la familia mercedaria la orden de la merced un perfil histórico
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La Familia
Mercedaria.
La Orden de la Merced Un perfil histórico
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San Pedro Nolasco, fundador
Lugar y fecha de su Nacimiento
La primera referencia escrita acerca del lugar de nacimiento
de San Pedro Nolasco se encuentra en el códex Speculum fratrum
escrito en 1445 por el Maestro General de la Orden, Nadal Gaver,
hombre de destacada cultura humana y eclesial. En su traducción
española, la frase fielmente traducida del codex dice:
“…ciertamente, como el muy santo varón, Pedro Nolasco de Mas de
Santas Doncellas, Diócesis de San Pablo cerca de Barcelona, donde
había establecido su residencia…” Es de esta frase de Speculum
fratrum que la tradición mercedaria ha entendido que Nadal Gaver se
refería a Mas Saintes Puelles (Diócesis de San Papoul), villa ubicada
en el condado de Toulouse en el sur de Francia, entre las ciudades de
Carcassone y Toulouse, en el Bajo Languedoc. En 1446, Fr. Pedro
Cijar dijo lo mismo en su Oposculum tantum quinque. Fr. Francisco
Zumel, profesor de la Universidad de Salamanca, confirmó este
antecedente en su obra De vitis Patrum. Desde entonces todos los
escritores, mercedarios o no, que han tratado el tema, han sido
unánimes al sostener que fue la ciudad natal de Pedro Nolasco. Sin
embargo, más recientemente y basados en la interpretación de textos
más que en fuentes confiables, ha surgido la opinión que Pedro
Nolasco nació en una masía (casa de campo) en la inmediación de
Barcelona.
En cuanto a su data de nacimiento de Pedro, no hay una
fecha exacta digna de crédito. Sin embargo, teniendo en cuenta un
antiguo codex del cual Zumel obtuvo relevante información, según
el juicio por arbitraje de Pedro Oller, parece que Nolasco ya estaba
liberando cautivos en el año 1203. Se infiere de esto que, para estar
involucrado en una empresa tal, el Fundador de los Mercedarios
tenía que haber alcanzado una cierta madurez y que poseía un
espíritu emprendedor, propio del ímpetu de su juventud. Por ello
resulta convincente establecer, junto a muchos historiadores fiables,
que Pedro Nolasco nació entre 1180 y 1182. Como escribió Zumel,
Pedro vivió en Barcelona desde su infancia.
Perfil y actividad de Pedro antes de la Fundación de la Orden
Presentar la carismática figura de Pedro Nolasco a los
lectores del siglo XXI, ya en el tercer milenio, es definitivamente
una tarea apasionante, porque Pedro Nolasco, aparece como el
hombre de hoy, en el crucero de dos centurias: el siglo que termina y
cierra sus puertas a las experiencias pasadas y el siglo nuevo que
abre sus puertas al futuro, a nuevas realidades.
Para el joven Pedro, el siglo doce moría con sus guerras, sus
instituciones, sus organizaciones civiles y religiosas, sus formas de
cautividad, sus angustias y problemas. El siglo trece llegaba con un
aura de renovación, con esperanzas rejuvenecidas y ciertos augurios
de novedades revolucionarias en las esferas religiosas, políticas
sociales y culturales. Aun cuando en los primeros veinte años de su
vida el aspecto fundamental y distintivo de su personalidad -
entregada por documentación confiable – es el de un joven
determinado que inicia su viaje a través del siglo XII en curso
directo hacia la liberación de los cristianos cautivos por su fe.
Después que la familia Nolasco se estableció en Barcelona,
desde muy temprana edad, Pedro aprendió de Bernardo, su padre, el
arte del comercio. Fr. Cijar llama a Pedro Mercator optimus y
Gaver mismo confirma que Pedro Nolasco fue un mercader antes de
fundar la Orden. De hecho, cuando llega a adulto ya se manifestó su
carismática misión en la Iglesia y la sociedad. Siguió siendo
comerciante, sólo que ya no compraría mercaderías sino que
dedicaría su vida a la compra de seres humanos. Pedro, se asoció
con unos pocos compañeros que compartían su preocupación por los
cautivos y, como establece Zumel, “después de perseverar en la
oración a Dios. Se dedicaban diariamente a recolectar las limosnas
de fieles piadosos en la Provincia de Cataluña y el reino de Aragón,
para realizar la sagrada tarea de la redención. Tanto fue así que el
santo varón y sus compañeros lograrían varios escritos de liberación
y redención… Todo esto sucedía en el año 1203.”
La profesión de mercader de Pedro Nolasco fue muy útil para
el grupo de redentores que él lideraba en ese primer período, porque
los mercaderes tenían fácil acceso a los países musulmanes. Eran
conocidos y, por siglos, eran casi los únicos intermediarios en la
transacción de cristianos cautivos en tierras moras y de moros en
tierras cristianas. El grupo de Pedro Nolasco y sus compañeros
estaba constituido sólo por hombres laicos quienes, como informó
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Jaime II a Bonifacio VII en 1301, “tenían profunda devoción a
Cristo que nos redimió con su preciosa sangre.” Esta frase tan
adecuada apunta a la nota característica de la espiritualidad del
grupo: su devoción y seguimiento de Cristo Redentor. Con
admirable generosidad juvenil entregaron sus bienes y lo dieron todo
por la redención.
Muerte de Pedro Nolasco
Gracias al descubrimiento de la escritura de donación de
Arguines en el Archivo General del reino de Valencia, ha sido
posible determinar la fecha exacta de la muerte del Fundador de la
Orden. Debido a la importancia y alcance de las obligaciones que la
Orden tendría que asumir al aceptar el legado y para manifestar su
acuerdo, se llevó este legado de Valencia a Barcelona para ser
aprobado por el Capítulo General que se celebraba todos los años en
mayo, para la Fiesta de la Santa Cruz. El Capítulo aceptó la
donación y para demostrar su acuerdo, todos los hermanos
capitulares firmaron el documento original ante el notario Pedro de
Cardona. El documento, endosado por los capitulares fue devuelto
debidamente sellado al notario de Valencia, Bernardo de Locadie,
quien lo hizo con las siguientes palabras: “Y esto fue sellado sin la
firma del antes citado Hermano Pedro Nolasco porque durante el
tiempo que el presente documento era llevado a Barcelona para ser
firmado por el y por los otros Hermanos y que el ya mencionado
Maestro, Guillermo de Bas y los otros Hermanos firmaron, el
Hermano Pedro Nolasco había dejado este mundo.”
A esto se añade la más acabada comprensión del precepto de
las Constituciones de 1272 que ordenaban que: “el aniversario del
primer Maestro de nuestra Orden se celebre al día siguiente de la
Ascensión.” Considerando que en la Cataluña medieval y en otros
países europeos – Italia, por ejemplo- la Ascensión del Señor se
celebraba en fecha fija, 5 de Mayo, es lógico deducir que el
Patriarca Fundacional de la Orden de la Merced murió el 6 de Mayo
de 1245, en Barcelona, en la Casa Matriz de la Orden construida
cerca del mar por Raimundo de Plegamans.
El venerable cuerpo de Pedro Nolasco fue sepultado en la
iglesia del Convento de Arguines. A las exequias y entierro del
primer Maestro de nuestra Orden asistieron los frailes que habían
llegado a Barcelona para participar en el Capítulo General Ordinario
que debía comenzar, como de costumbre, el 3 de Mayo. Sin
embargo, ese año no fue posible cumplir tal fecha por la enfermedad
y muerte de Pedro Nolasco. Los frailes capitulares presentes al
momento de la muerte del Maestro y Fundador de la Orden fueron:
Guillermo de Bas, Guillermo de San Julián, Juan de Laers, Bernardo
Caselles, Bernardo de Corbaria, Berengario de Cassá, Pedro de
Caldes, Poncio de Solans, Arnaldo de Prades, Berenguer de Tona,
Ferrer de Gerona, Raimundo de Montoliu, Pedro de Huesca,
Domingo de Ossó y Raimundo de Ullastret.
El humilde laico Hermano Pedro Nolasco siempre fue
considerado como un fiel imitador de Cristo Redentor y se le
consideró santo. Su veneración se extendió prontamente en los
países donde estaban presentes sus hijos espirituales. Para ratificar
esta convicción universal, la Iglesia lo canonizó años más tarde.
Fundación de la Orden
Después de quince años de admirable misericordia en la
redención de cristianos cautivos, Pedro Nolasco y sus amigos veían
con preocupación que en vez de decrecer, el número de cautivos
aumentaba fuertemente día por día. Nuestro decidido mentor, con su
fuerte personalidad, claras ideas, ardorosa fe, sólida y equilibrada
devoción a Cristo y a su Santísima Madre, su corazón compasivo,
con su serena y resuelta confianza en Dios, Pedro Nolasco no se
sintió impresionado por la magnitud de la misión que acogía ni por
su propia insignificancia. En su ferviente oración buscó inspiración
divina para ser capaz de continuar la obra de Dios que él había
comenzado. En tal circunstancia, durante la noche del 1 de Agosto
de 1218, Pedro Nolasco recibió una intervención especial de la
Santísima Virgen: una asombrosa experiencia mariana que iluminó
su mente y provocó su voluntad de transformar su grupo de laicos
redentores en una Orden Religiosa Redentora que, con la aprobación
de la Iglesia y la protección del rey de Aragón, prosiguiera la obra
redentora.
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Al día siguiente, Pedro Nolasco fue al palacio real a exponer
su proyecto al joven Rey Jaime I y sus consejeros, el primero de los
cuales era el Obispo de Barcelona, don Berenguer de Palou. El plan
que Dios a través de María inspirara a Pedro consistía en fundar una
Orden Religiosa Redentora, estructurada y estable, bajo el patrocinio
de la Santísima Virgen. El propósito agradó al rey y a sus
consejeros ya que, desde el fallido intento de Alfonso II con la
Orden del Santo Redentor, la noble aspiración de la Casa de Aragón
de tener su propia orden redentora comenzaba a hacerse realidad.
El 10 de Agosto de1218, la nueva Orden Religiosa para la
Redención de Cautivos se constituyó oficial y solemnemente en el
altar mayor erigido sobre la tumba de Santa Eulalia, en la Catedral
de la Santa Cruz en Barcelona. El arzobispo Berenguer de Palou
entregó a Pedro Nolasco y sus amigos el hábito blanco que llevarían
como distintivo de la Orden; también le dio la Regla de San Agustín
como norma de su vida comunitaria y la autorización para que la
Santa Cruz, símbolo de la Catedral, la llevaran en el hábito de la
Orden. En ese momento, Pedro Nolasco y los primeros Mercedarios
hicieron su profesión religiosa ante el Obispo.
Por su parte, el Rey Jaime I el Conquistador estableció la
Orden como institución reconocida por la ley civil de su reino. En el
acto mismo de la fundación y como importante rito de la ceremonia,
el monarca dio a los frailes mercedarios el hábito que en términos de
las ordenes militares es el escudo de cuatro barras rojas sobre campo
de oro, es decir, el sello del rey mismo. Junto con la cruz de la
catedral, este emblema pasó a ser el escudo propio de la Orden. En
aquel memorable día, Jaime I dotó a la Orden, de la cual se
consideraba fundador, con el Hospital de Santa Eulalia que sirvió de
primer convento mercedario y casa de acogida de los cautivos
redimidos.
En el proemio de las primeras Constituciones de la Orden
Mercedaria de 1272, se destacan tres elementos importantes
referidos a la fundación: el nombre, el fundador y el propósito.
Se menciona primero el nombre con el que se identifica a la
Orden fundada por Pedro Nolasco. Antes de las Constituciones de
1272, la Orden tuvo varios nombres, entre ellos: Orden de Santa
Eulalia, Orden de la Merced de Cautivos, Orden de la Redención de
Cautivos, Orden de la Merced. Pero el título correcto y definitivo
es: Orden de la Virgen María de la Merced de la Redención de
Cautivos.
Luego se establece que el Hermano Pedro Nolasco ha sido
constituido “sirviente, mensajero, fundador y promotor” del nuevo
Instituto. Pedro Nolasco es el verdadero fundador de la Orden o el
“Procurados de las limosnas de los cautivos” según se definió el 28
de Marzo de 1219, en el primer documento que lo menciona después
de la fundación.
Por último, queda claramente establecido que el propósito de
la Orden es “visitar y liberar cristianos en cautividad y poder de los
sarracenos o de otros enemigos de nuestra Ley… Por esta obra de
misericordia… todos los hermanos de esta Orden, como hijos de
verdadera obediencia, deben estar siempre alegremente dispuestos a
dar sus vidas, si fuere necesario, como Jesucristo la dio por
nosotros.”
Todos estos valiosos y fidedignos datos históricos sobre la
fundación de la Orden de la Merced se reúnen en la carta que el 11
de Enero de 1358 envió el rey Pedro IV el Ceremonioso aal Papa
Inocencio VI y que se conserva hasta estos días en los Archivos de
la Corona de Aragón, garante verídico de toda la Historia
Mercedaria de los siglos iniciales..
Los primeros frailes que recibieron el hábito blanco de Santa
María de la Merced con Pedro Nolasco pudieron haber sido laicos.
Pedro Nolasco no era sacerdote. Sin embargo, existe la posibilidad
que en el día de la fundación pudo haber un sacerdote presente para
servir de capellán. De los tenientes designados por el Hermano
Pedro Nolasco podemos hacer una lista de los que, en el día de la
fundación, recibieron el hábito mercedario con él: H. Pascual de
Perpignan, H. Juan de Laers, H. Bernardo de Corbaria, H. Guillermo
de Bas, H. Juan de Verdera, H. Bertrando, H. Bernardo de Cassoles
y H. Carbó de Llagostera.
Con el aval solemne y oficial de la Iglesia y el Estado, Pedro
Nolasco y sus frailes, constituidos como Orden Religiosa Redentora
de hermanos laicos, con nueva energía y renovado fervor,
continuaron sus peregrinaciones caritativas en busca de limosnas
para la redención de los cautivos en tierras sarracenas.
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Confirmación Pontificia de la Orden
En su convento de Barcelona, Pedro Nolasco recibió la
magnífica noticia de la confirmación pontificia de la Orden que él
había fundado. Mediante la bula Devotionis vestrae, el 17 de enero
1235, en Perugia, el Papa Gregorio IX incorporó canónicamente a la
Orden a la Iglesia universal Esta es la razón que esta bula, de texto
breve y simple estructura, es especialmente importante para la
historia de la Orden. De ella proceden varios elementos
fundamentales.
Cuando se envió la bula, la Orden de la Merced ya existía
como una institución religiosa organizada con su Maestro y sus
hermanos viviendo en comunidad como las órdenes militares y eran
conocidos como la Casa de Santa Eulalia de Barcelona.
La Orden había solicitado la bula. De hecho, estaba dirigida
al Maestro, es decir, a Pedro Nolasco y a sus hermanos como
respuesta a la súplica hecha al Papa.
Además, la bula presuponía que la dicha organización
religiosa funcionaba con la apropiada aprobación de la autoridad
diocesana. Si el Romano Pontífice no hubiera tenido documentos
confiables al efecto, no hubiera otorgado la bula confirmatoria.
De igual manera, se presuponía que desde su fundación en
1218, la Orden de la Merced seguía la Regla de San Agustín en lo
que correspondía a la organización de la vida comunitaria. Sin
embargo, no había sido incorporada aún a ninguna de las
instituciones religiosas aprobadas por la Iglesia. En efecto, en esa
época las instituciones religiosas aprobadas por la Iglesia formaban
varios grupos según la Regla que observaban para mantener la
disposiciones del IV Concilio de Letrán: el grupo que observa la
Regla de San Basilio, el grupo que sigue la Regla de San Agustín, el
grupo que sirve bajo la regla de San Benito y el grupo de aquellos
que tienen su propia Regla con aprobación de la Santa Sede. La bula
ratifica la incorporación de la Orden de la Merced al grupo de
instituciones que observan la Regla de San Agustín.
María en la Orden de la Merced
Origen del Nombre eb la Orden de la Merced
En el siglo XIII el término merced era sinónimo del trabajo
corporal por antonomasia, es decir, el trabajo de redimir cautivos.
Entonces, las casas de la Orden de San Jaime, usualmente
involucradas en la redención de cautivos, se llamaban casas de
misericordia en los documentos medievales.
El 29 de Abril de 1249, los frailes obtuvieron permiso del
Obispo de Barcelona, Pedro de Centelles, para erigir una iglesia
dedicada a Santa María en la casa-hospital de Santa Eulalia
construida al lado del mar. En su amor por lo breve, la gente de
Barcelona empezaron a llamar la casa de los frailes mercedarios
simplemente como la Casa de la Orden de la Merced y, aún más
breve, La Merced. El culto a María bajo la advocación de Merced
empezó en esa iglesia y desde allí se extendió a todas las iglesias
donde los mercedarios se habían establecido. De ahí en adelante,
todas las iglesias que se construían fueron dedicadas a la Fundadora,
la Virgen de la Merced, o bien, tendrían uno de sus altares dedicado
a Ella.
Desde el principio, la Orden celebraba los siguientes ritos en
honor de Santa María de la Merced:
Dar el hábito de Santa María a todos los nuevos frailes y
hermanos. Se preguntaba a los postulantes: “¿Quieres recibir el
hábito de Santa María?” a lo cual respondían “Sí, quiero.”
El Oficio diario de Santa María, obligatorio para todos los
clérigos y el Oficio correspondiente para los laicos.
La Misa del Sábado y la Salve. Probablemente fue San Pedro
Nolasco mismo quien introdujo en la Orden la hermosa práctica de
la Misa de Santa María y el canto de la Salve en su honor el días
sábado. Es un hecho que, en 1307 Galcerán de Miralles donó tres
libras de cera a la iglesia de Santa María de Belloch a fin de que,
cada sábado, hubiera un cirio encendido durante la celebración de la
Misa de la Virgen y el canto de la Salve.
Actos de memoria Mariana que muy bien pudieron haberse
iniciado en los tiempos de San Pedro Nolasco fueron: la despedida a
los redentores cuando partían a tierras moras, que tenía lugar frente
al altar mayor de la iglesia y, a su regreso, la procesión de redentores
y redimidos con sus estandartes hacia la iglesia de La Merced, para
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agradecer a su Celestial Protectora el auxilio en las vicisitudes de la
redención.
El nombre de María en el Título de la Orden
Al principio ya se ha dicho que uno de los títulos usados para
referirse al Instituto fundado por San Pedro Nolasco era Orden de la
Merced o de ‘misericordia’ de los cautivos. El nombre de María fue
incorporado desde muy temprano a este título.
La primera vez que el nombre de María se menciona en el
título de la Orden en un documento es en la bula Prout Scriptura
testatur del Papa Alejandro IV, fechado 3 de Mayo de 1258, en
Perugia. Estaba dirigido a los arzobispos, obispos, abades, etc., para
informarles de las gracias espirituales y facultades otorgadas a los
Mercedarios por la benéfica tarea a favor de los cautivos, el Papa
dice: “Considerando que el Maestro y los frailes de Santa María de
la Merced, también llamados de Santa Eulalia… trabajan con toda
su energía…” Como el Papa une el nombre de María con el
término merced, tenemos así la denominación Santa María de la
Merced como parte del título de la Orden. Del contexto de la bula
podemos deducir que el nombre María de la Merced ya era
conocido. No se debe asumir que el Papa hubiera usado el nombre
de María sin algún motivo o bien que lo impuso por su autoridad.
Más aún, el Papa no envió la bula directamente a los frailes de la
Orden. La explicación lógica debe encontrarse en la
interdependencia entre la Santísima Virgen y la Orden dedicada a la
redención de cautivos. Los Mercedarios estaban convencidos que la
Madre de Dios, la Virgen María, intervino directamente en la
fundación de la Orden. En consecuencia, los legisladores de las
Constituciones de 1272 oficializaron el nombre de María en el título
de la Orden, llamándola: Orden de la Virgen María de la Merced de
la Redención de cautivos de Santa Eulalia.
Debido a esta convicción, el nombre del primer Maestro, San
Pedro Nolasco, nunca aparece en el título de la Orden en los
documentos del siglo XIII para que así la gloria y el honor
fundacional fueran atribuidos a la celestial señora, a quien la Orden
Mercedaria considera su Fundadora y Madre. Desde 1445, época
del historiador mercedario Nadal Gaver, se concreta la presencia de
la Virgen María a raíz de su aparición a San Pedro Nolasco
ordenándole fundar, porque era el deseo de Dios, una Orden
comprometida con la redención de cautivos.
Imágenes de María, Iglesias y Santuarios Mercedarios
Desde los inicios, siempre ha habido imágenes de María de la
Merced en las casas de la Orden. La primera fue una escultura de
mármol de la Virgen sentada con el Niño, ordenada por San Pedro
Nolasco y que hoy se conserva en el Museo de la Catedral de
Barcelona. Esta escultura quedó pequeña para la iglesia que iba
creciendo, y en el siglo XV fue reemplazada por una nueva ordenada
al escultor de la catedral, Bernardo Roca, según contrato suscrito el
13 de Septiembre de 1361, con el prior de Barcelona, Hermano
Bonanato de Prixana. Como patrona de Barcelona, esta es la
escultura que hoy preside el altar mayor en la Basílica Mercedaria de
esa ciudad.
Además de la veneración y culto a María de la Merced
durante el primer siglo de la Orden, Pedro Nolasco y sus hermanos
tuvieron especial predilección por las iglesias existentes donde se
honraba a María y se las habían confiado o porque las construían y
las dedicaban a la veneración de María. El primer y más destacado
santuario Mariano en el siglo XIII fue el de Santa María del Puig en
Valencia.
Otras iglesias también dedicadas a la Virgen son: Santa
María dels Prats (Tarragona), Santa María de Sarrión (Teruel), Santa
María de Arguines (Castellón), Santa María del Olivar (Estercuel),
Santa María de Acosta (Huesca), Santa María de Montflorite
(Huesca), Santa María de Perpignan (Francia) y Santa María del
Puig o de Montetoro, santuario Mariano en la isla de Minorca.
Marianismo Mercedario
Más allá de la sombra de una duda, la Orden nació, creció y
anduvo en un ambiente desbordante de amor y veneració´n a María,
siempre Virgen.
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Sin la intervención y la solícita presencia de la Celestial
Reina y Madre, sería imposible entregar una explicación adecuada a
lo siguiente: el origen de la Orden, la atracción que las iglesias
dedicadas a Santa María ejercieron en Pedro Nolasco y sus cercanos
seguidores, la idea de consagrar a Santa María la iglesia de la Casa
de Barcelona, cabeza y fundamento de la Orden, que fue conocida
como Casa, Hospital y Orden de Santa Eulalia; la determinada
persistencia para introducir el santo nombre de María en el título de
la Orden, después de haber empleado otros nombres; o como una
Orden de pocos hermanos, de carácter militar, fundada por un laico
para la redención de cautivos, fue capaz de introducir un nuevo título
Mariano en la Iglesia, esto es, el nombre de Santa María de la
Merced.
Una prueba de este Marianismo en la Orden, desde el
comienzo, es que todas las donaciones para la redención se hacían en
el nombre de María. Existen muchos documentos de donaciones,
hechas por benefactores de la Orden para la redención, especificaban
una motivación Mariana. El 25 de Octubre de1234, Ferrer de
Portello y su esposa Escalona ofrecieron a Pedro Nolasco, sus
posesiones para la redención de cautivos “para gloria de Dios y de la
Virgen María y por el bien de nuestras almas.” De igual manera, el
3 de Marzo de 1245, cuando Ramón Morella donó el hospital de
Arguines a Pedro Nolasco, lo hizo “en honor a Nuestro Señor
Jesucristo y de la Santísima a Virgen María, su Madre.” El 15 de
Mayo de 1300, el rey Jaime II otorgó un beneficio a la Orden “en
homenaje a la Virgen María.”
Si la gente estaba entregando estas limosnas en honor
de María, significa que los religiosos las solicitaban en su nombre.
No podrían haberlo hecho si no hubieran estado convencidos de la
especial intervención de María en la fundación de la Orden.
Santos de la Orden
La espiritualidad Mercedaria que intensamente se vive a
diario en los conventos de la Orden, produce extraordinarios frutos
de quieta santidad y hazañas heroicas desde los inicios.
La redención de cautivos en tierras moras, ponía
constantemente a los redentores en situaciones de total comunión
con los sufrimientos de Cristo Redentor.
San Pedro Nolasco prohibió terminantemente usar los
dineros de la Orden para nada más que la liberación de los cristianos
cautivos. Fiel al precepto de su Fundador, la Orden de la Merced
nunca utilizó sus haberes en la canonización de sus santos. ¡Y tan
solo los mártires Mercedarios son demasiado numerosos para ser
contados! Los santos Mercedarios canonizados fueron primero
aclamas como santos por los cristianos. Sólo después la Sede
Apostólica los elevó a los altares.
Mártires
En la tierra y en el mar los peligros acechaban. El cruce del
Mediterráneo costó muchas vidas de hermanos redentores.
Aún así, los agobios que sufrían los hermanos redentores en
tierras sarracenas eran mayores y más numerosos En palabras de un
cronista de la época, “muchas veces son abofeteados, apedreados,
golpeados, heridos a espada, escupidos, arrastrados por las calles y
el lodo y acaban como mártires.”
En la época del importante Capítulo de 1317, el hábito
blanco de Santa María se había teñido de rojo con la sangre de sus
numerosos mártires. Los más conocidos son: Raimundo de Blanes,
protomártir de la Orden. Decapitado en Granada en 1235; Diego de
Soto, de Toledo, segundo mártir de la Orden, murió en 1237 cerca
de Granada. Guillermo de San Leonardo y Raimundo de San Víctor,
dos franceses martirizados en Mula (Murcia) en1242; Fernando
Pérez de Castilla y Luis Blanch de Aragón fueron capturados en
1250 y tirados al mar con piedras atadas alrededor de sus cuellos; en
1251, cuando navegaba hacia Algeria, Fernando de Portalegre, de
Castilla, fue secuestrado por piratas musulmanes que lo colgaron del
mástil y lo mataron con flechas. Su compañero de redención,
Eleuterio de Platea fue cruelmente azotado y finalmente repasado a
espada. Ambos cuerpos fueron lanzados al mar. Teobaldo de
Narbonne, lanzado vivo a una hoguera, ardió hasta la muerte en
Algeria en 1253; Guillermo de Sagiano, italiano, apedreado y
quemado vivo en Algeria en 1270; Pedro Camín, francés,
martirizado en la costa africana en 1284; Matías Marcos de Toulouse
fue lanzado desde la torre de un castillo en ruinas en Túnez en 1293;
Luis Gallo se quedó como rehén en Marruecos y fue quemado vivo
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en 1268; Guillermo Novelli, también conocido como Florentino
Guillermo por haber nacido en Florencia, fue martirizado en Algeria
en 1306; Pedro de San Hermes fue martirizado cruelmente en
Almería en 1309; después de haber logrado una redención, dos
catalanes, Jaime y Adolfo, fueron asesinados y los cautivos enviados
de vuelta a sus calabozos en Túnez en 1314; Alejandro de Sicilia fue
quemado vivo frente al palacio del rey Muley Mahomet para
entretener al pueblo de Túnez en 1317.
Muchas veces los musulmanes no respetaban los
salvoconductos que ellos mismos habían emitido. Más allá de la
sombra de la duda, Pedro Nolasco y sus hermanos vivieron en si
mismos las crueldades de los que hoy se llama fundamentalismo
musulmán.
San Ramón Nonato
Ramón, universalmente conocido por Nonato debido a su
atípico nacimiento, es el santo mercedario que ha alcanzado mayor
popularidad en los lugares donde se han establecido los Mercedarios.
Según la más confiable tradición Mercedaria, San Ramón
nació en el pueblo de Portell en la región de Segarra de la Provincia
de Lérida a comienzos del siglo XIII. Recibió el sobrenombre de
Nonato o ‘no nacido’ porque llegó al mundo gracias a la inspirada y
urgente incisión que hizo el Vizconde de Cardona con una daga en el
vientre de la madre muerta. En su adolescencia y primera juventud
se dedicó a pastorear ovejas en las proximidades de una ermita
romanesca dedicada a San Nicolás, donde se veneraba una imagen
de la Virgen. Allí empezó su devoción a la Santa Madre de Jesús.
Ingresó muy joven a la Orden de la Merced. Fr. Francisco
Zumel relata que el joven Ramón era un “estudiante observante del
primer hermano y Maestro de la Orden, Pedro Nolasco.” Por lo
tanto, Ramón fue un redentor de cautivos en tierras moras. En una
redención en Algeria, tuvieron que quedarse en rehenes. Fue
entonces cuando sufrió el tormento que cerró sus labios con un
candado para impedirle que dirigiera palabras de consuelo a los
cristianos cautivos y que predicara la Buena Nueva del Evangelio
liberador. Después que fue rescatado por sus hermanos
Mercedarios, el Papa Gregorio IX lo designó Cardenal de la Iglesia,
en San Eustaquio. Fue llamado por el Sumo Pontífice a Roma y,
cuando estaba en viaje, lo sorprendió la muerte en el castillo de
Cardona en 1240. La Orden de la Merced, el vizconde y el pueblo
de Cardona se disputaban el cuerpo y el lugar donde iba a ser
enterrado; quiso la Divina Providencia indicarlo a través de una
mula ciega que, sin guía, se dirigió a la ermita de San Nicolás, donde
finalmente el venerable cuerpo fue sepultado.
San Serapio
Irlandés de nacimiento, Serapio nació alrededor de 1179. Se
alistó como soldado de su rey, Ricardo Corazón de León, y más
tarde en compañía del Duque de Austria, Leopoldo VI el Glorioso,
se unió a su escuadrón para a España a ayudar al ejército cristiano de
Alfonso VIII que luchaba contra los moros. Una vez en España,
Serapio decidió quedarse al servicio del rey de Castilla para
continuar la lucha en defensa de la fe católica. Tuvo allí la ocasión
de encontrar a Pedro Nolasco y sus hermanos, dedicados a la defensa
de la misma fe, sólo que ellos no luchaban contra los moros. En
cambio, ellos liberaban del poder de los moros a cristianos cautivos
arriesgando sus propias vidas en este esfuerzo.
En 1222, Serapio solicitó y recibió el hábito mercedario,
llevando a cabo varias redenciones. En la última, que realizaba junto
a su compañero Berenguer de Bañeres, Serapio permaneció en rehén
por algunos cautivos en peligro de perder su fe. El otro redentor
viajó rápidamente a Barcelona a procurar dinero para el rescate.
Pedro Nolasco que en ese momento se encontraba en Montpellier,
escribió una carta urgente a su teniente Guillermo de Bas,
solicitando que notificara a todos los monasterios para reunir la
limosna y enviarla inmediatamente a Algeria. Pero el rescate no
llegó en el plazo estipulado y los moros, decepcionados, dieron una
muerte atroz a Serapio. Lo clavaron a una cruz en forma de equis,
como la de San Andrés y lo desmembraron salvajemente. Fue el rey
de Algeria, bárbaro y cruel, Selin Benimarin, quien dio a la Iglesia y
a la Orden de la Merced este santo mártir, el 14 de Noviembre de
1240.
San Pedro Pascual
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Hijo de devotos mozárabes, Pedro Pascual nació en Valencia
en 1227. Pedro Nolasco y sus hermanos conocieron a los padres del
joven Pedro y alojaron en su casa, cerca de la Puerta de Valldigna,
en su camino a una redención. Pedro Pascual inició su carrera
eclesiástica en su ciudad natal y completó sus estudios en la
Universidad de París. Cuando volvió a Valencia, recibió el honor de
un puesto de canónigo en la iglesia catedral.
Pronto después dejó su puesto para unirse a la Orden de la
Merced y recibió el habito de manos de Arnaldo de Carcassonne en
1250. Viajó a Roma en 1296 y el Papa Bonifacio VIII lo nombró
obispo de Jaén. El 20 de Febrero de 1296, fue consagrado por el
cardenal Mateo de Acquasparta en la capilla de San Bartolomé en la
isla del Tiber. Más tarde, cuando realizaba una visita pastoral a su
Diócesis de Jaén, fue atacado y llevado cautivo a Granada por los
moros de ese reino. Durante su encarcelamiento, escribió en
provenzal: Disputa del Obispo de Jaén con los judíos y Refutación
de la Secta Mahometana, dos obras muy interesantes de contenido
apologético, para dar a los cristianos cautivos los argumentos contra
los sermones proselitistas de judíos y moros. Pedro escribió
también: El Libro de Gamaliel que trata de la pasión y muerte de
Cristo; La Destrucción de Jerusalén; Tratado contra el Fatalismo
Musulmán; La Glosa del Padre Nuestro y La Glosa de los Diez
Mandamientos.
Este ilustrado doctor Mercedario tiene el honor de haber
defendido públicamente la Inmaculada Concepción de la Virgen
María en París, y en su obra Vida de Lázaro, escrita en 1295, mucho
antes que cualquier otro teólogo occidental.
Muchas veces sus compañeros redentores le enviaron el
dinero del rescate, pero Pedro prefería que otros cautivos
recuperaran su libertad. Los 50 años que llevaba usando el hábito
Mercedario habían dejado la huella Mercedaria en su alma. El 6 de
Diciembre de 1300, cuando aún llevaba las vestiduras con que había
celebrado la Santa Misa, fue decapitado en su calabozo y fue
enterrado en la misma prisión. Los cristianos llaman a este lugar el
Cerro del Martirio. Los escritos de Pedro constituyen un valioso
legado de la Orden de la Merced. Algunos escritores Mercedarios
como Manuel Mariano Ribera en 1720, Juan Interián de Ayala en
1721 y Pedro Armengol Valenzuela en 1901, han defendido el
estado religioso y la profesión Mercedaria de este distinguido obispo
de Jaén. Sus obras fueron recopiladas y publicadas por los Padres
Bartolomé de Anento en 1676 y Pedro Armengol Valenzuela en
1905-1908.
San Pedro Armengol
Relacionado con los condes de Urgel, Pedro Armengol nació
en Guardia del Prats (Tarragona) a mediados del siglo XIII. Su
infancia y adolescencia la vivió en una tranquila familia en una
atmósfera de honestidad. Sin embargo, llegado apenas al umbral de
su juventud, Pedro junto a malas compañías cayó en el abismo de la
vida disoluta y criminal de un bandido.
En un encuentro con la escolta armada del rey Jaime
Primero, que limpiaba de maleantes el área por donde la real
comitiva, el libertino Pedro Armengol se vio espada en mano, con su
propio padre, Arnaldo. Esta circunstancia providencial, hizo que
Pedro depusiera las armas ante su padre y solicitara su perdón, y con
férrea voluntad decidió cambiar el rumbo de su vida. El prestigio
del padre evitó al hijo el merecido castigo y Pedro Armengol rogó a
los frailes Mercedarios que lo aceptaran en la Orden, para dedicarse
durante el resto de su vida a la piadosa obra de redención de cautivos
y así el Señor le regalara su misericordia infinita.
Después de ser recibido en la Orden, Pedro fue en dos
ocasiones a tierras moras para cumplir el ministerio redentor. En su
segundo viaje en 1266, se quedó como rehén por cautivos en Bejaïa.
Se había quedado en prenda, pero como el dinero del rescate no
llegó a tiempo, fue colgado de una horca. Sin embargo, gracias a la
notable protección de María, no resultó herido. Al día siguiente de
su ahorcamiento, cuando llegó el Hermano Guillermo de Florencia
con el dinero convenido, lo encontró vivo. Como resultado de
horrorosa experiencia, quedó con el cuello torcido por el resto de su
vida. Una vez de vuelta en España, Pedro vivió por casi cuarenta
años en reclusión en el convento de Santa María del Prats donde
murió santamente en 1304.
10
Santa María de Cervellón o del Socorro
La primera Hermana Mercedaria de la noble familia de
Cervellón nació en Barcelona, en la calle Moncada el 1 de
Diciembre de 1230. Fue bautizada en el sarcófago de la protomártir
de Barcelona, Santa Eulalia, que era usada como pila bautismal de la
parroquia de Santa María del Mar.
Inmersa en el aura de santidad que creaban los hermanos-
redentores de cautivos en su ciudad natal, la joven María se sintió
atraída por su compromiso liberador y se transformó en el consuelo
de los pobres, los enfermos y cautivos del Hospital de Santa Eulalia.
Allí se encontró con las grandes figuras de la Orden Mercedaria que
se reunía junto a Pedro Nolasco.
Solicitó el blanco hábito Mercedario e hizo su profesión
religiosa el 25 de Mayo de 1265 en manos del Hermano Bernardo de
Corbaria, prometiendo trabajar por la redención de los cautivos.
Junto con ella, jóvenes de destacadas familias formaron una
comunidad: Hnas. Eulalia Piños, Isabel Berti y María Requesens a
quienes pronto se unió la Hna. Colagia.
A María se la conoce también con el nombre de Socós o
Socorro porque durante su vida y después de su muerte se la vio en
alas del viento ayudando a los barcos de la redención, azotados por
el inclemente mar.
Murió el 19 de Septiembre de 1290; sus restos mortales
fueron sepultados en la iglesia de los frailes Mercedarios de
Barcelona, hoy Basílica Mercedaria. Su cuerpo incorrupto reposa en
el primer altar a la derecha. Desde el siglo XIII María es
considerada santa y se la invoca como patrona de los marineros y su
parroquia está en la Barceloneta, puerto de Barcelona.
Frutos de Santidad 1317 – 1492
Juan Gilabert Jofre y su Trabajo Social
Juan nació en Valencia el 24 de Junio de 1350. Estudió
Derecho en Lérida. De vuelta a su ciudad, recibió el hábito
mercedario en 1370 en el convento de El Puig donde había estudiado
teplogía. Después de ser ordenado sacerdote, en 1375, se dedicó a la
prédica, “ministerio en el que se destacó”, según lo indica el
historiador Gaver. En 1391, cuando era vicario del convento de
Lérida, se interesó en la suerte y los sufrimientos de los pobres, y
presentó una súplica al rey Juan I a favor de la redención de los
cautivos. El hecho que hubiera recurrido al rey siendo sólo vicario,
demuestra que ya tenía gran prestigio. Participó en el Capítulo de
Tarragona donde se eligió Maestro General al Padre Jaime Taust. A
su regreso fue nombrado superior de Perpignan; luego volvió como
superior a el convento de El Puig donde permaneció cuatro años.
Fue nombrado superior de Valencia en 1409, año que marca el inicio
del período más fecundo de su ministerio, cuando se dedicó a la
prédica junto a San Vicente Ferrer. Juntos viajaron evangelizando
Valencia, Aragón, Castilla, Cataluña y Portugal. Estaba con San
Vicente Ferrer en 1417 cuando el Dominico informó al rey Juan que
la muerte se acercaba. El Mercedario hizo su confesión y se
despidió de su amigo, partiendo hacia Valencia donde murió el 18 de
mayo cuando entraba a la Iglesia de Santa María de El Puig. San
Juan de Ribera, Arzobispo de Valencia, había mandado fabricar una
hermosa urna donde se puso su cuerpo envuelto en el hábito
mercedario, y fue expuesto en la sacristía de El Puig. Permaneció en
esta urna transparente hasta 1936. Hoy, sus restos descansan en un
sepulcro de piedra que el Consejo le dedicó en 1946. Los
Valencianos siempre lo han tenido por santo, considerándolo uno de
sus hijos más ilustres y claman por su canonización. El proceso de
beatificación ya ha comenzado.
Además de buen administrador, buen predicador, hábil
negociador en asuntos políticos, trabajó en tres redenciones de
cautivos, Juan era un Mercedario carismático dedicado a los más
pobres y abandonados. En Valencia, en 1410, fundó un orfanato
para niños desamparados y en 1416 en El Puig, un asilo para
peregrinos pobres. La obra que lo hizo universalmente conocido fue
la instalación en Valencia del primer asilo en el mundo para
enfermos mentales, con el fin de encontrar una solución para esos
pacientes. Se dice que, el 24 de Febrero de 1409, iba desde su
11
convento a la Catedral de Valencia para predicar la homilía del
primer Domingo de Cuaresma, cuando vio a dos muchachos
atacando brutalmente a un pobre loco. Nuestro fraile corrió a
proteger al hombre y alejó a los asaltantes, luego llevó al herido a su
convento. Movido por este hecho, volvió a la Catedral y predicó un
vibrante sermón, hablando de la urgente necesidad de contar con una
institución de caridad que albergara pacientes mentales. Cuando
dejó el púlpito se le acercaron 11 valencianos encabezados por
Lorenzo Salom, quienes se ofrecieron para apoyar su proyecto que
se hizo realidad el 9 de Marzo de 1409.
Otros Religiosos Ejemplares
A los ojos de Dios y de la Orden, los más ilustres religiosos
son los que dieron la vida para rescatar cautivos por su fe. Sin
embargo, hay también otros religiosos que merecen ser recordados.
Guillén Vives aún cuando fue un hombre tranquilo y humilde, tuvo
que enfrentar la actuación abusiva y equivocada del obispo. Tuvo
que enviar a Roma un informante, el Padre Bartolomé de Celforés, y
gastar la enorme cantidad de 3.000 florines para remediar la
situación. Como resultado, el rey Martin IV puso a la comunidad
Mercedaria y sus miembros, su casa y haberes bajo la protección de
la Corona de Aragón. Guillén escribió una biografía de San Pedro
Nolasco y otra de Santa María de Cervellón; esta última se incorporó
al proceso de canonización de Santa María.
Guillermo Camino fue nombrado redentor junto con Raimundo
Roca, en el Capítulo de 1419. Durante su travesía a Africa, hubo
una tormenta y cayó una viga del palo mayor sobre el religioso,
partiéndole la cabeza. Su cuerpo fue arrojado al mar.
Juan de Granada, hijo de un conocido converso sarraceno, nació en
1358 en la ciudad de su nombre. Sirvió como superior de Córdoba
durante 13 años, durante los cuales construyó una nueva iglesia.
Luego, en 1407, fue nombrado provincial de Castilla y promovió la
observancia de la Regla. Con el Hermano Pedro de Malasang,
realizó dos redenciones en Africa, en 1415 y 1427. En esta última,
cuando regresaban con los redimidos, atacaron su bote unos piratas
genoveses en el Mediterráneo y mataron a los dos redentores.
Juan Segalars, de Barcelona, llevó una vida muy activa. En 1439, lo
enviaron a Consejo de Basilea para negociar varios asuntos de la
Orden. Desde allí se fue a Nápoles a hablar con el rey Alfonso V.
Al año siguiente, fue nuevamente enviado a Basilea, desde donde
viajó varias veces a ver al Papa, regresando luego a Nápoles, donde
el rey. Cuando lo nombraron superior de Barcelona, fue a Túnez a
hacer una redención junto con el Hermano Bernardo Grallera quien
murió durante el viaje y se perdió una considerable suma de dinero
para los cautivos. En 1447, de camino a Túnez como redentor,
naufragó el barco de Juan el día de Jueves Santo; murieron varios
tripulantes y él se salvó milagrosamente, si bien perdió el dinero de
la redención y hasta la ropa que llevaba puesta. Al año siguiente, en
Nápoles, realizó gestiones para establecer la paz entre Túnez y
Alfonso V. Designado superior de Barcelona por un tercer período,
murió en esta ciudad el 24 de octubre de 1466.
Luis de Becofén, religioso de origen francés, nacido en el
Languedoc, ingresó a muy temprana edad a la Orden de la Merced
donde hizo rápido progreso en su vida espiritual. Sus superiores lo
enviaron a las Universidades de Perpignan y Montpellier donde se
recibió de profesor. El rey Luis XI , conocedor de sus virtudes y
erudición, lo nombre teólogo y predicador de la corte. Designado
redentor en 1471, iba con el Padre Diego de Luna camino a Algiers
cuando fue víctima de los moros que lo maltrataron y amenazaron de
muerte por predicar la fe cristiana. Luis redimió 213 cautivos con
quienes regresó a Barcelona. El rey de Francia solicitó al Maestro
General que lo enviara de vuelta a su corte; luego Luis XI lo envió a
Roma para negociar la paz entre el Estado Pontificio y el Gran
Ducado de Toscania. Fue recibido con grandes honores y el Papa
Sixto IV quería que permaneciera en Roma, pero Luis prefirió
volver a Francia. Sin embargo, no se encontraba a gusto con la vida
de la corte y prefirió irse al convento de Perpignan donde se dedicó a
la oración y a escribir diversos trabajos de teología escolástica y
mística que, lamentablemente no fueron publicados. Murió
santamente en 1475.
12
Lorenzo Company y Pedro Bosset. Estos dos religios de distinta
nacionalidad, fueron compañeros en la redención de cautivos. El
primero sufrió larga cautividad y el segundo, padeció el martirio.
Lorenzo Company nación en 1415 en El Puig donde recibió
el hábito mercedario; su profesión la realizó en Barcelona. Fue
designado superior de El Puig. siendo muy joven. Gracias a su
sabiduría, su modestia y la compasión que sentía por los cautivos,
fue nombrado redentor. Inspirado por la gracia, Pedro Bosset, de
Francia, ingresó a la Orden de la Merced, donde hizo tantos
progresos en sus estudios y su piedad, que adquirió gran renombre.
Después de haber trabajado como profesor de teología y predicador,
fue elegido redentor.
En 1442, estos dos religiosos venían de regreso con 83
cautivos liberados, cuando una violenta tormenta los obligó a
devolverse a Túnez. Los pocos que se salvaron del naufragio,
fueron nuevamente tomados cautivos, junto con los redentores.
Durante los primeros años de su cautividad, fueron tratados muy
severamente por el rey de Túnez. Después, los mercedarios
obtuvieron benevolencia del rey quien les otorgó alguna libertad de
movimiento, lo que les permitió aliviar el sufrimiento de los
prisioneros, pues los redentores procuraban adquirir el mayor
número de cautivos con el dinero, siempre escaso, que la Orden les
enviaba para la liberación.
En dos oportunidades el rey de Nápoles envió al Padre
Company como embajador ante el rey Alfonso V de Aragón con el
objeto de obtener la restitución de las naves que el rey había quitado
a los turcos. Durante el viaje de 1452, el Padre Bosset, que se había
quedado en Africa, se dedicó a alentar a los cautivos y a predicar el
Evangelio. Después de lograr que un renegado volviera a su fe, los
moros, cegados por su fanatismo religioso, lo silenciaron y los
encarcelaron. Para molestarle, los moros le llevaban gente que
lanzaba horribles injurias en contra de la divinidad de Jesucristo,
además lo golpeaban y le daban sólo pan y agua e, incluso, en una
oportunidad lo dejaron cuatro días sin alimento. Entonces, cuando
Pedro sintió que perdía sus fuerzas elevó su oración al Señor,
encargándole los cautivos y ofreciendo, contento, el sacrificio de su
propia vida. Murió abrazado a la cruz.
Después que el Padre Company regresó a Túnez, permaneció
en cautividad y se dedicó a escribir oraciones y letanías que rezaba a
diario implorando la ayuda divina para la liberación de los cautivos.
Después de 15 años de cautiverio, el Padre Company fue li8berado
en 1457, cuando el rey Alfonso V devolvió algunas naves a los
moros. El Padre Company fue elegido Maestro General “habiendo
vivido 55 años en la Orden con gran virtud” según se puede leer en
la carta que Juan II envió al Papa para solicitar su confirmación.
Murió santamente el 20 de Diciembre de 1479 en Valencia y sus
restos fueron sepultados en la iglesia de El Puig. Los cronistas
mercedarios lo elogian ampliamente, llamándolo santo, y esta es la
manera en que todos lo veneran.
Juan de Zorroza y Juan de Huete formaron parte de otro holocausto
de las redenciones Mercedarias. En 1482 los mataron en Baeza
porque habían alentado la fe de los cristianos cautivos cuando los
moros estaban indignados por la captura de la Alhambra por los
Reyes Católicos. Ambos redentores estuvieron largo tiempo en la
cárcel, donde debieron soportar toda clase de insultos. Los sacaron a
la calle para una infamante exhibición, entregándolos luego a unos
muchachos que los apalearon hasta la muerte.
Alonso de Sevilla fuen un humilde religioso con reputación de santo.
Trabajó duro en las más modestas casas de la Orden como
Uncastillo y Sangüesa. En un decreto de 5 de Febrero de 1472 que
confería poderes totales de la ciudad de Sangüesa al Hermano
Alonso, el rey Juan II lo definía como ”un honesto, fiel y bienamado
religioso.” Murió en olor a santidad en la proximidad de Lérida,
alrededor de 1495, rezando ante una cruz que había en el camino que
recorría a pie hacia Barcelona, para asistir a un Capítulo. Fue
enterrado en la vieja catedral de Lérida.
Natalia de Toulouse nació en 1312 en Gaillac, Diócesis de Albi. A
los 17 años se fue con sus padres a Toulouse donde inició su
dirección espiritual con un religioso Mercedario que vivía en esa
ciudad desde 1256. Sintió el llamado a la vida religiosa y así se lo
hizo saber al Padre Bernardo Poncello, quien le aconsejó no dejar
13
solos a sus padres, y que recibiera el hábito de terciaria Mercedaria.
Fue muy devota de Jesús Crucificado y tenía el don de la bilocación:
fue a Africa a convertir y liberar una niña esclava de Calabria.
Natalia murió el 4 de Julio de 1353 y la sepultaron en la Iglesia
Mercedaria de Toulouse. Desde su muerte ha sido venerada como
santa. El proceso de canonización en Toulouse terminó en 1907,
fecha en que su cuerpo fue llevado a Roma.
Frutos de Santidad 1492 – 1574
La historia Mercedaria es rica en humildes frailes que
vivieron intensamente su vida consagrada y son ejemplo de virtud
para todos los cristianos. Algunos de estos religiosos olvidados son
merecidamente recordados aquí:
Agustín de Revenga fue uno de los religiosos del siglo XVI que más
influencia tuvo en la nueva evangelización realizada por la Orden.
Fue rector del Colegio de Alcalá entre 1545 y 1569, año e su muerte.
Francisco Zumel, que fue su compañero en el Capítulo de Toledo,
destacó su austeridad y santidad diciendo: “Provenía de una
distinguida familia, pero se distinguió más por sus trabajos y su
estilo de vida. Ayunaba casi a diario, salvo en Domingo o festivos,
y se abstenía de carne. Siempre durmió en el suelo lo que explicaba
la notoria palidez de su rostro. Sus ropas se destacaban por su
sencillez y hacía mucha penitencia corporal. Fue admirable en la
oración y la contemplación, a la que dedicaba largas horas del día y
de la noche. Su conversación y sus modales eran afables”. Fue
sepultado en el Colegio Mercedario de Alcalá y siempre ha sido
considerado santo.
Luis de la Peña recibió su formación religiosa en Santiago, Chile,
donde emitió sus primeros votos en 1578. Siendo estudiante, el 16
de Enero de 1581, firmó la citación para una reunión conventual
cuando Pedro de Moncalvillo era provincial. Después de ordenado
sacerdote cumplió diversas funciones en la Provincia y se
especializó en la evangelización de la Araucanía usando como base
de su actividad apostólica el convento de Valdivia, donde era
superior. En uno de los malones los guerreros araucanos entraron al
convento para saquearlo y quemarlo, el Padre Luis, después de
advertir a los otros religiosos, fue apresuradamente a la Iglesia para
consumir la Eucaristía y evitar así una profanación. Todavía tenía el
copón en sus manos, cuando los belicosos nativos entraron a la
iglesia en busca del Santo Sacramento, lo mataron con sus lanzas
rompiéndole el pecho y le arrancaron el corazón. Su cuerpo fue
consumido por las llamas el 24 de Noviembre de 1599. El Padre
Luis de la Peña, protomártir de Chile murió por su fe, es considerado
una mártir de la Eucaristía porque, como lo expresó Tirso de Molina,
“cuando pudo salvar su vida arrancando, antes que su vida prefirió
salvar en su pecho las hostias consagradas y mereció así llevarse a
Dios como viático”. Este hecho fue recordado con especial
veneración en el Capítulo General de Toledo en 1627 y en el
informe que el Padre Francisco Saavedra envió al Gobernador de
Chile, don Francisco Meneses, en 1664. En la actualidad, como
testimonio de este suceso, se guarda en el convento mayor
Mercedario de Santiago, un pequeño cáliz que se usa en Jueves
Santo. En la misma ocasión, los araucanos se llevaron a otro
religioso, lo colgaron de un árbol y le lanzaron lechas hasta matarlo.
Juan de Santa María, nació en Andalucía. Desde sus días de novicio
hasta su muerte fue un perfecto ejemplo de observancia. Como
sacerdote bien versado en las Sagradas Escrituras, era ferviente y
celoso en la instrucción religiosa de sus parroquianos y aquellos que
estaban bajo su dirección espiritual a través de sus homilías, se
llenaron del espíritu de San Pablo. Conscientes de sus dones
apostólicos, sus superiores lo enviaron a América donde proclamó
por muchos años el Evangelio. El cronista Bernardo de Vargas
relató varios hechos extraordinarios atribuidos a este religioso, entre
los cuales estaba la conversión del jefe Tamaracunga y sus luchas
constantes contra los enemigos de la evangelización. Llevó la vida
de un religioso pobre y penitente, siempre ferviente en la oración.
Murió en 1549.
Cristóbal de Albarrán fue uno de los primeros sacerdotes que se
atrevió a ir a proclamar el Evangelio a los nativos del sur de Perú y a
una vasta área en lo que es ahora Argentina y Paraguay. De un
14
informe enviado al procurador general, Esteban Muniera y citado
por el Cronista Bernardo de Vargas, sabemos que predicó en
Santiago del Estero, Córdoba, Jujuy, Asunción, etc. Por otro informe
enviado a Felipe II en 1556, también sabemos que durante ese año el
Padre Albarrán fue martirizado por Chiriguayanos.
Alonso de Arequipa, conocido sólo por el nombre de Alonso, vivió y
murió en el convento de Arequipa. Fue sólo un hermano laico,
hombre muy culto y humilde que no quiso acceder a la dignidad
sacerdotal. Se encargó de tareas domésticas y, además, era ferviente
en la oración y la contemplación ante el Crucifijo y la Santísima
Virgen. Se aplicaba penitencia corporal y hacía tremendos
sacrificios en una pequeña capilla que se había construido en el
jardín del convento. Se dice que ejecutó varios hechos milagrosos
sólo con hacer la señal de la cruz, hechos que fueron confirmados en
la consulta hecha después de su muerte en 1569, muerte que él había
anunciado. Su proceso de beatificación se inició de inmediato, pero
no se continuó.
1574 – 1770
Gonzalo Díaz de Amarante nació en Amarante, Portugal, en 1540.
Como marinero viajó a Perú, donde se hizo religioso Mercedario en
1603, en el convento de Lima.. Se distinguió por su entrega a la
vida de oración y la caridad con los nativos y más necesitados.
Con humildad y eficacia cumplió su labor de portero dando
admirable ejemplo de virtud a todo el que llegaba al convento. Se
cambió al convento de Callao donde cumplía funciones de
limosnero, cuando lo sorprendió la muerte el 27 de enero de 1618.
El proceso diocesano de beatificación terminó en 1621 y el proceso
apostólico comenzó en 1675 y fue progresando con justificada
esperanza. El cuerpo de este siervo de Dios descansa desde 1746 en
la Iglesia Mercedaria de Lima.
Venerable Pedro Urraca de la Santísima Trinidad nació en
Jadraque, España en 1583. Su hermano, un franciscano, lo llevó a
Quito donde inspirado por la Virgen, ingresó a la Orden. Desde
temprana edad llevó una vida virtuosa y se destacó en la penitencia,
abnegación, oración y humildad. Después de ser ordenado diácono,
lo enviaron al convento Mercedario Recoleto de Belén en Lima,
donde lo ordenaron sacerdote en 1610. Luego, se dedicó a la
predicación y a la Evangelización de los pobres. Volvió a España en
1621 con el íntimo deseo de ir a Africa a redimir cautivos. Después
de siete años regresó a Perú y ejerció los ministerios de la prédica y
la confesión, y crecía su reconocida práctica de las virtudes. Aunque
en los últimos años de su vida quedó paralítico, continuó su
apostolado en la dirección espiritual de muchas almas, hasta su
muerte ocurrida el 7 de Agosto de 1657. Inmediatamente se inició el
proceso de beatificación y una vez concluido, en 1678 se llevó a
Roma. El decreto de proclamación de sus virtudes heroicas fue
proclamado el 31 de Enero de 1981.
Antonio de San Pedro nació en Portugal en 1570. Fue bautizado
como cristiano, pero cuando sus padres se convirtieron al judaísmo,
lo educaron en esa fe. Se fue a Lima donde se dedicó al comercio.
Cuando la Inquisición descubrió que practicaba el judaísmo, lo
encarceló el 22 de Marzo de 1604. Movido por la fe, abjuró y volvió
a su fe católica, recibiendo como penitencia pública servir de
ayudante de cocina por tres años en el Convento Mercedario de
Lima. Allí encontró al siervo de Dios, Gonzalo Díaz de Amarante,
quien lo educó en las verdades de la fe y la práctica de las virtudes
cristianas. Como consecuencia del castigo impuesto, debió regresar
a España donde ingresó como donado a un convento Dominico. Se
le negó el hábito porque era sabido que fue judío. En Junio de 1614
entró como donado al convento de Osuna, de los Mercedarios
descalzos, donde hizo su profesión dos años después. Su vida
religiosa fue de penitencia y mortificación, servicio y caridad a los
necesitados y a los encarcelados a quienes servía con abnegación,
sin descuidar la oración y la unión con Dios. Demostró su amor al
prójimo, especialmente a las prostitutas, convirtiendo a muchas de
ellas y fundando un hogar para las que volvían al buen camino. En
la Iglesia de Santa Ana de su Orden, constituyó un Fraternidad del
Santísimo Sacramento, que llegó a tener 4.000 miembros. Fue un
espejo de virtudes: fe, caridad, humildad y la observancia de los
15
votos. Esta vida tan santa fue bendecida con gracias especiales
otorgadas por Dios gracias a su intercesión, antes y después de la
muerte de este siervo de Dios, que murió en el convento de Osuna el
30 de Julio de 1622. El proceso de beatificación se abrió poco
después de su muerte.
Pedro Nolasco Perra nació en Gergei, Sardinia, a principios de
1574 y fue bautizado en 15 de Febrero del mismo año. Recibió el
hábito mercedario en el convento de Bonaria el 14 de Febrero de
1598 y realizó su profesión el 19 de Febrero del año siguiente. Lo
enviaron a Valencia a seguir estudios de teología y fue ordenado en
1602. Fue modelo de vida interior, obediencia y trato sensible. Su
recogimiento y fervor en la Santa Misa conmovían hondamente a los
fieles. Para todos tenía palabras de valor y consuelo,
especialmente durante el sacramento de la reconciliación. Su
recogimiento y fervor en la Santa Misa movían profundamente a la
devoción. Tenía palabras de valor y consuelo para todas las
personas, especialmente durante las largas horas que dedicaba al
sacramento de la reconciliación. Murió muy joven en Valencia,
cuando sólo tenía 32 años, el 15 de Junio de 1606. En su honor se
erigió en su pueblo natal una iglesia llamada Santa Impera (San
Pedro en dialecto de Cerdeña) donde el pueblo lo venera como a
santo hasta el día de hoy.
Alonso Gómez de Encinas nació en Cuéllar, Segovia. Recibió el
hábito en el convento de Valladolid y, entre 1597 y 1598 completó
sus estudios en Salamanca. En 1609, a los 44 años, fue a México
como secretario y predicador con el Vicario General Antonio
Mendoza. Una vez concluida su misión con el Vicario, solicitó
quedarse como misionero y fue nombrado doctrinero o sacerdote en
la isla Puná del golfo de Guayaquil. Durante su estadía el pirata
holandés, Jacobo L’Hermite lo sorprendió ya que después de cruzar
con varias naves el Estrecho de Magallanes asoló las costas del
Pacífico. También planeó el ataque a Guayaquil pero la heroica
defensa del pueblo lo obligó a replegarse a Puná, donde descargó
todo su odio en el Mercedario, ordenando que le arrancaron los
intestinos buscando la Eucaristía. Esto sucedió el 13 de Junio de
1624 y el 10 de Julio, la Audiencia de Quito informaba
detalladamente el hecho al rey Felipe IV. El Padre Encinas es u no
de los mártires mercedarios más conocido de ese período. Desde su
muerte se le venera como santo en la Iglesia Mercedaria de
Barcelona.
