amparo en revisiÓn 134/2008. quejoso: …207.249.17.176/transparencia/epocas/segunda...
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AMPARO EN REVISIÓN 134/2008. QUEJOSO: **********
MINISTRO PONENTE: GENARO DAVID GÓNGORA PIMENTEL. SECRETARIO: ROLANDO JAVIER GARCÍA MARTÍNEZ.
México, Distrito Federal. Acuerdo de la Segunda Sala de la
Suprema Corte de Justicia de la Nación, correspondiente al día treinta de abril de dos mil ocho.
VISTO BUENO
V I S T O S; Y R E S U L T A N D O:
PRIMERO.- Por escrito presentado el veinticinco de marzo de
dos mil cuatro, ante la Oficina de Correspondencia Común del
Juzgado Décimo Cuarto de Distrito en Mexicali, Baja California,
**********, por propio derecho, compareció a demandar el amparo y
protección de la Justicia Federal en contra de las autoridades y
actos que a continuación se precisan: COTEJÓ
“1. Del H. Congreso de la Unión, el análisis, aprobación y
expedición de la Ley para Regular las Sociedades de
Información Crediticia, del veintisiete de diciembre de dos mil
uno, publicada en el Diario Oficial de la Federación el quince
de enero de dos mil dos, en especial los artículos 2º, 5º, 20,
23 y 27.
2. De la Cámara de Diputados se reclama su participación en
el proceso legislativo que derivó en la aprobación de la ley en
el análisis, discusión y aprobación de la inconstitucional ley.
AMPARO EN REVISIÓN 134/2008
De la Cámara de Senadores se reclama su participación en
el proceso legislativo que derivó en la aprobación de la Ley
para Regular las Sociedades de Información Crediticia,
interviniendo en el análisis, discusión y aprobación de la
inconstitucional ley.
3. Del C. Presidente Constitucional de los Estados Unidos
Mexicanos, la promulgación de la referida ley.
4. Del C. Secretario de Gobernación, el refrendo de la ley
impugnada y su publicación en el Diario Oficial de la
Federación en fecha quince de enero de dos mil dos.
5. De la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, se
reclama todos y cada uno de los actos de ejecución y
aplicación de la ley atacada de inconstitucional.
6. De la Dirección General de Supervisión de Instituciones
Financieras “A” de la Comisión Nacional Bancaria y de
Valores, reclamo el primer acto de aplicación de la referida
ley, consistente en la resolución de diecisiete de febrero de
dos mil cuatro noticiada por correo el día cuatro de marzo del
presente año; misma que niega la procedencia de mi petición
de fecha 10 de noviembre de 2003. La resolución señala lo
siguiente “…Nos referimos a su escrito fechado el **********,
en el que hace del conocimiento esta Comisión una serie de
hechos que habría realizado la sociedad de información
crediticia, **********. y que a su juicio resultaron en su
perjuicio. …********** puede ser usuario de **********, de
conformidad con lo dispuesto por las fracciones IV y VII del
artículo 2do de la LRSIC, ya que se trata de una Empresa
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AMPARO EN REVISIÓN 134/2008
Comercial, definida como “aquella persona moral distinta de
la Entidad Financiera, que realice operaciones de crédito
relacionada con las ventas de sus productos o servicios, y
otras de naturaleza análoga, así como la citada persona
moral y el fideicomiso que adquieran o administren cartera
crediticia y los fideicomisos de fomento económico
constituidos por el Gobierno Federal, por los estados de la
República y por el Distrito Federal”. Cabe observar que esta
definición no exige que las actividades de la Empresa
Comercial estén autorizadas para realizarse en territorio
nacional, ni hayan sido originadas en el mismo, y tengan el
carácter de servicios financieros que requieran autorización
en otras jurisdicciones. …En cuanto el argumento de que el
crédito lo haya obtenido con antelación a la entrada de vigor
de la LRSIC, le manifestamos que este tipo de sociedades
tienen su origen en la reforma de 1993 a la Ley para Regular
las Agrupaciones Financieras y que, en relación con la
integración de bases de Ley General de Instituciones de
Crédito y Organizaciones Auxiliares de 1941, en su artículo
94 bis 5 estaba completado dicho asunto, precepto que fue
adicionado a la última ley citada, mediante Decreto publicado
en el Diario Oficial de la Federación el 27 de diciembre de
1978…”.
El quejoso invocó como garantías individuales violadas en su
perjuicio las contenidas en los artículos 1o., 14 y 16, de la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos; narró los
antecedentes del caso y formuló los conceptos de violación que
consideró convenientes.
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AMPARO EN REVISIÓN 134/2008
SEGUNDO.- Como antecedentes del amparo, la parte quejosa
expresó lo siguiente:
“1.- El día **********, celebré con ********** un Busines Loan
Agreement, por la cantidad de $**********. (son **********
dólares moneda de los Estados Unidos de Norteamérica), por
virtud del cual dicha institución crediticia extranjera se obligó
a proporcionarme un crédito por la cantidad señalada.
2.- El contrato correspondiente se firmó en la ciudad de
**********, el propio día **********, estableciendo en el
documento las condiciones y términos en que se contraían
las obligaciones y derechos correspondientes.
Entre los temas que se pactaron es el relativo a que el
gobierno y ejecución del contrato se regiría por las leyes del
********** de aquel país extranjero (ver cláusula 9.2).
3.- Intentada una acción judicial de cobro ante los tribunales
mexicanos, el Tercer Tribunal Colegiado del Décimo Quinto
Circuito, resolvió la incompetencia de los juzgados
mexicanos para atender cualquier reclamación derivada de
dichos contratos, pues deberían ser jueces extranjeros del
estado de ********** USA.
4.- Es el caso que solicité crédito a una institución crediticia
de esta localidad, específicamente a **********, la cual me
rechazó la solicitud de crédito que le presenté porque con
fecha **********, recibió la respuesta por parte de su área de
riesgos y en la cual nos rechaza la solicitud y a su vez nos
observa que existe un mal antecedente crediticio
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AMPARO EN REVISIÓN 134/2008
(principalmente por una cuenta reportada como irrecuperable
en dólares).
NOTA: Es de aclararse que ese acto no puede reputarse
como un “acto de autoridad”, sino como un acto de un
particular con otro gobernado en una relación de
coordinación.
5.- Inconforme con dicha información, y a fin de tener
mayores elementos de juicio sobre el particular, con
**********, solicité y obtuve del Buró de Crédito, un informe
especial de crédito, siendo el caso que en dicho informe
especial en el capítulo denominado “detalle del crédito”,
aparece información relacionada con el adeudo
anteriormente mencionado.
En efecto, en el informe se refiere al crédito mismo que se
contrató en el extranjero desde el mes de enero del año de
1993, con una institución crediticia extranjera, regido por
leyes extranjeras y sin posibilidad legal de hacerse efectivo
en México por la vía legal.
6.- Vista tal anomalía, presenté mi reclamación ante el propio
Buró de Crédito, haciendo valer diversas violaciones a la Ley
para Regular las Sociedades de Información Crediticia;
habiéndome contestado que ********** es usuario de dicha
sociedad de información crediticia, no como institución
bancaria sino como empresa comercial, y que como tal tiene
la facultad de administrar la cartera crediticia vencida que
tiene en México derivada de sus operaciones de crédito.
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AMPARO EN REVISIÓN 134/2008
Nota: El Buró de Crédito no guarda la naturaleza de una
autoridad para los efectos del juicio de amparo, por lo que
sus actos no pueden reputarse como consentidos para el
efecto de juicio de garantías.
7.- En total desacuerdo con dicha situación, en fecha
********** (sic), presenté una solicitud de corrección ante la
autoridad denominada Dirección General de Supervisión de
Instituciones Financieras “A” de la Comisión Nacional
Bancaria y de Valores.
8.- Contrario a mis consideraciones, la autoridad que realiza
el primer acto de aplicación de la Ley para Regular las
Sociedades de Información Crediticia, desecha mi solicitud,
avalando los aspectos inconstitucionales de las normas que
mediante esta demanda se impugnan.
9.- La resolución aludida se encuentra contenida en el oficio
número **********de fecha **********, emitido dentro del
expediente número **********; misma determinación que es
notificada en mi domicilio ubicado en esta ciudad de
**********, en fecha **********, lugar donde se surten los
efectos y consecuencias de los actos reclamados.”
TERCERO.- El Juez Decimocuarto de Distrito en el Estado,
con residencia en Mexicali, Baja California, mediante proveído de
veintiséis de marzo de dos mil cuatro admitió la demanda,
registrándola con el número **********; y seguidos los trámites de ley,
dictó sentencia que terminó de engrosar el veinticuatro de agosto
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AMPARO EN REVISIÓN 134/2008
de dos mil cuatro, en la que, por una parte, negó el amparo y, por
otra, concedió la protección federal al quejoso.
CUARTO.- Inconformes, el autorizado del quejoso y el Director
General Contencioso y Representante Legal de la Comisión
Nacional Bancaria y en ausencia del Director General de
Supervisión de Instituciones Financieras “A” de la Comisión
Nacional Bancaria y de Valores, interpusieron recursos de revisión,
que fueron del conocimiento del Tercer Tribunal Colegiado del
Décimo Quinto Circuito bajo los números de expediente ********** y
**********, el cual, en sesión de veinte de enero de dos mil cinco se
declaró incompetente para conocer del primero de ellos,
remitiéndolo, en consecuencia, a esta Suprema Corte de Justicia de
la Nación, para resolver lo referente a la inconstitucionalidad de los
artículos 2, 5, 20, 23 y 27 de la Ley para Regular las Sociedades de
información Crediticia del veintisiete de diciembre de dos mil uno,
publicada el quince de enero de dos mil dos; por su parte, en el
recurso ********** el tribunal reservó su resolución hasta en tanto
esta Suprema Corte resolviera el otro recurso de revisión.
El Tribunal Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la
Nación, que conoció del amparo en revisión **********, el veintiséis
de junio de dos mil seis dictó sentencia, ordenando la reposición del
procedimiento en el juicio de amparo a efecto de que se notificara al
tercero perjudicado, por lo cual se devolvió al juez del conocimiento.
Consecuencia de lo anterior, es que el tribunal colegiado,
mediante resolución de veinticuatro de agosto de dos mil seis
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AMPARO EN REVISIÓN 134/2008
declaró sin materia el recurso de revisión interpuesto por la
autoridad responsable.
QUINTO.- Repuesto el procedimiento y llamado el tercero
perjudicado al juicio de garantías **********, la Juez Decimocuarto
de Distrito en el Estado de Baja California, en resolución engrosada
el treinta de octubre de dos mil seis, sobreseyó en el juicio en su
integridad.
SEXTO.- Inconformes, el autorizado del quejoso interpuso
recurso de revisión principal y, el tercero perjudicado, **********, por
conducto de su autorizado hizo valer recurso de revisión adhesiva,
los cuales por razón de turno fueron del conocimiento del Tercer
Tribunal Colegiado del Décimo Quinto Circuito, el cual, seguidos los
trámites de ley, dictó sentencia con fecha cinco de julio de dos mil
siete, revocando la resolución impugnada, y declarándose
incompetente para conocer de la inconstitucionalidad de los
artículos 2, 5, 20, 23 y 27 de la Ley para Regular las Sociedades de
Información Crediticia del veintisiete de diciembre de dos mil uno,
publicada el quince de enero de dos mil dos.
Con motivo de lo anterior, se remitieron los autos a este Alto
Tribunal para que, de estimarlo procedente, se avoque al
conocimiento y resolución del recurso de revisión hecho valer por el
quejoso.
En el mismo fallo se examinó la revisión adhesiva, en la que
esencialmente se hicieron valer causas de improcedencia del juicio
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AMPARO EN REVISIÓN 134/2008
de amparo, que se declararon infundadas por el tribunal colegiado
de circuito.
SÉPTIMO.- Recibidos los autos en este Alto Tribunal, su
Presidente, por acuerdo de dos de agosto de dos mil siete asumió
la competencia originaria para conocer del asunto, registrándolo
con el número **********, ordenando se turnara al Ministro José
Fernando Franco González Salas.
