el mago de logrosán_vida y milagros de mario roso de luna
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EL MAGO DE LOGROSN VIDA Y MILAGROS DE UN RARO MORTAL, TESOFO Y ATENESTA
RECOPILADOS POR
D. LIBORIO CANEITI y LVAREZ DE GADES
Bibliotecario del Vicus-Tara, en los lagos de Somiedo (Asturias).
MADRID
Librera Hispano-Americana de la Viuda de Pueyo.
Calle de la Abada, nm. 19.
1917
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A los espaoles ESPAOLES,
que tengan odos para or y oigan.
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UN BOLO A LA JUSTICIA
El hombre ms incomprendido de todos los espaoles contemporneos.
Es una interrogacin este Roso!dijo el clebre caricaturista chileno, Sr. Vidal,
cuando, con experto lpiz, represent a nuestro gran amigo, el mago logrosaniego,
pluma en ristre y el cuerpo curvado en forma de interrogante, al saltar metericamente
por los aires, desde Espaa hasta Amrica, tal y conforme aparece en la portada de este
libro, saltando, digo, como si el gran ro Ocano de los clsicos griegos no fuera para l
sino uno de los mseros regatos que fertilizan a Logrosn, el minero pueblo cacereo
de la fosforita.
Respecto de dicho pueblo, que muchos creern de Portugal, Moleschott, el campen
del materialismo positivista, escribi que algunos de sus hijos no podan menos de tener
superior proporcin de fsforo, que los dems mortales, en su cerebro. Con lo que, sin
saberlo, profetizaba a Roso de Luna.
Don Jos Acame y Romero dijo en un clebre discurso, hace ya muchos aos:
Alfredo Caldern ha consignado que ste es un desgraciado pas en el que los pocos
que saben leer, no leen. Debido a ello ocurre que no conocemos nuestras grandes
obras ni tampoco a nuestros sabios, y las unas, como los otros, tienen que drnoslos a
conocer desde el Extranjero. Tal ocurri con el eminente histlogo Ramn y Cajal, y
esto hubiera ocurrido con un sabio astrnomo, qumico, filsofo y pedagogo, Mario
Roso de Luna, si no nos hubiese enterado de ello un hombre como Don Manuel
Rodrguez Martn, el celebrado autor de Cartas Martimas.
Yo conozco hace tiempo al hombre, a Mario Roso de Luna; pero no por eso aseguro
que le conozco, porque su mismo nombre y apellidos son algo as como un inquietante
pseudnimo de un alto destino: Mario, es Marinus, cosa azul, cosa del mar, o de IO,
como l mismo dira; Roso el rosso italiano,es rojo, y Luna, es amarillo Ah
tenis, pues, los tres colores simples fundidos en un solo color de misterio. Un hombre
que as se llama tiene que ser, por fuerza, toda una interrogacin del Destino! Quin
no ha ledo, en efecto, los comentarios y cbalas que, desde que el mundo es mundo,
vienen hacindose con todos los nombres de los hombres grandes? Sobre los
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nombres de Cristo hizo fray Luis de Len un poema; sobre los de los dioses, nuestro
Estanislao Snchez Calvo hizo una epopeya; sobre el dulcsimo nombre de Beethoven,
Alemania y el mundo han hecho verdaderos himnos de amor y de reconocimiento hacia
el titn de la Sinfona, y todos los clsicos tienen nombres de misterio: Anaxgoras, el
filsofo del agua; Xencrates, el viejo del misterio; Pitgoras, el profeta del pueblo,
como todos los santos y santas de la leyenda dorada tienen nombres de inefable virtud:
Hiplito, Eugenio, Atanasio, Antera, Zacaras ..
Por eso obr psimamente cierto amigo nuestro al burlarse de aquel honrado y serio
cataln, a quien le choc el artculo-hacha (que damos ms adelante) del fiero
Bonafoux, acerca del primer libro de Raso de Luna, artculo, cuyo ttulo era Hacia la
Gnosis, con wisqui. El buen cataln se lamentaba con amargura de que el autor de tal
libro, por miedo a las verdades que lanzaba, hubiese apelado al pseudnimo Un
pseudnimo rojo y gualdo, como la bandera de la Patria!
El primer acto civil que se recuerda del mago de Logrosn como despus va a
llamarle Pedro de Rpide, el cronista, fue el de arrancar implacable un gran mechn de
pelos a su niera, por haberse obstinado sta, contra todos los cnones astrolgicos,
en llamar al arco-iris, el arco de Santiago Cmo tolerar a los tres aos semejante
blasfemia cientfica? Quien as no obrase, qu no habra que tolerar despus al mundo,
dejando sentados tan funestos precedentes contra todo derecho?
El segundo punto de que las crnicas hacen mencin respecto de nuestro hroe, fue
la profeca de cierto jesuta o prroco de un pueblo vecino, quien, nuevo Simen o
Melquisedec, al ver al nio rubio y sonrosado, como un deva o un gandhava
indostnico, augur para l, a la santa madre, toda clase de glorias futuras. Por eso,
aos ms tarde, le llamaban prncipe unos pundonorosos militares que presenciaron su
primer examen sobre pretritos y supinos, all en Cceres, el ao 1881, cuando slo
contaba nueve aos, y poco ms de tres palmos de estatura.
Pero antes que el latn, nuestro hroe ya conoca las constelaciones y la Biblia, en
cuyos asuntos, su madre era una gran maestra y ya le haba ledo sta el Robinsn y el
Quijote, los dos libros que, a modo de dos tapas, encuadran toda su vida de solitario y
de idealista. Todo lo dems del mundo fue siempre cosa de juego para Roso de Luna
Y felizmente le sigue siendo, pese a quien pese!
As le vemos luego abogado en ejercicio y astrnomo que descubre un astro;
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periodista catlico y consumado guitarrista; volteriano parisiense y londinense
anglicano; liquidando el comercio de su suegro y llevando su contabilidad, ni ms ni
menos que Mahoma al casarse con Kadidja; enseando oficialmente en la Mairie de la
Banque, o du deuxime arrondissement, de Pars, lengua espaola y matemticas,
como si fuese un emigrado liberal del pasado siglo, y trabando conocimiento a un
tiempo con protestantes y tesofos, positivistas y swedemborgianos, masones y
espiritistas, para constituir, all en sus fondos de rebelde eterno, esa indefinible sntesis
de su filosofa que no pertenece a escuela alguna, porque rompe siempre los moldes de
esos lechos de Procusto, en que la gente vulgar suele encasillarse, como si todos no
furamos hermanos y como si hubiese alguna verdad verdadera en este bajo mundo.
De la primera estancia de Roso de Luna en Pars, los anales, aksicos o de la Luz
Astral, nada de particular cuentan, como no sea la profeca de Le Messager de l
Europe que subsigue a este proemio, y que en todas sus partes se ha cumplido.
Hablemos, pues, de la segunda estancia de nuestro hroe en Pars en 1898.
Armand Colin le llev para, con el sabio Toro y Gmez, hacer un diccionario. Roso
era hombre de modestas exigencias, laborioso y sin vicios, y como estaba bastante bien
pagado por la Casa parisina, poda pensarse que se dara en la Ville-lumiere la vida de
un nabab de la India. Por desgracia, tena que atender a su pobre familia que quedaba
en Extremadura. Adems, la llegada del murciano ms listo que han cobijado los cielos,
le vino a complicar muy seriamente la vida.
No estoy autorizado aqu para dar el nombre del murciano en cuestin, hijo del mejor
operador levantino mulo de D. Federico Rubio. Slo dir que este joven, rico, pero
calavera, cay en Pars para purgar con toda dignidad cierta travesura suya, de las de
marca, hecha al pap; y como Pars no tiene la temperatura de Murcia, ni ha nacido
para el trabajo ningn buen aristcrata de raza, el pollo murciano despreci los buenos
cinco francos diarios que le daba un vinatero de los quais, a l, qumico ilustre!, y
previo pacto de sangre, cual el de Sigfredo y Gunter, Roso asumi la responsabilidad
del sostenimiento de tan meritsimo joven, y por cierto que no sembr en mala tierra,
porque un ao despus le abonaba ste la media millonada devengada en sus andanzas
bulevardieras.
Pero, mientras, los honorarios no alcanzaban para las tres casas, y vino el
estrujamiento pecuniario final y el empeo del reloj, las alhajas y las condecoraciones
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que el buen burgus de Roso tena. Cabe que otro nadie que l haya podido ser as un
bohemio sin vicios? El gran Santiago Romo-Jara, el hombre-sntesis de todas las
andanzas del espaolismo parisiense, que presida solemne a los otros dos jvenes, y
con ellos tocaba la guitarra, y hablaba de qumica y hasta se confesaba, es el nico
que poda, si quisiese, dar proporciones picas a este trozo de la vida de nuestro hroe,
poca en la que trabaj tanto, que es fama lleg a devengar a la viuda de Bouret hasta
50 francos diarios, lo que supone, a franco por pliego de correccin, una lectura de
800 pginas por da!
De todas estas raras aventuras no sac nuestro hroe otra enseanza que la del
clsico en la tan manoseada frase de homo sunt, et nihil humani ad me alienum puto,
as que, cierto domingo, en que, como catlico haba odo devotamente su misa, he
aqu que, no s si antes o despus del desayuno; se le ocurre penetrar como turista en
la augusta San Pablo de Londres, en ocasin en que se celebraban los oficios
anglicanos. Ver nuestro amigo aquella ceremonia, tan fundamentalmente anloga a la
misa catlica, admirar la sincera religiosidad con que ella era oda, y sentirse
profundamente cristiano con aquellas gentes, por encima de las diferencias de un
lamentable cisma, todo fue uno. l mismo nos lo ha contado varias veces, con sincera
emocin, dicindonos que una fuerza interior avasalladora le llev a sentirse hermano
en Cristo con aquella religiosa multitud, y sin ser parte con todas sus fuerzas a evitarlo,
comulg devotamente al par que ella, con las dos especies del pan y del vino!
No hay que decir la que se arm luego de regreso en su pueblo con el sabio prroco,
hoy ya difunto, que le regentaba. El pecado, en efecto, era de los reservados a la Santa
Sede, y el noble sacerdote, que haba sido largos aos vicerrector del Seminario de
Plasencia, no saba qu hacer con un penitente de tamaa cuanta! Bueno, al fin, a
fuer de sabio, sin embargo, hall la solucin sin duda, solucin que ignora cul fuese
este imparcial cronista; pero que ella fue digna, sin duda, del pecado en cuestin, lo
revela el hecho de que alguien vi pocos das despus al santo sacerdote celebrar en la
lindsima ermita de la Virgen del Consuelo, en Logrosn, al primo albore, que dira
Rigoletto, una misa sin ms pblico que el pecador en cuestin y otro buen amigo, que
es fama la ayudaron como dos ngeles, aunque no recordasen con demasiada fidelidad,
a veces, aquellos sublimes latines del salmo inicial del Sacrificio. Fama es, tambin,
que dicha misa fue cannicamente dicha, con los mejores ornamentos, y a la intencin
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secreta del pecador, intencin tan secreta que ni el propio celebrante jams la supo, ni
el pecador a nadie la ha dicho.
