la formación de enfermeras en el peru
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INTRODUCCION
La historia de la Enfermería no se procesa en un espacio abstracto, ella se da de
forma concreta en la sociedad, con sus determinantes económicos, políticos e
ideológicos; Desde que en 1905 Miss Mand E. Carter y Miss Opper reprodujera en
el Perú la formación de Enfermería modelo Nighingaliano en la Escuela Mixta de
Enfermeros con la modalidad de internado, hoy Escuela Nacional Arzobispo Loayza
donde recibía una formación básico para proporcionar los cuidados necesarios
cuando éstos se encuentran con los enfermos. La Enfermería Peruana transcurre
por un lento proceso de cambio en la formación, a nivel asistencial, en la
investigación y la perspectiva administrativa, pero sin embargo la mayor
complejidad de necesidades de los enfermos y los cuidados que precisan a las
estancias hospitalarias, a las características estructurales, organizativas y
funcionales, demanda de recursos humanos en los Servicios hace que haya la
necesidad de clarificación del objeto – sujeto del conocimiento y gestionar los
recursos hospitalarios de forma más eficiente.
LA ENFERMERÍA EN UN MUNDO DE TRANSFORMACIÓN
Las enfermeras monásticas Las mujeres de estos monasterios estaban
amparadas por la Iglesia, que proporcionaba libertad y seguridad para seguir
estudios intelectuales o intereses prácticos. Muchas mujeres famosas de la Alta
Edad Media estuvieron relacionadas con la vida monástica. Hildegarde, cuyos
conocimientos médicos y visión política fueron muy notables. Otras mujeres
asumieron la labor médica y de enfermería en los hospitales.
El cuidado de los enfermos era la tarea principal. Radegunda cuidó
personalmente a los pacientes en el hospital que había fundado. Era
particularmente sensible con los leprosos, que eran marginados sociales, y se la
vio besando sus cuerpos enfermos. No existen indicios de que hubiera médicos
relacionados con este hospital. Al parecer, los cuidados de enfermería eran la
base para la recuperación de la salud.
Santa Brígida se convirtió en una abadesa famosa en Irlanda, y era respetada
como erudita, educadora, consejera y experta en las artes de curación. También
se conocía por cuidar a los enfermos y haber curado leprosos. Se le dio el título
de “patrona de la curación”.
El islamismo Las enseñanzas de la mujer y de los niños, aunque tenían
licencia para la práctica de la medicina general. Los requisitos habituales de la
escuela de Salerno eran tres años de premedicina a nivel de escuela superior
para el estudio de la lógica, filosofía y literatura, cinco años de medicina y
cirugía y un año de práctica con un médico famoso. Hacia el año 1140 se dictó
una ley que prohibía la práctica de la medicina a quien no tuviera licencia. El
Régimen Sanitatis Salernitanum fue el trabajo más famoso de la escuela de
Salerno. Este poema latino, que contenía preceptos racionales sobre dietética e
higiene, ha sido objeto de numerosas versiones y más de 300 ediciones.
Los hospitales medievales En la actualidad todavía perduran tres
hospitales medievales famosos que se construyeron fuera de los muros
monásticos: el Hôtel Dieu de Lyon, el Hôtel Dieu de París y el Hospital del Santo
Spirito de Roma. La información más completa sobre las cuestiones de
enfermería procede de los centros de Lyon y París.los primeros hospitales se
establecieron como xenodochiao casas de caridad y atendían a los necesitados
y desvalidos tanto como a los enfermos.
El Hôtel Dieu de Lyon realizaba diversos trabajos caritativos aparte los propios
de la enfermería y estaba diseñado para recoger a peregrinos, huérfanos,
pobres, débiles y enfermos. Sus primeras enfermeras fueron mujeres laicas
reclutadas entre penitentes y viudas. Con el tiempo los hombres ayudaron en el
trabajo de enfermería.
El Hôtel Dieu de París fue construido con una puerta abierta para todos los que
sufrían.comenzó como un pequeño hospital y creció hasta alcanzar proporciones
impresionantes. El Papa Inocencio IV organizó el grupo originario de mujeres
laicas que atendían a los enfermos como orden religiosa.
Tanto los hermanos como las hermanas tenían asignadas actividades
específicas, entre las que figuraban el trabajo externo, la administración del
hospital, el cuidado de los enfermos y los servicios religiosos. Parte de la labor
de la enfermería la realizaban los hermanos en los pabellones generales,
mientras que en las salas de mujeres los cuidados de enfermería los impartían
exclusivamente las hermanas. Su función de enfermería incluía la admisión y el
alta del paciente, la responsabilidad sobre las cocinas y las lavanderías y el
entierro de los difuntos. Además, los ritos religiosos eran una parte esencial de
la rutina del hospital, con servicios tanto para los pacientes como para el
personal.
El Hospital del Santo Spirito de Roma probablemente fue el más grande de los
hospitales medievales. Fue construido con el propósito primordial de cuidar a los
enfermos. Se dice que en este hospital llegaron a prestar servicio más de 100
médicos y cirujanos. El Santo Spirito pronoto se convirtió en prototipo para el
desarrollo de otros hospitales medievales.
Las órdenes militares de enfermería Las órdenes militares de enfermería
fueron una consecuencia de las Cruzadas a Tierra Santa. Si mencionan que se
construyeron y equiparon grandes hospitales y que los caballeros cuidaban de
los enfermos. Tan grande fue la influencia de estas órdenes en la enfermería
que Nutting y Dock dedicaron todo un capítulo de su Historia de la Enfermería al
origen y desarrollo de las mismas. Cuidar a los heridos y enfermos fue
importante para la organización y estructuración de los hospitales europeos y
para el modelo de servicio de enfermería que establecieron y normalizaron. La
acumulación de grandes riquezas y amplias extensiones de tierras provocó a la
larga su caída. Poco después de concluidas las Cruzadas, la devoción a la
llamada de la enfermería disminuyó, las obras de misericordia empezaron a
flaquear y la guerra contra los no creyentes se convirtió en el único objetivo.
Se formaron grandes ordenes, todas ellas designadas con el nombre de
Hospitalarios. Cuando no estaban en la batalla, ayudaban a cuidar a los
enfermos. Los hermanos sirvientes tenían como principal responsabilidad
atender a los viajeros cansados y cuidar a los enfermos. Tres de estas órdenes
de enfermería sobresalen como las más famosas e importantes de la historia:
los Caballeros Hospitalarios de San Juan de Jerusalén, los Caballeros Teutónicos
y los Caballeros de San Lázaro.
Los Caballeros Hospitalarios de San Juan de Jerusalén
Hacia el año 1050, un grupo de ricos comerciantes, fundó dos hospitales en
Jerusalén. Al principio estos hospitales atendieron a toda persona enferma, pero
durante la batalla de Antioquía por Jerusalén quedaron sobre saturados. Muchos
cruzados de noble cuna dejaron de lado sus armas para colaborar en el trabajo
de cuidar a los enfermos en el Hospital de San Juan. Al principio las mujeres se
encontraron en igualdad de condiciones frente a los hombres: todos cuidaban a
los enfermos, comían y asistían al culto juntos. La reparación fue total, y las
hermanas quedaron subordinadas a la orden masculina. La orden se enriqueció
enormemente debido a las donaciones de los benefactores agradecidos, lo que
permitió la construcción de nuevos hospitales, hostales y asilos. Se elaboraron
normas que fueron seguidas por los mejores hospitales urbanos de Europa
durante muchos siglos.
El curso de esta orden se distinguió por su labor en el campo de la enfermería
hasta la expulsión de los cristianos de Palestina. La enfermería se fue dejando
de lado, pues las hermanas de San Juan desaparecieron temporalmente. Con la
conquista de Rodas, el cuidado de los enfermos se convirtió en un objetivo
secundario. El significado de esta organización en la historia de la enfermería
fue enorme.
El más grande e importante de los numerosos hospitales de la orden fue el
fundado en 1575 en la ciudad portuaria de La Valetta, Malta. En sus primeros
tiempos este hospital fue un modelo para toda Europa. Cuando lo visitó John
Howard en 1786 estaba sumido en un estado de gran deterioro. El hospital, que
sigue siendo un magnífico monumento arquitectónico, acomodó originariamente
a algo menos de cien pacientes. Una estructura organizativa bien definida
proporcionaba jefes de departamento, enfermería, limosnas, distribución de
alimentos a los pobres, remiendo de ropas y cuidado de niños. Los casos agudos
y los pacientes con hemorragia, litotomía y demencia permanecían aislados.
Médicos remunerados ayudaban a los caballeros en las cuestiones de anatomía
y en el cuidado de las enfermedades.
Los caballeros Hospitalarios intervinieron en Europa durante los periodos de
guerra, conducían ambulancias y llevaban otros servicios médicos. “Pero sus
funciones originarias han sido adoptadas y ampliadas durante el último siglo por
la Cruz Roja”. La orden perdura en las Hermandades de San Juan y en los
cuerpos de ambulancias y primeros auxilios. Aún pueden admirarse los edificios
de los hospitales que fundaron los Caballeros de San Juan en Rodas y Malta.
La Cruz Maltesa, se convirtió en parte de la insignia de muchos grupos
dedicados al cuidado de los enfermos. Las ocho puntas de la cruz significan las
ocho virtudes que los caballeros debían ejemplificar en las tareas de caridad de
su vida cotidiana:
Goce espiritual.
Vivir sin malicia.
Arrepentirse de los pecados.
Humillarse ante los que te injurian.
Amar la justicia.
Ser misericordioso.
Ser sincero y puro de corazón.
Sufrir la persecución con abnegación.
Los Caballeros Teutónicos Durante la Tercera Cruzada los peregrinos
alemanes instalaron un hospital provisional junto a las murallas de Acre. Los
Teutónicos siguieron las normas hospitalarias de los Caballeros de San Juan y la
estructura militar de los Templarios. Tomaban los tres votos habituales de
pobreza, castidad y obediencia, pero añadían un cuarto que los obligaba a
cuidar a los enfermos y defender la fe.
En Alemania se fundó una orden de mujeres para realizar específicamente
tareas hospitalarias. Es posible que sus obligaciones de enfermería se
consideraran de poca categoría.
Los Caballeros Teutónicos adquirieron gran poder y muchos hospitales fueron
puestos en sus manos.
Las órdenes seglares de enfermería Hicieron grandes contribuciones a
la enfermería y sirvieron a los enfermos, los pobres, los abandonados y los
huérfanos. También ejercieron la enfermería hospitalaria. El desarrollo de estas
órdenes marca un hito de suma importancia en la secularización de la
enfermería.
Otra orden fue la de los Antoninos (1095) sus miembros se dedicaron a los
afectos del “fuego de San Antonio”, que probablemente era la enfermedad del
ergotismo. Se erigieron hospitales para las víctimas de este proceso.
Las Beguinas de Flandes constituyeron una de las órdenes seglares de
enfermería más prominentes.
La organización era extremadamente simple. De dos a cuatro mujeres vivían
juntas en pequeñas casas construidas en un recinto cerrado y agrupadas
alrededor de una iglesia u hospital. Resulta difícil describir adecuadamente el
trabajo de estos beguinajes debido a su gran diversidad.
Iniciaron un servicio domiciliario de enfermería y fijaron una cuota si la familia
era solvente. El trabajo hospitalario se convirtió en uno de sus intereses
primordiales, lo que dio lugar a la creación de sus propios hospitales, donde
ejercía la enfermería. También servían como enfermeras en los campos de
batalla. En la actualidad las Beguinas mantienen una existencia corporativa en
Bélgica.
El crecimiento de los hospitales La idea de los hospitales urbanos fue
acogida con apoyo y aprobación, y en algunos casos los hospitales pasaron de
forma amistosa del control eclesiástico al seglar. Aumentó rápidamente el
número de hospitales. Varios factores contribuyeron a la demanda de más
hospitales: los hospitales existentes se habían organizado como orfanatos,
hostales para viajeros y enfermos y casa de caridad; las enfermedades
contagiosas eran incontrolables. En general, los hospitales se edificaban para
cuidar a los enfermos pobres.
Las prácticas de administración e higiene variaban de un hospital a otro; a veces
eran buenas y otras no. Los cuidados de enfermería se dispensaban las 24 horas
al día. Con el paso de los siglos, no siempre hubo una dotación suficiente de
enfermos. Se generalizó la práctica de emplear a individuos de poco carácter
para aumentar la dotación de personal de enfermería... Era el primer atisbo de
decadencia en la enfermería, decadencia que acabaría por producirse y que
persistía durante un largo y terrible periodo.
El primer hospital británico fue el de York. También era una casa de caridad y
tenía un pabellón para leprosos. La enfermería de estos hospitales la ejercían
mujeres de noble cuna, que además practicaban la enfermería vecinal en los
hogares de los pobres. La organización de estos incluía ambos tipos de servicio
de enfermería.