Juan Falconi de Bustamante nació en Almería en Abril de 1596. En
1611 entró a la Orden de la Merced y estudió teología en Salamanca.
Se dedicó a la enseñanza, principalmente en colegios mercedarios.
Sus superiores lo designaron al apostolado, dedicándose a la
dirección espiritual, a la confesión y a la prédica a todo nivel en la
sociedad Madrileña. Promovió las prácticas de meditación, la
confesión frecuente y la comunión diaria. Escribió muchos trabajos
teológicos y místicos, siendo el más importante El pan nuestro de
cada día acerca de la comunión. Murió en Madrid el 31 de Mayo de
1638 y poco después se inició el proceso de beatificación.
Luis Galindo de San Ramón nació en Trujillo, Perú en 1634.
Ingresó a la Orden de la Merced en Lima donde hizo su profesión el
6 de Abril de 1660. Un vez ordenado sacerdote, se trasladó al
convento recoleto de Belén para dedicarse a la contemplación y la
penitencia. Fue un destacado predicador y director espiritual,
también tenía el don de la profecía y anunció el terremoto de 20 de
Octubre de 1687 que destruyó la ciudad de Lima. Era muy devoto
de la Virgen María y en su honor escribió De la Concepción
Inmaculada de María, publicado en Lima en 1663. Dejó muchos
poemas místicos y sobre la muerte, en español y latín. Algunos de
sus manuscritos se conservan en la Universidad de Yale, Estados
Unidos de N. A. En los últimos años del siglo estaba construyendo
el frontis de la bella iglesia que es una de las más hermosas de la
ciudad. Murió el 8 de Marzo de 1704 y su cuerpo esta sepultado en
la sacristía de la Iglesia de la Merced en Lima. Poco después de su
muerte el Ordinario inició el proceso de beatificación y en Octubre
de 1943, el Congreso Eucarístico Nacional de Trujillo solicitó la
continuación del proceso.
Buenaventura Guisado, hombre de admirable virtud, fue
contemporáneo del Padre Galindo y vivió en el mismo convento.
Escribió Colloquia spiritualia concionatoria, trabajo de teología
mística que se publicó en Sevilla en 1645. Después de una vida
16
santa y ejemplar, murió el 25 de Septiembre de 1704. Dos años
después de su muerte, se inició el proceso de beatificación y el 16 de
Agosto de 1710 se realizó el examen del cuerpo para el proceso non
cultu.
José Montagudo. Nació en 1657 en Zaragoza. Fueron sus padres
Juan y María Fernández, recibió de su madre una estricta educación.
Llevado al estado religioso, ingresó al convento de su ciudad natal
donde en 1672 recibió el hábito mercedario y su profesión la hizo el
24 de Junio del año siguiente. Pronto después de su ordenación fue
nombrado maestro de novicios en el convento de Bonaria, Cerdeña
que por aquella época pertenecía a la Provincia de Aragón. De
regreso a España asumió la difícil tarea de pedir limosna para la
redención, servicio que cumplió por doce años. Recogió muchas
donaciones y demostró ser un excelente predicador. Luego se
dedicó al apostolado misionero a lo que dedicó los treinta y seis
últimos años de su vida. Se estima que debe haber oído más de
cuarenta mil confesiones. Al final de sus días se dedicó a la
redención de cautivos pues, a su solicitud, fue nombrado en 1272
redentor por la Provincia de Aragón. Aún cuando ya tenía 70 años,
inició su peregrinaje para recolectar limosnas con el mismo empuje
que cuando era joven, logrando recolectar 3,000 pesos. Con otros
redentores, Rafael Suriá y Vicente Ibáñez Rubio, se embarcó en
Barcelona para dirigirse a Túnez. Durante la travesía, una violenta
tormenta obligó a la nave a fondear en Cagliari donde el arzobispo
pidió al Padre Montagudo que dirigiera una oración para pedir la
lluvia. En Túnez los redentores rescataron 129 cautivos y de regreso
en Agosto de 1729, se le solicitó que hiciera el discurso oficial por el
regreso de los cautivos. Entregó su alma a Dios el 9 de Octubre de
1729. En 1741, Padre Francisco M. Etcheverz, su discípulo como
predicador, escribió la biografía de este religioso ejemplar, ferviente
misionero e incansable apóstol.
Andrés Garrido. Nació en Vallada, España en 1663. En el bautismo
recibió el nombre de Bartolomé, patrono de la ciudad. El 18 de
Junio de 1679 recibió el blanco hábito mercedario en el convento de
El Puig, donde tenía un tío religioso. Era sensible, de alma penitente
y muy paciente con los sufrimientos físicos. Fue un eminente
predicador en valenciano, eficaz y ferviente en sus sermones. Nunca
perdía la esperanza en la conversión de grandes pecadores y siempre
generoso con los pobres. Fue superior en Valencia y Játiva. En el
siglo XVIII, cuando el número de religiosos parecía excesivo, el
Padre Andrés permanecía días enteros en el confesionario, incluso
sin comer y su única interrupción era para celebrar la Santa Misa.
Decía: “¿Cómo podría hacer esperar a esta pobre gente –en peligro
de condenarse- para ir a comer y descansar?” Murió en Játiva,
donde permaneció por más tiempo, el 23 de Febrero de 1728. El
Padre Vicente Oliver, mercedario de Valencia y compañero por
cuarenta años de Padre Andrés hizo la oración fúnebre que duró tres
horas y quince minutos y, aún así, la encontraron breve y la hicieron
imprimir para disfrutarla plenamente.
Sebastián del Espíritu Santo. Nació en 1668 en Cajamarca, Perú.
Fue criado como cristiano y, a la muerte de sus padres, se fue a Lima
en busca del virtuoso fraile Luis Galindo de San Ramón, quien ya
tenía fama de santo, y se le aproximó con estas palabras: “Vengo a
buscarlo, Padre, para que me enseñe a ser santo.” Ingresó como
donado progresado rápidamente en los caminos de la virtud y
permaneció puro y humilde. No aceptó ser hermano coadjutor
porque se consideraba indigno y trabajó incansablemente por el bien
de la Iglesia y el esplendor de la adoración. Fue muy devoto del
Señor del Perpetuo Socorro a quien hizo construir un altar y
dedicaba cinco horas diarias a la oración. Dios premió su santidad
concediéndole privilegios excepcionales que despertaban la
admiración y el afecto de todos. El virrey lo eligió como padrino de
su hija. Murió el 17 de Julio de 1721 y el proceso de su vida, su
fama de santo y los milagros de este siervo de Dios comenzaron
inmediatamente, concluyendo en 1734.
Francisco Salamanca Nació en 1668 en Oruro, Bolivia donde
ingresó a la Orden y fue ordenado sacerdote en Cuzco. El 16 de
Mayo de 1695, el provincial, que había solicitado para Padre
Salamanca el grado de maestro en teología, dijo de él: “Es un
hombre muy talentoso y es tan virtuoso que es ejemplo para toda la
ciudad”. Padre Salamanca amaba vivir en su celda dedicado a la
oración y la penitencia. Fue un gran predicador, misionero, músico
17
que construyó un órgano original que aún se conserva, también fue
poeta y por sobre todo pintor: el mismo decoró su celda con
extraordinarios murales. Esta celda se conserva intacta en el
convento de Cuzco. Murió en 1730.
José de la Puerta. Era de la ciudad de Ecija donde recibió el hábito
en 1681 e hizo sus votos el 4 de Diciembre del año siguiente.
Estudió en su propia Provincia de Andalucía y demostró gran
recogimiento y amor por la oración que caracterizaron su vida. En la
investigación de su vida y virtudes hecha a solicitud del Obispo de
Sevilla, los testigos declararon que: “todos conocían su
prescindencia de todo contacto secular, de sus familiares e incluso
de los religiosos, salvo para actos comunitarios y que, por treinta
años, nunca pasó un día entero fuera del convento”. Celebraba Misa
diariamente con gran devoción y después de dar gracias, se retiraba
al coro a rezar. Sólo comía a mediodía y mortificaba su cuerpo con
azotes y una camisa de pelo, y dominaba su carácter irascible con
auto control. Murió el 1 de Octubre de 1738 y fue enterrado en la
tumba de los Marqueses de Peñaflor. Sus restos mortales fueron
luego trasladados a la Iglesia de Santa María de Ecija donde aún
puede verse. Se le atribuyen muchos milagros tanto en vida como
después de su muerte.
Francisco de Jesús Bolaños. Nació el 4 de Octubre de 1701 en
Pasto, Colombia. Ingresó a la Orden en esa misma ciudad a la edad
de quince años y también fueron mercedarios sus hermanos José y
Pedro. El 17 de Marzo de 1727, fue ordenado sacerdote en Quito y
se dedicó tanto a la propia santificación como a la del prójimo a
través del ministerio de la prédica y la confesión. A la edad de 32
años se retiró a la ermita de El Tejar donde construyó un convento,
una iglesia y una casa de retiro en la cercanía. Religiosos, laicos,
jóvenes y viejos, ricos y pobres llegaban allí en busca de alimento
espiritual que el Padre Bolaños les entregaba generosamente. Fue
un religioso virtuoso, pobre, humilde, austero y de especial caridad
con los más necesitados, cualidades que le valieron la admiración de
todos. Murió el 14 de Diciembre de 1785 y el proceso de
beatificación se lleva actualmente en la diócesis de Quito.
Beata Mariana de Jesús. Nació en 1565 en Madrid. Su madre
murió cuando tenía escasos nueve años y su padre volvió a casarse.
Para sacarla de la casa, su madrastra intentó casarla pero ella ya
había elegido a Jesús como su único esposo. En su angustia,
Mariana se dirigió a la capilla de los Mercedarios en la Iglesia de la
Virgen de los Remedios, donde encontró al Padre Juan Bautista
González que iluminó sus pasos y la guió por senderos de
perfección. Fue su director espiritual desde 1598 hasta su muerte.
Una delicada enfermedad la privó de entrar como religiosa a ningún
convento. Sin embargo, se fue a vivir a una pequeña casa al lado del
convento de los Mercedarios Descalzos. Allí pasó muchos años
dedicada a la oración y la penitencia. Finalmente fue aceptada como
terciaria y recibió el hábito mercedario de manos de Padre Felipe
Guimerán, Maestro General de la Orden quien recibió su profesión
al año siguiente, el 20 de Mayo de 1614. Permaneció viviendo en la
misma casa vistiendo ya el hábito, dedicada a obras de caridad para
los pobres y enfermos. Se distinguió además por su humildad, su
devoción a la Santísima Virgen y al Santísimo Sacramento. Por
indicación de su director espiritual, escribió su autobiografía. Una
pleuresía aguda provocó su muerte el 17 de Abril de 1624. Su
cuerpo incorrupto se guarda en la iglesia de Don Juan de Alarcón y
fue examinado en 1627 cuando se inició el proceso de beatificación.
Ha vuelto a ser examinado en 1731, 1924 con ocasión del tercer
centenario de su muerte, y en Junio de 1965 en el cuarto centenario
de su nacimiento. El Papa Pio VI la beatificó solemnemente en la
Basílica de San Pedro el 25 de Mayo de 1783.
1880 – 1965
Venerable José León Torres. Sus padres fueron Gregorio Torres y
Margarita Rivero, familia cristiana, modesta y virtuosa. Ingresó a la
Orden de la Merced en 1863, al convento de Córdoba; recibió el
hábito el 30 de Octubre y comenzó su noviciado. Emitió los votos
temporales el 1 de Noviembre de 1868 y los votos solemnes el 8 de
Junio de 1871 y se ordenó sacerdote el 27 de Abril de 1875. Desde
muy joven asumió cargos de responsabilidad en su Provincia:
18
maestro de novicios, vicario provincial, provincial, vicario general y
visitador general. El Maestro General Pedro Armengol Valenzuela,
conocedor de sus excelentes cualidades, lo designó provincial, cargo
que ocupó por cuatro períodos. Durante su gobierno estuvo
permanentemente preocupado de la expansión de la Orden; recuperó
el convento de Santiago del Estero y trabajó muy duro para reabrir el
convento de Tucumán; creó nuevas fundaciones en Buenos Aires y
Montevideo; con su sólido eje promovió la vida comunitaria,
desarrolló la vida cultural iniciando la publicación de la Revista
Mercedaria en Córdoba. Visitó conventos entregando sabias
normas y sano consejo para la vida religiosa.
Distinguieron al Padre Torres su espíritu de observancia, la
humildad, su capacidad de organización, su amor a la Orden, la
devoción a la Eucaristía y a María de la Merced. En 1887 fundó en
Córdoba la Congregación de las Hermanas Mercedarias del Niño
Jesús. Redactó sus Constituciones y siempre les dio atención
espiritual. En 1893 viajó a Roma al Capítulo General que aprobó las
Constituciones de la Orden. Aprovechó este viaje para ir en
peregrinación a Tierra Santa. En reconocimiento de su cultura y
profundos conocimientos, en 1889 el Maestro General lo distinguió
con los títulos de profesor asistente de filosofía y teología t maestro
de teología. Murió santamente en su ciudad natal el 15 de
Diciembre de 1930.
Sus hijas espirituales solicitaron sus restos mortales y
descansan en la iglesia de la Casa Matriz de las Hermanas
Mercedarias del Niño Jesús en Córdoba. El proceso diocesano de
beatificación se inició en 1957 y concluyó en 1959. Su causa se
llevó a Roma y el proceso apostólico comenzó en 1973 y concluyó
el 26 de Marzo de 1994 con la declaración de sus virtudes heroicas.
Antonio Pisano. Nació en Cagliari, Cerdeña, el 19 de Marzo de
1907. Ingresó como postulante a la Orden 1920, pero debió dejar el
Convento debido a una enfermedad. Gracias a su tenacidad y tan
pronto recuperó la salud volvió al monasterio para empezar el
noviciado el 5 de Marzo de 1922. Hizo su profesión de votos
simples el 8 de Diciembre de 1923. Se dedicó con diligencia y
seriedad a los estudios sacerdotales pero más aún a alcanzar virtudes
religiosas, mostrando genuino amor a Dios y al prójimo ofreciendo
heroicamente su joven vida, a los 19 años, como reparación de los
pecados de la humanidad y por la conversión de los incrédulos,
herejes y pecadores. El Señor aceptó la oblación de Fr. Antonio; su
via crucis comenzó en Mayo de 1926. Aun cuando existían
justificados motivos de esperanza de una mejoría, una enfermedad
pulmonar terminó con su vida el 6 de Agosto de 1927. Está
sepultado en el Santuario de Bonaria en Cerdeña y muchas son las
personas que aseguran haber recibido gracias del Señor gracias a la
intercesión de Fr. Antonio. Terminado el proceso diocesano, se
inició en Roma el proceso del siervo de Dios.
Felice Migliore. Este religioso nació en Serra di Falco, Sicilia el 26
de Noviembre de 1819. Ingeresó al convento de San Cataldo de los
Mercedarios descalzos a los 17 años y se ordenó sacerdote en 1845.
Fue devoto del Santísimo Sacramento y de la Virgen de la Merced,
caritativo con los pobres y admirado por los fieles a quienes servía
con ejemplar diligencia. Donde fuera era reconocido como religioso
observante y piadoso y la gente le atribuía bendiciones y milagros.
Debido a esto fue llamado a Roma y se le prohibió volver a Messina.
Vivió en el convento de San Adriano y en Nemi y creció su fama
pues obtenía gracias extraordinarias del Señor. Reconocido como
santo, murió en Roma el 7 de Agosto de 1886. En el libro de los
difuntos del convento de San Adriano puede leerse: “ Este padre fue
un hombre extraordinario y despertó tanto entusiasmo en Sicilia que
es imposible tener una idea de la gran estima en que se le tenía, no
sólo por el pueblo sino por eminentes miembros de la Iglesia…
Vivió pacíficamente y siempre contento en el medio y murió con
igual calma, paz y serenidad.”
Teresa de Jesús Bacq. Isabel nació en País el 16 de Septiembre de
1825 y fue educada como luterana. A los 14 años, se convirtió al
catolicismo y se bautizó el 31 de Mayo de 1839. Ese día consagró
su pureza a la Santísima Virgen en Notre Dame. Deseaba ser
religiosa y lo intentó en tres diferentes congregaciones. Insatisfecha,
se fue donde el obispo de Nancy, Charles Martial A. Lavigerie, que
era su director espiritual, quien la animó a fundar un instituto
religioso. En Nancy formó una comunidad con el nombre de Damas
de María que, un año más tarde, el 8 de Diciembre de 1865, se
19
convirtió en Hermanas de la Asunción de nuestra Señora. Después
de varios años de duro trabajo y gran sufrimiento, siguiendo el
consejo del cardenal Lavigerie, Teresa eligió la Orden de la Merced
que la identificaba por su espíritu de caridad y devoción a María.
Solicitó la incorporación a la Orden y el Padre Valenzuela admitió a
las hermanas el 4 de Abril de 1887 bajo el nombre de Hermanas de
Nuestra Señora de la Merced. Teresa murió en País adonde había
viajado buscando ayuda para su instituto. Murió sola en una pobre
pieza de hospital y lejos de sus hijas el 2 de Junio de 1896. Su vida
plena de amor a Dios, a María y a los pobres, estuvo marcada por
contrariedades, incomprensiones, sufrimiento y penas. En todo,
Teresa veía la voluntad de Dios y su unión con el Señor la llevó a
aceptar la cruz y los sacrificios. Su indómita esperanza y su deseo
de salvar almas la sostenían. El proceso diocesano de beatificación
iniciado en Roma, terminó el 30 de Junio de 1994.
Venerable Margarita María López de Maturana, nació en Bilbao el
25 de Junio de 1884. Se educó en el colegio mercedario de Berriz
donde nació su vocación religiosa. El 25 de Julio de 1903 ingresó al
Monasterio Mercedario para consagrar su vida a Dios como monja
de clausura. El 10 de Agosto del mismo año recibió el hábito y
cambió su nombre de bautismo, Pilar. Hizo su profesión en la Fiesta
de la Asunción del año siguiente y durante los primeros años de su
vida religiosa, participó activamente en el colegio de su comunidad
como profesora y prefecta de estudios. El Padre Manuel Sancho
Aguilar fue su director espiritual y la encaminó hacia las misiones.
De naturaleza alegre y abierta, su trabajo pedagógico fue el medio
que Dios eligió para sembrar la semilla de la vocación misionera en
su corazón. Bajo la dirección, la iniciativa y el infatigable trabajo
de Madre Margarita, pronto el colegio de Bérriz fue un activo centro
misionero. La asociación de ex alumnas Juventud Misionera
Mercedaria nación el 19 de Marzo de 1920. El entusiasmo
misionero cruzó rápidamente el umbral del monasterio para
expandirse por el país y Madre Margarita continuó siendo el alma de
esta nueva vida.
A partir de ahí los hehcos se sucedieron con milagrosa
rapidez. El Maestro General de la Orden. P. Ignacio López
Santamaría visitó Berriz y Madre Margarita aprovechó la
oportunidad para plantearle su deseo de servir a la Iglesia como
misionera activa. El Maestro General en Roma se interesó en este
proyecto presentado a nombre de todas las hermanas y el Papa Pío
XI bendijo esta inquietud. El antiguo convento Mercedario se
transformó en un bullente centro misionero y sede del nuevo
instituto. En 1926 partió la primera expedición a Wuhu, China y al
año siguiente Madre Margarita fue elegida Superiora. Hubo otras
fundaciones en las Islas Carolina y Marshall y en Japón. El 23 de
Mayo de 1930 Japón aprobó el nuevo instituto religioso
Mercedarias Misioneras de Berriz y Madre Margarita fu su primera
superiora. Realizó muchos viajes, especialmente al oriente, con el
solo afán de extender el Reino de Dios hasta los confines de la tierra.
Viajó a Roma para hablar personalmente de las misiones con el
Papa. Después realizó su viaje final, el 23 de Julio de 1934. Desde
1961 su proceso de canonización se encuentra en Roma. Sus
virtudes heroicas fueron reconocidas por decreto del 16 de Marzo de
1987.
Luis de la Torre Rojas, nació el 21 de Junio de 1819 en San Pedro
de Humay, en la Provincia de Pisco, Perú.. Fue terciaria mercedaria
reconocida por su incesante caridad. Alimentaba a todos los pobres
que se le acercaban y su ollita, de comida milagrosamente, nunca se
agotaba. Afectuosamente se la conoce como beatita de Humay por
sus virtudes. Murió considerada como santa el 21 de Noviembre de
1869. Desde 1946 su proceso de beatificación sigue su curso en
Roma.
Mártires Españoles. Como dijo el Papa Pío XI en Septiembre de
1936, todos los que fueron asesinados durante la Guerra Civil
Española “sufrieron verdadero martirio en el sagrado y glorioso
sentido del término, por el sacrificio de vidas inocentes de mayores y
jóvenes en el esplendor de sus vidas.” Durante los primeros días de
la guerra, en especial cuando la persecución religiosa estaba en su
peor momento, treinta y siete religioso Mercedarios entregaron sus
vidas por Cristo, 19 pertenecían a lo Provincia de Aragón y 18 a la
Provincia de Castilla.
20
Encabezó la lista de los mártires aragoneses el Padre Mariano
Alcalá Pérez, nacido el 11 de Mayo de 1867 y fusilado el 15 de
Septiembre de 1936.
Los otros 18 religiosos que encontraron una muerte violenta
son: Tomás Carbonel Miquel, Mariano Pina Turón, Francisco
Gargalo Gascón, José René Prenafreta, Manuel Sancho Aguilar,
Tomás Campo Marín, Francisco Llagostera Bonet,Serapio Sanz
Iranzo, Enrique Morante Chic, Jesús Eduardo Massanet Flaquer,
Amancio Marín Mínguez, Lorenzo Moreno NicolásPedro Esteban
Hernández, Antonio Lahoz Gan, José Trallero Lou, Jaime Codina
Casellas, Antonio González Penín y Francisco Mitjá Mitjá.
El 31 de Mayo de 1957 en Lérida se constituyó un tribunal
eclesiástico diocesano para establecer el martirio de estos religiosos.
Después de esta etapa el proceso fue a la Sagrada Congregación de
Ritos en Roma el 25 de Noviembre de 1962, solicitando la apertura
del proceso La causa sigue su curso en Roma.
De los 18 religiosos de la Provincia de Castilla asesinados
durante la persecución, nueve pertenecían a la comunidad de Buena
Dicha en Madrid, tres a la de San Pedro de Madrid y uno a la de San
Sebastián. Sus nombres son:
Manuel Cereijos Muiños, José Cereijo Muiños, Serafín
Solaegui Dunabeitía, Guillermo Vásquez Núñez, Enrique Saco
Pradera, Luis Barros Fernández, Agustín Salgueiro Rodríguez,
Gonzalo Pérez González, Tomás Tajadura Tajadura de la Provincia
de Aragón, Leandro Hermida González, Serapio Paz Muras, Patricio
Peláez Castaño, Eliseo Pérez González, Luis Arias López, Jesús
Tizón Boleira, Ramon Lago Parrado, Olimpio Escudero González y
Ricardo Vásquez Rodríguez,
El reconocimiento del martirio de estos religiosos ejecutado
en Castilla, no ha sido presentado. Sólo han sido recordados y los
restos mortales de algunos de ellos han sido llevados al Monasterio
de Poio el 5 de Mayo de 1940 y al Monasterio de Herencia el 14 de
Junio de 1942.
Los Primeros Mercedarios en las Américas
Cuando el Nuevo Mundo irrumpe en el escenario histórico
europeo, las únicas ordenes religiosas autorizadas por los Reyes
Católicos para ir a América fueron, junto con los franciscanos, los
dominicos y los agustinos, la Orden de la Merced quienes con
muchos celo se dieron a la tarea de la evangelización de los
habitantes de estas tierras vírgenes.
Se asegura que no hubo sacerdotes o religiosos que
acompañaran a Cristóbal Colón en su primer viaje. La fe cristiana
llegó al nuevo continente en el segundo viaje en 1493. Pedro
Martir de Anghiera, cronista italiano y necesaria referencia para todo
el que busque información confiable sobre esa materia, tiene
pruebas irrefutables de la presencia mercedaria desde un principio ya
que tuvo contacto con los protagonistas directos de los hechos que
narra en detalle. Cuando este autor relata la exploración de las
costas de Cuba, menciona la presencia de un fraile mercedario,.
Debido a la importancia de este texto, en la Historia de la Iglesia en
las Américas se cita literalmente: “Cuando se cortaba la leña y se
llenaban los toneles, uno de nuestros hombres salió a cazar al
bosque, cuando de improviso se encontró con un hombre vestido de
blanco y, en un primer momento, pensó que era un hermano de la
Orden de Santa María de la Merced, a quien el almirante había
llevado como sacerdote.” (De Orbe novo Decades, Compluti 1516,
f. 9).
Según el citado texto de Anghiera, la presencia de al menos
un fraile mercedario en el segundo viaje de Colón es indesmentible.
Según los testimonios de historiadores serios, de la misma Orden y
de otras, podemos verificar los nombres de tres religiosos
mercedarios que acompañaron a Colón: Juan Infante, Juan de
Solórzano y Jorge de Sevilla. Historiadores modernos han intentado
identificar al mercedario mencionado como Pedro Martir con Fr.
Jorge, superior del convento de Sevilla, que estaba en las Indias en
Abril de 1495. En sus instrucciones a Colón, el Rey de España
solicitó el regreso del fraile a España y después que el religioso
organizador de la expedición misionera de 1493, Minim Bernardo
Boyl había regresado en diciembre del año anterior. Fray Jorge
estaba en España en 1505 como provincial de Castilla.
21
Trabajo Apostólico en América
Actividad Inicial
Es necesario recordar que, como cualquier europeo, los
mercedarios no conocían la realidad de los pueblos de América. No
conocían el idioma ni la idiosincrasia de tantos pueblos diferentes.
Por lo tanto, era difícil penetrar en la intimidad de los sentimientos
de gentes desconocidas. Sin embargo, la profundidad, la vitalidad,
la magnitud y los frutos de las misiones Mercedarias en este
continente son sorprendentes. Los Mercedarios sólo sabían que
venían a predicar el Evangelio y a convertir multitudes paganas.
Las lenguas, tan diferentes de la de Cervantes, eran el primer
obstáculo. Sin bien la riqueza de las lenguas es algo culturalmente
positivo, para los misioneros fue un obstáculo más ya que desde
México a Tierra del Fuego había varias y muy diferentes lenguas.
Igual que otros misioneros, los mercedarios empezaron a proclamar
el Evangelio siguiendo la inspiración del Espíritu Santo y el buen
sentido cristiano. Usaban métodos rudimentarios.
En América del Sur los misioneros enfrentaron grandes
dificultades para evangelizar debido a las enormes distancias, ríos
correntosos, altas montañas, bosques espesos y vastos desiertos.
Pero también encontraron beneficiosos factores que ayudaban a la
evangelización, especialmente en los territorios del Imperio Inca:
buenos caminos que cruzaban todo el imperio, pueblos establecidos,
grandes ciudades, una agricultura desarrollada, una organización
social muy avanzada, un idioma común y, sobre todo, la buena
disposición de los habitantes para aceptar el Evangelio.
Además de su ministerio en las ciudades, los misioneros
mercedarios iban a evangelizar nativos que vivían muy apartados.
Estos pueblos estaban esparcidos en ciudades grandes y pequeñas
muy distantes unas de otra y los misioneros debían ir a buscarlos en
sus visitas de evangelización. A veces los religiosos se quedaban a
vivir entre ellos para intensificar su enseñanza religiosa y tanto la
escasez de misioneros como las distancias dificultaban la frecuencia
de las visitas.
El éxito de los misioneros dependía de la buena o mala
acogida que les daban. Si los nativos los recibían bien, comenzaba
la catequesis al aire libre, se erigía una cruz y luego se comenzaba la
construcción de la iglesia. Así la gente aprendía los primeros
rudimentos de la fe. Esta fue la primerísima manera en que se
predicó el Evangelio.
La metodología catequética era muy simple si bien bastante
efectiva: los primeros recursos didácticos eran la cruz y la imagen de
María. Sobre esta base los misioneros explicaban los fundamentos
de la fe, al principio a través de gestos, luego a través de un
intérprete nativo y cuando habían aprendido la lengua, en sus
propias palabras. Los Padres Bartolomé de Olmedo en México,
Antonio Correa en Chile, Marcos Dardón en Chiapas y Martín de
Victoria en Ecuador, usaban música para captar el interés de su
audiencia
El conquistador de tierras en América se convertía en su
propietario y asignaría o encomendaría sus tierras y mercaderías a
colonos españoles con la condición de que, a cambio de tributo y
servicio, ellos proveerían a un clérigo o religioso que enseñara la fe
cristiana a los encomendados. La persona encargada de una
encomienda o parcela se llamaba encomendero. Como tenía que
suministrar a un sacerdote y pagar su salario, el encomendero
prácticamente estaba encargado de la evangelización. Por esto, el
sacerdote se sentía condicionado por el encomendero. Este sistema,
legalizado por la corona, era fuente de abusos que la Iglesia tuvo que
enfrentar a fin de defender a los nativos. En parte este proceso
ayudó a la evangelización pero también tuvo resultados negativos
para los misioneros y su apostolado.
El misionero enseñaba doctrina cristiana en la encomienda.
Por esto el lugar donde se proclamaba el evangelio se llamó doctrina
y la persona encargada era el doctrinero. En general, los términos
misionero y doctrinero significaban lo mismo. Un doctrinero no
podía gobernar una doctrina –que usualmente comprendía iglesia,
casa del sacerdote, escuela, hospital, cementerio y taller- a menos
que hablara la lengua de los nativos. A pesar de la buena legislación
real, mientras duró la colonia, hubo polémicas y es lamentable que
obispos, clérigos y religiosos fueran los protagonistas.
22
De hecho, las doctrinas eran centros de catequesis,
verdaderas parroquias rurales. Cada doctrina incluía varias villas
separadas por grandes distancias y la más grande servía como
centro principal. Habitualmente la iglesia era el lugar de reunión
para la enseñanza de oraciones cristianas. Respecto a las dinámicas
de las clases, los adultos se reunían dos veces a la semana para la
catequesis y los niños todos los días. Los inicios de una doctrina
eran difíciles: los misioneros debían viajar largas distancias para
tomar contacto con cada villa. Más tarde, cuando se suprimieron las
encomiendas, las doctrinas tomaron la calidad de centros misioneros
bajo la celosa vigilancia de los obispos y religiosos superiores. Los
mercedarios tuvieron muchas y muy importantes doctrinas a través
de América.
Defendiendo a los Nativos
La legislación española sobre los aborígenes era, sin duda,
humana y de inspiración cristiana. Sin embargo, su aplicación dejó
mucho que desear y fue origen de innumerables abusos.
La Orden de la Merced levantó su voz en contra desde el
principio de la conquista. No por nada había luchado durante
trescientos años por la libertad en el viejo continente. En América,
los Mercedarios enfrentaron a los conquistadores llamando la
atención a los encomenderos y enviando constantemente cartas e
informes al rey. Esto continuó en el período histórico cuando los
conventos de América pertenecían a la Provincia de Castilla hasta
que más tarde fueron constituidos en provincias autónomas.
Es así como, entre otros, Padre Marcos Dardón, incansable
misionero mercedario en América Central, fue nombrado “protector
y defensor de los indios” por la Real Asamblea de Guatemala,
responsabilidad que cumplió con diligencia por cinco años. En
León, Nicaragua, Padre Francisco de Bovadilla fue un gran defensor
de los nativos, según el mismo lo expresaba en una carta que envió a
la reina Juana desde Toledo, el 31 de Julio de 1551. En 1550, por
cédula real, el rey de España ordenó la libertad de 500 nativos
siguiendo el consejo y la intercesión del misionero Mercedario, Juan
de Almazán. En 1551, Padre Bartolomé de Montesinos presentó a la
Asamblea de Charcas igual defensa para los nativos que trabajaban
en las minas de Potosí. En 1576, desde Nueva Granada, Padre
Alonso de Avila informó a Felipe II sobre el abuso de los
encomenderos con los nativos. En Chile, los Padres Antonio Correa,
Antonio Sarmiento Rendón y Miguel de Benavente defendieron
lealmente a los Indios de los malos tratos de los encomenderos.
Esta actitud en contra de los que ejercían poder temporal,
colocó a los misioneros en una posición clave para que los nativos
confiaran en ellos.
La Familia Mercedaria La política y los sucesos anti religiosos de los siglos XVIII y
XIX llevaron un soplo devastador a la vida religiosa en la Iglesia,
dando la impresión que no tendría fuerzas para superarse. Sin
embargo, en algunos aspectos, las pérdidas se balancearon. De
hecho, aún cuando fueron expulsados de sus conventos, muchos
religiosos permanecieron fieles privadamente a su ideal de vida
religiosa. Trabajaban silenciosa y efectivamente para la restauración
espiritual de la Iglesia y de sus institutos. Otros promovieron
distintas formas de vida religiosa más acordes con las demandas del
nuevo tiempo histórico.
El carisma Mercedario también inspiró nuevas formas de
expresión, especialmente en personas llenas del amor de Dios que
dieron origen a los institutos religiosos Mercedarios femeninos. En
un nivel práctico, estos institutos se dedicaron a la instrucción
cristiana, al cuidado de los enfermos, a las misiones, a la asistencia
de la juventud pobre y descarriada, etc. Bajo la protección de la
Virgen de la Merced también hubo laicos que se organizaron en
asociaciones para reflexionar sobre la salvación de sus almas y hacer
el bien al prójimo.
En el siglo XIX, emergieron los institutos religiosos
femeninos y se integraron a la Familia Mercedaria realzando algún
aspecto del carisma. A continuación se entrega una breve
descripción de estos institutos:
Mercedarias Misioneras de Barcelona
23
Este instituto religioso se fundó en Barcelona el 21 de
Noviembre de 1860. La joven Lutgarda Mas y Mateu (1828-1862) y
el mercedario exclaustrado Padre Pedro Nolasco Tenas y Casanova
(1803-1874), fueron las almas de esta fundación. Lutgarda se dirigió
al P. Tenas para realizar su ferviente deseo de restablecer las
Hermanas Mercedarias en Barcelona. Después de su perplejidad
inicial acerca de esta obra y como recibió apoyo del Vicario General
de la Orden, Padre Tomás Miquel, se convirtió en entusiasta
promotor de esta labor. El 21 de Noviembre de 1860, después de
completar los trámites necesarios, Padre José María Rodríguez y
Bori, presidente interino del convento de Barcelona confirió el
hábito a cinco jóvenes de Barcelona y nombró superiora de la
incipiente comunidad a la joven Mercedes Bartra Demetre.
Ese mismo año 1860 el instituto fue reconocido por la
diócesis y el 19 de Septiembre de 1864 fue incorporado a la Orden
de la Merced por el vicario General, P. Tomás Miquel. Las
religiosas, integradas a la Orden como terciarias regulares, tomaron
el nombre de Religiosas Mercedarias.
El 25 de marzo de 1911, el Instituto recibió el Decretum
laudis de la Congregación de Religiosos. Inicialmente el instituto
estuvo dedicado a la formación juvenil, pero pronto se orientó a las
misiones y otras obras sociales. Las Constituciones revisadas de
1983 establecen: “La finalidad del Instituto es el anuncio del Reino
y la redención del prójimo mediante la promoción y la educación
cristiana de los hombres, a través de la enseñanza, a través de la
enseñanza, las misiones y las obras sociales.
Actualmente el Instituto consta de 430 religiosas distribuidas
en 66 casas en España, América y Africa.
Hermanas Mercedarias de la Caridad
La Hermanas Mercedarias de la Caridad fueron fundadas en
Málaga, España el 16 de Marzo de 1878por el canónigo y visitador
de las religiosas de la diócesis, Monseñor Juan Nepomuceno Zegrí y
Moreno (1813-1905). El Instituto fue integrado a la Orden de la
Merced el 9 de Junio de 1878 por decreto del vicario general, P. José
María Rodríguez. León XIII les otorgó el Decretum laudis el 25 de
Septiembre de 1900 y la aprobación del Instituto y sus
Constituciones fue conferida el 24 de Abril de 1901.
El fin específico del Instituto es la práctica de la caridad
mediante el ejercicio de las obras de misericordia. Las
Constituciones de 1977, renovadas después del Concilio Vaticano II,
expresan de la siguiente manera el carisma y la misión del Instituto:
“La misión a que está consagrada esta Congregación es la práctica
de la caridad, ejerciendo todas las obras de misericordia espirituales
y corporales en la personas de los pobres, sirviéndoles en los
hospitales, hospicios, escuelas y en cuantas obras puedan redundar
en beneficio de la humanidad enferma, necesitada y desamparada.
Curar todas las llagas, remediar todos los males, calmar todos los
pesares, desterrar todas las necesidades, enjugar todas las lágrimas,
no dejar, si posible fuera, en todo el mundo un solo ser abandonado,
afligido, desamparado, sin educación religiosa y sin recursos.”
La Congregación, actualmente, está extendida en España,
Francia, América Latina y Africa, con 180 casas y 1.556 religiosas.
Hermanas de Nuestra Señora de la Merced
Fueron fundadas en Nancy, Francia, el 2 de enero de 1864
por la madre Teresa de Jesús (Elizabeth) Bacq (1825-1896), con el
apoyo del obispo local, luego cardenal, Monseñor Carlos Marcial A.
Lavigerie.
Inicialmente, el Instituto con carácter diocesano, tomó el
nombre de Religiosas de la Asunción de Nuestra Señora. Las
primeras Constituciones, redactadas por Madre Teresa, fueron
aprobadas el 8 de Diciembre de 1865, pero siendo su anhelo de
agregarse a una Orden donde fuese particularmente venerada la
Santísima Virgen, se preocupó con insistencia en tal sentido. El 4 de
abril de 1887 el Instituto fue agregado a la Orden de la Merced con
decreto del General Pedro Armengol Valenzuela y desde aquel
mismo día las religiosas tomaron el nombre de Nuestra Señora de la
Merced. El 25 de Marzo de 1912, Su Santidad Pío X concedió el
Decretum laudis; el 13 de Junio de 1931 Pío XI daba la primera
aprobación como Instituto pontificio y el 6 de mayo de 1941 Pío XII
concedía la aprobación definitva de las Constituciones.
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El carisma del Instituto se caracteriza esencialmente por un
espíritu apostólico y mariano a través de las obras de caridad y
misericordia. “Esta familia religiosa –se leía en las primeras
Constituciones escritas por Madre Teresa- , ha sido fundada para
honrar en modo particular la vida de Jesús en María y por María”.
Las Constituciones renovadas en 1975 precisan en estos términos el
carisma y la espiritualidad del Instituto: “Tal espiritualidad,
fundada sobre la caridad redentora y sobre la humildad, de la que
Madre Teresa dio un ejemplo inconfundible, está formada por una fe
ardiente, una caridad intensa, una dedicación sin límites, un celo que
no rechaza nada de lo que pueda ser agradable a Dios y procurar la
salvación de las almas.”
Las Hermanas son actualmente 529, esparcidas en 57 casas
existentes en Francia, Italia, Bélgica, Africa, Palestina, India, Chile,
Ecuador y Estados Unidos, y se dedican a la educación de la infancia
y de la juventud en los asilos y en la escuela elemental, media y
superior, a la asistencia de los huérfanos en lugares de prevención y
colonias, al cuidado de los enfermos en los hospitales y en las
clínicas de los ancianos en asilos.
Sisters of Mercy
Durante el siglo XIX surgieron en la Iglesia también otros
institutos religiosos, los cuales, aunque no agregados oficialmente a
la Orden de la Merced, sin embargo tienen una cierta relación con
ella. Entre éstos está la Congregación de Sisters of Mercy.
Las Sisters of Mercy o Hermanas de la Merced tuvieron
origen en Dublín, el 24 de Septiembre de 1827, por obra de una
piadosa y noble mujer católica, Catalina McAuley (1787-1841), que
abrió una casa para que fuera contemporáneamente escuela, asilo,
alojamiento para chicas abandonadas, etc. De aquí nació la idea de
fundar una Congregación de religiosas con el fin de practicar las
obras de caridad o de misericordia en todas se varias
manifestaciones. Después de la necesaria preparación, Catalina, con
sus dos compañeras hizo la profesión religiosa en 12 de Diciembre
de 1831.
Si bien la Congregación no había tenido ninguna relación de
origen o desarrollo con la Orden Mercedaria, no obstante en las
constituciones se recomienda tener una especial devoción a la
Virgen de la Merced, que es la Patrona de la Congregación y a san
Pedro Nolasco, modelo de caridad hacia el prójimo. Además, en la
Congregación está en uso el escudo de la Orden.
Estas religiosas se han desarrollado mucho en los cinco
continentes, especialmente en las regiones donde se habla la lengua
inglesa.
Hermanas Terciarias Mercedarias del Niño Jesús
Fueron fundadas el 1 de Octubre de 1887, en Córdoba,
Argentina y agregadas como terciarias regulares de la Orden de la
Merced, el 20 de Diciembre de 1887. Su fundador fue el venerable
José León Torres, y su director por espacio de 42 años. A su santa
muerte, el 15 de Diciembre de 1930, dejó la fundación muy bien
consolidada y extendida en varias ciudades de Argentina y Uruguay.
El obispo de Córdoba aprobó las constituciones propias
redactadas por el Fundador. El Instituto fue de derecho diocesano
hasta el 12 de Enero de 1931, fecha en que obtuvo de la Santa Sede
la aprobación ad experimentum y la aprobación pontificia el 3 de
Abril de 1940.
Según las Constituciones aprobadas en 1983, la
Congregación: “cumple su misión a través del apostolado de la
educación, mediante el cual hace presente a Jesucristo Redentor,
hermano y amigo, entre los cristianos oprimidos a causa de culturas
antievangélicas”.
Las Hermanas Terciarias Mercedarias están comprometidas
en la enseñanza en escuela y colegios, el perfeccionamiento artístico
y la capacitación de los jóvenes para el trabajo, la asistencia a los
huérfanos, niños y ancianos desamparados, el catecismo en los
suburbios y ayuda en las obras parroquiales. Las religiosas
promueven así la plena libertad de hijos de Dios, haciendo un
servicio a la fe.
Hermanas Mercedarias del Santísimo Sacramento
25
Fueron fundadas en la ciudad de México, el 25 de Marzo de
1910. Habiendo solicitado la madre María del Refugio a la curia
diocesana un religioso como director y guía del Instituto, le fue
indicado el padre Alfredo Scotti, entonces provincial de México.
El padre Scotti tomó gran interés por el bien de la
comunidad, dedicándose a la revisión de las Constituciones, de
acuerdo con la madre María del Refugio y con la ayuda de la madre
Consuelo Olivares.
Fueron agregadas espiritualmente a la Orden de la Merced el
11 de julio de 1925. Obtuvieron la aprobación pontificia el 22 de
julio de 1948.
La finalidad del Instituto está expresada con estos términos
en las constituciones aprobadas en 1989: “Trabajar con todo ahínco
por extender el reinado de Jesús Eucaristía y el amor filial a Nuestra
Madre Santísima de la Merced”. Este apostolado se expresa
mediante la educación de la infancia y de la juventud, su formación
en el culto y piedad eucarísticos.
La Congregación tiene escuela y colegios, y dedica especial
cuidado a la preparación de los niños para la primera comunión.
Actualmente se encuentran en México, Colombia, Chile,
Estados Unidos, El Salvador, Italia y España.
Mercedarias Misioneras de Bérriz
Tienen origen en un monasterio de monjas mercedarias de
clausura fundado en 1540. En 1869 inauguran las religiosas el
Colegio que después se haría famoso, La Vera Cruz. Adquiere fama
por la vida que le infunde la madre Margarita María Maturana que
ingresa al monasterio en 1903.
En 1920 funda la asociación Juventud Mercedaria
Misionera. Con esto el colegio y monasterio se ponía a la
vanguardia en el movimiento misionero. La causa de este despertar
fue el gran espíritu mercedario que se vivía en el monasterio. En
1926 el papa autoriza el envío de un grupo de mercedarias
misioneras a Wuhu, China.
El 23 de Mayo de 1930, por obra de la Madre Margarita
Maturana, entonces superiora del monasterio, por decreto de la Santa
Sede, se transforma el monasterio en Instituto Misionero que
continúa perteneciendo a la Orden de la Merced.
En 1931 celebran capítulo general y a él asiste la madre
Margarita. Ella redacta las Constituciones, que son aprobadas
definitivamente el 3 de enero de 1939. Las hermanas continúan
emitiendo el cuarto voto mercedario reformulado. Las
Constituciones postconciliares aprobadas en 1981 expresan la
misión evangelizadora de la Congregación así: “Nos
comprometemos a realizarla preferentemente en las iglesias jóvenes
y en los pueblos pobres y oprimidos del modo peculiar que expresa y
sella nuestro Cuarto Voto redentor: permanecer en la misión, si lo
exige el bien de los hermanos, cuando hubiere peligro de perder la
vida”.
Principalmente se han extendido por Oriente: China, Japón,
Filipinas, Taiwán, Islas Carolinas, etc.
Hermanas Mercedarias Misioneras de Brasil
Fueron fundadas el 10 de Enero de 1938 por Lucía
Etchepare, con el apoyo y la colaboración del obispo mercedario
monseñor Inocencio López Santamaría, prelado de Bom Jesús de
Gurgueia, Piauí, Brasil. A pedido de su Superiora General, madre
Lucía Etchepare y su consejo, el Instituto fue agregado a la Orden el
3 de Octubre de 1938, por decreto del Maestro General.
El padre Inocencio, en un informe al Maestro General de la
Orden de la Merced de 24 de junio de 1954, dice: “Con los
permisos necesarios y el rescripto de la Sagrada Congregación de
Religiosos, se realizó aquí esta fundación de Hermanas Mercedarios
Misioneras de Brasil, bajo la protección de San Ramón Nonato y de
Santa Teresita del Niño Jesús.”.
La finalidad del Instituto aparece en las constituciones
aprobadas en 1990: “Las hermanas están empeñadas en dar
continuidad a la misión redentora de Jesucristo con la acción
apostólica especialmente en las zonas rurales y en los lugares más
desprovistos de asistencia, procurando ser una presencia liberadora,
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contemplativa y misericordiosa, sobre todo entre los pobres,
marginados y oprimidos”.
Esclavas Mercedarias del Santísimo Sacramento
Instituto fundado en Marchena, Sevilla, por el mercedario
descalzo Emilio Ferrero y por Carmen Ternero, el día 12 de mayo de
1940. El 26 de Junio de 1950, el mismo padre Emilio, Comisario
General de los mercedarios descalzos, lo agregó a la Orden
Mercedaria descalza.
Mercedarias del Divino Maestro
Este Instituto no pertenece jurídicamente a la Familia
Mercedaria. Nación en Buenos Aires, Argentina con el nombre de
Hermanas de Nuestra Señora de la Merced del Divino Maestro, el
año 1887. Sus fundadores fueron el prebítero Antonio Rasore y
Sofía Bunge. Se recibieron las primeras postulantes el 31 de enero
de 1889. La finalidad del Instituto, de derecho pontificio, es la
educación cristiana de niñas y las obras de misericordia.
Laicado Mercedario
Dado que las indulgencias que los Sumos Pontífices
conceden a las asociaciones mercedarias son distintas unas de otras,
en 1833 fueron concedidas a la Cofradía de la Merced establecida en
la iglesia dedicada a la Virgen de los Pobres en Río de Janeiro, las
indulgencias propias de la Tercera Orden.
También en el Brasil hay que señalar la transformación de
la cofradía existente en Ouro Prieto en Tercera Orden de la Merced,
hecha en 1845.
En el siglo XIX se desarrolló, especialmente en América, un
tipo particular de cofradía. A ella pertenecían aquellas personas que
querían honrar a María de la Merced como su Reina, con caridad y
pureza, virtudes propias con las cuales debía ser adornado el trono
de tal Reina. Esta cofradía tenía algunas alguna semejanza con las
Esclavitudes marianas. Todas éstas eran reguladas por Estatutos
propios y enriquecidas con particulares indulgencias.
Además existía otro tipo de cofradía reservada solamente a
las jóvenes antes de casarse, llamadas Hijas de María de la Merced,
también con Estatutos propios e indulgencias.
Durante el siglo XIX hubo ilustres devotos de la
Virgen de la Merced adscritos a no a las cofradías. Algunos de estos
santos varones que merecen ser recordados son
San Gaspar del Bufalo (1786-1837), cuyos padres estaban
adscritos a la Archicofradía de la Merced establecida en la iglesia de
San Adrián en Roma. Con ellos también frecuentaba la iglesia el
hijo, a quien enseñaron el amor a la Virgen de la Merced. Y él,
siguiendo el ejemplo de sus progenitores, vistió el escapulario de la
Merced e hizo el noviciado como terciario, bajo la dirección del
padre Juan Matabosch. Gaspar, posteriormente, ya ordenado
sacerdote, fundó la Congregación de la Preciosísima Sangre..
Vicente Pallotti (1795-1850), el santo fundador de la
Sociedad para el Apostolado Católico, llevaba siempre el
escapulario de la Merced que había recibido y recomendaba a sus
hijos hacer lo mismo.
San Antonio María Claret (1807-1870) tuvo una relación
más estrecha con la Orden de la Merced. Fue ordenado sacerdote
por el obispo Mercedario Juan José Tejada. Fundador de la
Congregación de los Misioneros Hijos del Inmaculado Corazón de
María, fue consagrado arzobispo de Santiago de Cuba. Cuando vino
a Roma para participar en el Concilio Vaticano I, como prueba de su
amor a la Orden, se hospedó donde los Mercedarios de San Adrián,
viviendo como un simple religioso. Escribió el bello opúsculo sobre
la vida del Fundador de los mercedarios con el significativo título:
L’egoismo vinto, en el cual Pedro Nolasco es descrto como eximio
ejemplo de caridad, que vence el egoísmo que aleja a los hombres
unos de otros.
A estos devotos de la Merced, también añadimos otro
enamorado de la Virgen: San Alfonso María de Ligorio (1696-1787)
que el día 28 de julio de 1723 depuso su espada de caballero laico a
los pies de la imagen de la Merced en la iglesia homónima en Porta
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Alba, Nápoles, liberándose de los lazos que la vida mundana le
tendía y tomó la decisión de hacerse sacerdote, siendo
posteriormente fundador de la Congregación de Redentoristas.
El piadoso deseo de los laicos de vestir por devoción el
escapulario de María de la Merced, adquirió en algunos fieles un
más serio compromiso con María al solicitar portar el hábito
mercedario, cosa que se realizó especialmente entre las mujeres.
Esas formaban parte de la Tercera Orden, como beatas no
claustrales, después de haber hecho el noviciado y la profesión. Este
modo de expresar la devoción a la Merced se verificó especialmente
en Argentina donde, no obstante algunos intentos, no había sido
posible fundar un monasterio de monjas mercedarias.,
Una vez promulgado el Código de Derecho Canónico en 1917, en lo
referente a laicado, la Orden adaptó los reglamentos de la Orden
Tercera, de la Cofradía y de otras asociaciones mercedarias de laicos
a la nueva legislación. La Orden Tercera algunas veces llama
constituciones a sus Estatutos.
Aunque en las constituciones de estas agrupaciones de laicos
se recogen y expresan conceptos generales acerca del estilo de vida
mercedario, su apostolado se desarrolla en una actividad orientada al
bien espiritual del prójimo, traducida en el rezo diario de tres Padre
Nuestro y tres Ave María, como orar por las almas del purgatorio y
ofrecer una parte del rosario por la conversión de los pecadores y
herejes, No se pueden ignorar las muchas obras que desarrollan con
los necesitados, enfermos y encarcelados, lo que constituye el
apostolado social en la línea del servicio redentor.
Según sus constituciones o estatutos, frecuentemente
revisados y puestos al día, cuando las circunstancias lo exigían, la
vida da y la actividad de sus miembros se ha ido acomodando a las
exigencias de la sociedad cambiante. Por tanto, deben vivr la
pobreza en la sobriedad, evitar el lujo, guardar la castidad según su
estado. En cuanto al voto de redención y su realización en la vida de
un laico comprometido, cumplirán “el voto trabajando contra la
esclavitud así del alma como del cuerpo. Por tanto, se consagrarán a
las obras de misericordia, enseñando catecismo a los niños e
ignorantes, ayudando a las misiones, así entre fieles como infieles
con oraciones y limosnas, propagando libros y diarios católicos”.
La vida espiritual centrada en Cristo exige oración, recepción
de los sacramentos, culto a la Santísima Virgen y al fundador San
Pedro Nolasco, preparando sus fiestas devotamente.
Cofradías
La figura de María Santísima ha movido muchos corazones
que fervorosamente le han rendido culto a lo largo del tiempo. Es
así como dentro del clima mariano aparecen otras instituciones
mercedarias que, distintas a la Orden Tercera, veneran piadosamente
a María de la Merced, son: Corte de Mercedes, Camareras de la
Virgen, Hermanas Sabatinas y Fraternidades Marianas. La
espiritualidad de estas asociaciones laicas brota del carisma de la
Orden. Con el auge de la Acción Católica estas instituciones de
laicos se han debilitado en su vigor.
Mirando al Futuro
Pablo VI dijo a los participantes del capítulo general de 1968:
“Vuestra historia, tan llena de santidad y de heroísmos no se ha
detenido … sigue su curso; porque su trayectoria es de caridad y ésta
pertenece a la esencia de la Iglesia, aunque las formas de aplicación
vayan cambiando con los signos de los tiempos. En conformidad
con la doctrina del Concilio, queréis mantener y vigorizar el espíritu
y el rico patrimonio de vuestra Orden, al mismo tiempo que analizáis
las necesidades del mundo y de la Iglesia para ayudar más
eficazmente, inflamados de celo apostólico, a los hombres. Este
cometido, -como lo sabéis- no surtirá efecto si no va paralelo con
una ferviente renovación interior, con la práctica de las virtudes de
humildad y de obediencia, de fortaleza y de castidad, de pobreza y
de caridad, por las que se participa del anonadamiento de Cristo, de
quien fluye el amor al prójimo, rasgo peculiar de vuestra fisonomía
institucional”.
Estas palabras de Pablo VI son clarividentes en lo referente al
alma misma de la Orden y a su espiritualidad como fuente de vida
interior, desde donde brota con fuerza la acción liberadora, al mismo
28
tiempo que alientan a mirar al porvenir donde aparece siempre actual
el carisma mercedario.
Abierta al soplo del Espíritu Santo, la Orden de la Merced,
con optimismo, ha dado cabida a una adecuada renovación para
desempeñar el papel que le corresponde en el Cuerpo Místico de
Cristo. Por eso resultan estimulantes las palabras del Santo Padre
Juan Pablo II, el 22 de mayo de 1986, al recibir en audiencia
privada a los participantes del capítulo general de la Orden de la
Merced. Entre otras cosas, el Papa dijo: “En esta feliz circunstancia
me es grato animaros en vuestro empeño de actuar los ideales y los
propósitos de vuestro Fundador en el contexto histórico-social
contemporáneo, tan diverso, en muchos aspectos, de aquel de su
tiempo, aunque, igualmente necesitado de ser orientado hacia los
mismo valores fundamentales de justicia, misericordia, liberación,
reconciliación, paz. Quisiera, en particular, exhortaros a mantener,
incrementar y propagar la intensa devoción, propia de vuestros
orígenes, en relación a la Santísima Virgen María, la Madre de Dios,
que tan ejemplarmente ha participado en la obra redentora de su
divino Hijo: sólo así vuestra Orden podrá cpnservar íntegrro e
inalterado aquel espíritu evangélico, aquel anhelo profundo de
redención y liberación del hombre, que siempre la ha caracterizado:
liberación del hombre de toda miseria, esclavitud y opresión,
comenzando por aquella fundamental del pecado.”
No cabe duda que, en estas palabras, el Papa ha sabido captar
y expresar con claridad la actualidad del carisma mercedario en el
mundo de hoy, donde no existe más el cautiverio tal como era
concebido en tiempos de Pedro Nolasco, pero siempre existen
hombres oprimidos por otras formas de esclavitud. La Orden de la
Merced continúa realizando, en este momento de la historia, la obra
redentora de Cristo, e imitando a María, cooperadora admirable de
su Hijo, en la redención y liberación integral del hombre. El medio
más seguro para esta obra de redención y liberación es llevar el
Evangelio a los hombres.
La humanidad, como observa Juan Pablo II en la encíclica
Redeptoris missio, concuerda con ciertos valores que la Iglesia
anuncia. Estos valores que entran de lleno en el carisma mercedario,
son: “el rechazo de la violencia y de la guerra; el respeto de la
persona humana y de sus derechos; el deseo de libertad, de justicia y
de fraternidad; la tendencia a superar los racismo y nacionalismo; la
afirmación de la dignidad y la valoración de la mujer”.
Todo estos, -dice el Papa- es un signo providencial de la
bondad y misericordia de Dios, y de segura esperanza: En
proximidad del tercer milenio de la Redención, Dios está preparando
una gran primavera cristiana, de la que se avizora el comienzo”.
La Orden de la Merced, aun en su pequeñez, quiere
contribuir a realizar esta primavera del Espíritu, según el carisma
liberador y de liberación que ha recibido de San Pedro Nolasco y
que anhela preservar y actualizar en el mundo contemporáneo para
la edificación del Reino de Dios.
Fraternidad San Pedro Pascual.
Provincia Mercedaria de Chile – Pastoral Juvenil Mercedaria – La Serena 1
La Familia
Mercedaria.
La Orden de la Merced Un perfil histórico
Fraternidad San Pedro Pascual.
Provincia Mercedaria de Chile – Pastoral Juvenil Mercedaria – La Serena 2
San Pedro Nolasco, fundador
Lugar y fecha de su Nacimiento
La primera referencia escrita acerca del lugar de nacimiento
de San Pedro Nolasco se encuentra en el códex Speculum fratrum
escrito en 1445 por el Maestro General de la Orden, Nadal Gaver,
hombre de destacada cultura humana y eclesial. En su traducción
española, la frase fielmente traducida del codex dice:
“…ciertamente, como el muy santo varón, Pedro Nolasco de Mas de
Santas Doncellas, Diócesis de San Pablo cerca de Barcelona, donde
había establecido su residencia…” Es de esta frase de Speculum
fratrum que la tradición mercedaria ha entendido que Nadal Gaver se
refería a Mas Saintes Puelles (Diócesis de San Papoul), villa ubicada
en el condado de Toulouse en el sur de Francia, entre las ciudades de
Carcassone y Toulouse, en el Bajo Languedoc. En 1446, Fr. Pedro
Cijar dijo lo mismo en su Oposculum tantum quinque. Fr. Francisco
Zumel, profesor de la Universidad de Salamanca, confirmó este
antecedente en su obra De vitis Patrum. Desde entonces todos los
escritores, mercedarios o no, que han tratado el tema, han sido
unánimes al sostener que fue la ciudad natal de Pedro Nolasco. Sin
embargo, más recientemente y basados en la interpretación de textos
más que en fuentes confiables, ha surgido la opinión que Pedro
Nolasco nació en una masía (casa de campo) en la inmediación de
Barcelona.
En cuanto a su data de nacimiento de Pedro, no hay una
fecha exacta digna de crédito. Sin embargo, teniendo en cuenta un
antiguo codex del cual Zumel obtuvo relevante información, según
el juicio por arbitraje de Pedro Oller, parece que Nolasco ya estaba
liberando cautivos en el año 1203. Se infiere de esto que, para estar
involucrado en una empresa tal, el Fundador de los Mercedarios
tenía que haber alcanzado una cierta madurez y que poseía un
espíritu emprendedor, propio del ímpetu de su juventud. Por ello
resulta convincente establecer, junto a muchos historiadores fiables,
que Pedro Nolasco nació entre 1180 y 1182. Como escribió Zumel,
Pedro vivió en Barcelona desde su infancia.
