la importancia de la neuropsicologia en las neurociencias y su proyeccion en la psicologia
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PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA DEL ECUADOR
FACULTAD DE PSICOLOGÍA
NEUROPSICOLOGÍA
Nombre: Alejandro García
Curso: 4to “C”
LA IMPORTANCIA DE LA NEUROPSICOLOGIA EN LAS NEUROCIENCIAS Y SU
PROYECCION EN LA PSICOLOGIA
Nos encontramos en una época en la cual cada día la “ciencia” avanza
pasos agigantados, así ahora los descubrimientos se van quedando atrás con un
lapso menor de tiempo, todo esto ha ocasionado un sinnúmero de aplicaciones a
la vida diaria, las mismas que han sido de gran utilidad para lograr el tan anhelado
“bienestar” de la humanidad. Dentro de este marco uno de los mayores aportes
que se han realizado están en el campo de la medicina en general, y en particular
de las así llamadas neurociencias, las cuales han dado cuenta de gran parte de la
anatomía y fisiología del sistema nervioso, dando respuesta así a muchos de los
problemas que por largo tiempo no encontraron una solución unificada y
verificable acerca del comportamiento, la conducta e incluso de la personalidad ,
todo esto ha dado luces sobre posibles etiologías, pero por sobre todo
tratamientos y aplicaciones factibles, rápidas, objetivas, y prácticas en el campo
de la salud mental, todo esto sin embargo no queda exento de algunos cortes y
dificultades que no deben dejar de tomarse en cuenta, con el pretexto de que son
más sus virtudes y beneficios que sus desaciertos.
A lo largo de la historia de la humanidad siempre hubo esa curiosidad por
saber ¿qué mismo somos? Y ¿por qué hacemos lo que hacemos? Así surgieron
los mitos que dan cuenta de ese origen y de ese ser, posteriormente en Grecia los
filósofos decían algo acerca de la psique esbozando líneas de pensamiento que
Trataban de explicar esas preguntas esenciales, ahora bien en esta misma
cultura apareció Hipócrates el padre de la medicina actual el mismo que con su
teoría Humoral, trato de explicar porque unas personas actuaban de una manera y
porque otras de forma distinta, en este punto esencial en la historia de la ciencia
se sitúa el origen del ser y del actuar en el cuerpo y ya no en algo metafísico.
Pasaron largos años para que después de atravesar esa época en la cual
hubo casi una nula producción científica hubiese un nuevo renacer en el que con
descubrimientos en bilogía y anatomía se centro el estudio en un órgano
misterioso y enigmático, el cerebro así surgen nombres como Francis Gall, para
pasar la mira hacia algo aun más pequeño la neurona, y así desfilaron una
interminable lista de nombres: Galvini, Helmholtz, Ramón y Cajal, Broca,
Wernicke, Flourenz, y ya en el que se considera origen mismo de la neurociencia
nombres más contemporáneos: así Henry Dale y Otto Loewi dan a luz un
descubrimiento que revolucionaría la comprensión de la fisiología cerebral, y es
que ellos se dieron cuenta que había que la conexión eléctrica no era física, sino
que había ciertas sustancias químicas en la sinapsis las mismas que permitían la
comunicación neuronal. Por otro lado ya más cercano en el tiempo resuenan los
nombres de Carlsson, Greengard y Kandel los mismos que fueron descubriendo
cada sustancia específica, cada neurotransmisor, los mismos que influían de
manera decisiva no solo en el campo anatómico fisiológico sino, y ese es el punto,
en el aspecto comportamental del individuo.
Ahora bien todos estos conocimientos que se fueron adquiriendo dieron
luces sobre los aspectos del funcionamiento cerebral y en general del sistema
nervioso y esto a su vez explicaba cómo funciona en sí el ser humano, aquí es
necesario hacer una pequeña digresión, hay que regresar un poco en el tiempo
para hablar de otro hombre inscrito con la historia como un nombre: Alexander
Romanovich Luria, psicólogo y médico ruso que perfeccionó diversas técnicas
para estudiar el comportamiento de personas con lesiones del sistema nervioso, y
completó una batería de pruebas psicológicas diseñadas para establecer las
afecciones en los procesos psicológicos: atención, memoria, lenguaje, funciones
ejecutivas, praxias , gnosias, cálculo, etc. La aplicación de esta extensa batería
podía darle al neurólogo una clara idea de la ubicación y extensión de la lesión, y
al mismo tiempo, al psicólogo le proporcionaba un reporte detallado de las
dificultades cognoscitivas del paciente, y así crea un lazo de unión entre dos
saberes que pese a estar en permanente relación siempre mantuvieron relativa
distancia .
