Lectura de la carta del apóstol San Pablo a los Corintios 1, 22-25
Predicamos a Cristo crucificado, escándalo para los hombres, pero, para los llamados, sabiduría de Dios
EVANGELIO San Juan 2, 13-25
Destruid este templo, y en tres días lo levantaré
Se acercaba la Pascua de los judíos, y Jesús subió a Jerusalén. Y encontró en el templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas sentados;
y, haciendo un azote de cordeles, los echó a todos del templo, ovejas y bueyes; y a los cambistas les esparció las monedas y les volcó las mesas;
y a los que vendían palomas les dijo: «Quitad esto de aquí; no convirtáis en un mercado la casa de mi Padre.»
Sus discípulos se acordaron de lo que está escrito:
«El celo de tu casa me devora.»
Entonces intervinieron los judíos y le preguntaron: «¿Qué signos nos muestras para obrar así?»
Jesús contestó: «Destruid este templo, y en tres días lo levantaré.»
Los judíos replicaron: «Cuarenta y seis años ha costado construir este templo, ¿y tú lo vas a levantar en tres días?»
pero él hablaba del templo de su cuerpo. Y, cuando resucitó de entre los muertos, los discípulos se acordaron de que lo había dicho, y dieron fe a la Escritura y a la palabra que había dicho Jesús.
Mientras estaba en Jerusalén por las fiestas de Pascua, muchos creyeron en su nombre, viendo los signos que hacía; pero Jesús no se confiaba con ellos, porque los conocía a todos y no necesitaba el testimonio de nadie sobre un hombre, porque él sabía lo que hay dentro de cada hombre.
Palabra de Dios
Cuaresma:
Llamada insistente a purificar nuestro corazón
Momento de examinar nuestro comportamiento para con el Señor y con los hermanos
dinero
placervicios
orgullo
avaricia
envidia
comodidad
Llamada a limpiar el corazón de todos los ídolos que nos vamos haciendo y que van anidando en nosotros
Jesús hace ver que de toda la apariencia efímera
no va a quedar piedra sobre piedra
Jesús rechaza un culto de mero
“cumplimiento” para tranquilizar
la conciencia
Qué calculadores somos en nuestra respuesta a Dios:
la medimos con cuentagotas
Los mandamientos nos parecen una carga pesada
y corremos el riesgo de ser “cumplidores” sin amor
Cada cristiano, por el Bautismo, es un templo vivo donde Dios mora
Nuestro cuerpo es templo del
Espíritu Santo
No nos pertenecemos
¡Somos de Dios!
Nos escandalizamos cuando vemos templos destruidos
o contemplamos los resultados de la profanación de una iglesia
Pero ¿Y nuestras personas? a veces convertimos nuestro templo espiritual en una cueva de bandidos:
lo profanamos adorando a otros dioses:
dinero
placeres
comodidad
o lo llenamos de inmundicia:
envidiaenvidiaperezaperezaavariciaavaricia
impurezaimpureza
o lo usamos para otros fines contrarios a la voluntad de Dios
Hemos empañado la imagen de Dios o lo hemos expulsado de su casa, de nuestra alma.
¿Qué hacer?
envidiapereza
avariciadinero
orgullovicios
Tomar la firme decisión de expulsar del corazón todo
aquello que lo mancha . . .
Contando siempre con la gracia, porque sin ella nada
podemos.
Mirar el amor de Cristo manifestado hasta el extremo en la Cruz.