antecedentes de la sociedad del espectáculo

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Antecedentes de la sociedad del espectáculo

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María Rocío Arango R.Universidad EAFIT

2008

Reestructuración de Europa y Japón después de la Segunda Guerra Mundial

Generalización de la opulencia

Aumento en la esperanza de vida entre 7 y 17 años respecto a los años 30’s

Producción de alimentos y desarrollo de la industria

Producción de Excedentes

La producción mundial de manufacturas se cuadruplicó entre principios de los cincuenta y principios de los setenta

El comercio mundial de productos elaborados se multiplicó por diez

La producción agrícola mundial también se disparó gracias al aumento de la productividad

(Hobsbawm, 1999, 264)

Lema de la producción:

«Donde hay suciedad, hay oro»

Precio del petróleo: US$ 2.00 el barril

EEUU. Modelo de la sociedad capitalista industrial.

Cadena de Montaje

al habitante promedio de muchos de los países del mundo “le era posible vivir como sólo los muy ricos habían vivido en tiempos de sus padres, con la natural diferencia de que la mecanización había sustituido a los

sirvientes” (Hobsbawm, 1999, 267)

Plástico Nylon Poliéster Polietileno Televisión equipos de sonido Transistor computadores

La edad de oro descansaba sobre la investigación científica más avanzada

La transformación de la vida cotidiana◦ Se aliviana el trabajo doméstico, ◦ Mayor variedad de productos y servicios para la labor

o el mantenimiento de la vida. ◦ Los medios de comunicación entran al hogar y

comienzan a hacer parte de la vida cotidiana de cualquier ciudadano

◦ Miniaturización permanente de los diversos aparatos que se usan

◦ La entrada de algunos que no se consideraba que fueran “domésticos” como el caso del ordenador

◦ La moda◦ Variedad infinita de satisfactores de las necesidades

básicas de los individuos.

La Investigación y Desarrollo se volvió un factor crucial para el crecimiento económico. Por lo tanto la educación se convirtió en un aspecto diferenciador y diríamos competitivo para los diversos países. Obviamente, nos referimos aquí a la educación científica y tecnológica. Esta condición, contribuyó a que la brecha entre países desarrollados y no desarrollados fuera cada vez más grande.

Uso intensivo de capital, cualificación de la mano de obra superespecializada y eliminación de la mano de obra no calificada. La producción de bienes de consumo lujosos, ostentosos e innovadores requiere cada vez más de costosas inversiones de capital y conocimiento especializado.

La Mano de obra no se requiere ya para la producción sino para el consumo. Por ello, Debord, califica la transformación de la masa de trabajadores en masa de consumidores.

Inventario◦ ¿Qué tengo?◦ ¿Hace cuánto lo tengo?

Reforma fundamental al sistema capitalista Rápido avance de la globalización e

internacionalización de la economía El nuevo capitalismo, “produjo una «economía

mixta», que facilitó a los estados la planificación y la gestión de la modernización económica.” (Hobsbawm, 1999, 271)

El Estado de Bienestar, comprometido con el mejoramiento de la calidad de vida y la seguridad social, permitió la creación de un mercado de consumo masivo considerados ahora como necesarios.

Democratización de la demanda.

La globalización e internacionalización de la economía “multiplicó la capacidad productiva de la economía mundial a posibilitar una división internacional del trabajo mucho más compleja minuciosa” (Hobsbawm, 1999, 272) y el consiguiente aumento del mercado mundial

Traslado de la actividad manufacturera a otros países donde los costos de producción eran más bajos lo que implicó un abaratamiento adicional de los productos y, por lo tanto, la extensión del consumo a capas cada vez más pobres de la población mundial.

Merece una mención especial el desarrollo de la industria química y farmacológica que tuvo un impacto decisivo sobre la demografía, en especial la del tercer mundo. El descubrimiento de nuevos antibióticos y de la píldora anticonceptiva, promovieron la llamada Revolución Sexual pues eliminaron las amenazas de enfermedades de transmisión sexual y los embarazos no deseados.

Pero más allá de los magníficos avances en términos tecnológicos, la verdadera

revolución del nuevo capitalista consistió en

equiparar la libertad del individuo con la libertad

económica.

el pleno empleo la contención del comunismo la modernización de unas economías

atrasadas o en decadencia intervención del estado en el ámbito

económico

libre comercio movilidad de capitales estabilidad en las tasas de cambio

No sólo intereses económicos posibilitaron el gran crecimiento de la edad dorada, el

miedo a la expansión del comunismo en el mundo fue un factor político esencial pues en buena medida la

guerra fría contribuyó a la expansión capitalista dada la ayuda que los Estados

Unidos proporcionaron a sus aliados o potenciales aliados en todo el mundo.

