latidos del olvido, paus
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PAUs
2
© Los autores.
© Edición: A+ARTE. 2013
Se permite la reproducción total o parcial de esta publicación sin fines comerciales y citando expresamente a los autores.
Maqueta: Paye Vargas Soria.
©
3
Latidos del olvido es un proyecto artístico, encaminado a “reutilizar” lugares abandonados o deteriororados, a causa del paso del tiempo y el olvido. Cuenta con la colaboración de artistas y pensadores que aportan sus intervenciones y reflexiones intentando rescatar realidades del pasado y del presente. Se trata de intervenciones efímeras de todo tipo (fotografía, pintura mural, escultura, proyecciones…) cuya máxima premisa es el respeto total y absoluto de los espacios y entornos donde son realizadas. Creaciones in situ, realizadas en un lugar, con ese lugar y para ese lugar.
Beats of Oblivion is an artistic project,
aiming at the creative use of abandoned
places. It involves the collaboration of
artists and thinkers, who contribute with
their work, thoughts and ideas, and try to
recover past and present realities.
It implies all types of ephemeral
interventions (photography, painting,
murals, sculpture, projections...) , whose
ultimate premise is total and absolute
respect for the spaces and environments
where they are made. On-site creations
made in one place, with that place and
for that place.
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Coordinadores
Sr. ArribasDiego Llorente Domínguez
Paye Vargas Soria
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Sr. ArribasMiguel Amorós
Julian AlonsoIván del Arco Santiago
Ulises FaragüitAnaïs García Pérez
Eva Lavilla ReyDiego Llorente Domínguez
Borja Lucena GóngoraRafael Reviriego
Enrique Rubio RomeroJulia Schulz-Dornburg
Spanish DreamMario Tejedor
Miriam TelloTXP (Todo por la praxis)
Rubén VarillasPaye Vargas Soria
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“PAU: PrOgrAmA de
ActUAción UrBAnísticA”
Por norma general, el proceso de
creación de una ciudad se compone de la
consecución de distintas contribuciones
que podemos distinguir a través de su
tejido como si de la sección del tronco
de árbol se tratara.
Suele ser tras un periodo de
esplendor económico cuando en una
ciudad se toman decisiones de gran en-
vergadura definiendo de este modo su
propio carácter, la huella imborrable
de ese momento en su historia. Así se
muestra desde la monumental Roma
clásica, a las largas avenidas parisinas, la
repetición de bloques comunistas o los
rascacielos neoyorquinos. Siempre el
urbanismo ha transmitido los valores
que en ese momento se querían difundir.
Valores que se mostraran perpetuamen-
te, como testigos de una ideología y que
repercuten directamente en la sociedad
al definir cómo serán sus movimientos,
sus interacciones entre si o distintas
agrupaciones.
En el caso de España, el último
momento de esplendor económico, ha
dejado una huella imborrable en todas
nuestras ciudades. Un episodio más en
nuestra historia, una muestra fiel de la
utopía social de este momento y de los
valores que transmite.
Creada una vez más a imagen
y semejanza de sus autores, el nuevo
modelo de ciudad se ha convertido en un
modo de generar riqueza, un producto.
Y del mismo modo, el urbanismo ha sido
tratado como su publicidad, compitien-
do entre sus iguales en cuanto a comu-
nicaciones, zonas verdes o deportivas,
pero en ningún caso valorando el
total de la ciudad u otros valores que
pudieran resultar no tan atractivos en el
momento de compra. Ha desestimado
cualquier contexto arquitectónico, social
o cultural a fin de vender la nueva imagen
del nuevo modelo de vida más moderno
9
y adaptado a lo que se han considerado
que son las nuevas necesidades.
Un nuevo modelo que se reduce
a un espacio hermético de posesiones
estandarizado, del cual salir tan solo para
obtener nuevos productos o el medio de
conseguirlos.
Por tanto, la calle, extraordinaria-
mente sobredimensionada y privada de
dotaciones, carece de sentido, limita la
posibilidad de encuentros y sociabilidad.
Produce miedo a la soledad y en conse-
cuencia la sensación de querer volver al
lugar seguro aunque igualmente solitario.
Ya sea por los valores que
transmite o por la producción sin control
de este producto, es obvio que el modelo
ha fracasado estrepitosamente dejando
la huella de lo que fue y de lo que quiso
ser.
Enormes extensiones han modificado
ya el contexto de la mayor parte de las
ciudades, forman parte de nosotros y de
nuestra cultura. Han repercutido fuer-
temente en nuestra sociedad, por tanto
no tiene sentido dejarlas en el olvido, es
el momento de conocerlas y afrontarlas.
Es el momento de empezar un nuevo
episodio.
Diego Llorente Domínguez
10
social utopia of that period and the values
it transmits.
Once more, the new city model,
which was created to its authors’ image
and likeness, has become a way to
generate wealth and products. Urbanism
has been treated as an advertisement
which enable cities to compete in terms
of public transportation, green areas or
sport facilities. However, urbanism has
never taken into consideration city’s
integrity and different values which are
not that easy to capitalize. It rejects any
architectural, social or cultural context
which is not consistent with the new
model it tries to sell.
Therefore, extremely oversized
and deprived of public space streets
don’t make sense any more. They limit
the possibilities of meetings and sociali-
zing. They produce fear of loneliness and
urge to return to some safe place, lonely
as well.
It is obvious that the model of
transmitted values and uncontrolled
production has failed miserably and has
“UrBAn deveLOPment
PrOgrAm”
Process of creating a city generally consists
of various contributions that we can
distinguish through its tissue as if it was
the rings in the trunk of a tree.
It used to be after a period of
great economic prosperity that critical
decisions defining the very character
of the cities were made. It was the case
of monumental and classical Rome, long
Parisian avenues, communist blocks’
iteration or New York’s skyscrapers to
name but a few examples.
Urbanism has always transmitted
the values eager to be spread. Those
values last forever as witnesses of ideology.
They affect society directly by shaping and
defining habitants’ movements, interac-
tions and associations.
In Spain, the last period of economic
prosperity has marked all the cities.
It constituted another chapter in our
history, namely an adequate sample of
11
left the trace of what it used to be and
what it tried to be.
Huge areas have already changed
most of the cities’ context. They form a
part of us and our culture and they have
significantly affected our society. It does
not make a sense to let them fade into
oblivion. It is the time to reveal them and
face them. It is the time to start a new
chapter.
Diego Llorente Domínguez
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“en eL PAís de LAs mArAviLLAs”// “in the WOnderLAnd”
sr. Arribas
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“in the Wonderland”
PAU vallecas (madrid),
February 2013.
“en el país de las
maravillas”
PAU de vallecas
(madrid), Febrero 2013.
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“in the Wonderland”
cmA, garray (soria), march 2013.
“en el país de las maravillas”
ciudad del medio Ambiente cmA, garray (soria), marzo 2013.
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“in the Wonderland”
PAU soria, April 2013.
“en el país de las maravillas”
PAU de soria, Abril 2013.
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“in the Wonderland”
We understand wonder as a special type
of possession which draws admiration.
We have linked wonder to material and
forgot about dreams. Our hope lies in
having and possessing.
Imaginary needs are everything
we may think of. One of them is house.
We have been programmed to need it, to
possess it and to be amazed by it. When
we finally have it, we end up at the border
between reality and fiction. We are not
able to live without this reference. We
have already lost the concept of nomad.
Logic has prevailed over imagination.
Material has prevailed over imagination.
In conclusion, your dreams have
been turned into your condemnation. So
let me ask you:
¿Who is the owner of your
dreams?
“en el país de las maravillas”
Entendemos como maravilla toda posesión
extraordinaria que causa admiración.
Hemos vinculado el término maravilla a
la materia olvidándonos de la ilusión, nos
ilusionamos con tener y poseer.
Todo cuanto pensamos lo hacemos
a partir de las necesidades creadas. Entre
una de esas obligaciones se encuentra “la
casa”, nos han programado para necesitar
una, para poseerla, maravillarnos con ella
y cuando no la tenemos quedamos en un
limbo entre la realidad y la ficción. Somos
incapaces de vivir sin un ancla, se ha
perdido el concepto de “nómada” y se ha
impuesto la lógica frente a la imaginación.
Ha vencido la materia a la imaginación.
En definitiva han conseguido que
tus sueños sean tu condena y planteo la
pregunta:
¿de quien son tus sueños?
21
“in the
Wonderland”
Lucero (madrid)
may 2013.
“en el país de las
maravillas”
Lucero (madrid),
mayo 2013.
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25
“in the Wonderland”
PAU valdeluz, guadalajara, Juny 2013.
“en el país de las maravillas”
PAU de valdeluz, guadalajara, Junio 2013.
