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L U I S R O Y OC o n p i n t u r a s d e R ó m u l o R o y o
Dejemos a un lado creatividad, plástica, colorido y demás.
Estas primeras palabras sirven para orientar en la forma y actitud a adoptar
para ojear este libro, y únicamente pretenden ser una especie de manual de
posición. Si por un casual tus inquietudes van más allá, puedes volver a
contemplarlo por segunda vez con intenciones más intelectuales, lo que será
un halago.
Pero vamos al grano, olvidándonos de la vieja perogrullada de si erotismo, si
pornografía. Busquemos un rincón tranquilo, un silloncito confortable y
blando, aunque también sirve una cama con sábanas llenas de pliegues.
Cojamos el libro y apoyémoslo en el brazo del sillón o de la almohada, y
movamos sus páginas con la mano izquierda (de ahí su formato pequeño
y cómodo para este uso).
Desprendámonos de ropas tiesas e incómodas, aunque se admite un ligero
camisón o pijama. Y después de deslizar los dedos de la mano derecha
suavemente por los labios, que anteriormente habremos humedecido con la
lengua, descenderemos masajeándonos ligeramente a un lado y a otro del
cuello, seguiremos con la mano abierta sobre el pecho, recreándonos unos
instantes jugueteando alrededor del ombligo, hundiéndonos un poquito en
su cavidad.
Con el dedo índice, o quizás con el índice y el corazón estirados mientras los
demás quedan relajados o formando con todos ellos una hermosa “O” según
seamos del sexo femenino o masculino, bajaremos a la entrepierna con todo
el deseo de quedarnos húmedos. A partir de esta operación simple y gratifi-
cante podremos comenzar empleando la mano izquierda para pasar las
páginas, teniendo muy en cuenta que la mano derecha no olvide su cometido
y siga con los suaves movimientos que nos son tan conocidos. Espero que
cuando este libro llegue a su fin, la mano quede impregnada con los sagrados
líquidos de nuestras entrañas y que las páginas hayan salido ilesas de la
hazaña (resultaría incómodo y pegajoso para una segunda ojeada).
Para el autor sería toda una satisfacción que todos los pasos de este manual
se puedan desarrollar satisfactoriamente.
L U I S R O Y O
6
7
El primer acto, el agua tibia que despierta el cuerpo dejando que arrastre todo el polvo que
ciega el sentido del tacto gota a gota, hará que la piel se ponga en guardia, se prepare y brille
como la antorcha de un faro para los navegantes.
Después hay que envolver esa piel, crear la corona de la cola del pavo real, cubrir con tejidos
de tela de araña que con calados y bordados juegan a tapar y dejar al descubierto centímetro
a centímetro.
8
Destapando despacio, como cuando se desenvuelve
un pastel. El sistema nervioso correteando por el
cuerpo y mandando pequeñas órdenes insignifican-
tes. Que si mueve una pierna y descompensa un lado
de la cabeza, rompiendo la simetría del cuerpo. Que
si la mirada deja de ser directa y se desplaza al rabillo
del ojo, mientras los párpados quedan semicerrados.
Que si un dedo busca como por descuido hundirse
en la boca, pasando despacio por los labios...
Tick
-tock
... A
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(34x
52 c
m.)
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leps
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2x20
cm
.)
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ibite
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5x57
cm
.)Poco a poco, como el puente de un castillo que chirría
al elevarse, aunque en este caso con el sonido casi im-
perceptible de los sonidos de la ropa, se va abriendo
a nuestros ojos lo que será nuestro norte, nuestra
religión, nuestra locura.
13Proh
ibite
d II
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99 (3
4x57
cm
.)
Y queda el movimiento, el reto del actor antes de entrar plenamente en
la obra. Los obstáculos desaparecen y caen al suelo. Las ropas se van
desplomando como en una guerra donde han desaparecido las trinche-
ras y el enemigo muere dejando el campo de batalla lleno de cadáveres.
Mientras la luz cegadora de cada célula de la piel nos va inundando los
ojos, hasta que quedan inutilizados.
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