Previo dictamen, el expediente se radicó en esta Segunda
Sala, la que, en sesión de veintiséis de septiembre de dos mil siete,
determinó devolver al Tercer Tribunal Colegiado del Décimo Quinto
Circuito el recurso de revisión y los autos del juicio de amparo, para
el efecto de que se hiciera cargo de todas y cada una de las
causales de improcedencia y sobreseimiento invocadas y aún de
oficio las que no fueron planteadas.
OCTAVO.- En acatamiento a lo ordenado por la Suprema
Corte de Justicia de la Nación, el Tercer Tribunal Colegiado del
Décimo Quinto Circuito dictó sentencia el catorce de febrero de dos
mil ocho, en la que, una vez analizadas las causas de
improcedencia hechas valer por la parte tercero perjudicada, al no
advertir otras, revocó el fallo impugnado, se declaró incompetente
para resolver el recurso de revisión en cuanto a la
inconstitucionalidad de los artículo 2, 5, 20, 23, y 27, de la Ley para
Regular Sociedades de Información Crediticia, del veintisiete de
diciembre de dos mil uno, publicada en el Diario Oficial de la
Federación en fecha quince de enero de dos mil dos, y remitió los
autos a este Alto Tribunal para que, de estimarlo procedente, se
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AMPARO EN REVISIÓN 134/2008
avoque al conocimiento y resolución del recurso de revisión
interpuesto por el quejoso.
NOVENO.- El Presidente esta Suprema Corte de Justicia de la
Nación, mediante acuerdo de veintinueve de febrero de dos mil
ocho admitió a trámite el expediente, asumiendo la competencia
para conocer del mismo, y ordenó notificar al Procurador General
de la República para que dentro del plazo de diez días contados a
partir de la legal notificación expusiera su parecer, remitiendo en el
mismo proveído los autos al Ministro Genaro David Góngora
Pimentel para el estudio correspondiente.
El Agente del Ministerio Público de la Federación formuló
pedimento No. III/016/2008, en el sentido de abstenerse de
intervenir en el presente juicio de amparo en revisión.
Previo dictamen del Ministro ponente, el asunto quedó
radicado en esta Segunda Sala.
C O N S I D E R A N D O:
PRIMERO.- Esta Segunda Sala de la Suprema Corte de
Justicia de la Nación es competente para conocer del presente
recurso de revisión, de acuerdo con lo dispuesto en los artículos
107, fracción VIII, inciso a), de la Constitución Política de los
Estados Unidos Mexicanos; 84, fracción I, inciso a), de la Ley de
Amparo; 11, fracción V y 21, fracción XI, de la Ley Orgánica del
Poder Judicial de la Federación; en relación con lo previsto en el
punto Cuarto del Acuerdo General Plenario 5/2001, en virtud de que
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se interpuso contra una resolución dictada en la audiencia
constitucional de un juicio de amparo en el que se planteó la
inconstitucionalidad de los artículos 2°, 5°, 20, 23 y 27 de la Ley
para Regular las Sociedades de Información Crediticia, vigente en
dos mil dos; y si bien subsiste en este recurso el problema de
constitucionalidad de leyes planteado, no se requiere de la
intervención del Pleno de este Alto Tribunal.
SEGUNDO.- No es necesario pronunciarse respecto a la
oportunidad del recurso de revisión principal, habida cuenta que el
tribunal colegiado del conocimiento lo admitió el veintitrés de
febrero de dos mil siete.
TERCERO.- Es también innecesario transcribir los agravios de
la parte quejosa, pues por estar dirigidos a combatir el
sobreseimiento en el juicio, el tribunal de amparo se hizo cargo de
ellos, de tal modo que al estimar fundados algunos de ellos revocó
la sentencia recurrida.
CUARTO.- Debe corregirse una irregularidad advertida
tocante a los artículos reclamados, pues como se desprende de la
resolución de fecha catorce de febrero de dos mil ocho, el órgano
colegiado reservó a esta Suprema Corte de Justicia de la Nación el
estudio de los artículos 2°, 5°, 20, 23 y 27 de la Ley para Regular
las Sociedades de Información Crediticia, siendo que de la
demanda de garantías se aprecia que en el tercer concepto de
violación también se reclamaron los artículos 25 y 26 del mismo
ordenamiento. Luego, se incluye como reclamadas estas últimas
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AMPARO EN REVISIÓN 134/2008
disposiciones, cuyo estudio se hará en el examen de los conceptos
de violación respectivos.
QUINTO.- Consecuencia de lo anterior, es estudiar ahora los
conceptos de violación esgrimidos por el quejoso, con fundamento
en lo dispuesto por el artículo 91, fracción I de la Ley de Amparo,
que dicen:
“PRIMERO.- La Ley para Regular las Sociedades de
Información Crediticia es inconstitucional, en lo que respecta
a sus artículos 2, 5, y 20, habida cuenta que lesiona la
garantía de seguridad jurídica prevista por el artículo 16
constitucional, en la modalidad de la privacidad de la
persona.
En efecto, no obstante ser tema árido, es aceptado que el
artículo 16 constitucional protege la privacidad de las
personas, su intimidad, sus datos confidenciales: tanto en lo
que corresponde a su “domicilio”, como a lo relativo a sus
“papeles”, instituciones donde queda inmersa su información
confidencial.
Algunos criterios emitidos por los órganos de control
constitucional, reconocen tal supuesto jurídico, como a
continuación se señalan:
Instancia: Sala Auxiliar
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
Tomo: 217-228 Séptima Parte
Página: 75
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AMPARO EN REVISIÓN 134/2008
“CATEOS. TELÉFONOS INTERVENIDOS” (se omite la
transcripción por innecesaria).
El derecho a la privacidad, tiene como mejor ejemplo el
denominado secreto profesional, del cual en su momento
llegó a derivar la institución jurídica denominada: secreto
bancario, el cual tiene como finalidad primordial el resguardar
el respeto y la protección de las cuestiones privadas, en
función de la confianza que las personas tengan con
instituciones bancarias o financieras.
El secreto bancario, manifestación específica del secreto
profesional, se funda en la protección de la libertad individual,
y reconocida como una garantía de seguridad jurídica frente
a la propia autoridad. El secreto bancario es regulado por
nuestro sistema jurídico y ha evolucionado para ser
reconocido por distintos cuerpos jurídicos como a
continuación se muestra: (se transcriben).
Como se observa, es una constante en nuestro sistema legal
la protección de la privacidad de las personas que realizan
operaciones con las diversas sociedades o instituciones
relacionadas con el mundo económico de nuestro País. Pero
contrario a dicha modalidad, la Ley que se acata de
inconstitucional, en sus artículos 2, 5 y 20, permite que la
información confidencial de los gobernados, sus datos
privados, sean entregados sin su consentimiento a personas
morales que su finalidad será lucrar con la explotación de
dicha información. Los numerales señalan textualmente lo
siguiente: (se transcriben).
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AMPARO EN REVISIÓN 134/2008
Se desprende de lo anterior que una persona física o moral
que guarda la calidad de acreedora de otra persona, en
forma libre, sin límite alguno, sin necesidad del
consentimiento de la persona afectada, puede proporcionar
la información privada de un gobernado, a una sociedad
expresamente constituida para explotar dicha información,
vendiendo dicho servicio y por ende lucrando con el mismo.
Para que suceda tal circunstancia, la Ley no exige ni permite
que la persona deudora, manifieste su conformidad, ni tan
siquiera que conozca que su información será incorporada en
una base de datos puesta a disposición del público en
general.
El esquema que establece la Ley inconstitucional, llega al
extremo de tratar de justificar la violación al secreto
financiero, realizando una declaración legal de que tal
violación no acontece; cuando dicha circunstancia no le
corresponde determinarla al Poder Legislativo.
El derecho a la privacidad, reconocido y respetado en
nuestro Estado de Derecho, llega a constituirse como límite
al contemporáneo y actual derecho a la información, cuando
dicha figura jurídica afecta nacionales o los derechos de
terceros; creando instituciones de derecho administrativo
tales como: reserva de información o secreto burocrático.
Veamos el siguiente criterio.
“DERECHO A LA INFORMACIÓN. SU EJERCICIO SE
ENCUENTRA LIMITADO TANTO POR LOS INTERESES
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AMPARO EN REVISIÓN 134/2008
NACIONALES Y DE LA SOCIEDAD, COMO POR LOS
DERECHOS DE TERCEROS” (se omite la transcripción por
innecesaria).
Ahora bien, aun dentro de los procedimientos judiciales, se
llega a respetar el derecho a la privacidad, limitando aquellas
probanzas que invaden el ámbito de lo confidencial de un
gobernado. Así ha reconocido en diversos criterios, del cual
llamamos el siguiente:
“PRUEBA DOCUMENTAL EN VÍA DE INFORMES SOBRE
DATOS CONTABLES, SU DESAHOGO DENTRO DE
JUICIO ES DE EJECUCIÓN IRREPARABLE” (se omite la
transcripción por innecesaria).
Bajo todas las anteriores premisas, la Ley para Regular las
Sociedades de Información Crediticia es inconstitucional ya
que instituye un sistema de información que violenta el
derecho a la privacidad de los gobernados.
En el caso específico de este quejoso, la ilicitud de la acción
realizada se hace evidente si consideramos que es el
legislador federal a través del artículo 5 segundo párrafo de
la ley citada, el que otorga el consentimiento prácticamente
para que se pueda entregar información financiera a las
sociedades de información financiera, sin que tal acto se
considere violatorio al secreto financiero. En esta virtud la
entrega que hace la institución financiera extranjera de
información financiera del suscrito respecto de la operación
realizada en 1993, es evidente que viola el referido secreto
financiero, pues como ya lo expusimos la ley en cita entra en
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AMPARO EN REVISIÓN 134/2008
vigor hasta el 16 de enero de 2002 y los datos son del mes
de enero de 1993, cuando no existía la posibilidad jurídica de
hacer entrega de tales datos.
Por todo lo antes expuesto y considerando que la Ley
combatida violenta mi garantía de seguridad jurídica, ya que
transgrede mi derecho a la privacidad, tengo a bien solicitar
que se me conceda el amparo de la justicia de la Unión.
SEGUNDO.- La Ley para Regular las Sociedades de
Información Crediticia es inconstitucional, en lo que respecta
a su artículo 23, habida cuenta que lesiona la garantía de
seguridad jurídica prevista por el artículo 14 constitucional, en
la modalidad de la irretroactividad de la ley.
La Ley impugnada, establece un sistema de compilación de
información que permite recabar datos que nacieron de
relaciones jurídicas con existencia anterior a la fecha de
entrada en vigencia del referido cuerpo jurídico. En efecto, la
Ley atacada no contiene un esquema que limite los datos
que integrarán su base de información, ya que los plazos que
contemplan están vinculados con el nacimiento de crédito
constituido, no obstante que sea en fecha anterior a la
entrada en vigor de la Ley. Veamos el artículo 23 citado: (se
transcribe).
En el caso concreto, los datos del suscrito quejoso se
integran a la referida base primaria de datos, no obstante,
que los mismos se refieren a un acto jurídico celebrado en el
año de 1993, cuando la Ley para Regular las Asociaciones
de Información Crediticia aún no se encontraba en vigor,
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AMPARO EN REVISIÓN 134/2008
puesto que ésta empezó a regir a partir del 16 de enero de
2002, por lo tanto se está haciendo una aplicación retroactiva
en mi perjuicio de dichas disposiciones, al estarse
incorporando datos respecto de actos jurídicos sucedidos con
anterioridad a que entrara en vigor el citado cuerpo
dispositivo.
Por todo lo antes expuesto y considerando que la ley
combatida violenta mi garantía de seguridad jurídica, a que
conculca mi derecho a que no se me apliquen leyes que
nacen en fecha posterior a los hechos que pretenden regular,
tengo a bien solicitar que se me conceda el Amparo de la
justicia de la Unión.