Las epidemias y las placas Durante el siglo XIV, una enfermedad
catastrófica, la Muerte Negra, la peor fue la de 1348. Se cree que se originaba
con la picadura de un parásito infectado. Aunque en principio se trata de una
enfermedad de roedores, las ratas, puede ser transmitida al hombre por pulgas
alimentadas por roedores. El contacto directo con una persona infectada
también puede transmitir la enfermedad. Las ratas de barcos diseminaron la
enfermedad por la mayor parte de Europa. El nombre de Muerte Negra se
justificaba por que debajo de la piel aparecían unas hemorragias oscuras. El
brote de peste bubónica se considera como una de las crisis más devastadoras
que haya azotado jamás a la humanidad. Hizo cundir el pánico entre la gente.
Por esa misma época se inició la enfermedad del sudor. Se cree que esta
virulenta enfermedad pudo ser la gripe. Gran número de personas moría al día o
a las pocas horas de haber experimentado los primeros síntomas. Su aparición
se acompañaba de escalofríos, fiebre, jaqueca, estupor, dolor precordial,
vómitos, fatiga y sudación profusa. Algunos de los cuidados aceleraban el fin del
paciente. Se cerraban puertas y ventanas, se encendía fuego y se le cubría con
pieles. A tal efecto se utilizaban diversas técnicas, como azotar el cuerpo con
ramas o dejar caer gotas de vinagre en los ojos. El paciente era “cocido hasta la
muerte”.
LA ENFERMERÍA EN TRANSICIÓN
Los hospitales y los reformadores El resultado inmediato de la disolución
monástica fue que la gente se quedó sin hospitales y posadas de los que había
dependido durante muchos años. Siguió un periodo de rápido deterioro en el
cuidado de los enfermos y de los pobres. Se produjo un declive en la calidad del
servicio público, en particular para los enfermos. En esta época de insensibilidad
y brutalidad, ni los gobernantes ni los médicos se preocuparon lo más mínimo
por elevar la enfermería o mejorar las condiciones de los hospitales.
La decadencia de los hospitales Las pugnas religiosas no tuvieron un
efecto directo sobre los hospitales en los países católicos, como España e Italia.
Sin embargo, en los protestantes se cerraron numerosas instituciones pequeñas
al suprimirse las órdenes de la enfermería. Un utilitarismo austero sustituyó a la
belleza que anteriormente había prevalecido en la construcción de los centros
para enfermos.
Las condiciones insalubres predominantes en estos hospitales dieron lugar a
grandes brotes epidémicos. No era extraño que se echara a los enfermos en
camas ya ocupadas por otros pacientes; los muertos y los delirantes,
posiblemente juntos, al lado de los que todavía vivían y conservaban la razón.
Las camas estaban tan próximas entre sí que la limpieza se hacía casi
imposible. Debajo se podía encontrar todo tipo de inmundicias. El aseo de los
enfermos ni se intentaba; las sangrías y las purgas eran los tratamientos
habituales para cualquier dolencia. Las mujeres perdieron el control de la
enfermería. Éste fue uno de los periodos de la historia de la enfermería en que
la supremacía masculina fue más absoluta y generalizada. Las enfermeras
típicas eran la escoria de la sociedad, personas inmorales, alcoholizadas y
analfabetas.
Se requería ayuda para salir de la situación en la que se encontraba la
enfermería, y el interés público por su progreso empezó a hacerse patente entre
diversos grupos. Esta preocupación de la sociedad dio como resultado el inicio
de una serie de cambios significativos que llevarían a la reforma estable de la
enfermería.
El nacimiento de la enfermería moderna Las órdenes de las diaconisas
que habían existido en la época de Cristo fueron reavivadas por las iglesias
protestantes durante el s. XIX. El cuidado de los enfermos se convirtió en su
principal deber. Kaiserswerth se le atribuye la creación de la primera orden
moderna de diaconisas.
Este instituto dejó una huella indeleble en toda la enfermería. Influyó a Florence
Nightingale. El pastor Fliedner, en 1828 se casó con Friederike Münster. El
matrimonio centró su atención en el cuidado de los enfermos y abrió un
pequeño hospital con una escuela de formación de diaconisas. Su primera
diaconisa, Gertrude Reichardt, hija de un médico, ingresó en 1836. A finales del
primer año otras seis mujeres se le habían unido para recibir formación. Se las
enviaba a cumplir tareas de distrito, hospitales o privadas, o bien a lejanos
campos de misión.
El movimiento del instituto se extendió rápidamente que se tuvieron que
adquirir otras dos casa anexas, e incluso tuvo que reconstruirse el propio
instituto, que resultaba demasiado pequeño para albergar a las diaconisas. El
programa de enfermería incluía una rotación por los servicios clínicos
hospitalarios, formación de enfermería domiciliaria, aprendizaje teórico y
práctico del cuidado de los enfermos, conocimientos de ética y doctrina religiosa
y un nivel suficiente de farmacia para superar los exámenes estatales para
farmacéuticos. Duraba tres años. El principio de que las enfermeras debían
cumplir exactamente las órdenes del médico y que éste era el único
responsable del resultado.
La estructura de organización evolucionó, se dividieron en cuatro áreas:
enfermería, ayuda a los pobres, cuidado de los niños y trabajo de auxilio a las
mujeres presas y las “Magdalenas”. Friederike falleció en 1842. Fliedner se casó
con Caroline Bertheau (1811-1892), quien había ejercido durante 3 años como
superintendente del departamento de cirugía de mujeres del Hospital de
Hamburgo. Su experiencia de enfermería resultó muy valiosa para la
continuación del trabajo del instituto.
La revolución Nightingale Biografía. Florence Nightingale nación en 1820,
en Hampshire, hija de una familia terrateniente adinerada. A los 23 años, dijo a
sus padres que quería convertirse en una enfermera y se encontró con una
sólida oposición de ellos, ya que la enfermería se asociaba con mujeres de clase
trabajadora.
En 1851 Florence recibió permiso para entrenarse como enfermera. Entonces,
con treinta y un años se fue a trabajar al hospital de Kaiserworth en Alemania.
En 1852 escribió pero nunca publicó: “Se supone que las mujeres no
deben tener una ocupación suficientemente importante para no ser
interrumpida... Ellas se han acostumbrado a considerar la ocupación intelectual
como un pasatiempo egoísta, y es su “deber” dejarlo para atender a cualquiera
más pequeño que ellas”.
Dos años más tarde, fue nombrada directora residente del hospital para mujeres
inválidas en Harley Street, Londres. El año siguiente, Florence Nightingale fue
autorizada para llevar a 38 enfermeras a cuidar a los soldados británicos en la
guerra. Allí encontró que las condiciones del hospital militar Scutari eran
alarmantes. Los hombres eran mantenidos en cuartos sin sábanas ni comida
decente. En estas condiciones no era sorprendente que en los hospitales
militares, heridas de guerra era sólo la sexta razón de defunción. Enfermedades
como el tifus, cólera y disentería eran las tres causas principales por las cuales
la proporción de muertos era tan elevada.
Durante este tiempo, Florence Nightingale recolectó datos y sistematizó la
práctica del control de registros. Inventó un gráfico de área polar (lo veremos
más adelante), donde las estadísticas representadas son proporcionales al área
de una tajada en un gráfico circular. Esta información fue su herramienta para
promover la reforma. Sus cálculos sobre la tasa de mortalidad mostraron que
con una mejoría en los métodos de sanidad, las muertes descenderían.
Florence Nightingale recibió muy poca ayuda de los militares, hasta que utilizó
sus contactos con el Times, para reportar la información. Entonces se le
encomendó la tarea de organizar las barracas del hospital después de la batalla
de Inkerman y al mejorar las condiciones de sanidad, logró reducir la proporción
de muerte de sus pacientes.
En 1856 Florence Nightingale regresó a Inglaterra como una heroína nacional, y
decidió empezar una campaña para mejorar la calidad de la enfermería en los
hospitales militares. Su evidencia en la Comisión de Sanidad de 1857 resultó en
la formación de una universidad médica militar.
Para dispersar sus opiniones sobre la reforma, publicó dos libros: Notas de
Hospital (1859) y Notas de Enfermería (1859). Con el apoyo de amigos
adinerados y The Times, Florence Nightingale pudo reunir £59,000 para mejorar
la calidad de la enfermería. En 1860 utilizó este dinero para fundar la Escuela y
Casa para Enfermeras Nightingale en el Hospital St. Thomas. También se
involucró en el entrenamiento de enfermeras que trabajaban en “casas de
trabajo”, como resultado de una ley en protección de los pobres, de 1834.
Nightingale tenía fuertes opiniones sobre los derechos de las mujeres. En su
libro Sugerencias para pensar para los buscadores de las verdades religiosas
(1859), argumentó fuertemente para que se eliminaran las restricciones que
prevenían a las mujeres de tener carreras.
Posteriormente en su vida, sufrió de mala salud, y en 1985 se volvió ciega.
Luego perdió otras facultades, lo cual significó que tuviera que percibir cuidados
a tiempo completo. A pesar de estar completamente inválida, vivió otros 15
años antes de su muerte en 1910.
El Diagrama de Área Polar. De acuerdo con la imagen que se muestra a
continuación y en función del texto que se localiza en la esquina inferior
izquierda, cada una de las áreas azules, rojas, y las secciones negras, están
medidas utilizando el centro como vértice común. Las secciones azules medidas
desde el centro del círculo representan, área por área, las muertes por
enfermedades Zymoticas, desde prevenibles hasta mitigables.
Las secciones rojas medidas desde el centro representan las muertes de
heridas. Las secciones negras medidas desde el centro representan las muertes
por otras causas.
La línea negra que cruza el triángulo rojo en Noviembre de 1854 marca el límite
de las muertes debidas a todas las otras causas durante ese mes.
En octubre de 1854 y abril de 1855, el área negra coincidió con el rojo. En enero
y febrero de 1855, el azul coincidió con el negro.
Las áreas completas pueden comparase siguiendo las líneas limítrofes del azul,
el rojo y el negro.
El nacimiento de la Cruz Roja Otro estímulo para la reforma de la
enfermería culminó con la creación de la Cruz Roja internacional. Su fundador
fue J. Henri Dunant. Deprimido al comprobar la falta de servicios médicos reclutó
a gente de la localidad para que proporcionara la ayuda o cuidados de
enfermería que le fuera posible. A continuación hizo un llamamiento a varios
gobiernos europeos para crear un organismo internacional que brindara ayuda
voluntaria de enfermería en los campos de batalla.
En 1862 publicó el famoso Recuerdos de Solferino, que contenía la idea
embrionaria para el nacimiento de la Cruz Roja.
Todos los gobiernos acordaron honrar a las enfermeras de la Cruz Roja como no
combatientes y respetar sus hospitales y demás instalaciones.
El escenario cambiante de la enfermería
El descubrimiento de nuevos fármacos, nuevas técnicas y tecnologías han
acrecentado las responsabilidades de las enfermeras y ha obligado a introducir
modificaciones radicales en los cuidados de enfermería. El cuidado del paciente
de hoy plantea retos diferentes a los que tuvo que afrontar Florence Nightingale,
puesto que a las enfermeras actuales se les exige efectuar tareas que antaño
realizaron los médicos. Antes de la década de los años treinta la mayor parte de
los cuidados de enfermería corrían a cargo de los estudiantes. Incluía una gran
variedad de tareas que nada tenían que ver con la profesión. A los estudiantes
se les dejaba poco tiempo para poder proporcionar un cuidado de enfermería
adecuado.
Hacia los años cuarenta las enfermeras ya llevaban a cabo muchas más tareas y
procedimientos como resultado de la introducción de profundas innovaciones en
los cuidados de salud. Cada vez eran más las personas ingresadas en los
hospitales para someterse a nuevos tipos de pruebas, ya que estas instituciones
se habían convertidos en lugares seguros y eficaces. En Enfermería para el
futuro, se realizaban más de cien tipos de prácticas diferentes.
A lo largo dl siglo XX hubo periodos de escasez dentro de la enfermería. Muchas
se negaron a participar en una estructura laboral que ofrecía pocas
recompensas, muchas horas, trabajo físico arduo y salarios muy bajos.
A esta situación se sumaron otros acontecimientos significativos que llevaron al
desarrollo paulatino de un nuevo modelo de organización para los cuidados
hospitalarios. El éxito demostrado de las salas de reanimación en el frente
durante la II Guerra Mundial se tradujo en la creación de unidades especiales
para el cuidado de los pacientes. Se establecieron salas de posanestesia y
recuperación para prevenir las complicaciones del posoperatorio. De esta forma
fue posible establecer una progresión de la unidad de cuidados intensivos a la
intermedia, a la de autocuidados, a la de cuidados a largo plazo y la de cuidados
a domicilio. Este desarrollo de unidades de tipo específico obliga a contar con
algún tipo de enfermería especializada y alteraba la razón enfermera-paciente
en algunas áreas, lo cual contribuyó a acentuar todavía más la carencia de
profesionales.
La calidad de los cuidados de enfermería y la satisfacción del paciente fueron
decreciendo, ya que cada vez eran menos las enfermeras profesionales tituladas
que atendían directamente a los enfermos. El trabajo estaba coordinado, pero el
cuidado de enfermería estaba fragmentado. Tuvo consecuencias graves debido
a los continuos avances dentro de los procedimientos diagnósticos y
terapéuticos y al desarrollo de tecnología cada vez más sofisticada. Los años
cincuenta y sesenta supusieron una época de revolución para los cuidados de
salud.
