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Gracia a Vosotros: Desatando la Verdad de Dios, Un Versículo a la Vez
Marcas de un desertor espiritual, 1ª Parte
Escritura: Escrituras Seleccionadas
Código: 90-10
John MacArthur
Estamos viendo Juan, capítulo 6. Un tema recurrente en las Escrituras, como le mencioné la
última vez, es el tema de la deserción espiritual. Siempre hay gente que sigue al Señor por un
tiempo y después, se va. Todos nosotros hemos experimentado eso. Creo que toda persona
en este lugar que ha sido cristiano por algún período de tiempo ha enfrentado la experiencia
de conocer a alguien que profesó fe en Cristo, se identificó externamente con Cristo, dijo que
amaba a Cristo, sirvió a Cristo, vino a la Iglesia, se involucró en estudio bíblico, sea lo que
haya sido y después, en algún punto, a lo largo del tiempo, simplemente desapareció.
Despertando espiritualmente.
En 2 Timoteo, les vuelvo a recordar, capítulo 1, versículo 15, Pablo le dice a Timoteo:
“también debes saber esto, que todos los que están en Asia me han dejado.” En el capítulo 4,
versículo 10, dice: “Demas me ha dejado.” Y en el versículo 16 dice: “En mi primera defensa
ninguno estuvo conmigo, sino que todos me dejaron.” Pablo conocía la experiencia de que
gente que decía ser seguidor de Cristo y asociados en el ministerio, lo dejara. Y al dejarlo, él
se aferró al Señor. La última vez dijimos que Jesús conocía el dolor de eso. En Lucas 19,
recordarán, conforme Él veía la ciudad de Jerusalén, Él se lamentó por esa ciudad debido a
su incredulidad. Y, de hecho, lloró dice y clamó: “si tan sólo hubiera conocido las cosas que
pertenecen a tu paz.” En otras palabras, si hubieras sabido lo que tenías a manera de
oportunidad en Mi venida. Pero no lo supiste y rechazaste. Deserción espiritual.
En 1 Juan leemos de aquellos en el versículo 19 del capítulo 2 en esa declaración tan
importante en donde dice: “salieron de nosotros, pero no eran de nosotros, porque si hubieran
sido de nosotros, habrían permanecido con nosotros. Pero salieron para que se manifestase
que no todos son de nosotros.” Y Juan dice, “aunque hubo algunos que estuvieron durante un
tiempo y se fueron.” Desertores.
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En Hebreos, capítulo 3 leemos otra porción del Nuevo Testamento que habla de este tema. El
escritor de Hebreos habla llama a aquellos que entienden el Evangelio, el mensaje, a que
crean y sostengan esa fe, esa creencia en la perseverancia. En el capítulo 3, versículo 14
dice: “somos participantes de cristos, verdaderos participantes si retenemos el principio de
nuestra confianza hasta el final.” Somos genuinos si permanecemos hasta el fin. Si no
dejamos al Dios vivo, si no endurecemos nuestros corazones y nos alejamos de la verdad que
una vez dijimos que creímos.
Y entonces, cuando vimos el Antiguo Testamento y a partir de esa está mirada breve en el
Nuevo Testamento esta semana, se nos recuerda que la deserción espiritual es un problema
común dentro del marco de la obra de Dios entre los hombres. Ahora, al llegar a Juan 6, y
quiero que observe el versículo 66. Y quiero que el versículo 66 establezca el patrón para un
entendimiento de este capítulo. El versículo 66 dice: “desde entonces muchos de Sus
discípulos…” No unos cuantos, sino muchos… “Se volvieron atrás y ya no andaban con Él.”
Ahora, todo en el capítulo hasta el versículo 66 lleva a esto. Todo lo que ha sucedido es hasta
este punto lleva a esta respuesta. Causa al Señor gran tristeza y Él hace una pregunta de
aquellos que permanecen, particularmente los dos en el versículo 67. Él dice ¿queréis acaso
iros también vosotros? En otras palabras, ¿ustedes no me van a dejar también como el resto?
Hay muchas lecciones en este capítulo. No quiero decir que debido a que estamos viendo la
deserción espiritual este es el único mensaje que hay aquí. De hecho, hay muchas lecciones
igualmente importantes que podríamos extraer del capítulo. Pero quiero que nos enfoquemos
en esta noche en este asunto de la deserción espiritual. La tristeza del capítulo desde ese
punto de vista es abrumadora y encontraremos a Jesús apoyándose en medio de Su tristeza
apoyándose en la soberanía divina simplemente para mantener Su equilibrio. Y aunque no
dice que lloró, estoy suponiendo que Él debió haber llorado debido a la tristeza de esta
escena.
Ahora, regresemos al comienzo del capítulo y quiero hacerle una pregunta y después, quiero
comenzar a catalogar en su mente lo que ve. ¿Qué identifica a un desertor espiritual? ¿Cómo
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podemos identificarlos? ¿Cómo podemos esperar que la gente deserte de la fe? Y le voy a
dar una lista, veremos qué tan lejos llegamos esta noche, quizás es probable que no
acabemos con esta lista. Es un capítulo largo. Permítame darle lo que veo fluyendo de este
capítulo no tanto explícitamente enseñado, sino implícitamente en las cosas que suceden, lo
que creo que son marcas que identifican a un desertor espiritual. Y cuando usted mira a su
alrededor para ver si alguien es genuino, éste es el tipo de cosas que usted puede utilizar
como criterios de evaluación.
En primer lugar, todavía no sabemos que estos son desertores. Y entonces, las cosas que
vemos inicialmente podrían ser la realidad de cualquier persona. Pero después, terminan
siendo una realidad en un desertor espiritual.
En primer lugar, un desertor espiritual se ve atraído por la multitud. Es atraído por la multitud.
Versículo 1: “Después de esto, Jesús fue al otro lado del mar de Galilea, el de Tiberias. Y le
seguía gran multitud, porque veían las señales que hacía en los enfermos.”
Ahora, aquí es en donde el desertor espiritual se aparece por primera vez. Él es atraído por la
multitud. E inicialmente, francamente es indistinguible de cualquier otra persona. Es una
multitud grande y es difícil distinguir quién va a ser real y quién no lo es. Es difícil determinar
quién se va a ir y quién se va a quedar. Pero estos desertores están en la multitud.
En el versículo 1 dice “después de esto” y si usted regresa al capítulo 5, versículo 1, dice que
hubo una fiesta de los judíos. Si esa fiesta fue la Pascua, entonces lo que sucede en el
capítulo 6 es un año después. Si esa fiesta fue la fiesta de los tabernáculos, entonces lo que
sucedió en el capítulo 6, pasó unos seis o siete meses después. En ese año o en esos seis o
siete meses de ese mismo año sucedieron muchas cosas en la vida y ministerio de Jesús.
Juan no las registra. Mateo las registra en el capítulo 4 hasta el 15, Marcos las registra en el
capítulo 1 al 7 y Lucas las registra en el capítulo 4 al 9; y lo que se registra es el ministerio
galileo entero de Cristo. Juan se salta todo esto y lo deja en Mateo, Marcos y Lucas.
Entonces, “después de esto” significa después del ministerio galileo de Cristo.
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Ya para este entonces, en Su ministerio galileo, Él ha llegado a altos, altos niveles de
popularidad entre el pueblo. Él literalmente ha expulsado la enfermedad de Palestina. Él ha
sanado a miles de personas. Él ha liberado a miles de personas de los demonios. Él ha
enseñado una y otra vez, y día tras día, semana tras semana y mes tras mes; y ha creado tal
popularidad a donde quiera que va, que lo acompaña una multitud enorme. Sin duda alguna,
Él es la persona más popular en Galilea, quizás la persona más popular en la historia de
Galilea. Él es el acontecimiento de su vida entera. Nunca han visto a alguien que pudiera
sanar, pudiera echar fuera demonios, pudiera resucitar a los muertos y pudiera enseñar como
este hombre enseñó.
Ahora, Jesús es popular en este punto. Y siempre es algo peligroso cuando Jesús es popular.