Dejemos ya este espinoso terreno de los cnones, para no ser nosotros tildados
tampoco de herejes, y vengamos a otro que parece arrancado de nuestra propia
literatura picaresca.
La segunda vez que nuestro hroe residi en Londres, no le fue tan bien como la
primera. Espaa estaba a la sazn en entredicho injusto en Europa con aquello de la
guerra de Cuba, y Roso de Luna, infinitamente falto de dinero, hasta el punto de que
tuvo que cerrar trato por meras cinco libras mensuales con cierto director de Colegio
de Ostende, para ensear, no matemticas ni cosa que se le pareciese, sino las carnes,
como l deca, por los rotos que empezaban a dibujarse en su ropa rada.
Hay una eterna tragicomedia en toda vida, y tragicomedia bien curiosa result la
aventura.
El director en cuestin era un verdadero negrero y tena todo el tipo vulgar de un
tendero enriquecido. Lo primero que hizo fue sondar las vacas profundidades del
bolsillo de nuestro amigo, quien, como el hidalgo del besugo del cuento, que le compr
por vanidad sin tener aceite ni fuego para guisarle, se apresur a tomar billete para
entrambos con los ltimos chelines que le quedaban, aunque iba en ayunas, y en
ayunas hizo el recorrido en tren desde Londres hasta Douvres, y el del barco desde
Douvres hasta Ostende, y casi en ayunas termin el da, porque es fama que en aquel
colegio de nios segundones de las clases menos acomodadas de Inglaterra, no se
coma!
Y no era lo peor que no se comiese, sino que lo del colegio era una mera hoja de parra
para ocultar el centro de mayor contrabando de todo el reino belga; de contrabando de
tabaco de Blgica a Inglaterra, y de contrabando de azcar de Inglaterra a Blgica,
cajas de azcar que el bueno del director haba confiado con mucho misterio al infeliz
engaado; durante toda la travesa!
Descubierto el matute, aunque tardamente, por nuestro amigo, y arrancado por la
fuerza de las armas el puado de francos, producto de la enseanza de dos meses, en
los que haba vivido poco menos que del aire y de la gracia divina, en aquel legendario
pas de las hambres y las hazaas de nuestros mayores, Roso de Luna entr sin un
franco en Pars, bajo la proteccin augusta de Rosell, un bondadoso cataln que
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habitaba solo en el rincn ms pavoroso del cerrete de Montmartre, entre apaches y
cocotas y que no pudo cederle sino una de sus dos sbanas y una de sus dos almohadas
para dormir en el suelo y quiso el hado que el buen Rosell tuviese que venir a casarse a
poco, dejndole a Rosa el usufructo ntegro de su inmensa fortuna: una habitacin
srdida, un catre desvencijado y una mesa para escribir. Mario tuvo entonces un rasgo
de caridad que debi costarle la vida.
Consciente de aquel inesperado cambio de posicin, consider de su deber cristiano
hacer con otro lo que con l se haba hecho. Fuese al consulado espaol, y entre los
harapientos de esa eterna cola de repatriables que nunca se repatran, hall otro joven
como l, de aspecto miserable y que le miraba con ojos de suprema angustia. Mario le
coge y le lleva a su palacio; pero, a instancias del cautivo as redimido, que se deca hijo
del Dr. Calleja, profesor de San Carlos, tuerce en el camino para ir a desempear, por
dos francos, una gran alhaja que el cuitado tena en grande estima. La alhaja en
cuestin result ser un descomunal cuchillo pampero, y al lado de l y de su dueo,
que luego result ser un escapado de presidio, durmi, dice el amigo Mario, la noche
ms tranquila de toda su vida, porque sobre el bandido, que seguramente se propona
robarle, pudo ms el alimento, el sueo y el confort de aquel albergue, que todos sus
propsitos ladrones all donde nada que robar haba
Adems, el buen karma de nuestro amigo, como los iniciados decimos, le pone a
cubierto siempre de todo peligro, como se ha visto muchas veces y como l mismo
refiere, respecto de la gravsima enfermedad que all a los diecisiete aos le puso al
borde del otro mundo, en el captulo de En el Umbral del Misterio, que lleva el ttulo de
Varios fenmenos psquicos de mi vida. Copimoslo para que e1 1ector medite:
Sin pretensiones ocultistas, que jams deben tenerse sin una altsima espiritualidad
que disto mucho de alcanzar, por desgracia, voy a relatar sencillamente algunos
fenmenos raros que me han acontecido durante mi vida, relacionados con realidades
del mundo hiperfsico.
Hace ya mucho mis aos, familia, pobre y desvalida, lleg por primera vez a
Logrosn en una tempestuosa noche del mes de Marzo. El vehculo que la conduca se
detuvo no lejos, al Oriente de dicha poblacin, frente a la ermita llamada del Cristo de
las Angustias1.
Sin saber dnde refugiarse ni qu rumbo tomar, lloraron amargamente los mos, y
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diras e que aquel lugar fue as consagrado para nuestros futuros destinos.
Muchos aos despus, en 1889, ca enfermo con una especie de meningitis que puso
en grave riesgo mi vida. Los mdicos aseguraban un desenlace fatal. Las veces que
poda salir de paseo sola mi padre llevarme por aquellos sitios y, cierta tarde de
Diciembre, al cruzarlos, una de mis frecuentes alucinaciones, hijas de mi dolencia, me
hizo ver, tendido en la cuneta de la carretera, a un singular mendigo sin cabeza.
El efecto que semejante alucinacin me produjo fue inmenso; pero mi triste estado
no me permita hacer consideraciones mentales acerca de lo que vea, ni menos
comunicrselas a mi padre.
Pocos das despus, en circunstancias anlogas, paseando nuevamente con mi
padre, vimos ambos que avanzaba por la carretera, en direccin a nosotros y con el
paso tan gallardo que pareca no tocar en el suelo, un joven hermossimo, rubio y de
excelentes colores. Cubran su cuerpo unos andrajos singulares, parecidos a los del
cuerpo de la alucinacin anterior, pero en manera alguna repugnante. Su edad pareca
ser la ma: unos diecisiete aos.
Lo que acaeci entonces no he podido jams explicrmelo. Ped dinero a mi padre
para darle una limosna, como lo hice. El mendigo pas junto a m sin decir palabra,
cautivndonos con su hermosura; Ni a mi padre ni a m se nos ocurri el volver la vista
atrs para seguirle; pero nos miramos fijamente entrambos, rompiendo
simultneamente a llorar, llenos de ternura. Una exclamacin misma sali al par de
nuestros labios: Parece el ngel de Tobas!, dijimos.
Aquel momento marc, sin duda, una crisis en mi enfermedad, hasta el punto de
que, desde entonces se inici una convalecencia tan inesperada como rpida.
En unos siete das me encontr curado2.
Falta, sin embargo, lo ms notable.
Haban pasado cuatro aos y medio de esto, cuando, en 1893, y previa no s qu
especie de premonicin poco definida, cruzaba por aquellos lugares y descubr un astro
nuevo, de cuarta magnitud Era el cometa que lleva mi nombre!
Renunciamos a seguir copiando hechos extraos, como aquel de las auras y luces de
colores vistas por nuestro amigo, y aquel cruzarse una vez con un perro hidrfobo que
abri la boca contra su pantorrilla sin llegar a morderle, con las dems cosas que se
relatan en dicho sugestivo tomito, y saltando tambin por sobre el Roso de Luna,
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redactor de El Globo y El Liberal; el Roso de Luna, fundador del Centro Extremeo, y
por sus trabajos, jams retribuidos en tantos otros lugares en los que derroch los
tesoros de su ingenio con tanta fama como falta de dinero, vengamos al Roso de Luna
cometa o peregrino (que quiere decir lo mismo), volando raudo en alas de la raza,
sentimiento en l el ms hondo, despus del de humanidad a que viene obligado a fuer
de tesofo, y digamos algunas palabras relativas a su campaa en Amrica.
Canto de Amor se titula el relato que de ellas hace el propio Roso en el prlogo de su
linda obra Conferencias teosficas en Amrica del Sur, y un verdadero canto de amor
es, en efecto, que empieza con estos prrafos, de la ms pura ingenuidad.
Elena P. Blavatsky me haba revelado un mundo completamente nuevo, tras mis
dieciocho aos de estudios universitarios, all en 1902. Convencido entonces de mi
ignorancia ilustrada, puedo asegurar que desde aquel da de Marzo, una nota secreta,
constante como un mantram, dulce y augusta como msica pitagrica, avasalladora e
indeclinable como krmica voz del Destino, resonaba en lo ms profundo de mi sr, al
modo de aquella otra que al Judo Errante de la leyenda le musitase siempre al odo:
Anda, anda, anda!
Camin lo mejor que pude, y en los siete primeros aos de aprendizaje teosfico, la
Noche Espiritual se cerni sobre m. Una noche verdaderamente hiperbrea, iluminada
apenas por las fugaces auroras polares nacidas de m corazn de impenitente idealista.
En lo que poda apreciar, estaba solo, completamente solo.
Bien o mal, cumpl mi deber. Estudi, conviv la vida teosfica; busqu a mis
hermanos; di conferencias; escrib cuanto pude en peridicos, revistas y libros, para
comunicar a los dems el santo fuego que en mi pecho arda. Mas, todo en vano.
Como tesofo fracas en mi pueblo, entre los mos3; fracas en Extremadura, mi
regin querida, y casi me tena por fracasado en la propia capital de mi patria, donde
poda continuar parafraseando al poeta, cuando dijo:
Mi vida es un erial; flor que toco, se deshoja, y en mi camino fatal alguien va sembrando el mal para que yo le recoja.
Pero cada uno de mis aparentes fracasos era en el fondo un completo triunfo sobre
m mismo, pues me impulsaba, a fuer de indmito, a buscar siempre un radio mayor de
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accin. As, desde 1907 haba trocado mis mayvicas preferencias patrias por un santo
amor a nuestra Raza, esa que se alza gigante sobre las dos brillas del Atlntico y se
asoma, llena de esperanzas de bendicin, a las vastas soledades del Pacfico; esa raza,
en fin, mitad protoamericana, mitad ibera, debida al pico esfuerzo de mis viejos
paisanos los extremeos, a quienes la envidia o la frivolidad y la ignorancia no ha hecho
todava justicia, en medio de la misin civilizadora que desempearon, aunque
brbaramente quiz, como exiga la ndole de unos tiempos que en Europa mantenan
pujantes a la Inquisicin y al Feudalismo y en Amrica los ms atroces sacrificios
humanos de aztecas e incas.
