cuadernos de crisis · lo único que hacen es infundir mas temor en la población ... importantes...
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Cuadernos de Crisis La revista electrónica con contenidos para los profesionales de la psicología de las emergencias y la
intervención en crisis.
Nuestras páginas acogen material relacionado con la gestión de las emergencias desde la perspectiva de la
intervención psicológica, la gestión del estrés en situación crítica y en particular al trabajo que prestan en este
campo los profesionales de la psicología, las consecuencias y efectos de los incidentes traumáticos sobre la
población afectada y los profesionales que intervienen en ellos, así como las técnicas usadas para su
mitigación o abordaje.
Acogemos también trabajos que contienen elementos comunes o fronterizos con la teoría y la práctica de la
intervención psicológica en emergencias.
Suscríbase gratuitamente en la siguiente dirección:
suscripciones@cuadernosdecrisis.com
Cubierta Campo de minas en África Occidental: Detalle
Fotografía original Jorge Martín (fotoperiodista)
Aún cuando existe un arbitraje previo a su publicación, Cuadernos de Crisis no está obligatoriamente de
acuerdo con las opiniones vertidas en nuestros contenidos, la responsabilidad de los cuales recae únicamente
en sus autores.
4
Dirección Ferran Lorente i Gironella.
felogi@telefonica.net
Psicólogo consultor de emergencias.
Natxu Brunet i Bragulat.
natxu.b@gmail.com
Psicólogo consultor de emergencias.
Jefe de la “Unitat d’Assistència i Intervenció en Crisi”.
Generalitat de Catalunya.
Direcció General de Policia.
Consejo de redacción Dr. Luis de Nicolás y Martínez.
Doctor en Psicología
Catedrático de la Universidad de Deusto.
Jordi Vilamitjana i Pujol
Filólogo, periodista y escritor especializado en emergencias
Diari de Girona.
Agusti Ruiz i Caballero
Médico de emergencias. Especializado en medicina hiperbárica.
Director Gerente de l' Institut d'Estudis Mèdics (IEM)
Josep Garre i Olmo
Psicólogo y epidemiólogo
Hospital de Sta. Caterina. Girona
Fernando A. Muñoz Prieto
Psicólogo
Director de IPSE-Intervención Psicológica Especializada
Contacto info@cuadernosdecrisis.com
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Sumario
Editorial
Guía para la prevención y la autoayuda psicosocial ante la epidemia por Influencia
Humana(H1N1)
Santiago Valero Álamo
Ayuda humanitaria: Algo más que donar cosas
Santiago Valero Álamo
Reflexiones Sobre La Atención Humana A Las Víctimas En Las Emergencias
David Rotger Llinàs
Aitana: Tratamiento del Trauma Crónico (4 años tras el 11M)
Francisco Duque, Diana Bachiller y Aitana Díaz
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Editorial
La psicología de las Emergencias ha experimentado un crecimiento muy importante en estos últimos años,
frecuentemente cuando se produce un fenómeno de este tipo, se dan palos de ciego a diestro y siniestro
sustituyendo la acción y el activismo a la necesaria reflexión y planeamiento a distintos plazos vista..
Por este motivo nos es grato observar que tres de los cuatro artículos que presentamos en esta edición de
Cuadernos de Crisis, podríamos calificarlos como trabajos de reflexión, planteados además entorno a tres
temas importantes.
De la mano de Santiago Valero, ya conocido de nuestros lectores, presidente de la Sociedad Peruana de
Psicología de las Emergencias nos llega una ponderada reflexión sobre las respuestas de la población ante
situaciones de alarma social. En este caso la llamada "gripe nueva", y de como afrontar desde la psicología el
manejo de estas situaciones.
El mismo autor analiza en otro artículo, el papel de la cooperación internacional que debe ser planteada
siempre en términos de dignidad para la persona asistida. Esto nos hace recordar el "efecto Mateo" al que se
refería el último número de Papeles del Psicólogo, dicho efecto confirma la aseveración contenida en los
evangelios de San Mateo; "a los que nada tienen incluso esto les será quitado".
David Rotger, se cuestiona el papel que debemos jugar los psicólogos en los distintos momentos de la
emergencia, su planteamiento puede dar lugar a dilatadas polémicas, que sin duda serán intelectualmente
enriquecedoras para nuestros lectores.
Para finalizar un trabajo de Fco. Duque Colino,. Diana Bachiller Valdenebro y Aitana Díaz de Yela, desde la
perspectiva clínica que les es propia.
Los que en su momento gozamos aprendiendo del libro de Francisco Duque sobre la recuperación de las
víctimas del 11 M., podemos continuar este aprendizaje a través este trabajo, que podría considerarse un digno
capítulo más del citado libro.
Ferran Lorente
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Guia Para La Prevención Y La Autoayuda Psicosocial
Ante La Epidemia Por Influencia Humana (H1N1)
Ps. Santiago Valero Álamo santiagovaleroalamo@yahoo.es
Sociedad Peruana de Psicología en Emergencias y Desastres
Presentación Esta guía se a realizado con la finalidad de ayudar
a comprender desde la perspectiva psicosocial la
crisis sanitaria que esta viviendo el mundo
actualmente ante la presencia de la Influenza
humana tipo A (H1N1), analiza la importancia del
manejo adecuado de la información da algunas
pautas para mantener la calma, neutralizar el rumor
y tomar las medidas sanitarias adecuadas acorde a
los acontecimientos y comunicados oficiales de los
Ministerios de Salud de cada País, identifica
algunos grupos en riesgo y finalmente presenta
algunas orientaciones para la Auto Ayuda
psicológica.
La información El principal problema desde la perspectiva
psicosocial es la desinformación, el rumor alarmista
el cual circula en proporción a la ansiedad, la
cantidad de personas que lo han propagado, la
incertidumbre general y la credibilidad del rumor.
Esto a dado como consecuencia que se cierren las
fronteras o los aeropuertos o que se tomen
medidas tan radicales como la matanza de cerdos
o prohibir su consumo.
Los titulares sensacionalistas de los diarios que
usan términos como “Psicosis colectiva”, “Pánico”
lo único que hacen es infundir mas temor en la
población.
Por lo consiguiente la información disponible y la
manera en que se comunica, pueden ser
importantes aspectos para determinar las
reacciones posteriores de la población, el clima
emocional que se crea incluye manifestaciones de:
Inseguridad, desconfianza, vigilancia obsesiva de
cualquier síntoma sospechoso, desmoralización
miedo, enojo, pesar profundo, en este sentido el
miedo y la aflicción toman un carácter masivo que
ya no puede ser abordado en el plano individual.
Para contener esto es necesario que todas las
personas y en especial los profesionales de la
salud, los Profesores, las Policía, las Fuerzas
Armas los funcionarios públicos los lideres de cada
comunidad participen activamente brindado y
desarrollando campañas de información, dando
información, creíble y oportuna afín de evitar los
rumores perjudiciales para lo cual se deben de
basar en la información oficial del Ministerio de
salud de sus países o de las paginas Web de la
Organización Panamericana de la salud
/Organización Mundial de la salud - OPS/OMS,
indicando el avance de las operaciones de control
de la amenaza y el progreso en la atención de los
afectados.
Recuerde que el tema del manejo de la
información en esta etapa es crítico, delicado y
vital
Es importante Difundir por medios no
sensacionalista comunicados de prensa breves,
programas de radio, afiches y folletos que podrían
ser valiosos para educar el público.
El enfoque de la enseñanza pública debe estar
centrado principalmente en las medidas sanitarias
8
básicas de prevención y enfatizar una expectativa
de esperanza, la adaptabilidad y la recuperación
natural.
La organización social La participación y organización ciudadana, como
son las juntas vecinales comunitarias, las
organizaciones religiosas, las organizaciones de
soporte social como los comedores populares y
organizaciones comunales etc, resultan útiles para
controlar rumores, construir y mantener la cohesión
comunitaria, identificar tempranamente casos
probables, difundir, supervisar y vigilar el
cumplimiento de las medidas sanitarias básicas
Así mismo se puede aconsejar poner en marcha el
plan del “Escudamiento Voluntario" el cual se basa
fundamentalmente en la toma de conciencia del rol
activo y protagónico que juega la propia población
y en el cabal entendimiento de la amenaza en
suma es un tipo de aislamiento donde las personas
y los grupos emplean el aislamiento voluntario
dentro de su medio familiar y natural, es una acción
voluntaria asumida por la propia familia y la
comunidad, por ser voluntaria las propias personas
sienten que lo pueden abandonar en cualquier
momento durante un tiempo que permita romper la
cadena de contagio y que debe ser señalado por la
autoridad sanitaria.
Sentido de continuidad Proponer el apoyo psicológico y la restauración de
un sentido de continuidad son indispensables,
cuando mas tarde la comunidad en volver a sus
tareas rutinarias (reinicio de clases, apertura de la
actividad comercial e industrial, normalización del
transporte vehicular, apertura de restricciones
migratorias, entre otros) mayor será la ruptura y el
riesgo percibido y mayor el temor en la población y
el sentimiento de indefensión se tendera a
generalizar y el rumor se fortalecerá.
La ayuda telefónica El sistema de orientación y ayuda vía telefónica
constituye una excelente estrategia para
amortiguar el impacto psicológico en la población
este sistema comúnmente utilizado para crisis
circunstanciales ha sido probado con excito en
múltiples eventos adversos que han vivido varios
países, a través de este sistema se puede dar
información confiable y actualizada a la población
Grupos de riesgo psicológico Frente al potencial riesgo Epidémico que afecta de
manera generalizada a toda la población existe
dentro de ella ciertos grupos de riesgo que
podríamos agruparlos en los siguientes:
Los padres de niños pequeños suelen
encontrarse entre los que enfrentan el mayor riesgo
de reacciones de estrés por la aprensión de lo que
les pueda pasar a ellos sintiéndose confundidos y
alarmados toda vez que los niños pequeños suelen
resfriarse con facilidad en espacial en épocas
invernales o de cambio estación así como sentir
temor a enviar a sus hijos a los colegios.
Familiares de los integrantes de los equipos de
primera respuesta por el temor de que estos
últimos al estar expuestos a la atención de
personas enfermas ya sea en la atención
prehospitalaria, como hospitalaria puedan verse
contagiados y posteriormente contagiar a la propia
familia..
Integrantes de los equipos de primera
respuesta y los integrantes de los equipos de
atención médica, al tener que verse expuestos a
personas afectadas por el virus o por presentar
síntomas muy similares y que cuyos efectos no se
pueden apreciar en forma inmediata debido al
periodo de incubación que tiene el virus.
A esto se suma el tener que trabajar por periodos
prolongados con equipos de protección personal
9
que producen fatiga física, psicológica y
deshidratación, sin mencionar al peligro potencial
de sufrir algún accidente que cause la
contaminación involuntaria.
La auto ayuda: respondiendo interrogantes:
¿Qué me Pasa, es normal lo que me pasa?
Acontecimientos como los ocurridos recientemente
con la propagación de la Influenza Humana A
(H1N1) inicialmente conocida como Gripe Porcina y
que fuera detectada en México el 18 de marzo,
haciéndose público el 22 de abril cuando se alertó
sobre los casos en la zona metropolitana de la
ciudad de México y que obligo al gobierno a
suspender temporalmente las clases a nivel de
escuelas y universidades así como a suspender los
servicios religiosos, los eventos deportivos,
conciertos y todo acto que constituyera reunión
masiva de personas afín de evitar que la
enfermedad se extienda, rompiendo d esta forma la
cadena de propagación y que posteriormente
fueran detectados casos similares en EEUU,
Canadá, España Austria, Alemania, Israel, Países
Bajos, Nueva Zelandia, Suiza, y Reino Unido y
que obligara a la Organización Mundial de la Salud
a declarar una alerta sanitaria que ha ido subiendo
hasta la fase 5 (Fase 1 No se ha notificado que un
virus de la influenza que circula entre los animales
cause infección en los seres humanos, Fase 2 Un
virus de la influenza que circula entre los animales
domésticos o silvestres ha causado infección
comprobada en seres humanos y, por lo tanto, se
considera una amenaza específica que puede
causar una pandemia, Fase 3 Un virus reagrupado
de la influenza animal o humana ha causado casos
esporádicos o pequeños conglomerados de
enfermedad en personas, pero no ha tenido una
transmisión de persona a persona suficiente para
sostener brotes en la comunidad, Fase 4 Se ha
comprobado la transmisión de persona a persona
de un virus reagrupado de la influenza animal o
humana capaz de sostener la existencia de brotes
en la comunidad, Fase 5 El mismo virus
identificado ha causado niveles sostenidos de
brotes comunitarios en dos o más países de una
región de la OMS, Fase 6 Además de los criterios
de la fase 5, el mismo virus ha causado brotes
comunitarios sostenidos en, por lo menos, otro país
de otra región de la OMS), Sin embargo los niveles
de mortandad son bajos.
