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    EL MUNDO, SAN JUAN, R. DOMINGO 5 DE JUNIO DE 1WS.

    Minami asume el Gobierno japons que de hecho ejerca desde 1932

    El hombre misterioso que tom Mancliukiio en 1931, inva- di a China en 1937 y ha restablecido el shogunat con el

    Emperador venerado pero desposedo de poder

    ARRAS DE CRISTAL: Poemario de Clara Lair

    Por Carmen Marrero d Garca

    Nueva York.(E. P.)Por qu Jiro Minami ha conaidarado reci- tarlo mostrar la mano que man- da y aprieta en 1 Japn?

    Zata pregunta encierra lo ms traecendental da la crisis polti- ca que tacudi el Gabinete del Principa Konoye el viernes 27 de

    a Manenuria" a la manera como I comunicar al Emperador que no po- Teodoro Roosevet (padre) tom I da organizar, y subray tu indig- Panam.

    Minami no poda tolerar por ms tiempo que la diplomacia japone- sa estuviera en manca de diplom- ticos.

    La tercera razn ha de encon-

    tmm Al centro Minami, (caricatura de S. Bonica) rodeado por los cuatro mi- nistro que han entrado a Integrar el Gabinete Konoye y son sus deci-

    didos partidarios.

    mayo reciente, uesde 1934. para trarse en la situacin militar de no decir 1932 en que te complet I China. El Ejrcito, tiene all slo la independencia da Mar.ehukuo, el Ejrcito manda en el Japn y en al Ejrcito manda Jiro Minami.

    MINAMI .AUTCRATA SUPREMO .

    Pero Minami gusta d mandar, da manera indirecta, por ausente reverencia. Slo en casos graves aparece personalmente y su mayor preocupacin es volver a su Gabi- nete da oculto paro formidable po- der, acato al ms grande que ejer- ce autcrata alguno en este mun- do de autcratas.

    Tres parecen ser las razones que han inducido al ganaral Minami a salir al frente poltico, si no per- sonalmente a lo menos con la pre- sencia en el Gabinete de sus ayu- dantes ms adictos, el general Sa- dao Araki. al general Kazushlge Ugakl y el general Sheishiro Ita- gaki,

    HABA QUE PASAR SOBRE LA PALABRA DE KONOYE

    Es la primera de estas razones el hacho da que Minami ha credo del caso dejar a un lado la pro- meta personal hecha por el Pre- miar Principe Konoye al Parlamen- to de que la ley de Movilizacin Nacional no seria aplicada en el actual "Incidente" con China. Fu mediante esta promesa que los par- tidos polticos votaron esa ley que pona an manos del Ejecutivo pode- ros de control sobre la nacin en- tera y en todoa sus campos. Koki Hirota, el Ministro de Relaciones y ex-premier que deja su cargo a Ugakl, fu el que pilote esa ley en el Congreso y el principe Konoye quien dio la garanta antea mencio- nada. Para pasar por sobre la' pa- labra de ambos era necesario que la potencia oculta del Imperio mos- trara tu dado en la frmula mi- nisterial.

    EL EJERCITO ASUME LA CANCILLERA

    La segunda razn es que Koki Hirota, aunque miembro l de la ms violenta de las sociedades se- cretas patriticas que sustenta el podar da las fuerzas armadas, ha- bla mostrado demulada inclina- cin a hacer dal Ministerio de Re- laciones una entidad independien- te de las fuerzas armadaa. Minami crea haber roauelto este proble-

    500,000 hombres, los civiles en el Ministerio estaban retardando la ejecucin del Plan de poner so- bre el campo 1,000,000 de japoneses que "ponga a China de rodillas". Loa tret tenientes de Minami, aho- ra en control directo del Gabine- te, vern que ete proceso se ace- lere.