Perfil y actividad de Pedro antes de la Fundación de la Orden
Presentar la carismática figura de Pedro Nolasco a los
lectores del siglo XXI, ya en el tercer milenio, es definitivamente
una tarea apasionante, porque Pedro Nolasco, aparece como el
hombre de hoy, en el crucero de dos centurias: el siglo que termina y
cierra sus puertas a las experiencias pasadas y el siglo nuevo que
abre sus puertas al futuro, a nuevas realidades.
Para el joven Pedro, el siglo doce moría con sus guerras, sus
instituciones, sus organizaciones civiles y religiosas, sus formas de
cautividad, sus angustias y problemas. El siglo trece llegaba con un
aura de renovación, con esperanzas rejuvenecidas y ciertos augurios
de novedades revolucionarias en las esferas religiosas, políticas
sociales y culturales. Aun cuando en los primeros veinte años de su
vida el aspecto fundamental y distintivo de su personalidad -
entregada por documentación confiable – es el de un joven
determinado que inicia su viaje a través del siglo XII en curso
directo hacia la liberación de los cristianos cautivos por su fe.
Después que la familia Nolasco se estableció en Barcelona,
desde muy temprana edad, Pedro aprendió de Bernardo, su padre, el
arte del comercio. Fr. Cijar llama a Pedro Mercator optimus y
Gaver mismo confirma que Pedro Nolasco fue un mercader antes de
fundar la Orden. De hecho, cuando llega a adulto ya se manifestó su
carismática misión en la Iglesia y la sociedad. Siguió siendo
comerciante, sólo que ya no compraría mercaderías sino que
dedicaría su vida a la compra de seres humanos. Pedro, se asoció
con unos pocos compañeros que compartían su preocupación por los
cautivos y, como establece Zumel, “después de perseverar en la
oración a Dios. Se dedicaban diariamente a recolectar las limosnas
de fieles piadosos en la Provincia de Cataluña y el reino de Aragón,
para realizar la sagrada tarea de la redención. Tanto fue así que el
santo varón y sus compañeros lograrían varios escritos de liberación
y redención… Todo esto sucedía en el año 1203.”
La profesión de mercader de Pedro Nolasco fue muy útil para
el grupo de redentores que él lideraba en ese primer período, porque
los mercaderes tenían fácil acceso a los países musulmanes. Eran
conocidos y, por siglos, eran casi los únicos intermediarios en la
transacción de cristianos cautivos en tierras moras y de moros en
tierras cristianas. El grupo de Pedro Nolasco y sus compañeros
estaba constituido sólo por hombres laicos quienes, como informó
Fraternidad San Pedro Pascual.
Provincia Mercedaria de Chile – Pastoral Juvenil Mercedaria – La Serena 3
Jaime II a Bonifacio VII en 1301, “tenían profunda devoción a
Cristo que nos redimió con su preciosa sangre.” Esta frase tan
adecuada apunta a la nota característica de la espiritualidad del
grupo: su devoción y seguimiento de Cristo Redentor. Con
admirable generosidad juvenil entregaron sus bienes y lo dieron todo
por la redención.
Muerte de Pedro Nolasco
Gracias al descubrimiento de la escritura de donación de
Arguines en el Archivo General del reino de Valencia, ha sido
posible determinar la fecha exacta de la muerte del Fundador de la
Orden. Debido a la importancia y alcance de las obligaciones que la
Orden tendría que asumir al aceptar el legado y para manifestar su
acuerdo, se llevó este legado de Valencia a Barcelona para ser
aprobado por el Capítulo General que se celebraba todos los años en
mayo, para la Fiesta de la Santa Cruz. El Capítulo aceptó la
donación y para demostrar su acuerdo, todos los hermanos
capitulares firmaron el documento original ante el notario Pedro de
Cardona. El documento, endosado por los capitulares fue devuelto
debidamente sellado al notario de Valencia, Bernardo de Locadie,
quien lo hizo con las siguientes palabras: “Y esto fue sellado sin la
firma del antes citado Hermano Pedro Nolasco porque durante el
tiempo que el presente documento era llevado a Barcelona para ser
firmado por el y por los otros Hermanos y que el ya mencionado
Maestro, Guillermo de Bas y los otros Hermanos firmaron, el
Hermano Pedro Nolasco había dejado este mundo.”
A esto se añade la más acabada comprensión del precepto de
las Constituciones de 1272 que ordenaban que: “el aniversario del
primer Maestro de nuestra Orden se celebre al día siguiente de la
Ascensión.” Considerando que en la Cataluña medieval y en otros
países europeos – Italia, por ejemplo- la Ascensión del Señor se
celebraba en fecha fija, 5 de Mayo, es lógico deducir que el
Patriarca Fundacional de la Orden de la Merced murió el 6 de Mayo
de 1245, en Barcelona, en la Casa Matriz de la Orden construida
cerca del mar por Raimundo de Plegamans.
El venerable cuerpo de Pedro Nolasco fue sepultado en la
iglesia del Convento de Arguines. A las exequias y entierro del
primer Maestro de nuestra Orden asistieron los frailes que habían
llegado a Barcelona para participar en el Capítulo General Ordinario
que debía comenzar, como de costumbre, el 3 de Mayo. Sin
embargo, ese año no fue posible cumplir tal fecha por la enfermedad
y muerte de Pedro Nolasco. Los frailes capitulares presentes al
momento de la muerte del Maestro y Fundador de la Orden fueron:
Guillermo de Bas, Guillermo de San Julián, Juan de Laers, Bernardo
Caselles, Bernardo de Corbaria, Berengario de Cassá, Pedro de
Caldes, Poncio de Solans, Arnaldo de Prades, Berenguer de Tona,
Ferrer de Gerona, Raimundo de Montoliu, Pedro de Huesca,
Domingo de Ossó y Raimundo de Ullastret.
El humilde laico Hermano Pedro Nolasco siempre fue
considerado como un fiel imitador de Cristo Redentor y se le
consideró santo. Su veneración se extendió prontamente en los
países donde estaban presentes sus hijos espirituales. Para ratificar
esta convicción universal, la Iglesia lo canonizó años más tarde.
Fundación de la Orden
Después de quince años de admirable misericordia en la
redención de cristianos cautivos, Pedro Nolasco y sus amigos veían
con preocupación que en vez de decrecer, el número de cautivos
aumentaba fuertemente día por día. Nuestro decidido mentor, con su
fuerte personalidad, claras ideas, ardorosa fe, sólida y equilibrada
devoción a Cristo y a su Santísima Madre, su corazón compasivo,
con su serena y resuelta confianza en Dios, Pedro Nolasco no se
sintió impresionado por la magnitud de la misión que acogía ni por
su propia insignificancia. En su ferviente oración buscó inspiración
divina para ser capaz de continuar la obra de Dios que él había
comenzado. En tal circunstancia, durante la noche del 1 de Agosto
de 1218, Pedro Nolasco recibió una intervención especial de la
Santísima Virgen: una asombrosa experiencia mariana que iluminó
su mente y provocó su voluntad de transformar su grupo de laicos
redentores en una Orden Religiosa Redentora que, con la aprobación
de la Iglesia y la protección del rey de Aragón, prosiguiera la obra
redentora.
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Al día siguiente, Pedro Nolasco fue al palacio real a exponer
su proyecto al joven Rey Jaime I y sus consejeros, el primero de los
cuales era el Obispo de Barcelona, don Berenguer de Palou. El plan
que Dios a través de María inspirara a Pedro consistía en fundar una
Orden Religiosa Redentora, estructurada y estable, bajo el patrocinio
de la Santísima Virgen. El propósito agradó al rey y a sus
consejeros ya que, desde el fallido intento de Alfonso II con la
Orden del Santo Redentor, la noble aspiración de la Casa de Aragón
de tener su propia orden redentora comenzaba a hacerse realidad.
El 10 de Agosto de1218, la nueva Orden Religiosa para la
Redención de Cautivos se constituyó oficial y solemnemente en el
altar mayor erigido sobre la tumba de Santa Eulalia, en la Catedral
de la Santa Cruz en Barcelona. El arzobispo Berenguer de Palou
entregó a Pedro Nolasco y sus amigos el hábito blanco que llevarían
como distintivo de la Orden; también le dio la Regla de San Agustín
como norma de su vida comunitaria y la autorización para que la
Santa Cruz, símbolo de la Catedral, la llevaran en el hábito de la
Orden. En ese momento, Pedro Nolasco y los primeros Mercedarios
hicieron su profesión religiosa ante el Obispo.
Por su parte, el Rey Jaime I el Conquistador estableció la
Orden como institución reconocida por la ley civil de su reino. En el
acto mismo de la fundación y como importante rito de la ceremonia,
el monarca dio a los frailes mercedarios el hábito que en términos de
las ordenes militares es el escudo de cuatro barras rojas sobre campo
de oro, es decir, el sello del rey mismo. Junto con la cruz de la
catedral, este emblema pasó a ser el escudo propio de la Orden. En
aquel memorable día, Jaime I dotó a la Orden, de la cual se
consideraba fundador, con el Hospital de Santa Eulalia que sirvió de
primer convento mercedario y casa de acogida de los cautivos
redimidos.
En el proemio de las primeras Constituciones de la Orden
Mercedaria de 1272, se destacan tres elementos importantes
referidos a la fundación: el nombre, el fundador y el propósito.
Se menciona primero el nombre con el que se identifica a la
Orden fundada por Pedro Nolasco. Antes de las Constituciones de
1272, la Orden tuvo varios nombres, entre ellos: Orden de Santa
Eulalia, Orden de la Merced de Cautivos, Orden de la Redención de
Cautivos, Orden de la Merced. Pero el título correcto y definitivo
es: Orden de la Virgen María de la Merced de la Redención de
Cautivos.
Luego se establece que el Hermano Pedro Nolasco ha sido
constituido “sirviente, mensajero, fundador y promotor” del nuevo
Instituto. Pedro Nolasco es el verdadero fundador de la Orden o el
“Procurados de las limosnas de los cautivos” según se definió el 28
de Marzo de 1219, en el primer documento que lo menciona después
de la fundación.
Por último, queda claramente establecido que el propósito de
la Orden es “visitar y liberar cristianos en cautividad y poder de los
sarracenos o de otros enemigos de nuestra Ley… Por esta obra de
misericordia… todos los hermanos de esta Orden, como hijos de
verdadera obediencia, deben estar siempre alegremente dispuestos a
dar sus vidas, si fuere necesario, como Jesucristo la dio por
nosotros.”
Todos estos valiosos y fidedignos datos históricos sobre la
fundación de la Orden de la Merced se reúnen en la carta que el 11
de Enero de 1358 envió el rey Pedro IV el Ceremonioso aal Papa
Inocencio VI y que se conserva hasta estos días en los Archivos de
la Corona de Aragón, garante verídico de toda la Historia
Mercedaria de los siglos iniciales..
Los primeros frailes que recibieron el hábito blanco de Santa
María de la Merced con Pedro Nolasco pudieron haber sido laicos.
Pedro Nolasco no era sacerdote. Sin embargo, existe la posibilidad
que en el día de la fundación pudo haber un sacerdote presente para
servir de capellán. De los tenientes designados por el Hermano
Pedro Nolasco podemos hacer una lista de los que, en el día de la
fundación, recibieron el hábito mercedario con él: H. Pascual de
Perpignan, H. Juan de Laers, H. Bernardo de Corbaria, H. Guillermo
de Bas, H. Juan de Verdera, H. Bertrando, H. Bernardo de Cassoles
y H. Carbó de Llagostera.
Con el aval solemne y oficial de la Iglesia y el Estado, Pedro
Nolasco y sus frailes, constituidos como Orden Religiosa Redentora
de hermanos laicos, con nueva energía y renovado fervor,
continuaron sus peregrinaciones caritativas en busca de limosnas
para la redención de los cautivos en tierras sarracenas.
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Confirmación Pontificia de la Orden
En su convento de Barcelona, Pedro Nolasco recibió la
magnífica noticia de la confirmación pontificia de la Orden que él
había fundado. Mediante la bula Devotionis vestrae, el 17 de enero
1235, en Perugia, el Papa Gregorio IX incorporó canónicamente a la
Orden a la Iglesia universal Esta es la razón que esta bula, de texto
breve y simple estructura, es especialmente importante para la
historia de la Orden. De ella proceden varios elementos
fundamentales.
Cuando se envió la bula, la Orden de la Merced ya existía
como una institución religiosa organizada con su Maestro y sus
hermanos viviendo en comunidad como las órdenes militares y eran
conocidos como la Casa de Santa Eulalia de Barcelona.
La Orden había solicitado la bula. De hecho, estaba dirigida
al Maestro, es decir, a Pedro Nolasco y a sus hermanos como
respuesta a la súplica hecha al Papa.
Además, la bula presuponía que la dicha organización
religiosa funcionaba con la apropiada aprobación de la autoridad
diocesana. Si el Romano Pontífice no hubiera tenido documentos
confiables al efecto, no hubiera otorgado la bula confirmatoria.
De igual manera, se presuponía que desde su fundación en
1218, la Orden de la Merced seguía la Regla de San Agustín en lo
que correspondía a la organización de la vida comunitaria. Sin
embargo, no había sido incorporada aún a ninguna de las
instituciones religiosas aprobadas por la Iglesia. En efecto, en esa
época las instituciones religiosas aprobadas por la Iglesia formaban
varios grupos según la Regla que observaban para mantener la
disposiciones del IV Concilio de Letrán: el grupo que observa la
Regla de San Basilio, el grupo que sigue la Regla de San Agustín, el
grupo que sirve bajo la regla de San Benito y el grupo de aquellos
que tienen su propia Regla con aprobación de la Santa Sede. La bula
ratifica la incorporación de la Orden de la Merced al grupo de
instituciones que observan la Regla de San Agustín.
María en la Orden de la Merced
Origen del Nombre eb la Orden de la Merced
En el siglo XIII el término merced era sinónimo del trabajo
corporal por antonomasia, es decir, el trabajo de redimir cautivos.
Entonces, las casas de la Orden de San Jaime, usualmente
involucradas en la redención de cautivos, se llamaban casas de
misericordia en los documentos medievales.
El 29 de Abril de 1249, los frailes obtuvieron permiso del
Obispo de Barcelona, Pedro de Centelles, para erigir una iglesia
dedicada a Santa María en la casa-hospital de Santa Eulalia
construida al lado del mar. En su amor por lo breve, la gente de
Barcelona empezaron a llamar la casa de los frailes mercedarios
simplemente como la Casa de la Orden de la Merced y, aún más
breve, La Merced. El culto a María bajo la advocación de Merced
empezó en esa iglesia y desde allí se extendió a todas las iglesias
donde los mercedarios se habían establecido. De ahí en adelante,
todas las iglesias que se construían fueron dedicadas a la Fundadora,
la Virgen de la Merced, o bien, tendrían uno de sus altares dedicado
a Ella.
Desde el principio, la Orden celebraba los siguientes ritos en
honor de Santa María de la Merced:
Dar el hábito de Santa María a todos los nuevos frailes y
hermanos. Se preguntaba a los postulantes: “¿Quieres recibir el
hábito de Santa María?” a lo cual respondían “Sí, quiero.”
El Oficio diario de Santa María, obligatorio para todos los
clérigos y el Oficio correspondiente para los laicos.
La Misa del Sábado y la Salve. Probablemente fue San Pedro
Nolasco mismo quien introdujo en la Orden la hermosa práctica de
la Misa de Santa María y el canto de la Salve en su honor el días
sábado. Es un hecho que, en 1307 Galcerán de Miralles donó tres
libras de cera a la iglesia de Santa María de Belloch a fin de que,
cada sábado, hubiera un cirio encendido durante la celebración de la
Misa de la Virgen y el canto de la Salve.
Actos de memoria Mariana que muy bien pudieron haberse
iniciado en los tiempos de San Pedro Nolasco fueron: la despedida a
los redentores cuando partían a tierras moras, que tenía lugar frente
al altar mayor de la iglesia y, a su regreso, la procesión de redentores
y redimidos con sus estandartes hacia la iglesia de La Merced, para
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agradecer a su Celestial Protectora el auxilio en las vicisitudes de la
redención.
El nombre de María en el Título de la Orden
Al principio ya se ha dicho que uno de los títulos usados para
referirse al Instituto fundado por San Pedro Nolasco era Orden de la
Merced o de ‘misericordia’ de los cautivos. El nombre de María fue
incorporado desde muy temprano a este título.
La primera vez que el nombre de María se menciona en el
título de la Orden en un documento es en la bula Prout Scriptura
testatur del Papa Alejandro IV, fechado 3 de Mayo de 1258, en
Perugia. Estaba dirigido a los arzobispos, obispos, abades, etc., para
informarles de las gracias espirituales y facultades otorgadas a los
Mercedarios por la benéfica tarea a favor de los cautivos, el Papa
dice: “Considerando que el Maestro y los frailes de Santa María de
la Merced, también llamados de Santa Eulalia… trabajan con toda
su energía…” Como el Papa une el nombre de María con el
término merced, tenemos así la denominación Santa María de la
Merced como parte del título de la Orden. Del contexto de la bula
podemos deducir que el nombre María de la Merced ya era
conocido. No se debe asumir que el Papa hubiera usado el nombre
de María sin algún motivo o bien que lo impuso por su autoridad.
Más aún, el Papa no envió la bula directamente a los frailes de la
Orden. La explicación lógica debe encontrarse en la
interdependencia entre la Santísima Virgen y la Orden dedicada a la
redención de cautivos. Los Mercedarios estaban convencidos que la
Madre de Dios, la Virgen María, intervino directamente en la
fundación de la Orden. En consecuencia, los legisladores de las
Constituciones de 1272 oficializaron el nombre de María en el título
de la Orden, llamándola: Orden de la Virgen María de la Merced de
la Redención de cautivos de Santa Eulalia.
Debido a esta convicción, el nombre del primer Maestro, San
Pedro Nolasco, nunca aparece en el título de la Orden en los
documentos del siglo XIII para que así la gloria y el honor
fundacional fueran atribuidos a la celestial señora, a quien la Orden
Mercedaria considera su Fundadora y Madre. Desde 1445, época
del historiador mercedario Nadal Gaver, se concreta la presencia de
la Virgen María a raíz de su aparición a San Pedro Nolasco
ordenándole fundar, porque era el deseo de Dios, una Orden
comprometida con la redención de cautivos.
Imágenes de María, Iglesias y Santuarios Mercedarios
Desde los inicios, siempre ha habido imágenes de María de la
Merced en las casas de la Orden. La primera fue una escultura de
mármol de la Virgen sentada con el Niño, ordenada por San Pedro
Nolasco y que hoy se conserva en el Museo de la Catedral de
Barcelona. Esta escultura quedó pequeña para la iglesia que iba
creciendo, y en el siglo XV fue reemplazada por una nueva ordenada
al escultor de la catedral, Bernardo Roca, según contrato suscrito el
13 de Septiembre de 1361, con el prior de Barcelona, Hermano
Bonanato de Prixana. Como patrona de Barcelona, esta es la
escultura que hoy preside el altar mayor en la Basílica Mercedaria de
esa ciudad.
Además de la veneración y culto a María de la Merced
durante el primer siglo de la Orden, Pedro Nolasco y sus hermanos
tuvieron especial predilección por las iglesias existentes donde se
honraba a María y se las habían confiado o porque las construían y
las dedicaban a la veneración de María. El primer y más destacado
santuario Mariano en el siglo XIII fue el de Santa María del Puig en
Valencia.
Otras iglesias también dedicadas a la Virgen son: Santa
María dels Prats (Tarragona), Santa María de Sarrión (Teruel), Santa
María de Arguines (Castellón), Santa María del Olivar (Estercuel),
Santa María de Acosta (Huesca), Santa María de Montflorite
(Huesca), Santa María de Perpignan (Francia) y Santa María del
Puig o de Montetoro, santuario Mariano en la isla de Minorca.
Marianismo Mercedario
Más allá de la sombra de una duda, la Orden nació, creció y
anduvo en un ambiente desbordante de amor y veneració´n a María,
siempre Virgen.
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Sin la intervención y la solícita presencia de la Celestial
Reina y Madre, sería imposible entregar una explicación adecuada a
lo siguiente: el origen de la Orden, la atracción que las iglesias
dedicadas a Santa María ejercieron en Pedro Nolasco y sus cercanos
seguidores, la idea de consagrar a Santa María la iglesia de la Casa
de Barcelona, cabeza y fundamento de la Orden, que fue conocida
como Casa, Hospital y Orden de Santa Eulalia; la determinada
persistencia para introducir el santo nombre de María en el título de
la Orden, después de haber empleado otros nombres; o como una
Orden de pocos hermanos, de carácter militar, fundada por un laico
para la redención de cautivos, fue capaz de introducir un nuevo título
Mariano en la Iglesia, esto es, el nombre de Santa María de la
Merced.
Una prueba de este Marianismo en la Orden, desde el
comienzo, es que todas las donaciones para la redención se hacían en
el nombre de María. Existen muchos documentos de donaciones,
hechas por benefactores de la Orden para la redención, especificaban
una motivación Mariana. El 25 de Octubre de1234, Ferrer de
Portello y su esposa Escalona ofrecieron a Pedro Nolasco, sus
posesiones para la redención de cautivos “para gloria de Dios y de la
Virgen María y por el bien de nuestras almas.” De igual manera, el
3 de Marzo de 1245, cuando Ramón Morella donó el hospital de
Arguines a Pedro Nolasco, lo hizo “en honor a Nuestro Señor
Jesucristo y de la Santísima a Virgen María, su Madre.” El 15 de
Mayo de 1300, el rey Jaime II otorgó un beneficio a la Orden “en
homenaje a la Virgen María.”
Si la gente estaba entregando estas limosnas en honor
de María, significa que los religiosos las solicitaban en su nombre.
No podrían haberlo hecho si no hubieran estado convencidos de la
especial intervención de María en la fundación de la Orden.
Santos de la Orden
La espiritualidad Mercedaria que intensamente se vive a
diario en los conventos de la Orden, produce extraordinarios frutos
de quieta santidad y hazañas heroicas desde los inicios.
La redención de cautivos en tierras moras, ponía
constantemente a los redentores en situaciones de total comunión
con los sufrimientos de Cristo Redentor.
San Pedro Nolasco prohibió terminantemente usar los
dineros de la Orden para nada más que la liberación de los cristianos
cautivos. Fiel al precepto de su Fundador, la Orden de la Merced
nunca utilizó sus haberes en la canonización de sus santos. ¡Y tan
solo los mártires Mercedarios son demasiado numerosos para ser
contados! Los santos Mercedarios canonizados fueron primero
aclamas como santos por los cristianos. Sólo después la Sede
Apostólica los elevó a los altares.
Mártires
En la tierra y en el mar los peligros acechaban. El cruce del
Mediterráneo costó muchas vidas de hermanos redentores.
Aún así, los agobios que sufrían los hermanos redentores en
tierras sarracenas eran mayores y más numerosos En palabras de un
cronista de la época, “muchas veces son abofeteados, apedreados,
golpeados, heridos a espada, escupidos, arrastrados por las calles y
el lodo y acaban como mártires.”
En la época del importante Capítulo de 1317, el hábito
blanco de Santa María se había teñido de rojo con la sangre de sus
numerosos mártires. Los más conocidos son: Raimundo de Blanes,
protomártir de la Orden. Decapitado en Granada en 1235; Diego de
Soto, de Toledo, segundo mártir de la Orden, murió en 1237 cerca
de Granada. Guillermo de San Leonardo y Raimundo de San Víctor,
dos franceses martirizados en Mula (Murcia) en1242; Fernando
Pérez de Castilla y Luis Blanch de Aragón fueron capturados en
1250 y tirados al mar con piedras atadas alrededor de sus cuellos; en
1251, cuando navegaba hacia Algeria, Fernando de Portalegre, de
Castilla, fue secuestrado por piratas musulmanes que lo colgaron del
mástil y lo mataron con flechas. Su compañero de redención,
Eleuterio de Platea fue cruelmente azotado y finalmente repasado a
espada. Ambos cuerpos fueron lanzados al mar. Teobaldo de
Narbonne, lanzado vivo a una hoguera, ardió hasta la muerte en
Algeria en 1253; Guillermo de Sagiano, italiano, apedreado y
quemado vivo en Algeria en 1270; Pedro Camín, francés,
martirizado en la costa africana en 1284; Matías Marcos de Toulouse
fue lanzado desde la torre de un castillo en ruinas en Túnez en 1293;
Luis Gallo se quedó como rehén en Marruecos y fue quemado vivo
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en 1268; Guillermo Novelli, también conocido como Florentino
Guillermo por haber nacido en Florencia, fue martirizado en Algeria
en 1306; Pedro de San Hermes fue martirizado cruelmente en
Almería en 1309; después de haber logrado una redención, dos
catalanes, Jaime y Adolfo, fueron asesinados y los cautivos enviados
de vuelta a sus calabozos en Túnez en 1314; Alejandro de Sicilia fue
quemado vivo frente al palacio del rey Muley Mahomet para
entretener al pueblo de Túnez en 1317.
Muchas veces los musulmanes no respetaban los
salvoconductos que ellos mismos habían emitido. Más allá de la
sombra de la duda, Pedro Nolasco y sus hermanos vivieron en si
mismos las crueldades de los que hoy se llama fundamentalismo
musulmán.
San Ramón Nonato
Ramón, universalmente conocido por Nonato debido a su
atípico nacimiento, es el santo mercedario que ha alcanzado mayor
popularidad en los lugares donde se han establecido los Mercedarios.
Según la más confiable tradición Mercedaria, San Ramón
nació en el pueblo de Portell en la región de Segarra de la Provincia
de Lérida a comienzos del siglo XIII. Recibió el sobrenombre de
Nonato o ‘no nacido’ porque llegó al mundo gracias a la inspirada y
urgente incisión que hizo el Vizconde de Cardona con una daga en el
vientre de la madre muerta. En su adolescencia y primera juventud
se dedicó a pastorear ovejas en las proximidades de una ermita
romanesca dedicada a San Nicolás, donde se veneraba una imagen
de la Virgen. Allí empezó su devoción a la Santa Madre de Jesús.
Ingresó muy joven a la Orden de la Merced. Fr. Francisco
Zumel relata que el joven Ramón era un “estudiante observante del
primer hermano y Maestro de la Orden, Pedro Nolasco.” Por lo
tanto, Ramón fue un redentor de cautivos en tierras moras. En una
redención en Algeria, tuvieron que quedarse en rehenes. Fue
entonces cuando sufrió el tormento que cerró sus labios con un
candado para impedirle que dirigiera palabras de consuelo a los
cristianos cautivos y que predicara la Buena Nueva del Evangelio
liberador. Después que fue rescatado por sus hermanos
Mercedarios, el Papa Gregorio IX lo designó Cardenal de la Iglesia,
en San Eustaquio. Fue llamado por el Sumo Pontífice a Roma y,
cuando estaba en viaje, lo sorprendió la muerte en el castillo de
Cardona en 1240. La Orden de la Merced, el vizconde y el pueblo
de Cardona se disputaban el cuerpo y el lugar donde iba a ser
enterrado; quiso la Divina Providencia indicarlo a través de una
mula ciega que, sin guía, se dirigió a la ermita de San Nicolás, donde
finalmente el venerable cuerpo fue sepultado.
San Serapio
Irlandés de nacimiento, Serapio nació alrededor de 1179. Se
alistó como soldado de su rey, Ricardo Corazón de León, y más
tarde en compañía del Duque de Austria, Leopoldo VI el Glorioso,
se unió a su escuadrón para a España a ayudar al ejército cristiano de
Alfonso VIII que luchaba contra los moros. Una vez en España,
Serapio decidió quedarse al servicio del rey de Castilla para
continuar la lucha en defensa de la fe católica. Tuvo allí la ocasión
de encontrar a Pedro Nolasco y sus hermanos, dedicados a la defensa
de la misma fe, sólo que ellos no luchaban contra los moros. En
cambio, ellos liberaban del poder de los moros a cristianos cautivos
arriesgando sus propias vidas en este esfuerzo.
En 1222, Serapio solicitó y recibió el hábito mercedario,
llevando a cabo varias redenciones. En la última, que realizaba junto
a su compañero Berenguer de Bañeres, Serapio permaneció en rehén
por algunos cautivos en peligro de perder su fe. El otro redentor
viajó rápidamente a Barcelona a procurar dinero para el rescate.
Pedro Nolasco que en ese momento se encontraba en Montpellier,
escribió una carta urgente a su teniente Guillermo de Bas,
solicitando que notificara a todos los monasterios para reunir la
limosna y enviarla inmediatamente a Algeria. Pero el rescate no
llegó en el plazo estipulado y los moros, decepcionados, dieron una
muerte atroz a Serapio. Lo clavaron a una cruz en forma de equis,
como la de San Andrés y lo desmembraron salvajemente. Fue el rey
de Algeria, bárbaro y cruel, Selin Benimarin, quien dio a la Iglesia y
a la Orden de la Merced este santo mártir, el 14 de Noviembre de
1240.
San Pedro Pascual
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Hijo de devotos mozárabes, Pedro Pascual nació en Valencia
en 1227. Pedro Nolasco y sus hermanos conocieron a los padres del
joven Pedro y alojaron en su casa, cerca de la Puerta de Valldigna,
en su camino a una redención. Pedro Pascual inició su carrera
eclesiástica en su ciudad natal y completó sus estudios en la
Universidad de París. Cuando volvió a Valencia, recibió el honor de
un puesto de canónigo en la iglesia catedral.
Pronto después dejó su puesto para unirse a la Orden de la
Merced y recibió el habito de manos de Arnaldo de Carcassonne en
1250. Viajó a Roma en 1296 y el Papa Bonifacio VIII lo nombró
obispo de Jaén. El 20 de Febrero de 1296, fue consagrado por el
cardenal Mateo de Acquasparta en la capilla de San Bartolomé en la
isla del Tiber. Más tarde, cuando realizaba una visita pastoral a su
Diócesis de Jaén, fue atacado y llevado cautivo a Granada por los
moros de ese reino. Durante su encarcelamiento, escribió en
provenzal: Disputa del Obispo de Jaén con los judíos y Refutación
de la Secta Mahometana, dos obras muy interesantes de contenido
apologético, para dar a los cristianos cautivos los argumentos contra
los sermones proselitistas de judíos y moros. Pedro escribió
también: El Libro de Gamaliel que trata de la pasión y muerte de
Cristo; La Destrucción de Jerusalén; Tratado contra el Fatalismo
Musulmán; La Glosa del Padre Nuestro y La Glosa de los Diez
Mandamientos.
Este ilustrado doctor Mercedario tiene el honor de haber
defendido públicamente la Inmaculada Concepción de la Virgen
María en París, y en su obra Vida de Lázaro, escrita en 1295, mucho
antes que cualquier otro teólogo occidental.
Muchas veces sus compañeros redentores le enviaron el
dinero del rescate, pero Pedro prefería que otros cautivos
recuperaran su libertad. Los 50 años que llevaba usando el hábito
Mercedario habían dejado la huella Mercedaria en su alma. El 6 de
Diciembre de 1300, cuando aún llevaba las vestiduras con que había
celebrado la Santa Misa, fue decapitado en su calabozo y fue
enterrado en la misma prisión. Los cristianos llaman a este lugar el
Cerro del Martirio. Los escritos de Pedro constituyen un valioso
legado de la Orden de la Merced. Algunos escritores Mercedarios
como Manuel Mariano Ribera en 1720, Juan Interián de Ayala en
1721 y Pedro Armengol Valenzuela en 1901, han defendido el
estado religioso y la profesión Mercedaria de este distinguido obispo
de Jaén. Sus obras fueron recopiladas y publicadas por los Padres
Bartolomé de Anento en 1676 y Pedro Armengol Valenzuela en
1905-1908.
San Pedro Armengol
Relacionado con los condes de Urgel, Pedro Armengol nació
en Guardia del Prats (Tarragona) a mediados del siglo XIII. Su
infancia y adolescencia la vivió en una tranquila familia en una
atmósfera de honestidad. Sin embargo, llegado apenas al umbral de
su juventud, Pedro junto a malas compañías cayó en el abismo de la
vida disoluta y criminal de un bandido.
En un encuentro con la escolta armada del rey Jaime
Primero, que limpiaba de maleantes el área por donde la real
comitiva, el libertino Pedro Armengol se vio espada en mano, con su
propio padre, Arnaldo. Esta circunstancia providencial, hizo que
Pedro depusiera las armas ante su padre y solicitara su perdón, y con
férrea voluntad decidió cambiar el rumbo de su vida. El prestigio
del padre evitó al hijo el merecido castigo y Pedro Armengol rogó a
los frailes Mercedarios que lo aceptaran en la Orden, para dedicarse
durante el resto de su vida a la piadosa obra de redención de cautivos
y así el Señor le regalara su misericordia infinita.
Después de ser recibido en la Orden, Pedro fue en dos
ocasiones a tierras moras para cumplir el ministerio redentor. En su
segundo viaje en 1266, se quedó como rehén por cautivos en Bejaïa.
Se había quedado en prenda, pero como el dinero del rescate no
llegó a tiempo, fue colgado de una horca. Sin embargo, gracias a la
notable protección de María, no resultó herido. Al día siguiente de
su ahorcamiento, cuando llegó el Hermano Guillermo de Florencia
con el dinero convenido, lo encontró vivo. Como resultado de
horrorosa experiencia, quedó con el cuello torcido por el resto de su
vida. Una vez de vuelta en España, Pedro vivió por casi cuarenta
años en reclusión en el convento de Santa María del Prats donde
murió santamente en 1304.
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Santa María de Cervellón o del Socorro
La primera Hermana Mercedaria de la noble familia de
Cervellón nació en Barcelona, en la calle Moncada el 1 de
Diciembre de 1230. Fue bautizada en el sarcófago de la protomártir
de Barcelona, Santa Eulalia, que era usada como pila bautismal de la
parroquia de Santa María del Mar.
Inmersa en el aura de santidad que creaban los hermanos-
redentores de cautivos en su ciudad natal, la joven María se sintió
atraída por su compromiso liberador y se transformó en el consuelo
de los pobres, los enfermos y cautivos del Hospital de Santa Eulalia.
Allí se encontró con las grandes figuras de la Orden Mercedaria que
se reunía junto a Pedro Nolasco.
Solicitó el blanco hábito Mercedario e hizo su profesión
religiosa el 25 de Mayo de 1265 en manos del Hermano Bernardo de
Corbaria, prometiendo trabajar por la redención de los cautivos.
Junto con ella, jóvenes de destacadas familias formaron una
comunidad: Hnas. Eulalia Piños, Isabel Berti y María Requesens a
quienes pronto se unió la Hna. Colagia.
A María se la conoce también con el nombre de Socós o
Socorro porque durante su vida y después de su muerte se la vio en
alas del viento ayudando a los barcos de la redención, azotados por
el inclemente mar.
Murió el 19 de Septiembre de 1290; sus restos mortales
fueron sepultados en la iglesia de los frailes Mercedarios de
Barcelona, hoy Basílica Mercedaria. Su cuerpo incorrupto reposa en
el primer altar a la derecha. Desde el siglo XIII María es
considerada santa y se la invoca como patrona de los marineros y su
parroquia está en la Barceloneta, puerto de Barcelona.
Frutos de Santidad 1317 – 1492
Juan Gilabert Jofre y su Trabajo Social
Juan nació en Valencia el 24 de Junio de 1350. Estudió
Derecho en Lérida. De vuelta a su ciudad, recibió el hábito
mercedario en 1370 en el convento de El Puig donde había estudiado
teplogía. Después de ser ordenado sacerdote, en 1375, se dedicó a la
prédica, “ministerio en el que se destacó”, según lo indica el
historiador Gaver. En 1391, cuando era vicario del convento de
Lérida, se interesó en la suerte y los sufrimientos de los pobres, y
presentó una súplica al rey Juan I a favor de la redención de los
cautivos. El hecho que hubiera recurrido al rey siendo sólo vicario,
demuestra que ya tenía gran prestigio. Participó en el Capítulo de
Tarragona donde se eligió Maestro General al Padre Jaime Taust. A
su regreso fue nombrado superior de Perpignan; luego volvió como
superior a el convento de El Puig donde permaneció cuatro años.
Fue nombrado superior de Valencia en 1409, año que marca el inicio
del período más fecundo de su ministerio, cuando se dedicó a la
prédica junto a San Vicente Ferrer. Juntos viajaron evangelizando
Valencia, Aragón, Castilla, Cataluña y Portugal. Estaba con San
Vicente Ferrer en 1417 cuando el Dominico informó al rey Juan que
la muerte se acercaba. El Mercedario hizo su confesión y se
despidió de su amigo, partiendo hacia Valencia donde murió el 18 de
mayo cuando entraba a la Iglesia de Santa María de El Puig. San
Juan de Ribera, Arzobispo de Valencia, había mandado fabricar una
hermosa urna donde se puso su cuerpo envuelto en el hábito
mercedario, y fue expuesto en la sacristía de El Puig. Permaneció en
esta urna transparente hasta 1936. Hoy, sus restos descansan en un
sepulcro de piedra que el Consejo le dedicó en 1946. Los
Valencianos siempre lo han tenido por santo, considerándolo uno de
sus hijos más ilustres y claman por su canonización. El proceso de
beatificación ya ha comenzado.
Además de buen administrador, buen predicador, hábil
negociador en asuntos políticos, trabajó en tres redenciones de
cautivos, Juan era un Mercedario carismático dedicado a los más
pobres y abandonados. En Valencia, en 1410, fundó un orfanato
para niños desamparados y en 1416 en El Puig, un asilo para
peregrinos pobres. La obra que lo hizo universalmente conocido fue
la instalación en Valencia del primer asilo en el mundo para
enfermos mentales, con el fin de encontrar una solución para esos
pacientes. Se dice que, el 24 de Febrero de 1409, iba desde su
Fraternidad San Pedro Pascual.
Provincia Mercedaria de Chile – Pastoral Juvenil Mercedaria – La Serena 11
convento a la Catedral de Valencia para predicar la homilía del
primer Domingo de Cuaresma, cuando vio a dos muchachos
atacando brutalmente a un pobre loco. Nuestro fraile corrió a
proteger al hombre y alejó a los asaltantes, luego llevó al herido a su
convento. Movido por este hecho, volvió a la Catedral y predicó un
vibrante sermón, hablando de la urgente necesidad de contar con una
institución de caridad que albergara pacientes mentales. Cuando
dejó el púlpito se le acercaron 11 valencianos encabezados por
Lorenzo Salom, quienes se ofrecieron para apoyar su proyecto que
se hizo realidad el 9 de Marzo de 1409.
Otros Religiosos Ejemplares
A los ojos de Dios y de la Orden, los más ilustres religiosos
son los que dieron la vida para rescatar cautivos por su fe. Sin
embargo, hay también otros religiosos que merecen ser recordados.
Guillén Vives aún cuando fue un hombre tranquilo y humilde, tuvo
que enfrentar la actuación abusiva y equivocada del obispo. Tuvo
que enviar a Roma un informante, el Padre Bartolomé de Celforés, y
gastar la enorme cantidad de 3.000 florines para remediar la
situación. Como resultado, el rey Martin IV puso a la comunidad
Mercedaria y sus miembros, su casa y haberes bajo la protección de
la Corona de Aragón. Guillén escribió una biografía de San Pedro
Nolasco y otra de Santa María de Cervellón; esta última se incorporó
al proceso de canonización de Santa María.
Guillermo Camino fue nombrado redentor junto con Raimundo
Roca, en el Capítulo de 1419. Durante su travesía a Africa, hubo
una tormenta y cayó una viga del palo mayor sobre el religioso,
partiéndole la cabeza. Su cuerpo fue arrojado al mar.
Juan de Granada, hijo de un conocido converso sarraceno, nació en
1358 en la ciudad de su nombre. Sirvió como superior de Córdoba
durante 13 años, durante los cuales construyó una nueva iglesia.
Luego, en 1407, fue nombrado provincial de Castilla y promovió la
observancia de la Regla. Con el Hermano Pedro de Malasang,
realizó dos redenciones en Africa, en 1415 y 1427. En esta última,
cuando regresaban con los redimidos, atacaron su bote unos piratas
genoveses en el Mediterráneo y mataron a los dos redentores.
Juan Segalars, de Barcelona, llevó una vida muy activa. En 1439, lo
enviaron a Consejo de Basilea para negociar varios asuntos de la
Orden. Desde allí se fue a Nápoles a hablar con el rey Alfonso V.
Al año siguiente, fue nuevamente enviado a Basilea, desde donde
viajó varias veces a ver al Papa, regresando luego a Nápoles, donde
el rey. Cuando lo nombraron superior de Barcelona, fue a Túnez a
hacer una redención junto con el Hermano Bernardo Grallera quien
murió durante el viaje y se perdió una considerable suma de dinero
para los cautivos. En 1447, de camino a Túnez como redentor,
naufragó el barco de Juan el día de Jueves Santo; murieron varios
tripulantes y él se salvó milagrosamente, si bien perdió el dinero de
la redención y hasta la ropa que llevaba puesta. Al año siguiente, en
Nápoles, realizó gestiones para establecer la paz entre Túnez y
Alfonso V. Designado superior de Barcelona por un tercer período,
murió en esta ciudad el 24 de octubre de 1466.
Luis de Becofén, religioso de origen francés, nacido en el
Languedoc, ingresó a muy temprana edad a la Orden de la Merced
donde hizo rápido progreso en su vida espiritual. Sus superiores lo
enviaron a las Universidades de Perpignan y Montpellier donde se
recibió de profesor. El rey Luis XI , conocedor de sus virtudes y
erudición, lo nombre teólogo y predicador de la corte. Designado
redentor en 1471, iba con el Padre Diego de Luna camino a Algiers
cuando fue víctima de los moros que lo maltrataron y amenazaron de
muerte por predicar la fe cristiana. Luis redimió 213 cautivos con
quienes regresó a Barcelona. El rey de Francia solicitó al Maestro
General que lo enviara de vuelta a su corte; luego Luis XI lo envió a
Roma para negociar la paz entre el Estado Pontificio y el Gran
Ducado de Toscania. Fue recibido con grandes honores y el Papa
Sixto IV quería que permaneciera en Roma, pero Luis prefirió
volver a Francia. Sin embargo, no se encontraba a gusto con la vida
de la corte y prefirió irse al convento de Perpignan donde se dedicó a
la oración y a escribir diversos trabajos de teología escolástica y
mística que, lamentablemente no fueron publicados. Murió
santamente en 1475.
Fraternidad San Pedro Pascual.
Provincia Mercedaria de Chile – Pastoral Juvenil Mercedaria – La Serena 12
Lorenzo Company y Pedro Bosset. Estos dos religios de distinta
nacionalidad, fueron compañeros en la redención de cautivos. El
primero sufrió larga cautividad y el segundo, padeció el martirio.
Lorenzo Company nación en 1415 en El Puig donde recibió
el hábito mercedario; su profesión la realizó en Barcelona. Fue
designado superior de El Puig. siendo muy joven. Gracias a su
sabiduría, su modestia y la compasión que sentía por los cautivos,
fue nombrado redentor. Inspirado por la gracia, Pedro Bosset, de
Francia, ingresó a la Orden de la Merced, donde hizo tantos
progresos en sus estudios y su piedad, que adquirió gran renombre.
Después de haber trabajado como profesor de teología y predicador,
fue elegido redentor.
En 1442, estos dos religiosos venían de regreso con 83
cautivos liberados, cuando una violenta tormenta los obligó a
devolverse a Túnez. Los pocos que se salvaron del naufragio,
fueron nuevamente tomados cautivos, junto con los redentores.
Durante los primeros años de su cautividad, fueron tratados muy
severamente por el rey de Túnez. Después, los mercedarios
obtuvieron benevolencia del rey quien les otorgó alguna libertad de
movimiento, lo que les permitió aliviar el sufrimiento de los
prisioneros, pues los redentores procuraban adquirir el mayor
número de cautivos con el dinero, siempre escaso, que la Orden les
enviaba para la liberación.
En dos oportunidades el rey de Nápoles envió al Padre
Company como embajador ante el rey Alfonso V de Aragón con el
objeto de obtener la restitución de las naves que el rey había quitado
a los turcos. Durante el viaje de 1452, el Padre Bosset, que se había
quedado en Africa, se dedicó a alentar a los cautivos y a predicar el
Evangelio. Después de lograr que un renegado volviera a su fe, los
moros, cegados por su fanatismo religioso, lo silenciaron y los
encarcelaron. Para molestarle, los moros le llevaban gente que
lanzaba horribles injurias en contra de la divinidad de Jesucristo,
además lo golpeaban y le daban sólo pan y agua e, incluso, en una
oportunidad lo dejaron cuatro días sin alimento. Entonces, cuando
Pedro sintió que perdía sus fuerzas elevó su oración al Señor,
encargándole los cautivos y ofreciendo, contento, el sacrificio de su
propia vida. Murió abrazado a la cruz.
Después que el Padre Company regresó a Túnez, permaneció
en cautividad y se dedicó a escribir oraciones y letanías que rezaba a
diario implorando la ayuda divina para la liberación de los cautivos.
Después de 15 años de cautiverio, el Padre Company fue li8berado
en 1457, cuando el rey Alfonso V devolvió algunas naves a los
moros. El Padre Company fue elegido Maestro General “habiendo
vivido 55 años en la Orden con gran virtud” según se puede leer en
la carta que Juan II envió al Papa para solicitar su confirmación.
Murió santamente el 20 de Diciembre de 1479 en Valencia y sus
restos fueron sepultados en la iglesia de El Puig. Los cronistas
mercedarios lo elogian ampliamente, llamándolo santo, y esta es la
manera en que todos lo veneran.
Juan de Zorroza y Juan de Huete formaron parte de otro holocausto
de las redenciones Mercedarias. En 1482 los mataron en Baeza
porque habían alentado la fe de los cristianos cautivos cuando los
moros estaban indignados por la captura de la Alhambra por los
Reyes Católicos. Ambos redentores estuvieron largo tiempo en la
cárcel, donde debieron soportar toda clase de insultos. Los sacaron a
la calle para una infamante exhibición, entregándolos luego a unos
muchachos que los apalearon hasta la muerte.
Alonso de Sevilla fuen un humilde religioso con reputación de santo.
Trabajó duro en las más modestas casas de la Orden como
Uncastillo y Sangüesa. En un decreto de 5 de Febrero de 1472 que
confería poderes totales de la ciudad de Sangüesa al Hermano
Alonso, el rey Juan II lo definía como ”un honesto, fiel y bienamado
religioso.” Murió en olor a santidad en la proximidad de Lérida,
alrededor de 1495, rezando ante una cruz que había en el camino que
recorría a pie hacia Barcelona, para asistir a un Capítulo. Fue
enterrado en la vieja catedral de Lérida.
Natalia de Toulouse nació en 1312 en Gaillac, Diócesis de Albi. A
los 17 años se fue con sus padres a Toulouse donde inició su
dirección espiritual con un religioso Mercedario que vivía en esa
ciudad desde 1256. Sintió el llamado a la vida religiosa y así se lo
hizo saber al Padre Bernardo Poncello, quien le aconsejó no dejar
Fraternidad San Pedro Pascual.
Provincia Mercedaria de Chile – Pastoral Juvenil Mercedaria – La Serena 13
solos a sus padres, y que recibiera el hábito de terciaria Mercedaria.
Fue muy devota de Jesús Crucificado y tenía el don de la bilocación:
fue a Africa a convertir y liberar una niña esclava de Calabria.
Natalia murió el 4 de Julio de 1353 y la sepultaron en la Iglesia
Mercedaria de Toulouse. Desde su muerte ha sido venerada como
santa. El proceso de canonización en Toulouse terminó en 1907,
fecha en que su cuerpo fue llevado a Roma.
Frutos de Santidad 1492 – 1574
La historia Mercedaria es rica en humildes frailes que
vivieron intensamente su vida consagrada y son ejemplo de virtud
para todos los cristianos. Algunos de estos religiosos olvidados son
merecidamente recordados aquí:
Agustín de Revenga fue uno de los religiosos del siglo XVI que más
influencia tuvo en la nueva evangelización realizada por la Orden.
Fue rector del Colegio de Alcalá entre 1545 y 1569, año e su muerte.
Francisco Zumel, que fue su compañero en el Capítulo de Toledo,
destacó su austeridad y santidad diciendo: “Provenía de una
distinguida familia, pero se distinguió más por sus trabajos y su
estilo de vida. Ayunaba casi a diario, salvo en Domingo o festivos,
y se abstenía de carne. Siempre durmió en el suelo lo que explicaba
la notoria palidez de su rostro. Sus ropas se destacaban por su
sencillez y hacía mucha penitencia corporal. Fue admirable en la
oración y la contemplación, a la que dedicaba largas horas del día y
de la noche. Su conversación y sus modales eran afables”. Fue
sepultado en el Colegio Mercedario de Alcalá y siempre ha sido
considerado santo.
Luis de la Peña recibió su formación religiosa en Santiago, Chile,
donde emitió sus primeros votos en 1578. Siendo estudiante, el 16
de Enero de 1581, firmó la citación para una reunión conventual
cuando Pedro de Moncalvillo era provincial. Después de ordenado
sacerdote cumplió diversas funciones en la Provincia y se
especializó en la evangelización de la Araucanía usando como base
de su actividad apostólica el convento de Valdivia, donde era
superior. En uno de los malones los guerreros araucanos entraron al
convento para saquearlo y quemarlo, el Padre Luis, después de
advertir a los otros religiosos, fue apresuradamente a la Iglesia para
consumir la Eucaristía y evitar así una profanación. Todavía tenía el
copón en sus manos, cuando los belicosos nativos entraron a la
iglesia en busca del Santo Sacramento, lo mataron con sus lanzas
rompiéndole el pecho y le arrancaron el corazón. Su cuerpo fue
consumido por las llamas el 24 de Noviembre de 1599. El Padre
Luis de la Peña, protomártir de Chile murió por su fe, es considerado
una mártir de la Eucaristía porque, como lo expresó Tirso de Molina,
“cuando pudo salvar su vida arrancando, antes que su vida prefirió
salvar en su pecho las hostias consagradas y mereció así llevarse a
Dios como viático”. Este hecho fue recordado con especial
veneración en el Capítulo General de Toledo en 1627 y en el
informe que el Padre Francisco Saavedra envió al Gobernador de
Chile, don Francisco Meneses, en 1664. En la actualidad, como
testimonio de este suceso, se guarda en el convento mayor
Mercedario de Santiago, un pequeño cáliz que se usa en Jueves
Santo. En la misma ocasión, los araucanos se llevaron a otro
religioso, lo colgaron de un árbol y le lanzaron lechas hasta matarlo.
Juan de Santa María, nació en Andalucía. Desde sus días de novicio
hasta su muerte fue un perfecto ejemplo de observancia. Como
sacerdote bien versado en las Sagradas Escrituras, era ferviente y
celoso en la instrucción religiosa de sus parroquianos y aquellos que
estaban bajo su dirección espiritual a través de sus homilías, se
llenaron del espíritu de San Pablo. Conscientes de sus dones
apostólicos, sus superiores lo enviaron a América donde proclamó
por muchos años el Evangelio. El cronista Bernardo de Vargas
relató varios hechos extraordinarios atribuidos a este religioso, entre
los cuales estaba la conversión del jefe Tamaracunga y sus luchas
constantes contra los enemigos de la evangelización. Llevó la vida
de un religioso pobre y penitente, siempre ferviente en la oración.
Murió en 1549.
Cristóbal de Albarrán fue uno de los primeros sacerdotes que se
atrevió a ir a proclamar el Evangelio a los nativos del sur de Perú y a
una vasta área en lo que es ahora Argentina y Paraguay. De un
Fraternidad San Pedro Pascual.
Provincia Mercedaria de Chile – Pastoral Juvenil Mercedaria – La Serena 14
informe enviado al procurador general, Esteban Muniera y citado
por el Cronista Bernardo de Vargas, sabemos que predicó en
Santiago del Estero, Córdoba, Jujuy, Asunción, etc. Por otro informe
enviado a Felipe II en 1556, también sabemos que durante ese año el
Padre Albarrán fue martirizado por Chiriguayanos.
Alonso de Arequipa, conocido sólo por el nombre de Alonso, vivió y
murió en el convento de Arequipa. Fue sólo un hermano laico,
hombre muy culto y humilde que no quiso acceder a la dignidad
sacerdotal. Se encargó de tareas domésticas y, además, era ferviente
en la oración y la contemplación ante el Crucifijo y la Santísima
Virgen. Se aplicaba penitencia corporal y hacía tremendos
sacrificios en una pequeña capilla que se había construido en el
jardín del convento. Se dice que ejecutó varios hechos milagrosos
sólo con hacer la señal de la cruz, hechos que fueron confirmados en
la consulta hecha después de su muerte en 1569, muerte que él había
anunciado. Su proceso de beatificación se inició de inmediato, pero
no se continuó.
1574 – 1770
Gonzalo Díaz de Amarante nació en Amarante, Portugal, en 1540.
Como marinero viajó a Perú, donde se hizo religioso Mercedario en
1603, en el convento de Lima.. Se distinguió por su entrega a la
vida de oración y la caridad con los nativos y más necesitados.
Con humildad y eficacia cumplió su labor de portero dando
admirable ejemplo de virtud a todo el que llegaba al convento. Se
cambió al convento de Callao donde cumplía funciones de
limosnero, cuando lo sorprendió la muerte el 27 de enero de 1618.
El proceso diocesano de beatificación terminó en 1621 y el proceso
apostólico comenzó en 1675 y fue progresando con justificada
esperanza. El cuerpo de este siervo de Dios descansa desde 1746 en
la Iglesia Mercedaria de Lima.
Venerable Pedro Urraca de la Santísima Trinidad nació en
Jadraque, España en 1583. Su hermano, un franciscano, lo llevó a
Quito donde inspirado por la Virgen, ingresó a la Orden. Desde
temprana edad llevó una vida virtuosa y se destacó en la penitencia,
abnegación, oración y humildad. Después de ser ordenado diácono,
lo enviaron al convento Mercedario Recoleto de Belén en Lima,
donde lo ordenaron sacerdote en 1610. Luego, se dedicó a la
predicación y a la Evangelización de los pobres. Volvió a España en
1621 con el íntimo deseo de ir a Africa a redimir cautivos. Después
de siete años regresó a Perú y ejerció los ministerios de la prédica y
la confesión, y crecía su reconocida práctica de las virtudes. Aunque
en los últimos años de su vida quedó paralítico, continuó su
apostolado en la dirección espiritual de muchas almas, hasta su
muerte ocurrida el 7 de Agosto de 1657. Inmediatamente se inició el
proceso de beatificación y una vez concluido, en 1678 se llevó a
Roma. El decreto de proclamación de sus virtudes heroicas fue
proclamado el 31 de Enero de 1981.
Antonio de San Pedro nació en Portugal en 1570. Fue bautizado
como cristiano, pero cuando sus padres se convirtieron al judaísmo,
lo educaron en esa fe. Se fue a Lima donde se dedicó al comercio.
Cuando la Inquisición descubrió que practicaba el judaísmo, lo
encarceló el 22 de Marzo de 1604. Movido por la fe, abjuró y volvió
a su fe católica, recibiendo como penitencia pública servir de
ayudante de cocina por tres años en el Convento Mercedario de
Lima. Allí encontró al siervo de Dios, Gonzalo Díaz de Amarante,
quien lo educó en las verdades de la fe y la práctica de las virtudes
cristianas. Como consecuencia del castigo impuesto, debió regresar
a España donde ingresó como donado a un convento Dominico. Se
le negó el hábito porque era sabido que fue judío. En Junio de 1614
entró como donado al convento de Osuna, de los Mercedarios
descalzos, donde hizo su profesión dos años después. Su vida
religiosa fue de penitencia y mortificación, servicio y caridad a los
necesitados y a los encarcelados a quienes servía con abnegación,
sin descuidar la oración y la unión con Dios. Demostró su amor al
prójimo, especialmente a las prostitutas, convirtiendo a muchas de
ellas y fundando un hogar para las que volvían al buen camino. En
la Iglesia de Santa Ana de su Orden, constituyó un Fraternidad del
Santísimo Sacramento, que llegó a tener 4.000 miembros. Fue un
espejo de virtudes: fe, caridad, humildad y la observancia de los
Fraternidad San Pedro Pascual.
Provincia Mercedaria de Chile – Pastoral Juvenil Mercedaria – La Serena 15
votos. Esta vida tan santa fue bendecida con gracias especiales
otorgadas por Dios gracias a su intercesión, antes y después de la
muerte de este siervo de Dios, que murió en el convento de Osuna el
30 de Julio de 1622. El proceso de beatificación se abrió poco
después de su muerte.
Pedro Nolasco Perra nació en Gergei, Sardinia, a principios de
1574 y fue bautizado en 15 de Febrero del mismo año. Recibió el
hábito mercedario en el convento de Bonaria el 14 de Febrero de
1598 y realizó su profesión el 19 de Febrero del año siguiente. Lo
enviaron a Valencia a seguir estudios de teología y fue ordenado en
1602. Fue modelo de vida interior, obediencia y trato sensible. Su
recogimiento y fervor en la Santa Misa conmovían hondamente a los
fieles. Para todos tenía palabras de valor y consuelo,
especialmente durante el sacramento de la reconciliación. Su
recogimiento y fervor en la Santa Misa movían profundamente a la
devoción. Tenía palabras de valor y consuelo para todas las
personas, especialmente durante las largas horas que dedicaba al
sacramento de la reconciliación. Murió muy joven en Valencia,
cuando sólo tenía 32 años, el 15 de Junio de 1606. En su honor se
erigió en su pueblo natal una iglesia llamada Santa Impera (San
Pedro en dialecto de Cerdeña) donde el pueblo lo venera como a
santo hasta el día de hoy.
Alonso Gómez de Encinas nació en Cuéllar, Segovia. Recibió el
hábito en el convento de Valladolid y, entre 1597 y 1598 completó
sus estudios en Salamanca. En 1609, a los 44 años, fue a México
como secretario y predicador con el Vicario General Antonio
Mendoza. Una vez concluida su misión con el Vicario, solicitó
quedarse como misionero y fue nombrado doctrinero o sacerdote en
la isla Puná del golfo de Guayaquil. Durante su estadía el pirata
holandés, Jacobo L’Hermite lo sorprendió ya que después de cruzar
con varias naves el Estrecho de Magallanes asoló las costas del
Pacífico. También planeó el ataque a Guayaquil pero la heroica
defensa del pueblo lo obligó a replegarse a Puná, donde descargó
todo su odio en el Mercedario, ordenando que le arrancaron los
intestinos buscando la Eucaristía. Esto sucedió el 13 de Junio de
1624 y el 10 de Julio, la Audiencia de Quito informaba
detalladamente el hecho al rey Felipe IV. El Padre Encinas es u no
de los mártires mercedarios más conocido de ese período. Desde su
muerte se le venera como santo en la Iglesia Mercedaria de
Barcelona.
Juan Falconi de Bustamante nació en Almería en Abril de 1596. En
1611 entró a la Orden de la Merced y estudió teología en Salamanca.
Se dedicó a la enseñanza, principalmente en colegios mercedarios.
Sus superiores lo designaron al apostolado, dedicándose a la
dirección espiritual, a la confesión y a la prédica a todo nivel en la
sociedad Madrileña. Promovió las prácticas de meditación, la
confesión frecuente y la comunión diaria. Escribió muchos trabajos
teológicos y místicos, siendo el más importante El pan nuestro de
cada día acerca de la comunión. Murió en Madrid el 31 de Mayo de
1638 y poco después se inició el proceso de beatificación.
Luis Galindo de San Ramón nació en Trujillo, Perú en 1634.
