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Adviento 2011.– LOS DERECHOS DE LA INFANCIA
IBVM-IRLANDESAS
B angladesh es un delta monumental, un país afectado
sobremanera por el cambio climá�co, con inundacio-
nes anuales por el monzón, y ciclones que arrasan con
todo, cada tres años; miles de personas luchan, y se
rehacen apenas de la nada, para que la adversidad no les arrastre,
como la crecida de los ríos hace con sus casas cada cierto �empo
imprevisible.
Desde la ventanilla del coche en Dhaka, la capital, en el Círcu-
lo Dos, lugar donde confluyen rickshaws, coches, minitaxis carrito
llevados por una moto, personas mendigando y vendiendo, veo
niños y niñas, trabajando o pidiendo, algunos revoloteando entre
los coches, agarrándose a la parte trasera de remolques, disfrutan-
do de un viaje gra�s a la rotonda más cercana; a veces desafiando
a la vida y jugando con ella. Un país donde más de un millón de
menores viven en la calle, 950.000 trabajan y 1.000.000 son huér-
fanos.
Quiero pensar que sus vidas merecen un mundo mejor, que
las personas que formamos la cooperación, los gobiernos, los or-
ganismos internacionales, las ONGs, las asociaciones, los grupos
diversos, no vamos a dejar de trabajar juntas para ofrecerles un
mundo más digno, aunque el desánimo, el cinismo o el desencan-
to nos llegue, porque las pequeñas vidas apenas empezadas, no
merecen nuestra mezquindad.
Dhaka, Bangladesh.
Teresa Labrador
“No romperá la caña cascada,
no apagará el pábilo vacilante”. (Isaías 42:2 -4).
I won’t mind walking
in the showers of Rain.
With the hissing of deluxe metros
passing by!
Cause,
Just now I’ve seen
the beauty of
Life.
In the eyes of a parentless street child.
Dancing in the Rain!
Tahsina Akhter University of Dhaka-Bangladesh
Adviento 2011.– LOS DERECHOS DE LA INFANCIA 27 de noviembre de 2011
BUSCANDO UN HOGAR
A lgunas prendas de ropa o calzado depor�vo son
fabricados en Indonesia por 5,60 euros, y vendi-
dos en Europa y Norteamérica por 75 euros, lle-
gando a alcanzar en ocasiones los 250 euros.
Las chicas indonesias, en muchos casos menores de edad,
trabajan desde las siete y media de la mañana a las nueve y
cuarto de la noche por 15 cén�mos la hora. Es decir, al día ga-
nan dos euros. La obsesión por los bajos costes y la alta veloci-
dad de producción han hecho posible que determinadas empre-
sas aumenten notablemente sus ganancias a costa de los dere-
chos laborales y sociales de las personas que producen sus pro-
ductos.
Estas empresas se muestran orgullosas de sus resultados,
ya que los atribuyen a su eficiente capacidad de ges�ón. Pero
en realidad, lo que definen como eficiencia es sólo explotación
del trabajo: no por casualidad en un par de zapa�llas el trabajo
incide sólo en el 0,2% del precio. Por el contrario, la publicidad
es el 10%.
Las empresas saben que sus negocios dependen de su ca-
pacidad de ganar para sí a los consumidores del Norte frente a
sus compe�dores, y por eso gastan cientos de millones de dóla-
res en publicidad. Sólo a algunas estrellas del baloncesto, el fút-
bol o el tenis les pueden llegar a pagar varios millones de dóla-
res por aparecer en sus campañas publicitarias, una suma supe-
rior al total de los salarios pagados en un año a todas las traba-
jadoras indonesias que producen este calzado.
Cuando elegimos nuestra ropa o nuestro calzado, estamos
aprobando estos métodos de “ges�ón”, ¿es esto lo que real-
mente queremos?
Adviento 2011.– LOS DERECHOS DE LA INFANCIA 28 de noviembre de 2011
¿QUIÉN HA HECHO LA ROPA QUE TE PONES?
C uando me levanté esta mañana, no había electricidad.
Mi madre había hecho un fuego, pero mi padre no es-
taba en casa. Le pregunté a mi madre sobre la “sorpresa” que mi
padre fue a buscar ayer y por qué no había vuelto de la ciudad to-
davía. Ella me dijo que llegaría pronto.
Mi hermana pequeña, Fá�ma, estaba sentada junto al fuego. Mi
hermano mayor está enfadado por Fá�ma, porque dice que su
salud sería mejor si tuviera más comida. Culpa al Gobierno y a los
ricos y se ha ido a trabajar a la ciudad.
Luego llegó mi padre con una gran sonrisa en la cara. Traía un cu-
bo. Yo no entendía cómo la electricidad podía caber en un cubo.
Él se lo dio a mi madre y ella me miró, sonrió y me lo enseñó, di-
ciendo: “Aquí está la sorpresa”, al �empo que echaba leche sobre
la sartén y la ponía en fuego. Yo no entendía nada, estaba decep-
cionado. ¿Dónde está la electricidad?
Mi madre echó la leche caliente en cuatro tazas y nos dio una a
cada uno. Mi padre cogió la suya, la elevó al aire y dijo: “Gracias a
Dios, ahora tenemos una vaca que nos da leche. Este es el inicio
de una salud mejor para todos”. Yo levanté mi taza cuando mi pa-
dre dijo: “y tú, Ibrahim, serás el encargado de cuidad la vaca”.
La electricidad sería fantás�ca, sí, pero la vaca significa la salud de
mi hermana, gracias a su leche, y además, ¡es mi responsabilidad!
“Eres un hombre joven, Ibrahim, y yo te ayudaré a traer la salud a
esta familia, si Dios quiere”. Mi taza estaba todavía levantada
cuando yo acerté a decir: “Insha allah”.
Mary Burkhart, IBVM,
Asilah
Adviento 2011.– LOS DERECHOS DE LA INFANCIA 29 de noviembre de 2011
UN BRINDIS POR UN VASO DE LECHE
El amor maternal de Dios
C uando Israel era muchacho, yo lo amé, y de Egipto llamé a mi hijo… enseñaba a andar al mismo Efraín, tomándole de los brazos….” (Oseas 11,2)
¿Acaso olvida una madre a su hijo y no se apiada del fruto de sus en-trañas? Pues aunque ella lo hiciera, yo nunca te olvidaré. Fíjate en mis manos, te tengo tatuada en mi palma. (Is. 49, 15-16).
Realmente Maestro, ¡eres una madre! (Anselmo de Canterbury).
¡Tan profunda es la dulzura de nuestro Dios! Él se emplea en regalar al alma como la madre en servir y regalar a su hijo, criándole a sus mismos pechos» (S. Juan de la Cruz).
Muchos son los textos que nos hablan de la ternura maternal de un
Dios que nos ama hasta el extremo. Quisiera compar�r con vosotros
la historia de una joven musulmana que �ene mucho que ver con es-
ta imagen de Dios.
Esta joven había crecido en un ambiente de desconfianza hacia los no
musulmanes. Aunque trabajaba con judíos, cris�anos y drusos, las
relaciones en general eran distantes. Sin embargo algo hizo que esto
cambiara. Momentos después de dar a luz a su hija, se encontró
compar�endo habitación con otras madres, mujeres cuyas historias
las situaban en lados opuestos del conflicto, divididas por su fe.
Con ellas compar�ó en esa habitación de hospital el agotamiento por
los dolores de parto, sosteniendo a su pequeña hija en brazos y espe-
rando la subida de la leche para poder amamantarla. De esta peque-
ña vida, completamente vulnerable y dependiente de ella, aprendió
la ternura de Dios que, como una madre, alimenta a toda la humani-
dad indefensa. Para esta joven madre musulmana, la experiencia de
su propia vulnerabilidad, dependiente a la fuerza de una realidad
más grande que ella misma, fue fundante para reconocer la humani-
dad de los otros. Este reconocimiento la llevó a impulsar el diálogo
interreligioso entre mujeres preocupadas por la paz en su ciudad.
Por las calles del mundo
vaga un niño perdido
lleva a todas las razas
sobre la piel
si se cruza algún día en tu camino
pregúntale qué busca
y te dirá:
Miguitas de ternura yo necesito,
si le sobra un poquito
démelo a mi.
Alberto Cortés
Adviento 2011.– LOS DERECHOS DE LA INFANCIA 30 de noviembre de 2011
APRENDER CON TERNURA
A sus 56 años, cuando por fin creyó que le había llegado el momento de descansar, se encontró con cuatro niños bajo su ala. Las tres chicas de su hija Rose y el nieto de su vecina Beda, al que había prome�do cuidar en el le-
cho de muerte de su abuela. No iban a ser las cosas fáciles, no, pe-ro nadie podría decir que ella, Matsele Nawatwe, no hizo lo sufi-ciente para sacar a los pequeños adelante.
Lo malo es que no corrían buenos �empos y a ver de dónde iba a conseguir ella el dinero para criar a cuatro muchachos. El puesto del mercado daba para sobrevivir, sí, pero poco más. Olvídate de medicamentos, libros y ropas.
Algunos días no podía parar de maldecir la terrible enfermedad que se llevó a su hija y a tantos otros en el poblado. Esa plaga que asoló el país en los primeros años 90 dejando cientos de huérfanos y esquilmando a toda una generación. Una generación de africa-nos que era básica para ayudar al crecimiento del con�nente y pa-ra dar un futuro a sus propios hijos.
Porque después de muchos sacrificios, Matsele consiguió enviar a Rose la Universidad, en la capital, y de allí vino Rose son su flaman-te Diploma de Artes que, creían todos, le abriría las puertas de un futuro mejor. Era 1978 y todavía quedaba en el imaginario colec�-vo algo de la euforia de los años 60, cuando festejaban las inde-pendencias y creían en un futuro mejor.
