la caricatura polÍtica en “el relator”, una fuente para la …€¦ · la caricatura polÍtica...
Post on 07-Jul-2020
0 Views
Preview:
TRANSCRIPT
LA CARICATURA POLÍTICA EN “EL RELATOR”, UNA FUENTE PARA LA
CONSTRUCCIÓN HISTORICA.
Andrés Felipe González Bolaños
INTRODUCCIÓN.
En nuestra contemporaneidad la historia se encuentra en constante cambio y evolución
sobre la forma de cómo se construye el conocimiento histórico, y cuáles son los principales
fundamentos metodológicos que deben ser tomados en cuenta para la reconstrucción de una
historia objetiva. Nuevas miradas y nuevos temas afloran en estos tiempos, surgiendo propuestas
como la historia de los individuos y el fortalecimiento de la micro-historia y es con base a estas
miradas que los jóvenes historiadores se encaminan para llevar acabo sus investigaciones. Quizás
porque nos encontramos en una sociedad que manifiesta continuamente cambios importantes en
toda su estructura social. Motivándonos a tratar en lo posible de buscar nuevos temas que
posibiliten en alguna medida a contribuir y fortalecer la historiografía.
En este sentido de ideas el siguiente artículo pretende abordar una temática poco
desarrollada por la historia, quizás porque no se encuentra dentro de los temas preferidos de la
historia tradicional, tal vez porque nuestra cultura occidental a la largo del tiempo ha dado mayor
importancia al testimonio escrito inmersos en una cultura del libro, adoptando esta mentalidad el
quehacer historiográfico, el cual mantiene la idea de que la fuente del conocimiento es la palabra
escrita, no la imagen y que las demás fuentes, icónicas o de otro tipo no eran demasiado confiable
o no suministraban una información cualitativamente diferente de la proporcionada por la
escritura.
Este argumento también es compartido por el historiador e investigador de la Escuela
Nacional de Antropología e Historia de México (INAH) Tomas Pérez Vejo quien señal que esta
idea “en general de manera no explicita sigue vigente en muchos historiadores actuales para
quienes las imágenes siguen siendo documentos de carácter secundario cuando no claramente
Historiador de la Universidad del Valle. Mestrando Historia Social de Amazônia no Programa de Pós Graduação da
Universidade Federal do Pará. UFPA. Bolsista CAPES. scout104@gmail.com
2
marginales, meras ilustraciones de lo que los textos escritos dicen o, en el mejor de los casos,
objetos de estudio que necesitan ser explicados pero no fuentes históricas propiamente.” (PEREZ,
2012, pp. 17-30)
Por lo tanto el siguiente trabajo tiene como propósito señalar la importancia de la imagen
como testimonio histórico, buscando resaltar la utilización de este tipo de fuente, tomando como
ejemplo el uso de la caricatura política como fuente histórica para el territorio Colombiano.
LAS IMÁGENES COMO DOCUMENTO TESTIMONIAL PARA LA HISTORIA
Los historiadores contemporáneos han puesto su mirada en nuevos documentos que da
testimonio del pasado, entre los cuales se encuentran los textos literarios, testimonios orales y las
imágenes, tal vez queriendo romper con esa tradición tan arraiga de la cultura del libro donde el
conocimiento legitimo solo es aquel registrado en un documento grafiado.
Esta nueva mira ha permitido que en la actualidad se develen nuevas ideas de nuestro
pasado a través de estudios que emplean las imágenes de diferentes tipos y logran reconstruir la
historia del cuerpo, las enfermedades, los criterios de belleza, la opinión pública y la cultura
política que utiliza la imágenes de la caricatura como testimonio, etc.