Ingresó a la Orden de la Merced en Lima donde hizo su profesión el
6 de Abril de 1660. Un vez ordenado sacerdote, se trasladó al
convento recoleto de Belén para dedicarse a la contemplación y la
penitencia. Fue un destacado predicador y director espiritual,
también tenía el don de la profecía y anunció el terremoto de 20 de
Octubre de 1687 que destruyó la ciudad de Lima. Era muy devoto
de la Virgen María y en su honor escribió De la Concepción
Inmaculada de María, publicado en Lima en 1663. Dejó muchos
poemas místicos y sobre la muerte, en español y latín. Algunos de
sus manuscritos se conservan en la Universidad de Yale, Estados
Unidos de N. A. En los últimos años del siglo estaba construyendo
el frontis de la bella iglesia que es una de las más hermosas de la
ciudad. Murió el 8 de Marzo de 1704 y su cuerpo esta sepultado en
la sacristía de la Iglesia de la Merced en Lima. Poco después de su
muerte el Ordinario inició el proceso de beatificación y en Octubre
de 1943, el Congreso Eucarístico Nacional de Trujillo solicitó la
continuación del proceso.
Buenaventura Guisado, hombre de admirable virtud, fue
contemporáneo del Padre Galindo y vivió en el mismo convento.
Escribió Colloquia spiritualia concionatoria, trabajo de teología
mística que se publicó en Sevilla en 1645. Después de una vida
Fraternidad San Pedro Pascual.
Provincia Mercedaria de Chile – Pastoral Juvenil Mercedaria – La Serena 16
santa y ejemplar, murió el 25 de Septiembre de 1704. Dos años
después de su muerte, se inició el proceso de beatificación y el 16 de
Agosto de 1710 se realizó el examen del cuerpo para el proceso non
cultu.
José Montagudo. Nació en 1657 en Zaragoza. Fueron sus padres
Juan y María Fernández, recibió de su madre una estricta educación.
Llevado al estado religioso, ingresó al convento de su ciudad natal
donde en 1672 recibió el hábito mercedario y su profesión la hizo el
24 de Junio del año siguiente. Pronto después de su ordenación fue
nombrado maestro de novicios en el convento de Bonaria, Cerdeña
que por aquella época pertenecía a la Provincia de Aragón. De
regreso a España asumió la difícil tarea de pedir limosna para la
redención, servicio que cumplió por doce años. Recogió muchas
donaciones y demostró ser un excelente predicador. Luego se
dedicó al apostolado misionero a lo que dedicó los treinta y seis
últimos años de su vida. Se estima que debe haber oído más de
cuarenta mil confesiones. Al final de sus días se dedicó a la
redención de cautivos pues, a su solicitud, fue nombrado en 1272
redentor por la Provincia de Aragón. Aún cuando ya tenía 70 años,
inició su peregrinaje para recolectar limosnas con el mismo empuje
que cuando era joven, logrando recolectar 3,000 pesos. Con otros
redentores, Rafael Suriá y Vicente Ibáñez Rubio, se embarcó en
Barcelona para dirigirse a Túnez. Durante la travesía, una violenta
tormenta obligó a la nave a fondear en Cagliari donde el arzobispo
pidió al Padre Montagudo que dirigiera una oración para pedir la
lluvia. En Túnez los redentores rescataron 129 cautivos y de regreso
en Agosto de 1729, se le solicitó que hiciera el discurso oficial por el
regreso de los cautivos. Entregó su alma a Dios el 9 de Octubre de
1729. En 1741, Padre Francisco M. Etcheverz, su discípulo como
predicador, escribió la biografía de este religioso ejemplar, ferviente
misionero e incansable apóstol.
Andrés Garrido. Nació en Vallada, España en 1663. En el bautismo
recibió el nombre de Bartolomé, patrono de la ciudad. El 18 de
Junio de 1679 recibió el blanco hábito mercedario en el convento de
El Puig, donde tenía un tío religioso. Era sensible, de alma penitente
y muy paciente con los sufrimientos físicos. Fue un eminente
predicador en valenciano, eficaz y ferviente en sus sermones. Nunca
perdía la esperanza en la conversión de grandes pecadores y siempre
generoso con los pobres. Fue superior en Valencia y Játiva. En el
siglo XVIII, cuando el número de religiosos parecía excesivo, el
Padre Andrés permanecía días enteros en el confesionario, incluso
sin comer y su única interrupción era para celebrar la Santa Misa.
Decía: “¿Cómo podría hacer esperar a esta pobre gente –en peligro
de condenarse- para ir a comer y descansar?” Murió en Játiva,
donde permaneció por más tiempo, el 23 de Febrero de 1728. El
Padre Vicente Oliver, mercedario de Valencia y compañero por
cuarenta años de Padre Andrés hizo la oración fúnebre que duró tres
horas y quince minutos y, aún así, la encontraron breve y la hicieron
imprimir para disfrutarla plenamente.
Sebastián del Espíritu Santo. Nació en 1668 en Cajamarca, Perú.
Fue criado como cristiano y, a la muerte de sus padres, se fue a Lima
en busca del virtuoso fraile Luis Galindo de San Ramón, quien ya
tenía fama de santo, y se le aproximó con estas palabras: “Vengo a
buscarlo, Padre, para que me enseñe a ser santo.” Ingresó como
donado progresado rápidamente en los caminos de la virtud y
permaneció puro y humilde. No aceptó ser hermano coadjutor
porque se consideraba indigno y trabajó incansablemente por el bien
de la Iglesia y el esplendor de la adoración. Fue muy devoto del
Señor del Perpetuo Socorro a quien hizo construir un altar y
dedicaba cinco horas diarias a la oración. Dios premió su santidad
concediéndole privilegios excepcionales que despertaban la
admiración y el afecto de todos. El virrey lo eligió como padrino de
su hija. Murió el 17 de Julio de 1721 y el proceso de su vida, su
fama de santo y los milagros de este siervo de Dios comenzaron
inmediatamente, concluyendo en 1734.
Francisco Salamanca Nació en 1668 en Oruro, Bolivia donde
ingresó a la Orden y fue ordenado sacerdote en Cuzco. El 16 de
Mayo de 1695, el provincial, que había solicitado para Padre
Salamanca el grado de maestro en teología, dijo de él: “Es un
hombre muy talentoso y es tan virtuoso que es ejemplo para toda la
ciudad”. Padre Salamanca amaba vivir en su celda dedicado a la
oración y la penitencia. Fue un gran predicador, misionero, músico
Fraternidad San Pedro Pascual.
Provincia Mercedaria de Chile – Pastoral Juvenil Mercedaria – La Serena 17
que construyó un órgano original que aún se conserva, también fue
poeta y por sobre todo pintor: el mismo decoró su celda con
extraordinarios murales. Esta celda se conserva intacta en el
convento de Cuzco. Murió en 1730.
José de la Puerta. Era de la ciudad de Ecija donde recibió el hábito
en 1681 e hizo sus votos el 4 de Diciembre del año siguiente.
Estudió en su propia Provincia de Andalucía y demostró gran
recogimiento y amor por la oración que caracterizaron su vida. En la
investigación de su vida y virtudes hecha a solicitud del Obispo de
Sevilla, los testigos declararon que: “todos conocían su
prescindencia de todo contacto secular, de sus familiares e incluso
de los religiosos, salvo para actos comunitarios y que, por treinta
años, nunca pasó un día entero fuera del convento”. Celebraba Misa
diariamente con gran devoción y después de dar gracias, se retiraba
al coro a rezar. Sólo comía a mediodía y mortificaba su cuerpo con
azotes y una camisa de pelo, y dominaba su carácter irascible con
auto control. Murió el 1 de Octubre de 1738 y fue enterrado en la
tumba de los Marqueses de Peñaflor. Sus restos mortales fueron
luego trasladados a la Iglesia de Santa María de Ecija donde aún
puede verse. Se le atribuyen muchos milagros tanto en vida como
después de su muerte.
Francisco de Jesús Bolaños. Nació el 4 de Octubre de 1701 en
Pasto, Colombia. Ingresó a la Orden en esa misma ciudad a la edad
de quince años y también fueron mercedarios sus hermanos José y
Pedro. El 17 de Marzo de 1727, fue ordenado sacerdote en Quito y
se dedicó tanto a la propia santificación como a la del prójimo a
través del ministerio de la prédica y la confesión. A la edad de 32
años se retiró a la ermita de El Tejar donde construyó un convento,
una iglesia y una casa de retiro en la cercanía. Religiosos, laicos,
jóvenes y viejos, ricos y pobres llegaban allí en busca de alimento
espiritual que el Padre Bolaños les entregaba generosamente. Fue
un religioso virtuoso, pobre, humilde, austero y de especial caridad
con los más necesitados, cualidades que le valieron la admiración de
todos. Murió el 14 de Diciembre de 1785 y el proceso de
beatificación se lleva actualmente en la diócesis de Quito.
Beata Mariana de Jesús. Nació en 1565 en Madrid. Su madre
murió cuando tenía escasos nueve años y su padre volvió a casarse.
Para sacarla de la casa, su madrastra intentó casarla pero ella ya
había elegido a Jesús como su único esposo. En su angustia,
Mariana se dirigió a la capilla de los Mercedarios en la Iglesia de la
Virgen de los Remedios, donde encontró al Padre Juan Bautista
González que iluminó sus pasos y la guió por senderos de
perfección. Fue su director espiritual desde 1598 hasta su muerte.
Una delicada enfermedad la privó de entrar como religiosa a ningún
convento. Sin embargo, se fue a vivir a una pequeña casa al lado del
convento de los Mercedarios Descalzos. Allí pasó muchos años
dedicada a la oración y la penitencia. Finalmente fue aceptada como
terciaria y recibió el hábito mercedario de manos de Padre Felipe
Guimerán, Maestro General de la Orden quien recibió su profesión
al año siguiente, el 20 de Mayo de 1614. Permaneció viviendo en la
misma casa vistiendo ya el hábito, dedicada a obras de caridad para
los pobres y enfermos. Se distinguió además por su humildad, su
devoción a la Santísima Virgen y al Santísimo Sacramento. Por
indicación de su director espiritual, escribió su autobiografía. Una
pleuresía aguda provocó su muerte el 17 de Abril de 1624. Su
cuerpo incorrupto se guarda en la iglesia de Don Juan de Alarcón y
fue examinado en 1627 cuando se inició el proceso de beatificación.
Ha vuelto a ser examinado en 1731, 1924 con ocasión del tercer
centenario de su muerte, y en Junio de 1965 en el cuarto centenario
de su nacimiento. El Papa Pio VI la beatificó solemnemente en la
Basílica de San Pedro el 25 de Mayo de 1783.
1880 – 1965
Venerable José León Torres. Sus padres fueron Gregorio Torres y
Margarita Rivero, familia cristiana, modesta y virtuosa. Ingresó a la
Orden de la Merced en 1863, al convento de Córdoba; recibió el
hábito el 30 de Octubre y comenzó su noviciado. Emitió los votos
temporales el 1 de Noviembre de 1868 y los votos solemnes el 8 de
Junio de 1871 y se ordenó sacerdote el 27 de Abril de 1875. Desde
muy joven asumió cargos de responsabilidad en su Provincia:
Fraternidad San Pedro Pascual.
Provincia Mercedaria de Chile – Pastoral Juvenil Mercedaria – La Serena 18
maestro de novicios, vicario provincial, provincial, vicario general y
visitador general. El Maestro General Pedro Armengol Valenzuela,
conocedor de sus excelentes cualidades, lo designó provincial, cargo
que ocupó por cuatro períodos. Durante su gobierno estuvo
permanentemente preocupado de la expansión de la Orden; recuperó
el convento de Santiago del Estero y trabajó muy duro para reabrir el
convento de Tucumán; creó nuevas fundaciones en Buenos Aires y
Montevideo; con su sólido eje promovió la vida comunitaria,
desarrolló la vida cultural iniciando la publicación de la Revista
Mercedaria en Córdoba. Visitó conventos entregando sabias
normas y sano consejo para la vida religiosa.
Distinguieron al Padre Torres su espíritu de observancia, la
humildad, su capacidad de organización, su amor a la Orden, la
devoción a la Eucaristía y a María de la Merced. En 1887 fundó en
Córdoba la Congregación de las Hermanas Mercedarias del Niño
Jesús. Redactó sus Constituciones y siempre les dio atención
espiritual. En 1893 viajó a Roma al Capítulo General que aprobó las
Constituciones de la Orden. Aprovechó este viaje para ir en
peregrinación a Tierra Santa. En reconocimiento de su cultura y
profundos conocimientos, en 1889 el Maestro General lo distinguió
con los títulos de profesor asistente de filosofía y teología t maestro
de teología. Murió santamente en su ciudad natal el 15 de
Diciembre de 1930.
Sus hijas espirituales solicitaron sus restos mortales y
descansan en la iglesia de la Casa Matriz de las Hermanas
Mercedarias del Niño Jesús en Córdoba. El proceso diocesano de
beatificación se inició en 1957 y concluyó en 1959. Su causa se
llevó a Roma y el proceso apostólico comenzó en 1973 y concluyó
el 26 de Marzo de 1994 con la declaración de sus virtudes heroicas.
Antonio Pisano. Nació en Cagliari, Cerdeña, el 19 de Marzo de
1907. Ingresó como postulante a la Orden 1920, pero debió dejar el
Convento debido a una enfermedad. Gracias a su tenacidad y tan
pronto recuperó la salud volvió al monasterio para empezar el
noviciado el 5 de Marzo de 1922. Hizo su profesión de votos
simples el 8 de Diciembre de 1923. Se dedicó con diligencia y
seriedad a los estudios sacerdotales pero más aún a alcanzar virtudes
religiosas, mostrando genuino amor a Dios y al prójimo ofreciendo
heroicamente su joven vida, a los 19 años, como reparación de los
pecados de la humanidad y por la conversión de los incrédulos,
herejes y pecadores. El Señor aceptó la oblación de Fr. Antonio; su
via crucis comenzó en Mayo de 1926. Aun cuando existían
justificados motivos de esperanza de una mejoría, una enfermedad
pulmonar terminó con su vida el 6 de Agosto de 1927. Está
sepultado en el Santuario de Bonaria en Cerdeña y muchas son las
personas que aseguran haber recibido gracias del Señor gracias a la
intercesión de Fr. Antonio. Terminado el proceso diocesano, se
inició en Roma el proceso del siervo de Dios.
Felice Migliore. Este religioso nació en Serra di Falco, Sicilia el 26
de Noviembre de 1819. Ingeresó al convento de San Cataldo de los
Mercedarios descalzos a los 17 años y se ordenó sacerdote en 1845.
Fue devoto del Santísimo Sacramento y de la Virgen de la Merced,
caritativo con los pobres y admirado por los fieles a quienes servía
con ejemplar diligencia. Donde fuera era reconocido como religioso
observante y piadoso y la gente le atribuía bendiciones y milagros.
Debido a esto fue llamado a Roma y se le prohibió volver a Messina.
Vivió en el convento de San Adriano y en Nemi y creció su fama
pues obtenía gracias extraordinarias del Señor. Reconocido como
santo, murió en Roma el 7 de Agosto de 1886. En el libro de los
difuntos del convento de San Adriano puede leerse: “ Este padre fue
un hombre extraordinario y despertó tanto entusiasmo en Sicilia que
es imposible tener una idea de la gran estima en que se le tenía, no
sólo por el pueblo sino por eminentes miembros de la Iglesia…
Vivió pacíficamente y siempre contento en el medio y murió con
igual calma, paz y serenidad.”
Teresa de Jesús Bacq. Isabel nació en País el 16 de Septiembre de
1825 y fue educada como luterana. A los 14 años, se convirtió al
catolicismo y se bautizó el 31 de Mayo de 1839. Ese día consagró
su pureza a la Santísima Virgen en Notre Dame. Deseaba ser
religiosa y lo intentó en tres diferentes congregaciones. Insatisfecha,
se fue donde el obispo de Nancy, Charles Martial A. Lavigerie, que
era su director espiritual, quien la animó a fundar un instituto
religioso. En Nancy formó una comunidad con el nombre de Damas
de María que, un año más tarde, el 8 de Diciembre de 1865, se
Fraternidad San Pedro Pascual.
Provincia Mercedaria de Chile – Pastoral Juvenil Mercedaria – La Serena 19
convirtió en Hermanas de la Asunción de nuestra Señora. Después
de varios años de duro trabajo y gran sufrimiento, siguiendo el
consejo del cardenal Lavigerie, Teresa eligió la Orden de la Merced
que la identificaba por su espíritu de caridad y devoción a María.
Solicitó la incorporación a la Orden y el Padre Valenzuela admitió a
las hermanas el 4 de Abril de 1887 bajo el nombre de Hermanas de
Nuestra Señora de la Merced. Teresa murió en País adonde había
viajado buscando ayuda para su instituto. Murió sola en una pobre
pieza de hospital y lejos de sus hijas el 2 de Junio de 1896. Su vida
plena de amor a Dios, a María y a los pobres, estuvo marcada por
contrariedades, incomprensiones, sufrimiento y penas. En todo,
Teresa veía la voluntad de Dios y su unión con el Señor la llevó a
aceptar la cruz y los sacrificios. Su indómita esperanza y su deseo
de salvar almas la sostenían. El proceso diocesano de beatificación
iniciado en Roma, terminó el 30 de Junio de 1994.
Venerable Margarita María López de Maturana, nació en Bilbao el
25 de Junio de 1884. Se educó en el colegio mercedario de Berriz
donde nació su vocación religiosa. El 25 de Julio de 1903 ingresó al
Monasterio Mercedario para consagrar su vida a Dios como monja
de clausura. El 10 de Agosto del mismo año recibió el hábito y
cambió su nombre de bautismo, Pilar. Hizo su profesión en la Fiesta
de la Asunción del año siguiente y durante los primeros años de su
vida religiosa, participó activamente en el colegio de su comunidad
como profesora y prefecta de estudios. El Padre Manuel Sancho
Aguilar fue su director espiritual y la encaminó hacia las misiones.
De naturaleza alegre y abierta, su trabajo pedagógico fue el medio
que Dios eligió para sembrar la semilla de la vocación misionera en
su corazón. Bajo la dirección, la iniciativa y el infatigable trabajo
de Madre Margarita, pronto el colegio de Bérriz fue un activo centro
misionero. La asociación de ex alumnas Juventud Misionera
Mercedaria nación el 19 de Marzo de 1920. El entusiasmo
misionero cruzó rápidamente el umbral del monasterio para
expandirse por el país y Madre Margarita continuó siendo el alma de
esta nueva vida.
A partir de ahí los hehcos se sucedieron con milagrosa
rapidez. El Maestro General de la Orden. P. Ignacio López
Santamaría visitó Berriz y Madre Margarita aprovechó la
oportunidad para plantearle su deseo de servir a la Iglesia como
misionera activa. El Maestro General en Roma se interesó en este
proyecto presentado a nombre de todas las hermanas y el Papa Pío
XI bendijo esta inquietud. El antiguo convento Mercedario se
transformó en un bullente centro misionero y sede del nuevo
instituto. En 1926 partió la primera expedición a Wuhu, China y al
año siguiente Madre Margarita fue elegida Superiora. Hubo otras
fundaciones en las Islas Carolina y Marshall y en Japón. El 23 de
Mayo de 1930 Japón aprobó el nuevo instituto religioso
Mercedarias Misioneras de Berriz y Madre Margarita fu su primera
superiora. Realizó muchos viajes, especialmente al oriente, con el
solo afán de extender el Reino de Dios hasta los confines de la tierra.
Viajó a Roma para hablar personalmente de las misiones con el
Papa. Después realizó su viaje final, el 23 de Julio de 1934. Desde
1961 su proceso de canonización se encuentra en Roma. Sus
virtudes heroicas fueron reconocidas por decreto del 16 de Marzo de
1987.
Luis de la Torre Rojas, nació el 21 de Junio de 1819 en San Pedro
de Humay, en la Provincia de Pisco, Perú.. Fue terciaria mercedaria
reconocida por su incesante caridad. Alimentaba a todos los pobres
que se le acercaban y su ollita, de comida milagrosamente, nunca se
agotaba. Afectuosamente se la conoce como beatita de Humay por
sus virtudes. Murió considerada como santa el 21 de Noviembre de
1869. Desde 1946 su proceso de beatificación sigue su curso en
Roma.
Mártires Españoles. Como dijo el Papa Pío XI en Septiembre de
1936, todos los que fueron asesinados durante la Guerra Civil
Española “sufrieron verdadero martirio en el sagrado y glorioso
sentido del término, por el sacrificio de vidas inocentes de mayores y
jóvenes en el esplendor de sus vidas.” Durante los primeros días de
la guerra, en especial cuando la persecución religiosa estaba en su
peor momento, treinta y siete religioso Mercedarios entregaron sus
vidas por Cristo, 19 pertenecían a lo Provincia de Aragón y 18 a la
Provincia de Castilla.
Fraternidad San Pedro Pascual.
Provincia Mercedaria de Chile – Pastoral Juvenil Mercedaria – La Serena 20
Encabezó la lista de los mártires aragoneses el Padre Mariano
Alcalá Pérez, nacido el 11 de Mayo de 1867 y fusilado el 15 de
Septiembre de 1936.
Los otros 18 religiosos que encontraron una muerte violenta
son: Tomás Carbonel Miquel, Mariano Pina Turón, Francisco
Gargalo Gascón, José René Prenafreta, Manuel Sancho Aguilar,
Tomás Campo Marín, Francisco Llagostera Bonet,Serapio Sanz
Iranzo, Enrique Morante Chic, Jesús Eduardo Massanet Flaquer,
Amancio Marín Mínguez, Lorenzo Moreno NicolásPedro Esteban
Hernández, Antonio Lahoz Gan, José Trallero Lou, Jaime Codina
Casellas, Antonio González Penín y Francisco Mitjá Mitjá.
El 31 de Mayo de 1957 en Lérida se constituyó un tribunal
eclesiástico diocesano para establecer el martirio de estos religiosos.
Después de esta etapa el proceso fue a la Sagrada Congregación de
Ritos en Roma el 25 de Noviembre de 1962, solicitando la apertura
del proceso La causa sigue su curso en Roma.
De los 18 religiosos de la Provincia de Castilla asesinados
durante la persecución, nueve pertenecían a la comunidad de Buena
Dicha en Madrid, tres a la de San Pedro de Madrid y uno a la de San
Sebastián. Sus nombres son:
Manuel Cereijos Muiños, José Cereijo Muiños, Serafín
Solaegui Dunabeitía, Guillermo Vásquez Núñez, Enrique Saco
Pradera, Luis Barros Fernández, Agustín Salgueiro Rodríguez,
Gonzalo Pérez González, Tomás Tajadura Tajadura de la Provincia
de Aragón, Leandro Hermida González, Serapio Paz Muras, Patricio
Peláez Castaño, Eliseo Pérez González, Luis Arias López, Jesús
Tizón Boleira, Ramon Lago Parrado, Olimpio Escudero González y
Ricardo Vásquez Rodríguez,
El reconocimiento del martirio de estos religiosos ejecutado
en Castilla, no ha sido presentado. Sólo han sido recordados y los
restos mortales de algunos de ellos han sido llevados al Monasterio
de Poio el 5 de Mayo de 1940 y al Monasterio de Herencia el 14 de
Junio de 1942.
Los Primeros Mercedarios en las Américas
Cuando el Nuevo Mundo irrumpe en el escenario histórico
europeo, las únicas ordenes religiosas autorizadas por los Reyes
Católicos para ir a América fueron, junto con los franciscanos, los
dominicos y los agustinos, la Orden de la Merced quienes con
muchos celo se dieron a la tarea de la evangelización de los
habitantes de estas tierras vírgenes.
Se asegura que no hubo sacerdotes o religiosos que
acompañaran a Cristóbal Colón en su primer viaje. La fe cristiana
llegó al nuevo continente en el segundo viaje en 1493. Pedro
Martir de Anghiera, cronista italiano y necesaria referencia para todo
el que busque información confiable sobre esa materia, tiene
pruebas irrefutables de la presencia mercedaria desde un principio ya
que tuvo contacto con los protagonistas directos de los hechos que
narra en detalle. Cuando este autor relata la exploración de las
costas de Cuba, menciona la presencia de un fraile mercedario,.
Debido a la importancia de este texto, en la Historia de la Iglesia en
las Américas se cita literalmente: “Cuando se cortaba la leña y se
llenaban los toneles, uno de nuestros hombres salió a cazar al
bosque, cuando de improviso se encontró con un hombre vestido de
blanco y, en un primer momento, pensó que era un hermano de la
Orden de Santa María de la Merced, a quien el almirante había
llevado como sacerdote.” (De Orbe novo Decades, Compluti 1516,
f. 9).
Según el citado texto de Anghiera, la presencia de al menos
un fraile mercedario en el segundo viaje de Colón es indesmentible.
Según los testimonios de historiadores serios, de la misma Orden y
de otras, podemos verificar los nombres de tres religiosos
mercedarios que acompañaron a Colón: Juan Infante, Juan de
Solórzano y Jorge de Sevilla. Historiadores modernos han intentado
identificar al mercedario mencionado como Pedro Martir con Fr.
Jorge, superior del convento de Sevilla, que estaba en las Indias en
Abril de 1495. En sus instrucciones a Colón, el Rey de España
solicitó el regreso del fraile a España y después que el religioso
organizador de la expedición misionera de 1493, Minim Bernardo
Boyl había regresado en diciembre del año anterior. Fray Jorge
estaba en España en 1505 como provincial de Castilla.
Fraternidad San Pedro Pascual.
Provincia Mercedaria de Chile – Pastoral Juvenil Mercedaria – La Serena 21
Trabajo Apostólico en América
Actividad Inicial
Es necesario recordar que, como cualquier europeo, los
mercedarios no conocían la realidad de los pueblos de América. No
conocían el idioma ni la idiosincrasia de tantos pueblos diferentes.
Por lo tanto, era difícil penetrar en la intimidad de los sentimientos
de gentes desconocidas. Sin embargo, la profundidad, la vitalidad,
la magnitud y los frutos de las misiones Mercedarias en este
continente son sorprendentes. Los Mercedarios sólo sabían que
venían a predicar el Evangelio y a convertir multitudes paganas.
Las lenguas, tan diferentes de la de Cervantes, eran el primer
obstáculo. Sin bien la riqueza de las lenguas es algo culturalmente
positivo, para los misioneros fue un obstáculo más ya que desde
México a Tierra del Fuego había varias y muy diferentes lenguas.
Igual que otros misioneros, los mercedarios empezaron a proclamar
el Evangelio siguiendo la inspiración del Espíritu Santo y el buen
sentido cristiano. Usaban métodos rudimentarios.
En América del Sur los misioneros enfrentaron grandes
dificultades para evangelizar debido a las enormes distancias, ríos
correntosos, altas montañas, bosques espesos y vastos desiertos.
Pero también encontraron beneficiosos factores que ayudaban a la
evangelización, especialmente en los territorios del Imperio Inca:
buenos caminos que cruzaban todo el imperio, pueblos establecidos,
grandes ciudades, una agricultura desarrollada, una organización
social muy avanzada, un idioma común y, sobre todo, la buena
disposición de los habitantes para aceptar el Evangelio.
Además de su ministerio en las ciudades, los misioneros
mercedarios iban a evangelizar nativos que vivían muy apartados.
Estos pueblos estaban esparcidos en ciudades grandes y pequeñas
muy distantes unas de otra y los misioneros debían ir a buscarlos en
sus visitas de evangelización. A veces los religiosos se quedaban a
vivir entre ellos para intensificar su enseñanza religiosa y tanto la
escasez de misioneros como las distancias dificultaban la frecuencia
de las visitas.
El éxito de los misioneros dependía de la buena o mala
acogida que les daban. Si los nativos los recibían bien, comenzaba
la catequesis al aire libre, se erigía una cruz y luego se comenzaba la
construcción de la iglesia. Así la gente aprendía los primeros
rudimentos de la fe. Esta fue la primerísima manera en que se
predicó el Evangelio.
La metodología catequética era muy simple si bien bastante
efectiva: los primeros recursos didácticos eran la cruz y la imagen de
María. Sobre esta base los misioneros explicaban los fundamentos
de la fe, al principio a través de gestos, luego a través de un
intérprete nativo y cuando habían aprendido la lengua, en sus
propias palabras. Los Padres Bartolomé de Olmedo en México,
Antonio Correa en Chile, Marcos Dardón en Chiapas y Martín de
Victoria en Ecuador, usaban música para captar el interés de su
audiencia
El conquistador de tierras en América se convertía en su
propietario y asignaría o encomendaría sus tierras y mercaderías a
colonos españoles con la condición de que, a cambio de tributo y
servicio, ellos proveerían a un clérigo o religioso que enseñara la fe
cristiana a los encomendados. La persona encargada de una
encomienda o parcela se llamaba encomendero. Como tenía que
suministrar a un sacerdote y pagar su salario, el encomendero
prácticamente estaba encargado de la evangelización. Por esto, el
sacerdote se sentía condicionado por el encomendero. Este sistema,
legalizado por la corona, era fuente de abusos que la Iglesia tuvo que
enfrentar a fin de defender a los nativos. En parte este proceso
ayudó a la evangelización pero también tuvo resultados negativos
para los misioneros y su apostolado.
El misionero enseñaba doctrina cristiana en la encomienda.
Por esto el lugar donde se proclamaba el evangelio se llamó doctrina
y la persona encargada era el doctrinero. En general, los términos
misionero y doctrinero significaban lo mismo. Un doctrinero no
podía gobernar una doctrina –que usualmente comprendía iglesia,
casa del sacerdote, escuela, hospital, cementerio y taller- a menos
que hablara la lengua de los nativos. A pesar de la buena legislación
real, mientras duró la colonia, hubo polémicas y es lamentable que
obispos, clérigos y religiosos fueran los protagonistas.
Fraternidad San Pedro Pascual.
Provincia Mercedaria de Chile – Pastoral Juvenil Mercedaria – La Serena 22
De hecho, las doctrinas eran centros de catequesis,
verdaderas parroquias rurales. Cada doctrina incluía varias villas
separadas por grandes distancias y la más grande servía como
centro principal. Habitualmente la iglesia era el lugar de reunión
para la enseñanza de oraciones cristianas. Respecto a las dinámicas
de las clases, los adultos se reunían dos veces a la semana para la
catequesis y los niños todos los días. Los inicios de una doctrina
eran difíciles: los misioneros debían viajar largas distancias para
tomar contacto con cada villa. Más tarde, cuando se suprimieron las
encomiendas, las doctrinas tomaron la calidad de centros misioneros
bajo la celosa vigilancia de los obispos y religiosos superiores. Los
mercedarios tuvieron muchas y muy importantes doctrinas a través
de América.
Defendiendo a los Nativos
La legislación española sobre los aborígenes era, sin duda,
humana y de inspiración cristiana. Sin embargo, su aplicación dejó
mucho que desear y fue origen de innumerables abusos.
La Orden de la Merced levantó su voz en contra desde el
principio de la conquista. No por nada había luchado durante
trescientos años por la libertad en el viejo continente. En América,
los Mercedarios enfrentaron a los conquistadores llamando la
atención a los encomenderos y enviando constantemente cartas e
informes al rey. Esto continuó en el período histórico cuando los
conventos de América pertenecían a la Provincia de Castilla hasta
que más tarde fueron constituidos en provincias autónomas.
Es así como, entre otros, Padre Marcos Dardón, incansable
misionero mercedario en América Central, fue nombrado “protector
y defensor de los indios” por la Real Asamblea de Guatemala,
responsabilidad que cumplió con diligencia por cinco años. En
León, Nicaragua, Padre Francisco de Bovadilla fue un gran defensor
de los nativos, según el mismo lo expresaba en una carta que envió a
la reina Juana desde Toledo, el 31 de Julio de 1551. En 1550, por
cédula real, el rey de España ordenó la libertad de 500 nativos
siguiendo el consejo y la intercesión del misionero Mercedario, Juan
de Almazán. En 1551, Padre Bartolomé de Montesinos presentó a la
Asamblea de Charcas igual defensa para los nativos que trabajaban
en las minas de Potosí. En 1576, desde Nueva Granada, Padre
Alonso de Avila informó a Felipe II sobre el abuso de los
encomenderos con los nativos. En Chile, los Padres Antonio Correa,
Antonio Sarmiento Rendón y Miguel de Benavente defendieron
lealmente a los Indios de los malos tratos de los encomenderos.
Esta actitud en contra de los que ejercían poder temporal,
colocó a los misioneros en una posición clave para que los nativos
confiaran en ellos.
La Familia Mercedaria La política y los sucesos anti religiosos de los siglos XVIII y
XIX llevaron un soplo devastador a la vida religiosa en la Iglesia,
dando la impresión que no tendría fuerzas para superarse. Sin
embargo, en algunos aspectos, las pérdidas se balancearon. De
hecho, aún cuando fueron expulsados de sus conventos, muchos
religiosos permanecieron fieles privadamente a su ideal de vida
religiosa. Trabajaban silenciosa y efectivamente para la restauración
espiritual de la Iglesia y de sus institutos. Otros promovieron
distintas formas de vida religiosa más acordes con las demandas del
nuevo tiempo histórico.
El carisma Mercedario también inspiró nuevas formas de
expresión, especialmente en personas llenas del amor de Dios que
dieron origen a los institutos religiosos Mercedarios femeninos. En
un nivel práctico, estos institutos se dedicaron a la instrucción
cristiana, al cuidado de los enfermos, a las misiones, a la asistencia
de la juventud pobre y descarriada, etc. Bajo la protección de la
Virgen de la Merced también hubo laicos que se organizaron en
asociaciones para reflexionar sobre la salvación de sus almas y hacer
el bien al prójimo.
En el siglo XIX, emergieron los institutos religiosos
femeninos y se integraron a la Familia Mercedaria realzando algún
aspecto del carisma. A continuación se entrega una breve
descripción de estos institutos:
Mercedarias Misioneras de Barcelona
Fraternidad San Pedro Pascual.
Provincia Mercedaria de Chile – Pastoral Juvenil Mercedaria – La Serena 23
Este instituto religioso se fundó en Barcelona el 21 de
Noviembre de 1860. La joven Lutgarda Mas y Mateu (1828-1862) y
el mercedario exclaustrado Padre Pedro Nolasco Tenas y Casanova
(1803-1874), fueron las almas de esta fundación. Lutgarda se dirigió
al P. Tenas para realizar su ferviente deseo de restablecer las
Hermanas Mercedarias en Barcelona. Después de su perplejidad
inicial acerca de esta obra y como recibió apoyo del Vicario General
de la Orden, Padre Tomás Miquel, se convirtió en entusiasta
promotor de esta labor. El 21 de Noviembre de 1860, después de
completar los trámites necesarios, Padre José María Rodríguez y
Bori, presidente interino del convento de Barcelona confirió el
hábito a cinco jóvenes de Barcelona y nombró superiora de la
incipiente comunidad a la joven Mercedes Bartra Demetre.
Ese mismo año 1860 el instituto fue reconocido por la
diócesis y el 19 de Septiembre de 1864 fue incorporado a la Orden
de la Merced por el vicario General, P. Tomás Miquel. Las
religiosas, integradas a la Orden como terciarias regulares, tomaron
el nombre de Religiosas Mercedarias.
El 25 de marzo de 1911, el Instituto recibió el Decretum
laudis de la Congregación de Religiosos. Inicialmente el instituto
estuvo dedicado a la formación juvenil, pero pronto se orientó a las
misiones y otras obras sociales. Las Constituciones revisadas de
1983 establecen: “La finalidad del Instituto es el anuncio del Reino
y la redención del prójimo mediante la promoción y la educación
cristiana de los hombres, a través de la enseñanza, a través de la
enseñanza, las misiones y las obras sociales.
Actualmente el Instituto consta de 430 religiosas distribuidas
en 66 casas en España, América y Africa.
Hermanas Mercedarias de la Caridad
La Hermanas Mercedarias de la Caridad fueron fundadas en
Málaga, España el 16 de Marzo de 1878por el canónigo y visitador
de las religiosas de la diócesis, Monseñor Juan Nepomuceno Zegrí y
Moreno (1813-1905). El Instituto fue integrado a la Orden de la
Merced el 9 de Junio de 1878 por decreto del vicario general, P. José
María Rodríguez. León XIII les otorgó el Decretum laudis el 25 de
Septiembre de 1900 y la aprobación del Instituto y sus
Constituciones fue conferida el 24 de Abril de 1901.
El fin específico del Instituto es la práctica de la caridad
mediante el ejercicio de las obras de misericordia. Las
Constituciones de 1977, renovadas después del Concilio Vaticano II,
expresan de la siguiente manera el carisma y la misión del Instituto:
“La misión a que está consagrada esta Congregación es la práctica
de la caridad, ejerciendo todas las obras de misericordia espirituales
y corporales en la personas de los pobres, sirviéndoles en los
hospitales, hospicios, escuelas y en cuantas obras puedan redundar
en beneficio de la humanidad enferma, necesitada y desamparada.
Curar todas las llagas, remediar todos los males, calmar todos los
pesares, desterrar todas las necesidades, enjugar todas las lágrimas,
no dejar, si posible fuera, en todo el mundo un solo ser abandonado,
afligido, desamparado, sin educación religiosa y sin recursos.”
La Congregación, actualmente, está extendida en España,
Francia, América Latina y Africa, con 180 casas y 1.556 religiosas.
Hermanas de Nuestra Señora de la Merced
Fueron fundadas en Nancy, Francia, el 2 de enero de 1864
por la madre Teresa de Jesús (Elizabeth) Bacq (1825-1896), con el
apoyo del obispo local, luego cardenal, Monseñor Carlos Marcial A.
Lavigerie.
Inicialmente, el Instituto con carácter diocesano, tomó el
nombre de Religiosas de la Asunción de Nuestra Señora. Las
primeras Constituciones, redactadas por Madre Teresa, fueron
aprobadas el 8 de Diciembre de 1865, pero siendo su anhelo de
agregarse a una Orden donde fuese particularmente venerada la
Santísima Virgen, se preocupó con insistencia en tal sentido. El 4 de
abril de 1887 el Instituto fue agregado a la Orden de la Merced con
decreto del General Pedro Armengol Valenzuela y desde aquel
mismo día las religiosas tomaron el nombre de Nuestra Señora de la
Merced. El 25 de Marzo de 1912, Su Santidad Pío X concedió el
Decretum laudis; el 13 de Junio de 1931 Pío XI daba la primera
aprobación como Instituto pontificio y el 6 de mayo de 1941 Pío XII
concedía la aprobación definitva de las Constituciones.
Fraternidad San Pedro Pascual.
Provincia Mercedaria de Chile – Pastoral Juvenil Mercedaria – La Serena 24
El carisma del Instituto se caracteriza esencialmente por un
espíritu apostólico y mariano a través de las obras de caridad y
misericordia. “Esta familia religiosa –se leía en las primeras
Constituciones escritas por Madre Teresa- , ha sido fundada para
honrar en modo particular la vida de Jesús en María y por María”.
Las Constituciones renovadas en 1975 precisan en estos términos el
carisma y la espiritualidad del Instituto: “Tal espiritualidad,
fundada sobre la caridad redentora y sobre la humildad, de la que
Madre Teresa dio un ejemplo inconfundible, está formada por una fe
ardiente, una caridad intensa, una dedicación sin límites, un celo que
no rechaza nada de lo que pueda ser agradable a Dios y procurar la
salvación de las almas.”
Las Hermanas son actualmente 529, esparcidas en 57 casas
existentes en Francia, Italia, Bélgica, Africa, Palestina, India, Chile,
Ecuador y Estados Unidos, y se dedican a la educación de la infancia
y de la juventud en los asilos y en la escuela elemental, media y
superior, a la asistencia de los huérfanos en lugares de prevención y
colonias, al cuidado de los enfermos en los hospitales y en las
clínicas de los ancianos en asilos.
Sisters of Mercy
Durante el siglo XIX surgieron en la Iglesia también otros
institutos religiosos, los cuales, aunque no agregados oficialmente a
la Orden de la Merced, sin embargo tienen una cierta relación con
ella. Entre éstos está la Congregación de Sisters of Mercy.
Las Sisters of Mercy o Hermanas de la Merced tuvieron
origen en Dublín, el 24 de Septiembre de 1827, por obra de una
piadosa y noble mujer católica, Catalina McAuley (1787-1841), que
abrió una casa para que fuera contemporáneamente escuela, asilo,
alojamiento para chicas abandonadas, etc. De aquí nació la idea de
fundar una Congregación de religiosas con el fin de practicar las
obras de caridad o de misericordia en todas se varias
manifestaciones. Después de la necesaria preparación, Catalina, con
sus dos compañeras hizo la profesión religiosa en 12 de Diciembre
de 1831.
Si bien la Congregación no había tenido ninguna relación de
origen o desarrollo con la Orden Mercedaria, no obstante en las
constituciones se recomienda tener una especial devoción a la
Virgen de la Merced, que es la Patrona de la Congregación y a san
Pedro Nolasco, modelo de caridad hacia el prójimo. Además, en la
Congregación está en uso el escudo de la Orden.
Estas religiosas se han desarrollado mucho en los cinco
continentes, especialmente en las regiones donde se habla la lengua
inglesa.
Hermanas Terciarias Mercedarias del Niño Jesús
Fueron fundadas el 1 de Octubre de 1887, en Córdoba,
Argentina y agregadas como terciarias regulares de la Orden de la
Merced, el 20 de Diciembre de 1887. Su fundador fue el venerable
José León Torres, y su director por espacio de 42 años. A su santa
muerte, el 15 de Diciembre de 1930, dejó la fundación muy bien
consolidada y extendida en varias ciudades de Argentina y Uruguay.
El obispo de Córdoba aprobó las constituciones propias
redactadas por el Fundador. El Instituto fue de derecho diocesano
hasta el 12 de Enero de 1931, fecha en que obtuvo de la Santa Sede
la aprobación ad experimentum y la aprobación pontificia el 3 de
Abril de 1940.
Según las Constituciones aprobadas en 1983, la
Congregación: “cumple su misión a través del apostolado de la
educación, mediante el cual hace presente a Jesucristo Redentor,
hermano y amigo, entre los cristianos oprimidos a causa de culturas
antievangélicas”.
Las Hermanas Terciarias Mercedarias están comprometidas
en la enseñanza en escuela y colegios, el perfeccionamiento artístico
y la capacitación de los jóvenes para el trabajo, la asistencia a los
huérfanos, niños y ancianos desamparados, el catecismo en los
suburbios y ayuda en las obras parroquiales. Las religiosas
promueven así la plena libertad de hijos de Dios, haciendo un
servicio a la fe.
Hermanas Mercedarias del Santísimo Sacramento
Fraternidad San Pedro Pascual.
Provincia Mercedaria de Chile – Pastoral Juvenil Mercedaria – La Serena 25
Fueron fundadas en la ciudad de México, el 25 de Marzo de
1910. Habiendo solicitado la madre María del Refugio a la curia
diocesana un religioso como director y guía del Instituto, le fue
indicado el padre Alfredo Scotti, entonces provincial de México.
El padre Scotti tomó gran interés por el bien de la
comunidad, dedicándose a la revisión de las Constituciones, de
acuerdo con la madre María del Refugio y con la ayuda de la madre
Consuelo Olivares.
Fueron agregadas espiritualmente a la Orden de la Merced el
11 de julio de 1925. Obtuvieron la aprobación pontificia el 22 de
julio de 1948.
La finalidad del Instituto está expresada con estos términos
en las constituciones aprobadas en 1989: “Trabajar con todo ahínco
por extender el reinado de Jesús Eucaristía y el amor filial a Nuestra
Madre Santísima de la Merced”. Este apostolado se expresa
mediante la educación de la infancia y de la juventud, su formación
en el culto y piedad eucarísticos.
La Congregación tiene escuela y colegios, y dedica especial
cuidado a la preparación de los niños para la primera comunión.
Actualmente se encuentran en México, Colombia, Chile,
Estados Unidos, El Salvador, Italia y España.
Mercedarias Misioneras de Bérriz
Tienen origen en un monasterio de monjas mercedarias de
clausura fundado en 1540. En 1869 inauguran las religiosas el
Colegio que después se haría famoso, La Vera Cruz. Adquiere fama
por la vida que le infunde la madre Margarita María Maturana que
ingresa al monasterio en 1903.
En 1920 funda la asociación Juventud Mercedaria
Misionera. Con esto el colegio y monasterio se ponía a la
vanguardia en el movimiento misionero. La causa de este despertar
fue el gran espíritu mercedario que se vivía en el monasterio. En
1926 el papa autoriza el envío de un grupo de mercedarias
misioneras a Wuhu, China.
El 23 de Mayo de 1930, por obra de la Madre Margarita
Maturana, entonces superiora del monasterio, por decreto de la Santa
Sede, se transforma el monasterio en Instituto Misionero que
continúa perteneciendo a la Orden de la Merced.
En 1931 celebran capítulo general y a él asiste la madre
Margarita. Ella redacta las Constituciones, que son aprobadas
definitivamente el 3 de enero de 1939. Las hermanas continúan
emitiendo el cuarto voto mercedario reformulado. Las
Constituciones postconciliares aprobadas en 1981 expresan la
misión evangelizadora de la Congregación así: “Nos
comprometemos a realizarla preferentemente en las iglesias jóvenes
y en los pueblos pobres y oprimidos del modo peculiar que expresa y
sella nuestro Cuarto Voto redentor: permanecer en la misión, si lo
exige el bien de los hermanos, cuando hubiere peligro de perder la
vida”.
Principalmente se han extendido por Oriente: China, Japón,
Filipinas, Taiwán, Islas Carolinas, etc.
Hermanas Mercedarias Misioneras de Brasil
Fueron fundadas el 10 de Enero de 1938 por Lucía
Etchepare, con el apoyo y la colaboración del obispo mercedario
monseñor Inocencio López Santamaría, prelado de Bom Jesús de
Gurgueia, Piauí, Brasil. A pedido de su Superiora General, madre
Lucía Etchepare y su consejo, el Instituto fue agregado a la Orden el
3 de Octubre de 1938, por decreto del Maestro General.
El padre Inocencio, en un informe al Maestro General de la
Orden de la Merced de 24 de junio de 1954, dice: “Con los
permisos necesarios y el rescripto de la Sagrada Congregación de
Religiosos, se realizó aquí esta fundación de Hermanas Mercedarios
Misioneras de Brasil, bajo la protección de San Ramón Nonato y de
Santa Teresita del Niño Jesús.”.
La finalidad del Instituto aparece en las constituciones
aprobadas en 1990: “Las hermanas están empeñadas en dar
continuidad a la misión redentora de Jesucristo con la acción
apostólica especialmente en las zonas rurales y en los lugares más
desprovistos de asistencia, procurando ser una presencia liberadora,
Fraternidad San Pedro Pascual.
Provincia Mercedaria de Chile – Pastoral Juvenil Mercedaria – La Serena 26
contemplativa y misericordiosa, sobre todo entre los pobres,
marginados y oprimidos”.
Esclavas Mercedarias del Santísimo Sacramento
Instituto fundado en Marchena, Sevilla, por el mercedario
descalzo Emilio Ferrero y por Carmen Ternero, el día 12 de mayo de
1940. El 26 de Junio de 1950, el mismo padre Emilio, Comisario
General de los mercedarios descalzos, lo agregó a la Orden
Mercedaria descalza.
Mercedarias del Divino Maestro
Este Instituto no pertenece jurídicamente a la Familia
Mercedaria. Nación en Buenos Aires, Argentina con el nombre de
Hermanas de Nuestra Señora de la Merced del Divino Maestro, el
año 1887. Sus fundadores fueron el prebítero Antonio Rasore y
Sofía Bunge. Se recibieron las primeras postulantes el 31 de enero
de 1889. La finalidad del Instituto, de derecho pontificio, es la
educación cristiana de niñas y las obras de misericordia.
Laicado Mercedario
Dado que las indulgencias que los Sumos Pontífices
conceden a las asociaciones mercedarias son distintas unas de otras,
en 1833 fueron concedidas a la Cofradía de la Merced establecida en
la iglesia dedicada a la Virgen de los Pobres en Río de Janeiro, las
indulgencias propias de la Tercera Orden.
También en el Brasil hay que señalar la transformación de
la cofradía existente en Ouro Prieto en Tercera Orden de la Merced,
hecha en 1845.
En el siglo XIX se desarrolló, especialmente en América, un
tipo particular de cofradía. A ella pertenecían aquellas personas que
querían honrar a María de la Merced como su Reina, con caridad y
pureza, virtudes propias con las cuales debía ser adornado el trono
de tal Reina. Esta cofradía tenía algunas alguna semejanza con las
Esclavitudes marianas. Todas éstas eran reguladas por Estatutos
propios y enriquecidas con particulares indulgencias.
Además existía otro tipo de cofradía reservada solamente a
las jóvenes antes de casarse, llamadas Hijas de María de la Merced,
también con Estatutos propios e indulgencias.
Durante el siglo XIX hubo ilustres devotos de la
Virgen de la Merced adscritos a no a las cofradías. Algunos de estos
santos varones que merecen ser recordados son
San Gaspar del Bufalo (1786-1837), cuyos padres estaban
adscritos a la Archicofradía de la Merced establecida en la iglesia de
San Adrián en Roma. Con ellos también frecuentaba la iglesia el
hijo, a quien enseñaron el amor a la Virgen de la Merced. Y él,
siguiendo el ejemplo de sus progenitores, vistió el escapulario de la
Merced e hizo el noviciado como terciario, bajo la dirección del
padre Juan Matabosch. Gaspar, posteriormente, ya ordenado
sacerdote, fundó la Congregación de la Preciosísima Sangre..
Vicente Pallotti (1795-1850), el santo fundador de la
Sociedad para el Apostolado Católico, llevaba siempre el
escapulario de la Merced que había recibido y recomendaba a sus
hijos hacer lo mismo.
San Antonio María Claret (1807-1870) tuvo una relación
más estrecha con la Orden de la Merced. Fue ordenado sacerdote
por el obispo Mercedario Juan José Tejada. Fundador de la
Congregación de los Misioneros Hijos del Inmaculado Corazón de
María, fue consagrado arzobispo de Santiago de Cuba. Cuando vino
a Roma para participar en el Concilio Vaticano I, como prueba de su
amor a la Orden, se hospedó donde los Mercedarios de San Adrián,
viviendo como un simple religioso. Escribió el bello opúsculo sobre
la vida del Fundador de los mercedarios con el significativo título:
L’egoismo vinto, en el cual Pedro Nolasco es descrto como eximio
ejemplo de caridad, que vence el egoísmo que aleja a los hombres
unos de otros.
A estos devotos de la Merced, también añadimos otro
enamorado de la Virgen: San Alfonso María de Ligorio (1696-1787)
que el día 28 de julio de 1723 depuso su espada de caballero laico a
los pies de la imagen de la Merced en la iglesia homónima en Porta
Fraternidad San Pedro Pascual.
Provincia Mercedaria de Chile – Pastoral Juvenil Mercedaria – La Serena 27
Alba, Nápoles, liberándose de los lazos que la vida mundana le
tendía y tomó la decisión de hacerse sacerdote, siendo
posteriormente fundador de la Congregación de Redentoristas.
El piadoso deseo de los laicos de vestir por devoción el
escapulario de María de la Merced, adquirió en algunos fieles un
más serio compromiso con María al solicitar portar el hábito
mercedario, cosa que se realizó especialmente entre las mujeres.
Esas formaban parte de la Tercera Orden, como beatas no
claustrales, después de haber hecho el noviciado y la profesión. Este
modo de expresar la devoción a la Merced se verificó especialmente
en Argentina donde, no obstante algunos intentos, no había sido
posible fundar un monasterio de monjas mercedarias.,
Una vez promulgado el Código de Derecho Canónico en 1917, en lo
referente a laicado, la Orden adaptó los reglamentos de la Orden
Tercera, de la Cofradía y de otras asociaciones mercedarias de laicos
a la nueva legislación. La Orden Tercera algunas veces llama
constituciones a sus Estatutos.
Aunque en las constituciones de estas agrupaciones de laicos
se recogen y expresan conceptos generales acerca del estilo de vida
mercedario, su apostolado se desarrolla en una actividad orientada al
bien espiritual del prójimo, traducida en el rezo diario de tres Padre
Nuestro y tres Ave María, como orar por las almas del purgatorio y
ofrecer una parte del rosario por la conversión de los pecadores y
herejes, No se pueden ignorar las muchas obras que desarrollan con
los necesitados, enfermos y encarcelados, lo que constituye el
apostolado social en la línea del servicio redentor.
Según sus constituciones o estatutos, frecuentemente
revisados y puestos al día, cuando las circunstancias lo exigían, la
vida da y la actividad de sus miembros se ha ido acomodando a las
exigencias de la sociedad cambiante. Por tanto, deben vivr la
pobreza en la sobriedad, evitar el lujo, guardar la castidad según su
estado. En cuanto al voto de redención y su realización en la vida de
un laico comprometido, cumplirán “el voto trabajando contra la
esclavitud así del alma como del cuerpo. Por tanto, se consagrarán a
las obras de misericordia, enseñando catecismo a los niños e
ignorantes, ayudando a las misiones, así entre fieles como infieles
con oraciones y limosnas, propagando libros y diarios católicos”.
La vida espiritual centrada en Cristo exige oración, recepción
de los sacramentos, culto a la Santísima Virgen y al fundador San
Pedro Nolasco, preparando sus fiestas devotamente.
Cofradías
La figura de María Santísima ha movido muchos corazones
que fervorosamente le han rendido culto a lo largo del tiempo. Es
así como dentro del clima mariano aparecen otras instituciones
mercedarias que, distintas a la Orden Tercera, veneran piadosamente
a María de la Merced, son: Corte de Mercedes, Camareras de la
Virgen, Hermanas Sabatinas y Fraternidades Marianas. La
espiritualidad de estas asociaciones laicas brota del carisma de la
Orden. Con el auge de la Acción Católica estas instituciones de
laicos se han debilitado en su vigor.
Mirando al Futuro
Pablo VI dijo a los participantes del capítulo general de 1968:
“Vuestra historia, tan llena de santidad y de heroísmos no se ha
detenido … sigue su curso; porque su trayectoria es de caridad y ésta
pertenece a la esencia de la Iglesia, aunque las formas de aplicación
vayan cambiando con los signos de los tiempos. En conformidad
con la doctrina del Concilio, queréis mantener y vigorizar el espíritu
y el rico patrimonio de vuestra Orden, al mismo tiempo que analizáis
las necesidades del mundo y de la Iglesia para ayudar más
eficazmente, inflamados de celo apostólico, a los hombres. Este
cometido, -como lo sabéis- no surtirá efecto si no va paralelo con
una ferviente renovación interior, con la práctica de las virtudes de
humildad y de obediencia, de fortaleza y de castidad, de pobreza y
de caridad, por las que se participa del anonadamiento de Cristo, de
quien fluye el amor al prójimo, rasgo peculiar de vuestra fisonomía
institucional”.
Estas palabras de Pablo VI son clarividentes en lo referente al
alma misma de la Orden y a su espiritualidad como fuente de vida
interior, desde donde brota con fuerza la acción liberadora, al mismo
Fraternidad San Pedro Pascual.
Provincia Mercedaria de Chile – Pastoral Juvenil Mercedaria – La Serena 28
tiempo que alientan a mirar al porvenir donde aparece siempre actual
el carisma mercedario.
Abierta al soplo del Espíritu Santo, la Orden de la Merced,
con optimismo, ha dado cabida a una adecuada renovación para
desempeñar el papel que le corresponde en el Cuerpo Místico de
Cristo. Por eso resultan estimulantes las palabras del Santo Padre
Juan Pablo II, el 22 de mayo de 1986, al recibir en audiencia
privada a los participantes del capítulo general de la Orden de la
Merced. Entre otras cosas, el Papa dijo: “En esta feliz circunstancia
me es grato animaros en vuestro empeño de actuar los ideales y los
propósitos de vuestro Fundador en el contexto histórico-social
contemporáneo, tan diverso, en muchos aspectos, de aquel de su
tiempo, aunque, igualmente necesitado de ser orientado hacia los
mismo valores fundamentales de justicia, misericordia, liberación,
reconciliación, paz. Quisiera, en particular, exhortaros a mantener,
incrementar y propagar la intensa devoción, propia de vuestros
orígenes, en relación a la Santísima Virgen María, la Madre de Dios,
que tan ejemplarmente ha participado en la obra redentora de su
divino Hijo: sólo así vuestra Orden podrá cpnservar íntegrro e
inalterado aquel espíritu evangélico, aquel anhelo profundo de
redención y liberación del hombre, que siempre la ha caracterizado:
liberación del hombre de toda miseria, esclavitud y opresión,
comenzando por aquella fundamental del pecado.”
No cabe duda que, en estas palabras, el Papa ha sabido captar
y expresar con claridad la actualidad del carisma mercedario en el
mundo de hoy, donde no existe más el cautiverio tal como era
concebido en tiempos de Pedro Nolasco, pero siempre existen
hombres oprimidos por otras formas de esclavitud. La Orden de la
Merced continúa realizando, en este momento de la historia, la obra
redentora de Cristo, e imitando a María, cooperadora admirable de
su Hijo, en la redención y liberación integral del hombre. El medio
más seguro para esta obra de redención y liberación es llevar el
Evangelio a los hombres.
La humanidad, como observa Juan Pablo II en la encíclica
Redeptoris missio, concuerda con ciertos valores que la Iglesia
anuncia. Estos valores que entran de lleno en el carisma mercedario,
son: “el rechazo de la violencia y de la guerra; el respeto de la
persona humana y de sus derechos; el deseo de libertad, de justicia y
de fraternidad; la tendencia a superar los racismo y nacionalismo; la
afirmación de la dignidad y la valoración de la mujer”.
Todo estos, -dice el Papa- es un signo providencial de la
bondad y misericordia de Dios, y de segura esperanza: En
proximidad del tercer milenio de la Redención, Dios está preparando
una gran primavera cristiana, de la que se avizora el comienzo”.
La Orden de la Merced, aun en su pequeñez, quiere
contribuir a realizar esta primavera del Espíritu, según el carisma
liberador y de liberación que ha recibido de San Pedro Nolasco y
que anhela preservar y actualizar en el mundo contemporáneo para
la edificación del Reino de Dios.
Fraternidad San Pedro Pascual.
Provincia Mercedaria de Chile – Pastoral Juvenil Mercedaria – La Serena 1
La Familia
Mercedaria.
La Orden de la Merced Un perfil histórico
Fraternidad San Pedro Pascual.
Provincia Mercedaria de Chile – Pastoral Juvenil Mercedaria – La Serena 2
San Pedro Nolasco, fundador
Lugar y fecha de su Nacimiento
La primera referencia escrita acerca del lugar de nacimiento
de San Pedro Nolasco se encuentra en el códex Speculum fratrum
escrito en 1445 por el Maestro General de la Orden, Nadal Gaver,
hombre de destacada cultura humana y eclesial. En su traducción
española, la frase fielmente traducida del codex dice:
“…ciertamente, como el muy santo varón, Pedro Nolasco de Mas de
Santas Doncellas, Diócesis de San Pablo cerca de Barcelona, donde
había establecido su residencia…” Es de esta frase de Speculum
fratrum que la tradición mercedaria ha entendido que Nadal Gaver se
refería a Mas Saintes Puelles (Diócesis de San Papoul), villa ubicada
en el condado de Toulouse en el sur de Francia, entre las ciudades de
Carcassone y Toulouse, en el Bajo Languedoc. En 1446, Fr. Pedro
Cijar dijo lo mismo en su Oposculum tantum quinque. Fr. Francisco
Zumel, profesor de la Universidad de Salamanca, confirmó este
antecedente en su obra De vitis Patrum. Desde entonces todos los
escritores, mercedarios o no, que han tratado el tema, han sido
unánimes al sostener que fue la ciudad natal de Pedro Nolasco. Sin
embargo, más recientemente y basados en la interpretación de textos
más que en fuentes confiables, ha surgido la opinión que Pedro
Nolasco nació en una masía (casa de campo) en la inmediación de
Barcelona.
