoselli.NecesitabaadvertiraGemma.
XXXII
La encontró en la tienda con su madre. Frau Lenore, inclinada adelante, medía ladistancia entre las ventanas conunmetroarticulado.Al ver aSanín, se enderezó y lesaludóalegre,aunqueconunpocodecortedad.-Desdeloquemedijoustedayer,nohagomásquerevolvermelossesospensandoen
losmediosdeembellecernuestratienda.Creoqueconvendríaponeraquídosarmarioscontablasdecristalazogado.¿Sabeusted?Esoesdemodahoy.Yademás…-Muybien,muybien-interrumpióSanín-habráquepensarentodoeso…Pero,venga
ustedacá:tengoquedecirleunacosa.Dioelbrazoa lasdosdamasy lascondujoa la trastienda.FrauLenore, intranquila,
dejócaerelmetroqueteníaenla,mano,Gemmanoestabalejosdealarmarsetambién,pero se tranquilizó almirar aSanín conmás atención. Su rostro, aunquepreocupado,expresaba resolución y una especie de audacia alegre.Rogó a las dosmujeres que sesentasen y él permaneció de pie ante ellas. Con muchos ademanes, con el pelodesgreñado, se lo contó todo: su encuentro con Polozoff, su proyectado viaje aWiesbaden,laposibilidaddevendersuhacienda,exclamandoporúltimo:-¡Imagínense mi felicidad! El asunto ha tomado tal giro que acaso no tenga ni aun
necesidad de ir a Rusia, y podremos celebrar la boda mucho más pronto de lo quesuponía.-¿Cuándotemarchas?-preguntóGemma.-Hoy,dentrodeunahora;miamigotienecocheymellevaconsigo.-¿Nosescribirás?-Enseguidita…Asíquehableconesaseñora,tomarélapluma.-¿Diceustedqueesricaesaseñora?-preguntóFrauLenore,siemprepráctica.-Inmensamente…Supadreeramillonario,yselodejótodo.-¿Todo? ¿A ella solita? Vamos, tiene usted buena sombra. Sólo que ¡mucho ojo! no
venda usted sus tierras muy baratas; sea usted razonable y firme. ¡No se deje ustedarrebatar!ComprendosusdeseosdesermaridodeGemmaloantesposible,peroantetodo,¡prudencia!Noloolvide:cuantomáscara,vendasufinca,másdinerohabráparalosdos…yparaloshijos.Gemmavolviólacabezaconapuro,ySanínvolvióaempezarconsusademanes.-Puedeusted,FrauLenore,confiarenmiprudencia.Apartedequenovoyaentraren
regateos.Diréeljustoprecio:simeloda,muybien,ysino,¡vayabenditodeDios!-¿Conocesaesaseñora?-preguntóGemma.-Enmividalahevisto.-¿Ycuándovolverás?-Sinosearreglaelnegocio;vuelvopasadomañana;perositodovabien,talveztenga
queestarunoodosdíasmás.Entodocaso,noperderéunminuto.¡Dejoaquímialma,bienlosabes!…Peromevoyaretrasarhablandoconustedes,yaúntengoquepasarmeporcasaantesdepartir.Démeustedlamano,FrauLenore,paradarmebuena,suerte:escostumbrenuestraenRusia.-¿Laderechaolaizquierda?-La izquierda, lamanodel corazón.Vuelvopasadomañana ¡conelescudoo sobreel
escudo!Algomedicequevendrévencedor.Adiósmisbuenas,misqueridasamigas…Abrazó a Frau Lenore, y rogó a Gemma que pasase con él a su cuarto un minuto,
porqueteníaquecomunicarlaunacosaimportantísima.Queríasencillamentedespedirsedeellaasolas.FrauLenorelocomprendió,ynotuvo
lacuriosidaddepreguntarquéasuntotanimportanteeraaquél…SanínnohabíaentradonuncaeneldormitoriodeGemma.Todoelencantodelamor,
todos sus ardores, su entusiasmo, su dulce temor, todo ello brotó y se derramó en sualmaasíquehubo transpuesto losumbralesdeaquel sagrado recinto…Echóen tornosuyounamiradaenternecida,cayóalospiesdelahechicerajovenyescondióelrostroentrolosplieguesdesufalda…-¿Eresmío?-murmurólaniña.-¿Volveráspronto?-Tuyosoy,volveré…-repitióél,palpitante.-Teespero,mibienamado.Algunos instantesdespués estabaSanín en la callepara irse a su fonda.Ni siquiera
reparóquePantaleone,másdesgreñadoquenunca,sehabíaprecipitadoenseguimientosuyodesdeelquiciodelaconfitería,gritándolealgunacosa,yalparecer,amenazándoleconelbrazolevantado.Alaunamenoscuartoenpunto,entróSanínenelalojamientodePolozoff.Sucoche,
enganchado con cuatro caballos, estaba ya a la puerta de la fonda. Al ver a Sanín,limitósePolozoffadecir:-¡Ah!¿Tehasdecidido?Enseguidasepusoelsombrero,elabrigoyloschanclos,metiósealgodónenramaen
lasorejas,aunqueeraenplenoverano,ysedirigióalpórtico.Obedientesasusórdenes,losmozosdelafonda,colocaronsusnumerosascomprasdentrodelcarruaje,rodearondealmohadoncitos,desacosdemanoydepaqueteselasientoqueibaaocupar,pusieronalospiesuncestollenodevíveresyataronunamaletaenelpescante.Polozofflespagóconlargueza,ysostenidorespetuosamentepordetrásporeloficiosoportero,entróporfinenelcochegimoteando,tomóasiento,apretóyamontonómuycómodamentetodoloquelerodeaba,eligióyencendióuncigarro.SóloentonceshizoseñaconeldedoaSanín,diciéndole:-¡Vamos,subetútambién!Sanínsecolocó juntoaél.Porconductodelportero,Polozoffordenóalpostillónque
anduviese bien, si quería ganarse una buena propina; resonó el estribo al doblarse,cerróseconestrépitolaportezuela,yelcocheempezóarodar.
XXXIII
Ennuestrosdías,entreFrancfortyWiesbadennohayunahorapor ferrocarril;peroporaquellostiemposhabíatreshorasdecaminoporlaposta,ycincorelevosdecaballos.Polozoff, medio dormido, se zangoloteaba suavemente con un cigarro en los labios;hablaba muy poco y no miró ni una sola vez por la ventanilla: los puntos de vistapintorescosnoteníanparaélnadadeinteresantes,yhastadeclaróque«¡laNaturalezaleaburríamortalmente!»Saníntampocodecíanada,ynoadmirabaelpaisaje,teníaotracosa en la cabeza. Estaba absorto en sus pensamientos y recuerdos. A cada parada,Polozoffajustabasuscuentas,comprobabaeltiempotranscurridoyrecompensabaalospostillones,pocoomucho,segúnsucelo.A lamitaddelcamino,sacódosnaranjasdelcestodelasprovisiones,eligiólamejoryofreciólaotraaSanín.Estomirófijamenteasucompañerodecamino,ydeprontosoltóeltrapoareir.-¿Dequéteríes?-preguntóPolozoff,mondandoconesmerosunaranja,conayudade
susuñasblancasycortas.-¿Dequé?-repitióSanín.-Deesteviajequehacemosjuntos,.-¡Bueno!¿Yqué?-insistióPolozoffmetiéndoseenlabocauncascodenaranja.-¿No es extraño este viaje? Ayer, lo confieso, lo mismo me acordaba de ti que del
Emperador deChina; hoymarcho contigo a vendermis tierras a tumujer, a quien noconozconipoconimucho.-Todo sucedeen la vida -respondióPolozoff. -Conforme tengasmásaños, verásotras
muchascosas.Porejemplo:¿mevesahoraenformación?Puesheestado;ibaacaballo,ycátate que el gran DuqueMiguel Pavlovitchmanda: «¡Al trote! ¡Ese alférez gordo, altrote!¡Alargueustedeltrote!»Sanínserascabalaoreja.-Díme,siteplace,HipólitoSidorovitch,¿quéclasedepersonaestumujer?¿Cuálesson
susideas?Esoesloquenecesitosaber…-Aélnadalecostabamandar:«¡Altrote!»-continuóPolozoffconunasúbitaexplosión
de ira. -Pero a mí… ¡a mí!… Entonces me dije: «¡Quedaos con vuestros grados ycharreteras!… ¡Al demonio todo esto!» Sí… ¿me hablabasdemi mujer? Pues bien; mimujeresunamujercomotodaslasdemás.Yasabeselproverbio:«Nolemetaslosdedosenlaboca.»Loesencialesquehablesmucho…paraqueporlomenoshayaalgodequéreirse, unas migajas. Oye, cuéntale tus amores… pero de un modo un poco ridículo,¿sabes?-¿Cómounpocoridículo?-¡Puesclaro!¿Nomehasdichoqueestásenamoradoyquetequierescasar?Puesbien,
¡cuéntaleeso!Sanínsesintióofendido.-¿Quéencuentrasenesoderidículo?Polozoffgiróunpocolosojosporúnicarespuesta;chorreábaleporlabarbazumode
naranja.-¿EstumujerquientehaenviadoaFrancfortparahacercompras?-dijoSaníndespués
deunratodesilencio.-Enpersona.-¿Quéclasedecompras?-¡Caramba,juguetes!-¿Juguetes?¿Tenéishijos?Polozoffretrocediópasmado.-¡Vaya una idea! ¿Tener yo hijos? Chucherías de mujer… Adornos… Objetos de
tocador…-¿Demodoqueentiendestúdeeso?-Ciertamente.-¿Peronomehasdichoquenotemezclasparanadaenlosasuntosdetumujer?-No me meto en sus otros negocios; pero en esto… esto marcha por sí solo. No
teniendo nada que hacer, ¿ por qué no? Y mi mujer se fía de mi gusto; además, séregatearcomosedebe.Polozoffcomenzabaahablaratrompicones:estabafatigadoya.-¿Yesmuyricatumujer?-Comorica,loes;pero,sobretodo,paraellamisma.-Sinembargo,meparecequenopuedesquejarte.-¿Nosoysumarido?¡Puesno faltaríamás,sinoquenomeaprovechasedeello!Y le
soymuyútil;conmigotodovaensuprovecho.¡Soymuyacomodaticio!Polozoff se secó la caraconunpañuelode seday resolló con trabajo.Parecíadecir:
«Apiádatedemí;nomeobliguesapronunciarunapalabramás.¡Yavesquétrabajomecuesta!»Sanínledejódescansaryvolvióasumirseensusmeditaciones.ElhoteldelantedelcualparóelcocheenWiesbadeneraunverdaderopalacio.Enel
actoenipezaronatocarenelinteriorunaporcióndecampanillas.Todofueinquietudymovimiento. Elegantes caballeros con frac negro se precipitaron hacia la entradaprincipal. Un suizo, galoneado de oro, abrió de par en par la portezuela del carruaje.Polozoffbajódeélcomountriunfador,ycomenzólatareadesubirlaescaleraperfumadaycubiertadealfombra.Uncriado,tambiénvestidocorrectísimamente,perodefisonomíarusa,suayudadecámara,selanzódelantedeél.AnunciólePolozoffque,enlosucesivole llevaría siempre, pues la víspera, en Francfort, habían descuidado llevarle aguacaliente para la noche. El rostro del criado expresó una consternación profunda, y seapresuróabajarseparasacarleloschanclosasuamo.-¿EstáencasaMaríaNicolavna?-preguntóPolozoff.-Sí,señor…Laseñoraseestávistiendo…ComeencasadelaCondesaLassunska.-¡Ah, en casa de esa!… Espera… Hay unos líos en el coche; sácalos y tráelos tú
mismo… y tú, Demetrio Pavlovitch -añadió Polozoff- véte a elegir dormitorio y vuelvedentrodetrescuartosdehora…Comeremosjuntos.Polozoff continuómajestuosamente sucamino.Saníneligióundormitoriomodesto, y
después de arreglar el desorden de su tocado y de descansar un rato, dirigióse a lasinmensashabitacionesqueocupabaSuAlteza(Durchlaucht)elPríncipevonPolozoff.Encontróaeste«príncipe»arrellanadoenlamáslujosadelasbutacasdeterciopelo,
enmediodeun salónespléndido.El flemático amigodeSanínhabía tenido tiempodetomarunbañoyponerseunasuntuosabataderaso;cubríalelacabezaunfezdecolorgrosella.Sanínseaproximóaélyloestuvocontemplandodurantealgúntiempo.Polozoffpermanecíainmóvilcomounídolo;nisiquieradirigiólacarahaciasulado,nopestañeó,no produjo ningún sonido: aquello era verdaderamente un espectáculo lleno desolemnidad.Despuésdehaberloadmiradoduranteunosdosminutos,ibaSanínahablar,a romper aquel fatídico silencio, cuando de pronto abrióse la puerta de la estanciainmediatayaparecióenelumbralunáseñorajovenyguapa,vestidadesedablancaconencajesnegrosydiamantesenlosbrazosyenelcuello;eraMaríaNicolavnaenpersona.Sus espesos cabellos castaños caían a ambos lados de la cabeza, trenzados, pero sinlevantar.
XXXIV
-¡Ah!-exclamóconunasonrisamediocortada,medioburlona,cogiendoconrapidezlapuntadeunadesustrenzasyclavandoenSanínsusojazosdeungrisluminoso.-¡Perdón!Nosabíaqueestabaustedyaaquí.
-SanínDemetrioPavlovitch,miamigodela infancia-dijoPolozoffsinlevantarseysinmirartampocoaSanín,limitándoseaindicarloconeldedo.
-Sí…yasé…yamehabíashabladodeestecaballero.Muchogustoenconocerausted…Perooye,HipólitoSidorovitch,queríarogarte…Estantorpemidoncella…
-¿Quieresquetepeineyo?-Sí,sí,te,losuplico…Dispenseusted-repitióconlamismasonrisa,dirigiendoaSanín
unlevesaludodecabeza.Girórápidasobresímismaydesapareció,dejandotrasdesílaimpresiónarmoniosay
fugitivadeuncuelloencantador,unoshombrosadmirablesyuntalledelicioso.LevantósePolozoffysalióporlamismapuerta,consupasotardoypatoso.Sanínnodudóunminutodequeladamaestabaadvertidadesupresenciaenelsalón
del «príncipe Polozoff.» Ese teje maneje no había tenido más objeto que lucir sucabellera; que, en efecto, era bellísima. Sanín hasta se regocijó en sus adentros deaquellasalidadelaseñoradePolozoff.«Haqueridofascinarme,deslumbrarme…¿Quiénsabe? tal vez nos arreglemos acerca del precio de mis tierras.» Su alma estaba tanocupadaporGemma,quelasdemásmujeresyanoteníaninterésparaél;apenasnotabasuexistencia.Poraquellavez,selimitóapensar:«¡Nomehabíanengañadorespectoaestaseñora:noesdeltodomaleja.»
