nuevas concepciones de la relación entre razón y la
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Nuevas concepciones de la relación entre razón y la emoción y algunas de sus
implicaciones en la educación.
Fredy Alexander Ortiz Aponte
Universidad de los Andes.
Bogotá.
Noviembre de 2017
2
Resumen ejecutivo
Este trabajo busca explorar la relación entre razón y emoción y sus implicaciones en la
educación. La sociedad actual privilegia la razón. Los modelos económicos, ético, moral y
educativo son hijos de esta concepción, la cual también se caracteriza como opuesta a la
emoción. Sin embargo, esta distinción que otrora fue tajante entre razón y emoción cada vez
se desdibuja más. Es por eso que se busca explorar la relación entre razón y emoción y cómo
nuevos planteamientos de esta relación desde la filosofía y la neurociencia contribuyen a
entender la educación.
En la primera parte de esta tesis se hace una investigación de algunos análisis, propuestas y
problemas frente a las emociones y su relación con la razón, desde tres autores, Robert
Solomon, Martha Nussbaum y Antonio Damasio. Se tomaron estos autores por su reconocida
trayectoria en el estudio de estas temáticas, además de plantear propuestas novedosas frente
a las emociones y la razón. Nussbaum y Solomon son filósofos y teóricos, en tanto que
Damasio es neuro psicólogo, dando de esta forma variedad y riqueza a las concepciones
tomadas en la elaboración de la tesis. Todos estos autores conciben una estrecha relación
entre razón y emoción, además Solomon y Nussbaum entienden las emociones como juicios
susceptibles de análisis y elección, abriendo así la posibilidad de poder educar las emociones.
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La primera parte del trabajo defiende una propuesta: una nueva concepción de la relación
entre razón y emoción donde no son pensadas como distintas, sino como complementarias
contribuyendo en buena parte al entendimiento de la realidad; también se argumenta,
siguiendo a Solomon y Nussbaum, la posibilidad de examinar los motores de estas
emociones. Pero antes de explicar con más detalle esta argumentación es necesario aclarar,
al menos en lo posible, algunas características de las emociones. Esta caracterización se va
construyendo desde las distintas concepciones de los autores estudiados y el análisis a críticas
y posibles problemas de las teorías emocionales. Se tiene entonces que las emociones no
pueden entenderse como impulsos irracionales. Esta etiqueta de irracionalidad se debe en
parte a que en varias ocasiones las emociones llevan a respuestas erróneas, excesivas o
desfasadas frente a las situaciones que se nos presentan. Esto en parte se debe a que, en
ocasiones por la rapidez del juicio emocional, hay malas apreciaciones o formas erróneas de
entender el mundo, desajustadas con la realidad. Igualmente, otra característica de las
emociones es que al tocar con los sucesos del mundo estos son contrastados con mis
objetivos, creencias e intereses, dándole así importancia o no a los mismos. Este complejo
proceso se puede prestar para elaborar malas apreciaciones. En general, las emociones se
caracterizan por una gran cantidad de procesos o mecanismos inmersos en ellas. Valga
aclarar que, aunque de la obra del neuropsicólogo Damasio no se puede llegar a aseverar lo
dicho hasta ahora sobre las emociones, si es posible afirmar que las emociones incluyen una
gran complejidad de conexiones cerebrales con zonas que manejan la racionalidad, el
lenguaje y el pensamiento. Lo que no va en contravía con lo afirmado por los teóricos de las
emociones analizados en el texto.
Esta concepción de las emociones lleva a afirmar que estas son juicios y somos responsables
de los mismos. Es decir, podemos, al menos hasta cierto punto, elegir las emociones. Esto no
es evidente pues el común de las personas tiende a considerarse como víctima de las
emociones, una especie de fuerza que simplemente somete. Esta es una de las ideas que se
busca sustentar en la primera parte del trabajo: el ser humano tiene la capacidad de
examinarse a sí mismo y conocer, si no todas, sí una buena medida de los motores de sus
emociones, acción esta que lo lleva a entenderlas de mejor forma. Las emociones ahora
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pueden entenderse como parte integral de procesos de pensamiento y estas también hacen
uso de desarrollos racionales que antes se consideraban ajenos a la idea de emoción. Detrás
de una emoción no solo existe impulsividad e irracionalidad, desde Nussbaum y Solomon se
pueden entender como juicios, por lo tanto, se pueden modificar y también son susceptibles
de una evaluación y con ello, de análisis ético. Igualmente, en razón de nuevas hipótesis del
funcionamiento del cerebro, como la de Damasio, es cada vez más difícil pensar en una razón
independiente del influjo de las emociones. Estas, entre otras tantas funciones, son esenciales
en la toma de decisiones, el desarrollo integral del ser humano, el pensamiento crítico, el
desarrollo del conocimiento y la delimitación del mismo. Es, pues, necesario entender una
nueva relación entre razón y emoción que implique una educación que tenga en cuenta la
autoobservación de las causas, objetivos e intencionalidad de las emociones, contribuyendo
así al desarrollo integral del ser humano.
En el segundo capítulo, reflexiono sobre cuál podría ser el enfoque emocional que se debe
trabajar desde la educación, fruto de la relación propuesta en este trabajo entre la razón y las
emociones y el funcionamiento de estas últimas. En mi propuesta, la razón y la emoción
deben trabajar mancomunadamente, examinándose a sí mismas y buscando conocer los
motores de las emociones. Alcanzar esto sería una de los principales objetivos de una
educación que tenga en cuenta las emociones. Sin embargo, uno de los problemas aquí es
que varios de esos motores de las emociones son desconocidos y aún bajo un análisis pueden
permanecer así. Es necesario desarrollar en base al hábito y la constancia la capacidad de
examinarse y poder ir rectificando las emociones. Esto se da bien sea por que se entiende que
uno de los elementos que mueven la emoción no corresponde con la realidad, o bien porque
al notar cual es el motor de la emoción, se está en capacidad de elegir la emoción y adquiere
con ello cierta distancia sobre las mismas. Esta es una de las razones para afirmar que las
emociones son juicios, pues se mueven por motores (lo cognitivo, los propósitos y la
importancia de estos, las experiencias previas) desde los cuales los seres humanos se inclinan
hacia tal o cual emoción.
5
Este tipo de educación emocional tiene también un elemento que puede ayudar a fomentar
los valores y en general, darle un nuevo enfoque a la ética y la moral, esta es el poder
cohesionar la sociedad frente a ciertos valores universales. Además, como se recurre a la
emoción y la razón tiene la cualidad de poder ser independiente de las instituciones
tradicionales, lo que en una sociedad multicultural y plurireligiosa es de gran utilidad. Esto
puesto que además de ligar los valores a estructuras racionales, también se fomentarían
emocionalmente, ganando con ello compromiso, pues una conexión emocional de la ética la
hace más consistente y coercitiva, asimismo la característica esencial de la emoción, como
lo es la de mover a la acción, seria de suma utilidad en una concepción ética y moral.
Sin embargo, la educación emocional no solo debe ser vista instrumentalmente, en el sentido
de que sirven para adaptarse, para sustentar un comportamiento ético o mejorar las
capacidades de pensamiento crítico; deben cultivarse como fines en sí mismas, pues
contribuyen a la plenitud e integralidad del ser humano, en su felicidad. Presumo que esto se
debe a que las emociones son capaces de condensar en una reacción emocional, proyectos de
vida, miedos, expectativas, creencias, cogniciones del mundo y sensaciones sobre el estado
del cuerpo. Esto le permite al ser humano, por decirlo de alguna forma, conectarse con el
mundo y con sí mismo, en razón de su capacidad de abarcar tanto, de su capacidad holística.
Por último, ya para cerrar el segundo capítulo se estudian problemáticas de la sociedad y de
los individuos que tienen un claro tinte emocional. Para ello me valgo de una razón principal
que es la de entender que la sociedad tecnológica, económica, política y social en la que
estamos inmersos está impregnada de una distinción entre razón y emoción que está en duda,
en la cual la razón asume una posición determinante, descuidando la segunda. Consiguiendo
con ello un desconocimiento de una parte del esencial del ser humano, coartando así su
desarrollo integral, completo y feliz.
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Índice
Resumen ejecutivo 2
Introducción 8
Primera parte. Tres concepciones de la razón y la emoción. 11
1. Robert C. Solomon 12
1.1. ¿Dónde están las emociones? 12
1.2. La relación entre sensación y emoción 13
1.3. ¿Qué causa mis emociones? 16
1.4. Cognición, ética y emociones 21
2. Martha Nussbaum 23
2.1. Algunas características de las emociones 23
2.2. Las emociones como juicios 25
2.3. Las partes de la emoción 26
2.4. Algunos problemas cuando se piensan las emociones 27
3. Antonio Damasio 33
7
3.1. El marcador somático 33
3.2. La concepción de la emoción y el sentimiento como elementos constitutivos de la
subjetividad del individuo 35
4. Corolario de las emociones y la razón 36
Segunda parte. Algunas problemáticas relacionadas con la distinción razón/emoción y
una propuesta educativa emocional 40
5. Implicaciones de la relación emoción y razón en la educación 41
5.1. La educación emocional es entender qué genera las emociones 42
5.2. Algunos alcances en la moral y la ética de la educación emocional 47
5.3. Emociones y felicidad 49
6. Aspectos de la sociedad actual y su relación con las emociones 51
6.1. Tecnología y emoción una relación desigual 51
6.2. Emociones y su relación con la política 53
6.3. La época de la razón 55
Bibliografía 58
8
Introducción
En mi labor como docente se me ha presentado la oportunidad de trabajar en lugares con
población vulnerable en diversos sentidos, desde económicamente, hasta familiar y
socialmente. Durante varios años, aparte de las dificultades académicas en los estudiantes,
me percataba que ellos sufrían grandes problemas en el manejo de su vida personal. Esto
generaba grandes dificultades en ellos y ellas, afectaba su rendimiento académico, generaba
problemas de convivencia, incapacidad de gestionar sus emociones, problemas para
adaptarse y proyectarse social, profesional y personalmente. También me llamaba la atención
que en la sociedad era común tener problemas de soledad, ansiedad, violencia, depresión y
una falta de interiorización del deber. Tratando de buscar un factor común entre todos estos
sucesos, poco a poco me fui decantando por la necesidad del estudio de las emociones. Sin
pretender reducir todas estas problemáticas a una sola causa, negando con ello todos los
enfoques y la complejidad de estos asuntos, sí es destacable cómo la sociedad ha dejado de
lado un aspecto tan importante en el ser humano como lo son las emociones, las cuales
evidentemente juegan un importante papel en estas situaciones.
Partiendo de lo anterior, este trabajo busca explorar la relación entre razón y emoción y sus
implicaciones en la educación. La sociedad actual privilegia la razón. Los modelos
económicos, ético, moral y educativo son hijos de esta concepción, la cual también se
caracteriza como opuesta a la emoción. Sin embargo, esta distinción que otrora fue tan tajante
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entre razón y emoción cada vez se desdibuja más. Es por eso que este trabajo busca explorar
la relación entre razón y emoción y cómo nuevos planteamientos desde la filosofía y la
neurociencia de la citada relación contribuyen a entender desde una nueva perspectiva la
educación.
Las emociones ahora pueden entenderse como parte integral de procesos de pensamiento y
estas también hacen uso de desarrollos racionales que antes se consideraban ajenos a la idea
de emoción. Detrás de una emoción no solo existe impulsividad e irracionalidad, desde
Nussbaum y Solomon se pueden entender como juicios, por lo tanto, se pueden modificar y
también son susceptibles de una evaluación y con ello, de análisis ético. Igualmente, en razón
de nuevas hipótesis del funcionamiento del cerebro, como la de Damasio, es cada vez más
difícil pensar en una razón independiente del influjo de las emociones. Estas, entre otras
tantas funciones, son esenciales en la toma de decisiones, el desarrollo integral del ser
humano, el pensamiento crítico, el desarrollo del conocimiento y la delimitación del mismo
en nuestro cerebro. Es, pues, necesario entender una nueva relación entre razón y emoción
que implique una educación que tenga en cuenta la autoobservación de las causas, objetivos
e intencionalidad de las emociones, contribuyendo así al desarrollo integral del ser humano.
En la primera parte de este trabajo se hace una labor investigativa desde tres autores, Robert
Solomon, Martha Nussbaum y Antonio Damasio. Se hace una exploración de sus aportes y
propuestas frente a las emociones y su relación con la razón. Se tomaron estos autores por su
reconocida trayectoria en el estudio de estas temáticas, además de plantear una propuesta
novedosa frente a las emociones y la razón. Nussbaum y Solomon son filósofos y teóricos,
en tanto que Damasio es neuro psicólogo, dando de esta forma variedad y riqueza a las
concepciones tomadas en la elaboración de la tesis. Todos estos autores conciben una
estrecha relación entre razón y emoción, además Solomon y Nussbaum entienden las
emociones como juicios susceptibles de análisis y elección, abriendo así la posibilidad de
poder educar las emociones. En un segundo aparte del texto, argumento algunos enfoques
que deben ser tenidos en cuenta en la educación para poder trabajar con las emociones y la
relación entre emoción y razón. Finalmente, se cierra este aparte indicando algunos
10
problemas que se presentan actualmente, que considero se deben en buena medida a una
determinada concepción de la relación entre razón y emoción, lo que ha llevado a un mal
entendimiento y uso de las emociones.