Después en el siglo XX, con un alto precio la guerra proporcionó a la
medicina y a la psicología oportunidades trágicas, pero importantes, para estudiar
la función cerebral. La observación y medición del comportamiento de los
pacientes con diversos traumatismos sufridos durante el combate permitió
establecer las áreas del cerebro que se ocupan de las diversas manifestaciones
conductuales. Las heridas de guerra, normalmente por bala o metralla tenían la
"ventaja" científica de ser localizadas a una única zona cerebral. Esto permitía
estudiar con una precisión imposible hasta ese momento la relación entre
localización y función. También se utilizó el método lesional con animales,
produciendo daños de forma experimental para observar los cambios en el
comportamiento y establecer paralelos con los seres humanos.
Todo esto nos lleva a distinguir tres categorías: neurociencias,
neuropsicología, psicología, son saberes interrelacionados los mismos que se
pueden aportar grandes conocimientos, y lo han hecho, y que en la actualidad se
encuentran más unidas que nunca, ofreciendo soluciones a los distintos
problemas que se encuentran dentro de su campo, pero esto a su vez puede
provocar que algunos o incluso alguno de estos saberes prime sobre el resto
apropiándose de los mismos y de manera paulatina vaya desplazando los aportes,
creando así un “monopolio” del saber y de esta manera cerrando la oportunidad de
puntos alternos de vista. Para evitar todo esto es necesario marca las vecindades,
límites, y sobre todo analizar el discurso que mantiene cada saber, cual es su
objeto, y que posición toma frente al sujeto; ¿es un sujeto estadístico? , ¿Es un
sujeto corpóreo físico anatómico? ¿O es un sujeto que ya no esta sujeto solo al
cuerpo sino y por sobre todo al lenguaje?
De esta manera vemos que para las neurociencias el sujeto está atado a un
sustrato biológico, es cuerpo que está sometido a leyes físicas y químicas, posee
células, tejidos, órganos y sistemas, que en conjunto funcionan de una
determinada manera, pero ¿Qué pasa cuando existe un malestar?, se explica en
estas vías: alguna parte del sistema o alguna función no se está cumpliendo de
manera adecuada, por lo tanto lo que se busca es identificar esos signos, y
síntomas, sobre todo signos ya que el síntoma es la percepción “subjetiva” que
tiene el doliente; para así localizar el punto patógeno y eliminar los síntomas
extrayendo la parte dañada o restaurando el proceso normal en base a sustancias
químicas.
La neuropsicología considera que el sujeto, por proceso evolutivo, y sobre
todo por el desarrollo de la corteza frontal, posee ciertas condiciones que lo hacen
distinto de los otros organismos así a estas funciones se las denomina funciones
superiores: lenguaje, memoria, razonamiento, etc. Estas funciones tienen un
componente cognitivo pero a su vez están sujetas al sustrato biológico por lo tanto
una lesión puede provocar fallas en estos procesos, los mismos que pueden ser
sobrellevados a base de rehabilitación, así se avanza un paso, el ejercicio
cognitivo la reeducación de dichas funciones puede ocasionar un
reacomodamiento en la parte fisiológica, es decir el cerebro tiene la capacidad de
reestructurarse y así volver a tener un desempeño favorable.
La psicología ese saber que está aún en búsqueda de su objeto, y es que
aún no hay consenso, si se pregunta ¿qué estudia la psicología? Se obtendrían
tantas respuestas como psicólogos en el mundo. En este cuadro las neurociencias
y la neuropsicología se presentan como una oportunidad para la psicología para
enfocar su estudio hacia esos elementos que quedan en medio de lo orgánico y lo
psíquico, es la oportunidad tan buscada para lograr el deseado estatus de ciencia
positiva, apegada al método experimental con elementos objetivos y medibles , y
que da soluciones prácticas a los problemas que se plantea, así de esta manera la
psicología cada vez más se apega a ese ideal de ciencia, y ha logrado decir algo
acerca de esos procesos que hacen posible que la persona memorice, piense, y
hable, ha explicado que pasa cuando una persona tiene un trastorno depresivo, y
se lo ha clasificado así porque se enmarca en cierto cuadro estadístico, y ahora la
psicología puede decir que si bien hay ciertas condiciones anímicas que lo
provocan estas están determinadas por fallas en los neurotransmisores,
serotonina para ser más exactos. Pero que puede decir la psicología en el
momento en que el sujeto habla acerca de lo que le pasa, que puede decir acerca
de un sueño, acerca de esos momentos en los que el discurso del sujeto se
quiebra y se rompe la cadena significante, ¡Quizá nada! , y es que esos no son
entes objetivables y medibles.