Sinosehubiesehalladoenunatanexcepcionaldisposicióndeánimo,suobservaciónhubiera tomado sin duda otra forma. María Nicolavna, Kalychkin de Polozoff erarealmente una mujer muy digna de excitar la atención. Y no porque fuese de unahermosuracabal:trasluciánsehartoenellalosinequívocossignosdesuorigenplebeyo.Tenía la frente baja, la nariz algo carnosa y arremangada ; no podía presumir por lafinurade lapiel,nipor laeleganciade lasextremidades.Pero¿qué importabaeso?Alencontrarla,todohombresehubieradetenido,noante«lasacramajestaddelabelleza»(paradecirlocomoPuchkin),sinoantelafuerzaylagraciadeunbuenpalmitodemujeren toda su florescencia, tipo medio ruso, medio bohemio: y no hubiera sido«involuntario»esehomenajedeadmiración.
Pero la imagen de Gemma protegía a Sanín como el «triple broncíneo escudo» deHorario.
Al cabo de diez minutos, reapareció María Nicolavna acompañada por su marido.Adelantóse hacia Sanín con esos andares cuyos hechizos habían bastado para hacerperderlachabetaamuchosentesoriginalesdeaqueltiempo,¡ah!tanlejanodelactual.«Cuandoesamujeravanzahaciauno,parecequeletraetodalafelicidaddesuvida»-pretendíaunodeellos.AdelantósehaciaSanínalargándolelamano,yledijoenrusoconvozcariñosaycontenidaalavez:
-Meesperaráusted…¿noesasí?Prontovuelvo.Sanínseinclinórespetuoso,peroMaríaNicolavnadesaparecíayatraselcortinajede
lapuerta.Volvió lacabezaporencimadesuhombroconrápidasonrisa,ydesapareciódejandoenposdesílamismaimpresióndearmonía.
Alsonreirse,noeranunonidos,sinotres,loshoyuelosqueseformabanencadaunade sus mejillas, y sus ojos se sonreían aún más que sus labios, labios bermejos,regordetesysabrosos,realzadosenelánguloizquierdopordoslunarcillos.
Polozoffatravesóconpesadezelsalónyvolvióadejarsecaerdenuevoen labutaca.Permaneciósilenciosocomoantes;pero,devezencuando,unaextrañamueca,hinchabasuscarrillosdescoloridosysurcadosporarrugasprecoces.
Teníaaspectoavejentado,aunquesólollevabatresañosaSanín.LacomidaquedioaSanínyque (dicho seestá)hubiera satisfechoal inteligentede
gusto más difícil, pareció a Sanín de una duración insoportable. Polozof comía conlentitud, con reflexión y conocimiento de causa, inclinábase con aire atento sobre suplato,yhusmeaba,digámosloasí,cadabocado.Albeberseenjuagabalabocaconelvinoantesdetragarlo,ydespuéshacíacastañetearloslabios…Despuésdelasado,emprendiósinmáslargodiscurSo(¡pero,Sobrequéasunto!)acerca,deloscarnerosmerinos,deloscuales pensaba adquirir un rebaño completo, y habló de eso con infinitos detalles,empleandolosmástiernosdiminutivos.Sorbióelcafé,ardiendo,nosinrepetirmuchasveces al mozo de comedor, con voz iracunda, y lacrimosa, que la víspera le habíanservido frío el café, ¡frío como un sorbete! Luego, con sus dientes amarillos y mal
alineados,mordiólapuntadeuncigarrohabanoysedurmió,segúncostumbre,congranregocijodeSanín,quesepusoapasearsobrelablandaalfombra,soñandoconelgénerode vida que llevaría con Gemma y pensando en las noticias que iba a llevarla. Sinembargo,Polozoffsedespertómuchomásprontoquedecostumbre,segúnélmismohizoobservar:nohabíadormidomásqueunaymediahoritas.BebióunvasodeaguadeSeltzcon hielo y se tragó siete u ocho grandes cucharadas de dulce, de dulce ruso, que suayudadecámaraletrajoenunverdaderobotedeKiev,devidrioverdeobscuro,ysinelcualdecíaquenohubierapodidovivir;despuésfijósusojueloshinchadosenSanínylepreguntósiqueríajugarconélalduraki.Sanínaceptóconsumogusto:temblábanlelascarnes;noseacosaquePolozoffempezaseotravezahablarledeloscorderitosydelasovejitas,ydelasgrasientascolitasdetreintalibrasdepeso.
El anfitrión y su huésped volvieron juntos a la sala; un criado les llevó naipes yempezóselapartida.
AlregresarlaseñoraPolozoffdecasadelaCondesaLassunska,loshallóentregadosaesadistraccióninocente.
Encuantoentró,alverlabaraja,soltóunaestrepitosacarcajada.Sanínselevantóconprontitud,peroellaledijo:-¡Quédense,yjueguen!Nohagomásquecambiardetrajeyvuelvo.Luegodesapareció,quitándoselosguantesyandandoconunruidodeseda.En efecto, casi al moniento regresó. Su elegante vestido habíase trocado por una
ampliabatadesedadecolorde lila,conmangaperdida;ungruesocordóndenudosyretorcidoleapretabalacintura.Sentósejuntoasumaridoyaguardóaqueésteperdieselapartida,paradecirle:
-Vamos,migranboliche,bastaya. (AloirSanínestaexpresiónde«boliche», lamiróconasombro,yellaledevolviómiradapormirada,conalegresonrisaquehizoaparecertodos sus hoyuelos). -Ya basta -prosiguió; -veo que tienes ganas de dormir, bésame lamanoyvete.TenemosquehablarSanínyyo.
-Notengoganasdedormir-dijoPolozoff,levantándosecontrabajodelabutaca,-peroencuantoabesartelamanoymarcharme,nodigoqueno.
Presentóleellalapalmadelamano,sincesardesonreirseydemiraraSanín.TambiénlemiróPolozoff,ysaliósindecirlebuenasnoches.-Ahora,hable,cuénteme-dijolaseñoraPolozoffconvivacidad,poniendoalavezenla
mesaamboscodosdesnudosychocandounasconotraslasuñasconairedeimpaciencia.¿Esciertoeso?Dicenquesecasausted.
Hechaestapregunta,MaríaNicolavnainclinólacabezaunpocodeladoparaclavarenlosojosdeSanínunamiradamásfijaypenetrante.
XXXV
LadesenvolturademodalesdelaseñoraPolozoffhubieratrastornadoprobablementeaSaníndesdeelprimermomento(auncuandonoeraenteramentenovatoyhabíacorridoyaunpocodemundo),sinohubiesecreídoverenesaconfianzayenesafamiliaridadunfelizaugurioparaelbuenéxitodesusproyectos.«Halaguemos loscaprichosdeesta,millonaria.» -dijoparasí resueltamente;yconel
mismodesenfadoconqueellahabíahecholapregunta,respondió:-Sí,mecaso.-¿Conquién?¿Conunaextranjera?-Sí,señora.-¿Hacepocoquelaconoceusted?¿ViveenFrancfort?-Exacto.-¿Yquiénesella?¿Puedesaberse?-Sinduda.Eslahijadeunconfitero.LaseñoraPolozoffenarcólascejas,abriendotamañosojos,ydijoconlentitud:-¡Eso es cncantador! ¡Es admirable! ¡Yo creía que no se encontraban en la tierra
jóvenescomousted!¿Lahijadeunconfitero?-Veoqueesoleasombraausted-dijoSanínconairedigno.-Pero,enprimerlugar,yo
notengoesaspreocupaciones…-Antetodo-interrumpiólaseñoraPolozoff-esonomeasombradEnIngunamanera,y
yonotengolasmenorespreocupaciones…Yomismasoyhijadeuncampesino.¡Ah!¿Quédiceustedaesto?Loquemepasmaymehechizaesveraunhombrequenotemeamar.Porqueustedlaama¿noescierto?-Sí.-¿Esmuybonita,sinduda?Estaúltimapregunta,apuróunpocoaSanín,peroyanoeratiempoderetroceder.-Señora,yasabeustedquecadacualprefiereatodoslosdemáselrostrodeaquellaa
quienama;peromiprometidaesverdaderamentemuybella.-¿Deveras?¿Quétipotiene?¿Italiana?¿Clásica?-Sí,tieneunaperfectaregularidaddefacciones.-¿Notieneustedsuretrato?-No.Por aquella época, aun no existía la fotografía; apenas comenzaba a difundirse el
daguerreotipo.-¿Cuálessunombredepila?-Gemma.-¿Yeldeusted?-Demetrio.-¿Yademás?-Pavlovitch.-¿Sabe usted una cosa? -dijo la señora Polozoff, siempre con lamisma lentitud. -Me
gusta usted mucho, Demetrio Pavlovitch. Debe ser usted un hombre galante. Choqueustedesamano.Seamosamigos.Suslindosdedos,blancosyrobustos,apretaronconvigorlosdedosdeSanín.Sumano
noeramuchomáspequeñaqueladeljoven,peroeramástibia,mássuave,ypordecirloasí,másviva.-¿Sabeusted-dijoella,-quéidea,semeocurre?-¿Qué?-¿Noseenfadaráusted?¿No?Diceustedqueessufuturaesposa…Pero…pero…¿lees
austedesoabsolutamentenecesario?Sanínfrunciólascejas.-Señora,nolacomprendoausted.MaríaNicolavnaseechóareirquedito,yconunmovimientodecabezaechóatráslos
cabellosquelecaíansobrelasmejillas.-Decididamente es encantador -dijo con aire meditabundo y distraído a la vez.-¡Un
verdaderocaballero!Despuésdeesto,¡vayaustedacreeralasgentesquesostienenqueyanohayidealistas!La señora Polozoff hablaba en ruso con una pureza perfecta, el verdadero ruso de
Moscú,lalenguadelpuebloynoladelossalones.-Estoyseguradequesehaeducadoustedencasita,enelsenodeunafamiliapiadosay
patriarcal.¿DequéGobiernoesusted?
-DeldeTula.-¡Ah!Enese caso, somospaisanos.Mipadre…¿Sabeusted,noes cierto, loqueera
mipadre?-Sí,losé.-EranaturaldeTula…EraunTuliak.Vamosbien.-Pronuncióenteramentealestilodel
pueblo, y con intención marcada, la palabra rusa que significa «bien.» -¡Y ahorapongámonosmanosalaobra!-¡Alaobra!…¿Quédeboentenderporesafrase?LaseñoraPolozoffmediocerrólosojos,exclamando:-¿Peroquéhavenidoustedahaceraquí?Cuandoentornabaasílosojoshacíasemuyzalamerasuexpresión,conunsiesnoes
deburlona;alabrirloscuangrandeseran,subrilloluminoso,casifrío,dejabatranspirarunnoséquéperversoyamenazador.Loquedabaasusojosparticularhermosuraeranlascejas,espesas,unpocoprominentesysuavescomopieldemartacibelina.-¿Quiere usted que le compre su hacienda? -- prosiguió.-Necesita usted dinero para
casarse,¿noesverdad?-Enefecto.-¿Necesitaustedmucho?-Unos cuantos miles de pesos para los gastos primeros. Su marido conoce mis
propósitos.Podríaustedconsultarle…-Pediréunpreciomuymódico.LaseñoraPolozoffhizoconlacabezaungestonegativo.Enprimer lugar -comenzó a decir, tras una pequeña pausa, dando golpecitos con la
veniadelosdedosenlamangadeSanín-notengocostumbredeconsultaramimarido,como no sea para asuntos del tocador, en lo cual esmaestro constimado; en segundolugar, ¿por qué me dice usted que me pedirá un precio muy módico? No quieroaprovecharme de que usted se halla ahora enamorado y dispuesto a todos lossacrificios…¡Qué!Envezdealentarleen…(¿cómolodiríayobieneso?)ensusnoblessentimientos,¿ibayoadespojarlecomoselequitaauntilolacorteza,parahacerlaptis?Esonoseavieneconmishábitos.Enocasionesmeocurreburlarmedelasgentes,peronodeesamanera.Sanín no podía adivinar si se burlaba o hablaba en serio, pero decía para sí: «¡Oh,
ahoraescuandohayqueaguzareloído!»Entróuncriado,trayendoenunagranbandejaunsamovarruso,unserviciodeté,crema,bizcochos,etc.;pusotodoelloencimade lamesa,entreSanínylaseñoraPolozoff,yseretiró.LaseñoraPolozoffsirvióasuhuéspedunatazadeté.-¿Le da a usted lo mismo esto? -dijo, poniéndole el azúcar con los dedos. -Y, sin
embargo,lastenacillasdelazucareroestabanencimadelamesa.-¡Cómo!Deunamanotanhermosa…No pudo acabar la frase, y por poco se ahoga con un sorbo de té. Ella le tenía
subyugadoconsuclaroyfijomirar.-Si le hablé a usted de baratura -continuó- es porque como en estos momentos se
encuentra usted en el extranjero, no debo suponer que tenga usted mucho dinerodisponible, y además comprendo que la venta… o la compra de una finca en talescondicionestienealgodeanormal,ydebotenerestoencuenta.EmbarullábaseSanínyseatascabaensusfrases,mientrasquelaseñoraPolozoff,que
se había reclinado muellemente, en el respaldo de la butaca, le miraba cruzada demanos,conelmismoclaroyatentomirar.Concluyóélpordetenerse.-Siga,sigausted-dijolajoven,comoparaacudirensuauxilio,-leescucho,tengosumo
placerenoirle;continúeusted.Sanínsepusoadescribirsuhacienda,indicólasuperficie,lasituacióntopográfica,las
dependencias; calculó qué renta podía sacarse de ella…Hasta habló de la pintorescaposicióndelacasa,ylaseñoraPolozoffcontinuabafijandoenélsumiradacadavezmásclara y penetrante; sus labios tenían ligeros temblores, en vez de sonrisas, y se losmordía.Sanínconcluyóporsentirseturbado,yseinterrumpióporsegundavez.-Demetrio Pavlovitch -dijo la señora Polozoff; reflexionó un instante, y repitió: -
DemetrioPavlovitch,¿sabeustedunacosa?Estoyconvencidadequelacompra,desustierrasseráparamiunnegocioventajosísimoydequenosentenderemos.Peronecesitoquemeotorgueusted…unpardedíasparapensarlo.Vamos,¿escapazdeestardosdíasseparado de su novia? No le detendré más tiempo si no quiere quedarse; le doy mipalabra.Pero,sinecesitaustedhoymismodinero,leprestaríaconsumogustomilomildoscientospesos,yluegolosdescontaríamos.Sanínselevantó,exclamando:-Nosécómoagradecer,MaríaNicolavna,lacordialbenevolenciadequemedausted
pruebas, amíque le soy casi desconocido…Sinembargo, si usted se empeñaenello,prefieroaguardarsuresoluciónacercademifinca,ymequedaréaquídosdías.-Sí, lo deseo, Demetrio Pavlovitch. ¿Y le costará a ustedmucho eso? ¿Mucho? Diga
usted.-Amoani¡prometida,yconfiesoaustedquelaseparaciónseráunpocoduraparamí.-¡Ah! Es usted un hombre como no los hay -dijo la señora Polozof, exhalando un
suspiro.-Leprometonodejarlelanguidecerdemasiado.¿Sevausted?-Yaestarde-hizoobservarSanín.-Y lehace faltadescansodespuésdelviaje,despuésdeesapartidadenaipesconmi
marido.Digausted,¿teníaustedmuchaamistadconHipólitoSidorovitch,mimarido?-Noshemoseducadoenelmismocolegio.-¿Yeraya«tanasí»enelcolegio?-¿Cómo«tanasí»?La señora Polozoff soltó una carcajada tan fuerte, que todo el rostro se le puso
encendido;llevóseelpañueloaloslabios,selevantóluegodelabutaca,fuealencuentrodeSaníncontoneándoseunpoco,condejadez,comounapersonafatigada,ylealargólamano.SedespidióSaníndeella,ysedirigióalapuerta.-Trateustedmañanadevenirtempranito,¿oye?-legritóenelmomentodetransponer
losumbrales.Echó él unamirada atrás, y la vio tendida en la butaca con las dosmanos puestas
detrásdelacabeza.Lasanchasmangasdelabatasehabíancorridohastaelnacimientodeloshombros;yeraimposiblenodecirsequelaposturadeesosbrazos,ydetodoaquelconjuntoeradeunaadmirablebelleza.