La primera parte del trabajo defiende una propuesta: una nueva relación entre razón y
emoción donde no son pensadas como distintas sino como complementarios y en donde
hacen parte del entendimiento de la realidad; también se argumenta siguiendo a Solomon y
Nussbaum la posibilidad de examinar estas emociones. Esto último, lleva a afirmar que las
emociones son juicios y somos responsables de los mismos. Es decir, podemos, al menos
hasta cierto punto, elegir las emociones. Esto no es evidente pues el común de las personas
tiende a considerarse como víctima de las emociones, una especie de fuerza que simplemente
somete. Pero el ser humano tiene la capacidad de examinarse a sí mismo y conocer, si no
todas, sí una buena medida de los motores de sus emociones, acción esta que lo lleva a
manejarlas de una mejor forma. Esta es la idea que se busca sustentar en la primera parte del
trabajo, partiendo de los distintos autores estudiados. Este ejercicio se hace indicando cuáles
serían las características de esta propuesta sobre las emociones. También se pasa por
examinar algunas críticas a este tipo de posturas y de unas hipótesis de la neurociencia. En
el segundo capítulo, reflexiono sobre cuál podría ser el enfoque emocional que se debe
trabajar desde la educación, fruto de la relación propuesta en este trabajo entre la razón y las
emociones y el funcionamiento de estas últimas. Por último, ya para cerrar el segundo
capítulo se estudian problemáticas de la sociedad y de los individuos que tienen un claro tinte
emocional. Para ello me valgo de una razón principal que es la de entender que la sociedad
tecnológica, económica y social en la que estamos inmersos está impregnada de una
distinción entre razón y emoción que está en duda, en la cual la razón asume una posición
determinante, descuidando la segunda.
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Primera parte.
Tres concepciones de la razón y la emoción.
12
1. Robert C. Solomon
1.1. ¿Dónde están las emociones ?
El asunto con la mente es que habitualmente se concibe como el lugar en donde viven las
emociones, por eso se hace patente un análisis filosófico en donde se busca entender la
emoción frente a la mente y el mundo. Este tema es ontológico y nos da una mirada distinta
para entender qué es la emoción. Para todos es un verdadero reto el conocer nuestros
pensamientos y emociones, qué los motiva y demás aspectos de estos. Para Solomon, el
filósofo norteamericano especialista en emociones, no hay una división tajante entre mente
y cuerpo, y admite, por ejemplo, que en parte las emociones son sociales, políticas, se
desarrollan, se aprenden, se enriquecen en la sociedad y con la crianza (Solomon, 2007,
p.216). En este sentido también apunta Aristóteles y los estoicos, quienes son conscientes de
la interacción humana para formar las emociones.
Actualmente se ha documentado cómo las emociones son construidas en parte por el entorno,
la sociedad, la crianza, además de que existen ciertas predisposiciones hacia tal o cual tipo
de emoción. La interacción social reprime o estimula ciertos comportamientos emocionales,
dependiendo de donde se desarrolle el individuo. La emoción no es un mero constructo
mental, el pensar que las emociones están ubicadas en un mundo interior nos arrojaría un
halo de misterio dado la imposibilidad de conocer los resortes que están en ese interior, nada
13
más desconocido que nosotros mismos. Además, dificultaría un estudio de la emoción, pues
corresponde al ámbito de cada uno, gracias a trabajos como los de Paul Ekman se ha probado
que hay emociones universales y corresponderían a cierta materia de estudio “exterior” y no
un mundo totalmente subjetivo1.
1.2. La relación entre sensación y emoción.
Un lugar común cuando se piensa en emociones es considerar que estas son sensaciones
(sentimientos) o “feelings”, al parecer esta concepción toma fuerza con William James
(1884, citado en Solomon, 2008, p. 10) hace más de un siglo. El análisis de esta sección toma
como referente la obra de Solomon, él usa el término: “feelings”, que se puede traducir como
sentimientos o sensaciones. Estos términos en la lengua española tienen connotaciones
distintas, pues “sensaciones” tiende más a la percepción, en tanto que “sentimientos”, se toma
más relacionado con una especie de representación y elaboración cognitiva. Teniendo en
cuenta la crítica y la diferenciación entre “feelings” y emociones opto por tomar para efectos
de este análisis el término sensación.
El considerar que las emociones son sensaciones tiene varias críticas, una de ellas es que al
hacer eso caemos en la necesidad de corresponder estas sensaciones con ciertos fenómenos
o hechos que son imposibles de encontrar. Pues cuando hay una sensación, esta debe ser de
algo y no hay cómo decir que tal o cual sensación corresponde a tal o cual emoción. En otras
palabras, cada vez que tenemos una “sensación” la misma es respecto a algo y muchas veces
cuando se “siente” una emoción no se sabe por qué; las emociones no son para nada claras.
1 Paul Ekman demostró que hay ciertas expresiones faciales que se pueden identificar con unas emociones básicas de forma universal. Esto lo consiguió al enseñar a distintas culturas, algunas de ellas, aisladas del mundo, una serie de fotos de expresiones faciales frente a las cuales todos coincidieron al indicar a que emoción correspondían. Aunque esto lo llevo a afirmar que las emociones tienen un origen biológico, en la actualidad el punto está en debate.
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Solomon también critica el concepto de sensaciones como tal, pues este tiende a ser menos
complejo que el de emoción; la sensación se limita a sentir algo, valga la redundancia, en
tanto que la emoción lleva implícitas una gran cantidad de valoraciones, compromisos y
tendencias a actuar en el mundo. Las sensaciones se dirigen más a las percepciones, a lo que
siento, en tanto que la emoción está dirigida al mundo. Según Solomon aunque las emociones
afectan al individuo internamente por decirlo así, estas se dirigen al mundo, sería así difícil
concebir las emociones como meras sensaciones.
Otro argumento en contra de concebir las emociones como sensaciones es que al ser las
emociones confusas hay una cierta inconsciencia de las mismas; en tanto que las sensaciones
al ser algo que siento siempre sé qué pasa, lo cual no tendría que ver con la definición de
emoción. Sin embargo, se puede llegar a afirmar que hay sensaciones de las que no siempre
soy consciente. Pero esta forma de entender el “no ser consciente” es distinta a la forma de
no ser consciente de las emociones, pues este última se debe a su naturaleza compleja de
creencias acerca del mundo, de nosotros mismos, de nuestras metas o preferencias. En tanto
que el primero, el de las sensaciones, corresponde a una confusión en mi percepción2
Un aspecto interesante que destaca al comparar las emociones con las sensaciones y que nos
indicaría la imposibilidad que las primeras se reduzcan a las sensaciones, es el objeto de las
emociones. La sensación se caracteriza por que el individuo “siente”, en tanto que la emoción
se distingue por que hay un siento algo, pero por un: lo que considero de un objeto. En otras
palabras, en las sensaciones el individuo se refiere a si mismo, A ; en tanto que en las
emociones el individuo se refiere a un objeto A B. Por ejemplo, el estar enojado porque
me robaron el auto es una emoción, pero el sentirme así, enojado, es la sensación. Las
emociones tienden a ser más racionales pues se dirigen a mis creencias sobre el objeto, si
cambio estas creencias, cambió la emoción. Aunque vale la pena aclarar aquí, que ese cambio
2 Un estudio más detallado de esta problemática lo encontramos en: Handbook of Emotions. The Philosophy of Emotions. Pag. 11 y siguientes.
15
de creencias es complejo, requiere de tiempo, constancia y esfuerzo pues las mismas están
sembradas en lo profundo del ser humano. En tanto, las sensaciones no están tan ligadas al
objeto y sus creencias pues sería la excepción que al cambiar la creencia hacia un objeto
también se cambiara mi sensación y esta se negara a seguir siendo mi sensación para
corresponder a la creencia. “Si las emociones fueran sentimientos, sería una coincidencia
peculiar que los sentimientos fueran tan fieles a nuestras opiniones de la situación, que no se
aferraran a nosotros con un impulso propio después de que hubieran pasado las opiniones,
que no fueran tan “irracionales” como para no prestar atención a nuestras opiniones en lo
absoluto”3 (Calhoun y Solomon, 1996, p. 324).
Para cerrar este aparte vale la pena recordar la definición que da Antonio Damasio de
sentimiento. Para este autor los sentimientos se dan cuando mi cerebro percibe el cuerpo, el
funcionamiento del mismo, de sus distintos órganos y a esto le suma algún tipo de
información proveniente de los sentidos. “En otras palabras, un sentimiento depende de la
yuxtaposición de una imagen del cuerpo junto a una imagen de algo más, como la imagen
visual de una cara o la imagen auditiva de una melodía” (Damasio, 2015, p.208). Es curiosa
esta definición pues al parecer otras definiciones que se pueden deducir de escritos como los
de Nussbaum o Solomon, aunque concuerdan en que el sentimiento es algo que se siente no
se establecen nexos tan claros con el cuerpo como si lo hace Damasio. Este tema se volverá
a tocar más adelante en el capítulo dedicado a este autor.
Aunque es difícil sostener que las emociones son solo sentimientos o sensaciones, pues las
emociones tienen implícitos muchos aspectos que van más allá de solamente sentir, esto no
quiere decir que este aspecto (sentir) no haga parte de las emociones. Este “sentir” se puede
entender como algo mental, lo cual se controvirtió en el capítulo anterior; igualmente se
puede entender como algo que pasa en el cuerpo. Esta forma de entender el concepto enfatiza
en una división tajante entre mente y cuerpo, que no es muy sostenible, pero si aporta un
elemento sumamente importante en el análisis de las emociones. Este elemento como lo
3 En esta traducción se usa el termino sentimiento, a diferencia del usado por mí, sensación.
16
menciona Damasio, es el cuerpo; hay ciertos procesos fisiológicos que intervienen en los
procesos emocionales. Toda teoría por muy filosófica que se pretenda debe tener en cuenta
la importancia del cuerpo, la fisiología y la neurociencia. Hay varias formas de entender la
influencia del cuerpo en los procesos emocionales, pero de los estudios de Damasio se
deduce, que no es solamente que una reacción del cuerpo favorezca una emoción, sino que
el cuerpo y la percepción que el cerebro tiene del mismo es el lienzo sobre el cual se pintan
las emociones. Más adelante se tratará el tema en un capítulo específico sobre neurociencia.
El caso es que sin este lienzo no se darían las emociones y es necesario entender aún mucho
del mismo en cuales quiera concepción de las emociones, es un lugar inescapable al pensar
el tema.
1.3. ¿Qué causa mis emociones?
Poder decir qué causa las emociones es un imposible, a no ser que se enumeren unas causas
generales que en ningún caso serian todas. Cada emoción es causada por sucesos que cambian
dependiendo del individuo. Sin embargo, si es interesante hacer la diferenciación no tan
obvia, pero si necesaria en una teoría de las emociones entre la causa y el motivo u objeto.
Pero antes de hacerlo es importante aclarar que al admitir que las emociones son causadas ya
se está asumiendo una posición frente al problema. Es un lugar común el pensar que las
emociones son cosas que me pasan de las que no tengo control alguno, solo suceden,
diciéndolo en forma enfática, se es víctima de ellas. Caso contrario es pensar que son
causadas, con ello se aproxima a una postura en donde se ven como un proceso, en donde un
suceso genera una emoción. No es esta una nimiedad, pues lo que se está admitiendo es una
puerta a la concepción de las emociones como un proceso y, por lo tanto, se está equiparando
a una acción. Es decir, ocurre algo y actúo de acuerdo a tal o cual emoción, ya no es la
emoción algo que me pasa en sí. Esto puede llevar a consecuencias tan radicales como llegar
a afirmar que esa acción la puedo controlar, y soy responsable de la misma. Tendríamos
entonces que al admitir que las emociones son causadas, dentro del mismo paquete
17
incluiríamos temas como la responsabilidad por las mismas, la posibilidad que sean juicios
y otras más.
A pesar de las consecuencias de asumir la causación de las emociones, es una de las posturas
más plausibles. Es insostenible afirmar que exista una emoción que no se refiera a un hecho.
La experiencia indica que las emociones son causadas y que estas emociones se pueden
modificar frente a la misma causa. Algo que me molesta, por ejemplo, el que se rían de mi
puede modificarse hasta llegar a un punto en que ya no me afecten ese tipo de acciones. Pero
siempre hay una causa, el negarlo, es difícil de sostener. Es conveniente ahora diferenciar
entre causas y motivo u objeto (Calhoun y Solomon, 1996, p. 324 a 326). La causa es una
situación, algo que pasa y sirve para explicar el porqué de la emoción. Esta, la causa, debe
diferenciarse del objeto que es por lo cual siento la emoción. Alguien puede molestarse con
el profesor, ese es su objeto, pero la causa de su emoción es su intolerancia a la autoridad,
fruto de una mala relación con su padre. Muchas veces el objeto coincide con la causa, pero
no son necesariamente iguales. “La causa debe distinguirse en cada caso de aquello “por” lo
cual siento la emoción (su “objeto”). La causa es siempre un suceso real (o una situación,
etcétera). El objeto de mi emoción es siempre un objeto intencional […] aquello respecto a
lo cual se siente la emoción” (Calhoun y Solomon, 1996, p. 324 a 327). El problema que
dificulta hacer este tipo de examen sobre nuestras emociones es que en varias ocasiones no
sabemos cuál es la causa de las emociones, es difícil identificarlas con claridad. Puedo creer
estar enamorado y en realidad son deseos sexuales los que me causan esta emoción.