Mi colaboracin constante en las Revistas teosficas de Amrica era el irrompible
lazo que con aquellos hermanos ya me una. Quin sabe si l no es sino la
continuacin en el tiempo del propio karma de los conquistadores? Coln parece fue
oriundo de Extremadura; extremeos fueron los que a Coln acompaaron en su
primer viaje, y de mi mismo pueblo fue uno de stos, como lo fuera tambin el primer
poeta pico de Amrica, Martn del Barco y Centenero, autor de La Argentina, y, si
queris ms coincidencias, sabed que Logrosn es el vrtice oriental de un pequeo
tringulo equiltero formado por l, por Medelln, patria de Corts, y por Trujillo, cuna
de Pizarra. Decir todo esto, que benvolamente me perdonar el lector, no es pretender
la vanidad de pasar por un moderno conquistador espiritual de Amrica, sino, todo lo
contrario, demostrar que, en las cclicas reciprocidades del curso de los tiempos,
Amrica sabe hoy conquistar ms pronto que a nadie a quienes vieron la luz primera en
el modesto solar de sus viejos conquistadores
Y, tras un interesante relato acerca de las extraas cosas que le sucedieron antes de
partir para Amrica, refiere el desengao de su entrevista con la actual presidenta de la
Sociedad Teosfica, madame Annie Besant, en estos trminos, donde se ve al hombre
de disciplina y al rebelde en una sola pieza:
No fue una visita la ma a madame Besant; fue una amargusima prueba de aquellas
a que debe habituarse todo discpulo del Ocultismo. Con la natural precipitacin
nerviosa propia de la increble premura del tiempo que se me haba concedido para la
entrevista meros tres minutos de reloj, como si se tratase de algo ms que un
Emperador o Papa!, inform a la presidenta acerca de la empresa que iba a acometer
allende los mares. Ella, como buena inglesa, me escuchaba impasible Qu me
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aconsejis? Qu me decs?, pregunt al fin, ansioso; y un seco Ren! Rien! (Nada!
Nada!) fue toda la respuesta que obtuve4.
Aquello era increble: abandonar, aparentemente al menos, al soldado inexperto;
desor sus demandas de auxilio; dejarle, en fin, solo y entregado a sus fuerzas, pareca
el colmo de la crueldad o del desdn. Los tres minutos de la entrevista expiraron
burlones, y yo me apart de all, deseoso de estar solo para dar rienda suelta a mis
encontrados pensamientos a mis resentimientos, frente a tamao desvo. Ya en la
calle, orden mis ideas, y el conato de rencor fue ahogado al nacer. Necio! (me dije);
cumpliste como bueno al demandar consejos u rdenes que se te han negado, tal vez
por no torcer tus iniciativas generosas, quiz por no tener nada que oponer a ellas,
considerndote fuerte o, por recuerdo tantas veces repetido en la vida teosfica, del
Maestro sereno y el discpulo exigente, que debe acostumbrarse a no contar nunca
sino consigo mismo Una oleada de vigor, de energa indomable, de total confianza
en las propias fuerzas, invadi mi sr; si para comprometerme a la empresa no haba
contado con nadie, para darla cima deba ser lo mismo Ante la brevedad intil de una
entrevista que era merecedora, en verdad, de mayor detenimiento que aquellos meros
tres minutos, para los cuajes haba recorrido unos millares de kilmetros, me dije:
Madame Besant es grande, admirable, brillantsima, aunque no tanto como el Sol, y,
sin embargo, dos veces en tu vida has hecho viajes semejantes para ver eclipsada la faz
del Sol no ms que un par de minutos!
***
Yo he seguido, en efecto, con la imaginacin al padre Roso en su peregrinacin a lo
largo de aquel pas americano, tan joven, tan pasional y tan positivista por un lado,
como idealista por otro, y le he visto entrar en el hogar de aquel magistrado Dr. Avalos
que le quiso traer ante l a sus hijos para que los bendijese, despus de decide
emocionado que hasta entonces haba odiado a Espaa, pero que l se la acababa de
hacer amar ya para siempre; le he visto con aquel bravo veterano de la Marina
argentina cuanto de la Teosofa, el comandante Federico Washington Fernndez,
quien, como nuestro Roso contemplase desde el borde del csped una estatua, le hizo
pasar pisando sobre ste y, al resistirse Roso, le dijo estas palabras escultricas:
Pase, no ms, mi amigo, que a ello tiene derecho en toda la Argentina un
conquistador espiritual venido de la tierra de los conquistadores!; o con aquel Vicente
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Daroqui, medio ciego, que no sabiendo cmo testimoniarle su afecto, le copi a pluma
y con preciosa caligrafa las parbolas de Ramakrishna, un tomo de 300 pginas con la
ms perfecta paciencia china! o, en fin, con aquellos caricaturistas impos que
representaron a nuestro hroe, unos en forma de interrogacin, tal y como va en la
cubierta de este libro; otros, cabalgando sobre el creciente de la luna; otros, como
nigromante y astrlogo de cucurucho estrellado, negras hopalandas, sapos y gatos
hirsutos, matraces y librotes, desdoblando astralmente al presidente Sainz Pea para
operar el fenmeno de la transmigracin del mando; otros, como fraile de cuenta
campeando sobre la leyenda de el Dr. Roso de Luna ha cumplido su misin de profeta
del cometa de Halley; vino, nos hizo ver las estrellas y se fue otra vez a la Luna,
etc., etc.
***
Qu decir del Roso de Luna en los eclipses de Sol de 1900, 1905 y 1912? Cmo
ponderar los infinitos tesoros y raudas cataratas de belleza que han brotado de ese
Cuerno de la Abundancia o de la Vaca de las cinco patas, fuente de inspiracin del
extremeo primero, del extremeo NICO de nuestros das? Alguna vez querr el
Destino o Karma que yo d al mundo, como hoy doy este folleto, el ramillete de
crnicas publicadas las tres veces en El Liberal por el hombre que as se colocaba otras
tantas a la sombra de la Luna!
Y no omitir en el tal libro palabra de caballero aquel corps corps, terrible,
apocalptico, casi cmico de puro trgico, entre Roso de Luna e Iiguez, el seor
Director del Observatorio Astronmico de Madrid, con ocasin del ltimo eclipse en
Cacabelos. fue tan terrible la discusin entablada, que los amigos de entrambos
llegamos casi a temer una catstrofe astro-teosfica, pero felizmente no lleg la sangre
al ro, porque los dos valerosos y esforzados campeones me parece tenan no poco de
aquellos inmortales Barbicane y Nicoll, los hroes del proyectil y de la coraza del Viaje
a la Luna de Julio Verne, que, desafiados a muerte en el bosque, no llegaron a
encontrarse, porque el uno se haba metido en un macizo a resolver cierta ecuacin,
mientras el otro se preocupaba de libertar un pajarillo sin acordarse maldita la cosa del
furibundo duelo a muerte, que acab por llevrselos a entrambos de viaje a la
mismsima Luna.
Del Roso arquelogo baste decir que ha asombrado al propio padre Fita, quien, en
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ms de una ocasin, le ha dado pruebas de afecto, y que cuantos extranjeros se han
ocupada de protohistoria ibero-romana coma Hbner, Schulten, Pierre Paris y dems
de la Universidad de Burdeos han citado con encomio su centenar de inscripciones
nuevas, sus citanias luso-iberas y ms que nada sus investigaciones sobre la escritura
gmica, cups-marks a cazoletas que fue el primero en descubrir en Espaa, llevndole
por ello a la Real Arqueolgica de Bruselas5, y que el lector puede ver hoy en trmite de
publicacin en la excelente Revista crtica hispanoamericana dirigida por el sabio
Bonilla San Martn, bajo el ttulo de Un folio del cdice ogmico de Ballymote (Los
numerales del Gaedhil, o Galicia prehistrica irlandesa, y los orgenes del alfabeto.),
verdadero puente, o lazo de unin, entre la prehistoria mexicana y la prehistoria
occidental de Europa.
Del Roso de Luna astronmico y qumico, tenemos, a ms de su cometa que el lector
ver despus, la incomprendida obra cientfico-teosfica Evolution solaire et sries
astro-chimique, en la que disea la futura Historia Natural de los cielos, con tablas y
todo, barajando los tomos como si fueran astros y los astros como si fueran
gigantescos iones y electrones del abismo cerleo. Del Roso de Luna matemtico,
tenemos esas mil encantadoras brujeras con que ha embobado al docto pblico
atenesta, tales como las conferencias sobre Teosofa de la cuarta dimensin, en las
que para muchos demostr la posibilidad matemtica del otro mundo. Del Roso de
Luna msico, tenemos su trabajo-profeca sobre Msica pitagrica, y, en trance de
publicacin, su obra Wagner, mitlogo y ocultista, uno de cuyos captulos, titulado
Beethoven, tesofo, fue espontneamente publicado en elegante edicin privada y de
reparto gratuito que hoy no se halla ni por un ojo de la cara, por un cultsimo prcer
gallego que no fue, naturalmente, ninguno de los polticos espaoles. Del Roso de
Luna filsofo, tenemos su obra entera, que cuenta ya con unos catorce tomos a cual
mejor. Del Roso de Luna socilogo, tenemos sus numerosos trabajos sobre Higiene
integral y su estudio premiado Proyecto de una escuela-modelo para la educacin y
enseanza de jvenes anormales, estudio del que el gran P. Manjn dijo que era un
tesoro didctico que mereca estar escrito en letras de oro, salvo una palabra: un
plural, es a saber: que debi poner Religin all donde, pecador, puso religiones.