Pero la esperanza comenzó a agotarse muy pronto. Muchos países de alrededor se vieron inmersos en brutales guerras y en otros go-
bernaban sanguinarios dictadores. No era el caso de su país pero ellos también sufrían las consecuencias. Además, les decían desde el extranjero, habían estado años viviendo por encima de sus posi-bilidades, malgastando el dinero y ahora tenían que pagar la deu-da. Una deuda que fue creciendo y creciendo mientras ahogaba a familias enteras. Porque apenas quedaron museos ni galerías para que Rose pudiera trabajar allí. Y al final Rose no tuvo más remedio que ayudar a Matsele con el puesto en el mercado.
Aunque todavía vivieron momentos felices antes de la tragedia. Como el día de la boda de Rose y, por supuesto, el nacimiento de los tres hijos. Pero para cuando Éric, el úl�mo, vino al mundo, las cosas ya habían comenzado a torcerse. Essian, el marido de Rose, llevaba ya un par de años enfermo pero siempre se negó a hacerse la prueba que ofrecían en el hospital de los blancos. Así que Rose no tardó en contagiarse y empezar a empeorar.
Por aquel entonces los medicamentos eran caros, carísimos, impo-sibles de conseguir. Y Rose, al igual que tantas otras mujeres y hombres de su edad, terminó por engrosar el número de víc�mas de la terrible enfermedad a la que nadie se atrevía a referirse por su nombre: el SIDA.
Hoy las cosas han mejorado. Las mujeres y hombres del poblado �enen más información, los medicamentos se han abaratado y Matsele, rodeada de sus tres nietas y el chico de Beda, siente que sus trabajos no han sido en vano. Intuye un futuro mejor y desde su puesto en el mercado, reza para que nada lo estropee.
Adviento 2011.– LOS DERECHOS DE LA INFANCIA 1 de Diciembre de
LAS ABUELAS AFRICANAS SE ORGANIZAN
M e preocupa que, a base de presentar a los niños el relato del nacimiento de Jesús de una forma tan frívola, pierda su fuerza, pierda el mensaje provocador que nos quiere traer. Contemplamos la escena del establo y automá�ca-
mente la dulcificamos en nuestra mente, pues con los años la hemos ido macerando con bolas, músicas estridentes, sabores dulces, consumo desatado… La hemos almibarado hasta hacerle perder su sen�do. Tene-mos que educar en que celebrar el nacimiento de Jesús no es como la alegría que sen�mos cuando un nuevo miembro viene a nuestra familia, llenando nuestros corazones de ternura y amor. Que Jesús nazca signifi-ca que, Dios mismo, se hace uno de nosotros, asumiendo la naturaleza humana y compar�endo así nuestras grandezas, nuestras alegrías, nues-tras carencias, nuestras desgracias, frustraciones y triunfos. Celebrar la encarnación de Dios es proclamar que el Evangelio, las Bienaventuran-zas, en defini�va, su propuesta de vida, es radicalmente humana, pues surge de ese Dios que nos conoce en lo más ín�mo de nuestro ser.
Jesús fue un judío pobre y el contexto que le vio nacer �ene muy poco del roman�cismo que nos hemos inventado. Me gustaría que, al menos por una vez, miráramos la escena del Belén desde esta perspec�va y aprendamos de ella. En par�cular, el tes�monio de María nos ayuda a interiorizar la importancia del quinto Obje�vo del Milenio: Mejorar la Salud Materna.
La narración evangélica nos dice con sencillez que “mientras se encon-
traban en Belén, le llegó el �empo de ser madre” (Lc 2, 6). Por pura ne-cesidad, el trance se desarrolla en un establo, una cueva, un aprisco, un refugio de pastores cuya dureza hemos suavizado llamándolo “portal”. El folclore sitúa a María “lavando pañales y tendiendo en el romero”. Cualquiera que haya vivido de cerca un parto, podrá valorar que el he-cho de que se desarrolle en tal escenario, lejos de cualquier condición higiénico-sanitaria, es una autén�ca tragedia. En el Belén, María se ha enfrentado a la circunstancia más peligrosa de su vida: La causa princi-pal de mortalidad de la mujer en el entorno semita era por las complica-ciones en el primer parto. La cuarta parte de la población femenina mo-ría en este trance.
El Quinto punto de los Obje�vos del Milenio nos recuerda que esta reali-dad sigue padeciéndose hoy. Lograr una buena salud materna requiere contar con servicios de salud reproduc�va de alta calidad y con una se-rie de intervenciones bien sincronizadas para asegurar que la mujer si-gue un camino seguro hacia la maternidad. El no hacerlo provoca cien-tos de miles de muertes innecesarias año tras año, lo cual es un triste recordatorio del bajo estatus asignado a las mujeres en muchas socieda-des.
Aprendo con�go mirando al Belén. Te deseo un feliz Adviento en el que la escena del Nacimiento de Jesús entre nosotros refuerce nuestro com-promiso con los Obje�vos de Desarrollo del Milenio.
Javier de La Morena
Adviento 2011.– LOS DERECHOS DE LA INFANCIA 2 de Diciembre de 2011
APRENDO CONTIGO
T enía que demostrarme a mí mismo que se me podía
querer, tenía que hacérselo saber al mundo entero an-
tes de que descubrieran que incluso mis padres, las úni-
cas personas obligadas a soportarme, habían preferido
huir (…)”
El señor Ibrahím y las Flores del Corán.
Más que un cuento, mucho más que una novela, este libro
nos cuenta la historia de la Ternura, con mayúsculas, la que cam-
bió la vida del joven Momo y devolvió los úl�mos años de felicidad
al viejo Ibrahím.
La historia de un joven que vive una infancia terrible, aban-
donado por su madre y conviviendo con un padre depresivo y ma-
niá�co que le compara siempre con su otro hermano, el
”perfecto”.
Una vida triste hasta que conoce al señor Ibrahim, un viejo
tendero en el que nadie repara, un hombre que sólo es ‘el árabe
de la �enda del barrio’. Un hombre que no hace nada especial, pe-
ro que cambiará la vida del muchacho porque le presta atención,
responde a sus preguntas, le enseña a sonreír… Un cuento, en de-
fini�va, que se convierte en la mejor definición de ternura que
pueda exis�r. Un ejemplo de lo que todos los chicos y chicas de
este mundo deberían poder disfrutar.
“- ¿Por qué nunca sonríes, Momo?, me preguntó un día el Sr. Ibrahím.
- Sonreír es de ricos, señor Ibrahín.
- ¿Y tú crees que yo soy rico? (…) Me dijo con una amplia sonrisa en su rostro-.
- Me refiero a que es cosa de gente feliz.
- ¡Ah, ahí es donde te equivocas, Momo!. Es sonreír lo que hace
que la gente sea feliz”.
Adviento 2011.– LOS DERECHOS DE LA INFANCIA 3 de Diciembre de 2011
¡LA IMPORTANCIA DE SONREÍR!
H ablar de paz es hablar de sonidos de serenidad, gozo, equilibrio,
ausencia de miedos, de tensiones, armonía, etc.
¿Cómo suenan hoy los tambores? Hay tambores cuyos sonidos
anuncian situaciones de guerra y de violencias. Hay sonidos
acompasados de tambores que acompañan a los pasos procesionales en
Semana Santa y hay deseos de escuchar tambores con redobles de paz.
En el día a día nos llegan comunicaciones de experiencias violentas: violen-
cia de género, niños y niñas que sólo han tenido experiencias de guerra en
su vida, violencia en el trato humano, violencia en la injusta distribución de
recursos, violencia generada por los espacios de �erra arrebatada, violencia
de palabras, de gestos, de miradas, violencia para con nuestro planeta…
Di�cil es no conmocionarse ante el grito desgarrador de un niño inocente
que veía cómo apresaban a su padre: “no os llevéis a mi padre”. El pequeño
nunca olvidará, ¿podrá este niño superar esa situación? Esa imagen proba-
blemente convivirá con él toda su vida ¿Qué reacción tendrá en el futuro?
¡Ojalá podamos rodear a nuestros niños/as de ambientes en los que puedan
crecer serenos y alegres, que podamos ayudar a desarrollar todas sus cuali-
dades. Son nuestra esperanza para el mundo y creemos que pueden dar lo
mejor de ellos/as mismos/as en el futuro. En nuestras manos está el hacer
que suenen tambores de paz.
La canción Amazing Grace, cantada en tantas ocasiones especiales, da �tulo
a la película del mismo nombre, rodada en 2006 coincidiendo con el 60
Aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
Estrenada en 2007, bicentenario de la abolición del comercio de esclavos en
el Imperio Británico, refleja la energía y el tesón del idealista Wilberforce ,
que consiguió abolir el comercio de esclavos, muchos de ellos mujeres y ni-
ños. Tuvo al fin una experiencia profunda de paz por haber dedicado los es-
fuerzos de toda una vida a cumplir un ideal: conseguir la libertad de los se-
res humanos que sufrían esclavitud. Sus discursos reflejan sus luchas en el
Parlamento inglés de su época: “… ya hemos obtenido para estas pobres
criaturas el reconocimiento de su naturaleza humana”. (discurso ante la Cá-
mara de los Comunes, 18 de abril 1791).
