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MEDIACION DE CONFLICTOS UNA PEDAGOGIA SOCIAL ACTIVA EN LA
EDUCACION PARA LA DEMOCRACIA
Mauricio Ureta Bernal
Christian Corvalán Rivera
En la experiencia actual, debemos reconocer que un área poco explorada en el
ámbito educacional es la expresión de conflictos interpersonales con violencia
ascendente, siendo un fenómeno relevante de reproducción social.
Los estilos y mecanismos de resolución de conflicto son extensos y
variados; no obstante algunos de ellos conducen al aniquilamiento de la
voluntad, el respeto y la dignidad humana.
El estudio presentado intentará descubrir el mundo del conflicto escolar, sus
basamentos familiares y sus modalidades de operación. Resultará interesante
indagar en creencias y certezas que los jóvenes escolares adolescentes
vivencian y reproducen frente a los mecanismos de resolución de conflictos.
La mediación surge como una propuesta alternativa posible que permite, a
través de una pedagogía social activa, promover los valores de la democracia
en su dimensión individual, esto potencia la participación de las personas en su
propia búsqueda de resoluciones en situaciones que entorpecen la convivencia
social, sin necesidad de recurrir a terceros “con poder”, para la solución, fallo o
sentencia definitiva
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La investigación es una recopilación teórica del basamento intelectual que
reproduce y analiza el conocimiento universal sobre la temática estudiada. En
segundo nivel, se analizan los discursos ocurridos en los grupos de discusión
que permiten establecer y crear datos que definen el problema y manifiestan
las creencias, a través de un proceso de sistematización de las experiencias y
el reconocimiento de la existencia del mundo subjetivo del otro, por medio del
lenguaje. La producción de información mediante la decodificación de
mensajes, sus categorías e identificación al interior de los contextos, permite la
objetivización del encuentro “cara a cara” y la inminente “construcción social de
la realidad”.
El análisis posibilitará entender los mecanismos utilizados, en virtud del sentido
común, frente a los conflictos interpartes, resultantes de la experiencia empírica
y rutinaria y los mecanismos alternativos en resolución de conflictos que nacen
del esfuerzo del hombre por mejorar su calidad de vida, en sus ámbitos
familiares, escolares y comunitarios. La teoría entrega visiones y perspectivas
diversas de la intervención en mediación. Los autores descritos proponen las
líneas fundamentales desde posiciones teóricas distintas, fundamentadas en
enfoques psicosociales, socioantropológicos y filosóficos, los cuales enriquecen
el contenido y la diversidad de posturas.
La propuesta de matrices y organización de esquemas de comprensión lógica
proponen la sistematización del conocimiento “creado y recolectado”, es decir,
a través de dicha propuesta teórica el autor intenta orientar la discusión y la
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evaluación de los actuales sistemas de resolución de conflicto, promocionando
la participación activamente democrática.
Finalmente, el autor propone una estrategia de difusión pedagógica y
sistemática de la metodología de la Mediación de Conflictos, con el fin de que
educadores, orientadores, padres y colaboradores educativos asuman un rol
protagónico en la pedagogía social activa que motive la participación en las
propias resoluciones de los jóvenes en formación. Cabe destacar que esto es
posible solamente si los propios educadores transmiten la necesidad del
cambio de paradigma desde una postura normativa impositiva a la tendencia
universal de la negociación colaborativa.
El conflicto humano es una expresión real de la propia interacción entre las
personas, producto de las naturales diferencias, experiencias y creencias
formativas que poseen; sin embargo esta expresión natural puede llevar a
alterar la paz social de convivencia y participación.
La violencia física, psicológica y social especialmente entre adolescentes, se
presenta con dramáticas consecuencias al interior de la educación formal,
otrora resguardo pacífico de niños y jóvenes; los orígenes presumen la
formación familiar, la educación exitista y la propia exigencia de nuestra
sociedad de consumo; sin embargo, los efectos de la violencia especialmente
entre los jóvenes pueden llegar a trastocar incluso la propia vida.
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Resulta inevitable la pregunta ¿Existen procedimientos de resolución de
conflictos a nivel juvenil, que colaboren a la paz social y a la participación
democrática?
La creciente violencia evidenciada en nuestra sociedad, especialmente por
jóvenes adolescentes escolares, es una alerta clara de la deficiente e
insuficiente formación en resolución de conflictos que las familias y grupos
intermedios de nuestra sociedad ofrecen a los jóvenes en plena formación de
su conducta y maduración de su proyecto de vida.
La familia es sin dudas la célula básica de nuestra sociedad. Ella está llamada
a ofrecer las funciones trascendentales de cuidado, afecto, protección, control
social y generación de la autoestima; éstas lamentablemente, en ciertos
sectores de la población, están deprimidas por diversos aspectos
socioculturales y socioeconómicos; en estas realidades prima preferentemente
la subsistencia física y el goce del mundo inmediato (vivir el hoy
hedonistamente). Esto oscurece la posibilidad de un proyecto de vida posible
mas allá de la marginalidad. Ante este panorama la educación formal aparece
como prescindible, sin motivaciones reales y apoyos posibles. La operatividad
de una alternativa de educación social informal dirigida a los adultos
responsables y a los propios jóvenes, cuya vida es limitada en conocimientos,
lenguaje y visión de mundo, permite una profundización del proceso de
socialización e internación de la cultura normativa, ética y moral, en la cual se
fundan los pilares de nuestra convivencia democrática.