Las fotos difundidas por los medios de
comunicación mostrando gran cantidad de
personas con tapa bocas, otras vistiendo trajes de
protección solo vistos en programas televisivos
futuristas o relacionados a ataques químicos o
bacteriológicos contribuyen a que sintamos una
ruptura de nuestra cotidianidad, con lo que
habitualmente pensamos que es el mundo, un
lugar más o menos seguro y agradable donde vivir;
estos acontecimientos alteran el ritmo diario de las
personas y puede ser la causa de que tu o alguien
cercano a ti atraviesen momentos de desconcierto.
Las reacciones que vamos a comentar son
reacciones normales de los seres humanos ante
acontecimientos inesperados y amenazantes para
nuestra salud como esta epidemia de un nuevo
virus que hace que nos sintamos indefensos,
vulnerables y temerosos a ser contagiados,
enfermar gravemente y morir.
¿Qué conductas son normales?
Frente a esta situación en la cual no podemos ver
en forma directa la amenaza y que solo nos queda
observar como la gente enferma y se van
reportando los casos en diversos países es normal
que estemos al tanto de lo que pasa.
» Es normal que estemos alertas y
vigilantes en nosotros y en nuestros
familiares más cercanos hasta el extremo
ante cualquier síntoma que se parezca a
10
los descritos por los autoridades sanitarias
y que muy bien pueden ser propios de un
resfriado común estacional.
¿Qué es normal que piense?
Es probable que pienses que esto es una plaga
incontrolable como las ocurridas en la edad media
y que la TV nos ha mostrado que las personas
morían por cientos y los cadáveres se entraban en
la vía pública, que por que me ha tocado vivir esto
a mí y a mis familiares.
Las personas solemos tener la idea de que el
mundo es un lugar donde las cosas que ocurren
tienen algún sentido y que tendremos la
oportunidad de controlar las dificultades que vayan
surgiendo.
El horror y la falta de control que conllevan las
epidemias encajan muy mal en nuestro modo
habitual de pensar y de ver el mundo.
Las reacciones que vamos a comentar a
continuación son normales, forman parte del
proceso de asimilación de lo que esta pasando.
» Es normal que piense que no nos están
diciendo toda la verdad y que posiblemente
traten de ocultarnos cuan grave es la
situación por que no concuerda con lo que
se lee en los titulares de los diarios
alarmistas.
» Es normal que piense que todo extranjero
es un potencial portador y si procedo del
país donde se origino me rechacen como si
fuera un “apestado”
¿Qué es normal que sienta?
Lo que sentimos esta relacionado con nuestro
modo de ver lo que nos ocurre en el mundo, si lo
que acaba de ocurrir es un brote epidémico de un
virus que se ha iniciado en México y que es
originario en los cerdos y del cual se conoce muy
poco en su fase humana, que es muy contagioso,
que no existe una vacuna por el momento y que se
esta presentando en varios países del mundo.
En este sentido la presencia o ausencia de
nuestras emociones será una reacción más a
nuestra interpretación sobre lo que viene
ocurriendo y un modo mas de tratar de sobrevivir a
ello.
» Es normal que sienta rechazo o
desconfianza de todo extranjero en
especial si viene del país donde se origino
la epidemia o de los países donde se están
reportando la mayor cantidad de casos.
» Es normal que me sienta muy enojado
porque tus planes de viaje, tus negocios,
tus vacaciones se hayan visto afectados y
que sientas que has perdido el control de tu
vida.
» Es normal que sintamos temor a enviar a
nuestros hijos a la escuela, a viajar en el
transporte público o inclusive a ir a nuestro
trabajo si este se caracteriza por la
atención a gran cantidad de público.
» Es normal que nos sintamos recelosos
de los demás en especial si descubrimos
que están resfriados.
¿Qué es normal que haga?
De todas estas reacciones normales que las
personas solemos tener ante algo que
desconocemos, que no lo podemos ver y ante lo
que no hay una defensa probada talvez las
reacciones de temor, incertidumbre y vigilancia
extrema sean las mas habituales y generalizadas.
También es habitual negar la magnitud de los
acontecimientos y minimizarlos restándoles
importancia para mitigar la indefensión que esto
nos causa.
11
» Es normal evitar las noticias al respecto
y negar los acontecimientos, sin embargo
este tipo de actitud puede ser muy
peligroso porque nos puede conducir a no
tomar en serio las medidas sanitarias
básicas de auto cuidado y exponernos
inútilmente al potencial contagio.
» Es normal buscar apoyo en los
medicamentos para superar la situación,
pero debes de tener cuidado porque el uso
de retrovirales sin prescripción medica
puede resultar peligroso, el uso de
antibióticos puede hacerte resistente a
otras enfermedades, recuerda que es un
virus la Influenza Humana A(H1N1) por lo
tanto no se combate con antibióticos
comunes, la automedicación es muy
peligrosa.
» Es normal buscar ayuda medica ante los
síntomas parecidos que presentes o que
tengan algunos familiares cercanos, no
sientas vergüenza de hacerlo es preferible
descartar que solo se trata de un resfrío
común que tener un serio problema
posteriormente.
» Es normal aislarnos de los demás, en
este momento es una práctica saludable
en especial evitar ir a lugares donde hay
gran concentración de personas como
iglesias, eventos deportivos, el auto
escudamiento es la mejor opción para
romper la cadena de propagación de la
epidemia.
¿Cuál es la evolución normal de estas
reacciones?
Cuando se experimenta un suceso como este las
personas pueden reaccionar de diferentes formas
son reacciones lógicas de supervivencia
completamente normales y esperables pero que
pueden hacer que la gente se sienta que ha
perdido el control de sus vidas, sin embargo en
cuanto mas se conozca sobre este virus de
influenza, sobre su mortalidad que asta el momento
es baja en comparación con el número de
infectados, sobre la presencia de casos
confirmados en su país y las acciones que las
autoridades sanitarias hacen al respecto que al
tomar las medidas sanitarias que nos aconsejan y
que estas dan resultado sentiremos que vamos
retomando el control de nuestras vidas.
De forma orientativa podríamos hablar de tres
fases en las cuales evoluciona el comportamiento
humano en estas circunstancias:
Fase de impacto
En la cual se da conocer el nuevo brote los países
empiezan a reportar nuevos casos, se da la alerta
sanitaria a nivel mundial y se experimenta
desconcierto y deseo de averiguar mas sobre lo
que esta ocurriendo, otros negaran las evidencias.
Fase de crisis
En la cual se evidencia la presencia real del virus y
sus efectos a nivel mundial se toman las medidas
sanitarias del caso, se cierran puntos de migración
y terminales aéreas, se convocan reuniones de
emergencia entre las autoridades sanitarias, se
oficializa la alerta sanitaria a nivel mundial, los
medios de comunicación sensacionalistas difunden
en grandes titulares mensajes alarmistas a la
población, acrecentando el rumor y por ende el
temor, se presenta sentimientos de indefensión,
frustración o cólera y se toman medidas radicales
pero no realistas como la matanza de cerdos o
prohibir su consumo, se compran mascarillas en
grandes cantidades como mecanismo para sentirse
en algo protegidos.
Fase de estabilización y control
En la cual la epidemia a sido controlada, no se
reportan mas casos o estos tiende a ser menos
numerosos, la calma retorna las personas vuelven
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a sus rutinas diarias, pero no se baja la guardia en
la difusión de las mediadas de prevención
sanitarias.
¿Necesito ayuda?
Si observas que tu, tus familiares o algunas
personas con las cuales trabajas o estudias
presentas estos síntomas:
» Fiebre mayor de 38°C
» Tos
» Dolor de garganta
» Congestión nasal
» Dolores de cabeza
» Dolores musculares
Acude al centro de salud u hospital mas próximo es
mejor descartar que lamentar.
¿Qué puedo hacer?
Busca información confiable y proveniente de
medios oficiales como el Ministerio de Salud o de
las paginas de Internet de la Organización
Panamerica de la salud/ Organización Mundial de
la salud donde encontraras información actualizada
de cómo va evolucionando la epidemia en la
Región de las Américas y en el resto del mundo así
como recomendaciones para el auto cuidado.
Recuerda que la Influenza no se trasmite por la
ingestión de la carne de cerdo esto esta totalmente
descartado y que nada se consigue con sacrificar
inútilmente a estos animales.
Siga estos consejos básicos:
» Mantenerse alejados de las personas que
tengan infección respiratoria.
» No realizar saludos de beso ni de mano.
» No compartir alimentos, vasos o cubiertos.
» Ventilar y permitir la entrada de sol en la
casa, las oficinas y en todos los lugares
cerrados.
» Evite los lugares cerrados y con gran
concentración de personas
» Mantener limpias las cubiertas de cocina y
baño, manijas y barandales, así como
juguetes, teléfonos u objetos de uso
común.
» En caso de presentar cualquiera de los
síntomas se deberá de acudir de inmediato
a su médico o a su unidad de salud
» Abrigarse y evitar cambios bruscos de
temperatura.
» Al toser o estornudar use un pañuelo
desechable o papel higiénico y arrójelo al
basurero.
» Si no tiene pañuelo, cúbrase con el brazo.
¡Nunca se cubra con las manos!
» Lávese las manos con agua y jabón
frecuentemente
¿Es importante el apoyo de los demás?
Solo a través de la participación de toda la
comunidad, de la toma de conciencia de la
importancia de hacer suya las medidas de
prevención sanitarias y de difundirlas en todos
nuestros centros de trabajo o estudio nos
sentiremos útiles y valiosos y que estamos
contribuyendo en la lucha frontal contra esta
epidemia, esto nos dará un sentimiento de control
de nuestras vidas nos sentiremos menos
indefensos y mas proactivos.
¿Cómo apoyarse en los demás?
Use todos los medios puestos a disposición del
estado para obtener información confiable o
asistencia médica oportuna.
Lea los folletos y volantes informativos que se
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difundan, guárdelos y cualquier duda consulte con
personas autorizadas, no preste oídos a los
rumores ni a los titulares alarmistas.
¿Cómo ofrecer apoyo?
Si desea ofrecer apoyo preséntate ante la
autoridad sanitaria de tu puesto de salud mas
cercano recoge toda la información disponible y
difúndela entre tus familiares, grupo comunitario,
compañeros de trabajo, grupo religioso, esto te
hará sentir útil controlaras mejor tus temores y tu
sentimiento de indefensión.
Cuando ofrezcas información trata de no ser
alarmista que la gente vea en tus ojos y gestos la
sinceridad y se amable y comprensivo con los
temores de los demás.
Si desconoces alguna pregunta no inventes y
anótala para consultarla con el personal de salud
autorizado.
¿Cómo actuar con los niños?
Recuerda los niños responden como sus padres
responden si te ven alarmado y temeroso ellos
también lo estarán.
» No les mientas nunca, una breve y sencilla
explicación será suficiente.
» Dile solo que pueda entender.
» No le des mas información que la que el
niño pueda asumir o necesite.
» Raspón siempre a las preguntas que haga
el niño sobre lo que escucha en las
noticias.
» Incúlcale las mediadas de protección y
refuerza las que le den el colegio.
Bibliografía » Maria Paz Garcia- Vera, Francisco J.