Del Roso de Luna polgrafo, en fin, tenemos, publicndose, esa BIBLIOTECA DE
LAS MARAVILLAS, cuyo segunda toma, acerca de la sagrada Vaca de las cinco
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El Mago de Logrosn
15
patas, va hacer perder a alguien el juicio, por lo sabio, por lo documentado y por lo
evidente!, mientras que el primer tomo de aqulla, consagrada a la Asturias tenebrosa y
a la busca y captura de los once millones de pesetas de El tesoro de los lagos de
Somiedo, ya ha dado qu hacer a no pocos desengaados del mundo pcaro, pues es un
hecho que muchos filsofos misonestas le han escrito a Roso pidindole en serio un
puesto en el Monasterio teosfico fundado en lo astral con aquellos millones;
otros le han ofrecido, al efecto, terrenos para fundar1e en lo fsico, y no ha faltado
quien ha llevado muy a mal, y hasta roto con el autor toda relacin diplomtica, que
hoy se dira, por haber consagrado ese dinero, astral tambin, a la ereccin de un
novsimo centro monstico, cual Cster del siglo XX, en lugar de haberlo repartido
entre los pobres
Pera del Roso de Luna hombre, que, siendo poeta oh, sabidura!, jams ha
perpetrado ninguna composicin potica; del Roso de Luna, aado, que debut en el
mundo de las letras con una Preparacin al estudio de la Fantasa humana, en la vigilia
y en el ensueo, y sigui con otros trabajos sobre Alquimia de amor y astronoma
psquica; del Roso, que es todo intuicin y corazn, capaz de haber prestado grandes
servicios a su patria, podra referir ancdotas sui gneris, que causaran maravilla, ya
que con l ha venido sucediendo lo que segn Platn pasaba en la Grecia de su tiempo,
al decir del Sr. Bonilla y San Martn en su sabia discurso contestando al del Sr. Antn
en la Academia de la Historia, es a saber, que mientras el enfermo rico o pobre llama a
la puerta del mdico cuando le necesita, el que tiene necesidad de ser gobernado,
nunca busca al que se halla en situacin de gobernarle, sino que suele ser el
gobernante quien va a rogar a los gobernados que se pongan bajo su direccin; y al
modo del marinero amotinado que, por persuasin o por violencia, ha logrado subyugar
a los dems, expulsa al verdadero piloto, tachndole de estril contemplador de las
estrellas, sin poseer sus conocimientos, as el gobernante poco sabio tilda al filsofo de
hombre intil y perjudicial, y aun de enemiga del pueblo, resultando de aqu, agrega
Platn (Poltica VI), que entre este pequeo nmero de hombres, los que han
devenido filsofos y han gustado de lo agradable y feliz que es la posesin de la
sabidura, habiendo visto, por otra parte, bastantemente la locura de la multitud, que,
par decirlo as, no hace nada bueno en orden a la casa pblica, y notando que no hay
ninguno con quien puede asociarse para auxiliar a la justicia sin exponerse a perder la
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El Mago de Logrosn
16
vida, coma un hombre cado entre fieras ( ), no queriendo participar de la
injusticia ajena, y no siendo capaz, l solo, de resistir a todos estos entes feroces
juzgndose intil para s y para los dems, permanece tranquilo, ocupado en sus
propios asuntos, como durante una tempestad, cuando el viento levanta polvo y
torbellinos, se refugia bajo algn cobertizo, mientras contempla a los dems
manchados por la iniquidad, y est contento si logra de algn modo vivir esta vida
terrenal limpio de impiedad yde injusticia.
Digo todo esto, porque con ese hombre que ha nacido catedrtico y maestro de las
gentes, se est cometiendo una gran injusticia, la de no utilizar sus enseanzas
salvadoras.
Vaya sino un solo botn de muestra, tal y como Don Antonn de Miranda y Sol me lo
refiri el otro da:
Regresaba nuestro hroe, no poco maltratado en su indumentaria, nada menos que
de los lagos de Somiedo, en compaa de este seor, y suba en Gijn por la escalera
del regio Hotel Malet, donde posaba a la sazn cierta altsima dama, la ms querida y
popular en Madrid y en toda Espaa.
Al verle dicha dama, con su cara de abate francs; su corona de pelos blancos y
negros, a lo San Antonio; su color rojo cambiante y sus tenacil1as de plata formando
eterna escuadra o tau con su cigarrillo, no pudo menos de sentir una curiosidad, harto
explicable en una mujer, al fin. La dama, digo, que descenda por la escalera en aquel
momento, hubo de pararle en firme, preguntndole a bocajarro:
-Usted, quin es?
-Yo, seora, tengo el honor de ser vecino vuestro contest.
-S, en efecto; su cara me es muy conocida; pero, usted, qu es?
Aqu fue el apuro de nuestro hroe, que jams ha mentido, ni ha querido hacer
oposiciones, y que, por culpa de los ministros de Instruccin pblica que se vienen
sucediendo en Espaa, no es catedrtico de Real Decreto, como Tormo, como Valle-
lncln o como doa Emilia, ni diputado, ni nada. Aqu fue el apuro, pues, digo,
porque, en realidad, no tiene profesin retribuida y legal alguna que pueda darle un
modo de vivir remunerador, y vive slo de una nfima renta el buen Roso.
Un santo rubor puso al rojo cereza su inteligente rostro; pero Luna, al fin, es decir, de
la familia aragonesa de aquel antipapa que, desde su silla de Pescola desafi el rayo
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El Mago de Logrosn
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del Vaticano y las iras de los Concilios, irguise gallardo, y con el aplomo del que est
convencido de la profesin, o ms bien, de la excepcional misin sacerdotal ejercida
por l desde la niez casi, respondi vivaz al par que olmpico:
-Yo, seora, soy TESOFO y ATENESTA!
No ocurri ms; pero es fama que aquella noche se la pas en vela el Director general
de Contribuciones e Impuestos que, por acaso, creo formaba parte del squito de la
linajuda dama.
Se pas la noche en vela el Colbert hispnico, digo, pensando en qu clase de
lucrativa profesin podra ser aquella de tesofo y atenesta, que de tan sarcstico
modo se burlaba de las leyes tributaras y no pagaba nada al Estado por concepto
alguno.
***
Velzquez fue Velzquez y criado de Su Majestad!
Beethoven fue Beethoven, y con todo, no pudo merecer a toda Austria una modesta
plaza de organista de pueblo!
Wagner fue Wagner, y si no es por el viejo santo de Listz y por el loco rey Leopoldo
de Baviera, a buen seguro que no la cuenta, y que se lleva al mundo astral sus cuatro
ms colosales epopeyas musicales, desde el Tristn hasta el Prsifal!
No es extrao, pues, que nosotros los espaoles, convencidos tambin por la
virtualidad de estos ejemplos que podran multiplicarse hasta lo infinito, digamos con
Don Antonio Maura, que no tiene el honor de ser tesofo ni atenesta, como Rosa:
Nosotros, somos nosotros, y nuestra Patria es siempre nuestra Patria!
Harto tenemos que hacer con preocuparnos de las estrellas de aqu abajo con
politiquear para colocar yernos e hijos, con luchar contra la libertad de conciencia y
con abrir alguna que otra escuela de tauromaquia, ahora que tanta justicia y tanta paz
reinan en el mundo
Ni la benevolencia de los tribunales de examen y oposicin, ni los cuartos turnos, ni
las escalas cerradas elevaron Menndez Pelayo, Benot, Pereda, Letamendi, Costa,
Alfredo Caldern, Posada y tantos otros qu han figurado o figuran en los ms altos
puestos del pas.
LIBORIO CANETTI y LVAREZ DE GADES.
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El Mago de Logrosn
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Cuevas del Valle del Ajo (Somiedo, Asturias), a 21 de Abril de 1917.
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LA PRIMERA PROFECA
Entre los espaoles de nota de esta temporada, hemos visto al joven abogado
extremeo, Sr. Roso de Luna. Un nombre que deben ustedes conservar en la memoria,
porque ser clebre en da no lejano. A los veinticinco aos nuestro amigo goza ya de
simptica estimacin entre muchos hombres de ciencia de aqu, y con su laboriosidad y
energa no es aventurado suponer que en plazo breve obtenga un puesto entre las
notabilidades contemporneas. Abandonando los estrados, donde la razn pura y la
moral absoluta suelen no ser siempre tratadas con respeto por la imperfecta justicia
humana, el Sr. Roso de Luna ha abrazado, con el entusiasmo de un espritu superior, el
estudio de las ciencias, los problemas del misterioso infinito de los espacios y del
espacio no menos infinito y misterioso donde se crean los pensamientos. De sus
excursiones por lo profundo de arriba, obtuvo el descubrimiento de un cometa que
lleva su nombre; de sus observaciones psicolgicas, acaso resulte algn da un libro
lleno de curiosas revelaciones sobre ese otro arcano insondable de la conciencia
humana6.
LUIS GARN.
Le Messager de lEurope, Paris, 7 de Agosto de 1897.
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EL MAGO DE LOGROSN7
CRNICA
Tornaba cierta noche a su pueblo, caballero en una burra, al regreso de tan prosaico
menester como un juicio de faltas, cierto peregrino caballero de Extremadura, y
mirando al cielo como quien lo conoce tan al detalle cual si su propio aposento fuese.
Y advirtiendo alguna novedad, como quien se sorprende al penetrar en su estancia y
hallar un mueble o adorno que no dej cuando sali de ella, dise en la frente una
palmada el hidalgo, descabalg para seguir observando con mayor detenimiento, y vino
pronto en convencerse y afirmar que acababa de descubrir un cometa. Y as era, en
verdad, y pronto qued sancionado por el mundo cientfico el hallazgo del caballero
extremeo. Bien que este hombre, en todos sentidos peregrino, es ese espritu tan alto
y tan singular que se llama Mario Roso de Luna.
El propio aspecto de este extremeo y admirable sacerdote del Misterio parece
mostrar su calidad extraordinaria. Antes ostentaba una recia cabellera y cerrada barba;
de pronto, apareci con el rostro mondo, sin asomo de vello, pero encendido, como si
le animara un fuego maravilloso, y coronando su cabeza unos cabellos sutiles que
parecan como llamitas de azufre.
El podra repetir la leyenda de Guillermo Postel, su predecesor en los profundos
estudios de filosofa y orientalismo, el sabio francs que ilumin los reinados de los
ltimos Valois, y quien, asegurando que haba estado muerto y se manifestaba
resucitado a sus discpulos, firmaba siempre en los ltimos aos de su vida: Postelus
Restitutus.
No es cosa, sin embargo, de imaginarse a D. Mario Roso de Luna vestido de
nigromante con un negro ropn talar de mangas perdidas, bordado de estrellas y de
soles, llevando sobre la cabeza un cucurucho y en cada mano, respectivamente, una
varita de virtudes y un largo catalejo con que escrutar las celestes maravillas. Todo
esto, teniendo por fondo de la figura un antro misterioso con retaras y matraces al
lado de un hornillo, los muros adornados con lagartos enormes y esqueletos de varios
animales, y revoloteando por el aposento un gran murcilago, que supondremos
alevoso.
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El Mago de Logrosn
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Pero Roso de Luna el mago, que puede cifrar con el Pentaclo y con el Exaclo, es hoy
un preclaro descendiente de cuantos a travs de los siglos poseyeron el secreto del sello
de Salomn. La sabidura pitagrica, renovada con la moderna ciencia teosfica, vive
poderosamente en el espritu de Roso, fiel adepto a la doctrina de la seora Blavatsky,
que cuenta entre nosotros con un madrileo ilustre, D. Rafael Urbano, bien que este
otro gran estudiante del Misterio aparece, por su calidad de castizo hijo de Madrid, con
un saludable aspecto de geniecillo burln que, si a los profanos que estamos tan
distantes de la preciada categora de chela, nos le hace ms amable y admirable,
puede, en cambio, hacerle sospechoso a los altos iniciados que son sus compaeros.