XXXVI
Largo tiempo después demedia noche, aún ardía la lámpara en el cuarto de Sanín.Sentadodetrásdelamesa,estabaescribiendoaGemma.Contábaselotodo:ledescribíalos Polozoff,marido ymujer; por supuesto, pintó sus propios sentimientos, y concluyódiciendo:«Hasta lavista ¡¡¡dentrodetresdías!!!» (con iguiente llevómuytemprano lacarta al correo y se fue a pasear al jardín del Kursaal, donde estaba ya la orquestatocando. Aun había poca gente. Detúvose delante del quiosco de la orquesta, oyó unapieza con los principales temas de Roberto il Diavolo, tomó café, y luego buscó unaalamedasolitariaysepusoameditarsentadoenunbanco.
Elmangodeunasombrillalepegóconvivezayhastabastantefuerteenunhombro.Seestremeció…
Vestidaconun traje ligero,deuncolorgris tirandoaverde,conunsombrerode tulblanco,calzadaslasmanosconguantesdepieldeSuecia,frescaysonrosadacomounaaurora de estío, y presentando aún en sus movimientos y miradas los vestigios de unsueñotranquiloyreparador,estabadelantedeéllaseñoraPolozoff.
-Buenosdías-dijoésta.-Mandéhoyensubusca,peroyahabíasalidousted.Acabodebebermisegundovaso…Figúrese:meordenantomar lasaguas…¡SabeDiosporqué!¿Tengo fachadeenferma?Y tengoquepasearduranteunahoraentera.¿Quiereustedsermiacompañante?Tomaremosjuntoscafé.
-Yalohetomado-dijoSanínlevantándose-peroseríaparamíunencantodarunpaseoconusted.
-Entonces,vengaelbrazo…-Nadatemausted:noestáaquísunovia,noleverá.Sanínrespondióconunasonrisaforzada.CadavezquelaseñoraPolozofflehablabade
sufutura,sentíaunaimpresióndesagradable.Sinembargo,seinclinóconairesumiso…El brazo de María Nicolavna se posó muelle y lentamente en el suyo, resbalando yadhiriéndoseaél.
-Vamosporaquí-dijoechándosealhombrolasombrillaabierta.-Estoycomoenmicasaenesteparque;voyaenseñarlelossitiosbonitos.Y¿sabeustedunacosa?(empleabaamenudoestamuletilla…)Ahoranohablaremosdesuasunto;nosocuparemosdeél,comoessabido,despuésdeldesayuno.Ahora,háblemedesímismo…afindequesepayoconquiéntrato.Yluego,siustedquiere,lehablarédemí.¿Quiereusted?
-PeroMaríaNicolavna,¿quépuedehaberdeinteresante?…-Espere,espere,nomehacomprendidobien.Nocreaquequierohacermelacoqueta
conusted -dijo la señoraPolozoff, encogiéndosedehombros. -He aquí unhombrequetienepornovia,unaverdaderaestatuaantigua¿eibayoacoquetearconél?Nohaymássinoqueustedvendeyyocompro.Yquieroconocersumercancía.Puesbien,¡hágamelaustedver!Nosóloquierosaberloquecompro,sinotambiénaquiénselacompro.Esaera la regla de conducta de mi padre. Veamos, comience… no nos remontemos a sunacimiento; pero, por ejemplo, ¿hace mucho tiempo que se encuentra usted en elextranjero?¿Dóndehaestadoustedhastaahora?
Peronoandeustedtandeprisaquenadienoscorre.-LlegodeItalia,dondehepasadoalgunosmeses.-Por lo que veo, se pirra usted por todo lo italiano. Es muy raro que no encontrase
ustedporalláelobjetodesusansias. ¿Legustanausted lasartes?¿Quéprefipre, loscuadrosolamúsica?
-Megustaelarteengeneral.Amotodolobello.-¿Ylamúsica?-Tambiénlamúsica.-Amínomegustanipizca.Sólomegustanlascancionesrusas,yparaesoenelcampo,
y sólo en primavera, cuando se baila, ¿sabe usted ?… Los adornos de abalorios, lascamisetasrojas,lahierbatiernecitaenlapradera,elolorcillogratoahenoquesaledelasisbas…¡Esoesdelicioso!Peronosetratademí.¡Hable,pues!¡Cuéntemeusted!
Alandar, laseñoraPolozoffmirabacontenazempeñoaSanín.Erabuenamoza,ysucarallegabacasialaalturadesucaballero.
Púsoseélanarrardesdeluego,bienomalycasiapesarsuyo;abandonósedespués,yacabó por hablar largo y tendido.Oíale la señora Polozoff con aire de inteligencia… yluego,teníatalaspectodefranqueza,queforzabaaserfrancosalosdemás.Poseíaese«terribledonde la familiaridad»dequehablaelcardenaldeRetz.HablóSaníndesusviajes,desuvidaenPetersburgo,desujuventud…SiMaríaNicolavnahubiesesidounamujer de sociedad, demaneras refinadas, nunca se hubiera espontaneado él así; peroellamismasehabíapuEstoanteélcomounbuenmuchachoenemigodeceremonias.Sin
embargo,ese«buenmuchacho» iba juntoaélconandar felino,pesando levesobresubrazo,yestudiandoahurtadillaslaexpresióndesurostro;marchabajuntoaélbajolafiguradeunamujerjoven,inspirandoeseatractivoardienteydulce,lánguidoyllenodeembriaguez,queciertasnaturalezaseslavasposeen,paraperdicióndenosotros,pobrespecadores, sólo ciertas naturalezas, y aun así después de un cruce de razasconvenientes.
Prolongóse aquella conversación durante más de una hora. No se detuvieron unmomento:andabanyandabansinpararpor las interminablesalamedasdelparque,yasubiendoporlamontañayadmirandoelpaisaje,yavolviendoadescenderyocultándoseen la sombra impenetrable del valle, y siempre del brazo. Sanín hasta sentía por esoimpulsos de despecho: nunca se había paseado tan largo tiempo con Gemma, con suadoradaGemma…¡Yaquellamujerlohabíaacaparado!
-¿Noestáustedfatigada?-lapreguntómásdeunavez.-Nuncamefatigo-respondía.Cruzáronse con escasos paseantes: casi todos la saludaban, unos con respeto, otros
con obsequiosidad. A uno de ellos, un joven moreno, muy guapo mozo y muyelegantementevestido,gritóledesde lejosconelmáspuroacentoparisiense :«Conde,no hay que ir a verme¿ sabe? ni hoy ni mañana.» El Conde se quitó en silencio elsombreroehizounaprofundareverencia.
-¿Quién es? -interrogó Sanín, dejándose llevar de esamala costumbre de curiosidadpreguntona,propiadetodoslosrusos.
-¿Ese?¡Unfranchutito!…Haymuchosmariposeandoporaquí…Tambiénélmecorteja.Pero llegó la horade tomar el café.Volvamos a casa: parécemeque yahabido tiempoparaqueleentreaustedapetito.Alahoraquees,mihombredebedehaberabiertosusventanas.
-¡Mihombre!¡Susventanas! -repitióSanínparasusadentros -¡Ydecirquehablacontantaeleganciaelfrancés!¡Quépicaramujer!
TeníarazónlaseñoraPolozoff.CuandoellaySanín llegaronalhotel,«suhombre,»odicho de otro modo, «su boliche,» estaba ya sentado ante una mesa servida, con suinmutablefezdecolordegrosella,enla,cabeza.
-¡Yanoteesperaba!-exclamógesticulandoconcaradepocosamigos.-Habíaresueltotomarelcafésinti.
-Eso no le hace, nada importa -dijo ella alegremente. -¿Te has enfurruñado? Eso esmagníficoparatusalud.Sinesocorreríaspeligrodequesetejuntasenlasmantecasporcompleto. Ya ves, te traigo un huésped. ¡Llama a escape! ¡Vamos, tomemos café, delmejor,entazasdeporcelanadeSajonia,ysobreunmantelcomoelcampodelanieve!
Quitóseelsombreroylosguantesygolpeóunamanocontralaotra.Polozofflamirabaconelrabillodelojo.
-¿Quédemoniostienes,MaríaNicolavna,quetantoterebulleshoy?-dijoamediavoz.-Esonoteimporta,HipólitoSidorovitch.¡Llama!Siéntese,DemetrioPavlovitch,ytome
lasegundatazadecafé.¡Ah,quédivertidoesmandar!¡Noconozcomayorplacerenelmundo!
-Cuandoteobedecen-rezongóelmarido.-¡Exacto;cuandomeobedecen!Esoesprecisamenteloquemehacegracia.Sobretodo
contigo¿noesasí,«boliche»? ¡Ah,aquíestáelcafé!Habíaunanunciode teatroen laenormebandejaquetraíaelcriado.AlmomentoseapoderódeéllaseñoraPolozoff.
-¡Undrama!-dijoconenfado.-¡Undramaalemán!Enúltimotérmino,siempreesmenosmaloqueunacomediaalemana.Hazquemetomenunpalco,unaplatea,no…elpalcodelosextranjeros,laFremden-Loge-dijoalcriado.
-Pero,¿ysilaFremden-Logeestáyaapartada,porSuExcelenciaelseñorgobernadordelaciudad?SeineExcellenzderHerrStadt-Director-indicóelcriado.
-DaledospesosaSuExcelencia;peronecesitoelpalco,¿oyes?Elcriadobajólacabezaconairesumiso.-Demetrio Pavlovitch, vendrá usted conmigo al teatro. Los actores alemanes son
detestables,perovendráusted…¿Si?¡Quéamable!Ytú,«boliche,»¿novendrás?-Como gustes -respondió Polozoff hablando adentro de la taza, que se había
aproximadoalaboca.-¿Sabes una cosa? No vengas. No haces más que dormir en el teatro, y lueGo no
entiendes gran cosa el alemán. He aquí, más bien, lo que deberás hacer: escribe anuestroadministrador¿sabes?apropósitodenuestromolino,apropósitodelamolienda,de los aldeanos.Díle que ¡no quiero, no quiero y no quiero! Ya tienes ocupación paratodalavelada…
-Bueno,bueno-respondióPolozoff.
-Vamos, perfectamente, eres buen chico. Y ahora, señores, puesto que ya hemoshabladodel administrador, ocupémonos denuestro grannegocio.Demetrio Pavlovitch,en cuanto elmozo haya llevado el servicio, nos dirá usted todo lo que concierne a suhacienda, en qué consiste, qué precio pide usted por ella, cuánto quiere usted comoarras, en una palabra, todo, todo. (¡Al cabo! -pensó Sanín, -¡gracias á Dios!)Yame hadichousted cuatropalabras, lo recuerdo;medescribió admirablemente el jardín, pero«boliche»noestabaconnosotros…Queescuche:siemprediráalgunacosa.Meesmuygrato pensar que puedo facilitar su boda… Le había prometido ocuparme de usteddespuésdeldesayuno,ycumplosiempremispromesas.¿Noesasí,HipólitoSidorovitch?