La necesidad de un enfoque distinto de los cuidados de enfermería, uno que
proporcionara tanto calidad como atención integral al enfermo. En los años
setenta se acorta las distancias entre la enfermera profesional y el paciente. En
el Hospital de Nueva York su finalidad global es proporcionar cuidados de
enfermería continuos y de calidad con el fin de favorecer la curación, prevenir
las complicaciones, promover la salud y evitar las recaídas y las nuevas
enfermedades. Los cuidados de enfermería los imparten exclusivamente
enfermeras profesionales en un contexto que fomenta el traslado del paciente
del hospital general al hogar. La enfermera es el factor primordial en el cuidado
de los pacientes y coordina los esfuerzos combinados del enfermo, la familia y
los suyos propios para resolver los problemas que pudieran obstaculizar la
recuperación total. La medicina se consideran como un tratamiento secundario.
En esta estructura se da por supuesto que se necesitan menos cuidados
médicos y más cuidados y formación de enfermería. Se iniciaron hospitales de
cuidados agudos. Las enfermeras vieron frustrados sus esfuerzos por un
personal inadecuado, el énfasis puesto en la eficiencia y la falta de
consideración hacia las tendencias del paciente.
En los años setenta empezó a hacerse realidad la meta combinada del cuidado
de enfermería por parte de enfermeras profesionales y el cuidado integral del
paciente con la aparición de la enfermería primaria. La enfermera primaria es
responsable 24 horas al día, siete días por semana. Los cuidados de enfermería
primaria asumen la responsabilidad de toda la gama de funciones incluyendo la
educación, consultas, cuidados exhaustivos y continuos, planificación y
valoración de los cuidados, documentación del progreso, planificación del alta y
remisión a los servicios e instituciones secundarias. Las enfermeras pueden
actuar como abogadas del paciente, responder de su propia práctica y tomar
decisiones basándose en los datos disponibles.
La enfermería primaria ha ido ganando popularidad, su éxito depende de la
existencia de personal suficiente, del apoyo de la administración y de concurso
de enfermeras preparadas técnica y educativamente.
Algunas enfermeras primarias se dedican actualmente a la práctica privada o
comparten una consulta con un médico.
Aunque se han dado grandes pasos en la enfermería, los problemas siguen
vigentes. Las condiciones de trabajo y los entornos siguen siendo fuentes de
conflicto. Las enfermeras están expresando sus preocupaciones por la falta de
personal, los bajos salarios, las largas horas de servicio, las prácticas peligrosas,
la imposibilidad de utilizar los propios conocimientos, juicios y tomas de
decisiones y otras circunstancias que les impiden proporcionar unos cuidados de
enfermería de alta calidad.
De las enfermeras actuales se esperan que sean demasiadas cosas para tanta
gente y que funcionen en una gran variedad de contexto. Deben ser excelentes
cuidadoras, investigadoras capacitadas, eruditas y pensadoras basadas en el
razonamiento científico y lógico. Se ven envueltas en avances científicos y
técnicos y en nuevos papeles, que han ampliado sus oportunidades pero que al
mismo tiempo han multiplicado en alcance de sus responsabilidades.
Investigación y teoría de la enfermería
Las “escuelas de formación” estadounidenses no favorecían el desarrollo del
pensamiento crítico ni la resolución de problemas. No se daba a las mentes
inquietas una disciplina rígida y una obediencia incuestionable. En la escuelas
de enfermería, reducían el individualismo, la creatividad, el pensamiento crítico
y la confianza. Servían para colocar a las estudiantes y enfermeras graduadas
en un papel de sumisión, y así permanecieron durante muchos años.
La enfermería no era propicia para la investigación, como tampoco había
enfermeras preparadas para emprenderla. La necesidad de la investigación de
enfermería ya fue reconocida por las primeras dirigentes, que se
comprometieron con el método científico de recoger e interpretar datos para
generar nuevos conocimientos tendentes a mejorar los cuidados de enfermería.
Una serie de acontecimientos acabaron por conducir al compromiso firme de
incorporar la investigación de enfermería a la estructura global de la profesión.
La Association of Collegiate Schools of Nursing (ACSN) patrocinó un foro especial
sobre investigación de enfermería en 1941. La Cámara de Delegados de la ANA
aprobó un programa de investigación en 1950. Este programa estaba diseñado
como un proyecto a largo plazo para estudiar:
Las funciones de la enfermería en distintos contextos y zonas geográficas.
La relación de las enfermeras con sus compañeros de trabajo y asociados.
El lanzamiento de la revista Nursing Research en 1952 fue un reflejo de la
promoción y la comunicación de la investigación en enfermería. En 1955 se creó
la American Nurses' Fundation como corporación miembro de la ANA. Esta
fundación proporciona becas de investigación a las enfermeras graduadas para
proyectos científicos y educativos; llevar a cabo estudios, revisiones e
investigaciones; proporcionar becas a las instituciones educativas públicas y
privadas sin fines lucrativos, y publicar trabajos científicos, educativos y
literarios.
Entre 1940 y 1956, el Departamento de Salud, Educación y Bienestar concedió
pequeñas becas a múltiples personas por diversos proyectos de investigación.
En 1956, en la División de Recursos de Enfermería de los Servicios de Salud
Pública de los Estados Unidos se formó un programa externo de becas para la
investigación de enfermería. Se concedieron premios en metálico a los
investigadores cualificados por sus proyectos. Fue la primera vez que ponían
becas con fondos federales para la investigación de enfermería. También en
otros dos ámbitos: a través de unas ayudas especiales de predoctorado creadas
por la División de Recursos de Enfermería, y a través de becas de formación de
enfermeras-investigadoras graduadas. En los años 70 se logró la integración de
la investigación de enfermería en todos los programas colegiados de formación.
El valor de la investigación de enfermería se irá haciendo cada vez más
importante conforme la enfermería siga avanzando hacía la condición de
profesión y de excelencia de ejecución. La investigación tendrá como resultado
el asentamiento de la calidad de los cuidados. Las formas más eficientes y
eficaces de la enfermería se pueden identificar a través de la investigación.
La necesidad de contar con teorías de la enfermería y poderlas desarrollar
fueron cuestiones destacadas en la década de los 70.
La enfermería comienza a ser reconocida como una ciencia legítima, aunque
sigue siendo necesario un impulso continuado para alcanzar esta meta. Los
esfuerzos unidos de las estudiantes y de las practicantes de la enfermería son
indispensables para poder identificar la base de conocimientos de la enfermería
y formular una teoría o teorías que sustancien la práctica profesional.
Los avances en la formación El desarrollo de los programas universitarios
de enfermería se inició con los estudios de diplomado. La falta de enfermeras
preparadas para puestos de docencia y administración era evidente. La Dra.
Louise Fitzpatrick (1983) describe las siguientes cuatro fases:
Orígenes: 1939-1952. Esta fase se relaciona con la dificultad de rastrear el
desarrollo de los programas de formación de las enfermeras. Sin embargo, se
estaban produciendo varios acontecimientos importantes. Los programas de
diplomado de diferentes tipos iban en aumento.
Etapa de transición: 1953-1964. Fue durante estos once años cuando la
licenciatura fue reconocida como el nivel avanzado de la formación de
enfermería. Se formularon unas pautas de organización, administración, plan de
estudios y examen y se creó un Subcomité de Formación de Graduación de
Enfermería (de la NLN). En los años 80 se está volviendo a producir una nueva
tendencia al ir ganando importancia la posición favorable a doble preparación.
Regionalización. La planificación regional de la formación de diplomados se
inició en la década de los 50 con la creación de dos organizaciones: el Southern
Regional Educational Board (SREB) y la Western Interstate Commission on
Higher Education (WICHE). Ambas se dedicaron a conseguir una mejora de la
enfermería mediante programas de licenciatura más fuertes para preparar al
profesorado.
Maduración de la licenciatura: 1964-1975. La licenciatura de enfermería maduró
y se convirtió en una acreditación importante para las enfermeras que
ostentaban puestos directivos en aquellos años. Interés por la investigación y
una expansión del número de programas de diplomados dentro de las
especialidades clínicas. El Acta de Formación de Enfermeras de 1964
proporcionó una asignación financiera amplia para la construcción, desarrollo
del profesorado, becas para las estudiantes y préstamos.
El grado de licenciatura se ha asentado firmemente en la estructura de la
formación de enfermería. Es evidente la revaloración de la formación, ya que el
número de enfermeras que obtiene el grado de licenciatura está aumentando
rápidamente.
Hubo otros factores que inhibieron el crecimiento rápido de la preparación de
doctorado para las enfermeras: la enfermería se percibía exclusivamente como
una disciplina práctica; existía temor a que las enfermeras fueran eruditas y
supusieran una amenaza para las jerarquías médicas; el crecimiento retardado
de los programas de licenciatura dio lugar a una promoción inadecuada de
candidatas al doctorado hasta los años 60; la naturaleza, orientación y dirección
del doctorado de enfermería no se habían definido claramente, y faltaba un
cuerpo de conocimientos científicos.
El primer Doctorado en Ciencias de la Enfermería dentro de la rama de
enfermería psiquiátrica se inició en la Boston University en 1960. La pedagogía
era la disciplina más popular.
Los argumentos de Grace (1978) sobre la evolución de ciertos tipos específicos
de programas de doctorado dentro de la enfermería. El primer tipo era el de la
especialidad funcional, que subraya la base de metodologías y conocimientos
necesarios para la enseñanza y la administración. El segundo tipo implicaba la
preparación dentro de disciplinas científicas básicas sobre las que se apoyan la
ciencia y el arte de la enfermería.
En la actualidad se ofrecen dos programas de doctorado en enfermería: el
Doctorado Médico, o doctorado académico, que hace hincapié en la
investigación de enfermería, y el Doctorado en Ciencias de la Enfermería, o
doctorado profesional, que se centra especialmente en la práctica de la
enfermería.
La era de la especialización El concepto de especialidades de enfermería
era literalmente desconocido antes de la influencia de Florence Nightingale y el
surgimiento de la enfermería moderna. Se esperaba que cada enfermera se
ocupase del paciente sin tener en cuenta el tipo de enfermedad que justificaba
los cuidados. Los enfermos no fueron separados por enfermedades hasta las
primeras décadas del siglo XX. Puede que este cambio fuera el factor
desencadenante del movimiento del movimiento de la especialización, ya que
los pacientes eran colocados en áreas específicas de acuerdo con los
diagnósticos médicos. Sin embargo, hasta la II Guerra Mundial la de las
enfermeras trabajaba como personal de enfermería general en los hospitales,
como enfermeras de salud pública o como enfermeras de instituciones
privadas.
Con el tiempo, la tendencia hacia las unidades de cuidados especializados fue
cobrando importancia, y con ella evolucionaron dos papeles de enfermería: El
papel extendido: se refiere a un médico extensor con una orientación de
practicante; el médico mantiene la autoridad y el poder de tomar decisiones. El
papel ampliado: es un ensanchamiento de la enfermería orientado a los
cuidados en el cual la enfermera colabora con el médico cuando está indicado.
Las primeras especialidades de enfermería surgieron a finales del s. XIX y
principios del XX: la enfermera partera y la enfermera anestesista. La formación
de las enfermeras parteras fue una respuesta directa a la necesidad de mejorar
los cuidados materno infantiles, a la práctica incontrolada de comadronas sin
preparación y a la falta de tocólogos en las zonas rurales más pobres. El papel
de enfermera anestesista surgió como parte de la creciente sofisticación de la
cirugía, cuando se reconoció que se necesitaban ayudantes preparados para
administrar los anestésicos. Ya no resultaba seguro ni satisfactorio tener a
estudiantes de medicina o ayudantes sin preparación administrando la
anestesia. En la actualidad siguen vigentes los mismos tipos de luchas por la
especialización de enfermería.
Ya desde un principio otra enfermera especialista que merece mención: la
enfermera de empresa. Esta especialidad surgió como respuesta a los riesgos y
condiciones anormales de salud de las tiendas, fábricas y demás campos del
trabajo industrial. Ado Mayo Stewart fue la primera enfermera de esta
especialidad. El crecimiento de la enfermería de empresa fue lento hasta el
auge repentino de la industria de defensa durante la II Guerra Mundial. Entonces
se empezó a contratar rápidamente enfermeras para todo tipo de plantas de
fabricación, una práctica que, en la mayoría de los casos, se continuaría
después de la guerra.