Una característica interesante de concebir a las emociones como causadas es que se entienden
mejor muchos factores de las mismas, pero también se deriva un componente de
responsabilidad por las mismas. En no pocas ocasiones no sabemos cuál es la causa, y aclaro
causa, no objeto de las emociones, pues el objeto es más fácil de identificar. Pero sí se conoce
la causa y esta es diferente del objeto, desaparece la emoción que se siente frente al objeto;
me molesta que me cerraron la vía cuando manejaba, pero si sé que eso se dio por que tuve
una discusión con mi pareja, cesa la molestia con el otro conductor. Otras veces no se da ese
proceso sobre todo cuando el objeto y la causa son los mismos. Sin embargo, el conocer las
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causas de mis emociones permite en cierta medida hacerme responsable por ellas. Si sé que
me molesta el reggaetón, cuando suene yo estaría en otra postura, pues es más difícil decidir
enojarse, pero esto solo se da si soy consciente de ese proceso. De cierta forma esto hace eco
de la técnica estoica de analizar detenidamente mis juicios y pensamientos que originan las
emociones para poder “controlarlas”. Si soy consciente de las causas de mis emociones
puedo modificarlas en algún sentido. Este razonamiento me arroja de cabeza ante la
posibilidad de entender las emociones como juicios, pues la causa y la consecuente reacción
frente a esa causa es un tipo de juicio y lo es tanto, que puedo incluso llegar a modificarlo en
cierta medida.
En este cuestionamiento de la causa de las emociones nos falta entender otro aspecto
constitutivo de las mismas, la causa final de estas. Las emociones no son solamente causadas
por un suceso anterior en el tiempo, también lo son por propósitos u objetivos. En varias
ocasiones las emociones se pueden dar fruto de un propósito; si se tiene planeada una vida
con la pareja y hay un suceso que pone en peligro ese objetivo, eso puede llevar a sentir celos.
Se tiene entonces, que cuando tengo un propósito u objetivo, este genera ciertas condiciones
que son materia prima o causa de emociones. Para Solomon no hay duda de que las
emociones tienen un propósito, surge la pregunta, ¿porqué algunas veces ellas nos destruyen
o nos hacen daño o son contraproducentes? Solomon divide la explicación en tres
posibilidades (Calhoun y Solomon, 1996, p. 335 y s.).
La primera de ellas, se refiere a que como las emociones son reacciones a situaciones
inesperadas, a situaciones que exigen una respuesta, es una reacción “rápida” frente a una
situación que me desborda, por eso se dan ocasiones en donde resultan haciéndonos daño.
También se pueden concebir situaciones en las que hay emociones que se dan a más largo
plazo, pero que aún siguen siendo rápidas, en el sentido de que no son frías, calculadas, sino
que es un suceso que me desborda y conlleva una reacción emocional. En segundo lugar, las
emociones en muchas ocasiones sirven a propósitos de corto plazo, los cuales algunas veces
entran en contra de propósitos de largo plazo. Por eso, cuando las vemos desde esta última
perspectiva tienden a parecer irracionales. Así, por ejemplo, por una aventura se llega a
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perder el matrimonio, una emoción cortoplacista puede dañar un objetivo a largo plazo. El
punto es que aun así la emoción sigue teniendo un objeto, solo que es un juicio a corto plazo.
La tercera explicación es de tipo antropológico, pues vivimos en una sociedad en donde se
privilegia la razón y se considera la respuesta emocional como algo irracional, por esto se
aplaude una conducta y se persigue la otra, esta es mal vista y criticada.
En muchas ocasiones se desconoce el motivo cuando se actúa en consonancia con la emoción,
tanto en las causas que se dan antes y mueven a la emoción, como en las que se dan como
objetivos o proyectos. Somos movidos emocionalmente por propósitos u objetivos que no
son evidentes, es más, en la mayoría de las veces son desconocidos para el individuo. De
similar forma, el reconocer cuales son los objetivos que mueven las emociones conlleva
cierta capacidad de autoridad sobre las emociones. Siguiendo a Solomon, se puede llegar a
deducir que de este conocimiento puedo dirigir mis emociones, responsabilizarme de las
mismas (Calhoun y Solomon, 1996, p. 338).
Haciendo un recuento de cuál es la causa de mis emociones se podría decir, si seguimos a
Solomon, que las hay de dos tipos; una: las causas vistas como sucesos que se dan y originan
la emoción; dos: aquellas que se generan partiendo de objetivos o propósitos. Además de
identificar estos dos tipos de causas es bueno diferenciar el objeto, que es el disparador de la
emoción, por decirlo de alguna forma, vale también recordar que a veces este objeto se funde
con la causa. Todas estas características de las emociones se pueden encerrar en una sola idea
que a fuerza de la experiencia y la reflexión se hace casi que inapelable, esta es, a saber, que
las emociones siempre tienen intencionalidad. Es decir, son acerca de algo, de una causa (en
uno de los dos sentidos) o de un objeto.
Solomon insiste en la intencionalidad, incluso llega a afirmar que varios de los juicios que
son pausados, meditados, originados en la razón, llegan también a tener una intención, lo que
pasa es que muchas veces no se conoce esa intención, somos ciegos a la misma. Llega incluso
a clasificar las acciones como aquellas en donde conocemos la intención y aquellas en donde
no conocemos la intención. Cuando actuamos podemos hacerlo con intención, por ejemplo,
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pescar, asesinar; otras veces actuamos sin intención, por ejemplo, resbalar, olvidar. Pero está
“no intención” en realidad si tiene una intención o propósito, afirma Solomon, lo que pasa es
que es desconocido para el sujeto (Calhoun y Solomon, 1996, p. 340). Juan se olvida darle
un detalle a su pareja porque se molestó por algo que le dijo, aun así, como se ve, hay
intencionalidad, lo que pasa es que no se conoce.
Es casi que innegable el afirmar que la emoción tiene intencionalidad, pero esta característica
tiene un problema. Aunque la intencionalidad se puede dirigir a un objeto o causa que se da
en la realidad también puede ser tomada como un tipo de imagen en nuestra mente, “actos
mentales”. Es decir, puede darse el caso de que la causa no exista en realidad y sea una
invención del sujeto. Por ejemplo, un individuo celoso puede imaginarse toda una relación
de su pareja con otra persona cuando en realidad esta no se da y ese constructo imaginario lo
lleva a sentir celos, odio, cólera. Esto genera problemas conceptuales, pero el caso es que en
la vida de las personas esto se da constantemente.
Siguiendo la línea expuesta anteriormente al decir que la intencionalidad puede corresponder
a eventos imaginarios, también es tangible proceder a afirmar que esa intencionalidad
corresponda a creencias o actitudes. Si a alguien desde pequeño aprende a temer a las arañas,
por ejemplo, esa creencia va a guiar sus emociones frente a esos insectos, así le indiquemos
que son inofensivas. Estos cuestionamientos tienden a generar inconsistencias conceptuales
pues se terminaría diciendo que las emociones corresponden a causas imaginarias, pero esto
puede verse como constructos del individuo sin llegar a indicar un contrasentido. Además, la
fuerza de la experiencia y la cotidianidad apoyan este argumento. Por último, valga resaltar
que al tratar de averiguar la causa de mis emociones termino dando una posible respuesta del
porqué de las mismas. Después de este análisis se puede deducir que las emociones cumplan
la función de adaptarse al mundo, de reaccionar a él, por una parte, porque es una forma de
actuar o reacción y por otra, porque a través de ellas expreso mis creencias, objetivos, deseos
y necesidades.
21
1.4. Cognición, ética y emociones
Cuando se habla de emociones hay un término que se puede entender en diversos sentidos,
este es el de cognición. En general, podemos concebir el termino como aquella información
que viene de la percepción y es procesada por los individuos, en ultimas, este proceso tiene
que ver con el conocimiento y en ello puede involucrar aspectos como el aprendizaje, la
experiencia, la memoria, la atención, el pensamiento y el lenguaje. En la literatura de las
emociones encontramos tan diversos términos asociados a las cogniciones como creencias,
juicios, juicios evaluativos, pensamientos, evaluaciones, apreciaciones, etc. (Solomon, 2008
p. 12). Cada uno de estos términos le agrega matices distintos a la cognición y con ello, a la
emoción.
Si se considera la cognición como parte de la emoción y esto es casi que inobjetable, sea cual
sea el significado que se le dé a la cognición, hay un común denominador que se puede
extraer del término, este es, a saber, que existe una carga ética. Esta conclusión ya se había
alcanzado en otro punto de este escrito, específicamente cuando se hablaba de causas de las
emociones, pero el tema de la cognición le suma otra razón para permitir afirmar que frente
a las emociones hay una trascendencia ética, pues se pueden llegar a examinar,
responsabilizar, en razón de su carga cognitiva. Esto puesto que esas cogniciones pueden ser
o no reales, además se puede revisar en qué medida están ajustadas a la realidad. Este insumo
es base de la emoción para juzgar con lo cual puede llegar a catalogarse como adecuada o
no, buena o mala.
The fact that emotions consist at least in part of cognitions means that they can be
evaluated in terms of the same epistemic, social, and even ethical criteria that we use
to evaluate beliefs and intentions : Are they appropriate to the context? Do they
consider the facts of the matter? Are their perceptions fair and their evaluations
reasonable? Indeed, the argument is now prevalent and persuasive that emotions
cannot be understood without grasping their reasons, and these reasons in turn give us
a basis for evaluation (de Sousa, 1987 ; Greenspan, 1988) (Solomon, 2008, p. 14).
22
Hay que pensar un modelo ético y moral que incluya las emociones aun teniendo en cuenta
que tienen rasgos cambiantes, subjetivos y confusos. Esto no quiere decir que haya que
buscar una naturaleza universal de la emoción, sobre la cual construir la ética. Pero si hay
que tener en cuenta que existen muchas similitudes entre todos los seres humanos y sus
emociones. Así pues, al comprender las emociones se está estudiando una de las
características de la naturaleza humana, ya que todos tenemos puntos en común frente a ellas.
Se tiene entonces de cara al asunto de la ética y las emociones que somos responsables por
estas, aun teniendo en cuenta que hay contextos sociales y familiares que nos han heredado
un equipo de emociones. También tenemos la obligación de examinarnos a nosotros mismos
ya que estas emociones se pueden moldear y es nuestra responsabilidad hacerlo (Solomon,
2008, p.14).
23
2. Martha Nussbaum
2.1. Algunas características de las emociones.
Es imposible definir sucintamente las emociones pues tienen diversidad de acepciones, entre
ellas la psicología la define como una “excitación”, pero esta definición se queda corta. Según
Nussbaum, una de las definiciones que está más acorde a la de la filósofa la da Marcel Proust:
las emociones son “levantamientos geológicos del pensamiento” (upheavals of thought,
citado en Nussbaum, 2015, p. 21). ¿Pero qué significa esto?, ¿dónde queda la distinción
razón-emoción?, ¿cuál es la relación entre el cuerpo y la emoción?
Empecemos viendo la relación de la emoción con los procesos corporales. Es difícil llegar a
afirmar que las emociones corresponden a algunas sensaciones, pues se da el caso de que
ciertas emociones no están acompañadas de las sensaciones que supuestamente las
caracterizan. Esto pone en duda una relación directa entre las emociones y determinados
procesos corporales.
Una emoción puede estar en el individuo sin que este se percate de ella y afectarlo e influir
en lo que hace, esta emoción también se puede disparar frente a una situación o un objeto
particular. El amanecer, una flor, una melodía pueden generar un sentimiento de alegría,
amor, sobrecogernos, pero esta emoción generada hacia la belleza es producida gracias a una
predisposición del individuo. La misma se da gracias a las primeras relaciones que se han
24
tenido con el objeto, o el entorno del sujeto y produce de cierta forma una especie de tono
desde donde se ven las cosas.
Lo qué importa ver ahora es el modo en que la concepción general que una persona
posea acerca del valor determina la geografía de su vida emocional disponiendo a esa
persona, por así decirlo, para las aportaciones del azar. La emoción de fondo reconoce
la dependencia o la necesidad de algún elemento incontrolable del mundo; la emoción
situacional responde a la forma en que el mundo colma o deja insatisfechas las
necesidades propias (Nussbaum, 2015, p. 98).
Para Nussbaum como seres humanos tenemos una gran cantidad de emociones o
predisposiciones emocionales, las cuales por así decirlo subsisten sin salir al exterior. Pero
estas predisposiciones emocionales surgen y dan apoyo cuando nos relacionamos con otros
o cuando el individuo interactúa con algún objeto o situación exterior de su interés. Es en
estos contextos donde las emociones adquieren sentido y le dan sentido a cómo nos afecta la
realidad particular. Es más, incluso facultades como la imaginación pueden ayudar en estos
procesos. Siguiendo a Nussbaum, la imaginación es un elemento cognitivo que se suma al
proceso de la emoción y funciona acercando los objetos más lejanos, permitiendo de esta
forma que sintamos algo hacia ellos. Una tragedia lejana si la imaginamos, la podemos sentir,
la imaginación es ese medio que nos acerca a percepciones lejanas (Nussbaum, 2015, p. 89).