Polozoffserestrególacaraconlapalmadelamano,ydijo:-Laverdad,verdadesquenuncaengañasanadie.-¡Nunca!Y jamásengañaréanadie.Vamos,DemetrioPavlovitch, expongasuasunto,
comodecimosnosotrosenelSenado.Sanín se puso a exponer su asunto, es decir, a describir de nuevo su finca; pero
entoncesyanohablódelabellezadelpaisaje,yselimitóahablarde«hechosycifras,»invocandodetiempoentiempoeltestimoniodePolozoffparaconfirmarsusdichos.PeroPolozoff no respondía sino con gruñidos y cabezadas. ¿Aprobaba o desaprobaba? Elmismodemonionadahubierapuestoenclaro.Porlodemás,laseñoraPolozoffsepasaba,muy bien sin la ayuda de su marido. ¡Dio pruebas de tales aptitudes comerciales yadministrativas,quehabíaparaquedarseenbabia!Conocíaaldedillotodoslossecretosdelmanejodeundominio,seinformabacuidadosamentedetodo,entrabaentodossusdetalles,cadaunadesuspreguntasibaderechaalfinyponíapuntosalasíes.Sanínnoesperabasemejanteexamen,ynosehabíapreparadoparaél.Yeseexamenduróhoraymedia.Sanínexperimentótodaslasemocionesdeunacusadoenelbanquillodelosreos,anteunjuezseveroyperspicaz.«¡Peroestoesuninterrogatorio!»decíaseconangustia.-Alpreguntarle,sereía laseñoraPolozoffcomoparadecirqueaquelloeraunabroma;masnopor eso estaba a gustoSanín, y le goteaba el sudorde la frente cuando en elcurso de aquel interrogatorio se veía obligado a dejar ver que comprendía con hartavaguedadlostérminostécnicosrusosquesignifican«hijuela»o«tierradelabor.»-¡Muybien!-dijoporfinlaseñoraPolozoff.-Ahoraconozcosuposesión…lomismoqueusted.¿Cuánto pide usted por alma? (Por aquella, época, como se sabe, el valor de unapropiedadrústicasefundabaenelnúmerodecolonossiervosquecontenía.)-Pues…meparece…quenosepuedepedirmenosdedosmilpesos-dijoSanínconesfuerzo.
(¡Oh, Pantaleone, Pantaleone! ¿Dónde estabas? Entonces hubiera sido el verdaderomomentooportunodequeexclamases:¡Barbari!)
MaríaNicolavnaalzólosojosalcieloparareflexionar,ydijoporfin:-Afemía,nomepareceexageradoelprecio.Peromehetomadodosdíasdeplazoy
tendráqueesperarustedhastamañana.Creoquenosentenderemos,yentoncesmediráustedcuántoquieredearras.Yahorabastacosi-dijoconviveza,alverqueSanínibaahablar.-Bastadeocuparsedelvilmetal.¡Paramañanalosnegocíos!¿Sabeusted?Ahoralepermitoirsehasta…(mirólahora,enunrelojitoesmaltadoquellevabaenlacintura)…hastalastres.Hayquedarleaustedtiempoderespirar.Váyasealaruleta.
-Nojuegoaningúnjuegodeazar-dijoSanín.-¡Imposible!Perodecididamente esusted la perfección enpersona.Por supuesto, yo
tampocojuego.Encuentroabsurdoesodeiraperdereldineroacienciacierta.Perovayaustedalasaladejuegoymirelascaras.Lashayderechupete.Veráunaviejapatilludaybigotuda,magnífica.Va tambiénunpríncipe, paisanonuestro, que tampocoesmalejo;tieneunatestamajestuosaynarizaguileña,ycuandoponeeneltapeteunpeso,sehaceaescondidas la señalde lacruzdebajodelchaleco.Leausted losperiódicos,paséese,hagaloquequiera,enunapalabra…Yalastres,leespero…apiefirme.Tendremosquecomermástemprano.Entreestospícarosdealemanes,losteatrosseabrenalasseisymedia.-Tendióleambasmanos,diciéndole:-sinrencor,¿noesasí?
-¡Oh,MaríaNicolavna!¿Porquélahedequerermal?-Porquelehemartirizado.Aguarde,queotrascosashadevermuydiferentes.¡Hastala
vista! -añadió entornando los ojos; y todos sus hoyuelos aparecieron a la vez en susmejillas,quesepusieroncomolagrana.
InclinóseSanínysalió.Alegrecarcajadaresonódetrásdeél,yheaquílaescena,quevio reflejarse en un espejo por delante del cual pasaba a la sazón: la señora Polozoffhabíametidoelfezdecolordegrosellahastalasnaricesasumarido,quienseresistíadandomanotazosalairedébilmenteconambasmanos.
XXXVII
¡Oh,quéhondosuspirodealegríaexhalóSanínalencontrarseensucuarto!Sí,MaríaNicolavnahabíadicho la verdad: necesitaba respirar, descansarde todos estosnuevosconocimientos, encuentros y conversaciones, de ese extraño vapor que se le subía alcerebro y al corazón de aquella media intimidad con una mujer que no eraabsolutamentenadaparaél.¿Yenquémomentosucedíaeso?¡CasialsiguientedíaenqueGemmaleconfesarasuamor,enquesehabíahechosuprometido!Pero¡esoeraunsacrilegio! En el fondo de su alma pidió mil veces perdón a su casta y pura paloma,aunquenopudoformularningunaacusaciónprecisacontrasímismo;milvecesbesólacrucecitaqueellalehabíadado.Sinohubiesetenidolaesperanzadeterminarprontoybien el asunto que le trajo a Wiesbaden, hubiera huído a todo correr hacia su dulceFrancfort,haciaaquellaqueridacasaqueerayalasuya,haciasuGemma,paraarrojarsea sus pies adorados… Pero ¿qué hacer? Era preciso apurar el cáliz hasta las heces,vestirse, ir a comer y desde allí al teatro… ¡Con tal de que al siguiente día pudieraquedarselibretemprano!Otra cosa le tenía trastornado ydemal temple.Pensaba conamor, con ternura, con
transportesdegratitud,ensuqueridaGemma,ensuexistenciacuandoviviesen juntoslos dos, en la felicidad que le aguardaba en lo venidero, y entretanto aquella extrañamujer,aquellaseñoraPolozoffseerguía,sindescanso…¡quédigoseerguía!selemetíaincesantementepor losojos (así seexpresabaSanínen sudespacho,en sucólera,)nopodíadesprendersedesuimagen,nidejardeoirsuvozysusdiscursos,niaunorearsedelaimpresióndelperfumequeexhalabansusvestidos,perfumeparticularísimo,fresco,sutil y penetrante comoel aromade los lirios.Es evidente que esamujer se proponíaengatusarleyburlarsedeél…Pero¿conquéfin?¿Quéquería?¿Eraunsimplecaprichode niñamimada, demujer rica… y acaso pervertida? ¿Y qué clase de hombre era esemarido?¿Enquérelacionesestabaconsumujer?¿Yaasuntodequéseleponíanenlacabezatalesproblemasaél,aSanín,quenoteníaningunarazónpara importárseleunbledodePolozoffnidesumujer?¿Yporquénopodíaconseguirdesecharesa imagenimportuna, ni aun en los momentos en que dirigía todas las aspiraciones de su almahaciaotraimagenluminosa,ypuracomolaclaridaddeldía?Aquellosojosatrevidos,deiris acerado, aquellos hoyuelos en las mejillas, aquellas trenzas serpenteadoras, todoaquello, ¿se había realmente agarrado tanto a él, que no tuviese ya fuerzas parasacudirlo,paraarrojarlolejosdesí?-¡Necedades! -se dijo. -Todo eso desaparecerá sin dejar vestigios…pero ¿medejará
partirmañana?Mientras sehacía todas estaspreguntas, acercábase lahora, de las tres.Sepuso el
frac,ydespuésdeunpaseoporelparque,dirigiósealashabitacionesdelosPolozoff.Encontró en su salón un secretario dE embajada alemán, alto como un espárrago,
rubio, con perfil acaballado y con rayita en el testuz (eso era una novedad por aqueltiempo).Y…¡Ohsorpresa!…seencontróconsuDönhhof,eloficialconquiensehabíabatido pocos días antes. Lo que menos esperaba era encontrarlo en aquel salón; sinembargo,reprimiendounainvoluntariaturbación,cruzóconélunsaludo.-¿Seconocíanustedes?-preguntólaseñoraPolozoff,aquiennoselehabíapasadopor
altoeldesasosiegodeSanín.-Sí, ya he tenido el honor! -dijo Dönhof. E inclinándose ligeramente hacia, María
Nicolavna,añadióamediavozconunasonrisa:-Esélmismo…elcompatriota…elrusodequehehablado.-¡Imposible!-dijoellaenelmismotono,amenazándoleconeldedo.Y en seguida se creyó en el caso de despedirlo, así como al secretario larguirucho,
quien,segúntodas lasapariencias,estabaenamoradodeellahastamorir,porquecadavezque lamirabaabríaunabocadepalmo.Dönhofseretiróenelacto,con laamablesumisióndeunamigodelacasaquecomprendeconmediapalabraloquedeélseexige.Encuantoal secretario, teníaganasde remolonear.PeroMaríaNicolavna lodespachósinlamenorceremoniadelmundo.-Váyase usted con su soberana -le dijo. (Por aquel entonces hallábase enWiesbaden
ciertaprincipessadiMonaco que parecía enteramente una ramera de ínfimo orden.) -¿Quétieneustedquehacerencasadeunaplebeyacomoyo?-Permítameusted,señora-replicóelmalaventuradosecretario;-todaslasprincesasdel
mundo…PerolaseñoraPolozoffnotuvopiedad.Marchóseelsecretarioconsurayacogoteray
todo.
María Nicolavna iba puesta aquel día como más la «favorecía,» según modismo denuestras abuelas. Llevaba un traje de tafetán de color de rosa, con mangas à laFontange, y un gran brillante en cada oreja.No relumbrabanmenos sus ojos que susdiamantes;parecíaestardebuenhumoryenundíafeliz.HizoaSanínsentarsejuntoaella,ysepusoahablarledeParís,adondeibaamarchar
alospocosdías;delosalemanes,quelacargaban,y(segúnsudicho)sonnecioscuandoquierenparecer listos,y tienen ingenioacontratiempocuandoquierenserbestias.Depronto,lepreguntóaquemaropa:-¿Es cierto que hace, poco se batió usted por una dama, con ese oficial que ahora
mismoestabaaquí?-¿Cómolosabeusted?-preguntóSanínestupefacto.-No hay cosa que yo no sepa,Demetrio Pavlovitch. Pero también sé que tenía usted
razón una ymil veces, y que se condujo como un cumplido caballero. Dígame, ¿es sunoviaaquelladama?Sanínfruncióligeramenteelentrecejo.-Nodigonada,yanodigonadamás-apresuróseaañadiralaseñoraPolozoff.-Esoledisgustaausted;perdóneme,¡nolovolveréahacermás!¡Noseenfade!EnesemomentosalióPolozoffdelaestanciainmediata,conunperiódicoenlamano.-¿Quéteocurre?¿Estápuestalamesa?-En seguida van a servir la comida. Peromira lo que acabo de leer enLaAbeja del
Norte…ElPríncipeGrobomoyhamuerto.LaseñoraPolozofflevantólacabeza.-¡Dios le tenga en la gloria! Todos los años -prosiguió, dirigiéndose a Sanín, -en el
aniversario demi nacimiento, por febrero, llenaba de camelias todas las habitaciones.Peroesonobastaríaparahacermepasarel inviernoenPetersburgo.¿Quéedadtenía?¿Sesenta,cumplidos?-preguntóasumarido.-¡Sí! Describen su entierro en el periódico. Toda la corte estuvo en él. Ymira unos
versosqueconestemotivohahechoelPríncipeKovrichkin.-¡Ah!Muybien.-¿Quieresqueteloslea?ElPríncipelellamahombredebuenconsejo.-Nomeconformo.¡Hombredebuenconsejo!ErasencillamenteelhombredeTatiana
Jurievna. (LaseñoraPolozoffhacíaunequívococon lapalabrarusa,quesignifica,a lavez hombre y marido.) Vamos a comer. Los vivos deben pensar en vivir. DemetrioPavlovitch,subrazo.La comida fue espléndida, como la víspera, y animadísima. La señora Polozoff sabía
narrarmuybien;rarodonenlasmujeres,sobretodoenlasmujeresrusas.Noseparabaenbarrasparaexpresarsupensamiento;sobretodoasuscomPatriotasnolesdejóhuesosano.MásdeunafraseatrevidayoportunaprovocólarisadeSanín.Loquedetestabamásquenadaeralahipocresía,lasfrasespretenciosasylamentira,…¡Ylaencontraba,encasitodaspartes!Hallóenlosrecuerdosdesuinfanciaanécdotasbastanteextrañasacerca de su parentela. Hacía gala, y tenía vanidad del humilde medio donde habíacomenzadosuvida,diciendo:-Yoheusadozuecosdecorteza( laptis),comoNataliaKirilovnaNarychkin,lamadrede
PedroelGrande.Sanín pudo convencerse de que había, pasado ya por muchas más pruebas que la
mayoríadelasmujeresdesuedad.Polozoffcomíaconreflexión,bebíaconatencióny,selimitabaafijardevezencuando
enSanínyensumujerunamiradadesuspupilasblanquecinas,enaparienciaciegasyenrealidadmuypenetrantes.-¡Quégalanteeres!-exclamólaseñoraPolozoff,dirigiéndoseaél.-¡Québienhashecho
todosmisencargosenFrancfort!Enrecompensa,tehubierabesadoenlafrente;peronotendrásempeñoenello,¿eh?-Notengoempeñoenello-respondióPolozoff,cortandoconcuchillodeplataunapiña
deAmérica.MaríaNicolavnalemiró,tocandoeltamborenlamesaconlaspuntasdelosdedos.-¿Entonces,subsistenuestraapuesta?-dijoconairesignificativo.-Subsiste.-Perfectamente.Túperderás.Polozoffsacóhaciaadelantelaquijada,ydijo:-¡Hum!Porestavez,MaríaNicolavna,pormásqueechesmanodetodostusrecursos,
semefiguraqueperderás.-¿Apropósitodequéesesaapuesta?¿Sepuedesaber?-preguntóSanín.-No…¡todavíano!-respondiólaseñoraPolozoff,soltandoeltrapoareir.
Dieronlassiete.Elcriadoanuncióqueelcocheestabaalapuerta.Polozoffdioalgunospasosparaacompañarasumujer,yvolvióseinmediatamenteasubutaca.-¡Mucho ojo, no te olvides de la carta al administrador! -le dijo a gritos la señora
Polozoffdesdelaantesala.-Escribiré.Vetetranquila.Yosoyunhombredeorden.