Labrador, Cristina Larroy; Ayuda
Psicológica a las víctimas de atentados
y catástrofes, Ed. Complutense, España
2008.
» Santiago Valero Álamo; Ataque NBQ y su
impacto psicológico en la población.
14
Ayuda Humanitaria Algo Mas Que Donar Cosas
Santiago Valero Álamo Cmdt. Psicólogo PNP
Las personas cuya vida se trastoca debido a
una crisis tienen derecho a la protección y a la
asistencia
Los Eventos Adversos (desastres naturales,
desastres tecnológicos, emergencias urbanas, etc.)
no solo causan pérdidas económicas, materiales y
vidas humanas, sino que también dejan profundas
huellas de dolor y sufrimiento entre los
sobrevivientes, sus familias, amigos y en la
comunidad en general por ello se les ha llamado
segundo desastres a las consecuencias
psicosociales que esto generan.
Los Principios y Buenas Prácticas en la
Donación Humanitaria, Aprobados en Estocolmo
el 17 de junio de 2003 por Alemania, Australia,
Bélgica, Canadá, Dinamarca, Estados Unidos,
Francia, Finlandia, Irlanda, Japón, Luxemburgo,
Noruega, países Bajos, Reino Unido, Suecia y
Suiza, señalan que, Los objetivos de la acción
humanitaria son: Salvar vidas, aliviar el
sufrimiento y mantener la dignidad humana
durante y después de las crisis – provocadas por el
hombre o por desastres naturales-, así como
prevenir y reforzar la capacidad de respuesta para
cuando sobrevengan tales situaciones.
Desde el punto de vista psicológico los Eventos
Adversos son un duro golpe a la estructura
psíquica del ser humano estos eventos trauma
afectan directamente a la autoestima, al sentido
de existencia, al sentido de control y al sentido
de confianza del ser humano en relación a su
entorno.
La autoestima Es el sentimiento valorativo de nuestro ser, de
nuestra manera de ser, de quienes somos
nosotros, del conjunto de rasgos corporales,
mentales y espirituales que configuran nuestra
personalidad, se forma en la medida en que nos
sentimos capaces de poder valernos por nosotros
mismos y por la forma en que los demás nos ven,
nos respetan y nos aprecian.
Cuando nos convertimos ante los ojos de los
demás en damnificados por que hemos perdido
todo lo que poseíamos y solo nos queda recibir la
ayuda humanitaria y las donaciones que otras
personas se dignen entregarnos para poder
vestirnos, dormir y alimentarnos, nuestra auto
estima esta en serio riesgo de ser dañada,
afectándose los
dos pilares fundamentales de la autoestima:
» La Convicción íntima del valor y de la
dignidad de sí mismo
» La expectativa de ser percibidos como
dignos por los demás.
La radical alteración de su visión de sí misma
evoca sensaciones intensas de impotencia e
insignificancia y destruye la vitalidad de la víctima y
su optimismo hacia el futuro, pudiendo llegar a
verse a sí misma como irreparablemente dañada.
En este sentido la Carta Humanitaria, basada en
los principios y disposiciones del derecho
humanitario internacional, la legislación
internacional sobre los derechos humanos, el
derecho sobre los refugiados y el Código de
15
Conducta Relativo al Socorro en casos de
Desastres para el Movimiento Internacional de la
Cruz Roja y la Media Luna Roja y las ONGs,
lanzada en como iniciativa en 1997; en su inciso
1.1 se manifiesta sobre el Derecho a vivir con
dignidad.
Entendida como el nivel de vida decoroso y a la
protección contra las penas o tratos crueles,
inhumanos o degradantes, es reconocer que las
Normas Jurídicas Internacionales reconocen que
las personas afectadas tienen derecho a la
protección y asistencia y por lo consiguiente a
exigirla y no a esperar la caridad o la buena
voluntad de los demás y que esta ayuda este
acorde con sus necesidades, características
culturales, alimenticias y climáticas.
En este contexto de protección de la autoestima y
preservación de la dignidad de las personas
afectadas el Código de conducta relativo al socorro
en casos de desastre para el Movimiento
Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna
Roja y las Organizaciones No Gubernamentales
(ONGs), dentro de los principios y acciones en la
asistencia internacional va mas allá al recomendar
que dentro de las actividades de información,
publicidad y propaganda, reconocerán a las
víctimas de desastres como seres humanos dignos
y no como objetos que inspiran compasión.
En suma de lo que se trata es de ver y tratar a los
damnificados en un mismo nivel de igualdad
presentando una imagen digna y objetiva poniendo
de relieve las aptitudes y aspiraciones de las
víctimas y no sencillamente su vulnerabilidad y sus
temores.
El sentido de existencia El impacto de los eventos adversos pone en serio
cuestionamiento nuestro propio sentido de la
existencia al atentar directamente contra nuestra
integridad física y psicológica, al quedar seriamente
lesionados o al presenciar la muerte de nuestros
seres familiares, amigos o personas de nuestra
comunidad, nos sentimos vulnerables y desvalidos.
Bajo el amparo de la Declaración Universal de los
Derechos Humanos (1948), el Pacto Internacional
de Derechos Civiles y Políticos (1966) Artículo 6,
nos dice que el derecho a la vida es inherente a la
persona humana. Este derecho estará protegido
por la ley; en este sentido las personas afectadas
físicamente por un evento adverso tienen el
derecho de solicitar la atención médica más rápida
y oportuna, a solicitar apoyo psicológico, así como
las personas albergadas tienen el derecho a recibir
la asistencia básica que les asegure su propia
existencia en alimentación, agua y abrigo.
En este sentido el Proyecto Esfera (2004) haciendo
mención a la Carta humanitaria respalda este
principio cuando declara que “Entendemos que el
derecho de una persona a la vida entraña el
derecho a que se adopten medidas para preservar
la vida toda vez que ésta esté amenazada, así
como el correspondiente deber de otras personas
de adoptar tales medidas. Queda en ello implícito el
deber de no obstaculizar o impedir la prestación de
asistencia encaminada a salvar vidas”.
El sentido de control La rutina, la capacidad de predecir los
acontecimientos futuros, la capacidad de poder
planificar nuestras vidas y la capacidad de poder
realizar acciones de participar e influir sobre los
demás nos da la ilusión de que ejercemos cierto
control sobre nuestras vidas, sin embargo los
eventos adversos son un rompimiento abrupto de
este continuo y de estas creencias, nos expone
ante fuerzas o acontecimientos que escapan de
nuestro control donde lo cotidiano es la
incertidumbre o la amenaza latente de que nos
vuelva a ocurrir.
16
Recomponer este sentido de control entre las
personas y la comunidad para que sean capaces
de retomar las propias riendas de sus vidas es uno
de los principales retos de la ayuda humanitaria
uno de los principales mitos del comportamiento de
las comunidades frente a los desastres es que
estas se quedan tan desorganizadas que son
incapaces de hacer algo por auto ayudarse las
múltiples experiencias recogidas por el Prof.Henry
Quarantelli (EU) nos indica que las poblaciones no
se quedan paralizadas sino que al contrario
durante los primeros momentos estas actúan
espontánea y solidariamente y es mas bien cuando
la ayuda humanitaria llega y es distribuida sin
mayor criterio y sin compromiso o participación de
la propia comunidad cuando se presentan
conductas de pasividad por ello es que la Carta
Humanitaria Reconoce que las necesidades
básicas de las personas afectadas por calamidades
o conflictos armados se satisfacen ente todo por
los propios esfuerzos de los interesados.
El Código de conducta relativo al socorro en casos
de desastre para el Movimiento Internacional de la
Cruz Roja y de la Media Luna Roja y las
Organizaciones No Gubernamentales (ONGs) nos
dice que “Siempre que sea posible, la prestación de
socorro deberá fundamentarse en una estimación
minuciosa de las necesidades de las víctimas de
las catástrofes y de la capacidad de hacer frente
a esas necesidades con los medios disponibles
localmente, reconociendo que Incluso en una
situación de desastre, todas las personas y las
comunidades poseen aptitudes no obstante su
vulnerabilidad.
De aquí se desprende que la ayuda humanitaria
debe ser entregada comprometiendo la
participación activa de la propia comunidad
afectada “enseñar a pescar en lugar de dar
pescados” cambiar trabajo comunitario por ayuda
humanitaria fortalece la propia autoestima y
recompone el sentido de control.
Otra estrategias para recomponer este sentido de
control se basan en hacer que los propios
damnificados participen en la organización y
funcionamiento de sus albergues planteen
soluciones a sus problemas planifiquen sus
actividades cotidianas con la inclusión de las
mujeres, los ancianos y los niños, niñas y
adolescentes.
Al respecto El Código de conducta relativo al
socorro en casos de desastre para el Movimiento
Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna
Roja y las Organizaciones No Gubernamentales
(ONGs) plantea que se buscará la forma de hacer
participar a los beneficiarios de programas en la
administración de la ayuda de socorro, nunca debe
imponerse a los beneficiarios la asistencia
motivada por un desastre. El socorro será más
eficaz y la rehabilitación duradera podrá lograrse en
mejores condiciones cuando los destinatarios
participen plenamente en la elaboración, la gestión
y la ejecución del programa de asistencia. Nos
esforzaremos para obtener la plena participación
de la comunidad en nuestros programas de socorro
y de rehabilitación.
Cuando las personas se ven forzadas a evacuar
una determina localidad por estar en inminente
riesgo como es el caso de las comunidades que
viven a la sombra de los volcanes muchas sienten
que pierden el control de los acontecimientos de y
de sus vidas en estas situaciones es importante
hacerles sentir que aun en estas condiciones loas
personas no pierden sus derechos como
consecuencia del desplazamiento.
Pero, al mismo tiempo, tienen necesidades
específicas, distintas de los de la población no
evacuada, que requiere de medidas de asistencia y
protección especiales, como el mantener la unidad
familiar, el derecho a la identidad a pesar de haber
perdido sus documentos de identidad personales
17
por efecto del evento adverso o por la evacuación
inesperada, la atención priorizada a niños,
ancianos, personas con limitaciones físicas o
mentales y enfermos crónicos o terminales.
El sentido de control también pasa por la sensación
que tiene la persona de poseer los documentos
mínimos que garantizan su identidad muchos de
estos documentos se pierden durante el desastre
creando una sensación de desamparo y de no
tener los documentos necesarios para solicitar la
ayuda humanitaria por esto es que la Oficina de
Coordinación de Asuntos Humanitarios, OCHA de
NNUU haciendo Referencia a los Principios
Rectores del Desplazamiento Interno y Protección
durante el desplazamiento nos indica que estas
personas tienen derecho a la documentación
personal, derecho a no ser privado arbitrariamente
de sus bienes y de que sus bienes dejados sean
protegidos.
Por su parte la Inter-Agency Standing Committee
ISAC, en su guía de campo para la protección a las
personas afectadas por desastres naturales
manifiesta que La pérdida de documentación
personal no debe ser utilizado para justificar la
denegación de de alimentos esenciales y servicios
de socorro, impedir que otras personas que viajan
a zonas seguras o de regresar a sus hogares, o
para impedir su acceso a oportunidades de
empleo.
En este sentido se recomienda que se deberían
adoptarse medidas adecuadas tan pronto como
sea posible, incluso durante la fase de emergencia,
para restablecer la documentación personal que se
ha perdido o destruidos en un desastre natural, (por
ejemplo, nacimiento, matrimonio y defunción,
certificados de seguros, pasaportes, personales
identificación y documentos de viaje, certificados de
educación y salud).
La confianza Los seres humanos cuando decidimos vivir en
sociedad formamos y creamos instituciones cuya
misión fundamental es la de dar seguridad a la
comunidad humana, seguridad frente a la agresión
externa, frente a los conflictos internos o frente a
los daños que causan las fuerzas de la naturaleza,
en este sentido aprendemos a confiar en ellas y
desarrollamos cierto sentido de invulnerabilidad
pero cuando los eventos adversos nos golpean de
forma inesperada y nos afectan directamente,
cuando percibimos que la ayuda no llega tan pronto
como lo esperábamos, que las instituciones que
están para ayudarnos no están tan organizadas
como creíamos, nos damos cuenta que no éramos
tan invulnerables como lo creíamos.