Que descubramos en el Dios Niño cuyo nacimiento vamos a celebrar en la
próxima Navidad, la paz que Él vino a traer a nuestro mundo. “Mi paz os
doy” Jn. 14,27 fue el texto bíblico elegido en la semana de oración por la
unidad de los cris�anos en el año 2004. El texto iba acompañado de un car-
tel sugerente, unas manos grandes y muchas manos pequeñas en ac�tud
suplicante; entre unas y otras aparecía el texto evangélico poniendo de re-
lieve que la paz viene de Dios y nos es dada a las personas; es don, es rega-
lo que podemos pedir en este �empo de Adviento. El cartel dibuja también
una cruz, porque la paz nos exige esfuerzo a favor de la unidad.
Este es el mensaje de Juan: “Os dejo la paz, mi propia paz”.
Juan 14, 27 “Mi paz os doy”
Pilar González Cano
Adviento 2011.– LOS DERECHOS DE LA INFANCIA 4 de Diciembre de 2011
TAMBORES PARA LA PAZ
N o podemos vivir de espaldas a la realidad de que todos
nuestros actos �enen un impacto en el medioambiente.
El impacto puede ser contaminante si supone la incorpo-
ración a este ambiente de sustancias o elementos tóxi-
cos perjudiciales. Los �pos más importantes de contaminación con-
templados por las legislaciones modernas son los que afectan a los
recursos naturales básicos, fundamentalmente aire, suelo y agua. Pe-
ro es necesario, al pensar en el impacto medioambiental, tener tam-
bién en cuenta el impacto social. Los gobiernos y las empresas están
empezando a interesarse por estas cues�ones: el impacto humano
posi�vo, el nivel de capacitación de la mujer, la jus�cia salarial, la me-
jora de las condiciones laborales etc.
La información es la herramienta básica para aprender a calibrar el
impacto real de todas y cada una de nuestras elecciones personales,
para conocer los efectos de aquello que hacemos, fabricamos, ven-
demos o compramos y así poder tomar decisiones acordes con nues-
tros valores. Lo que ignoramos no puede dañarnos, eso parece. Este
conocimiento, a su vez, influirá de forma posi�va en nuestro propio
futuro y en el futuro del planeta.
Debemos ser capaces de tomar decisiones que nos permitan vivir en
equilibrio con la naturaleza, de vivir tratando de dañarla lo menos po-
sible, de comprender qué consecuencias �enen sobre el medioam-
biente las decisiones que tomamos en nuestro día a día e intentar, en
la medida de lo posible, elegir las más beneficiosas para la salud del
planeta; y también debemos ser capaces de formar personas solida-
rias, que en�endan que sus decisiones afectan la vida de las demás y
del ecosistema.
Necesitamos sabiduría para aprovechar adecuadamente los recursos
naturales, capacidad para aprender de la experiencia y para tratar
adecuadamente a nuestro entorno. Debemos salir de la bruma cogni-
�va, de la niebla de la inercia y con un pensamiento atento y proac�-
vo vivir de un modo sostenible en nuestro nicho que es la totalidad de
la Tierra.
Ana Serrano Santamaría
“La inteligencia ecológica es la capacidad de vivir tratando de dañar lo menos posible a la naturaleza.
Consiste en comprender qué consecuencias �enen sobre el medio ambiente las decisiones que tomamos en nuestro
día a día e intentar, en la medida de lo posible, elegir las más beneficiosas para la salud del planeta.
La paradoja reside en que cuanto más coherentes somos con su bienestar, más inver�mos en el nuestro”.
Daniel Goleman
Adviento 2011.– LOS DERECHOS DE LA INFANCIA 5 de Diciembre de 2011
¿ES INTELIGENTE CONTAMINAR?
“ ID A UN LUGAR MÁS PROFUNDO PARA ESCUCHAR LA PASIÓN DE DIOS: EL CLAMOR DE LOS NIÑOS Y LAS NIÑAS”
Pronunciamiento del MNNATSOP frente al día mundial contra el trabajo infan�l.
Desde hace 35 años, el Movimiento Nacional de Niños, Niñas y Adoles-centes Trabajadores (NNATs) del Perú se viene organizando y luchando por la defensa y promoción de los derechos no sólo de la infancia y ado-lescencia trabajadora sino también de toda la infancia y adolescencia en general.
En estos días de Adviento en los que reivindicamos la infancia, quiero recordar los puntos de su manifiesto, en el que luchan contra la explo-tación de los y las más pequeñas, que �enen derecho a una infancia verdadera, alejada del trabajo y la explotación.
- “La polí�ca económica aplicada en nuestro país no favorece que ten-gamos una Vida Digna, es excluyente, niega nuestra ciudadanía, y ante esta situación, la voz de protesta de Organismos Internacionales y po-derosos sectores de la sociedad, es casi nula”.
- “Los NNATs seguimos organizándonos, luchando para que nuestro de-recho a trabajar sea ejercido en condiciones dignas, y que el Estado cumpla con su deber de brindarnos real protección”.
- ”Los NNATs aportamos mucho económicamente con un significa�vo porcentaje del 18,3% al presupuesto familiar, y este aporte todavía no es reconocido ni valorado por la sociedad”.
Por todo ello exigimos:
- “Revisar el Convenio 182 de la OIT sobre las llamadas peores formas de trabajo infan�l donde se señala como “TRABAJO” a graves delitos y crímenes.”
- “Que la trata de menores, la “pros�tución infan�l”, la par�cipación en conflictos armados no figuren en nuestro Código de los Niños, Niñas y Adolescentes como formas de trabajo infan�l, ya que es imposible que este �po de ac�vidades que atentan contra la DIGNIDAD de la persona puedan ser consideradas una ac�vidad laboral”.
- “Que el nuevo gobierno del Perú desconozca la celebración del 12 de junio y adopte nuestra fecha del 9 de diciembre como el día nacional de la dignidad de los NNATs del Perú, del campo, la ciudad y las comunida-des indígenas”.
“SÍ AL TRABAJO DIGNO, NO A LA EXPLOTACIÓN”
Miroslava San�llán Dávila, IBVM
Adviento 2011.– LOS DERECHOS DE LA INFANCIA 6 de Diciembre de 2011
¡NO ME QUITEN LA INFANCIA!
L a Conferencia de Regalos de Navidad de aquel año esta-
ba llena hasta la bandera. A ella habían acudido todos
los jugueteros del mundo, y muchos otros que no eran
jugueteros pero que úl�mamente solían asis�r, y los que
no podían faltar nunca, los repar�dores: Santa Claus y los Tres Re-
yes Magos. Como todos los años, las discusiones tratarían sobre
qué �po de juguetes eran más educa�vos o diver�dos, cosa que
mantenía durante horas discu�endo a unos jugueteros con otros, y
sobre el tamaño de los juguetes. Sí, sí, sobre el tamaño discu2an
siempre, porque los Reyes y Papá Noel se quejaban de que cada
año hacían juguetes más grandes y les daba verdaderos problemas
transportar todo aquello...
Pero algo ocurrió que hizo aquella conferencia dis�nta de las
anteriores: se coló un niño. Nunca jamás había habido ningún niño
durante aquellas reuniones, y para cuando quisieron darse cuenta,
un niño estaba sentado justo al lado de los Reyes Magos, sin que
nadie fuera capaz de decir cuánto �empo llevaba allí. Y mientras
Santa Claus discu2a con un importante juguetero sobre el tamaño
de una muñeca muy de moda, y éste le gritaba acaloradamente "
¡gordinflón, que si estuvieras más delgado más cosas te cabrían en
el trineo! ", el niño se puso en pie y dijo: - “Está bien, no discutáis.
Yo entregaré todo lo que no puedan llevar ni los Reyes ni papá
Noel”.
Los asistentes rieron a carcajadas durante un buen rato sin
hacerle ningún caso. Mientras reían, el niño se levantó, dejó esca-
par una lagrimita y se fue de allí cabizbajo...
Aquella Navidad fue como casi todas, pero algo más fría. En la
calle todo el mundo con�nuaba con sus vidas y no se oía hablar de
todas las historias y cosas preciosas que ocurren en Navidad. Y
cuando los niños recibieron sus regalos, apenas les hizo ilusión, pa-
recía que ya a nadie le importase aquella fiesta.
En la Conferencia de Regalos del año siguiente, todos estaban
preocupados ante la creciente falta de ilusión con se afrontaba
Adviento 2011.– LOS DERECHOS DE LA INFANCIA 7 de Diciembre de 2011
LOS VERDADEROS REGALOS
aquella Navidad. Nuevamente comenzaron las discusiones de
siempre, hasta que de pronto apareció por la puerta el niño de
quien tanto se habían reído el año anterior, triste y cabizbajo. Esta
vez iba acompañado de su madre, una hermosa mujer. Al verla, los
tres Reyes dieron un brinco: " ¡María! ", y corriendo fueron a abra-
zarla. Luego, la mujer se acercó al estrado, tomó la palabra y dijo:
- Todos los años, mi hijo celebraba su cumpleaños con una
gran fiesta, la mayor del mundo, y lo llenaba todo con sus mejores
regalos para grandes y pequeños. Ahora dice que no quiere cele-
brarlo, que a ninguno de ustedes en realidad le gusta su fiesta, que
sólo quieren otras cosas... ¿se puede saber qué le han hecho?