En cuanto a su data de nacimiento de Pedro, no hay una
fecha exacta digna de crédito. Sin embargo, teniendo en cuenta un
antiguo codex del cual Zumel obtuvo relevante información, según
el juicio por arbitraje de Pedro Oller, parece que Nolasco ya estaba
liberando cautivos en el año 1203. Se infiere de esto que, para estar
involucrado en una empresa tal, el Fundador de los Mercedarios
tenía que haber alcanzado una cierta madurez y que poseía un
espíritu emprendedor, propio del ímpetu de su juventud. Por ello
resulta convincente establecer, junto a muchos historiadores fiables,
que Pedro Nolasco nació entre 1180 y 1182. Como escribió Zumel,
Pedro vivió en Barcelona desde su infancia.
Perfil y actividad de Pedro antes de la Fundación de la Orden
Presentar la carismática figura de Pedro Nolasco a los
lectores del siglo XXI, ya en el tercer milenio, es definitivamente
una tarea apasionante, porque Pedro Nolasco, aparece como el
hombre de hoy, en el crucero de dos centurias: el siglo que termina y
cierra sus puertas a las experiencias pasadas y el siglo nuevo que
abre sus puertas al futuro, a nuevas realidades.
Para el joven Pedro, el siglo doce moría con sus guerras, sus
instituciones, sus organizaciones civiles y religiosas, sus formas de
cautividad, sus angustias y problemas. El siglo trece llegaba con un
aura de renovación, con esperanzas rejuvenecidas y ciertos augurios
de novedades revolucionarias en las esferas religiosas, políticas
sociales y culturales. Aun cuando en los primeros veinte años de su
vida el aspecto fundamental y distintivo de su personalidad -
entregada por documentación confiable – es el de un joven
determinado que inicia su viaje a través del siglo XII en curso
directo hacia la liberación de los cristianos cautivos por su fe.
Después que la familia Nolasco se estableció en Barcelona,
desde muy temprana edad, Pedro aprendió de Bernardo, su padre, el
arte del comercio. Fr. Cijar llama a Pedro Mercator optimus y
Gaver mismo confirma que Pedro Nolasco fue un mercader antes de
fundar la Orden. De hecho, cuando llega a adulto ya se manifestó su
carismática misión en la Iglesia y la sociedad. Siguió siendo
comerciante, sólo que ya no compraría mercaderías sino que
dedicaría su vida a la compra de seres humanos. Pedro, se asoció
con unos pocos compañeros que compartían su preocupación por los
cautivos y, como establece Zumel, “después de perseverar en la
oración a Dios. Se dedicaban diariamente a recolectar las limosnas
de fieles piadosos en la Provincia de Cataluña y el reino de Aragón,
para realizar la sagrada tarea de la redención. Tanto fue así que el
santo varón y sus compañeros lograrían varios escritos de liberación
y redención… Todo esto sucedía en el año 1203.”
La profesión de mercader de Pedro Nolasco fue muy útil para
el grupo de redentores que él lideraba en ese primer período, porque
los mercaderes tenían fácil acceso a los países musulmanes. Eran
conocidos y, por siglos, eran casi los únicos intermediarios en la
transacción de cristianos cautivos en tierras moras y de moros en
tierras cristianas. El grupo de Pedro Nolasco y sus compañeros
estaba constituido sólo por hombres laicos quienes, como informó
Fraternidad San Pedro Pascual.
Provincia Mercedaria de Chile – Pastoral Juvenil Mercedaria – La Serena 3
Jaime II a Bonifacio VII en 1301, “tenían profunda devoción a
Cristo que nos redimió con su preciosa sangre.” Esta frase tan
adecuada apunta a la nota característica de la espiritualidad del
grupo: su devoción y seguimiento de Cristo Redentor. Con
admirable generosidad juvenil entregaron sus bienes y lo dieron todo
por la redención.
Muerte de Pedro Nolasco
Gracias al descubrimiento de la escritura de donación de
Arguines en el Archivo General del reino de Valencia, ha sido
posible determinar la fecha exacta de la muerte del Fundador de la
Orden. Debido a la importancia y alcance de las obligaciones que la
Orden tendría que asumir al aceptar el legado y para manifestar su
acuerdo, se llevó este legado de Valencia a Barcelona para ser
aprobado por el Capítulo General que se celebraba todos los años en
mayo, para la Fiesta de la Santa Cruz. El Capítulo aceptó la
donación y para demostrar su acuerdo, todos los hermanos
capitulares firmaron el documento original ante el notario Pedro de
Cardona. El documento, endosado por los capitulares fue devuelto
debidamente sellado al notario de Valencia, Bernardo de Locadie,
quien lo hizo con las siguientes palabras: “Y esto fue sellado sin la
firma del antes citado Hermano Pedro Nolasco porque durante el
tiempo que el presente documento era llevado a Barcelona para ser
firmado por el y por los otros Hermanos y que el ya mencionado
Maestro, Guillermo de Bas y los otros Hermanos firmaron, el
Hermano Pedro Nolasco había dejado este mundo.”
A esto se añade la más acabada comprensión del precepto de
las Constituciones de 1272 que ordenaban que: “el aniversario del
primer Maestro de nuestra Orden se celebre al día siguiente de la
Ascensión.” Considerando que en la Cataluña medieval y en otros
países europeos – Italia, por ejemplo- la Ascensión del Señor se
celebraba en fecha fija, 5 de Mayo, es lógico deducir que el
Patriarca Fundacional de la Orden de la Merced murió el 6 de Mayo
de 1245, en Barcelona, en la Casa Matriz de la Orden construida
cerca del mar por Raimundo de Plegamans.
El venerable cuerpo de Pedro Nolasco fue sepultado en la
iglesia del Convento de Arguines. A las exequias y entierro del
primer Maestro de nuestra Orden asistieron los frailes que habían
llegado a Barcelona para participar en el Capítulo General Ordinario
que debía comenzar, como de costumbre, el 3 de Mayo. Sin
embargo, ese año no fue posible cumplir tal fecha por la enfermedad
y muerte de Pedro Nolasco. Los frailes capitulares presentes al
momento de la muerte del Maestro y Fundador de la Orden fueron:
Guillermo de Bas, Guillermo de San Julián, Juan de Laers, Bernardo
Caselles, Bernardo de Corbaria, Berengario de Cassá, Pedro de
Caldes, Poncio de Solans, Arnaldo de Prades, Berenguer de Tona,
Ferrer de Gerona, Raimundo de Montoliu, Pedro de Huesca,
Domingo de Ossó y Raimundo de Ullastret.
El humilde laico Hermano Pedro Nolasco siempre fue
considerado como un fiel imitador de Cristo Redentor y se le
consideró santo. Su veneración se extendió prontamente en los
países donde estaban presentes sus hijos espirituales. Para ratificar
esta convicción universal, la Iglesia lo canonizó años más tarde.
Fundación de la Orden
Después de quince años de admirable misericordia en la
redención de cristianos cautivos, Pedro Nolasco y sus amigos veían
con preocupación que en vez de decrecer, el número de cautivos
aumentaba fuertemente día por día. Nuestro decidido mentor, con su
fuerte personalidad, claras ideas, ardorosa fe, sólida y equilibrada
devoción a Cristo y a su Santísima Madre, su corazón compasivo,
con su serena y resuelta confianza en Dios, Pedro Nolasco no se
sintió impresionado por la magnitud de la misión que acogía ni por
su propia insignificancia. En su ferviente oración buscó inspiración
divina para ser capaz de continuar la obra de Dios que él había
comenzado. En tal circunstancia, durante la noche del 1 de Agosto
de 1218, Pedro Nolasco recibió una intervención especial de la
Santísima Virgen: una asombrosa experiencia mariana que iluminó
su mente y provocó su voluntad de transformar su grupo de laicos
redentores en una Orden Religiosa Redentora que, con la aprobación
de la Iglesia y la protección del rey de Aragón, prosiguiera la obra
redentora.
Fraternidad San Pedro Pascual.
Provincia Mercedaria de Chile – Pastoral Juvenil Mercedaria – La Serena 4
Al día siguiente, Pedro Nolasco fue al palacio real a exponer
su proyecto al joven Rey Jaime I y sus consejeros, el primero de los
cuales era el Obispo de Barcelona, don Berenguer de Palou. El plan
que Dios a través de María inspirara a Pedro consistía en fundar una
Orden Religiosa Redentora, estructurada y estable, bajo el patrocinio
de la Santísima Virgen. El propósito agradó al rey y a sus
consejeros ya que, desde el fallido intento de Alfonso II con la
Orden del Santo Redentor, la noble aspiración de la Casa de Aragón
de tener su propia orden redentora comenzaba a hacerse realidad.
El 10 de Agosto de1218, la nueva Orden Religiosa para la
Redención de Cautivos se constituyó oficial y solemnemente en el
altar mayor erigido sobre la tumba de Santa Eulalia, en la Catedral
de la Santa Cruz en Barcelona. El arzobispo Berenguer de Palou
entregó a Pedro Nolasco y sus amigos el hábito blanco que llevarían
como distintivo de la Orden; también le dio la Regla de San Agustín
como norma de su vida comunitaria y la autorización para que la
Santa Cruz, símbolo de la Catedral, la llevaran en el hábito de la
Orden. En ese momento, Pedro Nolasco y los primeros Mercedarios
hicieron su profesión religiosa ante el Obispo.
Por su parte, el Rey Jaime I el Conquistador estableció la
Orden como institución reconocida por la ley civil de su reino. En el
acto mismo de la fundación y como importante rito de la ceremonia,
el monarca dio a los frailes mercedarios el hábito que en términos de
las ordenes militares es el escudo de cuatro barras rojas sobre campo
de oro, es decir, el sello del rey mismo. Junto con la cruz de la
catedral, este emblema pasó a ser el escudo propio de la Orden. En
aquel memorable día, Jaime I dotó a la Orden, de la cual se
consideraba fundador, con el Hospital de Santa Eulalia que sirvió de
primer convento mercedario y casa de acogida de los cautivos
redimidos.
En el proemio de las primeras Constituciones de la Orden
Mercedaria de 1272, se destacan tres elementos importantes
referidos a la fundación: el nombre, el fundador y el propósito.
Se menciona primero el nombre con el que se identifica a la
Orden fundada por Pedro Nolasco. Antes de las Constituciones de
1272, la Orden tuvo varios nombres, entre ellos: Orden de Santa
Eulalia, Orden de la Merced de Cautivos, Orden de la Redención de
Cautivos, Orden de la Merced. Pero el título correcto y definitivo
es: Orden de la Virgen María de la Merced de la Redención de
Cautivos.
Luego se establece que el Hermano Pedro Nolasco ha sido
constituido “sirviente, mensajero, fundador y promotor” del nuevo
Instituto. Pedro Nolasco es el verdadero fundador de la Orden o el
“Procurados de las limosnas de los cautivos” según se definió el 28
de Marzo de 1219, en el primer documento que lo menciona después
de la fundación.
Por último, queda claramente establecido que el propósito de
la Orden es “visitar y liberar cristianos en cautividad y poder de los
sarracenos o de otros enemigos de nuestra Ley… Por esta obra de
misericordia… todos los hermanos de esta Orden, como hijos de
verdadera obediencia, deben estar siempre alegremente dispuestos a
dar sus vidas, si fuere necesario, como Jesucristo la dio por
nosotros.”
Todos estos valiosos y fidedignos datos históricos sobre la
fundación de la Orden de la Merced se reúnen en la carta que el 11
de Enero de 1358 envió el rey Pedro IV el Ceremonioso aal Papa
Inocencio VI y que se conserva hasta estos días en los Archivos de
la Corona de Aragón, garante verídico de toda la Historia
Mercedaria de los siglos iniciales..
Los primeros frailes que recibieron el hábito blanco de Santa
María de la Merced con Pedro Nolasco pudieron haber sido laicos.
Pedro Nolasco no era sacerdote. Sin embargo, existe la posibilidad
que en el día de la fundación pudo haber un sacerdote presente para
servir de capellán. De los tenientes designados por el Hermano
Pedro Nolasco podemos hacer una lista de los que, en el día de la
fundación, recibieron el hábito mercedario con él: H. Pascual de
Perpignan, H. Juan de Laers, H. Bernardo de Corbaria, H. Guillermo
de Bas, H. Juan de Verdera, H. Bertrando, H. Bernardo de Cassoles
y H. Carbó de Llagostera.
Con el aval solemne y oficial de la Iglesia y el Estado, Pedro
Nolasco y sus frailes, constituidos como Orden Religiosa Redentora
de hermanos laicos, con nueva energía y renovado fervor,
continuaron sus peregrinaciones caritativas en busca de limosnas
para la redención de los cautivos en tierras sarracenas.
Fraternidad San Pedro Pascual.
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Confirmación Pontificia de la Orden
En su convento de Barcelona, Pedro Nolasco recibió la
magnífica noticia de la confirmación pontificia de la Orden que él
había fundado. Mediante la bula Devotionis vestrae, el 17 de enero
1235, en Perugia, el Papa Gregorio IX incorporó canónicamente a la
Orden a la Iglesia universal Esta es la razón que esta bula, de texto
breve y simple estructura, es especialmente importante para la
historia de la Orden. De ella proceden varios elementos
fundamentales.
Cuando se envió la bula, la Orden de la Merced ya existía
como una institución religiosa organizada con su Maestro y sus
hermanos viviendo en comunidad como las órdenes militares y eran
conocidos como la Casa de Santa Eulalia de Barcelona.
La Orden había solicitado la bula. De hecho, estaba dirigida
al Maestro, es decir, a Pedro Nolasco y a sus hermanos como
respuesta a la súplica hecha al Papa.
Además, la bula presuponía que la dicha organización
religiosa funcionaba con la apropiada aprobación de la autoridad
diocesana. Si el Romano Pontífice no hubiera tenido documentos
confiables al efecto, no hubiera otorgado la bula confirmatoria.
De igual manera, se presuponía que desde su fundación en
1218, la Orden de la Merced seguía la Regla de San Agustín en lo
que correspondía a la organización de la vida comunitaria. Sin
embargo, no había sido incorporada aún a ninguna de las
instituciones religiosas aprobadas por la Iglesia. En efecto, en esa
época las instituciones religiosas aprobadas por la Iglesia formaban
varios grupos según la Regla que observaban para mantener la
disposiciones del IV Concilio de Letrán: el grupo que observa la
Regla de San Basilio, el grupo que sigue la Regla de San Agustín, el
grupo que sirve bajo la regla de San Benito y el grupo de aquellos
que tienen su propia Regla con aprobación de la Santa Sede. La bula
ratifica la incorporación de la Orden de la Merced al grupo de
instituciones que observan la Regla de San Agustín.
María en la Orden de la Merced
Origen del Nombre eb la Orden de la Merced
En el siglo XIII el término merced era sinónimo del trabajo
corporal por antonomasia, es decir, el trabajo de redimir cautivos.
Entonces, las casas de la Orden de San Jaime, usualmente
involucradas en la redención de cautivos, se llamaban casas de
misericordia en los documentos medievales.
El 29 de Abril de 1249, los frailes obtuvieron permiso del
Obispo de Barcelona, Pedro de Centelles, para erigir una iglesia
dedicada a Santa María en la casa-hospital de Santa Eulalia
construida al lado del mar. En su amor por lo breve, la gente de
Barcelona empezaron a llamar la casa de los frailes mercedarios
simplemente como la Casa de la Orden de la Merced y, aún más
breve, La Merced. El culto a María bajo la advocación de Merced
empezó en esa iglesia y desde allí se extendió a todas las iglesias
donde los mercedarios se habían establecido. De ahí en adelante,
todas las iglesias que se construían fueron dedicadas a la Fundadora,
la Virgen de la Merced, o bien, tendrían uno de sus altares dedicado
a Ella.
Desde el principio, la Orden celebraba los siguientes ritos en
honor de Santa María de la Merced:
Dar el hábito de Santa María a todos los nuevos frailes y
hermanos. Se preguntaba a los postulantes: “¿Quieres recibir el
hábito de Santa María?” a lo cual respondían “Sí, quiero.”
El Oficio diario de Santa María, obligatorio para todos los
clérigos y el Oficio correspondiente para los laicos.
La Misa del Sábado y la Salve. Probablemente fue San Pedro
Nolasco mismo quien introdujo en la Orden la hermosa práctica de
la Misa de Santa María y el canto de la Salve en su honor el días
sábado. Es un hecho que, en 1307 Galcerán de Miralles donó tres
libras de cera a la iglesia de Santa María de Belloch a fin de que,
cada sábado, hubiera un cirio encendido durante la celebración de la
Misa de la Virgen y el canto de la Salve.
Actos de memoria Mariana que muy bien pudieron haberse
iniciado en los tiempos de San Pedro Nolasco fueron: la despedida a
los redentores cuando partían a tierras moras, que tenía lugar frente
al altar mayor de la iglesia y, a su regreso, la procesión de redentores
y redimidos con sus estandartes hacia la iglesia de La Merced, para
Fraternidad San Pedro Pascual.
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agradecer a su Celestial Protectora el auxilio en las vicisitudes de la
redención.
El nombre de María en el Título de la Orden
Al principio ya se ha dicho que uno de los títulos usados para
referirse al Instituto fundado por San Pedro Nolasco era Orden de la
Merced o de ‘misericordia’ de los cautivos. El nombre de María fue
incorporado desde muy temprano a este título.
La primera vez que el nombre de María se menciona en el
título de la Orden en un documento es en la bula Prout Scriptura
testatur del Papa Alejandro IV, fechado 3 de Mayo de 1258, en
Perugia. Estaba dirigido a los arzobispos, obispos, abades, etc., para
informarles de las gracias espirituales y facultades otorgadas a los
Mercedarios por la benéfica tarea a favor de los cautivos, el Papa
dice: “Considerando que el Maestro y los frailes de Santa María de
la Merced, también llamados de Santa Eulalia… trabajan con toda
su energía…” Como el Papa une el nombre de María con el
término merced, tenemos así la denominación Santa María de la
Merced como parte del título de la Orden. Del contexto de la bula
podemos deducir que el nombre María de la Merced ya era
conocido. No se debe asumir que el Papa hubiera usado el nombre
de María sin algún motivo o bien que lo impuso por su autoridad.
Más aún, el Papa no envió la bula directamente a los frailes de la
Orden. La explicación lógica debe encontrarse en la
interdependencia entre la Santísima Virgen y la Orden dedicada a la
redención de cautivos. Los Mercedarios estaban convencidos que la
Madre de Dios, la Virgen María, intervino directamente en la
fundación de la Orden. En consecuencia, los legisladores de las
Constituciones de 1272 oficializaron el nombre de María en el título
de la Orden, llamándola: Orden de la Virgen María de la Merced de
la Redención de cautivos de Santa Eulalia.
Debido a esta convicción, el nombre del primer Maestro, San
Pedro Nolasco, nunca aparece en el título de la Orden en los
documentos del siglo XIII para que así la gloria y el honor
fundacional fueran atribuidos a la celestial señora, a quien la Orden
Mercedaria considera su Fundadora y Madre. Desde 1445, época
del historiador mercedario Nadal Gaver, se concreta la presencia de
la Virgen María a raíz de su aparición a San Pedro Nolasco
ordenándole fundar, porque era el deseo de Dios, una Orden
comprometida con la redención de cautivos.
Imágenes de María, Iglesias y Santuarios Mercedarios
Desde los inicios, siempre ha habido imágenes de María de la
Merced en las casas de la Orden. La primera fue una escultura de
mármol de la Virgen sentada con el Niño, ordenada por San Pedro
Nolasco y que hoy se conserva en el Museo de la Catedral de
Barcelona. Esta escultura quedó pequeña para la iglesia que iba
creciendo, y en el siglo XV fue reemplazada por una nueva ordenada
al escultor de la catedral, Bernardo Roca, según contrato suscrito el
13 de Septiembre de 1361, con el prior de Barcelona, Hermano
Bonanato de Prixana. Como patrona de Barcelona, esta es la
escultura que hoy preside el altar mayor en la Basílica Mercedaria de
esa ciudad.
Además de la veneración y culto a María de la Merced
durante el primer siglo de la Orden, Pedro Nolasco y sus hermanos
tuvieron especial predilección por las iglesias existentes donde se
honraba a María y se las habían confiado o porque las construían y
las dedicaban a la veneración de María. El primer y más destacado
santuario Mariano en el siglo XIII fue el de Santa María del Puig en
Valencia.
Otras iglesias también dedicadas a la Virgen son: Santa
María dels Prats (Tarragona), Santa María de Sarrión (Teruel), Santa
María de Arguines (Castellón), Santa María del Olivar (Estercuel),
Santa María de Acosta (Huesca), Santa María de Montflorite
(Huesca), Santa María de Perpignan (Francia) y Santa María del
Puig o de Montetoro, santuario Mariano en la isla de Minorca.
Marianismo Mercedario
Más allá de la sombra de una duda, la Orden nació, creció y
anduvo en un ambiente desbordante de amor y veneració´n a María,
siempre Virgen.
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Sin la intervención y la solícita presencia de la Celestial
Reina y Madre, sería imposible entregar una explicación adecuada a
lo siguiente: el origen de la Orden, la atracción que las iglesias
dedicadas a Santa María ejercieron en Pedro Nolasco y sus cercanos
seguidores, la idea de consagrar a Santa María la iglesia de la Casa
de Barcelona, cabeza y fundamento de la Orden, que fue conocida
como Casa, Hospital y Orden de Santa Eulalia; la determinada
persistencia para introducir el santo nombre de María en el título de
la Orden, después de haber empleado otros nombres; o como una
Orden de pocos hermanos, de carácter militar, fundada por un laico
para la redención de cautivos, fue capaz de introducir un nuevo título
Mariano en la Iglesia, esto es, el nombre de Santa María de la
Merced.
Una prueba de este Marianismo en la Orden, desde el
comienzo, es que todas las donaciones para la redención se hacían en
el nombre de María. Existen muchos documentos de donaciones,
hechas por benefactores de la Orden para la redención, especificaban
una motivación Mariana. El 25 de Octubre de1234, Ferrer de
Portello y su esposa Escalona ofrecieron a Pedro Nolasco, sus
posesiones para la redención de cautivos “para gloria de Dios y de la
Virgen María y por el bien de nuestras almas.” De igual manera, el
3 de Marzo de 1245, cuando Ramón Morella donó el hospital de
Arguines a Pedro Nolasco, lo hizo “en honor a Nuestro Señor
Jesucristo y de la Santísima a Virgen María, su Madre.” El 15 de
Mayo de 1300, el rey Jaime II otorgó un beneficio a la Orden “en
homenaje a la Virgen María.”
Si la gente estaba entregando estas limosnas en honor
de María, significa que los religiosos las solicitaban en su nombre.
No podrían haberlo hecho si no hubieran estado convencidos de la
especial intervención de María en la fundación de la Orden.
Santos de la Orden
La espiritualidad Mercedaria que intensamente se vive a
diario en los conventos de la Orden, produce extraordinarios frutos
de quieta santidad y hazañas heroicas desde los inicios.
La redención de cautivos en tierras moras, ponía
constantemente a los redentores en situaciones de total comunión
con los sufrimientos de Cristo Redentor.
San Pedro Nolasco prohibió terminantemente usar los
dineros de la Orden para nada más que la liberación de los cristianos
cautivos. Fiel al precepto de su Fundador, la Orden de la Merced
nunca utilizó sus haberes en la canonización de sus santos. ¡Y tan
solo los mártires Mercedarios son demasiado numerosos para ser
contados! Los santos Mercedarios canonizados fueron primero
aclamas como santos por los cristianos. Sólo después la Sede
Apostólica los elevó a los altares.
Mártires
En la tierra y en el mar los peligros acechaban. El cruce del
Mediterráneo costó muchas vidas de hermanos redentores.
Aún así, los agobios que sufrían los hermanos redentores en
tierras sarracenas eran mayores y más numerosos En palabras de un
cronista de la época, “muchas veces son abofeteados, apedreados,
golpeados, heridos a espada, escupidos, arrastrados por las calles y
el lodo y acaban como mártires.”
En la época del importante Capítulo de 1317, el hábito
blanco de Santa María se había teñido de rojo con la sangre de sus
numerosos mártires. Los más conocidos son: Raimundo de Blanes,
protomártir de la Orden. Decapitado en Granada en 1235; Diego de
Soto, de Toledo, segundo mártir de la Orden, murió en 1237 cerca
de Granada. Guillermo de San Leonardo y Raimundo de San Víctor,
dos franceses martirizados en Mula (Murcia) en1242; Fernando
Pérez de Castilla y Luis Blanch de Aragón fueron capturados en
1250 y tirados al mar con piedras atadas alrededor de sus cuellos; en
1251, cuando navegaba hacia Algeria, Fernando de Portalegre, de
Castilla, fue secuestrado por piratas musulmanes que lo colgaron del
mástil y lo mataron con flechas. Su compañero de redención,
Eleuterio de Platea fue cruelmente azotado y finalmente repasado a
espada. Ambos cuerpos fueron lanzados al mar. Teobaldo de
Narbonne, lanzado vivo a una hoguera, ardió hasta la muerte en
Algeria en 1253; Guillermo de Sagiano, italiano, apedreado y
quemado vivo en Algeria en 1270; Pedro Camín, francés,
martirizado en la costa africana en 1284; Matías Marcos de Toulouse
fue lanzado desde la torre de un castillo en ruinas en Túnez en 1293;
Luis Gallo se quedó como rehén en Marruecos y fue quemado vivo
Fraternidad San Pedro Pascual.
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en 1268; Guillermo Novelli, también conocido como Florentino
Guillermo por haber nacido en Florencia, fue martirizado en Algeria
en 1306; Pedro de San Hermes fue martirizado cruelmente en
Almería en 1309; después de haber logrado una redención, dos
catalanes, Jaime y Adolfo, fueron asesinados y los cautivos enviados
de vuelta a sus calabozos en Túnez en 1314; Alejandro de Sicilia fue
quemado vivo frente al palacio del rey Muley Mahomet para
entretener al pueblo de Túnez en 1317.
Muchas veces los musulmanes no respetaban los
salvoconductos que ellos mismos habían emitido. Más allá de la
sombra de la duda, Pedro Nolasco y sus hermanos vivieron en si
mismos las crueldades de los que hoy se llama fundamentalismo
musulmán.
San Ramón Nonato
Ramón, universalmente conocido por Nonato debido a su
atípico nacimiento, es el santo mercedario que ha alcanzado mayor
popularidad en los lugares donde se han establecido los Mercedarios.
Según la más confiable tradición Mercedaria, San Ramón
nació en el pueblo de Portell en la región de Segarra de la Provincia
de Lérida a comienzos del siglo XIII. Recibió el sobrenombre de
Nonato o ‘no nacido’ porque llegó al mundo gracias a la inspirada y
urgente incisión que hizo el Vizconde de Cardona con una daga en el
vientre de la madre muerta. En su adolescencia y primera juventud
se dedicó a pastorear ovejas en las proximidades de una ermita
romanesca dedicada a San Nicolás, donde se veneraba una imagen
de la Virgen. Allí empezó su devoción a la Santa Madre de Jesús.
Ingresó muy joven a la Orden de la Merced. Fr. Francisco
Zumel relata que el joven Ramón era un “estudiante observante del
primer hermano y Maestro de la Orden, Pedro Nolasco.” Por lo
tanto, Ramón fue un redentor de cautivos en tierras moras. En una
redención en Algeria, tuvieron que quedarse en rehenes. Fue
entonces cuando sufrió el tormento que cerró sus labios con un
candado para impedirle que dirigiera palabras de consuelo a los
cristianos cautivos y que predicara la Buena Nueva del Evangelio
liberador. Después que fue rescatado por sus hermanos
Mercedarios, el Papa Gregorio IX lo designó Cardenal de la Iglesia,
en San Eustaquio. Fue llamado por el Sumo Pontífice a Roma y,
cuando estaba en viaje, lo sorprendió la muerte en el castillo de
Cardona en 1240. La Orden de la Merced, el vizconde y el pueblo
de Cardona se disputaban el cuerpo y el lugar donde iba a ser
enterrado; quiso la Divina Providencia indicarlo a través de una
mula ciega que, sin guía, se dirigió a la ermita de San Nicolás, donde
finalmente el venerable cuerpo fue sepultado.
San Serapio
Irlandés de nacimiento, Serapio nació alrededor de 1179. Se
alistó como soldado de su rey, Ricardo Corazón de León, y más
tarde en compañía del Duque de Austria, Leopoldo VI el Glorioso,
se unió a su escuadrón para a España a ayudar al ejército cristiano de
Alfonso VIII que luchaba contra los moros. Una vez en España,
Serapio decidió quedarse al servicio del rey de Castilla para
continuar la lucha en defensa de la fe católica. Tuvo allí la ocasión
de encontrar a Pedro Nolasco y sus hermanos, dedicados a la defensa
de la misma fe, sólo que ellos no luchaban contra los moros. En
cambio, ellos liberaban del poder de los moros a cristianos cautivos
arriesgando sus propias vidas en este esfuerzo.
En 1222, Serapio solicitó y recibió el hábito mercedario,
llevando a cabo varias redenciones. En la última, que realizaba junto
a su compañero Berenguer de Bañeres, Serapio permaneció en rehén
por algunos cautivos en peligro de perder su fe. El otro redentor
viajó rápidamente a Barcelona a procurar dinero para el rescate.
Pedro Nolasco que en ese momento se encontraba en Montpellier,
escribió una carta urgente a su teniente Guillermo de Bas,
solicitando que notificara a todos los monasterios para reunir la
limosna y enviarla inmediatamente a Algeria. Pero el rescate no
llegó en el plazo estipulado y los moros, decepcionados, dieron una
muerte atroz a Serapio. Lo clavaron a una cruz en forma de equis,
como la de San Andrés y lo desmembraron salvajemente. Fue el rey
de Algeria, bárbaro y cruel, Selin Benimarin, quien dio a la Iglesia y
a la Orden de la Merced este santo mártir, el 14 de Noviembre de
1240.
San Pedro Pascual
Fraternidad San Pedro Pascual.
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Hijo de devotos mozárabes, Pedro Pascual nació en Valencia
en 1227. Pedro Nolasco y sus hermanos conocieron a los padres del
joven Pedro y alojaron en su casa, cerca de la Puerta de Valldigna,
en su camino a una redención. Pedro Pascual inició su carrera
eclesiástica en su ciudad natal y completó sus estudios en la
Universidad de París. Cuando volvió a Valencia, recibió el honor de
un puesto de canónigo en la iglesia catedral.
Pronto después dejó su puesto para unirse a la Orden de la
Merced y recibió el habito de manos de Arnaldo de Carcassonne en
1250. Viajó a Roma en 1296 y el Papa Bonifacio VIII lo nombró
obispo de Jaén. El 20 de Febrero de 1296, fue consagrado por el
cardenal Mateo de Acquasparta en la capilla de San Bartolomé en la
isla del Tiber. Más tarde, cuando realizaba una visita pastoral a su
Diócesis de Jaén, fue atacado y llevado cautivo a Granada por los
moros de ese reino. Durante su encarcelamiento, escribió en
provenzal: Disputa del Obispo de Jaén con los judíos y Refutación
de la Secta Mahometana, dos obras muy interesantes de contenido
apologético, para dar a los cristianos cautivos los argumentos contra
los sermones proselitistas de judíos y moros. Pedro escribió
también: El Libro de Gamaliel que trata de la pasión y muerte de
Cristo; La Destrucción de Jerusalén; Tratado contra el Fatalismo
Musulmán; La Glosa del Padre Nuestro y La Glosa de los Diez
Mandamientos.
Este ilustrado doctor Mercedario tiene el honor de haber
defendido públicamente la Inmaculada Concepción de la Virgen
María en París, y en su obra Vida de Lázaro, escrita en 1295, mucho
antes que cualquier otro teólogo occidental.
Muchas veces sus compañeros redentores le enviaron el
dinero del rescate, pero Pedro prefería que otros cautivos
recuperaran su libertad. Los 50 años que llevaba usando el hábito
Mercedario habían dejado la huella Mercedaria en su alma. El 6 de
Diciembre de 1300, cuando aún llevaba las vestiduras con que había
celebrado la Santa Misa, fue decapitado en su calabozo y fue
enterrado en la misma prisión. Los cristianos llaman a este lugar el
Cerro del Martirio. Los escritos de Pedro constituyen un valioso
legado de la Orden de la Merced. Algunos escritores Mercedarios
como Manuel Mariano Ribera en 1720, Juan Interián de Ayala en
1721 y Pedro Armengol Valenzuela en 1901, han defendido el
estado religioso y la profesión Mercedaria de este distinguido obispo
de Jaén. Sus obras fueron recopiladas y publicadas por los Padres
Bartolomé de Anento en 1676 y Pedro Armengol Valenzuela en
1905-1908.
San Pedro Armengol
Relacionado con los condes de Urgel, Pedro Armengol nació
en Guardia del Prats (Tarragona) a mediados del siglo XIII. Su
infancia y adolescencia la vivió en una tranquila familia en una
atmósfera de honestidad. Sin embargo, llegado apenas al umbral de
su juventud, Pedro junto a malas compañías cayó en el abismo de la
vida disoluta y criminal de un bandido.
En un encuentro con la escolta armada del rey Jaime
Primero, que limpiaba de maleantes el área por donde la real
comitiva, el libertino Pedro Armengol se vio espada en mano, con su
propio padre, Arnaldo. Esta circunstancia providencial, hizo que
Pedro depusiera las armas ante su padre y solicitara su perdón, y con
férrea voluntad decidió cambiar el rumbo de su vida. El prestigio
del padre evitó al hijo el merecido castigo y Pedro Armengol rogó a
los frailes Mercedarios que lo aceptaran en la Orden, para dedicarse
durante el resto de su vida a la piadosa obra de redención de cautivos
y así el Señor le regalara su misericordia infinita.
Después de ser recibido en la Orden, Pedro fue en dos
ocasiones a tierras moras para cumplir el ministerio redentor. En su
segundo viaje en 1266, se quedó como rehén por cautivos en Bejaïa.
Se había quedado en prenda, pero como el dinero del rescate no
llegó a tiempo, fue colgado de una horca. Sin embargo, gracias a la
notable protección de María, no resultó herido. Al día siguiente de
su ahorcamiento, cuando llegó el Hermano Guillermo de Florencia
con el dinero convenido, lo encontró vivo. Como resultado de
horrorosa experiencia, quedó con el cuello torcido por el resto de su
vida. Una vez de vuelta en España, Pedro vivió por casi cuarenta
años en reclusión en el convento de Santa María del Prats donde
murió santamente en 1304.
Fraternidad San Pedro Pascual.
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Santa María de Cervellón o del Socorro
La primera Hermana Mercedaria de la noble familia de
Cervellón nació en Barcelona, en la calle Moncada el 1 de
Diciembre de 1230. Fue bautizada en el sarcófago de la protomártir
de Barcelona, Santa Eulalia, que era usada como pila bautismal de la
parroquia de Santa María del Mar.
Inmersa en el aura de santidad que creaban los hermanos-
redentores de cautivos en su ciudad natal, la joven María se sintió
atraída por su compromiso liberador y se transformó en el consuelo
de los pobres, los enfermos y cautivos del Hospital de Santa Eulalia.
Allí se encontró con las grandes figuras de la Orden Mercedaria que
se reunía junto a Pedro Nolasco.
Solicitó el blanco hábito Mercedario e hizo su profesión
religiosa el 25 de Mayo de 1265 en manos del Hermano Bernardo de
Corbaria, prometiendo trabajar por la redención de los cautivos.
Junto con ella, jóvenes de destacadas familias formaron una
comunidad: Hnas. Eulalia Piños, Isabel Berti y María Requesens a
quienes pronto se unió la Hna. Colagia.
A María se la conoce también con el nombre de Socós o
Socorro porque durante su vida y después de su muerte se la vio en
alas del viento ayudando a los barcos de la redención, azotados por
el inclemente mar.
Murió el 19 de Septiembre de 1290; sus restos mortales
fueron sepultados en la iglesia de los frailes Mercedarios de
Barcelona, hoy Basílica Mercedaria. Su cuerpo incorrupto reposa en
el primer altar a la derecha. Desde el siglo XIII María es
considerada santa y se la invoca como patrona de los marineros y su
parroquia está en la Barceloneta, puerto de Barcelona.
Frutos de Santidad 1317 – 1492
Juan Gilabert Jofre y su Trabajo Social
Juan nació en Valencia el 24 de Junio de 1350. Estudió
Derecho en Lérida. De vuelta a su ciudad, recibió el hábito
mercedario en 1370 en el convento de El Puig donde había estudiado
teplogía. Después de ser ordenado sacerdote, en 1375, se dedicó a la
prédica, “ministerio en el que se destacó”, según lo indica el
historiador Gaver. En 1391, cuando era vicario del convento de
Lérida, se interesó en la suerte y los sufrimientos de los pobres, y
presentó una súplica al rey Juan I a favor de la redención de los
cautivos. El hecho que hubiera recurrido al rey siendo sólo vicario,
demuestra que ya tenía gran prestigio. Participó en el Capítulo de
Tarragona donde se eligió Maestro General al Padre Jaime Taust. A
su regreso fue nombrado superior de Perpignan; luego volvió como
superior a el convento de El Puig donde permaneció cuatro años.
Fue nombrado superior de Valencia en 1409, año que marca el inicio
del período más fecundo de su ministerio, cuando se dedicó a la
prédica junto a San Vicente Ferrer. Juntos viajaron evangelizando
Valencia, Aragón, Castilla, Cataluña y Portugal. Estaba con San
Vicente Ferrer en 1417 cuando el Dominico informó al rey Juan que
la muerte se acercaba. El Mercedario hizo su confesión y se
despidió de su amigo, partiendo hacia Valencia donde murió el 18 de
mayo cuando entraba a la Iglesia de Santa María de El Puig. San
Juan de Ribera, Arzobispo de Valencia, había mandado fabricar una
hermosa urna donde se puso su cuerpo envuelto en el hábito
mercedario, y fue expuesto en la sacristía de El Puig. Permaneció en
esta urna transparente hasta 1936. Hoy, sus restos descansan en un
sepulcro de piedra que el Consejo le dedicó en 1946. Los
Valencianos siempre lo han tenido por santo, considerándolo uno de
sus hijos más ilustres y claman por su canonización. El proceso de
beatificación ya ha comenzado.
Además de buen administrador, buen predicador, hábil
negociador en asuntos políticos, trabajó en tres redenciones de
cautivos, Juan era un Mercedario carismático dedicado a los más
pobres y abandonados. En Valencia, en 1410, fundó un orfanato
para niños desamparados y en 1416 en El Puig, un asilo para
peregrinos pobres. La obra que lo hizo universalmente conocido fue
la instalación en Valencia del primer asilo en el mundo para
enfermos mentales, con el fin de encontrar una solución para esos
pacientes. Se dice que, el 24 de Febrero de 1409, iba desde su
Fraternidad San Pedro Pascual.
Provincia Mercedaria de Chile – Pastoral Juvenil Mercedaria – La Serena 11
convento a la Catedral de Valencia para predicar la homilía del
primer Domingo de Cuaresma, cuando vio a dos muchachos
atacando brutalmente a un pobre loco. Nuestro fraile corrió a
proteger al hombre y alejó a los asaltantes, luego llevó al herido a su
convento. Movido por este hecho, volvió a la Catedral y predicó un
vibrante sermón, hablando de la urgente necesidad de contar con una
institución de caridad que albergara pacientes mentales. Cuando
dejó el púlpito se le acercaron 11 valencianos encabezados por
Lorenzo Salom, quienes se ofrecieron para apoyar su proyecto que
se hizo realidad el 9 de Marzo de 1409.
Otros Religiosos Ejemplares
A los ojos de Dios y de la Orden, los más ilustres religiosos
son los que dieron la vida para rescatar cautivos por su fe. Sin
embargo, hay también otros religiosos que merecen ser recordados.
Guillén Vives aún cuando fue un hombre tranquilo y humilde, tuvo
que enfrentar la actuación abusiva y equivocada del obispo. Tuvo
que enviar a Roma un informante, el Padre Bartolomé de Celforés, y
gastar la enorme cantidad de 3.000 florines para remediar la
situación. Como resultado, el rey Martin IV puso a la comunidad
Mercedaria y sus miembros, su casa y haberes bajo la protección de
la Corona de Aragón. Guillén escribió una biografía de San Pedro
Nolasco y otra de Santa María de Cervellón; esta última se incorporó
al proceso de canonización de Santa María.
Guillermo Camino fue nombrado redentor junto con Raimundo
Roca, en el Capítulo de 1419. Durante su travesía a Africa, hubo
una tormenta y cayó una viga del palo mayor sobre el religioso,
partiéndole la cabeza. Su cuerpo fue arrojado al mar.
Juan de Granada, hijo de un conocido converso sarraceno, nació en
1358 en la ciudad de su nombre. Sirvió como superior de Córdoba
durante 13 años, durante los cuales construyó una nueva iglesia.
Luego, en 1407, fue nombrado provincial de Castilla y promovió la
observancia de la Regla. Con el Hermano Pedro de Malasang,
realizó dos redenciones en Africa, en 1415 y 1427. En esta última,
cuando regresaban con los redimidos, atacaron su bote unos piratas
genoveses en el Mediterráneo y mataron a los dos redentores.
Juan Segalars, de Barcelona, llevó una vida muy activa. En 1439, lo
enviaron a Consejo de Basilea para negociar varios asuntos de la
Orden. Desde allí se fue a Nápoles a hablar con el rey Alfonso V.
Al año siguiente, fue nuevamente enviado a Basilea, desde donde
viajó varias veces a ver al Papa, regresando luego a Nápoles, donde
el rey. Cuando lo nombraron superior de Barcelona, fue a Túnez a
hacer una redención junto con el Hermano Bernardo Grallera quien
murió durante el viaje y se perdió una considerable suma de dinero
para los cautivos. En 1447, de camino a Túnez como redentor,
naufragó el barco de Juan el día de Jueves Santo; murieron varios
tripulantes y él se salvó milagrosamente, si bien perdió el dinero de
la redención y hasta la ropa que llevaba puesta. Al año siguiente, en
Nápoles, realizó gestiones para establecer la paz entre Túnez y
Alfonso V. Designado superior de Barcelona por un tercer período,
murió en esta ciudad el 24 de octubre de 1466.
Luis de Becofén, religioso de origen francés, nacido en el
Languedoc, ingresó a muy temprana edad a la Orden de la Merced
donde hizo rápido progreso en su vida espiritual. Sus superiores lo
enviaron a las Universidades de Perpignan y Montpellier donde se
recibió de profesor. El rey Luis XI , conocedor de sus virtudes y
erudición, lo nombre teólogo y predicador de la corte. Designado
redentor en 1471, iba con el Padre Diego de Luna camino a Algiers
cuando fue víctima de los moros que lo maltrataron y amenazaron de
muerte por predicar la fe cristiana. Luis redimió 213 cautivos con
quienes regresó a Barcelona. El rey de Francia solicitó al Maestro
General que lo enviara de vuelta a su corte; luego Luis XI lo envió a
Roma para negociar la paz entre el Estado Pontificio y el Gran
Ducado de Toscania. Fue recibido con grandes honores y el Papa
Sixto IV quería que permaneciera en Roma, pero Luis prefirió
volver a Francia. Sin embargo, no se encontraba a gusto con la vida
de la corte y prefirió irse al convento de Perpignan donde se dedicó a
la oración y a escribir diversos trabajos de teología escolástica y
mística que, lamentablemente no fueron publicados. Murió
santamente en 1475.
Fraternidad San Pedro Pascual.
Provincia Mercedaria de Chile – Pastoral Juvenil Mercedaria – La Serena 12
Lorenzo Company y Pedro Bosset. Estos dos religios de distinta
nacionalidad, fueron compañeros en la redención de cautivos. El
primero sufrió larga cautividad y el segundo, padeció el martirio.
Lorenzo Company nación en 1415 en El Puig donde recibió
el hábito mercedario; su profesión la realizó en Barcelona. Fue
designado superior de El Puig. siendo muy joven. Gracias a su
sabiduría, su modestia y la compasión que sentía por los cautivos,
fue nombrado redentor. Inspirado por la gracia, Pedro Bosset, de
Francia, ingresó a la Orden de la Merced, donde hizo tantos
progresos en sus estudios y su piedad, que adquirió gran renombre.
Después de haber trabajado como profesor de teología y predicador,
fue elegido redentor.
En 1442, estos dos religiosos venían de regreso con 83
cautivos liberados, cuando una violenta tormenta los obligó a
devolverse a Túnez. Los pocos que se salvaron del naufragio,
fueron nuevamente tomados cautivos, junto con los redentores.
Durante los primeros años de su cautividad, fueron tratados muy
severamente por el rey de Túnez. Después, los mercedarios
obtuvieron benevolencia del rey quien les otorgó alguna libertad de
movimiento, lo que les permitió aliviar el sufrimiento de los
prisioneros, pues los redentores procuraban adquirir el mayor
número de cautivos con el dinero, siempre escaso, que la Orden les
enviaba para la liberación.
En dos oportunidades el rey de Nápoles envió al Padre
Company como embajador ante el rey Alfonso V de Aragón con el
objeto de obtener la restitución de las naves que el rey había quitado
a los turcos. Durante el viaje de 1452, el Padre Bosset, que se había
quedado en Africa, se dedicó a alentar a los cautivos y a predicar el
Evangelio. Después de lograr que un renegado volviera a su fe, los
moros, cegados por su fanatismo religioso, lo silenciaron y los
encarcelaron. Para molestarle, los moros le llevaban gente que
lanzaba horribles injurias en contra de la divinidad de Jesucristo,
además lo golpeaban y le daban sólo pan y agua e, incluso, en una
oportunidad lo dejaron cuatro días sin alimento. Entonces, cuando
Pedro sintió que perdía sus fuerzas elevó su oración al Señor,
encargándole los cautivos y ofreciendo, contento, el sacrificio de su
propia vida. Murió abrazado a la cruz.
Después que el Padre Company regresó a Túnez, permaneció
en cautividad y se dedicó a escribir oraciones y letanías que rezaba a
diario implorando la ayuda divina para la liberación de los cautivos.
Después de 15 años de cautiverio, el Padre Company fue li8berado
en 1457, cuando el rey Alfonso V devolvió algunas naves a los
moros. El Padre Company fue elegido Maestro General “habiendo
vivido 55 años en la Orden con gran virtud” según se puede leer en
la carta que Juan II envió al Papa para solicitar su confirmación.
Murió santamente el 20 de Diciembre de 1479 en Valencia y sus
restos fueron sepultados en la iglesia de El Puig. Los cronistas
mercedarios lo elogian ampliamente, llamándolo santo, y esta es la
manera en que todos lo veneran.
Juan de Zorroza y Juan de Huete formaron parte de otro holocausto
de las redenciones Mercedarias. En 1482 los mataron en Baeza
porque habían alentado la fe de los cristianos cautivos cuando los
moros estaban indignados por la captura de la Alhambra por los
Reyes Católicos. Ambos redentores estuvieron largo tiempo en la
cárcel, donde debieron soportar toda clase de insultos. Los sacaron a
la calle para una infamante exhibición, entregándolos luego a unos
muchachos que los apalearon hasta la muerte.
Alonso de Sevilla fuen un humilde religioso con reputación de santo.
Trabajó duro en las más modestas casas de la Orden como
Uncastillo y Sangüesa. En un decreto de 5 de Febrero de 1472 que
confería poderes totales de la ciudad de Sangüesa al Hermano
Alonso, el rey Juan II lo definía como ”un honesto, fiel y bienamado
religioso.” Murió en olor a santidad en la proximidad de Lérida,
alrededor de 1495, rezando ante una cruz que había en el camino que
recorría a pie hacia Barcelona, para asistir a un Capítulo. Fue
enterrado en la vieja catedral de Lérida.
Natalia de Toulouse nació en 1312 en Gaillac, Diócesis de Albi. A
los 17 años se fue con sus padres a Toulouse donde inició su
dirección espiritual con un religioso Mercedario que vivía en esa
ciudad desde 1256. Sintió el llamado a la vida religiosa y así se lo
hizo saber al Padre Bernardo Poncello, quien le aconsejó no dejar
Fraternidad San Pedro Pascual.
Provincia Mercedaria de Chile – Pastoral Juvenil Mercedaria – La Serena 13
solos a sus padres, y que recibiera el hábito de terciaria Mercedaria.
Fue muy devota de Jesús Crucificado y tenía el don de la bilocación:
fue a Africa a convertir y liberar una niña esclava de Calabria.
Natalia murió el 4 de Julio de 1353 y la sepultaron en la Iglesia
Mercedaria de Toulouse. Desde su muerte ha sido venerada como
santa. El proceso de canonización en Toulouse terminó en 1907,
fecha en que su cuerpo fue llevado a Roma.
Frutos de Santidad 1492 – 1574
La historia Mercedaria es rica en humildes frailes que
vivieron intensamente su vida consagrada y son ejemplo de virtud
para todos los cristianos. Algunos de estos religiosos olvidados son
merecidamente recordados aquí:
Agustín de Revenga fue uno de los religiosos del siglo XVI que más
influencia tuvo en la nueva evangelización realizada por la Orden.
Fue rector del Colegio de Alcalá entre 1545 y 1569, año e su muerte.
Francisco Zumel, que fue su compañero en el Capítulo de Toledo,
destacó su austeridad y santidad diciendo: “Provenía de una
distinguida familia, pero se distinguió más por sus trabajos y su
estilo de vida. Ayunaba casi a diario, salvo en Domingo o festivos,
y se abstenía de carne. Siempre durmió en el suelo lo que explicaba
la notoria palidez de su rostro. Sus ropas se destacaban por su
sencillez y hacía mucha penitencia corporal. Fue admirable en la
oración y la contemplación, a la que dedicaba largas horas del día y
de la noche. Su conversación y sus modales eran afables”. Fue
sepultado en el Colegio Mercedario de Alcalá y siempre ha sido
considerado santo.
Luis de la Peña recibió su formación religiosa en Santiago, Chile,
donde emitió sus primeros votos en 1578. Siendo estudiante, el 16
de Enero de 1581, firmó la citación para una reunión conventual
cuando Pedro de Moncalvillo era provincial. Después de ordenado
sacerdote cumplió diversas funciones en la Provincia y se
especializó en la evangelización de la Araucanía usando como base
de su actividad apostólica el convento de Valdivia, donde era
superior. En uno de los malones los guerreros araucanos entraron al
convento para saquearlo y quemarlo, el Padre Luis, después de
advertir a los otros religiosos, fue apresuradamente a la Iglesia para
consumir la Eucaristía y evitar así una profanación. Todavía tenía el
copón en sus manos, cuando los belicosos nativos entraron a la
iglesia en busca del Santo Sacramento, lo mataron con sus lanzas
rompiéndole el pecho y le arrancaron el corazón. Su cuerpo fue
consumido por las llamas el 24 de Noviembre de 1599. El Padre
Luis de la Peña, protomártir de Chile murió por su fe, es considerado
una mártir de la Eucaristía porque, como lo expresó Tirso de Molina,
“cuando pudo salvar su vida arrancando, antes que su vida prefirió
salvar en su pecho las hostias consagradas y mereció así llevarse a
Dios como viático”. Este hecho fue recordado con especial
veneración en el Capítulo General de Toledo en 1627 y en el
informe que el Padre Francisco Saavedra envió al Gobernador de
Chile, don Francisco Meneses, en 1664. En la actualidad, como
testimonio de este suceso, se guarda en el convento mayor
Mercedario de Santiago, un pequeño cáliz que se usa en Jueves
Santo. En la misma ocasión, los araucanos se llevaron a otro
religioso, lo colgaron de un árbol y le lanzaron lechas hasta matarlo.
Juan de Santa María, nació en Andalucía. Desde sus días de novicio
hasta su muerte fue un perfecto ejemplo de observancia. Como
sacerdote bien versado en las Sagradas Escrituras, era ferviente y
celoso en la instrucción religiosa de sus parroquianos y aquellos que
estaban bajo su dirección espiritual a través de sus homilías, se
llenaron del espíritu de San Pablo. Conscientes de sus dones
apostólicos, sus superiores lo enviaron a América donde proclamó
por muchos años el Evangelio. El cronista Bernardo de Vargas
relató varios hechos extraordinarios atribuidos a este religioso, entre
los cuales estaba la conversión del jefe Tamaracunga y sus luchas
constantes contra los enemigos de la evangelización. Llevó la vida
de un religioso pobre y penitente, siempre ferviente en la oración.
Murió en 1549.
Cristóbal de Albarrán fue uno de los primeros sacerdotes que se
atrevió a ir a proclamar el Evangelio a los nativos del sur de Perú y a
una vasta área en lo que es ahora Argentina y Paraguay. De un
Fraternidad San Pedro Pascual.
Provincia Mercedaria de Chile – Pastoral Juvenil Mercedaria – La Serena 14
informe enviado al procurador general, Esteban Muniera y citado
por el Cronista Bernardo de Vargas, sabemos que predicó en
Santiago del Estero, Córdoba, Jujuy, Asunción, etc. Por otro informe
enviado a Felipe II en 1556, también sabemos que durante ese año el
Padre Albarrán fue martirizado por Chiriguayanos.
Alonso de Arequipa, conocido sólo por el nombre de Alonso, vivió y
murió en el convento de Arequipa. Fue sólo un hermano laico,
hombre muy culto y humilde que no quiso acceder a la dignidad
sacerdotal. Se encargó de tareas domésticas y, además, era ferviente
en la oración y la contemplación ante el Crucifijo y la Santísima
Virgen. Se aplicaba penitencia corporal y hacía tremendos
sacrificios en una pequeña capilla que se había construido en el
jardín del convento. Se dice que ejecutó varios hechos milagrosos
sólo con hacer la señal de la cruz, hechos que fueron confirmados en
la consulta hecha después de su muerte en 1569, muerte que él había
anunciado. Su proceso de beatificación se inició de inmediato, pero
no se continuó.
1574 – 1770
Gonzalo Díaz de Amarante nació en Amarante, Portugal, en 1540.
Como marinero viajó a Perú, donde se hizo religioso Mercedario en
1603, en el convento de Lima.. Se distinguió por su entrega a la
vida de oración y la caridad con los nativos y más necesitados.
Con humildad y eficacia cumplió su labor de portero dando
admirable ejemplo de virtud a todo el que llegaba al convento. Se
cambió al convento de Callao donde cumplía funciones de
limosnero, cuando lo sorprendió la muerte el 27 de enero de 1618.
El proceso diocesano de beatificación terminó en 1621 y el proceso
apostólico comenzó en 1675 y fue progresando con justificada
esperanza. El cuerpo de este siervo de Dios descansa desde 1746 en
la Iglesia Mercedaria de Lima.
Venerable Pedro Urraca de la Santísima Trinidad nació en
Jadraque, España en 1583. Su hermano, un franciscano, lo llevó a
Quito donde inspirado por la Virgen, ingresó a la Orden. Desde
temprana edad llevó una vida virtuosa y se destacó en la penitencia,
abnegación, oración y humildad. Después de ser ordenado diácono,
lo enviaron al convento Mercedario Recoleto de Belén en Lima,
donde lo ordenaron sacerdote en 1610. Luego, se dedicó a la
predicación y a la Evangelización de los pobres. Volvió a España en
1621 con el íntimo deseo de ir a Africa a redimir cautivos. Después
de siete años regresó a Perú y ejerció los ministerios de la prédica y
la confesión, y crecía su reconocida práctica de las virtudes. Aunque
en los últimos años de su vida quedó paralítico, continuó su
apostolado en la dirección espiritual de muchas almas, hasta su
muerte ocurrida el 7 de Agosto de 1657. Inmediatamente se inició el
proceso de beatificación y una vez concluido, en 1678 se llevó a
Roma. El decreto de proclamación de sus virtudes heroicas fue
proclamado el 31 de Enero de 1981.
Antonio de San Pedro nació en Portugal en 1570. Fue bautizado
como cristiano, pero cuando sus padres se convirtieron al judaísmo,
lo educaron en esa fe. Se fue a Lima donde se dedicó al comercio.
Cuando la Inquisición descubrió que practicaba el judaísmo, lo
encarceló el 22 de Marzo de 1604. Movido por la fe, abjuró y volvió
a su fe católica, recibiendo como penitencia pública servir de
ayudante de cocina por tres años en el Convento Mercedario de
Lima. Allí encontró al siervo de Dios, Gonzalo Díaz de Amarante,
quien lo educó en las verdades de la fe y la práctica de las virtudes
cristianas. Como consecuencia del castigo impuesto, debió regresar
a España donde ingresó como donado a un convento Dominico. Se
le negó el hábito porque era sabido que fue judío. En Junio de 1614
entró como donado al convento de Osuna, de los Mercedarios
descalzos, donde hizo su profesión dos años después. Su vida
religiosa fue de penitencia y mortificación, servicio y caridad a los
necesitados y a los encarcelados a quienes servía con abnegación,
sin descuidar la oración y la unión con Dios. Demostró su amor al
prójimo, especialmente a las prostitutas, convirtiendo a muchas de
ellas y fundando un hogar para las que volvían al buen camino. En
la Iglesia de Santa Ana de su Orden, constituyó un Fraternidad del
Santísimo Sacramento, que llegó a tener 4.000 miembros. Fue un
espejo de virtudes: fe, caridad, humildad y la observancia de los
Fraternidad San Pedro Pascual.
Provincia Mercedaria de Chile – Pastoral Juvenil Mercedaria – La Serena 15
votos. Esta vida tan santa fue bendecida con gracias especiales
otorgadas por Dios gracias a su intercesión, antes y después de la
muerte de este siervo de Dios, que murió en el convento de Osuna el
30 de Julio de 1622. El proceso de beatificación se abrió poco
después de su muerte.
Pedro Nolasco Perra nació en Gergei, Sardinia, a principios de
1574 y fue bautizado en 15 de Febrero del mismo año. Recibió el
hábito mercedario en el convento de Bonaria el 14 de Febrero de
1598 y realizó su profesión el 19 de Febrero del año siguiente. Lo
enviaron a Valencia a seguir estudios de teología y fue ordenado en
1602. Fue modelo de vida interior, obediencia y trato sensible. Su
recogimiento y fervor en la Santa Misa conmovían hondamente a los
fieles. Para todos tenía palabras de valor y consuelo,
especialmente durante el sacramento de la reconciliación. Su
recogimiento y fervor en la Santa Misa movían profundamente a la
devoción. Tenía palabras de valor y consuelo para todas las
personas, especialmente durante las largas horas que dedicaba al
sacramento de la reconciliación. Murió muy joven en Valencia,
cuando sólo tenía 32 años, el 15 de Junio de 1606. En su honor se
erigió en su pueblo natal una iglesia llamada Santa Impera (San
Pedro en dialecto de Cerdeña) donde el pueblo lo venera como a
santo hasta el día de hoy.
Alonso Gómez de Encinas nació en Cuéllar, Segovia. Recibió el
hábito en el convento de Valladolid y, entre 1597 y 1598 completó
sus estudios en Salamanca. En 1609, a los 44 años, fue a México
como secretario y predicador con el Vicario General Antonio
Mendoza. Una vez concluida su misión con el Vicario, solicitó
quedarse como misionero y fue nombrado doctrinero o sacerdote en
la isla Puná del golfo de Guayaquil. Durante su estadía el pirata
holandés, Jacobo L’Hermite lo sorprendió ya que después de cruzar
con varias naves el Estrecho de Magallanes asoló las costas del
Pacífico. También planeó el ataque a Guayaquil pero la heroica
defensa del pueblo lo obligó a replegarse a Puná, donde descargó
todo su odio en el Mercedario, ordenando que le arrancaron los
intestinos buscando la Eucaristía. Esto sucedió el 13 de Junio de
1624 y el 10 de Julio, la Audiencia de Quito informaba
detalladamente el hecho al rey Felipe IV. El Padre Encinas es u no
de los mártires mercedarios más conocido de ese período. Desde su
muerte se le venera como santo en la Iglesia Mercedaria de
Barcelona.