Dentro de los documentos muy poco empleados por los historiadores se encuentra
aquellos que reposan en los archivos fotográficos, fílmicos, imágenes como caricaturas,
historietas, carteles o cualquier producción gráfica que sea considerada como imagen. Por lo
tanto son muy pocos los textos históricos que utilizan ilustraciones y cuando las usan son
relativamente muy pocos los autores que aprovecha la oportunidad que se les brinda. Cuando los
historiadores utilizan imágenes suelen tratarlas como simple acompañantes del texto,
reproduciéndolas en los libros sin ningún comentario o método de análisis, además de solo
utilizarla para ilustrar las conclusiones que el autor ya ha señalado por otros medios y no se
emplea para dar nuevas respuesta o plantear nuevas cuestiones. (BURKER, 2001, p. 12)
Los ejemplos donde podemos encontrar la utilización de las imágenes en los estudios
histórico son muy reducidos, pero no quiere decir que estas no se haya empleados tiempo atrás,
3
unos de estos casos lo podemos encontrar en el señalamientos de “Francis Haskell (1928-2000)
en History and its Images, las pinturas de las catacumbas de Roma fueron estudiadas en el siglo
XVII como testimonio de la historia del cristianismo primitivo (y durante el siglo XIX como
testimonio de la historia social).” (BURKER, 2001, p. 13) Un estudio más reciente y que está
relacionado con nuestro tema de estudio es del historiador norteamericano José León Helguera
que con su ensayo “Notas sobre un siglo de la caricatura política en Colombia 1830-1930”, nos
muestra que la caricatura política puede ser empleada para entender la lucha política, los
imaginarios, la cultura política y hasta la opinión publica de los diferentes actores que entran en
conflicto por la hegemonía del poder político. (HELGUERA, 1988)
El testimonio visual y fotográfico fue durante los años treinta utilizado por el historiador
brasileño Gilberto Freyre (1900-1987), que se definía a sí mismo como un pintor histórico del
estilo de Tiziano y calificaba su enfoque de la historia social como una forma de
«impresionismo», en el sentido de que era un «intento de sorprender la vida en movimiento. En
esta misma línea, un norteamericano experto en la historia brasilera, Robert Levine, publico una
serie de fotografías de la vida cotidiana de América latina del siglo XIX y comienzos del XX,
acompañadas de un comentario que permite situar la imagen en su contexto, permitiendo de esta
forma la posibilidad de dejar un registro muy importante para la reconstrucción de la historia de
la vida cotidiana siendo útil en un futuro para posteriores investigaciones.(BURKER, 2001, p. 14)
Peter Burker en su libro señala que “los historiadores no pueden ni deben limitarse a
utilizar las imágenes como «testimonios» en sentido. Debería darse cabida también a lo que Francis Haskell
llamaba «el impacto de la imagen en la imaginación histórica». Pinturas, estatuas, estampas, etc., permiten a la
posteridad compartir las experiencias y los conocimientos no verbales de las culturas del pasado. Nos hacen
comprender cuántas cosas habríamos podido conocer, si nos las hubiéramos tomado más en serio. En resumen, las
imágenes nos permiten «imaginar» el pasado de un modo más vivo. Como dice el crítico Stephen Bann, al situarnos
frente a una imagen nos situamos «frente a la historia. El hecho de que las imágenes fueran utilizadas en las
diversas épocas como objetos de devoción o medios de persuasión, y para proporcionar al espectador información o
placer, hace que puedan dar testimonio de las formas de religión, de los conocimientos, las creencias, los placeres,
etc., del pasado. Aunque los textos también nos ofrecen importantes pistas, las imágenes son la mejor guía-para
entender el poder que tenían las representaciones visuales en la vida política y religiosa de las culturas pretéritas.”
(BURKER, 2001, p. 17)
4
En este sentido de ideas podemos sostener que las imágenes más que unas fuentes se
convierte en un testimonio y al igual que los textos o los testimonios orales, las imágenes son una
forma de documento histórico o como es señalado en la obra de P. Burker “refleja un testimonio
ocular”.
Aunque se ha demostrado que las imágenes se convierten en un testimonio valioso para la
historia, su lectura no se debe hacer a la ligera, puesto que ella misma merecen un tratamiento
especial, llegando a plantear numerosos problemas, ya que las imágenes son testigos mudos y
resulta difícil traducir a palabras el testimonio que nos ofrecen. Por tal razón es tarea del
investigador develar aquel testimonio o mensaje propio de ellas.