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La preparación para la democracia participativa y real presume la activación de
una pedagogía social activa informal que permita la reactivación y
resocialización de los jóvenes y la formación ética conceptual de la familia y
educadores respecto de medios de resolución de conflictos que colaboren a la
paz social, integración y participación real.
Los primeros responsables de la educación de los hijos son sus padres; de
esta relación surgen una serie de actitudes de ajuste frente a la normativa
social que el joven adolescente expresa en todas sus interacciones; especial
reflejo es la Escuela, donde genera espacios de poder y antipoder con sus
iguales, con los cuales se identifica y a la vez disputa espacios de dominio.
Se ha vuelto frecuente en el mundo desarrollado, encontrar cada vez más
actos de violencia física con riesgo de muerte, por parte de adolescentes
estudiantes de educación media. Incluso, en los Estados Unidos la pesquisa
de armas de fuego en las escuelas se ha convertido en una rutina peligrosa.
En Chile, la violencia escolar adolescente, especialmente en sectores de
marginalidad sociocultural, ha detonado la alarma pública, sobre la preparación
que nuestra sociedad tiene ante acciones de riesgo físico o agresividad
descontrolada, con la propia familia, los educadores o los pares, quienes
presencian un despertar de encolerizada violencia entre nuestros jóvenes
ansiosos de protagonismo negado o sublimado por figuras de poder.
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La familia es considerada como un “Grupo social unido entre sí por vínculos
de consanguinidad, filiación y alianza. Es un núcleo primario e ineludible para
toda
persona, un espacio de convivencia intergeneracional y de género; en
definitiva, la estructura fundacional de la sociabilidad humana 1”. Asimismo,
“La familia es el lugar donde se construye lo esencialmente humano, siendo el
único sistema en que participan en algún momento de su vida todos los
miembros de la sociedad, se constituye en el medio natural donde el niño
ejerce a plenitud sus derechos”2. De este modo, los padres aparecen como los
primeros responsables de la formación y cuidado de sus hijos.
Ahora bien, cuando la familia es capaz de aportar un núcleo firme de
identidad personal a cada miembro que nace en ella, hace suyas las premisas
del afecto y ley parental. Por el contrario, cuando el afecto y las pautas
valóricas son insuficientes o se mantienen incongruentes, la vida familiar se
deteriora, el proceso de identidad, crianza y reproducción de lo afectivo y
normativo se hace insuficiente para cada miembro de la familia; de este modo,
la institución familiar no es capaz de procurar por sí misma los lazos afectivos
mismos que permitan la cohesión entre sus miembros, repercutiendo en algún
tipo de déficit. Dicha capacidad dependerá de sus propios recursos internos y
de las contribuciones que reciba del medio ambiente en forma de servicios,
respondiendo de manera flexible a las diferentes necesidades que se van
1 Informe Comisión Nacional de la Familia, pág. 257. 2 Revista de Trabajo Social Nº 68, “Reflexiones en torno a una Política de Infancia”.
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presentando”3. “Para ello, la familia debe ser apoyada, en su contexto social
cotidiano”4, siendo “Fundamental atender a la naturaleza de las funciones
familiares de modo que, además de considerar las necesidades de bienes y
servicios, se provean recursos que permitan a la familia cumplir
adecuadamente su función afectiva y espiritual, formadora de personas”5. Así,
“Al Estado, en su rol subsidiario, le corresponde estimular e incrementar la
capacidad de los padres para asumir esta responsabilidad”6. En síntesis, “La
familia y el suprasistema deberían permanecer en equilibrio ecológico a través
del balance entre las funciones que la familia cumple en la sociedad y los
recursos que ésta debe proporcionar para cumplir esas funciones”7.
FUNDAMENTOS, VALORES, CREENCIAS Y ACTITUDES DE
AUTOEVALUACIÓN EN LA ESCUELA
Mary Parker Follet, es una de las pioneras de la aplicación del enfoque
integrativo en educación. Inició su trabajo en el movimiento de escuelas
comunitarias en Boston (USA), a través de un esfuerzo colaborativo entre
personas de diferente condición social, utilizando las escuelas como centros
comunitarios de resolución de conflictos.
Deutsch(1991) en “Educating for a Peaceful world”, plantea la importancia
de los valores, creencias, actitudes y relaciones sociales aprendidas del
modelo sociocultural, para el apoyo preferente a la paz social. El autor propone
3 Revista de Trabajo Social Nº 44 4 Revista de Trabajo Social Nº 65 5 Revista de Trabajo Social Nº 44 6 Revista de Trabajo Social Nº 69
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que las experiencias de aprendizaje cooperativo, de resolución de conflictos,
controversia estructurada y mediación escolar, deben de estar en el centro de
los esfuerzos para crear un ambiente escolar pacífico. Es posible identificar
además otros aspectos que el autor insiste en valorar y validar ante la
comunidad escolar, como por ejemplo; consciencia de las causas y
consecuencia de la violencia y de las alternativas de violencia, el respeto así
mismo y a los otros, evitar el etnocentrismo y aceptar las reales diferencias
sociales, culturales, físicas, psicológicas, simbólicas, considerando al conflicto
como un problema que se resuelve entre las partes y por las partes.