Quizá uno de los puntos centrales en los que se puede enfrentar a la crítica
es justamente el de los tratamientos medicamentosos que han surgido a partir de
los descubrimientos de las neurociencias, y aunque son indiscutibles los aportes
que ha realizado a la “salud mental” al ofrecer una solución rápida que permita
reinsertar al individuo al sistema de producción, hay un problema fundamental:
esto ha llevado a una clínica que quizá buscaría prescindir de la palabra, en la que
lo que se persigue es eliminar el síntoma sin mayor abordaje, sobre el mismo, y es
que se ha llegado a una promesa de la “píldora mágica” que cure toda molestia
psíquica sin ninguna interrogación por aquel malestar.
Y es que el ser humano no es un sujeto solo fisiológico, sería imposible
negar que cargamos con un cuerpo, pero en el momento en que nos convertimos
en “seres parlantes” paso aquello fundamental, y es que en el momento en el que
nos introdujeron en el lenguaje, quedamos atravesados por el mismo y ni el
cuerpo queda libre de esto, y es que en el momento en que lo investimos de ese
cierto deseo, queda víctima de la subjetivación , y es que ya no hay acto humano
que no esté determinado por esa estructura desconocida, por esa estructura sobre
la cual ignoramos pero actúa y de la cuál somos efecto esa estructura
inconsciente, esa estructura; la estructura del lenguaje.
Y ese lenguaje hace que no quedemos estancados en los instintos, sino
que obedecemos, y por sobre todo a la pulsión, ese deseo de ese algo
inalcanzable, ese algo que nunca lograremos tener, y esto también por habernos
creado y formado nuestro”yo” en relación al “Otro” inexistente también. Y es así
que cada que hablamos ya no lo hacemos en ese juego dialéctico en el que
quedamos regidos por la intención, la intención de causar algo en aquel Otro,
otorgándole ese saber que al sujeto le falta, con la intención de llenar ese vacío
fundamental .
Así vemos que ya no estamos exentos de la subjetividad, ya que somos eso
principalmente seres subjetivos y que algo decimos de esa subjetividad, por lo
tanto ya no cabe la posibilidad de una clínica sin interrogación acerca de eso que
nos pasa, sin interrogarnos cuál es nuestra posición con respecto al “Gran Otro” ,
y cuáles son esas intenciones y deseos que se escapan del plano de la
conciencia.
Y quizá en este punto es necesario aclarar que no se trata de una
desacreditación de los distintos saberes, es necesario reconocer los aportes y
fortalezas de los distintos campos; pero por sobre todo es importante que la
población sepa las distintas alternativas, y que sea cada sujeto el que escoja
según su grado de interrogación la opción que considere mejor.
¿Y qué nos dice todo esto?... el análisis que se ha llevado a cabo en el
presente, nos indica quizá una sola cosa, hay que conocer todos estos saberes y
estar al tanto de los distintos avances y logros, e incluso es necesario hacer
ciertos acercamientos y establecer ciertas relaciones, pero esto no nos autoriza a
llevar a cabo un intento ingenuo intento de integración y es que hay que
considerar que no son lo mismo y es necesario fijar sus límites sobre todo en el
discurso, y es que los términos no operan solos, las palabras no son nada por sí
mismas sino en un contexto, en un marco soplo en las relaciones de términos
esos significantes adquieren significancia , y es precisamente en este punto en el
que hay que cuidar las vecindades, pero por sobre todas las cosas situarse frente
al sujeto ese sujeto sufriente y no verlo como encerrado en un cuerpo, sino como
un sujeto que está invadido y fundado por su subjetividad , frente a ese ser: “El
ser parlante”.
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