Por otro lado no es raro que los historiadores hagan caso omiso del mensaje principal que
contiene las imágenes e interprete cosas que el artista no sabía que estaba diciendo, generando
esto grandes peligros, por tal motivo es recomendable utilizar las imágenes con cuidado y
profesionalismo como si se tratase de una fuente de gran valor y fragilidad. Se realiza este
comentario en el marco de la crítica de la fuente documental que ya desde hace varios años se
constituye en la parte fundamental de la formación de los historiadores. En contra posición a la
crítica de los testimonios visuales que aun continua poco desarrollada. Además se debe considera
que tanto el testimonio de las imágenes, como el de los textos, plantea problemas de contexto, de
función, de retórica, de calidad del recuerdo, en este sentido algunas imágenes ofrecen un
testimonio más fiables que otras. (BURKER, 2001, p. 18)
Surge entonces una pregunta ¿Hasta qué punto y de qué forma ofrecen las imágenes un
testimonio fiable del pasado? sería absurdo intentar dar una respuesta general demasiado simple a
semejante cuestión. Pero podemos aproximando de manera reflexiva comentando que
independientemente de su calidad estética, cualquier imagen puede servir como testimonio
histórico tales como los mapas, las planchas decorativas, los exvotos, las muñecas de moda o los
soldados de cerámica enterrados en las tumbas de los primeros emperadores chinos, cada uno de
estos objetos tienen algo que decir al historiador.
Además de los aspectos ya señalados que se deben tener en cuenta para el uso de la
imagen como testimonio, es preciso considerar también los cambios que se producen en las
5
imágenes disponibles en determinados lugares y momentos históricos, especialmente aquellas
que fueron producidas en coyunturas históricas como la revoluciones que han generado una
producción de imágenes considerables como es el caso de la aparición de la imprenta (xilografia,
grabado, aguafuerte, etc.) durante los siglos XV y XVI, y la aparición de la imagen fotográfica
(incluidos el cine y la televisión) durante los siglos XIX y XX.
«Estudiad al historiador antes de empezar a estudiar los hechos», decía a sus lectores el
autor del famoso manual What is History? (CARR, 1961, p. 17) Esta frase en el libro de P.
Burker lleva a pensar sobre la atención que debemos depositar a la hora de analizar cualquier tipo
de fuente testimonial como es el caso de las imágenes e iniciar por descubrir aquella
intencionalidad que buscaba perseguir el autor. Por ejemplo son relativamente fieles aquellas
obras realizadas a modo de documento, con el objetivo de registrar la apariencia o las costumbres
de las culturas exóticas. Un ejemplo de ello, fue la Expedición Coreográfica1 realizada en la
Nueva Granada territorio que actualmente es Colombia, donde los dibujantes registraron in situ,
muchos aspectos de la naturaleza y costumbre de las diferentes regiones que conformaban aquel
territorio imagen (1)2.
Imagen 1
Habitantes del Patía, provincia de Popayán. Acuarela de la Comisión Corográfica, 1850-1859
1 La comisión Corográfica fue un proyecto científico impulsado por el gobierno de la Republica de la Nueva Granada (hoy
Colombia) que fue encargado en 1850 al ingeniero italiano Agustín Codazzi. La Comisión tenía como objetivo hacer una
descripción completa de la Nueva Granada y levantar una carta general y un mapa corográfico de cada provincia con los
correspondientes itinerarios y descripciones particulares. Fuente Restrepo, Olga (1998). «Un imaginario de la nación: Lectura de
la laminas y descripciones de la Comisión Corográfica». Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura. pp. 30–58. 2 Habitantes del Patía, provincia de Popayán. Acuarela de la Comisión Corográfica, 1850-1859. Colección Biblioteca Nacional de
Colombia. www.revistacredencial.com.700× 521. Consulta 25 de julio del 2014.
6
Hasta el momento se ha podido discutir la importancia de abrir nuevas espacios en la
historiografía a la imagen como testimonio, no obstante, sería imprudente atribuir a estos artistas-
reporteros una «mirada inocente», en el sentido de una actitud totalmente objetiva, libre de
expectativas y prejuicios de todo tipo. Para el caso de la expedición, se debe tener en cuenta
quien intervino en la expedición, que intenciones tenia y que quizás por cumplir con su labor y
dar una buena impresión de su trabajo o el país omitieron escenas, situaciones y cualquier otra
cosa que su criterio decidiera ajustar.
Esto no quiere decir que las imágenes no sean un testimonio legítimo, puesto que no
tendría razón de ser este articulo y todo lo anteriormente señalado, pero para emplear de una
mejor manera estas fuentes el historiador precisa de un método, que le permita develar los
elementos constitutivos que conforman la imagen y de esta forma poder sacar el mejor provecho
a su testimonio. Es por ello que en este trabajo sugerimos el empleo del método utilizado por el
historiador de arte y ensayista alemán Panofsky, el cual describiremos a continuación.