En “Solución creativa de conflictos” de William Kreidler (1984), representante
de “Educadores para la responsabilidad social” propone la necesidad de formar
a educadores y jóvenes en la visión generadora de desarrollo del conflicto
encausado, a través de mecanismos de resolución de conflictos originales y
creativos, permitiendo una mentalización en la paz social como elemento clave
de la participación democrática, integral y humana. Kreidler plantea la
posibilidad de crear espacios públicos a través de salas de clases pacíficas con
ciertas características.
ü Cooperación; Los jóvenes aprenden a trabajar juntos, a “construir
confianza”, a ayudarse y a compartir responsabilidades, logros y fracasos.
ü Comunicación; Los jóvenes aprenden a observar, a comunicar y a escuchar
sensitivamente.
ü Tolerancia; Los jóvenes aprenden a respetar la diversidad, a valorar las
diferencias y a entender los prejuicios y sus resultados.
7 Revista de Trabajo Social Nº 44
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ü Expresión emocional positiva; Los jóvenes aprenden a expresar
sentimientos, como la rabia, la ira, frustración en formas no agresivas ni
destructivas, descubriendo sus capacidades de autocontrol y encause de la
agresividad.
ü Resolución de conflictos; Los jóvenes aprenden las habilidades para
responder creativamente a la comunidad solidaria, participativa y
democrática
Para entrar definitivamente al mundo de la mediación debemos cuestionarnos
seriamente la conceptualización de negociación; entendida como “El proceso
por el cual dos actores individuales o sociales enfrentados en un
conflicto, sintiéndose interdependientes, deciden voluntariamente buscar
en común una solución “ Micheas (1999). Generalmente la negociación
aprendida en nuestra realidad sociocultural, es adversarial y confrontacional,
busca el ganar-perder y necesariamente a través de mecanismos
confrontacionales, agresivos y violentos, incluso el refuerzo ocurre al interior de
la familia, permitiendo que este tipo de conductas se vean como “normales” y
deseadas frente al “mundo competitivo exterior”.
La negociación colaborativa en cambio es sinérgica, se caracteriza por el
equilibrio del poder, en virtud del beneficio mutuo, es posible lograr el ganar-
ganar. Hay consciencia de la interdependencia, de la necesidad del otro, esto
indudablemente promueve o facilita el entendimiento desde los intereses.
William Ury (1995), establece como prioridad para la negociación colaborativa,
la voluntad de participar en la propia resolución del conflicto, sin presión, temor
o desconfianza, por el contrario se reconocen las diferencias, se validan y se
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trabaja con los intereses y las nuevas opciones, de beneficio mutuo entre las
partes.
La negociación colaborativa es opuesta a la adversarial, y distinta a la
transaccional, sin embargo presenta características de ambas en su método o
procedimiento, Robert Fisher (1995), propone una negociación basada en la
satisfacción de ganar junto al otro, beneficiándose mutuamente del esfuerzo
colectivo, en vez de agotar las energías en la confrontación agresiva, violenta y
expúrea.
MEDIACIÓN DE CONFLICTOS
“Si nos detenemos en búsqueda de soluciones alternativas de disputas, es fácil
observar que las soluciones judiciales convencionales, no producen los frutos
esperados en los ámbitos de litigios familiares y escolares debido a varios
motivos, entre los que podemos mencionar, la falta de confianza en el sistema,
la poca eficacia (demora y atochamiento de causas pendientes), el
agravamiento del conflicto debido al método adversarial empleado, la falta de
instancias técnicas de consulta y tratamiento, etc. Todo esto muestra la
necesidad de instaurar algún sistema de Mediación”8.
Se define Mediación como el “Procedimiento a través del cual un tercero
imparcial ayuda a dos o más partes a encontrar su propia solución a un
conflicto”9. Es la búsqueda de una solución justa y equitativa, donde se
pretende que las partes logren, con la ayuda de un mediador,
8 Revista de Trabajo Social Nº 55
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comunicarse, establecer un diálogo, y ser capaces de escuchar sus
necesidades, sus formas de percibir, de comprender y de interpretar la
situación y a partir de ello buscar sus propias soluciones10.
“Si consideramos que la vida es, en efecto, el teatro de conflictos variados que
pueden generar crisis graves y a veces rupturas, la mediación es una
respuesta al mantenimiento del equilibrio en la familia”11,
De acuerdo a esto la “Mediación es un mecanismo de resolución de disputas
centrado en el protagonismo y responsabilidad de las partes”.
Esto es importante si consideramos que los problemas derivados del núcleo
familiar, poseen un carácter particular por tratarse de relaciones permanentes,
es preciso entonces, abordarlas a través de mecanismos no adversariales que
privilegien la mantención y mejoramiento de los vínculos.
La Mediación Familiar se constituye en “una actividad práctica, destinada a
facilitar el diálogo a fin de redefinir y resolver los problemas de
reorganización familiar, como un medio de atribuir a los propios
protagonistas del conflicto la toma de decisiones al respecto.
Los objetivos de la Mediación Familiar están relacionados con la
posibilidad de “Inscribir el conflicto en un marco de cooperación, en vistas no
a la disolución de una familia, sino a su reorganización, atribuyendo a las
9 De Tommaso. 10 Revista de Trabajo Social Nº 69
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partes la posibilidad de reglar sus relaciones futuras (…) Así, un objetivo
básico de aquella es lograr no tanto un acuerdo, sino la colaboración a través
de un acuerdo. El espíritu de cooperación y la comunicación es un aprendizaje
para el futuro de la familia que se reorganiza (…) El objetivo no es tanto
formalizar un acuerdo que regule las relaciones de las partes, sino plasmas una
sociedad parental para la nueva etapa de la familia”12.