No haremos referencia a D. Ramn del Valle-lncln, porque el apstol del
gnosticismo esttico y proseguidor de Molinos, manifiesta de otra manera la
continuacin de las ciencias ocultista y orientalista, y volviendo a D. Mario Roso de
Luna, cbenos celebrar actualmente tan prodigiosa actividad como la suya, que en
brevsimo plazo de tiempo nos ofrece dos libros de excepcional inters. En estos das, y
reducido a los prudentes lmites de un volumen corriente, un estudio de los Csar es
pesando sobre la Humanidad, que muestra un gran inters actual, y recientemente un
grueso casi infolio, primero de una serie teosfica, y titulado: El tesoro de los lagos de
Somiedo.
Es enorme el libro y de tamao desusado ahora; pero de tan magno inters, que se lee
ntegro seguidamente, y an se vuelve sobre la lectura. Escribe el nuevo templario,
adorador de un Grial excelso, cosas hondas y peregrinas, llenas de maravilla y an de
donaire. Iluminadas todas ellas por un eterno lampadario espiritual, tan claro y
prodigioso como la lmpara de Antioqua que refiere San Agustn, y como la de la
cueva de Sequeiros, sorprendida por el mismo Roso en la cripta encantada donde
reposa, y es de desear que siga reposando, San Froiln por todos los siglos de los siglos.
Amn.
Nada suspende tanto el nimo, y a ratos le regocija, como aquellas incursiones
soterraas en que aparecen juntos viejos alfabetos esotricos y un folleto de D.
Alejandro Pidal. Cierto que esto puede explicarnos por qu era de tan difcil
comprensin aquel castellano con apariencias de snscrito que escriba el anterior
director de la Academia Espaola. Otra revelacin sensacional es la del carcter
sagrado de los vaqueros, como jainas que son.
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El Mago de Logrosn
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Hasta ahora habase credo que un vaquero era un hombre con una faja, una blusa,
una vara en la mano y tocado con una boinita absurda, que tiene ms bien aspecto de
solideo. Pero ocurre que no estamos bien enterados. Claro es que anda suelto por el
mundo mucho socarrn, y es difcil que Roso de Luna convenza a un vecino de que
Pacho, el vaquero de la esquina, es un sr sagrado, de estirpe indostnica, que ha
llegado a relacionarse directamente con el propio Tatagata. Hasta es probable que el
mismo Pacho blandiese airadamente su vara sobre quien le revelase su misteriosa y
suprema condicin. Nosotros confesamos que, a pesar del respeto y reverencia que
nos merecen tan divinas teoras, no le diramos nada, porque deseamos vivamente que
nuestra karma nos preserve de los golpes, sobre todo si se dirigen a la cabeza y
proceden de un to muy bruto, aunque sagrado y de origen indostnico8.
Mas yo juro, por Hermes Trimegisto, que pocas narraciones han cautivado mi
atencin como esta de Roso de Luna, el mago, que es de la casta de Agripa y
Paracelso, y puede remontarse en pltica con Lull y los dos Albertos, con Nicols
Flamel y Arnaldo de Vilanova.
Parece que les ha conocido a todos y que viene viviendo cientos de aos, no como el
conde de San Germn, sino de una manera autntica y positiva. Dirase que, a travs
de las pginas del caballero Casanova, le hemos visto en casa de aquella madame Urf,
experta en las artes de la magia, que deseaba renacer con sexo distinto, menos
satisfecha con su estado que Tiresias el Tebano, quien, por cierto castigo que mereci
de Mercurio, fue mujer una temporada, y luego de vuelto a su prstina condicin,
recordaba, al parecer con nostalgia, lo mucho que se haba divertido en su pasada y
transitoria calidad.
Y el mgico de Logrosn, honor positivo de la ciencia espaola, ser recordado como
merece por las generaciones venideras. Entretanto, pidamos por la Vaca de las cinco
patas que prosiga sin interrupcin dndonos su labor, que instruye y que deleita, este
hombre peregrino, que descubre un cometa con la misma facilidad con que podemos
decir al entrar en el comedor:
-Caramba! Hoy hay un plato ms en la mesa.
PEDRO DE RPIDE.
El Liberal, Madrid, 19 de Septiembre de 1916.
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INFORMACIN ULTRA TERRESTRE 9
Seor D. Mario Roso de Luna.
Distinguido seor mo: En contestacin a las dos interesantsimas cartas con que
usted respondiera a la que tuve el honor de dirigirle suplicndole detalles de su
maravilloso descubrimiento astronmico, tengo el vivo sentimiento de manifestarle
que ha sido usted vctima de una solemne mixtificacin oficial, sin precedentes en la
historia de las ciencias.
Si por fortuna para el nombre de Espaa y para el suyo propio hubiera errado la
direccin del sobre, e inconscientemente hubiese elevado su petitoria frmula de
prioridad a Pars, Roma, Berln, Londres o cualquiera otra capital europea, es ms que
probable, casi seguro, que a estas fechas su nombre, y por ende el de Espaa, llenaran
una pgina en la historia del cielo.
Suponiendo que en alguna circunstancia cupiera razn contra la madre patria, en
ninguna como en la presente. Pero, no. La idea de patria, Sr. Roso, es ms grande,
ms hermosa, ms sublime que la propia bveda azul. Viva, pues, nuestra querida
Espaa, siquiera ese potente y sugestivo electro-imn que se l1ama Africa nos coja de
vez en cuando bajo sus garras magnticas!
Con todas las veras de mi alma, dedcole, amigo Roso, esta informacin, que no s si
en las regiones oficiales surtir algn efecto. En el corazn de los espaoles que la lean
s la surtir desde luego
FRANCISCO GRANADINO.
PRO PATRIA
(CAPTULO PARA LA HISTORIA DE ESPAA)
MS POR MENOS = MENOS
Suplico a aquellos lectores que conserven un tomo de patriotismo y que alcancen
los rudimentos ms elementales de la ciencia, fijen diez minutos su atencin en las
presentes columnas que Pars bien vale una misa, siquiera la presente misa resulte
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El Mago de Logrosn
24
de requiem, o al menos debera resultar en cualquiera otro pas que no fuera nuestra
infortunada Espaa
A principios del pasado Agosto, hubimos de leer en El Imparcial un curiossimo suelto
titulado Historia de un cometa, que logr fijar poderosamente nuestra atencin,
tanto por lo raro del caso, cuanto por el savoir faire astronmico que el suelto
revelaba.
El excelente diario nos revelaba como sagacsimo astrnomo y escrupuloso
observador, a un tal Roso de Luna, residente en Logrosn. Seremos absolutamente
francos, siquiera pese a nuestra propia cultura: el apellido Roso de Luna se nos antoj
portugus, y a lo mismo nos sonaba el nombre de Logrosn.
Debido acaso a semejante motivo no dimos al asunto la importancia merecida,
cuando he aqu que en la Crnica del Sr. Becerro de Bengoa, correspondiente al 8 de
Agosto, vmonos de nuevo ante la curiosa historia del singular descubrimiento de un
cometa, y leemos, no sin sorpresa y s con profunda alegra: nuestro joven
compatriota el Sr. Roso, lo cual despert vivamente nuestra dormida curiosidad.
Escriba el Sr. Becerro de Bengoa: nuestro joven compatriota descubri el cometa en
la madrugada del da 5 de Julio, encontrndose de viaje y cerca de la villa de Logrosn,
desde la cual comunic el descubrimiento al Director del Observatorio de Madrid en
carta fechada el 6 y llegada el 8 a aquel Centro cientfico. Pues bien, como en general
ocurre que estos descubrimientos suelen tener una parte que pudiramos llamar ntima
y de lances, en demanda de intimidades y, por qu ocultarlo?, con una vaga sospecha
de lo que despus vino a confirmar la realidad, nos dirigimos al Sr. Roso de Luna. Y
aqu surge nuestra primera incertidumbre. Cmo dirigirle el sobre? Pues nada, all va.
Seor D. Mario Roso de Luna, astrnomo, Logrosn.
Depositamos la carta en el correo y nos asalt una duda. El Sr. De Bengoa dice,
refirindose al astrnomo, encontrndose de viaje. A lo mejor el Sr. Roso de Luna
estara de paso en Logrosn nos dijimos y all ni siquiera le conocen. Mas ya, qu
hacer? Si estaba de Dios ello surgira por alguna parte.
Hicimos blanco. Estaba de Dios.
A la semana justa de depositar nuestra carta en el correo, recbese en la Redaccin de
la Revista la contestacin siguiente:
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El Mago de Logrosn
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Seor Director de La Naturaleza.Madrid.
Logrosn, 14 de Agosto de 1893.
Muy seor mo: He recibido la atenta y grata carta del Sr. D. Francisco Granadino,
fecha 10 del actual, y en su vista, cumplo con el deber de facilitarle los datos que desea
respecto al descubrimiento que realic el 5 de Julio ltimo.
Precisamente a las tres de la madrugada de dicho da me puse en camino para verificar
privadamente una inspeccin ocular a unos kilmetros de este pueblo, con el fin de
tomar datos, en mi calidad de abogado, para un pleito. Cinco o seis personas me
acompaaban.
Al llegar a las afueras de la poblacin, caminando hacia Oriente, alc, como de
costumbre, la vista a la bveda celeste, teida ya por los primeros albores matutinos, y
reparando en las estrellas de El Cochero, advert, lleno de sorpresa, que en el grupo
formado por brillaba un astro que, por serme bien conocido el asterismo, al
instante califiqu de astro nuevo De regreso consult el dibujo que haba hecho y
diversos tratados astronmicos, adquir certidumbre del descubrimiento
comunicndoselo al Director del Observatorio de Madrid, a los efectos de la prioridad
De usted, etc.Mario Roso de Luna.
Primer extremo, pues, de nuestra informacin.
En la tarde del 8 de Julio obraba en poder del seor Director del Observatorio de
Madrid una carta chorreando ciencia y patriotismo, en la cual se denunciaba, con
puntos y comas, un fenmeno astronmico de transcendencia.
Si tal carta se hubiera recibido en cualquiera Observatorio de Europa, Asia, frica,
Amrica u Oceana, es seguro que los astrnomos se hubieran pasado toda la santa
noche observando el firmamento, por si aprovechando un claro en los celajes o un
cambio de direccin del viento que barriera el cielo, podan asestar los instrumentos
hacia las regiones prximas al Auriga Mas no comentemos y continuemos narrando.
Luego de releer la preinserta carta, reconstitumos nuestros recuerdos Nuestro
inters suba de punto, y recurrimos a las revistas extranjeras. Lemos las notas de los
Comptes Rendus de la Academia de Ciencias de Pars, del 17 y el 24 de Julio, sin
encontrar nada espaol, pues los franceses estaban ya enfrascados con el cometa y
casi lo tuteaban El artculo de honor de L' Astronomie se le dedicaba Flammarin en
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El Mago de Logrosn
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peso al descubrimiento del astro, pero ni una sola palabra para su primer descubridor.