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no tienen pasado: no han tenido tiempo
de envejecer. Se han vuelto historia sin
haberla tenido jamás. No han llegado a
existir como edificios albergando vida,
por más que ésta estuviera desprovis-
ta de toda magia y fuera análoga a la
muerte. Son lugares vacíos que nunca
se llenaron. Estos desolados desiertos
de cemento nacieron muertos, por eso
no traen recuerdos. Por no ser, no son
ni verdaderas ruinas pues no pueden
contarnos lo que han sido. No transmiten
emociones, sino sentimientos de vacuidad.
La venganza de la Naturaleza al invadir
los templos abortados de la locura inmo-
biliaria no basta para dotarles de un sig-
nificado especial y conferirles una pátina
de misterio; esa clase de ruinas no tienen
sentido ni esconden secretos; el polvo y
los hierbajos no los preparan para la lírica.
Las cicatrices en el territorio no se curan
sino con la desaparición del mal civilizato-
rio que las causó. Se trata de verdaderas
mutilaciones que para rebrotar requieren
la extinción de la sociedad capitalista;
la poesía mora en la destrucción de lo
infame.
“meditAción sOBre
UnA rUinA AnUnciAdA.
LA ciUdAd deL mediO
AmBiente de sOriA” de
miguél Amorós
La contemplación de una de las miles
de urbanizaciones abandonadas a medio
construir, testimonio de un pasado reciente
en el que la especulación inmobiliaria era
el principal motor de la economía y de
la política, induce, cómo no, a pensar en
la futilidad y el absurdo de una existencia
abocada a una persistente búsqueda de
beneficios pecuniarios. En su momento,
los dirigentes aludieron al Progreso,
palabra clave que parecía justificar todo
atentado paisajístico, ambiental o social
envuelto en una imagen de confort
campestre y lucro privado; esa “herejía
de la decrepitud”, según Baudelaire,
inventada por el “hombre civilizado” “para
consolarse de su abdicación y declive”,
una negación obsesiva de su ser que se
parecía a “un modo de suicidio incesante-
mente renovado.” Esas ruinas son bastante
peculiares en el género, puesto que no
evocan la experiencia del tiempo, ya que
27
Los proyectos residenciales fallidos
nunca tuvieron humos porque nunca
fueron proyectos políticos. Iban destinados
a satisfacer los afanes prosaicos de una
mentalidad de clase media, hoy en día tan
extendida. Debía proporcionar un pedazo
de espacio íntimo a unos seres mezquinos
absolutamente dependientes del automóvil
y la parafernalia electrónica. La arquitec-
tura de bloques periféricos y adosados es
producto de una demanda ramplona, sin
gusto, americanizada, incapaz de concebir
un bienestar diferente del que proporcio-
na la abundancia de artefactos modernos,
ni de imaginar unos valores distintos de
los ponderados por la dominación, por
lo que su calidad está a la altura de su
concepto. Es una arquitectura de masas
solitarias y manipuladas, que refleja una
pobreza de espíritu y una vulgaridad de
deseo elevadas. No ordena espacios, más
bien los trivializa. No establece relaciones
o vínculos sólidos entre sus habitantes, ni
define señas de identidad. Generaliza el
aislamiento en comunidad y a la vez que
uniformiza, desarraiga. No tiene preten-
siones: sólo promete seguridad, aparca-
miento y anonimato. No hace política,
por lo cual no necesita grandilocuencia
ni sensacionalismo. Otra cosa ocurre con
megaproyectos del estilo de la Ciudad
del Medio Ambiente, mitad pelotazos
urbanísticos, mitad trofeos de la clase
política.
Los dirigentes siempre han
querido construir aunque fuera en terreno
inundable, dejando constancia de su paso:
la historia de la dominación es la historia
de la arquitectura. Consciente de que los
edificios monumentales son una señal de
poder, la clase política contemporánea
es un gran mecenas de los arquitectos.
Quiere registrar su presencia e impre-
sionar al público adicto dando, con una
geometría torturada y unos materiales
nuevos, una imagen de modernidad, en
este caso concreto con aderezos de
ecologismo. Pero nos equivocaríamos si
nos atuviéramos al cálculo político como
motivo único de la voluntad constructo-
ra dirigente: hay que dejar sitio a la psico-
patología. En efecto, la frontera entre el
impulso tecnopolítico y la megalomanía
o el narcisismo es borrosa, y a menudo
los dirigentes transitan de un lado a otro
28
“un referente mundial en el ámbito del
medio ambiente y la sostenibilidad.” Sin
embargo el discurso ideológico no puede
resultar visiblemente más postizo; la clase
política no pretende transmitir valores
ciudadanos con sus experimentos arqui-
tectónicos, sino simplemente exhibirse.
No persigue nuevas señas de identidad
locales, pues con tanta retórica arqui-
tectónica y tanto singularidad estridente
todas las capitales se parecen, sino al
contrario, busca en los iconos su propia
imagen identitaria. Una imagen plasmada
en edificios sin aura pero con diseño de
marca, auténtico o de imitación, mucho
más difícil de olvidar que el despilfarro de
fondos públicos con los que se financia-
ron. Una imagen que las revistas turísticas
recogerán y las agencias de viajes incluirán
en sus circuitos.
Los edificios duran una eternidad,
pero también pueden ser una ruina po-
líticamente hablando, ya que a veces
resultan tan fallidos como la urbanización
de Garray, cuyo promotor se largó con
el dinero de los compradores antes de
acabarla. Estamos lejos de una arquitec-
tura imperial, pero nos hallamos sin duda
como si nada. Así se obsesionan por el
tamaño antes que por la utilidad, por la
apariencia antes que por el sujeto. no
reparando gastos ni ahorrando destrozos
en la fauna o en la flora. La forma no
tiene que ver con la función, sino con el
espectáculo. La función es lo de menos.
La arquitectura del poder tampoco tiene
contenido, no es la expresión sensible de
“la idea” en el espacio, y por lo tanto, no
“da realidad a lo en si mismo verdadero”
(Hegel). Es algo puramente formalista, sin
objeto, sin relación directa con el mundo,
independiente de él. La autoridad emplea
la monumentalidad para demostrar que
controla los acontecimientos y que el
éxito ha de coronar todas sus empresas.
La arquitectura ha de crear solamente
esa ilusión, ese espejismo, cueste lo que
cueste. En fin, es lo que tiene de fascismo
la partitocracia, que sus jefes actúan
como antaño lo hacían los dictadores,
unilateralmente, sin atender a razones,
con la fuerza por delante, pero queriendo
dar la impresión de que respetan los usos
democráticos y la moda verde, desarro-
llando la economía, creando puestos de
trabajo y proporcionando como mínimo
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ante una glorificación del régimen parti-
tocrático que por suerte presenta signos
de desgaste. La proliferación de iconos
arquitectónicos produce una devaluación
que en lugar de apuntalar el sistema lo
sitúa en el camino de la descomposición.
Si además son vistos como caprichos
de egotistas incompetentes, ambiciosos
e inseguros, más que como muestras
del arte de gobernar con ecuanimidad
y austeridad, el proceso se acelera. Y es
que la arbitrariedad, la prepotencia y el
derroche dan un toque siniestro muy
impopular. Orwell observó con perspica-
cia que la arquitectura se llevaba bien con
la tiranía, puesto que los tiranos ofrecían
mucho más trabajo a los arquitectos
que los pueblos libres. Hoy día abundan
menos los tiranos es estado puro, pero
los consistorios-empresa y los poderes
autonómicos han heredado sus ínfulas,
su falta de escrúpulos y por encima de
todo su incultura: la clase política de la
partitocracia es la primera clase dirigente
completamente ignorante. Se sabe que un
alarde constructivo fascina doblemente a
los poderosos si éstos son analfabetos
funcionales, pero en mayor medida repele
a las masas contribuyentes desencantadas,
que ya no se dejan apabullar y están lo
suficientemente despiertas para que no
les den la liebre de lo cívico por el gato
de lo trivial ostentoso y caro. El rechazo
popular de un monumento puede conver-
tirse en rechazo de la clase que lo mandó
construir. Los dioses del Mercado y de la
Política podrían abandonar despavoridos
las moradas terrenales que los arquitec-
tos han construido expresamente para
ellos y eso sería el principio del fin. A este
propósito, hacemos nuestra la reflexión
de Marc Augé: “Sólo una catástrofe hoy
es susceptible de producir unos efectos
comparables a la lenta acción del tiempo.”
Un repaso por la historia nos mostraría
ejemplos de clases poderosas que se
han venido abajo después de acabar de
amueblar con multitud de “referentes”
y símbolos sus capitales. Sus habitantes
supieron escapar a tiempo de las cons-
trucciones concebidas para dominarlos,
que se convirtieron en un ruinoso paisaje
bastardo condenado a perderse en la
memoria.