XXXVIII
En1840elteatrodeWiesbadeneraderuínaspecto;ylacompañía,ensupomposaymísera vulgaridad, en su rutina trivialmente concienzuda, no excedía el grueso de unpelodelnivelnormaldetodoslosteatrosalemanesdehoy,niveldequeenestosúltimostiemposdabaexactamedidalacompañíadeKarlsruhe,bajola«ilustredireccióndeHerrDevrient.»Detrásdelpalco tomadopor«sualteza la señoravonPolozoff» (¡SabeDioscómo se las arreglaría el criado para conseguirlo, pues claro es que no iría arevendérselo el Stadt-Director!), detrás de ese palco había una piececita, rodeada dedivanes. Antes de entrar allí, la señora de Polozoff rogó a Sanín que levantase laspantallasqueseparabanelpalcodelteatro.-Noquieroquemevean-dijo;-delocontrario,todosvanavenir.Lehizo colocarse juntoaella, vueltosdeespaldasal teatro,demaneraqueelpalco
pareciesevacío.LaorquestatocólaoverturadeLeNocediFigaro.Alzóseeltelónycomenzólaobra.Eraunadeesasinnumerableslucubracionesdramáticasenqueautoreseruditospero
sintalentodesenvolvían,consumotrabajoeigualinhabilidad,conunlenguajecastigadoysinvida,algunaideaprofundao«deinteréspalpitante,»ydondealpresentarloquellamabanunconflictotrágico,producíanunaburrimiento…quetentadoestoydellamarasiático,porquehayuncóleradeestenombre.Laseñora,Polozoffescuchóconpaciencialamitaddelacto;perocuando,habiendosabidoelprimergalánlatraicióndesuamadaibavestidoconunredingotdecolordecanela,demangasanchasycuellodeastracán,chalecoa rayas conbotonesdenácar, calzón verde conpolainade cuero charolado (yguantes de gamuza), cuando el primer galán, poniéndose ambasmanos en el pecho ysacandoloscodosenángulorecto,sepusoaaullarexactamentelomismoqueunperro,yanopudoaguantarlaseñoraPolozoff.-Elúltimoactorfrancésdelúltimoteatrillodeprovinciasrepresentamejoryconmás
naturalidadquelaprimeradelascelebridadesalemanas-exclamóindignadayseretiróal antepalco, y dando conTo a ellaEn el diván, dijo aSanín: -Vengausted a sentarseaquí;charlemosunpoco.ObedecióSanín,ylaseñoraPolozoffselequedómirando:-Esusteddócil,por loqueveo;sumujerharábuenasmigasconusted.Ese furioso -
continuóseñalandoconelabanicoelactorqueseguíaensusaullidos(representabaunpapeldepreceptor)--esefuriosomerecuerdamijuventud.Yotambiénestuveenamoradadeunpreceptor.Eramiprimera,no,misegundapasión.LaprimerafueporunhermanolegodelmonasteriodeDonskoy.Teníayodiezañosysóloleveíalosdomingos.Llevabapuesta una sotanilla de terciopelo, perfumábase con agua de alhucema, y cuandocruzabaporentreelgentío,incensarioenmano,decíaenfrancésalasseñoras:«Pardon,exkisez.»Nuncalevantabalavista,yteníaunaspestañas,mireusted,¡asídelargas!(Laseñora Polozoff midió con la uña del pulgar la mitad del dedo meñique de la mismamano).MipreceptorsellamabaMonsieurGaston.Debodeciraustedqueeraunhombreterriblementesabioymuysevero,unsuizo.¡Yquéenérgicacabeza,patillasnegrascomoelébano,perfilgriegoylabiosqueparecíandehierrocincelado!¡Leteníaunmiedo!Esel único hombre de quien he tenidomiedo enmi vida. Era preceptor demi hermano,quien murió después… ¡ahogado! Una gitana me predijo también que moriría yo demuerte violenta; pero esas son necedades. No creo en esas cosas. Figúrese usted aHipólitoSidorovich¡conunpuñalenlamano!…-Sepuedemorirdeotromodoquedeunapuñalada-objetóSanín.-Esas son tonteras. ¿Esusted supersticioso?Yo, ni pizca.Y luego,no se evita loque
tiene que suceder. Monsieur Gaston vivía en nuestra casa, encima de mi cuarto.Acontecíaleavecesdespertarmedenocheyoirsuspasos-seacostabamuytarde,-ymicorazón sentía un deliquio de veneración… o de otro sentimiento muy diferente. Mipadreapenassabíaleeryescribir,peronoshizodarunabuenaeducación.¿Sabeustedquecomprendoellatín?-¡Usted!¿Ellatín?-Sí… yo. Me lo enseñóMonsieur Gaston: he leído con él toda la Eneida. Es muy
aburrida,perotienealgunospasajesbonitos.¿Recuerda,ustedcuandoDidoyEneas,enelbosque?…-Sí,si,lorecuerdo-dijoaescapeSanín.Hacíamucho tiempoque teníaolvidada«la lenguadelLacio» ynunca se familiarizó
conlaEneida.MirólelaseñoraPolozoff,segúnsucostumbre,unpocodeladoydearribaabajo.
-Sinembargo,novayaustedacreerquesoyunasabihonda.-Diosmío,esono!Nosoymarisabidillaynoposeoningúntalento.Apenasséescribir,¡deveras!Noserecitarenvoz alta ni tocar el piano, ni dibujar, ni coser, ¡nada! Ahora, yame conoce usted, ¡seacabó!-dijoseparandolosbrazos.-Locuentoaustedtodoesto,enprimertérminopornooiraesosgaznápiros-dijo,señalandoelescenariodondeelactorhabíacedidoelpuestoaunaactrizqueaullaba lomismoqueél, tambiéncon los codosadelante; -ydespués,porque estaba en deuda con usted; -¡ayer mañana no me habló usted más que de sípropio!-Tuvoustedabieninterrogarme-objetóSanín.MaríaNicolavnasevolvióbruscamentehaciaél.-¿Yustednotienedeseodesaberquéclasedemujersoy?Porsupuesto,nomeextraña
-añadió dejándose otra vez caer en los almohadones del diván. -Un hombre que va acasarse, y además por amor, y después de un desafío, ¡cómo ha de tener tiempo depensarenotracosa!Conairepensativo, laseñoraPolozoffsepusoamorderelmangodelabanicoconsusdientesalgograndes,peroigualesyblancoscomolaleche.YSanínaunsentíasubírselealacabezaaquelvaporqueleparecíaenvolverledesdelavíspera.LaconversaciónentrelaseñoraPolozoffyéleraamediavoz,casicuchicheando,yesoleturbabayagitabaaúnmás…¿Cuándoconcluiríatodoaquello?Loscaracteresdébilesnuncadeterminannadaporsisolos;siempreesperanquevenga
porsímismoelfinal.Eneseinstante,alguienestornudóenelescenario;elautorhabíaacotadoensuobra
ese estornudo, amanerade «elemento omomento cómico.»Claro está que ese era elúnico «elemento» cómico de la pieza; y echáronse a reir los espectadores a quienescontentabaese«momento.»EsarisaencolerizóaSanín.Enciertosratosnosabíadeunmodopositivosiestabaalegreofurioso,siseaburríao
serecreaba.¡Ah,siGemmalehubiesevisto!-¡Verdaderamente,esmuyextraño!-dijodeprontoMaríaNicolavna.-Unhombredice
lo más tranquilo del mundo: «Tengo la intención de casarme.» Y nadie dice contranquilidad: «Tengo la intención de tirarme al agua.» Y sin embargo, ¿qué diferenciahay?Estoesextraño¡deveras!Sanínhizounmovimientodeimpaciencia.-¡Haygrandiferencia,señora!Haygentesquedeningúnmodotementirarsealagua:
los que saben nadar. En cuanto a la extrañeza de ciertos matrimonios … puesto quehemosllegadoahablardeeso…Detúvoseysemordiólalengua.LaseñoraPolozoffledioenlapalmadelamanoungolpecitoconelabanico.-Siga usted, Dmitri Paylovitch, siga. Sé la que me va a decir: «Puesto que hemos
llegadoahablardeeso,tengalabondad,señora,dedecirmesipuedeimaginarsenadamásestrafalarioquesucasamiento,puestoqueconozcoasumaridodesdelainfancia.»Esoesloquemeibaadecirusted,quesabenadar.-Dispénseme…-¡Qué! ¿No es así, no es así? -repitió con insistencia. -Vamos, míreme de frente y
dígamesimeequivoco.Sanínyanosupodóndeesconderlosojos,yalcabodijo:-Pues bien… ¡sí!… es verdad, puesto que me exige usted que sea completamente
franco.María,Nicolavnameneólacabeza.-Sí… sí… ¿Y no se pregunta usted, que sabe nadar tan bien, cuál ha podido ser el
motivodeunaaccióntan…estrambótica,porpartedeunamujerquenoesnipobre,nitonta…nifea?Esotalvezaustednoleinterese.Noimporta:lediréelmotivo;noahora,sino dentro de poco, cuando se acabe el entreacto. Siempre estoy con miedo de queentrealguno.En efecto, no bien hubo dicho esta frase la señora Polozoff, entreabrióse la puerta
exteriordelpalcoyvieronpenetrarenélunacararubicundayreluciente,jovenaúnperodesdentadaya,denarizcolgante,melenaslargasylacias;orejasenormescomolasdeunmurciélago,yunosojillosmiopesycuriosostrasdelaslentesdesusanteojosdeoro.Diounvistazoenredondoalpalco,vioalaseñoraPolozoff,tomóunaexpresiónobsequiosayseinclinó.Alargóseenseguidaunpescuezosurcadoporgruesasvenassalientes…La señora Polozoff agitó con rapidez el pañuelo, como para ahuyentar un insecto
importuno.-¡Noestoyaquí!(IchbinnichtzuHause…Kch!Kch!)Lacarátulasesonrióconairede
asombroydecontrariedad,diciendoconvozhiposa,aimitacióndeLiszt,alospiesdelcualsehabíaarrastrado:-¡Muybien,muybien!(Sehrgut!Sehrgut!')-Y desapareció.-¿Quiénesesepersonaje?-preguntóSanín.-¿Eso?…Es el crítico deWiesbaden:Litterato lacayo, comousted guste. Por ahora,
estáasueldodelempresario,y,porconsiguiente,tienelaobligacióndeelogiarlotodoyextasiarse,conmotivodetodo;peroenelfondo,esunamasijodehorriblebilis,quenisiquieraseatreveaderramarla.Noestoytranquila.Horriblementechismoso,vaairportodaspartescontandoqueestoyenelteatro.¡Bah!¡Tantopeor!Laorquesta tocóunvals; levantóseel telón…Enelescenariovolvieronaempezara
másymejorlascontorsionesylosaullidos.-Vamos-dijo laseñoraPolozoff,yéndosedenuevoarecostaren loscojinesdeldiván;
puestoqueletengocogidoyseveobligadoahacermecompañía,envezdedisfrutardela sociedadde sunovia…nogireustedasí losojos,ni seencolerice… lecomprendoausted,yyalehaprometidodevolverlesulibertadplenayabsoluta,peroahoraescuchemiconfesión.¿Quieraustedsaberloqueamoporencimadetodaslascosas?-¡Lalibertad!AloirestarespuestalaseñoradePolozoffpusosumanosobrelamanodeSanín,ydijo
conparticularacento,yunavozgraveimpregnadadeevidentefranqueza:-Sí,DemetrioPavlovitch;lalibertad,antetodoysobretodo.Ynosefigurequehagode
eLlOgala,nohayporquéalardear;sóloqueasíesparamí,yasíseráhastaeldíademimuerte.Enmiinfanciavimuydecercalaservidumbreyhesufridoendemasíaporesacausa.Mipreceptor,MonsieurGaston, fuequienmeabrió losojos.Tal vezcomprendausted ahora, por qué me he casado con Hipólito Sidorovitch: con él soy libre,¡completamentelibre,comoelaire,comoelviento!…Yyosabíaestoantesdecasarme:sabíaqueconélibaaserlibrecomouncosaconuncaavasallado.La señora Polozoff guardó silencio un instante, y dejó a un lado el abanico, luego
prosiguióasí:-Otracosa lediré:nodetestoelmeditar…esdivertido,yademásparaesosenosha
dadoelentendimineto.Peroencuantoareflexionarlasconsecuenciasdemisacciones,jamás lohago,ynome importaunbledodemimisma,ynomequejo…¿paraquemeserviría?Tengounproverbioparamiuso: «Estono tiene consecuencias.»No se cómotraducirloalruso.Yenverdad,¿quéesloquetieneconsecuencias?Aquí,enlatierra,nome pedirán cuenta de mis acciones, y allá arriba, que se las arreglen como quiran.¡Cuandomejuzguen,yanoexistiréyo!¿Meescuchausted?¿Noleaburreesto?Sanínescuchabainclinado;levantólacabeza.-Esto nome aburre de ningúnmodo,MaríaNicolavna, y la escucho con curiosidad.