TERCERO.- La Ley para Regular las Sociedades de
información Crediticia es inconstitucional, en lo que respecta
a sus artículos 25, 26 y 27, habida cuenta que lesionan la
garantía de igualdad, prevista por el artículo 1 constitucional.
El principio de igualdad previsto por el artículo 1
constitucional, refiere a un principio de equidad de todo
gobernado frente a la Ley; de tal suerte que dos sujetos
situados en una misma posición jurídica deberán someterse
a la misma regulación jurídica.
Dicho principio es violentado por la Ley de comentario, ya
que en su artículo 27, establece una distinción entre dos
sujetos vinculados por una misma relación jurídica, ya que
otorga un trato diferente a quien tiene la calidad de acreedor,
contra el que guarda el carácter de deudor, en la misma
relación. Veamos la norma citada: (se transcribe).
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AMPARO EN REVISIÓN 134/2008
Como es de observarse, el acreedor queda protegido en su
privacidad en una situación desigual frente al deudor: ambos
se encuentran vinculados y sometidos a una relación jurídica
crediticia, por lo que guardan una igualdad que, ninguna Ley,
debe romper.
La ley impugnada, sin justificación alguna establece un
sistema desigual ya que protege los datos confidenciales del
acreedor, pero hace público y permite la explotación lucrativa
de los datos privados del deudor.
Por todo lo antes expuesto y considerando que la Ley
combatida violenta mi garantía de igualdad, ya que otorga un
trato preferencial a los acreedores, tengo a bien solicitar que
se me conceda la protección y el amparo de la justicia de la
Unión.
CUARTO.- El primer acto de aplicación de la Ley para
Regular las Sociedades de Información Crediticia es
inconstitucional, ya que lesiona la garantía de legalidad,
prevista por el artículo 16 constitucional.
La resolución impugnada como primer acto de aplicación,
que otorga respuesta a mi petición, resulta indebidamente
infundada e inmotivada, ya que contrario a la propia
normatividad, no ordena la corrección de la base de datos
para eliminar la información existente del suscrito quejoso,
respecto de la relación con el acreedor de nombre **********.
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AMPARO EN REVISIÓN 134/2008
Es ilegal que mi información confidencial se haya integrado a
la base primaria de datos a que se refiere el artículo 2, inciso
I, en especial lo relacionado con la operación de crédito que
celebré con una institución bancaria extrajera, como lo es
**********, ya que dicha entidad no cuenta con autorización
para operar en el territorio nacional; por lo que no puede ser
usuario en los términos del artículo 2 fracción V de la referida
Ley. Pero además, porque dicha operación se celebró en el
extranjero, específicamente en la ciudad de **********, y está
regida por el derecho extranjero como lo es el del **********, y
tal virtud de dicha operación y a los datos de ella generados,
no puede serle aplicable la mencionada Ley, que en su
artículo 1 establece que la misma es de “observancia en el
territorio nacional”; por lo tanto si está demostrado que la
operación se celebró en el extranjero con una institución
bancaria extranjera, regida por el derecho extranjero, la
aportación e incorporación de los datos a la base primaria de
datos a que se refiere la fracción I antes mencionada, resulta
a todas luces ilegal, y por ende la resolución impugnada
resulta indebidamente motivada y fundada.
Por otra parte, el haber integrado la citada información a la
base primaria de datos y haberla proporcionado a usuarios
del sistema, el Buró de Crédito violó la prohibición contenida
en el artículo 18 fracción I de la propia Ley para Regular las
Sociedades de Información Crediticia, dado que esta
integrando y otorgando información y distinción a la
autorizada por la ley, como lo es la derivada de la operación
que con anterioridad he identificado.
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AMPARO EN REVISIÓN 134/2008
Por todo lo antes expuesto y considerando que la Ley
combatida violenta mi garantía de legalidad jurídica, ya que
lesiona mi derecho a no ser molestado sino mediante escrito
debidamente fundado y motivado, tengo a bien solicitar que
se me conceda el Amparo de la justicia de la Unión.”
SEXTO.- En su primer concepto de violación, la parte quejosa
alega sustancialmente que los artículos 2°, 5° y 20 de la Ley para
Regular las Sociedades de Información Crediticia lesionan su
garantía de seguridad jurídica, en la modalidad de privacidad de la
persona, su intimidad y sus datos confidenciales, por lo siguiente:
a) El mejor ejemplo de tal derecho es el secreto profesional del
cual deriva el secreto bancario, que se funda en la protección de
la libertad individual;
b) Los artículos reclamados permiten que la información
confidencial de los gobernados, sus datos privados, sean entregados sin su consentimiento a personas morales cuya
finalidad es lucrar con la explotación de la información así
obtenida;
c) Una persona física o moral que tiene la calidad de acreedora de
otra persona, en forma libre, sin límite alguno, sin necesidad del consentimiento de la persona afectada, puede
proporcionar la información privada de un gobernado a una
sociedad expresamente constituida para explotar tal
información, vendiendo el servicio y lucrando con el mismo;
d) La ley no exige ni permite que la persona deudora manifieste su
conformidad, ni tan siquiera que conozca que su información
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AMPARO EN REVISIÓN 134/2008
será incorporada en una base de datos puesta a disposición del
público en general;
e) El esquema de la ley llega al extremo de justificar la violación al
secreto financiero, realizando una declaración legal de que tal
violación no acontece cuando tal circunstancia no le
corresponde determinar al Poder Legislativo;
f) El derecho a la privacidad se constituye como límite al derecho
a la información, cuando la figura afecta intereses nacionales o
los derechos de terceros, creando instituciones de derecho
administrativo como reserva de información o secreto
burocrático;
g) La ley reclamada es inconstitucional al instituir un sistema de
información que violenta el derecho a la privacidad de los
gobernados;
h) En el caso la ilicitud se hace evidente porque el artículo 5,
segundo párrafo de la ley reclamada otorga el consentimiento para que se pueda entregar información financiera a las sociedades de información financiera sin que se considere violatorio al secreto financiero;
i) Así, la entrega que se hace a la institución financiera extranjera
de información financiera del suscrito respecto de la operación
realizada en mil novecientos noventa y tres viola el secreto
financiero, pues la ley reclamada entra en vigor el dieciséis de
enero de dos mil dos y los datos son de enero de mil
novecientos noventa y tres, cuando no existía la posibilidad
jurídica de entrega de tales datos.
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AMPARO EN REVISIÓN 134/2008
Como puede advertirse, la parte quejosa, en general, se está
doliendo de la inconstitucionalidad de los referidos preceptos,
porque en su opinión, el legislador está permitiendo que otros
particulares invadan su vida privada o intimidad, con infracción de la
garantía de seguridad jurídica contenida en el artículo 16 de la Ley
Fundamental.
A fin de atender tal planteamiento, se seguirá el siguiente
formato de estudio, a partir de las preguntas siguientes: ¿el derecho
a la intimidad o de privacidad tiene fundamento constitucional?, ¿el
secreto financiero o bancario es parte del derecho a la privacidad o
intimidad de los gobernados y, por ende, está protegido por la
Constitución Federal?, ¿el derecho a la intimidad o privacidad es
ilimitado? Y, finalmente, ¿es inconstitucional la ley reclamada por
permitir la revelación del secreto financiero a terceros ajenos
particulares?
1. ¿El derecho a la intimidad o privacidad tiene fundamento constitucional?
Para responder a lo anterior, es importante señalar que el
artículo 16 constitucional, en que el solicitante de garantías
fundamenta su argumento señala, en su primer párrafo, que: “Nadie
puede ser molestado en su persona, familia, domicilio, papeles o
posesiones, sino en virtud de mandamiento escrito de la autoridad
competente, que funde y motive la causa legal del procedimiento”.
Dicha norma establece –en general- la garantía de seguridad
jurídica de todo gobernado de no ser molestado en la privacidad de
22
AMPARO EN REVISIÓN 134/2008
su persona, de su intimidad familiar, o de sus papeles o posesiones,
sino cuando medie mandato de autoridad competente debidamente
fundado y motivado.
Existe, desde luego, un reconocimiento del derecho a la
persona que tiene su idea originaria en el respeto a la vida privada,
siendo una de las libertades tradicionales protegidas por la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos la
inviolabilidad del domicilio, que tiene como finalidad principal el
respeto a un ámbito de vida privada personal y familiar que, por
regla general, debe quedar excluido del conocimiento ajeno y de las
intromisiones de los demás, con la limitante que la propia Ley
Fundamental establece para las autoridades.
La referida garantía –en un sentido muy amplio- puede
extenderse a una protección que más allá del aseguramiento del
domicilio como espacio físico en que normalmente se desenvuelve
la intimidad. De aquí es posible derivar el reconocimiento de un
derecho a la intimidad o vida privada que abarque las intromisiones
o molestias que por cualquier medio puedan realizarse en ese
ámbito reservado de vida, con la salvedad anotada por la Carta
Magna.
Quedaría, de este modo, contestada en su aspecto básico la
pregunta inicial, siendo en este caso, el artículo 16, primer párrafo,
de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, uno
de los fundamentos que consagran la garantía de seguridad jurídica
en relación con el derecho a la privacidad o intimidad de los
23
AMPARO EN REVISIÓN 134/2008
gobernados, cuyas variantes están dadas respecto a la persona,
familia, domicilio, papeles y posesiones.
2. ¿El secreto financiero o bancario es parte del derecho a la privacidad o intimidad de los gobernados y, por tanto, está protegido por el artículo 16 constitucional?
No es fácil acotar con nitidez el contenido de la intimidad o
privacidad de los gobernados. El problema que se plantea en el
caso es determinar si entran dentro de la intimidad o privacidad
constitucionalmente protegida los datos relativos a la historia
crediticia de una persona.
Es importante discernir lo anterior, porque a la luz del artículo
16 constitucional, sería razonable decir que una persona que ha
confiado a un tercero (institución de crédito) la guarda de su dinero,
la obtención de créditos y, por consiguiente, el manejo de su
historial crediticio, se siente segura que nadie “la molestará”, pues
desde luego es una molestia que otras personas inquieran y
pretendan conocer la medida de sus operaciones bancarias y de su
historia de crédito; y es molestia porque atenta contra ese derecho
básico a la privacidad o intimidad, sin olvidar que también, cuando
alguien, en ejercicio de sus derechos requiera la develación del
secreto bancario o financiero, sólo se producirá cuando una
autoridad haya examinado el caso y se apegue a procedimientos y
normas previamente legisladas, o bien, cuando el interesado lo
autorice.
24
AMPARO EN REVISIÓN 134/2008
A propósito de lo dicho, es pertinente ahora reproducir los
artículos 2°, 5° y 20 de la Ley para Regular las Sociedades de
Información Crediticia, vigentes en la fecha del acto de aplicación,
que dicen:
“Artículo 2o.- Para los efectos de esta ley, se entenderá por:
I. Base Primaria de Datos, a aquella que se conforme con la
información que proporcionen directamente los Usuarios a
las Sociedades, en la forma y términos en que se reciba de
aquéllos, considerando para cada tipo de créditos los plazos
siguientes:
a) Para créditos de amortización única de principal e
intereses al vencimiento, a los treinta o más días naturales de
que ocurra el vencimiento;
b) Para créditos con amortización única de principal al
vencimiento, pero que tengan estipulado el pago de intereses
periódicos, a los noventa o más días naturales de vencido el
pago de intereses respectivos;
c) Para créditos cuya amortización de principal e intereses
haya sido pactada en pagos periódicos parciales, salvo los
créditos hipotecarios para la vivienda y adquisición de bienes
de consumo duradero, a los noventa o más días naturales
posteriores a la fecha de vencimiento de la primera
amortización vencida y no liquidada por el acreditado;
d) Para créditos revolventes, como tarjetas de créditos y
adquisición de bienes de consumo duradero, entre otros,
25
AMPARO EN REVISIÓN 134/2008
cuando el cliente no haya realizado el pago requerido durante
ciento veinte o más días naturales, y
e) Para créditos de vivienda, a los ciento ochenta días o seis
mensualidades posteriores a la fecha del vencimiento de la
primera amortización no cubierta por el acreditado, lo que
resulte menor.