La década de los sesenta, fue testigo de otro período de notable crecimiento de
la especialización de la enfermería, que ha continuado hasta la actualidad. En
los hospitales se desarrollaron todo tipo de campos de especialidad (unidades
de cuidados coronarios, unidades de cuidados intensivos quirúrgicos y médicos,
unidades de quemaduras, unidades de diálisis, unidades de oncología), que
obligaron a un cambio en los papeles de le enfermería. Determinaron que la
enfermería empezase a experimentar con el papel de “especialista clínica” o
“enfermera clínica”. Este nuevo concepto permitió que las enfermeras utilizaran
su saber para la práctica de la enfermería avanzada. De nuevo, los esfuerzos de
la enfermería se vieron parcialmente coartados, ya que a menudo las
administraciones de los hospitales no estaban dispuestas a pagarpor dichos
servicios y asignaban tales responsabilidades a la supervisora o a la enfermera
de plantilla especializada. De estas forma se prohibía o impedía que la
especialista ejerciera un papel clínico. Todavía no se han podido vencer todos
los obstáculos interpuestos a esta función, aunque actualmente las especialistas
clínicas ya operabaan en diversos tipos de emplazamientos, incluyendo
hospitales, instalaciones ambulatorias, junto con médicos independientes o en
grupos y en consultas privadas o conjuntas con otras enfermeras especialistas
y/o médicos. En 1954 Hildegard E. Peplau desarrolló el primer programa con
nivel de graduación para la preparación de especialistas clínicas en la Rutgers
University; el área de especialidad del programa era la enfermería psiquiátrica.
En este periodo también se introdujo la “enfermera práctica” como resultado de
una demostración específica subvencionada por la Fundación Commonwealth en
la University of Colorado en 1965. El Dr. Henry Silver, pediatra y la Dra. Loretta
Ford, enfermera de salud pública de dicha universidad, colaboran en la
empresa. Este proyecto de demostración dio lugar a la creación de un programa
de enfermería práctica en pediatría que capacitaba a las enfermeras para
impartir cuidados generales a los niños sanos en un contexto ambulatorio.
Además, a las enfermeras se les enseñaba a emitir juicio sobre las
enfermedades graves o crónicas de los niños y a ejercer como practicantes en
urgencias infantiles. Uno de los efectos de estas innovaciones fue el desarrollo
de numerosos nuevos títulos dentro de la enfermería, como enfermería clínica,
especialista en enfermería clínica y enfermera práctica. Todos ellos diferían en
su significado, en los requisitos de formación y en las funciones a desempeñar.
Es evidente que falta una estandarización de los títulos, como demuestra la lista
de más de 80 titulaciones de enfermería práctica confeccionada por Gripando.
Además en la actualidad existen unas 27 organizaciones que representan a
diversos tipos de práctica especializada de enfermería, y la lista sigue
aumentando.
LA REALIDAD DE LA FORMACION DE LA ENFERMERA EN AMERICA LATINA
La creación de escuelas de enfermería en América Latina coincidió con el desarrollo
de la medicina a cargo de instituciones gubernamentales y la incorporación de la
atención médica, o sea el cuidado de los enfermos individuales, como su principal
quehacer.
La expansión del papel de la enfermería en el campo de la salud pública,
ocurrida posteriormente, ha estado estrechamente vinculada a las acciones de
control de las enfermedades transmisibles y del saneamiento ambiental. Así en
1945, no más del 5% de las escuelas de enfermería en América Latina incluían
en su currículo la experiencia en salud pública y el 75% de ellas no consideraba
la prevención y el control de las enfermedades transmisibles.
Fue gracias a la cooperación técnica prestada por organizaciones
internacionales —como la Organización Panamericana de Salud, la Fundación
Rockefeller y el Instituto de Asuntos Interamericanos—, que en 1959 el 85.7%
de dichas escuelas empezaron a incluir dentro de su currículo elementos básicos
de salud pública y el 88.3% de ellas, la prevención y el control de enfermedades
transmisibles.
Estos cambios importantes en la preparación de las alumnas de enfermería
coincidieron con el creciente desarrollo de la medicina preventiva en los países
latinoamericanos, aún cuando por algunos años los servicios preventivo
promocionales de salud funcionaron en centros apartados de los
establecimientos que brindaban servicios de recuperación de la salud.
Consciente de la importancia de la enfermería en el desarrollo de los
servicios de salud en América, la Oficina Sanitaria Panamericana en cuanto pudo
contar con personal de asesoras en enfermería, inicialmente comisionadas por
el Servicio de Salud Pública de los EE.UU., colaboró con los gobiernos miembros
en la solución de tres aspectos de la enseñanza: la enfermería básica, la
enfermería posbásica y la capacitación de los auxiliares de enfermería.
La Organización conjuntamente con las autoridades nacionales de salud
acordaron preparar dos tipos de personal de enfermería: la enfermera
graduada o titulada y la auxiliar de enfermería.
Así como, en la década de 1850, apareció la enfermera moderna; en la
década de 1950, fue aceptada la auxiliar de enfermería en América Latina.
Todos los países de la Región desde entonces han tenido programas
regulares de adiestramiento de auxiliares, financiados por diversas fuentes y en
muchos de ellos los centros o cursos han continuado aumentando, en particular
desde que se iniciaron los programas de extensión de la atención primaria de
salud.
En lo referente a la enseñanza de la enfermería básica, las actividades
de la Organización se orientaron a proporcionar asesoramiento y participar en la
organización y/o fortalecimiento de las escuelas básicas de enfermería en los
diferentes países.
La política seguida por la OPS se orientó a que en cada país de la Región
hubiera por lo menos una escuela.
Durante los años sesenta, esta meta se alcanzó en casi todos los países,
excepto en cinco de ellos: El Salvador, México, Perú y Venezuela, los cuales
ya habían establecido escuelas universitarias de enfermería.
En cuanto a la enseñanza posbásica de enfermería, el programa de
enfermería de la Organización se desarrolló rápidamente a partir de 1941, en
base a solicitudes de los gobiernos, estimulados por la II Guerra Mundial. Por
entonces, la propuesta era mejorar la situación de salud de las poblaciones que
vivían en regiones consideradas estratégicas en América Latina, porque
suministraban materiales como el caucho y la balata, así como alimentos
requeridos por los países aliados. En consecuencia, la OSP recibió diversas
demandas de ayuda para establecer programas de enfermería de salud
pública en los países. Gracias a fondos provenientes de la Oficina del
Coordinador de Asuntos Interamericanos, la OSP brindó su cooperación técnica
para crear en los países nuevas escuelas de enfermería, reorganizar las
existentes y desarrollar servicios de enfermería de salud pública en Brasil,
Colombia, Ecuador, Guatemala, Haití, Paraguay y Venezuela.
Hasta enero del 1945, el programa de enfermería de la OSP había contado
con el apoyo técnico y financiero de la Oficina del Coordinador de Asuntos
Interamericanos, pero en esa fecha el nuevo coordinador relevó a la OSP de la
administración de dicho programa, disponiendo la transferencia de la mayoría
del personal de ese programa al mencionado Instituto de Asuntos
Interamericanos. No obstante haber agotado sus fondos, la OSP continuó
apoyando el desarrollo de la enfermería, y gracias a donaciones del Servicio de
Salud Pública de los EE.UU. y del Commonwealth Fund, continuó respondiendo a
las solicitudes de cooperación técnica de los gobiernos. De 1945 a 1949
estuvieron asignadas sendas consultoras de enfermería en las Oficinas de la
OPS en Guatemala y en Perú.
En setiembre de 1947, la Oficina amplió su programa de enfermería de salud
pública en el continente, por medio de consultorías, correspondencia,
conferencias, publicaciones y becas. Al efecto, la consultora regional de
enfermería visitó todos los países para conocer a las autoridades en enfermería
y familiarizarse con las necesidades regionales en este campo. Los datos
obtenidos sirvieron de referencia para conocer la situación de la enfermería en
la Región.
La Oficina auspició dos congresos de enfermería, uno en San José de Costa
Rica, para enfermeras de Centro América y Mar de las Antillas ( setiembre de
1949), y el otro en Lima, en el mismo año, para enfermeras de América del Sur.
En ambos eventos se formularon importantes recomendaciones respecto a las
escuelas y al reclutamiento de postulantes interesados en seguir esa carrera. En
consecuencia, la OPS tomó las siguientes medidas:
Concedió becas a enfermeras de Ecuador, Costa Rica, Chile, Brasil y
Nicaragua para efectuar estudios de posgrado en los EE.UU. y en Chile.
Organizó y realizó, a mediados de 1950, un Seminario sobre
“Principios de Enseñanza y Vigilancia“, destinado a preparar instructoras de
escuelas de enfermería y administradoras de los servicios de enfermería en
salud pública. Este evento se realizó en Santiago de Chile con remarcable
éxito.
Se tradujeron al español y publicaron tres libros de texto,
previamente seleccionados durante el Congreso de Enfermería realizado en
Lima.
En noviembre de 1969, la OPS convocó en Washington, D.C., EE.UU. un
Comité Técnico Asesor en Enfermería, que recomendó a los gobiernos
establecer y desarrollar los tres niveles de personal de enfermería ya
mencionados. El primer nivel o superior requería comprender enfermeras de
nivel universitario capaces de proporcionar atención de enfermería de alta
calidad a individuos y comunidades; orientar al personal de enfermería con
menos conocimientos; y continuar su propia preparación para asumir
responsabilidades docentes y administrativas más amplias. La carga académica
necesaria para la preparación y adiestramiento a este nivel debía ser semejante
en todos los países, para facilitar el intercambio de personal, especialmente
para fines de educación superior.
Existía una creciente demanda de enfermeras preparadas en
escuelas universitarias, para hacerse cargo de planificar, supervisar y evaluar
programas, así como también para educar a un buen número de profesionales y
de subprofesionales. Su formación universitaria exigía una educación
equilibrada en cuanto a su contenido técnico y humanístico.
Como paso previo fue necesario uniformar los años de escolaridad exigidos
para el ingreso a las escuelas de enfermería básica, se debía exigir a los
postulantes haber completado la secundaria. A cada país le correspondía
definir el programa de enseñanza de enfermería integrado a la educación
secundaria, de acuerdo con su estructura de enfermería y con los cambios
efectuados en su sistema de prestación de servicios.
En octubre del 1972, el Plan Decenal de Salud para las Américas consideró la
urgencia de intensificar la capacitación del personal de enfermería, del cual un
tercio podría ser preparado a nivel universitario y el restante a nivel básico.
Surgieron cursos de especialización en enfermería materno infantil y médico
quirúrgico, en salud mental y psiquiatría.
La OPS/OMS creó el Programa Latinoamericano de Tecnología Educacional
en Enfermería, con sede en el Centro Latinoamericano de Tecnología
Educacional para la Salud (CLATES) en Río de Janeiro, Brasil. Su objetivo era
contribuir al incremento del personal de enfermería, formación de docentes,
desarrollo curricular y producción de materiales de instrucción.
En 1978 la OPS/OMS convocó un Grupo de Estudio en Ciencias de la Salud.
En cuanto al aspecto educacional, se inició la reformulación del currículo
orientado hacia la salud de la comunidad y la preparación de las enfermeras
para la atención primaria. En la preparación de la enfermera, se dio importancia
a la integración docente-asistencial, la educación informal, la
autoinstrucción, la enseñanza extramural, el servicio social para las
recién egresadas,
Con la cooperación de la OPS, el Perú reorganizó su sistema de salud,
incluyendo sus servicios de enfermería, asimismo se intensificó el
adiestramiento en servicio del personal de enfermería en las diversas
especialidades como la médico quirúrgica, la neumológica, la psiquiátrica y la
intensivista, dedicada al cuidado progresivo del paciente, que desde 1971,
fueron el inicio y el estímulo para alcanzar una atención de enfermería más
funcional en los servicios de salud.
En el año 1960, el Comité Asesor en Enfermería, convocado por la OPS/OMS
en Lima, había establecido que en uno de los niveles claves de personal es la
enfermera con preparación universitaria. Reconoció la creciente demanda de
enfermeras preparadas para asumir la responsabilidad de planificar, supervisar
y evaluar programas, así como la de educar a un buen número de enfermeras y
auxiliares. Convino en que resultaría muy difícil realizar la formación de personal
si se seguían utilizando los mismos requisitos básicos de educación y los
programas tradicionales de enseñanza. Recomendó que la formación de
enfermeras competentes fuera la responsabilidad de una universidad o
de un instituto de enseñanza superior que debía garantizar una educación
al mismo tiempo técnica y humanística.
En la actualidad, la enfermería es una profesión universitaria, en cuyos planes de
estudio tienen igual importancia la enseñanza del cuidado de los enfermos, la
prevención de las enfermedades y la promoción de la salud.
SEGÚN MARÍA CONSUELO CASTRILLÓN AGUDELO:
La formación inicial en enfermería
El proceso de formación de enfermería constituye un proceso de
socialización en conocimientos, principios, valores, conciencia sanitaria y
habilidades técnicas en un campo complejo en lo científico, lo técnico, lo
ético y lo político.
Los planes de estudio necesitan estar sintonizados permanentemente
con la realidad, y los contenidos, experiencias y ambientes de aprendizaje
transmitir, además de conocimientos, valores sobre el respeto por la
diferencia, la libertad, la autonomía, la convivencia, la tolerancia y la
solidaridad.
La educación en enfermería en América Latina ha avanzado en la
actualización de sus planes curriculares, y progresivamente se han
desmedicalizado los programas Se fortalecieron los contenidos de ciencias
básicas tanto biomédicas como sociales. Se diversificaron los escenarios
donde se realizan las experiencias prácticas; ha mejorado la dotación de los
laboratorios con equipos y materiales que facilitan el aprendizaje y la
implementación de bibliotecas que son verdadero soporte para la docencia y
la investigación.