Soloque…loconfieso…mepreguntoporquémediceustedtodoesto.LaseñoraPolozoffseaproximóaélimperceptiblemente.-Sepreguntausted…¿Esustedtardodecomprensión…otanmodesto?Sanínlevantómáslacabeza.-Ledigo todoesto -continuóMaríaNicolavnaconuntodo tranquilonadaenarmonía
con la expresiónde su cara, -porquemegustaustedmucho.Sí, no se asombre, no esbroma; porque después de haberle encontrado, desagradaríame pensar que ustedconservase demí una impresión favorable…ni aun desfavorable, esome sería igual…sinofalsa.Poresolehetraídoaquí,poresoestoyasolasconustedylehablocontantafranqueza…Sí,sí,confranqueza.Yonomiento.Yfíjeseustedbien,DemetrioPavlovitch:séquesehallaustedenamoradodeotrayquevaacasarseconella…Así,¡hagaustedjusticiaamidesinterés!Ymire:estaesunabuenaocasióndequemedigaustedasuvez: «¡Esto no tiene consecuencias!» Echóse a reir, pero se detuvo de pronto ypermanecióinmóvil,comoensimismadaensuspropiaspalabras:susojos,porlocomúntan alegres y atrevidos, adquirieron por un instante una expresión como de timidez yhastadetristeza.-¡Serpiente! ¡Ah, qué serpiente! -dijo Sanín para sus adentros. -Pero ¡qué bonita
serpiente!-Démeustedmisgemelos-dijodeprontolaseñoraPolozoff.-Tengoganasdeversiesa
damajovenesenrealidadtanfea.Deveras,parecequeelGobiernolahaelegidoconunpropósitomoral,conelfindemoderarelardimientodelajuventud.Sanín le dio los gemelos. Al cogerlos ella, envolvió con ambasmanos los dedos del
joven,conunapresiónfugazycasiinsensible.-Notengaustedesacaratanmustia-murmurósonriéndose.-Atienda:nosemepueden
poner cadenas, pero tampoco quiero encadenar a los demás. Me gusta la libertad yrechazo las ligaduras, pero no para mí sola. Y ahora, apártese un poco y oigamos la
comedia.LaseñoraPolozoffasestólosgemelosalescenarioySanínhizolomismo,sentándose
juntoaellaen lapenumbradelpalco,aspirando involuntariamenteel tibioperfumedeaquelcuerpoencantador,yrevolviendoenlacabeza,tambiéndeunmodoinvoluntario,todoloqueaquellamujerlehabíadichoeneltranscursodelavelada,sobretodoenlosúltimosminutos.
XXXIX
La representación duró aún más de una hora, pero Sanín y la señora Polozoff notardaron en separar la vista del escenario. Reanudóse entre ellos la conversación,siempre sobre el mismo asunto; pero aquella vez Sanín estuvo menos silencioso.Interiormente se sentía molesto contra sí mismo y contra la señora Polozoff,esforzándoseenprobarle lapocasolidezdesu«teoría»: ¡comosiaella se ledieseunardite de teorías! Se puso a discutir con ella, cosa que la regocijó en sus adentros:cuando se discute, se hacen concesiones o se van a hacer. Ya no se alejaba del cebo,amansábase,oporlomenosnoeratanindómito.Hacíaleobjecionesella,sereía,cedía,sequedabameditabunda,atacabadenuevo…y,entretanto,acercábansepoquitoapocosuscarasunaaotra,ySanínyanovolvía,losojosaotroladocuandoellalemiraba.LosojosdelaseñoraPolozoffparecíanvagarconlentitudportodaslasfaccionesdeSanín,yéste,encambio,ladirigíaunasonrisa…galante,escierto,peroalapostreunasonrisa.Habíaleyainducidoellaalanzarseatemasabstractos,arazonaracercadelasinceridaden las relaciones, respecto a los deberes sagrados del amor y delmatrimonio…Estostemasabstractossonunacosaexcelenteenloscomienzos…comopuntodepartida…LosmuyconocedoresdelaseñoraPolozoffasegurabanquecuandosufirmeypotente
naturaleza parecía de pronto teñirse con una especie de reservada ternura y casi depudor virginal (no se sabía de dónde lo sacaba), entonces, ¡oh, entonces, el asuntotomabaungiropeligroso!Evidentemente, aquella noche se encontraba, en ese caso con Sanín… ¡Cómo se
hubieradespreciadoéstesihubiesepodidomirarsepordentroasímismo!Peronoteníatiempodemirarsepordentro,nidemenospreciarse.Ella, por su parte, no perdía un segundo. ¡y todo únicamente porque Sanín era
guapísimo mozo! ¡Algunas veces no se puede menos de decir «¡De qué depende laperdiciónolasalvación!»Terminadalaobra,laseñoraPolozoffrogóaSanínquelapusieseelchal,ypermaneció
inmóvil mientras envolvía él con el suave tejido aquellos hombros verdaderamenteregios. Luego se cogió del brazo de Sanín, salió al corredor, y en poco estuvo que nodieseungrito:enlamismapuertadelpalcosurgióDönhofcomounfantasma,ydetráslaruín persona del crítico wiesbalenés. La oleosa cara del Litterat irradiaba malignasatisfacción.-¿Quiereusted,señora,quehagaacercarsucoche?-dijoeloficialitoconuntemblorde
iramalreprimidaenlavoz.-No,gracias;milacayoseocuparádeeso-contestóenvozalta;yañadióquedo,convoz
imperiosa:-¡Déjeme!Ysealejóconpresteza,arrastrandoconsigoaSanín.-¡Váyaseustedaldiablo!¿Porquémeloencuentroaustedhastaenlasopa?-vociferó
deprontoDönhof encarándose con elLitterat; necesitaba descargar contra alguien surabia.-Sehrgut,sehrgut!-mascullóelLitterat,eclipsándose.-Ellacayo,queesperabaenelvestíbulohizoacercarseelcoche;subióligeralaseñora
Polozoff, y Sanín se lanzó enpos de ella.Cerróse con estrépito la portezuela, yMaríaNicolavnasoltólacarcajada.-¿Dequéseríeusted?-¡Ah! Perdóneme, se lo ruego…pero seme ha ocurrido la idea de que siDönhof se
batieseconustedporsegundavezypormicausa…esoseríamuychusco,¿noesasí?-¿Tieneustedmuchaintimidadconél?-preguntóSanín.-¿Conél?¿Conesemocoso?Mefesteja,nadamás.¡Estéseustedtranquilo!-¡Perosiestoyperfectamentetranquilo!-Sí,séqueustedestátranquilo-dijolaseñora
Polozoff,exhalandounsuspiro.-Perovoyadecirleunacosa…ustedqueestangalantenopuederechazarmiúltimoruego.Noolvidequepartodentrode tresdíasparaParís, yqueustedregresaaFrancfort.¡Quiénsabecuándovolveremosavernos!-¿Quépeticiónmequiereustedhacer?-¿Deseguroquesabráustedmontaracaballo?-Sí.-Puesbien:helaaquí.Mañana,por lamañaname lo llevoaustedconmigo; iremosa
dar un paseo por las afueras de la ciudad. Llevaremos excelentes caballos. Volvemosdespués,terminamoselnegocioy…amén.Noreclameusted,nomedigaqueesoesuncapricho,queestoyloca.Quizátodoelloseaverdad,perolimíteseadecir:«Acepto.»La
señoraPolozoffsehabíavueltodecaraaSanín.Elinteriordelcarruajeestabaobscuro,perobrillabansusojosenesamismaobscuridad.-Puesbien;acepto-dijoSanínsuspirando.-¡Ah, suspira usted! -dijo la señora Polozoff, imitándole. -Ese suspiro significa: han
echadovino,hayquebeberlo.Puesno,no…,ustedesgalante,encantadoryyocumplirémipromesa.Heaquímimanosinguante, lamanoderecha, lamanoque firma.Cójalaustedycreaensuapretón.Quéclasedemujersoy,nolosé,perosoyunhombreformal,ypuedencerrarsetratosconmigo.Sindarsemuyexactacuentadeloquehacía,Sanínsellevóaloslabiosaquellamano.
LaseñoraPolozoff laretirócondulzuraynodijoyanadamáshastaqueelcarruajesedetuvo.Levantóseparaapearse…¡Peroqué!¿FuealucinacióndeSanínouncontacto,rápidoy
ardienterozósumejilla?¡Hastamañana! -murmuróMaríaNicolavna en la escalera, iluminada por las cuatro
velasdeuncandelabro,queasullegadahabíacogidounlacayotodogaloneadodeoro.Teníaellalosojosbajos.-¡Hastamañana!Deregresoensucuarto,SanínencontróencimadelamesaunacartadeGemma.Tuvo
un impulso de miedo, seguido muy pronto de otro impulso de alegría, con el cual seocultó a símismo el temor que acababa de experimentar. La carta solo era de cuatrolíneas. Gemma se congratulaba de ver tan bien empezado el asunto, le aconsejabapaciencia,añadiendoquetodosestabanbuenosyseregocijabandeantemanoconlaideadesuregreso.Sanínhallóunpocosecaesacarta;sinembargo,cogióplumaypapel…dejándolos enseguida. -«Para qué escribir? Mañana regreso… ¡Aun hay tiempo! ¡Haytiempo!»Metióse encama sin tardanza, e hizo todos los esfuerzos posibles por dormirsemuy
pronto.Sihubiesepermanecidodepieydespierto,de seguroquehubiesepensadoenGemma;perosentíaunaespeciedevergüenzadepensarenella,deevocarsuimagen.Suconcienciaestabadesasosegada.Perosetranquilizaba,diciéndosequetodoquedaríaconcluido por completo mañana, que se alejaría para siempre de aquella antojadizamujer,yqueolvidaríatodasesasestupideces.Las personas débiles, cuando hablan consigo mismas, se complacen en emplear
expresionesenérgicas.Yademás…«¡esonotieneconsecuencias!»…
XL
Esto era lo quepensabaSanín a la hora de acostarse. Pero la historia no dice nadaacerca de las reflexiones que hizo a la mañana siguiente, cuando la señora Polozoff,llamandoasupuertaconalgunosgolpecitosimpacientes,dadosconelpuñodecoraldellatiguillo,aparecióenelquiciodelapuertadelcuartoconlacoladesuamazonadetelaazulobscurarecogidaenunbrazo,unsombreritodehombrepuestosobre losgruesosrizosdesuscabellos,elveloechadoatrásyloslabioslosojosytodoelrostroiluminadosporunasonrisaprovocativa.-¡Vamos!¿Estáusteddispuesto?-dijoconvozalegre.Por única respusta, Sanín se abrochó el redingot y cogió el sombrero. La señora
Polozoffleechóunamiradaintensayviva,hizounaseñaconlacabezaybajórápidalaescalera.Sanínselanzóenposdeella.Los caballos esperaban ya delante del pórtico. Había tres: uno alazán dorado, una
yeguadepurasangre,decabezaenjuta,ojosnegrosaflordecara,piernasdeciervo,unpoco flaca, pero elegante de formas y ardiente como el fuego, era para la señoraPolozoff;elsegundo,grande,robusto,deunnegrosinmancha,debelfodelgadoyqueenseñabalosdientes,eraparaSanín;eltercero,paraellacayito.MaríaNicolavnamontócon ligereza en su bruto, que gallardeó en el sitio, levantando la cola y haciendocorvetas;perolaseñoraPolozoff,excelentejinete,lodominó.AúnhabíaquedespedirsedePolozoff,quienconsufezinmutableysuflotantebatahabíaaparecidoenelbalcón;agitaba un pañuelo de batista, preciso es decir que con un aire poco risueño y hastaenfurruñado.MontóSanín,MaríaNicolavnasaludóaPolozoffconlapuntadellatiguilloycruzódeunlatigazoelcuelloarqueadoyplanodesucabalgadura.Estaseencabritó,diounsaltodecarnero,ydespués,domada,estremeciéndose,tascandoelfreno,sorbiendoaireyresollandojadeante,principióaandarconpasomenudoyfirme.Sanín lasiguió,mirandoaMaríaNicolavna, cuyotalle esbelto y flexible,modeladoporun corséque lodibujabasinoprimirlo,cimbreábaseconaplomoygracia.Volviólacabezaylellamóconlamirada.Sanínsereunióconella.-¿Veustedquéhermosura?Selodigoporúltimavez,antesdesepararnos:«Esusted
adorableynosearrepentirá.»Apoyóestasúltimaspalabrasconunafirmativomeneodecabezarepetidomuchasveces,comoparahacerlecomprendermejorsusignificado.Parecia tan dichosa, que Sanín se quedó absorto. Su cara basta había tomado esa
expresiónseriaqueseadvierteenlosniñoscuandoestánenelcolmodelasatisfacción.Fueron al paso hasta la próxima ronda; después lanzáronse a trote largo por la
carretera.Eldíaeraespléndido,unverdaderodíadeverano.Unviento ligeroyalegrelesacariciabaelrostro,murmurandoyzumbandoensusoídos.Deminutoenminutoseapoderabadeellosunasensacióndejuventudydevidaenérgica,delibreseimpetuososarranques,ylasaboreabancondelicia.MaríaNicolavnarefrenóelcaballoylosacóalpaso,imitándolaSanín.-Heaquí-dijoMaríaNicolavnaconunhondosuspirodebeatitud-laúnicacosaporla
cualvalelapenavivir:¡haberlogradohacerloquesedeseaba,loquesecreíaimposible,ymeterseenellohastaaquí! (Sudedo, rápidamentepasadopor lagarganta,acabósupensamiento). ¡Y qué buena se siente una entonces! Yo por ejemplo, ¡qué buena soyahora!Creoquebesaríaalmundoentero.Esdecir…no,atodoelmundo,no.Mire,porejemplo, ¡lo que es a ese no le besaría! (Indicó con la punta del latiguillo un viejomiserablementevestidoqueibaporelbordedelcamino).Peroestoydispuestaahacerlefeliz.¡Tenga.,tome!-legritóenalemán,echándoleunabolsaalospies.El pesado saquito (aún no se conocían los portamonedas) cayó bruscamente en el
camino. El transeunte se detuvo asombrado. La señora Polozoff soltó la risa y puso algalopesuyegua.-¿Tantolegustanaustedlospaseosacaballo?-lapreguntóSanínalcanzándola.MaríaNicolavnaparóenfirmedenuevolayegua.Noteníaotromododepararla.-Sólo quise evitar las muestras de agradecimiento. Los que me dan las gracias me
estropeanmi placer. No lo hago por ellos sino pormí ¿cómo se atreven a permitirsedarmelasgracias?¿Mepreguntabaustedalgohaceunmomento?Noloheoído.-Lahepreguntado…queríasaberporquéesustedtanfelizhoy.-¿Sabeustedunacosa?-dijoMaríaNicolavna,quenooyólanuevapreguntadeSanín,
oacasonotuvopornecesarioelcontestaraella.-Mecarga,ver trotardetrásdenosotrosese lacayo.Deseguroquesólopiensaen la
hora a que sus amos regresarán a casa. ¿Cómo nos lo quitaremos de la vista? (MaríaNicolavnasacódelbolsilloaescapeuncuadernito).¿Leenviaréallevarunaesquelaala
ciudad?No;malmedio.Ah, ya lo encontré! ¿Qué es aquello que se veallá abajo, delante de nosotros? ¿Un
mesón?Sanínmiróenladirecciónindicada.-Creoquesí.-¡Muybien!Voyaordenarquesedetengaahí,yquebebacervezaesperandonuestro
regreso.-Pero…¿quévaapensar?-¿Quénosimporta?Pero¡bah!nopensaráabsolutamentenada:beberácerveza,ypare
usted de contar. Vamos, Sanín (era la vez primera que le llamaba familiarmente):¡adelante,altrote!Así que llegaron delante de la posada, la señora Polozoff llamó al lacayo y le dio
instrucciones.El lacayo,ungroominglésdeorigenyportemperarnento,sindecirunapalabra,sellevólamanoalaviseradelagorrillayseapeódelcaballo,conduciéndolodelabrida.-¡Yaestamosahora librescomo lospájaros! -exclamóMaríaNicolavna. -¿Aquéparte
nosdirigiremos?¿AlNorte,alMediodía,aPoniente,aOriente?Mire:soycomoelReydeHungríaeldíadesucoronación(enseñabaconlapuntadel latiguillo loscuatropuntoscardinales).Todonospertenece.No…¿Sabeunacosa?¡Mirelashermosasmontañasallálejos,yquébosque!Vámonosallí,arriba,arriba…IndieBerge,wodieFreiheit thront.(Sobrelasalturas,dondelaLibertadreina).Abandonólacarreteraytomóalgalopeporunestrechosenderoapenastrillado,que,
enefecto,parecíadirigirsealamontaña,Sanínlasiguióagalopetambién.