La Base Primaria de Datos también se integrará con la
información crediticia de personas morales con ingresos o
ventas anuales superiores a diecisiete millones de UDIS, así
como la relacionada con clientes con operaciones
fraudulentas. Para efectos de lo anterior, deberán
considerarse los ingresos o ventas registradas al cierre del
ejercicio inmediato anterior al de aquél en que se formule la
solicitud.
II. Cliente, en singular o plural, cualquier persona física o
moral que solicite o sobre la cual se solicite información a
una Sociedad;
III. Comisión, la Comisión Nacional Bancaria y de Valores;
IV. Empresa Comercial, en singular o plural, aquella persona
moral distinta de la Entidad Financiera, que realice
operaciones de crédito relacionadas con la venta de sus
productos o servicios, u otras de naturaleza análoga, así
como la citada persona moral y el fideicomiso que adquieran
o administren cartera crediticia y los fideicomisos de fomento
económico constituidos por el Gobierno Federal, por los
Estados de la República y por el Distrito Federal. Continuarán
26
AMPARO EN REVISIÓN 134/2008
considerándose Entidades Financieras los fideicomisos
mencionados, no obstante que se encuentren en proceso de
extinción;
V. Entidad Financiera, en singular o plural, aquélla autorizada
para operar en territorio nacional y que las leyes reconozcan
como tal, incluyendo a las que se refiere el artículo 7o. de la
Ley para Regular las Agrupaciones Financieras, la banca de
desarrollo, las uniones de crédito, las sociedades de ahorro y
préstamo y las entidades de ahorro y crédito popular.
Continuarán considerándose Entidades Financieras las
personas mencionadas, no obstante que se encuentren en
proceso de disolución, liquidación o extinción, según
corresponda;
VI. Reporte de Crédito, en singular o plural, la información
formulada documental o electrónicamente por una Sociedad
para ser proporcionada al Usuario que lo haya solicitado en
términos de esta ley, que contiene el historial crediticio de un
Cliente, sin hacer mención de la denominación de las
Entidades Financieras o Empresas Comerciales acreedoras;
VII. Reporte de Crédito Especial, en singular o plural, la
información formulada documental o electrónicamente por
una Sociedad que contiene el historial crediticio de un Cliente
que lo solicita, en términos de esta ley y que incluye la
denominación de las Entidades Financieras o Empresas
Comerciales acreedoras;
VIII. Secretaría, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público;
27
AMPARO EN REVISIÓN 134/2008
IX. Secreto Financiero, al que se refieren los artículos 117 y
118 de la Ley de Instituciones de Crédito, 25 de la Ley del
Mercado de Valores, 55 de la Ley de Sociedades de
Inversión y 34 de la Ley de Ahorro y Crédito Popular, así
como los análogos contenidos en las demás disposiciones
legales aplicables;
X. Sociedad, en singular o plural, la sociedad de información
crediticia;
XI. UDIS, las unidades de inversión, y
XII. Usuario, en singular o plural, las Entidades Financieras o
las Empresas Comerciales que proporcionen información o
realicen consultas a la Sociedad.”
“Artículo 5o.- La prestación de servicios consistentes en la
recopilación, manejo y entrega o envío de información
relativa al historial crediticio de personas físicas y morales,
así como a operaciones crediticias y otras de naturaleza
análoga que éstas mantengan con Entidades Financieras y
Empresas Comerciales, sólo podrá llevarse a cabo por
Sociedades que obtengan la autorización a que se refiere el
artículo 6o. de la presente ley.
No se considerará que existe violación al Secreto Financiero
cuando los Usuarios proporcionen información sobre
operaciones crediticias u otras de naturaleza análoga a las
Sociedades, así como cuando éstas compartan entre sí
información contenida en sus bases de datos o proporcionen
dicha información a la Comisión. Tampoco se considerará
28
AMPARO EN REVISIÓN 134/2008
que existe violación al Secreto Financiero cuando las
Sociedades proporcionen dicha información a sus Usuarios,
en términos del Capítulo III de este Título Segundo, o cuando
sea solicitada por autoridad competente, en el marco de sus
atribuciones.”
“Artículo 20.- La base de datos de las Sociedades se
integrará con la información sobre operaciones crediticias y
otras de naturaleza análoga que le sea proporcionada por los
Usuarios.
En caso de que la información proporcionada por el Usuario
sea relativa a una persona moral, el Usuario podrá incluir a
los funcionarios responsables de la dirección general y de las
finanzas, así como a los accionistas principales.
Cuando el Banco de México lo determine, considerando el
comportamiento del mercado, el tamaño del sector financiero
y las tarifas de aquellas Sociedades que se encuentren
operando al amparo de esta ley, podrá emitir disposiciones
de carácter general para que las Entidades Financieras
proporcionen información relativa a sus operaciones
crediticias a las Sociedades organizadas conform a esta ley.”
La primera de las disposiciones define diversos términos, entre
otros, el secreto financiero, para lo cual remite a los artículos 117 y
118 de la Ley de Instituciones de Crédito, 25 de la Ley del Mercado
de Valores, 55 de la Ley de Sociedades de Inversión y 34 de la Ley
de Ahorro y Crédito Popular, así como los análogos contenidos en
las demás disposiciones legales aplicables.
29
AMPARO EN REVISIÓN 134/2008
Para efectos de ilustración, los artículos 117 y 118 de la Ley
de Instituciones de Crédito (vigentes en la fecha de presentación de
la demanda de amparo), decían:
“ARTICULO 117.- Las instituciones de crédito en ningún caso
podrán dar noticias o información de los depósitos, servicios
o cualquier tipo de operaciones, sino al depositante, deudor,
titular o beneficiario que corresponda, a sus representantes
legales o a quienes tenga otorgado poder para disponer de la
cuenta o para intervenir en la operación o servicio, salvo
cuando las pidieren, la autoridad judicial en virtud de
providencia dictada en juicio en el que el titular sea parte o
acusado y las autoridades hacendarias federales, por
conducto de la comisión Nacional Bancaria, para fines
fiscales. Los empleados y funcionarios de las instituciones de
crédito serán responsables, en los términos de las
disposiciones aplicables, por violación del secreto que se
establece y las instituciones estarán obligadas en caso de
revelación del secreto, a reparar los daños y perjuicios que
se causen.
Lo anterior, en forma alguna afecta la obligación que tienen
las instituciones de crédito de proporcionar a la Comisión
Nacional Bancaria, toda clase de información y documentos
que, en ejercicio de sus funciones de inspección y vigilancia,
les solicite en relación con las operaciones que celebren y los
servicios que presten.”
“ARTICULO 118.- Con la salvedad de toda clase de
información que sea solicitada por la Comisión Nacional
30
AMPARO EN REVISIÓN 134/2008
Bancaria, la violación del secreto propio de las operaciones a
que se refiere la fracción XV del artículo 46 de esta Ley,
incluso ante las autoridades o tribunales en juicios o
reclamaciones que no sean aquellos entablados por el
fideicomitente o fideicomisario, comitente o mandante, contra
la institución o viceversa, constituirá a ésta en
responsabilidad civil por los daños y perjuicios ocasionados,
sin perjuicio de las responsabilidades penales procedentes.”
Los numerales en cuestión previenen el denominado secreto
bancario que, en términos generales, es posible entender como el
deber que tienen las instituciones de crédito de no proporcionar
información de los depósitos, servicios o cualquier tipo de
operaciones, salvo cuando así lo disponga la ley o cuando lo faculte
el mismo cliente.
Las razones del legislador para el secreto bancario son,
básicamente, la necesidad de establecer confianza entre el público
y el banco, que no podría existir si éstos no conservan la
confidencialidad de los intereses del público.
En lo que concierne a la Ley para Regular las Sociedades de
Información Crediticia, el secreto bancario o financiero se integra
con la información proporcionada por los usuarios a las sociedades,
en la forma y términos que se reciba de aquéllos, considerando los
diversos tipos de créditos a que se refiere el artículo 2°, así como
con la información crediticia de personas morales con ingresos o
ventas anuales superiores a diecisiete millones de UDIS y con la
relacionada con clientes con operaciones fraudulentas, para lo cual
31
AMPARO EN REVISIÓN 134/2008
deberán considerarse los ingresos o ventas registradas al cierre del
ejercicio inmediato anterior al de aquél en que se solicite
información, todo lo cual viene a formar la base de datos del buró
de crédito.
De lo expuesto puede derivarse que el secreto financiero o
bancario guarda relación con la vida o historia crediticia de los
gobernados, en su calidad de clientes de instituciones de crédito o
sociedades de información, que si bien como tal no está
consagrado explícitamente en la Constitución Federal, también lo
es que por estar referido a la “biografía personal en números” o
“currícula o historia crediticia del cliente”, puede considerarse como
parte del derecho a la vida privada del cliente.
Es decir, la historia crediticia –prácticamente- es como la carta
de presentación en el ámbito del crédito del sujeto o persona que
ha incurrido en obligaciones de esta índole, de tal modo que
dependiendo de la información que se tenga en la base de datos
del buró, es como se atenderán o no nuevas peticiones de crédito o
de atención bancaria en los diversos servicios que se prestan al
público en general.
Puede concluirse, así, que la develación de la historia de
crédito tiene implicaciones en la situación patrimonial y económica
de la persona –en su carácter o condición de cliente- y, en
consecuencia, en su privacidad, de tal modo que toda apertura de
la reserva financiera o bancaria es, de una manera u otra, una
afectación del derecho a la vida privada, como extensión del
derecho fundamental a la inviolabilidad de la persona, familia,
32
AMPARO EN REVISIÓN 134/2008
domicilio, papeles o posesiones de los gobernados, protegido por el
artículo 16, primer párrafo constitucional.
3. ¿El derecho a la intimidad o privacidad es ilimitado?
Por principio de cuentas, debe decirse que tal derecho no es
ilimitado, puesto que como este Alto Tribunal Constitucional lo ha
determinado en diversas ocasiones, las garantías constitucionales
están limitadas por la propia Constitución Federal, siendo las leyes
generales el conjunto de las limitaciones que el Estado impone a la
libertad del individuo, lo que es entendible, ya que junto con tal
derecho –de interés personal- existen también otros derechos –
particulares y públicos-, como se explicará en el siguiente apartado.
Algunos criterios que apoyan lo antes dicho, son los que se
citan para efectos de información del asunto, que dicen:
“Quinta Época
Instancia: Segunda Sala
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
XL
Tesis:
Página: 3630
GARANTIAS INDIVIDUALES. Los derechos que bajo el
nombre de garantías individuales consagra la Constitución,
constituyen limitaciones jurídicas que, en aras de la libertad
individual y en respeto a ella, se oponen al poder o soberanía
del Estado, quien, por su misma naturaleza política y social,
puede limitar la libertad de cada individuo, en la medida
33
AMPARO EN REVISIÓN 134/2008
necesaria para asegurar la libertad de todos; y la limitación
de que se habla, debe ser en la forma misma en que se
precisan o definen en la Constitución las citadas garantías
individuales, siendo las leyes generales y particulares, el
conjunto orgánico de las limitaciones normales que el poder
público impone a la libertad del individuo, para la convivencia
social, dentro de las mismas garantías individuales, so pena
de ineficiencia absoluta, en caso de rebasarlas, porque
entonces, dado el régimen de supremacía judicial que la
Constitución adopta, se consigue la protección de las mismas
garantías, por medio del juicio de amparo.”
“Quinta Época
Instancia: Cuarta Sala
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
XLIII
Tesis:
Página: 519
GARANTIAS INDIVIDUALES, LIMITACION DE LAS. Las
garantías individuales establecidas en el primer capítulo de la
Constitución Federal de la República, tienen las limitaciones
que los demás preceptos del mismo Código Supremo
establecen, por lo cual una sentencia que se funde en las
fracciones XX y XXII del artículo 123 constitucional, no causa
agravios.”
