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OCHO APELLIDOS VASCOS Y MÁSPOR: CARLOS CASTAÑÓN CUADROS
en muchos casos le ha prestado el
nombre, y no perseguimos ya más
que la sombra de una sombra”. De
esa manera, el diccionario sobre
apellidos vascos rescata y rememora
las profundas raíces de las palabras.
Michelena considera que un
apellido es vasco por el simple hecho
de que alguno de sus componentes lo
sea, o incluso simplemente porque lo
sea la forma en que están compuestos.
Al respecto, nos advierte el lingüista
vasco, en los apellidos se nos han
conservado muchas veces como
variantes las formas más antiguas y
más completas: Arrataguibel / Arratibe
/ Arribillaga, Otaegui / Otegui.
Luis Michelena (1915-1987) fue
una de las mayores autoridades de
la lengua vasca. Doctor en Filosofía
Clásica por la universidad de Madrid,
carrera que estudió en la cárcel, donde
estuvo condenado a muerte al finalizar
la guerra civil española, Michelena
era también catedrático de latín y de
lingüística indoeuropea y vasca por la
universidad del País Vasco (“Fallece el
lingüista vasco Luis Michelena”, El País,
12 de octubre de 1987).
Para síntesis del lector, hemos
seleccionado de este detallado libro
una serie de apellidos vascos a manera
de muestra:
De acuerdo con el artículo, “La
edición en euskera” (en Biblioteca
Virtual Miguel de Cervantes), la
impresión y reimpresión de algunas
obras en euskera en el País Vasco
no llegó hasta la década de 1950 de
la mano de la editorial Icharopena,
fundada en Zarautz en 1932, editorial
que vio truncada su actividad tras
el estallido de la Guerra Civil. Los
editores de Icharopena prepararon
nuevas ediciones de algunos autores
vascos ya fallecidos y publicaron a
otros nuevos. La mayoría de las obras
aparecieron en la modesta colección
Kuliska.
Empresa perpetuamente inacabada,
la invención del diccionario viene de
tiempos muy remotos. Al igual que la
escritura, se han encontrado textos
cuneiformes en Mesopotamia hacia
2300 a.c. El término diccionario se lo
debemos al inglés John de Garland,
que en plena Edad Media, en el año
1220, escribió un libro para ayudar a la
dicción latina. Dicha empresa literaria,
sirvió como base para posteriores
diccionarios.
De acuerdo con la etimología, la
palabra diccionario, refiere la “dictio”,
es decir, la acción de decir, o expresar
la palabra. Por su parte, la raíz del
“dicere”, decir, se liga al indoeuropea
“deik”: mostrar, señalar, pronunciar
solemnemente.
Esa clasificación sistemática de
la palabra, dio lugar a una diversidad
de diccionarios y temáticas. Hay
una necesidad, por más sencilla
que resulte, de clasificar, ordenar
y sistematizar. El diccionario refleja
esas pretensiones de pueblos y
civilizaciones ante la palabra escrita.
A esa acción llamamos lexicografía,
como afán de elaborar diccionarios.
No obstante la paciente labor
lexicográfica, la lengua es viva,
Una misma palabra pude variar
diametralmente su significado a
lo largo del tiempo. Nada como
sumergirnos en un puñado de
palabras para rescatar los viejos usos
y comprobar que el cambio parece la
constante.
Por ejemplo, si nos situamos en
la época del Virreinato en México
durante el siglo XVII o XVIII, la palabra
país se utiliza como “paisaje” o “región”
determinada, y no exclusivamente
para referirse a un estado nacional
como lo utilizamos actualmente.
Para fines prácticos, tenemos
diccionarios de los más variados
temas e intereses. Desde el famoso
Diccionario filosófico de Voltaire, hasta
el ácido Diccionario del Diablo de
Ambrose Bierce.
dinámica, cambiante, caprichosa. Dada a las
mezclas de signos y significados, los diccionarios
pretenden inmovilizar el movimiento. Al paso de los
años, son una muestra de ese tiempo transcurrido.
Ante la necesidad de orden y referencias, los
diccionarios guardan las palabras y sus significados.
Bien lo dijo Aristóteles en la Metafísica: “Todos los
hombres tienen naturalmente el deseo de saber”.
Así, el diccionario aparece como una complicación
del conocimiento sobre la palabras, al fin, una
clasificación lexicográfica.
Sin embargo, cada diccionario a su vez marca
una época o un tiempo determinado. Al lector
contemporáneo, no dejan de sorprenderle los
viejos diccionarios por sus contrastes y diferencias.
A. SAINZEscena de fiesta vasca (detalle)España, 1933Acuarela sobre papel Colección Arocena
El diccionario “Apellidos vascos”, de
Luis Michelena, es uno de los libros que
conforman la Biblioteca Vascongada,
dedicada a una serie de estudios y
publicaciones especializadas sobre la
lengua del País Vasco.