Miguel Amorós
30
Todo comienza,
pero nunca sabemos
cuando termina.
Imagen y texto: Julián Alonso
31
Estas casas del horror son
esqueletos de ilusiones interrumpidas
que se recortan con tétrica estética es-
cultórica de abstractas líneas infinitas
que se pierden en el horizonte, de su-
rrealistas imágenes entre figuraciones
incompletas de telúricos muros impreg-
nados de oníricas imágenes cual tragedia
griega o, sin más, formas sensibles que
muestran el inconsciente expresionis-
mo que los tiempos contemporáneos,
mediante artistas improvisados, han ma-
terializado, creando un espacio para un
Land Art mutante que constantemente
es modificado por la praxis de agentes
imprevistos que nos recuerdan que no
somos nada en la inmensidad del Tiempo.
Agentes que en el proyecto de Latidos
del Olvido son ayudados o rematados
por profesionales del arte que le dan una
mayor proyección poética, en la que lo
espontáneo da paso a lo meditado en
conjuntos de gran calidad.
Pero, volviendo a nuestras casas
del terror y del horror, resulta curioso
ver como se desarrolla la dialéctica
maniquea en la semántica de lo fantas-
“de LAs cAsAs deL terrOr
A LAs cAsAs deL hOrrOr”
de iván del Arco santiago
En otros tiempos soñábamos, niños y
mayores, con ir a las casas del terror que
proliferaban en los parques de atracciones,
era esa vuelta al mundo de lo fantástico, la
línea entre lo mundano y lo ficticio. Hoy,
nos ahogamos entre las casas del horror
e intentamos huir de ellas, de su desapa-
cibilidad. Esos muros vacíos, esqueletos
de arquitecturas que no existen, vacuos,
inertes, solitarios y melancólicos son
antítesis de la algarabía y los gritos de isla
de las ferias y los parques de atracciones
que suponían ser las casas del terror. Una
isla de miedo voluntario en un efímero
mar de sonrisas. Hoy, inmersos en un mar
de injusticias y tristezas, de desaliento y
desasosiego, la misma gente vive en el
terror de la incertidumbre, del futuro de
sus casas, sus propiedades, el trabajo de
tantos años que amenaza con derrum-
barse; se siente esclavo de un hoy que no
le ofertaron mientras observa con anhelo
y melancolía las casas del horror.
32
nos devuelve a ella, al tiempo que busca
una sonrisa en el futuro, melancolía de
infancias donde el horror de los espacios
deshabitados muta terror en la isla de las
luces y los sueños.
Iván del Arco Santiago
magórico. Las sombras de las PAUS se
esparcen aleatoriamente por los variopin-
tos esqueletos, los inconclusos espacios y
sus yermos interiores, introduciéndonos
en el terror psicológico del miedo a lo
postrero. Nada que ver con las meditadas
intervenciones de los ingenieros del
pasatiempo que conforman y preparan
los espacios tenebrosos y fantasmagóri-
cos de las atracciones-casas del terror,
donde la sombra recobra su significado
psicológico de principios del siglo XX
y nos recuerda que hay cuestiones que
son intrínsecas al hombre: el miedo, ese
motor de la imaginación, la espirituali-
dad y la crudeza de la realidad con todas
sus reacciones. Las casas del terror nos
introducen en lo telúrico y desconocido
por un tiempo limitado mientras las casas
del horror nos conducen por un camino
atemporal de realidades que nos gustarían
fuesen fingidas. Ahí está la dualidad de lo
real en la psique y ésta en lo fantástico e
irracional.
Horror y terror, ambos conceptos
nos acompañan en nuestra vida. Terror
que nos evade de la realidad; horror que
33
momentos críticos, dejando huellas de
su irresponsabilidad en el propio mundo
sensible.
Si la crisis del XVII hizo que
calderón escribiese sobre los sueños e
ilusiones, sobre ficciones y huellas metafó-
ricas de su entorno, y Goya casi 200 años
más tarde plasmó el cambio de siglo con
sus caprichosas estampas que conjugaban
bestias y otras ficciones, hoy los com-
ponentes de Latidos del Olvido y sus
numerosos colaboradores nos muestran
nuevos monstruos disfrazados de cruda
realidad. Y nos lo enseñan como mejor
saben, con ese lenguaje puro y plural que
supone el desarrollado con la imagen. Sus
sintagmas efímeros nos recuerdan otra
vez más las infinitas caras que en nuestros
días tienen la decrepitud y el tiempo
fugaz, esa vanitas del siglo XXI, ya citada
en otras ocasiones.
De tal forma, seguimos disfru-
tando de los proyectos de este grupo
artístico de “crea-ocupación”, en el que
hombres y arquetipos de miedos fantas-
magóricos se yerguen latentes en medio
de un microcosmos de decrepitud, convir-
“iLUsiOnes de AYer,
mOnstrUOs de hOY,
FAntAsmAs deL mAÑAnA”
de iván del Arco santiago
Hace casi 400 años, Calderón de la Barca
escribía sobre la realidad de su tiempo,
recapacitando sobre “¿qué es la vida?” y
afirmando que ésta era “un frenesí, (...)
una ilusión, una sombra, una ficción”, a lo
que añadió que “el mayor bien es pequeño,
que toda la vida es sueño y los sueños,
sueños son”. Son realidades de otrora
que están en la más ardiente actualidad,
pues vivimos a tope, con el tiempo en los
talones, persiguiendo sombras, ficciones,
ilusiones y sueños, siempre queriendo
más, aumentando nuestros monstruos
motivados por algunas de esas ilusiones
fallidas que nos perseguirán en el mañana.
Porque como nos regaló Goya en el
Capricho número 43, “El sueño de la
razón produce monstruos”, alejarse de la
realidad sensible y dejarnos guiar por la
imaginación nos distancia de lo tangible
y nos acerca a la incertidumbre de la
metafísica, que siempre se revalida en
34
tiéndose en perfectas siluetas que entran
en simbiosis con el medio humanizado,
que intenta ser por ellos deshumaniza-
do, derrumbado por titanes de nuestros
miedos, monstruos de hoy que parafra-
sean regresos de momias, frankensteins
o golems descritos por la literatura de
Gautier, Shelley o Meyrink, así como
por filmes de cine fantástico y de terror
dirigidos magistralmente por Freund,
Whale o Wegener. La interrelación entre
el arte y los usos de estos espacios fan-
tasmagóricos nos convierte en actores
de un espacio que la obra fotográfica
describe con ese lenguaje universal pero
complejo, especialmente cuando se hace
con exactitud, delicadeza y matemática
sutilidad. Es ese lenguaje icónico, que en la
apariencia de la verosimilitud obliga, para
no caer en la indiferencia o en lo absurdo,
y que en su uso preciso se convierte en
ironía de las ilusiones del ayer y analogía
de la certeza del presente. Son imágenes
que invitan a adentrarnos en este
submundo de realidades truncadas, nos
marcan los límites, nos muestran la verdad
desde fuera, invitándonos a meditar para
después describirnos mediante imágenes
de alta carga semántica tal cómo son
esas estructuras antrópicas inmersas en
medios naturales que, desde su ilusoria
realidad, parecen ventanas que se abren a
un mundo infinito.
Mundo, al que regresamos con
el resto de obra plástica y las interven-
ciones sinceras de este grupo de artistas
que en este proyecto ve como multiplica
sus efectivos con obras de alta calidad
técnica, iconográfica y semántica que
entierran los monstruos de hoy y nos
anuncian los fantasmas del futuro, la
realidad en la que tras años y años de
especulación y después de vendernos un
futuro mesiánico, retornamos espeluzna-
dos, viendo como una gran masa de gente
sufre en nuestros días ahogada en las
cláusulas de los incontrolados contratos
inmobiliarios e hipotecarios que han roto
las ilusiones de millones de personas en
todo el mundo, haciéndoles pensar que
todo es un sueño, como el de Segismundo
en la celebérrima obra de Calderón, an-
teriormente citada. Palabras, imágenes y
35
volúmenes que líricamente nos invitan a
meditar sobre un futuro incierto.
Estas ficciones, ilusiones, monstruos
y fantasmas son formas de hoy que se me-
tamorfosean con los cambiantes tiempos
y dejan una ventana abierta a posibles
cambios guiados por la prudencia, la
templanza, la fortaleza y la justicia, aquellas
virtudes cardinales que defendía también
Calderón y que no son tan lejanas a los
valores primordiales que el ser humano
actual debería tener: rectitud, pureza,
veracidad y contundencia, que son las
actitudes que pueden derribar estos
monstruos contemporáneos y hacer que
aquellos deseos fallidos muten en nuevas
ilusiones realizables.