ICONOGRÁFIA E ICONOLOGIA
Antes de iniciar una lectura de imágenes entre líneas y de emplearlas como testimonio
histórico, se hace necesario iniciar hablando de lo que significa, llevando a cuestionar al
investigador si existe la posibilidad de traducir en palabras los significados de las imágenes.
Como respuesta inmediata en base a lo que hasta el momento se ha discutido en este documento
se diría que en cierto modo es así, y las imágenes tienen por objeto comunicar, pero en otras
ocasiones por sí sola no dicen nada. Las imágenes son irremediablemente mudas. En palabras de
Michel Foucault, «lo que vemos nunca reside en lo que decimos». (BURKER, 2001, p. 43)
Esto se debe a que no todas las imágenes fueron creadas como testimonio, pensando en
los futuros historiadores. Aquellos que las crearon tenían sus propias preocupaciones, sus propios
mensajes. Por esta razón para interpretar este tipo de imágenes la historia del arte se apoya en dos
conceptos «iconografía» o «iconología», términos utilizados en muchas ocasiones como si
fueran sinónimos, aunque en ocasiones se diferencia el uno del otro como se verá a continuación
de acuerdo a lo planteado por Panofsky.
7
El pensamiento de Panofsky respecto a la diferencia y empleo de estos conceptos lo
podemos encontrar en su famoso ensayo publicado en 1930, en el que el autor distingue tres
niveles de interpretación correspondiente a la imagen
"El primero de esos niveles sería la descripción preiconográfica, relacionada con el
«significado natural» y consistente en identificar los objetos (tales como árboles, edificios, animales y
personajes) y situaciones (banquetes, batallas, procesiones, etc.). El segundo nivel sería el análisis
iconográfico en sentido estricto, relacionado con el «significado convencional» (reconocer que una cena es
la Última Cena o una batalla la batalla de Waterloo). El tercer y último nivel correspondería a la
interpretación iconológica, que se distingue de la iconográfica en que a la iconología le interesa el
«significado intrínseco», en otras palabras, «los principios subyacentes que revelan el carácter básico de
una nación, una época, una clase social, una creencia religiosa o filosófica». (BURKER, 2001, p. 45)
En este en este último nivel en el que las imágenes proporcionan a los historiadores un
testimonio útil e importante para la reconstrucción de los hechos históricos.
También Burke advierte al lector que los historiadores del arte posteriores que han
adoptado el término iconología a veces lo han empleado de manera distinta a como lo hacía
Panofsky. Un ejemplo de ello lo podemos ver en el historiador de arte Ernst Gombrich, quien
considera que
“este término alude a la reconstrucción de un programa plástico, una restricción
significativa del proyecto relacionado con la sospecha que tenía Gombrich de que la iconología de Panofsky no era
más que una denominación alternativa del intento de leer las imágenes como expresiones del Zeitgeist. Para el
holandés Eddy de Jongh, la iconología es «un intento de explicar las representaciones en su contexto histórico, en
relación con otros fenómenos culturales».” (BURKER, 2001, p. 46)
Por su parte, Panofsky insistía en que las imágenes forman parte de una cultura total y no
pueden entenderse si no se tiene un conocimiento de esa cultura, de modo que, por citar un
ejemplo sumamente ilustrativo del propio Panofsky,
“un aborigen australiano «sería incapaz de reconocer el tema de la última Cena; para
él no expresaría más que la idea de una comida más o menos animada». Es probable que la mayoría de los lectores
8
se encuentren en una situación análoga cuando se enfrentan a la imaginería hindú o budista. Para interpretar el
mensaje es preciso estar familiarizado con los códigos culturales.” (BURKER, 2001)
Finalmente para cerrar esta primera parte podemos decir que la imagen se convierte en un
testimonio fundamental, que puede ser utilizado para la reconstrucción de nuestro pasado, pero
que por sí sola ella no debela su contenido, por lo tanto se hace necesario el empleo de un método
como el propuesto por Panofsky, una lectura preiconográfica, iconográfica e iconológica. La cual
permita la interpretación de esa fuente documental aprovechando al máximo cada uno de los
elementos constitutivos que componen la imagen y tramiten la información que el investigador
precisa para la indagación del pasado.