Pero el panorama no es homogéneo debido que aun peristen
programas que se sustentan en el modelo biomédico y en el morbicentrismo,
donde se conservan pedagogías tradicionales. En muchos países proliferan
escuelas sin mayor regulación ni garantía de calidad.
La formación y experiencia docente e investigativa del profesorado
en las escuelas de enfermería de América Latina es variable. En número
importante los docentes no alcanzan formación de maestría y mucho menos
de doctorado.
La regulación de la educación inicial en enfermería es heterogénea en
los países, en cuanto a requisitos de admisión a los programas, duración,
contenidos de formación básica y profesional, orientaciones prácticas y
competencias profesionales.
CARACTERÍSTICAS DEL CONTEXTO QUE PONEN EN RIESGO LA SALUD
Y EXIGEN DE PERSONAL DE SALUD CAPACITADO
Múltiples amenazas para la vida del hombre: xenofobia,
contaminación ambiental, la depredación ecológica y el calentamiento
global, de ambientes carentes de afecto y de respeto por la vida propia y la
de los otros, donde florecen: el alcoholismo, el tabaquismo, la dependencia
de alucinógenos, el maltrato familiar, el acoso y la violencia sexuales.
La impotencia para dar respuestas sociales en salud a las demandas
y necesidades de la población, llevó a ensayar una propuesta mercantilista
de reforma a los sistemas de salud en el continente, asi colapsan los
sistemas de información en salud, emergen nuevas patologías, persiste el
temor de una pandemia de gripa incontrolable y se registran cifras
inaceptables en materia de morbimortalidad por causas evitables,
En dicho contexto ha cambiado la prevalencia mundial de las
enfermedades con significativo aumento de los padecimientos vinculados al
sufrimiento psíquico y al comportamiento. El proceso de envejecimiento de
la población continúa su tendencia, aumentando rápida y progresivamente
En la mayoría de los países, el acceso a los servicios de salud es un
cuello de botella con largas listas de espera para consulta y para
procedimientos diagnósticos y terapéuticos, por infraestructura deficiente,
falta de personal y de recursos materiales e instrumentales.
ARGUMENTOS QUE SUGIEREN LA NECESIDAD DE
TRANSFORMACIONES EN LA FORMACIÓN EN ENFERMERÍA
Las iniciativas que buscan superar situaciones críticas en los planos económico,
social y ambiental, exigen transformaciones en el terreno de la formación, la
planificación, la investigación y la práctica de la enfermería.
Los objetivos del desarrollo del milenio, líderes mundiales de 189
países, establecieron el año 2015 como la fecha límite para lograr erradicar
la pobreza extrema, promover la igualdad entre los géneros y la autonomía
de la mujer, reducir la mortalidad infantil, combatir el VIH/SIDA, el paludismo
y otras enfermedades, garantizar la sostenibilidad del medio ambiente y
fomentar una asociación mundial para el desarrollo.
Las metas regionales de recursos humanos para la salud 2007 – 2015
,. Estas metas son: a) definir políticas para preparar los profesionales y
técnicos b) ubicar a las personas adecuadas en los lugares adecuados; c)
promover para la conservación del personal sanitario y eviten carencias en
su dotación; d) fomentar la creación de ambientes de trabajo saludables, y
e) crear mecanismos de cooperación entre las instituciones educativas y de
servicios de salud .
La agenda de salud para las Américas 2008 -2017, insta a los
Gobiernos para la formulación de políticas públicas y la ejecución de
acciones en pro de la salud.
La propuesta de renovación de la atención primaria en salud en las
Américas, que exige la formación de profesionales participativos en la
construcción colectiva de propuestas que contribuyan a la salud de los niños,
jóvenes, ancianos, las mujeres y los hombres.
EL PANORAMA DE LA FUERZA DE TRABAJO DE ENFERMERÍA EN
AMÉRICA LATINA
La relación de 30% de enfermeras profesionales sobre 70% de
auxiliares se deberá invertir para los próximos años
La distribución desigual e inequitativa de personal de enfermería es
casi una constante; los profesionales se concentran en las áreas
económicamente más favorecidas, en las zonas urbanas.
Las áreas desfavorecidas: las zonas rurales, los servicios comunitarios
y se encuentra predominantemente a cargo de personal auxiliar o con
educación elemental
La distribución, la composición, perpetúan inequidades y acceso
limitado a los servicios.
EL PERFIL DE LOS POTENCIALES ASPIRANTES A EJERCER COMO
PROFESIONALES
Aquellos que ejercerán el oficio entre los años 2020 y 2030, nacieron entre
finales del siglo XX y comienzos del XXI, crecieron en la dinámica de las
nanotecnologías, y el ordenador, se da exigencias de especialización
profesional, el dominio de idiomas; y en los usos de la investigación. Por otra
parte, habrá más hombres ejerciendo la enfermería,
ALGUNAS PREMISAS ORIENTADORAS DE LAS TRANSFORMACIONES
EN LA EDUCACIÓN DE ENFERMERÍA
Asumir la formación en enfermería con la responsabilidad social de
ofrecer profesionales competentes en lo disciplinar y en lo científico técnico.
Sintonizar los proyectos educativos con la disciplina del cuidado
humano,
Rendir cuentas a la sociedad sobre oferta de cupos, retención, oferta
de egresados, producción intelectual
Reconocer que la razón de ser del cuidado de enfermería son los
pacientes, las familias y las comunidades.
ACCIONES PARA FORTALECER LA FORMACIÓN INICIAL DE
ENFERMERÍA EN AMÉRICA LATINA
Calidad de la educación en enfermería
Instalar como prácticas permanentes la autoevaluación, y la acreditación de
los programas académicos, fortalecer en las escuelas y facultades de
enfermería la docencia, la investigación y la extensión. Vigilar la coherencia
disciplinar, la pertinencia de los contenidos y las experiencias de
aprendizaje, establecer el perfil de los profesores encargados de la
formación en enfermería, apoyar la interdisciplinaridad, incluyendo las
ciencias sociales, comprometidos con el proyecto académico,
Regulación de la educación en enfermería
La rectoría del Estado participa en la regulación de los programas de
educación en enfermería y en la vigilancia de la calidad, la homologación de
títulos, acreditación y la movilidad a hacia la especialización y la formación
de postgrado.
Ofrecer incentivos que favorezcan el aumento de la demanda para estudiar
enfermería, disminuir la deserción y la mortalidad estudiantiles y reducir la
migración y la deserción del ejercicio profesional. Los gobiernos deben
apoyar en la dotación de bibliotecas, la tecnología para los laboratorios y la
educación a distancia, así como con becas de estudio para la formación y
capacitación de docentes
Formación de investigadores, fortalecimiento y pertinencia de
la investigación
Estimular el intercambio sistemático de los investigadores Divulgar el
conocimiento producido, demostrar los aportes de enfermería a la salud
pública
Orientaciones para el diseño curricular
Preservar la formación del ser (lo identitario), el saber (disciplinar e
interdisciplinar), el saber ser (profesional cuidador, investigador y
ciudadano), el saber hacer (instrumental) y el saber cómo (el desempeño del
oficio). Sintonizar los perfiles de formación y los planes de estudio con la
realidad sociosanitaria, así como los contenidos, experiencias y ambientes
de aprendizaje.
Flexibilizar el currículo y trabajar cuidadosamente la secuencia y coherencia
horizontal, vertical y transversal de los planes de estudio
Desarrollar en los estudiantes habilidades para el trabajo en Lograr en el
educando tanto el dominio de la disciplina y de las competencias propias de
la profesión como el conocimiento de idiomas extranjeros, el manejo de la
informática en salud y en enfermería, Implementar estrategias de educación
abierta y a distancia
Opciones pedagógicas
Utilizar modelos pedagógicas que consideren las condiciones de aprendizaje
de los alumnos y su perfil de formación.
Que integren la teoría y la práctica y que promuevan el pensamiento crítico
la formación ética y ciudadana y el trabajo inter y transdisciplinar,
LA FORMACION DE ENFERMERAS EN EL PERU
La formación de enfermeras en el Perú se inicia en Escuelas anexas a
hospitales, siendo la primera de ellas la Escuela de Enfermeras de la Clínica
Anglo Americana, creada en 1,907, que funcionó inicialmente en el Callao, y la
segunda la Escuela Nacional de Enfermeras Arzobispo Loayza, creada en
1,915 por la Sociedad de Beneficencia Pública de Lima.
Aproximadamente cincuenta años después de fundada la primera Escuela el
país contaba con 7 Escuelas de Enfermeras, todas ellas ubicadas en Lima y
dependientes de la Beneficencia Pública, Ministerio de Salud, Seguro Social,
Sanidad de las Fuerzas Armadas.
A partir de 1,947 las Escuelas son normadas por el Ministerio de Salud, a
través del Comité Permanente de Control de Escuelas de Enfermería.
En 1,957, se crea la Escuela de Enfermeras de la Universidad Nacional
de Huamanga, en Ayacucho, la primera institución universitaria de enfermería.
A mediados de la década de los sesenta, en 1,964, la Universidad Nacional
Mayor de San Marcos, el Ministerio de Salud y la OPS firman un convenio con el
propósito de crear y desarrollar un Programa Académico de enfermería en la
Universidad a fin de formar enfermeras que respondan a los nuevos programas
y demandas de salud. El convenio contemplaba el desarrollo de los cursos
complementarios para la formación de docentes. A este convenio se adhieren
las Universidades Nacionales Pedro Ruiz Gallo de Lambayeque, la
Universidad Nacional de Trujillo, la Universidad Nacional San Agustín de
Arequipa y la Universidad Católica de Santa María, también de Arequipa.
La carrera de enfermería en estas Universidades era de cinco años,
conducente al Grado y Título Universitarios, hasta el año 1,969 en que se
promulga una nueva Ley Orgánica de las Universidades Peruanas - Ley 17437-
que introduce las carreras cortas y largas. Producto de la aplicación de esta Ley,
Enfermería pasa a ser carrera corta con cuatro años de formación obteniendo
sólo el Título. En 1,972 la nueva Ley General de Educación - Ley 19326 -
establece que los estudios universitarios tienen una duración mínima de cinco
años y conducen a la Licenciatura, situación que para enfermería se regulariza
entre 1,972 y 1,973 con la aprobación del currículum de 10 ciclos de estudios.
Hasta el año 1,983 se siguen creando Escuelas de Enfermería de los dos
tipos, no universitarias y universitarias. Es en este año que el Colegio de
Enfermeros del Perú, considerando necesario unificar la formación profesional
de enfermería, convoca una asamblea nacional la que acuerda que todas las
enfermeras se formen en el nivel universitario. Las Escuelas que lo requerían se
vincularon académicamente con universidades y contaron con el apoyo del
Colegio, cuando fue necesario. Se logra así que todas las enfermeras que se
forman en el país, a partir de 1,985, cuenten con el Grado y Título universitarios.
Por esa época algunas universidades empiezan a ofrecer cursos
complementarios para enfermeras a fin de obtener el nivel universitario.
En 1,984 se promulga una nueva Ley Universitaria – Ley 23733 – aun
vigente, que introduce el sistema de Facultades y Departamentos Académicos.
En función a ella, los hasta entonces Programas Académicos deberían
convertirse en Facultades o Escuelas dependientes de las primeras. En este
proceso, Enfermería tuvo también que desarrollar esfuerzos por una
permanencia como Facultad, lográndose sólo en algunos casos.
A través de los años, algunas de las Escuelas no universitarias han ido
desapareciendo, otras han sido integradas a la Universidad, existiendo aún
cuatro en condición de afiliación académica. Al mismo tiempo se han ido
creando otras Facultades y Escuelas de Enfermería especialmente en nuevas
universidades. A Diciembre del año 2,000 existían un total de 45 instituciones
formadoras de enfermeras.
El cambio y mejoramiento curricular y la búsqueda de una mayor eficiencia
educativa han sido características de la formación de enfermeras en el país a
través de los años, influido en gran parte por la formación especial de sus
docentes tanto en el país como en el extranjero. En el país esta formación la
ofreció, inicialmente el Instituto de Post-Grado de Enfermería, luego la Escuela
Nacional de Salud Pública, posteriormente el Centro de Tecnología Educativa de
Enfermería que se convierte en Centro de Tecnología Educativa en Salud y a
partir de los 80s a través de los cursos de perfeccionamiento, especialmente
maestrías en enfermería y otros campos, doctorados, así como en las
especialidades. En la última década se aprecia que varias Facultades y Escuelas
de Enfermería han empezado a desarrollar el post-grado y la especialización en
enfermería.
Las exigencias derivadas del proceso de globalización, los nuevos perfiles
demográficos y epidemiológicos en el país, las demandas y necesidades sociales
por mejores condiciones de vida y salud de la población y el desarrollo científico-
tecnológico constituyen un desafío para enfermería y especialmente para las
instituciones responsables de la formación profesional. Procesos para planificar
la oferta nacional de pre y post grado de enfermería, para desarrollar la gestión
educativa, la autoevaluación y acreditación de los programas de formación, así
como para direccionar la investigación de enfermería en el país, requieren ser
potenciados.