ANTECEDENTES GENERALES DE LA MEDIACIÓN
Premisas de la Mediación (Haynes y Haynes)
v El conflicto es sano, pero no resuelto es peligroso.
v El conflicto por cuestiones específicas se puede resolver a través de la
Mediación.
v Casi todas las personas quieren llegar a un acuerdo.
v Es más probable una negociación exitosa cuando las partes en disputa
necesitan mantener una relación que cuando no avizoran ninguna futura
relación.
v El resultado es responsabilidad de las partes.
v El mediador es responsable del proceso.
v En todas las personas existe bondad y altruismo.
v La conducta del mediador es de acuerdo a la situación.
11 De Tommaso. 12 Risolía de Alcaro, Matilde: El Mediador y los intereses en juego en la Mediación, en “Mediación: una transformación de la cultura”. Paidós, serie Mediación, Buenos Aires, 1996.
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Supuestos de la Mediación
v Imparcialidad: libertad frente a los favoritismos o prejuicios de palabras o
acción, y compromiso de servir a todas las partes, en oposición a una de
ellas.
v Consentimiento informado: el mediador tiene la obligación de asegurar que
todas las partes entiendan la naturaleza del proceso, los procedimientos, el
rol del mediador y la relación de las partes hacia él.
v Reserva: la confidencialidad estimula la naturalidad y la exploración de los
asuntos y la aceptabilidad. En los casos en que no está permitida el
mediador le debe avisar a las partes.
v Conflicto de interés: el mediador debe abstenerse de entrar o de continuar
en una disputa si cree o percibe que su participación puede devenir en un
conflicto claro de intereses
v Diligencia: desplegar todos los esfuerzos razonables para hacer expedito el
proceso.
v Intereses no representados: el mediador tiene la obligación de asegurar que
los intereses de los miembros que no están representados sean
considerados por las partes con las cuales se realiza la Mediación.
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v Voluntariedad: quienes participan en el proceso de Mediación lo hacen
voluntariamente, sin existir medios coercitivos para someterse a ella.
v Colaboración: requieren la disposición a la búsqueda de un acuerdo
satisfactorio para las partes.
v Orientación a futuro: el objetivo se sitúa en pos del beneficio actual y futuro
que implica resolver el conflicto.
PLAN DE ANÁLISIS
Se trabajará con un enfoque eminentemente cualitativo de análisis ,
dividido en instancias, según los instrumentos o medios de recolección y
producción de la información.
A. De acuerdo a Binimelis (1994), que se basa en Ibañez( 1979), los tres
niveles de articulación del análisis son:
Nivel elemental o nuclear:
Se trata de analizar las unidades sintácticas mínimas, o hechos
traducidos por el propio discurso de las personas. (Cabezas,
Binimelis 1994.64)
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Nivel intermedio autónomo:
Se refiere a los “diferentes textos que componen el discurso del
grupo, hablas de los diferentes hablantes y diferentes posiciones
de discurso de cada hablante (Ibañez 1979:333.)” La captación
del Ethos autónomo es una operación pura , una operación digital
de análisis. El discurso del grupo es desconstruido como una
estructura cerrada. Es una operación que disipa toda la fuerza,
que congela toda la historia” (Ibid; 333)
Nivel máximo o synnomo:
Es la situación concreta que concerta la discusión del grupo,
unifica la relación con lo micro, “La sociedad en que esa
microsituación tiene tiempo y lugar. Que lo instituye” (Ibid 333); es
el nivel máximo y más concreto (incluye la totalidad del discurso y
la totalidad de su producción, la totalidad del contexto lingüístico y
la totalidad del contexto existencial” (Ibañez, Binimelis 1994: 64)
En términos prácticos el análisis se aplica parafraseando el texto y
el discurso del grupo.
“El analista del discurso tiene que ordenar estos valores y además
tiene que interpretarlos, en los respectivos niveles del discurso y
en su contexto sin perder de vista el sentido propuesto por el
grupo. Lo paradójico es que el investigador, al expresar el sentido
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del grupo, desde su lectura personal , crea, también, sentidos
nuevos.” ( Ibañez,1994).
El análisis es entonces una operación sin reglas ni estructura,
este se supedita a la (intuición, entrenamiento, invención,
capacidad discriminatoria, conocimiento etc.),El analista se
convierte en constructor de realidades, la interpretación aparece
como la sucesión de insights o instuiciones interpretativas
El analista no es un individuo neutro, que solo procesa
información, sino que consciente de su responsabilidad, intenta
objetivizar, sin desconocer su subjetividad, “es el hecho que las
cosas han sido dichas con un sentido que no lo debemos cambiar
en el proceso de análisis si queremos que el análisis, conserve la
pureza de su origen” (Cabezas, Binimelis 1994:68). No obstante el
reconocimiento de esta sutil participación, implica una constante
actitud de autovigilancia y control del trabajo analítico.