Nada de Roso de Luna
El abandono y orfandad en que, a nuestro entender, quedaba el curioso
impertinente del villorro de Extremadura, determinaban en nuestro espritu un
malestar inexplicable, y la causa de Roso se nos trocaba en pesadilla
S. Los ojos de la fantasa han visto en el supremo instante al joven astrnomo de
Logrosn. Con los detalles que en carta suministra, no es difcil el reconstituir la
escena.
Cinco das antes que el sabio francs soara con el cometa, y cuatro antes que el
astrnomo norteamericano le columbrara, es decir, en la madrugada del 5 de Julio,
nuestro joven compatriota, caballero en tardo jumentillo, avanza por entre los
rastrojos de los rodeos de la villa. Admirable conocedor de las cartas del cielo, amn de
observador sagacsimo, derrama su kepleriana vista por el firmamento, pasea la
penetrante mirada por su familiar azul, detinela con fijeza de esfinge en un punto
luminoso que vagorosamente centellea en la constelacin del Cochero, punto de vagas
brillanteces que a veces la emocin esfuma, ms que la realidad fija, y hondamente
emocionado, acaso gustando un pequeo anticipo de las embriagueces de la futura
gloria, ve esculpido en aquel estelar gusano de luz el nombre de su idolatrada Espaa
enlazado con el suyo propio, y ante la indiferente cuanto inculta comitiva que le
acompaa en su prosaica diligencia, detiene y para en firme el jumentilIo que monta,
tira de lpiz y dibuja y marca matemticamente la posicin del ignoto cometa, y
contemplando en la obra fantstica de sus recuerdos la historia de los descubrimientos
astronmicos, y embebecido y embelesado en el tenue chorro de luz que el extrao
astro despide, hilo luminoso que se evapora y desvanece ante la intempestiva alborada
que ya apunta, vuelve grupas hacia Logrosn; apenas llegado a su gabinete de trabajo
compulsa varios textos de Astronoma, cercirase de que las cartas del cielo no acusan
la presencia de su astro; esfmanse sus reliquias de duda, y desvancense como por
ensalmo las supremas congojas de la incertidumbre, trocndose en celestiales y rientes
alegras, y con el alma llena de cielo, de aquel cacho de cielo que nerviosamente dibuja
para remitirlo sin perder tiempo al director del Observatorio de Madrid, entinta la pluma
y escribe la primera carta a los efectos de la prioridad.
Lstima grande que no hubiese errado la direccin de la carta y que la hubiera
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El Mago de Logrosn
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remitido al Observatorio de San Fernando, al de Pars, Londres o Roma! Mas no
creemos llegado todava el momento de formular nuestras reflexiones. Avante, pues,
en nuestro Va Crucis. Llegamos al Calvario.
En efecto, luego de reunir tales sumandos, lo que proceda era remitir la suma al Sr.
Roso de Luna en estos trminos: Amigo mo: Cuando el da 8 se recibi su carta en el
Observatorio, los elementos se concitaron contra usted, y el estado nuboso del cielo
no permiti en las noches del 8, 9, 10 y 11 de Julio hacer observaciones. En las noches
sucesivas todo hubiera sido intil. Los astrnomos de todo el mundo se saban de
memoria su cometa. Tenga usted resignacin contra los elementos e imite al gran
Felipe II al recibir las nuevas de la rota de la Invencible.
Cuando nos decidamos a escribirle dando por terminada nuestra informacin, he aqu
que se nos ocurre completarla con datos fehacientes de la Gaceta: donde hall:
Observaciones meteorolgicas del 8 de julio.Cinco de la maana: despejado. Nueve
de la maana: despejado. Doce del da: despejado. Tres de la tarde: despejado. Seis de
la tarde: despejado. Nueve de la noche: despejado10
Cmo apualar al corazn del Sr. Roso de Luna este ltimo despejado! Y cmo
apenar al espaol que esto lea!
Apuremos el vaso de hiel.
Observaciones del da 9.Cinco de la maana: Despejado!
Es decir, despejada toda la santa noche del 8 al 9 de Julio.
Digamos con el poeta:
Hoy como ayer; maana como hoy, y siempre igual!
O con el matemtico:
Mas por menos eternamente ser menos.
Transit
Qu norma de conducta es la de ese Observatorio que hasta el 5 de Agosto no da
cuenta a la opinin y al pblico de lo que acaeca? No comprende que la malicia lo
convierte todo en maledicencia y alguien puede sospechar que las nuevas de Agosto
eran producto de la Prensa extranjera que obraba ya en Madrid desde principios de
Julio? De Pirineos arriba son muy avaros, y con razn, de estos derechos de
prioridad. Quenisset, el tercer descubridor, es seguro que no trocara su descubrimiento
por todos los carros de Daro llenos de cruces de la Legin de Honor. Codearse con los
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El Mago de Logrosn
28
grandes hombres que figuran en los grandes descubrimientos, no es cosa de Carnot ni
de la Regente. La inmortalidad no se deja arrebatar fcilmente ni se tira por la ventana.
Y, sin embargo, es posible que Roso de Luna se quede a la dem de Valencia? Es
posible que nuestra Academia de Ciencias deje el asunto en semejante statu quo?
Por lo que a la redaccin de esta revista atae, no puede menos de gritar desde lo
hondo de sus sentimientos: Hurra por el Cometa Raso de Luna!, y tambin, y antes
que el cometa, Viva Espaa!
Contra los padres y contra la patria nunca se tiene razn.
FRANCISCO GRANADINO.
(La Naturaleza, Revista de ciencias. Madrid, 18 de Septiembre de 1893.)
-
29
EL COMETA ROSO DE LUNA
El sabio director de nuestro Observatorio, Sr. Merino, ha enviado al de La Naturaleza
una carta, en la cual se reconoce la prioridad que en el descubrimiento del ltimo
cometa ha correspondido a nuestro buen amigo y asiduo colaborador Sr. Roso de
Luna.
Con gusto la publicamos para honrar el mrito y la modestia de nuestro amigo.
Modestia excesiva, en verdad, porque, habindose publicado desde entonces varios
artculos en El Globo, nada ha querido decirnos de cosas tan satisfactorias, y ha dejado
que de todo ello nos enteremos por conducto indirecto.
Vase la carta:
Seor director de La Naturaleza.
Muy distinguido seor mo: De su bondad espero se servir disponer la insercin de
las adjuntas lneas en su bien reputado peridico, no propiamente en contestacin al
artculo Pro Patria, sino como aclaracin o complemento de lo que en l alega en
contra ma su ilustrado autor don Francisco Granadino.
Recibida en este Observatorio en la tarde del 8 de Julio la carta del Sr. Roso, intent
en la segunda mitad de aquella noche, o sea en la alborada del da 9, cerciorarme de la
exactitud e ndole de la observacin, por no consentirlo el estado como nebuloso del
cielo, y lo mismo sucedi en la del 9, densamente velada por extraa nebulosidad,
aunque no por nubes ordinarias, cuya desaparicin ni momentneamente poda
esperarse.
En la madrugada del 10 al 11, la exploracin de la constelacin del Cochero fue ya
factible; pero en ella nada se vislumbr que mereciese la atencin, y escrib al Sr. Roso
dndole cuenta del resultado negativo de nuestras pesquisas.
El da 14 volvi a escribirme ste, ratificndose en la realidad del descubrimiento del
5, y a su carta respond en el acto que bien persuadido de su formalidad y de las
condiciones privilegiadas de su vista de lince, que Dios le conserve muchos aos, me
asalta la duda de si el astro que usted claramente descubri en la madrugada del 5 sera
algn cometa. Para lo cual me fundo en un telegrama fechado en Kiel el da 11, en el
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El Mago de Logrosn
30
cual se anuncia la aparicin de un astro nuevo
La Historia de un cometa, publicada en El Imparcial y copiada por et Sr. Granadino
en su artculo, con gran complacencia la escrib yo, y se la remit al Sr. Becerro de
Bengoa para que se publicase en La Naturaleza, y al propio tiempo se la remit a los
Sres. Tisserand, director del Observatorio de Pars, y Krueger, del de Kiel, y, adems, al
peridico de mayor autoridad entre los astrnomos de profesin: Astronomische
Nachrichten, abogando en defensa del derecho del Sr. Roso a la prioridad del
descubrimiento.
El Sr. Tisserand di cuenta de mi comunicacin a la Academia de Ciencias de Pars,
conforme puede verse en los Comptes Rendus de principios de Agosto, y el Sr. Krueger
public ntegra aquella comunicacin en el nmero 3.176 del mencionado peridico,
correspondiente al da 3 del mes citado, con una nota decisiva del profesor H. Kreutz,
lo cual equivale al reconocimiento leal del derecho del Sr. Roso a la prioridad del
descubrimiento, pues que estampaba mi comunicacin con sus palabras finales, que
decan:
De les lements de lorbite de la comete, calculs par M. E. Lamp, nous avons deduit
la position de lastre pour la matine du 5, et nous avons acquis la certitude de
lidentit de toile de Logrosn avec la comte de Utah et de Juvisy.
Y despus, el referido profesor H. Kreutz, por su cuenta, aada:
Nach der Skizze von Hr Roso stand der Comet zur angegebenen Beobachtungszeit
auf dem Kreuzpunkt der beiden Linen und Aurigae. Daraus wrde fr das
Aequinoctium 1893, o die Posicion folgen:
1893 Juli 4, 15h M. Z. Logrosn = 5h 3m. = + 42',9.
Die Elemente van Prof. Lamp (A. N. 3.174) ergeben fr Juli 4, 16h M. Z. Berln:
=5h lm5 =42,7
die Vebereinstimmung ist al so so gut wie vollkommen.
Y tanto es as, que en el nmero del mes de Septiembre del peridico ingls The
Observatory, de grande aceptacin tambin entre los astrnomos, despus de
reproducir lo consignado en la Revista alemana, se aade por cuenta propia:
It is remarkab1e how many independent firsdiscoveries there were of the latest
comet. Besides the absolute first observation, by M. Roso de Luna, referred to above.
MIGUEL MERINO.
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El Mago de Logrosn
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Director del Observatorio Astronmico de Madrid.
(El Globo, lunes 16 de Octubre de 1893.)
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FILOSOFA BARATA
ENTRA, MARIO!
As dira Platn si resucitase, a la puerta del Liceo, bajo la inscripcin famosa de la
escuela pitagrica de:
No entre aqu nadie que no sea gemetra.