    MINAMI LO HABA ARREGLADO TODO EN ENERO

    Los conocedores del laberinto po- ltico-militar del Japn consideran que Minami acaso se ba precipita- do. Pero el "mago" de Korea. sabe lo que hace. No es que le faltara poder e influencia. En enero del corriente ao, Minami fu da Ko- rea a Tokio para ver que las co- sas marcharan conforme a sus pla- nes. Fu entonces cuando dej or- ganizado el Consejo Supremo que deberla asesorar a1 Gabinete y de- j Instalados en l a Araki y a Uga- kl. Mediante esta maniobra, Mi- nami fortaleci su rol directo en el Gobierno. El Consejo en referen- cia supedit de hecho a los orga- nismos militaras que asuman has- ta entonces el papel da hacer co- nocer al Gobierno la voluntad del ejrcito, el Ministerio de la Gue- rra, el Estado Mayor General, el Consejo Militar y el Cuerpo de Ma- riscales y Almirantes. Como en el Ministerio de la guerra quedaba el general Suglyama, adicto ciego de Minami, el autocrtlco General pu- do regresar a Korea seguro de que su autoridad reinaba en Tokio.

    nacin contra la "camarilla da Ma- riscales" renunciando a sus grados y honores. Fu esa la primera vez en sais aftoa que un grupo de gene- rales se atreviera a desafiar la au- toridad de Minami. Con la organi- zacin del Gabinete Konoye y luego del Consejo Supremo, Minami puso los contrafuertes da su bastin au- toritario otra vez en orden.

    FUE EL QUE TOMO MAN- CHUKUO

    Minami es el creador de Manchu- kuo y es el autor de la actual gue- rra con China. En marzo de 1931. Minami estaba ya impaciente con los parlamentarismos y diplomacias del Gobierno civil. Fu en ata afto cuando Ugaki intent su famoso golpe militar que le habra entra- gado la dictadura del Japn. El ge- neral Masaki era entonces Coman- dante de la Guarnicin de Tokio y frustr en la cuna la conspiracin. Intervino Minami, hizo que ae en- viara a Ugaki de Gobernador Gene- ral de Korea por todo cattigo y l personal asumi la cartera de Gue- rra en el Gabienete Wakatsukl- Shidehara. a fin de recomponer las filas minimanistas gravemente al- teradas por el fracaso, de la conspi- racin da Ugakl.

    No perdi tiempo Minami en el Ministerio de la Guerra. Con el con- curso de Ugakl que mandaba el ejrcito de Korea y el general Doi- hara, que no es ms que un Te- niente suyo a cargo de las misiones secretas y diplomticas por cuen- ta exclusiva de Minami y del Ejr- cito, el autcrata ministro eriz de tropas las riberas del Yaln y lue- go provoc el incidente del Ferroca- rril de Manchuria. que le permiti lanzar sus divisiones a travs del rio. Cuando dio cuenta al Gabi- nete de lo que haba ocurrido, la ocupacin de Manchuria ara un "falt accompli" al estilo de Hltler. Fu Minami quien levant el Go- bierno Provisional de Manchuria y (Contina en la Pg. 12, Col. 1)

    En mis manoi al ms reciente libro da varaos da procadencia puer- torriquea; su autora, Clara Lair;

    su definicin en titulo: Arras da Cristal. Arras, si- nnimo de ofren- da cuando unen sus destinos ante al altar los ana- morados del amor y do la vida. Arras, ofrenda de la poetisa que, desposada con el arta, deja caer en la bandeja de pla-

    Carmen Marrero la del ensueo el chorro canta.-ino

    de sus arras da cristal, plena afir- macin de que estos desposorios estarn sustentados eternamente por el pan cocido en los profundos hornos espirituales del poeta.

    Clara Lair es' una poetisa de voz joven y fuerte, vibrante y acaricia- dora, como rfaga de viento tropi- cal. La palabra se hace carne en su poesa y esa carne que palpita llena de vida lleva en sus arterias las emociones ms intensas y ex- quisitas. Clsra Lair no es poetisa sensiblera; es una mujer que se da rotundamente en sus versos que nunca bajan a la categora de ver- sos de almanaque porque en ellos vibra el nervio del poeta y el arte del verso se hace realidad.