Un tercer factor causante de esta revolución económica lo constituye el aumento de los flujos migratorios de los campos a las grandes ciudades y de las regiones pobres a las más ricas.

Esta nueva modificación del capitalismo trae consigo tres consecuencias particularmente evidentes:◦ “las compañías transnacionales (a menudo

conocidas por «multinacionales»),◦ la nueva división internacional del trabajo y ◦ el surgimiento de actividades offshore

(extraterritoriales) en paraísos fiscales”

◦ (Hobsbawm, 1999, 280)

Las compañías multinacionales convertidas ahora en grandes corporaciones perseguían, a través de la internacionalización de los mercados, independizarse del papel regulador del Estado en la economía:

Es necesario mencionar que el gran triunfo de la globalización económica no hubiese sido posible sin lo que Virilio denomina la revolución de los transportes y de las comunicaciones.

Las grandes corporaciones transnacionales se fueron convirtiendo paulatinamente en miniestados que desplazaban poco a poco a los Estados-Nación. “El mundo más conveniente para los gigantes multinacionales es un mundo poblado por estados enanos o sin ningún estado” (Hobsbawm, 1999, 284)

Las generaciones nacidas luego de la guerra no experimentaron los desastres económicos anteriores. Para ellas, el desempleo, la falta de seguridad y las crisis económicas no hacían parte de su mundo ni de sus experiencias. Para ellos la realidad estaba marcada por procesos inflacionarios y por el pleno empleo. Por lo tanto, el reconocerse como una generación “de trabajadores que se había acostumbrado a tener o encontrar un empleo, de que los aumentos salariales regulares que durante tanto tiempo habían negociado sus sindicatos eran en realidad muy inferiores a los que podían conseguir apretándole las tuercas al mercado. Tanto si detectamos un retorno a la lucha de clases en este reconocimiento de las realidades del mercado (como sostenían muchos de los miembros de la «nueva izquierda» post-1968) como si no, no cabe duda del notable cambio de actitud que hubo de la moderación y la calma de las negociaciones salariales anteriores a 1968 y las de los últimos años de la edad de oro” (Hobsbawm, 1999, 288)

Hasta finales de los 1960’s parecía clara la existencia de un cierto consenso económico que suponía bienestar social. Las revueltas del 68 fueron consideradas un signo importante en contra de esta idea. Tal consenso sólo parecía existir en la cabeza de los economistas.

Quizás la sentencia de Regís Debray, citada por Hobsbawm, resume perfectamente los cambios sociales en esta época:

“El estado siempre ha sido un espectáculo. Pero el estado-

teatro de ayer era muy diferente del estado-TV de hoy” (1999,

290)

La transformación social más importante de la segunda mitad del siglo XX es lo que Hobsbawm señala como la muerte del campesinado◦ tecnificación de la agricultura◦ incremento en la investigación agropecuaria◦ la biotecnología.

creciente urbanización de las ciudades y el aparecimiento de las grandes ciudades o de la categoría cosmopolita◦ los grandes suburbios y barrios alejados del centro

comienzan a tener sus propios servicios, especialmente comerciales y de entretenimiento, lo cual comienza a ocasionar el fenómeno contemporáneo de los guetos urbanos y la creación de los Centros Comerciales.

“el auge de las profesiones para las que se necesitaban estudios secundarios y superiores” (Hobsbawm, 1999, 298) y que transformaron el mundo laboral y la naturaleza del trabajo

los estudiantes se convirtieron en una fuerza importante tanto a nivel político como social.

la educación universitaria comenzó a hacer parte de los bienes o servicios de consumo masivo.

En resumen, el pleno empleo y una sociedad de consumo dirigida a un mercado

auténticamente de masas colocó a la mayoría de la clase obrera de los antiguos países desarrollados, por lo menos durante una parte de sus vidas, muy por encima del nivel en el que sus padres o ellos mismos

habían vivido, en el que el dinero se gastaba sobre todo para cubrir las

necesidades básicas. (Hobsbawm, 1999, 309)

La entrada masiva de mujeres casadas —o sea, en buena medida, de madres— en el mercado laboral y la extraordinaria expansión de la enseñanza superior configuraron el telón de fondo, por lo menos en los países desarrollados occidentales típicos, del impresionante renacer de los movimientos feministas a partir de los años sesenta” (Hobsbawm, 1999, 314)

Por supuesto, este fenómeno propició el resurgimiento de los movimientos feministas en buena parte del mundo occidental.