Siempre es algo peligroso cuando el cristianismo está de moda y cuando está bien ser
cristiano y cuando es la última moda ser cristiano, usando un término coloquial. Cuando está
de moda ser cristiano, cuando Jesús es popular, siempre existe el peligro de atraer a los
superficiales que van junto con la multitud. El falso discípulo que, en últimas, va a desertar
inicialmente puede verse atraído por la multitud porque él quiere ser parte de lo que es
popular.
Y creo que inclusive el día de hoy, el cristianismo tiene cierto nivel de popularidad que
produce un ambiente en el cual atrae al desertor espiritual. No es como si ser cristiano le fuera
a costar su vida el día de hoy, de hecho, es lo opuesto. Identificarse con Jesús e inclusive
decir que es nacido de nuevo puede estar algo de moda el día de hoy. Y como consecuencia,
con la popularidad del cristianismo, hay una infiltración en el verdadero cristianismo por parte
de hombres y mujeres superficiales que, en últimas, desertarán.
Entonces, en primer lugar, el desertor espiritual se ve atraído por la multitud. En segundo
lugar, le encanta lo sobrenatural… Le encanta lo sobrenatural. Versículo 3, ya lo dice en el
versículo 2 que la gente lo seguía porque veían las señales que hacía en los enfermos. Y
versículo 3: “entonces subió Jesús a un monte y se sentó allí con Sus discípulos.” Ahora, aquí
hay un momento de comunión preciada en el cual Él se retira de esta multitud que busca
maravillas. Debió haber sido para los que estuvieron ahí, los discípulos que estuvieron ahí, un
privilegio sin palabras sentarse con Él y oírlo, sentir Su corazón y experimentar Su amor.
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Sentir sus cargas, tener un tiempo en silencio con Jesús alejados de la multitud y tocarlo de
una manera íntima.
Ahora, no sabemos cuántos discípulos había ahí. Por cierto, la palabra discípulo es una
palabra muy grande. Algunas veces, se refiere a un grupo pequeño de doce, algunas veces
se refiere a un grupo numeroso, inclusive incluye a los desertores porque eso es usado en el
versículo 66 acerca de aquellos que se fueron y ya no caminaron con Él. Entonces, no
sabemos quién estaba ahí. No podemos asumir que los dos estaban ahí, quizás, quizás
menos que eso, quizás más que eso.
Pero después de un momento en silencio con los 12, las cosas comienzan a cambiar. Era el
tiempo de la Pascua, dice el versículo 4. Y estaba cerca la Pascua, la fiesta de los judíos y
eso significaba que habría muchos judíos camino a Jerusalén y en el lugar en donde Jesús
estaba, habrían estado pasando, quienes iban camino al sur de Jerusalén. Como
consecuencia, la multitud que habría sido normal, se habría hecho a un más numerosa debido
a los peregrinos que iban a Jerusalén. Y entonces, la multitud era masiva.
Y el versículo 5 dice: “Cuando alzó Jesús los ojos, y vio que había venido a Él gran multitud,”
Mateo dice que cuando Jesús vio a estas personas, Él tuvo compasión de ellas, los vio como
una oveja sin pastor y comenzó a enseñarles muchas cosas. Marcos y Lucas dicen que Él
comenzó a sanar a los enfermos que necesitaban sanidad o curación. Entonces, aquí vino
gran multitud en el versículo 5. Se acercaron. Y sabemos a partir de los otros registros que
Jesús les enseñó y los sanó. Y esto siguió todo el día.
Y cuando vino la tarde, los discípulos le pidieron a Jesús que enviara a la gente, que la
despidiera por algo de comida. Él obviamente no podía alimentarlos, no había recurso para
eso. Los discípulos le dijeron que se deshiciera de ellos para que ellos pudieran comer algo.
Ahora, en algún punto de este proceso, Jesús habla con Felipe en el versículo 5. Él: “dijo a
Felipe: ¿De dónde compraremos pan para que coman éstos? Pero esto decía para probarle;
porque Él sabía lo que había de hacer.” Él le preguntó a Felipe de dónde iban a conseguir
suficiente comida para alimentar a tantas personas. Ya se le había sugerido, como registran
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los otros Evangelios, que Él debía haberlos despedido. Él no hizo eso. De hecho, Él dijo “de
dónde vamos a obtener el alimento para darles de comer.” Ahora, Él dijo esto para probarlo,
para probar si él compartía la compasión del Señor por la multitud hambrienta. Para probar si
él creía en el poder de Cristo, para probar si él podía ver a Cristo como el proveedor de toda
necesidad. Para probar si él creía que Cristo era más grande que Moisés, quien fue el
instrumento de Dios en el desierto para recolectar la provisión que Dios proveyó para Su
nación que estaba en el desierto.
Entonces, él dijo esto realmente para probar la fe de Felipe. ¿Felipe creyó que él podía
proveer? Felipe reprobó el examen. Versículo 7: “Felipe le respondió: Doscientos denarios de
pan no bastarían para que cada uno de ellos tomase un poco.” En otras palabras, él dijo “no
tenemos dinero para comprarlo.” Nunca entró en su mente que habría otra manera de hacerlo.
Nunca entró en su mente que el Señor podría haber tenido algo sobrenatural en Su mente.
Dice usted: “¿debería haber entrado en Su mente?” Sí debería haber entrado, él había estado
con Cristo durante el ministerio galileo entero y día, tras día, tras día habría visto milagro, tras
milagro, tras milagro. ¿Por qué es que ahora tiene tanta dificultad en aceptar lo que realmente
el Señor está tratando de decir? Él falló la prueba. Él reprobó. Pero él no estaba solo.
También Andrés, versículo 8: “Uno de sus discípulos, Andrés, hermano de Simón Pedro, le
dijo: Aquí está un muchacho, que tiene cinco panes de cebada y dos pececillos; mas ¿qué es
esto para tantos?”
Ahora, aquí está el pragmático típico. Aquí está el pragmático clásico cuya primera frase es:
“he examinado los recursos y esto no puede ser posible, es imposible.” Esta es la poca fe. Él
dijo: “he analizado todo y encontré un niño y tiene cinco galletas de cebada y dos pececillos.
Lo que hacían era tomar sus pececillos y los ponían en una galleta de cebada, esa era la
comida. No se oye demasiado atractivo, francamente. Pero eso era lo que era. Y realmente,
estaba diciendo, “pero ¿qué vamos a hacer con eso entre todas estas personas?” Éste es el
pragmático. Este no es el soñador o el hombre de gran fe.
Y el Señor procede, a pesar de la incredulidad de Felipe, a pesar de la incredulidad de Andrés
a tomarlos en su debilidad y a edificar su fe. Y Él hace un milagro el cual edifica su fe. Los
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milagros, primordialmente fueron para verificar la fe de gente que ya tenía fe, no para
convencer a la gente que no la tenía.
Y entonces, en el versículo 10: “Entonces Jesús dijo: Haced recostar la gente. Y había mucha
hierba en aquel lugar;” el Señor se aseguró que fuera un lugar agradable. No era un monte
lleno de polvo. No era una pendiente desierta. Era un lugar agradable donde había hierba,
pasto. Es un lugar hermoso, por cierto, en la costa norte del mar de Galilea cuando empieza la
tarde. Y ahí es donde estaban. La brisa fresca desciende de los montes como siempre en la
noche ahí. Entonces, “se recostaron como en número de cinco mil varones.” Y podemos
suponer que 5000 hombres, significa 5000 mujeres y 20,000 niños, supongo. O 15000, lo que
sea. Esta es una multitud grande. “Y tomó Jesús aquellos panes, y habiendo dado gracias, los
repartió entre los discípulos,” Él hizo una oración, “gracias Señor por esto,” y los discípulos
debieron haber estado viéndose el uno al otro y preguntándose qué estaba orando, qué tenía
en mente. Y después, simplemente dice que los repartió entre los discípulos.
Ahora, se vuelve aparente que esta es una presentación de un perfil muy, muy bajo de un
milagro bastante monumental. ¿Cómo le das cinco galletas a doce discípulos?
Matemáticamente, simplemente no puedes. Y los discípulos entre los que estaban recostados.