    Prologa el libro de Clara Lair el conocido y culto letrado, Miguel ngel Garca Mndez, Presidente de ia Cmara de Representantes de Puerto Rico. El prologuista ana- liza el contenido emocional del li- bro y descubre el dolor que fil- tran sus poemas. Dolor bello, im- ponente, avasallador, que deslum- hra y ciega, dolor que protesta y se eterniza. Bella y muy acertada interpretacin del dolor que rezu- man los versos de Clara Lair. Mi- guel ngel, con esa sutileza del hombre que sienta la emocin del

    verso, y que sabe leer versos, ha captado al aspecto ms humano da los versos da Clara. Significa be- llamente cmo ea el dolor de la poetisa y al pasar sobra loa versos desentraando ese dolor ajano, im- pensadamente nos revela que l se- be de dolores: porque no pudo com- prender el dolor quin.nunca supo de l.

    Advierte con justeza el prologuis- ta que en los versos de Clara no hay pauta, medida, rtmica estu- diada, secuencia, razn o lgica. Clara Lair nunca hubiera podido medir sus versos, marcar una pau- ta a su idea, razonar lo que sen- ta palpitar en su mundo, porqu todo lo que nos da en tus poemas viene directamente del corazn, y lo que brota del sentimiento, ni tie- ne medida, ni lgica, ni pauta, ni se razona. Porque una vez aaos ele- mentos entran a moverse an el circulo de las ideas puras, las des- humaniza y las adultera robndoles su pureza y su sinceridad. Da ah que todo lo que emana del venero emotivo de Clara Lair, tanga la frescura da lo intocado y la since- ridad de la verdad. Gran acierto al calificar a la poetisa de tauma- turga y al encumbrar su espritu hasta una altura de himalaya.

    Temtica: versos de amor. Entre las arras de cristal de sus versos, se destaca en primer trmino el Nocturno del Amor y de la Muer- te. La poetisa se pregunta a si mis- ma, quin la recordar despus de la muerte, al mirar una estrella o al mirar la luna, y de sbito pien- sa que el amante, indigno por lo perverso y cruel, "por la gloria In- softada de quedar en mi verso", la recordar esa noche en que ella parte de la vida. Y el tiempo pa- sar para ambos, l tambin se ha- r polvo, en el polvo, y cuando nada quede de su carne, ella lo har inmortal en los versos en que est prendido su nombre:

    Marta Marek, la satnica yie- nesa que asesin a su marido

    Primero le cort un pie con un hacha para cobrar segu- ro?-Envenen a una ta, a su hija de tres aos, a una

    amiga y a un anciano para heredarlos

    Estars muerto... muerto... ningn cuerpo lascivo buscar tus palabras, tus besos ni tus risas... y slo por los versos que esta noche te escribo alguna mujer triste amar tus cenizas.

    (Nocturno del Amor y de la Muerte)

    En Petronio la poetisa se man-lmante que quiere elevar el objeto fiesta en todo el esplendor de la I (Contina en la pgina 11. Col. 3.)

    NUEVA YORK.-(E. P.)-La Prensa americana estaba truculen- ta con Anna Harta Hahn, a quien llama la "Madama Landr da lot Estados Unidos", cuando lleg de Viena la noticia de que Marta Mi- rek habla sido condenada a la pe- na capital. Marta Marek supera en perversin satnica al "ngel de Misericordia" Columbut, Ohlo, y las agenciat alemanas da Informacin han sido generotat en tut despa- chos telegrficos. Los nazis ancn- troron muy da su agrado este pro- ceso sensacional pendiente en las Cortea de Viena. Marta Marek et judia y su marido Emilio era un activo comunista. Nada ms a la mano para dramatizar anta el p- blico austraco y del mundo lo que debe atperar de la gente que al nazismo denuncia como enemigos de la sociedad- civilizada.

    Anna Mara Hahn est condenada a muerte tambin. Se dedicaba a "aliviar la soledad y tristeza de los ancianos"; se presentaba como una dama caritativa profundamen- te religiosa. Vesta con sencillez monjil y de su pecho colgaba siem- pre una simple cruz da oro. Una vez entablada la amistad con los ancianos Anna se dedic a envene- narlos; tres perecieron a sus pia- dosas manos y el cuarto an crea en ella cuando le demostraron que le estaba rellenando de arsnico.