Otra característica interesante de las emociones según se puede deducir es la capacidad de
adaptarnos a nuestro entorno, a la realidad circundante. Los individuos se emocionan frente
a la realidad, esto se da gracias a que esas percepciones están atravesadas por los objetivos,
proyectos e intereses que tiene, estos se están comparando constantemente con el mundo. Es
al contrastar esto que reaccionamos y el sentir la emoción me permite equiparar mis
proyectos e intereses con lo que realmente sucede en el objeto. Veamos el siguiente ejemplo,
se tiene una pareja que se quiere, por lo tanto, se proyecta una vida, planes, viajes, hijos con
ella; es esencial a nuestros intereses. Pero al verla con otra persona asoma un sentimiento de
25
celos, rabia o al perderla, de dolor. Esta aflicción es prácticamente un duelo, pues obliga a
replantear todas las expectativas, toda la realidad del sujeto. Esto explica el porqué en estados
de rupturas sentimentales es un lugar común el repetirse los planes que se proyectaban,
acompañados por supuesto del sufrimiento emocional. Pero bien procesado este evento, con
el tiempo en la medida que reconstruyo mi nueva vida, con nuevos proyectos, intereses y
expectativas me lleva a salir del consabido sufrimiento.
2.2. Las emociones como juicios
Para Martha Nussbaum las emociones no son solo formas de sentir, o de reaccionar; o incluso
estados que nos llevan a actuar. Para ella, las emociones son juicios que nos permiten vivir,
orientan nuestras existencias y tienen todo que ver con la ética, la felicidad, la inteligencia y
la moral del individuo. En esta concepción es esencial tener en cuenta la noción de juicio que
se toma, al igual que la distinción de razón y emoción.
Habitualmente se concibe un juicio como el producto exclusivo de la razón; es un proceso
meditado, lento, medido, calculado, “bien tomado” por el individuo y que lo lleva a emitir
un concepto sobre algo o alguien. El juicio me define lo verdadero o falso, bueno o malo de
un algo, llámese este algo situación, persona u objeto. Como se ve, varias características de
los juicios, según la anterior definición, son propios de la razón o el entendimiento. Sin
embargo, el concepto de juicio de Nussbaum es distinto, aunque comparte elementos con la
anterior definición. Ella considera que la emoción es un juicio en tanto que acepto o niego lo
que se me presenta como un sujeto. “Las emociones son evaluaciones o juicios de valor, los
cuales atribuyen a las cosas y a las personas que están fuera del control de esa persona una
gran importancia para el desarrollo de la misma” (Nussbaum, 2015, p.24). Para Nussbaum
esta forma de entender los juicios se sustenta en tres aspectos fundamentales. Primero, la
valoración cognitiva; segundo, los objetivos de la persona; y tercero, la importancia de los
objetos en relación con esos objetivos.
26
Las emociones no solo serían estados del individuo, tendrían que ver con la forma en que se
percibe el mundo, lo que se quiere y con ello, qué es la buena vida y cómo darle sentido a la
misma. Esto nos aboca a una cuestión de tipo ético y moral. Con ello, a su vez, son casi que
necesarias las implicaciones políticas que se tendría al pensar en emociones. “Sin desarrollo
emocional una parte de nuestra capacidad de razonar como criaturas políticas desaparecerá”
(Nussbaum, 2015, p. 24).
Nussbaum replantea en su teoría la relación entre la emoción y la razón o el entendimiento.
Este último ya no tiene que someter a la primera; las emociones no son el elemento a
controlar. Esta concepción está muy en el sentido de los últimos avances en neurociencia en
donde cada vez es más difícil zanjar una diferencia entre las emociones y la razón. Según la
filósofa, las emociones permiten al individuo relacionarse con el entorno, aceptar la realidad,
pensar y construir su vida. Son entonces nuevos los alcances de una teoría sobre las
emociones, se amplían en gran forma las fronteras de su influencia.
2.3. Las partes de la emoción.
Para Nussbaum las emociones tienen tres componentes principales que se contrastan con los
sucesos del mundo, primero, los objetivos o proyectos y el florecimiento propio, segundo, la
importancia de los objetos externos para la consecución de los citados proyectos, tercero, la
valoración cognitiva o evaluación (Nussbaum, 2015, p. 24). Como se ve, la cognición aquí
también juega un importante papel. Estos tres elementos junto con los sucesos del mundo
funcionan complementados y al unísono cuando se concibe una emoción.
La concepción de Nussbaum sobre las emociones puede ir en contra del sentido común en el
siguiente aspecto. Habitualmente se piensa que uno capta una imagen del mundo, por
ejemplo, serpiente y luego reacciona emocionalmente; miedo, siguiendo con el ejemplo.
27
Ahora bien, lo que propone la filósofa es que en la medida que capto un suceso del mundo,
le agrego la emoción, es decir los tres elementos vistos en el anterior párrafo, todo este
proceso se da al mismo tiempo. Esto es difícil de aceptar, pues tenemos una noción distinta
de cómo se dan estos procesos en nuestro cerebro, uno, después el otro, para Nussbaum se
dan todos paralelamente y construyen mi imagen del mundo, imagen que por supuesto está
acompañada de la emoción.
El proceso de entendimiento de un suceso debe pasar por la interacción de la emoción, así
pues, mientras se entiende, a la vez se siente. Si alguien sufre la pérdida de un ser amado, no
se puede decir con propiedad que es consciente de lo que pasa si al saberlo solo asiente que
entiende, sin ningún tipo de emocionalidad, solo cuando reacciona emocionalmente es que
decimos que sabe o entendió lo que paso. Es decir, es un proceso paralelo, continuo y
dinámico en el que estos tres factores se fusionan.
2.4. Algunos problemas cuando se piensan las emociones
Pensar una teoría de las emociones desde perspectivas como la de Solomon y Nussbaum
presenta varias dificultades, a continuación, se tendrán en cuenta algunas de ellas. En la
medida en que se van analizando estos argumentos, también indirectamente se están dando
algunas características de esta forma de entender la teoría de las emociones. El punto
neurálgico aquí que ya se había tratado anteriormente es el del concepto de juicio y el
problema de entender a las emociones como reacciones irracionales. Se vuelve sobre estos
aspectos pues es importante para la estructura de este trabajo defender la idea de que las
emociones son juicios y de que no son estructuras irracionales. Si se logran preservar estos
puntos se conseguirá con ello cimentar las bases de la propuesta a nivel educativo del presente
trabajo. A continuación, se examinarán posibles críticas u oposiciones a este entender de las
emociones.
28
Es difícil creer que las emociones son juicios pues se asume que los juicios son imparciales,
meditados y tranquilos, en tanto que las emociones mueven a la acción. De cierta forma se
asume que cuando estamos bajo el influjo de la emoción “se es arrastrado hacia ella, no se
controla, sino que se sufre ese estado”. Frente a esta postura hay que indicar que si nos
valemos del concepto de juicio de Nussbaum se puede rebatir esta crítica. En últimas, son
dos conceptos de juicio los que están detrás de cada una de las posturas contrarias, si
entendemos que para la filósofa el juicio es una aprobación o desaprobación de una
experiencia. En tanto que para la otra postura es un proceso meditado que termina dando un
“verdict” frente a esta experiencia, se explica el porqué de la diferencia de criterios. Dentro
de esta última concepción de juicio no tiene cabida afirmar que las emociones son juicios
estrictamente hablando. Pero sí se puede afirmar que lo son si solo tomamos una parte de esa
concepción como lo es la de aceptar o no algo.
En la emoción se fusiona en un mismo tiempo lo que se capta por los sentidos, con mis
intereses frente a lo captado y una valoración de lo mismo decidiendo si me afecta o no el
objeto. Ya no sería: es inhumano y está mal que lastime el perro; sino que cuando veo la
acción de lastimar el animal me indigno, me molesto. Como se ve, el primer tipo de juicio
acuden a un elemento más impersonal y más objetivo: los valores, algo que no depende del
individuo. Sería esta una decisión mucho más racional. En el segundo en cambio a la vez que
juzgo como injusto el maltrato hacia el animal, me indigno. Este segundo tipo de juicio tiene
algo implícito que nos hace seres humanos, la emoción es un determinante y nos define. En
este sentido es importante recordar el caso expresado por Antonio Damasio en donde se
analiza a Phineas Gaje (Damasio, 2015, capítulo I) Es un caso de un hombre despojado de
emociones por causa de un accidente, él puede entender perfectamente lo que pasa en su
entorno, pero no es capaz de tomar decisiones, de sentir compasiónn, empatia y es un desastre
dirigiendo su vida. ¿Es la razón pura suficiente para orientar la vida? En opinión de Kant,
sería un sí irrestrictamente, pero para Nussbaum, no, y para Damasio ni siquiera se podría
pensar en una razón pura propiamente dicha que este libre del influjo de las emociones4. Los
4 Para afirmar esto me valgo de la hipótesis del marcador somático de Antonio Damasio, de esta se hablará en la siguiente sección dedicada a la neurociencia.
29
seres humanos tenemos emociones y están no sólo son juicios, sino que son juicios que
pueden y deben orientar la vida, la política y la ética. Por eso es necesaria una teoría en este
sentido.
Cuando se refiere a aceptar algo o no hacerlo por parte de la emoción hay que recordar que
esto no es un proceso que se da siempre conscientemente. Este puede ser uno de los motivos
por los cuales tachamos de impulsivas las emociones. Esto se debe a que la emoción tiene
varios componentes, uno de ellos es el de relacionar las experiencias de personas, objetos,
cosas, vivencias, etc., con mis objetivos. En la medida que estos sean más importantes para
conseguir los objetivos, generan más o menos compromiso emocional. Nos afecta menos la
muerte de un desconocido que la de un familiar cercano. Las emociones nos muestran el
mundo desde una perspectiva de lo que queremos, de nuestros proyectos, de nuestra
concepción de felicidad, por esto es que cuando no se cumplen nos afectamos. Eso es lo que
les da importancia a ciertas cosas y no a otras (Nussbaum, 2015, p.72). Estos procesos no son
conscientes en varias ocasiones, pero implican un aceptar o no una experiencia y sentirse de
tal o cual forma dependiendo de la evaluación que se haya hecho. Para "los antiguos estoicos
griegos según la cual las emociones son una forma de juicio valorativo que atribuye a ciertas
cosas y personas fuera del control del ser humano una gran importancia para el florecimiento
del mismo" (Nussbaum, 2015, p. 44).
También, detrás de esta crítica está el hecho de que al concebirse la emoción como algo
inmediato, que promueve el actuar; vendría siendo una fuerza irracional. Ante esto se puede
argüir que las emociones corresponden a objetos y estos las definen, no son impulsos sin
motivo. Igualmente, ese objeto de cierta forma es intencional, es decir, está construido por el
sujeto. La emoción no se dirige estrictamente a un objeto, sino que depende de una forma de
verlo, muchas veces depende de creencias complejas frente al mismo. Esto lo alejaría de una
simple irracionalidad, hay varios procesos detrás de las emociones, la dificultad radica en
que es difícil ser conscientes de todos ellos. Por último, el valor: solo lo valioso para nosotros
genera una emoción. Esto indicaría que no es que sea una fuerza incontrolada que no tiene
30
objeto alguno, pues por muy emoción e impensada que se crea, siempre tendrá un objeto al
cual se dirige y este objeto es intencional, pues es algo que representa valor para el individuo.
Otro indicativo de la irracionalidad de las emociones es que tendrían el problema de ser
ambivalentes, pues es muy común sentir emociones encontradas. Dice Nussbaum, “acecha
una subversora combinación de amor y rencor suscitada directamente por la idea que
necesitamos a otros para sobrevivir y florecer, pero no controlamos en absoluto sus
movimientos” (Nussbaum, 2015, p. 33). Al parecer esto indicarya que debemos orientarnos
objetivamente por caminos más seguros, aunque impersonales como el deber. Sin embargo,
la filósofa indica que estos cambios detrás de emociones encontradas se deben a desajustes
en la cognición. Valga recordar a estas alturas, que la emoción se vale de cogniciones las
cuales son construidas a partir de creencias, percepciones. La emoción se vale de cogniciones
evaluadoras, no dependen de si son verdaderas o falsas, sino que más bien tienden a ser
creencias. Algunas veces esas creencias se confunden frente a un objeto y pueden llevar a
generar emociones encontradas.
“La visión neoestoica alega que este relato de oscilaciones y perspectivas cambiantes
brinda una explicación mucho más persuasiva de la vida interior de estos conflictos
que el relato de batallas y pugnas, el cual dificulta la comprensión de cómo podría la
razón sujetar una fuerza con la cual, por hipótesis, no podría comunicarse. Una vez
que entendamos que las cogniciones cruciales son evaluadoras, no tenemos ninguna
dificultad para ver el conflicto como un debate sobre lo que realmente es el caso en el
mundo” (Nussbaum, 2015, p. 110).
Al parecer para la filósofa cuando somos presas de emociones encontradas se debe a que hay
un desajuste entre lo que nos presenta el objeto y las expectativas, objetivos, construcciones
o creencias que se tienen hacia el mismo. Así, por ejemplo, al fallecer un familiar o en una
escena de celos chocan las expectativas frente a alguien pues determinada situación dispara
una cognición evaluadora que cuestiona esas creencias. Esto genera un cruce de emociones;
31
amor, odio, esperanza, tristeza. Esperamos de la pareja que nos sea fiel, cuando se evidencia
que no es así, nuestro sistema de cognición evaluadora se cuestiona y como este viene con la
sensación o emoción incluido en la medida en que se da, somos presas de emociones
encontradas. Se puede llegar a deducir que de cierta forma la emoción nos sirve como un
medio para aceptar y adaptarnos a la realidad. Incluso Nussbaum llega a indicar que este
proceso se da en dos momentos. Inicialmente ante la pérdida de un familiar o la traición del
ser amado se da un fuerte impacto emocional con reacciones que varían de acuerdo al
individuo, este sería el primer momento de aceptación de las nuevas condiciones que nos
ofrece la realidad. Ahora bien, en un segundo momento cuando la emoción se va prolongando
y también va disminuyendo su intensidad, poco a poco esos constructos relacionados con el
objeto de la emoción se van modificando de acuerdo a las nuevas circunstancias. Ahora ya
no me proyecto (con la consiguiente carga emocional) con esa persona para toda la vida,
entiendo poco a poco que no va a estar y de ahí construyo mi situación frente al mundo. Estas
“construcciones” son cogniciones evaluadoras, que juzgan y aceptan algo y son la emoción
misma. En base a ella se desarrollan todas unas relaciones con los objetos que marcan mi
predisposición hacia ellos en la actualidad y hacia futuro (Nussbaum, 2015, p. 66 y s.)