Esta perdida de confianza se puede ver
incrementada cuando las autoridades no eran del
todo creíbles o las instituciones destinadas a
protegernos estaban desprestigiadas en este
sentido los mensajes que provengan de ellas no
van a ser bien recibidos creándose las condiciones
propicias para el rumor y la desinformación.
En este sentido informar a la población afectada
que la protección no se limita a asegurar la sobre
vivencia y la seguridad física de la población
afectada por desastres, sino que comprende todas
las garantías relevantes, tanto derechos civiles y
políticos como económicos, sociales y culturales,
orientarla donde y cuales son los procedimientos
para solicitar la ayuda, la actuación con
transparencia por parte de los organismos
gubernamentales y no gubernamentales, la
inclusión de representares de la población afectada
en la gestión de la ayuda humanitaria que recibe
contribuye a fomentar y reestructurar la confianza
en sus instituciones y ellos mismos como gestores
activos de su propio proceso de recuperación.
La confianza también se construye cuando la
población afectada percibe que hay imparcialidad
18
en la distribución de la ayuda de ahí el principio
segundo del Proyecto Esfera que nos dice que la
ayuda prestada no esta condicionada por la raza, el
credo o la nacionalidad de los beneficiarios ni
ninguna otra distinción de índole adversa. El orden
de prioridad de la asistencia se establece
únicamente en función de las necesidades
Conclusiones La ayuda humanitaria no solo se limita a donar
cosas sino que va íntimamente ligada a la
protección de la salud mental de las personas
afectadas, de la forma como se entregue, de lo
oportuna que sea, de las características que tenga
y de la involucración de los receptores va a
depender que las personas sientan que no están
siendo olvidadas que son importantes que se
sientan actores protagónicos de su propio proceso
de rehabilitación y reconstrucción y especialmente
que puedan recobrar su confianza en las
instituciones y en la propia humanidad.
Bibliografía » Declaración Universal de los Derechos
Humanos (1948)
» El Proyecto Esfera, Carta Humanitaria y
Normas Mínimas de respuesta Humanitaria
en casos de desastres, Edición 2004
» Federación Internacional de Sociedades
de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja
Código de conducta relativo al socorro en
casos de desastre para el Movimiento
Internacional de la Cruz Roja y de la Media
Luna Roja y las Organizaciones No
Gubernamentales (ONG)
» IASC Protecting Persons, Affected by
Natural Disasters Operational Guidelines
on Human Rights and Natural Disasters.
» Oficina de Coordinación de Asuntos
Humanitarios, OCHA Protección de
derechos humanos en contexto de
desastres
» Pacto Internacional de Derechos Civiles
y Políticos (1966)
» Principios y Buenas Prácticas en la
Donación Humanitaria Aprobados en
Estocolmo el 17 de junio de 2003 por
Alemania, Australia, Bélgica, Canadá,
Dinamarca, Estados Unidos, Francia,
Finlandia, Irlanda, Japón, Luxemburgo,
Noruega, países Bajos, Reino Unido,
Suecia y Suiza.
19
Reflexiones Sobre La Atención Humana A Las Víctimas
En Las Emergencias
David Rotger Llinàs
En estos últimos años podemos observar como la
intervención de los psicólogos en las emergencias
y, principalmente, en los sucesos catastróficos con
una gran repercusión mediática, se ha ido
consolidando. En el estado español, quizás el
punto de inflexión se dio el 7 de agosto de 1996
con la tragedia que se produjo en el camping “Las
Nieves” cercano a la localidad de Biescas, en
Aragón. Desde ese momento la participación activa
de psicólogos en emergencias se ha ido
afianzando como grupo de intervención: Rotura de
un depósito de agua en la ciudad de Melilla en
noviembre de 1997, con el balance de 9 muertos;
hundimiento en 1998 del catamarán L’Oca en el
lago Banyotes, donde murieron 21 jubilados
franceses; accidente, también en 1998, de un
autocar en Soria donde murieron 28 personas, la
mayoría niños de dos colegios de Barcelona.
Bajo mi punto de vista, la atención a las personas
que sufren una tragedia es un logro más de las
sociedades avanzadas, ahora bien, pienso que
determinadas pretensiones por parte de algunos
grupos pueden dar la impresión de que se intenta
patologizar a toda víctima de un suceso traumático,
que la presencia del psicólogo es imprescindible y
que debe formar parte de cualquier equipo de
intervención, o incluso que se intenta, por
corporativismo, crear una necesidad artificial.
Pretender mantenerse en cualquier ámbito y a
cualquier precio puede llegar a generar un efecto
contrario, cuando no un rechazo frontal. El
súmmum del sinsentido es la aparición de un grupo
que oferta cursos para psicólogos de emergencia
donde se forma en escalada, buceo, espeleología,
etc.
Algunas de las preguntas que se nos ocurren al
reflexionar sobre el tema son: ¿Quiénes deben
prestar los llamados “Primeros Auxilios
psicológicos? ¿Hay que movilizar siempre a un
psicólogo en las emergencias habituales? ¿En las
grandes emergencias o en las catástrofes, hace
falta la figura del psicólogo o ésta debe cubrir más
aspectos? ¿Qué diferencia a una víctima de un
accidente de los que se producen a diario, respecto
de la de un accidente con gran repercusión
mediática, como por ejemplo del vuelco de un
autocar con múltiples víctimas? Intentaré responder
a estas y otras preguntas.
Generar debate y controversia puede ayudar a
racionalizar una situación. Observemos algunas
cuestiones aceptadas a nivel internacional y que se
han establecido como principios para la
intervención.
Componentes principales de los primeros auxilios psicológicos
» Confort y consuelo.
» Protección ante más amenazas y distrés.
» Cuidados físicos inmediatos.
» Reforzar conductas orientadas hacia un
propósito y determinación.
» Ayuda para reunir con familiares y amigos.
» Compartir la experiencia (sin forzar a
hacerlo).
» Ofrecer redes de apoyo.
» Facilitar la sensación de control.
» Identificar aquellos que puedan necesitar
más ayuda (triage)
20
La investigación en este campo es difícil,
principalmente debido a tres aspectos1:
1. Los acontecimientos son impredecibles e
incontrolables. No hay tiempo para diseñar
estrategias sofisticadas de investigación.
2. El intenso y amplio impacto emocional
conlleva restricciones éticas en la forma y
tiempo de recogida de datos.
3. Los investigadores utilizan diferentes
procedimientos de valoración, diferentes
muestras, así como diferentes períodos de
valoración
A pesar de que el valor de la atención psicológica
temprana se confirma en varios estudios2, también
es cierto que se dan pocos casos de
psicopatologías en los días posteriores a un
desastre y es importante no psicopatologizar las
reacciones normales3:
Cognitivas
» Pérdida de seguridad.
» Dificultades de memoria y concentración.
» Confusión y desorientación
» Pensamientos intrusivos
» Disociación
» Dificultades para tomar decisiones
» Confianza y autoestima reducidas
» Hipervigilancia
1 Alexander, D.A. (1996) Trauma research: a new era. Journal of
Psychosomatic Research, 41, 1-5 2 Rapael, B. (1986) Whwn Disaster Strikes. How Individuals and
Comunities cope with Catastrophe. New York: Basic Books
Everly, G.S. (1999) Emergency mental health: an overview.
International Journal of Emergency Mental Health, 1, 3-7 3 David A. Alexander (2005) Advances in Psychiatric Treatment.
British Journal of Psyachiatry,
Emocionales
» Entumecimiento y shock
» Ansiedad, miedo
» Impotencia, desamparo, desesperanza
» Sentimiento de culpa (culpa del
superviviente)
Físicas
» Insomnio
» Hiperarousal
» Jaquecas
» Somatizaciones
» Pérdida de apetito
» Pérdida de la libido
» Pérdida de energía
Sociales
» Retraimiento
» Irritabilidad
» Conflictos interpersonales
» Evitación
Las posibles víctimas se pueden clasificar en cinco
tipos:
» Víctimas primarias: Aquellas ubicadas en
el epicentro del desastre.
» Víctimas secundarias: Familiares y
amigos de las víctimas primarias.
» Víctimas del tercer nivel: Personal de
emergencias y rescate.
» Víctimas del cuarto nivel: Miembros de la
comunidad que ofrece ayuda.
» Víctimas del quinto nivel: Personas que
se ven implicadas indirectamente.
21
Nótese que, las personas que acuden a ayudar a
otras personas, están reconocidas como víctimas
de tercer nivel y aquí entra nuestro colectivo de
psicólogos de emergencias. No hay ningún mérito
en salir malparado por acudir a prestar ayuda; se
han dado casos de psicólogos seriamente
afectados por presentarse voluntariamente en una
emergencia. Si se carecen de estrategias de
afrontamiento, formación, alguna experiencia, y se
da un cierta vulnerabilidad, se puede crear una
situación donde además de no ayudar, el voluntario
se convierte en un problema añadido en el
escenario de la emergencia. Por el contrario, hay
mucho mérito en conocer las propias limitaciones y
renunciar a participar en una emergencia si uno se
sabe poco preparado para interminables horas
asistiendo a víctimas (fatiga por compasión) y
quizás con visiones horribles como cuerpos
mutilados.
Los motivos personales para querer asistir a una
catástrofe son tan numerosos como las personas
que desean participar y pueden ir desde los más
altruistas (donde todos nos querremos ubicar)
hasta los más inconfesables como querer aparecer
como un héroe o incluso engrosar el currículum.
Reacciones humanas en una catástrofe Tyhurst4 ya en 1951 describió tres fases: la de
impacto, retroceso y recuperación.
Fase de impacto.
La mayoría de las personas permanecen
chocadas, golpeadas por el horror de la situación o
aturdidas sin capacidad para reaccionar. En esta
fase las personas sufren un mayor riesgo al ser
incapaces de protegerse ellas mismas. Algunas
4 Tyhurst, J.S. (1951) Individual reactions to community disaster: the natural history of psychiatric phenomena. American Journal of Psychiatry, 107, 764-769.
pocas retienen la capacidad para pensar
racionalmente.
En esta fase, los psicólogos tienen poco que hacer.
Las prioridades son el rescate y la seguridad y las
mejores opciones para ofrecerlas están en manos
del propio personal de intervención, es decir, son
éstos quienes deben ofrecer los primeros auxilios
psicológicos al mismo tiempo que trabajan en el
rescate o en la emergencia que sea y, para ello,
deben estar formados y entrenados. Si los
bomberos, policías y sanitarios saben proceder con
las víctimas mostrando seguridad y ofreciendo
seguridad, se está haciendo todo lo posible en esta
materia.
Fase de retroceso
En esta fase los supervivientes empiezan a
hacerse un esquema de lo que ha ocurrido y
buscan reunirse con familiares y amigos. La ruptura
de los vínculos con la familia puede ser muy
dañino, particularmente para los niños.
Es importante trabajar cuanto antes para recuperar
la organización social perdida. La forma en que
serán tratadas las víctimas puede influir en su
ajuste psicológico a largo plazo. En este sentido los
Centros de Coordinación Operativa (CECOP) o
similares, son los que tienen el rol más importante
en trabajar para mitigar el caos, y los psicólogos
deben cubrir un espacio en esa organización con el
establecimiento de protocolos para recibir y atender
a las personas de la mejor forma posible.
Fase de recuperación
Para muchas personas este período se
caracterizará por la alternancia de fases de ajuste y
de recaída. En un primer momento vivirá lo que se
puede entender, como una ola de compasión,
buena voluntad y cuidados que, sin embargo, no se
pueden sostener por largo tiempo y pueden
seguirse de un periodo de caída donde la
22
desilusión se hará patente entre los supervivientes
con lo que perciben como barreras burocráticas y
legales.
La figura del “asesor” para guiar a las personas y
familias en el tortuoso camino de recuperar la
normalidad, podría cubrir un hueco importante en la
sociedad.