Iván del Arco Santiago
“cAminOs en eL desiertO”
de Ulises Faragüit
Los caminos no siempre son reales,
se deslizan sueños y sentimientos por
debajo de las puertas de la vida, se
escapan los momentos más sutiles, se
ocultan bajo las apariencias falsas y fan-
tásticas de proyectos traidores. Porque
es traición y muerte edificar expectati-
vas que nunca debieron existir, que no se
podían permitir el lujo de ser invocadas.
El edificio de la ilusión, que se ha
cimentado en el deseo y la necesidad
de las gentes, se ha revelado como un
espejismo en el desierto del futuro.
Porque no somos más que futuro, ese
es el mayor de nuestros tesoros y la
más grande de las miserias. Es entonces
cuando envidiamos profundamente a
nuestros hermanos animales, vividores
perfectos del presente, del momento, in-
conscientes de si mismos y del dolor del
mañana.
El porvenir se tinta de expectati-
vas y de derroche de fuerza y vida. A veces
pensamos que el futuro es el resultado del
36
y descubrimos que se entrelazan entre el
poder, el dinero la falsedad, la soberbia el
egoísmo y el desprecio a lo más preciado,
el ser humano.
Y ante esto nos caben dos
respuestas, dos posibles momentos, dos
opciones que se hacen formas de vida. Una
es la resignación, el bajar la cabeza ante el
poder que le hemos dado al dinero y a
codicia, aceptar la fina hebra del engaño
que se enreda sutilmente en la vida de los
hombres y mujeres reales, a los que se les
ha desangrado de sueños e ilusiones. Esta
actitud nos deja en manos de un poder
oculto e inhumano, pero sobre todo re-
nunciamos definitivamente al derecho
a soñar o a construir un futuro, porque
aceptamos el fatalismo de la injusticia., la
dictadura del dinero, la entronización de
la iniquidad. La otra actitud es la voz, la
protesta, levantar la piel de la tierra y dejar
que las flores surjan entre las piedras.
Dejar ver la fuerza del ser humano, que
mi voz sea el sonido del aire y que no
se apague mientras este exista. Hacer
renacer al león que ruge en el desierto,
como los antiguos profetas denunciantes
pasado, y que el presente no existe. Pero
una historia de personas que construyen
su vida sobre el esfuerzo y un futuro falso,
engendran un presente angustioso y des-
esperanzador. Cargar con la masa de un
engaño, pagando la deuda de las propias
ilusiones y de la plenitud personal, es caer
de boca en las arenas de un desierto en el
que los espejismos parecen abrir puertas a
una vida con sentido. Pero tras la carrera,
el esfuerzo, el agotamiento se llega a una
realidad impuesta por la codicia y la falta
de humanidad. Porque lo humano es in-
compatible con la cosificación, la objeti-
vización de unos beneficios infernales y
sangrientos, el dolor del trabajo saqueado,
del trabajo presente y futuro. Que nos han
robado el alma, porque se han quedado
con la última gota de mi sudor, con mi
última mirada hacia el horizonte.
En el engaño, no todo son
palabras y papeles escritos, hay objetivi-
dad, hay presencia en calles asfaltadas para
edificios de aire, farolas que pretenden
iluminar fantasmas, urbanizaciones infieles
a la tierra, traidoras de su propia esencia.
Desenterramos la raíces de estos lugares
37
del desamparo y el abandono del amor.
Transfigurar los espejismos y hacerlos de
carne, ser libre para atreverme a soñar,
ser libres para tener la opción de desear
la felicidad, ser libre para poder, así, ser
persona.
Al final podremos abrir los ojos,
claros y limpios, y barrer del cieno de los
hierros medidos, de las aceras estériles,
de las casas de aire. De nuevo el futuro,
pero no como algo soñado sino como una
vivencia de lucha, de empuje, de transfor-
mación.
Ulises Faragüit
“LA ciUdAd cAdAver” de
Ulises Faragüit
Las ciudades viven, ellas mismas son
creadoras de su propia existencia, y
en ellas se desarrolla el tiempo de la
esperanza y el trabajo diario. En las
ciudades vivas las calles son transitadas
y los niños gritan felices las tardes de
primavera. Una ciudad viva es fruto de la
verdad, de aquello que favorece la ilusión
y los proyectos son lugares donde se
generan ideas alternativas y utopías. Pero
hay otras que han nacido ya muertas,
son inmensos cadáveres de desespera-
ción, de engaño, de ruptura con el futuro.
Nacieron muertas y yacen como gigantes
tumbados en enormes extensiones. Y no
nos queda otra que merodear en torno a
su enorme cadáver esa mole aferrada a la
tierra con los dedos clavados con postes
de hierro, de cemento, con nervios de
cobre.
No puedo dejar de soñar con
aquellos momentos en los que pareció
ver el palpitar de sus sienes, cuando la
respiración de miles de bocas exhalaban
38
el espíritu para el que fue creado su
cuerpo. Pero es una vida que no fue vivida,
un cuerpo gigantesco que se extiende en
miles de metros ya pensados, programa-
dos, calibrados para extraer el poder, el
dinero. Fue para muchos un intento de
vida ,un vivir que sólo se explica desde la
pasión, desde el amor, desde el futuro, y
fuiste abortado en la adultez, siendo más
que proyecto, un cuerpo formado que
sólo quiso justificar lo que después fue
frustración de aquellos que creyeron en
él y en su creador.
Pero es la tristeza la que desgarra
el corazón, cuando descubro en sus ojos
cerrados mortalmente que alguien te
quitó el pulso, alguien que te engendró
sólo para verte morir, para ser testigo
impasible de tu eterno presente, de tu
no-ser definitivo. No serás familia, ni
amor de pareja, ni amistad, ni risas…no
serás nunca, sólo eres un proyecto que
nunca fue tal, porque el sentido de los
proyectos es el futuro de su realización,
el momento de una culminación que dará
lugar a otras.
Su presencia me lleva a un duelo
sin sentido, al funeral sin cadáver, perdido
en la mente de aquellos que fueron
tus creyentes tus hijos fieles que como
niños te tomaron de la mano mirándote
confiados a la cara, esperando que tos
ojos respondieran dando la calma y la paz
interna.
Y como un fanático, espero el
momento en el que se levante, ese momento
en el que su sombra pueda proyectarse
sobre el suelo yermo. Estoy esperando
aquel día en que aquella ciudad sea capaz
de abrazar como un padre hace con su
hijo, o de amar o de sentir la pasión por
el mundo. Aun ha de llegar el momento
definitivo de su resurrección, porque la
vida es ácida, pujante, inmadura, es opor-
tunidad.
Ulises Faragüit.
39
“LA ciUdAd, de Fin A
PrinciPiO” de Anaïs garcía
Pérez
Grandes brechas de carriles de asfalto
proyectadas como ejes en cuyo
perímetro
los inacabados habitáculos se asoman,
formando las ruinas modernas.
Descampados inanimados conforman las
vistas de los esqueletos de hormigón …
El principio de las ciudades se
produce por necesidad, por la necesidad
de proximidad física de los distintos
vecinos, del intercambio de productos, de
la comunicación, del apoyo o del simple
contacto social. Estas necesidades pro-
piciaron la aglomeración de individuos
en un determinado espacio como una
solución repetida, factible y satisfactoria.
Otro factor determinante para
la aparición de las ciudades fue la escasa
capacidad de desplazamiento, lo que
hacía que la mayor parte de intercambio
de información entre los individuos fuera
mediante la proximidad física.
Estos son algunos de los factores
que generaron núcleos de población
donde de aglutinaban construcciones y
habitantes de una forma compacta.
El plano de la ciudad es un
factor fundamental, donde ver como
la morfología de la misma influye di-
rectamente en las concepciones de los
diferentes lugares por los ciudadanos, así
como las orientaciones y jerarquizacio-
nes de los desplazamientos. Si se rompe
la escala del plano, se rompe la jerarquía y
la relación del ciudadano con la ciudad.
Cada vez que esta escala se hace
menos familiar, menos adecuada para
el peatón los errores de orientación se
van agravando. Esto ocurre según nos
vamos alejando de la ciudad consolidada
y entramos en los nuevos proyectos de
actuación urbana (PAU). Cuando aparecen
estas operaciones urbanísticas donde las
diferencias de su trama no son aprecia-
bles da lugar a un conjunto homogéneo
y monótono. Este tipo de distribucio-
nes del espacio diluye las actividades en
la ciudad y los vínculos entre ellas se
rompen. Se constituyen agrupamientos
40
mínimos donde se reúnen unos cuantos
servicios y equipamientos, sin embargo,
no están estrechamente relacionados
con la ciudad, son pequeñas “islas” que
se comunican con el resto de la ciudad
mediante infraestructuras que te trans-
portan de un punto a otro obviando el
espacio que hay entre ellos.
