desobedecer la idea de una respuesta única

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Entrevista a Alejandro Zambra

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56 LATERCERA Viernes 26 de diciembre de 2014

Sociedad Cultura

“La idea del libro era desobedecer a la ilusión de una respuesta única”

Javier García

Este domingo se darán a conocer los resultados de la PSU. La prue-ba que sirve para optar a un cupo de una carrera en las universida-des chilenas. Más de 300 mil jóve-nes del país esperan el puntaje que les permitirá acceder a la Educa-ción Superior: el futuro descifrado tras una serie de preguntas y res-puestas. Son sólo 77 mil vacantes. Antes de la PSU existió la PAA: Prueba de Aptitud Académica. Pruebas ensayadas ante una úni-ca respuesta correcta con alterna-tivas ordenadas en cuadernillos de hojas llamados facsímiles. Una goma de borrar. Un lápiz grafito. Una opción por completar.

“Todo el mundo se borra, la vida consiste en conocer personas a las que primero amas y luego borras, pero no se puede borrar a los hi-

jos, no se puede borrar a los pa-dres”, anota el escritor Alejandro Zambra (1975) en Facsímil, su nue-vo libro armado con la misma es-tructura de la Prueba de Aptitud Académica de Verbal.

El elogiado narrador de títulos como La vida privada de los árbo-les (2007) Formas de volver a casa (2011) y Mis documentos (2013), cuyas novelas han sido traduci-das a más de 10 idiomas, se en-cuentra otra vez con esas hojas con 90 preguntas. Sin esperar un resultado como a sus 18 años, aho-ra crea sus propias alternativas e inventa historias, en los cinco ítems que arman los capítulos de Facsímil: “Término excluido”, “Plan de redacción”, “Uso de ila-tivos”, “Eliminación de oraciones” y “Comprensión de lectura”.

El libro Facsímil, que acaba de publicar editorial Hueders, surgió

del intento de hacer una novela sobre el Instituto Nacional, don-de Alejandro Zambra estudió a fi-nes de los 80. Su paso por el em-blemático colegio le ha servido como material literario: un pre-texto para hablar de su vida y de una generación que creció en dictadura.

Zambra estudió Literatura en la Universidad de Chile. Al egresar hizo clases en una serie de colegios,

Alejandro Zambra Escritor:

R En Facsímil,el autor se inspira en la antigua Prueba de Aptitud Académica y registra su pasado y el de su generación.

R El autor de Mis documentos vuelve a sus días en el Instituto Nacional y habla sobre lo que significó ser alumno en los 80.

institutos profesionales y preuni-versitarios. Actualmente es aca-démico de la U. Diego Portales.

“La historia se fue fragmentan-do hasta llegar al relato que apa-rece en Mis documentos (llamado Instituto Nacional). Pero me que-dé pensando en la prueba PAA, en la inminencia de la prueba, en lo nerviosos que estábamos. Era el discurso del colegio cayendo ese día. Y en un momento me puse a hacer ejercicios. Y dije, bueno, esto es un género literario. Al leer los facsímiles me impresionó lo elitistas que eran. Lo sesgados. Todas esas palabras que no escu-chábamos regularmente. Lo que hice fue apropiarme de la prueba”, dice Zambra, quien cuenta que Facsímil será publicado en Ar-gentina, Perú, México, Brasil e Italia. “No sé cómo será leído el li-bro. Es raro, pero bonito”, comen-ta por una estructura propia del sistema educacional chileno. Sin embargo, el contenido del libro cruza fronteras.

“Creo que gracias a la copia sali-mos un poco del individualismo y empezamos a convertirnos en una comunidad. Es triste decirlo de esta manera, pero copiar nos vol-vió solidarios”, escribe en uno de los textos que termina con una se-rie de ejercicios con cinco opcio-nes. “Elija la que le parezca más apropiada”, indica el narrador. El libro es muy distinto a sus ante-riores obras. ¿Pensó en no publicar Facsímil? No pienso en la recepción. Lo pien-so después, cuando el daño ya está hecho. Y es porque el espacio de la escritura es muy intenso. No en-tran condiciones externas, como los juegos de expectativas. Supon-go que cada uno quisiera armar su propia prueba. Por eso Facsímil

es muy personal y a la vez plural. Facsímil también habla de una ge-neración... Es la primera generación que des-confía radicalmente de los víncu-los. Que está lejos de la Iglesia y de cualquier explicación dogmática. Siempre me interesaron las rela-ciones entre la vida privada y pú-blica, cómo se ha transformado la intimidad. Son temas que aparecen en el libro, pero la escritura de Facsímil no tenía un tema de an-temano. La idea del libro era deso-bedecer a la ilusión de una res-puesta única. La prueba y sus ítems son una prisión: 90 pies forzados. Pero una escritura creativa al fin... Escribir para mí siempre ha sido desformatearme. Los géneros lite-rarios son camisas incómodas, y uno se las prueba, las empieza a usar, pero creo que el libro existe cuando esa camisa tiene la forma de tu cuerpo. ¿Era buen alumno en el colegio? Yo tenía buen rendimiento, pero había decidido estudiar Literatu-ra, que era una opción radical. Pero había opciones más radicales. Re-cuerdo que un compañero, que nunca más volví a ver, dijo que no sabía si iba a estudiar en la univer-sidad. A todos nos sorprendió que lo dijera. No ir a la universidad era algo, en ese colegio, impensable. Un colegio que te obligaba a tomar decisiones muy joven, mucho an-tes de cuarto medio. ¿Le gusta hacer clases? Me gusta hacer clases. El contacto, el diálogo, romper algunas con-venciones. No podría hacer una mera exposición, me cuesta ser vertical. Creo que las mejores cla-ses son donde los profesores hace-mos las preguntas, porque movi-lizan una discusión y muestran que el conocimiento es algo vivo.b

RR Alejandro Zambra en uno de los pasillos del colegio donde estudió: el Instituto Nacional. FOTO: EDITORIAL HUEDERS

Facsímil [ALEJANDRO

ZAMBRA]

Editorial Hueders 104 págs. $ 8.500

LA FICHA

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