¿Cómo haces eso? Alguien sugirió que tomaron pequeñas mordidas, pero me inclino a creer
que ese no es el caso, porque dice al final del versículo 11: “asimismo de los peces cuanto
querían.” Él creó esas galletas y creó ese pez e hizo un milagro. Él llevó a cabo una
alimentación milagrosa.
¡Qué bendecidos estamos! ¡Qué bendecidos somos al ver cómo Jesús usa poco para hacer
mucho! ¿No le da gusto a usted que los regalos de Su gracia son dados por las riquezas de
Su gracia y no por la pobreza de nuestra fe? ¿No le da gusto? ¿No le da gusto que no
recibimos lo que podemos creer recibir y nada más, de lo contrario seriamos pordioseros?
Jesús nunca menospreció a lo poco. Dios nunca menospreció a lo poco. Dios usó las lágrimas
de un bebé para mover a la hija del faraón y en últimas, liberar a Israel. Dios usó una vara de
pastor para llevar a cabo milagros poderosos en Egipto. Dios usó una honda y la piedra para
conquistar una nación entera. Dios usó a una pequeña niña para atraer al gran Amán al
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profeta Eliseo. Dios usó a una viuda y su pequeña comida para sustentar a ese profeta. Dios
usó a un niño para enseñarle a los discípulos lecciones acerca de la humildad. Él usó a un
asno para hablar la verdad. Él usó una pequeña comida para alimentar a miles de personas. Y
entonces, el milagro se llevó a cabo.
Y el versículo 13 dice: “Recogieron, pues, y llenaron doce cestas de pedazos, que de los cinco
panes de cebada sobraron a los que habían comido.” Ellos recogieron todo. Usted pregunta
qué es esto. ¿Mantener a Galilea limpia? ¿Qué estaban haciendo? Bueno, algunos sugirieron
que fue para economía, que estaban ahorrándolo. El alimento era muy escaso en esos días.
Todo el mundo trabajaba la mayor parte de su vida en esos días simplemente para comer.
Algunos dicen que la razón por la que se menciona esto es que hubo tanto; y esto muestra la
abundancia.
De regreso en el versículo 12, dice: “se hubieron saciado.” Y la palabra significa lleno como un
animal que ha comido todo lo que puede contener. Algunos dicen que las 12 cestas fueron
para los 12 discípulos. Eso es algo difícil de creer, porque la palabra para cesta o canasta
aquí es kophinos, de donde obtenemos la palabra ataúd. Entonces, probablemente no era una
cesta para cada discípulo, sino que pudo haber sido una cesta usada por cada uno de los
doce para recolectar lo que quedó.
Eran cestas grandes con mucha capacidad, que probablemente tenían asas y podrían indicar
que cada uno de los 12 discípulos tomó una de esas y recogió lo que quedó.
Pero lo que quiero que vea aquí es esto: que mientras que esto fue algo que edificó la fe del
verdadero discípulo, realmente esto es lo que le importa al desertor espiritual. Él está aquí
sólo por esto. Esta es la verdadera atracción de la multitud. Esto atrajo a la multitud. Estaban
encantados, de regreso en el versículo 2, por Sus milagros. Siempre fue así. Los milagros los
atrajeron. Ellos podían percibir en esos milagros y en ese poder de milagros que se
encontraba la respuesta de todos sus problemas.
En Mateo, capítulo 4, Su fama se dio a conocer por toda Siria y le trajeron a toda la gente
enferma y fueron traídas con diferentes enfermedades y tormentos aquellos que eran
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poseídos con demonios, aquellos que eran epilépticos. Aquellos que tenían la parálisis y los
sanó y lo siguieron grandes multitudes. Claro… Claro… Todo el mundo quiere tener salud,
todo el mundo quiere ser curado, todo el mundo quiere que se le provea lo que quiere. Y lo
que fue muy obvio en este tipo de ministerio es que atraería a lo que me gusta llamar a “los
que buscan emociones”. La gente que quiere ver milagros. En Mateo 12:15: “grandes
multitudes lo siguieron y Él sanó a todos.” Y eso siempre va a atraer a una multitud.
Capítulo 14, versículo 14 de Mateo: “Jesús salió, vio a una gran multitud y fue movido por
compasión hacia ellos y sanó a sus enfermos.” Y Su ministerio se llevó a cabo así, en su
ministerio en Galilea y ellos vinieron por eso, por sanidad y ahora, por comida. Estos son los
buscadores de emociones que están persiguiendo las señales y milagros que les encantan y
están preocupados por las sanidades, están preocupados con el misterio de lo sobrenatural y
cómo puede ser usado de tal manera que les beneficie.
En Mateo 12:38: “algunos de los escribas y los fariseos respondiendo a Jesús dijeron
“Maestro, queremos dar una señal de Ti, otro truco, algo sobrenatural. Muéstranos este
poder.” En el capítulo 16 de Mateo, los fariseos y los saduceos vinieron y deseaban que les
mostrara una señal del cielo. Siempre buscaron lo sobrenatural. Estaban preocupados por lo
milagroso.
En Juan 2:18, los judíos dijeron ¿qué señal nos muestras para que creamos?” De hecho,
Jesús dijo en Juan 4:48 “a menos de que vean señales y milagros, no creerán.” Y entonces,
siempre existe este tipo de personas cuyo interés en Jesucristo no es nada más que una
preocupación con lo sobrenatural. Quieren un milagro, quieren una curación. Quieren alguna
intervención divina. Quieren comprar eso, quieren ese poder. Nos recuerda, por ejemplo, a
Simón, el Simón del capítulo 8 de Hechos. Simón era un mago. Simón engañaba a la gente
presentándose como si fuera algún grande y la gente lo oía y decía “este hombre es el gran
poder de Dios.” Pero cuando vio Felipe el verdadero poder de Dios, se dio cuenta de que él no
tenía ese tipo de poder y él quedó asombrado al ver los milagros y señales que eran hechos.
Y entonces viene al apóstol y le dice en Hechos 8:19: “dame ese poder”. Dame ese poder. Y
Pedro le dice: “tu dinero perezca contigo.” Él lo iba a comprar. Él le ofreció dinero y Pedro le
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dijo “estás en hiel de amargura y estás en la iniquidad, más vale que ores al Señor para que te
perdone.”
Entonces, aquí estaba Simón, el típico buscador de emociones. Él quería comprar el poder
sobrenatural. Escuche: cuidado con la gente que se ve atraída al cristianismo porque es lo
que está de moda y que se ve atraída por lo sobrenatural, porque están buscando señales,
milagros y maravillas. Están buscando revelaciones y sanidades y provisiones. Hay tantas,
tantas personas que han sido absorbidas por el movimiento carismático porque esa es su
preocupación. Y se salen a un paso alarmante porque no reciben que creen que van a recibir
en el área de provisión sobrenatural.
Hay una tercera cosa que caracteriza al desertor espiritual. Y eso es que no sólo sigue a la
multitud y no sólo le encanta lo sobrenatural, sino que sólo piensa en cosas terrenales. Su
preocupación sólo tiene que ver con cosas terrenales. Versículo 14: “Aquellos hombres
entonces, viendo la señal que Jesús había hecho, dijeron: Este verdaderamente es el profeta
que había de venir al mundo.” Ahora, ese es un término técnico. Puede subrayar las dos
palabras ‘el profeta’. Ese es un término técnico para referirse al Mesías, que se encuentra en
Deuteronomio 18:15 y se repite en Hechos 3:22 y 23. Ese profeta que iba a venir era una
profecía del Mesías.
Entonces, están diciendo ‘éste es el Mesías, éste es el Mesías’. Están afirmando eso. El que
va a traer el Reino a Israel. Y observen su respuesta: “Pero entendiendo Jesús que iban a
venir…” ¿Dice que iban a venir a postrarse y adorarlo a Él? No dice eso. No iban a venir a
postrarse y adorarle. Ellos iban a venir “para apoderarse de Él y hacerle rey.” ¿Por qué?
Porque querían comida gratis. Eso era lo que querían.