LA CARICATURA POLÍTICA EN “EL RELATOR” UNA EXPRESIÓN DE LA
CULTURA POLÍTICA.
La franja temporal analizada por este trabajo comprende los años que van de 1926 a 1930
y las imágenes obtenidas para ser analizadas fueron encontradas en el periódico de corte liberal
“El Relator” de la ciudad de Cali. Este diario apareció por primera vez el domingo 15 de octubre
de 1916, circulando inicialmente los martes y sábados con cuatro páginas en tamaño Tabloide. A
partir del número 16 aparece con frecuencia intermedia. El señor Hernando Zawadzky fue su
editor y propietario.3
Concluida de esta forma la investigación histórica e Identificado el período a trabajar se
procedió a realizar la consulta de las fuentes; esta actividad fue llevada a cabo en la Biblioteca del
Banco de la República y la Biblioteca Centenario de la ciudad de Cali.
El primer momento de esta labor se constituye por un barrido hecho al periódico
anteriormente mencionado, en donde fueron buscadas e identificas las imágenes que reunieran las
cualidades suficientes de una caricatura política, pero fue grata la sorpresa cuando en el momento
de la consulta se pudieron establecer otros tipos de imágenes de estilo caricaturesco de igual valor
histórico y que en una futura investigación pueden llegar a convertirse en un objeto de valioso
estudio.
3 El director de este diario fue Daniel Gil Lemos. A partir del numero 50 el señor Lemos deja la dirección y esta es asumida por
los hermanos Zawadzky (Hernando, Jorge, Ernesto, y Alfonso). Ver www.cali.gov.co/publico2/histocal.htm.
9
Las imágenes encontradas en total fueron alrededor de doscientas setenta discriminadas de
la siguiente forma; ciento veintidós de carácter político, ochenta y nueve de carácter político
social, cincuenta y nueve de carácter festivo o cultural. Ver cuadro.
Cuadro Nº 1
TIPO DE CARICATURA Nº ENCONTRADO
POLITICA 122
SOCIO- POLITICA 89
FESTIVA O CULTURAL 59
TOTAL IMÁGENES ENCONTRADAS 270
LA CARICATURA DE CONFRONTACIÓN ELECTORAL.
La caricatura de confrontación electoral es un arma de ataque político utilizado desde
finales del siglo XIX por los partidos tradicionales colombianos; en ella podemos rastrear algunos
elementos simbólicos utilizados para denunciar los posibles fraudes eleccionarios que cometían
aquellos que ostentaban el poder. Este tipo de imágenes surge a partir de las denuncias hechas por
los diarios que muchas veces nacían exclusivamente para señalar estos atropellos. Se crean y
elaboran figuras icnográficas como “Juan pueblo”4 (GONZÁLEZ, 1996), una de las tantas
imágenes encargada al simbolizar el pueblo como una víctima de la maquinaria política.
En nuestras caricaturas podemos encontrar una gran variedad de símbolos e imágenes
como; arañas, bestias, muertos, esqueletos, personas del común, textos y figuras reconocidas que
buscan señalar al conservatismo como el causante directo de los fraudes electorales, evidenciando
de esta manera una ausencia de garantías para la oposición e imposibilidad de reconquistar el
poder por la vía constitucional.
Las caricaturas son bien elaboradas y en la mayoría de los casos cumplían con su objetivo,
señalar la participación del régimen conservador en los fraudes electorales, constituyéndose de
igual modo en una denuncia por parte del liberalismo. Un ejemplo de ello lo podemos apreciar en
4GONZÁLEZ Beatriz, “La Caricatura a fines del Siglo XIX”, en: Gaceta Colcultura, Nº 32,33, 1996.
10
la imagen numero 2, en la cual acusa a los conservadores de utilizar listas de personas que se
encuentran fallecidas para conseguir los suficientes votos.
Imagen Nº 2
DE PIE LOS MUERTOS
Otro recurso patentado del
fraude conservador. Las listas
de sufragantes llenas de
individuos hace 45 o más años,
que por lo visto abandonaron
sus tumbas para contribuir a la
resurrección de la hegemonía.