La mayoría de los presentes empezaron a darse cuenta de la
que habían liado. Entonces, un anciano juguetero, uno que nunca
había hablado en aquellas reuniones, se acercó al niño, se puso de
rodillas y dijo:
- Perdón, mi Dios; yo no quiero ningún otro regalo que no
sean los tuyos. Aunque no lo sabía, tú siempre habías estado entre-
gando aquello que no podían llevar ni los Reyes ni Santa Claus, ni
nadie más: el amor, la paz, y la alegría. Y el año pasado los eché
tanto de menos… perdóname. Uno tras otro, todos fueron pidien-
do perdón al niño, reconociendo que eran suyos los mejores rega-
los de la Navidad, esos que colman el corazón de las personas de
buenos sen�mientos, y hacen que cada Navidad el mundo sea un
poquito mejor…
Pedro Pablo Sacristán
Cuentos infan�les
www.cuentosparadormir.com
Adviento 2011.– LOS DERECHOS DE LA INFANCIA 7 de Diciembre de 2011
D espués, levantando los ojos, Jesús vio a unos
ricos que ponían sus ofrendas en el tesoro del
Templo. Vio también a una viuda de condi-
ción muy humilde, que ponía dos pequeñas
monedas de cobre, y dijo Jesús: "Os aseguro que esta pobre
viuda ha dado más que nadie. Porque todos los demás dieron
como ofrenda algo de lo que les sobraba, pero ella, de su indi-
gencia, dio todo lo que tenía para vivir". (Lc. 21,1-4)
Como bien decía Jesús, ser solidario es mucho más que dar sólo
lo que nos sobra. Es compar�r lo que tenemos, creer que es ne-
cesario un reparto más justo de los recursos y luchar porque así
sea. Y esto se pone más de manifiesto que nunca durante los
días de Adviento, un �empo en el que todos hablamos de amor
y paz, de compar�r y repar�r. Pero debemos recordar que la
solidaridad no es cues�ón de unas semanas o meses. No es
cues�ón de un momento de generosidad ante una desgracia
puntual. Es mucho más.
Es una ac�tud ante la vida, una ac�tud que se aprecia cada día
en cada momento; en nuestras acciones y nuestro pensamien-
to. Porque de nada vale hacer algo si pensamos lo contrario; ha-
cerlo porque es lo establecido o porque “queda bien”. La solida-
ridad es compar�r lo que tenemos, no regalar lo que nos sobra.
Adviento 2011.– LOS DERECHOS DE LA INFANCIA 8 de Diciembre de 2011
¿Qué es la solidaridad?
Adviento 2011.– LOS DERECHOS DE LA INFANCIA 9 de Diciembre de 2011
¿DÓNDE ESTÁ LA JUSTICIA SOCIAL?
S i un hermano o una hermana están desnudos y carecen
del sustento diario, y alguno de vosotros les dice: “Id,
en paz, calentaos y hartaos”, pero no les dais lo nece-
sario para el cuerpo, ¿de qué sirve?” (James 2:15-16).
“Hoy en día, nadie puede ya ignorarlo, en con�nentes enteros
son innumerables los hombres y mujeres torturados por el hambre, son innumerables los niños subalimentados hasta tal punto que un buen número de ellos muere en la �erna edad,
el crecimiento 9sico y el desarrollo mental de muchos otros se
ve con ello comprome�do, y enteras regiones se ven así con-
denadas al más triste desaliento… A cada uno toca examinar su conciencia, que �ene una nueva voz para nuestra época…
¿Está dispuesto/a a sostener con su dinero las obras y las em-presas organizadas a favor de los más pobres? ¿Está listo /a para pagar más impuestos para que los poderes públicos in-tensifiquen su esfuerzo para el desarrollo?”
Populorum Progressio 45-47
Carta Encíclica de Pablo VI sobre el Desarrollo de los Pueblos
“Las necesidades de los
pobres toman prioridad
sobre los deseos de los
ricos; los derechos de los
trabajadores sobre conse-
guir un máximo de benefi-
cios; la preservación del
medio ambiente sobre la
expansión industrial in-
controlada, la producción
para atender a las necesi-
dades sociales sobre las
propuestas para produc-
ción militar”.
Juan Pablo II, Jus�cia Económica para todos.
(1986)
E sta profecía de Jeremías la asociamos a la matanza de ni-
ños que ordenó Herodes en �empos del nacimiento de Je-
sús y todos nos ponemos las manos en la cabeza ante tanta
maldad. Pero lamentablemente, esta profecía se sigue
cumpliendo hoy en día; millones de niños mueren de hambre y sufren
miseria, explotación laboral, falta de educación, abusos sexuales… y po-
demos decir que “Raquel” sigue llorando por sus hijos.
¿Y qué podemos hacer cada uno de nosotros al respecto?. No se nos
pide más esfuerzo del que somos capaces de realizar. Todos podemos
par�cipar en la misión de proteger a la infancia desde nuestro puesto
en la sociedad. Tenemos que reflexionar sobre lo más próximo a noso-
tros, donde pueden tener incidencia directa nuestras acciones. Marcos
nos relata las palabras de Jesús en el momento de la mul�plicación de
los panes y los peces: “Dadles vosotros de comer” (Marcos 6,37) donde
nos invita a la reflexión y a la acción: mul�plica los panes y los peces
que �enes para que otros también tengan, comparte tu �empo, tu son-
risa, tu vida… Tu pan puede alimentar a mucha gente porque la espe-
ranza y el amor se mul�plica cuanto más se da. Podemos realizar mila-
gros diariamente. Si alguien se marcha con un rayo de luz en su corazón
después de haberse cruzado con�go, ya es un milagro.
Nuestra sociedad adolece de dedicar más �empo a nuestros hijos.
Nuestra necesidad de triunfar en la vida está dejando a nuestra infancia
huérfana del cariño más directo. Mi obje�vo es no dejar que esto ocu-
rra en mi familia y entorno. He de repar�r con ellos el pan del amor, de
mi �empo compar�do, de mi experiencia,... mul�plicándose hacia las
siguientes generaciones.
Juan Carlos Ballesteros
Adviento 2011.– LOS DERECHOS DE LA INFANCIA 10 de Diciembre de 2011
NECESITO QUE ME PROTEJAN Se ha oído una voz en Ramá, lamentos y llantos amargos, es Raquel
que llora a sus hijos; no quiere ser consolada por sus hijos,
porque ya no viven” (Jeremías 31,15)
E l 25% de los mexicanos ve normal que se golpee a los
niños para educarlos. El Fondo de Naciones Unidas
para la Infancia (Unicef) y el Consejo Nacional para la
Prevención de la Discriminación (Conapred) presenta-
ron en la capital mexicana la Encuesta Nacional sobre Discrimina-
ción 2010 en el caso de niños y adolescentes.
Los resultados del sondeo reflejan una "discriminación normaliza-
da, interiorizada como el machismo", que se deriva de tres nocio-
nes básicas: que "los niños son propiedad de las familias, que son
seres inferiores y que no son considerados como ciudadanos", se-
gún ha confirmado el director de la Red por los Derechos de la In-
fancia en México, Juan Mar�n Pérez”.
Fuente: Elmundo.es
La encuesta se realizó en México pero daría resultados muy pare-
cidos en muchos otros países del mundo. Lo que hoy parece im-
pensable en nuestras casas en la realidad diaria en miles de hoga-
res, donde padres y madres reproducen lo que ellos mismos vivie-
ron en sus carnes de pequeños, dando por hecho que es lo natu-
ral, y u�lizando al niño o niña como una figura para llevar a cabo
los trabajos más duros o las tareas más desagradables.
Una situación contra la que las organizaciones y los ciudadanos
han de luchar, a través de una legislación que defienda a la infan-
cia y cas�gue a quienes la maltraten, pero recordando también
que no habrá solución posible si no mejoran las condiciones eco-
nómicas, educa vas y sociolaborales de estas familias.
Adviento 2011.– LOS DERECHOS DE LA INFANCIA 11 de Diciembre de 2011
¿A QUIÉN RECLAMO MIS DERECHOS?
E xiste un gran sen�do del valor de la �erra en Amé-
rica La�na. Los pueblos originarios consideran a la
�erra como nuestra madre. La llamamos Pacha-
mama, Pacha: �erra, mama: madre. En este sen�-
do la erra es nuestra madre, ella nos cuida y nosotras de-
bemos cuidarla a ella. La �erra nos hermana y nos hace res-
ponsables unos de otros.
La �erra come, bebe, respira, descansa. Necesitamos respe-
tarla y cuidarla. Los pueblos originarios de la zona andina so-
licitan permiso a la �erra para cul�varla, y le ofrecen luego
los frutos de la cosecha y de la vida.
Es nuestro compromiso con la Madre Tierra, la Madre Natu-
raleza, darle respeto y protección. La Pachamama es nuestra
casa, es el sostén y refugio.
Si mi madre falta ¿Qué hago? No es la Madre Tierra quien
nos abandona sino nosotros los que dejamos de tratarla con
respeto. ¿Qué haremos si nos falta la �erra? Con todas sus
riquezas y fuerza de vida.
Al modo de José y María que buscan un lugar donde alber-
garse, ante la llegada del nacimiento del Niño, nos pregunta-
mos si nuestros niños y jóvenes encontrarán una �erra habi-
table, un lugar donde albergarse. El uso indiscriminado de
�erras, la deforestación, la siembra sin descanso hasta ago-
tar los recursos de la misma, el abuso en los cul�vos, la falta
de respeto a sus ciclos vitales.
¿Qué planeta estamos dejando a las futuras generaciones?
Madre nuestra que estás en la Tierra. Sobre la cual vivimos y
nos movemos y tenemos nuestro Ser. A Ti honramos y servi-
mos, Comprome�éndonos nuevamente a ser Guardianas de
tu Naturaleza, Amando y cuidando todo lo que Tú has crea-
do. Danos hoy como siempre los frutos de tu generosidad.
Perdona nuestras faltas. Guíanos en nuestro Viaje a través de
la Vida sobre este tu bello planeta.