    "Anna, dijo el Fiscal, habla com- prado en Cleveland suficiente vene- no para despachar a la mitad de lot pobladores de la ciudad". Na- turalmente Anna cuidaba de que los ancianos sus protegidos V fueran transfirindole sus bienes en dona- clones antea de morir o en forma de festamentot o plizas de seguro para despus de sus das.

    La vida ejemplar de Marta Ma- rek comenz cuando era una atra- yente muchacha de 14 aAos llena de seduccin y perversin, En esa poca hizo amistad con un comer- ciante judio. Morltz Frltsch de 62 anos de edad y vivi por tarro tiempo a sus expensas. Cuando

    Novelas Portorriqueas

    MIEL Y LAGRIMAS DE AMOR Por JOS COLJL CUCHI

    Frltsch muri se hall un teatamen- to que dejaba toda su fortuna a Marta. Marta tenia entonces 25 aos y a los pocos meaes de here- dar se cas con un atrayente Jo- ven estudiante Emilio Marek.

    En 1925, cuando Marta habla cumplido sua 27 aos fu procesa- da por haber cortado ella perto-

    tamento a tu querida y bondadosa tobrina. En Junio da 1938 fu una amiga da apellido Kittemberg qut' tenia tambin algunoa blenea de fortuna sobre lot cuales Marta es- taba girando en nombre de su mu- tuo afecto, la que baj a la tumba acompaada por lat lagrimal de Marta Marek.

    . . t>-..".*-

    EL FIASCO MINAMI-UGAKI DE 1937

    Pero algo ha faltado en sus cl- culos, y Minami no ha querido que le ocurra lo que en enero de. 1937 cuando cay el Gabinete Hirota. Minami habla sucedido a Ugakl ha- ce dos aftos, por pedido de ste, en el cargo de Gobernador General de Korea, a fin de que Ugaki queda- ra libre para "hacer poltica" en Tokio. Caldo Hirota, Minami. en quien el Emperador mira a la re* presentacin genulna del Ejrcito, le-aconsej que encargara a Uga- kl de la organizacin ministerial. Ugakl acept, pero les generales, Influenciados por los lderes pol- ticos, se negaron a darle Ministro, prerrogativa constitucional que po- ne la Vida de todo gabinete, en ejer- cicio o en formacin, en manos del

    el pueblo portorriqueo entr t.m,tnlos; y ,ntrt Mt0I, ,mor

    ma para siempre cuando tom1 Ejrcito. Ugakl se vio obligado a

    Qlostbra ti Do

    JIM Ud. swnatiimbca rwf Ittammf Uto, oodoado o rizado (tumi o ptri ts), Gloetora as U

    de su cabello.

    Todo lo qoe Ud. bae que hacer ea

    Upkaa daU mono y poiiraisaa augve. o** por ol cabello, toe da peinarlo .kirie. Sa cohollo cpoaWdino.

    y Meo, oc r aadoao.

    m k Y EFUNDO* Al CAIEILO

    En el centro del archipilago an- tillano ett la lila de Puerto Rico, o Borinquen, famota por tu belle- za y 'por la cultura de su pueblo. La civilizacin que loe colonizado- res espaole* trajeron a esta Isla, formada en el troquel hispana con el acopio de civilizaciones de la antigedad, fu desarrollada por las facultades del pueblo portorri- queo.

    En la costa norte de la Isla tri- buta el rio "Grande" sus aguas al Atlntico, por una desembocadura Inmediata a la ciudad de Areclbo, despus de discurrir por un valle amplio y pintoresco, en el que se alza l casa de Teresa, joven se- ora que ha perdido su esposo. El retrato de ste lo lleva ella consi- go siempre, dentro de un medalln pendiente de una pulsera. De los hijos del matrimonio vive nica- mente el menor, varn de dos aftos.

    En la agona del siglo XIX cuan- do en una poca de transicin hlst rica, porque la Isla fu cedida en 1898 por Espaa a los Estados Uni- dos, como consecuencia de una guerra, el cicln de San Ciraco azot a Puerto Rico. Los elemen- tos se desencadenaron durante al- gunas horas: el viento destroz vi- viendas y plantos, causando la ruina por doquier; los ros se des- bordaran, y.el "Grande" de Areci- Lo inund el valle en donde se alz la vivienda de Teresa, arrastrando cesas, rboles, bestias y personas, salvndose a'gunas de stas sobre balsas formadas por yerbas y ra- mas da lot arbolea. El rio derrib la casa de Teresa; y sta, condu- cida por la corriente con el nio entre sus brazos, sostuvo una- an- gustiosa lucha por tu vida y la da su hijo, con increbles energas da su propia naturaleza. El poder da resistencia de las fuerzas fsicas en los seres humanos, lo multiplica un .sentimiento hasta el limite de lo posible.