La psicología en las emergencias ¿Es necesario ser psicólogo para atender a las
víctimas? Hay un acuerdo generalizado entre los
expertos en el sentido de que la atención humana,
o los “primeros auxilios psicológicos”, no son una
forma de terapia. Haciendo un símil con los
primeros auxilios sanitarios, éstos habitualmente no
son prestados por un médico y como principio
general, se trata de que el herido no empeore y se
le mantenga en las mejores condiciones posibles
hasta que pueda ser atendido por personal
facultativo. En este mismo sentido, los primeros
auxilios psicológicos deben ser proporcionados por
el personal de intervención: bomberos, policías,
sanitarios, voluntarios de Protección Civil o Cruz
Roja, etc.
¿Hay diferencias entre las víctimas? Para una
persona que ha sufrido un accidente de tráfico y
para su familia, la gravedad puede ser incluso peor
que para las víctimas y familiares de un gran
accidente, como por ejemplo un accidente aéreo,
con gran repercusión mediática y conmoción social.
En cierta medida estas últimas se sentirán
arropadas por autoridades y el resto de la sociedad
durante un tiempo, pero para la primera y para su
familia la percepción de tragedia aunque sea
similar, se puede ver agravada por un sentimiento
de soledad; la vida sigue igual para todo el mundo
menos para ellos.
En una emergencia de cualquier magnitud ¿hace
falta un psicólogo o hace falta algo más? El perfil
del psicólogo de emergencias (no cualquier
psicólogo) puede ajustarse muy bien para cubrir
gran parte de las urgencias que se generarán, pero
si estamos de acuerdo en que no se proporciona
terapia y en que se plantean otras necesidades
como: asesoramiento en trámites burocráticos;
asesoramiento legal; organización de espacios
para atender a familiares; cubrir necesidades
básicas (alojamiento, alimentos, comunicaciones,
etc.); ayudar en la organización de la emergencia
(por ejemplo, periodos de descanso para
intervinientes y su ubicación); entonces parece que
la atención psicológica sólo es un elemento más de
unas funciones con más contenido.
Con la sensación que se está generando sobre la
necesidad imprescindible de que se proporcione
atención psicológica a las víctimas, unido a la
repercusión mediática que está teniendo, ¿se están
creando falsas expectativas? Cuando se ven en las
televisiones que cubren una catástrofe o una
emergencia de gran repercusión social, a hileras de
psicólogos con un chaleco con la inscripción
“psicólogo” ¿se está haciendo lo correcto? Cuando
familiares de víctimas rechazan que les atienda un
psicólogo ¿rechazarían de igual forma la ayuda de
un “asesor para las víctimas” o, una vez
desaparecido del término el aspecto patológico que
siempre lo acompaña, accedería a dejarse ayudar?
Una estructura lógica del tipo de emergencia es la
siguiente:
» Emergencias habituales Es decir,
aquellas que se producen a diario como:
accidentes de tráfico, incendios no
catastróficos y rescates en general.
» Emergencias de envergadura. Como por
ejemplo un accidente aéreo localizado (por
ejemplo en el mismo aeropuerto al
despegar) o el vuelco de un autobús con
múltiples víctimas. No se puede clasificar
como catástrofe, en el sentido de que los
23
servicios de intervención y rescate no se
ven colapsados y la respuesta a la
emergencia se puede cubrir sin necesidad
de ayudas externas.
» Catástrofes. Por ejemplo el 11 M o
emergencias que colapsan los servicios
públicos y se necesita ayuda externa
urgente.
En cierta manera, e independientemente de la
magnitud de la emergencia, las tres fases se dan
en todas. Por ejemplo: en un accidente de tráfico
con una víctima atrapada, la fase de impacto se
puede entender como el tiempo durante el cual se
está procediendo al rescate y estabilización de la
víctima. En esta fase el único contacto que
mantendrá ésta será con bomberos y personal
sanitario. Lo mismo se puede decir de una
catástrofe producida, por ejemplo, por un
movimiento sísmico: las víctimas atrapadas bajo los
escombros únicamente mantendrán contacto con
personal de rescate.
Una hipótesis sobre la atención adecuada en cada
fase:
» Fase de impacto. El mismo personal de
intervención es quien proporcionará la
atención humana o los primeros auxilios
psicológicos durante las tareas de rescate.
» Fase de retroceso. Además del personal
de intervención, personal especializado
debe responsabilizarse de proporcionar
pautas para organizar correctamente la
atención a las víctimas (primarias) y la
recepción de familiares (víctimas
secundarias) que acudan al lugar.
Asimismo debe vigilar y proporcionar ayuda
a los propios intervinientes (víctimas de
tercer nivel): períodos de descanso y lugar
apropiado, síntomas de agotamiento
emocional, etc.
» Fase de recuperación. Los servicios
sanitarios y sociales pueden proporcionar
asesoramiento e información sobre
posibles consecuencias del trauma
experimentado, estrategias para afrontarlo
y otro tipo de asesoramiento como: legal,
burocrático, redes de apoyo, etc.
Una vez hechas estas reflexiones, quizás debería
generarse un debate serio sobre los siguientes
puntos:
» Denominación. En mi opinión se debería
evitar el término “psicólogo” durante las
intervenciones, eliminando el aspecto
patológico de la presentación
(mayoritariamente así reconocido en la
sociedad).
» Formación. Profundizar sobre el itinerario
formativo del “psicólogo de emergencias”.
Por otra parte profundizar sobre la
formación en “primeros auxilios
psicológicos” del personal de intervención:
su formación básica y su entrenamiento.
» Coordinación. Trabajar estrechamente
con las organizaciones de emergencias y
autoridades en la elaboración de protocolos
de intervención donde se contemple la
atención psicológica a las víctimas y como
se organizará el escenario de la
emergencia.
» Tipo de intervención. Para ello es
necesario tener muy claro qué se quiere
ofrecer: primeros auxilios psicológicos,
asesoramiento a víctimas; quién lo
proporcionará: ¿psicólogos y psiquiatras
acreditados?; con qué alcance, es decir
hasta cuándo: si durante la hospitalización
o más allá con un seguimiento.
» Investigación. Si no hay un seguimiento
de las víctimas difícilmente se pueden
conseguir estadísticas fiables sobre la
incidencia y evolución de posibles
24
trastornos psicológicos como consecuencia
de una catástrofe o cualquier emergencia.
» ¿Profesionales o voluntarios? Quizás
dependerá del ámbito en el que se
desarrolle la actividad, o el ámbito en el
que se deba cubrir una necesidad. Está
claro que personal de intervención hay,
tanto voluntario como profesional. En todo
caso deben acceder a la formación
pertinente. En los niveles superiores de
organización donde se elaboran planes de
emergencia, protocolos de intervención,
simulacros, planes de formación, etc.
quizás sea pertinente profesionalizar la
figura del asesor para las víctimas.
.
25
Aitana: Tratamiento del Trauma Crónico
(4 años tras el 11M)
Francisco Duque Colino Psicólogo Clínico
Sección de Interconsulta del Hospital General Universitario Gregorio Marañón (Madrid)
Diana Bachiller Valdenebro Psicóloga Interna Residente
Sección de Interconsulta del Hospital General Universitario Gregorio Marañón (Madrid)
Aitana Díaz de Yela Martínez Voluntaria Protección Civil.
El presente artículo trata de mostrar cómo hemos
llevado a cabo el abordaje que permite desactivar
el núcleo del Estrés Traumático el cual
impresionaba estar adquiriendo una entidad
crónica. La paciente, Aitana, llegó a consulta con el
diagnóstico de trastorno “refractario” al no
responder a los diferentes intentos de tratamiento
psicoterapéutico llevados a cabo en los 4 años
posteriores al suceso que provocó la situación que
padecía. Tratamos de describir los puntos clave del
modelo de tratamiento en Trastorno por Estrés
Agudo llevado a cabo en anteriores situaciones5
que pueden extrapolarse al caso de la paciente que
mostramos a continuación. Dicha intervención se
basa en múltiples casos tratados en los últimos 14
años en la Interconsulta Hospitalaria, en una
casuística dispar que tiene el denominador común
de la ruptura de la trayectoria vital de quien lo sufre.
Implica la confrontación con una situación
potencialmente traumática, en función de la entidad
del suceso, los recursos de quien lo padece y las
posibilidades de activación de los mismos.
La paciente fue víctima del atentado acaecido el 11
5 Duque F, Mallo M, Álvarez M. Superando el Trauma. La Vida
tras el 11 M. La liebre de Marzo, Barcelona, 2007.
de marzo de 2004. Viajaba en un tren que estalló al
llegar a la estación del El Pozo. Llegó a consulta de
Psicología Clínica de nuestro hospital el
28/03/2008, cuatro años y diecisiete días después.
Tiene 20 años y viene diagnosticada de Trastorno
de Estrés Postraumático Crónico (DSM-IV)6, en el
que el acontecimiento traumático es
reexperimentado persistentemente mediante
sueños junto con un malestar psicológico intenso al
exponerse a estímulos internos o externos que
simbolizan o recuerdan un aspecto del
acontecimiento traumático. Se produce además
una evitación persistente de estímulos asociados al
trauma con esfuerzos para evitar pensamientos,
sentimientos o conversaciones sobre el suceso en
cuestión, y esfuerzos para evitar lugares que
motivan recuerdos de la experiencia, como las
estaciones de cercanías o el viajar en transportes
similares como el metro o trenes de largo recorrido.
La paciente tiene lagunas de apariencia disociativa
en algunos datos importantes del traumatismo.
Refiere también una sensación de un futuro
6 American Psychiatric Association: Diagnostic and Statistical
Manual of Mental Disorders. Washington, DC, American
Psychiatric Association, 1994
26
limitado desde el momento en que la experiencia
traumática supone el foco fundamental en el que
gira toda su existencia y, desde esta perspectiva,
percibe como lastra su desarrollo personal.
Respecto a los síntomas persistentes de aumento
de la activación, la red de apoyo de la paciente
informa de manifestaciones de ira e irritabilidad,
dificultades para concentrarse e hipervigilancia.
Además ha ido desarrollando otros síntomas
fóbicos como la necesidad de ir acompañada
siempre de otra persona y evitar aglomeraciones
como las discotecas, a pesar de que le resultan
atractivas.
Empezar de nuevo El objetivo inicial en cualquier labor terapéutica, y
de modo especial si se lleva a cabo con aquellos
que sufren una situación traumática, es conocer a
la paciente, su mundo, su potencialidad, sus
recursos, mecanismos adaptativos, valores,
intereses y, de modo paralelo, generar un contacto
basado en la mutua aceptación. Para conseguir
este primer objetivo, cuidamos especialmente el
primer contacto, sin apriorismos, sin considerar
posiciones previas, diagnósticos u opiniones sobre
las posibilidades que presenta. En el caso que nos
ocupa, esta primera meta adquiere mayor
relevancia desde el momento en que acude
reticente, debido a que conoce que su situación se
ha definido como refractaria y se le señala (a ella)
como responsable de la ausencia de logros en la
evolución de su problema que se considera
enquistado. En este punto es fundamental el
establecimiento de un rapport 7adecuado.
Es necesario ser muy cuidadosos cuando
transitamos por el pantanoso territorio del trauma.
Hay que evitar cualquier tensión innecesaria, desde
el respeto y la consideración, con una actitud
cercana que aporte comodidad y seguridad. Esto 7 Malan D. Psicoterapia individual y la ciencia en la psicoterapia.
Paidos. Barcelona 1983
se ha de combinar con una idea muy clara de que
en toda situación traumática puede darse una
cierta devastación en los habituales recursos de la
persona, lo que genera una autopercepción de
víctima que toma forma en la dificultad de
identificación personal y en la sensación de pérdida
de control. Los afectados se muestran más
sensibles ante cualquier planteamiento dirigista, o
de poder, que incremente esta sensación
descompensante. Como señala J. Herman8
devolver el poder al que sufre una experiencia
traumática es un objetivo irrenunciable.