“Quinta Época
Instancia: Tercera Sala
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
LXXIV
34
AMPARO EN REVISIÓN 134/2008
Tesis:
Página: 2536
GARANTIAS INDIVIDUALES. No son derechos públicos
reconocidos sin limitación ninguna, por texto expreso de la
Constitución Política, su uso, restricción y suspensión, se
arreglan a los casos y a las condiciones que establece dicha
Constitución, dentro de los límites que la misma señala.”
De tales criterios deriva que las garantías individuales
consagradas en la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos tienen un doble papel limitante, ya que, por una parte, se
oponen al poder o soberanía del Estado por los gobernados y, por
otra, aun cuando son derechos públicos reconocidos en la Ley
Fundamental, no son ilimitados frente a las autoridades, pues su
uso por los particulares puede ser limitado por el poder público a fin
de asegurar la libertad y convivencia de todos, lo cual debe ser en
la forma que precise o defina la Constitución en las propias
garantías individuales, siendo las leyes generales el conjunto
orgánico de las limitaciones normales impuestas a los gobernados.
De acuerdo con lo anterior, es claro que no existen derechos
ilimitados, de tal modo que si se trata de garantías individuales,
éstas encontrarán sus límites, bien en la misma Constitución
Federal, de modo directo, o de manera indirecta o mediata en la
legislación ordinaria, por la necesidad de preservar otros derechos
o bienes protegidos constitucionalmente.
35
AMPARO EN REVISIÓN 134/2008
Hecha la indicación previa, debe ahora responderse la
pregunta formulada en el sentido de que aun admitiendo que el
secreto financiero o bancario esté cubierto por la garantía de
seguridad jurídica, en su vertiente de derecho a la privacidad o
intimidad, lo cierto es que como garantía individual operaría un
límite justificado a ese derecho, puesto que, como lo ha sostenido
este Tribunal Constitucional, no existen derechos ilimitados.
En efecto, todo derecho tiene sus límites, que en relación a los
derechos fundamentales o garantías individuales establece la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos por sí
misma en algunas ocasiones, mientras en otras el límite deriva de
una manera mediata o indirecta de alguna otra norma, en cuanto ha
de justificarse por la necesidad de proteger o preservar no sólo
otros derechos constitucionales, sino también otros bienes
constitucionalmente protegidos, como sería el de otros bancos o
instituciones de crédito, de usuarios o de sociedades de
información.
4. ¿Es inconstitucional la ley reclamada por permitir la apertura del secreto financiero a otras personas?
Aun cuando se ha venido diciendo que el derecho a la vida
privada y, por ende, el secreto financiero, puede quedar inmerso
dentro de la garantía de seguridad jurídica consagrada en el primer
párrafo del artículo 16 constitucional, debe también mencionarse
que en la reserva mencionada coinciden más intereses que el del
cliente, que obligan a la comunicación o divulgación de los datos
crediticios cuando concurra causa que lo justifique.
36
AMPARO EN REVISIÓN 134/2008
Efectivamente, ha quedado en claro que conforme lo disponen
los artículos 117 y 118 de la Ley de Instituciones de Crédito,
reproducidos anteriormente, además de las personas que tienen
derecho a pedir directamente informes de los depósitos y demás
operaciones a las instituciones de crédito, en el caso, a usuarios o
sociedades de información, como son: el deudor, el titular, los
beneficiarios a la muerte del titular, de los representantes legales o
personas autorizadas por el titular; existen otros casos en los cuales
el secreto bancario o financiero no es obstáculo para la supervisión
bancaria o persecución de delitos, entre otros supuestos, de aquí
que el legislador haya establecido diversas excepciones que
permiten a ciertas autoridades recabar directamente de las
instituciones de crédito (en el caso usuarios o sociedades de
información), informes protegidos, a saber: autoridades judiciales,
autoridades hacendarias federales y Comisión Nacional Bancaria,
entre otras.
En este supuesto, los intereses que se superponen son, por
un lado, el del particular o cliente y, por otro, el público o de las
autoridades, cuyo ejercicio es claro que no implicaría violación de la
garantía de seguridad jurídica, pues la apertura de la base de datos
administrada por el buró de crédito obedecería, en el primer caso, a
la solicitud del propio titular o deudor, y en el segundo, al de las
autoridades competentes, cuyo interés radica en la protección del
sistema bancario y crediticio por constituir uno de los motores del
desarrollo económico.
37
AMPARO EN REVISIÓN 134/2008
El punto a dilucidar es cuándo frente al interés y derecho del
cliente a defender su intimidad o privacidad, está el interés privado
de la institución de crédito o sociedad de información de levantar el
secreto financiero o bancario en los supuestos que la ley o leyes
autorizan.
Al respecto, es posible adelantar algunas respuestas. La
primera, muy sencilla, es que no podría haber infracción a la
garantía de seguridad jurídica de los clientes por la apertura del
secreto financiero cuando usuarios o sociedades de información
proporcionan o comparten su historial crediticio, por tratarse estos
eventos de actos de particulares, lo cual es comprensible, ya que
los derechos fundamentales de los gobernados únicamente pueden
ser violentados por actos de autoridad. La segunda, también muy
obvia, es que no podría ocurrir tal violación si el cliente mismo
autoriza o permite que se proporcione o comparta su historia de
crédito a terceros ajenos.
Lo dicho, a simple vista, no podría suscitar mayor discusión,
sin embargo, la duda se presenta si se parte de otra premisa: ¿un
acto legislativo –como acto de autoridad- puede infringir el mandato
constitucional al permitir que particulares invadan la vida privada de
un particular? Este es el punto de valoración constitucional que se
hará a continuación.
Para ello, es pertinente hacer algunas precisiones en torno de
los artículos 2°, 5° y 20 de la Ley para Regular las Sociedades de
Información Crediticia.
38
AMPARO EN REVISIÓN 134/2008
La primera disposición define diversos términos, a saber, la
base primaria de datos, el cliente, la Comisión, la empresa
comercial, la entidad financiera, el reporte de crédito, el reporte de
crédito especial, la Secretaría, el secreto financiero, la sociedad, las
UDIS y el usuario.
El artículo 5, en su primer párrafo, a su vez, dispone que la
prestación de servicios consistentes en la recopilación, manejo y
entrega o envío de información relativa al historial crediticio de las
personas, operaciones crediticias y otras análogas, puede
realizarse únicamente por sociedades autorizadas en términos del
artículo 6°. Esto significa que solamente las sociedades de
información autorizadas podrán proporcionar o compartir
información del buró de crédito.
El segundo párrafo señala que no se considera violación al
secreto financiero:
a) cuando los usuarios proporcionen información sobre
operaciones crediticias u otras análogas a las sociedades;
b) cuando estas sociedades compartan entre sí información
contenida en sus bases de datos o proporcionen información a la
Comisión;
c) cuando las sociedades proporcionen dicha información a
sus usuarios conforme al Capítulo III del Título Segundo de la ley; y
39
AMPARO EN REVISIÓN 134/2008
d) cuando sea solicitada por autoridad competente en el marco
de sus atribuciones.
El artículo 20, en principio, explica cómo se integra la base de
datos, también señala que es posible incluir a los funcionarios
responsables de las finanzas y directivos, así como a los
accionistas de la persona moral, y finalmente, que el Banco de
México tiene facultades para emitir disposiciones generales en la
materia.
Las disposiciones reclamadas, en lo que al caso interesa,
ciertamente regulan, por una parte, el secreto financiero y, por otra,
el establecimiento de una base de datos, conformada con la
información crediticia proporcionada por los usuarios a las
sociedades de personas morales, así como de clientes con
operaciones fraudulentas, que puede proporcionarse o compartirse
por los usuarios a las sociedades, entre las sociedades mismas, por
las sociedades a la Comisión, por las sociedades a sus usuarios, o
por las sociedades a las autoridades competentes, bien sea
mediante un reporte de crédito o por un reporte de crédito especial.
Siguiendo estas limitantes legales, resulta que proporcionar o
compartir la información crediticia no significa, a la luz del artículo
5°, segundo párrafo, violación al secreto financiero, cuando se hace
a las sociedades, a los usuarios, a la Comisión o a las autoridades
competentes. Es decir, la ley no considera que se devela el secreto
bancario o financiero cuando la información se proporciona o
comparte con otros particulares, por así permitirlo el legislador, o
40
AMPARO EN REVISIÓN 134/2008
bien, con las autoridades competentes en la materia, sean
administrativas o jurisdiccionales.
Lo últimamente mencionado –como antes se expresó- no
representa infracción constitucional, pues los actos de molestia que
pudieran ocasionar las autoridades con motivo de la información
que se les proporciona o comparte están prevenidos por el artículo
16 constitucional en la garantía de seguridad de la intimidad o
privacidad de los gobernados. En otras palabras, en el nivel
constitucional el derecho indicado está limitado por la actuación de
las autoridades competentes, que deberá estar debidamente
fundada y motivada.
El problema surge en el nivel de ley, al permitir que la
información crediticia se proporcione o sea compartida entre
particulares, de tal modo que aquí nuevamente el punto es ¿en qué
medida se infringe la privacidad o intimidad de los clientes cuya
historia crediticia se proporciona o comparte entre usuarios o
sociedades? ¿Se concreta una violación del secreto financiero o
bancario a la luz del mandato constitucional?
En principio, la respuesta sería que el derecho a la privacidad
o intimidad concretado en el secreto financiero o bancario,
atendiendo al fundamento constitucional, únicamente puede ser
objeto de molestia mediante un acto de autoridad debidamente
fundado y motivado; sin embargo, como se expresó con antelación,
existe otra salvedad que impide violentar la garantía de seguridad
jurídica relacionada con la inviolabilidad de la persona, familia,
posesiones o papeles de los gobernados, consistente en la
41
AMPARO EN REVISIÓN 134/2008
autorización que ellos mismos otorguen para que se proporcione o
comparta su historia crediticia a los usuarios o sociedades de
crédito.
Lo dicho ha sido recogido en otros numerales de la misma ley,
que deben considerarse para efecto de establecer si las normas
combatidas establecen límites legales respecto del derecho a la
privacidad o intimidad de las personas, en lo que atañe
específicamente al secreto financiero o bancario. En particular y
para meros fines de ilustración, cabe citar los artículos 28, 29, 30,
38 y 52 de la Ley para Regular las Sociedades de Información
Crediticia:
“Artículo 28.- Las Sociedades sólo podrán proporcionar
información a un Usuario, cuando éste cuente con la
autorización expresa del Cliente, mediante su firma
autógrafa, en donde conste de manera fehaciente que tiene
pleno conocimiento de la naturaleza y alcance de la
información que la Sociedad proporcionará al Usuario que así
la solicite, del uso que dicho Usuario hará de tal información
y del hecho de que éste podrá realizar consultas periódicas
de su historial crediticio, durante el tiempo que mantenga
relación jurídica con el Cliente.
Las Sociedades podrán proporcionar información a los
Usuarios que adquieran o administren cartera de crédito,
utilizando para ello la autorización que el Cliente haya dado
conforme al presente artículo al Usuario que otorgó el crédito
respectivo originalmente.
42
AMPARO EN REVISIÓN 134/2008
Cuando los Usuarios vendan o cedan cartera de crédito a
personas que no sean Usuarios en términos de esta Ley,
deberán informarlo a las Sociedades. En este supuesto las
Sociedades deberán incluir en los Reportes de Crédito y
Reportes de Crédito Especiales que emitan, una anotación
que manifieste la imposibilidad de actualizar los registros
respectivos por el motivo mencionado.
Asimismo, el Banco de México podrá autorizar a las
Sociedades los términos y condiciones bajo los cuales
podrán pactar con los Usuarios la sustitución de la firma
autógrafa del Cliente, con alguna de las formas de
manifestación de la voluntad señaladas en el artículo 1803
del Código Civil Federal.