Estela Clara Grignola, CJ Argen na
Adviento 2011.– LOS DERECHOS DE LA INFANCIA 12 de Diciembre de 2011
SI MI MADRE FALTA, ¿QUÉ HAGO?
S i algo pone en cues�ón toda la existencia humana es la en-
fermedad, ella nos hace enfrentarnos con nuestra propia pe-
queñez, nos hace darnos cuenta de que somos limitados, Pa-
blo le llamó la “debilidad humana”. Nos hace bajar esos hu-
mos con los que en muchos momentos vamos por la vida, cuando tu
crees que lo puedes todo te hace descubrir lo que en realidad somos,
crees que controlas tu vida y te ves controlado por algo que no solo no
has elegido, sino que te repugna es como un enemigo dentro de uno
mismo que se ha apoderado de tu vida y destroza todos tus planes.
No es de extrañar que el dolor, la enfermedad, el mal hayan sido y
sean el arma arrojadiza que muchos han esgrimido en contra de un
Padre Bueno y que lo puede Todo, y que lo expresamos en frases co-
mo estas “¿cómo Dios puede permi�r esto?” o “¿por qué no hace na-
da?…”
Sin dejar de ser un desa#o, un azote, una rompedora de ilusiones, pue-
de ser también una oportunidad, una ocasión para entrar dentro de
uno, para pensar en todo aquello que no solemos pensar porque nos
resulta desagradable, para descubrir una mirada nueva de ver la vida.
Pero además, nos hace sen�rnos más cercanos a otras personas, más
solidarios, nos hacemos más prójimos de otros y ellos de nosotros,
descubrimos quién nos quiere y para qué nos quieren, es la ocasión
para tomar conciencia de la verdadera compañía que necesitamos,
que igual la hemos tenido muy cerca pero no la habíamos descubierto.
La enfermedad llama al futuro, es el creer que mañana será mejor, que
lo malo que hoy estoy viviendo va a cambiar, es un grito de esperanza.
Alguien dijo que “Una vida sin esperanza es como una noche sin ama-
necer.”
Es aquí donde el Adviento �ene un nuevo mensaje, cada año, para no-
sotros. El adviento es la espera de lo mejor que nos ha pasado a la hu-
manidad que El Señor de la vida se nos ha acercado hasta hacerse Uno
con nosotros, pero no se queda en un recuerdo pasado y por lo tanto
nostálgico sino es la espera de su venida defini�va donde no habrá
llanto, ni dolor, ni enfermedad, ni mal porque la Vida ha explotado pa-
ra todos y para siempre y donde el Padre ha llevado a termino su plan
de salvación para esta creación, que en muchas ocasiones nos parece
imperfecta.
Carmelo Legorburu
Adviento 2011.– LOS DERECHOS DE LA INFANCIA 13 de Diciembre de 2011
NO HE ELEGIDO MI ENFERMEDAD, PERO SÍ TU COMPAÑÍA “Aunque camine por valles oscuros, no temeré, porque Tú vas conmigo.” Salmo 23,4
Q uisiera que esta realidad no fuera un lugar geográfico ni que
se centre sólo en la mujer o en los niños y niñas, sino que
sea ese lugar del mundo lleno de desaDos y retos para todo
ser humano.
Tomo como símbolo de Adviento a María de Nazaret, el mayor
símbolo de fe y esperanza en un �empo de gran inseguridad, mujer inmi-
grante en su �empo.
María, José y el niño, tomando lo necesario y dejando lo demás a
los necesitados, huyeron a Egipto. Tuvieron que empezar de cero. Parece
increíble, pero así fue. El Hijo de Dios, la Madre de Dios y el bueno de Jo-
sé, de inmigrantes. Ganándose la vida en Egipto, como podían. Salieron
adelante por su fe y esperanza y gracias a su trabajo y a no pocos sacrifi-
cios y privaciones, sobrellevados con una sencillez admirable y conmove-
dora…
Mt 2.13-15
Cuando ya se habían ido, un ángel del Señor se le apareció en sue-
ños a José y le dijo: «Levántate, toma al niño y a su madre, y huye a Egip-
to. Quédate allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño
para matarlo». Así que se levantó cuando todavía era de noche, tomó al
niño y a su madre, y par�ó para Egipto, donde permaneció hasta la
muerte de Herodes.
Aquí, como en otros con�nentes, circulan cientos, miles, millones
de gente considerada “masa sobrante”, pobres y excluidos, niños, niñas
mujeres y hombres con rostro propio. Todos/as en medio de una socie-
dad que no escapa a la crisis mundial caracterizada por la violencia y la
codicia del lucro. Ellos y ellas, nosotros y nosotras, estamos sumergidos/
as de lleno en esta historia de todos los días, la misma que hace sufrir y
esperar a muchísimos/as y gozar sólo a poquísimos/as. Es en este lugar
que iniciamos el Adviento y más tarde la Navidad que llamará a nuestra
puerta.
Y si existe algo que se ha instalado en este �empo en cada ser hu-
mano es la palabra “inseguridad-riesgo”, y es en esta palabra donde nos
vamos a centrar para vivir desde ella el Adviento 2011, la Navidad que
pronto llamara a las entrañas de nuestro corazón.
Cierto es que nos corresponde esperar una respuesta desde la mis-
ma fe, porque el cris�anismo es una religión de la esperanza. ¿Puede
subsis�r esta esperanza ante la oscuridad, ante las necesidades y preo-
cupaciones de nuestro �empo?; ¿Qué nos dirá este clima de inseguri-
Adviento 2011.– LOS DERECHOS DE LA INFANCIA 14 de Diciembre de 2011
AYÚDAME A QUE NINGÚN SER HUMANO SE QUEDE EN EL CAMINO
Adviento 2011.– LOS DERECHOS DE LA INFANCIA 14 de Diciembre de 2011
dad-riesgo, en este �empo que nos jactamos de decir es �empo de
esperanza, de preparación ante la venida del niño Dios?
María, mujer inmigrante junto a su hijo Jesús y José su esposo.
Como muchas personas y familias inmigrantes eran perseguidos, vivían
en la inseguridad, en la persecución y en el no saber que iba a pasar el
día de mañana, y aún así esperaban.
La familia en Egipto tuvo que vivir el adviento diario, lo que iba
deparando cada día cada hora cada momento, cada minuto y segundo
de su estancia en lugares extranjeros.
El significado que le damos al Adviento es la llegada del Señor. Y
en la liturgia de la Iglesia se puede reconocer, en una visión de conjunto
una triple llegada de Jesucristo: una ya ocurrida hace más de dos mil
años en Belén, en el silencio y en la oscuridad de aquella Bendita No-
che.
Luego, en segundo término, hay un venir de Jesús, quien se está
acercando constantemente en la esperanza, hasta que su segunda veni-
da sea plena y nuestra historia madure totalmente para su Reino de
Paz, Jus�cia y Amor.
Y finalmente hay un venir en el presente, un venir espiritual y
lleno de la vida de Dios, que da a nuestra espera fundamento e impul-
so. Se trata de la de la celebración de los sacramentos y en especial de
la EucarisFa, de la reflexión de la Palabra de Dios, de la lectura orante
de la Biblia y de todas las celebraciones de la comunidad, al mismo
�empo se trata del servicio a la humanidad.
Pero realmente,¿ cómo definiría el adviento desde mi propia vi-
vencia, si alguien sumido en esa inseguridad y riesgo preguntara ¿Qué
es el Adviento para � en este �empo de sombras?
Mi respuesta sería muy simple:
Hace años, viví un �empo de muerte a mi alrededor que dio vida
a mi interior mostrando el rostro de aquel que siempre está y nunca se
aleja. Por ese mo�vo siento que toda mi vida ha sido, es y será un Ad-
viento, no tenemos que esperar ningún �empo especial, pues el Ad-
viento no se separa ni un solo día de mi. Dios vive cada minuto, no se
aleja, viene en una palabra, en los momentos de fe y confianza, en las
personas con las que convivo cada día, en el sufrimiento de la humani-
dad, solo tengo que saber esperar, saber buscar, saber escuchar, saber
mirar, saber reconocer en los acontecimientos lo que Dios va escribien-
do en el libro de mi vida.
Sólo hace falta fe para estar convencidos que, aun en medio de
este panorama de incer�dumbre, riesgo, peligro que nos toca vivir,
Dios está viniendo en su Hijo Jesús y se hace presente en la vida co�-
diana, en lo que nos rodea cada día. La esperanza está en ver y percibir
con ojos nuevos al igual que en Belén, que Dios viene no como podero-
so a nuestro lado, sino escondido en los signos que cada día nos hablan
si estamos alertas y solo en la medida que somos capaces de leer estos
Adviento 2011.– LOS DERECHOS DE LA INFANCIA 14 de Diciembre de 2011
signos en el Libro nuestra propia vida en todas sus dimensiones, po-
dremos llegar interpretarlos.
Estamos invitados/as a mirar aquellos signos de los �empos y de
los lugares que nos hacen ser inconformistas y pacientes.
Inconformistas porque anhelamos una vida más plena para to-
dos y todas, no podemos, ni queremos, ni debemos contentarnos con
la situación actual: ni con la de nuestras personas, familias, comunida-
des ni las de la Iglesia y de la sociedad. La esperanza de lo nuevo y la
insa�sfacción por lo viejo nacen juntas y des�erran toda inseguridad
frente al futuro por venir. Cuidar cada señal, cada gesto y cada acción
que traiga esperanza a este mundo nuestro. Estar siempre expectantes
ante esto es luchar contra ser personas que nos conformemos con lo
que viene aunque sea injusto para otros, es seguir luchando por la hu-
manidad sufriente.