XLI
Elcaminitoconvirtiósebienprontoenunasendaydesaparecióporcompleto,cortadoporunfoso.
Sanínhablódevolverseatrás.-¡No!-dijolaseñoraPolozoff.-¡Quieroiralamontaña!¡Sigamosadelante,avuelode
pájaro! Hizo que la yegua saltase el foso, y Sanín la imitó. Por detrás de la trinchera,extendíanse unos prados, al principio secos, luego húmedos y que más lejos setransformabanenunpantano; filtrábaseelaguapor todaspartes, formandocharcasatravésdelascualesteníagustolasenoraPolozoffenmeterasuyegua.
-¡Hagamos la rabona! -dijo con alegre carcajada. -¿Sabe lo que se llama en Rusia«cazarsalpicando»?
-A mi tío le gustaba esa caza, la caza a la carrera en primavera, cuando por todaspartes hay agua. Yo le acompañaba. ¡Era delicioso! ¡Y también nosotros dos vamos«salpicando!…»Sóloqueveounacosa:ustedesrusoyquierecasarseconunaitaliana.Peroesaescosa,queaustedleconcierne.¡Ah!¿Quéesesto?¡Otrofoso¡¡Hop!Layeguasaltó por encima del obstáculo, pero María Nicolavna perdió el sombrero, ydesparramósele el cabello en rizos, por los hombros. Sanín quería apearse pararecogerlo,peroellaexclamó:
-¡Nolotoque!¡Yomismalocogeré!Inclinóse muy abajo desde la silla, enganchó el velo con la punta del latiguillo y
recogió, en efecto, el sombrero, poniéndoselo en la cabeza sin arreglarse el cabello;despuésprosiguió amás ymejor su loca correría, dandoel gritogutural del cosmoalcargarcontraelenemigo.
Sanínibasiemprepegadoaella,saltandozanjas,setosyarroyos,bajandoalosvalles,subiendolascuestas,hundiéndoseenlosbarriales,saliendodelpasobienomalélysucaballo,ysiempreconlosojospuestosenelrostrodelaseñoraPolozoff.
Enaquella cara todoestabaabierto: losojos luminosos ydevoradores,quebrillabanconunardorsalvaje,labocaylasventanillasdelanarizdilatadas,aspirandoconavidezelvientoquelaazotabadelleno.Mirabadefrente,yhubiérasedichoquesualmaqueríatragarsetodo,conquistarcuantoveíalatierra,elcielo,elsolyhastaelaire,yparecíanosentir sino un solo pesar: el de que fuesen tan poca cosa los peligros, pues todos loshubieravencido.
-¡Sanín!-exclamó.-¡EstoesenteramentecomoenlaLenredeBürger,sóloqueustednoestámuerto!¿Noesasí,queustednoestámuerto?…¡Yoestoyviva!
Todo cuanto en ella había de audacia, de ímpetu y de fuerza, todo se habíadesencadenado.Yanoeraunaamazona lanzandosucaballoagalope tendido,eraunajoven centaura que triscaba, medio alimaña montaraz y medio diosa, y la comarcahonradayapaciblequehollabaconsuspies,ensu impetuosidaddesenfrenada, laveíapasarconasombro.
Porfindetuvolayegua,cubiertadeespumaysalpicadurasdelodo,queserendíabajoella.ElbriosoperopesadosementaldeSanínresollabajadeante.
-¡Vamos!¿Yestolegusta?-murmuróMaríaNicolavna,quedo,muyquedo.-¡Quesimegusta!…-contestóSanínconunarrebatodeexaltación.Comenzabaahervirlelasangreenlasvenas.-¡Espere, no hemos concluido! -dijo ella, extendiendo la mano, cuyo guante estaba
hechotiras.-Ledijequelellevaríaalbosque,alamontaña…¡Ahíestálamontaña!Enefecto,adoscientospasosdel sitiodondesehabíandetenido losaudaces jinetes,
comenzabanaerguirsealtosmontes,cubiertosdegrandesbosques.-Mire un camino -prosiguió María Nicolavna. -¡Juntitos y adelante! Pero al paso: es
precisodejarquerespirennuestrascabalgaduras.Pusiéronse en marcha. Con un solo movimiento de mano, María Nicolavna se echó
atrásvigorosamenteloscabellos.Luegosemirólosguantesyselosquitódiciendo:-Mevanaoleracuerolasmanos;peroesoleesigual,¿noescierto?La señora Polozoff se sonreía, y Sanín se sonrió también. Aquella furiosa carrera
parecíahaberconcluidodeaproximarlos.-¿Quéedadtieneusted?-lepreguntóelladepronto.-Veintidósaños.-¡Toma, toma! También yo tengo veintidós. ¡Bonita, edad! Poniendo juntos nuestros
añosaúnfaltamuchoparalavejez.Perohacemuchacalor.¿Estoyencarnada?-Comounaamapola.MaríaNicolavnasepAsóelpañueloporlacara.
-Lleguémonosnadamásquealbosque,allíharáfresco.Unbosqueantiguo…escomounamigoviejo.¿Ustedtieneamigos?
Sanínreflexionóuninstante,ydijo:-Sí…peronomuchos;yniunsoloamigoverdadero.-Yo los tengo verdaderos, sólo que no son viejos… Y mire, un caballo también es un
amigo.¡Conquéprecaucionesnosllevan!¡Ah,québienestarhaceaquí!¡YcuandopiensoquepasadomañanaestaréenParís!
-¡Sí…cuandosepiensaeso!-repitióSanín.-¿YustedenFrancfort?-EnFrancfort,conseguridad.-Pues bien; sea lo que Dios quiera. En cambio, el día de hoy es nuestro… nuestro…
¡nuestro!Losjinetessaltaronlalindeysemetieronenelbosque,quelosenvolvióconsusombra
húmedayprofunda.-¡Oh!¡Peroestoeselparaíso!-exclamóMaríaNicolavna.-¡Metámonosmásadentro,en
esaespesura,Sanín!Loscaballos«semetíanenaquellaespesura»lentamente,cabeceandoyconrelinchos
apagados.Lasendapordondeibanhizounbruscorecodoyloscondujoaundesfiladerobastante angosto, donde los helechos y los brezos, la resina de los pinos y las hojasmedio enmohecidas del año anterior llenaban el aire de aromas intensos yadormecedores.Grandesrocaspardasexhalabanporsusgrietasunafrescuraprofunda.A ambos lados del camino veíanse acá y allá colinas redondeadas, cubiertas de verdemusgo.
-¡Alto! -exclamó la señora Polozoff. -Quiero sentarme y descansar en este terciopelo.Ayúdemeaapearme.
Sanín bajó a escape del caballo y acudió. Apoyóse ella en sus hombros, saltó conligerezaalsueloyfueasentarseenunodelosmusgosterromonteros.Sanín,depieanteella,teníadelasriendasamboscaballos.
MaríaNicolavna,lemiró,ydijo:-Sanín,¿sabeustedolvidar?Sanínseacordódeloquehabíapasadolavíspera…dentro
delcocheyexclamó:-Eso¿esunapreguntaouncargo?-Enmividahehechocargosanadie.Ydígame:¿creeustedenlosfiltros?-¿Enqué?-Enlosfiltros¿sabe?dequehablannuestroscantares,nuestroscantarescampesinos.-¡Ah!Sereferíaustedaeso-dijoconlentitudSanín.-Sí,aeso.Pero,antetodo,yocreoenellos…yustedcreerá.-Los filtros, los sortilegios, todo es posible en este mundo -replicó Sanín. -En otro
tiemponocreíaeneso;ahoracreo.Yanomeconozco.MaríaNicolavnamiróentornosuyoconatención.-Meparecequeconozcoestesitio.Mire,Sanín,¿hayonodetrásdeesegranrobleuna
cruzdemaderaroja?Saníndioalgunospasos,ydijo:-¡Sí,ahíestálacruz!LaseñoraPolozoffsesonrió.-¡Ah,muybien!Yasédóndeestamos.Hastaahora,porlomenos,nonoshemosperdido
aún.¿Quéruidoseoyealolejos?…¿Unleñador?…Sanínmiróporentrelaespesura.-Sí…poralláhayalguiencortandoramassecas.-Entoncestengoquearreglarmeelpelo.Simevieseasí,podríafigurarse…Sequitóelsombreroysepusoatrenzarsuslargasmatasdecabellos,conaireformal
ysindecirunapalabra.Saníncontinuabadepiedelantedeella…Laslíneasarmoniosasde su cuerpo se dibujaban bajo los obscuros pliegues del vestido al que se habíanagarradoacáyalláalgunaspequeñasbriznasdemusgo.
DeprontounodeloscaballosresollóconfuerzadetrásdeSanín,quienseestremecióinvoluntariamente, de pies a cabeza. Todo él estaba, trastornado, sus nervios tensoscomo cuerdas. No se equivocó al decir: «Ya no me conozco.» Realmente, estabahechizado.Todosuserestabareconcentradoenunsolopensamiento,enunsolodeseo.MaríaNicolavnaleechóunamiradapenetrante.
-Vamos,ahoraestátodocomodebeestar-dijovolviendoaponerseelsombrero¿Nosesientausted?Mire,aquí.No,espero…nosesiente.¿Quéesesoqueoigo?
Unavibraciónsordayprolongadapasabasobrelascopasdelosárbolesyporelairedelbosque.
-¿Seráuntrueno?-Creoquesí-respondióSanín.-¡Oh,puesentoncesestoesunafiesta,unaverdaderafiesta!Sóloestonosfaltaba.Elsordotruenosedejóoirporsegundavez.creciendoyretumbandoconestruendo.-¡Bravo! ¡Que se repita! ¿Se acuerda usted? Ayer le hablAba de laEneIda. También
ellos fueron sorprendidos por la tempestad en un bosque. Pero tenemos que buscardondeguarecernos. -Se levantó con rapidez,diciendo: -Tráigame la yegua.Extienda lamano…así.Nosoymuypesada.
Saltóalasillacomounpájaro.TambiénSanínmontóacaballo.-¿Quiere…usted…volverseatrás?-preguntóconvozinsegura.-¡Volvermeatrás!-contestóMaríatrasbrevepausa,cogiendolasriendas;yañadiócon
tonoduro,casibrutal:-¡Sígame!Volvió al camino, dejó a un lado la cruz roja, bajó la ladera hasta una encrucijada,
torcióa laderechayvolvióasubirpor lacolina…Evidentementesabíaadóndellevabaesecamino,elcualibapenetrandocadavezmásymásporlaespesuradelbosque.Sinpronunciar una palabra, sin volver la cabeza, avanzaba en línea recta, con aireimperioso, y él, humilde y sumiso, la seguía sin una chispa de voluntad en su flacocorazón. Comenzó a caer la lluvia en gotas aún escasas. Por fin, a través del obscuroverdor de un bosque de abetos jóvenes vio, apoyada contra una pequeña colina, unachocita de mimbres, donde se abría una puerta estrecha y baja. María Nicolavna semetió a través de los matorrales, saltó a tierra, se detuvo en el umbral de la choza yvolviólacabezahaciaSanín,murmurando:¡Eneas!»
Unascuantashorasmástarde,MaríaNicolavnaySanínregresabanaWiesbaden,conelgroomdetrásdormidoenlasilla.Polozoff,conlacartadeladministradorenlamano,recibióasumujerconunamirada ligeramente inquisitiva;nublóseunpocoel rostroyhastadijoentredientes:
-¿Habréperdidomiapuesta?MaríaNicolavnaselimitóaencogersedehombros.Yelmismodía,doshorasdespués,enloquecidoyabsorto,estabaSaníndepieantela
señoraPolozoff.-¿Adóndevastú?-díjoleella.-¿AParís…oaFrancfort?-Iré donde tú vayas, y no te abandonaré sino cuando me arrojes -contestó Sanín
desesperadamente.Luego cayó de rodillas, cogiendo las manos de aquella de quien era esclavo en lo
sucesivo.Esta se lashizo soltar, se laspusoen la cabezay le introdujo losdiezdedosentre los cabellos. Arrollando y desarrollando aquellos dóciles rizos, irguióse ella contodasuestatura.Unasonrisadetriunfoculebreóporsuslabios,yensusdilatadosojos,claros,hastaparecerblancos,leíasetansólolasaciedadylaimplacableinmovilidaddelavictoria.Cuandoelgavilánclavalasgarrasenlosijaresdesuvíctima,asídebensersusojos.