A Diciembre del año 2,000 existían 45 Facultades/Escuelas de Enfermería en
el país, cuatro de ellas en condición de afiliación académica a una Universidad.
DESARROLLO DE LA ENFERMERÍA EN EL PERÚ
La primera escuela de enfermería que se estableció en el país, en 1907,
funcionó en la Casa de Salud de Bellavista, Callao. Era administrada por la
Sociedad de Institutos Médicos, y tuvo como directora a una enfermera inglesa.
Posteriormente, la escuela pasó a formar parte de la Clínica AngloAmericana. En
1908 al reorganizarse la asistencia médica en el Hospicio de Expósitos, a cargo
de la Beneficencia Pública de Lima, se estableció allí una escuela de enfermería
que sobrevivió poco tiempo.
En 1915 se creó la Escuela Mixta de Enfermeros, la que, en 1928, se
convirtió en la Escuela Nacional de Enfermeras Arzobispo Loayza, de la
Beneficencia Pública de Lima, a cargo de las hermanas de la Caridad de San
Vicente de Paul.
En 1939 se estableció la Escuela de Enfermeras del Hospital del Niño
del MINSA, a cargo inicialmente de la Orden de las Madres Carmelitas.
En 1942 se fundó en Bellavista, Callao, la Escuela de Enfermeras del
Hospital Daniel A. Carrión, a cargo de las hermanas de la Caridad. Desde
1938 hasta 1948, la Escuela del Hospital Arzobispo Loayza ofreció a sus
alumnas la especialidad de enfermeras visitadoras al término de sus estudios
generales de enfermería.
En 1947 ante la necesidad de uniformar y reforzar la calidad de los planes de
enseñanza de la enfermería y de controlar permanentemente el cumplimiento
de los mismos, el MINSA nombró una comisión encargada de elaborar la
norma respectiva. Esta Comisión estuvo constituida por representantes del
gobierno, las escuelas de enfermería civiles y militares, la sanidad naval, la
OPS/OMS, el SCISP y la Fundación Rockefeller.
El día 7 de enero del mismo año, el gobierno, por decreto supremo, aprobó
los estatutos de las escuelas de enfermería, en base al proyecto elaborado por
la mencionada Comisión.
En vista de la ampliación de las funciones que el personal de enfermería
debía cumplir en los hospitales y en los servicios preventivos asistenciales
periféricos y a la revisión de la currícula, las escuelas de enfermería
incorporaron en sus planes de enseñanza las asignaturas de psicología,
sociología, administración, salud pública y control de enfermedades
transmisibles.
En octubre de 1948, el Departamento de Selección y Capacitación de
Personal del MINSA, con la contribución financiera de la Fundación W.K .Kellogg,
organizó el primer Curso para Enfermeras Instructoras en el país, que fue
seguido por otros dos cursos en los años 1950 y 1951, respectivamente,
alcanzándose a capacitar un total de 50 enfermeras instructoras.
En 1951 el Comité Permanente para el Control de las Escuelas de Enfermería
estableció como requisito que todas las enfermeras tituladas que solicitaran
autorización para ejercer su profesión, debían aprobar un examen final, a cargo
del referido Comité.
En forma gradual se fueron implantando diversas normas para que las
escuelas siguieran procedimientos similares en la selección, preparación y
evaluación de sus alumnos.
El decreto supremo N.º 028-83-SA aprobó el reglamento general de las
escuelas de enfermería. El D.S. N.º 054-84-SA dictó normas reglamentarias
referentes a la carrera de enfermería que ampliaron los alcance del decreto
supremo relativo a las carreras de los profesionales de salud, en lo tocante al
factor “calidad de atención“ del personal de enfermería.
En vista del grado de desarrollo que la enfermería iba alcanzando en el país
y de la conveniencia de encauzar su conducción técnico administrativa a nivel
nacional, en el año 1951 se creó en el MINSA, la Sección de Enfermería y
Obstetricia.
En 1939 la Caja Nacional del Seguro Social Obrero organizó la Escuela de
Enfermeras del Hospital Obrero de Lima, para atender las necesidades del
personal de enfermería de su red de hospitales y policlínicos. La Beneficencia
del Callao abrió, en 1940, la Escuela de Enfermeras del Hospital Daniel A.
Carrión. La Sanidad de Policía estableció la Escuela Mixta de Sanidad de
Gobierno y Policía en 1940.
El D.S. del 13 de enero de 1942 dispuso que, a partir de ese año, las
escuelas de enfermería autorizadas debían adecuar sus respectivos al plan de
estudios que aprobara el MINSA, asesorado a su vez por la Facultad de Ciencias
Médicas de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.
Por D.S. del 27 de julio de 1942, se estableció en Iquitos la Escuela de
Enfermeras de la Selva, y por D.S. del 22 del abril de 1944 se creó la Escuela
Andina de Enfermeras, que funcionó en el Hospital de San Juan de Dios en
Puno.
Según el gobierno, era necesario contar en el país con una enfermera por
cada 10,000 habitantes, o sea que se necesitaban 7,000 enfermeras. En 1945
solamente estaban registrados en el país 750 enfermeros entre varones y
mujeres, y en servicio 620 enfermeros para atender las 1,423 camas con que
contaban entonces los 116 hospitales existentes en el país.
Al finalizar el año 1945, se formaba personal de enfermería en la Escuela
Nacional de Enfermería del Hospital Arzobispo Loayza, la Escuela de Enfermeras
Puericultoras del Hospital del Niño, las escuelas de las sanidades militar y
policial, la Escuela del Hospital Daniel A. Carrión del Callao, la Escuela de la
Clínica Anglo Americana, y la Escuela Mixta de Enfermeros del Hospital Larco
Herrera.
Hasta mediados de la década de los cuarenta la enfermería era considerada
en el país como una labor esencialmente técnica, cuyo entrenamiento estaba
orientado a poner en práctica determinados procedimientos, pero con
oportunidades muy limitadas de ejercitar su labor en forma independiente.
A mediados de 1953, la Sección de Enfermería y Obstetricia del MINSA
reportó la existencia de 1,707 enfermeros titulados y que, además, hasta el año
1946 la Escuela de Enfermeros del Hospital Militar de San Bartolome había
formado 285 enfermeros varones. Asimismo, reconoció que las prestaciones que
se daban a los pacientes en los hospitales de provincias eran en su mayoría
proporcionadas por personal auxiliar que carecía de entrenamiento. Solicitó
como recomendación que urgentemente se ofreciera la debida capacitación al
mencionado personal.
En el mismo año, 1955, el MINSA, con la colaboración de la OPS, realizó el
primer censo nacional de la enfermería, empadronándose un total de 1,274
enfermeras, las cuales, de acuerdo a su centro de trabajo, se distribuían de la
siguiente manera: Sociedad de Beneficencia Pública 313 enfermeras (24,5%),
Ministerio de Salud Pública (MINSA) 308 enfermeras (24,2%), organismos
gubernamentales 213 (16,7%), empresas privadas 196 (15,4%), Fuerzas
Armadas y Policiales 149 (11,7%), y servicios particulares 95 (7,5%).
En 1957 la Sección de Enfermería y Obstetricia del MINSA, en vista de la
importancia de la enfermería, fue elevada a la categoría de Departamento. Pasó
a estar integrada por las secciones de enfermería hospitalaria, enfermería de
Salud Pública y asesoría para los programas de preparación de auxiliares de
enfermería; en 1967, esta última pasó a ser la Unidad de Asesoría y Supervisión
de Enfermería.
En 1953 para facilitar el desarrollo académico, deontológico y gremial de la
enfermería como una profesión, se fundaron la Asociación Nacional de
Enfermeras (antes Asociación de Enfermeras Católicas) y la Liga Nacional de
Enfermeras del Perú (anteriormente el Consejo Nacional de Enfermeras).
En 1946 en virtud de un convenio, celebrado entre el gobierno y la
Fundación Rockefeller, se estableció en el departamento de Ica el primer
servicio departamental de salud, El servicio establecido en Ica empleó por
primera vez visitadoras de higiene, es decir personal auxiliar de enfermería, de
ambos sexos, nativos del lugar, que habían sido entrenados durante un año
antes de ser asignado a vivir y trabajar en determinadas comunidades. La
política del servicio era reclutar los visitadores de higiene de niveles
socioeconómicos y culturales similares a aquellos con los que trabajarían.
Casi simultáneamente se estableció en el Perú, el Servicio Cooperativo
Interamericano de Salud Pública (SCISP), mediante un acuerdo entre el gobierno
y el Instituto de Asuntos Interamericanos de los EUA (IIAA). El SCISP inicialmente
desarrolló programas de salud integral en los departamentos de Loreto y San
Martín, a través del Proyecto Amazónico. Más adelante abarcó Chimbote
(departamento de Ancash), Puquio (departamento de Ayacucho), Rimac
(departamento de Lima) y el departamento de La Libertad.
De los cursos de enfermería de salud pública que desarrolló el SCISP hasta
1961, egresaron 160 enfermeras para laborar en diversos servicios de salud,
tanto en hospitales como en centros de salud y servicios especializados. El
importante rol de la enfermería se puso en evidencia al fortalecerse los servicios
de enfermería en los establecimientos de salud.
Hasta antes de la década de los cincuenta la formación de las auxiliares de
enfermería en el país se había hecho en la modalidad de adiestramiento en
servicio. Recién en 1958 ese personal comenzó a ser preparado mediante
cursos regulares a cargo del MINSA, con una duración inicial de seis meses,
exigiéndose como requisito de admisión la primaria completa,
En 1955 en vista de la urgente necesidad de capacitar a las enfermeras en
administración de servicios de enfermería y en educación en enfermería, el
gobierno —con el asesoramiento de la OPS— creó el Instituto Nacional de
Enfermería. Se contó con los auspicios del MINSA, el Seguro Social del Empleado
y la Fundación Rockefeller. Los objetivos del Instituto fueron: (a) organizar y
poner en operación la Escuela de Enfermería del Seguro Social del Empleado;
(b) elaborar los cursos de perfeccionamiento para enfermeras tituladas; y (c)
preparar auxiliares de enfermería. Se admitieron 35 alumnas para el curso de
Educación en Enfermería y 17 para seguir el curso de Administración de
Servicios de Enfermería. Ambos cursos tuvieron una duración de seis meses.
Desafortunadamente, el Instituto solo funcionó hasta 1957 debido al retiro del
apoyo financiero del Seguro Social del Empleado y al poco interés de las
enfermeras en este tipo de cursos.
Fueron abiertas nuevas escuelas de enfermería, durante el período 1969-
1980, en las universidades nacionales Pedro Ruiz Gallo (1970), San Antonio
Abad (1972), Amazonía Peruana (1972), Daniel A. Carrión (1979), José
F. Sánchez Carrión (1980) y la de Ucayali (1980). Asimismo, la Escuela de
Salud Pública empezó la capacitación de enfermeras tituladas en las áreas de
educación en enfermería, con 44 egresadas en cursos de diez meses de
duración; administración de servicios integrados de enfermería, con 151
egresadas en cursos de ocho meses de duración; enfermería de salud pública,
con 350 egresadas en cursos de cinco meses de duración; y principios de
administración de servicios de enfermería, con 389 egresadas en cursos de uno
a dos meses de duración.
El Censo Nacional de Población de 1972 mostró una tasa de 3,44 enfermeros
por 10,000 habitantes. La proporción para Lima Metrópoli era de 8,54 por
10,000 habitantes mientras que Apurímac solo de una por 0,19 habitantes. En el
Censo Nacional de 1981, la proporción nacional fue de 5,94 enfermeros por
10,000 habitantes, siendo la correspondiente a Lima Metropolitana superior a
10,0. De donde se infirió que en todos los departamentos donde existían
programas académicos de enfermería, la disponibilidad de enfermeros se había
incrementado significativamente. Adicionalmente, el SESIGRA, que operaba
desde 1981, también había contribuido a este mejoramiento de la enfermería en
aquellos departamentos donde no existían los referidos programas académicos.
No obstante el asesoramiento técnico de la OPS a los programas académicos
de enfermería, se observó un incremento desordenado del número de dichos
programas, lo cual llevaba a un crecimiento acelerado de los egresados y
titulados. El resultado fue que estos últimos constituían casi la mitad de los
egresados. De modo que el número de egresados en el período 1975-1979 era
casi equivalente al número total de enfermeros empadronados en el censo de
1972.
El gobierno preocupado por otorgar a los egresados de los centros
formadores de recursos humanos en salud una experiencia que incrementara su
conocimiento de la realidad nacional en lo que se ha denominado “el Perú
profundo”, acogió, en 1978, la propuesta de creación de un servicio social
obligatorio de los egresados de las universidades, como parte de su formación
profesional, mediante un Programa Piloto Civil de Graduandos de las Ciencias de
la Salud (SECIGRA).
El decreto ley N.º 22315, del 17 de julio de 1978, creó el Colegio de
Enfermeros del Perú, como entidad autónoma de derecho publico interno,
representativo de la profesión de Enfermería. Su propósito principal es el ejercer
una vigilancia permanente de la ética y de ontología profesionales. En su primer
año de existencia se colegiaron 9,308 miembros.