Perdida la articulación urbana
se pierde la urbanidad lo que acarrea la
pérdida del ciudadano, y por tanto, de
la ciudad. El abandono de aquello que
no ha sido concebido para el ciudadano.
El abandono anterior a la ocupación, el
habitáculo antepuesto al habitante, la in-
fraestructura anterior a la necesidad.
La calle no debe considerar-
se sólo un eje de circulación dónde los
diferentes tipos de transporte tienen su
medio aislado separado de los demás,
se trata de una espacio dónde las aceras
propician encuentros, visiones frente a los
escaparates, sinergias entre comerciantes
41
y paseantes tanto en tiendas como en
espacios de estancia.
Cuando comenzamos a diseñar la
ciudad sin tener en cuenta al ciudadano es
muy posible que este nunca acabe llegando
y aparezcan ante nosotros eternos
paisajes llenos de ruinas inacabadas fruto
de la ocupación sobredimensionada de un
suelo que pudo permanecer virgen y no
ser ahora inerte. Si observamos la propia
ciudad consolidada veremos la oportu-
nidad de llenar aquellos edificios que el
tiempo ha denostado pero que forman
parte de una ciudad activa y compleja y
que están llamados a tener otra oportu-
nidad.
Texto e imagen: Anaïs García Pérez
“AtAscAdOs en LA nOriA”
de eva Lavilla rey
En Garray (Soria) hay una urbanización
abandonada antes de ser ocupada (el
promotor o el constructor se marcho dejando
en la estacada a quienes habían comprado
los adosados), allí en la urbanización del
Dinosaurio han quedado dispersas por
el terreno escaleras de cemento que
tienden al cielo incongruentes como un
capricho surrealista de Magritte.
Recuerdan a las escaleras de los
dibujos de Escher en las que se diluye la
frontera entre interior y exterior, entre
arriba y abajo en una subversión del
orden racional que convierte el espacio
en un lugar laxo, flexible y deformado.
La escalera de Coxeter, que aparece
en sus grabados sube constantemente
pero termina en el mismo lugar en el que
comienza el ascenso. Símbolo escalofrian-
te del estado febril y delirante en el que
hemos vivido en los últimos años de la
especulación urbanística (algunos más
que otros, algunos con más responsabili-
dad que otros).
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En este laberinto sube y baja hemos
quedado atrapados como en un ascensor
indeciso o en una atracción de feria
averiada. Después de la euforia contagiosa
y acrítica estamos desencajados con la risa
nerviosa de quien se ha quedado colgado
en el ascensor o en la parte más alta de
la noria; inmovilizados por el vértigo que
produce la contemplación de una vida de
la que hemos perdido el control. Estamos
apresados por las cadenas de contratos
indecentes y abusivos, y por el pago de
letras ad aeternum. En estas escaleras no
hay camino ascensional, no hay nada sino
un movimiento espasmódico, circular,
carente de sentido. Es la eternidad como
castigo. No hemos llegado a ninguna
parte y estamos más cansados. Engatusa-
dos por la enorme capacidad de transfor-
mar la realidad con pocas ideas y muchas
excavadoras. Nuestra obra ha terminado
y no es para sentirse demasiado satisfe-
chos. No nos hemos ganado el descanso
de la Creación, nuestras criaturas son
abortos que decoran las márgenes de las
carreteras.
Las escaleras de Garray nos interrogan
¿Qué ha sido de las familias que compraron
las casas? ¿Qué ocurrió con sus ilusiones?
¿Dónde viven ahora? ¿Cuál es su deuda?
¿Cómo era la vida que proyectaron en esas
casas abandonadas? ¿Acaso imaginaron
compartir barbacoas en el porche con sus
vecinos? ¿Habrían sido felices allí? La urba-
nización del Dinosaurio tiene un aire de
decorado de película americana, entre la
maleza que crece desde hace años imagino
a una vendedora de Avon que aprieta el
timbre mientras estira la manga del jersey
de angorina malva. Y es que había ya algo
de falsedad en los planos de esta urba-
nización, en la monotonía de un diseño
seriado e impersonal. Tras esas casas
de juguete se esconden almas muertas
como en las fotografías de Gregory
Crewdson que muestran los submundos
que se ocultan tras la mirada superficial
en tonos pastel a una clase media que se
creía (nos creíamos) a salvo. La perplejidad
de sus protagonistas, la inmensa soledad
que les rodea, la asfixiante incomunicación
que evocan sus instantáneas encuentran
en la urbanización deshabitada un nuevo
43
lugar de encarnación. La imagen hoy de la
urbanización del Dinosaurio es la de una
ciénaga.
Naturalezas muertas, bodegones
del siglo XXI ¿Ubi sunt?
Eva Lavilla Rey
“FAUstO” de eva Lavilla rey
Hicimos un pacto con el diablo.
En el “Fausto” de Goethe la última
tentación a la que sucumbe el protagonis-
ta es la de la construcción y transforma-
ción de la costa (causa asombro pensar que
el romanticismo alemán prefiguró la suerte
del Levante español hace dos siglos). Así, con
gran dinamismo las fuerzas del desarrollo
y el progreso modifican el paisaje virgen
convirtiéndolo en un espacio de recreo
sin alma. Sin embargo un afloramiento
del pasado se convierte en el escollo
que detiene la voracidad constructi-
va. El obstáculo son dos ancianos, Bacis
y Filemón, que se niegan a abandonar
su propiedad con sus tilos y su capilla.
Son insobornables porque nada puede
tentarles al final de la vida.
La obsesión de Fausto por
deshacerse de ellos como la de muchos
promotores inmobiliarios por acabar
con las rentas antiguas o por desalojar
a familias vulnerables no es solamente
producto de su avaricia sino también
del deseo de liquidar un modelo que le
44
cuestiona. El sosiego de sus vidas es una
amenaza a su proyecto totalitario, así el
olvido se convierte en requisito obli-
gatorio para el triunfo de la modernidad.
Sospechamos que en realidad Fausto
envidia el aroma de los tilos, la serenidad
de los ancianos (ha conversado apacible-
mente con ellos); por eso lo único que
puede hacer es destruir esa armonía que
le mancilla.
Hicimos un pacto con el diablo. La
tentación se anunciaba a grandes letras
en una valla publicitaria de carretera con
el nombre de “Promociones Fausto”. Ja ja
ja… se ríe Mefistófeles. Estampamos la
firma, entregamos nuestra vida a cambio
de bien poca cosa, de cuatro paredes
convertidas en una condena a 35 años. A
cambio de un bunker donde amurallar-
nos frente a la tormenta exterior; eso sí
decorado gracias al “País Estilo” con gusto
de clase media baja imitando a la clase
media alta. Ja ja ja… se ríe Mefistófeles.
Ha sido un sueño enloquecido por
una lógica disparatada. La imagen alegórica
que cierra este sueño es demoledora. El
desalojo de ancianos, la urbanización de
zonas rurales, la especulación celebrada
por todos, la expropiación forzosa, los
métodos criminales, la destrucción de
las zonas marítimas, los desahucios, los
polígonos urbanos abandonados antes de
ser ocupados, los muertos calcinados en
el coche de un aparcamiento en el parking
de un club de carretera en la costa…
Hicimos un pacto con el diablo.
¿Y ahora qué? Nos queda re-
cuperarnos de este viaje alucinado y
rescatar del olvido otras formas
de habitar. Otras maneras de ser
y estar.
.
Eva Lavilla Rey.
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“teOriA de AtrAcción-rePULsión”// “the PUsh-PULL theOrY”
diego Llorente domínguez
46
“the push-pull theory ii ”
“teoria de atracción-repulsión ii”
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“the push-pull theory iii”
“teoria de atracción-repulsión iii”
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“the push-pull theory ”
The same way our parents led the rural-
urban migration, our generation begun to
change the new settlement patterns, this
time moving from the city to residential
areas.
This process has never been
completed. It has left us with the assump-
tions, on which the change was based and
eliminated any context. Industrial life model
was imposed and accepted by society.
This pattern has not failed because
of any rejection. It has collapsed itself.
Because of it was successful in the whole
social standing.
It is dead. It remains dead. And we
have killed it.
Therefore, since nobody recognises
its ethical principles, it is not pushing any
more. A new period begins.
“teoría de la atracción-
repulsión”
Del mismo modo que nuestros padres
protagonizaran el éxodo del campo a la
ciudad, nuestra generación comenzó en
los últimos años un nuevo cambio en el
modelo de habitar. Esta vez, de la ciudad a
la urbanización.