Juan Falconi de Bustamante nació en Almería en Abril de 1596. En
1611 entró a la Orden de la Merced y estudió teología en Salamanca.
Se dedicó a la enseñanza, principalmente en colegios mercedarios.
Sus superiores lo designaron al apostolado, dedicándose a la
dirección espiritual, a la confesión y a la prédica a todo nivel en la
sociedad Madrileña. Promovió las prácticas de meditación, la
confesión frecuente y la comunión diaria. Escribió muchos trabajos
teológicos y místicos, siendo el más importante El pan nuestro de
cada día acerca de la comunión. Murió en Madrid el 31 de Mayo de
1638 y poco después se inició el proceso de beatificación.
Luis Galindo de San Ramón nació en Trujillo, Perú en 1634.
Ingresó a la Orden de la Merced en Lima donde hizo su profesión el
6 de Abril de 1660. Un vez ordenado sacerdote, se trasladó al
convento recoleto de Belén para dedicarse a la contemplación y la
penitencia. Fue un destacado predicador y director espiritual,
también tenía el don de la profecía y anunció el terremoto de 20 de
Octubre de 1687 que destruyó la ciudad de Lima. Era muy devoto
de la Virgen María y en su honor escribió De la Concepción
Inmaculada de María, publicado en Lima en 1663. Dejó muchos
poemas místicos y sobre la muerte, en español y latín. Algunos de
sus manuscritos se conservan en la Universidad de Yale, Estados
Unidos de N. A. En los últimos años del siglo estaba construyendo
el frontis de la bella iglesia que es una de las más hermosas de la
ciudad. Murió el 8 de Marzo de 1704 y su cuerpo esta sepultado en
la sacristía de la Iglesia de la Merced en Lima. Poco después de su
muerte el Ordinario inició el proceso de beatificación y en Octubre
de 1943, el Congreso Eucarístico Nacional de Trujillo solicitó la
continuación del proceso.
Buenaventura Guisado, hombre de admirable virtud, fue
contemporáneo del Padre Galindo y vivió en el mismo convento.
Escribió Colloquia spiritualia concionatoria, trabajo de teología
mística que se publicó en Sevilla en 1645. Después de una vida
Fraternidad San Pedro Pascual.
Provincia Mercedaria de Chile – Pastoral Juvenil Mercedaria – La Serena 16
santa y ejemplar, murió el 25 de Septiembre de 1704. Dos años
después de su muerte, se inició el proceso de beatificación y el 16 de
Agosto de 1710 se realizó el examen del cuerpo para el proceso non
cultu.
José Montagudo. Nació en 1657 en Zaragoza. Fueron sus padres
Juan y María Fernández, recibió de su madre una estricta educación.
Llevado al estado religioso, ingresó al convento de su ciudad natal
donde en 1672 recibió el hábito mercedario y su profesión la hizo el
24 de Junio del año siguiente. Pronto después de su ordenación fue
nombrado maestro de novicios en el convento de Bonaria, Cerdeña
que por aquella época pertenecía a la Provincia de Aragón. De
regreso a España asumió la difícil tarea de pedir limosna para la
redención, servicio que cumplió por doce años. Recogió muchas
donaciones y demostró ser un excelente predicador. Luego se
dedicó al apostolado misionero a lo que dedicó los treinta y seis
últimos años de su vida. Se estima que debe haber oído más de
cuarenta mil confesiones. Al final de sus días se dedicó a la
redención de cautivos pues, a su solicitud, fue nombrado en 1272
redentor por la Provincia de Aragón. Aún cuando ya tenía 70 años,
inició su peregrinaje para recolectar limosnas con el mismo empuje
que cuando era joven, logrando recolectar 3,000 pesos. Con otros
redentores, Rafael Suriá y Vicente Ibáñez Rubio, se embarcó en
Barcelona para dirigirse a Túnez. Durante la travesía, una violenta
tormenta obligó a la nave a fondear en Cagliari donde el arzobispo
pidió al Padre Montagudo que dirigiera una oración para pedir la
lluvia. En Túnez los redentores rescataron 129 cautivos y de regreso
en Agosto de 1729, se le solicitó que hiciera el discurso oficial por el
regreso de los cautivos. Entregó su alma a Dios el 9 de Octubre de
1729. En 1741, Padre Francisco M. Etcheverz, su discípulo como
predicador, escribió la biografía de este religioso ejemplar, ferviente
misionero e incansable apóstol.
Andrés Garrido. Nació en Vallada, España en 1663. En el bautismo
recibió el nombre de Bartolomé, patrono de la ciudad. El 18 de
Junio de 1679 recibió el blanco hábito mercedario en el convento de
El Puig, donde tenía un tío religioso. Era sensible, de alma penitente
y muy paciente con los sufrimientos físicos. Fue un eminente
predicador en valenciano, eficaz y ferviente en sus sermones. Nunca
perdía la esperanza en la conversión de grandes pecadores y siempre
generoso con los pobres. Fue superior en Valencia y Játiva. En el
siglo XVIII, cuando el número de religiosos parecía excesivo, el
Padre Andrés permanecía días enteros en el confesionario, incluso
sin comer y su única interrupción era para celebrar la Santa Misa.
Decía: “¿Cómo podría hacer esperar a esta pobre gente –en peligro
de condenarse- para ir a comer y descansar?” Murió en Játiva,
donde permaneció por más tiempo, el 23 de Febrero de 1728. El
Padre Vicente Oliver, mercedario de Valencia y compañero por
cuarenta años de Padre Andrés hizo la oración fúnebre que duró tres
horas y quince minutos y, aún así, la encontraron breve y la hicieron
imprimir para disfrutarla plenamente.
Sebastián del Espíritu Santo. Nació en 1668 en Cajamarca, Perú.
Fue criado como cristiano y, a la muerte de sus padres, se fue a Lima
en busca del virtuoso fraile Luis Galindo de San Ramón, quien ya
tenía fama de santo, y se le aproximó con estas palabras: “Vengo a
buscarlo, Padre, para que me enseñe a ser santo.” Ingresó como
donado progresado rápidamente en los caminos de la virtud y
permaneció puro y humilde. No aceptó ser hermano coadjutor
porque se consideraba indigno y trabajó incansablemente por el bien
de la Iglesia y el esplendor de la adoración. Fue muy devoto del
Señor del Perpetuo Socorro a quien hizo construir un altar y
dedicaba cinco horas diarias a la oración. Dios premió su santidad
concediéndole privilegios excepcionales que despertaban la
admiración y el afecto de todos. El virrey lo eligió como padrino de
su hija. Murió el 17 de Julio de 1721 y el proceso de su vida, su
fama de santo y los milagros de este siervo de Dios comenzaron
inmediatamente, concluyendo en 1734.
Francisco Salamanca Nació en 1668 en Oruro, Bolivia donde
ingresó a la Orden y fue ordenado sacerdote en Cuzco. El 16 de
Mayo de 1695, el provincial, que había solicitado para Padre
Salamanca el grado de maestro en teología, dijo de él: “Es un
hombre muy talentoso y es tan virtuoso que es ejemplo para toda la
ciudad”. Padre Salamanca amaba vivir en su celda dedicado a la
oración y la penitencia. Fue un gran predicador, misionero, músico
Fraternidad San Pedro Pascual.
Provincia Mercedaria de Chile – Pastoral Juvenil Mercedaria – La Serena 17
que construyó un órgano original que aún se conserva, también fue
poeta y por sobre todo pintor: el mismo decoró su celda con
extraordinarios murales. Esta celda se conserva intacta en el
convento de Cuzco. Murió en 1730.
José de la Puerta. Era de la ciudad de Ecija donde recibió el hábito
en 1681 e hizo sus votos el 4 de Diciembre del año siguiente.
Estudió en su propia Provincia de Andalucía y demostró gran
recogimiento y amor por la oración que caracterizaron su vida. En la
investigación de su vida y virtudes hecha a solicitud del Obispo de
Sevilla, los testigos declararon que: “todos conocían su
prescindencia de todo contacto secular, de sus familiares e incluso
de los religiosos, salvo para actos comunitarios y que, por treinta
años, nunca pasó un día entero fuera del convento”. Celebraba Misa
diariamente con gran devoción y después de dar gracias, se retiraba
al coro a rezar. Sólo comía a mediodía y mortificaba su cuerpo con
azotes y una camisa de pelo, y dominaba su carácter irascible con
auto control. Murió el 1 de Octubre de 1738 y fue enterrado en la
tumba de los Marqueses de Peñaflor. Sus restos mortales fueron
luego trasladados a la Iglesia de Santa María de Ecija donde aún
puede verse. Se le atribuyen muchos milagros tanto en vida como
después de su muerte.
Francisco de Jesús Bolaños. Nació el 4 de Octubre de 1701 en
Pasto, Colombia. Ingresó a la Orden en esa misma ciudad a la edad
de quince años y también fueron mercedarios sus hermanos José y
Pedro. El 17 de Marzo de 1727, fue ordenado sacerdote en Quito y
se dedicó tanto a la propia santificación como a la del prójimo a
través del ministerio de la prédica y la confesión. A la edad de 32
años se retiró a la ermita de El Tejar donde construyó un convento,
una iglesia y una casa de retiro en la cercanía. Religiosos, laicos,
jóvenes y viejos, ricos y pobres llegaban allí en busca de alimento
espiritual que el Padre Bolaños les entregaba generosamente. Fue
un religioso virtuoso, pobre, humilde, austero y de especial caridad
con los más necesitados, cualidades que le valieron la admiración de
todos. Murió el 14 de Diciembre de 1785 y el proceso de
beatificación se lleva actualmente en la diócesis de Quito.
Beata Mariana de Jesús. Nació en 1565 en Madrid. Su madre
murió cuando tenía escasos nueve años y su padre volvió a casarse.
Para sacarla de la casa, su madrastra intentó casarla pero ella ya
había elegido a Jesús como su único esposo. En su angustia,
Mariana se dirigió a la capilla de los Mercedarios en la Iglesia de la
Virgen de los Remedios, donde encontró al Padre Juan Bautista
González que iluminó sus pasos y la guió por senderos de
perfección. Fue su director espiritual desde 1598 hasta su muerte.
Una delicada enfermedad la privó de entrar como religiosa a ningún
convento. Sin embargo, se fue a vivir a una pequeña casa al lado del
convento de los Mercedarios Descalzos. Allí pasó muchos años
dedicada a la oración y la penitencia. Finalmente fue aceptada como
terciaria y recibió el hábito mercedario de manos de Padre Felipe
Guimerán, Maestro General de la Orden quien recibió su profesión
al año siguiente, el 20 de Mayo de 1614. Permaneció viviendo en la
misma casa vistiendo ya el hábito, dedicada a obras de caridad para
los pobres y enfermos. Se distinguió además por su humildad, su
devoción a la Santísima Virgen y al Santísimo Sacramento. Por
indicación de su director espiritual, escribió su autobiografía. Una
pleuresía aguda provocó su muerte el 17 de Abril de 1624. Su
cuerpo incorrupto se guarda en la iglesia de Don Juan de Alarcón y
fue examinado en 1627 cuando se inició el proceso de beatificación.
Ha vuelto a ser examinado en 1731, 1924 con ocasión del tercer
centenario de su muerte, y en Junio de 1965 en el cuarto centenario
de su nacimiento. El Papa Pio VI la beatificó solemnemente en la
Basílica de San Pedro el 25 de Mayo de 1783.
1880 – 1965
Venerable José León Torres. Sus padres fueron Gregorio Torres y
Margarita Rivero, familia cristiana, modesta y virtuosa. Ingresó a la
Orden de la Merced en 1863, al convento de Córdoba; recibió el
hábito el 30 de Octubre y comenzó su noviciado. Emitió los votos
temporales el 1 de Noviembre de 1868 y los votos solemnes el 8 de
Junio de 1871 y se ordenó sacerdote el 27 de Abril de 1875. Desde
muy joven asumió cargos de responsabilidad en su Provincia:
Fraternidad San Pedro Pascual.
Provincia Mercedaria de Chile – Pastoral Juvenil Mercedaria – La Serena 18
maestro de novicios, vicario provincial, provincial, vicario general y
visitador general. El Maestro General Pedro Armengol Valenzuela,
conocedor de sus excelentes cualidades, lo designó provincial, cargo
que ocupó por cuatro períodos. Durante su gobierno estuvo
permanentemente preocupado de la expansión de la Orden; recuperó
el convento de Santiago del Estero y trabajó muy duro para reabrir el
convento de Tucumán; creó nuevas fundaciones en Buenos Aires y
Montevideo; con su sólido eje promovió la vida comunitaria,
desarrolló la vida cultural iniciando la publicación de la Revista
Mercedaria en Córdoba. Visitó conventos entregando sabias
normas y sano consejo para la vida religiosa.
Distinguieron al Padre Torres su espíritu de observancia, la
humildad, su capacidad de organización, su amor a la Orden, la
devoción a la Eucaristía y a María de la Merced. En 1887 fundó en
Córdoba la Congregación de las Hermanas Mercedarias del Niño
Jesús. Redactó sus Constituciones y siempre les dio atención
espiritual. En 1893 viajó a Roma al Capítulo General que aprobó las
Constituciones de la Orden. Aprovechó este viaje para ir en
peregrinación a Tierra Santa. En reconocimiento de su cultura y
profundos conocimientos, en 1889 el Maestro General lo distinguió
con los títulos de profesor asistente de filosofía y teología t maestro
de teología. Murió santamente en su ciudad natal el 15 de
Diciembre de 1930.
Sus hijas espirituales solicitaron sus restos mortales y
descansan en la iglesia de la Casa Matriz de las Hermanas
Mercedarias del Niño Jesús en Córdoba. El proceso diocesano de
beatificación se inició en 1957 y concluyó en 1959. Su causa se
llevó a Roma y el proceso apostólico comenzó en 1973 y concluyó
el 26 de Marzo de 1994 con la declaración de sus virtudes heroicas.
Antonio Pisano. Nació en Cagliari, Cerdeña, el 19 de Marzo de
1907. Ingresó como postulante a la Orden 1920, pero debió dejar el
Convento debido a una enfermedad. Gracias a su tenacidad y tan
pronto recuperó la salud volvió al monasterio para empezar el
noviciado el 5 de Marzo de 1922. Hizo su profesión de votos
simples el 8 de Diciembre de 1923. Se dedicó con diligencia y
seriedad a los estudios sacerdotales pero más aún a alcanzar virtudes
religiosas, mostrando genuino amor a Dios y al prójimo ofreciendo
heroicamente su joven vida, a los 19 años, como reparación de los
pecados de la humanidad y por la conversión de los incrédulos,
herejes y pecadores. El Señor aceptó la oblación de Fr. Antonio; su
via crucis comenzó en Mayo de 1926. Aun cuando existían
justificados motivos de esperanza de una mejoría, una enfermedad
pulmonar terminó con su vida el 6 de Agosto de 1927. Está
sepultado en el Santuario de Bonaria en Cerdeña y muchas son las
personas que aseguran haber recibido gracias del Señor gracias a la
intercesión de Fr. Antonio. Terminado el proceso diocesano, se
inició en Roma el proceso del siervo de Dios.
Felice Migliore. Este religioso nació en Serra di Falco, Sicilia el 26
de Noviembre de 1819. Ingeresó al convento de San Cataldo de los
Mercedarios descalzos a los 17 años y se ordenó sacerdote en 1845.
Fue devoto del Santísimo Sacramento y de la Virgen de la Merced,
caritativo con los pobres y admirado por los fieles a quienes servía
con ejemplar diligencia. Donde fuera era reconocido como religioso
observante y piadoso y la gente le atribuía bendiciones y milagros.
Debido a esto fue llamado a Roma y se le prohibió volver a Messina.
Vivió en el convento de San Adriano y en Nemi y creció su fama
pues obtenía gracias extraordinarias del Señor. Reconocido como
santo, murió en Roma el 7 de Agosto de 1886. En el libro de los
difuntos del convento de San Adriano puede leerse: “ Este padre fue
un hombre extraordinario y despertó tanto entusiasmo en Sicilia que
es imposible tener una idea de la gran estima en que se le tenía, no
sólo por el pueblo sino por eminentes miembros de la Iglesia…
Vivió pacíficamente y siempre contento en el medio y murió con
igual calma, paz y serenidad.”
Teresa de Jesús Bacq. Isabel nació en País el 16 de Septiembre de
1825 y fue educada como luterana. A los 14 años, se convirtió al
catolicismo y se bautizó el 31 de Mayo de 1839. Ese día consagró
su pureza a la Santísima Virgen en Notre Dame. Deseaba ser
religiosa y lo intentó en tres diferentes congregaciones. Insatisfecha,
se fue donde el obispo de Nancy, Charles Martial A. Lavigerie, que
era su director espiritual, quien la animó a fundar un instituto
religioso. En Nancy formó una comunidad con el nombre de Damas
de María que, un año más tarde, el 8 de Diciembre de 1865, se
Fraternidad San Pedro Pascual.
Provincia Mercedaria de Chile – Pastoral Juvenil Mercedaria – La Serena 19
convirtió en Hermanas de la Asunción de nuestra Señora. Después
de varios años de duro trabajo y gran sufrimiento, siguiendo el
consejo del cardenal Lavigerie, Teresa eligió la Orden de la Merced
que la identificaba por su espíritu de caridad y devoción a María.
Solicitó la incorporación a la Orden y el Padre Valenzuela admitió a
las hermanas el 4 de Abril de 1887 bajo el nombre de Hermanas de
Nuestra Señora de la Merced. Teresa murió en País adonde había
viajado buscando ayuda para su instituto. Murió sola en una pobre
pieza de hospital y lejos de sus hijas el 2 de Junio de 1896. Su vida
plena de amor a Dios, a María y a los pobres, estuvo marcada por
contrariedades, incomprensiones, sufrimiento y penas. En todo,
Teresa veía la voluntad de Dios y su unión con el Señor la llevó a
aceptar la cruz y los sacrificios. Su indómita esperanza y su deseo
de salvar almas la sostenían. El proceso diocesano de beatificación
iniciado en Roma, terminó el 30 de Junio de 1994.
Venerable Margarita María López de Maturana, nació en Bilbao el
25 de Junio de 1884. Se educó en el colegio mercedario de Berriz
donde nació su vocación religiosa. El 25 de Julio de 1903 ingresó al
Monasterio Mercedario para consagrar su vida a Dios como monja
de clausura. El 10 de Agosto del mismo año recibió el hábito y
cambió su nombre de bautismo, Pilar. Hizo su profesión en la Fiesta
de la Asunción del año siguiente y durante los primeros años de su
vida religiosa, participó activamente en el colegio de su comunidad
como profesora y prefecta de estudios. El Padre Manuel Sancho
Aguilar fue su director espiritual y la encaminó hacia las misiones.
De naturaleza alegre y abierta, su trabajo pedagógico fue el medio
que Dios eligió para sembrar la semilla de la vocación misionera en
su corazón. Bajo la dirección, la iniciativa y el infatigable trabajo
de Madre Margarita, pronto el colegio de Bérriz fue un activo centro
misionero. La asociación de ex alumnas Juventud Misionera
Mercedaria nación el 19 de Marzo de 1920. El entusiasmo
misionero cruzó rápidamente el umbral del monasterio para
expandirse por el país y Madre Margarita continuó siendo el alma de
esta nueva vida.
A partir de ahí los hehcos se sucedieron con milagrosa
rapidez. El Maestro General de la Orden. P. Ignacio López
Santamaría visitó Berriz y Madre Margarita aprovechó la
oportunidad para plantearle su deseo de servir a la Iglesia como
misionera activa. El Maestro General en Roma se interesó en este
proyecto presentado a nombre de todas las hermanas y el Papa Pío
XI bendijo esta inquietud. El antiguo convento Mercedario se
transformó en un bullente centro misionero y sede del nuevo
instituto. En 1926 partió la primera expedición a Wuhu, China y al
año siguiente Madre Margarita fue elegida Superiora. Hubo otras
fundaciones en las Islas Carolina y Marshall y en Japón. El 23 de
Mayo de 1930 Japón aprobó el nuevo instituto religioso
Mercedarias Misioneras de Berriz y Madre Margarita fu su primera
superiora. Realizó muchos viajes, especialmente al oriente, con el
solo afán de extender el Reino de Dios hasta los confines de la tierra.
Viajó a Roma para hablar personalmente de las misiones con el
Papa. Después realizó su viaje final, el 23 de Julio de 1934. Desde
1961 su proceso de canonización se encuentra en Roma. Sus
virtudes heroicas fueron reconocidas por decreto del 16 de Marzo de
1987.
Luis de la Torre Rojas, nació el 21 de Junio de 1819 en San Pedro
de Humay, en la Provincia de Pisco, Perú.. Fue terciaria mercedaria
reconocida por su incesante caridad. Alimentaba a todos los pobres
que se le acercaban y su ollita, de comida milagrosamente, nunca se
agotaba. Afectuosamente se la conoce como beatita de Humay por
sus virtudes. Murió considerada como santa el 21 de Noviembre de
1869. Desde 1946 su proceso de beatificación sigue su curso en
Roma.
Mártires Españoles. Como dijo el Papa Pío XI en Septiembre de
1936, todos los que fueron asesinados durante la Guerra Civil
Española “sufrieron verdadero martirio en el sagrado y glorioso
sentido del término, por el sacrificio de vidas inocentes de mayores y
jóvenes en el esplendor de sus vidas.” Durante los primeros días de
la guerra, en especial cuando la persecución religiosa estaba en su
peor momento, treinta y siete religioso Mercedarios entregaron sus
vidas por Cristo, 19 pertenecían a lo Provincia de Aragón y 18 a la
Provincia de Castilla.
Fraternidad San Pedro Pascual.
Provincia Mercedaria de Chile – Pastoral Juvenil Mercedaria – La Serena 20
Encabezó la lista de los mártires aragoneses el Padre Mariano
Alcalá Pérez, nacido el 11 de Mayo de 1867 y fusilado el 15 de
Septiembre de 1936.
Los otros 18 religiosos que encontraron una muerte violenta
son: Tomás Carbonel Miquel, Mariano Pina Turón, Francisco
Gargalo Gascón, José René Prenafreta, Manuel Sancho Aguilar,
Tomás Campo Marín, Francisco Llagostera Bonet,Serapio Sanz
Iranzo, Enrique Morante Chic, Jesús Eduardo Massanet Flaquer,
Amancio Marín Mínguez, Lorenzo Moreno NicolásPedro Esteban
Hernández, Antonio Lahoz Gan, José Trallero Lou, Jaime Codina
Casellas, Antonio González Penín y Francisco Mitjá Mitjá.
El 31 de Mayo de 1957 en Lérida se constituyó un tribunal
eclesiástico diocesano para establecer el martirio de estos religiosos.
Después de esta etapa el proceso fue a la Sagrada Congregación de
Ritos en Roma el 25 de Noviembre de 1962, solicitando la apertura
del proceso La causa sigue su curso en Roma.
De los 18 religiosos de la Provincia de Castilla asesinados
durante la persecución, nueve pertenecían a la comunidad de Buena
Dicha en Madrid, tres a la de San Pedro de Madrid y uno a la de San
Sebastián. Sus nombres son:
Manuel Cereijos Muiños, José Cereijo Muiños, Serafín
Solaegui Dunabeitía, Guillermo Vásquez Núñez, Enrique Saco
Pradera, Luis Barros Fernández, Agustín Salgueiro Rodríguez,
Gonzalo Pérez González, Tomás Tajadura Tajadura de la Provincia
de Aragón, Leandro Hermida González, Serapio Paz Muras, Patricio
Peláez Castaño, Eliseo Pérez González, Luis Arias López, Jesús
Tizón Boleira, Ramon Lago Parrado, Olimpio Escudero González y
Ricardo Vásquez Rodríguez,
El reconocimiento del martirio de estos religiosos ejecutado
en Castilla, no ha sido presentado. Sólo han sido recordados y los
restos mortales de algunos de ellos han sido llevados al Monasterio
de Poio el 5 de Mayo de 1940 y al Monasterio de Herencia el 14 de
Junio de 1942.
Los Primeros Mercedarios en las Américas
Cuando el Nuevo Mundo irrumpe en el escenario histórico
europeo, las únicas ordenes religiosas autorizadas por los Reyes
Católicos para ir a América fueron, junto con los franciscanos, los
dominicos y los agustinos, la Orden de la Merced quienes con
muchos celo se dieron a la tarea de la evangelización de los
habitantes de estas tierras vírgenes.
Se asegura que no hubo sacerdotes o religiosos que
acompañaran a Cristóbal Colón en su primer viaje. La fe cristiana
llegó al nuevo continente en el segundo viaje en 1493. Pedro
Martir de Anghiera, cronista italiano y necesaria referencia para todo
el que busque información confiable sobre esa materia, tiene
pruebas irrefutables de la presencia mercedaria desde un principio ya
que tuvo contacto con los protagonistas directos de los hechos que
narra en detalle. Cuando este autor relata la exploración de las
costas de Cuba, menciona la presencia de un fraile mercedario,.
Debido a la importancia de este texto, en la Historia de la Iglesia en
las Américas se cita literalmente: “Cuando se cortaba la leña y se
llenaban los toneles, uno de nuestros hombres salió a cazar al
bosque, cuando de improviso se encontró con un hombre vestido de
blanco y, en un primer momento, pensó que era un hermano de la
Orden de Santa María de la Merced, a quien el almirante había
llevado como sacerdote.” (De Orbe novo Decades, Compluti 1516,
f. 9).
Según el citado texto de Anghiera, la presencia de al menos
un fraile mercedario en el segundo viaje de Colón es indesmentible.
Según los testimonios de historiadores serios, de la misma Orden y
de otras, podemos verificar los nombres de tres religiosos
mercedarios que acompañaron a Colón: Juan Infante, Juan de
Solórzano y Jorge de Sevilla. Historiadores modernos han intentado
identificar al mercedario mencionado como Pedro Martir con Fr.
Jorge, superior del convento de Sevilla, que estaba en las Indias en
Abril de 1495. En sus instrucciones a Colón, el Rey de España
solicitó el regreso del fraile a España y después que el religioso
organizador de la expedición misionera de 1493, Minim Bernardo
Boyl había regresado en diciembre del año anterior. Fray Jorge
estaba en España en 1505 como provincial de Castilla.
Fraternidad San Pedro Pascual.
Provincia Mercedaria de Chile – Pastoral Juvenil Mercedaria – La Serena 21
Trabajo Apostólico en América
Actividad Inicial
Es necesario recordar que, como cualquier europeo, los
mercedarios no conocían la realidad de los pueblos de América. No
conocían el idioma ni la idiosincrasia de tantos pueblos diferentes.
Por lo tanto, era difícil penetrar en la intimidad de los sentimientos
de gentes desconocidas. Sin embargo, la profundidad, la vitalidad,
la magnitud y los frutos de las misiones Mercedarias en este
continente son sorprendentes. Los Mercedarios sólo sabían que
venían a predicar el Evangelio y a convertir multitudes paganas.
Las lenguas, tan diferentes de la de Cervantes, eran el primer
obstáculo. Sin bien la riqueza de las lenguas es algo culturalmente
positivo, para los misioneros fue un obstáculo más ya que desde
México a Tierra del Fuego había varias y muy diferentes lenguas.
Igual que otros misioneros, los mercedarios empezaron a proclamar
el Evangelio siguiendo la inspiración del Espíritu Santo y el buen
sentido cristiano. Usaban métodos rudimentarios.
En América del Sur los misioneros enfrentaron grandes
dificultades para evangelizar debido a las enormes distancias, ríos
correntosos, altas montañas, bosques espesos y vastos desiertos.
Pero también encontraron beneficiosos factores que ayudaban a la
evangelización, especialmente en los territorios del Imperio Inca:
buenos caminos que cruzaban todo el imperio, pueblos establecidos,
grandes ciudades, una agricultura desarrollada, una organización
social muy avanzada, un idioma común y, sobre todo, la buena
disposición de los habitantes para aceptar el Evangelio.
Además de su ministerio en las ciudades, los misioneros
mercedarios iban a evangelizar nativos que vivían muy apartados.
Estos pueblos estaban esparcidos en ciudades grandes y pequeñas
muy distantes unas de otra y los misioneros debían ir a buscarlos en
sus visitas de evangelización. A veces los religiosos se quedaban a
vivir entre ellos para intensificar su enseñanza religiosa y tanto la
escasez de misioneros como las distancias dificultaban la frecuencia
de las visitas.
El éxito de los misioneros dependía de la buena o mala
acogida que les daban. Si los nativos los recibían bien, comenzaba
la catequesis al aire libre, se erigía una cruz y luego se comenzaba la
construcción de la iglesia. Así la gente aprendía los primeros
rudimentos de la fe. Esta fue la primerísima manera en que se
predicó el Evangelio.
La metodología catequética era muy simple si bien bastante
efectiva: los primeros recursos didácticos eran la cruz y la imagen de
María. Sobre esta base los misioneros explicaban los fundamentos
de la fe, al principio a través de gestos, luego a través de un
intérprete nativo y cuando habían aprendido la lengua, en sus
propias palabras. Los Padres Bartolomé de Olmedo en México,
Antonio Correa en Chile, Marcos Dardón en Chiapas y Martín de
Victoria en Ecuador, usaban música para captar el interés de su
audiencia
El conquistador de tierras en América se convertía en su
propietario y asignaría o encomendaría sus tierras y mercaderías a
colonos españoles con la condición de que, a cambio de tributo y
servicio, ellos proveerían a un clérigo o religioso que enseñara la fe
cristiana a los encomendados. La persona encargada de una
encomienda o parcela se llamaba encomendero. Como tenía que
suministrar a un sacerdote y pagar su salario, el encomendero
prácticamente estaba encargado de la evangelización. Por esto, el
sacerdote se sentía condicionado por el encomendero. Este sistema,
legalizado por la corona, era fuente de abusos que la Iglesia tuvo que
enfrentar a fin de defender a los nativos. En parte este proceso
ayudó a la evangelización pero también tuvo resultados negativos
para los misioneros y su apostolado.
El misionero enseñaba doctrina cristiana en la encomienda.
Por esto el lugar donde se proclamaba el evangelio se llamó doctrina
y la persona encargada era el doctrinero. En general, los términos
misionero y doctrinero significaban lo mismo. Un doctrinero no
podía gobernar una doctrina –que usualmente comprendía iglesia,
casa del sacerdote, escuela, hospital, cementerio y taller- a menos
que hablara la lengua de los nativos. A pesar de la buena legislación
real, mientras duró la colonia, hubo polémicas y es lamentable que
obispos, clérigos y religiosos fueran los protagonistas.
Fraternidad San Pedro Pascual.
Provincia Mercedaria de Chile – Pastoral Juvenil Mercedaria – La Serena 22
De hecho, las doctrinas eran centros de catequesis,
verdaderas parroquias rurales. Cada doctrina incluía varias villas
separadas por grandes distancias y la más grande servía como
centro principal. Habitualmente la iglesia era el lugar de reunión
para la enseñanza de oraciones cristianas. Respecto a las dinámicas
de las clases, los adultos se reunían dos veces a la semana para la
catequesis y los niños todos los días. Los inicios de una doctrina
eran difíciles: los misioneros debían viajar largas distancias para
tomar contacto con cada villa. Más tarde, cuando se suprimieron las
encomiendas, las doctrinas tomaron la calidad de centros misioneros
bajo la celosa vigilancia de los obispos y religiosos superiores. Los
mercedarios tuvieron muchas y muy importantes doctrinas a través
de América.
Defendiendo a los Nativos
La legislación española sobre los aborígenes era, sin duda,
humana y de inspiración cristiana. Sin embargo, su aplicación dejó
mucho que desear y fue origen de innumerables abusos.
La Orden de la Merced levantó su voz en contra desde el
principio de la conquista. No por nada había luchado durante
trescientos años por la libertad en el viejo continente. En América,
los Mercedarios enfrentaron a los conquistadores llamando la
atención a los encomenderos y enviando constantemente cartas e
informes al rey. Esto continuó en el período histórico cuando los
conventos de América pertenecían a la Provincia de Castilla hasta
que más tarde fueron constituidos en provincias autónomas.
Es así como, entre otros, Padre Marcos Dardón, incansable
misionero mercedario en América Central, fue nombrado “protector
y defensor de los indios” por la Real Asamblea de Guatemala,
responsabilidad que cumplió con diligencia por cinco años. En
León, Nicaragua, Padre Francisco de Bovadilla fue un gran defensor
de los nativos, según el mismo lo expresaba en una carta que envió a
la reina Juana desde Toledo, el 31 de Julio de 1551. En 1550, por
cédula real, el rey de España ordenó la libertad de 500 nativos
siguiendo el consejo y la intercesión del misionero Mercedario, Juan
de Almazán. En 1551, Padre Bartolomé de Montesinos presentó a la
Asamblea de Charcas igual defensa para los nativos que trabajaban
en las minas de Potosí. En 1576, desde Nueva Granada, Padre
Alonso de Avila informó a Felipe II sobre el abuso de los
encomenderos con los nativos. En Chile, los Padres Antonio Correa,
Antonio Sarmiento Rendón y Miguel de Benavente defendieron
lealmente a los Indios de los malos tratos de los encomenderos.
Esta actitud en contra de los que ejercían poder temporal,
colocó a los misioneros en una posición clave para que los nativos
confiaran en ellos.
La Familia Mercedaria La política y los sucesos anti religiosos de los siglos XVIII y
XIX llevaron un soplo devastador a la vida religiosa en la Iglesia,
dando la impresión que no tendría fuerzas para superarse. Sin
embargo, en algunos aspectos, las pérdidas se balancearon. De
hecho, aún cuando fueron expulsados de sus conventos, muchos
religiosos permanecieron fieles privadamente a su ideal de vida
religiosa. Trabajaban silenciosa y efectivamente para la restauración
espiritual de la Iglesia y de sus institutos. Otros promovieron
distintas formas de vida religiosa más acordes con las demandas del
nuevo tiempo histórico.
El carisma Mercedario también inspiró nuevas formas de
expresión, especialmente en personas llenas del amor de Dios que
dieron origen a los institutos religiosos Mercedarios femeninos. En
un nivel práctico, estos institutos se dedicaron a la instrucción
cristiana, al cuidado de los enfermos, a las misiones, a la asistencia
de la juventud pobre y descarriada, etc. Bajo la protección de la
Virgen de la Merced también hubo laicos que se organizaron en
asociaciones para reflexionar sobre la salvación de sus almas y hacer
el bien al prójimo.
En el siglo XIX, emergieron los institutos religiosos
femeninos y se integraron a la Familia Mercedaria realzando algún
aspecto del carisma. A continuación se entrega una breve
descripción de estos institutos:
Mercedarias Misioneras de Barcelona
Fraternidad San Pedro Pascual.
Provincia Mercedaria de Chile – Pastoral Juvenil Mercedaria – La Serena 23
Este instituto religioso se fundó en Barcelona el 21 de
Noviembre de 1860. La joven Lutgarda Mas y Mateu (1828-1862) y
el mercedario exclaustrado Padre Pedro Nolasco Tenas y Casanova
(1803-1874), fueron las almas de esta fundación. Lutgarda se dirigió
al P. Tenas para realizar su ferviente deseo de restablecer las
Hermanas Mercedarias en Barcelona. Después de su perplejidad
inicial acerca de esta obra y como recibió apoyo del Vicario General
de la Orden, Padre Tomás Miquel, se convirtió en entusiasta
promotor de esta labor. El 21 de Noviembre de 1860, después de
completar los trámites necesarios, Padre José María Rodríguez y
Bori, presidente interino del convento de Barcelona confirió el
hábito a cinco jóvenes de Barcelona y nombró superiora de la
incipiente comunidad a la joven Mercedes Bartra Demetre.
Ese mismo año 1860 el instituto fue reconocido por la
diócesis y el 19 de Septiembre de 1864 fue incorporado a la Orden
de la Merced por el vicario General, P. Tomás Miquel. Las
religiosas, integradas a la Orden como terciarias regulares, tomaron
el nombre de Religiosas Mercedarias.
El 25 de marzo de 1911, el Instituto recibió el Decretum
laudis de la Congregación de Religiosos. Inicialmente el instituto
estuvo dedicado a la formación juvenil, pero pronto se orientó a las
misiones y otras obras sociales. Las Constituciones revisadas de
1983 establecen: “La finalidad del Instituto es el anuncio del Reino
y la redención del prójimo mediante la promoción y la educación
cristiana de los hombres, a través de la enseñanza, a través de la
enseñanza, las misiones y las obras sociales.
Actualmente el Instituto consta de 430 religiosas distribuidas
en 66 casas en España, América y Africa.
Hermanas Mercedarias de la Caridad
La Hermanas Mercedarias de la Caridad fueron fundadas en
Málaga, España el 16 de Marzo de 1878por el canónigo y visitador
de las religiosas de la diócesis, Monseñor Juan Nepomuceno Zegrí y
Moreno (1813-1905). El Instituto fue integrado a la Orden de la
Merced el 9 de Junio de 1878 por decreto del vicario general, P. José
María Rodríguez. León XIII les otorgó el Decretum laudis el 25 de
Septiembre de 1900 y la aprobación del Instituto y sus
Constituciones fue conferida el 24 de Abril de 1901.
El fin específico del Instituto es la práctica de la caridad
mediante el ejercicio de las obras de misericordia. Las
Constituciones de 1977, renovadas después del Concilio Vaticano II,
expresan de la siguiente manera el carisma y la misión del Instituto:
“La misión a que está consagrada esta Congregación es la práctica
de la caridad, ejerciendo todas las obras de misericordia espirituales
y corporales en la personas de los pobres, sirviéndoles en los
hospitales, hospicios, escuelas y en cuantas obras puedan redundar
en beneficio de la humanidad enferma, necesitada y desamparada.
Curar todas las llagas, remediar todos los males, calmar todos los
pesares, desterrar todas las necesidades, enjugar todas las lágrimas,
no dejar, si posible fuera, en todo el mundo un solo ser abandonado,
afligido, desamparado, sin educación religiosa y sin recursos.”
La Congregación, actualmente, está extendida en España,
Francia, América Latina y Africa, con 180 casas y 1.556 religiosas.
Hermanas de Nuestra Señora de la Merced
Fueron fundadas en Nancy, Francia, el 2 de enero de 1864
por la madre Teresa de Jesús (Elizabeth) Bacq (1825-1896), con el
apoyo del obispo local, luego cardenal, Monseñor Carlos Marcial A.
Lavigerie.
Inicialmente, el Instituto con carácter diocesano, tomó el
nombre de Religiosas de la Asunción de Nuestra Señora. Las
primeras Constituciones, redactadas por Madre Teresa, fueron
aprobadas el 8 de Diciembre de 1865, pero siendo su anhelo de
agregarse a una Orden donde fuese particularmente venerada la
Santísima Virgen, se preocupó con insistencia en tal sentido. El 4 de
abril de 1887 el Instituto fue agregado a la Orden de la Merced con
decreto del General Pedro Armengol Valenzuela y desde aquel
mismo día las religiosas tomaron el nombre de Nuestra Señora de la
Merced. El 25 de Marzo de 1912, Su Santidad Pío X concedió el
Decretum laudis; el 13 de Junio de 1931 Pío XI daba la primera
aprobación como Instituto pontificio y el 6 de mayo de 1941 Pío XII
concedía la aprobación definitva de las Constituciones.
Fraternidad San Pedro Pascual.
Provincia Mercedaria de Chile – Pastoral Juvenil Mercedaria – La Serena 24
El carisma del Instituto se caracteriza esencialmente por un
espíritu apostólico y mariano a través de las obras de caridad y
misericordia. “Esta familia religiosa –se leía en las primeras
Constituciones escritas por Madre Teresa- , ha sido fundada para
honrar en modo particular la vida de Jesús en María y por María”.
Las Constituciones renovadas en 1975 precisan en estos términos el
carisma y la espiritualidad del Instituto: “Tal espiritualidad,
fundada sobre la caridad redentora y sobre la humildad, de la que
Madre Teresa dio un ejemplo inconfundible, está formada por una fe
ardiente, una caridad intensa, una dedicación sin límites, un celo que
no rechaza nada de lo que pueda ser agradable a Dios y procurar la
salvación de las almas.”
Las Hermanas son actualmente 529, esparcidas en 57 casas
existentes en Francia, Italia, Bélgica, Africa, Palestina, India, Chile,
Ecuador y Estados Unidos, y se dedican a la educación de la infancia
y de la juventud en los asilos y en la escuela elemental, media y
superior, a la asistencia de los huérfanos en lugares de prevención y
colonias, al cuidado de los enfermos en los hospitales y en las
clínicas de los ancianos en asilos.
Sisters of Mercy
Durante el siglo XIX surgieron en la Iglesia también otros
institutos religiosos, los cuales, aunque no agregados oficialmente a
la Orden de la Merced, sin embargo tienen una cierta relación con
ella. Entre éstos está la Congregación de Sisters of Mercy.
Las Sisters of Mercy o Hermanas de la Merced tuvieron
origen en Dublín, el 24 de Septiembre de 1827, por obra de una
piadosa y noble mujer católica, Catalina McAuley (1787-1841), que
abrió una casa para que fuera contemporáneamente escuela, asilo,
alojamiento para chicas abandonadas, etc. De aquí nació la idea de
fundar una Congregación de religiosas con el fin de practicar las
obras de caridad o de misericordia en todas se varias
manifestaciones. Después de la necesaria preparación, Catalina, con
sus dos compañeras hizo la profesión religiosa en 12 de Diciembre
de 1831.
Si bien la Congregación no había tenido ninguna relación de
origen o desarrollo con la Orden Mercedaria, no obstante en las
constituciones se recomienda tener una especial devoción a la
Virgen de la Merced, que es la Patrona de la Congregación y a san
Pedro Nolasco, modelo de caridad hacia el prójimo. Además, en la
Congregación está en uso el escudo de la Orden.
Estas religiosas se han desarrollado mucho en los cinco
continentes, especialmente en las regiones donde se habla la lengua
inglesa.
Hermanas Terciarias Mercedarias del Niño Jesús
Fueron fundadas el 1 de Octubre de 1887, en Córdoba,
Argentina y agregadas como terciarias regulares de la Orden de la
Merced, el 20 de Diciembre de 1887. Su fundador fue el venerable
José León Torres, y su director por espacio de 42 años. A su santa
muerte, el 15 de Diciembre de 1930, dejó la fundación muy bien
consolidada y extendida en varias ciudades de Argentina y Uruguay.
El obispo de Córdoba aprobó las constituciones propias
redactadas por el Fundador. El Instituto fue de derecho diocesano
hasta el 12 de Enero de 1931, fecha en que obtuvo de la Santa Sede
la aprobación ad experimentum y la aprobación pontificia el 3 de
Abril de 1940.
Según las Constituciones aprobadas en 1983, la
Congregación: “cumple su misión a través del apostolado de la
educación, mediante el cual hace presente a Jesucristo Redentor,
hermano y amigo, entre los cristianos oprimidos a causa de culturas
antievangélicas”.
Las Hermanas Terciarias Mercedarias están comprometidas
en la enseñanza en escuela y colegios, el perfeccionamiento artístico
y la capacitación de los jóvenes para el trabajo, la asistencia a los
huérfanos, niños y ancianos desamparados, el catecismo en los
suburbios y ayuda en las obras parroquiales. Las religiosas
promueven así la plena libertad de hijos de Dios, haciendo un
servicio a la fe.
Hermanas Mercedarias del Santísimo Sacramento
Fraternidad San Pedro Pascual.
Provincia Mercedaria de Chile – Pastoral Juvenil Mercedaria – La Serena 25
Fueron fundadas en la ciudad de México, el 25 de Marzo de
1910. Habiendo solicitado la madre María del Refugio a la curia
diocesana un religioso como director y guía del Instituto, le fue
indicado el padre Alfredo Scotti, entonces provincial de México.
El padre Scotti tomó gran interés por el bien de la
comunidad, dedicándose a la revisión de las Constituciones, de
acuerdo con la madre María del Refugio y con la ayuda de la madre
Consuelo Olivares.
Fueron agregadas espiritualmente a la Orden de la Merced el
11 de julio de 1925. Obtuvieron la aprobación pontificia el 22 de
julio de 1948.
La finalidad del Instituto está expresada con estos términos
en las constituciones aprobadas en 1989: “Trabajar con todo ahínco
por extender el reinado de Jesús Eucaristía y el amor filial a Nuestra
Madre Santísima de la Merced”. Este apostolado se expresa
mediante la educación de la infancia y de la juventud, su formación
en el culto y piedad eucarísticos.
La Congregación tiene escuela y colegios, y dedica especial
cuidado a la preparación de los niños para la primera comunión.
Actualmente se encuentran en México, Colombia, Chile,
Estados Unidos, El Salvador, Italia y España.
Mercedarias Misioneras de Bérriz
Tienen origen en un monasterio de monjas mercedarias de
clausura fundado en 1540. En 1869 inauguran las religiosas el
Colegio que después se haría famoso, La Vera Cruz. Adquiere fama
por la vida que le infunde la madre Margarita María Maturana que
ingresa al monasterio en 1903.
En 1920 funda la asociación Juventud Mercedaria
Misionera. Con esto el colegio y monasterio se ponía a la
vanguardia en el movimiento misionero. La causa de este despertar
fue el gran espíritu mercedario que se vivía en el monasterio. En
1926 el papa autoriza el envío de un grupo de mercedarias
misioneras a Wuhu, China.
El 23 de Mayo de 1930, por obra de la Madre Margarita
Maturana, entonces superiora del monasterio, por decreto de la Santa
Sede, se transforma el monasterio en Instituto Misionero que
continúa perteneciendo a la Orden de la Merced.
En 1931 celebran capítulo general y a él asiste la madre
Margarita. Ella redacta las Constituciones, que son aprobadas
definitivamente el 3 de enero de 1939. Las hermanas continúan
emitiendo el cuarto voto mercedario reformulado. Las
Constituciones postconciliares aprobadas en 1981 expresan la
misión evangelizadora de la Congregación así: “Nos
comprometemos a realizarla preferentemente en las iglesias jóvenes
y en los pueblos pobres y oprimidos del modo peculiar que expresa y
sella nuestro Cuarto Voto redentor: permanecer en la misión, si lo
exige el bien de los hermanos, cuando hubiere peligro de perder la
vida”.
Principalmente se han extendido por Oriente: China, Japón,
Filipinas, Taiwán, Islas Carolinas, etc.
Hermanas Mercedarias Misioneras de Brasil
Fueron fundadas el 10 de Enero de 1938 por Lucía
Etchepare, con el apoyo y la colaboración del obispo mercedario
monseñor Inocencio López Santamaría, prelado de Bom Jesús de
Gurgueia, Piauí, Brasil. A pedido de su Superiora General, madre
Lucía Etchepare y su consejo, el Instituto fue agregado a la Orden el
3 de Octubre de 1938, por decreto del Maestro General.
El padre Inocencio, en un informe al Maestro General de la
Orden de la Merced de 24 de junio de 1954, dice: “Con los
permisos necesarios y el rescripto de la Sagrada Congregación de
Religiosos, se realizó aquí esta fundación de Hermanas Mercedarios
Misioneras de Brasil, bajo la protección de San Ramón Nonato y de
Santa Teresita del Niño Jesús.”.
La finalidad del Instituto aparece en las constituciones
aprobadas en 1990: “Las hermanas están empeñadas en dar
continuidad a la misión redentora de Jesucristo con la acción
apostólica especialmente en las zonas rurales y en los lugares más
desprovistos de asistencia, procurando ser una presencia liberadora,
Fraternidad San Pedro Pascual.
Provincia Mercedaria de Chile – Pastoral Juvenil Mercedaria – La Serena 26
contemplativa y misericordiosa, sobre todo entre los pobres,
marginados y oprimidos”.
Esclavas Mercedarias del Santísimo Sacramento
Instituto fundado en Marchena, Sevilla, por el mercedario
descalzo Emilio Ferrero y por Carmen Ternero, el día 12 de mayo de
1940. El 26 de Junio de 1950, el mismo padre Emilio, Comisario
General de los mercedarios descalzos, lo agregó a la Orden
Mercedaria descalza.
Mercedarias del Divino Maestro
Este Instituto no pertenece jurídicamente a la Familia
Mercedaria. Nación en Buenos Aires, Argentina con el nombre de
Hermanas de Nuestra Señora de la Merced del Divino Maestro, el
año 1887. Sus fundadores fueron el prebítero Antonio Rasore y
Sofía Bunge. Se recibieron las primeras postulantes el 31 de enero
de 1889. La finalidad del Instituto, de derecho pontificio, es la
educación cristiana de niñas y las obras de misericordia.
Laicado Mercedario
Dado que las indulgencias que los Sumos Pontífices
conceden a las asociaciones mercedarias son distintas unas de otras,
en 1833 fueron concedidas a la Cofradía de la Merced establecida en
la iglesia dedicada a la Virgen de los Pobres en Río de Janeiro, las
indulgencias propias de la Tercera Orden.
También en el Brasil hay que señalar la transformación de
la cofradía existente en Ouro Prieto en Tercera Orden de la Merced,
hecha en 1845.
En el siglo XIX se desarrolló, especialmente en América, un
tipo particular de cofradía. A ella pertenecían aquellas personas que
querían honrar a María de la Merced como su Reina, con caridad y
pureza, virtudes propias con las cuales debía ser adornado el trono
de tal Reina. Esta cofradía tenía algunas alguna semejanza con las
Esclavitudes marianas. Todas éstas eran reguladas por Estatutos
propios y enriquecidas con particulares indulgencias.
Además existía otro tipo de cofradía reservada solamente a
las jóvenes antes de casarse, llamadas Hijas de María de la Merced,
también con Estatutos propios e indulgencias.
Durante el siglo XIX hubo ilustres devotos de la
Virgen de la Merced adscritos a no a las cofradías. Algunos de estos
santos varones que merecen ser recordados son
San Gaspar del Bufalo (1786-1837), cuyos padres estaban
adscritos a la Archicofradía de la Merced establecida en la iglesia de
San Adrián en Roma. Con ellos también frecuentaba la iglesia el
hijo, a quien enseñaron el amor a la Virgen de la Merced. Y él,
siguiendo el ejemplo de sus progenitores, vistió el escapulario de la
Merced e hizo el noviciado como terciario, bajo la dirección del
padre Juan Matabosch. Gaspar, posteriormente, ya ordenado
sacerdote, fundó la Congregación de la Preciosísima Sangre..
Vicente Pallotti (1795-1850), el santo fundador de la
Sociedad para el Apostolado Católico, llevaba siempre el
escapulario de la Merced que había recibido y recomendaba a sus
hijos hacer lo mismo.
San Antonio María Claret (1807-1870) tuvo una relación
más estrecha con la Orden de la Merced. Fue ordenado sacerdote
por el obispo Mercedario Juan José Tejada. Fundador de la
Congregación de los Misioneros Hijos del Inmaculado Corazón de
María, fue consagrado arzobispo de Santiago de Cuba. Cuando vino
a Roma para participar en el Concilio Vaticano I, como prueba de su
amor a la Orden, se hospedó donde los Mercedarios de San Adrián,
viviendo como un simple religioso. Escribió el bello opúsculo sobre
la vida del Fundador de los mercedarios con el significativo título:
L’egoismo vinto, en el cual Pedro Nolasco es descrto como eximio
ejemplo de caridad, que vence el egoísmo que aleja a los hombres
unos de otros.
A estos devotos de la Merced, también añadimos otro
enamorado de la Virgen: San Alfonso María de Ligorio (1696-1787)
que el día 28 de julio de 1723 depuso su espada de caballero laico a
los pies de la imagen de la Merced en la iglesia homónima en Porta
Fraternidad San Pedro Pascual.
Provincia Mercedaria de Chile – Pastoral Juvenil Mercedaria – La Serena 27
Alba, Nápoles, liberándose de los lazos que la vida mundana le
tendía y tomó la decisión de hacerse sacerdote, siendo
posteriormente fundador de la Congregación de Redentoristas.
El piadoso deseo de los laicos de vestir por devoción el
escapulario de María de la Merced, adquirió en algunos fieles un
más serio compromiso con María al solicitar portar el hábito
mercedario, cosa que se realizó especialmente entre las mujeres.
Esas formaban parte de la Tercera Orden, como beatas no
claustrales, después de haber hecho el noviciado y la profesión. Este
modo de expresar la devoción a la Merced se verificó especialmente
en Argentina donde, no obstante algunos intentos, no había sido
posible fundar un monasterio de monjas mercedarias.,
Una vez promulgado el Código de Derecho Canónico en 1917, en lo
referente a laicado, la Orden adaptó los reglamentos de la Orden
Tercera, de la Cofradía y de otras asociaciones mercedarias de laicos
a la nueva legislación. La Orden Tercera algunas veces llama
constituciones a sus Estatutos.
Aunque en las constituciones de estas agrupaciones de laicos
se recogen y expresan conceptos generales acerca del estilo de vida
mercedario, su apostolado se desarrolla en una actividad orientada al
bien espiritual del prójimo, traducida en el rezo diario de tres Padre
Nuestro y tres Ave María, como orar por las almas del purgatorio y
ofrecer una parte del rosario por la conversión de los pecadores y
herejes, No se pueden ignorar las muchas obras que desarrollan con
los necesitados, enfermos y encarcelados, lo que constituye el
apostolado social en la línea del servicio redentor.
Según sus constituciones o estatutos, frecuentemente
revisados y puestos al día, cuando las circunstancias lo exigían, la
vida da y la actividad de sus miembros se ha ido acomodando a las
exigencias de la sociedad cambiante. Por tanto, deben vivr la
pobreza en la sobriedad, evitar el lujo, guardar la castidad según su
estado. En cuanto al voto de redención y su realización en la vida de
un laico comprometido, cumplirán “el voto trabajando contra la
esclavitud así del alma como del cuerpo. Por tanto, se consagrarán a
las obras de misericordia, enseñando catecismo a los niños e
ignorantes, ayudando a las misiones, así entre fieles como infieles
con oraciones y limosnas, propagando libros y diarios católicos”.
La vida espiritual centrada en Cristo exige oración, recepción
de los sacramentos, culto a la Santísima Virgen y al fundador San
Pedro Nolasco, preparando sus fiestas devotamente.
Cofradías
La figura de María Santísima ha movido muchos corazones
que fervorosamente le han rendido culto a lo largo del tiempo. Es
así como dentro del clima mariano aparecen otras instituciones
mercedarias que, distintas a la Orden Tercera, veneran piadosamente
a María de la Merced, son: Corte de Mercedes, Camareras de la
Virgen, Hermanas Sabatinas y Fraternidades Marianas. La
espiritualidad de estas asociaciones laicas brota del carisma de la
Orden. Con el auge de la Acción Católica estas instituciones de
laicos se han debilitado en su vigor.
Mirando al Futuro
Pablo VI dijo a los participantes del capítulo general de 1968:
“Vuestra historia, tan llena de santidad y de heroísmos no se ha
detenido … sigue su curso; porque su trayectoria es de caridad y ésta
pertenece a la esencia de la Iglesia, aunque las formas de aplicación
vayan cambiando con los signos de los tiempos. En conformidad
con la doctrina del Concilio, queréis mantener y vigorizar el espíritu
y el rico patrimonio de vuestra Orden, al mismo tiempo que analizáis
las necesidades del mundo y de la Iglesia para ayudar más
eficazmente, inflamados de celo apostólico, a los hombres. Este
cometido, -como lo sabéis- no surtirá efecto si no va paralelo con
una ferviente renovación interior, con la práctica de las virtudes de
humildad y de obediencia, de fortaleza y de castidad, de pobreza y
de caridad, por las que se participa del anonadamiento de Cristo, de
quien fluye el amor al prójimo, rasgo peculiar de vuestra fisonomía
institucional”.
Estas palabras de Pablo VI son clarividentes en lo referente al
alma misma de la Orden y a su espiritualidad como fuente de vida
interior, desde donde brota con fuerza la acción liberadora, al mismo
Fraternidad San Pedro Pascual.
Provincia Mercedaria de Chile – Pastoral Juvenil Mercedaria – La Serena 28
tiempo que alientan a mirar al porvenir donde aparece siempre actual
el carisma mercedario.
Abierta al soplo del Espíritu Santo, la Orden de la Merced,
con optimismo, ha dado cabida a una adecuada renovación para
desempeñar el papel que le corresponde en el Cuerpo Místico de
Cristo. Por eso resultan estimulantes las palabras del Santo Padre
Juan Pablo II, el 22 de mayo de 1986, al recibir en audiencia
privada a los participantes del capítulo general de la Orden de la
Merced. Entre otras cosas, el Papa dijo: “En esta feliz circunstancia
me es grato animaros en vuestro empeño de actuar los ideales y los
propósitos de vuestro Fundador en el contexto histórico-social
contemporáneo, tan diverso, en muchos aspectos, de aquel de su
tiempo, aunque, igualmente necesitado de ser orientado hacia los
mismo valores fundamentales de justicia, misericordia, liberación,
reconciliación, paz. Quisiera, en particular, exhortaros a mantener,
incrementar y propagar la intensa devoción, propia de vuestros
orígenes, en relación a la Santísima Virgen María, la Madre de Dios,
que tan ejemplarmente ha participado en la obra redentora de su
divino Hijo: sólo así vuestra Orden podrá cpnservar íntegrro e
inalterado aquel espíritu evangélico, aquel anhelo profundo de
redención y liberación del hombre, que siempre la ha caracterizado:
liberación del hombre de toda miseria, esclavitud y opresión,
comenzando por aquella fundamental del pecado.”
No cabe duda que, en estas palabras, el Papa ha sabido captar
y expresar con claridad la actualidad del carisma mercedario en el
mundo de hoy, donde no existe más el cautiverio tal como era
concebido en tiempos de Pedro Nolasco, pero siempre existen
hombres oprimidos por otras formas de esclavitud. La Orden de la
Merced continúa realizando, en este momento de la historia, la obra
redentora de Cristo, e imitando a María, cooperadora admirable de
su Hijo, en la redención y liberación integral del hombre. El medio
más seguro para esta obra de redención y liberación es llevar el
Evangelio a los hombres.
La humanidad, como observa Juan Pablo II en la encíclica
Redeptoris missio, concuerda con ciertos valores que la Iglesia
anuncia. Estos valores que entran de lleno en el carisma mercedario,
son: “el rechazo de la violencia y de la guerra; el respeto de la
persona humana y de sus derechos; el deseo de libertad, de justicia y
de fraternidad; la tendencia a superar los racismo y nacionalismo; la
afirmación de la dignidad y la valoración de la mujer”.
Todo estos, -dice el Papa- es un signo providencial de la
bondad y misericordia de Dios, y de segura esperanza: En
proximidad del tercer milenio de la Redención, Dios está preparando
una gran primavera cristiana, de la que se avizora el comienzo”.
La Orden de la Merced, aun en su pequeñez, quiere
contribuir a realizar esta primavera del Espíritu, según el carisma
liberador y de liberación que ha recibido de San Pedro Nolasco y
que anhela preservar y actualizar en el mundo contemporáneo para
la edificación del Reino de Dios.
Fraternidad San Pedro Pascual.
Provincia Mercedaria de Chile – Pastoral Juvenil Mercedaria – La Serena 1
La Familia
Mercedaria.
La Orden de la Merced Un perfil histórico
Fraternidad San Pedro Pascual.