Paciencia nada más lejos de la esperanza que el "ahora mismo"
de los/as impacientes que siembran más inseguridad e intranquilidad.
Todo lo bueno es bien caro y, para alcanzarlo, hay que estar dispuesto
a pagar su precio, a luchar para alcanzarlo.
Adviento y la Navidad se convierten en un �empo que nos llama
a la esperanza, en la medida que valoramos cuanto de posi�vo pode-
mos mirar en nuestro entorno vital, en nuestro mundo interior y exte-
rior.
Texto de un viejo escritor argen�no, Ernesto Sábato, en su libro �tula-
do “LA RESISTENCIA”
“Les pido que nos detengamos a pensar en la grandeza a la que toda-
vía podemos aspirar si nos atrevemos a valorar la vida de otra manera.
Les pido ese coraje que nos sitúa en la verdadera dimensión del ser hu-
mano. Todos, una y otra vez nos doblegamos. Pero hay algo que no
falla y es la convicción de que -únicamente- los valores del espíritu nos
pueden salvar de este terremoto que amenaza la condición humana, la
Esperanza”.
Reflexión anónima
D icen que un buen jugador de póker solamente jugará aproxi-madamente el 15% ó 25% de las manos que se le reparten. Por lo que deducimos que algunas jugadas estará faroleando (estrategia propia del póker), es decir, ganará en ocasiones su apuesta sin mostrar sus cartas.
Y quizás ocurra lo mismo con nuestra vegetación. Al menos en la Penín-sula Ibérica contamos con 557 espacios protegidos que representan el 5% del territorio. Nos jactamos de decir que “una ardilla podría cruzar del Norte al Sur de España por sus árboles”. Y todos los veranos nos lle-vamos las manos a la cabeza, nuestro corazón se duele y nuestros pul-mones lloran al ver el sinDn de hectáreas que son arrasadas por el fuego.
Ante el desierto que cuenta nuestro planeta, nuestra �erra más cercana en este �empo de Adviento habremos de preparar de nuevo la �erra, nuestra/mi �erra para esa Apuesta por el “nuevo brote del tronco de Jesé” en nuestra/mi �erra.
Blanca Bergareche, IBVM
Adviento 2011.– LOS DERECHOS DE LA INFANCIA 15 de Diciembre de 2011
NO JUEGUES AL PÓKER CON MIS BOSQUES
L a pobreza está en muchas partes. En ocasiones nos golpea.
Golpea nuestros sen dos: si la miramos nos cuesta aceptarla,
escuchamos sus lamentos expresados en necesidades, huele y
mal, la palpamos a diario, en ocasiones se nos aparece de re-
pente una mano es rada de un niño, una niña, un anciano, una ancia-
na, un minusválido que nos es ran sus pobrezas. Pero esas manos e-
nen un rostro concreto, un nombre: Juan, María, Pedro, José. No, no
importa cuál, es el rostros de la pobreza, la vemos, la palpamos, la es-
cuchamos, hasta la olemos, pero ¿cuál es el gusto, el sabor de la pobre-
za?.
A pesar de que está a nuestro alrededor y la percibimos a diario con
nuestros sen dos, los grandes “técnicos de la Economía mundial” no
logran ponerse de acuerdo en cómo definir y cómo medir la pobreza y
se gastan millones y millones de dólares en los estudios y avances so-
bre la pobreza. Podemos pensar que pobre es aquel que carece y que
no ene garan zado aspectos básicos para su vida y su dignidad huma-
na: alimentación, ves do, vivienda. En alguna ocasión, en una confe-
rencia sobre la pobreza en el Ecuador, realizada por todo lo alto, con
buffet y todo, escuché algo así como “pobre es aquel que vive con ape-
nas un dólar al día” y, entre tantas cosas, se hizo una reflexión también
como “lo que a te sobra, siempre faltará a alguien que tendrá necesi-
dad de aquello que a te sobra”.
Ciertamente que es di(cil determinar los límites de la pobreza, pero,
según Amartya K. Sen, “el aspecto más notorio de la pobreza es el
hambre”. Puede ser, pero no es suficiente, el mismo Amartya K. Sen,
señala tres dificultades a este enfoque: 1) los requerimientos nutricio-
nales mínimos "encierran una arbitrariedad intrínseca", puesto que
varían con las caracterís cas (sicas, el clima y el po de trabajo. 2) No
es fácil relacionar los requerimientos nutricionales con productos del
mercado cuan ficables, ya que la gente tampoco sigue hábitos de con-
sumo completamente racionales. 3) Varía mucho la proporción del in-
greso gastado en comida de una familia a otra.
Ciertamente que la pobreza no es reducible únicamente al aspecto ali-
mentario, en la sociedad de mercado en que vivimos, la pobreza puede
implicar falta de acceso a un conjunto de mercancías indispensables
para la vida, entre ellas los alimentos, la educación, la salud, la vivien-
da, el ves do. Pensar en un dólar diario para cubrir todas esas necesi-
dades y otras (luz, agua potable, teléfono), nos parece ciertamente im-
posible y nos hace pensar en las condiciones de vida de esas personas
Adviento 2011.– LOS DERECHOS DE LA INFANCIA 16 de Diciembre de 2011
EL VALOR DE UN DÓLAR AL DÍA
con rostros y nombres concretos que también enen su dignidad, y
luchan por sobrevivir a diario.
Adviento, un �empo de espera y de esperanza.
El adviento, empo de prepararnos para recibir al Salvador que se
acerca a nosotros, nos empuja a comprender el sen do del empo y
de la historia concreta de los pobres de este mundo. Salvar, cambiar
esta realidad, transformar este mundo, no es algo que lo debemos
hacer por pena o compasión, mientras miramos los ojos del pobre
que se nos presenta de repente con una mano es rada, la salvación
ofrecida por Jesús va más allá de la pena o compasión, es una opción
de vida, que la expresa en las dis ntas parábolas de su evangelio o
buena no cia, al igual que las bienaventuranzas, la opción de vida, en
este mundo, es radical.
Adviento �empo de espera: En estos días, muchas personas esperan,
esperan el regalo, la cena, los adornos, las luces y se preparan para
ello. Este empo que se ha transformado en una oportunidad de ne-
gocio ha perdido su verdadero sen do. La mayoría, los pobres, inser-
tos en este mundo de mercado, también han caído en esa especie de
juego de esperar a quien les done algo. Pero no es eso el adviento, ni
para las minorías ni para las mayorías. El adviento, como empo de
espera, nos llama a descubrir el verdadero “sabor de la pobreza”. Es-
perar sería como encarnarnos en Juan, María, Pedro, José. No, no im-
porta cuál, y saborear con él ese pedazo de pan, que con no sé cuán-
tos esfuerzos puede llevarse a la boca, luego de deambular el día, por
las calles y las plazas buscando quién puede compar r con él, lo que a
ese le sobre. Esperar es que juntos, desde ese sen do de encarnación,
vayamos desterrando el egoísmo y la ambición de unos pocos para
abrirnos al amor Salvador, ese que cambie la realidad para que todos
tengamos las mismas oportunidades de crecer, de hacer de este mun-
do el que Dios quiere para todos y todas. Esperar es unir fuerzas para
transformarnos, para cambiarnos, para irnos haciendo poco a poco
como el pan amasado en el silencio que alimenta a ricos y pobres, con
ese sabor especial del compar r la esperanza de que todo esto se ha-
ga realidad.
Adviento, �empo de esperanza: La esperanza marca el camino de los
pobres, el caminar diario, el seguir el sendero monótono todos los
días, el es rar la mano, el regalarte una sonrisa, está marcada por la
esperanza de que compartas con él, de que le permitas tener un día
más de sobrevivencia. Esperanza de que algún día esta realidad cam-
bie. Esperanza como en la espera, de que llegues a comprender lo que
es encarnarse en el pobre, lo que es vivir con un dólar al día, lo que es
el poder compar r la alegría de sentarse en la mesa en la que todos
tengan pan para compar r y comer. Adviento: ESPERA Y ESPERANZA.
Tomás Serrano, Fe y Alegría, Ecuador
Adviento 2011.– LOS DERECHOS DE LA INFANCIA 16 de Diciembre de 2011
M e llamo Mª José. Mi madre vino de Ecuador ha-
ce 11 años, ella es de Quito. Su marido era un
mal marido, tenían dos hijos, pero no se ocupa-
ba de su familia. Aunque ella trabajaba, no po-
día salir adelante sola, allí las cosas son diferentes que aquí. Un
día decidió que tenía que hacer algo por sus hijos. Debe de ser una
mujer con coraje porque cogió una maleta, pequeña, le prestaron
el dinero para el pasaje, y vino rumbo a España, con la esperanza
de una vida mejor para ella y para sus hijos.
A los tres años nací yo. Soy española, aunque no tengo padre mi
madre me ha dado el cariño que necesito. Mi vida es la de una ni-
ña de 8 años feliz: voy al colegio, tengo amigas, veo la televisión,
me gusta leer y jugar con mis juguetes, en verano voy de campa-
mento…
Tengo que darle las gracias a mi madre que ha hecho posible que
un derecho de toda niña se haga realidad: vivir libre de pobreza.
Ella también ha hecho posible que mis hermanos mayores, a los
que no he visto nunca pero con los que hablo todas las semanas,
hoy estén trabajando y no hayan pasado necesidad gracias al dine-
ro que ella enviaba desde España todos los meses.
El Adviento es �empo de esperanza. Mi madre no se quedó de
brazos cruzados esperando… No lo ha debido pasar muy bien, pe-
ro fue valiente, su Dios le ayudó, estoy segura, ella habla de él.