Un proceso que jamás se llegó a
completar. Nos ha dejado las premisas
en las que se ha basado este cambio.
La absoluta eliminación de cualquier
contexto. La imposición de un modelo de
vida industrializada carente de servicios
aceptado por la sociedad.
Este modelo no ha fracasado por
el rechazo, ha caído por si mismo. Por su
éxito en todos los estatus de la sociedad.
Ha muerto, sigue muerto y lo
hemos matado entre todos.
Desde el momento que nadie
reconoce sus valores ha dejado de resultar
atractivo. Empieza una nueva etapa.
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“the push-pull theory vi ”
“teoria de atracción-repulsión vi”
http://vimeo.com/69419531
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La Organización fue adorada como
Nueva Diosa, y, con ella, los hombres
alcanzaron la convicción de que todo
es posible, de que todo es dado a quien
encuentra los medios técnicos para ello.
El sentimiento de omnipotencia, esparcido
por doquier como se esparcían por la
tierra todo tipo de tecnologías, era una
realidad rutinaria desde el momento en
que de la sola voluntad humana dependía
crear el mundo de nuevo. Sólo bastaba
con organizarlo otra vez. La Nueva Diosa,
entonces, apareció revestida de nombres
distintos: Organización, Método, Razón,
Estado, Progreso, Utilidad, Revolución…
Tantos nombres para una única Diosa
verdadera.
Las Nuevas Ciudades fueron
levantadas como había soñado Descartes,
profeta reconocido como enunciador de
los más exactos presagios. Todo lo que
anteriormente había existido había de
ser arruinado antes de poder organizar
las nuevas urbes; todo había de desapare-
cer para garantizar que la Nueva Ciudad
erigida fuera realmente un producto
acabado de la voluntad de construir, sin
“LAs nUevAs ciUdAdes
sAgrAdAs” de Borja Lucena
góngora
Esas viejas ciudades que no fueron al principio
sino aldeas y que con el transcurso del tiempo se
convirtieron en grandes ciudades, están ordinaria-
mente muy mal trazadas si las comparamos con
esas plazas regulares que un ingeniero diseña a
su gusto en una llanura.
Descartes, R.; Discurso del Método, segunda
parte
En el principio fue la cuadrícula. Quizás
con decir esto nombremos el centro
de la doctrina religiosa que levantó las
Nuevas Ciudades Sagradas. Hacía ya
siglos que algunos habían advertido que
el viejo Dios había muerto, y, aunque no
fuera así, lo cierto es que el nacimiento
de la Nueva Época había significado su
olvido irrecuperable, así como de la fe
que irradiaba. Los hombres no parecían
ya desear un fundamento para el ser de
las cosas y el mundo, sino preferir mejor
un principio para su organización.
57
deudas o rémoras del pasado, sin nada
que escapara al dominio y la previsión.
Primero, el mundo era allanado. Se hacían
desaparecer los montes, las depresiones
del terreno eran igualadas y convertidas
en planas llanuras. Todo lo que obedecía
a esa especie de molesto azar natural
había de ser erradicado para posibilitar
el dominio completo sobre las cosas y
la propia vida. Se hacían desaparecer los
vestigios de épocas pasadas, las tumbas
que los hombres ya muertos habían
levantado para recordar a sus muertos,
sus casas que no respondían a plan
racional alguno; también sus monumentos
obcecados en guardar memoria de lo
sido, una memoria inútil, improductiva,
supersticiosa. Después empezaba todo:
se trazaba la Santa Cuadrícula. Las calles
eran tendidas siguiendo sus sabias líneas
rectas; las avenidas proyectadas con la
anchura y desolación suficiente; las señales
que guiarían el tráfico, los semáforos, las
indicaciones varias se situaban ya sobre
el asfalto negro, aun antes de que hubiera
nada más, como haciendo patente que el
Plan –que todo lo preveía- conocía de
antemano los movimientos, los desplaza-
mientos, las trayectorias que hasta el final
de los tiempos podrían tener lugar. Por
su parte, los huecos abiertos en la Santa
Cuadrícula no habían sido abandonados al
albur de las circunstancias: de cada uno de
ellos pendía un destino; aquí los bloques
rectangulares de viviendas, tallados con
precisión geométrica, donde vivirían
tantos miles; en ése, el Centro Comercial
donde se iría a comprar y a pasear los
domingos; allí los hospitales, los colegios, las
fábricas, los parques infantiles, las oficinas
y ministerios, las comisarías y parques
de Bomberos. La Cuadrícula estaba así
completa, y todo tan detalladamente pla-
nificado que los futuros habitantes de
la Nueva Ciudad podían sentir aliviados
que nada podría ya sobresaltarlos, porque
nada nuevo, nada incierto o imprevisto,
podría nunca aparecer. A continuación, las
casas se llenaban de gente, y los colegios,
y las oficinas; y la vida, día tras día, era, una
y otra vez, la magnífica reiteración de un
solo día, que había sido programado con
cuidado y previsión.
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“ArqUeOLOgíAs deL
FUtUrO” de rafael reviriego
¿Qué queda tras el estallido de la
burbuja? ¿Qué queda tras la vuelta a
la cruda realidad después de la locura
colectiva de la especulación inmobilia-
ria? ¿Qué se ha salvado de la gran alu-
cinación compartida entre estafadores y
estafados? ¿Qué legado nos han dejado
nuestros prohombres de la corrupción
institucional y nuestros modélicos líderes
empresariales defensores de la libre mafia
organizada?
¿Qué nos queda?
Lo que nos queda es una clase
política completamente tocada y
destruida por la corrupción generaliza-
da y una población hincada de rodillas e
indefensa, a la que se pretende sacrificar
a los dioses mercaderes. Mientras, los
máximos beneficiados e impulsores de la
gran estafa se permiten darnos consejos
sobre “lo que hay que hacer” y lo que
“no debimos hacer”. Ni la peor de las
pesadillas kafkianas.
Lo que nos queda, aparte de una
sensación amarga, desagradable, vacía
Los habitantes de la Nueva Ciudad
repetían cada jornada los rituales domésticos,
los desplazamientos, las actividades acos-
tumbradas en las oficinas o los calabozos,
la esperada vuelta a casa demorada por
necesidades de la producción, el cálido
tacto de la tarima flotante y el sonido
tranquilizador de la televisión en el salón,
las sábanas esperando para el merecido
descanso… De todos esos habitantes
pocos hubo, no obstante, que no llegaran
en algún momento a abrigar una pequeña
duda, quizás sólo un resquicio; muchos
llegaron a comentarlo en el café con los
compañeros más cercanos, que guiñaron
los ojos con desagrado:
Sí –les decían- tenéis razón; está
claro que la Organización nos ha dado una
ciudad, que lo ha creado todo de la nada y lo
ha dispuesto del modo más conveniente para
hacer lo que tenemos que hacer, pero… ¿podría
un Dios verdadero crear un mundo olvidándose
de dotarlo de belleza?
Borja Lucena Góngora
59
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grandes cementerios de hormigón y
ladrillo, cercanos a poblaciones habitadas,
pero sin rastros de vida humana. Segura-
mente llegaría a la conclusión de que por
fuerza serían zonas de culto. Y no estaría
desencaminado, culto a los dioses del
hormigón armado, el ladrillo visto y la es-
peculación como forma de suicidio.
Quizá ahora es el momento de reflexio-
nar.
Quizá sea el momento de intentar
aprender de los errores. Reflexiones que
se hacen desde Latidos del Olvido con
su proyecto PAUs. Pensamientos sobre
el modelo urbanístico y social que nos
ha llevado al abismo. Recapitulación
necesaria para no repetir errores. Nuevo
comienzo reconstruyéndonos como
sociedad. Es ahora o nunca.
Preguntas necesarias. ¿Cuáles son
tus sueños? ¿De quién son tus sueños?
¿Es tu sueño tu condena? ¿La ilusión es
tener o ser? ¿Dónde fue tu futuro? ¿Por
qué se han convertido en pesadillas de un
día para otro? ¿Esto era el progreso?
Texto e imagen: Rafael Reviriego
y resacosa, es una gran arqueología del
futuro....
Ya no será necesario esperar cien
años para estudiar edificios ruinosos
o enclaves abandonados. El paisaje del
lucro nos ha dejado un legado inabarca-
ble. Miles de hectáreas de urbanizaciones
y polígonos a medio construir. Ningún
pueblo sin su esqueleto de urbanización y
sus terrenos recalificados. Para objeto de
estudio: polígonos industriales separados
por 15 minutos de paseo a pie, resorts
para 5000 turistas en pueblos perdidos
de 300 habitantes, pistas de esquí en
medio de la meseta, urbanizaciones con
pista de aterrizaje, proyectos de parques
temáticos compitiendo por el premio
al mal gusto, zonas residenciales verdes
en eriales quemados por el sol, campos
de golf por doquier. Nuevoriquismo
desaforado.