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TRIANGULACIÓN
Se utilizó además la técnica de triangulación, donde es posible aplicar desde
diferentes ángulos, un cuestionamiento para obtener datos y luego
contrastarlos entre sí (Bisquerra,1986: 264)
En esta investigación se aplicó la triangulación de datos, los cuales fueron
obtenidos desde diferentes fuentes, con el fin de comparar los discursos,
percepciones y realidades. (Bisquerra, 1986)
Análisis de la información
Los datos recolectados y/o producidos nos entregan una visión amplia,
interesante y novedosa de la dinámica familiar y escolar, en jóvenes
adolescentes entre los 16 y 18 años, estudiantes de tercero y cuarto medio de
un Liceo de la ciudad de Viña del Mar (CHILE), este universo estructurado
socialmente permite, establecer un diagnóstico claro, preciso y autorreferente
de las pautas interaccionales que se generan en la vida diaria como producto
de la cotidiana acción social (Max Weber), en concreto, el análisis entrega no
tan sólo la opinión de los sujetos de investigación, sino también la propuesta
del investigador, que utilizando la información, proyecta y propone un
alternativa de educación no formal, en participación e integración social en las
decisiones de la personas frente a sus situaciones de conflicto, preparando a
los individuos para la paz social, camino irrestricto de toda democracia
participativa.
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La configuración de la actitud del joven frente a situaciones reactivas al medio
social tienen una estructura basada en aspectos psicológicos y sociológicos. A
continuación, se presenta un esquema sistematizado de la problemática y las
formas de vinculación entre el sujeto y el problema:
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Esquema de reconstrucción del discurso observado en el grupo de
discusión
- Objetivización
Todo extremo psicológico contiene en secreto su contrario o se relaciona
próxima y esencialmente con él de un modo u otro (Carl Yung).
NUCLEO FIGURATIVO
PERCEPCIÓN-TEMOR-AUTORIDAD
RITUAL DE ENTRADA
- Sensibilización - Objetivización - Cara a cara - Técnicas de profundización
INFORMACIÓN: Conceptualización del Conflicto - Posición - Interés Causas del Conflicto - Origen - Pasado - Interfamiliar - Escolar
ACTITUD : • Rechazo – desconfianza • Sumisión • Aceptación • Participación • Compromiso
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Caracterización y perfil del adolescente estudiado
En general las familias de los jóvenes presentan características de nuclear y/o
extendida, existiendo una marcada tendencia a la familia constituida con al
menos un adulto responsable eficaz. En relación a la adaptabilidad, según el
modelo de Olson, Sprenkle y Russel, las familias estudiadas fluctúan
preferentemente en las categorías caóticas y rígidas, evidenciando
características de ambas. En cuanto a las caóticas, se aprecia un estilo
pasivo-agresivo; en cuanto al control social queda de manifiesto la ausencia de
liderazgo, donde la disciplina laissez-faire, ocupa los espacios cambiando roles
y reglas, dichos cambios en algunos casos dramáticos, están implícitos. Por su
parte las rígidas muestran escasa capacidad de negociación y de resolución
de conflictos, así también un feedback al interior del sistema en donde la
evaluación (de sus miembros) es principalmente negativa.
En relación a la cohesión familiar es posible afirmar que en general los jóvenes
provienen de familias desligadas, en donde cada miembro muestra un gran
nivel de independencia respecto de los otros, los límites externos son abiertos y
los internos son cerrados, existiendo además límites generacionales rígidos.
En estas familias existen coaliciones débiles con frecuente presencia de “chivo
expiatorio”; el tiempo en que los individuos se encuentran separados de la
familia, se maximiza física y emocionalmente, lo mismo ocurre con los espacios
al interior de ella. Los amigos son preferentemente individuales y vistos en
forma separada; las decisiones también son individuales, generalmente la
recreación se busca fuera de la familia.
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Toda familia vive un ciclo formalizado en etapas, nuestro análisis indica que las
familias entrevistadas se encuentran en la categoría de “familias con hijos
adolescentes” o “Etapa de crianza mayor”, cuya crisis fundamental es el
compañerismo v/s aislamiento, siendo fuertemente marcada en estas familias,
por cuanto los jóvenes en general presentan asociación a grupos de pares que
en su mayoría se desarrollan con antagonismo frente a sus padres. A raíz de
esto, los padres deberían invertir en su relación marital, con el fin de
contrarrestar el espacio vacío dejado por los hijos que buscan refugio en su
grupo de pares.
Se observan dificultades en los padres al momento de asumir las tareas
propias de esta etapa, en cuanto al necesario cambio de autoridad arbitraria a
la negociación de las diferencias con sus hijos. Esto con el objeto de reconocer
las crecientes capacidades cognitivas de sus hijos, que le permiten opinar,
disentir, apoyar, cuestionar y aportar al debate interno con mayor madurez y
experiencia de vida.
El joven estudiado presenta características comunes, y respetando su
individualidad, es posible tipificarlo respecto de ciertas categorías propias y
colectivas de su grupo de pares.
Descripción y perfil: joven adolescente, de estrato medio bajo y bajo en la
escala de estratificación social, pertenece a familias generalmente nucleares
extendidas, marginales y suburbanas, sus domicilios se ubican
preferentemente en los cerros circundantes a la ciudad de Viña del Mar, como
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Forestal, Chorrillos, Miraflores Alto, Achupallas, Gómez Carreño, Glorias
Navales. El estrato sociocultural es deprivado, aunque existen en las familias
modelos y deseos de movilidad social, a través del estudio. Esto fortifica los
objetivos de permanencia al interior del sistema educativo, existe además un
marcado interés de las madres por la educación de sus hijos; el padre aparece
como un sujeto ausente, colaborador desde la distancia.