La autorización expresa a que se refiere este artículo será
necesaria tratándose de:
I. Personas físicas, y
II. Personas morales con créditos totales inferiores a
cuatrocientas mil UDIS, de conformidad con el valor de dicha
unidad publicado por el Banco de México a la fecha en que
se presente la solicitud de información. Los Usuarios que
realicen consultas relacionadas con personas morales con
créditos totales superiores a cuatrocientas mil UDIS, no
requerirán de la autorización expresa a que se refiere el
presente artículo.
La obligación de obtener las autorizaciones a que se refiere
este artículo, no aplicará a la información solicitada por la
43
AMPARO EN REVISIÓN 134/2008
Comisión, por las autoridades judiciales en virtud de
providencia dictada en juicio en que el Cliente sea parte o
acusado y por las autoridades hacendarías federales, cuando
la soliciten a través de la Comisión, para fines fiscales, de
combate al blanqueo de capitales o de acciones tendientes a
prevenir y castigar el financiamiento del terrorismo.
La vigencia de la autorización prevista en el primer párrafo de
este artículo será de un año contado a partir de su
otorgamiento, o hasta dos años adicionales a ese año si el
Cliente así lo autoriza expresamente. En todo caso, la
vigencia permanecerá mientras exista relación jurídica entre
el Usuario y el Cliente.
Los Reportes de Crédito Especiales que sean entregados a
los Clientes en términos de esta ley deberán contener la
identidad de los Usuarios que hayan consultado su
información en los veinticuatro meses anteriores.
Cuando el texto que contenga la autorización del Cliente
forme parte de la documentación que deba firmar el mismo
para gestionar un servicio ante algún Usuario, dicho texto
deberá incluirse en una sección especial dentro de la
documentación citada y la firma autógrafa del Cliente relativa
al texto de su autorización deberá ser una firma adicional a la
normalmente requerida por el Usuario para el trámite del
servicio solicitado.
En caso de que alguna Sociedad proporcione información sin
que se haya recabado la autorización a que se refiere este
artículo, en los términos de los artículos 29 y 30 siguientes,
44
AMPARO EN REVISIÓN 134/2008
se entenderá como violación de dicha Sociedad a las
disposiciones relativas al Secreto Financiero de que se trate.”
“Artículo 29.- Los Usuarios que sean Empresas Comerciales
podrán realizar consultas a las Sociedades a través de
funcionarios o empleados previamente autorizados que
manifiesten, bajo protesta de decir verdad, que se cuenta con
la autorización a que se refiere el primer párrafo del artículo
28 de esta ley. Dichos Usuarios deberán enviar los originales
de tales autorizaciones a la Sociedad de que se trate en un
plazo que no podrá exceder de treinta días posteriores a la
fecha en que se realizó la consulta.
Cuando los Usuarios que sean Empresas Comerciales no
proporcionen la autorización a la Sociedad de que se trate en
el plazo señalado en el párrafo anterior, ésta no incurrirá en
violación al Secreto Financiero, siempre y cuando notifique
tal hecho a la Comisión dentro de los diez días hábiles
siguientes a la fecha en que debió haberla recibido.
Una vez que la Comisión reciba la notificación a que se
refiere el párrafo anterior, podrá solicitar a la Sociedad de
que se trate que presente una denuncia en contra de quien
resulte responsable por la violación al Secreto Financiero;
adicionalmente, la Comisión podrá solicitar a las Sociedades
que suspendan el servicio a la Empresa Comercial en
cuestión.
Los Usuarios que sean Empresas Comerciales deberán
guardar absoluta confidencialidad respecto al contenido de
45
AMPARO EN REVISIÓN 134/2008
los Reportes de Crédito que les sean proporcionados por las
Sociedades.
Las Sociedades deberán verificar que los Usuarios que sean
Empresas Comerciales cuenten con las autorizaciones a que
se refiere el primer párrafo del artículo 28. Las Sociedades
estarán legitimadas para ejercer las acciones legales que
sean necesarias en contra de Empresas Comerciales y/o
empleados de éstas, por violación al Secreto Financiero,
cuando de tales verificaciones resulte que no existían las
autorizaciones mencionadas.”
“Artículo 30.- Los Usuarios que sean Entidades Financieras
podrán realizar consultas a las Sociedades a través de
funcionarios o empleados previamente autorizados ante las
Sociedades que manifiesten bajo protesta de decir verdad,
que cuentan con la autorización mencionada.
Dichos Usuarios deberán mantener en sus archivos la
autorización del Cliente, en la forma y términos que señale la
Comisión, por un periodo de cuando menos doce meses
contados a partir de la fecha en que se haya realizado la
consulta sobre el comportamiento crediticio de un Cliente a
una Sociedad. Asimismo, dichos Usuarios serán
responsables de la violación de las disposiciones relativas al
Secreto Financiero en los términos del artículo 38 de esta ley,
cuando no cuenten oportunamente con la autorización
referida.
La Comisión podrá solicitar a las Entidades Financieras que
le exhiban las autorizaciones de los Clientes respecto de los
46
AMPARO EN REVISIÓN 134/2008
cuales hayan solicitado información a las Sociedades y, de
no contar con ella, imponer a la Entidad Financiera de que se
trate, las sanciones que correspondan, sin perjuicio de que
las Sociedades puedan también verificar la existencia de
dichas autorizaciones y comuniquen a la Comisión los
incumplimientos que detecten.
Tratándose de Usuarios que sean Entidades Financieras, las
Sociedades sólo serán responsables de violar el Secreto
Financiero cuando no obtengan la manifestación bajo
protesta de decir verdad a que se refiere el primer párrafo de
este artículo.”
“Artículo 38.- Con excepción de la información que las
Sociedades proporcionen en los términos de esta ley y de las
disposiciones generales que se deriven de ella, serán
aplicables a las Sociedades, a sus funcionarios y a sus
empleados las disposiciones legales relativas al Secreto
Financiero, aun cuando los mencionados funcionarios o
empleados dejen de prestar sus servicios en dichas
Sociedades.
Los Usuarios de los servicios proporcionados por las
Sociedades y cualquier otra persona distinta del Cliente que
tenga acceso a sus Reportes de Crédito o Reportes de
Crédito Especiales, así como los funcionarios, empleados y
prestadores de servicios de dichos Usuarios y personas,
deberán guardar confidencialidad sobre la información
contenida en los referidos reportes y no utilizarla en forma
diferente a la autorizada.”
47
AMPARO EN REVISIÓN 134/2008
“Artículo 52.- Aquellos Usuarios que obtengan información de
una Sociedad sin contar con la autorización a que se refiere
el artículo 28 de esta Ley o que de cualquier otra forma
cometan alguna violación al Secreto Financiero, así como las
personas que violando el deber de confidencialidad a que
hace referencia el artículo 38 de la presente Ley hagan uso
de la información respectiva de manera distinta a la
autorizada por el Cliente, estarán obligados a reparar los
daños que se causen. Lo anterior sin menoscabo de las
demás sanciones, incluyendo las penales, que procedan por
la revelación del secreto que se establece.
Adicionalmente, la Comisión podrá prohibir a las Sociedades
que proporcionen información a los Usuarios que no
obtengan la autorización a que se refiere el artículo 28 de la
presente ley.”
Lo primero que destaca es la disposición de que “las
sociedades sólo podrán proporcionar información a un usuario
cuando éste cuente con la autorización expresa del cliente,
mediante su firma autógrafa, en donde conste de manera
fehaciente que tiene pleno conocimiento de la naturaleza y alcance
de la información que la Sociedad proporcionará al usuario que lo
solicite, del uso que se hará de la información y del hecho de que
podrá realizar consultas periódicas durante el tiempo que mantenga
relación jurídica con el cliente”.
No cabe duda que proporcionar la información crediticia de un
cliente, exige para las sociedades que manejan o administran la
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AMPARO EN REVISIÓN 134/2008
base de datos del buró de crédito la existencia de una autorización
expresa del cliente para los efectos que dispone el artículo 28.
La misma norma establece que las sociedades podrán
proporcionar información a los usuarios que adquieran o
administren cartera de crédito, utilizando para ello la autorización
del cliente. El párrafo tercero señala que el Banco de México podrá
autorizar a las sociedades para pactar con los usuarios la
sustitución de la firma autógrafa del cliente con alguna de las
formas de manifestación de la voluntad señaladas en el artículo
1803 del Código Civil Federal, que dice:
“ARTÍCULO 1,803.- El consentimiento puede ser expreso o
tácito, para ello se estará a lo siguiente:
I.- Será expreso cuando la voluntad se manifiesta
verbalmente, por escrito, por medios electrónicos, ópticos o
por cualquier otra tecnología, o por signos inequívocos, y
II.- El tácito resultará de hechos o de actos que lo
presupongan o que autoricen a presumirlo, excepto en los
casos en que por ley o por convenio la voluntad deba
manifestarse expresamente.”
A pesar de lo anterior, el mismo artículo 28 dice que la
autorización expresa será necesaria tratándose de personas físicas
y personas morales con créditos totales inferiores a cuatrocientos
mil UDIS; pero si los créditos de éstas exceden dicha cantidad, no
se requerirá la autorización expresa, caso en el cual, operará lo
dispuesto en el artículo 1803 transcrito.
49
AMPARO EN REVISIÓN 134/2008
Unos casos de excepción a la autorización expresa o tácita
son los relativos a la información solicitada por la Comisión, por las
autoridades judiciales o por las autoridades hacendarias.
En cuanto a la vigencia de la autorización del cliente, el mismo
precepto 28 señala que será de un año contado a partir de su
otorgamiento, o hasta dos años adicionales si el cliente lo autoriza.
Si no es así, la vigencia subsistirá mientras haya relación jurídica
entre usuario y cliente.
El mismo precepto previene que se entenderán violadas las
disposiciones tocantes al secreto financiero, cuando la sociedad,
sus empleados o funcionarios, realicen consultas o divulguen
información cuando no hay autorización del cliente.
El artículo 29 pone énfasis también en la autorización del
cliente en términos del párrafo primero del artículo 28, es decir,
cuando los usuarios que sean empresas comerciales realicen
consultas a las sociedades, pues deberán manifestar bajo protesta
de decir verdad, que cuentan con aquélla, a modo tal que cuando
no se ha recabado la autorización, se incurrirá en violación al
secreto financiero. Vale destacar el deber de las sociedades de
verificar que los usuarios que sean empresas comerciales, cuenten
con la autorización del cliente conforme lo previene el párrafo
primero del artículo 28, esto es, con firma autógrafa y de manera
expresa, así como el relativo al mantenimiento de los archivos que
contengan las autorizaciones en forma impresa, electrónica o en
50
AMPARO EN REVISIÓN 134/2008
medios ópticos por un período de cuando menos sesenta meses
contados a partir de la fecha de la consulta.
El artículo 30 nuevamente dispone que las consultas de los
usuarios que sean entidades financieras deberán estar avaladas
por su manifestación bajo protesta de decir verdad que cuentan con
la autorización del cliente, otorgada conforme al primer párrafo del
artículo 28, estando obligados dichos usuarios a mantener en sus
archivos tal autorización por un período de doce meses cuando
menos, siendo responsables de la violación de las disposiciones
relativas al secreto financiero.
Llegado el caso, la Comisión podrá solicitar a las entidades
financieras la exhibición de las autorizaciones de los clientes
respecto de los cuales hayan solicitado información a las
sociedades, siendo merecedoras de sanciones cuando no cuenten
con ellas.
Otro aspecto que debe resaltarse es la responsabilidad de las
sociedades de violación al secreto financiero cuando no obtengan
de los usuarios entidades financieras la manifestación bajo protesta
de decir verdad de que cuentan con la autorización del cliente.
El artículo 38 dispone la aplicabilidad a las sociedades, sus
funcionarios y empleados, aun cuando éstos dejen de prestar sus
servicios a aquéllas, de las disposiciones relativas al secreto
financiero, añadiendo en su párrafo segundo que los usuarios y
cualquier persona que tenga acceso a los reportes de crédito o
reportes de crédito especiales, deberán guardar confidencialidad
51
AMPARO EN REVISIÓN 134/2008
sobre la información contenida en dichos reportes y no utilizarla en
forma diferente a la autorizada, ya que, en caso de que los usuarios
obtengan información de una sociedad sin contar con la
autorización del cliente en la forma que establece el artículo 28,
incurrirán en violación al secreto financiero y deberán reparar los
daños sin menoscabo de otras sanciones.