“Sea como sea, lo que cambió en la revolución social no fue sólo el carácter de las actividades femeninas en la sociedad, sino también el papel desempeñado por la mujer o las expectativas convencionales acerca de cuál debía ser ese papel, y en

particular las ideas sobre el papel público de la mujer y su prominencia pública”

(Hobsbawm, 1999, 315)

La incursión de las mujeres en el mundo laboral no hubiese sido posible sin el apogeo de los métodos anticonceptivos y la reducción del tamaño de las familias. Adicionalmente, debe tenerse en cuenta el efecto de los electrodomésticos y la disponibilidad de productos encaminados al aligeramiento de la labor doméstica, comidas preparadas, congeladas, detergentes de fácil uso, etc.

En un comienzo el ingreso de las mujeres no hacía parte del presupuesto familiar y se dedicaba fundamentalmente al consumo. Pero una vez se masificó la educación superior, los padres se veían impelidos a mantener a los hijos por lo menos hasta los 20 ó 25 años y a partir de entonces los ingresos de las mujeres comenzaron a hacer parte del presupuesto familiar.

Por último, es pertinente mencionar que “Las mujeres fueron un elemento crucial de esta revolución cultural, ya que ésta encontró su eje central, así como su expresión, en los cambios experimentados por la familia y el hogar tradicionales, de los que las mujeres siempre habían sido el componente central” (Hobsbawm, 1999, 321)

Relaciones entre hombres y mujeres Relaciones entre las diversas generaciones que constituyen

el núcleo familiar. Divorcios, familias monoparentales personas que viven solas sin ninguna relación afectiva o

familiar

Revolución de la juventud Los jóvenes comenzaron a rechazar el

tratamiento como menores o adolescentes a la vez que se distanciaron de todo aquél que tuviera más de 30 años y comenzaron a ser liderados por personas de su misma edad.

“La nueva «autonomía» de la juventud como estrato social independiente quedó simbolizada por un fenómeno que, a esta escala, no tenía seguramente parangón desde la época del romanticismo: el héroe cuya vida y juventud acaban al mismo tiempo.

Esta figura, cuyo precedente en los años cincuenta fue la estrella de cine James Dean, era corriente, tal vez incluso el ideal típico, dentro de lo que se convirtió en la manifestación cultural característica de la juventud: la música rock. Buddy Holly, Janis Joplin, Brian Jones de los Rolling Stones, Bob Marley, Jimmy Hendrix y una serie de divinidades populares cayeron víctimas de un estilo de vida ideado para morir pronto. Lo que convertía esas muertes en simbólicas era que la juventud, que representaban, era transitoria por definición.” (Hobsbawm, 1999, 326)

“Sus filas siempre vuelven a llenarse” Lo que comenzó a llamarse cultura juvenil estaba

soportado en tres aspectos fundamentales: ◦ La juventud se comenzó a considerar como “la fase

culminante del pleno desarrollo humano”◦ Adaptabilidad tecnológica◦ Creciente internacionalización

Formas de vestir (Jeans) Música (Rock, sin traducción) Estilo de vida (EEUU)

Cabe especial mención al grupo de mujeres adolescentes y jóvenes que contaban con un mayor poder adquisitivo que los hombres de su misma edad y que gastaban su dinero en artículos y bienes diferentes al trabajo y el alcohol. Gracias a esta nueva clase femenina la industria de la moda y de los cosméticos tuvo su florecimiento. No se puede dejar de lado el crecimiento de la incipiente industria del entretenimiento por la venta de discos y conciertos de música pop.

Pero el aspecto más significativo de esta nueva cultura juvenil “fue el enorme abismo histórico que separaba a las generaciones nacidas antes de, digamos, 1925 y las nacidas después, digamos, de 1950; un abismo mucho mayor que el que antes existía entre padres e hijos” (Hobsbawm, 1999, 330) Estos nuevos jóvenes no tenían conciencia de la historia de sus respectivos países y no habían sufrido los embates de las guerras. Así que lo que se evidenciaba era un profundo divorcio con su pasado.

Pero el aspecto más significativo de esta nueva cultura juvenil “fue el enorme abismo histórico que separaba a las generaciones nacidas antes de, digamos, 1925 y las nacidas después, digamos, de 1950; un abismo mucho mayor que el que antes existía entre padres e hijos” (Hobsbawm, 1999, 330) Estos nuevos jóvenes no tenían conciencia de la historia de sus respectivos países y no habían sufrido los embates de las guerras. Así que lo que se evidenciaba era un profundo divorcio con su pasado.