Por otra parte, Aitana insinúa un sentimiento de
falta de comprensión que ha percibido en sus
anteriores intentos de solventar sus problemas
cuando refiere que quien le atendía adoptaba una
actitud de acercamiento formal, pero no se sentía
escuchada, lo que le ha llevado a sentirse
apartada, sola con sus conflictos. Precisamente la
posibilidad de compartir cualquier experiencia
supone un factor que desactiva tensiones
acumuladas en el conflicto no resuelto y facilita un
enfoque de superación9. Compartir y relacionarse
permite que la experiencia traumática no invada
todo el psiquismo de la persona afectada.
Reconstrucción de la experiencia traumática Una vez instaurada la relación sobre la base de la
confianza y mutua aceptación intentamos conocer
lo sucedido, no lo que aporta un observador
externo y aparentemente objetivo, sino la
subjetividad de quien lo padece. Todos conocemos
la sensación agria que aporta a una persona que
sufre, la opinión bienintencionada de alguien que
se acerca intentando ayudar con expresiones como
8 Herman J. Trauma and Recovery. BasicBook. New York. 1997.
(Traducción en español en Espasa Calpe. 2004) 9 Pennebaker J. El arte de confiar en los demás. Alianza
Editorial. 1998.
27
“no es para tanto” o “no entiendo que te pongas así
por eso” o “pero si estás fenomenal”, “que bien te
encuentro”, etc.
A la par que conocemos el significado de lo
sucedido para nuestra paciente, vamos valorando
si lo acontecido posee una hilazón, si está
convenientemente secuenciado para ser
incorporado como experiencia en la memoria.
Cuando observamos fragmentaciones, lagunas o
eliminación de parte del suceso, intentamos la
reconstrucción de la experiencia traumática.
Comenzamos pidiendo una narración de los
hechos según los recuerda, sin condicionar,
evocando todo tipo de imágenes y otros elementos
sensoriales. Cuando existe un relato secuenciado
vamos trazando círculos constantes entre los
hechos, las cogniciones, las emociones y las
consecuencias actuales y reales de aquel suceso.
La secuencia sigue este orden: primero
comenzando por aquello más alejado de la
subjetividad de la paciente, lo más sencillo de
verbalizar, los hechos (situación), para después ir
asociando a ello los tres sistemas de respuesta
(conducta, pensamiento y emoción) y llegar a las
consecuencias tras cuatro años. Así la paciente
consigue unir en su conciencia lo que
anteriormente se encontraba fragmentado.
En la primera entrevista hace un relato superficial
de los hitos principales de su experiencia:
“Yo tenía 16 años. Como cada mañana acudía al
IES donde estudiábamos. Iba con mi prima dos
años menor que yo… en la estación de El Pozo
explotó la primera bomba en el vagón de atrás
nuestro10, y otra en el propio vagón en el que
10 “La forma brusca de comienzo se corresponde con lo que
tradicionalmente se ha denominado experiencias traumáticas.
En ellas es posible observar cómo un organismo que ha
evolucionado de forma organizada y coherente hasta cierto
momento, súbitamente sufre un desequilibrio que se traduce en
un fuerte malestar.” H. Fernández, Fundamentos de un modelo
viajábamos, a mi espalda en un rincón (estaba
sentada hacia la mitad del vagón). Con la
primera explosión cogí a mi prima pequeña,
pero la segunda bomba me empujó hacia atrás
soltándola de manera inevitable.
Después, al salir, llamamos a mi familia,
contándoles que ha habido un accidente, y
cogimos un autobús hasta Puente de Vallecas
donde nos recogió mi tío”.
Al preguntarle si eso es lo que recuerda. Evitamos
decir: todo lo que recuerda, para que no se sienta
presionada ni condicionada. Entonces refiere cómo
hay una imagen que presenció estando en el
andén y no puede quitarse de la cabeza:
“era una mujer que había perdido un pie y no se
si la pierna… y además estaba embarazada… he
pensado mucho en ella… también perdería a su
bebé…”
Más adelante hablaremos de esta imagen que
guardamos como un regalo terapéutico.
Observamos que la parte central del relato no
existe, al igual que los contenidos. Sólo tras validar
por nuestra parte su experiencia emocional
aversiva es capaz de profundizar.
En ese momento se muestra nerviosa y cambiamos
el marco, preguntando por aspectos de su vida
cotidiana e intereses. Su actitud es colaboradora,
sintoniza bien y se muestra muy simpática. Tras
una viñeta en la que conseguimos que sonría, le
preguntamos si recuerda algún dato más.
“…íbamos haciendo bromas, sin muchas ganas
de ir a clase. Al llegar a la estación vimos un
tren en la vía… decidimos esperar al siguiente,
queríamos viajar en uno de dos pisos…”
integrativo en psicoterapia, Paidós, Buenos Aires, 1996.
28
Este inicio del relato lo hace sin modificar el gesto
de nuestra conversación anterior: distendido.
Tratamos de que continúe la narración
preguntándole por aspectos poco relacionados con
lo traumático: ¿Dónde os sentasteis? ¿qué ibais
haciendo?
“…cuando llegó el nuevo tren nos sentamos en
la parte superior. Todo normal, hasta llegar a la
estación de El Pozo. Recuerdo que oí el pitido
de las puertas cuando se cierran… el tren
comenzó a andar y se paró de golpe, con un
fuerte ruido, nos agachamos, yo me tapé la
cabeza con las manos… del impulso metí la
cabeza por la ventanilla, todo el mundo se
levantaba y gritaban que se había estrellado un
avión… que era un atentado… yo sujetaba a mi
prima, al intentarnos levantar, en ese momento,
explotó el vagón en el que íbamos nosotros. Me
caí hacia atrás, y cuando me levanté comprobé
que no podía mover el cuello y el brazo derecho
apenas lo movía… mis amigos habían saltado…
entonces me di cuenta de que mi prima todavía
seguía allí sentada… no se podía mover, tenia
en sus piernas un brazo que no era suyo, le
grité y traté de protegerla... (angustiada)
entonces vi cómo la señora que estaba sentada
en el vagón frente a nosotras se quedó sin
cabeza...”
En este punto el terapeuta aprovecha el relato de
muerte y lesiones que ha hecho Aitana para
confrontarlo con sus secuelas físicas reales tras el
atentado. Tiene reducida gran parte de movilidad
en ambos hombros, y ha perdido fuerza en los
brazos. Ha sido intervenida en numerosas ocasione
y actualmente está esperando para ser operada de
nuevo. Mientras ella cuenta esto, está centrándose
en la pérdida y aparece, de forma inevitable para
ella, la idea de injusticia por su situación: el
conocido: “¿Por qué a mí?”. Este es un enfoque
limitador y nada productivo para trabajar en terapia
cuando surge.
Se explica esta situación indirectamente, es decir,
un terapeuta se dirige al otro, hablando como si la
paciente no estuviera: “Sin duda lo deseable es
que no hubiera ocurrido el suceso, o que Aitana no
hubiera estado en los trenes esa mañana, su
trayectoria vital hubiera sido distinta, no hubiera
tenido esas pérdidas y tendría otro momento
presente más parecido al de la mayoría de la gente
de 20 años; pero de igual manera, y puestos a
imaginar, también podría haber fallecido ese día, y
no haber llegado a tener lo que tiene ahora. Son
ciertas sus limitaciones, pero también es cierto que
con ellas tiene muchas posibilidades”.
De esta manera se confrontan las pérdidas reales
con las fantaseadas relativizando la pérdida y es el
primer cambio de foco11 hacia valores y
posibilidades en detrimento del marco pérdida. Su
pensamiento es más fácil que se oriente a generar
adaptaciones a la situación real y no a ahondar en
la autoconmiseración limitadora.
Este planteamiento sirve, a su vez, para poner
distancia emocional con el punto en que dejamos el
relato. Cuando se encuentra más tranquila
tratamos de que no se quede varada en esas
imágenes (del tren), y le decimos: entonces
salisteis del vagón…
“…todo el mundo estaba andando sin saber y
gritando. Vi a un hombre que perdía masa
encefálica por la cabeza…”
En este punto tratamos de que vuelva12 a la
imagen que ella consideraba más impactante,
11 Stevens J. O Awareness: Exploring, experimenting,
experiencing Real People Press, 1971 12 “La utilización consciente y creativa del lenguaje es tal vez el
método indirecto más influyente para crear contextos en los que
se perciba el cambio como inevitable” en O´Hanlon W. H.;
Weiner-Davis M. En busca de soluciones. Paidos Ibérica.
Barcelona. 1993
29
tratamos de dirigirla a esa imagen, que se centre
en ella y le preguntamos: antes decías que lo que
más te había impactado…
“…sí, lo que más recuerdo es la imagen de ver a
la señora embarazada sin pierna….”
Decíamos anteriormente que según escuchábamos
este relato lo considerábamos como un regalo
terapéutico ya que los datos que aportaba eran de
una persona conocida y tratada por nosotros.
Primero intentamos centrarle en la situación. La
sorprendemos cuando le ofrecemos mostrarle
imágenes del 11M que no han sido publicadas con
anterioridad… esto modifica su gesto como de
alarma y un evidente rechazo, provocando los
temores de la paciente. En ese momento le
enseñamos las fotografías de un bebé. Ella se
muestra sorprendida, no consigue unir sus
emociones con la imagen… Nos mira sin entender
que está pasando. Le decimos… “verás, este es el
bebé” (captamos su sorpresa, emoción y
satisfacción) “… y, por cierto, su madre no perdió la
pierna” (amplificamos la respuesta13). Cuando
narramos la historia de esta mujer y como superó
hasta las heridas del pie (ella pensaba que había
sido amputado), le centramos en pensamientos
positivos; estaba tan contenta como si hubiera sido
ella misma la afectada. Fue la primera ocasión en
la que observamos en Aitana un gesto positivo de
distanciamiento de su expresión de víctima que
sufre -y lo hace también del sufrimiento de los
demás-, por la de esperanza.
Se desactiva inmediatamente la angustia con una
emoción incompatible: la alegría. Y se confrontan
de nuevo las consecuencias fantaseadas con los
resultados reales. De esta manera otro
pensamiento desestabilizador es desmontado, ya
que pensó que madre e hijo habían muerto.
13 Grinder J. Brandler R. Trance-formation. Neuro-Linguistic
Programming and the structure of Hypnosis. Real People Press
Moab, Utah. 1993
El siguiente punto, aunque clave, puede parecer
precipitado, pero antes de esta consideración
tenemos en cuenta el momento propicio, es decir,
cuando la paciente se encuentra especialmente
receptiva. Sobre la aparición de una evidente
emoción que podíamos aplicar a su narrativa14,
fuimos deslizando el relato a la capacidad de
superación15. Hablamos de sus dificultades y, sin
mirarle a ella, dirigiéndose uno de nosotros a la otra
terapeuta, de tal modo que ella disfrutaba su
emoción y no se defendía de algo que,
aparentemente, no iba dirigido a ella: “bueno, ella
no ha podido volver a los trenes, es posible que no
fuera el momento… (mirándole fijamente) con
nosotros vas a ir a los trenes… (pausa durante la
cual observamos que ella asiente sin darse cuenta,
sin pestañear y sin disminuir su gesto de alegría)…
pero lo haremos sólo cuando TÚ quieras
hacerlo…”. En ese momento, mirando directamente
a Aitana, nos devuelve un sí repetido sin dejar de
sonreír.
Directrices del tratamiento
1. Persona normal en situación anormal
2. Movilizar los recursos que ya poseen
3. Elegir no ser víctima
4. Búsqueda de la propia identidad y diseño de
proyectos
5. El paciente ha de desempeñar un rol activo
en la terapia
14 Fernández A. Rodríguez B. La práctica de la Psicoterapia.
Desclee de Brouwer. Bilbao 2001 15 “las cosas funcionan mejor cuando lo hacen de manera
automática e inconsciente, o sea, sin interferencia ni obstáculo
de la mente conciente”. En Jeffrey K. Z. Un Seminario didáctico
con M. H. Erickson. Amorrortu Editores. Buenos Aires. 1998
30
1. Persona normal en situación anormal
La pérdida de la sensación de control de la propia
vida se produce tras el impacto del suceso violento
que hace desaparecer la sensación de seguridad
surgiendo además, en la mayoría de las personas
expuestas, síntomas que generan sensaciones de
extrañeza. Y se pueden enredar en juicios de valor
respecto a sus respuestas o actuaciones. Así
ocurre en el momento en que aporta nuevos datos
de su experiencia y elaboraciones posteriores.