Diario El Relator, diciembre
02 de 1930
Todas las imágenes que reúnen estas características son encontradas en los últimos años
del gobierno de Abadía Méndez, especialmente en la etapa de campaña electoral de los distintos
candidatos a la presidencia de la década del treinta. Otro factor que disparaba la elaboración de
estas imágenes, era que en “cada período electoral se realizaban elecciones para diferentes
puestos dentro del año, en pocas palabra el país vivía prácticamente en función de las campañas
electorales.”5
En este tipo de caricaturas se puede observar un proceso sistemático de destrucción
simbólica del rival en el que se le atribuyen características poco humanas y analogías con
determinados animales y lugares de cuestionada reputación. Colocándose en duda la legalidad de
los resultados, así como la legitimidad de su presencia y procedencia en región, en donde el
conservatismo se valía de artimañas y tretas con el objetivo de continuar controlando el poder
político; por tal motivo este animal rapaz debía ser enjaulado para que no continuara realizando
5 ACEVEDO CARMONA, Darío. La Mentalidad de las Elites sobre la Violencia en Colombia 1936-1949. Instituto de
Estudios políticos y relaciones Internacionales (IEPRI) de la Universidad Nacional de Colombia y El Áncora Editores, Bogotá,
1995.p.
11
su acostumbrados vuelos maliciosos como ave de rapiña que aprovechaba cualquier descuido
para realizar su cometido.
Imagen Nº 3
ENJAULADO EL
FRAUDE
La opinión liberal se encarga de
enjaular el pajarraco salvaje del
fraude aunque griten y se
sulfuren los viejos
usufructuarios de la moscarda y
los nuevos aspirantes a disfrutar
de iguales artimañas.
Diario El Relator, diciembre 04
de 1930
Imagen Nº 4
ARITMÉTICA
CONSERVADORA
Como se obtendrán las
mayorías conservadoras en
el departamento del Valle.
Diario El Relator,
diciembre 29 de 1930.
12
Imagen Nº 5
SU MAJESTAD EL
CRIMEN
El triunfo conservador
que reclama en su
edición de hoy “Correo
del Cauca.”
Diario El Relator,
diciembre 12 de 1930.
Una constante percibida en las imágenes del rival y que podemos distinguir, es el fuerte vínculo
que se le atribuye a la procedencia de su gobierno como la asociación a un sangriento y oscuro
pasado en el cual se edificó su mandato.
Imagen Nº 6
LA ARAÑA POLÍTICA
“El fraude con sus patas
peludas y su cabeza” –
negra va tejiendo la tela en
que enredara la expresión
de la voluntad popular en
el sufragio.
Diario El Relator,
diciembre 17 de 1930.
13
A la vez que se denunciaban las barbaries y estafas que los conservadores cometían, ellos mismos
se magnificaban y se representaban como los guardianes de la democracia, al personificarse
como vigilante que con la ayuda y colaboración del pueblo se encargaban de custodiar los
comicios electorales. Este tipo de representación buscaba reafirmar sus lazos frente al electorado
con el propósito de ratificar su ideología y pensamiento de partido, consiguiendo reflejar una
imagen confiable, creíble y segura frente al pueblo liberal que más adelante se encargaría de
subirlos al gobierno.
Imagen Nº 7
MEDIADAS DE
SEGURIDAD
Como tendrán que
custodiarse las listas en el
jurado electoral, para evitar
las MANIOBRAS estilo
apachesco que allí se están
ejercitando.
Diario El Relator, diciembre
03 de 1930
Imagen Nº 8
14
EL DRAGÓN DEL NORTE
Los poderes infernales al
fraude conservador que
entre sombra se prepara en
el norte encontrara su “San
Jorge” en el poder
incontrolable de la
mayoría liberal. (Dibujo
de Espinosa, para el
relator).
Diario El Relator,
diciembre 20 de 1930.
Se llaman y representan a sí mismos como caballeros o santos que luchaban contra el oscuro
fraude electoral, el cual es vencido por una fuerza suprema de mayorías liberales. Estos no
dejaron cabo ni imágenes sueltas, ya que en varias ocasiones algunas caricaturas que arremetían
contra su partido eran utilizadas cambiando el sentido a favor de su realidad.
Imagen Nº 9
ESOS POLVOS TRAEN
ESTOS LODOS
Hay que barrer al barrer a los
liberales como se barre el
polvo de las calles y de las
plazas (discurso de los
magdalenas en Tunja)… Pero
como hay tanto polvo, las
barrenderas pueden coger una
pulmonía fulminante.