Durante algún tiempo coexistieron en el país escuelas básicas de enfermería
y escuelas y/o facultades de enfermería de nivel universitario; en vista de esta
situación, el Colegio de Enfermeros del Perú acordó hacer las gestiones del caso
para que las autoridades correspondientes llevaran a cabo la unificación del
nivel de formación profesional del personal de enfermería.
En el bienio 1984-1985, se produjo la afiliación académica de las
escuelas de enfermería a las universidades.
El insistente reclamo de los servicios por personal de enfermería
(generalistas, especialistas en enfermería hospitalaria, comunitaria y familiar;
técnicas en enfermería y personal de auxiliares), contrasta con la tendencia de
las instituciones de educación superior y universitaria y las asociaciones
profesionales de estimular la especialización profesional, debido a que esta
tendencia permite mayor competitividad de los profesionales y estimula el
crecimiento tecnológico. En forma similar se retrasa la respuesta de las
instituciones públicas y privadas de educación superior y universitaria frente a
la salud con los niveles de calidad requeridos en las categorías de técnicas y de
auxiliares de enfermería.
A raíz de la decisión de los gobiernos americanos, en 1972, de programar la
extensión de la cobertura de servicios de salud a la población de sus países,
mediante la estrategia de la atención primaria de salud con participación activa
y sostenible de la comunidad y el empleo de la tecnología apropiada a cada
nivel de atención, el gobierno peruano inició en 1975 la formación de bachilleres
del área profesional de salud, un tipo de enfermería no universitaria.
Esta formación se hizo en siete ESEP’s experimentales del Estado localizadas
en Piura, Moquegua, Juliaca, Cuzco, Huancayo, Iquitos y en el distrito limeño de
Comas. El programa curricular tuvo una duración de seis semestres académicos
e incluía bloques integrales de aprendizaje para la formación polivalente que
comprendía los aspectos básicos de salud para capacitarlos en su cuidado, así
como bloques específicos más profundos en las áreas de enfermería básica y de
salud oral, que fueron las dos opciones elegidas.
La creación de estas ESEP’s así como de otras áreas educacionales, había
sido concebida por los gestores de la reforma educativa como una manera de
conciliar la educación básica y una formación profesional especializada, con la
finalidad de eliminar la discriminación existente contra las carreras cortas y
descongestionar las universidades, asegurando una preparación masiva de la
juventud en actividades laborales de índole más técnica y práctica.
Sin embargo, la creación de estas ESEP’s encontró un rechazo de las
organizaciones representativas de los profesionales universitarios de la salud,
en particular de la enfermería, cuyos miembros estaban promoviendo un mayor
nivel universitario de su profesión. Además, la inexistencia de una apropiada
coordinación intersectorial por falta de un efectivo liderazgo del sector por el
MINSA, aunado a una actitud poco convincente sobre la función de los
bachilleres de salud en la práctica, por parte de los funcionarios del referido
sector, contribuyó a que la orientación y, por tanto, las características básicas
de la formación de los mencionados bachilleres estuvieran exclusivamente bajo
la responsabilidad del Ministerio de Educación, sin la participación del MINSA ni
de los colegios profesionales de las ciencias de la salud. En consecuencia, se
produjeron discrepancias entre ambos sectores sobre el perfil ocupacional, la
programación del currículo, etc. De donde se derivó el impase para la utilización
de los servicios de salud del MINSA para la práctica de terreno de los
estudiantes, entre octubre de 1977 y mayo de 1978. Esta situación retardó el
egreso de la primera promoción de bachilleres, pues se notaban serias
deficiencias en su formación.
La ley general de educación de 1982 hizo que la mayoría de las ESEP’s se
reconvirtiera en institutos superiores tecnológicos. En 1982 el decreto ley N.º
19326, ley general de educación fue derogado, al promulgarse la ley N.º 23384,
con la cual desapareció legalmente el SECIGRA, que quedo desactivado.
La ley universitaria N.º 23733, promulgada en 1983, en su artículo 22
dispuso que solamente las universidades podían otorgar el título profesional, por
lo que las escuelas de enfermería que venían funcionando dependientes de
hospitales públicos y privados, se vieron obligadas a celebrar convenios con
universidades, para que sus alumnos pudieran egresar con el título académico
de licenciados en enfermería.
Pese a esta disposición legal, las escuelas fueron feneciendo
paulatinamente, pues las universidades crearon sus propias facultades y/o
escuelas.
Las escuelas dependientes del Estado fueron cerrando a causa de la política
del sector salud. La más antigua de éstas, la Escuela Nacional de Enfermeras del
Hospital Arzobispo Loayza pasó a formar parte de la Universidad Cayetano
Heredia; la Escuela del Hospital del Niño se integró a la Universidad Federico
Villarreal, y la del Hospital Daniel A. Carrión a la Universidad Nacional del Callao.
Las escuelas privadas de enfermería, como la de la Clínica Tessa, trabajan en
convenio con una universidad, que brinda no solo la instrucción académica, sino
también facilita la formación práctica en centros hospitalarios.
El 10 de diciembre de 1983, en anticipación de la nueva ley general de
educación se promulgó la ley N.º 23330, que creó el Servicio Rural y Urbano
Marginal de Salud (SERUMS), en reemplazo del SECIGRA SALUD. Dicha ley
estableció que el servicio social debía ser cumplido por los profesionales de la
salud una vez que se hubieran graduado y colegiado en sus respectivos colegios
profesionales, como un requisito indispensable para ocupar cargos en
instituciones públicas, ingresar a segunda especialización profesional y postular
a una beca u otra ayuda del Estado, sea para estudios de posgrado o
perfeccionamiento. La duración de este servicio social en zonas rurales o urbano
marginales era de un año, aunque en la práctica el MINSA, por falta de
presupuesto, solo los hacía servir seis meses, a diferencia del IPSS que los
retenía un año y les brindaba alojamiento. Por lo tanto, las enfermeras recién
tituladas servían en el SERUMS.
El nivel del egresado de los institutos superiores tecnológicos sirvió de
referencia del nivel ocupacional del llamado técnico de enfermería, al cual
pertenecían por disposiciones expresas del sector y, por única vez, las auxiliares
de enfermería que tenían determinado número de años de antigüedad en el
cargo.
Desafortunadamente, las autoridades rectoras de salud no delimitaron las
funciones de los técnicos de enfermería ni los pusieron bajo la autoridad de la
jefatura de los servicios de enfermería de los establecimientos de salud, con lo
cual se originaron problemas serios de falta de autoridad, tanto por cumplir las
técnicas en enfermería, en algunos casos, funciones propias de la enfermera
titulada, cuanto porque pretendían tener su propio departamento en los
establecimientos de salud, al menos en ESSALUD.
Esta situación se ha agudizado por el hecho que algunas universidades
ofrecen programas de formación de estos técnicos de enfermería. Desde 1982,
se han incrementado significativamente los centros formadores de este tipo de
personal, con una producción de egresados que excede la demanda de servicios
y sin ninguna intervención del sector salud, que oriente y controle el
cumplimiento de los requisitos mínimos de preparación para la autorización del
ejercicio ocupacional.
En 1964 el MINSA suscribió un convenio con la OPS/ OMS y la Universidad
Nacional Mayor de San Marcos, con el propósito de impulsar el desarrollo tanto
de la docencia en las escuelas de enfermería como de los servicios de
enfermería dentro de la red de salud, mediante programas complementarios y
de una moderna escuela de enfermería. Hasta 1979 se habían creado 16
facultades y escuelas de enfermería, entre 1980 y 1985, se crearon otras 10, de
las cuales 50% estaban ubicadas en el interior del país, siendo 5 de ellas de
carácter gubernamental.
En el período 1980-1985, se registraron 6,163 egresados y 2,279 titulados,
con promedios anuales de 1,027 y 497, respectivamente. Al finalizar el año
1985, existían 26 facultades y escuelas de enfermería. Se observó un aumento
en el número de estos centros formadores y una ampliación de la matrícula que
no obedecía a razones derivadas de un estudio técnico del mercado de trabajo
de los enfermeros. La creación de dichas facultades y escuelas de enfermería no
responde a una planificación y no se recoje información ni la opinión de
ASPEFEEN, del Colegio de Enfermeros del Perú o del MINSA.
En 1983 el Colegio de Enfermeros del Perú tenía registrados 12,723
enfermeros colegiados, de los cuales el 54% residía en Lima y Callao y un 10.4%
vivía en Arequipa. Dicho Colegio consideraba como problema principales el
incremento desmensurado y descontrolado del personal técnico y auxiliar de
enfermería con un perfil ocupacional definido sin participación del Colegio y de
MINSA.
La educación del personal de enfermería requiere ser revisada
constantemente, de acuerdo a los cambios no solo en la teoría y práctica de la
profesión sino en la propia dinámica de la sociedad peruana, para que dicho
personal posea una perspectiva más integral y realista de la población en la que
vive y trabaja. Esta nueva perspectiva demanda cambios en la estructura de los
programas de formación y actualización, la orientación del currículo hacia la
solución de problemas acordes con la realidad donde labora como miembro de
un equipo interdisciplinario y de una comunidad.
La experiencia de lo logrado con la incorporación de la enseñanza de salud
comunitaria en el plan de estudios del Programa Académico de Enfermería de la
Universidad Nacional Mayor de San Marcos servirá a modo de ejemplo de cómo
se han difundido en el ámbito universitario los conceptos antes mencionados. El
trabajo de enfermería en Villa El Salvador se inició en 1974. Más tarde, en 1977,
se suscribió el respectivo convenio con el objetivo de llevar a cabo un programa
de salud integral vinculado al plan de desarrollo socioeconómico de dicha
población, con énfasis en los aspectos de promoción y protección de la salud
comunitaria.
Al efecto, previamente todo el personal docente del Programa Académico de
Enfermería, preferentemente las profesoras de enfermería, se prepararon en
salud comunitaria y técnicas de cuidado de enfermería comunitaria. El plan
incluyó la realización de talleres, así como el repaso de los conceptos básicos de
las ciencias de la conducta aplicados a la realidad donde trabajarían. Igualmente
los docentes desarrollaron programas de salud comunitaria.
La integración conceptual facilitó la integración del contenido de las
experiencias de aprendizaje en una situación real, tomando como base los
cuatro niveles de enseñanza-aprendizaje establecidos en el Programa. De este
modo, las prácticas de salud comunitaria se llevaron a cabo a lo largo del
currículo.
Durante los primeros años de vigencia del convenio, se observó la carencia
de continuidad en la prestación de servicios de salud en la comunidad, a cargo
de las entidades responsables. Por ello, los esfuerzos del Programa se orientaron
a hallar una solución a dicho problema. Se vio la necesidad de trabajar en
comunidades mayores que contaran con servicios de salud ya en operación.
Asimismo, la comunidad debía tener una organización social adecuada y
pertenecer a la zona de influencia de la UNMSM. Fue así como se organizó el
proyecto de servicios de enfermería comunitaria en la ciudad autogestionaría
Villa El Salvador, que contó con la debida cooperación de la Región de Salud de
Lima Metropolitana del MINSA.
Las profesoras de enfermería del Programa prestan servicios durante los
períodos de vacaciones estudiantiles, y en los últimos tres años han estado
capacitando y haciendo el seguimiento de las promotoras de salud en cada
grupo residencial.
FORMACIÓN DEL COLEGIO DE ENFERMEROS
En el año 1974, la Sra. Nelly Aibar de Morales (Presidenta de la Federación de
Profesionales de Enfermería) propuso desarrollar un proyecto de Ley para solicitar a
las autoridades pertinentes la creación del Colegio de Enfermeras (os) del Perú.
Para tal efecto, se nombró la Comisión de Creación de la Orden que fue integrada
por la señoras y señoritas: Nelly Aibar de Morales, Elvira Rodríguez, Emilia
Arismendy, Manuela Urgiés, Nélida Chávez de Lock, Ela Díaz de Venturo y Martha
Vega, reconocidas con Resolución Ministerial Nº 00265 del 24 de Septiembre de
1975.
El trabajo se inicio a fines de 1974, cumpliendo con todas las exigencias solicitadas
por el Ministerio de Salud, hasta que el 17 de Octubre de 1978, el Gral. EP.
Francisco Morales Bermúdez, Presidente del Perú de ese entonces, junto al Consejo
de Ministros, firmaron el Decreto Ley Nº 22315 conteniendo 18 Artículos y 5
Disposiciones Transitorias, creándose así el Colegio de Enfermeras (os) del Perú,
entidad autónoma de derecho publico interno representativo de la profesión de
enfermería en todo el territorio de la República.
A nivel del Ministerio de Salud, el Gral. FAP Eduardo Rivas Plata Hurtado (Ministro de
Salud) nombra una comisión, según la Resolución Ministerial Nº 003-79-SA/DS que
se encargó de elaborar el Estatuto y Reglamento del Decreto Ley Nº 22315 del
Colegio de Enfermeras (os) del Perú, la cual sigue vigente en favor y bienestar de la
población peruana.
Desde entonces nuestro Colegio ha sido dirigido por 10 Consejos Directivos elegidos
democráticamente y una Comisión Transitoria; quienes han propiciado el desarrollo
y descentralización institucional, contando en la actualidad con 27 Consejos
Regionales.