Este libro es un completo y erudito
estudio lexicográfico que sitúa las
raíces euskeras, como uno de los
idiomas más antiguos de Europa.
Según su autor, Luis Michelena,
las etimologías vascas pueden ser
identificadas con elementos léxicos o
gramaticales conocidos de la lengua
vasca o de otras que han estado en
contacto con ella —o bien con nombres
propios atestiguados en esa zona—, la
finalidad que aquí se persigue queda
suficientemente conseguida” (p.7).
Para el estudioso de la lengua
vasca, nos dice el autor, “el apellido
ha perdido desde hace tiempo el
contacto con la casa o población que
ÁNGEL OLARTE(Vitoria, 1897 - 1924)
PaisajeEspaña, 1922
Óleo sobre telaColección Arocena
EDITORIAL ICHAROPENA
Arocena, Izaguirre, Aizpuru, Aguirre,
Albia, Amezqueta, Aldama, Aldape,
Aramberri, Aramburu, Aristegui,
Azcárraga, Barrondo, Larrinaga,
Belaunzaran, Belasteguigoitia,
Celaya, Churruca, Daurte, Echegaray,
Elguezabal, Gamboa, Gamio, Garibay,
Garro, Goicochea, Gorostiza, Ibarguen,
Ibarra, Ibarreche, Icaza, Iriarte,
Iturriaga, Irazoqui, Jauregui, Juaristi,
Larrazabal, Larrinaga, Lecumberri,
Letona, Loyola, Maiz, Maizterrena,
Muguerza, Muñuzuri, Nafarrete,
Narvarte, Necochea, Olloqui, Oribe,
Rentería, Uranga, Urdaybay, Urquizo,
Vera, Vergara, Vidaurre, Viscarra,
Yarza, Zamudio, Zatarain, Zuloaga,
Zumárraga, Zunzunegui.
FUNCIÓN DEL DICCIONARIO
¿DE DÓNDE VIENEN LOS DICCIONARIOS?
LOS PRIMEROS DICCIONARIOS
En español los primeros diccionarios se elaboraron
entre los siglos XV y XVIII. El primero fue el de Alonso
de Palencia en 1490, luego le siguió el de Elio Antonio
de Nebrija en 1492, así como el “Tesoro de la lengua
castellana o española” de Sebastián de Covarrubias
en 1611. Pero fue hasta el Diccionario de Autoridades
la Lengua Española, publicado entre los años 1726 y
1739. A partir de entonces el diccionario de Autoridades
se volvió una referencia de la Real Academia Española.
Actualmente estos tesauros históricos pueden ser
consultados en línea en la página, www.rae.es
Koldo Mitxelena Elissalt (Luis Michelena)Apellidos vascos1953, segunda ediciónMonografía #11. Monografías VascongadasAmigos del País de San SebastiánEditorial Icharopena, España157 páginas
EDIC
IÓN
COLE
CCIO
NABL
E
El fondo reservado de la Biblioteca Arocena contiene libros
antiguos, documentos y publicaciones que datan de tres
siglos anteriores al nuestro. Esta publicación explora uno de
los más de 6,000 títulos disponibles en el Museo Arocena y
su relación con el arte y la historia.
¡Colecciona todos los números!
Puedes encontrar esta investigación, bibliografía, imágenes complementarias y
más información en:
www.museoarocena.com/libroencontexto
O7
EL AUTOR: KOLDO MITXELENA
VASCOS LAGUNEROS
El autor Koldo Mitxelena (Rentería, 1915 - San
Sebastián, 1987), o Luis Michelena, como también
fue conocido, es considerado una de los linguistas
más importantes del Euskera, así como uno de los
referentes de la unificación filológica de este idioma
en el siglo XX. Su vida fue marcada tanto por su
persecución durante la Guerra Civil Española como
por su pasión por las lenguas clásicas, en donde
siguió una importante trayectoria académica que
lo llevó a sentar los criterios de unificación del
Euskera, basándose en principios biológicos y
sociolinguísticos.
IMAGEN: Rafael Arocena y Arbide en el Bosque de Chapultepec. México D.F., 1911.. Fondo Arocena (AHJAE, Ibero Torreón)
Desde mediados del XIX en el Noreste de México, la presencia
de los vascos se volvió notoria por su participación económica
en diversas empresas agrarias e industriales. En la Comarca
Lagunera destacaron por su actividad en el algodón, la banca
y la industria. Entre los vascos más emblemáticos de la región
algodonera de La Laguna, recordamos especialmente a
Leonardo Zuloaga (1806-1865) y a Rafael Arocena y Arbide
(1847-1919).
IMAGEN: Frontis del “Dictionarum” de Antonio de Nebrija en la edición impresa en Granada en 1536. Fuente: Wikicommons
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