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3 - Actualidad el Latino Semanal 15 al 21 de Mayo del 2020

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Solución Crucilatino

La odisea de los cubanos explotados en la Rusia capitalistaLa pandemia de coronavirus y el confinamiento dejan al descubierto las tramas de inmigración y

trabajo irregular en las que son estafados cientos de ciudadanos de Cuba en MoscúUnas rústicas cortinas, hilvana-

das de una colcha azul, dan algode intimidad a Josué Pérez. Trasese pedazo de tela se han ido disi-pando los sueños de este jovencubano de cuerpo nudoso: conse-guir un trabajo en Moscú, vivir enun pisito compartido con un par decompañeros, mandar dinero a lafamilia en la Isla. Cuando salió deLa Habana en enero, con la pro-mesa de un compatriota de que,previo pago, le ayudaría a estable-cerse en la capital rusa, no pensóque su futuro era esa litera en unapartamento que comparte conotros nueve cubanos, en una de lascolmenas de los suburbios mosco-vitas. Las esperanzas por las quedesembolsó 2.000 dólares se hanevaporado; igual que aquel com-patriota. La obra en la que empe-zó a trabajar de manera informaly donde recibía unos cuantos ru-blos de pascuas a ramos se hasuspendido por el coronavirus. Sintrabajo no hay alojamiento gratis;y el día de pagar la litera se acer-ca. “Vine a Rusia a buscar unavida mejor y al final me van a te-ner que mandar dinero de Cuba”,dice, “¡de Cuba!”.

Cada año, unos 25.000 cubanosentran en Rusia como turistas, se-gún datos de la Guardia Fronteri-za rusa. Gracias al acuerdo entreMoscú y La Habana, aliados his-tóricos, no necesitan visado y pue-den permanecer en el país euroa-siático hasta 90 días; solo visitan-do, sin trabajar. Muchos, comoJosué Pérez, llegaron para quedar-se. Otros, pagaron entre 5.000 y7.000 dólares por cabeza a lasmafias de tráfico de personas porel billete hasta Moscú y los pape-les que en teoría les permitiríanseguir hasta España o Italia; do-cumentos que nunca llegan porqueRusia no está en el espacio Schen-gen y no se puede cruzar a la UEde manera legal. Ahora, con la ciu-dad confinada y en hibernacióneconómica, la pandemia de coro-navirus ha revelado las grietas deestas tramas de inmigración yempleo irregular en los que mu-chos cubanos terminan explotadosa manos de mafias cuyos tentá-culos llegan de Moscú a La Ha-bana; y vuelta.

Yunior Castro y Antonio paga-ron 1.500 dólares a un intermedia-rio al que ya conocían de oídas porotros cubanos. Ese dinero les da-ría derecho al billete de ida LaHabana-Moscú, alojamiento el pri-mer mes y empleo en la construc-ción. “Te dicen que las plazas detrabajo se compran y que luego yavas cobrando mes a mes”, expli-ca Castro, de la Isla de la Juven-tud, que aterrizó en la capital rusaen diciembre. Allá trabajaba en lalavandería de un resort. En Mos-cú ha compartido obra con Anto-nio y sus otros cinco compañerosde piso. Han sido 12 horas al díalevantando un edificio de oficinas.Sin librar, aseguran en una de lasdos habitaciones, la más amplia,que pese a las camas usan tam-bién como sala de estar. “Escoge-mos Rusia por la facilidad para lle-

gar, sin saber a qué nos expone-mos aquí, la vulnerabilidad de noconocer el idioma, las costumbres,la explotación. Ahora lo único quebuscamos es un sustento”, se la-menta con las manos en los bolsi-llos Antonio, hasta hace poco, in-formático en una fábrica de cerá-mica blanca de Holguín.

La pauta se repite una y otravez. Comprar un vuelo a Moscúes más caro desde la isla, así quemuchos recurren a algún interme-diario que les envía el pasaje des-de fuera, y que por algo más dedinero les promete alojamiento, tra-bajo y resolver los trámites buro-cráticos. Ese intermediario, gene-ralmente cubano, proporcionamano de obra barata a contratis-tas informales rusos, armenios,azerbaiyanos o serbios que nutrende personal a obras por toda lacapital. Siempre sin contrato, sinseguridad y sin garantía de cobro.Si todo va según lo pactado, el tra-bajador recibe su salario —quesuele rondar el equivalente a unos300 euros mensuales— de manosdel intermediario, que se queda unacomisión de lo que ya probable-mente es un sueldo mermado.