Provincia Mercedaria de Chile – Pastoral Juvenil Mercedaria – La Serena 2
San Pedro Nolasco, fundador
Lugar y fecha de su Nacimiento
La primera referencia escrita acerca del lugar de nacimiento
de San Pedro Nolasco se encuentra en el códex Speculum fratrum
escrito en 1445 por el Maestro General de la Orden, Nadal Gaver,
hombre de destacada cultura humana y eclesial. En su traducción
española, la frase fielmente traducida del codex dice:
“…ciertamente, como el muy santo varón, Pedro Nolasco de Mas de
Santas Doncellas, Diócesis de San Pablo cerca de Barcelona, donde
había establecido su residencia…” Es de esta frase de Speculum
fratrum que la tradición mercedaria ha entendido que Nadal Gaver se
refería a Mas Saintes Puelles (Diócesis de San Papoul), villa ubicada
en el condado de Toulouse en el sur de Francia, entre las ciudades de
Carcassone y Toulouse, en el Bajo Languedoc. En 1446, Fr. Pedro
Cijar dijo lo mismo en su Oposculum tantum quinque. Fr. Francisco
Zumel, profesor de la Universidad de Salamanca, confirmó este
antecedente en su obra De vitis Patrum. Desde entonces todos los
escritores, mercedarios o no, que han tratado el tema, han sido
unánimes al sostener que fue la ciudad natal de Pedro Nolasco. Sin
embargo, más recientemente y basados en la interpretación de textos
más que en fuentes confiables, ha surgido la opinión que Pedro
Nolasco nació en una masía (casa de campo) en la inmediación de
Barcelona.
En cuanto a su data de nacimiento de Pedro, no hay una
fecha exacta digna de crédito. Sin embargo, teniendo en cuenta un
antiguo codex del cual Zumel obtuvo relevante información, según
el juicio por arbitraje de Pedro Oller, parece que Nolasco ya estaba
liberando cautivos en el año 1203. Se infiere de esto que, para estar
involucrado en una empresa tal, el Fundador de los Mercedarios
tenía que haber alcanzado una cierta madurez y que poseía un
espíritu emprendedor, propio del ímpetu de su juventud. Por ello
resulta convincente establecer, junto a muchos historiadores fiables,
que Pedro Nolasco nació entre 1180 y 1182. Como escribió Zumel,
Pedro vivió en Barcelona desde su infancia.
Perfil y actividad de Pedro antes de la Fundación de la Orden
Presentar la carismática figura de Pedro Nolasco a los
lectores del siglo XXI, ya en el tercer milenio, es definitivamente
una tarea apasionante, porque Pedro Nolasco, aparece como el
hombre de hoy, en el crucero de dos centurias: el siglo que termina y
cierra sus puertas a las experiencias pasadas y el siglo nuevo que
abre sus puertas al futuro, a nuevas realidades.
Para el joven Pedro, el siglo doce moría con sus guerras, sus
instituciones, sus organizaciones civiles y religiosas, sus formas de
cautividad, sus angustias y problemas. El siglo trece llegaba con un
aura de renovación, con esperanzas rejuvenecidas y ciertos augurios
de novedades revolucionarias en las esferas religiosas, políticas
sociales y culturales. Aun cuando en los primeros veinte años de su
vida el aspecto fundamental y distintivo de su personalidad -
entregada por documentación confiable – es el de un joven
determinado que inicia su viaje a través del siglo XII en curso
directo hacia la liberación de los cristianos cautivos por su fe.
Después que la familia Nolasco se estableció en Barcelona,
desde muy temprana edad, Pedro aprendió de Bernardo, su padre, el
arte del comercio. Fr. Cijar llama a Pedro Mercator optimus y
Gaver mismo confirma que Pedro Nolasco fue un mercader antes de
fundar la Orden. De hecho, cuando llega a adulto ya se manifestó su
carismática misión en la Iglesia y la sociedad. Siguió siendo
comerciante, sólo que ya no compraría mercaderías sino que
dedicaría su vida a la compra de seres humanos. Pedro, se asoció
con unos pocos compañeros que compartían su preocupación por los
cautivos y, como establece Zumel, “después de perseverar en la
oración a Dios. Se dedicaban diariamente a recolectar las limosnas
de fieles piadosos en la Provincia de Cataluña y el reino de Aragón,
para realizar la sagrada tarea de la redención. Tanto fue así que el
santo varón y sus compañeros lograrían varios escritos de liberación
y redención… Todo esto sucedía en el año 1203.”
La profesión de mercader de Pedro Nolasco fue muy útil para
el grupo de redentores que él lideraba en ese primer período, porque
los mercaderes tenían fácil acceso a los países musulmanes. Eran
conocidos y, por siglos, eran casi los únicos intermediarios en la
transacción de cristianos cautivos en tierras moras y de moros en
tierras cristianas. El grupo de Pedro Nolasco y sus compañeros
estaba constituido sólo por hombres laicos quienes, como informó
Fraternidad San Pedro Pascual.
Provincia Mercedaria de Chile – Pastoral Juvenil Mercedaria – La Serena 3
Jaime II a Bonifacio VII en 1301, “tenían profunda devoción a
Cristo que nos redimió con su preciosa sangre.” Esta frase tan
adecuada apunta a la nota característica de la espiritualidad del
grupo: su devoción y seguimiento de Cristo Redentor. Con
admirable generosidad juvenil entregaron sus bienes y lo dieron todo
por la redención.
Muerte de Pedro Nolasco
Gracias al descubrimiento de la escritura de donación de
Arguines en el Archivo General del reino de Valencia, ha sido
posible determinar la fecha exacta de la muerte del Fundador de la
Orden. Debido a la importancia y alcance de las obligaciones que la
Orden tendría que asumir al aceptar el legado y para manifestar su
acuerdo, se llevó este legado de Valencia a Barcelona para ser
aprobado por el Capítulo General que se celebraba todos los años en
mayo, para la Fiesta de la Santa Cruz. El Capítulo aceptó la
donación y para demostrar su acuerdo, todos los hermanos
capitulares firmaron el documento original ante el notario Pedro de
Cardona. El documento, endosado por los capitulares fue devuelto
debidamente sellado al notario de Valencia, Bernardo de Locadie,
quien lo hizo con las siguientes palabras: “Y esto fue sellado sin la
firma del antes citado Hermano Pedro Nolasco porque durante el
tiempo que el presente documento era llevado a Barcelona para ser
firmado por el y por los otros Hermanos y que el ya mencionado
Maestro, Guillermo de Bas y los otros Hermanos firmaron, el
Hermano Pedro Nolasco había dejado este mundo.”
A esto se añade la más acabada comprensión del precepto de
las Constituciones de 1272 que ordenaban que: “el aniversario del
primer Maestro de nuestra Orden se celebre al día siguiente de la
Ascensión.” Considerando que en la Cataluña medieval y en otros
países europeos – Italia, por ejemplo- la Ascensión del Señor se
celebraba en fecha fija, 5 de Mayo, es lógico deducir que el
Patriarca Fundacional de la Orden de la Merced murió el 6 de Mayo
de 1245, en Barcelona, en la Casa Matriz de la Orden construida
cerca del mar por Raimundo de Plegamans.
El venerable cuerpo de Pedro Nolasco fue sepultado en la
iglesia del Convento de Arguines. A las exequias y entierro del
primer Maestro de nuestra Orden asistieron los frailes que habían
llegado a Barcelona para participar en el Capítulo General Ordinario
que debía comenzar, como de costumbre, el 3 de Mayo. Sin
embargo, ese año no fue posible cumplir tal fecha por la enfermedad
y muerte de Pedro Nolasco. Los frailes capitulares presentes al
momento de la muerte del Maestro y Fundador de la Orden fueron:
Guillermo de Bas, Guillermo de San Julián, Juan de Laers, Bernardo
Caselles, Bernardo de Corbaria, Berengario de Cassá, Pedro de
Caldes, Poncio de Solans, Arnaldo de Prades, Berenguer de Tona,
Ferrer de Gerona, Raimundo de Montoliu, Pedro de Huesca,
Domingo de Ossó y Raimundo de Ullastret.
El humilde laico Hermano Pedro Nolasco siempre fue
considerado como un fiel imitador de Cristo Redentor y se le
consideró santo. Su veneración se extendió prontamente en los
países donde estaban presentes sus hijos espirituales. Para ratificar
esta convicción universal, la Iglesia lo canonizó años más tarde.
Fundación de la Orden
Después de quince años de admirable misericordia en la
redención de cristianos cautivos, Pedro Nolasco y sus amigos veían
con preocupación que en vez de decrecer, el número de cautivos
aumentaba fuertemente día por día. Nuestro decidido mentor, con su
fuerte personalidad, claras ideas, ardorosa fe, sólida y equilibrada
devoción a Cristo y a su Santísima Madre, su corazón compasivo,
con su serena y resuelta confianza en Dios, Pedro Nolasco no se
sintió impresionado por la magnitud de la misión que acogía ni por
su propia insignificancia. En su ferviente oración buscó inspiración
divina para ser capaz de continuar la obra de Dios que él había
comenzado. En tal circunstancia, durante la noche del 1 de Agosto
de 1218, Pedro Nolasco recibió una intervención especial de la
Santísima Virgen: una asombrosa experiencia mariana que iluminó
su mente y provocó su voluntad de transformar su grupo de laicos
redentores en una Orden Religiosa Redentora que, con la aprobación
de la Iglesia y la protección del rey de Aragón, prosiguiera la obra
redentora.
Fraternidad San Pedro Pascual.
Provincia Mercedaria de Chile – Pastoral Juvenil Mercedaria – La Serena 4
Al día siguiente, Pedro Nolasco fue al palacio real a exponer
su proyecto al joven Rey Jaime I y sus consejeros, el primero de los
cuales era el Obispo de Barcelona, don Berenguer de Palou. El plan
que Dios a través de María inspirara a Pedro consistía en fundar una
Orden Religiosa Redentora, estructurada y estable, bajo el patrocinio
de la Santísima Virgen. El propósito agradó al rey y a sus
consejeros ya que, desde el fallido intento de Alfonso II con la
Orden del Santo Redentor, la noble aspiración de la Casa de Aragón
de tener su propia orden redentora comenzaba a hacerse realidad.
El 10 de Agosto de1218, la nueva Orden Religiosa para la
Redención de Cautivos se constituyó oficial y solemnemente en el
altar mayor erigido sobre la tumba de Santa Eulalia, en la Catedral
de la Santa Cruz en Barcelona. El arzobispo Berenguer de Palou
entregó a Pedro Nolasco y sus amigos el hábito blanco que llevarían
como distintivo de la Orden; también le dio la Regla de San Agustín
como norma de su vida comunitaria y la autorización para que la
Santa Cruz, símbolo de la Catedral, la llevaran en el hábito de la
Orden. En ese momento, Pedro Nolasco y los primeros Mercedarios
hicieron su profesión religiosa ante el Obispo.
Por su parte, el Rey Jaime I el Conquistador estableció la
Orden como institución reconocida por la ley civil de su reino. En el
acto mismo de la fundación y como importante rito de la ceremonia,
el monarca dio a los frailes mercedarios el hábito que en términos de
las ordenes militares es el escudo de cuatro barras rojas sobre campo
de oro, es decir, el sello del rey mismo. Junto con la cruz de la
catedral, este emblema pasó a ser el escudo propio de la Orden. En
aquel memorable día, Jaime I dotó a la Orden, de la cual se
consideraba fundador, con el Hospital de Santa Eulalia que sirvió de
primer convento mercedario y casa de acogida de los cautivos
redimidos.
En el proemio de las primeras Constituciones de la Orden
Mercedaria de 1272, se destacan tres elementos importantes
referidos a la fundación: el nombre, el fundador y el propósito.
Se menciona primero el nombre con el que se identifica a la
Orden fundada por Pedro Nolasco. Antes de las Constituciones de
1272, la Orden tuvo varios nombres, entre ellos: Orden de Santa
Eulalia, Orden de la Merced de Cautivos, Orden de la Redención de
Cautivos, Orden de la Merced. Pero el título correcto y definitivo
es: Orden de la Virgen María de la Merced de la Redención de
Cautivos.
Luego se establece que el Hermano Pedro Nolasco ha sido
constituido “sirviente, mensajero, fundador y promotor” del nuevo
Instituto. Pedro Nolasco es el verdadero fundador de la Orden o el
“Procurados de las limosnas de los cautivos” según se definió el 28
de Marzo de 1219, en el primer documento que lo menciona después
de la fundación.
Por último, queda claramente establecido que el propósito de
la Orden es “visitar y liberar cristianos en cautividad y poder de los
sarracenos o de otros enemigos de nuestra Ley… Por esta obra de
misericordia… todos los hermanos de esta Orden, como hijos de
verdadera obediencia, deben estar siempre alegremente dispuestos a
dar sus vidas, si fuere necesario, como Jesucristo la dio por
nosotros.”
Todos estos valiosos y fidedignos datos históricos sobre la
fundación de la Orden de la Merced se reúnen en la carta que el 11
de Enero de 1358 envió el rey Pedro IV el Ceremonioso aal Papa
Inocencio VI y que se conserva hasta estos días en los Archivos de
la Corona de Aragón, garante verídico de toda la Historia
Mercedaria de los siglos iniciales..
Los primeros frailes que recibieron el hábito blanco de Santa
María de la Merced con Pedro Nolasco pudieron haber sido laicos.
Pedro Nolasco no era sacerdote. Sin embargo, existe la posibilidad
que en el día de la fundación pudo haber un sacerdote presente para
servir de capellán. De los tenientes designados por el Hermano
Pedro Nolasco podemos hacer una lista de los que, en el día de la
fundación, recibieron el hábito mercedario con él: H. Pascual de
Perpignan, H. Juan de Laers, H. Bernardo de Corbaria, H. Guillermo
de Bas, H. Juan de Verdera, H. Bertrando, H. Bernardo de Cassoles
y H. Carbó de Llagostera.
Con el aval solemne y oficial de la Iglesia y el Estado, Pedro
Nolasco y sus frailes, constituidos como Orden Religiosa Redentora
de hermanos laicos, con nueva energía y renovado fervor,
continuaron sus peregrinaciones caritativas en busca de limosnas
para la redención de los cautivos en tierras sarracenas.
Fraternidad San Pedro Pascual.
Provincia Mercedaria de Chile – Pastoral Juvenil Mercedaria – La Serena 5
Confirmación Pontificia de la Orden
En su convento de Barcelona, Pedro Nolasco recibió la
magnífica noticia de la confirmación pontificia de la Orden que él
había fundado. Mediante la bula Devotionis vestrae, el 17 de enero
1235, en Perugia, el Papa Gregorio IX incorporó canónicamente a la
Orden a la Iglesia universal Esta es la razón que esta bula, de texto
breve y simple estructura, es especialmente importante para la
historia de la Orden. De ella proceden varios elementos
fundamentales.
Cuando se envió la bula, la Orden de la Merced ya existía
como una institución religiosa organizada con su Maestro y sus
hermanos viviendo en comunidad como las órdenes militares y eran
conocidos como la Casa de Santa Eulalia de Barcelona.
La Orden había solicitado la bula. De hecho, estaba dirigida
al Maestro, es decir, a Pedro Nolasco y a sus hermanos como
respuesta a la súplica hecha al Papa.
Además, la bula presuponía que la dicha organización
religiosa funcionaba con la apropiada aprobación de la autoridad
diocesana. Si el Romano Pontífice no hubiera tenido documentos
confiables al efecto, no hubiera otorgado la bula confirmatoria.
De igual manera, se presuponía que desde su fundación en
1218, la Orden de la Merced seguía la Regla de San Agustín en lo
que correspondía a la organización de la vida comunitaria. Sin
embargo, no había sido incorporada aún a ninguna de las
instituciones religiosas aprobadas por la Iglesia. En efecto, en esa
época las instituciones religiosas aprobadas por la Iglesia formaban
varios grupos según la Regla que observaban para mantener la
disposiciones del IV Concilio de Letrán: el grupo que observa la
Regla de San Basilio, el grupo que sigue la Regla de San Agustín, el
grupo que sirve bajo la regla de San Benito y el grupo de aquellos
que tienen su propia Regla con aprobación de la Santa Sede. La bula
ratifica la incorporación de la Orden de la Merced al grupo de
instituciones que observan la Regla de San Agustín.
María en la Orden de la Merced
Origen del Nombre eb la Orden de la Merced
En el siglo XIII el término merced era sinónimo del trabajo
corporal por antonomasia, es decir, el trabajo de redimir cautivos.
Entonces, las casas de la Orden de San Jaime, usualmente
involucradas en la redención de cautivos, se llamaban casas de
misericordia en los documentos medievales.
El 29 de Abril de 1249, los frailes obtuvieron permiso del
Obispo de Barcelona, Pedro de Centelles, para erigir una iglesia
dedicada a Santa María en la casa-hospital de Santa Eulalia
construida al lado del mar. En su amor por lo breve, la gente de
Barcelona empezaron a llamar la casa de los frailes mercedarios
simplemente como la Casa de la Orden de la Merced y, aún más
breve, La Merced. El culto a María bajo la advocación de Merced
empezó en esa iglesia y desde allí se extendió a todas las iglesias
donde los mercedarios se habían establecido. De ahí en adelante,
todas las iglesias que se construían fueron dedicadas a la Fundadora,
la Virgen de la Merced, o bien, tendrían uno de sus altares dedicado
a Ella.
Desde el principio, la Orden celebraba los siguientes ritos en
honor de Santa María de la Merced:
Dar el hábito de Santa María a todos los nuevos frailes y
hermanos. Se preguntaba a los postulantes: “¿Quieres recibir el
hábito de Santa María?” a lo cual respondían “Sí, quiero.”
El Oficio diario de Santa María, obligatorio para todos los
clérigos y el Oficio correspondiente para los laicos.
La Misa del Sábado y la Salve. Probablemente fue San Pedro
Nolasco mismo quien introdujo en la Orden la hermosa práctica de
la Misa de Santa María y el canto de la Salve en su honor el días
sábado. Es un hecho que, en 1307 Galcerán de Miralles donó tres
libras de cera a la iglesia de Santa María de Belloch a fin de que,
cada sábado, hubiera un cirio encendido durante la celebración de la
Misa de la Virgen y el canto de la Salve.
Actos de memoria Mariana que muy bien pudieron haberse
iniciado en los tiempos de San Pedro Nolasco fueron: la despedida a
los redentores cuando partían a tierras moras, que tenía lugar frente
al altar mayor de la iglesia y, a su regreso, la procesión de redentores
y redimidos con sus estandartes hacia la iglesia de La Merced, para
Fraternidad San Pedro Pascual.
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agradecer a su Celestial Protectora el auxilio en las vicisitudes de la
redención.
El nombre de María en el Título de la Orden
Al principio ya se ha dicho que uno de los títulos usados para
referirse al Instituto fundado por San Pedro Nolasco era Orden de la
Merced o de ‘misericordia’ de los cautivos. El nombre de María fue
incorporado desde muy temprano a este título.
La primera vez que el nombre de María se menciona en el
título de la Orden en un documento es en la bula Prout Scriptura
testatur del Papa Alejandro IV, fechado 3 de Mayo de 1258, en
Perugia. Estaba dirigido a los arzobispos, obispos, abades, etc., para
informarles de las gracias espirituales y facultades otorgadas a los
Mercedarios por la benéfica tarea a favor de los cautivos, el Papa
dice: “Considerando que el Maestro y los frailes de Santa María de
la Merced, también llamados de Santa Eulalia… trabajan con toda
su energía…” Como el Papa une el nombre de María con el
término merced, tenemos así la denominación Santa María de la
Merced como parte del título de la Orden. Del contexto de la bula
podemos deducir que el nombre María de la Merced ya era
conocido. No se debe asumir que el Papa hubiera usado el nombre
de María sin algún motivo o bien que lo impuso por su autoridad.
Más aún, el Papa no envió la bula directamente a los frailes de la
Orden. La explicación lógica debe encontrarse en la
interdependencia entre la Santísima Virgen y la Orden dedicada a la
redención de cautivos. Los Mercedarios estaban convencidos que la
Madre de Dios, la Virgen María, intervino directamente en la
fundación de la Orden. En consecuencia, los legisladores de las
Constituciones de 1272 oficializaron el nombre de María en el título
de la Orden, llamándola: Orden de la Virgen María de la Merced de
la Redención de cautivos de Santa Eulalia.
Debido a esta convicción, el nombre del primer Maestro, San
Pedro Nolasco, nunca aparece en el título de la Orden en los
documentos del siglo XIII para que así la gloria y el honor
fundacional fueran atribuidos a la celestial señora, a quien la Orden
Mercedaria considera su Fundadora y Madre. Desde 1445, época
del historiador mercedario Nadal Gaver, se concreta la presencia de
la Virgen María a raíz de su aparición a San Pedro Nolasco
ordenándole fundar, porque era el deseo de Dios, una Orden
comprometida con la redención de cautivos.
Imágenes de María, Iglesias y Santuarios Mercedarios
Desde los inicios, siempre ha habido imágenes de María de la
Merced en las casas de la Orden. La primera fue una escultura de
mármol de la Virgen sentada con el Niño, ordenada por San Pedro
Nolasco y que hoy se conserva en el Museo de la Catedral de
Barcelona. Esta escultura quedó pequeña para la iglesia que iba
creciendo, y en el siglo XV fue reemplazada por una nueva ordenada
al escultor de la catedral, Bernardo Roca, según contrato suscrito el
13 de Septiembre de 1361, con el prior de Barcelona, Hermano
Bonanato de Prixana. Como patrona de Barcelona, esta es la
escultura que hoy preside el altar mayor en la Basílica Mercedaria de
esa ciudad.
Además de la veneración y culto a María de la Merced
durante el primer siglo de la Orden, Pedro Nolasco y sus hermanos
tuvieron especial predilección por las iglesias existentes donde se
honraba a María y se las habían confiado o porque las construían y
las dedicaban a la veneración de María. El primer y más destacado
santuario Mariano en el siglo XIII fue el de Santa María del Puig en
Valencia.
Otras iglesias también dedicadas a la Virgen son: Santa
María dels Prats (Tarragona), Santa María de Sarrión (Teruel), Santa
María de Arguines (Castellón), Santa María del Olivar (Estercuel),
Santa María de Acosta (Huesca), Santa María de Montflorite
(Huesca), Santa María de Perpignan (Francia) y Santa María del
Puig o de Montetoro, santuario Mariano en la isla de Minorca.
Marianismo Mercedario
Más allá de la sombra de una duda, la Orden nació, creció y
anduvo en un ambiente desbordante de amor y veneració´n a María,
siempre Virgen.
Fraternidad San Pedro Pascual.
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Sin la intervención y la solícita presencia de la Celestial
Reina y Madre, sería imposible entregar una explicación adecuada a
lo siguiente: el origen de la Orden, la atracción que las iglesias
dedicadas a Santa María ejercieron en Pedro Nolasco y sus cercanos
seguidores, la idea de consagrar a Santa María la iglesia de la Casa
de Barcelona, cabeza y fundamento de la Orden, que fue conocida
como Casa, Hospital y Orden de Santa Eulalia; la determinada
persistencia para introducir el santo nombre de María en el título de
la Orden, después de haber empleado otros nombres; o como una
Orden de pocos hermanos, de carácter militar, fundada por un laico
para la redención de cautivos, fue capaz de introducir un nuevo título
Mariano en la Iglesia, esto es, el nombre de Santa María de la
Merced.
Una prueba de este Marianismo en la Orden, desde el
comienzo, es que todas las donaciones para la redención se hacían en
el nombre de María. Existen muchos documentos de donaciones,
hechas por benefactores de la Orden para la redención, especificaban
una motivación Mariana. El 25 de Octubre de1234, Ferrer de
Portello y su esposa Escalona ofrecieron a Pedro Nolasco, sus
posesiones para la redención de cautivos “para gloria de Dios y de la
Virgen María y por el bien de nuestras almas.” De igual manera, el
3 de Marzo de 1245, cuando Ramón Morella donó el hospital de
Arguines a Pedro Nolasco, lo hizo “en honor a Nuestro Señor
Jesucristo y de la Santísima a Virgen María, su Madre.” El 15 de
Mayo de 1300, el rey Jaime II otorgó un beneficio a la Orden “en
homenaje a la Virgen María.”
Si la gente estaba entregando estas limosnas en honor
de María, significa que los religiosos las solicitaban en su nombre.
No podrían haberlo hecho si no hubieran estado convencidos de la
especial intervención de María en la fundación de la Orden.
Santos de la Orden
La espiritualidad Mercedaria que intensamente se vive a
diario en los conventos de la Orden, produce extraordinarios frutos
de quieta santidad y hazañas heroicas desde los inicios.
La redención de cautivos en tierras moras, ponía
constantemente a los redentores en situaciones de total comunión
con los sufrimientos de Cristo Redentor.
San Pedro Nolasco prohibió terminantemente usar los
dineros de la Orden para nada más que la liberación de los cristianos
cautivos. Fiel al precepto de su Fundador, la Orden de la Merced
nunca utilizó sus haberes en la canonización de sus santos. ¡Y tan
solo los mártires Mercedarios son demasiado numerosos para ser
contados! Los santos Mercedarios canonizados fueron primero
aclamas como santos por los cristianos. Sólo después la Sede
Apostólica los elevó a los altares.
Mártires
En la tierra y en el mar los peligros acechaban. El cruce del
Mediterráneo costó muchas vidas de hermanos redentores.
Aún así, los agobios que sufrían los hermanos redentores en
tierras sarracenas eran mayores y más numerosos En palabras de un
cronista de la época, “muchas veces son abofeteados, apedreados,
golpeados, heridos a espada, escupidos, arrastrados por las calles y
el lodo y acaban como mártires.”
En la época del importante Capítulo de 1317, el hábito
blanco de Santa María se había teñido de rojo con la sangre de sus
numerosos mártires. Los más conocidos son: Raimundo de Blanes,
protomártir de la Orden. Decapitado en Granada en 1235; Diego de
Soto, de Toledo, segundo mártir de la Orden, murió en 1237 cerca
de Granada. Guillermo de San Leonardo y Raimundo de San Víctor,
dos franceses martirizados en Mula (Murcia) en1242; Fernando
Pérez de Castilla y Luis Blanch de Aragón fueron capturados en
1250 y tirados al mar con piedras atadas alrededor de sus cuellos; en
1251, cuando navegaba hacia Algeria, Fernando de Portalegre, de
Castilla, fue secuestrado por piratas musulmanes que lo colgaron del
mástil y lo mataron con flechas. Su compañero de redención,
Eleuterio de Platea fue cruelmente azotado y finalmente repasado a
espada. Ambos cuerpos fueron lanzados al mar. Teobaldo de
Narbonne, lanzado vivo a una hoguera, ardió hasta la muerte en
Algeria en 1253; Guillermo de Sagiano, italiano, apedreado y
quemado vivo en Algeria en 1270; Pedro Camín, francés,
martirizado en la costa africana en 1284; Matías Marcos de Toulouse
fue lanzado desde la torre de un castillo en ruinas en Túnez en 1293;
Luis Gallo se quedó como rehén en Marruecos y fue quemado vivo
Fraternidad San Pedro Pascual.
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en 1268; Guillermo Novelli, también conocido como Florentino
Guillermo por haber nacido en Florencia, fue martirizado en Algeria
en 1306; Pedro de San Hermes fue martirizado cruelmente en
Almería en 1309; después de haber logrado una redención, dos
catalanes, Jaime y Adolfo, fueron asesinados y los cautivos enviados
de vuelta a sus calabozos en Túnez en 1314; Alejandro de Sicilia fue
quemado vivo frente al palacio del rey Muley Mahomet para
entretener al pueblo de Túnez en 1317.
Muchas veces los musulmanes no respetaban los
salvoconductos que ellos mismos habían emitido. Más allá de la
sombra de la duda, Pedro Nolasco y sus hermanos vivieron en si
mismos las crueldades de los que hoy se llama fundamentalismo
musulmán.
San Ramón Nonato
Ramón, universalmente conocido por Nonato debido a su
atípico nacimiento, es el santo mercedario que ha alcanzado mayor
popularidad en los lugares donde se han establecido los Mercedarios.
Según la más confiable tradición Mercedaria, San Ramón
nació en el pueblo de Portell en la región de Segarra de la Provincia
de Lérida a comienzos del siglo XIII. Recibió el sobrenombre de
Nonato o ‘no nacido’ porque llegó al mundo gracias a la inspirada y
urgente incisión que hizo el Vizconde de Cardona con una daga en el
vientre de la madre muerta. En su adolescencia y primera juventud
se dedicó a pastorear ovejas en las proximidades de una ermita
romanesca dedicada a San Nicolás, donde se veneraba una imagen
de la Virgen. Allí empezó su devoción a la Santa Madre de Jesús.
Ingresó muy joven a la Orden de la Merced. Fr. Francisco
Zumel relata que el joven Ramón era un “estudiante observante del
primer hermano y Maestro de la Orden, Pedro Nolasco.” Por lo
tanto, Ramón fue un redentor de cautivos en tierras moras. En una
redención en Algeria, tuvieron que quedarse en rehenes. Fue
entonces cuando sufrió el tormento que cerró sus labios con un
candado para impedirle que dirigiera palabras de consuelo a los
cristianos cautivos y que predicara la Buena Nueva del Evangelio
liberador. Después que fue rescatado por sus hermanos
Mercedarios, el Papa Gregorio IX lo designó Cardenal de la Iglesia,
en San Eustaquio. Fue llamado por el Sumo Pontífice a Roma y,
cuando estaba en viaje, lo sorprendió la muerte en el castillo de
Cardona en 1240. La Orden de la Merced, el vizconde y el pueblo
de Cardona se disputaban el cuerpo y el lugar donde iba a ser
enterrado; quiso la Divina Providencia indicarlo a través de una
mula ciega que, sin guía, se dirigió a la ermita de San Nicolás, donde
finalmente el venerable cuerpo fue sepultado.
San Serapio
Irlandés de nacimiento, Serapio nació alrededor de 1179. Se
alistó como soldado de su rey, Ricardo Corazón de León, y más
tarde en compañía del Duque de Austria, Leopoldo VI el Glorioso,
se unió a su escuadrón para a España a ayudar al ejército cristiano de
Alfonso VIII que luchaba contra los moros. Una vez en España,
Serapio decidió quedarse al servicio del rey de Castilla para
continuar la lucha en defensa de la fe católica. Tuvo allí la ocasión
de encontrar a Pedro Nolasco y sus hermanos, dedicados a la defensa
de la misma fe, sólo que ellos no luchaban contra los moros. En
cambio, ellos liberaban del poder de los moros a cristianos cautivos
arriesgando sus propias vidas en este esfuerzo.
En 1222, Serapio solicitó y recibió el hábito mercedario,
llevando a cabo varias redenciones. En la última, que realizaba junto
a su compañero Berenguer de Bañeres, Serapio permaneció en rehén
por algunos cautivos en peligro de perder su fe. El otro redentor
viajó rápidamente a Barcelona a procurar dinero para el rescate.
Pedro Nolasco que en ese momento se encontraba en Montpellier,
escribió una carta urgente a su teniente Guillermo de Bas,
solicitando que notificara a todos los monasterios para reunir la
limosna y enviarla inmediatamente a Algeria. Pero el rescate no
llegó en el plazo estipulado y los moros, decepcionados, dieron una
muerte atroz a Serapio. Lo clavaron a una cruz en forma de equis,
como la de San Andrés y lo desmembraron salvajemente. Fue el rey
de Algeria, bárbaro y cruel, Selin Benimarin, quien dio a la Iglesia y
a la Orden de la Merced este santo mártir, el 14 de Noviembre de
1240.
San Pedro Pascual
Fraternidad San Pedro Pascual.
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Hijo de devotos mozárabes, Pedro Pascual nació en Valencia
en 1227. Pedro Nolasco y sus hermanos conocieron a los padres del
joven Pedro y alojaron en su casa, cerca de la Puerta de Valldigna,
en su camino a una redención. Pedro Pascual inició su carrera
eclesiástica en su ciudad natal y completó sus estudios en la
Universidad de París. Cuando volvió a Valencia, recibió el honor de
un puesto de canónigo en la iglesia catedral.
Pronto después dejó su puesto para unirse a la Orden de la
Merced y recibió el habito de manos de Arnaldo de Carcassonne en
1250. Viajó a Roma en 1296 y el Papa Bonifacio VIII lo nombró
obispo de Jaén. El 20 de Febrero de 1296, fue consagrado por el
cardenal Mateo de Acquasparta en la capilla de San Bartolomé en la
isla del Tiber. Más tarde, cuando realizaba una visita pastoral a su
Diócesis de Jaén, fue atacado y llevado cautivo a Granada por los
moros de ese reino. Durante su encarcelamiento, escribió en
provenzal: Disputa del Obispo de Jaén con los judíos y Refutación
de la Secta Mahometana, dos obras muy interesantes de contenido
apologético, para dar a los cristianos cautivos los argumentos contra
los sermones proselitistas de judíos y moros. Pedro escribió
también: El Libro de Gamaliel que trata de la pasión y muerte de
Cristo; La Destrucción de Jerusalén; Tratado contra el Fatalismo
Musulmán; La Glosa del Padre Nuestro y La Glosa de los Diez
Mandamientos.
Este ilustrado doctor Mercedario tiene el honor de haber
defendido públicamente la Inmaculada Concepción de la Virgen
María en París, y en su obra Vida de Lázaro, escrita en 1295, mucho
antes que cualquier otro teólogo occidental.
Muchas veces sus compañeros redentores le enviaron el
dinero del rescate, pero Pedro prefería que otros cautivos
recuperaran su libertad. Los 50 años que llevaba usando el hábito
Mercedario habían dejado la huella Mercedaria en su alma. El 6 de
Diciembre de 1300, cuando aún llevaba las vestiduras con que había
celebrado la Santa Misa, fue decapitado en su calabozo y fue
enterrado en la misma prisión. Los cristianos llaman a este lugar el
Cerro del Martirio. Los escritos de Pedro constituyen un valioso
legado de la Orden de la Merced. Algunos escritores Mercedarios
como Manuel Mariano Ribera en 1720, Juan Interián de Ayala en
1721 y Pedro Armengol Valenzuela en 1901, han defendido el
estado religioso y la profesión Mercedaria de este distinguido obispo
de Jaén. Sus obras fueron recopiladas y publicadas por los Padres
Bartolomé de Anento en 1676 y Pedro Armengol Valenzuela en
1905-1908.
San Pedro Armengol
Relacionado con los condes de Urgel, Pedro Armengol nació
en Guardia del Prats (Tarragona) a mediados del siglo XIII. Su
infancia y adolescencia la vivió en una tranquila familia en una
atmósfera de honestidad. Sin embargo, llegado apenas al umbral de
su juventud, Pedro junto a malas compañías cayó en el abismo de la
vida disoluta y criminal de un bandido.
En un encuentro con la escolta armada del rey Jaime
Primero, que limpiaba de maleantes el área por donde la real
comitiva, el libertino Pedro Armengol se vio espada en mano, con su
propio padre, Arnaldo. Esta circunstancia providencial, hizo que
Pedro depusiera las armas ante su padre y solicitara su perdón, y con
férrea voluntad decidió cambiar el rumbo de su vida. El prestigio
del padre evitó al hijo el merecido castigo y Pedro Armengol rogó a
los frailes Mercedarios que lo aceptaran en la Orden, para dedicarse
durante el resto de su vida a la piadosa obra de redención de cautivos
y así el Señor le regalara su misericordia infinita.
Después de ser recibido en la Orden, Pedro fue en dos
ocasiones a tierras moras para cumplir el ministerio redentor. En su
segundo viaje en 1266, se quedó como rehén por cautivos en Bejaïa.
Se había quedado en prenda, pero como el dinero del rescate no
llegó a tiempo, fue colgado de una horca. Sin embargo, gracias a la
notable protección de María, no resultó herido. Al día siguiente de
su ahorcamiento, cuando llegó el Hermano Guillermo de Florencia
con el dinero convenido, lo encontró vivo. Como resultado de
horrorosa experiencia, quedó con el cuello torcido por el resto de su
vida. Una vez de vuelta en España, Pedro vivió por casi cuarenta
años en reclusión en el convento de Santa María del Prats donde
murió santamente en 1304.
Fraternidad San Pedro Pascual.
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Santa María de Cervellón o del Socorro
La primera Hermana Mercedaria de la noble familia de
Cervellón nació en Barcelona, en la calle Moncada el 1 de
Diciembre de 1230. Fue bautizada en el sarcófago de la protomártir
de Barcelona, Santa Eulalia, que era usada como pila bautismal de la
parroquia de Santa María del Mar.
Inmersa en el aura de santidad que creaban los hermanos-
redentores de cautivos en su ciudad natal, la joven María se sintió
atraída por su compromiso liberador y se transformó en el consuelo
de los pobres, los enfermos y cautivos del Hospital de Santa Eulalia.
Allí se encontró con las grandes figuras de la Orden Mercedaria que
se reunía junto a Pedro Nolasco.
Solicitó el blanco hábito Mercedario e hizo su profesión
religiosa el 25 de Mayo de 1265 en manos del Hermano Bernardo de
Corbaria, prometiendo trabajar por la redención de los cautivos.
Junto con ella, jóvenes de destacadas familias formaron una
comunidad: Hnas. Eulalia Piños, Isabel Berti y María Requesens a
quienes pronto se unió la Hna. Colagia.
A María se la conoce también con el nombre de Socós o
Socorro porque durante su vida y después de su muerte se la vio en
alas del viento ayudando a los barcos de la redención, azotados por
el inclemente mar.
Murió el 19 de Septiembre de 1290; sus restos mortales
fueron sepultados en la iglesia de los frailes Mercedarios de
Barcelona, hoy Basílica Mercedaria. Su cuerpo incorrupto reposa en
el primer altar a la derecha. Desde el siglo XIII María es
considerada santa y se la invoca como patrona de los marineros y su
parroquia está en la Barceloneta, puerto de Barcelona.
Frutos de Santidad 1317 – 1492
Juan Gilabert Jofre y su Trabajo Social
Juan nació en Valencia el 24 de Junio de 1350. Estudió
Derecho en Lérida. De vuelta a su ciudad, recibió el hábito
mercedario en 1370 en el convento de El Puig donde había estudiado
teplogía. Después de ser ordenado sacerdote, en 1375, se dedicó a la
prédica, “ministerio en el que se destacó”, según lo indica el
historiador Gaver. En 1391, cuando era vicario del convento de
Lérida, se interesó en la suerte y los sufrimientos de los pobres, y
presentó una súplica al rey Juan I a favor de la redención de los
cautivos. El hecho que hubiera recurrido al rey siendo sólo vicario,
demuestra que ya tenía gran prestigio. Participó en el Capítulo de
Tarragona donde se eligió Maestro General al Padre Jaime Taust. A
su regreso fue nombrado superior de Perpignan; luego volvió como
superior a el convento de El Puig donde permaneció cuatro años.
Fue nombrado superior de Valencia en 1409, año que marca el inicio
del período más fecundo de su ministerio, cuando se dedicó a la
prédica junto a San Vicente Ferrer. Juntos viajaron evangelizando
Valencia, Aragón, Castilla, Cataluña y Portugal. Estaba con San
Vicente Ferrer en 1417 cuando el Dominico informó al rey Juan que
la muerte se acercaba. El Mercedario hizo su confesión y se
despidió de su amigo, partiendo hacia Valencia donde murió el 18 de
mayo cuando entraba a la Iglesia de Santa María de El Puig. San
Juan de Ribera, Arzobispo de Valencia, había mandado fabricar una
hermosa urna donde se puso su cuerpo envuelto en el hábito
mercedario, y fue expuesto en la sacristía de El Puig. Permaneció en
esta urna transparente hasta 1936. Hoy, sus restos descansan en un
sepulcro de piedra que el Consejo le dedicó en 1946. Los
Valencianos siempre lo han tenido por santo, considerándolo uno de
sus hijos más ilustres y claman por su canonización. El proceso de
beatificación ya ha comenzado.
Además de buen administrador, buen predicador, hábil
negociador en asuntos políticos, trabajó en tres redenciones de
cautivos, Juan era un Mercedario carismático dedicado a los más
pobres y abandonados. En Valencia, en 1410, fundó un orfanato
para niños desamparados y en 1416 en El Puig, un asilo para
peregrinos pobres. La obra que lo hizo universalmente conocido fue
la instalación en Valencia del primer asilo en el mundo para
enfermos mentales, con el fin de encontrar una solución para esos
pacientes. Se dice que, el 24 de Febrero de 1409, iba desde su
Fraternidad San Pedro Pascual.
Provincia Mercedaria de Chile – Pastoral Juvenil Mercedaria – La Serena 11
convento a la Catedral de Valencia para predicar la homilía del
primer Domingo de Cuaresma, cuando vio a dos muchachos
atacando brutalmente a un pobre loco. Nuestro fraile corrió a
proteger al hombre y alejó a los asaltantes, luego llevó al herido a su
convento. Movido por este hecho, volvió a la Catedral y predicó un
vibrante sermón, hablando de la urgente necesidad de contar con una
institución de caridad que albergara pacientes mentales. Cuando
dejó el púlpito se le acercaron 11 valencianos encabezados por
Lorenzo Salom, quienes se ofrecieron para apoyar su proyecto que
se hizo realidad el 9 de Marzo de 1409.
Otros Religiosos Ejemplares
A los ojos de Dios y de la Orden, los más ilustres religiosos
son los que dieron la vida para rescatar cautivos por su fe. Sin
embargo, hay también otros religiosos que merecen ser recordados.
Guillén Vives aún cuando fue un hombre tranquilo y humilde, tuvo
que enfrentar la actuación abusiva y equivocada del obispo. Tuvo
que enviar a Roma un informante, el Padre Bartolomé de Celforés, y
gastar la enorme cantidad de 3.000 florines para remediar la
situación. Como resultado, el rey Martin IV puso a la comunidad
Mercedaria y sus miembros, su casa y haberes bajo la protección de
la Corona de Aragón. Guillén escribió una biografía de San Pedro
Nolasco y otra de Santa María de Cervellón; esta última se incorporó
al proceso de canonización de Santa María.
Guillermo Camino fue nombrado redentor junto con Raimundo
Roca, en el Capítulo de 1419. Durante su travesía a Africa, hubo
una tormenta y cayó una viga del palo mayor sobre el religioso,
partiéndole la cabeza. Su cuerpo fue arrojado al mar.
Juan de Granada, hijo de un conocido converso sarraceno, nació en
1358 en la ciudad de su nombre. Sirvió como superior de Córdoba
durante 13 años, durante los cuales construyó una nueva iglesia.
Luego, en 1407, fue nombrado provincial de Castilla y promovió la
observancia de la Regla. Con el Hermano Pedro de Malasang,
realizó dos redenciones en Africa, en 1415 y 1427. En esta última,
cuando regresaban con los redimidos, atacaron su bote unos piratas
genoveses en el Mediterráneo y mataron a los dos redentores.
Juan Segalars, de Barcelona, llevó una vida muy activa. En 1439, lo
enviaron a Consejo de Basilea para negociar varios asuntos de la
Orden. Desde allí se fue a Nápoles a hablar con el rey Alfonso V.
Al año siguiente, fue nuevamente enviado a Basilea, desde donde
viajó varias veces a ver al Papa, regresando luego a Nápoles, donde
el rey. Cuando lo nombraron superior de Barcelona, fue a Túnez a
hacer una redención junto con el Hermano Bernardo Grallera quien
murió durante el viaje y se perdió una considerable suma de dinero
para los cautivos. En 1447, de camino a Túnez como redentor,
naufragó el barco de Juan el día de Jueves Santo; murieron varios
tripulantes y él se salvó milagrosamente, si bien perdió el dinero de
la redención y hasta la ropa que llevaba puesta. Al año siguiente, en
Nápoles, realizó gestiones para establecer la paz entre Túnez y
Alfonso V. Designado superior de Barcelona por un tercer período,
murió en esta ciudad el 24 de octubre de 1466.
Luis de Becofén, religioso de origen francés, nacido en el
Languedoc, ingresó a muy temprana edad a la Orden de la Merced
donde hizo rápido progreso en su vida espiritual. Sus superiores lo
enviaron a las Universidades de Perpignan y Montpellier donde se
recibió de profesor. El rey Luis XI , conocedor de sus virtudes y
erudición, lo nombre teólogo y predicador de la corte. Designado
redentor en 1471, iba con el Padre Diego de Luna camino a Algiers
cuando fue víctima de los moros que lo maltrataron y amenazaron de
muerte por predicar la fe cristiana. Luis redimió 213 cautivos con
quienes regresó a Barcelona. El rey de Francia solicitó al Maestro
General que lo enviara de vuelta a su corte; luego Luis XI lo envió a
Roma para negociar la paz entre el Estado Pontificio y el Gran
Ducado de Toscania. Fue recibido con grandes honores y el Papa
Sixto IV quería que permaneciera en Roma, pero Luis prefirió
volver a Francia. Sin embargo, no se encontraba a gusto con la vida
de la corte y prefirió irse al convento de Perpignan donde se dedicó a
la oración y a escribir diversos trabajos de teología escolástica y
mística que, lamentablemente no fueron publicados. Murió
santamente en 1475.
Fraternidad San Pedro Pascual.
Provincia Mercedaria de Chile – Pastoral Juvenil Mercedaria – La Serena 12
Lorenzo Company y Pedro Bosset. Estos dos religios de distinta
nacionalidad, fueron compañeros en la redención de cautivos. El
primero sufrió larga cautividad y el segundo, padeció el martirio.
Lorenzo Company nación en 1415 en El Puig donde recibió
el hábito mercedario; su profesión la realizó en Barcelona. Fue
designado superior de El Puig. siendo muy joven. Gracias a su
sabiduría, su modestia y la compasión que sentía por los cautivos,
fue nombrado redentor. Inspirado por la gracia, Pedro Bosset, de
Francia, ingresó a la Orden de la Merced, donde hizo tantos
progresos en sus estudios y su piedad, que adquirió gran renombre.
Después de haber trabajado como profesor de teología y predicador,
fue elegido redentor.
En 1442, estos dos religiosos venían de regreso con 83
cautivos liberados, cuando una violenta tormenta los obligó a
devolverse a Túnez. Los pocos que se salvaron del naufragio,
fueron nuevamente tomados cautivos, junto con los redentores.
Durante los primeros años de su cautividad, fueron tratados muy
severamente por el rey de Túnez. Después, los mercedarios
obtuvieron benevolencia del rey quien les otorgó alguna libertad de
movimiento, lo que les permitió aliviar el sufrimiento de los
prisioneros, pues los redentores procuraban adquirir el mayor
número de cautivos con el dinero, siempre escaso, que la Orden les
enviaba para la liberación.
En dos oportunidades el rey de Nápoles envió al Padre
Company como embajador ante el rey Alfonso V de Aragón con el
objeto de obtener la restitución de las naves que el rey había quitado
a los turcos. Durante el viaje de 1452, el Padre Bosset, que se había
quedado en Africa, se dedicó a alentar a los cautivos y a predicar el
Evangelio. Después de lograr que un renegado volviera a su fe, los
moros, cegados por su fanatismo religioso, lo silenciaron y los
encarcelaron. Para molestarle, los moros le llevaban gente que
lanzaba horribles injurias en contra de la divinidad de Jesucristo,
además lo golpeaban y le daban sólo pan y agua e, incluso, en una
oportunidad lo dejaron cuatro días sin alimento. Entonces, cuando
Pedro sintió que perdía sus fuerzas elevó su oración al Señor,
encargándole los cautivos y ofreciendo, contento, el sacrificio de su
propia vida. Murió abrazado a la cruz.
Después que el Padre Company regresó a Túnez, permaneció
en cautividad y se dedicó a escribir oraciones y letanías que rezaba a
diario implorando la ayuda divina para la liberación de los cautivos.
Después de 15 años de cautiverio, el Padre Company fue li8berado
en 1457, cuando el rey Alfonso V devolvió algunas naves a los
moros. El Padre Company fue elegido Maestro General “habiendo
vivido 55 años en la Orden con gran virtud” según se puede leer en
la carta que Juan II envió al Papa para solicitar su confirmación.
Murió santamente el 20 de Diciembre de 1479 en Valencia y sus
restos fueron sepultados en la iglesia de El Puig. Los cronistas
mercedarios lo elogian ampliamente, llamándolo santo, y esta es la
manera en que todos lo veneran.
Juan de Zorroza y Juan de Huete formaron parte de otro holocausto
de las redenciones Mercedarias. En 1482 los mataron en Baeza
porque habían alentado la fe de los cristianos cautivos cuando los
moros estaban indignados por la captura de la Alhambra por los
Reyes Católicos. Ambos redentores estuvieron largo tiempo en la
cárcel, donde debieron soportar toda clase de insultos. Los sacaron a
la calle para una infamante exhibición, entregándolos luego a unos
muchachos que los apalearon hasta la muerte.
Alonso de Sevilla fuen un humilde religioso con reputación de santo.
Trabajó duro en las más modestas casas de la Orden como
Uncastillo y Sangüesa. En un decreto de 5 de Febrero de 1472 que
confería poderes totales de la ciudad de Sangüesa al Hermano
Alonso, el rey Juan II lo definía como ”un honesto, fiel y bienamado
religioso.” Murió en olor a santidad en la proximidad de Lérida,
alrededor de 1495, rezando ante una cruz que había en el camino que
recorría a pie hacia Barcelona, para asistir a un Capítulo. Fue
enterrado en la vieja catedral de Lérida.
Natalia de Toulouse nació en 1312 en Gaillac, Diócesis de Albi. A
los 17 años se fue con sus padres a Toulouse donde inició su
dirección espiritual con un religioso Mercedario que vivía en esa
ciudad desde 1256. Sintió el llamado a la vida religiosa y así se lo
hizo saber al Padre Bernardo Poncello, quien le aconsejó no dejar
Fraternidad San Pedro Pascual.
Provincia Mercedaria de Chile – Pastoral Juvenil Mercedaria – La Serena 13
solos a sus padres, y que recibiera el hábito de terciaria Mercedaria.
Fue muy devota de Jesús Crucificado y tenía el don de la bilocación:
fue a Africa a convertir y liberar una niña esclava de Calabria.
Natalia murió el 4 de Julio de 1353 y la sepultaron en la Iglesia
Mercedaria de Toulouse. Desde su muerte ha sido venerada como
santa. El proceso de canonización en Toulouse terminó en 1907,
fecha en que su cuerpo fue llevado a Roma.
Frutos de Santidad 1492 – 1574
La historia Mercedaria es rica en humildes frailes que
vivieron intensamente su vida consagrada y son ejemplo de virtud
para todos los cristianos. Algunos de estos religiosos olvidados son
merecidamente recordados aquí:
Agustín de Revenga fue uno de los religiosos del siglo XVI que más
influencia tuvo en la nueva evangelización realizada por la Orden.
Fue rector del Colegio de Alcalá entre 1545 y 1569, año e su muerte.
Francisco Zumel, que fue su compañero en el Capítulo de Toledo,
destacó su austeridad y santidad diciendo: “Provenía de una
distinguida familia, pero se distinguió más por sus trabajos y su
estilo de vida. Ayunaba casi a diario, salvo en Domingo o festivos,
y se abstenía de carne. Siempre durmió en el suelo lo que explicaba
la notoria palidez de su rostro. Sus ropas se destacaban por su
sencillez y hacía mucha penitencia corporal. Fue admirable en la
oración y la contemplación, a la que dedicaba largas horas del día y
de la noche. Su conversación y sus modales eran afables”. Fue
sepultado en el Colegio Mercedario de Alcalá y siempre ha sido
considerado santo.
Luis de la Peña recibió su formación religiosa en Santiago, Chile,
donde emitió sus primeros votos en 1578. Siendo estudiante, el 16
de Enero de 1581, firmó la citación para una reunión conventual
cuando Pedro de Moncalvillo era provincial. Después de ordenado
sacerdote cumplió diversas funciones en la Provincia y se
especializó en la evangelización de la Araucanía usando como base
de su actividad apostólica el convento de Valdivia, donde era
superior. En uno de los malones los guerreros araucanos entraron al
convento para saquearlo y quemarlo, el Padre Luis, después de
advertir a los otros religiosos, fue apresuradamente a la Iglesia para
consumir la Eucaristía y evitar así una profanación. Todavía tenía el
copón en sus manos, cuando los belicosos nativos entraron a la
iglesia en busca del Santo Sacramento, lo mataron con sus lanzas
rompiéndole el pecho y le arrancaron el corazón. Su cuerpo fue
consumido por las llamas el 24 de Noviembre de 1599. El Padre
Luis de la Peña, protomártir de Chile murió por su fe, es considerado
una mártir de la Eucaristía porque, como lo expresó Tirso de Molina,
“cuando pudo salvar su vida arrancando, antes que su vida prefirió
salvar en su pecho las hostias consagradas y mereció así llevarse a
Dios como viático”. Este hecho fue recordado con especial
veneración en el Capítulo General de Toledo en 1627 y en el
informe que el Padre Francisco Saavedra envió al Gobernador de
Chile, don Francisco Meneses, en 1664. En la actualidad, como
testimonio de este suceso, se guarda en el convento mayor
Mercedario de Santiago, un pequeño cáliz que se usa en Jueves
Santo. En la misma ocasión, los araucanos se llevaron a otro
religioso, lo colgaron de un árbol y le lanzaron lechas hasta matarlo.
Juan de Santa María, nació en Andalucía. Desde sus días de novicio
hasta su muerte fue un perfecto ejemplo de observancia. Como
sacerdote bien versado en las Sagradas Escrituras, era ferviente y
celoso en la instrucción religiosa de sus parroquianos y aquellos que
estaban bajo su dirección espiritual a través de sus homilías, se
llenaron del espíritu de San Pablo. Conscientes de sus dones
apostólicos, sus superiores lo enviaron a América donde proclamó
por muchos años el Evangelio. El cronista Bernardo de Vargas
relató varios hechos extraordinarios atribuidos a este religioso, entre
los cuales estaba la conversión del jefe Tamaracunga y sus luchas
constantes contra los enemigos de la evangelización. Llevó la vida
de un religioso pobre y penitente, siempre ferviente en la oración.
Murió en 1549.
Cristóbal de Albarrán fue uno de los primeros sacerdotes que se
atrevió a ir a proclamar el Evangelio a los nativos del sur de Perú y a
una vasta área en lo que es ahora Argentina y Paraguay. De un
Fraternidad San Pedro Pascual.
Provincia Mercedaria de Chile – Pastoral Juvenil Mercedaria – La Serena 14
informe enviado al procurador general, Esteban Muniera y citado
por el Cronista Bernardo de Vargas, sabemos que predicó en
Santiago del Estero, Córdoba, Jujuy, Asunción, etc. Por otro informe
enviado a Felipe II en 1556, también sabemos que durante ese año el
Padre Albarrán fue martirizado por Chiriguayanos.
Alonso de Arequipa, conocido sólo por el nombre de Alonso, vivió y
murió en el convento de Arequipa. Fue sólo un hermano laico,
hombre muy culto y humilde que no quiso acceder a la dignidad
sacerdotal. Se encargó de tareas domésticas y, además, era ferviente
en la oración y la contemplación ante el Crucifijo y la Santísima
Virgen. Se aplicaba penitencia corporal y hacía tremendos
sacrificios en una pequeña capilla que se había construido en el
jardín del convento. Se dice que ejecutó varios hechos milagrosos
sólo con hacer la señal de la cruz, hechos que fueron confirmados en
la consulta hecha después de su muerte en 1569, muerte que él había
anunciado. Su proceso de beatificación se inició de inmediato, pero
no se continuó.
1574 – 1770
Gonzalo Díaz de Amarante nació en Amarante, Portugal, en 1540.
Como marinero viajó a Perú, donde se hizo religioso Mercedario en
1603, en el convento de Lima.. Se distinguió por su entrega a la
vida de oración y la caridad con los nativos y más necesitados.
Con humildad y eficacia cumplió su labor de portero dando
admirable ejemplo de virtud a todo el que llegaba al convento. Se
cambió al convento de Callao donde cumplía funciones de
limosnero, cuando lo sorprendió la muerte el 27 de enero de 1618.
El proceso diocesano de beatificación terminó en 1621 y el proceso
apostólico comenzó en 1675 y fue progresando con justificada
esperanza. El cuerpo de este siervo de Dios descansa desde 1746 en
la Iglesia Mercedaria de Lima.
Venerable Pedro Urraca de la Santísima Trinidad nació en
Jadraque, España en 1583. Su hermano, un franciscano, lo llevó a
Quito donde inspirado por la Virgen, ingresó a la Orden. Desde
temprana edad llevó una vida virtuosa y se destacó en la penitencia,
abnegación, oración y humildad. Después de ser ordenado diácono,
lo enviaron al convento Mercedario Recoleto de Belén en Lima,
donde lo ordenaron sacerdote en 1610. Luego, se dedicó a la
predicación y a la Evangelización de los pobres. Volvió a España en
1621 con el íntimo deseo de ir a Africa a redimir cautivos. Después
de siete años regresó a Perú y ejerció los ministerios de la prédica y
la confesión, y crecía su reconocida práctica de las virtudes. Aunque
en los últimos años de su vida quedó paralítico, continuó su
apostolado en la dirección espiritual de muchas almas, hasta su
muerte ocurrida el 7 de Agosto de 1657. Inmediatamente se inició el
proceso de beatificación y una vez concluido, en 1678 se llevó a
Roma. El decreto de proclamación de sus virtudes heroicas fue
proclamado el 31 de Enero de 1981.
Antonio de San Pedro nació en Portugal en 1570. Fue bautizado
como cristiano, pero cuando sus padres se convirtieron al judaísmo,
lo educaron en esa fe. Se fue a Lima donde se dedicó al comercio.
Cuando la Inquisición descubrió que practicaba el judaísmo, lo
encarceló el 22 de Marzo de 1604. Movido por la fe, abjuró y volvió
a su fe católica, recibiendo como penitencia pública servir de
ayudante de cocina por tres años en el Convento Mercedario de
Lima. Allí encontró al siervo de Dios, Gonzalo Díaz de Amarante,
quien lo educó en las verdades de la fe y la práctica de las virtudes
cristianas. Como consecuencia del castigo impuesto, debió regresar
a España donde ingresó como donado a un convento Dominico. Se
le negó el hábito porque era sabido que fue judío. En Junio de 1614
entró como donado al convento de Osuna, de los Mercedarios
descalzos, donde hizo su profesión dos años después. Su vida
religiosa fue de penitencia y mortificación, servicio y caridad a los
necesitados y a los encarcelados a quienes servía con abnegación,
sin descuidar la oración y la unión con Dios. Demostró su amor al
prójimo, especialmente a las prostitutas, convirtiendo a muchas de
ellas y fundando un hogar para las que volvían al buen camino. En
la Iglesia de Santa Ana de su Orden, constituyó un Fraternidad del
Santísimo Sacramento, que llegó a tener 4.000 miembros. Fue un
espejo de virtudes: fe, caridad, humildad y la observancia de los
Fraternidad San Pedro Pascual.
Provincia Mercedaria de Chile – Pastoral Juvenil Mercedaria – La Serena 15
votos. Esta vida tan santa fue bendecida con gracias especiales
otorgadas por Dios gracias a su intercesión, antes y después de la
muerte de este siervo de Dios, que murió en el convento de Osuna el
30 de Julio de 1622. El proceso de beatificación se abrió poco
después de su muerte.
Pedro Nolasco Perra nació en Gergei, Sardinia, a principios de
1574 y fue bautizado en 15 de Febrero del mismo año. Recibió el
hábito mercedario en el convento de Bonaria el 14 de Febrero de
1598 y realizó su profesión el 19 de Febrero del año siguiente. Lo
enviaron a Valencia a seguir estudios de teología y fue ordenado en
1602. Fue modelo de vida interior, obediencia y trato sensible. Su
recogimiento y fervor en la Santa Misa conmovían hondamente a los
fieles. Para todos tenía palabras de valor y consuelo,
especialmente durante el sacramento de la reconciliación. Su
recogimiento y fervor en la Santa Misa movían profundamente a la
devoción. Tenía palabras de valor y consuelo para todas las
personas, especialmente durante las largas horas que dedicaba al
sacramento de la reconciliación. Murió muy joven en Valencia,
cuando sólo tenía 32 años, el 15 de Junio de 1606. En su honor se
erigió en su pueblo natal una iglesia llamada Santa Impera (San
Pedro en dialecto de Cerdeña) donde el pueblo lo venera como a
santo hasta el día de hoy.