Generalmente, el joven se vincula a grupos de referencia unidos a sus
intereses, los cuales prioritariamente nacen en el Liceo, y se proyectan al barrio
o lugar comunitario del hogar. Esto posibilita la difusión y socialización
temprana de conductas rebeldes contraculturales, en algunos casos
contestatarias de las realidad y de la autoridad; el grupo de referencia o de
pares aporta la seguridad, la identidad, el afecto, la fuerza del grupo a los
adolescentes que carecen en su hogar de estos elementos psicológicos de
afirmación.
En general, no se evidencia consumo de drogas fuertes, como la pasta base o
cocaína; sin embargo, el consumo de alcohol y de marihuana parece ser una
constante reiterada en la convivencia con los pares, ya que la asociación al
grupo pasa previamente por la “validación social” que otorga el compartir las
conductas del grupo, como proceso de iniciación ritual a la solidaridad del
colectivo. Cabe destacar que nuestra sociedad se preocupa primordialmente
por el problema de la droga, especialmente por niños y jóvenes en formación y
que son consumidores. Sin embargo, el hábito del cigarrillo y la ingesta de
alcohol parecieran ser no “alarmantes”, ya que no existen campañas serias en
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este aspecto, no obstante, los jóvenes estudiados, dicen creer que el cigarrillo y
el alcohol son “amigos”, pues permiten la entrada al mundo social, otorgando
estatus y definiendo personalidades (comerciales de televisión). Este mensaje
inofensivo, pero falacioso provoca en los jóvenes una aceptación y valoración
hacia el consumo, en algunos casos indiscriminado de ambos “alineantes”.
Los fenómenos del desarrollo psicosexual son asumidos también desde el
grupo de pares. No existe vinculación, información ni transacción con los
padres respecto del tema, incluso parece que el “tabú” es real y no se comenta,
como si no existiera; padres y jóvenes rehuyen al acuerdo conversado; no es
posible saltar las barreras míticas del sexo, limitado en nuestra sociedad a la
genitalidad. Sin embargo, en el grupo el joven encuentra respuestas, comparte
experiencias, mitifica ideas, crea experiencia nueva. Resulta interesante
además comprobar liberalidad y confianza con que el joven asume el tema
sexual ante sus pares, en cambio en la presencia de figuras de autoridad como
padres y profesores, su lenguaje se rigidiza, se entorpece e ingenuamente
traduce desconcierto.
La información sistematizada permite esquematizar a través de una matriz el
perfil adolescente con respecto a su individualidad, relación familiar e
interacción escolar y las formas de influencia recíproca de la personalidad y del
entorno social:
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Pautas interaccionales, de socialización y comunicación
Variable Socialización
Sociológicamente, hablamos de socialización cuando nos referimos al proceso
de “internalización de los modelos culturales válidamente aceptados y
socialmente reconocidos”. En esta tarea la familia tiene un sitial
preponderante, ya que es el primer agente de socialización que influye
fuertemente en las pautas de conducta, normas de vida, acciones técnicas y
valores. De esta manera, el sujeto en formación aprende de la familia
principalmente cómo comportarse en el mundo social.
Al hacer referencia teórica y vincular esta variable a la familia, se debe destacar
la importancia que ésta adopta en el desarrollo de una identidad propia, a la
vez que se constituye en el escenario donde se ensayan los diferentes roles a
desempeñar. De este modo, es posible explicar la dinámica de conductas
anómicas, en la cual se ha encontrado como factor común la procedencia de
familias inestables y poco estructuradas. A causa de la no aceptación de estas
conductas, el individuo es conducido a la segregación social y tiende a la
insatisfacción e inadaptación.
Es importante tener en cuenta la congruencia de las normas y patrones
conductuales de socialización que entrega el grupo familiar, ya que en la
medida que los roles y pautas sean difusas, inestables o se encuentren
ausentes, el joven presenta mayor complicación en su adaptación social.
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Los jóvenes estudiados evidencia diferentes niveles de socialización
adaptativa, especialmente en la estructuración de valores o normas morales, ya
que en base a la propia experiencia de la familia, los modelos tienden a reflejar
laxitud en algunos tópicos relacionados con el consumo de alienantes (por
ejemplo, mecanismos de sobrevivencia y lealtades personales). En la
formación de los jóvenes, se destaca prioritariamente la aspiración a “Movilidad
Social“, por mecanismos vinculados a la educación. Se percibe al Liceo como
un impulsor o colaborador de las metas de logro social, fortificado por
conductas y normas que potencian en el sujeto el deseo de superación del
entorno, en algunos casos, de marginalidad y pobreza.
El lenguaje, las costumbres, los hábitos y el comportamiento social amplio,
están marcados por la subcultura de la pobreza, donde cada forma adquiere un
sentido ligado a la costumbre. Esto se refleja, por ejemplo, en el lenguaje
estereotipado y experiencial, que muchas veces no es comprendido por quien
no pertenece al grupo social referido que los jóvenes preferentemente validan y
asumen, aportando en algunos casos mayores distorsiones.
Variable Comunicación
Comunicación interpersonal es todo aquello que refleja verbal o no verbalmente
un contacto intencional o no con otro ser humano. Este proceso no siempre es
gratificante, creativo o adecuado. No resulta extraño encontrarse con una
forma de comunicación circular, caracterizada por ser poco clara, indirecta y
rebuscada.