Buena parte de la obra de Nussbaum propone a las emociones como parte de un sistema
moral y ético. Las emociones son juicios y nos sirven para definir una vida buena. Sin
embargo, las emociones revelan nuestra vulnerabilidad, necesitamos de los demás, para
alcanzar nuestros objetivos: esto condicionaría nuestro actuar. "La mayor parte del tiempo
las emociones nos vinculan a elementos que consideramos importantes para nuestro bienestar
pero que no controlamos plenamente. La emoción registra esa sensación de vulnerabilidad y
de control imperfecto” (Nussbaum, 2015, p.66). Ante esta crítica no encuentro como evadir
el hecho de que efectivamente el otro a nivel emocional sea importante para nuestro actuar y
se deducen las consecuencias negativas que acarrearía esto en una teoría ética. Pues el obrar
en tal o cual sentido dependería de factores externos y no de lineamientos internos que me
indiquen lo bueno o malo. Es cierto que existe la pretensión de que al pensar en ética y moral
debe haber una especie de lineamiento claro con el cual guiar la vida en pos de lo bueno.
Algo así como la ley moral en Kant, una ley a “prueba de todo” que define tajantemente si
32
un acto es o no correcto, bueno o malo. Pero esta pretensión de precisión no es compatible
con el juicio que propone Nussbaum, como ella misma dice mucho de su teoría es
experiencial y todos los seres humanos cuando tenemos un “juicio emocional” caemos en
vulnerabilidades. El juicio es dinámico, cambiante, contrasta, acepta o niega. Se tiende a
creer que el juicio es algo que se decide y luego se sigue, pero en realidad el juicio como lo
concibe Nussbaum y el devenir de la experiencia la apoya, indica que el individuo siente
mientras se da el juicio mismo. Uno no decide sentirse mal por el fallecimiento de un familiar
luego de evaluar el asunto, uno en la medida que acepta cognitivamente lo que pasa se va
sintiendo en sintonía con lo que está juzgando. Este proceso es a veces inmediato y no con
ello deja de ser juicio.
Con el anterior panorama se podría afirmar que entonces un juicio como el que propone
Nussbaum y de donde se extrae su teoría ética, conduciría a una concepción en la que el
individuo queda a la deriva emocional y con ello también a su vulnerabilidad y volubilidad.
Pero es de aclarar a esta altura que para la filósofa hay una forma de cultivar esas emociones,
para que las mismas conduzcan a generar juicios que lleven a preocuparse por los demás,
respetar, ser recíproco, nobleza, bondad, etc. Pero una cosa es cómo funciona el mecanismo
del juicio en el individuo que se explica y entiende muy bien desde la teoría de Nussbaum y
otra como debe ser el ideal de funcionamiento de una teoría ética y moral. Me atrevería a
pensar que es más acorde con la realidad la teoría de la filósofa, que varias de las teorías
clásicas que solo toman como referente a la razón frente a la decisión de orientar la vida del
ser humano.
33
3. Antonio Damasio
Aunque son numerosos los estudios neurocientíficos de cara a las emociones, uno de los
principales referentes a nivel mundial es el doctor Antonio Damasio, quien ha dedicado
buena parte de su trabajo a esta interesante relación entre el cerebro y las emociones. Por esto
incluyo en este trabajo dos de los que considero son sus principales aportes a la concepción
de las emociones. Estos, confío puedan arrojar luces en el entendimiento de las mismas y
contribuyan a fundamentar los objetivos del presente trabajo. Son estas hipótesis, por un lado,
el marcador somático y, por otro, la concepción de la emoción y el sentimiento como
elementos constitutivos de la subjetividad del individuo.
3.1. El marcador somático.
Según Damasio, cuando pensamos o traemos a la conciencia representaciones estas no están
almacenadas como imágenes en el cerebro, sino que son fruto de complejas construcciones
neuronales ubicadas en diferentes partes del cerebro que están interconectadas. Pero el traer
o recordar tal o cual representación y no otra, sería fruto de la emoción y el sentimiento
(Damasio, 2015, p. 252). Se diría entonces que, para el mero hecho de tener cualquier tipo
de representación, intentar pensar siquiera, se necesita de la emoción o el sentimiento, lo cual
le daría una importancia o prevalencia inusitada a este mecanismo. Sin la emoción sería
imposible siquiera el proceso de memoria básico, con el cual se almacena una representación
que luego va a ser el material del más mínimo de los pensamientos. La emoción estaría a la
base del cualquier proceso de pensamiento y en general, del conocimiento del individuo. Esto
34
se puede deducir de la postura de Damasio en la que indica que los procesos del cerebro están
estrechamente interconectados, desde ver, hasta resolver una ecuación y toda la gran cantidad
de operaciones que es capaz de adelantar el cerebro. Incluso si se da el caso de que no tenga
que tomar una decisión práctica, que solo esté pensando, inmerso en el más profundo mundo
de las ideas platónico, alejado de todo apetito e inclinación carnal, también estaría presente
allí la emoción. Pues es gracias a esta que se privilegia cierta representación, idea o
pensamiento en nuestra mente sobre otro (Damasio, 2015, p. 233).
Cuando el cerebro escoge una entre diversas posibilidades que tenga, es otra forma de
entender el marcador somático, indicando con base en los matices emocionales de estas
posibilidades cual es la mejor. Esto se deduce luego de la investigación de Damasio de
múltiples casos, destacando dos de ellos, el de Gage y Elliot, quienes sufrieron graves
accidentes cerebrales y estos terminaron afectando seriamente sus vidas (Damasio, 2015,
p.33 y 73). Al parecer sus lesiones cerebrales con características similares afectaron centros
donde se manejan las emociones, pero conservaban el pensamiento racional en buenas
condiciones. Ellos contemplaban las distintas posibilidades en una situación, eran capaces de
entablar una conversación, poseían inteligencia, habilidad, sabían lo que ocurría en el mundo
y a su alrededor, pero no eran capaces de tomar decisiones, ni de conservar cierto nivel de
voluntad o interés en una decisión tomada. La region afectada es la prefrontal
ventromendiana, tanto del hemisferio izquierdo como del derecho, un área que se entiende
como centro de las emociones. (Damasio, 2015, p. 67-70) El asunto aqui es que estas
personas con lesiones en la zona indicada deberian tener problemas de tipo emocional
solamente, pero aunque efectivamente presentaban falta de empatia y dificultades
emocionales, tambien se habian afectado otro tipo de funciones en ellos. Funciones que
tradicionalmente se entienden como esclusivamente de la racionalidad, tales como la toma
de decisiones, el mantener un objetivo, el evaluar la pertinencia etica y moral, etc. Esto lleva
a concluir que incluso operaciones o facultades que se entienden como meramente racionales,
tambien tenian una fuerte participacion de la parte emocional. Es decir, el cerebro no opera
de forma diferente razon y emoción, estas trabajan conjuntamente, el cerebro esta
interconectado y se vale de distintas relaciones para adelantar procesos racionaes y
35
emocionales. No significa que no haya centros mas especializados en ciertas funciones dentro
del cerebro, lo que pasa es que el cerebro funciona como una totalidad interconectada. Se
concluye que sin emociones no funciona la razon, son complementarias, estan conectadas
estrechamente. El marcador somatico entonces es ese aspecto de las emociones necesario
para la toma de deciciones en el individuo.
3.2. La concepción de la emoción y el sentimiento como elementos constitutivos de la
subjetividad del individuo.
En segundo lugar, y no por ello de menor importancia, está la hipótesis de concebir a la
emoción y el sentimiento como elementos constitutivos de la subjetividad del individuo. Con
esta hipótesis se deduce que la relación entre razón y emoción sería tan indisoluble que no
podríamos concebirnos a sí mismos y no se podrían dar los procesos de pensamiento sin la
participación del sentimiento y la emoción. Veamos cómo las representaciones de los
sentidos, del mundo exterior, se dan independientemente en el cerebro. En el cerebro no hay
una especie de constructo que reúna todas las informaciones provenientes de los distintos
sentidos que terminan generado un objeto. Son procesados por aparte el olor, la visión, el
tacto, el gusto y el sonido, aún si estos provienen de un mismo objeto (Damasio, 2015, p.144).
Lo que hay es una especie de ventana temporal en la que se dan todos estos fenómenos, la
cual sumada a la idea de que hay un cuerpo: el mío, que capta esto, me lleva a unirlos en mi
cerebro o al menos a sincronizarlos en una sola representación (Damasio, 2015, p.146). Aquí
entra en juego el sentimiento, pues es gracias a este que se puede llegar a afirmar que tenemos
un cuerpo, valga aclarar aquí que los sentimientos para Damasio pueden provenir de una
emoción o no provenir de ella. El sentimiento también está constituido por señales que capta
y retroalimenta el cerebro con el cuerpo a través del sistema nervioso y el endocrino. Se
tendría entonces que por medio de la emoción y del sentimiento se construye la yoidad o
mejor dicho soy consciente de que soy alguien y este ser consciente es el pegamento que
permite sincronizar las distintas representaciones de los sentidos que terminamos atribuyendo
a un objeto. Valga aclarar que esto no está dicho explícitamente por Damasio en su libro, se
puede deducir de su explicación.
36
4. Corolario de las emociones y la razón.
En esta última sección de la primera parte destaco brevemente algunas de las ideas
fundamentales extraídas de Solomon, Nussbaum y Damasio. Considero que estas ideas dan
sustento a mi propuesta educativa y análisis de algunos aspectos de la actualidad que hago
en la segunda parte de este trabajo. Son cuatro ideas las que trabajare en este apartado,
primera, la relación entre razón y emoción; segunda, las emociones como constitutivas de mi
entendimiento sobre la realidad; tercero, la posibilidad de modificar y elegir mis emociones
y, por último, la importancia del cuerpo en las emociones.
Al iniciar la investigación para este trabajo tenía la intuición de que la división entre la razón
y la emoción no era definitiva. Ahora, estoy convencido de la interacción entre estos dos
aspectos y de su relación indisoluble. A la luz de los avances en el conocimiento del
funcionamiento del cerebro y de teorías como la de Martha Nussbaum y Robert Solomon
sería muy difícil afirmar una distinción radical entre razón y emoción. Nussbaum llega
incluso a afirmar que las emociones son levantamientos del pensamiento, juicios con
estructuras racionales que tienen una forma de funcionar distinta a la concepción clásica de
racionalidad, pero que no por ello dejan de ser racionales (Nussbaum, 2015, p. 49 y s.).
Solomon, también afirma que las emociones son juicios, susceptibles de análisis, de
conocerse, en últimas, estructuras totalmente racionales. No se ve en ninguna parte la división
entre razón y emoción, juntos trabajan mancomunadamente e incluso parece extraerse de su
obra que la invitación es a ejercitar ese trabajo, pues se busca que conozcamos las emociones,
que esa unión de razón y emoción se vuelque sobre sí misma, examinándose, corrigiéndose
37
y mejorándose continuamente. Ni qué decir con la propuesta de Antonio Damasio, aunque
identifica que hay zonas del cerebro más especializadas en varias funciones, para nuestro
interés, unas dedicadas al aspecto emocional, otras al racional, advierte también que estas no
trabajan solas, que son procesos paralelos, que se complementan. Sus investigaciones indican
que en el cerebro humano no hay procesos independientes para la razón y la emoción, estos
son totalmente interdependientes (Damasio, 2015, p.145). Teniendo esto en mente es
controvertible la división entre razón y emoción, estas deben complementarse, idea que
tendré en cuenta para la última parte de este trabajo. Específicamente, la idea no es que la
emoción se someta a la razón como tradicionalmente se concibe, sino que, al ser unidad, esta
como tal se debe auto observar, conocer y estar en constante mejoría de sus apreciaciones y
de las respuestas emocionales frente a los sucesos del mundo.
Se tiene entonces que las emociones no son impulsos irracionales, este elemento es esencial
para el segundo capítulo de este trabajo en donde hago mi propuesta sobre la educación. Sin
embargo, no sobra aclarar que esta etiqueta de irracionalidad se debe en parte a que en varias
ocasiones las emociones llevan a respuestas erróneas, excesivas o desfasadas frente a las
situaciones que se nos presentan. Para controvertir esto tomo la concepción de Solomon
indicando que, aunque a veces se entienden las emociones como irracionales se debe, entre
otras razones, a que, por la rapidez del juicio emocional, en ocasiones hay malas
apreciaciones o formas erróneas de entender el mundo, desajustadas con la realidad (Calhoun
y Solomon, 1996, p. 332). De la misma forma Nussbaum resalta en este punto que como los
sucesos del mundo son contrastados con mis objetivos o intereses, dándoles importancia o
no, esto también se puede prestar para elaborar malas apreciaciones (Nussbaum, 2015, p. 32
y s.). Pero estos problemas al contrario de dotar de irracionalidad pura a las emociones,
contribuye a racionalizarlas, pues tienen un objeto intencional. En general, considero que,
por la gran cantidad de procesos o mecanismos inmersos en las emociones y la inmediatez
de su proceder, es común que en ocasiones las emociones den respuestas equivocadas a
sucesos. Si a esto se le suma una impresión social negativa de las emociones frente a la razón,
se entiende por qué se consideran a las emociones como irracionales.