Elena Cerdeiras
Adviento 2011.– LOS DERECHOS DE LA INFANCIA 17 de Diciembre de 2011
VIVIR LIBRE DE POBREZA ES MI DERECHO
“Es nuestra responsabilidad, necesitan que lo hagamos posible”. “Confiad siempre en el Señor, porque el Señor es la Roca perpetua”. (Is. 26,4)
“La mayoría de las personas que yo conocía usaban a Dios como
escusa para sus fracasos. “Él debería haber hecho esto”, decían, o
“¿por qué Dios me hace algo así?”, pero en el caso de mamá y An-
na, las dificultades y adversidades eran ocasión de hacer algo. La
fealdad era una ocasión de hacer algo bello, la tristeza una ocasión
para pasar a la alegría. Para ellas, el Señor Dios era
siempre accesible. ( Señor Dios, soy Anna Fynn)
El pan nuestro de cada día
El pan nuestro que nunca llega...
- Pan para alimentarnos a nosotros y a nuestros/as hijos/as...
-Hijos/as que lloran porque no �enen pan...
-Pan que preside nuestras mesas...
-Mesas ausentes de granos para el pan...
-Pan que se almacena en nuestras paneras...
-Hambre de pan almacenado en nuestros cuerpos
-Pan amasado con harina...
-Sueños de pan amasado con jus�cia.
-Pan �rado a la basura...
-migajas de pan repar�dos por el hambre.
-Pan a los que �enen hambre...
-Hambre de jus�cia a los que �enen pan
-Danos hoy el pan de cada día, a todos/as y a cada uno/a de
nosotros/as porque todos/as lo necesitamos.
Adviento 2011.– LOS DERECHOS DE LA INFANCIA 18 de Diciembre
EL PAN NUESTRO DE CADA DÍA
S é que Dios nos ama
Y oí una fuerte voz que decía desde el trono: "Esta es la morada de Dios con los hombres". Pondrá su morada entre ellos, y ellos serán su pueblo, y El será su Dios. (Apoc. 21,3)
Sé que mucha gente ama a Dios:
Sé:
Que en Guinea Ecuatorial cuando las bandadas de aves migratorias blan-cas llegan y van cubriendo los campos como si de nieve se tratara, los padres cuentan a sus hijos que está cerca la Navidad.
Es un �empo de conversión, hay que preparar los corazones y las almas de blanco para la llegada del Señor.
(Me lo contó un chico Guineano)
También sé:
Que en un pueblecito de Chile, cada semana de Adviento, las familias recorren las calles buscando "posada", y no la encuentran.
Quizá sean pobres, o inmigrantes, o tullidos, o estén enemistados con los dueños.
En esta situación, se dan catequesis que ayuden a abrir puertas, acoger, perdonar, curar...
Una vez conver�dos... la úl�ma llamada y la puerta se abre... entre ellos aparece el Niño-Dios" con María y José, pastores/as y ángeles.
Se abren las puertas de todas las casas; se canta y se baila, se rie y se llo-ra, porque se celebra la reconciliación, la paz,... ¡Llegó la Navidad".
Adviento 2011.– LOS DERECHOS DE LA INFANCIA 19 de Diciembre de 2011
SÉ UN MONTÓN DE COSAS, COSAS MARAVILLOSAS
Como un niño balbuciendo,
sin alcanzar el sen�do.
Voy repi�endo,
"Te quiero"
Tú llenarás de verdad
el cuenco de mi deseo.
Tú llenarás mis palabras
de tu amor, y...¡será el cielo!
Mientras tanto
voy repi�endo: "Te quiero"
Como un niño
balbuciendo
Fray San�ago Agrelo, OFM
Arzobispo de Tánger
Sé que hay hermanos de otras religiones que también veneran a Ma-riam y a su hijo Isá:
Y recuerda a Mariam; le enviamos nuestro espíritu, y éste se le presentó
como un mortal acabado.
Dijo ella:" Me refugio de F en el Compasivo. Si es que temes a Dios."
Dijo él : " Yo soy solo el enviado de tu Señor, para regalarte un muchacho
puro".
Dijo ella:"¿ Cómo puedo tener un muchacho si no me ha tocado mortal,
ni soy una ramera?"
Así será, dijo él. Tu Señor dice :"Es cosa fácil para mi". "Para hacer de él
signo para la gente y muestra de nuestra misericordia". "Es cosa decidi-
da".
Corán (Sura 19, 16-21)
Sé que hay niñas y niños poetas; futuro de un mundo mejor:
Dos niños jugaban
en un campo florecido,
porque así celebraban
que el Señor ha nacido.
Al lado de las aguas termales
los niños se diverFan,
mientras que los animales
muy contentos parecían.
Los pastores van llegando
al portal de Belén,
y ya están preparando
Algo bueno para Él.
Luis Servet San José (10 años)
Pilar G. Cano, IBVM
Adviento 2011.– LOS DERECHOS DE LA INFANCIA 19 de Diciembre de 2011
SÉ UN MONTÓN DE COSAS
U na afirmación que puede parecer tan obvia y simple, todavía se presenta como un gran desa9o en algunos
lugares del mundo. Las cifras mundiales de trabajo in-fan�l alarman a cualquiera: UNICEF es�ma que alrede-
dor de 158 millones de niños y niñas, entre los 5 y 14 años, se en-cuentran en esta situación.
Trabajo en una casa de acogida donde viven mujeres y niños/as víc-�mas de violencia intrafamiliar. Muchos de ellos han trabajado en
la calle para poder comer cada día. Todos acarrean historias que desgarran el corazón, pero que a la vez mo�van a trabajar por ellos
día a día, para devolverles la niñez vulnerada en su condición de trabajo.
Dicen que el calendario de Adviento nació de la necesidad de un padre de familia por calmar la impaciencia de sus hijos por la llega-da de Navidad. Que este año, el calendario nos recuerde que hay muchos niños esperando deseosos poder jugar. Que nos impacien-te sabiendo que cada día que nos quedamos de brazos cruzados frente al tema, niños y niñas siguen trabajando. Que todos los días nos invite a hacer algo al respecto desde donde nos toca: forman-
do conciencia en nuestros propios hijos, compar�endo con niños y
niñas privados del juego o, si está en nuestras manos, generando polí�cas efec�vas que aborden esta problemá�ca.
Macarena Rojas M.
Adviento 2011.– LOS DERECHOS DE LA INFANCIA 20 de Diciembre de 2011
¿QUIERES JUGAR CONMIGO? "Dejen a esos niños y no les impidan que vengan a mí: el Reino de los Cielos pertenece a los que son como ellos.” [Mateo 19:14]
“El niño debe disfrutar plenamente de juegos y
recreaciones”. (Declaración Mundial de los
Derechos de la Infancia)
α QUÉ SABE EL AGUA POTABLE?
A sudores, a largas caminatas
a pozos contaminados, a manan�ales
a aridez a oasis
a falta de higiene, a parásitos,
a niñas/niños, a mujeres,
a alegría, a frescor, a placer,
a agua en libertad,
a irresponsabilidad, a solidaridad,
a felicidad, a muerte/vida,
a contaminación, a derecho a una �erra propia y limpia,
a bendición, a lucha, a libertad.
Beatriz Mar-n
Adviento 2011.– LOS DERECHOS DE LA INFANCIA 21 de Diciembre de 2011
¿A QUÉ SABE EL AGUA POTABLE?
Adviento 2011.– LOS DERECHOS DE LA INFANCIA 5 de Diciembre de 2011
“El agua es uno de los recursos más preciados del planeta, es una
necesidad y un derecho humano primordial. Sin embargo, casi una
sexta parte de la población mundial no �ene acceso a ella. En esta
crisis, las más afectadas son las mujeres ya que, en muchas socieda-
des, juegan un papel central en la obtención, manejo y distribución
de este líquido vital.
Como usuarias, las mujeres pobres son las que se enfrentan día a día
a la carencia y los obstáculos para acceder al agua potable. Además,
son ellas quienes resuelven esta necesidad familiar, porque el agua
que está estrechamente vinculada con el trabajo co�diano que se les
asigna en el interior de los hogares. El agua es vital para preparar ali-
mentos, lavar la ropa, asear la vivienda, la higiene familiar y la pro-
ducción de alimentos. (…)
La discriminación de género y su relación con el agua también afecta
a millones de niñas, sobre todo cuando su papel se reduce a quedar-
se en casa para limpiar, preparar la comida, cuidar de los hermanos
más pequeños, además de tener que ir todos los días a recolectar
agua. El agua potable y un saneamiento adecuado son tan importan-
tes para la enseñanza como lo pueden ser los lápices, los libros y los
maestros.
Si bien esta situación afecta a los niños de todas las edades, un sa-
neamiento inadecuado perjudica especialmente a las niñas, a mu-
chas de las cuales empuja a abandonar la escuela por falta de privaci-
dad y de respeto a su dignidad. (…) La dura tarea de ir a buscar agua
a pozos distantes para uso familiar a menudo recae en las niñas, por
razones de discriminación y de los papeles asignados en razón del
género. Esto trae como consecuencia que en lugar de asis�r a la es-
cuela, las niñas pasen horas dedicadas a esa tarea de conseguir agua,
y cuando �enen la buena suerte de poder asis�r a la escuela están a
menudo demasiado cansadas para realizar cualquier �po de aprendi-
zaje.
La falta de educación de las niñas conlleva la marginación aún mayor
de las mujeres: las incapacita para poder mejorar su situación y para
tomar decisiones importantes sobre su vida, pero sobre todo, les nie-
ga un derecho fundamental para todo ser humano: el derecho a la
educación.