¿En que estábamos pensando
cuando permitimos esto?
Quizá en un futuro, cuando la
arqueología sea del pasado, en lugar del
futuro, alguien se preguntará que función
tendrían estos esqueletos de edificios,
61
“ciUdAd dOrmitOriO,
ciUdAd cementeriO” de
enrique rubio romero
Nacer, vivir, morir. Momentos ineludibles
de cualquier creación... o no...
El ser humano ligado a un entorno,
a una manera de vivir, a unas costumbres,
a unas tradiciones. Ancestros que se
mantienen, u horizontes que se buscan.
Libremente.
El ser humano llevado a un entorno,
sin manera de vivir, sin costumbres, sin
tradiciones. Nada salvo una hipoteca que
une a un lugar, sin pasado. Obligado.
La ciudad dormitorio nace de la nada...
es el cementerio en el que se entierran
sueños pasados y futuros. Tradiciones y
singularidades.
Futuro donde se decide que este
tiene que existir, sin darnos cuenta que
nuestra pérdida de identidad es la perdida
de nuestra libertad.
Ser un número, de una calle con
nombre de número en un edificio que se
diferencia de los demás por un número, y
un piso con un número en la puerta. Un
número para el banco, un número para
el promotor, sin capacidad para revelarse
a ser persona, un número enterrado en
vida... un número de cruces...
Texto e imágenes: Enrique Rubio Romero
62
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Imágenes: Enrique Rubio Romero
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lucro”, un trabajo de mas de dos años de investigación sobre el impacto de la burbuja inmobiliaria en el territorio español. Su proyecto supone una nueva concepción de la ruina y es probablemen-te la base de datos mejor documentada sobre este tema.
“vivir en LA FrOnterA” de Julia schulz-dornburg
Julia Schulz-Dornburg, es arquitecta afincada en Barcelona. Autora del libro: “ruinas modernas: una topografía de
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Imágenes: Julia Schulz-Dornburg
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Spanish Dream alude especial-
mente a lo emocional, recreando escenas
familiares en espacios de obras sin
terminar con un aspecto poco doméstico
que probablemente nunca llegará a
tenerlo. El proyecto propone la reflexión
sobre una sociedad que, arrastrada por el
afán de convertirse en propietaria, olvidó
el verdadero sentido del habitar.
Cadelasverdes es un colectivo formado por
tres arquitectas: Ana Amado, Marta Marcos,
Luz Paz.
.
sPAnish dreAm es un proyecto
que propone una reflexión crítica sobre
la crisis económica y sus consecuencias.
En la actualidad asistimos a una
situación que está provocando graves
desequilibrios económicos en todo el
mundo. En España, en particular, esta cir-
cunstancia se ha visto acentuada por la
famosa burbuja inmobiliaria.
La idea hace referencia al American
Dream como símbolo de lo que anhela
todo un país, el objetivo final que hay que
alcanzar en la vida: tener una vivienda en
propiedad. Este deseo ha legitimado un
modelo social basado en la producción
indiscriminada, amparado por la especu-
lación bancaria.
El sueño se hizo trizas y, como
herencia, tenemos un territorio infestado
por obras que quedaron sin rematar y
con pocas expectativas de hacerlo, ruinas
prematuras que ya forman parte de
nuestro paisaje. Detrás de esta situación,
se esconde una realidad personal,
individual y colectiva, que forma parte del
día a día y que muestra un escenario poco
optimista.
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Ciudad, el sinónimo esculpido
a cemento de la deshumanización de la
humanidad.
Que somos escoria en la cárcel
y arriba juegan a las tabas con nuestro
hueso, sonríe y calla...
Presente incompleto como solo
un desenlace más de una catástrofe
anunciada...
Es desde cuándo empezamos a
sangrar nada, a respirar vacío, no lo sé,
hace mucho...
Cuándo la naturaleza, la bondad,
el tiempo, cuándo la belleza, los seres,
todo!
Cuándo se vendieron, se pisaron,
desde cuándo y por qué...
El egoísmo, es sacrilegio, el poder,
la muerte de la quimera...
La arquitectura se convierte en el
arte de ensalzarlo...
Las ciudades son los templos de
la decadencia, y la sociedad que las habita
el súmmun de la locura...
Texto e imágenes: Mario Tejedor
“destierrO” de mario tejedor
He paseado por las calles de una urbani-
zación paralizada en mitad de su erigir...
A qué huelen esos edificios vacíos,
construcciones defoliadas...
Inspirar aquí donde solo se respira
hormigón húmedo enmohecido es sentir
el absurdo... pero no es sentir, no es
respirar...
Es desgarrar...
Porque estas ruinas son algo más
que mero kaos, que simple trajín inmobi-
liario mal avenido...
Estas ruinas son los espejos rotos,
que siguen reflejando la realidad, fragmen-
tadamente, pero inequívocamente real.
Desde estas ciudades derrumba-
das antes de izadas se vislumbran mucho
mejor vuestras descabelladas urbes...
Por ahí vosotrxs y vuestras
vísceras, y poco más... Egoístas, hipócritas,
vacíxs, banales...
Allí andáis entre barrotes de
cemento y cadenas de ladrillo...
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Imágenes: Mario Tejedor
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“FinALes FeLices” de miriam tello
Ayer hacía sol y el viento olía a primaverala felicidad detenidarespirar, recuperarsesentir un trozo de tiempolamer el suelouñas cortadas, el público miraesconder las migas debajo de la alfombraalisar las arrugasayer hacía sol, pero no se dejaba coger
salir de casa y doblar la esquina.
https://vimeo.com/64244070#
Texto y video: Miriam Tello
Música: Sarabande. Suit nº 4 en D menor.
Georg Friedrich Händel.
Duración: 3´28´´.
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proponer estrategias de activación de estos edificios y territorios en desuso. En la mayoría de ciudades españolas se están desarrollando espontáneamen-te modelos de participación directa más virtuosos, que pueden constituir un paso no sólo de superación de la democracia re-presentativa, sino también de la democracia participativa, hacia una idea de implicación más directa de los ciudadanos. Los huecos que se han generado con la retirada de empresas y administra-ciones de la producción urbanística, sin embargo, no son sólo materiales. Son en muchos casos unos vacíos de poder que se están confirmando como un territorio de reconquista por parte del sector ciudadano. A través de estructuras más organizadas o informales, numerosos grupos vecinales están siendo los protagonistas de una re-apropiación y puesta en uso de espacios residuales y abandonados en todas las ciudades de España Estos dos fenómenos, que se están desarrollando de manera aparentemente desligada, manifiestan al revés la definitiva caída del mito del sector privado como agente privilegiado en la producción de ciudad, el fracaso de la idea una clase em-prendedora proactiva en la búsqueda de ventajas comunes con la ciudadanía, y la
“recUPerAción de recUrsOs en desUsO” de tXP
En el contexto de crisis nos encontra-mos con un nuevo escenario consecuen-cia del modelo de desarrollo urbanístico expansivo y descontrolado. La vivienda como un producto bursátil ha tenido una sobreproducción que excedía las necesi-dades de la población, esto sumado a una ordenación urbana descontrolada que daba rienda suelta a este proceso ha provocado un crecimiento de las ciudades en forma de mancha de aceite donde se ha producido un consumo abusivo del territorio y sin control en el modelo de crecimiento. El modelo de desarrollo aplicado a las metrópolis en España en los últimos diez años ha fracasado por su insostenibilidad económica, social y ambiental. Detrás de la oleada de construcción que ha afectado el país entero, quedan, como después de un huracán, las ruinas de un sistema de creci-miento incalculable bajo las apariencias de vacíos, esqueletos de edificios inacabados y vacíos difusos en toda la ciudad. En este contexto insertamos el proyecto increasis que pretende establecer una herramienta de crítica al modelo de ciudad que hasta el momento se ha estado desarrollando de manera compulsiva y
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la intención de trasladar los planteamien-tos de estos modelos de organización económica a modelos de organización espacial que respondan a las necesidades de estas comunidades El objetivo del proyecto in creasis es generar un repertorio de herramientas, prácticas y estrategias para la re-ocupación del patrimonio inmobiliario inutilizado, invendido o inacabado y su re-conversión en una infraestructura productiva y auto-gestionada por parte de la ciudadanía. Se plantea la incorporación de nuevos usos bajo estrategias de Low cost generando usos de carácter temporal aprovechan-do el la inmediatez y el aprovechamiento instantáneo que estos edificios pueden generar. Increasis se apoya en una plataforma web, que representa el agregador de toda la información que el proyecto recoge, así como el espacio virtual de encuentro entre todos los actores colaboradores del proyecto y la comunidad de usuarios. Para-lelamente, el proyecto se nutre de talleres, acciones y encuentros que produciremos en colaboración con distintas instituciones a lo largo del año.