Así, la cultura juvenil revolucionó los parámetros de comportamiento y costumbres de tal modo que el ocio y el entretenimiento comenzaron a ocupar un espacio importante en su estilo de vida. Esta nueva forma de encarar el mundo, especialmente en el ámbito del comportamiento individual tenía como marca de fondo el que era iconoclasta y popular. La marca más importante de la cultura popular fue aceptación de la música, la forma de vestir y el lenguaje de lo que ellos creían eran las clases más bajas de la sociedad. El mejor ejemplo de esto lo constituyó la música rock.

La adopción de este tipo de forma de vida puede considerarse como un rechazo a los gustos y costumbres de las generaciones anteriores y de poner en tela de juicio los valores morales y las normas de sus mayores.

Por su parte, la forma iconoclasta de esta cultura se manifestaba en una serie de consignas y anuncios públicos donde lo central era la manifestación de sentimientos, emociones y sentimientos privados. De ahí, por ejemplo la consigna del mayo del 68: “«Tomo mis deseos por realidades, porque creo en la realidad de mis deseos» (Katsiaficas, citado por Hobsbawm, 1999, 334) Para esta generación liberación social y liberación personal eran asuntos complementarios o casi idénticos, por ello el sexo y el consumo de drogas se convirtieron en los medios revolucionarios por excelencia. Esto se vio acompañado con el surgimiento de prácticas homosexuales y lésbicas.

“Sin embargo, la importancia principal de estos cambios estriba en que, implícita o explícitamente, rechazaban la vieja ordenación histórica de las relaciones humanas dentro de la sociedad, expresadas, sancionadas y simbolizadas por las convenciones y prohibiciones sociales” (Hobsbawm, 1999, 335)

Pero lo realmente extraordinario de esta revuelta fue la reivindicación de la autonomía individual y de la superioridad del deseo sobre cualquier otra consideración social. Así, la principal característica del individuo fue el egocentrismo

A partir de entonces el mundo se representa por un conjunto de seres humanos que buscan, fundamentalmente la satisfacción de sus propios deseos. He aquí el surgimiento de la sociedad hedonista cuya marca más importante es “el triunfo del individuo sobre la sociedad” (Hobsbawm, 1999, 336)

Las instituciones más afectadas por las nuevas prácticas hedonistas e individualistas fueron la familia y las iglesias occidentales tradicionales. Así se vieron minadas las dos instituciones que mantuvieron por muchos siglos la hegemonía de la autoridad moral. La debacle de estas dos instituciones trajo como consecuencia adicional la reducción de los lazos cooperativos de la sociedad.

A partir de ese momento la gran empresa capitalista comienza a ser la institución central de la sociedad y la tradicional mano invisible del mercado fue transformada por lo que Chandler denominó la mano visible del mercado. Ahora era el Mercado, con mayúscula, el depositario de la confianza social y el encargado de proporcionar seguridad a los individuos, aún por encima del Estado.

La ruptura de las estructuras familiares y religiosas unidas a la desvinculación del Estado de las decisiones económicas y el imperio de lo que P. Druker llamara La sociedad de las organizaciones trajo consigo una nueva etapa donde la incertidumbre y la imprevisibilidad se convirtieron en la constante y el liberalismo económico en la constante mundial. De esta manera la comunidad le abría paso al individuo

Una nueva clase social emergió durante esta época: las subclases. Grupos de personas que “no podían o no querían ganarse el propio sustento ni el de sus familias en la economía de mercado” (Hobsbawm, 1999, 342) Esta clase social sobrevivía gracias a los programas de bienestar social de los diferentes estados o de la llamada economía del crimen.

Por paradójico que suene, la creciente individualidad y hedonismo sentaron las bases para el declive del capitalismo, pues: “el sistema capitalista, pese a cimentarse en las operaciones del mercado, se basaba también en una serie de tendencias que no estaban intrínsecamente relacionadas

con el afán de beneficio personal que, según Adam Smith, alimentaba su motor. Se basaba en «el hábito del trabajo», que Adam Smith dio por sentado que era uno de los móviles esenciales de la conducta humana; en la disposición del ser humano a posponer durante mucho tiempo la gratificación inmediata, es decir, a ahorrar e invertir pensando en recompensas futuras; en la satisfacción por los logros propios; en la confianza mutua; y en otras actitudes que no estaban implícitas en la optimización de los beneficios de nadie” (Hobsbawm, 1999, 344)

Lipovertzky Ver Barman, Comunidad

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