No pensaban en el Mesías de Dios como en el Rey ungido de Dios a quien debían doblar la
rodilla en adoración y alabanza. Lo único que tenían en mente era un reino terrenal. Lo único
en lo que podían pensar era quitarse el yugo romano y obtener alimento gratis. Eso es todo.
Ya no hay que trabajar más. Ya no hay que trabajar más bajo el sol. Ya no hay que trabajar en
los campos más. Ya no hay que estar quitando las rocas para plantar la vid. Ya no hay más
que regar, no hay más que aplastar las uvas. No tenemos que estar golpeando el grano para
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producir harina. Yo no hay nada más de eso. No más matar animales. No más trabajo. Todos
nos podemos sentar bajo la sombra del árbol y simplemente, esperar hasta que Él cree la
próxima comida. Lo único que podían ver era la preocupación en sus propias mentes de la
liberación de Israel del poder romano y la provisión de comida gratis.
Él era el gran profeta liberador. Pero, ¿dónde está el respeto? Se van a apoderar de Él a la
fuerza y van a hacer que haga lo que ellos quieren que haga. Hombre, esto es tan común hoy
en día. Esas personas que creen que Jesucristo es alguien que hace lo que usted demanda
que Él haga. Y siempre sólo tiene que ver con cosas terrenales. Esa es de nuevo la idea de
“nómbralo y reclámalo”, en donde usted reclama dinero y éxito de riquezas y una nueva casa
y un nuevo auto y un nuevo guardarropa o lo que quiera. Un predicador bien conocido en
nuestra área que predica ese tipo de cosa, se me dijo que su congregación decidió comprarle
un nuevo Rolls Royce para su cumpleaños. Nuevo. No sé, creo que 150,000 dólares. Se lo
dieron. Él dijo ‘no me gusta el interior. Llévenlo de regreso y que lo preparen como a mí me
gusta.’ Lo llevaron de regreso, rehicieron el interior y se volvieron a dar.
Y eso está bien, como puede ver, porque en eso consiste ese sistema. Eso es lo único que le
preocupa. Todo es aquí y ahora. Llaman a que la gente tenga fe para creer y usted recibe
porque cree. Y a eso lo llamo la aberración del primer orden. Y no es Dios el que le da un
Rolls Royce, créame. Eso no está en el plan. Esa no es la promesa. Pero hay gente que viene
al cristianismo siguiendo a la multitud, encantada por la manera de pensar sobrenatural
únicamente de cosas terrenales. Realmente, eso es lo único que les preocupa. ‘¿Qué puedo
hacer para satisfacerme a mí mismo?’ Y en lugar de adorar al Mesías prometido, en lugar de
caer postrados frente a Él, quieren empujarlo para que Él haga lo que ellos quieran y puedan
obtener lo que ellos quieran en su mentalidad terrenal.
Ellos quieren hacer lo que estas personas siempre han querido hacer, quieren apoderarse de
Él, tomarlo a la fuerza y hacerlo su rey y después, decirle qué hacer. Ellos lo ven como un
genio que cumple sus deseos. Los hombres quieren comodidad en la tristeza, fortaleza en la
dificultad, paz en los problemas, salud en la enfermedad. No quieren sacrificio alguno. Y este
tipo de entusiasmo carnal aquí y ahora no tiene lugar con Cristo. No tiene lugar. El seguidor
superficial no tiene lugar para lo espiritual, no tiene sentido de lo eterno, no tiene sentido del
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plan divino de Dios. Él vive para ahora. Todo está aquí. Y Jesús es alguien que da. Eso es
todo.
Y cuando Él no da, usted se va. Como la señora que llamó a una esposa de un anciano en
nuestra Iglesia y le dijo “probé a su Jesús y no funcionó. Estuve enferma y ahora me di cuenta
de que es cáncer. Mi marido me estaba dejando y ahora, él se fue y él tiene otra mujer. Mi hijo
está en una institución mental y se va a quedar ahí. Su Jesús no funcionó.” Entonces, atraídos
por la multitud y encantados por lo sobrenatural y pensando únicamente en cosas terrenales,
los desertores son evidentes para nosotros.
En cuarto lugar, y esto encaja exactamente con lo que acabo de decir, el desertor no tiene
deseo de adorar realmente. Él no tiene interés en la verdadera adoración. Oh, puede llegar a
querer agarrarse de las manos, estar moviéndose de un lado al otro, entrar en algún tipo de
experiencia emocional que se sienta bien, pero no tiene ningún sentimiento para la adoración
verdadera.
Ayer recibí una carta de alguien que dijo: “he estado viniendo a Grace Community Church. Ya
me voy a otra Iglesia porque su congregación no sabe cómo adorar a Dios.” Bueno, lo que
esta señora querida quiere decir es que no sabemos cómo darle experiencias emocionales de
la manera que ella cree que las necesita, y la gente confunde eso con la adoración. No tiene
nada de malo sentirse bien, pero no la confunda con la adoración. No necesariamente es
adoración. La adoración está más dirigida a Dios y cómo me siento acerca de Él y cómo Él se
siente acerca de mí que lo que tiene que ver de cómo yo me siento acerca de mí y cómo yo
me siento dentro de mí.
Observe en el versículo 16, vemos esta falta de deseo de adoración verdadera. Y realmente
esta es marginal, pero creo que usted va a entender el punto. “Al anochecer, descendieron
Sus discípulos al mar, y entrando en una barca, iban cruzando el mar hacia Capernaúm.
Estaba ya oscuro, y Jesús no había venido a ellos. Y se levantaba el mar con un gran viento
que soplaba.”
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Ahora, Juan está recordando esto por medio del Espíritu Santo, setenta años después de que
sucedió; cuarenta años antes, Mateo y Marcos ya habían escrito acerca de este incidente en
el mar. Pero Juan está registrando lo mismo por la memoria que el Espíritu Santo le da. Los
discípulos no tienen idea alguna de por qué Jesús despidió a la multitud. Él despidió a la
multitud. No pueden leer Su mente. No saben por qué Él no quería ser rey. No saben lo que
está pasando. Quizás, ellos pensaron que debía haber sido rey. Quizás estuvieron de acuerdo
con la multitud. Pero Jesús quería estar solo. Y Él pidió estar solo. Y los discípulos entonces
se meten en una barca y se van. Él les mandó, Mateo 14:22, meterse en una barca e irse.
Adelántese. Y Él dijo: “Yo los seguiré.”
Y el versículo 18 nos dice que de esos valles venían estas fuertes ráfagas de viento que
descienden a gran velocidad conforme se aceleran ahí por las pendientes de esta área. Y de
pronto, llegan a la superficie del lago, el cual está a unos 682 pies bajo el nivel del mar. Y lo
que hacen es que agitan eso hasta que empieza a hervir como si fuera una caldera.
El versículo 19 dice que trataron de remar. Y únicamente remaron 25 o 30 estadios. Esto
significa que no fueron muy lejos. Pelearon toda la noche para poder avanzar unas tres o
cuatro millas. Y están ahí en el medio del mar. No pueden ir a donde van. Mateo dice que es
la cuarta vigilia de la noche. Entonces, ahora son entre las tres y las seis de la mañana. Han
estado ahí toda la noche y no han ido a ningún lugar. La tormenta es tan intensa, la noche ha
avanzado y han pasado hora, tras hora, en las que ellos han estado luchando con los remos
contra la tormenta. Y lo único que han hecho es avanzar tres o cuatro millas y están sentados
ahí en el medio del agua siendo mecidos de un lado al otro como un corcho en una tormenta y
el temor se ha apoderado de sus corazones.
Y en el versículo 19 dice que vieron a Jesús caminando por el mar y que acercaba a la barca
y ellos tuvieron miedo. Entiendo eso. Y usted también. Ellos estaban petrificados. Para decirlo
de una manera suave, estaban aterrados al ver a Jesús caminando sobre el agua. Ya para
ese entonces, Pedro, al ver a Jesús, recordará lo que sucedió, ¿no es cierto? En Mateo 14,
Pedro salió de la barca. Impetuoso, corre a Cristo. Y después, voltea a todos lados y se da
cuenta de lo que está pasando y casi se ahoga por su incredulidad. Cuando regresan a la
barca, algo maravilloso ocurrió. Jesús calmó la tormenta, y después, algo hermoso y
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significativo sucedió. Dice en Mateo 14:33: “después, los que estaban en la barca vinieron y
adoraron diciendo: ciertamente Tú eres el Hijo de Dios.”