As dira el divino Platn a Mario Roso de Luna; entra, hijo mo, porque he ledo con
deleite tu trabajo titulado El sello de Salomn, que publica la revista Sophia, en su
nmero del 7 de Octubre, y el que tal escribe es un gemetra de primera magnitud. Los
pocos matemticos de estos tiempos que entienden algo de la filosofa de las
matemticas, los pocos que, como t, os hacis cargo de que el saber antiguo de los
atlantes, de los egipcios y de nosotros, los griegos, es superior a vuestra ciencia
aparatosa por de fuera y raqutica y mezquina por dentro, tenis entrada por derecho
propio en la escuela de nuestro gran maestro, el colosal Pitgoras.
Todo lo que dices del cuadriltero completo, es curioso e interesante, como que es
una parte de los perdidos trabajos de Euclides; la obra de Euclides para los que ahondan
en el estudio de los fragmentos que han quedado es ni ms ni menos que la gnesis del
mundo explicada por la teora de la evolucin, la verdadera teora bien entendida por
los alquimistas y no entendida por nuestros qumicos.
Todos los trabajos referentes al cuadriltero completo sirven para hacer resaltar la
perfeccin y la armona de los polgonos regulares, la posicin nica, la ms perfecta,
la unidad de una combinacin determinada de lneas, antecedente necesario para llegar
despus al estudio de poliedros estrellados anlogos a los polgonos completos, con
cuyo estudio se llega, de admiracin en admiracin y de sorpresa en sorpresa, a recrear
el entendimiento en la contemplacin de la suprema y divina perfeccin de los
poliedros regulares, dovelas, sillares y cimientos de la arquitectura del Universo.
Yo tambin felicito a usted, amigo Roso de Luna, por su artculo y por la distincin
con que seguramente le honrara, por sus grandes mritos, el divino Platn, si llegase a
resucitar; pero yo temo y recelo que usted se saldra pronto de la escuela pitagrica,
porque usted no resiste la terrible prueba de la iniciacin, como ahora se dice,
consistente en estar tres aos sin hablar palabra oyendo a los maestros.
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El Mago de Logrosn
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Usted, con su imaginacin exuberante y fogosa, o se pelea con Platn o revienta.
Estar callado tres aos? Imposible!
ARTURO SORIA Y MATA.
(La Ciudad Lineal, 20 de Noviembre de 1907.)
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LA EXCELSA CLULA
CRNICA
Al doctor Roso de Luna.
A usted, querido doctor, que es una especie de brujo de la ciencia, en el mejor y ms
hondo sentido de la ciencia y de la brujera, quiero someterle ciertas profanas
consideraciones acerca de un punto fundamental; el punto casi matemtico en que la
actividad humana se determina en sus dos aspectos integradores, dando origen al
dogma psquico de la dualidad.
Malos tiempos corren para los dogmas; pero no conviene rechazarlos por
inflexibilidad mental, ni admitirlos por perezoso panfilismo. En todo fenmeno puede
haber un misterio, y en todo misterio una hiptesis. Los dogmas no son ms que
hiptesis explicadas.
Hay en todo lo organizado mejor dicho, en todo lo universal, un principio absoluto
de prolongacin y convivencia. Cada cosa tiende a engendrar su semejante; cada
clula a dejar otra idntica, amasada con sus propios elementos.
Esta tendencia originaria reside en potencia, pero se determina en acto.
Es una aspiracin comn que exige el concurso de dos esfuerzos o de dos
voluntades. Gran misterio el de la energa, por el que podemos asomarnos a la infinita
grandeza de la Unidad!
Podramos decir que la energa latente o en estado contemplativo es siempre una; en
estado de actividad se desdobla en dos magnas corrientes; no contrarias, sino alejadas:
y en estado de fecundacin se integra en lo creado, volviendo a la unidad mediante sus
tres esenciales manifestaciones.
El dogma protohistrico de la Trinidad no es tan intrincado como parece.
El ejemplo es vulgarsimo; mas, por lo mismo, eficaz: forma de la energa-Proteo es la
electricidad. Horras, sueltas y libres, andan por el mundo las dos corrientes polares,
como sexos aislados, hasta que unidas en acto de creacin, por amor o por conflicto,
la energa se integra en el hecho creado, que es la luz y calor y movimiento. Estas tres
realidades no son ms que una sola y eterna realidad.
La aspiracin, mejor dicho, la necesidad creadora, reside en el polen y en la flor; mas
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El Mago de Logrosn
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no se cumple sino en el acto fecundo: hay que reconocer en la vida la presencia de una
clula que no estaba ni en el polen ni en la flor. Cmo ha nacido? Por una
coincidencia de elementos sexuales, por un simple contacto de fuerzas orgnicas y una
fra aproximacin de fuerzas concretas? Indudablemente, interviene una onda
misteriosa de la energa que, vida de su integracin, determina en acto lo que se
hallaba en potencia.
Qu onda es sta? Qu modo de ejercicio tiene? Qu estado de funcin adopta?
Acaso es la onda arcana que quiso robar Satn, prncipe, para ser igual a Dios.
Esta condicin universal garantiza la perpetuacin; pero el universo estacionario,
entregado al reposo de su produccin invariable sera una cosa imperfecta: tendra un
lmite.
Porque no puede tenerlo la funcin renovadora; est presidida por una inteligencia
altsima y sagrada; por un principio de progreso, que es otra avidez, otra aspiracin y
otra necesidad de todas las cosas. La escala de Jacob es infinita y hay que ascender por
ella.
Al hombre, en su ser fsico y moral, lo arman las condiciones transmitidas, adquiridas
y desarrolladas; con las naturales modificaciones impuestas por el medio, la propia
energa y los estados accidentales que su actividad va recorriendo.
Por la conjuncin de las fuerzas gensicas se transmite cuanto es condicional y
adjetivo. La forma, el temperamento, la idiosincrasia, la disposicin y aptitud que
llamamos aficiones; el germen mrbido, las bondades y defectos y hasta la longevidad.
Lo que no se transfiere al menos como hecho reglado de ordinaria observacin es la
capacidad mental, la anchura y claridad de entendimiento, que es lo fundamental y
substantivo. Este hecho negativo sirve a la argumentacin a los espiritualistas, para
explicar fundadamente su teora de la dualidad.
El cuerpo dicen es siervo de la herencia y dcil tributario de todo lo contingente que
acarrea el medio. Pero hay; conviviendo en ms o menos tolerada vecindad, otro
elemento libre, emancipado de todas las servidumbres de la materia. Esto del espritu y
la materia es cosa honda y antigua, cuya solucin nos llevara de un salto a supremas
sabiduras.
Bajemos un poco la vista. Yo creo que en el acto generador hay dos perodos, o dos
estados, o dos manifestaciones. La suma de dos elementos orgnicos confluyentes, y
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El Mago de Logrosn
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un poderossimo y altsimo esfuerzo de creacin, mediante la onda energtica que
acta en una de sus formas ms sutiles y depuradas; desde luego superior a las que
actan en la simple fecundacin de todo lo organizado.
Dios hizo al hombre segn el dogma bblico de limo y tierra. Es decir, que la primera
materia planetaria, en que iban los grmenes de las primeras vidas, y de la primera
materia, del plasma sedimentado bajo las aguas. De esta conjuncin de materia surgi
a la vida un superior organismo. Para que de l surgiera el hombre, hubo de infundir en
lo ya creado, el soplo de su propio espritu. Tan slo este acto de creacin exigi tan
alto y noble y soberano elemento.
El divino soplo, la onda de energa consciente, o al menos depurada en las infinitas
transformaciones de Proteo, presidiendo el fenmeno gensico de nuestra especie,
produce, determina la creacin de la excelsa clula en que reside nuestra
personalidad.
En ella se refugia latente la energa creatriz, hasta que el desarrollo de la vida orgnica
alborea la mentalidad, como esfuerzo admirable de la energa concentrada en ese
Plinto culminante donde el misterio se realiza. Es espritu? Es materia? Es energa;
Como funcin noble, se proyecta en tres invariables manifestaciones. Memoria,
entendimiento y voluntad, mediante las cuales se integra la energa en la unidad moral.
Debilitemos al hombre y haremos retroceder a la especie: del agotamiento surge la
degeneracin.
En cambio, de la fortaleza fsica y del bro mental no surge en obligada herencia ni en
gradual tensin el semejante esperado. Qu es, pues, del progreso?
El progreso no debe ser la escala de Jacob, recta y seguida. Ms bien, es una espiral,
una escalera de caracol para ascender lentamente. Todas las cosas lentas son grandes
y precisas. De un poco de carbn sale un diamante; de un chorro de agua, un cristal;
pero qu de siglos tardaron!
All vamos todos, pausada y lentamente; el aire, a ser agua; el agua, cristal; el cristal,
diamante; el diamante, luz, animal; el animal, hombre; el hombre, espritu; el espritu,
Dios.
Alguna cosa haba de ser la piedra que aguzase la cspide, en la cual se confunden los
trminos de la montaa, del aire y del cielo Y ese punto real e ideal, en el que se
unen y se separan las dos corrientes transcendentales de lo moral y de lo fsico, es la
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augusta clula nacida de un soplo divino o de una onda sagrada en un acto continuo y
misterioso.
La estatua de Psiquis no es igual en todos los templos. Su variacin gradual es
infinita. Desde el barro hasta el oro y la luz pura, recorre de uno en otro claustro todos
los matices de la mentalidad. Pero en todo est su esencia, en las tres formas perpetuas
de manifestacin integrando la suma energa de la personalidad.
Sagrada clula, santuario de Psiquis, ara de orculo, que una onda de luz creadora
cristaliz como un diamante en tres divinas facetas que iluminaron al Verbo!
El Verbo se hizo carne. La carne se hizo luz.
JOS NOGALES.
(De El Liberal, 1907.)
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LAS SIETE BIOLOGAS
A Jos Nogales, al autor de Las tres cosas del to Juan, en contestacin a sus preguntas sobre la excelsa clula.
No veo en el Cosmos sino ciclos de ciclos.
Veo, con la teora cintica, unos electrones negativos (masculinos les llamaramos
nosotros) condensados en el ter universal. Cual planetas en derredor de un sol, giran
en torno de otro electrn positivo o in femenino, infinitamente ms grande que
ellos grande, cuando se calcula existen 200 mil billones de estos microsoles en la
cabeza del ms diminuto alfiler! El tomo, as integrado, es todo un sistema planetario
en miniatura; sus electrones negativos tienen rbitas, que son ciclos; el electrn
positivo les baa, cual un sol, con torrentes de efluvios radioactivos.