LEY UNIVERSITARIA
LA Ley universitaria fue dada hace veinticinco años, durante el segundo gobierno
de Belaúnde, y que modificó la ley 17437 impuesta por el Gobierno Militar de
Velasco en 1969.
La ley 23733, con 17 capítulos y 103 artículos, provocó un violento cambio de
autoridades universitarias en todo el país el año 1984 y obligó a todas las
universidades a rehacer o adecuar sus estatutos a la nueva ley. Desaparecieron los
Programas Académicos y resurgieron las Facultades. Luego de efectuados los
cambios, hubo un cierto período de estabilidad en todo el sistema universitario,
hasta que en 1996, durante el segundo gobierno de Fujimori, se expidió el Decreto
Legislativo 882, denominado “Ley de Promoción de la Inversión en Educación”, el
cual abrió las puertas a la iniciativa privada para invertir y participar en el sector
educativo. Así se incluyó la posibilidad de crear universidades regidas por la
constitución y por el derecho común, es decir, no necesariamente sujetas a la ley
23733, y además con la posibilidad de generar utilidades en beneficio de la entidad
o de las personas promotoras. Dicho decreto también permitió la creación de filiales
de universidades por todo el territorio del país, tema que estaba explícitamente
prohibido en la ley 23733.
EL CURRÍCULO EN LA FORMACION DE LA ENFERMERA PERUANA
El currículo es el plan que organiza de manera sistemática todo aquello a lo
cual la institución le concede valor formativo, por lo cual no se refiere
únicamente al plan de estudios. Opera como traductor, articulador y proyector.
Es traductor cuando interpreta la cultura para seleccionar partes de ella y
configurar los contenidos de la enseñanza. Un programa traduce la cultura
cuando tiene en cuenta los requerimientos sociales y el saber que lo define
para convertirlos en acciones, contenidos, relaciones y maneras de hacer que
permitan a los estudiantes alcanzar sus competencias profesionales. Esta
traducción se hace a la luz del Proyecto Educativo Institucional.
Es articulador cuando conjuga y propicia el movimiento armónico de los
elementos que lo componen: agentes o actores, propósitos, contenidos,
métodos, mediaciones, evaluación y recursos.
Es proyector cuando muestra el horizonte de formación al cual tiende, posibilita
a sus participantes evidenciar de forma anticipada el mundo posible que se
intenta construir, qué se espera de ellos, que les espera y cómo es posible
lograr la conquista del horizonte deseado
El centro de la actividad y propósito fundamental de la Educación Superior peruana
consiste en la elevación de la calidad de la formación de los profesionales, premisa
que tiene como objetivo formar profesionales que den respuesta a las necesidades
presentes y perspectivas del desarrollo económico, social y del país. Como
elemento esencial de este objetivo está la definición de qué profesional se requiere
y cómo debe formarse.
Entre las tendencias que han venido caracterizando la Educación Superior peruana
se destaca, la necesidad de elaborar el modelo de cada profesional a partir,
fundamentalmente, de la determinación de los problemas que éste debe ser capaz
de resolver en su actividad profesional y la caracterización de los modos de actuar,
esenciales de cada uno de ellos. En este momento del perfeccionamiento curricular
de la Licenciatura en Enfermería, resulta esencial precisar con mucha claridad qué
tipo de profesional se requiere y cómo debe formarse; en tanto, el
perfeccionamiento exige la relación problema profesional- perfil del egresado. Si
esta relación no se considera, el perfeccionamiento curricular se empobrece y no es
fundamental. Toda la actividad docente de la Educación Superior se realiza con el
fin de lograr un egresado que cumpla determinadas funciones con ciertas
características; este futuro profesional debe ser capaz de enfrentarse a los
problemas existentes en su área de competencia y resolverlos exitosamente, y
demostrar con ello, independencia y creatividad. La literatura especializada
coincide al afirmar que en la formación de un profesional de nivel superior, debe
lograrse el dominio del método científico de su profesión, inherente a la actividad
laboral que realiza, para dar respuesta a los problemas profesionales que le son
inherentes; en el lenguaje de la Licenciatura en Enfermería, el dominio del Proceso
de Atención de Enfermería (PAE), como método, le permite resolver los problemas
básicos y generales que se le presentan a este profesional en sus esferas de
actuación.
"La agrupación sistémica de los problemas posibilita la determinación del objetivo
de la profesión, cuyo conjunto, delimita los posibles contenidos de la carrera. Los
objetivos de la misma, derivado del encargo social, están enmarcados por el objeto
definido del modo explicado...la necesidad profesional a través de los problemas,
establece el tipo de profesional integrado al contexto en que va a actuar, la vida",
en tanto "la visión por problemas es integradora, interdisciplinaria, se nutre del
contacto permanente con la realidad y genera compromiso a partir de la motivación
y la participación", la idónea estructuración de la vida con la ciencia enriquece y
fortalece la ciencia concreta de que se trata; significa que la pertinencia del claustro
de docentes encargado de la formación en Enfermería tiene que partir de la
consideración de los problemas profesionales como elemento esencial de las
estrategias didácticas que se consideren.
Cada tipo de profesión, tiene un objeto propio de acuerdo con la futura labor del
egresado; este objeto es un sistema que contiene una parte de la realidad objetiva
y que está determinada por el grupo de problemas que en él se manifiestan y que
requieren de la formación de un tipo de egresado para que inmerso en él, pueda
resolverlos; "el análisis reiterado del objeto y sus problemas es lo que permite
precisarlos". Al respecto V. Henderson y F Abdellah, en 1960, propusieron
"organizar los planes de estudio de enfermería considerando los problemas de
enfermería o las necesidades del paciente"; sin embargo, esta afirmación, también
planteada por otros autores, no ha trascendido por carecer de un cuerpo de
referentes teóricos y metodológicos que distingan la Carrera. Si el objeto del
egresado o de la profesión comprende tanto los modos de actuación para resolver
los problemas, método de la profesión y tareas, como el objeto de trabajo que es
aquel en donde se manifiestan esos problemas, resulta imprescindible precisarlos
por cuanto, estos dos aspectos están interrelacionados dialécticamente y se
condicionan mutuamente, en tanto sobre la base de con qué trabaja el egresado, se
precisa el tipo de actividad que desarrolla y viceversa; la contradicción entre el
modo de actuación y el objeto de trabajo se resuelve en el objeto de la profesión,
tercer elemento de la tríada, distingue cada profesión.
Para poder establecer el objeto de trabajo del egresado es necesario analizar la
práctica profesional actual y perspectiva, delimitando los problemas que se
presentan en el objeto de trabajo, los que son transformados y resueltos mediante
la actividad del profesional. En su vínculo con los escenarios de la práctica "los
problemas reales de los servicios constituyen la fuente fundamental del desarrollo
de la motivación profesional de profesores y estudiantes, de la creatividad, así
como de la esfera moral, en particular de la ética profesional"; por estas razones
asumen la condición de "categoría principal para organizar y evaluar el grado de
dominio por los estudiantes del contenido establecido en los programas de estudio";
en el diseño curricular, son los problemas los que determinan, en el orden didáctico,
los objetivos, y, a partir de éstos, el entretejimiento de los contenidos.
En consecuencia, el diseño curricular para la formación de los profesionales, con el
propósito de cumplir el encargo social, se produce con una lógica sustentada por
leyes que la rigen y constituyen su base fundamental; "estas leyes de naturaleza
dialéctica caracterizan esencialmente el diseño curricular. La primera determina la
subordinación del proceso de formación profesional al proceso profesional y
determina la estructura de carrera y la segunda, establece la relación entre la
profesión y las demás ciencias que le sirven de base y determina la estructura
interna de cada carrera".
El proceso profesional, se define como el que desarrolla el egresado, en su
actuación y comunicación social, para resolver los problemas, y apunta que se
desarrolla sobre la base de leyes. La primera de éstas vincula el proceso
profesional, considerado como un sistema, con el medio y se expresa mediante la
interrelación dialéctica entre objeto- problema-objetivo.
La segunda ley, a la que hace referencia el autor, expresa los nexos internos del
proceso y se formula mediante la relación objeto, contenido, método. El contenido
profesional es el objeto de trabajo, aquella parte de la realidad objetiva sobre la que
recaen las acciones del profesional y que es modificada mediante la aplicación de
su modo de actuación, o sea, el método particular de la profesión; en el caso que
nos ocupa es el Proceso de Atención de Enfermería (PAE). La materialización del
PAE es el Plan de cuidados, entonces el cuidado como lo plantea Leininger (1988),
citado por Vázquez (1998),"es la esencia de la enfermería y su dominio central y
característica unificante de la enfermería”; los procesos educativos deben girar
alrededor de los cuidados y de la identificación de los problemas profesionales que
conducen a la realización de esos cuidados. Esta idea, con antecedentes en los
escritos de F. Nightingale, está presente en la obra de Henderson, Abdellah, Hall,
Orem, Rogers, Orlando y otras muchas autoras de enfermería, quienes han
abordado el cuidado como la esencia de la enfermería en cuatro dimensiones
fundamentales: la persona (familia, comunidad), la salud, el ambiente y las
intervenciones de enfermería.
Estas dimensiones del cuidado ayudan a clarificar los problemas profesionales en el
campo de las competencias de enfermería, que necesita ser reconocido y
justificado, para que se convierta en la expresión de la profesión, y la esencia del
paradigma de enfermería para la educación y la práctica.
EL PLAN DE ESTUDIOS UNIVERSITARIOS EN LA FORMACIÓN DE LA
ENFERMERA PERUANA.
El Provecto Educativo o Plan curricular de acuerdo con su enfoque parte del estudio
y análisis de la situación socio profesional de la localidad, región, en el marco de un
contexto globalizado que le permite fijar las metas que se requiere alcanzar con
relación al tipo de profesional de enfermería que se intenta formar.
En el plan curricular se explicita la caracterización (perfil educativo) del egresado de
Enfermería sea en términos de objetivos, funciones o competencias. La descripción
del perfil responde al diagnostico socio profesional y a la misión del programa
institucional.
En el plan curricular esta explicita la estructura y organización de los contenidos, es
decir todo aquello que puede ser objeto de aprendizaje: conocimientos, actitudes,
habilidades. La secuencia y organización de los contenidos que pueden ser
disciplinas, áreas o módulos responden al perfil educativo, abarcan contenidos de
formación básica, social y profesional.
El plan de estudios de acuerdo a su enfoque educativo se concretiza en sumillas,
donde se describen en forma sintética y clara el contenido que se enseñara a
educando.
Las estrategias metodológicas que aplican en la enseñanza son adecuadas para
lograr el perfil educativo.
La evaluación de los estudiantes se basa en políticas y reglas claras, universales y
justas.
Las formas de evaluación son coherentes con los propósitos de formación,
estrategias metodológicas y las competencias esperadas. Se conoce y aplica la
evaluación, haciendo explicito los propósitos, criterios, estrategias y técnicas.
El programa de enfermería tiene explicito los mecanismos de gestión que permiten
liderar y ejecutar procesos de implementación, seguimiento y evaluación del
currículo, asimismo cuenta con un plan de monitoreo y supervisión del desarrollo
curricular coherente con el programa.
El plan de estudios de la Universidad Particular de Chiclayo consta de:
Cultura General y Humanística.
Básica Científica (Experiencia).
Básica tecnológica.
Técnica.
Practicas PRE-Profesionales
CONCLUSIONES
A lo largo de toda la historia los líderes de la enfermería se han referido a ella como
un arte y al mismo tiempo como una ciencia. Sin embargo, en este contexto el arte
es algo más que un concepto lineal y estático. Supone un tipo de percepción activa,
dinámica y en continuo desarrollo. Una calidad emocional guía de la transformación
del material en arte, pero refuerza el papel de la inteligencia o del pensamiento.
Así, el arte es una forma de interrogación cualitativa que extrae su sustancia de la
intuición estética. Isabel M. Stewart calificada a menudo la enfermera como un arte.
Hacía hincapié en que la enfermera, como “verdadera artista”, era esencial para el
progreso de la enfermería hacia algo más que un oficio altamente cualificado. Miss
Stewart comprendió que muchas personas veían el arte y la técnica como una
entidad única, pero siempre explicaba que un trabajo podía ser técnicamente
perfecto y, sin embargo, carecer de arte. La técnica, el alma, la mente y la
imaginación eran esenciales para la formación del verdadero artista.
La herencia de la enfermaría es rica. Su historia es un relato de descubrimientos
que reflejan los nuevos avances realizados en cada generación. La historia de la
enfermería que se ha representado a través del arte muestra sus aspectos más
valiosos: cuidado y entrega. El cuidado es la esencia de la enfermería: cuidado por,
cuidado de, cuidado hacia... nadie podrá captar jamás totalmente el verdadero arte
o el espíritu de la enfermería
RECOMENDACIONES
Es de vital importancia durante la formación de pregrado de enfermería conocer el
origen de esta digna profesión así como el avance histórico y sus transformaciones
con el fin de posicionarnos ideológicamente en la tendencia actual de enseñanza de
esta profesión.
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