Diario El Relator, diciembre
11 de 1930.
15
CONCLUSIÓN
A lo largo de este documento se han podido reunir una serie de argumentos que nos
permiten llegar a plantear que la imagen como testimonio y fuente histórica permite la
reconstrucción de los hechos del pasado pudiendo describir sociedades, culturas, hombres, así
como al mundo que lo rodeaba. Además de la trama en que articulaba sus creencias colectivas,
las mentalidades que permitían funcionar y legitimar determinadas estructuras sociales y
políticas, las identidades colectivas que hacían a los individuos sentirse miembros de una
comunidad política o social.
En este sentido nuestro principal ejemplo de testimonio histórico y visual “la caricatura”
nos transporta a un universo mental en el que son vistos los hechos y actores que hacen parte de
un escenario público, donde lo mordaz, lo cómico, irónico y lo crítico, de forma consciente o
inconsciente encuentran un sentido mediante imágenes, gestos, recurrencias míticas, persuasiones
o certezas, metáforas y analogías sobre un evento o hecho determinado del acontecer político.
Quisiera mencionar que la caricatura como documento histórico es importante ya que
como expresión artística deja entrever la sensibilidad y el pensamiento colectivo e individual del
hombre de su tiempo, por lo tanto, de ella se puede extraer una óptima información acerca del
contexto en el cual es concebido y el punto de vista que tiene el artista que la realizó como de sus
contemporáneos. Por ende, dependiendo de la validez de dicha información a éste género se le
16
puede asignar un valor histórico documental hasta ahora subestimado, además de la importancia
de su difusión a través de medios masivos de comunicación los cuales juegan un papel
significativo en la estructura del Estado y del poder político.
Pero las imágenes y en especial la caricatura no se limitan a reflejar una visión estática de
la sociedad, nos muestran también el cambio, las pugnas que permiten a un determinado
imaginario social imponerse sobre otro, un conflicto que se dirime también, en gran parte en el
campo de las imágenes. En este sentido, las imágenes son el testimonio, no solo de las sociedades
del pasado, sino también de la forma en que esta cambió y de las circunstancias que permitieron o
impidieron estos cambios.
BIBLIOGRAFÍA
BAUDELAIRE, C. (1988). Lo comico y la caricatura. Madrid: Visor.
BURKER, P. (2001). Visto y no visto. el uso de la imagen como documento historico. Barcelona:
Critica.
CARMONA, D. A. (1995). La mentalidad de las elites sobre la violencia en Colombia 1936-
1949. Bogotá: El Ancora Editores.
CARR, E. H. (1961). What is History. Inglaterra: Cambridge.
COLUMBA, R. (1959). ¿Que es la caricatura? Buenos Aires Argentina: Columba.
GONZÁLEZ, B. (1996). La caricatura a finales del Siglo XIX. Gaceta Colcultura(32,33).
HELGUERA, J. L. (1988). Notas sobre un siglo de caricaturas en Colombia 1830-1930. Anuario
Colombiano de Historia Social y de la Cultura, 16.
IGGERS., G. G. (1998). La Ciencia Histórica en el siglo XX. Las tendencias actuales. Barcelona:
Ideas Books.
KEMNITZ, T. M. (1973). The cartoon as a historical source. Jounarl of Interdisciplinary History,
270.
MALAGON, E. P. (22 de julio de 2014). El concepto de la caricatura como Arte en el siglo XIX.
Fonte: http://sincronia.cucsh.udg.mx/caricatur.htm.
17
PEREZ, T. V. (2012). ¿Se puede escribir la historia a partir de imagenes? El historiador y las
fuentes icónicas. Memoria y sociedad, 16(32), 17-30.
REPUBLICA, B. d. (1987). Caricattura en Bucaramanga. Historia de la caricatura en Colombia,
7.
Fuente de Archivo.
Diario El Relator, diciembre 02 de 1930, diciembre 04 de 1930, diciembre 29 de 1930,
diciembre 12 de 1930, diciembre 17 de 1930, diciembre 03 de 1930, diciembre 20 de 1930.
Diario El Relator, diciembre 11 de 1930.
Habitantes del Patía, provincia de Popayán. Acuarela de la Comisión Corográfica, 1850-1859.
Colección Biblioteca Nacional de Colombia. www.revistacredencial.com.700× 521. Consulta 25
de julio del 2014.
top related