38
Otra de las características que se extrae de esta primera parte del trabajo es la de la
importancia de las emociones para entender la realidad. En este punto quiero apoyarme
esencialmente en la hipótesis del marcador somático de Damasio, es clara la idea que, aunque
me relaciono con multitud de objetos, de sucesos, mi cerebro solo se fija en una cantidad
determinada de esta información. El criterio o racero para determinar que es importante y
que no, lo da la emoción, es ésta la que por decirlo de alguna forma escoge en donde fijar mi
atención. Las emociones tienen y son participes de un aspecto cognitivo que me lleva a
relacionarme y entender la realidad. Es más, incluso en el proceso emocional no se diferencia,
a menos que se eduque para ello, entre la creencia y la realidad, lo importante aquí no es la
verdad o falsedad, sino la creencia (Nussbaum, 2015, p. 69) Esta idea la utilizaré más adelante
en la medida que desarrolle mi crítica a algunos aspectos de la sociedad, la cual, considero,
se vale de esta posibilidad de las emociones para determinar y encuadrar el individuo de
acuerdo a sus fines políticos, económicos y sociales. De la misma forma, más adelante
señalaré que al decir que las emociones hacen parte del sistema evaluativo del mundo, la
cuestión abarca una pregunta más importante, es que para saber ¿qué es una buena vida?
necesitamos saber sobre las emociones, éstas le dan sentido a la vida y a la felicidad
(Nussbaum, 2015, p. 32).
La posibilidad de que las emociones o las respuestas emocionales sean modificadas es otra
de las consecuencias más importantes de lo trabajado hasta aquí, que además es el pilar
fundamental en el cual construyo la segunda sección de este trabajo, pues es en razón de esto
que se puede llegar a afirmar que las emociones se pueden educar. Es difícil hacerse a la idea
de elegir mis emociones, pero esto se puede hacer gracias a que las mismas tienen un
contenido cognitivo, unos propósitos e intereses, además de experiencias o causas que
pueden ser examinadas (Solomon, 2008, p. 14 y Nussbaum, 2015, cap. I). Es necesario
desarrollar esta capacidad de examinarse para con constancia y el hábito de practicarla
puedan irse rectificando las emociones. Esto bien sea por que conoce que uno de estos
elementos no corresponde con la realidad o bien porque al notar cual es el motor de su
emoción, se está en capacidad de elegir la emoción y adquiere con ello cierto manejo sobre
las mismas. Esta es una de las razones para afirmar que las emociones son juicios, pues en
39
virtud del análisis de los motores (lo cognitivo, los propósitos y la importancia de estos, las
experiencias previas) es que los seres humanos nos inclinamos hacia tal o cual emoción.
Por último, ya para cerrar este apartado, me parece importante destacar el aporte de Damasio
en cuanto a la profunda interacción del cuerpo en el proceso emocional. Es destacable como
el cuerpo provee las condiciones para las emociones, ya que es capaz de llegar a
predisponerse para éstas en razón de la percepción que tiene de si mismo, bien sea a través
del sistema nervioso o el endocrino y también se predispone a través del marcador somático
(Damasio, 2015, p. 206 y 233). Este considero es un aspecto que falta considerar más en las
teorías de Nussbaum y Solomon, que aunque no niegan la interacción de las emociones con
el cuerpo, me parece tan importante este hecho, que se hace necesario darle un lugar
preponderante en una teoría sobre las emociones. Es el cuerpo una puerta para trabajar la
educación de las emociones, pues me permite a través de un medio físico influenciar la
totalidad del ser humano.
40
Segunda parte.
Algunas problemáticas relacionadas con la distinción entre razón y emoción y una
propuesta educativa emocional
41
5. Implicaciones de la relación emoción y razón en la educación
Pretender decir cuál es el fin de la educación es casarse con un tipo de modelo educativo.
Cualquiera que sea el objetivo a que se apunte será susceptible de crítica una vez sea
catalogado dentro de un modelo u otro. Aun teniendo esto en cuenta me animo a indicar que
uno de los principales objetivos de la educación es el desarrollo integral del ser humano. No
me interesa indicar qué se entendería por integral, más allá de decir que trata de encerrar
todos los aspectos del individuo. De la misma forma, en cuanto a desarrollo, entiendo la
evolución o mejoría de algo. No es mi intención en este trabajo decir cuáles son todos los
aspectos que se encerrarían en el concepto “integral”; me basta con que el lector entienda que
el aspecto emocional es uno que hace parte de la totalidad del ser humano, es más, es uno de
los principales.
Los seres humanos tendemos a tratarnos a nosotros mismos igual que lo hacemos con el
mundo. No podemos librarnos de cómo nos relacionamos con el mundo y con los demás
seres humanos al tratarnos a nosotros. El sistema en que vivimos busca someter el entorno,
la naturaleza a sus designios a través de la razón. Esta es una de las características del
capitalismo. Esa misma tendencia se traslapa en el manejo de las emociones, estas se tienden
a ver como lo que se debe someter, dominar, controlar. Esta idea de control sobre sí mismo
debe cambiarse a una en la que se viva en consonancia con las emociones. Esto no significa
simplemente dejarse arrastrar en el río de las emociones, pero tampoco someterlas como
42
tradicionalmente se piensa y asume por la cultura. La razón y la emoción como un solo
conjunto deben mirarse a si mismos y estar en constante mejora, revisándose, corrigiéndose,
perfeccionando así el pensar y el sentir. (Mejía y Salas, p.10)
5.1. La educación emocional es entender qué genera las emociones
¿Cómo se entiende esa otra noción de control emocional? Y ¿cómo se educan esas
emociones? Nussbaum y Robert Solomon apoyan la idea de que las emociones son juicios,
como se explica en la primera parte de este trabajo. Además, las hipótesis del funcionamiento
del cerebro de Antonio Damasio si bien no indican que las emociones son juicios, si dan la
posibilidad de entender como en el cerebro no es clara la distinción razón y emoción. El que
las emociones sean juicios me deja verlos por un lado como depositarios de un tipo de
“análisis” y por otro, se deduce la posibilidad de hacernos responsables de ellos. Cuando
hago referencia a “análisis” lo digo en el sentido de que hay un tipo de información que
llamaré cognitiva y en razón de una evaluación sobre la misma y circunstancias particulares
se reacciona emocionalmente. Este complejo proceso se da en el individuo de forma
inmediata, llevando en varias ocasiones a hacer un mal análisis de la información cognitiva;
también pueden darse desfases en los “presupuestos” con los que se hace la evaluación de la
citada información. Aumentando con ello, la probabilidad de equivocación en un juicio
emocional. Esta noción de emoción nos lleva a hacernos responsables de las mismas, pues
se pueden modificar; el que no sea fácil hacerlo no indica la imposibilidad. Evidencia de ello
es cómo en varias ocasiones las emociones frente a algo pueden llegar a ser modificadas,
valga aclarar que este no es un proceso automático, más adelante volveré sobre este punto.
En un juicio de la razón se estudia un elemento y sobre este se emite un predicado.
Habitualmente esto se hace con un análisis detallado en un lapso de tiempo considerable. Las
emociones hacen algo parecido, comparten la estructura, pero con notables diferencias. Las
emociones considero, toman una causa y sobre esta van emitiendo un juicio basado en lo que
Solomon llama motivos (Calhoun y Solomon, 1996, p. 327 y sig.) y Nussbaum con cierta
43
cercanía a lo indicado por Solomon lo llama objetivos, o lo que queremos (Nussbaum, 2015,
p. 72). Así las cosas, trataré de describir cómo se da el citado proceso. Supongamos que
María recibe un ramo de flores de Carlos, alguien de quien gusta mucho, ella reacciona con
una gran emoción de alegría. El recibir el ramo de flores, es la causa, es el hecho sobre el
cual se desencadena la emoción. Ahora bien, la situación se complica cuando empezamos a
ver cuáles serían los motivos u objetos intencionales. Se complejiza en el sentido que dentro
de este “aparte” existen numerosos aspectos. Caben aquí objetivos o planes de la persona;
expectativas o proyectos de vida; miedos, esperanzas, experiencias previamente adquiridas.
También incluyo en este “aparte” un aspecto que considero no se tiene tan en cuenta por
Nussbaum ni Solomon, es, a saber, la corporalidad. Damasio indica que nuestro cerebro está
a cada momento en comunicación de doble vía con el cuerpo a través del sistema nervioso,
neurotransmisores, y del sistema endocrino, hormonas, generando una retroalimentación que
también condiciona las emociones. Así pues, siguiendo con el ejemplo de María, ella se sintió
feliz por que anhelaba tener una relación con Carlos, además, debido a su formación y
experiencias previas amorosas este tipo de hombre con ciertas características es percibido
como una buena pareja. Si a esto además se le suma que estaba en un ciclo hormonal que
aumentaba su dopamina, serotonina y otras catecolaminas se tiene entonces la predisposición
para una emoción de alegría.
El asunto con las emociones es que todo este proceso descrito con anterioridad se hace en
una fracción muy corta de tiempo por lo cual el individuo no es consciente del mismo, además
es fácil desfasarse en varios de los motivos bien sea por la rapidez o por la inconciencia del
proceso como tal. Esto implica un juicio falso y una reacción emocional desmedida,
perjudicial o que no es acorde. Aunque este mecanismo me permite sobrevivir y enfrentarme
al mundo pues evalúa de manera inmediata y mueve a la acción. Uno de los motivos por los
cuales se pueden dar estos juicios emocionales equivocados es la economía mental, pues el
tener en cuenta todos los motores al sentir una emoción sería abrumador en razón de la
cantidad de información manejada, ya que las emociones están presentes a cada momento.
Lo más interesante para el objetivo de este trabajo en lo que concierne a la educación es que
estos juicios se pueden llegar a examinar y con ello, modificar. Mi tesis principal es que la
44
educación debe trabajar en los individuos decididamente esa capacidad de examinar los
juicios emocionales sus motivos, objetivos y causas, que de ahora en adelante denominare
con un solo término, siendo este: causas. Valga aclarar que este examen no consiste en una
revisión de la razón a la emoción, pues el punto es que estos dos conforman una sola unidad,
son indivisibles. El caso aquí es que esa razón y emoción se deben mirar a si mismas, en
constante ánimo de auto perfeccionamiento y mejoría. Mejía y Salas indican esta
característica como constitutiva del pensamiento crítico.
En lugar de un pensamiento crítico constituido por pensamiento racional –basado
exclusivamente en razones– que corrige o encauza al pensamiento natural, el cual a
su vez es influido y parcialmente constituido por emociones, nosotros queremos
proponer una imagen diferente: la del pensamiento crítico como una capacidad
humana general de comprensión del mundo, que incluye en general de manera
integrada e inseparable el pensamiento proposicional en el lenguaje y la apreciación
emocional, y que es crítica en tanto se mueve en parte por un afán de
perfeccionamiento que la hace embarcarse de forma continua en procesos de
autocorrección. (Mejía y Salas, p.10)
El observar las emociones, es más, las causas o motores de las emociones, debe ser uno de
los objetivos de la educación, pues esto hace parte del desarrollo integral del ser humano.
Pero es necesario precisar ese “observar” las emociones, lo cual dicho sea de paso es una
labor compleja. Cuando las personas saben cuál es la causa y los motores de las emociones,
se adquiere cierto manejo sobre la mismas. Si se conoce la causa de nuestra ira se puede
llegar a una posición en donde se pueda optar por si se acepta o no esa ira. Es entonces curioso
decidir dejarme llevar por la ira, generalmente al conocer los motores de las emociones se
toma cierta distancia frente a estas, evitando dejarse llevar por la emoción facilmente, hay un
tipo de “dominio” sobre la misma. Incluso si la emoción y su motor es muy fuerte y me veo
compelido a ser afectado por la fuerza de la misma, esta reacción es más dirigida, una especie
de detonación controlada. Pongamos un ejemplo con la esperanza de ilustrar mejor este
aspecto, Carlos se molesta porque su pareja recibió una llamada y bajó la voz al contestar.
Resulta que la anterior pareja de Carlos había tenido llamadas con esas características justo
45
antes de dejarlo por otra persona, que, además, recibió comentarios de parte de sus amigos
respecto a su falta de atención a esos detalles (bajar la voz) como indicadores de infidelidad.
Si Carlos fuese capaz de identificar que estos pensamientos son los motores de su reacción
emocional, este podría modificar su respuesta emocional, tendría más posibilidad de
conducirla. Pero la tendencia habitual de las personas es mirar hacia fuera buscando los
motores de sus emociones y no hacia dentro; en la cuestión emocional, es necesaria esta
introspección y esta labor se puede aprender y se puede enseñar.
Cuando se indica que se deben conocer las causas de las emociones, se puede pensar en casos
en que se lleguen a conocer esas causas y, aun así, no se modifique la respuesta emocional.