Adriana Apud (Dirección de Comunicación de UNICEF España)
Foto: Francisco González Pérez
Adviento 2011.– LOS DERECHOS DE LA INFANCIA 21 de Diciembre de 2011
M e fijé en los niños. Todos delgados. Cansados. Todos
menores de 14 años. Algunos se veían tan débiles y
pequeños que en mi país estarían bajo cuidados mé-
dicos, colmados de atenciones.
Vi cómo eran empujados y maltratados por un brutal y obeso capataz.
Los niños denudaban los arbustos de los jazmines, sus estrellas, con
tanta suavidad como la brisa que coge las hojas amarillas de un árbol
otoñal. Y las flores de estrellas se iban apilando como la caída de nieve
en el suelo al ser vaciados esos enormes cestos que los niños cargaban.
Yo observaba en silencio... Incrédula... Y angus�ada. (…) La noche casi
había terminado. Un día nuevo estaba por nacer.
Me volví hacia Achmad: – “¿Por qué?”
Evadiendo la respuesta preguntó: – “¿Por qué los niños? Porque los
compradores de jazmines quieren que las flores sean frescas y sin dete-
rioro”.
– “¿Y? ” Seguía insis�endo.
–“Sólo los dedos de los niños son suficientemente suaves, delicados y
frágiles como para coger tus “estrellas de la Tierra”.
– “Pero, ¿por qué durante la noche?, ¿por qué no pueden hacerlo duran-
te el día?”. - “Porque los jazmines son �midos y liberan su perfume al
rocío de la noche. Los comprado-
res los consiguen más frescos
cuando se cogen durante la no-
che”.
-“¿De dónde vienen los niños?”
- “Los niños son numerosos y ba-
ratos en las familias pobres. Fami-
lias que �enen muchas bocas que
alimentar”. (…) señaló hacia Fá�-
ma. Ella estaba tan delgada, más de lo que jamás haya visto en algún
niño o niña. - “Su madre ahora necesita alimentar a los cuatro niños que
su esposo abandonó. Les dejó por otra mujer. Fá�ma es la mayor y a sus
ocho años debe contribuir, porque hay que alimentar a Elena, Mustafá y
el pequeño Omar”. (…)
Miré al cerro de jazmines recogidos, parecían lágrimas cristalizadas.
Ahora ya no compro perfume y los jazmines ya no me parecen estre-
llas. Me recuerdan a las lágrimas de Fá�ma y a las de los otros compa-
ñeros de trabajo para que mi abuela y mi madre puedan oler las estre-
llas, deliciosas y encantadoras”.
Revista del Aula Social, Universidad de Deusto. Nº 36. 2009
hNp://ras.deusto.es/descargar.aspx?num=n36_c.pdf
Adviento 2011.– LOS DERECHOS DE LA INFANCIA 22 de Diciembre de 2011
¿DE DÓNDE VIENE EL PERFUME QUE USAS?
Ves�dito rosa para la niña y pantalón azul para el hermanito. Muñecas
para ella, balones para él. Princesas frente a aventureros y cocinitas ver-
sus taller mecánico. “Pero bueno, ¡si eso ya está pasado de moda!”, me
dirán ustedes. “Sí, pero…” les contestaría yo. Aunque hemos avanzado
mucho en igualdad de género, no es menos cierto que todavía queda un
largo camino por recorrer y que en ocasiones somos nosotros/as mismo/
as quienes inculcamos a los más pequeño/as un determinado comporta-
miento.
“En algunos países, cuando nace un niño se vierte un jarro de agua por la
calle, simbolizando que el niño que ha nacido está des�nado a recorrer
las calles del mundo; cuando nace una niña el agua se vierte en el fogón,
significando que su vida se desarrollará en el encierro de las paredes do-
més�cas” . Esto sería intolerable en nuestras casas, pero lo cierto es que
seguimos manteniendo todavía ciertos rituales que van delineando los
comportamientos de lo/as más pequeño/as. Vamos construyendo este-
reo�pos de género que �enen un papel fundamental a la hora de crear
expecta�vas, ac�tudes y conductas. Porque en sus primeros años de vi-
da, la necesidad de sen�rse valorados y queridos hace que inconsciente-
mente vayan ajustándose a las demandas y deseos del entorno.
Así, se conforma una idea de lo femenino relacionada con la docilidad, la
espontaneidad, la pasividad, la dulzura, la intuición, la obediencia, la im-
portancia de la imagen, de agradar, de complacer y más encaminadas
hacia el ámbito de lo privado (los cuidados, los afectos, lo ín�mo, lo do-
més�co). En cambio, la idea de la masculinidad �ene más que ver con la
fuerza, la autoridad, el dominio, la inteligencia, la eficacia, la represión
de lo afec�vo y emocional, la autonomía, la produc�vidad. Más encami-
nado hacia el ámbito de lo público (asuntos económicos, polí�cos, toma
de decisiones…).
Evitar estos estereo�pos es una tarea diaria que se hace muy presente a
la hora de elegir regalos para nuestros niños y niñas. Por eso os dejamos
algunas ideas, elaboradas por nuestra amiga María Llinás, experta en
género, para elegir juguetes no sexistas y no violentos:
1) Los niños y niñas aprenden jugando. El juego es libre y espontáneo.
No hay juguetes de niños o de niñas; evita los que transmitan esta idea.
2) No hay colores de niño o de niña, sólo e�quetas sociales que limitan la
crea�vidad. Elijamos los colores, no dejemos que ellos nos elijan.
3) Intenta elegir juguetes que reflejen la diversidad de cada persona: so-
mos iguales, somos diferentes.
4) Orientando en una buena elección de juguetes también estás educan-
do. Escoge con acierto, teniendo en cuenta que sean seguros, acordes
con la edad y libres de prejuicios sexistas.
5) Regala juguetes que ayuden a promover todas las capacidades y habi-
Adviento 2011.– LOS DERECHOS DE LA INFANCIA 23 de Diciembre de 2011
SI VISTO DE AZUL, ¿QUIÉN SOY?
Adviento 2011.– LOS DERECHOS DE LA INFANCIA 23de Diciembre de 2011
lidades personales de niñas y niños, posibilitando tanto juegos tranqui-
los como los que requieran ac�vidad Dsica.
6) Busca juegos y juguetes que potencien la igualdad en la par�cipación
y el desarrollo de sen�mientos y afectos, sin diferenciación.
7) Evita juguetes, juegos y videojuegos violentos. Educa para resolver
problemas de forma posi�va, construc�va y crea�va.
8) A veces, la publicidad muestra imágenes y valores dis�ntos de los que
queremos enseñarles. Es importante escuchar a las niñas y a los niños,
no hay que ignorar sus pe�ciones, pero tampoco decirles que sí a todo.
9) Busca libros, juegos, videojuegos y juguetes en los que se nombren
y estén presentes niñas y niños.
Y ya que hablamos de regalos y publicidad, aprovecho la ocasión para
citar al Doctor Jesús J. de la Gándara, jefe de Psiquiatría del Hospital Ge-
neral Yagüe, que ayer escribía en un periódico sobre la sociedad que es-
tamos creando. Venía a cuento de la locura desatada en estos días por
unas muñecas que han llevado a padres y madres a pelearse por ellas
ante las puertas de los establecimientos.
La última moda ‘hipermoderna’
“(…) Según los filósofos, ya estamos en la hipermodernidad. Todo en
nuestra sociedad es híper: hipercapitalismo, hiperterrorismo, hiperindivi-
dualismo, hipermercado, hiperconsumo, hipervelocidad, hipercomunica-
ción… Somos víc�mas de una pantallofrenia hipersaturante, cau�vos de
la hipercomunicación de las redes sociales, infodevoradores infosatura-
dos de ofertas, opciones, anuncios y seducciones. Antes nos mirábamos
mucho en los espejos, ahora hay millones de espejos que nos invaden a
través de pantallas, escaparates, revistas…
Somos már�res del hiperespejo global del Photoshop que nos miente y
engaña. Y todo eso afecta, sobre todo, a nuestros hijos e hijas, los me-
nores, los adolescentes, los más vulnerables, volubles y caprichosos.
Están tan seducidos, absortos y atrapados por las pantallas que no lo-
gran prestarle atención a otras cosas. Quizás por eso la enfermedad
infan�l más preocupantes es el trastorno por déficit de atención con hi-
perac�vidad. Y el fenómeno que ahora nos ocupa, el de las híper-súper-
muñecas-ultra-tenebrosas-superguays, forma parte de este mundo hi-
permoderno que nos invade y condiciona. El hipermercado global se ba-
sa en la creación de necesidades que no existen y en cambiarlas cuanto
antes. Si la posmodernidad se basaba en el lujo e,mero, la hipermoder-
nidad es la era de la lujorexia fugaz. Las modas duran menos que el de-
seo, menos que la sa�sfacción, menos que la felicidad (…). “
REGALOS, REGALOS, REGALOS...
He golpeado a tu puerta,
he llamado a tu corazón:
Para tener un techo,
para tener un poco de fuego,
para calentarme.
Ábreme, hermano.
¿Por qué me preguntas de dónde soy?
Ábreme, hermana.
No soy negro,
ni un piel roja,
ni un oriental,
ni un blanco:
Sino sólo un hombre. Sólo una mujer.
Ábreme, hermano.
Ábreme la puerta.
Ábreme el corazón
porque soy una persona:
El hombre de todos los �empos,
la mujer de todos los cielos,
Una persona como tú.
Rene Philombre (Camerún)
Adviento 2011.– LOS DERECHOS DE LA INFANCIA 24 de Diciembre de 2011
ÁBREME LA PUERTA, ÁBREME EL CORAZÓN
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