Él había dicho “soy Yo, no temáis,” en Juan 6:20. Lo recibieron en la barca. Después Mateo
añade que lo adoraron. Pero nunca los creyentes falsos hacen eso. Ese momento de
adoración se encuentra en el medio de este capítulo entero y es el único momento de
adoración. La multitud nunca hace eso porque ellos no tienen la perspectiva de adorar porque,
como usted puede ver, ellos no vienen a Dios para dar. Ellos vienen a Dios para ¿qué? Para
recibir. Ellos no se postran en adoración asombrados ante Cristo. A ellos no les interesa el
ofrecerle su alabanza. A ellos no les interesa eso. Les interesa usarlo para que les cumpla sus
deseos.
No hay humildad, no hay sentido de asombro, de adoración. No hay maravilla, lo cual
caracteriza a aquellos que son reales. Lo adoraron. Ellos dicen “verdaderamente, Tú eres el
Hijo de Dios.” ¡Qué maravilloso lugar! Ellos convirtieron esa pequeña barca en un santuario en
el medio del mar.
Y entonces, en un sentido inverso vemos un contraste en este punto y concluimos que los
desertores espirituales son atraídos por la multitud, encantados por lo sobrenatural, pensando
únicamente en cosas terrenales y no muestran deseo alguno por la adoración verdadera,
porque para ellos no es cuestión de dar sino es cuestión de obtener. Invariablemente, ese tipo
de personas se van diciendo ‘oh, saqué mucho de esto.’ O ‘oh, no saqué nada de eso.’ Como
la mujer que dijo “ya no voy a su Iglesia porque ésta me hace sentir mejor.” No hay deseo
para adoración. Esto con tanta frecuencia caracteriza al desertor.
En quinto lugar, y esto encaja también, el desertor es un buscador de ganancia personal. Él
es un buscador de prosperidad personal. Versículo 22: “El día siguiente, la gente que estaba
al otro lado del mar vio que no había habido allí más que una sola barca, y que Jesús no
había entrado en ella con Sus discípulos, sino que éstos se habían ido solos.” Esta gente está
ahora del otro lado del mar y ven que no hay otra barca excepto aquella en la cual los
discípulos habían entrado.”
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¿Entiende lo que está pasando? Ellos sabían que los discípulos se habían ido en una barca y
Jesús no. Ahora, están del otro lado y los discípulos están ahí y también Jesús, pero sólo hay
una barca no pueden entender cómo es que Jesús llegó ahí.
Y la respuesta, claro, es que caminó a lo largo del mar. Ellos no sabían esto. Estaban
asombrados. Lo que realmente están diciendo es ‘queremos desayunar. Ya cenamos, ahora
queremos desayunar.’ Me imagino que esos pequeños pedazos de cebada y esos pececillos
eran lo mejor que jamás habían comido porque no habían sido tocados por la maldición.
Jesús los hizo con Sus propias manos de tal manera que no habían sido tocados por la
maldición. Fuera la que fuera la comida pre caída, eso debió haber sido, porque no se cultivó
ningún tipo de cebada. Simplemente lo hizo. Y no hubo ningún pez en el agua, simplemente lo
hizo. Entonces, no fue manchado por la caída y debió haber sido algo excepcional para el
gusto. Y entonces, dijeron que ‘eso fue tan bueno que estamos de regreso para desayunar.’
“Pero otras barcas habían arribado de Tiberias junto al lugar donde habían comido el pan
después de haber dado gracias el Señor. Cuando vio, pues, la gente que Jesús no estaba allí,
ni sus discípulos, entraron en las barcas y fueron a Capernaúm, buscando a Jesús.” Lo están
buscando por todos lados. Están asombrados de que Él no está ahí. Ellos sabían que no se
había ido en la barca de los discípulos. No saben dónde está y tienen hambre. Quieren comer.
Y entonces, ellos llegan hasta Capernaúm en estas barracas, como una flotilla arribando ahí a
Capernaúm. Y como pueden ver, el comer era la causa primordial de todo esfuerzo en la vida.
La agricultura en un estilo de vida para existir y la comida gratuita era un boleto al retiro
instantáneo. Ellos no tenían restaurantes como nosotros.
Versículo 25: “Y hallándole al otro lado del mar, le dijeron: Rabí, ¿cuándo llegaste acá?” Digo,
realmente abusan de Él. ¿Realmente creen que este es el profeta, y el Mesías del Antiguo
Testamento y le hablan así? Ellos han cruzado el lago entero para poder encontrar desayuno
gratis. Si querían desayuno gratis ante de que empezaran a remar, se puede imaginar lo
mucho que lo querían ahora. Ellos han quemado ya todas las calorías de la noche anterior.
¿Cómo llegaste aquí y cuándo viniste? Satisface mis necesidades, suple lo que quiero. Lo que
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están diciendo es: ‘¿qué estás haciendo aquí cuando sabías que nosotros estábamos allá?
¡Cómo te atreves!’
Jesús les respondió en el versículo 26: “Respondió Jesús y les dijo: De cierto, de cierto os
digo que me buscáis, no porque habéis visto las señales, sino porque comisteis el pan y os
saciasteis.” Son tan crudos. Únicamente quieren desayunar. “Trabajad, no por la comida que
perece, sino por la comida que a vida eterna permanece.” ¿Por qué hacen esto por una
comida que perece? Están atados a la tierra.
En el versículo 26: “os saciasteis”. Saciasteis, esa palabra chortazo nuevamente ahí significa
estar lleno hasta el tope. Es la misma palabra usada antes. Comieron hasta que estuvieron
satisfechos. Hombre, estas personas son candidatos del Evangelio de la prosperidad. Ellos
querían que sus deseos fueran satisfechos en un punto y Jesús lo iba a hacer o iba a tener
que responder porque no lo hacía. Eso es muy egoísta. Ellos sólo buscan prosperidad
personal. ¡Cuidado con una persona así! ¡Cuidado con una persona así!
Atraída por la multitud, encantada por lo sobrenatural, pensando únicamente en cosas
terrenales, sin tener deseo alguno de adorar, buscando únicamente prosperidad personal, en
sexto lugar. Él hace demandas de Dios. Y ya hemos visto eso, pero se presenta claramente
en el versículo 28 y en adelante, él hace demandas de Dios. Aquí viene la demanda número
uno, Jesús acaba de preguntar por qué quieren eso. “Trabajad, no por la comida que perece,
sino por la comida que a vida eterna permanece, la cual el Hijo del Hombre os dará; porque a
éste señaló Dios el Padre.” ¿Por qué no buscan lo que realmente es importante en lugar de lo
que es terrenal?
Y después, vienen con las demandas. Ellos ignoran de manera total lo que dijo. Él les acaba
de hacer un llamado a salvación, pero no les interesa la salvación. Les interesa el desayuno.
Versículo 28: "Entonces le dijeron: ¿Qué debemos hacer para poner en práctica las obras de
Dios? ¿Saben lo que eso realmente significa? Oye, no tenemos interés en seguirte por todos
lados todo el tiempo para obtener comida. Sólo dinos cómo hacerlo. ¿Cómo obtenemos el
poder? Danos el poder. Ellos tenían hambre de poder “para que podamos hacer las obras de
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Dios”. Es simplemente como Simón en Hechos 8. Te vamos a pagar. Lo compramos. ¿Qué
tenemos que hacer para hacer la obra de Dios? ¿Qué tenemos que hacer para hacer esto?
Ahora le están demandando algo. Y Jesús “Respondió Jesús y les dijo: Esta es la obra de
Dios, que creáis en el que Él ha enviado.” Bueno, ellos ignoraron eso y eso pasó como agua
corriendo por la espalda de un pato.