Alonso Gómez de Encinas nació en Cuéllar, Segovia. Recibió el
hábito en el convento de Valladolid y, entre 1597 y 1598 completó
sus estudios en Salamanca. En 1609, a los 44 años, fue a México
como secretario y predicador con el Vicario General Antonio
Mendoza. Una vez concluida su misión con el Vicario, solicitó
quedarse como misionero y fue nombrado doctrinero o sacerdote en
la isla Puná del golfo de Guayaquil. Durante su estadía el pirata
holandés, Jacobo L’Hermite lo sorprendió ya que después de cruzar
con varias naves el Estrecho de Magallanes asoló las costas del
Pacífico. También planeó el ataque a Guayaquil pero la heroica
defensa del pueblo lo obligó a replegarse a Puná, donde descargó
todo su odio en el Mercedario, ordenando que le arrancaron los
intestinos buscando la Eucaristía. Esto sucedió el 13 de Junio de
1624 y el 10 de Julio, la Audiencia de Quito informaba
detalladamente el hecho al rey Felipe IV. El Padre Encinas es u no
de los mártires mercedarios más conocido de ese período. Desde su
muerte se le venera como santo en la Iglesia Mercedaria de
Barcelona.
Juan Falconi de Bustamante nació en Almería en Abril de 1596. En
1611 entró a la Orden de la Merced y estudió teología en Salamanca.
Se dedicó a la enseñanza, principalmente en colegios mercedarios.
Sus superiores lo designaron al apostolado, dedicándose a la
dirección espiritual, a la confesión y a la prédica a todo nivel en la
sociedad Madrileña. Promovió las prácticas de meditación, la
confesión frecuente y la comunión diaria. Escribió muchos trabajos
teológicos y místicos, siendo el más importante El pan nuestro de
cada día acerca de la comunión. Murió en Madrid el 31 de Mayo de
1638 y poco después se inició el proceso de beatificación.
Luis Galindo de San Ramón nació en Trujillo, Perú en 1634.
Ingresó a la Orden de la Merced en Lima donde hizo su profesión el
6 de Abril de 1660. Un vez ordenado sacerdote, se trasladó al
convento recoleto de Belén para dedicarse a la contemplación y la
penitencia. Fue un destacado predicador y director espiritual,
también tenía el don de la profecía y anunció el terremoto de 20 de
Octubre de 1687 que destruyó la ciudad de Lima. Era muy devoto
de la Virgen María y en su honor escribió De la Concepción
Inmaculada de María, publicado en Lima en 1663. Dejó muchos
poemas místicos y sobre la muerte, en español y latín. Algunos de
sus manuscritos se conservan en la Universidad de Yale, Estados
Unidos de N. A. En los últimos años del siglo estaba construyendo
el frontis de la bella iglesia que es una de las más hermosas de la
ciudad. Murió el 8 de Marzo de 1704 y su cuerpo esta sepultado en
la sacristía de la Iglesia de la Merced en Lima. Poco después de su
muerte el Ordinario inició el proceso de beatificación y en Octubre
de 1943, el Congreso Eucarístico Nacional de Trujillo solicitó la
continuación del proceso.
Buenaventura Guisado, hombre de admirable virtud, fue
contemporáneo del Padre Galindo y vivió en el mismo convento.
Escribió Colloquia spiritualia concionatoria, trabajo de teología
mística que se publicó en Sevilla en 1645. Después de una vida
Fraternidad San Pedro Pascual.
Provincia Mercedaria de Chile – Pastoral Juvenil Mercedaria – La Serena 16
santa y ejemplar, murió el 25 de Septiembre de 1704. Dos años
después de su muerte, se inició el proceso de beatificación y el 16 de
Agosto de 1710 se realizó el examen del cuerpo para el proceso non
cultu.
José Montagudo. Nació en 1657 en Zaragoza. Fueron sus padres
Juan y María Fernández, recibió de su madre una estricta educación.
Llevado al estado religioso, ingresó al convento de su ciudad natal
donde en 1672 recibió el hábito mercedario y su profesión la hizo el
24 de Junio del año siguiente. Pronto después de su ordenación fue
nombrado maestro de novicios en el convento de Bonaria, Cerdeña
que por aquella época pertenecía a la Provincia de Aragón. De
regreso a España asumió la difícil tarea de pedir limosna para la
redención, servicio que cumplió por doce años. Recogió muchas
donaciones y demostró ser un excelente predicador. Luego se
dedicó al apostolado misionero a lo que dedicó los treinta y seis
últimos años de su vida. Se estima que debe haber oído más de
cuarenta mil confesiones. Al final de sus días se dedicó a la
redención de cautivos pues, a su solicitud, fue nombrado en 1272
redentor por la Provincia de Aragón. Aún cuando ya tenía 70 años,
inició su peregrinaje para recolectar limosnas con el mismo empuje
que cuando era joven, logrando recolectar 3,000 pesos. Con otros
redentores, Rafael Suriá y Vicente Ibáñez Rubio, se embarcó en
Barcelona para dirigirse a Túnez. Durante la travesía, una violenta
tormenta obligó a la nave a fondear en Cagliari donde el arzobispo
pidió al Padre Montagudo que dirigiera una oración para pedir la
lluvia. En Túnez los redentores rescataron 129 cautivos y de regreso
en Agosto de 1729, se le solicitó que hiciera el discurso oficial por el
regreso de los cautivos. Entregó su alma a Dios el 9 de Octubre de
1729. En 1741, Padre Francisco M. Etcheverz, su discípulo como
predicador, escribió la biografía de este religioso ejemplar, ferviente
misionero e incansable apóstol.
Andrés Garrido. Nació en Vallada, España en 1663. En el bautismo
recibió el nombre de Bartolomé, patrono de la ciudad. El 18 de
Junio de 1679 recibió el blanco hábito mercedario en el convento de
El Puig, donde tenía un tío religioso. Era sensible, de alma penitente
y muy paciente con los sufrimientos físicos. Fue un eminente
predicador en valenciano, eficaz y ferviente en sus sermones. Nunca
perdía la esperanza en la conversión de grandes pecadores y siempre
generoso con los pobres. Fue superior en Valencia y Játiva. En el
siglo XVIII, cuando el número de religiosos parecía excesivo, el
Padre Andrés permanecía días enteros en el confesionario, incluso
sin comer y su única interrupción era para celebrar la Santa Misa.
Decía: “¿Cómo podría hacer esperar a esta pobre gente –en peligro
de condenarse- para ir a comer y descansar?” Murió en Játiva,
donde permaneció por más tiempo, el 23 de Febrero de 1728. El
Padre Vicente Oliver, mercedario de Valencia y compañero por
cuarenta años de Padre Andrés hizo la oración fúnebre que duró tres
horas y quince minutos y, aún así, la encontraron breve y la hicieron
imprimir para disfrutarla plenamente.
Sebastián del Espíritu Santo. Nació en 1668 en Cajamarca, Perú.
Fue criado como cristiano y, a la muerte de sus padres, se fue a Lima
en busca del virtuoso fraile Luis Galindo de San Ramón, quien ya
tenía fama de santo, y se le aproximó con estas palabras: “Vengo a
buscarlo, Padre, para que me enseñe a ser santo.” Ingresó como
donado progresado rápidamente en los caminos de la virtud y
permaneció puro y humilde. No aceptó ser hermano coadjutor
porque se consideraba indigno y trabajó incansablemente por el bien
de la Iglesia y el esplendor de la adoración. Fue muy devoto del
Señor del Perpetuo Socorro a quien hizo construir un altar y
dedicaba cinco horas diarias a la oración. Dios premió su santidad
concediéndole privilegios excepcionales que despertaban la
admiración y el afecto de todos. El virrey lo eligió como padrino de
su hija. Murió el 17 de Julio de 1721 y el proceso de su vida, su
fama de santo y los milagros de este siervo de Dios comenzaron
inmediatamente, concluyendo en 1734.
Francisco Salamanca Nació en 1668 en Oruro, Bolivia donde
ingresó a la Orden y fue ordenado sacerdote en Cuzco. El 16 de
Mayo de 1695, el provincial, que había solicitado para Padre
Salamanca el grado de maestro en teología, dijo de él: “Es un
hombre muy talentoso y es tan virtuoso que es ejemplo para toda la
ciudad”. Padre Salamanca amaba vivir en su celda dedicado a la
oración y la penitencia. Fue un gran predicador, misionero, músico
Fraternidad San Pedro Pascual.
Provincia Mercedaria de Chile – Pastoral Juvenil Mercedaria – La Serena 17
que construyó un órgano original que aún se conserva, también fue
poeta y por sobre todo pintor: el mismo decoró su celda con
extraordinarios murales. Esta celda se conserva intacta en el
convento de Cuzco. Murió en 1730.
José de la Puerta. Era de la ciudad de Ecija donde recibió el hábito
en 1681 e hizo sus votos el 4 de Diciembre del año siguiente.
Estudió en su propia Provincia de Andalucía y demostró gran
recogimiento y amor por la oración que caracterizaron su vida. En la
investigación de su vida y virtudes hecha a solicitud del Obispo de
Sevilla, los testigos declararon que: “todos conocían su
prescindencia de todo contacto secular, de sus familiares e incluso
de los religiosos, salvo para actos comunitarios y que, por treinta
años, nunca pasó un día entero fuera del convento”. Celebraba Misa
diariamente con gran devoción y después de dar gracias, se retiraba
al coro a rezar. Sólo comía a mediodía y mortificaba su cuerpo con
azotes y una camisa de pelo, y dominaba su carácter irascible con
auto control. Murió el 1 de Octubre de 1738 y fue enterrado en la
tumba de los Marqueses de Peñaflor. Sus restos mortales fueron
luego trasladados a la Iglesia de Santa María de Ecija donde aún
puede verse. Se le atribuyen muchos milagros tanto en vida como
después de su muerte.
Francisco de Jesús Bolaños. Nació el 4 de Octubre de 1701 en
Pasto, Colombia. Ingresó a la Orden en esa misma ciudad a la edad
de quince años y también fueron mercedarios sus hermanos José y
Pedro. El 17 de Marzo de 1727, fue ordenado sacerdote en Quito y
se dedicó tanto a la propia santificación como a la del prójimo a
través del ministerio de la prédica y la confesión. A la edad de 32
años se retiró a la ermita de El Tejar donde construyó un convento,
una iglesia y una casa de retiro en la cercanía. Religiosos, laicos,
jóvenes y viejos, ricos y pobres llegaban allí en busca de alimento
espiritual que el Padre Bolaños les entregaba generosamente. Fue
un religioso virtuoso, pobre, humilde, austero y de especial caridad
con los más necesitados, cualidades que le valieron la admiración de
todos. Murió el 14 de Diciembre de 1785 y el proceso de
beatificación se lleva actualmente en la diócesis de Quito.
Beata Mariana de Jesús. Nació en 1565 en Madrid. Su madre
murió cuando tenía escasos nueve años y su padre volvió a casarse.
Para sacarla de la casa, su madrastra intentó casarla pero ella ya
había elegido a Jesús como su único esposo. En su angustia,
Mariana se dirigió a la capilla de los Mercedarios en la Iglesia de la
Virgen de los Remedios, donde encontró al Padre Juan Bautista
González que iluminó sus pasos y la guió por senderos de
perfección. Fue su director espiritual desde 1598 hasta su muerte.
Una delicada enfermedad la privó de entrar como religiosa a ningún
convento. Sin embargo, se fue a vivir a una pequeña casa al lado del
convento de los Mercedarios Descalzos. Allí pasó muchos años
dedicada a la oración y la penitencia. Finalmente fue aceptada como
terciaria y recibió el hábito mercedario de manos de Padre Felipe
Guimerán, Maestro General de la Orden quien recibió su profesión
al año siguiente, el 20 de Mayo de 1614. Permaneció viviendo en la
misma casa vistiendo ya el hábito, dedicada a obras de caridad para
los pobres y enfermos. Se distinguió además por su humildad, su
devoción a la Santísima Virgen y al Santísimo Sacramento. Por
indicación de su director espiritual, escribió su autobiografía. Una
pleuresía aguda provocó su muerte el 17 de Abril de 1624. Su
cuerpo incorrupto se guarda en la iglesia de Don Juan de Alarcón y
fue examinado en 1627 cuando se inició el proceso de beatificación.
Ha vuelto a ser examinado en 1731, 1924 con ocasión del tercer
centenario de su muerte, y en Junio de 1965 en el cuarto centenario
de su nacimiento. El Papa Pio VI la beatificó solemnemente en la
Basílica de San Pedro el 25 de Mayo de 1783.
1880 – 1965
Venerable José León Torres. Sus padres fueron Gregorio Torres y
Margarita Rivero, familia cristiana, modesta y virtuosa. Ingresó a la
Orden de la Merced en 1863, al convento de Córdoba; recibió el
hábito el 30 de Octubre y comenzó su noviciado. Emitió los votos
temporales el 1 de Noviembre de 1868 y los votos solemnes el 8 de
Junio de 1871 y se ordenó sacerdote el 27 de Abril de 1875. Desde
muy joven asumió cargos de responsabilidad en su Provincia:
Fraternidad San Pedro Pascual.
Provincia Mercedaria de Chile – Pastoral Juvenil Mercedaria – La Serena 18
maestro de novicios, vicario provincial, provincial, vicario general y
visitador general. El Maestro General Pedro Armengol Valenzuela,
conocedor de sus excelentes cualidades, lo designó provincial, cargo
que ocupó por cuatro períodos. Durante su gobierno estuvo
permanentemente preocupado de la expansión de la Orden; recuperó
el convento de Santiago del Estero y trabajó muy duro para reabrir el
convento de Tucumán; creó nuevas fundaciones en Buenos Aires y
Montevideo; con su sólido eje promovió la vida comunitaria,
desarrolló la vida cultural iniciando la publicación de la Revista
Mercedaria en Córdoba. Visitó conventos entregando sabias
normas y sano consejo para la vida religiosa.
Distinguieron al Padre Torres su espíritu de observancia, la
humildad, su capacidad de organización, su amor a la Orden, la
devoción a la Eucaristía y a María de la Merced. En 1887 fundó en
Córdoba la Congregación de las Hermanas Mercedarias del Niño
Jesús. Redactó sus Constituciones y siempre les dio atención
espiritual. En 1893 viajó a Roma al Capítulo General que aprobó las
Constituciones de la Orden. Aprovechó este viaje para ir en
peregrinación a Tierra Santa. En reconocimiento de su cultura y
profundos conocimientos, en 1889 el Maestro General lo distinguió
con los títulos de profesor asistente de filosofía y teología t maestro
de teología. Murió santamente en su ciudad natal el 15 de
Diciembre de 1930.
Sus hijas espirituales solicitaron sus restos mortales y
descansan en la iglesia de la Casa Matriz de las Hermanas
Mercedarias del Niño Jesús en Córdoba. El proceso diocesano de
beatificación se inició en 1957 y concluyó en 1959. Su causa se
llevó a Roma y el proceso apostólico comenzó en 1973 y concluyó
el 26 de Marzo de 1994 con la declaración de sus virtudes heroicas.
Antonio Pisano. Nació en Cagliari, Cerdeña, el 19 de Marzo de
1907. Ingresó como postulante a la Orden 1920, pero debió dejar el
Convento debido a una enfermedad. Gracias a su tenacidad y tan
pronto recuperó la salud volvió al monasterio para empezar el
noviciado el 5 de Marzo de 1922. Hizo su profesión de votos
simples el 8 de Diciembre de 1923. Se dedicó con diligencia y
seriedad a los estudios sacerdotales pero más aún a alcanzar virtudes
religiosas, mostrando genuino amor a Dios y al prójimo ofreciendo
heroicamente su joven vida, a los 19 años, como reparación de los
pecados de la humanidad y por la conversión de los incrédulos,
herejes y pecadores. El Señor aceptó la oblación de Fr. Antonio; su
via crucis comenzó en Mayo de 1926. Aun cuando existían
justificados motivos de esperanza de una mejoría, una enfermedad
pulmonar terminó con su vida el 6 de Agosto de 1927. Está
sepultado en el Santuario de Bonaria en Cerdeña y muchas son las
personas que aseguran haber recibido gracias del Señor gracias a la
intercesión de Fr. Antonio. Terminado el proceso diocesano, se
inició en Roma el proceso del siervo de Dios.
Felice Migliore. Este religioso nació en Serra di Falco, Sicilia el 26
de Noviembre de 1819. Ingeresó al convento de San Cataldo de los
Mercedarios descalzos a los 17 años y se ordenó sacerdote en 1845.
Fue devoto del Santísimo Sacramento y de la Virgen de la Merced,
caritativo con los pobres y admirado por los fieles a quienes servía
con ejemplar diligencia. Donde fuera era reconocido como religioso
observante y piadoso y la gente le atribuía bendiciones y milagros.
Debido a esto fue llamado a Roma y se le prohibió volver a Messina.
Vivió en el convento de San Adriano y en Nemi y creció su fama
pues obtenía gracias extraordinarias del Señor. Reconocido como
santo, murió en Roma el 7 de Agosto de 1886. En el libro de los
difuntos del convento de San Adriano puede leerse: “ Este padre fue
un hombre extraordinario y despertó tanto entusiasmo en Sicilia que
es imposible tener una idea de la gran estima en que se le tenía, no
sólo por el pueblo sino por eminentes miembros de la Iglesia…
Vivió pacíficamente y siempre contento en el medio y murió con
igual calma, paz y serenidad.”
Teresa de Jesús Bacq. Isabel nació en País el 16 de Septiembre de
1825 y fue educada como luterana. A los 14 años, se convirtió al
catolicismo y se bautizó el 31 de Mayo de 1839. Ese día consagró
su pureza a la Santísima Virgen en Notre Dame. Deseaba ser
religiosa y lo intentó en tres diferentes congregaciones. Insatisfecha,
se fue donde el obispo de Nancy, Charles Martial A. Lavigerie, que
era su director espiritual, quien la animó a fundar un instituto
religioso. En Nancy formó una comunidad con el nombre de Damas
de María que, un año más tarde, el 8 de Diciembre de 1865, se
Fraternidad San Pedro Pascual.
Provincia Mercedaria de Chile – Pastoral Juvenil Mercedaria – La Serena 19
convirtió en Hermanas de la Asunción de nuestra Señora. Después
de varios años de duro trabajo y gran sufrimiento, siguiendo el
consejo del cardenal Lavigerie, Teresa eligió la Orden de la Merced
que la identificaba por su espíritu de caridad y devoción a María.
Solicitó la incorporación a la Orden y el Padre Valenzuela admitió a
las hermanas el 4 de Abril de 1887 bajo el nombre de Hermanas de
Nuestra Señora de la Merced. Teresa murió en País adonde había
viajado buscando ayuda para su instituto. Murió sola en una pobre
pieza de hospital y lejos de sus hijas el 2 de Junio de 1896. Su vida
plena de amor a Dios, a María y a los pobres, estuvo marcada por
contrariedades, incomprensiones, sufrimiento y penas. En todo,
Teresa veía la voluntad de Dios y su unión con el Señor la llevó a
aceptar la cruz y los sacrificios. Su indómita esperanza y su deseo
de salvar almas la sostenían. El proceso diocesano de beatificación
iniciado en Roma, terminó el 30 de Junio de 1994.
Venerable Margarita María López de Maturana, nació en Bilbao el
25 de Junio de 1884. Se educó en el colegio mercedario de Berriz
donde nació su vocación religiosa. El 25 de Julio de 1903 ingresó al
Monasterio Mercedario para consagrar su vida a Dios como monja
de clausura. El 10 de Agosto del mismo año recibió el hábito y
cambió su nombre de bautismo, Pilar. Hizo su profesión en la Fiesta
de la Asunción del año siguiente y durante los primeros años de su
vida religiosa, participó activamente en el colegio de su comunidad
como profesora y prefecta de estudios. El Padre Manuel Sancho
Aguilar fue su director espiritual y la encaminó hacia las misiones.
De naturaleza alegre y abierta, su trabajo pedagógico fue el medio
que Dios eligió para sembrar la semilla de la vocación misionera en
su corazón. Bajo la dirección, la iniciativa y el infatigable trabajo
de Madre Margarita, pronto el colegio de Bérriz fue un activo centro
misionero. La asociación de ex alumnas Juventud Misionera
Mercedaria nación el 19 de Marzo de 1920. El entusiasmo
misionero cruzó rápidamente el umbral del monasterio para
expandirse por el país y Madre Margarita continuó siendo el alma de
esta nueva vida.
A partir de ahí los hehcos se sucedieron con milagrosa
rapidez. El Maestro General de la Orden. P. Ignacio López
Santamaría visitó Berriz y Madre Margarita aprovechó la
oportunidad para plantearle su deseo de servir a la Iglesia como
misionera activa. El Maestro General en Roma se interesó en este
proyecto presentado a nombre de todas las hermanas y el Papa Pío
XI bendijo esta inquietud. El antiguo convento Mercedario se
transformó en un bullente centro misionero y sede del nuevo
instituto. En 1926 partió la primera expedición a Wuhu, China y al
año siguiente Madre Margarita fue elegida Superiora. Hubo otras
fundaciones en las Islas Carolina y Marshall y en Japón. El 23 de
Mayo de 1930 Japón aprobó el nuevo instituto religioso
Mercedarias Misioneras de Berriz y Madre Margarita fu su primera
superiora. Realizó muchos viajes, especialmente al oriente, con el
solo afán de extender el Reino de Dios hasta los confines de la tierra.
Viajó a Roma para hablar personalmente de las misiones con el
Papa. Después realizó su viaje final, el 23 de Julio de 1934. Desde
1961 su proceso de canonización se encuentra en Roma. Sus
virtudes heroicas fueron reconocidas por decreto del 16 de Marzo de
1987.
Luis de la Torre Rojas, nació el 21 de Junio de 1819 en San Pedro
de Humay, en la Provincia de Pisco, Perú.. Fue terciaria mercedaria
reconocida por su incesante caridad. Alimentaba a todos los pobres
que se le acercaban y su ollita, de comida milagrosamente, nunca se
agotaba. Afectuosamente se la conoce como beatita de Humay por
sus virtudes. Murió considerada como santa el 21 de Noviembre de
1869. Desde 1946 su proceso de beatificación sigue su curso en
Roma.
Mártires Españoles. Como dijo el Papa Pío XI en Septiembre de
1936, todos los que fueron asesinados durante la Guerra Civil
Española “sufrieron verdadero martirio en el sagrado y glorioso
sentido del término, por el sacrificio de vidas inocentes de mayores y
jóvenes en el esplendor de sus vidas.” Durante los primeros días de
la guerra, en especial cuando la persecución religiosa estaba en su
peor momento, treinta y siete religioso Mercedarios entregaron sus
vidas por Cristo, 19 pertenecían a lo Provincia de Aragón y 18 a la
Provincia de Castilla.
Fraternidad San Pedro Pascual.
Provincia Mercedaria de Chile – Pastoral Juvenil Mercedaria – La Serena 20
Encabezó la lista de los mártires aragoneses el Padre Mariano
Alcalá Pérez, nacido el 11 de Mayo de 1867 y fusilado el 15 de
Septiembre de 1936.
Los otros 18 religiosos que encontraron una muerte violenta
son: Tomás Carbonel Miquel, Mariano Pina Turón, Francisco
Gargalo Gascón, José René Prenafreta, Manuel Sancho Aguilar,
Tomás Campo Marín, Francisco Llagostera Bonet,Serapio Sanz
Iranzo, Enrique Morante Chic, Jesús Eduardo Massanet Flaquer,
Amancio Marín Mínguez, Lorenzo Moreno NicolásPedro Esteban
Hernández, Antonio Lahoz Gan, José Trallero Lou, Jaime Codina
Casellas, Antonio González Penín y Francisco Mitjá Mitjá.
El 31 de Mayo de 1957 en Lérida se constituyó un tribunal
eclesiástico diocesano para establecer el martirio de estos religiosos.
Después de esta etapa el proceso fue a la Sagrada Congregación de
Ritos en Roma el 25 de Noviembre de 1962, solicitando la apertura
del proceso La causa sigue su curso en Roma.
De los 18 religiosos de la Provincia de Castilla asesinados
durante la persecución, nueve pertenecían a la comunidad de Buena
Dicha en Madrid, tres a la de San Pedro de Madrid y uno a la de San
Sebastián. Sus nombres son:
Manuel Cereijos Muiños, José Cereijo Muiños, Serafín
Solaegui Dunabeitía, Guillermo Vásquez Núñez, Enrique Saco
Pradera, Luis Barros Fernández, Agustín Salgueiro Rodríguez,
Gonzalo Pérez González, Tomás Tajadura Tajadura de la Provincia
de Aragón, Leandro Hermida González, Serapio Paz Muras, Patricio
Peláez Castaño, Eliseo Pérez González, Luis Arias López, Jesús
Tizón Boleira, Ramon Lago Parrado, Olimpio Escudero González y
Ricardo Vásquez Rodríguez,
El reconocimiento del martirio de estos religiosos ejecutado
en Castilla, no ha sido presentado. Sólo han sido recordados y los
restos mortales de algunos de ellos han sido llevados al Monasterio
de Poio el 5 de Mayo de 1940 y al Monasterio de Herencia el 14 de
Junio de 1942.
Los Primeros Mercedarios en las Américas
Cuando el Nuevo Mundo irrumpe en el escenario histórico
europeo, las únicas ordenes religiosas autorizadas por los Reyes
Católicos para ir a América fueron, junto con los franciscanos, los
dominicos y los agustinos, la Orden de la Merced quienes con
muchos celo se dieron a la tarea de la evangelización de los
habitantes de estas tierras vírgenes.
Se asegura que no hubo sacerdotes o religiosos que
acompañaran a Cristóbal Colón en su primer viaje. La fe cristiana
llegó al nuevo continente en el segundo viaje en 1493. Pedro
Martir de Anghiera, cronista italiano y necesaria referencia para todo
el que busque información confiable sobre esa materia, tiene
pruebas irrefutables de la presencia mercedaria desde un principio ya
que tuvo contacto con los protagonistas directos de los hechos que
narra en detalle. Cuando este autor relata la exploración de las
costas de Cuba, menciona la presencia de un fraile mercedario,.
Debido a la importancia de este texto, en la Historia de la Iglesia en
las Américas se cita literalmente: “Cuando se cortaba la leña y se
llenaban los toneles, uno de nuestros hombres salió a cazar al
bosque, cuando de improviso se encontró con un hombre vestido de
blanco y, en un primer momento, pensó que era un hermano de la
Orden de Santa María de la Merced, a quien el almirante había
llevado como sacerdote.” (De Orbe novo Decades, Compluti 1516,
f. 9).
Según el citado texto de Anghiera, la presencia de al menos
un fraile mercedario en el segundo viaje de Colón es indesmentible.
Según los testimonios de historiadores serios, de la misma Orden y
de otras, podemos verificar los nombres de tres religiosos
mercedarios que acompañaron a Colón: Juan Infante, Juan de
Solórzano y Jorge de Sevilla. Historiadores modernos han intentado
identificar al mercedario mencionado como Pedro Martir con Fr.
Jorge, superior del convento de Sevilla, que estaba en las Indias en
Abril de 1495. En sus instrucciones a Colón, el Rey de España
solicitó el regreso del fraile a España y después que el religioso
organizador de la expedición misionera de 1493, Minim Bernardo
Boyl había regresado en diciembre del año anterior. Fray Jorge
estaba en España en 1505 como provincial de Castilla.
Fraternidad San Pedro Pascual.
Provincia Mercedaria de Chile – Pastoral Juvenil Mercedaria – La Serena 21
Trabajo Apostólico en América
Actividad Inicial
Es necesario recordar que, como cualquier europeo, los
mercedarios no conocían la realidad de los pueblos de América. No
conocían el idioma ni la idiosincrasia de tantos pueblos diferentes.
Por lo tanto, era difícil penetrar en la intimidad de los sentimientos
de gentes desconocidas. Sin embargo, la profundidad, la vitalidad,
la magnitud y los frutos de las misiones Mercedarias en este
continente son sorprendentes. Los Mercedarios sólo sabían que
venían a predicar el Evangelio y a convertir multitudes paganas.
Las lenguas, tan diferentes de la de Cervantes, eran el primer
obstáculo. Sin bien la riqueza de las lenguas es algo culturalmente
positivo, para los misioneros fue un obstáculo más ya que desde
México a Tierra del Fuego había varias y muy diferentes lenguas.
Igual que otros misioneros, los mercedarios empezaron a proclamar
el Evangelio siguiendo la inspiración del Espíritu Santo y el buen
sentido cristiano. Usaban métodos rudimentarios.
En América del Sur los misioneros enfrentaron grandes
dificultades para evangelizar debido a las enormes distancias, ríos
correntosos, altas montañas, bosques espesos y vastos desiertos.
Pero también encontraron beneficiosos factores que ayudaban a la
evangelización, especialmente en los territorios del Imperio Inca:
buenos caminos que cruzaban todo el imperio, pueblos establecidos,
grandes ciudades, una agricultura desarrollada, una organización
social muy avanzada, un idioma común y, sobre todo, la buena
disposición de los habitantes para aceptar el Evangelio.
Además de su ministerio en las ciudades, los misioneros
mercedarios iban a evangelizar nativos que vivían muy apartados.
Estos pueblos estaban esparcidos en ciudades grandes y pequeñas
muy distantes unas de otra y los misioneros debían ir a buscarlos en
sus visitas de evangelización. A veces los religiosos se quedaban a
vivir entre ellos para intensificar su enseñanza religiosa y tanto la
escasez de misioneros como las distancias dificultaban la frecuencia
de las visitas.
El éxito de los misioneros dependía de la buena o mala
acogida que les daban. Si los nativos los recibían bien, comenzaba
la catequesis al aire libre, se erigía una cruz y luego se comenzaba la
construcción de la iglesia. Así la gente aprendía los primeros
rudimentos de la fe. Esta fue la primerísima manera en que se
predicó el Evangelio.
La metodología catequética era muy simple si bien bastante
efectiva: los primeros recursos didácticos eran la cruz y la imagen de
María. Sobre esta base los misioneros explicaban los fundamentos
de la fe, al principio a través de gestos, luego a través de un
intérprete nativo y cuando habían aprendido la lengua, en sus
propias palabras. Los Padres Bartolomé de Olmedo en México,
Antonio Correa en Chile, Marcos Dardón en Chiapas y Martín de
Victoria en Ecuador, usaban música para captar el interés de su
audiencia
El conquistador de tierras en América se convertía en su
propietario y asignaría o encomendaría sus tierras y mercaderías a
colonos españoles con la condición de que, a cambio de tributo y
servicio, ellos proveerían a un clérigo o religioso que enseñara la fe
cristiana a los encomendados. La persona encargada de una
encomienda o parcela se llamaba encomendero. Como tenía que
suministrar a un sacerdote y pagar su salario, el encomendero
prácticamente estaba encargado de la evangelización. Por esto, el
sacerdote se sentía condicionado por el encomendero. Este sistema,
legalizado por la corona, era fuente de abusos que la Iglesia tuvo que
enfrentar a fin de defender a los nativos. En parte este proceso
ayudó a la evangelización pero también tuvo resultados negativos
para los misioneros y su apostolado.
El misionero enseñaba doctrina cristiana en la encomienda.
Por esto el lugar donde se proclamaba el evangelio se llamó doctrina
y la persona encargada era el doctrinero. En general, los términos
misionero y doctrinero significaban lo mismo. Un doctrinero no
podía gobernar una doctrina –que usualmente comprendía iglesia,
casa del sacerdote, escuela, hospital, cementerio y taller- a menos
que hablara la lengua de los nativos. A pesar de la buena legislación
real, mientras duró la colonia, hubo polémicas y es lamentable que
obispos, clérigos y religiosos fueran los protagonistas.
Fraternidad San Pedro Pascual.
Provincia Mercedaria de Chile – Pastoral Juvenil Mercedaria – La Serena 22
De hecho, las doctrinas eran centros de catequesis,
verdaderas parroquias rurales. Cada doctrina incluía varias villas
separadas por grandes distancias y la más grande servía como
centro principal. Habitualmente la iglesia era el lugar de reunión
para la enseñanza de oraciones cristianas. Respecto a las dinámicas
de las clases, los adultos se reunían dos veces a la semana para la
catequesis y los niños todos los días. Los inicios de una doctrina
eran difíciles: los misioneros debían viajar largas distancias para
tomar contacto con cada villa. Más tarde, cuando se suprimieron las
encomiendas, las doctrinas tomaron la calidad de centros misioneros
bajo la celosa vigilancia de los obispos y religiosos superiores. Los
mercedarios tuvieron muchas y muy importantes doctrinas a través
de América.
Defendiendo a los Nativos
La legislación española sobre los aborígenes era, sin duda,
humana y de inspiración cristiana. Sin embargo, su aplicación dejó
mucho que desear y fue origen de innumerables abusos.
La Orden de la Merced levantó su voz en contra desde el
principio de la conquista. No por nada había luchado durante
trescientos años por la libertad en el viejo continente. En América,
los Mercedarios enfrentaron a los conquistadores llamando la
atención a los encomenderos y enviando constantemente cartas e
informes al rey. Esto continuó en el período histórico cuando los
conventos de América pertenecían a la Provincia de Castilla hasta
que más tarde fueron constituidos en provincias autónomas.
Es así como, entre otros, Padre Marcos Dardón, incansable
misionero mercedario en América Central, fue nombrado “protector
y defensor de los indios” por la Real Asamblea de Guatemala,
responsabilidad que cumplió con diligencia por cinco años. En
León, Nicaragua, Padre Francisco de Bovadilla fue un gran defensor
de los nativos, según el mismo lo expresaba en una carta que envió a
la reina Juana desde Toledo, el 31 de Julio de 1551. En 1550, por
cédula real, el rey de España ordenó la libertad de 500 nativos
siguiendo el consejo y la intercesión del misionero Mercedario, Juan
de Almazán. En 1551, Padre Bartolomé de Montesinos presentó a la
Asamblea de Charcas igual defensa para los nativos que trabajaban
en las minas de Potosí. En 1576, desde Nueva Granada, Padre
Alonso de Avila informó a Felipe II sobre el abuso de los
encomenderos con los nativos. En Chile, los Padres Antonio Correa,
Antonio Sarmiento Rendón y Miguel de Benavente defendieron
lealmente a los Indios de los malos tratos de los encomenderos.
Esta actitud en contra de los que ejercían poder temporal,
colocó a los misioneros en una posición clave para que los nativos
confiaran en ellos.
La Familia Mercedaria La política y los sucesos anti religiosos de los siglos XVIII y
XIX llevaron un soplo devastador a la vida religiosa en la Iglesia,
dando la impresión que no tendría fuerzas para superarse. Sin
embargo, en algunos aspectos, las pérdidas se balancearon. De
hecho, aún cuando fueron expulsados de sus conventos, muchos
religiosos permanecieron fieles privadamente a su ideal de vida
religiosa. Trabajaban silenciosa y efectivamente para la restauración
espiritual de la Iglesia y de sus institutos. Otros promovieron
distintas formas de vida religiosa más acordes con las demandas del
nuevo tiempo histórico.
El carisma Mercedario también inspiró nuevas formas de
expresión, especialmente en personas llenas del amor de Dios que
dieron origen a los institutos religiosos Mercedarios femeninos. En
un nivel práctico, estos institutos se dedicaron a la instrucción
cristiana, al cuidado de los enfermos, a las misiones, a la asistencia
de la juventud pobre y descarriada, etc. Bajo la protección de la
Virgen de la Merced también hubo laicos que se organizaron en
asociaciones para reflexionar sobre la salvación de sus almas y hacer
el bien al prójimo.
En el siglo XIX, emergieron los institutos religiosos
femeninos y se integraron a la Familia Mercedaria realzando algún
aspecto del carisma. A continuación se entrega una breve
descripción de estos institutos:
Mercedarias Misioneras de Barcelona
Fraternidad San Pedro Pascual.
Provincia Mercedaria de Chile – Pastoral Juvenil Mercedaria – La Serena 23
Este instituto religioso se fundó en Barcelona el 21 de
Noviembre de 1860. La joven Lutgarda Mas y Mateu (1828-1862) y
el mercedario exclaustrado Padre Pedro Nolasco Tenas y Casanova
(1803-1874), fueron las almas de esta fundación. Lutgarda se dirigió
al P. Tenas para realizar su ferviente deseo de restablecer las
Hermanas Mercedarias en Barcelona. Después de su perplejidad
inicial acerca de esta obra y como recibió apoyo del Vicario General
de la Orden, Padre Tomás Miquel, se convirtió en entusiasta
promotor de esta labor. El 21 de Noviembre de 1860, después de
completar los trámites necesarios, Padre José María Rodríguez y
Bori, presidente interino del convento de Barcelona confirió el
hábito a cinco jóvenes de Barcelona y nombró superiora de la
incipiente comunidad a la joven Mercedes Bartra Demetre.
Ese mismo año 1860 el instituto fue reconocido por la
diócesis y el 19 de Septiembre de 1864 fue incorporado a la Orden
de la Merced por el vicario General, P. Tomás Miquel. Las
religiosas, integradas a la Orden como terciarias regulares, tomaron
el nombre de Religiosas Mercedarias.
El 25 de marzo de 1911, el Instituto recibió el Decretum
laudis de la Congregación de Religiosos. Inicialmente el instituto
estuvo dedicado a la formación juvenil, pero pronto se orientó a las
misiones y otras obras sociales. Las Constituciones revisadas de
1983 establecen: “La finalidad del Instituto es el anuncio del Reino
y la redención del prójimo mediante la promoción y la educación
cristiana de los hombres, a través de la enseñanza, a través de la
enseñanza, las misiones y las obras sociales.
Actualmente el Instituto consta de 430 religiosas distribuidas
en 66 casas en España, América y Africa.
Hermanas Mercedarias de la Caridad
La Hermanas Mercedarias de la Caridad fueron fundadas en
Málaga, España el 16 de Marzo de 1878por el canónigo y visitador
de las religiosas de la diócesis, Monseñor Juan Nepomuceno Zegrí y
Moreno (1813-1905). El Instituto fue integrado a la Orden de la
Merced el 9 de Junio de 1878 por decreto del vicario general, P. José
María Rodríguez. León XIII les otorgó el Decretum laudis el 25 de
Septiembre de 1900 y la aprobación del Instituto y sus
Constituciones fue conferida el 24 de Abril de 1901.
El fin específico del Instituto es la práctica de la caridad
mediante el ejercicio de las obras de misericordia. Las
Constituciones de 1977, renovadas después del Concilio Vaticano II,
expresan de la siguiente manera el carisma y la misión del Instituto:
“La misión a que está consagrada esta Congregación es la práctica
de la caridad, ejerciendo todas las obras de misericordia espirituales
y corporales en la personas de los pobres, sirviéndoles en los
hospitales, hospicios, escuelas y en cuantas obras puedan redundar
en beneficio de la humanidad enferma, necesitada y desamparada.
Curar todas las llagas, remediar todos los males, calmar todos los
pesares, desterrar todas las necesidades, enjugar todas las lágrimas,
no dejar, si posible fuera, en todo el mundo un solo ser abandonado,
afligido, desamparado, sin educación religiosa y sin recursos.”
La Congregación, actualmente, está extendida en España,
Francia, América Latina y Africa, con 180 casas y 1.556 religiosas.
Hermanas de Nuestra Señora de la Merced
Fueron fundadas en Nancy, Francia, el 2 de enero de 1864
por la madre Teresa de Jesús (Elizabeth) Bacq (1825-1896), con el
apoyo del obispo local, luego cardenal, Monseñor Carlos Marcial A.
Lavigerie.
Inicialmente, el Instituto con carácter diocesano, tomó el
nombre de Religiosas de la Asunción de Nuestra Señora. Las
primeras Constituciones, redactadas por Madre Teresa, fueron
aprobadas el 8 de Diciembre de 1865, pero siendo su anhelo de
agregarse a una Orden donde fuese particularmente venerada la
Santísima Virgen, se preocupó con insistencia en tal sentido. El 4 de
abril de 1887 el Instituto fue agregado a la Orden de la Merced con
decreto del General Pedro Armengol Valenzuela y desde aquel
mismo día las religiosas tomaron el nombre de Nuestra Señora de la
Merced. El 25 de Marzo de 1912, Su Santidad Pío X concedió el
Decretum laudis; el 13 de Junio de 1931 Pío XI daba la primera
aprobación como Instituto pontificio y el 6 de mayo de 1941 Pío XII
concedía la aprobación definitva de las Constituciones.
Fraternidad San Pedro Pascual.
Provincia Mercedaria de Chile – Pastoral Juvenil Mercedaria – La Serena 24
El carisma del Instituto se caracteriza esencialmente por un
espíritu apostólico y mariano a través de las obras de caridad y
misericordia. “Esta familia religiosa –se leía en las primeras
Constituciones escritas por Madre Teresa- , ha sido fundada para
honrar en modo particular la vida de Jesús en María y por María”.
Las Constituciones renovadas en 1975 precisan en estos términos el
carisma y la espiritualidad del Instituto: “Tal espiritualidad,
fundada sobre la caridad redentora y sobre la humildad, de la que
Madre Teresa dio un ejemplo inconfundible, está formada por una fe
ardiente, una caridad intensa, una dedicación sin límites, un celo que
no rechaza nada de lo que pueda ser agradable a Dios y procurar la
salvación de las almas.”
Las Hermanas son actualmente 529, esparcidas en 57 casas
existentes en Francia, Italia, Bélgica, Africa, Palestina, India, Chile,
Ecuador y Estados Unidos, y se dedican a la educación de la infancia
y de la juventud en los asilos y en la escuela elemental, media y
superior, a la asistencia de los huérfanos en lugares de prevención y
colonias, al cuidado de los enfermos en los hospitales y en las
clínicas de los ancianos en asilos.
Sisters of Mercy
Durante el siglo XIX surgieron en la Iglesia también otros
institutos religiosos, los cuales, aunque no agregados oficialmente a
la Orden de la Merced, sin embargo tienen una cierta relación con
ella. Entre éstos está la Congregación de Sisters of Mercy.
Las Sisters of Mercy o Hermanas de la Merced tuvieron
origen en Dublín, el 24 de Septiembre de 1827, por obra de una
piadosa y noble mujer católica, Catalina McAuley (1787-1841), que
abrió una casa para que fuera contemporáneamente escuela, asilo,
alojamiento para chicas abandonadas, etc. De aquí nació la idea de
fundar una Congregación de religiosas con el fin de practicar las
obras de caridad o de misericordia en todas se varias
manifestaciones. Después de la necesaria preparación, Catalina, con
sus dos compañeras hizo la profesión religiosa en 12 de Diciembre
de 1831.
Si bien la Congregación no había tenido ninguna relación de
origen o desarrollo con la Orden Mercedaria, no obstante en las
constituciones se recomienda tener una especial devoción a la
Virgen de la Merced, que es la Patrona de la Congregación y a san
Pedro Nolasco, modelo de caridad hacia el prójimo. Además, en la
Congregación está en uso el escudo de la Orden.
Estas religiosas se han desarrollado mucho en los cinco
continentes, especialmente en las regiones donde se habla la lengua
inglesa.
Hermanas Terciarias Mercedarias del Niño Jesús
Fueron fundadas el 1 de Octubre de 1887, en Córdoba,
Argentina y agregadas como terciarias regulares de la Orden de la
Merced, el 20 de Diciembre de 1887. Su fundador fue el venerable
José León Torres, y su director por espacio de 42 años. A su santa
muerte, el 15 de Diciembre de 1930, dejó la fundación muy bien
consolidada y extendida en varias ciudades de Argentina y Uruguay.
El obispo de Córdoba aprobó las constituciones propias
redactadas por el Fundador. El Instituto fue de derecho diocesano
hasta el 12 de Enero de 1931, fecha en que obtuvo de la Santa Sede
la aprobación ad experimentum y la aprobación pontificia el 3 de
Abril de 1940.
Según las Constituciones aprobadas en 1983, la
Congregación: “cumple su misión a través del apostolado de la
educación, mediante el cual hace presente a Jesucristo Redentor,
hermano y amigo, entre los cristianos oprimidos a causa de culturas
antievangélicas”.
Las Hermanas Terciarias Mercedarias están comprometidas
en la enseñanza en escuela y colegios, el perfeccionamiento artístico
y la capacitación de los jóvenes para el trabajo, la asistencia a los
huérfanos, niños y ancianos desamparados, el catecismo en los
suburbios y ayuda en las obras parroquiales. Las religiosas
promueven así la plena libertad de hijos de Dios, haciendo un
servicio a la fe.
Hermanas Mercedarias del Santísimo Sacramento
Fraternidad San Pedro Pascual.
Provincia Mercedaria de Chile – Pastoral Juvenil Mercedaria – La Serena 25
Fueron fundadas en la ciudad de México, el 25 de Marzo de
1910. Habiendo solicitado la madre María del Refugio a la curia
diocesana un religioso como director y guía del Instituto, le fue
indicado el padre Alfredo Scotti, entonces provincial de México.
El padre Scotti tomó gran interés por el bien de la
comunidad, dedicándose a la revisión de las Constituciones, de
acuerdo con la madre María del Refugio y con la ayuda de la madre
Consuelo Olivares.
Fueron agregadas espiritualmente a la Orden de la Merced el
11 de julio de 1925. Obtuvieron la aprobación pontificia el 22 de
julio de 1948.
La finalidad del Instituto está expresada con estos términos
en las constituciones aprobadas en 1989: “Trabajar con todo ahínco
por extender el reinado de Jesús Eucaristía y el amor filial a Nuestra
Madre Santísima de la Merced”. Este apostolado se expresa
mediante la educación de la infancia y de la juventud, su formación
en el culto y piedad eucarísticos.
La Congregación tiene escuela y colegios, y dedica especial
cuidado a la preparación de los niños para la primera comunión.
Actualmente se encuentran en México, Colombia, Chile,
Estados Unidos, El Salvador, Italia y España.
Mercedarias Misioneras de Bérriz
Tienen origen en un monasterio de monjas mercedarias de
clausura fundado en 1540. En 1869 inauguran las religiosas el
Colegio que después se haría famoso, La Vera Cruz. Adquiere fama
por la vida que le infunde la madre Margarita María Maturana que
ingresa al monasterio en 1903.
En 1920 funda la asociación Juventud Mercedaria
Misionera. Con esto el colegio y monasterio se ponía a la
vanguardia en el movimiento misionero. La causa de este despertar
fue el gran espíritu mercedario que se vivía en el monasterio. En
1926 el papa autoriza el envío de un grupo de mercedarias
misioneras a Wuhu, China.
El 23 de Mayo de 1930, por obra de la Madre Margarita
Maturana, entonces superiora del monasterio, por decreto de la Santa
Sede, se transforma el monasterio en Instituto Misionero que
continúa perteneciendo a la Orden de la Merced.
En 1931 celebran capítulo general y a él asiste la madre
Margarita. Ella redacta las Constituciones, que son aprobadas
definitivamente el 3 de enero de 1939. Las hermanas continúan
emitiendo el cuarto voto mercedario reformulado. Las
Constituciones postconciliares aprobadas en 1981 expresan la
misión evangelizadora de la Congregación así: “Nos
comprometemos a realizarla preferentemente en las iglesias jóvenes
y en los pueblos pobres y oprimidos del modo peculiar que expresa y
sella nuestro Cuarto Voto redentor: permanecer en la misión, si lo
exige el bien de los hermanos, cuando hubiere peligro de perder la
vida”.
Principalmente se han extendido por Oriente: China, Japón,
Filipinas, Taiwán, Islas Carolinas, etc.
Hermanas Mercedarias Misioneras de Brasil
Fueron fundadas el 10 de Enero de 1938 por Lucía
Etchepare, con el apoyo y la colaboración del obispo mercedario
monseñor Inocencio López Santamaría, prelado de Bom Jesús de
Gurgueia, Piauí, Brasil. A pedido de su Superiora General, madre
Lucía Etchepare y su consejo, el Instituto fue agregado a la Orden el
3 de Octubre de 1938, por decreto del Maestro General.
El padre Inocencio, en un informe al Maestro General de la
Orden de la Merced de 24 de junio de 1954, dice: “Con los
permisos necesarios y el rescripto de la Sagrada Congregación de
Religiosos, se realizó aquí esta fundación de Hermanas Mercedarios
Misioneras de Brasil, bajo la protección de San Ramón Nonato y de
Santa Teresita del Niño Jesús.”.
La finalidad del Instituto aparece en las constituciones
aprobadas en 1990: “Las hermanas están empeñadas en dar
continuidad a la misión redentora de Jesucristo con la acción
apostólica especialmente en las zonas rurales y en los lugares más
desprovistos de asistencia, procurando ser una presencia liberadora,
Fraternidad San Pedro Pascual.
Provincia Mercedaria de Chile – Pastoral Juvenil Mercedaria – La Serena 26
contemplativa y misericordiosa, sobre todo entre los pobres,
marginados y oprimidos”.
Esclavas Mercedarias del Santísimo Sacramento
Instituto fundado en Marchena, Sevilla, por el mercedario
descalzo Emilio Ferrero y por Carmen Ternero, el día 12 de mayo de
1940. El 26 de Junio de 1950, el mismo padre Emilio, Comisario
General de los mercedarios descalzos, lo agregó a la Orden
Mercedaria descalza.
Mercedarias del Divino Maestro
Este Instituto no pertenece jurídicamente a la Familia
Mercedaria. Nación en Buenos Aires, Argentina con el nombre de
Hermanas de Nuestra Señora de la Merced del Divino Maestro, el
año 1887. Sus fundadores fueron el prebítero Antonio Rasore y
Sofía Bunge. Se recibieron las primeras postulantes el 31 de enero
de 1889. La finalidad del Instituto, de derecho pontificio, es la
educación cristiana de niñas y las obras de misericordia.
Laicado Mercedario
Dado que las indulgencias que los Sumos Pontífices
conceden a las asociaciones mercedarias son distintas unas de otras,
en 1833 fueron concedidas a la Cofradía de la Merced establecida en
la iglesia dedicada a la Virgen de los Pobres en Río de Janeiro, las
indulgencias propias de la Tercera Orden.
También en el Brasil hay que señalar la transformación de
la cofradía existente en Ouro Prieto en Tercera Orden de la Merced,
hecha en 1845.
En el siglo XIX se desarrolló, especialmente en América, un
tipo particular de cofradía. A ella pertenecían aquellas personas que
querían honrar a María de la Merced como su Reina, con caridad y
pureza, virtudes propias con las cuales debía ser adornado el trono
de tal Reina. Esta cofradía tenía algunas alguna semejanza con las
Esclavitudes marianas. Todas éstas eran reguladas por Estatutos
propios y enriquecidas con particulares indulgencias.
Además existía otro tipo de cofradía reservada solamente a
las jóvenes antes de casarse, llamadas Hijas de María de la Merced,
también con Estatutos propios e indulgencias.
Durante el siglo XIX hubo ilustres devotos de la
Virgen de la Merced adscritos a no a las cofradías. Algunos de estos
santos varones que merecen ser recordados son
San Gaspar del Bufalo (1786-1837), cuyos padres estaban
adscritos a la Archicofradía de la Merced establecida en la iglesia de
San Adrián en Roma. Con ellos también frecuentaba la iglesia el
hijo, a quien enseñaron el amor a la Virgen de la Merced. Y él,
siguiendo el ejemplo de sus progenitores, vistió el escapulario de la
Merced e hizo el noviciado como terciario, bajo la dirección del
padre Juan Matabosch. Gaspar, posteriormente, ya ordenado
sacerdote, fundó la Congregación de la Preciosísima Sangre..
Vicente Pallotti (1795-1850), el santo fundador de la
Sociedad para el Apostolado Católico, llevaba siempre el
escapulario de la Merced que había recibido y recomendaba a sus
hijos hacer lo mismo.
San Antonio María Claret (1807-1870) tuvo una relación
más estrecha con la Orden de la Merced. Fue ordenado sacerdote
por el obispo Mercedario Juan José Tejada. Fundador de la
Congregación de los Misioneros Hijos del Inmaculado Corazón de
María, fue consagrado arzobispo de Santiago de Cuba. Cuando vino
a Roma para participar en el Concilio Vaticano I, como prueba de su
amor a la Orden, se hospedó donde los Mercedarios de San Adrián,
viviendo como un simple religioso. Escribió el bello opúsculo sobre
la vida del Fundador de los mercedarios con el significativo título:
L’egoismo vinto, en el cual Pedro Nolasco es descrto como eximio
ejemplo de caridad, que vence el egoísmo que aleja a los hombres
unos de otros.
A estos devotos de la Merced, también añadimos otro
enamorado de la Virgen: San Alfonso María de Ligorio (1696-1787)
que el día 28 de julio de 1723 depuso su espada de caballero laico a
los pies de la imagen de la Merced en la iglesia homónima en Porta
Fraternidad San Pedro Pascual.
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Alba, Nápoles, liberándose de los lazos que la vida mundana le
tendía y tomó la decisión de hacerse sacerdote, siendo
posteriormente fundador de la Congregación de Redentoristas.
El piadoso deseo de los laicos de vestir por devoción el
escapulario de María de la Merced, adquirió en algunos fieles un
más serio compromiso con María al solicitar portar el hábito
mercedario, cosa que se realizó especialmente entre las mujeres.
Esas formaban parte de la Tercera Orden, como beatas no
claustrales, después de haber hecho el noviciado y la profesión. Este
modo de expresar la devoción a la Merced se verificó especialmente
en Argentina donde, no obstante algunos intentos, no había sido
posible fundar un monasterio de monjas mercedarias.,
Una vez promulgado el Código de Derecho Canónico en 1917, en lo
referente a laicado, la Orden adaptó los reglamentos de la Orden
Tercera, de la Cofradía y de otras asociaciones mercedarias de laicos
a la nueva legislación. La Orden Tercera algunas veces llama
constituciones a sus Estatutos.
Aunque en las constituciones de estas agrupaciones de laicos
se recogen y expresan conceptos generales acerca del estilo de vida
mercedario, su apostolado se desarrolla en una actividad orientada al
bien espiritual del prójimo, traducida en el rezo diario de tres Padre
Nuestro y tres Ave María, como orar por las almas del purgatorio y
ofrecer una parte del rosario por la conversión de los pecadores y
herejes, No se pueden ignorar las muchas obras que desarrollan con
los necesitados, enfermos y encarcelados, lo que constituye el
apostolado social en la línea del servicio redentor.
Según sus constituciones o estatutos, frecuentemente
revisados y puestos al día, cuando las circunstancias lo exigían, la
vida da y la actividad de sus miembros se ha ido acomodando a las
exigencias de la sociedad cambiante. Por tanto, deben vivr la
pobreza en la sobriedad, evitar el lujo, guardar la castidad según su
estado. En cuanto al voto de redención y su realización en la vida de
un laico comprometido, cumplirán “el voto trabajando contra la
esclavitud así del alma como del cuerpo. Por tanto, se consagrarán a
las obras de misericordia, enseñando catecismo a los niños e
ignorantes, ayudando a las misiones, así entre fieles como infieles
con oraciones y limosnas, propagando libros y diarios católicos”.
La vida espiritual centrada en Cristo exige oración, recepción
de los sacramentos, culto a la Santísima Virgen y al fundador San
Pedro Nolasco, preparando sus fiestas devotamente.
Cofradías
La figura de María Santísima ha movido muchos corazones
que fervorosamente le han rendido culto a lo largo del tiempo. Es
así como dentro del clima mariano aparecen otras instituciones
mercedarias que, distintas a la Orden Tercera, veneran piadosamente
a María de la Merced, son: Corte de Mercedes, Camareras de la
Virgen, Hermanas Sabatinas y Fraternidades Marianas. La
espiritualidad de estas asociaciones laicas brota del carisma de la
Orden. Con el auge de la Acción Católica estas instituciones de
laicos se han debilitado en su vigor.
Mirando al Futuro
Pablo VI dijo a los participantes del capítulo general de 1968:
“Vuestra historia, tan llena de santidad y de heroísmos no se ha
detenido … sigue su curso; porque su trayectoria es de caridad y ésta
pertenece a la esencia de la Iglesia, aunque las formas de aplicación
vayan cambiando con los signos de los tiempos. En conformidad
con la doctrina del Concilio, queréis mantener y vigorizar el espíritu
y el rico patrimonio de vuestra Orden, al mismo tiempo que analizáis
las necesidades del mundo y de la Iglesia para ayudar más
eficazmente, inflamados de celo apostólico, a los hombres. Este
cometido, -como lo sabéis- no surtirá efecto si no va paralelo con
una ferviente renovación interior, con la práctica de las virtudes de
humildad y de obediencia, de fortaleza y de castidad, de pobreza y
de caridad, por las que se participa del anonadamiento de Cristo, de
quien fluye el amor al prójimo, rasgo peculiar de vuestra fisonomía
institucional”.
Estas palabras de Pablo VI son clarividentes en lo referente al
alma misma de la Orden y a su espiritualidad como fuente de vida
interior, desde donde brota con fuerza la acción liberadora, al mismo
Fraternidad San Pedro Pascual.
Provincia Mercedaria de Chile – Pastoral Juvenil Mercedaria – La Serena 28
tiempo que alientan a mirar al porvenir donde aparece siempre actual
el carisma mercedario.
Abierta al soplo del Espíritu Santo, la Orden de la Merced,
con optimismo, ha dado cabida a una adecuada renovación para
desempeñar el papel que le corresponde en el Cuerpo Místico de
Cristo. Por eso resultan estimulantes las palabras del Santo Padre
Juan Pablo II, el 22 de mayo de 1986, al recibir en audiencia
privada a los participantes del capítulo general de la Orden de la
Merced. Entre otras cosas, el Papa dijo: “En esta feliz circunstancia
me es grato animaros en vuestro empeño de actuar los ideales y los
propósitos de vuestro Fundador en el contexto histórico-social
contemporáneo, tan diverso, en muchos aspectos, de aquel de su
tiempo, aunque, igualmente necesitado de ser orientado hacia los
mismo valores fundamentales de justicia, misericordia, liberación,
reconciliación, paz. Quisiera, en particular, exhortaros a mantener,
incrementar y propagar la intensa devoción, propia de vuestros
orígenes, en relación a la Santísima Virgen María, la Madre de Dios,
que tan ejemplarmente ha participado en la obra redentora de su
divino Hijo: sólo así vuestra Orden podrá cpnservar íntegrro e
inalterado aquel espíritu evangélico, aquel anhelo profundo de
redención y liberación del hombre, que siempre la ha caracterizado:
liberación del hombre de toda miseria, esclavitud y opresión,
comenzando por aquella fundamental del pecado.”
No cabe duda que, en estas palabras, el Papa ha sabido captar
y expresar con claridad la actualidad del carisma mercedario en el
mundo de hoy, donde no existe más el cautiverio tal como era
concebido en tiempos de Pedro Nolasco, pero siempre existen
hombres oprimidos por otras formas de esclavitud. La Orden de la
Merced continúa realizando, en este momento de la historia, la obra
redentora de Cristo, e imitando a María, cooperadora admirable de
su Hijo, en la redención y liberación integral del hombre. El medio
más seguro para esta obra de redención y liberación es llevar el
Evangelio a los hombres.
La humanidad, como observa Juan Pablo II en la encíclica
Redeptoris missio, concuerda con ciertos valores que la Iglesia
anuncia. Estos valores que entran de lleno en el carisma mercedario,
son: “el rechazo de la violencia y de la guerra; el respeto de la
persona humana y de sus derechos; el deseo de libertad, de justicia y
de fraternidad; la tendencia a superar los racismo y nacionalismo; la
afirmación de la dignidad y la valoración de la mujer”.
Todo estos, -dice el Papa- es un signo providencial de la
bondad y misericordia de Dios, y de segura esperanza: En
proximidad del tercer milenio de la Redención, Dios está preparando
una gran primavera cristiana, de la que se avizora el comienzo”.
La Orden de la Merced, aun en su pequeñez, quiere
contribuir a realizar esta primavera del Espíritu, según el carisma
liberador y de liberación que ha recibido de San Pedro Nolasco y
que anhela preservar y actualizar en el mundo contemporáneo para
la edificación del Reino de Dios.
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