XLII
TodoestofueloqueselevinoalamemoriaaDemetrioSanín,cuandoenelsilenciodelgabinete,revolviendoentresuspapelesantiguosse levinoa lasmanos lacrucecitadegranates.Losacontecimientosqueacabamosdereferir, sedibujaronconclaridadantelosojosdesualma…PeroalllegaralahoraenquehabíadirigidoalaseñoraPolozoffaquella humillante súplica, en que había comenzado su esclavitud, en que se habíapuesto a los pies de aquella mujer, apartóse de las imágenes evocadas y ya no quisorecordarmás.Ynoesquelefueseinfiel lamemoria,no;sabíabien,hartobien, loquesiguióaaquellahorafatal;perolavergüenzaleahogaba,aunentonces,alcabodetantosañostranscurridos.Temíaesesentimientodeirresistiblemenospreciodesímismo,queestabasegurodequehabíadeacometerle,yque,semejanteaunaola,sumergiríaenélcualquierotrosentimiento,sinohacíacallarasumemoria.Peroporgrandequefuerasuempeñoen lucharcontra losrecuerdosqueanteélsealzaban,nopodíaahogarlosporcompleto. Acordábase de aquella lastimosa y miserable carta, llena de mentiras y delágrimasviles,quehabíaescritoaGemmayquenotuvoningunarespuesta…Respectoapresentarse delante de ella, volver a su lado después de tal engaño, después desemejante traición, ¡no, eso no! todo lo que aún quedaba en él de conciencia y dehonradezsehabíaopuestoaello.Yluego,¿nohabíaperdidotoda,confianzáensímismo,toda estimación de sí propio? ¿Cómo se atrevería en lo sucesivo a dar su palabra dehonor? Acordábase también Sanín, ¡oh, vergüenza! de cómo había enviado uno de loslacayosdePolozoffaFrancfortenbuscadesuequipaje;cómo,ensucobardeinquietud,sólopensabaenunacosa,enpartircuantoantes,enmarchaaParís;cómo,porordendeMaríaNIcolavna,sehabíaesforzadoengrangearseelafectodeHipólitoSidorovitch,ysehabía hecho amigo de Dönhof, en el dedo del cual había visto un anillo de hierro¡enteramenteigualalqueledioaéllaseñoraPolozoff!Despuésvinieronlosrecuerdosmásdolorosos,másvergonzososaún…Uncriadoletraeunatarjetadevisitaquedice:Pantaleone,cantantedeCámaradeSuAltezaelDuquedeMódena.Seniegaarecibiralviejo,peronopuedeevitarelencontrarloenelcorredor;veaparecerdelantedeéleserostroiracundo,cuyamelenagrisseerizaindignadayflamígera,cuyosojosrodeadosdearrugas brillan como ascuas encendidas; oye rezongar exclamaciones amenazadoras,imprecaciones de « Maledizione!» terribles insultos : «Cobardo!» Infame traditore!»Saníncierralosojosymuevelacabezaparaintentarotravezeximirsedesusrecuerdos,pero en vano: se vuelve a ver sentado en la estrecha banqueta delantera de unamagnífica silla de postas, mientras que María Nicolavna e Hipólito Sidorovitch searrellanabanenlosblandosalmohadonesdelatestera…ycuatrocaballos,trotandoconpaso igual por el empedrado de Wiesbaden, los conducen a Paris. ¡París! HipólitoSidorovitchsecomeunaperaque,Sanínhabíamondado,yMaríaNicolavna,almiraraaquelhombre,convertidoenunacosasuya,sonríeseconesasonrisaqueyaconoceél,sonrisadeamoyseñor…PerosantoDios,¿quéveallálejos,enlaesquinadeuna,calle,unpocoantesdesalir
de la ciudad? ¿No es Pantaleone? Alguien le acompaña; ¿será Emilio? SI, él es: suamiguito devoto y entusiasta. Pocos días ha, ese corazón juvenil le veneraba como unhéroe,comounideal,yahoraeldesprecioyelodioenciendenesenoblerostro,pálidoybello,tanbelloquehastaMaríaNicolavnasehafijadoenélyseasomaporlaventanillade laportezuela.Susojos, tanparecidosa losdeella, a losojosdesuhermana,estánfijosenSanín,ysuslabioscomprimidosseseparandeprontoparaproferirunainjuria…YPantaleoneextiendeelbrazoyseñalaaSanín,¿aquién?aTartagliaqueestádetrás
de él. Y Tartaglia aulla contra Sanín, y hasta el ladrido del honrado perro de aguasresuenaensusoídoscomounintolerableinsulto…¡Horriblepesadilla!Luego, la vidaenParís, y todos los rebajamientos, todos los oprobiosos supliciosdel
esclavoaquiennisiquieraselepermiteestarcelosoniquejarse,¡yqueporfinsearrojacomounvestidoviejo!…Después,elregresoalapatria,unaexistenciaenvenenadayvacía,mezquinoscuidados
yagitaciones,unarrepentimientoamargoyestéril,unolvidonomenosestérilnimenosamargo;uncastigovagoperoincesanteyeterno,análogoaunsufrimientopocoagudoperoincurable,aunadeudaquesepagacentavoacentavosinpoderlafiniquitarnunca.Elcálizestaballenohastalosbordes…¡Basta!¿Porquécasualidadhabíapermanecido
en poder de Sanín la crucecita que le dieron? ¿Por qué no la había devuelto? ¿Cómohasta entonces no la había visto nunca? Largo tiempo estuvo absorto en suspensamientos, y aunque instruido por la experiencia de tantos años pasados desdeentonces,nopudo llegaracomprendercómohabíaabandonadoaGemma,queridatan
tierna, y apasionadamente, por una mujer a quien no amaba ni mucho ni poco, sinonada…Alsiguientedíaprodujograndeasombroensusamigosyconocidosalanunciarlesque
salíaparaelextranjerosinindicareldestino…
XLIII
Nocostarátrabajoaloslectoresadivinarquesefueenderechura,aFrancfort.GraciasalosferrocarrilesquesurcantodaEuropa,llegóalostresdíasdehaberpartido.ErasuprimeravisitaaFrancfortdesde1840.LafondadelCisneblanconohabíacambiadodesitioycontinuaba floreciente,aunquenoestuvieseyaenprimera fila; laZeile,aquellagranarteriadeFrancfort,habíasufridopocoscambios;peroyanoquedabanvestigiosdelacasaRoselli,niaundelacalledondeestuvolaconfitería.Sanínanduvoerrantecomounlocoporaquelloslugaresconloscualestanfamiliarizadoestuvoantaño,sinconseguirorientarse: las antiguas construcciones habían desaparecido, nuevas calles lasreemplazaban,formandofilasinterminablesdegrandescasasyelegantespalacios,yenelmismo jardín público dondehabía tenido su entrevista decisiva conGemma, habíancrecido tanto los árboles y se había transformado todo hasta tal punto, que Sanín sepreguntabasiaqueljardínera,enefecto,elmismo.¿Qué hacer? ¿Qué marcha seguir en sus indagaciones? Habían transcurrido desde
entonces treinta años… ¡Cuántas dificultades! Ni uno solo de aquellos a quienes sedirigióhabíaoídoni siquierapronunciarelnombredeRoselli.Eldueñode la fonda leaconsejóquefueseainformarseenlaBibliotecaPública.-Allíencontraráusted-ledijo-todoslosperiódicosantiguos.Pero le costó sumo trabajo que le explicase de qué podrían servirle esos periódicos
antiguos.Aladesesperada,preguntóSanínporHerrKlüber.Nuevodesengaño,pormásqueel
dueño de la fonda conocía mucho este apellido. El elegante tendero había tenido alprincipiomucho lujoysehabíaelevadoa laalcurniadecapitalista;después,habiendohechomalos negocios, concluyó por declararse en quiebra ymurió en la cárcel… Porsupuesto,esanoticianocausóningunapenaaSanín.Comenzabaaconvencersedequehabíaemprendidomuydeligeroelviaje,cuandoun
día, recorriendo el Almanaque de las señas topó con el apellido de von Dönhof,comandante retirado (Major a. D.) En seguida tomó un coche para dirigirse a la casaindicada.NadaleprobabaqueeseDönhofhubieradeseraquelaquienhabíaconocido,ypor otra parte, aun suponiendoque fuese elmismo, ¿cómopodría darle noticias de lafamiliaRoselli?Noimporta:unhombrequeseahoga,seagarraalmenortallodehierba.Sanín encontró en su casa al comandante von Dönhof, y reconoció a su antiguo
adversarioenelhombredelcabellosgrisesquelerecibió.Tambiénéstelereconocióyhasta se puso contentísimo de volverle a ver, pues le recordaba su juventud y suscalaveradasdeantaño.HizosaberaSanínquehacíamuchotiempoquelafamiliaRosellihabíaemigradoaAméricayestablecídoseenNuevaYork;queGemmasehabíacasadocon un negociante; que Dönhof tenía un amigo, también del comercio, y queprobablemente sabría las señas delmarido deGemma, porque teníamuchos negocioscon América. Sanín suplicó a Dönhof que fuese a ver a ese caballero, y ¡oh, dicha!Dönhofletrajolasseñas:«M.J.Slocum,NuevaYork,Broadway,número501.»Sóloqueesasseñaserandelaño1863.-¡Esperemos-exclamóDönhof-quenuestraantiguahermosurafrancofurtensevivaaún,
ynohayaabandonadoaNuevaYork!Apropósito-añadió,bajandolavoz-¿vivetodavíaaquelladamarusa,sabeusted,queestabaenWiesbadenporaquelentonces,laseñoraBo…vonBozoloff?-No-respondióSanínhacemuchoquehamuerto.DönhoflevantólosojosperoalverqueSanínhabíavueltolacaraconairesombrío,se
retirósinañadirunapalabra.Aquelmismodía,SanínescribióalaseñoraGemmaSlocum,enNuevaYork.Ladijoen
sucartaque laescribíadesdeFrancfort,dondehabía idoparabuscarsushuellas:quesabíamuybienhastaquépuntohabíaperdidoelderechoapediralgunarespuesta;quepornadahabíamerecidosuperdón,yquesóloteníaunaesperanza,yeraqueenmediodelaventuradequegozaba,hubieseperdidodesdelargotiempohastaelrecuerdodesuexistencia. Añadió que, sin, embargo, se había decidido a acordarse de ella aconsecuencia de una circunstancia fortuita, que había despertado en él vivamente lamemoriadelpasado; lahablódesuvidasolitaria,sin familia,singoces; lasuplicóquecomprendieselosmotivosqueleimpelíanadirigirseaella,quenoledejasellevaralatumba la amarga conciencia de una falta expiada desdemuchoTiempo atrás, pero noperdonadaaún,yquesedignasedirigirlecuatroletrasdiciéndolecuálerasuvidaenesenuevomundodondesehabíaestablecido.«Escribiendoesascuatroletras,terminabaSanín,liaráustedunabuenaobra,dignade
subermosaalma,yledarégraciasporellohastamiúltimosuspiro.Permaneceréaquí,enlafondadelCisneBlanco(subrayóestasdospalabras),esperandosurespuestahastalaprima»verapróxima.»Porfinrecibióunacartaconfranqueoamericano,unacartadeNuevaYork.Elcarácter
de letra del sobre era inglés…No lo conoció, y oprimiósele el pecho. Vaciló antes deabrirla, y luegobuscóante todo la firma. ¡Gemma!Brotaron lágrimasdesusojos.Esenombrebautismalsolo,sinapellidodefamilia,eraparaél tinaprenda,deperdónydereconciliación. Desdobló el pliego de papel, fino y azulado… y cayó una fotografía.Recogiólaenseguidaysequedóestupefacto.¡Gemma,lamismaGemma,joven,talcomolahabíaconocidotreintaanosantes!¡Losmismosojos,losmismoslabios,elmismotipodecara!Eneldorsodelatarjetafotográficaleyó:«MihijaMariana.»Todalacartaeramuysencillaymuybondadosa.GemmadabalasgraciasaSanínpornohaberdudadoendirigirse a ella, por haber tenido confianza; no le ocultaba que, en efecto, después deaquellabruscaruptura,habíapasadomomentosmuypenosos;peroañadíaque,apesarde todo, consideraba yhabía considerado siempre su encuentro con él comouna cosafeliz, pues era lo que le había impedido casarse conHerr Klüber; y por consiguiente,aunquedeunamaneraindirecta,aquelencuentrohabíasidocausadesuenlaceconsumaridoactual,dequienera,desdeveintiochoañosalafecha,compañeraperfectamentedichosa. Su casa era rica, ymuy conocida en todoNueva York.Gemma agregaba quetenía cuatro hijos varones y una hija de dieciocho años, prometida ya, cuyo retrato leenviaba,puestoque,segúnopinióngeneral,parecíasemuchoasumadre.Gemmahabíareservadoparael finaldesucarta lasnoticiasaflictivas.FrauLenorehabíamuertoenNuevaYork,adondehabía idoconsuhijaysuyerno;peroantesdemorirhabíatenidotiempo de gozar de la felicidad de sus hijos y las caricias de sus nietos. TambiénPantaleone había querido partir para América, pero murió antes de poder salir deFrancfort.«YEmilio,nuestroquerido,nuestroincomparableEmilio,muriógloriosamenteenSiciliaporlaindependenciadelapatria.»Forniabapartedelos«mil»quemandabaelgran Garibaldi. Hemos llorado amargamente lamuerte de nuestro adorable hermano;pero, al llorarle, estábamos orgullosos de él, y siempre lo estaremos de conservar sumemoria,sagradaparanosotros.¡Sualmanobleydesinteresadaeradignadelacoronadelmartirio!Despuésexpresa,GemmasusentimientodequelavidadeSanín,porloqueéldecía,fuesetantriste;ledeseabaantetodoelsosiegoylapazdelalma,ydecíalequehubiera tenidosumogustoenverle,aunqueconfesabaquesemejanteentrevista, teníapocasprobabilidadesderealización…Nodescribiremos los sentimientos, que la lectura de esta carta hizo experimentar a
Sanín.Ninguna expresión podría manifestar de una manera suficiente esos sentimientos
profundosypoderosos,perohartopococlarosparapoderseexpresarconpalabras:sólola música, podría traducirlos. Sanín respondió inmediatamente y envió a MarianaSlocum, como regalo a la joven desposada, de parte de un amigo desconocido, lacrucecitadegranatespendientedeuncollardeperlas finas.Este regalo,aunquemuyprecioso,nolearruinó.DurantelostreintaañostranscurridosdesdesuprimeraestanciaenFrancfort,habíareunidounabonita fortuna.RegresóaPetersburgoen losprimerosdíasdemayo,noparamuchotiempo.DícesequevendetodassuspropiedadesyquesepreparaapartirparaAmérica.
FIN
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