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Hay tendencias a quedarse en el aspecto formal de la relación, más que en el
compromiso real con el otro.
Las habilidades sociales que posee el individuo van a ser decisivas en la forma
de comunicarse. En el intercambio de información, aparece necesariamente la
vinculación de emisores y receptores, y entre ambos el contenido o mensaje
que otorga sentido al proceso. Éste es lineal, secuencial y lógico (Jofré, 1995).
En la familia los procesos comunicacionales son diversos de acuerdo a la díada
o tríada que entre en contacto, así los subsistemas conyugales, parentales y
fraternales interactúan constantemente, entregando mensajes de orden,
estructura, percepciones, realidades y de representaciones sociales.
Generalmente, en las familias estudiadas se encontró un bajo nivel de
comunicación real – verbal y analógica, especialmente entre padres e hijos,
quienes no presentan pautas de interacción en comunicación definidas.
Incluso, en reiterados casos se rehuye y se excusa el contacto, excusándose el
no contacto, bajo el pretexto de la independencia de los hijos. Los jóvenes, en
cambio, rehuyen la comunicación real por considerarla innecesaria para su
forma de relación. Sin embargo, aparece como posible desde una perspectiva
estratégica, cuando a través de ella se consiguen recursos, reconocimiento y
refuerzo.
La deficiente comunicación entre padres e hijos, promueve un pseudo
entendimiento entre ellos, pues cada uno cree que el otro tiene una vida según
lo que demuestra colectivamente. Sabemos que esto es una falacia; jóvenes y
padres no se conocen en plenitud, ni tienen estrategias encaminadas al
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entendimiento del otro. Los temores y desconfianzas mutuas, permiten
estructurar ideas sobre el otro como representaciones sociales ideales y
funcionales a las propias, que rigidizan los roles y no permiten readecuar,
redefinir o recrear las relaciones, en algunos casos tremendamente
deterioradas.
En el Liceo, las relaciones comunicacionales aparecen fluidamente entre los
iguales, producto de la necesidad de vincularse y ser aceptados socialmente en
el grupo de referencia. Surge un estilo propio de interacción comunicacional,
basado en un pseudo-lenguaje verbal y analógico (gestual), perteneciente al
grupo de afiliación. En éste se dan los símbolos, ritos, claves, pactos propios
del colectivo, que metacomunican a los jóvenes, impidiendo la entrada
comunicacional a los “adultos”.
Las relaciones comunicacionales con la autoridad (profesores) son ambiguas.
En ocasiones, se convierten en fluidos conductos, confiables canales, en que
los jóvenes depositan su propia verdad y se sienten comprendidos y/o al
menos escuchados. No obstante, estos son también adultos, y como tales no
entran al submundo del lenguaje simbólico y al pacto entre los pares o iguales,
a menos que los propios jóvenes se lo permitan.
Ambas variables analizadas presentan un nivel poco satisfactorio. Esto
confirma lo señalado por autores como Mirón y Cols (1988), Garrido (1989),
Mayor y Urra (1991), Pérez (1987), Urra (1992) y González (1987), en cuanto a
que niños y jóvenes que presentan conductas desadaptativas y problemáticas,
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es la dinámica de sus propios vínculos familiares la que actúa condicionando
sus actitudes y comportamientos. Por tanto, dentro de los factores influyentes
en la indadaptación y conflictividad de los jóvenes, está la propia familia y sus
estilos de socialización preferentemente valóricas y comunicionales.
Paralelamente, la teoría de la asociación diferencial explica cómo la desviación
social y cultural se aprende de los otros y se apoya en la subcultura
simpatizante (grupo de referencia). Mayoritariamente, los grupos de pares de
los jóvenes estudiados, reemplazan el lugar que ocupa la familia, posibilitando
la generación de anomias conductuales y/o conductas irregulares.
Considerando lo anterior, el joven que se aparta de las normas sociales
impuestas es porque “aprendió” a apartarse de ellas con “apoyo inconsciente”
de su familia. Dicho aprendizaje tiende a perpetuarse si no existe alguna
instancia real al interior de la familia capaz de neutralizar la permeabilidad del
joven frente a la fuerza ejercida por el medio externo.
Dinámica familiar, pautas interaccionales
Entendemos por pautas interaccionales, las formas que asume la secuencia de
relaciones, de estímulo-respuesta entre dos o más individuos, estableciendo
una determinada lógica en la conducta, ya que se estereotipa no tan sólo el
actuar, sino también el sentir y el pensar. Son claramente modelos de
conducta basados en el aprendizaje social.
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Las familias y jóvenes estudiados reflejan claras evidencias de repetición
clásica de modelos de roles parentales. De esta manera, los padres ejercen el
poder intrafamiliar, basado preferentemente en la autoridad que les confiere su
capacidad instrumental de proveedores de la subsistencia. Los recursos,
aunque sean mínimos, otorgan a los padres el poder y el control, que
válidamente poseen por mandato societal. Sin embargo, éste sufre el
cuestionamiento de los jóvenes, quienes ven frustradas muchas de sus
iniciativas por la inflexibilidad preferentemente de sus “padres” y el
“amedrentamiento” o chantaje parental respecto de sus intereses y actitudes.
El joven obedece estratégicamente, no convencido de la real “autoridad” de sus
padres.