    Cuando empez a palidecer la luz del sol, la madre y el nio lle- garon a la desembocadura del rio. All ara poca la profundidad del agua. De pronto sinti Teresa que sua pies rozaron tierra; hizo un es- fuerzo, se afianz y camin hacia la orilla, con al agua al pecho, combatida por el oleaje que for- maron al chocar ambas corrientat, la dal rio y la da las olas del mar y obstaculizada por loa objetos que arrastr el rio en su crecida. Una ola bati a la madre fuertemente, inclinndola a tiempo que pas una balsa grande y roz tu agitado pa- cho, arrancando al nio da sua brazos. Rpidamente Introdujo Te- resa ambas manos en la balsa y agarr un nio, apresurndose a saUr del agua; pero la infeliz ma- dre no pudo pensar, por tu turba- cin, ni pudo ver, por la oscuridad crepuscular, que la balsa, avan- zando lentamente hacia al mar, pu- so fuera, del alcance de ai manos a tu propio hijo, al que supuso ha- ber recuperado. Creyendo sentir an su espritu el retorno de la tran- quilidad, se sent en una roca de la playo; y cuando puto sobre sus rodillas a la criatura salvada lan- zo un grito, al ver que en vez da su.hijo- a quien salv fu a una ni- fa. Teresa ae irgUi rpidamente, rodando a la arana la criatura, corri hacia al rio con loa brazos extendidas, como implorando piedad al. .infinito, v cay desmayada.

    Algunoa habitante* da la ciudad, oue fueron a la playa para prestar auiUioa a Ida personal que al ri'

    sea.

    arrastr, acudieron a socorrer a la infeliz seora y la condujeron al hospital "La Monserrate" con la ria. Esta tenia como ao y me- t o. Pocos diat deipus estaban restablecidas ambas. La madre lio- Jer, iluminando su razn para com- raba la desgracia de haber perdi- do su hijo; pero poco a poco se iluminaba su alma con el alborear de un consuelo, surgiendo en ella la esperanza de que la inocente ni- a habla de satisfacer su amor maternal. El consuelo es un bl- samo, 'que sobre la misma herida en que adormece un dolor despier- ta una esperanza.

    Teresa, en un trgico momento de su vida, perdi un hijo y adqui- ri otro. El mismo dolor de la tra- gedia favoreci esta sustitucin fi- lial an el alma de aquella mujer; es decir, que el corazn de Teresa puno en la nia todo su amor ma- ternal.

    El corazn humano necesita sen-

    es el seor que ha de reinar siem- pre en tan majestuosa morada. El corazn que no am y la cabeza que no piensa carecen de virtud. S< no se ha amado, hay sed de amar, aunque eate ardor febril no torture al ser humano mientras es- t latente nada ms en su propia naturaleza; pero esa sed se mani- fiesta, abrasando con su ardor el corazn, tan pronto hay el objeto del amor. Cuando se ama, la sed est satisfecha; paro ha da ser in- agotable la miel que liba, porque el corazn sigue sediento. El amor, qua ett como una esencia impregnando el ser humano, radica en al. corazn tut realidades; y cuando no exiatan ttaa, o te des- truyen las que hay, al corazn, que no tiene puertas, no sa opone a que entre en l su seor, porque no quiere ni puede estar hurfano de amor. Amar es mejor que ser ama- do; y at, tambin, mt necesario a la contextura moral de la Hu- manidad. Un espritu vanidoso quiera ser amado. Una alma gran- de quiere amar. Ser amado signi- fica la virtud en otro y al vacio en uno mismo. Amar et sentir que arde en al corazn la etancia ms vital da la naturaleza humana. El amor, con tu miel y con tut lagri- mal, endulza la vida; porque ai et grato libar al nctar delicioso de todot loa amoret, ai tambin un placer inexplicable beber lat lgri- mas da alegra qua antes fueron de dolor. Entre todoa los amoret hu- manos, en la misteriosa gama de maticei que el sublime sentimien- to graba an cada corazn, hay uno excelso, el amor da madre, que no quita grandeza a loa dems,'tino que ms bien refleja an todot un resplandor da tu misma excelsitud. En el amor de madre hay un pri- vilegio divino, porque al corazn de una mujer goza an el dolor de la maternidad y en loa sacrlficloa de su vida maternal; y jams te ex- tingue al sentimiento dtl amor en #1 corazn de una madre. Lat sa- bias layet de la Naturaleza dispo- nen que al amor, con tu miel y con aua lgrimas, sea tan necesario al corazn como el corazn et ne- cesario al organismo humano.