“Vi mucha gente herida y no podía ayudarla ni
escapar de allí. Estaba bloqueada”.
Estos esquemas de pensamiento son escasamente
estabilizadores por lo que suponen de autocrítica y
culpa que aportan más entidad a lo traumático
dificultando su superación. Por este motivo, sobre
los datos inconexos y limitados que ella refería en
un primer momento, intentamos que construya una
experiencia secuenciada con el mínimo de lagunas,
así prácticamente quedó el relato casi cerrado en la
primera sesión.
Tenemos como guía los planteamientos que se
centran en su narrativa, es decir, establecemos un
enfoque desde el propio terreno que presenta la
paciente16: Una vez centrada en estos argumentos
(suyos) nos deslizamos a otros igualmente
posibles.
Apoyándonos en el relato se desmonta fácilmente
la cognición: “no podía ayudarla ni escapar”.
Planteamos: “¿Y tu prima cómo reaccionó?”, lo que
le sitúa en la escena que vivió. Ella refiere que “no
se movía se quedó como paralizada”, y “¿cómo se
resolvió la situación?”. Ella sonríe y queda centrada
16 “lo que hace falta es desarrollar una situación terapéutica que
permita al paciente usar su propia forma de pensar, sus propios
puntos de vista, sus propias emociones, de la manera que mejor
encaje en su estilo de vida” en Rossi E. Collected papers of
Milton Erickson in hipnosis New York Irvington. 1980.
en “bueno la ayudé yo”. “O sea la rescataste tú”.
Amplificamos la imagen y le damos una mayor
valencia señalando que fue capaz de ayudar a su
prima pequeña y que probablemente le salvó la
vida.
Los sentimientos de extrañeza parecen una
constante en este tipo de experiencias, tanto
respecto al mundo que les rodea como respecto a
sí mismos. Desde el primer planteamiento tienen
unas expectativas respecto al mundo que se
desmoronan, al hacerse inseguro, imprevisible,
como señala Janoff-Bulman17. Por este motivo
trabajamos desde el primer momento la idea de
normalidad en todas sus reacciones, hiladas a otro
tipo de experiencias y relaciones con su mundo
externo en las que se siente apoyada y reforzada.
En un primer momento consideramos de vital
importancia lo que señalan Duque, Mallo y
Álvarez18, respecto a la importancia del primer
encuentro.
Experimentan sensaciones nuevas en las que no
pueden controlar ni su propio cuerpo ni sus
procesos cognitivos de apariencia alienada ante
ellos mismos, y los que no consiguen remontar lo
traumático, embutidos en su colapso personal no
se recuperan, no superan la situación y tiempo
después siguen teniendo presente sensaciones de
desconexión con el ambiente exterior e interior con
17 “cambia la visión del mundo como algo justo y predecible y la
visión de sí mismo”. Janoff-Bulman, R.; Shattered assumptions:
Towards a new psychology of trauma. Free Press .New
York.1992. 18 “el encuentro con la víctima ocurre tras haber experimentado
ésta la quiebra de su mundo externo. En consecuencia, cumple
una función compensadora y reparadora toda experiencia que
permita recuperar una parte de confianza en los otros. Es
positivo que capte como desde el exterior también pueden
aparecer ayudas, apoyos, solidaridad. Si conseguimos
desarrollar una relación fluida, de confianza, seremos el primer
puente con el mundo, y los depositarios de su confianza,
requisito fundamental para cumplir los objetivos terapéuticos” Duque F, Mallo M, Álvarez M. Superando el Trauma. La Vida
tras el 11 M. La liebre de Marzo, Barcelona, 2007.
31
ideas de extrañeza y de sentirse ajeno. Se
perciben sin control sobre la propia vida
empañando su trayectoria presente y futura.
Pretendemos que se distancien de su rol de víctima
para ser afectados de un suceso que debe ser
incorporado a su memoria, archivado, en un
programa al que se pueda acceder cuando lo
deseen en vez de activarse cuando no lo esperan y
sin conocer los motivos.
Inevitablemente aparece la idea de vulnerabilidad:
se dice un brusco adiós a las fantasías de
omnipotencia que los seres humanos cultivamos
con sumo cuidado para evitar la confrontación con
la propia naturaleza de ser finito y mortal. Esta
confrontación se impone como una hecatombe en
la parte consciente de los afectados por un suceso
traumático y no es fácil de encajar, ya que no
permite continuar con el autoengaño benefactor.
Antes de experimentar lo traumático se piensa que
las desgracias siempre les ocurrían a otros,
estando uno siempre a salvo. Y solo cuando se
consigue elaborar esta realidad, la persona se
vuelve menos vulnerable de lo que era antes de la
experiencia, ya que se proyecta al futuro con más
autenticidad, gracias a la madurez adquirida, sin
necesidad de engaños o fantasías y sin lastre que
impida desarrollarse y, por qué no, aprender de la
experiencia vivida.
2. Movilizar los recursos que ya poseen
Reencontrarse con el yo previo al trauma supone
retomar su trayectoria y orientación vital previa que
ha sido interrumpida por el suceso violento y por
las heridas personales consecuentes de éste.
Reencontrarse con el uno mismo anterior al trauma
permite, paradójicamente poder mirar más hacia
delante que hacia detrás en su historia vital19.
19 “Utilizábamos el pasado como elemento de apoyo, sobre el
que tejer la continuidad de su trayectoria vital, partiendo de sus
propias señas de identidad” Duque F, Mallo M, Álvarez M.
Tratamos de desarrollar el protagonismo personal y
lo hacemos observando lo que indica la paciente,
considerando sus aportaciones e iniciativas y
procurando que las nuestras se fragüen en su
mente hasta que las madura y elabora como
propias. Del mismo modo hacemos partícipe a la
afectada de cualquier estrategia o paso a seguir
valorando su respuesta principalmente en el plano
de comunicación no verbal. Ponemos especial
cuidado en la posibilidad de escoger y de actuar.
Consiste en aumentar la autoridad y el poder del
individuo sobre los recursos y las decisiones que
afectan a su vida, pudiendo a su vez influir en el
ambiente. Para ello, la paciente debe contar con un
locus de control interno (que será más adaptado y
realista que el previo a la experiencia traumática) y
una buena dosis de autoeficacia percibida. Este
proceso se produce mediante un trasvase de poder
desde el terapeuta (poderoso por las atribuciones
que le confiere el afectado) hacia el propio
paciente, que interiorizará los recursos y
posibilidades que el terapeuta ve en él, como
explica Herman20. En este sentido, es el terapeuta
quien identifica y pone en marcha el potencial del
paciente, desarrollando sus propios recursos que
puede que nunca hubiera tenido la necesidad de
emplear hasta este momento de decisiva crisis
vital.
Tenemos muy claro en nuestro trabajo con
afectados de situaciones traumáticas que se
pueden sentir atrapados, pero nunca están
Superando el Trauma. La Vida tras el 11 M. La liebre de Marzo,
Barcelona, 2007. 20 “El primer principio de la recuperación (psicológica) es que la
superviviente recupere el poder. Ella debe ser autora y árbitro
de su propia recuperación. Los demás pueden darle consejos,
apoyo, ayuda, afecto y cuidados, pero no la curación. Muchos
intentos bienintencionados y benevolentes fracasan porque no
se observa este principio fundamental de recuperación del
poder”. Herman J. Trauma and Recovery. BasicBook. New York.
1997. (Traducción en español en Espasa Calpe. 2004
32
indefensos21. Sólo tenemos que activar esos
recursos para que la afectada los utilice para su
desarrollo.
3. Elegir no ser víctima
“Ser víctima es un accidente, algo circunstancial, y
nunca debería formar parte de las señas de
identidad de nadie22” (Duque, Mallo y Álvarez,
2007). En el tratamiento con cualquier persona que
ha sufrido un hecho traumático se debe reconocer
y validar su situación de afectado. Es muy
importante, sin embargo, tener en cuenta el peligro
de la adopción del papel de víctima y cómo un
suceso puede imbricarse con cualquier proceso de
pensamiento previo y habitual con el que nada
tiene que ver, hasta encontrar una justificación del
mismo aunque sólo será un proceso de
racionalización. Los temores de la paciente
comunes a su momento vital de crecimiento y
desarrollo personal pueden justificarse con un
hecho colateral que puede limitar su toma de
decisiones el resto de su vida. El rol de víctima
como identidad autoimpuesta supone un factor de
renuncia, ya que impide usar el potencial de cada
persona. También se señala el rechazo que a
medio y largo plazo las posturas victimistas,
depresivas o regresivas causan en el ámbito
interpersonal. Este punto se sintetiza con la frase
utilizada en la terapia: “Hay que darle al 11M lo que
es del 11M, pero ni un gramo más”.
Por lo dicho anteriormente, resulta fácil concluir
cómo es posible que el daño psicológico pueda ser
mayor que el físico en algunos casos, o cómo,
desde luego, no correlacionan ambos entre sí.
A lo largo de la intervención, se va calibrando la
intensidad destructiva de la experiencia emocional
traumática y ofreciendo la oportunidad de
21 Duque F, Mallo M, Álvarez M. Superando el Trauma. La Vida
tras el 11-M. La liebre de Marzo, Barcelona, 2007 22 Ob. cit.
resituarse como afortunada y con capacidad de
mejoría con el tratamiento. Distinguimos entre
aceptación, que consideramos no deseable, y la
adaptación, que entendemos obligatoria. La no
aceptación de una situación dada supone un factor
de activación que puede ser canalizado en la
resolución de conflictos23.
4. Búsqueda de la propia identidad y diseño
de proyectos
Como hemos señalado, la paciente se siente muy
limitada por sus lesiones sobreestimando hasta qué
punto pueden determinar su futuro y su calidad de
vida. Pero, a pesar de eso, se ha convertido en una
técnico de emergencias. En este punto
remarcamos el mérito que tiene esa idea, y su
puesta en práctica, de superación, y lo que
conlleva de esfuerzo para dejar de ser víctima para
ser personal asistencial.
A continuación aflora un nuevo desafío: le han
dicho que no podrá ser enfermera porque no puede
coger peso. Frente a este marco limitador se abre
el otro basado en las posibilidades, potenciando y
creyendo en la capacidad adaptativa de la paciente
movilizando sus recursos. Ella responde de modo
constructivo, con gestos indicativos de su
motivación, indicando que está dispuesta a
intentarlo: a nosotros nos permite hacer un balance
emocional24, que no se centre únicamente en
aspectos negativos. Le decimos que viajar en tren
se convierte así en un medio para conseguir sus
objetivos vitales y definir una nueva identidad. “Las
cosas Aitana no son como son sino como las
vemos”. Se queda ensimismada (centrada en el
tema que le hemos planteado) y aprovechamos 23 Ob Cit 24 “un balance emocional significa no explorar sólo los
sentimientos negativos asociados al hecho traumático (tristeza,
angustia, impotencia…) sino poder abrir espacio y reconocer los
pequeños instantes de felicidad” Pérez Sales P. Trauma, culpa
y duelo. Hacia una Psicoterapia integradora. Desclee de
Brouwer. Bilbao. 2006
33
para señalar lo que supondría de victoria
(venganza) respecto a los agresores. Ella se
sorprende, mira extrañada. Le decimos: “sí, podrás
decir que no pudieron contigo, no consiguieron
aterrorizarte, no consiguieron limitarte… y es un
modo de dar honor a los que no pueden hacerlo”
(se potencia un compromiso que, desde sus
planteamientos, resulta irrenunciable). Ella asiente
con firmeza, entiende que puede ser un papel
importante… y necesario (creemos que sólo queda
esperar su decisión de elegir su momento
apropiado).