Y en el versículo 30: “Le dijeron entonces: ¿Qué señal, pues, haces Tú, para que veamos, y
Te creamos? ¿Qué obra haces?” ¿Estás bromeando? ¿Qué obra haces? Todavía están
empujando para que les dé desayuno. Haz un milagro, prueba para que creamos en Ti.
Bueno, ¿necesitas más pruebas? Expulsar las enfermedades de Palestina, resucitando a los
muertos, sanando los enfermos, echando fuera demonios, alimentando 20 a 30,000
personas… ¿qué quieres decir ‘dame una señal para que crea’? Pero el punto no es eso.
Ellos no querían creer, sino que querían comida. Y el dolor en sus estómagos turbó sus
mentes y dominó sus corazones. Ellos hicieron demandas. Danos el poder, danos la comida,
pruébate.
Para los que buscan emociones, amados, nunca hay suficientes señales, nunca hay
suficientes maravillas, nunca hay suficientes milagros, siempre quieren más. Y los discípulos
superficiales son sustentados por la promesa de más, y más y más milagros, más, y más y
más señales y maravillas. Si usted viene al cristianismo en esta base, hombre, estará en una
batalla por quedarse ahí una vez que se dé cuenta que esas cosas realmente no suceden.
Esa es la razón por la que tantos se salen del movimiento carismático. Porque cree que lo que
ellos están buscando está ahí y cuando se dan cuenta de que no está, se salen.
Entonces, ellos sugieren: “Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como está
escrito: Pan del cielo les dio a comer.” Versículo 31. Por lo menos debes hacer lo que Moisés
hizo. Oh, esto es realmente sutil. Moisés. Son inteligentes. Moisés… Por lo menos debes
hacer lo que Moisés hizo. Si Moisés dijo que vendría un profeta más grande que él y tú no
eres ese profeta, entonces ciertamente deberías estar al mismo nivel de Moisés. Oye, Tú nos
diste de comer una vez, amigo mío. Moisés le dio maná a diario a millones de personas
durante años. ¿Ve el punto? Por favor, todavía están buscando la comida gratis. ¿Puedes
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mejorar a Moisés? Este es su desafío. Ellos no estaban buscando señales para probar que Él
era el Cristo, el Hijo de Dios. Ellos estaban buscando comida gratuita. Así de crudo fue.
Estaban buscando esto para sí mismos. Estaban haciendo demandas. Y ellos demandaron
que Él lo hiciera. “Adelante, gánale a Moisés. ¿Puedes ser mejor que Moisés? Moisés trajo
maná del cielo y alimentó a casi 2 millones de personas diariamente durante años, y años y
años y ¿Tú crees que es algo muy grande darnos de cenar?”
Aquí en esta demanda por más milagros se encuentra escondido un deseo por tener una
provisión perpetua de alimento. Los buscadores de emociones siempre quieren más, nunca
reciben lo suficiente. Y Jesús les responde en el versículo 32 y les dice: “Y Jesús les dijo: De
cierto, de cierto os digo: No os dio Moisés el pan del cielo.” Más vale que regresen y vuelvan a
leer eso. “…mas mi Padre os da el verdadero pan del cielo.” Moisés solo lo recolectó. Él dio
instrucciones de cómo recolectarlo. Él no lo dio. Sólo era maná. “Pero Yo os daré el verdadero
pan.”
Escuche, el desertor espiritual no está buscando satisfacción del alma. No. Él está buscando
satisfacción externa. “Mi Padre les dará el verdadero pan.” Versículo 33: “Porque el pan de
Dios es aquel que descendió del cielo y da vida al mundo.” Moisés les dio pan físico. El
verdadero pan es espiritual. El maná no podía prevenir la muerte. Esa generación entera
incluyendo a Moisés murió en el desierto. El maná era para Israel. El verdadero pan es para el
mundo, dice Él. Sí, soy más grande que Moisés. Les voy a dar pan verdadero.
En el versículo 34: “Le dijeron: Señor, danos siempre este pan.” ¿No es eso sorprendente? No
lo querían. Sólo entonces lo querían todo el tiempo. Sigue dándonoslo. Queremos que
prometas que nos lo va a permanentemente y satisfacer a nuestra hambre.
Ellos ni siquiera sabían lo que estaban diciendo. No tenían idea de qué estaban hablando.
Simplemente, estaban buscando sus intereses personales. Entonces el discípulo superficial
no entiende el punto de venir a Dios. El punto de venir a Cristo. Y se aparece para demandar
cosas de Dios, para que Él haga cosas como el discípulo falso le pide a Dios, le manda a
Dios.
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En séptimo lugar, y me voy a detenerme en este punto porque quiero compartir una carta con
ustedes. En séptimo lugar, el desertor espiritual no busca una relación personal. Hombre, esto
es importante. Él no busca una relación personal. El versículo 33 de nuevo: “porque el pan de
Dios es aquel que descendió del cielo y da vida al mundo. El pan de Dios es ¿quién? Él.
¿Quién es Él? Cristo el que descendió del cielo y le da vida al mundo. Versículo 35: “Jesús les
dijo: Yo soy el pan de vida; el que a Mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en Mí cree, no
tendrá sed jamás.” Yo soy el pan. No es lo que Yo les puedo dar, es lo que Yo soy en
ustedes.
Ahora escuche, el verdadero discípulo, mucha atención, verdadero discípulo busca a Cristo, el
desertor busca lo que Cristo puede dar. Vengan a Mí, crean en Mí, Yo soy ese pan.
Versículo 36: “Mas os he dicho, que, aunque me habéis visto, no creéis.” Ellos no lo querían.
Ellos sólo querían Su poder. Ellos sólo querían Su provisión. No lo querían a Él. Y después,
en un soliloquio muy triste, Jesús habla casi de manera defensiva. Y por primera vez, es como
si Él estuviera recuperando Su equilibrio por la tristeza del rechazo. Y en el versículo 37, Él
dice en un soliloquio: “Todo lo que el Padre me da, vendrá a Mí; y al que a Mí viene, no le
echo fuera.”
¿Qué quiere decir con esto? Él estaba tan triste que dice “ustedes me han visto pero no
creen.” Y en la tristeza de decir “no creen,” Él retrocede y dice: pero todo lo que el Padre me
da vendrá a Mí. Y como puede ver, en medio de la tristeza de su incredulidad, Él se apoya en
la gracia electiva soberana de Dios y dice: “pero aún su incredulidad no puede estorbar el plan
eterno de Dios.”
Es maravilloso, amados, ver que, en medio de la tristeza por la incredulidad, Jesús encuentra
Su estabilidad en la gracia soberana de Dios. Sé que yo encuentro la mía ahí. Cuando usted
predica la Palabra de Dios y la gente rechaza y su corazón se duele y dice ¿por qué no oyen y
por qué no creen?, el único lugar en el que puede estar de pie es en la soberanía de Dios y
dice ‘Sí, sé que están rechazando, sé que están diciendo no, pero debemos recordar que todo
lo que el Padre da, vendrá.’
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Y entonces, en medio del misterio de la incredulidad, uno permanece firme sobre el suelo de
la gracia soberana. Y el versículo 38 dice: “Porque he descendido del cielo, no para hacer Mi
voluntad, sino la voluntad del que me envió. Y esta es la voluntad del Padre, el que me envió:
Que de todo lo que me diere, no pierda Yo nada, sino que lo resucite en el día postrero.”
En los versículos 37 al 39 usted tiene lo que creo que es una de las verdades más profundas
de la persona de Cristo jamás dada en las Escrituras. Cristo encontró Su apoyo, Su propia
fortaleza en medio de la tristeza por el rechazo al aferrarse al plan soberano eterno de
elección de Dios y decir: “ustedes no vienen, pero Yo sé que todo lo que el Padre da, vendrá.
Y he venido, he descendido del cielo no para hacer Mi propia voluntad, sino para hacer Su
voluntad. Y esta es la voluntad del Padre que me envió, que de todo lo que Él me dé, yo no
pierda nada y todos sean resucitados en el día postrero.” En ese día de resurrección gloriosa,
todos estarán allí. Aún su incredulidad no puede estorbar el plan de Dios.