Del conjunto de normas referidas se desprende la gran
importancia que concedió el legislador a la exigencia de contar con
la autorización del cliente a fin de proporcionar o compartir
lícitamente información sobre su historia crediticia integrada a la
base de datos de las sociedades de información crediticia. Tal
autorización deberá ser expresa y contar con la firma autógrafa del
cliente en los supuestos especificados por la ley, o bien, podrá ser
tácita, cuando se acrediten los extremos del artículo 1803 del
Código Civil Federal; pero también podrá formalizarse de otra
manera, como lo previno el legislador.
Como se ve, la autorización del cliente es fundamental para
que se proporcione o comparta información por el buró de crédito a
terceros ajenos, bien sea usuarios u otras sociedades, ya que, de
no contar con permiso, la divulgación de la historia crediticia del
cliente constituirá violación al secreto financiero, con las
consecuentes sanciones a quien infrinja las disposiciones relativas.
Lo hasta aquí expuesto permite concluir que no es verdad,
como lo afirma el quejoso, que los artículos 2°, 5° y 20 de la Ley
para Regular las Sociedades de Información Crediticia, afecten la
garantía de seguridad jurídica consagrada en el artículo 16, primer
52
AMPARO EN REVISIÓN 134/2008
párrafo constitucional, en lo que concierne al derecho a la
privacidad o intimidad de su persona, sus papeles o posesiones, ya
que en ningún momento permite que su historial de crédito sea
proporcionado o compartido “sin su consentimiento”.
Por lo contrario, la ley ha sido cuidadosa en preservar la
autorización del cliente en los casos mencionados en vía de
ejemplo, de tal modo que legalmente no es factible que una
sociedad o usuario proporcione o comparta información privada del
deudor de forma unilateral, es decir, sin contar con su autorización,
a fin de explotarla o venderla, habida cuenta que se exige en
algunos casos la autorización expresa y con firma autógrafa del
cliente, en otros, de forma diversa, pero finalmente, lo esencial es
contar con la autorización del cliente para tales efectos o
consecuencias.
Así es que no puede haber en la ley reclamada una infracción
a la garantía de seguridad jurídica cuando dispone como exigencia
primordial que se cuente con la referida autorización del cliente,
pues además de que proporcionar o compartir información con
usuarios o sociedades representa una situación entre particulares,
como acto legislativo se atendió la voluntad del cliente de dichas
entidades, de tal modo que no puede estimarse violación al secreto
financiero cuando el propio interesado ha manifestado su voluntad
para que su historia de crédito pueda proporcionarse o compartirse
con usuarios o sociedades.
En otras palabras, aun cuando las normas reclamadas
previenen la develación del secreto financiero cuando se dan los
53
AMPARO EN REVISIÓN 134/2008
supuestos examinados, al mismo tiempo la ley condiciona con
carácter general tal apertura al consentimiento e información del
particular (cliente) para que los datos de su historial crediticio sean
proporcionados o compartidos por los usuarios o sociedades en
forma lícita.
Efectivamente, la ley de la materia previene por un lado, el
principio del control del particular sobre los datos personales que
afectan su propia intimidad, que se concreta en el control sobre las
informaciones que conciernen al particular en las siguientes
facultades: a) facultad de acceder al conocimiento de las
informaciones que se encuentran en la base de datos, b) facultad
de rectificar la información errónea que la sociedad o los usuarios
poseen lícitamente, c) facultad de cancelar la información que la
base de datos no tiene derecho a poseer, y d) facultad de conocer
qué informaciones concernientes al sujeto o persona han sido
comunicados a terceros.
Pero la ley de la materia también dispone –como ya quedó
explicado- que a fin de que los usuarios o sociedades puedan
proporcionar o compartir la información que la base de datos tenga
sobre la persona o sujeto de crédito, sea condición fundamental el
consentimiento o autorización de éste si se trata de otros usuarios o
sociedades, sin que ello opere respecto de las autoridades que el
legislador ha autorizado en la propia normatividad. Es decir, la
reserva bancaria no es absoluta pues no significa silencio completo,
ya que tiene como excepciones, entre otras, la relativa a aspectos
sobre los cuales los clientes autorizan publicidad.
54
AMPARO EN REVISIÓN 134/2008
En este orden de ideas, lo alegado por el quejoso es
infundado, toda vez que su consentimiento o autorización es
imprescindible para que su historial crediticio sea proporcionado o
compartido a usuarios o sociedades de información, de tal modo
que no es verdad que la ley instituya un sistema de información que
violente su derecho a la privacidad, siendo de mencionarse que las
normas combatidas nada refieren en cuanto al límite temporal y
espacial para entregar información financiera, sin que para
examinar su constitucionalidad sea relevante el caso particular del
solicitante de garantías, pues como es de explorado derecho, la
constitucionalidad de una ley no deriva de situaciones particulares
de los gobernados.
Finalmente, debe desestimarse lo dicho en torno del derecho a
la información contemplado en el artículo 6° constitucional, habida
cuenta que si bien con la adición del segundo párrafo de dicha
norma se estableció en su fracción II que “la información que se
refiere a la vida privada y los datos personales será protegida en los
términos y con las excepciones que fijen las leyes”, lo cual significa
la existencia de una garantía individual que protege la privacidad o
intimidad de los gobernados, es igualmente cierto que dicha
fracción establece también una reserva de ley, en el sentido de que
corresponderá a las leyes determinar los términos de la protección y
las excepciones a ese derecho, de donde es posible considerar que
cierta información privada o datos personales, que adquieran un
valor público podrán ser divulgados a través de los mecanismos
que al efecto determine la ley respectiva, bien sea sin el
consentimiento del titular o con su autorización.
55
AMPARO EN REVISIÓN 134/2008
Esto último es lo que sucede con la Ley para Regular las
Sociedades de Información Crediticia, como quedó antes visto, al
prever la posibilidad de que el historial crediticio de los clientes o
deudores que forma parte de la base de datos del buró de crédito,
puedan ser divulgados cuando medie la autorización de aquéllos, a
modo tal que, contrariamente a la opinión del quejoso, la ley
indicada no es violatoria del artículo 6° constitucional.
SÉPTIMO.- En su segundo concepto de violación el quejoso
aduce, en lo esencial, que el artículo 23 de la Ley para Regular las
Sociedades de Información lesiona su garantía de seguridad
jurídica, en su modalidad de irretroactividad de la ley, al establecer
un sistema que permite recabar datos que nacieron de relaciones
jurídicas con existencia anterior a la fecha de entrada en vigor de
dicha ley.
Es infundado lo anterior, siendo de mencionarse al efecto que
el artículo 14 de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos señala como garantía individual que “a ninguna ley se
dará efecto retroactivo en perjuicio de persona alguna”, lo cual
significa que las disposiciones contenidas en las leyes no deben
aplicarse hacia el pasado, afectando hechos o situaciones que se
presentaron antes de su vigencia, problema que se conoce también
como conflicto de leyes en el tiempo.
Ahora bien, el artículo reclamado, de la Ley publicada en el
Diario Oficial de la Federación el quince de enero de dos mil dos,
dice:
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AMPARO EN REVISIÓN 134/2008
“Artículo 23.- Las Sociedades están obligadas a conservar la
información que les sea proporcionada por los Usuarios,
relativa a personas físicas, durante un plazo de ochenta y
cuatro meses, contados a partir de la fecha en que:
I. El Usuario cobre el crédito otorgado;
II. Se ejecute la sentencia ejecutoriada que haya condenado
al Cliente al pago de las obligaciones derivadas del crédito
correspondiente;
III. Se extinga el derecho del actor para pedir la ejecución de
dicha sentencia, o
IV. Prescriba la acción del Usuario para cobrar el crédito a
cargo del Cliente.
Tratándose de personas físicas, las Sociedades deberán
eliminar de su base de datos la información relativa a las
operaciones respecto de las cuales el plazo antes
mencionado haya transcurrido, una vez que el Usuario
correspondiente le haya notificado dicha circunstancia, así
como en aquellos casos en que el Banco de México,
mediante disposiciones de carácter general determine sobre
la eliminación de créditos menores a mil UDIS.
Las Sociedades no podrán eliminar de su base de datos,
información que les haya sido proporcionada por los
Usuarios, relativa a personas morales.
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AMPARO EN REVISIÓN 134/2008
Los Reportes de Crédito deberán contener historiales
crediticios por los periodos que los Usuarios soliciten.”
Tal disposición, como se aprecia de su texto, previene el deber
de las sociedades de conservar la información de personas físicas
proporcionada por los usuarios, durante un plazo de ochenta y
cuatro meses, contado a partir de la fecha en que:
1) el usuario cobre el crédito,
2) la ejecución de la sentencia ejecutoriada que haya
condenado al cliente al pago respectivo,
3) se extinga el derecho del actor para pedir la ejecución de la
sentencia, y
4) prescriba la acción del usuario para cobrar el crédito a
cargo del cliente.
Esta Segunda Sala, contrariamente a la opinión del solicitante
de garantías, no advierte que la norma combatida obre hacia el
pasado, que es lo que determina que una ley sea irretroactiva,
mucho menos que los plazos que contempla están vinculados con
“el nacimiento del crédito constituido”, a pesar de que sea de fecha
anterior a la entrada en vigor de la ley.
Ello se advierte con claridad del texto de la disposición, al
señalar expresamente que la conservación de la información
proporcionada por los usuarios durante el plazo de ochenta y cuatro
58
AMPARO EN REVISIÓN 134/2008
meses “es a partir”, lo cual significa que dichos meses se cuentan
hacia delante, esto es, una vez que se concretan los diferentes
supuestos enunciados, como son: la fecha de cobro del crédito, el
momento en que se ejecute la sentencia condenatoria, al
extinguirse el derecho del actor para pedir que se ejecute el fallo
ejecutoriado, o cuando prescriba la acción del usuario para cobrar
el crédito respectivo.
Es “a partir” de ese momento que comienza a correr el plazo
de ochenta y cuatro meses, expresión que gramaticalmente incluso
tiene el significado de un cómputo hacia delante, nunca hacia atrás,
a lo cual cabe añadir que la norma cuestionada ningún esquema
previene para recabar información de situaciones jurídicas –
entiéndase constitución de créditos- contratados antes de que
entrara en vigor la Ley para Regular las Sociedades de Información
Crediticia, pues en todo caso lo que establece es la obligación de
las sociedades de “conservar la información proporcionada por los
usuarios”, esto es, se trata de información que ya obra en el buró de
crédito.
También es ineficaz, por inexacto, lo dicho acerca de que “la
ley atacada no contiene un esquema que limite los datos que
integrarán su base de información”, habida cuenta que como es
fácilmente perceptible del texto del artículo 23, el legislador
estableció un plazo de ochenta y cuatro meses para conservar la
información, lo que representa un límite para mantener los datos
que integran la base de información, sin que sea tampoco verdad
que dicho plazo esté vinculado con “el nacimiento del crédito
constituido”, pues como ya quedó visto anteriormente, los
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AMPARO EN REVISIÓN 134/2008
supuestos relacionados con el inicio del cómputo de los ochenta y
cuatro meses nada tienen que ver con el “nacimiento del crédito
constituido”, sino con otros eventos posteriores, precisados en los
incisos 1) a 4) de párrafos precedentes.
En tales condiciones, el artículo 23 de la Ley para Regular las
Sociedades de Información no infringe la garantía de irretroactividad
de leyes, prevista en el artículo 14 constitucional, pues no tiene
efectos hacia el pasado y, por tanto, no afecta alguna situación
nacida al amparo de una ley anterior.
OCTAVO.- En su tercer concepto de violación, el quejoso se
duele de que los artículos 25, 26 y 27 de la Ley para Regular las
Sociedades de Información Crediticia lesionan la garantía de
igualdad, prevista en el artículo 1° constitucional, al otorgar un trato
distinto al acreedor y al deudor, a pesar de que están vinculados
por la misma relación jurídica.