Veo luego las molculas qumicas constituyendo sistemas de sistemas de electrones y
tomos. Unas son pobres sistemas nacientes; otras, las complejas albminas, sistemas
esplndidos, verdaderas galaxias del microinfinito. De sol les sirve un ncleo
ciclobencnico: raudas alineaciones vibrtiles de molculas crasas irradian en su
derredor, formando incomparables guedejas, cual racillas y tallos vegetales, cual
cabellera cometaria, cual rayos irradiados del astro-rey
Veo en seguida las clulas, sistemas de sistemas de molculas. Astronmicas son, en
verdad, sus formas microscpicas. Sus cutculas, sus ncleos y sus nucleolos son
redondeados cual astros, las ms veces La vida celular es todo un himno de Urania:
as, cuando aqullas son pberes y lo son a veces en segundos!, un sol, llamado
aster por los bilogos, aparece: se fracciona al punto en dos soles gemelos de
irradiaciones quimio-cito-plsmicas, que, separndose, se sitan polarmente sobre el
ncleo. Bajo su atraccin, las cromosomas planetario-nucleares se reparten entre los
dos astros atractivos y la vida se asegura por cariocinesis total. De una clula, dos; de
dos, cuatro; de mil, dos mil, cien mil
Veo en el espacio una Luna que gira igualmente en torno de la Tierra y sus
congneres girando en pos del Sol; el Sol, humilde sbdito giratorio a su vez de un
centro, obscuro por ultra luminoso, de la Galaxia; la Galaxia Va Lctea, que, con sus
cien millones de soles mltiples, no es ms que una de tantas nebulosas del cielo.
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El Mago de Logrosn
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Vese doquiera el ciclo. En la rbita del electrn y en la del planeta; en el sol al nutrirse
de lluvia meterica, cuya materia inerte devuelve al sistema transformada en torrentes
de vvida energa; en el oxgeno vital, intercambiado por vegetales y animales; en el
agua, intercambiada por el mar y la tierra, merced a nubes y ros; en las molculas,
alzando evolutivamente edificios celulares, y en stos, descomponindose en
molculas qumicas involutivas; en el calor, cambiando en trabajo, y en el trabajo,
tornndose calor y movimiento; en las corrientes centrfugas y centrpetas de todos los
organismos, llmense ellas nerviosas, sanguneas, linfticas o como se quiera; en la
vida, cadena de muertes; en la muerte, cclica cadena de vidas cada vez ms sencillas;
en el capital, integrado por la labor humana y desintegrndose en esfuerzos; en las
ideas de la historia y en la historia de las ideas; en el amor y en el odio; en las tinieblas
con la luz y la noche con el da; en la civilizacin y la barbarie; en la senectud infancia
y en la juventud prematuramente envejecida; en las corrientes telricas, en las mareas
y en las estaciones; en la electricidad-luz, en la luz-calor, en el calor-qumica, en la
qumica-fsica, en la fsico-astronoma, en la astro-psiquis; en las rotaciones,
tras1aciones, atracciones, repulsiones, combinaciones, descomposiciones,
fecundaciones, creaciones, concreciones, esfumados, muertes y metamorfosis de los
seres todos en su eterna biologa.
Pero, oh, dulce e inefable misterio de la Evolucin Universal! El ciclo y la sexualidad
se confunden ante la filosofa. Son uno.
En el primer momento de toda fecundacin, el espermatozoide es un satlite o
planeta del sol-vulo. Girando un punto en torno de ste, le enamora, segn la poesa
de ciertos bilogos. Es el viril espermatozoide un galn que en torno de su dama
mariposea. En un segundo momento ulterior viene la fusin augusta de los dos en
uno, segn el dogma de la Trinidad csmica, al que con tanta perspicacia se alude en
La excelsa clula de ese hombre intuitivo que se llama D. Jos Nogales, el escritor ms
delicioso que ha producido la selvtica Aracena de D. Benito Arias Montano, el
polgrafo.
Y es el caso que, si conjugaciones anlogas determinan la sntesis de los electrones
en tomos, de los tomos en molculas, de las molculas en clulas y de las clulas en
organismos, con otra conjugacin igual estn ligadas la Tierra y su satlite. El astro de
las noches, verdadero espermatozoide astronmico del vulo-Tierra, caer, al fin,
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El Mago de Logrosn
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sobre este vulo-germen, segn los clculos de los doctores Poincar, See y Darwin,
al cabo de unos cien millones de aos Para tan vecina fecha tendremos, pues, un
nuevo planeta, hijo sidreo amasado con los grmenes de estos dos misrrimos
progenitores y con los detritus atmicos de sus humanos pobladores parsitos. Es el
caso tambin que otro tanto acontece, al parecer, con los soles dobles llamados todos,
an ms a la larga, a conjugarse sexualmente en uno para retornar a nebulosas, que tal
ha acontecido, por las cuentas, en nuestros propios das con la estrella llamada Nova
Persei (1902). El admirable Tourner, hablndonos, en fin, del sublime panorama
cerleo, considera a la Va Lctea y a los dems millares de nebulosas como la medula
espinal y los ganglios simpticos del Cosmos visible, cuerpo fsico, como si dijramos,
del Nous, Lagos o Demiurgo platnico, quien, de tal modo, sera, por antonomasia, el
sin par, el nico.
He aqu, pues oh, vosotros los de los castos odos cientficos!, las siete sexuales
biologas, que, lejos de ser meros ensueos de poetas, son demostrables en pura
ciencia positiva. Ellas sintetizan el Misterium magnum del sexo transcendido, una no
ms de las Siete Claves de la Sabidura, como dira el libro oriental de Los Preceptos de
Oro.
Pero esta sntesis es slo la sntesis sexual o de la forma. Acaso es, por el contrario,
asexuada, a fuer de nica, la esencia, la evolucin de la Vida, en el ms decisivo de los
monismos. Las poesas de nuestro incomparable Salvador Rueda, cuando canta a La
Piedra-Encfalo ya las psiquis en los nfimos seres dormidas, son un buen texto para
aprender esto de un modo ntimo o intuitivo.
S. Algo esencial, inmanente, todopoderoso e invisible, preside eternamente a la
involucin y evolucin continua que suponen los protesmos en ciclo-sexo de las
muertes y las vidas. Pero al trmino final de las evoluciones del Cosmos, la luz material
se apaga, la materia se esfuma por entero en torrentes de integrada energa, el todo
vital se disocia, las clulas de clulas se pudren, las molculas libertadas se emancipan,
los tomos recobran su individualidad nebular prstina, y, al descomponerse, tambin
surge una nueva vida radioactiva, capaz por s sola de cuantos prodigios comienza a
revelamos el radium, que hoy apenas si nos es conocido.
Queda entonces la suprema vibracin del ter, sin trabas ni materiales
condensaciones, la luz del ultra-iris, la luz negra, que Le Bon dira; la Seidad que es
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No-Sr, porque el concepto mismo del sr es limitado de suyo por los lazos groseros
que a la Esencia Universal temporalmente confinan Noche brahmnica, en la que el
Prothilo csmico es absorbido en el Seno ignoto del spenceriano Incognoscible.
MARIO ROSO DE LUNA.
(El Liberal. Madrid, 1907.)
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CHARLA
LA VERDAD ACERCA DE UNA ESCUELA FILOSFICA
Mario Roso de Luna es una de las ms recias mentalidades de la intelectualidad
espaola. A muchos que no saben o, mejor dicho, que no quieren valorizar de manera
exacta lo que hay dentro de nuestras fronteras, para dar calificativos en extremo
exagerados a cuanto nace y crece dentro de las extraas, ha de parecerles, con
seguridad, gratuita, esta rotunda, esta categrica afirmacin. Las razones que para ello
tendrn, estriban, casi nicamente, en que el ilustre escritor de que hablo no es, ni
mucho menos, uno de esos hombres que necesitan a cada hora, a cada minuto, dar
fehacientes muestras de su saber, no slo para ocultar su ignorancia, sino tambin para
que las gentes que les rodean no se olviden de que su cultura les ha elevado hasta la
sabidura En Mara Roso de Luna no vive hoy, ni creo que en su juventud, dada su
contextura espiritual, habr jams vivido, ese desapoderado afn de buscar el modo
ms adecuado de colocarse en continua exhibicin, que no es ms he de decirlo
claramente, sin circunloquio de clase alguna que la resultante morbosa de un cerebro
extraviado. Todo su mecanismo ntimo difiere bastante, y ms que en nada en lo que
es el eje de l, de esotro, corriente en el da, entre los que slo alcanzan con zancos a
llamarse intelectuales, y, por lo tanto, desprecia, aparta lejos de s con un gesto de
repulsa, esos absurdos medios que en el instante actual se entronizan, torturando
algunas bien conformadas inteligencias, y, en consecuencia triste, tristsima, matando
muchas sanas iniciativas. Piensa tambin Roso de Luna y conste que esto lo digo por
lo que de sus palabras se infiere y por lo que con sus actos declara que a la notoriedad
no se la debe nunca buscar, sino que es la notoriedad la que tiene la obligacin de salir
al encuentro de aquel que en realidad la merezca. Esto no slo lo piensa, sino que
como lo piensa lo ejecuta. Y en ello hace bien. Qu importa que sea un autor
conocido, conocidsimo, durante ese breve espacio de tiempo que a los humanos les es
dado de vida, si el nombre que llev no lo sostiene a travs de los siglos la recia
armadura de una obra admirable? Nada, absolutamente nada. Me atrevera a asegurar,
sin miedo a caer en error, que slo a espritus mezquinos, y por su mezquindad
superficiales, se les ocurre pedir una gracia, cuando a esa gracia su talento nos les ha
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hecho acreedores He dicho que Mario Roso de Luna es una de las ms altas y de las
ms luminosas mentalidades espaolas. A buen seguro que nadie ha de objetar lo ms
mnimo a lo preinserto. Pero, as y todo, para robustecer la anterior afirmacin, basta
con decir que vive alejado de aquellos sitios donde slo se va en busca de mercedes ya
demandar honores. Familiarizado a la soledad de su biblioteca, le son en absoluto
extraas esas luchas, que muchas veces tienen apariencias de descomunales batallas,
que a diario se estn librando, por lo que ningn valor tiene cuando se pide, sino que es
cuando se ofrece el, momento en que realmente empieza a ostentarlo.
Es tal el ambiente que hay en Espaa, que el hombre de estudio, el verdadero sabio,
tiene que vivir encastillado. La culpa de ello, como de todo lo malo que nos pasa, la
tenemos nosotros, exclusivamente nosotros. Claro est que es ms fcil indignarse
con el que nos saca a relucir nuestros defectos, de la manera justa que lo hace Alberto
Dauzat en su ltimo libro, que corregir tales defectos mismos. Espaa, los espaoles
estamos llenos de ellos. Por qu, pues, escribir con la fanfarria de un reto para aquel
que los conoce e imparcialmente los detalla y enumera? Estas actitudes no me las
explico ms que como actos vesnicos. Pero se conoce que los actos vesnicos se
repiten con harta dolorosa frecuencia. A todo lo que en su libro dice Alberto Dauzat,
slo se ha opuesto como valladar la procacidad de un cronista, refrendada por la
insensatez del que debiera de haberla alentado. Los juicios de Dauzat se hubieran
deshecho, en caso de no ser ciertos, ante nuestras razones, que llevaran po
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