“Ese sistema se ha utilizado des-de hace mucho con ciudadanos deAsia Central, como Kirguistán,Tayikistán o Uzbekistán; ahoraenrolan a cubanos porque son másvulnerables, no saben ruso, no co-nocen el sistema y tienen menosredes de apoyo. Muchos aspirana quedarse con la esperanza o lapromesa vacía de que tarde o tem-prano se podrán regularizar. Otros,tratan de recabar el dinero que lesfalta para pagar los supuestos do-cumentos para viajar a Europa;algunos consiguen salir a Serbia yahí se quedan, esperando”, expli-ca Williams Herrera, abogado yaretirado que presta asistencia jurí-dica gratuita a algunos compatrio-tas.

Las autoridades cubanas cono-cen el problema. El cónsul de Cubaen Moscú, Eduardo Escandell,afirma que en ocasiones han asis-tido, tratando de localizar ayudalegal, a algunos que decidierondenunciar la explotación laboral.No es frecuente, reconoce MarioCarrazana, consultor jurídico cu-bano establecido en Rusia. Lamayoría tiene miedo a las repre-salias o a la deportación. Así quecallan y se buscan otra cosa. Yvuelta a empezar.

Madelaine de la Caridad encon-tró trabajo en la limpieza de su-permercados. En Cuba era enfer-mera y decidió vender lo poco quetenía y salir de la isla con su hija,Shabely, de 15 años. Compró elbillete por su cuenta, pero el pisoen el que iba a vivir lo encontrópor un intermediario que, comomuchos otros, se dedican al real-quiler para cubanos por todo Mos-cú. Cuando llegaron allí, lo quedebía ser un apartamento para lasdos era en realidad una cama com-partida en un piso con 10 hombres.“Salí de allí rápido, estar con gen-te desconocida, con la niña”, cuen-ta. Terminó compartiendo un piso

de tres espacios más cocina consu amiga Yuris Lady y otras ochopersonas. Todos se dedican a lalimpieza, explica Marco AntonioHerrera, uno de los veteranos.Empleos de 12 horas al día, todoslos días de la semana, por unos25.000 rublos (300 euros); un pocomás del salario mínimo legal en lacapital (20.000 rublos), pero pormuchas más horas que lo quemarca la normativa. “Y eso cuan-do los cobramos…”, dice su com-pañera Clara Elsi Felipe en el re-cibidor de paredes amarillas en elque destaca un brillante póster conla imagen de un lago.

Acceder a esos empleos no esgratis. Para poder trabajar debenpagar a un intermediario 3.000 ru-

blos (37 euros), según distintasconversaciones online que ha po-dido leer este diario. Y otros 3.000de “multa” cada vez que se au-sentan un día. En ocasiones, elpacto incluye que el primer meses “de prueba” y no se retribuye.El mecanismo de la estafa es muysimilar al de las mafias de la cons-trucción, y los abusos son cons-tantes, expone el abogado Carra-zana.

Los mercados de Liublinó oSadovod, al sureste de Moscú,ahora cerrados a cal y canto porla pandemia y en otro momentomuy frecuentados por la comuni-dad cubana, son un hervidero de‘intermediarios’ o agentes que tra-tan de captar mano de obra bara-

ta. Casi todos saben que si se bus-ca trabajo, basta dejarse caer porahí. Aunque la mayoría tambiénson conscientes de que el salariono siempre llega. “Lo que nos su-cede es una estafa. Tienes unaidea, sabes que a la gente la enga-ñan pero piensas que a ti no te vaa pasar”, comenta Josué Pérez,desolado. “En Cuba yo me dedi-caba a la gastronomía turística, lascosas ya estaban muy mal y aho-ra con el virus irán peor, pero sitodo sigue así habrá que buscar lavía para volverse. Allá no te lle-nas el estómago, pero no te mue-res de hambre, siempre hay unvecino que te da un pan, una tazade arroz; esto es distinto”, dice.

Continúa la semana Proxima

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