Entonces, Él encuentra Su equilibrio en el lado soberano. Y después, Él repite la misma idea
en el versículo 40: “Y esta es la voluntad del que me ha enviado: Que todo aquél que vea al
Hijo, y cree en Él, tenga vida eterna; y Yo le resucitaré en el día postrero.” Aquí, Él vuelve a
dar la vuelta en la esquina y Él dice esto. Subrayen la palabra todo. Dondequiera que usted
tiene soberanía, usted también tiene la amplitud de la invitación. Sí, sólo aquellos que el
Padre da van a venir. Pero todo aquel que viene, Yo recibiré. Y toda persona que ve al Hijo y
cree, tendrá vida eterna.
Cuando usted lee acerca de la gracia soberana de Dios que elige, eso no hace a un lado una
invitación amplia a todos a que vengan. Cómo eso es armonizado es el problema de Dios, no
mío. Y entonces el Señor va y dice, pero todo aquel que el Padre atrae, va a creer. Y todo el
que quiere creer será salvo. Y Él vuelve a encontrar ahí Su equilibrio.
Entonces, Jesús habla de una relación personal. Venid a Mí, Él dice. Vengan a Mí. Todo el
que vea al Hijo, todo el que cree en ÉL, todo el que tome este pan, que está en Mí, versículo
37, “Todo lo que el Padre me da, vendrá a Mí.” Lo que quiero que entienda es que siempre es
una relación. Él es el pan que comemos. Él es al que venimos. Su vida es la vida que vivimos.
Y los verdaderos discípulos buscan la relación. Él busca al Salvador, no sólo lo que el
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Salvador le puede dar. Los desertores no tienen deseo alguno de tener una relación con
Cristo. Solo quieren poder, sólo quieren provisión. Son atraídos por la multitud, cautivados por
lo sobrenatural. Pensando únicamente en cosas terrenales. Ellos no tienen deseo de adorar.
Ellos sólo buscan prosperidad personal. Hacen demandas de Dios, no buscan tener una
relación en absoluto. Sólo buscan ganar lo que pueden para sí mismos.
Quiero compartir una carta que puede servir para ilustrar esto. Acabo de recibir esto. Escuche
con atención. Conocí a este hombre un par de semanas atrás en Florida y me escribió.
“Querido John, mi familia tiene lazos con los testigos de Jehová de tres generaciones atrás,
casi en la época del pastor Russell, quien los fundó. De hecho, mi padre fue arrestado y fue a
la cárcel durante tres años durante la Segunda Guerra Mundial por rehusarse a la oferta del
juez de dejarlo servir como un aprendiz en el servicio forestal. Y como usted sabe, los testigos
de Jehová son personas que se oponen de manera consciente, pero la sociedad Watchtower
ha ido al punto de prohibir servicio alterno para sus jóvenes. Y como resultado, miles de
hombres como mi padre han vivido su vida entera con registros criminales.
Cuando dejé la preparatoria, en el año 1971 inmediatamente me entregué a la obra pionera.
Esto es un evangelismo de tiempo completo puerta a puerta. Y fui subiendo por la jerarquía de
la congregación local, sirviendo como un siervo ministerial, diácono y finalmente, anciano y
pastor. Tan celoso por el evangelismo casa a casa que se me escogió como un supervisor de
servicio, este es el pastor cuyo ministerio especial consiste en supervisar la actividad de
predicación de las congregaciones locales y preparar a nuevos. Y puedo añadir que mi
nombramiento fue hecho cuando apenas tenía 27 años de edad; y la política oficial del grupo
es que nadie puede ser anciano hasta que llegue a los 30 años. Y sólo comento esto para
mostrar que yo no era un tibio entre los testigos de Jehová. Yo estaba ahí en el frente,
guiando la carga en contra de Babilonia la grande, el imperio mundial de religión falsa lo cual
significaba todo el mundo excepto los testigos de Jehová.
Pero pensé en cosas muy extrañas. Estaba consciente, claro, del fracaso terrible de la
profecía de la sociedad de que el mundo terminaría en octubre de 1975. Pero en la emoción
de esos días, estábamos creciendo tanto, que apenas podíamos mantenernos al día. Algunos
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pioneros que conocí, inclusive tenían listas de espera de personas que querían estudiar la
Biblia con ellos. Habíamos aprendido a vivir con el desánimo, con la decepción. Pero ya a
fines de 1979 me impresionó que el editor de Watchtower fuera expulsado por apostasía. Él
dijo que todos los cristianos estaban en el nuevo pacto, no sólo los 144,000 elite. De manera
similar alguien más fue expulsado por estar de acuerdo con él y más tarde, fue excomulgado.
Comencé a hacer preguntas y no encontré respuestas que me satisficieran.
En mayo de 1984 perdimos nuestro hogar en un incendio. Ahora, si hay algo los testigos de
Jehová es que cuidan de los suyos. Más tarde en ese día, tuvimos otro hogar, ropa dinero y
comida. Fue increíble. Pero durante los días después del incendio sucedieron algunas cosas
muy raras. La Iglesia presbiteriana local se apareció con un cheque de $200. Los bautistas
nos trajeron a una nueva vajilla. Un diácono de otra iglesia nos envió un cheque por $100. Y
personas de muchas diferentes iglesias estaban ahí a la puerta de nuestra casa diariamente
con más, hasta que finalmente tuvimos que rogarles que Jesucristo tuvieran. Algo estaba mal.
Sabía que como cristiano yo debía amar al prójimo. La Sociedad de los testigos de Jehová me
dijo que eso significaba que yo debía predicarle a él. Pero aquí, había extraños totales,
miembros de otras iglesias que estaban tan preocupadas por mi familia. Y éstas eran las
mismas personas que yo consideraba enemigos de Jehová, eternamente condenados.
Y mi fe comenzó a titubear. Mi fe comenzó a sacudirse. Y mi fe inestable comenzó a
sacudirse. En una ocasión, en el verano de 1984, sintonicé tu programa. No sé qué es lo que
me hizo detenerme. Me gustaría preguntar en la mano del Espíritu Santo estaba sobre mí.
Escuché, a pesar de que admito que no me acuerdo el tema del cual estabas hablando; y me
encantó. La Verdad salió rompiendo de ese tablero viejo como un trueno. Aquí había un
predicador que era diferente. No estaba gritando acerca del fuego del infierno, no estaba
rogando y pidiendo dinero. No estaba ofreciendo algún tipo de paño de oración o muñecos
gigantes de Jesús. Sólo la Biblia. La presión emocional bajo la que estaba me hizo olvidar el
contenido de esos primeros programas. Pero cuando podía, sintonizaba y encontraba tu voz.
Con frecuencia, me hacías enojar. Cuando tú llamaste a Jesús Dios un día, apagué la radio,
enojado. Pero el siguiente momento, la volví a prender escuchando con atención. No podía
entender como Él podía ser Dios y sin embargo el Hijo de Dios, pero seguí escuchando.
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Mientras tanto comencé a estudiar mi Biblia como nunca antes en mi vida. Conocí a mis
textos de prueba como pocos otros testigos de Jehová, de hecho, refutar la deidad de Cristo
era una de mis especialidades, me encantaba enredarme con estudiantes en la Universidad
bíblica local, enorgulleciéndome de una capacidad de ganar los debates. Pero realmente no
conocía la Biblia.
Comencé a reconstruir mi biblioteca después del incendio y recibí muchas de las
publicaciones antiguas de la sociedad en donde encontré incoherencias asombrosas con la
historia de la sociedad como la había oído. Y comencé a conseguir nuevas herramientas de
estudio para mi biblioteca, libros que la sociedad con frecuencia citaba para apoyar su
interpretación de las Escrituras. De la misma manera, me sorprendió que con frecuencia
citaban a estas autoridades fuera de contexto y normalmente, las hacían decir exactamente lo
opuesto de lo que decían.
Pero fue la deidad de Jesucristo en lo que me comía día tras día. Descubrí que, como testigo
de Jehová, no podía aceptar a Cristo como mi mediador debido a que yo no decía ser uno de
los 144,000 en el nuevo pacto. Y día tras día, hablabas de Él como Señor, Salvador y Dios y
todavía el Hijo de Dios.