TXP (Todo por la praxis)
urgente necesidad de generar una red social urbana que, desde la reutilización del vacío proponga nuevos modelos de desarrollo urbano centrados en la economía de recursos, en los servicios autogestionados y en estructuras asistenciales más horizon-tales. Los esqueletos, solares y edificios públicos y privados que permanecen vacíos y sin uso son espacios de oportunidad para el desarrollo nuevos centros ciudadanos de autogestión vecinal que respondan a las necesidades y demandas de la población. El proyecto In creases aborda la definición de nuevos modelos, nuevos servicios que respondan a nuevos em-prendedores sociales y comunidades que a través de procesos de gestión colectiva puedan desarrollar actividades productivas en un marco que se adecue a sus necesida-des. Como punto de arranque se estudiaran estas prácticas de comunidades que usan colectivamente recursos comunes que planteen estructuras formales que se basen en modelos de auto organización. Movimientos cuyo modelo de gobernanza se base en sistemas no jerarquizados, hori-zontales y participativos. El proyecto Increasis tiene el objetivo de estudiar estos modelos con
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ponsabilidad, depravación, soborno… La
náusea.
Los PAU (Programas de Actuación
Urbanística) se propagaron en el país como
un virus cuidadosamente administrado
por unas autoridades que veían posibilida-
des económicas ingentes en la expansión
descontrolada del ladrillo. Dinero fácil sin
consecuencias, la ética mezclada con agua
y grava dando vueltas en una hormigone-
ra a un ritmo mantenido de veinticuatro
mil euros por metro cuadrado. Hoy en
día, esas colmenas deshabitadas (nunca
habitadas) se erigen como islas en medio
de páramos y descampados, testimonian
el fracaso de un modelo y la corrupción
infinita de los políticos, banqueros, cons-
tructores y tecnócratas neoliberales
que las auspiciaron. Son la prueba muda
del delito, el carcinoma testimonial que
consume a nuestra sociedad y que los
sorprendidos ciudadanos sólo hemos
sabido detectar cuando el dolor era ya
insoportable. No hay más ciego que el
que sólo ve lo que quiere ver.
Los artistas de Latidos del
olvido se han autoerigido en notario y
parte del proceso. Los testigos que habrán
“LA náUseA Y eL
hOrmigón” de rubén varillas
La Náusea no me ha abandonado y no creo que
me abandone tan pronto; pero ya no la soporto,
ya no es una enfermedad ni un acceso pasajero:
soy yo.
Jean Paul Satre
Miles de quilómetros cuadrados totalmente
huecos. Vacíos como enormes carcasas de
hormigón y ladrillo. Casas, calles, esquinas,
rotondas, todas muertas y yermas. La
proyección desolada de la prosperidad. El
final del banquete.
España asiste perpleja a un funeral,
el suyo. No se lo esperaba, no nos lo es-
perábamos. Apenas había síntomas: sólo
algún acceso febril después de los excesos,
vagas recomendaciones de los facultati-
vos extranjeros y los achaques propios
de la corrupción, nada raro. Y resulta
que nuestros órganos vitales llevaban ya
años carcomidos por la metástasis, un
tumor pegajoso y agresivo que atiende a
mil nombres, que se llama codicia, irres-
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es un lujo de propietario”, los bloques de
viviendas de las PAU no tienen ni eso, ni
el derecho a un pasado.
Pero si hay un objeto que simbolice
como ningún otro el vacío, la oquedad
necia de estas urbanizaciones fantasma-
les, esas son las esculturas de Arribas. Sus
hombres de hormigón (y caucho) aban-
donados junto a columnas de cemento,
divisando el horizonte infinito desde
azoteas o atravesando quicios hacia el
vacío en medio de eriales, nos devuelven
a la realidad de un puñetazo en la boca.
Son los Titanes de la España actual, la que
ha entrado de cabeza en una nueva era,
la Edad del Estiércol. Ceo se ríe desde su
trono mientras su hermano Crono corta
cabezas con la hoz.
Las estatuas de Arribas no tienen
rostro, ni alma, son sólo piedras antro-
pomórficas, testigos mudos, ciegos y
sordos del pasado, habitantes de ciudades
también mudas, ciegas y sordas que, a
pesar de todo, parecen estar habitadas
por sombras y presagios sin los que sería
imposible interpretar el presente.
Rubén Varillas
de documentar la paradoja terrible: miles
de casas vacías, miles de españoles sin
casa.
Diego Llorente Domínguez es
la mirada que observa el sinsentido, en
silencio, quien con sus fotos ilustra el
proceso de vaciado moral de una sociedad
anestesiada. El suyo es el ojo que captura
el paisaje quemado de un desierto en el
que no hay más espejismo que el que
forman la grava y el hormigón.
Paye Vargas es la palabra, la voz
proyectada sobre los muros desnudos
que alguna vez esperaron escuchar las
penas y alegrías de sus moradores. Si
estos muros oyeran, no dirían nada. En
vez de eso, el espectador está obligado
a imaginar la historia que se presiente
detrás de cada pared: una fábula perversa
de ilusiones con fecha de caducidad, es-
peculación descontrolada y cláusulas
abusivas que terminaron por secuestrar
a los habitantes de aquella nada.
Sr. Arribas modela los habitantes
del silencio. Sus dibujos murales son
sombras rabiosas de otro tiempo. Decía
el protagonista de Sartre que “el pasado
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“mOrAdAs deL desencAntO”// “dWeLLing OF disechAntment”
Paye vargas soria
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“moradas del desencanto”
Sueños rotos, Ilusiones perdidas… estamos
despertando a una realidad, en la que
estábamos sumergidos.
Sueños en el sentido de utopías,
de deseos en el sentido de imposibles
y en esta ocasión convertidos en
pesadillas.
Casas terminadas, vacías, sin luz,
con las persianas bajadas. Símbolo de
los deseos de todo un país: el tener una
vivienda en propiedad. La burbuja se ha
pinchado y el sueño de una inversión
inmobiliaria parece cada día más ingenuo.
Una sociedad que ha permitido la
destrucción del auténtico sentido de
anidar, de habitar..
Hoy, el sueño ha terminado,
aunque está siendo duro despertarse.
Ruinas prematuras que podrían
haber albergado escenas familiares,
estampas cotidianas de la vida doméstica,
pero que ya no lo harán.
“dwelling of disechantment”
Broken dreams, lost illusions… we are
wakening up to a new reality in which we
were submerged.
Dreams in the sense of utopias;
dreams in the sense of impossible and -in
this occasion- dreams which have turned
into nightmares.
Finished empty houses; without
any light; with their blinds lowered.
Symbol of the desires of a whole country:
purchasing a home. The real state bubble
has punctured and the dream about real
estate investment seems to be every day
more naïve.
Societies that allowed being
dragged and which has forgotten the real
sense of the word ‘inhabit’.
Nowadays, the dream is over,
although waking up is being very hard.
Premature ruins that could have
housed familiar scenes, vignettes of
everyday life but ruins that won’t house
them any longer.
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Premature ruins which are part
of our landscape. Among perpendicular
streets, some half erected façades hide
our phantoms.
Frameworks of ambitious projects
that remained half finished. Public works
nobody worried about finishing and giving
to the citizens. Millions of taxes spent
on smoke, thousands of cubic metres of
cement wasted.
If every style explains its epoch,
these giant unusable sculptures seem
to be the metaphor of all the decades
of speculation and corruption. A way to
preserve the memory of our mistakes.
It is an absolutely unreal scene.
These frustrated buildings are the
negation of the sense of time and space.
Unfinished works that float in the time.
Anticipo del empobrecimiento y
debilitación de un paisaje y una sociedad..
Entre las calles perpendiculares, las
fachadas semiconstruidas se esconden
nuestros fantasmas.
Esqueletos de ambiciosos proyectos
que quedaron a medias. Obras públicas que
nadie se preocupó de terminar y entregar
a la ciudadanía. Millones de impuestos
convertidos en humo, miles de metros
cúbicos de cemento desperdiciados.
Si cada estilo interpreta su época,
estas esculturas gigantes e inutilizadas
resultan la metáfora de las décadas de
especulación y corrupción. Una forma
de preservar la memoria de nuestros
errores.
Es un panorama totalmente irreal,
estos edificios frustrados son la negación
del sentido de tiempo y de espacio.
Obras inacabadas que flotan en el tiempo.
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