    Diat despus da la tragedla, fu i hospital un caballero procuran- do a Teresa; sta le recibi.

    "Seora; toy Froyln Caro, tio Ce la nia que usted aalvo, nico pariente que le ha quedado vivo, porque loa demt perecieron en el reciente cicln. Vengo a buscarla".

    Tema sin una confusin in-

    explicable al or tales palabras. Su corazn envi al cerebro una olea- do, de sangre, ardiente por la agi- tacin sbita del sentimiento, que encendi el alma de aquella mu-

    prender la magnitud de su amor e> madre, que grit al ser tan brus- camente herido, y con gesto mag- nifico se irgul majestuosa y dijo a su interlocutor: "Esa nia me I ha dado la Providencia, ponin- dola en mis manos con el mismo poder sobrenatural .con que me arranc el h'jo de mis entraas".

    "Pero yo soy ahora tu nico pariente".

    "Y yo soy ahora su nica ma- dre".

    El Director del hospital intervi- no, y rog al visitante que se reti- rara.

    El tio acudi, a las Cortes de Jus- ticia, reclamando la entrega de la nia y la correspondiente tutela pera administrar ja cuantiosa he- rencia da ella Teresa manifest a la Corte que no interesaba los bie- nes heredados; pero que la nia era suya porque asi lo habla dis- puesto la Justicia Suprema, y que nadie en el mundo se la arranca- ha de sus brazos maternales.

    Eran dos fuerzas en conflicto: la ley escrita, que el progreso ha gra- bado en la historia de la civiliza- cin como una conquista, al pre- cio de la sangre de los pueblos, y la voz de la naturaleza, que en el lenguaje de grandeza humana ex- presaba una madre, para guardar er. su regazo la encarnacin del consuelo de su dolor, la nia que ia Providencia divina le concedi al precio del hijo de sus entraas.

    El Juez deca que, dentro de las circunstancias que rodeaban aquel caso, al afecto de la madre era una garanta.

    El pariente alegaba que no era Teresa Ja madre. ,

    "Ella, dijo el Juez, se expresa respecto a la nia como si fuera tu propio hijo".

    "Ea muy fcil decir hijo mo!, replic el pariente al Juez, y ste le contest:

    "S; pero nadie lo dice como una madre".

    'La Corte acord administrar los bienes heredados; pero entreg la nia a Teresa con lat rentas del capital, para cubrir tut necesida- des con arreglo a su posicin so- cial; y autoriz a la seora para poner a la nia el nombre de Mi- lagros, que asi la llamaba desde que habla salvado su vida.

    La opinin pblica ae dividi: ata ea tu ndole; por eso todo lo que ett ante tu consideracin tie- ne partidarios.

    El tio hablaba de lo legal; pero la Justicia es un ciego al que na- die ofrece tu mano para conducir- le, y tin embargo todoa exigimos que vea cuando queremos que venga a nueitro lado.

    * 1 Pasaron veinte aos. Teresa,

    que era ya una seora aetentona, esperaba oportunidad para operar- se de cataratas y recuperar la vis- ta. Milagros ara una seorita que habia cumplido veintin aftoa.