Es infundado lo dicho y, para corroborarlo, conviene transcribir
el contenido del artículo 1° de la Constitución Política de los
Estados Unidos Mexicanos, que dice:
“Artículo 1o.- En los Estados Unidos Mexicanos todo
individuo gozará de las garantías que otorga esta
Constitución, las cuales no podrán restringirse ni
suspenderse, sino en los casos y con las condiciones que
ella misma establece.
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AMPARO EN REVISIÓN 134/2008
Está prohibida la esclavitud en los Estados Unidos
Mexicanos. Los esclavos del extranjero que entren al
territorio nacional alcanzarán, por este sólo hecho, su libertad
y la protección de las leyes.
Queda prohibida toda discriminación motivada por origen
étnico o nacional, el género, la edad, las discapacidades, la
condición social, las condiciones de salud, la religión, las
opiniones, las preferencias, el estado civil o cualquier otra
que atente contra la dignidad humana y tenga por objeto
anular o menoscabar los derechos y libertades de las
personas.”
El numeral fundamental establece, ciertamente, un principio de
igualdad y no discriminación, de carácter complejo, que se entiende
como la exigencia constitucional de tratar igual a los iguales y
desigual a los desiguales, lo cual, empero, no tiene el alcance de
impedir el trato diferente cuando existen criterios razonables y
objetivos que lo justifiquen, sin dejarlo al capricho o voluntad del
legislador.
Así lo ha determinado esta Suprema Corte de Justicia de la
Nación en la tesis que se señala:
“Novena Época
Instancia: Primera Sala
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
XXII, Noviembre de 2005
Tesis: 1a. CXXXVIII/2005
Página: 40
61
AMPARO EN REVISIÓN 134/2008
IGUALDAD. DELIMITACIÓN CONCEPTUAL DE ESTE
PRINCIPIO. El derecho fundamental a la igualdad instituido
por la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos
no pretende generar una igualdad matemática y ciega ante
las diferentes situaciones que surgen en la realidad, sino que
se refiere a una igualdad de trato ante la ley. Si bien el
emisor de la norma puede prever situaciones fácticas que
requieren un trato diferente, éste debe sustentarse en
criterios razonables y objetivos que lo justifiquen, sin dejarlo
al capricho o voluntad del legislador. Además, la igualdad
designa un concepto relacional y no una cualidad intrínseca,
ya que es una relación que se da al menos entre dos
personas, objetos o situaciones, y siempre es resultado de un
juicio que recae sobre una pluralidad de "términos de
comparación", los cuales, así como las características que
los distinguen, dependen de la determinación por el sujeto
que efectúa dicha comparación, según el punto de vista del
escrutinio de igualdad. Así, la determinación del punto desde
el cual se establece cuándo una diferencia es relevante será
libre mas no arbitraria, y sólo a partir de ella tendrá sentido
cualquier juicio de igualdad.”
Dicho trato igual o desigual ante la ley debe ser motivo de
examen a la luz de ciertos criterios, a fin de determinar si el
legislador respeta el principio constitucional. Así, cuando la norma
ordinaria ha realizado una distinción, es necesario, en primer lugar,
establecer si la distinción obedece a una finalidad objetiva y
constitucionalmente válida; en segundo, debe examinarse la
racionalidad o adecuación de la distinción hecha; en tercer lugar, ha
62
AMPARO EN REVISIÓN 134/2008
de cumplirse con el requisito de proporcionalidad; y finalmente,
debe determinarse en cada caso de qué se está predicando con la
igualdad, puesto que tal garantía constituye un principio y un
derecho de carácter fundamentalmente adjetivo.1
De esta manera, para que el juzgador constitucional pueda
hacer un escrutinio estricto del acto legislativo correspondiente, los
conceptos de violación que se enderecen respecto de la garantía
mencionada, sólo podrán entenderse en relación directa con las
libertades que la propia Constitución consagra, siempre que su
planteamiento se haga junto con el ordinal que contenga la libertad
que se arguye violada.2
En la especie, la sola lectura del concepto de violación tercero
permite advertir que el quejoso, aun cuando esgrime la infracción
de la garantía de igualdad prevista en el artículo 1° constitucional, lo
cierto es que no vincula el argumento con algún otro precepto de la
Constitución Federal, lo que conduciría a declararlo inatendible por
insuficiente, en términos del criterio de este Alto Tribunal.
Sin embargo, dado que también el solicitante de garantías
expresa que la ley impugnada establece un sistema desigual al
proteger los datos confidenciales del acreedor, pero hace público
los datos privados del deudor, debe entenderse que el concepto lo
1 “IGUALDAD. CRITERIOS PARA DETERMINAR SI EL LEGISLADOR RESPETA ESE PRINCIPIO CONSTITUCIONAL”. Novena Época, Primera Sala, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, tomo XXIV, septiembre de 2006, tesis 1ª./J. 55/2006, página 75. 2 “IGUALDAD. LOS CONCEPTOS DE VIOLACIÓN QUE SE HAGAN VALER RESPECTO A LA GARANTÍA PREVISTA EN EL ARTÍCULO 1° DE LA CONSTITUCIÓN FEDERAL, NO PUEDEN ENTENDERSE SI NO ES EN RELACIÓN DIRECTA CON LAS LIBERTADES QUE ÉSTA CONSAGRA”. Novena Época, Pleno, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, XII, septiembre de 2000, tesis P. CXXXIII/2000, página 27.
63
AMPARO EN REVISIÓN 134/2008
relaciona con el derecho a la privacidad o intimidad que se estudió
en consideración precedente.
Hecha tal precisión, debe ahora transcribirse el texto de los
artículos 25, 26 y 27 de la ley reclamada, que expresan:
“Artículo 25.- Sólo las Entidades Financieras y las Empresas
Comerciales podrán ser Usuarios de la información que
proporcionen las Sociedades.”
“Artículo 26.- Las Sociedades deberán proporcionar
información a los Usuarios, a las autoridades judiciales en
virtud de providencia dictada en juicio en el que el Cliente sea
parte o acusado, así como a las autoridades hacendarias
federales, a través de la Comisión, para efectos fiscales, de
combate al blanqueo de capitales o de acciones tendientes a
prevenir y castigar el financiamiento del terrorismo.
Las Sociedades podrán negar la prestación de sus servicios
a aquellas personas que no les proporcionen información
para la realización de su objeto. Para esos efectos, se
considerará que una persona no proporciona información,
cuando realice en forma habitual y profesional operaciones
de crédito u otras de naturaleza análoga y no proporcione
información sobre las mismas.”
“Artículo 27.- Las Sociedades, al proporcionar información
sobre operaciones crediticias y otras de naturaleza análoga,
deberán guardar secreto respecto de la identidad de los
acreedores, salvo en el supuesto a que se refiere el artículo
39 de la presente ley, en cuyo caso, informarán directamente
64
AMPARO EN REVISIÓN 134/2008
a los Clientes el nombre de los acreedores que
correspondan.”
Los dos primeros numerales, como claramente se advierte,
nada refieren en torno de la relación jurídica entre acreedor y
deudor, pues en el caso del artículo 25, únicamente establece
quiénes podrán ser usuarios de la información que proporcionen las
sociedades, esto es, las entidades financieras y las empresas
comerciales. El artículo 26, por su parte, consigna el deber de las
sociedades de proporcionar información a las autoridades judiciales
y a las autoridades hacendarias federales a través de la Comisión,
así como la prerrogativa para negar la prestación de servicios a las
personas que no proporcionen información.
En tales condiciones, el concepto de violación a estudio
deviene inoperante, puesto que los preceptos indicados no
establecen ningún sistema desigual que, por un lado, proteja los
datos de los acreedores y, por otro, permita la divulgación de los
datos de los deudores.
Es únicamente el artículo 27 el que contempla cierta
regulación con los acreedores, pero no en los términos en que el
quejoso formula su argumento.
En efecto, el primer supuesto corresponde al deber de las
sociedades de guardar secreto respecto a la identidad de los
acreedores cuando proporcionen informes sobre operaciones
crediticias y otras de naturaleza análoga, mientras que la segunda
parte dispone la excepción, en el sentido de que cuando se esté en
65
AMPARO EN REVISIÓN 134/2008
el caso del artículo 39, se informará directamente a los clientes el
nombre de los acreedores respectivos. Es decir, la regla general es
que las sociedades no informen sobre los acreedores del cliente, y
la regla de excepción es que se haga el informe, pero a los clientes,
en el caso a que se refiere el citado artículo 39, que señala a la
letra:
“Artículo 39.- Los Clientes que gestionen algún servicio ante
algún Usuario, podrán solicitar a éste los datos que hubiere
obtenido de la Sociedad, a efecto de aclarar cualquier
situación respecto de la información contenida en el Reporte
de Crédito.”
El texto de la norma permite entender que la develación de los
acreedores a los clientes ocurre cuando éstos gestionan algún
servicio ante el usuario, pues podrán solicitarle los datos obtenidos
de la sociedad, como son los relativos a los acreedores, con la
finalidad de aclarar cualquier situación tocante a la información
contenida en el reporte de crédito.
Lo anterior significa que al gestionar un servicio, los clientes
pueden solicitar al usuario los datos de sus acreedores, cuando, por
ejemplo, les informa que del reporte de crédito obtenido de la
sociedad se ha enterado de deudas con tales acreedores. Este es
el contexto en que debe entenderse lo previsto en el artículo 27
combatido, lo que, de antemano, no puede decirse que sea en
perjuicio del cliente, ni menos que tenga relación con algún trato
desigual de iguales ante la ley.
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Efectivamente, el legislador, en la especie, no ha categorizado
a los acreedores y deudores dándoles un trato distinto, al grado de
proteger a aquéllos y no a los otros, como afirma el quejoso. Lo que
realmente dispuso la norma, en cuanto a la reserva de los
acreedores, es una regla general de protección a cargo de las
sociedades, pero que resulta en beneficio de los deudores mismos,
ya que ante la petición de informes a las sociedades sobre
operaciones crediticias y otras de naturaleza análoga, debe guardar
la identidad de los acreedores del deudor o cliente, empero, deberá
abrir tal reserva cuando lo pida el propio cliente o deudor, como lo
señala el artículo 39.
Es decir, en uno como en otro supuesto, la norma es
claramente protectora del cliente o deudor, pero además, no existe
alguna agrupación de acreedores y deudores en categorías
tratadas desigualmente a pesar de ser iguales, ni menos se
favorece a los primeros en perjuicio de los segundos. El artículo 27
representa una norma protectora de la identidad de los acreedores
que favorece a los clientes o deudores, que se abre únicamente
cuando éstos lo solicitan para efectos de aclaración de un reporte
de crédito.
En tales condiciones, es infundado lo dicho acerca de la
violación del artículo 1° constitucional, pues las normas reclamadas,
según se dijo anteriormente, nada previenen en cuanto a un trato
distinto de personas iguales.
NOVENO.- No se hará el análisis del cuarto concepto de
violación, pues al estar enderezado a cuestionar el acto de
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aplicación de la Ley para Regular las Sociedades de Información
Crediticia, constituye una cuestión de legalidad que, por ende,
deberá ser examinado por el Tercer Tribunal Colegiado del Décimo
Quinto Circuito.
Por lo expuesto y fundado, se resuelve:
PRIMERO.- En la materia de la revisión, la Justicia de la Unión
no ampara ni protege a **********, en contra de los artículos 2°, 5°,
20, 23, 25, 26 y 27 de la Ley para Regular las Sociedades de
Información Crediticia.
SEGUNDO.- Se reserva al Tercer Tribunal Colegiado del
Décimo Quinto Circuito el estudio del cuarto concepto de violación,
en términos del considerando último de este fallo.
Notifíquese; con testimonio de la presente ejecutoria vuelvan
los autos al lugar de su origen y, en su oportunidad, archívese el
toca como asunto concluido.
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