Una noche, en un cuarto de un motel sin poder dormir, seguro de que me iba a volver loco,
oré para que Jehová me ayudara a conocer la Verdad. Le dije que no me importaba si era el
Dios trino, no me importaba lo que mi esposa pensaría o mi padre pensaría o lo que la
sociedad pensaría. Sólo necesitaba conocerlo. Y esa noche en el medio de mis lágrimas leí el
Evangelio de Juan. Ya para la mañana, agotado pero emocionado, sabía quién era Jehová
Dios. Y sabía que Él vino a la tierra en la persona de Jesucristo, el Hijo de Dios, para morir por
mis pecados. ¿Y sabe una cosa? No hubo trompetas y no hablé en lenguas. No hubo ningún
don milagroso más que la certeza absoluta de que conocí a mi Señor por primera vez en mi
vida.”
¿No es eso maravilloso? Ahí está la esencia del verdadero discipulado, busca una relación.
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Eso me dejó a lo largo del siguiente año o algo así, trabajando en mis deberes pastorales,
especialmente en mi enseñanza congregacional. Las palabras comenzaron a desaparecer de
mi vocabulario y otras palabras comenzaron a aparecer en su lugar. Varias veces se me dijo
que hablaba mucho de Jesús. ‘¿Por qué no hablas de Jehová, después de todo, Él es del
Padre?’ Y hubiera estado de acuerdo, pero eso me dio una oportunidad de dar testimonio. Y
tu comentario de Hebreos fue invaluable. Mostraba cómo las citas del Antiguo Testamento
que se aplicaban a Jehová se aplicaban a Jesús por los escritores del Nuevo Testamento,
mostrando Su posición exaltada como el Hijo de Dios. Una noche, le expresé a un amigo
pionero que yo creía que Jesús no había regresado de manera visible en 1914, sino que Él
regresaría de manera visible en el futuro cercano. Y compartimos algunas Escrituras acerca
de esto.
Unas cuantas noches después, una pareja nos acompañó para cenar. Había convertido yo al
marido a los testigos de Jehová cuando eran jóvenes; y habíamos estado como pioneros
juntos durante varios años. Habíamos tenido varias pláticas y al igual que yo, él estaba
comenzando a ver, realmente quien era Jesús en realidad. De hecho, la semana antes
habíamos enseñado en nuestro grupo de estudio bíblico a la mitad de la semana y habíamos
dicho que cuando adorábamos a Jehová estábamos adorando Jesús. Yo estaba fuera de la
ciudad esa noche, pero supe que causó una revuelta considerable. Mi esposa me hizo una
pregunta acerca de los 144,000. Vi a mi amigo y él me guiñó el ojo y entonces, entré.
Antes de que terminara la noche, hablamos del nuevo pacto, del rapto, algunas perversiones
obvias en el texto de la traducción del nuevo mundo de la sociedad de la Biblia y de la deidad
de Cristo. Fue demasiado para una noche, hablamos durante cinco horas. Realmente, yo
estaba emocionado. Sentí como si Dios realmente me estaba usando para testificar para Él a
esas personas que llevaban Su nombre inefable, pero que realmente no lo conocían. Estaba
seguro de que, junto con muchos otros, yo había estado consciente de que podíamos cambiar
a la organización en una fuerza enorme para Cristo. Pero estaba equivocado.
Dejé de asistir ahí. Y entonces, ya no pude hasta alcanzar a tantos testigos como antes, pero
comenzaron a preguntarme por qué había renunciado. Las mejores cosas estaban por
suceder en mi familia. Durante el estrés de mi juicio por herejía, mi esposa entregó su vida a
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Cristo. Sin estar seguro de quién estaba bien, sintiendo quizás que yo estaba bajo el control
demoníaco y, sin embargo, temerosa porque todo lo que ella había creído estaba yéndose de
cabeza, ella clamó a Dios porque la ayudará y Él la ayudó. Mi padre, de la misma manera, un
testigo leal como lo fue su madre antes de él, comenzó también a leer su Biblia. Él había
servido a la sociedad Watchtower en muchos lugares prominentes a lo largo de los años.
Inclusive, en escuelas de preparación para nuevos ancianos. Después de leer la Biblia
completa en los últimos tres meses, él también ha llegado a la conclusión asombrosa de que
Jesucristo es el Señor. Él acaba de renunciar a su posición y se ha entregado al estudio
bíblico intenso. Mi madre, con su Biblia en la mano, ha reconocido a Jesús como nuestro Dios
y Salvador y hemos convencido comenzado a instruir de manera seria nuestros dos hijos.
Y también me he animado el ver que por todo Estados Unidos de Norteamérica y el mundo,
miles de testigos de Jehová están enfrentando el hecho de que son parte de un sistema de
secta que está en bancarrota y se están volviendo al Dios verdadero para encontrar ayuda.
No sé a dónde me va a llevar Él en los años venideros, pero a donde quiera que sea, quiero
ser dirigente para ser hallado por Él en paz, sin mancha, irreprensible cuando Él regrese por
mí.”
¿No es eso maravilloso? Como puede ver, aquí hay un hombre que buscó y encontró una
relación. Cuando usted ve a alguien y analiza si puede ser un desertor espiritual o no,
evalúelo a la luz de ese pequeño inventario y mire con atención las cosas que hemos
mencionado en esta noche. No terminé todo lo que le quería decir. Cuando ve una persona
atraída por la multitud, encantada por lo sobrenatural que piensa sólo en cosas terrenales,
que no tiene deseo de adorar, busca prosperidad personal, quiere demandar cosas de Dios y
no tiene hambre de una relación personal con el Dios vivo a través de Cristo, usted tiene a un
desertor espiritual potencial. Y como veremos, es este tipo de actitud lo que finalmente resulta
en el versículo 66. Ellos le dan la espalda y se van.
Quizás en esta noche, debemos examinar nuestros propios corazones para ver si buscamos
la relación o si buscamos sólo lo que podemos obtener. Oremos.
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Padre, Te damos tantas gracias por esta noche. Te doy gracias por los hombres que
cantaron, que representan una generación de hombres que se preparan para salir y predicar
las riquezas inescrutables de Cristo. Que están dispuestos y están llamados y listos para
predicar la Verdad, a llamar a los hombres al verdadero discipulado. Pero Padre, sabemos
que experimentarán a lo largo de su ministerio todo lo que nosotros experimentamos. Que hay
muchos que vienen por un tiempo y después, desertan. Dios, ayúdanos a llamar a los
hombres al verdadero discipulado y a la verdadera fe. A llamarlos a una relación, a tomar el
Pan de vida y no sólo buscar aquello que perece.
Oro porque no haya alguien en este lugar que se vaya y termine ahí, alejándose de la fe,
siendo un alma eternamente condenada que una vez estuvo en medio de la luz, pero se fue.
Que no haya nadie aquí de quien pueda ser dicho que han visto al Hijo, pero no creen. Que
todo corazón aquí busque esa relación verdadera y todo lo que eso significa. Mientras que sus
cabezas están inclinadas por un momento, si usted no conoce a Cristo, si hay alguna duda en
su mente acerca de su fe, acerca de su relación, corríjala.
Ahí en oración, en silencio, háblele a Dios, entregue de su vida a Cristo. Venga a Él, clame a
Él, pídale, dígale que quiere conocerlo. ‘No me preocupa tanto lo que pueda obtener. No son
las cosas las que quiero, sino a Él. No es lo que Él puede dar, si no es Él.’ La melodía
hermosa, hermosa que fue tocada esta mañana. Jesús, el pensamiento mismo de Ti, con
dulzura llena mi pecho. Pero más dulce es ver Tu rostro y en Tu presencia descansar. El
deseo consumidor del corazón de un verdadero creyente es buscar al Señor. Buscar
conocerlo. Si este no es su anhelo, algo está mal. Puede ser un desertor espiritual que
todavía no deserta, pero lo va a hacer si no hay una relación genuina.
Padre, gracias por lo que nos das dado en la Palabra esta noche. Bendecimos Tu nombre por
causa del Salvador. Amén.
Disponible sobre el Internet en: www.gracia.org
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