    Para eaa poca iba a celebrarse er. la ciudad de Arecibo la fieata patronal de San Felipa. Milagros so preparaba, y con tu alegra go- zaba lg ciega anciana. Cuando per- dimos un ler- querido, sentimos un gran dolor; come aquella prdida ea eterna, debo al dolor terio tam- bin. Sin embargo, poco a poco, sin nuestra voluntad, y an contra

    nalmente con un hacha un pie a su marido a fin de cobrar una p- liza de seguro contra accidente. El jurado de entonces parece haber

    nuestra voluntad, se restablece la I caldo bajo la influencia de "la mis- paz en nuestro nimo y volvemos teriosa fascinacin*' de la "Coora a estar alegres. Hay un poder su- de V1na": lo cierto es que fu ab- nerior que ejerce sobre nosotros suelta de toda culpa y la compaa tan sabiamente su influencia, que de seguros acept arreglar el asun- nos permite sentir el dolor de las ,0 PaSandl 5,000 en vez de las transiciones de la vida, cuando 30000 llbras de la PrtllZfl- eJlas ocurren, para permitirnos despus sustituir ese dolos con la alegra de la confianza en la eter- nidad.

    Al primer baile de la fiesta asis- ti un joven desconocido en la ciu- dad. Habla Pegado el da antes, er un vapor mercante, en el que via- jaba como mdico y vesta de Ofi- cial de Marina. Fu presentado a Milagros; y como ella 'e agrad, aprovech el tiempo que faltaba para empezar el baile, iniciando y sosteniendo una Interesante con- versacin. Despus pidi a Mila- gros una danza y ella se la conce- d'. A poco de estar bailando, le dijo.

    "Seorita, baila usted muy bien y muy airosamente".

    "Muchas gracias, caballero; es usted muy galante".

    "Y si a lo que he dicho, aado que es usted encantadora. ;,dir usted que eso es tambin galante- ra?"

    "Dir que ea una revelacin pera mi; porque, si lo que usted dice es verdad, mi espejo me ha engaado".

    'T a cul de lot doi prefiere Ud. dar crdito, a IU espejo o a mi? No ae adelante a reaponderme. iln antes or una explicacin. Tengo mi criterio respecto a la belleza. Hay, sobre ella, muchas definicio- nes; y en >a actualidad, no hay an una definicin generalmente aceptada. Et admisible, pues, que cada persona forme sobre ete asun- to su criterio. Yo creo que en el objeto de nuestra contemplacin, al apreciarlo, ponemos algo que est en

    nosotros mismos. Hay, pues, la In- tervencin del alma, para apreciar la belleza; y como loa espejos no tienen alma, ha de creerme usted a mi".

    "Pero cuando yo me miro en el espejo, es mi alma la que apre- cia: y yo nunca me he juzgado be- lla".

    "Acaba de resolver usted mis- ma la cuestin an favor mo. Cuando se mira usted en el espejo, su discrecin pone un velo de mo- destia en sus ojoi, para que no se envanezca de ti misma; y ahora he descubierto que aa utted encan- tadora dos veces, porque a laa gra- cias de tu cuerpo une uited lat vlrtudaa de tu alma".

    "Realmente, creo que he perdi- do; pero no porque tenga usted ra- zn, sino porque ae expresa en tal ferma que me haca imposible dis- cutir".

    "Sea usted - justa conmigo, se- orita, y admita que mis palabras nc las inspira mi mente, tino mi corazn. No eatoy argumentando; ettoy sintiendo".

    "Cuidado, amigo mo, que aho- ra soy yo el espejo en que usted te eat miranda; y ti sobra tui OOS hay tambin un velo, puede que el espejo de usted le est en- gaando.

    "Me arrieago, seorita, a ha- cerla una pregunta. Veamos ti us- ted es tan valiente paro responder, como yo para preguntar. Digama, pero dgamelo mirndome: quiere usted que mi espejo ma engae? Prefiere utted qua mlt palabras (Contina an la pgina 10, Col. 1).

    No haban faltado rumorea y de- nuncias sobre esta sucesin de fa- llecimientos en torno de la bella Marta. A la muerte de la seora Klttenberg la polica resolvi ex- humar todos los cadveres y tome- terlos a un severo examen cient- fico. Se encontr en todoa ellos te>- lium. t

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