En la siguiente sesión notamos que está
impaciente por hablar, le decimos que si tiene algo
que contar y refiere:
“…desde el último día he estado dando vueltas
a lo que hablamos y comprendí que las cosas
no son como son sino como las vemos y es
absurdo dejarles vencer la batalla, entonces no
pudimos defendernos, pero no vamos a
regalarles nada… por ese motivo ayer fui a la
estación… con la idea de tomar el tren… pero
no pude, en el último momento me eché atrás…
(percibe nuestros gestos de aprobación)… me
gustaría ir con vosotros… bueno si no os
importa… “
En este preciso instante, comprendemos que no
será necesario prolongar por mucho tiempo la
relación terapéutica. Valoramos su gesto de
acercarse a los trenes como un paso a la
consecución de los logros terapéuticos. Seguimos
hablando de sus proyectos, como si no hubiera
existido el atentado y nos citamos para dos días
después a las 15:30 en la estación de Torrejón, la
misma en la que ella iniciaba su viaje a la escuela
todos los días.
5. Exposición en los trenes
No poder utilizar los transportes públicos en
general, y los trenes en particular, supone un
elemento limitador de su autonomía que acentúa
su sensación de impotencia e indefensión
aprendida. Para desarrollar esta etapa partimos del
modelo desarrollado anteriormente para la
intervención en trauma agudo25 en el que señalan
las etapas de intervención llevadas a cabo con
otros pacientes.
Comienza la exposición cuando encontramos a la
paciente esperando sola a los terapeutas en la
estación (hasta hace días necesitaba ir
acompañada). Le damos la oportunidad de elegir el
tren, y el ritmo de exposición. Subimos en el mismo
vagón y nos acomodamos en asientos similares a
los que utilizaron, ella y su prima, el día del
atentado. Ocupamos el sitio de la mujer que iba en
frente de ellos para sustituir esa imagen aterradora
por otra de normalidad y seguridad. Durante toda la
exposición se combina el marco-trauma con
distintos marcos-estabilizadores propios del mundo
de la paciente, tratamos de centrar la exposición
desactivando los temores, apelando a los propios
datos positivos y recursos que podría poner a su
disposición para superar esta situación temida.
Para la conjugación adecuada de los distintos
marcos estamos permanentemente atentos a la
comunicación no verbal de la paciente que va
mostrando su nivel de ansiedad y cómo modifica la
intensidad de sus emociones positivas o negativas.
Para la adecuada reconstrucción in vivo de la
experiencia traumática, al llegar el tren a la
estación donde estallaron las bombas, nos mira, la
cogemos del brazo, y salimos del tren. Ella observa
extrañada, pero muestra una gran confianza y se
deja llevar.
Recorremos la estación tal y como lo hizo el día del
atentado, recreando las imágenes del desastre y
buscando los sitios que ella recordaba y llegamos
25 Duque F, Mallo M, Álvarez M. Superando el Trauma. La Vida
tras el 11-M. La liebre de Marzo, Barcelona, 2007. (Págs. 213-
218)
34
al lugar donde los equipos de rescate tiraron la
pared y les ayudaron a salir. La paciente no llora en
ninguno de estos momentos, no llega a encontrar
en la situación real unas emociones tan intensas,
aversivas y temidas como las anticipadas por ella
en imaginación, en cambio aparece la sorpresa por
no hallar estas emociones. Este fenómeno es bien
conocido por los terapeutas que utilizan la técnica
de la exposición. La paciente recreaba la escena
de los muertos, mutilados y el caos, en cambio
encuentra la cotidianeidad, casi rutinaria, de
personas esperando al tren, charlando e incluso
riendo sin preocupaciones, en una estación sin
rastro de lo ocurrido. Le decimos: “Al igual que se
ha restablecido la estación, así tienes que
reconstruir tu cabeza”.
En nuestra exposición continuamos hacia Atocha,
decisión que ella apoyó de modo evidente, donde
paramos y reconstruimos lo ocurrido el 11M que se
pudo ver por las cámaras de seguridad. Tras esto
visitamos el monumento donde se encuentran los
nombres de los fallecidos aquel día. Ella se
muestra un tanto reticente, pues no conocía el
lugar. Le decimos que mire esos nombres; ella no
entiende los motivos; entonces le explicamos que
no se encuentra su nombre entre los que fueron
asesinados vilmente aquel día. Se angustia, como
no podía ser de otro modo, y aprovechamos la
intensidad de esta emoción para explicarle que los
terroristas consiguen su objetivo si consiguen
sembrar el terror. Le explicamos si le gustaría
poder hacer algo por las personas cuyos nombres
figuras allí. Sin pensarlo responde que “sin lugar a
dudas, pero ¿qué puedo hacer? Le respondemos:
“puedes hacer que no consigan su objetivo (mira
asintiendo) sé feliz. Mira Aitana, el otro día te
explicamos que la mejor manera de poder hacer
honor a los muertos es recuperando tu propia
trayectoria vital”. Utilizamos un argumento potente
de superación ya que observamos el impacto que
le causaba cuando lo planteamos anteriormente.
El viaje finaliza retornando (en tren) a la estación
donde comenzó su largo viaje, simbolizando la
recuperación de su cotidianeidad cuando es capaz
de ir en el medio antes fóbico experimentando
ahora emociones intensas, pero ninguna que
pueda actuar como limitadora o pueda lastrar su
trayectoria personal. Había conseguido recuperar
con esta experiencia de afrontamiento la sensación
de seguridad, solidez personal y protagonismo en
su propia vida.
6. El paciente desempeña un rol activo en
la terapia
Tras renunciar a su identificación con el rol de
víctima, propone su proyecto personal, de este
modo refiere el objetivo de recuperarse físicamente
y desarrollar una profesión que entiende debe
relacionarse con tareas asistenciales. En este
sentido, le señalamos la importancia de su
experiencia traumática y de superación como factor
que le permitirá una mayor eficacia en esas tareas.
Como hemos podido observar, la paciente es quien
propone los pasos más importantes del tratamiento,
como el decidir ir a los trenes, el momento para
ello, e incluso elegir el tren. Y todo ello sin sentirse
forzada. También vamos adaptando las consultas a
su ritmo de elaboración, y a las posibilidades de
ambos, siempre desde el consenso. En este caso,
al percibir que se había sentido muy presionada en
anteriores experiencias, es ella quien pide cita
cuando lo considera necesario.
Lo que se pretende, al fin y al cabo, es que vaya
recuperando la sensación de control sobre la propia
vida y vaya asumiendo más responsabilidades. Así,
cuando concluye la intervención se siente libre para
elegir y para poder disfrutar y obtener el máximo
partido a su vida en función de su horizonte
motivacional. En definitiva es protagonista de su
35
propia vida (Herman26, Fernández Liria y Rodríguez
Vega27, Pérez Sales28, Duque, Mallo y Álvarez29)
recuperando la sensación de control que le fue
arrebatada súbitamente hace 4 años. Una vez más
comprobamos que la mejor ayuda es la que
termina siendo innecesaria30.
Indicadores de alta La paciente retorna tras la experiencia en los trenes
señalando sus sensaciones y sus logros, haciendo
propia la idea de cómo esta experiencia, sin olvidar
el sufrimiento que le ha acompañado, le servirá en
su proyecto profesional futuro. El crecimiento
postraumático se define como un cambio positivo
que experimenta el individuo como resultado de la
lucha con un hecho traumático31 Aitana, sonriendo,
nos narra un sueño divertido directamente
relacionado con un tren, hasta ahora siempre
asociado con angustia y sentimiento de malestar,
cuya interpretación, elaborada por ella es que el
tren ha dejado de ser un elemento amenazante
para estar ya a su total disponibilidad. De este
modo recupera el significado que siempre tuvo el
tren para ella.
Método de tratamiento » Resulta fundamental y nuclear la relación
terapéutica, tener en cuenta las siguientes
características:
» Contenedora
» De confianza absoluta
26 Herman J. Trauma and Recovery. BasicBook. New York. 1997.
(Traducción en español en Espasa Calpe. 2004) 27 Fernández Liria, A.; Rodríguez Vega B. La práctica de la Psicoterapia. La construcción de narrativas terapéutoicas. Desclee de Brouwer. Bilbao. 2001 28 Pérez Sales P. Trauma, culpa y duelo. Hacia una Psicoterapia integradora. Desclee de Brouwer. Bilbao. 2006 29 Duque F, Mallo M, Álvarez M. Superando el Trauma. La Vida tras el 11-M. La liebre de Marzo, Barcelona, 2007. (Págs. 213-218) 30 Ob. Cit. 31 Calhoun & Tedeschi, 1999) Tedeschi, R.G., Calhoun L.G. (1996). The posttraumatic Growth Inventory: Measuring the positive legacy of Trauma. Journal of Traumatic Stress. 9:3 455-471.
» Validante y activadora de los mejores
recursos del paciente
» Que procure una experiencia emocional
correctiva
Otro punto clave, que ha sido destacado a lo largo
del artículo, es el potenciar el control/protagonismo
de la paciente en el desarrollo del tratamiento.
El juego de marcos es utilizado constantemente
durante el tratamiento. El principal cambio de
marco que se ha trabajado con ella ha sido el de
Marco: pérdidas + emociones negativas; por el
marco: valores + posibilidades + proyecto. La
paciente vino a consulta con el marco-problema,
esto es, centrada en los síntomas con lo que los
objetivos de la terapia formulados desde aquí
hubieran sido paliativos, destinados a disminuir o
eliminar sus síntomas: evitar pesadillas, evitar
ansiedad, evitar explosiones de ira, etc. Sin
embargo, desde la primera consulta se cambió el
marco de la paciente a uno centrado en sus
valores, en sus posibilidades, sus proyectos, con lo
que los objetivos de la terapia fueron formulados en
forma positiva, como conseguir recuperar sus
significados (montar en tren) o lograr sus retos
personales. Es importante disminuir los síntomas,
pero se es más eficaz si se hace como parte de la
resolución de problemas dentro del marco del
estado deseado, el marco-objetivo. Esto implica
que se puede trabajar centrándose en las
soluciones incluso sin haber llegado a explorar o
comprender plenamente el estado del problema.
A lo largo del tratamiento, en distintos momentos,
se ha usado la inducción al trance y el empleo de
sugestiones. La más importante y la que marcó el
punto de inflexión en la psicoterapia fue: “bueno,
ella no ha podido volver a los trenes, es posible
que no fuera el momento… (mirándole fijamente)
con nosotros vas a ir a los trenes… (pausa durante
la cual observamos que ella asiente sin darse
cuenta, sin pestañear y sin disminuir su gesto de
36
alegría)… pero lo haremos sólo cuando TÚ quieras
hacerlo…”. Esto selló la alianza terapéutica.
Conclusiones Un mes después de finalizar la tarea terapéutica, la
paciente sigue encontrándose en sintonía consigo
misma y con las herramientas psicológicas
adecuadas para llevar a cabo su claro proyecto
vital. Centrar el tratamiento en una relación
terapéutica de confianza ayuda a la elaboración del
trauma y al logro de la seguridad que brinda el
terapeuta, a modo de yo auxiliar, al paciente y a
sus propios recursos para conseguir una identidad
que se sobreponga al victimismo, siendo así
protagonista de su propia vida; y todo ello, como no
puede ser de otra forma, mirando de frente a la
vulnerabilidad del ser humano para conseguir una
mayor fortaleza desde la autenticidad.
Desde entonces continúa su trayectoria personal,
persiguiendo sus objetivos. En alguna ocasión ha
notado alguna sensación que se aproximaba
lejanamente o lo que había experimentado como
malestar, pero su mirada en sus objetivos posee la
fuerza necesaria para conjurarla. Ahora en cada
momento que intenta atenuar el sufrimiento de los
demás, recuerda que no pudieron con ella.
Bibliografía
» American Psychiatric Association:
Diagnostic and Statistical Manual of Mental
Disorders. Washington, DC, American
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