Los padres, convencidos de estar dando lo mejor de sí para sus hijos,
especialmente su esfuerzo, trabajo y cuidado para proveer lo necesario,
perciben una actitud negativa e incomprensiva desde sus hijos, que no
reconocen dichos esfuerzos ni la dimensión generosa en que, renunciando a
sus propios intereses, trabajan en virtud de los intereses de futuro de sus hijos,
que paradójicamente resulta ser lo que ellos hubieran querido “ser o hacer” con
su propia vida.
Los roles sufren alteraciones cuando se escapan de lo cotidiano; los jóvenes
intentan vivir su independencia y su identidad “a pesar de sus padres”,
realizando al interior del hogar lo necesario para responder a la obligación; sin
embargo, en la generalidad de los casos, es una pauta estratégica para evitar
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daños en la conducta verdaderamente motivadora que se encuentra fuera del
hogar.
En las familias estudiadas, se evidencian pautas tradicionales de familias
nucleares y extendidas, que demuestran claramente algunos subsistemas de
afiliación afectiva y/o operativa al interior del grupo. Esto permite, a su vez,
entender los procesos de identificación, de coalición, de conflicto, de relaciones
sociopatológicas, etc.
PROPOSICIONES CONCLUSI VAS
Las siguientes conclusiones se desprenden del análisis cualitativo efectuado en
los hallazgos de información, además resulta necesario recordar que muchos
de los datos fueron producidos a través del discurso de los sujetos
investigados.
1.- Los jóvenes adolescentes estudiados presentan características
socioculturales de nivel medio-bajo, con rasgos semi-marginales, sus familias
son constituidas y en todas existe un adulto responsable que aporta la
normación y el control social, su afiliación a grupos de pares es determinante
para definir su conducta intra y extra familiar.
2.- Las pautas interaccionales en relación a las variables de socialización y
comunicación son deficientes en el grupo familiar, no se desarrollan e incluso
se desvían con excusas mutuas, no existe un verdadero interés por
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modificarlas, ya que se presume cierta “normalidad” en comparación con otras
realidades más graves. La comunicación intrafamiliar deriva en instancias de
incomunicación cuando los símbolos no son compartidos ni conocidos.
3.- En relación a la dinámica familiar, ésta es centrífuga-centrípeta, ya que por
una parte intenta atrapar a los miembros de la familia, y por otra los expulsa
hacia el exterior, permitiendo la “huida” de los jóvenes que ven en el hogar un
lugar de control y represión a su necesaria libertad e independencia; por esta
razón el adolescente busca refugio en sus pares, donde no sólo encuentra
identidad, sino afecto y apoyo.
4.- Las fuentes de conflictos inmediatas al interior de la familia, percibidas por
los jóvenes y por los padres, son: los permisos, castigos, dinero, obligaciones,
normas de conducta, aseo personal, actos de convivencia, falta de afecto,
abuso de poder, incomprensión de los estados de ánimo, rebeldía, agresividad,
lenguaje vulgar, consumo de alcohol, irresponsabilidad sexual, hurtos,
drogadicción. En cambio, en el Liceo son reconocidos por los adolescentes y
profesores, otras fuentes de conflictos, como son: mujeres, dinero, poder,
política, bienes, sexo, alcohol y droga; todos ellos pulsionan intermitentemente
situaciones de conflicto con los padres o los pares.
5.- Surgen como mecanismos de hecho habituales en la resolución de
conflictos, algunas acciones concretas que entregan resultados reales, aunque
los problemas de fondo no sean resueltos; estas experiencias resolutivas son:
pelea física, competencia de poder, competencia deportiva, discusión oral y
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arbitraje, todas ellas propuestas por los jóvenes como alternativas reales que
operan actualmente; sin embargo, padres y profesores proponen sólo la
conversación y la orden normativa como mecanismos eficaces de resolver los
conflictos, uno de ellos conciliador y el otro terminante, directivo y autoritario.
6.- La mediación es un mecanismo alternativo de resolución de conflictos, que
permite mantener la dignidad de las partes frente a su propia decisión de
resolver la problemática que los afecta. Inspirada en el modelo de negociación
colectiva, que potencia la libertad individual, promueve la participación social,
entrena en democracia y ayuda a construir la paz social; es posible su
aplicación en el sistema escolar, potenciando en los jóvenes su responsabilidad
civil, la solidaridad y el beneficio mutuo. Por su parte, los educadores tienen la
oportunidad de incorporar esta metodología como una forma de aprendizaje
social, dirigida a crear espacios sociales de discusión; debate y confrontación
sin agresividad y violencia, y posibilitando el ganar-ganar (sinérgico).
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MAURICIO URETA BERNAL. Nacido En Valparaíso en 1961. Licenciado en
Trabajo Social en la Universidad de Valparaíso, Magister en Gestión Política,
mención Educación y Cultura (UPLACED), Doctorado en Psicología Social,
Universidad de Sevilla, España, actualmente Académico de la Universidad de
Valparaíso y Universidad Andrés Bello, Mediador de Conflictos en Centro de
Mediación de la Corporación de Asistencia Judicial e Investigador Area
Conflicto y Grupos Humanos.
CHRISTIAN CORVALAN RIVERA. Nacido en Valparaíso en 1971. Licenciado
en Trabajo Social en la Universidad de Valparaíso, Magister © en Trabajo
Social y Políticas Sociales, Universidad de Concepción, Académico
Universidad de Valparaíso, Universidad Andrés Bello, Investigador Conflictos y
Grupos Humanos.
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