Aunque en el ejemplo anterior es difícil imaginarse esta excepción a la norma se pueden
buscar casos en donde sí se presenta esta circunstancia. Tomemos el siguiente ejemplo que
nos ayuda a matizar el asunto y que puede extrapolarse a otras situaciones. María le teme a
las serpientes, pero es un temor excesivo, que raya en la fobia. Ella puede conocer, se le
puede indicar que las serpientes no son venenosas en su mayoría y no representan un peligro
real para ella. Pero, aun así, al verlas reacciona con pánico. Por más que tenga un aparte o
componente cognoscitivo que le indica que no debe temer, existe en ella una creencia, no
necesariamente cierta, que la lleva a seguir temiendo. El asunto aquí es que la que está
actuando como motor o causa de la emoción es la creencia; las emociones habitualmente no
diferencian este aspecto, es por esto que toda una reacción emocional se puede crear desde
un evento imaginario, supuesto, irreal, como ocurre muchas veces con los celos5. Sin
embargo, es ahí donde debe entrar la capacidad de observarse del individuo, en donde sus
emociones y razón juntas deben examinarse a sí mismas y si llega a entender estos motores
de las emociones, estas pueden ser conducidas de mejor forma. Uno de los problemas aquí
es que varios de esos motores de las emociones son desconocidos y aún bajo un análisis
pueden permanecer así. No obstante, el ejercicio de introspección frente a las emociones ya
permite tomar una distancia frente a las mismas y al menos conocer en parte sus motores y
causas llevando a una mejor administración de las mismas.
5 La definición de emoción de Calhoun en el libro ¿qué es una emoción? profundiza en esta diferenciación entre creencias y cogniciones como causas de las emociones. Pág. 357.
46
También puede formularse una crítica a esta postura de entender las causas de las emociones:
¿basta con conocer las causas de mis emociones o es necesario evaluarlas desde una postura
ética? Se tendrían dos formas de entender el examen de las causas de las emociones, en la
primera de ellas, se observan las causas y en dado caso se corrigen si hay desfaces en las
mismas, es decir, estas causas o motores de la emoción pueden ser fundados en malas
cogniciones, apreciaciones infundadas u otros problemas de este tipo; en la segunda forma
de entender el examen de las causas de las emociones, aparte de examinarlas, hay que decidir
si son buenas o malas. Me arriesgaría a indicar que esta última opción conduce a una
contradicción ya que estaríamos implicando las emociones para examinar las emociones.
Esto puesto que, para hacer esas valoraciones éticas, como para cualquier reflexión del
cerebro humano, participan las emociones, estas determinan en parte esos procesos. Es decir,
para decidir si esto es bueno o malo, o en general, para cualquier tipo de decisión, intervienen
las emociones, como bien lo propone Damasio, con la hipótesis del marcador somático.
(Damasio, 2015, cap. 8). Se tendría entonces que al tratar de conocer si las causas de las
emociones son buenas o malas se remitiría a las emociones mismas: un contrasentido. Se
concluiría que la hipótesis más sensata cuando se habla de examinar las causas de las
emociones es la primera que se describió al inicio de este párrafo, es decir, la de examinarse
a si misma la emoción, desde la razón y la emoción unidas, este proceso por un lado permite
dejar de identificarse con las emociones y por el otro, comprender los errores en esos motores
o incluso la posibilidad de mejorar el juicio emocional. Considero que este debe ser el pilar
de la educación emocional. A esto se debe apuntar, a desarrollar la capacidad en los
individuos de hacer el ejercicio de introspección, desarrollando la conciencia o capacidad de
examinar los motores de las emociones. No tiene cabida aquí una norma moral al estilo del
imperativo categórico, cada emoción es única al igual que el individuo, por esto no caben
universales o normas eticas más allá de mirarse a sí mismos y construir cada vez mejores
respuestas emocionales. Asimismo, el desarrollar esta capacidad en el individuo identifica
mis debilidades, necesidades, evitando así ser usadas como métodos de coerción y
contribuyendo a generar un pensamiento crítico.
47
5.2 Algunos alcances en la moral y la ética de la educación emocional
Considero que este tipo de educación emocional tiene también un elemento que puede ayudar
a fomentar los valores y en general, darle un nuevo enfoque a la ética y la moral del individuo
y es el de poder cohesionar la sociedad frente a ciertos valores universales. En una sociedad
multicultural y globalizada entran en conflicto cada vez más los intereses e ideales éticos que
muchas veces se cimientan en tradiciones religiosas y sociales, además en varios casos
también estas instituciones habitualmente poseedoras y cohesionadoras de la ética y valores,
están erosionadas. Todo esto contribuye a un entorno de incertidumbre, que busca
secularizar, o al menos fomentar ciertas normas de convivencia, éticas y morales que puedan
compartir todos independientemente de su condición religiosa o social. En este entorno la
razón es la que ha sido llamada a dirimir el asunto, pues es secular y universal, además tiene
la cualidad de poder ser independiente de las instituciones tradicionales, a veces
cuestionadas. Sin embargo, pareciera que le falta poder de cohesión, de llamar al
compromiso. Asimismo, esta, la razón, ha fomentado de tal forma el desarrollo de la
individualidad que ha terminado con sumir al ser humano en una soledad profunda como lo
dice Bauman (Bauman, 2004, cap. 4) o en palabras de Fromm el sentimiento de separatidad
(Fromm, cap. II) "La razón se autoliquidó en cuanto medio de comprensión ética, moral y
religiosa" (Horkheimer, 2002, p. 29).
Esta problemática en la ética da paso a que pueda entrar a jugar un papel importante la
educación orientada a la emocionalidad. Esto puesto que además de ligar los valores a
estructuras racionales, también se fomentarían emocionalmente, ganando con ello
compromiso, pues una conexión emocional de la ética la hace más consistente, asimismo la
característica esencial de la emoción como lo es la de mover a la acción seria de suma utilidad
en una concepción ética y moral. Sentimientos y habilidades emocionales como la
indignación, la empatía, la asertividad, el amor y la compasión pueden mover a los individuos
y las sociedades en sentidos constructivos y edificantes de la misma. Al mismo tiempo, la
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educación emocional, ofrece la ventaja de ser un sistema secular que por lo tanto puede ser
constitutivo de una sociedad independientemente del trasfondo religioso.
La educación de las emociones en una sociedad genera también lazos o nexos de
interdependencia constructiva, pues si en algo tiene impacto el manejo de las emociones es
en el enriquecimiento las relaciones humanas y sociales, a la vez, estas, cuando son sanas,
fortalecen los procesos emocionales. Es un círculo virtuoso en donde la sociedad y los
individuos son los ganadores, el estrechar estos lazos, fortalecerlos, no solo une las personas
sino constituyen valores, llevando a cuidar del otro, respetarlo y amarlo. Esto no ya desde
una perspectiva racional, sino que se le suma la emocional, generando cohesión social
constructiva e interiorización del sentido del deber. Una ética y moral que tengan en cuenta
las emociones tiende a ser más cercana al ser humano a sus necesidades.
A este respecto y ya para cerrar la relación entre la educación de las emociones y el
fortalecimiento de la ética es importante recalcar una crítica que se le puede formular a este
tipo de teoría. Cuando se piensa en una ética que tenga en cuenta las emociones se puede
tachar la misma de caer en subjetivismo. Esto puesto que al guiarme por las emociones corro
el riesgo de cambiar mi parecer frente a una acción dependiendo de mi postura o sentir
emocional y no del hecho objetivo en si. Frente a esta posición creo que se puede cuestionar
desde dos puntos de vista, uno, el de Nussbaum y el otro, desde la distinción entre razón y
emoción. Según Nussbaum, cuando incentivo el amor o una emoción constructiva hacia
alguien la misma no está en detrimento de las demás personas, antes a través de esa puedo
vivenciar la de las otras personas (Nussbaum, 2015, p. 76 y 77). Esto, contrariamente a una
postura egoísta, base de un subjetivismo susceptible de crítica, en la que cuando cultivo una
emoción se despreocupa o se hace en detrimento de los demás. Así entonces, cuando amo a
mi familia desde este amor cuido del otro. “Así pues, de nuevo: mi concepción no presenta
de ninguna manera las emociones como egoístas, a menos que uno sostenga que cualquier
apego a los padres propios, en contraposición a los ajenos, es una fuente de egoísmo -severa
doctrina sería ésta” (Nussbaum, 2015, p. 76). El otro aspecto, es que cuando se critica una
ética como subjetiva, por tener en cuenta las emociones, se hace desde unos presupuestos
49
tales como que la razón es universal, segura y necesaria, frente a unas emociones cambiantes.
Ante esto es importante aclarar que, sin pretender desacreditar la universalidad de la razón,
si es de destacar que incluso la más pura de las razones tiene una intervención emocional,
según la hipótesis del marcador somático (Damasio, 2015, cap. 8). Además, las emociones,
aunque efectivamente son variables, no dejan de ser juicios y con ello, susceptibles de
análisis. Desde una diferenciación tajante entre razón y emoción es más fácil formular una
aserción del tipo: una ética con características emocionales tiende a ser subjetiva y, por lo
tanto, puede llegar a ser egoísta. Pero esta diferenciación está cuestionada actualmente.
5.3. Emociones y felicidad
Mejía y Salas, en su artículo “El corazón del pensamiento crítico”, destacan una cualidad de
las emociones, es su capacidad de ser holísticas. (Mejía y Salas, p. 4 y 7). Ellos lo tienen en
cuenta en el contexto del pensamiento crítico, pero considero que esta cualidad es esencial
en otros aspectos de la vida humana como lo son el disfrute de la vida y la felicidad. Aunque
la felicidad es un concepto complejo, no necesariamente tenemos que inclinarnos hacia una
definición específica de la misma para llegar a afirmar que gracias a las emociones el ser
humano puede disfrutar de felicidad. Las emociones le permiten al ser humano, por decirlo
de alguna forma, conectarse con el mundo y con sí mismo, presumo que se debe a que las
emociones son holísticas. Estas son capaces de condensar en una reacción emocional,
proyectos de vida, miedos, expectativas, creencias, cogniciones del mundo y sensaciones
sobre el estado del cuerpo. Esta habilidad al parecer le permite al ser humano sentirse bien,
tal vez sea porque es una forma de desplegar sus capacidades o porque le permite acercarse
a su entorno y a sí mismo de una forma más completa. Igualmente, se deduce de las hipótesis
del neurocientífico Antonio Damasio que las emociones analizan una gran cantidad de
información y dependiendo del sujeto es seleccionada y se decide sobre qué parte de esa
información centrar su atención. Todos estos procesos diligenciados por las emociones las
hacen necesarias para adaptarse al mundo.
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Sin embargo, las emociones no solo deben ser vistas instrumentalmente en el sentido de que
sirven para adaptarse, para sustentar un comportamiento ético o mejorar las capacidades de
pensamiento crítico; deben cultivarse como fines en sí mismas, pues contribuyen a la plenitud
e integralidad del ser humano, entre otras cosas a su felicidad. (Nussbaum, 2015, p.72). Es
curioso como una herramienta con tanto poder sobre el bienestar humano solo hasta hace
poco está siendo pensada como uno de los pilares de la educación. Las emociones también
deben entenderse y educarse como una forma de vivir la vida, de darle color a la misma, el
mundo no solo es razón, se vive, y frente al cumplimiento de esta última labor, las emociones
son las más indicadas.
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6. Aspectos de la sociedad actual y su relación con las emociones
El trabajo que sigue se dividirá en tres partes. En la primera de ellas, se analizarán algunas
problemáticas del desarrollo tecnológico en la actualidad que a mi parecer implican un
deterioro del aspecto emocional. En la segunda sección, se realizará una breve reflexión sobre
la política y las emociones y algunas consecuencias del analfabetismo emocional en la
política y la sociedad. Por último, se argumentará el porqué considero que la sociedad actual
le da un predomino a la razón en prejuicio de la emoción y ciertos efectos de esta postura.
6.1. Tecnología y emoción una relación desigual
El avance de la tecnología es vertiginoso, en todos los aspectos la técnica está alcanzando
desarrollos de una forma acelerada. Pero estos avances también llevan a plantear nuevos retos
emocionales y personales en los individuos, sin embargo, estos no se mueven al mismo ritmo
de cambio que tiene la tecnología. No es el mero hecho de aprender a usar o insertarse en las
nuevas tecnologías, es el nuevo planteamiento que demanda en el ser humano. Es una frase
de cajón el decir que entre más comunicados más solos se sienten los seres humanos; pero es
una tendencia que se nota en el desarraigo y la dificultad del manejo emocional, el uso
irresponsable de las redes sociales, la mercantilización de las relaciones humanas. Esta
sociedad que privilegia el cambio, lo nuevo, la comunicación, delimita al ser humano, no
solo el hombre crea tecnología y avances, éstos también definen al hombre (Bauman, 2004,
52
p.170). Las relaciones humanas, las emociones, cada vez están más marcadas por las redes
sociales, la privacidad desdibuja sus límites, la demanda de soledad la cubre el mercado con
nuevas estrategias más asequibles y alienadas.
Los seres humanos necesitamos la interacción social, superar el sentimiento que Fromm
llama de separatidad. Esto genera profundas tensiones emocionales, angustias, deseos,
miedos, amor, etc. (Fromm, cap. II). Este es terreno fértil para las redes sociales, para la
comunicación, pero los sistemas tecnológicos actuales no consiguen superar esta separatidad,
la cual en opinión de Fromm se consigue solamente cuando los individuos se encuentran
desde el centro de sus existencias y una vez han desarrollado sus potencialidades como
individuo, como ser. Así pues, avances como las redes, la internet, se han convertido en otros
mecanismos más para permitir la proyección de estas necesidades sin llegar a mejorarlas,
antes, por el contrario, como todo mecanismo de unión a través de la conformidad genera
más separatidad. Es por esto necesario enseñar a los individuos a examinar sus necesidades,
proyecciones y demás elementos expresados a través de las emociones consiguiendo evaluar
sus límites y los alcances que la tecnología les pueden aportar a sus vidas. Cuando el
individuo es capaz de evaluar y pensar las redes como instrumentos y medios, no como fines
para solucionar sus problemas, carencias y necesidades emocionales, deja el mismo de
tomarse como medio y pasa a ser fin en si mismo. La tecnología, las redes, la internet serán
instrumentos de su desarrollo y no elementos que definan lo que él o ella son, no terminaran
determinando su identidad.
El aspecto emocional ha sido olvidado por la educación, a excepción de contados casos, pero
no por la sociedad de consumo, ni por el avance tecnológico. Estas, las emociones, en tanto
que son motores, que valga la redundancia, mueven al individuo, lo convierten en un
elemento explotable dentro del engranaje económico. La tecnología y el desarrollo han
aprovechado estos aspectos y es necesario que el individuo ahora se eduque tomando esto
como esencial y conocido para sí. Valga la ocasión para aclarar que el objetivo de incluir
como una parte integral de la enseñanza la educación emocional no es solamente hacer más
competitivo al individuo, una idea muy en boga en la actualidad. Ahora es común ver cómo
53
pulula el “coaching”, el entrenamiento personal y emocional para hacernos más
competitivos, mejorar las habilidades de venta, comerciales, para conquistar, y en general,
optimizar los procesos. Este bum de emociones y su manejo se debe al hecho de que el
adecuado manejo de las mismas efectivamente optimiza y mejora, pero no se puede reducir
a eso la emocionalidad, es una parte integral del ser humano que en razón de los nuevos
avances y reflexiones desde la ciencia y otras tantas disciplinas puede ser abordado desde la
educación. A este tipo de enseñanza emocional enmarcada dentro de un proceso económico
la educación le debe plantar cara con una de trasfondo humanista, universal, alimentada de
los descubrimientos en neurociencia en aras de objetivos sociales, el desarrollo como persona
y el bienestar común.
6.2. Emociones y su relación con la política
Otro aspecto donde se evidencia un precario manejo emocional es la política. Aristóteles
definía al hombre como un animal político, esto lo hace en buena parte tomando en cuenta
que el hombre es social y la máxima expresión de esta característica se da en la comunidad,
siendo la política la expresión per se donde esta se organiza. ¿Qué mejor ejemplo de actividad
humana en donde se expresan las emociones? La política por mucho que se quiera no es el
escenario donde la razón de forma meditada, razonada y crítica toma las decisiones,
independientemente de la cantidad de intereses ocultos que se manejan en las agendas
políticas, la masa del electorado decide en buena medida por sus inclinaciones emocionales.
No quiero decir con ello, que la política y específicamente las decisiones del pueblo sean
meramente emocionales; sino más bien que el pensamiento tiene ese componente y este,
aunque se utiliza por doquier en la política, no se enseña, ni se está educado para identificarlo
y, por lo tanto, apropiarse del mismo. Se elige con el corazón, no en vano la etimología de la
palabra emoción hace referencia a la capacidad de mover hacía, de impulsar. La política es
en buena medida un ejercicio de elección, las cuales no podemos negar son movidas por las
emociones. Es cuestionable cómo proyectos nacionales, avalados éticamente, racionales y
54
bien construidos son derrumbados por odios, regionalismos, nacionalismos y no solo en
países como Colombia, esta historia se repite por todo el mundo, sin importar el desarrollo
económico y social. Ejemplo de ello son proyectos como la paz en Colombia, el brexit, los
programas antinmigración, etc. La política se vale de esto, el apelar a las pasiones del pueblo
es un recurso que da resultados incluso apostándole en contra de la racionalidad, solo basta
atender con cuidado los discursos de campaña, “no existe el cambio climático”, “ellos son
asesinos”, “corruptos”, “terrorismo”, se repite la misma fórmula, exacerbar los odios, los
miedos, las esperanzas e ilusiones de las personas. ¿Pero, por qué? Porque estos ganan votos.
Las decisiones en la política, las elecciones de candidatos o propuestas tienen un claro tinte
emocional, incluso cuando se nota que hay una gran abstención o una apatía por participar
en procesos democráticos también se pueden rastrear motivos de índole emocional;
desilusión, molestia, hastío, etc. Si se quiere ciudadanos participativos, que se comprometan
y apropien de los procesos políticos de una Nación es necesario empezar a considerar las
emociones y no solo desde la política, es necesario hacerlo desde la educación. No es que se
pretenda hacer un análisis de los alcances de la emoción en la política, esto excede los
alcances de este trabajo. Pero si llamar la atención sobre la importancia que tienen las
emociones en lo político, es tal su alcance e influencia en la organización del Estado que se
hace casi que necesario un sistema educativo que tenga en cuenta este aspecto, si se quiere
concientizar al ciudadano de sus decisiones, las implicaciones y motores de las mismas. Para
cerrar este aspecto de nuevo retomo a Aristóteles, el estableció una estrecha relación entre la
educación y la política, relación que considero sigue vigente. La política define las
características de la educación, y esta ayuda a formar la costumbres y tendencias del pueblo
que son las que en ultimas terminan inclinándose por tal o cual sistema, proyecto o líder
político.
No puede negarse, por consiguiente, que la educación de los niños debe ser uno de
los objetos principales que debe cuidar el legislador. Dondequiera que la educación
ha sido desatendida, el Estado ha recibido un golpe funesto. Esto consiste en que las
leyes deben estar siempre en relación con el principio de la constitución, y en que las
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costumbres particulares de cada ciudad afianzan el sostenimiento del Estado, por lo
mismo que han sido ellas mismas las únicas que han dado existencia a la forma
primera. Las costumbres democráticas conservan la democracia, así como las
costumbres oligárquicas conservan la oligarquía, y cuanto más puras son las
costumbres, tanto más se afianza el Estado. (Aristóteles, Pol. Lib. V Cap. 1)
6.3. La época de la razón
Los seres humanos no podemos dejar de ser hijos del tiempo en que vivimos, este nos marca
en una u otra dirección. Sin embargo, tenemos la capacidad de hacernos conscientes hasta
cierto punto de nuestra contemporaneidad, es más, es necesario hacerlo, levantar la cabeza y
saber en que parte del paisaje de la historia estamos. Esto ayuda a entenderse y por supuesto,
a proyectarse, una labor necesaria entre otros aspectos, para la educación. Pretender hacer un
análisis exhaustivo sobre la época en que vivimos no corresponde al objetivo de este trabajo,
pero si resaltar ciertas características que nos pueden ayudar a plasmar el papel de las
emociones. Se vive en una sociedad de mercado, globalizada en la cual predominan valores
capitalistas y consumistas, aunque hay varias tendencias antiglobalización y anticapitalistas
que han surgido últimamente, el modelo predominante está claro. Definir cuándo nació este
sistema es un tema controvertido, pero sí se puede llegar a afirmar que el mismo se valió de
ideas de la Ilustración, el racionalismo y en general, planteamientos que le daban a la
racionalidad un papel preponderante. Ahondar sobre el tema, nos llevaría a discurrir por
aciagos caminos, por solo recordar algunos, ¿es la razón instrumental la predominante en la
actualidad?, ¿qué concepto de razón se está tratando?, ¿esta razón ha llevado a
instrumentalizar al hombre y la naturaleza? Pero el punto que quiero resaltar aquí no es ese,
sino en cambio, y considero que ante eso serán pocos los detractores, estamos en un tiempo
en donde la razón predomina. Esta era de la razón con las distintas aserciones o matices que
se le puedan dar a esta noción del ser humano tiene un común denominador, se entiende como
distinta de las emociones. Aquí sí que tiene cabida la distinción entre razón y emoción,
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primero, cronológicamente, pues cuando se iniciaron los movimientos intelectuales que
sustentaron el capitalismo era tajante la citada división, exceptuado la ilustración escocesa
que en cabeza de representantes como Hume, Smith y Hutchenson le dieron un papel
importante a las emociones; en una segunda instancia, de sentido común, pues si no fuera por
la renovada fuerza gracias a recientes avances en neurociencia y unas reflexiones e
investigaciones de hace poco más de medio siglo, la postura frente a las emociones seguiría
siendo displicente, la cenicienta frente a la razón humana.
La educación es hija de este tiempo y ha heredado sus ventajas y limitaciones. Exceptuando
algunas prácticas educativas aisladas, se marca una inclinación a dar conocimientos de
ciencias básicas, conocimientos prácticos necesarios para entender el desarrollo de la ciencia,
la tecnología y la técnica. Si existen artes, pero son apéndices de las principales áreas del
conocimiento. Existe si, una ética, pero está centrada en la razón como directora del individuo
o en el peor de los casos simplemente se siguen parámetros establecidos. Es también cierto
que en el último siglo se ha cambiado, innovado el sistema educativo, las habilidades, las
competencias, el pensamiento crítico, en general, nuevas tendencias han impactado la
educación. Pero si nos fijamos el centro es el desarrollo de habilidades del pensamiento, de
preferencia prácticas, como la misma razón instrumental, esto se explica pues son las
habilidades que el mercado exige, las que sirven para desarrollarse y emplearse. No considero
que este mal la enseñanza de estos tópicos, pero sí lamento cómo por trabajar en estos
aspectos se ha dejado de lado aspectos esencialmente humanos como las emociones. Solo
hasta hace poco la educación ha empezado a evaluar habilidades sociales, de convivencia,
más relacionadas con las emociones.
En la sociedad actual varios pueblos han alcanzado desarrollos individuales y sociales
admirables, otras sociedades menos desarrolladas buscan emular este ejemplo, alcanzar esos
altos estándares de vida a nivel económico, social, de libertades y derechos individuales. Pero
esta tendencia tiene un peligro inmerso el cual una educación emocional podría contribuir a
evitar. Se han proyectado las fuerzas del individuo hacia fuera, hacia el trabajo, su
independencia, la posibilidad de elegir, de no depender, de ser libre, este ideal por unas
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sociedades alcanzado y por otras anhelado puede afectar habilidades emocionales útiles en
la interdependencia social necesarias para la realización del ser humano. “Las personas
capacitadas en independencia, están perdiendo su capacidad para negociar la convivencia con
otras personas, porque ya estás privado de las habilidades de socialización. Es muy agotador,
requiere mucho esfuerzo, mucha atención, el proceso de negociar y renegociar… …La
independencia te quita la capacidad de hacer precisamente eso”. (Bauman, 2015, en
documental, La teoría sueca del amor). El entorno contribuye a fortalecer a los seres humanos
para que alcancen sus objetivos y libertades individuales insertados en una sociedad de
trabajo y de capital, descuidando otros aspectos internos fundamentales para su desarrollo y
plenitud. Sin querer simplificar las cosas, se puede llegar a decir que en una sociedad que
defiende las libertades e independencia puede llegar a caer en un conflicto entre estos valores
de las sociedades modernas y la necesidad de socializar, de entablar dependencias propias
para la realización del ser humano, el cual tiene una inclinación social. Aunque esta situación
es más cercana a sociedades conocidas como “desarrolladas”, pues en países como Colombia
la necesidad de habilidades emocionales no se debe evidentemente a que se haya alcanzado
una sociedad de bienestar y un respeto por los derechos individuales y humanos. En
Colombia las prioridades son otras y el enfoque emocional debe tener otros matices, además,
considero que existe una riqueza emocional en muchos aspectos que puede ser aprovechada.
Sin embargo, sí se hace patente una gran necesidad de desarrollar habilidades emocionales,
los hechos no mienten y la educación tiene un gran poder de impactar y generar cambios
positivos. Tanto para sociedades desarrolladas o del primer mundo como para las que no lo
son, la educación emocional nos puede hacer aportes importantes, me atrevería a tomarlos
desde dos enfoques que se complementan y necesitan entre si. Por un lado, fortalecer las
capacidades sociales que nos llevan a establecer relaciones con los demás y por otro, ayudar
a identificar las necesidades que se tienen como seres humanos, nuestras soledades, miedos
y aspiraciones. Estos dos siempre apuntando a desarrollar la capacidad de introspección, de
conciencia de los juicios emocionales, en una constante revisión y mejora.
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Bibliografía.
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• Bauman, Zygmunt. Entrevista en documental La teoría sueca del amor. Director:
Erik Gandini. Visto 23 de noviembre de 2017 en:
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2004. Impresa.
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1996. Impreso.
• Damasio, Antonio. El error de Descartes. Barcelona, España: Editorial Planeta, 2015.
Impreso.
• Damasio, Antonio. Y el cerebro creó al hombre. Bogotá, Colombia: Editorial Planeta
Colombiana, 2017. Impreso.
• Fromm, Erich. El arte de amar. Barcelona, España: Paidós, 2017. Impreso.
• Goleman, Daniel. La inteligencia emocional. Colombia: Javier Vergara Editor, 1996.
Impreso.
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2002. Impreso.
• Mejía y Salas. El corazón del pensamiento crítico. En elaboración.
• Nussbaum, Martha. Crear capacidades. Barcelona, España: Paidós, 2012. Impreso
• Nussbaum, Martha. Paisajes del pensamiento. Barcelona, España: Paidós, 2015.
Impreso
• Solomon, Robert. Ética emocional: una teoría de los sentimientos. Barcelona,
España: Paidós, 2007. Impreso.
• Solomon, Robert. “The Philosophy of Emotions” Handbook Of Emotions. New York:
The Guilford Press. 2008. Internet.
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